Ander-Egg, E. (1995) - Elementos Básicos Del Método Científico. en Técnicas de Investigación Social (Cap. V, Pp. 89-104) - Buenos Aires Lumen

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Técnicas de

investigación social

Ezequiel Ander-Egg

Editorial LUMEN

a
24. edición

Buenos Aires, 1995

Este material se utiliza con fines


exclusivamente didácticos
CAPÍTULO 5. ELEMENTOS BÁSICOS DEL MÉTODO CIENTÍFICO

El método científico opera dentro de determinados marcos y con ciertos elementos que proporcionan
los recursos e instrumentos intelectuales con los cuales se ha de trabajar para construir el sistema teórico de
la ciencia, estudiar los hechos que son su objeto y comunicar los descubrimientos. El sistema conceptual, las
definiciones, la formulación de hipótesis, la operacionalización de variables e indicadores suelen
considerarse los elementos básicos del método científico.
Para desarrollar este tema, el capítulo seré estructurado en torno a las siguientes cuestiones:

• El sistema conceptual
• La definición
• Hipótesis
• Variables
• Indicadores

Al solo efecto de facilitar su comprensión, podríamos representar gráficamente los elementos básicos
del método científico y sus relaciones con la teoría y la realidad en el siguiente esquema:

1. El sistema conceptual

Entre el sujeto que conoce y la realidad «designada» en ese conocimiento, existen una serie de
mediaciones. No manejamos los hechos de manera directa, leemos la realidad con determinadas categorías
sirviéndonos de ideas-palabras. Del mismo modo que el dato es una mediación que sirve como «enlace»
entre el sujeto y el objeto, el lenguaje es una mediación cuya función es designar algún aspecto de la realidad
(los datos, hechos o fenómenos de esa misma realidad). El lenguaje –que se expresa en un sistema
conceptual– es un modo de señalamiento de las cosas que sirve como uno de los elementos básicos de la
ciencia y del método científico.
La gente se expresa a través de un lenguaje que ya es un modo de leer y designar la realidad. Ahora
bien, el lenguaje cotidiano es la matriz del lenguaje científico, aún cuando éste haya sido recodificado por los
hombres de ciencia y, en otros casos, haya sido ampliado por términos creados para designar nuevos hechos
o nuevos fenómenos.
Todo el lenguaje científico tiene como matriz el lenguaje cotidiano. En efecto, los conceptos del.
lenguaje aprendido condicionan la configuración de nuestra forma de pensar acerca de los problemas de la
realidad y condicionan nuestra manera de interrogar la realidad, de preguntar acerca de los problemas. Más
aún, sin esa estructuración lingüística, ni siquiera es posible el lenguaje coloquial en nuestra vida cotidiana,
que es el que expresa el vocabulario de nuestra lengua materna y de nuestro habla a través de palabras que
traducen conceptos. Y así como Monsieur Jourdain cayó en la cuenta de que había estado hablando en prosa
durante toda su vida, nosotros podemos descubrir que hemos estado hablando con conceptos, aunque en el
lenguaje cotidiano no se encuentren ligados orgánica y sistemáticamente del mismo modo que en la ciencia.
Sin conceptos, o para ser más precisos, sin un sistema conceptual, no es posible el método científico
y consecuentemente no es posible la ciencia. En efecto, la ciencia se expresa a través de un lenguaje que ya
es un modo de leer la realidad.

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Muchas veces los sociólogos no tienen claridad sobre el hecho
de que, con la adopción de un término del lenguaje común o de una
teoría cualesquiera de las ciencias sociales, también adoptan
simultáneamente una parte de la envoltura receptiva y de las
implicaciones teóricas que ahí se relacionan.
J. Szepanski

