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06 Tomo II - No. 6

1) La revolución de mayo de 1810 en Buenos Aires marcó el inicio del proceso de independencia de las provincias del Río de la Plata y tuvo una gran influencia en otros países americanos. 2) El documento describe los eventos que llevaron al cabildo abierto del 22 de mayo y la votación del 23 de mayo que resultó en la destitución del virrey Cisneros y el establecimiento de una junta presidida por el cabildo. 3) Aunque el virrey aceptó dejar el mando, el cab

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1) La revolución de mayo de 1810 en Buenos Aires marcó el inicio del proceso de independencia de las provincias del Río de la Plata y tuvo una gran influencia en otros países americanos. 2) El documento describe los eventos que llevaron al cabildo abierto del 22 de mayo y la votación del 23 de mayo que resultó en la destitución del virrey Cisneros y el establecimiento de una junta presidida por el cabildo. 3) Aunque el virrey aceptó dejar el mando, el cab

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La Revolución de Ma}ro de 1810 a

Las actas del Cabildo de Buenos Aires de los días 2L


ni 25 de mayo de 1810, publicadas, creemos que por la
primera vez, en el año 1836, 1 encierran la historia oficial de
aquella revolución que puede llamarse Americana porque
ejerció una influencia decisiva en los destinos de toda la
América.
Concurrió á esa influencia una circunstancia singularí­
sima.
La de Buenos Aires es la única revolución americana
■que no fue ahogada ni combatida en su curso— la única
que ha podido gravar en su escudo—f u i —nunca dejé de
ser— soy hoy — seré mañana.
Y esta circunstancia le permitió las expansiones genero­
sas que llevaron sus armas á Chile, al Perú, al Ecuador, y
que asociaron su nombre á la emancipación y á la funda­
ción de varias nacionalidades americanas.
Con motivo de publicar las actas del mismo Cabildo 2
■que contienen las crónicas de la defensa de esta ciudad aco-

a. Estas páginas, debidas á la pluma del doctor Lamas, notables asi del
, punto de vista de la información como del arte literario, si no son inéditas
son desconocidas; hace cuarenta años que fueron publicadas.
Ellas ponen en transparencia y proximidad los primeros actos de la Revo-
iJución de 1810 .—L a D ire c c ió n .
1. Colección de Obras y Documentos relativos á la Historia anti­
gua y moderna de las provincias del Río de la Pinta, por don Pedro
•de Angelis, tomo 3.°.
2. V éase número 11 de la «Revista del R ío de la Plata».

R . H . :— 38 T- TI
580 REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO 587
metida por el ejército inglés del mando del general W icte-
locke, indicamos la impotencia, la nulidad del Poder me­ II
tropolitano— la posesión que tomaba el pueblo de su pro­
pia, fuerza armándose para su defensa y defendiéndose por El cautiverio de la familia real y los desastres de Es­
sí solo— y dimos por sustancialmente consumarla la revo­ paña, invadida por los ejércitos franceses que venían á
lución que esos hechos encerraban, desde que el elemento imponerle la dinastía napoleónica, produjeron la agitación
americano armado desarmó al elemento peninsular, á que que es natural en la acefalía del poder.
estuvo asociado, y se. quedó como único depositario de la La hora de las innovaciones había llegado.
fuerza militar. El virrey trató de retardarla, ya que no le era dado-
Entonces dijimos que: evitarla, publicando el 18 de mayo de 1810 un documento
«El día 1.° de enero de 1801) en que tan grave suceso en que comunicó al pueblo (que ya los conocía y por eso se
tenía lugar, encerraba el 25 de mayo de 1810, porque des­ agitaba) los desgraciados sucesos.de la metrópoli, con el fin
de aquel día predominó en la fuerza pública el elemento visible de detener toda innovación en el poder que ejercía,
americano armado y con la conciencia de su derecho y de hasta que, por un acuerdo con los otros virreyes, se crease
su poder.» una representación de la soberanía real en América.
Esta verdad resalta, en el más alto relieve, en el cuadro* Si este medio era acertado, la autoridad del virrey no
de la Revolución de Mayo. sólo aplazaba toda innovación, sino que con el auxilio del
Los cuerpos armados para la defensa contra los ingleses,, tiempo y el acuerdo y concurso de los otros virreyes, po­
fueron la potencia á que todos recurrieron; y era potencia día organizar medios eficaces para resistirla.
tan decisiva, que una vez pronunciada su voluntad, esa vo­ Pero la opinión americana, apoyada en el espíritu y en
luntad no encontró ninguna resistencia material. la fuerza de las tropas organizadas en la Capital, com­
El hecho debió tener, y tuvo, consecuencias de la mayor prendió y resistió el acuerdo indicado, y continuó ejercien­
gravedad; y como de esas consecuencias hemos de ocupar­ do su presión sobre las autoridades constituidas.
nos más adelante, creemos conveniente, para facilitar las- Esta presión fué irresistible. Apremiado el Cabildo por
referencias, dejar compendiada en este artículo la historia algunos de los comandantes de los cuerpos de la guarni­
de los famosos días de Mayo, sustanciando con fidelidad' ción y varios individuos particulares, y con el fin de evi­
los actos del Cabildo, los documentos oficiales y las narra­ tar la más laslimosa ferm entación, solicitó del virrey, por
ciones contemporáneas que nos merecen mayor fe. oficio del día 21 de mayo de 1810, que lo autorizase « para
Esto nos permitirá complementar la serie de esos docu­ « convocar por medio de esquelas la principal y más sana
mentos con tíos inéditos que, por una feliz casualidad, se- « parte del vecindario, á fin de que, en un congreso público,
encuentran en nuesta colección de autógrafos. « expresase la voluntad del pueblo, para acordar en vista de-
Estos inéditos son: '< ello las medidas más oportunas para evitar toda desgracia,.
1.° La acta de la primera Junta en que da por admiti­ « y asegurar la suerte futura ». 3
da la exoneración de su presidente el virrey don Baltasar Quebrantado el virrey, que hasta ese día había resisti­
Hidalgo de Cisneros, en la mañana del 25 de mayo de 1810. do tenazmente, acordó el permiso que se solicitaba. 4
2.° El primer proyecto presentado á la nueva Junta por
su secretario el doctor don Mariano Moreno, apenas ins- 3. A cta del Cabildo, de 21 de mayo.
talada eu mismo día. 4. L a contestación está inserta en la misma acta.
588 REVISTA HISTÓRICA
LA REVOLUCIÓN DE MAYO 589
Reunidos los invitados en Cabildo abierto (al cual se Extendido el oficio, le fue llevado al virrey por los re­
llamó congreso general) en el día 22, se pusieron á vota­ gidores don Manuel José de Ocampo y el doctor don T o­
ción las diversas opiniones que allí se manifestaron,— que­ más Manuel de Anchorena, á quienes se encargó muy es­
dando para el día siguiente la conclusión del acto por el pecialmente que le hicieran comprender el fin que se ha­
•escrutinio de los votos. bía propuesto el Cabildo con semejante arbitrio, y cuanto-
El 23 procedió el Cabildo, por sí solo, á ese escrutinio, interesaba á la quietud pública y á la salud del pueblo el
y de el resultó, á pluralidad, con exceso, «que el Exciuo. que se llevase á su término. 7
señor Virrey debía cesar en el mando, y recaer éste provi­ Regresaron los diputados y expusieron que el señor doa
sionalmente en el Exento. Cabildo con voto decisivo el < Baltasar Hidalgo de Cisneros se había allanado de palabra,
caballero síndico procurador general, basta la erección de no sólo al arbitrio que se le proponía, sino también á no
una Junta que lia de formar el mismo Excmo. Cabildo en tomar la menor parte en el mando, siempre que ello se
Ja manera que estime conveniente; la cual baya de encar­ considerase necesario para la. quietud pública, bien y felici-
garse del mando mientras se congregan los diputados que - dad de estas provincias, pero que juzgaba muy conveniente
se lian de convocar de las provincias interiores para esta­ el que se tratase el asunto con los comandantes de los
blecer la forma de gobierno que corresponda». 5 cuerpos de la guarnición respecto á que la resolución del
La revolución estaba hecha; pero ella había abdicado en Cabildo no parecía en todo conforme con los deseos del
el Cabildo en cuanto á la organización del nuevo gobierno, pueblo, manifestados por mayoría de votos; pero que de
y el Cabildo, en el que predominaba el elemento peninsu­ cualquier modo se resignaba á la voluntad del Ayunta­
lar, trató de evitar la deposición absoluta del virrey, fal­ miento, como lo manifestaba su contestación escrita. 8
seando sustancia luiente el mandato, que había aceptado; y El Cabildo convocó en el acto á los comandantes de los
falseándolo acordó— que sin embargo de haber cesado en ^ cuerpos; y «habiendo éstos personádose á la sala, y oído el
el mando el Excmo. señor Virrey, no sea separado absolu­ medio adoptado por el Excmo. Cabildo y la conformidad
tamente, sino que se le nombren acomjjctñodos, con quienes que había prestado el Excmo. señor don Baltasar Hidalgo
haya de gobernar hasta la congregación de los diputados de Cisneros, significaron que lo que ansiaba el pueblo era
del virreinato, lo cual sea y se entienda, por una Junta el que se hiciera pública la cesación en el mando del señor
compuesta de aquéllos, que deberá presidir, en clase de vo­ virrey, y la reasunción de él en el Excmo. Cabildo; y
cal, dicho señor Excmo., mediante á que para esto se halla que mientras esto no se hiciese no se aquietaría». 9
•con facultades el Cabildo, en virtud de las que se le confi­ Retirados los comandantes después de dar esa contesta­
rieron en el citado Congreso. ción, el Cabildo determinó la publicación del Bando, pre­
Acordó, ademís, el Cabildo que esa misma resolución vio el acuerdo del decaído virrey para que así se verificase.
suya, para remover toda dificultad, se propusiera á S. E. La respuesta verbal del virrey le advertía al Cabildo
por oficio como el único arbitrio al parecer capaz de salvar que el falseamiento que hacía del mandato popular que ha-
la patria, manifestándole haber cesado en el mando, con
certificación que el Actuario debía dar del resultado del
Cabildo abierto. ^ 7. Idem.
8. Idem.
5. AcLa del día 23. 9. Idem.
6. La misma acta.
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bía recibido, no podía prevalecer si no contaba con el apo­ ció nados, sin embargo, para satisfacción del pueblo, se re­
yo de las tropas de la guarnición; y la contestación de los servaba también estar muy á la mira de sus operacio­
jefes de estas tropas estaba bien lejos de darle la seguridad nes, y, caso no esperado, que faltasen á sus deberes, proce­
de ese apoyo. der d su deposición, reasumiendo, para este solo caso, la
Sin embargo, entre deponer absolutamente al represen­ autoridad que le ha conferido el pueblo. 11
tante de ia autoridad déla metrópoli y entregar esta auto­ Entre los deberes que, por un nuevo juramento, se les
ridad á los americanos, (cuya opinión era la que había pre­ imponía á los señores de la Junta, estaba, además del de
dominado en el Cabildo abierto del 22) ó aventurarse á conservar estos dominios para el soberano don Fernando
nuevas agitaciones para mantener uua posición importante V II y sus legítimos sucesores, el de observar puntual­
en el gobierno, que le conservase siquiera la esperanza de do­ mente las leyes del reino; esto es, las leyes de Indias, con­
minar más ó menos tarde al elemento revolucionario, con trarias á toda innovación en el régimen de la colonia.
■el cual se veía obligado á transar, el partido peninsular no Por otro capítulo se concedía amnistía por los sucesos
vaciló, y adoptó este último extremo. ocurridos el día 22 y por las opiniones manifestadas en el
En consecuencia, el día 24 se reunió el Cabildo y acor­ Cabildo abierto celebrado en ese día.
dó: « que continuase en el mando el Excmo. señor Virrey Esta amnistía era, sin la mínima duda, pava las opinio­
« don Baltasar Hidalgo de Cisneros, asociado de los señores nes contrarias á la autoridad del representante de la me­
« doctor don Juan Nepomuceno de Sola, cura rector de la trópoli, cuya continuación en el mando acababa de acor­
« Parroquia de Nuestra Señora de Monserrat de esta ciu- darse; y probablemente esperaban que dando por este medio
« dad el doctor don Juan José Castelli, abogado de esta tranquilidad á los espíritus más avanzados, se satisfarían
« Real Audiencia Pretorial, don Cornelio de Saavedra, con ver depositada la autoridad en una Junta de que ha­
« comandante del Cuerpo de Patricios, y don José Santos rían parte dos americanos bien vistos entre sus paisanos, el
« luchaurregui, de este vecindario y comercio; cuya corpo- doctor Castelli y el comandante Saavedra.
« ración ó Junta ha de presidir el referido señor Excmo. Tomados estos acuerdos y firmada el acta respectiva, el
« Virrey, con voto en ella, conservando en lo demás su Cabildo, antes de promulgarlos, quiso propiciarse á los
« renta y altas prerrogativas de su dignidad, mientras se jefes de la fuerza armada, puesto que, en las actuales cir­
« erige la Junta General del Virreinato». *0 cunstancias, decía, era de necesidad indispensable proce­
Este acuerdo contiene, entre otros, dos capítulos que der con el mayor pulso y ¡prudencia en la publicación.
deben tenerse presentes en esta apreciación. Mandó, pues, convocarlos, con el fin, explícitamente de­
Por uno de ellos se estatuía, que faltando alguno de los finido, de obtener de ellos la seguridad de que estaban en
referidos señores que habían de componer la Junta de esta ánimo y posibilidad de sostener los acuerdos de que iba á
Capital, por muerte, ausencia ó enfermedad grave, se re­ instruírseles.
servaba el Cabildo el nombramiento de los que habían Presentes los comandantes de los cuerpos, el alcalde de
de integrarla; y por el otro se declaraba que aunque el primer voto les manifestó que el Cabildo gobernador con­
Cabildo se hallaba plenísima mente satisfecho de la hon­ taba con su auxilio para llevar á efecto las resoluciones
rosa conducta y buen procedimiento de los señores meu- que había tomado en tan críticas como extraordinarias cir­
cunstancias.
10. A c i a del 24.
11. L a misma acta.
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Contestaron unánimemente que estaban aparejados y en el día á la publicación de su acuerdo y á la instalación


dispuestos á sostener la autoridad que por voto del pueblo- de la Junta, con el ceremonial que dispuso para el caso; —
había reasumido el Excmo. Cabildo. y en efecto, presentes algunos de los ministros de la Real
A consecuencia,, se les leyó el acuerdo que establecía la Audiencia, los contadores mayores, el reverendo obispo,
Junta Provisoria. los ministros de Real Hacienda, dignidades y prebenda­
Todo dependió en ese momento del comandante de Pa­ dos, prelados de las religiones, jefes comandantes de
tricios, nombrado vocal de la nueva Junta, cuyo concurso cuerpos y empleados, colocado el Cabildo gobernador
era tenido por indispensable y decisivo para el éxito, tanto bajo de dosel, con sitial por delante, y en él la imagen del
por el uno como por el otro bando. Crucifijo y los Santos Evangelios, procedió á recibir el ju­
Si él rechazaba los acuerdos del Cabildo, estos acuerdos ramento que prestaron, por su orden, hincados de rodillas
eran insostenibles. y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios,
Pero don Cornelio Saavedra, hombre moderado y pru­ el presidente y vocales de la nueva Junta, Excelentísimo
dente, estaba dispuesto á aceptar los términos medios. señor don Baltasar Hidalgo de Cisneros, don Cornelio
Aceptó implícitamente el acuerdo, limitándose á pedir Saavedra, doctor don Juan Nepomuceno de Sola, doctor
que se reformase en cuanto á su nombramiento para vocal don Juan José Castelli y don José Santos de Inchau-
de la Junta, y que éste recayera en el caballero síndico, rregui.
porque no quería ser censurado en lo más mínimo. Concluida esta ceremonia, el Cabildo dejó el lugar que
Este acto era decisivo, porque si los otros jefes rechaza­ ocupaba debajo del dosel, y colocados en él el presidente
ban abiertamente lo que el respetado comandante de los y vocales de la Junta, el señor Cisneros dirigió su voz al
Patricios aceptaba, se quebrantaría la unidad de la fuerza concurso y al pueblo incitándolos á la confianza y mani­
armada que había dado apoyo á la opinión que prepon­ festándoles que sus ideas y las de la Junta no serían otras
deró en el Cabildo abierto, y quizás se correría el riesgo de que las de propender á la seguridad y conservación de es­
un conflicto que comprometiese todo lo ya obtenido. tos dominios, y á mantener el orden, la unión y tranquili­
La misma gravedad del parecer que iban á dar los dad pública.
jefes militares contribuyó, sin duda, á la unifoimidad con En seguida, (según lo consigna el acta del día) «se reti­
que en aquel momento expusieron, que el arbitrio resuelto raron los señores vocales por entre un numerosísimo con­
por el Cabildo « era desde luego el único que podía adop­ curso, á la Real Fortaleza, con repiques de campanas y
tarse en aquellas circunstancias, como el más propio salvas de artillería en aquélla, adonde pasó inmediatamente
■para conciliar los extremos que debían constituir nues­ el Excelentísimo Cabildo á cumplimentar á los señores
tro, seguridad y defensa; que no dudaban sería de la vocales».
aceptación del pueblo, concluyendo por ofrecer que con­ P^l buen éxito de los manejos del Cabildo era, completo:
tribuirían á que quedase plantificado». 13 «el pueblo pareció satisfecho, dice un patriota que toma­
Con esta seguridad, el Cabildo resolvió que se procediera ba parte en aquellos sucesos, y los españoles se felicitaban
de haber salvado del peligro de un trastorno fundamen­
tal viendo triunfante la autoridad del virrey.
12. E l doctor don Julián de Leiva.
13. A c ta del 2*1. 14. A c ta del mismo 24.
15. ReseFía histórica de los sucesos de M ay o, por el general d o n .
Tom ás Guido.
594 REVÍSTA HISTORICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO 595

Pero esa apariencia iba á desvanecerse inmediatamente. presión y el influjo de un jefe superior. Contábase sola­
Pasado el estupor que produjo en el primer instante la mente con la persona del doctor Castelli, pero ninguno de
audacia del Cabildo, que sirviéndose del mandato popular .sus amigos, descubiertos como conspiradores, se consideró
é invocándolo, reaccionaba contra el resultado del Cabildo seguro continuando en el mando el general Cisneros.
abierto del 22, los patriotas se alarmaron y se indigna­ «Era, pues, necesario deshacer lo hecho, convocar nue­
ron. vamente al pueblo, y obtener del Cabildo se prestase á re­
Y sobrada razón tenían para ello. considerar ante otra reunión popular la sanción de la vís­
L o que se había hecho era lo que el virrey indicó en su pera.
proclama del 18 y no lo que el sufragio popular estableció «Pasóse parte de la noche en deliberar y ponerse de
el 22. acuerdo con los jefes de Patricios y otros cuerpos de la
El virrey con los votos seguros de Sola y de Inchau- guarnición, y con los que llevaron la voz el 24 en la pla­
rreguy tenía la mayoría en las resoluciones de la Junta. za dé la Victoria y en las galerías del Cabildo.
Se suponía que los demás pueblos del virreinato fortifi­ «Se recurrió á los oficiales subalternos de la guarnición
carían con sus votos y con sus actos la autoridad del vi­ y se eneoutró la cooperación más enérgica en la juventud
rrey. dada al ejercicio de las armas.
Para el caso de que esta autoridad se fortificase como era c Asegurado el Club de la aquiescencia y del apoyo pro­
de esperar si se le daba tiempo, el Cabildo se había reser­ metido, llamóse al doctor Castelli, para inducirlo á infor­
vado la facultad de anular la represensación del elemento mar al virrey de la agitación publica y del peligro de un
popular, despidiendo en el momento oportuno y con cual­ tumulto si no se consultaba otra vez al pueblo, descontento
quier pretexto, que no le faltaría, á los dos vocales Saave­ con Ja elección del 24. Castelli explanó las dificultades del
dra y Castelli, que había nombrado para resguardar á la encargo-, y procuró aquietar los ánimos, esperando en la in­
sombra de la popularidad de esos señores la autoridad del fluencia saludable de su persona sobre los complotados.
virrey. Pero su raciocinio desmayó ante la resolución del Club de
Pero no le dieron tiempo, ni era posible que se lo die­ obtener á todo trance un cambio, y acabó prometiendo que
ran. se entendería con el presidente Cisneros.
Mientras que la palabra apasionada de Chiclana, de Be- «A l mismo tiempo se enviaban emisarios en todas di­
ruti, de Frencli y de otros patriotas promovía la agitación recciones, y á las doce de la noche una comisión del Club,
en las plazas, en las calles, en los cuarteles, y la transmitía á la que acompañé, se encaminó á casa del síndico procu­
por medio de una juventud ardorosa y noblemente excita­ rador del Cabildo, doctor Leiva, tocándome presenciar el
da, tenía lugar una reunión en la casa de don Nicolás R. diálogo que muy luego se entabló entre los enviados y el
Peña. Oigamos á uno de ios jóvenes que asistía á esa reu­ respetable anciano.
nión, y á los trabajos de esa noche memorable: «A llí se «El procurador, saltando de su cama acudió á los gol­
analizó el carácter de los elegidos, se descubrió el origen de pes dados á la ventana de su habitación, y abriéndola oyó
la candidatura Cisneros; se reconoció por unanimidad que la notificación de la voluntad de los patriotas, hecha en el
uno de los miembros de carácter ascético y tímido se ple­ lenguaje de una intimación perentoria. La prudencia y cir­
garía sin violencia á la política del presidente y hasta lle­ cunspección del doctor Leiva, no podían reconciliarse lla­
gó á dudarse de Ja firmeza del coronel Saavedra, bajo la namente con la iniciativa de otro llamamiento del pueblo
LA REVOLUCIÓN DE MAYO 597
59G REVISTA HISTÓRICA

para destruir lo que pocas horas antes se había sancionado •zando una mirada altiva en derredor de sí, y poniendo la
con su beneplácito. Luchaban en él notoriamente sus senti­ mano derecha sóbrela cruz de su espada,— Juro,—dijo,— á
mientos patrióticos y la responsabilidad de sus deberes la patria y á mis compañeros, que si á las 3 de la tarde del
oficiales. Vencido, empero, por reflexiones calurosas, ofre­ día inmediato el virrey no hubiese sido derrocado, á fe de
ció en fin que invitaría al Cabildo á convocar al pueblo -caballero, yo le derribaré con mis armas!
una vez más. «Profunda sensación causó en los circunstantes tan va­
«Era ya la alta noche, cuando se tuvo la certeza de la liente y sincera resolución; las palabras del noble Belgra-
citación á un nuevo Cabildo popular y la probabilidad de uo fueron acogidas con fervoroso aplauso». 16
una nueva elección en la mañana siguiente, de acuerdo con Belgrano allanaba todas las dificultades. El derroca­
los iutereses del pueblo. Pero ¿quiénes serían los candida­ miento del virrey debía resolverlas creando una nueva si­
tos de la nueva Junta? ¿quiénes satisfarían las miras de tuación, porque esta situación había de inspirarse y encar­
aquellos hombres generosos, empeñados con rectitud de es­ narse en sus propios elementos.
píritu en fundar un gobierno ilustrado y patriota? Ninguno Mientras que así se preparaba la revolución para em­
de los asociados se prestaba á ocupar puesto público. El peñar su grande batalla á la luz del próximo día, ya había
desinterés de los pudientes, llevado hasta la prodigalidad llegado al palacio del virrey, primero el eco de las agita­
de su fortuna, en servicio de la causa que abrazaron de co­ ciones populares, poco más tarde la comunicación hecha
razón, se había convertido en una religión común. Ninguno por el comandante Saavedra de que esa agitación se pro­
de ellos ambicionaba más que la ventura de la patria. pagaba en las tropas, aún en las de su inmediato mando y
«En tal perplejidad redactaron varias listas, en que se confianza, é inmediatamente después la proposición, casi
leía uno que otro nombre aceptable, pero nadie completa­ intimación del doctor Castelli, que regresaba del Club pa­
ba el número previsto para integrar la Junta. Ansiábase,, triótico, para que abdicase el virrey y se invitase al Ca-
pues, por salir de vacilaciones, que podían ser funestas, si biido á nueva elección.
la. elección recaía en personas discordes con el fin de la R e­ El virrey había iniciado los trabajos de la nueva Jun­
volución. ta, indicando que se expidiera un indulto para los revo­
«Se aproximaba el alba sin que aún se hubiese conve­ lucionarios, á lo que se oponía el vocal Inchaurregui que
nido sobre los elegibles. Hubo un momento en que se des­ juzgaba necesario hacer un escarmiento eu las principales
esperó de encontrarlos. ¡Grande zozobra y desconsuelo- cabezas de la agitación.
para los congregados en ese gran complot de donde nació­ Pero la Junta no tuvo tiempo para tomar deliberación
la libertad de la República! La situación cada vez presen­ alguna sobre eso; y su prim er acto fué el que contiene el
taba un aspecto más siniestro. En estas circunstancias, el siguiente oficio, inspirado y redactado por el doctor Cas-
señor don Manuel Belgrano, mayor del Regimiento de Pa­ telli:
tricios, que vestido de uniforme escuchaba la discusión en «Excmo. Señor:
la sala contigua, reclinado en un sofá, casi postrado por
largas vigilias, observando la indecisión de sus amigos, pú­ «En el primer acto que ejeice esta Junta gubernativa, lia
sose de pie súbitamente y á paso acelerado y con el rostro sido informada por dos de los vocales de la agitación en
encendido por el fuego de su sangre generosa, entró en la
sala del Club (el comedor de la casa del señor Peña) lan- 16. G uido.— Reseña ya citada, de los sucesos de Mayo.
508 REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO 500

que se halla alguna parte del pueblo, por razón de no ha­ obtenía el Excmo. señor Virrey; que lo que en su concep­
berse excluido el Excmo. señor vocal presidente del man­ to solicitaba una parte del pueblo, no debía in flu irá la
do de las armas; lo que no puede ni debe ser por muchas menor alteración; y por último, que teniendo la Junta el
razones de la mayor consideración. Esto le causa impon­ mando de las armas, estaba estrechada á sujetar con
derable sentimiento., y motiva á trasladarlo á su conoci­ ellas esa parte descontenta. 17
miento, para que proceda á otra elección en sujetos que El Cabildo estaba ciego; no veía á la luz del día, lo que
puedan merecer la confianza del pueblo, supuesto que no había visto la Junta en la obscuridad de la noche que le
se la merecen los que constituyen la presente Junta; cre­ precedió.
yendo que será el medio de calmar la agitación y eferves­ Recurría á la represión militar y daba la señal de la
cencia que se han renovado entre las gentes. La resolu­ guerra civil.
ción es de urgentísima expedición, de modo que, sin pér­ Pero á esa hora ya el pueblo se agolpaba á las puer­
dida de instantes, será preciso que V . E. se junte en tas consistoriales.
Cabildo y se expida como corresponde, en la inteligencia El pueblo traía todo; traía la fuerza al servicio de pro­
de considerarse con el poder devuelto. pósitos claros, definidos y uniformes.
«Dios guarde á V. E. muchos años. Traía el personal del nuevo gobierno, en la lista de
candidatos organizada por don Antonio Luis Beruti, y
«Buenos Aires, 24 <le mnyo de 1SL0. aceptada por todos.
Traía los nuevos colores, las cintas celestes y blancas
« Baltasar Hidalgo de Cisneros — adoptadas en ese día como medio de reconocimiento en­
Cornelio de Saavedra— D oc­ tre los patriotas; colores que fueron más tarde los del lá­
tor Juan Nepomuceno Sola— baro triunfante de la independencia sudamericana, que
Doctor Juan José Castelli— son hoy los colores nacionales de las dos Repúblicas del
José Santos Inchaurregui. Río de la Plata.
Invadidos los corredores, el Cabildo recibió en su sala
«Excmo. Cabildo, Justicia y Regimiento de esta Capital.»- á algunos ciudadanos que en nombre de los invasores ex­
pusieron— «que el pueblo se hallaba disgustado y en con­
Este oficio era escrito á las 0 1/2 de la noche, muy po­ moción; que de ninguna manera se conformaba con la
cas horas después de instalada la nueva Junta, y él con­ elección de presidente-vocal de la Juuta hecha en el
tenía la abdicación del virrey que los patriotas se propo­ Excmo. Señor don Baltasar Hidalgo de Cisneros, y mucho
nían obtener en el siguiente día por los medios que pre­ menos con que estuviese á su cargo el mando de las armas;
paraban en esas mismas horas. que el Excmo. Cabildo en la erección de la Junta y su
Así amaneció el último día del gobierno colonial en el* instalación, se había excedido de las facultades que á plu­
Río de la Plata. ralidad de votos se le confirieron en el Congreso general; y
El Cabildo se reunió temprano; y tomando en conside­ que, para evitar desastres, que ya se preparaban, según el
ración la abdicación de la Junta, le contestó diciéndole- fermento del pueblo, era necesario tomar providencias, y
que no tenía facultad para renunciar á la autoridad que variar la resolución comunicada al pueblo por bando».
recibió del Ayuntamiento en el día anterior y que antes-
17. Primera aefa capitular del 25 de mayo.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO G01
GOO REVÍSTA HISTÓRICA

-comprometimiento del día anterior, les significó que ex­


Los señores riel Cabildo trataron de serenar aquellos
presasen francamente su sentir, si se podría contar con
ánimos acalorados, y les suplicaron aquietasen la gente
las armas de su cargo para s o s t e n e r a l g o b i e r n o e s t a ­
que ocupaban los corredores; trataron de justificar su pro­
b le c id o .
cedimiento, y ofreciendo meditar con el detenimiento que
«Contestaron todos por su orden, con excepción de tres
exigían las circunstancias, despidieron á los diputados di-
que nada dijeron 20 — «que el disgusto era general en el
-ciéndoles— «que estuviese cierto el pueblo de que á su
pueblo y en las tropas por la elección de presidente-vocal
Representante no le animaban otras miras que las del
de la Junta, liecha en la persona del Excmo. Señor don
mejor bien y felicidad de estas provincias». 1S
Baltasar Hidalgo de Cisneros; (y algunos añadieron que ha­
Pero apenas el Cabildo se encontró solo, aferrado á la
bían trabajado incesantemente la noche anterior por con­
idea reaccionaria que inalterablemente lo inspiró,— la de
tenerlas).— Que no sólo no podían sostener al gobierno es­
mantener la autoridad en el virrey,— si lograba, para im­
tablecido, pero ni aún sostenerse á sí propios, pues los te­
ponerla, el apoyo de la fuerza armada, sin el cual su propó­ nían por sospechosos, ni evitar los insultos que podrían
sito era irrealizable,— «fundándose en que toda innova' hacerse al Excmo. Cabildo.— Que el pueblo y las tropas
ción en lo resuelto en el día anterior produciría males de estaban en una terrible fermentación y era preciso atajar
la mayor entidad, pues que los pueblos del virreinato, y este mal con tiempo, contrayendo á él solo por ahora los
aún Jos del Continente, entrarían en desconfianza al ob­ primeros cuidados; porque así lo exigía la suprema ley,
servar una tan repentina variación; que al ver que al je fe sin detenerse en los demás que se temían y recelaban».
de estas provincias no se le dejaba la menor autoridad, El pueblo, que ocupaba los corredores, golpeaba la puer­
sería consiguiente la división y que ésta sería el primer es­ ta de la. Sala Capitular y pedía á voces que se le hiciera
labón de nuestra cadena; que la insistencia de una parte saber de qué se trataba. El comandante don Martín R o ­
descontenta del pueblo no debía exponernos á conse­ dríguez tuvo que salir á aquietarlo.
cuencias de tanto bulto, por lo que era necesario con­ Desde que el Cabildo no tenía el apoyo de la fuerza ar-
tenerla por medio de la fuerza; pero' que, estaudo
ésta á cargo de los comandantes de los cuerpos, era tam­
bién preciso explorar nuevamente su ánimo, no obstante 20. L os tres jefes que guardaron silencio fueron: don Francisco Or-
que el día anterior se comprometieron á sostener la auto­ duíla, comandante de Artillería; don Bernardo Lecog, de Ingenieros, y
ridad de donde dimanaba», — resolvieron mandarlos citar don José Ignacio de la Q uintana, de Dragones.— L o 9 q u e hablaron
en el acto para que comparecieran en la Sala. Capitular á rehusando el apoyo pedido por el Cabildo fueron:— don Estevan R o ­
las 0 1/2 de la mañana.» 19 mero, segundo de Patricios; don Pedro An drés García, de M on ta ñ e ­
Presentes los comandantes á la hora indicada, el procu­ ses; don Fran cisco A n to n io Ortiz O ca m p o, de Arribeños; don Juan

rador general doctor Leiva, les hizo entender el conflicto Florencio Terrada, de Granaderos de F ern a n d o V I I ; don Manuel
Ruiz, de Naturales; don Gerardo Esteve y L la c , de Artilleros de la
en que se hallaba el Cabildo, los males que iban á resultar
Unión; don José Merelo, de Andalu ces; don Martín Rodríg uez, de
siempre que se innovase lo resuelto, y recordándoles su
Húsares del R e y ; don Lu cas V i v a s , del segundo escuadrón de H ú ­
sares; don Pedro R a m ó n N ú ñez, del tercero; don A l e jo Castex, de
.Migueletes, y don A n ton io L u cia n o Ballesteros, de Quinteros.
18. L a misma nctn. 21. L a misma acta.
10. La misma acta.
u. h .— 39
602 EEVISTA HISTÓRICA
LA REVOLUCIÓN DE MAYO 603
macla, su impotencia era absoluta. Reconociólo al fin, y
comisionó á dos de sus miembros, clon Manuel Mausi- ACTA DE LA l . “ JUNTA EN EL DIA 25 DE MAYO DE 1810
11a y el doctor clon Tomás Manuel de Anchoreua, para
que le manifestase á la Junta que nuevas ocurrencias, y L a Junta Gubernativa Provisional de esta Capital, etc.
muy graves, lo habían estrechado á variar de sus ideas ma­
Por cuanto, á consecuencia de Diputación pasada del
nifestadas en aquella mañana, y que era de necesidad in­
Excmo. Cabildo á la Junta, manifestándole la absoluta
dispensable que el Excmo. señor presidente se separase
necesidad de calmar la agitación del pueblo por la dimi­
del mando; y que en el caso de avenirse, lo hiciera sin
sión del cargo de vocal-presidente de ella por el Excmo.
protesta alguna para no exasperar los ánimos, en la inteli­
señor virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros, no obs­
gencia de que el Cabildo cu todo tiempo le franquearía
tante de que se había aceptado en el día de ayer, fue en
cuantos documentos pidiera sobre lo ocurrido.
concepto ele importará la pública conveniencia; y manifes­
Era natural que la Junta, que en la noche anterior ha­
tándose conforme y llano S. E. á ejecutarlo generosamen­
bía procedido como las circunstancias lo exigían, haciendo
te en manos de la misma Junta con resignación de sus fa­
su renuncia colectivamente, y devolviendo, entero, el p od er
cultades obtenidas, sin reserva de más que de los derechos,
que se le había conferido, reiterase ese acto, y con tanto
honores y preeminencias de su graduación, clase y cargo
mayor motivo cuanto que el pueblo anulaba explícitamen­
que ha servido: Todo lo que le ha sido admitido en sesión
te el mandato del Cabildo.
ele la Junta de este día, y noticiándolo al Excmo. Cabildo
Ni los vocales Saavedra y Castelli podían ignorar que
por oficio para los fines correspondientes, mandando se
la pretensión popular era la anulación de la Junta electa el
haga notorio al público para su inteligencia: Por tanto, y
24 y la elección de otra cuyos miembros designaba, ni á
para que así se tenga entendido, se publicará por bando en
nadie podía ocurrirle que en plena revolución, y revolución
la, forma ordinaria, fijándose ejemplares en los parajes de
sin resistencia material, era posible la conservación de los
estilo.— Fecho en Buenos Aires á 25 de mayo de 1810.—
vocales que no merecían la confianza pública, que eran la
Juan Nepomuceno Sala — Cornelio de Saavedra—D oc­
representación del poder que se derribaba.
tor Juan José Castelli— José Santos de Inchaurregui.
Sin embargo, por una de esas alucinaciones que produce
— Por mandato de la Excma. Junta.— D o n J o s é R a m ó n
la posesión del poder, aún la del poder nominal, los voca­
DE B a S A V II.B A S O .» 22
les de la Junta olvidaron, unos lo que sabían, otros los que
debían presumir, todos lo que las circunstancias reclamaban.
Mientras la Junta intentaba limitar la innovación al
En consecuencia, allanado Cisneros, la Junta procedió
cambio del presidente, los individuos que llevaban la voz
en contradicción con su acto de la noche anterior, á admitir
del pueblo penetraban ele nuevo en la Sala Capitular, y
la exoneración de su presidente; y resolvió comunicarlo ai
exponían: «que el pueblo no teuía por bastante el que
Cabildo para los fines correspondientes, esto es, para que se
el Excmo. Señor Presidente se separase del mando; si no
procediera á llenar la vacante, y al público pava su inte­
que habiendo formado idea de que el Excmo. Cabildo en
ligencia.
Estas resoluciones fueron consignadas en la siguiente:
22. Es copia exactísima del original, que está escrito en un plie­
acta:
g o de papel sellado usual en las actuaciones oficiales, y del valor
de 2 reales cada foja.
V
004 REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO C05

la elección ele la Junta se había excedido de sus facultades, plaza, porque para asegurar sus resoluciones deseaba oir
y teniendo noticia de que todos ios señores vocales habían del mismo pueblo la ratificación ele aquel escrito; y poco
hecho renuncia de sus respectivos cargos, liabía el pueblo después, al presentarse en cuerpo en el balcón principal,
reasumido la autoridad que depositó en el Cabildo, y no creyendo que el número ele gente que veía reunida era es­
quería existiese la Junta nombrada, sino que se procedie­ caso en relación á lo que se esperaba, preguntaba en alta
se á constituir otra, eligiendo para presidente-vocal y co­ voz por el órgano del síndico procurador, — ¿dónde está el
mandante general de armas, al señor don Cornelio Saave­ pueblo?
dra; para vocales, á los señores doctor don Juan José Cas­ Esta pregunta ocasionó contestaciones y reconvencio­
telli, Licenciado don Manuel Belgrano, don Miguel de Az- nes, á que pusieron término los que hablaban por el pueblo,,
cuénaga, doctor don Manuel Alberti, don Domingo Ma- diciendo que «si hasta entonces se había procedido con
teu y don Juan Larrea; y para secretarios á los doctores prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, se­
don Juan José de Paso y don Mariano Moreno; 23 y con ría }7a preciso echar mano de los medios ele violencia; que
la precisa indispensable cualidad deque, establecida la Jun­ las gentes, por ser hora inoportuna, se habían retirado á
ta, debería publicarse en el término de quince días una ex­ sus casas; que se tocase la campana del Cabildo, y que el
pedición de oOO hombres para las provincias interiores, pueblo se congregase en aquel lugar para satisfacción del
costeada con la renta del señor virrey, señores oidores, con­ Ayuntamiento; y que si por falta ele badajo no se hacía
tadores mayores, empleados de tabacos y otros que tuviese uso de la campana, mandarían ellos tocar generala y que
á bien cercena!.1 la Junta, dejándoles congrua suficiente pa­ se abriesen las puertas de los cuarteles, en cuyo caso su­
ra su subsistencia. En la inteligencia de que esta era la friría la ciudad Jo que hasta entonces se había procurado
voluntad decidida del pueblo, y que con nada se conforma­ evitar». ‘¿5
ría que saliese de esta propuesta; debiéndose temer en caso Con esta escena concluyó la resistencia pasiva del Ca­
contrario resultados muy fatales.» :-4 bildo, y allí mismo, reservándose consignar en el Acta la
El Cabildo pidió que, para proceder con mejor acuerdo, comunicación popular y el deseo de evitar la menor efusión
se le hiciera esa representación por escrito. de sangre, que sería una nota irreparable para un pueblo
En esos momentos recibía el Cabildo la nota en que la que tenía dadas tan incontrastables pruebas ele su lealtad,
Junta le comunicaba el acuerdo que elejamos transcripto, nobleza y generosidad, determinó que su escribano leyera,
y se apresuraba á suplicarle que suspendiera la publicación en el balcón, en altas é inteligibles voces, el pedimento pre­
del bando hasta que pudiera informarle de las últimas ocu­ sentado para que los concurrentes declarasen si era aquella
rrencias. su voluntad.
Volvieron, entretanto, los comisionados del pueblo tra­ Se leyó el pedimento, y todos gritaron á una, dice la
yendo la confirmación por escrito ele todo cuanto habían Acta — «que aquello era lo que pedían y lo único que que­
pedido y exigido; y este documento venía firmado por nú­ rían se ejecutase».
mero considerable de vecinos, religiosos, comandantes y ofi­ El Cabildo propuso en seguida:
ciales de los cuerpos. 1.° Que se encargaría á la Junta celara sobre el orden y
El Cabildo les contestó que congregasen al pueblo en la la tranquilidad pública, haciéndola responsable en caso
contrario.
23. Era la misma lista organizada por Beruti.
24. A c t a del 25 de mayo. 25. L a misma acta.
006 REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO 607

El pueblo contestó de conformidad. En seguida se extendió, compendiando brevemente lo


2° Que el Cabildo velaría sobre la conducta de los vo­ ocurrido, el acta de nombramiento de la nueva Junta, ~7
cales, y los removería siempre que no fuera arreglada. estableciendo, además de las cuatro cláusulas ya transcrip­
Le contestaron, que eso debía ser con justificación de tas y de otras de formulario, la de que la nueva Junta des­
causa y conocimiento del pueblo. pacharía sin pérdida de tiempo, órdenes circulares á los je­
3.° Que la Junta (no el Cabildo) debería nombrar quien fes del interior y demás á quienes correspondiese, para que
ocupase cualquier vacante por remoción, renuncia, muerte los respectivos Cabildos de cada localidad convocasen, por
ó enfermedad. medio de esquelas, la parte principal y más sana de sus ve­
Fue admitido. cindarios para que, formando cougreso de solos los que en
4.° Que la Junta no podría imponer pechos, gravámenes aquella forma hubieran sido llamados, elijan sus represen­
y contribuciones al vecindario sin consulta y consentimien­ tantes, y éstos hayan de reunirse á la mayor brevedad en
to del Cabildo. esta Capital p ara establecer la forma cle gobierno que
También aceptado. se considere más conveniente. 28
Retirado entonces el Cabildo á la sala de sus acuerdos, Esta cláusula se conformaba con lo acordado en el Con­
y después de consignar que se veía precisado á ceder á la greso del 22; y en vano trataba el Cabildo da limitar el al­
violencia y con una precipitación sin término para evitar cance que ella tenía, más que por su letra por su origen,
los tristes efectos de una conmoción declarada y las funes­ estatuyendo en seguida que tanto los electores como los ele­
tas consecuencias que asomaban, tanto por lo que acababa gidos para establecer la forma de gobierno que se conside­
de oirse, cuanto por el hecho notorio de haber sido arran­ rase más conveniente, jurando no reconocer otro soberano
cados públicamente los bandos que se fijaron relati /os á la que Fernando V II y sus legítimos sucesores, según el or­
elección é instalación de la primera Junta, acordaron que den marcado por las leyes, jurarían también— estar subor­
— «sin pérdida de instantes se establezca nueva Junta dinados al gobierno que legítimamente los representase.
por acta separada y sencilla, eligiéndose para ella de vo­ El Cabildo, aunque arrastrado, vencido y dominado por
cales los mismos individuos que han sido nombrados de las corrientes populares, que lo llevaron á hacer todo cuan­
palabra, en papeles sueltos y en el escrito ¡presentado p or to resistía, admitiendo el derrocamiento absoluto del virrey
los que han tomado la voz del pueblo, archivándose esos é instalando y acatando la revolución constituida en go­
papeles y el escrito para constancia en todo tiempo». bierno, intentaba todavía encadenarla en el porvenir, ya
Acordaron, además, que también sin pérdida de instan­ que no lo podía en el presente, por medio de una forma in­
tes, en precaución de que sobrevenga la noche, se proceda sustancial y, en aquellas circunstancias, puerilmente ab­
á la instalación de la Junta y se publique el bando, sin de­ surda.
tenerse en las formas que se observaron para la instalación Inmediatamente después, el Cabildo instalaba ála nueva
de la primera, porque estrechaban los momentos; citándose Junta, en cuya elección había sido forzado refrendatario de
únicamente á los señores vocales, y á los ministros, jefes,
prelados y comandantes que puedan ser habidos en tan li­ 27. En este nombramiento se guardó basta el ordjn en que ve.iían
mitado tiempo. 26 designadas las personas en Ja lista presentada por el pueblo, la que,
eumo va dicho, era la misma confeccionada por B¿ruti.

26. T om a do in extenso del acta respectiva. ‘28. üegunda acta del día 25.
C08 REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO Ü00

la elección popular, hecha sin él y contra él, ultimo arrimo 2.° «Que siendo la base principal del orden felizmente
del poder colonial, dejaba, el lugar que ocupaba debajo del restablecido la confianza del Pueblo en sus Magistrados y
dosel para que lo tomasen el presidente y los vocales de la el respeto y puntual obediencia a sus órdenes, se ordena la
Excma. Junta Gubernativa, los cuales, acto continuo, se di­ subordinación á la autoridad nuevamente establecida, en in­
rigieron por entre un inmenso concurso, entre repiques de teligencia que ésta usará de toda la energía conveniente pa­
campanas y salvas de artillería, á la Real Fortaleza, asien­ ra sostener con dignidad el sagrado depósito que el Pueblo
to del Poder Supremo, de que tomaron posesión por la vo­ Ir ha confiado, castigando con rigor á cualquiera que
luntad y la fuerza do la soberanía popular de que eran re­ siembre desconfianzas ó recelos.
presentantes. 3.° «Que será castigado con igual rigor cualquiera que
La revolución era gobierno. vierta especies contrarias á la estrecha unión que debe rei­
nar entre todos los habitantes de estas Provincias, ó que
III concurra á la división entre españoles europeos y españo­
les americanos, tan contraria á la tranquilidad de los par­
Y verdadero gobierno. ticulares y bien general del Estado.
Apenas reunida la Junta para deliberar, en la misma no­
4.° «Se encargará á todos los habitantes de este Pueblo
che del 25, el secretario — doctor don Mariano Moreno — el decoro y veneración á la respetable persona del Excmo.
redactó el siguiente documento, que copiamos con religiosa Señor don Baltasar Hidalgo de Cisneros, dispensándosele
exactitud del borrador autógrafo: las consideraciones correspondientes á su carácter y al dis­
tinguido patriotismo con que en favor de este país se ha ofre­
PROYECTO DEL DOCTOR MORENO
cido á repetir en cualquier destino sus importantes servicios.
Un bando publicado á nombre de la Junta Provisional 5.° «Los alcaldes ele barrio celarán el cumplimiento de
Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, por el estas prevenciones, avisando á los señores oidores ele sus
señor don Fernando V I I 29 que contenga los artículos si­ respectivos cuarteles la menor inobservancia».
guientes:
1.° «.Ordenar la asistencia de todas las corporaciones, je­ Este proyecto fué, sin duda, convertido en resolución de
fes y vecindario á la Misa solemue que se celebrará en la la Junta, porque al pie elel borrador del doctor Moreno se
Iglesia Catedral el domingo 3 de ju n io inmediato siguien­ encuentra una nota ele puño ele elon José R. Basavilbaso,
te, 30 en acción de gracias por la instalación de esta Junta y que dice: «Se extendió y publicó el 26 de mayo ele 1810».
terminación feliz que han tenido las agitaciones de este La publicación se haría por bando y fijando ejemplares
Pueblo cansadas por los desgraciados sucesos de la Penín­ manuscritos en los lugares ele estilo.
sula. Pero por algún motivo que nos es desconocido, se ade­
lantó la funcióu religiosa que se decretaba, pues por la ex­
29. Las palabras p or el señor don Fernando V il , se encuentran
hortación elel doctor Zavaleta, que corre impresa, sabemos
en el autógrafo entre renglones.
que se verificó el día 30 de mayo. 31
30. E l doctor M oreno había puesto dom ingo próximo. Esta última
palabra estaba testada y sustituida entre renglones, por el 3 de j u ­ 31. Exhorta ción cristiana dirigida á los hijos y habitantes de B u e ­
nio, escrito por otra mano. E l dom ingo próximo de la redacción nos Aires el 30 de mayo de 1810 en la solemne acción de gracias
primera era el 27 de mayo.
/

REVISTA HISTÓRICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO G il


G IO

En ese documento hay accidentes, al parecer pequeños, •el sagrado depósito que el pueblo le había confiado, casti­
que tienen sin embargo una alta importancia política, por­ gando con rigor á cualquiera que sembrase desconfianzas ó
que revelan el pensamiento íntimo del primer hombre del recelos.
nuevo gobierno. Si el castigo sería riguroso contra el que atacase indirec­
Para él, aquella Junta electa para la Capital, era, desde tamente el nuevo orden político sembrando desconfianzas
luego, la Junta Gubernativa de las Provincias del Río de la y recelos, ya queda dicho cómo se reprimiría el ataque di­
Plata. * recto del que se levantase abiertamente contra él.
Las palabras —por el señor don Fernando VIL— no fue­ Fácil era comprender que en aquellos momentos esta se­
ron escritas de primera intención, y por eso están entre ren­ vera advertencia era una conminación directa contra los es­
glones. Si en documentos posteriores la Junta usó del títu­ pañoles europeos, que mal preparados á un cambio tan ra­
lo de Gubernativa de la Capital, y si continuó diciendo dical, murmuraban ya probablemente contra él hasta en las
que gobernaba por el señor don Fernando VII, era porque calles y los cafés y podían prepararse para intentar una
las convenieucias políticas le aconsejaron encubrir bajo es­ reacción; peligro muy serio, porque perteueciéndoles el alto
tas formas su pensamiento fundamental. comercio así como la gerencia de las compañías privilegia­
Esas y mayores concesiones tienen que hacer los verda­ das de Cádiz, de Filipinas, el Registro, etc., podrían dispo­
deros hombres políticos. El hombre de gobierno no puede ne]’ de grandes sumas de recursos.
ser, como el filósofo ó el publicista, pura y exclusivamente Sin embargo, lo genérico de los términos de la conmi­
especulativo, porque no se puede gobernar prescindiendo de nación la hacía extensiva á todos, lo que, sin disminuir su
los hechos existentes, de las condiciones que ellos estable­ eficacia, le quitaba carácter agresivo.
cen, de los miramientos que imponen. \ Pero la represión no funda nada durable ni fecundo
El primer acto del doctor Moreno, de que vamos ocu­ sino cuando el poder que somete á las individualidades á
pándonos, prueba la exactitud con que dijimos que la revo­ la obediencia de la autoridad, es, á la vez, simultáneamente,
lución hecha gobierno, era verdadero gobierno. el poder que las ampara y las tranquiliza, que las garante
Ese acto reúne, en efecto, todas las condiciones que re­ en todo lo que tienen derecho á ser garantidas.
quiere 1a. fundación y el ejercicio del gobierno. Esta es la parte más difícil de los gobiernos que nacen
Por él, se toman con ánimo y con mano viril las riendas de las conmociones populares: deben moderar la acción de
del poder, que habían flotado inciertas en las manos del los elementos que los elevaron, encerrarlos en los límites
último virrey y de la primera y efímera Junta Guberna­ del derecho, obligarlos á respetar el derecho en las indivi­
tiva. dualidades que combatieron, haciéndolos comprender prác­
Ante todo, ordena la subordinación á la autoridad nue­ ticamente que si ellos crearon un gobierno, ellos no son
vamente establecida, en la inteligencia de que ella usaría gobierno, y que los vencedores deben entrar, como los
de toda la energía conveniente para sostener con dignidad vencidos, dentro de la esfera del derecho común.
Estos fines eran atendidos, declarando que se castigaría
por la instalación de bu Junta Superior Provisional de G obierno.
todo conato contrario á la estrecha unión que debía exis­
P o r el doctor don D iego de Zavaleia, catedrático de Teología en los tir entre todos los habitantes de las Provincias, ó que
reales estudios de esta Capital. Con superior permiso. Buenos Aires. concurriera á la división entre Españoles Europeos y Es­
E n la Rea l Imprenta de Niñ os Ex pósitos. pañoles Americanos, porque esta división era contraria á
G12 REVISTA HÍSTÓRICA LA REVOLUCION DE M AYO
613
la tranquilidad de los particulares (esto es, contraria á su de Cisneros,--cuando todavía resonaban las campanas que
derecho individual) y al bien general del Estado, —vale anunciaban el advenimiento del nuevo gobierno, el decaído
decir al derecho social y á los lines de la institución que y al parecer resignado virrey, recibía los ofrecimientos
llamamos gobierno. que hacía desde Córdoba (en carta fecha 19 de mayo) ei
Y para que esta buena política fuera mejor aceptada general Liniers;— estos ofrecimientos lo reanimaron, y sin
por los revolucionarios, el doctor Moreno les presentaba vacilar los aceptó, autorizando á aquel jefe para que resta­
al virrey derrocado como un hombre digno de veneración bleciese por la fuerza de las armas la autoridad real.
por su carácter y por el distinguido patriotismo con que Como consecuencia de esta resolución, que fué cono­
en favor de este país se había ofrecido d repetir en cida, los oficiales de marina que se encontraban en este
cualquier destino sus importantes servicios. puerto se pronunciaron contra el nuev o gobierno y se di­
Este ofrecimiento era, sin duda, verdadero; pero el doc­ rigieron á Montevideo, donde, bajo el mando del coman­
tor Moreno no podía darle importancia ni consecuencia. dante Salazar, concurrieron directa y eficazmente á que se
El, mejor que nadie, conocía á Cisneros y los desfalleci­ declarase y organizase la resistencia á la Junta de la Ca­
mientos morales de que apenas repuesto se arrepentía y pital.
trataba de enmendar. Este nuevo gobierno comprendió bien y encaró con fir­
Por el momento, sin embargo, el ofrecimiento servía al meza la situación que se le creaba.
propósito gubernamental del doctor Moreno, que era, como Obró con vigor y, sobre todo, con oportunidad, para aho­
debía ser, restablecer la tranquilidad pública, afirmar con gar la reacción y para alejarla del úuico centro que tenía
ella, y por medio de ella, al naciente gobierno, y aplazar, su poder y su fortuna.
tanto como fuera posible, la lucha que, más ó menos tar­ En la noche del 20 de junio fueron sorprendidos y em­
de, habían de trabar con ese gobierno los elementos del barcados, y al día siguiente emprendieron viaje para Ca­
régimen colonial. narias, el virrey y los oidores, que, como él, conspiraban
El gobierno necesitaba tiempo para apoderarse de todos contra el gobierno.
los medios administrativos— para extender la esfera de su Esa medida dejó sin jefes, sin centro y sin guías á los
acción,— para aumentar sus elementos, disciplinarlos, darles reaccionarios de la Capital. Necesitaron casi dos años para
cohesión y organizados regularmente. reanudar la conjuración con dou Martín de Alzaga.
Si le faltaba tiempo, si la reacción se precipitaba, toda El 26 de agosto fueron pasados por las armas en la Cruz
esa sana y previsora política era imposible; no tenía apli­ Alta, jurisdicción de Córdoba, el general Liniers y los je­
cación práctica. fes que con él habían levantado contra la Junta e l pendón
La reacción arrastraría al gobierno por diverso camino. real.
Esta ejecución tranquilizó al interior y llevó las armas
IV patrias á completar, como consecuencia de la victoria de
Suipacha, el sangriento escarmiento en los jefes peninsula­
La reacción se pronunció instantáneamente, y el gobier­ res del Alto Perú, que, de acuerdo con Liniers, encabeza­
no ya no pudo pensar más que en los medios de dominar­ ban la reacción armada.
la y de extirparla. Esta lucha, una vez empeñada y ensangrentada, no ad­
En la noche del mismo día 25, del día del ofrecimiento mitía términos medios ni transacción alguna.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO 615
REVISTA HISTÓRICA

Ella iba á asumir las proporcionas de una guerra hon­ invasiones inglesas y la conspiración contra la autoridad
damente social, porque era en el fondo déla sociedad don­ metropolitana.
de existían los más eficaces aunque menos visibles ele­ El verdadero historiador tendrá que estudiar esos ele­
mentos en los cuarteles de los patricios, en los clubs, en
mentos de la reacción.
Los reaccionarios vendrían á la lucha con la bandera los cafés en que se reunía la juventud, distraída de toda
tradicional, con los dogmas políticos, con las ideas, creen­ otra preocupación por el manejo de las armas, y por las
cias y hábitos sociales del antiguo régimen, en el cual ha­ novedades políticas, y que no conocía otros medios ni otros
bía nacido y se había educado la sociedad entera; y nin­ resortes de acción política que los que acababa de ensayar,
guna sociabilidad se reforma, ni ningún culto se suplanta ya formándose para derrocar la autoridad con las bayone­
sino por medio de los ideales, de los fanatismos, de las tas, ya reuniéndose tumultuariamente en la plaza pública,
verdades y de las utopías de otra sociabilidad y de otro penetrando en los corredores y golpeando las puertas de
la sala consistorial para imponer sus voluntades.
culto nuevo.
La clara inteligencia del doctor Moreno lo alcanzó des­ Ese estudio explicaría, en nuestro sentir, todos los tras­
de el primer momento; y mientras con brazo vigoroso tornos y toda la descomposición que produjo la Revolución;
ahogaba el gobierno la reacción y la alejaba, él ponía en explicaría las luchas individuales y la preponderancia del
militarismo.
manos del pueblo un nuevo catecismo político y social en
Pero las luchas individuales explicarían también el ma­
la traducción del contrato social de Rousseau. 32 Así, la
división de los hombres, que la reacción hacía inevitable,, ravilloso espectáculo que presentaba una colonia española
se fortificaba y se ahondaba porque se hacía división de que intentaba realizar de un golpe, siu preparación, sin
doctrina y de doctrina exagerada, y por esa condición, do­ transición, todas las teorías de la filosofía y de la Revolución
francesa.
blemente irreconciliable con todas las bases y con todas
La guerra civil, como la guerra exterior, eran guerras
las formas de la sociedad fundada por la conquista, por el
contra España.
derecho divino y el absolutismo monárquico, por el privi­
En la una se combatían sus ejércitos; en las otras sus
legio y la inquisición.
dog mas políticos y sociales, sus teorías y sus formas de
Con esa. bandera ya no habría hombres vencidos ni
gobierno —las ideas que las engendraban, los símbolos que
hombres vencedores: la. lucha sería de autonomías y de
Jas representaban.
doctrinas fundamentales para la organización y el gobierno
Nin guna individualidad podía levantarse, ningún pres­
de la sociedad.
tigio podía crearse y sostenerse, ninguna ambición satis­
Desplegada esa bandera por la vigorosa inteligencia de
facerse si no distinguiéndose y conquistando sus títulos en
la Revolución, entraron en esta nueva y grande contienda
uno de los dos campos en que se encerraba una misma
los elementos populares, tales como los habían preparado las
guerra, la guerra contra España por las armas ó por las
ideas,- la guerra, soldadesca, si podemos expresarnos así,
32. «Del contrato social ó principios del derecho político». Obra- ó la guerra social y política.
escrita por el ciudadano de Ginebra, Juan J a co b o Rousseau. Cayeron, desde luego, los monopolios y las restricciones
Foed cris ocquas del sistema económico colonial. El comercio y las indus­
Ducamis leyes, socios que in regna vocemun trias recibieron cartas de emancipación.
Acncid X I
G1G REVISTA HISTORICA LA REVOLUCIÓN DE MAYO 017

Todos los derechos del hombre fueron proclamados; se miento y le daba palabra; porque traía la discusión en la
abolió todo distintivo de nobleza— los hombres eran igua­ libertad— y la discusión libre, era el reinado de la opinión,
y, en último término, el gobierno del pueblo por el pueblo.
les.
La ley que los reconocía iguales, los reconocía libres:— De esa libertad se abusó como se abusaba de todas las
sancionando la libertad individual se les garantía contra otras libertades, de todas aquellas novedades mal compren­
Jos abusos del poder. didas; y ella como las otras, sirvieron de armas homicidas
Se trató de mejorar la administración de la justicia. y desgarradoras en aquellos dolorosos desgarramiento! que
Aboliéronse las leyes bárbaras que autorizaban la tor­ llamamos discordias intestinas,— luchas personales— gue­
rras civiles.
tura.
Se dieron los primeros pasos para la emancipación de la Pero ella era á la vez un ariete irresistible para derribar
Iglesia, declarando á los Ordinarios en la plenitud de facul­ á la sociedad del antiguo régimen y una palanca poderosa
tades qüe por derecho les corresponden, ordenándoles que que levantaba sobre todas las ruinas los elementos de una
las asumiesen durante la interrupción de relaciones con la sociedad nueva, libre, esencialmente progresista porque na­
Santa Sede, y hasta que se arreglasen debidamente; se aca­ cía esencialmente libre.
bó con la dependencia en que estaban los Regulares del Deplorables son las convulsiones, los escándalos y aún
comisario de Indias que residía en Madrid, sustituyéndo­ crímenes, que tiene que registrar la historia de la profunda
lo aquí por otro nombrado por el gobierno y autorizado transformación que se inició el 25 de mayo de 1810.
por los Ordinarios del territorio. Pero todos los alumbramientos son dolorosos y todas
Se prohibió la introducción de esclavos— se declaróla las juventudes son inexpertas.
libertad de vientres— y se tomaron medidas para la extin­ Un día nos cupo oir en un Parlamento extranjero las
ción progresiva de la esclavatura existente. más despreciativas apreciaciones de estos pueblos, basadas
Estas leyes que traían á la vida práctica el dogma de la en su mal conocida y comprendida historia; y dirigiéndo­
igualdad humana,— que reconocían la igualdad y libertad nos al gobierno del país en que tales apreciaciones eran re­
de los hombres de todos los climas y de todas las razas,— cibidas como verdad histórica, le decíamos, oficialmente,
que condenaban el crimen de lesa humanidad con que se las siguientes palabras que nos permitimos reproducir:
habían manchado los pueblos más civilizados, —que hacían «El Río de la Plata ha sido y es víctima de grandes
lo que la gran República del Norte no había hecho, lo que calamidades, de intensas desgracias, de convulsiones dolo-
aún hoy no se ha hecho totalmente en América, son la rosas. 33
honra y la prez de aquellos días en que la cabeza y el co­ «Pero allí se está verificando una gran transición social;
razón de nuestros padres se abrieron al verbo y á la luz de y las elaboraciones y transiciones sociales son naturalmen­
las verdades eternas y las derramaron por todos los confi­ te convulsivas, dolorosas, tempestuosas.
nes de la tierra que habitaban. «Es un espectáculo digno de atención, digno de estudio;
Todas estas preciosas conquistas estaban puestas, desde es un espectáculo que puede afligir, inquietar, aterrar, como
los primeros tiempos de la Revolución, bajóla salvaguardia afligen, inquietan ó aterran las grandes tempestades; pero
no es un espectáculo que puede inspirar desprecio.
de la libertad de imprenta.
La libertad de imprenta era la síntesis de todas ellas,
porque las encerraba todas; porque emancipaba el pensa­ 33. 1854.
R. H .— 40 T . II
G18 REVISTA HISTORICA
LA REVOLUCION DE MAYO 619
«El desprecio no es, ni sería racional, ya se atienda al' Rivadavia disolvió los tercios Patricios, emprendió la re­
espectáculo en sí mismo, ya se atienda á los hombres. forma militar y extinguió los Cabildos; esto es, trató de des­
«¿El espectáculo? Las libertades inglesas que nadie lia hacerse de los elementos viciados por la Revolución para
podido igualar ni en extensión ni en duración, la prosperi­ que las conquistas hechas por esos mismos elementos, y
dad material de Inglaterra, el dominio de los mares que- que eran el producto de la elaboración social en que habían
hizo de los nebulosos peñascos de las islas británicas el intervenido, pudieran tomar formas regulares y consolidar­
emporio del mundo comercial, nacieron á la luz del rayo se por el gobierno.
de las tempestades civiles, entre los dolores, las torturas,, La gloria del grande estadista es haber vaciado aquellas-
los crímenes, los escándalos, las miserias, los fanatismos y conquistas en moldes gubernamentales para transformar­
las tiranías de las disensiones intestinas. las en instituciones prácticas.
«¿Los hombres? El Río de la Plata ha sido poblado por Rivadavia, como todos los hombres superiores de la Re­
una de las ramas más viriles del tronco latino. volución, uo había creído posible la independencia y la li­
«La historia de esas poblaciones da irrecusable testimo­ bertad, sino amoldándolas á la forma consuetudinaria de
nio de que no han bastardeado. gobierno y haciéndolas aceptables á las monarquías que de­
«El exceso de sus buenas cualidades, la virilidad desús- cidían de los destinos del mundo.
dotes físicas y morales han concurrido á hacer más hondos,, Pero la Revolución, emancipada de la dirección de los
más acerbos y más durables los males inherentes á la pro­ hombres superiores, popular, plebeya, vertiginosa, había
funda transformación social en que entraron. hecho imposible el temperamento que sirvió de base á las
«D e esas poblaciones puede decirse con las palabras de- negociaciones con las cortes europeas.
Guizot, que en sus luchas hacen de esos esfuerzos, de esos La nueva sociedad hecha por la Revolución y la guerra
sacrificios que elevan las almas en el momento mismo en civil, era— y no podía dejar de ser— republicana y demo­
que se extravían y que dan á la pasión encendida las apa­ crática .
riencias y aún los méritos de la virtud». Esto lo comprendió perfectamente Rivadavia, y se con­
Creemos que esto es verdad; y nos parece que esta ver­ sagró á la fundación del gobierno republicano.
dad está demostrada por nuestra propia historia. Algo, sin embargo, no vio claramente, y nos explicamos
El desorden, el desconcierto, la anarquía desenfre­ bien el por qué no lo vió.
nada llegó á su límite en el año 20, el año del caos. Los que les habían servido de maestros eran los filóso­
La postración, resultado del exceso del mal, y el instinto fos y los revolucionarios franceses; y la república francesa
de la propia conservación despertado por ese mismo exce­ era unitaria.
so, permitió que la mano organizadora de Rivadavia saca­ Se atuvo más al hecho del modelo que á nuestro pro­
se de ese caos las materias preparadas y elaboradas éntre­ pio hecho.
los vuelcos y las descomposiciones de las guerras civiles, y De ahí el error que poniéndose en pugna con las auto­
las hiciera servir á la organización de un gobierno regular,, nomías provinciales, volvió á perturbarnos y á comprome­
de un gobierno liberal y progresista. ter los resultados de la Revolución, salvados, al fin, por el
respeto de aquellas autonomías en la república democrática
34. Párrafos de la nota oficial dirigida al Ministro d é l o s Negocios- federal.
E x tr a n je r o s de! Brasil con el número 25, en 12 de julio de 1854.
Esta, forma de gobierno es, entre nosotros, de origen anó­
nimo, como todo lo que nace de las entrañas de un pueblo-
620 REVISTA HISTÓRICA

Es el resultado lógico, inevitable, de la reacción armada


4 instantánea de los elementos peninsulares.
Si la nueva Junta hubiera sido respetada, habría tenido
que contemporizar y que negociar.
Contemporizando y negociando quizá se habría alcan­
zado la independencia, pero no bajo la forma republicana,
porque sobre la base de la república no había negociación
posible con las cortes europeas, ni aún con la de Ingla­
De cómo los portugueses sabían pro­
terra; y porque en toda transacción habríase salvado el an­ veerse de fondos
tiguo régimen en su unidad, en su orden jerárquico y so­
cial. Tengo á la vista un expediente original, cuya carátula di­
Pero llevada, la Junta á la lucha armada, teniendo que ce así: «Consulado de Montevideo.— Año de 1823.— Expe-
sostenerla con los elementos populares todavía 110 prepara­ « diente ejecutivo que por comisión del Superior Gobierno
dos ni disciplinados para obrar y ser dirigidos con regula­ « se sigue contra varios comerciantes que no han pagado las
ridad, y forzada á combatir, de pronto y de lleno, el anti­ « cuotas designadas en el reparto de cincuenta mil pesos que
guo régimen en todos los hábitos, en todas las ideas, en « pidió el Gobierno al comercio y vecindario».
todas las formas sociales y políticas de que derivaba sus El origen de este juicio ejecutivo, del que luego haré una
fuerzas y e n que podía retemplaría, — la guerra civil y el relación sucinta, vese en cierto modo explicado por un do­
caudillaje eran lógicos; pero de ellos tenía que resultar lo
cumento que se encuentra entre mis papeles, y que es como
que resultó,— la república democrática federal, última for­ sigue:
ma, encarnación visible de los elementos que concurrieron
á la Revolución de Mayo y á, su triunfo completo y defini­ « Señor don Daniel Vidal:
tivo.
Llegamos á la república por una vía doloroso; pero lle­ « Las comisiones encargadas del reparto de cincuenta mil
gamos. « pesos ofrecidos por la Junta General reunida el día 1 9 de
« Junio para subvenir á las urgencias del Gobierno pesan-
A ndrés L am as. « do sobre las clases de comerciantes, mercaderes, pulperos,
<• almaceneros, panaderos, propietarios de fincas y demás
« individuos que se considerasen en estado de contribuir,
« así en esta ciudad como en sus extramuros, han designado
á usted la cuota de noventa y seis pesos que por vía de
empréstito y bajo las garantías de las rentas de la Pro­
vincia y las municipales ofrecidas por el Superior G o­
bierno en Ja comunicación de 10 de Mayo, serán reintegra­
dos; á cuya virtud enterará usted precisamente la expre­
sada suma en la Tesorería de este Consulado el día 30 del
'corriente de las diez á la una de su mañana, presentando-
622 REVÍSTA HISTÓRICA
PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 623
« se con esta orden, al pie de la que se pondrá el recibo « oblado la cuota que les ha cabido en el empréstito; y con-
« competente. « vencido el Gobierno de que todas sus providencias conci-
« iiatorias han sido desairadas, y que sus presentes apuros
« M ontevid eo, 28 de junio de 1823.
« son mirados sin el menor interés, se ve en la necesidad de
« Francisco García Cortina— Lu~ « ordenar á ese Tribunal, que se les intime nuevamente la
« ciano de la M ar— M iguel A n - « entrega de aquellas cantidades para el día 13 del corrien-
« tonio Vilardebó. « te, y que á los que así no lo efectúen, sin más aviso se
« les haga cerrar las tiendas, 'pulperías ó almacenes, y
« Luis González Vallejo, Secretario ». •« se proceda inmediatamente al embargo de sus bienes, has-
« ta cubrir el duplo de la cuota que les corresponde, po-
« Ha enterado en esta Tesorería de mi cargo cuarenta y « niéndolos luego en pública subasta; quedando á cargo del
•« ocho pesos á cuenta de la cantidad expresada. « Tribunal solicitar los auxilios necesarios al cumplimiento
« de esta comisión; igualmente recomiendo á V. S. que el
« M ontevideo, y A g o s t o 6 de 1823.
« día 14 me remita una lista de los individuos que no hayan
« Mar. » « entregado, á fin de que sin perjuicio del embargo y ven-
« ta de sus bienes, se les obligue por esta Superioridad á
Este documento formulario, está en su mayor parte im­ « salir fuera de la Provincia, ó tomar otras providencias
preso, siendo únicamente manuscritos el nombre de Vidal, fuertes contra unos vecinos que desprecian Tas urgencias
la suma con que ha de contribuir, las fechas, las rúbricas « del Gobierno y la felicidad del país.
de los cónsules y la nota suscripta por Mar de haber Vidal « Dios guarde á V. S.
enterado una cantidad á cuenta. « Cuartel General de Montevideo, 9 de Agosto de 1823.
La operación financiera inventada por don Alvaro da « — D. A Ivccro da Costa de Souza de Macedo ».
Costa de Souza de Macedo, jefe de las tropas portuguesas y Este oficio tan suave y moderado, que además del em­
auxiliares de la guarnición de Montevideo y autoridad su­ bargo por el doble de la cuota, hacía la reserva del destie­
prema de la Provincia, resulta del precedente documento, rro para los renuentes &ú otras providencias más fuertes»,
que tuvo por diligencia inicial, una farsa en que' se hace no satisfizo del todo á los miembros del Consulado, que por
aparecer que algunos vecinos se reunieron para tratar del más que se diesen cuenta de la triste situación de un pue­
medio de subvenir á las necesidades del Gobierno, y opta­ blo en las garras del conquistador que lo oprimía, no po­
ron por facilitarle dinero en préstamo. dían allanarse buenamente á servir de instrumentos para la
Pero como no todos los agraciados con el honor de ser persecución y ruina de sus amigos y vecinos.
prestamistas, cumplían el deber de entregar sus respectivas En esta disposición de ánimo, dos días después dirigie­
cuotas con la brevedad que las circunstancias exigían, el ron á don Alvaro da Costa la nota que va á continuación:
Consulado hizo presente la demora á don Alvaro da Cos­
ta, el cual sobre la marcha le pasó la siguiente comunica­ « Timo, y Excmo. Señor:
ción:
« Con el oficio de V .S . de ayer he recibido la lista de los « Si el Tribunal Consular aceptó la comisión que V. E.
« individuos del ramo de comercio en general, que no han « le confirió para recaudar el empréstito general sobre este
« comercio y vecindario, fue en virtud de las solemnes pro-
C24 REVISTA HISTÓRICA PROVISION DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES G 25

« mesas que V. E. le hizo do que aquélla no tendría otro « disposiciones: pero ahora que observa la morosidad ó re-
« objeto que el materialismo de la recolección, sin ser ex- « sistencia que hay en la oblación, sin embargo de sus eon-
« tensiva á ejecuciones, apremios, ni otras ocurrencias que « ciliadoras amonestaciones, ha considerado y resuelto que
« pudieran sobrevenir en el éxito de este negocio; pero á « sea ese Tribunal el que proceda alas ejecuciones, ya por
« vista de la orden de V. E. de 9 del corriente para que este « sus mayores conocimientos en la materia, cuanto por ser
« Tribunal proceda al embargo y subasta de los bienes de « el que ejerce directa jurisdicción sóbrelas clases que van
« los prestamistas que hasta ahora 110 han oblado las cuo- « áser apremiadas; y sobre todo porque las presentes urgen-
« tas que les han cabido, no puede menos de manifestar á « cias exigen que las disposiciones de esta Superioridad sean
« Y . E. lo inconciliable de su ejecución, 110 sólo porque ta- « efectuadas á la brevedad posible. Convencido ese Tribu-
« les encargos son ajenos del instituto de estas cosas, como « nal de esas poderosas razones, espera el Gobierno que sin
« se dijo á V. E. en oficio de 20 y 27 de Junio, sino tam- « más oposición pondrá en práctica, las resoluciones indica-
« bien porque fueron estos limitados á la recaudación sola « das en su anterior comunicación, con lo que contesta al
« del empréstito, como V. E. solemnemente lo prometió y « oficio de V. S., de ayer.— Dios guarde á V. S. — Cuartel
« con cuyo concepto los admitió el Tribunal; recordando « General de Montevideo, 12 de Agosto de 1823.—D.
« ahora á Y. E. esta misma palabra para que se le inhiba « Alvaro da Costa de Souza de Macedo ».
« de todo conocimiento ulterior que esté en contradicción 1N0 se dió por convencido el Consulado con esta dialéc­
« con los objetos de su instituto y las promesas de V . E. tica de don Alvaro, é insistió sobre su anterior actitud en
« Sin embargo, deseando el Tribunal llenar sus deberes en los términos que siguen:
« todo cuanto se considere la esfera de sus atribuciones, ha
« ordenado se transmita á cada uno de los prestamistas reni- « limo, y Excmo. Señor: —Cuando V. E. fijó sus miras
« tent.es, cuanto V. E. indica en su respetable comunica- en el Tribunal Consular para la recaudación general del
« ción; de cuyo resultado pasado el término prefinido dará empréstito de los $ 50,000, no se ocultó á éste, que ade­
« cuenta á Y. E. para que en concepto de los fundamentos más de no ser compatibles semejantes encargos con sus
« que ha manifestado en sus citados oficios, que da por re- institutos, podrían presentarse inconvenientes de la ma­
« producidos, y la naturaleza de la reclamación que elevan, yor gravedad en su ejecución: tampoco estuvieron dis­
« se sirva V. E. resolver lo que fuese de su superior agrado. tantes de V. E. según así se explicó en su respetable co­
« — Dios guarde á V. E. muchos años.— Montevideo, 11 do municación de lü de Junio último, calificándola de in-
c< Agosto
o
de 1823.— Francisco García Cortina— L u cia - verificable por las razones que allí detalla. El Tribunal,
« no de la M ar— M iguel Antonio ViUtrdebó.— limo, y sin embargo de manifestar á V. E. su repugnancia fun­
« Excmo. Señor Superintendente. » dada en principios legales, se prestó solamente á repartir
Estas argumentaciones no convencieron á la autoridad los billetes y recaudar sus cuotas, siendo del resorte de
portuguesa, que contestó al día siguiente lo que va á leerse: V. E. compeler á los renitentes á la satisfacción del con­
« Cuando este Superior Gobierno comisionó á ese Tri- tingente respectivo. V. E. convino en ello, y lo ratificó
« bunal para la recolección del empréstito, 110 esperaba que solemnemente á presencia de la Junta que se dignó con­
« los prestamistas diesen lugar á echar mano de medidas vocar en su Cuartel General, compuesta de varios indi­
« violentas para su cobro: en este concepto fué que indicó viduos de las Comisiones con el Prior de este Tribunal,
« que la comisión del Tribunal no sería extensiva á otras en fuerza de representar, no sólo las dificultades que se
tocarían para desempeñar este último paso, sino también
G2G REVISTA HISTÓRICA PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES G 27

la incompatibilidad con sus atribuciones, lo que poste­ « privativo conocimiento. En una palabra, tendría que ce-
riormente lia hecho ver á V. E. en repetidas comunica­ « rrar las puertas del Tribunal, y aún así, le sería difícil el
ciones. Ahora que V. E. insiste, por su respetable nota « llenar las intenciones de Y. E. por los muchos asuntos
de ayer, para que el Tribunal proceda á ejecutar á los « que se agolparían á un misino tiempo, y en que no po-
sujetos que resisten la oblacióu designada, es de necesi­ « dría avanzar con la prontitud que demandan las cir-
dad manifestar que la ejecución indicada por V. E. si « cunstancias. Penetrado V. E. de la sinceridad con que le
hubiese de correr á cargo del Tribunal, sufriría, tal vez, s « habla el Tribunal y haciendo valer por todo la promesa
demoras considerables; ya porque no invistiendo la su­ « de V. E., hecha al Presidente de esta Corporación y en
prema autoridad, no podría prescindir de ciertos trámi­ « concepto de la que se encargó puramente de la recauda­
tes, indispensables en esta clase de negocios; como son re ción, espera que Y. E. se preste á la excusación que hizo
fijar carteles, dar pregones, nombrar tasadores, señalar « en su nota del once, inhibiéndole de toda otra interven-
días para las almonedas, etc.; ya finalmente porque es­ « cion en el particular.— Dios guarde á V. E. muchos
tando ausentes varios de los deudores, sin más represen­ « años.— Montevideo, trece de Agosto de mil ochocientos
tación que las de sus dependientes, ó esposas, trepidaría « veintitrés.— limo, y Excmo. Señor.— Francisco Grctrcía
el Tribunal en las medidas que en tales circunstancias « Cortina— Luciano de Ja Mar — Miguel Antonio Vi-
debería adoptar; y en la diversidad de casos, que es ve­ « lardebó.— limo, y Excmo. Señor Superintendente.
rosímil concurran, tendría á cada paso que dirigir con­
sultas á Y. E., lo que no es compatible con la. brevedad « Vallejo-,'.
que pide el negocio de su naturaleza. Coincide con lo
dicho en que algunos de los prestamistas renitentes, Pero don Alvaro á su vez consideró inconsistentes las
aunque comprendidos en la lista de comerciantes, corres­ evasivas del Consulado y le dirigió el oficio siguiente:
ponden puramente á la de propietarios; varios de éstos « No obstante cuanto V. S. me manifiesta en comunica-
cou una representación dudosa; y otros que no pertene­ « ción del día anterior, las urgentísimas atenciones que gra-
cen á una ni otra clase, como son los artesanos, y varios « vitan al Gobierno, 110 permiteu variar en forma alguna
apoderados de propietarios sin sujeción alguna á la ju­ « las providencias dictadas en mis oficios de 9 y 12 del
risdicción del Consulado; añadiendo por último que mu­ «. actual, por las poderosas razones que omito reproducir;
chos de ellos, á las posteriores insinuaciones hechas de « en su consecuencia, V. S. sin dilación las pondrá en eje-
orden de V. E., se han negado abiertamente, por decir « cución, sin ser admisibles las alegaciones de algunos de
que el Estado les debe. Así es, que se trasluce sin difi­ « los prestamistas que solicitan se les admita en descuento
cultad la multitud de inconvenientes que prepara la rea­ « lo que el Estado les adeuda, sin que para el efecto pre-
lización del empréstito, siempre que su ejecución se con­ « ceda expresa orden de esta Superioridad que manifesta-
fíe á una autoridad subalterna, y que no puede expedirse « ran a ese Tribunal. El Gobierno no trepida en creer que
con la franqueza que V. E., en quien reside la Superior « sobre este asunto cesarán las representaciones de Y. S.,
del Estado. Por otra parte, el Tribunal tiene que llenar « llevando á debido efecto cuanto ha ordenado, y que la
los objetos de su instituto; gravita sobre sí la Adminis­ « notoria contumacia de los individuos á que se contrae la
tración de Justicia, y el nuevo encargo le arrancaría todo « referida comunicación del 9 le ha estimulado á adoptar,
el tiempo necesario para entender en los negocios de su * no obstante de ser tan opuestas á sus benéficos deseos.
G28 REVISTA HISTÓRICA PROVISIÓN- DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES Ü29

