Coraline

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DISCURSO PÚBLICO EN ESPAÑOL

RADIONOVELA “CORALINE Y LA PUERTA SECRETA”

INTEGRANTES:
Esmeralda Valencia Vieyra. Narrador.
Irma Natalia Díaz López. La otra madre.
María José Bernal Moreno. El gato y extras.
Nora Sánchez Pueblas. Coraline Jones.
Duración: 15-16 minutos.
Narrador: Buenos días radioescuchas, sean todos ustedes bienvenidos una vez
más a la transmisión de su programa favorito “No se vale tener miedo”, el día de
hoy presentaremos una radionovela basada en la historia de Neil Gaiman
“Coraline y la puerta secreta”, manténganse sintonizados y déjense transportar a
este mundo de fantasía y terror…
(Intro: Coraline y la puerta secreta 00:16)
Con la participación de Nora Sánchez como Coraline; Irma Natalia como la otra
madre; Majo como el gato y otros; y por último, Esmeralda Valencia como
narrador.
Coraline Jones es una niña de 11 años, llena de vida, curiosidad y mucho más
aventurera de lo que haría suponer su edad. Acaba de trasladarse con sus padres
de Michigan a Oregón, a una antigua y enorme casa dividida en varios
apartamentos.
Un día de lluvia en el que Coraline no podía salir a recorrer los alrededores, decide
explorar el interior de su nueva casa y al hacerlo encuentra una misteriosa puerta
la cual basta con cruzarla y recorrer un lúgubre pasillo para entrar en otra versión
de su vida, aparentemente, mucho mejor que la suya, y Coraline empieza a
pensar que pertenece a este Otro Mundo.
Pero cuando la asombrosa y fantástica visita empieza a hacerse peligrosa y la
Otra Madre planea retenerla para siempre, Coraline debe recurrir a su ingenio,
determinación y valentía para regresar a casa y salvar a su familia. ¿Coraline
tendrá lo que se necesita para vencer a la bruja?.
(Audio: Coraline *Dreaming*) *efecto de la parrilla.*
Otra Madre: Me parece que te estás poniendo un poco tonta, cielo, te quiero y
siempre te querré. Nadie medianamente sensato cree en los fantasmas porque
son unos mentirosos empedernidos… ¡mira qué desayuno tan delicioso te estoy
preparando! Tortilla de queso, tu favorita.
Coraline: Te gustan los juegos, ¿no? Al menos eso me han contado.
Narrador: Los ojos negros de la otra madre relampaguearon.

Otra Madre: A todo el mundo le gustan los juegos.

*Sonidos de beicon chisporroteando y huevos. *

Coraline: ¿No te gustaría ganarme con todas las de la ley?.

Otra Madre: Mmm, es posible.

Narrador: Aparentaba indiferencia, pero sus dedos se crisparon y comenzaron a


tamborilear, y se humedeció los labios con la lengua de color escarlata.

*Sonido de golpes con los dedos.*

Otra Madre: ¿Qué me ofreces en concreto?

Coraline: A mí misma. Si pierdo, me quedaré contigo para siempre y dejaré que


me quieras. Seré la hija más obediente del mundo: comeré tu comida y jugaremos
al juego de las familias…Y permitiré que me cosas botones en los ojos.

Otra Madre: Suena muy bien, pero.... ¿Y si no pierdes?

Coraline: En ese caso me dejas marchar. Nos dejas marchar a todos: a mis
verdaderos padres, a los niños muertos, a todos los que tienes atrapados aquí.
*Continúan sonidos de cocina*
Otra Madre: Sí. Creo que me gusta. Pero, ¿de qué juego se trata? ¿Es una
adivinanza, un examen de conocimientos o de habilidades?

Coraline: Un juego de explorar, de descubrir cosas.

Otra Madre: ¿Y qué crees que vas a descubrir jugando al escondite, Coraline
Jones?

Coraline: mmmmm, a mis padres, y las almas de los niños que están detrás del
espejo.

Narrador: La otra madre esbozó una sonrisa triunfante y Coraline se preguntó si


había hecho la elección correcta. De todos modos, ya era tarde para volverse
atrás.
Otra Madre: Trato hecho. Ahora cómete el desayuno, cariño. No te preocupes...,
no te hará daño.

Narrador: Coraline miró el desayuno y se odió a sí misma por ceder tan


fácilmente, pero estaba hambrienta.

