Nacionalismo Revolucionario Puertorriqueño

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Nacionalismo

Revolucionario
Puertorriqueño

Michael González Cruz

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Biografía del Autor

Michael González Cruz nació en Aguadilla, Puerto Rico en 1972. Estudió


sociología y ciencias políticas en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.
Completó su doctorado en Sociología en la Universidad de Binghamton, Nueva York
en el 2005. Ha enseñado en el Departamento de Estudios Puertorriqueños y
Latinoamericanos de John Jay College y en el Colegio Eugenio María de Hostos de la
Ciudad de Nueva York. Publicó en el 2003 “Puerto Rico, the Colonial and
Imperialist Experience” en la antología Development in Theory and Practice editada
por Ronald Chilcote. Actualmente es catedrático auxiliar del Departamento de
Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.

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Dedicatoria

A mi querido hijo y mejor amigo, Alberto Rafael

y en honor a Filiberto Ojeda Ríos, Responsable General


del Ejército Popular Boricua - Macheteros.

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Agradecimientos

Esta obra fue posible gracias al apoyo, colaboración y comprensión de mi


compañera Carmen L. R. Marín y de la beca del Society for the Study of Social
Problems (SSSP) que me permitió completar la base de datos preliminar.

La edición publicada en la Republica Bolivariana de Venezuela fue posible


gracias a la atención de Fernando Bossi y Mónica Saiz del Congreso Bolivariano de
los Pueblos.

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Tabla de Contenido

Prólogo

Introducción

Capítulo Uno

Nacionalismo Revolucionario: Causas, Orígenes y Organizaciones

Secciones Temáticas:

La lucha armada puertorriqueña (1868)


Bandidos Sociales o Rebeldes Nacionalistas (1898)
De la Elite de las Letras al Partido de Masas
De las Masas al Nacionalismo en Armas
Nacionalistas Rascando el Cielo
¡Que Vivan los Estudiantes!
Rocking a New Struggle
La Lucha Armada Clandestina (1960)
Alfonso Beal ¡Puerto Rico Quiere CAL!
Movimiento Independentista Revolucionario Armado
Los Macheteros
Las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN)
Golpeando, Juntos y Revueltos
Todo Boricua Machetero
“Volcado el Radio de Acción”
La Marcha hacia el Frente
Nacionalismo Revolucionario Unitario
Todos Somos Filiberto

Capítulo Dos

Peregrinos, Prisioneros Políticos y de Guerra

Secciones Temáticas:

¡Ya es hora de traerlos a casa!


Doce Discípulos Liberados
Luis Rosa
Elizam Escobar
Edwin Cortés
Adolfo Matos Antongiorgi
Ricardo Jiménez
Alicia Rodríguez
Ida Luz Rodríguez
Carmen Valentín
Dylcia Pagán
Alberto Rodríguez
Alejandrina Torres
Juan Segarra Palmer

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La Lucha Continúa
Carlos Alberto Torres-88976-24
Oscar López-87651-024
Haydée Beltrán-88462-24
Exiliado en la Habana
David vs. Goliat

Capítulo Tres

Nacionalismo Revolucionario y los Intelectuales Puertorriqueños

Secciones Temáticas:

Quiénes son los intelectuales


Intelectuales de Armas Tomadas
Los Intelectuales y la Representación del Nacionalismo Revolucionario
“Una Semana de Siete Días” de Magali García Ramis
“La Sombra Lejana” de Pedro Juan Soto
“Conversaciones con Filiberto: La luz de la ventana” de Luis Nieves Falcón
“H.F.” de Mikie Rivera
Los Peregrinos, la Prensa y los Intelectuales
Debates desde La Torre
Armando la Utopía

Conclusión

Epílogo

Referencias

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Prólogo

Nación, revolución y gente que subsiste, persiste y resiste

Michael González Cruz ofrece en su libro, Nacionalismo revolucionario


puertorriqueño (1956-2005): la lucha armada, los intelectuales y prisioneros
políticos y de guerra, una visión documentada del nacionalismo en Puerto Rico y de
las organizaciones que han realizado acciones armadas, tanto en forma abierta
como clandestina. En la vida pública y aun en los libros de historia de Puerto Rico,
estos procesos apenas se mencionan y rara vez se alude a ellos, excepto en
informes periodísticos apresurados o comentarios retóricos y superficiales. En
particular, la información fácilmente accesible acerca de las acciones armadas y del
trabajo clandestino por la independencia es escasa.
Este libro es un audaz comienzo; se trata de un ensayo de corte académico,
pero su compromiso salta a la vista del lector en cada página y le da impulso y
ritmo a un recuento impresionante. En su recorrido sorprendente reseña, uno tras
otro, hechos, lugares y nombres de gente de carne y hueso y de corazón
invencible, documentando esos aspectos con fuentes de distinto tipo, desde
periódicos y libros hasta testimonios y textos artísticos. Presenta por primera vez
en forma abarcadora y en secuencia ordenada, a lo largo de los últimos cincuenta
años, los esfuerzos armados y conspirativos que han protagonizado hombres
bravos y mujeres indomables para combatir los abusos tanto en Puerto Rico como
en la metrópoli, en protesta airada contra la supresión y marginación de quienes se
niegan a permitir que borren a la nación puertorriqueña de la historia.
El libro de Michael González Cruz tiene tres capítulos: en primer término, un
panorama político y militar de Puerto Rico de la segunda mitad del siglo XX y de lo
que va del siglo XXI.
Desde un ángulo diferente, el del independentismo, el primer capítulo estudia
esos años de expansión del colonialismo y de sus mutaciones hacia el control
económico y mental de la persona. En el segundo capítulo aparecen, con detalles
vívidos de significado intransferible, las entrevistas y la información histórica en
torno a la trayectoria de los llamados “doce discípulos liberados”, más los
testimonios de algunos/as que aún esperan que la acción de su pueblo los regrese a
casa. Surge en esta sección el rostro individual de la lucha que nunca se detiene,
esa lucha que estos compañeros y compañeras emprendieron día a día, elaborando
vidas de incontables actos solidarios que cambiaron el rumbo de muchos jóvenes

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en alguna comunidad de Chicago, Connecticut o Manhattan, de Naguabo, Ponce o
Santurce. Este capítulo recoge también una colección de conmovedoras crónicas,
en las que toman la palabra algunas mujeres y algunos hombres que llegaron a ser
prisioneros de guerra o prisioneros políticos en defensa de la puertorriqueñidad. En
el tercer capítulo, el ensayo explora el papel de la intelectualidad y del sector
artístico en la representación del nacionalismo revolucionario, mediante el
comentario de algunas obras: narraciones de Pedro Juan Soto y de Magali García
Ramis, un libro basado en el testimonio de Filiberto Ojeda Ríos a Luis Nieves Falcón
y una canción de Mikie Rivera. Todo lo anterior se sustenta en una síntesis teórica y
analítica del fenómeno multiforme llamado nacionalismo, exaltado y vituperado
hasta el exceso durante varios siglos y apasionadamente experimentado por
diversos sectores de la sociedad puertorriqueña: de todo eso trata este libro. Los
mencionados campos de referencia, cruciales en nuestra historia, figuran aquí en
apretada síntesis que sin duda provocará estudios posteriores, dada su riqueza de
información y de ideas que se alejan de lo común.
Este estudio se hizo para abrir puertas, para romper el silencio y la distorsión
de la lucha armada clandestina en Puerto Rico. “En silencio ha tenido que ser...”,
dijo Martí acerca la organización secreta de la guerra, un aspecto poco conocido de
su tarea revolucionaria. Así es siempre la resistencia de quienes se enfrentan al
poder sin otro recurso que su ingenio y valor, como también ha ocurrido en Puerto
Rico. Poco se ha escrito sobre los combates y los enfrentamientos, sobre los
sabotajes y las acciones, tan significativos como los ríos de palabras pronunciadas y
escritas en torno a la nación puertorriqueña. Trabajando a la par que los miembros
de los partidos eleccionarios y los activistas de la organización comunitaria, estos
luchadores se propusieron contrarrestar la represión, la mentira, el soborno y el
asedio incesante de alabanzas a los omnipresentes invasores disfrazados de amos
benévolos.
Se ha dicho muchas veces que la historia la escriben los vencedores, pero no
siempre ocurre así. Especialmente en tiempos modernos, también la escriben los
resistentes, sea a través de la palabra escrita o hablada, o por medio de actos
simbólicos, como lo hizo el argelino Ali LaPointe, quien dejó para la posteridad las
ruinas de la modesta casa donde se inmoló con explosivos en la Casbah de Argel,
testimonio material de la lucha de su pueblo contra el ocupante francés. Así mismo
hicieron los combatientes de la segunda Intifada en abril de 2002, en el
campamento de refugiados de Jenin, inmolándose a la vez que sepultaban bajo los
restos destruidos por el alevoso ataque de los israelíes a un buen número de esos
mismos invasores, o los vietnamitas con el enorme sistema de túneles en el área
de Cu Chi, cercana a Saigón, que es hoy un preciado monumento nacional como
ayer fue un importante reducto y base de operaciones para la resistencia. Si

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queremos testimonios literarios, pueden recordarse entre otros, en orden
cronológico: la extensa correspondencia de Betances, que lo revela como estratega
y conspirador consumado, el Diario de Campaña de Martí, alucinante,
impresionista, hermoso en la plenitud de su alegría, y para nosotros una de sus
mejores obras. Otro tanto ocurre con el Diario del Che en Bolivia y con su diario
africano, escrito “durante el año en que estuvieron en ninguna parte”.
Michael González Cruz nos aproxima a terrenos desconocidos, a lo que se ha
llamado la infrahistoria, en el mejor sentido de ese concepto, porque documenta y
explora lo secreto y lo ignorado. Al examinar los escritos y discursos de Albizu y los
de Filiberto Ojeda Ríos, al recibir las narraciones orales de hombres y mujeres que,
según testimonia el autor y entrevistador, prefieren permanecer en el anonimato, al
grabar las voces y palabras de los prisioneros de guerra devueltos al seno amoroso
de su tierra, González Cruz se convierte en continuador de la antigua y fuerte
tradición que comienza con el “Canto al hombre y a las armas...”, los primeros
versos de La Eneida, o quizás, mucho más atrás, con las pinturas rupestres de las
cavernas. El investigador y sociólogo es a la vez continuador e innovador. Continúa
la tarea esbozada a mediados del siglo pasado por Lidio Cruz Monclova y realizada
con plenitud por Germán Delgado Pasapera en su libro fundacional: Puerto Rico,
sus luchas emancipadoras, de 1984, obra que recoge minuciosamente la historia
secreta de la lucha independentista en el siglo XIX.
Se pueden mencionar varios, aunque no muchos nombres, de quienes se
esforzaron por documentar y narrar la trayectoria oculta del trabajo por la
independencia. Por ejemplo, la colaboración a la vez individual y conjunta, y en
ambos brillante, de Paul Estrade y Félix Ojeda Reyes, que nos han dado sus libros
sobre el Betances revolucionario. También es imprescindible reconocer la labor de
dos mujeres que representan la hermosa combinación de cronistas y participantes,
de historiadoras y luchadoras. Nos referimos a Loyda Figueroa Mercado y a Miñi
Seijo Bruno, autoras de diversos libros que siguen haciendo patria. Además de
continuador del trabajo honroso y arduo de esos investigadores, Michael González
Cruz puede designarse como innovador por su búsqueda cuidadosa, por la variedad
de sus fuentes, por el uso de las entrevistas para captar las historias de vida de
varios de nuestros heroicos prisioneros de guerra recientes.
Un logro especial de este libro es además su esmero por documentar la
interacción entre las dos mitades de nuestra nación, separada, pero única,
indivisible y luchadora: los puertorriqueños, hombres y mujeres, de aquí y de allá,
de la emigración a Estados Unidos y los que permanecieron en la Isla. El tema del
nacionalismo revolucionario y su integración con el socialismo científico en Puerto
Rico se desarrolla en este libro tomando en cuenta la combinación que hicieron
diversas organizaciones y grupos entre la lucha armada y la intensa acción civil en

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diferentes renglones, de las formas abiertas y clandestinas. Entra también en
aspectos casi inéditos dentro de los estudios acerca del independentismo en Puerto
Rico, como por ejemplo, la influencia de otros procesos de lucha y resistencia
nacionalista y revolucionaria en el nuestro. Se destaca aquí como pocas veces antes
un hecho contundente: la continuidad de nuestra resistencia, sin importar las
embestidas represivas, los reveses, los encarcelamientos, las penurias y las
muertes de nuestros mejores hombres y mujeres. Este compendio de las luchas de
resistencia de diversos sectores del pueblo puertorriqueño pone de manifiesto el
ejemplo que la lucha en Puerto Rico está dando y la contribución que está haciendo
a esa América Latina y Caribeña que vuelve a decir “Basta” y a echar a andar.
La historia silenciosa y a veces silenciada o deformada que reconstruye este
libro desde una visión respetuosa y documentada demuestra una vez más que se
puede y SE LUCHA por la libertad nacional y social, aún en las entrañas del
monstruo. Este libro de González Cruz ofrece una investigación y hace acopio de
mucha información poco conocida y aun menos accesible, dándole un marco
histórico y teórico. Inclusive la lista de la bibliografía pone en manos de quienes se
interesen en el tema una serie de títulos y fuentes que no son de fácil acceso.
Todos esos logros, más allá de críticas o diferendos que puedan suscitar los
planteos de este libro, constituyen una valiosa aportación, no sólo a la historia de la
lucha, sino a la lucha misma.
El libro Nacionalismo revolucionario puertorriqueño (1956-2005) es el
resultado de una búsqueda acuciosa que podría verse como una especie de
arqueología intelectual, dado su esfuerzo por escudriñar y traer a la luz lo que por
su naturaleza misma se esconde. Con las excepciones antes mencionadas, las de
Albizu y de Ojeda Ríos, que dieron el frente en todo momento para brindar su
orientación al pueblo, aun ante la persecución, desde la prisión y desde el
clandestinaje, quienes integran ese sector de lucha sólo se expresan mediante
escuetos comunicados, en reseñas periodísticas más o menos superficiales y, por
supuesto, a través del testimonio más contundente, las propias acciones armadas.
Las organizaciones clandestinas no conceden entrevistas ni dejan el rastro de
papeles que facilite al enemigo su persecución. Se comunican con la voz de las
armas, como indica la frase mordaz de Mayakovsky, “Tiene la palabra el camarada
Mauser...”. Esta dificultad inherente al tema hace más valiosa la contribución de
Nacionalismo revolucionario puertorriqueño (1956-2005) de Michael González Cruz.
Antes de concluir, queremos señalar lo que nos movió a aceptar la
encomienda de escribir esta introducción. Nos hemos acompañado en la vida y en
la lucha nacional por más de cuarenta años. Por nuestra edad es obvio que
teníamos ya conciencia histórica durante la mayoría de los sucesos estudiados en
este libro. Nuestra lectura del libro y el prefacio que escribimos es producto de

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nuestra ya antigua colaboración. Nos expresamos aquí en calidad de testigos y
participantes en la historia del independentismo. Con atención y esfuerzo
apasionado y profundo, la hemos observado, pensado y sentido de cerca por varias
décadas, como partidarios de la independencia y miembros de organizaciones tales
como el MPI- PSP y el MINH. Además nos hemos dedicado por mucho tiempo al
estudio de la cultura y de la historia latinoamericana y puertorriqueña. Vimos y
experimentamos muchos actos dispersos, admirables, minúsculos y magnos,
torturantes y enaltecedores, aunque sin entenderlos muchas veces en su
complejidad, por estar inmersos en el torbellino del tiempo y la existencia. Por eso
ahora nos asombra y sobrecoge captar esos hechos en conjunto por medio de la
narración que en este libro se desenvuelve atropellada e implacable, pero
impactante por su autenticidad, por su fuerza visceral.
Leyendo este libro comprendimos, nuevamente y como por primera vez, que
lo vivido sólo cobra realidad cuando se proyecta a lo colectivo. No nos damos
cuenta, mientras afanosamente luchamos sólo por seguir adelante un día, un mes,
unos años más, de que esa historia que imaginamos en el pasado y que
proyectamos hacia el futuro, se está construyendo a cada instante con nosotros,
con todas las personas, con los que creen y los que abjuran, con las que se
enajenan y con las que cumplen por más de una, por cien o por mil... La historia es
la vida: la sociedad y la cultura en su devenir se unen para forjarla. El proceso es
dialéctico: construimos la historia y la historia nos construye, tanto durante el
breve plazo que vive un solo ser humano como en el transcurso de los siglos que
puede subsistir un pueblo. Siempre hay quienes comienzan su jornada; al
emprenderla, será sin duda valioso asomarse a lo que han hecho tantos y tantas en
nombre de la puertorriqueñidad y de la humanidad, de la justicia para todos y de la
libertad. Para eso se hizo Nacionalismo revolucionario puertorriqueño (1956-2005)
y ciertamente deben escribirse y publicarse muchos libros más.

Lic. Alberto L. Márquez


Dra. María Solá

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Introducción

La principal isla de Puerto Rico se considera la menor de las antillas mayores,


su territorio esta compuesto por un archipiélago incluyendo las dos islas municipios
de Vieques y Culebra y otras ínsulas deshabitadas en su entrono. El archipiélago
de Puerto Rico esta habitado por 3,9 millones de habitantes y su comunidad
también se extiende a los 3,7 millones de puertorriqueños residentes en los EEUU
de acuerdo al Censo del año 2000. La sociedad puertorriqueña es
predominantemente hispanohablante y se estima que un 30% de la población es
bilingüe. Este texto permite que el lector comprenda el papel del régimen colonial
de los EEUU y los movimientos sociales en la composición del Puerto Rico del Siglo
XX. En especial todos los lectores pueden apreciar la importancia del nacionalismo
revolucionario en la formación, resistencia y definición de la nación puertorriqueña.
La campaña por la libertad de los prisioneros políticos y de guerra, la defensa
del Valle de Lajas, las protestas contra la privatización de la Telefónica de Puerto
Rico y el movimiento para sacar la Marina de Guerra de Vieques en la década del
noventa tuvieron como hilo conductor un discurso y una práctica nacionalista
revolucionaria. En el testimonio que Juan Mari Brás ofrece al profesor Daniel Nina
en 1998, el líder independentista establece que el nacionalismo revolucionario
puertorriqueño se forja en la nueva lucha, vinculado a las corrientes anticoloniales,
internacionalistas y latinoamericanistas de mediados del siglo XX. Es en este
contexto que los nuevos movimientos sociales, tales como la Federación
Universitaria Pro Independencia (FUPI) en 1956, el Movimiento Pro Independencia
(MPI) en 1959 entre otras organizaciones, rearman el movimiento de liberación
nacional dotándolo de una interpretación materialista de la historia, incorporando la
lucha de clases y el derecho irrenunciable a la autodeterminación.
El nacionalismo revolucionario puertorriqueño tiene sus orígenes en la
Revolución de 1868. Se radicalizará en la gesta por la descolonización del Partido
Nacionalista (1933-1954) y encontrará su máximo exponente en Filiberto Ojeda
Ríos, Responsable General del Ejército Popular Boricua-Macheteros (EPB-M). En su
ensayo sobre la lucha armada publicado por el semanario Claridad el líder
clandestino sostuvo que los macheteros son nacionalistas revolucionarios, que su
lucha está entronizada en el territorio nacional y en la identidad puertorriqueña y su
espíritu revolucionario determina que esa lucha sea por la justicia e igualdad social.
Este trabajo nos permite examinar en qué contexto se desarrolla el pensamiento
político-militar de Filiberto Ojeda Ríos.

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El nacionalismo revolucionario se ha manifestado en tres dimensiones del
quehacer histórico en Puerto Rico: por medio de la resistencia cultural de la elite
intelectual y de las organizaciones populares y a través de la lucha armada. Esta
última manifestación no se ha estudiado cabalmente, aunque ciertamente ha sido el
eje de debates y controversias ideológicas en la prensa y en la academia. Por eso
este trabajo gira en torno a las contribuciones de la lucha armada, de los
prisioneros políticos y de los intelectuales al movimiento de liberación nacional
puertorriqueño.
Este trabajo sobre el nacionalismo revolucionario puertorriqueño destaca la
actuación de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y el Ejército
Popular Boricua Macheteros (EPB-M). Ambas organizaciones emergen dentro del
contexto del nacionalismo revolucionario como fuerza política popular, retando los
esquemas dogmáticos del socialismo partidista así como los del nacionalismo
conservador. Como lo ha propuesto la antropóloga Ana Ramos Zayas,
particularmente en el contexto de Chicago, el nacionalismo puertorriqueño no es
solamente una ideología o proyecto intelectual sino un medio concreto que sirve
para forjar alianzas de clase en múltiples niveles políticos y sociales. De acuerdo
con esto, el lector observará cómo la lucha armada puertorriqueña fortaleció los
movimientos sociales en la Isla y dentro de la comunidad boricua en los EEUU.
En estos ensayos propongo, luego de manejar diversos acercamientos
metodológicos tales como la investigación historiografía, la entrevista y el análisis
de contenido, que la lucha armada, los prisioneros políticos y los intelectuales han
contribuido a la transformación de nuestra nacionalidad. Gracias a una beca de la
Sociedad para el Estudio de los Problemas Sociales (SSSP) pude recopilar y
examinar una gama de documentos históricos publicados por las organizaciones
nacionalistas revolucionarias entre 1955 y 2005. Esta investigación preliminar armó
parte del rompecabezas pero además me provocó a entrevistar a algunos de los
militantes de estas organizaciones, en especial a los/as prisioneros políticos y de
guerra liberados a partir de 1999. Para completar mi análisis estudié el contenido
de una serie de obras intelectuales que van desde la creación literaria hasta la
crítica sociológica y en las cuales se representa el nacionalismo revolucionario
desde sus respectivas formas y discursos.
En el primer capítulo examino las causas, el origen y las organizaciones del
nacionalismo revolucionario puertorriqueño. En el segundo capítulo propongo,
gracias a las entrevistas y al análisis de contenido de las vidas de los prisioneros
políticos y de guerra, que éstos formaron parte de un bloque de intelectuales
orgánicos que a través del trabajo comunitario y la organización popular se
integraron por completo a las luchas populares. Para concluir, en el tercer capítulo
analizo cómo las representaciones culturales de otros intelectuales forman parte de

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la construcción del nacionalismo revolucionario como fuerza de cambio y
transformación social. Espero que este texto pueda guiar a otros científicos,
literatos y estudiosos en general por el complejo entramado del nacionalismo
revolucionario. Esta obra, claro está, no agota las posibilidades de estudio del
tema; más bien ofrece un mapa que nos permite comprender una de las
dimensiones del proceso de autodeterminación y descolonización de Puerto Rico.

Dr. Michael González Cruz

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Capítulo I

Nacionalismo Revolucionario:
Causas, Orígenes y Organizaciones

La lucha armada es una de las formas de organización política que surge


como consecuencia de la colonización de Puerto Rico. El primer conflicto violento
de gran envergadura que acunó el nacimiento de la nacionalidad puertorriqueña fue
la Revolución del 1868. Esta confrontación marca el clímax de la lucha por la
independencia, la abolición de la esclavitud y la eliminación del servilismo conocido
como la libreta de jornalero (Francisco Moscoso 2003). En esta batalla el régimen
de la Corona Española frenó militarmente el avance las fuerzas insurreccionales
pero no logró detener la marcha de la nación puertorriqueña. La represión de este
evento provocó el exilio de sus líderes hacia la Ciudad de Nueva York, donde se
reorganizan para continuar su lucha por la independencia de las Antillas (Germán
Delgado-Pasapera 1984).
En el siglo XX podemos observar que la violencia política se ha manifestado
en tres periodos. Primero por medio de las llamadas partidas sediciosas, una serie
de bandas rebeldes conocidas como “los tiznaos” que asaltaban a los
terratenientes y se enfrentaban a las tropas invasoras entre 1898 y1902. Segundo,
entre 1932 y 1954, a través de la resistencia del Partido Nacionalista dirigido por
Pedro Albizu Campos. El tercer periodo aparece con la emergencia del
nacionalismo revolucionario clandestino durante la llamada Nueva Lucha entre 1960
y 2005.1
Este análisis repasa sucintamente el comportamiento de las partidas rebeldes
después de guerra del 1898, examina las acciones armadas más relevantes del
Partido Nacionalista y finalmente investiga el origen, las tácticas y los objetivos del
nacionalismo revolucionario de los Comandos Armados de Liberación (CAL), el
Movimiento Independentista Revolucionario Armado (MIRA), las Fuerzas Armadas
de Liberación Nacional (FALN) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores

1
Movimiento Armado para la Liberación de Puerto Rico (MAPA,1960-1964), Comandos Armados de
Liberación (CAL, 1963-1972), Movimiento Independentista Revolucionario Armado (MIRA, 1965-1972),
Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP, 1970-1985), Organización de Voluntarios para la
Revolución Puertorriqueña (OVRP 1970-1979), Comandos Obreros (1977), Comandos Revolucionarios
del Pueblo (CRP 1978), Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP 1978), Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional (FALN, 1974-1984), Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños &
Ejército Popular Boricua (PRTP-EPB Macheteros, 1978-1985), PRTP (1985-1998) y el Ejercito Popular
Boricua-Macheteros (1985-2005).

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Puertorriqueños-Ejército Popular Boricua, mejor conocido como los Macheteros
(PRTP-EPB). Más adelante menciono todas las organizaciones clandestinas de la
nueva lucha pero me enfoco en las FALN y los Macheteros porque podemos trazar
sus orígenes a la comunidad puertorriqueña de los EEUU desde principios de la
década de 1970. Además, analizo los vínculos entre las organizaciones, el
significado de sus acciones y los resultados de éstas en la formación de la
nacionalidad puertorriqueña.

Bandidos Sociales o Rebeldes Nacionalistas

En el primer periodo colonial violento (1898-1902) conocido como “la guerra


después de la guerra” las partidas sediciosas, o tiznados, no contaron con una
resistencia organizada. Las distintas bandas no operaban bajo un liderato
centralizado y sus acciones fueron completamente esporádicas. Los tiznados
dirigieron sus fuerzas en contra de los hacendados peninsulares, los criollos
anexionistas y las tropas norteamericanas. La mayoría de los rebeldes eran
jornaleros, escasamente armados, sin entrenamiento militar formal o afiliación
política reconocida.
Este primer periodo ha generado un debate entre quienes alegan que los
rebeldes tenían motivaciones políticas y los que estiman que las partidas sólo
pretendían ajustar cuentas sin motivaciones políticas. Juan Manuel Delgado (1978)
propone que parte de las partidas de los rebeldes durante la guerra del 1898 se
organizaron para resistir la invasión y el nuevo orden colonial. Fernando Picó
(1987: 2001) concluye que los rebeldes primero atacaron a la vieja clase
terrateniente, que sólo algunas partidas se enfrentaron a las tropas invasoras y que
al final de la guerra las tropas organizaron sus propias partidas con los
terratenientes. Delgado (1978) propuso que la mayoría de las partidas sediciosas
combatieron sistemáticamente a las tropas invasoras y a la nueva burguesía
anexionista por medio de asaltos a los terratenientes. La partida rebelde más
conocida fue la dirigida por Águila Blanca, el trabajador José Maldonado Román. El
pequeño ejército rebelde asaltó terratenientes, saqueó sus tiendas, destruyó las
libretas de crédito y repartió la comida entre los jornaleros sin tierra.
En el registro de historia oral producido por la Sra. Margarita Maldonado
(2002) se destaca que “Oíamos que era mago porque tenía libros de magia y por
esa razón escapaba de la cárcel la misma noche en que lo ingresaban. Era tuerto y
manco como los piratas. Quemaba cañaverales cuando los propietarios le negaban
lo que les exigía. Repartía entre los pobres el producto de sus gestiones, legales o
ilegales. Fue un buen padre y un buen esposo. Era compasivo con el necesitado e

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implacable con el abusador. En el barrio todos lo respetaban y admiraban… Eso fue
lo que conocí de El Águila Blanca, o Pepé, como lo llamaban los que de manera
directa o indirecta lo conocimos.”
De acuerdo con la Sra. Maldonado (2002), nieta de Águila Blanca, el líder
rebelde era veterano de la Intentona de Yauco en el 1897, insurrección organizada
por los vecinos del suroeste y algunos puertorriqueños exiliados en Nueva York,
quienes planificaron la toma de Yauco, municipio más próspero debido a la industria
del café en la montaña.2 Maldonado indica que el periódico La Democracia, de 22
mayo 1899 informa que Águila Blanca se encontraba en Nueva York, expatriado
como consecuencia de su participación en la abortada insurrección yaucana.
Margarita Maldonado señala que, de acuerdo con Loyda Figueroa, en su Breve
Historia de Puerto Rico Vol. II (1977) José Maldonado, el Águila Blanca, militó en el
Partido Revolucionario Cubano-Puertorriqueño con sede en Nueva York. Maldonado
insiste su investigación confirma que El Correo, El Combate, y La Metralla, la prensa
de la resistencia, respaldó las acciones de la banda de Águila Blanca durante y
después de la guerra.
Las bandas rebeldes como la de Águila Blanca formaron parte de la resistencia
a la ocupación del ejército invasor y en contra de los privilegios que mantuvo la
clase terrateniente después de la guerra. Las autoridades coloniales desarmaron a
todos los puertorriqueños, combatieron a las partidas rebeldes y censuraron los
periódicos que apoyaron sus acciones con el fin de controlar a las fuerzas
potencialmente revolucionarias (González-Cruz 1998: 9). Este periodo marca el
inicio de la guerra irregular en contra de las autoridades coloniales en Puerto Rico.
El próximo periodo violento se inicia con la represión del nacionalismo moderado en
las postrimerías de la Gran Depresión del 1930.

De la Elite de las Letras al Partido de Masas

El segundo periodo violento se inicia con la transformación ideológica y táctica


del Partido Nacionalista Puertorriqueño (PN) a partir del 1930. La mayoría de los
independentistas participaba del Partido Unión, algunos ocupando cargos electos y
administrativos en el régimen colonial. Pero bajo la gobernación de Montgomery
Reilly expulsaron a los nacionalistas moderados de sus puestos y aquéllos se

2
De acuerdo con Germán Delgado Pasapera (1984: 537) más de 300 personas participaron de la
intentona de Yauco, la mayoría de los insurrectos sólo portaba machetes. La insurrección se coordinó
con el Partido Revolucionario Cubano Puertorriqueño en Nueva York y contó con el apoyo del
campesinado en la montaña, el cual comenzó a descender para tomar parte de los eventos; sin
embargo, por encontrarse desarmados tuvieron que replegarse. El Gobernador de Puerto Rico insistió
en que la insurrección tuvo visos socialistas porque los campesinos de las sierras marcharon al centro
del municipio a tomar posesión de los bienes de la burguesía (Delgado 1984: 538).

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alejaron del partido. Ante la nueva ola de intolerancia los más firmes
independentistas fundan del PN en 1922, el cual funcionó como una organización
con fines político-culturales afianzada en la elite intelectual ateneísta, universitaria
y literaria. (El Ateneo Puertorriqueño es una de las instituciones intelectuales
fundadas antes de la invasión del 1898.)
Las principales actividades de esta agrupación intelectual fueron la
preservación la lengua vernácula, la discusión pública sobre la situación colonial y
su participación en las elecciones del 1924 y 1928 (Rodríguez-Vázquez 2004).
Este nacionalismo académico tenía un radio de influencia importante pero limitado.
Cuando el licenciado Pedro Albizu Campos preside el PN en 1930 la intolerancia del
régimen ya se había convertido en represión generalizada y era evidente que los
demás partidos políticos no promovían directamente la descolonización de Puerto
Rico. Albizu-Campos, estudioso del anticolonialismo en la India e Irlanda, le
imprime un nuevo rumbo a la marcha del nacionalismo puertorriqueño.
Pedro Albizu Campos (1891-1965) es el primer mulato de origen pobre y
trabajador que preside el PN. En 1916, por medio de una beca, comienza a
estudiar derecho en la Universidad de Harvard, donde trabajó como jardinero para
costear sus gastos personales, presidió la Asociación de Estudiantes Internacionales
y sirvió como oficial del Ejército de los EEUU durante la Primera Guerra Mundial
(Rivera, Juan M. 1993). Cuando regresa a Puerto Rico es admitido a la práctica del
derecho en 1924, ingresa al PN y es enviado a Latinoamérica para promover la
autodeterminación de Puerto Rico. Regresa a las Islas en 1930 y se establece en
Villa Palmeras del Barrio Obrero de Santurce (Medina, Raúl 1993).
Según Luis A. Ferrao, uno de los críticos del nacionalismo, Albizu-Campos
entendía que el PN tenía que distinguirse de los demás partidos que participaron
limitadamente de la administración colonial. Ferrao (1990) señala que el PN
comenzó a distanciarse del nacionalismo lírico o de salón para convertirse en
partido de masas. A estos fines, Albizu Campos junto al liderato más joven del PN
inicia su campaña de organización que cubre todo Puerto Rico en dos años. Esta
iniciativa también se extendió a la comunidad Puertorriqueña en EEUU, que utilizó a
las asociaciones culturales para la educación y formación nacionalista como frente.
Desde 1933 Pedro Albizu Campos peregrinó por todos los pueblos de la Isla
profesando la defensa de la nación puertorriqueña; a partir de esta cátedra fuera
del salón el líder nacionalista se ganó el título de “El Maestro”.
Durante el 1932 el nacionalismo puesto en marcha organiza 44 Juntas
Municipales para el Partido. Cada Junta tiene la tarea de reclutar, educar y
movilizar a los nacionalistas en cada pueblo. Isabel Picó (1993) nos indica que los
nacionalistas universitarios organizaron la Federación Nacional de Estudiantes
Puertorriqueños (FNEP) organismo que gozó de autonomía dentro del PN y

19
estableció su propio programa de lucha. Además de la juventud universitaria, el PN
organizó la Asociación Patriótica de Jóvenes Puertorriqueños, la que se convirtió en
los Cadetes de la República, una formación paramilitar desarmada (Ferrao 1990).
A la altura del 1933 el PN reunía una parte de la elite intelectual de la Capital,
pero la mayoría de los militantes eran obreros provenientes de las zonas urbanas,
trabajadores agrícolas y pequeños agricultores en la montaña. El periódico del
partido circulaba en más de la mitad de los municipios y los discursos de Albizu
eran transmitidos por la primera emisora de radio en toda la Isla. En plena
depresión capitalista el PN inicia una serie de protestas contra el monopolio de la
transportación, el precio del combustible, el aumento en el precio del pan y la
americanización del sistema de enseñaza escolar.
Cuando se desata la huelga de la caña de 1934 el PN ya se comportaba como
una organización de masas dirigida por líderes democráticamente electos en cada
municipio, representativa de toda la sociedad puertorriqueña. Los trabajadores de
la caña, al verse traicionados por el liderato sindical anexionista de la American
Federation Labor-Federación Libre Trabajadores (AFL-FLT)3 le solicitan al lic. Pedro
Albizu Campos que guíe la reorganización de la huelga y los represente en las
negociaciones con los patronos. El Taller de Formación Política (TFP 1982) señala
que como resultado de la intervención del PN en la huelga cañera del 1934, se
organiza la Asociación de Trabajadores Puertorriqueños (ATP), con el fin de que los
trabajadores no dependieran del liderato oficial de la AFL. El PN promovió la
organización y autonomía de la ATP y en este proceso cientos de trabajadores se
afiliaron al PN. Sin embargo, la represión generalizada contra el movimiento obrero
favoreció el reformismo de la AFL. Con el fin de la huelga se dispersó este esfuerzo
y los miembros de la ATP se reagruparon dentro del PN.
Por otra parte, los líderes sindicales del Partido Socialista (PS) del español
Santiago Iglesias habían renunciado a la lucha por la independencia en 1915, lo que
provocó que algunos líderes obreros como Bernardo Vega abandonaran el PS. 4
Para el 1930 el PS, se convierte en un partido completamente colonial,
formalmente aliado al Partido Republicano (PR) anexionista dirigido por la clase
terrateniente y los intereses de las corporaciones azucareras. En esta Colación del
PR-PS parte del liderato socialista oportunista ingresó a la burocracia del nuevo
Departamento del Trabajo, algunos nacionalistas moderados abandonaron su
militancia para conservar sus plazas en la administración colonial y la

3
Según Rafael Bernabé (1996: 85) la Federación Libre de Trabajadores se afilió a la AFL en 1901
limitando su compromiso con la lucha de clases anticolonial con la expectativa de que las leyes y
tratados norteamericanos beneficiaran la clase trabajadora puertorriqueña.
4
Bernardo Vega renuncia al Partido Socialista y se embarca hacia la Ciudad Nueva York después del
1915, donde trabaja en la industria del tabaco y como organizador sindical. Cuando regresa a Puerto
Rico se une al Movimiento Pro Independencia (MPI) donde se desempeña como secretario de
organización nacional.

20
independencia queda fuera de las plataformas del Partido Unión y el Partido
Socialista. El Partido Nacionalista inició entonces una sólida campaña para
promover la no colaboración con el régimen colonial.
Justo cuando el PN está consolidando sus bases políticas, convoca miles de
asistentes a sus actos, propone la no colaboración y cuenta con un amplio respaldo
popular, se inicia la represión directa contra su liderato (Rodríguez-Fraticelli 1993).
El Coronel Riggs de la Marina de Guerra Norteamericana, quien había sido el
organizador de la Guardia Nacional Somocista, se trasladó de Nicaragua a Puerto
Rico para implementar una campaña de terror contra el nacionalismo. A partir de
la huelga en la caña (1934) el Coronel Francis E. Riggs, ya Jefe de la Policía Insular,
declara en La Democracia (el periódico liberal) que el régimen colonial está en
guerra contra el Partido Nacionalista. Desde ese momento el Col. Riggs militarizó la
Policía Insular por completo entrenando pelotones de fusilamiento e instruyendo en
el manejo de la ametralladora y ordenó ejecutar a los nacionalistas sin llevarlos a
juicio.
El 24 de octubre de 1935 un grupo de jóvenes nacionalistas es emboscado
frente la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Los esbirros de la Policía
asesinan a Ramón S. Pagán, Eduardo Rodríguez, Pedro Quiñones y José Santiago,
cuatro jóvenes nacionalistas abatidos en lo que se conoció como la Masacre de Río
Piedras. Miles de personas asisten al sepelio, desde donde Pedro Albizu Campos
denuncia la emboscada y propone que los responsables de los asesinatos no deben
quedar impunes (Torres 1981: 120). Este es el evento que marca la marcha del
Partido Nacionalista de la movilización política radical hacia la lucha armada
selectiva. A continuación observaremos cómo el PN selecciona cuatro ataques
simbólicos con el fin de denunciar la condición colonial, demostrar la vulnerabilidad
del régimen y convocar la participación de las masas al proceso descolonizador.