En las ciencias sociales, la formulación de un sistema conceptual ofrece ciertas dificultades que no se
encuentran en las ciencias naturales. La razón es obvia: términos de uso popular suelen ser conceptos
fundamentales en las disciplinas sociales; eso hace que la transición entre el lenguaje vulgar y el lenguaje
sociológico sea «menor que en física y biología, donde el profano no ve ni conoce por su experiencia
ordinaria los electrones, las ondas hertzianas, los cromosomas, las células, el metabolismo, etcétera... Y si la
sabiduría vulgar tiene ya el nombre y alguna idea de las relaciones sociales, resultará peligroso construir
términos académicos distintos para expresar lo mismo. De ahí que la sociología tenga necesariamente una
cierta limitación en este terreno, por cuanto es muy fácil que la dualidad del simbolismo gramatical revierta
en una dualidad del simbolismo lógico, de suerte que el término erudito deje de significar lo mismo que la
1
palabra vulgar que, a fin de cuentas, expresa el hecho social en sí mismo, o parte de él...» . Las palabras del
lenguaje vulgar deben ser reelaboradas o precisadas al ser introducidas en el lenguaje y discurso sociológico.
Ahora bien, los conceptos son abstracciones, construcciones lógicas que al científico produce,
expresadas de modo que puedan dar cuenta de un hecho o fenómeno que representan (simbolismo lógico) y
que se expresa en un término concreto (simbolismo gramatical). El concepto, pues, es distinto del fenómeno
o cosa que representa, designa o simboliza, pero es básico como instrumento del método científico donde
cumple con una serie de funciones generales, a saber:

• facilitar la comunicación, el diálogo y la discusión: esta función es común con la que


también cumple en el lenguaje corriente.
• suministrar un esqueleto formal para la categorización, leyes y teorías.
• ordenar la percepción:
o describiendo lo fáctico (ej. concepto «aire», «luz», etcétera)
o interpretando (ej. tasa de mortalidad, evolución, etcétera)
o prescribiendo (por medio de conceptos que, bajo forma imperativa, prescriben
normas o reglas de acción).

Un concepto es condición necesaria pero no suficiente para la ciencia. Para que un concepto se
considere como «concepto científico» –que algunos. proponen llamar, teorético– debe cumplir con los
siguientes requisitos:

• acuerdo básico acerca de lo que designa


• estar definido con precisión: si no hay consenso –lo que es frecuente en sociología–, al
menos debe estar bien precisado el alcance que se le da en la investigación
• pertenecer a alguna teoría que, como contexto denotativo, orienta semánticamente su
significado y lo hace teóricamente relevante.

Cuando el concepto se expresa de una manera rigurosa en la indicación del contenido atribuido,
tenemos la definición.

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2. La definición

En ciencias sociales, el problema de la definición está íntimamente ligado a las cuestiones


relacionadas con los conceptos. De estos elementos depende a su vez la buena formulación de las hipótesis.
Un término o palabra (el simbolismo gramatical) constituye el definiendum, mientras que la
enumeración de ese contenido es el definiens. Desde el punto de vista filosófico tradicional, se ha venido
diciendo que definir es explicar lo que el objeto es, o sea, responder a la pregunta «¿qué es esto?». No se
trata de una respuesta cualquiera; es «la» respuesta, esto es, «la respuesta terminante y por excelencia, la que
2
basta para que sepamos exactamente qué es aquéllo por cuyo ser preguntamos» . Desde un punto de vista
científico, definir es algo con pretensiones más modestas: no se pretende establecer lo que «es» (definición
esencial) sino analizar los referentes indicativos de la cosa que se define (definición operacional). Sin
embargo, no todas las corrientes científicas admiten las definiciones operacionales como las propias de la
ciencia.