(Audio: Ghost Children) *Sonido de pájaros*

SEGUNDA ESCENA
Narrador: Coraline se metió las manos en los bolsillos y cerró los dedos en torno
a la tranquilizadora piedra agujereada. La sacó del bolsillo, se la puso delante de
los ojos como si sostuviese una pistola y se dirigió al vestíbulo, la aventura para
salvar a todos, incluyendo a sí misma, había comenzado…
*Sonidos de rana y pájaros*
Coraline: ¿Y para qué quieren eso?
Narrador: Coraline mira por un agujero de una piedra triangular verde.
Coraline: Woooooo *Sonido de estrellitas y campanitas* eso debe ser,
mmmmm…
*Sonido de una máquina oxidada* (música de suspenso)
Máquina: lo siento, lo siento, como lo siento. ¡Mamá me obliga! ¡Noooo
quierooooo lastimarteeeee!
*Sonido de las hojas y todo se comienza a secar*
Narrador: La máquina se cae a un hueco y muere…dejándole a Caroline un
amuleto brillante, el amuleto cobra vida y le agradece a Coraline.
Amuleto: *Sonido de estrellitas* Gracias, señorita. Me encontraste, pero aún
hay ojos perdidos.
Coraline: Tranquilos, yo me hago cargo de esto.

TERCERA ESCENA
*sonido de grillos*
Narrador: Coraline se acerca a la casa cercana entrando con ganas de saber la
verdad.
De pronto salen murciélagos, la casa está llena de ellos.
*Sonido de murciélagos*
Coraline: Ahhhhh! -Temerosa. -
Narrador: Coraline inspecciona aquel capullo en forma de caramelo con el
amuleto en triángulo que la señora Spink y Forcible le dieron, al ver otro de los
ojos de los niños, introduce la mano dentro del capullo para poder sacarlo.
Coraline: La Perla…. Mmmmmm.
Narrador: Coraline no contaba con que las "otras hermanas" no sé lo harían tan
fácil.
Otras hermanas: ¡Ladronaaaaa! ¡Devuelvelaaaaa!, ¡Ladronaaaaa!
Narrador: Comienzan a gritar mientras forcejean con Coraline. Ella al verse
atrapada en la situación toma su linterna y comienza a fastidiar a los perros con
alas colgados del techo, estos al ser despertados, se dirigen furiosos hasta dónde
está Coraline, pero ella logra esquivarlos haciéndolos chocar con las otras
hermanas, convirtiéndose en piedra junto a todo el teatro.
*Sonido de murciélagos*
Niña fantasma: Rápido, niña. Su red se deshace.

CUARTA ESCENA
(música relajante)
Narrador: Coraline guarda la perla y continúa su camino hacia la casa del señor
Bobinsky, mientras observa como la luna sigue tapándose con aquella sombra en
forma de botón.
Señor Bobinsky: Coraline, entre al ático.
Narrador: El señor comienza a interrogarla y le muestra el ojo de otro de los
niños.
Señor Bobinsky: ¿Esto es lo que buscas?
Coraline: Ajá.
Señor Bobinsky: ¿Crees qué ganar un juego es bueno? Solo irás a casa, te
aburrirás y te ignorarán como siempre. Quédate aquí con nosotros, te
escucharemos y reiremos contigo.
*Sonido de trompetas a lo lejos y música de circo*
Narrador: El señor Bobinsky entra a la pequeña carpa del circo de ratones,
Coraline lo sigue mientras habla.
Coraline: No lo entiendes, ¿cierto? Pues claro qué no, no eres más que una
simple copia del verdadero señor Bobinsky.
*Sonido de suspenso (playing piano) y de ratas*
Narrador: Coraline sigue acercándose hasta que le quita aquel sombrero que
cubría el ojo del otro niño, entonces se deja ver un nido de ratas y una de estas
huye con aquel ojo. Coraline sale desesperada viendo como la luna se ha cubierto
por completo.
Coraline: ¡Ay no!... Perdí el juego... lo he perdido todo.