Del Partido de Masas al Nacionalismo en Armas

El PN desarrolló una política de ataques selectivos directos contra las


autoridades coloniales en Puerto Rico desde 1935 hasta 1954. En esta parte del
texto presento las cuatro acciones más conocidas del nacionalismo albizuista. El 23
de febrero de 1936 tiene lugar el primer ataque selectivo del PN: los jóvenes
nacionalistas Elías Beauchamp e Hiram Rosado ajustician al Col. Riggs, jefe de la
policía colonial, a quien emboscan en la Fortaleza, un palacete que sirve de
residencia al gobernador Blanton Winship. Podemos notar que el PN no reaccionó
indiscriminadamente a la masacre de Río Piedras, sino que acusó públicamente y
sentenció al responsable directo de la represión en Puerto Rico.

21
Lamentablemente, la policía colonial asesinó el mismo día a los dos jóvenes
nacionalistas en un cuartel próximo a la Fortaleza en el Viejo San Juan. El 4 de
marzo de 1936 arrestan a todo el liderato nacionalista acusándolo de conspirar para
derrocar el régimen y envían a Pedro Albizu Campos a prisión en EEUU. Un año
más tarde, el 21 de marzo de 1937, siendo Domingo de Ramos, la policía colonial
comandada por el Gobernador, General Blanton, le ordena al alcalde de Ponce
prohibir la marcha nacionalista pautada para ese día. Mientras se organiza la
marcha la Policía dispara indiscriminadamente contra los nacionalistas
completamente desarmados y veinte personas caen abatidas, entre ellas mujeres y
niñas que admiraban el desfile y dos policías víctimas de su fuego cruzado.
El 25 de julio de 1938 el estudiante nacionalista Ángel Esteban Antongiorgi
ataca al Gobernador colonial y al Coronel de la Guardia Nacional Luis Irizarry, quien
muere en el acto. La policía arrestó al joven estudiante, lo acribilló y nunca
devolvió el cuerpo a su familia (Raúl Guadalupe 1989). A partir de este momento
el PN se enfrenta a la campaña represiva más inescrupulosa suscitada por diez años
hasta que regresa a Puerto Rico Albizu, torturado, después de cumplir su sentencia.
Mientras Albizu se encuentra en prisión y se recupera de la tortura en EEUU se
comienza a reorganizar el PN en Nueva York y Chicago (1938-1948).
El 30 de octubre de 1950 tiene lugar el comienzo de la segunda serie de
ataques selectivos del Partido Nacionalista. En esta ocasión los nacionalistas
intentan tomar por asalto los cuarteles policíacos en Arecibo, Jayuya, Mayagüez,
Ponce, Utuado y San Juan. Además hubo combates en Peñuelas y Naranjito. Al día
siguiente en Washington D.C. dos nacionalistas, Elio Torresola y Oscar Collazo,
atacan la Casa Blair, residencia provisional del Presidente de EEUU Harry S.
Truman. Con el fin de frenar la insurrección, el ejército norteamericano bombardeó
los pueblos de Jayuya y Utuado, ubicados en las montañas centrales de la Isla. La
Guardia Nacional arrestó, torturó y fusiló sin llevar a juicio a los nacionalistas
insurrectos en Jayuya (Seijo-Bruno 1989: 159). Entonces parte del liderato
nacionalista se sumerge en el clandestinaje o emigra hacia Cuba, México, Chicago o
Nueva York.
Después de la insurrección de 1950 y el espiral de represión general el PN
presenta el caso de PR ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Así, el
régimen se ve obligado a reconocer el status colonial de Puerto Rico e intenta eludir
su responsabilidad ante la ONU con la creación del Estado Libre Asociado (ELA) en
1952, una fórmula que permite la elección de las autoridades locales pero que
remite la soberanía al Congreso de los EEUU. A partir de entonces, el Partido
Popular Democrático, eje del nacionalismo cultural moderado, excluye a los
independentistas de sus filas y continúa persiguiendo a los nacionalistas que no
colaboren con el nuevo régimen colonial del ELA.

22
El 1 de marzo de 1954 se produce el tercer ataque nacionalista simbólico
cuando cuatro emigrantes nacionalistas atacan el Congreso de los EEUU. Rafael
Cancel Miranda, Irving Flores, Andrés Figueroa Cordero y Lolita Lebrón, todos
trabajadores radicados en Nueva York después de la represión del 1950, enarbolan
una bandera de Puerto Rico mientras disparan en dirección de las gradas de los
legisladores. Ningún legislador muere y los cuatro nacionalistas son arrestados.
Estos nacionalistas logran capturar la atención internacional denunciando que el
ELA de Puerto Rico era una colonia de los EEUU. Esta es la última acción selectiva
del Partido Nacionalista en armas dirigido por Pedro Albizu Campos.
Pedro Albizu Campos no proponía la insurrección general como la vía hacia la
autodeterminación de Puerto Rico; la lucha armada desarrollada por el PN
perseguía demostrar la vulnerabilidad del régimen y movilizar a las masas. Los
ataques mencionados fueron acciones propagandísticas que revelaron la situación
colonial del pueblo puertorriqueño. El estudioso del nacionalismo puertorriqueño
José J. Rodríguez-Vázquez (2004: 224) señala que el PN intentó, por medio de su
estrategia político-militar, levantar una guerra de posiciones políticas para
fortalecer las plazas que el movimiento nacionalista ocupaba y obligar al régimen a
moverse en terreno desfavorable. El estudio de Rodríguez-Vázquez propone que el
nacionalismo salió de su fase de arranque intelectual para convertirse en un
movimiento nacionalista de masas, policlasista, con una vanguardia armada que,
junto a las demás fuerzas anticoloniales, reformaría la nación por medio de la
asamblea constituyente.
El PN se nutrió de las clases medias, profesionales independientes y de los
trabajadores que emigraron del campo hacia las ciudades. A pesar de no contar
con un perfil demográfico completo de los militantes del PN podemos examinar los
que se dieron a conocer por su participación en la Insurrección del 1950. El estudio
sobre la Insurrección Nacionalista (1950) de Miñi Seijo-Bruno documentó la
participación de 140 combatientes. De acuerdo con su investigación el 59% de
éstos residía en zonas urbanas, el 69% lo constituían trabajadores asalariados, el
60% de éstos fluctuaba entre los 18 y 30 años de edad, sólo 14% tenía estudios
universitarios y menos del 3% eran mujeres (Seijo-Bruno 1997: 240, 243, 245).
Es muy probable que las mujeres no fueran arrestadas porque desde la
fundación de los Cadetes de la República las damas se organizaron en el Cuerpo de
Enfermeras de la República, cuya participación directa no se consideró en los
combates de la Insurrección. Sin embargo, debemos destacar el papel fundamental
que realizó en Jayuya la maestra Blanca Canales, organizadora del PN en la
cordillera central y quien proclamara la República en la Plaza. Cuatro años más
adelante Lolita Lebrón participa en el ataque al Congreso y cumple 25 años de
cárcel en los EEUU. Cuando el FBI asalta la residencia de Pedro Albizu Campos en

23
el Viejo San Juan, el 5 de marzo de 1954, son las jóvenes Isabel Rosado y Carmín
Pérez quienes se enfrentan al ataque para defender la vida de Pedro Albizu
Campos.

Nacionalistas Rascando el Cielo

Los adversarios intelectuales de Pedro Albizu Campos han distorsionado la


imagen del PN tildando al nacionalismo de hispanófilo, chauvinista y fascista
(Ferrao 1990 y Pabón 2002). No obstante, el nacionalismo en su fase de maniobra 5
es en realidad un nacionalismo tolerante e inclusivo, entre sus dirigentes hay
negros, mujeres, religiosos y agnósticos. De hecho, la Junta Nacionalista de
Mayagüez fue dirigida por Julio Santiago, un emigrante obrero dominicano (Mari-
Brás 1998: 48). Si bien es cierto que el PN se aferraba a la afirmación de la
lengua, su semanario ponceño publicaba notas, editoriales y artículos en inglés.
Cuando Albizu convalece en Nueva York después las torturas sufridas en la prisión
de Atlanta, las iglesias protestantes lo invitan a dirigirse a las congregaciones
quienes lo recibían y recaudaban contribuciones para su cuidado médico (Gil de la
Madrid 1981). El nacionalismo Albizuísta era políticamente liberal y tácticamente
revolucionario y las maniobras del Partido Nacionalista le permitieron alianzas con
el Partido Comunista Norteamericano y el Partido Laborista de Nueva York.
En este periodo de 1943 a 1954 el nacionalismo en la comunidad
puertorriqueña en los EEUU se inscribe en la Organización de las Naciones Unidas
como delegación no gubernamental e inicia una campaña de solidaridad
internacional. Albizu Campos se une a las iniciativas del Partido Comunista
Norteamericano en contra del fascismo en Europa y fundan en la ciudad de Nueva
York el periódico antiimperialista Pueblos Hispanos (Rodríguez-Fraticelli, 1993:
130). El PN organizó además diversos clubes sociales para los emigrantes
puertorriqueños. El prisionero nacionalista Oscar Collazo relata que la Junta
Nacionalista de la ciudad de Nueva York fundó el Club Pomarrosas en Manhattan,
Hijas del Caribe en Brooklyn y el Club Hispano en el Bronx. Dichos clubes también
servían como punto de encuentro de los puertorriqueños con otros emigrantes

5
De acuerdo a José J. Rodríguez-Vázquez (2004) el nacionalismo en P.R. se manifestado en tres etapas,
primero el nacionalismo de arranque de Antonio S. Pedrería de corte paternalista y conservador,
segundo el nacionalismo radical en fase de maniobra de Albizu Campos es el paso del nacionalismo
liberal a la organización de las masas y el partido como fuerza social integradora y movilizadota.
Finalmente el nacionalismo moderado es una desviación del nacionalismo radical con marcha atrás al
nacionalismo de arranque. El nacionalismo moderado afirma la defensa de una identidad nacional
pacifica, se conforma con la situación colonial y la desigualdad social. Esta última etapa define el
nacionalismo populista que carece de todo contenido o agenda revolucionaria es el nacionalismo oficial
del Estado Libre Asociado de PR.

24
latinoamericanos con el fin de mejorar las redes de solidaridad internacional (Gil de
la Madrid 1984).

¡Qué vivan los estudiantes porque son la levadura!

Como nos indica Rodríguez-Vázquez (2004), el nacionalismo radical de Albizu-


Campos es un movimiento nacionalista en su fase de maniobra: por medio de sus
publicaciones, protestas y acciones violentas intenta promover la participación de
todas las clases sociales que componen la sociedad puertorriqueña. El manifiesto
del PN en 1932 propone que los obreros se organicen para exigir las ganancias
devengadas por su trabajo en las industrias extranjeras, exige la redistribución de
los bienes inmuebles para eliminar el latifundismo y favorece el desarrollo de las
industrias nativas. Este discurso representa los intereses de la clase trabajadora y
los pequeños productores puertorriqueños en los inicios de la Gran Depresión. El
mismo documento solicita que los puertorriqueños no colaboren con el régimen
colonial y que se convoque una asamblea constituyente para organizar libre y
democráticamente a la sociedad puertorriqueña. Desde que el nacionalismo
abandonó su fase de arranque el PN como movimiento se retroalimentó de la clase
obrera, los estudiantes y, en menor medida, de la clase media intelectual.
De acuerdo con Isabel Picó, en 1932 el PN inició una campaña antiimperialista
en las escuelas y universidades por medio de la Federación Nacional de Estudiantes
Puertorriqueños (FNEP). La FNEP era un organismo del PN pero gozaba de plena
autonomía; sus principales objetivos fueron la defensa del español en la enseñanza
pública y la autodeterminación de P.R. (Picó 1991: 89). Además de estos objetivos
programáticos, los estudiantes organizaron diversas manifestaciones para exigir la
excarcelación de los presos políticos, entre ellos Pedro Albizu Campos y parte del
liderato de la FNEP.
La activista por los derechos humanos Ruth Reynolds indicó que el
movimiento estudiantil logró que la legislatura de Puerto Rico proveyera que se
instruyera en español en todo el sistema de educación público y universitario pero
el Presidente Truman vetó la ley en el 1946.6 La Sociedad Independentista
Universitaria (SIU), propone por medio del Gobierno Estudiantil un paro nacional el
8 de noviembre de 1946. El paro se extendió a las escuelas superiores públicas, los
universitarios marcharon hasta la Plaza de Río Piedras donde se unieron a maestros
y estudiantes de escuela (Reynolds 1989: 38).

6
Ruth Reynolds es la delegada de la Liga Norteamericana para la Independencia de Puerto Rico. En
1948 investiga las violaciones a los derechos humanos de los estudiantes y su informe es finalmente
publicado por el Centro de Estudios Puertorriqueños de City University of New York en el 1989.

25
Cuando Albizu regresa a Puerto Rico en 1947 el joven Juan Mari Brás, líder de
la Sociedad Independentista Universitaria, organiza una concentración en la que los
estudiantes remueven la bandera norteamericana e izan la bandera puertorriqueña
en la torre de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras. En el 1948 el
Consejo de Estudiantes de la UPR invita al aula magna al líder nacionalista para que
ofrezca una charla y la administración prohíbe la conferencia. Este evento provocó
la unión de todas las organizaciones estudiantiles independentistas, dirigidas por
Juan Mari Brás y José Gil de la Madrid, quienes convocaron una de las huelgas
universitarias más importantes del movimiento estudiantil (Picó 1991). El pliego de
protestas de la huelga denunció cinco problemas de la comunidad universitaria:
condenó la censura previa al discurso de Pedro Albizu Campos, se opuso al servicio
militar obligatorio, deploró la represión del reglamento de estudiantes, criticó la
limitación de la libertad de cátedra y repudió la expulsión de los líderes Juan Mari
Brás, Gil de la Madrid, Pelegrín García y Jorge L. Landing (Reynolds 1989: 105).
Como resultado del avance del movimiento estudiantil la administración de la UPR
expulsa al liderato estudiantil independentista, Juan Mari tiene que emigrar a los
EEUU para culminar sus estudios universitarios y Pelegrín García emigra a Nueva
York donde el funda el Movimiento Libertador que más adelante serviría de base
para el desarrollo de la lucha armada y clandestina nacionalista en la metrópoli.

Rocking a New Struggle

Después de la Segunda Guerra Mundial el Partido Popular Democrático (PPD)


surge como una nueva fuerza política. Tomando literalmente parte del discurso
nacionalista, condena el latifundismo, el capitalismo absentista y la pobreza. Busca
sus bases en el campesinado descalzado de la montaña, se erigen líderes formados
dentro de la estructuras coloniales del Nuevo Trato y para el 1947 abandona el
nacionalismo por completo con el fin de asegurar la elección de un gobernar nativo.
En 1948 una legislatura dominada por el PPD aprueba la ley de La Mordaza,
estatuto que se utilizó para censurar los discursos, publicaciones y protestas del
Partido Nacionalista (Acosta 1989: 61).
El régimen colonial administrado por la nueva elite del PPD culminó la
represión iniciada en el la década del 30 contra el nacionalismo. En el 1954 el
ataque nacionalista al Congreso cierra un periodo de la lucha armada, una nueva
forma de lucha se avecina en conflicto colonial puertorriqueño. El liderato del PN
perseguido, encarcelado y torturado se convierte en una monumental referencia
heroica para el movimiento de liberación nacional disperso en ese momento. En
Cuba la revolución avanza y en Argelia se funda el Frente de Liberación Nacional.

26
En Puerto Rico emerge un nuevo liderato que intenta aglutinar a todo el
movimiento para continuar la marcha de la nación puertorriqueña.
De acuerdo con el Lic. Juan Mari Brás, en la nueva lucha se forja el
nacionalismo revolucionario vinculado a las corrientes anticoloniales,
internacionalistas y latinoamericanistas a mediados del siglo XX (Daniel Nina
1998).7 Como he señalado en el análisis teórico sobre nacionalismo, el mismo es
un fenómeno criollo americano acuñado por Simón Bolívar, San Martín, Ramón E.
Betances, Antonio Valero Bernabé, José Martí y Juan Rius Rivera durante la
emancipación de las colonias de la Corona Española.8 El nacionalismo criollo del
siglo XVII y XIX es antimonárquico, policlasista y progresista. En el nacionalismo
revolucionario del siglo XX concurren el marxismo y el liberalismo como fuentes de
formación ideológica que rechazan el racismo, el eurocentrismo y el fascismo por
completo.
Señala Mari Brás que junto a José Gil de la Madrid, uno de los dirigentes de la
huelga estudiantil del 1948, se consolidaron 52 grupos de jóvenes independentistas
por medio de la Juventud Independentista Puertorriqueña (JIP). Por otra parte, el
periodista marxista Juan Antonio Corretjer comienza a agrupar a los nacionalistas
más progresistas en la Asociación Patriótica Unitaria (APU) que más tarde se
convierte en la Liga Socialista. Mientras, en los EEUU según Jesús Colón en el 1948
se funda en Nueva York el Congreso de Unidad Puertorriqueña, organización
sombrilla para acoger todos los esfuerzos anticoloniales (Duany 2002: 192).
En el 1956 se organiza en la UPR la Federación Universitaria Pro
Independencia (FUPI); entre sus fundadores hay jóvenes solidarios con el M-26
motivados por el carácter antiimperialista de la revolución cubana. La FUPI surge
después de la Huelga del 1948, en el momento en que el liderato más autoritario
del PPD dirige la UPR, el liderato estudiantil del 1948 ha sido sancionado y el
nacionalismo se encuentra desorganizado. La Federación (FUPI) se define como un
organismo estudiantil independiente de las demás organizaciones y partidos
nacionalistas. La Federación retoma la lucha del 1948 y se organiza para luchar por
una universidad más democrática, puertorriqueñista y antiimperialista. Parte de
este proceso se cumple limitadamente con la Reforma de 1966 en la que se mejoró

7
Según Michael Lowy (1998) las revoluciones latinoamericanas han tenido un carácter socialista,
nacionalista y antiimperialista durante su evolución en el siglo XX. Lowy entiende que estas fuerzas
acogen el modelo de movimiento de liberación nacional con el fin de aglutinar la clase trabajadora, los
campesinos y las clases medias progresistas mientras las oligarquías tienden a formar regímenes
autoritarios dentro de los estados nacionales apoyados por las Corporaciones y el gobierno de los EEUU.
8
Antonio Valero Bernabé es un puertorriqueño oriundo de Fajardo, se rebeló junto a Simón Bolívar en la
Guerra de Independencia Americana. Juan Rius Rivera es un puertorriqueño oriundo de Mayagüez,
combatió junto a Martí y el General Maceo en la Guerra de los Diez Años en Cuba. Valero llevó a Bolívar
a Vieques desde donde planeaba liberar a Puerto Rico y Rius Rivera conspiró con el Dr. Betances para
liberar a Puerto Rico después de asegurar la independencia cubana. El Dr. Betances peregrinó en París,
Nueva York y el Caribe, fue el autor intelectual del ajusticiamiento del General Cánovas del Castillo,
quien implantó los campos de concentración en la Guerra por la Independencia Cubana.

27
la participación de los estudiantes en las estructuras de poder y se garantizó más
autonomía a cada Recinto de la UPR.
La FUPI utiliza la educación popular, la desobediencia civil y la movilización
estudiantil para alcanzar sus objetivos. Durante sus primeras dos décadas de
acción se enfocó sobre la eliminación del registro (matrícula) compulsorio al ROTC
(Reserve Officer Training Corps) en la UPR. Como parte de su agenda contra el
aparato militar desarrolló en armonía con otras organizaciones una campaña en
contra de la inscripción y el servicio militar obligatorio. A mediados de la década
del 1970 se eliminó la matrícula compulsoria al ROTC y el Servicio Militar
Obligatorio. Desde finales de la década del 1970 su actividad ha girado en torno a
los daños de la Marina de Guerra Estadounidense (US NAVY) en Culebra y Vieques,
la preservación de costos de matrícula accesibles a toda la población, la defensa de
la cultura de la paz y los derechos humanos, en especial la excarcelación de los
prisioneros políticos y de guerra.
Simultáneamente, a partir del 1956 regresan a Puerto Rico los líderes
estudiantiles de la huelga del 48, nacionalistas expatriados después de la
insurrección del 1950, líderes obreros emigrados, comunistas perseguidos por el
estatuto de La Mordaza y los independentistas expulsados del PPD que se unen
para organizar el Movimiento Pro Independencia (MPI) en 1959. Entre los líderes
socialistas que emigran de vuelta se distinguen Bernardo Vega y Juan Antonio
Corretjer. El MPI no se organizó como partido electoral, permitió la afiliación de
militantes de otras organizaciones tales como la FUPI y la Acción Patriótica Unitaria
(APU 1948-1964) formada por algunos activistas que militaron en el PN y por
militantes del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), organización electoral
que sufrió una debacle en los comicios del 1956 a pesar de que para 1952
representaba la segunda mayor fuerza electoral.
Desde su fundación el MPI adoptó las formas de organización de otros
movimientos de liberación anticoloniales: no se definió como partido electoral, se
concentró en la formación de cuadros intelectuales, en la movilización de recursos
legales y al final de su primera década abogaba por la lucha armada (Arroyo-Muñoz
2003: 141). La tesis política del MPI publicada en 1963 presenta la complejidad del
conflicto colonial como un problema político económico y cultural violento que debe
ser cuestionado en todas sus dimensiones. El MPI se presentó como una
organización de nuevo corte nacionalista que rechaza explícitamente el
etnocentrismo, el chauvinismo y el eurocentrismo como modelos de formación
nacional y propuso la construcción de una nación caribeña y latinoamericanista.
En su tesis del 1963 el MPI se define como un proyecto educativo, parte de
una vanguardia de las masas que persigue la constitución de un amplio frente para
la liberación nacional. El MPI articuló una política de frente nacional que recogió en

28
parte las contribuciones ideológicas del nacionalismo Albizuista y de las aplicaciones
del marxismo en Asia, África y Latinoamérica durante la década de 1950-1960. En
la Séptima Asamblea del MPI en el 1968 sus delegados acordaron promover una
crisis política al régimen colonial como repuesta a la violencia del estado que había
cercado las vías de participación legales reprimiendo las protestas provocando así el
desarrollo de la armada y clandestina (Mari-Brás 2001: 136).
Como he señalado en el Capítulo 3, el MPI también se organizó en la ciudad
de Nueva York a partir de las bases del Comité para la Defensa de la Cultura
Puertorriqueña, dirigido por Carmen Miranda.9 En el 1969 se celebra el décimo
aniversario de la organización en la Misión Vito Marcantonio en el alto Manhattan;
con esta actividad se reafirma la contribución de los puertorriqueños en el exilio a la
formación de la nueva lucha. De acuerdo al portavoz del MPI, Juan Mari-Brás, la
comunidad puertorriqueña en EEUU continuaría golpeando las estructuras
imperialistas de la metrópoli con las diferentes formas de lucha a su alcance,
incluyendo la lucha armada (2001: 159).
El 14 de noviembre de 1960 el FBI ordenó a sus despachos de San Juan y
Nueva York infiltrar y desarticular al MPI y la FUPI; el “memo” indicaba que
establecerían vínculos con la prensa para influenciar sus noticias y agentes
provocadores para promover disputas internas (Gautier & Blanco, 1997: 255). La
agencia federal utilizó a la Policía de Puerto Rico para organizar turbas para-
policíacas de derecha.10 De acuerdo con Ramón Bosque, estudioso de la represión
política colonial, la vigilancia y el hostigamiento se extendieron a Nueva York y
Chicago, donde la comunidad puertorriqueña concentró su activismo político.
Indica Bosque que el FBI, la policía y sus turbas no se limitaron a la infiltración, la
provocación y el hostigamiento sino que también sabotearon los recursos de
personas y organizaciones (1997: 64).
Las nuevas turbas colonialistas incendian el local del MPI en Santurce, en
1969 colocan una bomba en el automóvil de Juan Mari Brás, una mafia dirigida por
el activista anexionista General Palerm incendia las oficinas del MPI en Río Piedras,
en 1970 lanzan un explosivo al vehículo de Domingo Vega Figueroa quien era
administrador del semanario del MPI (Claridad); el mismo año atentan contra la
vida de Juan Antonio Corretjer, en noviembre colocan explosivo que destruye
parcialmente el local del MPI en Mayagüez, ese mismo mes se descubre que “los
vigilantes” (una de las turbas anexionistas) es dirigida por el oficial de inteligencia
de la policía Cecil Nater.

9
En el 1969 el MPI fundó en Río Piedras Puerto Rico, la Biblioteca Carmen Miranda en honor a la
militante de la comunidad puertorriqueña en los EEUU (Mari-Brás 2001: 183)
10
Se puede trazar la aparición de las turbas de derecha a partir de la invasión del 1898. El Partido
Republicano formado por la burguesía terrateniente y anexionista, reclutó entre el elemento lumpen de
San Juan agentes provocadores para hostigar a liberales (Mauleón-Benítez, 1990).

29
El 9 de septiembre de 1975 las turbas policíacas colocan una bomba en el
Centro de Cuidado Infantil del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) en Hato Rey.
El joven Santiago Mari Pesquera, hijo de Juan Mari Brás y la Profesora Paquita
Pesquera, es asesinado por Henry W. Coira-Story quien alegó seguir las órdenes de
la mafia cubana que mantiene vínculos con la Marina de Guerra de EEUU y los
escuadrones de la muerte de la Policía de Puerto Rico. Dos años más tarde
Alejandro González Malavé, un agente infiltrado en el PSP es quien la ejecución de
los jóvenes en el Cerro Maravilla, 1978.
El semanario Claridad, la Impresora Nacional y las oficinas del PSP-MPI sufren
ataques periódicos hasta el 1980. En uno de los asaltos cae gravemente herido
Domingo Vega Figueroa. El 13 de enero de 1980 el Teniente Alex de la Cerda
relacionista público de la Marina de Guerra estadounidense coloca explosivos en el
Colegio de Abogados. El teniente de la Cerda también fue responsable del sabotaje
sistemático que sufrió Vieques Air Link. La FUPI, el MPI, PSP y Claridad se
convirtieron en los blancos del terrorismo del estado que actuaba por medio de las
turbas anexionistas, los escuadrones de la muerte y las operaciones clandestinas de
la Marina de Guerra de EEUU por más de dos décadas. En el 1987 el Gobernador
Rafael Hernández Colón ordenó investigar a la División de Inteligencia de la Policía
de PR; este cuerpo vigiló ilegalmente a más de 75,000 independentistas. En las
vistas del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EEUU el
Director del FBI, Louis Free, admitió que la agencia tenía cerca de dos millones de
expedientes sobre el movimiento de liberación nacional puertorriqueño.
El espiral de violencia del estado provocado por el FBI, la Policía de Puerto
Rico y sus turbas de derecha crearon las condiciones para el surgimiento de un
bloque ideológico conservador en la opinión pública. De acuerdo con Carlos
Buitrago (1972), ante el avance de la lucha en contra del ROTC y la guerra de
Vietnam y el fortalecimiento del activismo universitario, la derecha articuló un
discurso anti-intelectual que promovió la criminalización del activismo político de
izquierda. Como parte de este discurso, el Departamento de Instrucción Pública y
las autoridades universitarias coloniales fabricaron y diseminaron la imagen del
puertorriqueñismo pacífico que rechaza toda forma de activismo político. Según
Buitrago, el bloque conservador de militares e industriales anexionistas subvirtió la
academia y los movimientos sociales con el fin de frenar las fuerzas progresistas.
El discurso hegemónico autoritario e intolerante de este bloque seudo-intelectual
estigmatizó el activismo y creó las condiciones políticas para reprimir física e
ideológicamente la lucha de clases y el nacionalismo revolucionario.
Este periodo de violencia estatal contra la nueva lucha enmarca el desarrollo
de la lucha armada clandestina entre 1960-1999. El MPI es la organización más
relevante de la nueva lucha. Según Aarón Ramos (1993) la nueva lucha del MPI, es

30
producto de la debilidad electoral del PIP, de la influencia de la Revolución Cubana
y de la dispersión y represión del Partido Nacionalista. A su conclusión podemos
añadir que también contribuyó a esa nueva lucha la desintegración de la IV
Asamblea del Partido Comunista y la expulsión del Partido Popular Democrático a
los independentistas afiliados al mismo. Además vale señalar que la década del
1950 marcó el fin de la economía agrícola, el arranque del desarrollo industrial
desigual y la emigración en masa hacia los EEUU. Es en este periodo que se inicia
el tercer periodo de violencia política durante el siglo XX. En estas condiciones
emerge la nueva lucha armada que contó con el apoyo del MPI hasta que se
convierte en el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP).11

La Lucha Armada Clandestina (1960-1999)

La lucha armada es una de las formas que permiten la organización de la


población colonizada, la acción violenta es una de las actividades más evidentes,
pero la actividad más importante es la de reclutamiento, entrenamiento y
movilización política de la nación intervenida. Las organizaciones armadas y
clandestinas son una manifestación política violenta que no pretende aterrorizar a
toda la población sino debilitar la moral de las autoridades coloniales, fortalecer la
resistencia, organización y la moral del movimiento nacionalista anticolonial
(Addison Michael, 2002; David Wilson, 1963).
A principios de la década de 1960, un grupo de jóvenes desafiliados del
Partido Nacionalista, trabajadores y emigrantes organizan un foco guerrillero en la
región montañosa del noroeste de Puerto Rico. Se denominaron Movimiento
Armado del Pueblo (MAPA). Esta es una zona en la que sobrevivió la Central Coloso,
un enclave agrícola de la caña, con pequeños productores dispersos en la montaña
y donde despuntaba el desarrollo industrial textil. En esta misma región está
emplazada la Base Ramey, la instalación de la Fuerza Aérea de los EEUU más
grande del Caribe hasta el 1972. El foco guerrillero se instaló en una pequeña finca
de frutos menores en el pueblo de Moca desde donde comenzaron sus
exploraciones y reclutamientos.

11
En el 1970 César Andréu Iglesias y Norman Pietri critican el apoyo de Juan Mari Brás a la lucha
armada y se afilian al PIP (Fromm 1977). De acuerdo con Juan Mari Brás el PSP se presenta a
elecciones del 1976 y 1980 como el único partido marxista leninista inscrito en el foro electoral. En el
1980 los candidatos del PSP, Juan Mari Brás y Carlos Gallisá, obtienen 80,000 votos en los comicios. Los
candidatos del PIP sacan alrededor de 50,000 votos (Nina 1998: 61). Además de Pietri y Andréu
Iglesias el extinto grupo leninista Partido Socialista Revolucionario (PSR) criticó la emergencia de la
nueva lucha armada en Ira Popular 1977 (año 9 edición #43). En su publicación repite fuera de
contexto las críticas de Engels, Marx y Lenin en contra del Blanquismo.

31
El MAPA envió las armas desde Nueva York, donde parte del grupo se
organizó reclutando simpatizantes del PN y otros emigrantes que apoyaron el M-26
durante la insurrección cubana. De acuerdo con Carlos Arroyo Muñoz (2003) en
enero de 1964 la Policía de Puerto Rico descubre el grupo, asalta el campamento y
se enfrenta a la resistencia de los jóvenes guerrilleros. En el barrio Rocha de Moca
se erigió un humilde monumento donde todos los años los independentistas de la
región conmemoran la confrontación en el campamento guerrillero.
El MAPA parece ser el primer intento de la nueva lucha armada
puertorriqueña, emulando al detalle la estrategia guerrillera rural propuesta por
Ernesto Che Guevara y practicada con éxito en la revolución cubana. Sin embargo,
el MAPA se limitó a ser un heroico experimento que bien demostró que ante la
presencia militar norteamericana inmediata, los modernos medios de transportación
y la asimilación de la Policía colonial, la guerrilla rural no contaba con el terreno
más favorable para esta forma de lucha. No obstante en 1968, cuatro años
después de la disolución de este experimento, en la conmemoración del centenario
de la Revolución del 1868, los Comandos Armados de Liberación (CAL) se
presentan al pueblo y se adjudican la mayoría de las acciones clandestinas
ocurridas en 1967.

¡Alfonso Beal! ¡Puerto Rico quiere CAL!

Por medio de un comunicado distribuido a todos los asistentes del Centenario


de la Revolución de 1868, en Lares, los Comandos Armados de Liberación,
declararon que desde 1967 habían comenzado sus acciones en contra de los
intereses norteamericanos en la Isla. Por ese medio escrito denuncian el monopolio
imperialista del comercio, la tierra, la industria y deploran la emigración forzada de
los puertorriqueños hacia los EEUU donde son discriminados. El comunicado de dos
páginas legales anuncia que los CAL comenzaron una campaña política armada para
demostrar el descontento con el conflicto colonial.
Los CAL se adjudican tres series de ataques selectivos. En primer lugar, los
dirigidos en contra de los comercios extranjeros de Bargain Town, Blek Lind, Say,
K- Mart, Pueblo Supermarkets, Sears, Hotel Americana, Bellas Hess, Franklins,
UMETCO, Drug Fair, Blacktown y Chez Bambo. Como consecuencia de estos
ataques las compañías de seguros comenzaron a incrementar sus costos y algunas
a negar sus servicios a las corporaciones atacadas por los CAL. Estos también se
declararon responsables por los sabotajes a la Telefónica ITT y los oleoductos de la
CORCO, una corporación petroquímica negligente con el manejo de sus

32
desperdicios y la seguridad de sus empleados y que contaba con uno de los
sindicatos obreros independientes mejor organizados en esta década.
De acuerdo a Luis López Rojas (2005) la mafia norteamericana en Puerto Rico
aprovecho la industria del turismo y se valió de legalización de los juegos de azar y
del tráfico de prostitutas para establecer el polo de su economía informal en el
Caribe. López Rojas en su obra La mafia en Puerto Rico: Las caras ocultas del
desarrollo demuestra que el crimen organizado norteamericano expulsado de Cuba
tras el triunfo de la revolución se estableció en Puerto Rico y con el fin de legitimar
sus negocios colabora con las estrategias de desarrollo de inversión por invitación
del gobernante Partido Popular Democrático (PPD). Ante esta coyuntura los CAL
declararon la limpieza de la zona turística del Condado, refugio y centro de
operaciones de la mafia cubano-norteamericana en la Isla. Además de golpear las
estrategias de desarrollo del crimen organizado y el Estado Libre Asociado durante
el 1967 sabotearon el oleoducto que sirvió combustible a la Base Ramey del USAF
en el Noroeste de la Isla y atacaron las estaciones de comunicación militar en la
base Roosevelt Roads del NAVY y el Club de Oficiales del ARMY en San Juan.
Podemos inferir de este boletín que los CAL comenzaron a prepararse político-
militarmente desde el 1963; a partir de la consolidación de las nuevas condiciones
del desarrollo político, económico y geográfico se presentan como una organización
clandestina, armada y urbana. Podemos notar que han esperado completar un año
de acciones directas en contra de los intereses metropolitanos para manifestarse
públicamente en el Centenario de la Revolución del 1868. En esta declaración
aseguran que van a garantizar sus comunicaciones con el pueblo por medio de sus
boletines y comunicados, exhortando a todos los voluntarios a estudiar, prepararse
y continuar militando por la independencia hasta que los CAL les puedan reclutar.
Es evidente que los CAL no pretenden ser una organización aislada, sus acciones y
comunicados procuran el apoyo y la participación de las masas. El vínculo con esas
masas es la nacionalidad, el punto de encuentro entre los CAL, el renovado
movimiento de liberación nacional y el pueblo colonizado. Los CAL afirman que los
puertorriqueños no deben temer ante los ataques que van dirigidos sólo al régimen
colonial.
De acuerdo a el Reglamento de los CAL esta se define en su preámbulo como
“Esta Organización aspira a construir la vanguardia político militar organizada de
nuestro pueblo en lucha por la consecución de su independencia y el
establecimiento de una sociedad democrática que siente las bases materiales para
suprimir toda explotación del hombre por el hombre.” El reglamento de esta
organización armada propone que sus estructuras clandestinas se rigen por el
principio del centralismo democrático, todos sus miembros serán considerados
combatientes y los trabajos ejecutivos de la organización están dirigidos por su

33
Comando Central y sus trabajos políticos por medio de su Dirección Nacional donde
están representadas todas sus columnas y áreas de trabajo. En este documento
reglamentario se establece que cualquier persona que voluntariamente y por
convicción acepte los principios y disciplina de los CAL puede militar en su
organización una vez el Comando Central apruebe su ingreso. En su documento los
CAL exigen un comportamiento político y moral vertical que ejemplifique por medio
de su militancia publica el compromiso con la independencia y la justicia social.
En el 1968 el Boletín Tricontinental publica una entrevista con Alfonso Beal,
dirigente de los CAL, la misma señala que el propósito de la campaña de los CAL es
minar la estabilidad colonial por medio de la lucha armada. De acuerdo con el
portavoz de los CAL, los intereses norteamericanos habrían perdido más de 14
millones de dólares y las aseguradoras se resistían a prestar sus servicios. Como
resultado inmediato de la campaña, el régimen colonial comenzó a subsidiar los
seguros para mantener estas corporaciones metropolitanas en la Isla.
Alfonso Beal indicó que la experiencia de Argelia había influenciado en la
nueva lucha armada puertorriqueña que se caracteriza por moverse en un terreno
de operaciones urbano enfrentando directamente al aparato militar norteamericano.
El dirigente de los CAL añadió que no eran el brazo armado de ninguna
organización, que en esa coyuntura era necesaria la lucha multi-organizativa por
medio de diferentes frentes políticos anticoloniales. Alfonso Beal manifestó que los
CAL reciben apoyo económico de los pequeños comerciantes, de los trabajadores
en la huelga de la telefónica y además cuentan con el apoyo de la población en
general, que le suministra información que logra frustrar la penetración de los
servicios de inteligencia norteamericana y de la policía colonial (Cunea 1968). A
pesar de que la historia oral del pueblo puertorriqueño especula sobre la identidad
del portavoz de los CAL es muy probable que Alfonso Beal representara la
identidad colectiva del Comando Central y Dirección Nacional de los CAL.
Desde sus orígenes en el 1963 los CAL no causaron pérdidas humanas en sus
acciones. En las manifestaciones del MPI, los militantes marchaban con la consigna;
¡Alfonso Beal Puerto Rico quiere CAL! Sin embargo, en medio de la lucha estudiantil
se produce la primera pérdida humana. El 4 de marzo de 1970 la FUPI organiza
una marcha dentro de la UPR para protestar en contra de la Guerra y el ROTC, la
manifestación es expulsada del campus por la fuerza de choque y se generaliza en
las calles de Río Piedras. La policía organiza una línea de contención para frenar la
manifestación en las calles, abusan de su fuerza golpeando a estudiantes, vecinos y
trabajadores desarmados y un policía dispara contra la estudiante Antonia Martínez
Lagares, quien protestaba por los atropellos desde su balcón. Como represalia, los
CAL ajustician a dos marinos de guerra norteamericanos exigiendo que la policía

34
detenga sus abusos en contra de los estudiantes y la población en general
(Maldonado Denis 1977: 289).
Según Manuel Maldonado Denis (1977) la lucha de los CAL y la del
nacionalismo Albizuista coinciden en que ambas confrontan directamente los
intereses económicos y militares de la metrópoli en la Isla. No obstante, la nueva
lucha armada de los CAL se diferencia de la anterior en que es clandestina y
urbana. A esto debo añadir que los CAL no tenían un carácter partidista, no tenían
en agenda convertirse en “la organización dirigente” sino más bien acompañar los
esfuerzos por la liberación nacional de las demás organizaciones independentistas.
En sus comunicaciones representaron esa forma de nacionalismo revolucionario de
la nueva lucha y como el PN, sólo produjeron pérdidas humanas discriminadas en
represalia cuando el régimen colonial atacaba militantes desarmados.