Diferentes tipos de definiciones

Hasta ahora se ha venido haciendo una distinción tripartita de la definición: definición nominal (que
hace referencia a la palabra que utiliza), definición conceptual (que se refiere al concepto que la palabra
expresa) y definición real (que capta el objeto expresado por el concepto). A esta clasificación se agregan
ahora las definiciones operacionales y las definiciones ostensivas.
Definición nominal llamada también definición verbal, se limita a explicar el significado de la
palabra utilizando otras palabras conocidas, o bien, cuando se trata de una definición que tiene en cuenta la
etimología o estructura verbal de la palabra, lo hace por el origen lingüístico de la palabra a definir. Las
definiciones nominales designan un objeto o fenómeno de acuerdo con una convención lingüística mediante
un enunciado general que pretende una validez a-histórica. Se trata simplemente de llamar a «algo» de una
manera dada, sin hacer ninguna afirmación sustantiva sobre ese fenómeno u objeto.
Definición conceptual. Es la que se propone desarrollar y explicitar el contenido del concepto. «Los
conceptos son un saber de las cosas, pero un saber sintético, concentrado, sin desarrollar; las definiciones
conceptuales desarrollan lo que sin desarrollar está contenido en el concepto, constituyen una exposición de
3
las notas, sin referirse a los objetos bosquejados por los conceptos» .
Definición real. Así se denomina la definición que tiene por finalidad decirnos lo que el objeto es en
sus propiedades esenciales. Como existen tres caminos o procedimientos –según ciertas escuelas filosóficas–
para llegar al conocimiento de lo que es, en la práctica existen tres especies de definiciones reales:
descriptiva, genética y esencial.
La definición descriptiva explica la cosa por sus cualidades o rasgos externos o accidentales; en este
caso definir viene a ser equivalente a describir.
En cuanto a la definición genética, ampliamente utilizada en geometría, define el objeto explicando
cómo ha sido elaborado.
Por último, la definición esencial, que desde Aristóteles es la definición filosófica en sentido estricto,
se refiere a la naturaleza misma del objeto y no al modo de ser producido, ni a sus accidentes, ni a los
referentes indicadores: es una afirmación sustantiva acerca de la naturaleza de un fenómeno. El
procedimiento para llegar a definición esencial consiste en recurrir al género próximo y a la diferencia
específica. He aquí una explicación de la misma, dentro de la línea del pensamiento de la filosofía clásica.
«Esta definición presupone la clasificación (o la división lógica). Al incluir lo definido en su género
próximo, le atribuimos todas las determinaciones de ese género. Si digo: «el pentágono es un polígono»,
quiero decir que todo el contenido del concepto «polígono» se da en el concepto «pentágono». Pero con esto
no he definido el pentágono, porque no he enunciado lo que lo peculiariza y distingue de los polígonos que
no son pentágonos. Para completar la definición debo agregar la diferencia específica, lo que hace que
ciertos polígonos sean pentágonos, lo que en el contenido del concepto pentágono se agrega a aquella otra
porción de contenido que reproduce el concepto «polígono». Y al proceder así he de desarrollar todo el
contenido del concepto «pentágono»: el pentágono es un polígono (género próximo) de cinco lados
4
(diferencia específica)» . Este tipo de definición, a partir de un uso paradigmático de un concepto, está
totalmente en desuso en la ciencia moderna.
Actualmente, la ciencia no se concibe como investigación ontológica o investigación del ser de las
cosas. El llamado empirismo lógico de algún modo ha transformado la naturaleza misma de la ciencia: la
vieja idea de «juicios de realidad» que la ciencia debía expresar tiende a ser sustituida por la de «conceptos

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operacionales», es decir, por conceptos que permiten actuar operativamente en la captación de la realidad. El
operacionalismo aparece en el campo de las ciencias sociales con el fin de evitar las definiciones puramente
verbales y sin contenidos concretos, consecuentemente sin posibilidad de proporcionar contrastabilidad
empírica de «aquéllo» que ha sido definido.

*
Definición operacional

Es así como hoy en las ciencias sociales se utilizan las definiciones operacionales u operatorias,
llamadas también definiciones de trabajo o funcionales. Con estas definiciones no se pretende expresar todo
el contenido sino identificar y traducir los elementos y datos empíricos que expresen y especifiquen el
fenómeno en cuestión. El objeto se define en términos de las operaciones que sirven para medirlo.

Una definición operacional es aquélla que nos indica qué hacer para que
cualquier investigador pueda observar el fenómeno definido y consiste en la
enumeración detallada de las operaciones necesarias para producir el fenómeno.
R. Bayes

Una definición operacional asigna significado a un concepto (a un construct según la expresión


inglesa) describiendo las actividades u operaciones específicas ejecutables, observables y sujetas a pruebas
de comprobación, para identificar el objeto definido. Como es obvio, la mayor o menor precisión de este tipo
de definición está dada por el grado en que los índices expresan el concepto o el fenómeno que procuran
representar. De este modo, los conceptos científicos tienen un sentido estricto: el que les da su definición, no
en términos de propiedades sino en términos de operaciones efectivas: existe una relación cerrada y estrecha
entre el concepto-definición y los indicadores.
Sin negar la utilidad de las definiciones operacionales, al menos para corregir los verbalismos sin
referencias empíricas, hay que poner de relieve sus limitaciones: en primer lugar, la de encorsetar la realidad
de un fenómeno o de un hecho en los términos de la operación que se precisa para definirlo y, muy ligado a
esto, la delimitación arbitraria del objeto de la investigación: todo lo que se puede averiguar u observar está
de algún modo acotado en la definición.

Definición ostensiva

Cabe hablar también de definición ostensiva. Como explica Bertrand Russell, se trata de «el proceso
por el cual una persona aprende el significado de una palabra no mediante el uso de otras palabras sino por
algún otro procedimiento». Por ejemplo, la «atmósfera grupal» se define ostensivamente cuando se dice:
«hay una buena atmósfera de grupo», o bien cuando se alude a «una atmósfera tensa» o con términos
similares para designar la disposición de ánimo, tono o sentimiento que está difundido en el grupo.

