Los Síndromes Cromosómicos

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Los síndromes cromosómicos

Los síndromes cromosómicos son el resultado de anormalidades en la


estructura del ADN del ser humano, tanto en sentido cuantitativo (el
número de cromosomas supera o no alcanza el 46, que es la "cantidad
absoluta" de la que dispone nuestra especie) como cualitativo (se
presenta una mutación en la estructura misma del cromosoma). En
función de la posición o la alteración de que se trate, las consecuencias
varían de manera muy notable. En el presente texto abordaremos cuáles
son los principales síndromes cromosómicos en ambos casos.

Alteraciones genéticas cuantitativas (por número de


cromosomas)

Las células del ser humano son de naturaleza diploide, por lo que
cada cromosoma existe en número par. Todo gen tendría, por lo tanto,
su propia copia, ubicada en algún lugar de estos cromosomas.

Para formar un cigoto, cada uno de los progenitores (varón y mujer)


aporta un gameto haploide, y mediante su combinación se forja un
nuevo ser vivo (o potencial) con 46 cromosomas, en los que se
incluye el bagaje genético de los dos. En este proceso, a veces
sucede que ese número se ve alterado, de lo que resultan perturbaciones
que pueden hacer inviable la supervivencia incluso a corto plazo.

El caso más común de alteración cuantitativa de los genes son las


trisomías, sobre todo las del par 21 y las del sexual. En ambos casos el
organismo suele mantenerse con vida tras su nacimiento, algo que no
siempre sucede con otros pares. En este supuesto se habla de que uno
de los cromosomas cuenta con tres copias en lugar de dos, sumando 47
en total (en lugar de 46). Otra situación es la que sucede dentro de las
monosomías, en las que uno de los pares queda desprovisto del
cromosoma que habría de acompañarle, sumando un total de 45 (en
lugar de los pertinentes 46). Veamos algunos ejemplos de este tipo de
síndromes genéticos.

1. Síndrome de Down

El síndrome de Down surgiría como resultado de la presencia de un


cromosoma adicional en el par 21, motivo por el que se le conoce
como trisomía 21. Es, sin ninguna duda, la causa de discapacidad
intelectual de base genética más habitual, pues su prevalencia mundial
ronda el 0,1% (aunque puede aumentar en el caso de que la madre
tenga cuarenta años o más en el momento del parto). Hasta hace
relativamente poco tiempo, era una circunstancia que podía limitar
dramáticamente la esperanza de vida y reducir sensiblemente el
bienestar de quienes la presentaban; dado que convive con algunos
problemas congénitos en el sistema cardíaco, respiratorio e intestinal.

El rostro de las personas con este síndrome tiene un patrón muy


conocido y reconocible, el cual se caracteriza por pliegues epicánticos en
el borde interior del ojo y una nariz con forma achatada. Tanto el paladar
como el maxilar no presentan el desarrollo que se requiere para la
contención de la lengua dentro de la cavidad oral, por lo que esta llega a
proyectarse hacia el exterior. Los dedos de las manos tienen una
hipoplasia de la falange media del meñique, y en la palma se advierte un
pliegue transversal (dermatoglifo muy similar al que suele hallarse en
algunas especies de primates).

La discapacidad intelectual es la característica central del síndrome,


con CI que oscilan entre 25 y 50. No obstante, la capacidad para vivir
de forma autónoma va a depender de la forma en que los padres
articulen su entorno y/o de la estimulación que reciban. Las personas con
la alteración cromosómica que nos ocupa suelen ser alegres y rehúsan
de la violencia. Además, los hombres que la "padecen" son estériles en
su totalidad, aunque no las mujeres. Los hijos de estas últimas tienen el
50% de probabilidad de transmitir la condición a sus descendientes.

En general se observa un desarrollo fetal lento que alerta de la


posible presencia del mismo, la cual se puede detectar mediante la
prueba de amniocentesis (extracción de una muestra de líquido
amniótico por punción para análisis de laboratorio, que debería llevarse a
cabo por el personal médico correspondiente).