Movimiento Independentista Revolucionario Armado

“¡Mírala que linda viene, mírala que linda va, la revolución boricua, que no da
ni un paso atrás!” Con estos versos comienza una consigna de protesta de la nueva
lucha, entonada en las manifestaciones de la Federación Universitaria Pro
Independencia (FUPI) y el Movimiento Pro Independencia (MPI). Aproximadamente
para el 1966, Filiberto Ojeda Ríos era el delegado alterno del MPI a la Organización
de Solidaridad con Asia, África y América Latina (OSPAAL). Cuando terminó con
sus funciones para el MPI, regresó a Nueva York para iniciar la organización del
Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA). En sus
conversaciones con Nieves Falcón (2002) Ojeda Ríos confirmó que el MIRA ejecutó
una serie de acciones de propaganda armada pero no tuvo mecanismos apropiados
de comunicación; se concentraron demasiado en el carácter operativo y las
diferencias internas debilitaron la organización.
Ante la falta de medios de comunicación efectivos el MIRA toma por asalto el
11 de diciembre de 1969 la emisora de radio WUNO en San Juan para transmitir un
aviso en contra de los intereses imperialistas en Puerto Rico. Mientras tanto, esa
semana los CAL atacan 6 objetivos comerciales incluyendo las instalaciones de la
refinería Gulf en Bayamón. Según Lester Sobel citado por Arroyo Muñoz, J. C.
(2003) el MIRA entre 1970-72 atacó selectivamente 100 objetivos comerciales,
industriales y militares en Nueva York ligados a la condición colonial de Puerto Rico.
Estas acciones se dirigían en contra de corporaciones y agencias del gobierno
federal que operaban en Puerto Rico; además ejecutaron acciones contra las
autoridades locales como represalia por los abusos policíacos en los motines de
Chicago y Nueva York.

35
Como indica Ojeda Ríos, el MIRA tiene dificultades para continuar la lucha
armada y clandestina. Desde 1972 hasta el 1976 un grupo de combatientes
independientes se concentran en fortalecer las relaciones políticas con todas
organizaciones nacionalistas y progresistas en Puerto Rico y EEUU (Nieves-Falcón
2002: 54-57). Como resultado de esta reorganización se publica El Martillo, boletín
de la lucha armada dirigido al apoyo de las luchas de la clase pobre y trabajadora.
Si examinamos las circunstancias notamos que el MIRA no desaparece por
completo sino que sus cuadros comenzaron a desarrollar vínculos con otras
organizaciones clandestinas como las FARP, OVRP y los CAL. A partir de estas
relaciones se fueron creando las bases para la fundación del Partido Revolucionario
de los Trabajadores Puertorriqueños-Ejército Popular Boricua (Macheteros) en el
1976 (Nieves-Falcón, 2002: 64).

Los Macheteros

El 1 de octubre de 1978, por medio de un comunicado de prensa, los


Macheteros se adjudicaron la expropiación de un botín de explosivos comerciales.
El 25 de julio de 1978 el FBI y la Policía del régimen colonial habían entrampado a
los jóvenes Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, ejecutándolos después de
arrestarlos en el Cerro Maravilla. En su declaración escrita los Macheteros
condenan el terrorismo del régimen colonial del Gobernador Romero Barceló y
añaden que no usarán estos explosivos en contra de la población. Con esta acción
se renueva la lucha armada en Puerto Rico y los EEUU. Por su parte, el régimen
colonial arrecia su campaña de terror en contra de todas las organizaciones en
lucha. En el 1988 se descubren más de 150,000 expedientes de activistas
religiosos, comunitarios, ecologistas, laboristas e independentistas en la División de
Inteligencia de la policía colonial.
Los Macheteros tienen un sonoro nombre, evocan el pasado inmediato de la
mayoría de los trabajadores, quienes sostenían a sus familias blandiendo el
machete en la caña y en la montaña. El machete fue el arma de los pobres, su
instrumento de trabajo, la hoz y el martillo caribeño. Ojeda Ríos indica que en la
guerra del 1898 una de las partidas rebeldes se llamo “los macheteros”. El Partido
Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños-Ejército Popular Boricua (PRTP-
EPB) se presenta como los nuevos Macheteros, reafirmando el derecho a la lucha
armada para la liberación nacional.
Ronald Fernández (1993) documenta 18 acciones selectivas de los
Macheteros entre 1978-1986. Entre ellas podemos considerar tres tipos de
acciones; primero, las acciones de defensa inmediata en respuesta a la violencia del

36
estado, segundo, acciones simbólicas dirigidas a confirmar el conflicto colonial y a
afirmar el derecho a la autodeterminación y, tercero, acciones de abastecimiento
para obtener los recursos materiales. A continuación examino las acciones
selectivas más relevantes de los Macheteros, algunas de las cuales fueron
coordinadas con otras organizaciones nacionalistas revolucionarias.
El 25 de agosto del 1978 los Macheteros emboscan una patrulla de la policía
con el fin de despojar de sus uniformes a los oficiales así como de sus armas para
denunciar de esta forma los asesinatos del Cerro Maravilla; en la acción se produjo
un intercambio de disparos y murió un policía. El 3 de diciembre de 1979, junto a
otros grupos clandestinos, los Macheteros emboscan una patrulla de la Marina de
Guerra, caen dos marinos y más de doce resultan heridos. Este ataque se produjo
en respuesta a la ejecución de Ángel Rodríguez Cristóbal, un activista encarcelado
por su participación en la lucha de Vieques contra la Marina de Guerra de EEUU. El
16 de mayo de 1982, los Macheteros ajustician a dos marinos en San Juan en
represalia por las maniobras en Vieques y el 19 de mayo del mismo año atacan a la
Policía, ajusticiando un guardia como reacción a los violentos desahucios de Villa sin
Miedo, donde la fuerza de choque ejecutó a la rescatadora Adolfina Villanueva.
Estas acciones selectivas respondieron directamente a la violencia ejecutada por el
régimen colonial en contra de estudiantes, activistas de Vieques y rescatadores de
tierra.
Además de estas represalias en respuesta al régimen colonial, los Macheteros
ejecutaron acciones selectivas simbólicas para afirmar su derecho a la
autodeterminación. Para conmemorar la insurrección nacionalista de 1950, el 30
de octubre de 1983 los Macheteros lanzan un cohete contra las oficinas del FBI en
San Juan. El 23 de enero de 1985 disparan otro cohete contra la Corte Federal de
los EEUU en Puerto Rico. El 1986 se adjudican varios ataques en contra de
instalaciones militares en territorio puertorriqueño. Sin embargo, la acción
selectiva de mayor impacto político fue el ataque contra la Base Muñiz de la
Guardia Nacional Aérea, el 11 de enero de 1981. En esta acción los Macheteros
destruyeron una flota de siete de nueve aviones de combate del escuadrón 198
utilizados por EEUU para agredir a El Salvador y Nicaragua. Esta acción se ejecutó
provocando cerca de 50 millones de dólares en perdidas materiales sin causar
ninguna pérdida humana.
Algunas de las acciones para acumular pertrechos también cobraron un
carácter simbólico como, por ejemplo, la expropiación de más de 7 millones de
dólares de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut el 12 de septiembre de 1983.
Como parte de la propaganda armada, el 6 de enero de 1985, día de los Tres Reyes
Magos, disfrazados de acuerdo a la costumbre de la Epifanía, los Macheteros
repartieron regalos y dinero en efectivo entre las comunidades pobres y de

37
trabajadores en los EEUU y Puerto Rico. Según una nota de Prensa Asociada
publicada en El Nuevo Día el 9 de enero el mismo año, los vecinos no conocían a los
reyes magos y se enteraron del evento por medio de una hoja suelta.
Estas son las acciones más conocidas de los Macheteros en Puerto Rico y los
EEUU, sin embargo, el PRTP-EPB no se limitó a su desempeño operativo. En la
revista Pensamiento Crítico (1981: 26) el PRTP-EPB señala que la población en
general no debe limitar las actividades del PRTP a las acciones armadas del EPB
porque el PRTP esta promoviendo la organización de un partido obrero clandestino
dentro del movimiento obrero sindical legal. De acuerdo con este documento sobre
la lucha de masas, el PRTP-EPB plantea que la creación del partido clandestino
permitirá la generalización de la lucha armada anti-imperialista entre la clase
trabajadora. Este ensayo implica cierta distinción ideológica entre el PRTP y el EPB-
Macheteros.12
Entiendo que a partir de 1976 la organización los Macheteros amplió el radio
de acción de los CAL y el MIRA y permitió la continuación del trabajo de las FARP y
OVRP creando una organización nacionalista revolucionaria en los momentos en que
el PSP-MPI se alejaba de la lucha armada y se encontraba inmerso en la lucha
electoral hasta el 1982. El día 25 de julio de 1979 en Chicago las Fuerzas Armadas
de Liberación Nacional (FALN) se declaran aliadas de las FARP, OVRP y los
Macheteros. Más adelante compararemos el origen, perfil y desarrollo de estas dos
organizaciones nacionalistas.

Fuerzas Armadas de Liberación Nacional

En la víspera del 27 de octubre de 1974 “Día de Solidaridad con la


Independencia de Puerto Rico” convocado por el PSP en el Madison Square Garden,
las FALN atacaron 5 objetivos en la Ciudad de Nueva York. Sus ataques afectaron
el Rockefeller Center, Banco de Ponce, Chemical Bank, Exxon Mobile y los cuarteles
de la Union Carbide. Estas eran corporaciones con intereses económicos en Puerto
Rico que se beneficiaban del régimen colonial en las Islas. En su comunicado las
FALN saludan a la manifestación del PSP y se presentan como el frente
metropolitano del movimiento de liberación nacional. Las FALN surgen por completo
dentro de la comunidad puertorriqueña en los EEUU y van a continuar
indirectamente el desarrollo de la lucha armada clandestina que inició el MIRA en el
1965.

12
Según Jorge Farinacci, después de los arrestos de agosto de 1985 los Macheteros se dividen por
diferencias políticas (Claridad 2-8 de octubre de 1998). Desde entonces Jorge Farinacci y otros
miembros del PRTP participan de las actividades legales del Frente Socialista.

38
Las FALN emergen en Chicago, fundada por puertorriqueños de primera
generación cuyos padres llegaron a la ciudad de los vientos después de la Segunda
Guerra Mundial. Chicago es una ciudad industrial que sirvió de cuna al sindicalismo
radical norteamericano de finales del siglo XIX. Las páginas de los boletines Alarm
y Chicagoer denunciaron el sindicalismo amarrillo emplazado en el noreste e
invitaban al desarrollo de propaganda armada. Ambas publicaciones estaban
influenciadas ideológicamente por el anarquista Johann Most (Laqueur 2003: 97).
Los pioneros puertorriqueños llegaron a Chicago en el periodo de entreguerras
pero la mayoría emigró en busca de empleos en la industria del metal después de
la Segunda Guerra Mundial (Elena Padilla, 1957; Félix Padilla, 1985). La
comunidad puertorriqueña queda emplazada en el interior de la ciudad
concentrándose en Humboldt Park, Logan Square, West Town y el Near Nothwest
Side. De acuerdo con Gina Pérez (2001: 4) ésta es una comunidad que desde 1950
hasta los motines de 1966 sufre directamente la brutalidad policíaca, el racismo y la
pobreza. Además podemos añadir que son víctimas del discrimen de las
autoridades locales corruptas y del estancamiento económico de la industria del
metal a partir del 1960.
Cientos de estudiantes de primaria y secundaria estaban en las aulas cuando
sucedieron los motines del 1966 y presenciaron los ataques de las turbas policíacas
racistas en su comunidad. Esta revuelta social fue provocada por la violencia del
estado en contra de la comunidad puertorriqueña cuando ésta protestó por la
ejecución policíaca del joven trabajador puertorriqueño, Arcelis Cruz de 20 años
(Rodríguez-Morazzani 1992: 111). En el 1966 José “Cha Cha” Jiménez junto a
otros jóvenes latinos fundan los “Young Lords” quienes se dedican a luchar por
mejorar la calidad de vida de la comunidad, se adjudican el derecho a la
autodefensa y a reclamar la independencia de Puerto Rico (Young Lord Organization
1972). La comunidad, en cierta medida, está cercada por la violencia policíaca y el
discrimen racial; durante esta década se hace más evidente su condición de minoría
colonial interna. En las palabras de Ana Ramos-Zayas (2003), esta comunidad
emigrante se transforma en el Barrio-Nación Puertorriqueño.
Las primeras batallas de los militantes de las FALN nacieron en el salón de
clases, en los rescates de edificios abandonados, en la lucha en contra de la
brutalidad policíaca, en la creación de programas de estudios puertorriqueños y en
la organización para la excarcelación de los presos nacionalistas. De acuerdo con
las historias de vida de los prisioneros políticos y de guerra de las FALN podemos

39
afirmar que todos estaban involucrados en iniciativas para reformar la educación, la
13
salud y el espacio urbano residencial.
Según Jan Susler (1998), Oscar López, consejero escolar y Carmen Valentín,
maestra de secundaria en la Tuley High School (THS), organizaron los primeros
programas para mejorar la calidad de la enseñaza bilingüe en Chicago. Después de
la primera huelga en THS, López y Valentín fundaron “La Escuelita” en el sótano de
la Iglesia Presbiteriana, donde impartían clases de español e historia de Puerto
Rico. De acuerdo con la etnografía de Ana Ramos Zayas en el 1976 “La Escuelita”
se mudó al edificio del Centro Cultural Juan Antonio Corretjer y se acreditó como la
Escuela Superior Pedro Albizu Campos (2003: 72).
Además, de acuerdo con las historia de vida de Luis Rosa y Edwin Cortés,
observamos que temprano en su juventud Luis Rosa se une al West Town
Association for Rehabilitation (WAR) organización comunitaria que se dedicó al
rescate de edificios abandonados, la prevención del tráfico de drogas y la creación
de programas culturales para la juventud. Por su parte, mientras estudiaba en la
Universidad de Illinois en Chicago Edwin Cortés militó en la Unión Estudiantil que
luchó para reclutar más alumnos latinos y por establecer el Programa de Estudios
Latino-Puertorriqueños en el campus. En el capítulo final reseño la participación en
diversas luchas sociales de los demás prisioneros políticos y de guerra, liberados en
1999 gracias a la campaña organizada en los EEUU y Puerto Rico para su
excarcelación.
Las FALN es la organización nacionalista puertorriqueña que más acciones
selectivas ha realizado en contra de los intereses del régimen colonial en los EEUU.
Por medio de sus primeros dos comunicados en el 1974 se establecen como el
segundo frente de lucha en la metrópoli con el fin de minar el terreno de
corporaciones, industrias y la banca que se beneficia de la condición colonial de la
nación puertorriqueña. Las FALN planteaban que estas corporaciones son las
responsables de la emigración en masa y de los salarios precarios de la clase
trabajadora puertorriqueña. Esta organización también atacó directamente
agencias del régimen colonial-metropolitano tales como el Departamento de Estado
en Washington D.C. y bases militares en los EEUU continentales. En su terreno
local (Chicago, New York City, Philadelphia, Camden) las FALN se concentraron en
denunciar el discrimen racista y la brutalidad policíaca como parte de las
reivindicaciones inmediatas de la comunidad puertorriqueña en los EEUU.
El régimen colonial, sus voceros en la prensa amarilla y expertos de la
derecha en la Academia y los “tanques de pensamiento” como RAND fabricaron una

13
Luis Rosa, Alicia Rodríguez, Adolfo Matos, Edwin Cortés, Dylcia Pagán, Elizam Escobar, Ida Luz
Rodríguez y Ricardo Jiménez. Liberados en 1999 después de aproximadamente 19 años de cárcel
gracias a la campaña por sus derechos humanos.

40
imagen grotesca de las FALN entre el 1975 y 1985. Sin embargo, de acuerdo con
Fernández (1994: 205-218), más de 120 acciones selectivas de la organización
demuestran que sus ataques no estaban dirigidos indiscriminadamente en contra
de toda la población.14 Al examinar los hechos documentados por la prensa
notamos que sólo en dos acciones causaron pérdidas humanas. El ataque a
Frances Tavern en Wall St. lamentablemente cobró la vida de cuatro personas; se
produjo el 25 de enero de 1975 como represalia por la explosión que cegó la vida
de dos jóvenes mayagüezanos el 11 de enero del mismo año en la proximidad de
un acto político independentista en Puerto Rico. La segunda acción letal tuvo lugar
el 4 de junio de 1977 cuando las FALN atacaron el Cuartel de la Policía de Chicago,
como represalia por el linchamiento de dos jóvenes en Humboldt Park en la víspera
de la Parada Puertorriqueña.
El 95% de los ataques selectivos de la FALN se concentraron en la destrucción
de la propiedad, sabotaje y acciones simbólicas de solidaridad con el movimiento de
liberación nacional en Puerto Rico. Los miembros de las FALN eran emigrantes o
puertorriqueños de primera generación estrechamente vinculados a los problemas
sociales de su comunidad. De acuerdo con Ana Ramos Zayas (2003) los
nacionalistas en Chicago son admirados en la comunidad trabajadora porque los
residentes puertorriqueños se identifican con su lucha en contra del racismo y del
tráfico de drogas y a favor de mejorar la calidad de vida del barrio-nación.

Golpeando, Juntos y Revueltos

En este capítulo he reseñado los orígenes de la lucha armada puertorriqueña,


he descrito la emergencia de cuatro organizaciones clandestinas específicamente y
he explicado el carácter de sus acciones selectivas simbólicas. Para finalizar el
mismo propongo que comparemos sus dimensiones organizativas y alcance político.
Primero, trazando la línea entre los tres periodos de violencia política y, segundo,
señalando su relación con la nueva lucha nacionalista revolucionaria en Puerto Rico
y sus comunidades en EEUU.
Por medio de este examen notamos que los tres periodos de violencia política
se diferencian en sus medios y contenidos. Sobre el primer periodo, durante la
Guerra Hispanoamericana, Ojeda-Ríos (2002: 104) señala que las organizaciones
armadas clandestinas en la actualidad no son iguales a las bandas rebeldes de la
guerra del 1898 porque, de acuerdo a su interpretación, algunas bandas no se

14
Ronald Fernández (1994: 205-218) documenta en su obra 120 acciones directas de las FALN; el autor
afirma que las acciones tienen un carácter simbólico y que los daños ocasionados tienen un significado
político anticolonial.

41
concentraron en la lucha por la independencia y usaron los ataques para el
beneficio personal. Una interpretación de Fernando Picó (1987) nos sugiere que
estas bandas no se organizaron con el fin de defender la auto-determinación
nacional porque surgieron espontáneamente para vengar los abusos de la clase
terrateniente. Sin embargo, la investigación de Juan Manuel Delgado (1976)
concluye que algunas bandas sí se organizaron para resistir la invasión a corto
plazo y ajustar cuentas con la burguesía anexionista. Por el momento entiendo que
podemos afirmar que algunas partidas eran de bandidos sociales y que otras
aglutinaron a rebeldes antiimperialistas tales como la Banda de José Maldonado, el
Águila Blanca.
El segundo periodo político violento es el que ideológicamente recoge los
avances de la Revolución del 1868. El nacionalismo sin estado del PN (1930-1955)
formuló un nuevo discurso político policlasista, fomentó la resistencia cultural y
confrontó directamente el violento régimen colonial. El PN definió las líneas de
acción selectivas dirigiendo sus ataques al régimen y no contra la población colonial
o metropolitana. El PN cambió la forma de organizar las masas en Puerto Rico
permitiendo que surgiera un liderato desvinculado de los partidos electorales
reformistas. Su liderato afirmó el derecho a la autodeterminación por medio de
protestas públicas, de foros internacionales y de la lucha armada en P.R. y en los
EEUU. El PN se distinguió por atacar exclusiva y selectivamente objetivos políticos
que representaban de forma directa el poder del régimen colonial en Puerto Rico.
Si la Revolución del 1868 acunó la nacionalidad puertorriqueña, el nacionalismo del
PN (1930-1954) marcó el ritmo de la nación que marchó hacia una nueva forma de
lucha nacionalista revolucionaria animada por el Movimiento Pro Independencia
(MPI) a partir del 1959 e influenció a todas las organizaciones nacionalistas
clandestinas de la nueva lucha en adelante.
En el tercer periodo político violento el nacionalismo revolucionario
clandestino se distingue en forma y contenido del Partido Nacionalista. La nueva
lucha convirtió la nación sin estado en el vehículo movilizador de la lucha de clases
anticolonial y antiimperialista. El nacionalismo revolucionario de la nueva lucha
transcendió los esquemas táctico-estratégicos importados. Las organizaciones
puertorriqueñas ajustaron sus maniobras y objetivos a las condiciones inmediatas
de la realidad nacional y facilitaron el pleno desarrollo de la lucha por la liberación
nacional en la comunidad puertorriqueña en los EEUU.
El nacionalismo revolucionario promovió la lucha popular prolongada
respaldando los movimientos sociales anticoloniales en los EEUU y en Puerto Rico.
Las organizaciones clandestinas respaldaron tácticamente el avance de estos
movimientos con el fin de promover la lucha popular prolongada. Juan Antonio
Corretjer (1978: 27) propuso que la lucha popular prolongada se complementa con

42
la guerra de propaganda armada dirigida a fortalecer las campañas políticas de los
trabajadores y otros movimientos en conflicto con el régimen colonial. Esta
observación coincide con la propuesta que se encuentra en la tesis del MPI, que
estimó que sólo una violenta crisis política, social y económica debilitaría la
voluntad del régimen colonial y crearía así las condiciones para la independencia y
la revolución social.
La lucha armada de este tercer periodo no se limitó al respaldo táctico de un
solo partido; ninguna de las organizaciones que señalo en esta investigación se
puede considerar como brazo militar de alguna organización independentista. Los
CAL, MIRA, Macheteros y FALN se originaron, organizaron y actuaron de forma
clandestina desde sus inicios hasta su desactivación —o continuación, como en el
caso del EPB- Macheteros—. Las cuatro organizaciones consideraban a la
comunidad puertorriqueña como su principal base de apoyo. Las FALN ampliaron
su radio de acción en varias comunidades puertorriqueñas en los EEUU, donde
formaron parte de una red de organizaciones políticas y comunitarias de los
emigrantes.
Aunque los arrestos entre 1980 y 1985 provocaron parcialmente la
desmovilización de algunos de sus militantes, también hicieron pública la dimensión
humana de éstos, facilitando así su presentación como dirigentes políticos. A partir
de los arrestos, “juicios” y encarcelamientos se desarrollan actividades de
organización y educación que trascendieron los límites del movimiento nacionalista
y que recabaron el apoyo de la población en general. En Puerto Rico se organiza el
Comité Unitario Contra la Represión (CUCRE) y en los EEUU el Comité Nacional Por
la Libertad de los Prisioneros Políticos y de Guerra (CNPLPPG). Este trabajo de
masas, como señala Letamienda no sólo recae en la esfera de los simpatizantes
sino que se extiende a otros foros políticos, comunitarios e internacionales. Las
FALN y los Macheteros suscribieron en su discurso el nacionalismo de la nueva
lucha y la lucha de clases como piedras angulares que definieron su accionar. Las
FALN produjeron entonces la mayor cantidad de ataques selectivos contra
instalaciones militares en los EEUU y las corporaciones transnacionales con
intereses en Puerto Rico. Además, la relación entre las FALN y la comunidad
puertorriqueña en los EEUU se hizo más evidente en los proyectos culturales,
educativos y defensivos del espacio residencial después de su desactivación como
organización armada.
Las FALN sostenían una estrecha relación con la Liga Socialista Puertorriqueña
(LSP 1964-1985), fundada con los remanentes de la Acción Patriótica Unitaria
(APU) y reforzada con jóvenes que militaron en la FUPI y en las organizaciones
nacionales citas en EEEU. A pesar de la relación estrecha entre FALN y LSP, las
primeras, al igual que el EPB, no se consideraron brazos de ninguna organización

43
pública. Por otra parte, los ataques selectivos del EPB fueron más limitados pero la
importancia simbólica de sus objetivos marca el ritmo de la marcha por la
descolonización de Puerto Rico.15 Ronald Fernández (1994: 232) entiende que las
acciones de las FALN contra las corporaciones transnacionales significaban la
respuesta de la comunidad de emigrantes explotados en el continente mientras que
las acciones de los Macheteros contra el aparato militar y las autoridades
simbolizaban el carácter violento de la relación colonial diaria.
De acuerdo con David Apter podemos observar que existe una coordinación
coreográfica entre los grupos políticos armados, el movimiento nacionalista y su
base o población. Las acciones tácticas sólo las ejecuta un grupo especializado, el
grupo armado, que racionalmente tiene en cuenta los costos y beneficios políticos
que produce cada acción violenta (Apter, 1997). Michael Addison sostiene que las
organizaciones armadas de los movimientos de liberación nacional comprenden que
no es productivo atemorizar a toda la población, ni sabotear los servicios públicos e
infraestructura económica; los grupos armados no necesitan destruir por completo
las fuerzas de ocupación porque sus acciones demuestran que el régimen no tiene
el control absoluto (2002). Addison, Apter y Letamienda afirman que los grupos
armados enfrascados en una guerra asimétrica de baja intensidad necesitan
mantener las líneas populares de apoyo abiertas. El grupo armado considera a la
población como posible aliada y sólo se enfrenta a los sujetos que sirven
directamente a los intereses del régimen colonial.
Los CAL, FALN y Macheteros establecieron una política de diálogo coherente
hacia el interior del movimiento nacionalista y promovieron una política de
comunicación con las masas por medio de sus publicaciones y su propaganda
armada. Podemos concluir que todas las acciones del trío de organizaciones fueron
ataques selectivos cuyos propósitos principales fueron demostrar el carácter
violento del régimen colonial, defender los intereses de su comunidad asediada y
demostrar simbólicamente que el régimen es vulnerable y no tiene el control
absoluto de la población. El régimen colonial-metropolitano no logró eliminar la
resistencia armada del movimiento de liberación nacional.
Los CAL, FALN y Macheteros se desempeñaron en terreno urbano, se
originaron a partir de un grupo de guerrilleros que provenían de las filas del
movimiento nacionalista y ampliaron su radio de acción para apoyar a la clase
trabajadora y a la comunidad emigrante en los EEUU. Las tres organizaciones
publicaban sistemáticamente sus posturas y se adjudicaban las acciones selectivas

15
El ataque más popular del EPB fue la destrucción de los siete aviones de combate Corsair AD4 de la
Guardia Nacional en el 11 de enero de 1981. El EPB denominó esta acción como “el pitirre”, una
pequeña ave puertorriqueña que ataca ferozmente a los halcones (guaraguaos). La operación Pitirre
fue videograbada y trasmitida por la periodista Carmen Jovet en las telenoticias del Canal 11 de Puerto
Rico.

44
que ejecutaban. El trío clandestino limitó sus ataques a objetivos simbólicos,
limitando el uso de su fuerza discriminadamente. Podemos concluir que el
funcionamiento clandestino de estas tres organizaciones no se limitó a la formación
de estructuras internas secretas para el beneficio exclusivo de su militancia. Su
funcionamiento giró en torno a las condiciones políticas que determinaban sus
acciones y posiciones en armonía con el movimiento de liberación nacional. Hasta
el 2004 los Macheteros parecen continuar su lucha armada y clandestina,
permitiéndonos examinar su desarrollo en la actualidad.
La existencia de cuatro organizaciones clandestinas nacionalistas puede
implicar una división dentro del movimiento de liberación nacional, sin embargo,
notamos cómo el 23 de septiembre de 1979 éstas se comprometen a marchar hacia
la unidad de sus fuerzas. En la columna de Juan Antonio Corretjer publicada por El
Nuevo Día el 11 de enero de 1980 observamos que las organizaciones clandestinas
están tácticamente dispersas pero estratégicamente unidas. De acuerdo con
Corretjer, las diferencias operativas de las organizaciones en la lucha armada se
deben a las distintas experiencias y a la formación especializada de sus
combatientes. Pero las acciones conjuntas de las cuatro organizaciones
comprueban que todas marchan rumbo a la consolidación unitaria (Corretjer:
1980).
El 4 de abril de 1980, un grupo de 11 puertorriqueños es arrestado en un
suburbio de Chicago, Evanston. La policía del condado informa al FBI que tienen
bajo arresto a un grupo de nacionalistas armados, entre ellos alegadamente tres
miembros de las FALN. Los arrestados, seis hombres y cinco mujeres, son
emigrantes puertorriqueños, la mayoría proceden de Chicago pero algunos tienen
vínculos con Nueva York, todos son acusados de conspiración sediciosa y se
declaran prisioneros de guerra exigiendo ser juzgados por un tribunal imparcial
internacional. Cinco días más adelante los Macheteros, las FARP, la OVRP y las
FALN emiten un comunicado de prensa demandando al régimen colonial que
reconozca a los arrestados como militantes del movimiento de liberación nacional y
se comprometen a continuar la lucha armada.
La madrugada del sábado 30 de agosto de 1985, aproximadamente 200
agentes del FBI asaltaron las residencias de más de 12 familias con el fin de
arrestar a un grupo de puertorriqueños militantes del PRTP-EPB Macheteros. Según
José R. Reguero, periodista de El Nuevo Día, el FBI arrestó a Jorge Farinacci, Hilton
Fernández, Elías Castro, Orlando González, Ivonne Meléndez, Ángel Díaz, Isaac
(Antonio) Camacho, Luis Colón, Norman Ramírez, Carlos Hayes y Filiberto Ojeda
Ríos. El 31 de agosto de 1985 Juan Segarra Palmer y Lucy Berríos fueron
capturados fuera de Puerto Rico. Las autoridades federales en la colonia arrestan a
11 personas, pero Norberto González Claudio y Avelino González Claudio logran

45
evadir el asalto armado del FBI y veinte años más tarde (2005) continúan
clandestinos. Los Macheteros arrestados se declararon prisioneros políticos y se
prepararon para enfrentar juicios por conspiración sediciosa. El FBI también ordenó
el arresto Víctor Gerena puertorriqueño radicado en los EEUU quien permanece
clandestino desde el 12 de septiembre de 1983.
Como parte de este espiral represivo Filiberto Ojeda Ríos, dirigente de los
Macheteros, enfrenta cargos por resistir el arresto y por destruir evidencia.
Mientras Ojeda Ríos eliminaba todos los archivos del EPB-Macheteros se enfrentó al
asalto del equipo SWAT del FBI. El 1 de septiembre cientos de activistas
protestaban frente al Tribunal Federal en Hato Rey exigiendo la liberación de los
Macheteros secuestrados por el FBI. Este asalto sorprendió al régimen colonial en
la Isla porque las autoridades federales no usaron ningún recurso legal o policíaco
local ya que temían que cualquier puertorriqueño tuviera vínculos con los
Macheteros. Ante este marco podemos preguntarnos ¿cómo el núcleo del
movimiento nacionalista rompe el cerco político que el régimen colonial le impone
con la encarcelación de sus militantes y la represión selectiva de sus simpatizantes?

Todo Boricua Machetero

Desde que Albizu Campos en 1933 proclamara la plaza de Lares como el altar
de los mártires de la Revolución del 1868, el Partido Nacionalista, y más adelante
las organizaciones del movimiento independentista, se reúnen en la montaña todos
los años para conmemorar esta efeméride también conocida como el Grito de
Lares. Durante la mañana los nacionalistas honran las tumbas de los mártires en el
cementerio municipal, partiendo en procesión hasta la Iglesia Católica donde se
oficia una misa. Los Masones del Gran Oriente Nacional se congregan alrededor de
un árbol de Tamarindo sembrado por Pedro Albizu con tierra proveniente de los 19
países latinoamericanos. Por las estrechas calles del pueblo marchan cientos de
personas hacia la plaza central. El 23 de septiembre de 1990, marchan cantando
“¡Filiberto Compañero, Comandante Machetero!”
Mientras cientos de personas esperaban que se iniciaran la conmemoración de
la Revolución de 1868 en las montañas de Lares, el EPB-Macheteros anunciaba por
medio de una hoja suelta que Filiberto Ojeda Ríos regresaría al clandestinaje
después de ser absuelto por un tribunal que lo encontró inocente de resistir el
asalto del FBI en su casa.16 Desde un edificio centralizado detrás de la tarima

16
El 30 de agosto de 1985, el FBI asaltó la residencia de 12 independentistas alegadamente vinculados a
la expropiación de la Wells Fargo en Hartford Connecticut. Ojeda Ríos resistió el asalto armado por
varias horas. Un jurado del tribunal federal lo encontró inocente de los cargos por resistir el asalto. El
Departamento de Justicia Federal le colocó un grillete electrónico a Ojeda Ríos hasta su próximo juicio en

46
preparada para los actos de conmemoración se desplegó una enorme manta blanca
con el rostro de Filiberto Ojeda Ríos. Como parte de los discursos programados
para la celebración, la voz del portavoz de los Macheteros retumbó en la Plaza de la
Revolución. Una vez termina el discurso uno de los militantes en la tarima quemó
públicamente la grabación mientras los presentes coreaban “¡Todo Boricua
Machetero! ¿Dónde esta Filiberto? ¡En el corazón del Pueblo!”
Desde 1994 el EPB publica su órgano oficial de comunicación El Machete,
boletín en serie de cada tres meses con un formato de 12 páginas. Este boletín, a
la par de hojas sueltas y publicaciones especiales, circula ampliamente en las
universidades, en actos políticos y protestas, marchando de mano a mano de los
militantes Macheteros al movimiento de liberación nacional, sus organizaciones
legales y sus bases en toda la Isla y los EEUU. Además del medio impreso, el EPB
envía comunicados grabados por su portavoz a los medios de comunicación en
masa. Hasta el momento se han producido con el portavoz del EPB cuatro
entrevistas televisadas, tres radiodifundidas y dos de ellas completamente cubiertas
por el Diario La Prensa de Nueva York durante una semana.
El 14 de agosto de 1990, aproximadamente un mes antes de Filiberto Ojeda
Ríos removerse el grillete electrónico e iniciar su nueva jornada clandestina estuvo
ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas exigiendo al régimen
colonial un justo proceso de autodeterminación para el pueblo de Puerto Rico y la
liberación de los prisioneros políticos y de guerra. De esta forma se inicia el actual
periodo de la lucha armada clandestina consolidada por Filiberto Ojeda Ríos en el
Ejército Popular Boricua-Macheteros, desde el 23 de septiembre del 1990 hasta hay
día (2005). ¿Cómo ha continuado la lucha clandestina del nacionalismo
revolucionario? ¿Cuáles han sido sus objetivos y respuestas a la violencia colonial?
¿Cómo el nacionalismo revolucionario se rearticula dentro y fuera de Puerto Rico a
partir del 1990?

“Volcado el radio de acción”

El Machete, boletín de los Macheteros en su edición de julio de 1995 enumera


nueve proyectos de desarrollo que ponen en peligro directamente la salud y el
medio ambiente de las comunidades aledañas e indirectamente de toda la
población. En su editorial exigen al Estado Libre Asociado de Puerto Rico definir
una política pública efectiva que frene la corrupción gubernamental y los crímenes

los EEUU, grillete que Ojeda se quitaría al regresar a la clandestinidad. Para más detalles sobre los
asaltos del 30 de agosto de 1985 y el Juicio en Puerto Rico consultar Nieves-Falcón (2002) La luz de la
ventana: Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos San Juan: Ediciones Puerto.

