El Nuevo Testamento (Armando H. Toledo, 2022)

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(n. 1965), no tiene compromisos denominacionales con ninguna iglesia
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Con infinita gratitud
para mi amigo y hermano en la fe
J.P. Torres
CONTENIDO
Libro Pág.

El evangelio de Yeshúa el Elegido, según Mateo,


Marcos, Lucas y Juan 1
Los hechos de los apóstoles
Carta a los romanos
Primera carta a los corintios
Segunda carta a los corintios
Carta a los gálatas
Carta los efesios
Carta a los filipenses
Carta a los colosenses
Primera carta a los tesalonicenses
Segunda carta a los tesalonicenses
Primera carta a Timoteo
Segunda carta a Timoteo
Carta a Tito
Carta a Filemón
Carta a los hebreos
Carta de Santiago
Primera carta de Pedro
Segunda carta de Pedro
Primera carta de Juan
Segunda carta de Juan
Tercera carta de Juan
Carta de Judas
El apocalipsis de Juan
El evangelio de Yeshúa el
Elegido, según Mateo, Marcos,
Lucas y Juan

1
1. El Verbo eterno de Dios se manifestó
a través de Yeshúa, el Hombre nuevo1

Antes que las cosas llegaran a existir, el Logos, es decir, el Verbo o


la Palabra, ya estaba “ahí”, junto a Dios, porque aquel que es la
Palabra era parte de Dios. Él estaba junto al Padre en el origen de
todo. De hecho, mediante Él todas las cosas fueron creadas, y no
existe nada que no haya sido creado por medio de Él. Él es como un
Árbol de Vida cuyos frutos dan Vida de verdad; y esta Vida
proporciona justamente la Luz que la humanidad necesita para poder
ver bien. La Luz siempre ha disipado la oscuridad, y la oscuridad
simplemente nunca podría apagarla.
Dios envió como testigo de la inminente llegada de la Luz a un
hombre llamado Juan, para que les hablara a todos de esta Luz que
venía al mundo, y por medio de él todos se hicieran creyentes. No es
que Juan fuera la Luz, no; él sólo vino a guiar a todos hacia esa Luz
que se acercaba. Y es que la Luz verdadera, la que podría disipar la
oscuridad de cada ser humano, ya estaba por manifestarse en este
mundo.
Sucedió un día que la Luz finalmente llegó, la misma Luz
mediante la cual Dios había creado el mundo, pero el mundo no lo
reconoció. Vino a este mundo, que es suyo, y en particular al pueblo
que había creado para sí, pero su pueblo no le dio la bienvenida. Mas
a todos los que la recibieron bien, es decir, a los que sí creyeron en
ella, les dio la esperanza de algún día llegar a ser verdaderos Hijos de
Dios. Los llamados “Hijos de Dios” ya no tienen sangre humana, ni
nacen por la decisión de alguien, ni como resultado de las relaciones
íntimas entre hombres y mujeres, sino que Dios los concibe y los hace
crecer.
Y el Verbo levantó su tabernáculo entre nosotros los seres
humanos habitando el cuerpo de un varón humano, y así logró estar

1
Juan 1:1-18.

2
entre nosotros. Pero no era cualquier varón humano, pues los que
estuvimos muy cerca de Él, a diferencia de los demás, logramos ver
la gloria de ese hombre nuevo, una gloria que solo le puede pertenecer
a un Hijo único en su especie procedente del Padre eterno, en quien
abundan el amor y la verdad.
Juan habló de él y, a voz en cuello, gritó: «Este es del que yo les
había dicho que venía después de mí. Sin embargo, aunque llegó
después, él es más importante que yo, porque ya estaba antes que yo».
De la abundancia que hay en Él, todos hemos recibido bendición
sobre bendición. Por medio de Moisés recibimos la ley mientras que
por medio de Yeshúa, el Elegido, recibimos la gracias y la verdad.
Ningún ser humano ha visto jamás a Dios; pero este Hijo, único
en su tipo, que es la Palabra divina manifestada en un cuerpo humano
nuevo y que siempre está en unión íntima con el Padre, nos ha
enseñado cómo es Dios, para que así lo podamos saborear nosotros
también.

2. Yeshúa es descendiente de
David por adopción2

Este es el libro del registro familiar de Yeshúa el Elegido, que


demuestra que sí es descendiente de David y también de Abraham:
Abraham fue el padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob,
padre de Judá y de sus hermanos; Judá, padre de Fares y de Zera,
cuya madre fue Tamar; Fares, padre de Jezrón; Jezrón, padre de
Aram; Aram, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón;
Naasón, padre de Salmón; Salmón, padre de Booz, cuya madre fue
Rajab; Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut; Obed, padre de Isaí;
e Isaí, padre del rey David.
David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido esposa
de Urías; Salomón, padre de Roboán; Roboán, padre de Abías; Abías,
padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorán; Jorán,

2
Mateo 1:1-25.

3
padre de Uzías; Uzías, padre de Jotán; Jotán, padre de Acaz; Acaz,
padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés; Manasés, padre de
Amón; Amón, padre de Josías; y Josías, padre de Jeconías y de sus
hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia.
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue el padre de
Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud,
padre de Eliaquín; Eliaquín, padre de Azor; Azor, padre de Sadoc; Sadoc,
padre de Aquín; Aquín, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar,
padre de Matán; Matán, padre de Jacob; y Jacob, padre de José, quien
a su vez fue padre3 de María,4 de la cual nació Yeshúa, llamado el
Elegido.
Así que hubo en total catorce generaciones desde Abraham hasta
David, catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce
desde la deportación hasta el Elegido.

…….

3
Según un manuscrito del original en hebreo del evangelio de Mateo, que se halla en la
Biblioteca de la Universidad de Oxford, y otro manuscrito que se halla en el Seminario
Teológico de Nueva York, este José, el hijo de Jacob, en realidad era el abbi de María, es decir,
el “padre” de María. No se le debe confundir con el otro José, el que se convertiría en su
marido, como erróneamente lo hacen todas las traducciones bíblicas basadas solamente en los
manuscritos griegos. Ahora sí, ya es posible contar verdaderamente “catorce generaciones […]
desde la deportación hasta el Elegido”; no como todas las otras traducciones, que solo cuentan
con trece.
4
Curiosamente, María, la treceava persona en la línea genealógica del Elegido, es la única
mujer que está incluida al final de esa línea ascendente desde Abraham. Creemos que esto Dios
lo permitió para redimir el pecado de dos mujeres bíblicas que sí fueron adúlteras, es decir, que
sí fueron halladas embarazadas (según nuestra teoría cainita) de otro varón que no era su
respectivo marido: la primera fue Eva, quien tuvo un hijo ilegítimo con Satán, a quien llamaron
Caín, quien “…era hijo del maligno, y mató a su hermano” (1 Juan 3:12), y que, según la
naturaleza de su padre (que “ha sido homicida desde el principio”—Juan 8:44), mató a su
medio hermano, Abel (Génesis 4). La otra adúltera (que curiosamente también es una mujer
que, como María, está mencionada al final de otra genealogía, pero prediluviana) es Naama
(Génesis 4:22), quien fue hallada embarazada de su propio hijo Cam, y con quien tuvo un hijo
bastardo al que llamaron Canaán (de Caín-Naam), y quien fue maldecido por Noé cuando este
descubrió “lo que su propia familia le había hecho” (Génesis 9): el gran pecado évico, que su
propia esposa había cometido con su propio hijo. Así, Adán y Noé serían las dos antisombras
de José y Yeshúa (Segundo Adán), quienes habrían sido guiados por el Espíritu Santo para
casarse con esposas no adúlteras.

4
El nacimiento de Yeshúa, el Elegido, fue así: su madre, María, fue
adquirida por precio para algún día ser la esposa de José, pero, antes de
lograr esa meta y tener intimidad sexual, ella le confesó5 que ya estaba
embarazada, aunque seguía siendo virgen, pues el responsable no era
otro hombre, sino el Espíritu de santidad de Yehováh.6 José, su marido
legal, no le creyó, pero por amarla tanto y ser un hombre justo,7 no quiso
ni avergonzarla públicamente acusándola de adulterio, ni mucho menos
entregarla a la muerte por ejecución; así que tomó la decisión de romper
en secreto su compromiso con ella8 y fingir que la abandonaba
irresponsablemente.9
Cuando él ya estaba haciendo los preparativos para hacer eso,
un mensajero celestial del Señor Yehováh se le apareció en sueños y

