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Módulo 5

Este documento describe los principios fundamentales de la redacción científica, incluyendo escribir con precisión, claridad y brevedad. Explica que la redacción científica tiene el único propósito de informar sobre los resultados de una investigación de manera efectiva. También identifica factores que pueden afectar la precisión, claridad y brevedad como una sintaxis descuidada, pronombres ambiguos, expresiones abstractas y vocabulario rebuscado.

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Módulo 5

Este documento describe los principios fundamentales de la redacción científica, incluyendo escribir con precisión, claridad y brevedad. Explica que la redacción científica tiene el único propósito de informar sobre los resultados de una investigación de manera efectiva. También identifica factores que pueden afectar la precisión, claridad y brevedad como una sintaxis descuidada, pronombres ambiguos, expresiones abstractas y vocabulario rebuscado.

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Módulo 5: Redacción científica

La redacción literaria tiene diversos propósitos como expresar sentimientos y entretener. Para
alcanzar estas metas se pueden utilizar metáforas, eufemismos, suspenso y varios recursos
literarios. La redacción científica, por el contrario, tiene un solo propósito: informar el resultado de
una investigación. El objetivo no es alegrar, enfurecer, divertir, impresionar, ni enseñarle palabras
nuevas al lector; la única meta es comunicar eficazmente el resultado de la investigación. No es
necesario nacer con un don o una habilidad especial. La redacción científica es una destreza que se
puede aprender y dominar reuniendo cuatro requisitos:

1. Dominar el idioma: escribir oraciones completas y coherentes, construir párrafos que


lleven lógicamente de un tema al próximo y usar correctamente las palabras y los signos de
puntuación para producir un texto sencillo, claro y fácil de entender.

2. Enfocarse en el trabajo: establecer un plan de trabajo con fechas para comenzar y


terminar el trabajo. Reservar tiempo para escribir y escribir, no buscar excusas para posponer el
trabajo.

3. Dedicarle tiempo a la revisión del texto: dedicar tiempo suficiente a la redacción y


corrección del manuscrito. Los textos efectivos no se escriben apresuradamente; son el producto
de una escritura y revisión cuidadosa, pausada y constante.

4. Entender y aplicar los principios fundamentales de la redacción científica: escribir con


precisión, claridad y brevedad.

• Precisión

Ser preciso significa usar las palabras que comunican exactamente lo que se quiere decir. El lector
no puede pedir que aclaremos sus dudas, ni mucho menos leernos la mente. Para escribir con
precisión es necesario desarrollar la capacidad de escribir para el lector. Consideremos estos
ejemplos: El rendimiento académico fue mejor en mujeres. El autor de esta oración sabe qué
significa "mejor", pero ¿lo sabe el lector? Mejor puede significar aprobaron más asignaturas,
tuvieron notas más altas, aprobaron más exámenes finales en menor tiempo, o varias otras cosas.
La regla primera de toda buena redacción es enriquecer el vocabulario, familiarizarse con
sinónimos y antónimos, así como con las raíces, los prefijos y los sufijos de las palabras y con su
etimología.

• Claridad

Ser claro significa que el texto se lee y se entiende rápidamente. El lenguaje debe ser sencillo, las
oraciones deben estar bien construidas y cada párrafo debe desarrollar su tema siguiendo un
orden lógico, poner cada parte gramatical en su lugar:

sujeto – verbo – complemento

predicado
Rasgos que hacen un texto más claro Rasgos que hacen un texto menos claro
- Palabras cortas y básicas - Palabras largas y complejas
- Frases cortas - Frases largas
- Lenguaje concreto - Lenguaje abstracto
- Estructuras que favorecen la - Subordinadas e incisos demasiado
anticipación largos
- Presencia de marcadores textuales - Enumeraciones excesivas
- Situación lógica del verbo - Ubicación de palabras claves al final
- Variación tipográfica: cifras, negrita, - Monotonía
cursiva

• Brevedad

Ser breve implica incluir solamente información que es pertinente al contenido del texto y
comunicarla con el menor número posible de palabras. La brevedad es necesaria porque mientras
más largas y complejas son las oraciones, mayor es la probabilidad de afectar la claridad del
mensaje y confundir al lector. La concisión es la brevedad en el modo de expresar los conceptos, o
sea el efecto de expresarlos afinada y exactamente con la menor cantidad de palabras posible. Sin
embargo, no se debe confundir concisión con pobreza. Concisión es economía de palabras;
pobreza es escasez de ideas.

