Unidad 4. Color y Percepción

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TEORÍA DEL COLOR Y PERCEPCIÓN

Unidad 4. Color y percepción


Unidad 4. Color y percepción

Color y percepción

La única fuente de las ideas es la percepción que junto con el color dan valor al
diseño; el habitador es capaz de tener múltiples sensaciones, pero muchas veces
sólo repara en algunas tomando conciencia, es decir, le da la importancia a través
de la vista. Existen sensaciones que llegan de la mente las cuales se procesan de
manera inconsciente y cuando el color forma parte de esa existencia se vuelve
un suceso importante, resultado de la percepción.

En plano consciente se da en un proceso que puede ser de inclusión o exclusión,


que tiene su base en la biología como capacidad sensorial. El color actúa como
mediador para evaluar cualquier objeto o espacio con todas las manifestaciones
posibles, tanto históricas como culturales.

La percepción junto con el color son fuentes y producto de evidencias que surgen
a partir de las experiencias que proporcionan las vivencias del habitador para
lograr la construcción de las evidencias, las cuales resultan de suma importancia
para ser consideradas en la planeación del diseño de interiores.

Psicología del color y percepción

El color es sensorial e individual, tiene diferentes efectos sobre nosotros y, por lo


tanto, es subjetivo. La psicología clasifica sus percepciones adjudicándole signi-
ficados, y atendiendo a las funciones que en él se aprecian, que serían de adap-
tación y de oposición (Escola D’Art I Superior de Disseny de Vic, s.f.).

Las funciones de adaptación desarrollan respuestas activas, vivaces, animadas e


intensas; estimulantes y excitantes. Por el contrario, las funciones de oposición
sugieren respuestas pasivas, depresivas y débiles; sedantes y tranquilizadoras.
Estas emociones y conductas ante la percepción del color son las que contribu-
yen a darles significados primarios.

El color no sólo influye sobre el ser humano, sino también en la humanidad, su


ambiente, y condiciona la comunicación espacial que es particular en cada lugar;
determina de tal modo que llega al punto de darle significados que trascienden
de su propia apariencia. La naturaleza física y biológica, al igual que la psicología,
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son temas que interactúan con la percepción que tenemos con el color todo el
tiempo, es por ello que se han involucrado desde tiempos remotos.

En América se relacionaban con los puntos cardinales, en Europa, con los mate-
riales que se utilizaban. En el Viejo Continente los alquimistas relacionaban los
colores con características de los materiales que empleaban; por ejemplo, rojo
para el azufre, blanco para el mercurio y verde para ácidos o disolventes.

Uno de los primeros estudiosos que analizó las propiedades del color fue Aristóteles,
quien describió los ‘colores básicos’ relacionados con la tierra, el agua, el cielo y
el fuego.

Plinio el viejo abordó el tema del color en el libro 35 de Historia Naturalis, que
constituye un conjunto que puede considerarse el tratado de historia del arte
más antiguo que ha llegado hasta nosotros (Psicología del color, s.f.).

En el Renacimiento Leonardo da Vinci definió que el color es propio de la materia


y clasificó como colores básicos los siguientes: amarillo, verde, azul y rojo, de
acuerdo con aquellas categorías de Aristóteles, agregando el blanco como recep-
tor de todos los demás colores y el negro -la oscuridad- como su ausencia, que
priva el poder observarlos (Psicología del color, s.f.).

Con la mezcla de estos colores obtenía todos los demás, aunque también obser-
vó que el verde podía surgir de una mezcla. De esta manera se habla por primera
vez en la historia de los colores primarios y secundarios.

Recién empezado el siglo XVIII, Isaac Newton plantearía los fundamentos de la


teoría lumínica del color, descubriendo que la luz del sol, al pasar por un prisma,
se fragmentaba descomponiéndose en seis distintos colores, a lo que llamó el
‘espectro cromático’.

Con esta observación dio lugar al siguiente principio: todos los cuerpos opacos al
ser iluminados reflejan todos o parte de los componentes de la luz que reciben,
lo que fue base del desarrollo científico posterior.

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No obstante, el precursor de la psicología del color fue el poeta y científico alemán


Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), quien en su tratado Teoría del color
se opuso a la visión meramente física de Newton, proponiendo que el color en
realidad depende también de nuestra percepción, en la que se halla involucrado el
cerebro y los mecanismos del sentido de la vista, lo que nos causa modificaciones
fisiológicas y psicológicas al exponernos a los colores (Psicología del color, s.f.).

