9 e 10 La Candelaria Nosotros Los Comuneros in Cinco Espetaculos La Candelaria

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 408

DICIONES TEATRO LA CANDEL RIA

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
... t.
-.: .

1 a edición de
5 obras de creación colectiva - 1986
Editorial Colombia Nueva
Grupo de Teatro La Candelaria
Bogotá - Colombia
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
OB AS

e e LECTIV

o LA e DELARIA

Bogotá ' Colombia

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CONTENIDO

Pág.
Nosotros los Comunes (Comuneros 1781) 7

La Ciudad Oorada .. .. .. .. .. .. .. 59

Guadalupe Años sin cuenta .. .. .. .. .. 121

Los Diez Días que estremecieron al Mundo 227

Golpe de Suerte .. ........ . .. . 321

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
NOSOTROS L S COMU ES
(COMUNEROS 1781)

Esta obra fue estrenada en 1972 y en ella participaron


como autores en todo el proceso e montaje los actores:

Gracie a Méndez, Patricia Ariza, Fernando Mendoza, Francisco


Martínez, Santiago Quijano, Juan B. Martínez, Ernesto Mora
Jul ia Correa, José Oberth Gálvez y Santiago Garcfa.

Además se contó con la colaboracIón del poeta Nelson Osorio


Marín.

7
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROlOGO

Mucho se ha hablado, especulado, pontificado y de-


nigrado sobre la creación colectiva. Por parte del
grupo La Candelaria la respuesta es muy concreta:
5 obras de creación colectiva, elaboradas entre 1971
y 1980. Además algunos escritos teóricos sobre esta
experiencia relativos sobre todo a los métodos em-
pleados en tres obras: GUADALUPE AÑOS SIN CUEN-
TA, LOS DIEZ OlAS OUE ESTREMECIERON AL MUN-
DO y GOLPE DE SUERTE. Sobre las dos primeras,
NOSOTROS LOS COMUNES y LA CIUDAD DORADA,
no se tienen casi datos sobre los procesos de crea-
ción porque obedecieron más a intereses de realiza-
ción inmediatos, muy experimentales, que a proyec-
tos dentro de los que cabía una cierta organicidad
programática. Estos dos primeros trabajos sorpren-
dieron al grupo en sus primeros contactos con el
público P9rque nunca se esperaba una respuesta tan
calurosa y en el fondo tan IInecesaria", sobre todo
de parte de un público popular. Porque venían a lle-
nar un vacío de necesidades, de expectativas que
tiene un pueblo que está en proceso de desflrrollar,
por otras vías ajenas al arte, su propia identidad.

NOSOTROS LOS COMUNES fue estrenada -cuando


no estaba totalmente terminada- en Arauca en un
Festival de la Cultura y el Deporte. Tal vez era la
primera vez, que un grupo de teatro llegaba allí y
seguramente era la primera vez que los espectado-
res, campesinos llaneros, veían una obra de teatro.
El espacio era el menos adecuado para una presen

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tación y la cantidad de gente, los ruidos de la calle,
la hora, 4 de la tarde, no eran ni mucho menos las
condiciones mínimas para el estreno de una obra que
llevaba un año de preparación y expectativas e incer-
tidumbres de todo el equipo de gente que había tra-
bajado en ella. Sin embargo se presentó. La respues-
ta del público, no solo del final, como a veces se
Inide el resultado, sino de toda la duración del es-
pecLáculo dejó al grupo conmovido. Era la primera
vez que muchos sentíamos en lo más profundo del
alma el sentido verdadero del teatro. Su entrañable
relación con el público popular que siente y vibra
cuando tocan su lenguaje interno, cuando se habla
en su idioma subterráneo, cuando se llega a sus raí-
ces.

Dos años más tarde en 1973 igual experiencia con


LA CIUDAD DORADA. Preestreno en Saravena. Más
metida en las entrañas de los llanos que la misma
Arauca. El grupo llevaba solo la mitad de la obra:
desde la quiebra de la tienda de la familia Pérez en
Pueblo Rico, hasta la llegada a la ciudad y el final.
La primera parte, el desalojo del campo y el viaje al
pueblo, no estaba todavía terminada y por eso no se
llevaba.

Cual no sería la sorpresa de los Candelarios cuando


en el pueblo proponen presentar una obra que tenía
preparada el Grupo de Teatro Campesino de Sarave-
na y que exigían que fuera antes de la del acred ita-
do grupo de la capital. Y más aún cuando se pre-
sentó en el solar de una casa y resulta que era ni
más ni menos que la primera parte que a nosotros
nos faltaba: la salida del campo y la llegada al pue-
blo a poner una tienda. Al final de la obra les diji-
mos: "mañana los esperamos a ver la segunda parte
de esta obra".

Allí aprendimos más que en diez años de semina-


rios y talleres con los más acreditados teatristas de

10

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ultramar y una vez más confirmamos que el cami-
no que habíamos tomado era la vía de un verdadero
teatro popular porque se dirigía directamente a nues-
tro pueblo y de él extraía las más fecundas expe-
riencias.

De este segundo viaje a los Llanos Orientales se


trajo la simiente de la tercera creación colectiva:
GUADALUPE AÑOS SIN CUENTA. En el Festival de
Cultura y Deporte había muchos grupos musicales de
las intendencias de los llanos y de los estados co-
lindantes de Venezuela. Muchas de las canciones que
allí se cantaban relataban en los aires del corrido
la gesta de los años cincuenta. Hablaban de Guada-
lupe Salcedo y de la revolución llanera de esa época.
Esa letra era como la memoria popular donde se
guardan las experiencias y los sentimientos de las
gentes del llano. Motivados por estas canciones nos
lanzamos a nuestra tercera experiencia de creación
colectiva. De sus resultados y del mismo proces
de trabajo se ha escrito bastante.

El cuarto trabajo LOS DIEZ DIAS QUE ESTREMECIE-


RON AL MUNDO que también obtuvo el premio Casa
de las Américas, como Guadalupe, fue estrenada en
1977, noviembre, para conmemorar el 50 aniversario
de la Revolución de Octubre y por encargo de los
compañeros de la Central Sindical de Trabajadores
de Colombia (C. S. T. C.).

La quinta GOLPE DE SUERTE tomó como tema uno


muy discutido y preocupante de nuestra sociedad:
el narcotráfico. También como en el caso de las dos
obras anteriores, se teorizó sobre el proceso de ela-
boración. El resultado al confrontarla con el público
y con la historia de nuestro país fue sorprendente.
Muchas de las situaciones y conflictos que se plan-
tearon en la obra aunque nacidos de datos verídicos,
eran producto de la invención del grupo, pero dos
años después del estreno se transformaron en la-

11
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
mentable realidad. Como si los procesos históricos
que vive nuestro país se empeñaran en actualizarnos
las obras.

Tres de estas piezas se basan en hechos históricos:


Nosotros los Comunes, Guadalupe Años Sin Cuenta
y Los Diez Días que Estremecieron al Mundo. Dos
en acontecimientos actuales: La Ciudad Dorada y
Golpe de Suerte. Pero a pesar de recurrir a hechos
históricos o a acontecimientos de la actualidad, la
gran preocupación del grupo ha sido hablar de nues-
tro presente, ocuparnos de nuestro aquí y ahora para
un público ansioso de conocer su realidad no solo por
los datos que brinda la ciencia sino también por los
canales con los que el hombre durante milenios ha
tratado de aprehender la vida: el arte.

12

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l. PRESE TACIO
BANDO
(Redoble de tambor). Mayo 26 de 1776. Por cédula
real de Su Majestad Carlos 111 de España, toma po-
sesión de este virreinato de la Nueva Granada Su
Excelencia el Virrey Manuel Antonio Flórez, Comen-
dador de Lopera de la Orden de Calatrava y Tenien-
te General de la Real Armada. (Redoble de tambor).
Entra el Virrey, cargado en una silleta sobre las es-
paldas de un indio que sigue marchando en el mis-
mo sitio). Dos años más tarde , en 1778 se declara la
guerra entre España e Inglaterra. Su Excelencia el
Virrey recibe orden de Su Majestad de trasladarse a
Cartagena de Indias para defender sus fuentes y es
nombrado Regente Visitador, don Juan Gutiérrez de
Piñeres, quien queda encargado de atender todo lo
relacionado con la Real Hacienda.
Redoble. Entra el Visitador también cargado por un
indio y queda junto al Virrey. Cada uno habla por su
cuenta, mientras los silleteros caminan en su sitio
lentamente. No debe darse la sensación de diálogo .
VIRREY
Qué hermosos valles y montañas! No me explico có-
mo una región tan rica puede estar sumida en la to-
tal miseria.
VISITADOR
¡Hospitales, hospicios, escuelas! Qué locuras las de
Flórez. De dónde dinero para semejantes fantasías!. ..

13

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VIRREY

Abriré amplios caminos hacia el mar, construiré hos-


pitales, hospicios, escuelas ...

VISITADOR

Su Majestad Carlos 111 me ordenó sacar hasta el úl-


timo maravedí de este miserable virreinato. Se ne-
cesita dinero para sostener la guerra contra Inglate-
rra, que nos quiere quitar la supremacía en los
mares ...

VIRREY

Mendigos por todas partes. Dictaré una ley prohi-


biendo la mendicidad en to o el virreinato

VISITADOR

Reformaré todos los impuestos. El de alcabala apar-


te del de Barlovento, e impondré el Gracioso Dona-
tivo: dos pesos los nobles y un peso el común ...

VIRREY

Rebajaré al maxlmo los impuestos. Cómo pue e de-


sarrollarse un país con semejante cúmulo de contri-
buciones, pechos, sisas sobre sus débiles espaldas?

VISITADOR

Sacaré 600.000 pesos al año. En los gobiernos an-


teriores sólo se sacaban 100.000. Yo con 600.000
contribuiré a salvar a España del león británico.

VIRREY

Imprentas y talleres. .. (Se van intercalando los par-


lamentos).

14

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VISITADOR

Pontazgos y alcabalas ...

VIRREY

Leyes en favor de los indios ...

VISITADOR

Estancos para el tabaco, el aguardiente... (Salen).

11. EL MERCADO
Un mercado en la Plaza del Socorro. La Plaza está
desocupada y van entrando primero las vivanderas y
vendedores, luego los escasos compradores. La es-
cena es improvisada de manera que los diálogos se
superponen, destacándose algunos parlamentos en los
que se expone el tema de la carestía y los impues-
tos. Ambiente muy pobre. El desarrollo de la acción
y de los temas es el siguiente:

1. Entra la vendedora de guarapo e instala su pues-


to, seguida por la vendedora de arroz y yuca.
Se preguntan por sus familiares y por la enferme-
dad del niño de brazos de la vendedora de arroz,
quién lo trae consigo.
2. Entran el vendedor de tomate y un vendedor
ambulante de hierbas y raíces medicinales. Mien-
tras se instalan, hablan del mal estado de los cami-
nos y de las falsas promesas de que lo recaudado
en los pontazgos sería para mejorar los caminos.
3. Entran algunos compradores y el vendedor de
miel.
4. La vendedora de arroz se acerca con su niño al
yerbatero y le pide que se lo cure. Regatean el
precio.

15

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
5. Entra un hombre con un costal de sal; es un
vendedor que carece de permiso. Lo ofrece en
venta, muy barato, para poder pagar los impuestos
de alcabala de su sembrado de tabaco. Anda de un
puesto a otro, sigilosamente. Nadie le compra.

6. La vendedora de arroz vuelve a su puesto y en-


cuentra una compradora que le está "pellizcan-
do" la yuca. Se arma un escándalo.

7. Entran dos guardias . Las mujeres se callan. Los


guardias empiezan a pedir papeles en cada pues-
to. Algunos los tienen. Los que no, son amenazados
con ir a la cárcel si no pagan la multa y el impues-
to. Empiezan con el vendedor de tomate, quien care-
ce del papel del puesto y promete, suplicante, pagar-
lo en las horas de la tarde.

8. Uno de los guardias se dirige al vendedor de


hierbas para pedirle el Impuesto del Viento (im -
puesto a los vendedores ambulantes), en seguida a
la del guarapo, al de la miel y por último a la del
arroz, quien por la miseria, la enfermedad del hijo y
la pelea reciente con la compradora está que se la
lleva el diablo; además, no tiene el papel del pues-
to. El guardia la recrimina violentamente y le ordena
retirarse de la plaza. Se dirige a la del guarapo. La
mujer del arroz se lamenta.

MUJER DEL ARROZ

y yo cómo hago? Si no vendo, cómo hago para pa-


gar, y si no pago cómo hago para vender? (Cuando
los guardias están de espaldas dice casi para sí)
Malparidos guardias de mierda!

Los guardias la oyen. Hay un corto silencio. Se pre-


cipitan sobre la mujer y le riegan el arroz y las yu-
cas por el piso. Todo el mundo protesta y se forma
una gran algarabía, que es cortada por un redoble

16

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
de tambor. Entra un pregonero acompañado de un
guardia y lee un bando.

PREGONERO

HPor orden de Su Majestad Carlos 111 de España, que


Dios g larde, ordenamos: Primero: auto resolutivo por
el cual se restablece la cobranza del derecho de Ar-
mada de Barlovento separadamente de la Alcabala,
con arreglo a los aranceles insertos en los despa-
chos. Segundo: que de hoy en adelante se cobre un
nuevo impuesto, que llevará el nombre de Gracioso
Donativo (Protestas) y su cobro será en la siguiente
forma: los nobles, ricos, criollos y españoles paga-
rán dos pesos; todo el común, los indios, un peso.
Publíquese a voz de bando y pregonero. Firmado,
on Juan Gutiérrez de Piñeres, Visitador General".
(Redoble).

La gente protesta airadamente. Los guardias la ame-


nazan y la dispersan por la plaza. Continúan pidien-
do papeles. Un guardia regresa donde el vendedor de
tomates y le exige el pago de la multa. El hombre
protesta y alega que no ha podido vender nada. Los
guardias le patean la caja de tomates y aparecen
unos huevos que tenía ocultos. Silencio. Los guar-
dias preguntan de dónde sacó esos huevos. El hom-
brecito dice que no son de él, que son de un com-
padre que se los dio a guardar. Los guardias le des-
trozan los huevos y la cajita. Se forma un tumulto.
Los guardias se llevan al hombre a la cárcel. La mu-
jer del arroz se levanta y arenga a la gente.

MUJER

Hasta uándo? Hasta cuándo vamos a soportar tanta


miseria, tanta injusticia? No podemos quedarnos con
las manos cruzadas viendo cómo nos humillan, có-
mo nos tratan como si fuéramos bestias de carga!
oy me derramaron el arroz a mí y le destrozaron

17

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
el puestico a don Rudecindo. Mañana será a usted,
doña Petra, o a usted y a usted y a usted. Viva el
Rey y muera el mal gobierno! (El guarda regresa y
le da un culatazo a la mujer para callarla. Se la lle-
van).

Redpble de tambor. Las gentes salen de la plaza en


distintas direcciones. La mujer del guarapo recoge
la canasta con el niño de la mujer del arroz. Sobre
una tarima un actor lanza una arenga.

ACTOR

"Sostenemos como evidentes estas verdades: Que


todos los hombres son creados iguales. Que son
dotados por el creador de ciertos derechos inaliena-
bles entre los cuales están la vida, la libertad y la
búsqueda de fa felicidad. Que para garantizar e -
tos derechos se instituyen entre los hombres los
gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del con-
sentimiento de los gobernados. Pero cuando una lar-
ga serie de abusos y usurpaciones, dirigidos invaria-
blemente al mismo objetivo, demuestra un designio
de someter al pueblo a un despotismo absoltuo, es
su derecho, es su deber derrocar ese mal gobierno
y establecer nuevos resguardos para su futura segu-
ridad". Con estas palabras, hace cinco años, el pue-
blo de los Estados Unidos del Norte declaró su in-
dependenCia de la Real Corona Británica.

Una actriz, sobre otra tarima, arenga.

ACTRIZ

El fuego de la revolución está prendido en toda


América y es menester propagarlo. El inca, Jo-
sé Gabriel Túpac Amarú, se ha levantado en Tunga-
suca, virreinato del Perú, y ha dictado el siguiente
bando:

18

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
"Yo, don José 1, por la gracia de Dios Inca, rey del
Perú, de Quito, Santa Fe y continentes de los mares
del sur, duque de la Superlativa, señor de los césa-
res y amazonas, con dominio en el gran Paitití, co-
misionado y distribuidor de la piedad divina por el
erario sin par, declaro: que los reyes de Castilla han
usurpado mi corona cerca de tres siglos, pensionán-
dome los vasallos con innumerables gabelas, lanzas,
sisas, aduanas, alcabalas, estancos, diezmos, quintos,
audiencias y corregidores, y todos los demás minis-
tros, todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia
a quien más puja o quien más da, junto con los em-
pleados eclesiásticos del reino. Por tanto y por los
justos clamores que con generalidad han llegado al
cielo, mando que no se obedezca en cosa alguna a
los ministros europeos intrusos".

Redoble

111. LOS CARNICEROS

1. A un puesto de carnicería atendido por su due-


ño, Cristancho Flórez, llega un hombre a com-
prar carne. Le pide que le venda una libra. Aquél se
la pesa, y cuando el hombre va a pagar, Cristancho
le dice que vale siete maravedíes en lugar de cinco.
El hombre protesta. Se va juntando gente que pasa
por allí, además de algunos que llegan a comprar y
de otros carniceros. Se forma un verdadero motín
contra los carniceros, quienes insisten en subirle a
la carne contra las disposiciones legales que impo-
nen un precio fijo. Los carniceros alegan que si no
le suben a la carne, salen perdiendo.

2. De pronto, uno de los hombres descubre al se-


ñor Nieto -ganadero adinerado- y le pide que
él, como vendedor de reses, diga si es que las está
vendiendo más caras. El señor Nieto dice que él las
está vendiendo al precio estipulado por la ley.

19

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
3. Llega un guardia y toda la gente se dispersa.
El guardia pregunta qué está pasando y nadie le
responde. Al fin el hombre cito del comienzo dice que
lo que pasa es que los carniceros le están subiendo
el precio a la carne. El guardia increpa a Cristancho
y éste alega que no puede seguir vendiendo la carne
al precio que impone el gobierno, debido a los im-
puestos. El guardia se lo lleva para la cárcel.

4. El señor Nieto reune a la gente y le dice que la


situación no se puede aguantar más y que la
noche anterior hubo una reunión en casa del señor
Berbeo con otros notables criollos, como el señor
Plata y el señor Rosillo, quienes están dispuestos a
ir hasta las últimas consecuencias en su lucha con-
tra el mal gobierno que los está arruinando a todos.
Que se recibió una carta de Santa Fe ofreciendo apo-
yo, firmada nada menos que por el Marqués de San
Jorge, Don Lozano Peralta, criollo dueño de grandes
ganaderías. Así que él le pide a la gente del pueblo
hacer algo contra esta situación. La gente se reune
y sol ¡cita al señor Nieto que ya que se encuentra tan
dispuesto a ayudarlos, los acompañe a la Alcaldía
para sacar de la cárcel a Cristancho y exigirle al al-
caIde que rebaje los impuestos. El señor Nieto "saca
el cuerpo" y dice q e en el momento no puede, pero
que vayan ellos a donde el alcalde, le armen un es-
cándalo y después le cuenten lo que pasó.

IV. LOS TABACALEROS


Sale un hombre, un tabacalero. Se sienta sobre una
mesa y se dirige confidencialmente al público.

HOMBRE

Les voy a contar lo que pasa con nosotros los


tabacaleros. Resulta que por estar España en gue-
rra con Inglaterra perdió sus mercados. Entonces no
sabe qué hacer con los productos de las Indias, so-

20

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
bre todo con el tabaco. V es por eso que el Visita-
dor Gutiérrez de Piñeres prohibió el cultivo libre de
tabaco en estas tierras. Esto lo hicieron para vender
únicamente el tabaco que se produce en Cuba, de
manera que aquí en la Nueva Granada estancaron el
cultivo en casi todas las regiones, con el perjuicio
que ustedes pueden imaginarse para nosotros los cul-
tivadores, sobre todo para los que poseemos peque-
ños terrenos. Además otra cosa: no sólo nos prohi-
ben cultivarlo sino también venderlo y fabricarlo. Aho-
ra sólo el gobierno lo compra, lo elabora y lo vende.
A uno - y esp con mucha suerte- sólo le permite
cultivar un número determinado de maticas, y iay de
que uno se llegue a pasar en dos o tres de las que
le han permitido sembrar! Vienen y le arrasan la co-
secha y queman todo, hasta la semilla, y no le per-
miten a uno volver a cultivar. Mejor dicho, la ruina.

V. EL CO TEO DEL T BACO


La escena se desarrolla en dos planos: adelante, el
padre y dos hijos cuentan con mucho cuidado las ma-
tas de la sementera de tabaco; atrás, la madre pre-
para el sancocho para los guardias que van a llegar.
La acompañan el abuelo y dos hijas, quienes elabo-
ran sombreros y mantas. Una de las hijas está pre-
ñada. Los temas van superpuestos:

PRIMER TEMA: LO$ tres hombres, el padre Si/vino


y sus dos hijos cuentan afanosamente las matas, ca-
da uno por su lado. Cuando acaban de contar, com-
paran los resultados y a cada uno le da un número
distinto; a uno 485, a otro 498 y a un tercero 502.
Ellos tienen permiso para sembrar 500 matas. Discu-
ten entre sí y al final resuelven cortar 30 matas para
estar más seguros.

SEGUNDO TEMA: La familia discute sobre los últi-


mos acontecimientos acaecidos en la región. A va-
rias familias les han destrozado la cosecha, sólo por

21

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tener dos o tres maticas de más. En cambio, al se-
ñor Plata, que tiene permiso para sembrar cinco mil,
ni siquiera le contaron el sembrado, sabiendo todos
que tiene por lo menos siete mil. Por eso hay que
atender bien a los guardias, no discutirles y servir-
les un buen sancocho. Era la única gallinita que te-
nían. Una de las hijas opina que no deben tener mie-
do porque ellos están seguros de tener menos de las
500 maticas. Otra de las hijas informa que esa noche
se prepara una reunión donde un vecino para discu-
tir la situación. El abuelo prohibe rotundamente me-
terse en reuniones.
Llegan los guardias en el momento en que los hom-
bres acaban de cortar las 30 maticas. Los invitan a
sentarse a la mesa. Les sirven el sancocho. Los guar-
dias comen muy a gusto, mientras la familia los mira
en silencio. Los guardias piden el papel del permiso
de la siembra y proceden a contar. Mientras los guar-
dias cuentan, las mujeres rezan y los hombres se pa-
sean nerviosos.
GUARDIA 1

¿Qué les pasó? Ahí hay 520 matas.

La familia suplica a los guardias que vuelvan a con-


tar, que debe haber alguna equivocación, que es lo
único que tienen. Los guardias resuelven de mala ga-
na volver a contar para "demostrar" que ellos son
gente honrada. El segundo guardia cuenta las matas
por lotes de a 50. La familia le solicita que cuente
despacio. El guardia continúa sin oirlos y se acerca
al primer guardia.

GUARDIA 2
(Al Guardia 1). Oiga, usted está equivocado, ahí no
hay 520 matas. (La familia suspira aliviada). Lo que
hay es 535. (Gran algarabía y protestas. Los guar-
dias callan a la familia. Les devuelven el permiso).

22

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUARDIA 1

Si quieren pueden ir mañana a la Alcabala a hacer


el reclamo, pero nosotros tenemos que cumplir con
el deber.

Los guardias proceden a destrozar el sembrado con


las culatas de los fusiles. Los campesinos lloran y
suplican de rodillas que no les destruyan la cosecha.
Las mujeres se abrazan a las rodillas de los guardias.
Estos los retiran a culatazos y patadas. Al final aga-
rran al padre y se lo llevan preso. Todos quedan llo-
rando en silencio sobre la sementera destrozada. De
pronto, uno de los hijos se levanta y habla.

HIJO
Con llorar no se remedia nada. Vamos a donde los
vecinos y les contamos lo que nos pasó. Unámonos
a ellos. (Salen).
Redoble de tambor. Entran tres actores y declaman
al público.

ACTORES

Cuando ellos te dan tres


es porque ya te han quitado seis.
Cuando ellos te dan diez
es porque ya te han quitado treinta.
y cuando llegue el día
en que no te quiten nada
es porque ya te robaron la vida.
Sólo tú impedirás que ese día llegue.
Tú y tus compañeros.

VI. EL BAUTISMO
Don Faustino el sacristán limpia los muebles de la
vieja sacristía, mientras canta entre dientes una vie-

23

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ja letanía. Llega corriendo un grupo de campesinos,
el padre, la madre con una criatura de brazos y los
dos padrinos. Golpean. Está lloviendo. Faustino abre
y les pregunta qué desean, sin permitirles entrar. Los
campesinos dicen que vienen a ver si el padre Jacin-
to les bautiza la niña. Faustino les exige el documen-
to de la alcabala donde conste que están a salvo con
los diezmos y primicias. Como los campesinos no lo
tienen, Faustino se niega a dejarlos entrar, pero uno
de los campesinos le ofrece unos huevos. Faustino
les perm~te pasar pero les previene que sin el papel
del a/calde es imposible que les bauticen a la niña .
El padre entra y discute con los campesinos.

PADRE JACINTO

Sin el papel es imposible. El alcalde me ha ordena-


do no bautizar a nadie que no esté al día. Son las
últimas disposiciones del Visitador Regente. Yo no
sé qué hacer, porque los campesinos alegan que les
destruyen las cosechas; entonces ¿de dónde v an a
"acar para pagar los diezmos y primicias? Ustedes
no son los únicos, eso les pasa a casi todos los cam-
pesinos de la región, donde la miseria y el hambre
son cada día más grandes. Además, ya nadie da li -
mosna. De los impuestos eclesiásticos 2 mí no me
queda ni un maravedí. Todo lo mandan para España
y para Roma. Esto nos pasa a todos los curas crio-
1105. Y lo peor es que nos dan las peores parro-
quias. En cambio a los curas españoles les dan las
mejores villas y parte de lo recaudado por impues-
tos.

Los campesinos, casi sin escucharle, le suplican al


padre que les bautice a la niña, que está muy enfer-
ma, y que si se muere se va para el limbo. El padre ..
se compadece y resuelve bautizarla, pero les previe-
ne no decir nada a nadie porque él no quiere tener
líos con el señor alcalde. Procede pues al bautismo.
Escribe los nombres del padre, de la madre y los

24

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
padrinos. Pregunta el nombre de la n/na. Los padres
quieren ponerle Florinda. El padre se niega y le pone
María del Carmen, porque es IImás cristiano". Los
padres aceptan de mala gana. Llenados los documen-
tos el sacristán les pide los dos reales por el bau-
tismo. Los campesinos se miran sorprendidos y le
d icen que ellos no tienen ni un maravedí, que para
eso trajeron los huevos. El padre Jacinto alega que
los huevos sólo valen dos cuartillos. Estalla con /lira
santa" y los recrimina por gastarse la plata en aguar-
diente y no dejar ni un real para el culto divino.
Los saca a empujones de la sacristía y les dice que
mientras no traigan el dinero no les bautiza a la ni-
ña, y que si muere ellos van a ser los culpables. Los
campesinos lloran y suplican, pero los sacan a em-
pujones. Redoble de tambor.

VII. EL LEVANTAMIENTO

Una campesina entra corriendo al centro del escena-


rio y lanza la arenga siguiente:

CAMPESINA

El descontento cundía por todo el reino. La situa-


ción era cada día más agobiante. El pueblo no aguan-
taba los impuestos, los pechos y las sisas que se
s maban a los diezmos de la Iglesia. El domingo
24 de marzo de 1780 se levantaron los campesinos
de Mogotes, jurisdicción de Sogamoso, juntándose
en la plaza más de 500 personas, todas armadas de
palos, chafarotes y bocas de fuego, yéndose contra
los guardias que habían sido enviados para detener
la venta del tabaco de contrabando. Sabedores del
levantamiento, los alcaldes salieron huyendo del pue-
blo. Motines similares se realizaron en Simacota,
La Robada, Oiba, Charalá, San Gil y Vélez.

Redoble de tambor. A los gritos de IIAbajo el mal go-


bierno!", IIViva el tabaco a cuartillo!" "Abajo los im-

25
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
puestos!", l/Viva el rey y muera el mal gobierno!" sale
a/ centro de la plaza un grupo de gente armada de
palos, chuzos y una que otra boca de fuego. Un hom-
óre con un cuchillo en la mano arenga a los comu-
nes.
HOMBRE

Compañeros: no podemos soportar que esos maldi -


tos chapetones nos sigan destrozando las cosechas .
impidiéndonos vender el tabaco y el aguardiente y
exprimiéndonos hasta el último maravedí en impues-
tos, sisas y alcabalas. La gente se está muriendo de
hambre por todas partes. A los indios les quitaron
las minas de sal de Tausa y Nemocón, y a nosotros
ahora nos la venden muchísimo más cara. ¿Quié
es el responsable de todo esto?

EL COMUN
¡El alcalde!
HOMBRE

Entonces, ¡vamos por la cabeza del alcalde~


La multitud se precipita a la casa del alea/de. Una
mujer iracunda arranca el edicto de impuestos que
está en la puerta, lo rompe, escupe y pisotea en me-
dio de los gritos de la multitud. El alcalde aparece
en el balcón. Trata de hablar a la multitud que lo in-
juría y vitupera con exclamaciones como éstas: l/Pe-
rro ladrón!", I/Devuélvanos el tabaco!", IILo que que-
remos es su cabeza!".
ALCALDE
Calilla, calma, señores, regresen a sus casas!
EL COMUN
Cuando el tabaco regrese a sus legítimos dueños.

26

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ALCALDE

Yo les prometo que todo esto se arreglará.

EL COMUN

j Con su cabeza!
ALCALDE

Si continúan así, puede haber derramamiento de san-


gre.
EL COMUN
iEso es lo que queremos!

El Común se precipita sobre la puerta de la casa. El


alcalde huye hacia la iglesia a la vista del público.
Frente al Común aparece el señor Vil/arrea " un bu-
rócrata.

VILLARREAL

Calma, señores, calma! Lo que todos queremos es


que nos quiten los impuestos, pero con la violencia
no llegaremos a ninguna parte.

EL COMUN

¡Con el hambre tampoco!

VILLARREAL

Hay que apaciguar los ánimos. Yo les prometo arre-


glar todo esto personal lm ente. Porque yo también
estoy sufriendo en carne propia toda esta racha de
impuestos. Vamos al diálogo.

El Común lo interrumpe con gritos y amenazas y se


lanzan contra la puerta. Penetran a la casa del alcal-

27

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
de pero éste ha huido por /a parte posterior. Atra-
viesan /a Plaza y van a golpear a /a iglesia. Las gen-
tes gritan frente a la iglesia. El cura sale por una
ventana y los increpa.

CURA

Hijos míos , ¿cómo es posible que os presentéis en


semejante forma ante la casa de Dios, armados de
palos y chafarotes?

COMUN

¡Devuélvanos al alcalde! ¡Sabemos que está dentro!

CURA

Regresad a vuestras casas, hijos míos. De lo con-


trario la ira divina ... (El Común lo calla y con gritos
y exclamaciones el cura se mete a la iglesia. Una
mujer se para y arenga a los comunes).

MUJER

Compañeros, ayer 16 de marzo se levantaron nues-


tros vecinos del Socorro ...

COMUN

¡Viva el Socorro!

MUJER

Nosotros no podemos quedar atrás. Vamos por la


cabeza del alcalde, aunque sea la casa de Dios, que
no es para esconder villanos.

COMUN

¡Vamos!

28

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La multitud arremete contra la puerta de la iglesia,
pero el cura los detiene con la custodia en alto. Las
gentes se atemorizan y callan. Detrás del cura va el
alcalde escondido bajo un gran manto morado, to-
cando una campanita.

CURA
¡Viva Dios!
COMUN
¡Viva!

CURA
¡Viva el Reyl
COMUN
¡Viva!

CURA
i Viva la paz!
COMUN
¡Viva!

CURA
¡Viva la paz y cese el tumulto! (Silencio. Con más
fuerza). ¡Viva la paz y cese el tumulto!
UN HOMBRE
(Muy bajo). Cese ...
El cura avanza con el Santísimo en alto, seguido por
el bulto morado, munnurando una oración en latín.
Cuando va a cierta distancia el Común descubre al
alcalde. Cura y alcalde corren seguidos por la multi-

29

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tuda Redoble de tambor. Los actores se reparten por
el público y cada uno en voz baja, confidencialmente,
comienza a contar al grupo de espectadores que le
corresponde lo que sucedió en los distintos pueblos
de la región el día del levantamiento. Cada actor eli-
ge un pueblo: El Cocuy, Charalá, Oiba, Simacota, So-
corro, San Gil, La Robada, Vélez, Chimá, etc. El re-
lato debe hacerse tranquila y pausadamente.

Los acontecimientos son bastante similares y pueden


tener los siguientes argumentos básicos: el día del
mercado, en la plaza, las gentes se reunieron, se ar-
maron de palos y chuzos y se fueron a la Alcabala.
Alguien, generalmente una mujer del pueblo, arran-
có el edicto de los impuestos, o apedreó el escudo
de armas. Destrozaron la puerta y entraron a la Alca-
bala; sacaron las botellas de aguardiente y las derra-
maron en la Plaza; se apoderaron del tabaco, quema-
ron parte y el resto lo repartieron y vendieron entre
la gente; después fueron a la casa del alcalde y lo
sacaron huyendo del pueblo. El relato va aumentan-
do de intensidad y termina con vivas al Común y al
tabaco a cuartillo y abajas al gobierno, a la Real Au-
diencia y al Regente Visitador. Redoble de tambor.

VIII. PRISION DE ANTONIA VARGAS


Una mujer, Antonia Vargas, llega corriendo hasta la
puerta de su casa y golpea afanosamente. Su madre,
doña Lucrecia, le abre. Antonia entra precipitadamen-
te. Es una pequeña tienda donde venden masato y
colaciones. En esta escena cada personaje habla afa-
nosamente, sin esperar respuesta del otro. No es un
diálogo. Las palabras de cada uno se sobreponen a
las del otro. Debe dar efecto de miedo y emoción.

TEMAS

La madre pregunta a Antonia si trajo la harina, por


qué se demoró, si se metió en el tumulto, si no se

30

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
da cuenta de que eso es cosa de hombres, si no re-
cuerda que por eso mataron a su padre; que ellas
son dos mujeres pobres y solas que no tienen por-
qué meterse en tumultos; que recuerde lo que le pa-
só a Manuela Beltrán, que la tienen en la cárcel por
metida y por lambona, etc.

Antonia le dice a la madre que viene del tumulto y


teme que estén siguiéndola, que eran como 500 per-
sonas; qu,e en un momento, sin darse cuenta, se lan-
zó y arrancó el edicto de los impuestos; que lo rasgó
y pisoteó. Que el alcalde estaba en la ventana, y
que ella cree que la reconoció. Pero que aún siendo
mujer, ella tenía que hacer algo, que no podía que-
darse con las manos cruzadas, que en otras partes
las mujeres son las que han ido adelante.

De pronto tocan a la puerta. Son dos guardias. Anto-


nia y la madre quedan estupefactas. Antonia se es-
conde en la trastienda. Los guardias vuelven a gol-
pear y piden que se abra en" nombre del Rey. Doña
Lucrecia abre la puerta. Reconoce en uno de los guar-
dias a Joselito, el hijo de su comadre, y los hace
entrar. Durante la escena los guardias tratan de ex-
plicar a doña Lucrecia (quien se hace /a sorda) que
vienen por Antonia, enviados por el alcalde, pero,
presionados por la madre, no pueden responder al di-
luvio de preguntas y comentarios que les lanza. Fi-
nalmente los guardias se exasperan y callan a la
madre a gritos. Le dicen que Antonia ¡rrespetó a las
autoridades y que debe ir ante el alcalde, que es una
orden y que hay que obedecer en nombre de Su Ma-
jestad, el Rey.

En esta discusión la madre utiliza los siguientes ar-


gumentos: les pide los sombreros, los hace sentar,
les ofrece masato, pregunta por la salud de la co-
madre, se aterra de ver tan grande a Joselito, lo aver-
güenza preguntándole por su vida amorosa, le averigua
por la familia de la novia, etc.

31

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Finalmente la madre iracunda les increpa por su co..
bardía. Sale Antonia Vargas.

ANTONIA

¡Cómo son de valientes! Cuando tienen un arma en


la mano y están delante de dos mujeres indefensas;
pero no se asusten que yo voy ante el alcalde, a ver
qué es lo que quiere. ¡No tengo miedo! (Se pone un
pañolón colorado, y cuando uno de los guardias trata
de tomarla del brazo, lo retira bruscamente y le dice).
No me toque, que yo puedo caminar sola!
Mientras tanto todos los actores se han distribuido
entre el público y empiezan a informar en voz baja
que dos guardias se han metido en casa de Antonia
Vargas, seguro para llevarla presa; que Antonia fue
la que rompió el edicto; que hay que ayudarla por-
que es una mujer del pueblo, como ellos. Invitan al
público a ir delante de la tienda de Antonia para im-
pedir que se la lleven. Cuando Antonia abre la puer-
ta, encuentra a los comunes esperándola. Los guar-
dias se atemorizan y tratan de apartar a la gente. La
gente les cierra el paso.

ANTONIA
Compañeros , cómo estarán las cosas en este virrei-
nato desde que el alcalde manda poner a las muje-
res presas, y todo porque rompí el edicto. No pode-
rnos soportar más injusticias. Adelante, compañero ~
del común! ¡Oprimidos contra opresores!
El común rodea a los guardias y les quita los fusi-
les. Utilizan el pañolón de Antonia como bandera. Lan
zan gritos y vivas al común. Redoble de tambor.

BANDO

(Un actor sobre una tarima). Nosotros el Común de


la villa del Socorro, hemos tenido a bien nombrar

32

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
por capitanes generales a don Juan Francisco Ber-
beo, Salvador Plata, Antonio Monsalve y don Diego
de Ardila, a los cuales juramos rendir obediencia ,
siempre y cuando esto sea en beneficio de nuestra
empresa . De lo contrario usaremos de nuestros de-
rechos con todo el rigor, contra el capitán que se
nos rebelare. Nos el Común.

ACTOR 1I

Por lo tanto, los capitanes así nombrados aceptaron


tal nombramiento, ante el escribano público, don Ma-
teo de Ardila.

. ACTRIZ

Pero esa misma noche, esos mismos miembros fir-


man ante el Teniente de Corregidor un documento
secreto llamado "de Exclamación", en el cual nega-
ban lo anteriormente firmado: "Temerosos de re-
cibir la muerte con nuestras familias a manos de los
tumultuantes, y violentados por éstos y contra nues-
tra voluntad, aceptamos y firmamos tal nombramien-
to, sin incurrir por ello en la fea nota de traidores
al Rey, que Dios guarde. Firmado, don Juan Francis-
co Berbeo, Salvador Plata, Antonio Monsalve, / don
Diego de Ardila. (Redoble de tambor).

IX. PAPEL DE CONTEO


Llegan mujeres con enormes ollas de agua de pane-
la que reparten entre todos. Los hombres preparan
lanzas, chuzos y chafarotes para marchar a la Con-
vención del Socorro. Extienden las ruanas y pañolo-
nes, que vienen mOjados por la lluvia. Los comunes
van llegando en pequeños grupos de diferentes regio-
nes. Comentan emocionados acerca de la cantidad
de gente que se les está uniendo, hasta mujeres y
niños. Están dispuestos a todo. Debe darse un am-
biente muy festivo y de gran camaradería. Entra un

33
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
joven muy afanado solicitando cabuya. Lo saludan
muy efusivamente y le preguntan para qué quiere la
cuerda.

JOVEN

Ayúdenme, por favor! Ne,c esito cabuya para colgar


las hojitas de tabaco. Después de mucho rogar lo-
gré que el señor escribano me diera el permisito .

HOMBRE

¿Permisito para qué?

JOVEN

Para contar las maticas.

MUJER

Oiga, joven, usted anda como los pájaros, sobre las


nubes. No ha oído decir que nos vamos para la con-
vención del Socorro y que somos como 20. OOO?

JOVEN

Sí, pero después de tanto sacrificio, yo no voy a


perder mi cultivo por nada del mundo. Además
si son tantos, uno menos no importa. Regálenme la
cabuyita.

MUJER 11

Debería darle vergüenza! Un grandulón como usted,


lleno de salud, quedarse en un momento de éstos en
que habemos hasta muje'r es enfermas y niños. No
faltaba más! No le 9ªstemos más saliva.

Entra un capitán.

34

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAPITAN

Compañeros: la salida para el Socorro es esta mis-


ma tarde. Hay que recoger las cosas como estén.
Mañana es la convención.
Los comunes recogen ollas, mantas, ruanas, chafaro-
tes, chuzos, costales y parten cantando.

CANCION DE LOS COMUNES

Venimos de todas partes nosotros los comuneros


y hacia Santa Fe nos vamos peleando nuestros
/derechos.
Hacia Santa Fe nos vamos
armados hasta los dientes,
con machete, palo y chuzos
y con las bocas de fuego.
Redoble de tambor. Mientras los comunes salen can-
tando, a un costado de la escena se instala un an-
ciano medio tullido. Teje costales. El joven que vino
a pedir cabuya ve partir a los comunes y luego sale
corriendo hacia el anciano.

JOVEN
Abuelo, cómo le parece esa gente? Dizque empeña-
dos en que me fuera con ellos al Socorro... Ni loco
que estuviera! Yo lo que necesito es cabuya para
colgar mis maticas de tabaco. Deme la cabuya
para colgar mis maticas de tabaco. Deme la cabuya
que tenga, usted no me la va a negar. Mire el per-
miso. (Saca un papel). Cuando venda el tabaco po-
dremos comprar el terrenito. Imagínese, irme ahora
y perder el cultivo! Si hubiera sido en otra oportu-
nidad ...

ABUELO
¿Quiere que le dé un consejo? (El vieJo toma el
papel y mirando al joven lo rompe) ¿Qué hace ahí

35
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
parado como un zoquete? Vaya y alcance a los com-
pañeros! (El joven corre y se detiene).
Redoble. Una actriz sale hacia el público y declama.

ACTRIZ
Estuviste años a oscuras, muchacho, a oscuras.
Te han tratado como a un títere, muchacho,
como a un títere.
Te han robado,
te han golpeado.
te han hecho trabajar como a un esclavo, muchacho .
como a un esclavo.
Hoy la lucha empieza.
Estalla.
Continuará la lucha.
¿Qué haces ahí parado, muchacho?
¿No sabes que contamos contigo?
Deja de ser un simple muchacho
y conviértete en un compañero de batallas
armado de un fusil
o simplemente de las uñas.
Tu mano hará más cortos
Los caminos de la victoria.
Unete a la lucha.
Corre.
Pelea.
Alcanza a los compañeros!
(Redoble).

x. LA CEDULA DEL PUEBLO


Vigilados por tres comuneros de machete en mano,
tres escribientes sentados hacen miles de copias de
un poema que se llamó "Cédula del pueblo".

. ("
COMUNERO I
Bueno, rápido, a escribir! Que todos los compañeros
quieren llevar su poema en el pecho hacia Santa Fe.

36

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ESCRIBIENTE

¡Que esperen!
COMUNERO 11:

No levante la voz.
COMUNERO I

(Parado en una silla, con un pie sobre uno de los


escritorios. Dicta). uA más de que si estos dominios
tienen sus propios dueños, coma, señores naturales,
coma" .
ESCRIBIENTE 111

i Más despacio!

COMUNERO I

Rápido! "¿Por qué razón a gobernarnos vienen, co-


ma, de otras regiones malditos naturales? Interro-
gación". (Golpea el escritorio con el machete).

ESCRIBIENTE 11

(Iracundo). Señor, en esa forma no puedo trabajar.


(Se levanta y trata de salir. Los comunes lo detienen
amenazantes. El escribiente vuelve a su puesto).
¡Se ve que nos necesitan!

COMUNERA

Por el momento.

ESCRIBIENTE 11

y oiga usted, señora, me voy a quejar ante el capi-


tán Berbeo y el capitán de La Barrera por todos es-
tos atropellos.

37

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERA

Quéjese! Esos son los capitanes que hemos nombra-


do nosotros. En el momento en que no marchen, los
descabezamos.

ESCRIBIENTE 111
i Ustedes son gentuza!

COMUNERA

Pues le llegó el momento a la gentuza de go~rnar


el virreinato.

ESCRIBIENTE I
No por mucho tiempo.

COMUNERO I

Escriban= De esto nuestras desdichas nos previene,


coma. (Entra un joven).

JOVEN

Compañeros, qué pasa?, que todo el mundo está es-


perando el poema para llevarlo en el pecho. Hagan
trabajar a esta gente.

COMUNERA

No se preocupe, compañero. Dígales que tengan pa-


ciencia y la seguridad de que cada uno llevará su
poema en el pecho. Aquí nos amanecemos.

COMUNERO I

Para excusar fines fatales, coma, unámonos, coma,


por Dios, coma, si les parece, coma, y veamos el rei-
no a quién le pertenece. Punto.

38

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERA

(A un escribiente). Esos garabatos no se le entien-


den. Escriba más claro.

ESCRIBIENTE

¿Usted sabe leer, señora?

COMUNERA

No, pero aprenderé. No me voy a quedar así.

COMUNERO I

Sólo nosotros estamos de pendejos, coma.

ESCRIBIENTE 11

¡Eso sí es verdad!

COMUNERO I

¡Escriba, carajo! En las Indias las vainas aguantando,


coma.
COMUNERA

Así los quería ver, trabajando para el pueblo. ¿Por


qué antes no protestaban ni eran sordos cuando te-
nían que escribir los impuestos contra el pueblo?

ESCRIBIENTE 11

Antes, señora, teníamos el placer de trabajar con la


gente.
COMUNERO I

Pues en México y Lima por espejo, coma, tenemos


que ya van levantando, coma, la voz de su dolor y

39

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
sus aquellos, coma, con que ya de sus llagas van sa-
nando. Punto. Cinco minutos de descanso.

Redoble . ..
Sale un comunero y se dirige al público.

COMUNERO

Cómo es posible que después de venir de tan lejos,


de Charalá , de Simacota, de Oiba y de muchos lu-
gares más; que hicimos un ejército de más de cinco
mil; que nos tomamos el puente real de Vélez; que
hicimos salir corriendo al oidor Osorio y al capitá n
de la Barrera con su ejército, sin disparar un sólo
ti ro. Francamente no entiendo por qué ahora tene-
mos que estar aquí veinte días aguantando hambre ,
frío y enfermedades. ¿Por qué? Por culpa del tal
Berbeo, que está deliberando con el arzobispo Caba-
llero y GÓngora. Yo no entiendo esa vaina! Ahora que
somos más de veinte mil, porque hasta las mujeres
se vinieron con nosotros para tomarnos a Santa Fe ,
fuera como fuera, que nos mataran o lo que sea! Yo
no entiendo. Qué tal que el tal Berbeo se deje con-
v encer del arzobispo y entonces sí nos lleva el dia-
blo a todos!

Redoble . . .
XI. SOCORRANOS y TUNJANOS
Tres comuneros, dos hombres y una mujer, cuidan
un paso mientras transcurren con las deliberaciones .

COMUNERO I

Miren, yo estoy jarto, yo no pienso quedarme aquí


más tiempo para que me dé "colerín del negro " .
Yo tengo ganas de desobedecer a los capitanes y
largarme para Santa Fe con la gente que me quiera
seguir. A lo que vinimos vamos!

40

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERA

Yo no sé por qué les da por ponerse a conversar


ellos por allá solos, el Berbeo y el arzobispo, mien-
tras nos tienen aquí. Será que quieren que nos can-
semos de esperar?

Llegan dos mujeres con comida para los vigilantes.

COMUNERO I

Qué fue lo que les pasó? ¡Vean las horas de llegar,


y uno aquí aguantando hambre y frío!

MUJER I

Como primera medida, yo no soy sirvienta suya para


que me venga a gritar, y como segunda medida se-
pan que estamos levantadas desde las cuatro de la
mañana cocinando para cuatrocientas personas.

COMUNERO 3

Otra vez papas, y sin sal. iMaldita sea!

Mientras discuten oyen un grito a lo lejos. Es un cu-


ra que se acerca.

CURA
Buenos días, mis hijitos.

COMUNEROS

Buenos días, Su Reverencia. ¡Qué lo trae por aquí!

CURA
Vengo para que me hagan el favor de dejarme pa-
sar por el atajo, ya que el arzobispo me mandó lla-
mar.

41

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERA I

Nos da mucha pena con usted, padre, pero nos or-


denaron que no podíamos dejar pasar a nadie.

COMUNERA 11

Bueno, pero tratándose del padre ...

COMUNERO

Usted no se meta. Ordenes son órdenes. Perdó-


nenas, padre. Mire, más bien tómese un guarapito
y converse un rato con nosotros, que estamos muy
aburridos.

CURA

Bueno, yo sí les acepto un guarapito tunjano, que


es el mejor de todo el virreinato (Bebe), como to-
do lo de ustedes. Tienen sus buenas ruanas, buen
armamento. Ustedes y los de Sogamoso son los más
organizados y los más disciplinados. En cambio hay
que ver esos socorranos! Eso sí es algo que le rom-
pe a uno el alma. Esa pobre gente se vino de allá,
de esas tierras calientes sin ruanas ni pertrechos y
se están muriendo de frío y de hambre. Y lo peor
es que los han arrastrado a ustedes a este tumulto.

COMUNERO

A nosotros nadie nos arrastró. Mire, padre, aquí to-


dos somos compañeros y estamos luchando por lo
mismo.

CURA

Si ellos fueran compañeros de ustedes no estarían


tramando contra ustedes ...

42

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERO

Cuéntenos, padre.
CURA

Bueno, yo les voy a contar porque es un deber


de conciencia, pero no me vayan a meter en líos.
Están diciendo que ustedes los tunjanos y los de So-
gamoso, que son los mejor armados, los más disci-
glinados, que son como 6 mil, son los que van a salir
perdiendo y... que los del Socorro, gue son como
12 mil pero no tienen nada y además son los más
desorganizados, son los que van a salir ganando en
esta revuelta.

COMUNERO
Pero, padre, ¿qué van a ganar ellos que no ganemos
nosotros?
CURA
Ustedes son muy ingenuos, hijos míos, y no se
han dado cuenta. Les explico mejor. Miren: aquí
queda el Mortiño y aquí queda Nemocón, y aquí Zi-
paquirá; aquí está el campamento de los tunjanos y
aquí el de esos socorranos. Bueno ... los socorranos,
con la ayuda de ustedes, porque ellos solos no pue-
den hacer nada ...

COMUNERO

Nosotros sin ellos tampoco.

CURA

Esto es lo que dicen: Los socorranos, con la ayuda


de ustedes, se piensan tomar a Santa Fe de Bogotá,
que queda aquí. Bueno... una vez tomada Santa Fe,
¿ para dónde va a pasar la capital?

43

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
,..

COMUNERA

(Riéndose). Pues para dónde se va ir, padrecito? Se


queda allí, ¿no ve que no tiene patas?

CURA

Santa Fe no tiene patas, pero la capital sí. Una vez


tomada Santa Fe, la capital va a pasar para el Soco-
rro, que queda aquí. Y una vez la capital en el So-
corro, ¿quién va a quedar con más comodidades?
¿Esos socorranos revoltosos o ustedes, tunjanos?

COMUNERA

rvlire, padrecito, ¿mejor dicho, lo que usted está que-


riendo decir es que esos socorranos se están apro-
vechando de nosotros?

CURA

Ni más ni menos.

Las mujeres que habían traido la comida salen con


intención de informar a los otros el chisme del cura.

COMUNERO
Mire, padre, no ha nacido todavía el socorrano que
se va a aprovechar de un tunjano. Dios nos ampare!.

COMUNERO

Socorranos tenían que ser.


. , f
!.I ' 1
CURA

Hijos míos, tengo que irme. Por favor, déjenme pa-


sar por el atajo.

44
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
COMUNERO

Pase, padrecito, pase.

CURA

(Los bendice) In nomini patri... (Sale. Se acercan


cuatro socorranos cargando un enfermo en una pa-
rihuela).

SOCORRANOS
Buenas noches, compañeros. ¿Qué se les ofrece?

(Los socorranos que vienen solicitan a los tunjanos


que los dejen pasar, ya que traen un enfermo muy
grave. Los tunjanos les perguntan de dónde son y
cuando éstos responden que son socorranos, aqué-
llos, influidos por la cizaña del padre, se niegan ro-
tundamente a dejarlos pasar. Se arma una pelea. Los
socorranos sacan machete y los tunjanos los amena-
zan con las bocas de fuego. Finalmente uno de los
socorranos les solicita a todos que no peleen ni se
insulten con frases regionalistas, ya que lo que siem-
pre ha querido la Corona es dividirlos para poder rei-
nar. Resuelven devolverse. Redoble. Salen cuatro ac-
trices a escena y declaman).

ACTRICES
Veinte dividido por dos es igual a diez.
Diez dividido por cinco es igual a dos.
Dos dividido por dos es igual a la derrota final.
Así piensa y así actúa el enemigo.
Viene y te dice
que tu compañero está ligeramente equivocado.
Va y le dice a tu compañero
que tú estás ligeramente equivocado.
Viene y te dice que tu compañero te traiciona.
Va y le dice a tu compañero

45

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
,

que tú lo estás traicionando.


luego sonriendo el enemigo mira
cómo se destrozan tú y tu compañero.
Así piensa y así actúa el enemigo.
Combate sus trampas
no dejándote dividir por él.
Piensa y actúa unido.
Veinte más viente es igual a cuarenta.
Cuarenta más cien es igual a mil.
Mil más la unidad es igual a la victoria final.
Redoble. Dos actores leen los siguientes documentos.
ACTOR I
Mayo 13. A la madrugada sale fugitivo de Santa Fe
el Regente Visitador don Juan Gutiérrez de Piñeres.

, . " 1' ...


ACTRIZ
Mayo 16. En las primeras horas de la noche llega
el Regente Visitador a la villa de Honda por la vía
de Ibagué.
ACTOR
Mayo 24. Procedente de Tausa llega a Nemocón Jo-
sé Antonio Galán, quien inmediatamente es despo-
jado de su bastón de capitán y encarcelado por los
capitanes comuneros Calviño, Araque y Bias An-
tonio de la Torre, por haber injuriado a un estanque-
ro español.
ACTRIZ
Mayo 25. Galán es puesto en libertad por Berbeo,
quien lo envía con 100 hombres a capturar al Regen-
te fugitivo, interceptar los correos y ocupar Honda.
ACTOR
Junio 4. Entra Galán a Guaduas, donde hace manslon
por más de diez días, dando tiempo al Regente Visi-
tador para ponerse a salvo.

46

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ACTRIZ

Junio 15. En lugar de obedecer la orden de Berbeo


y entablar una larga batalla en Honda contra Gutié-
rrez de Piñeres, José Antonio Galán decide irse
desde Ambalema por el río de la Magdalena arriba,
libertando esclavos, repartiendo la tierra a los comu-
nes y levantando a los pueblos con la consigna
"iOprimidos contra opresores!".

Redoble.

XII. ASAMBLEA POPULAR

Una tienda atendida por una vieja campesina. Van en-


trando los comunes uno a uno conversando. Se les
ve cansados y enfermos. La dueña les vende guara-
po y agua de pane/a.

HOMBRE I

(Dirigiéndose a los demás). Bueno, yo sí quiero que


ustedes me expliquen cómo es eso de las Capitula-
ciones. Llevamos aquí veinte días sin saber qué es
lo que esperamos.

MUJER I

Yo le voy a explicar; póngame cuidado. Lo que


pasa es que el capitán Berbeo, que es un hom-
bre inteligentísimo y muy estudiado, está conven-
ciendo al arzobispo para que nos firme un papel ju-
ramentado donde la Real Audiencia se compromete
a quitarnos los impuestos y cumplir todo lo que no-
sotros pedimos. Si nos firman ese papel no hay nin-
guna necesidad de marchar hasta Santa Fe. La cosa
se está arreglando a las buenas, sin derramamiento
de sangre. Yo creo que de hoy a mañana nos pode-
mos devolver tranquilos.

47

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HOMBRE 11

(Dirigiéndose a la mujer). Mire, tía usted está


muy equivocada. ¿Quién le dijo a usted que no-
sotros vinimos hasta aquí a firmar papelitos? Yo
la vi a usted en la reun.ión que tuvimos en el Soco-
rro, en la que se resolvió que nos veníamos a to-
marnos el gobierno y no a que nos entreguen un pa-
pel y después no cumplan un carajo. (Lo tratan de
interrumpir). Déjenme hablar. Yo no confío en el tal
Berbeo, un hombre que a la hora de la verdad es de
los mismos ricos que nos tienen jodidos. Y oíganme
bien, para que sepan quién es ese tipo: el arzobispo
le dio 15.000 pesos con la condición de que detuvie-
ra la revuelta. Con eso les digo todo.

MUJER I

Oiga, Joaquín, me da vergüenza que usted sea


pariente mío. Cómo va a decir esas barbaridades!
Qué tal nosotros en el gobierno, nosotros qu e
somos una partida de ignorantes? iVirgen Santísima!
¡Quién sabe de dónde estarán apareciendo esas
ideas! De haber sabido eso no me vengo. Yo vine
aquí a que me quitaran los impuestos.

MUJER 11
Cómo van a calumniar en esa forma al señor
arzobispo, que es el representante de Dios en la
tierra. Aquí se acabó la fe. El mundo está al revés.
Nosotras las mujeres hemos debido quedarnos en la
casa y no estar aquí metidas en estas discusiones.
(Llora) Dios nos ampare y nos favorezca!

HOMBRE 111

Miren, yo digo que aquí nos están engañando a to-


dos, o si no, ¿por qué Berbeo mandó a Galán a per-
seguir al corregidor? Fue para sacarlo de aquí, por-

48

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
que con él la cosa sería muy distinta. Ese sí es de
los nuestros. Imagínese, como si acabando con el.
Corregidor se acabaran los impuestos!... No ven
que nos mandan otro? Lo que hay que hacer es
sacar a todos los chapetones de aquí, de esta tierra
que es nuestra. Debemos de tener los ojos muy abier-
tos, porque esos capitanes ricos que nombramos lo
que quieren es repartirse la marrana con los españo-
les y jodernos a todos.

INDIO

¿Cómo vamos a creer que esos españoles, que nos


han tenido montados durante más de 200 años, van
a entregarnos las tierras y a quitarnos los impuestos
así de buenas a primeras? ¿Entonces de qué van a
vivir ellos, ah? Respóndanme!

HOMBRE IV

Bueno, yo quiero que nos dé su opinión la dueña de


la tienda, que ha tenido la oportunidad de escuchar
todo. A ver, doña Rosa, díganos lo que piensa de las
Capitulaciones.

DOÑA ROSA

Yo estoy aquí tranquila con mi negocito. Yo no me


meto en política.

Todos le arman una gran algarabía con comentarios


como éstos: "Claro, como ella tiene su negocito!",
"Ella lo que quiere es que nos matemos nosotros pa-
ra que le quiten los impuestos", "A ella le debe ir
muy bien con la revuelta: imagínense 20.000 perso-
nas estacionadas, lo que habrá ganado con noso-
tras!" .

Uno de los hombres se levanta iracundo y habla.

49
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HOMBRE

La única solución que yo le veo a esto son dos ba-


las, una para Berbeo y otra para el arzobispo.

Entra un capitán.

CAP'ITAN

Compañeros, vengo a informarles que se acaban de


firmar los 35 puntos de las Capitulaciones. El arzo-
bispo los invita a la misa que se va a celebrar para
ratificar la firma de las Capitulaciones. El capitán
Berbeo ordena que todos deben retirarse pacífica-
mente a sus casas.

MUJER 11
Vean ustedes! Capitulaciones con misa no pueden
ser mentira.

MUJER 111
iSacrilegio!

Redoble. Aparece un sacerdote español, misionero


pacificador, todo vestido de blanco. Desde un púlpito
se dirige al público.