2. Síndrome de Edwards

El síndrome de Edwards es el resultado de una trisomía en el par 18. Así


pues, se encontraría un cromosoma extra en este lugar, tal y como se
describió anteriormente en el síndrome de Down (para el 21). En este
caso se apreciaría una sucesión de alteraciones más severas, las cuales
implican generalmente la muerte en los primeros meses tras el
nacimiento. Sería muy infrecuente la supervivencia hasta la adultez o la
adolescencia, y siempre condicionada por la irrupción de problemas
físicos y psíquicos muy profundos.

Al nacer se hace evidente un peso muy bajo, y también la ocurrencia


de deformidades tanto en el rostro como en la cabeza. De todas ellas
destacan el pequeño tamaño de esta última y la ubicación baja de las
orejas, así como un labio superior extraordinariamente fino. No es
inhabitual que el paladar y los propios labios presenten una hendidura
central. Las manos también tienen alteraciones de gran entidad,
destacando unos dedos demasiado largos y el desarrollo deficitario del
pulgar. Los pies son de longitud reducida, y además su puente es apenas
apreciable o inexistente.

En un porcentaje importante de los casos, se presenta un problema en


la anatomía visceral conocida como exonfalos, en la que una parte
del intestino se implanta en un saco externo al abdomen (lo que
pone en riesgo la vida en el parto). Otras dificultades físicas frecuentes
en este síndrome son las cardíacas, las renales y las respiratorias, así
como deformidades en el aparato locomotor e infecciones de incidencia
recurrente en las vías urinarias.

La baja esperanza de vida dificulta al extremo estudiar las implicaciones


sobre la esfera de la cognición, aunque las pocas evidencias de las que
se dispone apuntan al grave compromiso del intelecto y de la capacidad
para aprender.

3. Síndrome de Patau

El síndrome de Patau es el resultado de una trisomía en el


decimotercer par. De entre todas las patologías de esta naturaleza, la
que nos ocupa es quizá de las más severas, dado que hasta el 95% de
los niños fallecen durante su gestación (y los que sobreviven no llegan a
superar los primeros días en la mayoría de los casos).

Quienes lo padecen presentan unas evidentes malformaciones en la


fisonomía de la cara, en las que destaca una distancia muy corta entre
los ojos, que además suelen ser pequeños y/o deformes. En algunos
casos es posible que no haya más que un solo globo ocular
(ciclopía) o que directamente el niño no tenga ninguno de los dos.
Raramente se observa un coloboma, en forma de orificios allá donde
deberían estar las pupilas. Otros rasgos característicos están en la nariz
(ausencia del esqueleto nasal) y en los labios (hendidura leporina).
El cerebro es, sin duda, el órgano vital donde se hallan los problemas
más importantes en el caso que nos ocupa. Lo más común es que se
presente holoprosencefalia, esto es, una total inexistencia de lóbulo
frontal y una "fusión" de los hemisferios.

A nivel motriz destaca la total pérdida del tono muscular, y una


ausencia de respuesta ante la estimulación ambiental. Si el niño
sobrevive más allá de la primera semana, se observa retraso psicomotor
y muy grandes obstáculos para alcanzar los hitos básicos del desarrollo.

Otras particularidades físicas frecuentes en el síndrome son la polidactilia


postaxial (un dedo supernumerario posterior al quinto), los graves
problemas cardíacos y las alteraciones a nivel del sistema urogenital.

4. Síndrome de Turner (Monosomía X)

El síndrome de Turner se expresa en mujeres que presentan ausencia


(parcial o total) de un cromosoma X. Su manifestación fenotípica es
sutil entre las que sobreviven al proceso de la gestación. El 90% de las
afectadas fallecen en el tercer trimestre, constituyendo hasta el 10% de
abortos espontáneos dentro de tal periodo temporal. Una de cada 3000
personas nacidas viven con este síndrome, y ocasionalmente sin saberlo
durante muchos años.

Es común que se produzca un retraso puberal junto con amenorrea


(menstruación ausente), y problemas en los órganos sensoriales: otitis
media recurrente que puede conducir hasta la pérdida auditiva,
estrabismo, etc. Es frecuente que se aprecien alteraciones importantes
en la médula espinal (escoliosis) y en la cadera, las cuales suelen
entorpecer la deambulación, así como cubitus valgus (desviación "hacia
fuera" del ángulo de los codos). En algunos casos se hace patente un
linfedema congénito, esto es, problemas para un adecuado drenaje de
parte del sistema linfático. La capacidad de ser fértil se halla también
alterada, y puede requerir de una reproducción asistida.