5
No podemos suponer que María no quiso decir nada a José sobre lo de su embarazo. Una
mujer tan perfecta como ella no podría haber ocultado al justo José una cosa así. Eso supondría
aceptar una imperfección moral en ella. Sería un tipo de infidelidad moral al amor leal
prometido a José, si le hubiera dejado sufrir solo en duda tan grave.
6
El nombre sagrado de Dios, YHWH, cuya correcta pronunciación es Yehováh, sí aparece en
los manuscritos arameos y en los manuscritos hebreos del evangelio de Mateo, aunque no en
los manuscritos griegos.
7
“Justo” significa no solo que conocía y detestaba la historia del pecado sexual de adulterio en
Edén entre Satán y Eva, sino que sabía lo que la Ley mosaica ordenaba como castigo para las
mujeres que copiaban aquel ejemplo de deshonra inicial (2 Corintios 11:3). Por puro amor, José
se verá en la necesidad de tomar una decisión extrema que favorezca a María: tendrá que partir.
8
Este es un problema que José no está viendo bien. “Repudiarla en secreto” no es compatible
con el hecho de que él sea un hombre justo. Efectivamente, si fuera justo y no le cree, debe
denunciar “públicamente” que ella ha cometido adulterio para que entre todos la ejecuten a
pedradas, como dice la Ley (Deuteronomio 22). Al decidir repudiarla “en secreto” no estaría
cumpliendo la Ley mosaica, sino violándola.
9
Para simular su repudio hacia María, José tendría que marcharse de ahí. Seguramente está
deshecho, decepcionado y torturado por las dudas. Para él, partir significará perder su ser:
abandonar la Torá, el Templo, las fiestas; vivir, en suma, separado de la sociedad y por tanto de
la comunidad judía y sus amadas tradiciones. Es más, su partida tendrá que ser definitiva para
quedar como “el malo de la historia”: “Ese abusivo no le respondió a su prometida y la dejó
sola y embarazada”, tendrá que escuchar a la gente decir de él. Tendrá que vivir como
extranjero en Egipto o en Arabia, aprender otros idiomas y otras costumbres diferentes a las
que aprendió de sus padres en su país. Incluso, tendrá que romper con su linaje, puesto que
desciende directamente de un rey: David. Todo por el loco amor que siente hacia una mujer de
la que no está seguro si le ha dicho la verdad con respecto a la rara historia de su “embarazo
espontáneo”.

5
le dijo: «José, tú eres descendiente de David, y eso te hace ante Dios
tan importante como tu prometida;10 no te preocupe hacer efectivo tu
compromiso matrimonial con María, porque si bien su embarazo
efectivamente es completamente por obra del Espíritu Santo, como
ya te lo dijo, dará a luz un hijo, y te va a necesitar; y todos creerán
que el niño es tuyo, pues le pondrás nombre tú mismo;11 lo llamarás
Yeshúa,12porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que lo que Yehováh había dicho por
medio del profeta, se cumpliera: «He aquí que habrá una mujer, que
aun siendo virgen concebirá y dará a luz un hijo, del cual llegarán a
decir que es Emanulyl» (que significa «Dios nos ha visitado y está
entre nosotros»).13

10
Dios le pide a través del ángel que se quede junto a María porque no sólo ella ha sido
elegida, sino que también él tiene un papel en todo este asunto. Los dos son especiales, no solo
María, pues al ser de la familia de David, adoptando al niño como hijo suyo, José lo
transformará en descendiente del famoso rey. Así podrá cumplirse la profecía de que el
Elegido sería “hijo (o, mejor, descendiente) de David”.
11
El ángel le aclara que Dios lo necesita para que eduque como padre al niño que pronto va a
nacer. El ángel le indica que él debe darle el nombre al niño, lo cual quiere decir que se
encargará de su educación como padre legítimo, aunque no biológico. Aunque Yeshúa no sea
hijo natural de José, tan solo por haberlo adoptado todos los derechos reales de David le van a
ser imputados de manera legal: Yeshúa heredará todos los derechos de un rey, aunque solo
sea adoptado por un descendiente legítimo (biológico) de David. Esto nos recuerda la
esperanza que tienen los fieles de recibir de Dios todos los derechos de Hijos divinos,
aunque no hayan sido concebidos por Dios (como el Verbo eterno), sino solo adoptados
(Cfr. Romanos 8:15,16,23). Uno puede ser hijo legítimo, aunque solo sea adoptado y no
natural.
12
Según manuscritos originales en hebreo del mismo evangelio de Mateo, literalmente: “…le
pondrás por nombre Yeshúa (“Yehováh salva”), porque yoshía (“él salvará”) a su pueblo de sus
pecados”.
13
Y claro que nuestro Dios estuvo con nosotros, y lo estuvo viviendo por un tiempo corto a
través del Hijo del hombre, del hombre nuevo, Yeshúa, el hombre de carne y sangre limpias,
creado directamente por Dios con “el polvo de una tierra” que no es de esta tierra, sino de una
“tierra” del cielo (Cfr. 1 Corintios 15:44b-48).

6
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había
mandado14 y se casó con María,15 y fingió que el niño era suyo.16 Y no
tuvo intimidad conyugal con ella, sino hasta después que ella dio a luz a
su hijo. Él fue el primero al que dio a luz; después ellos tuvieron sus
propios hijos, pero a este lo llamaron Yeshúa.

3. Yeshúa nace en Belén y los ángeles lo anuncian17

Por aquellos días, César Augusto mandó que se hiciera un censo18 en


todo el imperio romano. Este primer censo19 se hizo cuando Quirinio era
gobernador de Siria.

14
Si José se hubiera negado a aceptar a este niño, habría sido necesario que Dios designara a otro padre
adoptivo. Y para ello habría sido necesario que Él escogiera a otra virgen. Pero resulta evidente la
importancia de que el niño naciera dentro de la descendencia de David. He aquí la tremenda
importancia del padre adoptivo del Mesías.
15
María ya no será lapidada. Ha salvado a su prometida de la muerte segura. Y no solo ha salvado la
vida de María, sino también la del Mesías, el Elegido para suceder al rey David. Sin un José no habría
habido un Cristo, y sin Cristo ya no habría tenido sentido pedir que “…venga a nosotros tu reino…”. En
verdad José era un hombre justo. De ese tamaño era este hombre de Dios.
16
Por ese tiempo el matrimonio se constituía de tres partes: esponsales (el compromiso), conducción
(período intermedio) y la boda o el matrimonio propiamente dicho. Entre los esponsales (compromiso) y
la celebración de la boda o nupcias, pasaba un intervalo de tiempo que podría llegar a doce meses.
Durante el periodo de la “conducción”, la pareja comprometida vivía separada, pero ellos podían usar
sus derechos conyugales, porque el contrato de matrimonio les concedía propiedad sexual en el sentido
estricto, de modo que, si ellos consiguieran un embarazo en este período, la descendencia era
considerada legítima, siempre y cuando todo terminara en matrimonio.
17
Lucas 2:1-40.
18
Hay críticos que tachan este pasaje de deliberadamente falseado. Afirman que este censo y la
administración de Quirinio tuvieron lugar en el año 6 ó 7, pero después de Cristo. Si tuvieran razón, la
credibilidad del relato de Lucas quedaría en entredicho pues las pruebas indican que Yeshúa nació en el
año 2 ó 3 “antes de Cristo”. Sin embargo, esos críticos pasan por alto dos hechos cruciales: (1) Lucas
admite que hubo más de un censo, pues se refiere a “este primer censo”, lo cual indica que estaba bien
al tanto de que hubo otro después (ver Hechos 5:37). Este último censo es el mismo que menciona el
historiador Josefo y que tuvo lugar en el año 6 dC. (2) El gobierno de Quirinio no nos obliga a fijar esta
última fecha como el nacimiento de Yeshúa. ¿Por qué? Porque también se sabe que Quirinio ocupó dos
veces ese puesto. Muchos eruditos reconocen que su primer mandato incluyó el año 2 aC.
19
Este censo cumplió una profecía. En el siglo VI aC, Daniel profetizó que un gobernante ‘enviaría a un
cobrador de impuestos para mantener la abundancia del reino’. ¿Se habrá referido con esas palabras a
Augusto y a su mandato de efectuar un censo en Israel? Pues bien, la profecía pasa a predecir que el
Mesías, o “príncipe del pacto” sería ‘destruido’ durante el reinado del sucesor de ese gobernante.
Yeshúa efectivamente fue ‘destruido’, o ejecutado, durante el reinado de Tiberio, el sucesor de Augusto
(Daniel 11:20-22, NVI).

7
Todos tenían que ir a su pueblo de origen para inscribirse.20
También José, que, como ya se dijo, era de la casa de los
descendientes del rey David, tuvo que ir de Nazaret, que era una
ciudad de la región de Galilea, a Belén, que estaba en Judea. Esa era
la ciudad de David, y José fue allí para inscribirse junto con María,
con quien se casó, a pesar de que estaba embarazada.
Mientras estaban en Belén, a ella le llegó el tiempo, y dio a luz
al primero de todos sus hijos. Lo envolvió en pañales y lo acostó en
un comedero de animales dentro de un establo, pues había asistido
tanta gente, que no habían encontrado lugar para ellos en la posada.
Por aquella misma región había unos pastores que pasaban la
noche en el campo vigilando a sus ovejas.21 De pronto, un ángel del Señor

