Poemas de Rafael Góchez Sosa

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POEMAS DE RAFAEL GOCHEZ SOSA

LUZ Y SOMBRA
(Poema a la sombra de la luz)

Preguntad
qué es la luz r veréis que nadie sabe.

Es tan difícil llega, a los conceptos.


Por ejemplo, luz
puede ser el instante que pronuncio
sin menciona, razones.
Luz el ámbito cruel del pe, seguido. Luz
la búsqueda, el sut co,
los desvelos.
Luz la sombra del árbol contt a el hacha.

Preguntad a las pied, as


y su rostro de siglos encenderá silencios.
La luz
en ellas
tiene más sentido
que en los rótulos de neón.
Preguntad al niño, y el niño
reirá.
Preguntad al ciego, y el ciego
alumbrará uuestras
tinieblas.
104, La Universidad

Preguntad a cuanta cosa habite,


gire y calle.
(Hay luz hasta en el moho,
la pátina,
en oquedades de olvidados nombres).

Preguntad, por ejemplo, a mis deformes huesos,


y mis huesos os dirán
que hay luz en ellos,
aunque esa luz -a veces-
me duela
como llaga irrenunciable!

EL TRAUMA DE LA MUERTE
"El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro
encuentro"

Miguel Hernánde.z.

Cuando un hombre muere,


algo flota en el viento o ,bajo el viento.
Algo así como un signo inmenso
de pregunta.
Algo ueule, [rio, despiadado.
Algo como la página
en blanco
del poeta.

La mue, te llega montada


sobre un vértigo.
Trae en su mano izquierda
mil gusanos.
Sobre sus hombi os la lluvia y el relámpago.
y
en su boca la palabra
amurallada.
Poemas de Rafael Cáchee Sosa 105

Llega la muerte
y pregunta por la hora.
El hombre miente. Reu asa los 1 elojes.
Disimula. (Y a tiene la costumbre
de oioii ),

La muet te simplemente lo contempla.


El hombre entiende ... y se 1 esigna.

¿Y después?
Después vuelve el silencio.
Tal vez un eco de paz, peu ificado Qnizá
la noche del »ienu e
universal.

Cuando un hombre muet e,


algo flota en el viento o bajo el viento

VASO VACIO

Mho presencia matutina, pura


tres veces y tres lunas ignot ada.
Mi, o una novia triste, con dulzura,
miro en tu fondo una ilusión pintada.

Qné mane, a de uet ! ¿ Se, á la dura


pena que llevo en el mira, clavada?
¿ Se, á mi soledad o mi locui a?
¿O será el alma que me fue negada?

Sigo mirando y sigo a, mando viajes,


oiajes que giran ~cruel P' eseniimietuo->
angustia de la angustia en el estío.

Y en a11 ebato po, beber celajes,


po1 sacia, esta sed en movimiento,
bebo tu ausencia azul, vaso vacío!
106 La Universidad

ODA A LA MADRE PROLETARIA


Por tí, madre sencilla!
Por ti mujer que diste a luz
sin más ángel que una rústica partera.
Por ti mi canto,
mi vocación de cóndor inconforme,
por ti el desvelo
que se tiende sobre calles y avenidas.

Antes de ser madre


con un beso engañaron
la almendra de tus labios.
Te prometieron amor bajo la luna llena.
Te dijeron serías la reina
de un hogar sin deudas;
que la estrella más alta pendería ·.
en tu pecho;
que la luz del 1 elámpago
anclaría en tu frente.

Y todo lo creíste, amiga.


Tu sencillez desnuda sólo pudo
comprender
tierra y celaje.
Con el polen del astro
llegaste
al ánfora isleña
de septiembre.
Por las huellas de sal' fuiste al estero.
Y conociste el mar.
El muslo de la espuma acarició
tus formas.
Y la noche pasó. . . y con la noche el sueño.
Supiste del engaño, de los dientes
punzantes del desprecio,
Hubo soles de cal
en tus caminos.