CURA

Hermanos míos en Nuestro Señor Jesucristo: nos


hallamos aquí reunidos en la Casa de Dios, para
recordarles que poner en duda los preceptos del
Rey, cuya autoridad viene de Dios, es un grave deli-
to, y así fue decretado en el Concilio de Constanza,
gobernando Martino y la Santa Sede, doctrina ésta
fundada en los errores de Vicie y Juan de Hus, juzga-
dos por 5 patriarcas, 57 arzobispos, 163 obispos y 475
doctores de la Santa Madre Iglesia. Estoy seguro de

50

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
que muchos de los presentes en este sagrado recin-
to tienen arnlas escondidas en las casas. Esas ar-
mas, hermanos míos, hay que entregarlas. No olvi-
déis que en la noche del 7 de junio en la ciudad de
Santa Fe se firmaron los 35 puntos de las Capitula-
ciones, presentadás por el generalísimo Berbeo, y
que al día siguiente, 8 de junio, en la parroquia de
Zipaquirá, los señores jueces comisionados don Joa-
quín Vasco y Vargas, don Eustaquio Galavís, a quie-
nes estoy seguro que todos vosotros conocéis y por
con~iguiente no tenéis por qué dudar de sus pala-
bras, prestaron juramento ante Su Eminencia Reve-
rendísima el Señor Arzobispo don Antonio Caballero
y Góngora, quien en todo momento ha intervenido
para que no se derrame la sangre. Entregad las ar-
mas, hermanos míos! Lo ordeno en nombre de Dios
todopoderoso, antes de que la ira divina descienda
sobre vuestras cabezas y las de vuestros hijos. In
nómini patri ...

Una campesina se levanta de entre el público.

CAMPESINA

(Casi como una respuesta a las palabras del padre).


Pero esa misma noche del 7 de Junio esos mismos
miembros de la Real Audiencia firmaron un acta se-
creta, llamada de exclamación, ante el escribano Ni-
colás Prieto Dávila, donde negaban lo anteriormente
firmado, dizque "porque se encontraban presionados
por la fuerza del común levantado en armas".

Redoble.

XIII. LA PAGA
Una mesa con un asiento al fondo del escenario. Van
llegando los comunes muy contentos, convencidos
de que al fin van a pagarles el salario completo, sin
impuestos. Llega el pagador, Don Palomino, con pa-

51

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
peles y una bolsa de monedas. El pagador va llaman-
do de uno en uno a los trabajadores y éstos se acer-
can a recibir la paga. La mayoría firma con una cruz.
Los trabajadores se retiran a distintas partes de la
escena a contar sus monedas. Se reunen. Comentan.
Finalmente se dan cuenta de que les pagaron menos
y se acercan al pagador a reclamarle. Una mujer,
Florinda Moya, logra hacerse oír por sobre los re-
clamos y le exije una explicación de porqué, si le
debían pagar 10 reales, le salen con seis.

PAGADOR

iBueno, si quieren que les explique, cállense! Mire.


señora: usted se ganó 10 reales, uno que le descuen-'
tan de la tienda y 3 de los impuestos. Le quedan 6.

TODOS

¿Cuáles impuestos?

PAGADOR

Real Audiencia, Alcabala. .. Barlovento ...

COMUN

Ya nos los sabemos de memoria. ¿Usted en qué


mundo vive? ¿No sabe que ya nos quitaron los im-
puestos? Y que hay un documento llamado las Capi-
tulaciones, firmado por el Arzobispo?

PAGADOR

Vean, para poder quitarles a ustedes los impuestos


necesito una orden del administrador.

COMUN

¿Por qué no la pide?

52

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PAGADOR

El administrador necesita una orden de la Real Au-


diencia, y la Real Audiencia necesita una orden del
Visitador Regente.

COMUN

Ese salió corriendo.

PAGADOR

El Visitador Regente necesita una orden del Virrey.

COMUN

El Virrey está en Cartagena.

PAGADOR

y el Virrey necesita una orden del Rey que está en


España.

COMUN

(Gritos). Nos engañaron! Nos traicionaron! Quedamos


en las mismas! (Uno de los trabajadores tira las mo-
nedas sobre la mesa y se di,· a los demás).

Compañeros, yo vengo de los Pontazgos y allá tam-


bién se están incumpliendo las Capitulaciones. Esos
capitanes criollos que nombramos nos traicionaron,
y se aliaron con los españoles.

JEFE

La unlca salida que tenemos es entigrecernos y


desenterrar las armas. Ustedes tres vayan a traer

53

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
los chafarotes y las bocas de fuego. Las mujeres va-
yan a buscar alimento. Y usted, José, coja un caba-
llo y vaya a buscar a Galán. Dígale que nos traicio-
naron pero que estamos dispuestos a volver a em-
pezar la lucha. Y aquí vamos a hacer unas empaliza-
das para impedir el paso del ejército. Y recuerden,
compañeros: más vale muertos con honor que vivos
con vergüenza. (Sale).

Redoble. Una de las trabajadoras se queda allí y se


dirige al público.
TRABAJADORA

Ese Juan Antonio Fernández Recamán era uno de esos


grandes perros que tenía la Real Audiencia para que
le trajera la cabeza de los rebeldes, y esa vez le en-
comendaron la cabeza de José Antonio Galán y le
dieron plata para que contratara un ejército de mer-
cenarios para que lo persiguiera . Por el único delito
que había cometido José Antonio Galán de reparti r
la tierra a los comunes, liberar a los esclavos y po-
ner en los puestos públ icos más importantes a gen-
tes del Común. Que Dios bendiga a José Antonio
Galán!
(Redoble).

XIV. SUPLICIOS
Tres parejas de guardias sacan a empujones a un ne-
gro, un indio y una campesina. Se colocan en dife-
rentes partes del escenario, los torturan y los inte-
rrogan simultáneamente a gritos.

GUARDAS
¿ Dónde está Galán?

Al indio le ofrecen dejarlo con vida y darle dinero si


confiesa. El indio confiesa que Galán se fue por la

54

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
vereda de La Charca. Le ofrecen la bolsa y cuando el
indio va a tomarla le entierran un cuchillo y salen co-
rriendo. El indio queda tendido en el suelo. Redoble.
Salen dos actores hacia el público.

ACTOR I

Cuando trataba de escapar hacia los llanos de Ca-


sanare con doce hombres para formar un gran ejér-
cito, José Antonio Galán fue denunciado por Sal-
vador Plata, antiguo capitán comunero, quien con un
ejército de criollos pagados por el gobierno lo tomó
preso y lo envió a Santa Fe para que lo condenaran
a muerte.

ACTOR II
La Real Corona española trató de aplastar con ma-
no de hierro el movimiento comunero. Miles de fa-
milias campesinas tuvieron que huir hacia los Llanos
Orientales y ocupar las tierras de los antiguos res-
9 ardos de indios. Pero allí empezó a crecer la
simiente que treinta años más tarde sería el ejército
libertador de Simón Bolívar.

XV. EPILOGO
Van entrando familias campesinas exiliadas, con mue-
bles viejos, costales, palos, etc., y van construyendo
un pueblo, mientras recitan uno a uno la sentencia
de muerte que la Real Audiencia dict6 contra José
Antonio Galán.

ACTOR I
Este hombre, José Antonio Galán, se ha convertido
en un monstruo de maldad y objeto de abominación,
cuyo nombre y memoria deben ser proscritos y bo-
rrados del número de aquellos felices vasallos de un
Rey, el más benigno, el más amable para todos sus
súbditos.

55

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ACTRIZ I
Por lo tanto, condenamos a este hombre, José An-
tonio Galán, a que sea sacado de la cárcel, arrastra-
do y llevado hasta el sitio del patíbulo, donde sea
puesto en la horca hasta que naturalmente muera.
ACTOR II
Que bajado se le corte la cabeza, se divida su cuer-
po en cuatro partes y pasado el resto por las llamas.
ACTRIZ 11
Su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus
escandalosos insultos. Su mano derecha al Socorro ,
la izquierda a la villa de San Gil, el pie derecho a
Charalá, lugar de su nacimiento y el pie izquierdo a
Mogotes .
ACTOR 111
Confiscados su s bienes y entregados al Real Fisco.
A solada su casa y sembrada de sal .
ACTRIZ 111
Para que d e esta manera se dé al olvido su infame
nombre, y acabe con tal vil persona, tan detestable
memoria , y no quede otra que el odio y el espanto
que inspira la fealtad de su delito.
ACTOR IV
Asimismo, atendiendo a la correspondencia, amistad
'f alianza que mantenían con este infame reo, conde-
namos a Isidro Molina, Lorenzo Alcántuz y Manuel
Ortiz a que corran la misma suerte.
ACTRIZ IV
Para que tan terrible espectáculo sirva de vergüen-
za y confusión a quienes han seguido estas cabezas.
ACTOR . V
Inspirando el horror que es debido a quienes han
mirado con indiferencia estos miserables vasallos del
rey católico, bastardos hijos de la patria.

56

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Terminan de construir el pueblo colectivamente. LIe-
ga el compañero Manuel. Lo saludan efusivamente.
Es un nuevo tipo de dirigente.
MANUEL
Tengo muchas cosas que decirles, compañeros: a dos
días de camino hay un ejército regular de españoles.
Esta vez tenemos que tener muy claro que no basta
con enfrentar el ejército porque nos mandan más y
quedamos en las mismas. Es necesario estudiar y
prepararse para ver cómo vamos a hacer para sacar
a todos los chapetones de una vez y para siempre.
En el Perú y el resto de la Nueva Granada también
se están preparando. Tenemos que estar unidos y
muy organizados. Yo les traje esto (saca un fusil con
Inucho cariño de entre una manta y sigue hablando)
Hay que estar preparados, porque el momento puede
ser cualquiera . Hasta la vista, compañeros!
El grupo de exiliados se voltea hacia el público.
Aquf están las entrañas de viejos luchadores
a pesar de sus luchas
Esta noche larga no ha acabado aún
y tú lo sabes.
También sabes que en las entrañas de viejos
/Iuchadores
se forma el hombre nuevo.
Que acabará esta noche larga
con el fragor de las batallas.
y sabes que las batallas las daremos
contigo o contra ti.
y que ganaremos
Decídete entonces y pelea
No huyas.
Decídete y pelea.
FIN
57

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA CIUDAD DORADA

Esta obra fue estrenada en 1973 y en ella participaron como


autores en todo el proceso creativo los siguientes ar,tores:

Patricia Arlza, Graciela Méndez, Eisa Rojas, Inés Pr:eto, Alfon -


so Ortiz, Juan B Martrnez, Francisco Martrnez, SantIago Gar-
e í a y José Oberth Gálvez.

los poemas de la obra son de Nalson Osorlo Marrn.

59
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERSONAJES
Gregario Pérez (El Padre) Mario (El hijo menor)
Dolores (La Madre) Rosalba (La hija)
Ignacio (El hijo mayor)

Capataz, campesinos, familiares, policías, obreros, gansters ,


periodistas, una enfermera, un animador de radio, cantante s.
etc.

60

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PROLOGO

voz
Cambia tu maíz indio de América
te traemos arcabuz, Dios y tabaco
para que lo siembres en tu tierra
por los siglos de los siglos... y así sea.

CORO
Cambia tu maíz indio de América

VOZ 1

Ya tu tierra es nuestra indio americano


Ahora sembrarás aquello que ordenemos
y te unirás en las minas a los negros
para sudar eternamente. .. y así sea.

CORO
Ya tu tierra es nuestra indio americano:

VOZ 2

Ven con nosotros, valiente entre valientes,


suenan ya las trompetas libertarias:
derrotaremos al europeo dominante
para vivir felices siendo iguales ... y así sea.

CORO
Ven con nosotros valiente entre valientes,

61

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VOZ 2

'f ahora ya vencido el europeo


tu tierra es nuestra hermano americano
trabajarás día y noche como un negro
y te someterás al amo y al destino... y así sea.

CORO

Cambia tu café por caña, la yuca por café


y a todas nuestras órdenes responde ¡Ves, okey!

62

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA VITROLA

Gregorio y sus hijos (Rosalba, la menor, e Ignacio, el


mayor) abren un gran paquete con mucho cuidado: es
una vitrola. La destapan, le dan cuerda y le ponen un
disco. Ignacio acciona una palanquita y la vitrola co-
mienza a sonar. Gritan y ríen. Rosalba barre y arre-
gla la salita. Gran algarabía. De pronto entra Dolores,
la madre, con un platón y ropa recién lavada. Se para
en la puerta. Los tres corren juntos a la vitrola y se
colocan sonrientes a su lado, mirando a la madre.

DOLORES

De dónde salió ese aparato?

GREGORIO

Un regalo que le traje. Acérquese y óigalo.

DOLORES

De dónde salió ese aparato?

ROSALBA

Es igualito al del señor Hernández, mamá.

DOLORES

De dónde sacaron ese aparato?

63
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGaRIO

Venga. Lo trajimos para alegrarnos un poco la vida.

IGNACIO

Vamos a hacer una fiestecita esta noche, mamá.

DOLORES

Apágueme ese aparato, Ignacio!

DOLORES

De dónde sacó ese aparato, Gregario?


Ignacio apaga la vitrola. Pausa.

GREGaRIO

(Pausa). Lo compré.

DOLORES

Cuánto le costó?

GREGORIO

(Pausa). Quinientos pesos!

DOLORES

De dónde sacó los quinientos pesos?

GREGORIO

(Pausa). Un préstamo.

DOLORES

Un préstamo de qué?

64

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGaRIO

(Estalla). Pues si lo quiere saber, hipotequé la finca!


Sí, la hipotequé. Eso fue lo que hice,

DOLORES

(Estalla a/ tiempo de Gregorio), Claro, hipotecó la tie-


rra~ Mejor dicho, la regaló por cualquier carajada.
Esta tierra que a usted no le ha costado nada. Esta
tierra que ha costado sangre, La sangre y el sudor
de mi papá y mis hermanos!

IGNACIO

(Tr at ando de calmar/a). Pero mamá, no qUIsieron pres-


t ar nos I plata para comprar el motor para el trapiche .

DOLORES

P es si no les quisieron prestar la plata, han debido


v enirse , y santo remedio.

GREGaRIO

U sted lo que quiere es que sigamos de esclavos de


e se señor Hernández. Y yo no estoy dispuesto a ven-
derle más caña por el precio que se le dé la gana.
Nos cambiamos a café.

IGNACIO

En la Caja nos dijeron que nos prestaban treinta mil


pesos si nos pasábamos al cultivo del café. Esa fue
la condición.

DOLORES

Por miserables treinta mil pesos regalaron ustedes


esta tierra que vale más de doscientos mil?

65

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IGNACIO

Aquí nos dieron folletos y todos estos cuadernos pa-


ra cultivar el café, mamá.

DOLORES

'V qUien sabe aquí cultivar café? Con la caña hemos


vivido y se han levantado sus hijos.

GREGORIO

Pues ahora nos pasamos al café. Y se lo vendemos


directamente a la Federación de Cafeteros.

DOLORES

Mire, Gregorio, yo le voy a decir una cosa que yo


sé: esos 200 mil pesos se los van a tragar los in-
tereses de la Caja y nos vamos a quedar peor que
antes. Y otra cosa: usted antes dijo que no quería
ser esclavo del señor Hernández. Pues óigame bien:
ahora vamos a ser esclavos de la Caja y de la Fe-
deración.

ROSALBA

Lo que pasa es que mi mamá nunca está contenta


con nada... quiere que toda la vida sigamos en las
mismas ...

Después de una breve pausa, Dolores se lleva el apa-


rato.

EL ENGANCHE

A un lado del escenario, el Capataz. Al otro, un gru-


po de trabajadores agrícolas. Tienen grandes ruanas
y sombreros para protegerse del agua.

66
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAPATAZ
Bueno, ya les dije, no? Trece pesos con cincuenta
centavos y ni un centavo más!

TRABAJADOR 1

Siquiera ofrecieran los mismos quince del año pa-


sado.

CAPATAZ
Yeso lo ofrece el patrón de lo puro bueno que es.
Por ayudarlos a ustedes.

l. o s trabajadores se ríen entre ellos.

TRABAJADOR 2

y entonces por qué nos quitó el crédito en el alma-


cén?

CAPATAZ
Consideren ustedes que con este invierno nadie les
va a ofrecer ni un centavo más. No sean perezosos!

TRABAJADOR 3

Lo que pasa es que se le va a podrir la cosecha si


no la recoge ya.

TRABAJADOR 4

Pero eso es como quitarle un pelo a un gato.

CAPATAZ
Trece cincuenta es mi última palabra. Vengan a tra-
bajar o muéranse de hambre.

67
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Entra Gregorio. Se acerca al grupo de trabajadores.
Lo saludan.

CAPATAZ

Ah!, miren, ahí les llegó la salvación . El nuevo ri co .


Ese si les puede pagar los veinte pesos. No Gre-
gario?

GREGORIO

Mire, don Juvenal, no soy rico, pero tampoco me le


voy a humillar al señor Hernández . (Se vuelve a los
trabajadores). Qué hubo, muchachos! Se vienen a
trabajar conmigo?

TRABAJADORES

Claro , Gregario!

TRABAJADOR 1

V, cuánto paga?

GREGORIO

Bueno, lo que pasa es que tuvo que pagar la fumiga-


ción, los abonos, los intereses de la Caja y me que-
dé sin plata en efectivo. Pero yo les ofrezco la ter-
cera parte de la cosecha que recojamos.

TRABAJADOR 1

Pues así la cosa es como difícil, Gregario , porque


nosotros necesitamos plata, pero para ya.

TRABAJADOR 3

Estamos ahorcados de deudas. Si nos vamos con


usted, cómo dejamos la familia? Considere, Gregario .

68
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TRABAJADOR 4
Páguenos aunque fuera los trece cincuenta y nos va-
mos con usted, con tal de no humillárnosle al Her-
nández.

GREGORIO
Pero no tengo en efectivo, muchachos. Vénganse por
la tercera parte, miren que se pierde la cosecha.
(Pausa).

TOMAS
Qué carajo! Yo me voy con usted, Gregorio.

CAPATAZ
Ah!, Tomás Otálora. Quién otro se va con Gregorio,
ah? Eso no le va a gustar al señor Hernández.

Usted le está sonsacando los trabajadores, Gregorio.

GREGORIO

Mire, ya que a usted le gusta tanto llevar y traer ra-


zones, dígale al señor Hernández que él puede ser
dueño de toda la tierra que le dé la gana, pero no
de la gente.

CAPATAZ
Conque dándoselas de gallito fino, no? Tenga mucho
cuidado, Gregorio ... Y usted también, Tomás Otálora.

Gregorio y Tomás salen.

CAPATAZ
(Se vuelve a los trabajadores). Se dan cuenta cómo
son las cosas en un negocio? Lo que cuenta es la

69

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
plata ... pero la plata "plata". Y para que vean que
yo no soy rencoroso, me sigo sosteniendo en lo que
les ofrecí. Trece pesos con cincuenta. Ni un centa-
vo más!

Los trabajadores se miran entre sí y se retiran.

LA VIOLENCIA

El Capataz se vuelve de espaldas y se pone un capu-


chón negro. Entra otro encapuchado. Se dirigen sigi-
losamente a la casa de los Pérez. Entran y voltean la
mesa, los asientos, riegan toda la ropa por el suelo y
dejan en un sitio visible un muñeco negro atravesa-
do por un puñal. Salen sigilosamente. Llega la familia
Pérez y se detiene en la puerta. Dolores y Rosalba se
esconden en un rincón. Gregorio e Ignacio sacan sus
machetes y rodean el rancho. Entran a la casa y ven
todo el desorden. Gregorio sale y llama a las mujeres.
Comienzan a arreglar los destrozos. De pronto se oyen
unos silbidos afuera. Los hombres salen a la puerta.
Se oyen gritos. Llaman a la puerta. Se oyen gritos.
Llaman a Gregorio Pérez. Después de unos segundos
de silencio aparece el Capataz.

CAPATAZ

Hola, Gregorio, qué pasa por aquí? Qué hacen uste-


des con esos machetes ahí en la puerta? Guárden-
los, que nadie viene a pelear con ustedes. Yo solo
me arrimé a ver qué pasaba porque encontré los
perros de ustedes degollados allá abajo en la ca-
ñada. (Entra en la casa). .A h!, pero vean, a ustedes
también los visitaron esos pájaros. Esto se está po-
niendo por aquí cada día más negro. Lo mismo le
pasó al pobre Tomás Otálora. Primero la visitaron y
luego lo encontraron muerto, a él y a toda la familia.
El señor Hernández tuvo que llamar al ejército. De-
ben llegar de hoya mañana. A ver si se puede tener
alguna protección... Pero mire... (Recoge el muñe-

70

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CO). Esto es una amenaza de muerte. Y fíjese Gre-
gario, que ya la cosa no es solo con usted, sino con
toda su familia. Tenga cuidado. (Le entrega el muñe-
co. Gregario lo bota al suelo). Váyase de aquí, hom-
bre, venda esto, ahora que puede, y ponga una tien-
da en el pueblo. Usted sabe; si yo le ofrezco compra
es porque quiero ayudarlo. Recuerde mi oferta... le
pago además los tres meses de intereses que debe
en la Caja Agraria. (Sale).

LA TIENDA

La fami! ia se instala en la tienda el Porvenir, en Pue-


blo Rico. Dolores saca la cuenta. Gregario arregla las
escasas mercancías. Rosalba hace paqueticos de ca-
nela. Entra don Pablito.

DOLORES

Hola, don Pablito , al fin se apareció por aquí. Preci-


samente le estaba sacando la cuenta de lo que nos
debe .

PABLITO

Vengo a ver si me lee esta cartica que me llegó de


mi muchacho. El que está allá en la capital.

DOLORES

léala usted, Rosalba, que yo para la letra de mano


soy negada .

ROSAlBA

(Leyendo). "Mi muy recordado papá, aquí pasando la


de malas. Porque ya llevamos más de dos meses de
huelga y no se resuelve nada. Por eso solo le pude
mandar esos cincuenta pesos. Confío en que la se-
mana entrante le pueda mandar algo más, si la situa-

71

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ción mejora. Aquí prometen mucho, pero a la hora
de la verdad no cumplen nada. Su hijo, Jairo".

DOLORES
Fíjese, Rosalba, que allá por la capital la cosa no es
de oro como la pintan.

ROSALBA
Pero por más mal que nos vaya allá, no puede irnos
peor que aquí, mamá.

DOLORES
Entonces usted nos abona ci ncuenta pesos, no? Co-
mo nos debía noventa, entonces nos queda debiendo
cuarenta.

PABLITO
Si, doña Dolores, yo le abono los cincuenta pesitos ,
pero usted me hace el favor y me despacha este mer-
cadito. (Le extiende un papel).

DOLORES
Pero, cómo se le ocurre, don Pablito! Nos viene a
f'Jagar cincuenta pesos, y por otro lado se quiere lle-
var un mercado! Yo no le puedo fiar más porque es-
t.amos hasta el cogote, y las deudas llevan a la ruina
r.ualquier negocio.

PABLITO
Pero si no me da el mercadito ¿qué comemos en la
casa esta semana?

DOLORES
y si yo le fío, dónde va a parar esta tienda? Esto
es un negocio, don Pablito, y en un negocio lo que
cuenta es la plata. Pero la plata "plata"!

72

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGORIO
Resolvimos no fiar ni un centavo más, porque a noso-
tros nadie nos fía. En el granero de la esquina hay
que pagar de contado. Al hijo que tenemos estudian-
do en Cajamarca, hay que pagarle el colegio de con-
tado, y al otro, al mayor, al Ignacio, usted se acuerda ,
se lo llevaron hace quince días al Ejército y allá no
le pagan ni medio. Dese cuenta, don Pablito, así que
tuvimos que suspender el fiado.

PABLITO
Entonces no me queda más remedio que ir a com-
prar el mercad ita en el granero de la esquina con
estos cincuenta pesitos, porque en la casa hay que
c omer.
DOLORES
y se va sin pagarnos los cincuenta pesos?
PABLITO
V yo qué voy a hacer?
DOLORES
(Resongando) . En la de malas, vienen a pedirle a uno
toda clase de favores pero apenas tienen algo salen
c orriendo y lo dejan a uno que se las arregle solo ...
¡Oiga, espere! Gregario, déle pues el mercado que
pide!, qué le vamos a hacer!
Entra un vendedor.

VENDEDOR

La tienda El Porvenir de doña Dolores de Pérez?


¡M uy buenos días. (Saluda a todos de la mano).
Vengo a presentar a ustedes, desde la capital
de la República, un saludo muy especial de parte de
la prestigiosa firma de detergentes El Explosivo S. A.,

73

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
con la fuerza de un estallido de blancura en el hogar.
V a hacerle a usted entrega... Doña Dolores? Sí ...
doña Dolores. Un regalo muy, pero muy valioso ... Se
trata de un tamaño gigante del extraordinario deter-
gente El Explosivo S. A. Tenga usted, señora. .. Sin
ningún compromiso de su parte ...

DOLORES
Pero nosotros ...
VENDEDOR
Este fabuloso producto que viene directamente de la
capital, como usted podrá apreciar dentro de poco,
quita como por arte de magia toda clase de manchas,
de fruta, de chocolate, de sangre, de salsa, de bana-
no y del mismo mugre... sí, señora y ello se debe
a. .. mire usted ... estas partículas azulitas que tie-
ne el detergente. Esas son las enzimas ionizadas que
le dan esa fuerza hirviente que deja su ropa tan lim-
pia y tan blanca y con ese fragante olor a limpio ...
que usted nunca podrá dar a su ropa con un jabón
corriente ...
DOLORES
Pero, señor, nosotros no tenemos cómo comprarle
eso ...
VENDEDOR
Permítame, doña Dolores hacerle una pequeña de-
mostración, sin compromiso de su parte... deme
una camisa sucia y un poco de agua y verá usted
como ...

Rosa/ha corre por una camisa.

DOLORES
Pero nos da mucha pena ...

74

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VENDEDOR

No se preocupe señora... Gracias, nlna... Qué bo-


nita ... ! Es su hija doña Dolores? No debería estar
aquí en este pueblo. Su sitio, niña, es en la capi-
tal. .. Con esa cara tan bonita y esa figura. .. tiene
muchas oportunidades en la ciudad... Gracias, mu-
chas gracias. Bien, ponemos la camisa aquí en el
balde, echamos agua fría y luego un poco de deter-
gente El Explosivo S. A. con la fuerza de un
estallido de blancura en su hogar... Rebullimos sua-
vemente. .. y mientras usted descansa, señora, El
Explosivo S. A. trabaja por usted. Y ya está. .. ahí
va saliendo tan limpia y tan blanca como si la hu-
biera hervido. Esto es bueno, muy bueno.

PABLITO

No ve las cosas que hacen por allá.

VENDEDOR

Ahora, doña Dolores, hagamos el pedido.. . por cada


diez docenas que usted nos pida, le regalamos doce
c ajas . ..

DOLORES

Pero nosotros no tenemos ni cinco... le agradece-


rnos mucho, pero .. .

VENDEDOR

No se preocupe, señora... para eso estamos en la


época del crédito. Y detergente El Explosivo S. A.
le brinda a usted todas las comodidades de los tiem-
pos modernos... tiene un plazo de tres meses para
que nos cancele el pedido que haga ahora... Aquí
tiene la factura, doña Dolores. Cuánto ponemos, diez
docenas? Fíjese bien que sale ganando doce cajas.

75
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Aproveche usted que estamos haciendo esta promo-
ción ...

DOLORES

Tres meses dice usted?

VENDEDOR

Nos cancela el valor del jabón que haya vendido, y


el resto, si está en buenas condiciones, lo recibimos
de vuelta. Firme aquí, doña Dolores, estamos en la
era del crédito... Gracias, la felicito.. . los felicito
a todos... la niña... preciosa debería estar estu-
diando en la capital una carrera digna de su belleza.
Gracias. Un saludo de prosperidad de jabones deter-
gentes El Explosivo S. A. (Sale).

PABLITO

Pero, cómo habla de bonito esa gente de la capital ... !


No?

DOLORES

Pero cómo es eso? (Leyendo la factura que tiene


Gregorio). Nos paga cincuenta y se lleva sesenta y
tres. Cómo le fue a dar todo eso, Gregorio.

Gregorio sale.

PABLITO

Pero doña Dolores, para qué se preocupa? No oyó


decir al señor que estamos en la era del crédito?

DOLORES
Qué crédito ni qué carajo?

76

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Don Pablito sale. En la puerta se cruza con un hom-
bre y una mujer.

HOMBRE

Esta es la tienda de Gregorio Pérez?

DOLORES

Y, como para qué sería?

HOMBRE

Dólores . .. ? No me reconoce? Yo soy Juan, el her-


lnano de Gregorio.

DOLORES

(Se asombra y luego llama). Gregorio! Gregorio!

ROSALBA
apá, aquí está mi tío Juan.

DOLORES

(Asombrada). Pero qué fue lo que le pasó, Juan, siga,


siga ...
Juan entra con costales y canastos. Lo sigue su hija
preñada. Cubierta con un velo negro.

Entra Gregario.

GREGaRIO
Juan! Pero, y ésto qué fue lo que le pasó?

DOLORES

y ésta quién es, Edelmira?

77
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JUAN
(Empieza a descargar los canastos y costales.
Va formando un pequeño camastro y mientras habla,
su hija se va acostando frente al mostradorJ. La des-
gracia, Gregario. Eso por allá todo se volvió un in-
fierno. Nos quemaron la finquita, los dos mayores tu-
vieron que meterse al monte a pelear. Yo hace un
nles que . ando buscándolos a ustedes con la niña ...

DOLORES

Pero nosotros le dijimos que s~ Vinieran, que era


muy peligroso quedarse allá. Con todo el ejército que
había pedido el señor Hernández. (Mirando a Edel-
mira, que está acostada frente al mostradorJ. Pero,
cómo se va a acostar ahí ... ? No, párese, párese ...
No ve que esta es una tienda?

GREGORIO
(A Dolores y Rosalba). Acomódeles un rincón por allá
adentro ...
Dolores y Rosalba levantan a Edelmira y recogen los
canastos y costales.

JUAN
Es solo por unos días, mientras consigo algo ...
GREGORIO

Pero, se da cuenta dónde vino a pedir ayuda? Hom-


bre, no ve que yo estoy muy jodido?

JUAN
y a quién más iba a pedirle ayuda, Gregario. A quién
más?
Todos entran a la trastienda.

78
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LOS EXI LIADOS

Juan y su hija están comiendo galletas de una lata


y tomando gaseosa. De pronto entra Dolores y les
quita las galletas.

DOLORES

No! esto ya es el colmo. Tres meses llevan aquí


y fuera de que no hacen nada se la pasan tragán-
dose todo como langostas. Esta caja de galletas
vale veinticinco pesos. Esto ya pasó de la raya!
Al principio por lo menos se preocupaban por bus-
car algo, pero ahora se la pasan todo el día ahí, aplas-
tados sin hacer nada. Vesta rémora, si por lo menos
se acomidiera a coger una escoba ... No, yo no aguan-
to más ... mire, Juan ... ustedes se tienen que ir de
aquí. ..

JUAN

No, eso lo hablamos con Gregario que es el


dueño de esto . .. Usted no me venga a dar órdenes ...

DOLORES

Que qué? Y encima me viene a faltar al respeto? ..


Ahora verá quién manda aquí (Sale a la trastienda y
regresa con los canastos y los costales de Juan y
los arroja en la puerta). Se me van largando de aquí,
pero ya!

JUAN

Cómo es eso? Cómo nos viene a humillar de esa


manera, carajo. No sea corrompida! Deje que
venga Gregorio y verá. Cómo se le ocurre echarme
los chi ritos a la calle ... ?

Entra Gregorio.

79
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Gregario. .. mire... mire... su mujer me botó to-
das las cosas a la calle ...

DOLORES

r lo solo se aprovechan de uno, como si uno fuera


un imbécil, sino que encima viene a levantarle a uno
la voz... Mire, Gregorio, antes de que se ablande,
porque yo sé que usted se me va a ablandar ... : o
se van ellos, o me voy yo.

Gregorio se acerca a Juan, saca unos billetes y le


da cincuenta pesos. Juan agacha la cabeza y luego
coge la plata. Sale en silencio con su hija y recoge
sus cosas de la calle. Gregorio va al mostrador. Toma
la vitrola y empieza a empacarla en un periódico.

DOLORES

Qué va a hacer con ese aparato.

GREGaRIO

Pues lo voy a vender. De todas manera~ a usted nun-


ca le gustó.

DOLORES

Nada de eso. Este aparato es mío, usted me lo re -


galó. No sale de esta casa, no faltaba más.

GREGORIO

Bueno, se acabó. No soporto más esta situación. Yo


rne largo de aquí. Tuve que pelearme con don José
para que me pagara ciento cincuenta pesos. Voy 'J
acar a Mario del colegio y con los cien pesos que
me quedan me lo llevo a la capital. De allá le man-
do lo que pueda a ver si paramos este negocio.

80
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLORES

Escúcheme bien. A Mario no me lo saca de la es-


cuela ) mire lo que le digo: en esa capital ofrecen
tllucho y a la hora de la verdad no cumplen nada.

ROSALBA

Pero po muy mal que nos valla allá... tiene que


ser me·or que aquí.

DOLORES
Qué!
EL RELATO DE IGNACIO

Rosa/b a está limpiando la vitrola en el mostrador de


l a ¡enda. S igilosamente entra Ignacio con un palo
en fo r m a de fusil y le dispara a quemarropa.

IGNACIO

Pan . . . an ...
ROSALBA

y no gnacio. Lleva una semana aquí y no ha he-


cho sino asustarme todo el tiempo.

IGNACIO

Estoy odrido en este pueblo. Podrido! Yo lo que


necesito es movimiento, acción. Lo que hacía en el
Ejército .

ROSALBA

Pero Inamá está muy confiada en que usted se que-


de aquí a ver si levantamos la tienda con la venta
(e cerveza.

81
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IGNACIO

Dos años que pasé en el ejército, Rosalba, lo


ponen a uno en la onda. Yo sé ya cómo es la
movida y no voy a ser tan pendejo de quedarme aquí.
Yo me voy a la capital con mi teniente Jaramillo.
Ya verá, Rosalba, deje que me haga unos pesos y
me las llevo a ustedes dos para allá, a vivir como
la gente. .. Pero como la gente bien. El teniente Ja-
ramillo. .. pero mire le cuento cómo lo conocL ..
ponga cuidao, coja este fusil. (Le entrega el palo). V
ahora póngase este casco. (Le pone una olla). Bue-
no, usted es el recluta Pérez, mejor dicho, usted soy
yo y yo soy el teniente Jaramillo... Comprende? A
toda pregunta que yo le haga o a cualquier orden que
le dé, usted tiene que decir "sí, mi teniente". Aga-
rró la onda?

ROSAlBA
Bueno.

IGNACIO
Sí mi teniente.
IGNACIO

Entonces ahora estamos aquí en una cañada. Allá


arriba, todo eso, es un monte y lo tenemos domina·
do. Abajo, allá están los guerrilleros. Los tenemos
acorralados y los vamos a liquidar.

ROSAlBA

Cuáles guerrilleros?

IGNACIO

Pues los guerri lleras. .. asaltaron un pueblo y repar-


tieron propaganda. Se llevaron la plata de la Caja

82

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~graria. .. y... bueno usted ya sabe... Entonces
losotros los estamos persiguiendo, los acorralamos
, ahí los tenemos cercados. .. Me entiende?

ROSALBA
)ues ... sí.

IGNACIO
~ueno, ahora yo soy el teniente Jaramillo. (Cambia
fe voz y se agacha detrás del mostrador). Agáchese,
endeja! No ve que lo pueden joder esos cabrones
ue están allá abajo! Abra los ojos! Apunte con el
usil hacia los enemigos ... Sí, mi teniente ... (Grita).

rí, mi teniente!

ROSALBA
;í, mi teniente!

IGNACIO
bra los ojos, que vamos a acabar con esos chus-
heros de mierda.

ROSALBA
Se para). Ah, no, Ignacio. Eso si no, mire que ahí
odrían estar mis primos o mi tío.

IGNACIO
;állese, cabrón. Y agáchese. Ese es el enemigo! Y
el enemigo... es el enemigo y hay que acabarlo ...
•ea el que sea ... Comprende? (Grita). Sí mi tenien-
e, cabrón!

ROSALBA
~í, mi teniente!

83
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IGNACIO

Puede ser su tío... el hijo de su tío o su prop ia


madre, comprende? Hay que eliminarlo sea como
sea ... Abra los ojos, imbécil ... Sí, mi teniente!

ROSALBA

Sí, mi teniente!

IGNACIO

Esos desgraciados no tienen escapatoria, los ten e-


mos rodeados por todas partes. Los vamos a elim i-
nar como ratas. Ahora se vino la noche y van a tra-
tar de romper el cerco, así que, duro con ellos.
(Se va retrocediendo y saluda militarmente). Por la
patria ... ! Por la patria, güebón.

ROSALBA

(Saluda). Por la patria!

Ignacio se esconde detrás del mostrador de la tienda


y empieza a arrojar tarros, latas y cajas. Rosa/ba a
cada objeto que cae le dispara, el ruido se intensifica
hasta llegar a un clímax. Luego viene e/ silencio. Cae
un objeto más. Rosa/ba dispara. Ignacio aprovecha /a
distracción y sin ser visto por su hermana se pasa
frente al mostrador. Silencio. De pronto Ignacio em-
pieza a jadear, Rosalba se asusta . .. Mira hacia todos
los lados. Se acerca lentamente hacia la trastienda.
Ignacio sigue jadeando. Rosalba mira detrás de l a
estantería y no ve nada . ..

ROSALBA

(Muy quedo). Ignacio... Ignacio? Dónde se metió?


(Se acerca al mostrador y de pronto descubre a Ig-
nacio jadeando en el suelo como si estuviera herido) .

84
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IGNACIO

Soldado Pérez? Sí, usted, ayúdeme... Ayúdeme a


salir de este infierno.

ROSALBA

Sí, mi teniente!

IGNACIO

Esos desgraciados mataron a mi capitán, a cinco


soldados más y, lograron escapar, cabrones de mier-
da. .. ayúdeme, soldado Pérez... salgamos de aquí. ..
como sea... (De pronto se endereza. Ve a Rosa/ba).
Así fue como conocí al teniente Jaramillo, él se sa-
lió del Ejército ... y me prometió darme trabajo en
la capital, en un negocio de carros ...

Dolores está en /a puerta de /a trastienda. Ignacio


se da cuenta.

DOLORES

Rosalba recoga ese desorden. (Pausa). Deme un pa-


pel y un lápiz.

Rosa/ba obedece. D%res escribe una dirección en


el pape/ y se /a entrega a Ignacio.

~ hí está la dirección de su papá y de su hermano


allá en la capital.

Ignacio mira a D%res. Duda un momento y coge el


papel.

EL ALBAAIL

Gregario está trabajando en una obra con un a/bañil.

85

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ALBAf'lIL

Bueno, ándele rápido con la mezcla que esto hay que


terminarlo para antier, Gregorio.

GREGaRIO

Pero ya no queda más cemento. Así sin materiales ,


cómo vamos a hacer ... ?

ALBAI'iIL
Pues échele más arena, que si eso queda mal es por
culpa del viejo ese tacaño que no manda los mate-
riales. Que se joda por amarrado.
Entra Mario.

MARIO

Qué hubo, papá.

GREGaRIO

Mire. don Esteban, le presento a mi hijo Mario. Es ..


te era el que estaba estudiando en Cajamarca. Ya
ha hecho hasta segundo de Bachillerato ...

ESTEBAN

Cómo le va, joven.

GREGaRIO
A ver si usted nos ayuda a conseguirle algo. No he-
mos encontrado dónde pueda trabajar.

ESTEBAN

Pero usted sabe mejor que yo que por aquí es im-


posible. Cada día la cosa se pone peor con las colas

86

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
de gente esperando que les den algo. El año pa-
sado no era tan mala la cosa, pero ahora llega más
y más gente del campo. .. así que eso está más que
difícil ...

GREGaRIO
Si a mí el dueño de esta obra me amenazó con echar-
me cuando le dije que me aumentara un poquito.

ESTEBAN
Fíjese nomás. (Siguen trabajando).

MARIO
Papá . .. yo venía a decirle que mi mamá y Rosalba
mandaron razón de Pueblo Rico... que se vienen pa-
ra acá y que llegan mañana.

GREGaRIO
Pero cómo caraja se les ocurre venirse así. Si los
dos apenas cabemos en la piecita esa... dónde las
vamos a acomodar?

MARIO
Pero considere, papá, que las pobres ya no saben
qué hacer. Los tipos esos de detergente El Explosi-
vo les metieron pleito para pagar la deuda y tuvie-
t'on que vender la estantería de la tienda ... y la del
granero . . . y la situación política de allá, mejor dicho,
se les vino el mundo encima.

GREGaRIO
Pero aquí la cosa va a ser mucho peor.

MARIO
Pues pensando ~so, papá, yo ya me decidí a irme pa-
ra las algodoneras.

87

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La mujer de Esteban llega con un portacomidas.

GREGaRIO

y me va a dejar aquí solo, encartado con toda la fa-


milia?, porque su hermano Ignacio, que prometió que
nos iba a ayudar, ya hace más de un mes que no se
le ve la cara. Quién sabe en qué líos se habrá me-
tido!

MARIO

Pero yo llevo más de cuatro meses buscando traba-


jo y no encuentro nada. Allá en las algodoneras pro-
meten pagar cincuenta pesos diarios, comida y dor-
mida. Yo les puedo mandar plata y, además, pagan
el pasaje del tren hasta allá. Quedé de ir esta tard e
a reclamarlo.

MUJER

Vea, joven, perdone que me meta. Pero en eso no


hay que confiarse, que allá le ofrecen pajaritos e
oro y no resultan con nada.

GREGORIO

Bueno, vaya para allá y que sea lo que Dios quie-


ra. .. de todas maneras, no queda más remedio. Vá-
yase a ver si nos cambia la suerte.

Mario Sale.

ESTEBAN

Oiga, Gregorio, venga para acá. Cuando uno está


muy jodido, le toca organizarse y mirar la vida de
otra manera. A muchos de nosotros que no tenemos
ni dónde caernos muertos, pues nos tocó echar para
adelante y así fue como invadimos unos terrenos .

88

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La pelea ha sido dura, le digo. .. pero ya vamos sa-
liendo adelante ...

GREGORIO

Yeso no es peligro ... meter uno la familia ...

ESTEBAN

Ahí está la cosa. .. nosotros en la Organización solo


recibimos gente ya muy probada... honrada... dis-
ciplinada, que no se vaya a joder en lo que nos ha
costado tanto trabajo levantar.

GREGORIO
Pues si es por mí, pueden preguntar por mi honra-
dez, allá en Puerto Rico y por toda la familia ... aquí
nomás en Bogotá pueden preguntar.

ESTEBAN

Bueno. .. déjeme la cosa a mi... voy a exponer su


caso allá en la Organización... a ver si es posible
ayudarle en algo ...

EL PUSHING BALL
En un gimnasio un hombre se entrena en un "pushing
ball". Al fondo, una rnujer oye radio y se arregla las
uñas. Llaman afanosamente a la puerta. El hombre
abre cautelosamente. Entra Ignacio y con la cara lle-
na de contusiones. Se desploma en el piso.

HOMBRE
Ignacio, que pasó?

IGNACIO
A,yúdeme, Dientes, ayúdeme.

89

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HOMBRE
Pero diga qué le pasó, Ignacio.

IGNACIO

Los del ñata Marín ...

HOMBRE
Hijueputa. Se le dijo que no se metiera en el terre-
no de ellos, eso le pasa por güebón.

IGNACIO

Ayúdeme. Dientes. Así no puedo ir al aeropuerto.

HOMBRE
Mierda! Nos metió en un lío del caraja. Estos mari-
cas campesinos siempre la embarran. Pero le ase-
guro que esto lo va a pagar bien caro.

IGNACIO

Ayúdeme. .. Ayúdeme.

HOMBRE

Voy a llamar al jefe para ver qué se hace.

IGNACIO
Hay que estar hoy a las tres en el aeropuerto.

El hombre toma el teléfono y marca.

HOMBRE

Haló ... ? Sí, del palomar... páseme al jefe, dígale


que es de parte de Dientes... Jefe? La paloma ...

90
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la última que trajeron... casi se la almuerza el
gato. .. cómo... un ala apenas... yo le previne,
jefe. .. si quiere la remato... pero si así se
ha hecho con todas... está bien, jefe... no, jefe,
como quedó no puede llevar el mensaje... cómo
jefe ... ? (Grita). Yo, yo no, estoy demasiado fichado,
jefe ... (Baja la voz), no, no jefe ... con la niña no ...
bueno, bueno, está bien, jefe ... sí, amigo de su hijo,
el teniente, sí, jefecito, como usted diga... está
bien ... (Cuelga el teléfono y se lanza contra Ignacio).
Marica, campesino pendejo... Ahora me toca a mí
hacer el trabajo este, conque amigo del hijo del jefe ,
¿no? se salvó de esta, de milagro... (A Ignacio} .
Cuál es la señal?

IGNACIO
Este sombrero... se lo pasa.

HOMBRE

Siempre la embarran estos maricas novatos... con-


!;!.e amigo del teniente Jaramillo ... el jefe dice que
se quede aquí encerrado por lo menos tres me-
ses. .. si lo llegan a ver los del ñato Marín lo jo-
den porque ellos no dejan ningún trabajo a medias ...
yo se lo dije al jefe. .. no se puede confiar en estos
güebones campesinos. .. y le repito... se salvó por
un pelo.

CANCION

o te salvas por un pelo,


o por un pelo te hundes.

Tu vida cuelga de un hilo


donde comienza tu muerte.

Algunos días no comes,


otros aguantas el hambre,

91

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
pero ahí tienes Alka Seltzer
gara que salgas del trance.
Cierto que a veces te salvas
por tu amistad con el amo;
claro que el amo te salva
para llevarte a la muerte.
Pero no vayas a ahogarte
en vanas lamentaciones,
busca más bien la sal ida
si no quieres que te ahoguen.
De tí depende que el hilo
de donde cuelga tu vida
se vuelva grueso y se alargue,
o se adelgace y se corte.
LA I VASION
Es de noche. De pronto se oyen unos sJlbidos. Un
hombre aparece con unas varas en la mano. Avanza
cautelosamente hasta e/ centro y empieza a colocar-
las. Silba y sale otro hombre con otros elementos de
construcción. (Paneles, tejas, etc.). Luego otro y otro,
van armando rapidísimamente en silencio, una casa.
la falnilia de Gregorio coloca todos los muebles en el
interior. Mesa, asiento, vitro/a, cama, cajones, etc. Do-
lores arma una cocina frente a la casa. Cuando queda
lista la casa el que parece ser el dirigente estrecha
la mano de Gregario y por señas le hace entender
que si pasa algo lo llame. Los hombres se van y que-
da la familia sola. Rosa/ba se acuesta en la cama.
D%res enciende la cocineta y prepara café. Gregorio
empieza a trabajar la huerta. Amanece. D%res pren-
de la radio y entra un policía y examina extrañado
la casa.
POLICIA
y ésto, qué fue lo que pasó? Cuándo levantaron es-
ta casa?

92

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGaRIO
Cómo dice sumercé?

POLlelA

No se haga el pendejo, le estoy preguntando que


cuándo construyeron esta joda.

GREGORIO

lJ h~, llevamos más de un mes aquí.

POLlelA

Cómo! Me quiere pasar por la galleta, no? Esta vai-


na no estaba aquí ayer, de manera que se van lar-
gando ya.

Dolores d espierta a Rosalba y le dice en secreto que


vaya a buscar al dirigente. La chica sale corriendo.

GREGORIO

Oiga, sumercé cuidado con la casita que me la está


tumbando.

POLlelA

Se la voy a echar p'abajo porque a mí no me maman


gallo, de manera que me va qUitando ya esas tejas
yesos cartones de ahí, si no quiere que se los baje
a bolillazos.

El dirigente llega corriendo con otros hombres y Ro-


salba.

DIRIGENTE

()ué pasa, señor agente?

93
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
POllelA

Que a mí no me siguen pasando por la galleta, ca-


rajo! Esta gente me construyó esta casa aquí anoche
durante mi turno.

DIRIGENTE
No, señor agente, esta gente tiene aquí ya más de
un mes, no es verdad muchachos? Aquí en este ba-
rrio somos más de cuatro mil quinientas personas y
todos somos testigos.

HOMBRE
Si, ya llevan casi dos meses. Todos somos testigos .

POllCIA
Con el mismo cuento ya me han levantado como tre
casas esta semana y esto ya no lo voy a permitir .
O fue que me vieron cara de pendejo? De manera
que desalojen ya, o voy a dar el parte para que man-
den ya toda la división.

DIRIGENTE
Un momento, señor agente... Usted sabe que en
este barrio somos cuatro mil quinientas personas,
que estamos organizados, y que todos somos testi-
gos de que esta gente lleva aquí más de dos me-
ses ...
DOLORES

Pero cómo nos va a hacer eso, señor agente, fíjese ,


que hoy en día no hay para dónde agarrar. Usted
debe tener también familia, s_eñor agente, considere.

DIRIGENTE

Dese cuenta, señor agente.

94
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
POLICIA
A mí lo que me emberraca es que me vengan a pa-
sar por la galleta, a mí, a mí, a mí!

DIRIGENTE
Aquí nadie lo está irrespetando, señor agente. Por
e I contrario.
MUJER
Yo le aseguro, señor agente, que con el sueldo que
usted gana está comiendo más mierda que nosotros.

POllCIA
Bueno, bueno... usted no me falte al respeto. De-
salojen de aquí, pero rápido, caraja!

DOLORES

Considere sumercé, o usted no tiene familia ... ?

POllelA
Otra vez el mismo cuentico. .. bueno, bueno, se me
van largando de aquí ya . .. esto lo arreglamos cuan-
do llegue mi teniente... de manera que se me van
retirando todos de aquí ...

GREGORIO
Que cuando venga el teniente vamos a estar aquí
cuatro mil quinientas personas ...

La gente se va retirando.

POllCIA
l ama aparte al dirigente. Oiga... usted venga
aquí. .. a propósito... yo tengo un pariente que

95
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
está muy jodido, sabe?.. mejor dicho, para ser-
Ie franco, es un hermano mío, entiende? porque como
está la situación ahora, pues ... usted me entiende,
cierto? Mejor dicho. .. no habrá por aquí un terreni-
to para él?

DIRIGENTE

Si es que la situación está jodida para todos. Bue-


no, mire, mándemelo por acá. Nosotros hablamos
con él en la Organización, estudiamos el caso, vemo s
en qué situación se encuentra y si es posible puede
que le consigamos algo.

l CAMBIO DE TURNO

Vestier del hospital con lavamanos. Entra Rosa/ba con


balde y trapeador, se empieza a quitar el delanta/.
Luego se asea y, mientras dialoga con ¡sabe/ita, que
entra a cambiarse para tomar e/ turno que deja Ro--
salba.
ISABEllTA

Buenas, mija, cómo sigue en su trabajo? Ya se está


acostumbrando? Es duro el comienzo, no mijita? Dí
gamel0 a mí que llevo veinte años en estas.

ROSALBA

Pues hoy estuvo peor que nunca, señorita Isabelita ,


por eso ya me decidí a hacer el curso para pasarme
a enfermera.

ISABELITA

Y usted cree que la van a dejar pasar, mijita? Eso


de ser enfermera es para esas creídas que vienen
de la Universidad sin saber nada, porque al final de
cuentas es una la que tiene que enseñarles todo.

96
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROSALBA

Pues es que a mí el doctor Velasco me prometió que


si hacía el curso, me. pasaba a enfermera.

ISABELITA
Pues ese debe ·ser Velasco hijo, porque a mí Velas-
ca padre me prometió lo mismo, me hizo hacer un
mundo de cursos y aquí me ve, mijita, en las mismas,
limpiando caquita. -

ROSALBA
Pues yo sí creo en el doctor Velasco ...

ISABELITA
Va también hace dieciocho años creía mucho en el
doctor Velasco... padre, y qué pasó? Pues que se
aprovechan de una en todo sentido, en todo sentido,
ayo mijita, y al final de cuentas, aquí me tiene: así
es que no se haga muchas i1usiones mijita ...

ROSALBA
Ay, se me está haciendo tarde para ir a los coros.

ISABELITA

También se metió. a Jos coros! En mi epoca eran cia-


ses de danza, después de tango... pero eso no du-
ró sino como unos seis meses, porque no tenían con
qué pagar el profesor... bueno, pero no hay que ne-
gar que se preocupan por nosotros, porque yo, por
mi parte, sigo. ~in saber .bailar tango. Y si supiera,
para qué me serviría ah?

ROSALBA
No. .. pero si a mi el profesor me dijo que yo tenía
muy buena voz y hasta me aconsejó presentarme por

97
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la radio en el concurso ese moderno que están ha-
ciendo para descubrir cantantes, ese que se llama
Rumbo a "Joyivud"... 6igalo el domingo por la ra-
dio. Bueno, me voy porque se me está haciendo tarde.

ISABELITA
Oiga, mijita, mire, mfrese el zapato, quítese eso que
lleva ahí.
ROSALBA
Yeso qué es?

ISABELITA
Cómo! todavía no ha aprendido a reconocerla? Caca ,
eaquita. .. mljita, ml-er-di-ta!

LA ECHADA DE IGNACIO
Frente a la casa de los Pérez, a la madrugada. Gre-
gario toma café. Dolores le entrega una bolsita con
la comida del día.

IGNACIO
(Medio borracho llega a la casa y se encuentra con
Gregorio. Se cruzan en si/ene/o). Papá... Buenos
días. '
Gregario se detiene y lo mira en silencio.
Yo quería hablarle dos palabras.
GREGORIO
Qué son estas horas de llegar a la casa. .. y en ese
estado ... no le da vergüenza?

IGNACIO
Yo quería decirle que usted está equivocado pen-
sando. .. lo que piensa de mi.

98
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGORIO

y qUienes son esos tipos que vienen aquí a buscar-


lo, ah? Yo no voy a permitir que a una casa decente
como la mía venga esa clase de gentes, me oyó? Yo
no me he jodido toda la vida tratando de salir ade-
lante con honradez para que ahora me resulte un hijo
sinvergüenza.

IGNACIO
Cuál sinvergüenza papá?.. Lo que pasa es que he
tenido un poco de mala suerte en estos días. .. pero
deme tiempo y verá ...

GREGORIO
Mire, voy a hablarle por última vez, me entiende?
O usted deja esas amistades y busca trabajo honra-
do. .. o se me larga de la casa.

IGNACIO
Cuál trabajo honrado, papá ... ?

GREGORIO
Pues carajo, el trabajo que le dé a uno el derecho
de andar con la frente en alto a la luz del día y no
como usted, que anda buscando la noche para que
no lo vean.

IGNACIO

Deme un tiempito y lo saco de este basurero, y me


los llevo para el centro a vivir en un buen aparta-
mento ...

GREGORIO

No le permito que me venga a faltar al respeto. Fí-


jese en su hermano que está en Venezuela trabajan-

99
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
do honradamente... y mandándonos lo que puede
para que usted pueda venir aquí a tragar... O su
hermana en el hospital, o su mamá con la venta de
empanadas.

IGNACIO

Lo que pasa es que yo ya sé como es la movrda. En


esta vida lo que cuenta es la lana, la plata, me oye ?
La plata ganada como sea . .. y después sí, háblam e
de honradez y de andar con la frente en alto. .. Le
aseguro que yo los voy a sacar de este muladar .
Me entiende?.. Solo deme un tiempito papá ...
después le aseguro que vamos a vivir bien. Como
la gente honrada.

GREGaRIO

Se me calla ya! Usted no tiene remedio! Se ITI e lar-


ga de aquí. .. no quiero volverlo a ver jamás en esta
casa!

IGNACIO

Pero usted qué quiere, que yo termine como usted?


Como toda la gente de este barrio... miserable! Eso
es lo que quiere? Usted cree que la gente que vive
en el centro en esos apartamentos llenos de vidrio ,
es gente honrada? Usted cree que eso se lo gana-
ron con honradez? Dígame!

GREGaRIO

Cállese y lárguese de aquí, lo llamo a la vigilancia.


Va a despertar a todo el barrio.

IGNACIO

Que se despierte, carajo, y me oigan (a los gritos)


barrio de mierdal

100
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GREGORIO
(Lo empuja violentamente). Lárguese ... ! Usted no
es mi hijo, lárguese!

IGNACIO

Yo lo único que quería era sacarlos de este mier-


dero ...
Sale Dolores y se para en la puerta. Ignacio se calla;
la mira un mqmento y sale. Gregorio vuelve la cabe-
za, mira a Dolores por unos segundos, se agacha y
sale.

COI CURSO RADIAL

Un Radio-Teatro. Sobre un estrado, el Animador. Sen-


tados a un lado están los cantantes, entre ellos Ro-
salba Pérez.

ANIMADOR

Muy buenas noches damas y caballeros, gentiles ra-


dioescuchas. .. Damos comienzo a nuestro fabuloso
concurso de voces. Rumbo a Hollywood, que tantas
estrellas rutilantes ha logrado colocar en el firma-
mento de la canción nacional. Hoy tenemos varios
jóvenes dispuestos a lanzarse a la conquista de la
gloria y el triunfo... y recuerde que Triunfo es
el desodorante por excelencia en su hogar. Triunfo
patrocina este maravilloso programa rumbo a Holli-
wood, pero antes, un mensaje de nuestros patrocina-
dores:
CONCURSANTES

(Cantan el comercial). Si lo sabe cante, si lo sabe


cante. Si lo sabe cante, cante como yo. la gente
que canta siempre usa Triunfo, por eso le djgo triun-
fe como yo.

101

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ANIMADOR

Ahora nuestro concursante con la ficha número 1.


Su nombre, por favor ...

CONCURSANTE
Dioselina Chacón.

ANIMADOR
Nombre artístico.

CONCURSANTE
Canabis Activa.

ANIMADOR

Canabis Activa. Qué bien! Qué maravilla! Y cuál es


la canción que vas a interpretar?

CONCURSANTE
Llorando vivo yo.

ANIMADOR

Usas el desodorante Triunfo, el desodorante de las


estrellas?

CONCURSANTE
Si, tres veces al día.

La concursante canta y el animador la interrumpe.

Ah, déjeme aunque sea terminar la canción!

ANIMADOR
V a continuación, el segundo concursante de la nb-
che ...

102

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Se acerca un marlcB.

ANIMADOR

Su nombre, por favor.

CONCURSANTE

Roberto Landlnes ...

ANIMADOR

Nombre artístico?

CONCURSANTE

Land Rover .

ANIMADOR

Nombre de la canción que va a interpretar .

CONCURSANTE

Klss me now.

ANIMADOR

Cuántas veces usa el desodorante Triunfo?

CONCURSANTE

Dos veces al dia ...

ANIMADOR

Muy bien... ahora la canelón ...


El concursante canta. El Animador le arrebata igual-
mente el micr6fono.

103

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CONCURSANTE

Ay! no sea grosero!

ANIMADOR
Caballerito, a la salida reclame su desodorante
Triunfo.
CONCURSANTE
. .
Ay, para qué? En la casa tengo ya como ocho .. .

Pueden pasar varios cantantes todos ' medio hipis.


Muy asimilados. Tratando de imitar a cantantes grin-
gos.

ANIMADOR

Tenemos ahora a una concursante muy joven y m uy


bonita . Cómo se llama la damita?

ROSALBA

Rosalba. .. Rosalba Pérez.

ANIMADOR

y no tiene nombre .artístico?


ROSALBA

Pues. . . no se me había ocurrido ...

ANIMADOR

Muy bien... Con ustedes, fa bella concursante Ro-


salba. .. y recuerde: triunfe 'con Triunfo, porqu e
Triunfo siempre triunfa.

(Interpreta la canción: Recuerdos de mi tierra).

104

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROSALBA
Allá en mi tierra dejé
un montón de estrellas bellas
brillando en el ancho cielo
y en los ríos que dejé,
cafetal dejé florido,
y en la casita pequeña
se quedaron muy dormidos
recuerdos de mi niñez.

ANIMADOR

Bueno, esta es una canción de un género poco usa-


do en este programa. Pero mal del todo no estaba.
De vez en cuando hay que mirar el pasado, no? Y a
nuestra música tan auténtica, tan de nosotros.

y así damos por terminado un programa más d~


nuestro fantástico concurso rumbo a Hollywood con
el patrocinio de Triunfo, el desodorante. Con Triunfo
usted triunfa sobre todo! Use Triunfo sobre todo y
triunfe!
Salen todos. El Animador detiene a Rosa/ba.