47
contra el ecosistema. En la contraportada del boletín especial se presenta una
caricatura que porta un letrero afirmando que el pueblo puede contar con las
fuerzas del EPB-M en su lucha por la salud y el medio ambiente.
En el 1995 la Marina de Guerra de los EEUU, intentó expropiar mil cuerdas del
Valle Agrícola de Lajas en el suroeste de Puerto Rico para instalar un sistema de
Radares Relocalizables Sobre el Horizonte (ROTHR) con un conjunto de receptores
en Vieques. Los agricultores, vecinos, profesores y estudiantes del pueblo de Lajas
organizaron el Frente Pro Defensa del Valle y en Vieques se reanudó la lucha en
contra de los atropellos de la Marina. El Frente Pro Defensa del Valle recoge
fuerzas de los trabajadores agrícolas, universitarios, religiosos y ambientalistas
locales. Los Macheteros adoptan la defensa directa del Valle de Lajas y en dos
publicaciones especiales denuncian la manipulación de la administración colonial y
convocan a la desobediencia civil en contra de la Marina de EEUU.
Miles de trabajadores marcharon tras una avanzada de tractores, caballos y
yuntas de bueyes. El Frente, con el apoyo de la Federación Universitarios Pro
Independencia, el Partido Independista y la Iglesia Presbiteriana Consistorio del
Oeste, logró convocar la manifestación más contundente a favor de la agricultura,
la salud y el medio ambiente. Esta marcha que se realizó en el Valle el 6 de marzo
de 1995 fue sólo la avanzada de la marcha nacional en contra de la Marina de EEUU
el 30 de octubre del mismo año. Ambos eventos renovaron el ritmo de la marcha
de la nación puertorriqueña, y marcaron los nuevos objetivos y tácticas del Ejército
Popular Boricua-Macheteros.
El Gobernador de entonces, Pedro Rosselló González, es electo presidente de
la Asociación de Gobernadores Demócratas y organiza la convención anual de dicha
asociación en Fajardo, Puerto Rico. Las fuerzas nacionalistas en Puerto Rico
entienden que dicha convención servirá como plataforma para adelantar la anexión
de la Isla a los EEUU. El Congreso Nacional Hostosiano convoca la protesta más
grande en contra de la anexión de Puerto Rico, en lo que se llamó La Nación en
Marcha; cerca de 80,000 activistas afirmaron su nacionalidad y condenaron la
agenda anexionista del Gobernador Roselló. De acuerdo con el reportaje de Amelia
Estades Santaliz de El Nuevo Día “los Macheteros produjeron y se distribuyó entre
los presentes un simple pegadizo que lee “Yankee Go Home! No a la reunión de los
gobernadores, EPB Macheteros” (16 de julio de 1996). La noticia también indicó
que el superintendente de la Policía de Puerto Rico aseguró que los Macheteros
estaban muy activos, se reúnen en el sur y están presentes en todos los pueblos de
la montaña.
El 4 de abril de 1998 la periodista Andrea Martínez del periódico El Nuevo Día
indica que el EPB-Macheteros se atribuyó el sabotaje con explosivos a la
construcción del acueducto popularmente conocido como “Supertubo”, un complejo

48
sistema de distribución de agua que cambió el curso de los ríos afectando así
adversamente el medio ambiente y que desde la adjudicación de permisos hasta las
subastas y contrataciones no fue más que un proyecto corrupto. Martínez concluye
que los Macheteros han volcado su radio de acción sobre problemas de carácter
ambiental y comunitario. La acción en contra de la compañía privada causó medio
millón de dólares en pérdidas y ninguna persona resultó herida.
A partir del 1992 la administración colonial había iniciado una política pública
neoliberal para recortar los gastos del estado benefactor. De acuerdo con las
declaraciones del dirigente laboral José Juan Hernández a El Nuevo Día (2 de junio
de 1998) la privatización de los servicios públicos del estado dirigida por el
Gobernador anexionista Dr. Pedro Roselló (1992-2000) tiene como objetivo
preparar la economía de la Isla para la incorporación de Puerto Rico a los EEUU.
Hernández, portavoz de la Unión Independiente de Empleados Telefónicos (UIET)
indicó que la privatización de la Telefónica de Puerto Rico recortaba más de $300
millones anuales al tesoro público y que dicha corporación pública había sido, no
sólo la más costo-efectiva sino además, patrimonio nacional que ayudaba a costear
la educación pública en el país. La GTE, compañía española, a pesar de ofrecer
menos dinero por la Telefónica ganó la subasta gracias a la intervención del Banco
Popular de Puerto Rico, corporación privada, no obstante su nombre.
Los trabajadores de la Telefónica ejercieron su derecho a la huelga a partir del
18 de junio y afectaron la imagen del régimen colonial en los EEUU y en el mercado
bursátil. El paro duró más de un mes y la Policía de Puerto Rico trató de romper
violentamente las líneas de piquete; entre macaneos y consignas la sangre corrió
entre las protestas y el Ejército Popular Boricua- Macheteros atacó en tres
ocasiones el Banco Popular de Puerto Rico, empresa privada que medió en la
compraventa de la Telefónica. Los Macheteros se atribuyeron tres acciones y
negaron su relación con un cuarto ataque en el que un Policía resultó herido.
Como resultado directo de la huelga se organizó el Comité Amplio de
Organizaciones Sindicales (CAOS), frente que aglutinó a todo el movimiento obrero,
la comunidad puertorriqueña en EEUU protestó sistemáticamente en contra de la
GTE, el Congresista por Nueva York, José Serrano, condenó el uso de la violencia
por parte de la Policía de Puerto Rico. Finalmente el ELA retuvo el 45% de las
acciones de la Telefónica. El Gobernador Roselló usó los fondos de la venta para
pagar la privatización de los servicios de salud y alegadamente para beneficiar los
cabilderos anexionistas en Washington, D.C.
El 1 de enero de 1999 Mireya Navarro, del New York Times, publica un
artículo sobre la presencia política de Filiberto Ojeda Ríos titulado “In Puerto Rico
Fugitive in Full Cry”. La periodista se refiere en las primeras líneas al apoyo que
Ojeda Ríos ofreció a los trabajadores en la huelga en contra de la privatización

49
telefónica y cita a Marlene Hunter, agente del FBI en Puerto Rico, quien afirma que
Ojeda Ríos se mueve entre las montañas de la Isla y los Rascacielos de Nueva York
con mucha frecuencia. Señala la periodista que a pesar de que el FBI ofrece medio
millón de dólares por información sobre Ojeda Ríos, el independentista de mayor
edad ha desarrollado la imagen de la lucha ente David y Goliat. Navarro también
indica que en las protestas sociales y en las manifestaciones políticas más
relevantes los comunicados escritos, en audio o video de Ojeda Ríos se esperan con
expectación.
El 19 de abril de 1999, el joven David Sanes, recibe el impacto de una bomba
de 500 libras en el campo de tiro de la Marina de EEUU en Vieques. A partir de
este incidente se reproduce la unidad nacional manifestada en defensa del medio
ambiente, la salud y los derechos humanos. Es el final de una década en la que se
ha presenciado la afirmación de la nacionalidad, la defensa de los patrimonios
naturales como el Valle de Lajas o fiscales como la Telefónica y la lucha por la
liberación de los prisioneros políticos y de guerra, que culminará con la
excarcelación de los mismos e iniciará la retirada de la Marina de Guerra de Vieques
y de la Base Roosevelt Roads, su base naval más grande en el Caribe. El
nacionalismo ha vuelto a marcar el ritmo de la marcha, es vehículo de movilización
y transformación social en los albores del siglo XXI.
La primera semana de diciembre de 1999 el periódico El Nuevo Día publica
tres noticias sobre los Macheteros a partir de una entrevista realizada por el
periodista ponceño Luis Penchi (1999). En esta entrevista Ojeda Ríos planteó que
los Macheteros estaban mejor organizados que antes de los arrestos del 1985,
indicó que la organización tiene militantes de todas las clases sociales, cuentan con
un liderato nacional de 16 personas y tienen organizadores en casi todos los 78
municipios de las Islas (Penchi 1999). De hecho, en su libro Ronald Fernández
(1993: 209) señala que por cada dirigente combatiente de la organización se
desarrolla una formación básica de 73 militantes. De acuerdo con esto, podemos
estimar que el EPB cuenta con una matrícula mínima de 5,694 miembros en Puerto
Rico sin calcular los militantes fuera de su territorio.
En la entrevista con Luis Penchi, Filiberto Ojeda Ríos declaró que él no era
un “mito” y que quien se ha ganado el respaldo del pueblo es el Ejército Popular
Boricua-Macheteros (1999). Durante la década de 1990 el EPB se concentró en el
desarrollo de medios de comunicación de masas no violentos, aunque en el 1998
atacó la construcción de un mega proyecto que usurparía agua del centro norte de
la Isla (Utuado) para llevarla a la Capital (Torres Negrón 1998) y ese mismo año
ataca varias sucursales del Banco Popular, que como ya he señalado, sirvió como
mediador en la privatización de la compañía Telefónica de Puerto Rico. El FBI
incrementó la recompensa para la captura del portavoz Machetero, según observa

50
la periodista Rosita Marrero (1999), justo después de publicarse el artículo de
Navarro en el New York Times. Aun así no se ha capturado a Ojeda Ríos, lo cual
confirma las expresiones de apoyo popular que expresa aquél.
En el verano de 1999 la lucha por expulsar al US NAVY de Vieques cobró
fuerza después la muerte de David Sanes. El EPB-Macheteros se integró a la
campaña pacífica de todos los organismos de derechos humanos, grupos políticos y
ambientalistas concentrados en el grupo amplio Todo Puerto Rico con Vieques. El
portavoz de los Macheteros planteó que si el pueblo de Puerto Rico recurría a la
desobediencia civil pacífica el EPB se mantendría en la retaguardia, pero que si el
régimen colonial cobraba una vida más su organización atacaría a la Marina de
Guerra de EEUU y a sus intereses en la Isla (Penchi 1999). La desobediencia civil
en masa tuvo éxito; más de 1,200 personas penetraron el campo de tiro de la
Marina y como resultado hubo más de 1,000 militantes arrestados y cientos
encarcelados por la Policía Militar y el tribunal federal de los EEUU en Puerto Rico.
El EPB continuó apoyando la desobediencia civil y no tuvo que salir de la
retaguardia para defender los intereses de la nación puertorriqueña en este
conflicto.
Al analizar el diálogo entre el sociólogo Luis Nieves Falcón y Filiberto Ojeda
Ríos podemos identificar cuatro posiciones tácticas de los Macheteros; primero, que
condenan todas las acciones terroristas que violenten indiscriminadamente el
bienestar de la población, segundo, que esta organización sólo selecciona objetivos
directamente vinculados al imperialismo norteamericano, tercero, que la lucha
armada anticolonial tiene un rol defensivo y cuarto, que todas las acciones del EPB
tienen que subordinarse a la lucha política del pueblo (Nieves Falcón 2002: 169-
183).
De acuerdo al examen de la participación política del EPB-M podemos concluir
que los Macheteros han cubierto todas las bases en su lucha por la liberación
nacional y han contribuido desde su trinchera a formar un firme movimiento de
masas que marcha por la justicia social y la defensa de los derechos nacionales. 17
Este es el movimiento que marchó en defensa del Valle de Lajas en contra de la
Marina de Guerra, que marchó afirmando su nacionalidad en 1996 en protesta
contra de la Convención de Gobernadores de EEUU celebrada en Fajardo, que
protestó en contra de la privatización de la Telefónica de Puerto Rico y de otros los
servicios públicos durante el 1998, que marchó por la excarcelación de los

17
De acuerdo con Michael Addison (2002) y David Wilson (1963), la lucha armada es una manifestación
política violenta que no pretende aterrorizar a toda la población sino debilitar la moral de las autoridades
coloniales y reanimar las luchas populares para fortalecer la organización y la moral del movimiento
nacionalista revolucionario. Algunos estudiosos de la lucha armada sólo consideran las acciones
político-militares más sobresalientes o la insurrección en su etapa de movilización final subestimando la
importancia de la organización clandestina a largo plazo, la propaganda armada, los trabajos de
movilización y educación popular que fundan la lucha armada para la liberación nacional.

51
prisioneros políticos y de guerra en septiembre de 1999 y que finalmente marchó
por la paz en Vieques y rechazó la Marina de Guerra en el 2000.
Las represalias de las organizaciones clandestinas nacionalistas sirvieron
como escudo ante la represión generalizada ordenada por el FBI y la Policía de
Puerto Rico, agencias del régimen colonial. Con sus acciones selectivas dichas
organizaciones motivaron la participación de miles de militantes en las esferas
organizativas y en manifestaciones públicas. Aunque hasta el momento no han
logrado generar una crisis en las estructuras coloniales han probado que el régimen
metropolitano es vulnerable y no tiene el control de toda la población. A partir del
1990 los Macheteros han girado hacia los medios de comunicación en masa como
su principal vehículo de expresión pública. El EPB-M atacó tres objetivos selectivos;
durante el 1998, año del centenario de la invasión norteamericana, y durante el
clímax de la lucha en contra de la Marina de Guerra por la paz en Vieques, los
Macheteros se sumaron a la desobediencia civil pacífica como la forma de lucha
necesaria. Desde entonces los Macheteros proponen encausar la unidad del
movimiento de liberación nacional respetando todas las formas de lucha política.
Este giro en el comportamiento de los Macheteros puede observarse al
considerar sus planteamientos en Latin American Perspectives (2002: 115). En
esta publicación la organización propone la formación de un proceso unitario del
movimiento independentista con los movimientos sociales ecológicos, laborales y
comunitarios. Dentro de esa unidad con los sectores populares el EPB-M propone
continuar su propaganda armada con el apoyo coordinando de todo el movimiento.
Los Macheteros entienden que la unidad popular es un imperativo táctico que
permite maniobrar con éxito a todo el movimiento y es un objetivo estratégico que
sienta las bases para la construcción de una nación que reivindique la clase
trabajadora y sus aliados.
El 11 de enero del 2004, mientras un millar de independistas conmemoraba el
natalicio de Eugenio María de Hostos, sociólogo y nacionalista moderado
puertorriqueño de finales del siglo XIX, circuló por la sala de conferencias el
documento titulado La posición del EPB-Macheteros sobre la propuesta de asamblea
constituyente. A través de este documento el EPB-M (2004) se sumó al debate
sobre la asamblea constituyente que hasta el momento había sido dominado por el
Colegio de Abogados y los partidos políticos electorales. En su posición el EPB-M
reseña la contribución de Hostos, de Albizu y de Corretjer y desde esas
contribuciones propone que antes de convocar la Convención Constituyente se
establezca una Asamblea Nacional permanente en donde converjan las fuerzas
políticas progresistas para exigirle al régimen colonial que se retire del territorio
nacional y permita el diálogo franco de los puertorriqueños. La propuesta del EPB-
M está enmarcada en el derecho internacional y refleja una comprensión cabal del

52
mismo. Sin embargo, esta posición sólo abre el diálogo a los sectores
independentistas.
El Lic. Alejandro Torres Rivera (2005), Secretario de Educación Política del
MINH,18 indicaba que, “la propuesta de „asamblea‟ para atender el asunto de las
relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos se remonta a finales del
Siglo XIX. Durante el Siglo XX su formulación ha atendido varias particularidades y
propósitos. La propuesta actual, objeto de discusión detallada en este escrito, es
decir, la formulación de una Asamblea Constitucional de Status a partir del Proyecto
de Resolución elaborado por el Colegio de Abogados, ha encontrado defensores y
detractores en el independentismo. [...] Por un lado, en defensa de la propuesta se
encuentra el Partido Independentista Puertorriqueño, el Movimiento
Independentista Nacional Hostosiano y diversos sectores independentistas
agrupados fundamentalmente fuera de estructuras políticas de los partidos
electorales, en lo que de conoce como “sociedad civil”. De otra parte, los
compañeros agrupados en torno al Frente Socialista y sus organizaciones, el Partido
Nacionalista de Puerto Rico y el Ejército Popular Boricua (Macheteros), objetan la
propuesta remitiendo sus argumentos al hecho de que la participación del
independentismo no sería decisiva en términos de la descolonización del país y que
su limitada influencia en la composición de dicho Organismo, tan solo conducirá en
el mejor de los casos, a legitimar otro modelo de dominación colonial e imperialista.
Este debate, sin embargo, ha sido más orientado a la discusión política, a la táctica
o estrategia del independentismo en la lucha por la independencia y a las políticas
de alianzas en este proceso, que al análisis jurídico del tema.” (Torres: 2004). He
citado ampliamente esta posición para establecer la dimensión de los debates entre
el nacionalismo legal-liberal y el nacionalismo clandestino revolucionario.
De acuerdo a Héctor L. Pesquera Sevillano (2002) “en el mes de junio del
1996, el Congreso Nacional Hostosiano concentró esfuerzos y energías en celebrar
aquella gran actividad de afirmación y unidad nacional conocida como „La Nación en
Marcha‟, que le abría las puertas a sectores autonomistas que aunque afirmaban y
defendían la nacionalidad puertorriqueña, no lo hacían desde la perspectiva

18
Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) fundado en el verano del 2004 al fusionar el
Congreso Nacional Hostosiano (CNH) y el Nuevo Movimiento Independentista. El MINH es una
organización de carácter unitario que promueve la militancia de sus miembros en otras organizaciones
políticas, ecológicas y comunitarias. El MINH hereda los recursos del MPI, el PSP, y el CNH; su línea
flexible le ha permitido alianzas circunstanciales con los sectores nacionalistas culturales del Partido
Popular Democrático (PPD) y con algunas agrupaciones de la izquierda. Por ejemplo, el CNH logró la
unidad para la afirmación de la nacionalidad en contra de la anexión (1996), en la lucha contra la
Marina de Guerra (1999-2002) y recientemente condenando la intromisión del tribunal federal de EEUU
en las elecciones; inició tres campañas significativas: contra las prácticas laborales y comerciales de
Wal-Mart a favor de sus trabajadores y los pequeños comerciantes, en contra de la guerra y el
reclutamiento militar en las escuelas públicas y en contra de la industria farmacéutica y a favor de la
salud y el medio ambiente de los consumidores (2004).

53
independentista. Algunos sectores del independentismo, incluidos el Partido
Independentista Puertorriqueño y otros mucho más a la izquierda de ese partido,
nos criticaron fuertemente por promover ese tipo de actividad. Después de esa
experiencia exitosa, en la que se comenzaron a derribar barreras artificiales que
impedían a un sector importante del país trabajar asuntos en común, se presentó la
experiencia de Vieques. Aquí se amplió mucho más la convergencia, y en un
momento dado vimos unidos en un mismo reclamo a sectores que comprendían
desde el Gobernador Pedro Rosselló hasta Filiberto Ojeda Ríos.”
En este momento se puede observar al Movimiento Independentista Nacional
Hostosiano (MINH) creando las condiciones para el frente en tres dimensiones:
promoviendo el diálogo interno en el movimiento nacionalista, ampliando su
convocatoria a las bases nacionalistas del Partido Popular Democrático y facilitando
el diálogo con el Frente Socialista, el Ejército Popular Boricua y otras organizaciones
por medio de sus debates en el semanario Claridad, de sus asambleas, su página
virtual y sus publicaciones especiales. El MINH (antes Congreso Nacional
Hostosiano) estuvo en la vanguardia de la campaña por la defensa del Valle de
Lajas, en la campaña por la excarcelación de los prisioneros políticos y en la batalla
por la paz en Vieques. La participación del Partido Independentista Puertorriqueño
(PIP) ha sido importante en estas tres campañas pero siempre ha guardado las
distancias con el resto de la izquierda y ha descartado la lucha armada tuvo un role
protagónico en la lucha de Vieques. El PIP mantiene una representación electoral
dentro de los parámetros legales del régimen colonial pero como organización su
militancia también utilizo la desobediencia civil contra las autoridades coloniales por
medio de su Campamento César Concepción en el campo de tiro de Vieques e
ingresando masivamente a las zonas restringidas por la Marina de Guerra de EEUU.

La Marcha hacia el Frente

La unidad popular dentro de un frente nacional es una de las propuestas


recurrentes del movimiento nacionalista. Sin embargo, en este caso las firmes
posiciones del nacionalismo revolucionario en contra de todo reformismo o
participación electoral tienden a frenar la participación de los sectores progresistas
que acuden a las urnas o prefieren una libre asociación como etapa de transición
hacia la independencia. En la medida en que el nacionalismo logre admitir la
participación de todas las fuerzas puertorriqueñistas el propuesto frente nacional o
asamblea permanente podrá concertarse y concretarse en la actualidad. ¿Puede la
nación marchar hacia un Frente de Liberación Nacional?

54
Es en el diálogo entre los nacionalismos revolucionario y moderado que se
encuentra el desatranque de la situación colonial de Puerto Rico. Recordemos que
el nacionalismo moderado que se origina en la elite intelectual acapara el campo
discursivo desde la invasión hasta el 1930, cuando pierde influencia ante el avance
del nacionalismo Albizuista. El nacionalismo moderado no caló hondo en las masas
con su discurso hispanófilo y eurocéntrico. Desde la perspectiva moderada de
Pedreira la nación es una criatura infantil e incompleta que necesita del regazo de
la madre patria para terminar de formarse. Esta versión elitista y paternalista fue
superada por el nacionalismo Albizuista, que planteó que la nación ya estaba en
marcha, que gozaba de una plena personalidad jurídica y que la confrontación con
el imperio rompería las amarras económicas del capitalismo absentista colonial
(Rodríguez-Vázquez, 2004).
El nacionalismo Albizuista se renovó por medio del nacionalismo
revolucionario de la nueva lucha y el nacionalismo moderado continuó su
paternalismo a través del populismo del Partido Popular Democrático (PPD). Desde
mediados del siglo XX ambas fuerzas nacionalistas se han enfrentado
políticamente; por un lado, el oportunismo del PPD y el reformismo del PIP frenan
la independencia y por otro, la no colaboración ideológica del nacionalismo
revolucionario impide que se amplíe el campo para del diálogo que evite el
atascamiento colonial. Sin embargo, hemos observado que en algunos asuntos
relacionados con el militarismo, el medio ambiente y los derechos humanos el
diálogo y el discurso nacionalista se amplían con excelentes resultados. Este ha
sido el caso, por ejemplo, en la defensa de Vieques, del Valle agrícola de Lajas y de
la excarcelación de los prisioneros políticos y de guerra.
Es evidente que el EPB-M no se encuentra aislado del movimiento de
liberación puertorriqueño, que otras organizaciones como, por ejemplo, el MINH y
el Frente Socialista se tienen en cuenta sus posiciones y se reflejan en el debate
público e interno de estos movimientos. Notamos que durante la década de 1990
la prensa ha legitimado la participación de Filiberto Ojeda Ríos como el portavoz
oficial del EPB-M. Cuando las autoridades coloniales, específicamente el FBI,
requieren la colaboración de la prensa ésta ha rehusado formalmente la misma en
desafío a las órdenes federales, amparándose en su derecho a mantener la
confidencialidad de sus fuentes. La periodista Daisy Sánchez fue citada a
comparecer a un Gran Jurado Federal con el fin de forzar su colaboración con el
FBI, que perseguía confiscar todo el material de una entrevista de la periodista a
Filiberto Ojeda Ríos. Todos los medios de comunicación se solidarizaron con la
periodista, quien no colaboró con las autoridades federales y en 1996 Sánchez
publicó Cita con la injusticia, una crónica del proceso de la entrevista clandestina y
las consecuencias de la misma.

55
El EPB-M hace un esfuerzo consistente para mantener a la población general
enterada de sus posiciones y propuestas, participando de los debates y polémicas
nacionales e internacionales aun desde su condición clandestina. La literatura
puertorriqueña, los intelectuales y la prensa progresista abren una ventana a la
participación y legitimación de la lucha armada nacionalista dentro de un marco que
fomenta el diálogo y los debates y que limita el uso de la violencia a las acciones
selectivas. Mientras veamos la luz en la ventana el diálogo marcará el paso de la
marcha de la nación puertorriqueña.
El debate sobre los procesos para descolonizar a Puerto Rico tiende a
promover el conflicto retórico o artificial que distrae al movimiento de las causas
que lo unen a las masas. Es más probable que el nacionalismo continúe su marcha
hacia el frente por medio de otras campañas tales como la desmilitarización, la
defensa del medio ambiente, la industria y el comercio nacional, el rescate de los
sindicatos públicos dominados por la AFL-CIO y promoviendo la unidad entre la
comunidad puertorriqueña en los EEUU y la población en las Islas. La marcha de la
nación puertorriqueña es una prolongada y permanente, la misma permite la
afirmación y transformación de la nacionalidad.
Guibernau (1999) propuso que el movimiento nacionalista desarrolla la
resistencia cultural y la lucha armada de acuerdo con su contexto histórico, el
activismo de la diáspora y el apoyo que reciba de la población general. Hemos
notado que las organizaciones nacionalistas revolucionarias puertorriqueñas
desarrollaron ambas formas de lucha. Específicamente notamos que los
Macheteros continúan militando sistemáticamente y participando de las luchas de
masas. De acuerdo con Fine (1999) el activismo político violento promueve
directamente la incorporación de los simpatizantes nacionalistas al movimiento
militante. Fine propuso que la prensa tiende a legitimar las acciones violentas
porque permite el diálogo sobre los medios y los fines utilizados para que un
movimiento alcance sus objetivos. Desde la fundación de los Macheteros podemos
notar que sus acciones tienen un significado político inherente que a través de los
medios de comunicación captura la atención de las masas.
La represión particular en contra de las organizaciones clandestinas frenó
parcialmente la lucha armada e intensificó la lucha anticolonial al promover la
unidad de diversos sectores nacionalistas revolucionarios y moderados durante la
década del 1990. No obstante, es importante que el próximo capítulo observemos
cómo la lucha por la excarcelación de los prisioneros políticos del EPB-M y de guerra
del las FALN sirvió de plataforma general para la unidad nacionalista que en
particular reforzó la lucha por la salida de la Marina de Guerra de Vieques en el
2000.

56
Debemos preguntarnos ¿Qué ocurrió con los prisioneros políticos y de guerra
arrestados el 4 de abril de 1980 y el 30 de agosto de 1985? ¿Por que la campaña
de solidaridad con los prisioneros políticos y de guerra (PP y PG) a partir del 1980
se nutrió de los comités para la excarcelación de los Cinco Nacionalistas (1954-
1979)? ¿Qué efecto tuvo que los nacionalistas excarcelados en septiembre de
1979, en especial Rafael Cancel Miranda, se convierten en portavoces de la
campaña de solidaridad de los nuevos Prisioneros Políticos y Presos de Guerra?
El activismo de la primera de década de la campaña (1980-1990) se
concentró en el interior del movimiento independentista y la proyección en la
prensa dependió de los acontecimientos en los procesos judiciales de 1980 al 1985
para los Prisioneros de guerra de la FALN y de 1985 a 1990 para los Prisioneros
Políticos del PRTP-EPB Macheteros. En este periodo Rafael Cancel Miranda se
convirtió en la figura unitaria de todo el movimiento nacionalista en Puerto Rico y
los EEUU representando al nacionalismo revolucionario en todos los frentes de
lucha. La excarcelación de los presos políticos y de guerra, la defensa del
patrimonio natural, la afirmación de la nacionalidad, marcaron el ritmo de la nación
en marcha en la última década del Siglo XX. Podemos afirmar que la campaña por
la excarcelación de los prisioneros políticos y de guerra preparó el terreno para que
se fraguara la unidad coyuntural que fortaleció los movimientos para la defensa del
Valle de Lajas, la lucha contra la privatización de la Telefónica de Puerto Rico y el
movimiento para la liberación de Vieques. El nacionalismo revolucionario pude ser
un vehículo para fomentar la unidad del movimiento de liberación nacional
comprometido con la justicia y el cambio social.

Nacionalismo Revolucionario Unitario

No obstante, en una lucha política asimétrica como la anticolonial, las


agrupaciones se encuentran dispersas por razones geográficas, problemas de
comunicación, diferendos tácticos y por la desigualdad de los recursos acumulados
para adelantar la lucha. En la medida en que una de las tácticas se convierte en la
punta de lanza del movimiento, la misma indica la dirección del nacionalismo en
marcha. El nacionalismo revolucionario tiene un carácter organizativo amplio y
flexible porque comparte sus fines estratégicos (afirmación cultural,
autodeterminación y descolonización) con la mayoría de las organizaciones
políticas. Sobre la marcha se produce un balance representativo de las diferentes
tendencias tácticas, se establecen los mecanismos de participación y comunicación
necesarios para la formación de un frente nacional. El movimiento nacionalista

57
tiende a formar en sus etapas finales un frente político inclusivo que represente a
todas las agrupaciones y tendencias en la lucha anticolonial.
Hemos observado que en los casos de Vietnam, Cuba, Nicaragua y Sudáfrica
la lucha armada, la lucha de clases y el anticolonialismo han concertado sus
movimientos por medio del Frente Nacional. En los casos de las naciones sin
estado como el País Vasco, Irlanda del Norte, Kurdistán y Puerto Rico, las fuerzas
nacionalistas se encuentran todavía en una etapa preliminar de dispersión táctica y
organizativa, a pesar de que podemos observar iniciativas de unidad y coordinación
circunstancial.

Todos Somos Filiberto

Durante los meses de agosto a septiembre de 2005 el portavoz de los


Macheteros realiza tres importantes intervenciones en los medios de comunicación
del país; la entrevista en WPAB, el mensaje de Tenerías el 12 de septiembre y el
discurso del 23 de septiembre en Lares. La última semana de agosto el director de
información de WPAB, José Elías Torres, entrevista al líder revolucionario desde el
clandestinaje. Esta entrevista se presenta al público de manera seriada durante
cinco días en los que Ojeda Ríos propone que las organizaciones independentistas
deben intensificar sus actividades respetando las diferencias tácticas y buscando el
encauzamiento común de las fuerzas revolucionarias. La primera semana de
septiembre el profesor Carlos Rivera Lugo analiza esta entrevista subrayando que
Ojeda Ríos planteó “la crisis que hoy vive el país y cómo ésta empieza a arrinconar
al pueblo. Por encima de la dependencia y la enajenación que nos arropa por
doquier, la crisis habrá de imponer inescapablemente su lógica desestabilizadora
del statu quo”19. En su análisis, Carlos Rivera Lugo nota que el líder clandestino
prevé que la crisis fiscal, la legitimidad del régimen colonial y la estabilidad de las
relaciones entre Puerto Rico y los EEUU comienzan a quebrarse. En otras palabras,
se están produciendo las condiciones económicas y políticas objetivas que permiten
adelantar la liberación nacional. En la metáfora de Rivera Lugo “Cuando la
Trompeta Suena” el autor propone que la voz de alerta de Filiberto señala que el
movimiento de liberación nacional debe enfilarse hacia el frente, a la unidad e
integración de las organizaciones con el pueblo en sus luchas populares en esta
coyuntura objetiva.
Recordemos que después de las elecciones del 2004 el movimiento
independentista perdió su rumbo unitario; se perfilaba triste el Grito de Lares,

19
Ver Carlos Rivera Lugo “Cuando la trompeta suena” Claridad 1-7 de septiembre de 2005 páginas 6 y
7.

58
donde el PIP y el Frente Socialista proponían excluir al Movimiento Independentista
Nacional Hostosiano (MINH) de los actos políticos. Unos días antes, el 12 de
septiembre de 2005, se conmemoró el natalicio de Pedro Albizu Campos en el
barrio Tenerías de Ponce. Allí cientos de personas escuchaban atentos el mensaje
grabado que enviara Filiberto Ojeda Ríos. En esa ocasión el portavoz del EPB-
Macheteros declaró que “se acerca Lares, se acerca el momento de ir
demostrando nuestros sentimientos patrióticos más arraigados, nuestros
sentimientos de amor a nuestro pueblo y sobre todo, nuestro amor y respeto a
todos los que el 23 de septiembre de 1868 sacrificaron sus vidas en estos lares y en
Lares. Nadie, absolutamente nadie, debe de abandonar la Plaza de la Revolución de
Lares, como ha sido consignado por algunos de estos equivocados hermanos. Esos
compañeros que aún no han sentido en lo más recóndito de su alma lo que Lares
significa en unidad, también son víctimas de un colonialismo que les ha atravesado
el corazón con una saeta envenenada por el divisionismo forjado en sus conciencias
por los enemigos de nuestra Nación. En los momentos más difíciles para todos,
tiene que predominar el amor al pueblo, los intereses del pueblo y la verdadera
consagración patriótica y libertaria. Por eso Los Macheteros decimos, como dijo don
Pedro: ¡Toda la Nación Puertorriqueña a Lares!” Esta parte del discurso grabado de
Filiberto Ojeda Ríos fue reseñada por los medios de comunicación durante toda la
semana subrayando que los Macheteros entendían que Lares es la cuna de la
nación, el lugar de encuentro de todas las fuerzas de liberación y que le pertenecía
a todo el pueblo puertorriqueño.
De acuerdo con el programa político del Ejército Popular Boricua-Macheteros,
publicado por Latin American Perspectives en el 2002, “nuestras concepciones
unitarias deben estar orientadas sobre dos bases. En primer lugar, abonar hacia
una unidad de todos aquellos que creemos firmemente en la independencia de la
patria, respetando lo que son las diferencias motivadas por realidades objetivas
clasistas. Es decir, que compañeros que creen que la independencia puede ser
lograda a través de mecanismos institucionales del sistema, tienen que ser
respetados porque son compañeros de lucha en la consecución de un mismo fin y
porque son, además, aliados tácticos con posibilidades estratégicas que el futuro
habrá de definir.” La propuesta unitaria del EPB-Macheteros gira en torno al
respeto que se merecen las diferentes formas de lucha desde la vía electoral
institucional hasta la organización del pueblo en armas. Esta concepción enmarcó
el último discurso grabado de Filiberto Ojeda Ríos, escuchado en la celebración del
Grito de Lares del año 2005. En su mensaje propuso que el PIP redoblara su
fiscalización desde la legislatura, que el MINH profundizara su compromiso con las
luchas populares, que los Socialistas ampliaran su alcance en las luchas sindicales,

59
que la juventud masivamente repudiara la guerra imperialista y que las
comunidades continuaran luchando por la salud y el medio ambiente.
Mientras cientos de activistas independentistas escuchaban el mensaje
grabado del portavoz de los Macheteros el 23 de septiembre de 2005, el FBI cercó
la vivienda rural donde se encontraba Filiberto Ojeda Ríos, Responsable General del
Ejército Popular Boricua-Macheteros (EPB-M). Un contingente de 120 agentes
federales, con la colaboración de la Policía de Puerto Rico, ocupó militarmente la
comunidad Plan Bonito de Hormigueros para proteger al FBI, que penetró los
predios de la finca disparando por lo menos 107 proyectiles de alto calibre.
Filiberto Ojeda Ríos, líder del movimiento de liberación nacional puertorriqueño
respondió el ataque y exigió la presencia del periodista Jesús Dávila del Diario La
Prensa de Nueva York. Luis Fraticelli, Agente Especial a cargo de la Oficina del FBI
en Puerto Rico ordenó continuar el asalto armado, hasta herir al activista
anticolonial dentro de la residencia. Este operativo culminó 24 horas después con
la muerte de un Ojeda Ríos desangrado porque el FBI no permitió que se prestaran
los servicios médicos necesarios propuestos por el Dr. Héctor Pesquera, el también
portavoz del Movimiento Independentista Hostosiano (MINH). Filiberto Ojeda Ríos,
Responsable General de los Macheteros, de 72 años de edad, músico y casado con
Elma Beatriz Rosado, cae en combate el 23 de septiembre de 2005 luchando por la
descolonización y la liberación nacional. Miles de puertorriqueños, desde Plan
Bonito hasta Aguas Blancas, asistieron a su despedida.
En sus últimas declaraciones públicas Filiberto Ojeda Ríos indicó “Sabemos
que nuestro proceso tiene que marchar al paso que nos permite nuestra capacidad
para resistir las embestidas de los colonialistas, eso lo hemos aprendido de
nuestros errores del pasado. Igualmente, sabemos que el apoyo de nuestro pueblo
es imperativo para lograr un ascenso del trabajo revolucionario, en todos sus
niveles y nuestra práctica ya ha demostrado que ese apoyo se puede ir logrando,
de manera clandestina, silenciosa y muy disciplinada.”
“El Ejército Popular Boricua - Macheteros, instrumentamos nuestra concepción
de lucha siempre colocando como principio fundamental la unidad de nuestro
pueblo independentista. Consideramos esa unidad como factor imprescindible para
la conquista de nuestros objetivos. No se trata de una unidad acordada o negociada
con los diversos sectores de la lucha patriótica existentes en nuestro país. Tal
unidad, todos sabemos que es imposible bajo las actuales condiciones. No obstante,
habremos de apoyar toda gestión política de masas que no entre en contradicción
con nuestras aspiraciones independentistas, y que sea de contenido social
beneficioso para el pueblo; que esté orientada hacia la preservación de nuestro
ambiente, que mejore las condiciones de vida de los trabajadores, en fin la calidad
de vida integral de nuestro pueblo.” Estas declaraciones de Filiberto Ojeda Ríos

60
enmarcan su propuesta nacionalista revolucionaria para el portavoz de los
Macheteros la unidad se debe fraguar en la base del movimiento, podemos notar
que el lidere independentista no se conforma con una unidad circunstancial
negociada sino que insiste en la unidad de los activistas y los organizadores
comunitarios, ambientalistas, sindicales y juveniles de primera fila. En su
propuesta unitaria es viable afirmar la nacionalidad, la defensa del territorio y la
justicia social necesaria para la clase trabajadora.

