Totonacaycultura 1
Totonacaycultura 1
Totonacaycultura 1
B1BL10TECA
UNIVERSIDAD YERACRUZANA
JO SE L U IS M ELGAREJO VIVANCO
Y I-1
^ MM
< £ A .S
BIBUIC.TECA
ivm iuio Df an woi’OtOQ**
UWVHWMOVMAOtlW.*
XAUAPA. VER
LOS TOTONACA
Y SU
CULTURA
V eP IT O IIIA L .
D e p a rta m c n to de Publicaciones
L o m a s del E stadio
A nexo “ D ” , T e rc e r Piso
X a la p a , V er.
ISB N 968-834-028-6
Im p reso en M exico
BREVE PROLOGO
[7]
1254a
[ 8]
se abrigo tal idea; los actos mas injustificados, fueron entendidlps prpducto de
un hornbre, un momento^ un contorno; las norm as eticas, para, su plena
validez, deben estar por encima del pigmento de la piel, de la religidn, de
la nacionalidad; p o r otra parte, y ya se ha dicho, la muerte de las eulturas
indigenas atnericanas, ni siquiera fue una necesidad para la cultura occidental;
gl danp esta causado, el paliativo es colectar despojos. Infortunadamente,
tanto el prpgreso, comp la estima creciente para los restps arqueologicos,
aceleran su destruction definitlva, y estos, pueden esperar al estudioso, no
los idiomaticQs, los etnograficos. Mexico, pese a todo; es el pais del hombra
y la cultura natives, auncuando no abjure de lo extrano y lo mestizo, incluso
exagerandolps a yeces muy desmedidamente, y cuando en un futuro, alcan-
zable algun dia, no este parcelada la ecumene, los hombres constituyan una
sola unidad biolpgica y haya una sola cultura humana, la contribucidn
totonaca tendra, su sitio en el restrospectivo crisol, por haber sido realidad
indestructible, reforzadora de ser mas cuanto une a los hombres, que sus
endebles diyisiones; fue el fraternal espiritu, seleccionado por guia.
EL HOMBRE
[UJ
61.0 para las mujeres, en los totonaca; los tepehuas 61.7 y 59.0 respecti-
vamente.
La estatura de los totonaca registro 1,573 milimetros (un metro, cincuenta
y siete centimetres y fraccion) p a ra los hombres; 1,431 en las mujeres, y
con los tepehuas 1,560 y 1,435 respectivamente, lo cual, a juicio de Krickeberg,
no apoya lo asentado por Sahagun en su texto nahuatl, traducido por
“ Los hombres y las mujeres son buenos (crecidos, grandes). Limpios, ligeros,
flacos, de grande estatura” ; en las medidas tomadas por Starr no llegaron
al 1.70 metros en su estatura; sin embargo, como Francisco Lopez de G6mara,
historiando las ha/ahas de Cortes y al referirse al contacto con los totonaca
escribio: “Eran estos indios muy diferentes de cuantos liasta alii hablan visto;
porque eran mas altos de cuerpo que los otros”, Krickeberg penso que los
totonacas meridionales podrian ser mas altos por cruzamiento con otro grupo
indigena. Hoy puede afirmarse un mestizaje con olmecas mas antiguos (La
Mixtequilla) y con los mas xecientes (pinome), pero si lo meridional es por
el clima, las estaturas van levantandose hacia el norte. Por cuanto a talla
sentado, 3tarr obtuyo los 837 (casi 84 centlmetros) para totonacas del sexo
masculino y 759 milimetros en el femenino. La braza totonaca fue d e 1,638
y 1,745, y en los tepehua 1,632 y 1,478. El indice cefalico totonaca dio 85.90
en hombres, 86.40 en las mujeres, mientras con los tepehua 84.00 y 84.60,
en ambos casos la mujer superando. El indice facial fisognomico 125.60 y
129.70 para los totonaca 125.40 y 133.30 en los tepehua. Indice facial morfo-
16gico: 81.40 y 81.80 en. los totonaca y 62.10 y 82.30 en los tepehua; pero
ya en el Indice nasal, dieron los totonaca 79.10 y 77.70, frente a 80.70 y
81.50 de los tepehua. Indice esqueletico; 53.2 y 53.0 en totonacas y 53.0
y 53.6 en tepehuas. Indice braza talla de totonacas 104.1 y 1034; en tepehuas
104.5 y 102.9. Anchura relativa de los hombros: 22-7 y 22.9 totonacas; 22.8
y 22.8 tepehuas. Era la prim er incursion profesional en el estudio fisico del
indigena, usando ya e l recurso antropometrico y no el viejo empirismo
fisonomico, pero este, no desechable del todo, cuando Strebel, refiriendose,
como submyo Krickeberg, a “dos poblaciones tan vecinas como Yecoatla y
Misantla dos tipos somaticps distintos (estatura pequeha, cara redonda,
prognatismo pronunciado, y: estatura grande, cara oval, prognatismo m enor),
diferencias todavia mas acentuadas por la disparidad del caracter, del modo
de hablar y las costumbres” ; y estaba en lo correcto; los misantecos mas
mestizados con los de la Mesa Central y con el remanente olineca, cuyo
territorio pasamn a ocupar mediado el siglo xvi; los de Yecoatla, m as firmes
en el tip© totonaca primitive, mas apegados a sus propios usos y costumbres.
Al mediar el siglo xx, patrocinados por el Gobiemp de Veracruz, que
ya contaba cqn un Departamento de Antropologia, para orientar su relacion
politica con el hombre social, un grupo muy prestigiado de Antropologos
[17]
las unas, incluyendo su pinturaj y las coloraciones del cuerpo, fueron practi-
cadas. No se tienen datos de si, cual huaxtecas, lustraban o restiraban su
piel con lodes especiales; en cambio, usaban el aceite de la semilla del zapote
jnamey para dar coloracibn m is ;negra y brillo a su cabello. Tuvieron un
yiejo rito en el cual cortaban el cabello las muchachas, ofrendandolo a las
aguas eorrientes, pero declan ;que un cabello de la cabeza se volvia culebra,
mientras para los totonacas de Misantla, tomar un cabello de la virgen daba
fecundidad.
El hombre fisico fue unidad importante; su contabilidad tambien, ya
mencionada en los comienzos de la Dinastia de Mizquihuacan. Recientes
investigaciones de Teotihuacdn vienen ingeniandosc manera de calcular el
ni'unero de habitantes por la magnitud de los restos arqueologicos, T a l vez
con criterio simplista sea fdcil entender esa relation y suponer cifras alea-
torias; para el Totonacapan meridional, quedan unos datos utilizables. Tor-
quemada se refirid a veinticinco mil o treinta mil habitantes para Zempoala,
en el momento del contact© con los espanoles; Quiahuiztlan tendria unos
quince mil, y en Ichcalpan habia unos diez 'mil; estos numeros, aplicados a
los restos arqueologicos, podrian ayudar a calcular cuantos habitantes pudieron
tener otras ciudades, y como el dmbito politico de Zempoala comprendid a
unas treinta, su Federation pudo contar con un medio millon de pobladores
urbanos, mas los campesinos, carentes de parametro para su calculo, y segu-
ramente debe reflexionarse much© si se puede aplicar el parangpn al Mexico
deT 900 en adelante, cuando se dispusp del dato censal y fue separada la
poblacion rural de la urbana, de donde salieron los porcientos de. una y otra,
porque la epoca indigena tambien fue desembocando en el urbanismo, y el
crecimiento urbano se hizo con cargo a la poblacion rural, pues la ciudad
ejercio igual a tractive, y la industrialization, a su manera, provoco la ex
plosion demografica, contestada cpn la tecnologia por lo menos en cultivos
agricolas para la manutencipn, utilizando cameljones, chinampas y sistemas
de riego rodado, senaladamente, la explotacion intensiva de las tierras del
bajo rio Blanco, que soportarpn a una enprme densidad de poblacion. pero
cuyo escalofriante colapso y desocupation para ser tierra de nadie, guarda
la tr£gica lection, aun imperfectamCPte cpnqtida, para consUtuir adyertencia,
muy severa de la historia.
El territorio totonaca fue una ©specie <Je triangulo, con base litoral yera-
cruzana, del rio Cazones al Papaloapan, y angulo poniente sobre Zacatlan,
del Estado de Puebla; sin embargo, los detallescam biaron en el cur so d e l a
historia y solo poco a poco, los testimonies culturales podran ir dando las
definitivas demarcaciones, por lo cual, son muy aventuradas las incursiones
en la cuantificacion demografica. De. cualquier manera, ya es posible inferir
una poblacion poco. numerosa en el tiempo mas antiguo, y u n crecimiento
poblacional como proceso ininteirumpido, U na estadistica de mediados del
riglq xvij publicada por Paso y Troncoso, proporciono solo datos esporadicos;
a s , dio a Mezcaltzinco poblada por 1,300 casados, aproximadamente sietQ
mil habitantes; Papantla con 421 hombres casados; Tonatico, '236; Ichcatlan
(Rinconada) 220; lo mas confiable. Cuando se revisaron las tasaciones, me-
diando el siglo xvi, la tendencia general fue reducirlas, por la notable dismi-
nucion de habitantes, habida en cada pueblo. For calculos matematicps podria
tenerse un dato del numero de pobladores; esceptico. Por el ano de 1569,
los obispados reunieron datos de sus areas, incluyendo, frecuentemente al
censal; el de Tlaxcala casi parece delimitarse por el Tptonacapan, en
el oriente3 via Zacatlan, Acaxpchitlan, Xicotepee, en este caso, hablando
lenguas mexicana, totonaca, otomi; pero ya en Zonotlan, con 800 tributaries,
no hay duda, ni en los demas; Zozolco ten a 300; Tenampulco 200; Matlac-
tonathihco 100; Hueytlalpan, en su jurisdiction, 1,710 tributaries; Achacha-
lintla, 1,000; Papantla y Tuza.pan, 150; Atzalan-Mezcaltzinco, 1,608; Mi-
zantla, 600; Tlacolulan, 700; Xilotepec, 350; Ghapultepec, 140; Naolinco,
230 tributaries; Tepetlan, i 10, Chicuacentepec, 50; Actopan, 110; Coacoat-
zintla, 200; Acatlan, 100; Chiconquiaco y M iahuatlan, 150; Almolonga, 20;
Rinconada (Ichcalpan), 100; Zempoala, solo 12 tributarios. Unos diez anos
despues, las Relaciones de 1580, consignaron el dato censal; asi, a Papantla
le anotaron 300 vecinps; a Misantla, 378; Jalapa, 639 tributarios, y en su
Alcaldia Mayor, Jilotepec ya solo 200; Tlacolula, 450 Goacoatzintla, 120;
Ghapultepec, 150; Naolinco, 150; Acatl&n, 100; Tepetlan, 60; en general,
continuaba disminuyendo la poblacion; Quiahuiztlan habia desaparecido,
Zempoala solo tenia 30 casas; la despoblacion habia sido tremenda superior
a los datos esgrimidos por fray Bartolome de las Casas.