ANIMADOR

Señorita Pérez, quédese un momento.

ROSALBA

A sus órdenes, señor Animador.

ANIMADOR

Yo quería decirle que... este... bueno... su voz


es magnífica, pero la canción que interpretó es ...
como le dijera... un poco antigua. Ahora el mundo
ha cambiado y hay que estar a la altura de la can-
ción moderna que es la que gusta a la gente joven,

105

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
a la gente bella. a la gente que quiere llegar muy
arriba. Si usted quiere... pues... bueno, yo tengo
música actual, música de hoy, en mi apartamento .
Con mucho gusto iría con usted para que se vaya
orientando desde ahora. De manera que si quiere
venir ... en la televisión también le puedo ofrecer ...

Van saliendo. El locutor la lleva del brazo.

EL COLECTOR
En la casa del barrio La Invasión, Dolores trabaja
amasando empanadas. Mario se arregla para salir a
trabajar.
MARIO
Es mucho el engaño que reina por allá, mamá .
Dizque me iban a pagar cincuenta pesos diarios,
comida y dormida. Pura paja. De los tres mil quinien-
tos que llegamos allá solo hubo trabajo para trescien-
tos cincuenta y solo a quince diarios. Y nos tocaba
comprar la comida. Mejor dicho, peor que esclavos .
y en Venezuela, no se diga.

DOLORES

Pero eso le pasó por irse así a la buena de Dios.


Sin ningún contrato, sin ningún papel que le sirviera
de respaldo.
MARIO

Puro engaño. En Venezuela, figúrese que el ti -


po donde trabajaba, que también era colombiano,
me hizo sacar cuenta de ahorros y a la hora de la ver-
dad, cuando nos denunció a la policía, se quedó con
todo lo que habíamos economizado durante un año.

Durante todo el parlamento anterior han entrado dos


obreros del municipio con un hombre que lleva pape-

106

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
les y va apuntando datos. Los obreros van midiendo
una línea imaginaria que precisamente pasa por la
casa de los Pérez.

DOLORES
Qué se le ofrece a los señores?

OBRERO

Hay que medir por aquí. Para el trazo del colector


de aguas negras.
MARIO
Cómo así? Pues ustedes por aquí no pasan sin la
autorización del barrio. V eso del colector todavía
no se ha resuelto.

DOCTOR
Sigan midiendo por ahí muchachos. Vea. joven.
Mañana van a traer los bulldózer para tumbar todas
las casas que están en esta línea. De manera que
déjenos trabaJar.

Los obreros siguen midiendo.

DOLORES
Pero si aquí se ha resuelto que nos tienen que dar
casas a todos en otro sitio antes de que empiecen
los trabajos.

DOCTOR
Y usted, ya firmó los papeles para que le den casa
de Vivienda Popular? (Saca un formulario).

DOLORES
Cuáles papeles?

107

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARIO
No vaya a firmar nada, mamá, que eso es puro en-
gaño.
DOCTOR
Pues si quiere casa nueva tiene que firmar aquí, se-
ñora. Y le advierto que está retrasada. Eso ha de-
bido ir a las oficinas hace una semana. .. Deben que-
dar pocos cupos.
MARIO
Voy a llamar a los compañeros -ºe la organizaclon "
No vaya a firmar nada, mamá. Quedamos en que si
esta gente tiene que tratar con la organización .
(Sale).
DOCTOR
Entonces quédense sin nada. Eso fes pasa por ha-
cerle caso a las organizaciones subversivas . (Va a
salir).
DOLORES
Un momento, señor espere. Cómo es eso de la ca-
sa? Por qué no vuelve más tarde, cuando esté mi
marido?
DOCTOR
Imposible, señora. Es su última oportunidad. Si quie-
re firme aquí ya. Y así queda con derecho a una ca-
sa, muy bien situada en el barrio El Primor.
DOLORES
Y nos dan las escrituras?

.",
" DOCTOR
Una casa propia con .todos los trámites legales, no
como esta que, como ve, la puede perder en cual-
quier momento. Firme aquí, señora.

108

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLORES .
y tenemos que pagar algo?

DOCTOR

Claro, señora. Pero es una miseria. Ciento cincuen-


ta pesos durante veinte años.

DOLORES
Pero aquí nos dijeron ...

DOCTOR
Lo que pasa es que ustedes lo quieren todo regalado.
y por eso siempre se estrellan con la ley. Bueno,
yo no puedo perder más tiempo! (Va a salir).

DOLORES
Espere, espere, señor. Está muy bien. Déjeme fir-
mar. (Firma).

Entran Mario y el Dirigente.

MARIO

f:>ero, cómo se dejó engañar, mamá?

DIRIGENTE

Habíamos decidido que na.d ie actúa por su cuenta,


sino todos unidos. Porque eso es lo que quieren,
desbaratarnos la organización separándonos de a uno
en uno. Bastante se repitió. Ahora qué van a sacar.
Les van a dar una casa en los extramuros. Durante
veinte años les va a tocar pagar cuotas e intere-
ses . .. Lo único que nos puede salvar es la unidad
de todos los del barrio.
Dolores tiene el papel en la mano.

109
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
(En estilo comercial de T.V., declaman).

ACTRICES
Si tu vida se te cae,
nosotros la levantamos,
tú solamente tienes
que fi rmarnos un contrato.
En cómodas cuotas mensuales
nos pagarás lentamente.
Hoy un ojo,
mañana tus cabellos .
Después tus pensamientos.
Te das cuenta de lo fáci I
que se vive en este tiempo.
No necesitas dinero.
basta solo tu silencio
y tu firma en el contrato.
Vive tu vida al fiado,
que al final de la partida
nos pagarás de contado
con tu sangre y con tu vida.

LA INAUGURACION

Al fondo suena una marcha de circo. Entra una ban-


da seguida de un Representante del gobierno y de un
Sacerdote. Detrás, la familia Pérez. El Representante
sube a un estrado. La banda para. El fotógrafo saca
fotos.

REPRESENTANTE
Nada más apropiado que este maravilloso día de sol,
para dar por inaugurado, este, que no por casualidad
ha dado en llamarse barrio El Primor.
Los de la banda y el Sacerdote aplauden.

Tócame a mí. como representante de este gobierno ...

110
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Truenos. Un ayudante le pasa al Representante el
sombrero .

. . . este gobierno, dar por cumplida la promesa de


esta administración, de dar ...

Trueno. El ayudante le da un Impermeable.

Una casa a cada fami lia. . . y una fami lía para cada
casa.

Aplausos.
Esto que hoy vemos, un poco en mal estado . . .

Truenos . El Ayudante le pasa un paragüas.

mal estado , mañana estará cubierto de prados con


flores margaritas y con amplias avenidas asfaltadas I

Más truenos. La lluvia es torrencial.

que llevan al no lejano centro de la ciudad, por tan-


to, doy por inaugurado el barrio . (Baja apresurada-
mente del estrado).

La familia que se había protegido debajo de sus rua-


nas, sale corriendo.

(Al Sacerdote). Echele rápido la bendición, padre!

El Sacerdote echa apresuradamente el agua bendita


y la bendición.
REPRESENTANTE

(Al Ayudante). ¿Dónde está el automóvil?

AYUDANTE

No pudo subir, doctor. Esto es muy empinado.

111
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SACERDOTE

y el jeep?
AYUDANTE
Se quedó enterrado allá abajo. i Hay que bajar a
pie ... !

REPRESENT ANTE
Cómo así, a pie! Pero mire cómo estoy de emba-
rrado ... !

Y ahora tengo que ir a un coctel. Esto es el colmo !


Pero por qué diablos lo mandan a uno a inaugura r
estos barrios que quedan en los mismos infiernos?
(Sale dando saltos para evitar los charcos).

EL MIMEOGRAFO
Casa de la familia Pérez en el barrio El Primor. Ma-
rio y dos obreros más tienen instalado un mimeógra-
fa y sacan rápidamente copias de un volante.

OBRERO
Yo creo, compañeros, que lo que debemos hacer aho-
ra es tomarnos la fábrica. Pero ya!

MARIO
Pero, cómo se le ocurre, compañero? Este no
es el momento. Eso sería darles armas a ellos !
La tomamos. Y para qué? Les damos la oportunidad
de que nos manden el ejército y ahí sí es cierto qu e
le entregan la fábrica a esa compañía gringa que es
lo que ellos quieren.

OBRERA
Lo que pasa es que ya llevamos dos meses de huel-
ga y ya mucha gente está cansada. Hay muchos que

112
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
quieren entregarse. Por otro lado el ministro quiere
dialogar.

MARIO
No, compañera, hay que aguantar. Ya hay muchos
sindicatos que se nos han unido.

OBRERO
Cuáles muchos... Solo seis!

MARIO

Bueno. .. pero por algo se empieza... Hay que se-


guir adelante, compañero. En este volante se expli-
ca todo eso ...
OBRERA

Pero el ministro esta mañana prometió arreglarlo to-


do por las buenas. Ofrece diálogo.

OBRERO
Puras artimañas!, a esa gente no hay que creerle
nada ...
DOLORES

(Entra con un papel en la mano). Vea, Mario, yo quie-


ro que me explique esto. Mire, aquí traen este pa-
pel que dice que debemos tres meses de cuotas de
esta casa y que entonces nos la van a quitar. Eso
es lo que se saca con estas huelgas. Usted no vol-
vió a pagar las cuotas y vamos a perder esta casita
que tanto trabajo nos costó conseguir.

MARIO

Pero, mamá, precisamente la huelga lo que es-


tá es defendiendo los intereses de quinientas fa-

113
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
milias. Como va a decir eso aquí delante de los com-
pañeros ...

Entran violentamente dos detectives a poner a todo


el mundo manos arriba.

DETECTIVE 1

Todo el mundo contra la pared . Levanten las manos !

DETECTIVE 2

(Recoge los papeles y el mimeógrafo). Todo esto e s


material subversivo.

DETECTIVE 1

A ver ... Graciela Méndez, Pedro Guáqueta y Mario


Pérez , vamos a un interrogatorio .

OBRERA

Pero el ministro dijo que ...


I

DETECTIVE 2

Cállese! . .. Vamos a la comisaría.

OBRERA

Doña Dolores, llame al Sindicato y diga lo que pasó .

DETECTIVE 1

Bueno, rápido salgan.

LA TEL,E VISION

Un estudio de televisión. Se prepara la cuña comer


cial del detergente El Explosivo S. A.

114
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ANIMADOR

(Con una caja de detergente). Ya estoy listo.


CAMARO'G RAFO

Tres, dos, uno.

ANIMADOR
Pum ~ Detergente El Explosivo S. A. con la fuerza
de un estallido de blancura en su hogar, lleva a
su casa. señora, la blancura y la nitidez que toda
familia requiere. Detergente El Explosivo S. A.
destierra las manchas de mugre. la suciedad. que pe·
netra en su hogar. señora Detergente El Explosivo
S. A. presentará para usted, dentro de breves se-
gundos su telenovela que conmueve el orazón de
América, Blanquita o un corazón sin mancha, en su
capítulo 374 . . . Interrumpimos por unos instante!1
nuestra programación normal para dar informaciones
de última hora en relación con los graves aconteci -
mientos que conmueven al país debido a la huelgR
de la fábrica de cintas adhesivas La Nacional.

COORDINADOR
Corte! En segundos al aire. Dónde está el señor que
va a hablar? Rápido, rápido!

CAMAROGRAFO
Aquí está.

Entra un representante oficial de largas narices. Se


sienta en una poltrona. Cruza las piernas y se dispo-
ne a hablar.

REPRESENTANTE

(Al camarógrafo). No me vaya a sacar de perfil. De


frente siempre.

115
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAMAROGRAFO

Li sto, tres, dos, uno ...


REPRESENTANTE
Muy buenas noches, queridos compatriotas. Quie-
ro referirme en este diálogo de hoy al sonado
caso de la fábrica de cintas La Nacional Co-
mo es de conocimiento público, el gobierno a te la
crisis económica interna de la fábrica y ante la po-
sición asumida por el Sindicato de la misma, que lo
coloca abiertamente fuera de la ley, hubo de acepta r
el cierre definitivo de La Nacional. El hecho es de
lamentar: pero por otro lado quiero darles una bue-
na noticia. En estos momentos ya están muy ade-
lantadas las conversaciones con una empresa norte-
americana, quien comprará las instalaciones de la
mencionada fábrica para continuar con la prod cción
de cintas adhesivas tan útiles para el desarrollo der
país. Es de anotar que este gobierno, en un rasgo
de magnanimidad y como prueba de que su intere s
fundamental es el permanecer siempre en diálogo
con el país, ha decidido dejar en libertad a los obre-
ros y directivos sindicales presos con motivo de los
últimos y dolorosos acontecimientos ocurridos en cho-
ques con el ejército y la policía, fieles guardianes de~
orden público y la tranquilidad ciudadana. Quiero ad-
vertir, eso sí, que tres de los detenidos cuyos nom-
bres son José Gálvez, Graciela Mendoza y Mario Pé-
rez, no serán puestos en libertad, debido a que en
sus casas fueron encontradas armas y otros elemen
tos subversivos, razón por la cual serán juzgados por
un tribunal militar bajo las acusaciones de asociación
para delinquir, asalto a mano armada y formación de
redes subversivas urbanas. Buenas noches.

EN EL SINDICATO
En el Sindicato, Dolores y Gregorio hablan con un di-
rigente sindical. Sobre una mesa hay un periódico.

116
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLORES

Mentiras! Todo eso que dicen de mi hijo san


mentiras! El no tenía armas. El no ha ~cho nada
de eso que dicen ahí! Como lo van a tratar como un
criminal? Lo único que había en la casa era el apa-
rato en que sacaban !a propaganda!

DIRIGENTE

Claro que son mentiras, doña Dolores, lo que


pasa es que ellos tienen la prensa, la radio,
la televisión, para decir todo lo que se les dé la ga-
na. Pero nosotros tenemos la fuerza de los trabaJa-
dores, la solidaridad de mucho sindicatos que día a
día se nos unen a la buena causa, y con esa fuerza
y esa solidaridad vamos a sacar a su hijo de la cár-
cel, y a los demás compañeros que tienen presos.

GREGORIO

Pero dígame, don Esteban, qué hemos hecho no-


sotros para merecer toda esta mala suerte: un
hijo en la cárcel otro por ahí perdido, nos hemos
f

quedado sin casa... Qué hemos hecho para echar-


nos toda esta mala suerte encima?

DIRIGENTE

Qué mala suerte. No hable de mala suerte, Gre-


gario. Esa es una idea que nos tienen metida
en I a cabeza desde hace más de cuatrocientos años!
la mala suerte! Usted dice que es mala suerte por-
que piensa que a usted es al único que le pasan esas
cosas. Pero mire usted para cualquier lado y qué va
a encontrar? Gente sin trabajo. Los que están traba-
jando, están trabajando por sueldos de hambre. Mí-
renos a nosotros, los trabajadores de esta fábrica,
nos la piensan cerrar para entregársela a los grin-
gos, pero nosotros seguimos la pelea porque noso-

117

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tros no pensamos que eso es la mala suerte. Eso
tiene otro nombre que nosotros sí sabemos: eso es
veinte familias que desde hace tiempo nos tienen
jodidos, eso es todo un sistema de injusticia que
nosotros sabemos que va a terminar y vamos a triun ..
far con la fuerza de los trabajadores unidos y orga-
nizados ...

DOLORES
Pero, a dónde se llevan a mi hijo?
DIRIGENTE

Vea, doña Dolores, aquí dice que se lo llevan a un


pueblo que se llama Villarrica para hacerle un con-
sejo de guerra, pero nosotros vamos a estar ahí ...

DOLORES
Pues así sea a los mismlslmos infiernos, yo me voy
detrás de mi muchacho. (Sale).

De todos los rincones salen periodistas con cámaras


y grabadoras. Rodean a Dolores y la bombardean a
preguntas.
PERIODISTA 1

La madre de Mario Pérez?


PERIODISTA 2

Puede hacernos algunas declaraciones sobre su hijo?

PERIODISTA 3
Según su hijo, cuál es la línea correcta?

PERIODISTA 4

Cuántos viajes había hecho a Cuba?

118

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERIODISTA 1

Lo oyó hablar alguna vez de conexiones con Moscú?

PERIODISTA 2

Recibía periódicos de Pekín?

PERIODISTA 3

Qué armas tenía en la casa?

PERIODISTA 4

Traían las armas o las fabricaban en casa?

PERIODISTA 1

Cuántas bombas tenían?

La madre trata de evadir las preguntas. Pero al final


se desespera.

DOLORES

El no tenía bombas, él no tenía armas, lo único que


tenía era el aparato ese donde sacaban la propaganda .

PERIODISTAS

(En coro). Propaganda subversiva! (Salen corriendo).

DOLORES

(Grita). No ... ! Eso no era lo que yo quería decir!


(Queda sola en escena, se vuelve de cara al público).

y me fui detrás del hijo.


Lejos, lejísimos,
por caminos malos y oscuros.

119

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
y a mí la oscuridad me pone cavilosa
sobre las cosas, sobre la gente,
sobre todo.
También cavilé dándole vueltas a la vida.
Recordé la parcela,
la venida de los hijos al mundo,
el pueblo,
todo ...
y hasta pensé
que hay gente que escribe sobre la vida
de las personas.
Si alguien escribiera sobre nuestra vida ,
cómo la pondría?
les haría creer a los demás
que nuestra vida
es como un cuento que él mismo se inventó ,
algo así como Ul'1a men ira bien contada?
Tal vez eso pasaría.
y uno sin poderle decir a adie que esta
vida es de verdad,
que esta vida la llevamos muchos hace
mucho tiempo.
y uno sin poderle gritar a nadie
de que no se trague el cuento de que
nuestra vida es puro cuento.
Porque las cosas que hemos pasado
son más ciertas que la mismísima verdad.

FIN

120

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUADALUPE AÑos SIN CUENTA

Esta obra fue estrenada en 1975 y en ella participaron como


autores en todo el proceso de elaboración de la obra . desdr
la investigación del tema hasta la etapa final de montaje fe :
siguientes actores:

Patricia Arlza, Luz Marina 8ote,~(), Graclela Méndez. Fernando


Cruz, Inés Prieto, Hernando Forero, Oberth Gálvez. Manuel Gil
Santiago Garera, Carlos Parada, Fernando Mendoza, María Ele-
na Sándoz, Francisco Martínez, Fernando Peñu.ela, Alfoso Ortiz
y Alvaro Rodrrguez .

Ade más se contó con la colaboración del escritor Arturo Alape .

121

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERSONAJES

Altavoz Monaguillos
Locutor Marido de Margarita
Juez H'Ombre 2
Abogado Acusador Mujer 2
Teniente Acusado Hombre 3
Secretaria Hombre 4
Periodista Mujer 3
Medidor Hombre 5
Teniente Defensor Mujer 4
Primer Testigo Hombre 6
Segundo Testigo Armando
Tercer Testigo (una mujer) Margarita
Fotógrafo Voz
Sargento Velandia Doña Eloisa
Coro de Soldados Guerrillero 1
Zan.uro Gu.errillero 2
Policla Niña
Jerúnlmo Soldado ..
Don Floro Ministro de Gobierno
Robledo Esposa del Ministro
Mujer de Armando Coronel Smller
Agitador 2 Obispo
Soldado 2 Agitad'Or 1
Barrendero Periodista del Cosmopolitan
Mujer Internacional
Hombre 1 Periodista Argent no
Madre PeriodIsta Español
Cura Periodista Brasileña
Coro Periodista Francés

122

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Hombre de Jerónimo Periodista Gringa
Hombre de Don Floro Periodista Italiana
Monseñor Presidente
Señor Monserrate Oliva
Dueña de la Cantina Lavandera 2
Dueto Lavandera 3
India Guahlba Lavandera 4
Prostituta Lavandera 5
Intérprete General
Coronel Guadalupe Salcedo Unda

123

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA RECONSTRUCCION

El escenario vacío. Se escuchan sirenas y radiopatru-


lIas. Por medio de un altavoz se exige rendición a
Guadalupe y a sus hombres.

ALTAVOZ

¡Atención, atención, Guadalupe Salcedo Unda! Usted


está cercado por las fuerzas del orden. Totalmente
cercado. En nombre del Gobierno de las Fuerzas Ar-
Inadas le damos cinco minutos para que salga COl a
las manos en alto. (Pausa). iGuadalupe Salcedo, le
garantizamos su vida si sale con las manos en alto!
. . . No tiene la más mínima posibilidad de escapato-
ria. .. Quedan cuatro minutos! En nombre del Go-
bierno de las Fuerzas Armadas les garantizamos la
vida, a usted y a sus hombres, si sale con las manos
en alto. . .. Guadalupe Salcedo, quedan tres minu-
tos! ... ¡Atención, atención ... Guadalupe Salcedo, le
quedan tres minutos . .. Repito, tres minutos! ...

Silencio total. Desde el fondo del escenario aparece


un hombre disparando con dos pistolas. Inmediata-
mente después se escucha una descarga cerrada so-
bre su cuerpo. El hombre da volteretas y cae. La sa-
la es invadida: entran el juez, el abogado acusador,
el teniente abogado defensor, el teniente acusado,
la secretaria, un hombre que toma medidas con un
decámetro, tres testigos, un fotógrafo, un locutor de
radio, un periodista y varios curiosos. La policía vi-

125
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
gila la diligencia. El abogado acusador habla con su
testigo, una vendedora de café. El teniente defenso r
habla con sus testigos. Un hombre traza con tiza la
figura del cadáver.

LOCUTOR

(En voz baja, confundida con todo lo que hablan los


demás personajes). Señoras y señores, desde el es-
cenario mismo de Jos acontecimientos, transmitimos
a ustedes los más mínimos detalles de la recons -
trucción de la muerte de José Guadalupe Salcedo
Unda. Hace precisamente un mes, en julio de 1957,
cayó abatido Guadalupe Salcedo por varias patrullas
de la policía y del ejército... El juez verifica la pre-
sencia de los asistentes a la diligencia ...

JUEZ

(En voz alta. Los murmullos se callan). Siendo en


Bogotá, el día seis de agosto y hora indicada pa-
ra el efecto, según auto que así lo ordena, se tras-
ladó el Juzgado 32 de Instrucción Militar al siti o
donde en la madrugada del seis de julio de 1957, fue
abatido el antisocial Guadalupe Salcedo Unda, por
parte de patrullas de las Fuerzas Armadas.

ABOGADO ACUSADOR

i Protesto señor Juez! Usted se está refiriendo al oc-


ciso como si fuera la causa de esta diligencia, y la
causa de la diligencia es el teniente, sindicado de
asesinato en la persona de Guadalupe Salcedo. Ade-
más, señor Juez, los términos con que usted se re-
fiere al occiso nada tienen que ver con la verdad
histórica. Guadalupe Salcedo no era un bandolero,
era un hombre que cuando depuso sus armas como
guerrillero, por orden del partido liberal, dedicó por
entero su vida a fortalecer la paz en nuestra patria.

126
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JUEZ

Doctor, quiero recordarle que la vida delictiva


del señor Salcedo es ampliamente conocida en el
país. Proseguimos. Asisten a esta diligencia: el se-
ñor abogado acusador, quien se encuentra debida-
mente posesionado. (El abogado muestra su creden-
cial a la secretaria), el teniente acusado, su abogado
defensor y tres testigos. Procedemos a la diligencia
de la reconstrucción. (El juez se dirige al sitio donde
se encuentra el cadáver. Palmotea la espalda del de-
tective que representa a Guadalupe). Fel icitaciones!
Pareces un actor de cine. (El hombre se levanta).

Se trasladan a un balcón lejano del escenario para


tomar la declaración al primer testigo. La secretaria
con su mesa queda abaja. El teniente acusado habla
con el periodista.

TENIENTE ACUSADO

(Junto a la marca de tiza del supuesto cuerpo de


Guadalupe). Señor periodista, la reconstrucción que
usted acaba de ver corresponde con exactitud a co-
mo ocurrieron los hechos. Actuamos en legítima de-
fensa . Lo que sucede es que usando el nombre del
bandolero Guadalupe Salcedo, se quiere enlodar mi
nombre. Y lo que es más grave aún se quiere en-
suciar el nombre de las Fuerzas Armadas, que obran-
do en forma por demás patriótica, han contribuido
eficazmente a la pacificación del país. Señor perio-
dista, mi afirmación es enfática: ¡actuamos en legí-
tima defensa! ...

PERIODISTA

Teniente, tengo entendido que a Guadalupe Salcedo


lo cobijaba la amnistía que le ofreció el ejército al
entregarse con todos sus hombres... y sólo ahora
se le viene a calificar de bandolero.

127
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TENIENTE ACUSADO

Señor periodista, el ejército jamás ha faltado a s u


palabra! Tenemos informaciones fidedignas de que
este tipo trataba de regresar a sus antiguas activi-
dades delictivas. El mismo se encargó de romper la
amnistía que se le había dado.

JUEZ

(Al testigo). ¿Jura usted decir la verdad, toda la ver-


dad y nada más que la verdad?

PRIMER TESTIGO

Sí juro.

MEDIDOR

(Sobre el parlamento del testigo). ¡Setenta y cinco


metros'

JUEZ

reniente defensor, interrogue a su testigo.

-TENIENTE DEFENSOR

¿Nombre?

PRIMER TESTIGO
Edi Iberto González.

TENIENTE DEFENSOR
¿Profesión?
- PRIMER TESTIGO

Suboficial de Bomberos.

128

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TENIENTE DEFENSOR

¿Dónde se encontraba usted, señor González, la ma-


drugada de los acontecimientos?

PRIMER TESTIGO

Yo me encontraba aquí de servicio de vigilancia.

TENIENTE DEFENSOR
Señor González, sírvase hacernos un relato lo más
completo posible de cuanto le consta sobre los he-
chos que aquí se reconstruyen.

PRIMER TESTIGO
Mire mi teniente, yo estaba aquí de guardia como
ya le dije. Oí unas sirenas de radiopatrullas y cuan-
do salí vi un taxi negro que venía a toda velocidad
V detrás persiguiéndolo un montón de radiopatrullas .
El taxi negro frenó, y le dijeron al tipo ese por los
altoparlantes que tenía cinco minutos para sal.i r con
las manos en alto.

JUEZ

(A la secretaria). Señorita, escriba por favor: el tes-


tigo dice haber visto un taxi negro que frenó y ra-
diopatrullas llamando a rendición a Guadalupe Sal-
cedo . Le dieron cinco minutos para entregarse.

TENIENTE DEFENSOR
Continúe, señor González.

PRIMER TESTIGO

Sí, mi teniente. Y el tipo ese no hizo caso, y a mí


me parece que salió disparando con dos pistolas en
las manos.

129
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JUEZ

Señorita, el testigo dice que Guadalupe Salcedo salió


disparando con dos pistolas en las manos. (Mira su
reloj).

ABOGADO ACUSADOR
¡Protesto! Aquí se está infringiendo la ley. La má-
quina debe copiar directamente la declaración del
testigo sin ninguna clase de intermediarios ...

JUEZ
Comprenda doctor, que si le dicto a la señorita es
para no hacerla subir hasta estos balcones.

ABOGADO ACUSADOR
Comprendo lo de la comodidad de la señorita . o
que no puedo comprender es la tergiversación de los
hechos. El testigo dice que fe parece haber visto ,
y su señoría dicta que el testigo dice que vió.

TENIIENTE DEFENSOR
(Interrumpe violentamente al abogado acusador).
¡Doctor, me da la impreslon de que usted no tiene
ningún interés en que esta diligencia llegue a su
fin'
ABOGADO ACUSADOR
Ustedes son los interesados en enturbiar la diligen-
cia. (El juez, los militares y el testigo empiezan a
desplazarse. El abogado interrumpe). ¡Pido interrogar
al testigo!
JUEZ
(Se detiene. Pausa. Entre dientes). Concedido doc-
tor. Pero por favor, sea lo más breve posible. (El
juez mira el relOj).

130
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ABOGADO ACUSADOR
Señor González, qué fue lo que usted vio esa madru-
gada, o le pareció ver?
PRIMER TESTIGO
Yo vi cuando el tipo ese salió disparando.
ABOGADO ACUSADOR
¿A qué tipo se refiere usted, señor González?
PRIMER TESTIGO
Al tipo ese que mataron.
ABOGADO ACUSADOR
V después de haber oído esos disparos ¿usted vio
u oyó a alguna otra persona disparando esa madru-
gada?
PRIMER TESTIGO
(Pausa). No señor, él fue el único que disparó.
ABOGADO ACUSADOR
Si fue el único que disparó, ¿cómo se explica seño r
González, que el cuerpo de la víctima apareciera acri -
billado a balazos?
PRIMER TESTIGO
(Incómodo). Pues... eso sí... yo no me lo explico.
Yo no lo vi. ..
ABOGADO ACUSADOR
Ah! ... no se lo explica y no lo vio. Todo está muy
claro. Con esto basta, señor juez. fA la secretaria).
Que conste en el acta que el testigo, señor Gonzá-
lez, vio cuando José Guadalupe Salcedo... se sui-
cidól
El teniente acusado y su abogado se desplazan rápi-
damente a tomar la segunda declaración. Todo el

131
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
mundo habla al mismo tiempo. El locutor transmite
los acontecimientos.
JUEZ
(Al teniente defensor). Teniente, presente a su se-
gundo testigo y proceda al interrogatorio.

MEDIDOR
(En voz alta). ¡Seis metros!
TENIENTE DEFENSOR
¿Dónde se encontraba usted, señor Rodríguez, la ma-
drugada de los acontecimientos?
SEGUNDO TESTIGO
Bueno mi teniente. Esa madrugada cuando iba para
mi casa, me sorprendió el ruido de las sirenas y en-
tonces me escondí aquí, cuando de pronto vi el carro
negro detenerse. Bajaron varios hombres del taxi y
se atrincheraron en esa cuenta que se ve allí. (La
señala). Fue entonces cuando llegaron las radiopatru-
lIas y los rodearon. Por los parlantes llamaban a
Guadalupe para que se rindiera. Le dieron cinco mi-
nutos para que saliera y el tipo no salía, mi Tenien-
te. Pasados dos minutos,... (El testigo va hasta e l
lugar donde estaba Guadalupe y de pronto sale ha-
ciendo la misma acción de disparar con las dos ma-
nos). iPam, pam, pam! Sale el tipo disparando desa-
foradamente contra el ejército. Al ver esto y al no
escuchar las voces de rendición, las Fuerzas Milita-
res obraron en legítima defensa. Igualito a como lo
representaron ahora. Igualito, mi Teniente. Igualito,
señor juez, igualito.
TENIENTE DEFENSOR
I\Ai defendido actuó en legítima defensa. O la vida
de un militar o la de un bandolero.

132
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ABOGADO ACUSADOR

l.a vida de un guerrillero que ingenuamente creyó en


todas las promesas que ustedes los militares le hi-
cieron, después de que entregó sus armas para con-
tribuir a la pacificación del país.

TENIENTE DEFENSOR

Doctor, si Guadalupe Salcedo hubiera salido con las


manos en alto, como se le conminó para que lo hi-
ciera, estaría vivo. El ejército jamás ha faltado a su
palabra. Además, el gobierno no tiene porque garan-
tizarle la vida a un bandolero. Proseguimos.

Empiezan a desplazarse hacia otro lugar.

ABOGADO ACUSADOR
{Interrumpe). iPldo interrogar al testigo!
,
(Todos se detienen).
JUEZ
(De mala gana). Proceda doctor... Pero por favor,
sea breve.
ABOGADO ACUSADOR
Antes que todo, quiero felicitar a su señoría y al abo-
gado de la defensa por la divertida comedia que nos
han hecho presenciar. (Pausa). Se me acusa de ha-
cer los chistes... y la declaración del testigo no
deja de ser un chiste y por cierto muy malo. (Se
dirije al segundo testigo). i Lo felicito joven, se apren-
dió muy bien la lección!

JUEZ
Doctor, límite a interrogar al testigo y deje de lado
esas insinuaciones poco pertinentes.

133

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ABOGADO ACUSADOR
Señor Rodríguez, ¿y usted, tan cerca de semejante
balacera, no recibió ningún impacto?

TENIENTE DEFENSOR

i Concrétese a los hechos, doctor!

ABOGADO ACUSADOR
Señor Rodríguez, a usted, que se encontraba a la
escasa distancia de seis metros, ¿por lo menos una
bala perdida no le rozó levemente el cuerpo?

JUEZ

(Enfurecido, se acerca rápidamente al abogado). Doc~


tot", si usted insiste en usar ese lenguaje sarcástico,
I e veré en la penosa obligación de suspender la di-
ligencia.

ABOGADO ACUSADOR
Eso es lo que ustedes quieren: suspender la diligen-
cia. Eso es lo que ustedes quieren!

JUEZ

Tengo la impresión, doctor, de que usted se quiere


aprovechar de la situación para su carrera política.

ABOGADO ACUSADOR
(Irónicamente). Tengo la impresión, señoría, de que
usted se aprovecha de la situación para defender al
actual gobierno. (En voz alta). Pido una comisión de
expertos en balística para que investigue lo absurdo
de esta declaración.

134

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JUEZ

¡Aceptado!

Se trasladan rápidamente al otro extremo del esce-


nario para interrogar al tercer testigo.

JUEZ

(A la testigo). ¿Jura decir la verdad, toda la verdad


y nada más que la verdad?

TERCER TESTIGO

Sí, doctor.

JUEZ

Se fe advierte señora, si se llega a comprobar que


está mintiendo, puede representarle de dos a cuatro
años de presidio.

MEDIDOR

(En voz alta). Treinta y nueve metros.

ABOGADO ACUSADOR

Que conste, señor juez, que usted está tratando de


intimidar a mi testigo.

TENIENTE DEFENSOR

Doctor, simplemente se le está haciendo una adver-


tencia de rigor.

JUEZ

Conti núe, doctor.

135

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ABOGADO ACUSADOR
¿Nombre?

TERCER TESTIGO
Estela de Espitia.

ABOGADO ACUSADOR
¿, Lugar de nacimiento?

TERCER TESTIGO
Tunja, Boyacá.
ABOGADO ACUSADOR
¿Estado civil?
TERCER TESTIGO
Viuda.
JUEZ
(Se acerca al abogado, mirando su reloj). Por favor,
doctor ...

ABOGADO ACUSADOR
Señor juez, cumplo con los trámites que son de ri-
gor!

JUEZ
(Pasa, de mala gana). Está bien. Proceda.

ABOGADO ACUSADOR
Doña Estela de Espitia, ¿dónde se encontraba usted
la madrugada de los acontecimientos?

136

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TERCER TESTIGO

Aquí. doctor.

ABOGADO ACUSADOR

c~Qué vio usted esa madrugada?

TERCER TESTIGO

Bueno. . . Yo tenía aquí mi puesto de café. Ahora


me quitaron la licencia... Todo estaba lleno de ejér-
cito y de policía... Empezaron a llamar al señor Sal-
cedo por los parlantes... Le dijeron que saliera con
las manos en alto, que se entregara, que le respe-
tarían la vida. Una y otra vez le dijeron que saliera
con las manos en alto, que le iban a respetar la vi-
da. .. (Pausa. Los dos militares se le acercan ame-
nazantes). Bueno, lo que yo vi fue que lo mataron
cuando él salió con las manos en alto.. . eso fue
lo que yo vi.

Gran alg,a baría. El teniente defensor arranca la hOja


de la máquina de escribir de la secretaria. El Tenien-
te acusado ordena a uno de los detectives sacar a
la mujer y la insulta. El detective la saca a empello-
nes. El juez sale rápidamente con la secretaria. El fo-
tógrafo trata de sacarle una foto al Teniente acusado.

TENIENTE ACUSADO

V usted no me saque más fotos. i No me joda!

El abogado acusador queda sólo con el locutor en


medio del escenario.

ABOGADO ACUSADOR
(Gritando). Es la prueba del asesinato. El ejército no
cumplió su promesa de respetar la vida. El salió con
las manos en alto y ustedes lo acribillaron a bala-

137

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
zos. Con esta patraña, utilizando la fuerza bruta, se
quiere ocultar el asesinato de Guadalupe Salcedo.
(Entra un detective y lo saca a empujones). El ase-
sinato de Guadalupe Salcedo es una provocación al
clima de paz que comienza a vivir el país. Esto es
una provocación.

Empieza a sonar música de corrido llanero.

Corrido de los años sin cuenta


(Ritmo de pajarillo)

Pido permiso al trovero


para relatar la historia
de más ingrata memoria .
que tiene el pueblo llanero.
Fue por los años cuenta
que en toda Colombia entera
se desató la violencia
de una y de otra manera.
Nos dicen los sabedores
que arriba mandaba un godo
y armó a los conservadores
para quedarse con todo.

(Janaderos y baquianos
caporales y encargados
los indios y los copleros
todos llaneros templados
opusieron a la muerte
su coraje y su valor
contra aquellas injusticias
que el gobierno d.~sató.
Pero esta matanza fiera
no era de azules y rojos
era pueblo contra pueblo
era hermano contra hermano.

En la historia que contamos


muchos nombres no aparecen.

138

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La revuelta fue tan grande
que cimbró hasta el continente.
Si Guadalupe Salcedo
no aparece en mi cantar
su sombra nombra mi canto
del moriche hasta el palmar.
Son hombres de todo el pueblo
los que hicieron esta historia.
Tengámoslos bien presentes
recordemos la memoria.
Con la honradez de mi canto
con esfuerzo popular
con respeto y mil perdones
les vamos a interpretar
historias que nadie cuenta
que ocurrieron de verdad.
Póngale muy bien los ojos
a lo que va a presenciar
de los tiempos de violencia.
Contaremos lo preciso.
Pido al trovero permiso
permiso a la concurrencia.

EL RETEN
Un grupo de soldados trota en su sitio siguiendo el
sonsonete rítmico que, mediante consignas, dirige el
sargento Velandia. Los soldados repiten en coro las
consignas. El sargento trota en su sitio con los sol-
dados.

SARGENTO VELAN OlA


Los soldados.
CORO DE -SOLDADOS
Los soldados.
SARGENTO VELANOIA
_.. colombianos.

139
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CORO DE SOLDADOS
· .. colombianos.

SARGENTO VELANDIA
· .. no se meten.

CORO DE SOLDADOS
· .. no se meten.

SARGENTO VELANDIA
· .. en política.
CORO DE SOLDADOS
en política. (Los soldados continúan repitiendo cada
verso del sargento).
SARGENTO VELANDIA
Por mi novia
oor mi madre
soy soldado
de la patria .
Desertores
de las armas
como Silva
son traidores
Los soldados
colombianos
son los hijos
de la virgen.
Los soldados
desertores
son los hijos
de las putas.
Los soldados
colombianos
no se meten
en política.

140

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Entra Zamuro, contraguerrillero civil, en compañía de
un policía. Su negocio es la cacería de liberales para
entregarlos al retén. Traen una ristra de seis prisio-
neros.
ZAMURO

¡Carajo! Qui'ubo, cabrones, que no le apuran! llega-


mos a la casita, muchachos. Hola! ¿Qué, le cogió el
sueño? (Patea a un prisionero que cae por cansancio).
SARGENTO VELANDIA
¡Soldados, aaal ... to!
ZAMURO
Sargento Velandia, buenas tardes.
SARGENTO VElANDIA
Hola, Zamuro, ¿qué nos trae?

ZAMURO

Pues, mi sargento, ya lo puedo ver. Quince mama o-


res días de camino, con esos flojos. Aquí tiene las
cédulas. (Las entrega al sargento). Diez en total, mi
sargento, y ninguna con el sello de las elecciones.
y si no votaron, pues chusmeros son.

SARGENTO VELANDIA

(Revisa las cédulas y mira a los prisioneros). Zamu-


ro, me entrega diez cédulas y seis prisioneros. Le
firmo por seis.
POllelA

Pero, sargento, si siempre reciben las cédulas. Lo


importante son las cédulas. ¡Si no están los dueños .
pues no aguantaron la carrera!

141
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ZAMURO
No me haga eso, mi sargento... Considere mi tra-
bajo: quince mamadores días de camino con estos
flojos. Los otros cuatro se quedaron de camino . Se
fueron muriendo. ¿Qué hace uno? los caza, los trae
con vida, pero si son de organismo débil... ¿qué
se va a ser? (Al grupo de prisioneros). ¿Cierto que
se murieron de camino?

JERONIMO

(Con voz débil). Ahí... los fueron matando de ca-


mino ...

POllCIA

¿Cómo así, comemierda? Se murieron de camino ...

SARGENTO VELANDIA

Qué! ... ¿No hablo claro? Seis cédulas por seis hom-
bres. Por seis le firmo!

POllCIA

Pero si antes era todo lo contrario con la policía en


los retenes . Lo importante son las cédulas.

SARGENTO VELANDIA

Agente, la situación ha cambiado. El ejército llegó


aquí a los Llanos a poner orden. No estamos con
I as mañas de la policfa.

POllCIA

Se equivoca, sargento, la situación sigue lo mismo.

142
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ZAMURO

¡Eso sí que es una mierdada! El trato con el doctor


es muy claro. Las cédulas son las que valen. Sar-
qento, voy a hablar con el doctor. iEsto no me lo
aguanto, caraja! (Arranca las cédulas al sargento y
sale con el policía).

Entra al patio don Floro Rojas, ganadero liberal due-


ño del hato IIAngosturas".

SARGENTO VELANDIA

¡Soldados, con la chusma al calabozo!

DON FLORO

Hola, Sargento Velandia! ¿Cómo le va? (Busca entre


los prisioneros a su hombre y lo descubre). Jeróni-
mo, ¿qué le pasó? Otra vez agarraron a uno de mis
hombres. Sargento, ¡hágame el favor de soltarme a
ese hombre! (Señala a Jerónimo). Hágame el favor
de soltarme a ese hombre!

SARGENTO VELANDIA

(A los soldados). ¡Alto esa columna! (A don Floro).


Lo siento mucho, don Floro, a ese tipo lo trajeron
aquí por bandolero, y aquí en el retén no nos equi -
vocamos.

JERONIMO

A mí no me trajeron por bandolero. Me trajeron por


liberal. Por no tener el sello de las elecciones en
la cédula.

SARGENTO VELANDIA

iO se calla, o lo callo!

143
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DON FLORO

Oiga, sargento, él no es ningún bandolero. Es Je-


rónimo Zambrano, el caporal de mi hato. Y yo estoy
seguro de que ninguno de esos hombres es bando-
lera. Lo que pasa es que el ejército ahora se está
metiendo en política. Eso es lo que está pasando .

SARGENTO VELANDIA

Don Floro, no nos venga a enredar con el cuentíeo


ese de la política. Si quiere una prueba la tiene us ~
ted mismo. Nosotros sabemos que usted es liberal :
¿y qué? ¿Le hemos hecho algo?

DON FLORO

¿y le parece poco detenerme seis peones en un "


semana? Y ahora, para colmo de males, me agarra 1
al caporal del ha!o! Lo que pasa es que ahora el
ejército se metió en política y con esa actitud está n
perjudicando los negocios aquí en los Llanos. Los lIa ·
neros estábamos esperando al ejército para que con-
trolara a la policía. ¿ Y qué es lo que está pasando?
Que la situación se puso peor. (Señala a los prisio -
neros). Pero le advierto que la situación se les pue-
de salir de las manos. ¡No siempre aguanta el ca-
ballo, por más manso que sea!

SARGENTO VELANDIA

Don Floro, su amenaza se la puede guardar en el


bolsillo. A estos hombres los detuvieron en la zona
de guerra donde está operando las bandas de Gua-
dalupe Salcedo. Y no los cogieron precisamente pa-
seando. Estos son de esos que auxilian a la chusma.
Si quiere hablar con mi capitán, él es el único que
le puede resolver el problema. Pero le advierto: su
hombre cayó aquí al retén y de aquí no sale!

144

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DON FLORO

(Se acerca iracundo al sargento). V yo le advierto a


usted una cosa: yo soy Floro Rojas, de los fundado-
res ael Llano. ¡VO soy dueño de mucho ganado, como
para que usted me venga a amenazar! Vamos a bus-
car al capitán.

SA.RGENTO VELANDIA

¡Soldado Robledo, sáqueme _a .. ese hombre de la fila!


(Señala a Jerónimo). Me lo vigila a cuatro ojos. Es-
tos verracos son 'c apaces de todo. ¡Soldados, al
calabozo con esa gente! Don Floro, vamos a hablar
con el capitán, pero le advierto que ahora la cosa
es diferente!

DON FLORO

y yo le advierto que aqu,í en los Llanos la cosa tam-


bién es diferente!

(En .escena quedan Robledo y Jer6nlmo. Hay silencio


absoluto entre los dos. Jerónimo mira al soldado).

JERONIMO

¡Soldado! Oiga, soldado, ¿me permite hablarle una


palabra? ¿Me escucha? (El soldado no responde.
Apenas se dibunja un pequeño cambio en su rostro).
Dígame, soldado, ¿qué me van a hacer? ¿Me lo pue-
de decir? (El soldado, aún sin responder, con el rabo
del ojo mira al prisionero). ¿Soldado, me van a ma-
tar? ¿Qué hacen con los prisioneros?

ROBLEDO

(Confuso). Vo no sé. Me parece que los matan, los


desaparecen.

145
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JERONIMO

¿Que me van a matar? .. ¿Por qué? (Robledo lo mi-


ra). Si yo no he hecho nada. Sólo que me trajeron
por la política, por liberal!

ROBLEDO
Pero mi sargento dice que por chusmeros. Eso di -
ce. Que ustedes tienen alborotado el Llano.

JERONIMO
¿Por chusmeros? Por liberales!

ROBLEDO
(Su rostro se ha norma/izado. Desaparece su actitud
hierática. Su cuerpo se hace flexible). Por chusme-
ros ...
JERONIMO

(Más en confianza). Soldado, ¿de dónde es usted?


Me parece que no es de aquf. ¿Hace poco llegó?

ROBLEDO

¿Cómo así?.. ¿Aquí a los Llanos? ... Pues dos


meses.
JERONIMO

¿Y de dónde es su persona?
ROBLEDO

Pues. .. del Tolima.

JERONIMO
Se me hacía. Yo también. ¿De qué vereda?

146
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROBLEDO

(Sonríe). De El Limón... ¿Conoce?

JERONIMO

Claro, a todos. ¿y su familia?

ROBLEDO

D e los Robledos... De El Limón.

JERONIMO
Liberales, ¿no?
ROBLEDO

(Mira precavido hacia el lugar por donde salió el Sar-


gento). Todos! (Se acerca a Jerónimo).

JERONIMO

¿ y qué hace aquí entonces?

ROBLEDO
Ya lo ve... pagando servicio.

JERONIMO

y usted, siendo liberal, ¿cómo se aguanta que lo ma-


ten a uno por liberal?
ROBLEDO

Pues. .. estoy recién entrado.

JERONIMO

Oiga Robledo, si usted es liberal, ¿por qué no me


ayuda a escapar?

147
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROBLEDO
¿Cómo se le ocurre, hombre? No ve que después
me joden? (Mira hacia la puerta).
JERONIMO
Entonces, ¿por qué no escapamos los dos a busca r
la revolución liberal de los Llanos? Muchos soldados
liberales han pasado a la revolución. Dese cuenta,
hasta el capitán Si Iva lo hizo con cuarenta solda-
dos. .. (Pausa). O déjeme escapar esta noche!
ROBLEDO
Hombre, a mí no me haga esas propuestas. (Cada
vez más cerca del campesino). Ahora soy soldado .
y como soldado no me puedo meter en política. Eso
lo dice el teniente. Eso lo dice mi sargento Velandia .
JERONIMO
iAnímese, hombre! Déjeme ir esta noche .
ROBLEDO
(Se arrodilla junto a Jerónimo). Entienda mi situació n .
JERONIMO
¿Por qué no escapamos los dos entonces?
ROBLEDO
Déjeme decirle: a los desertores los fusilan y yo
soy soldado. Me gustaría ayudarlo. Pero, ¿qué puedo
hacer?
JERONIMO
La revolución necesita de esos fusiles que usted
carga. Necesita de hombres como usted. Huyamos
y busquemos a los hombres de Guadalupe Salcedo ...
La llegada del sargento Velandia interrumpe la con-
versación. Robledo vuelve rápidamente a su puesto.
148
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El sargento Velandia se detiene y mira al soldado.
Luego se dirige hacia Jerónimo.
SARGENTO VELANDIA
Le advierto que su padrino no le sirvió para un ca-
rajo. Podrá ser dueño de todo el ganado que se le
dé la gana pero aquí en er ejército la cosa es muy
diferente. (Se acerca lentamente al soldado Robledo.
Lo mira inquisidoramente). Conque me salió cachipo-
rro el soldadito Robledo... iAtención, fir!... Media
vuelta! ... Media vuelta! Como un relojito, Robledo,
como un relojito. No se crea que es el primero que
me sale con esas ideas: o o enderezco o se lo lleva
el putas! A discreción! Soldado, lIéveme ese chus-
mero al calabozo!
Robledo se dirige a Jerónimo Zambrano y lo saca,
mientras empieza a sonar la música.
Corrido de las razones diferentes
(Ritmo de seis por derecho)
Vamos a contar la historia
de estos dos hombres valientes
que se jugaron la vida
por razones diferentes.
Joaquín Robledo, el soldado,
campesino tolimense
antes de ser enrolado
ya tenía bien presente
que si un día era soldado
llegaría a ser teniente.
Ya empieza a tener sorpresas
este muchacho inocente
ya está en manos del sargento
que le va a lavar la mente.
Y Jerónimo Zambrano
llegó aquí hasta la llanura.
Venía huyendo del Tolima
de la violencia tan dura.
149
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
,.
Logró conseguir trabajo
en el hato de Angosturas.
Cayó por ser liberal.
para colmo de amarguras.
Supo que en el Llano adentro
los hombres en la espesura
comandados por Guadalupe
luchaban con gran bravura.

LAS PUERTAS
En el escenario hay cinco puertas. Los actores, em-
bozados con capas negras, corren de una puerta a
otra dando las noticias. Un redoble de tambores acom-
paña las carreras de los personajes y transmite el
terror y la inseguridad en que viven los burgueses
liberales.
La mujer de Armando golpea desesperadamente la
puerta 1. Se asoma aterrado el hombre 1, marido de
Margarita.
MUJER DE ARMANDO
Destituyeron a Armando de la Superintendencia Ban-
caria. En un sólo día despidieron a cuarenticinco
técnicos de la Caja Agraria, y todo por el único pe-
cado de profesar ideas liberales. Quedamos al mar-
gen del presupuesto nacional.

MARIDO DE MARGARITA
(Mirando a todos lados). Entonces no queda otro re-
curso. Trasladaré tu dinero a Suiza.
(Redoble de tambores. Otro hombre embozado corre
y golpea a la puerta 4. Aparece una mujer en camisa
de dormir).
HOMBRE 2
¡Señora, señora! ¿Dónde está el doctor?

150
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUJER 2

Hace dos días que no llega a casa. ¿Qué le habrá


oasado? Yo no sé qué hacer con esta angustia ...
El no es hombre de cantinas.
HOMBRE 2
Lo necesitamos urgentemente para una reunlon de
la Dirección Nacional Liberal. El es hombre impor-
tantísimo para momento tan crucial.
MUJER 2
¿Qué me aconseja? Llamo a la policía?

HOMBRE 2
(Aterrado). ¿A la policía? ¡Noooooo! Dígale que ...
(Dice a la mujer un secreto al o/do).
Redoble de tambores.

HOMBRE 3
(Golpea a la puerta 3 y sale el hombre 4 vestido de
frac). I Bogotá se encuentra bañada en sangre! Acri-
billaron al hermano del doctor Echandía! Mataron a
mi hermano Luis Eduardo! Los asesinos no respeta-
ron el sagrado recinto del parlamento, doctor!

HOMBRE 4
¿Cómo? Asesinado un senador de la república? ¡Im-
pOSible! Las hordas conservadoras no respetan nada!
Hay que hacer algo, doctor!
Redoble de tambores.
MUJER 3
(Golpea a la puerta 2. Aparece el hombre 5, con go-
rro de dormir y levantadora). ¡Doctor, doctor cerra-

151

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
,.
ron a la fuerza el Congreso Nacionall Decretaron el
estado de sitio. Y lo más grave: i Impusieron la cen-
s ra de prensa!

HOMBRE 5

Pero, doctora, ¡si somos la indiscutible mayoría!

MUJER 3

Sí, los liberales somos la indiscutible mayoría ...


acallada por la minoría que detenta el poder, doctor .

HOMBRE 5

¡Pasaremos, no importan las consecuencias, a la i: I-


e iscutible oposición!

Redoble de tambores, un hombre corre desesperado


de puerta en puerta. Golpea y nadie le abre. De pron-
to se esconde junto a la puerta 4, como para descan-
sar. Una mano negra sale de atrás, le tapa la boca
y /0 secuestra. Grito ahogado. Redoble de tambore .
La mujer -4 golpea a la puerta 5. Aparece el hombre 6.

MUJER 4

No queda otro camino. ¡Tomaremos las armas! Apo


yaremos a Guadalupe Salcedo y los valientes much a-
chos que se levantaron en armas en los Llano
Orientales. i Desde la ciudad les daremos nuestra voz
de aliento!

HOMBRE 6

Debemos defender nuestro honor de liberales con


nuestra propia sangre. ¡Este es un momento histó
rico! Pasaremos a la clandestinidad! Estaremos ·de
todo corazón con esos muchachos!

152

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Redoble de tambores. El locutor sale a primer plano.

LOCUTOR

Bogotá, febrero de 1950... Nunca el país había vi-


vido tanta bonanza económica. El café colombiano
se cotiza en Nueva York a cincuenta y ocho centa-
vos de dólar la libra. El Estado se estabiliza eco-
nómicamente por la entrada de divisas. Este sería el
momento más propicio para impulsar la industrializa-
ción del país. Sin embargo, el gobierno tercamente ...

Un brazo sale de una puerta, En la mano tiene un re-


vólver. Dispara sobre el locutor y lo hiere mortalmen-
te . Este se dobla, trata de seguir hablando pero al
fin sale dando tumbos del escenario. Redoble de tam-
bores. Margarita golpea a la puerta 3. Tras ella una
voz pregunta.
ARMANDO

¿Quién es?
MARGARITA

Armando , mi amor, soy yo, Margarita.

ARMANDO

(Sale, Mira asustado a todos lados). ¿Qué te · pasa,


Margarita? Por qué sales de tu casa a estas horas,
con este clima de inseguridad y con tantos peligros
que acechan? No sabes que todo está vigilado? iMi
teléfono interceptado, la oficina rodeada de detecti-
ves y mi mujer, ' " mi mujer! acaba de salir y puede
regresar en cualquier momento! ¿Cómo se te ocurre
venir a mi casa? Vete, amor, vete!

MARGARITA

Ma - ana partimos para los Estados Unidos .. ,

153

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ARMANDO

Sí, mi amor, pero vete ... (Pausa). Cómo! ¿Está lo-


ca? Para los Estados Unidos?

MARGARITA

Mi marido y mis hijos han sido amenazados de se-


cuestro.

ARMANDO

! yo he sido destituido de la Superintendencia Ban-


caria, pero eso no es ninguna razón para marcharse .

MARGARITA

Mi vida, el levantamiento del capitán Silva nos ha


fracasado. Era nuestra última esperanza.

ARMANDO

/ luego ... Todo no estaba tan bien planeado?

MARGARITA

C;ompréndeme, Armando mío, la situación no está


como para un nuevo golpe militar. Mi marido te en-
vía esta carta.

ARMANDO

¿ Una carta? Acaso nos ha descubierto tu marido?

MARGARITA

No, nuestro amor permanece oculto. En esta carta


te explica detalles de la situación política y econó-
rn ica del país. i Este gobierno conservador quiere
entregarnos a los alemanes!

154

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ARMANDO
¿A los al~manes? iPero si esos son fascistas!

MARGARITA

Por ese motivo, de Nueva York viajaremos a Washing-


ton, donde mi marido pedirá ayuda a los Estados
Unidos. Desde allí trataremos de arreglar las cosas.

ARMANDO

(Leyendo la carta). Mira lo que dice aquí: "No vaci-


les, Ar ando. en recurrir a cualquier medida. por
extrema que sea, para salvar la situación. Nosotros
nos vamos. Estaremos al tanto de lo que sucede.
En tus nlanos queda la lucha del glorioso partido li-
uera!. Debes organizar la resistencia. Apóyate si es
pos ible ... en las guerrillas de los Llanos ... ".

MARGARITA

~J1 i marido te envía este cheque .

ARMANDO

No importa, amor mío. por tí organizaría cualquier


resistencia con tal de volverte a ver... ¡Dame el
cheque! . . . Entonces, ¿ está decidido el viaje?

MARGARITA

Está decidido. Esta noche sale el avión. Al amanecer


parte el vapor.

ARMANDO

Pero no se pueden ir así! Tu marido no puede aban·


donar su puesto en el banco ni la dirección del par-
tido.

155
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARGARITA

(En actitud heroica). Es necesario. Las cabezas visi -


bles del liberalismo debemos preservarnos. El pue-
blo nos reclama con vida. Más vale un caudillo vivo
que un caudillo muerto. los grandes días está n po r
venir ... Mi marido te recuerda, Armando, mi amor ..

ARMANDO
(,Por qué te vas? Me desespera tu adiós ...

MARGARITA

No me olvides... Fui tan feliz... (Sale de escena


lentamente, mientras una voz femenina canta al fo n o
do).

Voz cantando
Si tú te vas,
la vida no puede ser.
Necesito tenerte siempre
conmigo, en mi corazón ...

Sale Margarita. Aparece en una ventana una lavan-


dera colgando ropa. Es ella quien canta el bolero.

¿Por qué te vas?


Me desespera tu adiós.
No es posible que seas así.
No puedo vivir sin ti.

La lavandera sale y entra la música del corrido de la


esperanza que no llega.

Corrido de la esperanza que no llega


(Ritmo de pasaje)

La historia aún no se termina


aunque los hombres de arriba

156

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
de cuerpo bien protegido
se hayan ido más pa'rriba
de México a Nueva York
donde la bolsa es su vida
buscando en la gran metrópoli
una nueva economía.
y dejaron esperanzas
con grandes voces de aliento
de promesas y fusiles
que creyó el hombre llanero.
Más dura la vida enseña
que en apremiantes momentos
esperanza que no llega
es hoja que se lleva el viento.

LA VACA
Don Floro Rajas entrena a varios de sus peones. Do-
ña Eloisa arregla a su hija, una muchacha de unos
quince años. La peina y termina de arreglarle el ves-
tido. Una mujer acurrucada en un rincón mira ensi-
mismada al vacío.

DON FLORO
(A tres hombres que tienen unos palos en sus ma-
nos). Bueno, muchachos, vamos a entrenar. Por el
momento vamos a hacerlo con esos palos. Hagan
de cuenta que son fusi les. Los fusi les de verdad
nos deben de llegar esta tarde con el enviado de
la Dirección Liberal y con Guadalupe Salcedo. Por
lo menos cuarenta fusiles para este comando. Por lo
tanto, deben estar bien alerta y entrenados. (Toma
su fusil y se lo muestra a los peones). El fusil se
coge así. El ojo mira el alza y por el alza se mira
el punto de mira. Detiene la respiración, con el pun-
to de mira se enfoca la víctima, el dedo en el gatillo,
y. .. pummm! Es fácil. Cuando lleguen los fusiles
van a ver lo que es tener en las manos una arma
de verdad, muchachos.

157
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOf'lA ELOISA

(Lo interrumpe). Cuánto le apuesto a usted, don Flo-


ro, que el Jerónimo ese no va a ser capaz de llegar
~ on la ternera? Va a venir Guadalupe, los señores
e. o~ de la Dirección Liberal y no van a encontrar
aquí nada que comer. Ha debido mandar a hombres
In' s baquianos.

DON FLORO

f\Aire, doña Eloísa, yo conozco a Jerónimo, él ya es


baquiano de la región. Lo que pasa es que es muy
¡fícil traer una ternera en estos tiempos . El ejérci-
to está agazapado por todas partes. Pero yo conozco
:) Jerónimo como a mis propias manos. Por algo s e
lo saqué de las garras al capitancito ese, allá en eJ
retén .