61
Capítulo II

Peregrinos, Prisioneros Políticos y de Guerra

“De peregrinos tiene Puerto Rico su historia llena y Lola fue uno de ellos. El
rescate de los mismos siempre ha sido problemático y nadie puede asegurar que
sea completo. Los peregrinos no dejan de ser figuras marginales de una versión de
la historia que se ve precisada a citarlos pero no puede integrarlos cabalmente a
sus grandes invenciones nacionales” 20 (Mario R. Cancel 2003: 53). La cita anterior
pone en justa perspectiva la importancia de la comunidad emigrante, peregrinos
forzados por las presiones político-económicas coloniales que han constituido una
de las fuerzas sociales determinantes en la formación de la nacionalidad
puertorriqueña. En este capítulo rescato una parte de la contribución de los
peregrinos, prisioneros políticos y de guerra liberados a partir de 1999 gracias a la
campaña de solidaridad nacional entre 1980 y 1999.
Me enfoco en el papel de los emigrantes militantes en las organizaciones
clandestinas porque me propongo revelar su contribución a la formación de la
nacionalidad puertorriqueña. Los estudiosos del nacionalismo revolucionario
coinciden en que el movimiento estudiantil, la herencia nacionalista Albizuista y la
influencia marxista-leninista latinoamericana marcan la formación de dicho
nacionalismo pero en su examen no han precisado la relación entre los emigrantes
y las organizaciones clandestinas puertorriqueñas en los EEUU. Para proveer un
marco histórico, en los capítulos tres y cuatro reseñé el trasfondo de la emigración
y el activismo nacionalista en los EEUU durante el siglo XX. En el capítulo anterior
examinamos la evolución de la lucha armada y el nacionalismo revolucionario a
partir del 1960. En este capítulo rescato, incorporo y examino una muestra del
papel de los peregrinos prisioneros políticos y de guerra en la formación de la
nacionalidad puertorriqueña.
Este capítulo incluye parcialmente las historias de vida de nueve de los once
prisioneros políticos y de guerra liberados el 22 de septiembre de 1999 gracias a la
campaña de solidaridad organizada en EEUU y Puerto Rico desde 1980. Hasta el
momento permanecen encarcelados Haydée Beltrán, Oscar López y Carlos Alberto

20
Lola Rodríguez de Tió, oriunda de San Germán, Puerto Rico, fue una de las mujeres que a finales del
siglo XIX contribuyó más a la causa independentista. Es la autora de los versos “Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas ambas reciben flores y balas en el mismo corazón” y redactó los versos del
Himno Nacional de la Revolución del 1868. Fue militante clandestina; en La Habana su casa sirvió para
guardar municiones y explosivos, en Nueva York continuó su labor intelectual y política a favor de la
liberación nacional de las Antillas (Cancel 2003: 2003: 52).

62
Torres. Aclaro que desde 1980 hubo otros prisioneros políticos, quienes cumplieron
sus sentencias por actividades relacionadas a los CAL, FALN, Macheteros y
miembros de otras organizaciones de masas que rehusaron testificar ante un “gran
jurado federal”. De acuerdo con José Paralitici (2004: 398) entre 1980 y 1989
hubo 65 personas encarceladas por razones políticas, de ellos 33 eran residentes en
Puerto Rico y 32 en los EEUU. Por medio de las entrevistas publicadas en los
medios de comunicación electrónicos y escritos podemos examinar los testimonios
de William Guillermo Morales, miembro de las FALN exiliado en México (1979) y
Cuba (1988) desde que escapó de su encarcelamiento y de Filiberto Ojeda Ríos
portavoz del Ejército Popular Boricua-Macheteros, clandestino en Puerto Rico desde
1990.

¡Ya es hora de traerlos a casa!

El 29 de agosto de 1999, más de 144,000 puertorriqueños marcharon bajo la


lluvia desde el Barrio Obrero en Santurce hasta concentrase frente al Tribunal
Federal de EEUU en la llamada Milla de oro en Hato Rey. Solidaridad y protesta.
Miles de hombres y mujeres de todas las edades portaban carteles con las
imágenes de los 15 prisioneros políticos de guerra encarcelados por casi 20 años.
En la avanzada de la marcha figuraban los nacionalistas puertorriqueños Rafael
Cancel Miranda y Lolita Lebrón, en primera fila artistas e intelectuales, el
Congresista de Chicago Luis Gutiérrez y el Representante de la Cámara y candidato
a Comisionado Residente, Aníbal Acevedo Vilá (Gobernador electo 2004), una
representación ecuménica, el alcalde de Ponce Rafael Cordero Santiago y el Coronel
William Miranda Marín alcalde de Caguas, además entre los organizadores Rita
Zengotita, portavoz del Comité Unitario Contra la Represión (CUCRE) y Luis Nieves
21
Falcón, del Comité Pro Derechos Humanos. Más de 144,000 puertorriqueños
caminaron unidos tras un cruzacalles enorme que leía “ya es hora de traerlos a
casa”.
Al día siguiente toda la prensa escrita reseña la gesta de solidaridad con los
prisioneros políticos y de guerra, la misma va elevando a nivel internacional los
trabajos que hace más de 15 años iniciaron el Comité Nacional por la Liberación de
los Presos Políticos y Guerra (conocido como el Comité Nacional) con sede en
Chicago y la campaña educativa del CUCRE, continuada por el grupo Ofensiva 92 y
el Comité Pro Derechos Humanos en San Juan, PR. La primera etapa de la

21
Rita Zengotita cumplió dos meses de cárcel en 1979 cuando las autoridades la acusaron de intervenir
en el asalto al camión blindado que transportaba $700,000 aproximadamente, fue absuelta en mayo de
1981 por el Tribunal Superior de PR. (Paralitici 2004) A pesar de ser inocente, perdió su empleo en el
ELA (gobierno de Puerto Rico) y desde entonces trabaja en una organización no gubernamental.

63
campaña gira en torno al movimiento nacionalista, el Comité Nacional y el CUCRE
tienen que confirmar que los militantes arrestados son combatientes de las
organizaciones clandestinas, mientras que durante la segunda etapa de la campaña
se amplía el círculo de acción a toda la población nacional. Mientras se desarrolla la
campaña varios prisioneros políticos cumplen sus sentencias relacionadas con su
militancia dentro del movimiento armado clandestino.22
Como resultado de la campaña por la liberación de los revolucionarios
nacionalistas, el Presidente William J. Clinton, indultó a 12 de los 15 prisioneros
políticos y de guerra. Los doce apóstoles del movimiento de liberación fueron:
Edwin Cortés, Elizam Escobar, Ricardo Jiménez, Adolfo Matos, Dylcia Pagán, Ida Luz
Rodríguez, Alicia Rodríguez, Alberto Rodríguez, Luis Rosa, Alejandrina Torres,
Carmen Valentín y Juan Segarra Palmer, quienes fueron liberados en el 1999. De
los doce liberados 11 pertenecían a las FALN y Juan Segarra Palmer, liberado el 24
de enero de 2004, militó en el EPB-Macheteros.
Antes del 23 de septiembre de 1999 un grupo de 11 prisioneros de guerra
regresan a su Patria, el avión se acercó a la costa noreste sobre el océano, desde la
ventana ovalada entra la línea de la playa de Isla Verde, los grandes hoteles
rompen el cielo en comparación con el Viejo San Juan colonial, se divisa el distrito
turístico que se entrama con el Barrio Obrero, al fondo del aeropuerto las montañas
del Yunque, refugio de los primeros pobladores del archipiélago borincano. Para
sorpresa de todos, la nave no se conecta con el terminal como de costumbre, los
miembros de la prensa sospechan que las autoridades se llevarán directamente a
los patriotas a sus oficinas en Hato Rey antes de que el pueblo pueda abrazarlos, se
abre la compuerta y cientos de personas abanderadas con la monoestrellada
esperan a los prisioneros de guerra liberados.
¿Quiénes son estos hombres y mujeres que abrazan al pueblo que los recibe?
A continuación examinaremos las historias de vida de los militantes que hemos
entrevistado y analizaremos el contenido de las reseñas y biografías publicadas de
los doce prisioneros de guerra liberados.

Doce discípulos liberados

Si Pedro Albizu Campos fue considerado el Maestro por sus simpatizantes, los
doce prisioneros políticos y de guerra pueden ser considerados sus doce discípulos
nacionalistas revolucionarios. En las historias de vida preguntamos; ¿Quiénes eran

22
Los macheteros Lucy Berríos, Antonio Camacho, Ivonne Meléndez, Isaac Camacho, José Maldonado,
Norman Ramírez y Luis Colón Osorio también cumplieron sentencias. En otro proceso judicial los
macheteros Orlando González Claudio, Hilton Fernández y Jorge Farinacci cumplieron con sus
respectivos acuerdos con el Departamento de Justicia.

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estos militantes que desde 1974 hasta el 1985 combatieron clandestinamente por
la independencia y se solidarizaron con las luchas de la clase trabajadora en Puerto
Rico y los EEUU? ¿Por qué la mayoría de los militantes clandestinos provenían de la
comunidad emigrante? ¿Cuándo comenzó su militancia en el movimiento
nacionalista? ¿En qué otras organizaciones o causas militaron? ¿Qué piensan los
militantes excarcelados sobre la comunidad emigrante? ¿Cómo definen la nación
puertorriqueña? ¿Por qué peregrinaron por clandestinos caminos? ¿Cómo definen
el nacionalismo revolucionario de la nueva lucha puertorriqueña?

Luis Rosa

Tuve la oportunidad de conocer a Luis Rosa, en “La Nasa” en el barrio Dulces


Labios, uno de los enclaves obreros más grandes de Mayagüez, cuna de la música
popular, de los cigarros y del héroe nacional Rafael Cancel Miranda. Luis estaba
sentado detrás de dos congas, flanqueado por dos panderos y con el repique de
manos marcaba el ritmo de los jóvenes que bailaban en el medio del cafetín. Hace
un año que está libre, los jóvenes literalmente hacen fila para compartir con Luis.
A La Nasa llegan con frecuencia los músicos, atletas y profesionales que se
formaron en las rumbas del barrio y uno de los vecinos me dispara cuatro
preguntas ¿Quién es el de las Congas? ¿Es famoso? ¿Ése es el pelotero nuevo de
los Indios? Respondo no, mire, ése es Luis Rosa, uno de los presos políticos que
llegó hace un año a la Isla. El vecino me dice ah, uno de los revolucionarios… a los
cinco minutos regresó con media docena de muchachos para que vieran a su
estrella tocando congas en Dulces Labios.
Luis Rosa nos señala que nació el 6 de agosto de 1960 en Chicago, Puerto
Rico. No, no es un error, para muchos puertorriqueños Chicago parece ser un
municipio más de Puerto Rico. En esta ciudad se encuentra toda su familia
inmediata porque, como nos indica en su historia de vida, “pa ese tiempo mi abuelo
era parte de esa migración de los 40s y 50s que vinieron a EEUU a buscar una
mejor manera de vivir y sobrevivir con ese sueño de ganarse una riqueza y
regresar a Puerto Rico. Él dejó todo. Vendió finca; vendió tienda; vendió sus
camiones, era uno de los pocos que tenía un camión y dejó todo eso para buscar
una riqueza que fue prometida por la agencia y por la corporación que vinieron a
reclutar puertorriqueños a la Isla y dejó to‟ eso y nunca regresó a Puerto
Rico…Porque lo que pasaba era que la gente que emigraba a EEUU cuando
regresaba a Puerto Rico pa visitar le hablaba a la gente del pueblo y por eso tú ves
que ese fenómeno de Moca, mucha de la gente de Moca van a los EEUU y forman el
Club de Mocanos en Chicago y se agrupan y así se fortalecen porque tienen

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hermanos y tienen gente conocida y se le hace más fácil en ese sentido, la
migración, porque tienen los vecinos de acá están allá ya y ese fue y dentro de ese
fenómeno fue que cayó mi familia allí.”
Pero el 6 de agosto de 1960 también es un día trágico para Luis. Su padre,
quien por medio del trabajo en la industria había ahorrado parte de su salario para
terminar de construir una casa en Puerto Rico no llegó a enviar el dinero por correo
porque lo asaltaron y lo lanzaron al lago Michigan. La violencia de las calles de
Chicago tronchó el verdadero sueño del puertorriqueño emigrante, regresar a su
propia casa en el campo. El abuelo de Luis se convirtió en su figura paterna, el
hombre fuerte de la familia que le inculcó junto a su madre el valor del trabajo.
Luis, junto a sus hermanos, comenzó a combatir el tráfico de narcóticos, uno de los
problemas sociales que más afectan a las comunidades colonizadas. Nos señala
Luis que “Pues nosotros empezamos a trabajar primero de sacar la droga dura de la
comunidad y eso, había diferentes métodos de hacer eso, algunas que eran más
clandestinas que otras. Una era la confrontación directa. Por ejemplo, yo me
recuerdo tanto mi hermano como un amigo que cogían la gente y le ponían un
cañón y le decían: “Mira, si tú vuelves a vender la droga ésta aquí, esto es lo que te
va a pasar…”
Luis Rosa recuerda que para mediados de la década del 1970, los
“landlords” abandonaban sus propiedades, éstas se convertían en locales para el
tráfico y el abuso de narcóticos y los dueños las incendiaban para cobrar los
seguros y evadir impuestos. Como parte de este problema Luis cuenta que “Lo
mismo, había un edificio una vez que nosotros le pedimos al dueño, porque había
secuestrado y violado a una niña, que haga algo con ese edificio que está
abandonado, alquílalo, si quieres nosotros lo alquilamos, te damos renta y el tipo
dijo: “Yo... ese es mi edificio. Yo hago con él lo que me dé la gana.” Pues nosotros
vinimos, rompimos las puertas, vinimos tiramos paneles, limpiamos el sitio, un
proyector con películas y pusimos sillas, buscamos hasta una máquina de “pop
corn” y todos, casi todas la noches había una actividad ahí, una actividad política,
dábamos clases de GED a los adultos y cuando llegó el dueño le dimos un papelito y
una amenaza, que ahora este edificio es nuestro, no le vamos a pagar renta, no te
vamos a dar na‟, cuando nosotros terminemos con él te lo entregamos y si tú
vuelves a descuidarlo otra vez, te lo quitamos” El landlord dijo “No hay problema.
No hay problema” Y nosotros utilizamos el edificio.
Podemos notar que la formación política de Luis Rosa está enmarcada por
las experiencias del joven que participó de acciones directas para defender a su
comunidad. En la Escuela Superior se involucra con el West Town Association for
Rehabilitation (WAR) esta agrupación formalmente se organiza para combatir los
“arson for profit” de los propietarios y la mafia local. Luis Rosa nos indica que

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“WAR no era nada grande ni espectacular, lo que nosotros hacíamos en WAR era
hacer estudios de cuantos edificios en la comunidad estaban abandonados, quién
pagaba los taxes, cuántos se podían rehabilitar, cuántos anti-locks había y después
de averiguar quién pagaba y quién era el dueño, averiguar si se podía comprar y
después nosotros hacíamos ese esfuerzo, abrir una subasta y, si ganábamos, se
rehabilitaba ese edificio y se le entregaba a una familia o dos familias responsables
que iban a manejar el edificio. El edificio se mantenía dentro del control de lo que
ahora es el Centro Cultural Juan Antonio Corretjer y lo que vino a ser la escuelita, y
ese era el propósito, de rescatar la comunidad de esa forma y la relación era que
muchos de nosotros trabajábamos dentro del Centro Cultural con la escuelita, mi
hermano y yo...”
De acuerdo a Ana Ramos-Zayas (2003) La Escuelita es uno de los proyectos
más conocidos del nacionalismo revolucionario en Chicago, se fundó como resultado
de la huelga en Tuley High School, para servir a los estudiantes expulsados por la
administración debido a las protestas en dicha huelga y para rescatar a los
estudiantes latinos que abandonan la escuela. Luis Rosa nos relata que la escuela
primero se llamó Escuela Superior Rafael Cancel Miranda pero que cuando éste fue
liberado en 1979 le pidió a la comunidad que la escuela llevara el nombre de Pedro
Albizu Campos. Luis recuerda que cuando se organizó La Escuelita en 1973 sólo
tenía un salón de 10‟ por 12‟ aproximadamente. Cuando Luis ingresa a la
Universidad regresa a la escuelita, donde enseñó clases de historia y música y
organizó un taller de drama. En la escuelita conoció personalmente a Alejandrina
Torres, a su hijo Carlos Alberto, a Haydée Beltrán y a Edwin Cortés, los líderes
estudiantiles de la huelga de Tuley High School. A partir de ese momento comenzó
a participar de los círculos de estudio políticos junto a este grupo de jóvenes
comprometidos con su comunidad.
En el 1977 uno de los cazadores de talento de Baltimore trata de reclutarlo
para que juegue pelota para su equipo, sin embargo el ejemplo de los jóvenes
universitarios que conoció en su comunidad lo lleva a ingresar a la Universidad de
Illinois en Chicago. Luis nos indica que “...yo era presidente de la Unión Pro-
Estudiantil Puertorriqueña (UPEP) después que se gradúa Edwin, o sea, un año
antes de él graduarse porque a él lo suspendieron por un motín en la residencia.”
La UPEP fue la responsable de la creación del Programa de Estudios
Latinoamericanos y coordinó una serie de tutorías bilingües para los estudiantes
latinos del campus. Como dirigente de la UPEP, Luis Rosa organizó dos
conferencias magistrales sobre la situación colonial de Puerto Rico cuyos oradores
fueron Rafael Cancel Miranda y Juan Antonio Corretjer. Cristóbal Caballero es el
nombre de guerra de Luis Rosa; es arrestado el 4 de abril de 1980 mientras cursa
su tercer año de estudios universitarios.

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Es evidente que los círculos de estudio y la educación formal de Luis lo
armaron con las herramientas necesarias para combatir la situación colonial de
Puerto Rico. Milita desde lo que él mismo consideró la retaguardia del movimiento
clandestino puertorriqueño en los EEUU. Nos explica que “Si tú vas a los EEUU tú
vas a ver que en cada comunidad puertorriqueña nunca ha existido esa frase de
puertorican-american como existen con los mexicanos, mexican-american, como
existe con Italia, italian-american. Con los puertorriqueños nunca ha existido eso,
siempre hemos luchado y aguantado esa nacionalidad, ese orgullo nacional, esa
bandera y quizá hasta más fuerte que acá se ha defendido eso allá y es que
tenemos que enfrentarnos al racismo, enfrentarnos a todo lo que nos niega eso
diariamente. Aquí no, aquí no oímos la música, donde camina uno se oye la música
latina, se oye el idioma, se ve algo de Puerto Rico que reafirma esa nación. Allá en
EEUU nos tenemos que inventar eso, tenemos que darle nombres puertorriqueños a
las calles, tenemos que ir a buscar los gandules a la tienda o demandar que esa
tienda nos venda gandules y yo creo que por eso productos como Goya y Preferida
vieron el mercado allí tan fuerte y nosotros tenemos que, allá en los EEUU,
diariamente reafirmar eso, reafirmar nuestra nacionalidad, nuestra
puertorriqueñidad y eso a veces coge diferentes caras, coge diferentes expresiones
a veces más violentas pero no, no deja de ser una expresión legítima de los
puertorriqueños para reafirmar lo que somos y la nación puertorriqueña es todo eso
que nos une en un sentido de orgullo, en un sentido de propósito, en tener un
propósito, un sentido cultural y nos une también en un sentido de combatividad y
de resistencia para defender lo que es nuestro”.
De acuerdo con Luis Rosa “nosotros sabíamos que la FALN sola no iba a
hacer la revolución puertorriqueña, o sea que nosotros no íbamos a ser los que
liberaran al pueblo puertorriqueño, y [que] uno forma parte de un movimiento y
que el rol nuestro era dar un ejemplo de combatividad, de resistencia, de la
legitimidad de la resistencia. Segundo, enseñarle al enemigo que es honorable
buscar la manera de solucionar el asunto con Puerto Rico, que seguir este camino,
tercero, era una manera de nosotros mismos entrenarnos para algo quizá más
grande. La guerrilla urbana, aparte de servir para atacar el enemigo es la manera
de uno desarrollarse y desarrollar un espíritu más libre y más independiente, más
combativo y más listo, a darlo todo por una causa. Así que con cada acción eso
aumentaba en nosotros.”
Cuando conversamos sobre la concepción de la lucha armada de las FALN
como una tácticamente diferente de la forma que adoptó el Partido Nacionalista,
Luis Rosa afirma que: “Albizu... yo creo que eso es lo que pasa, [...] mira el mejor
ejemplo de eso, la acción en 1950 y 54, porque se hicieron en Estados Unidos, ellos
formaron parte de los principios de nosotros. Allí fue la semilla, se hizo por varias

68
razones, una pa‟ llevar la propaganda de lo que está ocurriendo en Puerto Rico, del
abuso, llevarlo allá de una manera dramática que se tienen que ver y que pa‟ los
que están interesados se estudia. Segundo, pa‟ dejarle saber al enemigo que hay
gente dispuesta a morir para defender esto, y tercero, enseñarle al enemigo que
son vulnerables, que no son los dioses que se piensan que son y que pueden sufrir
también… Sí, había una diferencia porque es un estilo de lucha totalmente diferente
que viene del análisis de lo que les pasó a los nacionalistas y lo que les pasó a los
Pantera Negra, lo que les pasó a todos los grupos que eran abiertos que desafiaban
con armas, que hacían paradas o desfiles con tropas y ésa es la experiencia del
movimiento Islámico…con los Pantera Negra, que ellos marchaban por que era legal
marchar con armas y desafiar y ellos lo hacían, pero el enemigo veía quién era
quién, quién estaba dispuesto a qué y quiénes eran los soldados de ese grupo y
quién no y por dónde era bien fácil eliminar eso. Una de las cosas del FALN, es [que
es] un grupo totalmente clandestino, nadie conoce los miembros, cuántos
miembros, dónde están los lugares, son muy pocas las personas que conocen esto
hasta dentro de la FALN y eso se da porque es una necesidad de romper con eso de
héroes y mártires y nosotros somos como cualquier otro puertorriqueño, no somos
más ni menos, nosotros somos tu vecino, somos tus hijos, tus padres, somos las
personas que trabajan a tu lado, somos Juan del Pueblo, somos, tú sabes, eso
somos nosotros.”
El compromiso de lucha de Luis Rosa aún continúa vigente. En la actualidad
el joven empresario está casado y tiene una hermosa niña recién nacida, es uno de
los portavoces del Comité de Derechos Humanos que aboga por la liberación de los
prisioneros de guerra encarcelados. Desde que salió de prisión ha ofrecido más de
una docena de conferencias en universidades y centros comunales de Puerto Rico y
los EEUU. Cuando tiene un tiempo libre saca las congas para marcar el ritmo de la
marcha de la nación puertorriqueña.

Elizam Escobar

Nació en Ponce, Puerto Rico el 24 mayo de 1948, donde residió hasta los 9
años. Para el 1958 se muda a Bayamón a Lomas Verdes, una de las primeras
urbanizaciones del área metropolitana en Bayamón. Su padre era maestro plomero
y su madre ama de casa, ambos oriundos de Ponce. En Bayamón estudió en el
sistema de instrucción pública, donde terminó estudios en la Escuela Superior
Cervantes. Desde adolescente tuvo inquietudes de clase y políticas. En la escuela
superior no militó en la FEPI pero se identificó con la lucha independentista desde
una perspectiva más idealista. Mientras estudió en la Universidad Católica de

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Bayamón (1965) junto a Noel Hernández, hijo de uno de los abogados de Albizu,
organizó una agrupación estudiantil cultural de corta vida porque la administración
de la institución frenó su desarrollo. En 1967 ingresa a la Universidad de Puerto
Rico en Río Piedras y allí, por medio de la campaña en contra del plebiscito del MPI
y el PIP, comenzó su acercamiento a la FUPI.
Ingresó a la FUPI en 1967 en momentos en que se desarrolló un debate
interno entre los militantes del MPI en la FUPI y los seguidores de Ana Livia
Cordero. “Se supone que la FUPI mantuviera una línea de trabajo de liberación
nacional” y en ese período estuvo cerca de la juventud del MPI en Bayamón. Hasta
el 1970 se quedó en la periferia del MPI hasta que conoció a los Cuadros
Universitarios de la Liga Socialista (LSP) de Juan Antonio Corretjer. Es en este
momento mientras estudia arte, se interesa en el arte que tuviera proyección hacia
las masas, además, se encarga de las ilustraciones de las revistas y boletines de la
Liga Socialista.
Pospone su educación universitaria en 1971 emigrando a NY, donde trabaja
en el Partido Laboral Progresista, organización fraterna de la LSP donde continuó
contribuyendo como artista gráfico. Comenzó a trabajar en una organización
católica de servicios sociales, primero recogiendo la basura en las calles y
exterminando ratas, después en la confección de la propaganda y finalmente
realizando estudios sobre los problemas de la comunidad de Williamsburg en
Brooklyn, New York City. Al mismo tiempo ingresa a un programa de City
University of New York (CUNY) donde termina su bachillerato en artes. A partir de
ese momento comienza a trabajar como maestro en las escuelas públicas de la
ciudad donde consigue una plaza como artista en el programa C.E.T.A. de la
Asociación Hispana de las Artes y organiza el Comité Estudiantil Antirracista del
Partido Progresista Laboral.
Fue arrestado en 1980. “Durante los juicios admitimos que éramos parte del
movimiento clandestino puertorriqueño pero no admitimos membresía específica en
alguna organización…dimos nombres de guerra, yo usé el nombre del tío mío,
Arturo Ortiz, uno de los nacionalistas que cayó en la insurrección de 1950 en el
Barrio Macana de Peñuelas…mi tío abuelo, Elifaz Escobar estuvo preso por lo de la
masacre y por el atentado contra el General Blanton Winship, pero no es por eso
que me metí a independentista.” ¿Por qué fue? Inquiero, a lo que contesta: “Por
mis propias convicciones, por mis ideales y por la influencia de mis amigos.”
Cuando ingresa a la lucha armada y clandestina considera que había agotado todos
los mecanismos legales de participación. Elizam simpatiza más con los estilos y
discursos ideológicamente más críticos dentro del nacionalismo puertorriqueño y
señala las contradicciones internas cuando es necesario.

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Elizam Escobar reflexiona sobre la lucha puertorriqueña “el movimiento
independentista está compuesto por personas de diferentes clases sociales con
distintas visiones sobre la nación…Corretjer aborda el tema desde una de esas
perspectivas críticas de la cultura y las clases sociales…los cambios a partir de la
caída del Bloque Socialista nos proponen un nuevo cuadro, una nueva situación que
refresca la lucha que en un momento estuvo paralizada. Corretjer planteó que
siempre vivió la independencia de Puerto Rico y el pintor Carlos Raquel Rivera
planteó que él vive en la nación y no en la colonia, como generación ése es un
planteamiento creativo. Tenemos que cualificar la situación colonial, porque hemos
logrado un espacio, una conciencia que no existía, tenemos que afirmar la nación
que tenemos desde una perspectiva crítica.”
Cuando le pregunto sobre la crítica posmodernista a la nacionalidad Elizam
Escobar me indica que “los posmodernistas conservadores han querido dar el salto
del nacionalismo a un universalismo hueco sin pasar por la lucha de liberación,
antes de pasar a la eliminación de clases tenemos que completar la lucha, llegar a
la otra orilla. Muchos posmodernos, por resentimiento o academicismo pasan de
libro en libro sin estar en la lucha. Los creadores de la imagen y la palabra han
rescatado los símbolos, por ejemplo, el Grito de Lares (1868), que nos sostienen
como nación, de ahí podemos pasar a los cambios estructurales o materiales. La
lucha cultural mantuvo las bases de la lucha política…a mí me interesa participar de
la lucha desde el ámbito cultural y educativo con la juventud.” Para Elizam
Escobar, quien ahora es Profesor de Arte en la Escuela de Artes Plásticas, lo
importante es “hacer conexiones, en el campo cultural se ha creado un espacio
para el arte comprometido que mezcla la sociología y el activismo. Pero ahora es
algo hip (está de moda) sin que se profundice la crítica social. Aunque algunos
artistas si están comprometidos con diferentes causas y proyectos sociales”
A Elizam Escobar le interesa que se desarrollen lazos entre distintas
generaciones y espacios, incluyendo a los puertorriqueños que viven en los EEUU.
En este momento entiende necesaria la ruptura de las barreras entre las
generaciones, acercar a los diferentes círculos culturales, activistas e intelectuales.
El profesor Escobar propone que se fomenten los intercambios entre estos círculos
para superar los debates que ya se han resuelto y atender los nuevos retos
políticos, económicos y culturales. Por ejemplo, en vez de negar o afirmar la
nación urge vivir, experimentar y recrear la nación. En su último trabajo público
hasta el momento de la entrevista usó un mapa que le confiscaron a los
revolucionarios de Lares en 1868 y trabajó sobre esa imagen, que incluye la
estrategia militar, las sociedades secretas y los planes generales de la insurrección
que sirve para probar didácticamente que la Revolución fue un hecho de grandes

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proporciones históricas. Una imagen que pone en contacto directo a las personas
que se aproximan con el nacimiento de la nación puertorriqueña.

Edwin Cortés

Nació en Chicago el 27 de marzo de 1955, donde se crió junto a sus 15


hermanos. Sus padres son oriundos del barrio Naranjo de Moca pero emigraron en
el 1952 en busca de trabajo mejor remunerado. Su padre se dedicaba en Puerto
Rico al trabajo agrícola de picador de caña y su madre siempre fue ama de casa.
Su padre trabajó 25 años en Chicago con Nabisco hasta que regresó a Puerto Rico.
Parte de la familia de Edwin Cortés regresó a Puerto Rico en 1975 cuando él
comenzaba estudios universitarios en la Universidad de Illinois en Chicago.
Le pregunté a Edwin cuándo comenzó a cobrar conciencia política y me
planteó lo siguiente: “Bueno, en la escuela superior, en mi último año, ya llegué a
tomar más conciencia de lo que era ser un puertorriqueño y de la cultura y raíces. Y
eso fue porque yo llegué a preguntarle a una maestra por qué no daban clases de
historia de Puerto Rico en una clase y ella me dijo que Puerto Rico no tenía historia.
Entonces, como parte de esa clase yo tenía que hacer un “papel” investigativo para
pasar la clase porque era el último año y tenía que hacer una investigación. Y la
investigación yo la hice de Pedro Albizu Campos y el Partido Nacionalista. Y los
primeros libros que leí fue[ron] Pedro Albizu Campos revolucionario [...] y el libro
de Maldonado Dennis: Puerto Rico Social History, y el libro de Ángel Silén que era
We, The Puertorican People. Y leí un folleto de Juan Antonio Corretjer de Albizu
Campos y de la Masacre en Ponce, y esos libros yo los usé pa‟ la investigación. Y
yo llegué a hacer una presentación escrita y oral, yo solamente en esa clase de
historia. Pero en una clase de español, en dos o tres de las clases mías yo hice
presentación oral y los estudiantes fueron impactados porque ellos escucharon
cuando la maestra dijo que Puerto Rico no tenía historia. Cuando yo hice la
presentación, ellos supieron que Puerto Rico sí tenía historia.”
Como notamos, los conflictos en el proceso de enseñaza-aprendizaje
provocan el interés y la participación de Edwin y otros militantes en el
nacionalismo revolucionario. A partir de esta experiencia en su escuela Edwin
Cortés relata que junto a sus hermanos y amigos “Habíamos empezado una
organización comunitaria que se llamaba La Colectiva Don Pedro Albizu Campos y
fue una organización comunitaria y política a la misma vez y nosotros fuimos los
primeros en apoyar las acciones de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional en
EEUU que fueron en l974 y eso fue cuando estuvo rumbo al Madison Square Garden
a una conferencia en solidaridad con Puerto Rico.” Una de las actividades que

72
organizó el Colectivo fue un programa de cuidado diurno donde los jóvenes
atendían a los niños, sus madres podían salir a buscar trabajo y los mas jóvenes
trabajaron borrando graffiti y pintando murales alusivos a la nación puertorriqueña.
Conversando con Edwin notamos que el trabajo de los murales tenía tres
propósitos; el más evidente era mantener el buen aspecto de la comunidad, en
segundo lugar buscaba promover símbolos tales como la bandera de la nación lo
cual fomentaría la unidad de los vecinos y el tercer objetivo era sacar a los más
jóvenes de la actividad delictiva de las gangas que usan los murales para marcar su
territorio. Las paredes pueden hablar, los murales con la figura y el pensamiento
de Pedro Albizu Campos promovían el debate y el diálogo ente los vecinos. La
pared se convierte en obra de arte, rehabilita el carácter de los jóvenes y los invita
a luchar por la libertad y justicia social en Puerto Rico y los EEUU.
Edwin llega a la universidad con alguna experiencia como organizador
comunitario y con clara conciencia política. Recuerda que “en la universidad llegué
[...] con un poco de conciencia, ya, inmediatamente...bueno mis hermanos, mi
cuñado y los amigos ya habían formado... bueno empezaron una lucha para
obtener un programa de reclutamiento latino que se llamaba Latinoamerican
Recruitment and Educational Program. Todavía existe ese programa en esa
Universidad de Illinois en Chicago. Nosotros logramos establecer ese programa en
l975, pero antes de yo llegar en el 74 ya mi hermano, mi cuñado, Alberto
Rodríguez, específicamente mi hermano Julio, fueron parte de la universidad.
Carlos Alberto Torres y Oscar López estaban envueltos en esa lucha ya y ahí es
donde nosotros llegamos a conocer a ellos y el trabajo que ellos estaban haciendo
en el norte. Entonces esa lucha era con los mexicanos también, con todos los
latinos y nosotros llegamos a establecer ese programa que era pa‟ reclutar latinos
en la universidad de la escuela superior; y en la escuela superior hablando a los
estudiantes y tratando de atraerlos a la universidad.”
Edwin fue uno de los líderes estudiantiles que luchó por el establecimiento
del programa de estudios latinoamericanos por medio de la Unión Pro Estudiantes
Puertorriqueños (UPRS). Recuerda que en la lucha estudiantil “tomamos la oficina
del dirigente de la universidad que allá lo llamaban Chancelor. Nosotros tomamos
la oficina de él. Nosotros movilizamos la comunidad y los estudiantes, porque parte
era lucha comunitaria y los estudiantes entregadamente pa‟ lograr el programa de
estudios latinoamericanos. Ya había estado entregado a la lucha en la comunidad y
nosotros hacíamos manifestaciones y nosotros paralizamos la universidad, porque
cuando nosotros llegábamos a la oficina de ellos, ellos nos cogían miedo. Allí
arrestaron mucha gente. También, no me acuerdo si fue Carlos u Oscar, fueron
arrestados. Había agentes arrestados también.”

73
La UPRS logró establecer el programa de estudios latinoamericanos que,
además del trabajo curricular, comenzó a investigar los problemas de seguridad,
salud y racismo que afectaban entonces a la comunidad. Rafael Cintrón-Ortiz fue
reclutado por el programa de estudios y se distinguió como profesor, investigador y
activista. Edwin nos indica que: “Bueno, él estaba dando clase de historia en la
universidad y un día no llegó a la clase y lo encontraron [muerto] con sus manos
atrás y los pies amarrados y ellos trataron de decir que era relacionado con una
tesis que él estaba haciendo en relación con las pandillas en Chicago.” La UPRS
continuó su lucha para establecer el Centro Cultural Rafael Cintrón Ortiz en honor al
profesor asesinado; en este centro todavía se ofrecen tutorías, conferencias y
servicios educativos para la comunidad.
Edwin Cortés nos explica que “pa‟ nosotros él fue asesinado porque él tenía
un impacto en la lucha estudiantil y a través de él fue que aprendimos más del
marxismo leninismo, porque él era miembro del PSP y daba una interpretación en
las clases de marxismo leninismo, pero, a la misma vez enseñándole las raíces de
la historia puertorriqueña [...] Era un profesor bien profundo en ese sentido,
profesor como él no había en toda la universidad.” Eventualmente el Centro Rafael
Cintrón Ortiz también sirvió como “landmark” de la comunidad puertorriqueña
dentro de la Universidad, acercando más a la clase pobre y trabajadora al activismo
nacionalista revolucionario emplazada en la Universidad.
La UPRS logró promover la unidad del estudiantado minoritario en la
Universidad, se solidarizó con los estudiantes mexicanos, palestinos e iranís. Todos
los años las organizaciones estudiantiles progresistas protestaban contra el
genocidio del pueblo palestino y el Rector, un simpatizante sionista de la
Universidad, expulsó a Edwin Cortés junto a los organizadores estudiantiles del
Campus. No obstante, Edwin Cortés ya había cumplido con todos los requisitos de
graduación y obtuvo su bachillerato en Ciencias Políticas en 1978. La lucha
estudiantil continuó su curso mientras Edwin y los militantes de UPRS se dedicaron
a reforzar el trabajo de masas en la comunidad puertorriqueña en Chicago.
Edwin Cortés cuenta que “en el 1977, se formó el Movimiento de Liberación
Nacional, que era la unión de los puertorriqueños del sur y del norte de Chicago...y
en ese entonces, cuando empezó en el l977, estaba con los mexicanos también en
el oeste sudeste que era un grupo de mexicanos de Colorado, Nuevo México y de
California. El MLN era una organización política comunitaria y las FALN eran una
organización clandestina político-militar. Desde mi propia experiencia, yo ingresé a
las filas de la FALN porque yo entendía que no había posibilidad a través de la lucha
reformista en los EEUU para lograr la independencia de Puerto Rico y a través de mi
experiencia con los palestinos, los iraníes, los estudiantes, a través de la
experiencia de América Latina que había una lucha armada creciendo en Nicaragua,

74
El Salvador, y esa experiencia nos ayudó a nosotros a tomar esa forma de lucha
más tarde porque nosotros vimos que no había posibilidades a través de una idea
reformista electoral ni en EEUU ni en Puerto Rico.”
Edwin recuerda que el Colectivo Pedro Albizu Campos entró en el debate
sobre la cuestión nacional puertorriqueña: “Nosotros hicimos un estudio rechazando
la tesis del Partido Socialista de una nación dividida y nosotros dijimos que Puerto
Rico era una nación y nuestra experiencia nos ha dado razón de que así era y que
nosotros tenemos que fortalecer nuestras raíces nacionales en los EEUU, pero
haciendo una conexión con Puerto Rico. Nosotros vivíamos en EEUU. Había lucha
porque Puerto Rico era una colonia, una de las últimas colonias del mundo y EEUU
tenía los refranes que apoyaban los derechos humanos, que eran una gran
democracia, que no encarcelaban gente por sus opiniones y nosotros fuimos un
claro ejemplo de que era todo lo opuesto.”
Edwin fue arrestado en 1983, acusado de conspirar para derrotar el gobierno
de EEUU, cumplió 16 años de cárcel hasta el 1999. Desde entonces reside en
Puerto Rico con su familia y continúa luchando por la liberación de los prisioneros
de guerra. La nación para Edwin Cortés es mucho más compleja que los cinco
criterios propuestos por Stalin o la sugerencia de que es sólo el producto de la
imaginación burguesa. Para Edwin la nación puertorriqueña se reafirmó con la
campaña por la liberación de los prisioneros de guerra y nos señala: “Una cosa
interesante fue la excarcelación de nosotros en l999 y yo creo que eso empezó a
romper la idea de que los puertorriqueños aquí en Puerto Rico vean a los
puertorriqueños en EEUU como un mundo aparte. Cuando nosotros llegamos aquí,
nosotros fuimos bien recibidos por el pueblo puertorriqueño y, aunque nosotros, la
mayoría, fuimos criados allá en los EEUU y tuvimos problemas con el idioma y todo,
nosotros fuimos aceptados y, hasta el día de hoy, hemos sido aceptados por todos
los puertorriqueños en general.

