Polifonoa Pandemia
Polifonoa Pandemia
Polifonoa Pandemia
Osorio Sánchez, Yeny Leydy - Autor/a; Orrego, Juan Carlos - Autor/a; Sarrazin, Autor(es)
Jean Paul - Autor/a; Uribe Tirado, Alejandro - Autor/a; Gallón, Luciano - Autor/a;
Monterroza-Ríos, Álvaro - Autor/a; Quintero-Posada, Álvaro - Autor/a; Vélez Cuartas,
Gabriel - Autor/a; Gutiérrez Avendaño, Jairo - Autor/a; Botero Jaramillo, Natalia -
Autor/a; Quintero Pérez, Gloria Isabel - Autor/a; Torre Urán, Alicia Elena de la -
Autor/a; Escobar Gómez, Liliana - Autor/a; Galeano Marín, María Eumelia - Autor/a;
Zuluaga Callejas, María Isabel - Autor/a; Saldarriaga Ruiz, Gabriel Jaime - Autor/a;
Gómez Vargas, Maricelly - Autor/a; Díaz Facio Lince, Victoria Eugenia - Autor/a;
Ruiz Osorio, Mario Alberto - Autor/a; Pérez, Andrea Lissett - Autor/a; Orozco Arcila,
Steven - Autor/a; Jaén Posada, Juan Sebastián - Autor/a; Yarza, Alexander -
Autor/a; Vain, Pablo Daniel - Autor/a; González Agudelo, Elvia María - Autor/a;
Duque Roldán, María Isabel - Autor/a;
Medellín Lugar
FCSH - Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia Editorial/Editor
2020 Fecha
FCSH divulgación Colección
Coyuntura social; COVID-19; Pandemia; Aspectos sociales; Temas
Libro Tipo de documento
"http://biblioteca.clacso.org/Colombia/cish-fcsh/20201204021704/Polifonoa-pandemia.pdf" URL
Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
F O N D O E D I TO R I A L F C S H
Polifonía para pensar
una pandemia
© Alejandro Uribe-Tirado, Alexander Yarza-de los Ríos,
Alicia Elena De la Torre-Urán, Álvaro Monterroza-Ríos,
Álvaro Quintero-Posada, Andrea Lissett Pérez, Elvia María
González-Agudelo, Gabriel Jaime Saldarriaga-Ruiz, Gabriel
Vélez-Cuartas, Gloria Isabel Quintero-Pérez, Jairo Gutiérrez-
Avendaño, Jean Paul Sarrazin, Juan Carlos Orrego-Arismendi,
Juan Sebastián Jaén-Posada, Liliana Escobar-Gómez, Luciano
Gallón, María Eumelia Galeano-Marín, María Isabel Duque-
Roldán, María Isabel Zuluaga-Callejas, Maricelly Gómez,
Mario Alberto Ruiz-Osorio, Natalia Botero-Jaramillo, Pablo
Daniel Vain, Steven Orozco-Arcila, Victoria Eugenia Díaz-
Facio Lince y Yeny Leydy Osorio-Sánchez
John Jairo Arboleda Céspedes
© Universidad de Antioquia, Fondo Editorial fcsh de la Rector
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
John Mario Muñoz Lopera
ISBN E-book: 978-958-5157-17-0 Decano Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Primera edición: noviembre de 2020
Comité académico · 9
Prefacio · 11
Primera voz · 15
Un espacio, cuatro poéticas
Yeny Leydy Osorio Sánchez · 17
Virus y cultura: La coyuntura de la Covid-19 a la luz de la teoría
antropológica clásica
Juan Carlos Orrego Arismendi · 29
El gran encierro y los usos políticos del cientificismo
Jean Paul Sarrazin · 45
Datos, información, conocimiento: otra cruel pedagogía del virus
Alejandro Uribe-Tirado, Luciano Gallón, Álvaro Monterroza-Ríos,
Álvaro Quintero-Posada, Gabriel Vélez-Cuartas · 67
Segunda voz · 89
Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia
Jairo Gutiérrez Avendaño y Natalia Botero Jaramillo · 91
5
Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19:
una oportunidad para transitar hacia nuevas formas de relacionamiento
Gloria Isabel Quintero Pérez · 111
La pandemia y el cuerpo social
Alicia Elena De la Torre Urán y Liliana Escobar Gómez · 129
Envejecimiento y Covid-19: los debates que impone el confinamiento
de los mayores a un mundo envejeciente
María Eumelia Galeano Marín, María Isabel Zuluaga Callejas
y Gabriel Jaime Saldarriaga Ruiz · 145
6
Discapacidad y pandemia. Viejas y nuevas normalidades bajo sospecha
Alexander Yarza de los Ríos, Pablo Daniel Vain · 269
La universidad en la nueva normalidad o periodo pos pandemia:
¿Cuál debería ser el rol de profesores, estudiantes, instituciones
de educación superior y Estado?
Elvia María González Agudelo, María Isabel Duque Roldán · 288
7
Comité académico
Adrián Restrepo. Instituto de Estudios Políticos. Universidad de Antioquia.
Andrés Felipe García. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Carlos Mario Vanegas. Instituto de Filosofía. Universidad de Antioquia.
César Andrés Ospina. Instituto de Estudios Regionales (iner). Universidad de Antioquia.
Claudia Isabel Acevedo. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de
Antioquia.
Claudia Patricia Puerta. Departamento de Antropología e Instituto de Estudios
Regionales (iner). Universidad de Antioquia.
Darío Blanco. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Deiman Cuartas. Instituto de Estudios Políticos. Universidad de Antioquia.
Diana Patricia Carmona. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de
Antioquia.
Eduardo Domínguez. Facultad de Comunicaciones. Universidad de Antioquia.
Esperanza Gómez. Departamento de Trabajo Social. Universidad de Antioquia.
Germán Alexander Porras. Departamento de Sociología. Universidad de Antioquia.
Germán Darío Valencia. Instituto de Estudios Políticos. Universidad de Antioquia.
Gilberto Díaz. Departamento de Sociología. Universidad de Antioquia.
Gregorio Andrés Saldarriaga. Departamento de Historia. Universidad de Antioquia.
Guillermo Antonio Correa. Departamento de Trabajo Social. Universidad de Antioquia.
9
Hermes Osorio. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia.
Humberto Acosta. Departamento de Psicoanálisis. Universidad de Antioquia.
Jaider Camilo Otálvaro. Departamento de Sociología. Universidad de Antioquia.
Jaime Rafael Nieto. Departamento de Sociología. Universidad de Antioquia.
Jonathan Echeverri. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Juan Camilo Domínguez. Instituto de Estudios Regionales (iner). Universidad de
Antioquia.
Juan David Piñeres. Departamento de Psicología. Universidad de Antioquia.
Lida Sepúlveda. Instituto de Estudios Regionales (iner). Universidad de Antioquia.
Luis Antonio Ramírez. Instituto de Estudios Regionales (iner). Universidad de Antioquia.
María Orfaley Ortiz. Departamento de Psicología. Universidad de Antioquia.
Marta Cecilia Ospina. Departamento de Historia. Universidad de Antioquia.
Marta Isabel Domínguez. Departamento de Psicología. Universidad de Antioquia.
Mayra Natalia Parra. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de Antioquia.
Natalia Restrepo. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Nora Eugenia Muñoz. Departamento de Trabajo Social. Universidad de Antioquia.
Orlando Arroyave. Departamento de Psicología. Universidad de Antioquia.
Pablo Bedoya. Departamento de Trabajo Social. Universidad de Antioquia.
Paula Restrepo. Facultad de Comunicaciones. Universidad de Antioquia.
Sandra Turbay. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Selnich Vivas. Facultad de Comunicaciones. Universidad de Antioquia.
Simón Puerta. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia.
Yulieth Taborda. Escuela de Bibliotecología. Universidad de Antioquia.
10
Prefacio
La pandemia producida por la Covid-19 deja una multiplicidad de agendas abiertas en
todos los ámbitos del conocimiento y del lazo social. Del asombro al terror, se ha teji-
do una colcha de retazos de provocaciones, problemas, quejas ahogadas, preguntas. El
estatus mismo de nuestra seguridad ontológica se ha movido del lugar en el que acos-
tumbrábamos a visitarlo. Este libro pretende cumplir una función básica de lo humano:
nombrar lo que acontece para objetivarlo, ponerlo en frente y darle algún tipo de senti-
do, en este caso, a una experiencia que no tiene tal desde los lugares y las experiencias
sabidas, y que hay que intentar decir con lo que contamos del lenguaje. El escenario de
enunciación es América Latina, el lugar es Medellín, y los autores son profesoras y pro-
fesores de la Universidad de Antioquia y sus colaboradores.
La Covid-19 aparece en medio de la indeterminación del mundo latinoamericano;
en un mundo inacabado que a veces extraña sus costumbres coloniales o las detesta. Y,
aunque ya han pasado más de 20 décadas después de la expulsión política y militar de los
colonizadores, permanece un sinsabor de orfandad en las decisiones gubernamentales,
en los modelos de desarrollo empresarial, en el desprecio entre las clases sociales y sus
terribles consecuencias materiales de desigualdad, exclusión, hambre y desempleo. La
mundialización hace difícil saber si realmente son dejos coloniales o simplemente cos-
tumbres subalternas, en medio de la cuarta revolución, en contextos donde no ha habido
la primera, condiciones que la pandemia ha desnudado por completo. Este destiempo,
incluso, esta disarmonía es rastreable en varios escenarios. América Latina no es la re-
gión más potente en el planeta en términos de producción económica o en desarrollos
11
• Polifonía para pensar una pandemia 12
sustentables, hay ejemplos interesantes, pero son eso, ejemplos que no dan para ocupar
los puestos destacados ni de lejos. Hay un problema con los ránquines y los supuestos de
valoración, tal vez, pero, independiente de la justicia valorativa, esa posición condiciona
nuestra visión del mundo y eso es lo que se expresa en estos ensayos, visiones de mundo
particulares frente a la multiplicidad de agendas que emergen.
El ejercicio de este libro es una experiencia de catarsis, la exposición de aquello in-
consciente que se hace evidente en medio de las crisis, vestido de ciencias y humanida-
des, pero al fin y al cabo reacción primaria del deseo y la frustración. Es difícil nombrar
algo nuevo en su plena emergencia, entonces se recurre a los nombres ya conocidos,
aunque pervive algo indecible. Pero, si el horizonte es una sociedad del conocimiento, es
un deber disponer de las herramientas y capacidades de quienes se dedican a la inves-
tigación y pedirles que den su primera impresión. La escritura, como forma de pensar
por excelencia, ayuda a organizar las ideas, a evidenciar las inquietudes y a aclarar las
dudas y posiciones. Las primeras reacciones se van haciendo menos primarias y enton-
ces aparecen bosquejos, estructuras, ensayos... que pueden ilustrar la idea de una nueva
sociedad, deseada por muchos, o refrescar los fantasmas de la vieja y caduca, resentida
por tantos.
Estos textos están hechos para dar forma a un discurso pospandemia para nuestro
entorno. No es un discurso lleno de estadísticas, ni de proyecciones o simulaciones, sino
de conceptos, juicios y argumentos. Los temas consuetudinarios y cotidianos, para quie-
nes escriben, tienen la marca del miedo por el momento que atravesaban, porque ¿quién
no sintió miedo en estos días de terror? Son letras que aparecen desde el encierro de cada
quien, en medio de la privacidad invadida por los más cercanos, pues estos textos se es-
cribieron en medio de un cambio de pañales, de una lucha por la ominosa presencia de
otro con quien se convive 24 horas al día durante más de 5 meses sin oportunidad de al-
ternar el espacio, o en medio de la misma transformación mágica del papel de los padres
en la educación de sus hijos, antes delegada a la escuela y de la que hoy son partícipes.
Sí, estas autoras y autores no son héroes ni heroínas impecables de la sociedad del
conocimiento que van a presentar la mejor ruta. Sus textos están llenos de preguntas,
muchas de ellas sin respuestas. Son investigadores e investigadoras que tienen trayecto-
rias relevantes en sus campos de conocimiento, que seguramente han escrito y han sido
13 Prefacio •
Entrar
Por una orden gubernamental, justifi-
cada en la existencia de un riesgo inmi-
nente para la salud pública, hemos teni-
do que entrar en la casa, cerrar la puerta
1. Vicerrectoría de Docencia, y permanecer allí. Ya estamos adentro.
Universidad de Antioquia UdeA, Entonces empezamos a recordar lo que
Calle 70 No. 52-21, Medellín,
Colombia, docente de cátedra,
significa morar; vamos poco a poco inte- imagen 1. Carolina Muñoz Valencia, Estudios
correo: [email protected]. grándonos con la cueva, agazapándonos coloniales, fotografía digital, 2018.
17
• Polifonía para pensar una pandemia 18
en ella. Entramos desconcertados y temerosos porque sabemos llegar, pero hemos per-
dido el hábito de permanecer. Se nos hacen novedosas las formas y las texturas, aunque
estemos dentro de un espacio fabricado por nosotros mismos, y hemos sido sorprendi-
dos por la vida sonora de nuestro mundo íntimo: el sonido de los pies descalzos, el del
aire que sale de un sofá mullido, el de las ollas en la estufa, el de las puertas; el sonido de
los cajones –casas bachelardianas de los objetos−, el del aire que se cuela por las rendijas
de las puertas y el que sale por las ventanas. Todo lo ajeno está en lo propio.
Y es que hasta hace poco éramos itinerantes y cierto gozo habíamos construido ya en
ese movimiento. Estar aquí, permanecer poco y luego estar allá para luego volver aquí
y, en medio, la queja perpetua por esa existencia inquieta junto con cierta satisfacción
soterrada por sabernos vivos. Pero ahora vivir es estar en un espacio, no en relación con
él, no alineados con él, sino estar en él. Este es un nuevo vínculo de posesión entre el ser
y el sitio en el que el primero ocupa el lugar del poseído.
Reina una existencia enclaustrada. Mirar por la ventana y salir a hurtadillas y a prisa
con el pretexto de una “diligencia de suma urgencia” −qué risa secreta nos da ese au-
toengaño piadoso− son alternativas para conectarnos con el exterior prohibido. Ade-
más, ahora resalta con fuerza el valor de algunas dialógicas: adentro-afuera, yo-el otro,
vida-muerte, conocer-ignorar, antes-después, fuerza-debilidad, realidad-virtualidad. Se
rompe la rutina establecida y empezamos a instalar una nueva, una que precisa de la
imaginación y que integra, siguiendo a Bachelard, el pasado, el presente y el provenir.
Estamos adentro y somos moradores imaginantes. Esta es la causa por la cual con el
pasar de los días no somos los mismos en el mismo espacio, sino que acometamos actos
de trasformación que nos lleven del delirio −relación con lo inventado− a la creación
−afrontamiento de lo existente−, pasando por la anticipación −invención de un futu-
ro− y la acción −concreción del hacer−. Estos cuatro actos poéticos están enmarcados,
no obstante, en el anhelo de que el mundo conocido, o algo de él, permanezca cuando
sea posible abrir la puerta y salir. Cuatro poéticas, cuatro transformaciones, una casa.
El mundo nos ha lanzado al interior, el interior nos ha lanzado hacia la intimidad, la
intimidad nos ha lanzado hacia la vida misma y la vida, ya lo veremos, nos lanzará otra
vez hacia el afuera.
Pero ahora estamos adentro; estamos en movimiento.
19 Un espacio, cuatro poéticas •
I. Poética delirante
El primer acto imaginativo que se esta-
bleció tras la orden presidencial del cau-
tiverio en casa −nominado oficialmente,
con menos tacto estético, aislamiento
social− fue la construcción delirante de
un mundo nuevo que habitar, pues el
mundo en el que habíamos existido pa- imagen 2. Carolina Muñoz Valencia, de la serie
recía haberse desvanecido. Este hábitat Abandonados, fotografía digital, 2015.
inventado tuvo dos caras, la primera fue
la esperanza y la otra el horror, lo que se ajusta a la asociación que hace Bodei2 del delirio
con el exceso y con la esterilidad al mismo tiempo, así como a la relación que introduce
Zambrano entre delirio y razón.3
De esta manera, durante la primera etapa del confinamiento vivimos en un mundo-
bello y en un mundo-bestia. En el primero de estos mundos delirados hubo ganas de
entrar a la casa y quedarse allí; nos sentimos satisfechos por encontrar un tiempo que
creíamos perdido, el tiempo para disfrutar la cama, la sala, el patio, la cocina, las baldo-
sas, el color de las paredes, el sol como reflejo y no como rayo. En ese mundo-bello no
había que desplazarse hasta el trabajo y saludar con un “buenos días” protocolario y a
veces frío, comprar un café y empezar a descontar horas ejecutando acciones mecánicas.
En lugar de ello, en este delirio hacíamos recorridos cortos hasta lugares esenciales y
cálidos, vestidos con prendas propias de la espontaneidad recóndita del cuerpo.
la vida. Deliramos una oportunidad nueva que hacía factible ponernos al día con todo lo
que atormentara nuestra conciencia porque no se hizo o porque no se completó o po que
ni siquiera se intentó. Cierta autopercepción de grandiosidad, casi omnipotencia, nos
embargó y nos embarcamos en proyectos, trazamos nuevas rutas. Pero, dice Bachelard,
“veremos a la imaginación construir ‘muros’ con sombras impalpables, confortarse con
ilusiones de protección o, a la inversa, temblar tras unos muros gruesos y dudar de las
más sólidas atalayas”.5
Así que de la sombra de la protección pasamos a temblar tras los muros, porque en
la otra cara del delirio, en ese mundo-bestia, apareció la incertidumbre, el espanto. De
manera que mientras renovábamos nuestros planes y nuestras acciones construíamos
imaginativamente un mundo en decadencia que, bajo una analogía con la guerra, nos
ofrecía la casa como trinchera, y estábamos en ella no para una transformación espiri-
tual y pragmática, sino para aprender estrategias de supervivencia ante el ataque de un
enemigo feroz.
En este mundo-bestia el encierro no era una oportunidad para reconstrucciones,
sino una pérdida de lo posible, ya que entre paredes, las mismas paredes de todos los
días, solo quedaba abandonarse al desasosiego. Desde este otro delirio el ser humano era
minúsculo y el mundo, contaminado y virulento, era demasiado ancho y difícil. Así, en
plena correspondencia entre la realidad y las sensaciones internas, se modificó nuestro
juicio6 y menguó la euforia, y llegaron el letargo y la zozobra.
Buscábamos con ahínco información que nos diera cuenta de la realidad-allá-afuera
y encontrábamos aspavientos estadísticos, y cada vez se nos fue haciendo más verosímil
el hombre mortal. En este mundo-bestia caminábamos de un lado para otro y sentíamos
ahogo y, de vez en cuando, dejamos de caminar y nos ocultamos en la alcoba, bajo las
cobijas, como si la quietud fuera un antídoto. Desde esta cara del delirio tuvimos miedo 5. Bachelard, La poética del
espacio, 28.
de enfermar, de necesitar un aire artificial, de que se agotara ese aire artificial o de que
6. Patricio Olivos, “La mente
se convirtiera en objeto de usura y segregación. Tuvimos miedo de perder a los seres delirante. Psicopatología del
que hemos amado con más fuerza. Ahora nuestra casa era una cápsula esterilizada de delirio”, Revista Chilena de
Neuro-Psiquiatría, Vol. 47, no. 1
la que nadie salía, a la que nadie entraba y en la que pocas veces queríamos estar. Y así,
(2009): 67-85.
encapsulados, lloramos; así, llorando, vivimos en la casa ese juego que se da entre la
7. Bachelard, La poética del
energía y la contraenergía.7 espacio.
21 Un espacio, cuatro poéticas •
El futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos sueños,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música [...].8
Así, entre el negro y el blanco miramos hacia adelante, intentando saber lo que nadie
sabía, queriendo comprender lo incierto. Predestinar fue la tarea de la que nos ocupa-
mos, y en esa prefiguración del tiempo se conjugó un espíritu angustiado con uno estoi-
co. Del primero de estos dos surgían imágenes relacionadas con el riesgo y la mortan-
dad; del segundo, ideas de control y fortaleza. Un día nos habitaba un espíritu y al otro
8. “El futuro es espacio”, Pablo
día el otro. Nos percibíamos temerosos o temerarios. Nada estable había, porque qué de
Neruda, Poemas del Alma, s. f., estable puede tener una realidad que está siendo vivida sin que exista.
https://www.poemas-del-alma.
com/pablo-neruda-el-futuro-es-
Los días estaban, pues, llenos de futuro, que es el tiempo predilecto del angustia-
espacio.htm. do. El espacio se convirtió en un escenario de proyecciones. Acostados boca arriba,
• Polifonía para pensar una pandemia 22
proyectábamos en el techo ese momento en que nos dijeran que podíamos volver a las
calles, cumplir de forma regular con una jornada laboral o volver a otros lugares origi-
narios que no habíamos visitado en mucho tiempo. Proyectábamos la forma en que ca-
minaríamos, la forma en que abriríamos las puertas para salir y las volveríamos a cerrar
al regresar, la forma en que hablaríamos teniendo pleno conocimiento de que la boca
debería estar cubierta para garantizar cierta protección −cubierta con una prenda que a
veces nos parecía muralla y otras mordaza−. Y, por supuesto, pensábamos en el tiempo
de más que necesitaríamos para tener una cotidianidad aséptica.
A veces, la pantalla de proyección de este mundo futuro era la ventana. Con la mi-
rada hacia el exterior, imaginábamos que estaríamos afuera de nuevo, pero sin tocar ni
ser tocados, y recordábamos −porque a veces el futuro de la angustia se alimenta con
el pasado de la melancolía− cómo era la relación de las manos con el mundo antes del
confinamiento. Las manos tocaban, exploraban, jugaban; el tacto, que pasó desapercibi-
do tantas veces, era el puente entre el objeto y lo humano. Imaginábamos, entonces, que
caminaríamos por las calles con las manos vigiladas, controladas.
Resguardados, anticipábamos esa vida en la que otra vez ocuparíamos un espacio
adentro y un espacio afuera, e imaginar cada detalle era una tarea de horas, de días. El
hoy se nos iba prefigurando el mañana, un mañana que cuando se aproximaba nos era
arrebatado por una prolongación más del aislamiento.
Hasta nosotros mismos procuramos ser nuevo barro. Nos moldemos otra vez y el
producto final fue una figura semejante a lo que hemos sido. Lo admitimos, somos im-
perfectos y nada hay que se pueda hacer y nada hay que queramos hacer. Reflexionamos
sobre ese estribillo hipnótico de la renovación o la reinvención que suele canturrear
cierta gente que guarda la esperanza vacía de ser otro. Nosotros nos miramos al espejo
y nos vemos igual, y al hablar nos escuchamos igual y sabemos que ese es el juego de la
mismidad: movernos hacia el cambio sin perdernos.11
En esta poética de la creación incorporamos la incertidumbre y nos inclinamos junto
con Pessoa por tres cosas:
Salir
La “única figura física del mundo familiar que cum-
ple la comunicación con el exterior mediante la fun-
ción del traspaso”,16 la puerta, estará abierta y po-
dremos cruzar el umbral; nos embargará el mismo
deseo del flâneur, el deseo del callejo. No está claro si
tendremos capacidad de contención y caminaremos
despacio y con actitud contemplativa, o si saldremos
desbordados y aprisa para que nadie nos robe la li-
bertad. Tampoco sabemos si la proximidad del otro
traerá el impulso de un abrazo o recelo y aprensión.
Menos clara se nos hace la forma en que experimen-
taremos el tiempo, no sabemos si lo sentiremos como imagen 6. Carolina Muñoz
una eternidad densa y buscaremos retornar pronto a Valencia, de la serie Memorias 2,
fotografía digital, 2010.
la guarida, o si lo dejaremos fluir lento y liviano hasta
perder la noción de su existencia.
Es posible, incluso, que al salir de nuevo simplemente tengamos una percepción de
continuidad, algún “aquí no ha pasado nada” que se apoye en una amnesia que borre
lo trágico, porque si algo hay que esquive la predicción es la naturaleza humana y, por
tanto, nada podemos anticipar sobre lo que acontecerá con nuestra memoria una vez
afuera, aunque es preferible creer que recordaremos nuestros delirios, imaginaciones y
actos creadores.
Cabe también pensar que una vez afuera buscaremos rincones porque tendremos ya
incorporada la acción de resguardarnos, y veremos quizá como multitud un pequeño
grupo de dos o de tres personas que podrán mirarnos, a su vez, con recelo. Y extrañare-
mos, probablemente, la presencia constante de los cohabitantes de nuestra casa, aunque
gozaremos también del distanciamiento, del desenmarañamiento.
Tal vez antes de salir miraremos por la ventana, objeto que fue una esperanza trans- 16. Francisco Díez Fischer, “El
hogar en el mundo de la vida”,
parente durante todo el tiempo de clausura, y nos daremos un tiempo de espera contem- Anuario Colombiano de Fenomeno-
plando una vez más el mundo desde esa barrera protectora. Veremos el sol sin que aún logía, Vol. 3 (2009): 89.
27 Un espacio, cuatro poéticas •
nos toque y habrá gente caminando que no entenderá por qué seguimos ahí, detrás de
los muros y del cristal. Y luego iremos al encuentro de ese mundo que “implica siempre
horizontes desconocidos a los que se abre por la irrupción de sucesos ocasionales que
impulsan hacia la lejanía”.17 ¿Cuál será nuestra lejanía? Serán los espacios de siempre.
Así es, no saldremos para habitar ningún lugar nuevo, sino para ir a donde siempre a
hacer lo de siempre con la gente de siempre, pero justo ahí estará la novedad de la vida,
porque la rutina se nos ha convertido en horizonte.
Es probable que al llegar a la puerta sigamos algún rito para sentir que estamos en
plena transición, y cabe también considerar la idea de que ya a punto de salir miremos
hacia adentro y haya algo de nostalgia por tener que abandonar el nido −otra vez−, pero
también cabe la posibilidad de que simplemente abramos la puerta, sin que demos lugar
a cualquier preámbulo.
Algunos pensaremos en Borges, “que entren los que quieran” y susurraremos: “que
entren los que quieran; yo salgo”.
Bibliografía
Bachelard, Gaston. La poética del espacio. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2000.
Bigardi, Sara. “El delirio en el pensamiento de María Zambrano”. Tesis doctoral, Universidad de
Barcelona, 2013.
Bodei, Remo. Las lógicas del delirio. Razón, afectos, locura. Madrid: Ediciones Cátedra, 2002.
Cuvardic, Dorde. “La reflexión sobre el flâneur y la flanerie en los escritores modernistas lati-
noamericanos”. Káñina. Revista de Artes y Literatura, Vol. 23, no. 1 (2009): 21-35. https://
revistas.ucr.ac.cr/index.php/kanina/article/download/1554/1556/
Díez Fischer, Francisco. “El hogar en el mundo de la vida”. Anuario Colombiano de Fenomenolo-
gía, Vol. 3 (2009): 85-103.
Lotito, Franco. “Arquitectura psicología espacio e individuo”. Revista AUS, no. 6 (2009): 12-17.
http://revistas.uach.cl/pdf/aus/n6/art03.pdf
Neruda, Pablo. “El futuro es espacio”. Poemas del Alma, s. f. https://www.poemas-del-alma.com/
pablo-neruda-el-futuro-es-espacio.htm
Nervo, Amado. “Dormir”. Poemas del Alma, s. f. https://www.poemas-del-alma.com/dormir.htm
Olivos, Patricio. “La mente delirante. Psicopatología del delirio”. Revista Chilena de Neuro-Psi-
17. Díez Fischer, “El hogar”, 88. quiatría, Vol. 47, no. 1 (2009): 67-85.
• Polifonía para pensar una pandemia 28
Pessoa, Fernando. “De todo quedaron tres cosas”. Arteletras, 6 de septiembre de 2010. http://
arteletrasusamartin.blogspot.com/2010/09/fernando-pessoa-de-todo-quedaron-tres.html
Pseudo-Longino. De lo sublime. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesados, 2007.
Ricœur, Paul. Sí mismo como otro. Madrid: Siglo xxi Editores, 2006.
Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19
a la luz de la teoría antropológica clásica
Juan Carlos Orrego Arismendi1
Los párrafos que siguen deberían poner el flagelo de la Covid-19 en el lugar principal –el del
gran sujeto– de su sintaxis. Sin embargo, no ocurre de esa manera: la pandemia es reducida
a ser, aquí, nada más que un pretexto para ventilar las teorías antropológicas clásicas, que
son el verdadero interés de quien suscribe estas líneas. Con la idea de defender su vigencia,
su posibilidad de iluminar las cosas que nos ocurren hoy, fragmentos de esas viejas reflexio-
nes son puestos alrededor de la peste a manera de antídoto textual. Cabe suponer que otras
ideas, surgidas en tiempos más recientes o venidas de otras disciplinas, pretenderán, con toda
legitimidad, dar cuenta de la coyuntura con mayor solvencia. Pues bien, es responsabilidad
1. Departamento de Antropología, de sus paladines esgrimirlas y dejar fuera de combate las que aquí se presentan, y a las cuales
Universidad de Antioquia UdeA, les queda la satisfacción de haber dado el primer golpe. Ánimo: lo que sigue no son más que
Calle 70 No. 52-21, Medellín,
ideas libres y volátiles como moléculas de virus.
Colombia, profesor titular, miembro
del Grupo de Investigación y Gestión
sobre Patrimonio (GIGP), correo:
[email protected]. I
2. Juan Esteban Constaín, “Otros
En su columna del 25 de marzo de 2020 en el periódico El Tiempo, el escritor colombia-
tiempos”, El Tiempo, 25 de marzo
de 2020, https://www.eltiempo. no Juan Esteban Constaín propuso una lectura de la historia occidental a modo de con-
com/opinion/columnistas/juan- suelo frente al avance letal de la Covid-19: que, cuando acabara ese flagelo, la humanidad
esteban-constain/otros-tiempos-
columna-de-juan-esteban-
tendría a su haber un remozamiento del “valor supremo de nuestra especie”,2 esto es, la
constain-477162. solidaridad. El columnista creía ver un indicio de eso en la actitud altruista de algunos
29
• Polifonía para pensar una pandemia 30
cantantes famosos, quienes se habían mostrado muy dispuestos a hacer conciertos gra-
tuitos desde sus casas, apenas vestidos con su piyama. Constaín invoca la peste negra
que asoló Europa en el siglo xiv y de la cual supo dar tan dramática noticia Giovanni
Boccaccio en el introito de su Decamerón (h. 1353); epidemia que, en los siglos que si-
guieron, fue compensada por el botín humanista del Renacimiento. Escribe Constaín:
“Pero también hay historiadores que señalan un hecho indudable y complejo, y es que
después de los tiempos de la peste vino el Renacimiento: la época dorada –una de ellas,
al menos, y acaso la mejor– de la civilización europea [...]. Claro: las causas y las razones
de ese proceso fueron muchas y muy variadas, pero la peste y sus efectos son una de
ellas, y eso vale la pena recordarlo hoy”.3
Es obvio que Constaín se refugia bajo la idea de que la historia humana puede ser
reducida a un orden estructural, uno en que a las crisis biológicas sobrevienen los éx-
tasis del humanitarismo, independientemente de la época de que se trate. Sin embar-
go, tanto optimismo no parece tener mucho asidero, o por lo menos no a la luz de las
reflexiones vertidas por Claude Lévi-Strauss en El pensamiento salvaje (1962). En el úl-
timo capítulo de ese libro canónico de la antropología estructuralista, su autor llama la
atención sobre la excesiva fe que algunos filósofos –sobre todo Jean-Paul Sartre– han
puesto en la idea de que la historia de los hombres sobre el planeta es reducible a algún
tipo de sentido o finalidad. Eso, dice Lévi-Strauss, solo podría decirse de la historia
escrita, cuya narración se construye de la misma manera en que el intelecto humano
construye los mitos: reduciendo a signos las cualidades sensibles de la naturaleza –en
este caso, las de la realidad cronológica– y conjuntándolos de cierta manera que los
hace significativos. Es decir que, sin la taumaturgia del relato, esa significación no sería
perceptible. Escribe el antropólogo: “pero ¿dónde ha pasado algo? Cada episodio de
una revolución o de una guerra se resuelve en una multitud de movimientos psíquicos
e individuales; cada uno de estos movimientos traduce evoluciones inconscientes, y
éstas se resuelven en fenómenos cerebrales, hormonales, nerviosos, cuyas referencias
son de orden físico o químico... Por consiguiente, el hecho histórico no es más dado 3. Constaín, “Otros tiempos”.
que los otros; es el historiador, o el agente del devenir histórico, el que lo constituye 4. Claude Lévi-Strauss, El pensa-
miento salvaje (Ciudad de México:
por abstracción”.4 Antes de su elaboración como signo, la historia empírica no es otra Fondo de Cultura Económica,
cosa que acontecimiento amorfo e inagotable. 1994), 372.
31 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
Boccaccio, la peste negra de 1348 fue el resultado de una venganza divina contra las faltas
de los hombres; escribió el escritor florentino en la “Jornada primera” del Decamerón que
la plaga “por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de
Dios”.7 Por eso, la respuesta humana no podría ser otra que el Renacimiento, cuya visión
antropocéntrica pone al hombre en el lugar que, en el Medioevo, había ocupado lo divino.
La obra que mejor expresa el espíritu del Renacimiento, La creación de Adán (1512), de
Miguel Ángel, deja ver lo que ha sucedido con ese Dios que había enviado la peste negra:
el hombre lo desdeña, mientras aquel se esfuerza inútilmente por alcanzarlo. Adán, en ese
fresco de la Capilla Sixtina, no se molesta por cambiar su postura remolona, apoyado sobre
su espalda y el codo derecho, y es Dios, vestido con un camisón rosado ridículo y sostenido
por sus ángeles niños –o impotentes–, quien se esfuerza por lograr un contacto que, al fi-
nal, nunca se produce (el gran tema de la obra es el espacio vacío que separa ambos dedos).
En el Renacimiento, el hombre se separa de Dios.
¿Son esos los mismos hechos que han ocurrido o podrían ocurrir en el siglo xxi de
acuerdo con la esperanza de Juan Esteban Constaín? Quizá lo que está ocurriendo es, pre-
cisamente, lo contrario: un mal secular ha hecho o hará que los hombres busquen a Dios.
De acuerdo con la mentalidad racionalista imperante en la actualidad, la Covid-19 tanto
pudo originarse en las tradiciones gastronómicas de un sector del pueblo chino como –y
es muy probable– en la filtración fatal de un virus producido en un laboratorio experi-
mental de armas biológicas. Lo cierto es que nadie pensó –o por lo menos no se trata de
una tendencia explicativa– que Dios hubiera querido castigar a los hombres. Antes bien, la
crisis mundial de salud pública llevó a que en varios lugares del mundo se apelara, como
alternativa en la lucha contra el virus, a los favores divinos, y que de esa manera se reivin-
dicara un valor religioso. El lector colombiano de este ensayo no tiene que ir muy lejos para 7. Giovanni Boccaccio, Cuentos
del Decamerón (Bogotá: Oveja
encontrar pruebas de eso: el presidente Iván Duque, a despecho de la secularización del Negra y RBA Proyectos Editoriales,
Estado colombiano declarada en la Constitución Política de 1991, invocó la protección de 1983), 9.
la Virgen de Chiquinquirá, mientras que Alicia Arango, Ministra del Interior, se creyó líder 8. María Jimena Duzán, “Duque,
el predicador”, Semana, 12 de junio
de la política religiosa en el país y dispuso, por medio de una resolución, que se llevara a de 2020, https://www.semana.com/
cabo “una jornada Nacional de oración y reflexión por Colombia”.8 opinion/articulo/duque-el-predi
cador-de-formula-religiosa-contra-
Esta interpretación de los hechos históricos, con inversión del valor de la relación el-covid-19-maria-jimena-duzan/
entre los hombres y la divinidad –primero menoscabo, luego reforzamiento–, puede ser 671834.
