Rockwell E. Caminos y Rumbos de La Investigacion Etnografica en America Latina

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Cuaderno; deAmropalogúzSocial N” 13, pp.

53-64, 200]

© FFyL -
UBA -
ISSN: 0327-3776

Cominos y rumbos de lo investigación


etnográfico en Américo Latino‘

Elsie Rockwell‘

los diversos
palabrasintentan comunicar lo
Estas que tienen en común

estudios etnográcosrealizados en América latina, y por otra parte, recoger


la región. No representan
algunas de las preocupaciones que emergen en una

revisión sistemática; sólo ofrecen las impresiones y reexiones de una atenta

lectora y escucha de textos hechos públicos en la última década.


Sabemos el conocimiento de nuestra realidad educativa no puede
que
ser una empresa Es siempre un esfuerzo colectivo. Cada proyecto se
solitaria.
anteriores, y agrega al acervo
sobre estudios de conocimientos nue-
construye
de observar y de comprender la educación. Por
vas
descripciones y maneras
ello, decidí omitir referencia a investigaciones particulares, y dejar más bien
cada los comentarios pude articular, bien
quien
o
que se encuentre en que
de debates Sin duda
acuse la ausencia importantes a notar en este momento.

mi mirada es parcial, pues sólo he tenido acceso a una


pequeña parte de la
los últimos sobre todo .aquellareferida la
producción ernográcade años, a

educación básica. No obstante, creo


que es
posible notar tendencias que co-
bran sentido en el contexto cultural y político latinoamericano. Agradecería
su colaboración con cualquier señalamiento que ponga en duda las categorías
que he privilegiadoen este recuento.

Lo que me interesa destacar es la contribución original que han hecho


los estudios etnográcoslatinoamericanos a la
comprensión de los procesos
educativos, y los ejes que la distinguen de otras corrientes de investigación

‘Elsie Rocltwell, doctora en Antropología.Investigadoradel Departamento de Investigaciones


Educativas, Centro de InvestigacionesEducativas del Instituto Politécnico Nacional, México.
Correo electrónico: [email protected]

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Caminos y rumbos... / Elsic Rockwell

etnográca, particularmente, la tradición angloamericana.En este sentido,


no intentaré sumar o
cotejar resultados de los estudios individuales. Tampoco
quisiera soslayar la diversidad de enfoquesy conceptos utilizados en la inves-
tigación latinoamericana. El valor de cada estudio etnográcoradica en su

capacidadde indagar más profundamenteen las intrigas y los acontecimien-


tos locales, con el objeto de elucidar procesos y tendencias generalesque cues-
tionen y trastornen las concepciones que tenemos de la realidad educativa,
incluso a otras escalas. En este sentido, este ensayo no podría sustituir la lec-
tura de los textos etnográcoscompletos.

CAMINOS HECHOS

En este
apartado señalaré cinco rasgos que creo han distinguido a la

investigación etnográca realizada en América Latina. Estos ejes funcionan


como un marco de referencia común, que frecuentemente aparece en estos

encuentros. Creo que estos temas


reejanla conguraciónespecialde la edu-
cación en nuestros
países, que es distinta a la realidad educativa en los Estados
Unidos y Canadá. _

1. Primero, etnografía educativa latinoamericana


en la es notable la

presencia del contexto nacional}!regionalde los fenómenos educativos que se


estudian. Tal vez esto corresponda a la naturaleza centralizada de nuestros
sistemas educativos. A pesar de que se realizan estudios etnográcosen loca-
lidades acotadas, se suele hacer referencia a los sistemas educativos en su con-

figuraciónregional o nacional. Generalmente se tiene clara la importancia de


hacer estudios “en casos", no "de casos", e intentamos decir algo sobre los
sistemas nacionales.
Algunos ejemplos: en muchos estudios, se muestra cómo la
normatividad ociala menudo entra en contradicción con las realidades cons-

truidas en las escuelas. Los fenómenos de acato y la exclusión se analizan


sobre el fondo de un sistema público que promete
público y un discurso
equidad, calidad y gratuidad para todos, pero que está lejos de lograrlo. Los
maestros
que han cobrado identidad propia en los estudios etnográcosen-
frentan las exigencias, descalicaciones y posibilidadesde las reformas educa-
tivas, que en nuestros países generalmenteson emprendidasdesde los gobier-
nos centrales. Este trasfondo nacional, presente en las investigaciones realiza-

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das en la región, le ha dado mayor relevancia pública a los procesos que se

describen al nivel local.