20
Si le diésemos a leer a un judío promedio la bella narración inspirada de Lu cas 2 y le
preguntáramos en que época del año pudieron haber sucedido los eventos, lo más
probable es que nos contestara que en cualquier día entre abril y octubre. Aun la his-
toria también apoya el hecho de que Yeshúa no pudo haber nacido en diciembre, es
decir, en pleno invierno, cuya temperatura promedio es de 7°C (45°F) durante el día y
mucho más baja durante la noche. Recordemos que María viajó junto con su esposo desde
Nazareth hasta Belén para cumplir con el censo que había decretado el emperador Cesar
Augusto (27 a.C.-14 a.C.), resultando absurdo que los romanos hubieran obligado a
los judíos a viajar para empadronarse justo en la época más difícil del año
(diciembre) y a sabiendas de que la población judía estaba al borde de la rebelión
¿Por qué los iban a irritar innecesariamente? Resulta más razonable suponer que el censo
se haya decretado para una estación más cómoda, como la primavera o el otoño.
21
Los pastores de oficio no gozaban de buena reputación. La experiencia probaba que, en la
mayoría de los casos, se trataba de tramposos y ladrones. Solían conducir sus rebaños a propiedad
ajena y, además, robaban parte del producto de los rebaños. Por lo mismo, estaba prohibido
comprarles lana, leche o cabritos. Cierto escrito rabínico decía que “a los recaudadores de
impuestos, a los pastores y a los publicanos les es difícil la penitencia”. Esto era debido a que no
podrían conocer a todos aquellos a quienes habrían dañado o engañado, y a los cuales deberían
una reparación. En Midrash 23 también puede leerse que “no hay ocupación más despreciable
que la de pastor”. Filón, por su parte, dice en De Agricultura que “ocuparse de cabras y corderos
es considerado como poco glorioso”. El oficio de pastor pertenecía a una “lista negra” de los
peores empleos, y no solo eran soberanamente despreciados (aborrecidos en el espíritu del
pueblo), sino también oficialmente ilegales y proscritos. Quien llegaba a ejercer uno de los
empleos de esta lista, no podía aspirar jamás a ser juez, y su incapacidad para prestar testimonio
lo ponía al nivel del esclavo. En otras palabras, estaba privado de aquellos derechos políticos de
los que podría disfrutar cualquier israelita. Todo mundo sabía que los pastores eran “mentirosos,
ladrones y despreciables”. ¿Por qué creer en ellos, entonces? ¿Por qué confiarles la proclamación
de algo —y en este caso, algo tan sublime y trascendental como el nacimiento del Mesías? Creo
que la respuesta la hallaremos más adelante, en Mateo 9:12 y en 1 Corintios 1:26-31.

8
se les apareció y la gloria del Señor brilló y los envolvió. Los pastores
se llenaron de miedo. Pero el ángel les dijo: «¡No tengan miedo! Les
traigo buenas noticias que van a llenar de alegría a todo el pueblo: Hoy
ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Elegido del Señor
Yehováh. Se darán cuenta de que es él, porque lo encontrarán envuelto
en pañales y acostado en un pesebre».
De repente aparecieron muchos ángeles del cielo que alababan a
Dios y decían:
«Gloria a Dios en las alturas,
y paz en la tierra para los que gozan
de su buena voluntad».

Cuando los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos


a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que el Señor Yehováh ha hecho el
favor de anunciarnos». Fueron de prisa y encontraron a María y a José,
y al niño acostado en el pesebre. Cuando lo vieron, contaron lo que les
habían dicho acerca de su niño. Todos los que oían quedaron asombrados
de lo que decían los pastores. Por su parte, María guardaba todas estas
cosas en su corazón y no dejaba de pensar en ellas y en su significado.
Los pastores regresaron dando la gloria a Dios y alabándolo por lo
que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como les habían dicho los
ángeles.
Ocho días más tarde fueron al templo a circuncidar al niño, y le
pusieron el nombre de Yeshúa, tal como el ángel le había dicho a María
antes de ella lo concibiera en su vientre.
Cuando llegó el día en que, según la ley de Moisés, ellos debían
purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo
al Señor Yehováh. Así lo hicieron para cumplir con la ley del Señor, que
dice: «Siempre que el primer hijo sea varón, deberán dedicárselo al
Señor Yehováh».
…….
Después de haber cumplido con todo lo que la ley les exigía, José y
María regresaron a Galilea, a su propio pueblo, Nazaret. Por su parte, el
niño crecía y se hacía fuerte; se llenaba de sabiduría y Dios lo favorecía
mucho.

9
4. Los padres adoptivos de Yeshúa lo pierden, pero
lo vuelven a hallar en el Templo22

José y María vivían en Nazaret con Yeshúa y sus otros hijos e hijas.23
José trabajaba de carpintero para mantener a su familia. Además, él
les enseñaba sobre Yehováh y su Ley.
Los padres adoptivos de Yeshúa y los parientes de ellos, hacían
todos los años un viaje de 120 kilómetros para asistir a la fiesta de la
Pascua en Jerusalén. Cuando él cumplió doce años, fueron allá como
era su costumbre. Era primavera, y al terminar la fiesta se regresaron
como todo mundo, pero el niño Yeshúa se quedó en Jerusalén sin que
sus padres se dieran cuenta. Habían caminado todo un día sin
preocuparse, suponiendo que Yeshúa venía entre los familiares y
conocidos. Cuando no lo encontraron con nadie, volvieron a Jerusalén
para buscarlo.
Después de tres días, lo encontraron en el templo, que tenía
muchas salas, sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y
haciéndoles buenas preguntas. Todos los que lo oían se quedaban
asombrados de su sorprendente inteligencia y de las respuestas que
daba a sus preguntas. Sorprendidos se dieron cuenta de que el niño
entendía bien la Ley de Yehováh. Cuando sus padres lo hallaron,
también se quedaron admirados por lo que escuchaban. Pero su madre
le dijo aparte:
―Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? ¡Tu padre y yo te hemos
estado buscando por todos lados llenos de angustia!
Él le respondió:

22
Lucas 2:41-52.
23
Yeshúa tuvo varios hermanos. La Biblia menciona a cuatro varones: Santiago, José, Simón y
Judas, e indica que tuvo al menos dos hermanas (ver Mateo 13:54-56; Marcos 6:3). Todos eran
hijos biológicos de José y María, su madre adoptiva (Mateo 1:25). Y, lo que es más, la Biblia
dice que Yeshúa era “el primogénito” de María, es decir, su primer hijo. Esta expresión indica
que ella tuvo más de un hijo (Lucas 2:7).

10
―¿Por qué me buscaban por todos lados? Mi lugar es aquí. ¿O
no sabían que el lugar en donde debo estar es en la casa de mi Padre
atendiendo sus asuntos?
Sin embargo, ellos no entendieron el sentido de sus palabras.
Aun así, Yeshúa volvió con sus padres a Nazaret y se sometió a ellos
en todo. Pero su madre seguía guardando todas estas cosas en el
corazón. Y Yeshúa seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba
más y más del favor de Dios y de la gente.

5. Juan anuncia la aparición del Elegido y


después lo bautiza24

Por aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de


Judea, diciendo: «¡Ya cambien su forma de pensar y de vivir, porque
el reino del cielo se ha acercado!». Porque este Juan es aquel a
quien se refirió el profeta Isaías, cuando dijo:

«Voz del que clama en el desierto:


“Preparen el camino del Señor Yehováh,
Hagan derechas Sus sendas”».

Y él, Juan, tenía una vestimenta hecha de pelo de camello y un


cinto de cuero a la cintura; y su comida eran los saltamontes y la miel
silvestre. Entonces gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la
región alrededor del Jordán, acudían a él, y confesando sus pecados,
se hacían bautizar por Juan allí mismo, en el río Jordán.
Pero cuando se dio cuenta que muchos de los fariseos y saduceos
venían para ser bautizados con los demás, se indignó y les reclamó:
«¡Ustedes, camada de víboras! Díganme, ¿quién les enseñó a huir de
la ira que está por llegar? Mejor vayan y den frutos que muestren que
han cambiado su forma de ser; y no me vengan con eso de que:
“Tenemos a Abraham por padre”, porque les digo que Dios puede

24
Mateo 3:1-17.

11
sacar hijos de Abraham hasta de debajo de estas piedras inertes. Un
hacha ya está lista para cortar ciertos árboles desde la raíz; así que,
todo árbol que no da buen fruto será cortado y luego se le va a echar
al fuego. Además, yo realmente solo vengo a bautizarlos a ustedes con
agua para que cambien su manera de vivir, pero hay Uno que viene
después de mí que es más poderoso que yo, y ni siquiera soy digno de
quitarle las sandalias para lavarle los pies; Él los bautizará con el
Espíritu Santo de Dios y los pondrá bajo su fuego. El bieldo está en
Su mano y limpiará completamente Su era; y recogerá Su trigo en el
granero, pero quemará la paja en un fuego inextinguible».
Fue entonces que Yeshúa llegó de Galilea al Jordán, a donde
estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trató de impedirlo,
diciendo: «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te
bautice?». Yeshúa le respondió: «Permítelo por ahora; porque es
conveniente que así cumplamos con todo lo que Dios manda». Así que
Juan aceptó y lo bautizó. Después de ser bautizado, Yeshúa salió del
agua e inmediatamente los cielos se abrieron a sus ojos y fue capaz
de ver que el Espíritu de Dios descendía sobre él en la forma de una
paloma; y sucedió también que una voz que venía de los cielos dijo:
«Este es mi Hijo, Yo lo amo y en él me deleito».

6. Yeshúa, el Segundo Adán, es tentado por el malo


en el desierto; pero este no cede, como el primero25
En aquella misma época, Yeshúa, una vez lleno del Espíritu Santo,
regreso del Jordán y el Espíritu lo condujo al desierto para ser
probado por el calumniador maligno. Y tras haber ayunado cuarenta
días y cuarenta noches, tuvo mucha hambre. Así que, el tentador,
aprovechándose de su estado, se acercó y le dijo: “Oye, escuché lo que
el otro día desde el cielo se dijo acerca de ti, y espero que no vayas a
creerte más especial que los demás. No es verdad que eres mejor que

25
Lucas 4:1-13.

12
nadie, pues en realidad todos somos «hijos de Dios», y Dios nos ama
a todos por igual. Yo conozco al Hijo de Dios, y si de verdad tú fueras
Él, simplemente ordenarías a estas piedras que se convirtieran en
panes y resolverías tu problema de hambre. Si lo eres, hazlo.” Pero él
respondiendo: “Está escrito: «Los seres humanos son también seres
espirituales, por lo que no solo necesitan consumir comida material,
sino también todas esas verdades que salen de la boca de Dios y que
alimentan el espíritu del hombre».”
Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el
pináculo del templo, y le dijo: “Oye, parece que sí te estás creyendo
eso de que eres el Hijo de Dios; así que, si lo eres, ¿por qué no te
lanzas desde aquí abajo, pues las mismas Escrituras también dicen:

«A sus ángeles te encomendará»,

Y, además, dicen que:


«En las manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece con alguna piedra».