Las mujeres afectadas muestran una serie de expresiones físicas


particulares, la mayoría de ellas muy discretas. La línea posterior del
pelo puede estar elevada, el cuello adopta pliegues palmeados, las
orejas se ubican en la posición natural pero ligeramente
desfiguradas/rotadas y los dientes se hallan demasiado apiñados en la
cavidad oral. Además, el paladar puede ser más estrecho de lo
convencional y se aprecia una distancia excesiva entre los pezones (que
se asocia a una caja torácica extensa), junto a una baja estatura.

Las mujeres con este síndrome cromosómico pueden tener un riesgo


acentuado de padecer enfermedades congénitas de gran relevancia,
que afectan a los distintos órganos y sistemas, a saber: malformaciones
renales y cardíacas (alteraciones en la aorta y válvula bicúspide) o
tiroiditis autoinmune, por citar algún ejemplo.

5. Síndrome de Klinefelter (47XXY)

El síndrome de Klinefelter está causado por la duplicación del


cromosoma X (disomía X). Es exclusivo de los varones y se caracteriza
por una masculinización deficiente, especialmente durante la
adolescencia. La causa subyacente es la alteración del eje
hipotálamo hipofisario gonadal, que "moviliza" muy bajos niveles de
testosterona y un insuficiente desarrollo de los caracteres sexuales
primarios/secundarios. En estos casos, el volumen de los testículos sería
pequeño y existiría además una azoospermia (baja producción de
esperma).

Antes de llegar a esta etapa vital, no obstante, pueden aparecer algunas


anormalidades en el aspecto físico sugerentes de que se sufre esta
condición genética. La observación anatómica simple revela un perímetro
craneal pequeño y una distribución ósea particular (cadera ancha y
espalda estrecha).

El crecimiento es también irregular, con enlentecimiento en los


primeros años y aceleración a partir del quinto u octavo año de la
vida, sobre todo debida al desarrollo extraordinario de los miembros
inferiores (por el cual acabarían alcanzando una talla normal o incluso
alta).

A nivel neurológico se observa tono muscular reducido, que condiciona la


motricidad gruesa (torpeza) y altera la estructura de la columna vertebral
por laxitud de los ligamentos (cifosis o escoliosis). También puede
aparecer alguna deformidad en las costillas y las vértebras que se
encuentran en región inferior de la espalda (lumbosacras), siendo
particularmente común la presencia de pectus carinatum (proyección de
la caja torácica hacia el exterior, adoptando una forma similar a la quilla
de un barco). Para finalizar, los pies suelen ser planos y coexistir con
clinodactilia (perturbación en el ángulo de los dedos por afectación
específica del quinto metatarsiano y metacarpiano).

A nivel cognitivo se observan alteraciones que llegan a ser muy


importantes, y especialmente notables cuando aumentan las exigencias
de la vida académica. La discapacidad intelectual oscila entre leve y
moderada.

6. Síndrome del doble Y (47XYY)

En este caso, la aberración genética causante es la presencia de un


cromosoma Y extra, que genera una serie de alteraciones en dinámicas
hormonales, fundamentalmente. Un porcentaje alto de quienes lo
padecen (varones) no viven con problemas de ningún tipo, aunque
otros sí manifiestan quejas que deben ser valoradas y abordadas
terapéuticamente. Casi todos estos pacientes tienen una inteligencia en
el umbral estadístico de la normalidad, pero padecen de dificultades
afectivas (como la ansiedad y/o la depresión), y se ha hallado una
concurrencia elevada del trastorno por déficit de atención e
hiperactividad.

A nivel evolutivo destaca una demora notable en la adquisición del


habla y los hitos motrices (el gateo, los primeros pasos, etc.), los cuales
pueden predecir la irrupción posterior de algún trastorno del aprendizaje
cuando se accede a la vida académica. El tono muscular puede ser débil,
con temblores esenciales en las manos y los pies, e incluso con
presencia importante de tics motores.