2. Muy cercana a esta dimensión, se encuentra una reflexión sobre la
presencia Estado como el mayor gestor de la educación pública. Muchos tex-

tos
etnográcos han interpelado —a veces
para convencerlo, a veces
para
criticarlo-— a ese Estado, o
por lo menos a sus caras
públicas en el sector

educativo. A la vez, el discurso del sector educativo oficial a menudo ha mar-

cado el terreno de los temas abordados y las categorías utilizadas en los estu-

dios etnográcos.El discurso estatal, plasmado en mil circulares y reglamen-


tos de incidencia cotidiana, en
leyesy decretos, en libros de texto elaborados
o autorizados por el estado, toma
cuerpo en los espacios educativos cotidia-
nos
que se estudian. Al estudiar las acciones estatales en su dimensión local, se

encuentran los mecanismos precisos de reproducción del poder estatal. A la


vez se
reconstruyen los límites de ese
poder ante la resistencia activa y la terca

realidad local, contribuyendo así a reconstruir la trama


y ponderar la ecacia
de la gestión escolar.
3. Otro rasgo de la etnografía educativa latinoamericana es la integra-
ción de los maestros como
sujetos activos en la vida escolar. Lo distintivo en

esta
región es que generalmente los maestros son vistos como parte de un
sujeto colectivo, el magisterio. Al tener en cuenta esa colectividad mayor, ha
sido posible abo rdar a los maestros o maestras
que trabajan en las escuelas
—‘—

generalmente con condiciones laborales precarias— como herederos de tra-


diciones docentes y movimientos gremiales,y no como portadores indivi-
duales de una orientación hacia la docencia.
Por otra parte, se
perlan en los estudios las diferencias internas, las
solidaridades oposiciones, entre sectores
y del magisterio, acentuándose la
variación de género, generación, formación, militancia gremial y política y
dedicación al trabajo. Creo que esta perspectiva ha dado a la investigación

etnográca latinoamericana la posibilidad de enlazarse con las


preocupacio-
nes
y las luchas del magisterio, así como a los ámbitos de formación de do-
centes. En ambos contextos, ha contribuido a
ampliar y a enriquecer el dis-
curso
público y la reflexión íntima sobre el trabajo de ser maestro. Esta orien-
tación explicatambién la amplia aceptación de la etnografía entre los maes-

tros
y profesoresque se acercan a la
investigación educativa.

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Caminos y rumbos... / E.|sie Rockwell

4. Los logros anteriores no han impedido que se


trabaje profundamen-
te sobre la vida cotidiana y la subjetividaden contextos educativos de lo más
diversos. El estudio de la cotidianeidad de los procesos educativos ha unido a

investigadoresque trabajan en lugaresapartados unos de otros, en un


espacio
común de reexión. Nos reconocemos y reconocemos realidades emparentadas
al leer, en los textos de colegaslatinoamericanos, las descripcionesdetalladas
de las prácticas, los encuentros y los diálogos,a veces diminutos, que ocurren
en otros mundos cotidianos. Estos estudios, a
pesar de ser tan localizados,
han contribuido a
forjar un sentimiento de pertenencia a la región y una

conciencia de que’ tansemejantes son los problemas educativos que enfrenta-


mos
y los patrimonios culturales que heredamos.
Los estudios sobre las identidades conscientes e inconscientes, las na-

rraciones personales,la afectividad y el sufrimiento, conuyenpara armar la


importancia de la subjetividad,que en esta tradición no se puede disociar de
la vida cotidiana. Esta dimensión debe mucho a las disciplinas involucradas
en el campo etnográco de estos años, y particularmente a la presencia de
psicólogos de variasbrientaciones, desde lacanianos hasta vygotskianos. El
esfuerzo por abordar la dimensión subjetiva con plena conciencia de las con-
tradicciones sociales presentes en los ámbitos cotidianos marca de manera

especialel trabajo etnográco"latinoamericano.


5. Finalmente, la perspectiva latinoamericana sobre la desigualdadso-
cial}!educativa destaca en la investigación etnográca. La herencia latinoa-
mericana del pensamiento sobre la educación popular y las culturas popula-
res ha inuido en esta perspectiva. Los investigadoresse han resistido a la
tendencia a privilegiarlas llamadas minorías (voluntarias o involuntarias, na-
tivas o inmigradas)como objeto de estudio. El compromiso de los etnógrafos
latinoamericanos ha sido con las mayorías, que en nuestra
región son los ex-

cluidos, los oprimidos, los orillados a la pobreza y marginación.