Yeshúa le contestó: “Sí, pero también está escrito: «No tentarás al


Señor tu Dios». Finalmente, el diablo lo llevó a la cima de una
montaña muy alta y en poco tiempo le mostró los muchos reinos y las
naciones que en ese entonces existían en el mundo, así como todo el
poder, la riqueza y la gloria que había en ellas.
―Mira ―le dijo el tentador antiguo con una sonrisa perversa y
macabra dibujada en ojos y boca―, ¿ves todo eso? ¿Qué crees? ¡Todo
me pertenece! Y te voy a hacer una propuesta semejante a la que le
hice a alguien que, por cierto, tú me recuerdas mucho…; una propuesta
a la que no se pudieron resistir ni él ni su esposa… Te prometo que
te daré a ti todos estos reinos y sus riquezas, que yo mismo le quité a
ese estúpido enamorado, si te pones de rodillas y me adoras
comiéndote mi fruta y mi semilla.26

26
Aquí, la Serpiente antigua estaría refiriéndose al evento conocido como el “pecado original”,
ocurrido en Edén; un pecado que consistió en un acto perverso de sexualidad

13
―¡Vete de aquí, serpiente perversa del Edén; ya te reconocí! —
le respondió Yeshúa—. Y te recuerdo que las Escrituras también
dicen: “Sólo ante el Señor tu Dios te arrodillarás para adorarlo, y
solamente a él le rendirás obediencia.”
Muy sorprendido por cómo lo había llamado Yeshúa y la
inesperada resistencia que había opuesto a la tentación, el diablo se
fue de ahí y no lo volvió a molestar por algún tiempo.
…….

fornicario/adúltera/homosexual entre Satán, Eva y Adán; un suceso registrado en el libro del


Génesis, que culminaría con el nacimiento ilegítimo de Caín y la introducción de la semilla de
Satán en la raza humana. La siguiente es nuestra paráfrasis interpretativa de aquellos hechos,
siempre a la luz de la teoría cainita:
“Esa serpiente venenosa [en hebreo, NA.JASH] era el ser viviente [CHAY] más astuto de todos
los que Yehováh [YHWH] había creado y puesto en el jardín para asistir a la raza humana.
—Oye —le preguntó la Serpiente a Eva, la mujer de Adán—, ¿es verdad lo que andan
diciendo por ahí: que Yehováh les dijo a ustedes que no pueden tener contacto con ningún ser
viviente del jardín para consultarles nada? ¡No puedo creerlo!
—No, no es así —dijo ella—. Claro que podemos consultar cuando nos plazca a los otros
celestiales [EL.O.HIM] que están en el jardín; pero no a usted, que es uno de los dos jefes de
ellos. De hecho, se nos ordenó específicamente no recurrir a su sabiduría, ¡y mucho menos
tocar las partes de su cuerpo [NAW-GAH]! Dios nos dijo que, si lo hiciéramos, ¡hasta
podríamos morir!
—¡Ja! Eso no es verdad —respondió a la mujer el elohim de lengua venenosa—. Él les
mintió. No morirían si se acercaran a mí. Lo que pasa es que él sabe que si se sentaran a mis
pies y aprendieran todos los secretos que yo les puedo revelar, adquirirían una sabiduría tan
grande que hasta podrían ser semejantes a los otros elohim que están aquí en el jardín,
decidiendo por ustedes mismos lo que se puede o no se puede hacer, y sin que nadie les tenga
que guiar como a borregos estúpidos.
La mujer escuchó y escuchó hasta que quedó convencida de lo que se le decía. Quedó
embelesada por la belleza y la virilidad del elohim que la invitaba a acercarse, y se le antojó
tocarlo y dejarse llevar a todo lo que él pudiera enseñarle. Así que tomó su sexo y lo comió
como a una fruta con su semilla, y se hicieron uno, como lo hacen marido y mujer. Después
invitó a su propio esposo, que estaba viendo todo, para que probara él también. Y el elohim
tomó a Adán, y él y también comió...
Más tarde, una vez que hubieron salido de su estupor, asustados, se dieron cuenta que algo
no andaba bien; algo había cambiado radicalmente: se sintieron vacíos, como si hubieran
perdido algo muy importante… La gloria que los había cubierto desde el principio se había ido,
los había abandonado; habían quedado desnudos de ella. La habían perdido, y quizás para no
recuperarla nunca jamás.” (Génesis 3:1-6, PILAHT).

14
7. Juan da testimonio de Yeshúa27

Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas, es decir,


ayudantes del templo, para que le preguntaran a Juan quién era él. Y
esto es lo que Juan les contestó:
―Yo no soy el Cristo.
Así dijo sin negarse a confesarlo claramente.
Le preguntaron:
―¿Y quién eres, entonces? ¿Eres acaso Elías?
Él respondió:
―No lo soy.
―¿Eres el Profeta?
―No.
Le dijeron:
―¿Quién eres entonces? Tenemos que llevar una respuesta a los
que nos enviaron. ¿Qué puedes decir respecto de ti mismo?
Juan respondió con las palabras del profeta Isaías:
―Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Preparen un camino
recto para el Señor”.
Los enviados de los fariseos le preguntaron:
―Si no eres el Cristo, ni Elías ni el Profeta, ¿por qué bautizas?
Juan respondió:
―Yo solo vengo bautizando a la gente con agua, pero entre
ustedes hay alguien a quien no conocen, que viene después de mí. A
él, yo ni siquiera soy digno de desatarle las correas de sus sandalias.
Todo esto ocurrió en Betania, el pueblo que está en el lado este
del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
…….

Al día siguiente Juan vio que Yeshúa se acercaba a él, y exclamó:


«¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! Él
es aquel de quien dije: “Después de mí viene un varón que es más

27
Juan 1:19-51.

15
importante que yo, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía,
pero vine bautizando con agua para que él se diera a conocer al pueblo
de Israel». Juan añadió: «Yo vi al Espíritu descender del cielo en
forma de paloma y posarse sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el
que me mandó a bautizar con agua me dijo: “Cuando veas al Espíritu
descender y posarse sobre alguien, ese es el que bautiza con el Espíritu
Santo”. Yo lo he visto y por eso les aseguro que este es el Hijo de
Dios».
…….
Al día siguiente, Juan estaba con dos de sus discípulos en el mismo
lugar. Cuando vio que Yeshúa pasaba caminando por allí, dijo:
―¡Vean, es el Cordero de Dios, de nuevo!
Al oír esto, los dos discípulos se fueron tras Yeshúa. Yeshúa
volvió la cabeza, y viendo que lo seguían, les preguntó:
―¿Qué buscan?
Ellos contestaron:
―Rabí, (Rabí significa: Maestro) ¿dónde te estás quedando?
Yeshúa les respondió:
―Vengan y vean.
Ellos fueron con él, vieron dónde se estaba quedando, y puesto
que eran como las cuatro de la tarde, se quedaron con él toda la tarde
y la noche.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían
seguido a Yeshúa después de oír a Juan. Andrés, al primero que
encontró fue a su hermano Simón y le dijo:
―Hemos encontrado al Mesías (es decir, al Cristo).
Entonces Andrés llevó a Simón a donde estaba Yeshúa. Yeshúa
lo miró fijamente y le dijo:
―Tú eres Simón, el hijo de Juan. De ahora en adelante te
llamarás Cefas (o sea, Pedro o la roca).
Al día siguiente, Yeshúa decidió ir a Galilea. Allí se encontró
con Felipe y le dijo:
―Sígueme.

16
Felipe era de Betsaida (Beth Tsayada, lit. “distrito de
pescadores”), el mismo pueblo de donde eran Pedro y Andrés. Felipe
fue a buscar a Natanael y le dijo:
―Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley
y del que también escribieron los profetas. Es Yeshúa de Nazaret, el
hijo de José.
Natanael replicó:
―¿Qué dices? ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?28
Felipe le contestó:
―Ven y te convencerás.
Cuando Yeshúa vio que Natanael se le acercaba, dijo:
―Aquí viene un verdadero israelita,29 en el que no hay engaño.30
Natanael le preguntó:
―¿De dónde me conoces?