Procedimiento a seguir en la definición de términos

Rara vez nos encontramos con trabajos de investigación en que no haya que definir los términos que
se utilizan. Para facilitar esta tarea R. Ackoff ha expuesto una manera práctica de proceder; he aquí los
diferentes pasos que propone:

1. Examinar el mayor número posible de definiciones del término, según hayan sido utilizadas
en diferentes momentos.
2. Intentar penetrar en el núcleo de significación hacia el que parecen apuntar la mayoría de las
definiciones.
3. Formular una definición tentativa basada en dicho «núcleo».
4. Considerar si este intento de definición cubre todos los casos que se piensa debería cubrir en
relación con los objetivos de la investigación.
5. Someter esta definición a una valoración tan crítica como sea posible por parte de
científicos.

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6. Realizar una revisión final de la definición sobre la base de las críticas legítimas que se
5
reciben .

3. Hipótesis

Etimológicamente, el término hipótesis tiene su origen en las palabras griegas: thesis, que hace
referencia a «lo que se pone», e hipo, que significa «por debajo». Hipótesis es, si nos atenemos a la
estructura verbal de la palabra, lo que se pone por debajo o se supone.
En el ámbito de las ciencias, las hipótesis son tentativas de explicación de los hechos y fenómenos a
estudiar que se formulan al comienzo de una investigación mediante una suposición o conjetura verosímil
destinada a ser probada por la comprobación de los hechos. Se trata de la afirmación de un resultado o
relación que, a modo de orientación o idea directriz, guía la investigación y que debe ser mantenida o
rectificada una vez obtenidos los resultados de la investigación.
Se dice que la hipótesis es una suposición basada en la inducción, la analogía y otras formas de
razonamiento. Sin embargo, para evitar equívocos, hemos de señalar que la hipótesis es más que una
suposición o conjetura: su formulación implica y exige constituirse como parte de un sistema de
conocimiento, al mismo tiempo que ayuda a la construcción de ese sistema.

Es una proposición, condición o principio que se supone, sin certeza, con el fin
de derivar sus consecuencias lógicas y, por este método, probar su concordancia con
hechos conocidos o que pueden determinarse.
Webster's international Dictionary of the English Language

Por hipótesis se entiende, en el más amplio sentido, cualquier


proposición, supuesto o predicción que se basa, bien en los conocimientos ya
existentes, o bien en hechos nuevos y reales, o también, como sucede con
mayor frecuencia, en unos y otros.
a
José M. Aróstegui

Tipos de hipótesis

De acuerdo a diferentes criterios de clasificación, podemos distinguir distintos tipos de hipótesis:


La primera distinción que podemos hacer es entre:

• hipótesis sustantiva, que se refiere a la realidad social y que debe ser sometida a
certificación empírica, y la
• hipótesis de generalización, que hace referencia a los datos mismos.

También se puede hablar de:

• hipótesis generales o centrales, cuando contienen relaciones fundamentales entre variables


básicas,
• particulares o complementarias cuando se deducen de una hipótesis básica de carácter
general; las hipótesis particulares son siempre dependientes de la hipótesis central, tanto en
su formulación como en su validez, y
• alternativas o de relación, en el caso de que estén constituidas por proposiciones que
relacionan una de las variables básicas de la hipótesis general con otras situadas a diferentes
niveles.

Según el nivel de abstracción, se habla de tres tipos de hipótesis:

• hipótesis que señala la existencia de uniformidades empíricas (algunos las consideran sin
ningún valor por su carácter meramente descriptivo),

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• hipótesis relacionadas con tipos ideales complejos, destinadas a probar relaciones derivadas
de uniformidades empíricas,
• hipótesis que formulan relaciones entre variables analíticas; se trata de hipótesis
explicativas que señalan relaciones entre diferentes factores.

Desde el punto de vista de las variables utilizadas y de las relaciones entre las mismas, en una
clasificación bastante cercana a la anterior, pueden distinguirse tres tipos de hipótesis:

• hipótesis con una sola variable (postula uniformidades o regularidades empíricas),


• hipótesis con dos o más variables y relación de asociación o covarianza (el cambio de una
variable influye en el cambio de la otra),
• hipótesis con dos o más variables y relación de dependencia (busca explicar o conocer las
causas o razones de los fenómenos).

