Paradigmas en La Investigación Educativa (2020)
Paradigmas en La Investigación Educativa (2020)
Paradigmas en La Investigación Educativa (2020)
https://doi.org/10.23913/ride.v11i21.717
ARTÍCULOS CIENTÍFICOS
1
Universidad Externado de Colombia, Facultad de Ciencias de la Educación, Colombia,
[email protected]
2
Universidad Externado de Colombia, Facultad de Ciencias de la Educación, Colombia,
[email protected]
RESUMEN
ABSTRACT
This academic article seeks to answer the questions: What are the theoretical
configurations assumed from the research paradigms and what are the new challenges
posed around them from educational research? To do so, it starts with a theoretical review
of the concepts of knowledge, epistemology and paradigm. The paradigm concept is
deepened since it serves as a framework for the understanding of the phenomena of reality
and the identification of four paradigms is revealed: positivist (theories as absolute truths),
interpretative (the construction of reality in subjectivities), critical (the emancipation for
social transformation) and the emerging paradigm of complexity. Once the theoretical
approach has been made, it is determined that, in terms of educational research, it is
necessary to generate reflection on three relevant elements: the research challenges in the
face of the changing dynamics of societies, looks at the problems of education, and the
position of the researcher in terms of the areas of knowledge from which they are
supported in order to understand the phenomenon of study.
RESUMO
Este artigo acadêmico busca responder à questão: quais configurações teóricas são
assumidas a partir dos paradigmas de pesquisa e que novos desafios surgem em torno
deles a partir da pesquisa educacional? Para tanto, partimos da revisão teórica dos
conceitos de conhecimento, epistemologia e paradigma. Em particular, o conceito de
paradigma é aprofundado na medida em que serve de arcabouço para a compreensão dos
fenômenos da realidade e são identificadas quatro variantes: positivista (teorias como
verdades absolutas), interpretativa (a construção da realidade nas subjetividades ), crítica
(emancipação para a transformação social) e o paradigma emergente da complexidade.
Feita a abordagem teórica, determina-se que, em termos de pesquisa educacional, é
necessário gerar reflexão sobre três elementos relevantes: os desafios da pesquisa diante
das dinâmicas mutantes das sociedades, as visões sobre os problemas da educação e a
posição do pesquisador em relação às áreas do conhecimento a partir das quais passa a
compreender o fenômeno de estudo.
Contextualización
Plantear los aspectos que, desde el punto de vista teórico, permiten comprender el
concepto de paradigma y su aplicación en el amplio campo de la investigación
educativa es un ejercicio que implica volver la mirada al debate sobre el conocimiento
como la posibilidad de acercarse al abordaje de las realidades y la epistemología como
un punto de reflexión de las ciencias sobre aquello que se concibe como el proceso de
conocer.
En efecto, la temática propuesta para este artículo exige sentar las bases para que, a
partir de la teoría, se pueda lograr la comprensión sobre los valores, los saberes y los
métodos que, desde lo científico, procuran responder a los problemas emergentes en
las distintas dimensiones sociales y humanas. Para ello, la presente relatoría tiene
como intención atender a la pregunta bipartita: ¿qué configuraciones teóricas se
asumen desde los paradigmas de la investigación y qué nuevos retos se plantean en
torno a ellos desde la investigación educativa? Se trata de interrogantes que se
propone sean abordadas desde la revisión de los diferentes autores, las nociones
conceptuales y las escuelas de pensamiento que han incidido de manera significativa
en plantear posibles definiciones de las categorías de conocimiento, epistemología y
paradigmas para consolidar un corpus referencial generador de reflexiones y múltiples
miradas a esta importante temática.
Pérez (citado en Martínez, 2013) afirma que el conocimiento es una manera de acercarse a
la realidad para develarla y mejorarla, procurando una mirada al saber, ligada a la vida
del hombre y a sus relaciones con el entorno. Esta primera definición se consolida
como un planteamiento complementario a lo propuesto por Habermas (1973), quien
menciona que el conocimiento que producen los individuos o grupos está inmerso en la
cotidianidad y se deriva de sus necesidades naturales configuradas en escenarios
históricos y sociales, perspectiva que brinda las bases para asumir el saber como el
resultado de la evolución de múltiples factores que se complejizan en la interacción y
la multicausalidad.
De esta manera, conocer se asume como un proceso que, como lo afirman Martínez y Ríos
(2006)
, recae en cada individuo, en la medida en que cada uno concientiza respecto de
sus realidades y, a través de ello, genera un conjunto de representaciones apoyado en
lo que para él es la veracidad. Así, la verdad se convierte en un cúmulo de
aproximaciones a la realidad que los sujetos emprenden, y cuyo acto depende de
diversos factores biológicos, culturales y sociales, entre otros, que interactúan para
configurar el mundo de la vida (Habermas, 1985, citado en Hoyos, 1986).