Adolfo Matos Antongiorgi

Adolfo Matos Antongiorgi nació en Lajas, Puerto Rico en el 1950, hijo de un


picador de caña y trabajador agrícola emigrante y de ama de casa y costurera por
encargo. De acuerdo con Matos, él llega a Nueva York porque “mi padre emigraba
constantemente, casi todos los años, a las cosechas de tabaco, de tomate, que
había en los Estados Unidos. Eso era parte del supuesto proyecto Manos a la Obra
de, según tengo entendido, Muñoz Marín. Pero mi padre siempre regresaba, a él
no le gustaba el frío. A mi mamá sí le hubiese gustado quedarse por allá porque su
mamá, mi abuela, y sus tías vivían allá y entonces se convirtió en un ir y venir.

75
Cuando yo tenía 12 años el dueño de la finca le dijo a la familia que tenían que
comprar el solar o mudarse. Mi padre no tenía dinero, yo trabajaba brillando
zapatos los sábados y cosiendo por ajuste con mi mamá. Más adelante emigramos.
No fue hasta el julio 2 de 1966 cuando yo decido, transportarme a Nueva York,
tenía apenas 16 años y fui con propósitos de estudiar lo cual hice por dos años
hasta el 68, de allí en adelante pues me fui a trabajar”.
Recuerda Adolfo Matos que “marché en el 66, fui por 2 años a la escuela, en
el 68, después, trabajaba. Trabajaba con un abuelo mío en un restaurante francés,
imagínate, yo a la edad de 16 años pues fui a lavar platos allí, allí paraban la gran
cantidad de puertorriqueños que emigraban, pues allí le decían bambinos,
bambinos quiere decir un nene, ¿no? creo que en francés o en italiano. Luego, en el
70 yo me caso, aparte de que tuve otros encuentros, en las calles me recuerdo que
una vez me entregaron una hoja suelta para que rehusara ingresar en el ejército”.
Por medio de la familia de su esposa, oriunda de Ciales, conoce directamente a
Juan Antonio Corretjer y milita en el Comité por la Excarcelación de los 5
Nacionalistas Presos desde 1970 al 1979 aproximadamente. En este periodo Adolfo
Matos trabajó en la industria del servicio entre restaurantes y estacionamientos
públicos. Se forma intelectualmente por medio de su militancia política guiado por
Juan Antonio Corretjer, a quien considera su mentor.
Adolfo Matos considera que la comunidad puertorriqueña ha contribuido
directamente a la formación de la nación desde que Betances conspiraba por la
independencia de Puerto Rico en Nueva York y cuando a finales del siglo XIX los
boricuas en los rascacielos ondearon por primera vez la bandera patria. El
prisionero de guerra entiende que las actividades de las FALN contribuyeron a la
excarcelación de los nacionalistas en 1979 porque por medio de sus comunicados
exigían la libertad de Rafael Cancel, Lolita Lebrón, Irving Flores, Andrés Figueroa y
Oscar Collazo. En prisión Matos se cultivó como artista desde donde logró exponer
su obra en Puerto Rico y los EEUU. En 1987 publicó Entre Rejas y Alambrados un
manual sobre la elaboración del cobre y el tallado forzado de sus obras. La
contraportada del manual lo describe como un “jíbaro terminao” o en otras palabras
“self-made man”.

Ricardo Jiménez

De acuerdo con la biografía publicada por el Comité Nacional para la


Liberación de los Prisioneros de Guerra, Ricardo Jiménez nació en San Sebastián,
Puerto Rico y emigró a los EEUU desde su infancia. Fue alumno en la Escuela
Superior Tuley, activista estudiantil de ASPIRA y uno de los líderes que organizaron

76
las protestas en contra de las medidas racistas de la Junta de Educación que
culminaron con la fundación de la Escuela Superior Roberto Clemente en Chicago.
En este campus fue vicepresidente de su clase graduanda, miembro de la Sociedad
de Honor y el mejor estudiante de 1974.
Ingresó a la Universidad de Loyola, donde y militó en la Organización de
Estudiantes Latinoamericanos y participó del desarrollo del Programa de Estudios
Latinos que incluyó la primera clase de Historia de Puerto Rico. Graduado y
licenciado como farmacéutico, se integró de lleno a las luchas sociales de los
puertorriqueños en los EEUU. En la comunidad se destacó en las luchas contra el
tráfico de narcóticos y por la rehabilitación de los adictos. Participó en las
iniciativas de los residentes para frenar los proyectos de “gentrification” que
amenazaron con reducir y exterminar la comunidad puertorriqueña en el centro de
Chicago.
El 12 de septiembre de 1999 en Puerto Rico se conmemoraba el natalicio
de Pedro Albizu Campos en Tenerías, la humilde barriada donde nació el líder del
movimiento nacionalista. Mientras en la plaza de Tenerías cientos de personas
celebraban la excarcelación de los prisioneros de guerra, Tim Russert de NBC News
y David Broder del Washington Post entrevistan a Ricardo Jiménez en el programa
Meet the Press de la estación de televisión estadounidense NBC. Es evidente
Russert carece de buenos modales, Ricardo Jiménez le extiende un saludo que el
reportero ignora a propósito; la audiencia observa al distinguido puertorriqueño
mientras toma su lugar con elegancia para evitar la provocación. Parece que
Russert tienen la intención de castigar a su invitado en vez de entrevistarlo. Por
ejemplo, en la premisa introductoria dice que el Presidente Clinton indultó a los “11
terroristas puertorriqueños” a pesar de la controversia pública que esto causa e
implica que su excarcelación no es más que una gestión del presidente para
favorecer la candidatura de Hillary Clinton al Senado. Cuando Russert denomina a
los prisioneros políticos como terroristas está condenando de antemano sus
motivaciones y acciones sin que la entrevista concluya.
El reportero pregunta provocativamente “ Why did you commit those crimes?”
y Ricardo Jiménez responde: “We believe in Puerto Rican independence. That
Puerto Rican independence is a human right that has to be addressed. It is an
international crime that United States has maintained Puerto Rico in its colonial
status, and it refuses to recognize that condition that Puerto Rico is in. It is now to
1997 that the United States Congress has said that Puerto Rico is a colony. United
Nations has said Puerto Rico is a colony and, hopefully in 1997, when we also said
that we were participating in the democratic process, we see an initiative by the
United States to say that they will start dealing with the process of decolonizing
Puerto Rico.”

77
Continuando su línea de preguntas Russert cuestiona “If you, in fact, are part
of an organization, support of an organization that sets off 130 bombs, isn‟t there a
pretty strong possibility that innocent people are going to be hurt and killed?”
Ricardo Jiménez responde: “If precautions you know, I think all precautions were
taken, you know, to make sure that all human life was preserved. And in the end
the measures were not taken that were necessary by the people who owned those
establishments. And, no, we have never, never been in our objective to terrorize
people…But there‟s been an objective by the United States government to terrorize
the Puerto Rican nation. You terrorized Vieques day in and day out and have no
respect for us whatsoever during all these 60 years in the Roosevelt Naval Marine
Base of the world. You just do whatever you want, and then you want us—and you
never, never have respected us. You know, what we have in the situation here is
that all has to stop. We have to stop that. We have to come to a situation where we
are going to decolonize Puerto Rico and deal with the issue and deal with the issue
that the Puerto Rican nation wants to stop this and wants to go on with its life.”
Este intercambio fortaleció la imagen de los prisioneros políticos y de guerra
en la comunidad puertorriqueña y en la Isla porque subrayó el racismo que
caracteriza al reportero y a NBC. Además, le dio la oportunidad a Jiménez de
explicar contundentemente que las acciones de las FALN eran acciones políticas
anticoloniales. En la entrevista también mencionó la represión generalizada por
más de tres décadas y los asesinatos políticos adjudicados a las agencias de
inteligencia norteamericanas. Pero Russert ni siquiera toma nota de que si su
premisa es cierta, si el indulto de los presos puede ayudar a la elección de la Sra.
Clinton, quiere decir que los prisioneros políticos y de guerra cuentan con una base
de apoyo popular muy amplia capaz de vencer a los candidatos de la maquinaria
del Grand Old Party (GOP) en el estado de NY.
Ese mismo día, en horas de la tarde, llega Ricardo Jiménez a Puerto Rico, la
multitud que lo recibe enardece de orgullo ante la gallardía del ahora héroe
nacional, quien abraza a sus simpatizantes. Oscar Serrano, del diario Primera Hora
recogió las expresiones de Ricardo Jiménez, quien tan pronto pisó la tierra que lo
vio nacer dijo: “Ahora estoy lleno de gran fortaleza. La lucha no ha
terminado…Viva Puerto Rico Libre.” (Serrano 1999: 3A). En las dos fotos del diario
observamos a Ricardo Jiménez delgado, con sus brazos extendidos y una
muchedumbre entusiasmada que exclamaba “¡Ricardo valiente! ¡Tu pueblo está
presente!

78
Alicia Rodríguez

La primera semana de abril de 1995, la Federación Universitaria Pro


Independencia (FUPI) en el Recinto de Mayagüez recibe una carta de parte de Alicia
Rodríguez, en ese momento cumplía 15 años de prisión por alegadamente conspirar
para derrocar al gobierno de EEUU por la fuerza. En su carta Alicia recuerda que en
el 1976 intentó ingresar a la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, sin embargo,
se enfrentó a una serie de obstáculos al ser tratada como extranjera en su propia
tierra. La prisionera de guerra invita a los estudiantes a movilizar la enorme
cantera de recursos e información acumulados en la Universidad de Puerto Rico de
la misma forma que la facultad de Psicología en la UPR de Río Piedras publicara su
informe “Brutalidad, Violencia y Psicología: El Caso de Alejandrina Torres”. De
acuerdo con la prisionera de guerra, las autoridades cesaron las torturas contra
Alejandrina después de la publicación y difusión del informe.
El 4 de abril de 1995 el Comité Ejecutivo de la FUPI en la UPR- Mayagüez es
arrestado por pintar un mural que exige la liberación de los 15 presos por 15 años.
Los estudiantes resisten la detención hasta que llega la prensa y de esta forma su
mural llega a las casas de miles de puertorriqueños en la tarde, mientras cenan
mirando las telenoticias nacionales. La carta de Alicia circula por todo el Recinto
Universitario de Mayagüez mientras, simultáneamente, se expone Transfixiones,
parte de la obra de Elizam Escobar, en la galería de la Facultad de Humanidades y
en el Centro de Estudiantes la banda Borikén agrupa a cientos de estudiantes en un
acto que conmemora la captura de los presos políticos y de guerra y demanda su
pronta excarcelación. Las letras y el abrazo de Alicia escaparon la prisión de
Dwight, Illinois y se reparten entre los estudiantes de la UPR.
Alicia Rodríguez nació en Chicago, Illinois en 1953, sus padres emigraron de
Las Marías, Puerto Rico, un pequeño municipio cafetalero en el noroeste de la Isla
Grande. Su padre pasó de agricultor a trabajador industrial y su madre de ama de
casa a servidora pública. Llegaron a Chicago siguiendo una cadena de parientes del
mismo municipio o procedentes de NYC, como la mayoría de los puertorriqueños.
Desde temprano en su infancia notó el discrimen racial en las escuelas públicas y
privadas de EEUU. En el 1972 ingresó a la Universidad de Illinois en Chicago
después de haber cursado un par de años en un “Junior College” donde define su
interés por la biología y las ciencias naturales.
Alicia considera que desde niña tuvo que enfrentar el discrimen. Mientras
cursaba primer grado en la Escuela Católica la maestra, quien también era monja,
la envió al final del salón para aislarla del resto del grupo. Para la prisionera
liberada “cada niño que entra a un salón tiene derecho a participar de todas las

79
actividades”. Recuerda que su madre la cambió de escuela y la nueva maestra,
que era un gran ser humano, la puso justo en su frente y le dio la oportunidad de
participar en todas las actividades. Gracias a lo aprendido por estas experiencias,
cuando llegó a la Universidad de Illinois en Chicago la joven estudiante notó que el
currículo de estudios no incluía cursos sobre la realidad política y económica de los
mejicanos y los puertorriqueños, quienes dominaban el círculo de alumnos latinos
en el campus. En este momento Alicia se inicia en la organización de las protestas
de la toma del edifico de la administración que culminó con la creación del
Programa de Estudios Latinoamericanos.
Alicia recuerda que se identificó con la lucha de los vietnamitas en contra de
la violencia del imperialismo norteamericano, violencia que ella también
presenciaba en su comunidad cuando los “landlords” y la policía abusaban de su
poder en contra de los puertorriqueños, los latinos y los negros pobres y
trabajadores. Como estudiante universitaria se solidarizó con la lucha en contra del
racismo y de la brutalidad policíaca. Alicia fue testigo de la represión generalizada
de los “red squad” de la Policía de Chicago y del asesinato político del joven Fred
Hamton que sufrieron los “Black Panthers” en Chicago. Es en medio de esta tensa
situación política que la joven inicia su militancia clandestina, pasando de la lucha
comunitaria y estudiantil al anonimato y la lucha armada.
Cuando entrevisté a Alicia Rodríguez ésta recordó el día de su arresto:
“Primero arrestaron a Luis Rosa y a mí. Nos llevan al cuartel. Entonces a la media
hora llegan nueve más que fueron Carlos Alberto Torres, Haydée Beltrán, Carmen
Valentín, Dylcia Pagán, Elizam Escobar, Ricardo Jiménez, Ida Luz Rodríguez y
Alfredo Méndez. A Luis y a mí nos arrestaron como a las tres de la tarde y pa‟las
tres y media entró el segundo grupo. Entonces a nosotros dos en la corte estatal
nos ponen cargos de...lo voy a decir en inglés para que me salga un poquito más…
we were charged with armed robery, stolen vehicles, and um… possession of arms.
Entonces el otro grupo de los nueve que fueron arrestados media hora… que entran
media hora después de nosotros ellos fueron sentenciados con conspiración de
armed robery. A Luis y a mí nos condenan, a mí me dieron treinta y un años y a
Luis Rosa le dan treinta.” Entre las personas arrestadas se encuentra su hermana
también conocida como Lucy Rodríguez, algunos vecinos y compañeros de lucha en
Chicago. En ese momento las autoridades estatales no sabían que estaban
arrestando a un grupo de guerrilleros anticoloniales.
Alicia fue arrestada junto a Luis Rosa porque los confundieron con un grupo
de militantes iraníes. En la corte local de Evanston en Cook County, los acusan de
posesión ilegal de armas y otros cargos relacionados con conspiración sediciosa.
Cuando el FBI descubre que han arrestado algunos miembros de las FALN se
apresuran para capturar a todos los sospechosos. Las mujeres son aisladas en la

80
enfermería de la Correccional sin derecho a comunicarse con sus abogados o
familia. Al filo de la semana, cuando el evento cobra importancia a nivel nacional,
las envían a la Ciudad de Chicago donde finalmente se podrán reunir con Juan
Antonio Corretjer en carácter de consejero de los prisioneros de guerra. En esta
conferencia acuerdan declararse prisioneros de guerra, no reconocer la
competencia del tribunal norteamericano y exigir un proceso en una corte
internacional imparcial.
Alicia recuerda que la mañana en que comenzaron las vistas del tribunal
estatal para fijar causa probable pudo tomar la mano de Luis Rosa, a quien no veía
hace más de una semana, cuando llegaron a la sala saludaron a la audiencia que
los apoyaba exclamando ¡Viva Puerto Rico Libre! Alicia y Luis Rosa entienden que
no deben presentarse al proceso del tribunal local. Los alguaciles empujan
violentamente a los jóvenes frente al estrado del juez, quien ordena que amarren a
Luis Rosa y amordacen a la joven mujer. Alicia recuerda que “me arrastran por la
cabeza…puedo ver a Luis descalzo mientras cuatro guardias lo levantan”. El Juez
permitió que la prensa presenciara la vista y ambos jóvenes se declaran prisioneros
de guerra afirmando que la ONU ha propuesto en su resolución 2621(XXV) que
aquéllas personas que luchen en contra del crimen del colonialismo están
amparados por el derecho el internacional y la Convención de Ginebra de 1949.
Con el fin de explicar su posición como prisionera de guerra Alicia nos refiere
a la Petición que enviaron a la ONU después de ser capturados en 1980. En este
documento notamos que las FALN demostraron una línea de acción anticolonial. En
su Petición a la ONU, su Secretario General, Comité de Descolonización y Comisión
de Derechos Humanos alegaron desde una perspectiva histórica y jurídica que el
pueblo puertorriqueño tiene el derecho inalienable a su autodeterminación, a la
preservación de su personalidad cultural y a la protección de sus recursos
naturales. Los once prisioneros de guerra que suscriben la Petición por medio del
Comité Nacional para la Liberación de los Prisioneros de Guerra reafirman su papel
como luchadores anticoloniales y exigen que su caso de dilucide en un foro
internacional competente. Esta Petición está acompañada por un compendio de los
comunicados de las FALN y otras organizaciones clandestinas para evidenciar que
las militantes pertenecen a un movimiento de liberación nacional que
sistemáticamente se adjudican sus acciones para exigir la libre determinación del
pueblo puertorriqueño.
Alicia fue una de las mas jóvenes combatientes arrestadas en el grupo de las
FALN después de estar encarcelada por 20 años me dijo: “Mi mamá me enseñó a
ser una mujer independiente. Independiente en el sentido de no tener el temor de
actuar, de no tener el temor de actuar si tú sientes, tú sabes, que es el momento

81
propicio para actuar. Mami me lo enseñó, me lo enseñó a través de sus ejemplos,
de su forma de pensar y su forma de actuar.”

Ida Luz Rodríguez

Es la hermana mayor de Alicia Rodríguez, nació en Las Marías, Puerto Rico.


Su familia emigró a los EEUU cuando Ida Luz tenía dos años, se crió en el seno de
una familia obrera, su padre trabador industrial y su madre servidora pública.
Estudió en la Universidad de Illinois en Chicago y en Northeastern University, donde
se destacó como líder estudiantil y completó su Bachillerato en Artes en psicología y
sociología. Trabajó en la Escuela Superior Puertorriqueña y con la Environmental
Protection Agency (EPA) en los EEUU; laboró en el sistema de salud de Chicago y
en uno de los hospitales nota el discrimen directo en contra de la comunidad
puertorriqueña.
Las autoridades coloniales metropolitanas comenzaron a perseguir a Ida Luz
desde 1976; a partir de este momento, junto a su compañero y su hijo Damián, se
sumerge en la lucha totalmente subterránea en los EEUU. El 4 de abril de 1980 es
arrestada en Evaston, Illinois junto a otros militantes de las FALN. En el 1995
publica una carta desde la prisión donde señala: “En nuestro caso nuestros
pensamientos y acciones tienen consecuencias que van mucho mas allá de la esfera
personal…Por ejemplo, nosotros ni fuimos, no somos criminales. El movimiento
puertorriqueño no es un crimen. Nosotros fuimos y seguimos motivados por una
gran responsabilidad por la liberación. Creo que cuando cumplimos con esa
responsabilidad sentimos crecimiento personal y libertad…El colonialismo es un
crimen y tiene que terminar.” Esta carta publicada por el Comité Nacional Pro
Libertad de los PP y PG recoge con fuerza el compromiso de la prisionera de guerra
que a ese momento llevaba 15 años encarcelada y cuando tuvo la oportunidad
siempre la aprovechó para invitar a su audiencia a continuar luchando.
La periodista Mari Mari-Narváez tuvo la oportunidad de entrevistar a Ida Luz
en febrero de 2000 para el semanario Claridad. En esta entrevista Ida Luz
agradece la generosidad y el cariño del pueblo puertorriqueño, demostrado en cada
intercambio solidario que ha recibido desde que fue liberada. Para Ida Luz, el
afecto que se encuentra todos los días en las calles valida su sacrifico y comprueba
que su pueblo nunca la consideró como una criminal y que comprendió sus
motivaciones políticas. De hecho, señala que algunos puertorriqueños le
planteaban que si el pueblo logró la excarcelación de los prisioneros de guerra
también tendrían éxito en la liberación de Vieques.

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Carmen Valentín

Carmen Valentín nació en Arecibo en 1946, emigró a los EEUU cuando tenía
diez años. En una nota autobiográfica indica que asistió a diferentes escuelas
católicas. Obtuvo un Bachillerato en Artes en idiomas de la Universidad de
Northeastern de Illinois en Chicago y una Maestría en Administración y Consejería
de Roosevelt University. Cuando fue capturada en 1980 ya había completado todos
los cursos de su doctorado y se preparaba para cumplir con los demás requisitos.
En la nota autobiográfica que publicó desde prisión, reproducida por la
Editorial Coquí del Comité Nacional, indica que se formó políticamente estudiando
con afán y en su lucha cotidiana por mejorar las condiciones de vida de su gente.
Como educadora entiende que su mayor responsabilidad fue enseñarles a los
estudiantes su historia, luchar contra el colonialismo y el racismo. En la comunidad
se comprometió con el desarrollo de instituciones culturales y educativas para las
personas que no tenían educación formal.
Trabajó como maestra en la Escuela Superior de Tuley, donde se destacó
por demandar programas de educación bilingüe y de historia de Puerto Rico para
sus estudiantes. Desarrolló varios programas educativos en la YMCA, fundó el
Centro de Tutorías Bilingüe José de Diego y formó parte de la Junta de Directores
de ASPIRA en Chicago. En la Universidad se solidarizó con los estudiantes iraníes
en contra de la represión del régimen del Sha y de las agencias norteamericanas.
Fue admitida y estudiaba en el programa graduado de educación de Loyola
University cuando la arrestaron el 4 de abril de 1980.
En nuestra entrevista me indico que “empecé a dar clases en la escuela de
Chicago que ahora se llama Roberto Clemente. Pues allí empecé a ver los
problemas que había, verdad, como que empecé a enfocar tanto problema que
había en la escuela con los estudiantes puertorriqueños. Se estaban dando de baja
un porcentaje de setenta por ciento de “drop out”. Los maestros eran todos
americanos. No había ni un curso de historia de Puerto Rico. Yo iba mucho a las
reuniones del Partido Socialista Puertorriqueño que las hacían en un cuartito, en un
“basement” entonces empezaron a hablar de colonialismo, de los problemas de los
puertorriqueños y la división que había en la comunidad. Entonces, como que
empecé a darme cuenta que el problema era más allá...en ese momento, cuando
empecé a dar clases del 1972 a 1974 esa escuela fue uno de los centros de más
militancia. Organizamos un Consejo de Padres, Maestros, Estudiantes y miembros
de la comunidad, y empezamos a identificar problemas y a exigir cambios.”
Podemos notar que la escuela Roberto Clemente se convirtió en el eje del activismo

83
nacionalista y revolucionario que permitió organizar a la comunidad en la defensa
de sus derechos por una mejor educación, salud y seguridad en la ciudad de
Chicago.
Después de casi dos décadas de encarcelamiento Carmen Valentín entiende
que el Presidente Clinton tuvo que liberar a la mayoría de los prisioneros de guerra
gracias a la campaña por la excarcelación. Me indicó que no esperaba una
bienvenida tan grande del pueblo puertorriqueño en la entrevista confesó “Cuando
yo llegué y había tanta gente esperándonos y con ese amor tan grande, porque se
palpaba, ese nacionalismo, ese amor de verdad. No a mí como persona, sino por lo
que ellos entienden que yo represento. Porque para querer a una persona uno la
tiene que conocer bien, verdad. Pero note que su amor era para esa persona que
defendió esta tierra por eso nos recibieron con tanto orgullo, con tanto amor.
Entonces en ese momento cuando nos sacaban para al saludar al pueblo era como
un encuentro con todo ese amor y con todo ese pueblo y su fervor patriótico. Me
daban escalofríos porque yo nunca me había sentido así, fue una bienvenida
mágica.”
Xiomara Acuña, periodista del semanario Claridad, entrevistó en noviembre
de 1999 a Carmen Valentín en Puerto Rico. La educadora y prisionera de guerra
liberada señaló en la entrevista: “Uno viene aquí y recibe tanto amor. Ves tanta
consciencia nacional que hay en estos tiempos. No puedo describir la generosidad
de la gente. Yo esperaba que iba a ser sólo el primer día, pero me equivoqué.
Dondequiera que voy hay tanto amor y se ve que es tan genuino, les sale del
corazón, con lágrimas, con escalofríos.” (Acuña, 2000: 23).
Tuve la oportunidad de conocer a Carmen Valentín en la conmemoración
anual del Grito de Lares en el año 2004, cinco años después de su excarcelación
todavía la gente la rodea para estrecharle un abrazo, regalarle unos versos y tomar
su mano. Cuando nos poníamos de acuerdo para conocer su historia de vida viajó
a Chicago para atender a su nieta enferma; nuestra entrevista quedó pospuesta.
En el próximo capítulo de este texto examinaré la relación entre los productos
culturales intelectuales y el nacionalismo revolucionario; veremos cómo una de las
obras de literatura que examinamos se asemeja a las experiencias de Carmen
Valentín, aunque ésta y la autora del relato, Magali García Ramis, no se conocieran.
Las contribuciones de ambas marchan juntas en la historia de la formación de la
nacionalidad puertorriqueña y del papel de la mujer en la lucha armada y
clandestina.

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Dylcia Pagán

Nació el 15 de octubre de 1946 en la ciudad de Nueva York, se crió en East


Harlem junto a sus padres Delia y Sebastián, ella ama de casa y él maestro
plomero. En la entrevista comienza narrando que nació en el controversial Lincoln
Hospital del Sur del Bronx, el mismo que las autoridades utilizaran para esterilizar
de forma masiva a las mujeres negras puertorriqueñas hasta la década del 1960.
Su padre es oriundo de Yauco, pueblo en el suroeste de Puerto Rico. Desde muy
pequeña éste le narraba las hazañas del PN a la hora de acostarse a dormir y su
madre, de Guánica, era la activista de la familia. A los cinco años su madrina le
regala la matrícula en la escuela de ballet y uno años más tarde concursa en el
programa de televisión “Children Tour” del canal 4 de NBC. A partir de su
“performance” es invitada a muchas actividades de los Clubes Sociales
Puertorriqueños en NYC. Dylcia recuerda que el Club de los Yaucanos estaba entre
las calles 106 y 108 y los emigrantes organizaban sus clubes por municipios.
La quinceañera Dylcia Pagán enseñaba ballet en la comunidad a otras niñas
que no podían costear una escuela de baile profesional y va desarrollando destrezas
de liderato entre sus vecinos. A los 18 años queda huérfana y comienza a trabajar
como organizadora comunitaria en “El Barrio” para el Community Development
Agency en NYC donde realiza encuestas, estudia los problemas sociales
directamente y busca alternativas para atender las necesidades de los vecinos.
Además de su trabajo remunerado como organizadora, se involucra
voluntariamente en las campañas para registrar electores y promover otros
derechos civiles. Los problemas sociales que enfrenta la comunidad radicalizan su
participación en el movimiento comunitario y comienza a organizar huelgas de
renta y la toma y rehabilitación de edificios abandonados.
Dylcia recuerda que aproximadamente para el 1967: “…habían cuatro cuadras
de vivienda que estaban abandonadas, entonces nos hicimos una investigación y
encontramos el dueño y llegamos, luchamos como un año y medio, pero
organizamos casa por casa y le picamos cuatro cuadras. Una fundación vino y hoy
día, todas esas casas, la gente son dueños de su apartamento” Dylcia nos indica
que los funcionarios del Partido Demócrata comienzan a reclutarla: “En ese proceso
mío, de mis actividades comunitarias, nos damos cuenta de que vamos a hacer
unos cambios en el Partido Demócrata, que se llama el mecanismo electoral, The
Regular Democratic Party; yo decido que quiero ser District Leader y allí aprendo lo
que es el proceso electoral. Y yo, ¡uff!, chacho a mí, a mí me ofrecieron mundo y
Raymundo, no tenía que ir a la escuela, coger los exámenes de leyes, me
ofrecieron la beca y to‟ los gringos ricos, y yo me acuerdo que yo me senté con mi
compañero y le dije: ¿mira y qué tú quieres hacer? Y dice: mira, ¿tú sabes qué? Si

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yo acepto esto, es como vender mi alma a esos gringos, porque en esa época
nosotros no teníamos un mecanismo como hoy existe, hoy día.”
En 1966 presencia la brutalidad policíaca que comenzó con el asesinato de un
joven entre Segunda y Tercera Avenida y que terminó con el motín de todo “El
Barrio”. Para el 1969 la joven comienza a sentirse más identificada con las
protestas de los Young Lords y su campaña de afirmación nacionalista “Despierta
Boricua Defiende lo Tuyo” similar a la consigna “Black is Beautiful”. Dylcia fue una
de las militantes que participaron de la toma de la Iglesia organizada por los Young
Lords en NY para ofrecer servicios a la Comunidad. Sobre la segunda toma de la
Iglesia nos señala: “En ese momento los Lord se establecen en la 111. Decidimos
que la Unión Estudiantil Boricua era el mecanismo donde los estudiantes íbamos a
educarlos para que ellos pudieran regresar a sus comunidades y con sus
enseñanzas académicas regresar a sus comunidades para mejorar donde ellos
viven. En todo ese tiempo yo fui maestra también durante el verano. Ya estábamos
hablando del 70. ¿Cómo era el nombre de la iglesia ésa? Yo creo que The Peoples
Church [...] Yo siempre he estado envuelta en diferentes tipos de iniciativas
artísticas. Y conozco todos lo poetas. Pedro Pietri, Papo Meléndez, Sandra María
Esteves, y cuando cogen la iglesia por segunda vez yo llego por la mañana y el
padre me dice: “Vete abajo que tú eres jefe de seguridad en el “basement” y
estuve once días y me arrestaron y entonces ese año yo hice la actividad en la
celebración de despedida del año donde Pedro Pietri hace el obituario, por primera
vez públicamente.”
En ese momento ingresa a Brooklyn Community College para continuar sus
estudios; allí nota que la Administración está manipulando la Asociación de Estudios
Puertorriqueños y organiza la toma del edifico del Rector para exigir que se respete
la independencia de la asociación de estudiantes y que se establezca el programa
de puertorriqueños. Como parte de esa lucha la administración tiene que reclutar
varios profesores puertorriqueños como el Dr. Luis Nieves Falcón, instructor
visitante del Programa. Por medio de las conferencias del Dr. Nieves Falcón, Dylcia
estudia a Fanón y la historia de Puerto Rico. Como parte de la lucha estudiantil
Dylcia conoce a William Guillermo Morales, padre de su hijo que sería criado en el
clandestinaje.
En 1969 Dylcia es una de las organizadoras del Puerto Rican Media and Action
Center que en una protesta toma control del telemaratón de Public Broadcasting
System (PBS) para exigir que se produzcan programas de televisión que reflejen la
realidad puertorriqueña sin prejuicios raciales. Como resultado de la negociación
con PBS surge la serie “Realidades”; Dylcia Pagán fue productora asociada de ocho
de los programas. Entre ellos se distinguen un episodio crítico del sistema de
justicia criminal de los EEUU y “Fiesta Boricua” episodio que presenta por primera

86
vez en la televisión Americana a los Pleneros de la 110, Ray Barreto, Willie Colón y
Héctor Lavoe, entre otros.
Cuando termina su trabajo en los medios de NYC se traslada al norte, Dylcia
nos señala: “Estuve del 75 al 77 en Boston. Entro a trabajar con los compañeros
más allá que movimiento independentista apoyando siempre. Este regreso pa‟ NY
trajo pa‟ CBS un programa que se llama Channel to the People. Mis convicciones de
mi política siempre han sido que siempre he pensado que Puerto Rico debe ser
libre, soberano. Me considero socialista porque creo que no hay forma del pueblo
sobrevivir [si no] es con una colectividad de las cosas que existen para que todo el
mundo pueda disfrutar. Y llegó un momento dado donde yo hice una decisión: ¡creo
en lo que creo o no creo en lo que no creo! No me voy a decir cuándo fue ni cuando
hice mi determinación: que yo pensaba que en esos momentos históricos la lucha
armada, la guerrilla cubana, era lo que iba a venir hasta el campo a los ojos de
nuestra gente. Con acciones político militares es que siempre tenemos conciencia.
[...] Yo creo que es posible que la gente entienda que una acción político militar es
algo que se planifica [...] las personas que participaron en la lucha armada nunca
fueron gente loca y que, al contrario, gente muy inteligente, que siempre el proceso
de esas acciones siempre fueron evaluadas para que nunca hubiera ningún riesgo al
público individual. [...] William Morales tiene su accidente, nosotros somos
compañeros, me llama Jean, mi hijo tenía dos meses, yo tenía dos meses de
embarazo, [William] se escapa, yo tenía ya 3 meses, yo decidí no regresar acá en
buen tiempo y me arrestan el 4 de abril del 80.”
Para Dylcia la vida clandestina no tiene nada de romántico. Recuerda que
tenía que sobrevivir con una firme disciplina sin relacionarse con amigos y colegas y
la escasez y pobreza de esa vida junto a su hijo, separada de su compañero, quien
logró escapar a México. Pero nos indica que: “no es fácil vivir en el clandestinaje,
pero tampoco es fácil vivir la vida común que vivimos aquí comiendo mierda todos
los días. Así es que uno determina no ir al “beauty parlor” una vez al mes, no poder
ir a comprarme la ropa, no ver a mis amistades, pero tenía a mi hijo y estaba con
mis compañeros de lucha y eso para mí, en ese momento dado era más importante
que mi vida”. Para Dylcia, la mujer siempre ha jugado un papel preponderante en
la lucha por la liberación nacional, considera que la lucha de las mujeres va más
allá de quitarse el “brassière”, que la igualdad se alcanza trabajando al mismo nivel
que los hombres.
Pero como dice la canción, todo tiene su final…Dylcia es una de las prisioneras
de guerra más queridas por el pueblo puertorriqueño, cinco años después de su
liberación todavía la gente la abraza con respeto y cariño. Celebró su primer
cumpleaños en libertad en el Festival del semanario Claridad, acompañada de
18,000 espectadores, donde bailó y cantó Andy Montañés, uno de los salseros de la

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mata más comprometidos con la lucha por la liberación nacional. En 1999 PBS
trasmitió The Double Life of Ernesto Gómez, filme que documenta la separación de
su madre y la vida clandestina de William Guillermo, el hijo de Dylcia criado en
México por una familia progresista. En Puerto Rico los productores de Prohibido
Olvidar, programa semanal trasmitido por la Corporación para la Difusión Pública,
produjeron y publicaron un episodio dedicado a Dylcia Pagán que recoge buena
parte de su historia como activista, mujer, madre y prisionera de guerra de las
FALN.

Liberados en Chicago

Hasta el momento no he tenido la oportunidad de entrevistar a los prisioneros


Alberto Rodríguez y Alejandrina Torres, quienes después de ser liberados en el
1999 se establecieron en Chicago, Illinois. Además, aún permanecen encarcelados
Oscar López y Carlos Alberto Torres, considerados líderes del FALN. También se
encuentra en prisión Haydée Beltrán, esposa de Carlos Alberto Torres, quien fue
separada del grupo desde su captura. Sin embargo, gracias a la literatura publicada
por la campaña por la liberación podemos acercarnos a la historia de ellos por
medio de unas notas biográficas escritas por Alberto Rodríguez y editadas por la
Division of the American Missionary Association de la United Church Board for
Homeland Ministries en el 1999.

Alberto Rodríguez

Alberto Rodríguez nació en el Bronx, New York, en 1953 y se crió en Chicago.


En las escuelas públicas de EEUU luchó contra el discrimen contra los estudiantes
latinos, en su juventud tuvo conocimiento sobre los cinco nacionalistas presos y
simpatizó con los Panteras Negras. Estudió en la Universidad de Illinois desde 1972
hasta 1976 donde luchó por que se estableciera el Programa de Estudios
Latinoamericanos. Trabajó en el diseño de programas para promover que los
trabajadores continuaran estudios universitarios y antes de ser arrestado en 1983
laboraba como consejero académico en la Universidad de Northeastern.
La periodista Cándida Cotto del semanario Claridad tuvo la oportunidad de
entrevistar a Alberto Rodríguez en los EEUU en enero del 2000. Cuando lo
excarcelaron en septiembre de 1999, decidió residir en Chicago junto a sus dos
hijos y su familia extendida. A los tres meses de estar en libertad las autoridades
coloniales metropolitanas, por medio del Departamento de Justicia, le prohibieron

88
por escrito hacer expresiones públicas en contra del gobierno de los EEUU.
Además, su oficial de probatoria le exige que informe quiénes participan de los
actos públicos y los temas de las actividades (Cotto: 2000).

Alejandrina Torres

Alejandrina Torres nació en San Lorenzo, Puerto Rico en 1939. Tuvo nueve
hermanos, su madre fue obrera en una fabrica de tabaco, cuando ésta enfermó su
hermana mayor cuidó a toda la familia. En 1950, a los once años, emigró junto a
su familia a los EEUU. En Nueva York residía su hermana y sus hermanos
trabajaban en las fincas de Illinois. A los 14 años Alejandrina comenzó a trabajar
voluntariamente en una agencia de Servicios Sociales no gubernamental de su
comunidad. Desde que se graduó de Escuela Superior hasta el 1963 laboró como
secretaria de la Memorial Church. Cuando se mudó a Chicago en 1963 trabajó en
el Departamento de Bienestar Público del Estado.
En 1964 contrae matrimonio con el Rev. José A. Torres, y junto a él se
encarga de criar a sus tres hijos. Fue maestra y fundadora de la Escuela Superior
Puertorriqueña en Chicago. En el 1977 organizó diversos talleres educativos y la
Clínica de Salud Betances para la comunidad. Es miembro de la Primera Iglesia
Congregacional de Chicago y es la madre de crianza del prisionero de guerra Carlos
Alberto Torres. Antes de ser arrestada en 1983 trabajó como secretaria del Centro
Médico de la Universidad de Illinois.
Cándida Cotto la entrevistó en su casa junto a su esposo en Chicago. Gracias
a su entrevista sabemos que Alejandrina se ha integrado a las actividades religiosas
de la iglesia y trabaja en un jardín organizado por la comunidad. Sus actividades
se encuentran severamente limitadas por las órdenes del Departamento de Justicia
Federal, que le ha negado hasta visitar a su familia en Nueva York, y siempre debe
informar previamente sus salidas fuera del estado de Illinois (Cotto 2000).