« — Dios guarde á V. 8.— Cuartel General de Moutevi- «ción no corra por conducto de la misma Autoridad Su-
« deo, 14 de Agosto de 1823.— D. Alvaro da Cosía de 1 perior, pues que á. serlo por el de este Tribunal, sería
« Souza de Macedo.» « eterna la conclusión de este negocio, teniendo que formar
El Consulado no pareció convencerse con esta insisten­ « tantos expedientes cuantos son los prestamistas reniten-
cia de don Alvaro y contestó sus alegaciones y órdenes, en « tes, seguir los trámites imprescindibles de una ejecución,
estos términos: « que de suyo debe preparar una morosidad que pugna con
« la brevedad que demandan las urgencias del Estado; fue-
« limo, y Excmo. Señor: Siempre circunspecto el Tri- « ra de queja cantidad que hasta ahora se adeuda por los
« bunal en sus marchas, trepidó desde el principio mez- « prestamistas renitentes y que no todos pertenecen al Co-
« ciarse en la comisión que hoj^ le acarrea el disgusto « mercio, es de tan poca consideración que nunca podrá lle-
« de manifestar la impotencia de sus facultades para « nar los apuros del Superior Gobierno. Si Y . E. aún no
« hacer efectiva la contribución de los prestamistas re- «se penetra de todas estas poderosas razones, al Tribunal
« ni ten tes. >¡jo n su oficio anterior que no podía sepa- « no queda otro medio que adoptar que el que tiene indi-
« rarse de la senda que le prefijan las leyes cuando fuese « cado á V. E. en sus anteriores oficios: recordando por úl-
« necesario hacer uso del resorte de la ejecución; y que « timo que si en otra ocasión se creyó sospechosa su con-
«esto lejos de acelerar la medida que imperiosamen- « duct«, á pesar déla notoriedad de sus desvelos, incesantes
« te demandan los apuros del Estado, sólo serviría para « tareas de cerca de tres meses y sus justos procedí mien-
« eternizar su realización, viéndose el Tribunal á cada paso « tos, con doble razón pesaría sobre él la execración de
«en el conflicto de no saber qué obrar ni cómo conducirse. « V. E., viendo enteramente frustradas sus intenciones so-
. Dijo ambién que estas comisiones son de la peculiar « bre la realización del empréstito, no por negligencia, ouii-
« atribución de los Cabildos 5 Cámaras de los pueblos, tan- « sión ó falta de actividad en el Tribunal, sino porque tal
« to por las leyes como por las Constituciones políticas de « vez se le quiera sujetar á un imposible. V. E. debe cono-
<s Portugal y España y hasta la Carta Francesa, que pre- « cer todo el peso de la anterior consideración, no dudando
« vienen que los Ayuntamientos deban hacer los repartos «el Tribunal que en concurrencia de un motivo tan pode-
« á los pueblos de hechos, derechos ó contribuciones, como « roso, como de los fundamentos que tan repetidamente tie-
« cabezas que son de ellos. Estas y otras observaciones de « ne representados á Y. E., tenga lugar la inhibición que
« no menos fundamento ha oído V. E. repetidas veces del « antes de ahora solicitó y reproduce nuevamente.— Dios
« Tribunal; y que tal vez su fuerza ó convencimiento, hizo « guarde á V. E. muchos años.— Montevideo, diez y seis
« producir á V. E. su solemne palabra, de que el Tribunal « de Agosto de mil ochocientos veintitrés.—limo, y Excmo.
«no conocería de otra cosa sino puramente de la recauda- « Seííor.— Francisco García Cortina— Luciano de la
« ción. V . E. como Jefe Superior del Estado, puede con « M ar— jMiguel Antonio Vilardebó — limo, y Excmo.
« facilidad abrirse un camino para llevar á su término este « Señor Superintendente.
«negocio; podrá adoptarlos trámites necesarios, ú omitir-
« los cuando lo crea conveniente; y un paso tan sencillo « Vcdlejo. »
* respecto de V. E., como que no es responsable á ninguna
« otra Autoridad del País, presenta dificultades iusupera- La erudición en derecho administrativo y constitucio­
« bles por parte del Tribunal, que puede asegurar con la me- nal que se desarrolla eu la nota precedente, dejó á don A l­
« jor sinceridad, el éxito desfavorable, siempre que su ejecu-
630 REVISTA HÍSTÓRICA PROVISION DE FOMDOS POR LOS PORTUGUESES 631

varo en sus trece; y como consecuencia de su negativa á don Alvaro da Costa que el Tribunal proceda al embargo
cambiar de opinión, pasó el oficio que sigue: de bienes de los prestamistas comprendidos en la lista de
«L a solicitud del Gobierno para el empréstito de los comerciantes que aun no han oblado las cantidades que
« cincuenta mil pesos, fué dirigida en sus principios al les ha cabido en el reparto de los cincuenta mil pesos
«Excm o. Cabildo, quien verosímilmente hubiese procedido ofrecidos en Junta general para auxiliar las atenciones
« á su distribución asociado de una Comisión particular; del Superior Gobierno, debiendo ser ejecutados por el du­
« pero como en el intermedio pretendieron los contribu- plo de lo que adeuden con lo demás que contiene la Su­
" yen tes la inhibición de aquella autoridad en la iuter- perior resolución de nueve del corriente, representó el
« vención de este negocio, exigiendo igualmente la convo- Tribunal repetidas veces contra este decreto, por ser aje­
« cación de una Junta general, el Gobierno accedió gustoso, no é incompatible con sus atribuciones, con otros funda­
« manifestándole con este procedimiento una prueba evi- mentos legales que se expusieron según se deduce de las
« dente del aprecio con que consideraba sus insinuaciones.. notas oficiales del Tribunal de once, trece y diez y seis
« La referida Junta se realizó en ese Tribunal Consular, y del corriente, á que no se hizo lugar por aquel Jefe; antes
« sus acuerdos á aquel objeto fueron aprobados por esta *por lo contrario fueron repelidas, confirmando la referi­
« Superioridad, quien al mismo tiempo se lisonjeaba que da resolución: en cuya virtud debían de mandar y man­
« por el medio indicado calmarían en algún tanto las ur- daron que se intime por el Alguacil Portero de este Tri­
«gencias que le habían impulsado á adoptarla medida bunal, asociado del infrascripto ú otro Escribano, á los
* mencionada, y se obviarían providencias contrarias á mis prestamistas renitentes paguen en el acto las cantidades
« intentos. De consiguiente, los Prestamistas se sometie- que adeudan según se va á detallar, y de no verificarlo
« ron exclusivamente á la jurisdicción consular, y es á la se les haga cerrar inmediatamente las puertas de sus tien­
« que compete dar el cumplimiento debido á lo dispuesto das, almacenes ó pulperías, trabando sin intermisión eje­
« en mis ultimas comunicaciones, sin reincidir en la obsti- cución y embargo en los bienes de los deudores por el
« nación notable que manifiesta V. S.: quedando por con- duplo de las cantidades que adeuden y costas, procedien­
« clusión á su arbitrio simplificar los trámites para las eje- do á su depósito para que previa tasación se saquen á
« cuciones prevenidas; con lo que contesto al oficio de público remate; siendo los comprendidos en esta medida
« V. S. de 16 del que rige que se contrae al particular.— don Andrés Vázquez por la cantidad de doscientos cua­
« Dios guarde á V. S. — Cuartel General de Montevideo, renta y un pesos; don Antonio José Pereyra, por la de
« 18 de Agosto de 1823.— D. Alvaro da Cosía de Son- cincuenta pesos; don Anselmo Márquez, por la de cinco
« za de Macedo ». pesos; don Benjamín Dapples y C.u, por la de trein­
Y con esta nota el Consulado dió por terminada la dis­ ta y ocho pesos; don Benito Poinbo, por la de cincuenta
cusión; se sometió á la voluntad de don Alvaro, y libró el y tres; don Domingo González y C.a, por la de
mandamiento de embargo en la forma de que instruye el ciento trece pesos; don Daniel Vidal, por la de cuarenta
siguiente auto dictado en acuerdo: y ocho pesos; don Francisco Carreras y hermano, por la
« En Montevideo, á veinte de Agosto de mil ochocientos de ochocientos cincuenta; don Francisco Juanicó ó su re­
« veintitrés, estando reunidos los señores Prior y Cónsules presentante, por la de doscientos treinta y ocho pesos;
« en la sala de audiencia, dijeron por ante mí el infrascrip- John Franck y C.a, por la de ciento treinta pesos;
« to Escribano: que estando mandado por el Excmo. Señor don Francisco Rúa, por la de ocho pesos; don Gregorio
632 REVISTA HISTORICA
PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 633
Camino y compañía por la de cincuenta y un pesos; don « de que doy fe.— Francisco García Cortina— Luciano
Juan Jackson, por la de seiscientos treinta y seis pesos; « de la M ar— Miguel Antonio Vilardebó.
don José María Platero, por la de ochenta pesos; don Jo­ « Ante mí,
sé Seijas, por la de sesenta y ocho pesot;don Juan Hall,
por la de ciento ochenta y un pesos; don José Gómez y « Luis González Vcillejo,
«Escribano del Consulado».
C.a, por la de ciento cincuenta y dos pesos; don
Juan Benito Blanco y C.a, por la de ciento cuatro
pesos; don Jorge Carreras, por la de ciento cincuenta y Siguió después de esto la vía de apremio. Algunos de lós
dos pesos; don José Bejar ó su representante, por la de ■ejecutados consignaron, para evitar el embargo, las sumas
ciento noventa y un pesos; don Juan Alvarez, por la de que se les exigían; otros manifestaron lisa y llanamente
doce pesos; doña Josefa Callejas, por la de nueve pesos; don que no tenían dinero para entregar ni bienes que ofrecer á
José Antonio López, por la de diez y ocho pesos; don h\ traba; algunos se ausentaron para Buenos Aires; no fal­
Luis Goddefroy, por la de quinientos setenta y tres pesos; taron los que desaparecieron sin saberse á dónde habían
don Luis Casalla, por la de ochenta y cinco pesos; don ido á dar; hubo quien, como don Juan Gowland, depen­
Luis Saporiti,por la de once pesos; don Luis Lamas, co­ diente de don Juan Jackson, trató de resistir el embargo
mo apoderado de don Juan Cachara vi lia, veintinueve pe­ alegando que el dueño de casa se hallaba fuera del país,
sos; don Lorenzo José Morara, por la de seis pesos; don y que lo que allí se veía « era de la pertenencia de propie-
Miguel Conde, por la de ciento cuarenta y dos pesos; « tarios de ultramar,sin que el señor Jackson tuviese bie-
don Manuel Masculino,por la de ciento cuarenta y cua­ « nes algunos en la plaza». No le valieron estas razones y
tro pesos; don Manuel Gradín y GV, por la de se­ el embargo se trabó, sucediendo lo propio con otros presta­
senta y tres pesos; la viuda de don Nicolás Miranda, ó mistas á la fuerza que manifestaron 110 tener dinero dispo­
su apoderado don Domingo Vázquez, por la de treinta y nible. Más feliz que ellos don Gregorio Camino, alférez del
ocho pesos; don Pablo Zorrilla, por la de cincuenta y un primer batallón cívico, halló misericordia en don Alvaro,
pesos; don Ramón Vidal, por la de diez y seis pesos; don el cual ordenó al Consulado que le redujese la cuota.
Ramón Dobal, por la de ochenta y tres pesos; el mismo, Fué más feliz aún don Juan Benito Blanco, que mereció
como apoderado de doña Francisca Coyantes, diez y nue­ •de don Alvaro el siguiente oficio al Consulado:
ve pesos; el mismo, como apoderado de doña Isabel Ca­ « Quiera V . S. expedir sus órdenes á fin de suspender
no, treinta y ocho pesos; don Serafín Bonavita, por la de « toda ejecución en el embargo de los bienes de don Juan
ciento treinta y cuatro pesos; don Sebastián Domínguez « Benito Blanco, mediante á que siendo éste acreedor al
y C.!l, por la de ochenta y ocho pesos; don Vicen­ « Estado de considerable cantidad de pesos, satisfará en
te Fernández, por la de trece pesos, y don Vicente Teza- « esa Tesorería la cuota que le haya cabido en el emprés-
nos, por la de ochenta pesos: entendiéndose todo, sin per­ « tito, en el momento que las atenciones de este Superior
juicio de todo cuanto además se ordena en las anteriores « Gobierno permitan abonársele el todo ó parte de aquella
resoluciones, que para el mejor expediente tendrá en vis­ « deuda.
ta el Alguacil ejecutor. Por este auto así lo proveyeron « Dios guarde á V . S.— Cuartel General de Montevideo,
y mandaron los señores Prior y Cónsules, por ante mí, •« 28 de Agosto de 1823.— D. Alvaro da Costa de Souza
« de Macedo.— Excmos. limos. Prior y Cónsules del Tri-
K. H . - d l T . II
REVISTA HISTÓRICA PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 635

« bunal del Consulado.— Montevideo, 29 de Agosto de « mantiene su puerta cerrada constantemente por estar en
« 1823.» « estado de demencia. Que á virtud de la solicitud de doña
« Por recibido, y en cumplimiento de lo que se ordena, « Francisca San Vicente de Bejar que original se remite á
álcese el embargo, sin perjuicio de enterar la cuota desig­ « V. E. para su conocimiento, suspendió por ahora todo
nada llegado el caso prevenido en la anterior resolución.— « procedimiento hasta el resultado de esa Superioridad en
Cortina— M ar— Vilardebó.— Luis González Vallejo, « la súplica que ha interpuesto; y no habiendo otros pres-
Escribano del Consulado.» « tamistas á quienes reconvenir, que don José Seijas y don
A esta altura de los procedimientos, el Tribunal del « Benjamín Dapples, se devuelven sus representaciones con
Consulado creyó conveniente dar á don Alvaro cuenta de « el informe que V. E. se sirvió pedir á este Tribunal.— A
la situación, en esta forma: « consulta verbal de este Tribunal se sirvió V. E. ordenar
« que de los mismos fondos de la recaudación del emprés-
« limo, y Excmo. Señor: Despachadas las ejecuciones « tito se pagasen los dependientes que fuesen empleados en
« contra los prestamistas renitentes, ha surtido en unos el «estos trabajos, y como el Escribano y Alguacil con los
« efecto consiguiente, enterando en el acto de la intimación <-< dependientes que aquél sufraga, lo están actualmente en
« las cuotas que se les designaron, 110 así en otros contra « las ejecuciones de los prestamistas renitentes, son acree-
« quienes se ha procedido ejecutivamente como V . E. ob~ « dores á las costas devengadas en el Expediente que se
« servará del testimonio de las diligencias que se acompa­ « agita con arreglo al Real Arancel que rige en todos los
se ñan. La complicación de los bienes secuestrados y su na- « Tribunales y Juzgados de la Provincia; pero no teniendo
« turaleza pone á este Tribunal en la necesidad de consultar « fondos destinados para estos pagos, que la ley considera
« á V. E. cómo se ha de expedir en los demás actos que « de primera deducción, porque de ello subsisten los Cu-
« deban preceder hasta la venta, que en concepto del Tri- « ríales, se ha de servir V. E. indicarle el modo y de que
« bunal no será tan fácil realizarla en la mayor parte de « caudales hayan de hacerse estos abonos. Consecuente al
« dichos bienes por comprenderse entre éstos algunos raí- « decreto de V. E. de veinticinco del corriente en lainstan-
« ces.— Entrelos individuos que se hallan anotados en la « cia que ante ese Superior Gobierno interpuso don Gre­
« lista de los renitentes, lo están los señores don Francisco g o r i o Camino, se le ha hedióla rebaja de veintiséis pe-
« de las Carreras y don José María Platero, sujetos que « sos que el Tribunal ha considerado de justicia sobre los
«invisten un carácter público, tal como regidores del « cincuenta y uno que le designaron las comisiones; por lo
« Excmo. Cabildo; y deseando el Tribunal conducirse con « que queda sin efecto el embargo que se le hizo; como el
« la circunspección que le es propia, ruega á V. E. se sirva « ele don Juan Benito Blanco á virtud de la Superior reso-
« indicarle en qué modo ha de proceder en este caso.— De « lución de V. E. de ayer.— Dios guarde á V. E. muchos
«las diligencias practicadas contra otros contribuyentes re- « años.--Montevideo, veintinueve de Agosto de mil oclio-
« sulta que don Luis Goddefroy y don Juan Hall, residen « cientos veintitrés. — limo, y Excmo. Señor.— Francisco
« en sus chacras extramuros de esta Ciudad; que don A 11- « García Cortina— Luciano de la M ar— Miguel A n to-
« tonio José Pereyra, don Lorenzo José Moreiray don Pa- « nio Vilardebó.— limo, y Excmo. señor Superintendente.
« blo Zorrilla se hallan en Buenos Aires sin haber dejado — Lo textado no vale.
« intereses ni bienes algunos; que don Vicente Fernández,
« á quien se le ha designado la cantidad de trece pesos,. « Vallejo».
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PROVrSJÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES G37
A esta nota contestó don Alvaro con la que sigue. « en su informe, expedido en la solicitud de éste, á lo ex-
« En vista ele las diligencias que V. S. me remite con « puesto por la Comisión, no es admisible su pretensión;
« su oficio de 20 de Agosto último, practicadas en conse- « quedando en su consecuencia sujeto á las ejecuciones pre-
«cuencia de la obstinación de los Prestamistas; consultan- « venidas, exonerando á don Benjamín Dapples por las
« do igualmente el modo de conducirse en los bienes se- « poderosas razones en que apoya V. S. el informe.
« encatrados, prevengo á ese Tribunal en contestación que «D el producto que resulte de la venta de los bienes de
« se proceda á su venta en pública subasta con las forma- « los renitentes, será satisfecho el penoso trabajo del Es-
« lidades declaradas por ordenanzas para tales casos; « cribano Alguacil, y demás gastos originados en la recau-
« entendiéndose que esta determinación es únicamente « dación; siéndome muy sensible en la actualidad mediante
« comprensiva á los individuos que por la clase de eomer- « los apuros del Gobierno el no poder de otra forma dis-
« ciantes, no han satisfecho las cantidades distribuidas, re- « poner su abono.
« servándose este Superior Gobierno el providenciar con « Recuerdo á V. B. nuevamente la remisión de las Lis-
« concepto á la de afincados. « tas solicitadas en oficio de 18 del pasado Agosto.
« Don Francisco de las Carreras y don José María Pla- « Dios guarde á V. S.--Cuartel General de Montevideo,
« tero, de quienes hace V. S. referencia, quedan excluidos « l.°d e Septiembre de 18‘23.— D. Alvaro da Costa de
« del abono de las sumas designadas, en consideración al « Souza de Macedo. »
« suplemento que hicieron, y más personas que han facili- Pero surgen nuevas dificultades y el Tribunal se dirige á
« tado al Excmo. Cabildo dinero y efectos para uniformes, don Alvaro en estos términos:
« y gratificación de la Tropa de Caballería del País.
« El Gobierno ordena con esta fecha al Intendente inte- « Uustrísimo y Excelentísimo Señor: Hallándose entre los
« riño, prevenga á don Luis Goddefroy y don Juan Iíall, « pocos ejecutados algunos á quienes se han embargado los
« se presenten inmediatamente en ese Tribunal, en donde « muebles de su casa, considerando irrealizable la venta de
« dispondrá V. S. se les hagan las insinuaciones consiguien- « ellos por su propia naturaleza, y que su valor nunca es
« tes, y especialmente lo dispuesto en oficio de 0 último « suficiente para llenar el todo de lo que adeudan, cree el
« que subsistirá en su vigor. Don Antonio José Pereira y « Tribunal más conciliable substituir el embargo en los al-
« demás individuos ausentes que indica la comunicación « quileres que les rinden sus casas; lo que no ha puesto en
« citada, recomiendo á V. B. no omita diligencia alguna « ejecución hasta esperar el beneplácito de V. E.— Dios
« para esclarecer si existen en esta Ciudad intereses de « guarde á V. E. muchos años.— Montevideo, cuatro de Sep-
« aquellas pertenencias, tomando el Tribunal en este caso « tiembre de mil ochocientos veintitrés.— Ilustrísimo y Ex-
« las providencias conducentes. Don Vicente Fernández « celentísimo Señor.— Francisco García Cortina— L u -
« queda excluido de la cantidad designada, en atención á « ciano déla M ar— Miguel Antonio V ila rd ieb ú -Ilus-
« su situación actual; y doña Francisca San Vicente de « trísimo y Excelentísimo señor Superintendente.
« Bejar. cuya representación me ha dirigido V. S. y en
« esta ocasión devuelvo, ha decretado esta Superioridad sa- « Vallejo. »
« tisfieiese en el acto la mitad de la cuota señalada á su A esto responde don Alvaro así:
« esposo, y cincuenta pesos mensuales hasta su conclusión « Es de la aprobación de este Superior Gobierno lo
« Por lo que respecta á don José Seijas, refiriéndose V. B. « que ese Tribunal le propone en su oficio de 4 del corrien-
638 REVISTA HISTORICA PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 639

« te, relativo á que sean embargados los alquileres de las A la nota precedente respondió don Alvaro de este
« casas de aquellos que hayan sido ejecutados por 110 ha- modo:
« ber satisfecho la cuota que les ha cabido en el empréstito. « En contestación de su oficio de 13 del corriente debo
« Lo que comunico á V. 8. en contestación de su indicado « prevenir á V. S. que el nombramiento de tasadores para
« oficio. — Dios guarde á V. S.— Cuartel General de Mon- « los efectos secuestrados á los prestamistas renitentes,
« tevideo, 10 de Septiembre de 1823.— D. Alvaro da Cos- « deberá efectuarse de oficio en personas cuya probidad é
« ta de Souza de Macedo. » « inteligencia sea conocida al Tribunal, á quienes en caso
En este expediente sui géneris en que según se ve, á « de resistencia deberá obligarles al desempeño de la co-
cada rato, y como demostración de independencia sin duda, « misión para que han sido electos; concluida la que se
el Tribunal consultaba á don Alvaro, y después resolvía « procederá á la venta de los artículos en pública subasta,
invocando la orden superior, un nuevo lío se produce con « sin pérdida de tiempo.
motivo de que los tasadores, en forma de resistencia pasi­ « Dios guarde á V. S.— Cuartel General de Montevideo,
va, ponen una piedra en el camino según lo reza la nota •« Septiembre 16 de 1823. - D. Alvaro da Costa de Sou-
siguiente: « za de Macedo. »
Así las cosas, y como no hubieran valido las defensas
« limo. y Excmo. Señor: Expidiéndose el Tribunal en ■de don Juan Gowland en pro de su principal don Juan
« las ejecuciones que se han hecho en los prestamistas re- Jackson, el Tribunal comunicó á don Alvaro lo que sigue:
« nitentes, y procediendo conforme á los trámites de la
« Ley, según V. E. lo previene en su superior oficio de « limo, y Excmo. Señor: Habiéndose celebrado ayer la
« primero del corriente, nombró tasadores aparentes según « almoneda para la venta y remate de los efectos embar-
« la. naturaleza de ios efectos secuestrados hasta el número « gados á don Juan Jackson por $ 1,272, que es el duplo
« de seis, todos los que sucesivamente se han excusado á « de la cantidad que se le designó en el empréstito acorda-
« pretexto de no estar impuestos de los precios de Plaza, « do, y cuya tasación ascendió á la de 1,393 pesos 6 reales,
<» ni menos hallarse con los conocimientos necesarios al « sólo compareció á aquel acto don Manuel Sautuola ofre-
« intento. Como de continuar esta misma marcha, consi- « ciendo por el todo seiscientos pesos; y como no conside-
« dera el Tribunal que serán ineficaces sus providencias, « ra legal el Tribunal esta postura, que para serlo en cual-
« porque se tocarán iguales resultados, lo pone en el supe- « quier juicio ejecutivo debe exceder de las dos terceras
« rior conocimiento de V. E. para que se sirva indicar en « partes del valor justipreciado, lo pone en la Superior no­
« este caso cuál es la senda que debe tomar para llenar el cí ticia de Y. E. para que se sirva resolver, según el caso,
« objeto de su comisión en esta parte.— Dios guarde á « lo que fuere de su mejor agrado.— Dios guarde á Y . E.
« V. E. muchos años.— Montevideo, trece de Septiembre de « muchos años.— Montevideo, veintisiete de Septiembre de
« mil ochocientos veintitrés.— limo, y Excmo. Señor.— <c mil ochocientos veintitrés.— limo, y Excmo. Señor.—
« Francisco García Cortina— Luciano de la M ar— •« Francisco García Cortina— Luciano de la M ar —M i-
« M iguel Antonio Vilardebó.— limo, y Excmo. Señor Su- « guel Antonio Vilardebó.— limo, y Excmo. Señor Su-
« perintendente. « perintendente.

« Vallejo.» « Vallejo. »
640 REVISTA HISTÓRICA PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 641

La dificultad fue fácilmente resuelta por don Alvaro en Don Alvaro no se turbó, y fué su respuesta á esa nota
la forma de que da cuenta la siguiente nota: de la siguiente manera:
« En contestación del oficio de V. S. de 27 del pasado,. « Por el oficio de V. S. de 7 del corriente queda entera-
« debo prevenirle, se proceda nuevamente á ponerse en pu- « do este Superior Gobierno de no haberse podido realizar
« blica subasta los efectos embargados á don Juan Jack- « el remate de los efectos embargados á don Juan Jackson,
* son, y en caso que no se presente postor que alcance á « para satisfacer la cuota que se le designó en el emprésti-
« cubrir los 1,272 pesos duplo de la cantidad que se le de- « to, por 110 haber comparecido licitador alguno: en conse-
« signó en el empréstito, quedarán los efectos de cuenta « cuencia, ha tenido á bien determinar, que los indicados
« del Estado en indemnización de la deuda. Al efecto, ce- « efectos queden por cuenta del Estado en pago del duplo
« lebrada que sea la almoneda, me pasará el Tribunal el « de aquella cantidad. En esta virtud el Tribunal expedirá
« competente aviso, incluyendo la tasación' de los efectos,. « sus providencias para que inmediatamente sean remiti-
« para en su vista este Superior Gobierno expedir las pro- « dos á los almacenes de la Aduana, á cuyo efecto se ex-
« videncias correspondientes. « piden al Administrador las órdenes convenientes.— Dios
« Dios guarde á Y . S.— Cuartel General de Montevi- « guarde á Y . S.— Montevideo, 10 de Octubre de 1 8 2 3 .--
« deo, 2 de Octubre de 1823.— i). Alvaro da Costa de « D . Alvaro da Costa de Souza de M acedo»
« Souza de M acedo». Y con constancia de haberse remitido á la Aduana los
No dio resultado la tentativa de remate, según se ve por artículos embargados á don Juan Jackson, y formación y
la siguiente nota: pago de la planilla de costas, que alcanzó á ciento sesenta
« limo, y Excmo. Señor: En consecuencia de lo orde- y dos pesos y cuatro reales, quedó el expediente terminado,
« nado por V. E. en su Superior comunicación de dos deL y pronto para el * archívese » de orden.
« corriente, se sacaron ayer á nuevo remate los efectos em- Diversas son las consideraciones á que se presta una
« bargados á don Juan Jackson, para pago del duplo de la tramitación encaminada á expoliar á los comerciantes por
« cuota que se le designó en el empréstito, á cuyo acto, ce- mayor y menor y propietarios de «Montevideo y extra­
« lebrado con las formalidades de estilo, no compareció li- muros ».
.<- citador alguno; lo que el Tribunal tiene el honor de anun- Aparece desde luego de manifiesto ese sistema torpe y
« ciar á Y. E., adjuntando la relación de los artículos secues- odioso, despótico siempre, de ¡a exacción, que como recurso
« trados, en la que se demuestra los precios en que fueron rentístico se emplea en vez de un plan financiero racional,
« tasados por los peritos don Ignacio Bazarra y don Fran- que no estuvo nunca al alcance de los conquistadores del
« cisco Gorostiola, nombrados por este Tribunal.— Dios Nuevo Mundo.
'v guarde á Y. E. muchos años.— Montevideo, siete de Octu- No podían los portugueses encontrar un método más
« bre de mil ochocientos veintitrés.— limo, y Excmo. Señoiv adecuado para quitar estímulos al trabajo y ahuyentar á la
« — Francisco García Cortina—Luciano cíela Mar — gente laboriosa, que ese de perseguirla en sus personas y
« M iguel Antonio Vilardebó.— limo, y Excmo. Señor bienes, cuando era lo lógico procurar que se encariñase con
« Superintendente. la tierra de su residencia y dejar que libremente gozara el
fruto legítimo de sus fatigas y economías.
« Vallejo.» El expediente de que he exhibido las piezas principales,
muestra á don Alvaro, dentro desús humos de fidalgo fin-
642 REVISTA HISTÓRICA
PROVISIÓN DE FONDOS POR LOS PORTUGUESES 643
chaclo, con una relativa benevolencia después de aquella cia enalteció: don Santiago Vázquez, verbigracia, en Bue­
primera nota en que pareciéndole liviana la orden de cerrar nos Aires; Enrique Martínez, Alegre y Garzón, bravos sol­
tiendas y almacenes, que llegó á cumplirse contra algunos dados respectivamente de los ejércitos de San Martín, de
desdichados, amenaza también con el destierro y con «to­ Bolívar y de Sucre, que en esos tiempos peleaban por la
mar otras providencias fuertes». Pero esa benevolencia á libertad de América; y si algún patricio en biografías y pa­
que aludo, demostrada en su trato cortés, á las veces obse­ negíricos aparece como la excepción de la regla, no es tal
cuente, con el Consulado, no era debida seguramente á que excepción ni cosa que lo valga, y la prominencia que en
se apease él por virtud, de sus rumbos de cortesano ensober­ este particular se le atribuye, es un lingote de mala ley que
becido y acre; provenía tan sólo de que sabiendo, como era, se mezcló en el bronce de su estatua.
que á la sazón pisaba terreno poco firme, deseaba no com­
plicar su delicada situación con la enemiga que pudiera {Continuará).
acarrearle un desentono en sus relaciones con el Tribunal
del Consulado. Luis M e lia n L a fin u r.
Los ecos del «Grito de Ipiranga» resonaban en el oído
de don Alvaro, más dolorosamente aun, después que la de­
fección de Lecor de las banderas de don Juan V I lo había
dejado en el aislamiento con sus voluntarios reales y tropas
cívicas de dudosa fidelidad, dentro de los muros de M on­
tevideo. Y el pacto con el general que acababa de abrazar
la causa del flamante imperio brasileño, sino dio al jefe de
los voluntarios reales el lauro de una retirada muy honro­
sa, lo libró por lo menos de los quebraderos de cabeza de
su autoridad poco menos que nominal y de sus desastres
financieros.
En noviembre de 1823 firmaron sus ajustes de paz L e­
cor y don Alvaro, evacuando este último definitivamente
la plaza en febrero del año siguiente. Y nuestro país incon­
sulto en estos enjuagues, pasó del dominio de una monar­
quía caduca y sin importancia alguna, á ser fioróu de otra
monarquía, exótica y condenada á desaparecer en la indife­
rencia de lo que fué siempre inútil y ridículo.
Pero en ambas dominaciones, consecuencia la segunda
de la primera, páginas tristes de nuestra historia las dos,
hay un punto negro: aquella actitud de los Cabildos y de
los hombres de primera fila de la época, civiles y militares,
aceptando todos la incorporación á Portugal y al Brasil
sucesivamente; de la que sólo escaparon los que la ausen­
FIGURAS COLONIALES 645

siouó para que procediera á colocar los mojones que des­


lindaban los terrenos de propios. El año siguiente se incor­
poró otra vez al Cabildo de Montevideo con el cargo de
Depositario fiel Ejecutor, y nuevamente empuñó la vara de
Regidor en 1791, con la investidura de Depositario Gene­
ral é interinamente la de Síndico Procurador de la ciudad.
•Compartió las funciones municipales conjuntamente con las
Figuras coloniales •de la milicia activa y revistó eu los cuadros veteranos. En
la época de la primera invasión inglesa actuó en primera lí­
nea y su prestigio contribuyó, á la formación de la expedi­
Jnan Balvíu «le G onzález Vallejo.__]\Tac¡ó eu Borox, ción de Liniers. Los sucesos lo hallaron con el grado de ca­
arzobispado de Toledo, el 31 de marzo de 1747 y fueron pitán y al mando de la primera compañía del cuerpo de
sus padres don José de González Vallejo y doña Beruabe- voluntarios de infantería de Montevideo (Granaderos), se
la Martín Moutalváu, descendientes de las ilustres y anti­ embarcó con la división reconquistadora que marchó sobre
quísimas familias de Muiños, Pazos de Proven y Alemparte, Buenos Aires, ocupado por los ingleses. Actuó brillante­
cuyas ejecutorias se remontan á la época del rey Rodrigo. mente en las acciones del 10, 11 y 12 de agosto de 1806
Dueño de sólida educación y heredero del mayorazgo de su y al frente de su compañía le tocó medirse con el mismo
casa, en 1767 partió para Buenos Aires, con el objeto de Berresford á quien batió eu el Retiro y puso en retirada
consagrarse al comercio colonial. Ese mismo año se trasla­ con grandes pérdidas de hombres y abandono de un cañón.
dó á Montevideo donde se estableció definitivamente y En el parte de la Reconquista elevado por el capitán don
fundó el solar que él y sus descendientes honraron más José Espina al gobernador Ruiz Huidobro se cita con elo­
tarde. El año 1775 tomó estado con doña María Francis­ gio su nombre. Evacuada la ciudad por los ingleses, regre­
ca de Elizondo, de cuyo matrimonio hubo numerosos des­ só á Montevideo, para volver á tomar las armas con moti­
cendientes que perpetuaron su apellido hasta nuestros días. vo de la segunda invasión que se produjo á fines de 1806.
Consagrado al comercio y á las industrias rurales, acrecentó Formó parte de la expedición que al mando del mayor de
su capital que empleó también como asentista del estado plaza don Javier de Viana y del brigadier Lecoq salió de
en diversos ramos. Su actuación pública arranca de 1776, la plaza á impedir el avance de las fuerzas británicas des­
año en que fué elegido cabildante con el cargo de Alcalde embarcadas en el Buceo y se halló en la sorpresa y acción
Provincial. En las elecciones municipales del año siguiente del Cristo, donde se batió con bravura. Estrechadas las
obtuvo los sufragios para la vara de Regidor Depositario fuerzas españolas detrás de muros, al frente de su compañía
General, cargo que resignó en enero de 1778. Por su ilus­ asistió á. todas las peripecias del sitio y al asalto del 3 de
tración y sus luces fué llamado á menudo al seno del Ca­ febrero de 1807 que determinó la caída de Montevideo en
bildo, junto con otros personajes, para asesorarlo en cues­ poder de Auchmuty. Su compañía fué una de las últimas
tiones difíciles. Entre otras comisiones honoríficas, el 27 de que abandonó la. muralla y se replegó hacia la Cindadela,
mayo de 1781 fué designado con otros vecinos para recibir donde se hallaba el gobernador Ruiz ITuidobro. Sometida
al Virrey en portones, á su llegada á Montevideo, y en el la plaza, fué hecho prisionero y conducido á bordo de las
acuerdo de 15 de diciembre de 1786, el Cabildo le comi- naves inglesas donde permaneció algún tiempo. Evacuada
64G REVISTA HISTORICA
FIGURAS COLONIALES 647
la ciudad por las tropas británicas y restaurado el gobierno resolvió enviar una diputación á los jefes del movimiento
español, el Re}^ premió sus servicios con los despachos de para invitarlos á concurrirá la sala capitular para celebrar
comandante y le confió el mando del regimiento de mili­ una conferencia amigable. Vallejo, que se hallaba en el cuar­
cias de infantería ligera de Montevideo. Fue al frente de ese tel de Dragones al frente de Jos verdes, como se llamaba á
regimiento, en el que revistaban muchos criollos, que su los de su regimiento, aceptó la invitación lo mismo que
personalidad cobró verdadero relieve y prestigio. En las Murguiondo. Salió del cuartel al freute de sus milicias, se
asonadas que precedieron á la formación de la Junta de unió al cuerpo de marina que lo cercaba y se presentó ante
Gobierno de 1808 desempeñó papel principal; fue de los de­ la asamblea capitular, la que lejos de respetar sus promesas
cididos sostenedores de Elío contra las pretensiones del vi­ lo declaró prisionero y lo arrojó á la crujía del Cabildo,
rrey Liniers y se negó á prestar obediencia al capitán Mi- ' al mismo tiempo que deportaba á España á su hijo, don
chelena nombrado gobernador de Montevideo. Actuó en el Luis, capitán de su regimiento, y á don Prudencio de Mur­
Cabildo abierto del 21 de septiembre de 1808, y proclama­ guiondo, comandante del otro cuerpo de milicias volun­
da la célebre Junta de Gobierno fué designado para inte­ tarias. Este hecho lo alejó del servicio y de toda actuación
grarla en representación del ejército. Disuelta la Junta de ulterior. Los sucesos de Buenos Aires y el pronunciamien­
Montevideo por la Junta Central de Sevilla y normalizada to de Artigas le encontraron fiel á su rey y á su bandera, á
la situación con el nombramiento de Cisneros para virrey los que si bien no pudo ya servir como militar, los sirvió
de Buenos Aires, González Vallejo permaneció al frente en cambio como ciudadano, corriendo á pesar de su edad
de su regimiento, en cuyo puesto lo sorprendió la Revolu­ y sus achaques, los peligros de los sitios de 1811, 1812 y
ción de mayo de 1810. El caos producido en la península 1814 desde los muros del último baluarte del poder real
y la falta de orientación determinada en los promotores de en el Río de la Plata. Hidalgo de alta cepa, valiente defen­
la Junta de mayo determinaron la resistencia de Montevi­ sor de su Rey, carácter altivo y caballeresco, procer de altos
deo á las sugestiones de Buenos Aires. Sin embargo. Gon­ prestigios dentro de su época, hombre de piedad y sacrifi­
zález Vallejo se inclinó á ver en la nueva autoridad porte- cio que ejercitó sus virtudes en la Hermandad de Caridad,
ña el verdadero representante de los derechos de su Rey. este interesante personaje es el representante más genuino
Manifestada esta tendencia por sus oficiales y tropa, así co­ del ambiente colonial que dio vida á la sociabilidad patri­
mo por el regimiento que comandaba don Prudencio de cia. Falleció en Montevideo el 30 de septiembre de 1820.
Murguiondo, que por espíritu de cuerpo simpatizaban con los
patricios de Buenos Aires, el gobernador interino de Mon­ Cristóbal «le SaivaíBaf8&._-Naci5 en Alcay (Valen­
tevideo, don Fernando de Soria y Santa Cruz, decidió di­ cia) en 1 7ü0 y fué hijo de don Juan de Salvañach y doña
solver ambos regimientos, y en la mañana del 12 de julio Paula Licher. Se avecindó en Montevideo en 1786 y se
de 181 0, hizo ocupar militarmente las Bóvedas y el Barra­ consagró al comercio, en cuyo ejercicio redondeó sólida
cón de la Marina por tropas, desembarcadas de los buques fortuna. El año 1795 tomó estado con doña Celedonia
surtos en el puerto. Vallejo y Murguiondo convocaron rá­ Wich, natural de la Coruña é hija de don Juan W ich y
pidamente sus cuerpos y desde la Ciudadela, sede del regi­ doña Jacinta de la Torre. En 1798 inició su carrera pú­
miento del segundo, oficiaron al Cabildo y al gobernador blica. como capitular del Cabildo de Montevideo, con el
solicitando garantías y responsabilizando á ambos de lo que distinguido cargo de Alférez Real. Su actuación en la mi­
pudiera ocurrir. Reunido el Cabildo con asistencia de Soria,. licia voluntaria de Montevideo le conquistó el grado de te-
648 REVISTA HISTÓRICA FIGURAS COLONIALES 649

11 ien te de infantería, con el que le halló la invasión inglesa segunda vez la vara de Alcalde de 1.er voto con la gober­
de 1806 y la toma de Buenos Aires el mismo año. For­ nación civil de la ciudad, á cuyo frente se mantuvo du­
mó en el partido de la Reconquista, y al organizarse en rante todo ese año. Formó entre los últimos defensores
Montevideo la expedición de Liniers, se incorporó á ella reales de Montevideo, y al caer la ciudad en poder de Ai-
como teniente del 8.° Regimiento de Milicias de Monte­ vear, se retiró á la vida privada, donde lo persiguieron los
video. Hizo la breve campaña, se batió bizarramente en exacciones impuestas por el régimen porteño. Fundador
las acciones de agosto de 1806, y reconquistada la ciu­ de una familia que se ha perpetuado hasta nuestros días y
dad de Buenos Aires por las armas españolas, regresó á ha dado hombres eminentes al país, falleció en Montevi­
Montevideo para tomar nuevamente el servicio al presen­ deo alrededor de 1820.
tarse en el Río de la Plata la segunda expedición británica
al mando de A udi mu ty. Se distinguió también en las jor­
nadas de la segunda invasión, se halló en la batalla del R aúl M ontero B u stam an te.
Cardal y en el asalto y toma de Montevideo por las armas
británicas d 3 de febrero de 1807, en cuya acción fué
hecho prisionero. Restablecido el gobierno español en
Montevideo, el Rey premió sus servicios con los despachos
de capitán de milicias. Tomó parte en las agitaciones po­
pulares producidas con motivo de la designación del ca­
pitán Michelena para gobernador de Montevideo en sus­
titución de Elío, y en el Cabildo abierto del 21 de sep­
tiembre de 1808 votó la constitución de la Junta de
Gobierno, entre cuyos miembros tomó asiento como di­
putado del pueblo. El año 1810 fué elegido Regidor Al-
oilde de l . er voto del Cabildo de Montevideo y desempe­
ñó ese delicado cargo conjuntamente con el de goberna­
dor civil de la ciudad, que le era anexo, en la difícil
época en que se desarrollaron los sucesos de mayo de
1810. Actuó en primera fila en los debates producidos eon
motivo del pronunciamiento de Buenos Aires, presidió los
Cabildos abiertos de mayo y junio, y abandonó la vara
en 1811 para tomar las armas á fin de defender la ciu­
dad contra el avance del libertador Artigas. Nombrado
por Vigodet comandante de la fortaleza del Cerro, se re­
cibió de su cargo apenas iniciada la insurrección, y al man­
do de 100 hombres guarneció y defendió aquella posición
durante el sitio puesto por los patriotas en 1811. En
enero de 1812 volvió á ingresar al Cabildo y tomó por
fR. h.—42 T . II
LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 651

DISCURSO

Cuando á propósito de la jurisdicción délas aguas del


Río de la Plata y de las relaciones de la República con
las naciones vecinas, oigo traer á colación los antecedentes
La jurisdicción oriental en las aguas del tiempo de la colonia y los muy próximos á esa época,
se me viene, sin querer, á la memoria la leyenda de Rip
limítrofes van Winklen, á quien un hado adverso condenó á dormir
treinta años, y que después de esta larga siesta se despertó,
creyendo haberse quedado dormido horas antes. A l incor­
Estos documentos que insertamos íntegros, tienen inme­ porarse, poco habían cambiado las cosas á su alrededor;
diato y nacional interés. Son el D i s c u r s o del señor Emilio los árboles del bosque eran los mismos, los mismos rumo­
Mitre, sobre jurisdicción en los ríos limítrofes, y la E x p o ­ res poblaban el aire, brillaba el sol, cantaban los pájaros.
s i c i ó n d e m o t i v o s del señor Barón de Río Branco, del A lo lejos se divisaba el mismo campanario, y allá en la
proyecto de tratado sobre la laguna Merín y el Yaguarón. aldea, su casa tenía más ó menos el mismo aspecto con
A l número siguiente incorporaremos el laborioso informe que la había conocido siempre; pero las gentes habían cam­
de la Comisión de Diplomacia de la Cámara de Diputados biado: los que él creía que eran sus contemporáneos, eran
de los Estados Unidos del Brasil respecto de lo mismo,, los hijos de sus contemporáneos, y los que él creía que
suscrito por estadistas de buen nombre. eran sus propios hijos, eran sus nietos. H oy el pleito aquel
Uno y otro documentos sirven á los intereses políti­ entre lusitanos y castellanos, por la posesión de comarcas
cos de actualidad del país, y servirán á los historiadores- desiertas, ha sido sustituido por contiendas de civilización
futuros animados de espíritu patriótico. entre dos grandes naciones: el Brasil y la República A r­
La E x p o s i c i ó n d e m o t i v o s del señor Barón de Río gentina. Ambas marchan por vías paralelas hacia destinos
Branco, con las formas que representan lo bello por exce­ de civilización y de progreso, y es vano el empeño que se
lencia, es el fruto de la cabeza de un americano prominente, ponga en demostrar que están condenadas fatalmente á
que llenará, con su ilustre padre, una gran parte de la his­ entrechocarse en una contienda sangrienta. Para creerlo
toria del Brasil. así, hay que cerrar los ojos á los acontecimientos del últi­
El D i s c u r s o del insigne estadista argentino, pronuncia­ mo medio siglo, hay que confundir las luces brillantes de
do con altura de miras y esmero, en el Parlamento de su la alborada de la civilización que nos envuelve, con Jos res­
patria, da la prueba de la utilidad que pudo reportar del plandores siniestros de épocas embrionarias que han pasa­
examen bien dirigido de la cuestión bajo todas sus fases. do para siempre.
Consagrando la R e v i s t a s u s páginas á compilar esta Debemos desechar estos falsos puntos de vista y enca­
clase de documentos, es fiel á su prospecto. rar con un criterio de actualidad los problemas que nos
Debemos la traducción de la Exposición y del Inform e salen al paso y que es forzoso resolver. Ninguno de estos
de la Comisión, á nuestro ilustrado compatriota doctor problemas tiene más importancia, en el orden de nuestras
Joaquín Secco Illa, que ha mostrado brillantes dotes de­ relaciones internacionales y con referencia á la cuestión
talento literario en la prensa nacional.-- L a D i r e c c i ó n . .
052 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 053

-que se debate, que este pleito de la jurisdicción de las fallo adverso, al cual debimos someternos con doble motivo,
aguas del Río de la Plata, y es por eso que le he atribuido porque no teníamos razón. En nuestro pleito con Chile he­
un Ínteres primordial y he insistido en la conveniencia de mos sido perjudicados, porque el trazado definitivo de la
dilucidarlo prolijamente para dejarlo perfectamente escla­ línea divisoria ha dejado bajo la jurisdicción chilena re­
recido. giones que en nuestro anhelo queríamos que fueran nues­
Él señor Ministro de Relaciones Exteriores que lo ha tras, pero que no habíamos ocupado, que 110 habíamos po­
estudiado bajo la faz de los antecedentes jurídicos é histó­ blado, que no nos habían costado el menor esfuerzo, y que
ricos, no ha arribado á conclusiones definitivas, si bien ha apenas si habían sido holladas por la planta de algún ex­
dejado entrever una solución del pleito cuando este sea plorador argentino!
planteado en forma, ¡Qué diferencia cuando se sufren rectificaciones de vie­
Y o creo que este pleito no debe ser estudiado solamente jas fronteras como aquella á que fué sometida Francia
á la luz de estos antecedentes remotos. Se han creado re­ después de la guerra con Alemania! Esa guerra, que se
laciones de derecho posteriores, que han de pesar muy invoca como un desiderátum de los pueblos modernos y
principalmente en las decisiones á que el asunto debe eu- que si tiene realmente alicientes cuando da la victoria, debe
contrar su solución definitiva. ser hondamente triste cuando da la derrota y deja por le­
Se ha hablado del arbitraje; pero me parece que sería gado á las generaciones la imposición del vencedor y la
deplorable en este caso llegar al arbitraje, sin que por eso desmembración del territorio, como le pasó al hermoso
adhiera á los juicios que se han emitido contra este proce­ país de Francia! Nosotros uo hemos perdido en nuestras
dimiento civilizador de salvar las desinteligencias entre las cuestiones de límites un solo ciudadano, ni un solo peso de
naciones, como se aplica también á los desacuerdos entre rentas, ni siquiera una denominación geográfica vinculada,
los individuos. al sentimiento nacional por la historia ó por la tradición.
Se ha dicho que la República Argentina ha perdido En cambio, hemos consolidado la nación, cerrando defini­
todos sus pleitos sometidos á arbitraje. Desgraciadamente, tivamente sus fronteras, en paz con todos los vecinos, libre
■es así. Pero habría que estudiar primero si ha asumido en el porvenir de obstácu los. El arbitraje ha sido el vínculo
su calidad de pleitista la actitud más apropiada para obte­ de unión de nuestro país con los débiles y con los fuertes
ner un laudo favorable. Hay que preguntarse también si que lo rodean. Gracias á él Jas naciones de esta parte de
las mutilaciones de territorio de que se hace méiito son la América se han presentado reunidas ante el mundo, sin
realmente de aquellas que importan un desgarramiento na­ desgarramientos ni discordias, y han alcanzado el puesto
cional ó dejan heridas permanentes en el alma de un país. que ocupan ante el concepto de la civilización universal.
Ni una ni otra cosa. Nos fué adverso en nuestra cuestión Me parece excusado entrar á pesar minuciosamente en
de Misiones, sabido es, — no tengo ninguna mala intención la balanza las probabilidades más ó menos grandes'de un
al decirlo, — porque fué mal planteada con un mal título. conflicto armado con el Brasil, conflicto á mi juicio impo­
Fué fallada por el presidente de un país donde los dictados sible, primeramente porque no hay motivo; segundo, por­
de la justicia y de la razón se imponen sobre todo otro que no hay aliciente para el vencedor, y tercero, porque no
móvil, en donde las transgresiones del derecho colectivo son somos un país con el cual puede meterse quienquiera, así
■consideradas tan vituperables como las peores faltas indi­ uo más!
viduales. El Presidente de los Estados Unidos nos dio un Esta última razón las comprende á todas y es decisiva.
654 REVISTA HISTÓRICA LA JURÍSDICCION EN AGUAS LIMÍTROFES 655

Si nos pusiéramos á analizar las condiciones de cada país respecto de las relaciones internacionales, informes tran­
respecto de su capacidad para la guerra, creo sin jactancia quilizadores. Nos ha dicho que nuestras relaciones con
que quedaría tan evidente la situacióu ventajosa de la R e­ el Brasil son perfectas, que sus manifestaciones no pue­
pública Argentina, que no se puede admitir que los esta­ den ser mejores en el sentido del mantenimiento de la
distas brasileños piensen seriamente en llevar á su país á cordialidad recíproca. Es verdad que ha agregado que éstas
una guerra que sería ó una estéril disputa de indefinido no son sino buenaD palabras. Con eso tenernos que conten­
término, ó una derrota para ellos. tarnos. ¡Lo grave sería que fuesen malas palabras! La
Se dice que el Brasil vendría al Plata en busca de cli­ buenas palabras conservan las buenas relaciones, tanto en­
mas más favorables. En primer lugar, no hay clima mejor tre los individuos como entre los pueblos; pero las malas
para los habitantes de un país que el clima que tienen. Si palabras son el principio del rompimiento de las buenas
se va á preguntar á los esquimales cuál es el mejor clima relaciones. Sigamos, pues, cultivando las formas de corte­
del inundo, seguramentedirán que el de las latitudes polares. sía que sirven para estrechar la vinculación de intereses y
El Brasil es un país inmenso, comprendido en su mayor preparan los sentimientos amistosos.
parte entre el trópico y el Ecuador. La provincia de Río Respecto de los armamentos, yo no soy contrario ni min­
Grande del Sur ocupa una zona más templada; pero los ea he sido contrario á ellos. ¡Al contrario! Por una tenden­
habitantes de los demás Estados no se trasladarían á éste cia natural de mi espíritu, me gusta que en materia de ar­
por el simple placer de cambiar de temperatura. mamentos las cosas se hagan bien, que anden en orden, lo
La conquista de las orillas del Plata, con el objeto de mismo que en materia económica ó financiera, lo mismo
tener aires más frescos, resultaría una empresa con muchos que en cualquier ramo de la administración del país. He
inconvenientes. A l Brasil le resultaría sin duda sumamente disentido sí, respecto de la forma de llevar á cabo estos ar­
cara, porque tendría que empezar por absorberse á la Repú­ mamentos. Si hubiera tenido la presunción, por remota que
blica Oriental del Uruguay, que será un hueso difícil de fuera, de una guerra, no hay que decir que no habría he­
pelar. Y o no comprendo que la República Oriental se deje cho cuestión ni respecto de cantidades, ni respecto de me­
excitar por el Brasil para buscarle camorra á la República dios de adquisición: habríamos oído las palabras de los se­
Argentina, con el objeto de que el Brasil se trague... á la ñores Ministros de Guerra y Marina; lo que ellos hubieran
República Oriental. Sin embargo, eso se dice gravemente dicho habría sido el evangelio, y habríamos concluido.
cuando se quiere justificar los planes exagerados de arma­ Y o voy á expresar más adelante hasta qué punto consi­
mento. Pero eso es un absurdo. Sería menester que fuesen dero que se puede llegar en materia de armamentos, sin pe­
suicidas aquellos casi compatriotas nuestros. Son, por el ligro y sin necesidad de exponer á una excesiva contribu­
contrario, celosos de su nacionalidad, y justo es decir que. ción á los demás ramos, que es necesario atender también,
entre ellos se nota, según ios informes más fidedignos, un déla administración pública. Anticipo, desde luego, que da­
retorno á la realidad de las cosas y al sentimiento argen­ do el estado financiero del gobierno, se pueden asignar muy
tino en aquel país: han de haberse convencido de que si fuertes sumas con este propósito, á fin de poner de una vez
algo llevan ellos en una supuesta contienda, es la seguridad fuera de toda cuestión la paz pública en lo que hace á las
de salir perdiendo con el triunfo del Brasil, que podría ab­ relaciones internacionales. Para eso no es necesario sancio­
sorberlos, lo que está muy lejos de nuestra intención. nar gastos sin medidas, porque si con los actuales elemen­
El Ministro de Relaciones Exteriores nos ha , dado, tos la República Argentina nunca sería agredida por un
656 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 6 O7

enemigo ni aún más fuerte que el Brasil, con adquirir Io& De manera que no fué para dejar libres los sobrantes, que
elementos realmente necesarios esta agresión quedaría fue­ la Comisión hizo el despacho en esa forma, sino porque cre­
ra de toda probabilidad. yó que esos sobrantes no existían. Y si alguna prueba es­
El señor Ministro de Relaciones Exteriores ha hecho una pecial se necesitara, podríamos tenerla en el mismo men­
pintura de la situación desastrosa de las finanzas brasile­ s a je de 1906 respecto de armamentos. Entonces se pidió
ñas en la actualidad, sacando de ahí un argumento alarmis­ un crédito de seis millones de libras y también se decía
ta. Decía: «Compran estoe grandes buques en una situación que se pagarían de rentas generales, porque iba á haber un
de apuro . .. ¡Qué intenciones aviesas 110 tendrán!». El hecho- sobrante de esa magnitud; pero han transcurrido dos años
es que, tengan las intenciones que quieran, carecen de me­ y los gastos de armamentos no se han hecho, de manera que
dios bastantes para agredirnos. Y o no creo, por lo demás,, los recursos que se hubieron de aplicar entonces deberían
en tales intenciones, ni las veo en ninguna parte; el día que estar ahora disponibles; y, sin embargo, no sé que existan.
las hagan manifiestas, será otra la cuestión. Por el momen­ • Habrá, pues, que echar mano del crédito, ya que no se
to no se manifiestan tales intenciones, y si se arman, será concede que sea necesario reducir los gastos, cada día ma­
también para asegurarse la paz. Entretanto, el estado de sus yores, exigidos por las necesidades constantes del progreso
finanzas es realmente desastroso, precisamente porque han de la nación. El uso del crédito en proporciones desmedi­
empezado á gastar lo que no tienen: tal es el espejo en que das es el camino seguro de llegar á la situación que empieza
nosotros deberíamos mirarnos! á afligir á nuestros vecinos. Yale la pena de darse cuenta
Respecto de nuestros recursos, creo, como el señor Minis­ de que las circunstancias no impulsan al país á esas extre­
tro de Hacienda, que son abundantes, si bien no coincido en­ midades, porque no hay en perspectiva conflictos reales de
teramente con él en el cuadro que nos pintó de una situa­ política exterior, y los que el patriotismo previsor pudiera
ción extraordinariamente buena. Resultaba de su exposi­ prever, son fáciles de evitar.
ción, que la adquisición de armamentos estaba facilitada Estas consideraciones generales nos conducen siempre,
merced áun despacho de la Comisión de obras publicas, en por cualquier camino que se tome, al mismo punto de par­
que se asignan, para la ejecución del ensanche del puerto- tida; á la cuestión de la jurisdicción de las aguas. Si tal cues­
de la Capital, recursos procedentes del crédito, en vez de to­ tión hubiera de llevarnos áun rompimiento con la Repúbli­
mar sobrantes de rentas, como había proyectado su antece­ ca del Uruguay, yo declaro que á mi juicio las relaciones
sor, el Ministro doctor Lobos, el año pasado. internacionales entrarían en una faz completamente nueva
En efecto, la Comisión despachó el año anterior el pro­ y nuestro horizonte se oscurecería realmente. Este pueblo
yecto de ensanche del puerto de la Capital, asignándole re­ oriental, chico como es, sin embargo es un factor que tiene
cursos provenientes de excedentes de rentas; pero este año gran influencia en nuestra vida nacional, y de cuya felicidad
las cosas habían cambiado, y la Comisión, estudiando el pun­ depende en parte la nuestra; es un vecino que, por afecto,,
to, encontró que estos recursos eran ilusorios, para decirlo- por razón de justicia y por conveniencia, debemos tener
de una vez. Entonces, en el deseo de que se realizara esta siempre de nuestro lado y confundirlo lo más posible con
obra, necesaria é indispensable para el progreso del país, nuestra propia nacionalidad, como lo ha estado durante mu­
la proyectó y formuló el despacho que está á la considera­ chos años. La cuestión de jurisdicción viene una vez más
ción de la Cámara, con recursos procedentes del crédito,, á perturbar esos sentimientos, y por eso es preciso encon­
porque aquellos recursos que se habían propuesto antes, á trarle solución. Si bien no ha llegado aún el momento en.
juicio de la Comisión, no existían, y ésta es mi convicción.
658 REVISTA HISTORICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 659

que se hayan iniciado las discusiones de las cancillerías, río, como condición para ayudar á los Estados Unidos en
conviene que en el seno de la Representación Nacional se su lucha contra la Gran Bretaña), dentro de los dominios
cambien ideas, señalando, no soluciones que serían prema­ españoles, fundándose en el tratado de París de 1763 y en
turas, pero sí el camino por donde se puede llegar á ellas. otros antecedentes, entre ellos «en la ley de la naturaleza y
Y o creo, sintetizando lo más posible para no alargar es­ de las naciones», fundamento que declaraba ser aun más
ta exposición, que más que en el tratado de San Ildefonso amplio y más incuestionable que cualquiera de los otros.
(no sé si en las evocaciones del pasado se ha apelado tam­ A esta ley de la naturaleza me refería yo cuando decía que
bién al de Tordesillas) y en la convención preliminar de existían relaciones de jurisdicción de aguas entre la Repú­
.1828,— más que en esos documentos venerables, hay que blica Argentina y la República Oriental y que estas rela­
buscar las actuales relaciones de derecho relativas á la ciones liabían sido creadas y entabladas por la fuerza de
cuestión de jurisdicción de las aguas en los principios uni­ las cosas.
versales de derecho público que rigen esta materia. «El Océano, dijo Mr. Jefferson, es libre para todos los
V oy á exponer, en brevísima síntesis, lo que contiene el hombres, y sus ríos, para todos sus habitantes... La ley
« Digesto de la Ley Internacional», de Basset Moore, á romana que, como otras leyes municipales, puso la nave­
este respecto; principios queme parecen aplicables á la cues­ gación de sus ríoi en estado natural, lo mismo que sus pro­
tión de jurisdicción de aguas entre nuestro país y la Repú­ pios ciudadanos, declarándolos públicos («jiumina publica
blica del Uruguay. Son resumen, ó de sentencias de la Corte sunt, hoc est populi romani») declaró también, que el dere­
Suprema de Estados Unidos, ó de tratados definitivamente cho al uso de las costas era inherente con el agua».
concluidos por aquella nación y otras. En fin, son la juris­ A esto limitaré mis citas de antecedentes jurídicos; se
prudencia universal. Hemos de ver en seguida cómo han registra en el libro de Basset Moore, el siguiente:
entendido los hombres públicos argentinos estos principios La Legislatura de Virginia, en 1800, y la de Tennesee
del derecho, eu relación con la jurisdicción del Río de la en 1801, dictaron leyes autorizando el nombramiento de
Plata. comisionados para determinar el límite entre los dos Esta­
Dice Basset Moore en su parágrafo 128: «Cuando dos dos. En enero de 1803, los comisionados hicieron un infor­
naciones poseen territorios en las márgenes opuestas de uua me, que fué aprobado por ambas Legislaturas, y la línea
bahía ó río navegable, se presume que la soberanía de ca­ quedó trazada. En 1856, 53 años después, Virginia dictó
da una se extiende hasta la mitad del agua entre sus már­ una ley diciendo que la línea se había borrado y autorizan­
genes respectivas. Pero cuando una nación toma primero do el nombramiento de comisionado para trazarla de nue­
posesión de la totalidad de la bahía ó río navegable, y ejer­ vo, de acuerdo con Tennesee. Así se hizo. Tennesee aprobó
ce allí soberanía, el pueblo vecino será, sin embargo, señor la nueva línea, pero Virginia no. Por último, Virginia se
de sus puertos particulares, con tanto del mar ó río nave­ presentó á la Corte pidiendo que el límite trazado en 1803
gable, como lo requiere el conveniente acceso á la costa». se declarase nulo. La Corte rechazó el pedido y dijo:
En un informe al Presidente, de marzo 18 de 1792, «Independientemente de todo convenio como éste, una
Mr. Jefferson, Secretario de Estado, sostuvo el derecho de línea divisoria entre provincias ó estados, como entre per­
los Estados Unidos á la libre navegación del Mississipí sonas privadas, que ha sido proyectada, ubicada ó marcada
(España pretendió durante la revolución americana que se en el terreno y después reconocida y admitida por las par­
le reconociera su derecho exclusivo á la navegación del tes durante un largo transcurso de años, es definitiva, aun
060 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 661

si se probara que difiere en algo de los tratados original­ tiempo atrás; consideraciones que surgen del respeto á los
mente acordados; y la línea así establecida rige «no como- sentimientos y afectos naturales de la adhesión al país,
una enajenación de territorio», sino como una definición al bogar y á la familia».
del verdadero y antiguo título». Y continua: «Como lo ha Estos son principios generales que me parecen estricta­
dicho esta Corte en el caso reciente del Estado de Indiana mente aplicables al caso en cuestión.
v. Kentucky, «es un principio de ley publica universal­ Ahora interesa saber cómo han entendido nuestros hom­
mente reconocido, que la prolongada aquiescencia», (toleran­ bres públicos más eminentes esta situación incierta en la
cia ha dicho el señor Ministro) «en la posesión de territo­ jurisdicción del Río de la Plata, por lo que hace á la sobe­
rio y en el ejercicio de dominio y soberanía sobre él, es de­ ranía argentina y á la soberanía uruguaya. Son numerosos
cisiva respecto del título de la nación y de su legítima au­ los documentos ilustrativos á este respecto. Estudiándolos,
toridad. No hay transacciones humanas que no sean afec­ por lo que afirman, y á la luz de los principios enumera­
tadas por el tiempo. Su influencia se ve en todo lo que dos, resulta de ellos que ia cuestión ha sido planteada hace
está sujeto á cambios. Para la seguridad de los derechos, ya mucho tiempo en términos que reconocen categórica­
se trate de Estados ó de individuos, la larga posesión prote­ mente la existencia de aguas uruguayas en el Río de la
ge al título. Y no hay controversia en la cual pueda invo­ Plata.
carse con mayor propiedad este gran principio que en el He aquí una opinión del doctor Tejedor, de 1873. Data
caso de un límite disputado». de 35 años.
Vattel, en su «Ley de las Naciones», hablando de estes Recuerdo que una vez el doctor Tejedor, hablando en
asunto dice: «La tranquilidad de los pueblos, la seguridad la Cámara de Diputados, precisamente de incidentes ori­
de los Estados, la felicidad déla raza humana, no permiten ginados en el río Uruguay con motivo de jurisdicción
que las posesiones, soberanías y otros derechos de las na­ (tengo sus palabras presentes como si las hubiera escucha­
ciones «permanezcan inciertos, sujetos á disputas y siem­ do ayer), decía que era muy difícil determinar en qué ju­
pre listos á ocasionarse guerras sangrientas». Entre las na­ risdicción se encuentra un buque en movimiento, cuan­
ciones, por consiguiente, es preciso admitir la prescripción do navega en el río Uruguay, porque una guiñada del
como un título válido é incontestable». Y Wheaton. en su- timón lo saca de una jurisdicción y lo pone en otra.
«Ley Internacional», dice: Era esto el reconocimiento expreso de que en el río
«La práctica constante y aprobada de las naciones, Uruguay hay dos jurisdicciones.
muestra que, por cualquier nombre que se le designe, la El mismo doctor Tejedor había dicho antes, siendo Mi­
posesión no interrumpida de territorio u otra propiedad nistro de Relaciones Exteriores, contestando una nota del
por cierto lapso de tiempo, por un Estado, excluye la recla­ Gobierno Oriental, que reclamaba porque los buques orien­
mación de todo otro, del mismo modo que, por la ley de la tales eran visitados en el río Uruguay: «Indeterminadas
naturaleza y por el código muuicipal de toda nación civili­ hasta ahora esas aguas territoriales, siendo imposible quizá
zada, una posesión similar por un individuo excluye el re­ determinarlas con precisión, por las tortuosidades del río,
clamo de toda otra persona al artículo de propiedad en el error cometido por el oficial del pontón argentino colo­
cuestión». cado frente á la isla del Sauzal tiene además, esta causa
«H ay también consideraciones morales que deben im­ natural de excusa, fuera de la mala inteligencia dada á las
pedir toda perturbación de líneas limítrofes reconocidas de instrucciones que le guían, sin que por tales actos pueda
ni deba considerarse el decoro nacional ofendido».
662 REVÍSTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 663

El Ministro uruguayo, que lo era el doctor Pérez Gomar, El doctor Vicente Fidel López, en una nota pasada en
solicitó una explicación sobre el sentido de las palabras la misma época al Ministro plenipotenciario de la Repú­
que consideraba equívocas: aguas indeterminadas. El blica Oriental, doctor Ernesto Frías, decía: «Entretanto,
Ministro Tejedor la dio en estos términos. «El Gobierno para los puertos del río Uruguay existe un rnodus viven-
Argentino, dijo, piensa que están indeterminadas las aguas di consagrado por una larga práctica, aunque carece de la
del río Uruguay y Río de la Plata, porque, comunes am­ sanción de un tratado ó pacto formal; y es que en esas
bos ríos á las dos Repúblicas, la anchura de ellos y la si­ aguas comunes se asimila la bandera oriental á la nacional
tuación de alguna délas islas no permite, ó por lo menos su­ y viceversa, de manera que en los puertos argentinos goce
jetan á error, la aplicación práctica del principio de dere­ la bandera oriental de todos los privilegios de la bandera
cho de gentes que divide en esos casos por mitad la juris­ nacional y recíprocamente ésta en los puertos orientales».
dicción». Y agregaba: «Con esta afirmación, sin embargo, A este mismo asunto se refería la nota del Presidente
no ha querido el Gobierno Argentino, como Y. E. parece de la República, doctor Pellegrini, nota que yo considero
indicarlo, darse un pretexto para violar el territorio fluvial déla mayor gravedad, por las declaraciones tan expresas
de esa República, ni menos para establecer una doctrina que contiene. Me voy á permitir leerla porque es breve.
contraria á sus derechos». Está dirigida al Ministro argentino en Montevideo y fe­
En 1892, el señor diputado Ayarragaray, inició en la chada en 6 de abril.
Cámara de Diputados un proyecto que se llamó de cana­ Dice así: «Querido Enrique: Recibí la tuya sobre draga­
lización del paso de Martín García. do en aguas orientales. Los trabajos que se han denuncia­
Entonces la hidrografía de esa parte del estuario era do como dragados han sido hasta ahora simples sonda jes
poco conocida— menos que lo que hoy lo es —y se desig­ para levantar el plano de los canales y proyectar las obras
naban con este nombre genérico de «paso de Martín Gar­ á hacerse, para facilitar la navegación de los ríos Paraná y
cía», todos los canales que pasan por esta isla. Uruguay para buques de ultramar. Según el plano que ha
Con motivo de este proyecto, ó de las diligencias preli­ levantado Duclout, resulta que el canal más fácil de canali­
minares entre las dos cancillerías, la Legación Argentina en zar, pues sólo tiene una barra de 800 metros, está iodo en
Montevideo se dirigió á la Cancillería Oriental, acompañán­ aguas orientales y pasa contiguo á la costa. Es muy an­
dole planos y memorias de los trabajos proyectados para gosto y habría que avalizarlo en toda su extensión. Sería el
obtener aguas hondas en el Canal del Infierno, y en ese plan más económico y breve para facilitar esa navegación;
documento la Legación Argentina decía: «Como una par­ pero nos ha detenido hasta ahora una consideración: ¿De­
te de las obras á realizarse pasa por aguas de jurisdicción bemos invertir fondos de alguna consideración para habili­
oriental, el Gobierno Argentino cumple un deber, al poner tar un canal que estaría dominado por la costa oriental y
en conocimiento del Gobierno de V. E. los propósitos que bajo la jurisdicción de ese Gobierno? Es evidente que
le animan en bien del comercio de todas las naciones que políticamente no nos convendría si se tratara de otra na­
afluyen á nuestros grandes ríos,y al pedir su asentimiento ción. pero dada la amistad estrecha que nos ligará siempre,
somete á la consideración de V. E. el plano y memoria ad­ no habría inconveniente en proceder en interés de la fácil
juntos, cuya devolución solicita con las observaciones que navegación de los ríos y es posible que nos resolvamos á
V. E. tenga á bien formular». hacer el gasto. En esto no hay avance alguno contraía ju­
Este documento es de abril de 1892 y lleva la firma risdicción de la República Oriental, puesto que la recono­
del Ministro don Enrique B. Moreno.
664 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 665

cemos y aun creo bastará que les avisemos que vamos á El proyecto del señor Duclout comprendía el dragado
hacer la obra si ellos no se oponen. En cuanto á hacer en la barra del Globo, de otro canal contiguo á éste de que
sondajes y levantar planos, es un derecho de todas las na­ se trata, pero más hacia el occidente, con lo cual se consi­
ciones, mientras no estén prohibidos expresamente, y gra­ deraba que se colocaba la obra en jurisdicción exclusiva­
cias áél tenemos cartas completas del Río de la Plata, he­ mente argentina. Y así lo decía ese mensaje en dos párra­
chas por los ingleses y los franceses. Le he dicho á Zeba- fos.
llos le muestre á Frías el plano con los proyectos de Dlí­ Es de fecha 8 de agosto de 1896. Uno de sus párrafos
elo ut, y una vez que hayamos resuelto sobre la ejecución de dice así:
las obras, lo comunicaremos oficialmente pidiendo el asen­ «Los estudios y planos para realizar la navegación des­
timiento de ese Gobierno.— Tuyo affmo.— F ellegrini». de la boca del Guazú hasta el puerto de la Capital, tanto de
El proyecto del señor Duclout fué remitido á la Cámara día como de noche, constituyendo al efecto un canal eu
por el Presidente de la República, doctor don José Evaris­ aguas argentinas, el que será avalizado con boyas lumino­
to Uriburu. y se mandó imprimir por razones fundadas en sas hasta la entrada del referido puerto, así como también
la trascendencia y gravedad del asunto, como va á verse, el presupuesto respectivo del costo de la obra y adquisición
á fin de que la Cámara tuviera á la vista todos los ante­ del tren de dragado, han sido hechos por el expresado De­
cedentes del asunto. partamento, y el Poder Ejecutivo los remite á la conside­
El señor diputado Ayarragaray fundó su proyecto por ración de V. H . con la indicación de los recursos que po­
el cual se autorizaba el gasto de 800,000 nacionales para drían aplicarse para cubrir el gasto que demanden la obra
ejecutar las obras de canalización del paso de Martín Gar­ y su conservación
cía, y al hacerlo dijo lo siguiente:
«D e propósito, señor, paso por alto sin mencionarla, al­ «Piensa el Poder Ejecutivo que el despacho favorable de
guna dificultad que se ha suscitado ó puede suscitarse res­ este asunto no excluye otros proyectos que han sido objeto
pecto al dominio jurisdiccional de la República Argentina de serios y meditados estudios por sus autores, y á ellos ha
y de la República Oriental sobre este canal, discusión ver­ de prestar preferente atención, tratando, como trata, del
daderamente teórica, infecunda, que á nada conduce, cuan­ mejoramiento de la navegación, haciéndola fácil, corta y
do está de por medio una obra tan vivamente reclamada entre costas exclusivamente argentinas, donde nuestra ju ­
como ésta, no solamente por lo que interesa de un modo risdicción es absoluta...»
vital á la República Argentina, que tiene necesaria y fatal­ Se refería el doctor Quirno Costa, Ministro del Interior
mente ligado su desenvolvimiento y su porvenir á la aper­ que subscribe este mensaje, á un proyecto de canal en la
tura de estos canales, sino por los beneficios que reportará costa argentina del Río déla Plata, proyecto cuya idea ori­
la navegación universal y el comercio en general.» ginal me pertenece.
Fué después de presentado este proyecto que el Poder Al darse lectura de este mensaje }7o pedí que se impri­
EjecutÍ70 mandó el del señor Duclout, por el que se orde­ miera con los planos que lo acompañaban, y dije lo si­
naba la ejecución de otro canal, apartándose de aquel que guiente:
el doctor Pellegrini decía que estaba todo en aguas orien­ «Hago indicación para que la Secretaría mande impri­
tales, en lo que creo que el malogrado hombre público no mir el plano general de las obras y se reparta á los señores
tenía razón, como lo diré en seguida. diputados con el despacho déla Comisión, porque se trata
R. II.—43 T . II
066 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 667

de una obra ele excepcional importancia, y es menester que- das las contingencias posibles cuando se trata nada menos
los señores diputados se den cuenta perfecta de sus deta­ que de Ja defensa nacional y de la entrada de los grandes
lles, así como déla jurisdicción en que se va á ejecutar». ríos de Ja República.»
El señor diputado Ayarragaray apoyó el pedido dicien­ Esta era realmente la situación, y sin embargo este ca­
do: nal fué mandado hacer por el Congreso, y es el que ahora
«Existen planos numerosos, que me parece deben ser se usa por la navegación que busca la entrada de los ríos
remitidos adjuntos al informe que acaba de leerse, así co­ superiores'.
mo las conclusiones á que llega el señor Duclout, que En la misma sesión del 30 de septiembre el señor di­
coinciden con las mías en lo fundamental, con la diferen­ putado Mantilla establece su opinión en los siguientes tér­
cia de que en vez del Canal del Infierno sigue el Canal. minos:
Nuevo para no salir déla jurisdicción argentina». «H e escuchado con mucha atención al señor miembro
A l tratarse el asunto, cuando fué despachado por la Co­ informante y al señor diputado Mitre. Se me había anto­
misión de Obras Públicas, yo apoyé el despacho en gene­ jado exponer parecidas consideraciones generales á las muy
ral; pero me opuse á la ejecución de una obra permanente bien dichas por el señor diputado por Buenos Aires, y que
y costosa en un sitio que consideraba ser de jurisdicción) yo habría, seguramente, presentado mal, sobre la proyec­
compartida con la República Oriental. ción de esta, obra en las relaciones internacionales. Me abs­
Pido perdón por reeditarme á mí mismo, pero lo hago tengo, sin embargo, porque estarían ya de sobra y acepto
por el interés del asunto: las escuchadas.»'
«Sesión del 30 de Septiembre de 1897.— S e ñ o r M i­ Por último, el señor diputado Cantón, actual Presidente
t r e . . . — Si se tratara de obras á efectuarse, en esa situación,, de la Cámara, en la sesión de noviembre 24 de 1897, ex­
de gran costo y de carácter permanente, para abrir la en­ presó su opinión en los siguientes términos: ...abriendo
trada de los ríos Paraná y Uruguay, yo me opondría. un canal de poca profundidad (en la barra del Globo) las
«Creo que la solución debe buscarse en una línea que- corrientes en el porvenir se encargarán de terminar la. obra
quede completamente dentro de la soberanía argentina, y y de mantenerla. ¿Y qué pasa mientras tanto con el canal
no en una. jurisdicción común, que indirectamente ha sido- oriental, con el canal en aguas que no nos pertenecen abso­
materia ya de convenciones internacionales.» lutamente, donde no llega Ja jurisdicción argentina? Eu
aquella región el obstáculo aumenta. H o}r no son más que
«E l canal que ese paso (Paso del Globo) interrumpe, pa­ cien metros, pero como antes eran menos, tengo derecho á
ra marcar distancias, pasa á una milla y tres cuartos de la- pensar que mañana serán más. Ahora bien: si hay inten­
isla Oriental del Farallón y á tres cuartos de milla de la is­ ción de establecer un impuesto para la navegación, ¿cómo es
la de Hornos (también oriental).. posible que pretendamos abrir un canal que no esté eu ju ­
«Cualquiera que conozca el alcance de la artillería mo­ risdicción argentina? ¿Eu qué podríamos fundarnos para
derna comprende que esa vía queda bajo el dominio de los cobrar un impuesto á los buques que pasaran por aguas
fuegos de un país extranjero, que si bieu pertenece á una orientales? No escaparán á la Cámara las grandes ventajas
nación que es casi un pedazo de nosotros mismos, y á la de tener un canal en aguas propias, sometidas á nuestra
cual nos unen y espero que nos unirán siempre vínculos jurisdicción ».
fraternales, no es la nuestra,, siendo imperioso prever to— Esto era el año 1897: cuatro años después se hacía el
068 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 609