28
Sin duda, Natanael estaba familiarizado con estas palabras de la profecía de Miqueas: “Pero
tú, Belén Efrata, aunque eres sólo un pequeño pueblo de Judá, serás el lugar de donde nacerá el
rey que gobernará a Israel. Este rey pertenece a una familia muy antigua y su linaje se remonta
hasta tiempos muy lejanos.” (Miqueas 5:2). Por eso, no habría sido fácil para él aceptar
inmediatamente el hecho de que el Mesías hubiera de estar relacionado con la vecina Nazaret
de Galilea. La pregunta de Natanael daba a entender que aquella ciudad no tenía nada que la
recomendara como un lugar del cual se pudiera esperar algo realmente bueno. De seguro,
entonces, Nazaret no podría ser la ciudad de la cual hubiera de venir el que había sido predicho
en la Ley y los Profetas.
29
Aunque todos los descendientes de Jacob son israelitas, no todos son israelitas en el
verdadero sentido de la palabra. El nombre “Israel” significa “uno que contiende [o persevera]
con Dios,” y fue el nombre que se le dio a Jacob después que éste hubo luchado con un ángel
para conseguir una bendición. A diferencia de su hermano Esaú, Jacob apreciaba las cosas
sagradas y estaba dispuesto a esforzarse y ser tenaz con tal de ganar el favor de Dios. (Génesis
32:22-28; Hebreos 12:16) Así, Natanael, como “verdadero israelita”, tenía fe en las promesas
divinas y las apreciaba mucho. No solo era israelita de nacimiento, sino por sus hechos y en
verdad, pues manifestaba la clase de adherencia a la voluntad de Dios que su antepasado Jacob
exhibió. No había nada engañoso, hipócrita ni solapado en cuanto a Natanael. Según lo
estimaba Yeshúa, era un hombre recto.
30
Imagínense que gran honor el que a un hombre se le llamara “un verdadero israelita en quien
no hay engaño”. Y ese honor sería mayor todavía si esa declaración recomendatoria hubiera
venido de alguien cuyo juicio se reconociera como muy superior al de todos los demás
hombres. Natanael, también conocido como Bartolomé, fue altamente honrado de esa manera.
¡Nada menos que el Hijo de Dios dijo eso de él!

17
―Te vi cuando aún estabas debajo de la higuera, antes que
Felipe te llamara.
Natanael exclamó:
―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!31
―¿Lo crees sólo porque te dije que te vi cuando estabas debajo
de la higuera? Pues en adelante vas a ver cosas más grandes que estas.
Y siguió diciéndole: “Te aseguro que verás abrirse el cielo, y a
los ángeles de Dios subir y bajar sobre este hombre que está frente a
ti.”

8. Las bodas de Caná y la primera Pascua32

En el tercer día de la semana hubo una boda en el pueblo galileo de


Caná, y la madre de Yeshúa estaba allí porque le habían encargado
una comisión. También Yeshúa y sus discípulos habían sido invitados
a la boda. Pero sucedió que el vino se acabó y entonces la madre de
Yeshúa le dijo:
―Ya no tienen vino. Deberías hacer algo al respecto.
Yeshúa le respondió:
―¿Y eso qué tiene que ver con nosotros, mujer?33 Mi hora aún
no ha llegado.
Sin embargo, su madre dijo a los sirvientes:
―Asegúrense de hacer lo que él les ordene.

31
Las palabras de Yeshúa constituyeron un testimonio personal a Natanael, y confirmaron que
el que hablaba tenía un acceso milagroso al conocimiento sobre la gente. No sabemos si
Natanael estaba meditando en privado u orando debajo de las ramas de aquel árbol. Sin
embargo, el incidente asociado con la higuera era de tal naturaleza que, en la mente de
Natanael, suministraba base sólida para lo que el Hijo de Dios dijo acerca de él. El significado
de las palabras de Yeshúa disipó toda duda que hubiera en la mente y el corazón de Natanael.
32
Juan 2:1-25.
33
Yeshúa le responde a su madre adoptiva usando una expresión de la época que indica que no
le parece bien su petición, y sugiriéndole también que no debe olvidar que él había sido
enviado desde el cielo por Dios solo para seguir instrucciones de su Padre celestial, no de sus
familiares ni sus amigos.

18
Y había allí seis tinajas de piedra colocadas en su lugar,
siguiendo el orden de la purificación de los judíos, cada una con
capacidad de 80 a 120 litros de agua. Y Yeshúa ordenó a los sirvientes:
―Llenen de agua estas tinajas.
Los sirvientes las llenaron casi hasta rebosar.
Yeshúa volvió a ordenarles:
―Ahora, saquen un poco y llévenselo al riyesh smaka (es decir,
al encargado de la fiesta, en arameo).
Así lo hicieron. El encargado probó el agua convertida en vino.
Él no sabía de dónde había salido ese vino, pero los sirvientes sí lo
sabían pues ellos habían sacado el agua. Entonces el encargado se
acercó al novio y le dijo en corto:
―Todos sirven el mejor vino primero, y después, cuando los
invitados ya han bebido mucho y están distraídos, les sirven el vino
barato. Pero me parece muy curioso que tú has guardado el mejor
vino hasta el final.
Yeshúa hizo esta señal milagrosa, que fue la primera, en Caná
de Galilea. Así dio a conocer su gloria; y sus discípulos confiaron aún
más en él.
…….

Después de esto, Yeshúa fue al pueblo de Capernaúm con su madre,


sus medio hermanos y sus discípulos, y allí se quedaron unos días.
Luego, como se acercaba la Pascua, que es una de las grandes
fiestas de los judíos, Yeshúa se fue a Jerusalén.
Dentro del templo encontró a los mercaderes de bueyes, ovejas
y palomas, y a los que cambiaban dinero sentados a sus mesas.
Indignado y muy molesto, hizo un látigo con algunas cuerdas y echó
a todos del atrio del templo. También echó junto con ellos a sus ovejas
y bueyes; arrojó al suelo las monedas de los que cambiaban el dinero
y volcó sus mesas. A los que vendían palomas, les dijo con gran
autoridad:
―¡Saquen esto de aquí! ¡Les prohíbo que conviertan la casa de
mi Padre en un mercado!

19
Sus discípulos entonces recordaron que la Escritura dice: «El
celo que tengo por tu casa me está consumiendo».
Frente a esto, los judíos le preguntaron:
―Pero ¿qué señal nos puedes mostrar de que tienes derecho de
hacer esto?
Yeshúa les contestó:
―¿Ven este santuario? Destrúyanlo y en tres días lo volveré a
levantar.
Los judíos dijeron:
―¡Levantar este santo lugar les llevó cuarenta y seis años!, ¿y tú
dices que en tres días lo puedes volver a construir?
Pero ellos no tenían la capacidad de entender que era el Verbo
quien hablaba, y mucho menos que se refería al cuerpo que estaba
habitando en la tierra y a través del cual les hablaba: el cuerpo
perfecto de Yeshúa, que el Verbo había convertido en su propio
santuario, es decir, su santa habitación terrenal. Por eso, después que
resucitó, sus discípulos se acordaron de estas palabras que él había
dicho. Entonces creyeron en la Torá y en lo que Yeshúa había dicho.
Mientras Yeshúa estaba en Jerusalén durante la fiesta de la
Pascua, muchos creyeron en él porque vieron las señales milagrosas
que hacía. Pero el Verbo, que habitaba en Yeshúa, no confiaba en
ellos, porque los conocía a todos. No necesitaba que nadie le dijera
nada acerca de los demás, porque, como Dios que era, él podía conocer
los pensamientos y los sentimientos de cualquier ser humano.

9. El rabí Yeshúa es abordado por Nicodemo34

Había un varón fariseo llamado Nicodemo; un juez del tribunal


supremo de los judíos. Este fue una noche a visitar a Yeshúa y le dijo:

34
Juan 3:1-21.

20
―Rabí, algunos de nosotros sí creemos que Elohim te ha enviado a
enseñarnos, porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú
haces si Elohim no está con él.35
Yeshúa le dijo:
―Te aseguro que si una persona no nace de nuevo, pero ahora
de arriba, no podrá participar en el próximo reino de Dios, que viene
a la tierra.
Nicodemo preguntó:
―¿Volver a nacer? ¿De arriba? ¿De nuevo? ¿Cómo puede uno
nacer de nuevo cuando ya es viejo y volver a comenzar? ¿Acaso puede
entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer una vez más? ¿O
cómo?
Yeshúa respondió:
―Te aseguro que el que no naciere del agua y del Espíritu, no
puede entrar en el próximo reino de Dios. Lo que nace de padres
humanos, permanecen siendo humano; pero lo que nace por la
intervención del Espíritu, ahora es espiritual.36 No te sorprendas de
que te dije que tienes que nacer de nuevo, pero ahora de arriba y
empezar de nuevo. El viento sopla por donde quiere y oyes el sonido
que produce, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Eso mismo
pasa con todos los que nacen por la intervención del Espíritu.
Nicodemo preguntó:
―Pero ¿cómo es posible que esto suceda? No entiendo cómo
puede hacerse esto.
Yeshúa le respondió una vez más:

35
Eso era verdad, pero lo que los fariseos no tenían la capacidad de entender era que Yeshúa no
solo había sido enviado desde el cielo por Elohim, sino que Elohim mismo vivía en Yeshúa y
les estaba revelando verdades eternas de parte de su Padre. Aun así, a más de 2000 años de
distancia, la mayor parte de los que se dicen discípulos de Yeshúa siguen sin comprender
cabalmente la verdadera naturaleza humano-divina de Cristo-Yeshúa. No entienden que Cristo
es el Elohim/Verbo eterno, el Hijo de Dios; y que Yeshúa es el segundo hombre después de
Adán, o el Segundo y último Adán, creado directamente por Dios, pero no del polvo de nuestra
tierra, que está maldita.
36
Compárese con lo dicho posteriormente por Pablo en 1 Corintios 15:44b-47.