El ano 1609, recorriendo su obispado Alonso de la M ota y Escobar, fue
inscribiendo cifra de poblacion, segun las cuales, Tlacolulan ya solo tenia 312
tributarios casados; Jilotepec, 341; Naolinco 347; Actopan 47; Jalapa 370
indigenas tributarios; en Zempoala solo encontr.6 a 8. ind.ios casados; Misantla,
455; Papantla, mas de 300; el desplome continuaba. Fray Agustin de Be-
tancur publico, en el ano 1698, su Teatro Mexicano, pero sus noticias en:
cuanto a poblacion, resultan mas imprecisas; en Cambio, dispensando errores
naturales, parecen m£s confiables las que Jos6 Antonio Villasenor y Sanchez,
por encargo del Virrey, Conde de Fuenclara, recopilo para su Theatro
Americano (1746); en Zempoala permanecian 15 familias indigenas; 361
en Jalapa; 138 en Coatepec; 343 en Xicochimalco; 22 en Tlacolulan; 100
en Chapultepec; 162 en Jilotepec; 90 en Naolinco; 140 en San Jose M ia
huatlan; 172 en San Juan Miahuatlan; 108. en Acatlan; 450 en Ahuacatlan;
980 en el area de Zapotitten; 476 en Zonotla; 535 en Papantla; 25 en
Coatzintla: 320 en Zozocolco; 70 en M atlatlan; 110 en M eztitlan; 81
en Coahuitlan.
El Virrey, segundo Conde de Revillagigedo, dispuso levantar el censo
de la Nueva Espana.; se conserva el Padron de Xalapa, redactado por Vicente
Nieto, afio 1791; la p a ra entonces villa, tenia 2,378 ‘‘espanoles” ; 500 castizos;
©25 mestizos; 1,187 pardos, y 2,310 idigenas, casi una quimica sanguinea,
en el pueblo roM fevoi^cido p a ra los asentamientos espanoles. Resulta diflcil
manejar otrosdatos, mas no parece riesgoso apuntar a Ixhuacan con 2,972
indigenas; Jalcomulco, 757; Tlacolulan^ 580; Pastepec, 350; Coacoatzintla,
247; Tonayan, 880; Goapan, 381; L a Magdalena, 112; Atexquilapan, 114;
■Sail Jose M iahuatlan, 430; San Juan M iahuatlan, 864; Acatlan, 470; Te-
petl&n, 116; Chiconquiaco, 1,080; Yecoatla, 467. Del ano 1803, quedaron
unas noticiasestadisticas, importantes a otros rubros, aun cuando magras
al numero d e habitantes en los pueblos; la Subdelegacion de L a Antigua,
en conjunto, anoto solo 308 indios para Jalacingo, su autoridad ya tenia un
calculo parecido al actual, y escribio: “pareceme que habra tres mil qui-
nientas familias, que multiplicadas por cinco^ hacen diez y siete mil quinientos
individuos” . Del area de Papantla, pese a lo confuso, la cabecera tenia 500
"de razon” y 1,243 "indios” para el total de once pueblos la sunta era de
;26,028. Al Partido de Tetela de Xonotla lo dio con “nueve mis trescientas
cuarenta y seis almas, las un mil seiscientas y cinco de espanoles, siete mil
y trescientas de indie®, y las restantes de mestizos y otras castas” ; al de San
Pedro Zacatlan con 41,625, de los cuales, 3,701 eran considerados, espanoles,
35,460 indigenas, el resto mestizos y otras castas.
La lucha por la independencia mexicana suspendid parte del proceso
administrativo anterior y fue introduciendo sus innovaciones; en materia
censal3 para los indigenas, la tardia preocupacion aparecid hasta el ano
1862-65, cuando Francisco Pimentel publico su “Cuadro Descriptivp y Com
parative de las Lenguas Indigenas de Mexico” ; el pais comenzo a definir
lo indigena por el idioma; el ano 1864, Manuel Orozco y Berra, en su
Geografia de las Lenguas y Carta Etnografica de Mexico, siguio criterio
igual; y el ano 1885, Antonio Garcia Cubas, con su Atlas Geografico, Esta-
distico, Historico y Pintoresco de la Republica Mexicana, cerro el siglo en
vision crepuscular.
Ya en el siglo xx, para los totonaca en particular, fue la carta linguistica
de Vicente Lombardo Toledano, cuyo trabajo general se publico el ano
1931, el primer estudio cientifico, frente a Los Totonaca de Krickeberg,
publicado entre 1918-1925, y en castellano hasta 1933. El censo de 1910
dio un total de 33,827 totonacas. Por cuanto hace al Estado de Veracruz,
un estudio dq 1945, sumo a 57.877 totonacos de la Sierra, de Papantla y
de Misantla, en tanto el Instituto Nacional Indigenista, basado en el censo de
1940, realizo trabajo ejemplar sobre la densidad de poblacion, pejro sin
especificar la filiacion linguistica. Finalmente, Alfonso Gorbea, con acucio-
126] ;
sidad ejemplar, h a Teunido, por prim era vez, los datos del censo de 1970,
resultando para el Estado de Veracruz 70,169 'hablantes del idioma totonaco,
y en la Republica 124,840; la cifra de fisicameiUe, tqtpnacas es jnayor, pero,
a l hablar castellano, se les da por mestizos.
El hombre fisico buscaba modificaciones a su cuerpo, para m ejorar su
ixnagen o eausa^ ante su mundo de xelaeion, un efecto determinado; ese
pensar correspondio a los resortes de su cultura y de su tiempo; ahi quedaban
inscritas las llamadas ahora “deformaciones”, y ^adornos” ; en estos, acaso
lo mas antiguo fue la p in tu ra en el cuerpo; las esculturas arqueologicas
muestran pintura de chapppote; los tocados evolucionaron desde un sencillo
arreglo del cabello hasta la complication de peinados y penachos. Ya cuando
se hacian ldolos con “ojos grano de cafe”, habia en el tpqado la figura de
un ave, sostenida con iina banda en forma de barboquejo; despues, en el
“Horizonte Clasico”, el ave descendente quedo estilizada y el tocado tuvo
apariencias geometricas en las alas, y la cola, pero siguio siendo, en toda la
historia, el “quetzalapanecayotl” , importante deidad en sus concepeiones reli-
giosas. El tocado tambiep derivo hacia los cascos, y los hay llevando al
frente la traditional ave que desciende, o en la parte trasera, un conjunto
de plumas, para evocar la cola, El arreglo del cabello en las “Caritas Son-
rientes” , muestra la capacidad creadora de las o los peinadores en “salones
de belleza”, el artificio de los fab ricates de gorros ,decorandolos con diyersos
motivos, entre los cuales, ademas de un arte geometrico, campea el natura-
lista con garzas, monos, o con jeroglificos d e su escritura; en el caso de
las mujeres guerreras, hay tocados de gran fastuosidad y desbordada imagi
nation, pero hacia el final, queda la sensation de haber agptado la creation
de formas y solo conservar la herencia.
Para el adorno de las orejas, el material mas antiguo de los yacimientps
arqueologicos, muestra orejeras circulares perforadas, en ocasiones con un
pendiente curyado, como para sospechar el naciiniento de las aigollas y los
aretes que ya en el “Horizonte Clasico Tardio”, adquieren el faatuoso
desarrpllo de los de orp, Uegados a los dias de la presencia espanola, enten-
didos por Pedro M artir de Anglerfa en su texto: “Son gente algo m orena;
ambos sexos tienen perfoyada la parte inferior de las orejas, y Ueyan dijes
de perlas y oro”. En cuanto a solamente los hombres, el propio Angleria
escribio; “Los varones taladran todo lo que media entre la margen extrema
del labio inferior y la raiz de los dientes de a b a jo .... En el agujero mayor
de los labios fijan una lamina sutil de plata que por dentrp sujeta la parte
que sale fu e ra ;lo redondo d e ta l joya es como el caroleno, y de grueso es como
el dedo”. Los aspavientos espanoles eran explicables en. la hiperestesia d e lo
novedoso, pero los adomos en los labios estaban muy extendidos en Meso-
america; si Tentlilli, que tratp cpn los hispatnos en las playas de Chalchi-
[27]
les pudiera estorbar el manejo de las armas, y como llevan muy erectas las
tetas, en este caso no funciono lo adobado por de Angleria: “que desde
pequenas les cortan un pecho para que mas agilmente puedan m anejar el
varco y las ilechas”, y lo dijo de una isla del Puerto de Veracruz, “a los lados
de esta Coluacana” (San Juan de Ulua) ,
De la epoca y en territorio totonaca, se lian encontrado unas figuras
luciendo un gran traje del cuello a los tobillos; las piezas fueron de indudable
filiation maya, deben. haber llegado por comercio; pero la drcunstancia de
haber aparecido en el sur de Veracruz, el molde p a ra fabricarlas en serie.
hace pensar en mayor difusion; Ip curioso es que tal m anera de vestir no
tuvo exito entre las totonaca, en tanto podria ser u n antecedente del traje
de la “mestiza” yucateca. En la parte final de la historia totonaca, como
pueblo ind,ependiente, pareceria que los creadores de inodelos habian agotado
;sus posibilidades y ya solo se dedicaron a cpmbinar, en impotente afan de
recreacion, o impulsando renacimientos pasajeros; bubo modas, eso si, pero
no la creacion de los estilos grandes. A1 ocurrir el contacto con los espanoles,
la induraentaria era piertamente fastuosa, e impresiono; aquellos advenedizps,
eran ignorant^ absplutos de la historia cultural de los pueblos nativos, y sus
opiniones en tomo a un parecido morisco en el vestir tienen la garantia de
la inocencia; pero, ^que habia, de un influjo africano, via los olmeca y el
contacto con el reino de Mali?; s61o recientemente se piensa, con peligro
de la excomunion antropoldgica, en una incidental posibilidad al difusionismo,
que por otra parte, funciono en lo interior.
Despues de proteger y adornar su cuerpo, el !4ombre no se sintio satisfecho
y bused un abrigo mayor, una satisfaccion con ribetes de vanidad; penso en
.. .el hogar; ya lo habia buscado por instinto en la caveraa y la covacha; para
reconstruir esa historia, se dispone de los restos arqueologicos en el caso de
..las arquitecturas monumentales, y. del pseudo fosil etnografico para la vivienda.
del pueblo; 6ste, por la costa, bused proteccion contra el sol, con una enramada
simple; nacla el jacal de un agua; del suelo, a una viga sobre dos horquetas.
En busca de mayor espacio, de mas proteccion, lo duplico; surgla el jacal
de dos aguas; a dste, despues, le cerco un lado, le cerco el otro, e incluso,
en una de las cabeceras le puso puerta; la cueva estaba superada, el sol
atajado, la lluvia desviada; pero si la lluvia era desviada escurriendo en las
palmas del techo, empapaba el piso, lo inundaba, ■yiendose obligado a prote-
gerlo con una zanja. El jacal de dos aguas, pese a sus dos cabeceras con
cerea, era inedmodo, por bajito; el hombre: discurrid levantarlo sobre unos
horcones a mas o menos el alto d e su cintura, y p o r esos dos lados tambien
debio cercar; hasta que llegd a la forma definitiva: cuatro paredes con cerca;
encima el techo, ya de cuatro aguas.
El trdpico humedo, con su. lujuriante vegetacidn, le prppqrcionp los mate-
[33]
ser tierra liana el dicho pueblo” ) toda una leccion substaneiosa; el desorden
de mucho pueblo lo determinaba la topografia, y los m a te ria ls para la
construccion, en ocasiones no imponian su dictadura; Z acatlin tenia con
que hacer casas de cal y canto, no las construian por preferir las de adobe,
y tal hecho tendria suficiente achacandolo a herencia cultural, pues en el
im bito de Atenamitic (Zacatlan) habian asentado los totonacas desalojados
de Teotihuacan, y en la gran metropoli, estos construyeron con adobes, aun
cuando revistiendo con piedra sus mayores obras.