«outrato por el cual se han colocado las boyas luminosas, El señor Ministro de Relaciones Exteriores actual, doc­
en 1.901, en el mismo canal que el Presidente Pellegrini tor Pinza, al leer la nota del doctor Pellegrini, dijo que el
decía estar en aguas exclusivamente orientales. Con ese doctor Pellegrini no tenía autoridad para decir eso, que no
motivo se hizo uu convenio con la República Oriental pa­ pudo haber diclio eso.
ra la colocación de estas boyas y se cambiaron notas entre ¿En qué podría estar inhibido el doctor Pellegrini para
el Ministro de Reí aciones Exteriores, doctor Alcorta, y el expresarse en estos términos? No le ofuscaba ninguna pa­
Miuistro don Pablo Pérez Gomar, de la República Orien­ sión, no obedecía á ningún móvil que no fuera perfecta­
tal, en que se establece de la manera más categórica y pre­ mente noble y confesa ble; no se refería á ningún liecho
cisa el reconocimiento del Gobierno Argentino á una juris­ que no se relacionara cou los intereses generales más im­
dicción uruguaya en las aguas del Río de Ja Plata. portantes para la República Argentina, y su alta posición
El señor Ministro Alcorta pedía Ja opiuióu del Gobierno no le daba sino títulos para expresarse así; esto prescindien­
Uruguayo en estos términos: « ...Espero que S. S. se servi­ do de sus cualidades de hombre de largas vistas y de su
rá recabarla en la persuasión de que mi Gobierno « no pre­ valentía de opiniones. Si alguien estaba justificado para
tende en manera alguna alterar la jurisdicción que cada opinar de esa manera era el jefe del Estado; y lo hacía en el
país ribereño ejerce en el Río de la Plata », y no tiene otro seno de la amistad, dirigiéndose familiarmente á nuestro
oljjeto que hacer efectiva la libre navegación, facilitando el Ministro en la República Oriental.
recorrido de Jos canales de aguas hondas, en cualquier mo­ ¿Es posible cerrar los ojos y los oídos ante hechos de es­
mento, todo lo que redundará directamente en beneficio de ta resonancia, prescindiendo de las declaraciones perento­
los Estados limítrofes ». rias de nuestros estadistas que reconocen una jurisdicción
En su contestación el señor doctor Pérez Gomar dice lo uruguaya en el Río de la Plata, y refugiarnos en el tratado
siguiente: « Termina Y. E. su «preciable nota manifestan­ de San Ildefonso para alegar que esa jurisdicción 110
do que al recabar la opinión de mi Gobierno se tenga pre­ existe?
sente que el Gobierno Argentino no pretende alterarla juris­ La reconocen Tejedor, Ministro de Sarmiento; Pellegri­
dicción que cada país ribereño ejerce en el Río de la Plata. ni; Quirno Costa, Ministro de Uriburu; Alcorta, Ministro del
Recabada la opinión de mi Gobierno, estoy autorizado para general Roca; la consignan documentos de la cancillería ar­
manifestar á V. E. que dada la salvedad expresa que se gentina, y 110 documentos reservados, sino notas pasadas á
consigna en la nota que contesto, « por la cual se declara la misma cancillería uruguaya, como la nota de Alcorta á
que las obras á realizarse 110 alteran la jurisdicción que Pérez Gomar, que tiene toda la fuerza de 1111 compromiso,
cada país ribereño ejerce en el Río de la Plata », el Gobier­ porque reconoce la jurisdicción común como condición pa­
no Oriental no tiene observación que hacer á la colocación ra obtener la aquiescencia de aquel Gobierno á la coloca­
•de las boyas luminosas y se asocia complacido á esa obra ción de las boyas luminosas: la enuncian como cosa sabida
de civilización y de progreso ». los diputados de esta Cámara que toman parte en el deba­
Tenemos así la opinión de tres Gobiernos consecutivos: te sobre canalización de los pasos de Martín García. ¿Cómo
•el del doctor Pellegrini, el del doctor Uriburu y el del ge­ se podría borrar todo esto, y salir diciendo que lo que re­
neral Roca, opinión expresada en un caso por el órgano del conocimos antes no lo reconocemos ahora, porque no lo
Presidente de la República y eu otros por los señores Mi­ consignan los tratados entre España y Portugal, ni lo esti­
nistros de Relaciones Exteriores. puló la convención preliminar de paz del año 28? Eso no
es admisible.
670 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 671

Si fuéramos á un arbitraje con estos antecedentes, sal­ El Río de la Plata superior es aquel comprendido al
dríamos lucidos. Nos veríamos derrotados hasta con nues­ Norte de una línea trazada éntre Buenos Aires y la Colo­
tras propias memorias oficiales. nia. Es allí, en esa zona, donde han abundado en conflic­
Aparte de estas consideraciones, existen razones de otro tos de jurisdicción, las cuestiones como la que originó el
orden, que lie señalado, que aconsejan que este pleito sea naufragio del vapor «Constitución», que perfectamente re­
dilucidado como se dilucidan las cosas de familia, sin nece­ sueltas lian dejado, sin embargo, uu sedimento agrio en los
sidad de acudir á consejos ó laudos ajenos. espíritus, han mantenido en agitación al pueblo uruguayo y
Felizmente, concurren á facilitar una solución de este ’ han dado lugar á manifestaciones que todos conocemos, y
género los hechos existentes en el estuario, hechos que son que son bastante ingratas.
conocidos perfectamente, pero que, no sé si me equivoco, Esa zona, para ubicarnos bien, es la que divisaría uno
han sido examinados con un criterio demasiado general. que se subiera á la cúpula del Congreso, mirando hacia el
Creo que ha habido temor de que adoptando reglas pre­ Este y hacia el Norte. Desde allí vería en la línea del hori­
cisas de procedimiento para el trazado de una línea de divi­ zonte la costa uruguaya á la derecha y las tierras bajas del
sión jurisdiccional, se incurriera en algún error de funda­ delta argentino á la izquierda, corriendo ambas costas á
mento, comprometiendo tal vez las exigencias de la defensa unirse aparentemente hacia el Norte, á confundirse en una
nacional, temor que, como se ve, basta enunciar para que sola perspectiva, para formar marco á la dilatada superficie
se averigüe si realmente existen causas que lo justifiquen. del estuario. En esa enorme superficie líquida,. la mayor
A mi juicio no existen. parte del espacio comprendido entre la costa argentina y la
Me parece que se puede encontrar fórmulas de aveni­ uruguaya, está ocupada por un bajío, por esa Playa Honda
miento, ó mejor dicho, de reconocimiento de hechos exis­ ó Placer de las Palmas, que es el depósito secular del alu­
tentes y antiguos, que pongan término á toda mala inteli­ vión que traen los ríos superiores.
gencia entre la República Oriental y la República Argen­ En el lecho del estuario, aoí constituido, existen depre­
tina en lo relativo á la jurisdicción del Río de la Plata. siones relativamente profundas, y la característica de es­
Los hechos de la naturaleza concurren á trazar en el tas depresiones, salvo uno que otro pozo, es encontrarse
estuario del Plata lo que podría llamarse límites naturales. á continuación de los grandes afluentes del estuario. R e­
Para darse cuenta de esto, una carta del Río de la Pla­ cuerdo haber tenido ocasión de oir de labios del general
ta por delante sería el más precioso auxiliar, porque podría Mitre su opinión sobre este fenómeno, que éi explicaba,
verse, siguiendo sus líneas de canalización y la distribución diciendo que los canales del estuario son la prolongación
desús cauces profundos y sus grandes bajos, cómo estas lí­ sumergida de los ríos que lo forman, expresión gráfica
neas están indicando la manera de trazar en el estuario lí­ muy exacta.
mites jurisdiccionales que separaran por completo las dos La misma cartografía del Ministerio de Obras Públicas
soberanías y pusieran término á todo pleito posible. ha recogido este fenómeno y lo ha consignado en las car­
La República Argentina y la República Oriental están tas, dando á estos canales los nombres de los afluentes de
divididas por el Uruguay y por el estuario del Plata, El donde se entiende que proceden. Así, la canaleta de ocho
río y el estuario son, como fenómenos naturales, esencial­ á nueve pies que pasa freute á San Fernando, se llama
mente distintos. Nuestra cartografía ha dividido el Río de •canal de las Palmas. Hay una depresión longitudinal lla­
la Plata en tres partes: el Río de la Plata superior, el Río mada Pozos del Barco Grande, excavada por la corriente
de la Plata medio y el Río de la Plata inferior.
672 REVISTA HISTÓRICA la . j u r is d ic c ió n en a g u a s l im ít r o f e s 673

de uua derivación poco estudiada del Paraná Guazú, que- estos canales, sus perfiles, y han sido trazados en las car­
lleva ese nombre. tas y bautizados con distintos nombres: el canal que pasa
Excusado es decir que de todas estas depresiones, la¡ á occidente de Martín García se llama caual occidental
más importante por su profundidad y nitidez de trazado- primero, y más abajo, canal Buenos Aires; el que pasa al
en el lecho del río es la formada por la corriente poderosa oriente, se llama canal oriental en su parte superior, lue­
del Uruguay y del Paraná Guazu, que el Uruguay recibe go toma el nombre de Canal del Infierno, y más abajo se
á poco de entrar al estuario del Plata. llama Canal Nuevo, y es el mismo que la República A r­
A 20 kilómetros arriba de Martín García el Uruguay gentina mantiene iluminado con boyas luminosas para ser­
y el Guazú confunden sus aguas, recibiendo antes el pri­ vir á la navegación universal.
mero la confluencia del río Bravo y del río Sauce, brazos El caual occidental termina más abajo de Martín Gar­
de un poderoso desprendimiento del mismo Guazú. Las- cía, en la barra llamada del Globo, donde hay doce pies de
corrientes unidas descienden en un solo canal con multi­ profundidad, según indican las cartas.
plicado poder, pero también con multiplicado aluvión, por­ El canal oriental sigue corriendo más al sur, se prolon­
que las aguas relativamente límpidas del Uruguay se en­ ga por los pozos de San Juan, donde la sonda marca has­
turbian tan pronto como reciben el limo y la arena de los ta 28 pies, pasa frente á la isla del Farallón, y por una ca­
Paranaes. Los materiales arrastrados se van depositando nalización mantenida artificialmente á 21 pies, desemboca
allí donde la amplitud del estuario aquieta la corriente y en la cuenca más profunda del Río de la Plata, ya al sur
van formando esa Playa Honda, que, como he dicho, ocu­ de esto línea Buenos Aires-Colonia, que yo entiendo por
pa todo el espacio comprendido desde frente á Buenos A i­ ser divisoria entre la zona del estuario sometida á la acción
res hasta la boca de los ríos superiores. fluvial de los afluentes superiores y la zona donde los fe­
En cuanto á las aguas descendentes, encuentran á su nómenos cambian de naturaleza y de aspecto.
paso la roca de Martín García, donde se abren y abrazan Este canal avalizado con boyas luminosas, que pasa á
esta isla, por un fenómeno natural, formando un canal á poca distancia de la costa uruguaya, podría ser la base de
cada lado. un convenio con la República Oriental para evitar todo
La vista naturalmente no descubre allí, eu la llanura conflicto de jurisdicción.
uniforme del Plata, sino la extensión del espacio líquido Se ha temido que si se adoptara por límite entre la ju­
entre sus orillas. Pero la sonda revela que en el lecho exis­ risdicción el ihaliueg de este canal, la misma regla fuera
te, á lo largo de la costa oriental, esa depresión que es pre­ aplicada más abajo, en lo que saldríamos perjudicados, lo
cisamente la continuación del río de donde proviene: es el reconozco. Pero creo que se puede perfectamente delimitar
canal del Uruguay, ó del Gu ízú, ó del Uruguay y del Gua­ el estuario superior del estuario medio y hacer en cada uno
zú, puesto que los dos concurren á formarlo. de éstos 1111 arreglo especial.
Como he dicho, al llegar á Martín García la corriente La cuestión, se objeta, es que lo acepten los orientales..
se bifurca y forma un canal á oriente y otro á occidente. Se dice que los orientales han hablado de arbitraje. El
Eu todo tiempo se ha considerado que el canal al oriente Ministro que viene, doctor Gonzalo Ramírez, ha declarado,
es uruguayo y al occidente es argentino. sin embargo, que él no ha adelantado una manifestación
Los estudios del Ministerio de Obras Públicas y otros, en ese sentido, que él piensa que la cuestión se puede arre­
anteriores han ido poniendo de manifiesto la existencia de; glar directamente.
074 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN EN AGUAS LIMÍTROFES 075

Por otra parte, se dice que los orientales pretenden la serán mañana ríos con orillas elevadas. No son transito­
línea media del Río de la Plata. rios porque por ellos gravitan las colosales masas de agua
Y o creo que en materia política, y especialmente cuan­ que las nubes descargan en las comarcas de los trópicos y
do se trata de cuestiones que afectan á dos naciones, no de­ que, necesariamente, buscan salida al Océano. Mientras el
ben pronunciarse palabras irreparables; pero creo, que sin calor solar evapore las enormes superficies líquidas de los
comprometer nada, podemos decir que la línea media en mares y las corrientes aéreas lleven estos vapores á con­
la parte superior del Plata es una líuea inconveniente para densarse en los trópicos, descargándolos en esas lluvias
la República Argentina y 110 justificada por los hechos. que suelen subir en pocos días más de veinte metros el ni­
Me explicaré á este respecto. vel del Alto Paraná, el embudo fluvial del Plata ha de
A continuación de las barras de San Pedro, aguas aba­ seguir recibiendo esos caudales portentosos de agua, que
jo, el estuario se profundiza y los canales ya no aparecen Rivy calcula en ochocientos mil metros cúbicos por minuto
porque su cauce, hasta ahí encajonado, se dilata, á conti­ para el Uruguay; y esos caudales han de seguir deposi­
nuación de ellas, á casi todo el ancho comprendido entre la tando su arcilla á los lados para hacer nuevas tierras, y
Colonia y la costa baja de Buenos Aires. Esa dilatada cuen­ abriéndose surcos al frente para procurarse salida al Océa­
ca que se extiende allí donde la distancia de las márgenes no. El Río de la Plata desaparecerá, pues, algún día, en la
alcanza á cincuenta kilómetros, puede considerarse limitada historia de las edades por el avance del delta. El delta del
al Norte por la curva de diez y siete pies de profundidad; Mississipí avanza unos sesenta y dos metros por año, y se
esta profundidad aumenta hacia el Sur, formando la de­ ha formado en un período de cuatro mil cuatrocientos años.
presión de la rada exterior, y disminuye al acercarse á Pun­ El delta del Ródauo avanza anualmente cuarenta y dos
ta del Indio, sin bajar, sin embargo, en ninguna parte de metros, y el de la boca de Killia en el Danubio se ha ex­
diez y ocho pies. A l Norte de la curva de diez y siete pies, tendido una milla en veintisiete años. A este paso, dentro de
el fondo del estuario está constituido por la Playa Honda, quinientos años los juncos y los sauces crecerán en el me­
á que me he referido, y que es geológicamente la formación dio del estuario, frente á Buenos Aires. Pero entonces, co­
que sigue, en orden de antigüedad á las tierras ya emergi­ mo ahora, bajará siempre del delta la misma cantidad de
das y cubiertas de vegetación, por entre las cuales corren agua, y como ya no podrá expandirse, ahondará por sí mis­
los ríos superiores. ma su propio cauce. Es decir, los ríos superiores, prolon­
Esta Playa Honda viene á formar la prolongación del gados hoy por canales sumergidos de menor hondura que
•delta argentino, y está limitada hacia el oriente por los ca­ ellos, se prolongarán en lo que es hoy estuario, entre ori­
nales del estuario superior. llas elevadas y sin perder su profundidad por la expansión.
Cuando el delta crezca, por acción sedimentaria, la Pla­ Entre Buenos Aires y la Colonia ya no existirá la exten­
ya Honda irá emergiendo de las aguas y la tierra nueva sa superficie líquida que hoy separa ambas márgenes; el
reemplazará á lo que hoy es Río de la Plata en esa parte. estuario habrá cedido su sitio á la tierra; y en vez del Río
Por eso se ha dicho con razón que, geológicamente consi­ de la Plata, ancho y bajo, teudremos el cauce estrecho y
derado, el Río de la Plata es un hecho transitorio. En efec­ profundo de un Paraná ó de un Uruguay caudaloso, cavan­
to, así lo es, puesto que su fondo se levanta y tiende á do, con su poderosa corriente, su cauce imborrable y mar­
transformarse en tierra firme; pero lo que no es transito­ cando con la arista más profunda de este cauce el thalweg
rio son esos grandes surcos que, canales hoy del estuario, de demarcación entre los dos países ribereños.
67G REVÍSTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMITROFES 677

¿Cómo podríamos reconocer la jurisdicción uruguaya en ensenada donde la tierra se aleja del canal hasta nueve ki­
un terreno que está destinado por la naturaleza á emerger lómetros. Frente á Martín García, la costa uruguaya pre­
délas aguas y en un sitio donde hoy mismo, en las grandes senta la punta de Martín Chico, que el canal pasa rozando,
bajantes, el lecho del estuario queda en seco? Una línea di­ Aguas abajo, la línea marcada por las boyas luminosas,
visoria allí situada reduciría á la República Argentina á que la República Argentina costea para el servicio de ia
la condición de 1111 Estado que un día de gran bajante, no navegación universal, llega á apartarse, en su mayor dis­
lindaría con aguas del Río de Ja Plata, en toda esa exten­ tancia, unos cuatro kilómetros de la costa, que forma eu
sión de su litoral fluvial, lo que sería un contrasentido. De ese punto una ensenada. En todo el trayecto, entonces, es­
manera que esta línea no se podría aceptar en ningún caso. tá dominado el canal por la artillería uruguaya. Así que
El thaliueg del canal navegable, que pasa orillando la cos­ aquel concepto de «llave del Río de la Plata» que tenía
ta oriental, se puede aceptar en el concepto de que es una Martín García, es una de las tantas ilusiones del pueblo á
prolongación del río Uruguay, donde la jurisdicción co­ quien se le hace creer tantas cosas. Una batería puesta en
mún existe y no se podría negar, sin cometer una verda­ tierra firme, convenientemente colocada, estaría en situa­
dera iniquidad. La misma existencia de las barras de San ción ventajosísima para dominar por completo este canal
Pedro y del Globo, que puede decirse son una sola, está en cualquier tiempo.
demostrando que eJ río Uruguay y el río Paraná terminan Así que para lo que es la seguridad nacional, se puede
realmente frente á la Colonia, porque es sabido que es ca­ tener la más absoluta certidumbre de que la adopción de
racterístico de todo río que desemboca en un estuario ó en una línea situada en la arista más baja del canal na­
el mar libre, tener una barra. La barra del Uruguay es vegable que pasa junto á la costa oriental no ofrecería in­
San Pedro, como la barra de Punta del Indio es la barra convenientes de ninguna clase, en cuanto no alteraría los
del Río de la Plata. « hechos existentes ni los derechos posesorios anteriores ».
El inconveniente que pudiera resultar desde el punto de­ Llamo sobre este punto la atención. Los hechos que la so­
vista de la seguridad nacional, de la jurisdicción común, en lución de la cuestión jurisdiccional, tal como yo la planteo,
el canal costanero, es ilusorio. pudiera establecer, están establecidos ya desde tiempo in­
Que la jurisdicción de este canal fuera común ó fuera memorial, lo que vale decir que la cuestión misma está re­
exclusiva, no altera el hecho de que esté completamente suelta. El más saliente de esos hechos es la nacionalidad
dominado por los fuegos de la costa uruguaya. Recuerdo de la isla Martín García, argentina hoy y siempre por los
que cuando discutíamos el proyecto del señor diputado siglos de los siglos. Así como Martín García, situada á la
Ayarragaray en la Comisión de Obras Públicas, habíamos derecha del canal de navegación es argentina, así también
llamado para asesorarnos á un práctico de los ríos y le son uruguayas tolas, todas sin excepción, las islas á la iz­
preguntamos: «¿el canal está muy cerca de la tierra fir­ quierda de dicho canal. Antes de la confluencia del Guazú
me? » — « Está tan cerca, contestó, que de noche, cuando con el Uruguay existe la isla del Juncal, uruguaya, á la
pasamos por Punta Parada, oímos de á bordo los ladridos- izquierda del ihahveg; existe la isla de Solís, uruguaya; dos
de los perros en tierra ». islas llamadas las « l)os Hermanas », uruguayas y siempre
Frente á Punta Parada pasa á un kilómetro de dis­ lo han sido; una islita de Martín Chico, que está más cer­
tancia. ca del thalweg del canal navegable que la misma Martín
Antes de Martín García, la costa uruguaya forma una García, también uruguaya; frente á la Colonia existen dos
078 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMITROFES 079

islotes de Hornos y de López y la isla de San Gabriel á la- está dominado en toda su extensión por los fuegos de ar­
izquierda de la vía navegable, todas de posesión uruguaya; tillería de la costa uruguaya. Hay puntos del canal que dis­
más afuera aún, á unos siete kilómetros de la Colonia está, tan un kilómetro de la costa. Es decir, que con jurisdic­
el peñasco del Farallón, donde el Gobierno Uruguayo man­ ción y sin ella, sobre la faja comprendida entre la costa y
tiene un faro. ¿Cómo podríamos ir á decirle á la República el caual, la República del Uruguay domina militarmente
Oriental: « Usted no tiene aquí jurisdicción, absolutamen­ este último. Por lo militar, la jurisdicción es, entonces, indi­
te ninguna »? — ¿Y esas islas? ¿Ibamos á desconocerle la ferente. En cambio, la conservación del « statu quo » en
posesión constante, de tiempo inmemorial, que la Repúbli­ esa faja significa para la República Argentina la conserva­
ca Oriental lia ejercido sobre esas islas, sobre las cuales 110 ción de la paz permanente y de la amistad del pueblo uru­
hemos tenido jamás ninguna pretensión, ni hemos podido guayo. Significa, en realidad, algo más: significa la aboli­
tenerla? Me parece que lo que acabo de exponer aleja por ción de la guerra entre los Estados del Plata. Vale la pena
completo la posibilidad de resolver la cuestión en esa for­ de meditar esta solución.
ma. Aquéllo ha sido uruguayo, es y lo ha sido siempre y Esa sería la consecuencia propicia del fenómeno natu­
puede seguir siéndolo, sin menoscabo ninguno para la se­ ral, merced al cual el canal navegable del estuario superior
guridad déla defensa nacional, único punto que por el mo­ corre junto á la costa uruguaya. Si este fenómeno, por la
mento nos interesa. Por lo que hace á la navegación, el Río situación del canal y por su mínimum de 19 pies de hon­
de la Plata y sus afluentes están abiertos á todas las ban­ dura, tiene desventajas para el comercio de la República
deras del mundo; y por lo que hace á la policía marítima, Argentina, fácil es remediarlo, haciendo en la costa argen­
salvamento y pesca, nada más fácil que llegar á una con­ tina desde Buenos Aires hasta el Paraná de las Palmas,
vención como la que existe entre los Estados Unidos y el por entre Jas tierras altas del delta, un canal perfecto, recto
Canadá. Entre esos países hay un tratado por el cual las y profundo en jurisdicción plenamente nacional.
empresas navieras del Canadá tienen derecho á hacer ope­ En el estuario medio, los hechos hidrográficos son muy
raciones de salvamento en las aguas de jurisdicción de los diferentes. De la Colonia hacia el mar, la costa uruguaya
Estados Unidos y viceversa, con lo cual han evitado toda corre sensiblemente al Este; de Buenos Aires al mar, la
clase de conflictos. costa argentina corre sensiblemente al Sudeste. Quiere de­
Esta es la conclusión á que se llega por el examen de cir que las dos costas se van apartando. Entre Montevideo
los fenómenos naturales que intervienen eu el caso y de los y Punta Piedras la distancia es de 58 millas ó 133 kiló­
antecedentes políticos perfectamente auténticos. metros. En seguida el apartamiento aumenta rápidamente.
Decir que al Este del canal navegable se extiende la ju­ Después de Punta Piedras la costa argentina se abre al
risdicción uruguaya, es decir, al mismo tiempo, que al Oeste Sudoeste para formar la bahía de Samborombón, á cuya
del mismo canal se extiende la jurisdicción argentina. Este extremidad Sur se encuentra el cabo de San Antonio, lími­
es el « statu quo ». A mi juicio se puede adoptar, como so­ te del Río de la Plata; Ja costa uruguaya sigue corriendo al
lución de toda cuestión posible en esa parte del estuario. Este, con una inclinación ligera al Norte. A la altura de la
Los hechos que esta solución pudieran establecer están línea de los cabos de San Antonio y Sauta María, á las
establecidos ya. Esto es exacto, tanto en el orden jurisdic­ 1 25 millas (208 kilómetros) de su cabecera, termina el Río
cional y posesorio, como en las consecuencias militares de de la Plata para confundirse del todo con el Océano. A esa
la jurisdicción. El canal navegable del estuario superior altura no hay cuestión de jurisdicción posible.
680 REVISTA HISTÓRICA
LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 081

Donde pudiera haberla es en el cuadrilátero comprendí* ha reconocido; y este reconocimiento equivale á resolver en
do por ambas márgenes y por las líneas Buenos AireS’ Co- su punto más delicado para nosotros la cuestión de la ju­
lonia y Punta Piedras-Montevideo, y es fácil convencerse risdicción de las aguas.
de que allí también puede arribarse sin dificultad á una Quedaría por decidirse lo relativo al banco Ortiz; pero se
convención internacional permanente sobre la base del comprende fácilmente que, tratándose de un dilatado bajío,
« statu quo ».
sin interés ninguno para la navegación comercial, y sobre
Es en esa zona del estuario donde se extieiVde en la ma­ el cual no se aventuraría nunca un buque de guerra de
yor parte de su área, el banco Ortiz.
mediano calado, las cancillerías 110 tardarían en encontrar
A lo largo de la costa uruguaya existen depresiones lon­ fórmulas que establecieran reglas de salvamento, pesca, etc.,
gitudinales en el lecho del río, con profundidades variables
comunes á los dos países y sin menoscabo de jurisdicciones
entre 14 y 24 pies. No hay allí ningún canal continuo que
ni soberanías.
tenga un mínimum de más de 2 1/4 brazas (13 1/2 pies)
Poniéndonos en el mejor de los casos y procediendo un
'de hondura.
poco « quici nominar leo», se le podría reconocer á la Re­
Cerca de Montevideo, frente á la Punta del Espinillo, el pública Oriental del Uruguay como línea de demarcación,
Gobierno Uruguayo mantiene de tiempo atrás un faro en la la continuación á lo largo de la costa de esta línea interior
roca de la Panela.
que viene del Uruguay, dejando como sobre la línea indi­
Si se reconociera este hecho, dándole carácter permanen­ visa, como pensaba muy acertadamente el señor diputado
te, creo que desaparecería inmediatamente todo motivo de Revilla, todo el espacio comprendido entre aquel canal y los
susceptibilidad en las relaciones de nuestro país con la Re­
canales de navegación de entrada al Río de la Plata, cana­
pública uruguaya.
les que es necesario conservar dentro de la jurisdicción ar­
El banco Ortiz se extiende hasta la altura de Puuta de
gentina, por lo menos en forma tal que la República A r­
Indio y su borde occidental viene á constituir el veril del
gentina tenga sobre ellos todos los derechos necesarios
canal de entrada del Río de la Plata. E*te canal, cuya pro­
tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra. Esto 110
fundidad alcanza cu algunos puntos más de cinco brazas
excluye, naturalmente, una convención recíproca para hacer
(30 pies) siendo su mínimum de 18 pies en la barra de
operaciones de salvamento, porque en realidad, cuando 1111
Punta de Indio, viene á quedar resguardado del lado orien­
barco está en peligro de perderse y otro barco pasa, sea
tal por el banco Orfiz, en el cual existen curvas continuas
cual sea su bandera, su deber es socorrerlo; y si vamos á
de sonda jes de 2 3 /4 brazas (10 1/2 pies). Quiere dedi­
ver, los pleitos que han ocurrido entre la República Orien­
que, guardado el canal principal en su barra, su veril exte-
tal y la República Argentina han sido originados por acci­
rior sería por sí mismo una muralla infranqueable en ma­
dentes marítimos, ó durante revoluciones, por visitas de
rea ordinaria para buques de más de 15 pies de calado. En
buqués, ó en tiempo de paz precisamente, por casos de sal­
el mencionado canal principal ha ejercido en todo tiempo Ja
vamento. Una convención á este respecto evitaría todo
República Argentina jurisdicción exclusiva. Nuestro país
conflicto posible.
tiene allí á su cargo el servicio de faros flotantes combina­
En el estuario medio, la misma línea media del Río de
dos, desde Punta de Indio hasta el banco Chico y entrada
la Plata, sería una solución si, como lo entiendo, dejara del
de los canales del puerto de la Capital. No creo que la R e­
lado argentino— y si no lo dejara se podría establecer— to­
pública del Uruguay pudiera disputar estos hechos, que ya
do el veril occidental del banco Ortiz, que es precisamente
R. H.—‘14 T . II
682 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 683

la muralla de defensa del canal; con lo cual las lÍQeas de de guerra que habría que resolver en caso de un conflicto
seguridad de este canal estarían perfectamente garantiza­ con el Brasil, otra, forma de ataque, otro peligro de grave­
das. Guardada la entrada por la barra de Punta de Indio, dad á que apelar y que pueda preverse, que el bloqueo del
110 podría dar acceso el canal á buques de más de 14 pies Río de la Plata, apoyado tal bloqueo en el cabo de San
de calado, y un gran buque que quisiera entrar tendría que Antonio, por un lado, y en Maldonado por otro. Pues bien,
pasar por la parte opuesta, eu donde encontraría, como ba­ si la República Oriental, en una emergencia semejante, es­
rrera infranqueable, el veril exterior del banco Grtiz que tuviera vinculada á la República Argentina, 110 digo por
se lo impediría. una alianza, sino por una neutralidad real, este bloqueo se­
Los derechos de la República Argentina á este canal del ría materialmente imposible, porque al ser bloqueada la
banco Ortiz son tan visibles y lian sido ejercitados en una República Argentina tendría que serlo también la Repú­
manera tan continuada, como lo son los actos jurisdiccio­ blica Oriental, y si el bloqueador respetara, como tendría
nales realizados por la República Oriental en el canal de que hacerlo, el comercio marítimo de aquel país, de ese res­
las Limetas. La misma entrada en el Plata está facili­ peto aprovecharía necesariamente la República Argentina.
tada gracias á los esfuerzos de la República Argentina, y Un buque que viniera de Europa con un cargameuto ge­
gracias al dragado que allí se mantiene, ha podido cambiar neral, pudiendo llegar á Montevideo, estaría fuera de la
por completo la faz de la navegación de nuestros ríos inte­ influencia de los bloqueadores, porque los buques mons­
riores, permitiendo la entrada á barcos de un calado en que truos estarían á una distancia tan grande que 110 se divi­
nadie podía pensar, porque tenían hasta eutonces limitado su sarían ni con los poderosos catalejos; vendría, entonces, á
calado á 18 pies en aguas bajas, mientras que, debido á ese Buenos Aires, tomaría su cargamento de trigo, frutos del
dragado, la profundidad va en aumento cada día, merced, país, etc., lo llevaría á Europa sin ser molestado y no ten­
como digo, á verdaderos sacrificios del erario nacional. dríamos esa interrupción en las entradas de aduanas con
En resumen, se puede llegar á establecer, sin incurrir en que se nos ha amenazado para el caso de 1111 bloqueo de
un error, fórmulas de solución en la cuestión jurisdiccional, tres meses, que al fin resultaría un entretenimiento ino­
basándose en los hechos existentes, sin alterar ninguna de cente.
las condiciones naturales del estuario y haciendo desapare­ El Paraguay, por su parte, también sufriría con este blo­
cer toda causa de desavenencia y de conflicto entre estos dos queo. La República de Bolivia también sufriría con el blo­
países. Este resultado sería de trascendencia, fuera de toda queo. Y sufriría también el Brasil, que tiene una enorme re­
ponderación por lo que hace á la conservación de la paz gión sin otra comunicación con su litoral marítimo que los
internacional. Yo creo, como he dicho antes, que la Repú­ ríos argentinos.
blica Argentina es suficientemente fuerte para imponer res­ Todo esto se evitaría una vez que la República Argenti­
peto y rechazar toda agresión caprichosa é inmotivada de na y la República Oriental hubieran disuelto de común
un Estado americano; pero en el caso de estar la Repú­ acuerdo el fantasma de la jurisdicción de las aguas. ¡Véase
blica Argentina vinculada estrechamente á la República si hay interés ó 110 en resolver ahora el problema de una
Oriental en la guerra y en la paz, estas fuerzas resultarían manera definitiva, estableciendo líneas que demarquen para
cuadruplicadas. siempre el territorio de los argentinos y el territorio de los
Tal es la situación privilegiada de nuestro país, que no orientales, separados, para vivir cada uno soberano en su ca­
se ha encontrado, al establecer teóricamente los problemas sa pero unidos para labrarse por el esfuerzo común los des­
tinos inmortales déla civilización latina en América!
684 REVISTA HISTORICA LA JURISDíCCrÓN DE 1GUAS LIMITROFES 685

Estudiando este problema, sobre todo en lo que hace al obra militar en el estuario y se ciñe exclusivamente por lo
estuario medio, me ha confirmado en la tesis que he expues­ que respecta á la armada, á la adquisición de unidades de
to la actitud del Poder Ejecutivo al no proyectar obras de combate desainadas á operar de cabos afuera, se reconoce
defensa en esta parte del río, de defensa fija. Sé que la opi­ ipso fa d o, en la forma más expresiva, que la jurisdicción
nión técnica, para mí muy ilustrada y muy atendible de nues­ es una cuestión que podrá tener y tiene interés desde otros
tros profesionales marinos, no acoge con favor la idea de la puntos de vista, pero que no lo tiene en absoluto como fac­
defensa fija ... Probablemente tienen razón. Pero el hecho tor concurrente y necesario de la seguridad nacional.
en sí mismo quita ya á la cuestión de la jurisdicción mucho Este es el terreno en que se ha colocado el Poder Ejecu­
de su importancia, porque si no hay necesidad de hacer obras tivo, al fundar su plan de defensa marítima en la adquisi­
militares por inútiles, quiere decir que no podemos temer ción de dos acorazados, cuatro destroyers de primera clase
que las haga la República Oriental, en el caso de que ejer­ y ocho de segunda clase, eliminando por completo todo lo
ciera la misma jurisdicción que nosotros eu los canales de en­ que se refiere á la defensa propia del estuario, como ser for­
trada. De manera que sería un motivo más para que este tificaciones establecidas en islas artificiales, adquisición de
problema de la jurisdicción de las aguas alcanzara una fá­ baterías flotantes, fortificaciones en las costas. Son estas
cil solución. obras, sobretodo, las transportables, las que hubieran podi­
El Poder Ejecutivo pide fondos para comprar grandes do adoptarse para un plan eficaz de defensa. Pero si tales
buques y destroyers destinados á la defensa permanente de obras son secundarias como las juzga el Poder Ejecutivo, la
la zona exterior del Río déla Plata. No pide nada para de­ cuestión jurisdicción se desvanece, pierde su razón de ser y
fensa propia del estuario, es decir, para obras que fuera se reduce á un asunto de policía y salvamento fácil de re­
menester ejecutar en el estuario mismo. solver, y sobre todo incapaz de comprometer ni por un ins­
Ante esta actitud cabe preguntar en qué consiste la im­ tante la buena armonía délas naciones ribereñas.
portancia de la cuestión de jurisdicción desde el punto de Eu estos términos fundo, sin entrar al fondo de la cues­
vista militar. Es claro que para el Poder Ejecutivo esta tión misma, que no haré sino rozar, mi opinión en el sen­
importancia no existe, al menos por ahora, y que á su jui­ tido de que los caracteres hidrográficos del Río de la Plata
cio, dicha cuestión es indispensable del problema de la de­ facilitan la solución de la cuestión jurisdiccional si llegara
fensa nacional. En otras palabras, el Ejecutivo piensa que á plantearse, porque esos caracteres concuerdan con los
este problema se resuelve sin necesidad de poner á prueba requisitos indispensables del derecho y de la seguridad de
las facultades jurisdiccionales, puesto que no hay nada que nuestro país, sin alterar, naturalmente, las convenciones in­
hacer allí donde estas facultades se ejercerían. Es de feli­ ternacionales que abren el Río de la Plata y sus afluentes
citarse por esta conclusión, pues si la jurisdicción de las á la libre navegación de todas las banderas.
aguas no tiene importancia desde el punto de vista militar, Creo que encarada así la cuestión, anteponiendo el exa­
pierde su gravedad. Desaparece como causa posible de con­ men directo de los hechos á la interpretación de los ante­
flicto y con ella desaparece el argumento principal, tal vez cedentes jurídicos, se puede afirmar con entera certidum­
el único que se ha aducido para dar razón de ser á la ad­ bre que la cuestión de la jurisdicción de las aguas del Río
quisición de grandes unidades navales en vista de un con­ déla Plata no puede comprometer en ningún tiempo las
flicto posible con el Brasil. buenas relaciones de nuestro país con el vecino, á menos
Si se empieza por proyectar un plan que aplaza toda que se quiera violentar situaciones que vienen prolongáu-
680 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN I)E AGUAS I JMÍTROFES 687
dose sin inconveniente de años atrás, y se crea mejor tro­
car un presente feliz y honroso por un mañana turbio y sin LÍMITES Y NAVEGACIÓN EN LA LAGUNA MEIUM Y RÍO Y A -
horizontes. GUARÓN
Con lo que lie dicho, dejo fundado mi convencimiento
E x p o s ic ió n d e m o t iv o s presen tada por el feñor 3 aró jj d e R ío B ranco al señ or
de que la situación de recelo que hoy se ha creado, por P r e s id e n t e de la R e p ú b l i c a , y q u e a c o m p a ñ a e l .m e n s a j e d e é s t e al Co n g r e so ,

error de procedimiento, en las relaciones argentino-urugua­ r e m it ie n d o el tratad o en tre el B r a s il y el U r u g u a y , m o d if ic a n d o su s f r o n t e

r as en la laouna M iíiu m y r ío Y a g u a r o n , y e s t a b l e c ie n d o p r in c ip io s gen ebale 8


yas, se puede cambiar bien pronto en una situación de P A R A E L CO M E R C IO y N A V E G A C IÓ N e n ISS03 P A R A J E S .

cordialidad y de unión más estrecha aun que antes, por­


que podremos darle por basé la eliminación de todo equí­ c
voco y malentendido, merced á la fijación de reglas in­ 2.a sección. Río de Janeiro, Ministerio do Relaciones Exteriores, lí) de Diciembre de 100ÍJ -

mutables en lo relativo á la jurisdicción de aguas del Río


de la Plata. Para realizar este propósito de civilización y A su Excelencia el Señor doctor Nilo Pecanha, Presiden­
de derecho, no necesitamos, como piensan algunos, apo­ te de la República.
yarnos en demostraciones de fuerza. Necesitamos reforzar
Señor Presidente:
incesantemente nuestra organización militar; ¡pero Dios
nos libre de erigir la fuerza en la deidad protectora de los Para el fin de ser sometido, en la forma de ley, al Con­
destinos nacionales! Eso está bien para las naciones como greso Nacional, tengo ahora el honor de presentar á V. E.,
Inglaterra ó los Estados Unidos, que han alcanzado el más en copia auténtica, y acompañado de algunos documentos,
alto grado del desarrollo de las energías nacionales aplica­ el Tratado que, después del examen y aprobación de V. E.,
das á la organización naval y militar del país. Pero los firmé con el Plenipotenciario de la República Oriental
pueblos como los nuestros, que están aún en el período de del Uruguay, el 30 de octubre último, y cuyo objeto se
crecimiento y sufren todas las enfermedades de la adoles­ halla indicado en el respectivo título, que es este: «Trata­
cencia, han menester de erigir por emblema, cuando dispu­ do entre los Estados Unidos del Brasil y la República
tan con los débiles, no la fuerza, sino el derecho, cuidado­ Oriental del Uruguay, modificando sus fronteras en la la­
samente preconizado en toda ocasión oportuna para hacerlo guna Merim y río Yaguarón y estableciendo principios ge­
valeren las horas de prueba de la contienda con los pode­ nerales para el comercio y navegación en esos parajes'>.
rosos de la tierra, si semejante extremidad se presentara. Ese Tratado ya fué aprobado por el Poder Legislativo
de la República Oriental del Uruguay y ratificado por su
Presidente.
La situación que tratamos de modificar, con el necesa­
rio consentimiento del Congreso Nacional, nació en la gue­
rra. de 1801, por la cual quedó para siempre irrito y nulo
el Tratado preliminar de límites de 1777, firmado en San
Ildefonso, y que no había tenido hasta entonces entera eje­
cución, encontrándose desde mucho interrumpidos los tra­
bajos de la demarcación y pendientes de decisión de las
Cortes de Madrid y de Lisboa las muchas divergencias
688 REVÍSTA HISTORICA LA JURISDICCION DE AGUAS LIMÍTROFES 689

suscitadas entre los comisarios demarcadores. Era ese un de la laguna Merim según la antigua dem arcación;
Tratado preliminar, como en su propio texto está decla­ continuará como antes por el río Yaguarón hasta las
rado: « . . . e l presente Tratado 'preliminar, que servirá de nacientes del Yaguarón chico; y siguiendo el rumbo de
base y fundamento al definitivo de límites que se lia de Nordeste, continuará en línea recta para el Paso de Lasca-
extender á su tiempo con la individualización, estudios y no en el río Negro, más allá de la confluencia del Pirahy;
noticias necesarias— ». Era, por lo tanto, un Tratado pre­ después continuará, por la antigua divisoria hasta Itaquatiá;
paratorio, ó, pacto de contraliendo, y el Tratado de Paz y de ahí costeará para Oeste-Noroeste en la dirección de
de Badajoz dejó de restablecerlo, siendo de notarse que las nacientes del Arapey, cuya margen izquierda seguirá
Portugal y España siempre consideraron rotos por la. gue­ hasta la confluencia en el Uruguay, dividiendo los límites
rra superviniente los propios tratados definitivos, por cuan­ de las dos Capitanías, como se iudiea con más exactitud
to las dos Coronas siempre habían estipulado expresamen­ en el plano topográfico que presentamos á V . E.»
te la restauración de los mismos eu sus Tratados de Paz. Esos son los términos de la propuesta hecha, el 15 de
En el de Badajoz, en 1801, no sólo fue omitida esa cláu­ enero de 1819 por el Cabildo y aceptada el día 30 por el
sula usual, sino también la de reposición de las cosas en el Barón de la Laguna, como consta de la respectiva acta.
statu quo ante bellum. El auto de demarcación, firmado en Porto Alegre el 3
Como es sabido, eu consecuencia de tales hechos, el Bra­ de noviembre del mismo año, ratificado el 26 de ese mes
sil, por derecho de conquista, estableció desde entonces sus por el Conde de Figueira, Capitán General de la Capitanía
fronteras en el río Uruguay y Cuareim, avanzó también de Río Grande del Sud, y el 17 de octubre de 1820 por
hasta la línea del Yaguarón y volvió á dominar en la la­ el Cabildo de Montevideo, describe así la parte de frontera
guna Merim, quedando de nuevo señor exclusivo de la na­ que nos interesa en el presente caso:
vegación en esa laguna y en el Yaguarón, años antes do la « . ,. . por la margen occidental de dicha laguna
revolución de la independencia de las colonias españolas. M ini ó Merim, hasta la confluencia del Yaguarón
Comenzada ésta, defendió victoriosamente aquellas con­ grande, hasta el origen del gajo principal que queda
quistas en las campañas de 1811 y 1812 y eu las de 1816 al S u d ...» Ese auto de demarcación fué ratificado el 26
á 1820. de noviembre de 1819 por el Capitán General de la Ca­
Por la Convención de 30 de enero de 1819, entre el pitanía de Río Grande del Sud, y el 17 de octubre de
Cabildo de Montevideo y el general Barón de la Laguna 1820 por el Cabildo de Montevideo.»
(Carlos Federico Lecor), comandante en jefe de las tropas Por el Tratado de 21 de julio de 1821, concluido en
portuguesas de ocupación, los límites entre la Banda Montevideo, entre el Congreso de Representantes del pue­
Oriental ó Provincia, de Montevideo, con la Capitanía, de blo Oriental y el Barón de la Laguna, representante del
San Pedro de Río Graude del Sud, fueron descritos del si­ Rey don Juan VI, la Banda Oriental se incorporó con la
guiente modo: denominación de Estado Cisplatino, al Reino unido de
«La línea divisoria por la parte del Sud entre las dos Portugal, Brasil y Algarves.
Capitanías de Montevideo y Río Grande del Sud, comen­ El artículo 3.° de ese Tratado, estableció en los siguien­
zará en el mar, una legua Sudoeste-Nordeste del fuerte tes términos la frontera entre el Estado Cisplatino y el
de Santa Teresa; seguirá al Nordeste del fuerte de San reino del Brasil:
Miguel. D e allí acompañará la margen occidental «Los límites de él (del Estado Cisplatino) serán los
690 REVÍSTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMITROFES 691

mismos que tenía y le eran reconocidos al principio de la FJn Río Grande del Sud entendíase generalmente que
revolución, y son: al Este, el Océano; al Sud, el Río de la nuestra frontera debía quedar eu el Arapey, según la Con­
Plata; al Oeste, el Uruguay; y al Norte, el río Cuareim has­ vención de 30 de enero, y el auto de demarcación de 3 de
ta la cuchilla de Santa Ana que divide el río Santa María, noviembre de 1820. En el Estado Oriental pretendían al­
y por esa parte el arroyo Tacuarembó grande; siguiendo gunos que la frontera debía ser establecida en el Ibicuy,
las j)untas del Yaguarón, entra en la laguna Merim y aunque nosotros hubiéramos cuidado desde 1801, guar­
pasa por el puntal de San Miguel, hasta tomar el Chuy, dándolo con destacamentos volantes, el territorio entre el
que entra en el Océano, sin perjuicio de la declaración que Ibicuy y el Cuareim, y en él hubiéramos fundado estable­
el Soberano Congreso de nuestros diputados haga sobre el cimientos permanentes desde 1806, como la población de
derecho que pueda competir á este Estado, sobre los cam­ Yubranduhy que, destruida en 1816, fue luego reinstalada
pos comprendidos en la ultima demarcación practicada en en otro sitio con el nombre de Alegrete.
tiempo del gobierno español». Se puede, sin embargo, afirmar que el Gobierno Oriental,
Proclamada la independencia del Brasil en el año si­ en las propuestas que en diferentes ocasiones hizo, para la
guiente, la Banda Oriental se incorporó al nuevo Imperio regularización de los límites entre los dos países, se atuvo
con el nombre de Provincia Cisplatina. siempre á los Tratados de incorporación de 1821.
Vinieron poco después, en 1825, la revolución oriental Eu un «memorándum» de 13 ríe marzo de 1844, escri­
y la intervención argentina en su favor, siendo ese territo­ bía su Ministro en el Brasil, Francisco Magariños:
rio, en 25 de octubre del mismo año, declarado, por el «El único título de Portugal, y después del Brasil, á la
Congreso Constituyente de Buenos Aires, parte integrante Provincia Oriental, fué, pues, ia Convención de 1821, que
de la República de las Provincias Unidas del Río de la ratificó y reconoció el Gobierno Imperial, y con esos límites
Plata, con el nombre de Provincia Oriental. con que le incorporó, con los mismos se separó para formar
La guerra que, por la posesión de su territorio, se trabó un Estado independiente».
entonces entre el Imperio del Brasil y la mencionada R e ­ En otro «memorándum» del mismo Ministro Magari­
pública, terminó, en virtud de la mediación de la Gran ños, sin fecha, pero presentado en 1845, se lee:
Bretaña, con ¡a firma de la Convención Preliminar de «El Gobierno de la República Oriental del Uruguay uo
Paz de 27 de agosto de 1828. Los dos contendores re­ finiere más, ni puede dejar de mantener su independencia,
nunciaron á los derechos que entendían tenor sobre la Cis­ la misma que le dio la Convención (de 1828), aquella á
platina ó Provincia Oriental, y acordaron que, en ese te­ que se obligó Su Majestad Imperial. Por adonde deba co­
rritorio se formase un Estado independiente y soberano, rrer la línea divisoria que separa la Provincia, délas demás
que quedó siendo la República Oriental del Uruguay. del Brasil, por allí se confirma en que se proceda á la de­
En la Convención de 1828, nada se estipuló sobre los marcación material y se establezcan los límites que le están
límites del nuevo Estado. reservados, empezando en el Chuy, en la costa del mar
Por la Convención de 25 de diciembre de 1828, entre costeando la 'margen occidental de la laguna del M ini-
el general brasileño Sebastián Barrete y el uruguayo y la derecha del Y aguaron hasta terminar en la emboca­
Fructuoso Rivera, firmada en Irebeasubá, quedó sentado dura del'Cuareim sobre el Uruguay, porque tampoco tiene
que el río Cuareim sería «una línea divisoria provisional facultades el Gobierno de la República para traspasar esa
hasta la resolución de los Gobiernos interesados sobre las extensión que fué señalada como principio fundamental
cuestiones pendientes». de la existencia de la República».
692 REVÍSTA HISTORICA LA JURISDICCIÓN DE AG[JAS LIMÍTROFES 693

Ese documento fué redactado de acuerdo con las ins­ en el Río de la Plata, y aún mismo en nuestro país, que
trucciones que Magariños recibiera, firmado en Montevi­ el Gobierno Imperial hubiese tenido necesidad de hacer
deo á 25 de febrero de 1845 por el Presidente Joaquín presión alguna sobre el de Montevideo para obtener las
Suárez y por sus Ministros Santiago Vázquez, Rufino fronteras actuales, por cuanto ellas son, con ligeras diferen­
Bauza y Santiago Sayago. Después de sustentar deteni­ cias, las mismas del Acta ó Tratado de 31 de julio de
damente en esas instrucciones, la invalidez de la Con­ 1821, que por repetidas veces nos habían sido propuestas.
vención de 1819 y la, vigencia del Tratado de 1821, con­ Ellas fueron recusadas en 1844 y 1845, porque el Gobier­
cluye el Gobierno Oriental en los siguientes términos: no Imperial, además de encontrar que al de Montevideo
«Hubo, pues, pacto expreso sobre los límites con que no le asistía el derecho de, basándose en el inválido Tra­
la Provincia Oriental pasaba á ser Provincia Cisplatina, tado Preliminar de 1777, pretender una indemnización
perteneciente al Brasil, y con esos límites la conservó éste pecuniaria por la posesión en que estábamos de terrenos
en su asociación, y con ellos la dejó erigirse en Estado in­ conquistados á España en la guerra de 1801 — era acon­
dependiente». sejado por el general Machado de Oliveira y otros en el
«La guerra entre las Provincias argentinas y el Impe­ sentido de pedir que las fronteras entre los dos países fue­
rio, sobre la posesión del territorio oriental, terminó por sen así determinadas: del lado del mar al Este, por Casti­
la Convención preliminar de 27 de agosto de 1828, cu­ llos Grande; en la Laguna Merim, que quedaría siendo
yos dos primeros artículos declaran la independencia de para el Brasil un lago interior, por una faja de terreno
la Provincia de Montevideo, llamada hoy Cisplatina; y comprendida en la distancia de dos tiros de cañóu, como
como esa Provincia Cisplatina estaba encerrada en los lí­ en el citado Auto de demarcación de 1819; y del lado del
mites demarcados en el pacto que le dió aquel nombre, río Uruguay por su afluente el Arapey, como en la Con­
es claro que quedó independiente todo el territorio así lla­ vención de 18.1.9, ó si no fuese posible obtener tanto, por
mado, y encerrado en esos límites. Ningún acto, documen­ las elevaciones de terrenos entre el Arapey y el Cuareim,
to ninguno existe que induzca la mínima duda á ese res­ llamadas por los orientales cuchilla de Santa Rosa ó de los
pecto; y es, por consiguiente, de completa evidencia, que Tres Cerros, y por los ríograndenses, en gran número es­
los actuales límites de la República son de hecho los de­ tablecidos desde 1812 a.1 Norte del Arapey, cuchilla de Ta-
signados en el artículo 2 .° del acta de incorporación, los cumbú. En cuanto á la Laguna Merim y río Yaguarón,
mismos que existían al tiempo déla emancipación de estas el Gobierno de Montevideo, viendo la independencia de la
colonias, con reserva del derecho que pueda competirle por República Oriental amenazada por el dictador de Buenos
la última demarcación de 1777». Aires general Rosas, y trabajando para conseguir contra
«Probar esta última proposición ha sido el objeto de él la alianza del Brasil, apenas nos pedía la libertad de la
estos apuntes: queda plenamente probada. A la habilidad navegación en esas aguas para la bandera mercante orien­
y celo del Pleuipoteuciario, toca ahora hacer reconocer la tal, y nos ofrecía como frontera el límite de las aguas en
verdad, para conseguir que se sancione el hecho existente, la margen occidental de la laguna y en la margen dere­
y se dé una justa compensación pecuniaria por el derecho cha del mencionado río. La posesión exclusiva en que es­
que el Estado tiene á las antiguas demarcaciones, y que tábamos de esa navegación era mantenida desde 1801, y
cederá, ella mediante, en favor del Imperio». mantúvose siempre, con excepción de dos únicas interrup­
No es, por lo tanto, exacto, como se ha escrito y repetido ciones: la primera ocasionada por la rápida aparición de
694 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 695

una lancha corsaria, eu la laguna, en 18*27; la segunda de son las razones ostensibles que alega el Gobierno Oriental
tres meses y veinte días, en el año de 1828, en que allí para que nuestros límites no sigan por el río Arapey.
anduvo haciendo presas, teniendo como lugar de refugio y «Por esa elevación podría continuar la frontera á buscar
base de operaciones el río Cebollatí, una flotilla enemiga, la cuchilla de Santa Ana hasta las nacientes del arroyo de
compuesta de pequeñas embarcaciones, las cuales al fin San Luis, Pirahy, Aceguá y después por éste hasta su con­
fueron todas tomadas ó destruidas por cañoneros nuestros fluencia con el Pirahy, continuando de allí por una recta
en el combate de 23 de abril de aquel año, cerca de la ba­ á los cerros de Aceguá á buscar la cuchilla Grande, y de
rra de San Luis. ésta á encontrar las nacientes del Yaguarón Chico, y en se­
Pero, si algunos compatriotas nuestros, más exigentes, guida por el Yaguarón hasta la laguna Merim.
pretendían en aquel tiempo, no sólo que continuásemos se­ «Arenque deba 'pertenecer al Brasil toda la laguna
ñores de toda la laguna Merim, sino también que procu­ Merim, con todo, en vista de las posesiones que hoy tie­
rásemos conseguir cierta extensión de sus vertientes occi­ nen en sus margenes los orientales, será ya imposible
dentales, basándose en nuestra ocupación bélica de 1737, excluirlos de la navegación de aquella laguna, desde la
reconocida y sancionada por el Tratado de 13 de enero de embocadura del Yaguarón p a ra el Sud. P arece, pites,
1750, otros, más razona bles, comprendían que, anulado que la divisoria deberá continuar desde la embocadura
como fué aquel pacto, por el de febrero de 1761, y des­ del Yaguarón, por el medio de la laguna hasta enfren­
pués por el Tratado Preliminar de 1777, que privó al Bra­ tar los nacientes del Chuy, siguiendo las aguas de éste
sil de esa laguna, incluyéndola eu la zona neutra, destina­ hasta el Océano.
da á quedar sin ocupación por parte de los subditos de las «Si el Brasil pudiese ir á buscar todas las vertientes
dos Coronas, sólo podíamos regularmente pretender lo que que corren para la laguna Merim, á fin de que solamente
habíamos adquirido por derecho de conquista eu 1 8 0 1 , ó nosotros tuviésemos su navegación, convendría insistir eu
el uti possidetis de 1810, reconocido en el Tratado de in­ que la línea comenzase eu la angostura de Castillos Gran­
corporación de la Cisplatiua de 1821. de; pero estando el Gobierno de Montevideo en posesión
Y no faltaron también hombres competentes y de in­ de los ríos Oebollaty, Parado, Tacuary y otros que tienen
cansable dedicación á los intereses del Brasil, que aconse­ origen en la cuchilla Grande, y con poblaciones como
jasen en aquel tiempo el desistimiento de nuestro domi­ San Servando. Cerro Largo y otras, no es de esperar que
nio sobre parte de la laguna Merim y río Yaguarón. renuncie (y ya declaró que no) á esa navegación que tanto
El Consejero Duarte da Ponte Ribeiro, alto funcionario valdría reconocer Ja Convención de 1819.
en el Ministerio de Negocios Extranjeros, durante toda su «Si fuese posible acordar con nuestros vecinos, cuando
vida, consultor especial del Gobierno en las cuestiones de se hiciera el tratado definitivo, que quedaran en la Provin­
límites, dijo en una Memoria de 20 de noviembre de 1844: cia de Río Grande todas aquellas vertientes, siguiendo la
«23.° —Comenzando en el Uruguay, deberá la frontera líuea de Castillos Grande por la cuchilla Grande hasta
de Río Grande con la República Oriental, ser por la cu­ Santa Tecla, aún á costa de retirarnos á Bagé ó al Cua­
chilla ó altura que divide las vertientes que van para el reim, tal vez convendría hacerlo. Sólo así podrían remo­
Norte al Cuareim de las que corren en sentido opuesto verse los inconvenientes efe la pretensión de los monte­
para el Arapey. esta forma, quedará de la parte de videanos de navegar, no sólo la laguna Merim, sino
Montevideo la villa de Belén y otros establecimientos, que también de salir por sus aguas y p or la laguna de los
696 REVÍSTA HISTÓRICA
LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 697

Patos y Río Grande, hasta el Océanoy pretensión que 5 .a Como esa Acta de incorporación fué aceptada por
subsistirá y que ellos apoyan en las mismas razones el Gobierno Imperial, y citada por éste mismo como un
que nosotros alegamos p a ra que nuestros barcos puedan título del Imperio sobre la Provincia Cisplatina, tanto en
bajar de dfatto-Grosso y de San Borja al A tlántico, la correspondencia entre el Comisario argentino Valentín
por los ríos Paraguay y U ruguay». Gómez y el Ministro de los Negocios Extranjeros del Bra­
El general Soarcz de Andrea, posteriormente Barón de sil, en la nota de ü de febrero de 1824, como en el ma­
Cacapava, escribió en Dictamen de fecha IB de marzo de nifiesto de declaración de guerra del Gobierno Imperial
1847: á las Provincias Unidas del Río de la Plata de 10 de di­
« Tomada nna vertiente cualquiera del Yaguarón, más ciembre de 1825;
á propósito de la dirección general de la frontera, debe esta 6 .a Como el Brasil erigió en República del Uruguay la
seguir la margen izquierda de esa vertiente y la del río Provincia Cisplatina; y ésta tenía los límites que le fueron
Yaguarón hasta entrar en la laguna Merim y por el señalados en la referida Acta de incorporación;
medio de ella, á igual distan,cia de una y otra margen, 7 .a Y, finalmente, como esa Acta de incorporación es
hasta entrar en la embocadura del río San M iguel. exhibida por el Gobierno Oriental para mostrar que las
De este punto hasta el mar hay una nueva frontera á de­ divisas del Imperio no principian en Castillos Grande y
terminar. . . . » van á terminar en el Arapey, y sí en el Chuy, Yaguarón,
cuchilla de Santa Ana y Cuareim, aunque el Gobernador
de Buenos Aires tache la incorporación de nula, atribu­
Tres secciones del Consejo de Estado, las de Negocios yéndola á la violencia y coacción de las bayonetas del
de Guerra, Extranjeros é Imperio, consultadas por el Vizconde de la Laguna;
Gobierno, contestaron el 18 de marzo de 1847: «Parécete á las secciones que el Tratado de 1777 dejó
de tener vigor desde 1801, y que las divisas entre el Im ­
« Considerando estas secciones las siguientes razones: perio y la República Oriental son las marcadas en el Acta
1 .:i Como el Tratado de 1 .° de octubre de 1777, que de incorporación. Y si en algún tiempo el Gobierno de
estableció los dichos límites, nunca tuvo plena ejecución; Montevideo se retractase de estas divisas que ha recono­
2 / Como durante la guerra que se siguió, en 1801, cido auténticamente, aprovechará el Imperio el uli-p)0 ssi-
entre las coronas de Portugal y España, fué por los por­ delis de 1810, que no presenta las dudas de los campos
tugueses conquistado el territorio entre la cuchilla Gene­ medidos, ó mejor aún la Convención de 1819».
ral y el Uruguay, y desde el Cuareim hasta la entrada en Esta consulta está firmada por los Consejeros de Esta­
el Uruguay del río Pepiríguassú; do José Joaquín de Lima y Silva, Vizconde de Olinda.
3.a Como por el tratado de Badajoz, de 6 de junio de (después Marqués). Bernardo Pereira de Vasconcellos,
1801, no fué renovado el de 1777, ni se estipuló la resti­ Vizconde Moute Alegre (después Marqués), Honorio
tución del mencionado territorio conquistado; Ilenneto Carneiro Leao (después Vizconde y Marqués de
4.a Como la Convención de 1819, que dilató las fron­ Paraná), Francisco da Silva Torres y Cayetano María L ó­
teras del Imperio desde Castillos Grande hasta el Ara­ pez Gama (después Vizconde de Maranguapé).
pey, aunque tuvo plena ejecución, fué alterada ó renovada Oído el Consejo de Estado en reunión plena, por la
por la segunda condición del Acta de incorporación que Resolución Imperial de 12 de mayo de 1847, fué del
queda transcrita; mismo voto.
698 REVISTA HISTÓRICA
LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 699
Sólo cuatro años después, en 1851, por iniciativa del
Fué en esas condiciones que el Ministro Andrés Lamas,
•Gobierno Oriental, se volvió á tratar de la cuestión de lí­
mites. •eu nota de 18 de agosto del mismo año de 1851, declaró
á nuestro Ministro de Negocios Extranjeros que el G o­
Desde 1842, resistía, dentro de las trincheras de Mon­
bierno de Montevideo le ordenaba manifestase al del Em ­
tevideo, el sitio que sus adversarios políticos, con el apoyo
perador que; consumados por el Convenio de 29 de mayo
de las tropas de Buenos Aíres, habían puesto á esa Ca­
todos los compromisos que podía contraer el Brasil para
pital. El general Oribe que las mandaba, considerábase
salvar la independencia y la libertad de la República
también Presidente de la República Oriental. Había ce­
Oriental y concurrir para el restablecimiento y conserva­
sado la intervención militar anglo-francesa contra los ge­
ción déla paz y de un gobierno regular, alterada como es­
nerales Rosas y Oribe. La Inglaterra, en .1847, la Fran­
taba la situación déla República, «el primer pensamiento,
cia, en el año siguiente, habían levantado el bloqueo de
el primer deseo» de su Gobierno era «estrechar y fortificar
Buenos Aires. La Francia, en 1850, redujo, suprimiéndolo
cuanto fuese posible su alianza con el Brasil»; y como para
totalmente poco después, el subsidio mensual que pagaba
llegar á este resultado, convenía remover cualquier motivo
para las necesidades de la guarnición y defensa de la pla­
de ulterior desinteligencia, renovaba las órdenes que á ese
za de Montevideo. El Brasil, solicitado por la Legación
Ministro había dado para negociar y concluir con el G o­
Oriental, comenzó entonces á fornecer, por empréstito,
bierno Imperial todos los acuerdos que para ello fuesen
pago en prestaciones mensuales, la cantidad que el G o­
necesarios, y ya estaban previstos por el artículo 2 1 del
bierno de Montevideo juzgó necesaria para poder conti­
nuar la resistencia. Convenio de 29 de mayo.
Fueron plenipotenciarios del Brasil en esa negociación
Nuestras relaciones diplomáticas con el dictador de Bue­
nos Aires, estaban rotas desde 1850. ios Consejeros Carneiro Leao (Marqués del Paraná) y Lima
de Abren (Vizconde de Abaeté). En cinco conferencias, de
En nota de 16 de marzo de 1851, el Consejero Paulino
2 á 10 de octubre, discutieron y firmaron el día 1. 2 , con
de Souza, Ministro de Negocios Extranjeros (poco después
■el Ministro Andrés Lamas, en Río de Janeiro, cuatro tra­
Vizconde del Uruguay), anunciaba al Ministro de la R e­
tados: de Límites, de Comercio y Navegación, de Alianza
pública. Oriental, Andrés Lamas, que teniendo la obliga­
y de Extradición. En la misma fecha el Ministro de Ne­
ción de mantener la independencia de esa República, y
gocios Extranjeros firmó con el Plenipotenciario Lamas
viéndola amenazada, el Gobierno Imperial estaba resuelto
una Convención, reglándola prestación, por empréstito, de
á coadyuvar á la defensa de la plaza de Montevideo y á
auxilios pecuniarios á la República Oriental y estable­
impedir que fuera tomada por los sitiadores.
ciendo las garantías que debía dar al Brasil.
El 29 de mayo siguiente, el Brasil, la República Orien­
La cuestión de límites fué tratada y resuelta en las tres
tal y el Estado argentino de Entre Ríos, firmaron en Mon­
primeras conferencias del 2 al 4 de octubre.
tevideo un convenio de alianza ofensiva y defensiva para
Desde la primera, el plenipotenciario oriental, recusando
el fin de mantener la independencia y pacificar el territo­
aceptar por base de la discusión el acta cíe 30 de enero de
rio del Uruguay, haciendo retirarse de él al general Oribe
1819, declaró que «para arreglarla, cuestión de límites
y á las fuerzas argentinas que éste comandaba, y coope­
admitiría como base la posesión actual del Imperio, y, asi­
rando para que, restituidas las cosas á su estado normal,
mismo, reconocería la posesión exclusiva que el mismo
se procediese á libre elección de Presidente de la Repú­
blica. tiene en la navegación de la laguna Merim, renunciando
700 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 701

para eso á los derechos que el Estado Oriental se había re­ -que se procedió, quedó siendo ésta la línea divisoria des­
servado por el Tratado de incorporación de 1821» (Oficio de el mar hasta el Yaguarón:
de 2 de octubre de 1851, de los plenipotenciarios brasile­ D e la embocadura del arroyo Chuy, en el Océano,
ños al Ministro de Negocios Extranjeros). nube por dicho arroyo hasta el Paso G eneral; de éste
Nuestros plenipotenciarios contestaron que si llegasen á corre rumbo derecho al Paso General del arroyo de
admitir el uti-possidetis como base para la negociación, no San Miguel, y baja por su margen derecha hasta en­
podrían dejar de proponer alteraciones, y que ésta», como contrar el puntal de San M iguel, en la costa m eridio­
él reconocería, no eran inspiradas por el deseo de aumentar nal de la laguna Merim. (Acuerdo de 2 2 de abril de
territorio, sino por la necesidad de cubrir mejor la línea de 1853).
la frontera, y, sobre todo, por el interés común de evitar la D e la boca del arroyo San M iguel, continúa bor­
repetición de conflictos que pudiesen perturbar las relacio­ deando la margen occidental de la laguna hasta la em­
nes de amistad y buena inteligencia entre los dos países. bocadura del Yaguarón, conforme el u t i - p o s s i d e t i s .
Aprovechaban la ocasión para indicar, desde luego, algu­ (Tratado de 15 de mayo de 1852, artículo 1.°; Acuerdo
nas modificaciones que les parecía indispensables en la de 22 de abril de 1852).
línea del Yaguarón á la cuchilla Grande, y para declarar D e la boca; del Yaguarón sigue p or la margen dere­
que «en el propósito de mantener y proteger la exclusivi­ cha del río, acompañando el gajo mas al Sud, que tie­
dad de la laguna Merim», tenían que «sugerir la idea de ne su origen en el valle de A ceguá y cerros del mismo
que se nos concediera el establecimiento de dos puertos,, nombre. (Tratado de límites de 12 de octubre de 1851);
con media legua de terreno, uno en la embocadura del Ce­ ó más especificada mente: Por la margen derecha del Y a­
bollatí, y el otro en la del Tacnarí». guarón sigue por las aguas del arroyo conocido por Y a­
En las dos conferencias habidas el día 4 , por la mañana guarón chico, afluente de la margen derecha del Yagua­
y por la noche, fueron debatidos el proyecto brasileño y el rón; y por él va hasta la confluencia del arroyo de la Mi­
contraproyecto oriental (anexos 1 y 2 ), siendo éste por fin, na, en la margen derecha del referido Yaguarón chico.
casi adoptado, como se podrá ver, confrontándolo con el (Acta firmada el 6 de abril de 185G en Santa Ana do
Tratado de límites de 1 2 de octubre de 1851 (anexos Livramento por los Comisarios del Brasil y de la Repú­
4 37 5)- blica Oriental, General Barón de Caga pava y Coronel Jo­
Las líneas descritas en ese Tratado sufrieron las modi­ sé María Reyes).
ficaciones que constan en el Tratado de i 5 de mayo de Eso en cuanto á las fronteras que quedaron estableci­
1852 (anexos G y 7), y del Acuerdo de 2 2 de abril de das en virtud de los pactos de 1851, 1852 y 1853.
1853 (anexo 8 ), ambos firmados en Montevideo, el pri­ En cuanto á la navegación de la laguna Merim y río
mero por el Consejero Carneiro Leao, Enviado Extraordi­ Yaguarón, la República Oriental del Uruguay reconoció
nario del Brasil en misión especial y por el Ministro de expresamente, por el artículo 4.° del Tratado de límites
Relaciones Exteriores de la República Oriental, Florentino- de 12 de octubre de 1851, que el Brasil estaba en la po­
Castellanos; el segundo por el mismo Ministro de Relacio­ sesión exclusiva de la navegación de aquellas aguas, y de­
nes Exteriores y por el entonces Ministro residente del bía permaueeer en ella, seguu la base del uti-]>ossidetis:
Brasil, Paranhos, después Vizconde de Río Branco. •admitida con el ñu de llegar á un acuerdo final y amiga­
Con esos cambios, y según las actas de demarcación á ble: (« Reconociendo que el Brasil está en la posesión ex-
702 REVISTA HISTÓRICA I A JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 703

elusiva de la navegación de la laguna Merim y río Ya- Idéntica declaración se encuentra, hecha por el Plenipo­
guarón, y que debe permanecer en ella, según la base adop­ tenciario brasileño Carneiro Leao en el Protocolo de las
tada del uli-possidetis, admitida con el fin de llegar á un conferencias que precedieron á la firma del Tratado de 15
acuerdo final y amigable— » ).
de mayo de 1852.
Las declaraciones hechas en las notas de 3 y 31 de d i­
ciembre de 1851, cambiadas entre la Legación Oriental
en Río de Janeiro y el Gobierno Imperial, quedaron como Del asunto de la navegación en la laguna Merim y río
interpretación auténtica del Tratado delimites, en los pun­ Yaguarón trataron posteriormente los dos Gobiernos en
tos en ellas comprendidos, dando ambas partes á esas de­ varias ocasiones.
claraciones la misma fuerza y vigor que tendrían si estu­ En el Tratado de Comercio y Navegación de 4 de sep­
viesen insertadas en él. tiembre de 1857, firmado en Río de Janeiro por el V iz­
En la del 3 de diciembre del Ministro Andrés Lamas, conde de Uruguay y por el Ministro Oriental don Andrés
se lee (Anexo 4 .°): Lamas, fueron incluidos los dos artículos siguientes:
«3.°— El mismo artículo 4.° del Tratado reconoced he­ «Art. 13. Queda reconocida en principio la mutua con­
dió de la posesión exclusiva de la laguna Merim en que se veniencia para el comercio, la industria y benévolas rela­
halla el Brasil; y en virtud de la base del uii-possidetis,. ciones de los dos países, de abrir, por concesión del Brasil,
que fué admitida para poder llegarse á un acuerdo, lo de­ la navegación de la laguna Merim y río Yaguarón á la
ja en esa posesión. bandera de la República Oriental del Uruguay. No obs­
« E n principio la República Oriental del Uruguay re­ tante, dependiendo la aplicación de ese principio de exá­
conoce que ya no tiene derecho á la navegación de las menes y estudios á los cuales mandará el Gobierno Impe­
aguas de la laguna Merim. Sin embargo, ese reconocimien­ rial proceder desde luego, será esa concesión materia de
to no excluye que la pueda obtener por concesión del negociación ulterior cuando se trate el Tratado definitivo.
Brasil. «Art. 14. Entretanto, el Gobierno de Su Majestad el
«Establecida así la inteligencia del artículo en ese pun­ Emperador del Brasil se ot’rece espontáneamente á dar
to, el abajo firmado declara haber entendido que el Brasil todas Jas facilidades posibles al comercio que se hace por
no tendría dificultad en hacer esa concesión, que le sería la laguna Merim y por el Yaguarón, permitiendo que los
compensada por la navegación de los confluentes orienta­ productos que son objeto del mismo comercio puedan ser
les . . . » embarcados directamente en embarcaciones que los deban
En la nota de 31 de diciembre, del Ministro de Nego­ conducir por aquellas aguas, siu estar sujetos, por medidas
cios Extranjeros, Paulino de Sonsa (Anexo 5 .°): fiscales, á trasbordos forzados, navegando dichas embarca­
«Por lo que toca al derecho exclusivo de navegar las ciones directamente á sus destinos ».
aguas de la laguna Merim, de las que el Brasil estaba en El cambio de ratificaciones efectuóse en Río de Janeiro,
posesión, y que el Tratado reconoció, el abajo firmado se el 23 de septiembre de 1858, declarando entonces el G o­
limita á declarar que aquél uo impide que el Brasil, por bierno Brasileño (Nota del Ministro de Negocios Extran­
concesiones especiales, admita, bajo ciertas condiciones y jeros, Vizconde de Maranguape), que dejaría de conside­
ciertos reglamentos policiales y fiscales, embarcaciones rarse ligado á las nuevas estipulaciones si las Cámaras del
orientales destinadas al comercio en los puertos de aquella Uruguay, en la siguiente sesión legislativa, no aproba­
laguna».
704 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 705

sen el Tratado, también de 4 de septiembre de 1857, otros proyectos, en todos los cuales se encaraba apenas el
para la permuta del territorio que tenía por fin dar desaho­ asunto de la navegación y comercio de la laguna Merim y
go a la Villa deSanta Ana de Livramentó, cuyas depen­ río Yaguarón:— los de 12 de noviembre de 1867 y 8 de
dencias eran cortadas por la línea divisoria. El Tratado enero de 1878, entregados á nuestro representante diplo­
de permuta de territorio fué. poco después, virtualmente mático en Montevideo por los señores Alberto Flangini y
rechazado por el Gobierno Oriental, por cuanto, con el fin Gualberto Méndez, que en aquellas fechas ocupaban el car­
de modificarlo, lo retiró del Senado y hasta creó una vi­ go de Ministro de Relaciones Exteriores; y los de 1 .° de
lla, hoy ciudad de Rivera, en el territorio que quedaría septiembre de 1879, 17 de enero de 1891 y 2 de diciem­
perteneciendo al Brasil, si el Tratado hubiera sido apro­ bre de 1895, presentados respectivamente por sus Minis­
bado. Por lo tanto, era llegado el caso de hacerse efectiva tros acreditados ante el Brasil, señores Vázquez Sagastu-
la condición con que el Brasil concurrió al canje de rati­ me, Francisco Bauzá y Carlos de Castro.
ficaciones del de Comercio y Navegación; y para ello, el Ninguna de esas propuestas tuvo andamiento y solución,
Gobierno Imperial expidió el decreto núm. 2653, de 29 de lo que se debe atribuir principalmente al corto período ad­
septiembre de 1860, suspendiendo la ejecución de este ministrativo de los Ministros que las recibieron y de sus
último, á partir del 1 .° de enero siguiente, y declarando sucesores, así como á la resistencia que á todas ellas cons­
subsistente el de Comercio y Navegación de 1 2 de octu­ tantemente opuso, á pesar del progreso de los tiempos, el
bre de 1851. La legación del Brasil en Montevideo, co­ espíritu poco innovador de un antiguo y venerando funcio­
municó eso, por nota de 26, que estaba «conforme con la nario, cuyas opiniones eran siempre atentamente oídas por
anulación del Tratado de 4 de septiembre de 1857, de­ los hombres políticos de paso en esta repartición.
biéndose considerar desde el 1 .° de enero de 1861, como Entretanto, el doctor Carlos Carvalho, en su Memoria
si nunca hubiese existido ». de 1S96, escrita poco antes de dejar el Ministerio, reveló
Vino después la Convención de 18 de enero de 1867, en las siguientes líneas— que encontraron inmediata im­
negociada por el entonces Consejero Sá y Albuquerque, pugnación en nuestra prensa— las ideas adelantadas que ya
Ministro de Negocios Extranjeros, y por el ya citado Mi­ tenía sobre la materia (página 5):
nistro Oriental. « Por otro lado, la libre navegación de la laguna Merim
El artículo 1 .° estaba así concebido: y río Yaguarón, y su posible unión con el Atlántico, des­
«Queda abierta por concesión del Brasil, la navegación vaneciendo preconceptos políticos, habilitaría a la Repúbli­
de la laguna Merim y del río Yaguarón al comercio de la ca Oriental del Uruguay para desempeñar su funcióu in­
bandera oriental; y por concesión de la República Orien­ ternacional en la América del Sud, adquiriendo, por acto
tal del Uruguay, queda abierta al comercio de la bandera de su pleua soberanía, absoluta tranquilidad externa para
brasileña la navegación de los ríos Cebolla tí, Tacuarí, Oli- desenvolver sus elementos de prosperidad, estando, como
mar y otros que, directa ó indirectamente, desaguan en la está, admirablemente colocada en el estuario del Plata para
referida laguna». servir de lazo de unión y amistad entre el Brasil y la R e­
El general Venancio Flores, Gobernador Provisorio de pública Argentina ».
la República Oriental, desaprobó ese acuerdo, deseando Y refiriéndose á la propuesta presentada por el Ministro
modificaciones que no pudo conseguir. ■Carlos de Carvalho (ídem, página 25):
El Gobierno Oriental pasó á ofrecernos sucesivamente « El Gobierno Brasileño poco podrá adelantar, por mo-
70G REVISTA HISTÓRICA LA. JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 707

ti vos que fueron expuestos con franqueza. Pero hay opi- visoria acompaña las mudanzas del thahoeg ó canal nave­
uióu nacional en el sentido de que al Gobierno, que debe gable. Si el río, no obstante, muda de lecho, subsiste la.
tratar de reflejarla, le compete indicar la marcha directriz ». divisa por el lecho abandonado. El nuevo lecho imprime al
Puedo agregar que en mayo de 1905, cuando al doctor río, en la parte que le corresponde, su condición jurídica,,
Carlos de Carvalho, entonces consultor jurídico del Minis­ esto es, la del territorio por donde se ha abierto.
terio a mi cargo, le manifesté la opinión de que debíamos, b ) La parte que la corriente del río deja descubierta en
no sólo conceder la libertad de navegación, siempre solici­ una de las márgenes, así como el aumento por aluvión, per­
tada por la República Oriental, sino también, por acto tenecen al territorio del costado en el cual se consuman esos
nuestro, espontáneo y desinteresado,'modificar la línea de fenómenos.
la frontera en la laguna Merim y río Yaguarón, lo encontré Las islas que nacen en el lecho del río, si ocupan el cen­
de pleno acuerdo con esas ideas, que también eucontraron, tro, se dividen entre los Estados confinantes por la línea
en diciembre del mismo año, la más favorable acogida de que sirve de límite; si se hallan colocadas fuera de esa lí­
parte del Presidente Rodríguez Al ves. nea, acrecen el territorio del Estado en cuyas aguas surgen.
Por más que sean generalmente conocidas las reglas de c ) El derecho de navegar por las aguas de los ríos que
derecho observadas en la determinación de las fronteras en sirven de frontera, pertenece exclusivamente á las naciones
ríos y lagos internacionales, pido venia para transcribir limítrofes, salvo concesión por estipulación á terceros Es­
aquí los siguientes párrafos en que las expuso, con la ma­ tados ;
yor concisión y claridad, el consejero Lafayette Pereira, en d) El lío que sirve de frontera, además, puede pertenecer
sus Principios de Derecho Internacional: en todo su ancho á uno solo de los Estados limítrofes, por
« § 81. Ríos eu las fronteras, islas, aluviones.— Acerca virtud de un tratado, ó de ocupación previa, ó de cualquier
de los ríos que sirven de frontera de los Estados, y de las título legítimo.
islas y aluviones que en ellos se forman, según los princi­ § 82. Lagos y mares interiores contiguos. — Los
pios siguientes: lagos cercados por todos sus costados por territorios de
a) Si el río no es navegable, el territorio de cada Estado diversos Estados, pertenecen á esos Estados, desde la mar­
limítrofe se extiende hasta la línea longitudinal, que se gen hasta la línea ó punto central, en la extensión del fren­
supone tirada por eí centro á igual distancia de una y otra te de cada uno.
margen. Si es navegable, se toma como límite el perfil longi­ No siempre es fácil establecer prácticamente la línea di­
tudinal en que la corriente es más profunda. ( Thahoeg, visoria. En ese caso la navegación compete en común á
Jlum aquce). todos los Estados ribereños.
Puede acontecer que el lecho del río encierre diversos Igualmente pertenecen á los Estados cuyos territorios
canales más ó menos profundos. En tal caso sirve de línea los encierra, los mares interiores contiguos, en la propor­
divisoria el canal más apropiado á la navegación, no sólo ción de las fronteras respectivas.
en el curso del lecho, sino también á través de la bahía ó La soberanía territorial de cada uno de los Estados ri­
estuario por donde las aguas corren al mar, aún cuando de bereños extiéndese hasta la línea de sumisión (tres millas)..
esa línea resulten para una y otra parte porciones des­ Desde esa línea para adelante la navegación es común pa­
iguales. ra ellos.
Eu cuanto el río conserva el mismo lecho, la línea di­ Cuando los lagos y mares interiores contiguos comuni­
708 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCION DE AGUAS LIMÍTROFES 709

can con el mar por desaguaderos, canales ó estrechos, son Frontera entre la Suiza y Francia. El lío Forón, en la
aplicables los mismos principios de derecho que rigen hipó­ extensión de ocho kilómetros, pertenece todo á Francia
tesis idénticas respecto á lagos ó mares simplemente inte­ (Tratado de Turín de 16 de marzo de 1816, entre la Sui­
riores, apenas con la siguiente advertencia, determinada por za y Cerdeña, artículo 1 .°; y Acta general de la Comisión
la circunstancia de pertenecer el mar interior contiguo. Territorial reunida en Francfort, firmada el 20 de julio de
Dada la hipótesis de comunicar el mar contiguo por un 1819, artículo 41. La demarcación de 1816 fué completa­
estrecho sometido en todo su ancho á una jurisdicción te­ da en 1S99).
rritorial, el Estado circunvecino dueño de la embocadura Los pequeños ríos Mor (jes, E au Noire, y un trecho del
del estrecho, y el Estado ó Estados que ocupan el territorio Doubs, cuyas aguas pertenecen exclusivamente á Francia;
que el mismo estrecho atraviesa en su curso, no pueden Bavberine y Rauconnicre que pertenecen á Suiza (Con­
recusar el derecho de libre tránsito á los Estados á quienes vención entre Francia y Suiza, firmada en París el 10 de
pertenece el mar contiguo. En el caso supuesto el estrecho junio de 1891; y Acta de 9 de enero de 1897).
constituye una especie de servidumbre común». En el Africa:
Nuestra situación en la laguna Merim y río Yaguarón, Lago Zipe ó Jipe, entre las posesiones de la Gran B re­
quedó perfectamente regularizada con el Tratado de lími­ taña y Alemania en el Africa Oriental. La línea divisoria
tes de 12 de octubre de 1851. Por él la República Orien­ acompaña la margen septentrional británica, perteneciendo
tal renunció al derecho de condominio que, como ribereña, todas las aguas á Alemania (Artículo 1 .° número 1 , del
le pertenecía sobre esas aguas antes de aquella fecha. Tratado de Berlín de 1 .° de julio de 1890).
No fué, como injustamente se ha escrito, una renuncia Lago Niassa. Son ribereños la Gran Bretaña, Alema­
impuesta por el Gobierno Brasileño: fué una renuncia que, nia y Portugal, pero todas la aguas pertenecen á la prime­
desde 1845, el Gobierno de Montevideo nos ofrecía en la ra de esas potencias, pasando la frontera británica á lo lar­
esperanza, de obtener, en cambio, nuestro apoyo para sal­ go délas márgenes de sus vecinos. (Tratado de Berlín de
var la independencia política de su patria. 1 .° de julio de 1890 entre la Grau Bretaña y Alemania;
El caso del Brasil, si era y es, único en la América, po­ Tratado de Lisboa de 1 1 de junio de 1891 entre la Gran
día entonces, y puede todavía hoy, justificarse plenamente Bretaña y Portugal).
con otras situaciones semejantes. Lago Chiuía y lago Sliirwa, también llamado Chi-
Todos los maestros de Derecho Internacional, como el rúa y Chilua. Pertenecen ambos enteramente á la Gran
eminente jurisconsulto que acabamos de citar, enseñan que, Bretaña, porque la frontera, británica acompaña las márge­
en virtud de tratado ú otro título legítimo, un río ó un la­ nes portuguesas (Tratado de 1 1 de junio de 1891).
go fronterizo puede pertenecer en todo su ancho á uno so­ Río Delictiva, ó Schao ve ó Dscliciwoe, en el Oeste afri­
lo de los Estados limítrofes. cano, entre el protectorado alemán de Togo y la colonia
Varios ejemplos pueden ser citados: británica de Costa de Oro. La frontera pasa por la margen
En la Europa: inglesa, perteneciendo todo el ancho del río á Alemania
Frontera entre la Prusia y la Sajonia. Una sección del (Tratado de 1 .° de julio de 1890, artículo 1.°).
Loebauer Wasser quedó perteneciendo en todo su ancho Río Volta que en un trecho separa esas mismas pose­
á la Sajonia (Tratado de 18 de mayo de 1815, firmado siones. La frontera sigue la margen alemana, y por lo tan­
en Viena por esos dos Reinos. Artículo 2 .®). to, en esa parte, todas las aguas pertenecen á la Gran Bre­
taña. (El mismo Tratado y artículo).
710 REVÍSTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMÍTROFES 711