GUERRILLERO 1

Mire, mi comandante, ya llevamos como dos meses


esperando los tales fusiles. De nada sirve entrenar
r.on estos palos, queremos fusiles de verdad .

GUERRILLERO 2

Oiga, don Floro, ¿por qué no nos presta su fusil pa-


ra entrenar?

DON FLORO

(Mira a los peones y después su fusil). Pero, mucha-


chos, éste es un fusil muy costoso, es un fusil traído
de Venezuela. No, no, dejen el nerviosismo y slga-
nlOS entrenando. El cuerpo bien firme, la culata con-
tra el hombro. El cuerpo bien firme, o si no, con el
reculón del disparo el cuerpo puede caer a tierra .

158
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOÑA ELOISA
(A su hija). ¡Carajo! Déjese arreglar! Ojalá yo hubie-
ra tenido la misma suerte que usted, que un hombre
como Guadalupe Salcedo se fijara en mí. ¡Pero esta
pendeja no se da cuenta la suerte que tiene en la
vida! A los doce años, mijita, a los doce años yo ya
tenía marido. Déjese arreglar! (La niña se deja arre-
glar de mala gana). Tome y mírese al espejo. ¿Se
da cuenta de lo linda que está quedando? Pero son-
ria, carajo! ¿O es que no tiene alientos?
DON FLORO
fDeia de entrenar a los hombres y se dirige a doña
Eloisa). Doña Eloisa. ¿usted se imagina a mi coman-
dante Guadalupe con semejante mal gusto? (Sue/ta
la carcajada). No niego que la muchachita está re~u­
larcita . .. pero no es para tanto tampoco!

DOI'lA ELOISA
Don Floro, ¿por qué más bien no se mete en sus
asuntos. y sigue perdiendo el tiempo ahí con esos
palos?
DON FLORO
(Disgustado). Bueno. recojan dos piedritas. (Los hom-
bres se quedan quietos). Recojan dos piedritas y una
la ponen como si fuera el alza y la otra como si fue-
ra el punto de mira.

DOI'lA ELOISA
rA la hija). ¡Vaya y le lleva agua a la goda esa! (La
nií1a se dirige hacia un rinc6n, donde está la mujer
acurrucada).
LA NIf'lA

Tome el agua. (La mujer rechaza el agua).

159
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOÑA ELOISA

Ay! ¿Se creyó señorita? Se va a dejar morir de ham-


bre, o qué? No es a la única mujer en el mundo qu
le ha JJasado eso. Agradezca que fueron los libera-
les los - que le hicieron el mandadito. Los godos no
son hombres de tantas contemplaciones.

DON FLORO

Que agradezca mejor que es mujer. (A los honlbres).


La revolución no es un juego. Tienen que ponerle s
toda el alma a los entrenamientos. Ser más disci -
plinados ...

Llega Jerónimo con un ayudante trayendo la ternera.


Gran algarabía. El animal derriba la mesa de doña
Eloisa. Jerónimo no puede dominar al animal. Doña
Eloisa se enfurece. Los hombres ayudan a tumbar l a
ternera.

DOÑA ELOISA

,Caraja, Jerónimo, tenga más cuidado! (Recoge todo


lo que le derribó la ternera).

DON FLORO

¿Por qué se demoró tanto, Jerónimo?

JERONIMO

Don Floro, ¡usted no sabe lo difícil que es venir tres


días por esos morichales y con tanto ejército!

DON FLORO

Pero usted sabe muy bien que hoy tenemos una vi -


sita muy importante; llega gente de la Dirección Li-
beral y Guadalupe con cuarenta fusiles ...

160
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA NIt\JA

(Interrumpe a don Floro). Don Floro, mi malná le rnan-


da decir que le aparte esa pierna, que es para ella .

DON FLORO

¿Que, qué? Mire, dígale a su mamá que vaya reco-


~Jiendo la leña y alistando el fogón y que no joda!

LA NII\IA
Pero don Floro, mi mamá dice que le aparte el pe r
nil, que es para ella y Guadalupe.

DON FLORO

(Furibundo). i Y ésta caraja! Se le dijo que vaya a


. conseguir leña!

LA NIf\JA

Pero don Floro, mi mamá ...

DON FLORO
('Empuja fuertemente a la niña). Caraja!, le. dije que
vaya . ..

.DOÑA ELOISA
(Saca un cuchillo y se enfrenta a don Floro). ¿Qué
es la vaina, don Floro? ¡Aquí no estamos en su hat !

Don Floro le saca e/. quite. Jerónimo interviene para


ca/mar /a situación.

JERONIMO
Cálmese, doña Eloisa, que la pelea no es entre libe-
rales ... ' y respete a don Floro, que es el comandan-
te de aquí.

161

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DO~A ELOISA

El comandante aquí es Guadalupe Salcedo!

(Don Floro la encañona con el fusil).

JERONIMO

y usted, don Floro, calme los nervios, que hay mu-


cho que hacer. (Le baja el fusil).

DOF4A EL01SA

(Guardando el cuchillo). V le digo una cosa, Floro


Rojas: de ahora en adelante usted no va a tratar a
la gente como se le dé la gana.

(Empieza a oírse el ruido de motores de aviones. To -


dos miran al horIzonte).

DON FLORO

¡l.os aviones! A esconderse todo el mundo! Los bom-


barderos! •
Todos se esconden. Jer6nimo rescata a la goda. El
ruido de los motores aumenta. Los aviones bombar-
dean. La vaca se levanta y empIeza a pasearse cal-
madamente. Da vueltas mirando al cielo hasta que un
proyectil la mata. Se escucha la música del corrido
del bombardeo.

Corrido del bombardeo


(Ritmo de corrido por mayor)

Fue un 25 de junio
ya pa' la mitad del año.
Atronando el firmamento
vuelan cinco aeroplanos
matando cuatro gallinas

162
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tres perros y dos marranos
hiriendo a la mula de silla
propiedad de don Sagrario
que fue la primera yegua
con que fundaron el Llano.

La gente va saliendo de sus escondites. Inspeccio-


nan los daños.

JERONIMO

(1\l1irando /a vaca muerta). ¡ Maldita sea, comandante,


fllataron la vaca!

DON FLORO

Bueno , nos economizaron un trabajo. A recoger


todo, nos largamos de aquí. En dos horas debe
estar aquí el ejército por tierra. Nos vamos pa-
ra las Bocas del Cusiana. ¡Jerónimo Zambrano! (Jeró-
nimo se presenta). Jerónimo, usted era el que tenía
muchas ganas de pelear, no? Pues le llegó la hora .
Tome mi fusil. Vaya y busque a Guadalupe, que de-
be venir por los altos morichales. Dígale que no se
acerque por aquí, que ya el ejército nos descubrió
el comando, que nos encontramos dentro de quince
días en las Bocas del Cusiana. y dígale que lo man-
de a usted a buscar contacto con la Dirección Lib -
ral. Dígale que lo mande a usted si es posible a Bo-
gotá, que le diga a esa gente que necesitamos fusiles,
medicinas, pertrechos, ropa. ¡Vaya!

Vuelve a oírse ruido de motores de aviones y de


hombardeo. Jerónimo sale corriendo. Doña Eloisa lo
alcanza.

DOÑA ELOISA

¡Jerónimo! (Le entrega su cuchillo. Jerónimo lo re-


cibe y parte. Se escucha música de corrido).

163
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Corrido de las ilusiones
(Ritmo de pasaje sabanero)

V así salvando el infierno


va Jerónimo Zambrano
con el fusil en la mano
y el corazón en invierno.
Anda en busca de Guadalupe
a darle aviso temprano.
Va corriendo ilusionado
va buscando la guerrilla
porque su vida sencilla
le dictó una carta abierta
y el camino que ha tomado
es unirse a la revuelta.
V el campesino inocente
Joaquín Robledo, el soldado,
vio cambiar sus ilusiones
tragando siempre callado.
Su vida se la cambiaron
ya es hombre bien adiestrado.
En las manos del sargento
tiene el tiro ya afinado.
Va a la guerra de los yanquis
contra el pueblo coreano
con ilusión de medallas
y un buen ascenso de grado .

EL ENVIO DE TROPAS A COREA


Los soldados se preparan para el enfrentamiento. Vis-
ten traje de campaña. Los ejercicios son al estilo
rangers. Mientras suena el altavoz permanecen está-
ticos.

ALTAVOZ
Your attention, please. Your attention, please. Trai -
ning for latin American soldiers. Last part... Se re -

164
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
comienda al instructor verificar si todo está en or-
den.

SARGENTO VELANDIA
¿ Todo el mundo listo?

SOLDADOS

¡Sí, mi sargento!

ALTAVOZ

"Your attention, please... ten .. . nine. .. eight .. .


seven. .. six... five... four .. . three. .. two .. .
one. .. zero!".

(Los soldados hacen toda clase de acrobacias, llama-


das "pruebas de confianza". Se presentan al sargen-
to cada vez que hacen los ejercicios, los van acom-
pañando de gritos estridentes: HiPor mi madre! Por
mi novia! Por la Patria!").

SARGENTO VELANDIA

¡Soldados, aaaaaalto! Formarse! Aline ... ar! Vista al


frent! . .. A discreción! Atención Fir... (Los solda-
dos cumplen las órdenes). Bueno, muchachos, llegó
el momento definitivo. Como un relojito! Vamos a
una guerra, una guerra de verdad. Soldados, ¿uste-
des saben lo que es una guerra de verdad?

SOLDADOS

¡No, mi sargento'

SARGENTO VELANDIA

¡Qué van a saber lo que es una guerra de verdad,


soldaditos virgos! Vamos a una guerra. No una gue-
rrita de cobardes escondidos en la manigua y en las

165

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
selvas de los Llanos, que esperan emboscados a la
víctima, disparan y huyen para volverse a esconder,
disparar a mansalva y huir. ¡Son unos cobardes! Mu-
chachos, vamos a Corea! Vamos a enfrentarnos a un
enemigo de verdad, verlo frente a frente, como los
veo a ustedes, para sentir la música del tiroteo. Una
guerra moderna con armas modernas. Ejército con-
tra ejército, que funcionan como un relojito. Y cuan-
do regresemos, como verdaderos soldados experi -
nlentados en la batalla no vamos a dejar un solo
bandolero vivo en los Llanos Orientales. Los desen-
cuevaremos. .. Yo que sudé la gota amarga junto a
ustedes, haciéndoles verdaderos soldados, sé que
no me van a hacer quedar mal ante mi coronel Sm i·
le r. .. El vendrá para pasar revista ..• y ustedes, i
rnes como un relojito! Con el coronel Smiler viaj a
rernos a Corea... Con él conoceremos, eso sí, a
verdaderos soldados, altos, rubios, fuertes, capaces
de dar la vida por la patria. De los soldados nor-
teamericanos debemos aprender su valor, su arrojo ,
su desprecio por la vida. Son hombres cojonudos ,
hombres que sienten en su honor de soldados el ves-
tir el uniforme de la patria... El uniforme del mili -
tar, es la patria. (A un so/dado). Soldado, ¿usted se
siente vestido de patria?

SOLDADO

Me siento vestido de patria, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA
Me siento orgulloso de ustedes, muchachos. Orgu-
llo de hombre, de sacar de la mierda a un hombre.
Soldado Robledo, un paso al frente. (Robledo sale de
/a formación). Aquí está el fruto de mi trabajo, ¿ lo
ven?
SOLDADOS
¡Sí, mi sargento!

166

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SARGENTO VELANDIA

Dígame, Robledito, ¿antes de caer en mis manos,


qué era usted?

ROBLEDO
Un pobre hombre, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA
i Una mierdal
ROBLEDO
¡Una mierda, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA
¡Un miserable collarejol

ROBLEDO

i Un miserable collarejo. mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

y ahora, gracias al ejército de Colombia y a su sar-


gento Velandia, ¿qué es usted?

ROBLEDO

Un soldado de la patria, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA
Un verdadero soldado de la patria que no se mete
en mierdas de política, ¿no, Robledo?

ROBLEDO
Sí, mi sargento, el soldado colombiano no se mete
en política.

167
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SARGENTO VELANDIA
¿Y cuál es el ideal de su vida, Robledito?

ROBLEDO
i Defender la patria, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

Así se habla, muchacho. ¡A su puesto! (Robledo da


un paso atrás). Ustedes, mis muchachos, son los ver-
daderos representantes de la juventud colombiana.
Lo mejor de lo mejor. Al regreso, serán recibidos
como héroes, ejemplo vivo, sus pechos reluciente s
de medallas. Serán como un desafío a la gloria _
al futuro. Listos, ahí llega mi coronel Smiler. Cuida -
do con hacerme quedar mal. Ustedes ya me conocen.

Entra el coronel Smiler acompañado del Ministro de


Gobierno, su esposa y el obispo.

SARGENTO VELANDIA

¡A discreción! Atención... Firrr!


MINISTRO DE GOBIERNO

(Al coronel Smiler). Coronel Smiler: Colombia no po-


día estar ausente en la batalla que se libra por la
democracia mundial en Corea. Nuestro país entien-
de el significado ' del compromiso internacional: per-
tenecer como nación al mundo libre. Por lo tanto,
no escatima sacrificiOs eh responder al llamado de
las Naciones Unidas.. Nos sentimos orgullosos, por-
que de antemano conocemos el valor y - el arrojo del
soldado colombiano. Enviamos este batallón a Ca
rea con nuestros mejores hombres. Lamentablemen -
te, coronel Smiler, no podemos enviar un batallón
más numeroso debido a la situación interna que vive
el país.

168

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SARGENTO VELANDIA

j Presenten, arrr ... !

El coronel Smiler, el Ministro de Gobierno, su espo-


sa y el obispo pasan revista a la tropa acompañados
de una marcha militar.

SARGENTO VELANDIA

¡Descansen, arrrr . . . !

El coronel Smiler recIbe el saludo militar del sargen-


t o Velandia.

SARGENTO VELANDIA

i A la iz ... quierrr ... ! Al tren de la victoria, carre-


ra. .. marrr . .. !

Los soldados salen del escenario. Vuelven a apare-


cer en el tren, asomados a las ventanillas. Los fami-
liares llegan a despedir a los soldados. Se intercam-
bian recomendaciones. El obispo echa agua bendita.
Mientras bendice a los soldados y al tren, aparecen
dos agitadores que lanzan al escenario hojas volan-
tes y gritan consignas... la ceremonia se paraliza.

AGITADOR 1

¡Soldados colombianos! Ustedes no van a defender


a Colombia en Corea. No estamos en guerra contra
el pueblo coreano. Esta es una guerra provocada por
el imperialismo yanqui!

SARGENTO VELANDIA

(Ordena a un soldado). ¡Soldado, rápido! Sáqueme a


ese agitador!

169
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El coronel Smiler, el Ministro de Gobierno, su espo-
sa y el obispo se retiran precipitadamente. Aparece
el agitador 2 en el lado opuesto.

AGITADOR 2

¡Abajo el imperialismo yanqui! ¡Soldados, ustedes


van a una carnicería, los mandan como carne de ca-
ñón. Regresen!
El sargento Velandia, enfurecido, ordena perseguir a
los agitadores. Los soldados cumplen las órdenes. Re-
gresan.

SOLDADO 1

Orden cumplida, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA
i Retírese, al tren!

SOLDADO 2

¡Misión cumplida, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

¡ Retíreme esa gente de la estación, que ahí está


metida la chusma!

El soldado 2 retira a la fuerza a los familiares de los


soldados. Gritos y sollozos. Regresa al tren. Parte el
tren. Un viejo barrendero entra a barrer los volantes
que están sobre el escenario. Canta el bolero de Da-
niel Santos "La Despedida".

Barrendero (Canta)

Vengo a decirle adiós


a los muchachos

170
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
porque pronto me voy
para la guerra
y aunque voy a pelear
en otras tierras
voy a defender mis derechos
rni patria y mi fe.

Yo ya me despedí
de mi adorada
y le pedí por Dios
que nunca llore,
que recuerde por siempre
mis amores,
que yo de ella nunca
me olvidaré.

(De pronto recoge una hoja de papel, la lee y la guar-


da furtivamente. Continúa barriendo los volantes y
cantando).

Sólo me parte el alma


y me condena
que deje tan solita
a mi mamá... (Sale).

LA ENTREVISTA

Jerónimo llega al hall de la casa de Armando. Espe-


ra un tiempo, que aprovecha para observar la mag-
nificencia de la casa. Armando sale y lo recibe cons-
ternado.

ARMANDO

Pero, cómo es posible que manden gente a mi propia


casa? Les comunicamos en un mensaje que espera-
ran noticias nuestras, no que vinieran por ellas. Us-
ted se imagina los peligros que nosotros corremos
aquí en la ciudad? Nuestros pasos están vigilados,
las casas, los teléfonos, todo ...

171
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JERONIMO

Doctor, ¿no cree usted que yo también corro pel igro


viniendo a la ciudad? Yo vengo porque traigo órde-
nes de mi comandante Guadalupe ...

ARMANDO

¡Shhh! Mire, por favor, hable un poco más bajo. Va-


mos allí donde podemos hablar con mayor tranqui-
lidad .

Se desplazan a un extremo del escenario.

JERONIMO

Vengo por los f usiles , las medicinas . los pertre . ho~ ,


t do lo que nos han ofrecido ...

ARMANDO

(Lo interrumpe). ¿Pero, qué piensan ustedes? ¿Qué


podemos conseguir fusiles a la vuelta de la esquina?
i. Qué podemos comprarlos como se compran cigarri-
llos en las tiendas, en la tienda de doña Rosita?
(Saca un cigarrillo). Ayer recibí carta de un tal Floro
pidiéndome lo ' mismo... (Busca nerviosamente un
fósforo. Jerónimo enciendo serenamente uno y se lo
ofrece). Y yo ni siquiera Jo conozco. Y además, co-
mete la imprudencia de escribirme a mí, con nombre
propio y a la dirección de mi casa ... No, no esto e$
un desastre!

JERONIMO

¿Entonces le d.igo a mi comandante Guadalupe que


espere y espere hasta reventar? Mire, doctor, en vez
de las noticias de la Dirección Liberal, lo que nos
llegan son bombardeos.

172

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ARMANDO
Por favor, hable un poco más bajo. Cálmese. Baje
la voz. No se ponga tan nervioso.

JERONIMO
Pero si el nervioso es usted, doctor.

ARMANDO
Pero cómo! Cómo no voy a estar nervioso si aquí en
mi casa tengo una reunión muy importante! Su pre-
sencia aquí es muy peligrosa.

JERONIMO
En los Llanos también es peligroso, por la presencia
el ejército.

ARMANDO
(Arroja el cigarrillo al suelo. Luego lo recoge y bus-
ca un cenicero. Fina/mente /0 tira). Mire... Su va-
lentía déjela para los Llanos. Aquí estamos en la
ciudad. .. aquí la situación es distinta. Las cosas
las estamos arreglando por lo alto. Ustedes no en-
"'¡enden de política. ¡Qué van a entender! Piensa n
que todo se arregla echando bala. Hemos organizad o
un c omité coordinador, que va a estar en permanente
-ontacto con ustedes... ¿me entiende?

JERONIMO
¿Pero los fusiles, los pertrechos, las medicinas? No
puedo regresarme con las manos vacías.

ARMANDO
Despreocúpese, jovencito... no lo voy a enviar de
regreso cargado de fusiles y de pertrechos. Despreo-

173
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
cúpese, podría ser muy peligroso hasta para su pro-
pia vida ... ¿Cómo le explico para que entienda? La
situación la estamos arreglando por lo alto. Ustedes
sigan en lo que están... pero no vayan a cometer
una locura. Eso significaría terminar con las conver
saciones que hemos iniciado con personajes muy im-
portantes, incllJso algunos militares de los altos man-
dos.

JERONIMO

Pero no podemos seguir esperando hasta morirnos


de viejos en la selva. Si nos quedamos manicruza-
dos, pues nos acaban con la vida.

ARMANDO

Baje la voz . Puede escucharnos mi mujer.

JERONIMO

Nosotros tenemos miedo, pero al enemigo.

ARMANDO

Bueno, mi querido joven, es suficiente. He sido mu o


explícito. Regrese a su lugar. Dígale a Guadalupe
que mantenga muy en alto la lucha del partido libe-
ral. (Bajando la voz). Que de vez en cuando disparen
uno que otro tiro. ¡Pero mucho cuidado con ir a exa-
gerar! ...

JERONIMO

Pero, doctor, ¿con qué fusiles vamos a hacer los dis-


paros?

La esposa de Armando se asoma al otro lado del es-


cenario, muy elegante.

174
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ESPOSA DE ARMANDO

¿Armando?

ARMANDO
(Pausa). ¿Qué pasa? Ya voy. (La mujer sale. A Jeró-
nimo). ¿Se da cuenta en el lío que me acaba de me-
ter? Mejor váyase lo más pronto posible, por aquí.

Jerónimo va a salir por el hall. Armando lo retiene.

ARMANDO

No. Por ahí no, por la puerta del patio, me hace el


favor. Me da mucha pena, pero ... por la puerta de
atrás ...

Jerónimo sale.

ARMANDO

Mire, muchacho ...

Jerónimo se vuelve. Armando le estira la mano. Des-


pués de un momento de vacilación Jerónimo la es-
trecha.

ARMANDO

Dígale a Guadalupe que estamos con sus muchachos


de todo corazón, de todo corazón.

Jerónimo sale. Armando entra preocupado.

EL ATAQUE
Un grupo de guerrilleros atraviesa sigilosamente el
escenario buscando posiciones. Van zigzageando, ha-
ciéndose señas. Jerónimo queda emboscado en la mi-
tad del escenario.

175
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUERRILLERO 1

(Se acerca hasta donde Jerónimo. Los dos observan


el horizonte al otro lado del río. Amanece). Jeróni-
mo, ya prendieron las luces del pueblo.

JERONIMO

Sí , mire los soldados, se están subiendo al planchón


¡Son muchos!
Se oye el ruido del planch6n.
GUERRILLERO 1

¡Arrancó el planchón! En dos horas estará por aquí .


Voy a avisar al comandante. Usted vigile bien.
Silencio. Jerónimo queda solo en el e·scenario. Se
escucha una cancl6n.

Canción de los recuerdos


(Ritmo de bambuco)

Sobre la tierra Jerónimo


en madrugada que acecha,
el susurro compañero
comunicando la espera.

El miedo de hombre le llega,


la muerte viaja en el río,
la vida es presentimiento
en tiempo corto y sombrío.
La llama de los recuerdos
lo regresa a otros dfas,
instantes de ojos despiertos,
la vida mata a al vida.

Los recuerdos de Jerónimo se personifican en difu-


sas imágenes que toman forma definida sobre el es-

176
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
cenarío. Son sus recuerdos de n/no, en la época en
que sus padres fueron invasores de tierra.

MUJER

(Con la voz distorsionada). Jerónimo, niño, vaya,


avísele a los demás que la guardia, por orden
de los patrones, incendió el pueblo. Que las llamas
llegan al cielo. Que unos pocos lograron escapar con
vida. Corra, Jerónimo, no tenga miedo' Dígales que
nos esperen al atardecer en la quebrada de la pie-
dra grande. Corra, niño, no tenga miedo! (La voz se
desvanece).

Un tambor imita los veloces pasos del niño que co-


rre con el mensaje.

HOMBRE 1

¿Cómo, Jerónimo? Qué cuenta, niño? Que los patro-


nes mandaron incendiar el pueblo y que las llamas
llegan al cielo? Jerónimo, niño, coja el vado y atrae
viese el río, busque a los compañeros de la liga de
El Limón y dígales que nos enmantamos, que desen-
tierren los fusiles, que lleven los machetes, que nos
vemos al atardecer en la quebrada de la piedra gran-
""!e. ¡No tenga miedo, Jerónimo! No llore, niño! Uste
es chiquito, usted se puede deslizar por cualquier
sornbra. ¡No llore, Jerónimo! Corra, niño! Corra!

La voz se desvanece y se oyen los golpes de tambor.

HOMBRE 2

¡Alerta, Jerónimo, alerta! Corra y dígales a todos Jos


compañeros de la liga de El Limón que nos enman-
tamos esta misma noche. ¡Corra, pero no tenga mie-
do! Que no olviden comunicar si escuchan cualquier
rui . . lo extraño, si ven una sombra o si oyen una voz

177
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
desconocida. Guárdelo en la memoria, nlno: esta no-
che, en la queQrada de la Piedra Grande, todos los
compañeros de la Liga de El Limón. ¡Corra, no tenga
miedo, corra! ...
La voz se desvanece y se oye el ruido del motor del
planchón y la sirena más fuerte que anteriormente.
lJn guerrilero arrastrándose sobre los codos llega
hasta Jerónimo, le hace una seña y cambia de posi-
ción.

GUERRILLERO 2
Jerónimo, el planchón ya viene por la mitad del río.

JERONIMO
Son muchos. Son como cien, y nosotros no esperá-
bamos tantos.
GUERRILLERO 2
No Importa Jerónimo. Contamos con la sorpresa.
Ellos no saben que muchos van a morir.

JERONIMO

Pero es muy peligroso. Tenemos pocos f'jsiles.

GUERRILLERO 2

Hay que atacar de todas maneras. Es la orden de los


comandantes.

JERONIMO
Además de ser pocos, no tenemos experiencia en
la pelea.

GUERRILLERO 2
¡Deje el miedo, Jerónimo! Los emboscados son ellos.
Tenemos que hacerlo. Necesitamos fusiles. Esta

178
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
oportunidad no podemos dejarla escapar. ¡Jerónimo,
quítese el miedo!

Se retira. El ruido del motor desaparece y vuelven


los golpes de tambor. Aparece en el escenario, co-
mo recuerdo de Jerónimo, una marcha de colonos
que cargan sobre sus hombros toda clase de ense-
res. Caminan pesadamente, el invierno les dificulta
el paso. Entre ellos va la madre de Jerónimo.

MADRE

Jerónimo, hijo, ¡ándele! Busque alientos y cami-


ne! No se me quede. No pare de caminar por-
que se enfría. Ya casi llegamos. los compañeros dp.
la liga dijeron que hoy por la tarde llegamos y po-
demos descansar el cuerpo. ¡Andele hijo, que el
tiempo del sueño llegará! Saque alientos para qUG
viva la vida de romper la montaña! No se me duer-
ma parado!

La visión desaparece. Vuelve a oírse el ruido del mo-


tor del planchón que llega a la orilla. Jerónimo hace
señales a sus compañeros. Salen varios guerrilleros
y toman posiciones. Comienzan a disparar gritando.

GUERRILLEROS

¡Viva la revolución liberal de los Llanos!


i Viva el Partido Liberal!
¡Abajo los chulos!

La escena queda oscura. Se oye la voz del cura que


entona las letanías de la campaña de paz.

LA CAMPAAA DE PAZ
Del fondo de la escena salen dos monagUillos que
Inician la procesión. En la mitad, marchando con pa-
so de ganso, Joaquín Robledo con su pecho relucien-

179
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
te de medallas. En Corea fue condecorado con la me-
dalla del valor por acciones libradas contra el enemi-
go. Detrás viene el cura entonando las letanías. Los
siguen dos monjes encapuchados, que llevan enor-
mes cirios, el Ministro de Gobierno con su esposa,
con su estandarte del Sagrado Corazón de Jesús, y
Armando y su esposa. Todos contestan las letanías
del cura. Robledo queda en primer plano, reflejando
en su rostro todas las emociones que le produce la
escena.

CURA
Por la paz ...

CORO
· .. Te rogamos, Señor.

CURA
Por los noventa y seis soldados alevosamente ase-
sinados en los Llanos Orientales.

CORO
· .. Te rogamos, Señor.

CURA
Porque reine el sagrado Corazón de Jesús ...

CORO
· .. Te rogamos, Señor.

CURA
Por la conservación de la fe ...

180
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CORO
· .. Te rogamos, Señor.

CURA
Por Colombia cristiana ...

CORO
· .. Te rogamos, Señor.

CURA
Del monstruo rojo ...

CORO
· . . Líbranos, Señor!

CURA
Del demonio apocalíptico de las siete cabezas ...

CORO
· .. Líbranos, Señor!

CURA
De los asesinos de Zar ...

CORO
· .. Líbranos, Señor!

Los monaguillos cantan en tono angelical el himno


#lEs María la Blanca Paloma", mientras alistan los
elementos para el discurso del cura y le ayudan a
subir al pedestal, desde donde hablará.

181

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Monaguillos (Cantan)

Es María la blanca paloma,


es María la blanca paloma
que ha venido a América.
que ha venido a América
a traer la paz.
y es por eso que los colombianos,
y es por eso que los colombianos
te llamamos madre,
te llamamos madre,
madre de bondad.

CURA

Hermanos míos, la patria está de luto. Llora-


mos con inmenso dolor la pérdida de noventa y
seis heroicos soldados que ofrendaron sus vidas en
aras de una Colombia cristiana. Sus jóvenes vidas
fueron segadas por asesinos a sueldo de una poten-
cia extranjera, que ha convertido los Llanos Orien-
tales en un río de sangre y de horror. Es el mons-
truo rojo, culebra venenosa que quiere invadir con
sus ideas las mentes sanas de nuestro pueblo, tela-
raña de patrañas y traiciones. Oigo el galopar de los
cuatro jinetes del apocalipsis en su trajinar de odio
y violencia. Los veo galopar con sus capas negras
al aire, y sus espadas sangrientas. Escucho sus riso-
tadas siniestras. Vivimos en el dolor milenario de
las almas del purgatorio que deambulan como fan-
tasmas en oscuras tinieblas. Su mar de lágrimas es
premonición de los días crueles que vendrán, si per-
mitimos afianzarse sobre Colombia cristiana la férul '"'
de un Estado totalitario, que disfrazado de ideas I ¡-
berales. .. (Señala a Armando. La esposa de éste da
un sollozo y se abraza a él). . .. No es más que la
tiranía de las estepas rusas. ¡Se ha abierto la boca
hambrienta del infierno' Maldición para los incrédu-
los, para los ateos' Hijos míos: Dios omnipotente
nos ha señalado el camino. (Señala a Joaquín Roble-

182
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
do). Hoy recibimos a valientes jóvenes que regresan
de Corea, donde vivieron horas de horror, y están
como siempre dispuestos a ofrendar sus vidas, s J
sangre, en la batalla definitiva que enfrentan los ejér-
citos de Cristo en la defensa de los derechos d0.
Dios y de la Iglesia. Hijos míos, no todo es tiniebla.
Su Santidad el Papa, el Sumo Pontifice, nos ha es-
crito desde Roma el siguiente mensaje: (Saca un per-
gamino y lee mientras un monaguillo agita la cam-
panil/a y todos se arrodillan). "Colombia simbolum
sensum et vividum religiositatis et catolicitatis esto
Religiosus animus sanctum at Quesada, Ojeda, Joa-
ne Rei et Belarcazare qui impulsioni at periuntur por-
tas novo mundo. Filii carisimi: raga ad vos reconci-
liare vestras questiones et dificultates in oratione
et penitentie, in vice cristiane vite. In nomine patrii
et filii et spiritu sancti. Amen". (Da la bendición y
se vuelve hacia Armando. lo mira fijamente. Todos
miran a Armando. Pausa. Armando se decide a ha-
blar y sube al estrado).

ARMANDO

Señores representantes del Gobierno, la Iglesia y


las Fuerzas Armadas: el Partido Liberal no po-
día estar ausente en esta hora de dolor y angustia
en que se encuentra sumido el país. Ante ustedes
deseo declarar en forma vehemente: el partido libe-
ral por su propia filosofía, confía más en los méto-
t

dos civilizados y civilistas que en las estériles ape-


laciones a la fuerza bruta que nada crea y todo lo
destruye. Somos un partido de ideas, creemos en la
controversia filosófica y de principios. Por lo tanto,
rechazamos cualquier manifestación violenta, y más
aún cuando se trata de envolver el nombre del glo-
rioso partido liberal. En circunstancias tan infaustas .
rendimos el más emocionado tributo de patriotismo ...
a la memoria de los jóvenes soldados cobardamente
asesinados en Iqs Llanos Orientales. Finalmente, que-
remos decir (señala a Joaquín Robledo) que vemos

183
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
en las Fuerzas Armadas la defensa y la representa-
ción mismas de las instituciones democráticas. En
manos de los soldados héroes de Corea está el que
reine la paz (Baja del estrado).

El Ministro de Gobierno felicita a Armando. Las mu-


ieres se abrazan con sonrisas en cámara lenta. Un
monaguillo empieza a entonar el himno "Tú Reina-
rás" y los demás se van sumando poco a poco al
canto. Al comienzo el tono es angelical, luego se
vuelve marcial, acompañado por el tambor, hasta que
al final es furibunda marcha mi/itar. Los monaguillos
se dirigen al telón de fondo. Lo abren y aparece el
Señor de Monserrate, al Señor Caído como estatua
en una carretilla adornada de flores. Dos soldados,
veteranos de Corea, lo trasladan al primer plano del
escenario, al lado de Joaquín Robledo.

Himno "Tú Reinarás"

Tú reinarás:
éste es el grito
que ardiente exhala
nuestra fe.
Tú reinarás,
¡Oh Dios bendito!,
pues tú dijiste:
¡Reinaré!

Reine Jesús por siempre,


reine su corazón
en nuestra patria,
en nuestro suelo,
que es de María
la nación,
en nuestra patria,
en nuestro suelo,
que es de María
(a nación.

184

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
En la última parte del canto el Señor de Monserrate
se levanta y alza el brazo. El so/dado Robledo tam-
bién levanta el brazo y lo estira. Así quedan por un
momento estáticos, como recordando e/ saludo fas-
cista. De pronto Robledo empieza a hablar. Mientras
habla se desbarata la escena: el Cristo saca el estan-
darte; los monaguillos retiran los elementos decora-
tivos; las mujeres de los políticos se van transfor-
Inando, se quitan la ropa de burguesas hasta quedar
de prostitutas de cantina; el cura se transforma en
Zamuro; los dos políticos en cantantes de cantina. Los
soldados quedan en escena. Se retiran los monjes .
Robledo en el centro habla como si se encontrara en
medio de una gran plaza pública.

LA CANTINA

Robledo, borracho, habla solo, en medio de la concu-


rrencia de /a cantina, que duerme: soldados, prosti-
tutas, Zamuro, la dueña del establecimiento única
persona que está despierta y un dueto de músicos
de cantina.

ROBLEDO

(Se ilnagina en una plaza pública). Señores tan re-


presentantes de la patria, damas también importan-
tes: deseo que detengan un poco su precioso tiem-
po. .. les va a hablar el tigre de Corea, uThe Co-
lombian tiger", que llega de una guerra donde los
colombianos fuimos los mejores soldados del mun ·
do. Un hombre así como yo, con el temple de
una guerra, tiene también sus sentimientos, señoras
y señores. Al acero le penetra el llanto. Para un
hombre como yo llorar es triste. Un hombre nunca
debe llorar, ¿okay? Pero es el momento en que como
hombre me invade el recuerdo de mi madrecita, mi
madrecita muerta, my mother is dead. Silencio en

185

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la noche, ya todo está en calma, el músculo duer-
me, la ambición descansa. Señores y señoras, you
. have your mothers, ¿okay? (Se cae y queda dormido.
Entra una india guahiba).

DUEt\lA

Guahiba de mierda, ¿dónde estaba? Se desaparece


ahora, precisamente cuando la cantina está más
llena, y nadie para que atienda las mesas. ¿Dón-
de estaba metida, ¡A ver, conteste! Quién sabe en
qué andanzas estará la india esta! Recoja las bote-
llas!

La india recoge las botellas. Al pasar junto a Roble-


do se le cae una y lo despierta.

ROBLEDO

¿Qué pasa en estos "bloody" Llanos Orientales?


¿Oué pasa con la fiesta del sargento Robledo? ¡Eve-
rybody, music here!

Los músicos empiezan a tocar "Recuerdo de Madre" ,


Robledo despierta a los demás. Todos bailan la ran·
chera. El dueto canta.

Dueto (Canta)

Pobrecita de mi madre
con qué lástima murió!
Dormidita se quedó
en un sueño muy profundo
pero desgraciado yo
que quedé solo en el mundo.

Cuando yo me emborrachaba
mi madre me iba a buscar.
donde quiera que me hallaba

186
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ella se ponía a llorar
y si algQ me pasaba
ella me iba a consolar ...

ROBLEDO
¡Trago para todos!

DUEf'lA
Primero me paga lo que me debe.

ROBLEDO
¿Qué? Cree que no tengo dinero? Look here,
American money!, y de los buenos. (Sigue bai-
lando. De pronto). ¡Silence! Silencio! (De rodillas se
va acercando a la india). Look! Mi madre en persona.
My mother conmigo. Con su rostro arrugado. Mecien-
do una cuna, una madre canta. Ves, look over there.
Con su vestido negro. Tú que me trajiste al mundo
en medio de dolores y alegrías. No me abandones
nunca. Never.
DUEf'lA
¡ Linda la madrecita que se levantó el sargento!

ROBLEDO
Perdóname, madrecita, todo lo que te he hecho su-
frir. He sido un hijo muy malo con la mejor madre-
cita del mundo. (De pronto descubre que es una in-
dia). ¡Es una india! Una puta guahiba! (La agarra del
cuello y la lanza al suelo. La india corre a un extre-
mo de la cantina). Música here. please!

Entra la música del dueto. Robledo baila con la india.


Dueto (Canta)
Para el huérfano no hay sol J

todos se muestran tiranos,

187
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
primos, parientes y hermanos
lo avergüenzan en la calle.
A cada paso que doy
hoy que reflexiono es tarde ...

ROBLEDO
(A la india). Stop! Silence, please! ¿Qué es lo
que estoy viendo? ¡Un coreano, un maldito co-
reano! Yo te conozco en tus mañas de hombre orien-
tal. .. esos ojos que tantas veces vi emboscados .
Ahora te tengo en mis manos. Ahora te puedo aho-
gar con mi fuerza. (Se lanza sobre la india y trata
de ahorcarla. Todos se lanzan a defenderla. Robledo
la suelta y se enfrenta a los demás). ¿Qué pasa aquí
en estos bloody Llanos Orientales? (La india aprove-
cha la confusión y huye). ¿Dónde está el capitán, dón-
de está el teniente? Oficiales de mierda que no pe-
lean, que no le dan la cara al enemigo. Son iguales
a todos esos bandoleros que merodean por estas sel-
vas, sin mostrarse de cuerpo entero. Aquí está el
"Colombi!)n tiger", el tigre de Corea, con ansias de
pelea. Come on, capitancito de mierda, teniente sin
huevas, oficiales que las charreteras les quedan gran-
des! Dios mío! (Corre hacia la puerta. Todos se lan-
zan a detenerlo).
PROSTITUTA
¡Papito, no salga, es peligroso, no vaya!
ROBLEDO
(La empuja con fuerza a un lado). ¿Qué se pien-
san ustedes que soy yo? Un hombre que le asusta
su propia sombra? ¡No! Un hombre que caga valor
cuando es necesario. Voy a demostrarles quién soy
yo, iel sargento Robledo! (Sale).
DUEÑA
Tenga cuidado, sargento. De pronto va y lo mata el
sereno.

188

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ROBLEDO
(Al salir lo marea el sereno y cae de rodillas).
Corea, Corea, colina 524. Hallo, hallo, my ca-
pitán! Escucho miles de ametralladoras chinas. Dis-
paran en las sombras, están encuevados en la cima .
Esperan la noche para salir con sus bayonetas de
cuatro filos. Okay, okay, my capitán. Bengalas ver-
des, rojas. La saDgre de los tigres no la hiela el
miedo. ¡Disparen! Hallo, hallo! Nos invaden, son mi-
les son miles! What happened? (Mira a todos lados ,
como despertando de una pesadilla). What happened
in the bloody Llanos Orientales? (Se para). ¡Aquí es-
tá el Colombian tiger! Voy a acabar con toda esa
chusma que se cree invencible. iSalgan, cobardes!
(Avanza con su fusil apuntando al vacío). ¡Salgan, ca-
,·ajo! ¿Dónde están? ¡Den la cara, como los hombres
de verdad! (Mira hacia el cielo). Virgencita, virgen-
cita del Carmen , deme siete minutos, seven minutes ,
para acabar con toda esa parranda de comunistas,
red pigs, sonofabitch! ¡Que salga Guadalupe Salcedo,
a ver quién es más tigre: él o yo! Salgan, cobardes!
(Pausa. Baja el arma y regresa lentamente a la can-
tina). ¿Se dan cuenta , muchachos? Aquí no pasa na-
da, en estos Bloody Llanos, ¡nada! (De súbito suena
un disparo y Robledo cae herido en el cuello).
La detonación despierta a la gente de la cantina. To-
dos gritan y se atrincheran detrás de las mesas, las
butacas y el mostrador.
TODOS
¡Nos rodeó la chusma!
¡La gente de Guadalupe Salcedo!
¡La chusma!
Se escucha el corrido del intermedio.
Corrido del intermedio
(Ritmo de kirpa)
Nosotros los comediantes
por unos breves minutos

189
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
nos vamos a descansar.
Los invitamos a ustedes
mientras reinicia la pieza
que salgan a meditar,
y después les contaremos
por qué acaba como acaba
aunque sepan ya el final (bis).

INTERMEDIO

RUEDA DE PRENSA
El gobierno nacional ha convocado una rueda de pren-
sa con corresponsales extranjeros, a objeto de In-
formar sobre la situación de orden público que vive
el país. Los periodistas esperan al Ministro de Go-
bierno. Mientras tanto, hablan en la sala. Entra e/
Ministro de Gobierno, un coronel del ejército y un
intéprete. El Ministro se sienta a una mesa, el coro-
nel se ca/oca junto a un gran mapa del país y el in-
térprete al otro extremo del escenario. Varios cama-
rógrafos filman la escena.
INTERPRETE
Señores periodistas de tan importantes diarios mun-
diales: para nuestro gobierno es un alto honor tener-
los entre nosotros. El señor Ministro de Gobierno
y el señor coronel tendrán con ustedes un amplio
diálogo. .. Les rogamos ser breves, concisos en las
preguntas, y, por favor, no hagan comentarios dentro
del recinto.
Los periodistas se anuncian con el nombre de sus
periódicos. El intérprete da la palabra la periodista
gringa.
PERIODISTA GRINGA
Mister Minister, Mister Coronel, I'm from "The New
York Times" and I would like to know if the sltua-

190
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tion in Colombia is due to political uprissing, or if
it is a sinlply question of individual action of groups
of bandits. In either case I would like to know it the
Colombian army controls the situation or if you would
need military and economic help from the United
States goverrnent. Thank you.

INTERPRETE

La periodista desea saber si la situación en el país


se debe a un levantamiento de tipo político o sim-
plemente a las acciones aisladas de grupos de ban-
doleros. También desea saber si el ejército colom-
biano controla la situación o si por el contrario nece-
sita la ayuda militar y económica del gobierno de
los Estados Unidos.

MINISTRO DE GOBIERNO

Interesante su pregunta. Lo que usted califica dr


levantamiento no es más que la acción coordinada
de grupos de bandoleros que nada tienen que ver
con movimientos de tipo político. Son unos pocos
grupos financiados desde el exterior, con fines sub-
versivos. .. El coronel le dará una visión más am-
plia sobre la situación de orden público ...

CORONEL

(Se dirige al sitio donde está colgado un mapa


del país). En este mapa ustedes podrán anali-
zar la situación que impera en el país. El ejército
controla todo el territorio nacional. Los puntos ne-
gros indican los sitios donde operan los grupos d~
bandoleros. Las flechas verdes indican los sitios que
controla el ejército. Como ustedes pueden ver, aquí
en los Llanos Orientales aún operan grupos de ban-
doleros, que en ocho días o a más tardar quince que-
darán totalmente eliminados. En lo que respecta a
una pOSible ayuda militar por parte del gobierno d

191
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
los Estados Unidos, nuestra respuesta es tajante: no
la necesitamos.

MINISTRO DE GOBIERNO

En cambio, la ayuda económica sí la necesitamos.


Estamos en conversaciones a nivel de gobiernos, dis-
cutiendo estos tópicos.

El intérprete concede la palabra a la periodista ita-


liana.

PERIODISTA ITALIANA

¡Buon giorno! Fiorella Fiorelli, dei giornale L' Avanti,


di Roma, Italia, Sezione Política Internazionale. Sig-
nor ministro, signor colonnello, loro hanno affermato
che il problema di questo paese non é un problema
político, bensí é un problema di banditi ed assassini.
Ora, io mi domando: tutti questi trecentomila morti.
tutti questi donne violentate, tutti questi bambini
massacrati, tutti q esti, signar ministro, erano ban-
diti ed assassini?

MINISTRO DE GOBIERNO

(Pausadamente), ¿Se dan cuenta, señores periodistas,


cómo influye la mala prensa internacional? (Los pe-
riodistas protestan). Las estadísticas pueden con
cualquier cifra. Si ha habido uno que otro muerto
en el país, el culpabJe no es el gobierno. Los cul-
pables son los instigadores de la subversIón.

El intérprete da la palabra al periodista de la revista


Cosmopolitan Internatlonal.

PERIODISTA DE COSMOPOLITAN INTERNATIONAL

Senor ministro, de la revista Cosmopolitan Interna-


cional. ¿ Podría usted decirme si aún existen vínculos

192
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
entre la dirección del Partido Liberal y los grupos de
bandoleros que operan en los Llanos? Tengo enten-
dido que en un principio los liberales apoyaron a esos
grupos.

MINISTRO DE GOBIERNO

La dirección del partido liberal, en documento recien-


te, ha declarado públicamente que nada tiene que
ver con esos grupos de bandidos y asesinos, decla-
ración que ha sido recibida con gran beneplácito por
párte del gobierno.

El intérprete da la palabra al periodista argentino.

PERIODISTA ARGENTINO

De la revista Crisis, de Córdoba, Argentina. Señor


ministro: como el coronel acaba de afirmar, la situa-
ción dentro del país es una situación de crisis, por
lo cual el ejército debería estar aquí, dentro del país
y no ftJera. Ahora, yo no me explico, no me cabe
en la cabeza, ¿por qué el envío de tropas a Corea?

MINISTRO DE GOBIERNO

Colombia hace parte de una comunidad de países


con intereses recíprocos... Colombia respondió de
inmediato al llamado de las Naciones Unidas. El co-
ronel le puede ampliar un poco más la respuesta.

CORONEL

El ejército de Colombia necesita tecnificarse ante


nuevas situaciones de guerra... En Corea los mili-
tares colombianos aprendimos mucho.

El intérprete otorga la palabra al periodista español.

193
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERIODISTA ESPAI'lOL

De la revista Cantaclaro, de España. Es muy claro


que la política internacional colombiana está cam-
biando. O sea, qué tiene que ver esto con la guerra
de Corea? Vosotros antes negociabais con Alemania
y España; ahora comerciáis con los Estados Unidos .
Ahora. si vosotros lo requerís, de España os pode-
mos enviar una legión que os pacifique esto. Voso-
tros bien sabéis que mi generalísimo Franco ...

Se arma la algarabía entre los periodistas. Algunos


cal ifícan al español de fascista. El intérprete da la
palabra a la periodista brasileñs.

PERIODISTA BRASILE"'A

B m día! O Estado de Sao Paolo. Senhor ministro,


senhor Colonel, a opiñiao pública mundial sabe per-
fai amente bem que a situacao na Colombia ñao e
rolítica. mais uma situacao de miséria, de fame, de
desocupacao. Eu quero saber qual é a solucao que
oferece a governo, exército, pra este problema.

INTERPRETE

I .Rmentamos mucho, pero no podemos responder su


pregunta por carecer de un traductor para el por-
tlgués.

l.os periodistas protestan. El Interprete concede /a pa-


labra al periodista francés.

PERIODISTA FRANCES

Pierre Jourdain, journaliste de Le Monde á Parfs.


Monsieur le ministre, monsieur le colonel: étant don-
née d'une parte la situation militaire dont on vlent
d'entendre la description, état donnée d'une autre
part l' existence en Amérique Latine de plusieurs

194
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
gouvernements militaires -1' Argentine, Venezuela,
Guatemala, etc-, alors. .. est-ce qu' on peut écarter
l' eventualité, de la part de l' armée, d' un coup
d'état?

INTERPRETE

Dice que en toda Amét-ica Latina hay en este mo-


nlento gobiernos militares, y como se ha mostrado
en ef mapa, el ejército domina la situación. Quiere
saber si habría alguna posibilidad de que se diera
l·n golpe de Estado, por parte de los militares.
CORONEL

El ejército colombiano respeta la Constitución Na-


cional. Es un ejército sin tradición golpista. A dife-
ren ia de otros ejércitos de Latinoamérica, el co··
!ombiano es un cuerpo estrictamente profesional.

PERIODISTA ITALIANA

(A tro periodista). Professonlsti della morte.

CORONEL

En las actuales circunstancias un golpe de Estado


sería un despropósito moral.

La rueda de prensa se levanta abruptamente. Los pe-


riodistas protestan. Se escucha un corrido.

Corrido "El papel aguanta todo"


(Ritmo de carnaval)

El papel aguanta todo


y así convierte la mentira en realidad
y con engaño y mentiras
politiqueros de ascenso
en ascenso van.

195
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Pero la mil veces muerta
es la guerrilla que vive
y peleando está.
y aunque se encuentra emboscado
el guerrillero donde apunta el tiro da,
el guerrillero donde apunta el tiro da. (Bis)

LA CARTA

Un grupo de guerrilleros del comando de Guadalupe,


encabezado por Jerónimo, se prepara para dar un gol-
pe esa noche. Esperan a don Floro y a sus hombres
para realizar la acción conjunta. Don Floro con sus
hombres prepara una mesa. Hay alegría en los dos
grupos.

,.- '.' JERONIMO

(Se dirige hacia dónde está don Floro). Bueno, don


Floro, ya nos está cogiendo la tarde. Si no dama
el golpe a la madrugada, perdemos la oportunidad .

DON FLORO

Pero, muchachos , ustedes ya me conocen: yo a la


pelea no le escabullo. Siempre estoy dispuesto a
dar la cara al enemigo, frente a frente y dando pIo-
rno, ¿o no?

JERONIMO

Eso ya lo sabemos, don Floro. Por eso estamos ha-


ciendo acciones conjuntas. Porque conocemos a sus
hombres en la pelea y sabemos quién es usted, don
Floro.

DON FLORO

Muchachos, quiero darles una sorpresa .

.196
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JERONIMO

¿Cuál sorpresa, don Floro?

DON FLORO

¡Jerónimo Zambrano! Venga aquí a mi lado!

Las mujeres han traido bandejas con vasos de aguar-


diente que reparten a los guerrilleros.

DON FLORO

(A Jerónimo, quien se le ha acercado). Alístese de


cuerpo para que no se me vaya a caer por la sor-
presa. Este Jerónimo, tan jodido, ¿no?, me dejó
para irse con el comandante Guadalupe. Pero yo no
le guardo rencor. Todo lo contrario, orgullo es lo
que siento de que ahora esté con mi comandante
Gu adalupe yeso basta. (Levanta su vaso para brin-
dar. Todos alzan sus copas). ¡Viva el partido liberal!

CORO
¡Vivaaa!

DON FLORO
¡Viva la Dirección Liberal!

CORO
¡Vivaaa!

DON FLORO

¡Viva la revolución liberal de los Llanos Orientales!

CORO

iVivaaa!

197

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DON FLORO

¡Viva el comandante Guadalupe Salcedo!

CORO

¡Vivaaa!
JERONIMO

Don Floro nos tiene pariendo con la sorpresa.

DON FLORO

Muchachos, aquí está la sorpresa. (Saca una carta).


¡Es una carta de la Dirección Liberal! En ella nos
dicen que la situación del país está ya casi arregla-
da. Que hay acuerdos entre la Dirección Liberal, el
gobierno y el ejérc·to . Es decir, que ya casi es
la paz. Por lo tanto, muchachos la Dirección Li-
beral nos ordena, de hoy en adelante, suspender
toda acción armada aquí en los Llanos Orientales.
¿Qué les parece? ¡Es la paz! Ni un tiro más.

Los hombres de Jerónimo se miran desconcertados


y hablan entre sí.

DON FLORO

¡Viva la Dirección Liberal Nacional!

Los hombres de Jerónimo no contestan el brindis.


Sólo lo hacen los de don Floro.

JERONIMO
iDon Floro!

DON FLORO

¿Qué pasa?

198

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JERONIMO
Perdone. don Floro, pero nosotros no podemos hacer
ese brindis.

DON FLORO

¿Pero, ustedes no han entendido la importancia de


esta carta, o qué?

JERONIMO

Francamente, don Floro, no entendemos porqué va-


mos a suspender las acciones armadas, precisamen-
te ahora que estamos ganando, que ya estamos en
condiciones de golpear al enemigo. Que ya se en-
cerraron en sus retenes. Que ya no quieren salir a
patrullar. Y usted sabe que con la sorpresa les po-
demos caer a los sitios donde se encuentran encue-
vados . Francamente, don Floro, no entendemos esa
orden.

DON FLORO

Vean, muchachos, yo entiendo que ustedes no entien-


dan. Pero lo que ustedes tienen que entender es que
esto significa la paz. (Los hombres de Jerónimo pro-
testan). Eso quiere decir que podemos sacar el ga-
nado. Yo puedo volver a mi hato. Hay trabajo para
todos mis hombres. Usted, Jerónimo, si quiere pue-
de volver a ser el caporal de mi hato. ¡Con un tirito
n1al dado no vamos a tirarnos todos los acuerdos de
la Dirección Liberal!

JERONIMO

(Se enfrenta a don Floro). ¡Ahora sí tenemos cartas


con órdenes de la Dirección Liberal! ¿Por qué antes
no? Siempre esperamos fusiles, pertrechos, drogas,
¿y qué llegó?: Una orden que es muy rara. Mire, don

199
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Floro, si estamos en tregua. ¿por qué tienen a tan-
tos compañeros presos en los pueblos? ¿Por qué
están lanzando a la población civil desde los aviones?

GUERRILLERO

iQué vamos a cumplir esa orden ahora que estamos


ganando! Vamos a dar el golpe!
Los hombres de Jerónimo tratan de retirarse.

DON FLORO
iUn momento! (Todos se detienen). ¿Ustedes son li-
berales, o qué?

TODOS
iPues liberales!

DON FLORO
Pero unos liberales muy raros. Unos liberales que
no obedecen las órdenes de la Dirección Liberal. Lo
que pasa es que ustedes ya tienen ideas distintas
en la cabeza. Ideas diferentes. Ideas que no son de
aquí. Ideas foráneas. (Pausa. M ira desafiante 8 los
guerrilleros). Yo no doy un tiro más!

JERONIMO
[so está muy claro, don Floro. Usted no da un tiro
rnás porque no le interesan los hombres. Su interés
siempre ha sido por sus vacas.
Don Floro hace una seña a sus hombres. Dos de
ellos, armados, se colocan detrás de su jefe, enca-
ñonando a los de Jer6nlmo.

DON FLORO
Y si disparo un tiro más, yo ya sé contra quién va
dirigido.

200

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
JERONIMO

Nosotros también sabemos contra quién vamos a


disparar. Y no dejaremos las armas hasta que caiga
el gobierno conservador. Y en una reunión de coman-
dantes vamos a ver quién es el que manda en la
revolución de los Llanos: o nosotros, o la Dirección
Liberal!

DON FLORO
¡Pues yo estoy dispuesto a ir a cualquier reunlon,
donde sea, como sea y cuando sea! (Muy calmado).
Pero no doy un tiro más.
Todos se quedan estáticos, desafiándose. Se oye el
corrido de la reunión llanera y el contrapunteo.

Corrido de la reunión llanera


(Ritmo de gaván)

La llanura se hizo hombre


cuando hicimos reunión
y de todos los comandos
llegó representación.
y así vinieron lIegªndo
de toda la población
de Casanare y Arauca,
de Tame y Puerto Rondón.
De Orocué y de Puerto López
llegó otra delegación.
Estando todos reunidos,
comenzó la discusión.

Contrapunteo
(Ritmo de zumba que zumba)

HOMBRE DE JERONIMO

Tome nota, camarita,


de este punto ya aprobado,

201

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
en esta reunlon llanera
los comandos concluimos
que las juntas de vereda
gobernarán sus poblados
para ser por ellos mismos
libremente gobernados.

HOMBRE DE DON FLORO

Estando aquí reunidos


yo le quiero a usted decir
que no todos los llaneros
esa ley van a cumplir,
porque nadie está por encima
del llanero corcovero
cuya ley yo ya la tengo
en mi hato de Angosturas.

HOMBRE DE JERONIMO

Aunque usted sea Floro Rojas,


hombre bravo y corcovero,
con voz clara y resonante
digo en nombre de los llaneros.
si llegamos a este acuerdo
no es para sal i r desunidos
y en un estado mayor
los comandos reuniremos.

HOMBRE DE DON FLORO

Yo soy hombre bJen templado,


con cojones y fusil
y no voy a obedecer
ningún comando central.
Si estoy en este río
es que soy muy liberal,
y en la ciudad se decide
lo que aquí se debe hacer.

202-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HOMBRE DE JERONIMO

En el llano azul abierto.


las tierras como el ganado,
las herramientas y el agua
son de quien las ha sudado,
y en este río tan ancho
no existirán diferencias,
las mujeres y los hombres
tendrán un sol en su sombra.

HOMBRE DE DON FLORO

¿En cabeza de cuál hombre


se puede meter la idea
de que todo lo que existe
bajo de este sol llanero
sea de todos, para todos
y que nada tenga dueño?
Yo mi vaca no reparto
ni en cuatro ni en tres pedazos.

HOMBRE DE JERONIMO

La bravura de un guerrero
que está solo en la llanura
se la arrastra un viento flaco
y los cachos de una vaca.
Por eso con Guadalupe
como jefe de estos Llanos
buscaremos a otros hombres
que también están peleando.

HOMBRE DE DON FLORO

Pues escuche. caballero:


no estoy solo en la llanura,
si buscan otras ideas
que huelen a comunismo
van a saber quién es Floro

203
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Con su hato y con sus peones,
porque yo no estoy de acuerdo
con estas revoluciones.

HOMBRE DE JERONIMO

Ponga cabeza al asunto


y cien metros de atención.
que si usted no está de acuerdo
con esta revolución,
su cabeza y propiedad
pronto serán como un río,
ay!, como un río
que no encontrará la mar.

EL COMPLOT

Sale al escenario un grupo de burgueses. Se mueven


lentamente y miran fíjamente al público. Siempre son-
ríen y saludan con elegantes movimientos de cabeza
a determinadas personas del público. Entre ellos ja-
más se miran ni conversan. A los dos extremos del
escenario hay unos paneles, que significan dos re-
cámaras privadas. Entre los burgueses están Arman-
do, su esposa, Margarita, su esposo, el Ministro de
Gobernación, su esposa y Monseñor. De pronto, muy
disimuladamente, Armando y Margarita entran a la
recámara de la derecha.

ARMANDO

(Lleno de fogosidad). Margarita, amor mío, ¿cuándo


llegaste? No veía la hora de tu regreso .

MARGARITA

(Lo abraza apasionada). Te extrañé mucho. ¿Cómo


anda la patria?

204

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ARMANDO

La situación está inaguantable. Esas gentes de los


Llanos se nos han salido de las manos. Hay una
completa rebelión contra la Dirección Liberal. Han
unificado sus comandos. Han nombrado a Guadalupe
Salcedo jefe supremo. Se pasean por · los hato.s co-
mo si fueran los dueños. V, lo más grave, amor mío:
piensan unirse a otros grupos que tienen una defi-
nida orientación comunista.

MARGARITA

¡Imposible! Desagradecidos! Después de todo lo que


hemos hecho por ellos!... Armando, cría cuervos
y te sacarán los ojos. Pero no importa, amor
mío, mi marido ha dejado todo arreglado en los
Estados Unidos. Se han vuelto a abrir las puertas de
los empréstitos, ha renacido la confianza de lo sec- .
tores financieros hacia nosotros, pero... Armando,
amor, ellos piden garantías. No van a invertir, así
como así, en un país como se encuentra el nuestro.
De manera, amor mío... que aquello... (Armando,
Inuy asustado trata de callarla). A lo que tanto te-
mor le teníarnus... (Pausa]. ... Hay que hacerlo ...
no puede pasar de hoy. ¡Esta misma noche! Hagá-
moslo! (Repentinamente Armando la abraza con bru-
ta/ pasión).

