Ser Hijo de Pastor Es Una Enorme Bendición y Un Gran Privilegio

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Ser hijo de pastor es una enorme bendición y un gran privilegio,

porque nos permite tener una relación más cercana con la iglesia y,
en muchos casos, vivimos más entregados a Dios por medio de
nuestra familia. Aprendes a entender mejor a la congregación, y a
madurar espiritualmente, además, conoces a fondo el trabajo
pastoral. Pero este privilegio no es fácil de vivir, es una experiencia
en la que pasas de todo, tristeza, enojo, desesperación, crisis, alegría,
etc. Muchas veces vamos a estar expuestos a ser criticados y juzgados
por nuestros errores. Llega el punto en el que te desesperas y
preferirías no formar parte de la familia pastoral, entras en un
momento de crisis y hasta juzgas a la iglesia.

Al ser hijo de pastor cargas con varias responsabilidades de todo


tipo, por ejemplo, tener buen testimonio, vestir adecuadamente,
siempre estar presente en todos los servicios, cuidar tus comentarios,
bromas, incluso llegas a sentir que no puedes mostrar tu verdadera
esencia por cuidar la imagen de tu familia. Es difícil hacerlo,
quisiéramos nunca equivocarnos y ser un perfecto ejemplo de hijo de
pastor, tanto que cuando cometemos un error, preferiríamos que nos
tragara la tierra y ya no salir más porque sabemos que la iglesia no
guardará sus comentarios hirientes.

Sin embargo, todos somos imperfectos y es muy común equivocarse.


No digo que esté bien, pero cometer errores es parte de nuestra
naturaleza. Cada experiencia enriquece nuestro testimonio, lo hace
cada vez más hermoso porque es un claro ejemplo de que nuestro
Dios, a pesar de nuestros errores, caídas y fallas, aún nos recibe, en
cualquier momento, cualquier día, sólo se trata de regresar a sus pies
con un corazón arrepentido y humillado. Lamentablemente, como
iglesia aún no entendemos que debemos hacer lo mismo, no
comprendemos que sólo Dios es el que juzga y tiene la última
palabra. Como cristianos debemos ser un claro ejemplo de amor.

Hijo de pastor, no tengas miedo a equivocarte, es parte de tu


crecimiento espiritual. Sí, sé un ejemplo para los demás, pero nunca
con hipocresía porque el Señor conoce tu corazón. Disfruta
sanamente de los momentos en comunión con la iglesia, no te
cierres, déjate ayudar. Vive cada etapa de tu vida; si eres adolescente,
no tengas miedo de que te vean en tu momento de “rebeldía”, sólo no
permitas que ésta se apodere de ti, ora siempre a Dios para que te dé
sabiduría.

Si eres joven, conoce tanto como puedas, pero también empieza a


madurar y a crecer tomando como enseñanza cada experiencia.
Recuerda que finalmente esto no es para agradar a los hermanos,
sino para agradar a Dios y poder llevar tu vida tomada de su mano,
sabiendo que es el único que puede juzgarte y siempre te va a recibir;
no importa a dónde vayas o cuánto hayas fallado, sólo vuelve.

Alguna vez escuché que ser hijo de pastor no te convierte en un


santo, ni te hace perfecto, y es lo que todos debemos entender, eso lo
he aprendido a mis 16 años. Así como hay caminos de espinas,
también hay valles de calma y recuerdos llenos de alegría que
permanecerán en tu corazón.

Bendice y agradece a Dios por ser hijo de pastor

También podría gustarte