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VIRTUDES
Lo que implica la formación.
• Dimensión Intelectual
• Dimensión Afectivo-Social
• Dimensión Ética
• Dimensión Espiritual
Debe haber unidad y desarrollo armónico.
1. La libertad
2. Lo bueno y lo malo. La conciencia.
3. La felicidad
4. Lo virtuoso y lo vicioso.
Según Aristóteles "No estudiamos ética para saber qué es la virtud, sino para
aprender a hacernos virtuosos y buenos, de otra manera sería un estudio
completamente inútil"
3. Ser persona:
7. Virtudes y vicios.
Virtus= fuerza.
Virtudes Cardinales. (de cardo-cardinis). Perfeccionan un ámbito específico de
la dimensión humana. Prudencia, justicia, fortaleza y templanza
En su trabajo y en las relaciones con los demás, recoge una información que
enjuicia de acuerdo con criterios rectos y verdaderos, pondera las consecuencias
favorables y desfavorables para él y para los demás antes de tomar una decisión, luego
actúa o deja actuar, de acuerdo con lo decidido.
La virtud de la prudencia es la que facilita una reflexión adecuada antes de
enjuiciar cada situación y, en consecuencia, tomar una decisión acertada de acuerdo con
criterios rectos y verdaderos. Los padres necesitamos la virtud de la prudencia, para ser
justos, para vivir la caridad, para servir eficazmente a Dios y a todas las almas. Con
gran razón a la prudencia se la ha llamado genitrix virtutum, madre de las virtudes,
también auriga virtutum, conductora de todos los hábitos buenos.
Esta virtud no es una tendencia a no comprometerse por si acaso el asunto sale
mal, aunque haya personas que no se plantean ningún tipo de finalidad en sus vidas y
pasan su tiempo y gastan sus esfuerzos protegiéndose de la responsabilidad de asumir su
propio ser. La negligencia es un vicio en contra de la virtud de la prudencia, como
también lo es la imprudencia.
Hoy en día todo es rápido, llame ya, joguin correr, imágenes rápidas en las
propagandas, ídolos efímeros, políticos puestos según las circunstancias.
La vida familiar exige una actividad continuada. Esta actividad dificulta el
proceso de reflexión y, como consecuencia, existe una tendencia a reaccionar frente a
las situaciones nuevas que van surgiendo, más que a afrontarlas con serenidad para
tomar decisiones acertadas. Es posible que los padres de familia no tomen ninguna
decisión que pudiera titularse importante, durante tiempo. Toman un conjunto de
pequeñas decisiones que deben ser congruentes con unos criterios asimilados en el
pasado. Es posible que alguna de estas decisiones no sean congruentes con valores que
se quieren vivir en la familia, porque la acción realizada no a sido considerada de
antemano. La virtud de la prudencia es cognoscitiva e imperativa. Aprehende la realidad
para luego, a su vez, ordenar el querer y el obrar.
Existe lo que podemos llamar la falsa prudencia, que está al servicio del
egoísmo, que aprovecha los recursos más aptos para alcanzar fines torcidos.
El educador puede plantear su misión, en parte, como la de ayudar al educando a
asimilar una serie de valores libremente, de tal forma que lleguen a tener un sentido
específico, real, para él. Si no se tiene en claro cuáles son estos valores, la prudencia,
entendida como virtud pierde su sentido.
Otros problemas, recoger información adecuada sobre la situación en la que hay
que actuar, en saber distinguir lo importante de lo secundario, discernir entre el hecho y
la opinión, y habiendo establecido los criterios adecuados para enjuiciar, apreciar la
situación correctamente.
La imprudencia, que incluye la precipitación, inconsideración y la inconstancia,
está muy relacionada con la falta de dominio de las paciones. La imprudencia puede
llevar a prejuzgar, a encasillarles sin darse cuenta de que la persona es dinámica y
cambia un poco todos los días. Todos tenemos algún tipo de manía pequeña o grande y
eso puede influir sobre la visión objetiva de cada situación. Habrá padres que insistirán
que sus hijos aprendan el mismo oficio que ellos.
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Estará claro que existen muchas áreas en que la persona puede mejorar en la
virtud de la prudencia. Pero, para hacerlo, necesita motivos. Realmente, solo hay un
motivo para ser prudente: el deseo de hacer coincidir decisiones que tomamos y la
actuación correspondiente con el fin deseado. Se puede enfocar la virtud hacia el logro
de la concordia social o hacia la eficacia en el trabajo, más si uno es cristiano, su motivo
fundamental debe ser el cumplimiento de la Voluntad de Dios.