N o se h a estudiado a fonda la construccion con ladrillos cocidos al sol
y ladrillos cocidos al fuego, pero ambas estan presentes en las culturas del
Golfo; los primeros entre los totonaca,. los otrps con. los olmeca; el adobe,
iindudablemente mas antiguo, y los totonaca de Zempoala lo conservaron
para la vivienda del pueblo. Los de Zacatlan argumentaban ser construccion
“m is fuerte” ; los de Zempoala, ser tibias en inviemo, frescas en varano, y
este aspecto de la sombra y el sol, de la frescura y el calor, a exception del
Arquitecto Alvaro Aburto no h a sido sopesado en el urbanismo d e la tierra
caliente, aim cuando si lo hicierpn los pueblos del norte de Africa, y los
totonaca, por lo menos. La vivienda totonaca d e tierra caliente buscaba
sombra y aire con su jacal de varas; con el adobe para la pared, u n aislante
del calor. Se les podria reprochar, en el caso de las de adobe, no haberles
puesto ventanas y puertas m is amplias a la circulation del aire) serfa
indebidoj asi, cual en la construccion morisca, evitaban la penetracion del
calor.
Como la vivienda totonaca de la costa puede prestarse a confusiones, debe
hacerse una sutil distincion- en el enjarre, la tecnica utiliza un enramado,
especie de urdimbre o malla, de lo cual habran de sostener la mezcla de Iodo
con paja para la pared) el jacal totonaca no uso tal enjarre, su pared fue
de rajas, y con barro, sobre todo en la cabecera del norte, cubrieron las
rendijasj cuando Ip hicieron a toda la pared y alisandola, seca, la blan-
queaban con atole de ceniza, exteriormente causaba la misma impresionj asi
se mira comparandola con las “boveditas” . Construyeron los arquitectos
totonaca unos monumentos mortuorios, teocallis en m iniatura; lo corres-
pondiente al adoratorio era la reproduction de la vivienda) por los conser*
vadps, existe la imagen exacta de la vivienda rural y de la urbana; la campe-
sina lleva techo pronunciadamente inclinado de cuatro aguas; la de la ciudad
es de azotea pese a las dudas en torno a sus posibilidades, aun sostenido con
vigas al techo piano, para cubrir espacios considerables, o en un lugar donde
los -huracanes la podnan afectar seriamente. Se naira muy represen tada la
casa con azotea en la M eseta un tanto estepana, pero debe suponirsele de
pequeiias dimensiones, y asi sena entre los totonaca, propiamente una terraza,
casi un adomo. ................
[35]
porque, alguien, con ojos y criterio, bien observaba como lograban perdurar,
p or siglos restos del cuerpo humano, y comenzo a cam inar la idea de la
inmortalidad o de la perdurabilidad, que ligada con la fisiologia suspendida
en sus manifestaciones de trabajo-fuerza, o de palabra-pensamiento, idearon
la existencia de algo casi metafisico, aun cuando su materialismo pragmatico,
ciertamente, no les haya permitido caer, de lleno, en la metaflsica, librandolos
de algunas falsas concepciones; ellos traspasaron esas fuerzas vitales, biolo*
gicas, a los nahuales, y a una concepcidn, muy suya, del espiritu. Sin embargo,
al materializarlo en seres alados} cual el colibri, casi muerto durante su invert
nacidn, resucitando en primavera, o cual mariposas con sus metamorfosis,
creyeron represen tar asi a las almas, dotandolas d e necesidades corpprales,
p or ello, debian alimentarse de la miel y Iqs p erfu m e de las flores:
al oeste, dentro del lioy territorio del Estado de Puebla} la resistencia idio-
mdtica estaba en la Hueytlalpan; y al norte, seguia siendo valida su yieja
demarcation del rio Cazones.
En el pasado no habia sido asi; el idioma, como su pueblo, supo de la
expansion; primero; al occidente, hasta ocupar el valle de Teotihuacan,
desentendidos del grupo en Ameca Jalisco; pero no hay dat.os para saber si
lograron imponer, con su dotninio politico, el idioma, o si debieron usar el
de la mayoria conquistada, procediendo como provincia y no como zona
metropolitana. Cuando Teotihuacan paso a manos popolocas, 6stos impu-
sieron su idioma, y todavia para finales del siglo xvi, habia en Teotihuacin
un barrio de habia popoloca. En su retirada, los tolonacas acamparon en
Mizquihuacan, conservando su idioma en el contomo de la monarquia, pero,
ya en el gobierno de X atontan (739-791), comenzaron a presionar su frpn-
tera, los atomies (chichimecas), viejos habitantes de la Meseta; en el de
Ithualtzintecuhtli (947-999) la presion corrio a cargo de los popolocas, des-
plazados no nada mas de Teotihuacan y Cholula, sino tambten de Tepeaca
en direccidn a Tecamachalco; esto significa que toda el area de Quimichtlan-
Qhalchicomula-Xaltepec, totonaca en el “Horizonte Cl&sico”, habia cambiado
a manos de los popoloca, reduciendo a la vertiente la frontera idiomatica;
m&s, un lugar importante, como lo fue Jalacingo, cuyas ruinas arqueologicas
hoy tienen por nombre Xiuhtetelco, tambien habia sido penetrado, tras el
colapso del “Clasico Tardio” por el idioma ‘‘olmeca mexicano”, detectado
por el obispo Francisco Anton de Lorenzana, esd ecir, p o r olmecas transcul-
turados idiomaticamente, cuya punta de flecha penetrp hasta Mecatlan, pero
ahi, en pleno rinon de la sierra de Papantla, debieron volver al cambio
idiomdtico, aprendiendo, ahora, el totonaco. Al dem unbarse la dinastia de
Mizquinuacan Atenamitic fue sustituida por el modemo Zacatlan que para
el siglo xvi ya usaba el idioma nahuatl.
En la linda huaxteca la indefinicion parece caracteristica; pueblos huax-
tecos, marrosamente infiltrados hasta la jnargen izquierda del rio Nautla, y
pueblos Xotonacas norteando hasta Nalua, en la cercania d e Tamiahua. Ppr
cuanto a los tepehua, falta insistir en su historia, no- en su etnografia, ya
tratada, y bien p o r el- etnologp Roberto Williams Garcia, porque cuando la
G ran Guerra, d e Quinatzin, tuvieron destacada participation, el Aztlan de
la Peregrination Tenochca esta junto a Huehuetla y el idioma, fapidamente
pasa por simple form a dialectal del totonaco; pero su piesencia desde Zpnte-
comatlan a Castillo de Teayo, encierra una tr^ e n d e n c ia np debidarnente
yalorada.
L a mecanica idiomatica en la frontera sur solo h a dejado los testimonies
arqueologicos de su cultura material, p or ellos cabe conjeturar el avance
ocurrido en el “Horizonte Clasico” hasta el punto llamado ahora Tapalapa
(Tlapalanconco) y venirse, diagonalmente, a pasar por El Gorte, margen
izquierda del rio Papaloapan. De a q u ia l rumbo de T ierra Blanca, po se
han precisado los lugares, pero tal vez Cosamaloapau podria ser mas popo-
loca, por estos finnemente asentados en la margen derecha del rio y bor-
deando a lps chinanteca del area de Tuxtepec, proseguir con los mazateca
del sur de Zongplica y los d e la sierra de Puebla, mientras los totonacas, en
la parcion oriental del Tlacuiloltecatl, rodearian la planicie por Amatlan,
Huilango, para ocupar, hasta la extincion del “Clasica Tardio”, el valle
de Orizaba, como lo testifica el monolito de M altrata y subir en la Meseta,
buscando las faldas occidentals del Nauhcampatepetl mas que las delCitlal-
tepetl, aun cuando asentadosen la garganta, desde por Alpatlahuac y Calca-
hualco. Esta consideration anterior merece nota por cuanto a Tapalapa, pues
largamente fue territorio popoloca y el enclave de Tres Zapotes les quedaria
en la retaguardia, pero cuando la migracion de los tolteca derrotados en la
guerra civil de Huehuetlapalan, un grupo los vino a encaminar solo hasta
su lindero, y este puesto fronterizo era Tlapalanconco (T ap alapa).
Dado el desplome del “Clasica Tardio”, el idioma totonaco debio reple-
garse primero por la zona Costanera, y tal vez acampando en Atlizijitla (Alva
rado), para continuar por la provincia de M ictlancuauhtlan, hasta la margen
izquierda del rio Huitzilapan, mientras en el interior L a Mixtequilla comen-
zaria sufriendo la irrupcidn olmeqa, testimoniada en la grafia de Cerro de
las Mesas; empero, los lingiiistas esclarecerin si esa forma de La escritura,
indudablemente olmeca, solo correspondio a guarismos para la cronologia,
siempre con tendencias a la universalidad, y sus conductores hablaban otro
idioma porque hay en esas mismas esculturas, cubriendo up tiempo del ano
727 al 830 indudablemente tambien, la tipica grafia tolteca o nahuatlaca.
Como sen, la frontera idiomatica se contra jo en el rio Blanco y siguio hacien-
dolo por el rumbo de Cotaxtla, para quedar anclada, definitivarnente con
Apazapan, ya en la margen izquierda del rio Huitzilapan. Asi las cosas,
alguien podria inquirir, en el exclusivo campo del idioma, con quien colin-
daba el totonaco por la margen derecha del Huitzilapan, y la respuesta com-
prenderia dos clausulas; desde por el ano 964, con el idioma pinome, ima
lengua nahuatl en laringe olmeqa, que mantuvo su testimonio hasta el siglo
xix en Acula y para el siglo xvi tambien se hablaba en Jalapa; pero, a partir
de 1450, ano de la conquista de la Triple AUanza en Orizaba^ fue penetrando,
en asuntos oficiales, el idioma nihuatl del Imperio, que lleg6 a levantar el
enclave militar de Quauhtochco y habiendo destinado, p or su insalubridad,
a la provincia de Mictlancuauhtlan, para destierro de politicos desafectos y
delincuentes del fuero comun, acrecentd la presion del nahuatl del Imperio
sobre la lengua totonaca del area de Zempoala.
E l original grupo hablante de totonaca, fue creeiendo, y al extenderse
por toda la superficie del Totonacapan, quedo sujeto a la m is expedite
comunicacion de la cornarca, unida por su topografla y su hidrografia, mas
quo por su clima. Esta comunicacidn mas facil y constante imprimid, a la
evolucion del idioma, caracteres regionales, para marcar una cierta division
dialectal, contrarrestandp la unidad general del grupo, que tambien debio
encarar las interaceiones con los idiomas extranjeros pero limitrofes. De todos
modos, interfronteras, quedaron definidos los grupos del sur a Ip largo del
filo de la sierra de Chiconquiaco, y su variante linguistica serfa el zempoal-
teca; de tal filo hacia el norte, quedana el totonaco de Misantla, con pequeno
problema entre Yecoatla y Colipa; esta se decla onginada en un grupo d e
Actopan, yecino de Zempoala sobre la margen izquierda del mismo rio de
las Ghachalacas; el nucleo de la sierra de Puebla, kermanado con el d e la
sierra de Fapantla, y el totonaca de Fapantla, en la parte costena de los
rios Cazones al Tecolutla, sin dudas, pero todavia cuestionado entre los rios
Tecolutla y Nautla, parece que largamente, u n a “tierra de nadie”, con jper;d6n
d e Mapilca.