En un porcentaje muy bajo de casos concurre microcefalia (cabeza


pequeña) e hipertelorismo (una separación pronunciada entre los ojos),
así como malformaciones en el aparato urogenital, entre las que
destacarían: testículos de tamaño excesivamente grande, criptorquidia
(testículos depositados dentro de la cavidad abdominal y que no
descienden a la bolsa escrotal) e hipospadias (ubicación de la uretra en
una posición anómala).

En la adultez suelen alcanzar una estatura por encima del promedio,


y es común la presencia de acné hasta etapas muy avanzadas de
sus vidas. Se han descrito riesgos superiores para el asma, la
infertilidad y el autismo; así como para la hidrocefalia (acumulación
excesiva de líquido cefalorraquídeo por alta producción o por bajo
drenado).

Aunque durante un tiempo se postuló que podían ser sujetos agresivos,


lo cierto es que no existe una base empírica que sustente esa idea (de
hecho fue conocido durante mucho tiempo como el "síndrome del
supermacho"). En general se pueden adaptar correctamente a la
exigencias cotidianas.

7. Síndrome de Pallister Killian

Este síndrome se asocia a la presencia de un cromosoma extra en el


par 12. Se trata de una condición severa, que precipita la muerte del
recién nacido durante los días sucesivos al parto.

Raramente la supervivencia llega hasta unos pocos años, y cuando así


ocurre lo más frecuente es que implique la convivencia con una miríada
de problemas físicos y/o mentales variados y graves. El déficit a nivel
intelectual es notable, y no permite adquirir el lenguaje ni casi ningún
otro de los hitos del desarrollo.

El rostro de los afectados tiene una fisonomía peculiar, que contribuye a


su diagnóstico. Más en concreto, se observa un perfil plano, con la frente
ancha y una excesiva separación entre los ojos. Los pliegues de los
párpados apenas son apreciables, la proyección cartilaginosa de la nariz
es muy corta y con orificios orientados hacia arriba. Las arrugas sitas en
el lateral de la boca adoptarían trayectorias descendentes, mientras que
su labio superior destacaría por un excesivo grosor. Con el devenir del
tiempo, estos rasgos se acentúan y agravan.

Tanto el sistema neurológico como el cardíaco están severamente


comprometidos. El primero de los casos implica déficit intelectual
severo, atonía muscular y crisis convulsivas tónicas y clónicas;
mientras que el segundo precipitaría malformaciones notables del septo
ventricular (25% de las veces). A nivel esquelético son de importancia el
acortamiento sustancial de las extremidades o el tamaño reducido de
manos y pies, así como la formación deficiente de las uñas en ambos
miembros.

Alteraciones genéticas cualitativas (por estructura de los


cromosomas)

A veces se produce una pérdida/ganancia del material genético, lo que


supone la alteración estructural del cromosoma. Podría tratarse de una
deleción (desaparece alguna sección del mismo), o expresarse como una
translocación (la porción no se perdería sino que se uniría a otro
cromosoma distinto al que en principio le correspondía).

También suele ocurrir lo que se conoce como inversión, en la que el


"trozo" de cromosoma permanece en su posición original aunque
orientado en un sentido opuesto; o la duplicación, en la que el mismo
segmento se replica a sí mismo en dos ocasiones. Veamos algunos
casos de este tipo de síndromes.

1. Síndrome de Wolf Hirschhorn

Este síndrome está causado por una deleción parcial del brazo corto
del cromosoma 4, y es una patología que afecta gravemente tanto al
cuerpo como al desarrollo cognoscitivo. Suele sospecharse a partir de un
retraso acusado en el normal crecimiento físico, que se acompaña de
convulsiones y de la presentación de unos rasgos faciales
patognomónicos.

La forma de la cara ha recibido el nombre de "yelmo de guerrero


griego". Se caracteriza por un puente nasal plano y ancho, con distancia
corta entre la nariz y el labio superior. La boca se proyecta hacia abajo, la
mandíbula tiene un tamaño pequeño y existe alguna anormalidad en la
estructura externa de ambos oídos. Los ojos suelen hallarse muy
separados respecto al eje central del rostro, y a menudo existen en él
asimetrías muy pronunciadas. Solo en muy contadas ocasiones el
perímetro craneal es de pequeño tamaño (microcefalia), y se evidencia
alteración en la alineación de los dientes o un paladar hendido.