3- Conocer la realidad.
- capacidad de observación
- capacidad de distinguir entre hechos y opiniones
- capacidad de distinguir entre lo importante y lo secundario
- capacidad de buscar información
- capacidad de seleccionar fuentes
- capacidad de reconocer propios prejuicios
- capacidad de analizar críticamente la información recibida y comprobar
cualquier aspecto dudoso
- capacidad de relacionar causa y efecto
- capacidad de reconocer que información es necesaria en cada caso
- la capacidad de recordar
¿Cuáles con los criterios que has seleccionado para enjuiciar esta
situación? ¿Son correctos?
4 – Saber enjuiciar
En síntesis, se tratará de ayudar a las personas a enjuiciar según las reglas del
juego establecidas, según las leyes comunes y ordinarias y según principios más
elevados.
5- La decisión
La prudencia supone imperar para poner en marcha actos para realizar el bien.
No basta con enjuiciar. Tiene que haber una decisión consecuente.
En el momento de la decisión, habrá que tener en cuenta la información y
enjuiciamiento ya descritos, sabiendo que la decisión misma puede ser tomada en el
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momento oportuno o no. En segundo lugar, habrá que prever las consecuencias de la
decisión tomada, porque la acción no siempre sigue claramente un enjuiciamiento.
La consideración de una situación en que existe la falta de lealtad entre hombre
y mujer podría enjuiciarse, de acuerdo con unos criterios rectos y verdaderos, como
algo intrínsecamente malo. No, por ello, hará falta necesariamente informar a la
persona dañada. Se tratará de considerar las consecuencias de las distintas
alternativas. La consideración de las distintas alternativas para conseguir algún fin,
de acuerdo al enjuiciamiento correcto de la situación.
Podría pensarse que el hombre prudente es el que nunca se equivoca, porque
nunca toma una decisión. Eso es falso. El prudente es el que sabe rectificar los
errores. Es prudente porque prefiere no acertar veinte veces, antes que dejarse llevar
por el cómodo abstencionismo. No obra con alocada precipitación o con absurda
temeridad, pero asume el riesgo de sus decisiones, y no renuncia a conseguir el bien
por miedo a no acertar.
Las decisiones que tendremos que aprender a tomar nosotros, estarán en relación
al trabajo, con las relaciones en la familia, con sus relaciones sociales. Serán
decisiones a tomar después de haber enjuiciado a personas o sucesos, al enfrentarse
con situaciones conflictivas, al adaptarse al cambio, después de reflexionar sobre los
valores que se consideran importantes en la propia vida, respecto a la planificación
del futuro profesional, etc.
Y los padres pueden ayudar a los hijos, educadores a educandos, primero,
procurando que éstos comprendan y asuman personalmente sus órdenes; luego
ayudándoles a considerar distintas alternativas.
Educación en la Fortaleza
Principios previos:
Resistir:
enfermedad. Es muy probable que un niño de seis años no aceptase una inyección
pasivamente, aguantando sin quejarse auque supiera que se va a curar. No sólo se tratará
de buscar una motivación del estilo, causa y efecto, sino también reforzar esta
motivación con otras de acuerdo con la situación y características del niño.
La vida de la familia, muchas veces tenemos que resistir un impulso de dolor,
sabiendo que el resultado les va a favorecer.
Estos esfuerzos cuando están apoyados por las autoridades, servirán para
desarrollar unos hábitos. Estos hábitos necesitan tener sentido para nosotros, y cuanto
antes mejor. Si nosotros, decidimos, renunciar a una salida con nuestros amigos para
ayudar a nuestro padre o para estudiar, si resistimos la tentación de dejar un trabajo
medio hecho y lo terminamos bien., por iniciativa propia, esta virtud estará en vías de
desarrollo.
En segundo lugar, habrá que enseñar a todos, a resistir las molestias e influencias
que, si no lo hacemos, van a repercutir en perjuicio nuestro, a de las a los cuales les
enseñamos.
La diferencia en la primera, había un resultado favorable, claro y razonable.
Ahora se trata de resistir influencias para mantenerse en mi situación, con las
mismas posibilidades de mejora.
La fortaleza esta gobernada por la prudencia, porque sino sería osadía.
No luchar no significa ningún bien concreto. Luchar puede significar algo
perjudicial.