ARMANDO

¡Cómo te amo, Margarita! Pero, sabes, amor, siento


temor . Así como de golpe.

MARGARITA

Tienes razón vida mía. Recuerdo hace unos años


cuando intentamos hacerlo y no pudimos. Pero aho-
ra podremos. ¡Lo sé! Va no tengo escrúpulos. ¡Esta
noche o nunca, vida mía!

205
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ARMANDO

y tu marido ... ¿está de a,c uerdo?

MARGARITA

Duda. Pero yo me encargaré de él.

ARMANDO
Hasta la noche, vida mía.

MARGARITA

Hasta la noche, mi amor. (Sale de la recámara son-


riente, se mezcla en el grupo de burgueses y disImu-
ladamente pasa al otro extremo del escenario. Entra
con su marido en la recámara de la izquierda). Todo
está dispuesto para hacerlo esta noche, con Armando.

MARIDO DE MARGARITA
¿Con Armando, tan s610 con él?

MARGARITA

Bueno. .. si tú quieres, podremos hacerlo con al-


guien más. Solamente tú puedes decidir con quién
más.
MARIDO DE MARGARITA

Está bien, hablaré con Armando. (Margarita y su ma-


rido salen de la recámara. El marido pasa a la recá-
mara de la derecha y entra en el/a. Siempre con gran
disimulo).
ARMANDO

¡Doctor! ¿le sentó muy mal el viaje? Está usted muy


demacrado. ¿Qué le pasa, está enfermo?

206
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARIDO DE MARGARITA

¡Vamos al grano! Esta noche lo hacemos!

ARMANDO

;. Pero usted, doctor, lo ha pensado bien?

MARIDO DE MARGARITA

Tengo mis escrúpulos . Pero a veces la realidad se


i Il1pOne a la moral.

ARMANDO

Bueno, doctor, ahora usted debe hablar con Monse-


ñor. porque, como usted sabe, en estos casos la apro-
bación eclesiástica es muy importante.

MARIDO DE MARGARITA

¡Yo on Monseñor no hablal

ARMANDO

Pero , doctor, usted es el único que puede conven-


cerlo para que él convenza a los otros. Hágalo por
lo que usted más quiera, hágalo por el partido libe-
ral. ..

MARIDO DE MARGARITA

(Duda, mueve la cabeza y al fin se decide). Está bien.


Llámelo.

Armando sale. Hace una seña a Monseñor. Este en-


tra a la recámara y se encuentra con el marido de
Margarita.

207
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARIDO DE MARGARITA

Su Eminencia, ya está todo arreglado. Esta noche


lo hacemos.

MONSEI\IOR

¿Cómo? ¿Así de golpe? ¿Sin preparativos? Doctor,


en estos casos la Iglesia es muy precavida .

MARIDO DE MARGARITA

Su Eminencia sabe que no hay otro camino .

MONSEÑOR

Usted sabe que la Iglesia tiene muchos intereses


que defender. Alúmbrame, Dios mío!: ¿Hacerlo o no
hacerlo? ¡Qué problema! (Monseñor medita un ins-
tante). ¡Doctor, hagámoslo! Tengo un presentimiento
casi, casi divino .

MARIDO DE MARGARITA

Eminencia, ahora sólo hace falta que usted hable


con el ministro. Estoy muy seguro de que él no va
a querer hacerlo con nosotros.

MONSEt\JOR

¿Con el ministro? Va a ser difícil convencerlo de


que haga una cosa como ésta. Pero todo sea por el
amor de Dios . . .

Sale, atraviesa el escenario y se coloca precipitada-


mente con el ministro en la recámara de la izquierda.

Doctor, todo está listo para esta noche.

208
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MINISTRO DE GOBIERNO

Pero, Eminencia, yo no le tengo mucha confianza a


esa gente para hacerlo así, como de golpe.

MONSEI\JOR

Yo tampoco le tengo mucha confianza. Pero hay que


hacerlo. Es hora de enterrar los odios. No queda otro
remedio. De lo contrario, nos hundimos.

MINISTRO DE GOBIERNO

Está bien, Eminencia. Esta noche lo hacemos.

En la mitad del escenario aparece una mesa larguí-


sima. Los burgueses se dividen en dos grupos: los
liberales -Armando y su esposa, Margarita y su ma-
rido- y los conservadores -Monseñor, el Ministro
de Gobierno y su esposa-o No se saludan ni se mi-
ran. Se sientan en dos grupos a un extremo de la
mesa. Entra el Presidente y se coloca al otro extre-
mo. Todos se ponen de pie y lo saludan. La atmós-
fera es tensa.

TODOS

¡Excelencia! (Se sientan).

. PRESIDENTE

¿A qué se debe el honor, del honor de visita de gru-

pos tan selectos?

LIBERALES

(En Coro). Vinimos así. Excelencia, de golpe.

209
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CONSERVADORES

(En Coro). Preocupados por el estado ...

Los dos grupos siempre van a hablar en coro.

LIBERALES
· .. de su salud, Excelencia.

PRESIDENTE

¿Mi estado? Mejor que nunca, señores. Las últimas


prescripciones han sido muy eficaces.

CONSERVADORES

Pero Su Excelencia necesita distracciones.

LIBERALES
Se le ve agotado.

CONSE~VADORES

Por eso vinimos a proponerle ...

LIBERALES
· .. que hagamos ...

CONSERVADORES
· .. un juego. Que le quite de encima ...

LIBERALES
· .. los problemas del Estado ...
MARGARITA
(Se para y mira a los lados). . .. de su salud, Exce-
lencia. (Risas).

210
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PRESIDENTE

¡Qué alllables! ¿Y después de tantos años de sepa-


ración entre ustedes, ~e han unido así... de golpe,
sólo para eso? (Risas). Está bien ... juguemos... Pe-
ro recuerden que en esto de los jueguitos soy muy
afortunado. ¡Siempre gano!

LIBERALES

De malas en el amor ...

CONSERVADORES

... de buenas en el juegof

Todos ríen.

PRESIDENTE

(Cortante). ¿ Cuál es el juego?

CONSERVADORES

Muy sencillo, y rápido.

LIBERALES
A la carta mayor.

CONSERVADORES

A la carta sangrienta.

PRESIDENTE
Está bien. Sáquenla.

LIBERALES

No, no, no. Usted primero, Excelencia.

211
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CONSERVADORES

Póngala, Su Señoría, sobre la mesa.


PRESIDENTE

¡La mía es el rey! (A los liberales). ¿V la de ustedes?


Los liberales cuchichean un breve instante. Los con-
servadores se inclinan para escuchar.

LIBERALES
(Miran sonrientes al Presidente y hablan en coro).
Pasamos. (Los conservadores lanzan un suspiro de
alivio).
PRESIDENTE

(A los conservadores). ¿V la de ustedes?


Los conservadores cuchichean. Los liberales se in-
clinan para oír.

CONSERVADORES
Pues, también pasamos.

Los liberales suspiran de alivio.

PRESIDENTE

¡Entonces, he ganad.o ! Buenas noches! (Intenta reti-


rarse).
LIBERALES ·

(Se levantan violentamente). ¡Un momento, Excelen-


cia!
CONSERVADORES

(Con mucha calma y mansedumbre). Excelencia, un


momento.

21-.2
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PRESIDENTE

(Se vuelve irritado y se sienta de nuevo). ¿Qué pasa?

Se miran unos a otros y sonríen. Uno por uno va po-


niéndose de pie.

MARGARITA

L.o que pasa ...

ARMANDO
· .. Excelencia ...

MARIDO DE MARGARITA
· .. es que ...

MUJER DE ARMANDO

· .. ahora ...

MONSEi\JOR
· .. así de golpe ...

ESPOSA DEL MINISTRO

· .. entre todos ...

MINISTRO

· .. Excelencia ...

MARGARITA
· .. tenemos ...

ARMANDO

· .. Excelencia ...

213

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TODOS

(En Coro) ... una sóla carta! (Sacan un quepis y lo


colocan sobre la mesa).

Redoble de tambores y gritos de mandos militares


mientras se cambia la escena.

LAS LAVANDERAS
Una patrulla del ejército cruza el escenario. Al fon-
do, en primer plano, dos lavanderas arrodilladas la-
van ropa al borde de un río. Vuelve a pasar la mis-
ma patru/~a y se detiene mirando a las lavanderas.
Joaquín Robledo, con el cuello enyesado, da voces
de mando y designa a un soldado para que se dirija
hacia ellas. Durante esta acción se escucha un alta-
voz.
ALTAVOZ

¡Atención atención! A la población civil de los Lla-


nos Orientales: el nuevo gobierno de las Fuerzas
Armadas avisa a la población civil de los Llanos
Orientales que debe colaborar con los miembros del
ejército en su campaña de paz, de justicia y de li-
bertad.

SOLDADO

(A las dos mujeres). ¿Quién de ustedes es Oliva To-


rres?
OLIVA

Yo. ¿Se le ofrece algo?

SOLDADO

¿Usted conoce a Jerónimo Zambrano?

214

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
OLIVA
¿Yo? No, señor.
SOLDADO

Lo buscamos porque se voló con veinte hombres y


varios fusiles. Queremos que arregle su situación,
que se entregl)e para darle su salvoconducto y que
legalice su situación.
OLIVA
Ya le dije que no lo conozco.
SOLDADO

¿Cómo que no lo conoce? Nosotros tenemos infor-


mación de que usted lo conoce.

OLIVA
Se equivoca. Yo vivo 801a.

SOLDADO
¿Solita?

OLIVA
Ya le dije que sola.

SOLDADO
Conque solita está viviendo la Olivita... (Ha descu-
bierto el pantalón que lava Oliva). ¿Y para vivir tan
solita necesita pantalones de hombre? (Se agacha y
recoge los pantalones).

LAVANDERA 2
(Arrebata los pantalones al soldado). Mire, soldado,
esos pantalones son de mi marido. Oliva es mi ve-
cina y lavamos Juntas.

215

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SOLDADO

Buena gente la Olivita, ¿verdad?

LAVANDERA 2

(Se levañtá para irse). Oliva, voy a traer un jabón.


Ya vuelvo.

SOLDADO

(Se ha retirado un poco de O/¡va. Mientras le habla


vigila que nadie lo sorprenda). Oiga, Oliva, una mi-
radita! . . . (La mujer no contesta).

SOLDADO

Muestre, a ver, esos ojitos! No sea mala. (Pausa).


Una sonrisita! Muéstreme esa jetica! Usted sabe lo
que me gusta . Oiga , Oliva, yo ya la había visto en
el pueblo .
OLIVA

Pero, qué es lo que quiere?

SOLDADO

No se haga, no se haga . . . ¿Qué quiere un hombre


cuando le gusta una mujer tan hembra como usted,
Olivita?

OLIVA

Yo no quiero compromisos.

SOLDADO

Oliva, no se me haga la difícil. Si le propongo algo


que tiene que ver con mis sentimientos, pues es

216

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
porque usted me gusta. Además, Oliva, usted bien
sabe que se encuentra metida en un lío grande. Mi
sargento Robledo sabe muy bien que usted conoce
el paradero de Jerónimo. Pero yo puedo agachar la
vista y decir en el retén que no la he visto. Enton-
ces, Oliva, conmigo puede evitarse líos. V se lo digo
de verdad. Nada le pasará. VA soy un hombre de
verdad.

-
Usted se equivoca conmigo.
OLIVA

SOLDADO

Mire, usted se viene conmigo y le echamos tierra


al asunto del Jerónimo. ¿Qué dice?

OLIVA
¡Va le dije que no!

Entra un grupo de lavanderas en compañía de la la-


vandera 2.

SOLDADO
Oiga, mire que ...

LAVANDERA 3
Soldado, . ¿qué pasó con los mercados que no apa-
recieron el domingo?

SOLDADO

No se preocupe, mi doña, que ya le llegan.

LAVANDERA 4
Y mi marido que ya tiene salvoconducto, y nada que
le dan trabajo? ..

217

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SOLDADO

¿Pero qué se cree usted, que el ejército puede ha-


cer milagros?

LAVANDERA 2

No tanto como milagros, pero que traigan los mer-


cados.

El soldado sale. La lavandera 2 atisba a que el solda-


do esté lejos y se dirige muy afanada a las otras la-
vanderas.

LAVANDERA 2

¿Se dieron cuenta? iEse soldado descubrió a la Oliva!

LAVANDERA 3

Oliva, lo que tiene que hacer es largarse y decirle


al Jerónimo ese que se entregue, que no joda más,
que por culpa de esos testarudos nos van a perju-
dicar a todos.

LAVANDERA 4

Pero, ¿qué más quieren? Ya cayó el gobierno de los


godos, hay paz en los Llanos y hasta Guadalupe está
en negociaciones con los militares. Oliva, ¿usted ya
vio la foto que están repartiendo donde aparece Gua-
dalupe Salcedo hablando con los militares?

LAVANDERA 5

Yo sí creo que Jerónimo hasta tiene razón. ¿Pues,


qué? ¿Nos han cumplido las promesas? No hay tra-
bajo para los hombres, las reses que nos ofrecieron
no aparecen. Lo único que se puede es andar por
ahí tranquilo y nada más.

218

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LAVANDERA 3
Usted deje de meterle vainas en la cabeza a la Oli-
va. Ella lo único que tiene que hacer es largarse y
decirle al Jerónimo ese que se entregue y que deje
las cosas en paz.

OLIVA
¿V ustedes piensnn que si Jerónimo se entrega con
los hombres y los fusiles le van a respetar la vi-
da? . . (Pausa). ¿Ustedes creen que le van a respe-
tar la vida?

Las mujeres quedan en silencio. No responden. Oliva


se levanta, recoge el pantal6n que está extendido y
lo dobla.

LAVANDERA 2

01 ¡va, ¿usted sí sabe dónde encontrar a Jerónimo?

OLIVA

(Las mira a todas un momento y después responde


con firmeza). Sí. (Sale).

LAVANDERA 3
El ejército tampoco puede resolver todo de un día
para otro. Ahí están tratando de hacer lo que pue-
den de todas maneras. 9

LAVANDERA 2

¿Pero qué es lo que están haciendo comadre? Los


hombres de este comando ya se entregaron. ¿y qué?
No les han dado trabajo y hasta para ir a cualquier
lado hay que pedir permiso, y ¡ay de que uno se va-
ya sin esos permisos! Ahí sí que lo joden'

219

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LAVANDERA 4

Pero hay paz en los Llanos. Ya no están matando


a la gente.

LAVANDERA 5

No se crea, comadre, muchos son los presos.

LAVANDERA 3

Dejen el escándalo y más bien recen para que las


cosas no se vuelvan a dañar.

Entra el soldado con Joaquín Robledo y don Floro.

ROBLEDO

¿Quién de ustedes es Oliva Torres?

·LAVANDERA 2

Ya se fue. Hace un momento estaba aquí.

ROBLEDO

Pero se fue muy rápido.

LAVANDERA 3

A lo mejor ahora vuelve, sargento.

ROBLEDO

Yo no las entiendo a ustedes. El ejército lo que


busca es pacificar los Llanos. Que impere la
justicia, que haya trabajo para todos. Que los hom-
bres que estaban o están en la guerrilla se entre-
guen para que puedan trabajar en paz, reconstruir lo
que perdieron, levantar un hato con la ayuda del ejér-

220

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
cito, que ya les está dando créditos. Estamos ha-
ciendo todo lo posible para que la situación se nor-
malice, pero ustedes, que son las más beneficiadas,
tienen que colaborar. Vamos a ver, ¿quién sabe dón-
de vive 01 iva Torres?

Las mujeres callan. Ninguna contesta. Robledo se pre-


cipita irritado sobre las lavanderas, pisando la ropa
extendida.

ROBLEDO

i Lo que ustedes quieren es que esto se vuel-


va a dañar! Por eso no quieren decirnos dónde
se encuentra Jerónimo Zambrano. Les damos salvo-
conductos, trabajo. ¿Qué más quieren, carajo? Qué
más quieren? (Bajando un poco la voz). Quién de us-
tedes sabe dónde vive Oliva Torres?

Las mujeres continúan en silencio. El soldado señala


a la lavandera 2.

SOLDADO

Mire, mi sargento, esa mujer es la que sabe. Ella es


vecina de la Oliva. Seguro.

ROBLEDO

(A la lavandera 2). Camine, nos lleva a la casa de


Oliva.

LAVANDERA 2

No he terminado de lavar.

ROBLEDO

Sus compañeras le ayudan.

221
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DON FLORO

Camine, nos dice dónde vive la Oliva. Después vuel-


ve a lavar. No le va a pasar nada.

La lavandera 2 se levanta. Robledo y el soldado la


sacan. Don Floro regresa a hablar con las lavanderas.

DON FLORO

Muchachas, ustedes deben entender que es por


poco tiempo. El partido liberal logró que los mi-
litares se tomaran el poder pero para tumbar a
los godos. Había que hacerlo. Ellos estarán poco
tiempo en el gobierno, luego vendrán las elecciones
y los liberales volveremos a mandar en el país.
(Las mujeres callan. Una a una se levantan y salen.
Don Floro insiste). Todo va a volver a ser como an-
tes. Habrá trabajo para todos. Eso traerá beneficios
para todos. Vayan y convenzan a sus maridos. Dígan-
les que es por poco tiempo. Que tengan un poco
de paciencia, nada más . (Todas las mujeres han sa-
lido. Don Floro queda solo en el escenario. Se vuelve
al público). ¡Un poco de paciencia! Los militares van
a estar en el gobierno, pero por muy poco tiempo.
Después nosotros los liberales volveremos a mandar
en el país. Esto será por unos pocos meses, por
unos pocos días... (Sale lentamente del escenario
mirando al público).

LA ENTREGA

Desde el fondo del escenario salen parejas de bur-


gueses liberales. Armando y su esposa, Margarita y
su marido. También conservadores: el ministro de
Gobierno y su esposa, un cura. Van vestidos de blan-
co, dando la cara al público. Entre ellos hay oficiales
del ejército gubernamental y, en medio, un general
de la república. El grupo gira sobre sus talones y da

222
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la espalda al público. Quedan al frente de la guerri-
lla, que se supone está al fondo del escenario. Se
escucha un altavoz.

ALTAVOZ

(Con voz pausada, mientras entran los burgueses


y los oficiales). Atención, atención! Nos encon ~
tramos en un lugar de los Llanos Orientales. El
gobierno de las Fuerzas Armadas está dispuesto a
recibir las armas de manos del Comandante Guada-
lupe Salcedo y de sus hombres, hoy, 13 de septiem-
bre de 1953. Son las once de la mañana de un es-
plendoroso día de sol ...

El General se desprende de la fila de burgueses y


habla. Mientras pronuncia su discurso, los burgueses
se van abanicando. El calor es cada vez más insopor~
table. Además, los pican los zancudos. Van poco a
poco perdiendo la compostura y al final muestran des-
caradamente su fastidio por el calor y los mosquitos.

GENERAL

(Con saludo militar). Comandante Guadalupe Sal-


cedo, jefe de las guerri Itas de los Llanos Orien-
tales: yo, como general de la república , me sien-
to profunqamente emocionado al traerle a usted y a
sus hombres en este día glorioso el mensaje del go-
bierno de paz, justicia y libertad. Y ante el país y
ante la historia me comprometo a dar cumplimiento
a todas nuestras promesas de paz, trabajo, crédito,
ganado y tierras que propone el gobierno. iNO más
odios partidistas! Por este momento histórico, con
su actitud gallarda y noble, impulsado por sus ideas
liberales, la patria sabrá agradecerle, Guadalupe Sal-
cedo. Comandante José Guadalupe Salcedo Unda:
(Saluda militarmente) en nombre del gobierno de las
Fuerzas Armadas le garantizamos la vida a usted y
a sus hombres ... Ie garantizamos la vida. .. (La voz

223
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
del general se va enrareciendo a medida que repite
la frase "/e garantizamos la vida"}.

Poco a poco el grupo de burgueses y el general aban-


donan el escenario. Por el altavoz se escucha ahora
la voz del militar que conmina a Guadalupe Salcedo
y a sus hombres a entregarse. El escenario queda
totalmente vacio. Suenan sirenas de radiopatrullas co-
mo en la primera escena.

ALTAVOZ

Le garantizamos la vida. ¡Atención, atención, Gua-


dalupe Salcedo! Usted está completamente cer-
cado por las fuerzas del orden. Le damos cinco
minutos para que salga con las manos en alto. Gua-
dalupe Salcedo, le garantizamos la vida si sale con
las manos en alto. Guadalupe Salcedo, le quedan
cuatro minutos para salir con las manos en alto. Le
garantizamos la vida. Guadalupe Salcedo, le quedan
tres minutos. Repito: le quedan tres minutos.
.
Silencio total. Aparece Guadalupe Salcedo con el ros-
tro enmascarado en blanco y con las manos en alto.
Se dirige lentamente al centro del escenario. Se de-
tiene. Se escucha un tiroteo cerrado. Cae Guada/upe
Salcedo. Salen los actores cantando el corrido final.

Corrido final

Con respeto y con su venia


les pedimos su permiso
y aunque dejen esta sala
mediten bien lo que han visto.
Esta historia que contamos
los invita para que piensen
que los tiempos del pasado
se parecen al presente.

224
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Los de arriba, bien arriba
al pueblo prometen mucho
para que olvide su historia,
su vida y su propia lucha.

Hay quienes viven y olvidan


tan fáci I como ellos sueñan.
No debe entregarse el hombre
sin pensar en lo que entrega.

Con respeto y con su venia


les pedimos su permiso
y aunque dejen esta sala
mediten bien lo que han visto.

FIN

225

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LOS DIEZ DIAS QUE
ESTREMECIERON AL MUNDO

Esta obra fue estrenada en 1977 y en !Sita particIparon como


autores durante todo el proceso de montaje los siguientes ac-
tores:

PatricIa Ariza, Fernando Mendoza, Marra H. Sandoz. F.,.anclsco


Martínez, Inés Prieto, Hernando Forero, Vicky Hernández Al- J

fonso Ortiz, Beatriz Camargo, Fernando Cruz, Santiago Garcra


y Alvaro Rodríguez.

227
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERSONAJES

Trujamán Mujer 4
Presidente Un Hombrecito
Afanado Guardia Rojo
Demócrata Sobrina
Zarista Panadero
Mano Dura Dama 1
Refranes Dama 2
Secretario Bolchevique
Actor Centuria Negra
Cabo Orador Bolchevique
Soldado 1 Soldado
Soldado 2 Actor
Teniente Campesino
Soldado 3 Camarada
Soldado 4 Dirigente
Soldado 5 Periodista Extranjero
Vendedor So~dado 1
Mujer 1 Soldado 2
Mujer 2 Secretario
Hombre 1 Min-Goblerno
Pequeño Burgués Generala
Orador - 1 - (.t. Min-Finanzas
Bolchevique 2 Mln-Comunicaciones
Kerensky Mln-Guerra
Oficia. : Mln-Agricultura
Dama 3 El Americano
El Inglés El Francés
Mujer 3 El Italiano
Mujer Pequeño Burguesa James

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El Ruso Telefonista 1
Anne Guardia Rojo
Gua"dia Rojo Telefonista 2
Dumario Guardia Rojo 1
Dueño Guardia Rojo 2
Periodista Dama Aristócrata
Polftico IndustrIal
Mi n-TrabaJo Militar
Min-Relaclones

229
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CALENTAMIENTO

M ientras entra el público a la sala los actores en


diferentes grupos y en distintos lugares hacen ejer-
cicios de calentamiento o cantan canciones de la épo-
ca de la Revolución de Octubre. Algunos, mientras
cantan, terminan detalles de la escenografía, de la
colocación del vestuario y de la utilería. Debe crear-
se un ambiente de trabaja y de actividad creadores.

En primer plano, sentado frente a una mesa, el Truja-


mán, director y presentador de la obra, se maquilla
y prepara para la presentación. Sus acciones son len-
tas, rituales, a diferencia de las espontáneas y libres
de los actores. De pronto, sin hacer ninguna transi-
ción de luces, se comienza a cantar la canción
Cuatro años duraba la guerra, la cual va actuada en
pantomima por algunos actores.

Canción "Cuatro años duraba la guerra"

Tararín, tarará,
tararín. tarará.
Cuatro años duraba la guerra,
no había esperanza de paz,
y en medio de esta guerra
murió como un gran héroe.
un soldado del Zar.
Envuelto en las tinieblas, sf,
durmió serenamente en blanco panteón.

Tararín, tarará,
tararín, tarará.

231

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Pero un día ocurrió que llegaron
los médicos en comisión.
Revisaron el cadáver
y sacaron la siguiente
acertada conclusión:
aunque el cadáver no hable, no,
todavía es resistente
y en filas debe estar.

Tararín, tarará.
tararín, tarará.

No tocaba a su fin esta guerra


y el Zar preocupado pensó:
mis cuentas se alteraron
al morir aquel soldado
sin el plazo cumplir,
no obstante que el cadáver fue
por todas sus entrañas
hurgado ha te I final.

(SOLO)

¡Canalla, escapando del s ¡cio.


rehusando morir por el Zarl

(CORO)

Al son triunfal de la marcha


se alzará
y a filas volverá.

Se levanta el soldado ¡Fir!


Según el reglamento,
a la victoria ¡Ar!

Terminada la canción, los actores toman una tabla


que ponen sobre sus hombros, mientras se oye una
música de carrillón. Es un minué que dos actores
disfrazados de zar y zarina danzan sobre la tabla. Los

232
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
actores que sostienen la tabla van avanzando mien-
tras cantan un coro religioso, primero muy bajo y
lento, luego con gran fuerza y agresividad.

A medida que avanzan los actores hacia el público,


el movimiento de la tabla se transforma de suave a
fuerte, como una tormenta, lo cual hace perder el
equilibrio a los zares. Se aferran desesperadamente,
pero los actores mueven la tabla como un barco en
medio de una tempestad, hasta que los zares caen
al suelo. Los actores se precipitan contra ellos como
para aplastarlos, pero el Trujamán, que ha terminado
de maquillarse, hace sonar un pito. Detiene la es-
cena y se dirige al público para presentar la obra.

Durante toda la obra, los actores que no estén desem-


peñando un papel en ese momento van a estar visi-
bles a los lados del escenario, como vigilando per-
manentemente la obrs.

233
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PROLOGO
TRUJAMAN
: . r:;-Ti d I
(Toca su pito y sale al centro del escenario) ¡Qué
bella cosa!... Qué bella!... Bien, señoras y seño-
res, aquí estamos listos a lanzar nuestra imaginación
y la de ustedes, querido público... a esta aventura
del pasado... Pasado, futuro, presente... ¡Qué sim-
ple y qué compleja trilogía: llave de oro del artista
y de su obra!
Antes, sin embargo, señoras y señores, quisiera ad-
vertir sobre algunos posibles contratiempos (Redoble
de tambor) a que nos expone a todos. .. a todos ...
esta noble pero arriesgada empresa. A todos: a us-
tedes, querido público (Redoble de tambor), a los
actores (Redoble de tambor) y a mí personalmente
como director y Trujamán de la compañía «Qué Bella
Cosa» Espectáculos Internacionales, S. A. (Redoble
de platillos).
Sí, señoras y señores. Pero la vida del arte y del ar-
tista es llama expuesta a lo imprevisto. En esa per-
manente inconsistencia nos movemos.
Hubo ... debo confesarlo ... dificultades y conflictos
entre. .. los actores... varios actores (Los mira al
lado de la escena) y la dirección de este espec-
táculo. .. pero hemos sabido sortear esos tropiezos
y aquí estamos listos, ante ustedes, para presentar-
les esta obra de arte. .. de arte (Redoble de tambor.
Vuelve a mirar a los actores) ya terminada.
Mi intención... perdón, nuestra intención es la de
brindarles una visión objetiva, OBJETIVA . .. de la Re-
volución de Octubre... Ni muy cargada a la izquier-
da -como fue la intenci'ón de varios actores-, ni a

235
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
la derecha, como fue la intención... bueno... como
nadie lo ha pretendido.
El justo fiel de la balanza, señoras y señores ...
(Empieza a oírse un redoble de tambor) ese difícil
punto del supremo equilibrio... mortal a veces ...
donde la verdad queda en suspenso. Allí, donde lo
posible encuentra un espacio de extraña detención ...
en el vacío. (Hace ademanes de recorrer una cuer-
da floja. Para en seco y trastabilla. Golpe de plati-
llos).
Reconstruiremos con pericia sencillas escenas, imá-
genes, personas y personajes... sobre todo un per-
sonaje (Redoble de tambor) del pasado ... del pasa-
do. .. pero que proyecta sus sombras y sus luces
al futuro... Señoras y señores... no queremos he-
rir susceptibilidades. .. ni borrar la blanca sonrisa de
aquella dama... ni correr el adusto ceño de aquel
caballero. .. pero tampoco queremos apartarnos de
la verdad... dolorosa para muchos, excitante para
otros. .. y para algunos... algunos... quizá... una
verdad que los deje imperturbables... qué vamos
a hacer!. .. Así va el mundo. (Canta y zapatea a rit-
mo de charleston de los años 20).
La lluvia cae pero a mí qué,
quizá me moje un tris.
Mañana el sol tal vez me podrá secar.
No se me daña el frac,
las botas van: chic, chaco
Esta es la ruta del destino.
Qué se va a hacer!. .. Así va el mundo.
Qué se va a hacer!. .. Así es la vida ...
Bien, señoras y señores, damas y caballeros... da-
mos inicio, ahora sí, hechas estas necesarias adver~
tencias, a nuestro espectáculo, que como director de
la Compañía «Qué Bella Cosa Espectáculos Contem-
poráneos, S. A.» y como Trujamán de esta presen-
tación, espero que salga sin ningún imprevisto con-
tratiempo. (Mira a los actores, se retira a un lado
y empieza la primera escena).
236
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l. LA DUMA MUNICIPAL
EN REUNION SECRETA

Una gran tabla se desplaza por el escenario, tímida-


mente apoyada por sonidos de percusión. Al lado de-
recho, el Trujamán hace de Secretario. Cuando la ta-
bla llega al frente del escenario, por encima van apa-
reciendo los representantes a la Duma. Sólo se les
ve la cabeza con máscara y las manos con guantes
blancos salen por agujeros. Sobre la tabla están pin-
tadas las figuras de los dumarios.

PRESIDENTE

Honorables diputados: Los he citado a esta reunión


secreta de la Duma por orden expresa de nue tro
primer ministro, Alexander Fedorovich Kerensky. Se
trata de decir sí o no a al ofensiva.

AFANADO

Parlamentarismo, burocracia, palabrería inútil. Ke-


rensky sabe que cuenta con nuestro apoyo incondi -
cional. Esta reunión es innecesaria.

DEMOCRATA

No es innecesaria, es ilegal. Explíqueme, señor pre-


sidente, por qué no han sido invitados los represen -
tantes bolcheviques.

237

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ZARISTA

Los bolcheviques han declarado esta guerra como im-


perial ista. Lo dicen en un comunicado.

PRESIDENTE

De todas maneras hay quórum. La reunión es legaL ..

MANO DURA

Aunque fuera ilegal, ¿qué? Invitar a los bolchevique s


es como invitar a los alemanes. Decir no a la ofen
siva sería criminal.

REFRANES

Evita los crímenes para no verte obligado a cast· -


garlos.

PRESIDENTE

Silencio! Orden! Se trata de decir sí o no a la ofen-


siva.

DEMOCRATA

Insisto: Los bolcheviques deben estar presentes


Tienen derecho. El pueblo ruso tiene puestas sus
esperanzas en nosotros. Esta reunión es ilegal.

MANO DURA

Jlegales son los bolcheviques. Usted está habla do


como tal. (Silencio).

238

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ZARISTA

En la mesa del Secretario reposa el documento apá-


trida de los bolcheviques. Exijo que se lea inmedia-
tamente.

PRESIDENTE

Que se proceda a la lectura del documento.

AFANADO

Para qué vamos a perder el tiempo? No veo la ne-


cesidad . Kerensky es la autoridad.

REFRANES

No hay auto ¡dad como la que se funda en la justi-


c ia y se ejerce en la equidad .

MANO DURA

No me venga usted a hablar de virtud, chupasangre!


Si se lee ese documento, me retiro.

DEMOCRATA

Exijo que se lea el documento . Señor Presidente,


ponga orden. Si no se lee, soy yo quien se retira.

PRESIDENTE

i Orden, por favor, orden!

ZARISTA

Ese documento es indispensable para aprobar la ofen-


siva. El padrecito Zar decía ...

239

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MANO DURA

Acabar con los bolcheviques, eso era lo que decía.

ZARISTA

i Déjeme hablar! Decía ...


PRESIDENTE

¡Que se lea el documento!


TRUJAMAN

Aquí está, señor Presidente. Dice así:

A todos, a todos, a todos . ..

MANO DURA

A todos deberían fusilarlos en el acto. En el acto.

REFRANES

Los malos actos de hoy los pagaremos mañana.

ZARISTA
En ese documento está la prueba de lo que decía
el Zar.

MANO DURA
Dije que si se lee, me retiro.

DEMOCRATA

Pues retírese. Nos haría un gran servicio.


PRESIDENTE

Orden, señores! Que se lea el documento.

240

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TRUJAMAN
"A todos, a todos, a todos ... "
AFANADO
Cada minuto que perdemos es aprovechado por los
bolcheviques.
PRESIDENTE
Léalo, Secretario.
SECRETARIO
Ya voy ...
REFRANES
Por la calle del ya voy se llega a la casa del nunca.
MANO DURA
Nunca hemos debido dejar elegir a los bolcheviques .
Nunca .
ZARISTA
El Zar tenía razón . Estamos demasiado inmaduros
para ingresar a la democracia . Esta reunión lo prue-
ba.
MANO DURA
Prueba de que usted es un inepto. Renuncie, tenga
valor.
REFRANES
Valor e impetuosidad son buenos servidores en la
guerra , pero son malos amos ...
TRUJAMAN
itA todos, a todos, a todos ... "
MANO DURA
En un año más y nos acaban a todos .

241

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PRESIDENTE

Señores, vamos a votar por la ofensiva, ¿sí o no?

AFANADO

sr, que se apruebe por unanimidad.

DEMOCRATA

No sin antes leer el documento.

ZARISTA

Sí, como decía el Zar; no como dicen los bolche-


viques.

AFANADO

sr a la ofensiva . No a la verborragia.

REFRANES

Sí, no sólo con la bondad se gobierna el alma.

MANO DURA
El arma, querrá decir, el arma.

DEMOCRATA

y si perdemos la ofensiva, ¿ah? ¿Si la perdemos?


(Pausa).

AFANADO

¿Cómo puede un grupo tan nlinúsculo como son los


bolcheviques poner en jaque a una institución como
la Duma? Un grupo insignificante, dirigido por un
hombrecillo más insignificante aún, que escribe con
nombre falso y ni siquiera, señores, vive en el país.

242

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Ustedes saben a qUien me refiero: al tal Vladimir
lIich Lenin. (Golpes en la puerta. El Secretario va y
lIuelve afanadísimo. Se dirige al Presidente).

TRUJAMAN

Son los representantes bolcheviques. ¡Exigen entrar!

PRESIDENTE

Entremos a votar inmediatamente. Secretario, detén-


galos! (El Secretario sale y vuelve nuevamente. Dic-
tándole al Secretario). Hoy;, en reunión de la Duma,
por absoluta mayoría ...

DEMOCRATA

(Saliendo de la tabla y dirigiéndose al Secretario, ya


no como personaje sino como actor. Se quita la más-
cara). En los ensayos habíamos quedado en que se
leía el documento.

TRUJAMAN

Vuelva a su sitio. En el último ensayo general usted


VIO claramente que no fue pOSible leer el documen-
to. Es muy largo. No fue culpa mía.

ACTOR

Pero en la reunión que hicimos los actores vimos


que era necesario ...

TRUJAMAN

Vuelva a su sitio. Mire: usted es un representante


de la Duma Municipal de Petrogrado en 1917. Man-
téngase en su papel. (El actor mira a sus compañe-
ros y regresa a su sitio).

243

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PRESIDENTE
Hoy en la reunlon de la.. . (Entran tres actores y se
dirigen a la orquesta. El actor que había dejado la
tabla les hace una señal y los tres comienzan a ha-
cer sonar un bombardeo. Los dumarios esconden sus
cabezas y salen con la tabla).
TRUJAMAN

(A los actores) No, no, todavía no. Es necesario que


se termine de aprobar la ofensiva. ¡No! (Al de las
luces) i Las luces de las trincheras no!, ¡todavía no!
(Al verse imposibilitado para dominar la situación se
viste de Cabo para la próxima escena).

11. LAS TRINCHERAS


En medio del ruido de cañones y metralla los solda-
dos atraviesan el escenario en varias direcciones. Al
fondo, el cielo oscuro relampaguea. Los saltos, ca-
rreras y caídas de los soldados dan una imagen cine-
matográfica de la guerra. Del fondo van llegando
varios soldados conducidos por el Cabo (Trujamán),
mientras el bombardeo va reduciéndose . Los solda-
dos que llegan casi arrastrándose están harapientos
y llenos de vendajes. Su figura va a contrastar con
la primera imagen heroica de la guerra. Durante to-
da la escena se ve al fondo el relampagueo intermi-
tente de las cañones.

CABO

¡Rápido, soldados, rápido! Los alemanes están en


retirada. Construyamos aquí una defensa. Traigan
aquí la ametralladora, los pertrechos y los heridos.
¡Rápido! i Rápido! Aprovechemos esta tregua.
Los soldados trasladan lo más rápido que pueden to-
dos los materiales, del fondo a la parte delantera del
escenario.

244

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CABO
Los heridos allí. Aquí adelante, la ametralladora y
los pertrechos. ¡Muévanse, soldados!

De pronto suspenden el tr,a bajo y se quedan oyendo


un ruido . Tratan de ver de dónde viene. El ruido, al
principio casi imperceptible, va creciendo. Dos faros
y una silueta de un tanque aparecen en el fondo.

SOLDADO 1

Es imposible, no puede venir de nuestro lado.

SOLDADO 2

Entonces no es un tanque alemán.

CABO

¡Quietos todos!

Los soldados se protegen detrás de las defensas. El


tanque avanza lentamente. El ruido de un motor au-
menta cada vez más. De pronto se detiene. Cesa el
ruido. Los faros se apagan. Después de unos mo-
mentos de silencio, del fondo, aparece un teniente
del ejército ruso.

CABO

Es nuestro teniente Kolesnikov. ¡De pie, muchachos'


(Los soldados tratan de saludar y pararse con gran-
des dificultades).

TENIENTE

¡Bravo, soldados! Han logrado llegar hasta la fron-


tera. Los alemanes están retrocediendo. (Los solda-
dos se abrazan alborozados). Ahora es necesario

245

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
avanzar dos verstas más. (Silencio de los soldados).
Hoy comienza la gran ofensiva. (Todos se miran de
reojo. f\Jinguno se atreve a hablar).

SOLDADO 4
(Gravemente herido). iVO no avanzo un paso más!
Hasta aquí teníamos que llegar y hasta aquí llega-
mas. Lo que necesitamos ahora es la paz.

SOLDADO 5
Teniente, si estamos en la frontera, ¿para qué seguir
avanzando?

TENIENTE
iES necesario, soldados! Tenemos que ganar ese te-
rreno. i Hoy se ha dado la orden de ofensiva general
en todo el frente!

CABO
Los soldados están en muy malas condiciones, Te-
niente.

SOLDADO 3
Va no nos quedan casi muniCiones. De veinticinco
que éramos no quedamos sino ocho. Casi todos es-
tamos ' heridos, uno de gravedad.

TENIENTE
i La Patria y el Gobierno Provisional nos llaman a ha-
cer este último gran esfuerzo, soldados! Vamos a lu-
char por una victoria total sobre el enemigo!

SOLDADO 1
Nosotros estamos luchando por la paz. Llegamos a
la frontera, ¿no? Ahora, que el gobierno firme la paz.

246

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TENIENTE
¡Esto es una insubordinación! No admito más discu-
siones!
SOLDADO 2

Comprenda, Teniente, que no estamos en condiciones


de avanzar. Esto no es luchar por la victoria. ¡Esto
es lanzarnos a la muerte!

TENIENTE
Pero, ¿qué es esto? Aquí estamos en medio del cam-
po de batalla. ¡Aquí no podemos detenernos a dis-
cutir! El deber de un soldado es luchar por la patria
y vencer al enemigo.

SOLDADO 1

Nuestro deber es aefender nuestras tierras, nuestras


familias. Nosotros somos campesinos .

TENIENTE
(Se precipita sobre el herido y le arranca de las ma-
nos un volante). Ustedes se han dejado llenar de
ideas apátridas. i Estos volantes de los bolcheviques
son los responsables de la insubordinación! (Se lo
entrega al Cabo). ¡Lea!

CABO
¡A todos! A todos! (Mira sorprendido al público y
sonríe). ¡A todos! A los soviets de soldados, obre-
ros y campesinos ...

TENIENTE
(Le arrebata el volante). Esta propaganda bolchevique
los está convirtiendo en cobardes desertores. Estos

247

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
volantes los incitan a transformar esta guerra, qu e
ellos llaman imperialista, en guerra civil. ¿No se dan
cuenta?

SOLDADO 1

Los soldados alemanes también son obreros y cam ·


pesinos como nosotros. ¿Quién en realidad es nues-
tro enemigo, camaradas?

TENIENTE

Esas son ideas propagadas por los espías alemanes .


Quien no quiera avanzar ahora es un apátrida y un
miserable traidor.

CABO

El Teniente tiene razón , soldados. Un esfuerzo m ás


con toda la ofensiva y derrotamos para siempre a
los alemanes. ¡Vamos, soldados, no perdamos tiempo !
Aprovechemos estos momentos de tregua!

Los soldados empiezan a recoger sus pertrechos y


se van pasando del lado del Teniente.

SOLDADO 2

Si esta ofensiva nos garantiza la victoria y el regre-


so a nuestras casas, hagamos este Ú Iti mo esfuerzo!

SOLDADO 1

El de la muerte. Porque de esto no nos va a quedar


nada . Nosotros no tenemos porqué suicidarnos por
sus bancos y sus grandes compañías. Aquí tenemos
un Soviet. Discutamos, camaradas. ¡Va no estamos
en la época del Zar!

248

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TENIENTE

Usted es un bolchevique, soldado. Un espía alemán.

SOLDADO 1
¿Dónde están todas sus promesas de paz? Ellos, aun-
que quieran, jamás podrán lograrla, camaradas. Sólo
nosotros los Soviets ...

TENIENTE

¡Silencio, soldadol ¡Basta! Usted es un propagandis-


ta bolchevique. No tolero ...

SOLDADO 1
Nosotros hemos tolerado cuatro años su cochina gue-
rra.

TENIENTE
¡Cobarde! Desertorl Fusílenlo! (Los soldados están
todos al lado del Teniente. El Soldado 1 ha quedado
al otro extremo. El Teniente repite la orden). ¡Fusí-
lenlo! (Los soldados quedan impasibles). ¡Fusílenlo!
(Silencio. El Soldado 1 arroja su fusil. El Trujamán-
Cabo se retira lentamente al fondo). Bien, si uste-
des no lo hacen, lo haré yo.

La escena se enrarece. Sólo se oye al fondo el so-


nido sordo del lejano cañoneo. El Teniente saca len-
tamente su revólver del cinto. Lo levanta y casi en
cámara lenta apunta al soldado. Los soldados vuel-
ven sus caras al Teniente y muy lentamente enca-
ñonan y apuntan contra él. El Trujamán toca su pito
y detiene la escena.

TRUJAMAN
(Corriendo desde el fondo, hace ademán a los acto-
res de suspender la escena). Bien, bien. Escenas co-

249

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
mo ésta sucedían muy a menudo en el campo de ba-
talla: ejecuciones, deserciones, mítines. ¡Confraterni-
zación abierta con el enemigo' (Algunos actores se
han quedado en escena con el fusil en actitud ame-
nazante). Se acabó la escena, señores. Vamos a la
siguiente. ¡A cambiarse' (Los actores obedecen len-
tamente, mirando extrañamente al Trujamán) ... Con
el enemigo, decía. ¡Asambleas y mítines en medio
del campo de batalla'... Deserciones en masa ...
Bien, pero pasemos ahora al otro campo de batalla ,
que no por menos cruento, tan brutal y despiadado
como las trincheras: las calles de la ciudad. La ciu-
dad de Petrogrado. (Dos actrices se colocan frente
al Trujamán tratando de interrumpirlo. El Trujamán se
hace a un lado y continúa). A las cuatro de la ma~
ñana, en medio del oscuro frío y de la niebla, gen-
tes humildes hacen cola por un pedazo de pan.
(Sobre el par/amento del Trujamán, empieza a sonar
la música de /a canción Campo, campo. Las actrices
que están en primer plano cantan acompañadas por
el resto de los actores, que van transformando la
escena en una calle de Petrogrado).

Canción Campo, campo

Campo, campo, campo,


¿qué crece en el campo?
Crece solamente
la hierba en el campo.

Campo, campo, campo,


¿qué vuela sobre el campo?
Vuela solamente
metralla y proyectiles.

Campo, campo, campo


¿quién marcha por el campo?
Las tropas militares,
cargando sus fusiles.
Campo, campo, campo,

250

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
¿qué queda sobre el campo?
Sus rostros congelados
dispersos por el campo.
Después vendrá la hierba
que crece sobre el campo.

Poco a poco se va formando una cola de gente que


espera frente a una panadería su ración de pan.

111. LA COLA DEL PAN


Frente a una panadería una cola de gente espera. Las
Inujeres, en su mayoría, con pañoletas y canastos.
Dos jovencitas, bien vestidas, rlen y cuchichean en
medio de la cola. Un vendedor de té ambulante ins-
tala su puesto a un lado de la panadería. Son las cua-
tro de la mañana y hace un frío endiablado. Una mu-
jer que está delante de las jovencitas les pide que
le guarden el puesto. Se acerca al vendedor de té y
le pide que le sirva una taza. El hombre la prepara
y se la ofrece pero antes estira la mano cobrándole.

VENDEDOR

Son dos kópecs.

MUJER 1

¿Cómo?

VENDEDOR

Dos kópecs.

La mujer se retira pacientemente a la cola.

VENDEDOR

(Furioso) ¡Oiga!, ¿pero qué es lo que quiere? ¿Que


le regale el té? Son dos kópecs. No se lo puedo de-

251

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
jar por menos. ¿Cuánto cree que me está costando
la libra de té? Hoy la subieran casi al doble, si es
que uno lo consigue. ¿Qué quiere que yo haga? ¿Y
el azúcar? ¿Y lo que tengo que pagar de impues-
tos? Así ya no se puede, no se puede.

El vendedor refunfuña y devuelve el té a la garrafa.


Las jovencitas estallan en incontrolables ataques de
risa. Llega un matrimonio de pequeños burgueses. El
hombre es el Trujamán. Se saludan con las jovenci-
tas y se meten en la cola. La gente protesta.

MUJER 2

Pero, ¿qué es eso? ¡Respete la cola!

HOMBRE 1
¿Qué se ha creído? ¡Nosotros estamos aquí desoe
las diez de la noche!

PEQUEÑO BURGUES
Señores , las niñas nos estaban guardando los pues-
tos.

MUJER 3
¡Nada de eso! Que hagan cola como todos! ¿Qu é
están pensando? Que pueden hacer lo que les da
la gana?

MUJER 2

Ahora no es como antes. Las cosas ahora no son


como en la época del Zar. Por muy empingorotados
que sean, tienen que hacer cola igual que todos
nosotros .

PEQUEÑA BURGUESA
Pues para eso las niñas están aquí desde anoche.

252

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUJER 4

¡Pobres angelitos! Se van a derretir!

PEQUEI\JO BURGUES

i Respéteme las niñas!

MUJER 4

Ustedes son los que tienen que respetar. Ustedes


que son los responsables de esta situación con su
gobierno del demonio ...

PEQUEI\JO BURGUES

Un gobierno de todos nosotros... un gobierno de-


mocrático.
MUJER 4

.. . que lo único que ha hecho es llevar este país a


la ruina!
PEQUEI\JA BURGUESA

Pues para que vea, el gobierno está haciendo más


de lo que puede por nosotros. Si hay escasez, eso
se lo debemos a los bolcheviques con sus huelgas
y sus paros que no dejan gobernar.

MUJER 2

¿ Gobernar? Usted llama gobernar mandar nuestros


soldados a esa estúpida ofensiva que nos ha costa-
do más de doscientos mil muertos?

PEQUEÑA BURGUESA

En vez de gastar sus energías en injuriarlo a uno,


deberían emplearlas en educar bien a sus hijos para

253

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
que no deserten en el campo de batalla. (Una de las
mujeres se lanza a golpearla. Las otras la contienen).
¡Si hubiéramos ganado la ofensiva hace quince días,
hoy tendríamos paz y pan en nuestros hogares!

PEQUEi\JO BURGUES

Cálmate, querida!... Señores, compañeros: esto es


un abuso, una injusticia. Portémonos como seres ra-
cionales. Las niñas nos estaban guardando el puesto.

TODOS

¡Qué hagan cola! Fuera! Hipócritas!

PEQUEI\IO BURGUES

¡Tomemos esto como seres racionales! Como demó-


cratas!
UN HOMBRECITO

Este país está dejado de la mano de Dios. En todas


partes lo mismo. Incitados por Lenin y su camarilla.
los bolcheviques han llenado de odio fratricida lo
corazones de los rusos. Si los dejamos que sigan
como van, inos lo van a quitar todo!

MUJER 2

Bien, pues que nos quiten todo lo que tenemos: el


hambre y la guerra.

PEQUEI\IO BURGUES

¡Cordura!
MUJER 1

¿Cuál cordura? Hace tres días no conseguimos pan.


Nuestros hijos mueren como moscas en el frente .

254

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Todo ha subido más de diez veces durante este go-
bierno provisional. Y ahora quieren que los respete~
mos y seamos cuerdos. ¡Al diablo!
En este momento entran los Guardias Rojos. Son del
Soviet del barrio.
GUARDIA ROJO
¿Qué pasa, camarada?

PEQUEÑA BURGUESA
¡Estas gentes, que sólo por el hecho de que esta-
mos un poco mejor vestidos que ellos nos quieren
sacar de la cola!

MUJER 1
Aquí no se guarda puesto como si estuvieran en sus
teatros. i Bastante tenemos con aguantarles los an-
gelitos!
GUARDIA ROJO
Calma compañeros. De todas maneras de nada sirve
eso de guardar el puesto. Con que guarden su tur-
no basta. Yo vengo a repartirles fichas, no por per-
sonas, sino por familias. Es una decisión del Soviet
del barrio. Precisamente para impedir estos proble-
mas.
PEQUEÑO BURGUES
Pero si esa es una proposlclon que hicimos hace
dos meses a la Duma Municipal nosotros los socia-
listas revolucionarios, y ahora resulta que son ellos,
los Soviets, los que solucionan todos los problemas.

GUARDIA ROJO
Bien, ustedes proponen las soluciones y nosotros las
ponemos en práctica. ¿Qué ve de malo en eso, ca-
marada? ¿Cómo es su nombre?

255

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PEQUEÑO BURGUES

Estefan Ivanovich Grainski.

GUARDIA ROJO
(Mirando /a lista). Grainski . .. Grainski. Ahí tiene
una ficha para tres personas, su mujer y su hija.

PEQUEÑA BURGUESA
¿Cómo así, tres? Somos cuatro ... mejor dicho, cin-
co, con Ana Pávlova. Ella es la que nos... eh! .. .
mejor dicho la que trabaja para nosotros, pero es
como de la familia .

GUARDIA ROJO
Ana Pávlova . . . y ¿cómo es el apellido?

PEQUEf'jA BURGUESA
Pues es ... (Mira desconcertada a/ marido) es ...

MUJER 1
¿Cómo de la familia y ni siquiera saben cómo se lla-
ma? Lo que tienen es una esclava .

PEQUEÑO BURGUES

y Nadieshna, que es mi sobrina . Sus padres viven


en Valta .. .

GUARDIA ROJO
Pues que vuelva con sus padres. Aquí tengo tres y
sólo le doy ficha para tres.

SOBRINA
(L/orando) Vo no quiero volver a Valta, yo no quiero
volver a Valta.

256

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PEQUEÑO BURGUES

¿Pero qué es esto? Esas son decisiones que deb8


tomar el gobierno, la Duma, no los Soviets de barrio
Ustedes se están tomando atribuciones que no les
corresponden. ¡Esto es un abuso! Nosotros somos
cuatro.

Los pequeños burgueses protestan... la gente rle y


entra el Panadero. Todos hacen silencio. El Panadero
abre la panadería y al momento sale. Pone en la pa-
red pedacitos de pan, que humedece con saliva. Des-
pués fija sobre ellos un cartel que dice: «Hoy no hay
pan». Ante el estupor de todos entra de nuevo a su
almacén y cierra la puerta bruscamente. Las gentes
reaccionan y protestan. El Panadero sale.

PANADERO

(Con voz afónica). Bueno, ¿me van a matar, o qué?


Llevo seis horas discutiendo con el granero central,
camaradas. Sólo venden de dos mil libras de harina
en adelante . ¿De dónde voy a sacar doscientos ru-
bios, de dónde? ¡Así los únicos que ganan son los
acaparadores! Vo cierro esto! Va no puedo más!

EL HOMBRECITO

Lo que yo decía. Siembra odio y cosecha tempesta-


des. ¿De qué les sirven sus benditos Soviets y sus
organizaciones? (Al Trujamán) y sus dumas! Pura fan-
farronada. ¿V ahora, qué hacemos? ¿Nos comemos
sus fichas y sus listas de familia?

MUJER 2

¡No se la tome con los Soviets, compañero! Tómela


con los del gobierno provisional, que son los res-
ponsables.

257
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUJER 1

i Este es el tercer día que vuelvo sin pan a mi casa.


Estoy desesperada, pero no tanto como para no dis-
tinguir qUién es el responsable de todo esto.

MUJER 2

Vamos a resolver esto en el Soviet del barrio .

PEQUE~O BURGUES

No, lo sensato es ir a la Duma . señores.

MUJER 1

En el barrio de Viborg ...

PEQUE~O BURGUES

Allí lo único que pueden hacer por ustedes .. .

MUJER 1

¡Déjeme hablar!

PEQUEÑO BURGUES

Engañarlos y. .. y ...

MUJER 1

¡Déjeme hablar! (Como actriz). ¿O usted es el úni-


co que puede opinar aquí?

PEQUE~O BURGUES

(Como director) ¡Hable! ¡Hable todo lo que quiera .


Esta es una democracia.

258

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUJER 1

(Vuelve a su papel). Vamos al Soviet, camaradas, lle-


vemos allá las fichas. Entre todos podremos sacar-
les la harina a los acaparadores ...

PEQUEt\JO BURGUES

Eso es echarle leña al fuego. En estos momentos


tan del icados, acciones desesperadas lo único que
logran es empeorar las cosas. Mítines y revueltas ...

(Las niñas salen con las dos mujeres).

PEQUEt\JA BURGUESA

(Estalla). Tú lo que eres es un cobarde. ¿Qué has


hecho durante más de veinte años que te han humi-
llado en ese Ministerio? Dónde crees que están a es-
tas horas tus venerables jefes, tus ministros, secre-
tarios y subsecretarios? Haciendo cola para conse-
guir un mendrugo de pan? ¡Pusilánime! Eso es lo
que siempre has sido! (Desesperada, arroja la ficha
al suelo).

PEQUEÑO BURGUES

María Ivanovna ... ¿qué dices? iContrólate!

PEQUEt\JA BURGUESA

¡Basta! ¡No aguanto más! Veinte años agachando la


cabeza, lamiéndole... las botas a esos señores, pa-
ra terminar ...

PEQUEt\JO BURGUES

¡Cállate! ¡Cállate, María Ivánovna! Contrólate. Con-


trólate. (Se dirige al público). Aquí, señoras y seño-
res, no se trata, como parecía, de un problema eco-

259
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
,.
nomlco . .Aquí, señores, se trata, bien por el contra
rio, de un problema de conciencia. (La mujer se
acerca a al ficha y la recoge. El Trujamán la mira y
calla. La mujer mira hacia donde salieron las mu-
jeres y repentinamente toma la decisión de ir con
ellas) iMaría, María! Pero si habíamos quedado que
tú y yo... (La mujer sale. El Trujamán corre hacia
ella. Algunos actores le cierran el paso). i María! En
el último ensayo quedamos en que... iríamos a la
Duma. .. hacia el otro lado. Si te vas hacia el lado
de los Soviets se rompe el equilibrio... el justo fiel
de la balanza. Así no eran las cosas. i La imagen que
resulta es falsa! ... Señoras y señores: no imaginen
que todos estaban con los Soviets y los bolchevi-
ques. .. ¡No! Muchos estábamos también... bue-
no. .. estaban, de la parte del gobierno provisional. ..
de las Dumas. Mitad y mitad... podría decirse, y
así estaba bien. Hasta hace poco... relativamente
poco. .. Lo que pasa es que la intransigencia de al-
gunos sectores... y de algunos actores... está pre·
cipitando los acontecimientos al abismo de la má
ciega incomprensión! La lucha de clases, señoras V
señores. Serenidad y cordura... pero... pero ...
« si nos mostramos altivos y soberbios a este res-
pecto, ahora que la ciudad está a merced de las olas,
se nos acusará más tarde de insensatez»): Aristófanes.
(Empiezan a sonar los acordes de un himno del Sa/-
vatíon Army).

IV. AUTOGOLPE DE KERENSKY

Tres damas del Ejército de Salvación entonan un


himno y recogen dineros para la guerra. Una de ellas
canta mientras las otras recogen las contribuciones .

DAMA 1

Hermanos en Cristo, una colaboración para la causa


patriótica. Su aporte inspirará a nuestros hermanos
en el frente, que detienen la invasión de las tropas

260

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
alemanas a nuestro suelo. Olvidarán la derrota de la
ofensiva y darán gustosamente sus vidas y su san-
gre para salvar al gobierno provisional.

DAMA 2

Un ani 110, una moneda, una joya, cualquier objeto de


valor pondrá a disposición de la patria más y más
balas para la victoria. Salvar a Rusia es salvar la
democracia. Gracias, hermano, gracias, gracias, se-
ñora, por su generosidad. (Recogen monedas del SllP.~
lo y las guardan). Gracias a todos, gracias.

El escenario se va transformando en una tumultuosa


calle de Petrogrado a mediodía. Aparece un vende-
dor ambulante con una carreta.

VENDEDOR

Vendo barato tijeras. cuchillos y barberas. Cortan


cualquier material. Indispensables para su hogar y su
defensa personal en estos momentos tan inseguros.
(Se le acerca el Ejército de Salvaci6n y le pide una
contribución).

DAMA 1

Usted, señor, como hombre del pueblo, denos una


contribución. La patria se lo agradecerá.

VENDEDOR

A ustedes. tan viejas. tan ciegas, les debería dar pe-


na! Pidiendo ayuda para una guerra que ya perdimos,
para un gobierno que ya se acabó! Pobre Rusia! Has-
ta el gobierno pide limosna. iLárguense de aquí, bru-
jas! (Las amenaza con unas tijeras gigantescas). Cor-
tan cualquier material en estos momentos tan inse-
guros. (Las damas se retiran aterrorizadas).

261

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DAMAS 1 Y 2

¡Bolchevique!(Comienzan a cantar el himno y se si-


túan en un extremo del escenario pidiendo la contri
bución).
Entra un Bolchevique vendiendo el periódico. Se co~
loca al otro lado voceando las noticias.

BOLCHEVIQUE
Rabotchi Put, órgano del Partido Obrero Social De-
mócrata. Lea el artículo de Lenin sobre la derrota de
la ofensiva. Deserciones masivas en el frente. Huel·
ga en la fábrica Puti lov. 40.000 obreros desfi lan pi-
diendo la paz inmediata y alzas de salarios. El ge-
neral Kornilov lanza públicamente amenazas de de··
rrocar a Kerensky. Reimplantada la pena de muerte
en el frente.