QUINTA ESCENA
*Música triste y maullido del gato*
Narrador: Coraline se echó a llorar… entonces aquel gato negro aparece con el
ojo del niño, lo había recuperado del ratón.
Gato: Creo qué te mencione que no me gustan las ratas, ni en los buenos
tiempos.
Narrador: Coraline se levanta esperanzada, mira al gato y le sonríe.
Coraline: Creo qué mencionaste algo como eso.
Gato: Y yo creo que necesitabas algo así, ¿no?
*Sonido de que todo se está secando*
Narrador: El gato levantó la pata y la canica rodó hasta donde estaba la niña, que
la agarró.
La última voz susurró dentro de su cabeza, apremiante:
Niña fantasma II: Le ha mentido. Ahora que usted está en su poder, nunca la
dejará marchar. Preferirá renunciar a cualquiera de nosotros antes que cambiar de
carácter.
Narrador: A Coraline se le erizó el pelo de la nuca porque sabía que la voz de la
niña decía la verdad.
Coraline: Si se propone romper su promesa. No nos dejará marchar.
Gato: No me extrañaría nada tratándose de ella; como ya te dije, no creo que
juegue limpio.
Narrador: Al animal se le puso el pelo de punta y se le erizó la cola como si fuese
un cepillo de deshollinador.
Coraline: ¿Ocurre algo malo?
Gato: Han desaparecido. Ya no están aquí. Las entradas y salidas de este lugar
acaban de aplastarse.
Coraline: ¿Y eso es malo?
Narrador: El gato bajó la cola y la agitó enfadado. Del fondo de su garganta salió
un profundo gruñido. *Sonido de gato* Caminó en círculos hasta que se alejó de
Coraline, y luego retrocedió de espaldas, muy tieso, pasito a pasito para
restregarse contra una de las piernas de la niña. Al acariciarlo, ésta notó los
fuertes latidos de su corazón. Estaba temblando como una hoja muerta en medio
de una tormenta.
Coraline: No te pasará nada. Todo va a salir bien, yo te llevaré a casa.
Otra madre: (Con tono de descontento) has vuelto y has traído bichos.
Coraline: No. He traído a un amigo.
Otra madre: (Con voz monótona) sabes que te quiero.
Coraline: Pues tienes una forma muy especial de demostrarlo.
Narrador: A continuación, Coraline fue al vestíbulo y entró en el salón con paso
firme y seguro, fingiendo no sentir los ojos negros y vacíos de la mujer clavados
en su espalda.
La niña sabía que había llegado la hora, el momento de la verdad, el instante de la
solución.
Otra madre: ¿Y bien? ¿Dónde están?
Narrador: Coraline se apoyó en un sillón, acomodó al gato con la mano izquierda,
metió la derecha en el bolsillo y sacó las tres canicas de cristal. La otra madre
alargó los dedos blancos para agarrarlas, pero la niña las volvió a guardar.
Resultaba evidente que lo que había imaginado era cierto: la otra madre no tenía
intención de dejarla marchar ni de cumplir su palabra. Todo había sido una
diversión, nada más.
Coraline: Espera. Aún no hemos terminado, ¿verdad?
Narrador: La bruja la fulminó con la mirada, pero después sonrió con dulzura.
Otra madre: No. Supongo que no. Al fin y al cabo, todavía has de encontrar a tus
padres, ¿no?
Coraline: Sí.
Otra madre: De acuerdo. Encuéntralos. ¿No quieres volver a buscar en el
sótano? Allí hay más cosas interesantes, ¿sabes?
Coraline: No. Sé dónde están mis padres.
Otra madre: ¿Dónde?
Coraline: Es de sentido común. He mirado en todos tus escondrijos. No están en
la casa.
Narrador: La otra madre se mantuvo muy quieta, sin hacer el más mínimo gesto y
con los labios firmemente apretados. Podría haber pasado por una estatua de
cera; incluso su pelo había dejado de moverse.
Coraline: Así es, sé dónde se encuentran. Los has escondido en el pasillo que
hay entre las casas, ¿verdad? Están detrás de esa puerta.
Narrador: Afirmó, señalando con la cabeza la puerta del rincón. La bruja continuó
inmóvil, aunque un amago de sonrisa se asomó a su rostro.
Otra madre: ¿Por qué no abres la puerta? Ya verás como están ahí.
Narrador: Coraline sabía que era su única posibilidad de regresar a casa, pero
todo dependía de la necesidad de autocomplacencia de la otra madre; de su ansia
no sólo de ganar, sino de demostrar que había ganado.
La bruja deslizó una mano lentamente en el bolsillo del delantal y sacó la llave
negra de hierro. La otra madre fue hasta la puerta, metió la llave en la cerradura y
la giró.
Cuando Coraline oyó que el mecanismo hacía «clunc» * con dificultad, comenzó a
retroceder paso a paso, con el mayor sigilo, hasta la repisa de la chimenea.
*sonido de puerta*
La mujer empujó el pomo y abrió la puerta, tras la cual había un pasillo oscuro y
vacío.
Coraline: Ahí.
Otra madre: ¡Te has equivocado! En realidad no sabes dónde están tus padres,