Consejos para aligerar las frases:


- Escribir frases de menos de 25 palabras.
- Escribir las palabras importantes al principio de la frase o, en ciertos casos, al final; pero nunca al
medio.
- Utilizar palabras simples, cortas, vigentes, concretas, representativas.
- Utilizar una afirmación en lugar de una doble negación.
- Aplicar toda la variedad de signos de puntuación.
- Colocar los marcadores textuales al principio de la oración.
- Evitar palabras superfluas y frases inútiles.
Factores que afectan la precisión, claridad y brevedad

Sintaxis descuidada: Al trabajar con prisa y sin revisar cuidadosamente el orden de las palabras,
resultan muchas oraciones deficientes El significado literal de la oración puede ser absurdo o
confuso y el lector deberá releer la oración varias veces para tratar de entenderla. En otros
casos el significado será opuesto o totalmente distinto de lo que se quiere comunicar. Por
ejemplo: Las muestras se tomaron al azar en el área señalada usando una pala. Esta oración
dice literalmente que el investigador usó una pala para señalar el área donde tomó las
muestras. El problema surge porque la acción de usar la pala está más cerca de señalar que de
tomar las muestras. Alternativa: Usando una pala, las muestras se tomaron al azar en el área
señalada.

Para reducir los problemas de sintaxis es necesario que los elementos relacionados queden
cerca en la oración; el sujeto debe estar cerca del verbo y de los adjetivos que le corresponden,
y los adverbios deben estar cerca de los adjetivos que modifican. La redacción científica exige
un grado de precisión y de claridad que sólo se obtiene luego de revisiones pausadas y
cuidadosas.

Pronombres ambiguos: Los pronombres son muy útiles porque evitan la repetición de los
sustantivos y acortan las oraciones. Sin embargo, pueden ser confusos si no se usan
correctamente. Por ejemplo: El cultivo se colocó en caldo para que éste se desarrollara. ¿Cuál
es el antecedente de éste? Correcto: El cultivo se colocó en caldo para que el organismo se
desarrollara.
Expresiones abstractas o genéricas: Es preferible utilizar expresiones concretas en vez de las
abstractas o genéricas; para expresar una acción se emplea directamente un verbo cuyo sujeto sea
un nombre de algo material y concreto; y no un sustantivo derivado de ese nombre. Por ejemplo:

- Las aplicaciones de esta técnica son muy numerosas en el campo de la ciencia. Alternativa:
Esta técnica se aplica mucho en el campo de la ciencia.

- La inauguración del puente fue presidida por el gobernador. Alternativa: El puente fue
inaugurado por el gobernador.

Complicación de formas verbales: La redacción se enturbia cuando aparecen participios,


gerundios, oraciones de relativo y cuando se utilizan diferentes accidentes del verbo (pasado y
presente, voz activa y voz pasiva, indicativo y subjuntivo). Por ejemplo: Correspondió a las mujeres
de la familia mantener ese secreto, que fue pasando de generación en generación. Alternativa:
Correspondió a las mujeres de la familia mantener el secreto y pasarlo de generación en
generación.

Vocabulario rebuscado: En la actualidad se observa la tendencia a introducir en el lenguaje


ordinario palabras procedentes del campo técnico, distorsionando su sentido, y a formar giros
rebuscados e inaceptables. Para comunicarse con precisión y claridad se deben usar palabras
comunes en vez de términos rebuscados. Cualquier palabra que un lector educado tenga que
buscar en el diccionario debe evitarse. El propósito es informar; no es demostrar cuán amplio es
nuestro vocabulario ni enseñarle palabras nuevas al lector. Las locuciones latinas sólo deben
usarse si se emplean regularmente en la disciplina; barbarismos y neologismos innecesarios deben
evitarse.

Contraposición defectuosa: A veces para contraponer dos ideas se emplean palabras que no son
realmente opuestas entre sí. Por ejemplo: La tasa de inflación se aceleró en vez de descender.
Correcto: La tasa de inflación aumentó en vez de disminuir. La tasa de inflación se aceleró en vez
de frenarse.