En el momento del contacto espanol s61o quedo constancia, en la cronica,
de que la tro p a de Cortes marcho p o r tierras afines a Zempoala, desde ahi,
La Rinconada (Ichalpan), Jalapa, Xicochimalco, Teoizhuacan a Guauhto-
totolapanrTenextepac. Antes de la e aid a d e T e n o c h titla n , Gonzalo de Sandjo*
val habia incursionado por Acabdngo en djreccion a Jalacingo y un grupo de
totonacas de la region de Tuzapan se habia presentado a Cortes. M as tarde,
cuando 6ste regresaba de la Huaxteca, estuvo en Tuzapan. Fue todo. Y a en
los comienzos de la Colonia, unos frailes fundaron monasterio en Galca-
hualco, pasandolo despues a Jalapa; era en territorio totonaco, pero en el
ya se hablaba una variante nahuatlaca. Fray Andres de Olmos, nacido en
la cercania de O na (Burgos), vivio en Olmos (Valladolid), se hizo francis-
cano en Valladolid; companero de Fray Juan de Zumarraga, y designado
este para el Obispado de Mexico, vino con 61 en 1528, Se sabe de su presencia
en la Hueytlalpan, evangelizando. Mendieta dice: “aprendio todos lps generos
de lenguas que le parecieron de mayor necesidad y mas universales, como
son la mexicana, totonaca, tepehua y guasteca” y marcd un itinerario:
“desde Hueitlalpa a las sierras de Tuzapan, donde estuvo algunos dias y
convirtio y bautizo a toda aquella gente, y aprendio y supo bien la lengua
totonaca. . . ” Murid fray Andrds de Olmos en San Luis de Tampico, fundado
por el, a ocho dias de octubre de 1571, dejando escritas varias obras trascen-
dentes, casi tod,o perdido” y en donde M endieta destaco: “Arte de la lengua
totonaca” y “Vocabulario de la mesma lengua”. Lastima, se habtia conocido
el idioma totonaco del siglo xvi.
El ano de 1569, los obispos pidieron al sacerdocio de la Nueva Espana,
informes d e los pueblos de sus jurisdicciones, y los enviaron. Hay el testimonio
de ^gunos disperse y Luis G ard a Pimentel publiqd, el ano 1904*, el conjunto,
[48]
por tener figura de cabeza; peagtpm, para tablas y cosas tendidas, por tener
figura de ala; ogzton, para piedras u otras cosas ehatas y tendidas; mozton,
racimos; guenton, para cosas largas; titon para las cosas largas y tendidas,
como las piezas de genero por el camino largo y tendido”, siguiendo una lista
seguramente cansona, donde al desgaire: “gente tendida en trozos, en partes,
p en barrios o las cuatro partes del m undo palagtati cataxahuat” ; fue un
verdadero tratado de la lengua totonaca, para el conocimiento de su epoca,
y aun cuando Jose Zambrano Bonilla vio publicado su “Arte de Lengua
Totonaca’* (Puebla, 1752), resulto fortuna que su maniiscrito se hubiese sal*
vado, en el naufragio del archivo franciscano de Idauco.
Tienjpo despues, el sacerdote Francisco Dominguez, fprmo un “Catecismo
de la Doctrina Cristiana, puesto en el idioma totonaco d e la sierra baja de
Naolinco”, cuya primera edicion todavia no aparece; si la reimpresion hecha
en Puebla el ano 1837. Tomandolo de Dominguez, quien a su vez lo traeria
de Zambrano, Krickeberg insistip en un dialecto “Tatiquilhati”, de la sierra
alta de Papantla, el mismo de la sierra de Puebla, pero quedaria sin desig-
naci6n el de la parte baja, o totonaco de la propia Papantla. U n dialecto
“Chacahuaxti” de Xalpan y Pantepec, en el Distrito de Huachinango, que
puede ser; pero tambien tratarse del tepehua. El “Ipapana”, del territorio
confiado a los agustinos, de donde, contemplado sobre la Cronica de Juan
d e Grijalva (1624), resulta evidentemente ser el tepehua; y por cuarto dia
lecto, el “ Tatimolo”, precisamente de la sierra b aja de Naolinco, al cual
corresponde la pbra de Dominguez, pero que los totonacos de Chapultepec
definieron como “zempoalteca”. Quien sabe si no, esto de los dialectos del
totonaca debiera tratarse con parsimonia mayor, pues a los de M iahuatlan
llamaban “xapompos” por cambiar en ‘‘ere” la “ele”, y los de Yecoatla
decian hablar el totonaca "lacand” ; como sea, el trabajo de Francisco Do-
rrimguez fue primero del M 6xico Independiente, casi un anticipo al reen-
cuentro con la propia identidad. Qtros esfuerzos con las lenguas indigenas
pudieron ocurrir, mas, al momento, no se conocen. A cambio, el ano 1864,
el mismo de la llegada de Maximiilano, salia de las prensas la “Geografia
de las lenguas y Carta Etnogrdfica de M&dco”, d e don M anuel Orozco y
Berra, valiosa information.
El ano 1907 publicaba el Gobiemo de Veracruz, e l ‘‘Vocabularip Toto-
naco” arreglado por el papanteco Gelestino Patino, y en donde, a manera
de introduction, volvid al problema fonetico, buscando la mas aproximada
conqordancia de sonidos totonacas y los comunes de l a grafia latina, usada
por el idioma castellan©; asi, locaUzd equivalencias co n veinticinco letras:
a, b, c, ch, d, e, g, h, i, j, k, 1, m , n , o, p, q, r, s, t , tz • u , x, zl,aclarando:
“La k, es muy gutural; se pronuncia constrinendo fuertemente la garganta
de modo que quede cerrada como cuando se hacen gargaras, y entonces se
[55]
0 IB U O T E C A
tNSinulOOUMKOKtlOOA
(.WtWOWVWMKUlAX*
X A l.A P A .v e n .
LA FAM ILIA
Si como parece, las funciones bioldgicas fueron la base p a ra las mentales y
finalmente la vida social, capaz esta, de haber transformado al hominido en
hombre, u n ayuntamiento de hombrc y iniijer para la funcion biolpgica puso,
con la base de la procreacion, la de la familia. Pareceria monstruoso imagi-
Jnarse a la familia inicial actuando exactamente como todavia lo hacen los
animales, porque los egocentrismos humanos tercamente ban querido hacer
creer que los homines no son una fiqha jdss de la biologia, sino producto
excepcional, diyino, L a ciencia no tiene tiempo para solazarse con estas vani-
dades. L a familia inicial puede quedar bien estudiada p o r el zoplogo, y un
cierto ntimero de familias pasaria, de la m a n a d a y e lre b a n o , al grupo y a la
microbanda, para con la rpacrobanda, ir constituyendo a la tribu. L a familia,
en la 4poca <fc la utihzacion de solo productos vegetales pudo, seguramente,
ser mas individualista, pero el desplazamiento por las areas geograficas ricas
en productos vegetales, implicaba la repeticion del conocimiento para cons-
tituir un almacen de recuerdos y oportunamente disponer de los mismos;
m&S complicada seria la relacion con el tiempo, sobre todo, para identificar
las epocas del ano en las cuales, los productos vegetales adquirian las condi-
ciones 6ptimas al uso del hombre y, a su vez, coprdinar ese tiempo con las
regiones geograficas donde ocurria. Seguramente una familia pudo alcanzar
todo esto, pero seria m is ficil actuando coordinadamente varias familias y
ayudandose unas con otras; mas pronto y mejor llegaron a integrar un primi-
tivo calendario, todavia no agricola, sino del aprovechamiento vegetal, de
su recoleccion, en ese largo proceso selectivo de lo danino y lo benefioq.
Lo anterior podria equivaler a concebir unas familias herbivoras, fruti
yoras, en sum a, vegetarianas. El paso a familias alimentandose de animales,
por su propia complication, resulta mas dificil de concebir en su realidad,
porque los animales que finalmente concluyeron aprovechando, podian habitar
en el agua, en el aire, y en la tierra. Igualmente resulta m,uy dificilconseguir
pruebas para determiner el orden, o si fue simultanea la utilization; Ipgica-
mente, aim cuando la logica nada prueba en tratandose del hombre, debio
ser simultaneo el uso, el consumo, de lo proveniente del reino animal; pero,
por cuanto hace a Veracruz, y mas concretamente a su parte central, donde
tradicionalmente asentaron los totonaca, las deposiciones liticas encontradas
por Alfonso Medellin Zenil, revelando la ;mas antigua d ata, estan a lo largo
de su litoral, Casi nada puede: saberse con ellas, pero, eyidentemente, no son
accidentales, fueron depositadas esas piedras por seres indudablemente hu-
manos y hubo una inteligencia seleccionando la utilidad para un determinado
prpposito, en un p u n to geografico y no en cualquiera e mcuestionablemente
[72]
dentro de un tiempo limitado, Todo esto pudo ejecutarse por hombres, pero
es ya mas dificil decidir el sexo de quienes lo hicierorj, ^inasculino? ^feme^
nino?; ni la edad: ^ninos, ancianos, adultos? Aun decidiendose por un solo
sexo y una especifica edad; tque hacian, entre tan to, los demas? Puede ilegar
a pensarse que los demas fueron ajenos a esta especifica tarea y solo era de
unos cuantos, pero lo inconcebible seria precisamente tal separacion; la
familia, el grupo de familias, formarian unidad en torno al proposito: era,
como sea, una familia, y hasta un grupo de familias.
Por cuanto al fechamiento del fenomeno anterior; de una circunstancia
no queda escape; se trata de material prepaleolitico, porque todavia no se
ha ejercido en 61, ningun trabajo para su adecuacidn, simplemente se ha
seleccionado con una determinada finalidad, y buscarlo entre todas las posi-
bilidades, pudo ser, precisamente, una de las ocupadones de la familia.
iP a ra matar? No parece haber otra ppcipn, y para m atar animales en el
prepaleolitico, no importa cual haya sido el ano en el cual, estas familias
del prepaleolitico lo iniciaron en Mesoamerica. Fuera de America, se ha
senalado un Horizonte Cultural debajo del Uamado Paleolitico Inferior,
forzosamente Prepaleolitico: ya seria sentarse a la mesa de las discusiones el
hecho de llamarle Preachelense, Villafranquiese, o situarlo en una cultura
Pebble (de los guijarros), contemporanea del Prometheus, del Africanus, del
Australopitecus, del Homo Habilis o hacer visitas, comenzando por el Doctor
Leakey en su Oldoway de Tanzania, despues a Camille Arambourg en Kenia,
para, de momento terminarlas en los valles del Omo y de Aucha en Etiopia,
donde Yves Coppens, y Jean Chavaillon detienen, frente a la grave medi-
tacibn de la falla geologica del rift valley, al cual, sin embargo, un dia se
debe regresar: la comparacion de los materiales al menos es ilustrativa, si
np resolutiva, pues el mesoamericanista tiene pavor a lo muy antiguo; cuando
lo crearon, sus.dioses. le irnprimieron la idea de un continente recibn acabado
de hacer, sin que formase parte del planeta Tierra. Los ahos no importan,
es un parpadear el tiempo transcurrido entre los quince millones.de anos
del Keniapiteco y los cinco millones de alios del australppiteco,
El mesoamericano moderno, autor de las primeras desportilladuras a la
piedra, por un solo ladOj procurando tener u n filo para cortar, cuyos testi-
jnonios quedaron en la costa central veracruzana y observados por Medellin
Zenil de Rancho Nuevo a Paso de Dona Juana, ya quedaba inscrito en el
Paleolitico Inferior, con antiguedad de unos cuatrocientos mil anos franca-
mente achelense, le llamaran como quisieran: pithecanthropus, sinanthropus,
u homo erectus, no importa, el testimonio de su cultura es irrecusable, y su
familia, si en lugar de mano de obra, solo hubiese sido espectadora, Jnte*
graba una familia industrial, asi quienes unicamente tienen ojos y enten-
dederas para la iodustria de mediadps del siglp diecinueye, truenen su
[73]
iniciaban los del Clasico. Por cuanto a los totonaca, y para la epoca, debio
haber existido un gran crecimiento poblacional, exigiendo mayor espacio vital,
e impulsandolos a conquistarlo. Ya en el “Preclasico Medio”, los dlinecas
arqueologicos habian subido conquistando, al menos poblandp, hasta el propio
valle de Mexico; los huaxteca, en el “Preclasico Superior”; establecieron su
enclave de Cuicuilco; el tum o era de los totonaca, beneficiados de las dos
experiencias anteriores. La familia, para conservar sus cpndiciones de subsis-
tencia, o para mejorar, necesitaba mayor agresividad, reestructurarse para
liberar brazos con destino a la guerra de conquista, dejar asegurada la vieja
posesidn en manos de quienes pudieran ser menos necesarios al avance, casi
una division entre revolucionarios y conservadores. Lograron, asi, conquistar
a los otomies del valle de Teotihuacdn, a las postrimerias del “Preclasico
Superior” y, duenos del poder politico, emprendieron su accion en el Hori
zonte Arqueologico llamado “Cl&sico Temprano”.