33 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
acusada de tendenciosa y reduccionista, y con todo derecho. Sin embargo, nuestro in-
terés no es presentarla para imponerla, sino apenas yuxtaponerla a otra interpretación
igualmente preñada de artificio. Los hechos que conforman la historia real solo pueden
llegar como signos a la narrativa histórica, y sus significados solo podrán derivarse de su
relación con otros signos en esas construcciones discursivas de los hombres. Que la crisis
general desatada por la Covid-19 tenga como compensación un necesario renacer del va-
lor de la solidaridad humana, o que, por el contrario, no pueda preverse en qué tipo de he-
chos derive, dado que es una contingencia sin precedentes, solo depende del optimismo o
del escepticismo con que se encare la tarea de narrar la aventura del virus por el mundo.
Como quiera que sea, acaso lo más prudente sea no lanzar profecías sobre el asunto.
II
Supóngase de todas maneras, así sea por un momento, que una vez superada la crisis
pandémica se diera algún tipo de florecimiento de las buenas intenciones humanas, o
como quiera que haya que llamar a esas actitudes y pensamientos que, desde una impen-
sable moralidad estándar, pudieran entenderse como “valores”. Quizá, en medio del con-
tento por saberse sobrevivientes, las personas estén dispuestas a comer con frugalidad,
plenamente conscientes de que incluso el alimento más sencillo es valioso y que no hace
falta gastar más dinero de la cuenta en comida gourmet; o quieran visitar a familiares a
los que no vieron durante el tiempo de la cuarentena, y a quienes antes no frecuentaban
por no encontrar tiempo libre tras un trabajo absorbente o lucrativo; o que, conmovidos
ante las imágenes de una naturaleza rejuvenecida tras su confinamiento, los humanos
decidan poner freno a su afán turístico. Indudablemente, se trataría de proyectos con-
secuentes con las reflexiones y angustias propiciadas durante la reclusión en tiempos de
pandemia, así que no cabe interrogar su justeza o su lógica. La pregunta sería, más bien,
qué tan perdurables podrían ser esas buenas intenciones.
De acuerdo con Bronislaw Malinowski, los individuos se entregan a ciertas prácticas
mientras les permitan sentirse satisfechos. Aunque esto parece una verdad de Perogru-
llo, la tesis del antropólogo polaco, expuesta en su tardío artículo “El grupo y el indivi-
duo en el análisis funcional” (1939), implica una mínima complejidad. Siete necesidades
básicas –metabolismo, reproducción, comodidades corporales, seguridad, descanso,
• Polifonía para pensar una pandemia 34
persuasivas. Comemos para compartir el alimento con otros, para decir a otros qué he-
mos comido o dónde lo hemos hecho, y no por otra razón es que, en los días que corren,
se ha hecho tan común tomar fotos a los platos de restaurante para enviarlos a los amigos
en tiempo real o para publicarlos en las plataformas de las redes sociales. Como tantas
otras cosas, la comida se ha convertido en una referencia de identidad o de pretensión
de pertenencia a un grupo o clase social, y no es muy probable que la zozobra pasaje-
ra de una cuarentena altere ese tipo de afirmación simbólica, de la misma manera que el
enfermo de cirrosis alcohólica no dejará el licor de buenas a primeras; de hecho, lo más
probable es que muera con la botella entre los brazos.
Las mismas razones harán que los viajes por el mundo sigan llevándose a cabo de la
misma manera frenética en que, antes del surgimiento del virus, los había propiciado el
consumismo turístico. La comprobación de que la naturaleza ha ganado terreno gracias
al confinamiento humano, antes que para retener los viajes, servirá para suscitarlos, y no
solo porque la nueva exuberancia reclame ser vista con los propios ojos: se pensará, tam-
bién, que si las playas y los bosques han tenido su descanso, ahora podrán soportar con
más brío que antes el asedio de los visitantes humanos. Y, además, ¿quién va a renunciar al
prestigio de viajar? Claude Lévi-Strauss, en su muy célebre Tristes trópicos (1955), advirtió
de manera lúcida que, entre los hombres –no solo en Occidente–, viajar es una instancia de
poder: se viaja y se regresa para alardear, y de ello se deriva una promoción social. Esto es-
cribe el gurú del estructuralismo, con plena conciencia del desgaste que tanto movimiento
humano le causa al mundo: “La vanidad de esas pretensiones, la credulidad ingenua que
las acoge y hasta las suscita; el mérito, en fin, que consagra tantos esfuerzos inútiles (como
no sea que contribuyen a extender el deterioro que, por otra parte, se empeñan en disi-
mular), todo eso implica resortes psicológicos poderosos, tanto en los actores como en su
público”.11 Cuando no se puede viajar, el mejor sucedáneo es el restaurante internacional o
gourmet, pues al fin y al cabo, por una buena suma de dinero, se entra en posesión de un
botín exótico que puede mostrarse a los demás para conseguir su aprobación.
Finalmente, cabe preguntarse si las visitas a los familiares relegados serán estímulo
suficiente para dejar a un lado las rutinas laborales, y las expectativas de lucro y consumo
11. Claude Lévi-Strauss, Tristes tró-
que traen aparejadas. Tal como lo pinta Malinowski, parece más urgente entregarse a esas
picos (Barcelona: Paidós, 1992), 43. comuniones simbólicas y propiciar la renovación del aparato cultural, antes que, nada
• Polifonía para pensar una pandemia 36
más que por sentimentalismo, participar en reuniones que acaso no satisfagan ninguna
necesidad básica ni permitan ninguna experiencia de integración. A ciencia cierta, no hay
ninguna razón moral universal para sostener una relación continua con un primo, un tío
e, incluso, una madre o un hermano, y, por el contrario, sí podría haberlas para participar,
con otras personas, en actividades de producción. Y no solo porque sea una obligación de
los individuos –un precio por pagar– articular su actividad al marco institucional de su
sociedad, también ocurre que, si las relaciones que construyen en su vida laboral signifi-
can algún tipo de reciprocidad, será imposible que las dejen a un lado nada más que para
socializar con aquellos con los que no se comparten tradiciones o ideas.
Émile Durkheim, cuya obra sociológica nutrió la antropología social del siglo xx,
señaló en De la división del trabajo social (1893) que la existencia de roles laborales
diversos era la vía expedita para el establecimiento de la solidaridad social.12 En ese sen-
tido, dejar las rutinas laborales previas al pánico pandémico y reemplazarlas con la vida
en comunión con un tío abuelo o un primo segundo con los que apenas se comparte el
apellido, y con los que no se intercambia ningún valor, sería, de verdad, condenarse a
una vida social degradada. Conviene resistir a ese espejismo de la cuarentena de que la
vida en familia sea algo así como un oasis: el alejamiento entre ciertos parientes, antes
que una aberración, quizá no sea otra cosa que un elemento funcional de la mecánica
social, o cuando menos, una consecuencia de su marcha armónica.
En el mismo momento en que se escriben estas líneas, las imágenes de propaganda
sobre cómo sobrellevar el confinamiento ya dan una idea muy clara de lo que sucederá
al término de la pesadilla, o mejor, de lo que no sucederá. Las buenas intenciones –las
promesas de “buen” comportamiento– no desplazarán los hábitos sociales de relacio-
namiento y consumo simbólico. Para entenderlo basta echar un ojo al video con el que
el canal deportivo espn, en su versión latinoamericana, invitó a sus abonados a per-
manecer en casa: varios presentadores y comentaristas –entre ellos Óscar Córdoba, el
exportero colombiano– mostraban cómo se podía estar en el hogar, con todo confort,
a un lado de una biblioteca repleta de novedades, frente a un computador de última ge-
neración, jugando tenis en el solar de casa o preparando un delicioso plato gourmet en
12. Émile Durkheim, De la división
una cocina tan bien dotada como la de un restaurante internacional. Incluso en medio del trabajo social (Buenos Aires:
del apremio, los hábitos reivindicados son los que permiten identidades diferenciadas y Schapire, 1967).
37 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
III
Con todo, no se trata de taparse los ojos y negar que tras la emergencia mundial por la Co-
vid-19 habrá cambios en la vida humana. Para no aventurarse en vaticinios de adivino –algo
que no hacen los antropólogos, tal como advirtió oportunamente James George Frazer–,13
es suficiente con echar un ojo sobre el cambio más previsible, por encontrarse ya casi con-
sumado: la imposición de la vida y costumbres digitales. Una fuerza resistida nada más que
por las generaciones de mayor edad –y eso, solo parcialmente– y por un puñado de jóvenes
idealistas, particularmente obcecados en llevar la contraria a las tendencias sociales.
Para las costumbres se cumple, grosso modo, algo que Ferdinand de Saussure señaló
en el caso de los signos lingüísticos: son a un mismo tiempo inmutables y mutables. Los
signos son inmutables desde la conciencia y la voluntad de los individuos, quienes no
pueden refundarlos a su antojo, pero se revelan mutables a lo largo del tiempo, toda vez
que el sistema de la lengua no puede evitar ser afectado, de manera imprevisible, por los
13. Adam Kuper, Antropolo-
gía y antropólogos. La escuela actos de habla.14 Sin duda, el caso de la cultura es menos radical, pues sus transformaciones
británica 1922-1972 (Barcelona: pueden ser visibles para las personas a lo largo de su vida, si bien es indudable que buena
Anagrama, 1974).
parte de sus componentes –quizá la mayoría– tienden a la persistencia. Desde un punto de
14. Ferdinand de Saussure, Cur-
so de lingüística general (Buenos
vista funcionalista, podría decirse que, mientras las costumbres satisfagan alguna necesi-
Aires: Losada, 2007). dad individual o social, se mantendrán incólumes a lo largo de las generaciones, y que su
15. Franz Boas, Cuestiones continuidad se pondrá en riesgo cuando esa eficiencia se obture. Sin embargo, el asunto
fundamentales de antropología
no es tan mecánico como en su momento advirtió Franz Boas. De acuerdo con el padre
cultural (Buenos Aires: Edicio-
nes Solar y Librería Hachette, de la antropología moderna, las costumbres generan vínculos emocionales en quienes las
1964), 238. Con ese título fue ejecutan, y ello, sin que importe su mucha o poca funcionalidad, puede bastar para que se
traducido, al castellano, The
Mind of Primitive Man (1911),
conserven en el tiempo y que sean percibidas, incluso, como reglas sociales. Escribe Boas:
una obra que Franz Boas retocó “traspasar los límites de la costumbre expondría [...] al ridículo al transgresor a causa de
hasta su muerte. La última la incorrección del acto. Todos estos casos pertenecen psicológicamente al mismo grupo
edición corregida fue publicada,
de modo póstumo, en 1943. de reacciones emocionales contra infracciones de hábitos automáticos establecidos”.15 De
16. Boas, Cuestiones fundamen- hecho, según el mismo Boas sugiere, las personas pueden aferrarse a “explicaciones secun-
tales, 239. darias”16 –esto es, explicaciones que no corresponden a las razones históricas que hicieron
• Polifonía para pensar una pandemia 38
emerger la costumbre de que se trate– con tal de resistirse a los cambios. Los sioux, habi-
tuados a un simbolismo decorativo en sus prendas que, acaso, se originó como una ocu-
rrencia libre del intelecto humano, lo justificaban con el argumento de que eran emblemas
o expresión de su carácter belicoso; pero –cuenta Boas– mientras los hombres se aferraban
a esa idea, las mujeres hacían otra valoración de las mismas figuras.17
La resistencia a adoptar las costumbres digitales, característica de la población de ma-
yor edad, es un caso nítido del aferramiento emocional a las costumbres. Cuesta dejar a
un lado el hábito de hacer las cosas de cierta manera, y de ahí que resulte más viable encu-
brir esa resistencia con explicaciones secundarias, las que, en buena parte, apuntan hacia
presuntos valores de moralidad y calidez humana, convertidos a la postre en argumentos
casi indoblegables. Los viejos dirán que tratar un asunto por WhatsApp significa darle la
espalda a un encuentro real con un ser humano, que las teleconferencias impiden abrazar
a los nietos o que programar un débito automático en vez de caminar hasta el banco cons-
tituye un pecado de holgazanería, y así por el estilo. Con la misma lógica, muchas personas
–sobre todo en nuestras ciudades tropicales– se rehúsan a bañarse con agua caliente, con el
argumento de que se trata de un acto de cobardía y molicie, y ven el hábito de la ducha fría
como una muestra de temple y vigor, y, quién dice que no, de humildad franciscana. Lo ar-
tificioso de los argumentos en contra o a favor del baño caliente, y por extensión de los que
se relacionan con las prácticas digitales, queda sugerido en un apunte etnográfico de una
dilecta discípula de Boas, Ruth Benedict, quien en El crisantemo y la espada (1946) cuenta
que muchos japoneses pensaban que tomar un baño matinal con agua fría les permitía
“endurecerse”,18 pero que ello no estorbaba para que, al ponerse el sol, gozaran en familia
en una tina con agua caliente. La valoración de aquello que no compromete la continuidad
del orden social es, irremediablemente, relativa; como enseñó Durkheim, solo a aquello
que se revela necesario para la sobrevivencia puede otorgársele valor moral.19 17. Ibid., 244.
18. Ruth Benedict, El crisantemo
En Estudio del hombre (1936), Ralph Linton, otro de los pupilos de Boas, explica por y la espada (Madrid: Alianza,
medio de un útil esquema de qué manera participa el hombre en la cultura en la que está 2008), 177.
inscrito. La cultura, cuya complejidad impide que ninguna persona la posea o la conozca 19. Durkheim, De la división.
completamente, estaría dispuesta en varios tipos de rasgos: los universales, que tienden a 20. Ralph Linton, Estudio del
hombre (Ciudad de México:
ser comunes a todos los participantes, y de los cuales son ejemplo especial los “patrones Fondo de Cultura Económica,
ideales”20 que rigen en las relaciones sociales; las especialidades, que corresponden a los 1972), 269.
39 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
IV
A un lado de las previsiones sobre lo que muy posiblemente ocurra –el apogeo digi-
tal– o no ocurra –el remozamiento de las buenas intenciones humanas–, hay frentes de
la vida cultural de los que no se sabe, a ciencia cierta, qué vaya a depararles la brecha
de la cuarentena; frentes cuya importancia es indiscutible y que, por lo mismo, suscitan
una incertidumbre a todas luces inquietante. Me refiero a prácticas culturales como los
ritos funerarios, prácticas a las que, si se sigue la lección de A. R. Radcliffe-Brown, legí-
timamente cabe considerar como costumbres ceremoniales.22 A modo de cierre de esta
serena especulación sobre los hábitos sociales en tiempos de pandemia, quizá quepa
sumar unas líneas al respecto.
No parece necesario decir nada sobre la importancia de los ritos funerarios en la
21. J. Macey et al., “Brote de rubéo-
cultura. Aun así, nada se pierde con echar un ojo sobre una reflexión vertida por Ma- la en el sudoeste de Ontario, en
linowski en un texto ya invocado en estas líneas. En el artículo sobre las necesidades y 2005: Desafíos para la eliminación
sus respuestas culturales, el antropólogo polaco subraya la importancia de las creencias de la rubéola en Canadá”, en Pro-
tegiendo la salud de las Américas:
institucionalizadas sobre la muerte, toda vez que ellas socorren a los individuos cuando avanzando de la vacunación de los
el fallecimiento de sus seres queridos los sume en una opresiva conciencia de caducidad. niños a la de la familia, eds. Jon
No solo las ideas sobre un tranquilizante Más Allá permiten al individuo integrarse a las K. Andrus y Carolina Danovaro
(Washington: Organización Pana-
rutinas sociales, sino también –y sobre todo– las prácticas rituales en las que se simboliza mericana de la Salud, 2006), 4.
o manifiesta la fuerza del grupo en torno del doliente. Advierte Malinowski que la in- 22. A. R. Radcliffe-Brown, The
tervención de la religión en tales coyunturas no se queda apenas en las “afirmaciones Andaman Islanders. A Study in
Social Anthropology (Cambridge:
dogmáticas” y lo metafísico, sino que se traduce en actividades que permiten al hombre University Press, 1922).
“manejar el mundo sobrenatural”23 en el que se sitúan sus temores. En último término, 23 Malinowski, El grupo y el indivi-
es la sociedad la que acaba lucrándose con la escenificación ritual: “El rito es también duo, 129-30.
41 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
social, en el sentido del fin que persigue: la reintegración del grupo después de la muer-
te”.24 Solo la imagen de un cuerpo social íntegro y fortalecido consigue neutralizar –o por
lo menos atenuar– la zozobra que hace presa en el individuo al saberse mortal.
¿Qué podría decirse, entonces, a propósito de los ritos suspendidos o deformados
por la contingencia de la Covid-19, con todos los cuidados sanitarios que es obligatorio
seguir con los cadáveres? La restricción en la asistencia a los velorios, a los oficios de
difuntos y a los entierros de los muertos “genéricos” se antoja, evidentemente, como
un trauma para los deudos, pero se convierte en toda una pesadilla de dolor cuando la
muerte ha sido producida por el nuevo coronavirus, pues entonces cualquier contacto
con el cadáver –y con ello el rito– queda vedado. Un caso colombiano, difundido por la
prensa digital, deja ver lo frustrante que resulta esa prohibición: a principios de mayo, en
Quibdó, el cuerpo de un joven que había sucumbido, presuntamente, a causa del virus,
fue “robado” por tres parientes; ellos, que al parecer dudaban del diagnóstico, creían que
a todo trance había que celebrar el rito correspondiente. La redactora pintó con todos
sus colores el dramatismo de aquella aventura funesta: “En medio de lamentos, corren
por las calles atestadas de personas mientras van arrastrando el féretro. Perseguido por
la policía, el cortejo fúnebre se va abriendo camino y denunciando la muerte de su ser
querido: un joven supuestamente contaminado por el Coronavirus, ‘sospechoso de di-
cha patología considerada como pandemia mundial’ reza en el parte médico”.25 Con la
idea de prever situaciones como esa, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(cidh) advirtió a los Estados que debían comprometerse no solo con hacer dictámenes
precisos de las causas de muerte durante la pandemia, sino también con que, en los casos
de fallecimiento por Covid-19, procesaran los cuerpos con una trazabilidad tal, que en
24. Ibid., 130.
su momento fuera posible, a los dolientes, celebrar los ritos en suspenso.26
25. “cidh: Los Estados deben ga-
rantizar los rito funerarios a las fa- Pareciera que una misma necesidad de corrección ritual afectara las muertes no vi-
milias de fallecidos por Covid-19”,
rales que, en teoría, ya tuvieron trámite, pero a propósito de las cuales no habría sido
Angélica Pérez, Las 2 Orillas, 21 de
mayo de 2020, https://www.las2 suficiente con difundir los carteles funerarios por WhatsApp, transmitir en vivo y en
orillas.co/cidh-los-estados-de- directo los oficios fúnebres o colgar la foto del muerto –cuando estaba en sus mejores
ben-garantizar-los-rito-funerarios-
días– en la ventana de la casa. Vale la pena detenerse en esta última imagen: un cadáver
a-las-familias-de-fallecidos-por-
covid-19/. ausente ha sido reemplazado con muchas fotos del cuerpo vivo, puestas en varios lugares
26. “cidh: Los Estados”, Pérez. para recibir sendas ofrendas florales, como si se tratara de un fantasma ubicuo.
• Polifonía para pensar una pandemia 42
En la introducción a Pérdida, pena y duelo (2013) –una completísima revisión del tema
desde varios enfoque disciplinares–, Jorge L. Tizón advierte sobre los duelos patológicos
que resultan de la no realización o de la realización inadecuada de los ritos funerarios.27
Aunque el autor no niega que los ritos tradicionales puedan ser sustituidos por otros, el
asunto se torna problemático cuando los servicios funerarios se reducen a lo operativo,
de manera que el fallecimiento acaba divulgándose con deficiencia y el contacto entre
deudos y allegados es mínimo. La mercantilización del duelo –que es lo que subyace a
toda esa deformación ritual– puede, sin embargo, no ser advertida; según deja ver Tizón,
se la puede disculpar tras una explicación secundaria: “A menudo, nuestros contempo-
ráneos dejan de comunicar a sus conocidos la muerte, incluso a los miembros de la fami-
lia, con el simple pretexto de que ‘todos están muy ocupados y es mejor no molestarlos’.
Los pésames y las condolencias al final de los funerales se van haciendo cada día menos
frecuentes y tienden a sustituirse por un libro de firmas”.28 Privadas de consumar adecua-
damente su relación afectiva con el muerto, muchas personas retornan al juego social con
un exceso de energía libidinal que no saben dónde o sobre quién poner. Ese drama freudia-
no es, en buena parte, de lo que está preñado el “duelo patológico” mencionado por Tizón.
Cabe preguntarse, sin embargo, si el trauma del individuo se traduce, necesariamen-
te, en trauma social. No, por supuesto, si se consideran las ideas de Radcliffe-Brown
sobre cuál es el beneficiario último del rendimiento de las instituciones o, para decirlo
de manera más sectaria, de las funciones en la cultura: porque, lejos del individuo satis-
fecho focalizado por Malinowski –su Némesis–, Radcliffe-Brown concibe que todo debe
redundar a favor de la estabilidad de la estructura social. Y si la estructura social es una
suma de relaciones sociales objetivas, de lo que se trata es de que las personas asuman
los roles que les corresponden y se entreguen al juego social, aun si eso no las satisface 27. Jorge L. Tizón, “Introducción”,
biológica o psíquicamente. Un proceso de agresiva coacción –idea que el antropólogo en Pérdida, pena, duelo: Vivencias,
investigación y asistencia, ed.
británico bebió de Durkheim, de quien fue devoto lector– sitúa a cada quien en las emo- Jorge L. Tizón (Barcelona: Herder,
ciones y sentimientos que la estructura social requiere para mantenerse estable. Los ritos 2013), 19-39.
son parte fundamental en esa formalización de actitudes, toda vez que, según advierte 28. Tizón, “Introducción”, 29.
Radcliffe-Brown, su función es “regular, mantener y transmitir de una generación a otra 29. A. R. Radcliffe-Brown,
Estructura y función en la sociedad
los sentimientos de los que depende la constitución de la sociedad”.29 Y, en particular, los primitiva (Barcelona: Plane-
ritos religiosos buscan fomentar en las personas no tanto un sentimiento de felicidad por ta-Agostini, 1986), 180.
43 Virus y cultura: la coyuntura de la Covid-19... •
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El gran encierro y los usos políticos
del cientificismo
Jean Paul Sarrazin1
Introducción
En el libro Historia de la locura, Michel Foucault2 describe con asombro un fenómeno de
época llamado “el Gran Encierro”, en el cual la sociedad europea, a partir del siglo xvii,
construye un discurso sobre la necesidad de encerrar a personas de muy distintas ca-
racterísticas consideradas en ese entonces como “locos”. Se trataba de un proyecto no-
vedoso y de grandes proporciones, que utilizaba el miedo y el discurso médico para
legitimarse. Así, apoyado en la autoridad de una naciente medicina científica, el poder
gubernamental toma una medida tan represiva como lo es el confinamiento de un sector
de la población, aunque esta separación y privación de la libertad no se presenta como
1. Departamento de Sociología
de la Universidad de Antioquia una forma de castigo, sino como “asistencia”; se hace por su propio bien y por el bien del
UdeA, Calle 70 No. 52-21, Medellín, resto de la sociedad amedrentada por la enfermedad.
Colombia, profesor vinculado, coor-
dinador del grupo de investigación Pocos de nosotros imaginamos que hoy podríamos llegar a vivir una suerte de gran
Religión, Cultura y Sociedad, correo: encierro, esta vez a escala global, que privara de la libertad a un número muchísimo
[email protected].
mayor de personas a lo descrito por Foucault, y todo “para cuidarnos”. Este encierro,
2. Michel Foucault, Histoire de la
folie à l’âge classique (Paris: Galli-
llamado hoy “cuarentena”, “aislamiento preventivo” o “confinamiento”, también está
mard, 1972). basado en razones sanitarias y en el miedo infundado a la población, pero esta vez se
45
• Polifonía para pensar una pandemia 46
giados que se contabilizaban cada día, en algún lugar del planeta. Gracias a los medios de
comunicación masivos y digitales, el discurso viral logró provocar tanto miedo que el
nuevo “Gran Encierro” impuesto por varios gobiernos nacionales se interpretó como
una medida de sentido común y necesaria.
Luego de casi tres meses de la declaración de “aislamiento preventivo obligatorio” en
Colombia, podemos observar que la sociedad se ha dividido entre los que cuestionan las
medidas y aquellos que las defienden, argumentando, a veces ofendidos, que no se trata
de creer o no creer, sino de reconocer una “realidad”. Pero... ¿cuál realidad? La que los
medios de comunicación nos presentan, con cifras de estamentos como la Organización
Mundial de la Salud (en adelante, oms) o el Ministerio de Salud y Protección Social de
este país, cifras oficiales que, por eso mismo, tendrían que ser incuestionables.
se trata de una decisión política, sino de una medida puramente técnica que se ajusta
a un protocolo internacional, basada en datos que, pese a su supuesto origen científico,
se presentan como verdades absolutas e incuestionables, algo similar a las verdades de
origen divino en una teocracia. ¿Estamos hablando aquí de ciencia o de cientificismo?
Foucault4 nos muestra que la cuestión política pasa inevitablemente por el estableci-
miento de los criterios para definir lo que es “verdad”. Más precisamente, y en otro lugar
de su obra, afirma que la gubernamentalización es ese movimiento que permite “sujetar
a los individuos a través de unos mecanismos de poder que invocan una verdad”.5 Esta
verdad, desde la Ilustración, provendría de la ciencia moderna. Así mismo, notamos que
parte fundamental del éxito del discurso viral yace en el hecho de que se fundamenta en
“la ciencia”, es decir, la ciencia oficialmente validada.
Todo ello parece muy de acuerdo con los principios de la modernidad liberal: la
ciencia reemplaza a la teología y a las verdades divinas de la religión.6 Por ello, dudar de
la gravedad de la pandemia, en este contexto de realismo cientificista, sería equivalente
a la locura, la ignorancia, la irresponsabilidad, a privilegiar la economía por encima de
la vida o, incluso, a simpatizar con la extrema derecha, el evangelismo fundamentalista,
Jair Bolsonaro o Donald Trump. Cuestionar equivale también a endosar extravagantes
“teorías conspiratorias” o sufrir de conspiranoia. Mediante ese tipo de frases de cajón,
4. Michel Foucault, Obras esenciales II:
que al parecer se usaron en diferentes países,7 se descalifica, reduce y ridiculiza cualquier
estrategias de poder (Barcelona:
intento de crítica, incluso antes de conocer sus argumentos. Paidós, 1999).
Si bien las investigaciones de ciertos integrantes de la comunidad científica fueron el 5. Michel Foucault, Sobre la Ilustra-
ción (Madrid: Tecnos, 2003), 10.
sustento para creer que sin el confinamiento preventivo ocurriría en nuestro país una
6. Bruno Latour, Nous n’avons jamais
catástrofe, decenas de científicos de diferentes latitudes, de manera independiente y sin été modernes. Essai d’anthropologie
las afiliaciones políticas, ideológicas o religiosas mencionadas arriba, afirmaron clara- symétrique (Paris: La Découverte, 1991).
mente que no existía suficiente evidencia “científica” para saber estrictamente qué tan 7. “No todos los críticos del corona-
virus son teóricos de la conspiración”,
letal es el nuevo virus, cómo se comportaría en diferentes poblaciones, ni cuáles eran Nemanja Rujevic, dw, 16 de mayo de
las estrategias más convenientes para contenerlo. Entre aquellos investigadores tenemos 2020, https://www.dw.com/es/no-
nombres como Didier Raoult, Sucharit Bhakdi, Hendrik Streeck, Anders Tegnell, Chin- todos-los-cr%C3%ADticos-del-
coronavirus-son-te%C3%B3ricos-
da Brandolino, Johan Giesecke, Zulma Cucunubá, Tasuku Honjo, Vernon Coleman o de-la-conspiraci%C3%B3n/a-534
John Ioannidis, por mencionar solo algunos. Los medios en los que se han manifestado 62003?maca=es-Whatsapp-sharing.
49 El gran encierro y los usos políticos del cientificismo •
estas y otras muchas voces disidentes son diversos, y van desde la revista Nature,8 hasta
videos y artículos publicados en páginas web de distintos periódicos o en sitios indepen-
dientes.9 A continuación, se sintetizan algunos de los principales argumentos:
– La letalidad del virus es más baja de lo que se anuncia públicamente, ya que ha sido
calculada a partir de las pruebas que se realizan a personas que están siendo aten-
didas por el sistema de salud, están gravemente enfermas o fallecen. Si se hicieran
pruebas a la población en general (no solo a los que ya presentaban graves compli-
caciones de salud), se encontraría que hay muchas más personas infectadas por el
virus, pero no tienen complicaciones de salud; a mayor cantidad de test aplicados,
más casos asintomáticos o leves aparecen, con lo que baja la tasa de letalidad. Este
cambio en la manera de hacer los cálculos mostraría que la tasa real es muy infe-
rior a la difundida por los medios, siendo esta última un factor fundamental para
generar el miedo extraordinario y las medidas excepcionales que todos conocemos.
– La tasa de letalidad relaciona la cantidad de fallecimientos sobre los casos confir-
mados, siendo un indicador impreciso porque considera los casos confirmados
y los fallecidos en un mismo día, dos grupos que corresponden a etapas distin-
tas de la enfermedad. Si queremos conocer precisamente la tasa de letalidad, de-
beríamos relacionar el número de muertos que tenemos hoy con el número de
8. Marta Paterlini, “‘Cerrar fron- infectados que había cuando esos fallecidos se contagiaron. Por supuesto, tener
teras es ridículo’: el epidemiólogo
esta última cifra no es posible, pues los casos asintomáticos o los pacientes con
detrás de la controvertida estrategia
de Suecia contra el coronavi- síntomas muy leves no son registrados por el sistema.
rus”, Nature, 21 de abril de 2020,
– Se han inflado las cifras de muertes contabilizando aquellas causadas por otras
https://www.nature.com/articles/
d41586-020-01098-x. patologías. En la mayoría de los casos, no se han realizado estudios suficiente-
9. Una recopilación de distintas mente rigurosos para determinar cuántas muertes se debieron realmente al vi-
fuentes donde se encuentran los rus. Actualmente, si una persona llega a un hospital con una patología grave, por
argumentos conducentes al cues-
tionamiento de la letalidad del ejemplo, cáncer de pulmón avanzado o infarto de miocardio debido a la diabe-
virus se encuentra en el siguiente tes, se le practica la prueba para Covid-19. Si es positiva y el paciente muere, se
enlace: http://piensachile.com/20
reporta que murió por Covid-19. Sin embargo, es muy diferente decir que una
20/03/un-medico-suizo-analiza-la-
informacion-que-circula-sobre-el- persona murió con coronavirus, a que murió por coronavirus. Aunque no se ve-
covid-19/. rifica científicamente que la causa de la muerte fue este virus, sí se contabiliza
• Polifonía para pensar una pandemia 50
como una muerte más para las cifras que se publican sobre la mortandad en esta
“pandemia”.
– No ha habido suficiente debate entre la comunidad científica respecto a la ido-
neidad de la prueba para detectar la presencia del nuevo virus en el organismo
humano. Por demás, estas pruebas tienen bajos niveles de confiabilidad, por lo
que las cifras de muertes por el virus también son imprecisas y manipulables.
– Actualmente se están cremando a las personas que mueren (sin consentimiento de
los familiares), ya que se presume que podían tener coronavirus. Esto impide que
se realicen autopsias apropiadas para establecer la verdadera causa de las muertes.
– La mayoría de las muertes reportadas en esta “pandemia” han sido de personas
bastante ancianas y con graves problemas de salud (diabetes, hipertensión, cán-
cer, etc.). Se dice que la Covid-19 aceleró su muerte, pero cualquier otra dolencia,
como una gripe común, podría haber tenido la misma consecuencia fatal.
– Los centros de salud reciben dinero por cada paciente que sea diagnosticado con
Covid-19, y más si es tratado en una Unidad de Cuidados Intensivos (uci), lo cual
puede incentivar el incremento artificial de las cifras de casos graves reportados.
– Un porcentaje importante de las muertes o complicaciones graves asociadas al
coronavirus no se debe a su letalidad particular, sino a que los enfermos no re-
cibieron los tratamientos que normalmente son efectivos en pacientes con infec-
ciones respiratorias similares. Dichos tratamientos, que no son particularmente
costosos, evitarían el uso equivocado y excesivo de respiradores artificiales y de
las tristemente célebres uci.
– En el pasado, si una persona llegaba a un hospital con cáncer de pulmón avanza-
do –por retomar el ejemplo anterior– y moría, en muy pocos casos se le practi-
caba una prueba para influenza (costosa y escasa), pero si se le practicaba y daba
positiva no necesariamente se reportaba que la causa de muerte fuera la influen-
za, sino el cáncer de pulmón.
– Es importante notar que otras enfermedades contagiosas consideradas como
leves también causan miles de muertes en todo el mundo. Por ejemplo, solo la
influenza estacional, según la propia oms, pudo causar hasta 650.000 muertes al
51 El gran encierro y los usos políticos del cientificismo •
año.10 Sin embargo, este número podría ser muy superior si en el pasado se hu-
bieran hecho pruebas para detectarla con el sesgo y la insistencia con las cuales se
han hecho las pruebas de Covid-19.
Las reflexiones anteriores permiten dudar sobre el grado de letalidad del virus pu-
blicado en los medios y, al mismo tiempo, permite notar que no está siendo justamente
comparado con el grado de letalidad de otras enfermedades. Este cuestionamiento cien-
tífico no sería tan importante si no fuera porque la letalidad del virus es lo que justifica
una medida tan extraordinaria, impactante y peligrosa como el confinamiento. Aunque
no nos corresponde aceptar o rechazar los argumentos de tipo biológico, médico o epi-
10. “Gripe (estacional)”, Organiza-
ción Mundial de la Salud, acceso demiológico expuestos arriba, debemos tenerlos en cuenta porque provienen de perso-
8 de mayo de 2020, https://www. nas altamente calificadas en esas disciplinas y porque ignorarlos tendría implicaciones
who.int/es/news-room/fact-sheets/
políticas importantes que nos afectarían a todos.11
detail/influenza-(seasonal).
