El Reto de La Educacion Digital

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20 DE AGOSTO DE 2021

UNIVERSIDAD VIRTUAL DEL ESTADO DE


GUANAJUATO Aproximación a
escenarios educativos v2
R7. Retos de la educación digital

JOANA JIMENEZ BRINDIS


MATRICULA: 21007639
ASESOR: GUILLERMO VILLSLOBOS
EL RETO DE LA EDUCACION DIGITAL

TEMAS:

El reto de la ciudadanía digital

El reto del entorno digital

El reto aprendizaje digital

El reto de la escuela digital

El reto del docente

El reto del estudiante


Análisis que enfrenta en este momento la educación digital

EL RETO DE LA EDUCACIÓN DIGITAL

Es curioso como la palabra “reto” aparece repetidamente en los títulos de ponencias que
me han propuesto recientemente. En 2016 ofrecieron presentar la ponencia “Aprendizaje
Digital: retos y oportunidades” dentro del encuentro de una Escuela Digital; este mismo
2018 la ponencia sobre los retos del aprendizaje digital en Escuela Digital y poco
después en el  Congreso INEDUCA la ponencia titulada “Centros educativos digitalmente
competentes: los retos de la tecnología educativa”, ambas recogidas en una entrada
también en este blog. Tres ponencias distintas y los mismos términos elegidos por la
organización: los retos de la Educación Digital.
La primera idea es que ésta parece ser una preocupación ampliamente compartida o un
lugar común que se repite por defecto: en una sencilla búsqueda en la base de datos de
revistas electrónicas ProQuest, artículos de revistas científicas en cuyos títulos o
resúmenes aparecían estas tres palabras: “challenges”, “digital” y “education”. la segunda
idea es que esta misma sensación de reto en relación con la tecnología digital la
experimentan muchos otros campos: las Humanidades, la Igualdad, el Emprendimiento, la
Salud, la Fotografía e incluso la Teología.
En realidad, como defiende con frecuencia  Antonio Rodríguez de las Heras, el problema
es que, por un lado, no acabamos de entender el mundo digital y, por otro lado,
percibimos su importancia y queremos disfrutar de sus supuestos beneficios. Esta presión
es, en Educación, no solo bien evidente sino que desde muchos ámbitos (más o menos
comercialmente interesados) se encargan de recordárnoslo: debemos trabajar con
Tecnología. Y la respuesta de la escuela es, normalmente, más parecida a un SOS que a
una negativa: sí, queremos usarla, pero el problema es que en muchas ocasiones no
podemos.
Por ello, para aclarar la relación con los retos de la educación digital, hay seis conceptos
interrelacionados, que nos pueden ayudar a comprender con mas claridad la importancia
y el reto que en estos momentos la educación digital enfrenta.