Puntuación deficiente: El uso inadecuado de los signos de puntuación, particularmente la coma,


es una de las faltas más comunes en la redacción científica. La puntuación deficiente obliga a leer
las oraciones varias veces para entenderlas o hace que adquieran un significado dudoso o hasta
totalmente distinto. Se debe evaluar cuidadosamente la posición de cada signo de puntuación;
leer las oraciones varias veces, con y sin el signo de puntuación, hasta que digan exactamente lo
que se quiere transmitir. Ejemplos:

- Mi hermano que vive en Buenos Aires es estudiante en la universidad. Esta oración se lee
rápidamente porque no tiene comas, pero significa que tengo más de un hermano. Mi hermano,
que vive en Buenos Aires, es estudiante en la universidad. Las comas en esta oración separan
elementos no obligatorios para entender el significado, esto significa que los puedo eliminar.
Según esta frase tengo un solo hermano.

- Otro ejemplo: Cuando despertó Juan, estaba ahí. Cuando despertó, Juan estaba ahí ¿Quién
despertó? ¿Quién estaba ahí?

Expresiones torpemente enfáticas: El mayor obstáculo para una buena redacción es el hábito de
enfatizar complicando el texto con redundancias, giros innecesarios, muletillas, adjetivos y
adverbios totalmente superfluos y verbos vacíos de significado; en vez de buscar el vigor expresivo
en la simplicidad y la concisión. La redacción científica no debe pretender lucirse, sino ir
directamente a la realidad de las cosas; la fuerza de convicción sólo se logra con una redacción
precisa y fluida. No se debe pretender ser brillante, sino claro y convincente. Para expresar ideas
generales es mejor usar el singular que el plural, el indicativo que el subjuntivo, el presente que el
futuro, el orden sintáctico común (sujeto+predicado+complementos) que el entrecortado por
incisos.

Redundancia: La redundancia es tan común en la conversación cotidiana que expresiones como


subir para arriba o salir para afuera parecen perfectamente normales. Podemos ser redundantes
ocasionalmente para enfatizar un punto ("perfectamente normales" en la oración anterior), pero
las palabras redundantes usualmente ocupan espacio sin añadirle valor a la comunicación. El vicio
que más confunde la redacción actual es el abuso de giros gramaticales, o sea innecesario uso de
un conjunto de palabras donde basta una palabra sola. La redundancia es muy frecuente en
expresiones de tiempo, de cantidad y de grado. Considera estos ejemplos:

- En el bosque habitan dos especies diferentes de Zamia. Correcto: En el bosque habitan dos
especies de Zamia.

- Después de haber vencido a la inflación se activará la economía. Correcto: Después de


vencer la inflación se activará la economía.

- Hay además otras dos razones para lamentarlo. Correcto: Hay otras dos razones para
lamentarlo.

Verbosidad: El uso excesivo de palabras, conocido como verbosidad o verborrea, afecta la claridad
y la brevedad del texto. Nadie quiere leer de más; por el contrario, los lectores quieren saber
rápidamente qué se hizo y qué se descubrió. En los ejemplos siguientes, la segunda oración dice lo
mismo que la primera pero es más corta y fácil de entender (la reducción de texto para estas
oraciones es de 38 por ciento):

- Los suelos tropicales tienen un bajo contenido de materia orgánica. Alternativa: Los suelos
tropicales tienen poca materia orgánica.

- Veamos otro ejemplo: Nos preocupa el silencio que normalmente obtenemos como
respuesta, por parte de las autoridades, en relación con las inquietudes que planteamos.
Alternativa: Nos preocupa el habitual silencio de las autoridades ante nuestras inquietudes.
Las siguientes frases verbosas abundan en la comunicación oral y escrita: a pesar del hecho que
(aunque); durante el transcurso de (durante); es capaz de (puede); estudios realizados por Platt
(1998) demostraron que (Platt (1998) demostró que); por un período de (durante); posee la
habilidad para (puede); se hizo una comparación (se comparó); tiene el potencial de (puede); un
gran número de (muchos); con el objeto de (para); en esta forma (así); la manera en que (como);
de tal modo (tan) etc.

Uso de muletillas: Algunos escritores se habitúan demasiado al uso de determinados giros (el caso
de, el hecho de que, en lo que hace a, en cuanto a, al respecto, etc.) que complican la redacción y
provocan errores. Los más frecuentes son los verbos vacíos de significado.

