Tema 13. Guerra Civil
Tema 13. Guerra Civil
Tema 13. Guerra Civil
Desde el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, un grupo de generales
acuerdan la preparación de un “alzamiento que restableciera el orden , a través de la organización
de un pronunciamiento simultáneo en todas las guarniciones militares posibles. Por su parte, el
nuevo gobierno de izquierdas fijó como su primer objetivo acelerar las reformas, no obstante, se
inició una etapa difícil por los conflictos de orden público, con una escalada de la violencia sin
igual, las derechas se militarizan y los militantes de izquierdas se radicalizan. Adquirió un papel
protagonista Falange, que al igual que los fascistas europeos cometen asesinatos, por lo que fue
ilegalizada y detenido José Antonio Primo de Rivera.
Alcalá Zamora es sustituido como presidente de la República por Manuel Azaña, lo que
paradójicamente significó la anulación política de este último, por lo limitado de sus funciones. El
nuevo presidente de gobierno fue Santiago Casares Quiroga, quien aceleró la reforma agraria, pero
tuvo que enfrentarse al distanciamiento de los partidos del Frente Popular, al tiempo que se extendía
la violencia. Se multiplicaban las huelgas e incidentes, a la vez que la conspiración militar contra la
República se organizaba, finalmente el asesinato del teniente republicano José del Castillo por
falange, fue contestado con el de Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, excusa usada como detonante
del alzamiento militar del día 18, no obstante el golpe estuvo preparado desde mucho antes.
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IES Huerta Alta
Profesor David Márquez García
Por su parte, los republicanos fracasaron en el asedio a Toledo, con su Alcázar defendido por el
general Moscardó. No obstante triunfaron en la defensa de Madrid, donde aparecen las consignas
míticas como “¡Madrid tumba del fascismo! y el “¡No pasarán! , siendo defendida gracias a las
acciones de las Brigadas Internacionales y de la columna anarcosindicalista “Libertad de Durruti.
Grandes Operaciones Militares, 1937-1938: Se inicia con el triunfo rebelde en la toma de
Málaga. Pero fracasan en la batalla del Jarama, que intentaba aislar Madrid de Valencia, y también
en la batalla de Guadalajara con un nuevo intento de llegar hasta la capital. Los sublevados se
dirigen a la zona norte, cayendo Santander y Bilbao, bombardeando Guernica por la nazi Legión
Condor. Para aliviar la presión en el norte, los republicanos desencadenan la batalla de Brunete
(Madrid) y Belchite (Zaragoza), pero no impidió la caída de Asturias. Liquidado el frente norte,
Franco se lanzó sobre el frente de Aragón, mientras la República realizó un esfuerzo titánico
defenderlo en la batalla del Ebro, pero tras el éxito franquista, no se pudo evitar la caída de
Cataluña. El final de la guerra llegó con la ocupación de Madrid, quedando tan sólo algunas zonas
de Levante por donde se exiliaron gran número de republicanos.
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Profesor David Márquez García
Pero la No-Intervención sólo perjudicó a los republicanos, ya que la Alemania nazi y la Italia
fascista pese a que firmaron el acuerdo, no lo respetaron y ayudaron sin tapujos al bando
franquista, enviando aviones, carros de combate, decenas de miles de soldados, milicias fascistas,
material bélico y un gran número de técnicos. Por su parte, el Portugal Salazarista proporcionó
facilidades logísticas, y la Santa Sede declaró la guerra como cruzada, “una guerra de España contra
la antiespaña , estableciendo contactos regulares con Burgos desde 1936.
El bando republicano, por el contrario no recibió el apoyo de las democracias occidentales,
ni siquiera de Francia con un gobierno similar del Frente Popular y una población muy favorable a
la República. En Gran Bretaña, el gobierno conservador veía en Franco un buen freno a la expansión
del “comunismo . No obstante, recibieron ayudas, la principal fue de la URSS, aunque no
comparable a la de Alemania e Italia a los franquistas, enviando aviones, carros de combate y
técnicos, pero previo pago a Moscú. También la URSS, a través del Comintern o Internacional
Comunista, hizo un llamamiento a voluntarios, así polacos, alemanes, ingleses, franceses, etc.,
formaron las Brigadas Internacionales, que con unos 60.000 efectivos tuvieron un papel destacado
en la contienda. También es muy destacable la actitud de Méjico, que siempre apoyó a la República,
y su presidente Lázaro Cárdenas, tuvo un papel brillante en la protección de los exiliados españoles.
El 1 de abril de 1939 Franco firmaba el último parte de guerra, que terminaba diciendo “la
guerra ha terminado , aunque en palabras de Tuñón de Lara, “la paz aún tardará mucho en llegar .
Respecto al número de víctimas durante muchos años no se dieron cifras exactas, y aunque hoy
permanecen algunas dudas, se acepta que hubo más de un millón de muertos. Se produjeron
victimas por diversas causas, combates, represión y las penalidades de la retaguardia (hambre,
enfermedades, etc.), a los que habría que sumar los encarcelados, desterrados y exiliados, cerca de
medio millón de personas.
Al comienzo, en ambos bandos se practicó la persecución indiscriminada e ilegal de todos
los contrarios, siendo el bando franquista el que sistematizó la eliminación de todos aquellos que
habían apoyado o formado parte de la II República. El nuevo Estado franquista ejerció una represión
basada en ejecuciones sumarísimas, “sacas o “paseos , personas que eran detenidas, llevadas fuera
de la ciudad y ejecutadas. Especialmente graves fueron las matanzas civiles en Málaga, Sevilla y
Badajoz. En ocasiones personas relevantes fueron asesinadas más por lo que significaban que su
propia actividad política, como el poeta Federico García Lorca. Asimismo, el gobierno de Franco
hizo ejecutar a Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña, mientras Julián Besteiro,
presidente de las Cortes constituyentes, moría en la cárcel.
Por último, desde los primeros meses de guerra, grupos de población civil de la zona
republicana tuvieron que abandonar sus hogares ante el avance de las tropas rebeldes.
Aproximadamente medio millón de españoles cruzaron la frontera francesa, muchos volvieron, pero
los que se quedaron en Francia no terminaron aquí su calvario, ya que poco después del fin de la
Guerra Civil española comenzó la II Guerra Mundial, jugando los españoles un papel destacado en
la resistencia francesa. Los exiliados republicanos españoles se convirtieron en un objetivo
prioritario de los nazis, en cuyos campos de concentración fueron asesinados unos 16.000. Un grupo
importante de exiliados consiguieron embarcar hacia América latina, sobre todo a Méjico, a donde
se exilió el propio gobierno republicano que permanecería allí hasta el año 1976.