En todo ese campo se trata principalmente de enseñar a los hijos a decir que no,
y no por temor, sino para evitar un peligro innecesario. El desarrollo de la fortaleza
vence el temor, para que realmente sea fortaleza tiene que ser gobernado por la
prudencia. Si no es gobernada por la prudencia se puede caer en el vicio de la osadía. La
osadía desprecia los dictámenes de la prudencia saliendo al encuentro del peligro.
En la vida familiar existen muchas reglas de juego en ese sentido, exigencias
preventivas.
Nosotros debemos aprender por nuestra cuenta que es lo que nos puede dañar, lo
que nos puede influir perjudicialmente y , en consecuencia, establecer sus propias
normas. Por eso debemos enseñar a ser prudentes, a controlar la osadía, como hemos
dicho, pero también a superar el temor infundado.
Algunos aspectos de la vida real: ejemplo el miedo a la oscuridad.
Educarnos en la virtud de la fortaleza, de tal manera que resistamos es temor que
podemos tener.
Por una parte, se espera que nosotros pongamos todo de nuestra parte, pero de
acuerdo con nuestras posibilidades. Por lo tanto no se trata de protegerles. Hay que
hacerle esforzarse gradualmente a resistir el temor que tiene. Muchas veces tenemos
igual que los niños el temor a lo desconocido, y allí es donde necesitamos la seguridad,
ellos de sus padres, el apoyo moral, a veces explicándoles bien lo que tienen que hacer
(pueden tener miedo por no saber lo que les espera a ellos o nosotros o por no saber lo
que les va a pasar o lo que nos va a pasar) y a veces acompañándoles.
Aquí no hay más guía que el sentido común.
A actuar con valentía sin ser osados.
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Podemos considerar como es posible educar esta virtud a posteriori, después de
que los niños o nosotros hayamos sufrido algunas molestias, algún daño. Se podría
considerar el caso de un niño que vuelve a casa llorando porque alguien le ha pegado.
Una solución es llamar al padre del que le pego, por teléfono para que lo
castiguen. Pero eso no ayuda a desarrollar la virtud de la fortaleza. Quizá se trataría más
de dar un motivo bueno para que el chico; esforzándote personalmente, superase el
disgusto.
Por otra parte, está claro que quejarse o permitir que los hijos se quejen es crear
un ambiente en contra del sentido de la fortaleza. La fortaleza supone aceptar lo que nos
ocurre con deportividad, no pasivamente, con deseos de sacar algo bueno de las
situaciones más dolorosas.
La indiferencia
Tres vicios que se oponen a la fortaleza son el temor, la osadía, la indiferencia.
Al hablar de acometer nos referimos a la osadía con mayor extensión y al temor
en lo que se refiere a esta parte.
Consecuencias de la indiferencia.
La indiferencia esta causada por una deficiencia de temor (al referirnos al temor
anteriormente hemos estado hablando de exceso de temor). Se trata de las personas que,
por no reconocer su deber de mejorar o por no reconocer querer enterarse de las
influencias perjudiciales, adoptan una actitud pasiva, cómoda o perezosa.
Las personas que están en esta condición no hacen más que recibir lo que
encuentran sin ningún esfuerzo y nos interesa como educadores, porque existe una
tendencia en algunos padres a proteger y sustituir esfuerzos que los hijos deberían
realizar ellos, de tal modo que los hijos no aprenden más que a recibir. En esa situación
es probable que exista una indiferencia en todo lo conocido, pero al tener que
enfrentarse con algo desconocido, sin ayuda ya de sus padres, el joven no sabe
desarrollarse y por falta de prudencia o por falta de temor se encuentra casi sin
posibilidad de desarrollar su vida rectamente.
Una vida cómoda, sin sobriedad acaba siendo un ejercicio en egoísmo. El
egoísta cuando consigue lo que le apetece encuentra una satisfacción superficial.
Cuando no lo encuentra se derrumba o busca cualquier tipo de evasión, lo que
tenga a mano.
Para que nosotros no lleguemos a ser indiferentes en la vida, habrá que
exigirnos, a esforzarnos, auque sea pequeños esfuerzos, el esfuerzo de resistir (desde el
bebé que llora por capricho hasta el adolescente que se pone de mal humor porque algún
amigo le ha disgustado). Así nos figuramos a los hombres recios y varoniles, sin miedo
al dolor, hombres que saben sufrir callando y no comunican para que no los
compadezcan, sin miedo al sacrificio ni a la lucha, que no se arredran ante las
dificultades, sin miedo al miedo, sin timideces sin complejos imaginados, incompatibles
con frivolidad, que no se escandalizan con nada de lo que ven o de lo que oyen.