Río Orauge entre la colonia británica del Cabo y la del El tratado de límites de 12 de octubre de 1851, fué el
Africa Sudoeste Alemana (Deutsch Sudwest Africa). La primero de esa naturaleza celebrado por el Brasil.
frontera acompaña la margen septentrional, esto es, la mar­ Eu la negociación de todos los otros— desde el que,
gen alemana, desde el vigésimo grado de longitud oeste de días después, fué firmado en Lima con el Perú, el 23 de
Greenwich hasta el mar. El dominio británico se extiende octubre de 1851— dejamos de pedir excepción alguna á
así, sobre todo el ancho del río (Tratado de 1 .° de julio de los principios generales reguladores en la materia.
1890. artículo 3.°, l.°). No se condena ahora, de ningún modo, el procedimien­
Estas, y la nuestra déla laguna Merim y río Yaguarón to de nuestros estadistas y diplomáticos que colaboraron
son las únicas excepciones. en la, negociación de los pactos de 1851 y 1853 con el
En todos los demás lagos y ríos fronterizos— tanto en Uruguay. Ellos tomaron muy sabiamente las precauciones
el nuestro como en los otros continentes — las fronteras que las circunstancias de aquel tiempo reclamaban. Hoy,
están determinadas de acuerdo con las reglas generales de sin embargo, no hay motivo alguno para que dejemos de
derecho antes indicadas, y que ahora tratamos de aplicar tratar á la República Oriental como tratamos á todos los
al río Yaguarón y á la laguna Merim. demás países vecinos en el arreglo de nuestras fronteras.
En América: el lago Titicaca, entre el Perú y Bolivia; y El Imperio constitucional que tuvimos no era la inmo­
los lagos Ontario, Erie, Hurón, Superior Rayn of the vilidad; siempre se mostró liberal y progresista, y realizó
Woods. grandes y útiles reformas. Si estuvieran vivos los estadis­
En Europa: el lago de Ginebra, entre Suiza y Francia; tas de 1851, estoy persuadido de que serían los primeros
de Constanza (Raden See), que pcitenece en común á Sui­ en promover las modificaciones que hoy proponemos al
za, Austria, Babiera, Wurtemberg y Badén; el Unter See Congreso Nacional en el Tratado que le va á ser sometido.
entre Suiza y Badén; los lagos Maggiore y Lugano, entre El pensamiento del Gobierno quedó claramente mani­
Italia y Suiza; de Garda, entre Italia y Austria; los lagos festado en el siguiente pasaje del Mensaje presidencial de
entre Prusia y Rusia, entre Rusia y Noruega; y el lago 3 de mayo último:
Scutari, entre Turquía y Montenegro. « Desde 1851, como es sabido, quedamos dueños de la
En el mar Caspio, en que también es ribereña la Persia, navegación privativa del río Yaguarón y déla laguna Merim,
sólo Rusia puede mantener naves de guerra. y hemos mantenido sin interrupción esa posesión. Trata­
En el Africa, son lagos internacionales, en los que los dos solemnes que celebramos con la República Oriental
ribereños observan las reglas generales de derecho para la del Uruguay, en 1851 y posteriormente, basados en el
determinación de las fronteras: uti-possidetis, establecieron como límites entre los dos
Victoria Niauza (Alemania y Gran Bretaña, tratado de países la margen derecha del Yaguarón y occidental de la
Berlín de 1.° de julio de 1890, artículo 1 .°, I.°). laguna Merim, de la confluencia del Yaguarón para el Sud.
Albert Edward (Estado del Congo y Gran Bretaña. La continuada agitación y las guerras civiles que han en­
Protectorado de Uganda; acuerdo de 1 2 de marzo de IS 9 4 ). sangrentado á la República Oriental, desde su indepen­
Tanganüka (Alemania, Congo y Gran Bretaña; acuer­ dencia hasta 1851, explican la precaución que pareció en ­
do de 12 de mayo de 1894). tonces conveniente tomar, á fin de evitar frecuentes con­
Moero (Congo y Gran Bretaña, citado acuerdo). flictos entre las poblacioues confinantes en aquella región.
Eschade (Francia, Alemania y Gran Bretaña). Pero el propio ilustre estadista brasileño que dirigió las
'712 REVISTA HISTÓRICA LA JURISDICCIÓN DE AGUAS LIMITROFES 713

negociaciones de 1851, dió desde luego á entender que,, tes de la laguna, Merim. Esa concesión nos fué ofrecida por
más tarde, el Brasil podría hacer concesiones al país veci­ el Gobierno oriental en 1800, y quedó estipulada en la
no y amigo. Convención de 18 de enero de 1807.
La situación actual no es idéntica á la de más de medio Y . E. estuvo de acuerdo en que se retirase de nuestro
siglo atrás. La República Oriental del Uruguay es desde proyecto primitivo, porque si la mantuviéramos, parecería
hace mucho tiempo un país próspero, cuyo pueblo no se una compensación que se nos daba por la cesióu, que des­
muestra menos pacífico, ordenado y progresista que los de interesadamente queremos hacer, de parte de nuestros de­
las más adelantadas naciones de esta, nuestra América. Las rechos en favor del vecino país.
ideas de concordia en que nos inspiramos todos, y los sen­ Los dos citados ríos apenas son navegables en una pe­
timientos de justicia y equidad, nos aconsejan á hacer, es­ queña extensión de su curso. La República Oriental los
pontáneamente. sin demanda alguna, que no ha existido, abrirá á la, navegación cuando crea que lo debe hacer.
más de lo que se esperaba de nosotros, y eso, desinteresa­ La superficie total de la laguna Merim es aproximada­
damente, sin buscar compensaciones, que otros podrían mente de 3,580 kilómetros cuadrados.
pretender, dada la perfecta situación jurídica en que nos La nueva frontera sólo se extiende por la parte meri­
encontramos. dional, que es la más estrecha, entre la embocadura del
Entiendo que ha llegado la ocasión de rectificar la lí­ Yaguarón y la del río San Miguel. La superficie que que­
nea divisoria en aquellas partes, estableciéndola por el dará perteneciendo á la República Oriental es, aproxima­
ilicilweg del Yaguarón, y por varias rectas, más ó menos damente, de 720 kilómetros cuadrados. La parte del Bra­
medianas, que, desde la. embocadura de ese río, sigan has­ sil en la laguna será, por lo lauto, de 2,800.
ta el extremo Sud de la laguna Merim. Procediendo así, De las islas llamadas de Tacuarí, la más importante,
trataremos áaquella República vecina como hemos tratado que es la oriental, y dos islotes, continuarán perteneciendo
á todas las otras en la determinación de nuestras fronteras al Brasil. Su superficie, ya comprendida en el total de 720
fluviales, y nos conformaremos con las reglas de demar­ kilómetros, está calculada en poco más de 2 kilómetros cua­
cación seguidas por todos los demás países, en América y drados. Las islas de ese grupo, que pasarán á ser del domi­
en Europa, tocante á los ríos y lagos fronterizos. » nio del Uruguay, deben tener también unos 2 kilómetros
Las instrucciones del fallecido Presidente Alfonso
cuadrados.
Peuna, confirmadas por Y. E., tuvieron fiel ejecución con En el río Yaguarón, según me informó el doctor Carlos
la firma del Tratado de 30 de octubre. Para que ese acto Barbosa, Presidente del Estado de Río Grande del Sud,
pudiese corresponder en todo á las exigencias de la. opi­ continuarán brasileñas ocho islas, y quedarán pertenecien­
nión nacional, ya perfectamente manifestada, sobre el asun­ do á la República Oriental tres, que son dependencias de
to, colaboró eficazmente, ayudándome con sus consejos y la margen derecha. Ellas son las conocidas por los nom­
oportunas informaciones, el Gobierno del Estado de Río
bres de Santa Ana, Jacinto y Diniz.
Grande del Sud, que, entre todos los de la Unión Brasi­ Prestados estos esclarecimientos que, con el mapa y los
leña. era el más inmediatamente interesado en la cuestión. documentos anexos, me parecen suficientes para el conoci­
En el primer proyecto que formulé, había una cláusula miento exacto del Tratado, pido licencia para reiterar á
parala apertura de la navegación, á nuestra marina mer­
V. E. las protestas de mi más profundo respeto.
cante y de guerra, de los ríos Tacuarí y Cebollatí, afluen­
R ío B ránco.
MINUCIAS HISTÓRICAS 715

el reinado de Carlos T y no en el de los reyes católicos, ó


sea después de 1512, dato perfectamente confirmado por
Ja fecha en que Gaboto solicitó y obtuvo su carta de ciu­
dadanía española, y sobre todo, por la cédula de 5 de Fe­
brero de 1518 en virtud de la cual el Emperador le nom­
bra Piloto Mayor en lugar de Solís, muerto dos años antes
por los indios del Paraná-Guazú.
Minucias históricas
A mayor abundamiento transcribiremos el parecer dado
por Gaboto en 1515 sobre la demarcación delimites que
debía hacerse entre el rey católico y el de Portugal en el
Sebastian Gaboto ¿descubridor del Río de la P lata?
cabo de San Agustín. Gaboto dijo: «Que hasta verse el
dicho cabo de San Agustín é corrérsela costa hasta los tér­
En la erudita obra del doctor don Alejandro Audi-
minos que están limitados por el Rey nuestro señor y el
bert, titulada Los límites de la antigua provincia del
Rey de Portugal, no se puede determinar cosa ninguna que
Paraguay, Capítulo I, página 31, se lee lo que sigue:
bien determinada sea, si no se da crédito á una navegación
«Dos años después de la celebración del tratado de 1494,
quo Amérigo, que haya gloria, hizo, que dice que partió de
esto es, el año 1496, Sebastián Gaboto, natural de Vene-
la isla de Santiago, que es á cabo Verde al poniente al su-
cia, pero que estaba al servicio de los Reyes Católicos, Don
dueste 450 leguas».
Fernando y Doña Isabel, navegando, por orden de éstos, eu
Ahora bien; si Gaboto hubiese visitado estas regiones
los descubrimientos de América, llegó en dicho año al
en 1496, como afirma el doctor Audibert, en 1515 no ex­
Paraná-Guazú ó Río de la Plata, y se internó en él, seis­
presaría la duda que manifiesta en la opinión que hemos
cientas leguas contra sus corrientes. De esta noticia, que
reproducido, ni diría que «lio se puede determinar cosa nin­
dio á su regreso á España, resultó que se despachase á
guna que bien determinada sea»..
Juan Díaz de Solís y Vicente Yáñez Pinzón á proseguir
Conviene también tener presente la copiosa documenta­
aquel descubrimiento y los de la costa del Brasil hacia el
ción relativa al descubrimiento del Río de la Plata, publi­
Sur, con ordeu de no detenerse, reduciéndose á reconocer
cada recientemente por el gobierno de Chile, en la cual, re­
los puertos y países, para proceder después á la población
firiéndose al viaje realizado por Solís en 1515 se dice, que
de ellos».
«esta fué la primera entrada en el río que desde entonces
Parécenos que el autor de la noticia que antecede no
se llamó de Solís, y que más adelante se conoció con el
está en lo cierto fijando en 1496 la fecha del descubrimiento
nombre de Río de la Plata».
del Río de la Plata, pues si esto fuese verdad, resultaría que
Nadie ignora tampoco que las capitulaciones para des­
nuestro gran estuario habría sido descubierto cuatro años
cubrir el paso ó estrecho que hoy se denomina de Magalla­
antes que el Brasil, que lo fué por los españoles á princi­
nes, celebradas entre Carlos V y el navegante veneciano,
pios de 1500, y por Pedro Alvarez Cabral el 22 de Abril
llevan la fecha del 4 de Marzo de 1525, no conociéndose
de este último año.
otras anteriores á éstas, subscriptas por Gaboto, de igual
Además, todos los historiadores afirman que Gaboto
modo que todos sabemos que éste partió de Sanlúcar con
fijó por primera vez su permanencia en España durante
destino á las costas orientales de América el día 3 de Abril
de 1526.
716 REVISTA HISTÓRICA MINUCIAS HISTÓRICAS 717

En fio; habiendo nacido Gaboto en 1467, es evidente charrúas del Río de la Plata, y con otros de tierra adentro,
que en 1496 tenía 20 anos, edad demasiado juvenil para que llaman guayanáes, aunque este nombre dan á todos los
que se le confiasen empresas de tanta trascendencia como que no son guaraníes, puesto que tengan otros propios».
la de descubrir y explorar tierras para la corona de Cas­ Es iududable que tomando por base esta noticia el autor
tilla. de L a Arc/entiada dijo:

BIBLIOGRAFÍA «L o s Arachanes eran raza fiera


que hacia el Este y Norte se poblaba:
A l e jm d r o Audiberi: Los límites de la antigua provincia del Para­
su lubichá potente residiera
guay. Buenos Airea, 1892.
junto á un lago que al mar común ica.b:i,
C irlos Marí.i V icu ili: Estudio histórico sobre el descubrimiento y
en la región que boy llaman brasilera,
conquista da la Patagonia y de la Tierra del Fuego. LVipzig, 1903.
y tribus numerosas com andaba
en guerra siempre con los charruanos
que eran sus enemigos inhumanos».
A radian es
En cuanto al significado del nombre con que era desig­
Escasas son las noticias que se tienen respecto do los in­
nada esta parcialidad indígena, el ilustrado don Pedro de
dios así denominados, pues los escritores de la época de la
Angelis se expresa del siguiente modo: «Esta nación (la de
conquista son sumamente parcos al describirlos. El que
los arachanes), ya no existe. Su nombre expresa el lugar
con más extensión se ocupa de ellos es Rui/ Díaz, quien
que ocupaban con respecto á los demás guaraníes. A ra, «el
dice lo que sigue: «Vuelto al otro cabo para el Brasil, hay
día» y chañe, «el que ve». Así, pues, Arachanes, es un
otras 200 leguas por lo menos hasta la Caminen. de donde
pueblo que ve asomar el día, es decir, un pueblo oriental».
el Adelantado Alvar Núfícz Cabeza de Vaca puso sus
Condensando cuanto se ha dicho acerca de los aracha-
marcos por límite de su gobierno. La primera parte de es­
ta costa, que contiene, con el Río de la Plata, es llana y nes, el señor Figueira los consagra las siguientes líneas:
desabrigada hasta la isla de Santa Catalina, con dos ó tres « En las inmediaciones de Río Grande, y muy probable­
mente en toda la costa occidental del lago Merín, cuyos te­
puertos para navios pequeños; el primero es junto á los
rrenos son, en su mayor parte, llanos y anegadizos, pero
Castillos; el segundo es el Río Grande, que dista 60 leguas
del de la Plata; éste tiene dificultad en la entrada por la abundantes en animales iudígenas, habitaba en los prime­
gran corriente con que sale al mar, frontero de una isla pe­ ros años de la conquista una tribu numerosa de origen
queña, que le encubre la boca, y entrando dentro, es segu­ guaranítico, conocida generalmente por las gentes del Oeste
ro y anchuroso, y se extiende como lago á cuyas riberas con el nombre arachanes, etc., etc. No he podido conse­
de una y otra parte están poblados más de 20 ,0 0 0 indios guir otras noticias sobre estos salvajes, que á fiues del si­
guaraníes, que los de aquella tierra llaman Arachctnes, no glo X V I I fueron exterminados y dispersados por los crue­
porque en las costumbres y lenguajes se diferencien de ios les mamelucos de San Pablo ».
demás de esta nación, sino porque traen el cabello revuelto
• BIBLIOGRAFÍA
y encrespado para arriba. Es gente muy dispuesta y cor­
pulenta, y ordinariamente tienen guerra con los indios Rui D íaz de Guzmán: La Argentina. (Colección Angelis, segun­
da edición). Buenos Aires, 1900.
718 REVÍSTA HISTÓRICA MINUCiAS HISTÓRICAS 719

U n solitario de América: La Argentiada, poema histórico descrip­ tonces fueron procesados, debemos recordar aquí á uno que
tivo. Montevideo, 1857.
Pedro de Angelis: Indice geográfico é histórico. B uenos Aires, interesa especialmente al Río de la Plata: nos referimos al
1900. de Cochabamba, siendo los cargos que resultaron contra él
José I í. Figueira: Los primitivos habitantes del Uruguay. M ontevi­ de tal calidad, según afirmaba el visitador, «que no se po­
deo, 1892.
día pasar por ellos».
«Servía este destino el célebre autor de L a A rgentina
P oeta, religioso y libertino Martín del Barco Centenera, y para no estampar aquí sino
algunas de las acusaciones que aceptó la sent.eucia librada
El arcediano don Martín del Barco Centenera fué uno de
contra él en 1 1 de Agosto de 1590, por la, cual fué conde­
los religiosos que vinieron á estas regiones formando par­
nado en privación de todo oficio de Inquisición y en 250
te do la expedición del tercer Adelantado don Juan Ortiz
pesos de multa, diremos que se le probó haber sustentado
de Zárate, cuyo viaje y aventuras escribió eu un cronicón
bandos eu la villa de Oropesa y valle de Cochabamba, á
rimado que lleva por título L a Argentina.
cuyos vecinos trataba de judíos y moros, vengándose délos
Esta es la fuente en que lian bebido, para relatar el perío­ que se hallaban mal con él, mediante la autoridad que le
do de la historia, del Río de la Plata y Paraguay, compren­ prestaba su oficio, usurpando para ello la jurisdicción real;
dido entre 1572 á 1592, muchos escritores americanos y que trataba su persona con gran indecencia, embriagándose
españoles, olvidándose de que Centenera, según don Domin­ en los banquetes públicos y abrazándose con las botas de
go Ordoñana, «mintió escandalosamente eu todas sus figu­
vino; de ser delincuente en palabras y hechos, refiriendo
ras y en todos y cada uno délos detalles que corresponden
públicamente lasaventuras amorosas que había tenido; que
á sus referencias»; haciendo, como antes había dicho dou
había sido público mercader, y, por último, que vivía en
Félix de Azara, «olvido de la verdad y de los hechos, in­
malas relaciones con una mujer casada, etc».
ventando nombres y fábulas, para hacer muchos y malísi­
mos versos, trayendo por los cabellos sucesos que pudieron
BIBLIOGRAFÍA
acontecer en otras partes, con invención de nombres que
se ajustaron á su fantástica versificación».
José Toribio Medina: E l Tribunal del Santo Oficio en las Provin­
Pues bien; esta personalidad de la época de la coloniza­
cias del Plata. Santiago de Chile, 1899.
ción española, que por su carácter sacerdotal y su ilustra­ Pedro de Angelis: Discurso preliminar á «La Argentina», de don
ción debiera ser modelo de corrección y sana moral, se vio Martín del Barco Centenera: Buenos Aires, 1836.
enjuiciado por la Inquisición, no por falta de celo religioso, D o m in go Ordoñana: Conferencias sociales y económicas de la Re-
sino por sus libertinas costumbres. Véaselo que á su res­ pública Oriental del Uruguay con relación á su historia 'política. M o n ­
pecto dice don JoséToribio Medina en su interesante libro tevideo, 1883.
E l Tribunal del Sanio Oficio de la Inquisición en las F é lix de Azara: Descripción é historia del Paraguay y del Río de
Provincias del Plata: la Plata. Madrid, 1847.
«Como era de esperarlo, pronto hubo el Tribunal de ver­
se en el caso de enjuiciar á sus propios comisarios. El visi­
tador don Juan Ruiz de Prado tuvo que dedicar á esta ta­
rea gran parte de su tiempo. Entre estos comisarios que en­
720 REVISTA HISTORICA MINUCIAS HISTÓRICAS 721

E l Cerro de Montevideo y la viticultura E l cerro B etete

Los artículos más caros que durante los primeros años Acerca del origeu del nombre de este cerro del Depar­
de la fundación de Montevideo se expendían en las pulpe­ tamento de Maldonado existen tres opiniones muy gene­
rías de esta ciudad, eran el aguardiente, el anís puro y el ralizadas, aunque ninguna va acompañada de su respectiva
aceite, que alcanzaban á 1 2 reales el frasco, siguiendo en comprobación histórica.
precio á estos líquidos el vino, que costaba 10 reales el Los señores Lobo ( Manual de la navegación del Río
frasco. Así se explica que pocos lo bebiesen, y que la auto­ de la P lata) y Reyes {Descripción geográfica del terri­
ridad municipal cuidase tanto el buen estado de las fuen­ torio oriental) le llaman Betet; en nuestro Diccionario
tes publicas. Geográfico del Uruguay nosotros nos inclinamos á fa­
Tratando, tal vez, de abaratar aquel artículo, con el ob­ vor de los que le denominan Betel, nombre de una plan­
jeto de que todos los buenos vecinos lo catasen, en sesión ta trepadora de las Indias Orientales, que bien pudo
de fecha 20 de Junio de 1 735, el Procurador General don haber existido en estas comarcas; y la mayoría de las per­
José González de Meló, propuso al señor Gobernador del sonas lo reconocen por Betete.
Río de la Plata, que á la sazón lo era don Miguel de Sal­ Pues bien; parécenos que los últimos son los que están
cedo, la autorización necesaria para hacer merced del Ce­ en lo cierto, si nos atenemos á una referencia que regis­
rro Grande de Montevideo al vecindario de esta ciudad, á tran los libros capitulares del antiguo Cabildo de Monte­
fin de que Jo pudiese aprovechar «para plantar viñas y video, en una de cuyas actas, la que corresponde á la se­
demás árboles», á lo cual se negó el Ayuntamiento, funda­ sión del día 13 de Agosto de 1742, se lee lo que sigue:
do en la pobreza general de los vecinos que si no podían « Resultando de esta, escasez el que los indios niinua-
mantener con holgura sus labranzas, más difícil les sería nes, con autoridad propia, llegan á las estancias y se lle­
dedicarse á cultivos especiales, «reservando el pedimento van el ganado manso, siendo su libertad tanta que hasta
para su tiempo», dice el acta. Jos bueyes y vacas lecheras han hurtado últimamente, pro­
Con cuyo acuerdo el Cabildo de la ciudad de Zabala firiendo que quieren romperla pazcón los españoles para
ahogó en germen la primera iniciativa que hubo en el pretexto robar las estancias y llevarse ei ganado vacuno y
Uruguay, de cultivar la vid en grande escala, idea, plan ó caballada al tiempo de mudar los toldos que se hallan en
proyecto que quizá hubiese transformado en hermosas y el sitio de Santa Lucía Chica, de suerte que siendo conti­
productivas granjas los pedregales del Cerro bautizado con nuas las quejas de los vecinos, y teniéndose noticia de
el nombre de Monte-vicie por las gentes de la expedición que á el cacique indio Velete le tienen detenido hasta que
de Hernando de Magallanes. rompa la paz, es conforme á la obligación de Síndico el
hacerlo presente á Y . S., etc., etc. »
BIBLIOGRAFÍA ¿ Deberá su nombre el cerro de Betete al jefe indíge­
na así llamado, aludido por don José González de Meló,
Cabildo de Montevideo; Libros Capitulares. en su comunicación al muy ilustre Cabildo, Justicia y R e ­
gimiento de Montevideo?
722 REVISTA HISTÓRICA MINUCIAS HISTÓRICAS 728

petuoso joven don Manuel Artigas, ayudante del General


BIBLIOGRAFÍA en jefe, seguido de don Manuel Espinóla, de don Geróni­
mo Elguera y <le siete hombres que lo acompañaban, avan­
Orestes Araújo: Diccionario Geográfico del Uruguay. Montevideo, zó denodadamente sobre los cañones enemigos, sufriendo
1900.
siete disparos, y poniendo en fuga á 54 hombres que los
Cabildo de M ontevideo: Libros Capitulares.
sostenían, los ametralló por la espalda con su propia arti­
L o b o y Riudavets>: Manual de la navegación del Río de la Plata.
Madrid, 1868. llería, y apoderóse de una bandera sin perder un solo hom­
José María Reyes: Descripción geográfica del territorio de la Re­ bre».
pública Oriental del Uruguay. M o n t e v id e o , 1859. El combate del Campichuelo tuvo lugar el día 19 de D i­
ciembre de 1810. El verdadero héroe de esta jornada fué,
pues, según se acaba de ver, Manuel Artigas, primo del
Am etrallados con su propia artillería General don José Artigas.

Según Belgrano, todo el mérito de la acción del Campi­ BIBLIOGRAFÍA


chuelo corresponde al capitán Manuel Artigas. «El bravo
Artigas— dice en su memoria de 1811— luchó en el bote M. F . Mantilla: Felipe Pereyra de Lucena. Manuel Artigas. — B u e­
de cuero contra el remausodel río que lo arrastraba, y des­ nos Aires, 1891.
embarcó con cinco hombres á la salida del bosque del Bartolom é Mitre: Historia de Belgrano y de la Independencia A r­

Campichuelo, donde había pisado ya Elguera con dos patri­ gentina .— Buenos Aires, 1902.
R . Monner ñ-^ns: Efemérides argentinas .— Buenos Aires, 1.893.
cios. No estaba aún la gente reunida y sólo se encontraban
Blas Garay: Compendio elemental de Historia del Paraguay .—
con el Mayor General (Machain) unos pocos y sus ayudan­
A s un ción del Paraguay, 1896.
tes. El valiente Artigas se empeñó cu atacar á los paragua­
Enrique M. Antuña: Paso del Rey y San José.— Montevideo, 1896.
yos y tuvo palabras con el Mayor General; al fin, llevado
de su denuedo, seguido de Espinóla el menor, Elguera y
de los siete hombres que pasaron en el bote de cuero y O restes A r atjjo .

una canoíta, avanzó hasta los cañones de los paraguayos,


que, después de haberle hecho siete tiros, sin causar el
más leve daño, corrieron vergonzosamente y abandonaron
la artillería, una bandera y algunas municiones».
Don Bartolomé Mitre relata el hecho anterior del si-
guieute modo: «Era urgente reunir las fuerzas diseminadas
en el bosque, antes que el enemigo reparase cu ello, y aque­
lla operación no podía verificarse sino en el Campichuelo,
que era el terreno que defendía la avanzada paraguaya,
fortificada con tres piezas de artillería. Belgrano ordenó al
Mayor General Machain que forzase la posición, pero antes
de que este jefe hubiese podido reunir 27 hombres, el im­
DOCTOR JIJAN CARLOS BLANCO 725

1864— como después de entrado en años. En 1873


rindió los últimos exámenes y obtuvo el título de abo­
gado. Era además abogado de la Facultad de Buenos
Aires — 1875. Designado para un empleo en el Ministerio
de Relaciones Exteriores — 1865 —estuvo eu él hasta 1.867
Doctor Juan Carlos Blanco que pasó á ocupar el de Oficial 1 .° del mismo. Entonces
llamando la atención hacia él del gobernador de la R e­
Apuntaciones pública, general Flores, con una nota que se le ordenó
redactar, el ilustre caudillo le encargó del despacho de
El doctor Juan Carlos Blanco nació en Montevideo el su correspondencia. El doctor Blanco siempre recorda­
15 de septiembre de 1847, y fueron sus padres don Pablo ba con viva emoción que sentado á la mesa del gober­
Blanco, comer- nante que daba pasos en Ja sala, le oía repetir en cada
^^ggí ^ ^ c iante español, y caso, con su manera habitual, bondadosa v grave: «díga­
la señora Rita le __ etc.». Eu 1870 fué nombrado secretario único de la
\ Fernández Caba- difícil y delicada misión extraordinaria confiada al doctor
‘||| \ 11ero, de la pro- Adolfo Rodríguez ante los gobiernos de la Argentina y
del Brasil para convenir los tratados que debía ocasionar
la conclusión de la guerra, contra el tirano López. Más de
una vez estuvo alistado en las filas militares del partido
colorado. Se le vio, estallada la revolución blanca de 1870,
vestir la casaca de capitán ayudante de don Fernando T o­
rres, Ministro de Gobierno y Jefe déla Guardia Nacional
de Montevideo; se encontró en el ataque á la Unión— 29
de noviembre -e n las guerrillas sin tregua del sitio y en la
batalla del Sauce— 2 o de diciembre —sin que lo inquietara la
dureza del servicio ó la inminencia del peligro. Su vida parla­
mentaria empezó en 1873; formó parte de la Asamblea cuyos
azarosos debates doctrinarios y políticos que repercutían
en el pueblo, la harán vivir en la historia nacional. En el
llegando á ser vi­ Juzgado de Comercio que tuvo á su cargo— 1873 — demos­
cario apostólico tró vastos conocimientos jurídicos y rectitud ejemplar. En
de Montevideo- 1846-1857.— Juan Carlos Blanco estuvo la profesión de abogado á que no estaba llamado por una
adscripto al Colegio de los Padres Escolapios de Mon­ vocación especial, unió de tal modo el desinterés á la sa­
tevideo. Después de haberse iniciado en la disciplina y biduría del derecho, que figurará con brillo en el cuadro de
en la ciencia en la Universidad de Córdoba, ingresó á la los abogados nacionales. A consecuencia de los sucesos po­
de Montevideo— 1865— graduándose de bachiller— 1868. líticos de 1875 emigró: Buenos Aires fué la ciudad de su
Sufrió las zozobras del ostracismo antes de ser provecto— ostracismo. Vuelto á la República después de vencida la
726 DOCTOR JUAN CARLOS BLANCO 727
REVÍSTA HISTORICA

revolución —1876, —afrontó, primero, la ludia acibarada pital, pugnar por la cesación de este suceso inaudito. Eu
contra la dictadura de Latorre, (pie, según la expresión de las elecciones generales de 1898 triunfó su candi­
Carlos María Ramírez, cimentó el reinado de la fuerza so­ datura de Senador por el Departamento del Salto, ingre­
bre sangre vertida de la manera más tenebrosa y pérfida; sando al Senado de que fué Presidente— 1901-1902. Can­
y después con el mejor resultado para su reputación de didato á la presidencia de la. República para el período
escritor, contra los gobiernos del doctor Vidal y del general 1903-1907, llegó á reunir cuarenta votos, debiendo ser
Santos, desde «.El Plata», órgano del partido constitucio­ cuarenta y cinco la mayoría. Terminada la lucha presiden­
nal, sin divorciarse del partido colorado, con la. tradición en cial con la elección del señor Batlle y Ordóñez retiróse á
alma. En 1886 fomentó la conmoción política, y ocupó un la vida privada á seguir gozando en la atmósfera del amor
lugar en el alzamiento que fracasó en el Quebracho. Fueron de la familia. Nombrado en 1904 Presidente del Banco
celebrados los discursos que brotaron de este conspicuo in­ de la República, desempeñó el cargo hasta el 13 de enero
telectual en las reuniones políticas del Skating y del Circo del corriente, eu que llegó al término de su vida mortal.
San Martín. Con los doctores José Pedro Ramírez, Aureliano Simultáneamente el doctor Blanco presidía honorariamente
Rodríguez Larreta, general M. Tajes y A. María Márquez, la Comisión Financiera délas obras del Puerto de Montevi­
compartió las tareas y contingencias del Ministerio llamado deo. Fué Presidente en diversas épocas de las principales ins­
de la Conciliación — 1886— honrándola cartera de Relacio­ tituciones literarias y sociales del país, como el Ateneo y el
nes Exteriores. I)e las elecciones practicadas en 1887 re­ Club Uruguay. Es uno de los representantes literarios de su
sultó electo representante por Montevideo, dignidad que no generación que dejó mejor recuerdo de su elocuencia polí­
aceptó. En 188S rehusó una importante misión diplomática tica. Sus cualidades de estilo que seducían,su expresión im­
á Francia que le ofreció el Presidente Tajes. En 1889 des­ pecable y la desenvoltura de su figura esbelta le labraron un
empeñó la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de pedestal duradero. El orador, dice Castelar en una semblanza
Montevideo. Incorporado al movimiento político contra de Julio Favre. no necesita sólo las cualidades íntimas de
los excesos de la política oficial de 1896-97, caracterizó pensamiento y de fantasía; necesita al par facultades exter­
la situación del Presidente Idiarte Borda, con sus artículos nas de locución, de acento y de presencia. Es asombrosa la
publicados en «El Siglo» intitulados «Someterse ó dimi­ suma de ingenio que ha vertido en los «Anales del Ate­
tir». Su oratoria elocuente y llena de fuego fué escuchada neo» y en otras revistas que deben ser buscadas y leídas
en las asambleas enardecidas del partido colorado, de que por los que quieren refocilos y dar fe del vuelo de su inte­
era presidente en esos días— de Cibilsy de las plazas — co­ ligencia literaria. De esas pruebas esparcidas en diarios y
mo la oratoria del intérprete de las angustias y de las es­ revistas de letras tomamos el discurso pronunciado en un
peranzas de la patria. Presidió el Consejo de Estado ins­ día clásico del Ateneo del Uruguay. La sociedad y los P o­
talado por el gobernante Cuestas el 1 0 de febrero de 1898. deres públicos 1 se inclinaron con cariño y respeto ante el
Producidos los sucesos políticos y militares del 4 de julio féretro del doctor Blanco.
de ese año, el doctor Blauco fué abnegadamente negocia­ Luís C arve.

dor activo de la paz. Rodeado de hombres influyentes de


los tres partidos, en medio de rumores y agitaciones vio­ 1. Ministerio del Interior.— M ontevid eo, enero 13 de 1 9 09 .— A la
H . Asam ble a General.— En la mañana del día de hoy, la ciudad de
lentas, sin emulaciones, ni recelos, prefirió ante el de­
M ontevid eo ha sido sorprendida con el fallecimiento inesperado del
sastre que representaba el combate á cañonazos en la ca­
doctor Juan Carlos B lanco.
DOCTOR JUAN CARLOS BLANCO 729
728 REVISTA HISTORICA

trabajo por el trabajo; la de la idea, en la palabra brillante


EN EL ATENEO DEL URUGUAY (1882)
•de los oradores y en el rítmico aceuto de los poetas; la de
Señoras: una conferencia literaria, en fin, que es la fiesta y el ho­
Señores: menaje del pensamiento. Y esos bellísimos conciertos de la
inteligencia y del saber encierran aquí una doble signifi­
Cada transformación que experimenta el Ateneo, cada cación á la vez: de gratísimas recompensas para unos, de
paso que avanza, cada hecho que viene á robustecer su vi­ incomparable ejemplo y prestigioso espectáculo para todos.
da intelectual, tiene uua señaladísima consagración: la del Hay sin duda preciadas recompensas en estos descansos
literarios para esos distinguidos profesores del Ateneo que
Inteligencia llena de aticismo, carácter, virtudes públicas y priv a­ con abnegación singularísima destiuan las breves horas que
das, puestas á prueba en todas las ocasiones, adhesión á las buenas
les dejan libres las múltiples atenciones de la vida, tal vez
causas y largos servicios prestados al país, en la tribuna, en la prensil,
los únicos momeutos de reposo y de solaz, á la enseñanza
en la cátedra, en la magistratura, desde los cargos legislativos, desde
de nuestra juventud estudiosa, al combate permanente de
los cargos ministeriales, y aún en el terreno de la acción, en los pu es­
tos de la entereza y del valor personal; tal es el caudal que deja,
la verdad con el error, porque ven en ellos la enseña lumi­
circundando su memoria, el distinguido ciudadano que acaba de fa ­
nosa del progreso realizado, los mágicos vislumbres del ideal
llecer. y el oasis reparador de luchas pasadas, y hay también en
A lg u n os de los actos de su vida, han dejado profunda huella en semejantes magníficos conciertos, un alto ejemplo y pres­
los destinos públicos, y dignos son de ser recordados como ejemplos tigioso espectáculo para todos, por el brillo de Jos oradores
de abnegación y patrióticas inspiraciones; pero para fundar esta au ­ -que les prestan las galas de su palabra, por la lira de los
torización de honores fúnebres, basta el conjunto brillante y arm ó­ poetas que los sellan con su armonioso y viril acento, y
nico de la existencia del doctor B lan co, adornada de eminentes muy particularmente, por el concurso público, por el bené­
cualidades puestas al servicio del bien.
volo auditorio, que hoy, como otras veces, engalana con su
En los últimos tiempos se había alejado de las luchas y contra­ presencia nuestras modestas aulas, recinto apartado y silen­
dicciones de la vida política, pero no para entregarse al descanso,
cioso, cuyo aire sólo agitan de ordinario las científicas dis­
sino para ponerse al frente de nuestra primera institución de crédito,
cusiones y la controversia diaria en las tranquilas regiones
en donde su nombre sintetizaba todas las garantías de acierto y
honorabilidad. del pensamiento.
D e conformidad, pues, con el inciso 13 del artículo 17 de la C o n s ­
Ayer, era la solemnidad de su instalación, de los adelan­
titución de la República, el Poder Ejecutivo espera que V . H . se ha tos alcanzados por el Ateneo en el tiempo transcurrido
de servir sancionar el adjunto proyecto de ley, para cuyo objeto os desde aquella 110 lejana época, de la inauguración de
co n v cc a extraordinariamente. nuevas clases, de secciones especiales, como las de cien­
Saluda á V . H . con su mayor consideración.— C L A U D I O W I - cias políticas y morales, la que aquí se festejaba en idénti­
L L I M A N . — J osé E s p a l t e r . co y simpático certamen, formando esa cadena misteriosa,
emblema mitológico del poder moral que une el pensa­
PROYECTO DE L E Y
miento al pensamiento, y que confunde en uno solo, gene­
Artículo 1.° Autorízase al Poder Ejecutivo para tributar honores roso y estusiasta, los sentimientos y las aspiraciones de to­
de Ministro de Estado á los restos del ciudadano doctor Juan Car­ dos: -era la fiesta del estudio y del saber solemnizada pol­
los Blanco.
Art. 2.° L a s exequias serán costeadas por el Tesoro Nacional.
la inteligencia!
R . I I. — 4 7 T . II
A r t. 3.° Comuniqúese, etc.
730 REVISTA HfSTÓRICA DOCTOR JUAN CARLOS BLANCO 731

H o y ...s o n aquellos que antes le prestaron su concur­ ra, según la cantidad de calor, y para apreciar esas altera­
so al Ateneo y otros que vienen á aumentarlo, renovando ciones. á que se da el nombre de coeficiente de dilatación,,
las fuerzas, los que harán vibrar su palabra y su inspira­ hay en las clases de física aparatos especiales y sencillísi­
ción en bien de esa juventud cuyos progresos aplaudían y mos;— un objeto cualquiera: sílice, hierro, papel, etc., lan­
solemnizaban. zado al espacio ó arrojado desde una altura recorre una dis­
Esta es, pues, la fiesta de la inteligencia para vigorizar tancia mayor ó menor, segúu la velocidad impulsiva ó ini­
la instrucción, para fecundar las ideas, para iluminar otros cial y el tiempo transcurrido combinado con la gravedad, y
espíritus, arrebatándoles á la duda y el error. para medir esa distancia hay también sencillos mecanismos
en los gabinetes de física;— uua flor, la hoja de una plan­
II ta, la hoja de la flor, de nítidos colores y purísimos perfu­
mes, tiene en sus filamentos, en los tenues capilares de su
Las ciencias, y en especial las ciencias experimentales,, estructura, la savia que le da vida, color y movimiento, y
no pueden enseñarse con meros raciocinios por claros v cuya circulación maravillosa es necesario estudiar con el
evidentes que sfean: reclaman la demostración práctica, la auxilio de aparatos, de útiles apropiados;— el mundo de la
evidencia sensible, y á proporcionarla á nuestros estudian­ zoología, en fin, reclama á su vez el microscopio, la espe­
tes, dentro de modestos límites, en las clases de física, quí­ cie, el organismo real ó representado en el molde y la ima­
mica. zoología y botánica, se han contraído los esfuerzos gen para pisar sus umbrales, como ese otro mundo moral
del Ateneo, que hoy ve poderosamente secundados con reclama las nociones de lo verdadero, lo bello y lo bueno,
ocasión de esta conferencia, y por eso he dicho que ella era grabadas en la conciencia humana para comprender y ad­
la fiesta de la inteligencia. .. , de la inteligencia puesta al mirar sus divinas armonías!
servicio del estudio y del saber. Y todos esos aparatos, mecanismos útiles, son, como sa­
Si no temiera fatigar con la repetición de cosas que béis, los más indispensables para adquirir los primeros ele­
sabéis, que demasiado sabéis, podría llamar vuestra aten­ mentos de las ciencias experimentales, vestíbulo del cono­
ción hacia esa diversidad de hechos, modificaciones y cam­ cimiento moderno, y los que se encuentran en el más mo­
bios que ofrece la naturaleza, aquellos más conocidos y ge­ desto establecimiento de enseñanza, pero cuya adquisición
nerales, que exigen una enseñanza práctico-experimental presenta obstáculos insuperables para un establecimiento
en nuestras clases para ser bien comprendidos por los nu­ como este Ateneo, formado por el solo concurso popular y
merosos estudiantes que á ellas concurren ávidos de ilus­ sostenido por la inquebrantable voluntad de los que aman
trarse, de alcanzar Ja verdad. el progreso moral de nuestra sociedad.
Permitidme, sin embargo, una breve digresión. Venir, pues, á coadyuvar su obra, á aunar esfuerzos pa­
La luz solar, los rayos vivificantes que nos envía el as­ ra un mismo fin, grande y elevado, es contribuir á la difu­
tro-rey. se componen de rayos luminosos que no dan calor, sión de las ideas, es propender á ese progreso moral, á v e­
y de rayos caloríficos, pero opacos, sin brillo y sin luz; v ces tan desdeñado, y que está arriba de todos los progre­
su descomposición, esto es, la descomposición de la luz, se- sos y de todos los intereses; es fomentar el culto de la ver­
verifica fácilmente en los laboratorios químicos;— un cuer­ dad y de la ciencia, es preparar el porvenir en las fuerzas
po cualquiera: plomo, madera, pergamino, se dilata ó se. vivas de toda sociedad, en esas cabezas juveniles que encie­
comprime según la elevación ó descenso de su temperatu­ rran el secreto de futuros destinos.
732 REVISTA HÍSTÓRTCA
DOCTOR JIJAN CARLOS BLANCO

ignorado, las calles de su ciudad natal, concentrando en su


III
corazón todas las tristezas de la vida y atesorando en su ce­
rebro todas las riquezas del saber, y el que hoy lega al mun­
¡Fomentar el culto de la verdad y de la ciencia!
do asombrado su nombre y su genio, grabado en portento­
Y bien, señores: centro científico el Ateneo, difunde en
sos y perdurables descubrimientos.
la medida de sus fuerzas el culto de la ciencia; institución
Fomentar el culto de la ciencia y el saber; generalizar los
libre el Ateneo, inculca el amor á las instituciones libres,
conocimientos; propenderá su desarrollo, es, pues, la aspi­
y vosotros sabéis, señores, los ejemplos que ofrece y los
ración más noble del espíritu, y entre nosotros es acudir á
milagros que opera el culto de la ciencia y el amor á las
la necesidad más vital, más radical de nuestra sociedad; y
instituciones libres en el régimen de los pueblos.
en este Ateneo, vosotros lo sabéis, señores, es colaborar en
Por esos poderosos estímulos del mundo moral, la huma­
la obra de una libre institución de enseñanza pública, que
nidad ha dejado en cada época de su marcha grandes lec­
tiene por dogma la verdad, la igualdad y el amor á las ins­
ciones, admirables y sublimes enseñanzas; por ellos tuvo
Atenas el salvador de Grecia; por ellos tuvo Roma á los tituciones libres.
Así se prepara el porvenir, y es esa generación que aquí
dos tribunos inmortales, á los tribunos cuyas virtudes enor­
se educa, como en nuestras escuelas públicas y estableci­
gullecían á la Cornelia augusta, á la matrona romana; —
mientos de enseñanza, la encargada de realizarlo en época
por el culto á las ciencias y el amor á las instituciones li­
más ó menos lejana, la que lleva en sus destinos los desti­
bres hay acentos poderosos en los tiempos modernos, hay
voces convertidas en derecho, que seduceu, que arrastran y nos futuros de la patria.
fulminan,— Víctor Hugo, Castelar,— y por el culto de la
ciencia y el amor á las instituciones libres, se ha visto en IV
pueblos, como en Inglaterra, surgir hombres como O ’Co-
nell, el ilustre orador de Irlanda v el primer orador de su Señores:
época; pensadores como Herbert Speucer que sondean las La obra de la educación— el culto de la ciencia y del
bases déla ciencia y las profundidades del ser; sabios co­ saber - demanda y tiene vuestro concurso; prestádselo sin
mo Tyudall que ascienden hasta las altas cumbres cubier­ límites, como sabéis hacerlo y como lo acreditáis en este ac­
tas de perpetuas nieves para descubrir los misterios que allí
to.
guardan desde hace siglos esas pavorosas soledades; y en
pueblos como los Estados Unidos, se arrebata al cielo
el fuego sagrado, se encadena á la tierra, la chispa eléctrica Señoras:
conjurando por siempre la tortura mitológica, porque Fran-
A la juventud estudiosa; á esa juventud llena de luz y
klin ha interrogado y sorprendido á la Naturaleza en nom­
de fuerza según la inspirada frase del autor de Celiar; á esa
bre de la ciencia y porque ha nacido en la libre patria de
juventud que lleva en su mente nuestros anhelos, nuestras
Washington, el primero en la paz y el primero en la gu e­
más grandes aspiraciones, nuestra fascinación y nuestro
rra’, en ese suelo bendecido donde yergue su cabeza pensa­
ideal, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la felicidad de
dora un genio poderoso como Edisson..., como Edisson
la patria, estimuladla con vuestra presencia, prestigiadla
el desconocido de ayer, el que recorría poco ha, pobre é
con vuestro aplauso, inspiradla con ese exquisito sentimien­
734 REVISTA HISTÓRICA

to de lo justo y de lo santo que sólo la mujer posee y que


tiene la mágica virtud de ennoblecerlo todo,— arrojadle flo­
res, como dice el altísimo poeta, arrojadle lirios...

« Q u e la palabra que lanzó el poeta,


A l a ley de morir no está sujeta».

Melchor Pacheco y Obes a

(Continuación)

En el apogeo del poder

■¡Ahí estaba en el apogeo de su poder! 1


Era el ministro de la Guerra y Marina.
En unión del general don José María Paz, organizó la

a. V . págs. 363 y siguientes del presente tomo.


1. Com o un antecedente curioso, demostrativo de los medios pues-
toe en juego desde un principio por am bos combatientes para atraerse
elementos á su favor, pu blica mos á continuación quizá una de las
primeras notas emanadas de Pacheco y O bes durante ese mes de f e ­
brero de 1843 que á cada momento citaba, como aquí se verá, del
■cual vivió y murió orgulloso.
D ice así:

«Ministerio de Guerra y Marina.


«Montevideo, febrero 25 de 18JL3.

« E n consecuencia de lo convenido con usted, se ha dispuesto que


■el teniente coronel don A n ton io Toribio pase á bordo del berg an tín -
goleta español Unión Fraterna, con el objeto de que haga bajar á
tierra á todos I03 colonos canarios que existen en dicho buque, que
quieran servir en los cuerpos de la guarnición, debiendo el gobierno
abonar el importe de sus pasajes al consignatario después de termi­
nada la presente guerra.
736 EEVÍSTA HISTÓRICA MELCHOR PACHECO Y OBES 737

defensa de la plaza. 2 Y su espíritu inquieto no cesó un mo­ 3 ya cuando con su palabra ardiente hería el senti­
mento de revelarse, ya cuando se trataba de castigar miento de los italianos y franceses, cuyas legiones, si
al honrado é influyente vecino don José Luis Baena; bien prestaron servicios importantes, no menos verdad es
que sometieron la dignidad del gobierno á duras pruebas.
¡:En este concepto puede usted disponer lo conveniente para que Pacheco y Obes, lo mismo que Paz, tenían á su favor un
quede cumplida esta resolución. elemento importante. Ambos eran argentinos, y, por con­
«D ios guarde á usted muchos años. siguiente, encontraron preparada esa fuerza de los uni­
tarios, á cuyo frente se hallaron hombres, que, como L a -
«M. Pacheco y Obes.
valle, Paz, Varéla, etc., habían producido el cataclismo del
« A l señor don Patricio Vázquez-».
año 28, al fusilarse al coronel Dorrego en los campos de
2. H e aquí el primer decreto iniciando la defensa de Montevideo,, Navarro. En tales momentos, ese círculo político domina­
obra de Pach eco y Obes: ba dentro de la plaza de Montevideo. No poco había con­
«Montevideo, febrero 1G de 1843. tribuido para ahondar el abismo que separara al general
Rivera del gobernador Rosas! La. desgraciada empresa de
E l ejército de Rosas está delante de la Capital. E l gobierno cuenta
Lavalle, en 18 3£, 110 fué precisamente la obra de Rivera,,
con el patriotismo de sus habitantes: reposa en él y espera en la vic­
sino de los unitarios argentinos, agitándose alrededor del
toria; pero está resuelto á hacer sentir el rigor de la ley á los cobardes
joven doctor.don Andrés Lamas, á la sazón empleado en
q u e permanezcan sordos á sus deberes y á los peligros de la Patria.
En su consecuencia acuerda y decreta: la Jefatura de Policía en Montevideo. Pacheco, pues, en­
A rtícu lo 1.° Desde este momento todos los ciudadanos y habitan­ contró á su lado á aquellos hombres, que, como á del Ca­
tes llamados al servicio militar deben estar en su puesto, y su puesto rril y otros, había querido colocar de infantes, en primera
es el lugar donde esté situado el cuerpo á que pertenezcan. fila, allá en Soriano.
Art. 2.° Para no cumplir con este deber servirá sólo de excepción, Desarrolló sus facultades utilizando á don Francisco
notoria y acreditada imposibilidad fídica, y los exceptuado! estarán Esteves cuando éste le hacía «una indicación», decía, «pa­
provistos de una papeleta del jefe del cuerpo á que pertenezcan, que ra mí de importancia, pues me daría al mes una porción de
exprese los motivos de la urgente excepción.
pesos para los hospitales». Atendía á sus soldados con
Art. 3.° L o s que se encuentren sin la papeleta de que habla el ar­
solicitud, como, por ejemplo, á Jacinto y José Toribio M o­
tículo anterior serán conducidos ante una comisión militar, que les
reno, del 3.er batallón de la legión de Guardias Naciona-
aplicará las penas que establece la ordenanza dentro del perentorio
término de 24 horas después de su aprehensión.
Art. 4.° Partidas de caballería dependientes del Ministerio de la
Guerra recorrerán las callea de e 3ta ciudad y harán cumplir este de­ 3. N o ha de olvidarse la escuela política de Pacheco y O bes. P e r ­
creto. tenecía á aquellos hombres de la R ev o lu ción de M a y o que, con el
Art. 5.° L a s guardias racionales y milicias de esta Capital quedan doctor Moreno, sostenían que «la menor semiplena prueba de he­
sujetas á la Ordenanza Militar, y el señor General de Armas del chos, palabras, etc., contra la causa, debe castigarse con pena c ap i­
D epartamen to autorizado para castigar, sin apelación, todas las f a l ­ tal, principalmente cuando concurran las circunstancias de recaer en
tas que se cometan en el servicio. sujetos de talento, riqueza, carácter y de alguna o p i n i ó n » . — (Véase
Art. 6 .° Comuniqúese, publíquese por bandos y en los diarios, in­ página 287, tomo I, José Artigas , por el docio r don Eduardo A c e -
sertándose en la orden general por ocho días consecutivos.— S U A - vedo).
R E Z .— M e l c h o r P a c h e c o y O b e s .
738 REVISTA HISTÓRICA MELCHOR PACHECO Y OBES 739

les, cuando éstos pedían seles proporcionara «ana habita­


ción capaz para su familia, compuesta de ocho personas». ir
Pacheco y Obes no olvidaba que éstos eran del grupo de
Soriano, y, conocedor de los sacrificios hechos por tales Pacheco y Obes se multiplicaba en sus tareas. Ora se
servidores, mandaba que ocurrieran «á la Comisión de le veía desempeñando las funciones dichas, como ocupán­
Emigración, recomendándose el buen despacho de esta so­ dose de averiguar si la Comisión de socorros racionaba á
licitud», decía, «áqu e son acreedores los suplicantes por doña Jacinta Andrade, madre del sargento mayor Andra-
la decisión con que se han prestado á servir á la república de; ora impidiendo que los italianos que tenía don Manuel
en el benemérito batallón de Soriano». No perdía, pues, Herrera y Obes en la quinta «sufrieran en lo sucesivo en
la ocasión para hacer resaltar lo de aquel departamento, sus plantíos»; ora buscando el medio de que el señor V i­
donde su genio se había impuesto. dal, recomendado de su pariente Herrera, se librara del ser­
Así lo comunicaba á la Comisión de Emigración Inte­ vicio de retenes, en la Pasiva, anotándose en la suscrip­
rior, compuesta de los señores don Joaquín Requena y ción mensual de la guardia nacional pasiva con alguna
don Manuel Herrera y Obes, dos espíritus superiores que cantidad pequeña; ora mandando que aquella Comisión
han pasado con honra por las páginas de la historia. El atendiera á la viuda del cabo Pedro Vivardo, del Batallón
primero, consecuente en un todo con las ideas que lo carac­ Matrícula, muerto alevosamente, con las tres raciones que
terizaron hasta el momento de su muerte, fué uno de los éste antes recibía; ora reuniéndose en casa de su pariente
ciudadanos fundadores del Partido Nacional. Respondía el Herrera y Obes para arreglar lo concerniente á la suscrip­
doctor don Joaquín Requena á las ideas impersonales ción para la compra de botes salvadores; ora preocupán­
triunfantes dentro de los muros de Montevideo, y por eso dose de la educación de los niños desvalidos y por ellos
se le vio, años más tarde, contribuyendo, con sus luces, al librando-una formidable batalla con el señor presbítero don
prestigio de los gobernantes constitucionales, combatiendo Benito Lamas, cuyos detalles merecen relatarse, porque
con toda energía los movimientos armados, vinieran de ponen de relieve la personalidad moral de nuestro hombre.
donde vinieran, Había aprendido á protestar, desde la De­ En efecto, en 7 de septiembre de 1844, Pacheco y
fensa de Montevideo, contra los que llegaban al país en Obes se dirigió al presbítero Lamas quejándose de que
son de rebeldía, alentados por la ayuda y protección del « por tercera vez el preceptor de niños emigrados le hacía
vecino. Y , si en 1843 se le veía en la Comisión de Inmi­ presente que en la Matriz se.,negaba la comunión á niños
gración Interior, al lado de Herrera y Obes, combatiendo de esa escuela bajo el bárbaro pretexto de que eu ella, so­
contra el invasor Oribe, así se le vería, años más tarde, en bre una mesa, se encontraban algunas biblias».
1857-58-63, cooperando contra los invasores César Díaz Pacheco, sin averiguar previamente el grado de. verdad
y Venancio Flores, caudillos que, en un tiempo, estuvieron que tuviera la denuncia hecha por el preceptor, ó ya
dentro de los muros de Montevideo,ayudando á mantener porque estuviera convencido del mal procedimiento, por
vivo el sentimiento de la nacionalidad! ser este suceso reproducción de hechos semejantes, lo
Nada digo del doctor Herrera y Obes, porque de esta cierto es que, dejándose guiar por lo» arrebatos de su alma
personalidad culminante, que aquí comienza á actuar, mu­ fogosa, con olvido de la elevada posición que ocupaba, la
cho habrá que hablar en las páginas de este libro. que le imponía prudencia y moderación, se desató en tér­
minos fuertes contra el diguo prelado don Benito Lamas,
MELCHOR PACHECO Y OBES 741
740 REVISTA HISTÓRICA
Mojigatos; acatarme á mí autor del mal (si existe) y re­
á quien la sociedad tauto le debía eu materia de educa­ chazar de la mesa de la comunión con frente severa á ni­
ción de la. juventud, desde la época de la independencia ños tan inofensivos como inocentes, son cosas que no se
sudamericana. Le costaba creer, sin embargo, un hecho, comprenden ni se conciban con el espíritu de nuestra re­
que, decía, « figuraría dignamente en los tiempos de la ligión, con el alto carácter del sacerdote, con la ilustración
más infame superstición; tanto más cuanto que el señor del siglo___ Proceder así (permítame usted decirlo) es pa­
presbítero Estrá zulas, á quien se atribuye, ha oído mis ex­ rodiar en sainete á los sacerdotes de los siglos de la bar­
plicaciones sobre esas biblias, y sabe bien que están allí barie: ellos hacíau hogueras de carne humana en honra y
detenidas hasta que una comisión de sacerdotes que pien­ g-loria de un dios de misericordia; pero al mismo tiempo
so formar declare si pueden ó no repartirse á los niños ».. proclamaban sus creencias en los aduares de los idólatras,
Indudablemente que era criticable la conducta del pre­ y cantaban la santidad de la cruz quemados á fuego len­
lado, pero no era aquel el procedimiento aconsejado por el to en los desiertos de la Florida y del Canadá» . 4
buen criterio para traerlo al camino de la tolerancia de
opiniones, sobre todo cuando á lo expuesto se agregaba,
en tono altisonante, como el del hombre realmente om ­ 4. Cuando se leen documentos de esta naturaleza, emanados de
nipotente: que le costaba «trabajo el creer que entre nos­ hombres que fueron los prototipos del partido político que luchó des­
otros y en nuestros días haya quien así proceda, olvidando de las murallas de Montevideo, se comprende cóm o los que se dije­
los preceptos de la caridad cristiana, y colocando en su ron herederos de esa tradición, aunque muchas veces la deslus­
lugar las exigencias de un fanatismo torpe y antisocial.. traran con su 3 acciones, hayan levantado el pendón del liberalis-

¿Quiere acaso la caridad cristiana que se nieguen los sa­ mo, siendo los autores de las leyes de matrimonio civil, divorcio,
abolición de la prisión por deudas y pena de muerte. Estudia ndo a n ­
cramentos á unos niños inocentes, porque quien puede
tecedentes de esta índole, se explica el por qué del progreso y atra­
más que ellos ha colocado unas biblias sobre una mesa?
so de cada una de esas fracciones políticas. E lla s tendrían, pues,
¿Quiere que se lauce el terror en el seno de sus familias
algo orgánico, que sería com o su constitución nativa, íntima, que las
desgraciadas, que se establezca la desconfianza entre el
dividiera y separara.
gobernante y el gobernado, que se contradiga á aquél en Por su parte, ahí estaba el general Oribe frente á Montevideo,
sus obras más benéficas; y todo esto antes de haber dado atrayendo á todo el elemento conserv ador de aquella época, y aun á
paso alguno conciliatorio ó persuasivo, para cortar el mal los que emigraban de España después del abrazo de Vergara. Eran
ó el escándalo que se siente? » dos entidades que empezaban á diseñarse en el escenario político,
Pacheco y Obes se quejaba de que «ni el presbítero arrojando las bases de las colectividad es futuras, en las que se des­
Estrázulas ni nadie ha venido á mi despacho á represen­ tacaría con contornos superiores aquel que mejor comprendiera su
tarme sobre ese escándalo, sin embargo de haber declarado época y se diera cuenta del significado de todos estos esfuerzos, a l ­

bien alto, que mi base esencial en el gobierno es la conser­ gunos, com o se ve, realizados en el silencio, pero no por eso menos

vación de la religión del Estado: sin embargo que se sabe meritorios y dignos de perpetuarse.
L o s que se criaban, pues, dentro de la plaza de Montevideo, b e ­
que soy accesible á todo el mundo y que doy una gran im­
berían sus ideas en esa fuente, y ellas les acompañaría toda la vida,
portancia á la educación de la juventud ». Por eso protes­ cualquiera que fuera la denominación política que adoptaran. Otro
taba indignado, y con estilo vehemente, haciéndole decir tanto Ie3 sucedería á I03 que se educaban en el Cerrito.
aquella actitud incorrecta del sacerdote: «Guardar conmigo A n d a n d o los años, elementos de ambas fracciones se confundirían.
un silencio semejante, y provocar la grita de Beatas y
742 REVISTA HISTÓRICA MELCHOR PACHECO Y OBES 743

tico, reduce la enseñanza y educación de sus hijos á lo que


comprende, á lo que sabe: por eso nuestras plazas y nues­
III
tras calles aparecían á todas horas con numerosos corrillos
de niños de ambos sexos, que se ocupaban en juegos de
Ln personalidad moral de Pacheco y Obes resaltaba
azar, en diversiones'deshonestas, y que exhalaban la satis­
cuando en la correspondencia que analizo le decía aí señor
facción de su holganza en esas palabras de carreteros que
cura Lamas le permitiera «tender una vista á lo pasado y
parece no debían salir nunca de los labios de un niño».
recordar algo que le era personal en la formación de esos
Este cuadro, bien triste para aquella sociedad, que ape­
establecimientos de educación».
nas si tenía tiempo para aprenderá manejar el fusil en la
No lo quería recordar para hacer su apología, sino para
trinchera y predicar sus ideas en los diarios de la época, en
que se observara «cuánto tenía de criminal la hostilidad
que sobresalieron los cerebros de Lamas, Herrera y Obes,
dirigida á las escuelas que él había creado».
Varela, Alsina, Magariños, Palomeque, Cañé, Cantilo, P e ­
Y entonces describía una escena que le enaltéce en el
ña, Vázquez, etc., dió origen á la fundación de las escuelas,
campo del amor á la humanidad. Así nos dice: «Montevi­
cuyos educandos eran defendidos, ahora, por el abnegado
deo sitiado había visto encerrarse en su recinto á una ter­
cera parte, al menos, de la población de nuestra campaña, Pacheco y Obes.
Se trataba de hombres que vivían convencidos del po­
la que, considerándose aquí como de tránsito, apenas cui­
der absoluto de la idea sobre el relativo déla bala mortí­
daba de vivir sin ocuparse ni pensar en más nada. Esta
fera. Reconocían la necesidad del esfuerzo material para
población 110 tiene los hábitos civilizados de nuestras ciu­
defenderse de las poderosas huestes invasoras, situadas
dades, y aún en el sosiego y estabilidad del hogar domés-
frente á la inmortal ciudad; pero, esto 110 les enceguecía
á punto de olvidar que era en el banco de la escuela donde
E n su programa proclamarían iileas adelantadas, las lanzarían á la se elaboraba el porvenir de un pueblo. Y en medio al de­
calle y las desarrollarían en el recinto legislativo; pero, una fuerza rrumbe, á la guerra, á la invasión, Pacheco y Obes funda­
subterránea trabajaría y derrumbaría el edificio liberal, aunque ba escuelas para educar á esas criaturas vagabundas, mu­
arrastrando consigo, y en su beneficio, los prestigios adquiridos por chas de ellas hijas de los propios adversarios. Así, por me­
obra de los buenos. Y estos se llamarían Pnlomeque, Herrera, L a ­ dio de la escuela, influiría en el hogar y en el sentimiento
pido, Vedia, García (Rom án), Líi^andeira, Beláustegui, Castellanos, de los enemigos. Y era esto lo que le hacía decir al ilustre
Melián Lafinur, Gil, etc. Muchos de ellos eran los actores, cuando guerrero, que tal lo era más por sus acciones de ciudadano
no los descendientes, de la D efensa de Montevideo, cuyo espíritu li­
caballeresco y sus elevados pensamientos que por sus ha­
beral, al sentirse en contacto con el autoritarismo de los del Cerrito,.
zañas en el campo de batalla, distintivo con que se carac­
conseguía penetrarse en el alma del adversario de la víspera.
terizaron todos aquellos varones, verdaderos ciudadanos-
N o obstante esas confusiones, se ha conservado, en el fo ndo, un
prejuicio que al menor contraste aparecía en la superficie, resultando
soldados de una república liberal en los hechos y en el
que la línea divisoria se ha tirado al finalizar la evolución de la idea,, nombre: «Y o hubiera comprendido el celo de un sacerdote
después de setenta años de lucha, viéndose hoy, de un lado, á los que abandonase entonces las gradas de un altar y trajese
quo:se dicen heraldos do la doctrin a de Pacheco y O bes y Garibaldi^ al medio de esos corrillos palabras de amor, de enseñanza,
y del otro á los que se enorgullecen de vivir con el pensamiento en de religión y de civilización: usted sabe que no vi á nin­
Oribe y Pío I X ! guno; y el pueblo sabe que en medio del estruendo del com-
744 REVISTA HISTÓRICA
MELCHOR PACHECO Y OBES 745
bate, bajo el aguijón de premiosas necesidades, que yo de­
los descendientes de la víctima; el tiempo empleado en las
bía proveer si queríamos tener patria, lleve mi atención á
guerras civiles, se ha perdido para la banca déla escuela: ya
nuestras calles y plazas, recogí con esmero paternal á esa
no se piensa sino en la venganza, cuando no en el crimen.
niñez desgraciada, le abrí escuelas, donde, con la enseñan­
De ahí surge el caudillo analfabeto, ó no analfabeto, que nos
za, seles habló de moral y de religión por la primera
vez!..... » arrebata nuestras primordiales facultades, usurpándonos to­
do nuestro desenvolvimiento propio. Hacemos, desde enton­
Y lo que Pacheco y Obes h?cía eu 1844, en los albores
ces, todo lo que él quiera y mande. El es dueño de nuestra
de la Defensa,seríalo mismo que en 1848-49 realizarían H e­
vida, de nuestra hacienda, y hasta del honor de nuestra fa­
rrera y Obes, Palomeque y Peña, al fundar el Iustitnto de
milia. Y todo, porque es guapo y va á la guerra, que le gus­
Instrucción Publica y la Universidad. Se trataba de hom­
ta, desde que es su oficio; y en ella consigue vivir de la
bres, como se ve, que buscaban el porvenir, convencidos
holganza, dominando hombres y pueblos, sin tener la cien­
de que sólo en la educación hallarían la solución del pro­
blema. cia del gobierno, que no se aprende en los campamentos ni
en las guerras civiles. De aquí sólo surgen, eso sí, en un mi­
Y tenían razón: uo sería la chuza, la vincha, la guapeza,
nuto, no ya en un cuarto de hora, los caudillos, los dictado­
el gauchaje, el caudillo, la guerra, el libertinaje, el milita­
res! Y así, teniéndolo todo sometido á la voluntad de un
rismo, lo que nos conduciría al bienestar. Ahí esta la expe­
hombre, ignorante, por lo general, fácil es hacer lo que se
riencia abonándolo. La juventud educada en las guerras ci­
quiera. Y esto no es gobernar, sino dirigir un rebaño de
viles uo ve sino la cuchilla y el caudillo dominándolo todo.
hombres. Para gobernar se necesita experiencia de la vida,
Cree, en su ilusionisruo, que un lanceado)', p. ej., para ma­
saber teórico y práctico, ductilidad orgánica, bondad de al­
terializar el argumento, vale más que un asiduo trabaja­
ma, energía de espíritu, equidad de criterio, imparcialidad
dor en el orden de las instituciones. Y asilo diceu, con en­
de juicio y horror al desangre de los gobernados. No es lo
tera. convicción, gritando enérgicamente: más ha hecho el
mismo ser hombre de Estado que caudillo ó militar.
caudillo en un cuarto de hora que un pensador en treinta
Pacheco y Obes comprendía asimismo que había en
años de prédica por la paz y la armonía de los habitantes
la sociedad otro caudillaje igualmente perjudicial. Y ese
del país! Y esta exclamación es sincera: los pobres solda­
era, no ya el que mataba hombres, sino el que ma­
dos la creen á pie juutillo, pues no comprenden que pueda
taba libros. Por eso se enardecía cuando veía que se
trabajarse mejor que con la lanza y el derramamiento de
atacaban sus biblias, diciendo, con ese motivo, al señor cu­
la sangre fratricida! Esto es lo que ellos ven en su ceguera
ra Lamas: «Pero, al mismo tiempo se dirá que permití unas
de espíritu. No alcanzan á contemplar el daño de semejan­
biblias en la escuela, y, aunque las recogí inmediatamente,
te procedimiento sangriento, del que ellos son las primeras
debo creer que en la opinión de algunos este mal es supe­
víctimas, pues al volver al pago encuentran el rancho que­
rior al bien que he producido; puesto que se hace lo posible
mado y su familia en la miseria, cuando no en la prostitu­
para que mis casas de educación queden desiertas y venga
ción. Creen que todo en la vida se reduce á ser guapo, pe­
á tierra lo que con tanto trabajo he conseguido. Debe ha­
lear, saber domar un potro, dar una lanzada y matar her­
ber algo de rudeza en mí cuando me cuesta comprender es­
manos! Olvidan que eso no es lo que constituye al hombre
to, cuando no puedo alcanzar que unos libros cerrados en
político, ni la manera de organizar un pueblo. La sangre de­
el rincón de un cuarto, seau más desagradables á los ojos
rramada hoy, no trae para el mañana más que el odio de
de Dios, que la prostitución y la barbarie, entrelazando los
T. II
e. ii.—4S
746 REVISTA HISTORICA 747
MELCHOR PACHECO Y OBES

pasos de la niñez, empujándola temprano á un camino de- «L o absurdo de este proceder», decía, «no me permite mi­
perdición».
rar en él la equivocación de un hombre de bien: yo conozco
la historia, señor Cura,y sé que la religión ha sido millares
IV
de veces la capa de las miserias del hombre, el pretexto pa­
Y , dando rienda suelta á su carácter impulsivo, en el ra dar rienda suelta á pasiones mezquinas: esto no ha de ser
que colocaba todo su yo, con olvido absoluto déla modes­ entre nosotros. Si no he permitido que se ultraje á la Patria
tia característica del hombre de Estado, se lanzaba, desde bajo un arnés y con una lanza, no he de tolerar que se hos­
su alto asiento, en el apogeo de su poder, á desafiar las iras tilice á la causa nacional bajo una sotana y con un hisopo.
del sacerdocio, cou desconocimiento completo de lo im­ Respeto á los sacerdotes bajo el pórtico de un templo; pe­
político de semejante actitud. Todavía no eran llegados ro en los estrados de la política no veo en ellos sino hom­
los tiempos de trazar la línea divisoria entre la política y bres; y hasta ahora, señor Cura, para los hombres }'0 he sa­
la iglesia. Aún esta tendría suma influencia, como la tiene bido tener premio ó castigo según sus acciones son buenas ó
actualmente, en los destinos sociales; fuerza que un político malas. Deseo ardientemente que el hecho de queme quejo
ha de verse obligado á utilizaren la lucha por sus ideales. sea falso y no me ponga en el caso de hacer la aplicación de
Así lo comprendieron, en esos momentos, el espíritu elevado esta doctrina».
El hombre, cu el apogeo de su poder, olvidaba hasta las
del doctor don Manuel Herrera y Obes y su compañero el
coronel Palomeque, por lo que en todos los actos públicos conveniencias sociales. Amenazaba, cuando debía tener pre­
de entonces se vinculaba á la iglesia, como lo prueban las sente que no era esa la misión de la autoridad celosa de sus
fiestas intelectuales celebradas por el Consejo Universitario facultades. Todo lo invadía, porque no comprendía de otra
en el que fué templo de San Francisco. 5 No era que los manera .el ejercicio de la facultad de que los sucesos lo ha­
hombres liberales no existieran. Los había, sí, inspirados en bían revestido. No le bastaba ser ministro déla guerra, ciuda­
los ejemplos de Rivadavia, Lafinur y deán Funes, dados en dano-soldado con su carácter de pedagogo, fundador de es­
1821, en sus luchas contra el fraile Castañeda; pero, recono­ cuelas laicas, inspiradas en el sistema Lancaster que has­
cían que por el momento bastaba con arrojar la semilla, sin ta Bolívar prohijara en medio de la revolución sudamerica­
ahondar demasiado el terreno, eu el que, por otra parte, fá­ na, sino que libraba batallas con el sacerdocio para enseñar­
cil era que ambos comulgaran, como así sucedió, al colocar­ le el camino de la educación moderna; y, en nombre de ese
se los cimientos de la Universidad de la República, en prestigio militar, que todo lo atropella y arrasa cuando se
sacuden los cimientos sociales, iba, omnipotente y fiero, á
18-18-49, cual se verá en el capítulo respectivo de este libro.
golpear, con el pomo de su espada, en el altar de la justicia,
Pero Pacheco y Obes no era hombre de términos medios,
sino de resoluciones extremas. Nacido para el combate, allá como acababa de hacerlo en el de la religión positiva. Su vo­
iba, sin meditar, muchas veces, sus consecuencias fatales. Y luntad 110 concebía valla alguna. Todo lo consideraba someti­
fué así, que, al terminar la epístola que examino, en la que do á su albedrío, en virtud de la dictadura surgente ele tales
tormentosos días; ya para defender á sus escolares de quienes
quedaba expuesta y sellada su doctrina filosófica, arrojaba
algo así como una de sus arengas populares, llenas del fue­ los atacaban en sus derechos de cristianos, negándoles la
go de su alma ardiente. comunión del alma, según sus ritos, ya para levantar bien
alto la voz contra el representante de la ley cuando creía
ver heridos los fueros de sus soldados.
5. Después fué Facultad de Medicina.
748 REVISTA HISTORIO A 749
MELCHOR PACHECO Y OBES