La familia continuo siendo nuclear y representada por la trinidad sabeista,
mas, en Teotihuacan, la prueba no fueron figuras de terracota, sino templos;
al Sol, a la Luna, y a Venus; pero en este periodo, ya el templo al Sol fue
mayor, es decir, el mas importante; habian abandonado el matriarcado y
asumido el poder el patriarcado; el templo a la Luna fue menor, era el
disminuido poder politico de la esposa; y en e l caso del hijo, el planeta
Venus, que ya en Ranchito d e las Animas despuntaba como seipiente con
plumas, cuajd alld en el Templo a Quetzalcbatl. En el sabeismo del Yemen
arqueologico, “El dips Sahar, el del alba, estaba simbolizado por la serpiente”,
ha escrito Deribere; del otro ladp de la iisu ra del “rift valley”, ya en Abisinia,
en la provincia de Aksum, la d e las estelas con cifrado parecidp al de la
Guenta Larga d e los olmecas, el rey nacia de la serpiente boa; el rey era
serpiente, y el boa, sagrado. En Teotihuacan, esa serpiente lleg6 por el mar
de la costa del Golfo, lucero hecho sierpe, con el jade luminoso de sus
plumas; pero, como miembro de la familia, ya era el germen del principe,
del futuro TopUtzm; ahora, la tutoria ya no quedo a cargo de la madre,
sino del padre, por eso el templo no estuvo cerca del consagrado a la Luna,
sino abajo del construido para el Sol, y algo mas, habra de ser este principe
y ningun otro, el heredero del trono; progenitura, ^niayorazgo?; deade luego,
requisite para llegar al poder.
Si a l tenor d e los escritos d e M arx y Engels, “La primera division del
trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreacion
de h ijo s,.. y la prim era opresipn de clases, con la del sexo femenino por
el masculino”, en el Horizonte Arqueologico llamado Teotihuacan II, del
ano cero de la E ra hasta el 300 aproximadamente, hubo entre los totonaca
todo un microcpsnios que tomo su geometria de los asrtos, para transportar
sus Ieyes fisicas, a un modulo arquitectonico del asentamiento humano,
[80]
huitl de ninguna m anera parece de poligamia; tal vez, con peimiso del
Doctor Gregorio M aranon, seria el de un Tenorio totonaca. Pero Nahudcatl,
aun cuando triunfador, debio enfrentar a su propia conciencia; no era ino-
cente de relaciones con la m ujer del herm ano; ni su propia esposa tenia la
fuerza de la fidelidad, por lo cual, abandond el poder, a Mizquihuacan,
m archando a radicar en el pueblo de otra provincia totonaca, donde casd
esperanzadamente, y un hijo que ya no gobernd, dio el cerrojazo de la
monarqula.
Puede ser facil ex h ib ir las lacras de la familia real, como I'esultado do
una economla de avaricia por la via del endogenismo, y hasta puede resultaa
atinado el diagnostics; sin embargo, esa situacidn sexual se presenta igual-
mente con otras familias de la sociedad, en donde la posieidn econdmicn
no es detenninante, y menos cuando los imperativos gland ularcs imponen
su ley sobre mal digeridas teorias, olvidando la realidad Humana con sus
virtudes, con sus aberraciones. En cambio, la cohesion del grupo social {rente
a su concepto de la familia y de la dtica, se inira funcionar estrictamcnte,
cuando los moradores de Mizquihuacan fueron abandondndola poco a poco.
Hay la circunstancia, ciertamente, de que gobernando X atontan (739-791)
hablan ido avecinddndose los otomles (chichimecas) en Ncpoalco primero,
despuds en Atenamitic (Zac.atldn), y para la epoca, ya se infiltraban buscando
matrimonios y mestizajes, hasta posesionarse dc la tierra, pero el nbandono
to to n a c a d e M izquihuacan tuvo por causa inicial esas infidelidades conyu-
gales e n m a rc a d a s por el ambiente g en e ral de disoluddn y dc crisis. Los
ch ich im ecas en Mizquihuacan tomaron el poder abandonado, y presentnban
a su p rim e r g o b e rn a n te , Xihuilpopoca, con tintes mdgicos, nacido partono-
g e n d tic a m e n te ; ^ n o la huaxolota sin macho ponia “huevos de tierra"?; pero,
al m a rg e n d e milagros, el contacto fronterizo en este caso, y mayor desde 1ft
o cu p a c io n d e Teotihuacdn, pudo haber cambiado mucho la estruclura familitir
to to n a ca .
L os a n te rio re s datos, correspondientes al reino de Mizquihuacan, repre-
se n tan p ro p ia m e n te , un epilogo de los totonaca triunfadores, aduehados de
T e o tih u a c a n , y su demorado regreso a la costa. Debe volverse con quiches
no em p re n d ie ro n tal aventura y se quedaron a seguir viviendo en su tradi-
cional te rrito rio . P a ra los tipicos de Remojadas, en la fase “Superior”, ca
todo lo co rresp o n d ien te a los Horizontes Arqueoldgicos del “Cldsico” (Tem-
prano, M e d io y Superior), con su evolucidn propia; pero, si la expansidn
a Teotihuacan, en el periodo del “ClAsico Tem prano” represent6 rccibir los
dividendos d e la colonia para su territorio metropolitano, y en el “Gldsico
Medio” la dominafcidn; en la difusa linea del “Gldsico Medio" al “Gld
sico Tardio”, el dominio de Tula, con el antecedente de su percgrinar por
tierras totonacas, pudo agregar algunos elementos culturales al conjunto de
£84-
lino a condicidn inferior. Seguraxnente no fue asi en la vida real, pues tal
cosa sucedla s6io a contar de la muerte por el parto, y solo serfa una com
pulsion en favor del aumento de la natalidad, una polltica demografica.
Si el punto critico del cambio fue 895, si el ano 985, sera desiderato da
los historiadores, lo cierto fue que ocurrio, incluyendo el cambio religioso,
Tezcatlipoca por Quetzalcoatl, y en cuanto a como se reflejo en la familia
totonaca por ejemplificacion divina, en Las Higueras, del municipio de Vega
de Alatorre, su templo estuvo siendo decorado con pinturas, periodicamente,
y en uno de tantos fragmentos rescatados por el Institute de Antropologia
de la Universidad Veracruzana, relata el diluvio que los pintores de Gacaxtlan
(Tlaxcala) expresaron a su manera, pero que Ixtlilxochitl d ata para el ano
985. En Las Higueras hay un matrimonio divino, el del Tezcatlipoca Rojo
y “una Tezcatlipoca” Roja, que los mayas denominaron Ixchel, Tlazolteotl
de los huaxteca, pese a no saberse la traduccion de su idioma, y en el valle
de Mexico, Xochiquetzalli, esta con la circunstancia de antes haber sido
esposa de TIdloc (primer period© dq lluvias) y habersela robado Tezcatlipoca
(Huracan, segundp periodo de lluvias). Sin detenerse a cuentos de alcoba,
en Las Higueras, el matrimonio parece tener bien definidas las ocupaciones
por el sexo- ella se mira encargada por lo menos, de cuidar la milpa, mientras
el debe atender los reclamos de la irrigacion; esto podria ser indistinto, mas,
conviene recordar que para los maya del Codice Dresde, fue Ixchel quien
secundo el diluvio provocado por Cipactli, mientras Tezcatlipoca, como
guerrero, encabeza el militarisjno.
El cambio de la epoca trasudb militarismo; se armaron los hombres y
se armaron las mujeresj tal vez, -una serie de golpes militares, no solo aca-
baron con los gobiernos consritucionales, pusieron fin a la paz del hogar,
y sacada la tropa de sus cuarteles, ya no seria posible regresarla, y si entre
tal tropa iban las mujeres, aun cuando haya sido solo como soldaderas, es
facil imaginar la repercusion en la crianza y educacton de los hijos. Otros
factores concumeron* algunas crbnicas hablan del hambre, provocada por
el abandono del cultivo, d e las epidemias, lo cierto fue, una despoblacion
tan grande, que aterxa el colapso cultural, en un mundo tan tcmeroso, que
abandono sus hogares, su ppulenta ciudad en la planicie, y fue a fincarla
sobre los riscos, buscando refugip. T al situacion, debto ser frenada, con
energia tambien, p a ra comenzar la reconstniccibn, de albanileria segura-
mente, aun cuando d e la vida entera.
Los totonacas de la parte fria, donde se conservan mejor gi anos y carnes,
preservaron tambien, dentro del congelador del rgcuerdo, las fechas; asi, loa
de Xonotla recordaban que la fundacion de su pueblo “fue en el ano de
mil y ciento y ochcnta” ; pero ademas, dcjan trasludr lo rigido de su Ley
de Asentamientos I lum a nos, reduciendo el numero de fundadores a unica-
mente tres, no accidental, porque las poblaciones totonacas unicamente podian
tener tres barrios; aun cuando se mira m is tirante su Ley de Poblacion, en
este parrafo: “que antiguamente fue esta gran poblazon. de gran nftmero
de indios en la comarca del, a su alrededor, sujetos a esta cabecera, y queste
pueblo desde la Era de los cuatrocientos anos, que fue su fundacion, a esta,
no hay mas ni menos gente, sino siempre estan en un ser” ; clarisimo; antes,
los totonaca crecian por numerp, Jibremente; despues de 1180, bajo limi-
tacadn; en el area, lps de San Francisco Ayptochco dieron el ano 1181 para
la fundacidn.
Los de Tetela decian haber fundado su pueblo e l ano 1219, sobre las
ruinas de la poblacion totonaca en abandono; la misma fecha dieron los de
San Francisco Zuzumba, y aclararon haber llegado con. sus mujeres, lo cual
vuelve distuitivo al poblador del guerrero; los de San Esteban Tzanaquauh-
tlan daban a su pueblo habitado por totonacas, pero el ano 1215 los conquis-
taron los chichimecas, por eso “se ausentaron todos los mas que habia
poblados y se fueron a pueblos extranos” ; San Miguel Capulapan cayo el
ano 1241; perp en San Juan Tototlan, conquistado por los chichimecas el
ano 1281, “los dichos totonacas se fueron poco a poco saliendo de el, aunque
quedaron algunos con los cuales se mezclaron, y procedio de entrambas partes
generacidn”, muy grdfico de rechazos y aceptaciones matrimoniales, ±o patri-
moniales?; era el fenomeno, la penetracipn de los anos mil al mil doscientos,
no nada mds en esta zona; la Historia Tolteca-Chichimeca la cuenta desde
la sierra del Tlacuilpltecatl hasta Jalapa y Xaltepec, tras cuyo periodo
vendria el renacimiento del Totonacapan los anos del 1200 al 1500.