11. Esperemos no llegar al punto de Por otro lado, también debemos considerar otra serie de argumentos científicos rela-
que sea perseguido por la policía tivos a los efectos nocivos del confinamiento para la salud humana, especialmente la de
quien ose cuestionar las afirma-
ciones supuestamente científicas
los adultos mayores,12 grupo etario con prioridad de protección:
que sustenten cualquier medida
gubernamental para “proteger la – El confinamiento obligatorio prolongado debilita el sistema de defensas del or-
salud”. ganismo a causa de factores biológicos (falta de luz solar, de contacto social,
12. Como prueba de que las medi- de ejercicio físico, etc.) y factores psicológicos (aumento de estrés y trastornos
das de confinamiento son exage-
radas e irrazonables en Colombia,
ansioso-depresivos).
se puede citar el hecho de que el – El encerramiento causa muchos otros tipos de problemas sanitarios, aparte de los
Tribunal Administrativo
relacionados con el sistema inmunitario, entre ellos la obesidad, el abuso de sus-
de Cundinamarca falló en contra
de la medida que obligaba a los tancias, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.
adultos mayores a encerrarse
– Las cuarentenas de toda la población solo postergan la expansión de los virus.
en sus casas aun más que los otros
grupos etarios. Ver: “En segunda Cuando terminan (o cuando funcionan a medias, como ocurrió en la población
instancia ganó la ‘rebelión de las colombiana), los contagios aumentan y, de hecho, pueden causar más complica-
canas’”, Semana, 11 de agosto de
2020, https://www.semana.com/
ciones debido a los efectos nocivos del encierro y del estrés causado por el exceso
nacion/articulo/perdio-la-presi de información a propósito de la eventual catástrofe que se nos avecinaría.
dencia-en-segunda-instancia-
gano-la-rebelion-de-las-canas/
– No es en absoluto probable que se desarrolle una vacuna en un tiempo media-
693537. namente cercano (todavía ni siquiera existe una vacuna verdaderamente eficaz
• Polifonía para pensar una pandemia 52
Incluso sin las dos series de argumentos sintetizadas arriba podemos dudar de los
argumentos supuestamente científicos que evocan los estamentos de poder nacional o
transnacional. Es nuestro derecho como ciudadanos y nuestro deber como comunidad
científica exigir de nuestros gobernantes pruebas fehacientes y no simples números y
gráficos cuyo origen es incierto o inaccesible para aquellos que no pertenecemos a di-
chos estamentos de poder.
Quienes trabajamos en investigación sabemos cuán arduo y prolongado es el proceso
para llegar a conclusiones verdaderamente científicas. Este proceso implica que verifi-
quemos una y otra vez los resultados, y que sometamos nuestras conclusiones al debate
y la crítica de la comunidad científica. Lo anterior no ocurrió respecto al nuevo virus y,
sin embargo, se dio por hecho que una gran catástrofe se nos venía encima y, sobre esa 13. Al 31 de agosto de 2020, esta
predicción, se decretó la cuarentena que se convertiría en la más larga y restrictiva del cuarentena habrá durado 159 días.
mundo.13 Ver: “Cuarentena en Colombia: la
más larga del mundo”, Semana, ac-
Sabemos además que la producción de conocimiento certero requiere de la confron- ceso 20 de agosto de 2020, https://
tación de puntos de vista diversos e independientes, porque somos conscientes de que los www.semana.com/confidenciales/
articulo/cuarentena-por-corona-
resultados pueden variar considerablemente en función de factores tales como la franja de virus-en-colombia-la-mas-lar-
realidad que seleccionamos para el estudio, los instrumentos de medición, la metodología, ga-del-mundo/692678.
53 El gran encierro y los usos políticos del cientificismo •
el marco teórico al que recurrimos, las categorías que utilizamos o los criterios para cate-
gorizar. Todo ello incide en la producción de “datos” o números con los que se construyen
gráficos, curvas o fórmulas matemáticas, expresiones que, ante los ojos del público lego,
representan la realidad “tal cual es”. Pero cabe recordar, con Latour,14 que esta es una fic-
ción, porque los datos y los números son representaciones que nunca podrán ser iguales
a la realidad. Como ejemplos de estadísticas que han sido ampliamente cuestionadas, po-
demos citar aquellas que los Gobiernos publican sobre el desempleo o sobre el número de
habitantes de las comunidades étnicas.15 Dependiendo de los criterios, categorías, teorías
y métodos, los números varían considerablemente.
Como si todo lo anterior no fuera suficientemente complejo, la fase predictiva de
cualquier proyecto científico es aun más arriesgada y controvertible. Aquí se deben tener
en cuenta nuevas variables, contingencias y particularidades que no estaban contem-
pladas en los estudios previos. Aun si estos últimos estuvieran en lo cierto, se refieren a
situaciones y casos pasados; cada población tiene sus particularidades y no siempre es
válido trasponer resultados de un contexto a otro, o, como en este caso, de un país a otro.
Esta fase predictiva, tan incierta, es la que ha fundamentado el miedo respecto a una
catástrofe que podría llegar a ocurrir.
Por otro lado, desde las ciencias sociales sabemos que, en menos de dos meses, no era
14. Bruno Latour, Investigación posible producir conocimiento científico medianamente primario sobre los efectos de
sobre los modos de existencia. Una
un confinamiento como el que vivimos. Sin necesidad de que los medios de comunica-
antropología de los modernos
(Buenos Aires: Paidós, 2013). ción nos presenten cálculos, gráficos y coloridas curvas con las proyecciones del desastre
15. Jean Paul Sarrazin, “La catego- que causaría la cuarentena, es posible notar los graves problemas que la medida ha ge-
ría indígena definida desde la he- nerado. Por citar solo algunos de ellos, podemos mencionar los muchos empleos que se
gemonía y sus alcances en la insti-
tucionalidad colombiana”, Justicia,
han perdido producto de la inactividad o la quiebra de pequeñas y medianas empresas,
Vol. 32 (2017): 139-59, https://doi. los problemas de salud debido a que personas a nuestro alrededor no han querido salir
org/10.17081/just.23.32.2909. de sus casas para ser atendidas, retraso en los procesos educativos de los jóvenes, au-
16. Algunos de estos medios domi-
sencia de debate democrático respecto a las normas que el Estado puede ahora decretar
nantes son la bbc, Reuters, afp,
cnn o New York Times. A nivel libremente, la instauración de un régimen policial cada vez más estricto y vigilante, etc.
nacional, podemos mencionar a Los mismos medios dominantes de difusión de noticias16 que nos mostraron con
rcn, Caracol, El Tiempo, y, por
supuesto, todos los canales insistencia y espectacularidad las cifras de los fallecimientos en Italia, supuestamente
institucionales del Gobierno. por coronavirus, ahora no nos muestran igualmente las denuncias de los diputados
• Polifonía para pensar una pandemia 54
Vittorio Sgarbi17 y Sara Cunial18 de ese mismo país respecto a la falsificación de aquellas
cifras, ni las denuncias similares de sus homólogos en Austria.19 Tampoco mencionan 17. “Diputado Italiano cuestiona datos oficiales
datos muy dicientes; por ejemplo, que al 31 de mayo Francia reportó 29.000 muertes por coronavirus y lo cruzan duramente”, video
de YouTube, 0:58. Publicado por “Jóvenes
asociadas al coronavirus, mientras que en Alemania, un país con una población total
Líderes Tv” el 2 de mayo de 2020, https://www.
mayor que la de Francia y, sobre todo, con una política de aislamiento social mucho youtube.com/watch?v=5n5JcPAA5mU.
más laxa que la impuesta por el Gobierno francés, hay menos de la tercera parte de las 18. “Intervención diputada Sara Cunial
muertes, a saber, 8.500.20 Asimismo, aquellos medios dominantes desconocieron que parlamento italiano”, video de YouTube, 6:56.
Publicado por “Indalecio Modesto” el 15 de
muchos de los Estados de la unión americana no impusieron cuarentenas y, sin em- mayo de 2020, https://www.youtube.com/
bargo, no tienen mortandades más elevadas que las de otros Estados con cuarentenas watch?v=Wql_rckeacI
obligatorias. 19. “Diputada austriaca REVELA toda la VER-
DAD”, video de YouTube, 1:59. Publicado por
Así pues, más de una decena de Estados norteamericanos, al igual que Japón, Taiwán “Oliver Ibáñez” el 27 de mayo de 2020, https://
(muy cerca del epicentro de la “pandemia”) o Suecia, no han sufrido los devastadores www.youtube.com/watch?v=pTLdAyKcni4.
efectos de una cuarentena generalizada y, basándose también en científicos, no creyeron 20 “Coronavirus Allemagne”, Coronavirus
Statistiques, acceso 31 de mayo de 2020,
en las recomendaciones de la oms.21 Algunos medios han querido resaltar, eso sí, que las https://www.coronavirus-statistiques.com/
cifras de muertes por el virus en Suecia son más altas que en Noruega o en Finlandia, stats-pays/coronavirus-nombre-de-cas-
países que implementaron cuarentena, presentando así el manejo del Gobierno sueco allemagne/.
21 “El país modelo no interesa a la oms”, video
como un “fracaso”.22 Lo que no dicen con suficiente claridad es que los científicos suecos
de YouTube, 2:13. Publicado por “dw Español”
siempre supieron que el número de contagios y, por consiguiente, de muertes, iba a ser el 18 de mayo de 2020, https://www.youtube.
mayor en los primeros meses de la epidemia.23 Eso es apenas obvio. Tampoco dicen que com/watch?v=Kpgq69
ol2RM&feature=youtu.be.
el número de fallecimientos por millón en Suecia es inferior al de países como Reino
22 “‘La vida tiene que continuar’: cómo Suecia
Unido, Bélgica, España o Italia, países que sí optaron por el confinamiento.24 Por otro se enfrentó al virus sin encierro”, Thomas
lado, a medida que estos últimos países ponen fin al confinamiento, el número de conta- Erdbrink y Christina Anderson, Infobae, 28
gios lógicamente aumenta. Una comparación entre las naciones será válida solo en uno de abril de 2020, https://www.infobae.com/
america/the-new-york-times/2020/04/29/
o dos años. la-vida-tiene-que-continuar-como-suecia-se-
Todo lo anterior permitiría inferir preliminarmente que la cuarentena –tal como la enfrento-al-virus-sin-un-encierro/.
23 “Coronavirus: ¿Y si Suecia tuviera razón?”,
impuso el Gobierno colombiano– no habría sido la mejor respuesta para contrarrestar
Juan M. Blanco, Vozpopuli, 30 de abril de 2020,
una eventual tragedia, la que, pasados ya casi cinco meses, no es susceptible de ser pro- https://www.vozpopuli.com/opinion/Suecia-ra-
bada con datos confiables. Las proyecciones de “expertos” han sido instrumentalizadas zon-coronavirus_0_1350466131.html.
para convencer a la población de que estamos frente a un “enemigo” y lo mejor (o lo úni- 24 “El estilo sueco: ‘Podría haber hecho
más’”, Nordstjernan, acceso el 2 de junio de
co) que podemos hacer es encerrarnos. Y es que parece apenas obvio, como pretenden 2020, http://www.nordstjernan.com/news/
enseñarnos ahora médicos y epidemiólogos altamente mediatizados: si nos mantenemos sweden/9040/.
55 El gran encierro y los usos políticos del cientificismo •
parecer, se convirtió en una medida popular y aclamada. Por supuesto que el miedo no
lo construyeron únicamente los gobernantes por su cuenta, fue aquí fundamental la con-
tribución previa de los medios de comunicación nacionales y extranjeros. Así, nosotros
y nuestros gobernantes estamos siendo gobernados por lo que dictaminan esos medios,
por el discurso viral en el que la libertad equivale a la muerte y el confinamiento equivale
a la vida, un discurso según el cual estamos viviendo una “pandemia” y eso se asume
como una terrible e innegable realidad.
Ahora bien, si los medios hablaron de una “pandemia” es porque la oms lo declaró
así en febrero de 2020. Si consideramos el sentido tradicional y más conocido de la pa-
labra, una pandemia es una enfermedad que ataca a toda ‒o a la inmensa mayoría‒ de
la población. Como ya sabemos, esto no fue lo que ocurrió. No hay tal pandemia del
coronavirus. ¿Cómo es posible entonces que la oms “declare” algo que es completamente
falso? Ello se explicaría porque esta reconocida organización usa el mismo significante
(la palabra “pandemia”) con un significado distinto al que todos conocemos. Esta ma-
nipulación estratégica del significado surgió apenas en 2009, cuando la organización
decide que “pandemia” significaría simplemente “la propagación mundial de una nueva
enfermedad”,29 omitiendo, como si fuera un detalle accesorio, el aspecto de alta mor-
bilidad propio del sentido convencional de la palabra. El cambio permite evocar en la
población mundial el imaginario nefasto asociado al significado convencional y permite
usar la palabra en casos (como el actual) que normalmente no podrían ser categorizados
de esta manera.
Este es un claro ejemplo de que, como dice Foucault,30 los discursos construyen los
29. “¿Qué es una pandemia?”, objetos mismos de los que hablan. Obviamente, Foucault no está negando que la ma-
Organización Mundial de la Salud,
última modificación 24 de terialidad exista por fuera de su designación a través del lenguaje. Tampoco estamos
febrero de 2010, https://www. negando acá la existencia del virus, pero es claro que la oms, sus asociados promotores
who.int/csr/disease/swineflu/
(por ejemplo, fabricantes de vacunas), algunos medios de comunicación dominantes y
frequently_asked_questions/
pandemic/es/. los Gobiernos que se basaron en su autoridad construyeron una pandemia mediante el
30. Michel Foucault, La arqueolo- discurso sobre la misma.
gía del saber (Buenos Aires:
Siglo xxi Editores, 2002).
Por demás, el hecho de que la “pandemia” se presente como un riesgo grave es tam-
31. Ulrich Beck, La sociedad del
bién una construcción discursiva que debemos analizar críticamente. Las sociedades,
riesgo (Barcelona: Paidós, 1998). resalta Beck,31 definen lo que es un “riesgo”. Que un virus sea declarado como un riesgo
• Polifonía para pensar una pandemia 58
o Google (que posee YouTube, Gmail, etc.). De esta manera, esas compañías
pueden conocer nuestras ideas, nuestros gustos, lo que pensamos, lo que pla-
neamos, en qué trabajamos, etc. Esta información es muy valiosa para otros
sectores, como los Gobiernos o las empresas que quieren vendernos sus bienes
y servicios.
– La capacidad de influenciar a la población mundial en un par de meses puede ser
una herramienta poderosa para incidir en los precios de las acciones empresaria-
les que se cotizan en las bolsas de valores del mundo. En efecto, los índices bursá-
tiles bajan estrepitosamente cuando los medios distribuyen noticias que generan
pánico (por ejemplo, sobre una devastadora pandemia) y vuelven a subir cuando
las buenas noticias empiezan a llegar. Aprovechando estas variaciones, compran-
do y vendiendo acciones en los momentos apropiados, algunos individuos que
controlen los medios podrían ganar enormes sumas de dinero.
Otro tipo de actores que se beneficia con una crisis como la que estamos viviendo es
el sector bancario:
A modo de conclusión
El discurso viral se presenta en los medios de comunicación masiva como la descripción
transparente de la realidad, más aún, una “hiperrealidad” expresada mediante un len-
guaje aparentemente técnico, científico, neutral y objetivo; los números son el ejemplo
perfecto de ello, como si los números, incontrovertibles, fueran la realidad misma. Quie-
nes creyeron en este discurso, incluso desde la intelectualidad, no sospecharon de la re-
pentina e inusitada preocupación de los políticos por nuestra salud, y jamás desconfiaron
de las cifras proporcionadas por el Gobierno y por la oms, una entidad aparentemente
liderada por científicos a favor de la salud global y con un sentido humanitario. Algunas
de las personas convencidas de lo anterior, con el paso del tiempo, llegaron a considerar
que la “pandemia” quizás no sería tan devastadora y que los “expertos” a veces podían
equivocarse un poco, pero que, en caso de dudas, era mejor prevenir que curar, por lo
cual era mejor “cuidarnos” mediante el “aislamiento preventivo”. La ligereza de esos ar-
gumentos es, por lo menos, irresponsable. En derecho penal, cuando las consecuencias
de un veredicto afectan gravemente la vida de las personas, se exige la “verdad verdade-
ra”, es decir, la total certeza respecto a las pruebas con las que se toma una decisión. Lo
anterior, hasta ahora, no lo hemos visto.
Como comunidad científica y política, no podemos seguir avalando medidas draco-
nianas sin antes exigir estudios suficientemente rigurosos y sin demostrarle a la opinión
pública que el cientificismo que están usando los gobernantes para justificar sus abusos
no es lo mismo que la ciencia. Esto vale para esta pandemia y para las nuevas catástrofes
que se intenten de nuevo “predecir” y que sean proyectadas en las pantallas. Por demás,
no podemos seguir reproduciendo el mito según el cual las decisiones políticas sur-
gen simple y únicamente de los “hechos”, y que estos se nos presentan bajo la forma de
verdades absolutas producidas por las ciencias. Aunque esas ideas a veces nos halagan,
reconozcamos públicamente que las teorías científicas son siempre cuestionables; nunca
son verdades absolutas y eternas, y nunca son la realidad. Admitamos igualmente que la
ciencia no puede, por sí sola, establecer las nociones morales sobre las cuales se define
cualquier política. No podemos aceptar que, en nombre de la ciencia –en este caso, una
ciencia para la salud–, se sigan tomando medidas que violan nuestros derechos como
• Polifonía para pensar una pandemia 64
sucede en las peores dictaduras, que empobrecen a millones y le otorgan más poder a
quienes ya tienen demasiado.
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• Polifonía para pensar una pandemia 66
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la-mas-larga-del-mundo/692678
1. Escuela Interamericana de Biblio-
tecología, Universidad de Antioquia
virus respiratorio nunca había tenido tal facilidad para propagarse a través de nuestras
propias autopistas aéreas, viajando a 800 km/h entre continentes, evidencia de lo frágil
8. Los autores hacen parte de rediconos, una
que somos en un mundo globalizado e hiperconectado. Sin embargo, a la vez, una epi-
iniciativa creada en 2015 para observar fenóme-
demia nunca había tenido tanta exposición mediática, tantos datos e información en nos de Ciencia, Tecnología, Sociedad, Artes y
bruto, tantas publicaciones, tanta investigación científica, tanto interés de Gobiernos y Humanidades (cts+ah). La red está conformada
por académicos e investigadores formados en
compañías privadas por desarrollar medicamentos y vacunas. Estamos en una situación
diversas disciplinas y adscritos a universidades
única en la cual no existe una solución por fuera de nuestro propio conocimiento y desa- e institutos nacionales, por su orden cronoló-
rrollo de la tecnociencia médica. Llegamos a una situación paradójica: si ya no podemos gico de integración, como la Universidad de
Antioquia, Universidad Pontificia Bolivariana,
escapar de la influencia de la globalización tecnológica, solo ella nos puede salvar.
Universidad Nacional de Colombia, Universidad
Sobre estos temas trata este trabajo, escrito a múltiples manos8 y que intenta com- EAFIT, Instituto Tecnológico Metropolitano de
Medellín, Universidad Externado de Colom-
prender los problemas y las oportunidades que surgen con las formas en las que estamos
bia, Universidad Autónoma Latinoamericana
aprendiendo a actuar inteligentemente ante la abundancia de datos e información, pero unaula y el Instituto Nacional de Cancerología
también a cómo podemos acercarnos un poco más a una sociedad de conocimiento de Colombia. rediconos está interesada espe-
cialmente en los debates esenciales, las hipótesis
intentando revisar la manera en que desarrollamos, compartimos y aplicamos nuestro
o tesis emergentes alrededor de los conceptos de
conocimiento científico y tecnológico. ciencia, tecnología, innovación, sociedad, artes,
humanidades y su inherente relación con el desa-
discusión. No sobra indicar que estos listados son repetidos una y otra vez por casi todos
los medios de comunicación privados y públicos del planeta.
El problema de aprender sobre la pandemia a partir de esos datos y no de las rela-
ciones entre estos y otros, como por ejemplo la población, que es lo que se considera
como información en este texto (en el espectro de posibles conceptualizaciones de in-
formación desde diferentes disciplinas), lleva a comprender de una forma no apropiada
el problema y, posiblemente, a generar entornos o prácticas de gestión innecesariamente
complejas e ineficaces. Y ni que decir de la confusión que pueden crear en el público
no especializado, sean datos reales o, aún más, afectados por las fake news (infodemia,
como lo indica la Organización Mundial de la Salud).
A modo de ejemplo de lo que se está exponiendo aquí, en la tabla 1 se presenta un
contraste entre el orden por número de casos positivos y el número de casos positivos
por número de habitantes, en diferentes territorios.
De la tabla 1 se entiende que mientras Estados Unidos, Brasil y Rusia ocupaban
los tres primeros lugares por casos totales, ni siquiera aparecían en el listado de países
organizados por muertes por habitantes, o que Bélgica, Suecia y Países Bajos tuvieron
muchas más muertes por habitantes que aquellos. También se entiende que, en la escala
del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (amva), era muy diferente la situación si se
analizaba por casos por habitantes.
De manera que para abordar el tipo y la cantidad de datos que genera un problema
como la pandemia de la Covid-19 se debe recurrir, antes que nada, a apropiarse de una
jerarquía en la que se ordenen bajo algún criterio los conceptos de datos, información,
conocimiento, entendimiento y sabiduría. A esa jerarquía se le denomina dices,11 por las
iniciales de sus componentes, y será una herramienta para que los debates puedan ha-
cerse desde referentes conceptuales consistentes, coherentes y útiles.
Algunos de los razonamientos que se generan a partir de la descripción de la jerar-
quía dices son:
tabla 1. Datos e información de la Covid-19 en el mundo y en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá
(amva) en Antioquia, Colombia, a 25 de mayo de 2020 (www.worldometers.info; www.ins.gov.co).
Las primeras cuatro categorías se refieren al pasado, porque tratan sobre lo que
ha sido o lo que se conoce. Queda reservada para la quinta, sabiduría, el asunto del
futuro, ya que incorpora la visión y el diseño. Con la sabiduría la gente puede crear
el futuro en lugar de solo comprender débilmente el pasado o el presente. Lograr sa-
biduría no es fácil, debido principalmente al hecho de que la gente debe moverse su-
cesivamente a través de las otras categorías trabajando en cada uno de los niveles de
13. “Unexpected Insights”, Mitch
descubrimiento.14
Betts, Computerworld, April 14, No es seguro cuánto se entiende de los datos que se ven, oyen o leen, pero lo que sí es
2003, https://www.computerworld.
com/article/2581229/unexpected-
obligatorio es no desear, creer o tomar por verdad la información que transmiten hasta
insights.html no investigarlos profundamente, más allá de simples datos sin relaciones. Es una adver-
14. Ackoff, “From Data”. tencia sobre la importancia de las relaciones entre datos.
• Polifonía para pensar una pandemia 72
– Es posible que las organizaciones no hayan identificado con claridad los proble-
mas que deben afrontar y, por lo tanto, desconocen el tipo de dato o de infor-
mación que requieren para comprenderlos o intervenirlos. En este escenario, es
probable que las instituciones del sector salud, obligadas a tomar decisiones sobre
problemas que aún no precisan, intenten esclarecerlos con los datos y la informa-
ción que reciben, en cuyo caso dichos datos efectivamente serán abrumadores.
– En otro escenario, eventualmente los problemas pueden estar adecuadamente
identificados y, sin embargo, la organización no disponga de la capacidad para
reconocer y evaluar la información o los datos que resulten efectivos para inter-
venirlos, en cuyo caso también pueden parecer abrumadores.
– También es posible que, en otros casos, la institución haya identificado los proble-
mas que requieren alguna intervención, efectivamente haya evaluado los datos y
la información que son más relevantes y de buena calidad y, sin embargo, no dis-
ponga de un sistema de decisiones que cierre el círculo y permita, no solo resolver
el fenómeno problemático, sino generar conocimiento y aprender para avanzar.
73 Datos, información, conocimiento: otra cruel pedagogía del virus •
El artículo indica que es urgente una solución, porque, de acuerdo con sus estima-
ciones, la literatura de la Covid-19 publicada desde enero 2020 ha alcanzado más de
23.000 artículos y se duplica cada 20 días, una de las mayores explosiones de literatura
científica de la historia. En virtud de este volumen de producción, concluye que “[...] la
gente no tiene tiempo para leer artículos completos y descubrir cuál es el valor agregado
y el resultado final, y cuáles son las limitaciones [...]”.19
El artículo precisa que, entre tanto, algunas de las nuevas herramientas de búsqueda
son poco conocidas fuera de los grupos de investigación que las crearon, y describe va-
rias alternativas como los algoritmos de minería de literatura que se han implementado
recientemente y herramientas con interfaces que no son particularmente fáciles de usar.
Admite también que “[...] muchos investigadores son escépticos de que las herramientas
puedan decirles lo que realmente quieren saber: ¿cuál es la calidad del trabajo?”.20
Adicionalmente describe que muchos equipos están tratando de ayudar a resolver
este problema, a través de al menos dos estrategias básicas: creación de colecciones de
artículos de fácil acceso, incluidas algunas colecciones cuidadosamente seleccionadas y
diseñadas para resaltar documentos relevantes, y la creación de herramientas de búsque-
da automatizada que utilizan tecnologías de inteligencia artificial (ia).
Por su parte, The Economist,21 en publicación también reciente –del 20 de mayo de
2020–, describe que, en condiciones normales, los investigadores suelen tardar años en
diseñar experimentos, recopilar datos y verificar resultados. Las revistas científicas pue-
den tardar fácilmente seis meses, a menudo un año, analizando los diversos pasos de sus
procedimientos, incluida la edición y el proceso de verificación anónima. Sin embargo,
la emergencia de salud pública actual ha provocado que esta forma de hacerlo se modi-
fique, porque médicos, políticos y autoridades sanitarias requieren que los resultados de
las actividades científicas sean visibles y estén disponibles de manera más rápida para
tomar decisiones también inmediatas de vida o muerte. Así las cosas, la velocidad se ha
vuelto primordial. 19. “Scientists are Drowning”,
Brainard.
El enfoque en problemas adecuadamente identificados debe contribuir poderosa-
20. “Scientists are Drowning”,
mente a precisar el tipo de datos e información necesarios para poderlos comprender e Brainard.
intervenir. Conviene que grupos específicos de profesionales del equipo de salud en una 21. “Covid-19-Scientific Research”,
institución prestadora de servicios de salud, del tipo hospitales y clínicas, con dedicación The Economist.
75 Datos, información, conocimiento: otra cruel pedagogía del virus •
La ciencia abierta es un concepto que abarca a otros y para ello se han presentado
también distintas clasificaciones, aunque ha sido la taxonomía (figura 3) del proyecto
foster32 –que representa la política de la ciencia abierta de la Unión Europea– la que
más aceptación ha tenido, y nos permite entender todas sus posibilidades y complejidad:
Es así como poco a poco la ciencia abierta ha venido desarrollándose como con-
cepto sombrilla estas primeras dos décadas del siglo xxi. En este período, sus catego-
rías (acceso, datos, investigación, evaluación, políticas y herramientas) se han desarro-
llado de manera disímil. Cabe destacar que es en las publicaciones y los datos, con sus
distintas herramientas y políticas, donde más se ha avanzado.
Para el caso del acceso abierto, se ha avanzado gracias al impulso que le dieron las co-
32. “Open Science Taxonomy”, nocidas 3B (Declaración de Budapest 2002; Declaración de Bethesda 2003; Declaración
foster, 2015, https://www.foster
de Berlín 2003) y la apertura de diferentes herramientas de bases de datos (en América
openscience.eu/taxonomy/term/.
33. Uribe-Tirado y Ochoa-Gutié-
Latina se destacan LA-Referencia, Scielo y Redalyc), con cifras cada vez de mayor creci-
rrez, “Perspectivas de la ciencia”. miento, tanto en la ruta verde con los repositorios (opendoar), como en la ruta dorada
• Polifonía para pensar una pandemia 78
con las revistas (doaj). No obstante, las disputas entre acceso cerrado y acceso abierto
han estado siempre vigentes estos años por las políticas de las cinco grandes editoriales 34. Lucas Luchilo, “Revistas científicas.
oligopolio y acceso abierto”, CTS: Revista
de ciencia y las bases de datos de suscripción, actuando como oligopolios34 que restrin- Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y
gen el acceso a la ciencia por sus altos costos o el predominio de publicar solo en inglés. Sociedad (2019): 41-79.
35. “AmeliCA vs Plan S: mismo objetivo,
La Unión Europea ha aprobado el Plan S, el cual consiste en que todas las publica-
dos estrategias distintas para lograr el
ciones producto de investigaciones financiadas con recursos de la ue deberán estar en acceso abierto”, Arianna Becerril-García,
acceso abierto. Esto es un avance importante, pero presenta el problema que privilegia el AmeliCA, 10 de enero de 2019, http://
amelica.org/index.php/2019/01/10/ame-
modelo apc (Article Processing Charges), en el cual se cobra un promedio de US$1.500
lica-vs-plan-s-mismo-objetivo-dos-es-
para que dichos textos queden en acceso abierto y no en revistas-bases de datos de sus- trategias-distintas-para-lograr-el-acce-
cripción cerrada, lo cual va en contravía de modelos de bien público y no comercial, so-abierto/.
como los que promueve América Latina.35 De esta manera, el Plan S, en vez de generar 36. “Recommended Data Repositories”,
Nature, 2020, https://www.nature.com/
buenas expectativas en esta región, produce una nueva preocupación. Es decir, aunque sdata/policies/repositories.
para el usuario final sí estarían las distintas publicaciones en acceso abierto, lo cual es 37. “Public DMPs”, DMPON-
muy positivo, no se reducirían los costos que generan brechas entre los investigadores, LINE, https://dmponline.dcc.ac.uk/
public_plans.
universidades y países, al pasar del modelo de pago por suscripciones (revistas y bases
38. “Sources of Dataset Peer Review”,
de datos) al pago por artículo apc.
Pauline Ward, July 13, 2020, https://
En cuanto a los datos abiertos, se han ido haciendo evidentes poco a poco los avan- www.wiki.ed.ac.uk/display/datashare/
Sources+of+dataset+peer+review.
ces, aunque no al mismo nivel que en las publicaciones. En este caso, el liderazgo ha
39. Boaventura de Sousa Santos, La
estado en los países desarrollados, lo cual se evidencia en las cifras de los repositorios de cruel pedagogía del virus (Buenos Aires:
datos, principalmente en determinadas disciplinas,36 en los planes de datos de las insti- clacso, 2020), http://209.177.156.169/
tuciones y proyectos37 y en las revistas de datos.38 libreria_cm/archivos/La-cruel-pedago-
gia-del-virus.pdf.
El hecho es que con todo lo que ha ocurrido en 2020 se están generando cambios muy 40. “Pensar la pandemia”, clacso, s. f.,
rápidos, que evidencian que la sociedad no será la misma después de la pandemia, como https://www.clacso.org/pensar-la-pan-
lo están indicando críticamente distintos autores como Boaventura de Sousa Santos39 y demia-observatorio-social-del-corona-
virus/.
organizaciones como clacso;40 no solo la sociedad cambiará, también la ciencia misma.
41. Ian Le Guillou, “Cómo un intercam-
Como dice una nota reciente del periódico El País de España al consultar a distin- bio de datos sin precedentes ha permi-
tido una investigación más rápida que
tos investigadores, hay actualmente “[...] un intercambio de datos sin precedentes que
en cualquier caso anterior”, El País, 25
ha permitido una investigación más rápida que en cualquier caso anterior”.41 Esta idea de marzo de 2020, https://elpais.com/
también la refuerza el experto argentino Mariano Fressoli al hablar de cómo se están ciencia/2020-03-24/como-un-intercam-
bio-de-datos-sin-precedentes-ha-permiti-
generando cambios hacia un nuevo paradigma, desde todo lo que está ocurriendo en la
do-una-investigacion-del-brote-mas-rapi-
interrelación ciencia abierta y sars-cov-2 (Covid-19): da-que-en-cualquier-caso-anterior.html.
79 Datos, información, conocimiento: otra cruel pedagogía del virus •
Este nuevo paradigma se está estableciendo al considerar los cambios en los dos
componentes principales de la ciencia abierta (publicaciones y datos), ya que se están
cambiando aspectos fundamentales como:
– Las editoriales comerciales y las grandes empresas de bases de datos han abierto a
los investigadores de todo el mundo sus publicaciones.
– La forma de publicación ha privilegiado los preprints o la publicación inmediata
en las revistas (con revisión por pares más interna).
– Los datos de investigación se han abierto no solo de norte a sur, también han teni-
do relevancia en la corriente principal los datos generados desde otros contextos,
se ha trabajado más que nunca en forma colaborativa.
42. “¿Qué ciencia necesitamos para
enfrentar el coronavirus?”, Mariano – Las políticas y decisiones que cada país toma, especialmente los países que lo han
Fressoli, El Plan C, 1 de abril de hecho de manera más seria (y no sufriendo a sus políticos populistas como en Es-
2020, http://elplanc.net/que-ciencia-
necesitamos-para-enfrentar-el-
tados Unidos, Reino Unido, México o Brasil), lo han hecho basados en los aportes
coronavirus/. de la oms y distintas investigaciones y expertos nacionales e internacionales.
• Polifonía para pensar una pandemia 80
Pero, para no ser demasiado soñadores creyendo que el cambio se dará por defecto
o inercia y así perder lo ganado estos meses, será necesario, como indica un reciente
informe de la ocde: “Para fortalecer la contribución de la ciencia abierta a la respuesta
covid-19, los encargados de formular políticas deben garantizar modelos adecuados de
gobernanza de datos, estándares interoperables, acuerdos de intercambio de datos sos-
tenibles que involucren al sector público, el sector privado y la sociedad civil, incentivos
para investigadores, infraestructuras sostenibles, humanos y capacidades y mecanismos
institucionales para el acceso a datos a través de las fronteras [...] [así proporcionar] [...]
una hoja de ruta hacia políticas aún mejores y más resistentes para el futuro”.45
En síntesis, la ciencia no será igual después del sars-cov-2 (Covid-19) y el mundo
tampoco lo será, en gran parte gracias a todos estos cambios desde y en pro de la ciencia
abierta. Debemos estar atentos de que así sea, evitando que pasada la pandemia se retor-
ne a las dinámicas que privilegian lo cerrado y comercial.
Desde el punto de vista de la producción de información, conocimiento y datos, la
43. Alejandro Uribe-Tirado, Recopi-
ciencia abierta está generando un panorama de complejidad e incertidumbre mayor al lación sobre Ciencia Abierta desde el
cual se responde con herramientas de la cuarta revolución industrial. En este panorama, COVID-19: Acceso Abierto + Datos
Abiertos (Medellín: colav, Universidad
el ethos de la ciencia también sufre un período de transición e incertidumbre frente a de Antioquia, 2020).
los mecanismos de validación del conocimiento y valoración de sus resultados. Esas 44. “Recopilación sobre Ciencia Abierta
transformaciones hacen imprescindible retomar el concepto de ethos mertoniano y ha- desde el covid-19: Acceso Abierto +
Datos Abiertos”, Alejandro Uribe-Tirado
cer un rápido escaneo de los eventos que están transformando lentamente sus formas
et al., 6 de junio de 2020, https://ether-
de operación. pad.wikimedia.org/p/covid19.
45. Traducción propia de: “Why Open
¿Son válidos principios universales para una ciencia Science is Critical to Combatting
profesionalizado muchos procesos editoriales que permiten hacer llegar las obras a pú-
blicos mucho más amplios a través de todos los dispositivos digitales industrializados.
Del lado opuesto, el acceso a la publicación y los recientes debates que relacionan lo
abierto con la regulación del mercado editorial, en el que se puede acceder sin pagar a
los resultados de investigación, pero que quien publica debe hacerlo a altos costos, mu-
chas veces asumidos por los mismos investigadores, especialmente en el sur global. Las
publicaciones se convierten en un privilegio de quienes pueden pagarlas, y quienes no
pueden hacerlo deben resignarse a revistas que no están dentro de los círculos editoria-
les de empresas como Elsevier o Springer.