enemigo. Y esto, que en una época tranquila, de vida ci­


Y vil, diré así, sería lo ilógico, porque el gobierno no debe
convertirse en tutor de los necesitados, era lo que, sin em­
En efecto, un buen día se le ocurrió á Pacheco y Obes bargo, se imponía en aquellos momentos aflictivos. La
ordenar, al señor juez ordinario, que lo era el señor don Jo­ plaza estaba sitiada, no había vida comercial, y l o s ciuda­
sé Encarnación Zas, se sirviera disponer la suspensión de danos capaces para las armas las esgrimían; luego, justo
«toda diligencia ó cobro contra Pedro Asandabart, solda­ era que su servicio de sangre importara cuando menos la
do de la 2 .a Legión de Guardias Nacionales, mientras se garantía de la subsistencia de la familia. Debiera existir
halle en servicio de la República; pues así lo ha solicitado eu una ley que autorizara la suspensión de todos los términos
atención á que se le apremia por el pago de una cantidad judiciales contra el ciudadano indigente obligado á ir á
que litiga doña María Serment C y las costas del pleito, lo la guerra eu defensa de la patria. Y dicha ley existió de
que no puede satisfacer por su indigencia».
hecho durante los nueve años de esta etapa doíorosa, como
Así como se lee, se lo decía Pacheco y Obes al juez se verá en el capítulo respectivo de esta obra. No bastaba,
Z a s ! Y , quien entre á examinar la situación, fríamente, pues, que se diera el alojamiento y el rancho. Era necesa­
sin transportarse á aquella época aciaga (septiembre 30 rio que aquel soldado viviera tranquilo, que el pensamien­
de 1844) ¿dictaría un fallo condenatorio contra el militar to de la miseria, por causa del embargo de los muebles
que se atrevía á usurpar las funciones del magistrado? ¡hasta por las costas del juicio!, uo le hiciera temblar el
¿Quién era él para invocar la indigencia de su Jean Val- pulso cuando descargara contra el enemigo, aquel su viejo
jean, inscripta, sin embargo, como eximente de pena, no
pero formidable fusil de chispa !
sólo en el fondo del corazón humano, sino también en Montevideo era una plaza de guerra, en la que, no obs­
las vetustas pragmáticas de los visigodos y reyes españo­ tante, predominaba el elemento civil, aúu en los instan­
les, que más de una vez Pacheco y Obes le habría oído tes en que el militarismo quería imponerse á los hom­
citar elocuentemente á su pariente y amigo Herrera y bres políticos de la talla de Vázquez, Lamas y Herre­
Obes? ¿Quién era él para constituirse en receptor de so­ ra y Obes. Existía, un dualismo curioso. A l lado de esa
licitudes de un litigante, cuyo pleito pendía ante el juez organización militar, que fué preciso crear para soste­
respectivo, ordenando, sin más trámite, la suspensión del ner la guerra, estuvo, en un principio, la presidencia del
litis?
general Rivera. Este,—llenándose formas más ó menos
¡A h ! es que Pedro Asandabart era soldado de la 2 .aLe­ constitucionales, de acuerdo con la situación revolucionaria
gión de Guardias Nacionales, y, mientras se hallaba en ser­ surgida de la caída del gobierno legal del general Oribe,
vicio de la República, tenía derecho áque la autoridad mi­ á lo que no poco habían contribuido los elementos unita­
litar lo protegiera, dándole no sólo alojamiento, como ya rios argén ti nos,— había sido nombrado Presidente de la
se ha visto con el soldado de Soriano, sino el rancho para República. 7 Las necesidades de la época lo tuvieron ale-
su familia y la seguridad de que nadie le importunaría
mientras estuviera exponiendo su pecho á las balas del
7. E n el ejército revolucionario de Rivera, en 1838-39, estaba M i­
tre, y sus primeros despachos militares datan de esta época, otorga­
6. Com o se verá, equivocaba loa nombres de los p le im ta ..
dos por el general Rivera.
750 REVISTA HISTÓRICA 751
MELCHOR PACHECO Y OBES

jado de la ciudad de Montevideo. Mientras tanto, domi­ los consideraba, absolutamente buenos ni absolutamente
naba don Joaquín Suárez, hombre sano, que poseía la malos. Los utilizaba hasta donde la ocasión lo permitía,
gran virtud de mantener á su alrededor la fuerza moral realizando, ni más ni menos, lo que la monarquía consti­
de la Defensa. 8 Sabía aflojar y tirar las riendas y ha­ tucional inglesa nos enseña en nombre de la libertad polí­
cerse respetar en medio de aquella bonhomia caracterís­ tica. Así se explican las alternativas de los círculos políti­
tica, no reñida con Ja energía, llegado el caso supremo. cos dentro de la plaza de Montevideo, dominando hoy el
Alrededor de este representante genuino del gobierno ci­ general Paz y Pacheco y Obes, en unión de don Francis­
vil, ya ausente el general Rivera, ya terminado el manda­ co A. Vidal ó don Santiago Vázquez; en seguida Magari­
to presidencial de éste, se movían los elementos políticos, ños, en vinculación con Rivera; para terminar por el pre­
y cada círculo buscaba los medios de dominar á Suárez dominio de Herrera y Obes, vinculado á Lamas desde
para llegar al poder. Era Suárez una de esas medianías á 1847 hasta 1851.
lo Washington, no exentas de defectos, como el mismo
Franklyn lo hace resaltar en sus Memorias, pero absolu­
tamente necesarias para el gobierno de un país. Los par­ VI
tidos políticos no permiten que asciendan al primer rango
los adversarios de grandes cualidades. Les temen. De ahí Suárez dejaba, pues, que la dictadura militar de Pache­
que trancen, renunciando á sus pretensiones extremas en co y Obes siguiera su derrotero. Ella se había impuesto
favor de un candidato exento de facultades avasalladoras, por los sucesos y estos mismos se encargarían de inutili­
con la esperanza de más tarde obtener la supremacía en zarla. Son trombas políticas que pronto desaparecen, lue­
la dirección de los destinos públicos por los mil medios go que, á lo Cronwell, han llenado su misión, ya arrasán­
puestos en juego en las luchas libradas alrededor de un dolo todo, ó ya echando los cimientos del nuevo edificio
gobernante de tales condiciones. Y éste, poseedor de una social. Ahí estaba gastándose en su lucha diaria, de la que
virtualidad especial, hace las de Washington, buscando la era. una prueba irrecusable el procedimiento usado con el
armonía, con su buen sentido común, hasta reinar sin go­ juez Zas.
bernar. Y si Washington colocaba eu su mesa de acuer­ Este funcionario se mostró digno del cargo que desem­
dos, frente á frente, á Maddison y á Jefferson, adversarios peñaba, pues supo mantener sus fueros y los de la ley. Su
irreconciliables, Suárez colocaría á Manuel Herrera y figura modesta se destaca en este incidente de suma gra­
Obes delante de Lorenzo Batlle, cuando no lo alternara vedad, revelándolo como á ciudadano de verdaderas pren­
al primero con la personalidad de Francisco Magariños das morales. Por cierto que el ejemplo dado no siempre
Cerrato. Usaba de los hombres según las necesidades. No ha sido imitado por los magistrados del Río de la Plata.
El juez Zas mandó, en su auto, puesto al pie de la nota
del señor ministro de la guerra y jefe de las armas, gene­
8. Puede verso mi folleto Actos administrativos del general Oribe, ral Pacheco y Obes, se le contestara: « que no pendiendo
para darse cueuta de la forma adoptada por Rivera para delegar el de su conocimiento la causa entre doña María Germain y
mando. H a g o presente que en ese folleto hay un pequeño detalle his­ don Pedro Oxandavarate, soldado L, sería muy ajeuo de
tórico que el doctor don Carlos María de Pena me rectificó con esa sus atribuciones dictar una providencia cual la que expre­
sabiduría que lo distingue.
sa en su nota de ayer u otra cualquiera, que como ésta
752 REVISTA HISTÓRICA MELCHOR PACHECO Y OBES 758

sólo compete al jaez especial de la cansa. Y que no pu- « No ha sorprendido al infrascrito», le decía, « el
diendo llenarse el objeto de la recomendación precedente, contenido de la nota de esta fecha (octubre t.°d e 1844),
tiene á bien representarlo así por contestación á la expre­ porque ha mucho tiempo que espera ver desarrollar ese
sada nota, la primera de este género por otro lado que se espíritu de hostilidad con que, los que nada hacen en las
le ha dirigido á este Juzgado por el Ministerio de S. E. » grandes crisis de los pueblos, responden á los ciudadanos
Esta resolución respondía no sólo al carácter del ma­ que se consagran sin restricción á darles patria; pero, sin
gistrado sino al civilista del partido político que domina­ sorprenderse de eso, debe dar á V. S. una contestación
ba en la Plaza, representado por Suárez. Era una protesta propia de su carácter de franqueza y lealtad ».
suave en la forma, pero fuerte en el fondo, contra el om ­ Lo expuesto era fruto de una cabeza dictatorial, ence­
nipotente miuistro, que, en sil soberbia, llegaba, como he­ guecida ante el cumplimiento tranquilo del deber por par­
mos visto en el caso cíe don Benito Lamas, hasta conside­ te del humilde magistrado llamado á mantener la digni­
rarse el verdadero gobernante, cuando nos decía que «ha­ dad de la toga, por lo que Pacheco veía en ello una hos­
bía declarado bien alto que su base esencial en el gobier­ tilidad á la persona. De esa manera hería hondamente el
no era la conservación de la religión del Estado ». Sólo el carácter, no ya judicial del señor Zas, sino el sentimiento
verdadero gobernante tenía derecho á hacer tales declara­ cívico del ciudadano, hablándole con arrogancia de sí mis­
ciones. Pacheco y Obes, sin embargo, se encontraba con mo para presentarse en seguida como el prototipo, la en­
fuerzas bastantes para ello, con olvido de su posición mi­ carnación única, del amor á la patria. No creía que hu­
nisterial. Estas actitudes minarían poco á poco su autori­ biera quien pudiera parangonársele en ese terreno. Y , en
dad moral, por los intereses fundamentales que hería, has­ nombre de la franqueza y de la lealtad, iba á manosear
ta arrancarlo del elevado puesto que ocupaba; después de lo que debía respetar!
haber llenado la misión, hasta sangrienta si se quiere, en En esta exhibición de su personalidad moral se inspira­
contra del desgraciado Baeua; y arrastrarlo su destino á rían los procedimientos de los herederos de su tradición
playas extranjeras, donde volverá poner á prueba su for­ guerrera. Ahí estarían constantemente en los anales polí­
taleza de alma, descansar y adquirir nuevos bríos para ticos, altivos y soberbios, con frase ardiente y punzante,
continuar desempeñando su tarea política en campo siem­ hiriendo los sentimientos de sus adversarios, á título de ser
pre fecundo para sus altas cualidades. ellos los únicos depositarios de las virtudes republicanas.
Nuestro protagonista no sedaba tiempo para reflexio­ Dignos discípulos de su maestro, ó compañeros de tareas
nar sobre las consecuencias de sus actos. Entrado en la en pro desús ideales, levantarían la voz airada, y se oirían
brega, 110 cedía. Así era su genio. Vivía convencido de sus D iesirce y sus anatemas lanzados desde posiciones ful­
que todo ie estaba sometido en aquel momento solemne y gurantes, conque impresionar á los hombres sencillos, asis­
que su personalidad se imponía como ángel salvador dé­ tentes al desarrollo del drama político, terminado en tra­
los habitantes de la República. Oponerse á sus mandatos- gedia las más de las veces. Y lo peor, que esa literatura ha
era incurrir en sus iras, las que no conocían límite. Era formado escuela hasta entre los mismos adversarios, pues,
un poseído de su misión providencial. De ahí que al reci­ á un dos por tres, por un quítame estas pajas, también ellos
bir la prudente respuesta del juez Zas, se sublevara, como han hecho escuchar su Quos ego, entonado con campanuda
en el caso de sus educandos, viendo en ella una hostili­ voz, cual si Moisés hablara desde el Sinaí. Y así, en medio
dad á su persona. á relámpagos, rayos y tormentas, muchas de éstas artifi-
754 MELCHOR PACHECO Y OBES 755
REVISTA HISTÓRICA

cialmeute producidas por politicastros anhelosos de realizar clel hombre civil. Le estaba diciendo: «ese francés vale más
el caos para ganar algo en el río revuelto de la violencia que usted; es un valiente; sabe pelear por esta tierra; no es
motinera, la sociedad se ha detenido más de una vez en el un cobarde que se oculte ante el peligro». Esto era lo que
camino del progreso. 9 se traslucía. Y era que la escuela producía sus frutos. Pa­
checo y Obes, no obstante su fundación de escuelas laicas,
era, ante todo, guerrero, y de ahí que su filosofía se redu­
V II
jera al valor militar. No había otra medalla en aquellos
Pacheco y Obes le recordaba al juez Zas que se trataba momentos, como desgraciadamente ha sucedido en épocas
de «un hombre que, nacido en Francia, llevaba diariamen­ posteriores, que la destinada á premiar el coraje, que
te su pecho á las balas del enemigo, ofreciéndonos su san­ llamaría físico de nuestro cuerpo. Era necesario comba­
gre, cuando tantos otros nacidos en este suelo ni aún sa­ tir con el plomo mortífero y no eran los tiempos para
ben lo que significa la palabra peligro». aquilatar actos de dignidad forense como el del juez
No podía escribir sin causar herida. Era hombre de pe­ Zas. Mucho tardará en hacerse carne esta idea, cuan­
lea y la pluma la manejaba como lanza destinada á ulti­ do se ve á los partidos, aún en la llanura, perpetuando el
mar al enemigo. En esas palabras había ironía sangrienta. caudillaje y menospreciando al hombre de pensamiento. Por
Se leía entrelineas el dicterio, incompatible con el desem­ eso el guerrero ensoberbecido, el ministro imprudente, se
peño de altas funciones, que el militar arrojaba al rostro lo llevaba todo por delante, y un francés que peleaba en la
trinchera, matando enemigos, era más diguo de considera­
ción y respeto que un oriental, defendiendo, desde su asien­
9. A ú n en los momentos en que e9to escribo (enero de 1910) se
to, el principio institucional, contra la ola avasalladora que
preparan los utensilios para echar la semilla de una nueva sa cu did a
todo lo derrumbaba. Pacheco y Obes no lo comprendía y
en aquella tierra tan calcinada por las pasiones. Comienza á forjarse
por eso se alzaba contra la justicia. Era lo único que que­
un ambiente ficticio, á impresionarse á la gente sana y á halagarse
á la dispuesta á la guerra, para luego, con frase ardiente é insustan­
daba en pie en la capital de la República, y el juez Zas ha­
cial, precipitarlo todo en el abismo tragador de hombres, cosas é cía perfectamente en defender sus fueros. Y el mérito de
instituciones. ¿Es que va á librarse la última jornada entre los hom­ su acción consistía en colocarse tranquilo frente al minis­
bres del pasado y los del porvenir? ¿Es que B i t l l e y Ordoñez repre­ tro omnipotente. Éste tenía la fuerza, pero aquél poseía el
senta el liberalismo heredado de Pacheco y Obes, y el grupo que se derecho. Felizmente, esta vez triunfaría la ley civil sobre
le opone, el conser7antismo de Oribe en el Cerrito? ¿Es una cuestión la draconiana militar. El juez Zas se colocaría á la altura
de escuelas filosóficas? ¿ L a lucha felizmente va á tomar un nuevo c a ­ de sus deberes, cuando, desde su humilde puesto de Alcalde
rácter, teniendo principios é ideales que invocar? ¿Podrán rodear á Ordinario, como el célebre de Zalamea, escuchara pruden­
Batlle y Ordóñez los que sienten esa aspiración de reformas consti­ temente los términos punzantes y llevara adelante sus pro­
tucionales, que claman por la separación de la Iglesia del E s ta d o ,
cedimientos, sin responder al pugilato personal á que lo in­
y sue inevitables consecuencias, para dar cima á la obra iniciada d u ­
citaban las invectivas del soldado.
rante su pasada administración; mientras del otro lado se agruparían
Duro, cruel, era Pacheco y Obes, cuando se mostraba
los que firmemente creen que la libertad impone aún el mantenimien­
to del actual estado de cosas, sin que sea necesaria una Con vención
irritado, con ia bilis revuelta, ante la prudente actitud de
•Constituyente que proclame decididamente los dogmas de la sociedad Zas al recordarle, quizá para que se contuviera y se atuvie­
moderna? ra á los precedentes honrosos del partido civilista que de­
MELCHOR PACHECO Y OBES 757
750 REVISTA HISTÓRICA

•niendo que el juez había querido zaherirle, y se lanzaba


fendía, que esa nota era la primera de su género dirigida
por trayecto escabroso para emprenderla contra todos los
al juzgado por el ministerio de S. E.
miserables á quienes había «asegurado un rincón en donde
Pacheco y Obes no lo entendía así, por lo que le
esconder su nulidad.» Esto iba directo al juez Zas, é inme­
decía: «Esto no era una orden; pero V. S. ha querido
diatamente se lo acentuaba cuando hablaba de los que
« entenderlo de otro modo, para darse el placer de zahe-
«hoy ya tienen el coraje de invocar las formas, que cierta­
« riitne, indicando que esta es la primera orden de este
mente no querían invocar contra el poder de Rosas en
« género que se le comunica por mi Ministerio. En esta
febrero de 1843!»
« ocasión me he apartado de las formas indudablemente,
Se sublevaba contra las formas, que son la garantía de
« y acepto con orgullo el reproche de ello, como aceptaré los
los derechos de los hombres, único baluarte de los fuertes
« tiros públicos ó encubiertos de todos los miserables, á
y de los débiles, eu todo país civilizado, y las que contienen
« quienes he asegurado un rincón en donde esconder su
los avances de los dictadores y del militarismo. Y, como se
« nulidad, y que hoy ya tienen el coraje de invocar las
ve, venía á los puntos de su pluma el recuerdo de los
« formas, que ciertamente no querían invocar contra el
esfuerzos hechos por él en febrero de 1843! No podía olvi­
« poder de Rosas en febrero de 18 AS. Por lo demás, el
darlo. Su falta de modestia ó la indignación al suponer que
« señor Alcalde Ordinario puede estar seguro que no he
aquéllos pudieran olvidarse algún día, le hacían incurrir
« de permitir que los hombres que se sacrifican por el país,
en ese rasgo de altanería que tanto le perjudicaba. Era
« mientras estén en esta sagrada ocupación, sean la víc-
un grave error el recuerdo hecho por sí mismo, del bien
« tima en que ensayen su celo los esbirros y corchetes.¿
que él hubiera practicado, desde que nadie se Jo desconocía.
La incorrección del ministro resaltaba. No había sabido
Y mucho más lo era, dados los términos altisonantes, vehe­
contener sus pasiones desde el elevado asiento ocupado.
mentes y ofensivos que usaba al traerlo á colación.
Sin duda los sucesos ya lo habían gastado y se sentía eu el
Por eso toda su saña la reservaría para los ¡esbirros y
vacío, al que descendería en breves días, por lo que, en vez
corchetes! de la justicia. A la actitud pasiva de los instru­
de proceder con pausa, levantaba el tono de la voz, para
mentos de la ley, él opondría la energía activa del soldado.
engañarse ái sí mismo con una energía infundada y arran­
La manu militar i no serviría para hacer cumplir los
car á Jos humildes é ignorantes una palabra de aplauso ante fallos de la justicia, sino que llenaría una misión contra­
las expresiones fuertes dirigidas al representante de la ley. ria. Pacheco y Obes, pues, no respondía en ese instante á
Las muchedumbres son así: dan el vítor al más audaz, al
la tradición civilista de la Plaza de Montevideo. No alcan­
que más grita, mientras el verdadero mérito se envuelve zaba á comprender que ese humilde Alcalde Ordinario la
en la capa del desprecio, y, como Virgilio, recorre silencioso representaba mejor; y ello, porque ante el invasor extran­
su camino, á la espera del fallo justiciero, cuando ya las
jero él no concebía la coexistencia del poder civil y del
pasiones encalmadas dejan oir la palabra serena de la
poder marcial. Y este error felizmente no triunfaría. A los
verdad y de la razón.
pocos días abandonaría el poder para entrar á uua nueva
En el caso, el mismo Pacheco y Obes se encargaba de faz de su existencia: la del destierro, la miseria y el tra­
confesar que no había guardado las formas impuestas por
bajo.
el buen criterio. Pero, á renglón seguido, el orgullo hablaba Fué víctima de sus propias grandes cualidades. Era un
y, olvidando los respetos debidos, como quien ha perdido genio al que faltaba ecuanimidad de juicio. En su imagina­
el rumbo razonado en la discusión, personalizaba ésta, supo-
'758 REVÍSTA HISTÓRICA

ción exuberante todo lo extremaba. O todo era óptimo ó-


todo era pésimo. Por eso no se destacó ante él la personali­
dad del humilde Alcalde, cuyo nombre fulgurará eterna­
mente en el cielo de la justicia.
Vamos á verlo ahora en la desgracia, donde su figura
aparecerá más grande que en el apogeo del poder, aunque
á veces su orgullo y su soberbia se vean por entre los E x p e d i e n t e del C a b i l d o de M o n t e v i d e o p a r a h a ­
harapos á lo Diógenes. cer constar los se rv i ci os de la c iu d a d en las in­
¡Era hombre y era genio!
v a s i o n e s i ng le sas , i

A lberto P alom eque.


(V íase la página 249 del número 4 de la R u v i s t a ',

Bahía Blanca, 1910.

Señor Coronel del Regimiento de Infantería de Buenos


A y res.— Don Ramón de Amaya, natural de Buenos A y-
res y residente en esta ciudad, se presenta á V. S. y dice:
Se halla ansioso de sacrificarse en el servicio del Rey
nuestro Señor, por la Ilustre carrera de las Armas, y para
conseguirlo á su entera satisfacción, elige el Regimiento
del cargo de usia en el qual quiere sentar plaza de cadete
para cuyo efecto acompaña los Documentos que acreditan
la calidad de su persona, y demás que para el caso se ne­
cesitan, no dudando de la justificación de usia se digne
pasar esta instancia á manos del señor Sub-Inspector Ge­
neral para merecer el decreto que solicita.— Montevideo
8 de Noviembre de mil ochocientos tres.— Ramón de
A m aya.
( Señor Inspector G eneral—p a ra merecer el decreto
que solicita. Montevideo ocho de Nobiembre de mil ocho­
cientos tres— Ramón de A m a ya )— Señor Sub 2 Inspec­
tor General.—Concurriendo en el Suplicante las ca­
lidades que se requieren para obtar á la clase que
solicita y por la de tener en ella un hermano le con­
sidero acrehedor á la gracia que de usia espera mere-

1. A r ch iv o General.
2. A pa rece testado en el original.
700 REVISTA HISTÓRICA
EXPEDIENTE HORRE LAS INVASIONES INGLESAR 7 () 1
eer si 110 fuera del agrado de usia el concedérsela. — Mon­ Don Santiago Liniers y Bremont, Caballero del Orden
tevideo, nueve de nobiembre de mil ochocientos tres.— de San Juan, Capitau do N a/io de la Real Armada y Co­
Respecto á haberme hecho constar este interesado que mandante General en Gefe de las fuerzas de mar y tierra
concurren en su persona todas las circunstancias que su destinadas á la reconquista de Buenos Aires.— Certifico
m agestad previene tengan los que hayan de servirle en que de orden del Señor Governador de Montevideo fué
clases de cadetes, eu esta calidad se le sentará la Plaza en agregado á la compañía de Grauaderos del Fijo en clase
el Regimiento de Infantería de Buenos Ayres cuyo Gefe de aventurero don Ramón Amayo para venir á la Re­
dará la orden correspondiente al cumplimiento de este de­ conquista de esta Capital, haviendo cumplido con exacti­
creto.— E l Marques de Sobre Monte.
tud, esmero y puntualidad hasta la costa de San Isidro,
Don Pedro de Arce y Torres, Coronel de los Reales donde lia viéndose lastimado una mano no pudo seguir
Exercitos, y Sub Inspector General de todas las tropas de viage en el Exercito por habérsele pasmado; y para que
Infantería y Caballería así veterana como provinciales de conste le doy la presente firmada de mi mano y sellada
todo el distrito del Virreynato de Buenos Ayres ecetera con el sello de mis armas.— En Buenos Aires á doce de
ecetera.— Por la presente concedo licencia á don Ramón Septiembre de mil ochocientos seis. — Hay un sello.—
de Amaya, cadete del Regimiento de Infantería de Bue­ Santiago Liniers.
nos Ayres respecto de haber manifestado la necesidad que Don José Ignasio Gómez, Capitán de la primera de
tiene de separarse del servicio para atender á sus intere­ Granaderos del Regimiento de Infantería de Buenos A i­
ses. Es hijo de Don Manuel y de Doña Valentina. Quesa- res.— Certifico que de orden del señor Gobernador de la
no, natural de Buenos Ayres su edad cuando entró á ser­ Plaza de Montevideo, se agregó á mi compañía como aven­
vir veinte años. Se le sentó plaza de cadete por decreto turero y á costa suya don Ramón Amayo para heñir á
del señor Sub Inspector General, el Marques de Sobre la Reconquista de esta Capital cumpliendo eu el viaje con
Monte, en fecha doce de Noviembre de mil ochocientos exactitud, esmero y puntualidad, hasta la costa de San
tres, en quince de dicho mes y año: para que pueda pasar Isidro en donde habiéndose lastimado una mano le fue
á donde mas le conbenga pido y encargo á las Justicias de imposible seguir el viaje por habersele pasmado como .me
las Villas y Lugares por donde transitare no le pongan consta. Buenos Ayres, diez de Septiembre de mil ochocien­
impedimento ni embarazo alguno en su viaje, antes bien tos seis. — José Gómez.
le den el favor y auxilio que necesitare. Dada en Buenos Don Rafael deSobre Monte, Nuñez, Castillo, Augulo,
Aires á diez y seis de Noviembre de mil ochocientos cin­ Bullón, Ramírez de Arellano, Marques de Sobre Monte,
co.— Arce. Brigadier de Infantería de los Reales Exercitos, Virrey,
Don Francisco Caballero Ponce, Coronel de Exercito, Gobernador y Capí tan General de las Provincias del Rio
y Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de Bue­ de la Plata v sus dependientes, Presidente de la Real Au­
nos Ayres.— Certifico que el individuo contenido en la diencia Pretorial de Buenos Aires. Super Intendente G e­
Licencia de la Suelta, ha ajustado y satisfecho de todos neral, Subdelegado déla Real Hacienda, Rentas de Taba­
sus haberes vencidos en este Regimiento hasta oy dia de co y Naipes, del Ramo de Asogues y Minas, y Real Ren­
la fecha inclusibe. Montevideo, diez y nueve de Nobiem- tas, de de Corxas en este virreynato ecetera ecetera ecetera....
bre de mil ochocientos cinco.— Francisco Caballero Por quanto he tenido por coinbeniente aprobar los tercios
Ponce.
de milicias uuebamente formados en esta Plaza en calidad
K. H .—‘19 T. II
762 REVISTA HISTORICA EXPEDIENTE SOBRE LAS INVASIONES INGLESAS 7()3

ele Voluntarios Urbanos, con motibo de la actual guerra, que conste donde combeuga doy la presente á su pedimento
y se halla vacante el empleo de Capitan del tercio de crio­ en dicha ciudad á quatro de Febrero de mil ochocientos
llos, j combiene proveerlo en persona de conocido valor, ocho — José Cardoso— Emn d0 Correos—Entre reng-Real
conducta y aplicación. Por tanto, y respecto á concurrir — Vale —Testado—Señor Sub—Inspetor Geueral— para
estas, y demás necesarias circunstancias en don Ramón de merecer el decreto que Solicita. Montevideo ocho de
Amayo, le elijo, y nombro por Capitan del espresado Ter­ nobiembre de mil ochocientos tres — Ramón de Am ayo —
cer de Criollos concediéndolo las gracias, exenciones y No vale —
prerrogativas por Capitan del espresado Tercio de Crio­ Concuerda este testimonio corregido y Enmendó con
llos, concedieudolé las gracias, exenciones, y prerrogati­ los seis Documentos Originales de su contesto que á
vas, que por este título le corresponden. Y en su conse­ efecto de sacarlos me puso de manifiesto el interesado Don
cuencia mando se le ponga eu posesión de su empleo re­ Ramón de Amayo, á quien se los debolbi con la nota corres­
conociéndosele por tal Capitan y obedeciendo los Indivi­ pondiente á que me refiero. Y de pedimento al susodicho
duos de inferior clase, las ordenes que le confiera conve­ Don Ramón de Amayo lo signo y firmo en Montevideo á.
nientes al Real Servicio. Para todo lo qual hice expedir quatro de Marzo de mil ochocientos ocho; y en este papel
este Despacho firmado de mi mano sellado con el sello común por no usarse del sellado.
de mis armas, y refrendado del secretario, por Sit Magos­ Dxos gratis:
tad, de este Virreynato. Dado en Montevideo á veinte y
Josef Eusebio González,
ocho de Octubre de mil ochocientos seis.— Lugar de un Esuo. y Not. ppeo.
Sello. — JBl Marques de Sobre Monte.— Por comisión de
su Excelencia.— M anuel José de Viles.— Vuesencia nom­ C E R T IF 0N.— Don Rafael Bofarull Teniente por su
bra por capitan del tercio de Voluntarios Urbanos de magostad del Cuerpo de Migueletes de Tarragona y coman­
Criollos nuebamente formado eu esta Plaza á Don R a­ dante de la Compañía de Miñones de Montevideo que se
món de Amayo. formó para la reconquista de Buenos Aires ecetera—Cer­
Don José Cardoso Capitan de Milicias del Real Cuerpo tifico que el Sargento primero de dicha Compañía Don
de Artillería diciplinadas de Montevideo, del Departamento Miguel Tramujas, salió con ella de esta plaza, y bajo mi
del Rio de la. Plata, y Comandante de la Real Cindadela de mando el día veinte y dos de Julio del año pasado de mil
esta Plaza — Certifico en quanto puedo, y derecho me per­ ochocientos seis con destino á atacar al enemigo á la Capi­
mite, que el Capitan del Tercio de Criollos, Don Ramón tal Buenos Aires; que efectivamente habiendo llegado á
Amayo con los Individuos de su mando, estubieron, á mis ella asi en el choque que tubimos eu el Retiro el día diez
órdenes por disposición del Señor Gobernador en clase de de Agosto del mismo año, como en lo demas del once y
auxiliares todo el tiempo que duró el asedio; portándose el doce del propio mes en que se logró la reconquista de
espresado Don Ramón Amayo con intrepides, valor y aquélla, ha sido el cxemplo de toda la compañía portándose
constancia, arrojando granadas de mano, cargando cañones como buen español y vasallo de S. M.; habiéndose hallado
y dándoles fuego, según lo exigían las circunstancias hasta también en las guerrillas y ataques que se dieron en aque­
que fue tomada la plaza por asalto, y después fue pri­ llos dias al enemigo, y siendo uno de los primeros que
sionero á, Bordo de la Escuadra enemiga, y todo este entraron eu la plaza por la calle de las Torres á pesar del
servicio lo hizo sin sueldo ni gratificación alguna. Y para. vivo fuego que nos hacían los bretones. Igualmente Certi­
EXPEDIENTE SOBRE I.AS INVASIONES INGLESAS 765
764 REVISTA. HISTÓRICA

fico que el referido Tramlijas, asistió en los ataques, y que ha sido uno de los valientes defensores de esta ciudad,
defensa de esta plasa dirijiendo en quauto se le lia orde­ y sin pret alguno, y á pedimento del interesado le doy la.
nado con todo aquel ardiente celo que reside en un buen presente para los fines que le conbengan en Buenos Ayres
patriota espouieudo su vida por el mejor servicio de ambas y Julio veinte de mil ochocientos siete— Magín Baltasar —
Magestades Sin que nunca se le hubiese notado cobardía Visto bueno— Olaguer Reynals.
en quantas acciones se presentaron contra los enemigos, PE D IM T0: Señor Capitan general: El sargento primero
habiendo servido asi para la referida reconquista de Buenos de la séptima compañia del cuerpo de Urbanos Volunta­
A y res, como cu la defensa de esta plaza, sin sueldo ni gra­ rios de C a t a lu ñ a Dou Miguel Tramujas con el mayor res­
tificación alguna, haciéndolo todo voluntariamente, y á peto y veneración ante U. S. se presenta y dice: Que es
mis expensas. Y para que lo pueda hacer constar donde constante, según certificaciones acompaña de sus respecti­
le conbenga, le doy esta en Montevideo á ocho de marzo vos gefes el haver servido en defensa de la religión patria,
de mil ochocientos siete — Rafael Bofarull. y justos derechos de nuestro Monarca, de gratis, tanto en
l a reconquista de esta, como en la defensa de Montevideo,
O t r a : Don José Gran Capitan de la séptima com­
pañía del Batallón de Voluntarios Urbanos de Cataluña: en la expedición de la c o lo n ia del Sacramento, como ahora
Certifico que el Sargento primero Don Miguel Tramujas, en nuestra memorable defensa— Por tanto: A Vuescelencia
agregado con toda esta séptima compañía venida de Mon­ rendidamente Suplica que en recompensa á sus servicios
tevideo á este Batallón; ha asistido con la mayor puntuali­ se sirva facilitarle una certificación con la que en todo tiem­
dad, y aplicación: ha cumplido con todas las fatigas po pueda dar crédito de ellos, y que ha sido uno de los
correspondientes á la compañia, y lleno del mas recomen­ patriotas defensores de nuestra Santa Religión Católica:
dable patriotismo se ha presentado en todas las gcueralas, gracia y favor que espera del recto proceder de Vuesce-
y en las acciones que han ocurrido contra el enemigo: que lencia. Buenos Aires y Agosto cinco de mil ochocientos
es uno de los que generosamente salió con la expedición siete— Miguel Tramujas.
que fué á atacar los enemigos en la Colonia del Sacra­ DECT0: Buenos Ayres seis de Agosto de mil ochocien­
mento, y que se ha desempeñado en su empleo con la tos siete— Acreditándose suficientemente por los documen­
mayor bisarría y esfuerzo en este ataque. Buenos Ayres tos que presenta el suplicante, sus constantes buenos ser­
y Junio quince de mil ochocientos siete— José Gran — vicios desde que se emprendió la reconquista de esta ciudad,
Visto bueno — Olaguer Reynals. y que ha reiterado en la ultima iuvasion de ella por los
O t r a : Don Magín Baltasar Ca pitan déla Séptima com-
enemigos, dando en todas ocasiones pruebas decididas de
pania del Vatallon de Urbanos de Cataluña — Certifico: que su celo, fidelidad, y patriotismo, devuélvasele todo original
el sargento primero Dou Miguel Tramujas, ha asistido con la con este decreto que le servirá de certificación en forma
mayor puntualidad, y aplicación á los exercicios doctrina­ para que pueda acreditarlo donde y como le conbenga—L i ­
les; luí cumplido con todas las fatigas correspondientes á niers— Gallego.
la compañía y lleno del mas recomendable patriotismo se Mui ilustre Cabildo Justicia yR.egimiento— El Sargento
ha presentado en todas las generalas, y acciones que han primero déla prima compañia del Cuerpo de Urbanos V o ­
ocurrido contra el enemigo desde el primero, hasta el siete luntarios de Cataluña don Miguel Tramujas, con el mayor
de este mes, se ha conducido con una bisarría, denuedo, y respeto y veneración, ante V. S: se presenta y dice: que es
constancia digna de los mayores elogios. Y para que conste constante según documentos acompaña de sus respectivos
7 GG REVISTA HISTÓRICA EXPEDIENTE SOBRE LAS INVASIONES INGLESAS 7G7

gefes, y capitau general Don Santiago Liniers, el ha ver ser­ CE RTIF.01*: Don Santiago Liniers y Bremoin Cavalle-
vido en defensa de la religión patria, y justos derechos de ro del orden de San Juan. Capitan de navio de la Real
nuestro monarca de gratis, tanto en la reconquista de esta Armada y comandante general en gefe de las fuerzas de
capital, como en su memorable defensa, y demas acciones mar y tierra destinadas á la reconquista de Buenos Ayres:
que han ocurrido contra el enemigo: Por tanto— A U. S. Certifico: que don Cristóbal Salvañach teniente de la
rendidamente suplica que en recompensa de sus servicios primera compañía de voluntarios de Infantería de Monte­
se sirva facilitarle una certificación con la que en todo video, vino con ella desde dicha plaza en la expresada ex­
tiempo pueda dar crédito de ello y que ha sido uno de los pedición de mi mando siguiendo sus marchas por tierra
defensores de nuestra Santa religión Católica. Buenos Aires hasta la Colonia del Sacramento; desde este surgidero em­
y Agosto seis de mil ochocientos siete — Miguel Tramujas barcado hasta el puerto de las Conchas por delante de las
— Buenos Ayres veinte y uno de Agosto de mil ochocien­ naves enemigas del bloqueo de Balisas, y desde el expresa­
tos siete—Constando, como consta de los documentos con do puerto distante siete leguas de esta capital haciendo sus
que esta parte instruye su solicitud, haver manifestado su jornadas á pie al igual del soldado, sufriendo con ejemplar
vasallage, fidelidad y patriotismo con los servicios que ha alegría las fatigas del camino, y recias intemperies de la
hecho tanto en la reconquista de esta capital, como en su estación, hasta que el día diez del corriente intimada la
gloriosa defensa del dos al seis de Julio último: Lo certifi­ rendición al enemigo desdo el suburbio de la ciudad y vista
ca asi este Cabildo, considerando á este buen patriota, y la negativa obstinación arrogante del general Ingles nos
fiel Vasallo acrehedorá la memoria de este Pueblo, y de­ precipitamos al ataque del Campo del Retiro con tan ar­
mostración que corresponden á los de su clase: y á los efec­ diente denuedo, que en pocos minutos quedó vencida su
tos que le combengan entregúesele esta original con debo- guarnición, y poco después batido con nueva pérdida délos
1 ución de los documentos que ha presentado, y densele los suyos el general Británico, que liabia ocurrido en persona
testimonios que pidiere.— Martín de A lzaga— Estevan á sostenerla con trescientos hombres, y dos cañones violen­
Villanueva— Antonio P ir a n — Manuel Orliz Basualdo tos, produciendo á nuestras armas esta primera acción la
— Miguel Fernandez de A gü ero— José Antonio Capde- importante ventaja de ocupar el cuartel, y parque de arti­
v ü a — Juan Bautista, d eltu a rte —Martin de Monasterio. llería, y una posicion que nos aseguraba las principales
Concuerda con los documentos originales de su tenor, entradas de la ciudad; y que, dada el día dose la señal de
q.° se me pusiera manifiesto por el interesado p.a sacar una acometer, emprendimos con sumo arrojo el ataque general
copia, a quien se los debolbi con la nota correspondiente, y de las calles, executaudo con la celeridad del rayo, sin re­
a cuio tenor me refiero, y para agregarla al expediente que parar en las balas y metralla, que desde las azoteas y bo­
se está siguiendo á solicitud del Síndico Procurador de esta cacalles granizaban los fusiles y artillería del enemigo; arro -
ciudad sobre acreditar los servicios hechos por este vecin­ jándose con intrepidez sobre Jos fuegos enemigos, Salva­
dario en la recouquista de la capital de Bs A ys, la signo, y ñach con la primera compañia de dichos voluntarios, se
firmo en Montevideo á catorce de Junio de mil ochocientos portó con tan heroico entusiasmo, valor y tal acierto en
ocho años, en este papel común p. no usarse del Sellado. sus vivísimas y ordenadas descargas, que hallando opuesto
1111 obús á su entrada, en la plaza mayor por la calle de la
catedral, que fué una de las más terribles en el fuego, no
Sern.d0 Ign.° Alargues,
Eserib. do S. M, pudieron dejar de abandonarle los enemigos sobrecogidos
EXPEDIENTE SOBRE LAS INVASIONES INGLESAS 769
768 REVISTA INSTÓ M CA

de mis armas en Buenos A y res á veinte de Agosto de mil


de terror, desde cuio momento, que fué el preliminar de la
victoria, la plaza mayor, la recoba y la fortaleza, fueron ochocientos seis. — Santiago Liniers.— Hay sello.
embestidas por nuestras armas, con tau gallarda energía
( Continuará).
que reducido al último extremo el general británico depuso
su espada y quedo rendido á discreción con todas sus tro­
pas: La utilidad de este suceso que arrancando de las ma­
nos del enemigo una capital tan opulenta, le ha frustrado
la idea lisougera de poseer el virrey nato en caso de llegarle
los refuerzos que esperaba: la pericia militar, y consumado
valor de que el Teniente Salvañach relebantíssimas pruevas
exponiendo su vida en cada momento: el ha ver solicitado
venia en esta expedición sin otro interés, que el del honor,
y de la gloria, el aventurar generosamente su sangre, y su
existencia por amor al Rey, y á la Patria teniendo en me­
nos las comodidades de su casa, y grueso caudal; y el supe­
rar los íntimos Sentimientos de la Naturaleza separándose
de su amante esposa, y familia, por tomar parte en esta
célebre empresa, son circunstancias que realsan el patrio­
tismo de Salvañach hasta lo sumo, y para cuio elegió qui­
siera eu ves de una certificación, proporcionarle la más ho­
norífica executoria.
Montevideo tiene el timbre de haver concevido el subli­
me designio, de libertar su capital encadenada por el tirano
de los mares, y de haber dado el ser á una falange de bra-
bos, que consumaron la obra de la propuesta restauración,
suscitando el espíritu de heroísmo de los tiempos fabulosos
de la gracia, realizados con sus estupendos hechos: y el
teniente Salvañach podrá tener la patriótica satisfacion de
que ha mostrado á otros el áspero camino de la inmorta­
lidad electrizando, é inflamando los ánimos, á una irresis­
tible tendencia marcial. En una palabra este ilustre Cam­
peón de la Patria, y distinguido oficial, merece en mi con­
cepto un eterno renombre, y ser considerado con particula­
ridad, en el aprecio y gracia de nuestro amado Soberano,
como fiel, leal y acérrimo defensor de los sagrados derechos
de sus reales armas. Y para que conste donde combenga,
doy la presente firmada de mi mano, sellada con el sello
DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 771

del mariscal clon Joaquín del Pino, que fué gobernador de


Montevideo, Presidente de la Audiencia de Charcas y
Chile y Virrey de Buenos Aires. Como se ve. la ascenden­
cia del general Brito del Pino perteneció á la aristocracia
política y social de la metrópoli y <;le la América colonial.
Educado conforme á la cultura y representación de
D i a r i o de l a g u e r r a del Brasil, l l e v a d o por el la familia, mereció, después que la independencia quedó
A y u d a n t e José Br ito del Pino y q ue c o mpr ende consagrada por las victorias á que contribuyó, el honor de
desempeñar cargos públicos que exigían cualidades distin­
d e s d e el 12 de A g o s t o de 1825 h a s t a el i.° de
guidas. Perteneció á aquellos elementos que si no manda­
O c t u b r e de 1826.
ron batallas, ó fueron cabezas de masas populares, dejaron
en la República las huellas de sus aptitudes europeas, de
sus prendas ele carácter y de su compostura militar; que
La memoria que empezamos á publicar en este número
si no fueron fuerzas efectivas en los partidos como los
trazada con designio histórico, es un documento intere­
caudillos exuberantes, ó como los hombres profundamente
sante é inédito, cuyo autógrafo está en el Archivo Histórico
dotados con todos los resortes del talento, pusieron piedras
Nacional. La ilación es en la obra de la organización nacional—Gabriel Velazco,
lógica y el estilo templa­ Antonio Díaz, Rufino Bauzá, Manuel Correa, Andrés A .
do, sin los primores in­ Gómez, Pedro Lenguas, Carlos de San Vicente, Juan Pablo
tempestivos en las na­ Rebollo, José Villagráu, Felipe Fraga, José A. Costa, José
rraciones militares. Pres­ Augusto Possolo y otros sobre cuyas tumbas pasamos como
cindimos de recomendar se pasa sobre un tesoro que esconde la tierra.
su interés histórico por­ En las milicias intrépidas de Rivera — 1 825 — descolló
que los lectores podrán don José Brito del Pino, y en el estado mayor de Al vea r,
juzgarla por sí mismos. alcanzó su parte de gloria en Ituzaiugó. Los cordones de
El manuscrito será es­ esta victoria brillaban sobre su uniforme de general.
crupulosamente respeta­ Después de renunciar Oribe la presidencia de la Re­
do. Como estas memo­ pública —1838— tomó la senda del destierro. Fué mi­
rias, hemos de arrancar nistro de guerra y marina de Joaquín Suárez— 185 2— , de
otras al polvo y á la con­ Juan Francisco G iró —1853— , ele Manuel Basilio Busta-
fusión de los archivos. mante— 1 8 5 5 —. Los decretos acordando una medalla de
Don José Brito del honor á la división oriental que combatió en Caseros, y inau-
Pino, que fué espectable entre sus conciudadanos, nació dantlo expedir despachos de geueral al coronel César Díaz
el 0 de enero de 1795 en Montevideo. Fueron sus padres — 1853— , están suscritos por él. En las postrimerías de la
el brigadier de ingenieros don José Pérez Brito, hijo del co­ presidencia de Giró se le nombró Encargado de Negocios
ronel don José Pérez Brito, gobernador de la plaza de y Cónsul General ante el Gobierno de la Confederación
Argentina, cargo de que no se recibió. En 1800 ocupó la Ca­
772 REVISTA HISTORICA 773
DTARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL

pitanía General de Puertos. En alguuos tiempos posteriores en la primer orqueta qe forma este brazo—A las 6
fue utilizada su competencia en puestos anexos á su alta seguimos este (q° tendrá ! y 1 / 2 cuadr* de ancho) hlu
jerarquía militar por los gobiernos de la República. llegar á una pulpería donde forma otra orqueta. y el brazo
Sentimos no poder consignar aquí todas las comisio­ de la derecha toma el nombre de arroyo de M oran,— el
nes civiles y militares desempeñadas por este ciudadano qe seguimos hasta las 8 y 1 / 2 á cuya hora entramos á un
de posición y títulos á la consideración del país. El general pequeño arroyto llamado Monancito, donde amarramos y
Brito del Pino falleció el 27 de abril de 1877.
pasamos la noche.
15 — A las 6 y 1 / 2 salimos de este ultimo siguiendo el
D ir e c c ió n . curso del Moran — A las S 1/2 desembocamos al Parana-
mini— En la punta de la derecha habia una pulpería donde
había varios Portugscs. Nos costó un inmenso trabajo
1825 entrar al dicho brazo p1' la corrto y viento q° nos eran
contrarios mas al fin de una hora lo logramos— Este brazo
AGOSTO
tendrá de 4 á 5 cuadras de ancho y sus márgenes hacen
1 2 — Salí de Buenos Ayr8. con el Capitan Dn José una vista bellísima--Seguimos navegando p1' el hasta las 4
Conti habiendo cargado 4 carretas en la Barraca de Dn de la tarde q‘! nos faltó viento y paramos en el puerto pr“
Pascual Costa, á Ja una del dia y nos dirijimos á la punta cenar; trasladándonos en seguida á la chalana pva dormir,
de Sn Fernando— Conti se adelantó p“. buscar al Patrón pues el patrón no permitió qHnadie quedase en tierra pr el
y yo segui con ellas. Legué á las 9 de la noche á dho. peligro de los tigres—todos aquellos recintos estab'1 llenos
punto y no habiendo podido dar con el Patrón de la de cruces, sirviendo sin duda p™ hacer saber á los viajeros
Chalana, ni con Conti, hice desuñir en la Plaza de la de aquellos solitarios parajes el riesgo q° corrían y la
Villa y alli pasé la noche. precaución con qn debían estar —El timonero qe llevábamos
1 3 . — A las 7 de la mañana me hizo avisar Conti era de un aspecto de muy mal agüero; le faltaba un ojo y
donde debía conducir las carretas, qe. era á una abrita parte de la cara, como también un brazo; y decia q° habién­
entre Sn Fernd0. y S". Isidro—Llegué é inmediatamente dose quedado dormido un dia cerca de una hoguera, donde
transferimos la carga de ellas á la chalana, cuyo patrón habia comido se despertó por un dolor terrible qe sentía en el
se apellidaba Saávedra y era vecino del Areual grande— brazo y vió que la causa era un tigre qc se lo estaba mas­
A la una del dia dimos á la vela— A la oraeion entramos cando: pudo incorporarse y luchar con el, en cuyo tiempo
al arroyo de Valeucia y amarramos la chalana delanie de — lo mutiló del modo qe estaba, hasta que retrocediendo
una choza, habitada pv. 1 2 ó 14 pescador8 de Espinel — el tigre dio con las nalgas en el fuego, y la sensación de
Aqui pasamos la noche qe. fue muy lluviosa. dolor qe le debió causar, le obligó á dejarlo;— toda la noche
1 4 — Amaneció lloviendo. A las siete volvimos á em­ bramaron — Las margenes de estos brazos, uo presentan
barcarnos y duró el mal tpo--hasta las 1 1 y 1 / 2 de la en lo gral. mas arboles qe seibos, rama negra y otras enre­
mafi"".— A la una y media [jasamos pr. enfrente de la daderas— Hay tambn algunos retaso» de costa llenas de
boca del Paraná de las Palmas— A las 3 1 / 2 entramos naranjos agrios y dulces y ñandubay blanquillo—'Pero
p*' la boca de los Caracoles y paramos p™ comer á las 4 en lo interior de estas islas cuyo terreno es pr lo general
— anegadiso, se encuentran muchos arboles de diferen­
774 REVÍSTA HISTÓRICA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 775

tes clases y en mucha abundancia, durasneros y naran­ só la gente y empezó la 2 .il travesía á la costa derecha p™de
jos de cuya fruta cargamos bastante—Fuera de los tigres allí tomar la embocadura del Gutierrez. Todo lo concluimos
se ven bastantes Capi(juars, zorros y nutrios; los arboles á las 7 de la noche con un trabajo inmenso, siendo innu­
cubierts de diferentes aves p10 las mas comunes son merables las veces qc la eorrtc á pesar del remo y botadores
Cotorras} Pabas del Monte y Chajds. nos arrojó á una gran distancia hacia atras. Pero lo que
10. --Seguimos por la mañana la navegación del más nos detuvo antes de la embocadura del Gutierrez
Paran?-mini, pero solo á remo pues no habia viento era la necesidad de sujetar la chalana por ocho ó nueve
alguno. A las 8 y media amarramos cerca de la desem­ botadores y cuatro remos y montar la punta para que
bocadura de este en el Guazú y pasamos la noche. El haber no diese contra los árb >los; pero ésto fué infructuoso
parado tan temprano fué por cansados q° estaban los pues no solo se rompieron todos los botadores y un
mariner® de los esfuerzos repetid® q° tenían q(! hacer por la remo, sino q° dio un golpe tan grande contra los árboles
violencia de las corrient® en algunos puntos salientes de la qe todos creimos se hubiera abierto; mas ella era nueva, y
costa, loque muchas veces, á pesar de todo, nos obligaba á la fortaleza de sus curbas y lo nueva y segura construcción
andar de una á dos cuadras. nos libraron de este riesgo. Seguimos el Gutierrez aguas
17.—Amaneció lloviendo y sin viento alguno por lo qe abajo tranquilamente á las 7 de la noche y no cesamos
tuvimos que seguir á las seis déla mañana, como el día hasta la madrugada q° anclamos en la desembocadura del
anterior, á botador y remo, entrando á las 7 en el Guazu. Gutierrez qe es un brazo q° entra al Uruguay. Este día en­
Este brazo tendrá de 7 á 8 cuadras de ancho, muchas contramos una chalana del mismo dueño de aquella en q''
corrientes y muchísima profundidad. Andubimos htíl las 8 íbamos, que se llevaba robada un negro, conduciendo den­
de la tarde á cuya hora paramos amarrando á un gran tro, veinte y dos personas y varias herramientas, no tenien­
seibo. Toda la noche oímos la desagradable música de los do mas qe 7 ú 8 var® de largo y 3/4 de ancho.
carnívoros habitadores de aquells islas. 1 !).— A las O de la mañana seguimos el desaguadero (el
1 8 .- A l amanecer empezó á soplar un poco de viento q° tendrá de una á una y l [2 cuadras de ancho) y á eso de
que á poco rato cesó enteramtc; viéndonos p'- este accidente las 10 amarramos en la desembocadura del Uruguai, p'°
en la necesidad de navegar como los dos dias anterior®, es ocultos entre unos árboles para no vernos á la vista de
decir, á botador y remo, hasta las 8 y media de la tarde q° cualq1' buque imperial q(‘ pudiese atravesar pr aquellas in­
amarramos en frente de un islote llamado de las Palomas mediaciones. Al amanecer empezamos la travesía con viento
q° tendrá de 7 á 8 cuadras de circunsferencia. Está si­ muy récio y tardamos más de tres horas pr la impericia del
tuado en medio del Guazú y próximo á la embocadura del timonero, saliendo entre el Arenal chico y el grande. Segui­
Gutiérrez. Es imposible creer la rapidézcon qecorre el agua mos costeando h,a dar con la boca del arroyo de la A gra­
por uno y otro lado de esta isla. Para hacer la travecia al ciada, lo qe nos costó mucho por la poca hondura que habia,
Gutierrez empezamos siguiendo sbre Ja costa hta dos ó tres de cuyas resultas barabamos á cada momento. A las 9 de
cuadras más arriba de la altura de la isla. Entonces empe- la noche entramos en él y nos internamos más de dos cua­
samos á pasar el 1 .cr canal, y apenas pudimos llegar á la dras tanto p'a encontrar un buen puerto en qe desembarcar
isla, á pesar de habernos adelantado tanto, sabiendo que la los efectos, como pVíl no poder ser persega°® pr algún lan-
corrle nos habia de hacer andar hacia atrás con violencia, chon; fué crudísima de frió, hicimos una gran fogata con
pues rectamente es imposible hacerla travesía. Allí desean- arboles de ñandubay pra medio templarnos.
776 REVISTA HíRTÓRiOA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 777

2 0 — Se comisionó á D n F. Agnirre p™ q° solicitase viento muy frió y enseguida á diluviar; no paró en todo el
auxilios del jefe más inmediato, qp mandase tropa pia con­ día—A la oración pasamos el Migúetele pv el paso qc está
ducir y custodiar los efectos existentes; acto continuo se cerca de la estancia de José Aquilino Quintana y paramos
desembarcaron. A poco rato llegó con 4 hombres el Cap11 D" del otro lado—Yo pasé á la estancia del anterior pr hallarme
Doroteo Velez y nos dijo que habia mandado buscar carre­ muy enfermo; allí pasé la noche y me prodigaron los afec­
tas. En seguida pasamos á su estaucia desde donde se ofició tuosos cuidados pa q° me mejorara tanto él como su muger-
al Sor G 'al Lavaileja noticiándole nuestra llegada y diciendole cita—Nos facilitaron algunos cueros de bagual píl tapar la
se sirviese ordenar el punto donde debían llevarse dichos carga -Conti pasó la noche eu la costa del arry0 cuidando
efectos. En aquella estancia recibimos mil favor' del Snr las carretas.
D" Marcos Velez y de toda su familia qe es verdaderamente 2 4 — Nos dirijimos á la estancia del Padre del anterior
virtuosa y hospitalaria. A la tarde llegaron 2 carretas, cer­ cerca de la costa de S" Juan--Llegamos y solicitams mas
ca de anochecer otra y fiualmtü en el camino otra, á la que cueros pra tapar la carga, los q(: nos franqueron como igualm1’'
se le dio carga de las otras 3 pr venir muy pesadas. Nos una res de auxilio--Nos hicieron un continuado obsequio
Üovió en el camino htn la estancia del Cap. D 11 Tomas G ó­ desde qc llegamos hta que volvimos á marchar—Pasamos el
mez donde paramos y cuya familia nos prodigó los mayn‘s arroyo de S" Juan pr el paso q° está junto á esta estau­
cuidados y atencio8. Nos dio una res de auxilio. cia y de alli 3 leg—entre uuos pedregales donde nos llovió
2 1 — Al morzamos en lo de un portugués cuñado del toda la noche.
cap11 y emprendimos la marcha hacia el arroyo del O hi­ 2 5 .—Seguimos la marcha á la madrugada, pasando el
len o, donde llegamos al caer la tarde; nos costó mucho Colla p1- un paso al lado de la estancia de un viejo sordo
trabajo hacer pasar las carretas pr lo pantanoso del paso. pariente de los expresados Quintan8. Hicimos desuñir pa
Del otro lado desunimos y pasamos la noche entre uuos q<: almorzara la gente, y en seguida pasamos á la estancia
arboles. Cayó una gran helada. de Luis Bobadilla de donde sacamos un baqueano pva
2 2 . — A la madrugada marchamos; pasamos el arroyo llegar á la estancia de Cachura en la costa de Pichinango
de las Vívovas (donde fué preciso cortar ramas y maderas --Nosotros nos quedamos un poco atras y nos perdimos,-
plil componer el paso qe estaba muy malo); tiene mucho p r0 volvimos á dar con la estancia de donde salimos y de
monte y está lleno de tucutús. A las 5 de la tarde paramos donde sacamos otro baqueano qe nos condujo á la estancia
por la Estancia de Cervantes en el paraje llamado la La­ del expresado Cachura, donde pasamos la noche cayéndonos
guna de Cristo. Aqui se recibió la contestación del Sor G 'al una gd0 helada.
datada en la Colonia. En ella ordenaba nos dirijiesemos al 2 ©.—Temprano salimos de la estancia y pasamos el P i­
paso del Rey en S" José, donde encontraríamos escolta, y chinango y el Rosario', á la tarde di /isamos á la isqJa la
carretas para la carga, y mandando se caminara día y no­ villa de S 11 José y antes de esta altura dejamos tamb" á la
che; lo qe no se pudo ejecutar, pr q° todos decían qp no izqda las asperezas de Mal Abrigo y Mahoma—Seguimos an­
eran baqueanos de noche. Aqui pasamos la noche. Heló dando hta las 3 de la mañl,a á cuya hora llegamos á la es­
mucho, dormimos junto al corral. Nos dieron una res de tancia del Alcalde Maciel (cerca del paso del Rey) aqui
aux1'0. desuñimos.
2 3 — A la madrugada seguimos la marcha; el tiempo 2 7 . — A las 8 llegamos á la estancia de D ” Ign° Silva
presentaba mal aspecto; á poco rato empezó á soplar un á la orilla del Paso del Rey—En seguida se cambió la
T. II
r, u .—50
778 REVISTA HISTÓRICA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 779
carga á l«s carretas q° esperaban y se despacharon las guida pr toda la columna enemiga de mas de 10 0 0 liombs,
otras—Este dia no se pudo pasar el Rio p1' no dar vado— siendo la 1 .a de 300, y q° venia replegandose al C 1 G 1—
Recibimos la noticia de qR el Sor-Insptol‘ habia tomado El conductor de la noticia esparció con la mayor inconsi­
á los hijos de Abren, en Mercedes el 2 2 del preste. deración, las especies mas tristes, sobre esta jornada, y
2 8 . — Pasamos á S n José á bola pie, el Chamiso, Tala diciendo qp toda la divon se habia perdido — Esto se desvane­
y Carreta Quemada y á las 7 de la noche llegamos al ció, hab<l0 llegado el cadete de tiradr® D" Hipólito Lenciua
arroyo de la Virgen el q(' tambn pasamos desuniendo del y demostradose la inexactitud de la exposición del referido
otro lado—Cenamos con el alcalde Gonzalos, cuya casa Tás —Se recibió una circular de la H. J. sobre reclutam10
está situadas ante de caer al paso—Heló terriblemt0. en el País.
2 9 . — A la madrugada nos pusimos en camino y segui­ 7 — Llegó eJ Sor-Gral Lavalleja; nos presentamos á
mos hla las 3 1 / 2 de Ja tarde, á cuya hora llegamos al C 1 él y le entregamos comunicU08 q° traíamos de B* Ayrs—
G 1 en la Barra de Pintado—Nos presentamos al Jete de Nos recibió con ag'-ado pv0 nos hizo presente los grandes
E. M. D u Pablo Zufriateguy, quien se recibió de todo el trabajos qc se pasaban eu esta campaña y la escasez de
cargam'°, otorgando recibo á Conti —Be nos destinó al alo- todo, producida pr una necesidad de las circunstancias —
jam t0 de D 11 Juan José Trapaui, p’° el cor 1 Quesada se Nosotros respondimos qc al abrazar la causa de ntra —
empeñó en llevarnos al suyo á lo q*' accedimos—Se nos Patria, habíamos calculado toda la extensión de los sacri­
dio una ordenanza del cpo—de Huzares. ficios qc dgbiámos prestar y que su resultado había sido la
3 0 . —Se ofició al Gi<il dándole parte de nuestra llegada, renovación de ntros votos y ntra completa determina­
y esperando sus órdenes p,!l nuestra colocacion. ción de emplear ntra— exista- contra los opresores y tira­
31. —Permanecimos sin novedad— nos de ella. Respondió qe asi lo creia y q° pronto se nos
emplearía— Remití una carta al Sor-Insptor con el Cap"
SEPTIEM BRE Jauregui y otra á la linea á du Man1 Oribe —
8 — Sin novedad.
1 — Sin novedad.
— Cayó muerto un buzar despues de haber jugado á
2 — Decreto de la H. A. fijd<) el Pabell11 de la Patria la pelota— A la noche se quemó el rancho del T tc Cor1
3 . — Este dia recouoci y me ofreci á dos primos mios
Virginio y algunos mas.
(los Liñanes)
1 0 — Hoy se reunieron cerca del C G 1 la div°" del Sor.
4 . —Sin novedad—Juramt0 del Cap” G 1 de la Prova. Inspt0'', la del Cor1 Olivera, la de D '1 M 1 Oribe, con la que
5 — Se supo la muerte del Mayor Marino— herido en obraba sobre Montevideo, la del Cap" Dn Igu" Oribe y la
un muslo delante de la Colonia el 18 del mes pp° ( 2 ) — del Cor1 Laguna— A la noche se movió todo el Ejército al
Se recibió una circular de la H. A .— sobre deleg0" del mando del Sor-Insp*01' 1 y se pasó la noche en una cuchilla
mando político de la Prov!l eu una ó mas person8—Este
— Heló mucho—
dia se quemaron dos ranchos en el Carap'0 de los Huzares. 1 1 — Se nombró al rnay1' D n Man 1 Oribe T te Cor 1 y á
O.— Este dia llegóD 11 Franc0 Tas y p r él se súpola reti­ su h"° el Cap" D u Ign°, Sargt0 Mor. Se supo q“ el enemigo
rada del Bizcocho de la divis0" del Señor Inspector, 1 perse­ dirijia sus marchas al paso del Rey en SI; José —A la
noche se movió el Ejército como el dia anterior.
I. Rivera.

1. Rivera.
780 REVÍSTA HISTORICA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL <81

12 .—Sin novedad. G 1 Rivera y sus aytes paramos al lado de uua enorme


13. - Se supo qe habían pasado á S“ José y marchaban piedra qe tendrá de alto 0 vars y de diámetro 3 — Es de
hacia la linea. figura oval y en el suelo existia un pedazo de la altura de
13-— Se organizó de nuevo el Reg t0 de Dragnes Orien- ella qc p1' las señales se habia desprendido hacia algún
tals, separando muchos ofl<,s y pasó á reconocer otros como tiempo— Me dieron de orden211 un joven de 17 años de las
T te de Cor 1 del Cpo —á I )'1 Andrés La torre — Este dia milics de Entre Ríos, negro, llamado J" Santos López
fuimos dados á reconocer, Conti pr Cap" de Libertos Orien­ — Mas tarde el Sor-Insplor se fué á dormir á lo de dn
tales y yo pr T tc 1.°. Goyo Mas; nosotros permanecimos aquí— Estedia pasa­
1 5 — El Sor-Insptor se dijo, debia marchar mañana— mos (4 ary0 de la Virgen— El T tc Cor 1 Medina me facilitó
El May1' de Detall D n Gabriel Velaz00 llamó á Conti y le un pedazo de tabaco, pues nadie casi tenia.
dijo nos preparásemos á marchar en la misma tarde á la 17— El Sor-Insptor viuo pr la mañua y ordenó qe la
Florida, pues el Cpo de Libertos marchaba pa el Durazno columna marchase y él se quedó conmigo en lo de D u Goyo
- - Y o hice presente qe en infantería no quería servir sino Mas— Aqui conocí á su S ra— Se mandaron comu-
en caballería, pues me consideraba mas útil— A lo q° el uicac',es al General en Gefe con dn Hipólito Lencina— Con
May1 Gral— y el May1'del Detall me dijeron q<:iban á hablar el mismo escribí yo al May1' Gral— pra q° me remitiese
al Sor-Gral— y qc me mandarían volver al otro dia— Mar­ mi valija y un poco de tabaco— A la noche vino todo (S’)
chamos y nos presentaron al Cor1 D u Felipe Duarte, el q‘‘ La división durmió en Chamiso y nosotros en la casa
nos recibió muy bien y en cuya casa nos alojamos. q° se dice arrba.
.
10 — Marcha mos p1 la mañana pa el Durazno, pro á cosa 1 8 . — Marchamos pv la mañua de lo de dn Goyo Mas á
de media legua de la Florida, me alcanzó el alférez Arufe alcanzar la columna y la encontramos en Chamiso—Lo
con un of° del Sor-Gral-pra el Cor 1 Duarte, el qG me lo pasamos y en segda se dio ordu de qc cada dia estuviese un
remite p™ qe me impusiera— Eu él le decía: «Que eu el aytc deguarda con él Seguimos y paramos en S 11 Grego­
acto de recibir aquel hiciera regresar al tle D u José Brito rio— Toda la noche llovió— Le mandaron de regalo al
p1' haber sido nombrado t‘B 1.° de Caballn y Ayudle de Gral— cantidad de panes, los qc repartió entre los Jefes
Campo del Sor-Inspector» — Ln seg(1a ccntramarché, pasé al y O fies. Este dia estuvo discurrd0 sobre los talentos milita-
Pintado en coinpa del ayle Lasala y me preste nuevam1* al rés de Abren, Bartü 1 y Bentos Man1 a Etc.
G. del Es t0 M of— Se me ordeno qe en el moni10 marchase á lí) .— Permanecimos aqui hta la oracion, á cuyo hora
alcanzar al Sor-Insptop q<: habia marchado con su división nos pusimos en marcha y llegamos á Sn José donde hicimos
hacia el Arroyo de la Virgen — En efecto á las 2 legs lo en­ alto— La noche era oscurísima y antes de encender los
contré y me presenté á él— Por mi nombre recordó la carta fogones hubo una disparada grande de caballos qe nos
qe yo le habia remitido con Jauregui, y me recibió con puso en la mayr confou.
afecto, diciendo qe tenia mucho gusto en mi nombrara10— Se 2 0 .— Nos pusimos en marcha pr la mañua y pasamos el
emprendió luego la marcha hta uua estancia donde para­ arroyo de la Q uard(l V ieja y el aryo Grande; aqui para-
mos 2 ó 3 hors— En este intermedio el Sor-Iuspt01’ entregó
al Mayr de Detall D 11 J. Augto Possolo un surtido de varias
ropas, estribos pra qc repartiese á los soldad3— Ejecutado 1. Bárrelo.
esto, seguimos la marcha y paramos en esa cañada— El 2. Bentoa Manuel,
782 REVISTA HISTORICA DÍARTO DE LA GUERRA DEL BRASIL

mos y churrasqueamos— El Gral — vino á mi rancho y 2 3 — No marchamos hasta la oración. Pasamos á Co-
estuvo leyendo el « Contrato Social» 1 — A la oración nos loló y Bequeló, acamp(1(> á la madrugada en el paso de este.
pusimos otra vez en marcha, haciendo alto á las 2 de la En esta marcha se extravió el A y h‘ Magariños y fué á dar
mañna en el Perdido, en el paso de la Tranquera—Ésta á casa de la madre del Alférez Abad, yerto de frió y mos­
noche hizo un frió cruel— Varios solddos se cayeron de los trándole las manos tiesas pra moverla á compasioti. La mis­
caballos y e r to s - Uno de ellos quedó en el campo; y el ma S™ nos dijo al otro dia qü Magariños le habia expre­
piquete qe cubría la retaga lo encontró y dio parte al Gral sado qc era tan grande el susto qe tenia qe habia ofrecido
— este me mandó á averig' de qe cuerpo era. Fui y al moni10 á la Virgen del Carmen pv q° lo sacase de aquel apuro.
liego él y averigdo le dijeron qc era de las milicias de Entre Pasamos la noche en este punto.
Rios, Y i y Negro— Lo hizo abrigar perfectam11* y conducir 2 4 — Hasta la oración, como el dia anterior, no marcha­
conmigo á la columna; tamb" me ordenó dijiese al comtc mos. Pasamos Coquimbo y el Sarandí y á la madrugada
Quinters— ¿como dejaba sus soldados abandonad8 en el hicimos alto, como á l y 1/2 legua de Mercedes. Espera­
campo?; se lo dije y me respondió ¿Bueno: no lo lie mos qe amaneciera y á esta hora mandó el Cor1 La torre
visto; qc me castigue p r eso» — Encendimos grdes hoguer“ acampar sobre la costa de Bequeló arriba, y largar los
pra medio templarnos. * t caballos.
2 1 — Se dieron ración® de papel, tabaco y yerba. En se­ 2 5 — Se supo pr parte del Cap" D u Felipe Caballero q°
guida se citó p™ una junta de gna. Asistieron los Coroneles el S01' Inspt0l‘ liavia tomado las ca bailad8; y remitía tamb"
Laguna y La torre, los tks Coroneles Medina y Quinteros y copia de las comunicaciones qc el G ral Abren remitía al Cor 1
los mayor" Planes y Raña, el Cap" encargdo del detall D '1 Jardín «pia qu acelerase sus marchas y atacase á una can­
José Aug t0 Possolo y el Cap" de DragnfS D" Servando G o­ tidad considerable de rebeldes qc liab11 entrado al Rincón y
mes y fué presidido pp el S01' Insptov. Alli se trató de la se llevaban las cabaH,las». El Cap" Caballero los hizo fusi­
operacion sobre el Rincón: El plan era qL ‘ el G ,al marchase lar y los original8 remitió al G ral. A las 1 0 se recibió parte
con 250 hombres á sacar todas las caballad* del Rincón; y del Sm Insptor, en que avisaba haber derrotado al Cor 1 Jar-
qc el Cor1 La torre con lo restante de la divis011 marchase din qe con 700 hombres lo atacó, y de haber caído todo
sobre Mercedes y en la madrugada del 24 atacase el Pueblo, en su poder. A la oración contra-marchamos y repasa­
p” llamar la aton p' alli mientras él efectuaba lo Io. Todo mos el Sarandí. acampdo en esta noche en un monte
quedó acorde y el S01' Insptor salió á la oración y me dejó al otro lado del pago y justam,c en los mismos rauchillos
á mi pra q'' fuese de ayudtc del Cor 1 La torre. Permanecimos qe hab" ocupado los hijos del Mariscal Abren qdo marcha­
esta noche aqui. ban prisioner8 á ntro C 1 G l.
2 2 .— Por la mañana pasamos el Perdido, (pr el citado 2 0 — A la madrugada nos pusimos en marcha; pasamos
paso de la tranquera) y en seg,1a el Santiago. Aqui pasa­ Coquimbo y Bequeló y á la una del dia acampamos en
mos el día y 1a. noche. la costa de este arroyo donde permanecimos hta el dia si­
guiente.
1. D e Jmin J n c i b o Rousseau.— H em o s tenido el ejemplar do la 2 7 — Por la mañ,,a marchamos y á la tarde acampamos
«Historia de la Conquista de Méjico», en 4 tomo?, por el poeta é en la costa del Perdido. Estuve en la estancia de Brequis
historiador A n ton io de Solís, Ieí<lo por el general Rivera en la for­
con el Cor 1 La torre.
taleza Santa Grux .— D i r e c c i ó n .
2H .— Marchamos pr la mañna y se ordenó fuese al paso
784 REVISTA HISTÓRICA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 785

de Lugo eu el Arroyo Grande, á esperar al Sor Insptor. A del enemigo q° estaban en el Cerrito, y qe tal vez seria ne-
las 1 2 del dia llegamos. A las 3 y l/ 2 llegó d h0 S01' con sus ces° hacer una reunión gral., etc. De Sandu se pedía algu­
tropas victoriosas y los prisioners hechos en la spre memora­ no y este pra fortificar aq1 punto.
ble acción del 24. Aqui permanecimos hta el dia sigttí. En
esta noche me llamó á su rancho y me demostró la inco­ octubre

modidad con qe estaba con el Cor 1 La torre pp no haber


cumplido el plan, pues no solo no atacó á Mercedes, sino 1 .°— Se ofició á los Gefes qc asistieron á la junta de grra
qc debiendo amanecer sobre este pueblo la madrugada del de 2 1 del pd0 á fin de qe expusiesen el tenor del plan qe se
24, no lo efectuó hta la del 25, comprometiéndolo de un acordó p™ la jornada del Rincón; todos contestaron expondo
modo tan grande, (Comnes qe se recibieron). como fué. Se dieron ración8 de tabaco, yerba, papel y se
2 9 — Por la mafi™ se formó la divon y el G ral arengó á repartieron algunas armas y municiones. Llovió todo el dia.
los Gefes y Oficiales. A los qe se hab'1 hallado les dijo: «S res: 2 — Siguió el agua; permanecimos en el mismo punto.
A l G ™1 qe habla nada le es mas satisfactorio qe dar este tes­ Se me dio otro asist,c llamado Aguedo Paraguay y de las
timonio publico de su admiración hacia sus heroicos com­ mi lie8 de E. R. Y i y Negro.
pañeros en la memorable acc°" del 24. El no se señirá á 3. - Por la maña™ salió el Cor 1 Latorre p™ C 1 G 1 á dar
esta demostración. La, fama de vtl'° valor y heroicidad será sus descargos pr uo haber cumplido el plan acordado el 2 1
trasmitida al conoeim 10 del Sor G ral en Gefe. N “'os paisanos del pdj. A las 5 de la tarde nos pusimos en marcha, y como
lo confiarán á la Historia y esta á la Posteridad mas re­ la noche estaba m u y oscura se extravió el Baqueano é hi­
mota. Esta observará asombrada lo qe pueden los esfuersos cimos alto en la costa del arroyo de Marrincho. Aqui no
de los héroes de la Libertad Oriental y vtro nombre será habia leña y fue preciso buscar con D n Joaq 11 Rebillo, can­
pronunciado con entusiasmo y respeto. V u'° G ,al hoy asegura tidad de caraguatás (especie de cardos huecos pr dentro)
con su cqrazon qe con tales valientes nada tiene q° temer con lo q(! hicimos fuego p™ medio templarnos eu esta noche
en lo restante de la campaña, y toda vez qe lidiemos con qe fue cruelísima.
utvos enemigos Ja victoria coronará y esto formará la may1' 4 — A las 6 nos pusimos en marcha, pasamos el expre­
gloria de vtl'° Gefe y amigo. Viva la Patria». A los qe no sado arroyo Marrincho y el Sarandí q° entra en el arro­
se habian encontrado, les dijo: q° no se aflijierau p1' eso, yo grande. Acampamos á la tardecita del otro laclo. Se
pues en la gloria de sus compañeros tenían una igual parte. recibieron comunicaciones del O G 1 en q° se adjuntaba un
En seguida se pasó el arroyo gde p1' el paso de Lugo (qe parte del O f 1 Figueredo en q‘‘ decía qe los enemigos cami­
estaba malisimo) y acampamos del otro lado. A boca de no­ naban en dirección á Minas; tamb" el Sür G ral decía al Sor
che se recibieron comuuicac"08 del C 1 G 1. Inspector le remitiera 300 ó 400 hombres p,a ir á buscar
3 0 — Permanecimos en el mismo pt0. Vino comunie011 al enemigo en Minas. Esto dio lugar á una junta de grra en
del G obdor delegdo pva el reconocimt0 de Gobdcr y Cap" G ral q° se decidió q°debia marchar toda la división (docum 101 1 ).
de la Provcia en la persona del BrigdlC1' d11 J" Ant° Lava- A boca de noche nos pusimos eu marcha con el S01' Insptor
1leja; cuya elección fue hecha en 19 del pres,e; tambu una pa el Pueblo de los Porongos. Llegamos á Jas 7, llovdo y sa­
proclama de d h0 S01' Gob,i01’ (doc 10 9) y un of° acusd0 recibo limos á las 3 de la mañna á encontrar la columna en el paso
deotrusque con fl,a 2 2 se le dirigieron. Exponía los morlos i, de Calatayoud. Aun no habia llegado pr haberse extravd0
algo p1' la cerrasou gde de la noche. En toda no pegamos
1. Morteros. los ojos.
786 REVISTA HISTÓRICA DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 787