Un transeunte indeciso compra un ejemplar del pe-


riódico y discute con el Bolchevique. Entra una mu-
jer muy bien vestida y se precipita sobre las damas
del Ejército de Salvación desocupando su bolso y en-
tregándoles todo lo que lleva encima: anillos, colla-
res, prendedores, etcétera.

MUJER
Qué emoción! Estoy sin palabras ... Quisiera realizar
esta misión con ustedes... Pero baste con darles
todo lo que llevo encima. Mis hijos, mi familia, toda
Rusia les agradece su gran labor patriótica que nos
salvará del caos. Ustedes, las verdaderas defenso-
ras de nuestra tradición. (Las abraza y besa emocio-
nada).

DAMA 1
Quédate, quédate con nosotros I El Señor te llama
(La mujer se aleja rápidamente secándose las lágri-
mas).

262

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUJER
No, no puedo, las acompañaría, pero no ...
M ¡entras tanto, comienza la calle a cobrar vida. Pa-
san en distintas direcciones transeuntes, amas de
casa, obreros, soldados, parejas de enamorados, etcé-
t era. Entra una Centuria Negra con su puesto de pe-
riódicos y propaganda y se instala al pie de un es-
tandarte.

CENTURIA NEGRA
La Palabra Viviente, el periódico de los Centurias Ne-
gras . Si usted es patriota, debe leerlo. El Zar y la
Zarina celebran su aniversario de bodas y envían un
saludo caluroso al pueblo ruso. Lenin y los bolche-
viques son espías alemanes. Una mujer parió un ma-
rranito. Banquete de apoyo al general Kornilov, nues-
tro héroe, ofrecido por el príncipe Liov.

El transeunte indeciso discute con el Centuria Negra.


l.legan tres bolcheviques con pancartas y preparan
un mitin relámpago. La calle se divide en tres gru-
pos distantes . De un lado, el Ejército de Salvación,
el Centuria Negra y uno que otro transeunte. Del otro,
los bolcheviques y el vendedor. Un soldado queda
en el centro, indeciso.

ORADOR BOLCHEVIQUE
Camaradas! Vamos todos, todos, todos a la gran ma-
nifestación a las 2, desde la perspectiva Nievski has-
ta la Duma Municipal. Demostraremos nuestra incon-
formidad con el gobierno y la ofensiva. Hemos per-
dido 200.000 hombres. Esta es una guerra imperia-
lista ...

DAMA 1
i Mentiras! Esta es una guerra patriótica de defensa.
(El hombre de las tijeras las amenaza).

263

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SOLDADO

Déjelo hablar.

ORADOR 2

La patria está en peligro. El general Kornilov ha sido


designado por los sectores más oscuros para depo-
ner a Kerensky. Es necesario cerrar filas junto al pro-
letariado. Lenin ha dicho: todos contra Kornilov si n
apoyar a Kerensky.

SOLDADO

¿Qué nos importa Kornilov, o qué nos importa Ke-


rensky? Nuestra posición es de neutralidad.

DAMA 2

i Bravo, soldado! Ustedes no deben entregar sus ar-


mas porque serán utilizadas por los bolcheviques .. .

CENTURIA NEGRA

.. . Que son espías alemanes. Kornilov es la salva-


ción .

ORADOR 1

¡Compañeros, no se dejen engañar!

DAMA 1

¡Que lo bajen! (Comienza a cantar).

SOLDADO

¡Déjelos! Si ellos son capaces de hacer algo, que lo


hagan.

264

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLCHEVIQUE 2

Asistan todos, todos, todos a la gran manifestación


por toda la perspectiva Nievsky hasta la Duma Mu-
nicipal.

CENTURIA NEGRA

Homenaje al general Kornilov, nuestro héroe. coman-


dante en jefe del ejército, nuestro salvador ...

BOLCHEVIQUE 1

Nuestras consignas son: paz inmediata y sin anexio·


nes. Todo el poder a los soviets. Luchar contra Kor-
nilov sin apoyar a Kerensky, como dice el camarada
Lenin.

En este momento suenan disparos desde todas las


direcciones. La gente huye despavorida . El indeciso
cae muerto. La escena se oscurece y sólo queda i1u-
n1inada, en un lugar muy elevado, la figura de Ke
rensky.

KERENSKY

Como Primer Ministro del Gobierno Provisional, me


dirijo a todos los ciudadanos de la infortunada Ru·
sia. Nuestra patria será grande, pase lo que pase.
Este momento, que parecería una gran tormenta, es
apenas un pequeño escollo en el océano, una peque-
ña gota de agua en el sereno mar plácido y feliz de
nuestro porvenir. Nuestra gran democracia, aun en
su infancia, sabrá sobreponerse a esta prueba y sal-
drá enormemente fortalecida.

Tambor, órdenes mílitares. En el escenario se ha for-


mado el patio de armas. Un oficial da órdenes a los
soldados, quienes al recibirlas corren en todas la,,>:
direcciones.

265

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
OFICIAL
Acuartelamiento de primer grado. Lealtad al general
Kornilov. De un momento a otro pueden sucederse
cambios fundamentales en el gobierno. El gobierno
tambalea. El ejército debe asumir el papel histórico
que le corresponde. El general Kornilov requiere de
nosotros lealtad y confianza total.
Tambor de mando. Luz sobre Kerensky en las alturas ~

KERENSKY

Hay quienes pretenden derrocar al gobierno provisio-


nal. Por un lado, los ilusos bolcheviques, y por otro
los sectores del ejército al mando del general Kor-
nilov, en quien alguna vez deposité mi confianza. Por
lo tanto, asumo la totalidad del poder. (Golpe de pla-
tillos).
Llegan al patio de armas las tres damas del Ejército
de Salvación acompañadas de una criada con una ca-
ja gigantesca. Se acercan al Oficial.

DAMA 1

Señor Oficial, nosotras somos representantes del


Ejército de Salvación.

DAMA 2

Miembros del Círculo de Damas Rusas por el Bienes-


tar de los Niños Pobres de San Petersburgo.

MUJER 3
Hemos tejido durante años cientos de saquitos de
lana virgen a la hora del té.

DAMA 1
Para los niños pobres, por supuesto.

266

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DAMA 2

Pero esos nlnos han sido víctimas de las ideas bol -


cheviques.

DAMA 3

Pegan carteles contra el gobierno.

DAMA 1

i Son bolcheviques todos!

DAMA 2

Por lo tanto, hemos resuelto entregar todo este ca-


riño y esta caridad a los hijos de los cosacos y de
los junkers .

DAMA 3
... que son pobres ...

DAMA 2

... pero honrados y patriotas .

OFICIAL

Gracias, señoras, gracias. El general Kornilov les


agradecerá su patriotismo.

La Dama 1 se lanza sobre el Oficial y le da un beso.

OFICIAL

(Llamando a un soldado). Soldado, reciba los sacos.


(El soldado recibe la caja y casi se cae. Golpe de
platillos. Las damas permanecen en su lugar. Luz so-
bre Kerensky).

267

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
KERENSKY

Yo, Alexander Fedorovich Kerensky, ordeno, mando,


reitero y digo a nombre de la democracia: no a las
manifestaciones, conspiraciones, conflagraciones, ce-
lebraciones, deserciones, reuniones! Sí, a las deten-
ciones, a las ejecuciones ...

Vuelve la luz al patio de armas.

DAMA 3

(Ouien había permanecido en silencio, dirigiéndose a


sus compañeras). Catalina, Inírida, ha llegado el mo-
mento. (Se va despojando de abrigo, cartera y joyas.
Al Oficial). Señor oficial, pido me reciban en el he-
roico batallón femenino encargado de la defensa del
palacio y de la persona de nuestro primer ministro.
Prometo cumplir ciegamente los mandamientos de fi -
delidad al jefe. (Las besa. Una de ellas la despoja
de la peluca. Un soldado se acerca y le coloca un
pesado casco. Golpe de platillos. Cambia la luz ~
Kerensky).

KERENSKY

Ordeno por tanto el arresto inmediato del espía ale


mán, dirigente de la sedición, responsable de la sub-
versión y del desorden , promotor de la violencia y
la deserCión, al reo número uno de la patria, Vladj·
mir Ulianov, llamado Lenin .
Redoble de tambor. Comienzan a llegar soldados, los
cuales son enviados por el Oficial a distintos lugares _

OFICIAL

Compañía Alexandrovich, al barrio Viborg.


Compañía Petrovna, tomar presos a todos los dirigen-
tes bolcheviques, a todos a todos, a todos.

268

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Compañía Katerina, a defender la Duma Municipal.

Compañía Petrovsky, al puente Trinidad.

Compañía Nicolaievna, rodear la perspectiva Nievsky.


impedir a toda costa la manifestación.

Si no hay otra alternativa, ¡disparen!

Vuelve la luz sobre Kerensky, quien queda gesticulan-


do un discurso mudo con poses de dictador. La figu ·
ra se congela.

V. LA CARTA DE AMAN

Una pareja llega bailando desde el fondo hasta el


centro del escenario con la lenta música de vals de
Chiribiribí. Mientras tanto se arma la escena a su al-
rededor. Es una elegante sala en casa del embajador
británico en Petrogrado. En primer plano hay una chi-
menea . La pareJa termina de bailar y se ilumina todo
el escenario. En la sala están el embajador británico,
el francés y el norteamericano. La pareja que baila-
ba son el embajador italiano y Anne, la mujer del bri-
tánico. Se acercan al grupo de los tres diplomáticos,
que ríen desaforadamente de un chiste. El Trujamán
hace el papel del criado James .

EL INGLES

i Magnífico, magnífico! (Habla en medio de inconteni-


bles carcajadas). Entonces, queridos embajadores, el
carnero le dice al reno: ¿Ven dónde los pones cuan-
do te vas a acostar? (Los demás ríen comentando el
chiste).

EL NORTEAMERICANO

Bueno, en América ya no quedan casi renos.

269

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL FRANCES

Entonces, ya no tiene razón de que hagan las puer-


tas de sus casas tan anchas. (Ríen estrepitosamente).

EL ITALIANO

¿Ma come é la historia de questo reno?

EL INGLES

(Llama al criado). James, trae más bebida, please.


(A los diplomáticos). Lo llamamos así porque desde
que estoy de embajador en Petrogrado no he podido
aprender su nombre en ruso. Es horriblemente difícil.
(Ríen). James, ¿cómo es tu nombre?

JAMES

Jevgieni Borisovich Yogurtov, señor. (Todos ríen).

EL INGLES

Estos rusos tienen unos nombres endiablados. (Ríen).


Pero el que más me gusta es el de Vladimir lIich Le-
nin. (E/ ríe S%, los demás guardan silencio).

JAMES

(Como Trujamán). Ese parlamento no está en la obra .


¿Para qué deci r cosas que no están?

EL FRANCES

(Como actor). Mire, usted es el mayordomo en la em-


bajada Británica de Petrogrado en 1917. ¡Manténgase
en su papel! (El Trujamán va a protestar pero en ese
momento suena el timbre de la puerta).

270

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL INGLES

¡James! (El Trujamán retoma su papel y va a abrir la


puerta). A propósito de renos, acaba de llegar el mi-
ni stro ruso.

James abre. Es el ministro de Relaciones Exteriores


ruso. Entra a la sala. Se saludan.

EL INGLES

Perdónenos, querido ministro, pero aquí hablábamos


de carneros y renos . Todo a propósito de un chiste
graciosísimo de nuestro querido Jean Francois . (To-
dos ríen).

EL FRANCES

Tengo entendido que en Rusia todavía hay muchos


renos .

EL RUSO

Podría decirse que nuestro país es el país del reno .


(Todos estallan en carcajadas. El ruso no comprende
nada).

EL INGLES

Pero ahora dicen que es el del oso. (Ríen más aún


y el ruso se incomoda visiblemente).

EL ITALIANO

El país del reno que hace el oso. (Ríen).

EL RUSO

Bueno, señores. Entiendo que están pasando un rato


muy agradable. Desgraciadamente yo no puedo com-

271

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
partir su estado de ánimo. Las huelgas, los mítines
y las deserciones que en este momento ocurren en
la ciudad me lo impiden. Debo regresar de inmediato
al ministerio. Yo sólo vine ...
ANNE
Bien, ustedes ahora van a ocuparse de sus terribles
asuntos de poljtica. Los dejo por un momento, seño-
res. (Se despide de los diplomáticos y sale).
EL RUSO
¿ De qué se trata?
EL INGLES
Señores, el asunto es éste: he sabido de fuentes fi-
dedignas -una carta confidencial de una amiga de
mi esposa- que el gobierno provisional del señor
Kerensky está haciendo tratados secretos con los
alemanes -perdóneme usted, señor ministro. la fran-
queza- a espaldas de nosotros los aliados, y el pri-
mer paso que dará es entregarle a nuestros comu-
nes enemigos la ciudad de Riga.
EL RUSO
No es posible. (Se irrita enormemente). Eso es una
vil calumnia. Al mando de la defensa de Riga está eJ
comandante en jefe de las tropas cosacas, un hom-
bre que siempre ha sido fiel al Gobierno Provisional.
Se trata nada menos que del general Amán.
EL FRANCES
Un pacto secreto con los alemanes. Pero eso no tie-
ne sino un nombre: iTraición!
EL ITALIANO
Ma, come? Non capisco ...
EL RUSO
Exijo una prueba de semejante... -perdóneme us-
ted, señor, también mi franqueza- de semejante im-
272

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
becilidad. Jamás, ni por asomo, nuestro gobierno ha
tenido la menor intención de arreglos a espaldas de
nuestros aliados con el gobierno alemán. Exijo prue -
bas.

EL FRANCES

Nosotros confiamos ciegamente en su palabra , que-


rido Sir Lawrence, pero en este caso también pen-
samos que hacen falta las pruebas .

EL INGLES

Está bien, si ustedes lo exigen. .. (Sale y entra a la


habitación de Anne. Ella está en su tocador arreglán-
dose el cabello). Querida Anne, los diplomáticos exi·
gen la carta de tu amiga.

ANNE

¡Oh, imposible, Lawrence! Sería una traición con Eli·


zabeth!

EL INGLES

Es necesario, el ruso está furioso y exige pruebas.


Un pequeño sacrificio , Anne. Dame la carta.

ANNE

Está bien, Lawrence, pero yo misma leeré la carta y


solamente la parte pertinente. Pobre Elizabeth, jamás
hubiera pensado en traicionarla. (Entran a la sala).

EL INGLES

Mi querida Anne, venciendo los naturales escrúpulos,


ha accedido a leer parte de una carta privada que nos
dejará bien clara la situación. (James espía detrás
de la puerta del servicio).

273

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ANNE
¡Oh, qué vergüenza! Ustedes deben entender que es-
ta es una carta confidencial dirigida a mi amiga Eli·
zabeth. Dice: "¿ Recuerdas lo que hablamos de Riga?
Es inevitable, debemos entregarla. La insurrección ar-
mada del partido bolchevique denunciada por Kanle-
nev y Zinoviev en el periódico menchevique nos obli-
ga a la alianza con los alemanes". (Silencio. Anne
vuelve a su habitación).

EL RUSO

(Estalla). ¡Este es un vulgar chisme de costurero!

EL ITALIANO

Ma questo chisme le costa al mío paese 20.000 muer-


tos en Caporeto! 11 mio gobierno me inculpa de non
conocer estos chismes . Por vostro descuido e debi-
litá el frente ruso non pelea porque hace mitines de
soviets e los alemanes aprovechan para invadi re
I 'Italia .

EL FRANCES

Exijo la lectura de toda la carta. Señores, esto es


gravísimo . Nuestro pueblo es el que sufre las con-
secuencias de semejante traición. Que se lea toda
la carta. Quién la firma, de dónde viene. Todo.

EL INGLES

Pero con esa parte basta. Claro como el agua.

EL RUSO

Nuestra poslclon en el frente hoyes más segura que


nunca. No necesitamos ninguna componenda con los
alemanes.

274

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL NORTEAMERICANO

De acuerdo, nosotros vamos a participar en esta gue-


rra, nosotros vamos a ganarla para ustedes, pero ne~
cesitamos saber si los rusos serán aliados o enemi-
gos.
EL FRANCES

(Al ruso). La debilidad de su gobierno es tal que ha


permitido inundar, literalmente, de ideas anarquistas
todo su ejército. Han permitido a los bolcheviques
desmoralizar todas sus tropas. i Hasta hacen asam-
bleas en medio del campo de batalla! Ya no podemos
tener en su gobierno, señor ministro, ninguna con~
fianza. Exijo, mi querido Sir Lawrence, que su mujer
lea toda la carta.

EL INGLES

Está bien, accedo. No es necesario, pero ante su in-


sistencia, accedo. (Sale y entra al cuarto de Anne)
Anne, insisten en conocer todo el contenido de la
carta.
ANNE

¡Oh, no, Lawrence! Imposible! Moriría de vergüenza


con El izaheth .

EL INGLES

Te exijo que leas la carta. Es una orden.

ANNE

Never. I can't. You can't make me.

EL INGLES

It's an order, Goddamend! Give me the letter.

275

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ANNE
No! Never!

EL INGLES

Go to hell. (La abofetea y le arrebata la carta. Anne


llora inconsolablemente. El Inglés regresa a la sala).
Aquí está la carta. (El ruso la toma de manos del in-
glés y lee).

EL RUSO

Amada Anne: (Todos se miran sorprendidos).

EL INGLES

¿Cómo?

EL RUSO

Amada Anne: (Pausa. Durante toda la lectura de la


carta, el Francés, el Italiano y el Norteamericano de-
muestran su deleite). Hace tres días que nos separa-
mos y estoy muerto de ganas de poseerte de nuevo.
Amo la guerra tanto como te amo a ti y odio a los
bolcheviques, que son los culpables de nuestra se:-
paración. Siempre que pienso en ti recuerdo la pri-
mera vez en el camerino de la ópera. iQué bella eres!
Qué blanca! ¿Recuerdas lo que hablamos de Riga?
Es inevitable, debemos entregarla a los alemanes, la
insurrección armada del partido bolchevique denuncia-
da por Kamenev y Zinoviev en el periódico menche-
vique nos obliga a la alianza con los alemanes. Pre-
fiero perder Riga antes que perderte a ti. Este es un
secreto militar, pero contigo no tengo secretos. Por
fin veremos realizado nuestro sueño. Ante la guerra
interna que se avecina, el idiota de tu Lord saldrá
corriendo al palacio de Buckingham, en desgracia, sin
su carrera diplomática y sin su mujer. Te quiere, tu

276

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Amán. (Se produce un silencio tenso). ¡Amán! El Ata-
mán de los cosacos! La defensa de Riga! Imposible!

ANNE

(Se precipita llorando a los pies del Inglés). iOh, oh.


Lawrence!
EL INGLES

(Que estaba anonadado, como petrificado en un si-


llón, se levanta iracundo). ¡James, aparta de mi lado
esta sinvergüenza. (James trata de apartarla pero ella
le da una bofetada).

EL FRANCES

Querido Lawrence, permítame darle un consejo. De-


bemos sacrificar los problemas personales en aras
de nuestros intereses superiores. Sobrepóngase A es-
te gran dolor y ayúdenos.

EL INGLES

No puedo, no puedo. Esto es superior a mis fuerzas.

EL NORTEAMERICANO

Oh, claro. Los rusos quieren traicionar porque no tie··


nen dinero ...
EL FRANCES

Lawrence, Bob tiene razón. Hay que hacerle inme-


diatamente un empréstito a los rusos. De lo contra-
rio, estamos perdidos.

EL INGLES

Salgamos de aquí, señores. No soporto más esta si-


tuación .

277

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL FRANCES
(Lo saca). Lawrence, es necesario, mañana mismo
tienes que tramitar el empréstito.

ANNE

(Corre desesperada hasta la puerta). Lawrence, I la-


ve you.

EL INGLES

(Se voltea hacia Anne). I hate you!

Anne cae llorando en medio del escenario. El Truja-


mán trata de callarla pero ella sigue llorando. Intenta
presentar la siguiente escena pero la actriz no sale.
Intenta sacar/a. Unos actores acuden a ayudarla.

TRUJAMAN

(A la actriz). ¿Qué pasa? Ya se acabó. (Al público).


Un golpe stanislavskiano ... demasiada concentración.

De pronto, /a actriz deja de llorar, mira al TrUjamán


fíjamente a los ojos, sonríe con ironía y rápidamen-
te se dirige al sitio del coro para cantar la siguien-
te canción. El TrUjamán queda desconcertado. Intenta
decir algo al público, lo interrumpe, pero un actor
que hace el solo de la canción.

CANelON DEL RETAZO Y EL VESTIDO

SOLO

Cuando por vestido tenemos andrajos


hay alguien que viene y nos dice:
¡Imposible! Hay que ayudar a este hombre
y por todos los medios.
Y presurosos corren al patr,ó n

278

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tnientras temblando morimos de frío
y luego triunfantes
vuelven a ofrecernos lo que han conquistado:
tan sólo un retazo.
Bien, está el retazo,
pero todo el vestido
¿dónde está?

CORO

Bien, está el retazo,


pero todo el vestido
¡,dónde está?

SOLO

Cuando aullando morimos de hambre


hay alguien que viene y nos dice:
¡Imposible' Hay que ayudar a este hombre
y por todos los medios.
y presurosos corren al patrón
mientras quedamos muriendo de hambre.
y luego triunfantes
vuelven a ofrecernos lo que han conquistado:
tan sólo un mendrugo.

Bien, está el mendrugo,


pero el pan entero
¿dónde está?

CORO

Bien, está el mendrugo,


pero el pan entero
¿dónde está?

No nos basta el retazo,


queremos todo el vestido.
No nos basta el mendrugo,
queremos todo el pan.

279

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
No basta un sitio en la fábrica,
pues queremos la fábrica en total.

SOLO

y el carbón
y el hierro
y todo el poder del Estado.
Eso, lo que queremos,
pero ustedes ¿qué nos pueden dar?

CORO

Eso, lo que queremos,


pero ustedes
¿qué nos pueden dar?

VI. LA TOMA DE LA IMPRENTA


El actor que cantaba pasa a ser el Guardia Rojo que
vigila la entrada de la imprenta. Llega el Trujamán,
quien hace el papel de un parlamentario de la Duma .
Entra con el dueño de la imprenta y un periodista.

GUARDIA ROJO

Alto ahí!

DUMARIO

(Levanta un papel). Esto es una orden de la Duma


Municipal. El señor Obruvov, dueño de esta impren·
ta, está autorizado para entrar. Déjanos pasar.

GUARDIA ROJO

Lo siento. Esa orden de la Duma no me sirve. Sólo


acepto órdenes del Comité Militar Revolucionario y
de los Soviets.

280

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DUEÑO

¿Qué significa este atropello? iEsto es vandalismo!


¿Desde cuándo no sirve una orden de la Duma Mu-
nicipal? Desde cuándo?

PERIODISTA

¿A dónde creen ir ustedes con esas actitudes? Al


socialismo? Al socialismo no se llega por la violen-
cia. i Ustedes sólo son instrumentos en manos de
bandidos y traidores!

GUARDIA ROJO

M ire, usted tal vez no entiende esto. En el mundo


hay dos clases: el proletariado y la burguesía. ¿No
es verdad? Nosotros ...

DUEÑO

¡Esto es increíble! iNo poder yo entrar a mi propio


periódico, después de veinticinco años de trabajo!
50.000 ejemplares diarios! Vea, joven, fíjese bien en
lo que están haciendo. Esto va a salirles muy caro.
D~ aquí no me moveré hasta recuperar lo que me
pertenece.
PERIODISTA

Ese no es el camino, compañero. Mire, yo soy tan


revolucionario como usted. Tal vez mucho más que
usted. Yo soy marxista. Está bien que se tomen las
fábricas y las panaderías. Pero aquí no se producen
bienes de Gonsumo. Aquí se producen bienes espiri-
tuales: iideas!
GUARDIA ROJO

Claro. Eso lo entiendo. Para mí la cosa es clara .


Vea: existen dos clases ...

281

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERIODISTA

IV dale con la monserga revolucionaria! Ustedes no


hacen más que repetir como loros consignas y fra-
ses de cajón. ¿Tú crees en serio que Lenin es un
amigo del proletariado?

GUARDIA ROJO

Sí, lo creo.
PERIODISTA

¿Pero no sabes que a Lenin lo mandaron de Alema-


nia escondido en un tren? ¿No sabes que a Lenin le
pagan los alemanes?

GUARDIA ROJO

¡No! Pero yo sé que Lenin dice lo que yo quisiera


escuchar. El dice: ¡Existen dos clases: la burguesía
y el proletariado!
PERIODISTA

i Imbécil! Papagayo! Tienes el cerebro lleno de ase-


rrín! De músculos podrás tener muchos y macizos,
pero de cabeza nada! ¿Sabes quién soy yo? Nunca
has leído mis artículos? ¡VO soy el periodista mar-
xista Vasilli Georgevich Panín!

GUARDIA ROJO

No, no he leído sus artículos. Usted debe ser un


hombre muy famoso. Yo, por el contrario, soy un
hombre sin importancia. Pero lo que entiendo ...

PERIODISTA

¿Entiendes lo que es la dialéctica? Has oído hablar


alguna vez de tesis y antítesis? Ustedes los bolche-

282

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
viques con su Ignorancia están precipitando este país
al caos. Nosotros hemos hecho una revolución de-
mocrática en febrero. Nuestro gobierno está llevan-
do al pueblo con prudencia y seguridad a la justicia
social. Al socialismo, pero sin ...

TRUJAMAN

... Sin violencia. Paso a paso... en orden, en or-


den ...
DUE"'O

Vea: si ustedes están ofendidos por los cinco des~


pidas, sepan que lo hicimos ateniéndonos a las leyes
laborales. No fue por política. .. sino por ineficacia.
Además, ese artículo sobre Lenin... podríamos re-
considerarlo.
PERIODISTA

¡No! Eso no se puede reconsiderar. Yo me opongo


a los bolcheviques porque están destruyendo a Ru-
sia y a nuestra libre revolución democrática.

GUARDIA ROJO

Entiendo lo de la cdibre revolución», pero a eso hay


que agregarle algo. Parece que es así: hay dos cIa-
ses ...
PERIODISTA

¡Este tipo me exaspera! Basta con la formulita! ¿Eso


qué significa? ¡Esa consigna fuera de su contexto no
es más que eso: palabras, rótulos, cáscara sin con-
tenido ideológico! ...

GUARDIA ROJO
¡Dos clases nada más! Y el que no está con la una,
está con la otra.

283

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
En ese momento sale otro Guardia Rojo y se coloca
con su fusil al lado del primero.

DUE(\jO

(Reconociendo en él a uno de sus obreros). ¡Vladi-


rnir! . .. (Vladimir no se atreve a mirar de frente a
su patrono). ¡Vladimir! No es posible. ¿Tú? Qué ha-
ces con ese fusil en la mano? Te das cuenta de lo
que estás haciendo, Vladimir? (El Dueño, el Periodis-
ta y el Dumario van acercándose a medida que ex-
ponen sus argumentos). Tú, que has sido casi como
un hijo para _mí! ¿Te imaginas lo que diría Ana Pavlo-
va si te viera en este momento? Tú, Vladimir, más
que nadie sabes lo que he hecho por tu familia, por
ti, por tus niños. ¿Esa es la forma de pagarme?

Vladimir, confundido, va bajando el fusil. El Guardia


Rojo, desconcertado, baja la mirada.

PERIODISTA

(Suavemente). Vladimir, esto era lo único que nos


faltaba. Podrás tener diferencias con el señor Obru-
vov. ¿Pero conmigo? Si yo estuve contigo en el sin M

dicato. ¿Me opuse alguna vez al socialismo, Vladi-


mir? Mira a lo que te llevan los bolcheviques. Dicen
pan y reparten fusiles . . . dicen paz y atacan a nues-
tro gobierno revolucionario ...

Cuando ya casi van a entrar, repentinamente Vladi-


mir y el Guardia Rojo levantan sus fusiles y los en-o
cañonan. Obruvov, el Periodista y el Trujamán retro-
ceden espantados.

DUE(\jO

(Reponiéndose del susto). ¿Esta es la democracia de


ustedes? Aprovecharse de todo? Apoderarse de to-
do? Hasta de los periódicos donde se producen

284

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ideas? ¡Ahora me doy cuenta! Claro, hay dos clases.
La de los hombres honrados y de bien y la de los ...
la de los... (Fuera de sí) la de los ladrones como
ustedes. i Ladrones!

PERIODISTA

El resentimiento social no conduce a ningún lado.


Dar rienda suelta a los odios de clase, ¿para qué?
Para llegar a la dictadura? Eso es lo que quieren!

DUEI\IO

Vamos. ¡Vamos a la Duma a denunciar estos atro ..


pellos! Que movilicen a los yunkers... a los cosa
cos. .. ¿Quieren guerra? ¡Pues la tendrán!

El TrUjamán trata de conciliar/os. E/ Dueño y el Pe-


riodista salen iracundos.

TRUJAMAN

(A/ público). Señores míos, yo más que nadie conoz-


co la lucha de clases. Yo sé de dónde vengo y por
encima de todo me indigna la miseria. Claro que hay
dos clases . Pero aquí ahora las cosas son distintas.
(Se interrumpe). Es decir, allá, en aquella época en
Rusia, las cosas eran distintas. A las puertas del
país estaba el enemigo alemán. La guerra! Señores
míos, ¿quién de ustedes con un ladrón a las puertas
de su casa daría rienda suelta a las diferencias fa-
miliares?

Ahora pasaremos a mostrarles la vida campesina.


Con este cuadro pretendemos hacerles entender có-
mo en el campo... (Se da cuenta de que la esceno-
grafía que están poniendo los actores no correspon-
de a la escena del campo, sino a la siguiente).

285

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VII. EL CONGRESO DEL SMOLNY
Mientras el Trujamán dice su parlamento, los acto-
res empiezan a cambiar la escenografía. Suena la
música de Por montañas y praderas. El Trujamán les
hace señas de que paren la canción para poder ter-
minar su discurso pero los actores no le hacen caso.
De pronto se da cuenta de que la escenografía que
están montando no es la del campo. Protesta. La que
están poniendo es la del Congreso del Smolny. Esa
es la siguiente. Se han saltado una escena. Trata de
detener la acción pero los actores continúan su tra-
bajo. El Trujamán se encuentra con que ya está lista
la escena del Congreso. Una gran puerta al fondo con
un Guardia Rojo que vigila la entrada y pide los sal-
voconductos a los delegados. Al lado, una mesa con
una camarada que revisa credenciales. Hay gran ac-
tividad. Numerosos delegados llegan, presentan sus
credenciales a la camarada de la mesa y luego en-
tran, una vez p resentado su salvoconducto al guardia
de la puerta. El Trujamán descubre entre los actores
uno que lleva su vestido de campesino. Se precipita
hacia él y lo lleva aparte.
TRUJAMAN
¡Entrégueme mi vest1 ario!
ACTOR
Pero si éste es el mío , de esta escena , la del Con-
greso.
TRUJAMAN
No, señor, ustedes se saltaron la escena del campo .
Tenemos que echar para atrás. Esta obra sin esa es-
cena no se entiende.
ACTOR
Pero si resolvimos quitarla. En esa esecena no pasa
nada, no hay acción. En ésta se explica lo mismo y
es mucho más movida.

286

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TRUJAMAN

Pero eso ustedes lo resolvieron sin mi consentimien-


to. Es un abuso. i Entrégueme inmediatamente mi ves-
tido!

ACTOR
Usted no quiso venir a la reunión y lo citamos va-
rias veces. Además, ¿no ve que la escena ya em-
pezó?
TRUJAMAN

¡Esta obra se fue para el carajo! Aquí nadie va a


entender nada. Ustedes son los responsables. ¡Al fi-
nal de la obra nos lemos las caras, joven!

ACTOR
Haga lo que quiera , pero eso lo resolvimos entre
todos .
TRUJAMAN
Entonces, ¿quien es el director aquí? Ustedes son
unos anarquistas.

El actor vuelve junto a la mesa de la Camarada y


continúa la acción interrumpida, desempeñando su
papel de Campesino.

CAMPESINO

Mejor dicho, Camarada, yo lo que quiero es que us-


ted me diga: ¿hay congreso o no hay?

CAMARADA
Claro que hay. ¿No ve que todos los delegados es-
tán entrando? Usted, camarada, es delegado?

287

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAMPESINO

Claro que sí. Delegado de los soviets con otros dos


compañeros que no quisieron, mejor dicho, no pudie-
ron venir.
CAMARADA

¡,Por qué?
CAMPESINO

Pues por lo mismo que le pregunté: ¿hay o no hay


congreso de todos los soviets de Rusia?

TRUJAMAN

(Que para la escena se ha puesto su casaca militar de


oficial). Paren! Paren un momento! (Silencio). Está
bien. Haremos el congreso. ¡Sigan actuando!

DIRIGENTE

(Sale desde el fondo y en la entrada le ordena a un


marino). ¡Que manden marinos al barrio Viborg!

CAMPESINO

Entonces, sí hay congreso, por qué allá en mi re-


gión los dirigentes de mi partido -yo ·soy del Parti-
do Socialista Revolucionario, camarada-, los dirigen-
tes nos dijeron que no había congreso?

CAMARADA

Este congreso está citado desde hace un mes. Si nos


tratan de confundir dando contraórdenes, sólo es por-
que quieren sabotearlo. Así como el gobierno está
deteniendo los trenes y haciendo lo imposible por
impedir el congreso. Pero no podrán, camarada. (Mira
al Trujan1án).

288

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DIRIGENTE
(A un soldado). A la estación Finlandia. Han detenido
a varios delegados.
CAMPESINO
Yo me dije: por un lado, los bolcheviques y los pe-
riódicos dicen que sí va a haber congreso; por otro,
nuestros dirigentes; y por la radio dicen que no, que
el congreso será en diciembre. Como yo soy testa-
rudo. le dije a mis compañeros: "Vamos hasta Pe-
trogrado, averigüemos eso con nuestros propios ojos.
Esa es la única manera de encontrar la verdad".
Ellos me dijeron: uAlexis Ivanovich, usted es el hom-
bre más testarudo de la comarca. Si quiere vaya us-
ted y averigüe. Nosotros les creemos a nuestros
dirigentes. Pero puede ser verdad que haya congreso.
Yeso es importante para nosotros. Si usted va, Ale-
xis Ivanovich. vaya en nuestro nombre". Eso dijeron,
y aquí estoy.
CAMARADA
Bien, compañero, tome su credencial y entre, que
dentro de poco va a hablar el camarada Lenin .
El Trujamán toma del brazo a un Periodista Extranje-
ro que ha estado tomando notas todo el tiempo y lo
lleva aparte.
TRUJAMAN-OFICIAL
¿Usted es periodista internacional?
PERIODISTA EXTRANJERO
Sí, señor, estoy haciendo un reportaje del congreso.
TRUJAMAN-OFICIAL
Señor periodista, usted tiene el deber ineludible de
informar al mundo la verdad de lo que aquí está pa-
sando. ¿Se da cuenta? Los bolcheviques han armado
este congreso sin el consentimiento de las masas

289
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
campesinas y sin tener para nada en cuenta a los
dirigentes de nuestro Parti'do Socialista Revoluciona-
rio. Este congreso es una trampa.

PERIODISTA EXTRANJERO

Péro. ¿cómo así? No estaba convocado desde hace


un mes?
DIRIGENTE

(A un so/dado). Lleve esto al Comité Militar Revolu-


cionario.

TRUJAMAN-OFICIAL

Pero para diciembre, señor. ¡No para ahora, para


octubre!
PERIODISTA EXTRANJERO

Sin embargo, yo leí. ..

TRUJAMAN-OFICIAL
Informaciones falsas de los bolcheviques, que quie-
ren manejar la situación. Venga, le muestro. (Se acer-
ca a la Camarada de /a mesa). Señorita, mi creden-
cial de delegado del Soviet del Quinto Ejército.

CAMARADA

¿Del Quinto Ejército? Imposible, camarada, los dele-


gados del Quinto Ejército acaban de entrar. Mire,
aquí están en la lista. Son los soldados Stepansky
y Furov.
TRUJAMAN-OFICIAL

Pero s¡ yo soy el delegado, aquí están mis papeles.


Mi salvoconducto. Mire: delegado oficial del Quinto
Ejército. Lea.

290

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAMARADA

(Examina el salvoconducto). Este está fechado en el


mes de septiembre. El soviet del Quinto Ejército tie-
ne nuevos delegados, camarada. Son los soldados
que acaban de entrar.

TRUJAMAN-OFICIAL
(Al Periodista). ¿Se da cuenta? Esos soldados son
un par de bolcheviques. ¡Protesto! Exijo que me en-
treguen inmediatamente mi credencial!

CAMARADA
(Al Guardia Rojo). Llame al camarada Levsky, encar-
gado de la organización. Aquí tenemos un problema.

DIRIGENTE

(Sale de la puerta del fondo).


¿Qué pasa?

CAMARADA

El camarada oficial ...

TRUJAMAN-OFICIAL
Nada de camarada. Desde este momento dejo de ser
camarada de ustedes.

CAMARADA

Está bien. El señor oficial dice ser el representante


delegado del Quinto Ejército.

TRUJAMAN-OFICIAL
i Los soldados esos que dicen ser los delegados del
Quinto Ejército son unos impostores!

291

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DIRIGENTE

(Al Guardia Rojo). Llame a los soldados delegados


de I Qu i nto Ejército.

CAMARADA
lJsted está equivocado, camarada oficial. Ellos tienen
sus papeles en regla.

TRUJAMAN-OFICIAL
Denuncio esta maquinación infernal en nombre de mi
Partido Socialista Revolucionario. Este congreso es
una superchería. (Entran los soldados delegados).
¡Firmes! (Los soldados obedecen).

DIRIGENTE
El señor oficial dice ser el representante del Quinto
Ejército.

SOLDADO 1

Eso es falso. Los delegados somos nosotros. Aquí


están nuestras credenciales.

SOLDADO 2

Nosotros fuimos elegidos en la última asamblea del


soviet de soldados del Quinto Ejército.

TRUJAMAN-OFICIAL

¿,Cuál asamblea? Yo soy el representante legal. Siem-


pre lo he sido. Desde la formación del soviet en
febrero.
SOLDADO 2

Perdone, camarada oficial. Usted era el representan-


te hasta la última asamblea.

292

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TRUJAMAN-OFICIAL

Pero ¿qué es esto? ¡Qué asamblea ni qué asamblea!


Yo nunca estuve en esa asamblea. ¡Todo eso lo ha-
cen a espaldas nuestras! ¿Se da cuenta, señor Perio-
dista?

SOLDADO 1

Es verdad, usted no estuvo en la última asamblea.


Ustedes los oficiales se negaron a asistir. Pero no-
sotros los soldados la hicimos, no a espaldas suyas,
sino a pesar de ustedes, y nosotros fuimos elegidos.

SOLDADO 2

Pero, camarada oficial, si usted insiste en entrar al


congreso, yo creo que lo podemos invitar.

DIRIGENTE
El asunto es bien claro, oficial. Los soldados son los
t-epresentantes legales de su soviet. Si quiere, usted
puede entrar como delegado fraternal, a observar.

TRUJAMAN-OFICIAL
{,A observar qué? ¿La macabra farsa que están ar-
mando? Están reemplazando a todos los dirigentes
ocialistas revolucionarios y mencheviques como no-
sotros por simples soldados y campesinos bolchevi-
ques para aprobar la toma del poder.

Entran el dirigente y los soldados. El Campesino, que


ha estado observando la escena trata de hacerlo tam-
bién pero el Guardia Rojo lo detiene.

GUARDIA ROJO

Está bien, camarada, esta es su credencial. Pero no


tiene salvoconducto. i No puede pasar!

293

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAMPESINO
¡Pero qué es este papelerío! Este... soy yo, cama-
rada. Yo no necesito papeles. Yo soy el delegado
de los soviets de mi región. Yo tengo que oír lo que
dice el camarada Lenin.
GUARDIA ROJO
Pero todos necesitamos un salvoconducto. ¿Cómo sé
yo que usted es usted, un delegado y no un sabotea-
dor? ¡SU salvoconducto, camarada!
CAMPESINO
Mire, camarada, no lo tengo. Mejor dicho, lo tenía,
pero lo cambié por un pedazo de tocino . ¡Son cinco
días de camino a pie y en tren!

GUARDIA ROJO
Usted está ayudando a la especulación y al mercado
negro. ¡Eso es un delito! Su salvoconducto ahora lo
tiene un saboteador!

CAMPESINO
¿y qué hacía yo? Quiere un salvoconducto para sa-
ber si yo soy un saboteador o un verdadero revolu-
cionario? ¡Aquí lo tiene, camarada! Mire! (Se levanta
la camisa y muestra la espalda llena de cicatrices).

El Guardia Rojo sonríe al Campesino y le abre paso.


El Campesino entra.

TRUJAMAN-OFICIAL
(Al público) ¿Se dan cuenta de sus tretas para ga-
narse a esos ingenuos campesinos? (El Dirigente y
un marino sacan un cañon y pasan por en medio del
Periodista y el Trujamán. Colocan el cañón junto a
la puerta). Ustedes van a hacer un congreso sin quó-

294

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
marada). Ustedes van a hacer un congreso sin quó··
rumo ¿Cuántos delegados hay?

CAMARADA

Se equivoca, señor oficial. Sí hay quórum. Mire. En


total son cuatrocientos delegados de toda Rusia, y
hasta el momento hay doscientos seis, con el cam··
pesino que acaba de entrar.

PERIODISTA EXTRANJERO

¿Y cómo es la composición? De qué partidos son los


delegados?
CAMARADA

Mire: 15 mencheviques, 25 socialistas revoluciona.·


rios, 6 independientes y 160 bolcheviques.

TRUJAMAN-OFICIAL
¡Esto es un escándalo! Se han salido con la suya!
Esto hay que denunciarlo al mundo entero, señor Pe-
riodista. Un congreso amañado por los bolcheviques
para derrocar al gobierno democrático revolucionario.
Ahí dentro lo que preparan es un golpe de Estado.
La aprobac¡ón de la toma del poder por los soviets,
manipulados por los bolcheviques. Vaya, señor Perio-
dista, e informe esto al mundo entero.

PERIODISTA EXTRANJERO

No. Yo voy a entrar. Ahí sabré la verdad yeso será


lo que informe al mundo entero.

DIRIGENTE

(Desde la puerta de entrada). Señor oficial, ¿va us-


ted a entrar como delegado fraternal?

295

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El Periodista entra. El Trujamán no contesta y queda
de espalda al público.

Va a hablar el camarada Lenin. El Dirigente mira ex-


trañado al Trujamán y entra. La Camarada y el Guar-
dia Rojo permanecen en sus puestos observando al
Trujamán, no ya como personajes sino como acto-
res. De pronto, el Trujamán se vuelve sonriente al
público y empieza a quitarse el uniforme de oficial.

TRUJAMAN

Señoras y señores, lo que yo les decía. ¿Tenía o no


razón? Hasta aquí llegó la democracia. ¿Se dieron
cuenta? Claro que para entender este asunto era ne-
cesaria la escena anterior, la del campo, en la cual
se muestra cómo nuestro Partido Socialista Revolu-
cionario era la mayoría entre los campesinos... Pe-
ro se nos adelantaron. Bien, ¿qué le vamos a hacer?
Sigamos adelante. Veamos cómo termina este asun -
to. Precipitemos los acontecimientos, ya que los acon -
tecimientos son así, no dan espera. ¡Nos toman de
improviso!

Mientras el Trujamán dice su parlamento, se prepara


«La huida».

VIII. CAlDA DEL GOBIERNO PROVISIONAL


Desde su escritorio, K erensky escucha con atención
la lectura de mociones de adhesión de numerosas
organizaciones que muy solemnemente hace el Se~
cretario (Trujamán).

SECRETARIO

Continúan las cartas de adhesión, Excelencia: Comi-


té Ejecutivo de los Soviets de Campesinos, Comité
Central del Ejército, Centro Flot, Grupos Menchevi-
ques y S. R. del campo, Comité Central Partidos

296

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
S. R. Y Menchevique, Unión Campesina, cooperati-
vas, centros, juntas directivas de los sindicatos, Unión
de Correos y Telégrafos.

KERENSKY
(Como hablando para la posteridad). Mientras se
mantengan las instituciones, el aparato del Estado
está a salvo.

Entra el Ministro de Gobierno con escritorio, silla y


máquina de escribir.

MINGOBIERNO
La situación está totalmente controlada. (Se busca
por todos los bolsillos algo que nunca encuentra).
Preferí instalar mi ministerio en su despacho para
que juntos coordinemos las disposiciones a tomar.
I\/Ie enviaron tres guardaespaldas y resultaron ser bol-
cheviques. He perdido la confianza en mis subalter-
nos. Estaban tomadas todas las disposiciones y me-
didas de seguridad. Sin embargo, Lenin logró entrar
a Rusia en un tren precintado de los alemanes.

GENERALA
(Entra y se cuadra frente a Kerensky).
Primer Ministro Kerensky, han sido tomados los te-
léfonos, los correos, los gasoductos y las estaciones
de tren Varsovia y Moscú.

KERENSKY

Se equivoca, Generala, tenemos la carta de adhesión


de los Correos y Telégrafos. Localíceme inmediata-
mente al general Krasnov.

GENERALA
Como ordene, Excelencia. (Sale. Entra el Ministro de
Finanzas).

297

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MINFINANZAS

Han colocado la bandera roja sobre el Banco del Es-


tado, ondeando en las manos de la efigie de Catali·
na La Grande.

MINGOBIERNO
(A Kerensky desde el teléfono). ¡Lenin está en Pe-
trogrado!

KERENSKY
y las arcas, ¿están a salvo?

MINFINANZAS
Todas, absolutamente todas. Lenin dice: sin finanzas
no hay partido y sin partido no hay revolución. Ergo.
no hay revolución.

Entra el Ministro de Comunicaciones. También con


su escritorio.

MINCOMUNICACIONES

Increíble, llevo seis horas tratando de conseguir una


máquina de escribir y no la encuentro. Todo un mi-
nisterio paralizado porque no puedo emitir un comu-
nicado. Si logramos paralizar las comunicaciones a
los bolcheviques,. estamos salvados. (Va directo ha-
cia el Ministro de Gobierno, le quita la máquina de
escribir y la coloca en el suelo y va por su mesa.
Mientras tanto, el Ministro de Gobierno recupera su
máquina. Se trenzan en una discusión. Entra la Gene-
rala).
GENERALA

Trotsky se apoderó de los planos secretos de la ciu-


dad. Los bolcheviques ensayan las tomas de fábri-
cas, de los ferrocarriles ...

298

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
KERENSKY

Que los apresen, Generala. ¿Y el general Krasnov?

GENERALA

No apare~e.

MINFINANZAS

¿ y han puesto banderas rojas?

La generala sale. Suena el teléfono. Todos quieren


contestar y finaln1ente logra hacerlo el Ministro de
Gobierno.

MINGOBIERNO

(Al teléfono). Lenin está en el barrio Viborg disfraza-


do de obrero.

KERENSKY

Que invadan el Viborg!

Entra el Ministro de Guerra con su escritorio.

MINGUERRA

Los alemanes avanzan. Nuestros soldados desertan


en masa y hacen reuniones con los bolcheviques.
200.000 desertores hambrientos y desharrapados se
pasean por Petrogrado esperando el botín de la in-
surección.

KERENSKY

Tranquilícese, general. El desorden es nuestro mejor


aliado. ¿Dónde está Krasnov? Usted debería saberlo.

299

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MINGUERRA

(Comienza a buscarlo en el mapa). Por aquí debe es-


tar. .. Aquí... J-24. ¡Aquí'

Entra el Ministro de Agricultura, toma el escritorio


de Comunicaciones y lo coloca al lado del Ministro
de Finanzas.

MINAGRICULTURA

(A Kerensky). Es el fin, el fin. Se han tomado las


centrales de abastecimiento de trigo. Centenares de
campesinos desalojan a los legítimos dueños de la
tierra. Los sindicatos de ferrocarriles están de nues-
tra parte. Me pongo a su entera disposición, Alexan-
der Fedorovich.

Fntra la Generala.
GENERALA

Han sido tomados los puentes sobre el Neva ...

MINGOBIERNO

i Nos aislan I
GENERALA

En la fábrica Puti lov los obreros trabajan con el fu·


sil al hombro.

KERENSKY
¿Y los junkers?
GENERALA

Son atacados por los marineros del Cronstadt. Hay


francotiradores apostados en los principales edificios
de la ciudad.

300

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Todos miran hacia el cielo raso, espantados. (Pausa).
Sale la Generala. Entra el Ministro del Trabajo y se
dirige indignado al Ministro de Guerra.

MINTRABAJO

Bandas de forajidos hambrientos, armados todos, se


han tomado los principales centros de producción y
quién es el responsable? ¡Usted, usted es el verda-
dero responsable señor General! Usted permitió la
penetración de ideas bolcheviques en el ejército y la
formación de los soviets de soldados. ¿Qué nos dice
ahora, general?

MINGUERRA

¿V usted qué me dice, rata de escritorio, burócrata


de salón? Qué pasó con los obreros? No era usted
quien hablaba de reivindicaciones en plena guerra?

Se entabla una tremenda discusión entre todos los


ministros.

MINRELACIONES

(Que había entrado durante la discusión con el telé-


fono en la mano). ¡Silencio! Es de la Embajada de los
Estados Unidos. (A Kerensky). El presidente Wilson
quiere saber cómo está la situación. iNecesitamos
ayuda militar, Kerensky, la necesitamos!

KERENSKV

(Le arrebata el teléfono). ¡No! Va mismo le hablaré.


Le diré que todo está bajo control. La gran Rusia no
conoce la debilidad de la humillación. Ves, yes, sir.
The theaters and operas are full. Ves. Vesterday the
performed ce The Lost Cards» in the Bolshoi Theater
was a succes suf performance. (Mientras la conver-
sación, cada uno de los ministros trata de decirle a

301

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Kerensky, soto voce, que pida trigo, armas, ayuda mi-
/ itar, etcétera).
KERENSKV
Ves, very good. No, sir. AII is over control. Ves,
thank you, Good bye. (Cue/ga).
Entra /a Generala. Gritería de los ministros.

GENERALA

Fracasó el atentado. (Silencio total). El Congreso se


instaló. lograron el quórum.

MINGOBIERNO

¿Y Lenin? Generala, Lenin está en el congreso?

La Genera/a no puede responder. Agacha la cabeza


y sale.
MINFINANZAS

¿Han izado la bandera roja, Generala?

MINTRABAJO

Va no nací con espíritu de mártir ni de héroe. Renun-


cio. ¡Todo está perdido!

KERENSKV
Las ratas huyen cuando sienten que se tambalea el
barco. Se equivoca, Ministro. No todo está perdido.
Entra la Genera/a.

GENERALA

Carros blindados se pasean por la ciudad, listos a


disparar. Los bolcheviques están p-pr las alcantarillas

302

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
bajo el palacio. (Todos miran al suelo, aterrorizados.
La G~ne.rala sale).

MINCOMUNICACIONES

Tengo problemas familiares urgentes que resolver.


Mi familia ha sido amenazada. Debo partir a mi casa
inmediatamente. Les ruego me mantengan al tanto.
Tan pronto pueda volveré. Ustedes saben que volve-
ré. (Sale).

MINFINANZAS

Desde que vi la primera bandera roja ondeando so-


bre la estatua de Alejandro, yo sabía que ... (Lo in-
terrumpe Kerensky).

KERENSKY

¿Sabía qué? Usted no sabe absolutamente nada.


¡Ocúpese de las finanzas del Estado y deje ya las
tales banderas , banderas, banderas! ¡No más! No
más! (Sale por el fondo pero nadie se da cuenta).

Suena el teléfono. Contesta el Ministro de Agricul-


tura.

MI IAGR CULTURA

(A los otros). Todavía hay esperanzas. Yo lo sabía:


los campesinos no estaban de acuerdo con la insu-
rrección.

MINRELACIONES

Pero la insurrección es un hecho. Aquí está el men-


saje pidiendo la intervención militar. Debe ser firma-
do por Kerensky. Lo están esperando. Pero, ¡maldita
sea!, ¿dónde está Kerensky?

303

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Entra /a Genera/a.
GENERALA

Kerensky desapareció. (Sale).

MINGOBIERNO

¿Desapareció? Huyó. ¡Cobarde! Yo lo sabía. Me ha-


ré cargo de la situación. (Se sienta sobre e/ sillón
de Kerensky).

MINFINANZAS

la situación se soluciona con finanzas. (Le quita el


puesto a/ Ministro de Gobierno. Suena un cañonazo).

MINRELACIONES

El (cAurora» ¡Salvados! Apareció el general Krasnov!

TODOS
rEI -Aurora-!

Entra /a Generala .
GENERALA

El «Aurora» dispara contra nosotros, contra el Pala-


cio de Invierno. Hay una salida secreta por la parte
de atrás del palacio. (Todos salen con sus respecti-
vos escritorios y papeles. El Trujamán corre de un
lado para otro, mientras se oye un tremendo caño-
neo).
MINGOBIERNO

(Al Trujamán). A usted le corresponde hacerse car-


go de la situación. (Le entrega el teléfono y un arru-
me de cartas). Todavía tenemos muchas cartas de
adhesión. -

304

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TRUJAMAN

El sueño de la ciudad ha sido interrumpido para siem-


pre. Petrogrado está como Lady Macbeth... La fie-
bre de la insurrección ha penetrado por todos los lu-
g' res. Todo es inquietud, desorden, frenesí. ..

El Trujamán queda solo en medio de la escena, bajo


la luz cenital de un reflector. Entonces pronuncia su
parlamento final.

Bien, señoras y señores, respetable público, así ter-


mina la historia... y empieza otra. E~te.. . « Me fal
tan ahora espíritus que sepan ayudarme». .. ( La vi-
da no es más que una sombra móvil.. . un pobre bu-
fón que se debate unos minutos en la escena» ...
Dicen que cuando uno pierde la fortuna, no pierde
nada. .. cuando pierde el honor... pierde mucho, pe ..
ro cuando uno pierde el sentido del humor... lo pier-
de todo. .. Dicen... (Se ahoga la voz. De improviso,
empieza a cantar suavemente, con expresión añoran-
te, lejana).

e -he bella cosa e - na 'jurnata 'e sale


n'aria serena doppo 'na tempesta
per I'aria fresca pare giá 'na festa.
Che bella cosa e' na jurnata 'e sale.

Ma n'ato sale, chiu bello, ohine!


'0 sale mio, sta'nfronte a tte!
'O sale, 'O sale mio
Sta'nfronte a tte! .. .
Sta'nfronte a -tte! .. .

Oueda por unos instantes mirando fijamente al pú-


blico. Va a salir por la izquierda, pero súbitamente
lo detiene un rayo de luz. Empieza a oírse un COlO
de La Internacional. Trata de huir por la derecha pe-
ro otro reflector se enciende. Se detiene y el coro
aumenta de volumen. Repite este juego en varias di-

305

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
recciones hasta que el escenario se inunda de luz
y el coro llega a su máxima intensidad. Mezclados
con la música del coro se oyen timbres de teléfonos
que poco a poco suplantan al coro. Al fondo aparece
la escenografía de la siguiente 'escena: .Las Telefo-
nistas». El Trujamán corre a su camerino mientras
trata desesperadamente de comunicarse por teléfono
con la central de Petrogrado. '

IX. LAS 'TELEFONISTAS


uña oficina de lá empresa telef6nica. Cinco telefo-
nistas atienden y despachan l/amadas. Reina la exci-
tante zozobra de un día de expectativa. Hablan si-
multáneamente. Al mismo tiempo, el Trujamán trata
de comunicarse con la central.

No hay línea para Moscú.


Llame dentro de media hora.
A las 8 de la mañana me detuvieron y me esculca-
ron toda la cartera. Llegué una hora tarde al trabajo.
Al 4060, sí señor.
¿Va terminó? Necesitamos la línea.
Me detuvieron tres veces. Uno no sabe si son del go-
bierno o son bolcheviques.
Se tomaron la estación Finlandia.
Dígale que vaya a buscar el niño al colegio. Son las
5, ya tenía que estar en la casa.
Aquí hay mucho trabajo, señora. Hoy no es como to-
dos los días. Nosotros no -tenemos la culpa.
8549, ahí está sonando.
Consígale la droga.
TódavTá - no · sé ha- normalizado el transporte.
, .

El gobierno dice que no hay paro.


La línea para Tashkent ,se demora una hora.
Por favor.! el 5322 en Moscú. Es urgente. De la Cen-
tral de Teléfonos. Al señor Abimov, de parte de su
hermana.
Por favor, señora, desocupe la línea, no es la única

' 306

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
que quiere hablar.
Ya debe estar por llegar el turno nocturno. A las
seis estoy en casa, si consigo transporte.
Dile a mamá que no vaya a salir a la calle.
Está sonando. Yo no tengo la culpa. Si no contestan,
no están.
¿Para el Palacio de Invierno? sr, señor. ¿Qué de-
pendencia? ¿El señor Kerensky? No creo que sea po-
sible conseguirlo .
De todas formas le comunico .
Una llamada para París, Oiga.
No me grite, señor, lo oigo perfectamente. sr, Cen-
tral de Teléfonos.
(El Trujamán, a un lado del escenario, se desespera).

TRUJAMAN

¡,Aló?, aló? ¡Señorita, por favor!

TELEFONISTA 1

i No grite, le dije que lo algo muy bfenl ¿Qué desea?

TRUJAMAN

Habla con un representante del Gobierno Provisio-


nal. Mejor dicho , con el representante del Gobierne
Provisional.
TELEFONISTA 1
¿Cómo? iDel Gobierno Provisional! (Se pone de pie).
¡Un momento! Muchachas, silencio! Es de parte del
Gobierno Provisional! (Hace callar a las demás tele-
fonistas).
TRUJAMAN
Señorita, es una orden del gobierno. Suspenda in-
mediatamente toda comunicación con el Smolny. Que
no entren ni salgan llamadas. ¿Me entiende?

307
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TELEFONISTA 1

Sí, sí, señor. Permítame decirle que ya lo hicimos.


Desde esta -mañana - hemos cortado toda comunica-
ción- .con esa gent.e. Están totalmente aislados. -

-TRUJAMAN

Magnífico, señorita. Ustedes deben mantenerse fie-


les al gobierno legítimo. Y estar dispuestas a dete-
ner la subversión . -
- -TELEFONISTA 1

Nosotras -.s omos .fieles incondicionales del señor pre-


sidente Kerensky. Estamos dispuestas a todo. Permí-
tame preguntarle, señor, ¿es cierto que ya se toma-
ron el Palacio de Invierno? ¿Que el presidente Ke-
rensky huyó?
TRUJAMAN

¡Falso! ¡El gobierno está en pie! Señorita , su deber


es · mantener la :calma, la sar)gré fríá. Es falso que
hay un nuevo gobierno de soviets . .. Fue un intento
pero fracasó.
TELEFONISTA 1

Habrá transporte esta noche?

En ese momento entran cuatro Guardias Rojos a las


oficinas. La Telefonista 1 lanza un grito y las otras
se levantan · aterradas y se unen a su alrededor for-
rriándó un grupo compacto. El TrUjamán queda pidien-
do respuésta.
GUARDIA ROJO

Venimos en nombre del Comité Militar Revoluciona-


rio. Necesitamos que restablezcan inmediatamente
las comun.icaciones con eJ. Smolny,

308

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
TELEFONISTA t, ' . . .

i No! Tenemos orden del gobierno de no obedecer a


ustedes.

GUARDIA ROJO

Esta es una orden del nuevo gobierno de todos los


soviets, compañera. Dense cuenta, ustedes le están
sirviendo a los intereses de nuestros propios enemi-
gos. Restablezcan las comunicaciones.

TELEFONISTA 1

¡Vándalos! ¡Salvajes! ¡Primero muertas que obede-


cerles! (En un rapto de exaltación, arranca los cables
del tablero central de comunicaciones. Cesan los Jim-
bres y ruidos de la Central. Todo queda incomunica-
do. Silencio. El Trujamán, desconcertado, cuelga el
teléfono y empieza a cambiarse de traje).

GUARDIA ROJO

¿Qué ha hecho usted? ¡Eso es sábotaje! -' Ha dejado


incomunicada toda la ciudad.

Un Guardia Rojo se pone él arreglar· las · instalaciones.