Longitud de oraciones y párrafos: Las oraciones largas son por lo general más difíciles de entender
que las cortas. Las revistas para audiencias generales usan oraciones más cortas que las revistas
especializadas.

El primer párrafo que sigue a continuación es una oración de 82 palabras. El segundo párrafo es
igual de largo pero se dividió en cuatro oraciones de 21, 21, 23 y 17 palabras; este párrafo es más
fácil de entender pero su lectura es un tanto monótona porque las cuatro oraciones tienen
aproximadamente la misma longitud. La lectura del tercer párrafo es más agradable porque se
varió la longitud de las oraciones (11, 8, 44 y 15 palabras, respectivamente). Aunque la penúltima
oración duplica el largo promedio de 20 palabras recomendado para los textos científicos, la
oración es fácil de entender porque está bien puntuada.

- - Recientemente se ha visto la gran importancia de la ambientación en relación con la


actividad biológica, especialmente en la industria farmacéutica; hace algunos años varios
estudios (e.g., Matsuda, 1992; Yoshii, 1993) informaron que ciertos antibióticos causaban
problemas porque cada isómero actuaba diferentemente en el cuerpo, por ejemplo, uno
puede ser farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser inactivo o tener un
grado diferente de actividad o causar efectos perjudiciales; el problema se acentúa
porque en muchos casos los antibióticos racémicos son muy inferiores a los isómeros
puros.
- Recientemente se ha visto la gran importancia de la ambientación en relación con la
actividad biológica, especialmente en la industria farmacéutica. Hace algunos años,
varios estudios (e.g., Matsuda, 1992; Yoshii, 1993) informaron que ciertos antibióticos
causaban problemas porque cada isómero actuaba diferentemente en el cuerpo. Por
ejemplo, uno puede ser farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser
inactivo o tener un grado diferente de actividad o causar efectos perjudiciales. El
problema se acentúa porque en muchos casos los antibióticos racémicos son muy
inferiores a los isómeros puros.
- La relación entre la ambientación y la actividad biológica es muy importante. Esto es así
especialmente en la industria farmacéutica. Hace algunos años, varios estudios (e. g.,
Matsuda, 1992; Yoshii, 1993) informaron que ciertos antibióticos causaban problemas
porque cada isómero actuaba de modo diferente en el cuerpo; por ejemplo, uno puede
ser farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser inactivo, tener un grado
diferente de actividad o causar efectos perjudiciales. El problema se acentúa porque los
antibióticos racémicos son frecuentemente muy inferiores a los isómeros puros.
Para que se note claramente dónde comienzan los párrafos, se deja una línea en blanco entre
ellos o sangría (usando la tecla “tab” ). Los párrafos deben tener un promedio de 7 a 14 líneas,
aunque es mejor alternar párrafos de esa longitud con párrafos más cortos y párrafos más
largos. Una secuencia de varios párrafos cortos, al igual que una secuencia de oraciones cortas,
contiene demasiadas señales de alto y produce una lectura desagradable. Al otro extremo, un
párrafo que ocupa la página completa luce abrumador y no invita a la lectura.
La explicación
Explicar es facilitar al interlocutor la comprensión de un hecho; aclarar un texto que puede
resultarle complejo; enseñarle algo que desconoce; indicar causas o motivos de un hecho,
fenómeno o acontecimiento; desarrollar un tema... Ya se trate de un folleto sobre el mejor
aprovechamiento de la energía eléctrica en el hogar, de un artículo de enciclopedia o de un
capítulo sobre la química de los alimentos en un manual, los textos expositivo-explicativos
privilegian la función informativa del lenguaje. Por esta razón, también se los conoce como textos
informativos.

El discurso expositivo-explicativo intenta hacer conocer o hacer saber algo a alguien que lee y es
su voluntad que ese alguien comprenda y conozca. El primer momento de la explicación suele
estar marcado por un interrogante o problema, ya sea explícito o implícito, que el lector
desconoce y el enunciador conoce, o posee el saber o la competencia que le permite explicarlo. En
algunos casos el problema no se enuncia y, por lo tanto, su reconstrucción depende de la
cooperación del lector en su actividad interpretativa.

