Hora Sta. Por La Paz 2022
Hora Sta. Por La Paz 2022
Hora Sta. Por La Paz 2022
SUBSIDIO LITÚRGICO
1
CANTO DE ENTRADA
ALTÍSIMO SEÑOR
ALTÍSIMO SEÑOR, QUE SUPISTE JUNTAR A UN TIEMPO EN EL ALTAR, SER
CORDERO Y PASTOR, QUISIERA CON FERVOR, AMAR Y RECIBIR A QUIEN POR
MI QUISO MORIR.
1. Venid, hijos de Adán al convite de amor que hoy nos da el Señor de este Divino Pan,
de tan dulce sabor, de tal gracia y virtud que da alegría, que da salud.
2. Los ángeles al ver tal Gloria y Majestad, con profunda humildad adoran su poder, sin
ellos merecer la dicha de probar al rey del Cielo hecho manjar.
CANTO
1. Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la santa Comunión, Jesús, que ves mi
nada y mi pecado, prepara Tú mi pobre corazón, prepara Tú mi pobre corazón
2. Espero en ti, piadoso Jesús mío, oigo tu voz, que dice: “Ven a mí”; porque eres fiel,
por eso en ti confío, todo, Señor espérolo de ti; todo, Señor, espérolo de ti.
ACTOS DE ESPERANZA:
Lector/ Espero en Jesús Sacramentado.
(SILENCIO)
Estás aquí, aunque no te pueda ver, pues escondes tu gloria y majestad. Estás aquí, revestido
solamente del amor, bajo la forma de un pan; con sencillez te me vienes a entregar y en mi
interior vas haciendo maravillas: corazón con corazón, en profunda comunión me haces
templo de la Santa Trinidad.
ACTOS DE CARIDAD:
Lector/ Amo a Jesús Sacramentado.
CANTO
YO SOY EL PAN DE VIDA
1. Yo soy el Pan de vida, el que viene a mí no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá
ser. Nadie viene a mí, si mi Padre no lo llama.
YO LO RESUCITARÉ; YO LO RESUCITARÉ, YO LO RESUCITARÉ EN EL DÍA
FINAL.
5
Se encuentra en Cristo:
† “A ustedes, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor” (II Pe 1,
2).
Buscar la paz:
† “Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”
(Mt 5, 9).
† “…apártate del mal y obra el bien, busca la paz y anda tras ella” (Sal 34 [33]).
La da el Espíritu Santo:
† “Pues las tendencias de la carne son muerte, más las del espíritu son vida y paz…”
(Rm 8, 6).
† “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad” (Gal 5, 2).
La da Cristo:
† “Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo:
«la paz con ustedes»” (Lc 24, 36).
V. REFLEXIÓN BÍBLICA
(Alguien hará la lectura del Evangelio y el dirigente la reflexión)
Mis paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como la da el mundo. Nos se turbe su
corazón ni se acobarde. - Palabra del Señor -.
“Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina (México)que, en
estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones
sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y
narcotráfico” (Mensaje del Papa antes de la bendición Urbi et Orbi, el domingo 22 de abril
2022. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor).
La paz aparece como el gran don que Jesús nos deja. No la impone, es puro Don. En esto
coincide con la idea de Shalom en Israel. Pero el versículo termina diciendo «no se turbe su
corazón…» ¿Y por qué iba a turbarse? ¿No nos está hablando de paz?
Si la primera frase habla de la paz que nos deja, en la segunda habla de «mi paz les doy».
¿Una paz «Made in Jesús»? Y en efecto, para subrayar que es una paz especial, añade:
«No se las doy como la da el mundo». ¿Cómo la da el mundo? El mundo no la da, la impone.
En efecto, todo dictador que se precie de tal se consideraría a sí mismo como el que ha traído
la paz a su pueblo y siempre lo celebran. Pero la paz no se puede imponer, sencillamente
porque deja de serlo.
Sociológicamente se habla indistintamente de «período de paz» o «período de tranquilidad».