Entereza es reciedumbre.
Y, para seguir adelante, para aguantar, lo que hay que aguantar, para no caer en
la indiferencia, también hace falta paciencia. La paciencia es la virtud que inclina a
soportar sin tristeza de espíritu ni abatimiento de corazón los padecimientos físicos y
morales. Y puede ayudar a aclarar esta definición saber que vicios contrarios son
impaciencia e insensibilidad.
Acometer: Se entrega con valentía en caso de poder influir positivamente para
vencer las dificultades y para acometer empresas grandes.
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ACOMETER:
Para poder atacar, para emprender alguna acción que supone esfuerzo
prolongado hace falta fuerza física y fuerza moral. Deportes. Este está relacionado con
la fortaleza. Dominar la fatiga, el cansancio, la flaqueza prepara a la persona para
Como dijimos, esta virtud tiene consecuencias especiales para los adolescentes.
Cuando el adolescente empieza a tomar decisiones propias, puede caer en la
indiferencia, rechazando las opiniones y posturas de su padre pero sin ser capaz de
llegar más allá del rechazo. Así cualquier persona con intención le puede mover, porque
no será fuerte. Si no tiene desarrollados los hábitos en relación con la fortaleza, auque
quiera mejorar, emprender acciones en función de algún bien reconocido, no será capaz
de aguantar las dificultades.
Si los adolescentes son fuertes en este sentido, es el momento de su vida en que
tienen más posibilidades de ser generosos, de ser justos. Porque están movidos por la
naturaleza, por un fuerte idealismo.
El desarrollo de la virtud de la fortaleza apoya su desarrollo en todas las demás
virtudes. En un mundo lleno de influencias externas a la familia, mucha de ellas
perjudiciales para la mejora personal de nuestros hijos y nosotros, la única manera de
asegurarnos de que los hijos sobrevivan como personas humanas, dignas de ese nombre,
es llenarles de fuerza interior, de tal modo que sepan reconocer sus posibilidades y
reconocer la situación real que los rodea para resistir y acometer, haciendo, de sus vidas
algo noble, entero y viril.
Educación en la Justicia
justicia. (Del lat. iustitĭa). 1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina
a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. 2. f. Derecho, razón, equidad. 3. f.
Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene. 4. f. Aquello que
debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia. 5. f. Pena o castigo público. 6. f.
Poder judicial. 7. f. Rel. Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número,
peso o medida. Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o
premia, según merece cada uno. 8. f. desus. Ministro o tribunal que ejerce justicia. 9. f.
coloq. desus. Castigo de muerte. En este mes ha habido dos justicias. 10. f. ant. alguacil
(‖ oficial inferior de justicia). 11. m. justicia mayor de Aragón. 12. m. desus. justicia
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mayor de Castilla. ~ conmutativa. 1. f. La que regula la igualdad o proporción que
debe haber entre las cosas, cuando se dan o cambian unas por otras. ~ de sangre. 1. f.
ant. mero imperio. ~ distributiva. 1. f. La que establece la proporción con que deben
distribuirse las recompensas y los castigos. ~ mayor de Aragón. 1. m. Magistrado
supremo de aquel reino, que con el consejo de cinco lugartenientes togados hacía
justicia entre el rey y los vasallos, y entre los eclesiásticos y seculares. Dictaba en
nombre del rey sus provisiones e inhibiciones, cuidaba de que se observasen los fueros,
conocía de los agravios hechos por los jueces y otras autoridades, y fallaba los recursos
de fuerza. ~ mayor de Castilla, ~ mayor de la casa del rey, o ~ mayor del reino. 1. m.
Justicia
La justicia se representa por una mujer con los ojos vendados, con una balanza
en una mano y una espada en la otra.