Los discursos expositivo-explicativos se basan generalmente en relaciones de causa y efecto, razón


y resultado, enunciado general y ejemplo, afirmación y justificación. Para comprender este tipo de
textos es necesario construir redes entre conceptos y es por eso que los saberes que el lector tiene
sobre esos conceptos determinan la comprensión. Además, la detección o la reconstrucción del
problema o interrogante del que parte la explicación es una actividad fundamental ya que facilita
la interpretación del texto.

Es posible enumerar algunos rasgos en común entre los textos expositivo-explicativos:

- presentan información;
- incluyen explicaciones que permiten comprender la información; - son directivos, en
tanto que el autor señala mediante claves qué es más importante;
- predominan las oraciones enunciativas;
- se prefiere la tercera persona;
- los verbos de las ideas principales se conjugan en indicativo;
- el registro es formal;
- abundan los términos técnico científicos.
En los textos expositivo-explicativos suelen utilizarse diferentes procedimientos para guiar el
reconocimiento de las partes y facilitar la comprensión:

- conectores que organizan información: por su parte, por otra parte, en primer lugar,
asimismo, etc.;
- conectores que indican un cambio de orientación o punto de vista: en cambio, por el
contrario, etc.;
- frases que explicitan la organización textual: como ya hemos dicho, hasta aquí, a
continuación, etc.;

- elementos paratextuales: la disposición del texto, títulos, subtítulos, gráficos, imágenes,


cuadros, etc.;
- marcas gráficas o tipográficas que permiten visualizar la jerarquización de la información:
números, negrita, etc.

Distintas formas de explicar

Para que la explicación sea exitosa, debe adaptarse al receptor, a la situación de comunicación y
debe ser clara y ordenada. Cuando la explicación se da en una conversación cara a cara, el
receptor puede plantear sus dudas, pedir aclaraciones, manifestar de algún modo que no está
comprendiendo y, en función de ello, el emisor intentará solucionar esa dificultad. En los textos
escritos, como manuales y artículos científicos, el recetor no está presente y esto significa que el
escrito debe presuponer cuáles serán las dificultades, anticiparse a las preguntas y tratar de
resolverlas. Para ello puede recurrir a diferentes procedimientos; los más utilizados son:

- Definición: Cuando el locutor supone que el receptor desconoce algún término, puede
definirlo. Su finalidad es facilitar la comprensión. Existen diferentes maneras de definir un
concepto:

· Definición de equivalencia: establecer una equivalencia de significado (los marcadores son


el verbo ser y signos de puntuación como dos puntos, guiones, paréntesis o rayas);

· Definición descriptiva: describir las características distintivas del objeto que se designa
(los marcadores son los verbos ser, poseer, consistir, conformar y construcciones como está
formado por, está constituido por, etc.);

· Definición funcional: indicar cuál es la función del objeto que se designa (algunos
marcadores son se usa para, sirve para, cumple la función de, etc.);

· Definición de denominación: proporcionar el término técnico o científico que se utiliza


para denominar el objeto (algunos marcadores son los verbos llamar, denominar, designar, etc.)
- Comparación y analogía: Se utilizan objetos más conocidos por el lector para explicar
otros menos conocidos o más abstractos, se hace un paralelo con un concepto o situación que se
presume conocido por el receptor. Son marcadores de analogía: como si, es como, es lo mismo
que, tal como, etc.

- Reformulación: Si el locutor supone que la idea que explica es difícil de comprender o


resulta demasiado abstracta o confusa, puede reformularla, decirla de un modo que resulte más
accesible al receptor, proporcionar un enunciado que aclare, que añada información, etc. Esto
facilita la comprensión y da cohesión al texto. Son marcadores de reformulación: es decir, en otras
palabras, dicho de otro modo, o sea, etc.

- Ejemplificación: Para facilitar la comprensión de un concepto suelen introducirse ejemplos


concretos que se supone que resultan familiares para el receptor. Se muestra un caso particular,
concreto, relacionado con un concepto más abstracto. Los ejemplos pueden darse a continuación
del concepto o pueden precederlo según se vaya de lo nuevo a lo conocido o se utilice lo conocido
como base para comprender lo nuevo. Son marcadores de ejemplificación: por ejemplo, a saber,
es el caso de, etc. y signos de puntuación como dos puntos, paréntesis y rayas.

- Explicación causal: Explica el objeto o concepto a través de la causa que le da origen.