Pero ¿son lo mismo? ¿Qué es «tranquilidad»? La ausencia de conflictos. Es decir, de esta
paz‒tranquilidad es puramente negativo. Es la paz que reina en una «zona residencial»: allí
no te cruzas con nadie. Lo único que perturba son los ladridos de los «perros fieles» al extraño
que se acerca. Todo es tranquilidad, silencio. Pero con frecuencia los vecinos ni se conocen;
eso sí, no se molestan: «bien supremo» que provoca el aislamiento más tonto y empobrecedor
que se pueda imaginar.
Tranquilidad dicen las malas lenguas que puede derivar de tranca: si alguien está detrás de
mí con una arma amenazándome, y ustedes me avisas «¡Ten cuidado, no te muevas…!» yo
me encojo y ni respiro. Si nadie se mueve porque todos se sienten amenazados, todo está
«tranquilo», «en paz». Es decir, eta paz apunta a que yo no experimente ninguna amenaza,
que nada me perturbe, que nada me espante, que me sienta seguro.
A todos se nos ha dicho en alguna ocasión y no precisamente con mucho agrado: ¡Déjame
tranquilo!» o «¡Déjame en paz!», frase que interpretamos como un «¡Vete a molestar a otra
parte!», por no decir otra frase más expresiva. Además, el «tono» con que la decimos no es
precisamente muy «pacífico».
Puede haber muchas manifestaciones en nuestro país por la paz. Pero ¿será la paz lo que nos
preocupa o la seguridad? En estos tiempos hay un conflicto bélico que amenaza al mundo
entero y perturba nuestra seguridad.
Es decir, ni la «paz del mundo» ni el modo de «darla» ―que consiste en imponerla― tienen
nada que ver con la que al parecer trae Jesús. Esta es una paz que no consiste precisamente
en la ausencia de conflicto, sino en algo positivo: poder vivir la reciprocidad de la
fraternidad ―la fraternidad mutua, en la que no sólo me siento hermano de los demás, sino
que los demás e sienten hermano mío y pueden contar conmigo―. Esto trae consigo la
necesidad de superar conflictos y desavenencias para podernos encontrar.
VII. CONTEMPLACIÓN
Alternando con el que dirige
Lector/ Señor, que no sea vana nuestra oración y engañosa nuestra esperanza de paz.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, resucitado derriba los muros de la enemistad que dividen hoy a los hermanos.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, socorre a las mujeres víctimas de la violencia pública y familiar.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, salva a los niños que sufren por los conflictos y les roban su infancia.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, sostén a los que se esfuerzan por combatir el mal con el bien.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, afianza a los gobernantes con espíritu noble y recto, y valientes en la búsqueda
de la paz.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, concédenos a todos nosotros ser artesanos de paz donde quiera que estemos.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, enséñanos a construir caminos de solidaridad y una mejor convivencia.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, danos la sabiduría para saber que un mundo sin violencia no es utopía.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, haz que formemos una sociedad basada en el servicio a los demás.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, haz que la verdadera paz se logre cuando luchemos por la justicia a través del
diálogo, persiguiendo la reconciliación y el desarrollo mutuo.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
Lector/ Señor, haz que construyamos amistad social y hagamos nuestra la cultura del
diálogo.
Todos/ Jesucristo Príncipe de la Paz, hazme mensajero tuyo.
(SENTADOS)
10
IX. PRECES
Lector/ Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, que dio al mundo la paz por
la venida de su Hijo y fruto de su Resurrección, envió al Espíritu de Paz, y
digamos:
R. / Rey de la paz, escúchanos
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L 3. Oremos por nuestra nación, por las familias de nuestra sociedad que sufren los
horrores de la violencia, para que recobren la paz y obtengan la tranquilidad y la
libertad verdadera.
R. / Rey de la paz, escúchanos
L 4. Oremos por quienes han muerto víctimas de la violencia, el terrorismo y la guerra,
para que Dios les haya dado la paz eterna en la gloria del cielo.
R. / Rey de la paz, escúchanos
L 5. Oremos por los que hacen el mal, para que reconozcan la maldad de sus acciones y
vuelvan a la senda de la paz y el bien, el respeto por la vida y la dignidad de cada ser
humano, independientemente de su religión, origen o posición social.
L 6. Oremos por todos nosotros fieles hijos de Dios, para que sintiéndonos inspirados por
el ejemplo de Cristo, estemos abiertos al amor y al servicio de los más necesitados
siendo una luz para todos de fraternidad, caridad, justicia y paz.