Por último, cabe distinguir:

• hipótesis post-facto, que se deduce de la observación de un fenómeno o de un hecho (la


hipótesis ordena los hechos observados),
• hipótesis ante-facto, que introduce una explicación antes de la observación (es el caso más
común de hipótesis: orienta y precede el descubrimiento).

Formulación de hipótesis

Las hipótesis pueden ser formuladas de cinco maneras diferentes:


a. oposición (+..-)
(ej. más edad tiene un adolescente, menos admite la influencia de sus padres)

b. paralelismo (+...+….-….-)
(ej. más frustración, más agresividad; mayor nivel de información, mayor nivel
de participación política)

c. relación de causa a efecto


(ej. fumar cigarrillos causa cáncer de pulmón)

d. forma recapitulativa (varios elementos están situados como hipótesis)


(ej. la participación de los jóvenes universitarios en los partidos de izquierda está
influida positivamente por.
* su alejamiento de los medios familiares y sociales
* el seguir carreras humanistas o sociales
* el actuar en organizaciones estudiantiles.
e. forma interrogativa
(ej. en los resultados electorales obtenidos por el PSOE en junio de 1977, ¿ha influido la
simpatía y atractivo de Felipe González sobre personas del sexo femenino?).

Niveles conjeturales de las hipótesis

Además de los tipos de hipótesis y los modos de formular las preguntas, cabe distinguir los niveles
conjeturales de las hipótesis. Bunge señala cuatro niveles en la operación de conjeturar:

a. ocurrencias: son hipótesis sin fundar ni contrastar, que surgen del conocimiento anterior o
de nuevas experiencias (ej. especulación, pseudociencia o estados primitivos del trabajo
teórico)
b. hipótesis empíricas: son conjeturas sin fundamento pero empíricamente convalidadas (ej.
reglas que se observan en la metalurgia y en la agricultura)

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c. hipótesis plausibles: son hipótesis fundadas pero sin constrastar, esto es, que no han pasado
la prueba de la experiencia
d. hipótesis convalidadas: son hipótesis bien fundadas y empíricamente confirmadas. Si
6
además, añade Bunge, es general y sistemática, la honramos con el título de ley .

Producción de hipótesis

También en este punto Bunge puede orientar nuestra comprensión sobre la significación que para la
ciencia tienen las hipótesis. Se trata ahora de considerar cómo se producen las hipótesis. El autor
mencionado indica cinco formas expresadas como tipos ideales, puesto que en la formulación de cada
hipótesis en concreto predomina alguna de ellas: analogía, inducción, intuición, deducción y construcción.

a. Hipótesis analógicamente halladas son las inferidas mediante argumentos de analogía o


por la captación intuitiva de parecidos.
b. Hipótesis inductivamente halladas son las compuestas sobre la base de examen de caso por
caso.
c. Hipótesis intuitivamente halladas son aquéllas cuya introducción no ha sido planeada, y
que tienen un aspecto natural y obvio. Aunque parezcan nacidas por generación espontánea
son el producto al menos del «sentimiento» de que es lógicamente consistente, compatible
con el cuerpo de conocimiento previo y contrastable.
d. Hipótesis deductivamente obtenidas son las que se deducen de proposiciones más fuertes,
por ejemplo teoremas, o consecuencias lógicas de una teoría e inferencias basadas en teorías
de más amplio alcance.
e. Construcciones más o menos elaboradas y que no se infieren visiblemente de nada, sino
7
que se imaginan con la ayuda explícita de algunos instrumentos conceptuales .

Cualidades y condiciones de una hipótesis bien formulada

No toda conjetura o suposición constituye una hipótesis científica, o al menos una hipótesis bien
formulada; es menester que la formulación de la hipótesis se ajuste a una serie de cualidades y condiciones.
Estas son las fundamentales:

Respuesta probable: la primera cualidad de toda hipótesis es la de ser una respuesta probable o
plausible al problema objeto de investigación. Si bien es conjetural, esta conjetura debe tener probabilidades
de ser verídica.

Claridad conceptual: no hay posibilidades de probar una hipótesis si ésta no es conceptualmente


clara. Este requisito es de sentido común; puesto que a partir de la formulación de la hipótesis se han de
efectuar las deducciones, debe establecerse claramente la relación de las variables y las implicaciones de las
relaciones establecidas. Esto no puede hacerse si la hipótesis está formulada de manera ambigua.