Otro nivel de análisis es entender la justicia como valor y fin del Derecho (más
que como virtud subjetiva) al que podemos conceptuar juntamente con Norberto Bobbio
como "aquel conjunto de valores, bienes o intereses para cuya protección o incremento
los hombres recurren a esa técnica de convivencia a la que llamamos Derecho". Ahora
bien en cuanto el "ideal de justicia" o sea, ese conjunto de condiciones protegidas por el
derecho se puede considerar desde una perspectiva absoluta iusnaturalista dentro de lo
cual todo derecho es justo y si no es justo es derecho. Pero desde una perspectiva
iuspositivista el derecho es condición de la justicia y a la vez esta es una medida de
valoración del derecho, por lo que podemos decir que un derecho positivo determinado
es justo o es injusto de acuerdo a un ideal de justicia subjetivo.
(...) ius a iustitia (...) ius est ars boni et aequi - El Derecho es justicia, el
Derecho es el arte de lo bueno y lo equitativo.
Justicia distributiva
también la ley moral natural y, en gran medida, las normas sociales y costumbres.
La deuda, supuesta por la justicia, es una deuda pagable, de modo que una vez
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satisfecha deja de existir y la relación cesa. Pero existen deudas impagables, cuya relación
no es de justicia, sino de reconocimiento y gratitud.
División de la justicia
La justicia legal, o general, es la virtud que inclina a los gobernantes y a los súbditos
a obrar en vistas al bien común. Los actos de los gobernantes se refieren a la organización
social y la promulgación de leyes, los de los gobernados al cumplimiento de las leyes y a la
cooperación con el bien común. Se llama “general” porque incluye todos los actos
referentes al bien común, y se llama “legal” porque la ley es el medio ordinario para la
organización y funcionamiento de la sociedad, así como para determinar los medios más
aptos para el bien común. La justicia legal comporta la obligación de procurar el bien de la
sociedad (el “todo”). El todo social es el sujeto de derechos, y los deberes para con él
recaen sobre gobernante y gobernados, sobre el primero como arquitecto y sobre los
segundos como ejecutores.
LA TEMPLANZA
El hombre tiene una condición de mucho más alto nivel que los animales y por
lo tanto cuenta con un peculiar orden de valores que fundamenta su dimensión
integral. El Hombre es uno, no es estómago, corazón o instintos solamente, no es una
parte sino un Todo
La dimensión integral del hombre está dada por una dimensión material porque
tiene cuerpo y una dimensión espiritual porque tiene alma espiritual, que vivifica al
cuerpo y se une íntima y armónicamente para formar esa maravillosa unidad llamada
HOMBRE.
El HOMBRE es una unidad substancial de materia y espíritu. Tanto el cuerpo
como el alma son importantes porque participan de la Dignidad de la Persona.
Todo en el hombre tiene un orden, una perfección y también una finalidad. Ej.:
los dientes y los molares tienen la función de cortar y masticar los alimentos, y no están
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ubicados en cualquier ni en los pies, ni en las manos sino en la boca que es por donde
ingerimos los alimentos
Aquí nos centraremos en las “pasiones” que son fuerzas instintivas que nos
impelen desde adentro, pero sin que ello connote una valoración moral. Las pasiones no
son buenas ni malas, son simplemente fuerzas. Su bondad o malicia depende del objeto
hacia el cual las orientamos mediante nuestra libertad ya sea que las encaucemos hacia
la verdadera felicidad o nos dejemos llevar por ellas.
Hay que decir que hoy en día la templanza no tiene “buena prensa”. A veces se le
vincula a la moderación; a veces se vincula al miedo a cualquier exaltación. En
todas estas acepciones subyace una concepción negativa de la templanza: represión,
limitación. Esto es contrario a la verdadera idea de la virtud de la templanza.
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Especialmente en nuestros días, parece que muchos tratan de poner como fin los
bienes que nuestro Creador nos puso como medio. La templanza hace que el cuerpo
y nuestros sentidos encuentren el puesto exacto que les corresponde en nuestro ser
humano.
5- Definición de Templanza
Etimológicamente, viene del latín temperantia, en griego. Guarda relación con la
idea de armonía: hacer un todo armónico de una serie de componentes dispares;
ordenar con sentido aquello que es diverso.
6- Algo más…..
7-Lo propio de la templanza es ordenar todos los placeres sensibles a que nos inclina el
apetito concupiscible, pero de manera especial aquellos del tacto y del gusto, que llevan
consigo máxima delectación —como necesarios para la conservación de la especie o del
individuo—, y son, por lo mismo, más aptos para arrastrar el apetito si no se refrenan con
una virtud especial: la templanza estrictamente dicha. Principalmente recae sobre las
delectaciones del tacto y secundariamente sobre las de los demás sentidos.