El reto de la ciudadanía digital


Ciudadanía digital es una de las expresiones claves en el entorno europeo y europeísta.
Pero en este entorno se ha definido la ciudadanía (como la “competencia”) desde la
perspectiva del individuo/sujeto/ciudadano, pero no se ha prestado la misma atención al
factor colectivo que subyace en ciudadanía y competencia, olvidando por ello cuestiones
como la responsabilidad social de todos los agentes (especialmente empresas y
entidades gubernamentales) o la necesidad de ejercer el pensamiento crítico como punto
de partida en el entorno digital. Sin esta visión social y colectiva, en la mayoría de las
ocasiones acabamos culpabilizando al individuo de sus propias desgracias o cargándole
con la responsabilidad de su falta de competencia, cuando en realidad puede que la
“culpa” o las posibilidades de aprendizaje no le pertenezcan o estén fuera de su alcance.
El reto del entorno (de aprendizaje) digital
En nuestro país el trabajo de Jordi Adell, Linda Castañeda o David Álvarez, entre otros,
nos ha permitido comprender la importancia del entorno personal de aprendizaje,
especialmente en relación con el aprendizaje vinculado con la tecnología. En este sentido,
la taxonomía de elementos a considerar en el “entorno” era necesaria para comprender
de qué estábamos hablando (infraestructuras, herramientas, agentes, nodos, etc.) pero
también necesitamos una visión ecológica de este entorno. Esta necesidad es
especialmente visible en el ejercicio de la política, siempre fragmentada por la dificultad
de coordinación entre unidades, departamentos, servicios, direcciones generales,
consejerías y ministerios que no responden ni a una visión, ni a una misión ni a unos
valores compartidos (por usar la triada clásica del mundo empresarial que tanto gusta a
mucho economista-gestor). Sin embargo, solo desde una mirada ecológica que contemple
no solo los elementos del campo sino sus interacciones posibles podremos aspirar a la
transformación digital, educativa y social.
El reto del aprendizaje digital
La visión de la tecnología como herramienta neutral, si alguna vez ha existido, la rompió
definitivamente Facebook cuando admitió que los datos de muchos de sus usuarios
habían sido utilizados para la manipulación política: la época de la inocencia (o de la
ignorancia voluntaria) ha acabado. Por eso es importante distinguir entre cuatro tipos de
aprendizajes vinculados con la palabra tecnología:
Aprender con tecnología, siempre que esta nos ayude a afrontar problemas que generen
aprendizaje, que representen una experiencia enriquecedora y que no puedan ser
resueltos por otra vía;
Aprender sobre tecnología, no tanto porque necesitemos muchos programadores o
programadoras (que quizás también, pero entonces la empresa también estaría
formándolos sin dudarlo) sino porque necesitamos entender la tecnología y comprender,
por ejemplo, por dónde circulan nuestros datos o quién puede verlos para poder así ser
dueños de nuestra propia identidad;
Aprender por encima y por detrás de la tecnología, analizando cómo el poder económico y
político controla nuestra identidad o nuestra imagen a través de nuestra propia utilización
de la tecnología, que no deja de ser con frecuencia un mecanismo de control escondido
detrás de una superficie brillante; y, finalmente,
Aprender sin tecnología, porque la pasión por el dispositivo no puede hacernos olvidar
que nuestro dispositivo fundamental de relación con el medio es nuestro cuerpo, con
frecuencia olvidado como consecuencia de que hayan querido que borremos la Música, el
Arte o la Educación Física del currículo en detrimento de otras capacidades del ser
humano: el cuerpo, en esencia, debe ser recuperado como vía fundamental de
aprendizaje y desarrollo.
El reto de la escuela digital
Puede parecer que el reto de la escuela digital es garantizar el aprendizaje y la
integración de la tecnología. Sin embargo, en la Escuela el aprendizaje está garantizado;
es decir, todo niño o niña escolarizado aprende, aunque no tenemos tan claro quién
aprende qué, cuándo, cómo o, por supuesto, en qué medida o con qué “profundidad”. Por
ello, el reto de la escuela digital no es simplemente “aprender” o la integración de las TIC
en el currículum sino garantizar el éxito de todo el alumnado en un contexto realmente
inclusivo y abierto, para lo cual las TIC pueden sernos útiles.
Por lo que , Sí, es necesario invertir tanto en profesorado y personal como en
equipamientos y espacios, además de cuestiones más sutiles como el liderazgo y la
gobernanza de los centros, entre otras.
El reto del docente
Además, para dar cumplimiento al reto anterior el profesorado es, obviamente, una pieza
fundamental. Lo que ocurre es que están en un estado vulnerables ya que en la
actualidad hay muchas voces y miradas que señalan al profesorado y les recuerdan que
necesita más formación o que es necesario reciclarlo o cualquier otra expresión sinónima
de “renacimiento”: por lo que considero que , el equilibrio entre criticar al profesorado y
alabarlo está roto y la mayoría de los discursos (incluso los aparentemente positivos de
muchos “premios” y “concursos” pero que en el fondo resultan selectivos y competitivos)
en realidad están denostando a un profesorado que ha hecho muchos esfuerzos por
aprender y desarrollarse profesionalmente a pesar de la escasez de recursos y el
empeoramiento de las condiciones de enseñanza, especialmente en los últimos años.
En este sentido, es necesario entregar a los docentes los mejores recursos posibles si les
vamos a exigir después buenos resultados, pero esos recursos deben ir acompañados de
un profundo respeto por la complejidad de su tarea, así como de todas las medidas
necesarias para que recuperen su auto-confianza, perdida en estos momentos. Por lo que
apoyar a los movimientos de base y las redes que están surgiendo por la agrupación de
docentes “en el territorio”, garantizando la difusión de sus prácticas y favoreciendo el
intercambio de ideas y la reflexión crítica son, como sabemos desde hace muchos años,
las medidas más acertadas para la mejora sostenible del sistema educativo.
El reto del estudiante
Y, finalmente, llegamos al estudiante, pero ¿no es el “final” un concepto engañoso. En
realidad, el estudiante es el ciudadano digital del cual hablábamos antes, no es una
“entidad distinta”: nuestra tarea consiste en trabajar con nuestros jóvenes ciudadanos su
capacidad de agencia y su percepción de que el aprendizaje les pertenece (y no es una
mera imposición de la estructura) y les permite encontrar sentido a la realidad.
¿Sabemos cómo hacerlo? Pienso que sí, pero no estoy tan seguro de que estas sencillas
ideas estén todavía bien perfiladas en nuestra cultura o que tengamos las condiciones de
aprendizaje y enseñanza para poder ponerlas en funcionamiento: altas expectativas,
flexibilidad y variedad metodológicas, apuesta por las metodologías activas, evaluación
trans-formativa, búsqueda de la autonomía del aprendiz y respeto y valoración de la
diversidad son claves que llevamos repitiendo demasiados años para que todavía las
consideremos una utopía.
En definitiva, ¿puede la tecnología ayudarnos a dar una respuesta adecuada a estos
retos? ¿Tenemos algún plan de actuación para enfrentarnos a ellos? ¿Somos capaces de
hacer política educativa desde lo global hacia lo local y viceversa? ¿Podemos dotar a
conceptos que tuvieron un origen individualista de sentido y responsabilidad social? ¿Nos
atrevemos ver a nuestros estudiantes como ciudadanos (analógicos y digitales)? ¿Nos
ganamos los docentes el respeto no solo apostando por las pedagogías y las
metodologías más adecuadas en el contexto de aprendizaje sino también reclamando con
contundencia y persistencia las mejores condiciones posibles de aprendizaje y
enseñanza? ¿Cree realmente la sociedad en la Educación como factor de
empoderamiento y liberación en el siglo XXI? ¿No cae en la contradicción cuando nos
urge a usar la tecnología al mismo tiempo que no nos dota de le medios y los contextos
adecuados?