21
―Más bien, ¿cómo es posible que tú seas un maestro de Israel,
y no sepas cómo son posibles estas cosas? Nosotros hablamos de las
cosas que sabemos y de las que nosotros mismos hemos sido testigos,
pero ustedes no creen lo que les decimos. Si les he dicho cosas
terrenales, de esta vida, y no las aceptan en su corazón para ponerlas
por obra, ¿cómo van a creerme si les hablo de las cosas del cielo y por
venir? Ninguna persona ha subido jamás al cielo, excepto éste quien
te habla, quien descendió del cielo porque allá en el cielo está. Pero
como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también está
destinado que levantarán a este hombre que te habla, para que todos
los que creyendo en él pongan por obra sus dichos, tengan vidas
eternas.
»Y es que Yehováh Padre eterno, amó tanto a los seres humanos,
que les entregó a este Hijo suyo, el primero y único en su tipo, para
que todos los que creyendo en él pongan por obra sus dichos, tengan
vidas eternas. Dios no envió en esta ocasión a su Hijo para juzgar y
condenar a la gente, sino para que por medio de lo que él haga puedan
tener vidas eternas. Cualquiera de ustedes que crea en la obra a la que
ha sido destinado el excepcional Hijo de Dios que les habla (aquello
que significa su propio nombre), no será condenado; pero quien no
crea en ello, considérese condenado desde ya.
»Por otro lado, lo más grave de todo es que la causa legal que
estará pendiendo sobre los que no crean, es esta: que la Luz del cielo
vino al mundo y se manifestó a través de este hombre, el nuevo Adán,
pero la gente prefirió sumergirse en las tinieblas que ponerse bajo la
Luz, y lo prefirieron así porque las cosas que hacían no solo eran
malas, sino que se complacieron en hacerlas. Y es que todo el que
hace lo malo odia la Luz, y se mantiene alejado de ella por temor a
que sus malas acciones se descubran y sea castigado por ellas. En
cambio, los que actúan correctamente y en base a la verdad se acercan
gustosos a la Luz, para que los demás vean que aman y obedecen la
Ley de Elohim y que les gusta hacer su voluntad y que Dios los vea».

22
10. Yeshúa en el valle del Jordán37
Después de esto, Yeshua fue con sus discípulos a la tierra de Judea;
y estaba allí con ellos, y hacía bautizos. Y Juan también estaba
purificando a la gente en agua en Enón, a las horillas del río Shalim,
pues allí fluían muchas aguas de manantial; y venían, y eran
purificados, porque Juan todavía no había sido puesto en la cárcel.
Se levantó entonces un debate entre uno de los seguidores de
Juan y un cierto judío, concerniente a la efectividad de la purificación.
Así que se acercaron a Juan y le dijeron:
—Rabí, aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de
quien tú diste solemne declaración de que es el Elegido, ¡he aquí,
ahora está purificando en agua también y todos, en vez de venir a ti,
acuden a él!"
Juan les respondió con mucha paciencia diciendo:
—Un hijo de hombre no puede recibir nada del deseo de su alma,
a menos que le sea dado de los cielos. Ustedes son testigos que he
dicho que no soy El Elegido, sino que soy un enviado, solo un
emisario, que lo precede. Porque el que tiene a la novia, es el novio,
pero el amigo del novio, aquel que está de pie y le escucha con gozo,
se regocija mucho por la voz del novio. ¡Dense cuenta: este mi gozo
se ha cumplido! Por eso, es propio que Aquel crezca, y que yo
disminuya. Y es que Él viene de arriba, por lo que es mayor que
cualquiera de nosotros. Yo soy parte de la raza humana que necesita
ser salvada, y por eso mis conocimientos son limitados sobre cualquier
cosa. Él, en cambio, viene del cielo y por eso tiene autoridad sobre
todos; lo que ha visto y oyó, de eso ha dado solemne declaración,
¡lástima que por ahora tan pocas personas creen en sus palabras! Pero
quien recibe sus palabras, testifica que Yehováh es fiel en cumplir lo
que promete. Pues el que Yehováh envió, habla las palabras de
Yehováh, porque Yehováh le dio su Espíritu sin medida ni límites. El
Padre ama al Elegido, y ha entregado todas las cosas en su mano. El
que tiene fe obediente en el Elegido tiene vida eterna, pero el que

37
Juan 3:22—4:3.

23
decide desobedecerlo, no verá la vida en el mundo que viene, sino que
la indignación de Yehováh permanece sobre él.

*******
Cuando supo Yeshua que los fariseos habían oído el asunto de que
"Yeshua hace y purifica más seguidores que Juan", (aunque Yeshua
mismo no dirigía las purificaciones, sino sus discípulos), dejó Judea,
y se fue de nuevo a la Galilea.

*******

Más tarde Yeshúa se enteraría que Juan había sido apresado


por Herodes y le había puesto en prisión a causa de Herodías,
la mujer de su hermano Filipo,38 con la cual ya hasta se había
casado.39 Juan había reprendido a Herodes diciéndole: “La
Torah no te permite tener la mujer de tu hermano.”40 Y por
esta razón, Herodías aborrecía a Juan y procuraba asesinarlo,
pero no encontraba cómo, pues Herodes, a pesar de haberlo

38
Herodías se casó primero con su medio tío —quien era hermanastro de su padre e hijo de
Herodes el Grande por medio de Mariamne II, su tercera esposa—, conocido comúnmente
como Herodes Filipo para distinguirlo del Filipo que era gobernante de distrito de Iturea y
Traconítide (Lucas 3:1.) Con Herodes Filipo tuvo a Salomé, quien, al parecer, fue su hija única.
Sin embargo, Herodías se divorció de él y se casó con el hermanastro de este, Herodes Antipas,
que también era hijo de Herodes el Grande —el abuelo de Herodías—, si bien por medio de
Maltace, su cuarta esposa. Herodes Antipas, que en ese tiempo era gobernante de distrito
(literalmente, “el tetrarca”), y al que Yeshúa llamó “esa zorra” (Lucas 13:31, 32), también se
divorció de su primera esposa —una hija de Aretas de Arabia, rey de los nabateos— a fin de
casarse con Herodías.
39
Herodes Antipas, el hijo de quien mandó matar a los inocentes en tiempos del nacimiento de
Yeshúa, se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, que vivía como privado en
Roma. Herodías llevaba muy a mal las reprensiones del bautista. Impulsado por ella, el tetrarca
manda arrestar a Juan y, según el testimonio de Josefo, le encerró en la fortaleza de
Maqueronte, al oriente del Mar Muerto, donde luego le hizo degollar.
40
Herodías era la esposa de su medio hermano Filipo. Herodes afirma obedecer la Ley mosaica,
pero al divorciarse de su primera esposa para casarse con Herodías está yendo en contra de la
Ley y cometiendo adulterio. Como Juan denunció estos hechos, Herodes lo metió en la cárcel,
tal vez presionado por la propia Herodías.

24
arrestado por complacerla, estaba convencido en su interior
que Juan era un justo y un santo y le temía y le daba
protección. Y le daba audiencia para oírlo y se quedaba
atemorizado cada vez que lo oía, pero, aun así, le gustaba
escucharlo.41

11. El ministerio de Yeshúa en Galilea42

Cuando Yeshúa oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando
a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región
de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo:

Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,


gran honor te será traído por la Vía del Mar
hasta el otro lado del Jordán
y hasta Galilea de los gentiles.
¡El pueblo que vivía en tinieblas vio gran Luz
y los que en tierra de sombra de muerte se habían asentado,
de pronto fueron con aquella misma Luz iluminados!43

Desde entonces comenzó Yeshúa a predicar, y a decir:


“Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado a ustedes”.
Y un día, andando Yeshúa junto al mar de Galilea, vio a dos
hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban
la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: “Vengan y
síganme, porque yo los transformaré en un tipo nuevo de pescadores:
ahora ustedes pescarán seres humanos”. Ellos entonces, dejando al
instante las redes, se fueron con él. Pasando de allí, vio a otros dos

41
Marcos 6:17-20.
42
Mateo 4:12-25.
43
Isaías 9:1-2.

25
hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca
con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó también.
Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, también le siguieron.
Y recorrió Yeshúa toda Galilea, enseñando en las sinagogas de
ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad
y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y
le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas
enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos;
y los sanó a todos. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis,
de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

12. Yeshúa y la mujer samaritana44


En el viaje, Yeshúa tenía que pasar45 por Samaria y llegó a un pueblo
samaritano llamado Sicar. Este poblado se encontraba cerca del
terreno que Jacob le había dado a su hijo José. Allí seguía el pozo de
Jacob. Yeshúa, cansado del viaje, se sentó junto al pozo, y era cerca
del mediodía.46