Operacionalidad: no basta que la hipótesis haya sido formulada con claridad conceptual, es
necesario traducirlas a un nivel operacional con una clara explicación de los indicadores que han de
utilizarse. Por otra parte, la operacionalidad implica la posibilidad de utilizar técnicas adecuadas que
permitan al investigador actuar sobre el terreno para observar, de manera sistemática y controlada, una serie
de hechos a fin de verificar y refutar hipótesis.

Generalidad y especificidad: se trata de dos cualidades que deben complementarse en un adecuado


y prudente equilibrio. La hipótesis debe ser general en cuanto que trasciende la explicación conjetural de lo
singular, pero una exagerada amplitud impide que sea sometida a verificación empírica pues hace imposible
–o muy difícil– que los conceptos y operaciones a realizar sean explícitos. De ahí la otra cualidad: la
especificidad, que permite el desmenuzamiento de las operaciones y predicciones de modo que pueda
explicar todos los hechos que se encierran en su formulación.

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Referencia empírica, comprobabilidad y refutabilidad: al caracterizar el método científico se
señaló la exigencia ineludible y esencial a la referencia empírica de las afirmaciones; una hipótesis sin esta
referencia constituye una opinión o un juicio de valor. La comprobabilidad o verificación está ligada a lo
anterior y constituye otro requisito esencial; si una hipótesis no puede ser sometida a la verificación
empírica, desde el punto de vista científico, no tiene ninguna validez. Las posibilidades de comprobación
están condicionadas al grado de desarrollo de las formulaciones teóricas y de las técnicas específicas de una
determinada especialidad científica. Para que una hipótesis sea verificable es necesario que se cumplan dos
requisitos:
• que las variables consideradas en la hipótesis puedan ser traducidas en indicadores,
• que exista una técnica que permita la confrontación empírica de las hipótesis.

Desde un punto de vista lógico, no es la verificabilidad lo que da valor a una hipótesis sino la
«refutabilidad» o «falsación», es decir, la posibilidad de ser puesta a prueba bajo un esfuerzo de refutación y
de salir sin contradicciones, luego de haber corrido riesgos de falsación.

Referencia a un cuerpo de teoría: las hipótesis han de formularse a partir de, o relacionadas con, el
cuerpo de conocimientos teóricos y empíricos existentes y que se refieren al campo de investigación en
donde la hipótesis se formula. Sin embargo, esta inclusión de la hipótesis en un determinado sistema teórico
es lo que da un contenido de significación a la misma. De cualquier modo, es posible diseñar una
investigación y formular hipótesis sin que éstas se relacionen o sean deducibles en forma explícita de un
marco teórico referencial, pero esta falta de inserción consciente en un cuerpo de teoría no conduce al
acrecentamiento del acervo científico. En este caso se trata más bien de hipótesis de trabajo (en sentido
estricto habría que llamarlas «conjeturas») que sirven para orientar y facilitar la recogida de datos y la
información para un trabajo determinado y limitado.
Todo el proceso de investigación, especialmente en la investigación pura, es en buena medida un
proceso de conocimiento dirigido por hipótesis articuladas orgánicamente dentro de una teoría o, al menos,
lo más próximo posible al cuerpo de conocimientos disponibles.
Digamos, por último, que las condiciones para la formulación de hipótesis no dependen sólo del
investigador (su nivel o cualificación), ya que las situaciones contextuales influyen de manera decisiva. He
aquí los principales factores condicionantes:

• el nivel teórico de la ciencia


• el desarrollo metodológico de la misma y los procedimientos técnicos existentes
• el tipo de problemas formulados
• la cantidad y calidad de los apoyos con que cuenta para la investigación.

4. Variables

Constituyen un elemento básico de las hipótesis puesto que éstas se construyen sobre la base de
relaciones entre variables referentes a determinadas unidades de observación.
¿Qué es una variable? El término está tomado de las matemáticas, utilizándose de forma bastante
elástica en el ámbito de las ciencias sociales. Por lo general, se utiliza como sinónimo dé «aspectos,
«propiedad» o «dimensión».

Se trata de una característica observable o un aspecto discernible en un objeto


de estudio que puede adoptar diferentes valores o expresarse en varias categorías

Usado con este alcance de máxima generalidad, todas las cosas, todos los fenómenos y todas las
propiedades y características que pueden cambiar –cualitativa o cuantitativamente– se denominan variables.
También se entiende por variable una característica observable ligada, con una relación determinada,
a otros aspectos observables. Estas relaciones pueden ser de causalidad, covariación, dependencia,
asociación, influencia, etc. En los estudios explicativos, la palabra variable siempre se utiliza con este
alcance más estricto.
Estas breves consideraciones bastan para poner de relieve la importancia de las variables como
elementos básicos del método científico ya que la investigación es, en ciertos aspectos fundamentales, una
tarea de descubrir variables, establecer sus magnitudes y probar las relaciones que las unen entre sí.