5 — Seguimos la marcha (ya incorpord°“ á la divon) pa­ nombró al T t0 Cor 1 Planes Fiscal pvalevantar la. sumaria in­
samos el arroyo de los Porongos pr el paso expresado ante formación sobre el asunto del Cor 1 Latorre. Se me nombró
y á las 3 de la tarde el Durazno (arroyo q(' entra en los á mi St"° p™ pp hallarme enfermo, se nombró al ayudante
Moyes). Hicimos alto. churrasqueamos y á la oración se­ Maga ri ños. Se dio á reconocer al Cor1 I)n Julián Laguna p'
guimos la marcha; pasamos los M oyei y el Tala é hicimos encargado del Detall do la división y D" José Aug'° quedo
alto del otro lado. Pasamos la noche con el caballo en el sin este ejercicio; no pv culpa, defecto ó crimen suyo, sino
maneador. Hizo mucho frió. Se dio orden de retirar las pr haber trabajado la envidia y la bajeza cerca del G ral en
chinas de la columna. Gefe para poner en duda su patriotismo tan esclarecido. Se
6 - - A las 9 déla mañna rompimos la marcha; pasamos tomaron los caballos de reserva como el dia anterior p,a
dos pequeños arroyos puntas de Maciel. Se recibieron co- hacer ejercicio largándose después. A la tarde se hizo ejer­
municasi"es del C 1 G 1 cou orden de marchar á situarse la div011 cicio de sable. Después de anochecer pasó la división el
en Castro. El Sor Insptor no creyó buena la pocision quse le Sarandi acampando del otro lado. Pasamos á escribir al
mandaba tomar; ordenó á la división se situase en el Sa- rancho el dia anterior y yo quedé alli enfermo. El Sor
randi qc entra en el Y i y el marcho á verse con ol Sor G ral insp101' me recomendó y me dijo q° si habia novedad de
en Gcfe qe estaba en el arroyo de la Cruz. La di vis011 siguió enemigos me mandaría buscar al mom10.
hta acamparse en el Sarandi á la tardecita. Llego D n José SO. -Peí •maneció la columna en el mismo punto. Se
Aug t0 qc habia salido con licencia hacia dos dias; toda la hizo ejercicio como los dias anteriores. Esta noche aban­
noche llovió; siendo esta una de las peores qp se pasaron; donó la división el A yte de Dragones D n Nicolás Seoanes.
toda la noche hubo disparada de caballos y una gran por- 11. Me vine al eampam10 pv hallarme mejor. Se hizo
cion de éstos, á mi rancho lo llevó pr delante; me hizo peda­ ejercicio como los dias anteriores. Al anochecer se recibie­
zos el sombrero y aun me hubiera muerto si con velocidad ron comunicasinrs del C 1 G 1; en ellas se avisaba qe los ene­
no me levanto y con el poncho y gritos los espanto. Pasé lo migos debían amanecer sobre nosotros. Se tomaron los ca­
restante de la noche debajo de un árbol llova° á cántaros. ballos de reserva, acto continuo se repasó el Sarandi;
7 — Amaneció lloviendo; mas tarde despejó. Al anoche­ sacamos los frenos á los caballos y asi permanecimos lita
cer llegó el Sor Inspector, traydo porcion de comunicion” to­ las 3 de la mañna á cuya hora el S01' Inspector hizo formar
madas á los enemigos. la linea y en este estado esperamos á q0 amaneciera.
8 — El camptHse situó un par de cuadras más arriba. 1 2 — Al amanecer se efectuó ntra reunión con el S01’ G ral
Se estuvo esperando al S°1' G ral eu Gcfe q(>debia venir á en Gefe. Aun estábamos cumplimentándolo cuando vinie­
reunirse á ntra división. Se tomaron los caballos de reserva ron avisar qc ya sus tirador8 se venían acercando. Entonces
pvn hacer ejercicio y luego se largaron. A la tarde ejercicio dijo el Sor G ral «dejémonos de cumplimtosy vamos á lo q°
de sable. A la oración llegó el T tc Cor 1 Lapido qe venia del importa». Al momento el Snr Inspector puso sus tropillas
Paraná. Dijo q(‘ muy pronto pasaría el Ej 10 Nacional. El á disposición de los Sn‘s Gefes y Oficiales, lo mismo q° D u
campo se movió á una cuchilla cerca. El Sor Insptor con D n José Aug t0 Possolo, q(! dió sobre 60 excelentes caballos.
Joaq '1 Rebillo, D u José A. Possolo y yo, fué á un rancho El S 01 Insp101’ me mandó antes de la acción á ordenar al
inmediato á escribir. Este dia llegó tamb11 el Cor 1 Latorre T lc Cor1 g° Planes se pusiese á las ordenes del G ral Laguna.
remitido pr el G ral en Gefe pra ser juzgado por el S01' Insptor. En segda á avisar al Sor G VÍ'' de un nuevo movimr" de los
O. —Se trasladó el campo al paraje del dia anterior. Se enemgos hacia n"'° flanco izqd0. En la descarga qL‘ nos hizo
788 REVISTA HISTÓRICA
DIARIO DE LA GUERRA DEL BRASIL 789

la dcba del enemigo, cayó el T te Salado al lado nuestro. Des- hizo pasar una gtlin del otro lado, (pues los enemigos se
pues qc el enemigo se iba retirando al paso del Sarandí el hab" p‘° en marchaá aq"a hora) tamb" envió á alg"os baqnos
G ral Rivera se adelantó conmigo y una ordenzil, lita tocar, p™ qe se adelantasen y avisasen á los vecinos q° retirasen
casi, la cola de ella y desde allí empezó á gritar q<;llamasen sus caballadas, etc. Pasamos la noche con los caball" del
un gefe qe viniese á hablar con el; q° alli estaba D u Frutos. maneador.
Ellos daban vuelta, lo miraban y seguían. En este interme­ (Continuará).
dio me mandó repetidas veces á decir á las otras divisions
qc cargasen, qtí el enemigo iba eu dispersión; pro no lo pu­
dieron verificar y cuando llegaron al paso ya el G ™1 Rivera
habia hecho rendirse prisioneros de gna á todos los que
componían la divondel T tc Cor 1 Alencastre. Este ordenó po­
ner las armas en pabellón. Entonces pasó todo el E j t0 y ya
del otro lado llegó el G ral en Gefe, y el Sor Inspector le dijo qe
iba en persecusion deBentos Man1 y qc iba procurando ganar
el paso de Polancos en el Yi. Acto continuo marchó con su
divou, con el cp° de D n Ig° Oribe y las milicias de Maldo-
nado. Pasamos Castro y Timóte y llegamos al otro paso,
á las 3 l/ 2 P'° ya los enemigos estab'1 del otro lado y hab11
hecho pedazos el bote. Siendo impracticable ya el paso, el
S01' Insptor mandó al A y tc de tiradores i ) 11 José Leal pra q,!
invitara á Bentos Man1 á pasar á este lado, á hablar con él;
mas éste no quizo y solo accedió á hablar rio pr medio. Én
efecto fué el S01' Iusptor con dou Goyo Mas y conmigo. Del
otro lado estaba Bentos Gonzales y Mayor Bonifacio. El
G 'al le dijo al 1 .° qe ya era tp° q° se acabase la gna, qe donde
estaban aquellos principios liberales del Sor Bentos Gonza­
les, etc., etc.! A lo qe respondió: qe el era uno de los qe mas
deseaban la paz; qe ojalá estuviera en su mano; pro q° él
nada podía hacer y si solo el Sor Bentos Man1. Entonces
reparamos en este qc estaba al lado de un grande árbol con
una chap“ . Invitado p1' el G 1 Rivera á lo mismo, respondió:
q° habia jurado al Emperador y liabia de morir pr él. En­
tonces le responde aquel q° se preparase pues lo iba á co­
rrer hta la frontera, y añadió «no piense el S01' Bentos M 1 qe
ahora pelea con Artigas, ó con D" Andrés Latorre»; y res­
pondió B tos M 1 pro lié con D" Frutos Riveira. Se des­
pidieron y nos retiramos á la costa. A l anochecer el G ral
DON MANUEL DE AMENEDO MONTENEGRO 791

párroco: el primero lo había sido don Miguel Baxme, quien


empezó el libro de bautismos con la partida de Francisco
Nííñez el 7 de febrero de 1771. Ya en posesión del cargo,
Amenedo recibió el propio libro en 14 de noviembre de
1781.
El 23 de noviembre de 1794 bendijo la capilla de
Nuestra Señora de los Remedios, de Rocha, capital del
Don Manuel de Amenedo Montenegro departamento del mismo nombre, hoy, pero que entonces,
y bastante tiempo después, formaba parte del departamen­
to de Maldouado y en lo eclesiástico dependía de San
El clero, en especial, naturalmente, el criollo, intervino
Carlos. 1
de manera directa, franca y decidida, en la revolución bo­
En carta de 28 de octubre de 1799 comunicaba al Pro­
naerense de 25 de Mayo de 1810, con su consejo, en el
visor que, « con consentimiento, y parecer del Ministro
hogar; con su voto, en las juntas; con su pluma, en el pe­
de R .1 Haz.(la en el invierno anterior, teniendo los Escla­
riódico; con su oración, en el pulpito. Es más: casi puede
vos ociosos, y estando empeñada la iglesia en mil y tres­
sentarse que él, en no pequeña parte, la había preparado,
cientos pesos, que me prestó dho S.or, hize quatro Casas
aunque inconscientemente, puesto que la intelectuali­
para los Pobladores, sin contrata, las quales entregué en
dad, sólo la intelectualidad, formada, poco menos que en
el mes pasado á los más Pobres, de los destinados á esta
absoluto, en el Real Colegio de San Carlos de Buenos A i­
Villa ». Pero, á la vez, se quejaba de que, no sólo no se
res y en las Universidades del virreinato, establecimientos
le guardaban las consideraciones que se le debían, sino
docentes de que eran catedráticos sacerdotes, armó el bra­
que también se le injuriaba, injusticias que no menos se
zo del pueblo, en circunstancias al efecto propicias, contra
habían cometido contra algunos de sus antecesores; así es,
el dominio paternal. No ha sido por algunos historiadores
que exponía: « quiero que V. S. me imponga la peua de
tenido en cuenta ni bien estudiado por otros tan poderoso
Excomunión maior, si incurriese en el vicio torpe de la
factor de la guerra de la independencia, de las Provincias
deshonestidad: que aborrezco: y si acaso se me facilitase
del Río de la Plata: pero debe serlo, 3' para que lo sea, 110
pasar á mi tierra en la Corufia, ó Santiago de Galicia; por­
faltan, en la literatura conocida y en los en su mayoría
que de Indias nada mas quiero; con alguna renta con que
inexplorados archivos, documentos bastantes. Algunos, ya
me pueda sostener, y asistir á mi pobre vieja, y señora ma­
curiosos,ya importantes, referentes á uno de esos sacerdo­
dre, que todavía vibe ». En otra carta, fecha 17 de marzo
tes, don Manuel de Amenedo Montenegro, hijo de Gali­
de 1800, sigue lamentándose así: «Estos Jueces Co-
cia, que apoyaron de modo positivo la rebelión, voy á re­
coger de varios lugares. mand.tc y Alcalde mal aconsejados, y mal impuestos quie-
Amenedo, clérigo de prima, obtuvo del Virrey, don
Juan José de Vertiz, en 6 de junio de 1781, el título de
cura de San Carlos de Maldonado. 1 Iba á ser el octavo
1. D atos obtenidos, con otros cuya busca le habíamos encom en­
dado, del farmacéutico establecido en San Carlos don Banigno
1. L egajo Títulos, en el archivo del Arzobispado de Bu en os Salg ado Vázquez.
Aires.
792 REVISTA HISTORICA DON MANUEL DE AMENEDO MONTENEGRO 793

ren ser absolutos: no me conocen por Vicario, y Juez Ecle­ año de 8 1, le presentó entre otros al Vice-Patrono, que le
siástico ». 1 despachó su nombramiento, y seguidamente fué ordenado
En su tiempo, ó sea el día 29 de junio de 1800, se bau­ in scicris título Ecclessicc Sancti Cctroli, vulgo de Mal-
tizó la, villa de que era párroco con el nombre de San Car­ donado, en la que ha trabajado hace 32 años en lo espiri­
los Borromeo. 2 tual, y edificado en lo temporal en la construcción de su
A pesar de los disgustos recibidos, se adaptó tanto á las Iglesia de material, que uo hay otra igualen esta campaña,
cosas de ella, que llegó á considerarla como su propia pa­ en costo de veiute mil, y mas pesos, haviendo suplido de
tria y á defenderla enfrente de la nativa. ¿Influirían en su bolsillo para su mas pronta conclusión cerca de seis mil
esto los sinsabores de que hablaba al Gobernador eclesiás­ pesos, como consta de el documento, que acompaña rotu­
tico, en cuanto según decía, se los ocasionaban autoridades lado N.° I.: Que sin embargo de haver sido convidado por
representantes de España? el E x .1110 S.or Malvar para regresar á España con el, ó des-
Al saber que la Asamblea constituida en Buenos Aires pues: no aceptó, pues que estaba reservado para vivir, y
el año 1813 exigía carta de ciudadanía americana á todo morir entre sus feligreses los pocos días, que le restan de
individuo, ajeno por su nacimiento á las Provincias Unidas vida: porque sobre 57 años de edad se halla tan cargado
del Río de la Plata, que desempeñase algún cargo público, de achaques, que ya no administra la Parroquia, sino por
bajo pena de relevo, Amenedo, sin importarle la prohibi­ medio de dos Tenientes Curas: Que tiene también sus fin­
ción, decretada por aquel Congreso, de que el Nuucio Apos­ cas hypotecadas hace ocho años á favor de una Capellanía
tólico residente en la corte española ejerciese acto alguno de Animas en beneficio de los vecinos, é hijos de su Pa­
de jurisdicción en las mismas Provincias, hubo de conse­ rroquia. Que ha oido siempre unido á la causa, que la Pa­
guir que don José Rondeau elevase á la Asamblea, desde tria defiende justamente, como se comprueba con los do­
el Cuartel general del Miguelete, el día 28 de marzo, esta nativos hechos voluntariamente sin pedírselos: cuyos
solicitud: documentos van rotulados con los N.os 2-3- y 4: que
« Soberano Señor.— D .'1 Manuel de Amenedo Monte­ acompaña: y espera hacer otros tal vez mayores al Estado,
negro cura, y Vicario de la villa de S.n Carlos á V. Sobe­ y á la Patria en reconocimiento de que si V. Soberanía le
ranía con el mayor respeto representa y dice: Que es oriun­ hallase digno de adoptarle por su hijo, se digne mandarle
do de España á donde tubo su educación, y estudios en librar el correspondiente Título, ó Carta, que poniéndole
Santiago de Galicia, de cuio Metropolitano el Ex.mo S.01' eu el pleno goce de todos los fueros, y privilegios de Ciuda­
Bocanegra recibió los primeros órdenes á título de suficien­ dano natural de las Provincias unidas de el Rio de la Plata;
cia: Que á fines de 78, en edad de 2 2 años, ha renunciado sea también un testimonio autentico de su decisión á reco­
su legítima paterna á favor de su Madre viuda, y de 7 nocer, y sostener, como á su única Patria, la que V. Sobe­
hermanos, que la acompañaban, por venir bajo la protec­ ranía representa por la unión y voluntad de los pueblos de
ción de el Ex.mo S.or Malvar á su Capital; quien en virtud dhas Provincias.— A V. Soberanía implora la concession
de el concurso de opositores á curatos eu principios de el de esta gracia, que estima de justicia el que representa, y
suplica por la felicidad, y libertad de los Americanos.—
Villa de San Carlos 22 de Marzo de 1813. —Soberano
1. Leg ajo 171 de la .Notaría eclesiástica de Buenos Aires.
Señor.— M anuel de Amenedo Montenegro >.
2 D ato remitido por el señor Salg ado Vázquez.
R. H .— 5L T . II
794 REVISTA HISTÓRICA DON MANUEL DE AMENEDO MONTENEGRO 795

Acompaña al escrito, en efecto, los documentos que voy cipación de las Provincias ríoplatenses, así como desmem­
á extractar: brarse de ellas para constituir un nuevo Estado cuya capital
I. SI obispo, don Benito de Lué y Riega, en la visita es Montevideo la Banda Oriental, á que corresponde San
que hizo á la villa de San Carlos el 22 de septiembre de Carlos.
1804, aprueba las cuentas «del edificio y construcción de Terminó Amenedo sus bautismos el 2G de febrero de
la iglesia», presentadas por Amenedo, «declarando por lí­ 1829, y falleció poco tiempo después. De su entierro, ma­
quido á favor del citado cura, y vicario, la cantidad de yor, fueron testigos dou Juan Plácido Fajardo, don Pedro
5,818 pesos 1 1/2 reales». Antonio Diappato y fray Vicente Nuñez.
II. En el Cuartel general de Arroyo Seco, á 7 de agosto En la pared del atrio de la iglesia de San Carlos, á la
de 1 8 U , dou José Rondeau acusa á Amenedo recibo de la derecha de la puerta, entrando, hay una lápida de mármol
donación de un esclavo que debía ser vendido para destinar en que se lee la inscripción siguiente: 1
su importe á la Biblioteca Pública de la Capital. «Restos del Presbítero I )11 Manuel Amenedo Montene­
III. Rondeau, estando en el campamento de Cerrillo gro, Cura Vicario de esta Iglesia por el espacio de 48 años.
Chico el 14 de diciembre de 1812, le da por escrito, en Falleció el 2 2 de Abril de 1829 á los 73 años de edad.
nombre de la Patria, las gracias por el donativo de 15 fa­ La gratitud le cousagra esta memoria.
negas de trigo molido, en 7 sacos, que le hacía para, los en­
fermos; y R. 1. P .»
IV . En oficio que autoriza don Francisco Antonio
Bustamante, en Maldonado, el 14 de enero de 1813, tam­ M. C astro L ópez.

bién se le agradecen 2 1 pesos corrientes que destinaba á


aquella guarnición.
En la margen de la solicitud de Amenedo se puso esta
nota:
«Bues A y s 6 de A b 1 1813. — Acordó la Asamblea So­
berana se expidiese á esta parte el título de Ciudadano qe
solicita..— V ieyíes».
Y el acuerdo se trasladó á Rondeau y al Gobernador del
obispado. 1
Llama la atención la actitud de Amenedo. La ciudad de
Montevideo sostenía el dominio de España, y se defendía
contra las armas argentinas, que la sitiaban. ¿Auguraba el
sacerdote que las apoyaba el triunfo de ellas? ¿No le asal­
taría la duda de que España las venciese? En su caso, ¿se
disponía al sacrificio? Pero no se equivocó, y vio la eman­

1. Ai chivo G e n u a l de la Nación Aigentina. 1. Datos facilitados por el señor Salg ado Vázquez.
GUAl -\BOS 707

« tenían el instinto de la nacionalidad constitucional


que buscaba la revolución, y todas las aptitudes de un
'pueblo viril, espontáneo y preparado para ejercer una
acción política, ¡poderosa en la nación de que eran
p a rle ». 1
Rivera antes de Guayabos fatigó y amilanó á sus ad­
Guayabos versarios en unas jornadas en que no cesó el ataque de
fila á fila, ó de hombre á hombre; el ataque que el general
Paz llama en sus Memorias de entrevero.
El doctor López da por cierto que las tropas de Rivera
Queda poco que decir del combate de Guayabos en
en Guayabos eran valientes masas de indios y gauchos
presencia de estas pruebas escritas tomadas en el Archivo
correntinos, como insiste en que Artigas ganó la batalla de
Argentino. Una copia se halla en poder del ilustrado y cui­
Las Piedras con elementos que no eran suyos. No habría
dadoso doctor Lorenzo Barbagelata.
que hacer un esfuerzo para demostrar que las milicias que
Guayabos fué de importancia militar y de valiosísima
afrontaron la lucha á todo trance con las tropas de Dorrego
trascendencia política. Guayo,bos dio por resultado la eva­
en diciembre y enero de 1815 pertenecían, como las que
cuación de Montevideo por las tropas de Buenos Aires y
echaron pie á tierra en Las Piedras, á la Banda Oriental.
el desistimiento de los hombres de Buenos Aires al domi­
El doctor López afirma, también sin fundamento, que
nio de esta provincia, dice don Isidoro De-María; y el doc­
la tropa de Dorrego en Guayabos era un pequeño cuerpo.
tor Barbagelata eu su opúsculo, que esta victoria llevó al
Rivera comunica que Dorrego le llevaba más de 500 hom­
apogeo el poder de Artigas, provocó la caída de Alvear ele­
bres de ventaja; Dorrego que sus fuerzas eran inferiores,
gido el día antes del combate Director Supremo, y echó la
pues sólo contaba con 800 hombres, mientras que los de
base de nuestra independencia.
Rivera eran 1,000.
A ningún comento de esta acción han llegado los más
Coincidimos con uno de los historiadores orientales ci­
eminentes historiadores argentinos; la han considerado del
tados: haciendo las restas y sumas indispensables en esta
punto de vista de sus pasiones y de sus intereses naciona-
clase de cómputos, se puede calcular que se batieron fuer­
les, y han saltado por encima de ella y de sus conexio­
zas iguales, compuestas de 1,0 0 0 á 1,2 0 0 hombres cada
nes. Pelliza sólo llega en el libro Glorias Argentinas á
una.
decir que el resultado de la batalla fué funesto para las
armas legales (de Buenos Aires), porque Dorrego, que D ir e c c ió n .

mandaba en jefe, se retiró deshecho hasta el arroyo de la


China, quedando desde entonces la Provincia Oriental en­
tregada á la influencia de Artigas.
A l día siguiente de mi salida del Durazno conseguí pa­
Dor regó fué vencido el 10 de enero de 1815 por las
sar en el término de seis horas el Río Negro (no obstante
admirables precisión y regularidad de Rivera consciente­
estar á nado).
mente ejecutadas, secundadas por las disposiciones de las
milicias orientales que como todas las del Río de la Plata. 1. «Historia Argentina», por López.
798 REVÍSTA HISTORICA GUAYABOS 799

El temor de dejar al pie de trescientos vecinos en Mer­


NOVIEMBRE cedes al mando de Gadea y una partida de Paysandú al
cargo de Paredes me obligaron á dirigirme á aquellos pun­
2 6 *—En este día al amanecer mi descubierta tomó dos tos (pues era imposible el alcanzar á Ribero pr haber c a ­
carneadores del caudillo Ribero 1 quien habiéndose movido minado esa noche hasta el Queguay).
del Paso de los Toros se había situado en un cardal en 2 7 — Marché hasta la punta de los Tres Arboles, en
frente del de Las Piedras, esperando el refuerzo de dos­ toda la marcha y en todo el día se corrieron las partidas
cientos hombs y una pieza de artill“ pa atacar nuestra fuer­ enemigas,—entre otras, una qe acompañaba á el Sargento
za q* se hallaba en el Durazuo, y de allí pasar á Sta Lucía. Bonet con doce dragones, quien cuando se le mandó desde
2 7 . —En el mointo me adelanté con cincuenta hombs or­ la Colonia hasta el Durazno se dirigió hacia Mercedes, ha­
denando al resto de la división que me siguiera pv ver si biendo seducido á toda la partida pa qe se pasase con el:
podía conseguir el sorprenderlos; pero los demás carnea­ conseguimos rescatar los chasques que había preso un A l­
dores ya le habían dado parte y con una partida como de calde del Arroyo Grande, se tomaron varios prisioneros,
cien hombres, trató de impedir el paso de los Tres Arbo­ entre ellos dos desertores nuestros quienes fueron fusila­
les, pero inmediatamente fué rechazado, y se puso en reti­ dos, se presentaron dos blandeng8 armados y se quitaron
rada con toda la fza, que sería como de cuatrocientos hom­ dos tropillas de caballos q° arreaban las partidas enemigas.
bres; me fué imposible seguirlo cou toda la di vis011 pues se 2 8 — Marchamos hasta el Palmar de S,a Ana, se co­
retiraban á trote y galope, marcha q<: no podían seguir el rrieron varias partidas, y entre otras una de treinta blan­
sin número de godos que me acompañan, por lo qc entre­ dengues q° venía de auxilio á Mercedes. En la noche de
sacados como ciento cincuenta hijos del país se le empezó este día despaché al mayor Cortinas con cuarenta y cuatro
á perseguir. hombres á sorprender la fza de Paysandú, con la orden
En todos los arroyos, especialmte en uno de los muchos de que en el momento qe lo ejecutase, la partida ai día si­
brazos que tiene Salsipuedes trató de resistirse, pero en guiente de trasnochado, se me reuniese en el Paso de
balde, pues en todos, fué rechazado y con bastantes pérdi­ Yapeyú, y que él repasando el Uruguay le pidiese al Co-
das; en una palabra, fué perseguido doce leguas, dejando mandlc Pico el auxilio de doscientos granaderos de infan­
más de trescientos caballos, varias partid8 cortadas á su tería qc dependían de esta división, y caminaron del Paso
retaguardia, muchos dispersos qe fugaron pr los cerros, y del Durazno, pues conceptuaba de absoluta necesidad este
se asotarou á los ríos y además he tomado cinco prisioneros auxilio tanto para poder atender á los puntos de Soriano,
armados. La noche, cabalgaduras cuisad 8 y la distancia del Mercedes, San Salvador, etc., cuanto para poder dirigirme
resto de la división no me permitieron seguirlo más. á Arerunguá, en donde existe una fuerza más respetable
Nuestra pérdida fué de ocho hombres muertos incluso que lo q'“ hemos creído, pues todos los prisioneros de la
un Sargt0 y un herido levemtc. En este punto tuve noticia capilla de D 11 Diego, muchos desertores q‘‘ tuvo esa divi­
de hallarse Mercedes por los enemigos, é igualmte Paysan- sión, más de treinta que he tenido yo y cuarenta del Re-
du, teniendo la orden el Com(e de Mercedes de apoderarse gim t0 N.° 6 , todos han tomado partido, ofreciéndole al Co­
de la Colonia luego que Ribero hubiese pasado el Durazuo, mandante Pico mandarle cien europeos en reemplazo. En
este día según noticias posteriores recibió Rivero en el
1. Rivera,
Queguay, los doscientos hombres de auxilio, y el cañón, é
800 R E VISTA HISTÓRICA GUAYABOS 801

ígualmte los indios; los que según creo son ciento, y con el 3 — Sabiendo se dirigían á Soriano algos bandidos con
resto de la división marche á trasnochada seis leguas, tan­ el objeto de saquear mandé ochenta hombres.
to pr abreviar la marcha cuanto pr encontrar que comer, 4 . — Siete entre vecinos y otros q° creía de alguna con­
pues hasta aquel día, desde el en q° repasamos el río Ne­ fianza mandé desde Mercedes á tomar noticias délos ban­
gro, no se vio una sola cabeza de ganado, ni hasta el si­ didos, ninguno volvió y sé posteriormente que todos se pa­
guiente, habitante alguno. saron. A las 10 de la mañana vino un dragón pasado quien
2 9 — En este día seguí hasta el arroyo de D n Estevan, me aseguró se hallaba de allí cuatro leguas Fructuoso R i­
y adelanté de trasnochada una partida de 'cien hombres vero qe había retrocedido del Queguay habiéndosele in­
para atacar á Gadea, no obstante haber estraviado camino; corporado el refuerzo qe, conducía el cañón y á más los in­
los vecinos de todas partes hasta las mujeres les daban dios, algunas partidas sueltas é igualmtc la milicia de Ga­
parte de modo qe en tres días consecutivos qü sin cesar se dea. Al mismo tiempo la descubierta de sus hombres fué
le persiguió, solo se consiguió quitarle más de cuatrocien­ atacada y sucesivamente otra partida de doce, tuvimos
tos caballos y tomar catorce prisión09 habiendo tenido al­ cuatro muertos. Como me hallaba con doscientos hombres
gunas pequeñas guerrillas, el resto de la gente se dividió en escasos me puse en marcha para Soriano, con el objeto de
partids habiéndome quedado solo con cien hombres píl ver reunir todas mis partidas, como efectiva ni10 lo ejecuté y
si podía tomar algunos dispersos pero en balde, los vecinos por cuanto según las partidas q® acababan de ser atacadas
daban parte, y solo quitaron muchos caballos, y tomaron y la declaración del pasado la fza enemiga era como de mil
cinco dispersos todos con armas. hombres con un cañón sin incluir algunas partidas qc te­
3 0 . — No se me unió la partida del mayor Cortinas ni nían fuera á la oración; me dirigí desde Soriano hasta Sn
hta la fha se me lia unido, pero sé qe no ha sido tomado, Salvador repasando el Bizcocho pv una picada falsa, pues
ni q° fuerza alguna ha ido en seguim10 de ella; según de­ ya los enemigos se habían apoderado del paso. En esa no­
claran dos dragones pasados que he tenido hoy y otro q° che se mezclaron algunos de ellos hasta nuestra propia
tuve en Mercedes. Creo que sabiendo que Rivero se movía formación, habiendo baleado al Tente Mons en ella y
del Queguay habrá hecho pasar toda la partida al arroyo muerto de ellos uno q(í se metió entre los Drags.
de la China ó se habrá retirado pr la retaguardia de Rivero. 5 — Todos los baqueanos se me fueron: al amanecer se
tomaron en la costa de Sn Salvador más de cien caballos,
DICIEMBRE huyendo la partida que los custodiaba. Había determinado
situarme en Su Salvador, luego que se me reuniese la mi­
1.ü— Dormimos al, otro lado del Paso de Yapeyú y se licia y municiones qc debía conducir Viera, pero como éste
tomaron este día cuatro prisioneros armados. no hubiese aún llegado, el enemigo se aproximase y cono­
2 . — Entré á Mercedes en donde no había quedado ni ciese cobardía eu la tropa por la desproporción de fuerzas,
un solo hombre igualmte q° en Soria no. Despaché varias determiné mi marcha hacia la Colonia, acampando esa no­
partidas y la que fué á Soriano á su regreso fué atacada che en las Vacas.
una legua de Mercedes; solo perdió un sargento y un sol­ O.— La descubierta que por la mañana al tiempo de
dado. Se encontraron entre Mercedes y Soriano doce ar­ marchar dió parte de aproximarse el enemigo en tres mon­
mas de fuego, también se prendió á un cabo desertor de tones y efectivamente se venían haciendo fuego, entresaqué
dragones con cuarenta caballos v un vecino que lo acom­ cien hombres, quienes se situaron á este lado del arroyo; el
pañaba,
802 REVÍSTA HISTORICA 803
GUAYABOS

primer montón cuya fuerza era como de trescientos hom­ pero fueron desalojados, retirándose al mismo tiempo los
bres, trató de forzar el paso pr el término de más de tres de Yapeyú sin poder conseguir el encontrarlos. En este día
horas, pero infructuosamte pues fué batido con pérdida de se tomaron dos carretas con familias, intercepté oficios
catorce hombres incluso un oficial, trataron de mudar ca­ de Artigas, Otorgues y Fructuoso Rivero; quienes según sus
ballos y entonces hice retirar los cien hombres sin compro­ correspondencias contestes tenían el plan de retroceder la
meter el resto de la División p* ber qe ya se aproximaba el mayor parte de sus f as, á incorporarse con las de Blasito
cañón, y la restante fuerza, hallándome escaso de municio­ en la altura del paso de Mercedes, arriba de Belén, dejando
nes. No obstante escarmentados no avanzaron ni un paso, de observación la división de Fructuoso Rivero, las milicias
antes bien retrocedieron media legua á camparse. Tuvimos Mercedes, Soriano, Sandú, etc., y una parte de los Blan­
cinco heridos incluso un Sargt0. Seguí hasta la Colonia en dengues pa q° procurasen hostilizarnos hasta llegar á otro
donde se me incorporaron treinta milicianos con el Tent0 punto. En este día, los dos anteriores y el sigtn pedí el au­
Cor1Viera.
xilio de su división al Cor1 Hortigueray posteriormente lo
7 — Salió el Tente Cor1 Viera con cincuenta hombres á hice tres veces. Al día siguiente, dudando del auxilio del
situarse en la barra del Miguelete. Cor1 Hortiguera, al mismo tiempo q° mandé al T tc Cor1Vie­
8 — Se han pasado dos Dragones, quienes declaran con­ ra se me incorporase, pedí al Sr Govr de Entre Ríos el
testes haberse reunido ochocientos hombres cerca de Mer­ auxilio de quinientos caballos y el de ciento cincuenta
cedes, incluso las fuerzas de Gadea y de Rivero, no obs­ hombres, hijos del país, á más de los cien de Viera, hasta
tante tener varias partidas fuera. mi llegada al Queguay, qe fueron cinco días, despaché chas­
Que los ludios se han vuelto saqueando á Mercedes qe ques diarios alusivos al mismo efecto, agregando la petición
en número de cien escasos, qe del arroyo de las Vacas re­ de un cañón, pues temía que no obstante ser la reunión
trocedieron á las Vívoras y ayer á S'1 Salvador, y qe las tan distante podían retroceder. A mi llegada al Potrero del
Milicias de Gadea ya habían retrocedido p!l Mercedes.— C o ­ Queguay recibí contestación del Govor de Entre Rios pr
lonia y Dize 8 de 1814.— (Firmado) — Dorrego: duplicado reusándome el auxilio bajo varios pretextos y
D u p l i c a d o . — El diario circunstancial se me extravió, por
transmitiéndome al mismo tiempo uua orden del Sup'no
lo qe me es imposible dirigirlo á V. S.: los principales acou- Gov™ en q° se le ordenaba que los hijos del País bajo las
tecimtos han sido desde nuestra llegada á las inmediac. al órdenes del Cor1Baldenegro, en ausencia de V. S. pudiese
paso de Vera, tres leguas antes de otro punto, mandé con yo disponer de ellos; mediante esta orden despaché cuatro
ciento cinquenta hombres al Tentc Cor1 Bargas hasta Be- chasques subsesivamte pidiendo otra vez el auxilio, primero
queló pa recorrer hasta las inmediac. de Mercedes, pues se de cien y después de ciento y cincuenta y á más cuatro­
me aseguraba existir alg. partidas sueltas, lo qp se falsifi­ cientos caballos. Ocho días permanecí eu el Potrero del
có, no obstante se recogieron algunos caballos. Igual N°de Queguay en esta inacción, pero en balde, pues tan solo pu­
fuerzas dirigí al paso de Yapeyú, cuyo paso el enemigo de conseguir el qe el T tc Cor1 Viera me llevase cinquenta
trató de sostener con las milicias de Mercedes y Soriano Europeos, pues el cañón y cien hombres más de auxilio no
mediante un fuego muy activo qe duró desde las dos de la se movieron de Sandú hasta el día siguiente de la acción,
tarde hasta dentrada la noche; luego qe supe la resistencia, habiendo tres días antes recibido noticias qc no debía man­
del paso Yapeyú, con el resto de la fuerza me dirigí al paso darse. El Cor1 Baldenegro también había instado á pasar
de Vera en donde también trataron de hacer resistencia con toda su División con el objeto de reunírseme, p° no se
804 GUAYABOS 805
REVISTA HISTORICA

lo permitió pr lo q° determiné moverme hasta Arerunguá, tenía una pieza de á dos guardada por unos sesenta ú
tanto p1'qe el Cor1Baldenegro se me uniese por el Salto en ochenta negros de Inf™. Los del centro estaban con los
aquel punto, quanto pr qRen el potrero del Queguay ya no caballos de la brida y los costados montados; luego que
podía subsistir pr las escaseces de pastos, falta de ganado y repasó la División hice echar pie á tierra la inf11, dejando
mal del bazo en las cabalgaduras. Antes de emprender mi cincuenta criollos á caballo pa reserva. Formé mi linca eu
marcha mande tres sujetos pr distintos rumbos hasta Are­ el orden sigt0: Gran8 á caballo; costado derecho, seguía el
runguá, quienes contestes volvieron, diciendo q° no existía N° 3, y pieza de artill* y los Gran, de Iufa. El costado izqd0
persona alguna, pues todos se habían retirado pr el camino lo formaban los Drags. Como el euemigo estuviese apode­
del Mataojo hacia Mercedes, dejando un rastro de más de rado del corral, mandé desalojarlo con una guerrilla de cua­
cuatro cuadras de ancho. Eu mi permanencia en el Que­ renta hombs al cap” Julianes, quien efectivamente lo con­
guay, fueron tomados por el T te Coi'1 Bargas cerca de tres­ siguió aunq0 con bastante pérdida, inmediatamente trataron
cientos caballos, nueve carretas cargadas de familias y trein­ de cargar sobre él, pero protegido pr los Gran, á caballo
ta y cuatro prisión3, la mayor parte de ellos armados, todos retrocedieron, hice marchar toda la línea de frente mandan­
dependientes de las partidas que se retiraban, anteriormente do una guerrilla de Dragón, p0, qe no los flanqueasen, pe
se tomaron seis carretas con familias y alg. vecinos las qe siendo de mayor extensión su liuea trataban de ejecutarlo
se quemaron. Al tercer día de mi marcha desde el Queguay pr aquel punto. Su fuerza era como de mil liombs, la nues­
á las once de la mañana, acampé en las caídas de Arerun­ tra de setecientos en formación, y más de ciento empleados
guá, media legua distante del paso de los Guayabos. El T te en caballada, custodia de munición y guardia del paso. El
Cor1 Viera qe venía de descubierta adelante con treinta enem0 rompió su arta y nuestro cañón, al primero qe tiró
hombs dio parte de descubrirse una fuerza de este lado del se inutilizó cnteram10 haciéndose mil pedazos toda la cañe­
paso, como de cincuenta hombs; en el acto pasé en persona ría; no obstante esto, se siguió marchando hasta distancia
á reconocerla, dejando orden pa q° toda la tropa ensillase y de medio tiro de fusil, en qc habd0 roto el fuego de fusilería
se reuniese hacia aqei punto. Desde una altura, inmediata el enemigo, mandé hacer alto y contestarle con el de igual
reconocí, existir al otro lado del paso dos División* enemig8; clase. A los primeros tiros un Sargt0 del 3 con un N° como
con las guardias de prevención de caballería qe me siguieron de sesenta hombres Europeos, poniendo dos pañuelos blan­
en compañía de los T tes CorltíS Bargas y Viera, hice retroce­ cos en las bayonetas, se pasaron, y el Sargt0 Ríos de Gra-
der la partida de cincuenta, y otras varias qe existían de n ad. de Iufa con n° como de veinte hizo lo mismo. Mandé
este lado del paso donde se situaban sosteniéndolo, y dos á los cuerpos de caballería que cargasen al mismo tpo q° los
picadas inmediatas pr el término de hora y media qc tardó enemigos trataban de ejecutarlo, tuvimos la desgracia de
en llegar la División. Tuvimos la pérdida de quatro heri­ que ambos fuesen rechazados y no obstante los vivos es­
dos y algunos caballos y el euemigo bastante considerable, fuerzos, no pude conseguir qc volviesen á ejecutarlo, y sí
ps se presentaban á cuerpo descubierto y en montoues; re­ solo, el que hiciesen alto como á distancia de doscientos
pasé el paso con cuarenta Drags mandando seguir el resto pasos volviendo á dar frente, no habiéndolos seguido sino
de la División. Las guerrillas del enemg0 se replegaron, y como hasta ciento y cincuenta el enemigo. La Infa qe ya
éste se hallaba á distancia de cuatro cuadras, formado su era en corto n° tanto pr los pasados, como pr la pérdida,
centro en ala y los costados en batalla, el izqd apoyado en viéndose cargada, y sin el apoyo de la caballería, fugó hasta
unas zanjas, teniendo á su frente un corral; en el centro protegerse de ésta, distaba el paso á retaguardia como dos
806 REVÍSTA HTSTORTCA 807
Okavahos

cuadras y varios de todos cuerpos, bajo pretextos frívolos estar nuestras tropas formadas en batalla en el alto, se
se refugiaron á él. Eu el noorn10 qu nuestras tropas dieron desfilaban los hombres por todas partes, mandando al efec­
vuelta, los enemigos se mezclaron en medio de nuestras to al T te Cor1 Viera y al Ayudante Vergara, y á otros va­
filas, á lanza y sable en mano, y como por lo general la rios oficiales á contenerlos, y reuuirlos, con el objeto de
mayor parte venían desnudos^ la tropa los conceptuaba que situados en un cerro, distante poco más de legua pro­
indios, habiendo á éstos cobrado, aunqc sin motivo, un gran­ tegiesen la retirada, pero esto fué eu balde, ps tiraban tiros
de temor. Por el claro de los pasados, entró un trozo de ca­ á los ql! trataban de contenerlos, sin querer hacer alto has­
ballería, el qe causó mayor estrago en la Inf“ y al q° la re­ ta muy dentrada la noche. Repasados por el enm° las pi­
serva no pudo rechazar. Hechos hacer alto mediante los más cadas nombré de cada cuerpo un piquete, con el objeto de
vivos esfuerzos de la mayor parte de los oficiales, el ene^ entretener asta tanto qe nos retirábamos al cerro inmedia­
migo retrocedió á formarse casi en el mismo punto qe an- to. Pocos momtos faltaban de noche, y un poco sólo de
teriorm10. En pocos momtos conseguí reunir los que se ha­ más constancia, todo lo hubiera salvado, ps creció tanto el
bían dispersado, siendo de notar que muchos inutilizaban terror de nuestros soldados qe luego qe se aproximaron al­
las armas pil no volver á pelear pr el terror que habían co­ gunos enemigos, las guerrillas se replegaron sin poder ser
brado á los enemigos. Se echaron nuevas y fuertes guerri­ contenidas y el resto qc se retiraba al trote atropellando á
llas de ambas partes, llegando pr la n"'a hasta N° de cien los mismos oficiales, lo ejecutó á todo correr, no obstante
hombs, siéndonos muy costoso pr la tropa con dificultad lo esto, el enemigo tocó llamada, y sólo alg* pequeños pique­
ejecutaba y dos Europeos se nos pasaron de la guerrilla. tes nos persiguieron hasta dos leguas, siendo su principal
Se municionó la tropa, y traté de dar nuevo ataque, y objeto los oficiales. En esa noche y el día sigte conseguí
contestes todos me aseguraron, qe era casi imposible, en eompn de los T tcs Cor1*8 Viera y Bargas y el mayor Piar-
pues la tropa se hallaba muy aterrorizada. En vir­ vola, el reunir en la altura del Potrero del Queguay, el N.°
tud de esto determiné retirarme, con el objeto de re­ de cuatrocientos homs con muchos oficiales; con cuya frza
plegarme al refuerzo tantas veces pedido de Saudú; pen­ me dirigí hasta este punto, de Sandú; adonde también ha
sando hacerlo eu la noche, ps de lo contrario podía eleuem0 llegado el T tc C1Zapiola, y el mayor Cortinas, trayendo
cargar, y estaba persuadido qe la tropa se pondría en fuga, cuarenta hombres, también han llegado otras partidas
siempre qe fuera cargada en retirada. Di orden á las seis sueltas y creo qe con las siete partidas pequeñas todas con
de )a tarde al N° 3 y Gran de Infa tomasen sus caballos, y el auxilio de caballos qe corren hasta las inmediaciones
se apostasen sosteniéndolos dos picadas, y paso de Guaya­ del Potrero, se conseguirá recolectar alguna más gente.
bos haciendo al mismo tiempo que Drag. y Gran, á caballo La partida del enemigo de muertos y heridos sin exage­
tratasen con las guerrillas sucesivamente retiradas de con­ ración, la gradúo triple qe la nuestra, ps á más de la excesi­
tener al enemigo, pero éste cerca de las siete marchó hasta va pérdida qe tuvieron en las guerrillas del fuego graneado
la orilla del paso, y picadas se trabó un vivo fuego de fu­ de toda nuestra Infa qe sufrieron pr más de un cuarto de
silería, hacdo al mismo tiempo uso de su cañón y un es­ hora á medio tiro de fusil, cuantos se mezclaron en nuestra
meril qs tenían. En el paso también se pasaron algu­ formación, fueron muertos sin qe se pudiese conseguir el
nos Europeos como en número de veinte. Pocos mo­ que se tomase un solo prisionero. De todo esto es un
mentos antes de obscurecer consiguió el enemigo for­ comprobante igualmte qe del desorden qe esa noche se in­
zar las dos picadas al mismo tiempo, qe 110 obstante trodujo entre ellos el qe hasta nuestra llegada á Paysan-
808 REVISTA HISTÓRICA GUAYABOS 809

dú, un sólo hombre 110 nos ha seguido, no obstante saber Arias, T te Juárez, La valle y Cadete Balgo. Del N° 3 al
qc conmigo traía al pie doscientos homs q° por falta de Comanto de guerrillas cap'1Julianez, mayor Ibarreta y ayu­
cabalgaduras, marchaban á pie con el caballo tirando. dante Birner. De Gran, de Infa á los Capns Congé y Celis
Nuestra pérdida consiste en diez y nueve heridos qc exis­ y T 10 Martínez. De Drag. al Cap" y Tentc Lima, T te Espi­
ten en este hosp1 incluso el T tc Linia, en un N° de cincuen­ nosa y A l f Mondragón. Todos estos oficiales desde el
ta á sesenta muertos qn gradúo entre los cuales creo se de- principio de la acción hasta su total conclusión puedo ase­
beu incluir los cap Linia deDrag. Congé de Gran, de Infa, gurar á V. E. que llenaron compte sus deberes. Igual10 lo
T t0 Var del N° 3 y prisioueros cap'1 Celisde Gran, de Infa, ha llenado mi ayudante Don Marcos Vergara. Dios gdc á
A lfs Pierez del N° 3. Ignoro si los restantes ofit: y tropa V. S. muchos años.
fueron hechos prisioneros ó han tomado distinto rumbo Concepción del Uruguay, Enero diez y siete de 1815
(exceptuando los ciento cincuenta pasad) por la falta de
éstos es en la última (disposición) dispersión, de los cuer­ M. D orrego.
pos, cuando ya había oscurecido. Faltan treinta y dos Gran,
á caballo; y ¡os ofi° Alférez Barros y Peña; del N° 3 T tc Nota: Acaba de llegar el pte de haber llegado á (Pay-
Var y el Alférez Pierez, y ciento veinte y tres homs incluso sandú) 28 hombres y divisar dos partidas de los qe vienen
los pasados. Gran, de Infa los Cap11 Cofege y Celis los T tcs retirándose todavía.
Martínez y Moreno y ciento tres hombres. Drag. Cap11Lima, S1' Cor1 y Capitán General del Estado Oriental.— En-
tropa sesenta. Espero q° se reúnan varios á la División del treparén tesis.— Paysandú. — Vale.
Cor1Ortiguera. El cañón qc después de haberse inutilizado, Es copia fiel del original.— Buenos Aires, Julio 8 de
roto el almon y echados al agua las municiones acabada al 1903.
mismo tiempo de hacerse pedazos la cañería, era conducido A. 31, Macció.
en lacarretilla, cuantos carretilleros se nombraban la desam­
pararon hasta q‘: quedó en poder del enemigo. Todas las mu­
niciones de fusil fueron repartidas. I-as caballadas buenas
S01' D 11 Mig1 Soler:
fueron ensilladas y las demás inútiles y cuasi imposible
de arrearse, el oficial escribano encargado de ellas fué por Mi estimado paysano, podría hacer á V. una relación de
dos veces desamparado de los caballerizos. Era tai el pa­ algunos oficiales qc no han cumplido con su deber; pero
vor q° en los últimos momentos se había apoderado de la una experiencia constante me tiene persuadido, q® qtos se
tropa q° de la algaraza sólo del eiiem0 disparaban sin qc reducen á papeles su cobardía, después saben hacer por
las espadas de los oficiales pudieran contenerlos, vo mismo, donde aparezcan valientes.
he visto de cerca de sesenta homs corridos p1' sólo cinco, Me ha sido necesario el mandar á Cortinas, por qc con
quienes los acuchillaban sin que siquiera se defendieran dificultad se da un hombre más contemplativo con la
no obstante mis amonestaciones y de otros tantos oficia­ tropa, si algo tiene qe mandar su voz común, y como ha
les. Recom. á los T tes Coru Zapiola. Viera, y Vargas hav° de ser algún día estaremos con Ortiguera, y se acaba­
éste desde el principio de la expedición hasta la fecha ser­ rán estas majaderías. Tampoco cumplió con su deber
vido sin cesar y el día de la acción con un valor extraordi­ en la acción, pues en los primeros momentos huyó al paso ;
nario, igualmente recomiendo al cap11de Gran, á caballo
810 REVÍSTA HISTÓRICA guaya Ros Si i

pero habiendo tratado de querer esclarecerlo, me sacó una rificarlo, sería cuando más hasta el Río Negro, en donde
porción de soldados con mil embustes, qe he tenido á bien sería precisado á tomar la defensiva, con que nada adelan­
el callarme; con dificultad se dará hombre más embustero. taríamos sobre un enemigo tan amovible y protegido por
Suplico á Y . qe no se le dé por entendido, si la pérdida todo el vecindario, al paso qe nuestra tropa es considerada
debe de ser castigada, como lo creo, recaiga sobre mí todo el como extrangera.
castigo. Agregando solamente que los Granaderos á caba­ Me tomo Ja franqueza de proponer á V. E., que con­
llo (suplico la misma reserva) la mayor parte no salen de tando con 1,100 Jiombres que habrá Entre Ríos y con 500
la clase de muy reclutas, qp jamás habían oído balas ni visto qe pueden escogerse en la División y Plaza de Montev0, se­
enemigo. ría. mejor me dirigiese por el río á la Villa del Uruguay,
Si V. gusta, podré en cualquier punto salir á encontrar­ en cuya provincia me sería muy fácil proveerme de caba­
lo, y con una f*a de cerca de mil incluya la de Baldenegro, llos, y protegido de dos buques de guerra menores que me
y podrá V. vengar mi indecente pérdida. Baldenegro es remita V . E., abrir la campaña nuevamtc de aquel punto,
aora el G ov1' y creo qe si Y. se interna le proporciona ca­ fortificando otro á la parte oriental de él en donde se apoya­
ballos. En ese caso sería necesario, baxo cualquier pretexto, ría la retaguardia y tendría la división de operaciones su
separar la mayor ptc de los Europeos qc quedan, y algunos retirada para todo evento. Si V. E. se resuelve á este pro­
de los muy cobardes. yecto de operaciones, puede ordenarle al Corone1 Dorrego
Es indecible el número de munición qe gastó el enemigo; subsista en aquel pueblo hasta segunda orden mía; toman­
según declaraciones, Barreyro traxo siete carretillas carga­ do únicamente las medidas oportunas para recolectar ca­
das de ellas y armas. Los portugueses hasta tiendas han ballos y muías mansas, y tener positivas noticias de la si­
puesto en el Mata ojo. tuación y dirección de Jas fuerzas enemigas; comunicán­
Me repito af°. y apasionado.— M l. Borrego.— Es copia dome aJ mismo tiempo las últimas resoluciones en que se
fiel del original.—Mctcció. fije V. E. Queda á mi cuidado asegurar dos mil caballos
en regular estado que hoy tengo para qtí sean conducidos
en oportunidad al punto donde yo considere, con las pre­
Excmo. Señor: cauciones qc aseguren este auxilio tan importante, y que
escasea lo que V. E. no puede persuadirse, pues me ha sido
Por el parte del Mayor Gener1Dorrego que tengo el ho­ necesario domar muías y aun caballos, para salvar la pe­
nor de elevar á manos de V. E., se impondrá del resultado sada división de mi Cuartel General cuando me retiraba
qe tuvieron las armas de la Patria vaxo la dirección de de Mercedes dejando en mi marcha más de mil inútiles
aquel Jefe, y de los acontecimientos que motivaron Jas des­ de mal del bazo y maltratados.— Dios ge. á Y. E. muchos
gracias de una fuerza tan bien dispuesta, y dirigida á cir­ años.--Cuartel General en Canelones, Enero 29 de 1815.
cunstancias que el enemigo estaba débil y diseminado. V. E. — Excmo. Señor.— (Firmado) M ig1 Soler.— Excmo. Su­
se dignará ordenarme lo qe juzgue conveniente; previniendo premo Director del Estado. 1
á la Superioridad como debo, que si he de moverme con­ ( Continuará).
tra el enemigo con la fuerza q" tengo, me será impractica­
ble reuniría á la de Entre Ríos por el mal estado de los ca­ 1 . Para com pletar la inform ación transcribim os este otro parte
ballos; y qe si lograse haciendo un singular esfuerzo el ve­ del G eneral Soler, sobre la mi«ma acción, publicado eu «E l G e n e ­
ral S oler», por G regorio F . R odríg u ez— 1909.
ARTÍGAS 813

Domeñada la capital dei viejo Virreinato, por el pres­


tigio de las armas británicas, sin que la resistencia de sus
moradores se hiciera sentir, de inmediato, con el denuedo
exigido por las circunstancias, se imponía la decisión del
heroísmo, para retemplar el espíritu de los vencidos y para
cohonestar el avance de la victoria.
En aquellos momentos decisivos, y de los cuales depen­
ARTIGAS. Jefe de los Orientales y Protector de
día el porvenir de todo un pueblo, Montevideo no vaciló.
los Pueblos Libres. Su obra cívica. Alegato Veteranos y voluntarios, abandonando la propia ciudad,
Histórico, por Eduardo Acevcdo. atravesaron afanosos las turbulentas y dilatadas márgenes
del Plata, para triunfar, como bravos, contra las aguerridas
huestes que se enseñoreaban de la metrópoli con el enso-
El tributo de sangre, prestado por la. antigua Provincia berbecimiento de su indiscutible poderío.
de Montevideo, en contra de las invasiones inglesas y en Reducido el hecho á sus propios contornos, sin los desfi­
favor de la reconquista, de Buenos Aires, no puede consi­ guramientos de la pasión, ni los vértigos del éxito ulterior,
derarse, por el observador imparcial, como un hecho aisla­ resultaba el cuadro siguiente: la metrópoli, dominada en
do y de escasa significación, sino como fermento, de conse­ absoluto, sin haber intentado, en el principio, el desenvol­
cuencias incalculables, entonces, que desenvolvió en el pue­ vimiento de una resistencia seria; Montevideo, amenazado,
blo, el sentimiento del propio valer y la confianza en sus
esfuerzos.
jetos más capaces. Y o subsisto reunido con el C oron 1 Hortiguera,
cuia fuerza unida á la de ir.i Q u a rt 1 G ral excede de seiscientos
«E x cm o. S.or:
hom bres con tres piezas de A rtillería, he tomado providencias para
E l quince del corriente di quenta á, V . E. del inesperado resultado protexcr los que puedan venir á íeunirse, y tomaudo mejores n o­
q e ha tenido la D ivisión del Coronel D orrego, según declaración de ticias q e las q e tengo hasta hoy, tcn¡aié las providencias q° con ­
dos G ranader 3 M ontados y D o s D ragon es qe se hallnron en la acción vengan á. las circuntancias presentes, y á no perder de vista el cui­
contra los insurgentes de A rtigas, en el rincón de los Corrales ó d a d o de la Plaza de M ontevideo, qe considero en mucho riesgo por
A reru n gu á; hoy se han presentado otros cinco individuos de aquella que la m ayor parle de tu poblacion es enemiga del sistema gral y
D ivisión y convienen en la relación dada por los primeros; y no o b s ­ todos de la Capital; Y . E . se dignará ordenarm e quanto com benga
tante suspendo el creer fué com pletam ente derrotada una fuerza de practicar en tales circunstancias, con presencia de lo que instruyen
ochocien tos y más hombres escogidos y muy vien arm ados, en cir­ las adjuntas declaraciones, y otras noticias que ya puede tener V . E .
cunstancias qe Artigas aun tenía diseminadas las fuerzas qe batió el por el Entre R íos, donde naturalm tc se reúnen algunos dispersos.
Coronel V iam on; algunas de las q e persiguieron al mismo C orn 1 D o - D ios gue á V . E . ms años Q uart 1 G ral sobre el Paso del R e y en
rrego, y la división de O torgues qc en aquellos d h s estaba 3obre el San José, E n ero 19 de 1815.
Y y ; m otivos q e me precisaron á disponer cargasen dha fuerza sobre
el Q uart 1 G ral de los vandido?», y ciertamte aseguro á V . E. que si E x m o Sor.

fu é derrotada, la tropa cum plió con su dever; ó huvo algún otro m o­ (Firm ado) Mig1 Soler.
tivo extraordinario qe no me es fasil apuntar sin relaciones de eu-
E x m o , Supremo D iror del Estado,
814 REVISTA HISTÓRICA ARTIGAS 815

á su vez, iniciaudo la reconquista, sin mirar hacia atrás y no esperó indicaciones ajenas, para intentar la reconquista,
sin medir el alcance de su temerario arrojo; la victoria final, sin ningún genero de vacilaciones.
obtenida con gloria y provecho, gracias á la acción de con­ El historiador imparcial que quiera darse cuenta exacta
junto de entrambos pueblos. de los hechos y analizarlos minuciosamente, en esos roza­
si ese acontecimiento, único hasta entonces en los ana­ mientos y rasguños del orgullo lesionado, tiene, á veces, ne­
les del dominio colonial, es innegable y rigurosamente cesidad de detenerse y valorarlos con prolija conciencia,
exacto, á pesar de lo que el vocinglerío apasionado declame, para estudiar, en el enmarañado laberinto de los aconteci­
y á pesar, también, de lo que el sectarismo doctrinario aduz­ mientos, el germen, ó gérmenes, que han podido suscitar
ca: ¿qué duda cabe, que su significado tuvo, necesariamen­ antagonismos y señalarlos, sin apelará los recursos de la
te, que influir en el concepto público de la época, en las teoría, por seductora que parezca y por mucho que halague
aspiraciones de los que habían colaborado en la empresa y al sentimiento de las vulgaridades.
en el repartimiento de los lauros obtenidos por el esfuerzo Montevideo, dependiente de Buenos Aires, jamás proce­
de todos? dió por autoridad propia, hasta el momento de la reconquis­
Después de tan elocuente triunfo, alcanzado por españo­ ta, en cuya contienda aprendió á triunfar y á darse cuenta
les y americanos, después de aquella gloriosa aventura, ini­ del propio valimiento. Su esfuerzo, exaltado en los primeros
ciada en Montevideo y secundada heroicamente, es cierto, instantes, apenas perduró, en el espíritu del vencedor, sino
en Buenos Aires, era forzoso que los segundos se conside­ como la realización de un servicio forzoso y sin trascenden­
raran, ó empezaran á considerarse, algo más que súbditos, cias. Algo así como el cumplimiento de una deuda, que de­
sujetos á la madre patria, sin voz y sin autoridad hasta en­ be pagarse y que el deudor abona, sin derecho á la gratitud,
tonces, como era humano el estallido de las rivalidades aun cuando, para ejecutarlo, sacrifique vidas y haciendas.
locales y del que derivaron profundas desavenencias. Y en Y si los celos déla opulenta metrópoli,del antiguo Virrei­
efecto: poco tiempo después, el escaso y tardío concurso, nato, se sintieron sacudidos, hasta el punto de abandonar
acordado por la metrópoli, á las reiteradas instancias de á su propia suerte, ó poco menos, meses después, á la inva­
Montevideo, conquistada en aquellos momentos por las ar­ dida Provincia de Montevideo, ¿qué mucho, que de nuevo
mas británicas, tendía, á todas luces, á acrecentar, con la­ estallaran, cuando ésta, acaudillada por un jefe denodado y
mentable falta de previsión, aquellas incipientes divergen­ valiente, humillaba al poderío español y á sus disciplinados
cias, tan naturales como lógicas y que sólo el patriotismo ejércitos?
ilustrado de los hombres dirigentes pudo haber desvanecido La figura de Artigas, destacándose con perfiles acentua­
con espíritu levantado. dos, tuvo que ser el blanco de todas las iras: de los que
Los documentos de la época, así como las gestiones en­ eu holocausto al centralismo de una autoridad, tan discutida
tabladas ante la Corte Española, por entrambas ciudades y como impaciente, ofrecían el gobierno del Río de la Plata
con el propósito de poseer los trofeos gloriosos, arrancados á la voracidad enfermiza y á la ambición risible de prín­
al invasor, dan fe d^ la emulación que animaba á los dos cipes de comedia y de reyezuelos, caducos aún antes de
litigantes y que el tiempo había de acentuar. haber mandado.
Celoso de sus triunfos, como todos los pueblos, el amor La anarquía, se dijo entonces, y se ha repetido hasta el
propio del de Buenos Aires tenía que sentirse molestado cansancio por los escritores contemporáneos, todo lo expli­
con la decisión patriótica de los vecinos de Montevideo, que caba; todo, hasta el derecho de vender ia patria. El propio
816 REVISTA HISTORICA ARTIGAS 817

don Manuel Belgrano, uno de los más distinguidos proce­ A las perspectivas falaces de dominaciones espurias ó
res de la Independencia, decía al propósito, con candorosa tiránicas, el corazón del pueblo, guiado por su jefe, prefirió
sinceridad: «No hemos conocido más que el despotismo, las incertidumbres de la contienda. Abandonó la controver­
bajo los gobernadores y virreyes, y bajo las Juntas, los sia teórica de la tribuna y las comodidades muelles de los
Triunviratos y los Directores, pero sin el orden que en hogares, para merodear por el campo, desnudo y falto de
aquél proporcionaría el tema». Por eso y como remedios recursos, antes que inclinar la cerviz al extranjero invasor
á un estado de desquicio único, se proponían: ya, la eleva­ y al absolutismo centralista que proyectaba el acatamiento,
ción al trono, de la princesa Carlota, con el apoyo del mis­ no de un sistema de gobierno liberal, sino de un régimen
mo Belgrano; ya, con Alvear, la intervención de la Gran caduco.
Bretaña; ya, con Rivadavia, el establecimiento de la monar­ Eso, que fué heroísmo en Giieines, y aspiración patrióti­
quía, en manos de aquella cariátide que se llamó don Fran­ ca en el pueblo de Buenos Aires, se clasificó de crimen en
cisco de Paula, ó bien, con otros, en las de un Braganza y la Provincia de Montevideo y en las huestes de aquel le­
hasta en las del desdichado heredero borbónico del reino gendario Caudillo, cuyo símbolo revelado por la documen­
de Etruria. tación ilustrada y traducido al lenguaje de la verdad histó­
Y, si en medio de aquel caos, que ofuscaba el buen sen­ rica, por el examen de la crítica desapasionada, irradia hoy
tido de los patricios más ilustres de la época, todas las so­ c 1ari dad es espíen do rosas.
luciones se legitimaban, ¿en qué delito incurrióla Provincia
Oriental, negándose obstinadamente, por el esfuerzo de su
heroísmo, á reconocer otra soberanía que la que derivaba de En aquella memorable acción, que, con el nombre de
la Independencia y que no podía ser sino la del pueblo? batalla de Las Piedras, figura en los anales de la Indepen­
Acaso la de vislumbrar el porvenir, con la clarovidencia dencia, el Jefe de los Orientales venciS á las tropas vetera­
latente en el corazón de las muchedumbres. nas y disciplinadas, con un puñado de paisanos y con cor­
La anarquía, repetimos, que se invocaba para justificar to número de soldados. El ambiente, caldeado con los odios
los desvarios de los políticos, no era la característica propia de la época; el ejemplo de una lucha sin cuartel, llevada á
de determinada comarca, sino una perturbación general, cabo por los ejércitos de la metrópoli y secundada, sin ate­
peculiar de los tiempos de revuelta, y que había cundido nuantes que moderaran su intensidad, por los pueblos insu­
por los ámbitos del país entero. La Provincia de Montevi­ rreccionados; las noticias de los horrores cometidos en la
deo, como las demás, participaba de tamaño malestar, la­ generalidad de los combates, donde se hacía lujo de salva­
mentable siempre, pero que nunca la llevó, dirigida por jismo: todo, hacía presumir que, en ese primer encuentro,
Artigas, al doloroso extremo de solicitar el restablecimiento el vencedor, según costumbre, haría pagar caro, al vencido,
de un gobierno, de instituciones idénticas á aquel contra el el esfuerzo del triunfo.
cual se combatía sin tregua. Y aquí bien cabe agregar, que, El ilustre Bolívar, honrado por el pueblo norteameri­
si la discutida fama del Protector, no tuviera otros títulos cano con la espada de Washington, ofrecida, en memora­
á la gratitud de sus conciudadanos, que su obstinada resis­ ble ocasión, por Lafayette, el « Nextor de la Libertad», y
tencia al dominio extraño, sobrarían ellos, y con creces, San Martín que tiene estatuas en ambos mundos, aren­
para recordarlo con respeto y admirarle como el primero gaban á las multitudes insurreccionadas, proclamando, sin
de los orientales. Tanto más, cuanto el ambiente que le ambages, el exterminio del caído. El doctor don María-
rodeaba, era, eu absoluto, hostil á sus ideales,
818 REVISTA HISTORICA A11TIG AS 819

no Moreno, numen tutelar de la Revolución de 1810, eu vincia Oriental, abandonada por completo á la voluntad
las instrucciones pasadas ante la Junta Gubernativa, abuu- del extranjero, en la peor de las situaciones. Acaso, ante el
dando en argumentos aclaratorios, decía entonces: «No de- juicio de los augures, el vigor ascencional del águila, se
« be escandalizar el sentido de mis voces de corlar ca- manifestaba desde sus primeros aleteos y era menester re­
« bezas, de verter sangre y sacrificar d toda costa., aún ducir su campo de acción, para que no subiera muy arriba.
« cuando tengan semejanza con las costumbres de los No obstante lo inesperado de aquella tregua, realizada
« antropófagos y caribes... Todos los enemigos que cai- en los momentos más angustiosos para el dominio español
« gan en poder ele la patria y que sean de importancia y cuando la rendición de la plaza asediada era cuestión
« p or su jerarquía administrativa, por su riqueza, por de tiempo, el Jefe anarquista de las fuerzas victoriosas,
« su infiujo ó p or su talento, deben ser decapitados. * obedeció á lo resuelto, retirándose del sitio de su triunfo,
Sólo Artigas, el gaucho indómito y sanguinario, á donde se le ordenaba que permaneciera.
substrayéndose á las influencias nocivas de un ambiente La divergencia de propósitos entre el Gobierno central
preñado de odios, contrariaba la consigna del exterminio, y las provincias, de nuevo se ponía en transparencia, con
respetando al vencido y canjeando prisioneros con los ene­ caracteres tan acentuados, que no dejaban lugar á espe­
migos. De estos últimos, ninguno fué pasado por las ar­ ranzas de conciliación en lo futuro. Tanto más, cuanto eu
mas, después del triunfo de Las Piedras, y 296, rendidos, aquellos momentos, en tanto se trataban, en Río de Janei­
fueron enviados á disposición de la Junta de Buenos A i­ ro, los destinos del Río de la Plata, bajo la base de un go­
res. bierno monárquico, la invasión portuguesa amenazaba
Era la primera vez que las aguerridas huestes de los apoderarse de la desguarnecida Provincia de Montevideo.
ejércitos españoles mordían el polvo de la derrota, eu es­ La peregrinación del pueblo oriental, víctima inmolada
tas regiones, y una de las raras batallas de la época, ter­ á los celos de sus hermanos y á la voracidad de sus adver­
minada. sin el exterminio del vencido. El contraste resul­ sarios, comenzó entonces. El país entero siguió á su Jefe,
taba hiriente, pues al desastre de la expedición de las Pro­ á quien, después de haber honrado á la causa de la Inde­
vincias Unidas al Paraguay, respondían ias dianas triun­ pendencia, declaraba traidor y ponía á precio su cabeza, el
fales de Las Piedras, y á la persecución, sin cuartel, de los delegado del Gobierno central.
enemigos, el respeto á la vida de los prisioneros y el canje El simple relato de los acontecimientos, sin ornato ni
inmediato de muchos de ellos. comentario alguno, habla al criterio del observador con
Con escasos recursos, el gaucho Artigas vencía, y con su­ una elocuencia que ilumina la obscuridad de los tiempos
puestos instintos de fiera, enseñaba á los proceres ilustra­ pasados como la luz meridiana. Y es, porque el encadena­
dos, á no abusar de la victoria y á perdonar al adversario miento de los sucesos, en el orden que se han producido,
disperso y roto. La lección afrentosa, para el orgullo de sólo se vislumbra con positiva exactitud, separándonos de
los hombres dirigentes de Ja Revolución, no era de las que las épocas en que se verificaron. De la misma manera, que
se olvidan al día siguiente. Y así sucedió. El asedio de percibimos mejor los contornos de la montaña, la majes­
Moutevideo, como consecuencia del triunfo de Las Piedras, tad de la altura y la intensidad de la sombra que proyecta,
fué deliberadamente suspendido, en virtud de un armisti­ alejándonos de sus flancos y abarcando, á la distancia, el
cio, absolutamente innecesario é inoportuno, que colocó á conjunto de su grandeza.
los ejércitos de Artigas, y á la campaña entera ele la Pro­ Cuando los peligros nos rodean y amenazan, el primero
820 REVISTA HISTORICA ARTIGAS 821

que los arrostra y domina, no es un auxiliar secundario, misma familia, destinada, naturalmente, por su origen, por
que nos servimos de él si se necesitan sus esfuerzos, sino sus intereses y por su lenguaje, á vivir unidos, desde los
un elemento de valer, á quien se le deben consideraciones albores de la emancipación, profesando el culto de la co­
especiales. Pero las gentes de Buenos Aires, entendiendo mún grandeza.
lo contrario, del mismo modo que, años atrás, abandona­ La tendencia separatista de la Provincia de Montevideo,
ron, casi á sus solos recursos, á la ciudad de Montevideo ante la documentación histórica, si no asumió las propor­
tomada por los ingleses, abandonaban también á la Pro­ ciones de un propósito deliberado en la mente de los pro­
vincia, á la rapiña de los conquistadores iberos y lusita­ ceres de la Independencia, tampoco albergó, como aspira­
nos, declarando, como decíamos, la. celebración del armisti­ ción, en el espíritu de Artigas. Sugerida, sin previsión algu­
cio y el alejamiento, del vencedor de Las Piedras, del sitio na, por el desvío y estado anárquico de la metrópoli, tomó
de su triunfo. creces, más tarde, con el desarrollo de una serie de aconte­
La invasión portuguesa, naturalmente, se llevó á cabo cimientos concomitantes que ahondaron las divergencias de
sin el menor tropiezo, garantida con las imprudentes me­ los tiempos de formación. Frente á éstas y frente también
didas que desorganizaron á las milicias orientales. El país, á las ambiciones del extranjero, el sentimiento se enardeció
abandonado y desierto, cayó de nuevo en poder del ex­ en la lucha, se exteriorizó en el triunfo y obligó, años des­
tranjero, y cuando Artigas, ante la magnitud del peligro, pués, á la diplomacia argentina y brasileña, a reconocer la
se proponía reaccionar y afrontarlo, un decreto, como de­ independencia de un Estado batallador y viril, que no se
cíamos, del delegado de Buenos Aires, lo declaraba traidor, conformaba con tutelajes extraños, que había derramado
y, por consiguiente, indigno de ser obedecido. Así se pre­ copiosamente su sangre, desde que naciera á la vida, y al
miaban los triunfos alcanzados y se estimulaba el heroísmo que las negociaciones de los países vecinos y rivales pre­
de un pueblo, que todo lo abandonaba para Juchar por su tendían darse el lujo de conceder, lo que su decisión y he­
libertad! roísmo habían impuesto de una manera irrevocable. Tal ha
Arguyendo ahora, sobre semejantes sucesos, fácilmente sido, en resumen, el Génesis de esta patria Uruguaya, de
se deducirá, que los personajes que actuaron en ellos, sus tan difícil gestación, como accidentado y viril desenvolvi­
tendencias y figuración, así como sus méritos y capacidades, miento.
podrán dar materia á la controversia, según el criterio con Sin que se amengüe, en lo más mínimo, el brillo de la
que se ies considere y según el documento modifique ó figura del General Artigas, puede afirmarse que los actos
demuestre alguna ó algunas de sus supuestas facultades. deliberados de aquel repúblico, concurrieron siempre á la
Los que simpaticen con Artigas ó Sarratea, y con la causa unificación de los Estados del Río de la Plata.. Gaucho
que defendieron, abonarán sus simpatías una vez que se anarquista é iletrado, como se le ha supuesto, antes que
trate de los méritos de cada uno de ellos. Los acontecimien­ nadie, en su época, y mejor que todos, vislumbró las ven­
tos, empero, difícilmente podrán desfigurarse, según la vo­ tajas del régimen federal, que el centralismo porteño flage­
luntad de los hombres, y los que reseñamos, siguiendo pun­ laba con toda clase de calificativos agudos. Las Instruccio­
to por punto la narración de la obra cuya síntesis describi­ nes de 1813, demuestran tamaños postulados con elocuen­
mos ligeramente, son de los que dan la clave, al observador cia. Y, si el mérito de tan avanzada iniciativa, se ha nega­
imparcial, para explicar, con la lógica de los hechos, Jas do, suponiendo, sin fundamento alguno, que no era posible
orientaciones diversas seguidas entre los miembros de una que Artigas las dictara, forzoso será también, negar la in­
822 REVISTA HISTORICA a Rt i G a s 823

fluencia de todos los gobernantes, en razón de que la ma­ traría los ímpetus de las ambiciones del momento, sacrifi­
yoría de sus resoluciones son la obra material de numero­ cando, en holocausto al éxito perseguido, numerosas since­
sos colaboradores. Pues qué, ¿acaso el renombrado Código ridades y patrióticos esfuerzos. Y se olvidan los grandes
de Napoleón, lo dictó, punto por punto, el genio maravilloso servicios, porque no se avienen con la estrechez del am­
del Gran Emperador? Con haberlo sugerido y sustenta­ biente, y se declara nociva la influencia del que piensa, co­
do, sus títulos, como legislador, á la gratitud de la posteri­ mo se declaró á raíz de los más hermosos triunfos, la ab­
dad, quedaban saneados y sólo al juicio extraviado del ad­ negada perseverancia del Protector délos Orientales, como
versario ciego, puede ocurrírsele, que, por ser ■la obra de la obra de un traidor! La obra de un traidor, cuyas doctri­
numerosos elementos, en nada le pertenecía. La historia, nas han servido de base á la Constitución argentina; cuya
considerada así, deja de ser historia, para transformarse, actuación no cuenta cou un solo hecho documentado, ¡en
como en el caso de nuestro héroe, en romance, en leyenda, aquellos tiempos!, que empane su memoria y cuyos éxitos
ó eu tesis defendida con propósitos más ó menos laudables; y prestigios terminaron con las amarguras del ostracismo,
pero que desdicen de la serenidad del juicio y de la impar­ sin una palabra de protesta y con el heroísmo de la pobre­
cialidad del criterio. za más reducida, sin el desaliento de ninguna altivez, en
De la época á que nos referimos, ningún documento re­ las eternas horas de su tristeza!
vela, como las Instrucciones á los congresales de 1813,
ideas tan adelantadas y procedimientos de gobierno tan
previsores y sensatos. Si realmente fueron obra exclusiva El Alegato, esbozado en dos volúmenes, por la benedic­
del General Artigas, ó sugestión ilustrada y sagaz de algún tina labor del doctor don Eduardo Acevedo, consagrado al
ó algunos de sus consejeros, es problema de secundario estudio de la personalidad de Artigas, y del cual nos hemos
Ínteres y difícil solución. Al suscribirlas, en vez de repu­ atrevido á presentar una ligerísima síntesis, tan breve co­
diarlas, él puso al pie el sello de su autoridad; las hizo su­ mo incompleta, engarza con broche de oro el litigio nove­
yas, en una palabra, y por ese hecho, él solo es responsable lesco y caprichoso que la leyenda del odio, invento, ahora
de su significado, ante la historia, como lo es todo gober­ casi un siglo, con la documentación imaginativa del interés
nante de las resoluciones que, sin extorsión alguna, aconseja, herido.
sustenta y pone en práctica. Era menester, para delinear los contornos del personaje,
Pero, ya lo hemos dicho, los tiempos de formación y de llenar vacíos, que los años agigantan,— rebuscar entre la poli­
revuelta, no son los más propicios para que la razón pre­ lla de los viejos archivos, dispersos y olvidados, el detalle su-
valezca y el criterio sano se imponga, cuando el ambiente gerente y la frase reveladora,— era necesario, sí, hacinar ma­
pesado anubla los horizontes y desvía las voluntades del teriales de busca dificultosa, cuando no imposible, — com-
camino de la verdad. La moderación tranquila y el res­ puls ir las opiniones de los hombres de la época, amigos y
peto al derecho ajeno, se consideran, entonces, como aten­ adversarios, y presentarlo el todo al jurado de la opinión y
tados contra el bien general y como resabios de insubordi­ al fallo de la crítica.
nados anhelos. La consigna es de odio, y todo lo que no se En semejante laboriosa tarea, todavía no terminada, lle­
inspire en ese sentimiento, significa indisciplina y merece vada á cabo con singular maestría y sin ningún género de
el oprobio. La pasión, que todo lo desfigura, hasta el inte­ pretensiones literarias, se aclaran las incertidumbres y nebu­
rés mezquino, pinta con caracteres negros aquello que con­ losidades de numerosos acoutecimientos poco conocidos, ta-
824 REVISTA HISTORICA

les y tantos son los documentos que la abonan, debiendo mi­


rarse, en su vasto conjunto, como el fundamento, más sa­
neado hasta ahora, que ha de servir para el estudio de la
historia nacional. Bien merece el desinteresado investiga­
dor, una palabra de gratitud y un aplauso de estímulo, por
el servicio que viene prestando á las letras uruguayas.
Batalla de Las Piedras
...A travos de los años que debelan el ensoberbecimiento
de las grandes mentiras históricas, y á la luz de la investiga­
ción paciente, que escruta, rotula y califica los aconteci­
mientos, la figura del H éroe, agigantada con el atractivo de Este estudio informativo é histórico, trazado para la
la ingénita sinceridad, se destaca y perfila en el cielo de «Comisión Nacional del Centenario de la batalla de
los anhelos patrióticos. Las P ied ra s», por el espíritu, el corazón y la voluntad
En las horas del descreimiento, que, como brumas del de uno de los escritores naci onales de más altos relieves
crepúsculo, anublan los horizontes de la conciencia, Su fe, literarios, Julio María Sosa, debió tener cabida en otro
nos retempla; en los instantes de tibieza, que atemperan espacio de la R e v i s t a . Una circunstancia imprevista
los bríos del entusiasmo, Su calor nos vigoriza; en los días nos obligó á darle colocación posterior á la que se le ha­
de oprobio, durante los cuales la explosión de los odios bía designado por su entidad.— D i r e c c i ó n .
atávicos mendiga la complicidad del extranjero, para teñir
con sangre de hermanos los linderos del almo suelo, diseña­
dos cou coloridos alegres á las caricias del progreso, Sus
A la Comisión Nacional «leí centenario de la batalla
amarguras sin protestas y Su sileucio, sin paréntesis, nos «le Las P iedras
enseñau á cerrar los ojos y los labios, ante tamañas abe­
rraciones, á la espera de mejores días.
I

J o a q u ín d e S a l t e r a in . La subcomisión designada para informar, después de


practicadas las averiguaciones convenientes, sobre el punto
más apropiado, dentro del campo en que se desarrolló la
acción de Las Piedras,— librada el 18 de mayo de 1811
entre las fuerzas orientales al mando del entonces teniente
coronel don José Artigas, y las fuerzas españolas á órde­
nes del capitán de fragata don José Posadas,— para ubi­
carse el parque público y el monumento rememorativo á
que se refiere la ley de i 9 de julio de 1909, ha tratado de
llenar de la mejor manera posible su cometido, adoptando
todas las medidas tendientes al mejor esclarecimiento de
R . H .— 63 T . II
826 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DÉ LAS PIEDRAS 827

aquel hecho histórico y sirviéndose de todas las fuentes de Nada de eso se ha hecho, siu embargo, hasta ahora, y
información capaces de ilustrar su propio criterio. por eso es que graves dificultades se ofrecen á la investi­
En definitiva, debemos reconocer que el resultado, si no gación en cuanto tiende á fijar dichos parajes. Tal ocurre
satisface de un modo absoluto, por falta de testigos ocula­ con el terreno en que debió realizarse gran parte de la ba­
res sobrevivientes, justifica cierto criterio fidedigno. Ocu­ talla de Las Piedras, primera victoria campal del heroísmo
rre con el campo en que se deseuvolvió la acción militar de los orientales. La subcomisión informante, en este caso,
de Las Piedras, lo que ocurre con la mayoría, si no con la al iniciar sus tareas tentó un recurso conducente á su ma­
totalidad, de los parajes históricos en que han teuido lugar yor ilustración. Se propuso oir las opiniones y referencias
nuestros combates de todas las épocas, aun de las más de los más antiguos vecinos de Las Piedras, por más que,
cercanas. Hay dificultades casi insuperables para precisar . desgraciadamente, entre ellos no hubiera ningún sobrevi­
el radio verdadero de nuestras más honrosas victorias mi­ viente de la época artiguista, y por más que, con anteriori­
litares. Las referencias de la tradición sou equívocas; los dad, uno de sus miembros, deseoso de hacer averiguaciones
partes oficiales, á veces detalladísimos eu cuanto á las in­ propias al respecto, como iniciador de la ley de 19 de ju­
cidencias de la lucha, son deficientes en cuanto á los datos lio, hubiera obtenido en documentos formales sus impre­
precisos sobre ubicación del terreno eu que la lucha se ve­ siones sobre el particular. La subcomisión, acompañada
rificó. Nuestros hombres de guerra han sido generalmente gentilmente por el doctor Carlos Travieso, se trasladó á la
montoneros, bravos y pujantes, prestigiosos é indómitos; población de Las Piedras, donde tuvo oportunidad de con­
pero han carecido, en la mayoría de los casos, de personal versar con vecinos respetables, cuyas declaraciones obran
técnico de Estado Mayor, capaz de levantar antes del com­ en el acta que se agrega á este informe. La mayor parte
bate, durante su desarrollo táctico y estratégico, ó después de esas referencias coinciden en el dato general de que la
de él, los plauos de lugar que se han hecho en muchos batalla tuvo lugar en los llamados campos de Hernández,
partes y que habilitaron, por ejemplo, en el viejo conti­ Vega, Díaz y Sosa, cuya ubicación puede comprobarse en
nente, muy aproximativamente al menos, sobre todo du­ el croquis que también se adjunta.
rante la epopeya napoleónica, á los pueblos deslumbrados
por su gloria militar, para establecer de un modo preciso y II
rememoratorio, con obeliscos ó alegorías plásticas, las si­
tuaciones más salientes y los puntos más importantes de Pormenoricemos ahora algunas declaraciones de inte­
un campo de batalla. Nuestros padres, por lo demás, fue­ rés. El señor Norberto Simonet, precisando más que otros
ron muy imprevisores eu cuanto á señalamiento definitivo sus datos, dice que la línea de Artigas se extendía «desde
de parajes históricos, á pesar de que en las épocas en que el ombú que existe en los campos de Hernández hasta el
sobrevivían los actores principales de los sucesos, hubiera arroyo de Las Piedras, siguiendo del otro lado del arroyo
sido tarea fácil habilitar á la posteridad para que, con toda hasta otro ombú que existía á pocas cuadras de éste, en
confianza, destacara, por medio de monumentos distribuidos una línea casi recta». Y agrega que las fuerzas realistas se
en toda la República, á la vista y al recuerdo de las genera­ retiraron «por un paso que hay al sud del pueblo». El se­
ciones, todos aquellos parajes que evocaran en el alma na­ ñor Patricio Mesa consigna que la batalla tuvo lugar en
cional ecos gloriosos de estruendos lejanos, de choques bra­ los campos deSosa, «y que uno de los primeros pobladores
vios, de batallas ganadas contra propios y extraños por la de aquel paraje halló restos humanos sobre la margen iz-
independencia y la libertad de la patria.
828 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 829

quiérela del arroyo, lo que le hace suponer que la acción Pero si bien en algunos puntos de esta referencia la
llegó á desarrollarse hasta del otro lado del arroyo». El subcomisión está de perfecto acuerdo con los declarantes,
señor Domingo González manifiesta que «la batalla se li­ pues necesariamente el radio de la acción militar, principal
bró en las puntas del arroyo de Las Piedras, en los campos ó accesoria, ha sido muy extenso y á veces tan cercano á
de Hernández, Vega, Díaz y Sosa, pero que lo más reñi­ la población de Las Piedras que llegó á comprenderla, cree
do fué en el campo de Hernández». El señor Indalecio Fal- que es útil, antes de entrar al análisis de los partes de A r­
són, á su vez, declara que lo probable es que el ejército de tigas, relacionar los informes contenidos en el acta con otros
Artigas, muy liviano, «haya maniobrado sobre diferentes informes de índole particular, que obran en poder de uuo
puntos», lo que le hace suponer que «la batalla debe ha­ de los miembros de la subcomisión especial, muchos reca­
berse desarrollado en una extensión de campo más amplia bados con anterioridad á la fecha de dicha acta, aunque
de lo que generalmente se cree». Y añade textualmente: de algunas de las mismas personas que aparecen declaran­
«Repito que no conozco con precisión el paraje en que tu­ do en ella. Esto servirá, á lo menos, para que se aprecie
vo lugar la acción; pero supongo con bastante verosimili­ la firmeza y la seguridad de las opiniones precisas sumi'
tud que ella tuvo lugar en los campos llamados de Her­ nistradas á la subcomisión dictaminante y se compruebe
nández, Sosa, Díaz y Vega, y aún más hacia al Sud del el valor de datos determinados respecto de la fijación cier­
pueblo de Las Piedras». Estas son las declaraciones más ta de los puntos en que se produjeron los encuentros deci­
singulares del acta adjunta. sivos entre Artigas y Posadas. Efectivamente: el señor Gre­
Pues bien: si nos atuviéramos absolutamente á esas re­ gorio Díaz, que declara que la batalla fué en los campos
ferencias de personas que no son sobrevivientes de la épo­ de Hernández, Vega, Sosa y Díaz (éste último de su pro­
ca y que no han recogido sus informes de sobrevivientes pia familia) dice en una carta que se adjunta, con fecha 20
de la acción del 18 de mayo, resultaría que cualquier pun­ de agosto de 1909, que el parque proyectado debería hacer­
to que se eligiese al Este ó al Sud del pueblo de Las Pie­ se eu los terrenos de don Ventura Bentancur, ó sea en
dras estaría comprendido en el campo de batalla. Para la prolongación inmediata de la calle General Flores, del
convencernos de esto bastará ponernos delante de una car­ pueblo de Las Piedras. El señor Indalecio Falsón, que de­
ta geográfica del departamento de Canelones y del mismo clara en el acta adjunta que la batalla tuvo lugar eu los
croquis que acompaña á este informe, aunque bastante de­ campos de Hernández, Sosa, Vega y Díaz y aún más al
ficiente. Por él se verá que los campos de Hernández, V e­ Sud del pueblo, manifiesta en la carta que también se
ga, Díaz y Sosa, forman una faja JST.-S. al Este del Pue­ acompaña, de fecha 2 de agosto, precisando más los infor­
blo, entre las puntas del arroyo y aquél, prolongada hasta mes recogidos— dice —de vecinos antiguos v servidores de
el Sudeste, donde está el paso del Ombú, á que se refie- la independencia, que la acción se libró «al Sudeste del
reu algunos informes. Y si, como lo insinúa el señor Si- pueblo, en los suburbios de éste»; que las tropas de Arti­
monet y lo dice el señor Falsón, la batalla ha debido des­ gas «se encontraron con las españolas sobre Las Piedras,
arrollarse más al Sud todavía de Las Piedras, resulta que donde llegaron á invadir». Don Miguel Placeres, que de­
el movimiento de la acción ha sido en sentido diagonal clara en el acta que la batalla de Las Piedras se libró en
con relación al pueblo, á mayor ó menor distancia de él. los campos de Hernández, Díaz, Vega y Sosa, asegura, en
En resumen: la mayoría de opiniones coincide eu suponer carta de fecha 23 de julio, que el paraje conocido por «mon­
que la batalla se desenvolvió al Este de Las Piedras, en te de Sosa» debió ser «el teatro principal de la acción».
una faja de terreno, más ó menos amplia, que corre al Sud.
830 BEVISTA HISTÓRICA UATALLA DE LAS PIEDRAS 831