Los espanoles conocieron y transmitieron informes de los totonaca del
periodo renacentista, cuando ellos, en agonia por el colapso y dominaci6n
de la Triple Alianza. El primer contacto de. los espanoles con la costa central
veracruzana lo realizo Juan de Grijalya el ano 1518; Gonzalo Fernandez
de Oviedo, que parece ir siguiendo el Itinerario del clerigo Juan Diaz, es
m is amplio y cuenta como en Tlapamicitlan, hoy Boca del Rio, “dio el
cacique, junto con esto, al capitan Grijalva, una india moza con una vesti-
dura delgada de algodon, e dijo que por la moza no queria preinio ni rescate,
e que aquella le daba graciosa” ; seria el prim er case; sin embargo, la costa
de Chalchicueyecan habia sido totonaca, y la isla de Sacrificios continuaba
siendo el c ^ e n te rio de los mas encumbrados totonacas, pero el tenitorio
al sur del rio Huitzilapan, ya era posesion de los pinome, olmecas historicos.
Al ano siguiente, 1519, vino la expedicion de Cortes; atraco su flotilla
en San Juan de Ulua; pasaron a Zempoala, y estando en Quiahuiztlan, para
fundar materialmente la Villa R ica de la Veracruz, llego Chicomacatl, Senor
de Zempoala y dio a Cortes muchas quejas contra Moctezuma II, entre
otras: “que cada ano les demandaban muchos hijps e hijas para sacrificar,,>
....... .... [87]
dijo Bernal Diaz del Castillo, exageranda, pero agnegb: “y otros para servir
en sus casas y sementeras”, lo c u a ly a es creible, agregando: “les tomaban
sus mujeres e hijas si eran hermosas y las forzaban, y que otro tanto hadan
en toda aquella tierra de la lengua totonaque, que eran mas de treinta
pueblos”. Despues, los de Zempoala pidieron a Cortes ayuda para ir a vengar
agravios contra los de Tizapantzinco, pobladp totonaca tambien, pero
donde tenia una guamicion el Imperio Mexica. L a guarnicipn se habia ido
cuando llegaron, y los de Tizapantzinco explicaron a Cortbs la mala voluntad
que les tenian los de Zempoala por conflictos de tierras, ante lo cual, Cortes
ordeno que la tropa de Zempoala devolviese lo robado, incluyendo “indios-
indias” .
D e regreso a Zempoala, propusieron a Cortes, al decir de Diaz del Cas
tillo, “que tomasemos de sus hijas para haqer generacibn; y para que mas
fijas sean las amistades trajeron ocho indias, todas hijas de caciques, y dieron
a Cortes una de aquellas cacicas, y era Bobrina del cacique gordo; y otra
dieron a Alonso Hernandez Puerto Carrera, y era hija de otro gran cacique
que se decia Cuesco en su lengua; y traianlas vestidas a todas ocho con ricas
camisas de la tierra y bien ataviadas a su usanza, y cada una dellas un
collar de oro al cuello, y en las orejas zarcillos de oro; y venian acompanadaa
de otras indias para se servir dellas”, casi una descripcibn de la boda; eran
los- primeros datos para la familia totonaca, dichos por labios extranos.
Curiosamente, no hay, en la literatura colonial, in£orznacion directa sobre
la familia totonaca; y dando por asentamiento espanol a ese vivir entre
indigenas, de quienes raramente lo hicieron, en la descripcion que para
Bartolome de las Casas escribio sobre religion Ortega, el paje de Cortes
dejado con Chiconiacatl, se m ira ocupar primer sitio el Soli iban a el “que
era el mbs grande de cuerpo y dignidad”, epnfirmando la deduccion arran-
cada del tamano de la diosa. en la familia de Remojadas, y reforzando la
similitud con el sabeismo, ia circunstancia de que la gente popular no tenia
obligacibn de concuirir diariamente al templo, “solamente los sabados era
ley preceptiva que todos, grandes y chicos, habian de ir de m anana a. los
templos” ; es deck, en los dias de la llegada d e los espanoles, los totonaca
seguian con su vieja religion y con su vieja faniilia, pese a que por el patriar-
cado, si no ppr otra realidad material, ya era el Sol el mas grande, valedero
por el padre. Con el Sol ‘‘que en ?u lengua nombran Ghichini, creo que la
ultima silaba aguda”, Bartolome de las Casas no cojmo, de lo escrito por
Ortega, lo correspondiente a la esposa y madre, pero Geronimo de Mendieta
si lo hizp en un capitulo: “H abia en la provincia d e los totonaques -(que
eran las gentes que en esta Nueva Espaha estaban mas propincuas a la costa
del m ar del norte) una diosa muy principal, y a esta llamaban la gran
diosa de los eielps, mujer del sol. . . Era tenida esta diosa en grande rave-
188] .
rencia y veneracion como el gran sol, aunque siempre llevaba el sol, en ser
yenerado, la ventaja. Mas obedecian lo que les m andaba como al mismo
sol” ; pero Bartolome de las Casas, eso si, no dejo en el tintero al hijo, senalado
especialmente cuando los pasos del planeta Venus por la superficie del Sol,
por eso esperaban “que habria de venir el hijo del sol al inundo para reno-
vallo y producillo de mejores cpsas” , .........
Ortega proporciono tambien otras noticias utiles a esta vision de la familia
totonaca: ‘‘O tra ley tenian en sus templos, que los varones habian de guardar
y guardaban castidad hasta los veinte y dos uhos, y llegando a aquella cdad
piandaban los pontlfices que se casasen, y ninguna otra m ujer cognoscian
antes; y si en aquella edad no se casaban, eran obligados a vivir en conti-
nencia, y la pena era, si no lo guardaban, ser publicado por malo y ninguno
les daba despues su hija, porque lo tenian como por infame. Las muchachas,
llegando a edad de quince anos, se habian de casar, y no cognoscian otro
var6n antes. Cerca de estos casamientos y edad en que se habian de casar,
no comprehendio esta ley a los senores y principales, porque olras leyes
tenian ellos que guardaban. A los adulteros, el y ella, por sentencia de los
sacerdotes, apedreabari”. El infprme resulta de sumo interes, aun cuando se
habria deseado la inclusion de otros temas. De los mencionados en el cua*
demo de Ortega, el de la castidad es atractivo, por exigirla no nada mas a
la mujer, sino tambien al hombre, y no menos resulta la circunstancia de
que su c6digo civil rnarcaba sanciones contra quienes no se casaran, sugi-
riendo, por otra parte, un cierto deseo, no nada mas de perpetuar la especie,
sino hasta de aumentar la poblacion; sin embargo, al incluir estos preceptos
en el rubro de los varones, abriria la posibilidad a no haber sido frecuente
caso de mujeres.
La edad fijada para los varones en 22 anos, casi concuerda con la cifra
de la ciudadania natural, pero si contrasta la desigualdad para Jas mujeres,
pues aun considerando su mas temprana maduracicn, ponerla en quince aiios,
apenas resultan los de la presentacion en sociedad ahoia, no importa si la
tal costumbre significa: “ya se puede casar”. Si el grupo aristocratico tenia
sus leyes propias, no extrana; la democracia, cuando se ha practicado, siempre
ha sido entre las clases populares; las oligarquias, las aristocracias, no tienen
otra ley que su capricho, su deseo, su instinto, pero, si cabe preguntarse si
entre tales grupos reducidos, al matrimonio se llegaba por amor o por conve-
niencia; entre las clases popular habra siempre un interes biologico, tin
razonar humano, un mandato de la costumbre; de la nota de Ortega, pese
a no decirlo de manera expresa, se trasluce que los jovenes elegian libre-
mente consorte, y esta libertad es buena base para suponer al amor guiando
los impulses matrimoniales. En el caso del poderoso grupo economico-polatico
de Zei: poala, cuando llegaron los espanoles de Cortes, dnicamente se mostr6
[89]
por esto, y por vivir con mas regalp que entouces, .no viven tanto como
entonces”, lo cyal puede contener cierta exageracion pero manifiestaincon-
fprmidad con el rompimiento de las normas indigenas del inatrunonio; de
igual manera es alerta importante para los demografos y la procreacion
familiar el dato de los viejos de Xetela, muy mestizados pero sin perder la
fuerza de l a tierra: habia en este pueblo gran nurnero de 'gente, y ahera
hay muy ppcos en comparacion de entonces* dicen que la causa de haberse
disminuido en tan pocos fue que despues que gano el M arques del Valle
a Mexico, dip encomienda este pueblo a un conquistador que se decia Pedro
de Escobar, el cual dicen que venia a este pueblo rnuchas veces y que cada
vez que venia llevaba gran cantidad de indios e indias p a ra los vender por
esclavos, y que por esta causa los demas que quedaban, de aquel temor,
se ausentaban y se ibari a otras provincial,. . y los que quedarpn han pasado
grandes pestilencias.,. a cuya causa han quedado tan pocos” , Pese al mesti-
zaje totonaca-otomi, no pareec sino abultamiento de algun caso, la noticia
conyugal: “tenian en aquellos tiempos, los p rin cip als, de vcinte mujeres
arriba, y los comunes a tres y a cuatro irmjeres, como cada uno podia, y
si alguna mujer o var6n depues de estar, o la m ujer en cabeza del hombre
p el hombre en cabeza de mujer, alguno dellos o ellas hacian traicion en
dejarlos y pasarse a otros, morian p or ello, ellos y todos los que de aquella
persona procedian” ; en cuanto a la sola sancion, parece mas general, puea
los de Misantla se refirieron a muerte para el adultero, ni extrana en la
region, pues los de San Francisco Zuzumba dijeron “que en aquellos tiempos
vivian mas que agora, en que dicen habian algunos dellos que Vivian de
ciento y veinte a ciento y cuarenta anos y mas” . Los de San Juan Bautista
Totutla declararon que a sus dioses pedian “larga vida y salud y bien tem
poral y hijos” . Para 1580, los totonaca de Xuxupiango asentaron; “ y la
causa porque habia mds gente en otros tiempos era porque cada indio, tenia
las mujeres que queria y a esta causa parian muchas y agora como tienen
(nada) mds de una sola y viven con razpn y justicia y matrimonio, no
paren tantas”, lo cual muestra la distorsion del tiempo, la compulsion mental
hasta el grado de solo considerar matrirnonio al realizado por :1a iglesia cato-
lica y no, antes de la domination espaiiola. Esa declaration la repitieron en
Matlatlan.
Hasta el siglo xvi, las noticias reflejaron la forma d e la familia. totonaca
con aceptable fidelidad; luego, no perdieron validez, exigian un njds tupido
tamiz, y las del siglo x k , junto con las actuates, deben considerar siempre,
los mestizajes inevitables, faciles de advertir cuando se tra ta de influjos euro-
peos, no asi los de otros grupos indigenas, presentes desde mucho siglo atrds.
