Glade, Williams Resumen
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Glade.
Introducción
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Por desgracia, los trastornos institucionales posteriores a las guerras de la
independencia habían sido un obstáculo para América Latina durante un
periodo en el cual el volumen real del comercio mundial fue en aumento;
después de 1850, creció a un ritmo posiblemente más rápido e incluso que
entre 1870 y 1914. El crecimiento demográfico en Europa y América del Norte,
los efectos aceleradores de las inversiones que indujo dicho crecimiento, junto
con los cambios en la tecnología de la producción y el transporte, obraron
recíprocamente en las economías metropolitanas e incrementaron la capacidad
de exportar e importar. Con el paso del tiempo, esto ofrecería oportunidades
comerciales cada más atractivas para América Latina cuando mejorase su
ambiente político. Nuevas rutas marítimas conectaban a América Latina a los
medios que hacían falta para explotar los mercados de capital y dinero
europeos y, en menor medida estadounidense.
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Conviene no pasar por alto que estas grandes transferencias de recursos
también se efectuaban a través del mecanismo de préstamos del gobierno, con
una mejora importante de la infraestructura de la región (y el crecimiento de su
deuda exterior) como resultado.
En cierto sentido, lo que ocurrió en América latina entre 1870 y 1914 fue
irrefutable. El motor principal de crecimiento en este periodo fue la producción
industrial en países del centro económico, con los cambios sociales y
económicos que la acompañaban. La tasa total de crecimiento en estas
economías avanzadas la determinaba en gran parte la tasa de crecimiento de
la producción industrial, que a su vez determinaba la tasa de incremento de la
demanda de exportaciones procedente de las economías periféricas,
incluyendo las latinoamericanas. Al mismo tiempo, los aumentos de superávit
económico del centro, así como los cambios en su composición, daban a las
regiones industrialmente avanzadas los medios técnicos y económicos que
hacían falta para que las regiones periféricas se introdujeran cada vez más en
el campo de gravedad económico, el mercado mundial capitalista.
Como parte de ese proceso mundial América latina se vio cada vez más
integrada en la estructura de articulación subordinante que proporcionaba el
sistema de mercado mundial.
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La expansión económica de América Latina en este periodo continuo siendo
inducida abrumadoramente por las exportaciones y, por ende, por la atracción
de las demandas en las economías industriales avanzadas. Las economías
latinoamericanas reaccionaron de diversas maneras ante estos estímulos, y el
resultado fue la diferenciación estructural entre los países y las regiones del
hemisferio.
Europa era el punto de destino de todos los cargamentos de carne que salían
tanto de Uruguay como de Argentina, así como de diversos productos
derivados de la ganadería. Fue durante las postrimerías del decenio de 1870
cuando la Argentina se convirtió en exportadora neta de cereales, actividad que
comenzó en pequeña escala pero aumento rápidamente. Entre 1872 y 1895 la
extensión de terrenos pamperos dedicados a diversos cultivos, especialmente
cereales, aumento 15 veces, y durante el decenio siguiente la extensión
dedicada solo al cultivo de trigo y maíz se multiplico por más de dos. Entre
1880 – 18884 y 18890 – 1894, el trigo fue la principal fuente de ganancias y el
valor de sus exportaciones aumento 23 veces. En el decenio siguiente, el valor
de las exportaciones de maíz creció más rápidamente y se sextuplico. El
crecimiento rápido continúo a partir de entonces.
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Las exportaciones de maíz ya casi alcanzaban las de trigo y, juntos, los dos
productos eran casi tres veces más valiosos como las ventas de lana en el
extranjero.
Pero los recursos del país brindaron otras opciones. Las exportaciones de trigo
no eran insignificantes a mediados de siglo. Pero fueron los nitratos los que
más contribuyeron a que el sector exportador chileno mostrara una expansión
tan acentuada como la del cobre.
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los decenios de 1820, 1830 y 1840. Existía una superabundancia de tierra
apropiada, junto con un clima igualmente apropiado, en un estado
relativamente poco poblado,
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dado una pauta de exportación más concentrada. Desde el decenio de 1870
hasta 1910 el volumen y el valor totales subieron acentuadamente.
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bien aparecieron por primera vez o empezaron a consumirse en volúmenes
notablemente superior al de antes.
La tierra
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o que antes de aquella época estaban poco o nada integradas en la estructura
institucional capitalista.
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recurso a la ganadería moderna o a una agricultura mas avanzada creaba una
demanda de tierra y hacia que subiera el valor de esta, expulsando del
mercado a los agricultores más modestos, los campesinos y los trabajadores
sin tierra, empujándolos hacia tierras submarginales situadas en los márgenes
de la economía agraria.
El trabajo
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Más común era la remisión de deudas por el trabajo que permitía obligar a los
indígenas que no tenían dinero a trabajar de peones hasta que saldaran sus
deudas. El control por partes de lo terratenientes de la “tienda de raya”, el
economato de la empresa en haciendas y plantaciones, así como los
prestamos usurarios se empleaban para tratar de garantizar que el nivel de
peonaje por deudas concordase con los requisitos de mano de obra de la mano
de obra. El sistema de enganche servia principalmente para reclutar
trabajadores entre los nativos con tierras propias.
Aldeas
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Hasta el decenio de 1890 las inversiones norteamericanas fueron pequeñas y
principalmente se realizaron en ferrocarriles, minas de oro y plata en México,
en ingenios de azúcar en Cuba, en unas cuantas líneas ferroviarias y en
plantaciones en América central.
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