A un nivel corporal destaca la baja estatura, la cual podría estar asociada


a dificultades en la alimentación durante los primeros años. Quizá
también por esto la estructura muscular suele ser escuálida, con un peso
muy por debajo del que sería previsible por la edad cronológica, y un
desarrollo motor demorado. Todo ello tiene un impacto sobre la
columna vertebral, tanto por cifosis como por escoliosis (desviación
de la misma). Otras alteraciones llamativas son la piel excesivamente
seca y la aparición puntual de motas de pigmento oscurecido.

En estos casos la discapacidad intelectual se ubica en el rango entre


moderado y grave, con un especial menoscabo de las capacidades de
tipo verbal.

2. Síndrome Cri du Chat (5p)

Este síndrome cromosómico es resultado de la deleción del material


genético ubicado en el brazo corto del cromosoma 5. A veces recibe
también la etiqueta de "síndrome de Lejeune". Su incidencia es muy
superior en mujeres que en hombres (3:1), y se estima que lo padece
aproximadamente uno de cada 20.000/50.000 recién nacidos. Convive
con comorbilidades orgánicas y cognitivas notables, que limitan la
autonomía o la calidad de vida.

En el neonato es común que se evidencie una tendencia al llanto


agudo (similar al que emite un gato) así como anomalías en la laringe y
el sistema nervioso central. Los primeros meses están marcados por
dificultades en la succión y la alimentación, con graves crisis cianóticas
(dificultad respiratoria) e ictericia generalizada (color amarillento de la
piel). El peso tiende a ser bajo en el momento del parto, en el cual suele
evidenciarse microcefalia, tono muscular laxo y retraso en el desarrollo
psicomotor.

El rostro, al igual que en otros síndromes cuyo origen es genético,


muestra también una serie de particularidades. La cara es redondeada y
con mejillas planas, advirtiéndose también un pliegue epicántico
(cubriendo la parte interior de los ojos, la más cercana al tabique
nasal). Tanto la mandíbula como el mentón son poco prominentes
(micrognatia) y las orejas están en una posición relativamente baja.
Es común el estrabismo divergente (hacia el exterior del globo ocular)
sobre todo en la adolescencia, así como el hecho de que la comisura de
los labios se incline sensiblemente hacia abajo.

Los dedos de manos y pies son más cortos de lo habitual. Además, tanto
los unos como los otros muestran ligeras deformidades, y suelen
aparecer canas en un momento temprano del desarrollo. La presencia
de alteraciones en el corazón puede poner en riesgo grave su vida, y
la discapacidad intelectual (normalmente de gran intensidad) limita la
independencia en las áreas elementales y en capacidades básicas de
aprendizaje.

3. Síndrome de deleción 22q11

Se trata de un síndrome genético que tiene su origen en una pérdida de


la región 22q11.2, en el cromosoma 22, la cual contribuye a que un
embrión pueda desarrollar importantes partes del cuerpo: el timo, las
glándulas paratiroides, el corazón, el paladar y múltiples regiones del
cerebro (cresta neural). Afecta a uno de cada 4.000 nuevos nacimientos
y tiene muchísimas formas de expresión, tanto a nivel físico como
psiquiátrico.

Las más relevantes de todas ellas son las que se detallan: anomalías


del corazón (50-75%), paladar partido (60%), hipocalcemia por mala
regulación del calcio (50%) y predisposición a procesos autoinmunes.
Todas ellas tienen una relación de relativa independencia, por lo que se
pueden presentar de forma única o mixta.

En lo referente a las alteraciones cognitivas y psicológicas destacan las


dificultades motoras y del aprendizaje, el retraso en la adquisición del
lenguaje (80%) y el déficit en dimensiones concretas (memoria de
trabajo, velocidad para el procesamiento de la información sensorial y
razonamiento abstracto). Algunos trastornos, como los que se incluyen
en la categoría de la ansiedad, el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad y/o el TOC (trastorno obsesivo compulsivo); son más
frecuentes en personas con este síndrome que en población general.
Además, hasta el 20% sufren esquizofrenia en algún momento de la vida.