Pero amaste. (Las mujeres sencillas


siempre saben amar).
Poemas de Rafael Góchez Sosa 107

Y de tu impulso de 1 aiz
agreste,
nació el espejo donde el dolor madui a.
Amaste, aunque nunca fuiste
amada.
Te bastó llegar al fuego pa,a setuii la sed.
En la luz
enjuagaste tus manos proletarias,
tus pasto, iles manos
hacedoi as del nido virginal de la bt isa,
tus manos predispuestas
para dar el perdón.
Hoy el hijo te pide
sangre y pan, f lo, y
sombi a.
Cada día que viene se te anuncia más negro.
La patrona no quiere
sirvientas
con criatus as, en la finca
tampoco, en los cines te niegan
el derecho a reír.
Las hoi as giran sobi e un dedo inconforme.
Los casinos
den ochan el champaña y el whisky.
Y tú, desampauula, con un hijo
exigente, con un hijo
que pide,
con un hiio que gr ita p01 no tener
la culpa del engaño más cruel.
Ah destinos de metal
sobt e el tejado!

Esta noche,
en esta noche que siento tu quebrada
campana,
va para ti mi corazón de pino;
para ti, muiet y sombra, la ha, ina
que viene del Oriente;
para ti,
la colectiva voz
que nos mantiene!
108 La Unioei sidad

RETRATO
Soy la mano
que busca pan y nube.
Soy yerba. Voz. Silencio.
Soy espejo
de mares, prisionero.
Soy ...
¿Qué soy?

SIN ELLA Y TRISTE

Si no estuviera triste
diría
el ánfora del viento. Podría dibuiar
la luz que juega
en las palmeras.
Decir el vuelo de la golondrina; cantar
los trenes que se alejan.
más allá de los cerros;
advertir el celaje, el mundo de la hoia,
la situación de la grama.

Si no estuviera
triste,
pintaría la risa, el corazón del fruto, el guante
de la uva.
Reiría con ellos, con los que son amados,
para palpar el beso
con que el sexo reclama.

Podría encender
afanes
entre hormigas y pumas,
libertar la sonrisa de la mazorca criolla,
descubrir continentes,
conquista,
los colores del paisaje.
Poemas de Rafael Góchez Sosa 109

Si no estuoiet a t, iste bajo este húmedo


1ecueulo;
constt uu ía un 1 iachuelo
de arroz pa,a los peces, haría
un inventa, io
de las cosas inútiles
pa,a f 01 mar con ellas los jm dines del loco.

Y volaría tanto como un águila


en fuga.
Y gritar ia ... y quebi aria el llanto ...
Y set ía una voz, veinte voces, miles de voces ...
Y amanaría
el buque que se va
con la tarde .•.
Y set ía cometa, girasol, volcán, subsuelo ...
Si no estuoiei a triste cumpliría
quince años.

Pero estoy triste. Vacío.


Estoy sin ella.

El mundo pesa como un millón de muertos,


como el mar sobre un techo, como sombra
con filo.

Po, que ya no la tengo.


Porque este vivir sangt ame, este morir
sin noticias,
duele más que el silencio
de los puertos
fantasmas.
Ah, si no estuviera triste .. !

HUMEDA INVITACION

V en, amor, total,


entet a.
Préstame tu desnudez sonora.
110 La Universidad

Mi pecho sólo anhela tenerte


a luz de fuego.
Mi sangre pide el agua
de tu redonda
fuente.

V,en, te digo, sin comprender


si peco.
Quiero sentir tu cuet po iunto al mío.
Tocar la estancia
de tu indígena
luna. Mover la góndola
pulsante
de tu voz.

No temas.
Con tu calor mi piel se cubriré
de trigo,
responderá al abismo
con ilusión
y fe.

Ven, amor, Bebamos lentamente.


Que esta noche defina
nuestra
rosa invernal!

COLEGIALA

Muier, mujer pequeña, adolescente y [t égil,


Corazón de los vientos tempranet os de Octubre.
Puerto donde los viajes enarbolan esperas.
Hermana de la brisa, del caracol y el agua.

lnoensora de sueños ba¡o el musgo sediento.


Sangre de nuevas venas para llegar al fruto.
Por ti la noche llena las copas virginales
con luces y misterios que de, rama la vida.
Poemas de Rafael Góchez Sosa 111

Po, ti pueden los nardos mantenerse en el tallo;


por ti, pequeña diosa, las abejas anuncian
el embi iagado acento de la tiet t a mojada
Po, ti, gacela y nube, hay canto en la madera.

Me basta con tus ojos ptu a entender los lagos.