Por lo mismo, el gran tema de estudio ha sido la educación pública en
todos los niveles, educación obligadapor ley a ofrecer un servicio equitativo y
gratuito a
población. En nuestra
esta
región, esta educación pública se en-
cuentra en
peligro —-o tal vez en proceso— de desaparecer.Si existe una
valoración implícita en las etnografías,ha sido la de llamar a cuentas al Esta-
do por su incumplimiento con la población mayoritaria de la región. A veces
se hace
no
explícita esta posición, pero las descripcionesmismas denuncian

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situaciones que todos —-estudiantes, maestros


en
y padres— son igualmente
víctimas de las recientes políticas oficiales. A la vez, la atención a lo cotidiano
la faceta, mostrando
rescata otra a estos actores cómo sujetos que intentan dar
algún sentido y valor a su encuentro diario en las escuelas públicas, y que
luchan por conservar este
espacio público de apropiación de conocimientos.

NUEVOS RUMBOS

Durante los últimos años del siglo pasado, se manifestaron también


algunas preocupaciones emergentes en los estudios etnográficas, que es im-
portante recoger y examinar. Presento cinco temas, sin pretensiones de ser

exhaustiva. Unos tienen ya cierto avance en los estudios realizados; otros son

problemas nuevos que la realidad


latinoamericana nos
impone. En algunos
de estos el racismo, podemos aprender de los trabajosetnográcos
temas, como

hechos por colegasen los países angloamericanos


y europeos; en otros, como

la migración transnacional, se trata de procesos


que tendremos que enfrenta:
conjuntamente con ellos.
l. Primeros han cobrado perles claros otros actores o
sujetosdel mundo
educativo. En primer lugar, desde luego, los estudiantes y sus
percepciones
sobre los maestro:
y sobre las actividades escolares. Los estudiantes, como

tales, pero también jóvenes completos, que habitan los espacios


como niños o

formales e informales de las escuelas y las localidades, usan lo


que se apropian
en las escuelas, construyen sus
propias interpretaciones de los contenidos es-
colares y se defienden de las imposiciones de sus Sin encajonarse en
mayores.
las etiquetas que se les asignan internamente, varios estudios han dado vida
y
voz a estos actores fundamentales del proceso educativo. Otros actores tam-

bién cobran presencia en la investigación reciente, entre ellos los padres


mayor
y las madres, los directores y los supervisores.Falta mucho por hacer. A pesar de
los avances, seguimos pensando que la etnografía es un método para estudiar
a los de abajo. Una
pendiente es empezar a hacer estudios “hacia arri-
tarea

ba’? hacia los espacios de gestión y planeamiento del sistema escolar. Segui-
mos
pensando que ese objeto de estudio es propio de otros métodos, cómo el
analisis documental y la gran encuesta, en
lugar de someterlo al escrutinio de
estudios etnográcosque revelarían la cocina cotidiana de la
política educati-

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Caminos y rumbos... / Elsie Rockwell

va. Nuestra conciencia del trasfondo estatal y la dimensión nacional de los


problemasnos debería llevar naturalmente a estudiar estos
procesos, si Fuera
posibletener acceso a ellos.
2. En la actualidad, se revisa la orientación temprana de abordar lo:
procesos del aula de una manera
que permita apoyar la reflexión de los docen-
tes sobre su propia práctica. Se ha superado la época en
que todas las pautas
de interacción en el aula eran vistas como meras variantes de un único proce-
so de reproducción, aun sin negar que este está presente. La reflexión sobre Ia

práctica docente ha sido más difícil de lo esperado, y en muchos estudios


etnográcos(los míos incluidos) seguimos apenas "en la
supercie"de la com-
plejidad de ese mundo de interacciones y signicados compartidos, o
incomprendidos, que constituye la experiencia en el aula. El esfuerzo por
profundizar en este ámbito requiere —como lo han comprendido varios in-
vestigadores—herramientas mucho más finas para el análisis del discurso y
de la actividad. Al mismo tiempo, estas búsquedascorren el riesgo de perder
de vista el objeto, de ser tan microscópicas, y tan especializadasen sus térmi-
nos, que no ayudan a discernir las conguracionescaracterísticas de las múl-
tiples tradiciones e innovaciones docentes que se dan en la realidad escolar. Se
nos
plantea así el reto de integrar el análisis de la conversación interacción e

en el aula con la tradición a escala más humana de la etnografíaescolar.