A esto debemos sumar los altos costos, crecientes por demás, que han adquirido los
procesos de investigación en cualquier área de conocimiento. Desde los altos costos de
procesamiento computacional, hasta las grandes infraestructuras de equipos robustos
necesarias para la experimentación. Todas las áreas de conocimiento empiezan a ser atra-
vesadas por la necesaria capacidad desarrollada de la interacción con dispositivos electró-
nicos digitales, robóticos u orientados por la ia. Adquirir estos recursos se hace complejo
en el diseño de políticas públicas restrictivas a la inversión en i+d y desarrollo tecnoló-
gico, por incentivos a la compra de tecnologías y la dependencia en general, tal como lo
anunciaba ya en la década de 1970 Amílcar Herrera47 y otros pensadores de la ciencia
y la tecnología en América Latina. Estas diferencias se profundizan y generan criterios
de inclusión y exclusión, pues ya no solo depende de las voluntades gubernamentales
crear universidades para desarrollar escuelas en diferentes áreas de conocimiento, sino
también proveer de las tecnologías necesarias para generar mayor desarrollo científico.
Situación que no puede ser más evidente que en las respuestas dadas a la pandemia por
los centros de investigación y los gobiernos en Latinoamérica. Las empresas trasnaciona-
les están a la caza de nuevo conocimiento para explotar de manera exclusiva. Frente a este
panorama de desfinanciamiento, el desinterés comienza a ser negociado para tratar de ta-
par los huecos generados por la escasez y la marginación de las corrientes principales de
pensamiento, y seguramente también se negocia la validez de acuerdo con los intereses
comerciales de grandes empresas de energías, farmacéuticas, agroempresas, entre otras.
47. Amílcar Herrera, Ciencia y
Sin embargo, una ética de los acuerdos multilaterales todavía deposita en ella misma política en América Latina (Buenos
la posibilidad de su realización. La pandemia ha acelerado la problematización de esta Aires: Siglo Veintiuno, 1971).
85 Datos, información, conocimiento: otra cruel pedagogía del virus •
transformación del ethos científico, pues no solo genera incertidumbre ante la expectativa
de sobrevivencia o del sistema económico, sino también frente a los sistemas científico y
tecnológico. Las posibilidades de innovación no dejan de estar afincadas en el terreno del
conocimiento basado en evidencia, pero definitivamente podría pensarse que hay eviden-
cias de evidencias, y unas pueden ser más válidas que otras, dependiendo de los algorit-
mos, los intereses sesgados o los niveles de exclusión. La pandemia es una oportunidad no
solo para develar esto, sino también para descubrir nuevas estructuras de relacionamiento,
nuevas dinámicas de colaboración y revisión de los mecanismos de automatización.
Conclusiones
Es necesario advertir y resaltar la importancia de las relaciones entre datos, que son las
que generan información. No es seguro cuánto se entiende de los datos que se ven, oyen
o leen, pero sí lo es no desear, creer o tomar por verdad la información que transmiten
hasta no investigarlos rigurosamente, más allá de simples datos sin relaciones.
Hay un encadenamiento importante entre la incertidumbre en la toma de decisiones y
los cambios fundamentales del ethos de la ciencia. Desde un punto de vista más contempo-
ráneo, Niklas Luhmann plantearía la posibilidad de comunidad científica como el desarro-
llo emergente de códigos comunes de comunicación. Sea desde la perspectiva del ethos o
la codificación de la comunicación en términos científicos y tecnológicos, la amplificación
de la comunicación permitida por la ciencia abierta y el desarrollo de tecnología abre un
universo de complejidad con alta incertidumbre para la construcción de comunidades. La
desorientación al dilucidar lo que es válido y no lo es se convierte también en una carrera
para los desarrollos tecnológicos que permitan hacer una transición mucho más fluida y
simplifique el trabajo de miles de equipos de investigación con la presión de los tomadores
de decisiones, para que estos ayuden a encontrar la solución más adecuada.
Los datos convertidos en información y conocimiento se sirven sobre un escenario
caótico para la toma de decisiones en la pandemia provocada por el sars-cov-2. Este
escenario tiene su base en dos aspectos muy importantes de transición desde la cien-
cia del siglo xx hacia el xxi: la ciencia abierta y las tecnologías de la cuarta revolución
industrial, que modifican de manera sustancial las formas organizativas de la base de
producción de evidencia para las organizaciones. En el nivel micro, las metodologías
• Polifonía para pensar una pandemia 86
para problematizar y delimitar los campos de acción de las organizaciones que atienden
la pandemia, trastocados por realidades inéditas en sus planes de desarrollo interno. En
el nivel macro, la transformación de los mecanismos de circulación de datos, informa-
ción y conocimiento cambia a su vez las formas de configuración científicas. Este coctel
representa un escenario caótico al que se le intenta dar orden desde esfuerzos organiza-
cionales, adaptando metodologías de planeación que recurren a tecnologías asociadas a
la cuarta revolución industrial para la producción de datos, información y conocimiento
que permita continuidad en la construcción de comunidades científicas, y otro tipo de
comunidades epistémicas.
Por otra parte, también es importante mencionar los cambios en el acceso a las publi-
caciones y a los datos, que favorecen formas de ciencia abierta debido a la contingencia
de dicha pandemia. Parte del éxito al encontrar rápido una vacuna, un tratamiento efec-
tivo y demás aspectos de salud pública dependerá de estas posibilidades abiertas, que
nunca se habían tenido. No obstante, si los investigadores y universidades, los políticos
y organismos públicos, la sociedad civil y los individuos no son conscientes de lo que
aportó en esta solución la ciencia abierta, y no se generan nuevas políticas públicas en
pro de lo abierto y se pone freno a los intereses privados de la ciencia, volveríamos a la
misma realidad de oligopolios y accesos cerrados que había antes. No aprenderíamos de
“la cruel pedagogía del virus”.
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leased-in-a-torrent
Segunda voz
Para este método comparó las compañías de agua que surtían a los hogares con el
número de casos, y mapeó uno de los sectores de Londres donde se presentó un brote
con más de 500 muertos. Así, concluyó que una bomba pública de agua era la fuente
de la enfermedad. Aunque en su momento la comunidad científica creía en la teoría
miasmática y dudaba del postulado de Snow, en la siguiente epidemia de 1866 se le dio
la razón, al encontrar la relación del agua contaminada con la enfermedad y, en 1883,
Robert Koch aisló y cultivó el vibrio cholerae.6
En 1890, Louis Pasteur invitó al microbiólogo ruso Ilya Mechnikov al recién fundado
Instituto Pasteur, para que expusiera su teoría sobre el papel de las células fagocíticas en
6. Edgar Ashworth, “The History
of Cholera in Great Britain”,
la defensa antimicrobiana. Así se abrió un nuevo capítulo en el que comprenderíamos
Proceedings of the Royal Society las relaciones humanas con los microorganismos, bajo el lenguaje bélico, como luchas
of Medicine, Vol. 41, no. 3 intestinas.7
(1943): 165-73.
7. Iana Löwy, “Les métaphores Para controlar las enfermedades no bastaba con aislarse o no tener contacto con la
de l’immunologie: guerre et paix contaminación y transmisión, era necesario introducir una parte de los microorganismos
[Metaphors of immunology: war
en el cuerpo para aprender a combatirlos. El principio de la inmunidad, por medio de la
and peace]”, História, Ciências,
Saúde-Manguinhos, Vol. 3, no. 1 vacunación, no se alejaba del saber popular sobre conocer al enemigo y tenerlo cerca. Con
(1996): 7-23. la introducción de la variolización se inoculó una parte del organismo causante, para gene-
8. Diego Bances, Tratado de la Vac- rar una forma menos letal de la enfermedad y, de esta forma, adquirir inmunidad.
cina, o viruela vacuna transmitida
al género humano para preservarlos Aunque la práctica de la variolización era conocida e implementada popularmente
de la viruela natural o de los árabes, en el mundo oriental, incluso llevada a Reino Unido por una aristócrata inglesa desde
con observaciones relativas a su ori-
gen, progreso y variedades notadas
Constantinopla, fue Edward Jenner quien la reprodujo, le dio un modelo explicativo y la
en España (Pamplona: Imprenta de codificó en los términos científicos de la época prepasteuriana. Este conocimiento partió
la Viuda, 1802). de la observación de ordeñadoras que estaban en contacto con granos y lesiones de vacas
9. Stefan Riedel, “Edward Jenner que sufrían de viruela vacuna, pero que no sufrían de viruela humana.8
and the History of Smallpox and
Vaccination”, Proceedings, Vol. 18, Gracias a esta experiencia, Edward Jenner comenzó la inoculación de viruela de hu-
no. 1 (2005): 21-25, https://doi.org/ mano a humano, siendo un niño con costras y pus de viruela vacuna el primer sujeto
10.1080/08998280.2005.11928028.
experimental, a quien días después inoculó viruela humana sin presentarse en este la
10. Uriel García, “La implanta-
ción de la viruela en los Andes, la enfermedad.9 En adelante, esta práctica se popularizó en todo el mundo. Fue llevada
historia de un holocausto”, Revista a América por la misión médica llamada “Expedición filantrópica de la vacuna”10, me-
Peruana de Medicina Experimen-
diante un correo humano, es decir, un grupo de 22 niños que viajaron con la enfermedad
tal y Salud Pública, Vol. 20, no. 1
(2003): 41-50. para transmitir los anticuerpos y, por tanto, la reacción inmune.
• Polifonía para pensar una pandemia 94
caracterizado por las pandemias de influenza como la “gripe española” (1918), la “gripe
asiática” (1957), la “gripe de Hong Kong” (1968) y la “gripe Rusa” (1988).14 Además de
las del siglo xxi, como la ah1n1 de 2009, y de otros virus como el sars de 2002 y 2003.
La epidemia de gripa de 1918 ha sido una de las más devastadoras, por su alto índice
de contagio, que llegó a afectar entre un 50 y un 80 % de la población. Causó alrede-
dor de 20 a 50 millones de muertes en el mundo. Arribó a Bogotá los primeros días de
octubre y, en principio, no llamó la atención, porque se creyó que era un catarro normal;
sin embargo, enfermó al 80 % de la población y rápidamente se advirtió su letalidad.
Se establecieron disposiciones como la creación de Juntas de Socorro, hospitales pro-
visionales y comedores, así como mejoría de la higiene pública, aislamiento de niños y
ancianos, prohibición del contacto con enfermos, desinfección de esputos y secreciones,
y promoción de medidas de aseo como lavado de dientes, nariz y la toma de bebidas
calientes. Sin embargo, las acciones privadas de la beneficencia fueron más decididas y
eficaces que las oficiales.15
Para principios del siglo xxi, Colombia seguía teniendo factores de riesgo similares
y mayores incluso que los de principios del xx, debido a que “[...] sigue siendo crítica
la organización de las instituciones públicas [...] un elevado porcentaje de la población
sigue pobre y miserable especialmente en los ámbitos urbano marginales; la accesibili-
dad a tratamientos y vacunas está limitada por factores socioeconómicos; y en razón a
los conflictos y aumento poblacional, hay mayor movilidad y por ende, posibilidades de
14. “¿Qué es una pandemia?”, oms, contagio; el calentamiento global y los cambios climáticos asociados a la industrializa-
24 de febrero de 2010, https:// ción modifican el ambiente [...]”.16
www.who.int/csr/disease/swineflu/
frequently_asked_questions/ Los historiadores, al indagar sobre el pasado de las grandes epidemias, encuentran
pandemic/es/. prospectivas del futuro. Por ejemplo, de las epidemias en Florencia, Italia, entre los si-
15. Abel Martínez-Martín, Fred glos xv y xvii, Carlo Cipolla destacó que en el presente “la humanidad se siente enor-
Manrique-Abril y Bernardo
Meléndez-Álvarez, “La pandemia de
memente afligida por los problemas derivados de la industrialización, hay quien parece
gripa de 1918 en Bogotá”, Dynamis, querer soñar nostálgicamente con el ‘mundo que hemos perdido’, sin darse cuenta de
Vol. 27 (2007): 287-307. que volver a ese mundo significaría para la mayoría precipitarse a condiciones de vida
16. Martínez-Martín, Manri-
casi inhumanas”.17 Las advertencias desoídas por la idea de una superación tecnocientí-
que-Abril y Meléndez-Álvarez,
“La pandemia”, 307. fica de las tragedias biológicas generaron un estado de confianza que barre por debajo
17. Cipolla, Contra un enemigo, 152. del tapete lo indeseable, pero latente.
• Polifonía para pensar una pandemia 96
Conviene retomar una pregunta anticipatoria de 2005, planteada por Roberto Es- 19. Unidad Investigativa y Salud,
“La historia detrás del aterrizaje
posito, sobre el concepto inmunitas: ¿qué tienen en común fenómenos como la lucha del Coronavirus en Colombia”,
contra un nuevo brote epidémico, la oposición al pedido de extradición de un jefe de El Tiempo, 9 de marzo de 2020,
https://www.eltiempo.com/
Estado extranjero, acusado de violaciones a los derechos humanos, el refuerzo de las ba-
unidad-investigativa/asi-llego-a-
rreras contra la inmigración clandestina y las estrategias para neutralizar el último virus colombia-el-coronavirus-470184.
informático?20 Los compromete defender y restaurar un orden ideal, sea en medicina, 20. Esposito, Inmunitas.
97 Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia •
manejo de la pandemia, que podría configurar una neuropolítica o control de las con- 26. “Crónica de la psicodeflación”,
Franco Berardi, Nero, 19 de marzo de
ductas y racionalidades humanas, por parte de medidas totalitarias que intervendrían en 2020, https://not.neroeditions.com/
los derechos y autonomía de los individuos. cronaca-della-psicodeflazione/.
99 Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia •
“plaga moderna”, “peste invisible”, un “gran y progresivo mal” en Inglaterra, Estados Uni-
dos, Canadá e Irlanda.31 Desde las últimas cinco décadas del siglo xx, esta condición ha
discapacitado a 850 adultos y 250 niños al día. Para dar una cifra, “en 2007 se gastaron
en Estados Unidos 27.000 millones de dólares en antidepresivos y antipsicóticos. Esta
suma superó el producto interno bruto de Camerún, una nación de 18 millones de habi-
tantes”.32 Los psicofármacos, “camisas de fuerza química”, “balas mágicas”, ahora son un
objeto popular de consumo.
Letalidad administrada
En la lógica capitalista, se llega a estimar cuántas pérdidas habrá por enfermedades labo-
rales y por muertes en trabajos riesgosos. Actualmente, en declaraciones de expertos y
políticos proyectaron cuántos muertos habría por la pandemia, incluso que era preferi-
ble esperar a que se sacrificara un número considerable de vidas para salvar la economía.
La llamada “reactivación inteligente” de la productividad decretó liberar gradualmente
a los que tuvieron que exponerse: la población obrera empobrecida por la precarización
laboral que los ha sostenido y, luego, sectores comerciales y de servicios, entre otros.
Esta forma de administración de la vida de los individuos configura una “necro-
política” que, según Achile Mbembe, es la expresión última de la soberanía o máxima
autoridad estatal, que radica crucialmente en el poder y la capacidad de decidir quién
puede vivir y quién debe morir.33 Esta excepcionalidad de la vida también conjuga lo que
31. Edwin Fuller and Judy Miller, se define como “economía de la crueldad”: administrar el sufrimiento de forma diferen-
The Invisible Plage: the Rise of Men- cial entre clases, grupos étnicos, géneros, entre otras variables de exposición al riesgo y
tal Illness from 1750 to the Present
a la muerte. El colapso actual de los sistemas de salud deficientes también exacerbó esta
(New Jersey: Rutgers University
Press, 2001). racionalidad. Incluso, el establecimiento médico tiene protocolos para tomar estas deci-
32. Robert Whitaker, Anatomía de siones límite, sea por pronóstico, edad, expectativa de vida, entre otras ponderaciones,
una epidemia. Medicamentos psi- pero bajo una directriz económica que justifica a quién salvar, en la tensión entre valores
quiátricos y el asombroso aumento
de las enfermedades mentales (Ma-
sociales, calidad de vida y costos.
drid: Capitán Swing, 2015), 4-5. El virus se expandió por el mundo y penetró las fronteras nacionales a través de
33. Achile Mbembe, Necropolítica, sus élites, viajó en avión y por cruceros, se resguardó en turistas, gente de negocios y
seguido de Sobre el gobierno privado
indirecto (Santa Cruz de Tenerife: dirigentes políticos. Sin embargo, se reprodujo en los sectores populares inmersos en el
Melusina, 2011). hacinamiento, con un limitado acceso a servicios públicos, una alimentación deficiente
• Polifonía para pensar una pandemia 102
y, en un sistema de salud precario, este sería su mejor caldo de cultivo. El virus –como
organismo vivo– y las políticas de control y asilamiento social –como tecnologías de
poder– desentrañaron las desigualdades sociales.
“El virus es dos veces más mortal para las personas negras y latinas que para los
blancos en nyc”,34 tituló un artículo del New York Times, junto con otros medios como
The Guardian y Washington Post, que denunciaron el estigma que reflejaba las dispari-
dades económicas y sociales vinculadas a relaciones raciales. Esta situación repercutió
en sectores como el de educación, vivienda, trabajo, transporte público, sistema de ase-
guramiento, entre otros ámbitos de mayor vulnerabilidad.
También se señaló en la prensa la relación entre violencia, racismo policial y de gru-
pos extremistas con las muertes por coronavirus, según se afirma: “Debido a la discri-
minación patrocinada por el gobierno y el racismo sistémico, las comunidades de color 34. Jeffery Mays and Andy New-
están al frente de esta pandemia”.35 La vida desde su biología expresa las relaciones so- man, “Virus is Twice as Deadly
for Black and Latino People than
ciales y económicas, puesto que los organismos nunca serán simplemente vida natural, Whites in N.Y.C”, New York Times,
es decir zoé, sino vida formada por las relaciones políticas, bios. April 8, 2020, https://www.nytimes.
com/2020/04/08/nyregion/corona-
También surgió otra denuncia en titulares de medios alternativos y en redes sociales: virus-race-deaths.html.
“el capitalismo ha matado a más gente que todas las pandemias”. Esta consigna se adaptó 35. Oliver Laughland and Lauren
como crítica al neoliberalismo que, mediante la privatización, convirtió a la salud en Zanolli, “Why is Coronavirus
Taking such a Deadly Toll on Black
un mercado, al igual que otros derechos fundamentales que implican la prestación de un
Americans?”, The Guardian,
servicio público. Un sistema de salud debilitado por falta de inversión y sin suficientes April 25, 2020, https://www.the-
garantías laborales evidenció una realidad institucional deficiente y, por tanto, su poca guardian.com/world/2020/apr/25/
coronavirus-racial-disparities-
capacidad de respuesta frente a una emergencia sanitaria como la de nuestro tiempo.
african-americans.
El contagio del virus se usó como metáfora para criticar la corrupción en países lati- 36. Marcela Restrepo-Hung y
noamericanos, en los que ni siquiera se salvaron los dineros destinados a la contratación Ángela Rodríguez-Sánchez, Así
se mueve la corrupción. Radio-
de ayudas humanitarias. Esta conducta delictiva es una necropolítica cuando los recursos
grafía de los hechos de corrupción
para garantizar la vida de poblaciones vulnerables son desviados o robados por clanes y en Colombia 2016-2018 (Bogotá:
élites, que convirtieron el poder público en un negocio fraudulento. Se sabe que en Colom- Transparencia por Colombia,
Monitor Ciudadano de la Corrup-
bia, entre 2018 y 2019, se perdieron cerca de $18 billones por este flagelo, que desangra las ción, Fondation pour le Progrès
atenciones básicas de la población, principalmente en salud, educación e infraestructura.36 de l’Homme (FPH), 2019), https://
transparenciacolombia.org.co/
La necropolítica ha funcionado en estados de excepción por guerra exterior, con-
Documentos/2019/Informe-Moni-
moción interior y emergencia. Al respecto, coinciden autores como Jean-Luc Nancy, en tor-Ciudadano-Corrupcion-18.pdf.
103 Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia •
Sin embargo, al decretarse esta forma de excepción, el gobierno tiene facultades que
pueden ser riesgosas, porque impone restricciones a las libertades y derechos civiles,
así como las de suspender alcaldes y gobernadores, decretar reformas tributarias y del
presupuesto nacional, medidas policivas y judiciales extraordinarias. En efecto, a partir
de la expansión de la pandemia, en marzo de 2020, se decretó el estado de emergencia.
Esta declaratoria tiene medidas similares a las de la conmoción interior y, por lo tanto,
ha despertado sospechas, porque la aguda atención enfocada al combate contra el virus
podría ser una oportunidad para encubrir decisiones tomadas a conveniencia de intere-
ses políticos y económicos.
Las grandes crisis tienen utilidad. Sirven para aplicar la doctrina del shock de la que
se han valido gobiernos neoliberales que, según Naomi Klein, calculan que se presente
un estallido social, una emergencia sanitaria o ambiental, así como un conflicto interior
o internacional, para “vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes
privados mientras los ciudadanos aún se recuperan del trauma, para rápidamente lograr
que las ‘reformas’ fueran permanentes”.46 Para este propósito, se presentarán como sal-
vadores de la estabilización.
A comienzos del presente siglo, agencias de inteligencia proyectaron que una ex-
pansión desbordada de pandemias, como la del vih, podría provocar en el futuro una
desestabilización estructural a escala planetaria, ocasionada por violencia urbana, geno-
cidios e instauración de dictaduras, principalmente en países del tercer mundo.47 Aún
desconocemos el mañana, habrá primero que salir de la crisis del presente.
Las pandemias en la historia se han caracterizado por coincidir con épocas de entre-
pandemia de COVID-19”, Histó-
guerras. De ahí que se haya producido esta asimilación de la emergencia con la conmo- ria, Ciências, Saúde-Manguinhos,
ción interior. Esta se evidencia en la lógica de guerra que se ha usado, tanto en el lenguaje 21 de julio de 2020, http://www.
como en las operaciones humanitarias y de orden público. Por ejemplo, en la historia de revistahcsm.coc.fiocruz.br/english/
colombia-y-la-instrumentaliza-
las epidemias de Florencia, Italia, entre los siglos xv y xvii, la Magistratura de Sanidad cion-de-la-pandemia-de-covid-19/.
declaró una batalla “contra un enemigo mortal e invisible”.48 46. Naomi Klein, La doctrina del
shock. El auge del capitalismo del
En Francia, por ejemplo, durante la gripa española de 1918, se asumió una “guerra
desastre (Buenos Aires: Paidós,
abierta contra la epidemia”, y cien años después se vuelve a utilizar este tipo de consig- 2008), 23.
nas, como la del presidente Macron en 2020: “estamos en guerra”. Asimismo, en Estados 47. Esposito, Inmunitas.
Unidos, el presidente Trump afirmó: “soy un presidente en tiempos de guerra”. Otra 48. Cipolla, Contra un enemigo, 152.
105 Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia •
asociación del significado la usó el presidente Erdogan en Turquía, al afirmar que “la
pandemia se ha convertido en la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial”. Con-
trario a esta actitud, el presidente Steinmeier, en Alemania, dijo: “no es una guerra, sino
una lección de humanidad”.
En Colombia, con el récord del conflicto armado más largo de la historia, se ha incor-
porado este lenguaje en la política. Así, el presidente Duque ocupó portadas con escena
y vestuario de acción, que ilustraban la pregunta “¿cómo ganar esta guerra?”. La reacción
de críticos y del común fue la del sufrimiento que connota esta expresión para el país,
en momentos en los que, a pesar del confinamiento social, no se detuvo el asesinato de
líderes sociales; se destaparon escándalos por nexos con narcotraficantes y paramilita-
res; se descubrieron fosas de ejecuciones extrajudiciales, así como el espionaje ilegal del
Ejército Nacional a opositores políticos y periodistas, además de la radical oposición a
los Acuerdos del proceso de paz con la guerrilla de las farc-ep. Ni en tiempos de super-
vivencia límite cesa la violencia política, incluso grupos ilegales impusieron su propio
orden de cuarentena y toque de queda en las zonas donde han operado.
Según López, el lenguaje bélico recuerda el de los manuales de contrainsurgencia,
incluidos en la publicación de la Biblioteca del Ejército de Colombia (1963), en los que
aparece la advertencia del enemigo íntimo, que puede ser un vecino y estar en la propia
familia. Así dice: “Recuerden: la mejor vacuna es uno mismo”.49 También hay que recor-
dar que un modo de comunidad inmunitaria han sido las autodefensas, que surgieron
como proyectos de vigilancia barrial contra las milicias populares y la delincuencia co-
mún, y de vigilancia para los hacendados, inicialmente llamadas El buen vecino, luego
las Convivir.
Posteriormente, se conformaron bloques de paramilitares que instauraron un am-
biente de terror, control territorial y político, en el que los enemigos acabaron siendo los
campesinos, indígenas y afrodescendientes, al ser señalados como colaboradores de la
guerrilla y, por tanto, objetivos de guerra, asentados sobre territorios de un gran valor
económico y geoestratégico para el narcotráfico, el enemigo profundo, el combustible
de la guerra.
De acuerdo con Alain Badiou, la invención del “enemigo” −como es el virus letal
49. “El coronavirus”, López. que ataca a la economía− en tiempos de guerra es el invasor extranjero, como en el
• Polifonía para pensar una pandemia 106
exterminio sistemático del pueblo judío o como el terrorismo islámico; también, al si-
tuar “el mal” o “el cáncer” social en los comunistas o izquierdistas.50 Sin embargo, estos
enemigos internos fueron marginados del horizonte político y de la economía moral de
los discursos nacionalistas, una reacción autoinmunitaria que ataca a la misma comuni-
dad y que enferma al organismo social. El gobierno instala en la mentalidad una idea de
defensa social contra la amenaza para posicionar su legitimidad y credibilidad.
Por conexión con las ideas anteriores, no es coincidencia la inconformidad des-
atada porque, a la manera de la doctrina del shock y en plena crisis de desempleo y
carencias de todo tipo, se celebraron millonarios contratos para mejorar la imagen
desfavorable del presidente de Colombia. A este gasto se sumó que, en lugar de forta-
lecer al personal de salud desprovisto de elementos básicos de seguridad, invirtieron
en la costosa dotación del escuadrón antidisturbios Esmad.
Así, se viralizó la frase “aplausos para los que salvan vidas y armaduras para el Esmad
que las reprimen”. Aunque estuviera tramitada con antelación, esta provisión se perci-
bió como ventajosa, frente a un nuevo brote de protestas sociales que venían de 2019
y que se interrumpieron por el estado de emergencia. Otra posición de esta economía
de la crueldad se vivió en la situación extrema de contagio en el Amazonas, sin las más
mínimas tecnologías médicas, sin suficiente recurso humano calificado, ni dotaciones
de bioseguridad. Pero, en lugar de estas prioridades, el gobierno envió un contingente de
militares, portando trajes de protección que ni el personal de salud tenía. Este es un
ejemplo más de política de letalidad.
Apocalípticos o integrados...
El virus, aunque parte de ser una entidad biológica acaba siendo un organismo político,
nos está retando a revaluar la sociedad en la que vivimos. Tal vez volvernos más comu-
nitarios sea la salida a las crisis desatadas por el virus, con lo que reconfiguraríamos una
50. “Sobre la situación epidémica”,
nueva forma de inmunidad, una potencia que se genera en medio de la contradicción, Alain Badiou, Quartier Général,
antes que una privatización de la vida y un gobierno de la muerte. 26 de marzo de 2020, https://qg.
media/2020/03/26/sur-la-
Frente a las dicotomías que marcaron extremos en la opinión, se encuentran dos posicio- situation-epidemique-par-alain-
nes: apocalípticos e integrados. Los primeros atribuyeron una forma de deshumanización badiou/.
107 Comunidad inmunitaria y excepción de la vida en tiempos de pandemia •
a la fusión entre infotecnología y biotecnología para el control de las mentes y las actua-
ciones individuales; por consiguiente, la pérdida de derechos y autonomía civiles. Sus
ideas y creencias galoparon con los cuatro jinetes que anuncian la llegada de la conquis-
ta, el hambre, la guerra y la muerte. No habría término medio, aunque se encubrió con
el de los negacionistas que desacreditaron las versiones científicas y optaron por teorías
conspiratorias.
Los integrados asumieron que, con la parálisis planetaria, habría un avance de la hu-
manidad hacia una mayor comunicación y desarrollo de las tecnociencias para un nuevo
orden social, que configura sociedades más seguras y justas. Esta visión consideró que
toda crisis traía consigo esperanza y posibilidades de cambio. En términos de ciencia, del
negativo se saca el positivo. Al identificar los problemas se logran las soluciones. Puede
parecer una posición más plausible que la primera, pero también considerarse idealista
y suponer que no ejerce la crítica, ni la fiebre, ni la tibieza.
Para resolver esta dialéctica entre opuestos, la síntesis ofrece un resurgimiento del es-
cepticismo, que no es la vaga incredulidad sin fundamentos, sino la actitud de imparcia-
lidad y discrepancia, porque en el juego de la verdad es posible la falsación o refutación
de su validez. Dado que la pandemia produjo una revisión de valores, prácticas y expli-
caciones de las formas de vida humanas, es crucial una nueva skepsis o puesta en suspen-
so de juicios y afirmaciones, hasta tanto cada procedimiento tenga una comprobación
consensuada entre comunidades de expertos y de ciudadanos informados. Dudar no es
reductible a la inacción o resignación porque, al detener la inercia de lo establecido, evita
el contagio de dogmatismos y fundamentalismos que capturan versiones totalitarias y
sesgadas de los hechos. Al cierre de este ensayo, la opinión sabía tanto del virus como la
ciencia tan poco de la cura.
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Solidaridad e inteligencia colectiva
en medio de la Covid-19: una oportunidad
para transitar hacia nuevas formas
de relacionamiento
Gloria Isabel Quintero Pérez1
Preludio
Suenan los tambores, yo hago parte del ritual. Observo la fogata y dejo que mis manos
caigan libremente sobre el tambor entre mis piernas. Se produce un extraño sonido y se
confunde con otros sonidos indiferenciados, parecen sonidos de otras vidas, de otros
seres. Miro alrededor y percibo la presencia de extraños que tocan sus tambores, soplan
sus flautas o mueven sus cuerpos al compás de una melodía única e irrepetible, una me-
1. Departamento de Sociología
de la Universidad de Antioquia lodía que surge en el mismo instante en que el sonido de mi tambor se une mágicamente
UdeA, Calle 70 No. 52-21, Medellín, con los otros sonidos.
Colombia, docente de cátedra, coor-
dinadora de la línea de investigación No reconozco rostro alguno, no hay palabras en el aire, somos ocho extraños de
aplicada en Territorios Inteligentes diferentes partes del mundo, cada uno con su propio ritmo, con sus propias vivencias,
del Grupo de Investigación Redes
sus sueños y esperanzas, hablando con el sonido místico de nuestras almas a través de la
y Actores Sociales, correo:
[email protected]. magia de la música, en un lugar paradisíaco en alguna parte de África.
111
• Polifonía para pensar una pandemia 112
A modo de introducción
La sociedad contemporánea se encuentra en medio de una situación crítica agudizada
por la coyuntura que vivimos en el marco de la pandemia de la Covid-19. Esta situación
crítica se caracteriza por un malestar general frente a la escala de valores sociales que
hemos priorizado y a las consecuencias de ello. Algunas de estas son: la concentración
de la riqueza y el poder, el aumento de la desigualdad social, el impacto ambiental de
nuestras prácticas de uso, consumo y producción, y la ética competitiva exacerbada por
el modelo económico neoliberal.
Tal situación se ha visto agravada por las crisis que han generado las estrategias de
mitigación y prevención frente a la epidemia de la Covid-19 (aislamiento obligatorio,
cuarentena, cierres de establecimientos), declarada emergencia de salud pública de pre-
ocupación internacional el 30 de enero de 2020 por la Organización Mundial de la Salud
(oms), y como pandemia global desde el mes de marzo. Esta coyuntura ha conducido 2. Yuval Noah Harari, “Yuval
a lo que algunos denominan una crisis socioeconómica de gran magnitud y a escala Harari: El mundo después del
coronavirus”, La Vanguardia,
planetaria; en palabras de Harari, “la humanidad se enfrenta ahora a una crisis global. 6 de abril de 2020, https://www.
Quizás la mayor crisis de nuestra generación”.2 lavanguardia.com/internacional/
20200405/48285133216/yuval-
En este contexto, la crisis ha alentado la proliferación de una serie de iniciativas de harari-mundo-despues-corona
solidaridad y cooperación social, así como el florecimiento de la inteligencia colectiva virus.html.
113 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
para responder a los desafíos presentados, invirtiendo la escala y priorizando otros va-
lores sociales. Este florecimiento ha permitido visibilizar una tendencia que se incubaba
en medio de las protestas sociales y el malestar general reseñado, tendencia que algunos
han llamado la revolución invisible3 y que se centra en nuevas formas de relacionamiento
en diversos ámbitos y escalas territoriales. De allí que la crisis generada por la Covid-19
representa una oportunidad para acelerar la transición hacia nuevas formas de relacio-
namiento, basadas en la solidaridad, el consenso y la inteligencia colectiva, recreando
así el escenario que permita encontrar soluciones inteligentes a la crítica situación que
atraviesa la sociedad contemporánea y que trasciende la coyuntura actual.
ya casi un 80 % de población urbana, siendo una de las regiones más urbanizadas del
mundo.6 6. Cepal, “La urbanización presenta
El segundo asunto es la revolución tecnológica de corte digital que vivimos y que ha oportunidades y desafíos para avanzar
hacia el desarrollo sostenible”, Notas de
traído transformaciones disruptivas, incluso ya se habla de la cuarta revolución industrial la Cepal, no. 73 (2012), https://www.
(4ri), con tecnologías como la inteligencia artificial (ia), el BlockChain y el internet de cepal.org/notas/73/Titulares2.html#:~:-
las cosas (iot) (que prometen cambios insospechados, algunos de los cuales están siendo text=Am%C3%A9rica%20Latina%20
es%20la%20regi%C3%B3n,un%20
usados en medio de la pandemia). Según Genis Roca,7 es la primera vez en la historia de 80%25%20en%20zonas%20urbanas.
la humanidad que una misma tecnología afecta simultáneamente el sistema productivo 7. Genis Roca, “TEDxGalicia - Genis
y la forma como se transmiten la información y el conocimiento, con un impacto directo Roca - La sociedad digital”, video
de YouTube, 24:38. Publicado por
en la manera como nos relacionamos. Las transformaciones en el modo de producción
“TEDx Talks” el 8 de marzo de
pasan también por el hecho de que es la primera vez que la mente humana es un factor de 2012, https://www.youtube.com/
producción en sí misma,8 donde el conocimiento ha tomado un papel altamente relevante watch?v=kMXZbDT5vm0Roca.
en la producción económica y en el desarrollo social, asunto que se ha puesto en eviden- 8. Sergio Boisier, “Sociedad del
conocimiento, conocimiento social y
cia en medio de la búsqueda de alternativas para hacer frente a la pandemia. gestión territorial”, Revista del Celsa, no.