Atribuyó distintos temperamentos o personalidades a los colores, algo similar a


lo que hizo Friedrich Schiller, quien creo la Rosa de los Temperamentos.

Además, Goethe observó que con una mayor apertura del haz de luz, se pierde el
espectro; se manifiesta un borde de color rojizo-amarillo y el otro borde de color
azul-cian, con tonos de blanco entre ellos, y el espectro sólo se plantea cuando
estos bordes se acercan lo suficiente a la superposición de los colores (Lozano,
2019).

De ahí es como logramos ver la subjetividad que involucra este concepto, ya que,
de acuerdo con Eva Heller, asociamos los colores a nuestras experiencias, por lo
cual les damos ciertos atributos (Psicología del color, s.f.).

Estímulos policromáticos sensoriales

El color es sensación y también es información que tiene como función significar


conceptos que fundamentan la comunicación visual entre el sujeto y su entorno;
también es capaz de despertar ciertas estimulaciones y actitudes pasivas o activas.

Nosotros lo percibimos visualmente y se presenta como consecuencia de la absor-


ción selectiva de energía lumínica por la materia de la cual está compuesto; es
decir, el proceso se presenta por la incidencia de la luz, la cual es absorbida por
la materia y ésta refleja selectivamente algunas radiaciones que llegan hasta
nuestro cerebro como sensación de color (Gómez et al., 2006)

Aunque sabemos la forma en que el fenómeno se presenta ante nosotros, hay


muchos procesos que se involucran y que no podemos detectar a simple vista,
por lo cual son de poca utilidad para el estudio de tal fenómeno.

Existen dos teorías existentes sobre la visión del color:

1. Teoría tricromática de Young-Helmholtz. Afirma que la retina tiene tres tipos


de receptores del color: rojo, verde y azul, y a causa de su estimulación se genera
el resto de los colores.

2. Teoría del proceso opuesto de Hering. Nos dice que la información visual se
analiza en términos de colores opuestos, rojo y verde, azul y amarillo, blanco y
negro.

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Fenómeno del color. Fuente: Gómez et al. (2006).

El estímulo de color es la física del color que se produce por las ondas electro-
magnéticas, sin embargo, la sensación de color que transmite es el proceso
fisiológico que produce la sensación cromática en el cerebro. Este es un aconteci-
miento psíquico, de ahí la subjetividad, lo que nos dice que la percepción cromá-
tica es individual, no obstante, se presentan algunas interpretaciones definidas
por contextos culturales.

En el estudio cromático se distinguen cuatro aspectos diferentes del color:

1. Color de la luz: es la fuente de luz y su composición espectral. La luz blanca del


sol es la que contiene todos los colores del espectro.

2. Colores sólidos: determinados por la estructura molecular de la materia, tiene


que ver con la química y los pigmentos.

3. Estímulo de color: es la física del color que se produce por las ondas
electromagnéticas.

4. Sensación de color: es el proceso fisiológico que produce la sensación cromática


en el cerebro.

Es posible sentir los productos perceptuales de nuestros sistemas sensores:


visual, acústico, gustativo, olfativo y háptico, bien como imágenes individuales
(sensaciones), o bien como imágenes interactivas (sinestesias).

La imagen cromática es un producto visual, lo que podemos sentir. El pigmento


-la materia-, la luz -energía electromagnética-, etc., son cosas que no podemos
ver. Lo que denominamos color no tiene lugar en el mundo físico, sino en nuestro
mundo psíquico.
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Percepción tonal–sonora

La percepción del color es, también, el significado que le damos a través de


nuestros sentidos, ya que es nuestro cerebro el que absorbe y organiza esa infor-
mación; así, al hablar sobre el color hablamos de lo que vemos, lo que nos abre
la posibilidad a diversos niveles psicológicos, restándole carácter físico al color,
cambiando su función dependiendo de su entorno.

Con esta información podemos observar todas las tonalidades del color y la inten-
sidad con la que puede cambiar modificando su percepción.

En cuanto a los colores, Lussana (citado por Alfayate, 2013) relata: “Los colores
son caracterizados por un número creciente de vibraciones (del rojo al violeta),
que provocan en la vista excitaciones diferentes, a las que corresponden sensa-
ciones diferentes, que luego a su vez se relacionan con ideas distintas y diversas”
(p. 13).