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Clasificación de las variables

Según el modo como se presentan estas características o propiedades, las variables se pueden
clasificar de esta forma:

• cualitativas o cuantativas
• continuas o discontinuas
• dependientes e independientes
• explicatorias o externas
• generales, intermedias o empíricas

Variables cualitativas: Reciben este nombre aquellas variables cuyos elementos de variación tienen
un carácter cualitativo no susceptible de medición numérica, por ejemplo el sexo (sólo hay dos clases: varón-
mujer).
Variables cuantitativas: en cambio, son aquéllas en que las características o propiedades pueden
presentarse en diversos grados o intensidad y tienen un carácter numérico o cuantitativo, como por ejemplo
nivel de ingresos, deserción escolar, etc,
Según el número de valores que pueden tomar las variables cuantitativas se distingue entre variables
continuas y discontinuas:
Variables continuas son aquéllas que pueden tomar cualquier valor dentro de un intervalo dado, por
ejemplo las tasas de natalidad.
Variables discontinuas, llamadas también discretas, son las que no pueden tomar valores
intermedios entre otros dos valores dados, han de hacerlo siempre con valores enteros (número de alumnos
de una escuela, asociados a una cooperativa, etc.):
Consideradas conforme a la posición que une a las variables entre sí, se distingue entre variables
dependientes e independientes.
Variables dependientes (Y): reciben este nombre las variables a explicar, o sea, el objeto de la
investigación, que se trata de explicar en función de otros elementos.
Variables independientes (X): son las variables explicativas, o sea, los factores o elementos
susceptibles de explicar las variables dependientes (en un experimento son las variables que se manipulan).
Variables Intermedias o intervinientes: en algunos casos de análisis de relación causa-efecto, se
introducen una o más variables de enlace interpretativo entre las variables dependientes e independientes. Se
trata de variables vinculadas funcionalmente a la variable dependiente y a la variable independiente y que
producen un efecto en la relación existente entre esas variables.

Podernos ilustrar el empleo de estos diferentes tipos de variables con el esquema de análisis que
utiliza el sociólogo R. Scarpati en la investigación que llevó a cabo en Venezuela para evaluar los programas
de desarrollo de la comunidad, realizados por Cordiplan.

I. Variables independientes II. Variables intermedias III. Variables dependientes


(Características. básicas y (Configuraciones ideológicas y (Evaluaciones)
mecanismos de socialización) actitudes)
Ubicación social Aspiraciones Evaluaciones del sistema, sus
partes y roles
Educación formal Gratificaciones diferidas
Exposición por medio de Eficacia política
comunicación de masas
Participación Estilos de evaluación
Logros

En las investigaciones sociales no siempre es fácil determinar cuáles son las variables dependientes o
independientes. La distinción entre unas y otras depende del objetivo de la investigación y es convencional
en cuanto a que unas variables se consideren o no explicativas de otras.
En toda investigación se relacionan dos niveles: el conceptual y el empírico. En el nivel conceptual
se enumeran las propiedades de interés inmediato para la investigación y se postulan las relaciones entre
ellas. En el nivel empírico, el análisis establece las asociaciones o correlaciones existentes entre variables tal

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como se dan en los datos observados y se verifica si esas relaciones se «apegan» al modelo conceptual. Esto
da lugar a la distinción entre variables explicatorias y variables externas.

Variables explicatorias son las propiedades que interesan directamente al investigador en términos
de su modelo.
Variables externas son las que están fuera del interés teórico inmediato y que pueden afectar los
resultados de la investigación empírica.

Que una variables sea considerada explicatoria o externa depende de cada investigación en
particular.

Por último, según el nivel de abstracción, es posible considerar tres tipos de variables:

Variables generales, que se refieren a realidades no inmediatamente medibles.


Variables intermedias, que expresan algunos aspectos parciales de las variables generales pero más
concretos y cercanos a la realidad, y
Variables empíricas, que representan los aspectos directamente medibles y observables.