3. En América Latina, emerge actualmente una nueva conciencia de la
dimensión cultural de
lorfenómenos educativos. A la herencia del pensamiento
sobre culturas populares se agregan nuevas consideraciones sobre lo cultural,
en medio de una
búsqueda de significadosmás precisos de este
concepto
básico para el estudio de la educación. La herencia gramsciana nos ha provis-
to de herramientas la fuerza de las deniciones más
que contrarrestan cerra-

das y sistémicas de la cultura.


Voy a abrir un paréntesis eneste
punto, para comentar las reflexiones
introducidas ayer sobrede lo cultural por nuestros
este tema
colegasnorte-
americanos, Margaret Lecompte y Frederick Erickson. Como ellos han plan-
teado, es insostenible actualmente el concepto cerrado, unitario, forjado en
las islas, el concepto tradicional de cultura. La opción que ha favorecido la
es considerar
etnografíaeducativa norteamericanareciente, aparentemente a

cada persona como


“productor de cultura", y privilegiar la perspectiva del

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individuo la de dar alguna coherencia,


ante tarea o
algún sentido, a la suma de
"voces interiores”, propias y ajenas, que lo habitan.
Esta perspectiva tiene la ventaja de reconocer la multiculturalidad
que
existe dentro de cada persona y reduce la culpa por la supuesta pérdida de la
cultura ancestral, como afirma Erickson. No obstante, el proceso de indivi-
duación y de
fragmentaciónque implica, también tiene el riesgo de perder de
vista procesos colectivos de producción cultural que lejos de ser autónomos
están sujetos a fuertes condiciones sociales, políticas, económicas e incluso

militares.
Parafraseando a uno de
antropólogos más lúcidos, Alfredo
nuestros

López Austin, quien hablaba de los


pueblos indios de México, pero bien po-
dría referirse a las mayorías en América Latina, estas condiciones incluyen: la
dependencia,la coerción, la limitación al acceso de los bienes culturales generales,
la intervención, la imposiciónde elementos culturales encaminados al control
hegemónico, lazltade recursos materiales, la injusta distribución de la riqueza y
la limitación en las formasnormales de transmisión cultural, incluyendoel uso de
las lenguas.
La aproximación a la produccióncultural, debe
contemplar la radical
diferencia en condiciones de produccióncultural que divide a las sociedades. De
otra manera, esa
parte del viejo concepto
conservaría de cultura que lo exime
de un análisis político. Por eso, es necesario buscar conceptos que
ético y
las colectividades, las configuraciones, las redes sociales
capten y los movi-
mientos políticos, donde se está forjando cultura nueva o resistiendo a la

pérdida de vieja cultura, con o sin la anuencia del poder hegemónico. En


otras
palabras, para salimos del dilema del concepto aislado de lo cultural,
creo necesario ampliar la escala de análisis etnográco, en lugar de reducirla.3
Esto incluyeampliar la escala temporal, indagando hacia el
pasado y antici-
pando el Futuro.
Desde otras escalas, tanto sociales cómo históricas, no es tan fácil des-
la preocupación la pérdida de cultura. Si hablamos de
cartar
por producción
cultural, también debemos hablar de destrucción cultural, un
proceso cada vez

más evidente el mundo actual. No de


en se trata una
postura nostálgica o
romántica. La destrucción de la diversidad cultural va
paralela a la destruc-
ción de la biodiversidad, y tiene consecuencias parecidas. Esto es muy claro
las lenguas del mundo, cuya
con muerte se
registra a una velocidad creciente:

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Caminos y rumbos... / Elsie Rockwell

tomaría mucho más que dos generaciones crear una


lengua para reemplazar
alguna de las que se están perdiendo en ese plazo. Con la introducción de
semillas transgénicas, se está destruyendo, y a la vez privatizandoy patentando
por los más ricos del mundo, no sólo un conocimiento milenario acerca del
cultivo del maíz, sino la inmensa variedad de semillas nativas de la región que
inventó el maíz. Tal vez los mexicanos podamos vivir sin piñatas, pero vivir
sin maíz es más difícil. El problemano se sitúa en si el maíz representa, o no,
la ‘esencia’ de la identidad cualquiera identidad se trans-
mexicana, que como