Me basta tu sonrisa ptu a sentir la rosa.
El pe, fil de tus años desvanece cansancios
Tu voz de mil colores 1 esume la espe, anza.

Fl01 descalza, sencilla, gil asol del camino.


Conjugado, a del ve, bo amat sobre la aut ora.
Que en tu nombre los astros incendien los rastrojos
para que cante el 1 ío su gestación primera!

CALCOMANIA
Me gusta
verme en tus ojos.
Sólo
así tengo algo tuyo
en la mil ada.

PARA ENTONCES
Cuando pa, tas, mujer, como una escuela
sin niños, como el fin de hoias serenas,
como un ayer, como una noche en penas,
será mi coi azón rasgada vela.

Tu nombre vegetal -flor y canela


quema, á las atu oras de mis venas.
Tus besos y tu voz serán cadenas,
helados vientos donde el ¡ay! desvela.

Una foto, una carta, algún pañuelo,


112 La Universidad

todo tendrá lo que las piedras tienen:


orfandad, lejanía, desconsuelo

Y en los 1 íos de ayer que el frío estanca,


en las hojas del mar que van y vienen,
ve, é la sombra de tu sombt a blanca.

LA CARTA

No. No quiero abril


esta carta.
¿ Para qué si estoy cansado
de siempre recibu
el mismo
hueco?
Mensajes de cumpleaños. Noticias
del amigo que ascendieron
de empleo. Cobros.
Catálogos. Necrológicas.
¿Para qué?

Sin embargo la abriré. Pueda


ser
que esta vez
venga un poema.

CENTROAMERICA
"Centroamérica duerme
silenciosa e inerme".

F. GAVIDIA.

Delgada ruta de la bt isa en junio.


Elemental silencio .
del árbol unitario de los llanos.
Poemas de Rafael Góchez Sosa 113

Cinuu a de los vientos


golpeada pot la espuma,
de dos mares buscando
etei na mocedad de lunas nuevas

Palab1a adelantada
del inicial impulso de las aves.
Esponja de los 1 íos ,
que mitiga la sed del mediodía.
Campana, io inclinado
sobi e los lagos verdes de la ausencia.
Repicar de ansiedades
cuando vuelan sencillas
sobi e el mapa encendido
de los amanece, es.
Escasa dife1 encia
entre la luu ina leve y las estrellas.
A11 ebol que derrama
su. situación pm a teiiu la aut 01 a.
Ve, bo tt azada como extensa llama
desde la f 1 ente azul de Guatemala,
hasta la golond1 ina
que anida musical en Costa Rica.
Caracol destinado a la p1 omesa
del día m01 azánico,
en que deben unir se los sonidos
de la quebrada voz, leu a por leu a.

¿Po, qué debo mu arte separada


suf1 ietulo la inclemencia
de la noche m01 tal que nos asfixia?
¿ Por qué soy extt anjero en Nicai agua,
si la f lot de Rubén fue una azucena
de he, mana geografía?

Honduras es el pecho de algún puma


he, id o en las f, anteras
por la g1 is pequeñez que nos agota.
Cuscatlán. anochece.
El /zaleo limita su estatura
cuando no alcanza a ve,
el vasto cot azón de la Mosquitia
114 La Universidad

El Lempa está cansado


de tanto P! egotuu sti húmedo mego.
Y hasta el 1 ocío llo: a
en la gota pe, enne del inicio,
al mirarnos partidos
negando a Mo, azán su mariposa.

¡Oh madre Censroamés ica!


se, eno espacio del azul marino,
delett eado setulet o
que conduce a la tiet ra P! o metida.
T elút i co 1 eclamo
p01 la dicha suprema de la unión.

En ti los pinos sueltan


su ve, de et in al viento
pat a zurcir las nubes del uet ano,
En ti las ta, des mueren
musitando el recuerdo
de la indómita , aza P! imitiva.
Tus venados son voces
para anunciar el salto
del nuevo amanece, porque luchamos.

[Cenu oamérica nuutir!


Insinuación de celestial 1 emanso
donde [uega el quetzal
con el zenzontle niño.
Noticia [ubilosa
P! esentida en t osales y claveles.
Mano extendida como abierta palma
hacia la azul promesa
de las horas que vienen.