44
Juan 4:4-42.
45
Yeshúa abandonó Judea debido a que su ministerio estaba bajo duro escrutinio. Se dice
también que, de regreso a Galilea, “tenía que pasar por Samaria”, indicando con estas palabras
que el paso de Yeshúa a través de Samaria ―la ruta más corta entre Judea y Galilea― era de
obvia necesidad, pero no obligatoria. De hecho, los judíos “puros” procuraban siempre evitar
interactuar con los samaritanos, a cuya falsa perspectiva religiosa se oponían. Los primeros,
estaban descontentos porque los samaritanos, no obstante ser judíos también, se habían
mezclado con los asirios después de la caída del reino del norte, más de 700 años antes de
Cristo.
46
Una mujer, al parecer sin compañía, se acerca al pozo con un cántaro. Algunos académicos
con la típica mirada misógina de la sospecha, han argumentado que se trataba, con seguridad,
de una prostituta buscando clientela, dado que las mujeres decentes acarreaban el agua por la
mañana, cuando el clima era más fresco; no al medio día, cuando la temperatura era
insoportable. Ciertamente, el acarreo de agua habría sido más eficiente por la mañana, pero este
valor no gobernaba todas las sociedades antiguas, y ni siquiera lo hace sobre las actuales. En
ciertas villas de Kenia actual, en África, por ejemplo, las mujeres lavan y secan su ropa bajo el
candente Sol ecuatorial. Se supondría que es más eficiente lavar temprano por la mañana, de
modo que por la tarde la ropa, ya seca, solo se recogería y sería llevada a casa. Pero esta
suposición es desmentida cuando a las kenianas se las ve lavar justo a media tarde, y después
dejar secando la ropa toda la noche para recogerla hasta la próxima tarde. Tal vez difícilmente

26
Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso,
llegó una mujer de Samaria a sacar agua47 y Yeshúa le dijo:
―Mujer, dame un poco de agua, por favor.
Al instante, la mujer reconoció el acento del varón que le
hablaba. Pero como los judíos no se llevaban bien con los samaritanos,
la mujer le respondió:
―¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy
samaritana?
Yeshúa le contestó:
―Si supieras lo que Dios puede darte a ti, aunque seas
samaritana, y si supieras quién es el que te está pidiendo agua, serías
tú la que le pediría agua a él y él te daría de esa agua que da vida.
La mujer le dijo:
―Señor, ni siquiera tienes con qué sacar el agua y el pozo es
muy hondo. ¿Cómo me vas a dar agua que da vida? Haz de saber que
nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo y de aquí bebía agua él,
sus hijos y su ganado. Dime, ¿acaso eres tú superior a Jacob?
Yeshúa le respondió:
―Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el
que beba del agua que yo le dé, no volverá a tener sed jamás, porque
dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará
vida eterna.
La mujer quiso ahondar en el tema, y dijo:

eficiente, pero quizá muy adecuado para la preparación de los alimentos, e innegablemente útil
para los procesos de socialización y convivencialidad vecinal.
47
Observemos que Juan no dice explícitamente que la mujer iba sola ni especifica el motivo
exacto por el cuál ella sube por agua a esa terrible hora. Pero no estamos obligados a aceptar
interpretaciones sesgadas por el estigma femenino, en particular en América Latina, donde
tendemos a andar buscando el lado malo de las mujeres, o a suponer que siempre están haciendo
algo malo. Existen otras hipótesis viables. ¿Por qué no pensar, por ejemplo, que era una buena
vecina que quizá estaba ayudando a otra con hijos pequeños o de brazos? ¿Por qué no suponer
que estaba por terminar sus propios quehaceres cuando se le acabó el agua y tuvo que ir por más?
Juan menciona la hora del día solo para explicar por qué Yeshúa se hallaría cansado, acalorado,
sediento y hambriento, no para decirnos a qué hora acarreaban el agua las mujeres virtuosas, ni
mucho menos para hacer sugerencias entrelineadas acerca de la dudosa moral sexual de una
mujer a la que quizá solo se le había acabado el agua.

27
―Señor, dame de esa agua que dices para que no vuelva a tener
sed ni tenga que venir aquí a sacarla de esta agua.
Yeshúa le dijo:
―Ve a llamar a tu esposo y regresa acá.
La mujer respondió:
―No tengo esposo.
Yeshúa le dijo:
―Has dicho la verdad en cuanto a que no tienes esposo, porque
has tenido cinco y el varón con el que ahora vives no es tu esposo.48
La mujer le dijo:
―Señor, ¡estás en lo correcto! Pero, ¿cómo puedes saber eso de
mí?49 Me parece que eres un profeta, un hombre de Dios. ¿Acaso has
venido a adorar tú acá, en Jerisim? Nuestros antepasados adoraron
en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde
debemos adorar está en Jerusalén.
Yeshúa le respondió:

48
¿Pudo la mujer ser una inmoral adúltera multidivorciada y sin respeto por el matrimonio? No
parece verosímil que sus exmaridos hubieran tenido que recurrir hasta cinco veces al divorcio, y
cada vez por adulterio. Ningún hombre en su sano juicio se hubiera atrevido a ser el segundo —
por no decir el quinto— marido de una mujer culpable de adulterio serial, seguramente sin dote,
y mucho menos sin buena fama. No es verosímil tampoco que ella fuera una divorciada serial,
dada la fortuna que habría tenido que pagar en abogado tras abogado. Es más, no existe evidencia
histórica de que alguien en el mundo antiguo, hombre o mujer, se haya divorciado ¡cinco veces!
El paralelo más cercano en el siglo I a.C. es el del triúnviro general Cneo Pompeyo “El Grande”,
quien de las cinco esposas que tuvo se divorció solo de dos, y enviudó de otras dos. Y dado que
la esterilidad no era una causa normal de divorcio, tampoco podemos suponer que la samaritana
se divorció siempre por esa razón.
49
Es este detalle, el hecho de que el hombre con el que cohabita no es su esposo, el que parece
arrojar una sombra de vergüenza sobre ella. Pero eso es solo una posibilidad. Cuando la mujer
reconoció que el hombre con el que vivía actualmente no era su marido, y ratificó que en el
pasado ya había tenido hasta cinco de ellos, parece sonar como una mujer sexualmente libertina,
aficionada a la cohabitación, y que se la hubiera pasado los últimos años tomando a la ligera el
matrimonio. Pero tenemos que reconocer que esta sugerencia se halla en claro conflicto con la
forma y el contenido de sus palabras en el diálogo con Yashúa. Contra todo lo que nos dicen los
predicadores sesgados, ella se presenta a sí misma con los rasgos y expresiones típicos de una
genuina buscadora espiritual: alerta, inquisitiva y abierta; alguien en quien la comunidad confía,
y a la que con seguridad respetan y admiran.

28
―Créeme, mujer, que ya está cerca la hora en que ustedes no
volverán a inclinarse ante el Padre ni en este monte ni en
Jerusalén. Ustedes los samaritanos se inclinan para adorar lo que no
conocen, pero nosotros los judíos adoramos a Aquel a quien
conocemos, pues la Vida llega a través de los judíos. Pero la hora se
acerca, y de hecho ya está aquí, cuando los que verdaderamente
adoren al Padre lo harán en su espíritu y en la forma correcta, porque
el Padre así quiere que sean los que lo adoren. Porque Dios es el
Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en su espíritu y de la forma
correcta.
La mujer respondió:
―A nosotros nos han enseñado que algún día vendrá el Mesías,
el Elegido, y que cuando él venga nos explicará todas las cosas.
Yeshúa le dijo:
―¡YO SOY el Mesías, el Elegido, el que está hablando contigo.
En eso llegaron sus discípulos. Aunque se sorprendieron de verlo
hablando con una mujer, no se atrevieron a preguntarle a ella qué
quería de él, ni a él sobre qué estaba hablando con ella.
Por su parte, la mujer estaba atónita. No daba crédito a lo que
escuchaba. Así que dejó su cántaro, corrió al pueblo y le decía a la
gente:
―Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he
hecho.50 ¿No será este el Elegido?
50
¿Por qué habría hecho tantos maridos? Es más probable que sus cinco matrimonios y actual
estado–no–civil fueran el resultado de que (a) desafortunados eventos les habrían arrebatado la
vida a varios de sus maridos, (b) que quizá uno o dos de ellos se habrían divorciado de ella, o
incluso (c) que ella misma habría podido iniciar el proceso de divorcio contra al menos uno de
ellos. ¿Por qué no? Para su actual estado–no–civil, quizá ella simplemente no habría tenido una
dote con la cual formalizar un nuevo matrimonio civil con su actual pareja (un estado
semejante a lo que llamamos “unión libre” o amasiato. ¿Por qué no? Quizá su actual pareja era
una persona rica de edad avanzada que necesitaba de cuidados especiales, pero los hijos de él
no estaban dispuestos a compartir con ella la herencia, de modo que él no le habría podido
expedir ningún certificado de dote. ¿Por qué no? Quizá él ya se encontraba casado, y ella era su
segunda mujer (su concubina). Y aunque la antigua cultura judía permitía la práctica de la
poliginia (que no es lo mismo que la poligamia¸ la cual estaba prohibida), tales arreglos iban en
contra de la definición que Yeshúa, basado en el Antiguo Testamento, manejaba del
matrimonio como unión monógama entre un hombre y una mujer (Mateo 19: 4–6). Tiene
sentido, pues, que Yeshúa simplemente le dijera que no estaba casada con su actual pareja. El

29
Entonces salieron del pueblo y fueron a ver a Yeshúa.
Mientras tanto, sus discípulos le suplicaban:
―Maestro, come algo.
Él les dijo:
―Yo tengo una comida que ustedes no conocen.
Los discípulos se preguntaban: “¿Le habrá traído algo de comer
esa mujer?”
Pero Yeshúa, que conocía sus pensamientos, les explicó:
―Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar
a tiempo el trabajo que me encargó. Ustedes dicen: “Todavía faltan
cuatro meses para la cosecha”; sin embargo, yo les digo: ¡Fíjense bien
en los campos sembrados! La cosecha ya está blanca y madura, y ya
está lista para la siega.
»El que trabaja recogiendo la cosecha ya recibe su salario y
recoge la cosecha para vida eterna. Tanto el que siembra como el que
cosecha se alegran juntos. Y es que es cierto lo que dice el refrán: “Uno
es el que siembra y otro el que cosecha”. Yo los he enviado a ustedes
a cosechar lo que no les costó ningún trabajo sembrar. Otros fueron
los que se fatigaron trabajando, y ustedes han cosechado el fruto del
trabajo de ellos».
…….