forma. El problema es que se destruye y se pierde para siempre una parte


sustancial del patrimonio cultural global, que no se puede volver a inventar
en una
generación.
La destrucción reduce la variedad de recursos culturales disponibles a
la humanidad; por ejemplo, por actos de guerra abierta o de baja intensidad,
se
pierden formas alternativas de organizar la vida humana y comunitaria,
que han sido producto colectivo de generaciones. Lo que está claro es que el
embate contra la cultura, de cualquier tipo, es más fuerte que nunca bajo la
actual guerra del gran capital contra la humanidad.
Volviendo al tema de la etnografíaen América Latina, dos hechos fun-
damentales de las últimas décadas nos plantean retos ineludibles para repen-
sar la cultura: la: movimiento: indígenasy la construcción por la: medios de los
inmigrante: como "otros"a través de los medios. La organización política que
ha dado voz a grupos que hablan lenguasindígenas en los países latinoameri-
canos reclama derechos que van desde la propiedad colectiva de la tierra y de
los saberes ancestrales, hasta la garantía de una educación de calidad que res-

pete la autonomía. Por otra parte, la reciente "visibilidad” de los inmigrantes


proviene de la lucha por sobrevivir que emprenden numerosos mexicanos,
centroamericanos y sudamericanos al cruzar las fronteras hacia el norte. Esta
visibilidad emerge también en
Argentina, Uruguay y Chile, donde los mis-
mos
estereotipos están siendo utilizados —y afortunadamente cuestionados

por etnógrafos— para referirse a


trabajadores transnacionales. A la vez, los

migrantes al interior de cada país son vistos como "otros” en sus


lugares de
destino.
En estos
procesos se
empiezan a detectar maneras sutiles o
tajantes en

que se expresa en nuestros


países el racismo, a veces encubierto del discurso
de la alteridad. Frente a estos movimientos sociales, creo
que se
puede empe-

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Cuadernos ¿(AntropologíaSocial N" 13, 2001. ISSN: 0327-3776

zar a hablar de una orientación crítica latinoamericana que concibe la cues-

tión intercultural como de todos, que lo sitúa en el marco


problema de rela-
ciones de poder, y que lo vincula al problema de las historias nacionales y
regionalescolectivas.‘ Aunque ya hay algunas voces, hace falta integrar esta
perspectiva plenamente al trabajo etnográco en contextos educativos.
4. Muy cercano a este
problema, se encuentra el reto de la llamada
globalización.Las fronteras se fragmentan. Para los bienes se borran; para los
humanos se multiplican y se milirarizan, aunque continúan siendo permeables.
¿Qué podemos decir de este proceso los etnógrafos que estamos tan acostum-

brados a las escalas locales?


El seguimiento, a la escala cotidiana, de algunos de los muchos cono-
cimientos, discursos, símbolos, bienes, y actores que cruzan las fronteras in-
ternacionales e internas, daría una nueva
profundidad y actualidad a los estu-

diosetnográcos.Esto desde luego hará más complicado el trabajo. Ya no es

posible recortar el pequeño mundo de una institución o


grupo y estudiar
cómo hablan y actúan las personas que lo habitan, como dependiera si todo
de la producción de sentidos en la interacción cara-a—cara. Constantemente
nos estaremos
topando con soportes y signicados que —como los tag: (r-
mas de los grafitcros)— tienen una presencia y una historia global, por muy
local que sea nuestra evidencia empírica. Esta dimensión emerge en muchos
ámbitos y procesos que estudiamos, y es fundamental para abordar los efectos
locales de políticas educativas de fabricación ajena. La comprensión de lo que
observamos localmente sólo se
logra si explorarnos sus orígenes y destinos
lejanos.
5. Aunque práctica común, las investigaciones etnográcas
no sea una

realizadas reclaman esfuerzo


comparativo. En este y otros encuentros
un sur-

gen espontáneamente reflexiones, por ejemplo, sobre las semejanzas entre es-
cuelas rurales de todo el continente, o las diferencias constantes entre el nivel
primario y el secundario. Sin embargo, todavía no hemos construido
parámetros que permitirían una
comparación formal entre localidades, y en-

tre realidades nacionales


regionales,para comprender la diversidad de expe-
o

riencias escolares que se han construido en la región.


Algunos han recordado que la investigación etnográca adquiere ma-
yor relevancia cuando se hace paralelamente un trabajoemolágícofen el senti-
do especícode comparar y ordenar los estudios etnográcos, sin perder el

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Caminos y rumbos... / Elsie Rockwell

carácter cualitativo de la investigación. Muy cercano a este


propósito, se en-

cuentra de recuperar la temporalidadde los fenómenos


la necesidad que estu-
diamos. El uso de las herramientas del historiador —la investigación en ar-
chivos locales y nacionales, la historia oral y las historias de vida, el examen de
la cultura material como herencia del pasado-—enriquece la comprensión de
los mundos contemporáneos donde realizamos el trabajo de campo. Por eso,
también hace falta construir una emo/Jístoria o
antropologíahistórica de la
educación.