La argumentación

Cuando expresamos nuestra opinión intentamos persuadir a quien nos escucha de que tenemos
razón, de que nuestra opinión es acertada. Para eso, fundamentamos lo que decimos con
argumentos apropiados según el tema, la situación y el receptor. Toda argumentación se organiza
a partir de una controversia, un desacuerdo, una polémica sobre un tema, un conflicto de
intereses. El argumentador adopta una posición sobre el tema. Aunque las opiniones sean
discutibles, el objetivo perseguido por el argumentador consiste en valorar esas opiniones, ya sea
para crear un nuevo sistema de convicciones, ya sea para atraer al otro hacia su propio punto de
vista o para tratar de modificar su opinión. Se suele decir que el objetivo es convencer, cuando se
utiliza sobre todo la razón, y persuadir, cuando se trata de obtener su adhesión con el sentimiento.
El destinatario de la argumentación sirve de elemento de regulación del discurso, en la medida
que no podemos modificar su actitud sin conocer su posición y analizar sus intereses.

Un argumento está constituido al menos por dos proposiciones: la opinión explícita que se quiere
apoyar y las razones que sirven de justificación o de apoyo a esa opinión, para lo que se presenta
una serie de hechos o convicciones compartidas o que el emisor considera aceptables para el
destinatario, orientadas a dar mayor verosimilitud a la nueva opinión que se intenta comunicar.

Entre las marcas lingüísticas y recursos más característicos del discurso argumentativo cabe
destacar los siguientes:

- las formas personales para asumir una opinión (Yo personalmente creo que, Me parece
que, etc.);
- las fórmulas para incluir citas (Según), los verbos de opinión neutros (afirma que) o para
valorizar (pretende, insinúa);
- los organizadores textuales (Examinaré diferentes aspectos de la polémica. En primer
lugar, En segundo lugar), organizadores de causa (ya que, puesto que) y de consecuencia (por lo
tanto);
- las expresiones de certeza (estoy convencido de que, seguramente) o de probabilidad
(probablemente, parece ser que);
- las restricciones (a menos que, excepto si);
- fórmulas concesivas (reconozco que… pero, tengo que admitir que, sin embargo, si bien es
cierto que);
Estrategias argumentativas

El punto de partida de los textos de opinión es una afirmación o tesis que expresa el punto de vista
del emisor. En algunos casos, esa tesis no aparece en forma explícita y el recetor debe
reconstruirla. El emisor intenta convencer de que su postura respecto de algún tema en particular
es la más razonable, para ello puede utilizar diferentes estrategias:
- Planteo de causas y consecuencias: se plantean relaciones de razón-consecuencia entre
ideas o hechos de modo que su opinión aparezca como lógica conclusión y no como mero punto
de vista. Los conectores que se utilizan para plantear relaciones de este tipo son: por lo tanto, por
eso, en consecuencia, consecuentemente, dado que, en razón de que, porque, entre otros.

- Analogía: en los textos explicativos, como ya hemos visto, la analogía sirve para aclarar
algún concepto al compararlo con otro similar conocido por el receptor. En textos argumentativos
se establece una analogía con una situación con la que se supone que el receptor estará de
acuerdo.

- Ejemplificación: se vale de ejemplos para demostrar la validez de su afirmación.

- Preguntas retóricas: el emisor puede formular preguntas retóricas, que no se plantean


para ser respondidas sino que ya tiene implícita la respuesta. Las preguntas retóricas anticipan los
posibles interrogantes que se formularía el lector, hacen que sea más fácil seguir el desarrollo
argumentativo.

- Cita de autoridad: el término polifonía se utiliza para hacer referencia a todas las formas
en que interactúan distintas voces dentro de un mismo enunciado. Los textos de opinión son
fuertemente polifónicos. El emisor incluye una voz especializada o respetable que se suma a su
propia voz para defender su tesis. También puede hacerse referencia a estadísticas, al resultado
de investigaciones, al saber popular.

- Concesión: el emisor puede incluir otras voces que se oponen a su tesis, para discutirlas,
contradecirlas o descalificarlas. Los textos argumentativos suelen incluir concesiones, es decir,
reconocimientos de ciertos puntos de vista del otro como válidos. Se trata de una estrategia, pues
quien argumenta puede terminar descalificando eso que concedió.

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