Lo tercero tiene que ver con la grave crisis climática a la que nos enfrentamos, cau- 4 (2001): 60-95; Adriana Marrero, “La
sociedad del conocimiento: Una revi-
sada, entre otras cosas, por las prácticas de uso, consumo y producción descontroladas sión teórica de un modelo de desarrollo
e incluso irracionales de gran parte de la población mundial, y un sistema económico posible para América Latina”, Arxius de
extractivista y acumulador, que no procura el cuidado y la preservación. Tales activi- Ciències Socials, no. 17 (2007): 63-73.
dades humanas, además de la quema de combustibles fósiles y la remoción de bosques, 9. “El planeta solo tiene hasta 2030
para detener un cambio climático
generan gases de efecto invernadero que, según las Naciones Unidas, han venido pro- catastrófico, advierten los expertos”,
vocando un calentamiento global que, a 2030, será irreversible y precipitará el riesgo de Brandon Miller y Jay Croft, CNN en
Español, 8 de octubre de 2018, https://
sequías extremas, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos para cientos
cnnespanol.cnn.com/2018/10/08/
de millones de personas.9 el-planeta-solo-tiene-hasta-2030-pa-
ra-detener-un-cambio-climatico-catas-
Como si lo anterior fuera poco, la crisis de la Covid-19 nos encuentra con un sistema
trofico-advierten-los-expertos/#:~:tex-
económico que genera gran riqueza y crecimiento, especialmente en las ciudades, pero t=El%20informe%20emitido%20el%20
que al mismo tiempo genera concentración de la riqueza y el poder, y un aumento pro- lunes,extrema%2C%20incendios%20
forestales%2C%20inundaciones%20y.
fundo de las desigualdades sociales, tanto así que Saskia Sassen10 plantea que el concepto
10. Saskia Sassen, “Uniandes - Ciudad
de desigualdad social ya no logra abarcar y explicar la magnitud de las realidades urbanas Global - Saskia Sassen”, video de You-
actuales, por lo que propone el concepto de expulsión social como uno más adecuado. Tube, 51:10. Publicado por “Universi-
dad de los Andes” el 12 de diciembre
Adicionalmente, la crisis coyuntural nos encuentra también ensimismados en los
de 2011, https://www.youtube.com/
afanes de la vida cotidiana, especialmente en las grandes ciudades, como individuos watch?v=7Rz_bDzqC5g.
115 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
donde el beneficio tanto individual como colectivo era mayor a que si cada persona hu-
biese permanecido sola.17 Incluso, el sociólogo Lewis Mumford18 encuentra evidencias
que le permiten aseverar que la guerra no es connatural a la especie humana, sino que
es un invento urbano, posterior a las primeras aldeas. Su análisis de los datos empíricos
sugiere una red de relaciones de colaboración, solidaridad y cuidado mutuo como los
fundamentos de los primeros colectivos humanos, trascendiendo los intereses indivi-
duales hacia el bienestar colectivo. Por su parte, Émile Durkheim expone también argu-
mentos que muestran, en sus palabras, “hasta qué punto es falsa la teoría que quiere que
el egoísmo sea el punto de partida de la humanidad, y que el altruismo constituya, por el
contrario, una conquista reciente”.19
Adicionalmente, el sociólogo Jordi Busquet comparte el punto de vista de algunos
autores que sostienen que “los humanos somos cooperativos, sociales y que por eso he-
mos desarrollado la inteligencia y la comunicación, y seguramente esa capacidad de co-
laboración a gran escala incluso con personas desconocidas, de otras culturas, es lo que
ha permitido a la Humanidad sobrevivir a dificultades que de manera individual no se
habrían superado”.20
Estos planteamientos desdibujan la idea instalada en el imaginario social de la com-
17. Mumford, La ciudad en la
petencia como el mayor factor de avance de un grupo social o territorio. Por el contrario, historia; Cristian Figueroa, Libro
ubican esta capacidad en la colaboración, el consenso y la articulación; ya lo plantea el tejeredes. Trabajo en red y sistemas
proverbio japonés: si quieres llegar rápido viaja solo, si quieres llegar lejos viaja acompa- de articulación colaborativos (Ma-
drid-Santiago de Chile: s. e., 2016);
ñado. Y lo retoma Cristian Figueroa al plantear: “Ir acompañados y colaborar, es menos Noubel, “Inteligencia colectiva”.
rápido y requiere paciencia, pero nos ayuda a llegar más lejos”.21 18. Mumford, La ciudad en la
historia.
De hecho, Louis Wirth, uno de los principales exponentes de la Escuela de Chicago,
19. Émile Durkheim, La división
entiende el consenso como uno de los problemas centrales de la sociedad, por lo que su del trabajo social (Buenos Aires:
estudio, es decir, la comprensión del comportamiento condicionado por la vida de gru- Ediciones Lea, 2014), 125.
po y regulada por valores fundamentales, según él, debería ser una tarea fundamental de Publicación original: 1893.
20. Ricart, “El virus”.
la sociología.22 A pesar de lo anterior, en algún momento de la historia la colaboración, el
21. Figueroa, Libro tejeredes, 24.
consenso y la articulación perdieron su lugar privilegiado en la construcción de lo social,
22. Gianfranco Bettin, Los sociólo-
y se erigieron otros valores como la competencia, la rivalidad y el egoísmo, dando paso, gos de la ciudad (Barcelona: Edito-
en palabras de Mumford, a la institución de la guerra. Podríamos decir que allí subyace rial Gustavo Gili, S. A., 1982).
117 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
una primera ruptura, acompañada luego por el proceso de industrialización, cuyos efec-
tos se observan en las diferentes formaciones sociales por el deterioro del tejido social y
el predominio del interés particular.23
23. Mumford, La ciudad en la historia;
Bettin, Los sociólogos.
Sin embargo, el presente texto busca ocuparse un poco más de lo que podríamos lla-
24. Noubel, “Inteligencia colectiva”. mar una segunda ruptura, aquella que ha comenzado a fraguarse en las últimas décadas
25. Eduardo Wilches Mahecha y del siglo xx y que se configura como una tendencia de cambio en las formas de relacio-
Ricardo Jiménez Silva, “La inteligencia namiento social. Tendencia que Jean-François Noubel denomina revolución invisible,24 y
colectiva y la responsabilidad social y
política del investigador. ‘Del yo al no-
que en nuestras palabras implica volver al origen.
sotros y del nosotros al todo’”, Análisis: Esta tendencia embrionaria busca romper con los valores sociales hegemónicos so-
revista colombiana de humanidades,
Vol. 46, no. 84 (2014): 105-23.
bre los que se fundamentan los sistemas económico y de consumo, y conllevan una
26. Joaquín Farinós Dasí, “Desarrollo transición de la ética competitiva basada en la libertad individual y egoísta, a una ética
territorial y gobernanza: refinando integrativa, haciendo un tránsito del “yo” al “nosotros” y del nosotros al todo, en una
significados desde el debate teórico
suerte de perspectiva holomidal.25
pensando en la práctica. Un intento de
aproximación fronética”, Desenvolvi- Las evidencias que señalan la gestación de esta tendencia se manifiestan en el flore-
mento Regional em debate, Vol. 5, no.
cimiento de discursos y prácticas sociales que privilegian nuevas formas de relaciona-
2 (2015): 4-24; Gloria Isabel Quintero
et al., “Gobernanza. Transformaciones miento con los otros, con lo otro y consigo mismo. Uno de los campos donde se hace
en la administración pública y en el más evidente es en la consolidación del discurso de la gobernanza como práctica política
modelo de gobierno con identificación
que pretende nuevas formas de gobierno, basadas en la horizontalidad y la colaboración
de actores estratégicos”, Documentos de
Trabajo INER, no. 15 (2019): 1-24. entre los diferentes actores territoriales.26 Igualmente, en la práctica de la planeación y
27. Lorenzo López Trigal, dir., la gestión territorial, que propende por la participación y la colaboración de los actores
Diccionario de geografía aplicada y locales, pues se ha demostrado que esta participación genera mayores probabilidades de
profesional: terminología de análisis,
planificación y gestión del territorio éxito en la ejecución de las políticas públicas.27
(León: Universidad de León, 2015). Por su parte, las nuevas estrategias en educación hablan de propuestas curriculares
28. Frida Díaz Barriga, “Cognición
situadas y construidas con los actores locales, que respondan a las realidades territoriales
situada y estrategias para el
aprendizaje significativo”, REDIE, y generen capacidades instaladas, así como aprendizajes significativos.28 En el ámbito
Revista Electrónica de Investigación de las estrategias de sostenibilidad, se ha encontrado que parten de la necesaria corres-
Educativa, Vol. 5, no. 2 (2003): 105-17.
ponsabilidad de todos los individuos y grupos sociales frente a la manera en que nos
29. pnud, “Informe sobre Desarrollo
Humano. Sostenibilidad y equidad”,
relacionamos con el espacio que habitamos, y con la naturaleza en general, y que, para
Nueva York, Estados Unidos, 2011. sorpresa de muchos, la equidad está directamente relacionada con la sostenibilidad.29
• Polifonía para pensar una pandemia 118
Desde el ámbito económico, cada vez más se está hablando de economías colabo-
rativas y economías circulares, además de la clásica economía solidaria para designar
formas de intercambio económico que procuran el trabajo colaborativo, el bienestar co-
lectivo y formas amigables de producir y consumir. Finalmente, la mencionada tenden-
cia que lentamente estaba tomando forma en las protestas sociales, en las expresiones
artísticas, en las propuestas culturales a escala global, señalan que el malestar frente a la
evolución de la economía mundial se ha globalizado, como lo plantea Joseph Stiglitz en
su texto “La globalización del malestar”,30 posterior a su libro El malestar en la globali-
zación (2017).
30. Joseph Stiglitz, “La globaliza-
La crisis actual, aunque coyuntural, está acelerando dicha tendencia y se configura ción del malestar”, El País, 24 de
en una oportunidad de toma de decisiones colectivas, y, puesto que “las decisiones que diciembre de 2017, https://elpais.
com/economia/2017/12/20/actuali-
la gente y los gobiernos tomen en las próximas semanas probablemente darán forma al dad/1513790732_742783.html.
mundo en los años venideros”,31 es fundamental que se tomen basados en los valores 31. Harari, “Yuval Harari”.
sociales que emergen y nos llevan al origen, a las raíces. 32. Consejo Nacional de Política
Económica y Social, República de
Colombia, Departamento Nacional
La crisis acelera la tendencia: solidaridad e inteligencia de Planeación, “Documento CONPES
colectiva en medio de la Covid-19 3582 de 2009”, Bogotá, D. C., 27 de
abril de 2009, https://minciencias.gov.
co/sites/default/files/upload/regla-
Los desafíos y transformaciones que está enfrentando la sociedad del siglo xxi, en esta
mentacion/conpes-3582-2009.pdf.
coyuntura específica, pero más allá de ella, son de tal magnitud que requieren, necesaria- 33. Santiago Eizaguirre, “Entida-
mente, la colaboración y reciprocidad entre diferentes países32 y diferentes actores para des socialmente creativas en un
contexto de gobernanza multinivel.
encontrar respuestas oportunas y efectivas.33 Como bien lo plantea el filósofo español
Una comparativa del fomento de la
Daniel Innerarity, “lo único que nos puede salvar hoy es el conocimiento compartido economía solidaria en Barcelona y
y la cooperación”.34 Es allí, precisamente, donde radica la inteligencia colectiva como Bilbao”, Papers, Vol. 101, no. 1 (2016):
31-49, http://dx.doi.org/10.5565/rev/
una apuesta social por reconocer que la inteligencia está distribuida y que juntos, entre papers.1796.
todos, sabemos y podemos más que de manera individual. 34. Pedro Vallín, “Daniel Innerarity:
‘No estamos ante un contagio, sino
La inteligencia colectiva como propuesta conceptual y pragmática implica un cambio
en medio de una sociedad contagio-
de la ética competitiva en la que la humanidad se ha encontrado sumergida en las últi- sa’”, La Vanguardia, 17 de marzo de
mas décadas, hacia una ética integrativa con perspectiva holomidal, donde se pasa del 2020, https://www.lavanguardia.com/
cultura/20200317/474219000735/da-
yo al nosotros y del nosotros al todo. Compromete la capacidad colectiva de reconocer al niel-innerarity-libro-coronavirus-en-
otro como un sujeto válido, con un saber particular, que aporta en los procesos sociales trevista.html.
119 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
y la urgencia de cocrear escenarios futuros o proyectos colectivos donde todas las voces
se sientan incluidas, y donde todos los actores tengan un rol e incidencia particular en la
transformación de su realidad.35 En esta lógica, tomar medidas para contener o mitigar
los impactos de la pospandemia y responder a los desafíos actuales pasa por reconocer
que una cosa es tener la competencia o la función de hacerlo, y otra tener la capacidad de
resolver una situación de tal magnitud. Y allí “una dimensión que gana importancia con
la crisis es la lógica institucional. No es un momento de grandes líderes que se dirigen
verticalmente a sus pueblos, sino de organización, protocolos y estrategias. Todo esto
va de inteligencia colectiva, tanto en lo que se refiere a la respuesta médica como a la
organizativa y política. Por supuesto que es muy importante la comunicación que realice
un presidente, pero mucho más nuestra capacidad colectiva de gobernar las crisis, que
incluye su previsión y gestión”.36
35. Pierre Lévy, Inteligencia
colectiva. Por una antropología del Precisamente, la crisis actual ha generado una proliferación de iniciativas de solida-
ciberespacio (Washington: bireme,
ridad y cooperación social en diferentes escalas territoriales, y la emergencia de la inte-
ops, oms, 2004), http://inteligen-
ciacolectiva.bvsalud.org/PRIMERA ligencia colectiva para hacer frente a los desafíos actuales. Haciendo una pesquisa rápida
PARTE; Noubel, “Inteligencia sobre este tipo de iniciativas, se encuentran una gran cantidad de páginas que las recogen
colectiva”; John Zuluaga Duque,
“La gestión crítica del conoci-
o reseñan. Por ejemplo, el blog Héroes 1937 recoge “60 iniciativas ejemplares en la crisis
miento y la inteligencia colectiva sanitaria de la covid-19” de muy diversa índole: ayuda a los adultos mayores, docencia gra-
y su relación con el desarrollo tuita, alimentación, cuidado de niños, lectura de cuentos, conciertos gratuitos, donaciones
social”, Entramado, Vol. 11, no. 2
(2015): 172-87; Wilches Mahecha de diferente tipo, entre otras. Otro ejemplo de ello es la campaña hacesfalta.org, de la Fun-
y Jiménez Silva, “La inteligencia dación Hazloposible, que en su página recoge 13 plataformas o iniciativas de solidaridad
colectiva”.
en medio de la coyuntura actual.
36. Vallín, “Daniel Innerarity”.
37. Ver: https://blogs.ugr.es/
Por otro lado, según la agencia efe, la Plataforma del Voluntariado de España ha
heroes19/. visto cómo se multiplica por cuatro el número de personas que quiere sumarse al ímpetu
38. EFE, “Se cuadriplican las de solidaridad que surgió al inicio del confinamiento. “Este gran aumento de altas es un
propuestas de voluntariado en
termómetro que refleja el compromiso solidario de la sociedad en estos momentos”.38 La
época de coronavirus”, Diario
de Mallorca, 26 de abril de 2020, misma agencia está realizando una encuesta con la pregunta ¿qué está aumentando más
https://www.diariodemallorca.es/ a raíz de la crisis de la Covid-19? Al 2 de septiembre, había sido respondida por un total
sociedad/2020/04/26/cuadriplican-
de 72.742 personas, dando como resultado que un porcentaje del 80.91 % responde: la
propuestas-voluntariado-epoca-
coronavirus-2785543.html. solidaridad (ver imagen 1).
• Polifonía para pensar una pandemia 120
Otra iniciativa que puede referenciarse como ejemplo es la plataforma que se ha crea-
do con el fin de recopilar las iniciativas sociales que emergen en esta situación para
ayudar a los más afectados. Se llama Coayuda-1940 y tiene el siguiente eslogan: “Porque 39. “¿Qué está aumentando más
a raíz de la crisis del Covid-19?”,
la solidaridad es parte del remedio”. Así, podríamos listar un sinnúmero de propuestas La Vanguardia, s. f., https://www.
similares registradas en la internet. Ahora bien, si observamos las realidades cotidianas lavanguardia.com/participacion/
en los vecindarios, se aprecian también iniciativas de este tipo, como los jóvenes que encuestas/20200322/4742736320
45/debate-solidaridad-egoismo-
asisten a los adultos mayores para hacer sus compras o diligencias, la música en algún crisis-coronavirus-covid-19.html.
balcón que congrega a los vecinos en sus balcones a la misma hora todos los días, las 40. Ver: http://www.coayuda-19.es/.
recolectas y donatones para llevar mercados y apoyar a los más vulnerables, la joven que 41. Émile Durkheim reconoce un
sale a su balcón a leerles cuentos a los niños, la estudiante que sabe inglés y ha creado un tipo de solidaridad positiva en la
medida en que se dirige a servir a
curso gratuito para sus vecinos y amigos, y así un largo etcétera. los otros y un tipo de solidaridad
Cabe anotar que estas iniciativas de solidaridad son de corte orgánico y positivo, negativa en la medida en que se
dirige exclusivamente a no hacer
como refiere Émile Durkheim en su tesis doctoral La división del trabajo social, publi- daño: “la solidaridad a que corres-
cada en 1893, donde plantea que la solidaridad positiva41 hace que las voluntades se ponden es, evidentemente, negativa,
muevan hacia fines comunes, y que la solidaridad orgánica se basa en la interdepen- ya que consiste, no en servir sino
en no originar daño”. Durkheim, La
dencia de los integrantes del colectivo social y los grupos que actúan cooperativamen- división del trabajo, 77.
te.42 Estas iniciativas que han emergido en medio de la coyuntura se dirigen a servir 42. Durkheim, La división del
al otro desinteresadamente, y, aunque la solidaridad, según Durkheim, siempre es un trabajo.
121 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
lación que une a los individuos a un determinado ambiente y bajo un principio, el bien 50. Coordinador (o), “La solidari-
dad es el principal aporte teórico de
común, donde cada uno entra en relación con el otro bajo cierto grado de solidaridad.48 Émile Durkheim”, Diario El Comer-
Así, según De Lucas, la solidaridad no consiste solo en “asumir los intereses del otro como cio, 3 de diciembre de 2017, https://
www.elcomercio.com/tendencias/
propios”,49 sino, además, en asumir la responsabilidad colectiva. De allí que la solidaridad
solidaridad-principal-aporte-
sea un principio que va más allá de los pequeños actos y permita encontrar una fórmula teorico-emiledurkheim.html.
para que todos construyamos una misma sociedad,50 centrada en el sentido de lo colecti- 51. Vallín, “Daniel Innerarity”.
vo, de lo público. Asunto que se ha vuelto exigencia imperiosa en medio de la crisis por la 52. Fèliz Badia, “Después del
Covid-1951 y que se configura en una pieza visible del sentido práctico de la inteligencia coronavirus: ¿cómo cambiará
nuestra vida?”, La Vanguardia,
colectiva, la valoración social de lo público: lo común, lo que es de todos. 4 de abril de 2020, https://www.
Tal vez luego de la crisis las cosas no cambien mucho en la realidad material, como lavanguardia.com/cultura/20200
404/48280565051/coronavirus-
algunos plantean, pero en la realidad espiritual, intangible, en el plano de las ideas, hay epidemia-cambio-pensadores-
ya una afectación profunda52 que se ha asido a la fisura del sistema, que ha generado el futuro.html.
123 Solidaridad e inteligencia colectiva en medio de la Covid-19... •
A modo de epitafio
... El resultado es una melodía perfecta que nos transporta a otros lugares, a otros tiem-
pos; una melodía formada por las imperfecciones individuales que se niegan a dejar de
existir, por lo que se funden en la perfección del colectivo, del todo, tomando una nueva
forma, una forma perfeccionada por el conjunto. De pronto, la melodía llega a su cul-
men, cada uno va sintiendo el final, exhaustos dejamos los instrumentos, el movimiento
se detiene y el silencio nos embarga. Un silencio cálido, abrazador, un silencio que no
pasa desapercibido y nos recuerda que fuimos cómplices de una mágica unidad. ¿Po-
dríamos, en otro tiempo y en otro lugar, recrearla nuevamente?
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La pandemia y el cuerpo social
cual afecta a la totalidad de la sociedad, la que será reconocida en este escrito como un
cuerpo (cuerpo social).
Esta coyuntura impulsa a dos profesionales, una economista y una médica, a expre-
sar reflexiones que nacen de las experiencias vividas en procesos de acompañamiento
a organizaciones campesinas, afrocolombianas, indígenas, colectivos de mujeres y víc-
timas del conflicto. Colectivos humanos que han afrontado, y lo siguen haciendo, cir-
cunstancias límites que los han llevado a abrir caminos que se creían imposibles, incluso
pagando un muy duro precio por sus logros y su persistencia.
La cercanía a estos colectivos, varios de los cuales se nutren de prácticas ancestrales
y comunitarias, brinda elementos para creer que es necesaria y posible la existencia de
un cuerpo social que nutra de manera equitativa a cada una de las unidades vivas que lo
componen, a través del reconocimiento de las profundas imbricaciones entre economía
y salud.
Esta reflexión está fundamentada en los siguientes aspectos:
– La espiritualidad, vista como la responsabilidad humana para construir felicidad,
que no es igual a estar siempre alegres.
– La creencia de que, como especie, tenemos la responsabilidad de llegar a cons-
truir un mundo feliz, justo, amable, sostenible, en relación con la naturaleza.
– El principio de incertidumbre de la física cuántica, lo que nos lleva a considerar
que, si nada es seguro, todo es posible.
– La posibilidad de decrecer en metas para crecer en sentido.
– La confianza en que tenemos la fuerza y las herramientas humanas para construir
hoy el futuro que queremos.
que puede perder su ritmo natural cuando se supera la cantidad suficiente, cuando la
provisión de lo necesario pasa a ser ilimitada, lo cual genera un desequilibrio. Desequi-
librio que angustia a quien quiere acaparar, y que puede instaurar un modo de vida tal
en los descendientes de este grupo que los lleva a creer que el acaparamiento y el exceso
de lo que no necesitan –y aun así desean– es su estado natural. Desequilibrio que afecta
a quienes hacen parte del grupo humano que sistemáticamente, y durante varias genera-
ciones, ha estado en desventaja, hasta el extremo de llegar a creer que lo merecen.
Cuando este desequilibrio se ha perpetuado hasta instalarse de esa manera, no solo
en la cotidianidad y en el ejercicio práctico del accionar de una sociedad, sino, lo que es
peor, en las conciencias y maneras de ser y estar en el mundo de los miembros del cuer-
po social, llega a considerarse que sus expresiones y maneras son normales. Así, cuando
esa normalidad entra en crisis, todos los sistemas que la conformaban se desestabilizan,
unos más que otros, dependiendo del punto en el que se encontraban al iniciar la crisis.
En el caso de la actual pandemia, emergieron todas las grandes inequidades, algunas
de las cuales se podrían entender como históricas y que, por existir desde hace mucho
tiempo, se han considerado normales.
Las orientaciones dadas por quienes en esta pandemia tenían el rol de gobernantes, por
la mayoría de ellos, de sus ministros y asesores, se diseñaron desde lo que para este grupo
es normal: la mirada privilegiada de quienes viven con las necesidades mínimas vitales
mucho más que satisfechas. Así, la normalidad desde la que se orientaron las medidas en
muchos países no es normal para las mayorías y, en cambio, favoreció el grito profundo y
sin subterfugios de la realidad que los movimientos sociales realizaron en muchos lugares
del planeta y, en particular, en América Latina, en 2019, en las calles. Entonces, parece que
la naturaleza –un virus hace parte de ella– agudizó la situación, hasta llevar la silenciosa,
temida, abundante y cotidiana muerte de los empobrecidos a la cotidianidad de quienes la
miraban de lejos, de quienes hasta llegaban a considerarla ajena a sus entornos. La natura-
leza microscópica fue más sensible a los gritos enfurecidos y dolidos que resonaron en las
calles de las ciudades de varios países, y en las de Colombia, con tambores, con la memoria
presente de quienes han sido desaparecidos, con la guardia indígena como símbolo de una
reivindicación pacífica; gritos que lograron unir por valiosos momentos voluntades y cari-
ños de distintas generaciones y variadas apuestas organizativas populares.
• Polifonía para pensar una pandemia 132
intencionada y consciente de permear de amor por la vida, propia y ajena, cada espacio
de pequeño acuerdo, con compañeros, familias, todas las que existan, vecindarios, or-
ganizaciones. Generar espacios de avivamiento desde las periferias, mingas virtuales y
presenciales para concertar y hacer una puesta en común de necesidades y prioridades,
de recursos y capacidades, de saberes, todo esto leído desde los siguientes interrogantes:
¿es bueno para la persona? ¿Es bueno para la comunidad? ¿Es bueno para el planeta?
Y que la vida crezca en espiral, sin meta final, con logros cotidianos y transformado-
res, teniendo la intención consciente y responsable de avivarla a cada segundo, desde un
profundo respeto a la muerte, reconociéndola como parte de la vida, permitiendo que
la muerte retome su rol natural a favor de más vida, alivianando el peso de la muerte
causada por el egoísmo y la indiferencia.
Creemos que el avance de este proceso dependerá del ligero equilibrio que plantea
Boaventura de Sousa Santos5 entre el miedo y la esperanza. Durante su participación en
el “Facebook Live Frente al Covid-19, soluciones desde el sur, propuestas para la rurali-
dad”, realizado el 16 de abril de 2020, nos puso a pensar en lo siguiente: si tenemos solo
miedo desistimos, si tenemos solo esperanza nos descuidamos.
ser y cada cosa sean reconocidos y valorados por el hecho de existir, y sean tenidos en
cuenta como un aporte a la totalidad.
Apoyándonos en lo expuesto por Humberto Maturana y Gerda Verden-Zöoller, en
su libro Amor y juego, fundamentos olvidados de lo humano, este cuerpo se expresará a
partir de principios matrízticos, reconociendo lo sagrado de la vida cotidiana, valorando
los ciclos nacimiento-muerte, considerando posible ver la vida en clave de metamorfo-
sis, crecimiento-decrecimiento, procurándose el tiempo para contemplar y vivir el mun-
do a plenitud; un cuerpo que cultivará la conciencia de interconectividad y en el que “la
agresión y la competencia son fenómenos ocasionales, no modos cotidianos de vivir y
para esta manera de vivir, un dolor ocasional, un sufrimiento circunstancial, una muerte
inesperada, un desastre natural, son rupturas de la armonía normal de la existencia y
una llamada de atención frente a una distorsión sistémica que surge a través de la cegue-
ra humana que pone a toda la existencia en peligro”.6
El cuidado será el corazón de este nuevo cuerpo. La cotidianidad nos mostró cómo
la ética del cuidado requiere, además de ser reconocida como indispensable para la vida,
de un presupuesto intencionado para su funcionalidad. La economía del cuidado, el
diseño cuidadoso de acciones y la implementación de presupuestos para que el proceso
del cuidado de la vida, en cualquiera de sus momentos, en cualquiera de sus etapas, re-
conociendo las prácticas culturales propias, las dinámicas territoriales y las diversidades
existentes, pueda ser la centralidad de todo interés que se reconozca político y que se
llame común.
Este cuerpo recuperará la visión que nos permitirá ver las necesidades de todas y
todos, una mirada grata que valorará todo lo que existe. Un cuerpo ágil porque com-
prende que esa cantidad suficiente es posible en dignidad y permite la libertad de otras
realizaciones del ser, en sí mismo y en participación con los otros. Nuestro sistema ner-
vioso central desarrollará nuevas rutas sinápticas que llevarán a la expresión creativa a
favor de la vida y de todo lo que existe. Para procurar que todo esté vivo las reflexiones
se nutrirán de la acción, el accionar del reflexionar y, el pensar del sentir. La memoria de 6. Humberto Maturana y Gerda
este cuerpo será la de los logros de la fuerza comunitaria, de los procesos organizativos. Verden-Zöoller, Amor y juego,
fundamentos olvidados de lo huma-
La honra a desaparecidos y asesinados por las causas comunes estimulará las neuronas
no (Santiago de Chile: Quebecor
que mantendrán vivos sus sueños. World Chile, 2007), 48.
139 La pandemia y el cuerpo social •
– Las mujeres, con una larga y profunda carga de exclusiones sobre sus hombros
y en momentos históricos adversos a sus causas, consiguieron que se pasara de
lo que se consideraba normal en ese momento a establecer jornadas laborales
de ocho horas, a tener derecho a ser propietarias, a ejercer libremente su sexua-
lidad, a participar en política, con derecho al voto y con derecho a ser elegidas.
– Las mujeres abrieron con persistencia, tenacidad y creatividad un camino, poco
a poco y paso a paso, construyendo sus destinos con sororidad y solidaridad,
logrando así lo que se creía imposible. Un proceso que aún está en construc-
ción, que requiere seguir ampliando el camino para que todas las voces sean
escuchadas y que, si hubiera esperado ser perfecto, sería posible que aún estu-
viera estático.
– En muchos lugares de la ruralidad se ha ejercido y se ejerce la autonomía alimen-
taria. En vastas regiones, los habitantes ribereños intercambian los productos de
• Polifonía para pensar una pandemia 140
su labor de pesca por productos agrícolas que se cultivan en otras zonas. En de-
partamentos como Antioquia, múltiples iniciativas y redes estimulan y velan por
la conservación e implementación de prácticas agrícolas ancestrales sostenibles
y del medio ambiente. Tal es el caso de El Cinturón Occidental Ambiental7 y del
Movimiento Social por la Vida y de la Defensa del Territorio del Oriente Antio-
queño, Movete.8
– Los acueductos comunitarios, además de favorecer el acceso a recursos vitales
como el agua, fortalecen procesos organizativos y promueven la concepción del
agua como un bien común, oponiéndose a su privatización y mercantilización,
constituyendo la Red Nacional de Acueductos Comunitarios.9
– Cuando la legislación de este país desconocía la existencia de la propiedad colec-
tiva y consideraba que las tierras de gran parte del Pacífico colombiano eran terri-
torio baldío, en el que se podía realizar explotación maderera ilimitada, el poder
organizativo y el sentido de identidad y valoración de quienes allí habitaban dio
7. “Suroeste de Antioquia, territo-
origen al Artículo Transitorio 55 de la Constitución de 1991, y, posteriormente, a
rio sagrado para la vida”, Patricia,
la Ley 70 de 1993, importante aporte para el reconocimiento de la plurietnicidad Cinturón Occidental Ambiental,
y multiculturalidad de nuestro país. COA, 22 de agosto de 2014, http://
coaterritoriosagrado.org/cintu-
– El reconocimiento a los resguardos indígenas como tierras inalienables, impres- ron-occidental-ambiental-coa/.
criptibles e inembargables, como propiedad colectiva y no enajenable, y el de- 8. “Quiénes somos”, Movimiento
recho a la consulta previa, son producto de procesos organizativos de base, que Social para la Vida y la Defensa
del Territorio, Movete, s. f.,
movilizaron muchas pequeñas voluntades a favor del bien común. https://www.movete.org/index.
– En situaciones de confinamiento generadas por la guerra en muchas zonas rura- php/acciones.
9. “Valores y principios”, Red
les e incluso urbanas de Colombia, las relaciones de vecindad, sororidad y solida-
Nacional de Acueductos
ridad garantizaron alimento saludable y suficiente a quienes lo necesitaban. Comunitarios, s. f., http://redacue
ductoscomunitarios.co/principios/.
– El Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato,
10. “Mujeres de Cocomacia en
cocomacia,10 después de un largo y grato proceso de capacitación a los gru-
Campo Alegre Chocó”, co-
pos de salud comunitarios, instauró la red de botiquines comunitarios. Estos comacia, video de YouTube,
grupos dinamizados y fortalecidos por la organización campesina han brindado 5:52. Publicado por “Beatriz
Bermúdez”, el 9 de febrero de
y promovido, de manera voluntaria, atención preventiva y de cuidado a los habi- 2018, https://www.youtube.com/
tantes de más de 120 comunidades del Medio Atrato chocoano. watch?v=z_F8LDeZcZ4.
141 La pandemia y el cuerpo social •
Son muchas y variadas las experiencias de logros comunitarios sobre los que podría-
mos escribir: la guardia indígena, los comités de víctimas del conflicto, los colectivos de
mujeres que han rescatado a sus hijas e hijos del reclutamiento forzado,11 etc. Segura-
mente, quien lea este texto recuerda algunas experiencias que conoce. Eso es lo que se
quiere, que retomemos la fuerza y la confianza de quienes han abierto esos caminos y
que, inspirados en su aliento, pongamos a caminar este nuevo cuerpo.
Y, como dice Thomas Berry en el último capítulo de su libro The Great Work, citado
por Arturo Escobar en su libro Autonomía y diseño. La realización de lo comunal,12 publi-
cado mucho antes de este acontecimiento mundial y que pareciera lo predijera cuando
relata lo siguiente: 11. Ver: Colombia2020, “‘Devuélva-
nos a nuestros hijos’: la historia de
resistencia de las mujeres de Valle
Ahora estamos viviendo un momento mucho más importante de lo que cual-
Encantado”, El Espectador,
quiera de nosotros puede imaginar. Lo que puede decirse es que las bases de un 3 de octubre de 2018, https://www.
nuevo periodo histórico, la era Ecozoica, se han establecido en todos los ámbi- elespectador.com/colombia2020/
tos de los asuntos humanos. La visión mítica ha sido instaurada de nuevo en su pedagogia/devuelvanos-nuestros-
hijos-la-historia-de-resistencia-de-
lugar. El sueño distorsionado de un paraíso tecnológico industrial está siendo las-mujeres-de-valle-encantado-
reemplazado por el sueño más viable de una presencia humana mutuamen- articulo-857205/.
te enriquecedora dentro de una comunidad en la tierra, de base orgánica en 12. Arturo Escobar, Autonomía y
constante renovación. El sueño impulsa la acción. En el contexto cultural más diseño. La realización de lo comunal
(Popayán: Universidad del Cauca,
amplio el sueño se convierte en el mito que guía e impulsa la acción [...]. Pero
2019).
mientras hacemos nuestra transición a este nuevo siglo debemos señalar que los
13. Thomas Berry citado en
momentos de gracia son momentos transitorios. La transformación debe tener Escobar, Autonomía y diseño, 215.
lugar en un plazo breve. De lo contrario se habrá ido para siempre.13 (Cursivas añadidas).
143 La pandemia y el cuerpo social •
Invocamos a que la necesaria transición sea en un plazo breve, acortando así el sufri-
miento y la profundización de las inequidades, y confiamos en que, en todos los casos,
siempre existan posibilidades de cambiar lo que es injusto para la mayoría y lo que vaya
en contravía a la vida.
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• Polifonía para pensar una pandemia 144
145
• Polifonía para pensar una pandemia 146
y con sentido. Se les devolvía así a las personas mayores la posibilidad de elegir el tipo
de vida que deseaban vivir.