CONCLUSIÓN:
Se entiende por educación digital, a la educación ya sea presencial o a distancia que hace
uso de tecnologías digitales y que tiene como objetivo la adquisición de compe- tencias y
habilidades para aprender a aprender, tanto de profesores como de estu- diantes en un
proceso de formación permanente.

La primera evidencia histórica de educación a distancia data del año 1728. Es en ese año
cuando, en Estados Unidos, Calleb Philips (profesor de taquigrafía) anuncia en un
periódico cursos privados por correspondencia, por lo que desde entonces hemos visto un
cambio en la forma de enseñar y la necesidad de aprender TIC´S, y formarlas parte de
nuestra enseñanza-aprendizaje día a día.
Por lo que hay un gran reto para profesores y alumnos ya que, para educar en las
emociones, y formar personas capaces de adaptarse a los cambios y fomentar la
creatividad desde pequeñitos.
Por eso, uno de los retos para la educación del futuro será el enseñar a los alumnos a
adaptarse a los cambios y tener la capacidad de trabajar con personas y entornos
diferentes, porque la educación está en un constante cambio por lo que puedo afirmar que
“la educación cambia.”
REFERENCIAS

Access Denied. (s. f.). méxico digital. Recuperado 15 de agosto de 2021, de

https://www.gob.mx/epn/mexicodigital?idiom=es

elEconomista.es. (2014, 31 octubre). SEP va por coordinación para la educación digital en

México. economiahoy.mx.

https://www.economiahoy.mx/nacional-eAm-mx/noticias/6206662/10/14/

Sistema de Información Científica Redalyc, Red de Revistas Científicas. (s. f.). Redalyc.org.

Recuperado 18 de agosto de 2021, de https://www.redalyc.org/

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