Como se puede ver por el croquis adjunto, el «Monte de lia, pues se han gubdividido y llevan los nombres de sus
Sosa», está situado al Sudeste del pueblo. El señor V en­ sucesivos propietarios, lo que hace un poco difícil aplicar
tura Bentancur, que declara en el acta de la referencia estrictamente los datos de la tradición oral; sin contar con
que la batalla se libró en los campos de Hernández, Díaz, que ninguno de los declarantes ha recogido las versiones
Vega y Sosa, sobre la margen derecha del anoyo, afirma en que trasmite de fuentes directas de información, es decir,
carta de fecha 21 de agosto, según las referencias que des­ de los mismos actores de la jornada patriótica de 1811., cu­
de niño ha oído, «.que 1a. batalla fué por la cuchilla de Pe- yas referencias serían de alto valor histórico; sin contar con
reyra hacia abajo, eu dirección al arroyo de Las Piedras, que en este asunto se hallan en juego conveniencias parti­
donde fué el triunfo», tomándose los últimos prisioneros en culares que dificultan en gran parte una investigación sere­
los campos de su suegra, la señora de Díaz, que eran en­ na, pues los más interesados en la elección de determinados
tonces de mayor extensión. predios son vecinos propietarios, cuyas ventajas están en
Como se ve, cotejando los informes de las mismas per­ la formación de un paseo público, lindero ó inmediato; sin
sonas en distintos momentos, y prescindiendo de una inte­ contar con nada de eso, debe tenerse presente, en este caso,
resa ntísima nota del señor Simonet, que haremos conocer un fenómeno psicológico que quita mucho valor á las prue­
más adelante, no resultan en absoluto coincideutes sobre el bas testificales, sobre todo tratándose de persouas que no
puuto más importante en que tuvo lugar el episodio princi­ han visto, sino que han oído decir lo que ocurrió. Tanto el
pal de la batalla. Mientras unos sostienen que fué eu los que ve como el que oye perciben á su manera, de acuerdo
campos de Hernández, al N.E. del pueblo, otros sostienen con su temperamento, con sus estados de conciencia, con
que fué en los campos de Díaz ó en la cuchilla de Perey- sus facultades psíquicas y sensoriales, lo que se le dice, ó
ra, al Este, y otros en los campos de Sosa que'entonces ocu­ lo que mira. Se han verificado experiencias curiosísimas
paban una extensión mucho mayor que hoy, al Sud y Sud­ en esta materia. Puestas numerosísimas personas á presen ’
este. Además, el «Monte de Sosa», á que se refiere uno de ciar la consumación de un hecho y recogidas luego, indivi­
los informes más concretos, está al Sudeste del pueblo, en dualmente. en prolija encuesta, las declaraciones de cada
la prolongación Este del campo llamado hoy de «los caño­ uno de los testigos presenciales sobre la forma y circuns­
nes», á causa de haberse llevado allí, hace diez ó doce años, tancias en que el hecho se produjo, ni dos siquiera entre
unas viejas piezas de artillería española para ser colocadas tantas personas acertaron en una idéntica percepción del
en los ángulos del monumento que se proyectó erigir en suceso. En asuntos criminales esas divergencias son muy
ese punto á la memoria de Artigas. Puede observarse, pues, comunes. ¿Cómo, pues, suponer que testigos de oídas, tra­
bastante disparidad de opiniones respecto de lo esencial, tándose de referencias históricas casi seculares, puedan
de la situación ó ubicación de la acción culminante de la coincidir en la determinación inequívoca del teatro de una
batalla, llevada y traída de un punto para otro, dentro de acción militar, de que no han quedado señales auténticas?
una vasta zona más ó menos determinada. Hay mucho de sugestión, por otra parte, en materia de tes­
Y se explica perfectamente la falta de seguridad en ta­ timonios verbales sobre sucesos históricos. A medida que
les manifestaciones, por más sinceros y respetables que las generaciones, dentro de una misma familia, se renue­
sean los propósitos de los exponentes. Sin contar con que van, las referencias heredadas ó trasmitidas á la lumbre
ya no existen como eran, con la demarcación precisa, los del hogar van aumentándose, desfigurándose ó atenuándo­
campos señalados primitivamente como teatro de la bata-’ se hasta que se transforman por completo en hechos ficti­
832 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 833

cios ó imaginativos. Casi todas las leyendas que corren de para relacionar luego sus informes con los suministrados
boca eu boca en nuestro país y en muchos otros, tienen su por los respetables vecinos consultados especialmente, con
origen en algún episodio rigurosamente exacto; y la suges­ otros antecedentes á nuestro alcance y con los planos del
tión hace creer á sus propios autores que la leyenda es la lugar que hemos podido obtener. Y decimos partes, porque
verdad originaria. Y este mismo fenómeno de sugestión son dos los conocidos, uno dirigido á Rondeau, superior in­
colectiva no ha influido poco eu las coincidencias generales mediato de Artigas, del día siguiente de la batalla, con las
que se observan en las manifestaciones contenidas en el primeras impresiones y los primeros detalles de la acción,
acta, adjunta, á propósito del campo de batalla de Las Pie­ apresuradamente coordinados para noticiar la fausta nueva
dras. Esas declaraciones fueron tomadas individualmente del éxito obtenido; otro dirigido doce días después á la
por el Vicepresidente de la Comisión del Centenario, doc­ Junta Gubernativa de Buenos Aires, que es de saliente ca­
tor Travieso, pero estando reunidas todas las personas cu­ rácter histórico por lo circunstanciado, minucioso y sereno.
yos informes se requerían. Y por más que después de las Este último es el parte que todos los historiadores consa­
manifestaciones verbales se les consultó aisladamente sobre gran como el verdadero documento de la acción, no dándo­
la forma eu que dichas manifestaciones deberían quedar le al parte dirigido á Rondeau otro significado que el que
constatadas en el acta, fácil es suponer que la mayoría de tuvo como primera noticia inmediata del combate, trasmi­
los presentes, no divergiendo entre ellos fundamentalmente, tido por deber disciplinario del inferior al superior, sin el
siguieran las indicaciones de los primeros que expusieron contralor indispensable de una tranquilidad de espíritu que
sus vistas al respecto. La prueba de lo que decimos, sin que no podía existir al día siguiente de la batalla, cuando aún
esto implique desconocerla sinceridad de todos, está en que no se sabía si ésta podía repetirse ó reanudarse, esperándo­
algunos de los que declaran de una manera en dicha acta, se, como se esperaba, según el propio Artigas, un nuevo
declaran de otra en las cartas particulares que también se ataque de fuerzas realistas del lado de Montevideo. Y tan­
acompañan, recabadas con anterioridad ó posterioridad, so­ to es así que el parte detallado del 30 de mayo viene á ser
bre el mismo asunto. Todo esto, sin embargo, no significa en muchos puntos rectifica torio del primero. Bauza (en su
que no debamos tomar en cuenta los mencionados testi­ «Historia déla Dominación Española»,tomo III,pág. 158)
monios en la compulsa general y definitiva sobre el tema ocupándose del número de las fuerzas de Posadas, dice:
que provoca este dictamen. Sólo hemos querido presentar­ «En el parte á Rondeau, Artigas declara que los realistas
los con el valor relativo que puede dárseles, á fin de que tenían 400 á 500 hombres de infantería, 64 artilleros con
no se incurra en el error de aceptarlos sin beneficio de in­ cuatro piezas, 350 jinetes y más 30 hombres con un ca­
ventarío. En su oportunidad veremos que ellos mismos tie­ ñón, acuartelados en la Capilla de Las Piedras, lo que su­
nen su importancia para corroborar detalles tal vez decisi­ ma una fuerza de 844 á 944 individuos. Con mejores in­
vos en la integración del juicio que nos sugiere en este caso formes en el parte detallado d la Junta de Buenos A i ­
nuestro deber y nuestro convencimiento. res, asegura que las fuerzas de Posadas se componían de
1,230 hombres, muchos de los cuales se dispersaron al pro­
III nunciarse la derrota». También el segundo rectifica al pri­
mero en cuanto se relaciona con el término de la batalla,
Pero ha llegado el momento de entrar al análisis de los pues mientras en éste se dice que duró «desde las 11 y 1/2
partes oficiales de Artigas sobre la acción de Las Piedras, de la mañana hasta las 4 de la tarde», en aquél .se afirn|a
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que «empezó á las 1 1 del día y concluyó al ponerse el sol». determina en el documento del 19 de mayo las distancias
Justo Maeso, á su vez, que hizo conocer entre nosotros el entre su campamento y el de los españoles. No precisa na­
texto del parte dirigido á Rondeau, considera que el otro da, sino en cuanto se refiere á las postrimerías de la ba­
del 30 de mayo, destinado á la Junta, «es el parte princi­ talla, en el momento de determinarse la derrota de las fuer­
pal y detallado de la victoria de Las Piedras». Y debe te­ zas mantenidas en tren de resistencia á su frente, por lo
nerse presente que, en realidad, tanto nuestros historiado­ que á su posición personal se refiere,— no á las demás co­
res como los argentinos, han confiado siempre en el segun­ lumnas de su mando, compréndase bien,—pues sólo enton­
do parte, no preocupándose del primero, producto de las ces dice que el pueblo distaría un cuarto de legua, ó sea
primeras impresiones sugeridas, sin mayor reflexión, por el unas quince cuadras. El parte á la Junta Gubernativa es
conjunto del combate, pues fué escrito á las 6 de la maña­ más explícito á este respecto. Diceasí: «El 18 amaneció se­
na del día 19, en momentos de serias expectativas, como reno; despaché algunas partidas de observación sobre el
lo reconoce el mismo vencedor en dicho documento. campo enemigo que distaba menos de dos leguas del mío
Hechas estas salvedades, veamos cómo ocurrieron los he­ (hay en realidad dos leguas de las Puntas del Canelón
chos. Los dos partes de Artigas están de acuerdo en los Chico á Las Piedras) y á las nueve de la mañana se me avi­
datos principales. El 12 de mayo Artigas estaba acampado só que hacían movimiento con dirección á nosotros. Se
en Guadalupe, población situada al N. O. de Las Piedras. trabó el fuego con mis guerrillas y las contrarias; aum en­
A fin de proteger á su hermano don Manuel Francisco, tándose sucesivamente sus fuerzas se reunieron en una
que se hallaba en Pando, expuesto á los azares de un com­ loma, distante una legua de mi campamento». Luego
bate desigual, se movió el 16 con rumbo al Sauce, á fin de agrega que inmediatamente mandó á don Antonio Pérez,
cortar las fuerzas que iban á atacar á aquél. El Sauce que­ con fuerzas de caballería á llamar la atención del enemigo,
da en situación N. E. con relación á Las Piedras. El mis­ «y retirándose, hacerlas salir á más distancia de su campo,
mo día 16 llegó Artigas á las puntas del Canelón Chi­ como se verificó, empeñándose ellos en su alcance». Produ­
co, también orientado al N. E. de Las Piedras, y tuvo cido p.l avance resuelto de las tropas nativas, los españoles
que permanecer allí acampado el 17 á causa de la lluvia. simularon una retirada de sus posiciones avanzadas. Y A r­
Y ese día eu dicho punto recibió la incorporación de don tigas encontró al ejército realista perfectamente preparado
Manuel Francisco Artigas, haciendo innecesaria la prose­ «en la loma indicada arriba», á una legua de su campa­
cución de su marcha. Las fuerzas realistas al mando de mento del Canelón Chico, donde se produjo el choque ini­
Posadas tenían su campamento en Las Piedras. El 18 se cial, desde cuyo punto empezaron á replegarse los enemi­
produjo el encuentro. Hasta aquí nada obscuro ofrecen los gos sobre Las Piedras, abandonando sus posiciones al am­
partes de Artigas. ¿Pero dónde fué el encuentro, en qué paro de la artillería, envueltos por acertados y extensos
punto preciso se produjeron los choques más recios y de­ movimientos de flanco y retaguardia que determinaron la
cisivos de la jornada victoriosa? ¿Cuál fué la línea ó las lí­ derrota y la rendición de gran parte de las fuerzas de Po­
neas recorridas sobre el campo; la dirección, al menos, de sadas y este mismo jefe en persona.
su desarrollo? Estos son hechos concordantes de una exactitud inata­
Ahora es que empiezan á observarse las deficiencias de cable. He ahí el giro de la acción militar. No es admisible,
la primera comunicación de Artigas á Rondeau, comparada de acuerdo con ellos, la tesis que se ha querido sentar á
con el segundo parte dirigido á Buenos Aires. Artigas no propósito de este asunto: de que la batalla debe circuuscri**
836 REVISTA HISTÓRICA
BATALLA DE LAS PIEDRAS 837
birse al terreno donde se haya producido el episodio cen­
obtuvo el mejor resultado, pues le dió posesión de la victo­
tral. Son muchos los episodios constitutivos de la acción
ria y del «campamento de la batalla», dando él mismo,
de Las Piedras. Tales episodios debieran señalar el proceso
personalmente, la voz de rendición á Posadas. Pero aún
de una extensa combinación táctica, que vino á concluir
en ese momento— cuyos preliminares quién sabe cuánto
recién al caerla noche, cuando el campo estaba absoluta­
terreno y tiempo comprendieron, ya que no se trataba de
mente libre de enemigos en situación de resistencia ó de ex­
soplar y hacer botellas —¿podría afirmarse que la acción
pectativa. La batalla de Marengo se ganó después de per­
militar había terminado? Posadas se rindió á Artigas,
dida por el ejército de Napoleón I. Las alternativas de un
que debía ocupar el centro de la línea, como hemos
combate pueden ser de sorpresa para uno íí otro bando: su
dicho, mas no es dable, ni verosímil suponer que todas
resolución definitiva en favor de uno de ellos se consagra, ó
las fuerzas españolas y que todas las fuerzas patriotas se
después de la retirada completa de las fuerzas enemigas, ó
hubieran concentrado eu el mismo punto, como resulta­
después de su rendición sobre el campo á causa de una per­
do teatral de una deliberada combinación, para dar término
secución eficaz y decisiva. Y esto fué lo que pasó en Las
al combate. No: retirados los españoles de la primera lo­
Piedras según los dos partes de Artigas, y según las co-
ma, aumentó la extensión de las líneas, por los movimien­
muuicaciones que, á propósito del canje de prisioneros y
tos envolventes, y se desarrollaron armónica aunque tal vez
de la situación de la plaza de Montevideo, dirigió el jefe
separadamente, los episodios sucesivos de la acción, uuos
oriental al mariscal Elío, cabeza eutonces de la resistencia
con la columna de la derecha, otros con Ja del centro, otros
realista en el antiguo virreinato del Plata. No podía suce­
con la de la izquierda y otros con la destinada á cortar so­
der de otro modo. En seis ó siete horas de operaciones y
de fuego, á base de ataques, retiradas, formación de cua­ bre retaguardia la retirada de los enemigos. Y la prueba
más evidente de que así fué, la da el mismo Artigas en eJ
dros, desprendimiento de columnas envolventes, etc., el es­
cenario trágico se dilata, seguramente, más allá de donde propio parte del 19 de mayo, cuando dice que despachado
alcanza el tiro de obús ó de fusil! Valdenegro á tomar Las Piedras, se preocupó «de reunir
su tropa», de conducir los prisioneros, etc. Eso no signifi­
Artigas dice, en efecto, en su primer parte, que después
ca, en buen romance, otra cosa que sus fuerzas estaban
de iniciada la retirada de los españoles de la primera posi­
ción, hizo avanzar una columna de caballería por la dere­ dispersas en comisiones distintas, como estarían dispersas
cha y á su ayudante mayor á la izquierda, (conservando de las de los españoles, pues basta saber que estos últimos te­
nían 1,230 hombres al entrar en pelea, que entre muertos
hecho, aunque no lo hace notar, el centro), y mandó á su
y heridos sufrieron 158 bajas y que sólo se tomaron 504
hermano don Manuel Francisco á picar la retaguardia del
prisioneros. Las demás fuerzas han debido ser perseguidas,
enemigo. Este movimiento envolvente debió ser, relativamen­
te, muy extendido, pues no se concibe tampoco que se aco­ han debido ser hostilizadas en su retirada al campo, á Mon­
tevideo, ó á Las Piedras, donde, según la palabra autoriza­
rralara á los realistas como á ovejas, sin que trataran
da de don Isidoro De-María («Compendio de Historia de la
con éxito, dada su valentía y su tesón, de disipar el peli­
República Oriental del Uruguay», tomo II, página 129),
gro por uno de Sus flancos, al menos, y sobre todo por la
muchos lograron salvarse de la persecución á favor de
retaguardia, á fin de mantener expeditas sus comunicacio­
la noche. Lo que viene á demostrar también— coincidiendo
nes con la plaza inmediata y con Montevideo, sus únicas
el dato con lo que afirma Artigas en su parte del 30 de
bases de operaciones. Artigas agrega que ese movimiento
mayo,— que la acción terminó al cerrarse la noche, á pesar
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de haberse rendido Posadas con una parte de sus tropas determinarlos precisamente, el testimonio auténtico de los
en pleno día, á la luz del sol, y que los episodios de la ba­ actores en dicho suceso. Si el parte de Posadas existe y pu­
talla han continuado mientras dentro del radio de influen­ diera conseguirse, tal vez nuevos é importantes datos faci­
cia de las armas vencedoras ha quedado un enemigo en litaran la tarea reconstructiva del hecho en el terreno, má­
actitud defensiva ó en retirada, ya que muchos optaron xime tratándose de un oficial culto que bien pudo tomar
por retirarse antes de rendirse. Y si esto no basta, debe re­ los planos del lugar que eligiera para dar ó provocar la ba­
cordarse que en el mismo pueblo de Las Piedras se rindió talla. Empero, debemos sólo atenernos á las referencias de
la última fuerza española, á órdenes del capitán Jaime Artigas, sobre el campamento inicial y sobre el campa­
Illa, bajo la intimación del ayudante mayor Eusebio Val- mento final, y á las observaciones y referencias más serias
denegro. Lo que quiere decir igualmente que la acción de que puedan aceptarse lógicamente.
Las Piedras, que es una é indivisible, se desarrolló hasta Nuestro criterio al respecto es el de que la acción se ha
en la misma población, donde, si no hubo efusión de san­ desenvuelto desde las puntas del Canelón Chico, en uua
gre, fué porque el enemigo optó por la rendición. Pero á. línea diagonal rematada al Sud del pueblo de Las Piedras,
nadie se le ocurrirá sostener que por el hecho de no derra­ bastante amplia sin duda, circunstancia que explica cier­
marse sangre en una operación táctica ó estratégica cual­ tas confusiones y contradicciones eu que incurren en sus
quiera, ha dejado de haber acción militar. Consúltese cual­ informes los vecinos de aquel pueblo, consultados á ese
quier diccionario ó autor militar y se verá que el combate, efecto. Tomemos un plano del lugar, el mismo adjunto,
como dice Bellvé, finaliza realmente «con la retirada ó con completado con los datos de una carta geográfica. Artigas
la persecución» que puede durar no sólo horas, sino días; se situó en las puntas del Canelón Chico el 16 de mayo,
que la acción puede considerarse efectivamente victoriosa permaneciendo allí hasta que sintió al enemigo, el 18 de
y completa cuando «se ha tomado todo el campo enemi­ mañana. El manifiesta en su parte detallado del 30 que
go» y cuando el campamento se ha realizado con absoluta había del Canelón Chico una distancia de dos leguas hasta
libertad por parte del vencedor; que el triunfo, en fin, como el campamento enemigo, y que la. acción, realmente, se ini­
opina Estévanez, se «obtiene sólo después de haberse des­ ció, de un modo decisivo, después de alguuas escaramuzas,
pejado todas las incógnitas de la acción». á una legua del Canelón Chico, sobre una loma en la que
los españoles se habían parapetado. El Canelón Chico, en
IV el punto en que Artigas acampó (dirección a.1 Sauce) se ha­
lla situado, como ya hemos dicho, al NE. de Las Piedras.
Sentados estos hechos generales, debemos tratar de sa­ Sobre ese punto creemos que no puede haber dudas, como
ber cuál fué la extensión abarcada aproximativamente por no puede haber dudas tampoco de que en una ancha faja
el movimiento progresivo de las tropas patriotas en avan­ de terreno accidentado se ha venido desarrollando la acción
ce victorioso sobre las españolas y donde, realmente, ter­ de Las Piedras, para tratar de ocultarse en lo posible los m o­
minó la acción. Artigas, como veremos después, declara vimientos envolventes sobre los españoles. Artigas tenía un
que terminó al Sud de Las Piedras y aun dentro de este ejército ligero, sin más tren pesado que el desús escasas piezas
pueblo; pero no dice nada de los lugares que fué ocupando de artillería, todo montado, incluyendo las fuerzas de in­
en el desarrollo del combate, principal ó accesoriamente. fantería. Sus maniobras y operaciones parciales, según re­
A falta de otros documentos militares sería menester, para sulta de sus partes, han debido extenderse considerablemen­
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BATALLA DE LAS PIEDRAS

te, pues su preocupación, casi desde el principio, fué la de de que su estructura orográfica se prestaba admirablemen­
atacar las columnas enemigas de flanco y de retaguardia te para la defensa realista, por sus alturas dominantes y
para cortarles la retirada sobre Las Piedras y Montevideo, estratégicas, de las cuales debió irlos sacando sucesivamen­
principalmente sobreestá última plaza, de la cual,además, te Artigas, no puede considerarse improbable que gran
debía cuidarse por la eventualidad temible y probable de parte del desarrollo de la acción se haya verificado sobre
que se desprendieran refuerzos en protección de Posadas. esos parajes, para ultimarse al Sud del pueblo.
Esta circunstancia es, á nuestro juicio, importantísima, á De todas maneras,— prescindiendo si se quiere de toda
falta de otros datos. Artigas debió mover sus fuerzas, en conjetura más ó menos seria sobre la integración exacta
un sentido Sud-Este-Sud, para impedir la comunicación del del desenvolvimiento total déla batalla,— resulta, atenién­
enemigo con Montevideo. La prueba es que uno de sus donos á los propios partes de Artigas y á la opinión auto­
primeros actos tiende á llevar por medio de una de sus co­ rizada de Bauzá, que el episodio central 110 ha podido pro­
lumnas el ataque á la retaguardia realista, sin perjuicio del ducirse sino en «la loma» que señala insistentemente el
ataque por los flancos. Tales movimientos lian debido ha­ vencedor de Posadas, distante cinco kilómetros del cam­
cerse á distancia regular de Las Piedras, desde que este pamento del Canelón Chico, en un rumbo más ó menos
pueblo estaba guarnecido, y habría expuesto sus columnas Sud ó más ó menos E^te. Ahí fué el encuentro, el comba­
al peligro de encontrarse entre dos fuegos. Forzosamente, te inicial, contra los atrincheramientos preparados por los
Artigas tuvo necesidad de conservarse á distancia de la españoles en el momento en que éstos, engreídos por la su­
plaza, alejando de ésta á las fuerzas de Posadas, si su pro­ perioridad de sus posiciones, de sus fuerzas y de su arti­
pósito era rendirlas sin ulterior esfuerzo. Y esto se corro­ llería, hicieron la más enérgica y orgánica resistencia tácti­
bora con el hecho de que los dispersos, en gran mayoría, ca. ¿Puede ser esa, como algunos lo han sostenido ante es­
déla batalla, se retiraron por el Sud á Montevideo, y con ta subcomisión, la loma del campo de Hernández, decorado
el hecho, muy probable según veremos después, de que al .con un viejo ombú, á pesar de las seducciones poéticas que
mismo Posadas le dio alcance y logró rendirlo al Sud de ejerce sobre el espíritu patriótico esta reliquia secular de
Las Piedras, cuando trataba, él mismo, de replegarse hacia la flora indígena? Esta loma se encuentra á uno ó dos ki­
aquella ciudad, abandonando su guardia del apostadero pri­ lómetros, d lo sumo, de Las Piedras, empinándose casi á
mitivo. De ahí que tengan cierto valor digno de meditarse la vera del pueblo, mieutras que la otra, segúu los datos
algunas referencias de los vecinos de Las Piedras, como la fidedignos de los partes y de los historiadores, debe quedar,
del señor Simonet, que en documento particular autentica­ por lo menos, d cinco kilómetros de dicho punto. La le­
do que obra en nuestro poder, dice que oyó en su infancia yenda de las trincheras, con que se quiere abonar la tesis
referencias fidedignas de que los realistas se hallaban si­ que ubica en dicha loma la batalla es, como toda leyenda,
tuados «en las inmediaciones d éla cuchilla Pereyra», del sólo efectista. No sabemos si han sido cercos de pita ó co­
otro lado del arroyo, y como la del señor Beutancur, que rrales los que allí existieron; puede muy bien haber sido
en otro documento análogo, dice que la batalla «fué en la una y otra cosa. Pero nada induce á suponer, técnica é his­
cuchilla de Pereyra hacia abajo». Por lo demás, dada la tóricamente, que sean fortificaciones de campaña. El doctor
circunstancia de que la cuchilla de Pereyra sigue hacia el Travieso ha manifestado que los técnicos militares que los
Sud una dirección coíneidente, más ó menos, con la línea han visto no se atreven á dar una opinión definitiva. Las
general que ha debido seguir el movimiento de Ja acción, y personas avezadas á las tareas campestres de avanzada
842 REVISTA HISTORICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 843

edad, que hemos cousultado nosotros, nos han dicho que be recordarse que Artigas 110 fué el iniciador de la acción,
todo hace suponer que hayan existido allí corrales ó cercos, que los españoles se le fueron casi encima hostilizándolo
que se hacían con mucha prolijidad y solidez. Por lo de­ hasta en sus propias guardias avanzadas)— agrega textual­
más, históricamente, como propias de la batalla de Las mente: «En este orden avancé y puesto al frente de los
Piedras, no puede aceptarse la suposición de que sean trin­ enemigos, desplegué en batalla con la infantería y man­
cheras porque su orientación no coincide con la dirección dé á mi ayudante mayor, don E. Valdenegro, pasase or­
que traía Artigas. Están orientadas con frente al Este y al den que la una columna de caballería de la derecha avan-
Sudeste; y Artigas venía, no lo olvidemos, de las puntas zara amenazando picar la retaguardia enemiga; y echando
del Canelón Chico, rumbo al Sauce, es decir, del NE., per­ pie á tierra la infantería hizo su demostración de avance
fecta mente determinado. Aún en la hipótesis, pues, de que con bastante rapidez; pero los enemigos aparentaron reti­
en definitiva se consideraran trincheras de campaña di­ rarse sin hacer mayor fuego, siempre con el mayor or­
chas zanjas ó remociones de tierra, deberíanse atribuir, den. Esta aparente retirada la hicieron con el interés de si­
incuestionablemente, á otros sucesos de armas, ya que es tuarse en una loma, lugar dominante á todos cuatro fren­
sabido que por allí mismo, en época más próxima, el ge­ tes de su posición; y e/i ésta presentaron la batalla.» Des­
neral Flores libró uno de sus combates cu plena guerra pués de enumerar las fuerzas del enemigo y las suyas pro­
civil. pias, sigue diciendo Artigas que el combate empezó á las
Se objetará á lo que sostenemos, que el primer parte de 11 y 1/2 y terminó á las 4 de la tarde, «dándose princi­
Artigas dice que el campamento de la batalla estaba pio en los términos antedichos». Hace notar la gravedad
«á un cuarto de legua de la capilla de Las Piedras» y que, de su situación bajo el fuego sostenido ventajosamente por
por consiguiente, coincide el dato con la distancia que me­ los españoles, y añade: «Los enemigos se resistieron vigo­
dia entre el pueblo y la loma que llamaremos del Ombú. rosamente en este punto (la loma indicada); tanto que
En efecto: eso dice el parte dirigido á Hondean, cuyo valor fué necesario todo el esfuerzo de nuestra heroica tropa para
histórico, de paso, ya hemos demostrado. Pero, desde dos echarlos de allí; de donde salieron retirándose en el mayor
puntos de vista puede examinarse y desvirtuarse la tesis ar­ orden. La tropa cargó vigorosamente sobre ellos y aquí se
bitraria que en semejante declaración se funda. les tomó un catión; pero como los fuegos de la artillería su-
Empezaremos por demostrar, tomando como base el pro­ perabau á los nuestros, contenían sumamente á nuestra
pio parte de Artigas dirigido á Rondeau, que en la loma del tropa, que sólo su mucho valor podía resistirlos». Lo que
Ombú no tuvo lugar el episodio descollante de que se le quiere decir que en esa loma fué donde se parapetó, atrin­
pretende hacer teatro. Los documentos históricos 110 pueden cheró ó fortificó Posadas, con tiempo para hacerlo, pues él
juzgarse fraccionariamente; son orgánicamente indivisibles; provocó allí el combate con todas las ventajas de una posi­
están íntimamente relacionados en todos sus períodos, fra­ ción previamente elegida. Y sólo allí, si el tiempo no las
ses ó informes. Pues bien: el parte de la referencia esta­ hubiera hecho desaparecer, es que podrían hallarse vesti­
blece claramente dónde se produjo el encuentro con Posa­ gios de trincheras, desde que, cuando se inicia un combate,
das, y dónde fué más recio el episodio inicial del combate. cuando se prepara una posición de resistencia, es que se pue­
Véase: después de manifestar cuáles fueron las primeras den organizar fortificaciones de campaña; y 110 es en la re­
disposiciones que adoptó Artigas,— todavía en su campa­ tirada, bajo el fuego, teniendo á retaguardia poblaciones
mento de Canelón Chico, á dos leguas del pueblo, (pues de­ propicias, conservadas y defendidas, que se van á improvi­
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sar trincheras, como parece suponerse, atribuyendo impor­ leguas del campo patriota»; que el 18 de mañana, «los rea­
tancia á las remociones de tierra que se constatan en la lo­ listas hicieron un movimiento de avance sobre el campo pa­
ma del Ombú. Y que esa loma del Ombu no puede ser la triota»; que Artigas, al notarlo, destacó fuerzas «para sacar
loma de que habla Artigas, es muy evidente. Dado el mo­ al enemigo á más distancia de su campo, empeñándose éste
vimiento de Artigas desde su campamento del Canelón y la en perseguirlo»; que recién entonces, ante un simulacro de
circunstancia de que los enemigos llegaron hasta sus guar­ ataque de la infantería patriota, simularon, á su vez, los es­
dias en dicho campamento, rozándose allí con sus prime­ pañoles, «una retirada con el fin de colocarse sobre una
ras guerrillas, es claro que la loma á que se le trajo á A r­ loma (otra loma distinta de la primera) que les ofrecía
tigas, estaba cerca, es decir, áuna legua, más ó menos, de su espléndida posición». Y finalmente lo corrobora una inte­
campamento, que á la vez distaba dos leguas del «campo resantísima carta, de fecha 30 de mayo de 1811, que se
enemigo», antes de iniciarse las operaciones preliminares mantuvo inédita hasta el 20 de mayo de 1908,— día en que
de la batalla,— lo que significa que estando el campo ene­ fué publicada por «La Razón» en su número 8720,— uno
migo, ó sean las inmediaciones de Las Piedras (pues no de cuyos párrafos dice textualmente, después de historiar
puede suponerse que estuvieran dentro de Las Piedras con criterio realista los primeros sucesos de la revolución
acampados los españoles, sobre todo recordándose que ha­ oriental y refiriéndose á Posadas, situado en Las Piedras:
bían andado de correrías hasta el Sauce el día anterior) á «El 18 se le presenta una columna de 200 hombres y sa­
tal distancia de Artigas, la loma en que el primer encueutro lió a perseguirlos con toda la caballería y 200 de Infantería
serio se realizó, debía estar á una legua ó poco menos del con un canon dejando á Jaimillo Illas con otro cañón y el
campamento realista, antes de moverse en busca de Arti­ resto en las Piedras por su desgracia pues alejándose si­
gas. Y la loma del Ombú dista sólo uno ó dos kilómetros, guiéndolos hasta una y media leguas de dista á este
á lo sumo, de la misma plaza del pueblo de Las Piedras. Ap.°.»; etc.
No puede ser esa, por ningún concepto, la indicada por Ar­ Todo lo cual demuestra, con arreglo á los datos del mis­
tigas. mo Artigas, que no es posible aceptar la tesis de que la lo­
Todo lo que afirmamos lo corroboran los historiadores ma de lo de Hernández fué el teatro de la acción princi­
argentinos y nacionales. Lo corrobora Bauzá al decir que pal. Pero hay otros aspectos de la cuestión que deben te­
del campamento de Artigas en el Canelón Chico había nerse en cuenta. ¿Puede suponerse siquiera que la trayec­
diez kilómetros al campamento realista, antes de iniciarse toria de la batalla, si así se nos permite expresarnos, haya
todo movimiento en la mañana del 18, y que la loma en sido tan recta, tan estrictamente diagonal que viniera pro­
que se produjo el choque distaba cinco hiló metros del cam­ longándose directamente desde el Canelón (NE.) al pue­
pamento patriota sobre el Canelón. Lo corrobora el con­ blo de Las Piedras, sobre su ángulo también NE.?
trincante de Carlos María Ramírez en la famosa polémica de Piénsese que el campo de Hernández está al NE. del
1884 á través del Plata, cuando dice: «El 18 de mayo, pueblo. Y ya hemos dicho que necesariamente Artigas que­
dos leguas afuera de Las Piedras, el coronel Posadas, ría picar la retaguardia del enemigo en un extenso movi­
jefe de las fuerzas españolas, etc., inició el ataque». Lo co­ miento envolvente, para impedirle su retirada á Montevi­
rrobora Antuña eu su folleto explicativo sobre los «Cua­ deo y cuidarse, á su vez, de esta plaza; y hemos dicho
dros históricos de los episodios de la Independencia», cuan­ también que en ningún caso podía exponerse Artigas, en
do asegura que «los realistas estaban sobre una loma á dos un movimiento de avance y de flanqueo, á acercarse de­
846 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 847

masiado,— antes de asegurar el éxito de su plan,— sobre el V


pueblo, que estaba guarnecido y del cual podían sufrir hos­
tilidades sus fuerzas en combinación con Posadas. Artigas Para nosotros, en efecto, 110 hay duda de que los episo­
ha debido, repetimos, inclinarse en la marcha todo lo posi­ dios finales déla acción de Las Piedras, tuvieron lugar al
ble al Sudeste en el movimiento general de sus tropas, pa­ Sudeste y al Sud de la población; que en ese rumbo fué
ra luego variar sin peligro en rumbo al Oeste é impedir donde se consolidó, se completó y consagró el éxito defini­
así una prevista retirada, ya que Posadas no iba á largarse tivo de la acción. Yaldenegro, por ejemplo, encargado por
al Norte, donde ni recursos ni protección podía esperar. Y Artigas de rendir la guardia española que quedaba en Las
no es eso sólo lo que debe tenerse presente para negar va­ Piedras, ha debido, necesariamente, entrar al pueblo, si en­
lor histórico á la tesis que combatimos. Aún aceptando, co­ tró con sus fuerzas, para intimar la rendición, por el lado
mo lo aceptamos, que «el campamento de batalla», en el Sud, en movimiento de flanco, pues hubiera sido temerario
momento de rendirse Posadas, estuviera, como dice Arti­ exponerse á una tentativa de frente, dadas las condiciones
gas, á un cuarto de legua del pueblo ó de la capilla de Las de defensa en que se hallaba Ja guardia realista acantonada
Piedras ¿puede afirmarse que el punto referido era el de la en azoteas y provista de alguna artillería. Sus fuerzas, con
loma del Ombú, sabiéndose por el mismo Artigas que toda probabilidad, han debido tomar posiciones del lado
cuando eso sucedió ya los españoles estaban, hacía rato, en Sud, para atacar por los flancos ó retaguardia los acanto­
retirada; que habían abandonado «todas las lomas» en que namientos, cuyo centro principal era la capilla del pueblo,
disputaron el triunfo; que se habían desarrollado las accio­ abierta sobre la plaza, cuya ocupación de frente hubiera
nes más reñidas y duraderas; que trataba Posadas de esca­ sido peligrosísima en el caso esperado, según el mismo A r­
parse de cualquier modo para salvar al menos una parte de tigas, de resistencia del enemigo. Y lo mismo que la de
sus fuerzas; que necesariamente esa huida debía de ser ha­ Yaldenegro, la columna de don Manuel Francisco Arti­
cia Montevideo,--pues hasta la artillería "había perdido pa­ gas, destinada casi desde los primeros momentos álgidos,
ra tentar un esfuerzo supremo en su apostadero de Las según hemos visto, á cortar la retirada al enemigo, ha de­
Piedras? No: histórica y lógicamente, ese «campamento de bido maniobrar y actuar por el Sud de Las Piedras, desde
batalla» ha debido estar á unas cuadras de Las Piedras; que la retirada forzosa de los españoles debía suponerse
pero no al NE. del pueblo, sino al Sud ó al SE., por sobre su base de operaciones, al Sud,— sobre Montevideo.
donde debía buscar el enemigo los caminos y pasos más rá­ Las mismas declaraciones de los vecinos, contenidas en el
pidos desde que, indiscutiblemente, insistimos, Posadas no acta y en las cartas adjuntas, confirman esa hipótesis ge­
podía decidirse á entrar á Las Piedras en tan críticas cir­ neral, como lo veremos á su tiempo. Hay más aún: hay
cunstancias, sino retirarse hacia Montevideo, sobre todo al 1111 hecho elocuente en la propia declaración de Artigas
observar el movimiento que Manuel Francisco Artigas rea­ que corrobora la conjetura de que la acción terminó al
lizaba amagando sus flancos para envolverle. Sud de Las Piedras. Artigas dice, en efecto, que el campa­
Y como se verá más adelante, esta no es una mera su­ mento patriota se estableció en la noche del 18, en las
posición nuestra, Puede comprobarse, inmediaciones de Las Piedras— hacia Montevideo,— es
decir hacia el Sud. He ahí el verdadero epílogo de la ba­
talla: el campamento definitivo sobre el radio jurisdiccional
de la acción. Nadie que conozca un poco las prácticas de
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la guerra negará que ningún ejército victorioso, con el ene­ nea recta, tomando el eje de la actual calle «General Rive­
migo rendido, va á abandonar el campo de batalla en ra» que atraviesa al puebio de N. á S., hasta el arroyo de
cuanto ésta se realiza, si una circunstancia extraña y apre­ Las Piedras, vendría á coincidir casi matemáticamente con
miante no lo obliga á ello. Artigas completaría su acción el Paso de Calpino. ¿Es esto sólo lo que puede invocarse
sobre los dispersos por los medios corrientes; pero nada para decir que Artigas acampó casi sobre el pueblo de Las
tenía que temer ya seriamente de las fuerzas con las cua­ Piedras el día de la batalla, en su lado Sud? En las co­
les se había batido. Sólo podía esperar un nuevo ataque de municaciones dirigidas por el jefe oriental á Muesas y á
fuerzas salidas de Montevideo. Lo lógico era, pues, que se Elío, después de la batalla, establece su campamento en
mantuviera en el propio campo de Las Piedras, tomando Las Piedras, y no en el arroyo de Las Piedras. Cuando
como defensa natural y como base de operaciones la po­ Elío se dirige á Artigas, por oficio del 20 de mayo, para
blación del mismo nombre. Y en tales condiciones, ¿puede proponerle la suspensión de hostilidades, le dice: «si usted
suponerse que Artigas se alejara del campo de batalla que adhiriese á la justa proposición que le hago, puede esta­
le ofrecía posiciones espléndidas de altura, de donde podía blecerse en Las Piedras, conteniendo d sus tropas allí,
dominar su frente y sus flancos, para ir á campar en para­ como yo lo haré con las mías, etc.». Lo que quiere signifi­
jes llanos y ocultos? Artigas evidentemente campó al Sud; car que Artigas estaba en Las Piedras, casi sobre el pue-
él mismo lo dice; y campó entre la margen derecha del blo, y que se le autorizaba á quedarse en él, sin temor al­
arroyo de Las Piedras y el pueblo, mucho más cerca de guno; no en el arroyo, pues sería ridículo suponer que Elío
éste que de aquél, pues él se refiere á las inmediaciones fuese á decirle á Artigas que se estableciese en el arroyo,
del pueblo y para nada se refiere al arroyo de Las Piedras cuyo campamento era eventual: lo autorizaba á establecer­
que, necesariamente, habría mencionado si en sus costas ó se, á permanecer en la plaza tomada. Esta interpretación
cercanías hubiera establecido su campamento. Nadie, tam­ podrá parecer, á primera vista, antojadiza y deleznable.
poco, que conozca las prácticas elementales de la guerra, Pero 110 es así. El mismo Artigas nos va á dar la razón en
podrá suponer lógicamente que el caudillo oriental, hallán­ su respuesta, de fecha 20 de mayo también, á la nota de
dose más cerca del arroyo que del pueblo, fuese á tomar Elío. Dice Artigas en ese documento: «H e recibido el oli­
como punto de referencia de su ubicación, el más alejado, d o de V. S.», etc., en que «propone que cesen las hostili­
el más distante, siendo, como es, un arroyo un punto na­ dades entre las tropas de nuestro mando quedando las
tural y forzoso de referencia. Ahora bien: entre el arroyo y mías en esta capilla», etc, Esto, á nuestro juicio, es ter­
el pueblo por el lado Sud, hay una distancia de dos kiló­ minante, decisivo, irrebatible. En esta capilla no puede
metros más ó menos, ó sea de una media legua muy esca­ significar en este arroyo; no puede significar otra cosa que
sa. Lo que quiere decir que para hallarse más cerca del en este pueblo, en esta'plaza ó en sus inmediaciones,
pueblo que del arroyo, fué necesario que Artigas acampara, ya que todo un campamento militar no iba á instalarse en
cuando mucho, á diez cuadras de Las Piedras. Hay algo las mismas calles, por más reducida que entonces fuese el
más todavía: Artigas, para venir á sitiar Montevideo, como área edificada. Y tanto es así, que en el parte á Rondeau,
lo hizo, tuvo que vadear el arroyo por el Paso de Calpino, de 1 9 de mayo, se refiere también á la capilla de Las Pie­
paso antiquísimo, al cual daba acceso un camino que toda­ dras, para determinar su situación. Como se verá más ade­
vía existe, antiquísimo también, que sigue casi en línea rec­ lante, asimismo, los informes de que se valió Blanes para
ta del pueblo al arroyo por el Sud. Si trazáramos una lí­ su tela histórica coinciden con lo dicho en absoluto.
850 REVISTA HISTORICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 851

Para nosotros es, pues, de una evidencia incontestable, á


la luz de los documentos reseñados, que Artigas terminó la VI
acción de Las Piedras en sus inmediaciones más cercanas
del lado S. y SE., donde se produjeron episodios decisi­ Llega ahora la oportunidad de recordar otros documen­
vos. Queremos, sin embargo, apurar Ja argumentación para tos de carácter histórico que tienen particular interés, por­
ponernos á cubierto de objeciones. Si alguna duda cupiera que contribuyen de una manera eficaz á disipar la leyenda
todavía respecto de la ubicación verdadera del campamento «de barrio» que circunscribe al campo de Hernández, Díaz,
de Artigas, «sobre la capilla de Las Piedras», considerán­ Vega, etc., el desarrollo de la batalla de Las Piedras. H e­
dose que este punto de referencia 110 representaba la plaza mos hablado de documentos y creemos que, en realidad, lo
misma, ni significaba que necesariamente Artigas hubiese son las telas pictóricas que el talento artístico y el patrio­
acampado en su proximidad inmediata ó dentro de ella,— y tismo de Blaues y de Hécquet nos han dejado sobre la ac­
quisiera invocarse algo que 110 es muy conocido, pero que ción del 18 de mayo de 1811. Debemos suponer, desde
debe saberse, ó sea el hecho de que la primitiva «capilla luego, que ambos artistas formaron previamente su conven­
de San Isidro de Las Piedras» no existió en el sitio en que cimiento por el estudio y la investigación sobre la realidad
existía en 1811,— nuestra tesis en vez de perjudicarse en y la ubicación de los episodios que cada uno eligió como te­
lo mínimo, se mejoraría. Si nos tomamos el trabajo, efecti­ ma de sus cuadros.
vamente, de expurgar los archivos relativos á la fundación En efecto: empezando por el último, por el de Diógenes
de ese poblado, nos encontraremos con que en 1775 la ca­ Hécquet, que integra la colección de «Episodios de la In­
pilla del incipiente núcleo urbano, estaba situada cí unos dependencia», adoptada para la enseñanza de nuestras es­
cuatrocientos metros hacia el Sud, tirando al Oeste, dé­ cuelas públicas, resulta que es el fruto de una paciente la­
la actual población de Las Piedras; que en 1781 fué bor de reconstrucción histórica. Ni la familia del malogra­
elevada á la jerarquía de parroquia bajo la denominación do Hécquet, ni el señor Enrique M. Antuña, que fué un
de San Isidro de Las Piedras, y que eu 1782, por inicia­ colaborador entusiasta de aquél,— á quienes hemos con­
tiva del religioso Castillo, se empezó á edificar el nuevo sultado, — poseen antecedentes sóbrela ubicación precisa
templo ubicado en la esquina SO. de la Plaza, contiguo á del episodio reproducido. Pero hay 1111 folleto, editado en
la desvencijada iglesia actual, de data posterior. Se ve, por 1896 por Sierra y Antuña, con las notas explicativas de
consiguiente, que si la capilla á que se refería Artigas en las telas que constituyen los «Episodios de la Independen­
su documento 110 era el mismo pueblo de Las Piedras, de­ cia». Y en ese folleto, á que nos hemos referido ya ante­
bía ser forzosamente el punto denominado «de la capilla», riormente, se dice: «Para su representación elegimos, como
por el recuerdo del primer templo de la localidad, cuyos siempre, el momento culminante. Los realistas, después de
vestigios tal vez existieran eu 1811. Y en tal caso, Ja situa­ haber abandonado su fuerte posición de la loma, han
ción de su campamento lo mismo coincidiría con nuestros formado cuadro; los patricios y las milicias de infantería los
datos anteriores, pues siempre habría sido en las proximi­ atacan de frente; en primer término una fuerza de infante­
dades de Lah Piedras, hacia el Sud. ría marcha á atacarlos por la izquierda; va á su frente, es­
pada en mano, el patriota sacerdote don Valentín Gómez;
la hueste de caballería de Manuel F. Artigas emprende la
marcha por el flanco enemigo, para situarse á su retaguar­
»

852 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 853

dia y cortarle la retirada; á la derecha del cuadro se veu las guíente, eu retirada' Sigue en esto las indicaciones de los
dos piezas de artillería tomadas á los realistas durante la partes de Artigas. Y en tal caso, como ya hemos dicho, la
acción; al fondo la caballada de la infantería; y eu el cen­ loma —«su fuerte posición de la lom a»— era la que señala
tro se destaca la figura del Jefe de los Orientales», etc. Y Artigas á unos cinco kilómetros de Las Piedras. No podía
agrega: «Para la ejecución del cuadro hubimos de hacer ser la loma de Hernández que, además, según referencias
tres viajes al campo donde tuvo lugar la acción, para estu­ de pobladores antiguos, que hemos obtenido, nunca fué
diarlo en todos sus detalles», etc. Pero lo que no dice la asiento de casas de material, como la que aparece en el fon­
nota explicativa de que hacemos mención, es algo muy im­ do del cuadro. Sólo existe hoy allí un miserable rancho de
portante, lo más importante como punto de referencia pa­ terrón que no puede datar de muchos años por su propia
ra la ubicación precisa del episodio reproducido, sobre el estructura y naturaleza.
terreno. Y ese algo es la casa cuadrada, de material, con un Descartada la hipótesis de que Hécquet haya reproduci­
recio ombíí á uno de sus flancos, que sobre una colina ele­ do en su tela la loma llamada del Ombú, habría que averi­
vada y extensa aparece al fondo, á la derecha, bien nítida guar cuál es, dónde está, ó dónde estaba al menos, la casa
y viva en el óleo original, de grandes dimensiones, que con­ que ha señalado tan singularmente el artista. Y debemos
serva la familia de Hécquet, ¿Cuál es esa casa? ¿Dónde se confesar que así como no puede precisarse con seguridad
hallaba ubicada? Téngase presente que ese es el único absoluta la loma de que habla Artigas en sus partes, la co­
punto exacto de referencia que contiene el cuadro. lina y el pobla lo que indica Hécquet resultan un poco in­
Pero vayamos por partes. ¿Puede ser la loma que apa­ ciertos. Hemos hecho investigaciones prolijas sobre este
rece al fondo, á la derecha del cuadro, la loma del campo particular, hemos tratado de obtener datos de viejos pobla­
de Hernández, en la cual se quiere inconsultamente situar dores de la localidad sobre las casas de material que exis­
la batalla? Bastará releer la nota explicativa de Hécquet tían á principios del siglo pasado en la jurisdicción que
que hemos transcripto más arriba para destruir esa hipó­ aproximadamente pudo abarcar el movimiento de la bata­
tesis. La loma de lo de Hernández, repetimos, está situada lla de Las Piedras. Y lo más concreto que hemos conse­
al NE. del pueblo de Las Piedras, en sus cercanías. El guido es lo que nos dice el señor Norberto Simonet Eche­
pueblo, en consecuencia, debería quedar, si aquella fuese la varría, uno de los más antiguos pobladores sobrevivientes
que aparece en el cuadro, eu el término de una líuea tirada de Las Piedras, en documento autenticado que obra en
del NE. al SO., diagonalmente, es decir, más á la dere­ nuestro poder. Dicho señor declara: «Que en la cuchilla de­
cha y más abajo del cuadro. Y en tal caso el rumbo que nominada de Carrasco, á una legua más ó menos del Ca­
toman las fuerzas patriotas para atacar á las españolas que nelón Chico, en línea recta al pueblo del Sauce, y á dos
se hallan á la izquierda del cuadro, debería ser hacia el N. leguas y media próximamente de Las Piedras, existió has­
ó NO. ¿Y es posible admitir semejante tesis contraria á ta hace algunos años, situada en la cumbre de una colina
los partes de Artigas, quecomprueban que «venía» del N. algo elevada, una casa de material, propiedad en aquel en­
ó del NE. y á todos los testimonios obtenidos de veci­ tonces de un señor Carrasco, y que siguiendo la misma cu­
nos antiguos de Las Piedras y de los historiadores del Río chilla, ó sea de Pereyra, como se denomina actualmente,
de la Plata? Por lo demás, Hécquet dice terminantemente retrocediendo hacia el Sud y distante de Las Piedras dos
que en el episodio que él describe gráficamente, ya los es­ leguas próximamente al Este, con caídas al arroyo del Migue-
pañoles habían abandonado da loma»; estaban, por cousi- lete, existe aún una azotea muy antigua que fué propiedad
854 REVÍSTA HISTÓRICA batalla de las p ie d r a s 855

de un tal Gabriel Pereyra, hoy ocupada'casi en ruinas por sa de Rossé, tal como era en aquel entonces, pues ya ha
una lechería>. Agrega el señor Simonet que «recuerda con sido reformada». Y hay un ultimo dato del propio Héc­
claridad, porque oyó decir á sus padres y á primitivos po­ quet que puede corroborar esta opinión. Efectivamente: en
bladores, que tanto aquellas fincas como la que aun ac­ el folleto explicativo á que antes hicimos referencia, su au­
tualmente existe situada hacia el Sud, distante un cuarto tor se lamenta de que en el campo de la batalla de Las Pie­
de legua del pueblo de Las Piedras, propiedad que fué de dras, que visitó tres veces, uo se haya dejado señal alguna
don Pedro Rossé, y anteriormente de don Pedro Campos, rememorativa, existiendo sólo un pozo con restos humanos,
pariente del declarante, propietario que fué también de una que según se dice,— «y así debe ser indudablemente»,—
gran zona de terreno en las inmediaciones del pueblo, por eran de los muertos de la acción artiguista. Ese pozo nece­
el S. y E., todas ellas, lo mismo que la situada en la costa sariamente debía haberlo hallado Hécquet en el campo
del arroyo de Las Piedras, ó sea la antigua posta de dili­ que observó y estudió para ubicar su cuadro. Pues bien:
gencias y hotel Calpino, existían ya cuando el sangriento ese pozo, según varios testimonios conocidos y según la ex­
episodio y le consta que tanto ésta como la azotea de Ros- presa declaración del señor Simonet, se halla— tomando
sé datan de los comienzos del siglo pasado. Esta última como punto de referencia el pueblo,— «de este lado del
tiene más de cien años de existencia». Esto es lo que, en arroyo de Las Piedras, en campos de la sucesión Sosa, á la
general, se ha podido obtener y que puede servir de base á izquierda del Paso del Ombú (determinado en el croquis
conjeturas más ó menos fidedignas que libramos al crite­ adjunto), como quien va con rumbo á la cuchilla de Pe­
rio de cada uno de los miembros de la Comisión, pues sólo reyra». ¿Dónde está situado ese punto? Al SE. del pueblo
nos interesa demostrar, como queda demostrado, que en los de Las Piedras, á la vista de la casa de Rossé, ó á poca
campos de Hernández propiamente no ha existido nada que distancia relativamente, lo que corrobora, á su vez, la te­
pueda hacer suponer que Hécquet ubicó el episodio que ha sis de que la línea del movimiento de tropas fué siempre
reproducido, en dicho paraje. Sin embargo, debemos ade­ inclinándose al Sud.
lantar, que bien pudiera ser la casa de Rossé,— cuya forma Pero hay algo más concreto, más decisivo, más incon­
primitiva coincide con la delineada en el cuadro, así como por testable, que abona nuestras opiniones sobre el teatro de
la circunstancia de que también había un ombú corpulento en los últimos episodios de la batalla. Ahí está, en el Museo
uno desús flancos,—la que indica Hécquet,— si ha toma­ Nacional, el cuadro inconcluso de Blanes. Este, á nuestro
do en los momentos anteriores á la rendición de Posadas juicio, tiene una importancia trascendental como documen­
el episodio, cuaudo se producía el movimiento envolvente to histórico, porque es el resultado de largas y concienzu­
sobre dicho jefe por el Este, por el Oeste y por el Sud. das investigaciones, de medio siglo atrás, realizadas y do­
El mismo señor Simonet que nos facilitó los datos ge­ cumentadas en gran parte por dou Juan Manuel Blanes,
nerales anteriores y de quien más tarde obtuvimos, por in­ que si no fué su autor principal, fué su inspirador, su pre­
termedio de dos conocidas personas de Las Piedras, su opi­ parador, y hasta su colaborador material, pues alguuas de
nión precisa, delante de una copia fototípica del cuadro de las figuras más hermosas que se destacan en el cuadro se
Hécquet, sobre la situación de la casa en ella señalada, nos deben á su magistral pincel. Todo el mundo sabe con qué
dijo «que teniendo en cuenta las posiciones que ocupan en alto concepto de su responsabilidad de cronista y de artista
dicho cuadro los ejércitos, la casa que aparece en la altura á la vez, procedía el eximio Blanes en la confección de sus
de la colina, hacia la derecha, es, á su juicio, la antigua ca­ obras patrióticas. Era un artista y un cronista de una es-
856 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 857

crupulosidad admirable. Antes de trazar las líneas de sus Todo esto se halla confirmado, además, por referencias
bosquejos pictóricos, hacía un estudio minucioso de los per­ interesantes que hemos obtenido sobre la labor histórica
sonajes, del medio en que se movían, de sus rasgos pro­ de Blanes al respecto. El caracterizado agrimensor don Se-
pios, de su indumentaria, de su actuación, etc., como pa­ nén Rodríguez, cuya seriedad y cuya amistad íntima con
ciente investigador. Ahí está el trabajo sobre «Sarandi» el ilustre artista don Juan Manuel Blanes, son una garau-
como ejemplo típico. No se sugestionaba por las informa­ tía de información fidedigna en este caso, nos ha sumi­
ciones corrientes, en la mayoría de los casos, y hacía sus nistrado datos de verdadera importancia, singularizada por
pesquisas personales en los archivos, en los anticuarios, en­ el hecho de haber el señor Rodríguez acompañado á don
tre los sobrevivientes de las épocas y sucesos que reprodu­ Juan Manuel y á donjuán Luis Blanes, hace unos vein­
cía y con muchos de los cuales pudo tener relacioues in­ ticinco años, más ó menos, en las excursiones de observa­
apreciables desde el punto de vista histórico. Lo que debe ción, de investigación y de estudio por el campo de la ba­
lamentarse es que su archivo, conjuntamente con los demás talla de Las Piedras, que habilitaron al segundo para eje­
elementos reconstructivos de ciertos tiempos y aconteci­ cutarla tela á que nos referimos,—bajo la dirección técni­
mientos, se hallen dispersos ó en poder de quienes son in­ ca é histórica de su padre. Según esos datos fehacientes—
accesibles al estudioso. que nos ha autorizado á trasmitir en este dictamen— re­
Pues bien: sentado como una verdad que nadie se atre­ sulta que Blanes había reunido gran numero de documen­
vería á desconocer lo que dejamos dicho, debemos referir­ tos y testimonios auténticos de sobrevivientes de la acción
nos concretamente al cuadro que representa la batalla de de Las Piedras, entre ellos, una declaración certificada por
Las Piedras, obra material de su hijo don Juan Luis Bla- escribano publico en Canelones, de un cabo de Artigas,
nes, cuyo episodio culminante es la rendición de Posadas. sobre la situación precisa de ciertos episodios de la bata­
Blanes hizo un estudio especial del desarrollo de la acción lla,— testimonios y documentos que el señor Rodríguez
sobre el propio campo, y atendiendo referencias fidedignas. conoció de. visu y cuyo paradero actual no puede asegu­
En esto fué, como siempre, consecuente con las normas de ra]-, por más que 110 sería difícil se hallaran con otros pa­
conducta que se trazara en tales casos. Y Blanes sitúa la peles en Florencia. A efecto de saber si realmente existen
acción de Las Piedras, que bocetada reproduce, en uua ex­ allí, el mismo señor Rodríguez se ha prestado gentilmen­
tensión que arranca del pueblo del mismo nombre y se te á hacer gestiones epistolares ante el señor Cónsul de
prolonga hacia el Sud. Eu la tela aparece claramente dise­ nuestro país en dicha ciudad, que era también gran amigo
ñado el caserío de la época, con la capilla de entonces, con­ de Blanes.
tigua á la maltrecha iglesia actual. De que el caserío y la De todas maneras, á nosotros nos basta saber por in­
ca pilla aparecen al Norte, precisamente, de las posiciones termedio de uua persona tan autorizada como el señor
militares que dan intensa vida á la tela, no hay duda al­ Rodríguez, testigo y conocedor de los trabajos y de los
guna, - pues el primero aparece en todo su largo, y el tem­ juicios de Blanes sobre el particular, que dicho artista,
plo que se destaca sobre aquél está mirado de perfil, por perfectamente documentado, consideraba, según nos ha
su fachada lateral Sud,—y no por el frente quedaba á la manifestado expresamente el distinguido informante, que
plaza, hacia el Este. Quedando tal viento á la derecha del al S. y SE. del pueblo de Las Piedras se había des­
cuadro, necesariamente ha sido tomado el pueblo por el arrollado buena parte de la acción artiguista, es decir, en
Sud. una exteusióu comprendida entre el punto hoy conocido
R. H .—55 T. IX
858 REVISTA HISTORICA
BATALLA DE LAS PIEDRAS 859

por Casa de Rossé, que ya hemos recordado antes, y el referido varias veces, del señor Simonet Echevarría, se nos
pueblo, en el sentido S. y entre el pueblo y el arroyo expresa el juicio terminante que va en seguida. Dicho se­
por el SE. De la citada casa de Rossé, cuya construcción ñor l o s dice que siendo aún niño «oyó hablar á su padre
data de más de cien años atrás, como ya Jo hemos dicho, con dou Pedro Rossé sobre la batalla; que se acuerda per­
tomó Blaues la perspectiva del terreno en sus apuntes y fectamente que, según las opiniones por él oídas entonces,
bosquejos,— considerando, de acuerdo con sus datos y re­ ios ejércitos se encontraban campados al Sud del pueblo,
ferencias dignas de confianza, que hacia el Norte y hacia y qu el cuadro de Blanes se acerca más á los hechos», etc.
el Este de esa casa tuvieron lugar episodios descollantes de ¿No es admisible ahora que el «campamento de batalla»,
la batalla. Tanto es así que según sus informes y sus jui­ á que se refiere Artigas en su primer parte, á unas quince
cios, la rendición de Posadas tuvo lugar entre el Paso de cuadras de Las Piedras, debía de ser hacia el Sud, entre el
Cal pin o y el pueblo. El Paso de Calpiuo queda al Sud del pueblo y la casa de Rossé?— ¡Singular coincidencia de dis­
pueblo, bien al Sud, y dista de este ultimo en línea casi tancias!
recta uuos quince ó veinte hectómetros. En cuanto á la casa
de Rossé, desde la cual tomó sus apuntes, dominando el V II
panorama que se reproduce en la tela, la distancia que lo
separa del pueblo es de diez ó quince hectómetros, en la Para nosotros es clarísimo como la luz del día, eu con­
misma dirección Sud, según hemos podido comprobarlo secuencia, que se equivocan fundamentalmente eu sus re­
personalmente. ferencias y conclusiones los que dicen que «la batalla de
¿Qué significación puede tener todo lo dicho? Una muy Las Piedras tuvo lugar en los campos de Hernández, Díaz,
importante que confirma decisivamente lo que hemos ve­ Vega y Sosa», única, circunscripta y precisamente. Es
nido sosteniendo cu este dictamen: que en el Sud y Sudeste tarea un poco difícil la de convencer teóricamente á los que
de Las Piedras se produjeron interesantes episodios cons­ han heredado tradiciones erróneas y prcteuden convertirlas
titutivos de la batalla de Las Piedras, ya que no toda ella, en artículos de fe. Esto pasa con algunos de los vecinos cuyas
desde que se inicio en el Canelón Chico, y que el movi­ declaraciones obran en esta carpeta; pero la prueba de la
miento de tropas siguió una especie de línea diagonal, más inconsistencia de tales datos generales es que se contra­
ó menos irregular, para terminar donde campó Artigas, se­ dicen y se confunden, en cuanto pretenden particularizar
gún sus propias declaraciones expresas, al Sud de Las Pie­ sus informes sobre el terreno. Entonces se dan cuenta de
dras. El señor Senén Rodríguez nos ha dicho, en apoyo de que dentro de una chacra 110 han podido maniobrar más
tales consecuencias, que él oyó más de una vez de labios de dos mil hombres de artillería, de infantería y caballería.
del propio Blanes la afirmación de que tenía la seguridad La lógica, la verdad entonces se impone á despecho de
de que una gran parte de la batalla se desarrolló en el pa­ todo. Es sencillamente ridículo sostener que sólo des de el
raje mencionado. Y como Blanes, nos añadió el señor R o­ campo de Hernández hasta el campo de Sosa ha p°dido
dríguez, no se aventuraba jamás á exponer juicios tan ter­ desenvolverse un combate en que la artillería y la c u ! l i ­
minantes de esa índole, sin un convencimiento pleno á base ria desempeñaron prominente rol táctico. El combate ha
de estudio especialísimo del asunto, se debe tener confianza debido desarrollarse en una extensión no menor de dos le­
en sus opiniones. guas. Ahora, sí se quisiera adoptar el original criterio res­
Por lo demás: en el mismo documento á que nos hemos trictivo de ubicar el teatro de una acción vasta en el lugar

1
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en que el choque fué más recio, en que se produjo el en-


V3uent.r0 central de la acción, es claro que debería ir á bus­ V III
carse, á fijarse, á determinarse, con los datos que hemos
indicado en el cuerpo de este informe, la loma en que se Descartado todo criterio extremo, debe ubicarse el par­
formalizó la batalla, eu su momento inicial álgido, cí una que y situarse el monumento alegórico eu cualquier punto
legua, aproximadamente, del campamento del Canelón determinado, de algún relieve histórico, y, si es posible, desde
Chico y d una legua aproximadamente del pueblo de el cual pueda dominarse en gran parte la perspectiva que
Las Piedras. ¿Sería eso prácticamente posible sobre el ofrece la zona en que forzosamente pudo desarrollarse la
terreno? No lo sabemos; es tarea que correspondería á los acción de Las Piedras. La loma del Ombú, históricamen­
agrimensores y á los técnicos militares, ya que ninguno te no representa nada extraordinario y preciso; represen­
de los que anteriormente se lian ocupado de este asunto ta, en el mejor de los casos, uno de los tantos sitios en que
se ha propuesto determinarla, ni historiadores ni artistas. actuaron los ejércitos dentro de un extenso radio; y se
Pero debemos advertir, que en tal caso no sería posible ni halla demasiado alejada de la población para que sirva
conveniente trazar un parque que quedaría en el medio del de asiento á un parque. El terreno de Díaz,— prolonga­
campo, convertido de inmediato, más que en un paseo pu­ ción de la Avenida Flores,— representa mucho menos, ó
blico, en potrero de estancia, con abrigos propicios para el quizás nada, según lo comprueban Jos mismos que Jo se­
ganado, lejos de toda vigilancia municipal, de conservación ñalan como conveniente y que ubican sin embargo la ba­
onerosísima, lejos de toda comunicación fácil, en situación talla en la loma del Ombú! Esos terrenos, forman un
excéntrica y desairada. Es necesario, á nuestro juicio, con­ declive tan pronunciado hacia el Este, que haría perder
ciliar la verdad histórica con las conveniencias y propósi­ toda vista, toda perspectiva al parque y al monumento,
tos del parque público, supuesto por la ley en las inmedia­ enclavados entre alturas vecinas. Sobre el arroyo de Las
ciones del pueblo de Las Piedras, evidentemente, para Piedras, también es un terreno muy bajo, inapropiado al
que pueda ser visitado y caracterizado como sitio memo­ objeto. Del otro lado del arroyo ó sea en la margen iz­
rable y recreativo á la vez, pues de lo contrario la ley sólo quierda, ó sobre el paso del Ombú mismo, donde se dice
hubiera establecido que se levantara un monumento alegó­ que hubo movimiento de tropas el día 18, es más impo­
rico en el campo déla batalla de Las Piedras. Dijo, en cam­ sible todavía, á causa del puente, etc., que habría que
bio, que ese monumento se erigiría «en el campo en que construir, aunque podría el parque futuro aproximarse á
se desarrolló la acción», precisamente para dar cierta li­ esos parajes no desprovistos de mérito histórico. Eu la
bertad en Ja elección del lugar, conociendo, como conocía cuchilla de Pereyra, donde otros de los vecinos declarantes
su autor, por haber hecho previas investigaciones al res­ en el acta adjunta, ubican la acción, es irrealizable, en vir­
pecto, las dificultades con que se tropezaría para ubicar tud de que una distancia tal vez mayor de cinco kilóme­
precisa é indiscutiblemente el episodio cardinal de la ba­ tros la separa del pueblo de Las Piedras por el lado Este,
talla. aunque debemos advertir, que, á nuestro juicio, esa cuchi­
lla está comprendida más de lo que se supone dentro de
la jurisdicción de la batalla, y que si se resolviera alejar el
parque del pueblo de Las Piedras para ir á buscar lomas
históricas, deberían buscarse en la cuchilla de Pereyra,
802 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 863

que ha debido ofrecer, topográfica y estratégicamente y se trata aquí de ocurrencias particulares, más ó menos in­
aún por su misma dirección hacia Montevideo, uu campo teresadas ó arbitrarias; 110 se trata de optar por determina­
excepcional mente favorable al ejército español para con­ do sitio, concitados por predilecciones ocasionales, siu
servar y robustecer su retirada y al ejército patriota para otro fundamento ó excusa que el de una simple sugestión
impedir esta ultima. A nuestro juicio, el lugar más apa­ conjetural. Eso les ha ocurrido á algunas de las personas
rente,— si no se concreta con datos más concluyentes, que que han declarado ante la subcomisión especial., como ya
destruyan los que nosotros exponemos después de uu pro­ hemos visto, y se corroborará más adelante; pero eso no
lijo estudio de hechos, documentos y relaciones, el lugar puede ocurrir con nosotros, inquebrantablemente dispues­
exacto de la batalla, aunque fuese en su escena culmi­ tos á solucionar de la manera más patriótica y convenien­
nante,— es el conocido por el «Campo de los Cañones», te el problema, meramente histórico desde nuestro punto
en su prolongación Este ó Sud, tomando como punto de de vista, de la ubicación del futuro parque del Centena­
partida el eje de la actual calle General Rivera, llegando, rio. E 11 efecto: en el año 1896, cuando nadie pensaba en
si se quiere, hasta el arroyo, hasta el paso del Ombú, ó los homenajes que una ley ulterior pudiera decretar, la
simplemente hasta la línea transversal media de los cam­ meritoria «Institución Artigas» de Las Piedras, formada
pos de la señora Rafaela Sosa y Petronila Sosa de Abete, por un núcleo activo de elementos de esa población, presi­
con el ancho que se considere oportuno. Esta fracción me­ dido por uno de los jóvenes más laboriosos é inteligentes
diría en el primer caso, unos 800 metros, y en el segun­ de ese tiempo, á cuyo patriotismo se deben muchas inicia­
do, unos 500 metros, en sentido longitudinal. tivas generosas y cuya muerte temprana malogró en flor
No estamos solos en este caso, ni obramos bajo el im­ toda una esperanza cívica,— el señor José María Ramón
perio de una inspii ación antojadiza. Ya hemos comproba­ Guerra,— se preocupó de señalar el mejor paraje rememo­
do á la luz de los documentos de Artigas, Elío, etc., que ra torio de la victoria artiguista; y á fin de dar verdadera
el jefe patriota estableció su campamento en la tarde del fuerza y verdadera autoridad al acto de elegir el lugar más
18, en un paraje situado en las inmediaciones de Las apropiado dentro de la verdad histórica y dentro de las
Piedras, hacia el Sud, donde en realidad, por ese hecho, conveniencias generales, solicitó el concurso de varias per­
terminó militarmente la acción. Ya liemos visto también sonalidades de la época que, por sus trabajos históricos,
cuantos datos, referencias y testimonios corroboran la por su edad, por sus servicios, ó por sus condiciones mili­
tesis de que una buena parte de dicha acción se desen­ tares, se hallaban en aptitud de contribuir desapasionada­
volvió en el radio comprendido entre el Sudeste y el Sud mente á la mayor ilustración del punto. Se formó, á ese
del mismo pueblo. Vamos á demostrar ahora que mien­ objeto, una Comisión compuesta de los señores teniente
tras con relación á los otros puntos en que tuvo lugar el general don Máximo Tajes, general don Gervasio Bur-
drama memorable del 18 de mayo, carecemos de antece­ gueño, ciudadano don Isidoro De-María, coronel don Ga-
dentes precisos y referencias concretas, como resultado de bino Monegal y doctor don Carlos María Ramírez, que el
investigaciones ó de esfuerzos tendientes á señalarlos de día 7 de septiembre del año mencionado se trasladó á Las
una manera expresa al recuerdo de la posteridad,— con re­ Piedras, desde donde, —según lo constatado en el acta cuya
lación, en cambio, al campo que consideramos más apa­ copia se acompaña y cuyo original está en poder del señor
rente para la ubicación del parque y monumento decreta­ Ubaldo Ramón Guerra, — «se trasladaron al campo en
dos, hay datos y opiniones de verdadera importancia. No que según la tradición oral tuvo lugar el choque decisi­
864 REVISTA HISTÓRICA BA TALLA DE LAS PIEDRAS 865

vo de los adversarios, recorriéndolo también en el sen­ prolijos y verídicos que, como resultado de largas y minu­
tido que indica la transcripción del parte del mismo ciosas investigaciones, publicó el ano 1899 eu el periódico
Artigas, que aparece en la página 42 del folleto edita­ «El Plata» de Canelones— cuya colección hemos tenido á
do recientemente por la casa de Sierra y Anilina, edi­ la vista,—-decía el señor José M. Ramón Guerra: «Artigas
tora- de los primeros cuadros históricos de episodios de pernoctó la noche de su espléndido triunfo en Las Piedras,
la Independencia; y después de cambiadas opiniones hospedándose eu casa de una hermana política suya, la
entre varios de los señores que están al cabo de las re­ que se hallaba situada al extremo Sud del pueblo. Esta vi­
ferencias del hecho que se trata de conmemorar, fu é ele­ vienda, cou un corpulento ombú, existía hasta el año 1890».
gido como lugar el más apropiado por su proximidad á ¿Qué fuerza puede tener esta afirmación? Muy decisiva,
la población y vista del transeúnte, la pequeña eleva­ sin duda, dado el origen del dato apuntado. Ese dato fué
ción adyacente al amanzanamiento del pueblo, hacia suministrado en relación verbal, al señor Guerra, por la
el Sud y en parte central} en donde hasta hace poco, anciana doña Bonifacia Estecho, casi contemporánea de la
recuerdan muchos de los presentes que existió un corpu­ época, hermana de una de las primeras pobladoras de Las
lento ombú y una modesta vivienda con muro de piedra, Piedras, doña María Estecho, y sobrina de don Atauasio
y que siguiendo la tradición oral era en aquella época Sierra. Y ese punto, precisamente señalado con unos cuan­
ocupada por una hermana del invicto caudillo, y fu é en tos cañones del tiempo colonial, llevados exprofeso, es el
ella en donde pernoctó en la noche de esa, su prim er que eligieron historiadores como Ramírez y De-María,
batalla, de tan trascendentales consecuencias para el profundos conocedores de la epopeya artiguista,— que de­
éxito de su patriótica empresa». Además, se estableció que bemos suponer tan sólo interesados en cumplir de la ma­
el punto preciso de ese campo, más á propósito para la erec­ nera más insospechable y concienzuda la comisión de que
ción del monumento, era la prolongación de la actual calle fueron encargados en 1896. Sobre todo, don Isidoro
General Rivera. Tal declaración está firmada por todos De-María, que tan íntimamente conocía.— por relaciones y
los miembros de la Comisión, sin discrepancia alguna, des­ referencias personales de la familia de Artigas, á la cual se
pués de oír las referencias de la tradición oral y compul­ hallaba vinculado por parentesco, — la actuación, el carác­
sarlas con los datos del parte de Artigas; y está firmada ter y las campañas de este caudillo,— ¿cómo hubiera podi­
también por otros varios vecinos representativos, entre ellos, do admitir y consagrar, como terreno propicio, dentro del
téngase bien presente esta circunstancia, por el señor D o ­ radio jurisdiccional de la acción de Las Piedras, para eri­
mingo S. González, que en el acta recientemente labrada gir un monumento commemoratorio definitivo, la altura
en Las Piedras, declara que la batalla tuvo lugar en las que mencionamos, al Sud del pueblo, si sus informes, es­
puntas del arroyo de ese nombre, principalmente en el tudios, recuerdos, etc., no integraran en el espíritu del ve­
campo de Hernández, «donde Posadas tenía su artillería». nerable cronista la firme convicción de que eligiéndose ese
Pero, sin dar mayor importancia á estos detalles de con­ paraje no se falseaba la verdad histórica y se destacaba
tradicción personal, podemos agregar que la Comisión de mejor el triunfo patriótico de la posteridad á la primera
.1890 no hizo obra arbitraria é impresionista al elegir el gran victoria de la Revolución de Mayo, á la primera y
terreno de la referencia. Había antecedentes fidedignos, sin gran victoria del genio nativo, encarnado en la figura sin­
contar con los que nosotros liemos dado á conocer, del lie- gular de Artigas? Podremos equivocarnos en nuestros jui­
plio, que justificara esa conducta. Eu uuos estudios muy cios; pero si nos equivocáramos, ya que uo preteudemos
866 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 867

sentar absolutas definitivas ajenas á nuestro temperamento hasta la calle General Rivera, para comprender, d la
é inconciliables con nuestras aptitudes, lo cierto es que vez, el punto en que se realizaron los últimos episodios
nuestro error se parecería mucho á la verdad, tan autoriza­ decisivos y en que pernoctó Artigas, en que terminó real
damente proclamada por quien sólo respeto nos merece. y militarmente la acción. Más aún: alguien ha dicho:
«que hubo batalla» sobre el arroyo de Las Piedras, en el
IX paso indicado en el plano con el nombre del «O m bú».
Pues bien: prolongándose en línea casi recta hasta dicho
Podríamos dar por concluida nuestra tarea cou lo que paso, ó sea al Este, el terreno elegido, se podría tam­
dejamos dicho. Sin embargo, se nos ocurre una observación bién contemplar esa referencia, extendiendo el parque
final de bastante importancia. En el principio de este iufor- hasta el límite natural del arroyo, aunque nosotros opi­
me, hemos analizado las declaraciones que ante la subco­ namos que no sería necesario ni estético, desde que habría
misión especial formularon varios caracterizados vecinos de que hacer obras complementarias costosas y desde que el
Las Piedras, á propósito de la presuntiva ubicación del terreno declina sensiblemente en ese rumbo. Tendríamos
campo de batalla. Hemos adelantado que poco valor atri­ así. como punto de partida, la calle Rivera prolongada en
buíamos á esas declaraciones, contradichas, en gran parte, la extensión que se desee, para formar el lado Oeste del
por los documentos que hemos estudiado y hasta, desde un rectángulo propuesto. El lado Norte lo constituiría la calle
punto de vista estrictamente lógico, por las propias decla­ Montevideo y su prolongación. El lado Este daría su fren­
raciones de algunos de ellos anteriores ó posteriores al acta te, ó sobre el arroyo, eu el Paso del Ombú, ó sobre la línea
adjunta, hechas eu cartas u otros testimonios igualmente transversal media del campo de las señoras Rafaela Sosa
auténticos. Pero, á fin de que se vea claramente que aún y Sosa de Abete, indicado en el plano. El extremo Sud,
sometiéndonos, si lo quisiéramos, á dichos informes vertidos mirando á Montevideo, sería un camino existeute ó una
en nombre de la tradición oral, se explica y se justifica la calle especial que se abriría, á tres, cuatro ó cinco hectó-
elección del paraje que hemos propuesto como más aparen­ metros del pueblo hacia aquel rumbo, según el ancho que
te para la formación de un parque público, etc.,— dada la im­ se quisiera dar al parque. En cuanto al monumento, que
posibilidad práctica de determinar el sitio del episodio ini­ debería colocarse en uno de los puntos más prominentes
cial culminante de la acción, debemos recordar que dichos del paseo, nuestra opinión, coincidente con maneras de
vecinos, en síntesis definitiva, no volviendo sobre los datos pensar ya emitidas, sería la de que se emplazase más ó
contradictorios que hemos puntualizado ya, han señalado menos, en el terreno indicado en el plano como de propie­
como campo de batalla los terrenos llamados de Hernán­ dad del señor Pilar Cabrera ó eu el terreno contiguo de
dez, Díaz, Vega y Sosa, en una faja que corre de Norte á Benvenuto, linderos inmediatos del campo de la señora So­
Sud, por el límite Este del pueblo de Las Piedras. Pues sa de Abete, que forman una hermosa altura desde la cual,
bien: aún aceptando ese dato general como incuestionable, fueren cuales fueren las proporciones del monumento ale­
aún admitiéndolo como comprobado, resultaría, según pue­ górico, se dominaría, si no en su totalidad (incluyendo la lo­
de verse en el plano ó croquis adjunto, que el lugar en que ma misma del ombú) la faja que señalan en sus declara­
juzgamos más oportuno establecer el parque, está com­ ciones los vednos de Las Piedras, arrancando más allá de
prendido en buena porción, dentro de la. fa ja señalada, los campos de. Hernández y terminando en los campos de
en campos de Sosa, siguiendo su prolongación Oeste Sosa, por un lado; porotio, una gran extensión pintoresca
868 REVISTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 869

hacia Montevideo, en cuyo radio se decidió el combate y del monumento,— pues el terreno de Benvenuto correspon­
pernoctó Artigas, y por el Oeste la línea del ferrocarril con de al título original de los Sosa,—¿podría sostenerse que
sus graciosas adyacencias. 110 se habían atendido las referencias délos vecinos al darse
Podrían, así, quedar concillados los pareceres, á primera cumplimiento á la ley conmemoratoria que informa nuestro
vista opuestos, en cuanto 110 choquen con la verdad histó­ cometido? Por lo demás: liemos evidenciado indiscutible­
rica. Ninguna délas referencias testimoniales concretas ex­ mente que al S. y SE. de Las Piedras tuvo lugar el desen­
cluye de la jurisdicción de la batalla los campos de Sosa; lace de la bizarra jornada artiguista; y eso bastaría para jus­
por el contrario, algunos de los informes recabados, tificar nuestro criterio.
precisando pormenores, dan mayor importancia á estos Y que hay que elegir un punto y no la totalidad de la
últimos campos, que á los demás, reconociendo que el zona en que el combate se desenvolvió, nos parece incues­
desarrollo del combate se produjo hacia el SE. y hacia tionable. Aún pudiéndose determinar matemáticamente
el S. del pueblo (referencias de los señores Falsón y Simo- toda esa zona, no sería posible transformarla en parque pú­
net). Si se consigue, en consecuencia, como lo proponemos, blico. Tal cosa estaría fuera de la realidad práctica y no
abarcar dentro del futuro parque una porción de terreno del respondería al ejemplo de la experiencia universal. Y si 110
radio en que Artigas coronó su triunfo é instaló su campa­ se puede abarcar integralmente con el parque el campo de
mento el día 18, y otra porción de los campos de Sosa, que batalla, forzosamente debemos quedarnos con el paraje que
se dan como teatro del combate en las deposiciones del ac­ reuua mejores condiciones de adaptación 1 uu paseo pú­
ta labrada el 14 de septiembre del año pasado por la sub­ blico y al emplazamiento de una alegoría artística, conci­
comisión que integramos, es indudable que ninguna obje­ llando pareceres é informaciones testimoniales ó documen­
ción pueden oponer á tal propósito ni los que, precisamen­ tarías.
te, entienden que la batalla fué en los campos de Hernán­ En Waterloo, que se ha citado como ejemplo de ubica­
dez, Díaz, Vega y Sosa y que en la vecindad de estos últi­ ción precisa de un lugar histórico por las generaciones su­
mos, de los de Soja, con rumbo al Norte, debe hacerse el cesivas, se han levantado varios monumentos, no 11110 solo,
parque, ni los que consideran que debe hacerse simplemen­ para rememorar episodios descollantes; y á fin de que el
te en el campo de los cañones. Es 1111 justo medio concilia­ campo de batalla, extenso y variado, pueda ser percibido
torio y razonable el que preferimos, teniendo en cuenta la de una ojeada en conjunto panorámico, por el viajero cu­
verdad histórica, por una parte, hasta donde puede preci­ rioso, se lia levantado una especie de montículo de tierra en
sarse, y conveniencias ineludibles de otro orden, que mere­ forma cónica con doscientos treinta y cinco escalones, en
cen, que deben ser recordadas. Nadie podría, decir, con co­ uno de sus extremos aparentes para servir á dicho propósi­
nocimiento de los hechos, que se habría abusado arbitra­ to. De análoga manera se está procediendo, para invocar un
riamente de las facultades privativas de la Comisión para ejemplo cercano, en el campo de la batalla de Salta, donde
determinar el paraje memorable. Y nadie podría decirlo, sen­ se construye un monumento casi todo arquitectónico, con
cillamente, porque todos los que han hecho llegar sus opi­ graderías, para que desde ellas pueda el turista dominar el
niones á la subcomisión, coinciden en afirmar que los panorama. Y esto mismo es lo que podremos hacer nosotros
campos de Sosa están comprendidos en el teatro verdadero cou el campo de Las Piedras: desde el punto que conside­
de la batalla de Las Piedras. Tomando una fracción de ese ramos más conveniente para ubicar el monumento que de­
campo para el parque y hasta para el emplazamiento mismo berá tener, al efecto, una gradería especial, podrá dominar­
870 REVÍSTA HISTÓRICA BATALLA DE LAS PIEDRAS 871

se completamente, hacia todos los vientos, la zona en que se pie decoración silvestre de aquél. Lo contrario sería tirar
dice que lia tenido lugar el primer triunfo ruidoso de las el dinero á la calle.
armas orientales. El parque y el monumento se haráu «en el campo en
que se desarrolló la acción», dice ei artículo 2.° de la ley.
Y el campo de acción, militarmente, dígase lo que se diga
X restringiéndose la acepción del concepto, empieza con la
primera escaramuza inofensiva y termina con la orden de
Esa es nuestra opinión, madurada durante un prolijo campar, tanto para el vencido como para el vencedor. R e ­
análisis de los hechos, documentos y referencias existentes sueltamente, pues, optamos por aconsejar que se elija, como
ó á nuestro alcauce, mientras nuevos elementos de juicio no asiento del parque y del monumento á que se refiere la
modifiquen la verdad de las conclusiones apuntadas. Por mencionada ley, el paraje que dejamos señalado en el cuer­
lo demás, si á pesar de lo que dejamos dicho, alguna duda po de este informe, consagrado hasta por nuestros elemen­
ó cavilosidad pudiera sugerirnos la ley de 19 de julio, con­ to universitarios, en su ultima peregrinación cívica á Las
siderando su letra estricta y herméticamente, para ir á Piedras, como sitio de verdadero carácter histórico, á don­
buscar lomas ó parajes históricamente inciertos donde es­ de pueden ir, sin dudas é incertidumbres, todos los orienta­
tablecer el parque decretado, creemos que una ú otra se les, á rememorar la grandeza de su primer día de gloria
deben desvanecer aute la intención evidente que la infor­ militar y á ofrendarle á su primer caudillo, en el Centena­
ma. Al legislador no se le puede haber ocurrido formar un rio patriótico, el homeuaje de una consagración que lo des­
parqué publico de recreo en medio del campo, solitario y taque de la epopeya de Mayo, á la vez como el héroe ge­
agreste. El legislador no ha podido proponerse otra cosa nuino déla democracia, como el precursor intuitivo de una
que abrir un parque de recreo para la población de Las nueva nacionalidad y como el más injustamente infortuna­
Piedras y para las excursiones del turismo patriótico, den­ do de los proceres que hicieron posible la Independencia
tro del campo de la acción, dentro de su radio jurisdiccio­ de todo un virreinato.
nal, en las cercanías de aquella pintoresca villa, á fin de
que el acceso fuese fácil, rápido, atractivo. Si ese no hubiera M onlovuleo, murz) 15 ile 1910.
sido su propósito, habría establecido sólo la erección del
monumento alegórico, como se ha hecho en todas partes J u l io M a r ía S osa.
cuando se trata de perpetuar episodios guerreros produci­
dos lejos de los centros de población. ¿Qué objeto se ha­ J uan C a m p is t e o ü i.
bría perseguido con la formación de un parque á dos, á
cinco ó á diez kilómetros de Las Piedras? ¿Abandonarlo á
la soledad del campo, al pastoreo de ganados, á la indife­
rencia del olvido, á la rememoración negativa de un aisla­
miento deliberado? No; un parque se hace para que pueda
visitarse, para que pueda conservarse, para que pueda ser­
vir á la vez de marco y de atractivo á un monumento,
nunca para ser enclavado eu el medio del campo, comosim-
EL PROCESO SALAS 873