R. / Rey de la paz, escúchanos
ORACIÓN
Dios no sólo de la paz, sino la paz misma, a quien los sembradores de la discordia no
pueden comprender, ni aceptar quien ama la violencia, concede a los que trabajan por la paz
perseverar en su propósito de hacer el bien, y a los que la obstaculizan, olvidarse del odio,
para que su corazón sane. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. AMÉN.
(GUÍA)
Señor y Dios Sacramentado, mi vida es expresión de tu divinidad y sé y siento que fui hecho
a tu imagen, ¡bendito y alabado seas! Pero también, Señor, por mi libertad, la miseria, la
fragilidad, la debilidad y el pecado me agobian y confunden transformando mi interior en un
mundo de borrascas, desaliento, impaciencia, ansiedad, soledad, estrés e indecisión.
Te pido perdón delante de tu cuerpo y sangre en la hostia consagrada, porque reconozco que
busqué la paz del mundo. Olvidé tus palabras que me dicen: “Mi paz les dejo, mi paz les doy,
no como la da el mundo”.
Es verdad, Señor, en el mundo se pierde y se maltrata tu paz. Señor, dame la gracia y la fuerza
para caminar siempre hacia Ti, para recibir tu paz que da serenidad, alegría y felicidad.
Así sea.
(DE PIE)
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Todos:
Divino Corazón de Jesús, te ofrezco todo mi ser con todas mis pobres obras, a fin de obtener
que todos los hombres te reconozcan como su Salvador y su Señor, de modo que todos juntos
podamos cantar: Alabado sea el Divino Corazón de Jesús, por quien nos vino la salvación.
A Él la gloria por los siglos de los siglos. AMÉN.
Todos:
Desde el Cielo, donde reinas, protégeme, guárdame e intercede por mí. Enciérrame en tu
Corazón de Madres, hasta que goce contigo de la Redención plena de Jesucristo en los
esplendores de la Gloria. AMÉN.
(DE RODILLAS)
14
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el Cielo y en el Santísimo Sacramento
del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma. Pero
ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven a lo menos espiritualmente a mi
corazón. Concédeme poder encontrarme en el rostro de cada uno de mis hermanos. No dejes
que me extravíe siendo piedra de tropiezo para todos ellos. Que no sea escándalo con mis
acciones dentro de tu Iglesia, nuestra Madre, tu Cuerpo Místico. Que no consienta yo, ser
alguno que divida la comunidad con mi falta de prudencia y sensatez; ni que sea yo, el juez
y el verdugo de mi hermano, por sus malas acciones. Señor, Jesús, como si ya hubieses
venido, te abrazo y me uno del todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me aparte de Ti.
2. Por nuestro amor oculto en el Sagrario, su gloria y esplendor, para nuestro bien; se
queda en el Sagrario, esperando al justo y pecador.
3. ¡Oh gran prodigio del amor Divino! Milagro sin igual, prenda de amistad, banquete
al peregrino do se come al Cordero Celestial.
4. Dios bondadoso, Rey de las victorias, a Ti loor sin fin. Canten tu poder, autor de
nuestras glorias, cielo y tierra hasta el último confín.
15
Señor Nuestro Jesucristo, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre;
que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
O bien:
Dios y Padre nuestro, concédenos celebrar dignamente al Cordero Pascual, muerto por
nosotros en la cruz y oculto en este sacramento, para que, terminada nuestra peregrinación
en la tierra, podamos contemplarlo cara a cara en la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
O bien:
A quienes creemos y confesamos que en este sacramento está realmente presente Jesucristo,
el cual para redimirnos nació de la Virgen María, padeció muerte de cruz y resucitó de entre
los muertos, concédenos, Dios nuestros, obtener de él nuestra salvación eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Dios nuestro, que este sacramento, por medio del cual te dignas renovarnos, nos llene de tu
amor y nos ayude a llegar algún día a la gloria de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Cristo, Maestro y Salvador nuestro.
Cristo, Mesías enviado.
16
CANTO DE SALIDA
¡TU REINARÁS!
1. ¡Tú reinarás! Este es el grito, que ardiente exhala nuestra fe; ¡Tú reinarás! ¡Oh rey
bendito! Pues tú dijiste: “¡REINARÉ!”
17