Juan Segarra Palmer

Juan Segarra Palmer, de los Macheteros, cumplió 19 años encarcelado y fue


liberado en 2004. Segarra Palmer nació el 6 de marzo de 1950 en San Juan,
Puerto Rico. Su padre fue un prominente abogado litigante y su madre renunció a
su profesión como traductora para trabajar en el cuidado de los niños y su casa. Se
crió entre el Condado y Santurce. En 1965, a los catorce años de edad y en plena
lucha por su independencia personal ingresa a la escuela preparatoria Anover en

89
Massachussets. A pesar de disfrutar de la educación privilegiada del internado
también choca con las actitudes racistas de algunos estudiantes que le llaman
“spik” lo cual provoca su primera trifulca en tierras extrañas. En su último año se
concentra en los estudios sociales y trabaja voluntariamente en la comunidad como
tutor de otros estudiantes fuera del internado.
Segarra Palmer nos relata “Yo estaba cogiendo tres cursos de historia.
Además de la de EEUU, estaba cogiendo Historia de Asia y Relaciones
Internacionales y el profesor dijo: Oye, ¿por qué tú, en vez del examen final, no
escribes una monografía, un temp paper… sobre la Guerra Hispano-Americana? Y
yo le dije: Ah bueno [...] Me entusiasmó la idea en parte porque me sonaba algo
interesante y más porque me ofrecían la oportunidad para salir del campus. Las
reglas de este internado eran que tú no puedes salir del campus excepto los
sábados, por una hora podías ir al pueblo, podías ir más allá del pueblo y eso me
permitía ir a Cambridge en Boston, a meterme en la Universidad a hacer la
investigación. Entonces eso me daba, como quien dice, un pase para poder ir,
montarme en la guagua, venir y pasar el día en Cambridge. Total era pa‟ meterme
en un cubículo en la biblioteca…Sentía esa libertad y me metí en la Biblioteca a
investigar el récord congresional y entonces, al leer todo ese debate... el debate
congresional es la decisión de irse a la guerra o no, de invadir, de asimilarlos, de
tomar como posesión Filipinas, Cuba y Puerto Rico y entonces... En aquel entonces
había una onda antiimperialista muy fuerte, eso fue un debate bien grande y
algunos de los gobernadores más famosos del país estaban en el congreso y
asumían la defensa del punto de vista antiimperialista. William Jennings Bryan y
gente así hacían una defensa muy elocuente donde se mostraba una tradición a tu
historia, etc., etc., etc. y otros, pues, lo planteaban desde un punto de vista racista.
¿Cómo vamos a cooperar con tos‟ estos negros?, toda esa gente se preocupaba
mucho más por la vertiente China y Filipina porque estaban incorporando Filipinas.
Otro decía: No... Entonces estaban a favor del debate y se veía todo el punto de
vista puramente imperialista o mercantilista de aquel entonces, de mira tenemos
que meternos allí porque si no, no vamos a poner un pie en China porque los otros
países nos tienen la ventaja y ésta es la forma de llegar a ese mercado. Y si le
podemos vender un... No estábamos hablando de Coca Cola, sino que si podemos
venderle una vela a cada chino pues eso representa un montón. Y entonces pues,
Puerto Rico cae en ese debate como la ñapa. Y yo decía ¡WOW! ¿Qué es esto? Tú
sabes, bien denigrante. Yo decía “oye pero esta gente... están cabrones” Y eso me
abrió los ojos a toda la perspectiva que yo desconocía y me llevó a estar bien
abierto al discurso independentista. Cuando entré a la Universidad el próximo
semestre, [...] pues allí empiezo a estudiar ya como parte de la cuestión de la
teoría del desarrollo los escritos de Antonio González, de Rubén Berríos y todo ese

90
tipo de literatura, y digo „coño, la independencia es la opción para el desarrollo
económico del país‟.”
En el 1969 Segarra Palmer ingresa con una beca a la Escuela de Gobierno de
Harvard, toma los exámenes para convalidar el primer año de cursos básicos y
entra al currículo de segundo año aunque se hospeda con los estudiantes de nuevo
ingreso. Un año más adelante el movimiento pacifista antiimperialista colma todas
las manifestaciones estudiantiles en su universidad, desde su hospedaje observa la
toma del edificio de la administración. Segarra Palmer recuerda pensar “la
violencia no era la forma de resolver los conflictos y entonces cuando vi la represión
que se generó por parte de la administración hacia los que tomaron el edificio, pues
entonces me dije „espérate‟ entonces me radicalicé en un sentido. Entonces me dije
[que] la única forma de bregar con esta gente es respondiendo a la violencia con
más violencia y, número dos, hay que cuidarse, uno no puede estar dando mucha
cara porque los riesgos son muy grandes. Hay que buscar otras opciones... y a mí
me cortaron la beca que tenía”. Segarra Palmer solicita un permiso para estudiar
en el Centro de Investigación de Iván Illich, el jesuita marxista, en Cuernavaca,
México, donde entra en contacto con otros activistas socialistas latinoamericanos.
Un par de años más adelante regresará a EEUU donde trabajará como traductor en
los tribunales y en servicios sociales para sufragar sus gastos de estudio y terminar
su grado.
En el verano de 1972 conoce en la playa un grupo de activistas del Comité
de Solidaridad de Puerto Rico que repartían propaganda a los jóvenes. Segarra
Palmer nos indica que “me enamoro de una de las participantes, Selena, que
estaba afiliada a los Black Panthers, entonces decido irme a Nueva York a ver si me
integraba a los Young Lords, [...] entonces eso hice. Cuando llego allá, ella me
planteaba: “mira, si estás en los Young Lords te vas a quemar políticamente, vas a
estar en la mirilla, mejor empieza a asumir el low profile, que una persona como tú
puede ser bien útil, [...] y ella estaba ya afiliada a los que estaban del brazo
clandestino de los Black Panthers y empecé ya a acercarme a esa fase del
movimiento clandestino”.
Juan Segarra Palmer ¿cómo tú describes a la nación puertorriqueña?,
inquiero. “Yo no podría definirla, o sea, estoy tan consciente de que hay diferentes
perspectivas y he escuchado los que estamos acá vs. los que están en Nueva York,
pero habiendo vivido la experiencia que he vivido en los EEUU, habiéndome sentido
más puertorriqueño cuando estuve en EEUU precisamente porque allí, allí hablar
español es decir que eres puertorriqueño, es un acto de afirmación y tienes que
bandearte; y luchar contra la discriminación es otro acto de afirmación que hace
sentirse a uno más orgulloso. Claro, entonces, [por] que uno haya perdido ciertos
atributos o cualidades, pudieran otros puertorriqueños decir: “Si no tienes estas

91
cualidades eres menos puertorriqueño”, pues eso duele. Y yo puedo claramente
comprender cuando una persona que le digan algo, „porque tú lo que hablas es
Spanglish‟ o „ya tú no hablas español casi‟ o „hablas el broken Spanish‟ u otra
característica que se le puede atribuir, que muchos de ellos no son puramente
elementos que pudiéramos llamar positivos culturales, podríamos decir, como el
idioma que se pueda entender, porque es algo muy central normalmente. Es algo
bien central de la identidad nacional, pero no se puede tapar el cielo con la mano y
alegar que no hay un elemento racista por el medio de pensar na‟ más en los
nuyorican -- a falta de otro término -- como que son más oscuritos, son más de la
calle, o son más... tú sabes to‟ esa cuestión ¿no?, que existe y que inclusive tengo
ahora entendido, (no sé porque no he podido vivir esa experiencia), que gran parte
de la migración nuestra ahora, pues, es de profesionales, ¿ok?, que no es de los
que tuvieron que subir desde abajo, aun así enfrentan el discrimen y eso, pero
entran ya con toda una serie de ventajas. Entran más educados y entran a un lugar
donde ya hay tres generaciones de puertorriqueños que han tenido que fajarse, que
han tenido que formar gangas pa‟ defenderse, y ya entrar en un espacio donde hay
representantes políticos electos, donde están ubicados en empresas donde tú, si
quieres trabajar en una compañía con uno grande pues hay alguno que trabaja allí
que es puertorriqueño, pues, te consigue una entrevista o a alguien que te conozca.
Todo lo que sabemos que son la red de apoyo. Entonces, al no tener que haber
sufrido tanto y haber, tal vez, recibido un poco más, (no digo bandeja de plata
porque nosotros no hemos tenido la feliz experiencia que reciben muchas veces...
ha recibido otra migración que, digamos la cubana, para dar un ejemplo, [...]
aunque algunos de ellos son sufridos, no voy a quitar la parte, pero nada). Hay
tantos factores y pienso que de por sí, no sólo el concepto sino la realidad, una
cosa es el concepto y otra es la realidad de una nación. Es como todo en la vida,
algo que es cambiante, que pretender y definir lo que es, sería extremadamente
arrogante de mi parte, de qué es la nación puertorriqueña…Bueno, podría definirme
como nacionalista porque muchos puertorriqueños en los EEUU se definen como
nacionalistas y, de hecho, su discurso, sus prácticas todas, sus proyecciones
vendrían siendo nacionalistas, si lo que estamos haciendo es afirmar la nación, los
valores culturales y todo ese tipo de cosas”.
El 24 de enero de 2004 cientos de puertorriqueños formaron una rumba en el
aeropuerto internacional en Carolina, Puerto Rico. Al ritmo de una docena de
panderos y congas, la multitud abrazó a Segarra Palmer, la prensa local e
internacional trataba de entrevistarlo, el Presidente del PIP, Rubén Berríos, y la
nacionalista Lolita Lebrón saludaron al prisionero político. Segarra Palmer estuvo
compareciendo por un mes ante todos los medios de comunicación, estuvo en todas

92
partes y a todas horas, agradeció a todo el pueblo por solidarizarse con la campaña
de derechos humanos y se comprometió a continuar su lucha por medios pacíficos.
Segarra Palmer fue uno de los organizadores de los Macheteros en los EEUU.
Por medio de los servicios que ofreció a la comunidad como mentor y traductor se
vinculó directamente a los problemas sociales generados por la desigualdad y el
discrimen racial en los EEUU. Su tránsito desde adolescente entre Puerto Rico y
EEUU le permitió comprender mejor la circunvalación de los emigrantes mientras
que su educación formal lo lleva a simpatizar con la independencia y, más adelante,
a militar en el movimiento nacionalista revolucionario donde se forjó como líder y
prisionero político hasta el 2004. Como la mayoría de los prisioneros de guerra,
este puertorriqueño estudió, militó y residió en los EEUU junto a la comunidad
puertorriqueña, la que influyó en su lucha por la justicia social y por la
independencia.

La Lucha Continúa

Éstas han sido las reseñas de los doce prisioneros políticos y de guerra
liberados entre los años 1999 y 2004. Para completar este capítulo debemos
mencionar a aquellos prisioneros políticos y de guerra que continúan encarcelados o
se encuentran exiliados.23
En la actualidad el Comité Pro Derechos Humanos dirigido por el pasado
Presidente del Colegio de Abogados, Lic. Eduardo Villanueva, se concentra en la
liberación de los prisioneros políticos y de guerra encarcelados en los EEUU. La
lucha por la descolonización, liberación y autodeterminación de Puerto Rico
continúa reforzada por los 12 apóstoles liberados.

Carlos Alberto Torres


88976-24

Carlos Alberto Torres, prisionero de guerra encarcelado en Oxford, Wisconsin,


nació Ponce en el 1952. A sus 6 años de edad su familia emigró a Nueva York y

23
Por el momento no menciono los prisioneros políticos producto de la lucha en contra de la Marina de
Guerra de EEUU en Vieques, Puerto Rico porque éstos retaron las autoridades coloniales por medio de la
desobediencia civil y no pertenecen a ninguna organización clandestina nacionalista revolucionaria. Sin
embargo, vale indicar que entre 1999 y 2005 más de 1,200 puertorriqueños/as cumplieron diversas
condenas relacionadas con la lucha pacífica por sacar a la Marina de Guerra de Puerto Rico. La lucha de
Vieques guarda una estrecha relación con el tema que estudiamos, sin embargo, es tan compleja que
requiere una investigación particular.

93
posteriormente a Chicago. En la escuela superior participó de la primera clase de
Historia de Puerto Rico, organizada por ASPIRA, una organización sin fines de lucro
dedicada a la educación y desarrollo del liderato entre la juventud puertorriqueña
en particular e hispana en general. Estudió sociología en Southern Illinois
University donde se unió al movimiento estudiantil latino. Fue uno de los activistas
que fundó la Escuela Alternativa Pedro Albizu Campos y en el 1976 se integra a la
lucha clandestina hasta su arresto en 1980. Las autoridades los identifican como
líder de las FALN y es acusado de conspiración para derrocar al gobierno de los
EEUU por la fuerza. Su sentencia termina en el año 2024.

Oscar López
87651-024

Oscar López Rivera, nació en San Sebastián en el 1943, su familia emigró a


los EEUU cuando tenía 9 años en el 1952. Cuando terminó su escuela superior
sirvió en el Ejército de los EEUU durante la guerra de Vietnam y fue condecorado
con la medalla de Bronce. Al regresar a su comunidad en 1967 se enfrentó al
empobrecimiento, al tráfico de drogas y a los problemas de vivienda de su barrio.
Contribuyó luego a la fundación de la Escuela Superior Alternativa Pedro Albizu
Campos y organizó programas contra el tráfico y consumo de drogas en el barrio
puertorriqueño en Chicago. Fue encarcelado en 1981 por conspiración sediciosa;
su sentencia termina en el año 2021.

Haydée Beltrán
88462-24

Para terminar de rescatar a los peregrinos nacionalistas incluyo a Marie


Haydée Beltrán, miembro de las FALN, clandestina desde 1976 y encarcelada en
1980 cuando tenía 25 años y estaba embarazada. Desde su captura fue separada
de su hijo y de sus compañeros de lucha. Haydée Beltrán fue sistemáticamente
torturada física y psicológicamente por las autoridades coloniales federales
(Fernández 1994: 271-274). Tanto los oficiales del Departamento de Justicia como
los de Corrección le negaron atención médica por cinco años, causando así daños
irreparables en su cuerpo. Durante los primeros años de la campaña por la
excarcelación solicitó llevar su caso ante el Tribunal Supremo de EEUU; en 1997 su
solicitud fue denegada. Pro-Libertad en NYC y el semanario Claridad en Puerto
Rico incorporaron su caso a la campaña por la liberación de los prisioneros de

94
guerra y la incluyen entre los prisioneros políticos encarcelados por las protestas
relacionadas con la lucha de Vieques. Haydée nació en 1955 en Arecibo, Puerto
Rico.
El 3 de abril del 2005 Frances Rosario periodista del diario El Nuevo Día
publica un reportaje reseñando el aniversario número 25 de los arrestos de las
FALN e informando sobre la situación de los Prisioneros de Guerra. Rosario señala
que “Tanto Torres, ingresado en la cárcel de mediana seguridad de Oxford en
Wisconsin, como Beltrán, no están presos por haber matado vilmente a un ser
humano. Tampoco cumplen una condena por haber robado un auto o por engañar a
un anciano para quitarle su cheque de Seguro Social. Han vivido parte de su
existencia encerrados por su ideal. Por creer que la solución para alcanzar la
libertad se encuentra sólo en la independencia de Puerto Rico. Aunque con menos
tiempo tras las rejas, Oscar López también lleva sobre su espalda el peso de una
larga condena por sus creencias políticas. En conjunto, estos tres puertorriqueños
son los únicos que están confinados del grupo de 14 miembros de la organización
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) condenados por las autoridades
federales en la década de los años ochenta. El delito que cometieron los
puertorriqueños y por el cual fueron encontrados culpables fue de conspiración
sediciosa: „Acuerdo de dos o más personas para resistir mediante la fuerza la
autoridad del gobierno de los Estados Unidos‟. Este delito se creó mediante ley en
el 1901 para controlar a los filipinos que se alzaron en una “guerrilla” en contra de
la ocupación militar estadounidense.” Como podemos observar en esta parte citada
de la nota, los prisioneros políticos y de guerra encarcelados están presentes en los
medios de comunicación. El día de su arresto, como el de su liberación, pasará a
formar parte de las tradiciones anticoloniales que transforman la nacionalidad
puertorriqueña.

Exiliado en la Habana

Gracias el Centro de Medios Independientes de Puerto Rico (CMI PR), a través


de www.pr.indymedia.org examinamos la entrevista virtual de William Guillermo
Morales, combatiente de las FALN y exiliado en Cuba desde 1988. William
Guillermo Morales nació en la Ciudad de Nueva York en 1950 donde se crió y
estudió hasta ingresar al City University of New York en 1968. Desde pequeño fue
víctima del racismo y el hostigamiento policiaco en la Ciudad. Como estudiante
universitario militó en la lucha para fundar los programas de estudios
puertorriqueños y crear mecanismos de admisión para facilitar el ingreso de los

95
latinos a las instituciones de educación superior. En 1970 deja CUNY para estudiar
Cine y organizar a la comunidad puertorriqueña desde una perspectiva anticolonial.
En la entrevista en línea del CMI PR, Morales reflexiona sobre la realidad de
los boricuas en los EEUU: “mira, es algo que los puertorriqueños allá en la Isla no
entienden ni saben. Hay una diferencia que nos marca, entre los puertorriqueños
que están en los Estados Unidos y el puertorriqueño que está en Puerto Rico. El que
vive en Estados Unidos vive a diario una brutalidad de ese sistema, el racismo, la
pobreza, el odio que hay hacia nosotros, ah, como nos tienen apartados de todo.
Porque hay una ley que dice que tú naces allá, eres ciudadano pero nosotros
siempre hemos sido ciudadanos de segunda y tercera categoría. Nosotros no nos
podemos asimilar, y menos en un sistema racista, un gobierno y un país racista
como Estados Unidos. Nosotros venimos de una situación que somos una raza
conquistada por el colonialismo, y entonces ellos nos ven como la gente que fue
conquistada bajo la bota militar, que no tenemos derecho. Entonces, eso se vive a
diario, y eso nos crea en nosotros una... se puede decir, una naturaleza, una
rebeldía que no se ve tanto en Puerto Rico.”

David vs. Goliat

En 1976 unos adictos escalan una casa de seguridad de la FALN en Chicago,


los delincuentes se disponen a vender los equipos robados y cuando la Policía
interviene con ellos encuentra el papel timbrado de las FALN entre los objetos
hurtados. Este golpe de suerte de las autoridades coloniales provoca que un grupo
de las FALN tenga que operar subterráneamente desde entonces; entre ellos se
encontraban Oscar López, Carlos A. Torres y Haydée Beltrán. El 4 de abril de 1980
una pareja de militantes de las FALN conducía por un suburbio de Evanston cuando
una vecina llamó a la Policía local para informarles que estaba alarmada porque
unos “hombres de color” estaban en su vecindario.
A pesar de la desigualdad de recursos materiales entre el movimiento
clandestino y las autoridades coloniales, en especial del FBI, sólo dos golpes de
suerte lograron frenar la campaña propagandística armada de las FALN. El
movimiento nacionalista con escasos recursos materiales logró liberar 12 de sus 15
prisioneros políticos y de guerra, gracias a la contribución consecuente de la clase
trabajadora puertorriqueña. En este momento la lucha continúa por la liberación de

96
los tres militantes de las FALN y otros dos puertorriqueños desobedientes civiles en
Vieques encarcelados en los EEUU.24
En este capítulo me enfoqué sobre los doce prisioneros liberados entre el
1999 y el 2004 gracias a la campaña organizada en Puerto Rico y los EEUU desde
1980 hasta este momento (2005). La campaña por la liberación de los prisioneros
políticos y de guerra también se convirtió en un vehículo de comunicación y
organización de masas. La misma logró educar, comprometer y activar a miles de
puertorriqueños que a su vez trasmitían estas experiencias a otras luchas políticas
y sociales. Después de examinar el origen del nacionalismo revolucionario, el
surgimiento de las organizaciones clandestinas y el espiral de violencia política y
represión, podemos afirmar que la campaña de liberación de los prisioneros
políticos y de guerra culmina y ejemplifica un nuevo modelo de activismo
anticolonial.
En el próximo capítulo examinamos cuál es papel de los intelectuales en la
producción y en el análisis crítico del nacionalismo revolucionario. Consideraremos
una muestra de artefactos culturales diseminados popularmente que nos permiten
conocer cómo se acercan los intelectuales y las masas al nacionalismo
revolucionario. Además establezco un balance entre las obras intelectuales de
carácter popular y los científicos sociales.

24
De acuerdo con Paralitici, alrededor de 2,000 personas han estado encarceladas por su relación con el
movimiento independentista desde 1899 hasta el 1999, sin incluir a los 1,200 desobedientes civiles que
perdieron su libertad desde unas horas hasta los que hoy cumplen cinco años de cárcel (2004: 408).

97
Capítulo III

Nacionalismo Revolucionario y los


Intelectuales Puertorriqueños

Desde mediados de la década del noventa hemos examinado críticamente el


papel de los intelectuales en la formación e invención de las naciones; este examen
nos permite cualificar la diferencia que existe entre los intelectuales tradicionales,
leales a la clase gobernante como en el caso de los letrados y clérigos amparados
por los regímenes monárquicos, y los intelectuales que se forjan, por ejemplo, al
calor de la lucha por la independencia del imperialismo europeo en las Américas.
En la actualidad podemos observar ambos tipos de intelectuales unos amparados a
la sombra de las autoridades y otros agitando el árbol para compartir los frutos del
saber. Pretendo señalar que en la lucha por la liberación nacional decimonónica
emergieron los primeros intelectuales, peregrinos y nacionalistas que se
organizaron para derrocar la corona española en Suramérica y las Antillas. Ejemplo
de dichas figuras son los puertorriqueños Antonio Valero Bernabé, lugarteniente de
Simón Bolívar, Juan Rius Rivera, sucesor del General Antonio Maceo y el Dr. Ramón
E. Betances, abolicionista, autor intelectual y dirigente clandestino de la Revolución
de 1868. Estos intelectuales, letrados y activistas demostraron con sus ideas y
acciones su compromiso antiimperialista y crearon el modelo del intelectual de
armas tomadas.
En este capitulo examino cómo el nacionalismo revolucionario
puertorriqueño de 1956 en adelante continúa forjando unos cuadros orgánicos de
armas tomadas que han conciliado su activismo con su quehacer intelectual.
Primero discuto sucintamente cuál es el papel de los intelectuales en la lucha social.
Segundo, examino una muestra de obras, tanto de la cultura intelectual como de la
cultura popular, tales como el cuento, la novela, el testimonio, la prensa y la
canción con el fin de notar la contribución del nacionalismo revolucionario a la
resistencia cultural y finalmente analizo cuáles obras científico-sociales contribuyen
concretamente al estudio del nacionalismo puertorriqueño.

98
Quiénes son los Intelectuales

De acuerdo con Federico Campbell, los estudiosos del papel de los


intelectuales en las sociedades modernas observamos dos tipos de intelectuales: el
intelectual que es parte de las autoridades o del régimen y los intelectuales que
combaten el poder (Campbell 1997). Podríamos polemizar cuál es significado de
ser parte o tomar parte en el poder, pero aun así se pueden identificar unas
características básicas de estos dos tipos de intelectual. Por ejemplo, si los
intelectuales no cuestionan el poder y sólo se conforman con ser meros asesores de
las autoridades debemos considerarlos como intelectuales colaboradores del
régimen en el poder. Es decir, el mero consultor intelectual forma parte de la
burocracia aunque ostente cierto prestigio o aparente alguna autonomía
institucional. Este intelectual que colabora con el régimen tiende a estar aislado y a
no contar con una base social. Gina Zabludovsky (1997) señala que en cierto
sentido Weber entendía que los funcionarios intelectuales del Estado reflejarían los
valores de las clases dominantes a menos que por sus propias convicciones éticas
abandonaran su posición privilegiada promoviendo así nuevas estructuras de
producción y poder.
Pero cuando nos referimos a los intelectuales en la actualidad debemos
acercamos a la generación y el caso que cambió la percepción que tenemos de los
mismos, la intelligentsia rusa revolucionaria del 1917. De acuerdo con Alvin W.
Gouldner (1980) el liderato revolucionario bolchevique se componía
mayoritariamente de estudiantes e intelectuales profesionales. Por otra parte, la
revolución vietnamita acunó en sus orígenes a la Resistencia de los Intelectuales
(grupo de maestros escolares y otros intelectuales de base que formaron parte de
la resistencia anticolonial), legado que influyó en la formación de sus nuevos
dirigentes político-militares Ho Chi Min y Vo Nguen Giap. Con estos ejemplos no
pretendo implicar que los intelectuales son inherentemente revolucionarios sino que
los mismos, como señalara Gramsci, tienden a integrarse orgánicamente a una
clase social. Como subrayo más adelante, Gramsci no sólo cualifica el papel del
intelectual sino que propone la participación de un nuevo tipo de intelectual
comprometido con la organización de las clases sociales marginadas.
De acuerdo con Gouldner (1980) los intelectuales de los nuevos
movimientos tienden a ser un bloque dirigente invisible, dispuesto a subordinarse a
la identidad colectiva del partido o agrupación social en la que milita. De esta forma
el intelectual comprometido no tiende a apropiarse de los artefactos, ideas,
discursos o acciones de dicho partido o movimiento. Este tipo de intelectual
comprometido con una causa, partido de masas o movimiento revolucionario se
diferencia del intelectual que está al amparo del régimen en el poder o del

99
intelectual apolítico que al conformarse con el régimen lo valida con su indiferencia
y se beneficia de la producción y distribución desigual tanto intelectual como
material.
A continuación examino cómo los militantes clandestinos del nacionalismo
revolucionario tienden a reunir las características del intelectual comprometido, del
intelectual antagonista del poder que, como señalara Campbell (1997,) no se
conforma con las relaciones culturales hegemónicas y cuestiona el orden y las
autoridades establecidas. Los intelectuales nacionalistas revolucionarios tienden a
contribuir directamente a la organización de las masas subordinándose a la
identidad de su movimiento y renunciando a los privilegios del intelectual amparado
por el poder.

Intelectuales de armas tomadas

La antropóloga Ana Ramos Zayas (2003: 56) en su etnografía sobre el Barrio


Puertorriqueño en Chicago en la década del 1990 nos indica: “Although in Puerto
Rico most of the contemporary leaders of pro-independence movements are
commonly believed to belong to an intellectual social elite, the Chicago youngsters
of the FALN were raised in poor and working class families in an impoverished
barrio.” Más adelante la etnógrafa plantea que “In the US Puerto Rican Barrios,
nationalism is not only an intellectual ideology, but also the concrete means to
forge alliances and advance agendas at multiple levels, from religious doctrine to
usage of education funding to the safe guarding of urban space from gentrification.”
(Ramos-Zayas 2003: 58).
Las historias de vida de los prisioneros políticos y de guerra validan las
observaciones de Ramos Zayas comprobando que los combatientes de la FALN
tenían vínculos muy concretos con la lucha de masas en la comunidad
puertorriqueña. El activismo de clase de las FALN se concentró más en los aspectos
de la calidad de vida de la clase trabajadora que en la organización tradicional de
los obreros en el taller. Para mediados de la década del 1970 se generaliza la fuga
del trabajo industrial de las principales ciudades de EEUU. Las comunidades pobres
y trabajadoras puertorriqueñas se ven afectadas por una educación pública
discriminante, por la gentrificación urbana y por la brutalidad policíaca. El
activismo de la FALN responde a los problemas inmediatos de una clase
desvinculada de los sindicatos y otras organizaciones sociales reformistas.
Todas las organizaciones clandestinas puertorriqueñas tenían vínculos directos
con las luchas de la clase obrera y del movimiento nacionalista antiimperialista;
notamos que sus ataques selectivos giraban en torno a las campañas políticas en

100
contra de: el Servicio Militar Obligatorio (1969-1972), la brutalidad policíaca en la
Universidad de Puerto Rico (4-5 marzo 1970), los abusos de los oficiales del ROTC
(13 marzo 1980), el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional Aérea de EEUU
(1980, 1981, 1982) y que sus acciones directas de sabotaje se realizaron a favor de
los trabajadores en la huelga de General Electric (de junio a abril de 1970), en la
destrucción de los helicópteros de los rompehuelgas del periódico El Mundo (febrero
de 1972)25 y en las emboscadas para dispersar a la policía y la seguridad privada
que hostigaba a los obreros petroquímicos que protestaban. Además, realizaron
ataques simbólicos contra los edificios del Tribunal Federal y FBI, el músculo de las
autoridades coloniales en la Isla. Las acciones nacionalistas revolucionarias de las
organizaciones clandestinas puertorriqueñas también respaldaron los rescates de
tierra y eventualmente la defensa del medio ambiente. Notamos que el apoyo
popular a estas acciones quedó demostrado desde la discreta colaboración directa
con las organizaciones clandestinas hasta el apoyo generalizado por la
excarcelación de los militantes.
Si comparamos dichas acciones con la actividad política de las FALN
notaremos que esta última tendió a estar más directamente relacionada con la
comunidad por medio de sus programas de educación alternativa y de sus protestas
para defender la comunidad de la gentrificación y el trasiego de drogas. También
podemos notar que las acciones selectivas en contra de la policía motivaron a la
juventud a continuar la defensa de la comunidad por otros medios legales tales
como las protestas y demostraciones pacíficas. Se hace evidente el interés de los
CAL, FALN y Macheteros por respaldar la lucha de masas, sin embargo, podemos
inferir que los Macheteros se comportaron como combatientes a tiempo completo
mientras los militantes de la FALN contribuyeron directamente a la organización de
su comunidad.
Hasta el momento he planteado que las organizaciones clandestinas emergen
en el fragor del nacionalismo revolucionario de la nueva lucha, iniciado por el
movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico (1956), con la militancia de
los emigrantes en Nueva York y Chicago y gracias a la efervescencia del liderato
estudiantil puertorriqueño de la Universidad Illinois en Chicago. Observamos cómo
la educación y la militancia estudiantil facilitaron la formación de cuadros
intelectuales de armas tomadas. Podemos afirmar que los intelectuales
nacionalistas se comprometieron con la transformación de la calidad de vida de las
masas trabajadoras y que promovieron la educación comprometida con la lucha de
clases y con la liberación nacional.

25
Los Comandos Armados de Liberación (CAL) destruyeron la flota de helicópteros usada por los
rompehuelgas del periódico El Mundo según un reportaje publicado en Claridad (Febrero, 10 1972); de
abril a junio de 1975 los CAL y otras organizaciones sabotearon la propiedad de las corporaciones
rompehuelgas durante la Huelga de la IIT.

101
De acuerdo con el trabajo de Ramos Zayas (2003) la comunidad pobre y
trabajadora tiende a considerar a los activistas nacionalistas educados como parte
de su clase mientras perciben a otros profesionales puertorriqueños, tales como los
agentes de bienes raíces y los abogados corporativos, como blanquitos
americanizados porque no luchan por mejorar la calidad de vida de la comunidad.
De hecho, los resultados de la investigación de Ramos Zayas (2003) indican que la
identidad nacional que se forma en el barrio puertorriqueño se enmarca dentro del
conflicto de clases entre trabajadores y clases apoderadas. El nacionalismo desde
la comunidad puertorriqueña en los EEUU se manifiesta cotidianamente con la
defensa de su identidad en la escuela, en el trabajo y en el barrio.
Para Ramos Zayas el nacionalismo promueve la educación formal y la
educación popular como formas de integración y afirmación nacionalista entre los
emigrantes. La comunidad aprecia que los nacionalistas revolucionarios sean
personas educadas comprometidas con su comunidad y directamente involucradas
en el proceso de enseñaza y aprendizaje. El nacionalismo del emigrante
puertorriqueño se reflejó en la composición, el discurso y las acciones de la mayoría
de las organizaciones clandestinas, sobre todo en las FALN y los Macheteros, desde
fundación hasta su transformación en la década del 1990.
El examen de las historias de vida documentadas para la disertación y el
análisis de contenido de la prensa y otras fuentes primarias reflejan que la mayoría
de los líderes del nacionalismo revolucionario se forjaron en la lucha estudiantil
universitaria y comunitaria. Podemos afirmar que los prisioneros políticos y de
guerra, antes de ser capturados, formaron parte del nuevo liderato intelectual del
bloque de trabajadores nacionalistas comprometidos con la lucha de clases en los
EEUU y en Puerto Rico. De acuerdo con Gramsci, éste es el tipo de intelectuales de
nuevo cuño que se distinguen por su compromiso de lucha nacional-popular y se
apartan del intelectual tradicional, caracterizado por su abstracta elocuencia (Roger
Simon 1991: 97). Las experiencias de los emigrantes intelectuales enriquecieron la
definición de la nación reafirmando la unidad de los residentes en los EEUU y los
habitantes del archipiélago puertorriqueño.

Los Intelectuales y la Representación del Nacionalismo Revolucionario

En este punto de mi análisis me gustaría reseñar los trabajos intelectuales


que tratan directamente el tema de la nueva lucha armada puertorriqueña. He
seleccionado las obras que se acercan al tema directamente, en las que los
personajes o el tema central están directamente relacionados al objeto d nuestra
investigación. Todas las obras reseñadas permiten que los lectores examinen

102
algunos aspectos desconocidos de la lucha armada y clandestina. Estas obras
corroboran la producción de una resistencia cultural compartida con las masas a
través de la prensa y otros medios de comunicación.
Examinaremos un cuento de Magali García Ramis (1976), una novela de
Pedro Juan Soto (1999), el testimonio de Filiberto Ojeda Ríos editado por Luis
Nieves Falcón (2002) y una canción de Mikie Rivera (2004). Existe una
extraordinaria serie de obras de trabajo creativo sobre el nacionalismo, sin
embargo esta selección no pretende agotar la lista sino ofrecer a futuros
investigadores(as) fuentes ejemplares sobre el nacionalismo revolucionario a partir
del 1960. Debo mencionar, además de estas obras, las entrevistas que la prensa
puertorriqueña ha realizado a Filiberto Ojeda Ríos las cuales se unen a aquellas
obras para permitirnos profundizar otras dimensiones o aspectos dentro del tema,
tales como la participación de la mujer y el papel de los emigrantes en la formación
de la nacionalidad.

“Una semana de siete días”

Una niña de aproximadamente 7 años narra los hechos; Luisa es su madre,


una mujer joven y revolucionaria, en este cuento de Magali García Ramis (1976).
Ambas van de paso de ciudad en ciudad, su casa sirve de hospedaje y sala de
reuniones y los amigos de su madre se llaman “compañeros”. La niña recuerda los
viajes, los grandes ojos de la joven y las caricias maternas hasta que un día Luisa
regresa a su patria y lleva a la niña a casa de la abuela para conocer a la familia y
la tumba de su padre muerto. En esa casa la niña permanecerá, según su madre,
por una semana, al cabo de la cual la madre volverá para recoger a la niña. En la
plaza, como en cualquier plaza caribeña, la joven madre se despide de la niña a
quien también considera su compañera. Mientras, la policía persigue a todos los
“sospechosos izquierdistas” para “interrogarlos” y la niña comprende que su madre
va estar afuera más de una semana.
Para María M. Solá (1990), el cuento de García Ramis enmarca la realidad
de las activistas políticas que rompen el patrón de la madre típica dentro de las
sociedades paternalistas. Luisa, madre soltera, trabajadora, militante y amiga de
su hija, es la mujer comprometida con la lucha por la liberación nacional y la
justicia social para su pueblo. Ante la ola de represión se ve obligada a la
clandestinidad o, peor aun, al secuestro y la ejecución. La profesora Solá señala
que este texto “dramatiza un sacrificio que rara vez se reconoce en la lucha de los
héroes; es sin duda un homenaje a Lolita Lebrón, Alejandrina Torres y
adelantándose al hecho todavía sangrante de todo puertorriqueño agradecido a

103
Lucy Berríos” (1990: 33).26 Es decir que el cuento se adelanta a las experiencias
del clandestinaje y encarcelamiento de Dylcia Pagan, Carmen Valentín, Ida Luz
Rodríguez, Alejandrina Torres y Lucy Berríos a quien menciona Sola.
Como señala Solá (1990), Luisa es no es una excepción; la acompañan
Alejandrina y Lucy. Podemos añadir que marchan junto a ellas Carmen Valentín y
Dylcia Pagán, ambas combatientes de las FALN, liberadas en septiembre de 1999.
Diez años antes, en el 1989 el CUCRE publica su cuarto boletín Blanco y Negro en
cuyas páginas se recogen epistolarmente los testimonios de Alejandrina, Carmen y
Dylcia. En su carta Alejandrina indica que se siente orgullosa de haber retado las
instituciones y estructura, que sepa el enemigo que no le permitirá destruir su
dignidad, que no está sola. “Que somos muchas y más importante aún, que la
resistencia de mi pueblo en contra de su dominio es inagotable” (1989: 5).
La fuerza de las palabras de Alejandrina, abuela y líder comunitaria en
Chicago, se encuentran con las de Dylcia Pagán, quien relata que gestó en su
vientre a su hijo mientras militaba clandestinamente en las FALN. Para la joven
Dylcia “saber que llevaba una vida dentro de mí, un futuro pequeño luchador, me
ayudó, me dio una fuerza y enorme resistencia” (1989:5). Dylcia, como Luisa, dejó
a su hijo Guillermo Morales con unos compañeros en México, donde se crió como
Ernesto Gómez hasta que su familia adoptiva le reveló sus orígenes. En el 1998 se
produce el documental “The double life of Ernesto Gómez” premiado en el Festival
de Cine Internacional. En el boletín del CUCRE, Carmen Valentín, madre,
consejera escolar y combatiente de las FALN afirmó en su carta: “Yo no reclamo
nada de ustedes, no quiero título de heroína. Lo único que me atrevo a pedirles es
que respeten la patria y en cambio yo seré respetada” (1989: 6).
Ana Ramos-Zayas (2003: 91), quien tuvo la oportunidad de observar
directamente la comunidad puertorriqueña de Chicago de donde emerge las FALN,
señala que:
“The New Revolutionary Woman serves two complementary purposes. It is a
position from which to consider the historical U.S. colonial control of Puerto Rican
women‟s bodies for example, the population control measures of the 1970s and
from which to challenge the idea that the colonial government‟s supposedly more
liberal views on gender and race are needed to orchestrate social reform by claming
to empower women while countering colonial power‟s focus on oppressive
antimodern traditions and its blaming Puerto Rican Culture for the presence of such
traditions. These processes juxtapose tradition and an image of the new woman as
militarily and sexually powerful.”