[Cenuoamérica Madre!
Cuando llueva el manjtu de tu palab, a
unida por el hombi e,
te espe1a1é en la ,uta
del común calenda, io de tus mares.
¡ Y un nuevo sol motiva, á mi sangre!
Poemas de Rafael Góchez Sosa ll5

A MEDIA ASTA

¡Cómo duele tu herida, pueblo mío!


Cómo
duelen tus lág¡ imas.
Tu rostro de stu co fusilado.
Tu pár vulo mi, at .

Es 3 de mayo La fiesta de la et uz
debiera nuuliu at
desde
la aurora.
Se supone que el á1 bol debiet a
conjuga, el verbo amar
en sombt a ltu ga,
olorosa, f1esca, colectiva.
Necesario es que canten
los zenzontles,
que las guitan as
viajen junto al sudoi y el ham ln e,
que la luz juegue y gil e
en las manos
del niño
Hasta
las piedras debie¡ an desnuda, se.

Es 3 de Mayo.

Pe, o todo está tan tt iste,


tan dolo, osamente
agónico
que mi piel
anochece sin cesar,

San Salvado, ~su~ bait iadas,


su auténtica raíz
salobt e->
amaneció
con f l01 es deshechas, con palab¡ as
quebradas, con alas 1 otas
)' semblante fria.
116 La Unioer sidad

La tiet ra protestó. No es preciso


señala, por qué.
La verdad es que protestó.

Y en su p1 otesta se asfixia, on niños,


mujeres,
hombres y algún perro.
Todos pobres, desheredados,
sonámbulos pidiendo una sonrisa
en pleno mediodía.
La t adio diio: "se calculan los muertos
en cien y los he, idos en más
de quinientos".
( A veces me arrepiento de tener
radio
en casa).

3 de Mayo.

El año importa poco.


Los sepultureros
despertaron a las cuatt o de la madrugada.
Bien
se escuchó
carcajear a la Muerte.
El viento se detuvo en un o¡o
sin cara.

jCómo duele
tu herida, pueblo mío!

LA BUSQUEDA

Una voz.
Busco una voz surtido, a de polen.
Una voz uet tical
sobre
el sonido.
Una voz que al incendias se el día
Poemas de Rafael Góchez Sosa 117

diga la leyendo de los astros, suene


en el au e,
anuncie las pascuas de un domingo
poblándome de ausencias
y 1 egresos.

Una voz.
Busco una voz ptu a teje, los sueños,
para imita, el 1 eto
de los mares,
para pet dei me en el ciclón del mundo,
de este mundo cansado
y sin embai go
fi, me.
Necesito sabe, dónde principian
las 1aíces sin fe
de los traidores.
U, geme entender la 1 azón de los suicidas,
la mueca de los muertos, las carcomidas
páginas de un t eo,

Qnie, o una voz uniuet sal de surco


que me diga en las estatuas
la queja sin ayeres
del enlei mo
Una voz dominadora que penetre
hasta el nudo
inconforme de mis ne, oios. Una voz ...

Comprendo que esa [lot ha de llouet .


Hoy.
Mañana.
Tal vez cuando la nada.
¿Y yo?
Pobre. Cabe decu tardío (Palpad mi herida).
Busqué. Busco, Busca, é.
y
la voz siempre más lejos, siempi e más ce, ca
Siempre más,
siempi e menos. Siempt e, siempi e
¡Una voz!
118 La Universidad

ORLANDO, ME ESCUCHAS9
Al poeta 01lando Fresedo,
en el día de su retorno

Y bien, Orlando, te ganó la muerte.


Siempre gana el silencio, compañero.
Mil veces te burlaste, fuiste arquero,
pero al fin flor y voz pierden la suerte.

Hoy, callado, sombt io, fiel, inerte,


mantienes un resumen de aguacero.
En tu rostro vencido de alfarero
una rosa en carbón estrellas vierte.

Yo te pregunto po1 los uieios cielos,


por la tarde agitando sus pañuelos,
por tus "Sonetos de la gracia suma".

Nada. Definitivamente nada.


Es inútil gritar, buscar tu espada,
si después de este g, ito sólo hay bruma.

CALLES DE SANTA TECLA

Estas calles, amigos, tienen alma.


Sentidlas. Recot redlas. Tienen vida.
Baio su. piel morena, conmovida,
canta la noche su verdad en calma.

Y platican de auroras con la aurot a.