La cosmovisión del mundo planteada por Kuhn (1962) es retomada por Patton (1978,
citado en Medina, 2001). Siguiendo a este último teórico, un paradigma es “una perspectiva
general, un modo de desmenuzar la complejidad del mundo real” (p. 81). Además, de
acuerdo con esta misma fuente, los paradigmas subrayan los aspectos relevantes,
legítimos y razonables. Sin duda estos planteamientos han asentado las bases para
comprender cómo un paradigma influye en la concepción del mundo y la manera en
que se abordan los problemas emergentes. De ahí que, según Marín (2007), el paradigma
sea crucial desde un punto de vista aplicativo, a la hora de determinar las maneras de
concebir el mundo, lo cual se refleja en la formulación de leyes, lenguajes y
valoraciones. De este modo, para este pensador, el paradigma representa una
acumulación de saber que se adhiere a la comprensión de ciertos fenómenos y permite
resolver sus anomalías, y para las comunidades científicas representa tanto creencias
como técnicas y valores que les permiten abordar los problemas y plantear sus
soluciones.
Dentro de este marco conceptual, Morín (citado en Marín, 2007) reflexiona sobre los
conceptos fundamentales o categorías rectoras y las relaciones lógicas de atracción y
repulsión entre dichos conceptos y dichas categorías que imprimen sellos semánticos e
ideológicos para darle sentido a las formas de ser, actuar y pensar de las comunidades
que se adhieren a un paradigma en específico.
Lo anterior se reafirma en lo expresado por Alvarado y García (2008) cuando argumentan que
los paradigmas se consolidan como patrones o modelos que recopilan las creencias,
reglas, presupuestos y procedimientos sobre los cuales los investigadores se disponen
a hacer ciencia. Al respecto, Lukas y Santiago (2009) subrayan que un paradigma no es un
posicionamiento personal, sino algo compartido y legitimado por una comunidad
científica.
Así pues, el paradigma se confirma como una estructura conceptual que, como lo
respalda Najmanovich (19 de octubre de 1991), permite desarrollar la investigación en áreas
determinadas a partir de entidades que las fundamentan y que, a través de diferentes
técnicas, procuran buscar soluciones a determinados problemas. Asimismo,
precisa Marín (2007), dichas entidades se basan en operaciones lógicas e ideológicas que
brindan un marco comprensible y coherente para abordar la realidad y generar nuevos
conocimientos. En suma, es posible afirmar que los paradigmas sirven de marco para
la comprensión de los fenómenos de la realidad; brindan una guía para abordar
cuestiones y problemáticas; otorgan, dentro de un esquema de criterios, las técnicas
apropiadas y la epistemología coherente para abordar situaciones emergentes ( Medina,
2001
).
En otras palabras, el paradigma provee al investigador la teoría y los referentes
metodológicos para acceder al fenómeno objeto de estudio y, como lo indica Vasilachis
(2006)
, proporciona un sistema filosófico y de investigación para comprender las
cuestiones propias del proceso investigativo.
Estas últimas afirmaciones ponen en evidencia cómo a partir del paradigma desde el
cual se ubique el investigador se aplican distintos métodos, principios e instrumentos
durante la labor de investigación, lo cual otorga cualidades y singularidades propias a
cada uno de los acercamientos (Ricoy, 2006).
Dentro de esta concepción, Flores (2004) analiza cómo desde el positivismo se opta por
una postura ontológica que posiciona a la realidad dentro del dominio de leyes
naturales y mecanismos. “El conocimiento de estas leyes y mecanismos es
convencionalmente resumido en la forma de tiempo y generalizaciones independientes
del contexto. Algunas de estas generalizaciones toman la forma de leyes causa-efecto”
(Flores, 2004, p. 4). A causa de ello, las ciencias físicas y naturales y, en las últimas
décadas, las ciencias sociales y humanas han adoptado este paradigma.
Usher y Bryant (1992, citados en Ricoy, 2006) establecen unos supuestos básicos de esta
óptica positivista que se sintetizan a continuación:
Entre las corrientes filosóficas mencionadas, Ricoy (2006) resalta las principales
características del paradigma interpretativo en el ámbito de la investigación: especifica
la relevancia que para este tiene profundizar en las tareas investigativas, rescata las
posibilidades de generar diseños metodológicos surgidos de escenarios contextuales
que atiendan a la participación de quienes hacen parte del proceso, reafirma el diálogo
y la discusión productiva para generar conocimiento y comprender las diversas
situaciones problémicas.
Estas consideraciones hacen posible vislumbrar el alcance ontológico de la lógica
interpretativa, que, como hemos dicho, se apoya en la realidad asumida como
producto de una construcción social, en la cual se admite la coexistencia de varias
perspectivas y la pluralidad de visiones que se articulan en la comunicación y la
interpretación dentro de los ambientes naturales de donde emergen los fenómenos.
El paradigma crítico sienta su base en la teoría crítica del conocimiento que posiciona
la reflexión y la emancipación social como respuesta a las hegemonías y las formas de
dominio, y hace de la conciencia el medio para lograr las reivindicaciones frente a la
justicia social y el alcance del bien común.