El envejecimiento activo, declarado como política por la Organización Mundial de la
Salud (oms) desde el 2001, invitaba a mejorar la calidad de vida de los mayores a partir
de intervenir en los determinantes del envejecimiento activo, los cuales implican facto-
res transversales como la cultura y el género, pasando por determinantes relacionados
con los sistemas sanitarios y los servicios sociales, determinantes conductuales, factores
personales, entorno físico, entorno social y determinantes económicos. La respuesta al
fenómeno global del envejecimiento había sido por lo tanto la promoción del envejeci-
miento activo, independiente, dinámico y participativo.4
Se había comprendido que la mejor manera de envejecer con calidad de vida y de
cuidar los mayores no era desde la institucionalización y la desintegración de los espa-
cios vitales y núcleos naturales del cuidado, sino, por el contrario, a partir de la construc-
ción y fortalecimiento de redes familiares y círculos del cuidado robustos, promoviendo
la participación en el propio cuidado y en el de los otros. Se promovía el derecho a la
salud, pero sobre todo el fortalecimiento de las redes sociales.5
Las concepciones negativas de la vejez dieron paso a una visión más positiva, que
permitió hacer visible las múltiples contribuciones de las personas mayores a la socie-
dad. En educación, salud, política, cultura y medio ambiente los mayores aparecían y se
proyectaban ejerciendo roles de planeación, coordinación y ejecución, aportando y
compartiendo sus conocimientos y experiencias con otros en los diferentes momentos
de su curso vital.
Esta concepción de la vejez no había sido el resultado de una visión romántica del
4. Organización Mundial de la
envejecimiento, sino el producto de intervenciones e investigaciones que evidenciaban Salud, “Envejecimiento activo: un
las bondades de la actividad, la participación y el reconocimiento. marco político”, Revista Española
de Geriatría Gerontología, Vol. 37,
Colombia adoptó esta visión y comenzó a desarrollar una visión donde las ciudades y
no. S2 (2002): 74-105.
los servicios no fueran diseñados solamente para la población joven. Se reconoció cada 5. María Zuluaga, María Galeano
vez más la presencia de los mayores y se promovió la generación de espacios amigables, y Gabriel Saldarriaga, Calidad de
que los integrara y les permitiera habitarlos de una forma activa y sin barreras físicas, vida en la vejez. Propuesta metodo-
lógica y teórica para su caracteri-
comunicativas o actitudinales. Pero esta ciudad ideal, este proyecto de una sociedad zación (Medellín: Fondo Editorial
cada vez más abierta para los mayores de ahora y los mayores del futuro, para todos, ha fcsh, Suramericana S. A., 2019).
147 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
Los factores objetivos tienen que ver con la salud, la funcionalidad, la autonomía, el
estado de salud, el acceso y la oferta de servicios de salud y promoción social. En los fac-
tores subjetivos se deben tener en cuenta tanto la propia experiencia de envejecer, como
los aspectos culturales y sociales, así como el género, pues no envejecen igual hombres
que mujeres. Así pues, cada persona vive su envejecimiento de manera particular, la vi-
vencia del propio envejecimiento es una experiencia individual, idiosincrásica, marcada
tanto por el curso de la vida que cada uno ha trasegado, como por el tipo de sociedad y
el contexto que se habita.
Pero el envejecimiento también está permeado por las concepciones culturales y so-
ciales de la vejez, las representaciones sociales que se asocian a ella y las expectativas
respecto a este momento del curso vital. Socialmente, la vejez está marcada por una edad
de inicio que permite agrupar unos cambios físicos, sociales, laborales y familiares, que
implican respuestas diferentes a todo nivel. La idea misma de que la vejez representa
una construcción social y biográfica del último tiempo del curso de vida humano lo que
subraya es que en el fondo la vivencia de envejecer responde también al contexto cultural
y, por lo tanto, se envejece distinto en ciudades como Medellín, Bogotá, Madrid o New
York. Ninguna persona envejece por igual, ya que depende de factores no solo indivi-
duales, sino también ambientales, sociales, económicos, políticos y familiares.
El lugar donde se vive marcará unas características y unas posibilidades distintas
para cada persona, en cada grupo de edad. Este es un aspecto crucial; por ejemplo, al
comparar la participación en el mercado laboral, se observa cómo en países de ingresos
bajos como Colombia solo una de cada cuatro personas mayores de 65 años recibirá una
pensión, lo que lleva a que, aunque oficialmente en el país las mujeres se jubilan a los 57
y los hombres a los 62 años, las personas mayores participen del mercado laboral desde
la informalidad, hasta aproximadamente los 79 años.
Para aliviar en algo las consecuencias de que la mayoría de las personas mayores en-
vejezcan en un estado de vulnerabilidad evidente, el Estado colombiano ofrece progra-
mas sociales para los mayores de los estratos socioeconómicos más bajos que no logran
acceder a una pensión. El programa, que podría tener mayor impacto, es el Fondo de
Solidaridad Pensional, Programa Colombia Mayor. Este consiste en un subsidio por un
monto que varía según el municipio; en Medellín, el monto asciende a $150.000 cop
149 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
sido necesaria, y otra es insistir en que los mayores de 70 años deben estar hipervigilados
y restringidos. Si los adultos pueden salir a la calle en ciertas condiciones, esas mismas
deberían aplicar para los viejos”.13
Todos los seres humanos desarrollan a lo largo de la vida la capacidad de autocuida-
do. Cada ser humano tiene la posibilidad de conocerse y también tiene las condiciones
para decidir cómo cuidarse. Los mayores son portadores de experiencia de autocuidado
y de cuidado de otros, lo que los habilita para asumir con responsabilidad las decisiones
sobre su cuidado y el de su círculo cercano. Incluso, investigaciones en salud han de-
mostrado que delegar responsabilidades de autocuidado en las personas genera efectos
positivos, no solo en su recuperación (en caso de estar enfermo), sino en su salud física
y mental. El confinamiento obligatorio despojó a los adultos mayores de la responsabi-
lidad sobre sí mismos, de la capacidad para decidir cómo cuidarse, de la libertad para
asumir, como sujetos de derecho, los riesgos de la existencia. La generación del baby
boom, de cara a la pandemia, perdió su libertad para movilizarse, le fue arrebatada su
capacidad de discernimiento y de toma de decisiones. Esta medida, en lugar de proteger
a los mayores, limitó sus libertades fundamentales.
Pero, además del profundo desconocimiento e insensibilidad hacia los derechos de
los mayores, la pandemia develó también la incapacidad del Estado y de los gestores
de las políticas públicas para proteger integralmente a los mayores. Por ejemplo, ante
la desprotección económica de un alto porcentaje de personas mayores, la respuesta
se expresó en medidas como la hipoteca inversa. La hipoteca inversa es un mecanismo
que se lanzó el 11 de junio, en plena pandemia, con el fin de que los mayores de 65 años
recibieran una renta mensual a cambio de entregar a una empresa privada su vivienda.
Se despoja así a los mayores de su patrimonio económico y de seguridad personal y fa-
miliar, construidos a lo largo de la vida, a cambio de una cuota mensual de manutención.
Lanzar este tipo de mecanismos es el reconocimiento de la falta de alternativas
económicas que una persona tiene en el transcurso de su vida. De la incapacidad para 13. El Espectador, “Liberen a los
garantizar pleno empleo y de calidad. En Colombia, el empleo significa la puerta de adultos mayores”, El Espectador,
entrada al sistema general de pensiones y de seguridad social, sistema fuertemente con- 22 de mayo de 2020, https://
www.elespectador.com/opinion/
tributivo, basado en el ingreso mensual y ligado a la cotización individual tanto a salud, editorial/liberen-los-adultos-
como a pensiones. Colombia ha fallado en su sistema pensional, la medida de hipoteca mayores-articulo-920639/.
153 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
inversa así lo demuestra. Este mecanismo económico lo que hace es devolver de manera
diferida a las personas mayores las responsabilidades estatales, vulnerando sus derechos
económicos.
Las respuestas del Gobierno a la pandemia permitieron también que afloraran nue-
vamente las representaciones sociales negativas de la vejez. En un momento de la vida
caracterizado por la heterogeneidad, al marcar una diferencia radical con el resto de la
población, a las personas mayores se las homogeneizó. A los mayores se les discriminó
por su edad, lo que se conoce como edadismo. Este no es un fenómeno nuevo, ha sido el
producto de eventos históricos que han incidido en la prevalencia de esta concepción de
la vejez en Occidente. El advenimiento de tecnologías como la imprenta, que permitió
preservar y diseminar el conocimiento acumulado a expensas de la colaboración de los
mayores, los procesos de industrialización de la sociedad, que exigía movilidad en las
familias para ir a donde estaban los trabajos y dejaba fuera a los adultos mayores por
ser menos “adaptables”, son ejemplos de factores históricos asociados a esta concepción
moderna del envejecimiento. El edadismo representa entonces una forma de discrimi-
nación, una forma de prejuicio contra las personas mayores, desde la cual se ignora la
heterogeneidad de la vejez. Tomar decisiones homogéneas para todo un rango de po-
blación reactivó esta forma de discriminación, que por mucho tiempo se buscó cambiar.
Un ejemplo de la profundización de estas representaciones sociales negativas las dio
el propio gobierno. Para muchos mayores, el trato que se les dio a través del lenguaje al
llamarlos “abuelitos” fue indignante. “Tenemos un reto como colombianos: protejamos
a los ‘abuelitos’; todos debemos buscar que esos seres queridos estén aislados y protegi-
14. “Frente al covid-19 tenemos un dos”,14 precisó el presidente Duque en una de sus alocuciones.
reto como colombianos: proteja-
Es evidente que vincular la vejez con el abuelazgo es un estereotipo. Llamar a las per-
mos a los abuelitos; todos debemos
buscar que esos seres queridos estén sonas mayores en general como “abuelitos” deja por fuera a muchos de ellos que no tie-
aislados y protegidos”, Presidencia nen esa relación por consanguinidad o afinidad, muchas personas mayores no se sienten
de la República de Colombia, 18 de
marzo de 2020, https://id.presiden-
cobijadas por el término, porque no lo son; ser abuelo es una decisión y una respuesta a
cia.gov.co/Paginas/prensa/2020/ la solidaridad intergeneracional, algunas veces impuesta. Igualmente, esta nominación
COVID-19-protejamos-abueli- limita a quienes tienen nietos a su papel como abuelos, olvidando su condición de seres
tos-debemos-buscar-que-esos-se-
res-queridos-esten-aislados-protegi-
humanos con proyectos de vida que no se agotan en el abuelazgo, y se devuelve a una
dos-Presidente-Duque-200318.aspx. antigua mirada de compasión y asistencialismo que se creía superada.
• Polifonía para pensar una pandemia 154
El abuelazgo es una mediación del cuidado, que indica giros en la crianza y el cuida-
do de las nuevas generaciones.15 Llamar a los mayores de esta manera les da un cariz de
infantilización a quienes han trasegado la vida, los pone en un lugar que minimiza su
poder. Reforzar este estereotipo a través del lenguaje de los gobernantes es un mensaje
contradictorio para una sociedad que se quiere pensar incluyente.
Pero esta concepción infantilizada de la vejez no es nueva. Investigaciones recientes16
han revelado que las personas de mediana edad tienden a ver la vejez a la vuelta de la es-
quina y sienten la necesidad de mantener su imagen denigrando a los que son mayores.
No es sorprendente que las personas en este grupo poblacional también juzguen que el
inicio de la vejez se produce mucho más tarde, que las personas en grupos de edad más
jóvenes.
El lenguaje discriminatorio hacia las personas mayores fomenta las representaciones
sociales negativas de la vejez y, con ellas, las conductas de discriminación y exclusión.
Despoja de derechos a quienes son mayores, los reduce a personas desvalidas que re-
quieren ser protegidas, sin tener en cuenta sus decisiones. El estigma del prejuicio, el
edadismo, tiene consecuencias negativas en la salud de las personas mayores, que mu-
chas veces se ven como una carga para los demás, haciéndoles proclives a la depresión y
al aislamiento social.
En efecto, el gobierno, con sus medidas de control extremo, se convirtió en un agente
que profundizó en uno de los tantos problemas que las personas envejecientes deben
enfrentar en nuestro medio, desde un sistema de salud donde prevalece la mirada eco-
nómica interventiva y no preventiva, hasta el maltrato en todas sus formas por parte de
sus redes de apoyo en la vida doméstica. 15. Alba Lucía Marín-Rengifo y
María Cristina Palacio-Valencia,
En relación con las afectaciones a la calidad de vida, es sensato preguntarse: ¿hasta “El abuelazgo: enlace intergenera-
dónde el aislamiento prolongado y severo es un factor de prevención de contagio y muerte cional en la crianza y cuidado de la
primera infancia”, Revista Latinoa-
para los mayores?, o, por el contrario, ¿el encierro acrecienta los factores de riesgo de la sa-
mericana de Estudios de Familia,
lud física y mental? Una reciente investigación del Centro de Estudios Demográficos de la Vol. 7 (2015): 11-27.
Universitat Autònoma de Barcelona cuantificó la exposición de los mayores a la Covid-19 16. “Edadismo: no más prejuicio”,
al interior de sus propias viviendas, debido a la posible dificultad para el aislamiento, aun cenie, Centro Internacional sobre
el Envejecimiento, 1 de marzo de
en confinamiento. Allí se mostró cómo, por las condiciones de convivencia en sus hogares, 2018, https://cenie.eu/es/blog/
el 50 % de los adultos mayores en Colombia tiene alto riesgo de contagio de Covid-19 al edadismo-no-mas-prejuicio.
155 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
interior de sus viviendas. Las personas mayores colombianas tienen uno de los riesgos
residenciales más altos comparados con otros países, el 67 % comparte su vivienda con al-
guien distinto a su pareja; solamente el 38 % reside en hogares donde nadie trabaja, el 52 %
comparte su vivienda con alguien que muy probablemente debe salir a trabajar, y 15 % está
en viviendas con hacinamiento o sin servicio de agua.17
Los riesgos son altos y el confinamiento prolongado puede también terminar por
afectar de manera importante la salud física de los mayores, especialmente en lo referido
al funcionamiento metabólico, la frecuencia cardíaca, el aumento de la tensión arterial,
los niveles de azúcar en la sangre, los problemas de sobrepeso y una pérdida importante
de vitamina D, esencial para la absorción del calcio.18
Otra consecuencia del confinamiento es que la prohibición de las visitas y la sepa-
ración intergeneracional se valoraron como buenas acciones, como cuidado, como pre-
17. Juan Módenes, Mariana Marcos
vención del contagio y de la muerte. Con la excusa de acatar las normas de confinamien-
y Diva Marcela García, “Covid-19:
¿la vivienda protege a los mayores to y aislamiento social, se justificó y normalizó la distancia emocional, el abandono de
en América Latina? Argentina y los mayores. El encierro riguroso y prolongado debilita la cadena intergeneracional, los
Colombia comparadas con España”,
círculos de cuidado y las redes de apoyo de las personas mayores, profundiza la margi-
Centre d’Estudis Demogràfics,
no. 20 (2020): 1-4, https://ced. nación y la soledad, aumenta el aislamiento y debilita como sociedad el vínculo entre el
uab.cat/PD/PerspectivesDemogra pasado y el futuro. Se profundizó la marginación y la soledad de los mayores.
fiques_020_ESP.pdfy.
18. La Nación, “Los trastornos que
Las medidas tomadas en Colombia insinúan un movimiento más grande, que se ha
dejará el coronavirus en los adultos venido materializando en muchos países con sistemas de bienestar social débiles, un
mayores”, La Nación, 5 de junio de sistema de salud selectivo en el que las vidas de las personas mayores se pueden evaluar
2020, https://www.lanacion.com.
co/los-trastornos-que-dejara-
en términos de una lógica económica de costo-beneficio, en último término como resi-
el-coronavirus-en-los-adultos- duos de una operación financiera o actuarial. Se advierte una división de la sociedad en
mayores/. grupos de edad. A partir de “su mayor vulnerabilidad, de su edad avanzada y cualquier
19. “Coronavirus: personalidades otra enfermedad que puedan tener, se justifica una forma de selección en favor de los
advierten sobre depreciación de
la vida de personas mayores”, DW, más jóvenes y saludables”.19
23 de mayo de 2020, https://amp. La triste noticia es que en la mayoría de los países el confinamiento obligatorio de los
dw.com/es/coronavirus-persona-
lidades-advierten-sobre-deprecia- mayores no fue una solución óptima. En Colombia, más bien fue un factor de destruc-
ci%C3%B3n-de-la-vida-de-per- ción que agravó su ya precaria situación. Más sacrificios sin sentido.
sonas-mayores/a-53547055?ma-
ca=es-Twitter-sharing&__twit-
Para el 8 de octubre de 2020, el Ministerio de Salud ya había reportado para toda Co-
ter_impression=true. lombia 877.683 casos de coronavirus y 27.180 fallecidos. Bogotá sigue siendo la ciudad
• Polifonía para pensar una pandemia 156
con más casos confirmados, 281.534, y tiene el mayor número de fallecidos, 6.982. En
Antioquia se han reportado hasta esta fecha 122.871 casos y 2.568 fallecidos.
Según el Instituto Nacional de Salud de Colombia, la mayoría de los fallecidos han
sido mayores de 60 años. Ya para el 8 de octubre, de los 27.180 fallecidos por la Covid-19
se había confirmado que 20.553 (75 %) corresponden a personas mayores de 59 años.
En el rango entre 60-69 años habían fallecido 6.275 personas, en el rango de 70-79 había
7.011 muertos, de 80 a 89 se habían producido 5.736 muertes y dentro del grupo de ma-
yores de 90 la cifra de fatalidad era de 1.531 personas (ver figura 1).
90+
5.6 %
<60
24.4 %
80-89
21.1 %
60-69
23.1 %
70-79
25.8 %
Fuente: elaboración propia a partir de los boletines de casos Covid-19 en Colombia, Instituto
Nacional de Salud, 2020.
que se llevan con ellos, antes de tiempo, sus experiencias vitales, sus historias, sus afectos
y saberes. Tesoros que no se pueden contar en dinero, porque ¿cómo calcular el valor de
un ser humano que muere?, ¿el valor de su entrega emocional, de sus saberes, de tanto
cuidado ofrecido? Es incalculable el precio a pagar como sociedad por las fallas en la
contención del coronavirus.
Estas declaraciones y acciones dieron pie a iniciativas de base lideradas por las pro-
pias personas mayores, que consideraron que los gobiernos violaban sus derechos. En
Colombia, la respuesta frente al confinamiento tampoco fue pasiva. Algunas personas
mayores convergieron con el movimiento de “la rebelión de las canas” y realizaron varias
acciones. El 15 de junio de 2020, un grupo de mayores, encabezados por exministros y
personalidades que habían hecho parte de distintos gobiernos, interpusieron una tutela
contra el Estado. El Gobierno nacional, con las resoluciones 464 y 844 de 2020, había
implementado el aislamiento obligatorio para mayores de 70 años. Muchos mayores
consideraron que estas medidas limitaban sus derechos de forma más severa, más que
para otros grupos de edad, lo cual no tenía justificación legítima. Si bien en la tutela los
demandantes expresan estar de acuerdo con la cuarentena general, consideran que la
medida de confinamiento para los mayores de 70 años es paternalista y discriminatoria
debido a la edad, es decir, era una medida que de nuevo introducía en la política pública
colombiana el edadismo. La acción de tutela se fundamentó, por lo tanto, en la vulnera-
ción de derechos:
[...] proteger nuestros derechos fundamentales a la igualdad en conexidad con las 23. Juzgado 061 Administrativo
de la Sección Tercera de Bogotá,
libertades de locomoción y el derecho al libre desarrollo de la personalidad, y en
República de Colombia, Sentencia
consecuencia ordenar inaplicar las resoluciones 464 y 844 de 2020 proferidas por 11001334306120200011100 del
el Ministerio de Salud y Protección Social en lo relativo a las medidas sanitarias 2 de julio de 2020.
159 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
El encierro va en vía opuesta a estas condiciones. Son justamente las ideas de con-
tacto, de cercanía y de cuidado, a las que las medidas de confinamiento, implementadas
para enfrentar la pandemia ocasionada por la Covid-19, se oponen. Con la pandemia
como excusa, en la práctica, las acciones tomadas por los distintos gobiernos, incluyen-
do el colombiano, han atacado justamente el núcleo de toda esta nueva concepción del
envejecimiento que se estaba gestando.
¿Desde dónde responder a este nuevo escenario que se está gestando respecto a las
formas del envejecer? Una posible respuesta gira en torno a retomar y profundizar los
conceptos de calidad de vida en el ciclo vital. Desde las políticas públicas y la academia26
se ha señalado la necesidad de abordar el envejecimiento en clave de ciclo de vida, ha-
ciendo énfasis en la reducción de brechas para las nuevas generaciones, relacionadas con
el género, la etnia, la posición social y las diferencias geográficas. Se promueve así que el
país adopte políticas que favorezcan la seguridad económica, la vivienda, los entornos
saludables, la seguridad alimentaria, el acceso a los servicios de salud, la promoción y
asistencia social y el derecho a una vida digna.
La calidad de vida en el ciclo vital es, por lo tanto, un concepto amplio que va más allá
de no ser un enfermo grave o tener salud. Es un concepto que implica también aspectos
sociales, relacionales, familiares, pero sobre todo de capacidad de autonomía. En este
caso, la autonomía implica la oportunidad de envejecer dentro de los propios límites,
conservando la capacidad de tomar decisiones importantes sobre la propia vida. Auto-
nomía es poder elegir qué tipo de vida se quiere vivir y con qué calidad.
La calidad de vida en el ciclo vital se asocia con variables que muy probablemente
no fueron relevantes en otros momentos de la existencia, pues se daban por sentadas,
tales como la autonomía, la funcionalidad y el estado de salud; sin embargo, en esta
etapa dichas variables, así como las redes de apoyo social y la independencia económica,
adoptan un nivel de importancia mayor, en la medida en que la vejez implica su pérdida
paulatina, afectando la posibilidad de vivir una vida con calidad.27
Envejecer con calidad de vida significa ser reconocido como sujeto social y político, 26. Dirección de Epidemiología y
Demografía, Ministerio de Salud,
con posibilidades de participación y aportación a la sociedad. No solo ser mirado desde Documento Metodológico.
la vulnerabilidad, sino desde las capacidades y los aportes a la sociedad, con acceso a 27. Zuluaga, Galeano y Saldarriaga,
protección integral, a tener independencia económica y a tener la oportunidad de tomar Calidad de vida.
161 Envejecimiento y Covid-19: los debates... •
decisiones sobre la propia vida, incluyendo cómo vivir y morir bien, es decir, con digni-
dad. En síntesis, tener las condiciones para desarrollarse como un ser humano que vive
un proceso cuyo final será la muerte, pero mientras llega sigue vivo, activo y con sueños
y proyectos.
Esta es una mirada amplia que va más allá de los discursos reduccionistas de la salud
y la enfermedad, que les implica a la sociedad y a las instituciones estatales como garan-
tes no solo los cuidados médicos o de urgencias, sino que sean posibilitadores de una
calidad de vida que haga valer la pena seguir viviendo.
En palabras del escritor Daniel Samper Pizano: “Como no quiero vegetar ni competir
por un respirador, tengo una propuesta. Hace años suscribí un papel en el que exijo una
muerte digna y rechazo innecesarios paliativos. Estoy dispuesto a firmar que también
renuncio a un cupo en la uci a cambio de que me reconozcan sin demora los derechos
de los demás ciudadanos. Tengo 74. Prefiero menos vida con más vida en vez de más
vida con menos vida”.28
Conclusiones
El aumento de la población mayor es un desafío para quienes lideran las políticas públi-
cas. Son temas importantes la distribución de los recursos para su desarrollo, la mejora
de calidad de vida, la protección integral, el cumplimiento de los derechos y la inclusión
social. Estos desafíos se acrecientan con la crisis económica y social generada por la
Covid-19.
El envejecimiento poblacional tiene implicaciones en la demanda de bienes y ser-
vicios sociales que un Estado social de derecho debe proporcionar, en términos de co-
bertura en salud, pensiones y asistencia social. La situación de vulnerabilidad social,
política y económica de los mayores que la pandemia ha evidenciado está asociada a la
inequidad, la exclusión, la discriminación por edad, las representaciones negativas (este-
reotipos) sobre la vejez y el declive de las solidaridades intergeneracionales. La Covid-19
28. Daniel Samper, “La jaula de los ha develado, en poco más de seis meses, la vulnerabilidad de los mayores y las respuestas
abuelos”, Los Danieles, 10 de mayo
de 2020, https://losdanieles.digital/
de discriminación, marginación y aislamiento, la estigmatización mediante el lenguaje y
la-jaula-de-los-abuelos/. las falencias de la protección social integral.
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Tercera voz
Este texto desarrolla dos preguntas: ¿de cuál salud mental hablamos en esta época de
pandemia por la Covid-19? y, aceptando la afirmación que hace Byung-Chul Han, y
que tomo como epígrafe, de que viviremos en un estado de guerra permanente, ¿qué
podemos aprender de los grupos sociales que más han padecido los efectos del conflicto
armado en Colombia para promover la salud mental? Mi tesis central es que la lógica
actual de estrés, trauma psicosocial, sufrimiento social y subjetivo, o como quiera de-
1. Departamento de Psicología de nominarse, no es nueva para ciertas comunidades afectadas por la historia de violencia
la Universidad de Antioquia UdeA, de nuestro país. Y que, por lo tanto, ante las actuales crisis sanitaria y social podremos
Calle 70 No. 52-21, Medellín, Co-
lombia, docente ocasional de medio aprender algo para replicar en nuestra cotidianidad en cuanto al cuidado de la salud
tiempo, grupo de investigación mental, lo que exigiría una ampliación en su comprensión conceptual tradicionalmente
Psicología, Psicoanálisis y Conexio-
asociada con cierta exclusividad a aspectos biológicos y psicológicos, y no en los relacio-
nes (Psyconex), correo: maricelly.
[email protected]. nales y colectivos.
169
• Polifonía para pensar una pandemia 170
Si bien es cierto que se trata de dos situaciones distintas –las consecuencias por el
conflicto armado y las provocadas por la pandemia de la Covid-19–, en ambos esce-
narios ha sido evidente el aumento de la pobreza, la desigualdad social, la vulneración
de derechos y la desconfianza en las instituciones estatales. También se han afectado
las dinámicas vinculares debido a las medidas implementadas para regular el contacto
físico, el encuentro y la agrupación. Este control de los lazos sociales se constituye en un
eje de reflexión para el abordaje de la salud mental como efecto de las relaciones, y no
exclusivamente como un fenómeno determinado por condiciones internas o externas a
los individuos.
Diversidad de concepciones
Podría afirmar que la salud mental es la expresión de moda después de términos como
Covid-19, pandemia y aislamiento social. De ella se encuentra, en medios de comuni-
cación, redes sociales y en el lenguaje cotidiano, una asociación casi directa con la psi-
quiatría y la psicología. En poco tiempo se han publicado panfletos, protocolos, guías,
recomendaciones y cartillas propuestas por psicólogos y psiquiatras preocupados por
las condiciones de salud mental de las personas y comunidades, a quienes les dirigen las
debidas recomendaciones sobre cómo actuar, sentir y pensar durante la contingencia.
En efecto, son loables todas estas iniciativas individuales, y algunas gremiales, para con-
tribuir con el bienestar de los individuos; sin embargo, propongo una problematización 2. Dora María Hernández, “Pers-
pectivas conceptuales en salud
de las definiciones de salud mental que subyacen a esas informaciones, para introducir
mental y sus implicaciones en el
otras versiones no contempladas y que, en aras de una complementariedad, se sugiere contexto de construcción de paz
sean tenidas también en cuenta en tanto ninguna constituye una verdad absoluta. en Colombia”, Ciência & Saúde
Coletiva, Vol. 25, no. 3 (2020): 929-
En una revisión sobre las conceptualizaciones de la salud mental y sus implicaciones 42, https://doi.org/10.1590/1413-
en el contexto de construcción de paz en Colombia, Dora Hernández2 presenta una cla- 81232020253.01322018.
sificación que contempla las siguientes perspectivas: biomédica y conductual, del bien- 3. María Helena Restrepo-Espi-
nosa, “Biopolítica: elementos para
estar y las potencialidades, cultural, psicosocial y de la determinación social. La primera un análisis crítico sobre la salud
perspectiva ha sido reconocida como el modelo imperante en los discursos y prácticas mental pública en la Colombia
de quienes se adscriben al campo de la salud mental, siendo producto de un funcio- contemporánea”, Revista Gerencia y
Políticas de Salud, Vol. 11,
namiento normal del individuo a niveles orgánico y comportamental, cuyo principal no. 23 (2012): 39-55; Hernández,
indicador es la ausencia de enfermedad.3 “Perspectivas conceptuales”.
171 ¿De cuál salud mental hablamos en tiempos... •
Por su parte, la perspectiva del bienestar y las potencialidades concibe la salud men-
tal en su positividad, es decir, ella es salud propiamente dicha. Marie Jahoda,4 una de sus
principales representantes, propone el modelo de la Salud Mental Positiva (smp) com-
puesto por seis dominios: actitudes hacia sí mismo, integración, autonomía, percepción
de la realidad, crecimiento-autoactualización y dominio del entorno.5 Este modelo con-
ceptual asume la salud como un estado de los individuos, similar al estado de ausencia
propuesto por el modelo biomédico, pero diferenciándose de este porque los dominios
ya descritos darían cuenta de la salud mental en personas que tengan o no una enfer-
medad mental.
Las recomendaciones para el cuidado de la salud mental publicadas en las páginas
web de la Vicepresidencia de Colombia y del Ministerio de Salud y Protección Social
retoman las conceptualizaciones de estas dos perspectivas. Del modelo biomédico y
conductual se destacan las informaciones sobre los estilos saludables para la higiene
del sueño y la alimentación, funciones fisiológicas que requieren de unas conductas es-
pecíficas para evitar la alteración de los órganos y, por tanto, evitar la enfermedad. Las
pautas se deben seguir de manera individual para que cada uno controle, por ejemplo,
sus emociones, realizando lo siguiente: identificar gestos faciales (ceño fruncido), postu-
rales (puño apretado) y gestuales (dientes expuestos), controlar la respiración, detectar
pensamientos de rabia, estar atento a las ideas para valorar de otra forma las situaciones
y comunicar los acuerdos a la otra persona. De las indicaciones de los expertos, se de-
ducen elementos conceptuales de la perspectiva de la salud mental positiva de Jahoda.
4. Marie Jahoda en Hernández,
“Perspectivas conceptuales”. Estos refieren la importancia de una adecuada percepción de la realidad, evitar juicios,
5. Cristóbal Ovidio Muñoz, Diego e incluir a los demás en las decisiones y controlar el entorno mediante la separación de
Restrepo y Doris Cardona, “Cons- los espacios al interior del hogar, sea para la interacción, el trabajo, el descanso o estar
trucción del concepto de salud
mental positiva. Revisión sistemáti- solos.6
ca”, Revista Panamericana de Salud
De lo anterior podría pensarse que la salud mental está segmentada y que lo bioló-
Pública, Vol. 39, no. 3 (2016): 166-73.
gico, lo conductual y las potencialidades obligarían a las personas a reconocerse como
6. “Documentos técnicos Covid-19”,
Ministerio de Salud y Protección las únicas responsables del cuidado y mantenimiento de su salud. De allí el discurso
Social, 24 de octubre reiterado en el autocuidado, es decir, en las prácticas que cada uno debería realizar
de 2020, https://www.minsalud.
gov.co/salud/publica/PET/Paginas/
para evitar contagiarse y contagiar al otro. Para solventar esto que aparece como una
Documentos-tecnicos-covid-19.aspx. crítica al individualismo de los modelos hasta ahora mencionados, Corey Keyes, otro
• Polifonía para pensar una pandemia 172
representante del modelo de las potencialidades, agrega la connotación social del bien-
estar para introducir en la explicación de la salud mental los elementos relacionados
con el tejido social, las relaciones interpersonales, las aspiraciones de los colectivos y la
forma como los individuos valoran el entorno y el funcionamiento social.7 Y, aunque
este acercamiento añade aspectos sociales a la pregunta por la salud y el bienestar, se
mantiene la dicotomía individuo-ambiente sin que allí tengan cabida las condiciones
macroestructurales de la sociedad.
Antes de continuar con la descripción de los modelos sociales de la salud mental,
es preciso aclarar que las recomendaciones para el cuidado de esta son necesarias y, si
7. eyes en Amalio Blanco y Darío
bien se soportan en unas conceptualizaciones que algunos critican por su hegemonía,8 Díaz, “El bienestar social: su con-
lo que aquí pretendo subrayar es que esas indicaciones para las poblaciones afectadas cepto y medición”, Psicothema,
Vol. 17, no. 4 (2005): 582-9.
por el aislamiento social y la pandemia de la Covid-19 podrían involucrar también otras
8. Hernández, “Perspectivas
perspectivas conceptuales de la salud mental, así sean discursos opuestos a los intereses conceptuales”; Beatriz Elena Arias,
particulares de los gobernantes de turno. Recuérdese, por ejemplo, que luego de la Se- “Saberes locales campesinos sobre
el alimento: aportes a la soberanía
gunda Guerra Mundial es cuando surge una definición de la salud mental en el marco
y la salud mental comunitaria”,
de la creación de la Organización Mundial de la Salud (oms), con miras a evitar nuevos Revista de la Universidad Industrial
conflictos bélicos.9 En esta propuesta de la oms, la salud mental no se definía por la de Santander, Vol. 48, no. 2 (2016):
232-9; Restrepo-Espinosa, “Biopo-
ausencia de trastorno mental, ni por la adaptación al ambiente, sino por “la capacidad
lítica”; Beatriz Elena Arias, “Salud
del individuo para establecer relaciones sociales armoniosas y para participar en modi- mental y violencia política. Atender
ficaciones de su ambiente físico y social o de contribuir en ello de modo constructivo”.10 al enfermo psiquiátrico o recono-
cer al sujeto de la micropolítica”,
Sin embargo, la definición de salud mental de la oms, en versiones posteriores a 1950 Revista Colombiana de Psiquiatría,
(y aceptada sin reparos por nuestra Ley Nacional de salud mental n° 1616 de 2013), ten- Vol. 42, no. 3 (2013): 276-82.
drá otro énfasis centrado en el estado de bienestar y en la capacidad del trabajo productivo 9. Juan Diego Lopera Echavarría,
“Salud mental y sabiduría práctica.
y fructífero, reconociéndose aquí una asociación con las políticas sociales y económicas, Un intento de integración y aproxi-
especialmente las que, basadas en el neoliberalismo, presumen la idea de una salud del mación conceptual”, Tesis Psicológi-
ca, Vol. 7, no. 1 (2012): 60-75.
sujeto del rendimiento que no precisa de un amo para autoexplotarse y que “absolutiza
10. Organización Mundial de la
la mera vida y el trabajo”.11 De esta forma, se evidencia la relación entre el auge de ciertos Salud, Informe del Comité de Ex-
discursos científicos y las intencionalidades políticas y de gobernabilidad de los países. pertos en Higiene Mental. Serie de
Informes Técnicos, n°. 31 (Ginebra:
Hasta ahora, y en su conjunto, la salud mental en los modelos biomédico y conduc- oms, 1950), 2.
tual y de las potencialidades, además de lo señalado por la oms en sus diferentes versio- 11. Byung-Chul Han, Psicopolítica
nes, sigue siendo un asunto más de capacidades individuales y poco se describe el lugar (Barcelona: Herder, 2014), 12.
173 ¿De cuál salud mental hablamos en tiempos... •
que allí tiene el entorno, las instituciones y las dinámicas sociales en general. Solo en el
modelo del bienestar social de Keyes se podría identificar una afinidad, aunque no sea
explícita, por conceptualizaciones basadas en las condiciones sociales que determina-
rían la salud mental. De estas últimas, la pandemia de la Covid-19 ha revelado dimen-
siones desproporcionadas de desigualdad, pues, ¿quiénes pueden optar por el trabajo
en casa?, ¿quiénes evitarían el uso del transporte público?, ¿a quiénes están dirigidas las
indicaciones para quedarse en casa, alimentarse saludablemente, disponer de espacios
separados para actividades de entretenimiento, trabajo, descanso o en soledad?