Estas consideraciones actuarian de paralizantes, y es preciso avanzar, aun con
todos los riesgos, y sea el primer examen para el amor como antecedente del
matrimonio. Viejas noticias indicaban que los futuros esposos nada sabian,
sino la decision de los padres; a su juicio, si lo ternary quedaba determinar
quien deberia casar con quien, ignorando por completo la voluntad, el atrac-
tivo, casi al propio instinto, y no faltaba la consideracion del interes econo-
mico, politico, y hasta sentimental, pero de los padres, de la familia. Puede
argumentar, alguien, que asi era en el pasado y poner ejemplos de una
historia de casas reinantes o de las clases en lo alto de la piramide social,
que tambien a eso se contraia la historia en el pasado, y haber sido el roman-
ticismo del siglo xix quien insurrecciond a los jovenes para imponer el amor
con autonomia; esto es la tipica verdad a medias; el romanticismo una
etapa en la vida del hombre, ademas de ntras muchas cosas, y en cualquier
epoca, con mayor o menor fuerza, con una o con otras caracteristicas, el
amor ha existido como refinado mandato biologico para la perpetuacion de
la especie, y entre los totonaca no podia faltar. Si, con formas propias del
grupo, cargado de silencios, lleno de discrecion, casi teineroso, pero no
exento de tem uras y espontaneidades.
En el ultimo cuarto del siglo xix, los totonaca de Misantla fueron obser-
vados por D oha Estefania Salas quien comunicd sus notas a Hermann Strebel,
y este las publico en Hamburgo el aho 1884; segun ellas, cuando el hijo
alcanzaba Jos trece o catorce alios, presumiblemente la pubertad, los padres
procedian a buscarle novia, platicando con uno de los viejos de la comunidad
Ilamados pedidores de novia; (Sste iba en busca de los padres de la novia
para solicitarla con un discurso de memoria. L a negociacidn podia ser me-
diata o inmediata; de cualquier manera, los padres de la novia ponian un
ano de plazo, tal buscando el cumplimiento de los quince anos, muy prema-
turos al cotejo con los antiguos. En este ano fijado, el novio podia visitar
el hogar de la novia para platicar con los padres unicamente, no sin que la
novia, con la sola presencia, dejase de saber el motivo, y escuchase a escon-
didas; cada domingo debia Jlevar, por obsequio, un tercio de leha, en oca-
siones pchenta mazorcas de maiz o un pedazo de carne, y el dia de fiesta
muy especial, unas monedas. Para corresponder al galantep, hacia la novia,
los domingos, unos tamales, llevdndolos a los padres del novio, pero senalando
cuales, de aquellos, eran para el muchacho; este, manejando una especie de
quipu peruano que tambien tuvieron los nativos, llevaba, con rayitas de
carbon en cada zona de la viga de la casa, la cuenta de los obsequios, porque
si se rpmpieran las relaciones, la devolucion de lo xecibido deberia ser exacta.
El pedidor de novia, finalizado el ano, nuevamente intervenia, para el
caso, llevandp al novio, y ambos acompanados d e los padres y parientes, al
intercambio de anillos de compromiso y nuevo plazo, no mayor de seis meses.
En esta cerempnia, la familia d e la muchacha era quien buscaba el auxilio
del recitador del discurso, tras lo cual se festejaba con u n a comida, basica-
[92],
padres del espaso, y son patrilocales los totonaca. pero tambien lo son los
popoloca, pese a su acusada propension al m atriarcado. L a familia nuclear
totonaca, dene fuerte aprecio p o r la parentela v una gran cohesion con las
Camillas del barrio, de la comunidad. £ s m as debil, pero con las inte-
gradoras del municipio, encerrada en llmites paroquiales; a lh de los
ymsmos umcamente queda el idioma p o r vinculo; al margen de todo, tin
acendrado senddo humano, protegiendo a la infancia, Hanifa alojo a los
forasteros, auxiliando a seres en desgracia, Virtudes y defectos bay en la
famiba totonaca m odema; la defiende frente a la v id a y el juicio del extrano,
su gran reciedumbre m oral '"... ■■■■. ;
E L GOBIERNO
[99]
los dioses; pero donde las ciencias agronomicas de los indigenas de la costa
del Golfo brillaron a envidiable altura fue, descubriendo la vocacjdn de la
tierra para la conservacion de su ecologia.
El Totonacapan tuvo larga fama de maicero; ya el Popol Vuh, en su
Septima Tradicion, cuando iban a ser creados los hombres de la ultima
generation, senalo a Paxil, del area de Misantla, como la tierra “de las
marzorcas pmarillas y de las mazorcas blancas, las que se encontraban en
Paxil, y fueron a ensenarles el camino de Paxil. De esta manera hallaron los
elementos que entrarian a formar la cam e de la gente ique iba a ser hecha
y fomiada, siendo entonces el agua de su sangre, la sangre que 11ego a ser
la sangre de la gente, la que hicieron entrar en las mazorcas” - asi, de mafe
el hombre fue formado por los dioses; el maiz fue su carne, iu e su sangre.
Cuando el hambre asolaba los pueblos del valle de Mexico, el Totonacapan
era la salvacibn, aspera seguramente, pero salvacion. Sea un solo ejemplo
la de 1454, on plena guerra, bajo el mandato de Moctezuma Ilhuicamina;
transcribio fray Diego D uran: “Los de Totonacapan hallaronse en aquel
tiempo muy abundosos de maiz, y oida la gran necesidad que en toda la
tierra y provincia mexicana habia, y c6mo se vendian unos a otros, por ven-
garse de los mexicanos, acudieron con mucha cantidad de maiz a la ciudad
de Mexico a comprar esclavos y a todas las demas ciudades, como fue a
la de Tezcuco, a la de Chaleo, y a la de Xochimilco y a la de los tepanecas,
de las cuales ciudades y provincias restacaron con aquel maiz gran cantidad
de esclavos y, echandoles colleras a las garganta», asi a chicos como a grandes,
todos puestos en hilera, los sacaban de las ciudades, con grandisima lastima,
dejando el marido a la mujer y el padre al hijo y la abuela al nieto, Iban
llorando, que su clamor subia al cielo, y asi sacaron grandisimo numero de
gente de todas estas naciones. Otros, sin ser Uevados, se iban a aquclla pro-
-vincia d e Totonacapan, con sus mujeres e hijos, donde hicieron morada
perpetua, donde se quedaron hasta el dia de hoy. Otros, queriendo ir a estos
mismos lugares, se cafan muertos por los caminos, arrimados a las cargas que
llevaban” ; estampa todayia no totalmente superada por Mexico; pero,
tambien, tal abundancia de alimentos, despertando la codicia, formaba la
desgracia de sus pueblos^ po por ahi, los totonaca realizaron su mayor proeza
de investigacion agricola,
Los totonaca padecieron una historia ciclica, producto de up determi-
nismo geografico que los flagelo sin compasidn, Productores de granos, con
la escarda, y flacos en conservacion de suelo y agua, qon tosudez extractiva,
empobrecian la tierra de tal manera, que cada trescientps apos, en aquella
regibn sobrevenia el colapso; debian abandonarla y ocupar otra por otros
trescientos ahos; en cambio, las plantaciones de arboles utiles, aun de simple
. I mcioraban suelo y agua, Fueron ponier.do
cada vezmayorempeno en la plantacion. El cacao era un arbusto que ademas,
exigia la sombra de otro arbol, y se roulriplicaron los cacaotales. productores
fie chocolate, un alimento comiderado p a ra dieses, y unos granos con equi-
Valencia de moneda en las transacciones bursa tiles, La vainilla, era una liana
buscando apoyo en arboles, y sombra refrescante; los vainillales mantuvieron
forestadas las areas de cultivo p a ra un producto no necesario si se quiere,
pero su aroma era una delicia en la bebida. en ciertos platilios. en el atuendo
personal, y el hambre ha pagado fuerie suma por el olor de la ran^la y las
rutas de las caravanas hacia el reino de Saba, eran las rutas del perfume,
Habia pimenteros formando bosques a lo largo de los litorales del Totona
capan, y la piznienta condiroentaba guisos. Grandes bosques de chicozapote
quedaron perdidce en el abandono, pero resistiendose a morir, en espera del
etnobotanico que llegue a la conclusion de haber sido huertas colecdvas, por
la delicia de la fruta, el sangrado de su goma para ser maeirada^ previa
ooloracion con el rojo-violetade un hongp: y utilizacion de su ferrea madera,
Boaques b y , de zapote mamey, tambien lueron huertas,. v las hubo de ojite
y otros arboles mas.
Con parsimonia, en el Totonacapan se debe hablar del arbol del hule,
y del barbasco. N o era desconocido el arbol del hule; se le cidtivo; extrajeron
su latex* fabricaron con el, m antas ahuladas, pelotas para el juego; figurd
en el cuho, quemdndolo, y en simple ofrenda; pero no alcanzo la difusipn
evidente del sur de Veracruz, donde los olmeca fueron considerados, por
antonomasia, los habitantes del pals del hule. En el Totonacapan, fue la
region de MisanHa la caracteristicamente hulera, mas, existe la circunstancia
d e que Los Idolos, fuera una gran ciudad, posiblemente de base totonaca,
pero dominada p or los olmeca o su culture, y esa supuesta colonia pudo
haber implantado la siembra del drbol y ensenado la ir.dustria hulera, En
d c a s o del barbasco, la vertiente \e ra c n u an a reuue las condiciones de tierra
yctim a para su vida y basta pudo existir bien representado en forma silvestre;
mas, o tia vez, fueron los popolocas del sur de Veracruz, o la culture. olmeca,
quienes mas lo usaron, concretamente para pescar, mientras en el Totonacapan,
solo la sierra de PlapantJa mantiene una fuerte poblacion de la plants y el
bombre de su area la conoce y la xnaneja, tambien como para senalar a
Mecatlan por centre difusor, y Meeatlan, aim cuando muy transculturado,
fue una incrustacion olmeca en pleno rinon del Totonacapan del norte.
Como sea, con arboles de hule, con barbasco urgido de sombra, mantenian
el equibbrio ecologies sin deteriorarlo con el apraveebamiento agricola.
Lo® rudimentos agroindustriales de los totonaca no desmerecen frente a
otros bombres, comenzando por la industrializacion del maiz. Crearon la
maqutna m idonea desde tiempo muy antiguo para moler el grano, alia por
el quintp milenio antes d e la Era, casi al unisono con los comienzos agricolas
1133]
y de la vida sedentaria, pero entre los anos del cinco mil al tres mil qui-
nientos (A .E.), comenzo la fabricacion de metates con mano, que habrian
de prolongarse hasta los tiempos actuates. No hay pruebas de como dispo-
nian el maiz para el molido, ni de los productos elaborados, mas, alguna
relacion debfian guardar con la secuela evolutiva del alimento. Dificil de
separar entre la tepalcatena, los correspondientes a comales, cuesta mucho
trabajo seguirles una m archa cronplogica segura, pero su existencia es prueba,
indirecta, de la fabricacion de las tortillas, el pan mesoamericano. Gomplica-
disimo el proceso de preparar el nixc6mel; hizo falta una historia de sus
descubrimientos por el m^todo experimental si entonces la historia se qcupaba
de lo positivo y no solamente de guerras, intrigas, vanidades reales; porque
abstraer el principio del remojo, del tratamiento con agua fria, caliente;
descubrir esa caracteristica d e la cal, despellejando las manos y al maiz;
agregandole calor, fue mucho mas complicado, porque la cal misma partio
de la caliza o de las conchas, paso per la calcinacion para ser cal viva, y
con agua, ser cal apagada; ya con todos los elementos en el recipiente,
determinar cudnto calor era necesario y cuanta cal, porque tanto la falta
como e l exceso, lo perjudican. Despues de procesar el nixcdmel, fijaron lo
conyeniente de lavar el nixtamal, no nada mas escurrir el nexiyotl (neja-
yote), y solo lavarlo hasta el punto de no perder su levadura, para la elasti-
cidad. Moler el nixtamal en el m etate fue dura tarea para la mujer, pero
martajado, solo servia para el pozole, o las “penchas” ; las tortillas obligaban
a darle una “pasada” , y la masa todavia fue “asentada”. Como este trabajo
se transform aba en calor y ese calor evaporaba el agua de la masa, era
preciso tener a la mano la jicara con machihues, para mantenerle la conve-
niente humedad; asi, tomaban porciones para volverlas tortillas con el palmeo
entre las dos manos. Bernardino de Sahagun escribio: “sus tortillas eran del
grander de un codo redondas” ; pero al iniciar la coccion en el comal,
diagnosticaban si faltaba levadura, y con esa misma tortilla epeida p a r un
lado, mezclaban la masa, corrigiendo el error, Vpltear la tortilla en el comal
era la mas molesta operacion; pero concJuido el proceso, se podian hacer,
de inmediato enchiladas comp las descritas a Sahagun; “su com id a ordinaria
y mantenimiento principal era el aji, con el cnal despues de haber sido
molido piojaban las tortillas calientes, sacadas del comal, y comianlas todos
juntos”. De no hacer enchiladas, iban coloc£ndolas dentro del calabazo,
cubiertas por una manta, y de ahi se iban tomando para comer. Despues de
la comida, las tortillas debian extenderse sobre la mesa, cubri£ndolas con
una manta, para enfriarlas totalmente y evitar que se acedaran; estas, eran
consumidas con posteriores alimentos calentandolas previamente sobre las
brasas o en el comal. Ya con mas tiempo, iban endureciendose, y les llamaban
cacalasj estas, para comerlas, eran doradas a prudente distancia de las brasas,
cuando no vueltas ‘ chilaquiles", prevjo remojo. Hicieron las mujeres toto-
nacas, un totopoxtle sin agujeros, poniendo la tortilla en el conial y I'aspan-
dole la mitad, despues, dorandolos recostados en la homilla, con fuego lento.