26
La prisionera política Lucy Berríos fue arrestada y encarcelada en estado de embarazo por sus
vínculos con los Macheteros en 1985.

104
Estoy de acuerdo con Ramos-Zayas en que la militancia de todas las
nacionalistas revolucionarias cambia la concepción popular sobre el papel de la
mujer. Sin embargo, no es sólo su participación militar en la lucha armada lo que
logra este cambio, sino que también sus contribuciones a la luchas legales,
protestas pacíficas, proyectos educativos y en general su activismo retan los
papeles femeninos tradicionales, tanto en la sociedad colonial como en la
colonizadora. Si bien es cierto que la lucha clandestina parece ser una actividad
extraordinaria, no es menos cierto que cuando los intelectuales recuperan estas
actividades de forma creativa o sociológica tienen que acercarse de forma
comprensiva, analizando todas las dimensiones de esta forma de lucha. La nueva
mujer nacionalista revolucionaria no es sólo especial porque empuña las armas sino
porque, como hemos notado en la literatura y en los casos que estudiamos,
también es educadora, organizadora y en algunas casos madre y esposa, como son
Haydee Beltrán, Ida Luz Rodríguez, Dylcia Pagán y Alejandrina Torres.

“La sombra lejana”

Novela de corte policiaco, acentuada por la ironía y suspicacia del autor Pedro
Juan Soto quien emigrara a Nueva York a los 18 años y regresara más adelante
para enseñar en la Universidad de Puerto Rico, La sombra lejana es una reflexión
sobre la represión política generalizada en contra del nacionalismo puertorriqueño y
la figura de Filiberto Ojeda Ríos como el maestro del clandestinaje en la segunda
mitad del siglo XX. Pedro Juan Soto (2002) presenta a Pablo Ortiz, maestro de
escuela y a su esposa Camila quienes a punto de retirarse y con los ahorros de toda
una vida emprenden un viaje en crucero desde el Mar Caribe hacia la vieja Europa.
La barba blanca, el carácter serio, abstraído e intelectual de Pablo llaman la
atención de la tripulación y de algunos pasajeros de clase media que lo cofunden
con Filiberto Ojeda Ríos, clandestino desde 1990, suscitándose entonces una
comedia de enredos y descubrimientos hasta su destino intermedio en Madrid.
Una vez en Madrid, su preocupación por su parecido con Ojeda Ríos cobra
simpatías cuando conoce a Celestino, otro paisano que admira al líder Machetero y
alega que el mismo vive en las montañas de su pueblo rodeado de vecinos que lo
protegen. Celestino es hombre rural y trabajador, comerciante con algunas
propiedades en el campo; se considera afiliado al Partido Popular Democrático pero
en Madrid se comporta como todo un nacionalista. Pablo y Celestino llegan a la
conclusión de que es Filiberto quien tiene a las autoridades en una encerrona
porque si lo asesinan lo validan como mártir y si lo capturan lo convierten en
prisionero político y en un héroe nacional. Celestino propone que Puerto Rico

105
necesita héroes, hombres con el corazón y el coraje de Filiberto para guiar al
pueblo en su marcha hacia la plena liberación nacional.27
El viaje continúa y una vez de regreso en Puerto Rico la Policía los interroga y
amenaza en repetidas ocasiones. Las autoridades escolares le dan la espalda, su
esposa apenas se compromete a resolver el problema y los vecinos desinformados
por las autoridades no parecen solidarios. Pablo Ortiz experimenta entonces las
vejaciones de ser un independentista acosado por el programa COINTELPRO. El
personaje hostigado y aislado no sabe si cambiar su apariencia. Pero se pregunta
por qué tiene que mutar su cuerpo, quitarse una barba que siempre llevó y que lo
distingue de los demás, aunque ésta arrastre consigo una sombra lejana.
El maestro decide que escribirá, que dejará un testimonio sobre sus vivencias
pero ¿como hacerlo si los escritores están en la Torre de Marfil en la encumbrada
Universidad de Puerto Rico? Sus amigos lo refieren al profesor Pedro Juan Soto
pero le advierten que es un tipo gruñón, quizás inaccesible. De esta forma el autor
lanza una crítica directa al intelectual “apolítico” e indiferente que se distancia del
trabajo comprometido para conservar sus privilegios. Pablo Ortiz se ve acosado por
la prensa y el servicio de inteligencia colonial llega a pensar que debe “coger el
monte” como el mismo Filiberto. Podemos observar cómo, en el espacio del texto,
el autor Pedro Juan Soto se encuentra discretamente con su personaje, el
intelectual que como cronista cuenta la historia de los que el régimen pone al
margen, el intelectual comprometido y dispuesto a defenderse de la represión o la
censura. El autor también se encuentra con el padre que sobrevive la pérdida
irreparable de su militante hijo cuando sugiere que Puerto Rico necesita héroes y
mártires como los del Cerro Maravilla.

“Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos”

Luis Nieves Falcón, sociólogo y profesor emérito de la UPR se ha dedicado a la


investigación de las clases sociales en conflicto. Uno de sus primeros trabajos
diserta sobre la explotación de los trabajadores agrícolas emigrantes en el noreste
de EEUU. A partir de 1990 dirigió Ofensiva 92 y más adelante el Comité de
Derechos Humanos para la Liberación de los Prisioneros Políticos y De Guerra. En
el 2002 publica La luz desde la ventana: Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos
una obra testimonial donde el editor interlocutor se “convierte en la voz de la

27
La propuesta de Celestino pone a Pablo a reflexionar sobre la necesidad de los héroes, ¿acaso los
mártires del Cerro Maravilla en 1978 no eran héroes también? Los dos jovencitos cercados por la policía
bajo el auspicio del FBI y del gobernador anexionista entonces, Carlos Romero Barceló. Esos jóvenes que
derramaron su sangre en la cima del Cerro Maravilla en la cúspide de cordillera central eran mártires y
héroes. El autor Pedro Juan Soto lo sabe, pues es el padre de Carlos Soto Arriví, uno de los jóvenes que
fue esposado y ejecutado por uno de los escuadrones de la muerte de la derecha policíaca.

106
persona entrevistada”, además, como todo trabajo científico social, compara los
datos de la entrevista con otras fuentes de información secundarias enriqueciendo
así el relato y enmarcando históricamente el mismo.
Las Conversaciones con Ojeda Ríos recogen su historia de vida hasta su
regreso al clandestinaje en 1990. En el primer capítulo el autor documenta la
extracción de clase pobre y trabajadora del entrevistado, su educación formal y sus
experiencias como emigrante. Sobresale en el relato y la crónica que la familia de
Ojeda Ríos fue desahuciada de la tierra donde laboró y residió, las dificultades que
enfrentó en la escuela en los EEUU y cómo las superó hasta realizar estudios a nivel
universitario y los empleos que ocupó para ganarse la vida como emigrante. A
partir de esta base de datos personales el texto gira en torno a la formación y
militancia política, documenta su participación a nivel internacional, su arresto y
juicio para enfocarse en la contribución de Ojeda Ríos al desarrollo de la lucha
armada y clandestina en Puerto Rico.
El texto forma parte de la “Colección en voz propia” de Ediciones Puerto, la
cual se considera como una serie de testimonios y estudios de personas que de
alguna forma definen parte de la historia política, social y cultural de Puerto Rico.
De acuerdo con la editorial, estas obras están dirigidas al público en general que
desea conocer a fondo la contribución de los puertorriqueños que han hecho
historia. Es una edición con un diseño amigable que invita a todos los lectores más
allá del público académico y el investigador. Al publicarse, este texto fue el libro de
mayor circulación durante un mes hasta que se agotó por completo. La obra de
Luis Nieves Falcón abrió una ventana que permitió a toda su audiencia conocer las
motivaciones, experiencias y contribuciones del líder del Ejército Popular Boricua-
Macheteros.

“H.F.”

El 28 de febrero de 2004, la sala de conciertos del teatro Raúl Julia está


repleta; cientos de jóvenes entonan la letra de las canciones de Mikie Rivera,
trovador puertorriqueño y reconocido cantautor de alguna canción tema de
telenovela. La prensa describió el evento como uno mágico, lleno de coraje y
cariño entre el artista y su audiencia. Como en todos los conciertos, la audiencia
canta sus números favoritos pero en el concierto Cuerdas para Cuerdos los jóvenes
se ponen de pie y entonan la última estrofa de H.F con todas sus fuerzas.
H.F. es una canción de amor para un hombre “atado pero sonriente”, para un
hombre “que lleva la patria en su frente y un corazón a punto de estallar”. Es un
hombre que el autor de la canción sólo conoce por medio de la prensa, que fue

107
arrestado y las autoridades exhibieron como bandera conquistada o presa
capturada. Un hombre “que estrecha su mano a un viejo, que en medio de la
noche se pierde rumbo a la ciudad con una partitura” musical que romperá el
silencio del bosque con el sonoro metal de su trompeta.28
H.F. es una canción de amor y de protesta porque condena que se le ponga
precio y se ofrezca una recompensa por su cuerpo, denuncia la persecución del
hombre y exige se respete la vida del que reta la historia con sus sueños. Es una
canción comprometida porque advierte que, del mismo modo que el pequeño pitirre
se defiende del guaraguao (un ave de rapiña que habita en Puerto Rico) el águila
invasor que simboliza el imperio estadounidense también va a temblar porque
según la canción “aquí estamos preparados” para la lucha. Esta canción es una
celebración de la libertad del clandestinaje, es un tierno abrazo solidario que
termina exclamando; “Te quiero vivo y no muerto, Hermano Filiberto”.
Esta canción de amor, de coraje y de alegría se mezcla sublimemente con
otros hermosos temas de la nueva canción puertorriqueña. Antes Antonio Cabán
Vale, Andrés Jiménez y Roy Brown compusieron diferentes versiones de Antonia
dedicada a la universitaria Martínez-Lagares que fue asesinada por la Policía de P.R.
en 1970 en medio de una protesta contra el ROTC. El cantautor puertorriqueño
Noel Hernández también compuso la canción Guerrillero dedicada al Che, los CAL y
MIRA en Puerto Rico. Este ultimo produjo una de las canciones de la campaña para
excarcelar a los puertorriqueños que atacaron el Congreso de EEUU en 1954
titulada Cinco Nacionalistas Presos porque incluyó a Oscar Collazo uno de los dos
que atacó la Casa Blair en 1950. H.F. de Mike Rivera acaparo la atención de la
prensa cuando estrenó el concierto que confirmó su destacado papel como
cantautor de la nueva canción.
H.F. se une a los himnos nacionales no oficiales como “La Borinqueña
Revolucionaria” escrita por Lola Rodríguez de Tió, peregrina de la revolución del
1868 y “Boricua en la Luna” compuesta por Juan Antonio Corretjer después de
visitar en prisión a Ida Luz Rodríguez, prisionera de guerra de las FALN. En sus
versos recoge la historia familiar de la niña cuyos descendientes emigraron a EEUU
sin poder regresar nunca a Puerto Rico y que al final afirma que aunque naciera en
la Luna sería Borincana. El cantante y precursor del género hoy conocido como
nueva trova o nueva canción Roy Brown, musicaliza los versos de Corretjer y los
interpreta por primera vez en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico el 10 de
marzo de 1990; desde entonces esta canción forma parte de las crónicas sobre la

28
Filiberto Ojeda Ríos es un músico formalmente entrenado en la Escuela Libre de Puerto Rico y en el
Conservatorio de Cubanacán en La Habana. Trabajó como músico en el Club Moroco de la Ciudad de
Nueva York, en el Club Tropicana de la Habana y con una de las más grandes orquestas en Puerto Rico,
La Sonora Ponceña.

108
integridad nacional que incluyen por completo a la comunidad de emigrantes dentro
del pueblo puertorriqueño.

Los Peregrinos, la Prensa y los Intelectuales

Al igual que otros militantes revolucionarios, Filiberto Ojeda Ríos emigró


circularmente a los EEUU con su familia desde su infancia; como músico profesional
circunvaló el triángulo de San Juan, la Habana y Nueva York marcando el ritmo de
su militancia política y formación nacionalista revolucionaria. Como parte de la
lucha por mejorar las condiciones de vida de su familia y su comunidad en Nueva
York, Filiberto se aparta de la trompeta y desde el 1958 comienza su militancia por
la liberación nacional antillana en el M-26 (Nieves-Falcón, 2002). Como he
mencionado anteriormente, en La Habana sirve como delegado del MPI en la
Organización Tri-Continental, luego regresa a Nueva York y más tarde a Puerto Rico
para organizar clandestinamente el MIRA (1970) y más adelante los Macheteros
(1976). La dimensión política de la historia de vida de Filiberto Ojeda es una
extraordinaria, sin embargo, la dimensión personal refleja la situación del
puertorriqueño promedio oriundo del campo, de extracción trabajadora que se ve
forzado a emigrar a los EEUU. La combinación de ambas dimensiones ha capturado
la atención de media docena de periodistas quienes han entrevistado en diversas
ocasiones a Ojeda Ríos desde su regreso al clandestinaje el 23 de septiembre de
1990.
Desde que Filiberto Ojeda Ríos regresa al clandestinaje ha sido entrevistado
por los tres noticieros televisados de cobertura nacional en Puerto Rico y se le han
hecho tres entrevistas por cadenas de radio en la Isla grande. En 1991 fue
entrevistado por la periodista Daisy Sánchez de Teleonce, en 1995 por el ancla de
telenoticias Jorge Rivera Nieves de Telemundo y en el 2003 por Rafael Lenin López
de Televicentro. En el 1998 es entrevistado por Luis Penchi y Rafael Lenin para
Radio Puerto Rico, un año más adelante (1999) vuelve a conceder una entrevista a
Penchi junto a Yolanda Vélez Arcelay de Radio Puerto Rico y en el 2002 y en
septiembre de 2005 al Profesor José Elías Torres de WPAB en Ponce Puerto Rico.
Este tipo de entrevista se ha caracterizado porque comprende más de una
hora, cubre los temas de interés actual y en ella se exponen las posiciones de los
Macheteros a toda la audiencia. En todos los casos los programas de noticias
televisados han producido una serie de cinco días en los cuales se transmiten
fragmentos de la entrevista y luego se transmite íntegramente la entrevista en un
día del fin de semana. Cada entrevista a su vez genera otras noticias en reacción a
los planteamientos de los Macheteros por medio de su portavoz Ojeda Ríos.

109
Según Peterson (2001: 110) en las organizaciones clandestinas es importante
no sólo mantener bases de información secreta sino también la información que se
puede publicar para fortalecer sus propuestas políticas. En el caso de
organizaciones insurgentes se protege toda la información sobre el funcionamiento
interno, reclutamientos, escuelas de formación y la planificación táctica.
Simultáneamente, se publican sus programas estratégicos, denuncias sobre la
represión y posiciones sobre reivindicaciones sociales específicas, acompañando las
mismas de acciones violentas o de amenazas con el uso de la fuerza.
Cuando examinamos las obras y observaciones sobre los productos
intelectuales relacionados al nacionalismo revolucionario debemos preguntarnos por
qué el caso de Filiberto Ojeda Ríos cobra gran atención en los medios político-
culturales a pesar de las limitaciones públicas que representa la lucha armada y
clandestina como forma de participación política. Gary A. Fine (1999) podría
ofrecer una respuesta al proponer que la lucha armada tiende a tener un efecto de
movilización indirecto que primero estimula y luego radicaliza la participación de los
activistas legales y segundo promueve la incorporación a la lucha armada y
clandestina de aquellos simpatizantes que sólo admiraban con cierta distancia la
lucha por determinada causa. La interpretación de las acciones de la lucha armada
dependerá de la exposición que de ellas realizan los intelectuales, entre ellos los
periodistas, cantautores, escritores y educadores.
Es evidente que la mayoría de los militantes clandestinos formaron parte de la
comunidad puertorriqueña en los EEUU, algunos circularon desde la niñez, otros
nacieron en el continente y la mayoría de los entrevistados llegaron a proseguir
estudios universitarios antes de militar en la lucha armada clandestina. Algunas de
sus experiencias enmarcan las latitudes del nacionalismo revolucionario
puertorriqueño de 1960 en adelante, que emerge dentro de la nueva lucha y de la
comunidad puertorriqueña en el continente. La historia de vida de los nacionalistas
revolucionarios, prisioneros, exiliados y clandestinos es parte de la historia de 3.5
millones de puertorriqueños que residen en los EEUU y 3.5 millones de
puertorriqueños que residen en su territorio nacional del Caribe.
El Lic. Juan Mari Brás, ahora profesor de derecho en la Facultad Eugenio
María de Hostos ha señalado que el régimen colonial “cuando empezó a promover
la emigración hacia Estados Unidos, como han hecho en otros territorios para
fomentar la sustitución de población, los puertorriqueños que se asentaron en
Nueva York, Chicago y otros lugares de Estados Unidos, lo que hicieron fue
enriquecer más la cultura puertorriqueña, desarrollar la puertorriqueñidad y, hoy
por hoy, yo diría que el patriotismo arraigado en la conciencia de los
puertorriqueños residentes en Estados Unidos es tan alto o más que el de los que
vivimos en la isla..” Hasta el momento el examen de la realidad colonial de Puerto

110
Rico demuestra que la comunidad Boricua en los EEUU ha sido uno de los
elementos fundacionales de su nacionalidad, fuente de militantes e intelectuales y
contenedor de los movimientos sociales que marchan con paso firme a la liberación
nacional. Juan Mari Brás, portavoz del nacionalismo revolucionario así lo hace
constar en la cita anterior en entrevista con la Revista Tricontinental en 2004.29
Juan Antonio Corretjer, portavoz de las organizaciones clandestinas y quien
transitara del nacionalismo Albizuista al marxismo leninismo, estimó que el proceso
de proletarización de los emigrantes revolucionaría la forma en que éstos afirmarían
su nacionalidad y su forma de luchar en contra del colonialismo y el imperialismo
(2002). Los intelectuales comprometidos con la autodeterminación de Puerto Rico
han considerado a los puertorriqueños residentes en el continente como parte de
una sola nación a la que transforman dinámicamente afirmando y enriqueciendo su
nacionalidad.

Debates desde la Torre

De hecho notamos cómo los intelectuales comprometidos con la defensa, la


transformación y el enriquecimiento de la nacionalidad puertorriqueña se distinguen
de los intelectuales imperialistas que se autodenominan cosmopolitas estos que en
algún momento marcharon junto a su nación pero, como hijos pródigos, una vez
cobraron su herencia abandonaron la lucha anticolonial y se convirtieron en los
abogados del imperialismo “cosmopolita”. El intelectual comprometido con la
descolonización, por otro lado, tiene una base de apoyo, una comunidad y es parte
de un bloque intelectual crítico y progresista. Mientras, el intelectual cosmopolita
se apodera de los llamados valores universales, operando como el francotirador que
desde la torre de la universidad no tiene ninguna base que los apoye y depende de
la moda teórica que lo proteja en la sombra de los poderosos.
En La Nación Postmortem Carlos Pabón (2002) plantea que la crítica que
hacemos González-Cruz (1998) Carrión (1997), Coss (1996) a sus planteamientos
antinacionalistas nos convierte en “los guardianes culturales” de la nación. Ninguna
de estas tres críticas a Pabón tuvo la intención de guardar celosamente la nación
sino de explicar por qué el análisis de Pabón es un acercamiento incompleto que no
consideró la solidaridad del nacionalismo con las luchas obreras, ambientalistas y
en contra de la represión y a favor de los derechos humanos. Los argumentos de
Pabón (2002: 70-71) estigmatizan el trabajo intelectual comprometido y pasan por
alto que los intelectuales que no estamos amparados por el régimen colonial no
tenemos el poder del estado para “guardar y vigilar” a la nación. En cierta medida

29
Tricontinental Arleen Rodríguez Derivet entrevista a Juan Mari Brás (Num. 159 Año 38 2004)

111
los argumentos de Pabón parecen la continuación del bloque intelectual de derecha
que durante la década de los 1970 intentó desarticular el movimiento estudiantil y
nacionalista en la Universidad de Puerto Rico.
“It is very likely the reader notices that these academics are similar to the
collaborator intellectuals denounced by Fanon (1961), who dedicated themselves to
the task of arguing that “Algeria is not a Nation, has never been a Nation, will never
be a Nation” (Fanon 1999: 225). In the case of Puerto Rico, however, we will
observe a block of progressive intellectuals who, influenced by the working class
and its resistance to assimilation, are part of a democratic anti-imperialist proposal.
Aijaz Ahmad (1997: 55) has proposed that intellectuals who fight against
imperialism from the anti-colonial nationalism have the opportunity to subvert the
order proposing democratic, inclusive and solidary social relations.
El nacionalismo, como cualquier comportamiento humano debe estar sujeto al
estudio, crítica y examen intelectual. A pesar de que la agenda de los intelectuales
cosmopolitas tiende a asegurarles un “lugar privilegiado bajo la sombra de los
poderosos” como afirmara Georg Fromm (2004), es posible hacer una crítica al
nacionalismo desde una perspectiva descolonizadora como la que encontramos en
los trabajos de Jorge Duany (2002), Rafael Bernabe (2003) & José J. Rodríguez
Vázquez (2004), quienes producen un examen muy acertado del nacionalismo que
nos permite comprender las distinciones entre los nacionalismos cultural-populista,
conservador-reaccionario y revolucionario-marxista que han enmarcado la marcha
de la nación puertorriqueña en el siglo XX.
La obra más completa sobre el desarrollo ideológico del nacionalismo
puertorriqueño es El sueño que no cesa: la nación deseada en el debate intelectual
y político puertorriqueño 1920-1940 de Rodríguez Vázquez (2004). Esta obra,
bitácora o mapa sobre el nacionalismo no es una apología amigable ni una
caricatura posmoderna del mismo. Este “sueño que no cesa”, puede ubicarse entre
la selección obras importantes sobre el tema tales como “La nación en la orilla” de
Luis F. Coss (1996), “Manual para organizar velorios” de Bernabe y “Puerto Rican
Nation on the Move” de Duany. La primera gran contribución que nos ofrece el
autor es su definición del nacionalismo como un fenómeno político e intelectual
moderno que se manifiesta en Europa y las Américas desde finales del siglo XVIII.
También coincide con mi planteamiento de que no es sólo una propuesta burguesa
pues dentro del nacionalismo anticolonial existe una agenda para la justicia social.
Con esta definición se distancia de otros críticos del nacionalismo, tales como
Adrian Hastings o Clifford Geertz quienes le atribuyen a la nación un origen
primordialista amarrado a la herencia étnica y a las relaciones sociales más
elementales. Aunque otros críticos se enfocaron selectivamente en algunos
intelectuales nacionalistas para analizar la nacionalidad ninguno proveyó la riqueza

112
dialógica con la que este autor enmarca el debate, la polémica y los discursos sobre
el nacionalismo. En los tres actos de su viaje Rodríguez Vázquez mantiene como
interlocutores a Antonio S. Pedreira, Pedro Albizu Campos y Luis Muñoz Marín. Esta
es la tercera y mayor contribución de esta obra, que en su texto establece con
claridad que estos discursos no son monólogos o catequesis sino el punto de
encuentro intelectual de diversos y conflictivos acercamientos y propuestas sobre la
nación.
Hace bien el autor al señalar que para Pedreira la nación es una pesadilla, es
un cuerpo hermoso, una entidad excelsa y una esencia maravillosa enferma, presa
de la fiebre, del calor y del coraje de los mulatos. De acuerdo con la taxonomía de
Pedreira los grifos se tienen que asimilar para sanarse de esas calenturas rebeldes
e ingobernables. El sueño de Pedreira es compatible con el nacionalismo infantil
que exige homogeneidad, integración y subordinación a las autoridades. Sin
embargo, el elitismo de Pedreira también propone que los políticos renuncien a la
retórica patriótica, que renuncien a las prebendas de la colonia y examinen la
fragmentación material y espiritual del pueblo puertorriqueño antes de buscar
formas de gobernarlos. Esta visión elitista tendrá resonancia en toda la generación
del 1930. A pesar de que Pedreira se imagina una nación en crisis material y
espiritual, él mismo propone salir de esa pesadilla, reconoce que el pueblo
puertorriqueño ya está formado, busca sus orígenes en el jíbaro de la montaña, el
hombre de la tierra, el ahijado forzado del hacendado o pequeño propietario. La
ruina material de la nación es producto del monocultivo y del latifundio y la
fragmentación moral es consecuencia de la pobre educación de las masas. Pedreira
sueña con una nación dirigida por los hombres de letra, por lo intelectuales criollos,
por una clase capaz de iluminar el camino de las masas hacia su propia identidad.
Rodríguez Vázquez, por otra parte, nos guía del nacionalismo moderado de las
elites criollas al nacionalismo radical en la fase de movimiento. Queda claro en el
texto que el nacionalismo Albizuista es tácticamente radical, porque busca la
confrontación directa con el régimen colonial abandonando el diálogo cordial del
nacionalismo moderado que se subordina al régimen imperial y golpeando al
régimen antidemocrático. El Lic. Pedro Albizu Campos comprendió que la elite no
es capaz por sí sola de liberar a un pueblo. Por eso remueve al Partido Nacionalista
de sus orígenes ateneístas y dirige este organismo como la vanguardia de un
movimiento social. El nacionalismo radical es partido, vanguardia y ejército dirigido
a debilitar los flancos más vulnerables del régimen colonial-imperial. Este es un
nacionalismo táctico que pretende iniciar el camino hacia la liberación nacional.
Nos recuerda el autor que este mulato ponceño, renunció a la movilidad social
individual y se consagró como líder y combatiente, la lucha por la independencia
era para él la lucha por la liberación de las masas oprimidas. Albizu entendía que la

113
situación colonial de la Isla provocaba la miseria material y moral de su pueblo. La
única forma de redimir ese cuerpo asediado por el imperio era por medio de la
insurrección, la lucha directa reformaría el carácter, la ética, la salud y el bienestar
de los puertorriqueños. La vanguardia nacionalista moralizaría al pueblo, el valor y
el sacrificio de los héroes y mártires armonizarían las diferencias materiales de
clase.
Pero en este relato queda establecido que el nacionalismo radical, proponía un
nuevo orden liberal dentro de la nación. Albizu Campos siempre concibió la nación
como una República moderna, donde los ciudadanos y no las clases sociales eran la
figura jurídica clave. Las críticas de Albizu sobre la modernidad eran en realidad
críticas a la cultura norteamericana, un recurso para establecer los mecanismos
para defender nuestra cultura. Si bien es cierto que miró hacia el pasado en busca
de un mito fundacional, su propuesta siempre consideró los ideales republicanos
más revolucionarios. Como nos señala Rodríguez Vázquez, Albizu no negó los
antagonismos de clase pero en su sueño hubo espacio para la reconciliación entre
las partes en conflicto.
La obra de Bernabe (2003) Manual para organizar velorios es una respuesta
directa al discurso de Pabón (2002) La Nación Postmortem. Bernabe, desde una
perspectiva crítica del nacionalismo señala cómo la celebración de Pabón sobre la
muerte de la nación puertorriqueña carece de una prognosis acertada. Para
Bernabe la posición de Pabón no está fundada en una perspectiva crítica del
capitalismo y el imperialismo sino que más bien se da desde el individualismo
pragmático del intelectual nietzscheano supuestamente desvinculado de agendas
políticas. La lectura que hace Bernabe del argumento de Pabón me hace pensar
que éste salió de la caverna, sólo observó figuras de piedra y madera y por eso
regresó a la gruta para poder contemplar el mundo desde las sombras, encadenado
junto a su amo.
No estoy de acuerdo con Bernabe cuando plantea que gracias al trabajo de
Pabón hemos vuelto a considerar los problemas del nacionalismo, de hecho
Bernabe relata en la introducción a su ensayo cómo el Taller de Formación Política
(TFP) ha publicado dos importantes obras sobre el tema: La cuestión nacional: El
Partido Nacionalista y el movimiento obrero puertorriqueño (TFP 1982) y Pedro
Albizu Campos: ¿Conservador, fascista o revolucionario? (TFP 1992) Si desde
finales de la década de 1990 estamos examinando nuevamente el nacionalismo es
porque las manifestaciones políticas del mismo han acaparado la atención de la
prensa, de las editoriales y de los intelectuales en general. Como afirmé en mi
ensayo “Algunas notas sobre la introducción y los bordes de la estadidad radical
como propuesta de fin de siglo” el trabajo de Pabón fue más bien la provocación

114
que sacó de las cavernas a otros intelectuales cosmopolitas hacia la anexión de
Puerto Rico y el abandono de la lucha anticolonial (González-Cruz 1998: 7).
La obra de Jorge Duany Puerto Rican Nation on the Move: Identities on the
Island and the United States examina aspectos de la emigración puertorriqueña
recientemente documentados por el Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter
Collage. Se enfoca en la actividad cultural popular de la “diáspora” y el papel de los
intelectuales y las agencias coloniales en la formación de una identidad nacionalista
aceptable para la metrópoli. De acuerdo con el trabajo de Duany la División de
Migración del Gobierno de Puerto Rico, el Partido Popular Democrático y el Partido
Demócrata estadounidense se han esforzado formalmente para promover el
nacionalismo cultural vis á vis el nacionalismo político, sobre todo en su
manifestación revolucionaria.
Las pasadas observaciones de Duany me parecen muy valiosas, sin embargo
no comparto con el autor su percepción de que este nacionalismo populista sirve
como herramienta para adelantar las reivindicaciones de la comunidad como una
minoría étnica dentro de los EEUU. Por el contrario, el examen de la emigración
que he realizado en los capítulos anteriores nos indica que las acciones directas, las
protestas pacíficas y las acciones violentas del nacionalismo revolucionario han sido
los mecanismos más efectivos para la movilización de las masas y la
transformación de sus condiciones de vida. Duany no se enfocó en el examen del
nacionalismo revolucionario y no tuvo la oportunidad de examinar documentos
primarios sobre el papel del nacionalismo revolucionario en la formación de la
identidad de la comunidad emigrante puertorriqueña. Sin embargo, ha sentado las
bases para aquellos que nos proponemos analizar el nacionalismo revolucionario
que no sólo afectó el perfil del emigrante sino que, como he planteado, surgió
dentro de esta comunidad. De hecho, el trabajo de Ana Ramos Zayas apunta en
esa dirección y espero que en esa misma vía mi investigación contribuya a la
documentación y análisis del nacionalismo revolucionario en el futuro inmediato.

Armando la utopía

El trabajo intelectual literario, histórico y de la prensa, elaborado


directamente a partir de los testimonios, experiencias y acciones del nacionalismo
produce el material intelectual sociológico y multidisciplinario que permite una
mirada más comprensiva a la transformación de la nacionalidad puertorriqueña. La
tendencia de los críticos del nacionalismo es a enfocarse en los intelectuales
consagrados mientras pierden de perspectiva el trabajo intelectual orgánico o de
base realizado por todos los nacionalistas revolucionarios en sus comunidades. Las

115
acciones de las organizaciones clandestinas y la militancia del movimiento de
liberación nacional son los hechos que hoy nos permiten observar la dinámica de la
nación en marcha.
No sería posible comprender el origen, carácter y comportamiento de la
nación puertorriqueña sin examinar su nacimiento en la Revolución del 1868, sus
aguerridos primeros pasos guiados por el nacionalismo Albizuista y la correlación
entre la lucha armada y los movimientos sociales anticoloniales de la nueva lucha.
Los intelectuales podemos imaginarnos, observar y examinar la nación. Pero son
los eventos sociales, políticos y económicos los que enmarcan el comportamiento
de los actores sociales y los paradigmas que utilizamos para analizar los mismos.
Es evidente que los intelectuales tenemos un papel importante en la
construcción de las naciones y otros artefactos culturales pero nuestro trabajo se
define dentro de los límites de la historia, las estructuras sociales y las acciones de
los grupos que estudiamos. Es tan importante el trabajo intelectual-académico
crítico o creativo sobre el nacionalismo como las obras sociológicas de Duany,
Bernabe y Rodríguez Vázquez o el trabajo literario y testimonial de García, Rivera,
Soto y Nieves Falcón, como el trabajo intelectual de masas realizado por los líderes
del nacionalismo revolucionario.
Como señalara Edward Said (1996), los intelectuales sirven de testigos y
portavoces de los movimientos nacionales en los momentos de mayor dispersión y
represión porque en la composición final de la nación se unen los artefactos;
cuentos, canciones, ensayos, monumentos, mapas, testimonios, protestas
pacíficas, acciones violentas, y la lucha popular prolongada en la marcha
permanente de la nación puertorriqueña que persigue su descolonización y
autodeterminación. En otras palabras, los intelectuales por sí solos no pueden
inventar tradiciones, imaginarse naciones o formar nacionalidades sin la acción del
movimiento de las masas ya sea éste disperso e improvisado o agrupado y
organizado.

116
Conclusión

El objetivo principal de este ensayo es proponer que la lucha armada y los


intelectuales anticoloniales han tenido una participación preponderante en la
formación de la nacionalidad y definición de la nación puertorriqueña. De esta
forma, esta investigación ofrece un nuevo enfoque y dimensión al debate sobre la
cuestión nacional puertorriqueña reseñado al nacionalismo revolucionario como uno
de los actores definitorios. Como resultado final esta investigación también ofrece
un mapa a los que comienzan a marchar por la liberación de la nación
puertorriqueña o estudian la misma en relación a otros movimientos o fuerzas de
cambio social.
Este texto propone que a partir de 1956 surge el nacionalismo revolucionario
puertorriqueño incluyendo su presencia en los enclaves de la comunidad emigrante
en los EEUU; asimismo, surgen el movimiento estudiantil y un nuevo bloque
intelectual anticolonial después de la represión contra el nacionalismo entre el
1933-1954. Este nuevo nacionalismo revolucionario aglutinó emigrantes
progresistas, estudiantes e intelectuales transformando así las características y
significados de la nacionalidad. Proponiendo una nacionalidad mas inclusiva,
combativa y progresista.
La lucha armada puertorriqueña surge como consecuencia de la represión
generalizada del estado colonial en contra de los movimientos sociales legales como
el Partido Nacionalista, Movimiento Pro Independencia y la Federación Universitaria
Por la Independencia. La comunidad puertorriqueña en los EEUU también sirvió de
base para el desarrollo de los militantes intelectuales comprometidos con la lucha
de clases anticolonial, de tal forma que el nacionalismo revolucionario
puertorriqueño volcó su radio de acción político hacia los EEUU y amplió su base de
apoyo para continuar su lucha anticolonial desde la metrópoli.
El examen de las historias de vida, el análisis de contenido de la prensa y
otras fuentes primarias reflejan que la mayoría de los líderes del nacionalismo
revolucionario se forjaron directamente al calor de las luchas estudiantiles y
comunitarias influenciadas por las corrientes marxistas que proponían la lucha de
clases y liberación nacional como proyectos de cambio social compatibles.
Podemos afirmar que los prisioneros políticos y de guerra, antes de ser capturados,
formaron parte del nuevo liderato del bloque intelectual de los trabajadores
nacionalistas comprometidos con las reivindicaciones de la comunidad
puertorriqueña en EEUU y Puerto Rico.

117
La lucha armada y clandestina ha sido una de las herramientas del
nacionalismo revolucionario en Puerto Rico y los EEUU que el régimen colonial
intenta frenar, bien sea por medio del populismo nacionalista moderado o a través
de la represión directa contra su liderato intelectual. Como nos señalara Apter
(1997) el objetivo de la lucha armada es retar las instituciones hegemónicas del
régimen en el poder erosionando su capacidad para gobernar por la fuerza. Las
acciones violentas del nacionalismo revolucionario se caracterizaron por que
consecuentemente atacaron de manera selectiva minimizando las pérdidas
humanas del adversario. En su testimonio Filiberto Ojeda-Ríos, Responsable
General de los Macheteros, planteó que “la lucha armada en Puerto Rico no puede
ser una aventura militar o terrorista porque la misma tiene que contener un
carácter defensivo, selectivo, humanitario y anticolonial” (Nieves-Falcón, 2002:
172-176).
De acuerdo con Addison (2002) el nacionalismo revolucionario no necesita
aterrorizar a la población o derrotar militarmente al régimen colonial sino demostrar
que el mismo es vulnerable debilitando sus fuerzas políticas mientras el movimiento
nacionalista crea estructuras paralelas de organización y poder. Las acciones
armadas selectivas de las organizaciones clandestinas nacionalistas revolucionarias
en Puerto Rico respetaron la integridad colectiva de la población, comenzaron a
debilitar el avanzado proceso de anexión del territorio y fortalecieron la militancia
de todo el movimiento nacionalista demostrando que el régimen no tiene el control
absoluto de la población.
Al examinar las experiencias de los prisioneros políticos y de guerra, su
militancia clandestina, su peregrinaje como emigrantes y su activismo comunitario
notamos que se valida la observación de James Blaut (1987) de que las minorías
que son producto de una relación colonial no se dispersan, asimilan y desaparecen
sino que establecen sus propias formas de resistencia anticoloniales. Dichas
minorías son la punta de lanza de un movimiento que se fragua en las luchas
cotidianas por mejorar su calidad de vida, defenderse del racismo y de la
discriminación. El nacionalismo revolucionario ha servido como herramienta del
activismo nacionalista movilizando en ocasiones a diversos sectores, clases y
grupos de interés en la defensa de su territorio, cultura, medio ambiente e
integridad nacional.
Este texto rearma el rompecabezas que nos permite observar en el mismo
plano la participación directa de la comunidad boricua en los EEUU en la
organización del nacionalismo revolucionario, la relación de la nueva lucha con las
organizaciones clandestinas armadas y el papel de los intelectuales creativos o
críticos en la transformación de la nacionalidad puertorriqueña.

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