LA CUESTIÓN ETICA

Un reto final es la postura que tomemos frente a


algunos de los proce-
sos recientes que se muestran de manera cada vez más palpableen las escuelas
y las localidades con las que nos
comprometemos en nuestro trabajo.
Las políticaseducativas neoliberales, intencionalmente restrictivas y
represivas,se expresan de muchas maneras en los trabajos etnográcos, aun-
veces se
presentan como meros incidentes. Nos encontramos cada vez
que a

más con fragmentaciónde la experiencia escolar, y en algunos casos, casi el


la
resquebrajamientode la escuela como tal —cuando no hay maestros ni mate-

riales, ni prácticas que puedan conducir (aún con criterios muy amplios) a
algún aprendizaje significativo—. Somos testigos de diversas formas de
privatización, desde la venta abierta de las escuelas al mejor postor, hasta los
usos
privadosde los espacios y recursos públicos. Observarnos maneras con-

cerradas de abandono y destrucción del sentido de la experiencia escolar, que

dejan terreno para la invasión de mensajes fabricados en otros lados por los
medios masivos. Nos enteramos de formas abiertas de explotación del trabajo

y del cuerpo de niños y niñas, particularmenteen las regiones indígenas. Sa-


bemos de fenómenos de violencia que rebasan con mucho el plano de lo
simbólico, desde la proliferaciónde armas blancas en secundarias hasta la
conversión de escuelas rurales en cuarteles. Cómo observadores de una reali-
dad que no suele ser documentada desde arriba, tenemos el deber moral y

político de usar la etnografíapara registrar estos procesos, y conservarlos en la


memoria histórica de estos tiempos.

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Cuaderno: a’: AntropologíaSocial N” 13. 2001. ISSN: 0327-3776

perspectiva, se vuelve más complicada la cuestión de la éti-


Desde
esta

ca en
investigación etnográca. Sin duda es importante, como
la lo ha plan-
teado Frederik Erickson, cuidar la relación con los sujetos con quienes traba-

jamos en campo, y evitar ponerlos en riesgo con nuestro trabajo. Se pueden


también mencionar otras dimensiones éticas, menos evidentes, por ejemplo,
la selección misma de los temas
que estudiamos y la construcción de las cate-

gorías y del discurso usado para hablar de otros mundos. Las maneras de
escribir pueden tener todo tipo de efectos sobre el discurso público y la ac-
ción política.
Sin embargo, la reexión ética desde esta perspectiva actual implica
o los
sobre todo situarnos para poder develar y delatar, no los conocimientos
secretos de "los de abajo", sino justamente los secretos de los de arriba que se

pueden percibir desde abajo. Debemos hablar de "lo conocido pero no di-
cho” por los que están en el poder. En otras palabras, no hay que perder la
capacidad de indignación moral.
Tampoco hay que perder la esperanza. La etnografía también puede
dejar registro escrito de procesos contrarios, como la construcción de alterna-
tivas en los intersticios y en los márgenes del sistema educativo, los procesos
de apropiación y creación rea.l de conocimientos y saberes, y las formas de
resistencia ante
algunas de estas fuerzas que destruyen patrimonios educati-
vos
y culturales comunes a la humanidad.

63
Caminos _v rumbos... / Elsie Rockwell

Noms

'
Participación en la sesión de clausura del IX Seminario Interamericano de
Etnografíay Educación, Universidad PedagógicaNacional, México, Octubre
de 2000.
2
Este unto también lo notó en su conferencia Mar 831 et Lecom P te, Y fue
propuesto hace años" por vanos
antropólogos estadounidenses, como Laura
Nader.
3
Fred Erickson de hecho ha escrito sobre esta
disyuntiva. Ver, por ejemplo, su
comentario en Human Development42, 1999.
4
Véase, por ejemplo, Godenzzi, \xAE$
(coord.): Educación e interculturalidad en

las Andes] la Amagonúz,Centro de Estudios RegionalesAndinos Bartolomé


de Las Casas, Cuzco.
5
El término etnologíatiene diferentes sentidos en las tradiciones antropológicas
de diferentes países. En este contexto, no me reero al estudio de las étnias,
sino a una
aproximación comparativa de los procesos culturales.

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