Estas preguntas se circunscriben a las preocupaciones que se plantean las siguientes
perspectivas: cultural, de determinación social y psicosocial, enunciadas también por
Hernández.12 Llama la atención que todas ellas surgen en oposición a los dos modelos ya
descritos y aceptados como los hegemónicos, y que son criticados porque no consideran
las dinámicas micro y macrosociales que delimitan contextual, histórica, política, eco-
nómica y socialmente la salud mental. Todas ellas se articulan estrechamente, aunque
hacen énfasis en puntos diferentes. El enfoque cultural supone la importancia de las
tradiciones y creencias culturales que dan contexto a la comprensión de la salud mental,
lógica similar a la que propone el modelo de la determinación social, con la diferencia
de que este, además de la cultura, contempla otros elementos estructurales de las socie-
dades, es decir, lo político, económico y social.
Por su parte, la perspectiva psicosocial, que considera todo lo concerniente a lo pro-
mulgado por los anteriores modelos, introduce en la discusión conceptual de la salud
mental la capacidad de agencia y de acción de las personas y las comunidades, quienes
pueden unirse para denunciar la desigualdad promovida por los Estados y exigir el res-
tablecimiento de sus derechos. Desde esta óptica, Martín Baró13 señala que los trastor-
nos mentales serían un problema que aqueja a unos cuantos, y que en medio de la guerra
12. Hernández, “Perspectivas
conceptuales”.
lo más relevante no son precisamente los trastornos mentales, sino las condiciones de
13. Ignacio Martín-Baró, “Guerra y pobreza y exclusión social, además de los vínculos que se establecen entre las personas.
Salud Mental”, Estudios Centroa- Así, la salud mental no será un estado individual y sí una dimensión de las relacio-
mericanos, nos. 429-430 (1984):
nes colectivas, aclarando que esta se presenta “[...] de manera diferente en el organismo
503-14.
14. Martín-Baró, “Guerra y Salud
de cada uno de los individuos involucrados en esas relaciones, produciendo diversas
Mental”, 3. manifestaciones (síntomas) y estados (síndromes)”.14 De este modo, se identifica una
• Polifonía para pensar una pandemia 174
por todos, usaban ciertos colores en el vestuario, realizaban actos religiosos en pequeños
grupos o en familia, practicando rituales pese a las restricciones. Y, en casos extremos
de atentados contra la vida, adoptaban el silencio generalizado o respondían con las
mismas frases a los interrogatorios. Estas prácticas de resistencia, según Arias, nacidas
muchas de ellas de forma espontánea, les permitían un cuidado a niveles individual,
familiar y colectivo, que puede asemejarse a la dimensión relacional de la salud mental.
Asimilando lo impositivo y pertinente de las medidas de protección para la preven-
ción del contagio, tales como la distancia corporal, la evitación del contacto físico e in-
cluso la prohibición de aglomeraciones, ¿será posible retomar algunas de esas prácticas
comunitarias de los campesinos y adaptarlas a las circunstancias de la pandemia y la
pospandemia?, ¿podrían los gremios de profesionales o las instituciones gubernamenta-
les y no gubernamentales recurrir a los diversos grupos sociales, étnicos, raciales y cul-
turales para construir discursos que fomenten las capacidades colectivas ya instauradas
y compartirlas públicamente a otras comunidades del país?
Las sugerencias del Estado sobre cómo comportarse, pensar y sentir, centradas en los
individuos y las familias, podrían tener en cuenta otras prácticas, nacidas naturalmente
en las comunidades y redes sociales que se gestan en la cotidianidad. Buscar reunir a
los jóvenes en ciertos sectores de los barrios para que realicen actividades artísticas o
formativas, apoyar a los grupos de adultos mayores para que, en colaboración con otros
colectivos, organizaciones sociales y la administración municipal, puedan retornar a la
socialización y al ejercicio físico turnándose unos días a la semana. Promover la diver-
sificación en el acceso a los espacios, las formas y la apropiación del entorno, en una
relación distinta con los lugares abiertos y comunes poco frecuentados como la cuadra,
el parque, la cancha, el patio de la vecina, la acera más ancha de una de las calles.
Aunque la restricción obligatoria para la vida social ha minimizado en Colombia el
número de contagiados y el número de personas fallecidas por el virus, no se ha calcu-
lado la prevención de otras problemáticas en diversos grupos poblacionales, en especial
en aquellos que no hacen parte del sistema productivo del trabajo, formal o informal, es
decir, los niños, los adolescentes y los adultos mayores.
Para complementar lo anterior, Arias también expuso, en 2016, otras dinámicas rela-
cionales de los campesinos basadas en lazos establecidos a partir de intereses comunes
• Polifonía para pensar una pandemia 178
Conclusiones
La alusión al estado permanente de guerra denuncia el control desmedido de los go- 23. Han, Psicopolítica; Han, “La
biernos para evitar la propagación del virus, incentivando más las prácticas individuales emergencia viral”.
179 ¿De cuál salud mental hablamos en tiempos... •
en detrimento de las acciones colectivas. ¿No coincide esto con el conflicto armado pa-
decido más por unas poblaciones que otras, entre ellas, los campesinos? Esto propicia
reflexionar sobre otros tipos de violencia tácitamente aceptados y normalizados, en par-
ticular, esas formas de poder que borran la capacidad de agencia y autonomía de las
comunidades para, mínimamente, compartir sentidos y significados que los potencien
como colectivos, similar a lo que los campesinos de los estudios de Arias24 hicieron y aún
hacen para afrontar la violencia política.
Debemos diferenciar entre las medidas para la prevención y las decisiones para con-
trolar del poder gubernamental. Esto último conlleva explícitamente el estado de guerra.
Por eso la importancia de lo que sostiene el profesor Pablo Montoya, retomando a Albert
Camus en su libro La peste, quien “propone, no la vigilancia y el control estatal, sino la
acción solidaria de los ciudadanos”.25 En esta acción solidaria estarían incluidos otros
tipos de vínculos para la socialización y el cuidado compartido, complementarias a las
exigencias del autocuidado. Porque ¿qué significa que el presidente colombiano reitere,
en su discurso del 19 de mayo, “retornar a la vida productiva y no a la vida social”? Esto
es reforzado en cierta medida por las recomendaciones más frecuentes para promover
la salud mental, basadas en unas perspectivas conceptuales que privilegian al indivi-
duo. Y, si bien son adecuadas, a estas podrían sumarse otros mensajes que potencien los
vínculos sociales, puesto que allí se gestan otros aspectos de la salud mental y que solo
percibimos posteriormente por las consecuencias que las relaciones generan en la vida
de las personas y comunidades.
Aunque sea difícil dimensionar las consecuencias que las actuales circunstancias
tendrán a futuro, es posible prever que el contacto físico reducido impactará en las rela-
ciones vinculares y, por tanto, en la salud mental, efecto contundente que nos obligará a
pensar en nuevas prácticas sociales y culturales para el establecimiento de redes de apo-
24. Arias, “La potencia”; Arias,
yo, o en retomar aquellas que otros colectivos han implementado en situaciones de
“Saberes locales campesinos”. control social. Han pasado pocos meses y, en aras de la supervivencia, hemos estado
25. Pablo Montoya, “Coronavirus sacrificando “voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad,
y control militar”, Agenda Cultural
el sentimiento de comunidad y la cercanía”.26 Una forma de evitar ese sacrificio de lo
Universidad de Antioquia, no. 275
(2020): 24. social a más largo plazo es por la vía de la ampliación en la concepción de salud mental
26. Han, “La emergencia viral”. que supondría una diversificación de los mensajes oficiales, hasta ahora reiterativos en
• Polifonía para pensar una pandemia 180
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Disrupción, muerte y duelo en tiempos
de Covid-19
Victoria Eugenia Díaz Facio Lince1
Introducción
En diciembre de 2019, la provincia de Hubei, China, se convirtió en el epicentro de un
brote de neumonía atípica, de gran agresividad y de causas desconocidas. Muchos de 1. Departamento de Psicología
los casos fueron relacionados, directa o indirectamente, con un mercado de pescados, de la Universidad de Antioquia
mariscos y animales vivos y sin procesar. A principios de enero, las autoridades chinas UdeA, Calle 70 No. 52-21,
Medellín, profesora titular,
hicieron el anuncio del hallazgo de un nuevo virus (sars-cov-2) de transmisión zoo- grupo de investigación Psicología,
nótica, al que atribuyeron la causa de la enfermedad que se designó como Covid-19 Sociedad y Subjetividades, correo:
[email protected].
(enfermedad por coronavirus 2019). El 30 de enero de 2020, el virus se había propagado,
2. “Brote de enfermedad por
además de a todas las provincias chinas, a otros quince países; esta rápida expansión
Coronavirus (covid-19)”, Organi-
hizo que la Organización Mundial de la Salud2 (oms) declarara una emergencia sanita- zación Mundial de la Salud, acceso
ria de carácter internacional. E
l 11 de marzo de este año, la enfermedad había llegado a 1 de julio de 2020, https://www.
who.int/es/emergencies/diseases/
más de cien territorios a nivel mundial, con 500.000 casos diagnosticados, por lo que fue novel-coronavirus-2019.
reconocida por la oms como una pandemia. Al mes de octubre, se reportan en el mundo 3. “World Map”, John Hopkins
42.3 millones de personas contagiadas y un total de muertes de 1.146.221, cuya causa University. Coronavirus Resource
Center, acceso 24 de octubre de
confirmada es la Covid-19.3 Esta cifra no contabiliza otros miles de fallecimientos cuya
2020, https://coronavirus.jhu.edu/
causa, aunque no precisada, puede estar relacionada con la misma enfermedad. map.html.
182
183 Disrupción, muerte y duelo en tiempos de Covid-19 •
Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos han impuesto medidas como las
cuarentenas a personas potencialmente infectadas, el confinamiento obligatorio de
las poblaciones, la suspensión de las actividades educativas presenciales, el cierre de los
establecimientos comerciales y de todos los servicios considerados no esenciales, la clau-
sura temporal de las fronteras de los países y del transporte entre las ciudades, entre otras
disposiciones que han provocado serias restricciones para los habitantes del planeta.
Todo esto ha causado serios efectos en todas las dimensiones de la vida de las per-
sonas. En particular, ha afectado los lazos sociales, la estabilidad económica y la salud
física y mental. Esto, porque la propagación del virus y las medidas que los gobiernos
han impuesto para mitigar sus efectos han provocado una fractura general de la vida
conocida y la proyectada; han generado pérdidas y duelos múltiples, de diversa índole, y
han fracturado el piso simbólico en el que cada quien sustenta su relación con el mundo,
con los otros y consigo mismo. De esto dan cuenta las múltiples narrativas que actual-
mente circulan en los diferentes medios periodísticos y en las redes sociales, en las cuales
las personas dan cuenta del impacto de la pandemia en sus vidas e intentan reordenar,
por medio de la escritura, el caos provocado por ella.4
Teniendo como base algunas de estas narrativas, y poniéndolas en diálogo con pro-
posiciones de disciplinas sociales y humanas como el psicoanálisis, la psicología, la an-
tropología y la historia, este texto plantea una reflexión sobre tres temas básicos que
conciernen a los efectos psíquicos y sociales de la pandemia: el primero de ellos se refiere
al carácter disruptivo que tiene una vivencia que, como la actual, ha puesto en cuestión
todos los referentes básicos en los que los humanos sustentan sus vidas; el segundo trata
sobre los procesos de duelo por las pérdidas de diversa índole, físicas y simbólicas, que
la pandemia provoca; el tercero, finalmente, se ocupa de la masividad de la muerte en
4. Algunas de las narrativas los tiempos del nuevo coronavirus y de cómo esta lleva al límite la desritualización fune-
trabajadas en este artículo fueron
raria, propia del periodo histórico de la muerte prohibida, lo que obstaculiza la función
recopiladas por los estudiantes del
curso Narración, muerte y duelo, ordenadora que los rituales de duelo tienen para los sobrevivientes.
de la Universidad de Antioquia,
para el proyecto “Narrativas de
muerte y duelo en tiempos de
Pandemia y disrupción
Covid-19”. La autora agradece al
grupo por este aporte que nutre
Una primera narrativa nos sirve para empezar la reflexión sobre el carácter disruptivo de
parte de las reflexiones del texto. la pandemia y sobre las pérdidas múltiples que esta ha ocasionado. Se trata del artículo
• Polifonía para pensar una pandemia 184
lo vemos en los esfuerzos de las personas por tramitar la vivencia contando con estrate-
gias que apelan a recursos simbólicos. Entre estas estrategias, es significativa la profusión
de textos biográficos publicados en periódicos, redes sociales, entre otros medios, en los
cuales las personas narran experiencias propias o de terceros en tiempos de pandemia,
e intentan integrar, por medio de la escritura, los impactos caóticos de la disrupción.7
Entre los más claros efectos hechos públicos en estas narraciones se encuentran,
como bien ejemplifica el texto de Cortés, los múltiples cambios inesperados y no desea-
dos, muchos de los cuales tienen el carácter de pérdidas significativas para los sujetos,
y que provocan lo que llamaremos los duelos de la pandemia. Del tema de las pérdidas y
los duelos propios de estos tiempos nos ocuparemos a continuación.
a paso, con la propuesta del duelo como un trabajo que avanza lógicamente en una serie
de movimientos donde se ponen en juego dos pares de contendientes: la realidad de la
pérdida en contra de su negación y la tendencia hacia la vida contra la que empuja hacia
la muerte.
En esta versión original de la teoría del duelo, Freud describe dos movimientos ini-
ciales en los que se enfrentan los primeros dos contendientes: en el primero de ellos, la
prueba de la realidad le anuncia al sujeto que su objeto amado ya no existe y le demanda
que renuncie a sus vínculos con él; pero contra esta demanda el sujeto responde con la
negación, mecanismo defensivo con el que se resiste a separarse de todo lo amado. En el
segundo movimiento, la realidad va obteniendo el triunfo, lo que implica un gran gasto
de tiempo, de energía psíquica y de afectos dolorosos. El sujeto va desatando paulatina-
mente los lazos con el objeto perdido y, a su vez, con cada una de las conexiones estable-
cidas con él. De esta manera, la labor de duelo no se hace solo por la pérdida primaria,
sino por todo aquello que se vincule en el psiquismo con esta. Un tercer movimiento
enfrenta al otro par de contendientes: por un lado, la tendencia hacia la muerte empuja
al doliente a anclarse en el dolor y a compartir el destino de lo perdido; por el otro, la
tendencia hacia la vida lo invita a renunciar al objeto y a recuperar así las energías que
hacen falta para vivir. Desde esta perspectiva, el triunfo de las segundas tendencias lleva
al doliente a renunciar al vínculo con lo perdido, lo que le permite, progresivamente,
ligarse a otros objetos y vincularse de nuevo con la vida.
Esta tesis sostenida en “Duelo y melancolía”, según la cual la finalidad del duelo es una
renuncia a lo perdido y la redistribución de la energía en otros objetos, fue intensamente
debatida por los teóricos que, tras Freud, acometieron el estudio del duelo. Muchos de
ellos cuestionaron que estas fueran efectivamente las metas del duelo y propusieron que
la finalidad de este proceso es la modificación del vínculo, que pasa de lo tangible a lo
simbólico, y la transformación del sujeto. Olvidan estos críticos que ya en textos poste-
riores Freud había dejado entrever algunos cambios en su primera tesis sobre el duelo.
En el ámbito teórico, se encuentra que en el texto “El yo y el ello”9 el autor replantea su
9. Sigmund Freud, “El yo y el ello”, idea inicial de que la introyección del objeto perdido por medio de la identificación es el
en Obras completas, Tomo 3, 4.a ed.,
trad. L. Ballesteros (Madrid: Biblio-
mecanismo propio de la respuesta melancólica, y propone que la reconstrucción interna
teca Nueva, 1981), 2701-28. del objeto, frecuente en las primeras etapas del desarrollo del niño, también es común en
• Polifonía para pensar una pandemia 188
los procesos normales de duelo. Encontramos así que el autor ya vislumbra otras formas
de la resolución del duelo que conducen a la transformación del vínculo, en ocasiones
por medio de la identificación y que no implican la renuncia al objeto perdido.
En el ámbito personal, se encuentra que, más adelante, dos pérdidas significativas
para Freud ‒la de su hija Sophie en 1920 y la de Heinz, el hijo de esta, tres años después‒
modulan aún más sus proposiciones sobre el duelo, lo que se evidencia en una carta
que escribe en 1929 a su amigo Binswanger, quien también ha perdido a un hijo. En ella
dice: “Encontramos un lugar para lo que perdemos. Aunque sabemos que después de di-
cha pérdida la fase aguda del duelo se calmará, también sabemos que permaneceremos
inconsolables y que no encontraremos un sustituto. No importa qué es lo que llena el
vacío, incluso si lo llena completamente, siempre hay algo más”.10
Vemos, pues, cómo tras las pérdidas de sus descendientes Freud comprende que la
meta del duelo no puede ser la renuncia al objeto perdido, ni su sustitución por otros
que provean satisfacción. Sabe en cambio que, ante la imposibilidad de un completo
desprendimiento de lo amado perdido, esto pasa a ocupar un lugar diferente en la vida
10. Sigmund Freud, “Letter to
del doliente; lugar simbólico que, aunque sin el tono agudo del principio, tendrá siempre Biswanger (Letter 239)”, in Letters
un carácter doloroso. Esta nueva perspectiva con respecto al destino del vínculo con el of Sigmund Freud, ed. E. L. Freud
(New York: Basic Books, 1960), 386.
objeto perdido irá cobrando fuerza, poco a poco, en muchos de los autores que poste-
11. John Bowlby, La pérdida afectiva
riormente estudiaron el duelo y quienes propusieron que, efectivamente, el doliente no (Barcelona: Paidós, 1980); Dennis
abandona por completo su vínculo con lo amado, sino que este se transforma y perdura Klass, Phyllis Silverman y Steven
de una manera compatible con la reconstrucción de la vida.11 Nickman, eds., Continuing Bonds.
New Understanding of Grief (Phil-
Ahora, es importante señalar que este giro en las proposiciones freudianas sobre el adelphia: Taylor & Francis, 1996);
duelo proviene, en gran parte, de un evento que resuena con la presente reflexión acerca Collin Murray Parkes, “Grief: Les-
sons from the Past, Visions for the
de las pérdidas y el duelo en tiempos de Covid-19. Esto porque, según reseña el bió- Future”, Death Studies, Vol. 26, no.
grafo de Freud, Peter Gay,12 Sophie murió en 1920 a causa de la gran pandemia que se 5 (2002): 367-85; Therese Rando,
“Grief and Mourning: Accommo-
desató en el mundo en 1918, la gripe española, la cual provocó más de 50 millones de
dating to Loss”, in Dying: Facing the
muertes. La hija de Freud, residente en Hamburgo con su esposo y sus dos hijos, fue Facts, eds. H. Wass and R. Neimeyer
ingresada en el hospital por complicaciones en su tercer embarazo; allí contrajo el virus (Washington, D.C.: Taylor & Francis
Publishers, 1995), 211-41.
de la influenza, el cual cobró su vida tan solo cinco días después. Sus padres no pudieron
12. Peter Gay, Freud: A Life for Our
viajar desde Viena a acompañarla, ni cuando se enteraron de la gravedad de su condi- Times (London: J. M Dent & Sons
ción, ni tras su fallecimiento. Esto porque, a causa de la restricción en el transporte, no Ltd., 1988).
189 Disrupción, muerte y duelo en tiempos de Covid-19 •
había trenes disponibles para movilizarse entre las dos ciudades. El dolor y la disrupción
provocados por la muerte en la pandemia se ilustran en una carta que Freud le escribe
a Oskar Pfister pocos días después de recibir la noticia del fallecimiento. En esta dice:
[...] Esa tarde recibimos la noticia de que la neumonía por el virus de la influen-
za nos arrebató a nuestra dulce Sophie, en Hamburgo. Nos la arrebató a pesar
de su salud radiante y de su vida plena y activa como madre capaz y amante
esposa, todo en cuestión de cuatro o cinco días, como si ella nunca hubiera
existido. Habíamos estado preocupados por ella durante un par de días, pero
aún guardábamos la esperanza. Desde la distancia es muy difícil juzgar. Y esta
distancia aún persiste. No pudimos partir, como queríamos, cuando recibimos
las primeras noticias alarmantes porque no había trenes [...]. La evidente bruta-
lidad de nuestro tiempo pesa fuertemente sobre nosotros. Nuestra pobre niña
será cremada mañana.13
Esta carta y el seguimiento que hace Gay de este evento muestran cómo la expe-
riencia de los sobrevivientes ante la muerte y el duelo, en contextos de pandemia, poco
ha cambiado en los 100 años que nos separan del fallecimiento de Sophie. Esto porque
siguen teniendo el mismo carácter disruptivo que, en el caso de los Freud, se explica
por varias causas: primero, por lo súbito de la muerte que borró de un tajo a una mujer
joven, saludable, vinculada con la vida y con sus seres queridos, de quien no se esperaba
un pronto final; segundo, porque vivieron la muerte de la hija amada como una contin-
gencia evitable, como un absurdo antinatural que rompió las leyes supuestas de la vida,
las cuales dictan que los padres han de morir primero que los hijos.
13. Sigmund Freud, “Letter to
Al respecto, Freud le escribió a Lajos Lévy: “[...] sobrevivir a un hijo es algo inacepta-
Pfister (27. 01. 1920)”, in Psycho-
analysis and Faith. The letters of ble. El destino no sigue, ni siquiera, este orden de precedencia”.14 Esta ruptura de lo que
Sigmund Freud & Oskar Pfister, asume como el orden natural cobra aún más fuerza para Freud al tratarse de una hija
eds. H. Meng and E. L. Freud
(New York: Basic Book, 1963), pues, como reconoce en una carta a Ferenczi, citada por Gay, tras la guerra él se sentía
74-75. Traducción propia de la preparado para la muerte de los hijos varones, pero nunca para la de las mujeres. La dis-
versión en inglés.
rupción se provoca, en tercer lugar, por la imposibilidad de acompañar a Sophie durante
14. Freud en Gay, Freud: A Life,
569. Traducción propia de la
sus últimos días; esto impidió a los padres confrontarse directamente con la gravedad
versión digital en inglés. de la condición de la hija y anticipar con ello que la muerte era una posibilidad real. La
• Polifonía para pensar una pandemia 190
noticia cae entonces por sorpresa, lo que hace aún más difícil aceptar la realidad de la
pérdida. Finalmente, lo disruptivo de la muerte de la hija lo provoca la imposibilidad de
los padres de participar en el ritual de despedida, para constatar en este la inevitabilidad
de la separación definitiva, y para acompañar y ser acompañados por los otros miem-
bros de la familia adoloridos por la pérdida. Todo esto, como veremos más adelante,
obstaculiza la función reordenadora que los rituales de duelo cumplen tras la muerte.
Tras entender cómo el dolor por una muerte en medio de la pandemia contribuyó a
modular la teoría freudiana sobre el trabajo de duelo, detengámonos ahora en el evento
que antecede a este trabajo: la pérdida, lo que permitirá una mayor comprensión del su-
frimiento de los humanos en el contexto actual. Para ello nos apoyaremos en la concep-
tualización de la psicóloga Therese Rando,15 quien define la pérdida como una experien-
cia central e inevitable de la existencia humana, que se vive ante cualquier cambio, ya
sea positivo o negativo. Es decir, no solo las rupturas manifiestas con lo amado provocan
en el sujeto esta experiencia, sino que, tras cambios positivos como aquellos ligados al
crecimiento, a los logros académicos y profesionales, pueden también subyacer pérdidas
que producen un dolor latente oculto tras una sensación de éxito o grandeza.
En esta misma línea, y siguiendo la huella de la teoría freudiana, Rando propone dos
díadas que, relacionadas entre ellas, configuran la experiencia total del duelo; tipos de
pérdidas que, como veremos, cobran vigencia en los tiempos actuales. Caracteriza, por
una parte, las pérdidas físicas y las simbólicas; por la otra, las pérdidas primarias y las
secundarias. Con respecto a las primeras, las pérdidas físicas, señala que son las de algo
tangible, como un ser querido que muere o el cuerpo que se deteriora progresivamente;
las simbólicas, por su parte, son intangibles, como la libertad, un proyecto que se de-
rrumba o el mundo de supuestos que se pone en cuestión. Mientras que las primeras
suelen contar con el reconocimiento propio y el del entorno, es frecuente que las segun-
das no tengan esta validación, lo que puede provocar manifestaciones de duelo que pro-
ducen extrañeza tanto en quien las sufre, como en los demás. Con respecto a la segunda
díada, propone la autora que toda pérdida primaria conlleva pérdidas secundarias, de
carácter físico o simbólico, que se movilizan como consecuencia de la primera. En este
sentido, recordemos que ya decía Freud que cada uno de los recuerdos y esperanzas que
enlazan al sujeto con el objeto provocan, tras la pérdida de este (pérdida primaria), un 15. Rando, “Grief and Mourning”.
191 Disrupción, muerte y duelo en tiempos de Covid-19 •
duelo particular (pérdidas secundarias). Así, señala Rando, la pérdida primaria afecta
más la vida del doliente cuanto más fuerte haya sido su vínculo con el objeto y más im-
portantes los significados vinculados con él. Por esto, si sus necesidades, sentimientos,
esperanzas y creencias están muy afianzados en lo perdido, mayores son las pérdidas
secundarias que va a experimentar.
Como vemos, estas proposiciones sobre la pérdida se constatan en cada testimonio
sobre la pandemia y sus consecuencias. Pérdidas físicas ‒primarias y secundarias‒ las
hay por cantidades; las que han tenido más resonancia son aquellas provocadas por cada
una de las más de un millón de vidas que hasta el día de hoy ha cegado el virus; muertes
precedidas, muchas de ellas, por la imposibilidad de las familias de acompañar a los
enfermos en su proceso de morir y sucedidas por la proscripción de un ritual funerario
que ordene la despedida. Pero hay otras muchas pérdidas tangibles que afectan hoy en
día a la humanidad: entre ellas, son significativas las que afectan el contacto físico con
los otros que están fuera del ámbito doméstico, en especial con los adultos mayores a
quienes, con el ánimo de protegerlos, los hemos aislado tras la frialdad de las pantallas.
Y también las pérdidas tangibles de los lugares que debimos abandonar a causa del con-
finamiento, espacios que se abrían al mundo del trabajo, del aprendizaje, del deporte,
del esparcimiento, y que se redujeron abruptamente a las pequeñas –y paradójicamente
infinitas– dimensiones de los dispositivos electrónicos en los que actualmente se desen-
vuelve la interacción.
Las pérdidas simbólicas, por su parte, no son menos que las físicas, y también pueden
ser primarias o venir tras estas como pérdidas secundarias. Suenan con reiteración las
que tienen que ver con la pérdida de la sensación de control que teníamos sobre nuestras
vidas, control que se tambalea ante la posibilidad de la enfermedad y de la muerte, ante
la amenaza de perder el trabajo y la estabilidad, ante los múltiples proyectos que se de-
rrumbaron este año, ante la incertidumbre frente a un futuro que ya no se deja planear.
No menos importantes son las pérdidas simbólicas causadas por las medidas guberna-
mentales para controlar la propagación del virus: pérdida de la libertad y la autonomía
por el confinamiento obligatorio, de la seguridad económica por el cierre de los sitios
de trabajo, de la privacidad por las estrategias de control que, con la excusa del cuidado,
invaden cada vez más la intimidad de los ciudadanos.
• Polifonía para pensar una pandemia 192
Como vemos, estas pérdidas múltiples han puesto en cuestión, en tiempos de Co-
vid-19, el mundo de supuestos,16 es decir, todos aquellos referentes estables que cada uno
asume que son ciertos acerca del mundo, de los otros y de sí mismo. Ante esta ruptura,
los humanos nos vemos enfrentados a múltiples duelos, en los que no solo tenemos la
tarea de asumir la pérdida y reubicar de a poco el vínculo con lo perdido, sino también
de revisar y transformar esos referentes simbólicos que la pandemia ha mostrado que
son insostenibles. Esto para poder, paso a paso, acomodarnos a la nueva realidad de un
mundo incierto, de las lógicas que ahora trazan el vínculo con los otros, y del sí mismo
duramente confrontado con la propia mortalidad.
Nos ocuparemos ahora del tema de la muerte en el contexto de la Covid-19 y de las
dificultades para el duelo que ocasionan tanto la masividad de los decesos, como la des-
ritualización funeraria producto de la pandemia.
de cadáveres a los hornos crematorios ante el colapso de los servicios funerarios y la 18. Tom Phillips, Fabiano Maison-
nave y Daylla Kobosque, “Fosas
prohibición de la ritualización tradicional por causas de salud pública;17 las de fosas co- comunes y entierros colectivos:
munes en el Estado de Nueva York, E.U., y en la Amazonía brasilera en las que, sin ataúd el virus está fuera de control en
la capital del Amazonas brasi-
ni despedida, se arrojan las bolsas negras que contienen los restos mortales infectados.18
leño”, Eldiario.es, 2 de mayo de
Las de casas, calles y hospitales de Guayaquil, Ecuador, que se convierten en morgues 2020, https://www.eldiario.es/
improvisadas en donde yacen cientos de cuerpos; las de familias colombianas desgarra- theguardian/Entierros-multitudi-
narios-comunes-Amazonas-brasi-
das al entregar a sus enfermos en los hospitales y obligadas, tras la muerte solitaria de es-
leno_0_1022248910.
tos, a duelos en aislamiento por la prohibición de los rituales públicos.19 Noticias de acá 19. “La muerte en medio de la
y allá, relatos escritos en todo el planeta que dan cuenta de la masividad de la muerte, se pandemia”, Lina Céspedes, La Silla
esfuerzan en singularizar las historias de muertos y dolientes anónimos, dando nombre Vacía, 19 de abril de 2020, https://
lasillavacia.com/silla-llena/red-de-
y apellido a un sufrimiento que se diluye en cifras y estadísticas, y dejan abierta la pre- las-mujeres/la-muerte-medio-de-
gunta por las transformaciones que el contexto actual trae en la relación de los vivos con la-pandemia-72335.
193 Disrupción, muerte y duelo en tiempos de Covid-19 •
la muerte y con el duelo. Veamos, como ejemplo, este artículo de Matt Rivers y Natalie
Gallón, quienes narran la historia de la familia Ramos, habitante de Guayaquil, Ecuador,
cuyo padre muere tras ser hospitalizado por Covid-19:
Cuando Flavio Ramos fue llevado al hospital, estaba sin aliento y perdía la con-
ciencia. Entonces fue su hijo, Arturo, quien primero notó los cuerpos. Dos cadá-
veres yacían desatendidos en el piso de baldosas. A la mañana siguiente, el nú-
mero de cadáveres en la habitación aumentó a tres. Flavio Ramos estaba muerto.
[...]. Más de un mes después, su familia aún no ha enterrado a Flavio Ramos. No
podrían si lo intentaran. Porque poco después de su muerte, Arturo Ramos dice
que las autoridades del hospital perdieron el cuerpo. “Necesitamos un lugar para
decir ‘el domingo vamos a poner flores en la tumba de mi padre’”, dijo su descon-
solado hijo. “No hay nada, no hay nada que puedas hacer”.20
Da cuenta este relato de cómo el impedimento del rito obedece no solo a razones de
salubridad, sino al caos que impera en una ciudad y en una institución desbordadas por la
muerte. La disrupción se evidencia desde el principio cuando la habitación hospitalaria,
lugar que para el hijo representaba una promesa de curación, se torna en todo lo contra-
rio: en morgue improvisada que alberga dos cadáveres a la espera de su traslado. Pero no
solo este escenario, al que sucede la muerte del padre, provoca el desgarramiento del hijo.
Este acontece también porque el hospital pierde el cuerpo y él debe acudir a la morgue de
la institución a buscarlo entre cientos de cadáveres. La escena dantesca se repite durante
cuatro días, en los que Arturo calcula haber visto 250 cadáveres apilados unos sobre otros,
20. “¿Dónde están los cuerpos?
En Ecuador hay cadáveres sin haber podido encontrar a su padre. Finalmente, las palabras del hijo dan cuenta de
perdidos y no hay paz para las cómo la desaparición del cuerpo y la imposibilidad de un ritual que les ayude a aceptar
familias en duelo”, Matt Rivers y
Natalie Gallón, CNN, 7 de mayo la muerte del padre y ponerlo en el lugar simbólico que el ritual permite deja a la familia
de 2020, https://cnnespanol.cnn. en un vacío de símbolos y de consuelo; deja la sensación de que “no hay nada que puedas
com/2020/05/07/donde-estan-
hacer” para contener el dolor de una pérdida marcada por la incertidumbre.
los-cuerpos-en-ecuador-hay-
cadaveres-perdidos-y-no-hay-paz- Pero, más allá del carácter macabro de la vivencia narrada en estos relatos, ¿qué es lo
para-las-familias-en-duelo/.
que subyace al horror que ellos provocan? Horrorizan, primero, porque la masividad de la
21. Philippe Ariès, La muerte en
occidente (Barcelona: Argos
muerte irrumpe en el contexto de la mentalidad de la muerte prohibida que, según explica
Vergara, 1982). el historiador Philippe Ariès,21 impuso desde finales del siglo xix, y hasta nuestros días,
• Polifonía para pensar una pandemia 194
En esta misma línea, Louis Vincent Thomas23 propone que los rituales funerarios
son las prácticas simbólicas privilegiadas con las que la cultura responde al desorden
causado por la muerte; ellos cumplen con dos propósitos fundamentales que ayudan a
organizar la experiencia del duelo: por un lado, sirven para honrar al muerto y separarlo
del mundo de los vivos, asignándole un lugar en la memoria de los sobrevivientes; por
el otro, otorgan al doliente un tiempo y un espacio para tramitar los sentimientos am-
bivalentes causados por la pérdida, para reubicar al ser perdido en un plano simbólico
y para reordenar la vida comunitaria sacudida por la irrupción de la muerte. Pero ¿qué
ocurre entonces cuando esta práctica cultural se impide, en el caso que nos ocupa, por
razones de salud pública?
Veamos en el siguiente relato cómo la masividad de la muerte y la imposibilidad
de realizar un ritual tradicional a causa del virus provocan en los sobrevivientes una
experiencia caótica que los sumerge en la angustia y el dolor, no solo por la pérdida
del amado, sino por la falta de un marco simbólico que contenga el desorden causado
por la muerte. Acontece en el contexto de la Amazonía brasilera, donde el desborda-
miento de los servicios de salud y funerarios obligó a realizar entierros múltiples en
fosas comunes: “‘Es una locura, simplemente una locura’, dice Gilson de Freitas, un
empleado de mantenimiento de 30 años que acaba de perder a su madre, Rosemeire
Rodrigues Silva, de 58 años. Su cadáver está entre los 136 que fueron enterrados el
martes, cuando los funerarios locales alcanzaron otro funesto récord. [...] Recuerda la
desesperación que sintió cuando vio descender sus restos en una zanja fangosa junto a
otros 20 ataúdes. ‘Los arrojaron ahí como perros’, relata. ‘¿Cuánto valen nuestras vidas
ahora? Nada’”.24
La masividad de la muerte y la imposibilidad de un entierro digno hacen que el hijo
sienta su vivencia como cercana a la “locura”. Su desesperación se incrementa, especial-
mente, al percibir el carácter macabro del entierro múltiple de los cuerpos en tierra fan-
gosa, cual si fueran perros y no hombres y mujeres con nombres y con dolientes. Esto le
23. Louis-Vincent Thomas, La impide honrar la memoria de su madre y lo deja sumido en un cúmulo de sentimientos
muerte. Una lectura cultural
ambivalentes que la proscripción del rito tradicional le impide canalizar. La indignidad
(Barcelona: Paidós, 1991).