Se basaba en que existe una relación natural y fisiológica entre estas armonías
de los colores y los sonidos, y hasta con los de la palabra. Así, admitía que los
centros cerebrales pertenecientes al color y al habla son contiguos (se funden en
una misma circunvolución), al igual que el de melodía es contiguo al del color,
lo cual ya había notado Newton comparando los siete colores con las siete notas
musicales y antes de él, los pintores italianos.

En 1874, Lemoigne, basándose en Lussana, se refiere a la ‘moralización’ de los


colores sobre el hecho de que ellos hablen el lenguaje de nuestros sentimientos.
Además, admite que hay relaciones matemáticas entre las vibraciones sonoras
y las vibraciones de los colores. Por tanto, la audición coloreada es la supuesta
evidencia patológica de que hay a nivel subjetivo conexiones neurológicas y a
nivel objetivo correspondencias físico-matemáticas (Alfayate, 2013).

Es así que se prueba que la percepción de sonidos estimula la visión de colores


y entre estos sonidos objetivos y aquellos colores subjetivos hay una relación
peculiar y constante. El aparato auditivo, cada vez que es excitado con las vibra-
ciones, estimula también el centro cerebral de la visión.

Las concepciones acerca de que sonidos más graves evocan colores más
vivos (mayor saturación) y más oscuros (menor brillo), así como que
colores más apagados (menor saturación) y más claros (mayor brillo) se
cumplen, es decir, se demuestra la idea inicial de la que se partía, acerca
de los colores claros y oscuros y su relación con la saturación y el brillo.

Cuanto más melódica es una música más claros y apagados son los colo-
res, sobre todo con predominancia de tonos agudos y muy suaves, sin
grandes golpes musicales. Esto deriva en sensaciones de alegría, tranqui-
lidad, evocando también ambientes bucólicos e incluso de fantasía.

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Los sonidos estridentes se reflejan en colores oscuros si son graves, o


saturados si son agudos. Respectivamente evocan sensaciones de inse-
guridad, temor o sensaciones de angustia, amenaza u objetos punzantes.
Estos sonidos se perciben con valores negativos, porque invaden el espa-
cio sonoro muy bruscamente despistando al sujeto.

Secuencias musicales monótonas, son asociadas a colores fríos y con


una tonalidad apagada, con poco brillo. Esto también sería extrapolable
a secuencias con una dominancia de sonidos electrónicos. Al contrario,
ocurre con secuencias también bastante monótonas, pero estas con golpes
musicales marcados y de tonalidades más agudas en las que los colores se
perciben más cálidos (Alfayate, 2013, p. 45).

Sensibilidad temporal–espacial

El comportamiento perceptivo del color se debe a la interacción de diversas


variantes que lo determinan, así como las condiciones ambientales que permiten
una sensibilidad y expresividad particular dependiendo de cada contexto cultural
que hace que sea un tema de gran complejidad.

Como ya mencionamos, existen variantes o factores que pueden modificar la


percepción del color espacialmente. Tomando como fundamento el libro Teoría
y uso del color, de Luigina de Grandis (1985), tales factores se clasifican de la
siguiente manera:

®® Dimensión. Se puede variar la sensibilidad dependiendo del tamaño del ambiente


que se esté observando o de la superficie.

®® Forma. La distribución de la intensidad lumínica crea variaciones en el color


dependiendo del ángulo visual.

®® Posición. Dependiendo las distancias del objeto luminoso y el observador se afecta


la tonalidad del color y la percepción.

®® Dirección. La posición del objeto lumínico y la dirección crean alteraciones de la


saturación de color.

®® Entorno. El ambiente afecta el color y éste incide sobre otros colores. Ninguno
existe aisladamente.

Por otra parte, es nuestra sensibilidad al contraste la que nos puede generar la
percepción de estos factores al diferenciar las intensidades luminosas; según
la teoría de Johannes Itten, se explica que hay siete tipos de contrastes como
herramientas metodológicas que posibilitan experimentar con el manejo del color
(Gómez et al., 2006):

1. Contraste de color en sí mismo. Es cuando se utilizan colores no alterados con


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su máxima luminosidad, se necesitan por lo menos tres colores diferentes pero la


fuerza del contraste disminuye cuando el color se aleja de los primarios.

2. Contraste claro-oscuro. Se trata de un contraste polar y permite crear altos y


bajos contrastes, los más opuestos son el blanco y negro, su visualización depende
de la agudeza visual del observador.

3. Contraste cálido-frío. Se refiere a la temperatura asociada a los colores.

4. Contraste de complementarios. Los colores que mezclados dan un gris neutro,


son los colores complementarios y sólo existe un color complementario del otro.

