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Habia Una Vez

Este cuento cuenta la historia de Ágape, un pájaro que vive en África y sueña con explorar otros lugares. Un día decide emprender un viaje y conoce a Alija, con quien emprende la aventura. Experimentan tanto momentos agradables como desafortunados durante su viaje, incluyendo un rechazo por parte de otras aves. Finalmente llegan a un lugar donde son bien recibidos, y Ágape confiesa su amor por Alija, decidiendo permanecer juntos.

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Jeremias Bellott
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Habia Una Vez

Este cuento cuenta la historia de Ágape, un pájaro que vive en África y sueña con explorar otros lugares. Un día decide emprender un viaje y conoce a Alija, con quien emprende la aventura. Experimentan tanto momentos agradables como desafortunados durante su viaje, incluyendo un rechazo por parte de otras aves. Finalmente llegan a un lugar donde son bien recibidos, y Ágape confiesa su amor por Alija, decidiendo permanecer juntos.

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Había una vez, un pajarito que se llamaba Ágape.

Tenía una cabeza manchada de un tono negro


como el carbón, que daba profundidad y vida a
sus ojos. Después, le seguía un blanco que se
extendía hasta la mitad de su pequeño cuerpo,
para finalizar con un azul cerúleo que terminaba
en la punta de la última pluma de su cola. Grande
él no era, pero en su mente había una fiesta
multicolor llena de grandes ideas que lo llenaban
de vida.

Ágape vivía en África, en una sábana con


abundante vegetación compuesta por acacias y
baobabs. Su hogar era tropical, húmedo. Entre
arbustos y praderas, se encontraba todo lo que
había conocido como vida.

Un radiante amanecer cuando Ágape veía a su


bandada, vino a él una serie de pensamientos

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inoportunos: Que será el mañana, que el universo
residente en esa lejanía, ha hilado para mí? He de
tener alguna relación con lo inexplorado que me
acecha? Que es mi deber hacer? Tras una serie
de cuestionamientos, concluyo en una vaga idea
de conocer otros parajes. En el fondo, el visitar
otras sabanas y lugares recónditos era su sueño,
más al crecer perdió el tiempo pensando y no
realizando.

Entonces se decidió a realizarlo. Hipotéticamente


empaco su maleta y lo que necesitaba para el
viaje, y se fue. Se despidió de su grupo quienes le
desearon lo mejor para él.

Empezó en dirección al este por donde surge el


sol, alejándose de la sabana de Tunicia. Al
principio, sus deseos y fuerza juvenil lo llenaron
de esperanza, disfrutaba volar y sentir el aire bajo
sus alas, inundando como agua fría a su cabeza.
Daba acrobacias en el aire, dando a entender a
cualquiera que lo vea como un pájaro enamorado.
Pero tras el primer guepardo que intento
devorarlo se replanteo su decisión. Tenía que ser

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cuidadoso para sobrevivir y lograr su sueño. Así
que fue más perceptivo desde entonces.

Llego al hogar de los inseparables Fischer, que


más que inseparables eran ruidosos. Amables,
pero podían hablar todo el día en un tono bastante
fuerte. Allí conoció a Alija, una joven Agapornis
Fischer con quien contrajo amistad. Ella llevaba
colores vibrantes: rojo en la cabeza, amarillo en el
pecho y verde en el inferior. Todo en un degradé
perfecto. No podemos omitir que entre los dos
surgió una atracción o un susurro de amor, pero
que más adelante lo llevarían a la confesión.

Ambos tenían ese deseo juvenil de conocer otros


lugares, por lo que resolvieron en compartir su

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viaje acompañados, así podrían protegerse.
Emprendieron su aventura juntos, reposando en
los arboles de forma ocasional.

Tras varios amaneceres, llegaron a África


Central. Al este de Camerún se encuentran los
Agapornis Swindernianus, un ave que vive en
grupos reducidos en las alturas de los densos
bosques tropicales, llegando hasta 2000 metros de
altitud. A diferencia de Ágape y Alija, estos son
de un verde oscuro con un collar negro que enlaza
el posterior de su cabeza. Al ver llegar dos
individuos de diferentes especies, inhibieron la
hospitalidad, juzgando fuertemente a Alija por
viajar junto a Ágape.
Como el sol estaba descendiendo, no podían
continuar de largo el pequeño pueblo,
asentándose por única vez en ese lugar.
En la noche, las aves del pueblo, resolvieron dar
un escarmiento a Alija. Intentaron hacerla entrar
en razón por dejar su tribu, llegando a lastimarla.
Esto provoco que Ágape la defienda, y ante
mayoría, ambos tuvieron que marcharse bajo la
penumbra de la oscuridad.

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Alija, desilusionada y triste no quería continuar el
viaje, pero Ágape la convenció de llegar a un
último lugar. Ambos se dirigieron a África
occidental, llegando al hogar de los Agapornis
Taranta, con una mancha roja en la frente y un
carácter dulce y encantador. Al llegar, el pueblo
organizo un banquete a sus invitados. Tal
recibimiento que obtuvieron nuestros personajes,
hicieron cambiar el rato amargo que pasaron.
Finalmente, Ágape confeso su intención de pasar
una vida y la eternidad junto a Alija. Ambos se

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volvieron inseparables. Combinaron sus destinos,
y cada día fijan una nueva ruta hacia el amanecer.

FIN.

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