Escasez de Agua en Cajamarca
Escasez de Agua en Cajamarca
Escasez de Agua en Cajamarca
La escasez de agua potable constituye uno de los principales desafíos del siglo XXI.
Esto, sumado a la distribución desigual de este recurso preocupa a los gobiernos de todo
el mundo. Según datos de las Naciones Unidas, 4.200 millones de personas no cuentan
con servicios de saneamiento seguros, más de 3.000 millones no gozan de agua potable
y alrededor de 2.000 millones de personas se ven obligadas a utilizar fuente de agua
potable contaminada. Este último reto está plasmado en el Objetivo 6 de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
El Perú es uno de los países más ricos del mundo en agua, el problema se encuentra
principalmente, en la distribución desigual de este recurso. Según la Autoridad Nacional
del Agua, el volumen anual promedio de agua en Perú es de 1´768172 millones de
metros cúbicos, lo cual podría hacer pensar que el país no presenta ningún problema en
el abastecimiento de este recurso; sin embargo, el 97,27% de la disponibilidad de agua
está distribuida en la Sierra y Amazonía, que alberga tan solo el 30,76% de la población.
Por otro lado, el 2,18% de la disponibilidad de agua se encuentra en la vertiente del
Pacífico que alberga al 65,98% de la población. El estrés hídrico en la costa peruana es
elevado y preocupante. Según la Encuesta Nacional de Hogares 2018 (ENAHO) del
INEI, más de 3.6 millones de peruanas y peruanos no tienen acceso al agua potable. De
este número, unas 342 mil personas viven en Lima y se abastecen, sobre todo, a través
de camiones cisterna, lo que les supone un elevado costo a diferencia de los hogares que
cuentan con este servicio.
Entre las principales causas de la escasez de este recurso son: la degradación de los
ecosistemas reguladores en las cuencas altas por el sobrepastoreo, cambio de uso del
suelo, pérdida de bofedales por ganadería, deforestación, la variabilidad climática y el
incremento de la temperatura. Sumado a estos factores, se encuentra también la
contaminación de las aguas superficiales y de los acuíferos. Las aguas residuales no
tratadas; relaves mineros; lixiviados de basureros, es decir, contaminantes líquidos
generados en un relleno sanitario; así como la minería legal; la contaminación; y el
agotamiento de los suelos producto del uso de agroquímicos, residuos sólidos, entre
otros, indicen directamente sobre la calidad del agua.
Asimismo, se encuentra el uso irracional de la poca agua que hay disponible. En este
sentido, tanto las empresas como la sociedad civil tienen una gran responsabilidad pues
consumen innecesariamente grandes cantidades de agua potable y la devuelven
contaminada. Actividades cotidianas como el lavado de manos, dientes, baño,
actividades de cocina, el riego de jardines en ciudades de la costa, el lavado de
automóviles dentro de los ríos, son algunas de las prácticas más frecuentes e
insostenibles.
Las soluciones ya las conocemos, solo debemos tomar acción. Para ello, es necesario
realizar una gestión de los ecosistemas reguladores desde un enfoque de cuenca para
ordenar el territorio a diferentes escalas, una gestión Institucional colaborativa y
operativa con un esquema eficiente del gasto público y mayor inversión del sector
privado. Asimismo, se requiere de una sociedad civil organizada en modelos de
gobernanza inclusivos, justos y resilientes, promoción del desarrollo económico local
desde la autogestión, el crecimiento justo y sostenible, y una conciencia política integral
y sinérgica.