4. Síndrome de X frágil

El síndrome de X frágil ocurre tras mutaciones en el gen FMR1, que


tiene el fin de "instruir" la producción de proteínas FMRP, a partir de las
cuales es posible construir una conexión entre neuronas (sinapsis).
Además, una porción del ADN conocida como CGG se replica en estos
casos de una manera "aberrante", superando las 200 iteraciones (cuando
lo habitual estaría entre las 5 y las 40). Es mucho más común en los
niños (uno de cada 4.000) que en las niñas (una de cada 6.000-8.000).

Su rostro adquiere rasgos particulares, con los que se posibilita su


detección: cara estrecha y larga, orejas grandes, mandíbula prominente y
frente amplia. Los pies suelen ser totalmente planos, sin puente, y
los dedos presentan una extraordinaria flexibilidad. En un porcentaje
de casos alto, se objetiva un macroorquidismo de base endocrina
(testículos de tamaño grande).

Las personas con síndrome de X frágil tienen una discapacidad


intelectual entre moderada y ligera, con un lenguaje retrasado (sobre
todo a partir del segundo año) y limitaciones a la hora de aprender. Se
relaciona con una miríada de trastornos psicológicos, como la ansiedad y
el espectro autista, así como el TDAH (trastorno por déficit de atención e
hiperactividad) y/o la impulsividad. Hasta el 10% del total padecen crisis
epilépticas que requieren de un abordaje independiente.

5. Síndrome de Robinow

El síndrome de Robinow es muy infrecuente, y también extremadamente


severo. Es resultado de una mutación en el gen ROR2 y una de las
causas de enanismo genético más comunes.

Además de la baja talla, se observan brazos y piernas de corta longitud


(especialmente en los primeros), lo que se extiende también a los dedos
de las manos y los pies (fusionados con frecuencia por una
sindactilia). La columna y caja torácica suelen estar desfiguradas, lo
que provoca un dolor intenso y dificultades para la correcta
motricidad.

Al nacer, suele ocurrir que los órganos sexuales muestren una sustancial
indiferenciación, lo que dificulta el proceso de asignar un sexo al niño o
niña. El compromiso renal/cardíaco es también común (15%), y en
algunos casos mortal.

El rostro se caracteriza por un distanciamiento importante entre los ojos,


una nariz pequeña, una frente amplia y prominente y unos labios cuya
forma de V invertida pueden descubrir al exterior las encías y los dientes
superiores. El labio inferior también puede aparecer partido, y cursa con
alteraciones en cavidad oral como la anquiloglosia (unión de la parte
inferior de la lengua con la base de la boca). Los dientes se presentan de
una forma irregular, ocupando el espacio reservado al paladar duro en
muchas ocasiones. Los ojos pueden estar proyectados hacia el exterior
por malformación del párpado inferior (exoftalmia falsa), la cual podría
llegar a requerir cirugía.

6. Síndrome de Prader-Willi

Este síndrome está provocado por la carencia de un gen en el


cromosoma 15. En ocasiones es una mutación, mientras que otras
veces se trata de la ausencia de la aportación paterna o la presencia de
dos genes exclusivamente de la madre. Genera problemas físicos,
mentales y conductuales muy diversos.

Esta condición adquirió popularidad en su día por provocar la


sensación persistente y voraz de hambre, con hiperfagia (grandes
ingestas) y ausencia de sensación de saciedad, la cual podría precipitar
un sobrepeso extremo junto a los problemas de salud que a ello se
pudieran asociar. Asimismo, pareciera que el niño está siempre cansado,
con dificultad para moverse y con un llanto suave o apenas audible.
Estos problemas obstaculizarían el correcto proceso de sueño, limitado
por apneas obstructivas y micro despertares, con somnolencia diurna de
origen secundario.

A nivel corporal se observa también un pobre tono muscular, con


atonía absoluta durante la suspensión del niño en brazos. Los problemas
visuales son comunes, sobre todo la miopía, y también la
hipopigmentación congénita (color grisáceo en los ojos, el cabello y la
piel). Por último, destaca la presencia de escoliosis y de manos/pies de
pequeño tamaño, así como de defectos en los genitales (tanto en el caso
de chicos como en el de chicas). En la cara suele advertirse que los ojos
adquieren una silueta almendrada, y que los labios superior/inferior
carecen de volumen. La cabeza se estrecha allá donde se ubican las
sienes, y la boca se proyecta de forma notable hacia abajo.