5. Contraste simultáneo. Es cuando el ojo genera el fenómeno de crear o exigir


el color complementario simultáneamente. El contraste simultáneo no modifica el
tono de los colores, sino que acentúa su posición

6. Contraste de calidad. Consiste en el grado de pureza o de saturación de los colo-


res. El color puro se puede mezclar con blanco o negro.

7. Contraste de cantidad. Es la relación de cantidad de acuerdo con la luminosidad


de cada color; el equilibrio armónico se logra por la utilización de la proporción
inversa a su luminosidad.

Se debe tomar en cuenta que las partes de baja energía o contraste débil se funden
y constituyen el fondo; las partes con energía más alta y de mayor contraste se
organizan y se denominan figura. En el proceso de diseño se debe tener en cuen-
ta la relación forma-color, además de la función simbólica de los colores.

Movimiento perceptual del color

Otra forma de interpretar el color es por medio de sus cualidades de armonizar


ya que éste requiere de separaciones y conexiones, y las relaciones estructurales
que le dan dinamismo.

Las armonías del color que plantea Garau (citado por Gómez et al., 2006) se
relacionan con las tensiones de unidad o divergencia cromática, basadas en la
interacción dinámica propia del color que se produce por la tensión de comple-
mentariedad o separación producida por los colores primarios contenidos en las
mezclas cromáticas.

En este sentido, en el texto la Naturaleza del orden de Christopher Alexander


(1997) se marcan diez propiedades principales que dan ciertos movimientos
entre los colores, las cuales son:

1. Jerarquía. Se adquieren diversos niveles de importancia al converger distintos


colores en un mismo punto dependiendo la proporción de cantidad de cada color.

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2. Variación gradual. Es la secuencia de pares de colores que crean un movimiento


interno que puede ser concéntrico, lineal, vertical, etc., siempre de dos en dos. La
relación entre los colores es directa, un color va seguido del otro ayudando a crear
movimiento y a que el ojo llegue al centro principal.

3. Colores que crean luz. Es la relación de pares de colores tomando en cuenta la


luminosidad de cada uno buscando la buena relación cromática entre ellos.

4. Contraste. Es la relación entre espacios positivos y negativos dependiendo su


textura, color y forma. Esta relación ayuda a resaltar por consecuencia de las
variaciones de luminosidad de los colores.

5. Ecos. Es la repetición de elementos de color similar en los centros secundarios.

6. Intersección o sobreposición. Se observa cuando dos colores crean una interre-


lación estableciendo una conexión.

7. Límites. Define elementos por medio de líneas que creen contrastes mejorando la
interacción entre colores contiguos. Dependiendo de la luminosidad del color será
la luminosidad del límite; por ejemplo, en oscuro y claro el límite es medio; en
oscuro y medio el límite es claro, y entre claro y medio el límite es oscuro.

8. Tosquedad o variación. Es una propiedad que proporciona naturalidad, al no


verse un color uniforme ni un conjunto homogéneo.

9. Claridad. Es la calidad del color lo que le hace resaltar dentro de un conjunto.

10. Calma interior. Otorga un conjunto integral y armónico.

Por otro lado, dependiendo de la intensidad, cualidad y la posición de la fuente


lumínica, es que también varía la luminosidad creando dos movimientos:

1. Irradiación. Es el exceso de estímulos a tal punto que no se perciben claramente


los contornos y del mismo modo se distorsionan las dimensiones teniendo mayor
reflexión sobre superficies claras, haciéndolos más grandes.

2. Cinética. Diferentes refracciones de luminosidad en cada color que provocan


adaptaciones de enfoque haciendo que se perciba que avanza o retrocede. Cálidos
avanzan y fríos retroceden influyendo también si se encuentran en un fondo claro
u oscuro.

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Otras modalidades perceptuales

Existe otra forma en la que podemos percibir el color, que es el léxico–cromático,


del cual podemos tomar dos interpretaciones: la sinestésica y la que se da entre
factores culturales.

Por un lado, la parte sinestésica tiene lugar cuando la persona otorga cierta valo-
ración cromática o contempla la lengua de determinada manera de forma indivi-
dual, lo que nos deja una percepción un tanto ambigua.

Tomando las percepciones léxico–perceptuales como tema más general, y basán-


donos en los aportes de Lillo et al. (2018), se ha intentado crear conceptos univer-
sales con la teoría general BCT (Basic Color Terms) que nos digan que todas las
lenguas poseen una terminología en común, especializada para nombrar algu-
nos colores; sin embargo, se ha estudiado que no se puede considerar universal
como tal, ya que hay lenguas que no concuerdan con lo descrito por dicha teoría.