8-Importancia y necesidad. Teniendo por objeto la moderación en los actos del propio
individuo, sin ninguna relación a los demás, ocupa el último lugar entre las virtudes
cardinales. Sin embargo, es una de las virtudes más importantes y necesarias en la
vida porque modera dos de los instintos más fuertes y vehementes de la naturaleza
humana: el de la conservación del individuo y el de la especie.
La templanza es una virtud cardinal porque la moderación, que es la regla común de
toda virtud, se aprecia mayormente en la templanza de aquellos placeres por los cuales,
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viniendo ellos de las operaciones que le son más naturales y de los objetos que son los
más necesarios a la vida, es más difícil la abstención y el freno.
La templanza es realizar el orden en el propio yo. Según Santo Tomás, el primer y
más inmediato efecto de la templanza es la tranquilidad del espíritu, la paz (tranquilidad
que no es ausencia de sensaciones), la armonía interior como consecuencia del orden
interior. El sentido y la finalidad de la templanza es realizar el orden en el interior del
hombre. De ese orden, y solamente de él, brotará luego la tranquilidad de espíritu.
La templanza es el hábito que pone por obra y defiende la realización del orden
interior del hombre. Así entendida, la templanza no sólo conserva, sino que además
guarda al ser defendiéndolo contra sí mismo, dado que a partir del pecado original anida
en el hombre no sólo una capacidad, sino también una fuerte tendencia a ir contra la
propia naturaleza, amándose a sí mismo más que a su Creador. La templanza se opone a
toda perversión del orden interior, gracias al cual subsiste y obra la persona moral.
La templanza se ordena a la perfección de la persona, a la plenitud de su ser en el
autodominio y posesión de su propia naturaliza frente a las pasiones y concupiscencia.
- Gula
- Embriaguez
- Lujuria
12-
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Humildad: Es una virtud derivada de la templanza que nos inclina a moderar el
apetito desordenado de la propia excelencia, haciendo que nos valoremos por lo que
somos, dándonos el justo conocimiento de nuestra pequeñez y miseria principalmente
con relación a Dios. Nos ayuda a reconocer nuestras insuficiencias y cualidades y
aprovecharlas sin llamar la atención.
Quien vive este valor “sabe prescindir de lo que produce daño a su alma y se dá
cuenta de que el sacrificio es sólo aparente: porque al vivir así- con sacrificios-se libra
de muchas esclavitudes y logra, en lo íntimo de su corazón, saborear todo el amor de
Dios
Vivir bien esta valor supone andar desprendidos de los bienes, darles la
importancia que tienen y no más, no crearse necesidades, no realizar gastos inútiles,
tener moderación en la comida, en la bebida, en el descanso, prescindir de caprichos….
Los alimentos son necesarios para conservarse en la existencia. Dios ha puesto el placer
como incentivo a fin de que el hombre pueda cumplir su deber. A la vez ha puesto la
sensación de saciedad para prevenir al hombre del abuso de la comida y la bebida.
19-Conclusión……
LA GENEROSIDAD
Analicemos y reflexionemos:
Acto:
Se trata de una decisión libre de entregar lo que uno tiene. Hay tanto que
podemos dar: cosas (libros, cuadros, ropa, alimentos), un favor, una palabra amable, un
buen consejo, una alegría, tantas cosas!
Puede suceder ciertamente que uno se sienta del todo pobre, que no tenga nada
que dar, ni exterior, ni, quizás, interior. No habla ni una palabra para decirla como
quisiera; se siente pobre e inútil. Pues en ese caso, hay que ser paciente y humilde y
saber que todavía no encontré al hombre que me necesita. Mientras tanto aprendo a dar,
a despenderme de las cosas, de valorar las cosas. Aprendo a buscar dónde esta la
necesidad del otro.
Esto cuando no haya que dar. Cuando haya, dar lo mejor, lo bueno.
Dar la mejor manzana, el mejor libro, lo mejor que tenga. Y aquí cabe una
pregunta: cuál es el valor de las cosas?
El valor de una cosa se aprecia claramente cuando nos tenemos que desprender
de ella. El alma generosa se dice: “ ¡que magnífico es lo que tengo; por eso quiero
darlo!”.
El problema de hoy es la valoración de lo que tenemos.
Empecemos por lo tangible: dinero y objetos. Es evidente que podemos dar, regalar,
prestar, etc. Pero sin embargo, la tendencia es dar lo que me sobra, lo que no necesito, lo
que me estorba y no dar de acuerdo a la necesidad de la otra persona.