Estos niños presentan un deterioro cognitivo a considerar, y una


discapacidad intelectual que se halla en el umbral de leve a moderado.
Los problemas más comunes se dan en funciones como la planificación,
solución de problemas y razonamiento abstracto. El habla suele estar
retrasada, con una articulación deficiente de los fonemas.

Los problemas de conducta más comunes implican accesos


irresistibles de mal humor, berrinches y dificultad para tolerar los
cambios en el ambiente. También se podrían presentar hábitos
obsesivo-compulsivos, así como ansiedad y depresión, junto al rascado
persistente del cuerpo (escoriación).

7. Síndrome de Waadenburg

Este síndrome está provocado por mutaciones en los genes EDNRB,


EDN3 y SOX10; los que se asocian con la producción de melanocitos y
células nerviosas en los intestinos. Al parecer, las alteraciones del último
de ellos son las que se relacionan con formas más severas de este
problema congénito.

Se trata de un síndrome que provoca toda una sucesión de anomalías


pigmentarias (mechón blanco, cejas y pestañas pálidas y "manchas"
claras distribuidas en la superficie de la piel). En muchos casos puede
darse heterocromía (ojos de distinto color), así como una sordera
neurosensorial (generalmente bilateral) y una obstrucción persistente del
intestino junto a la distensión del abdomen. También suele cursar con
anosmia (pérdida de la capacidad olfativa) y malformaciones en los
huesos temporales del cráneo.

8. Síndrome de William

El síndrome de William, casi exclusivo de las niñas, es el resultado de


micro borraduras del cromosoma 7. Muchos autores proponen que
existen dos formas, una de ellas más severa que la otra. Sucede, al
menos, en uno de cada 7500 nacimientos.

El rostro de las afectadas adopta una serie de rasgos que han


ameritado el sobrenombre de "cara de duende". En estos casos se
aprecia una forma alargada, con notable hinchazón en la región
periocular (alrededor de los ojos). La frente es amplia y la nariz suele ser
aplanada, con un mentón sutil y labios prominentes. Uno de los detalles
más llamativos, que no siempre se encuentra presente, son los iris con
silueta de estrella (estrellados). Los dientes se ubican en posiciones
anatómicamente inadecuadas, lo que afecta a la producción de un
lenguaje verbal comprensible.

Los problemas en el organismo son dispares e importantes. Puede


concurrir una insuficiencia cardíaca (80%), afectación pulmonar (80%) y
trastornos endocrinos. El peso en el momento del nacimiento suele ser
bajo, y no es extraño que durante la infancia tenga lugar un exceso de
calcio. Los problemas digestivos se pueden hallar presentes durante todo
el ciclo vital, con especial incidencia de vómitos y estreñimiento
recurrente. El tono muscular es pobre, lo que contribuye a deformidades
articulares durante el proceso de transición desde la niñez hasta la
adolescencia. Llegados a la adultez, suelen emerger crisis hipertensivas.
Si bien suele ser evidente que existe un grado de discapacidad
intelectual (ligero/moderado), las habilidades lingüísticas suelen ser
buenas, e incluso ubicarse por encima del promedio. A pesar de ello
la cognición espacial suele tener características deficitarias, y surgen
trastornos del sueño durante la infancia y la adolescencia (patrón
irregular). Un porcentaje muy elevado (95%) desarrollan hiperacusia, que
se traduce en una respuesta exagerada ante los sonidos fuertes.

Referencias bibliográficas:

 Elkarhat, Z., Zarouf, L.,Razoki, L., Aboulfaraj, J., Nassereddine, S., Cadi,
R., Rouba, H., y Barakat, A. (2018). Chromosomal Abnormalities in
Patients with Intellectual Disability: A 21-Year Retrospective Study.
Human Heredity. 83, 274-282.
 Theisen, A. & Shaffer, L. (2010). Disorders caused by chromosome
abnormalities. The application of clinical genetics, 3, 159-74.

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