Pasos para la operacionalización de variables

Ahora bien, las variables, para, ser utilizadas, deben ser operables u operacionables, El proceso de
operacionalización de variables requiere una serie de pasos. En el fondo, es el procedimiento de pasar de
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variables generales a las intermedias y de éstas a los indicadores. Siguiendo a Lazarfeld , vamos a distinguir
cuatro fases:

a. Representación del concepto de variable: las imágenes iniciales o la clasificación


elaborada mentalmente se expresan en palabras. En esta primera fase se realiza un intento de
definición.
b. Especificación del concepto propuesto. En el curso de esta verbalización –a veces
denominada análisis conceptual– se mencionan o van apareciendo varios indicadores. Con
este proceso se trata de especificar, en el concepto utilizado, los aspectos o dimensiones de
interés operativo; se escogen indicadores. Lazarfeld lo ejemplifica con la noción de
«rendimiento»: en este concepto, según él, se pueden distinguir tres componentes o
dimensiones: ritmo de trabajo, calidad del producto y rentabilidad del equipo. Los
indicadores utilizados en esta fase se denominan «universo de indicadores».
c. Elección de indicadores. Como el universo de indicadores es muy amplio, por razones
prácticas hay que seleccionar un «subconjunto» de indicadores. Esta fase lleva a una mayor
concreción de la operacionalización y constituye la base del trabajo empírico.
d. Construcción de índices. Finalmente, hay que construir índices, o como dice Lazarfeld,
combinar los indicadores en alguna clase de índice que agrupe en una medida común todos
los indicadores referentes a una dimensión. A cada índice, de acuerdo a su importancia, se le
ha de asignar un peso o valor.

5. Indicadores

Una variable tiene un grado de abstracción que, de ordinario, no puede ser utilizada como tal en la
investigación. Para operacionalizar las variables –como ya se dijo– es menester valerse de los indicadores.
Estos constituyen las subdimensiones de las variables y se componen de ítems (medida del indicio o
indicador de la realidad que se quiere conocer). Respecto a su elaboración, ésta no se realiza a priori sino
que su elección surge de la observación generadora (originating observation). Esto no significa, sin embargo,
que exista certeza de que el indicador mide lo que quiere medir.
Desde un punto de vista metodológico podemos caracterizar a los indicadores como el máximo
grado de operacionalización de las variables para el control empírico de los enunciados conceptuales.
Los indicadores son un antídoto contra la vaguedad y una garantía para la precisión y concreción en
la investigación social. Sin embargo, a pesar de su gran utilidad, no hay que fetichizarlos: no basta con

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disponer de un buen sistema de indicadores sociales para realizar una buena investigación social. El error
está en tomar el indicador como instrumento para comprender la realidad. Esto sólo puede hacerse desde una
teoría que «rinda cuenta de algunos fenómenos empíricos (los que se estudian y de los que forma parte el
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indicador)» .
Los indicadores son instrumentos, no operan por sí mismos; ellos indican o sirven para indicar, y no
más. Y esta «indicación» la hacen desde el campo ideológico y desde la escala de valores del científico
social que elabora los indicadores.

Ejemplo
Un modelo clásico con que suelen ejemplificarse los temas precedentes es la presentación del
paradigma de análisis utilizado por Emilio Durkheim en «El Suicidio» (la forma como aquí lo enunciamos es
una manera de formalizar lo que se encuentra en esa obra).

BIBLIOGRAFÍA CITADA
1
PERPIÑA RODRÍGUEZ A. Métodos y criterios de la sociología contemporánea. CSIC, Madrid, 1958.
2
ROMERO-PUCCIARELLI Lógica. Ed. Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1944.
3
CASANOVA, Antonio Filosofía: lógica y filosofía primera. Ed. Bama, Barcelona, 1944.
4
ROMERO-PUCCIARELLI Op. cit.
*
La expresión «definición operacional» ha sido Introducida por el físico y epistemólogo P.W. Bridgeman a fines de los
años 20, a propósito de la construcción de conceptos en física. Según Bridgeman una noción física no es conocible sino
por las operaciones que la permiten medir. Por ejemplo. definir operacionalmente la temperatura, no es plantear el
problema de su «existencia en sí», sino definirla como aquello que mide el termómetro.
5
ACKOFF, RL. The desing of Rechearch. The University Chicago Press, Chicago, 1973.
6
BUNGE, Mario. La investigación científica, Ariel, Barcelona, 1975.
7
Idem.
8
LAZARFELD, Paul, Problemas in Methodology, en Merton, Broom y Cottrell, Jr. (eds) Sociology Today, Harper &
Row, New York, 1965.
9
CASTELLS, Manuel. Epistemología y metodología de las ciencias sociales. Ayuso, Madrid, 19.

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