Este paradigma, que se inspira en los aportes de teóricos como Marcuse, Giroux,
Habermas y Freire, plantea una mirada de la ciencia desde un punto de vista crítico y
alude a la importancia de generar acciones que contribuyan a la transformación y
emancipación del sujeto, con miras a romper las ataduras que le impiden reflexionar
sobre su mundo y actuar de manera consciente en él.
En este recorrido, las prácticas sociales se orientan con base en una teoría que se
interioriza, reflexiona y analiza críticamente para ponerla en función de los cambios
que se necesitan, valiéndose para ello de los actos comunicativos.
De esta manera, se reafirma que a través del discurso es posible encontrar formas de
entendimiento que viabilicen el conocimiento de las realidades y orienten los saberes
hacia una emancipación más concreta y hacia una toma decisiones con base en la
autorreflexión y la conciencia crítica. En el ámbito educativo, por su parte, dichas
nociones involucran asumir visiones globales y dialécticas de las realidades que
confluyen en los contextos educativos, así como aceptar formas democráticas y
participativas al momento de construir conocimiento.
El paradigma emergente de la complejidad
incertidumbres y asumen la verdad como algo parcial que solo permite la inmersión en
una parte del saber, lo cual desequilibra las posturas radicales en las que el conocer se
enmarca en absolutismos, para convocar una lógica que incluye la indagación en un
sentido abstracto, dialógico y complejo.
Coincidiendo con esta postura, Najmanovich (19 de octubre de 1991) plantea que el paradigma de
la complejidad se basa en la teoría general de los sistemas, desarrollada inicialmente
por Bogdanov y luego por Bertalanffy, la cual se apoya en un punto de vista
transdisciplinario para avanzar en la comprensión de lo existente a partir del análisis
del fenómeno en sus múltiples relaciones. Najmanovich (19 de octubre de 1991) añade que la
atención se centra en “la estructura, la adaptación y el equilibrio dinámico, con el
propósito de comprender cómo una organización dada podría ser estabilizada y
mantenida por medio del cambio continuo” (p 2).
Morín (citado en Najmanovich, 19 de octubre de 1991), como uno de los representantes destacados
dentro de la teoría de la complejidad que encierra este paradigma, propone una visión
integral y articulada de las dimensiones de bioantropología cosmológica y social, para
abordar la comprensión de los cambios a partir de sus permanentes equilibrios y
desequilibrios, dentro de una lógica de apertura a las posibilidades de transformación,
y lo que implica esta lógica para quien asume el desafío de investigar en las
condiciones de un mundo en constante caos.
Apuntes finales
Los problemas de la humanidad, aquellos que se conocen y que aún no han podido ser
superados, tal y como el hambre, la pobreza, la exclusión social, la desigualdad, los
conflictos, la contaminación ambiental; aquellos emergentes producto de las relaciones
culturales que se establecen en un mundo caracterizado por la diversidad, la
multiculturalidad y la diferencia; aquellos que fluctúan en las transformaciones que la
evolución de las ciencias y las tecnologías traen para nuestro tiempo; aquellos que han
puesto en crisis a la humanidad como la pandemia mundial generada por el covid-19;
todos estos problemas, más otros que aún no conocemos y que devienen con los
cambios acelerados de la sociedad, demandan profundas reflexiones, nuevas maneras
de hacer investigación y otras apuestas para transformar los conocimientos dentro del
quehacer investigativo cotidiano, así como desarrollar métodos y estrategias que
permitan la identificación y resolución de los problemas y así ser capaces de responder
a las vertiginosas transformaciones del mundo actual.
La investigación educativa tiene como reto pensarse para trascender los problemas
emergentes en la educación, constituirse como una posibilidad para abrir caminos
hacia la reflexión, la comprensión de los hechos, las causas y los diferentes fenómenos
que integran lo educativo, apoyarse en creencias, valores y conocimientos
(paradigmas) que posibiliten el acercamiento a las realidades y aporten de manera
significativa en la consolidación de una de las muchas miradas frente a problemáticas
que coexisten en la educación.
Para los investigadores, como tercer y último punto en este artículo, continúa el reto
de darle sentido a la práctica investigativa para asumir, desde una posición autocrítica,
los aspectos que ameriten resignificarse o reinventarse, entendiendo esta tarea como
un ejercicio consciente frente a los cambios y necesidades de las sociedades
contemporáneas.
Por último, vale la pena enfatizar en la reflexión pedagógica como el eje articulador de
la actividad investigativa y como el territorio fundamental para asumir el análisis de los
problemas de la educación, y procurar la apertura discusiones que, partiendo del
aporte de los diversos paradigmas, provean de sentido y significado los campos de
estudio y direccionen la búsqueda de nuevas comprensiones y acercamientos a las
realidades.
REFERENCIAS
Capra, F. (1998): La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos.
En: Editorial Anagrama. Barcelona- España. [ Links ]
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