Puedo dar tiempo: cómo valoro el tiempo? Por su rentabilidad: cuanto puedo
ganar en este tiempo; cuanto puedo conocer o avanzar en mi tarea.
Ser generoso con el tiempo es estar dispuesto a sacrificar para el bien de los
demás algo que guardo para la propia utilización. Estar dispuesto a dejar horas de
descanso cuando un amigo me necesita; o priorizar el trámite del otro al mío propio.
Puedo ser generoso con el tiempo llenándolo de actividad o creando un ambiente
propicio que tienda a la tranquilidad, seguridad, o unidad del lugar donde estoy: mi
casa, mi trabajo, la facultad, etc. Es el valor de mi presencia.
Se notara una actitud generosa en una persona que se esfuerza para hacer la vida
agradable a los demás: saludando, sonriendo, sirviendo, etc.
Guardemos esto en el corazón!
Otras personas:
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Para todos nosotros debería ser muy importante saber que hay seres humanos
muy cerca; que ellos necesitan de nosotros, de lo mejor de nosotros, que tienen
necesidades tanto materiales como espirituales, porque son (somos) una unión materia y
espíritu.
Es importante ver al necesitado de nuestra generosidad. Corremos el riesgo de
ser abstractos en nuestra generosidad: estamos preocupados por los que mueren de
hambre en África, o las victimas del tsunami en Indonesia y hablamos de ser solidarios
con ellos; mandamos comida o tal ves ropa que ya no uso... Esta mal? No, siempre y
cuando este atento a las necesidades tanto de los que no veo o veo por televisión, como
de los que veo todos los días, hablo con ellos, convivo con ellos; me refiero a mis
padres, hermanos, familiares, compañeros, amigos, conocidos, etc.
Estar atentos, abrir los ojos y observar dónde falta algo. Estar alertas y prevenir
la súplica; no esperar a que me pidan.
Para esto necesitamos de la virtud de la fortaleza que nos capacita para acometer
y luchar para algo que vale la pena.
Guardemos esto en el corazón!
Cuales son los motivos para ser generosos? Por qué tengo que dar?
Por todo lo que hemos dicho es evidente que la persona necesita motivos para
esforzarse para ser generoso, por eso tiene que utilizar su voluntad y orientarla en serio
con su razonamiento.
Cuándo soy generoso?
*Cuando existe una relación afectiva: es mas fácil actuar a favor de otra persona
cuando esa persona es simpática: un hermano o un amigo. Con esto corremos el riesgo
de juzgar rápidamente a las personas en buenas o malas, o simpáticas o antipáticas,
dirigiendo así el acto generoso a los primeros.
La generosidad nunca nos debe llevar a satisfacer los caprichos de los demás.
Por eso se trata de actuar con prudencia. Es una actitud de servicio, pero un servicio
llevado a cabo mediante decisiones prudentes. Hace falta informarse adecuadamente
sobre nuestra propia situación, y sobre la otra persona. Hace falta saber lo que se
persigue, y decidir y actuar congruentemente.
El riesgo es identificar las necesidades de los demás con mis propios gustos, y
no entregar lo que realmente es valioso a las personas.
Obrar siempre con recta intención, alrededor hay gente que necesita compañía,
cariño, consejo, apoyo, consuelo, ayuda material. Para dar estas cosas debemos
interiorizarnos en el otro, conocerlo, comprenderlo... solo así mi generosidad será un
instrumento para lograr su felicidad.
Esfuerzo
Recordar: si necesito recibir más, es para seguir dando o para dar mejor, dándome.
EL PERDON
Difícil no?
Cómo esta nuestro corazón con tantas cosas que fuimos guardando?
-Si esta lleno y apretado quiere decir que tenemos que agrandarlo.
-Si no pude guardar nada, es porque esta lleno de cosas que me impiden ser generoso.
El corazón se llena con amor. Cuanto más grande es el corazón, cuanto más
amplio más amor puede entrar y salir de él. El alma de la generosidad es el amor.
El amor:
- Es la voluntad que se complace en el bien del otro.
- Es el querer el bien del otro, sin esperar correspondencia.
- Es el servir desinteresadamente al otro.
- Es el olvidarme de mí mismo.
- Es entregarse.
- Es darse.
- Es una decisión, una elección, una aceptación: decidirse a amar; elegir siempre
el amor; aceptar amar y ser amado
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