Y saben de la tarde muchas cosas.
Estas calles sin músculos ni 1 osas
tienen algo del agua redentora.

Cuando el tedio define mis temores


Poemas de Rafael Góchez Sosa 119

camino P! eguntaiulo p01 el viento


que mueve los cipt eses y la palma.

Y 1 egr eso de nardos, sin dolores,


como el mendigo que logró sustento.
Estas calles, amigos, tienen alma!

ELEGIA GATUNA

Mw ió mi gato.
Murió cuando las voces del crepúsculo
tt aspasaban los últimos
vid, ios
de la tat de Mu: ió con luces
del p1 imei luce, o
que nunca supo compt endet su 01 igen,
su amistad con la luna y los tejados,
sus pt c[undos ojos uencedot es
del sol y oscut idailes.

Cómo exu año sus bt incos, su piel,


su t om oneo!

A veces,
t1 iste yo jnnto a las hs» as
vacías, se acei caba y con su lomo de neblina
o bt isa bon aba mi cansancio, mis instantes
de humo negi o, mis et ueles
soledades
de homln e débil.

Y qué gato!
Muchas hembras lo buscaron
pm a sabe, de su felina g1 acia, de su tacto
pequeño y lisoniet o,
del viento entrelazado en su pe/amen.
Y qué gato!
MiJ aba una luciét naga con atención
120 La Universidad

extraña, y volvía
a mí hasta perder de vista
la lucecilla vaga y misionera.

Cómo anhelo
su [igus a inmóvil en el viejo sofá
que et a su amigo.

Aye1, acostumbrado a sl¿ p1esencia ente, a,


lo vi jugando con su larga
cola. Y quise
acat iciar lo, palparlo.
Qué tristeza tocar sólo una somln a!

En el jardín de la casa
está enterrado. Hoy las [lores
se dan mucho más suaves.
Por
las noches
luciéi nagas errantes, llegan a platicar
con su silencio ...

LOS CAMINOS DEL PAN

Si me fuese posible llega, a ti por el camino de las evasiones,


tendría que acepta, que no te anhelo. Tetuh io que bastarme ciego,
con el grito a media asta, con esta mi palabt a, este sonido, a medio
sustentarse con los ecos.
Si posible fuera alcanzarte por las oet edas de la noche, habría
conu a mi alma un sólo signo: el mensaje que llega hasta
las tumbas, que se extravía en los contornos
del abismo.
Si cupiet as en mis huesos para anularte a plena luz
delvdia, no sé, no podría comprender cuál tu distancia, cuál
la fiesta en escena que me ofreces. (El sol no siempre
da calo, y seca ropas) .
Si
las hojas crepitantes del otoño me dietan
Poemas de Rafael Góchez Sosa 121

su leng uaie cuando cm 1 o po1 el bosque, no hab, in


fo, ma pm a sabe, si tú uoz vuela o simplemente
está de huida
Supongamos c¡ne un t io, un -t iachuelo o un hilillo manando de la peiia,
diluyera tu nombre nuu inet o, ya na
lialn ia 1azón ptu a mis labios, poi a el mpa que suena en llamado
( constante
cuando mi, o una cuna vacía.
y
si un año ~ante, iot , actual, f utut o- la b, isa siuunzat a
tu 10st10 de agua con manzanas ;,qué seria de 77j~ [rutas? ¿qué de estas
1

cosas que hallé en septiembre !Ja_io un át bol [i otidoso?


¿a quién din ía el fuego
de esta uva que guu+d« el uino estt aiio, po1 lo pu10,
con que pienso yo t ebnutizai te?
y
si escogiera la luna para tloi mii en tu. pecho, ;,adónde
queda, ían mis oídos que desean [loi ecei
overuio tu cot azén: pequeño?

En este mío' que comienza pm la 5 ent edade, as, en este enet o libt e
pot sus vientos, qui e, o
alcanzarte
toda, en totalidad de esfera, poi el n ayecto del hambre. Quiero sabe,
que e, es sustento Y que tú, man jm de pieil: a y nube, llega, ás
a mi mesa con un sabor de ba110,
con un salio, de har ina, pm a que juntos digamos
los caminos del pan!
Esta revista se terminó de impr i-
mil en los talleres de la Edito
i ial Universitaria "José B Cisne
10s", el día diecinueve de octubre
de mil novecientos sesenta y seis

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