El gobernador Audonaegui, en febrero 11 de 1756 comi­


sionó á Nicolás Patrón, comandante del Destacamento de
Corrientes, para que produjese una información «sobre ave­
riguar los motivos que hubo para.no verificarse la entrega
El proceso Salas de los Pueblos de las Misiones conforme á las Reales Or­
denes». Patrón desempeñó su encargo tomando declaración
á un cierto numero de indios que fueron de los sublevados,
Intervención de los jesuítas en la guerra gunranítica y según esos testigos la culpa de la guerra fué de los jesuí­
tas. El proceso fué á Madrid y produjo un fuerte movi­
miento en contra de la Compañía.
CARTA DE DIEGO DE SALAS AL GOBERNADOR BUCARELLT Audonaegui en 1756 dejó el gobierno de las Provincias
del Río de la Plata al general Pedro de Cevallos, que tomó
Mi estimado amigo Oarve: el partido de los jesuítas.
Todavía en 1759 las resultancias del proceso Patrón pro­
La carta que en copia le envío, de Diego de Salas al go-
ducían su efecto, y Cevallos, para contrarrestarlo, dictó el
bernador Bucarelli, y satisficiendo sus deseos, es una impor­
siguiente
tantísima pieza del viejo pleito sobre si las responsabilida­
des de la guerra guaranítica corresponden á los jesuítas 6
«DECRETO
á los portugueses.
Como usted bien sabe, los comisionados reales de Espa­ «Don Pedro de Cevallos, comendador de Sagra y Seuet
ña y de Portugal, Marqués de Valdelirios y general Gomes en la Orden de Santiago, Teniente General de los Reales
Freire de Andrade, el Ministro de Estado de Fernando V I Excercitos, Gobernador y Capitau General de las Provin­
Ricardo Wall y el gobernador Audonaegui, fueron los que cias del Rio de la Plata, y ciudad de Buenos Ayres.
con más empeño acusaron á los jesuítas como «autores» de «Por cuanto combienc al servicio del Rey hacer todas las
la diclia guerra. Los acusados negaron terminantemente tal diligencias posibles, para averiguar con plena justificación,
culpa, echándola á los portugueses__ y cada parte produ­ quienes fueron los Autores de la Rebelión de los Indios de
jo abultada prueba. estas Missiones; y señaladamente si lo fueron algunos, ó
El proceso Patrón es una de las probanzas más impor­ alguno de los Padres de la Compañia, y en que forma, y
tantes en contra de los jesuítas; y el proceso Salas ha sido por que medios los indugeron, con todo lo demas, que pue­
tenido como inconmovible y definitiva prueba á favor déla da conducir al convencimiento de los culpados en tan gra­
actuación de los sujetos de la Compañía. ve delito: y por que juzgo ser el medio mas eficaz para este
Recordemos estos dos procesos, íntegramente copiados fin formalizar ante todas cosas el Proceso de las Declara­
en el segundo volumen de los documentos sobre el tratado ciones, que de orden de mi Antecesor el Señor Don José
de Madrid coleccionados por Pedro de Angelis, que pasaron de Audonaegui, tomó á diferentes Indios, Don Nicolás Pa­
después á manos del doctor Vilardebó y que tengo ahora trón, Teniente entonces de la Ciudad de Corrientes, que se
sobre mi mesa por habérmelos facilitado el doctor don A n ­ hallaba eu esta Expedición; continuando despues cuantas
tonio Carvalbo Lerena. averiguaciones, y diligencias se juzgaren conduzcentes al
R. H .— 66 T . II
874 REVISTA HISTÓRICA EL PROCESO S KLAS 875

mismo fin. Por tnnto doy comisión con todas mis faculta­ mudanza de los pueblos; lo mismo dijeron muchos otros
des, sin restricción, ni limitación alguna, al Teniente Coro­ indios citados y ciertos oficiales españoles que actuaron en
nel de Infantería, y Mayor General de este Exercito, Don la guerra guaranítica.
Diego de Salas, para que á continuación de este Decreto El proceso Salas, pues, anulaba completamente las re­
que mando se agregue al expresado Proceso, y nombrando sultancias del de Patrón, y Cevallos lo mandó á la Corte,
dos Lenguaraces los mas fieles, y peritos, que se hallasen donde lo usaron para apuntalar la situación de la Com­
de la Lengua Guaraní, y Escribano de toda su satisfacción, pañía de Jesús,desprestigiada ante el ánimo del Rey. Des­
pase á los pueblos de la Vanda Oriental del Uruguay, y de entonces, el proceso Salas ha sido considerado como la
á los del Paraná y proceda con la formalidad debida á la prueba definitiva de que los jesuítas uo fueron los autores
satisfacción, y comprobación de las dichas declaraciones de la guerra guara nítica.
contenidas en el mismo Proceso, examinando á los Indios, Ahora bien: el documento que le envío, y que está de
que depusieron en ellas; y concluida esta primera diligencia, acuerdo con cartas de Cevallos á Salas, destruye toda la
prosiga examinando á otros cualesquiera, que puedan d e ­ fuerza probatoria del célebre proceso y le quita el carácter
poner en esta, materia: haciéndoles saber á todos, que pue­ de prueba plena y definitiva.
den estar ciertos, de que no se les ha de seguir el más le- La copia ha sido tomada de la carta original de Salas,
be daño, ni perjuicio de declarar como deben la verdad: que está en el volumen primero de los documentos del doc­
antes están obligados en fuerza del juramento, y de su fi­ tor Vilardebó.
delidad al Rey á declararla, á cuyo efecto les asegurará Creo que si usted se toma el trabajo de arreglar algo de
también, que permanece inviolable el Indulto que en nom­ esto que escribo á la ligera, se refiere á lo que dije en el
bre de su Majestad les concedió el referido Señor Don Jo- numero 4 de L a R e v i s t a al hablar de los dos volúmenes
sé de Andonáegui, para que con entera libertad, y sin re­ del doctor Vilardebó—y pone á contribución su erudición
celo alguno depongan todo lo que supieren. Y concluidas histórica, le será fácil hacer un «sombrero» á la copia ad­
estas diligencias me las traerá el expresado Teniente Coro­ junta. 1
nel y Mayor General don Diego de Salas, á fin de que en Suyo siempre affmo.
vista de lo que de ellas resultare, pueda yo dar las ordenes
convenientes. Cuartel General de San Borja, veinte y siete D a n ie l G a r c ía A cevedo.

de Agosto de mil setecientos cincuenta y nuebe.


Excmo. Sor:
Don Pedro de Cevallos
Considerando, quanto puede importar al servicio del
Salas, sin pérdida de tiempo, dió comienzo á su tarea, y Roy nro Señor y de la causa pública, el esclarecimiento.
antes de tres meses, presentó á Cevallos un voluminoso y manifestación de aquellos hechos, que tanto se procu-
proceso con las declaraciones de más de cien testigos. T o­
dos los indios que depusierou ante Patrón y fueron llama­ 1. L a docum entación no necesita sombrero. La bien pensada c a r ­
dos de nuevo por Salas, dijeron ante éste que los jesuítas, ta del ilustrado colaborador de la R e v is t a H is t ó r ic a , d efin iti­
no sólo no los impulsaron á la guerra, sino que les aconse­ vamente incorporado á las letras por el talento y la labor, haría
jaban que no hiciesen resistencia á las Reales Ordenes sobre fracasar nuestra tentativa. — D ir e c c ió n .
EL PROCESO SALAS 877
876 REVÍSTA HÍST(5 r ICA

rarou esconder y disfrazar eu los años pasados, me veo en obispo don Manuel Antonio de la Torre, que á la sazón
visitaba aquellos pueblos, dándome para éste una carta, que
Ja necesidad de hacer á V. E. una verídica declaración de
todo lo que ocurrió con migo, en el asuuto de la comision solo devia entregar en el caso que me fuese preciso encon­
trarme con su Illma., á fin de que por su medio, entendiese
que se me dio por el antecesor de Y. E. para que actuase
una jurídica información, dirigida al fin de indemnizar á que uo llevaba otro objeto que el de cumplimentarle y se
los PP. Jesuítas, del influxo, que se les atribuía, en la su­ reservase el secreto de mi comision. que me encargaba tu­
blevación de los Pueblos del Uruguay por causa del tratado viese escondido con el maior sigilo, por conbenir así al
de límites: para lo qual interpongo ante todas cosas, el ju­ servicio de ambas Magestades; loqu e igualmente devia
ramento necesario, que hago por Dios y esta ■(*, y prometo hacer saber á los intérpretes, imponiéndoles el más rigoroso
al Rey mi Señor, bajo de la correspondiente palabra de silencio, para que ninguno trascendiese aquel asunto.
honor, no separarme un punto de la verdad de el hecho, que Con estas prevenciones salí secretamente del pueblo de
sucedió en la forma siguiente: S" Borja, llevando con migo un Dragón llamado Pedro
Por el mes de Agosto del año pasado de 1759 me ordenó Aguirre, que devia hacer de escrivano, y un criado que se
de palabra el Excmo. señor don Pedro Cevallos, hallándose ordenó dejase en el pueblo de S" Joseph, en donde havia
de encontrar todo lo que necesitase para mi servicio y
en el Pueblo de S1* Borja, uno de lo=< siete que se devian
entregar á la corona de Portugal, que pasase al Pueblo de manutención, como efectivamente sucedió.
Santa Ana, situado en la otra vanda del Paraná, para to­ Al otro dia despues dehaver llegado al pueblo de S11 Jo­
mar de los Indios ciertas declaraciones sobre los puntos seph, tuve noticia de que el Illmo. señor Obispo se hallava
que contenia un interrogatorio que me entregó, escrito por ya próximo al pueblo de la Candelaria, que sólo distava
don Juan de Bustinaga y cuio contento se dirigía á la in­ seis ú ocho leguas de él, y considerando que se haría notable
demnización de los PP. Jesuítas, en la pasada rebelión el que yo no pasase á cumplimentará su Illma., me detuve
dos dias para dar quenta al Excmo. señor Cevallos á quien
de los Indios.
Ninguna Instrucción se me comunicó por escrito; y sólo asimismo, remití una carta que me havia escrito el P. Jo­
me previno de palabra, que en otro Pueblo de Santa Ana seph Cardiel llamándome á Santa Ana cou toda acelera­
hallaría á los ludios que havian de declarar, bien instrui­ ción, por decirme que ya los indios estaban todos juutos,
dos de lo que devian deponer sobre cada pregunta de el in­ bien instruidos de lo que devian declarar y aún juramen­
tados, sin que huviese tropiezo que allanar para, concluir
terrogatorio: que con ellos, fuera de los que havian de ser­
vir de intérpretes, que erau don Miguel de Ayala y don prontamente mi comision, con otras expresiones que me
Melchor de Aranda, capitanes de la geut.e de Corrientes, obligaron á notar en la carta que escribí á Y. E. las ligere­
estavan los PP. Joseph Cardiel y Juan Eran™ Carrió, á zas de este Padre, que quería se procediese atropellada­
cuia dirección devia estar enteramente sometido, pasando mente en un asunto de tanta gravedad.
á manos de otros PP. todas las declaraciones que hiciesen Anees de recivir la respuesta de Y. E. por parecerme
los Indios, para que las corrigiesen y enmendasen, antes que me ejecutaba el caso, pasé al pueblo de la Candelaria
donde encontré al Illmo. señor Obispo á quien entregué la
de extenderse y formalizarse en la conformidad devida.
Asimismo se me previno, que procurase por lodos mo­ carta, que llevaba á prevención, procurando hacerle enten­
dos esconder el objeto de mi comision de el Márquez de der en conscquencia de las verbales instrucciones que se me
Valde Lirios, con todos los de su comitiva y del Illmo. havian dado, que el objeto de mi viaje no era otro que
878 EL PROCESO SALAS 879
REVISTA HISTÓRICA

cumplimentar á su Illma. con quien por lo mismo me man­ cuales dictaban en castellano las respuestas que los indios
tuve todo el tiempo que se demoro en aquel pueblo, corte­ daban en su lengua guaraní; y puestas éstas en borrador,
jando su persona y haciéndole todo el obsequio que se me­ se llevaban al padre José Cardiel Francisco Carrió, los
recía su Dignidad. cuales las corregían en sus aposentos y después las traían
Desde el pueblo de SnJoseph, ya havia dado yo orden á para que se pusiesen en limpio y las firmasen los que sa­
el padre Cardiel para que á los indios que estaban juntos bían firmar é hiciesen una cruz los que uo sabían escribir,
en Santa Ana, los repartiese en los pueblos inmediatos y como efectivamente se hizo, suscribiendo cada declaración,
pusiese en otros á ios intérpretes, hasta que S. E., á quien los dos intérpretes y el soldado que hacía de escribano.
daria parte de esto mismo, dispusiese lo que fuese de su Viendo S. E. que se prolongaba la diligencia, me escri­
agrado. bió una carta en que me prescribía un nuevo método de
Hallándome eu el pueblo de la Candelaria en compañía concluir aquella obra con íuás brevedad; pero no se puso
del lllmo. señor Obispo, reciví carta de S. E., en que expre­ en ejecución porque se pensó que aumentando el trabajo,
sándome no hiciese caso de las ligerezas de aquel sujeto, se podía en breve llegar al fin que se deseaba; y por esto
aludiendo al padre Cardiel, me ordenava pasase al pueblo acordaron los dos referidos PP., á cuyas órdenes se me in­
deltapua, donde devia verificar mi comision, por ser el más timaba de nuevo escribiese, que cada indio de los que sa­
á propósito en las circunstancias que ocurrían; pero al mis­ bían escribir pusiese por escrito su declaración, arreglán­
mo tiempo, me reiteraba los encargos de el particular cuida­ dose á las preguntas que se les darían; y por los que no
do que devia tener, en que ninguno de la familia del sabían escribir lo ejecutaran otros indios, ó los mis­
Márquez de Valde Lirios llegase á penetrar el secreto, y mos P P . y después éstos las corregían, quitando ó aña­
que estuviese ásu respecto de otra cualquiera con la mayor diendo lo que les parecía, y así corregidas las ponían eu
vigilancia respecto á que aquel pueblo, por hallarse en el castellano y después se copiaban en el proceso.
camino, estaba expuesto á que pasasen por él algunos co- De este modo se concluyó la información compuesta de
rrentinos y descubriesen el misterio. más .de cincuenta testigos; y se quemaron en la puerta del
Despues que el lllmo. señor salió del pueblo de la Can­ colegio todos los borradores en presencia de los dos intér­
delaria para el de Santa Ana y havia ya expedido la orden pretes y del que hacía de escribano, como expresamente
para que los indios que havian de declarar pasasen con los me lo había ordenado el señor Cevallos, previniéndome se
dos PP. Cardiel y Carrió, y los intérpretes, al pueblo de formase una certificación de este hecho y diligencias para
Itapua, me encaminé por el río, á otro pueblo con solo mi su mayor satisfacción.
escriviente; en donde hallando juntos á todos los referidos, Con el aviso que di á S. E. de haber concluido mi co­
se dió principio á la información. *- misión, me despachó la orden para que me restituyese al
El modo con que ésta se practicó, fué conforme á la pueblo de S.n Borja y diese licencia á los intérpretes de re­
orden verbal que me dió el señor Cevallos. Se le pregun­ tirarse á sus casas; y encaminándome por el pueblo de S.'°
taba á cada indio, según el interrogatorio prevenido por Thomé por no encontrarme con el padre Fr. Pedro Parras,
medio de los dos intérpretes que so habían llevado, los que había ido á S." Borja á cumplimentar á S. E. en nom­
bre de S. I l l “ a, recibí una esquela en que me ordenaba
1. H aala aquí se hn respclado la forma y la ortografía del o ii-
S. E., que el criado que había escogido al pasar por S.:in
gipal, Joseph, lo dejase en el pueblo de S.t0 Thomé, en donde se
880 REVISTA HISTÓRICA EL PROCESO SALAS 881

mantuvo más de un año, hasta que hizo S. E. que volviese á los PP;, á vista de la cual ningún prudente se podrá persua­
á mi servicio con otras prevenciones que tengo presente. dir, que otros que sus influjos pudiesen haberlos precipita-
Después de haber llegado al Cuartel G.eral de S.n Borja do en el temerario arrojo de resistir á su legítimo Señor.
y leído S. E. el proceso que se había formado, me ordenó Pero, sin embargo de todo, hallándome yo á las órde­
también de palabra que tomase otras declaraciones sobre nes del E.xm0 señor D.n Pedro Cevallos, sin arbitrio para
el mismo asunto‘de la indemnización de los PP. Jesuítas examinar la justicia ó injusticia de lo que me mandaba,
á los oficiales que se habían hallado en las expediciones principalmente cuando me ponía por delante el Ínteres que
antecedentes: y en efecto, S. E. mismo me dictó, y yo escribí resultaba al servicio de Dios y del Rey, uo hallé modo de
las preguntas que se les debían hacer. excusarme de una comisión que se me dió por el mismo,
El primero á quien examiné fué el T.lc Coronel D.n An­ Cjue Dios y el Rey me mandaban obedeciese, y más cuando
tonio Catany, y quien ya instruido por S. E. de lo que ha­ el carácter de dicho E.xmo Señor que quería ser obedecido
bía de decir, firmó hasta con repugnancia lo que se le ha­ en lo más injusto, que determinaba, me amenazaba con mi
bía ordenado declarase. Con la misma repugnancia decla­ total ruina para el caso en que yo quisiese excusarme con
raron y firmaron los demás, lo que igualmente se les la más sumisa representación.
previno por S. E. y son: D.u Joselip Ignacio de la Quin­ Por esto, pues, admití, con íntimo sentimiento de mi
tana, D.n Francisco Piera, D.u Miguel Vidal, D.“ Joseph alma, tan odiosa comisión, y por lo mismo no tuve valor
Escudero, D “ Martín de Altolaguirre, D.n Martín de Sa- para resistirme á dar una certificación ó por mejor decir,
rratea, D.11 Pedro Medrano, D.u Joseph Cordero, D." Juan á afirmar lo que él mismo había forjado contra D.u Eduar­
Somalo, y no me acuerdo si otro alguno, con cuyas de­ do Wall, y exigió por fuerza de su autoridad, que la suscri­
claraciones se concluyó el proceso y me ordenó que se biésemos D.n Antonio Catany y yo, cuya copia pongo en
sacase un testimonio; el cual con el mismo original exigió manos de V. E. para que se cerciore mejor de las violen­
de mí S. E. sin dejarme documento alguno, á excepción cias de su antecesor y de la opresión en que se hallaba
de las cartas que durante mi comisión me escribió, las cua­ nuestra libertad, bajo el pesado yugo de su mando: debien­
les tengo entregadas á V. E. para lo que pueda importar al do por último hacer saber á V. E., que para descargar mi
servicio del Rey. conciencia sobre este hecho, escribí en consorcio de D.u
Este es, E.xmo Señor, el hecho de la verdad, y todo Jo que Antonio Catany, á los dos Ministro de Guerra, é Indias,
ha ocurrido eu el asunto de la indemnización de los PP. declarándoles la verdad de lo que había pasado, y la fuerza
Jesuítas por lo respectivo á la sublevación de los Pueblos y la violencia con que se nos compelió á firmar aquella
Guaraníes, que estaban á su cargo. Bien conocía yo, y así falsa declaración. Que es cuanto puedo exponer á V. E.
lo debo manifestar para el descargo de mi conciencia, que bajo de la palabra de honor que tengo empeñada y jura­
dichos PP. habían sido la cansa total de la desobediencia de mento que he hecho á Dios N.ll° Señor.— Buenos Aires,
sus indios á los mandatos de nuestro Soberano y los que 8 de agosto de 1707.
los indujeron á la rebelión, con que hicieron más atroz su
delito; porque fuera de la notoriedad sostenida de hechos E.xmo S.ov:
públicos é incontestables, que me habían referido, había El más recon/10 y obligado súbdito que sus órdenes ve­
llegado á conocer por mi propia experiencia la ciega sumi­ nera,
sión y servil subordinación que profesan aquellos indios
Diego D e Sedas.
Á PROPÓSITO DE LA BATALLA DE ITUZAINGÓ 883

un estudio destinado á restablecer la verdad histórica so­


bre una versión corriente, según la cual la batalla de ’ltu-
zaingó en la guerra con el Brasil, se dio en el sitio en que
tuvo lugar, no por inspiración directa de Alvear, sino por
indicación que al respecto le hicieron algunos jefes uru­
guayos, Garzón entre ellos.
Una a c l ar a ci ó n á propósito de la bat al l a de Estoy ahora corrigiendo las pruebas de un libro históri­
Ituzaingó co sobre esa guerra memorable, y el estudio á que me re­
fiero tiene para mí un alto interés. Es por esto que, á pesar
de no tener ningún título que me autorice á dirigirme á
usted, como lo hago, le ruego quiera disculparme esta li­
En la página 330 de la «Historia de la Guerra del Bra­
bertad.
sil», escrita por el teniente, coronel don J. Amadeo Bal-
Acudo, pues, á su notoria fineza para pedirle quiera fa­
drich, se lee en forma de nota lo siguiente: « La versión de
vorecerme con ese estudio, si fué usted su autor; ó de ma­
« que fue Garzón quien decidió el ánimo de Alvear para
nifestarme en qué diario y fecha se publicó, cosa que le
« dar la batalla de Ituzaingó, no pasa de una especie fan-
será fácil recordar. Igual pedido me permito formular en el
« tástica y de pura leyenda. Con el propósito de aclarar
caso de que el autor haya sido el señor Acevedo Díaz. No
« este punto hemos recurrido á diversas fuentes, y entre
debo ocultarle, además., que es mi amigo, José Juan Bied-
« otras personas eruditas al distinguido escritor uruguayo
ma, quien me ha indicado el paso que doy ante usted, el
« doctor Luis Melian Lafiuur, quien en una interesante
que además me autorizó para que invocara su nombre, al
<■ carta de fecha 27 de enero de 1904, nos dice no saber
objeto del mejor éxito de mi gestión
« nada sobre ese punto ».
Renovando á usted mis excusas, tengo verdadero placer
La publicación íntegra de dos cartas que me dirigió el se­
en ponerme á su entera disposición y ofrecerle con mi amis­
ñor Baldrich, y mi contestación á la primera de ellas, creo
tad, los sentimientos de mi mayor consideración y de res­
que pondrán en su verdadero lugar mi actitud, para per­
peto por su alta autoridad literaria.
suadir al lector, de que ni se me preguntó la opinión que
yo tuviera sobre el punto en cuestión, ni yo la di tampoco,
limitándome á indicar el origen documental de la especie J. Amadeo Baldrich,
Teiiienle coronel, ICdceán ti el Presidente; de l;i República,
cuyos antecedentes el señor Baldrich procuraba conocer.
He aquí las cartas:
Señor doctor don Luis Melian Lafinur.— Montevideo.
«B uenos A ires, en oro 23 do 1905.
C.// de V.,7 Rodríguez
^ Peña 1537».
Mi distinguido doctor:

He sabido de que usted ó cí señor Eduardo Acevedo


Díaz publicaron hace tiempo en uu diario de esa Capital,
884 REVISTA HISTÓRICA
í PROPÓSITO DE LA BAjTALLA DE ITUZAINGÓ 886

«M on tevideo, 26 de enero de 1905. 11 de febrero de 1900 al 20 del mismo mes, ocho folle­
tines con el título de «Batalla de Ituzaingó», tomados de
Señor tenieute coronel J. Amadeo Baldrich. las Memorias inéditas de su abuelo el general Antonio
Díaz, segundo jefe del batallón 5.° de infantería en el ejér­
cito que ganó aquella batalla. En ninguno de esos folletines
B uenos A ires.
se hace la referencia á Garzón que usted desea ver aclara­
da. Pero me parece que puedo indicarle las fuentes de don­
Distinguido señor: He recibido su «preciable del 23 del
de se ha tomado la especie cuyo origen usted desea conocer.
corriente, por la cual se sirve usted pedirme algunos datos
En octubre de 1870 se publicó aquí por Vicente Gar­
respecto de la batalla de Ituzaingó, eu el supuesto de que
zón, hijo mayor del general, un opúsculo de 20 páginas,
yo haya escrito algo sobre ese glorioso suceso, ó hayase
(hoy completamente agotado) con el título de «Algunos
ocupado de él don Eduardo Acevedo Díaz y pueda y o su­
servicios del general Eugenio Garzón».
ministrar á usted antecedentes en este último concepto.
Se compone el opúsculo exclusivamente de la foja de ser­
Taso á indicar á usted lo que me parece más concreto
vicios del general, y de documentos y certificaciones que
en los puntos que somete usted á mi consideración.
mucho le honran y que llevan la firma de Olazábal, Santa
Y o no he escrito ningún trabajo especial sobre la céle­
Cruz, Bolívar, Paz, Gamarra y otros personajes.
bre victoria del general Alvear, si bien he rozado alguna
Entre esos papeles se halla la siguiente carta del general
vez el asunto al ocuparme por la prensa de los hechos de
Alvear que copio textualmente:
armas que atañen á la independencia de mi país.
Acevedo Díaz se halla en distinto caso. Estando en La «Señor Eugenio Garzón.
Plata hizo en 1892 alguna publicación sobre la campaña
de 1827 y cambió cartas con el general Mitre en razón de «B uenos Aires, 3 de m ayo 1882.
haberle remitido originales para insertarse en L a Nación,
como se insertaron en el mes de febrero del referido año «Mi muy querido amigo..................................................
1892.
« Vd. es joven, lleno de servicios, y usted obtendrá
Las cartas del general Mitre del 13 y 24 de febrero de
« más hoy más mañana, la recompensa de sus servicios y
ese año se publicaron aquí en El Nacional de 1.° de ene­
ro de 1898 como apéndice de un artículo de Acevedo Díaz « de su honrosa comportación.
« Mi amigo: siempre he recordado y he dicho á todos su
sobre la muerte del coronel Brandzen; pero pienso que todo
« parecer de usted la víspera de Ituzaingó; y así como no
fué reproducción de lo anteriormente dado á luz en L a
Nación de Buenos Aires. « puedo echar de mi memoria que todos nuestros genera-
« les eran de opinión de esperar al enemigo en el llano trai-
En ninguna de esas publicaciones hechas aquí se toca
« dor de la margen de Santa Lucía, usted debe vanaglo-
para nada al general Garzón en el punto que á usted inte­
« riarse de haber juzgado muy bien lo que debía hacerse, y
resa, pero será bueno que usted recorra I jci Nación de 1S92
en la fecha de las cartas de Mitre. « que se hizo en efecto; y esto lo he contado á todos por-
« que le hace á usted honor y porque es uua justicia que
Posteriormente estando en esta ciudad Acevedo Díaz, re­
« me complazco eu hacer á su mérito.
dactando El Nacional, publicó en sus columnas desde el
Carlos de A lvear ».
8 86
REVISTA HISTORICA
Á PROPÓSITO DE LA BATALLA DE ITÜZAINGÓ 887

La precedente carta se halla también en la biografía de


Garzón, inserta en el segundo libro de la obra titulada «Buenos Aires, F ebrero 1.° de 1905.
« Rasgos Biográficos de Hombres Notables de la Repúbli­
ca Oriental del Uruguay, por Isidoro De-Muría. » — Monte­ Mi distinguido doctor:
video, 1879.
Este historiador trae un nuevo documento de Alvear en
He tenido el placer de recibir oportunamente su muy
el estudio que dedica á Garzón, lis un certificado que el
estimable carta, en respuesta á una anterior mía.
10 de enero de 1837 expide en Buenos Aires á su subal­
terno aquel ilustre guerrero Le agradezco vivamente los datos históricos que ha te­
nido la fineza de darme, y el informe sobre el trabajo del
Después de enumerar diversos méritos y servicios, agre­
señor Acevedo Díaz, que efectivamente se publicó en La
ga el general argentino lo que sigue:
Nación, donde he tenido la oportunidad de leerlo. Es un
« Certifico igualmente que el 19 de Febrero de 1S27
estudio interesante que me será muy útil, como tantos
« vino este coronel (Garzón) de su motupropio, á decirme
otros que se refieren á la época y acontecimientos de la
« en su nombre y en el del bravo coronel Alegre, cuáles
guerra del Brasil.
« eran sus opiniones en aquellas circunstancias, y que en
Espero que á mediados de marzo próximo estará ter­
« extracto estaban reducidas á que se debía revolver sobre
minada la impresión de mi libro. Tendré entonces el pla­
« el enemigo para atacarle. Estas reflexiones expuestas con
cer, muy grato por cierto, de ofrecerle un ejemplar, que,
« modo y subordinación, dimanaban tan sólo de un celo
desde luego, recomiendo á su benevolencia.
« ardiente por el servicio y causa pública, y asistiendo de
No le ocultaré que temo mucho— no de su espíritu pon­
« este modo á su general en jefe con su consejo, le impul-
derado y ecuánime por cierto —que ese libro no resulte en­
« saron á que les diese las gracias, añadiendo, que tenía una
teramente grato á muchas personas de esta y esa orilla del
« gran satisfacción en ver que la opinión de dos jefes tan
Plata y del Brasil mismo. Se ha hecho mucha leyenda de
« acreditados, estuviese tan perfectamente de acuerdo con
las cosas augustas y severas de la historia y mucha poesía
« la mía, pues era lo que estaba resuelto á verificar, como
« lo hice ». de la prosa. Un patriotismo fanático y enceguecido ha
buscado hacer oro puro de la pobre arcilla de algunos ac
Deseo, señor, que estos datos le sean de alguna utilidad,
tores que pesaron nefastamente aquí y allí, retardando en­
y aceptando complacido la amistad, que usted galantemen­
tre sangrientas convulsiones, el progreso institucional de
te me ofrece, quedo desde ahora á su disposición para que
los pueblos del Plata. No place entonces, ver descender de
me ocupe usted con franqueza, en lo que considere que
sus pedestales á los viejos ídolos ó verlos presentar teñidos
pueda yo prestarle algún servicio.
con sus propios colores. No tengo yo que vengar ninguna
Hágale usted presente á Biedma el reconocimiento que
herida, ni me siento apasionado por otra causa que la de la
le debo, por haber aprovechado la oportunidad de poner­
verdad, según la vea ó alcance, del estudio sereno de los
me en relación con usted, y crea que soy de usted atento
S. y affmo. amigo. hombres y de las cosas. Procuro ser imparcial, sin comul­
gar con cobardes concesiones ai convencionalismo de estos
I jU i s Mehan Lafinur. días tan pequeños y tristes del lado moral, pero que ten­
drán sus horas de sol, como aquellos del pasado. De ahí
mi temor que, á pesar de todo, no ha sido parte, lo espero, á
888 REVÍSTA HISTORICA í PROPOSITO DE LA BATALLA DE ITUZAINGO 889

influenciar mi espíritu. Usted juzgará, pues, y me dirá su el segundo; pero hay dos puntos que no pueden tergiversar­
juicio sincero y leal sobre mi trabajo, que no es otra cosa se sin desnaturalizar las palabras del insigne general, á saber:
que sinceridad. que Garzón y Alegre indicaron el lugar en que la batalla
Agradecido á su gentileza y quedando enteramente á sus debía darse y se dió, y que todos los generales estuvieron
órdenes, lo saluda su afmo. S. S. y amigo. en contra del pensamiento de Garzón y Alegre, aceptado y
seguido por Alvear.
J. Amadeo Baldrich.
L u is M e l ia n L a f ín u r .

Señor doctor don Luis Melian Lafinur.— Montevideo.»


M ontevideo, octubre de 1909.

De mi carta paréceme difícil que pueda desprenderse que


yo dijera «no saber nada sobre el punto».
Sabía, por el contrario, lo que los documentos transcrip­
tos decían, según mi manera de entenderlos. ¿Cabe respecto
de ellos diversidad de interpretaciones? Es posible que que­
pa; pero si se me hubiese pedido que manifestara cómo era
que yo los entendía, habría contestado que en mi concep­
to, teniendo en cuenta las propias palabras del general A l­
vear, fueron mis compatriotas los coroneles Garzón y Ale­
gre los que vieron claro, é indicaron el punto en que debía
tenderse la línea de batalla «contra la opinión de todos los
generales», según lo afirma el glorioso vencedor de Itu-
zaingó.
Que los generales á las órdenes de Alvear 110 estaban
muy satisfechos de él, ni comprendían el objeto de las con­
tramarchas del ejército, y que por consiguiente opinasen
que había extravío en el mando superior, es algo que no
oculta el señor Baldrich cuando habla del motín proyectado
frente al enemigo para sustituir al general Alvear por Soler
ó por Lavalleja.
El general Alvear podría haber coincidido en el secreto
de su mente con el pensamiento estratégico de ios coroneles
Garzón y Alegre; 110 habla de esa coincidencia en el primer
documento: el más espontáneo, más próximo en fecha á la
batalla, y de más valor histórico; insinúa la coincidencia en
s . H .— 57 í . tt
BrBLTOGRAFfA 891

go, y á todo el que quiera adquirir algún conocimiento de


la historia de Chile. La obra del distinguido profesor es
sustancialmente completa y en la forma que requiere la
enseñanza.
«H is to ria de C hile b a jo el g o b ie r n o del g e n e ­
ra l J o a q u ín P r ie t o » . — Tres volúmenes. El autor, señor
Ramón Sotomayor Valdez, gozó en su patria de alta con­
Bibliografía sideración. Iniciado desde muy joven en la carrera de las
letras, dedicóse al periodismo redactando brillantemente
«El Mensajero», «E lD iario»,de Valparaíso, «El Ferroca­
rril», «El Conservador», «La Actualidad», *La Repúbli­
Abundante es el número de libros y revistas recibidas ca». Fué representante diplomático en Méjico y en Bolivia,
de que tendríamos que dar cuenta. y en una y otra misión, según sus biógrafos que han tenido
«E sta d io h is t ó r ic o s o b r e el d e s c u b r im ie n to y la oportunidad de aquilatar su saber y patriotismo, se puso
c o n q u is t a «le la P a t a g o n ia y d e la T ie r r a del
al nivel de su deber. Después de abandonar el puesto en el
F u e g o » . — El gobierno de Chile, empeñado en allegar ante­
segundo país, publicó «La Legación de Chile en Bolivia»,
cedentes históricos y datos ilustrativos con que hacer fren­
en cuyo libro reunió la correspondencia oficial de la Lega­
te á la propaganda argentina sobre la cuestión de límites
ción, y dió á conocer ampliamente la organización civil y
en la extremidad austral, que comprende la Patagonia, el
social de Bolivia, y su desmoralización militar.
Estrecho de Magallanes y la Tierra del Fuego, encargó al
«La historia de Chile bajo el gobierno del general Joa­
eximio diplomático que figuró con honor en la poesía, la
quín Prieto» abarca toda una época de antagonis­
tribuna y el diarismo, Carlos Moría Vicuña, del examen de
mos de los partidos que estaban á caza del poder con el
los archivos españoles sobre la historia colonial de estas
arma al brazo, de crisis y de ensayos que pusieron á dura
repúblicas, á fin de utilizar todos aquellos que tuvieran al­
prueba los recursos de Chile y la cordura de sus hombres
guna atingencia con el asunto que se debatía.
dirigentes. Eu los libros resaltan juicios sobre aconteci­
El resultado de la investigación es el volumen que reci­
mientos del Perú y Bolivia confundidos en la historia de
bimos. Siendo una verdadera obra de historia americana, con
Chile. Muchas cuestiones permanentes de derecho público
valiosa documentación, puede ser consultado con provecho
han sido abordadas con suficiencia y originalidad,— y algu­
por cuantas personas quieran conocer en sus fuentes ori­
nos personajes salientes del cuadro de la historia de Chile,
ginarias la manera cómo fueron poblándose estos territorios,
como los presidentes Prieto y Montt, y otros chilenos, pe­
cómo se constituyeron las colonias de esta sección y cómo
ruanos y bolivianos, han merecido páginas llenas.
se organizó el régimen que habría de subsistir por más de
«Chile en 1 9 0 8 » . --Es un erudito repertorio,indicador
tres siglos.
— con intercalación de retratos de los hombres de actuali­
«E stu d io de la H is t o r ia de Chile». Por el señor
dad, y reproducción de edificios y monumentos en hermo­
Luis Galdames.— Dos volúmenes de 500 páginas cada uno,
sos fotograbados— de la evolución de Chile. Fué dedicado
destinados á servir de texto de estudio en los estableci­
por el distinguido autor, señor Eduardo Poirier, á los de­
mientos de instrucción secundaria, á los alumnos del cur­
legados y adherentes al IV Congreso Científico (l.er Pau-
so superior de Humanidades eu la Universidad de Sautia-
Americano, 25 de diciembre de 1908 y 5 de enero de 1909).
892 REVISTA HISTÓRICA
BIBLIOGRAFÍA 893

Inestimable servicio se lia prestado á Chile con la con­ «Los tra ta d o s de Chile». - Apartándonos déla Eu­
fección de un libro que da cuenta, con el mayor deteni­ ropa, escribió Miguel Cañé, cuyas circunstancias y condicio­
miento posible, de su marcha hacia los vastos horizontes nes no permiten ser tomadas como tipo de parangón para la
de sus destinos. América del Sud, hay que recordar hasta qué punto lian
«Censo de la R e p ú b li c a de Chile». — En un vo­ avanzado los chilenos en el estudio de su historia. Vicuña
lumen de 1,300 páginas se informa de los resultados del 8.° Mackenna, Amunátegui, Barros Arana, Lastarria y tantos
Censo— 28 de noviembre de 190 7. De los 3:249,279 ha­ otros han consagrado su vida á estudiar la tradición de su
bitantes con que contaba Chile ese día, 134,524, ó sea un país, y cada uno de ellos, dado el carácter general de los
cuarenta y uno por mil, eran extranjeros. De éstos 27,140 hombres de letras americanos, ha llevado á cabo una obra
peruanos, 21,96S bolivianos, 18,755 españoles, 13,023 de benedictino.
italianos, 10,724 alemanes, 9,845 ingleses, 9,800 france­ Las investigaciones á que ha dedicado, sin indecisiones,
ses, 0,956 argentinos, 3,813 austríacos, 2,OSO suizos, 1,920 su talento y sus vigilias el publicista señor Javier Vial
chinos, 1,729 turcos. Solar, son elementos encaminados á ilustrar á los historia­
El historiador Toribio Medina, fundado en las relacio­ dores de cualesquiera de las repúblicas de Sud América, coa
nes de antiguos cronistas, había calculado la población de orden y método perfectos. Los tratados sobre límites de las
Chile en la época de la llegada de los españoles, en 500,000 colonias de España y Portugal y todos los tratados y con­
habitantes. Debe respetarse el dato del prolijo historiador venciones políticas y comerciales de interés para el estudio
que ha cooperado al éxito de la. historia de la América la­
del pasado,—documentos españoles, portugueses, ingleses,
tina, indagando en los archivos de Madrid, Simancas, Pa­ franceses, etc.,— están incorporados á los dos volúmenes con
rís, Londres, y dando á luz una docena de libros valiosísi­ exposiciones históricas tan bien talladas que hacen asistir
mos, como «Memorias del Reino de Chile», «Los More­ al lector al momento en que tenían lugar. El tercer tomo
nos y los Briceños», «Historia de la literatura colonial», será para las primeras relaciones diplomáticas de Chile con
«Historia de la Inquisición de Lima» y muchas otras de las demás repúblicas que forman en cierto modo la comu­
crítica histórica, y de documentos. nidad americana.
En la publicación del censo se procuró armonizar la cla­ «HÍItisBíos d ía s c o lo n ia le s en el A lto P e n i» , por
ridad y la concisión con la abundancia de datos útiles y Gabriel Rene Moreno. — Dos volúmenes. Historia déla revo­
bien combinados. lución americana, bien documentada. Se estudia, con el propó­
Aún comprendiendo, dice eu el informe la Comisión sito de sacar— con palanca de documentos inéditos de las
Central del Censo que, en verdad, llenó con honor el pro­ sombras del olvido, la memorable empresa del Alto Perú en
grama de labor, las áridas é inhabitables regiones del Nor­ 1809 y más detenidamente, los sucesos de 1807-1809 — ;
te y los helados desiertos de la Patagonia Occidental y del y de demostrar que fué allí donde se formuló solemnemente
Estrecho de Magallanes; aun comprendiendo esas regiones, el programa de la emancipación de las colonias, y se rompie­
la población de Chile es superior á la de todas las naciones ron de hecho hostilidades en la guerra de Hispano-Amé-
de la América del Sur, excepto el Uruguay, pequeño país, rica por su independencia.
bajo, fértil, bien regado, sin montañas ni desiertos, si­ En las indagaciones y en la demostración circula la vida
tuado d orillas del mar y d las puertas de Europa, que literaria.
nos aventaja, "L a E n s e ñ a n z a » .— Revista de Concepción, de Chile,
894 REVISTA HISTÓRICA BIBLIOGRAFÍA 895

dirigida por el versado educacionista Juan B. Miranda. En la adquisición eu España de copias de los manuscritos que
el número de febrero, continúa la publicación de un pro­ más pudieran interesar á la historia del Río de la Plata.
yecto de reglamento para el servicio de la instrucción pri­ En el luminoso informe cuya redacción fue encomendada
maria. al eminente oriental Andrés Lamas, según afirmó el doctor
«R ev ista A m e rica n a ». —Ciencias,artes, letras, políti­ Gutiérrez, l se recomendó la copia de los manuscritos le­
ca, filosofía, historia, religión, todo nutre esta importante gados d la Academia de la Historia de España p or el
publicación de Río Janeiro. En el número de enero se han capitán de fragata don Juan Francisco Aguirre. El
insertado producciones políticas, literarias é históricas de documento ha sido favorecido con un juicio sobre el diario
americanos auspiciosos. Viene uu trozo de historia para­ y una biografía del autor, por el señor Groussac.
guaya por el doctor Ramón J. Cárcano, que deben leer los Debe admirarse la preparación del señor Groussac
orientales estudiosos. para la labor bizarra y el estudio tenaz, sin ciegas pre­
En el 4.° número dice la Dirección que eu el próximo, ocupaciones ó aquiescencias serviles. El señor Groussac
publicará una conferencia del doctor Carlos Wiesse, cate­ es escritor de raza que atrae por el estilo, dijo el general
drático de historia crítica del Perú y la colaboración de los Mitre.
escritores chilenos Porter y Machi Vicuña, de los argen­ Se podría formar más de dos docenas de volúmenes
tinos Quesada y Cárcano, y brasileños Júnior, Abranches como Viaje intelectual, con lo que ha desfilado por su
y otros. La Revista revela el esfuerzo del espíritu selecto brillante Biblioteca y la prensa de Buenos Aires: historia,
del señor Araujo Jorge cuya reputación será cimentada. literatura, política, novelas, ciencias. Tendrá uno de los pri­
«C a tálogo de d o cu m e n to s del A reliivo de In d ia s meros rangos en las letras de la América latina.
—1514-1810»— Dados á luz por el Ministerio de Relacio­ En el tomo V se ofrece la Historia del P araguay,
nes Exteriores y Culto de la Argentina. Los dos volúmenes Río de la Plata■ y Tucumán, por el P. Guevara, de
revelan las aptitudes de los funcionarios que han dirigido la Compañía de Jesús. Los historiadores Angelis y La­
la impresión. Se abre el primero con las capitulaciones, mas habían publicado la. obra fragmentariamente. El señor
despachos é instrucciones que Juan Díaz de Solís debía Groussac presenta el manuscrito de la Biblioteca Argentina
observar en su viaje; el segundo llega á 1790. á pesar de faltarle la década final, que figura, en el de
«A n a les de la B i b l i o t e c a » . — Tomos I V y V. Publi­ la Biblioteca de Río de Janeiro, y con la fidelidad, hasta
cación de documentos relativos al Río de la Plata con intro­ donde era posible, de un facsímile fotográfico.
ducciones y notas por el señor Paul Groussac, Director de la Ninguno de los manuscritos de que ha dispuesto el es-
Biblioteca Nacional Argentina. El tomo IV contiene el dia­
rio del teniente de navio Juan Francisco Aguirre, quien
tomó parte activa en la demarcación de límites entre los 1 . Esta Com isión, com prendiendo la importancia de la tarea que

dominios españoles y portugueses en America. se le im ponía, convino en encargar la redacción de su inform e al se­
ñor Lam as, y á éste pertenece exclusivam ente el mérito del docu ­
En la administración de Sarmiento nombróse una Comi­
mento notable. Su autor ha abarcado todo el cam po de que es sus­
sión compuesta del general Mitre y los doctores Vicente
ceptible la materia, y ha propoicionado tanto á la Adm inistración del
Fidel López, Juan María Gutiérrez y Andrés Lamas, con
país, com o á lo s aficionados á la historia y antigüedades del R ío de
el encargo de extender las instrucciones que debían guiar la P la ta .— («R evista del R ío de la P la ta », lom o 5, página 503).
al doctor Viceute G. Quesada, bibliotecario nacional, para
896 REVISTA HISTÓRICA BIBLIOGRAFÍA 897

timado crítico es un original de 1 autor, según expone, ni chivo General posee 2,500 piezas de reales cédulas, órdenes y
siquiera un traslado por Guevara revisto y aprobado. Tan­ provisiones, expedientes diversos, memoriales, instrucciones
to el códice de Río como el de Buenos Aires, son copias y sumarios y bulas originales y en copia— 1580-1821 —
de escribientes inexpertos, y cuyas mayores incorrecciones que se proporcionarán á la historia inteligentemente y en
ortográficas, diversas y caprichosas, representan probable­ cuidadosa impresión.—-Documentos de aquellos que en to­
mente una suerte de denigración gramatical del autor. das partes y en todas las épocas forman las verdaderas
El Director de la Biblioteca ha adoptado resueltamente fuentes de la historia de las naciones. El tomo II se abre con
el códice de Buenos Aires. Este tiene varias correcciones de los Acuerdos de 1589 después de un prefacio histórico.
puño y letra del P. Guevara que importan como un El señor Biedma es escritor de instrucción sólida, de
Yistobueno de dicho códice. criterio hondo y de corazón enérgico. Constituj^e su ca­
L a Historia del Paraguay está precedida por unas racterística, reflejada en las obras, la habilidad en la ex­
Noticias biográficas del P. José Guevara y un estudio crí­ posición de los hechos. No permiteu discrepancia de opi­
tico de su obra, en que el señor Groussac vuelve á exhi­ nión sus libros: Crónica Histórica de Patagones, D ic­
birse con todas sus dotes intelectuales. cionario Biográfico, inconcluso, redactado con don José
El doctor Lamas dice en la introducción á la «Historia Antonio Pillado, Biografía del General Mitre y otros
de la conquista del Paraguay», escrita por el P. Lozano, varios frutos de su competencia, en los que se discurre
que la Historia del señor Guevara es muy poco más que sobre puntos históricos.
un extenso compendio de la del P. Lozano; el señor «R ev ista de D e r e c h o , H is t o r ia y Letras --E n
Groussac dice más en sus páginas: Guevara se nutrió casi el prospecto de esta interesante Revista — 1898 —se solicitó
exclusivamente con la substancia de Lozano. la colaboración á todos los espíritus selectos que contribuyen
«M em orias de G e r v a s io A. P o s a d a s » .— Es un li­ á la civilización argentina y americana cou una brillante de­
bro de 140 páginas eu obsequio de la historia argentina y voción á las letras y á las ciencias. En su 12.° año el fe­
oriental, y del que la R e v i s t a se ocupará con extensión en cundo publicista que la dirige puede decir que se respondió
otro número. favorablemente. Los primeros argentinos en letras han
« C o n fid e n c ia s H is t ó r ic a s » y «í^a j u r i s d i c c i ó n cooperado á los prestigios de la Revista, impulsada por las
del Plata» por el doctor Alberto Palomeque. Nos excu­ sobresalientes aptitudes literarias de su infatigable Director.
samos de emitir ni un juicio breve, acerca de estos libros Debemos al doctor Zeballos la galante atención de obse­
del más laborioso de los publicistas orientales, y distingui­ quiar á Ja R e v i s t a H i s t ó r i c a con todos los números dis­
dísimo colaborador de la R e v i s t a . ponibles, de la colección de la Revista de D erecho, H isto­
«A c u e r d o s del e x t in g u id o C abildo de B u e n o s ria y Letras. Une á una y otra publicación el vínculo de
A ire s».— Seis tomos. En el laudable deseo de salvar de la comunidad en las tareas literarias é históricas.
una destrucción inevitable la valiosa documentación his­
«El E x p lo r a d o r Vi 11arin o». —Monografía del piloto
tórica que contienen las actas originales del extinguido de la Real Armada Española, Basilio Villarino y Bermú-
Cabildo de la Capital del Virreinato, el concienzudo his­ dez, destinado al Río de la Plata en la décimaoctava cen­
toriador señor José Juan Biedma, Director del Archivo turia. Su memoria ha sido enaltecida en la Argentina.
General de la Nación Argentina, gestionó autorización Decimos con la Revista de Derecho, Historia y Letras:
para la publicación de ellas en 1905. La Dirección del A r­ la biografía de Villarino es un trabajo cuyo contenido res-
898 REVÍSTA HISTÓRICA BIBLIOGRAFÍA 899

pontle al título, porque reúne una investigación prolija, en los últimos meses de 1909, encierra los documentos del
llevada al sumo, sobre la vida del valeroso navegante y un Archivo del ilustre estadista, referentes á la dominación
análisis de sus diarios de navegación, en los ríos Negro y española en el Río de la Plata, desde la época de su descu­
Neuquén. brimiento hasta 1810, con breves extractos por orden cro­
Del mismo estudioso y paciente colaborador de la R e ­ nológico y con notas ilustrativas, algunas escritas por el
v i s t a H i s t ó r i c a , es Almanaque Gallego, precioso libro general Mitre que duplican su interés. El volumen da tes­
con láminas dicentes con la. literatura. timonio de la suficiencia y prolijidad con que desempeña la
«B o le tín de la U n iversida d de S a n ta F e » .— En tarea el reposado Director de la institución, señor Alejan­
julio de 1909 se fundó esta publicación mensual, para re­ dro Rosa, como no la habría ejecutado más conforme á lo
gistrar las leyes, decretos y ordenanzas relativas á la Uni­ conveniente, ningún otro argentino. Pudo interrogar al ge­
versidad de Santa Fe, sus anales, conferencias de los cate­ neral Mitre en la familiaridad del hogar.
dráticos y demás asuntos que de algún modo puedan inte­ «El A r c h iv o de In d ia s» y «El E scu d o «le A r ­
resar á los profesores y alumnos. El Boletín todos los me­ m as de la c iu d a d de B u e n o s A ires», son folletos
ses aumenta su importancia con la colaboración de hom­ que acaba, de publicar don Enrique Peña, presidente de la
bres consagrados al estudio de las ciencias dentro de la Junta de H istoria y Numismática Americana.
Argentina. Entre los estudiosos es ya conocida la laboriosidad é in­
«JLa U n iv ersid a d P o p u la r ». -L a dirección está á teligencia que distinguen á don Enrique Peña, y los servi­
cargo del doctor Nicanor Sarmiento. Cuenta con el con­ cios que ha prestado á la historia, colonial del Río de la
curso de cooperadores merecidamente respetados, como Plata, por medio de valiosas monografías en las que ade­
Luis Agote, y José Ingegnieros, que influye en la cultura lanta,— siempre bien asistido por documentación nueva que
científica y literaria del Río de la Plata. ha tenido la suerte de ir encontrando, en el laudable afán
«El M o n ito r de E d u c a c ió n C om ú n »— 'llena- de reunir todo lo que pueda alumbrar *4 pasado americano.
c im ie n t o ) — « N o s o t r o s ». — Nos hemos ocupado en Llegó hace pocos meses de Europa. Visitó Sevilla, y hoy
otros números con alguna extensión de estas publicaciones nos ofrece eu el primer folleto una interesante relación del
dirigidas por representativos de las ciencias v de las letras famoso Archivo de Indias. Contra mucho malo que se ha
argentinas. El material de cualquiera, de ellas—las tres dicho del expresado Archivo, se levanta la defensa que de
responden con fineza y sin interrupción al canje— es de in­ él hace el señor Peña; y á fuer que la deposición del dis­
mediato interés y digno de recomendarse á los especialis­ tinguido americanista hace plena prueba por ser de testi­
tas y bibliófilos. go libre de toda tacha.
«El n a c io n a lis m o en A m é r ica » por Arturo R. Ca­ El segundo de los folletos, de 4 7 páginas, es el estudio
rnearte. Glosa del libro de Tancrcdo Pinochet Le-Brun que ha hecho el señor Peña sobre el primitivo escudo de
«La Conquista de Chile en el siglo X X » . El distinguido armas do la ciudad de Buenos Aires. Este trabajo le fué
escritor contempla y da cuenta cabal del libro sobre el pro­ encomendado por la Intendencia de la vecina Capital.
blema magno de la nacionalización en América con la tem­ Cumplió el encargo presentando un modelo de escudo he­
plada energía que engendran los bien definidos propósitos. cho con los elementos que se encuentran en el auto de Juan
«jfluseo MLitre. D o c u m e n to s de su A r c h i v o de Garay, que lo creó el 17 de octubre de 1580. Los do­
C o lo n ia l—1514 1 8 1 0 » . — El primer volumen, publicado cumentos son de valía, y sagaces las observaciones.
900 REVISTA HISTÓRICA BIBLIOGRAFÍA 901

«A lb e r d i, p o r el se ñ o r O lle r o s ». — Es un comen­ en su puesto de senador á. vigilar con patriotismo las


tario crítico por Juan Silvano Godoy. El distiguido pu­ secciones de guerra y marina, fundamentos de la seguridad
blicista paraguayo ha expuesto algunas consideraciones so­ de la República. Varias de sus iniciativas se ejecutan. Es
bre los tres puntos sedientes que resumen Lo substancial el primero en allegar recursos y unir los espíritus para glo­
del estudio del defensor de Alberdi. rificar en el bronce la fisonomía de los proceres.
El señor Godoy opina que Alberdi no defendió al Pa­ Buscando comprobaciones históricas enriquece las pági­
raguay, ni á López, eu la sangrienta contienda, contra la nas de Rivera con las tradiciones de su partido.
Alianza tripartita, sino que se propuso amontonar com ­ Presidirá la distinguida Comisión popular que ha de
bustibles siu examinar ui importarle la calidad de éstos, conducir á Río Janeiro la placa para la tumba del ilustre
para levantar uua hoguera contra Buenos Aires, en odio á Presidente Penna, y el bronce para el esclarecido Barón de
los personajes que obraban la organización nacional. Escri­ Río Branco.
bió Groussac: si para el escritor sincero es lícito y aun pa­ Rivera llegará á ser un archivo cuantioso.
triótico criticar al gobierno de su país, llegan horas solem­ «IJulletin o f tino In tern a tion a l B n rea it o í tlie
nes en que patria y gobierno se enlazan tan estrictamente A m e r ic a n K e p u b lic s » .— Todas las entregas de este im­
que es imposible apuntar al uno siu herir á la otra. portante Boletín traen artículos de información y propa­
Ningún paraguayo supera al señor Godoy en el arte ganda respecto de los países de que es órgano, de todas las
de la prosa, ni le aventaja en el brío para afrentar! El repúblicas de América. Los grabados y fotografías que lo
libro contiene algunas relaciones breves de atrocidades de ilustran son insuperables. Remitimos al lector al número 3
López. de la R e v i s t a H i s t ó r i c a .
«Conferenciáis de B la s c o Sbssñez en el Para «filevista de M a llorca », de Mahou. — Un bello discur­
guay». — Es la reseña crítica y reconstrucción fragmenta­ so sobre la obra poética de Gabriel Galán.
ria de las conferencias del insigne novelista español. «B o le tín de! C o n se jo N a cio n a l de H ig ie n e » —
«M e n s a je d e l {P re sid e n te d e la K eim b S ica », «R ev ista del C entro Naval y Militar» - « A n a l e s de
doctor Claudio Williman, á la Asamblea General al inau­ I n s t r u c c ió n P ú b lica » —«Matura» — « A n u a r io Es
gurarse el 3.cr período de la X X Legislatura— 1.5 de fe­ t a d ís tic o » y otras publicaciones á que la R e v i s t a H i s ­
brero de 1910. Bien expuesta !a ilustrada gestión política y t ó r i c a ha hecho justicia, exhiben esfuerzos constantes en

administrativa de 1909. favor del progreso de la República. Carecemos de espacio


« R iv e r a » .— Revista quincenal, órgano abundantemente para extendernos más en esta sección.
documentado del centro político del mismo nombre. La di­
rige el doctor Carlos Travieso, senador, quien ha adquiri­ D ir e c c ió n .
do derechos irrevocables al reconocimiento de los amigos
de las letras durante veinte años de tareas permanentes.
Su nombre se repite con cariño y respeto en el mundo po­
lítico, porque en su acción cívica, en períodos tumultuosos,
ha sentido con intensidad y servido con espontaneidades
generosas —también en el puesto de peligro sin cuidarse de
los obstáculos - las ideas en que se bautizó. Se ha obligado
Concurso histórico

La personalidad del doctor Santiago Vázquez

INÍCrATI VA D E L CLTJB «VI DA NU E V A »

Artículo 1.° Llámase á concurso entre los autores na­


cionales y extranjeros para escribir una monografía de ca­
rácter histórico acerca de la personalidad del doctor San­
tiago Vázquez.
Art. 2.° Los autores estudiarán la personalidad del doc­
tor Vázquez en sus distintas fases, el medio en que actuó
y la influencia ejercida por el eminente estadista en la evo­
lución política, inielectual y social de la República.
Art. 3.3 Fíjase como plazo para la presentación de los
trabajos hasta el día 18 de julio de 1910, aniversario de la
Jura de la Constitución.
Art. 4.° El autor que salga triunfante en el concurso se­
rá premiado con una obra de arte y su trabajo se publicará
bajo los auspicios del Club y por cuenta exclusiva de éste,
teniendo, además, derecho el autor á la mitad del producto
líquido de la venta del libro.
Art. 5.° El formato del libro, que no excederá de 300 pá­
ginas ni podrá ser menor de 200, será análogo al de los ya
publicados bajo la denominación de Biblioteca del Club
« Vida Nueva».
Art. 6.“ Al autor del trabajo que siga en mérito al pre­
miado, se le otorgará un accésit, suscrito por los miembros
del Jurado, y la cantidad de cien pesos.
904 REVISTA HISTÓRICA

Art. 7.° La obra de arte y el accésit serán entregados á


los autores en acto publico y solemne, en forma semejante
al realizado con motivo del concurso sobre la batalla de
Caga ncha.
Art. 8.° Los trabajos deberán ser inéditos, estarán escri­
tos en letra clara é inteligible y serán remitidos al S e ñ o r
P r e s i d e n t e d e l C l u b « V i d a N u e v a » , dentro del plazo
señalado en el artículo 3.°.
Art. 9.° Todo trabajo llevará un lema especial que se
repetirá en una tarjeta que con el nombre del autor se acom­
pañará bajo sobre cerrado.
Art. 10. Los sobres que contengan los nombres de los
autores de trabajos no premiados, serán quemados en la
noche del certamen á que se refiere el artículo 7.°, después ÍNDICES
de leído el veredicto del Jurado.
Art. 1J. Una Subcomisión especial elegida por la Comi­
sión Directiva del Club, propondrá á ésta las personas de
notoria competencia que han de constituir el Jurado, el que
se compondrá de cinco miembros.
Art. 12. La misma Subcomisión correrá con todo lo
relativo á lo que dispone el artículo 7.°.
Art. 13. Licitará, además, entre los establecimientos
tipográficos la impresión del libro á que se refiere el ar­
tículo 5.°.
Art. 14. Para su conocimiento y demás efectos, pasen
estas bases á la Subcomisión especial.

M ontevideo, octubre 80 de 1910.

H éctor R. G ó m ez,
Presidente.
Oscar Ferrando y Olaondo,
¡Secretario.

H oracio (9. Maldonado,


Secretario.
ÍN D IC E D E L TOM O II, P O R O R D E N A L F A B É T IC O D E
AUTORES

(E n e r o y A g o s t o d e 1 9 0 9 — M a r z o de 1910)

PÁGINAS

A r a ú jo O r e s te s — L a denom inación geográfica de la Isla


de Ja Libertad á través de los siglos................................ 109
— M inucias h istórica s...................................................... ' ■ • 714
B a rb a g e la ta L o r e n z o — «U n po piu di luce». L a preten­
dida hijuela argentina sobre el R ío de la Plata. . . 466
B la n c o A c e v e d o P a b l o — L a Guerra G rande y el medio
social de la D e fe n sa ...................................... ■ • ■ 269 y 551
C a rv e L u is — A pu n tacion es biográficas: A le jo de Y ille -j gg
gas, José Ladislao Terra, Juan José de Herrera, M a < 4 5 9 7 -72 4
nuel H errero y .Espinosa y Juan Carlos B lan co .
— D ocu m en to. Servicios del primer G obernador de M onte­
video, don José Joaquín de Y ia n a ................................. 171
— M alquerencia del dictador F ran cia respecto al general
A r t i g a s ....................................................................... ..... • ■ 194
— C orrespondencia de A rtigas 1816-19. Campaña del litoral. 222
— L o s Treinta y T res................................................................. • 442
C a stro L ó p e z ÍM anuel—P aysandú en el año 1810. . ■ 445
—D on M anuel de A m en edo M ontenegro........................... 790
C lu b « V id a N u e v a » — Concurso histórico. L a personali­
dad del doctor Santiago V á zq u ez................................. ■ 903
D i r e c c i ó n — L a jurisdicción oriental en las aguas lim í­
trofes .............................................................................................. 650
-—D iario de la guerra del B rasil, llevado por el ayudante
José Brito del P in o y que com prende desde el 12 de
agosto de 1825 hasta el 1.° de octubre de 1826. . . 770
— G u a y a b o s ............................■ . . . ................................ 796
D ir e c c ió n In te r n a — E xpedien to del C abildo de Montevi-J’ 249 554
deo para hacer constar los servicios de la ciudad enj 1
las invasiones inglesas . . , ............................................ I
-o.n . ,, t 276, 577
— B i b l i o g r a f í a ................................................................................... [ y 890

— E r r a t a s ............................................................ ................................ ..............584


— A d v e r t e n c ia s .................................................. ..............................................584
G a rcía A c e v e d o D a n ie l— D ocum entos inéditos de L o ­
zano ................................................................................................. ............. 147
908 ÍNDICES

PÁGINAS

— E l pro.ceso S a la s.— Intervención de los Jesuítas en la


guerra g u a r a n í t i c a .................................................................. 872
H e rrera L u is A lb e r to d e —Autobiografía del doctor
Juan José de H errera y docum entos políticos . . . 211
I g n o t u s — L a cuestión del P lata................................................ 498
Lamas A n d r é s —A d olfo B e r r o .............................................. 77
— L a R evolu ción de M ayo de 1810...................... ..... 585
M elian Laflnur L u is—Francia en la emancipación de ÍN D IC E D E L TOM O II , P O R M A T E R IA S
las colonias españolas, según la correspondencia de
C a n n i n g ....................................... ............................................ 5 y 352
— L igeros apuntes sobre la doctrina de M onroe. . . . 48 y 409
— D e cóm o los portugueses sabían proveerse de fon dos. . G21
— U n a aclaración á propósito de la batalla de Ituzaingó. 882 ( E n ero y A g o s to de 190 9 — M arzo de 1910)
M o n t e r o B u stam an te R a ú l— Tres personajes de la época
c o lo n ia l.......................................................................................... 140
— A rquitectura colon ial................................................................... 451
— Figuras c o lo n ia le s ........................................................................ 644
P u lo m e q u e A l b e r t o — M elchor Pacheco y Obes. . . . 363 y "35
F ran cia en la emancipación de las colonias españolas, s e ­
R o s F. J .— Conbulado de Com ercio de M ontevideo. A cta
gún la correspondencia de C anning, por L u is M elian
correspondiente á la sesión de 23 de marzo de 1810 . 435 L a fin u r ......................................................................................... 5 y 352
S a lg a d o J o s é — Diario de la expedición del brigadier ge­
A brígenes é indígenas, por B. Sierra y Sierra. . . . . 26
neral Craufurd, traducida por el profesor W . L . Poole. 114
L igeros apuntes sobre la doctrina de M onroe, por L u is
S a lte ra in J o a q u ín d e — «Artigas, Jefe de los Orientales y
M eban L a f i n u r .........................................................................48 y 409
Protector de los P ueblos Libres Su obra cívica. A le ­
A d o lfo Berro, por A n drés L a m a s ....................................... • ?7
gato histórico por Eduardo A c e v e d o » ............................ 812
A pu n tacion es biográficas, ñor L u is Carve: A le jo de V ille -Í g<^
Sierra y Sierra B. — Aborígenes é indígenas..................... 26
gas, José L ad islao Terra, Juan José de H erreras 459 y 724
Sosa J u lio M a ría —Batalla de Las Piedras.......................... 825
M anuel H errero y E spinosa y Juan Carlos B lan co.I
Z o rrilla de San M artin Juan -L a Epopeya de Artigas.
L a denom inación geográfica do la Isla de la Libertad á
H istoria de los tiempos heroicos del U rugu ay . . . 289
través de los siglos, por Orestes A r a ú jo ....................... 109
D iario de la expedición del brigadier general Craufurd,
por José Salgado. (T raducción d e lp ro f. W - L . P oole). 114
Tres personajes de la época colonial, por R a ú l M ontero
B u s t a m a n t e ............................................. ..... 140
D ocum entos inéditos de L oza n o, por D an iel G arcía A ce-
vedo ................................. .........................................................• 147
D ocum ento. Servicios del primer G obernador de M o n te v i­
deo, don Jo^é Joaquín de Y ian a, por L u is Carve. . 171
M alquerencia del dictador F ran cia respecto al general A r ­
tigas, por L uis C arve.............................................................. 194
A u tobiografía del doctor Juan José de H errera y d ocu ­
m entos políticos, por L u is A lb erto de H errera. . . 211
Correspondencia de Artigas 1817-19. Campaña del litoral,
por Luía C a r v e ......................................................................... 222
E xpedien te del C abildo de M ontevideo para hacer co n s -í 249 5(54
tar los servicios de la ciudad en las invasiones ingle-< "
sas, por la D irección I n t e r n a .............................................1
L a Guerra G rande y el medio social de la D efensa, por
P a b lo B lan co A c e v e d o ........................................................ 269 y 551
C 276 577
B ibliografía, por la D irección I n t e r n a ..................................| y qqq
L a E pop eya de Artigan. H istoria de los tiempos heroicos
del Uruguay, por Juan Zorrilla de San M artín. . . 289
M elch or P ach eco y O bes, por A lb erto P alom eque . . . 363 y 735
910 ÍNDICES.

t Xo in a s

C onsulado de Com ercio de M ontevideo. A cta correspon ­


diente á la sesión del 23 de marzo de 1810, por F .
J . R o s ............................ ..... ........................................................ 435
L o s Treinta y T res, por L u is C arve....................................... 442
P aysan dú en el año 1810, por M anuel Castro L óp ez . . 445
Arquitectura colonial, por R a ú l M ontero Bustam ante. . 451
«U n po piu di lu ce». L a pretendida hijuela argentina s o ­
bre el R ío de la Plata, por L oren zo B arbagelata. . 460
L a cuestión del Plata, por Ig n otu s............................................. 498
Erratas, por la D irección In terna............................................. 584
A dverten cias, por la D irección In terna.................................. 584
L a R evolu ción de M ayo de 1810, por A n drés Lam as. . . 585
D e cóm o los portugueses sabían proveerse de fon dos, por
L u is M elian L a f i n u r ............................................................. 621
Figuras coloniales, por R a ú l M ontero Bustam ante. . ................6-14
L a jurisdicción oriental en las aguas lim ítrofes, por la D i­
rección .......................................................................................... 650
M inucias históricas, por Orestes A r a ú jo ................................. 714
D iario de la guerra del Brasil, llevado por el ayudante
J osé Brito del Pino y que com prende desde el 12 de
agosto de 1825 hasta el 1.° de octubre de 1826, por la
D i r e c c i ó n ................................................................... . . 770
D o n M anuel de A m enedo M ontenegro, por M . Castro
L óp ez . . ' ......................................................................... 790
G uayabos, por la D ir e c c ió n ........................................................ 796
«A rtigas, Jefe de los Orientales y P rolector de los P u e­
blos L ib res.— Su obra cívica .— A legato histórico, por
E du ardo A c e v e d o », por Joaquín de Salternin. . . 812
B atalla de L a s Piedras, por Julio María Sosa. . . . 825
E l proceso Salas — Intervención de los jesuítas en la gue­
rra guaranítica, por D an iel García A ceved o. . . . 872
U na aclaración á propósito de la batalla do Ituzaingó, por 882
L u is M elian L a fin u r..............................................................
Concurso histórico.— L a personalidad del doctor Santiago
V á zqu ez.— Iniciativa del C lub «V id a N ueva» . . . 390

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