El maiz era consumido desde cuando elote. hin.ier.dolo. asandolo. reba-
nandolo y moliendolo para tamales del elote : los granos guisados con legum-
bres o caroes; en el platillo denominado ezquites; el maiz tierno, tostado;
e l maiz palomero, reventado cual flor; el maiz recio, tostado, molido, en
forma de pinole. M anuacturaron harina de m aiz para reposieria, coiuo do
lam asa confeccionaban toda una gam a de atoles y :amales; molida la tnasa,
la ponian a evaporar al sol para obtener su harina, que podian consuinir
directamente mezclandole miel negra (de maguey) o de abeja, si no hadan
tintines o alfajores: pero, de su panaderia, lo mas exquisiio fucron las teco-
yotas, con grasas animales y pimienta. hom eadas en cazuela. Por Otra parte,
los tamales eran muy de su predileccio;:. desde cuando al finalizar la Canicula,
su m ilp a d e temporal tenia los piimeros elates y haclan tamal del elote, con
chiltepin. Aun cuando ahora, los totqnacas del area baja de Papantla, se
ven fabricar y consumir el tipo de tamal llamado zacahuii. cste resulta,. indu-
dablemente, huaxteca; los totonaca parecen circunscritos al tamal de tamano
pequeno. Hicieron tamales de dulce, luego rebanados y tcstados en el rescoldo,
pero lo frecuente fueron tamales con chile seeo y earne de monte o de aguaj
sus tamales de pescado fueron muy apreciados.
Los frijoles comenzaban a ser consumidos en ejote: si muy tiernos, asi
directamente; si un poco mas redos, guisados: cuando azuleaban, para ma-
durar, hervidos, eran una delicia : y el grano se uso mas, heivido, con ramas
del epazote y rajas de chile A-erde. Linea directa cie productos partia de los
chilares. El chile verde fue condimento en sus platillos: lo consumtan directa.
mente, mordiendolo mientras carman sus frijoles con tortilla, o asado icnta-
mente, con su grano de sal; industrializado como cliile seco. podia ser nada
mas hen id o ; molido simplemente. o molido con semilla de pipian o de
calabaza; tambien lo freian en sus grasas: lo aplicaban en las enchiladas,
en sus moles, o untado a la tortilla : era simbolo de pobreza comer unicamente
la tortilla con sal: en cambio se consideraba completa !a comida de tortillas,
eon frijoles y chile; hoy se dice: calorias, proteinas. vitaminas: quien sabe
cdmo le denominaron ellos, pero alh estaba en su alimento. sin discrimi-
naciones.
Fabricar ceramica fue vieja ocupacidn totonaca desde por el terccr milenio
antes de la Era. Se ha supuesto una obsen acion del fenomeno natural, cuando
ardia un arbol, cuando quetnaban la malera. y las arcillas quedaban endure-
cidas; muy ponblemente fue trahajado el barro antes d e la etapa de laeoccion,
pero no son ftrmes los testimonies anteriores al barro cocido: de fecha mas
reciente si, en Zapotal. donde no habia piedra para las construcciones, el barro
definja y- afinaba las formas, ir.cluso. tal y tz lo que mas asombm en el caa>
;de su gran estcultura del dios M ictlanlecuhtli encontrado poi: M anuel T ones
Guzman, es haberlo hecho con barrp crudo, en un alarde tecnico de su manejo,
como habia sido el adobe cocido al sol, para construir en Teotihuacan; da
todos modos, uno es el trabajo del barro, y otra cosa la ceramica. Tampoco
hay, en los comienzos de las vasijas en ceramica totonaca, cual si en las ;huax-
teca, testimonio para considerar una imitacion a formas de calabaza, y aun
cuando se conservb, en, algunas muestras, la tecnica del enrollado de cordones
de barro, solo autoriza leve sospecha de imitar a la cesteria.
No una historia meticulosa, sino el analisis de sus Iogros, hace meditar,
primero, en la secuela de observaeiones para conocer los tipos de arcilla
propios para fabricar ceramica. Su territorio las tendria en abundancia, pues
casi todos los pueblos fabricaron su ceramica para usos domesticos. En ios
yacimientos arqueolqgkos mas antiguos, no se ha determinado si las figuras,
acaso representacipn de dioses, fueron hechas d e distinto barro del usado para
los utensilios; en cambio, si fue distinto el usado ppsteriorraente para cera-
micas mas finas* destinadas al uso del mas alto estrato social, para el culto
religioso, y para ofrendas a los muertos y obsequios a los vivos. Pese a fabricar
su propia cerdmica los pueblos, las habla de gran prestigio eomercial y ainplia
difusidn, hechas con barros ya famosos; asi, los ldgamos del bajo rio Papa-
ipapan, ofrecian arcilla p a ra u n a ceramica muy caracteristica, que al finalizar
ese mundo, quedo en manos de los olmecas historicos o pinom es| la baja
Cuenca del rio Blanco surtid a las alfarerias con los barros para su ceramica
singular, tan solo en la “Garita Sonriente” ; por el drea de Remojadas, Medellin
Zenil clasifico amplia gama del tipo ceramica; Tatetla, y Aguazuelas, man-
tienen todavia el prestigio de su arcilla para la ceramica denominada “Quia-
huiztlan”, como Chiltoyac en recipientes contenedores de agua, y El Castillo,
para poner al fuego, no alargando el muestreo. Tal vez no llego a constituirse
una ciencia de andlisis de suelos, pero si una tecnica seleccionadora de arcillas;
y las hubo especiales. N o fueron piezas de comercio, sino fabricadas por los
totonacas, aun cuando no se ha localizado la mina de barro y hubiera sido
de importancia, ese de “ anaranjada fina”, muy ligada con “anaranjada fina
sin desgrasante” de los olmecas, como penso Medellin Zenil, pero, en el dato
de la cerim ica totonaca llamada “ Tres Picos” , seguramente si se trata de
arcilla totonaca. En cambio, la dicha “plomiza” (plum bate), con particulas
de plorno que a la coccion producen el vidriado mesoamericano, si se ha dado,
en forma undnime, por extrana, con la drcunstancia de solo haber estado
presente, de finales del octavo agio a finales del once, la dpoca del influjo
cultural que los nonoalca, obreros metalurgicos, ejercierop desde Tula.
Los totonaca acarreaban su arcilla para trabajarla en el hogar; probable-
mente la colaban en un ayate, la molian, y luego le agregaban agua, formando
el barro que amasaban; de quedar demasiado blando, le agregaron arena fina,
[136]
carbon remalido, y hubo circunstancias, cual e:i el Tajin, donde volvian arena
la propia ceramica vieja, para mezclarla con el barro. Comunmente fueron
los hombres quiepes excavaron y acarrearon las arcillas, incluso, los fabricates
de la ceramica, tarea en la cual se incorporaron las mujeres, de no haber
quedado a su cargo la tarea, cual sucede ahora, pues toda la ceramica modema
es fabricada por mujeres. Comenzaron m odelando susutensilios domesticos
y sus figuras; para los primeros, tuvieron el sistema de formar bandas que
iban enrollando y modelando; hicieron moldes al vaciado de las figuras,
cuando llegaron a la produccion en sene, y se auxiliarpn con ellos en la
fabricacidn de ollas, cazuelas, platos. Por mucho tiempo se consider^ a las
culturas mesoamericanas, ayunas del conocimiento y uso del tomo del alfa*
rero; ni se h a encontrado un ejemplar, y acaso no seri encontrado nunca,
ni quedan sus representaciones; pero Krickeberg, en su libro sobre lostoto
naca escribid: “ Por el ensayo quimico de los tepalcates. de Cerro Montoso
que Strebell mando hacer a C. Sarnow y F. Wibel, se ha demostrado que
el arte de la alfarena llego a un grado de perfeccipn tiScnica bastante grande.
Ambos investigadores quedaron conformes en que todas las ollas fueron
hechas en tom o de alfarero, acerca del uso del mismo, ademas de esto,
solamente tenemos conocimiento de que fue usado en Yucatan” ; esta cornu-
licacion fue desoida. En la cala de Zapotal, hecha muy responsablemente
oor Manuel Torres Guzman, se conto con el auxilio, para la restauracidn
ie las piezas, de Mario Pelayo y comenzo a ser notable la perfeccion de
:ircunferencia$, donde aparecian; examinadas con rigor matem&tico, y ensa«
yadas experimentalmente, se llego a la conclusion de haber salido del torno
lei alfarero. Los datos, aun magros, no s61o prueban este progreso t&nico,
lino que los examenes alemanes Io fueron a ceramica de Cerro Montoso, ea
lecir, del horizonte arqueologico “ Post-clasico” ; la ceramica de Zapotal,
liagnosticadsi, fue del horizonte “Clasicp Tardio,,5 y como por otra parte,
os juguetes con ruedas, encontrados en diversos puntos de Veracruz, corres-
xmden a esta misma epoca, se puede afirm ar que durante los anps del
‘Clasico Tardio” ya se usaba el torno del alfarero.
La mano fabricadora de vasijas fue ganando habilidad, maestrfa, y des*
»ues de hacer el simple cuenco, lo pulio, para no dejar casi huella de los
ledos que la modelaron, de la banda enrollada, de los moldes usados, y un
ujo de los milenios anteriores a la Era, fue su pulido hasta darle brillo;
jego el aditamento de asas o soportes, pegados con firmeza y disimulo;
aspadores, pulidores, le ayudaron. Tarnbi6n con el tiennpo, encontraron
rcillas adecuadas para disolver cn agua y con ella dar un bario a la vasija,
finalmente pintarlas, inicialmente monocromas. Term inada la vasija, el
tensilio se colocaba en la sombra para su oreo, y al sol para el secado;
prendlo el ceramista, cuando se rajaban sus cacharrps, la importncia de
. ........ [137] .