Se consideran once volúmenes en los que se divide el color dentro de dialectos


como el castellano, uruguayo, mexicano, encontrando similitud con el inglés,
chino y japonés, tomando en cuenta que, según LRH, la segmentación categórica
del espacio de color surge de la necesidad sociocultural de discutir propiedades
significativas de las superficies de los objetos.

Algunos términos solo podrían usarse para nombrar algunos elementos impor-
tantes y, considerando la naturaleza parcial de la constancia del color, estos
términos podrían estar relacionados con el pequeño subconjunto de experiencias
de color producidas por dichos elementos en diferentes fondos de iluminación.

El mensaje es el centro de la comunicación, esto es, la combinación de signos


ensamblados de acuerdo con ciertas reglas llamadas códigos; el color y la gráfica
ambiental son algunos de ellos; esto es necesario para enviar y recibir mensajes
utilizando el mismo código.

Cualquier mensaje tiene dos dimensiones: una semántica y una simbólica; mien-
tras que la naturaleza semántica de un signo indica inmediatamente su signi-
ficado, la naturaleza simbólica, por el contrario, comprende una gran variedad
de significados. Cada grupo social tiene un repertorio de símbolos comunes que
corresponden a sus experiencias acumuladas, sus opiniones y sus valores.

El color es un concepto totalmente subjetivo a pesar de todas las investigaciones


científicas que se han hecho desde tiempos remotos; la parte psicológica es rela-
tivamente reciente por lo que han surgido muchas teorías relacionadas con las
reacciones que nos provocan los colores en diferentes contextos.

El color tiene diferentes propiedades que nos causan diversas sensaciones, entre
las cuales encontramos la luminosidad, el contraste, las vibraciones, que se invo-
lucran en muchas formas de cómo percibimos el color a tal punto de que no sólo
el sentido de la vista es con el cual logramos percibir, sino que se interconecta
con otras más, incluso con el oído. 10
Unidad 4. Color y percepción

El color nos permite percibir un plano, sus enfoques, espacios, formas que no
solo dependen de los cuerpos que vemos, sino también del receptor, es decir,
nosotros y la manera en que la luz se proyecta, dándonos sensaciones de movi-
lidad y dinamismo con sólo cambiar las posiciones del emisor, el objeto reflector
de la luz y de quien lo ve.

Al darnos cuenta de la ambigüedad de este tema es como se nos abren puertas


y nuevos cuestionamientos, ¿cómo puede percibir cada persona el color?, ¿es un
lenguaje que se pueda volver universal?, ¿existen aspectos del color que el ojo
humano no pueda percibir?, entre otros. Es así que surgen nuevas curiosidades
sobre el color que esperemos algún día poder aclarar.

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Referencias:

®® Alexander, C. (1997). La naturaleza del orden. Estados Unidos: Oxford


University Press.

®® Alfayate, D. (2013). Sinestesia: música y color (tesis de maestría).


Universidad Politécnica de Valencia, Gandía. Recuperado de https://riunet.
upv.es/bitstream/handle/10251/33575/memoria.pdf?sequence=1

®® De Grandis, L. (1985). Teoría y uso del color. España: Cátedra.

®® Escola D’Art I Superior de Disseny de Vic. (s.f.). Psicología del color. Recuperado
de http://www.eartvic.net/~mbaurierc/materials/20%20Selectivitat/
Psicologia%20del%20color.pdf

®® Gómez, A., Jurado, C., Castañeda, W., Londoño, F., y Rendón, G. (2006).
Patrones de color. Interpretación visual de los valores cromáticos regionales
en Caldas. Colombia: Universidad de Caldas.

®® Lillo, J., González, F., Prado, L., Melnikova, A., Álvaro, L., Collado, J., y
Moreira, H. (2018). Basic Color Terms (BCTs) and Categories (BCCs) in
Three Dialects of the Spanish Language: Interaction Between Cultural
and Universal Factors. Frontiers in psychology, 9(761), 1-19. Recuperado
de https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2018.00761/pdf

®® Lozano, P. (2019). La teoría del color de Goethe. Sitio web Proyecto Idis.
Disponible en https://proyectoidis.org/la-teoria-del-color-de-goethe/

®® Psicología del color [sitio web]. (s.f.). ¿Qué es la psicología del color? (en
línea). Disponible en http://www.psicologiadelcolor.es/psicologia-del-
color/

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