¿verdad? No están ahí. Y ahora, ¡te vas a quedar aquí por siempre!.
Coraline: No. No me voy a quedar.
Narrador: Y con todas sus fuerzas, Coraline lanzó al gato sobre la otra madre. El
animal aulló y aterrizó en la cabeza de la mujer agitando las garras y rechinando
los dientes, feroz y enfadado. *Sonido de gato* Con el pelo de punta casi parecía
tan grande como en la vida real.
Sin esperar a ver qué sucedía, Coraline corrió hasta la repisa, se apoderó de la
bola de cristal y se la guardó en el bolsillo de la bata.
El animal soltó un aullido profundo y ululante y hundió los dientes en la mejilla de
la otra madre, que se revolvió. *Sonido de gato* De los cortes de su pálida cara
empezó a manar sangre, que no era roja, sino negra, espesa y alquitranada.
Entonces Coraline corrió hacia la puerta y sacó la llave de la cerradura.
Coraline: ¡Suéltala! ¡Vámonos! ¡Rápido!
Narrador: El animal se reunió con ella corriendo, y ambos se adentraron en el
oscuro corredor.
Coraline empezó a tirar de la puerta para cerrarla.
Era más pesada de lo que había supuesto, e intentar cerrarla le pareció como
intentar cerrar una puerta contra la fuerza del viento. Entonces sintió que algo
comenzaba a tirar desde el otro lado.
Coraline: «¡Ciérrate!», rogó con el pensamiento. Luego dijo en voz alta:
Coraline: Venga, por favor.
Narrador: Coraline notó que la puerta empezaba a moverse y a cerrarse
oponiéndose a aquel viento fantasmal.
De pronto comprendió que en el pasillo había otras personas. No podía volver la
cabeza para mirarlas, pero a pesar de eso sabía quiénes eran.
Coraline: Por favor, ayúdenme. Todos juntos.
Narrador: Los tres niños que estaban ahí, eran casi inmateriales y no podían tocar
la puerta. Pero sus manos rodearon las de ella mientras empujaba el gran pomo
de hierro y, de repente, se sintió fuerte.
Niña fantasma: ¡No ceda nunca, señorita! ¡Aguante firme! ¡Aguante firme!
Niña fantasma II: ¡Empuja, chiquilla, empuja!
Narrador: Después, una voz que sonaba como la de su madre, su propia madre,
su verdadera madre, maravillosa, exasperante, provocadora y magnífica, dijo:
Madre: Bien hecho, Coraline.
*Sonido de una puerta cerrarse*
Otra madre: ¡Noooo!
Coraline: Nos vamos a casa. Ayúdame.
Narrador: Entonces las manos fantasmales la traspasaron y le prestaron la fuerza
que había perdido. Hubo un momento de resistencia final, como si algo quedase
atrapado en la puerta, pero por fin ésta se cerró de golpe con estrépito.
Algo cayó al suelo desde un punto situado a la altura de la cabeza de Coraline, y
se oyó una especie de porrazo.
Gato: ¡Vámonos! Éste no es un buen lugar para quedarse. Rápido.
Narrador: Coraline giró y empezó a correr lo más rápido posible por el tenebroso
corredor, tanteando la pared con una mano para asegurarse de que no tropezaba
con algo o de que no daba vueltas en la oscuridad. El viento aullaba en la
oscuridad.
Entonces apareció la luz del día y Coraline corrió hacia ella casi sin resuello.
Coraline: «Ya hemos llegado».
Narrador: Se dijo para darse ánimos, pero entonces descubrió que los fantasmas
se habían ido y que estaba sola. No tenía tiempo para pensar en qué podía
haberles sucedido. Tomó aliento, cruzó la puerta tambaleándose y la cerró de
golpe con el portazo más ruidoso y gratificante del mundo.
La luz que entraba por la ventana era la luz del día, la luz real y dorada del
atardecer. El cielo era azul como el huevo de un petirrojo, y Coraline vio árboles y,
más allá, colinas verdes que se fundían en un horizonte de tonos morados y
grises. El cielo nunca le había parecido tan cielo, y el mundo jamás había sido tan
mundo.
Recursos
Nuestro equipo utilizó recursos como audios y efectos de sonido para la
proyección de nuestra radionovela. Utilizamos desde música de la película de
Coraline hasta efectos como el sonido de pájaros, murciélagos y el rechinido de
una puerta.
Los enlaces de nuestro material se encuentran aquí enlistados:

https://www.youtube.com/watch?v=xrehKoXWqyA
https://www.youtube.com/watch?v=S3ysme0Q9Ss
https://www.youtube.com/shorts/UIw64qGTVzg
https://www.youtube.com/watch?v=MnQcAomhGis
https://www.youtube.com/watch?v=WKMkWHbAeJs
https://www.youtube.com/watch?v=PTsWmWv2fbE
https://www.youtube.com/watch?v=lYLuPyXzl_A&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=huJUp6NDS1E
https://www.youtube.com/watch?v=_7xz3r6s1Iw
https://www.youtube.com/watch?v=kn443UXO5C4
https://www.youtube.com/watch?v=Nm3Pi2d5KSo
https://www.youtube.com/watch?v=aNxEhJKn-Xk
https://www.youtube.com/watch?v=J_E-CSIcJHU

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