TELEFONISTA 2

(Se aparta del grupo y se acerca ai tablero). Ustedes


no saben manejar estos aparatos. ¡Lo que pasa -es
que van a dañar todo! Déjeme a mí! (Al Guardia Ro-
jO). Primero desconecte la principal, la manija roja,
allá. ¡No, esa no, la otra, la roja, le dije! Ahora pá-
seme ese cable. Y un destornillador, perq más pe.que
ño. Muévase! (Al otro Guardia Rojo). Usted, coja ese
cable, conéctelo con el . enchufe verde. (Otra vez al
primer Guardia Rojo). Conecte aquí. No, en el az~1
no, en el rojo.

3119

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
{El Trujamán Intenta comunicarse por su teléfono}.
TELEFONISTA 1

¡Oiga, ven acá! ¿Cómo te atreves? Estás loca? ¡Dé-


jalos solos, que se las arreglen como puedan! Ven
con nosotras a denunciar esto a la Duma. (Mientras
tanto, las telefonistas se han vestido para salir a la
calle).
TELEFONISTA 2

Si dañan esto, ¿después con qué vamos a trabajar?


(Empiezan a sonar de nuevo los teléfonos).

TELEFONISTA 1

Oiga, ¿qué van a decir tu marido, tus hijos? ¡Oiga,


mira, son bolcheviques, espías alemanes! Eso es
traiciónl
GUARDIA ROJO

i Déjenla trabajar! Y si ustedes no quieren trabajar


no podemos obligarlas. i Déjenlas salir!

En ese momento entra la llamada del Trujamán. La


Telefonista I~vanta el auricular.

TRUJAMAN

¿Aló? Aló? La Central de Teléfonos? Aló? Señorita,


qué pasa allá?
TELEFONISTA 2

i Un momento, caballero! (Al Guardia Rolo). Contes-


te, es para usted.
TRUJAMAN

¿AJó? Quién habla? Señorita, es usted?

310

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUARDIA ROJO

Habla el Comité Militar Revolucionario desde la Cen-


tral de Teléfonos. ¿Qué se le ofrece, camarada?

TRUJAMAN
¿Cómo? (Tapa el auricular y exclama). ¡Hasta allá
llegaron! (Vuelve a hablar por el teléfono). Mire .. .
este. .. ca... ca... camarada, del soviet de. .. de .. .
transportistas. Necesito urgentemente una comunica-
ción con la estación ferroviaria. Hace rato que in-
tento comunicarme, pero ha sido inútil.

GUARDIA ROJO

Perdone, camarada. Ha habido un pequeño contratiem-


po en las instalaciones, pero parece que ya todo mar-
cha bien. Vamos a tratar de comunicarlo. (A la Te-
lefonistal. Pero antes comuníqueme a mí con la cen-
tral internacional. Es urgente.

TELEFONISTA 2
(Manipula las clavijas y le pasa el auricular al Guar-
dia). Ahí está.

Un comunicado urgente. A todos, a todos, a todos


los pueblos del mundo: el gobierno soviético decla-
ra la paz a todos los pueblos. La propiedad privada
de la tierra queda abolida. Todas las riquezas del
subsuelo -minerales, carbón, petróleo, sal- perte-
necen desde hoy al Estado. Las casas y las tierras
aledañas a las casas, jardines, huertos y pequeños
cultivos, siguen perteneciendo a sus propietarios ac-
tuales. Los bancos serán monopolio del Estado. Los
talleres, empresas, minas, grandes compañías y fá-
bricas serán propiedad de fa - comunidad. ta explota-

311

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Glon del trabajo y del sufrimiento del hombre queda
totalmente abolida. Firmado, Vladimir llich Lenin. Pe-
trogrado, octubre 26 de 1917.

Las luces cambian y los actores comienzan a mover


la escenografía para poner el muro de la escena de
«El Carte/ n •

X. EL CARTEL

Desde su camerino, el Trujamán habla por teléfono


con un amigo de los ferrocarriles. Mientras tanto, lá
escena se transforma en una plaza pública llena de
pancartas y carteles alusivos a la toma del Palacio
y al nuevo poder. Dos guardias rojos armados vigilan
frente a un gran muro un enorme cartel. Es el ama-
necer.

TRUJAMAN

(Mientras habla por teléfono se desmaquilla afanadí-


simo, se quita el sacoleva y el sombrero y se pone
un gran abrigo, sombrero gris y gafas oscuras. Em-
paca todo en una maleta). La estación ferroviaria? Sí,
por favor, páseme al camarada Vosirovich. Vosirovich .
(Se exaspera). Vosirovich. Vo-si-ro-vich. Sí, él sabe
de parte de quién. (Espera impaciente). ¡Aló! aló!
No le oigo nada, hable más duro, por favor. Sí, sí,
las comunicaciones están dañadas. ¿Vosirovich? Yo.
Buen_o ... pues yo ... Oiga, Iván, necesito un pasaje.
Sí, para mí. A Suiza o a París. Hoy mismo. ¿Cómo?
En el Expreso Azul. ¿Dentro de veinte minutos? No,
no! Creo que alcance. Resérvelo! Sí, sí, por favor.
No importa, viajaré como sea. Si se hace necesario,
demore el tren un poco. Es algo de vida o muerte.
Voy para allá. ¡Gracias, gracias! Hasta pronto! (Sale
tratando de no ser visto. Cuando pasa frente .a los
guardias, éstos lo detienen).

312

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUARDIA ROJO 1
Oiga, señor, perdone.
TRUJAMAN
Este. .. yo... perdone, pero ...
GUARDIA ROJO 1
rV1ire, señor.
TRUJAMAN
Vean, señores, mejor dicho, camaradas. Yo tengo mu-
cho afán. Tengo que comprar unos remedios para mi
mujer. .. Es urgente... urgentísimo. Ella está enfer-
ma. . . desde hace varios días. Se ha hinchado ...
cada vez más... ¿entienden? Hidropesía. Ella que
era tan bella ... ahora se ha hinchado... hinchado ...
los pies. .. la cara. .. todo ¿Ven? . .. Entonces nece-
sito comprarle ...
GUARDIA ROJO 2
IVenga acá!
TRUJAMAN
Por favor, señores, no puedo. No desconfíen de mí.
Ayer por la mañana despedimos a la criada. Yo mis-
mo me lustré los zapatos. Mi esposa, hinchada co-
mo está. preparó el desayuno. señores. Yo entiendo
que ...
GUARDIA ROJO 1
¡Acérquese aqun
TRUJAMAN
Yo entiendo... todo esto, todo... lo de la revolu-
ción ... y hasta estoy de acuerdo. ¿por qué no? Ten-
go un sobrino que no hace sino hablar de Lenin ...
todo el tiempo. .. de la mañana a la noche. Pero yo
tengo que irme, es urgentísimo. (Saca un pañuelo

313

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
rojo y se seca el sudor). Por favor, no me hagan es-
to. Yo... yo soy una persona sencilla, sensible ...
amo el arte... la música... el teatro... Nunca he
hecho mal a nadie... (Se arrodilla). Ustedes cono-
cen a Chostakovich... ¿no? Claro. A Caruso, tal
vez. .. el que rompe vidrios cuando canta: ¡-Che
bella cosa»... ¡Por favor, señores, por favor! (Aga-
chB lB cabeza).

GUARDIA ROJO 2
¿Por qué tanto miedo? ¡Lo único que nosotros que-
remos es que nos lea este cartel!

TRUJAMAN
¡Ah! Era eso! Bueno, está bien. pero no me puedo
demorar. (Leyendo). -Nosotros no somos utopistas.
Sabemos que cualquier obrero raso o cualquier coci-
nera no están preparados para intervenir en este mo-
mento en la dirección del gobierno». (Suena el tren.
E/ Trujamán hace un gesto con la mano. El tren ace-
lera. El Trujamán mira desesperado al horizonte. Des-
pués vuelve a los Guardias. Continúa leyendo con la
voz muy entrecortada, sin entender lo que lee).
- ... Pero exigimos un rompimiento inmediato con el
prejuicio de que para dirigir el país sólo están en
condiciones los burócratas. Exigimos que la Instruc-
ción para la dirección estatal sea gUiada por los obre-
ros y soldados más conscientes y que comience de
inmediato». (Se limpia el sudor). Comité de Comisa-
rios del Pueblo.

GUARDIA ROJO 1
Bien, puede irse. Ahora vaya y diga qUienes somos
los verdaderamente importantes en el mundo.

TRUJAMAN
(Desconcertado, mira a su alrededor detallamente.
El tren ya ha partido. Lee en voz baja las pancartas.

314

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
De pronto, se quita el sombrero y el abrigo y los tira
al suelo). ¿Esto era lo que buscaban? Esto? Yo que-
ría hacer una obra de arte: arte. un producto artís-
tico. Y ustedes, vean, dense cuenta: han reemplaza-
do el arte por la política. (Al público). No soporto
este nivel. Yo quería mostrarles un proceso en or-
den. .. artístico. y ustedes han introducido el desor- ··
den y la confusión. Hasta aquí llegué yo. Me recor-
taron varias escenas. Me sabotearon permanentemen-
te todo el espectáculo. Hasta me · suprimieron toda
una escena, la de los campesinos.

Yo me retiro. Definitivamente, me retiro. (Sale).

EPILOGO
Los actores se animan y rápidamente se colocan en-
sus posiciones para seguir la escena. Los dos Guar-
dias Rojos permanecen de pie frente al cartel en ac-
titud de vigilancia. De pronto aparecen varias figuras
iluminadas una a una, en diferentes sitios y situacio-
nes, diciendo sus parlamentos al público a gran ve-
locidad. Mientras, los Guardias permanecen de pie
inmutables. Las figuras se mueven como en una pe-
sadilla, como moscardones alrededor de una llama.

DAMA ARISTOCRATA

(Junto a un aguamanil se Java la cara). ¿Cómo? ¡Na- ·


da! Si no me dieron tiempo de nada. Todo fue · tan
precipitado. ¡Terrible! La noche anterior fuimos a la
ópera. Hasta hablamos con el embajador americano.
Nos aseguró que todo esta.ba bajo control del gobier-
no. .. del gobierno del presidente Kerensky... A la
mañana siguiente... al amanecer... nos desperta-
mos. .. No tuvimos tiempo de sacar nada... Esos
vándalos ya estaban en las mismas puertas del pa-
lacio ... Había que salir tal como estábamos ... Mis
joyas. .. recuerdos de la familia que son nuestra
propia vida... todo perdido... todo... todo ... · to-

3~5

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
do, " ¿ y ahora? Toda una vida, " de país en país, , ,
donde nadie nos acepta; veinte", treinta años,.",
¡Qué será de nosotras! (Se tapa la cara con las ma-
nos y solloza). Todo fue tan repentino ... (La luz se
desvanece y se enciende la que ilumina al Industria!).

INDUSTRIAL

(Habla acaloradamente y con gran premura. De vez


en éuando mira el reloj de montera). Esto es momen-
táneo. Nosotros estamos seguros de que volveremos .
Ellos también lo saben. No podrán gobernar ni dos
semanas. Ahora se darán cuenta de que gobernar nó
es un asunto tan sencillo. Ninguna persona querrá
colaborar con esta locura. Ni dentro, ni fuera; en el
exterior aún menos. ¡Se darán cuenta de la sandez
q e han cometido! Han lanzado el país a la ruina .
Manejar las empresas, las fábricas, los bancos, los
empréstitos, los ministerios, la justicia, los transpor-
tes, todo, todo un país, un enorme país de 60 millo-
nes de habitantes .. . es imposible que lo hagan . Es
una locura que pagarán cara. ¡Bien cara! (Su luz se
desvanece y se enciende la del Militar.)

MILITAR

(Cambia su uniforme por un vestido de mUjer). El


asunto es de rapidez. Hay que ganarle tiempo al tiem-
po. Pero con esos inútiles de los políticos no se pue-
de. Ellos son los culpables. Yo siempre lo dije. ¡Al
diablo! La operación no da espera, hay que organizar
inmediatamente, inmediatamente la intervención. Que
se convenzan de una vez por todas de que este no
es un asunto que cuncierne sólo a Rusia; es un gol -
pe al mundo entero. Cada segundo de inactividad de
nuestra parte, ellos lo convierten en horas, en días
ganados. En Finlandia y en Ucrania somos fuertes.
Los atacaremos por los flancos y el frente. Pero so-
bre todo por los flancos, como una enorme tenaza.
Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos, Francia, Ca-

316

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
nadá, 14 países 14. Pero sobre todo no tener en
I

cuenta la chácnara de los políticos. ¡Ese es el peli-


gro! Acciones rápidas, fulminantes. Que los despeda-
cen. Totalmente. Apretar la tenaza y luego de frente.
el golpe directo, violento. Que los deje sin resuello ,
y luego el otro y el otro. No dejar uno sólo que sir-
va de semilla del mal. ¡Ni uno sólo! Ni uno sólo.
(Su luz se apaga y se enciende la del Político).

POLITICO

(Tiene un cartapacio de papeles en una cartera. Los


saca presurosamente e introduce otros. Rompe algu-
nos. Al mismo tiempo fuma nerviosamente. Procura
hablar con calma, pero la acción de sacar y meter
papeles debe ser precipitada). ¿La revolución? ¡No!
Es un concepto errado, totalmente errado, sencilla-
mente es una revolución. Una de tantas. Probable-
mente necesaria. Rusia, dadas las condiciones socia-
les que vive, la necesita. No debemos obstinarno ~
en eso . La solidaridad internacional es momentánea.
Una moda . .. que pronto, muy pronto pasará. ¿Por
qué atenerse a las manifestaciones de apoyo de los
trabajadores de Francia , Inglaterra y los mismos Es-
tados Unidos? Eso por el momento es natural. Quizá
ellos aceleren el proceso de cambio, que tanto nece-
sitan, sobre todo los campesinos. Aceptemos esto
como un proceso histórico, natural. Todo país nece-
sito cambios .. . Claro, no tan violentos. De todos
nlodos esto debemos considerarlo como un caso de
facto . . . y saber maniobrar en el futuro .

DAMA ARISTOCRATA

(Habla más rápido que en /a ocasión anterior, y así


lo hacen los demás personajes que irán siendo ilumi-
nados uno a otro. El juego se irá a repetir nuevamen-
te y cada vez más rápido. Entre tanto, primero muy
suavemente y luego más y más fuerte, un redoble
de tambor irá . cubriendo Jos par/amentos hasta hacer-

317

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
· los casi Inaudibles). ¿Qué será de nosotras? Mamá
hace dos días que no duerme. La pobre. Casi ha per-
dido la razón. No hace sino preguntar: "¿Dónde está
Misha ... ? ¿Dónde está Misha?"... ¡Es terrible!

INDUSTRIAL

Necesitan ingenieros, técnicos, arquitectos, médicos,


estadistas,. políticos. ¿Con quién van a poner a fun-
cionar el gigantesco mecanismo del Estado? Con
quién?

MILITAR

(Pintándose los labios). Ahora viene el invierno; Es


nuestro mejor aliado. ¡Siempre lo ha sido! Hay que
hacer alianzas inmediatamente. Francia, Inglaterra .
Turquía, aún Alemania. Todos. todos sobre ellos. Y
golpear a la cabeza. ¡Pero sobre todo la tenaza! Los
flancos!

POLITICO

(Busca desesperadamente un papel en la cartera, en


los bo/sll/os, por e/ suelo). Es una ley histórica. se-
ñores. Histórica. Basta s610 observar el proceso natu-
ral de la historia de la sociedad humana. ¡Con un
ligero vistazo basta! El asunto es no dejarla escapar
de nuestras manos. Ha habido cientos de revolucio-
nes, miles. Esta es s610 una de tantas. No hay que
perder la cabeza, señores, conservemos la sangre
fría. Ellos volverán a nuestro lado.

Todos siguen hablando de su propio tema al tiempo,


mientras e/ tambor aumenta el volumen del redoble.
La luz los ilumina rápidamente, como en una pesadi-
lla. Uno a uno van formando una pared detrás de los
Guardias Rojos y . mientras vociferan estiran las ma-
nos, como tratando de destruirlos. Retroceden lenta-
mente hacia trás, hacia la oscuridad, hasta desapare-

"318

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
cer totalmente en el fondo del escenario. El sonido
también desaparece. Los dos Guardias quedan solos
mirando al público durante breves instantes. Después
sonríen confiados y optimistas al futuro. La luz se
apaga. Después de unos segundos salen todos los
actores cantando Marchemos ya, camaradas!

Canción marchemos ya, camaradas

Marchemos ya, camaradas


marchemos ya con valor
que más allá del combate
espera la libertad.

Por tanto tiempo oprimidos


con hambre y esclavitud
rompamos estas cadenas
por nuestra liberación.

Los poderosos del mundo


viven de nuestra labor.
Que en la revuelta que estalla
nuestra razón se impondrá.

Paso a los trabajadores


del campo y de la ciudad.
Unámonos en la lucha
por la solidaridad.

FIN

319

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
: .. : . :. ... . ..

GOLPE
..... DE SUE TE

Esta obra fue estrenada en 1980 y en ella participaron como


autores en todo su proceso de elaboración los siguientes ac -
tores:

Patricia Ariza, Inés Prieto, Beatriz Camargo, Alfonso Ortlz, San-


tiago García, Fernando Mendoza, Fernando Peñuela, Francisco
Martínez, He nando Forero, Alvaro Rodríguez, Luz Marina Bo-
tero, César Badillo y Nohora Ayata.

Además colaboró con la letra de las canciones de la obra el


poeta Eduardo Escobar.

321

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERSONAJES

Pedro Pablo Palomino Intérprete (Mr. Adams)


Julián Matamoros Capataz (Construcción)
Marta (esposa de Palomino) Obreros (Construcción)
Don Félix Bastidas Croupier
La Popy (Amante de don Fé - Carceleros (Gringos 1. 2)
lix - Muerte) Muerte (Popy)
El Dios (Mr. Adama - Esta- Matones
tua de La Libertad - Juez) Gangsters
Médico Prostitutas
Enfermeras 1 - 2 - 3 Industriales f. 2
Empleador DemonIo Verde (Don Félix)
Niñera Entrenador (Demonio Verde)
Secuestradores 1, 2 Animador
Hombres de Don Félix Secretaria (Palomino)
Empleado (Aeropuerto) Coro Hawaiano
Pasajeros (Aeropuerto) Ministro
Agitador (Aeropuerto) Mensajero (Ministro)
Detectives Militar
Periodista 1, 2 Orquesta

322
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-: PRIMERA PARTE

l. EL QUIROFANO

Oscuro. Se oye el latido del corazón. Este sonido am-


bientará todo el cuadro. Voces, sollozos y gritos en
una sala de urgencias médicas. Dos enfermeros en-
tran una camilla con un herido (Pedro Pablo Palomi-
no). Un hombre y una mujer los siguen, son: Marta,
esposa del herido, y Julián Matamoros, su amigo. En
la puerta del quirófano los detiene el médico. Entre
tanto, las enfermeras y el ayudante preparan al he-
rido en la mesa de cirugía.

MARTA
Se salvará, doctor?

MEDICO
Usted es su esposa?

MARTA
Sí, doctor.
MATAMOROS
Es muy grave, doctor?

MEDICO
Creo que sí. La herida fue muy cerca al corazón.
(Marta sollosa). Cálmese, señora. Esté segura de que
haremos todo lo posible.

323
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARTA

Sálvelo, doctor. ¡Sálvelo!

MATAMOROS

Cálmese, Marta. Todo saldrá bien.


El quirófano se ilumina en el momento en que entre
el médico.

MEDICO
Listo? "

ANESTESISTA
Listo, doctor.

AYUDANTE

Qué pasó?

MEBICG>
Herida precordial, ni más ni menos.

ANESTESISTA

Cómo?

MEDICO

De bala y sin orificio de salida.

AYUDANT.E

Esto va para largo. Presión?

ANESTESISTA

Bajó de 50 a 30.

324
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MEDICO

Sangre.

INSTRUMENTADORA
Mil.

MEDICO

Es poca . Pida más. Tensión?

ANESTESISTA

Demasiado baja. Se está choqueando , doctor.

MEDICO

No perdamos tiempo. Abramos .

INSTRUMENTADORA

Cómo fue?

MEDICO

Dicen que se batió con unos delincuentes.

INSTRUMENTADORA

Pobre hombre. Es joven todavía.

Se apaga la luz del quirófano y se ilumina a Marta.


Esta lanza una imprecación.

MARTA
¡Dios mío, sálvalo! ¡Aquí, de rodillas te supli-
co Señor, dueño del destino y de la vida de los
hombres, sálvalo! ¡Cómo le pudo ocurrir semejante

325

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
desgracia a él, que ha sido el mejor padre del mun-
do, el mejor marido! La vida del hombre no puede
ser de más bajo valor que la de las bestias. Yo' le
dije y le repetí q~e ese puesto de celador era su
muerte. Pero qué hacer? Cómo rechazarlo, si pobre-
za, desempleo y desamparo han sido nuestro pan
cotidiano?

iNo te lo lleves, 'Señor! ¡Recompénsale su valor, su


lealtad. Dale 1a suerte que se merece. El tiene dere-
cho a la felicidad! iSálvalo, Señor, sálvate!

Oscuro. Vuelve la luz al qüirófano.

MEDICO

Bisturí.

AYUDANTE
Compresas.

INSTRUMENTADORA

Hemostáticas.
ANESTESISTA
Más compresas.

AY~UDANTE

Electrocoagulador.

MEDICO .

Límpieme el sudor, no veo . bien.

AYUDANTE

Succionador.

326

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MEDICO

Pinzas de Kelly.

Sale la luz del quir6fano. Aparece la escena de los


antecedentes del tiroteo. Luz tenue. Es un recuerdo
del herido, Pedro Pablo Palomino: Sobre una alta ta-
rima, un hombre (el empleador) con un reloj, un uni-
forme y un revólver a su lado. Abajo, Pedro Pablo
Palomino y su amigo Matamoros. Continúa el sonido
del corazón.

MATAMOROS

(Al hombre de la tarima). Señor, este es mi amigo,


de quien le he hablado. Es un hombre honrado. Tie-
ne magníficas referencias. Para la empresa sería ...

EMPLEADOR

(Interrumpiéndolo). ¡Nombre y apellido!

PALOMINO

Pedro Pablo Palomino. Senor. yo ...

EMPLEADOR

Edad?
PALOMINO

Treinta y cinco años. Escúcheme ...

EMPLEADOR

¡limitese a responder! Estado civil?

PALOMINO
Casado.

327

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EMPLEADOR

Hijos?

'._ PALOMINO

Tres.

EMPLEADOR· .
- ... .
- .

Salud? Ve bien? Oye bien? Corazón? Es' usted au-


daz? Distingue una sombra en la oscuridad?

PALOMINO

Pues yo creo qu·e .. : es decir ..-. no tengo 'ninguoa


enfermedad.

MATAMOROS

Señor, mi amigo es 'contabilista, él podrfa .. :

EMPLEADOR

¡Silencio, Matamoros! No necesitamos- sus insinua-


ciones. La empresa lo precisa a usted en el puesto
que tiene como chofer, o en -ese caso al señor Pa-
lomino como celador. ¡Alta responsabilidad, señor
Palomino!

PALOMINO

Celador? Pero eso -e's muy peligroso-. Ademas, :yo


soy contabilista, es decir, au~iI~ar de contabilidad.

EMPLEADOR

Es lo que le ofrecemos. ~o toma o lo deja. Alta res-


ponsabilidad! Usted s"erá - "el guardián de los intere-
ses de la empresa.

328

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Pero eso es rebajarme ...

EMPLEADOR

Al contrario . Eleva su responsabilidad. Usted es un


hombre de suerte.

MATAMOROS

Acepta , Palomino. Si duda lo toma otro. Hay cientos


esperando esta vacante.

PALOMINO

(Duda u n momento. Mira hacia el qUirófano). Está


bien , acepto. Pero es muy peligroso .. .

EMPLEADOR

Bien, señor Palomino. Abra el ojo, agudice el oído ,


alerta en la guardia. ¡Alta responsabilidad! Al que
m adruga, la noche no le sorprende. Estas son sus
herramientas de trabajo:

Uniforme, con el que nadie se atreverá a quitarnos


'o que es nuestro... (le arroja un uniforme de cela-
dar) . En este reloj, contará una a una las horas de
vigilancia a nuestro servicio. (Le arroja un reloj de ce-
lador). Y lo más importante, el revólver. (Le arroja una
funda con su revólver). ¡Ojo avizor! Usted contrae al -
ta responsabilidad con la empresa. Defenderá estos
sagrados intereses, de los cientos de enemigos que
asedian en la noche. Afine la puntería y no per-
mita que ningún extraño penetre en el mundo que
Gonstruimos. No tema apretar el gatillo ante el oscuro
criminal. La ley nos favorece, señor Palomino. ¡Alta
r e.s po n s a b i I tdad·!

329

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La 'imagen, desaparece. Vuelve la luz al quir6fano. El
sonido del corazón se acelera.

MEDICO

¡Maldita sea' ¡Se nos va este hombre!

AYUDANTE

¡Compresas. Rápido'

INSTRUMENTADORA

Dónde está?

MEDICO

Pegada a la pulmonar.

INSTRUMENTADORA

¡Virgen santísima, cómo sangra!

AYUDANTE
Succionador .

MEDICO
No puedo. iMás sangre!

AYUDANTE

Clam vascular. Electrocoagulador.

MEDICO

¡Quietos' La tengo tamponada. ¡Quietos!

Se apaga la luz. Aparece otra imagen recuerdo de


Palomino: una niñera con un bebé en un cochecito.

330

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Palomino (como celador), · con su amigo Matamoros
vigila. La niñera canta distraida.

NIf'lERA

... "Hay que vivir el momento, qué nos importa el


pasado. Hoy tenemos tiempo y tal vez mañana ...

Súbitamente, unos secuestradores rodean a la niñera.


Uno de ellos coloca un pañuelo en la boca de la mu-
jer y la tiende en el piso. El otro toma al bebé del
cochecito. Palomino y su amigo advierten el secues-
tro. La imagen se congela. Se oye en off la voz del
empleador.

VOZ EN OFF
¡No tema apretar el gatillo ante el oscuro crimi-
nal! . .. i la ley nos favorece I

Palomino desenfunda el revólver. Hiere a uno de los


secuestradores. Uno de ellos dispara sobre Palomino,
quien herido, recupera a la niñita mientras los secues-
tradores huyen. Cambia la luz al quirófano.

MEDICO

(Limpiándose el sudor). ¡Se salvó!

AYUDANTE
Cómo lo hizo, doctor?

MEDICO

Es un hombre de suerte.

INSTRUMENTADORA

Estaba de Dios.

331

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
AYUDANTE

Usted lo salvó, doctor,

MEDICO

Aquí está la bala, Es un hombre de suerte " (El ciru-


jano sale y se dirige a Marta, la esposa). Su esposo
se salvó. Es un hombre de suerte,

MARTA
¡Gracias, Dios mío, gracias! Yo sabía que su destino
estaba en tus manos, tú sabes premiar a los valien-
tes, ¡Gracias Dios mío!

Se apaga la luz, Cuando se enciende nuevamente, Pa-


lomino está recuperándose en una habitación del hos-
pital, A su lado están Marta y Matamoros. En la ca-
becera, un hombre de don Félix Bastidas y una enfer-
mera.

HOMBRE

Dentro de poco vendrá a visitarlo don Félix Bastidas.


padre de la niña que usted salvó. Es un hombre
muy importante y de gran corazón. Pero como
todo hombre importante, se irrita fáci·lmente. · No
lo contraríen, es un consejo que les doy. Tener a
don Félix de benefactor es una gran suerte y les ase-
guro que muy pocos gozan de semejante favor.

MARTA
Tendremos una recompensa, señor? Palomino casi
pierde la vida por salvar a la niña.

HOMBRE

Don Félix paga muy bien los favores.

332

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARTA

Es muy rico?
HOMBRE

Si no .f uera rico,~ no te . hubieran intentado secuestrar


la niña. -. . .

PALOMINO

Marta, no haga tantas preguntas.

MARTA '
'la casa! Podríamos comprar la casa.
MATAMOROS

¡El taller, Palomino! Esta es la gran oportunidad .


Qué dice?
ENFERMERA

No lo hagan hábtar .. E~tá convaleciente.

HOMBRE
¡Ahí llega don Félix!

Don Félix llega acompañado de su amante, la Popy .


una mujer elegante y sofisticada. Son escoltados
por guardaespaldas. La Popy se detiene en la puerta

POpy
Yo no entro, Félix. Las escenas de sangre me de-
primen.
D. FELIX
Eres muy delicada, Popy. Está bien, espérame aquí.
En un momento regreso. (Don Félix entra a la ha-

333
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
bitación). ¡Ajá! Entonces este es nuestro héroe?
Yo soy Félix Bastidas. He venido personalmente a
demostrarre mi gratitud.

MARTA
Yo soy Marta, su esposa. Palomino estuvo gravísi-
mo. Se batió como un héroe... y a Julián casi lo
hieren.

MATAMOROS
Hicimos lo que pudimos, pero realmente Palomino
corrió con toda la responsabilidad.

D. FELIX
Usted ha salvado a mi hija en un acto de gran
valor. Para mí el valor de un hombre vale más
que una fortuna. Hombres como usted son los que
necesita este país: ¡machos de verdad, que no le
tengan miedo al miedo! Si le hubiera pasado algo a
mi hija, llovería plomo sobre esta ciudad. Por el
momento ustedes deben descansar. Aquí tiene, Pa-
lomino: tres pasajes de ida y regreso a Miami y es-
tos dólares para gastos extra.

MARTA
Pero, señor ...

D. FELIX
Los gastos de la clínica corren por mi cuenta... Es-
to es sólo para comenzar.

MARTA
... Usted es muy bueno, señor.

D. FELIX
A veces, señora. A. veces.

334

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MATAMOROS

Gracias, señor.

D. FELIX

Gracias a Paiomino. E' es un hombre de suerte .

La escena se congela. Matamoros avanZ8 a primer


plano.

MATAMOROS
(Al públIco). Lo que yo esperaba como recompensa
era una cantidad de dinero que nos permitiera inde-
pendizarnos, a Palomino y a mí . Y nos dan con un
tiquete para Mlami . No niego que la propuesta es
tentadora . Posiblemente Palomino y Marta se vayan
de viaje. Yo personalmente, prefiero vender el ti-
quete y con ese dinero dar la primera cuota para
la instalación de mi taller .

CANe/ON DE MATAMOROS

Es bueno decidirse cuando toca


pero mucho mejor decidir bien.
No pensar tan s610 en el presente.
La vida está muy cerca de la muerte .

y es excelente cosa pensar en el presente


pero lo más seguro contar con el futuro .

Una desgracia puede transformar un gran momento


y un golpe de suerte
puede transformarlo todo.

(Hablado). La ambición rompe el saco.


Medita en la receta:
el que mucho abarca
poco aprieta.
335
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Dejarse llevar del viento loco
es el camino del menor esfuerzo.
Hablando a lo perfecto,
no siempre fos atajos
son el camino recto. . . ": "

No pensar tan sólo en el presenté.


La vida está muy cerca de la muerte.

(Coro). El que mucho abarca


poco aprieta. (Bis).

11. EL AE~~~UERTO

Durante la canción de Matamoros se cambia el esce-


nario a un aeropuerto. La sala de espera. Al fQndo,
el mostrador de atención al público de una empr_e sa
de aviación. Durante toda la escena el elemento " am-
bientador fundamental será el sonido del altavoz anun-
ciando la llegada y salida de vuelos.

ALTAVOZ -

Su atención, por favor: Líneas Aéreas "Dreams &


Drums", anuncia que su vuelo 0-333 con destino él
Happyland, La Sigilosa y Puerto Olvido se encuentra
retrasado ~

En el centro del escenario, por medio de señales# ., un


detective imparte órdenes a otros que forman un rue:-
do. Luego salen en todas direcciones. Seguidamente
entran Palomino, Marta y Matamoros, qui~nes vieren
apresuradamente cargados de maletas. En" el mostra-
dor un pasajero discute con el dependiente. Hay .un
detective al lado del despacho. "

MARTA

Deme los pasaportes, Pedro Pablo, yo los -guardo ,;

336

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Pero si yo se los dí.

MATAMOROS

En la cartera, Marta, búsquelos en la cartera.


MARTA

(Buscando): ¡Ah, sí, aquí están! (Se dirigen al mos-


trador y llaman). i Por favor, el vuelo para Miami!
Quién atiende aquí?

EMPLEADO
(Sale del fondo). El vuelo para Miami sale dentro de
d s horas, señora. Y por favor, no grite.

MARTA
'Yo no estoy gritando, señor. Yo hablo así.

PALOMINO
Cálmese, Marta.
MARTA

Cómo voy a calmarme? Y si de pronto no sale el


avión? ¡Haga algo, Palomino, no se quede ahí para-
do!
MATAMOROS

Tranquila, Marta, es un vuelo internacional.

DETECTIVE

Todos los vuelos están retrasados. Pasen a la sala


de espera. (Marta trata de hablar)' Señora, no haga
escándalo.

337

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PASAJERO

Qué clase de país es este? Nada funciona correcta-


mente. Todos los días manifestaciones , huelgas, ra-
poneros, detectives por todos lados. Cómo pueden
ustedes aguantar esto?

Palomino, Marta y Matamoros, van a sentarse a la


sala de espera. En una terraza del fondo aparece un
siniestro hombre con un maletín, paseándose de un
extremo a otro.

ALTAVOZ
Su atención, por favor: pasajeros con destino a Ban-
kok, Casablanca, Barí y Copenhague, sírvanse presen-
tarse en el despacho de "Bucaneros Air Lines" .

PALOMINO
Ha debido venir con nosotros Matamores . Quince
días en Miami, eso es sólo para los ricos .

MARTA
Saque su pasaporte, Julián. Nosotros lo esperamos
en Miami . No desperdicie esta oportunidad .

MATAMOROS

Yo ya me decidí, el pasaje lo tengo casi vendido .


Lo del taller es un hecho, Palomino.

MARTA
Eso del taller es una locura. Haga lo que le decimos.

MATAMOROS

Lo que yo quiero es independizarme. Es lo que he


soñado toda mi vida. Yo no quiero seguir siendo
chofer.

338

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Durante la conversación ha entrado la Popy, quien
da una vuelta al escenario antes de dirigirse a donde
se encuentran Palomino y sus acompañantes. Entra
un joven que disimiludamente va repartiendo volan-
tes. Les entrega a nuestros personajes. Estos leen.

MATAMOROS
(Leyendo la volante). Fuera, míster Adams del país.
Su soJa presencia ofende nuestra soberanía... Fue-
ra de Vietnam ...
Un detective que ha visto al joven se le acerca rá-
pidamente. El joven trata de escapar. Rápidamente
aparecen otros detectives, lo apresan y le dan una
paliza. Palomino, Marta y Matamoros se levantan asus-
tados, ocultando las volantes que tienen en las ma-
nos. La Popy también se asusta un poco. Luego los
detectives se llevan al joven de las volantes.
ALTAVOZ
Líneas Aéreas "Smile and Shine" anuncia que su
vuelo 039 con destino Cantaclaro y Costa Azul se en-
cuentra retrasado.

L.os personajes se sientan de nuevo.

POpy
(Dirigiéndose a los tres). Ustedes van para Miami?

MARTA
(Un poco sorprendida): Sí ... sí, señora.

POpy
Por primera vez?

PALOMINO

Sí, es la primera vez. No conocemos. Y usted?

339

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
POpy
Yo he viajado por lo menos unas veinte veces. Pue-
de decirse que vivo más allá que aquí.

MARTA
Ah, pero usted no es extranjera?

POpy
No. Lo que pasa es que yo tengo una boutique. Com-
pro allá las mercancías para venderlas aquí .

MARTA
Ah, sí? Y cómo? Allá son muy baratas? Luego no
es en dólares?
POpy
Claro . Pero al cambio resultan baratísimas y aquí
los clientes se vuelven locos por todo lo de allá.
Es un negocio ¡bárbaro, increíble! Claro, lo mejor es
el intercambio: llevar de aquí artesanías y traer apa-
ratos eléctricos y ropa. Ustedes van de compras?

MARTA
.. . No. Es decir, nosotros vamos de paseo, vamos
a conocer.

PALOMINO
Sí, vamos en viaje de descanso. Dígame y qué tal
es por allá? Sí es tan bonito como dicen?
POpy
Mucho más de lo que ustedes piensan. Es un
verdadero paraíso. ilncomparable! ¡Sunshine , wonder-
fui hotels, swiming-pools! You know?

340

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Durante esta conversaclon el hombre de la terraza
se acerca al grupo. Disimuladamente saca de la ma-
leta un paquete que deja en la banca. Luego se re-
tira.

MARTA

¡Ah , pero usted habla inglés' Lo aprendió allá?

POpy

Claro, podría decirse que lo hablo mejor que el es-


pañol.

MARTA

Ah. sí? Dígame, cómo se dice, cuánto cuesta? (La


Popy simula que ha descubierto el paquete que ha
dejado el hombre de la terraza, y lo recoge).

PALOMINO

y para qué pregunta eso , Marta, si no llevamos di-


nero?

POpy

Miren, se les cayó este paquete . Tienen que tener


más cuidado con sus cosas. Bueno, yo me voy. (Sa-
le rápidamente).

PALOMINO

(Levantándose): ¡Oiga! pero este paquete... no es ...

MATAMOROS

(Deteniendo a Palomino): ¡Cállese! No se da cuenta


de que no es de ella? De pronto es algo valioso ...

341

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
En ese momento entran al escenario detectives que
requisan y vigilan por todos lados. Dos de ellos se
acercan al trío.

DETECTIVE 1
Ustedes ya hicieron aduana?

PALOMINO
No, nosotros no llegamos. Nos vamos, viajamos a
Miami.
DETECT..IVE 2

Ah, sí? Qué llevan ahí? Abran esas maletas. i Rá-


pido!

La Popy entra rápidamente, interrumpiendo la re-


quisa.
POpy

(Saluda a los detectives): Señores, cómo están?


¡Ay! ¡Mi paquete! Qué pena, se me había que-
dado. Gracias (Toma el paquete de las manos de
Palomino) Es un perfume , .. Bon Voyage" de Ives I

Saint Laurent. Muchas gracias.

DETECTIVE 1
(A la Popy). Algún problema, señora?

POpy

No, los señores son amigos míos, viajan a Miami.


(Sale).
DETECTIVE 2
Bueno, ustedes tienen que retirarse de aquí. i Rá-
pido, por favor! Agarren sus maletas y háganse por
allá.

342

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El trío se retira a un lado del escenario. Los detec-
tives se quedan vigilando. Por un extremo del esce-
nario entra Mr. Adams, extraño personaje vestido
todo de blanco y en una silla de ruedas. Lo conduce
una enfermera-intérprete. Con él vienen unos perio-
distas.
PERIODISTA 1

Mr. Adams: cómo ve la situación en Latinoamérica,


ahora de regreso a los Estados Unidos?

MR. ADAMS
(Habla en Inglés).

INTERPRETE

Después de inspeccionar el terreno Mr. Adams dice


que el futuro está lleno de azares que sobrecogen
el corazón de los más fuertes.

PERIODISTA 2

Este año del 68 se presenta como uno de los más


convulsos dentro de la década. Mr. Adams, qué te-
mores abriga el gobierno de los Estados Unidos con
respecto a los países de Latinoamérica?

MR . ADAMS

(Habla en Inglés).

INTERPRETE

Mr. Adams dice, que todo depende de que el equili-


brio se mantenga. De lo contrario tendría que reti-
rarse definitivamente.

En ese momento, Palomino trata de acercarse para


ver mejor a Mr. Adams. Dos detectives salen inme-

343

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
diatamente y lo detienen, encañonando también con
sus pistolas a Marta y Matamoros.

INTERPRETE

(Se ha colocado delante de Mr. Adams, en actitud


p rotectora): Qué pasa, señores?

PALOMINO

Yo sólo quería ver mejor al míster.

Mr. Adams habla algo al oído de la intérprete. Esta


se dirige a los detectives.

INTERPRETE

¡Déjenlo! Mr. Adams dice que puede acercarse, que


quiere saludarlo.

Palomino se acerca a Mr. Adams y éste le tiende la


mano. Palomino sorprendido alarga tímidamente /a
suya y se saludan. Los periodistas toman fotos.

MR. ADAMS

You re a lucky man.

La intérprete hace señas a Palomino para que se re-


tire. Este vuelve a su lugar con su mujer y su amigo.
Mr. Adams continúa su camino.

PERIODISTA 2

Mr. Adams, por qué suspendió su visita a la univer-


sidad?

PERIODISTA 1

Temía a manifestaciones por la guerra de Vietnam?

344

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PERIODISTA 2

Por qué fracasó la Alianza para el Progreso en Amé-


rica Latina, Mr. Adams?

El grupo sale por un extremo. Los detectives también


se retiran y se restablece el ambiente anterior. El
trío de personajes regresa a la salita de espera.

ALTAVOZ

Líneas Aéreas North-East" anuncia la sal ida de su


JI

vuelo 007 con destino a la Tierra del Sol. Puerta de


sal ida habitual .

MATAMOROS

fA Palomino}. Por qué le dio la mano, hombre? No


leyó la chapola?

PALOMINO

Eso qué tiene? Qué me va a pasar por darle la ma-


no a un gringo? ¡No joda tanto! ...

La Popy entra precipitadamente, dirigiéndose de nue-


vo al grupo. Trae en la mano el paquete.

POpy

¡Ay, qué pena! Resulta que el paquete sí es de us-


tedes. Lo que pasa es que yo tengo uno parecidísi-
mo. Miren, es este. (Abre la cartera y les muestra
al interior de ésta un paquete similar). Qué pena,
señores.

MARTA

(Recibiendo el paquete con cierto escrúpulo). Pero


es que este paquete no es ...

345

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
POpy
Es de ustedes. No lo vayan a dejar por ahí. Cuíden-
lo. (Se escabulle rápidamente. Los tres personajes
quedan desconcertados).

MATAMOROS
... Esto sí está bien raro. Primero nos entrega el
paquete, cuando viene la policía nos lo quita y ahora
vuelve a entregárnoslo. No entiendo nada.

MARTA
Yo voy a mirar, a ver qué hay dentro del paquete .

PALOMINO

¡Aquí no, Marta! De pronto aparece el dueño.

En ese momento entra el hombre de la terraza y el


maletín y se dirige a Matamoros.

HOMBRE DE LA TERRAZA

Perdón, quién es el señor Matamoros?

MATAMOROS
Soy yo. A la orden?

HOMBRE DE LA TERRAZA

lo solicitan en la oficina de información, señor Ma-


tamoros.
MATAMOROS
A mí? Yeso para qué?

El hombre de la terraza le indica que se dirija a la


oficina de información y luego se retira.

346

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Vaya, Julián. De pronto es algo urgente.

MATAMOROS

. .. Bueno, ya reg~eso. Lo mejor es que miren a ver


qué hay dentro del paquete. De pronto es algo de
alor. (Sa/e).

MARTA

Voy al baño. Yo tengo que ver lo que hay dentro


del paquete.

Marta se dirige a/ baño. Le sale a su encuentro /a


Popy, quien la detiene.

POpy

¡Ay!, ¡Qué bueno encontrarla! Venga conmigo, quie-


ro mostrarle unas artesanías divinas que puede lle-
var a Miami. Y puede hacer un negocio increíble.

MARTA

(Dudando). Pero... yo no tengo suficiente dinero ...

POPY
No importa. Venga... No se resista. Déjese llevar
por sus impulsos. (Se /a lleva forzadamente y salen
de escena).

Por un extremo aparece un ciego y por el otro un


hombre que se dirige al ciego para ayudarlo.

HOMBRE

Desea sentarse, señor?

347

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Lo guía hacia las sillas donde se encuentra sentado
Palomino. El ciego se sienta y el hombre lo hace al
otro lado, acorralando entre los dos a Palomino.

CIEGO

Palomino?

PALOMINO

(Sorprendido). ¡Ah! Sí... soy yo, pero ustedes por


que'?.....

HOMBRE

No tema . El paquete que tiene su mujer .. .

PALOMINO

(Nervioso). Mire , señor, ese paquete no es de noso-


tras . lo que pasa es que ...

HOMBRE

Sin arriesgar nada de su parte . Ningún problem a


con la aduana .

PALOMINO

No señores, yo no... el paquete . . .

CIEGO
El riesgo es mínimo.

HOMBRE
Si lo entrega, podrá pasar quince maravi liosos días
en Miami.

348

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CIEGO

Con este dinero (saca sigilosamente de la chaqueta


un f~jo de billetes mostrándoselos a Palomino, quien
se sorprende al ver los dólares).

PALOMINO

Pero es que yo no soy... Eso es muy pel ¡groso ...


No, yo no puedo... Además, don Félix me dio un
dinero ...
HOMBRE

No tema, todo está asegurado. Qué dice? .. Le sir-


ve el dinero, sí o no? Su mujer podrá comprar allá
todo lo que quiera. Decídase rápido.

PALOMINO

ueno, un momento... es que yo necesito saber ...

CIEGO

En el aeropuerto lo reconocerán si lleva este


sombret·o, esa gabardina y estas gafas. Su mujer de-
berá llevar este sombrero. (Le entrega los admi-
nículos).
PALOMIÑO

(Dudando). Pero... señores... yo nunca he hecho


una cosa así. Les aseguro ...

CIEGO

Rápido: Sí o no? Son cuatro mil. (Le coloca el


fajo de billetes sobre las piernas, debajo del som-
brero. En ese momento entra Matamoros, quien al-
canza a darse cuenta del dinero que los dos hombres
han entregado a Palomino y de la extraña situación).

349

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Cómo?
HOMBRE

¡Dólares!
CIEGO

y nuestra eterna gratitud. (Sonríe).

Los dos hombres se levantan y salen rápidamente.


Matamoros mira sorprendido la situación. Palomino
se levanta y se dirige hacia el extremo por donde ha
salido uno de los hombres anteriores.

PALOMINO

¡Oigan, señores! ... Yo todavía no había ... Estas co-


sas. .. uno necesita pensarlas un poco más... ¡Ay,
Dios mío! (Guarda el dinero entre el saco decidida-
mente. Llega Marta apresuradamente).

MARTA

Pedro Pablo, este paquete es muy sospechoso .. .


Yo creo que lo mejor es ...

PALOMINO
¡Llevarlo!

MARTA

Cómo? Pero qUien sabe qué tiene? Esa mujer prác-


ticamente me obligó ...

PALOMINO

¡Cállese! (Le muestra los billetes).

350

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MATAMOROS

(Que se ha acercado). Qué pasa? Quiénes eran esos


tipos? A mí nadie me necesitaba. Ese paquete ...

MARTA
El paquete? Es que Palomino decidió ...

PALOMINO
i Decidimos, Marta! iDecidimos!

MARTA
... Sí. .. decidimos ...

PALOMINO

i Llevarlo! Decidimos llevar el paquete. Es un encar-


go. Nada peligroso. (Dirigiéndose a Marta). iGuár-
delo! (Marta recibe el paquete).

MATAMOROS
Pero cómo así que un encargo? De quién?

PALOMINO
Cómo que de quién? Pues de ... de don Félix. De
quién va a ser?

MATAMOROS
De don Félix? Cuándo? Cómo lo sabe? . . Qué le
pasa, Palomino? Ustedes están muy raros. Esos hom-
bres son muy sospechosos. Ustedes se van a meter
en la grande.

MARTA
(A Palomino): Matamoros tiene razón, Pedro Pablo.
A mí me da mucho miedo. Qué tal que ... ? (Devuel-

351

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ve el paquete a Palomino. Palomino forcejea con
Marta para que ésta retenga el paquete y se les
cae. A Palomino se le salen los dólares del bolsillo
y también caen al suelo. Asustado y mirando para
todos lados , se apresura a recogerlos. Marta le ayu-
da).
MATAMOROS
(Se sorprende también al ver los billetes). ¡Palomi-
no, no se meta en eso! Es un negocio sucio. Seguro
que ese paquete lleva... (Baja el tono y mira para
todos lados) una porquería de esas... Todavía pue-
de. . . Palomino , si usted es mi amigo bote ese pa-
quete (Matamoros arrebata el paquete a Palomino.
Este vuelve a quitárselo y lo entrega a Marta).

ALTAVOZ

Su atención, por favor: "Líneas Aéreas S . A.", anun


cia la salida de s I vuelo 577 con destino a Miami y
Nueva York. Pasajeros, favor abordar el avión HK-29L!
por el muelle de salida internacional.

Continúa anunciando en inglés, más bajo. Empiezan a


cruzar el escenario diversos pasajeros que viajan en
ese vuelo. Palomino se pone el sombrero, se cuelga
la gabardina en el brazo y toma sus maletas.

MATAMOROS
¡Palomino, bote ese paquete! Les va a pesar toda
la vida.
PALOMINO
ES mi'"d
VI a, no.?

MATAMOROS
Usted se metió en un negocio que le va a pesar to-
da la vida. Qué le pasa, hombre? Por unos miserables
dólares?

352

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

¡No se meta, Matamoros! Vo no tengo por qué reno


dirle cuentas a nadie y mucho menos a usted. ¡Va
lo decidí y punto!

MATAMOROS

¡Palomino, todavía hay tiempo!

MARTA

Pedro Pablo. Julián tiene razón ...

PALOMINO

i Usted se me calla! i Lo llevamos! Es un encargo de


don Félix.

MARTA

Puede ser peligroso.

PALOMINO
i Póngase este sombrero!

MARTA

o quiero!
PALOMINO

j óngaselo, carajo! (Se lo coloca a la fuerza). ¡Andan-


0,nos vamos!

ALTAVOZ

U timo llamado: Pasajeros del vuelo 577 con destino


a Miami, favor abordar el avión HK 294 por la puer-
ta de salida número 2, muelle internacional.

353

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MATAMOROS

¡Palomino, usted ya no es mi amigo! Si se mete en


eso, olvidese de que nos conocemos.

PALOMINO

(Poniéndose las gafas que le dieron los hombres).


¡Me importa un carajo! (Hace una seña a su mujer,
dan la vuelta y se meten en la aduana).

Luego de observarlos, Matamoros hace un gesto al


público y sale. La Popy entra de un extremo del esce"
nario, y del otro el hombre de la terraza y el male-
tín. Se cruzan en el centro y se detienen.

POpy

Llevaron los sombreros?

HOMBRE DE LA TERRAZA

Sí.

Suena la orquesta y empieza a cantar la Popy mien-


tras los actores cambian la escenografía para la si-
guiente escena.

Canción de la gente decente

La gente decente
sólo piensa en el momento presente.

La filosofía Popy, muy... Beverly


predica el placer y la aventura.

El camino más fácil es negocio.


Lo único que cuenta es lo inmediato.
A muchos ha llegado la gran ocasión.

354

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La gente importante
sólo asume lo mejor del instante.
La filosofía Popy tan inn, tan chic,
predica el placer y la aventura.
El camino más fácil es negocio.
Lo único que cuenta es lo inmediato.
A muchos ha llegado la gran ocasión.
Por eso yo te aconsejo
pulir el sueño de tu felicidad ahora
mientras te llega el turno de la gran ocasión.
y te deseo buen tino
y te deseo buen tacto.

111. LA CONSTRUCCION
Ruidos de una mansión en construcción. Unos obre-
ros dan los últimos toques a la casa de Palomino. El
capataz revisa diligentemente los trabajos. Una mu-
;er limpia afanosamente los pisos. Un obrero canta
la canción "El Cuartito está Igualito". Entra un hom-
bre de gafas negras con apariencia de matón. Es un
guardaespaldas de Palomino.

GUARDAESPALDAS

(Al Capataz). ¡Necesito un par de hombres que ayu-


den a entrar unas cajas! iRápido, que ya viene el
doctor!
El capataz manda a dos hombres. Estos entran unas
cajas de whisky que dejan en la mitad del escenario.
De afuera se escucha la bocina de un carro con la
melodía de liLa Cucaracha": Es el automóvil de Palo -
mino.
CAPATAZ
i Llegó el doctor' Se dan cuenta? ¡Carajo! Vesta jo-
da todavía no está lista.

355
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Entra Palomino seguido por dos guardaespaldas. Vis-
te ostentosamente. Uno de los guardaespaldas le sir-
ve whisky en un vaso que Palomino sostiene todo el
tiempo. Los obreros dejan los trabajos y se reúnen
en silencio.

PALO'M INO

Bueno, t~rminaron esto? O me hicieron perder e l


viaje?

CAPATAZ

¡No, doctor, ni más faltaba!

PALOMINO

Todavía no soy doctor, apenas estoy comenzando l a


carrera. (Palomino y sus guardaespaldas ríen a car-
cajadas).

CAPATAZ

Don Palomino.. . lo que pasa . . es que los acaba- J

dos resultaron muy complicados , pero esto práctica-


mente ya está listo. Es decir, en un par de días te
entrego su casa totalmente terminada. Y la parte de
atrás doctor, en un par de meses , como habíamos
quedado .

Empiezan a inspeccionar la construcción.

PALOMINO

Mi mujer quería pasarse inmediatamente. Hoy llega-


mos del extranjero y no queremos vivir más en ho-
teles. Veamos cómo quedó esto.

Se acercan al centro del escenario, donde se supone


hay una gran escultura.

356

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

¡La fuente! Está muy ' bien. Claro que yo quería el


pescado del centro más pequeño y la ninfa más
g r ande.
CAPATAZ

Doctor, pero por eso yo le pregunté ...

PALOMINO
Bueno, no importa. Quién hizo los acabados?

CAPATAZ

(Llamando a un hombre): ¡Ramírez, venga para acá!


Un joven se acerca tímidamente. Palomino le tiende
la mano.
PALOMINO

Muy bien, muchacho, me gusta ese trabajo. Usted es


un artista. (A los guardaespaldas). Dos cajas de whis-
ky para este joven.

El obrero se retira saltando de la felicidad. Palomino


se acerca a una de las mujeres, que está embara
zada.
PALOMINO

y usted, qué hace aquí? No debería estar trabajando


en ese estado .
MUJER

La necesidad, doctor.
PALOMINO
(Al guardaespaldas). Estas cosas me parten el cora-
zón. (Saca un fajo de dólares y le entrega unos cuan-

357

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tos a la mujer. Dirigiéndose al capataz). Dele una I i-
cencia, y páguele hasta que nazca el niño.

CAPATAZ

Como usted ordene , doctor.

MUJER

Usted es muy bueno, doctor.

PALOMINO

A veces. (Continúa el recorrido). Veamos los encha-


pados del porche. Cómo quedaron?

CAPATAZ

Solo falta esta parte , doctor, porque las baldosas ho-


landesas no las dejaban pasar en Curacao. Pero al
fin llegaron . Y resultaron una maravilla , parecen es-
pejos .

PALOMINO

No están mal. A mi mujer le encantan todas las co-


sas brillantes . Bueno, y quién hizo estos acabados?

CAPATAZ

(Llamando a un obrero). ¡Manolo, venga para acá!

PALOMINO

(A los guardaespaldas): Una caja de whisky para Ma-


nolo. Y qué pasó con los vidrios de seguridad?

Se dirigen hacia donde están los vidrios de seguridad.

358

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAPATAZ
F eron los primeros que llegaron. Alemanes, doctor.
ucho mejor que los canadienses que usted quería.
Qué tal esos colores? Son una belleza.

PALOMINO

y serán suficientemente seguros?

CAPATAZ

(Riéndose). Esto resiste un cañonazo. Haga el ensa-


yo si quiere, doctor.

Palomino se lleva la mano al cinto e intenta sacar el


revólver. Todos se retiran asustados. Palomino se
arrepiente y enfunda de nuevo el arma.

PALOMINO

¡No! Eso lo dejamos para la fiesta de inauguración.


(Ríe con los guardaespaldas). Después del viaje a
Miami. (A sus hombres). iTres cajas de whisky para
los que hicieron este trabajo! iQué verraquera! ¡Se
lucieron, muchachos! Qué irá a decir don Félix cuan-
do vea este palacio? Se va a morir de la envidia, por·
que esta maravilla está diez veces mejor que su
mansión. Se le creció el pichón. (Al capataz). Vea-
mos la piscina.

CAPATAZ

Lo único que le falta es el sistema de iluminación


del fondo. (A un obrero que está trabajando en eso).
¡El eléctrico! Ya terminó? Qué pasó con esas luces
de colores?

Se acerca el electricista, que es Julián Matamoros.

359

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MATAMOROS

Eso está muy complicado, con esa cantidad de ma-


ricadas que I.e meten estos ricachones. Pero yo creo
que para mañana ...

Matamoros sorprendido se queda mirando a Palo-


mino. Este también lo reconoce. Palomino se quita
las gafas.
PALOMINO
¡Matamoros! ¡Julián Matamoros! (Suelta una carca-
jada). ¡No joda, hombre! Usted qué hace aquí?
Los dos se abrazan emocionados.

MATAMOROS

¡Palomino! iPedro Pablo Palomino! Cómo es posible?


(Mirándolo de arriba a abajo). Yeso qué le pasó?
¡Carajo, usted cómo ha cambiado! Con esa pinta y
esas gafas, le juro que está irreconocible.

PALOMINO

La fortuna, Matamoros, la fortuna. Un golpe de bue-


na suerte. Ahora me dedico a los negocios. Nego-
cios de exportación e importación. (Se ríe). Recuerda
a don Félix? Resultó ser un tipo extraordinario. Cla-
ro que ahora tengo algunas diferencias con él. Y
usted qué se había hecho, Julián? Lo he buscado por
todas partes. Cómo anda su vida?

MATAMOROS
Se acuerda del taller? A los seis meses me fraca-
só. La competencia.

PALOMINO
El pez grande se traga al chico. No es cierto?

360

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MATAMOROS

Sí, eso dicen.


PALOMINO
Claro que, a veces. iQué verraquera encontrarlo, Ju-
lián! (Al Capataz) ¡Whisky para todo el mundo! Este
encuentro hay que celebrarlo. (Se va cambiando de
ropa con Matam()ros. Le da su saco y se pone el
casco de Matamoros) ¡Señores, este es mi amigo Ju-
lián Matamoros! ¡Mi amigo de toda la vida, que un
día perdí y hoy vuelvo a encontrar! ¡No joda, la vida
te dá sorpresas!

M ie 1tras Palomino habla, el capataz ha ordenado po-


ner una mesa y sacar el whisky de las cajas.
PALOMINO

Este es un gran día. ¡Salud!


Todos beben. De pronto el capataz descubre a un
obrero escondiendo una botella de whisky.

CAPATAZ
(Al obrero) Usted, por qué carajo se está robando
el trago? i Devuelva esa botella!

OBRERO

Cuál botella? Yo no me he robado nada.

CAPATAZ
Cómo que no? Usted me cree pendejo a mí o qué?
¡Yo lo ví, usted escondió esa botella!

A una orden de Palomino los guardaespaldas se di-


rigen a donde están el obrero y el capataz. Agarran
al obrero y recogen la botella.

361

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Qué es lo que pasa ahí?

CAPATAZ

Mire, doctor, el tipo este se estaba robando el tra-


go. Uno con esta gente no puede descuidarse. Igual
es con las herramientas, con los materiales, ¡con
todo!

Los obreros protestan.

PALOMINO

¡Bueno. silenciof (Al obrero) Venga para acá. (Los


guardaespaldas le llevan al obrero).

OBRERO

Doctor, en realidad yo no... es decir yo creía que


ese whisky se podía ...

PALOMINO

¡Ah! De manera que usted cree que se puede dis-


poner de lo que no es suyo como le viene en gana?

OBRERO

No, al contrario. doctor... lo que pasa... como ha-


bía tantas botellas ...

MATAMOROS

Oiga. Palomino... yo le pago esa botella.

PALOMINO

¡No sea güevón! No es la botella, ¡es el hecho!

362

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAPATAZ

(A los obreros): ¡Es el detalle!

PALOMINO

Eso. .. ¡El detalle! (A los obreros). A mí nadie, me


oyeron?, inadie me va a robar ni un pelo! ¡Pídanme,
carajo! ¡Pero no me roben! Pedro Pablo Palomino
le da al que la pide. Pero que ningún pendejo me
venga a robar lo que tanto me ha costado. Lo que
me he ganado con el sudor de mi frente. iNi un pe-
lo! Me oyen todos? iNi un pelo! (Agarra al obrero y
le riega encima la botella del licor). Quería whisky,
no? ¡Ahí lo tiene, miserable! ¡Ahora se me larga in-
mediatamente! ¡Se va ya! ¡Que le paguen lo que se
le deba y que desaparezca!