Al final, muchos de los samaritanos que vivían en ese pueblo creyeron


en Yeshúa por las palabras que les dijo la mujer: «¡Me ha dicho todo
lo que he hecho!». Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba,
le suplicaron que se quedara con ellos. Yeshúa, aceptó y se quedó allí
dos días más, y muchos más creyeron después de oírlo hablar.
Le dijeron a la mujer:
―Ahora creemos en él porque nosotros mismos ya lo hemos
escuchado, y sabemos en verdad que él es quien da Vida al mundo.

pasaje no nos dice por qué esta mujer tuvo cinco esposos, pero conocer las realidades del siglo I
judío nos permite imaginar escenarios distintos a los establecidos, además de imaginar de
manera compasiva las dificultades por las que su vida pudo haber pasado.

30
13. La curación del hijo del cortesano51
Después de pasar allí esos dos días, se fue a Galilea, pues Yeshúa mismo
había dicho que “ningún profeta recibe honra en su propia
tierra”. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron muy bien, ya que
ellos mismos habían visto todo lo que él había hecho en Jerusalén
durante la Pascua, porque habían estado en esa fiesta.
Después volvió Yeshúa a Caná de Galilea, donde había convertido
el agua en vino. Había allí un importante funcionario real52 que tenía a
su hijo enfermo en Capernaúm. Cuando el funcionario se enteró de que
Yeshúa había viajado de Judea a Galilea, fue a verlo y le suplicó que lo
acompañara53 y sanara a su hijo, pues estaba a punto de morir.
Yeshúa le dijo:
―Ustedes sólo van a creer si ven señales y milagros, ¿no es cierto?
Pero el funcionario le rogó:
―Señor, ¡ven antes que se muera mi hijo!
Yeshúa le dijo:
―Regresa a casa, que tu hijo vive.
El hombre creyó lo que Yeshúa le dijo, y se fue. Cuando iba de
regreso a su casa, sus criados salieron a su encuentro con la noticia de
que su hijo estaba vivo. Él les preguntó a qué hora había comenzado su
hijo a sentirse mejor, y le contestaron:
―Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.
El padre se dio cuenta de que a esa misma hora Yeshúa le había
dicho: «Tu hijo vive». Así que él y toda su familia creyeron.
Esta fue la segunda señal que hizo Yeshúa en Galilea, después de
volver de Judea.

51
Juan 4:43-54.
52
Seguramente un individuo miembro de la corte del tetrarca Herodes.
53
Obsérvese de cerca la actitud de este padre de familia hacia Yeshúa: creía que el Maestro era una
especie de sanador médico que, para ejercer su arte, tenía que estar presente observando para poder
diagnosticar al paciente antes de aplicarle los remedios convenientes. Qué diferencia con la fe de aquel
centurión, que no veía la necesidad de que Yeshúa entrase en su casa, porque una orden suya bastaría
para curar a su siervo enfermo (Lucas 7:6-10).

31
14. Yeshúa en Nazaret54
Yeshúa regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y se corrió
la noticia por toda la región de su inminente llegada. Y estuvo
enseñando en las sinagogas y todos lo admiraban.55
Cuando llegó a Nazaret, donde se había criado, un sábado fue a
la sinagoga, como era su costumbre.56 En honor a su visita, le pidieron
que se levantara y leyera el libro del profeta Isaías. Él lo abrió y
encontró el lugar donde dice:

«El Espíritu de Yehováh está sobre mí,


por lo cual me ha ungido para dar esperanza a los pobres.
Me ha enviado para sanar a los que tienen el corazón roto,
para proclamar la libertad de los cautivos y
para dar vista a los ciegos y
fortalecer a los afligidos con el perdón,
y para anunciar el año aceptable de Yehováh».

Luego cerró el libro, se lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los


que estaban en la sinagoga tenían los ojos puestos en él.
Entonces él comenzó a decirles:
―Esta Escritura acaba de cumplirse hoy delante de ustedes.
Al principio, todos se expresaban bien de él y estaban admirados
por las hermosas palabras que él hablaba. Pero también estaban
intrigados y se preguntaban:
―¿No es este el hijo de José el carpintero?

54
Lucas 4:14-30.
55
Tenemos que imaginarnos el gran revuelo que hay en Nazaret. Hace tan solo pocas semanas, Yeshúa
era un carpintero de esta ciudad, pero se fue para que Juan lo bautizara y ahora todo el mundo habla de
las obras milagrosas que está haciendo. Así que los habitantes de este lugar, como quien recibe a una
estrella del espectáculo, están deseando ver algunos de sus maravillas.
56
La expectación aumenta cuando Yeshúa va a la sinagoga, según su costumbre. Seguramente es la
misma sinagoga a la que ha ido por décadas. En estos lugares se ora y se leen en voz alta los escritos de
Moisés todos los sábados (Hechos 15:21). También se leen pasajes de los libros de los profetas. Cuando
Yeshúa se levanta para leer, seguro que reconoce a muchos de los presentes, pues asistió por años a esta
misma sinagoga.

32
Yeshúa les dijo:
―Sin duda ustedes me dirán ese refrán: “Médico, deberías
curarte a ti mismo”, en el sentido de que habrían preferido que yo
hiciera aquí, en mi propia tierra,57 lo que han oído que hice en
Capernaúm.58 Pero yo sé bien que ningún profeta jamás ha sido bien
recibido en su propia tierra. En tiempos de Elías, por ejemplo, no
llovió por tres años y medio y hubo mucha hambre en toda la tierra.
En Israel vivían muchas viudas en esa época; sin embargo, ¿acaso
Elías fue enviado a alguna de esas viudas judías? No, sino a una viuda
de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón, que no era israelita. Y
también, en tiempos del profeta Eliseo, había en Israel muchos
enfermos de lepra, pero ¿acaso Eliseo sanó a alguno de esos judíos
leprosos? No, a ninguno, sino sólo a Naamán, que, por cierto, era un
pagano sirio.
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se pusieron
furiosos,59 se levantaron y lo echaron fuera del pueblo. Incluso, lo
llevaron a lo alto de la colina sobre la que estaba construido el pueblo,
para arrojarlo desde allí, pero sucedió que él pasó por en medio de
ellos y se fue sin que se dieran cuenta.

15. Yeshúa cura a varias personas en Capernaúm60


Yeshúa se fue a Capernaúm, un pueblo de la región de Galilea, y
enseñaba a la gente el día de Sabbath. Los que lo oían se sorprendían
de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

57
Según parece, los habitantes de Nazaret piensan que las curaciones debió realizarlas primero allí, para
beneficio de su propia gente, y que, al no hacerlo, los ha tratado con desprecio.
58
Capernaúm no era un pueblo más, era un pueblo con las características adecuadas para ser utilizado
por gentes de diferentes naciones para llevar y traer sus mercaderías. Era un pueblo que servía de
«descanso» a los viajeros y donde, sin embargo, había mucha oscuridad espiritual, lo que se puede
deducir por la cantidad de endemoniados que habitaban allí y porque fue un pueblo con mucho
movimiento. Por eso se dice a veces que “la Luz brilló mucho más en Capernaúm”.
59
Se ponen furiosos, quizás porque sienten que Yeshúa les ha contado esos hechos históricos para
revelar su egoísmo y su falta de fe.
60
Lucas 4:31-43.

33
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por un
espíritu inmundo que le gritó con todas sus fuerzas:
―¡Por qué te metes con nosotros, Yeshúa de Nazaret? ¿Has
venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú. ¡El Santo de Dios!
Yeshúa le replicó:
―¡Cállate! ¡Sal de ese hombre!
Entonces el demonio derribó al hombre en medio de la gente y
salió de él sin hacerle más daño. Todos estaban muy asustados y se
decían unos a otros:
―¿Qué tienen sus palabras, que con autoridad y poder les ordena
a los espíritus malos que salgan, y salen?
Y el nombre de Yeshúa comenzó a estar en boca de todos.

*******

Al salir Yeshúa de la sinagoga se fue a la casa de Simón. La suegra


de este estaba enferma y con fiebre muy alta, y le pidieron a Yeshúa
que hiciera algo por ella. Él se inclinó sobre ella y ordenó que la fiebre
se le quitara, y se le quitó. Ella en seguida se levantó y comenzó a
servirles.
Al anochecer, la gente le llevó a Yeshúa todos los que tuvieran
cualquier tipo de enfermedad. Él puso las manos sobre cada uno de
ellos y los sanó. También de muchas personas salían demonios que
gritaban: «¡Tú eres el Elegido, el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía
y no los dejaba decir que sabían que él era el Elegido.
Cuando amaneció al día siguiente, Yeshúa salió y se fue a un
lugar solitario. La gente lo buscó por todas partes y, cuando lo
encontraron, trataron de detenerlo para que no se fuera. Pero él les
dijo: «Me tengo que ir, pues tengo que anunciar las buenas noticias
del reino de Dios a los demás pueblos, porque para eso fui enviado».
Y estuvo predicando en las sinagogas de Galilea.

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