Los guardaespaldas echan al obrero.

MATAMOROS

¡Palomino, usted no puede hacer eso! ... Lo que hi~


zo ese muchacho ...
PALOMINO

¡Es un ratero vulgar! Yeso yo no lo tolero aquí.


¡Se me va y punto!

MATAMOROS

Pero usted no puede tratar a la gente de esa ma-


nera.

CAPATAZ

(Los interrumpe y se lleva a Palomino aparte). Doc-


tor. .. su amigo Matamoros... Yo qu)ero prevenirlo
sobre él, porque considero que es mi obligación. Su

363

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
amigo Matamoros es un tipo peligroso. Es lo que
llaman ... un subversivo. Aquí siempre está ponien-
do problema... El fue el que me organizó el sindi
cato. Con eso le digo todo, doctor.

PALOMINO

y usted quién carajos se cree para hablarme mal de


mi amigo Matamoros?

CAPATAZ

No, doctor... No me interprete mal.

PALOMINO

¡Julián, venga para acá! (A los obreros): ¡Señores,


les presento al nuevo jefe de esta construcción!

Todos ríen.

CAPATAZ

¡Un momento, doctor! Usted no puede echarme


así como así. Ellos son mis trabajadores y yo
tengo un año y medio dirigiendo la construc-
ción. Además, no se le olvide que todavía tenemos
contrato por dos meses.

PALOMINO

(Riéndose). Contrato... Esta obra usted la dirigió


hasta hoy. Ahora el jefe, mejor dicho, su jefe, es
Matamoros. Y yo no lo estoy echando, simplemen-
te cambiándalo de puesto.

CAPATAZ

Usted podrá hacer con su amigo lo que le dé la ga-


na pero a mí no me va a joder tan fácilmente. fA

364

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
los obreros): CÓrlJO les parece, muchachos? Un asun-
t de estos hay que hablarlo primero que todo con
el sindicato.

UN OBRERO

hora sí le sirve el sindicato.

OTRO OBRERO

Afíliese. Más vale tarde que nunca.


Los obreros ríen.

CAPATAZ

¡No joda!, yo no me refiero a eso. (A Palomino). Me


quejaré al ministerio. A la oficina central del tra-
bajo.

PALOMINO

Quéjese a quien le dé la gana. Usted no me conoce .


Yo le compro su oficina del trabajo, su sindicato y
todo lo que quiera.

CAPATAZ

Voy a poner abogado. iEsto le va a salir bien caro~

PALOMINO

¡Usted me pone un abogado y yo le pongo cinco ,


Qran pendejo! (Palomino saca del bolsillo un fajo
de dólares y se dirige hacia los obreros). Ven es-
to? i Mírenlo bien! Es el rey del mundo. ¡Con esto
se cornpra lo que uno quiera! Con esto vamos a ha-
cer un mundo diferente, un mundo sin ladrones, sin
sapos como usted. (Dirigiéndose al capataz y tirán-
dole en la cara el fajo de billetes). ¡V ahora se me
larga!

365

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CAPATAZ

(Guardándose unos billetes que le han caído enci-


ma). ¡Claro que me voy y le dejo tirada su casa de
mierda! Usted podrá tener mucho dinero pero yo
tengo mi dignidad, que vale más que todo su dinero.
(Los guardaespaldas sacan al capataz).

PALOMINO

Bueno, ya pasó todo. Sigamos celebrando este en-


cuentro. Beban, muchachos, no pasó nada... Aquí
no ha pasado nada ...
Los obreros se van retirando poco a poco.

MATAMOROS

Palomino, qué le pasa, hombre? Cómo se le ocurre


echar a ese hombre de esa manera?

PALOMINO

(Medio borracho) iUsted se me calla! Yo hago lo que


me da la gana. Es mi casa, o no? ¡Es mi plata! ¡En-
tonces usted no joda!

MATAMOROS
Tampoco es para que me grite.

PALOMINO

¡Ah, caraja! Se le subieron los humos a la cabeza


al pendejo este. Usted es el nuevo capataz pero de
esos obreros. ¡A mí me respeta!

MATAMOROS
Lo que yo digo es que usted no puede botar a la
gente así como así.

366
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO
¡No me amenace, Matamoros! ¡No joda, no me ame-
nace! (Los mafiosos se acercan a Matamoros) ¡Dé-
jenlo! Encima de pobre, guevón.

MATAMOROS

i Pues ahí le dejo su puesto de capataz, porque yo


no le acepto eso! iNi muerto, carajo! (Matamoros se
quita el saco de Palomino, lo arroja al suelo y em-
pieza a cantarJ.
Canción del Dinero

Sobre todo aquellos


que de todo carecieron
saben que el dinero
es el rey en este mundo,
pero también es cosa archisabida
que no es oro todo lo que brilla . (Bis) .

Todo se compra y todo se vende .


Puedes comprar los amigos
y desarmar enemigos en un parpadeo.

El dinero calma deseos


deslumbrando a los paganos
lo mismo que a los cristianos.

El dinero es festivo,
es alegre y divertido,
hace amable al más odioso,
enaltece al enano
y al manco le pone manos.
Pero no es oro
todo lo que brilla. (Bis).
C istóbal Colón sabía
que pueden abrirse

367

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
con puñados de oro
las puertas del paraíso.

Si la esperanza es verde como un dólar,


no es oro todo lo que brilla. (Bis).

Todo se compra y todo se vende.


Puedes comprar los amigos
en un parpadeo.

El dinero acuna al rico,


al pobre le quita el sueño.

El dinero es placentero,
el dinero es festivo.
es alegre y divertido,
te concede partidarios,
acompaña al solitario.
De muchos es la locura .

Pero no es oro
todo lo que brilla. (Bis).

Alfatamoros termina de cantar y sale. Palomino ha


quedado solo y borracho paseándose por todo el es-
c enario.

PALOMINO

¡Julián! Qué le pasa, Julián? Se volvió marica o qué?


Sabe lo que me estaba diciendo el sapo ese? Que
usted era un subversivo, que me quería desorganizar
esto. Yo lo quiero ayudar guevón, pero no se deja.
¡Abra los ojos, Julián Matamoros! Todo se compra y
todo se vende... ¡ Matamoros! Dónde está? Mi ami -
go. .. ¡Desgraciados!, todos son unos desagradecidos
de mierda. . . Julián... mi único amigo... encim a
de pobre, guevón... Está bien... ¡Al carajo! ... vá-
yase. .. Yo me quedo solo... solo ...

368

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Cae totalmente borracho sobre la mesa. Las luces se
han desvanecido y solo queda iluminada la mesa so-
bre - la cual reposa Palomino. La atmósfera se trans-
forma en un sueño-delirio de Palomino. En las altu-
ras, el gringo del aeropuerto como dios.

DIOS

¡Gran ofuscación conturba tu espíritu, Palomino!


~uscas I~ felicidad pero se deshace en tus ma-
nos como la arena del - desierto. Te he insinuado un
camino, pero atolondrado y lleno de presunción lo
buscas en otras direcciones. Palomino, tu me caes
bien, pero no intentes perturbar mis senderos ines-
crutables. No pretendas ordenar el mundo. Esa es
mi razón de ser. Qué haría yo con un mundo orde-
nado? Quieres dejarme sin mi oficio? Lo mismo pre~
tende tu amigo Matamoros. Claro, que en otra di-
rección. Ese me disgusta más ...

Continúa hablando casi en un murmullo cada vez más


incomprensible . Palomino se levanta y trata de ir ha-
cia el dios. Entra don Félix llevando un cochecito de
bebé. Ríe a carcajadas mudas y saca de/ coche bi-
I/etes que empieza a tirarle a Palomino. Este se aba-
lanza sobre don Félix y lo ahorca. Don Félix sigue
'¡endo mientras cae al suelo. Suena una música dul-
ce. Aparece la Popy, quien danza seductoramente. Pa-
lomino intenta agarrarla pero ella se le desvanece y
resurge bailando en otro lugar, hasta que desapare-
ce. La música se transforma, ahora es relJgiosa, Apa-
rece un grupo de mendigos. Palomino acude a ellos
oara ayudarlos. Cuando Palomino les va a dar dinero,
del grupo sale Matamoros en forma de un enorme
pajarraco que lanzando estr-identes graznidos se lanza
a picotearlo. Palomino huye y e/ pajarraco lo persigue
hasta que Palomino cae extenuado sobre la mesa. La
pesadilla desaparece. La luz vuelve a ser normal. En-
tra Marta con un guardaespaldas de Palomino y lo
despierta.

369

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUARDAESPALDAS

¡Don Palomino, don Palomino, despierte! Se siente


mal?
MARTA
Por qué me hace esto? Usted no se da cuenta del
pel ¡gro en que s~ mete con esa vida que lleva? El
día menos pensado le pegan un tiro. iDesconsidera-
do! Usted no tiene ningún derecho para destruir la
fortuna que Dios nos ha dado. .

Los guardaespaldas sacan a Palomino. Marta se que-


da atrás. Examina con la mirada el lugar y sale.

IV. LA DELACION
Callejón oscuro. Dos matones de don Félix esperan.
Llega otro matón insultando y pateando a un guarda-
espaldas de Palomino, quien viene con las manos
atadas a la espalda.

MATON 1
(Golpeando al detenido) ¡Al fin caíste! Se te acabó
el vuelo , "mosquito" . Ahora estás en mis manos y
te voy a aplastar si no sueltas la lengua de una vez.
¡Habla! Quién es el contacto? ¡Habla! O prefieres
que te corte las alas? Me estoy poniendo nervioso.
"mosquito", y cuando me pongo nervioso no puedo
controlarme. ¡Cabrón! ¡Habla de una vez! (En ese mo-
mento entra don Félix y se queda observando a los
matones y al detenido en el suelo).

D . FELIX
Qué pasó?
MATON 1
No quería hablar, jefe.

370

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
D. FELIX

¡Suéltenlo! Ordené que no le golpearan. (Desa-


tan al detenido. Don Félix hace señas al ma-
tón 1 para que desaparezca. Sacando un pañuelo,
limpia la cara del hombre golpeado). Tranquilo, mu-
chacho. Son unos miserables, pero en el fondo son
gente buena, como tú. Mira, es algo muy fácil, sólo
qUiero saber una cosa: el nombre del contacto. Tú
me lo dices y te vas. Qué te parece? (Le coloca un
faio de dólares en el bolsillo). Hagámoslo más fácil,
muchacho. .. Yo te puedo ayudar.. . Dime... quién
es el contacto de Palomino? No será... Mr. Adams
por casualidad? (El detenido baia la cabeza afirmati-
vamente). ¡Ajá!... Muy bien. Eres un primor. (Da
orden a sus matones para que lo deien partir y lue-
go sale).

Después de guardar bien el dinero y sacudirse un


poco, el matón golpeado va saliendo despacio y cau-
telosamente. Lo llama uno de los hombres de don
Félix que se ha quedado contra la pared. El "mosqui-
to" se detiene, levanta los brazos y se vuelve lenta-
mente. El hombre de don Félix se lleva el dedo ín-
d ice a la boca para señalarle que no hable nada. La
escena se "congela" un momento y luego cambia.

V. EL CASTIGO
Un casino en Miami. Una orquesta interpreta música
de iazz. Varios jugadores apuestan a la ruleta. Al
fondo, un croupier. Don Félix hace grandes apuestas.
La Popy está a su lado.

D. FELIX
henta y cinco al rojo. Sesenta al verde, O. K. ?

CROUPIER
It's fine. ¡Play! Other one.

371

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La ruleta gira. Don Félix recoge las fichas.

D. FELIX
El doble. Quién juega? Nobody?

MAFIOSO
No, Félix, you are number one.

D. FELIX
Ves, I know. One hundred.
POpy
Eres el número uno, papi. Nadie se te mide, nadie.

CROUPIER

Mr. Félix Bastidas wins again. ¡It's fantastic! ¡Aten-


tion, please! iPlay again!
POpy
Si sigues así, vas a quebrar la banca, papi.

D. FELIX

Quiero seguir pero no solo. Nadie juega? Two hun-


dred, red 34. One hundred, green 22. O. K. Nobody?

Palomino entra intempec:tivamente. La música se de


tiene. Está vestido igual que don Félix.

PALOMINO
¡Yo le juego, don Félix! En cuánto van las apuestas?

D. FELIX
Qué sorpresa, Palomino. Volaste hasta aquí y por tu
cuenta. A qué se debe tu presencia?

372

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PAL!OMINO

Negocios, don Félix. Negocios personales.

P0PY

¡Palomino! Me encanta que hayas venido hasta don-


de está Félix. (Lo abraza y lo besa).

D. FELIX

Son muy amigos ustedes dos, no?

POpy

A veces, papi.

D. FELIX

Popy, sabes cuál es tu puesto. (La toma de un bra-


zo y la vuelve a su lado. Dirigiéndose a Palomino):
Quieres probar tu suerte, Palomino? O. K.? Apuesta
sin temor. Si arriesgas algo, arriesgas todo. Es mi
ley. (Los jugadores se van retirando. Ouedan Palo-
mino, don Félix y la PopyJ. . .. Negocios personales
entonces. Bien. (Al croupierJ iTwo hundred!

PALOMINO

No, no, monsieur. ¡Two hundred fifty! O. K. ?

D. FELIX
O.K.

El croupier gira la ruleta.

CROUPIER
O.K., O.K., we'lI see, who is number one.

373

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
D. FELIX

A cuál de los dos vas, Popy?

POPY

Al que gane. (Canta una canc/on. Mientras canta los


dos jugadores continúan el juego en cámara lenta).

Canción del ganador

U na vez hubo dos hombres


que perseguían lo mismo:
gloria, dinero, poder,
gorda ganancia y placer.

Eran dos grandes amigos


pero sólo en apariencia
porque el uno siempre espiaba
los movimientos del otro .
Ninguno seguro estaba
de la lealtad de su socio.

Al sufrir la desconfianza
que esa amistad derivó
en oscura competencia
por decidir el number one
estaba por disputarse
toda la felicidad

En cuestiones de poder
nunca cuentes con la suerte:
la partida es del más fuerte.
Hay que elegir, tú o yo.
Hay que elegir, tú o yo.

VI. AEROPUERTO CLANDESTINO


Oscuro. En el primer plano de la escena, varios hom-
bres hacen señas al cielo con linternas. Rápidamen-

374

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
te colocan en el suelo mecheros que delinean una
pista de aterrizaje. Ruido del motor de un avión que
se acerca. En el fondo, el anterior casino. Palomino
a un lado llama por teléfono. En el aeropuerto clan-
destino un hombre le responde.

PALOMINO
iCall to Colombia, please! ¡Call to Colombia! Cómo
va el swing?

HOMBRE
Todo correcto. El disco ya va a terminar. Sólo falta
un songo

PALOMINO
jO. K. Ojo avizor! Dentro de poco super stereo no
sonará más. (Cuelga).

El avión aterriza. Cuatro hombres avanzan del pros-


cenio hacia el fondo. Visten chaquetas de cuero y
llevan un maletín. Dos van fuertemente armados. Se
paran en el centro. Del fondo aparecen otros cuatro,
quienes traen unos paquetes. Es el cargamento.

HOMBRE DEL CARGAMENTO


Sati sfecho?

CHAQUETA DE CUERO
Satisfecho.

En ese momento aparecen unos hombres que los es-


taban rodeando y ametrallan a los del cargamento.

LOS CHAQUETA DE CUERO

i don Félix nadie se lo pasa por la faja! Querían


v lar por su cuenta? Ahora pueden hacerlo I ibremen-

375

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
te. ¡Cabrones! (Los chaqueta de cuero recuperan el
maletín con los dólares y se retiran) ..

VII. BAR EN MIAMI


La luz vuelve al bar. Palomino y don Félix aparecen
uno frente al otro. La ruleta rueda. El croupier le-
vanta el vaso. Se precipitan a ver el resultado.

POpy

iGanaste, Palomino!

D. FELIX

Así es la vida, muchacho. Ahora es tu turno. ¡Apro-


véchalo! Pero recuerda, Palomino. no trates de volar
más alto de lo que dan tus alas.

PALOMINO

Aprendo de usted. don Félix. Todo lo que tengo se


lo debo a usted... y estoy seguro de que también
lo que tendré. (Ríe).

POpy

Pero qué pasa? No van a seguir jugando? (A


don Félix). Te retiras. papi? Te desconozco. Es la pri-
mera vez que lo haces. (Don Félix comienza a ves-
tirse).

D. FELIX

De ahora en adelante tendrás que aprender a ves-


tirte por tu propia cuenta, Palomino. Ya no tendrás
necesidad de imitarme. Busca tu sombrero, tu cha-
queta. tus modales. y tus propias mujeres. De hoy
en adelante eres libre. Eso era lo q.u e buscabas, Pa-
lomino?

376

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
epentinamente irrúmpen en el bar unos detectives.

DETECTIVE 1

i Be quite! ¡Everybody! ¡Hands up! Who is Palomino?


edro Pablo Palomino?

PALOMINO
Qué pasa? I am Palomino. (Los detectives lo requi-
an).

DETECTIVE

¡ ame in. You follow us!

e llevan a Palomino tal como está. No le permiten


onerse el saco ni el sombrero.

LA P0PY

(Corre detrás de Palomino): Palomino, qué pasa? Por


se lo llevan? i El no ha hecho nada! (Vuelve llorando
junto a don Félix). Por qué dejaste que se lo lleva-
ran? Por qué no dijiste nada?

D. FELIX

Quería volar muy alto, Popy.

VIII. LA CARCEL
En primer plano del escenario, un guardián frente a
las rejas de la cárcel. Otro guardián trae a Palomino
a empellones. Le hacen vestir una ropa de presIdia-
rio. Guardan sus prendas en una talega. La reja se
abre y Palomino entra. Empieza a recorrer todo el
espacio del escenario donde se abren y cierran re-
jas. Es como un gran laberinto. Durante el recorrido
se oye amplificada la y-oz del juez (es el mismo ac-

377

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
tor que desempeña el papel de Olas), quien aparece
iluminado a un lado del escenario e interroga a Pa-
lomino.

JUEZ
What's your name?

PALOM.INO
Pedro Pablo Palomino.

JUEZ
Where did you come from?

PALOMINO
Qué dice?

JUEZ
Nationality. Colombian?

PALOMINO

Oh, yes, Colombian. Casado. ¡Necesito un abogado,


por favor!

JUEZ

Again. Vou have atenpt?Against the American cons-


titution. .00 you know that?

PALOMINO

¡VO soy inocente, no sé de qué me está hablan


¡ I need un abogado!

JUEZ
What can you say about cocain and marihuana?

378

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

¡Yo soy inocente. No se nada! ¡Me quejaré a mi


país!

JUEZ

¡American citizens are your vlctimsl ¡Vour co-


cain and marihuana trade are against this democra-
cyl ¡Against thes~ laws! ¡Against God! ¡VOU are guil-
ty! The Government of the United States sentences
you to 10 years. ¡10 years!

Al final del interrogatorio Palomino queda recluido


en una ce/da, a/ fondo. A primer plano llegan la Po-
py, don Félix y dos guardaespaldas. La Popy se des-
pide de don Félix.

D. FELIX

Yo no entro, Popy. Las escenas de la cárcel me de-


primen.
POpy

Eres muy delicado, Félix.

o r FELIX

Está bien~ Popy. Dile que pagué la fianza, que no


quiero saber nada de él. ¡Nada! Que se levante por
su propia cuenta, y cuando esté arriba veremos.

POPV
Eres muy bueno. papi.

D. FELIX
A veces, Popy.

3'79
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Félix queda solo esperando en un extremo del esce-
nario. La Popy se dirige a la celda y se identifica
ante un guardia que custodia una reja.

VOZ EN OFF

¡Mr. Palomino, you have a visitar!

GUARDIA 2:

(Trae de un brazo a Palomino y tras las rejas lo co-


loca frente a la Popy). ¡Five minutes! O. K.? (Se re-
tira).

POpy
Palomino, vine a verte.

PAl!OMINO

A ver lo que queda de mí?

p'opy
No me hables así.

PALOMINO

y cómo quieres que te hable? Tú me incitaste a e,,-


to y ahora qué?
POpy
Sabes quién pagó la fiañza? Félix Bastidas.

PALOMINO

Félix? Y por qué, por qué lo hizo? Quiere comprr r


mi libertad.

380

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
POpy

o olvida -lo de su hija. Además, tu silencio lo ha


conmovido. El dice que puedes salir y hacer lo que
quieras. De eso me encargo yo. (Palomino se le acer-
ca y la agarra bruscamente por el cuello). iYO te
quiero, Palomino!

PALOMINO

Lo único que hice fue imitarlo y tú me estimulaste,


Popy. y ahora qué? Mi familia, mi reputación ... to-
do perdido ...

GUARDIA 2

¡Five minutes!

POPY

Vas a aceptar la fianza?

PALOMINO
. -
Tú crees que pueda rechazarla?

POJ?Y

Podríamos irnos a otro país, comenzar una nueva


vida. Construir jun~os la felicidad. (Un guardia se lle-
va a Palomino). Qué dices?

PALOMINO

¡VO te quiero, Popy!

POPY

¡Palomino!

38·1

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

¡Nos vemos en Colombia! (Se llevan a Palomino. La


Popy sale por el laberinto. Se acerca a Félix).

D. FELIX

Cómo está?·

POpy

Mal.

D. FELIX

V tú cómo estás? (La Popy lo mira y sonríe. Féli x


saca un collar de brillantes y colocándoselo al cue-
llo le dice): Con esto te sentirás mejor .

JUEZ (EN OFF)

¡Palomino, you are free!

GUARDIA 1

¡Palomino, you are free!

GUARDIA 2

¡VOU are free!

Palomino sale de la cárcel. En un extremo del esce-


nario aparece el dios vestido de estatua de La Li-
bertad. Marta espera a Palomino. Este cse de rodillas
ante la estatua.

ESTATUA

(Lo alumbra con una linterna). Ahora eres libre, Pa-


lomino. Lucha por tu riqueza. Sólo el poder que con-

382

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fiere el oro te hará libre, y lo único que importa es
vencer en esta sucia batalla que ilumino. Llevo años
enclavada en el corazón del mundo y por algo soy
el sfmbolo de los más poderosos.

MARTA

(Se acerca a Palomino y le coloca un abrigo ayudán-


dole a levantarse). Qué te pasa, mi amor? Estás en-
fermo? (Lo abraza). Te hicieron tocar el fondo. Co-
menzaremos de nuevo. El dinero que logré salvar está
en un negocio próspero y honrado. Ven, no mires
atrás. El sucio pasado quedará enterrado para siem-
pre ...

Cuando van a salir la estatua llama a Palomino.

ESTATUA

¡Palomino! (Este ve vuelve). Remember, time is mo-


ney and money is freedom.

Se escucha el canto de las gavIotas. Salen.

INTERMEDIO

383
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IX. ENTREMES ·

. SEG DA PARTE

Vestidos de gangsters y prostitutas, los actores da n.-


zan sobre un ring de boxeo y cantan la canción "La s
razones del rico".

Las razones del rico

Desoigo los consejos


de los pobres y los buenos .
Son muy hermosas las virtudes
pero las razones del rico
están respaldadas por los bancos .

Hay que saber trampeat.


Para sobrevivir
en este mundo singular
convienen las artimañas.
En esta tremenda lid
el mundo es una patraña,
la vida es un sucio ardid.
Quien no se pasa de listo
listo está.

No vayas desarmado,
menos por el buen camino,
que es un camino peligroso .
La ley de la bolsa o la vida
es la moda del siglo que corre.

384

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Es mejor prevenir
a ntes que lamentar.
Poco se arriesga al golpear:
p egúntale a mi pistola.
~er manso es el ideal
ero a los de mi familia
quién los alimentará?

Quien no se pasa de listo


listo está!

Vestida de muerte, la Popy irrumpe sobre el ring con


un silbato.

MUERTE

¡Señoras y señores! iEn esta noche maravillosa pre-


sentaremos a ustedes el Entremés de la lucha del
Bien contra el Mal! Palomino deberá purgar sus cul-
pas para ingresar al mundo de la legalidad.

PALOMINO

(Cruzando el escenario se dirige al dios, que a un


lado está sentado sobre un andamio) ¡Sálvame, se-
ñor' iEnséñame el camino del bien! Sé que he caí-
rlo bajo, pero la ambición me encegueció. Ahora mi
espíritu arrepentido quiere regresar al buen camino.
Dame una nueva oportunidad . Prometo no malgastar
mi suerte.

DIOS

Sabía que regresarías, Pedro Pablo. Veo que es-


ás arrepentido, pues en tus palabras reconozco un
tono de sinceridad. Eso está bien. La humildad siem-
pre salva a los espíritus más atribulados. El camino
de la felicidad y del éxito es bien difícil. Muchos lo
han intentado y se han desgarrado en el intento. El
orgulloso yerra porque la presunción lo enceguese

385

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
y no puede distinguir el cenagoso camino del bie .
Te ayudaré una vez más, pero te advierto que será
la última. Abre tu espíritu a la gran lección: Deb .
rás pasar como el camello por el ojo de la aguj

He allí un ring: lucharás contra el mal y de esa m .


nera les demostrarás a los hombres de sombrer s
negros, tu verdadero arrepentimiento. En la contie -
da aprenderás el arcano que distingue las acciones
que llevan al triunfo. Quítate tus vestiduras y toma
éstas . (Le entrega un traje de luchador).

PALOMINO

Tengo miedo, Señor. Marta, dónde estás?

MARTA

(Aparece junto al ring) . iVo te ayudaré. amor mío!


¡Tú eres la esperanza . La gente todavía cree en er
bien!

MUERTE

¡Señoras y señores. va a IniCiarse la pelea! En es-


tos momentos hacen su entrada los jueces de som-
breros negros. Son dos prestigiosos industriales con
un pasado intachable.

Entran dos hombres de sacoleva y cubilete fumando


cigarros. Se sientan en una banca en diagonal al rlng.

INDUSTRIALES

(En Coro) iEsta noche queremos divertirnos, porque


el placer de los hombres es no sufrir y poder hacer
de todo! i Nuestra vida ha sido dura ,todo lo que nos
rodea es respetable: Nuestras casas, nuestras fami-
lias y nuestra industria constructora. Pero hoy que-
remos divertirnos en medio del griterío y la brutali-

386
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
d d. Apostaremos a Palomino, probaremos su capa-
c · dad de triunfo a nuestro lado, pero por si acaso,
h remos algunas apuestas al mal. Nunca debes in-
v rtir en un sólo contendor!

MUERTE
Hacen su entrada los habituales hinchas de las pe-
leas. ¡Se inician las apuestas!
Los hinchas -gansters- se dirigen al dios para ha-
cer sus apuestas con los hombres de cubilete. Se
p esenta un conato de pelea. Muy nerviosos todos
v n a sus puestos.

PALOMINO
Matamoros, dónde estás? ¡Tengo miedo Señor! ¡Te
pido la presencia de mi amigo Matamoros en e~tp
c ntienda' (Aparece Matamoros . Trata de devolverse
p ro los gangsters se lo impiden). ¡Matamoros, qué-
date! Recuerda cuando ju ábamos con los árboles ,
cuando me con~equi te el empleo y lo del ecuestro .
L recuerdas? (Matamoros hace de entrenador de Pa-
lomino . Lo masajea).
MUERTE
(Redoble de tambor). ¡Se inicia la pelea, señoras v
señores! La lucha es entre las poderosas fuerzas der
bien, representadas por ¡Pedro Pablo Palomino! (Pa-
lomino desfila con Matamoros cegado por las luces)
y las oscuras fuerzas del mal, representadas por el
demonio verde, ¡Félix Bastidas! (Aparece don Félix,
con máscara de luchador en verde), quien está aten-
dido por un delegado de Mr . Adams, un entrenador
de los más prestigiosos e invictos luchadores. (La
Muerte acerca el micrófono a Palomino).
PALOMINO
¡Dedico esta pelea a mi esposa Marta! ¡Ella me ha
atendido en todo momento!

387
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUERTE

¡En esta esquina, con todo el peso y los pesos acu·


mulados en la deshonra, Félix Bastidas! Maestro del
narcotráfico, la extorsión y la muerte, invicto lucha·
dor experto en llaves siniestras y trampas mortales .
(Acerca el micrófono a don Félix).

D. FELIX
¡Apostaré todo mi dinero a mi favor! ¡La pelea será
limpia, señores! iLa dedico a La Muerte, una de mis
Inejores compañías! (Besa a la Muerte).

HINCHAS

¡Félix, dale duro, con fuerza! ¡Llévalo a la tumba!


¡Félix, rómpele los huesos!

MUERTE

¡En esta otra, el aprendiz de brujo, su discípulo: Pe-


dro Pablo Palomino! En esta lucha a muerte probará
su suerte y su destino. Pesa lo que vale y vale lo
que tiene.

Los luchadores se dan la mano.

INDUSTRIALES

¡Palomino, rómpele el alma!

HINCHAS

(Riendo). Cuál alma? ¡Si no tiene!

ENTRENADOR (D. FELIX)

¡Se la comió hace tiempos! (Ríe).

388

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MUERTE
¡Pr mer round de la noche!

Suena el gong. Se inicia la pelea. Palomino está ate-


rror izado pero gana el primer round.

MATAMOROS
¡No desperdicies tus golpes, afina la puntería!

MUERTE
i Primer descanso! ¡Todavía pueden hacer sus apues-
tas! (Todos vuelven a apostar). La lucha es a un nú-
mero ilimitado de rounds y solamente se dará po r
terminada cuando uno de IQs dos contendores quede
definitivamente eliminado, incluyendo, claro está, la
muerte de cualquiera de los interesados en el triunfo.

HINCHAS
¡Viva la muerte!

MARTA
iNo, la muerte no!

MUERTE
¡Segundo round!

Gong. En este round Palomino le quieta la máscara a


Félix Bastidas. Furibundo, don Félix recibe herramien-
tas de parte del manager y se lanza a torturar a Pa-
lomino. Matamoros sube al ring violentamente.

HINCHAS

¡Dale duro. Félix! ¡Tritúralo!

Gong. Termina el segundo round.

389

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
INDUSTRIALES

¡Golpes bajos sobre todo, con violencia!

MATAMOROS

¡Todos son unos tramposos. La pelea estaba arreg l a-


da. Te van a matar!

INDUSTRIALES

¡Que lo saquen! ¡Este hombre es un imbécil, quiere


cambiar las reglas del juego!

MATAMOROS
¡Pido la palabra!

HINCHAS

(Sacándolo). ¡No se preocupen, lo sacaremos! ¡Las


reglas del juego nadie puede cambiarlas . Este hom-
bre es un intruso!

MARTA
¡No se lo lleven!

INDUSTRIALES

Fue un incidente sin importancia. ¡Que continúe la


pelea!

HINCHAS

¡Que continúe! ¡Muerte, ponga orden!

MUERTE

iTercer round de la noche! Un hombre fue sacado


de la pelea por querer cambiar las reglas del juego.

390

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Todo vuelve a la normalidad. ¡La lucha continúa. Se
cierran las apuestas!

Gong. Silencio en las barras. Los luchadores se en-


f rentan dando vueltas por el ringo
D. FELIX
Te lo buscaste. Por qué?
PALOMINO
Quiero empezar de nuevo.

D. FEUX
Siempre fuiste un iluso.

PALOMINO

No importa.
D. FELIX
Te voy a triturar, hasta que vuelvas a ser un hon.
bre. lo lamento, pero quedas advertido.

En el tercer round don Félix golpea a Palomino y lo


deja en el suelo. Marta sube con un revólver. La
muerte se lo arrebata y le da un golpe de karate.
Don Félix le quita el revólver a la muerte y le da a
Palomino cinco tiros en la cabeza. Marta ha quedado
en el suelo tendida. Los hampones y los jueces van
ante el dios por su dinero. Entre tanto, la muerte
sostiene en alto la mano de don Félix. El entrenador
de don Félix recoge las herramientas y salen. Se ha-
ce silencio.
HINCHAS
Este lugar apesta. Se llamaba Pedro Pablo Palomino
y creyó que podía ser honrado y rico. ¡Qué iluso!

391·

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
(Un hampón le arroja una flor. La muerte se abalan-
za sobre Palomino y lo toma de un' brazo).
INDUSTRIALES

Era sincero su arrepentimiento. Se batió como un


héroe. El error que cometió fue creer que existía In
honradez.
MUERTE

(Intentando llevárselo). ¡Por fin lo tendré todo para


mí!
108
i Eso te crees, estúpida!

MARTA

(TaIna a Palomino del otro brazo). Dios mío, por qué


lo has abandonado?

DIOS

Falta de fe, mujercita. Espérame, déjame concen-


trar. ¡Muerte, te ordeno que lo dejes! (La muerte
sale disparada). ¡Palomino, levántate, has cumplido!
(Palomino resucita). Aunque fuiste derrotado espero
que hayas aprendido la lección. Las enseñanzas que
más penetran en el espíritu son aquellas que vie-
nen de una derrota.

PALOMINO

No entiendo, señor. Los jueces estimularon las arti-


mañas de don Félix.
DIOS
No hay nada perfecto en este mundo, Palomi-
no. Empieza ahora una nueva vida. Sube al ringo Vez

392

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
esos dos hombres? Los recuerdas? Apostaron a tu
favor. Son un modelo, pero no totalmente para tí , por-
que aunque viven cómoda y tranquilamente no son
felices. Ellos te ayudaron. Debes obedecerles en
todo y superarlos. Porque tú sí podrás lograr la fe-
licidad. Si quieres llegar a la cima tendrás que hace r
mucho y algo más. (Los dos hombres de cubilete se
acercan a Palomino. Le dan un traje que este se po-
ne y un maletín de ejecutivo). En esa maleta encon-
trarás las instrucciones. Ellos contribuyen con su di-
nero a los sagrados intereses de la Constructora
Alta responsabilidad.

PALOMINO
Y qué es ese algo más, Señor?
DIOS
No te irnpacie tes, ya lo sabrás. ¡Ah', se me olvi-
daba, no olvides llamar a tu amigo Matamoros para
que trabaje a tu servicio . No creo que se negará,
está sin empleo . Recuerda que el capital y el tra-
bajo deben estar estrechamente unidos. Pero tu
amigo cree que hay cosas mejores que la riqueza.
Bueno, me voy. . . no sé por qué me ocupo tanto
de tí.
~. I
! ..
X. EL NEGOCIO HONRADO
Cuatro andamios de diferentes alturas colocados en
distintas partes de la escena, simulan una gran ciu-
dad en construcción. En el andamio más alto, ubica-
do en e/ centro, aparece Palomino. En los tres res-
tantes están: la Popy, los industria/es y, a/ fondo,
Marta. Aparece un animador a/ estilo de cabaret.

ANIMADOR
(Mientras se arma la escenografía). i Rico y honrado
a a vez. Tal como lo prometió su benefactor! ... Pa-

393

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
lomino entra a trabajar en una gran empresa con -
tructora. Empieza como asistente de gerencia y te r-
mina como gerente general.
i Palomino sube, sube, asciende hacia las altas esf -
ras! (Palomino trepa por el andamio). No hay obs-
táculo que lo detenga en su camino hacia la felici-
dad. .. La suerte, a veces díscola y adversa, aho a
nuevamente le sonríe. La empresa constructora, ba-
jo la habilidad de una mano nueva, acrecienta minu-
to a minuto su maleable capital. Pero: de pron o
-¡oh prosperidad!, velo traidor que enceguece al
hombre más sensato!-, resuelve invertir todas las
uti I idades de la constructora. .. en la compra del 30
por ciento de las acciones de una Corporación Finan-
ciera ... de esas tan en boga, que triplican, quintu-
plican, centuplican en un abrir y cerrar de ojos, un
capital. ¡Es un golpe de audacia a espaldas de sus
socios! (Mira a Palomino sobre el andamio). Pero
ahora que Palomino ya está allá arriba, dejemos que
los acontecimientos hablen por sí solos ...
PALOMINO
(Habla por teléfono muy agitado). Aló? ¡Ud. tiene
que estar equivocado! ¡Equivocadísimo! Nosotros, la
constructora, compramos el 30% de las acciones de
la Corporación. Los otros, los dueños del 70 % , son
pequeños accionistas. Ellos no pueden decidir sobre
los dividendos... Es gente anónima... (Llama a la
secretaria) i Margarita!
(Aparece abajo la secretaria).
SECRETARIA
Sí, doctor?
PALOMINO
Llame inmediatamente a la Corporación Financiera.
Averigüe si hay algo de cierto en lo del congela-
miento de los dividendos.

394

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SECRETARIA

Sí, doctor. El señor Matamoros lleva más de una


hora esperándolo. Qué le digo?

PALOMINO
¡Que espere'

Aparece la Popy a un lado del escenario, en un lu-


gar iluminado de azul. Tiene una maleta en una mano
y en la otra unos tiquetes de avión.
POpy
Pedro Pablo, necesito que hablemos de lo nuestro ...
Palomino empieza a bajar de su andamio. Se ilumina
otro andamio y aparecen los industriales. Se apaga la
luz de la Popy.
INDUSTRIALES

(En Coro). ¡Acabamos de enterarnos, Palomino! Có-


mo pudo?
INDUSTRIAL 1

¿Cómo pudimos confiar en usted?

INDUSTRIAL 2

Se da cuenta de lo que significa perder los divIden-


dos?
INDUSTRIAL 1
Se da cuenta?
PALOMINO

(Se acerca a los gerentes). Estoy averiguando quién


está comprando las acciones ...

395

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IN'DtJSTRIA1.ES
¡Pero tarde! Usted en qué mundo vive? ¡Leal (Le
arrojan un periódico).

PAtOM.INO
(Leyendo) . Siete misteriosos compradores se apo-
deran del 70% de las acciones de la Corporación Fi-
nanciera S. A . Se supone que se trata de... ¡Im-
posible!

INDUSTRIALES
(En Coro). ¡Pero cierto! Ahora ellos son los que de-
ciden. Y han congelado los dividendos.

INDUSTRIAL 1
Cómo vamos a cumplir los contratos pendientes?

INDUSTRIAL 2
I

¡Sin un sólo dividendo!

INDUSTRIAL 1
¡Y encima el problema- del sindicato!

INDUSTRIAL 2

Que nos tiene hasta el cogote con lo del pliego de


peticiones.

INDUSTRIAL 1
¡Y sin un sólo dividendo!

INDUSTRIAL 2

¡Ud. nos descapitalizó! Nosotros lo autorizamos pa-


ra invertir parte de las utilidades ..

396

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
INDUSTRIAL 1
¡Pero no todo!

~ALQMINO

Pero yo pensé que era una magnífica oportunidad


para la Constructora ...

INDUSTRIALES-

(En Coro). ¡Y al contrario es la ruina total! ¡Esta-


mos atrapados!
INDUSTRIAL 1

¡Y sin un s610 dividendo!

PALOMINO

Esto lo hice para bien de todos . Yo sacaré la empre-


sa adelante . i Les juro que lo haré!

INDUSTRIALES
(En Coro). ¡Traidor!
INDUSTRIAL 2

Sabe qué le espera si no salimos de esto?

INDUSTRIAL 1
Lo sabe?

PALOMINO
... No.
INDUSTRIALES
(En Coro). ¡La cárcel!

397
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

Otra vez? ... ¡No!

.Aparece la Popy en su espacio azul.

POpy

Palomino, fíjate a dónde te lleva tu loca pretensión


de ser rico y honrado a la vez.

PALOMINO

(Corre hacia la Popy. Se quita el saco). Ellos creen


que estamos perdidos, Popy, pero todavía hay espe-
ranzas. Yo salvaré la Constructora. En los negocios
lo que cuenta es la audacia. Ellos no la tienen y
yo sí.

POpy

,Iluso! Estás atrapado hasta el cuello . Este es el


tll0mento de abandonarlo todo.

PALOMINO

¡Al contrario! ¡De salvarlo todo!

POpy

¡Esa es una trampa! Vente conmigo como hemos


convenido, amor mío. ¡Huyamos de aquí! (Aparece
en el fondo un conjunto de música hawaiana ilumi-
nado en azul de luna). Vamos en busca de la felici-
dad, lejos. En este momento solo contamos tú y yo.
Deja tus ridículos amigos, tus intrincados problemas
económicos, las insaciables ambiciones de tu espo-
sa ... Por qué dudas?

398

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PALOMINO

¡Popy ... Popy! Dame un tiempo más, unos días.


Ahora no puedo dejar esto. .. No es el momento ...
ahora menos que nunca .. . i Hay que darle tiempo
al tiempo! ...

POpy
Con el dinero que ya tienes y con el mío podemos
construir el paraíso. Yo lo tengo todo preparado.
Aquí están los pasajes . ¡Huyamos. Lejos de este
infierno, Palomino! . . . Cada instante que pasa es un
peldaño que desciendes a tu perdición. Yo no quie-
ro perderte . ¡Ven conmigo!

PALOMINO
(Corre desesperado de un lado a otro). ¡Popy . . .
Por qué me haces esto?. Espérame una semana
o dos ... Yo entiendo lo que dices.. . pero . . . sa-
liendo de esto tendremos . . . tendremos el doble ,
saliendo de esto tendremos ... tendremos el doble ,
el triple del dinero que necesitamos para ser feli-
ces . . . no unos años.. . sino la vida entera.

POpy

(Lo mira en silencio). ¡Tú ya no me quieres!

PALOMINO
¡Eso no es cierto, Popy!

POpy
¡Entonces vente conmigo. Ya!

PALOMINO
No me desgarres el alma de esa manera... Popy,
yo. .. La Constructura... Imagínate... son millo-

399

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
nes. .. tú no entiendes de negocios... no sabes de
dónde saJe el dinero . Además, en el fondo no sólo
se trata del dinero ... es también mi honor.

POpy

¡Palomil 0, esto se acabó! No diste la talla.


el fondo eres un cobarde... y para que veas que
sí sé de dónde sale el dinero te voy a decir algo :
sabes quién compJó el 70% de las acciones de lB
Corporación? Sabes quién compró una a una las 2 <">
ciones? ¡Félix Bastidas!

PALOMINO

Cómo? Félix? ..
El conjunto hawaiano desaparece.

POpy
Estás en una trampa. Vez la telaraña que se teje
a tu alrededor y no la sientes. iVente conmigo!

PALOMINO
(Grita). iNo puedo!

POpy
! Insensato!

Sale la luz de la Popy. En otro sitio del escenario


aparece Marta. Está frente a un tocador arreglándo-
se. Desaparece. Palomino sube rápidamente a su an-
damio.

PALOMINO
Entonces fue él. ¡Félix Bastidas! El que estaba de-
trás de todo esto... ¡Margarita! (Aparece la Secre-
taria).

400

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
SECRETARIA

Sí, doctor?
PALOMINO

i Llame inmediatamente a mi apoderado!

SECRETARIA

Sí doctor. El señor Matamoros sigue esperando.

PALOMINO
¡Que espere!

INDUSTRIALES
(Aparecen en su andamio y hablan en coro). ¡Palo-
mino, Palomino! Cómo pudimos confiar en usted?
Nos lleva a la quiebra total. ¡Haga algo!

INDUSTRIAL 1

Las instrucciones de la maleta no eran para seguir-


las al pie de la letra.

INDUSTRIALES

(En Coro). iEra para interpretarlas! (Desaparecen.


Se ilumina el andamio de Marta).

MARTA

¡Palomino, llevo una hora esperándote para ir al al-


muerzo del candidato! Dónde estabas?

PALOMINO

(Empieza a descender). Cuál candidato? ¡Ah, el can-


didato! (Vuelve a subir). ¡Ahora no puedo, Marta!

401

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARTA

Cómo? Esa es la manera de tratar tus compromiso


políticos? Esta es una oportunidad que no podemo
desperdiciar. Tú más que nadie sabes la importa -
cia política del lanzamiento.

PALOMINO

i No tengo tiempo! Estamos al borde de la quiebra.


¡Ahora tengo que pensar en cómo salir de esto!

MARTA

Pero si no consolidas tus posiciones políticas a dón-


de piensas llegar?

PALOMINO

Ahora, Marta, ahora es necesario consolidarse eco-


nómicamente. Después viene la política . i No ten-
go tiempo!

MARTA

Que no tienes tiempo? (Estalla). ¡Para mí no


tienes tiempo pero para esa mujer sí tienes todo
tu tiempo y tu dinero . Para mí, para tu legítima e s-
posa no tienes tiempo, pero para esa tipa sí! ¡Claro!
El señor gerente está ocupadísimo, el señor gerente
no puede atender a su esposa porque el señor ge-
rente está ocupadísimo con esa desvergonzada. iCa-
nalla! Qué es lo que estás tramando? A quién le
debes la posición a la que has llegado? A esa gente
o a mí?

PALOMINO

Cuál gente? Estás delirando? (Empieza a bajar del


andamio).

402

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
MARTA

No entiendes la importancia de asistir al lanzamien-


to y prefieres ...

PALOMINO

Entiendo eso de la política... su importancia . .. los


apoyos. . . la importancia del futuro. Pero ahora lo
ql le c enta es el presente.

MARTA

iAhora lo veo todo claro! Esa mujer te ha embru-


jado.

PALOMINO

¡Eso no es c ierto! Yo he terminado con ella . Con


t odos ellos, si eso es lo que crees. Tú lo sabes ,
Popy . .. perdón , Marta .

MARTA

A qUien piensas traicionar? Palomino, mírame bien:


c ó m o piensas salir de esta catástrofe económica,
s i no es con el apoyo político que yo estoy consi-
guiendo? Cuándo acabarás de entender, Palomino?
¡Primero la política, después los negocios! ¡Vamos
a l lanzamiento , ese es el único camino!

PALOMINO

Es posible... es posible. Pero tal como están las


cosas. .. (Duda). Ve tú sola, Marta. Yo no puedo.
Se apaga la luz de Marta. Matamoros aparece sobre
la tarin1a de Palomino y canta al canción de la fe-
licidad.

403

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Canción de la felicidad
Si la felicidad te parece
meta imposible de alcanzar
no te preocupes más por eso
pues una puerta falsa es.
Cosas mejores que las riquezas
en este mundo encontrarás
aunque llegando a ser muy rico
no basta sólo para gozar.

No esperes poseer para tí solo


la tarde entera de cada domingo,
no trates de abarcarlo todo
compártelo con los amigos.
La vida es simplemente clara y hermosa.
Así vas arrasando el mundo
asegurando tu futuro.
No pierdas la existencia tras la ilusión.

(Coro) La vida es dura a veces


pero es la vida al fin.
Hay que abandonar las penas
y desechar el esplín.
Hay que remontar la loma
ganándola con sudor.
Cada día viene con su propio afán
y con su dosis de rutina.

(Hablado) El carácter del rico


es el del tonto feliz
decía el sabio Aristóteles
que nada decía por decir.
(Coro) La vida es dura a veces
pero es la vida al fin.
Hay que abandonar las penas
y desechar el esplín.
Yo no sé si existe la felicidad
pero no puede ser la soledad. (Bis)

404
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Entra Mata/noros seguido por la secretarIa. Sube al
andamio de Palomino.

SECRETARIA

¡Se entró a la fuerza, doctor!

PALOMINO

Está bien, déjenos. (La secretaria sale. Como un


gato, Palomino comienza a trepar el andamio hasta
llegar a donde está Matamoros). ¡Matamoros, te
estaba buscando! Ahora más que nunca te ne-
cesito. ¡Tú eres el único amigo que tengo, Julián!
¡Oyelo bien: el único! Pues bien, en nombre de esa
amistad, te pido que detengas inmediatamente las
peticiones del sindicato ...

MATAMOROS

¡Un momento, Palomino! Yo he venido en nombre ...

PALOMINO

i (a lo sé, ya lo sé! iEn nombre de tus compañe-


ros. .. Compañeros! Por qué no eres capaz de ha-
blar por tí mismo alguna vez en la vida?

MATAMOROS

y usted habla en nombre suyo Palomino? No hay


acaso otros intereses detrás de sus palabras?

PALOMINO

Puede ser. Pero en este momento hablo en


nombre de nuestra amistad. Te traje a trabajar
en esta empresa. Te di el puesto que necesitabas.
sí o no? Jamás me opuse a tu trabajo en el sindi-
cato y todavía con mi ayuda puedes llegar muy, pero

405
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
muy alto, Julián. Pues bien, en este momento t e
pido. .. ¡Te exijo en nombre de esa amistad, que
me ayudes! La empresa está en la quiebra... iNo
hay tiempo qué perder!

MATAMOROS

Va también hablo en nombre de nuestra amistad .


Es decir, de nuestro pasado, Palomino. Usted es el
que tiene que ayudarnos. Este es el momento de
aceptar el pliego. No se olvide de dónde vinimos .
(Palomino duda). Eso de la quiebra es un fraude .
Retiraron el capital para poder comprar las acciones
de la Corporación . ¡Vese es nuestro dinero , Pal o-
mino!

PALOMINO
iFalso!

MATAMOROS
¡Revisamos la contabilidad! ¡Las peticiones del plie-
go se pueden aceptar! Con las ganancias de la con s-
tructora abusivamente invertidas, se pueden hace r
los míseros aumentos que pedimos.

PALOMINO
Con qué derecho? Con qué derecho vienen a revi -
sar mis cuentas? ¡Se les da la mano y le devoran
a uno el brazo! ¡Te desconozco, Julián!

MATAMOROS
i Es nuestro trabajo y son nuestras prestaciones !
¡Ayúdenos, Palomino!

PALOMINO
Qué quiere decir esto? ¡Va soy el que necesita ayu-
da! . .. ¡Estoy al borde de la cárcel... La quiebra

406

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
es inminente! Julián... mi mujer me dejó... la
Popy. (Saca un pañuelo). Tú eres lo único que me
queda en el mundo.

MATAMOROS

i Basta, Palomino~ iDéjese de lloriqueos! Yo vengo


es a plantear el ultimatum a nombre del sindicato ...

PALOMINO

¡No me amenace! ¡No me amenace!

MATAMOROS

No lo amenazo. Lo prevengo ...

PALOMI O

(Estalla). ¡Este tipo me exaspera! i Largo de aquí!


¡No quiero verlo más en esta empresa. Fuera!

MATAMOROS

Yo sí me voy. Pero no de la empresa. La época


en que usted podía echar a la gente así como así ...
O comprarla, ya pasó. i Me quedo y vamos a llevar
esto hasta las últimas consecuencias! Este round
va para largo. (Sale).

PALOMINO

¡A la mierda, desagradecido! Todos son unos desa-


gradecidos. Me quedo solo, voy a resolver esto so-
lo, como siempre lo he hecho todo: solo, bien
solo. (Piensa. De pronto cae en cuenta). i Las ins-
trucciones! Dónde están? (Abre su maletín y lee) .
. . . "Si tu mano derecha perjudica lo que hace la iz-
quierda, córtala"... No entiendo ...

407

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Aparece el dios en su andamio.

DIOS
Te previne que era la última vez que te iba
a ayudar. Hice todo lo que pude por tí. Ahí tienes
el camino abierto hacia la felicidad. Si no la logras
es porque no la mereces. "Jo tes jodas aretés tra ~
jeiais estín": el camino de la virtud es trágico. Yo
tengo que ocuparme de asuntos más importantes.
¡Urgentísimos! Este mundo se me vuelve cada día
más difícil. El desorden es general. ilnsoportable!
El día menos pensado... me retiro definitivamente .

PALOMINO

Pero Señor, como van las cosas, lo mejor sería .. .

DIOS
Sí hijo, que tú ordenes esto. Ahora me voy , estoy
cansadísimo. Adiós hijo. (Desaparece).

PALOMINO
No me abandone en estas circunstancias . ¡Espere ,
no se vaya! (Llama por teléfono). Aló... Don Félix,
cómo se encuentra? Soy yo, Palomino. Cómo está
la niña? Debe estar hecha una señorita . . .

Aparece don Félix en su andamio.

D. FELIX
¡Ajá! Tienes dificultades, Palomino? Qué te sucede,
hijo?
PALOMINO

Es difícil, don Félix. Voy a tratar: Resulta que in-


vertimos todas las utilidades de la constructora en
la Corporación Financiera que prometía ...

408

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
D. FELIX
Todas? Y por qué, Palomino? Siempre te apresuras.
En la constructora te estaba yendo muy bien.

PALOMINO

Creíamos que podíamos ...

D. FELIX

y volviste a creer que podías volar más alto de lo


que dan tus alas?
PALOMINO
Don Félix, a pesar de las diferencias , usted y yo .. .

D. FELIX

Sin discursos, hijo. No hacen falta.

PALOMINO

Usted compró las acciones . Sin los dividendos la


constructora se muere. Si nos ayuda podríamos pa-
gar intereses ...

D. FELIX

Tú eres el Interés.
PALOMINO
'Vo?

D. FELIX
Mira hijo: Esta es mi primera gran inversión y ha-
remos otras. Tenemos amigos: los amigos de New
York. .. Podemos ser socios como antes, pero en

409

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
condiciones diferentes. EA condiciones que tú nun-
ca te atreviste a soñar.

PALOMINO
No comprendo, don Félix.

D. FELIX

Irás comprendiendo poco a poco, si sigues las ins-


trucciones. En primer lugar, tienes que deshacerte
de la constructora. Liquídala. Declárala en quiebra.
En una quiebra ficticia. Mientras tanto yo cuido de
tus acciones. En mis manos están seguras. En cuan-
to a tus socios r no tendrán otra alternativa que ven-
dernos su parte. Estamos lavando el dinero, entien-
des? Y esta es una gran oportunidad. A mí no me
interesa figurar. Tengo otros negocios.

PALOMINO

Pero eso sería traicionar a los socios . Yo pienso ...

D. FELIX
No seas tan ingenuo. En los negocios no se pien
se actúa. Para eso estás ahí. O crees que es pO I"
la gracia de Dios? Qué dices, hijo? Aceptas? (Palo-
mino se retira y canta la canción del gato y el ratón) .

Canción del Gato y el Ratón


En el juego del ratón y del gato
uno de los dos está perdido.
Hay caminos sin regreso:
la mosca en la telaraña
si lucha se enreda más,
pero si se queda quieta
tamgoco tiene remedio.
No es tan fácil discernir
en tan negras condiciones.

410

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
[Hablado) Así es la vida a veces:
si te diriges a Oriente
llegas por fin a Occidente
y cuando retrocedes
avanzas hacia el sur.
Nunca hay norte seguro,
el camino del bien es una trampa
y el malo nunca trae nada bueno.
Los fáciles halagos son engañosos
pero es idiota elegir siempre lo peor.
Tal vez la vida carece de sentido
y desde el comienzo todo está perdido
en este juego estúpido
de lo blanco y de lo negro.

(Hablado) En qué quedamos?


En el juego del ratón y del gato
uno de los dos está perdido.

Quién tiene la razón?


Todo está permitido
y nada importa.
Quizás otro viento mejor
sople mañana y nos lleve a un mundo diferente .
Luchar contra la trampa es hacerla más honda .
Palomino termina de cantar. Está frente a don Félix,
al lado opuesto del escenario. Abre los brazos y
permanece callado un momento.

PALOMINO

Está bien , don Félix. Acepto.

XI. LA APOTEOSIS
En el fondo del escenario, don Félix. Los andamios se
han reunido allí para formar el cuadro aleg6rico de
la felicidad y del triunfo, con las figuras de varios
personajes: la hija de don Félix, un militar, los dos

411

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
industriales, la estatua de La Libertad, Marta y, e
la parte más baja, dos gangsters con metralletas. A
otro extremo está Palomino con los brazos abiertos,
Don Félix canta en estilo operático su canción.

Canción de don Félix

Llégate a mis brazos,


Palomino, hijo de todas
tus culpas y vanas
traiciones y yerros.
Te perdono, hijo.
Ven a nuestro seno,
acércate a esta que es
--aunque a veces
la echaste al olvido--
tu familia en verdad.
Ahora que todo lo sabes
estás a nosotros
por siempre ligado.

Suena un gong y se oye el coro de todas las figuras


del cuadro alegórico. Palomino avanza lentamente
hacia él.

CORO I

Palomino avanza como puede


venciendo escollos,
vientos,
huracanes,
hasta las mismas fauces
del león.

Gong. Palomino se detiene. Cambia la luz. El coro


calla. Como un fantasma aparece Marta. De la car-
tera saca un rev61ver y avanza sobre Pedro Pablo .
Cuando va a disparar sobre él, guarda el arma y sa-
ca un pañuelo. Desaparece llorando y sube al anda·
mio. Cambia la luz y sigue el coro.

~12

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CORO 11

Ha aprendido que en este loco ascenso


sólo a mordiscos,
patadas,
dentelladas,
es como se ganan los dientes
del tiburón.

Gong. Cesa el coro. Cambio de luz. Palomino se de-


tiene. Aparece un ministro llevado de la mano por la
estatua de La Libertad. Atraviesan lentamente el es-
~enario.

MINISTRO

¡Palomino nos ha descapitalizado a todos nosotros, a


fas que producimos honestamente la riqueza del país.
Con los dólares obtenidos en semejantes negociados.
este advenedizo se está apoderando del control po-
lítico del país. ¡Tengo pruebas fehacientes, con nom-
bres y apellidos , que en este momento acaban de
llegar!
Entra un mensajero con unos papeles en la mano .
Los levanta. Suena un disparo y cae a tierra. El mi-
nistro se lleva las manos a la cara. La estatua de La
Libertad sale aterrada. El ministro queda con la cara
blanca de terror.

(Balbuceando). En este momento... de caos. .. y de


¡nseguridad. . . tenemos que apelar... a las reser-
vas espirituales de quienes nos legaron.. . la fe y
la confianza ... en el orden .. . y la legalidad. (Desa-
parece por el fondo. La luz cambia. Sigue el coro y
Palomino avanza).

CORO 111

Paso a paso se acerca hasta su meta


sonriente,

413

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fiero,
sudoroso,
sin mostrar en su piel
un desgarrón.
El coro cesa. Cambio de luz. Aparece la Popy muer-
ta sobre una sábana, arrastrada por dos mafiosos.
En la mano tiene un revólver. Pasan junto a Palomi-
no. Salen. El coro continúa. Cambia la luz. Ahora to-
dos los personajes forman el cuadro alegórico de la
felicidad, con don Félix en el centro. Palomino ya e.~·
tá muy cerca a ellos.

CORO IV

Va Palomino va a cambiar sus sueños


de luchas,
de terrores,
de maldad
por la vida feliz y victoriosa
que con sus garras ya casi
va a atrapar.

Del fondo se oyen unos pasos que van acercándose


con más y más fuerza a primer plano, mientras una
voz llama a Palomino. El coro se interrumpe. La V07
y los pasos son de Matamoros, quien entra por el
fondo y llega a un primer plano. El coro queda pa·
ralizado. Todos levantan las manos.

MATAMOROS

¡Pido la palabra!

Palomino se lleva lentamente la mano al costado,


saca un revólver y encañona a Matamoros. Los gangs-
ters también lo encañonan. Palomino se lleva el Ín-
dice a la boca muy lentamente y le hace a Matamo-
ros señal de guardar silencio.

FIN
414

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
o
Este libro fue impreso en el mes
de agosto de 1986 en los talleres
gráficos de la Editorial Colombia
Nueva Ltda .. para Ediciones Teatro
la Candelaria .

Carrera 34 No . 9· 19 • Teléfonos :
2-47·27.sB y 2-47-22-08. A. A. 046514 .
BOGOTA - COLOMBIA

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El teatro La Candelaria, uno de más
prestigiosos grupos de América a tina,
durante la década de los años 70 p odujo
5 obras de creación colectiva que
merecieron además de los premios e
Casa de las Américas de Cuba,
numerosas distinciones. Pero sin 1 g r a
dudas la mejor recompensa para el gr-upo
de Bogotá es la respuesta que ha
encontrado por parte del público opular
que ha mantenido en escena todas es as
obras durante años y en el caso d
Guadalupe años sin cuenta en Cerca de
1.500 representaciones. Hecho es e que
ha inscrito las creaciones colectivas d e La
Candelaria dentro de la antología ás
representativa de la dramaturgia
latinoamericana.

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

También podría gustarte