24. Phillips, Maisonnave y
de la despedida se ilustra, finalmente, en su última frase que da cuenta de que el valor de
Kobosque, “Fosas comunes”. una vida guarda coherencia con el decoro del acto en el que se la despide.
• Polifonía para pensar una pandemia 196
dolientes apelan a otros simbolismos para honrar a sus amados, rescatar su nombre del
anonimato de las cifras y devolver el carácter público a los duelos, que en la pandemia se
han vuelto solitarios. Es la historia de la española Nuria Ramírez, quien perdió a su pa-
dre por el virus, y que, infringiendo la ley de la cuarentena, salió a la calle con una camisa
que portaba el nombre de su muerto acompañado de un símbolo de duelo: “‘Llevaba días
cansada de lo que se ve en la tele cada día en la que lo único que variaba era el número,
y cada vez más y más y más; cansada de que se tomara como un número y quería dejar
claro que esas personas tienen nombre y apellido’, recuerda Nuria Ramírez para explicar
por qué decidió romper el duelo del confinamiento para salir a la calle y honrar pública-
mente a su padre. Pero también para superar las barreras del encierro obligado e invitar
a todas las víctimas a reivindicar a sus muertos”.26
Para Nuria, la necesidad de honrar a su padre, de dignificar su memoria, empieza con
el rescate de su nombre, el cual, como enseña Ferrer,27 recuerda la esencia de su portador,
su carácter, su identidad y la trayectoria de su vida. Por eso, la inscripción tradicional del
nombre propio en las lápidas, que en tiempos de pandemia se vuelca a registros como
los muros de las redes digitales, la tela y el papel, se convierte en símbolo privilegiado de
todo ritual de duelo, y en una huella imperecedera que prolonga y conserva la memoria
de una vida.
Nos sirve este relato para concluir enfatizando cómo, contra la prohibición del ritual
en tiempos de pandemia, emerge la transgresión que se opone al impedimiento de tra-
diciones simbólicas que han sido necesarias para los sobrevivientes de todas las épocas
y culturas. Son nuevas formas de ritualizar la muerte que demuestran que, contrario al
esfuerzo de los últimos tiempos por borrarla del lenguaje y de la vida cotidiana, su ca-
rácter dramático y masivo en tiempos de Covid-19 hace imposible renegar de la finitud
26. Josean Izarra, “Cada fallecido y pone de nuevo de presente la necesidad imperiosa de los sobrevivientes de dignificar a
por el Covid-19 no es un número; sus difuntos y darles un nuevo lugar por medio de los símbolos.
tiene nombre y apellido”, El Mundo,
20 de abril de 2020, https://www.el
mundo.es/pais-vasco/2020/04/20/ Bibliografía
5e9d97bffc6c83a8528b4600.html.
27. Eulalio Ferrer, El lenguaje de la
Ariès, Philippe. La muerte en occidente. Barcelona: Argos Vergara, 1982.
inmortalidad (Ciudad de México: Bartlick, Silke. “Mourning in Coronavirus Pandemic Time”. Deutsche Welle, march 24, 2020.
Fondo de Cultura Económica, 2003). https://www.dw.com/en/mourning-in-coronavirus-pandemic-times/a-52903637
• Polifonía para pensar una pandemia 198
Rando, Therese. “Grief and Mourning: Accommodating to Loss”. In Dying: Facing the Facts. Edited
by H. Wass and R. Neimeyer, 211-41. Washington, D.C.: Taylor & Francis Publishers, 1995.
Rivers, Matt y Natalie Gallón. “¿Dónde están los cuerpos? En Ecuador hay cadáveres perdidos y
no hay paz para las familias en duelo”. cnn, 7 de mayo de 2020. https://cnnespanol.cnn.
com/2020/05/07/donde-estan-los-cuerpos-en-ecuador-hay-cadaveres-perdidos-y-no-hay-
paz-para-las-familias-en-duelo/
Thomas, Louis-Vincent. La muerte. Una lectura cultural. Barcelona: Paidós, 1991.
Covid-19 y muerte en la sociedad
del espectáculo
Mario Alberto Ruiz Osorio1
Pero este aislamiento preventivo, higiénico, no es otra cosa que una huida de la muerte, 3. Octavio Paz, “Todos santos, día
de muertos”, en El laberinto de la
un intento de hacerle el quite, es el recelo del hombre moderno frente a su mayor límite. soledad (Ciudad de México: Fondo
Si se revisa la historia, en ningún otro momento pandémico la humanidad –toda– se de Cultura Económica, 2004), 63.
200
201 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
confinó en sus casas de un modo tan controlado y punitivo como lo prescribe el orden
moderno. Se espera que la muerte, alojada en la Covid-19, se quede afuera, se muera en
el vacío de los recintos públicos, en la soledad de las calles, en el desierto mundo.
La muerte por Covid-19 nos devela también la miseria del cuerpo humano, su lan-
guidez y flacidez ante la enfermedad, pues, como bellamente sentenció Marguerite Your-
cenar en boca de su emperador Adriano, “el cuerpo no es más que un monstruo solapado
que acabará por devorar a su amo”.4 Por sus particularidades, este virus es un formida-
ble propagador de muerte en organismos débiles, en su gran mayoría, lacerados por la
turbación del pathos; su fuerza y poder los obtiene de lo más endeble, del cansancio de
los años gastados. Como si no fuera suficiente, quienes pierden la vida engrosan las ci-
fras de las estadísticas del sistema sanitario, de los que “perdieron la batalla”, de ataúdes
amontonados, de cuerpos meticulosamente ordenados a la espera de ser incinerados o
sepultados. Seres anónimos en las interminables listas que a diario se publican. En Co-
lombia, los datos incluidos en las tales listas son: la ciudad donde muere la persona, la
edad, el género y la existencia o no de comorbilidades. ¿Y el nombre? ¿Y el apellido? ¿Y
el oficio? ¿Y su historia? Pero el nombre se omite, no porque no se conozca, se omite por
cuestiones éticas y, sobre todo, de seguridad, ya que al hacer público el nombre del falle-
cido se pone en peligro la vida de la familia, de sus cercanos, pues quien sea portador o
haya muerto por el virus es una amenaza social que debe ser contrarrestada, más en un
país como el nuestro, tan minado de violencia y sevicia.
Así obran muchos ciudadanos aterrados ante la proximidad de la muerte. En la ma-
yoría de los casos, se actúa con violencia o acosando a los familiares, un tanto como se
hacía otrora con los parientes de los suicidas. Según Voltaire, en su época “todavía arras-
4. Marguerite Yourcenar, Memo-
rias de Adriano (Bogotá: Printer tramos por las calles y llevamos al cadalso el cuerpo de un hombre que haya muerto por
Colombiana, 1984), 9. muerte voluntaria; hacemos todo lo que podemos para difamar su memoria; deshonra-
5. Voltaire citado en Juan Carlos mos a su familia tanto como sea posible; castigamos al hijo por haber perdido a su padre
Pérez Jiménez, La mirada del suici-
da. El enigma y el estigma (Madrid:
y a la viuda por verse privada de su marido [...]”.5
Plaza y Valdéz, 2011), 41. Esta agresividad hacia los posibles portadores nace como defensa, como instinto pro-
6. Sigmund Freud, “Lo ominoso”, tector, pero también emana de la angustia que genera la incertidumbre de enfrentarse al
en Obras completas, Vol. XVII
(Buenos Aires: Amorrortu,
“enemigo invisible” –como se califica al virus–. Lo invisible es un significante aterrador
1976/1919), 305-12. para el ser humano, ominoso al decir de Freud,6 pues refiere siempre a lo más familiar, lo
• Polifonía para pensar una pandemia 202
más cercano, que es finalmente lo que más horror puede producir. Y lo invisible es una
metáfora de lo desconocido, algo que remite de forma directa a la idea de la muerte. En
cualquier caso, lo que se evita finalmente no es el virus, es la posibilidad de la muerte que
viene con él, trajeado de humano. Esta angustia generada por la muerte se transforma en
agresividad y desafío, de modo que la negación vuelve a imponerse como un mecanismo
psíquico que protege de ese afecto penoso.
En su texto “Nuestra actitud ante la muerte”,7 Freud sostenía que la negación de la
muerte empobrece la relación con la vida y este detrimento se refleja en varios aspec-
tos: se resta fuerza al riesgo, se limita la creación y se exacerba el control. Desde la li-
teratura, Octavio Paz, en uno de sus escritos, concluye que la relación de proximidad
que sostiene el mexicano con la muerte es un modo velado de acercarse a ella para
evitarla, para desmentirla, un intento de domesticación de la angustia. Finalmente
expresa que “el culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a
la muerte. Ambas son inseparables, una civilización que niega la muerte acaba por
negar la vida”.8
Y es que la muerte por Covid-19 se torna espeluznante: “La muerte en las pandemias 7. Sigmund Freud, “De guerra y
pierde dignidad. Los viejos mueren solos, no hay rituales, no hay velorio. No tienes los muerte: temas de actualidad”, en
Obras completas, Vol. XIV (Buenos
gestos colectivos que consuelan a los que quedan. Las muertes en hospitales, solos, son
Aires: Amorrortu, 1976/1915),
indignas”.9 Se trata entonces de una muerte solitaria, sin rituales, sin dolientes que efec- 273-303.
túen los homenajes y ceremonias para despedir al amado y alivianar el dolor de la pérdi- 8. Paz, “Todos santos”, 65.
da, sin presencia que custodie la definitiva ausencia, “[...] Este es un tiempo donde se teje 9. “Adriana Goñi: la muerte en
con hilos precarios la espesura del duelo”.10 Las iglesias, los cementerios, las funerarias, las pandemias pierde dignidad”,
Emiliana Pariente, La Tercera,
todos los estamentos implicados en preparar y apoyar la disposición final del cadáver de- 28 de junio 2020, https://www.la
bieron limitar su hacer en favor de custodiar la vida. El barquero detuvo su embarcación tercera.com/paula/noticia/adriana-
goni-la-muerte-en-las-pandemias-
para los muertos de la peste moderna, debió ajustarse a los protocolos.
pierde-dignidad/DF4CNP2VNRD
MFEW5M7UIOGTZCQ/.
La exacerbación del control 10. Valeria González y Carlos
Gutiérrez, “El duelo en tiempos
Aunque es un hecho del orden de lo real lo que está sucediendo, llama la atención, en de pandemia: la muerte escrita”,
particular, el modo como los seres humanos tratamos eso que se nos escapa al control, Página 12, 7 de mayo de 2020,
https://www.pagina12.com.ar/264
eso que hace las veces de transgresor de lo cotidiano, de la vida programada. Ya no so- 324-el-duelo-en-tiempos-de-
mos capaces de resistirnos a la alienación del control, hemos perdido la capacidad de pandemia-la-muerte-escrita.
203 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
vivir en lo contingente, y prueba de ello es que nos obligan a confinarnos, pues este acto
dejado a la voluntad individual nos rebasaría.
Entonces, al declararse la pandemia viene lo inevitable, una de las cosas que más se
sabe hacer en esta época: la experticia del control, protocolos para todo y para todos,
uniformidad en el comportamiento, “siga la regla y salve su vida”, ese es el eslogan de
una sociedad que se especializa en hipervigilar, que sabe reducir el mundo subjetivo a
estándares y procesos que solo hay que aprenderse y replicar. El control de la salud y de
la vida en general se basa en estándares de autocuidado, todo lo exterior se torna una
amenaza y por ello hay que resituarse frente a lo otro: las expresiones de afecto cuerpo a
cuerpo son nocivas, también así la cercanía o la proximidad, el contacto social se vuelve
un riesgo inminente, todo lo que camine o respire erguido es potencialmente pernicioso.
El único modo de contrarrestar la diseminación del virus es mediante el autocontrol, y
como nadie sabe cómo hacer eso las autoridades sanitarias despliegan su arsenal proto-
colar: haga esto, no haga esto, deje de hacer, evite, pero sobre todo ¡confínese! Esa es la
regla de oro en un mundo que solo está diseñado para vivir en la exterioridad.
Es bien singular que en un mundo donde reina el yo, la supremacía de la indivi-
dualidad, emerja algo que ofrezca una única salida: la común-unidad, la supresión del
egoísmo en favor de lo mutuo; es volver a lo esencial, reencontrar la razón por la cual los
hombres un día decidieron congregarse para poder vivir juntos.11 La extrema individua-
lidad convocada por la solidaridad, tan ajena en estos tiempos.
La oferta de lo que se puede realizar se lleva a la casa, se despliegan miles de activida-
des posibles para que el encierro no sea una limitación, incluso se abrogan la osadía de
protocolizar el comportamiento y la expresión emocional a fin de evitar el declive mental.
Toda esta precaución genera de un modo indirecto nuevas aversiones, nuevos miedos,
nuevas formas de poner un límite a lo otro y, con ello, otras formas de vinculación, pues
hay algo invisible que ronda los encuentros. Una especie de intimidación se instala en los
escenarios social y familiar, también una especie de vigilancia y de crítica severa ante el
11. Sigmund Freud, “El malestar comportamiento del otro, estornudar en público es como detonar una bomba en medio
en la cultura”, en Obras completas,
Vol. XXI (Buenos Aires: Amorror-
de una multitud, por lo menos eso dicen las miradas de quienes lo presencian. Nuevos
tu, 1976/1930), 57-140. miedos, nuevas aversiones, nuevos límites, nuevos ropajes de la angustia por la muerte.
• Polifonía para pensar una pandemia 204
Este afán de control a la vida doméstica se vuelve caldo de cultivo para todos aquellos
que pertenecen al mundo del espectáculo, o que aspiran a tener un lugar en la platea de
la fama, aquellos que son fieles a una de las propuestas centrales de esta época: la visi-
bilidad. Si usted no es visible, no existe. Es lo que María Paula Sibilia nombra como las
tiranías de la visibilidad: “[...] parece tratarse de un gran movimiento de mutación subje-
tiva, que empuja paulatinamente los ejes del yo hacia otras zonas: desde el interior hacia
el exterior, del alma hacia la piel, del cuarto propio a las pantallas de vidrio”.12 Entonces
se despliega todo un arsenal de apuestas y propuestas que proceden de artistas, depor-
tistas, políticos rastreros, hasta literatos he visto (con gran desconcierto), profesionales
de todas las áreas, en especial de la salud, todos ellos “aportando su grano de arena” para
hacer más llevadero el confinamiento. Pero, al agudizar la mirada y el oído –sobre todo–,
es posible notar cómo sus apuestas no son más que un modo de publicitarse, ganar ra-
ting, posicionar (¿o posesionar?) aún más su nombre, pues, aunque ya no puede hacerse
ciclismo en las carreteras, fútbol en la cancha de un escenario deportivo, gimnasia en
un gimnasio, música en el coliseo atestado de fans, la habilidad se virtualiza en pos de
mantenerla viva: habrá que ver grandes gimnastas trepando en sus muebles, ciclistas pe-
daleando sin moverse del patio de la casa, futbolistas rebotando un balón contra la pared
y, en el mejor de los casos, haciendo ejercicio para que sus fans los imiten en procura de
cuidar la salud, conciertos virtuales precedidos de un discurso filantrópico del artista,
exaltando su compromiso y solidaridad con los confinados, escritores haciendo Face-
book Live con sus seguidores, desplegando con el ramillete de las palabras las más sofis-
ticadas formas de domesticación literaria, aderezadas con el cacareo de sus actividades
propandemia (hay una versión española de esto en Facebook, tan ilustrativo es el per-
sonaje que hasta se presenta como acabada de levantarse, sin ningún reparo en mostrar
su desaliño). Sibilia diría ante todo esto: “[...] el homo privatus debe metamorfosearse”.
El asunto con estas guías y protocolos es que, en la efervescencia del instante ini-
cial, algunos las practican con una rigurosidad pasmosa, pues hacerlo es “asegurarse”
lo que la guía le sugiere: buena salud, higiene mental, cero ansiedades, despliegue de
creatividad, invertir el tiempo, canalización de la angustia, la soledad y la agresividad, 12. María Paula Sibilia, La intimi-
dad como espectáculo (Ciudad de
“reinvención”... Sin embargo, en pocos días todo cae por su propio peso: la rutina, el México: Fondo de Cultura Econó-
tedio, la intolerancia barren con toda buena intención propia y ajena; si no hay voluntad mica, 2017), 105.
205 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
no hay disciplina, lo impuesto se torna algo pasajero, lo que es producto del esnobismo
pasa como un viento efímero, se desvanece, y con ello la fantasía de sobrevivir a la cua-
rentena, pues no existe normatividad alguna que pueda regular las pasiones humanas,
su desenfreno es inevitable, algo del orden del placer en el sufrimiento emerge siempre
como una constante.13
Sigmund Freud lo decía de una manera genial: hay enfermos que lo único que desean
es no curarse de su mal, aunque lo pareciera por todos los intentos fallidos que hacen.
En este punto uno puede ver cómo todo ese arsenal de propuestas para el bienestar se
convierte en otro más de los insumos que ofrece la sociedad del consumo y del entrete-
nimiento, y que, como todos, es muy poco lo que calma los apetitos humanos, la muerte
se ríe de ello.
La aprovechada muerte
La gran mayoría de quienes morirán (¿o moriremos?) en esta pandemia será a causa
de la falta de recursos médicos para curar los estragos del virus, triste realidad. Pero
quizá lo más difícil de comprender es la desnudez en la que hemos quedado en relación
con los sistemas de salud. Desde las luchas revolucionarias, hemos sabido siempre que
los graves problemas que intentan hacer visibles a través de sus protestas públicas son
aquellos relacionados con la educación, la salud, los servicios públicos, la inequidad,
la injusticia, entre otros. En cuanto al deficiente sistema sanitario, ya no será necesario
sacar ataúdes en sus marchas, alegar argumentos por el número elevado de tutelas, ni
encadenarse a los centros de salud buscando atención, no; toda la falencia del sistema la
enrostró el minúsculo bicho. La emergencia obligó a dotar con lo necesario todo lo que
sea espacioso: coliseos, hoteles, centros de convenciones, viejos hospitales clausurados,
“lo que nunca hemos atendido porque es que el presupuesto estatal dirigido al sector es
insuficiente”, dice uno de los políticos de turno. Hoy lo prioritario es “salvar vidas”. Me
queda la pregunta: ¿no será salvar el sistema? Interesante también cómo la voz de los
olvidados por el sistema (los enfermos) se ha callado, entre los detractores del sistema ya
no hay reclamos, no hay urgencias, no hay tutelas, no hay situaciones de vida o muerte:
13. Freud, “El malestar”. “pase usted, señor –¿o señora?– coronavirus, le cedemos el puesto en la platea”.
• Polifonía para pensar una pandemia 206
Porque no se puede negar que la falencia que enfatiza esta pandemia es la deficiencia
e ineficiencia de los sistemas de salud en casi todo el mundo, sobre todo en países ter-
cermundistas. Lo que se revela claramente es la miseria estatal para apostar por sistemas
sanitarios que tengan la capacidad de atender una situación contingente de este tipo, y
de cualquier otro. Se precian en el mundo moderno de los adelantos médicos: fecunda-
ción in vitro, trasplantes de todo tipo de órganos, control de la deficiencia orgánica desde
la concepción en el vientre. Sin embargo, los centros de atención en salud son paupérri-
mos en dotación de los insumos y equipos necesarios para atender “una gripita”, al decir
del presidente de Brasil Jair Bolsonaro. Todavía recuerdo al presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, quien, con su vozarrón de magnate hollywoodense, decía que
lo más importante de su administración era salvar la economía y que el país debía abrir
sus comercios por el bien de esta. Al respecto, asegura la filósofa Judith Butler: “Lo que
más me preocupa en este momento es la forma en que las demandas capitalistas para
reabrir la economía aceptan que la economía requiere de la muerte de las personas más
vulnerables de nuestras comunidades. Saben que la intensificación del contacto social
con el propósito de hacer renacer la economía pondrá en riesgo a las personas mayores,
o aquellos con sistemas inmunológicos deteriorados, o los que no pueden refugiarse o
tienen menos acceso a la atención médica”.14
Desde la perspectiva de esta autora, los afanes capitalistas propenden por la salud
de la economía, más que por la de los ciudadanos de a pie. Qué más da, si el virus igual
va a estar contoneándose por ahí mientras no exista vacuna alguna. El hecho es que la
14. “Judith Butler: ‘El utilitarismo
apuesta es recuperar los índices de producción, mantener el rendimiento financiero y está dispuesto a dejarnos morir
estabilizar la economía, de otro modo sus administraciones se volverán insostenibles; para que la salud de la economía se
mantenga fuerte’”, Baltazar Daza,
es, finalmente, una apuesta por la supervivencia, exponerse al riesgo de morir es tan
La Tercera, 26 de mayo de 2020,
solo una respuesta emanada de la necesidad y no de una actitud responsable con lo con- https://www.latercera.com/cul-
tingente, “una sociedad obsesionada con la producción es incapaz de entender el juego to/2020/05/26/judith-butler-el-
utilitarismo-esta-dispuesto-a-
fuerte, la muerte como intensidad vital”.15
dejarnos-morir-para-que-la-salud-
Poderosas naciones como Italia, España, Gran Bretaña, Estados Unidos fueron em- de-la-economia-se-mantenga-
fuerte/Butler, 2020.
bestidas con la violencia de la peste. La ola de ciudadanos fallecidos ni siquiera fue causa
15. Byung-Chul Han, La desapa-
del controvertido bicho, fue causa de la imprevisión, del desacato a las normas de higie- rición de los rituales (Barcelona:
ne básicas, de la soberbia narcisista de sus dirigentes que apostaban su mirada a asuntos Herder, 2020), 38.
207 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
médico de urgencias, a una pobre auxiliar de enfermería, porque eso son para mí: unos
pobres funcionarios de este sistema mórbido que los ha puesto como protagonistas para
taponar el fondo de sus inequidades, de sus debacles administrativas, de su intransigen-
cia para atender los permanentes reclamos por el no pago a tiempo de los salarios, por el
descuido en la operación del sistema de salud.
Hoy pululan en las redes sociales miles de homenajes, de campañas que exaltan la
labor del personal de salud. Los periodistas buscan la información de primera mano
de quienes se han convertido en protagonistas del espectáculo, aquellos que, con cierta
desazón, confiesan que son a la vez desdeñados y discriminados por sus vecinos, por
ser posibles focos de infección. En Bogotá, Colombia –y en varias ciudades del país–,
algunos se quejaron de ser rechazados en el transporte público, algunos otros han sido
amenazados directamente con sentencias de muerte. Lo de héroes es una maniobra pu-
blicitaria que, de algún modo, insisto, tapona la escabrosa realidad del sistema.
Con el tiempo, en toda ciudad infectada y aislada los vendedores de supermercado,
los policías, los guardas de tránsito, los que prestan servicios domiciliarios, los ven-
dedores de farmacia, los funerarios se volvieron héroes, todo aquel que simplemente
esté cumpliendo su función obligatoria, por fuera de las restricciones del aislamiento
social, se volvió héroe, “están arriesgando su vida por nosotros”. ¡Mentira! Solo están
cumpliendo con su deber a riesgo de ser contaminados por el bicho –humano claro,
porque sería otro humano quien lo contagiaría–, pero qué más da, tienen que traba-
jar para sobrevivir. Lo que quiero decir es que hay algo mediático en todo esto, algo
farandulesco, porque al pueblo “pan y circo”, como dice un viejo adagio. Una vez pase
todo este caos, volverán a ser los de siempre: los obreros, los marginales, los don nadie.
Se alegrarán de haber sido protagonistas por unos días, como se alegra uno cuando
cumple años, pues todos los familiares y amigos se acuerdan de hacérnoslo saber, y al
día siguiente sigue todo igual.
La capacidad de entronizar a cualquiera es una característica propia de esta época,
por eso se exalta a todo aquel que hace algo que se considera arriesgado, sorprendente,
sobrehumano... Según Pascal Bruckner, a esto se le llama las revoluciones minúsculas,
16. Pascal Bruckner, La euforia
realizadas por seres insospechados, pero su fulgor es efímero.16 Los salubristas más afor- perpetua. Sobre el deber de ser feliz
tunados tendrán tumbas o conmemoraciones rimbombantes, pero igual, más pronto (Barcelona: Tusquets, 2001).
209 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
que tarde, serán desterrados de la platea moderna. ¿Qué legaron? Su dedicación forzada
a atender el virus que los mató.
En la misma vía, pero desde otra orilla, surgen múltiples alternativas que protegen
del contagio. Cuando hay tanta amenaza manifiesta, cuando todo es tan oscuro, el ser
humano siempre inventa artificios para lidiar con lo azaroso, con “un enemigo invi-
sible” en este caso. Entonces emergen la superstición, las medicinas alternativas, los
brebajes milagrosos, los ejercicios espirituales de todo tipo, etc. El hecho es que todas
estas alternativas encuentran en las redes sociales el modo de hacerse visibles y de ob-
tener aprobación por parte de los incautos, los atemorizados, los esperanzados. No hay
remedio posible para el virus, no por ahora, y probablemente hasta dentro de un buen
tiempo. Por más que se especule que todo esto es una guerra química oculta, que hay
intereses políticos de por medio, que las grandes potencias del mundo están implicadas
en una sucia batalla que compromete a la humanidad, por más que muchos aseguren
que es una estrategia mercantil de las industrias farmacéuticas, por más y por más que
se especule, este minúsculo ser vivo es simplemente un germen que la naturaleza, en
su compleja transformación, produjo y con el que estamos encartados, por un tiempo
al menos.
Soy de los que creen que de esto vamos a salir, o van, no sé... –este “vamos a salir” no
hace parte del eslogan optimista con el que se trata este asunto por todas partes, surge
de mi convicción de que también el ser humano puede enfrentarse a circunstancias ex-
tremas y encausarlas con su inteligencia–. La insistencia humana se verá desfilar a través
de miles de artificios para contratacar al enemigo invisible, todos ellos fallidos, todos
paridos en las mentes de los leguleyos del saber, los mercachifles de la pantalla chica y de
la grande, vaticinadores que proponen su cura para la desgracia Covid-19.
Lo esnob: reinventarse
Aunado al deseo de contrarrestar el virus a través de múltiples artificios, ha surgido un
vehemente llamado a la reflexión sobre lo que esta pandemia nos quiere decir: ¿qué es lo
que trae como mensaje para la humanidad? Las interpretaciones han sido de todo tipo
y calibre, porque parece claro que todo este acontecimiento entraña un sentido oculto
que urge develar. Desde hace algunos años vienen sucediendo una serie de fenómenos
• Polifonía para pensar una pandemia 210
que son alarmantes para la humanidad: el cambio climático, el deterioro del medio am-
biente, la comercialización de sectores como el de la educación y la salud, la idiosincrasia
narcisista de los gobernantes en el poder, la banalización de la vida en las redes sociales,
en fin... Hoy, todas estas problemáticas se han convertido en el hilo que permite hilvanar
un sentido para esta tragedia: hay un precio que se está pagando por la arrogancia, el
despilfarro, la depredación y la depreciación que el ser humano ha asumido para habitar
esta tierra. Se habla de excesos, de abusos, de sobrepasarse en todo, y entonces sucede que
este minúsculo ser aparece para aquietar los bríos, para dar una “lección de humildad”,
para mostrarnos lo frágiles que somos y la impertinencia de nuestra petulancia zoológica.
Lo extraño es que el virus parecemos ser nosotros, pues una vez confinados las aguas
se aclararon, la atmósfera volvió a ser azul y el aire volvió a ser respirable, los animales
allanaron todos los espacios posibles, la salud y la educación merecieron todas las mi-
radas, las redes sociales se tradujeron en un medio para la solidaridad, los gobernantes
“pelaron el cobre”. La humanidad se transformó, pero no como producto de una re-
flexión: fuimos obligados, la angustia por la muerte nos doblegó.
No hay sentido, no, no nos quiere decir nada la Covid-19, es que somos demasiado
conscientes de que actuamos mal, de que estamos perdidos, pero sabemos engañarnos
muy bien y, además, ser unos perfectos narcisos que andamos por el mundo en una
complacencia egoísta y hedonista. Esta amenaza nos ha puesto a mirarnos al espejo que
siempre habíamos ignorado. La soberbia humana ha sido herida, pero no por la incle-
mencia del virus, más bien por la fuerte conmoción que ha producido en su seno: hemos
sido dominados hasta el punto de que se ha puesto en entredicho todo lo que la huma-
nidad ha construido; la vida se detuvo, el planeta seguía gravitando, mientras el mundo
detenía su convulsiva y desenfrenada apuesta globalizadora y capitalista.
Resalto un elemento que he dibujado de diversos modos: es una realidad que estába-
mos perdidos y, más aún, que lo seguimos estando. Tanto así que un evento como estos
nos pone a predecir lo que vendrá, las transformaciones y aprendizajes nuevos que nos
dejará el virus como gran lección, como si el hecho de haber renunciado por un tiempo
a la libertad de andar por ahí tuviese que tener una recompensa. Aquí se impone mi pe-
simismo de siempre: este evento no dejará nada, no enseñará nada, saldremos (¿?) de él
más consternados, dubitativos, llenos de promesas como cada inicio de año nuevo, pero
211 Covid-19 y muerte en la sociedad del espectáculo •
luego nada, todo volverá a su cauce y con ello la inequidad, la desigualdad, la inhumani-
dad, la soledad, la arrogancia (más aún si no fuimos una de las víctimas).
Sin duda alguna habrá “progresos” en ciertos asuntos, como la educación en línea,
la prevención y el autocuidado, el teletrabajo, los servicios de salud, pero en esencia
seguiremos siendo seres ruines y egoístas, que vamos depredando el universo. La ya
acreditada idea de que seremos mejores, de que “sí se puede”, de que saldremos de esta,
es solo una de las falacias que ha promovido la época del entretenimiento, una época
en la que la vida se recrea a través de la moda, lo fashion, la virtualidad, la impostura
que promueve el espectáculo. Un “yo ficción”17 que ahora se adereza con la apuesta por
la reinvención, la que, supongo, es hacer algo distinto con lo que se es o se hace en el
ahora, pues la realidad que propone el riesgo de infectarse y el confinamiento requiere
de nuevas actitudes, otros movimientos, un accionar diferente. En los medios de comu-
nicación –que hoy son muchísimos– pululan diariamente las reinvenciones, los reinven-
tados, solo falta ponerles la etiqueta de héroes también. Byung-Chul Han sostiene que la
apuesta del hombre moderno es la búsqueda de autenticidad, de originalidad, un hecho
fatal que lo único que ha producido es un narcisismo hipertrofiado, seres afanados en
fabricar su imagen de tal modo que sea única.
Pienso que este asunto de la reinvención abona aún más esta actitud moderna, le fa-
vorece en todo para que ese “yo ficción” fabule sus contornos. Este hecho lo que conlleva
es un fuerte golpe a nuestro deseo de comunidad, de permanecer juntos, pues, dice el
autor, “[...] Se trabaja permanentemente en la producción de sí mismo. De este modo,
el culto a la autenticidad atomiza la sociedad”.18 Reinventarse no es otra cosa que seguir
apostándole a la encomienda de producción que propone el sistema neoliberal, en ese
caso, reproducción narcisista.
Con todo esto, lo más paradójico es que la Covid-19 se mueve a sus anchas, delez-
nando todo cuanto se haga por su propagación. Nuestro cuerpo es su vehículo de tras-
lado y, aun cuando la cautela y la rigurosidad aséptica intentan detenerlo, esto solo se
logra en parte, pues su invisibilidad, su volatilidad y su minúscula talla lo convierten en
un peregrino sin límite, por lo menos hasta que la ciencia encuentre cómo eliminarlo. Lo
17. Sibilia, La intimidad. paradójico es que luego de tantas medidas y de tantos controles la exigencia capitalista
18. Han, La desaparición, 17. de volver a la vida ha forzado la liberación paulatina de las amarras, y con ello miles
• Polifonía para pensar una pandemia 212
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Cuarta voz
América Latina con la expansión de la frontera agroindustrial, una medida impositiva 13. Ribeiro, “La fábrica”.
14. Mauricio Ceroni, “Rasgos cen-
que viene desde los centros hegemónicos (especialmente Estados Unidos), provocando
trales del agronegocio en Latinoa-
la apropiación del capital sobre los territorios y los bienes naturales con devastadores mérica: la experiencia de Uruguay”,
impactos sociales y ambientales.14 Perfiles Latinoamericanos, Vol. 26,
no. 52 (2018): 1-29.
¿Cómo se relacionan estos elementos estructurales con la pandemia? En realidad, se
15. Svampa, “Reflexiones para um
pueden apreciar varios ángulos de este debate. Como hemos argumentado, este virus en- mundo”; Ribeiro, “La fábrica”;
carna un síntoma de la decadencia del capitalismo y el modelo neoliberal, pero también Marina Aizen, “Las nuevas pan-
demias del mundo devastado”, en
es causa de la confluencia de factores depredadores de los ecosistemas y de la vida plane- La fiebre. Pensamiento contem-
taria. En esta dirección, parecen reveladores los planteamientos de varios pensadores/as poráneo en tiempos de pandemia
(Buenos Aires: aspo, 2020), 59-68;
de la corriente crítica latinoamericana,15 cuando señalan que la propagación de los virus
Ariel Petruccelli y Federico Mare,
letales de los últimos tiempos (Ébola, sars, vih, gripe aviar y porcina, Covid-19) es cau- “Pandemia: paranoia e hipocresía
sada por la destrucción de los ecosistemas, la deforestación, los monocultivos, el tráfico mundial”, en La fiebre. Pensamien-
to contemporáneo en tiempos de
de animales silvestres y la cría industrial y masiva de animales (pollos, pavos, cerdos y pandemia (Buenos Aires: aspo,
vacas), que generan la mutación, reproducción y transmisión de virus de origen animal, 2020), 131-68.
cuyas “cepas infecciosas estaban controladas dentro de su propia población”.16 16. Ribeiro, “La fábrica”, 50.
219 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
Otra arista susceptible de analizarse en este contexto es la relacionada con las conse-
cuencias o efectos que provoca el coronavirus. Para ello, es preciso retomar la perspecti-
va expuesta. Hemos argumentado la forma como el sistema económico capitalista y las
prácticas extractivistas han derivado en el colapso ambiental que propicia la propaga-
ción de múltiples virus letales como la Covid-19. También hemos explicitado que, si bien
el virus es en principio democrático porque no diferencia estatus o privilegios sociales al
atacar un cuerpo, en la práctica sus efectos son profundamente discriminatorios, debido
al entramado de las desigualdades imperantes ya mencionadas.
Entonces, las inequitativas condiciones socioeconómicas y los estigmas derivados de
las marcas de identidad colectiva e individual son factores decisivos en el tipo de afecta-
ción que sufren las poblaciones por la pandemia y el confinamiento. En otras palabras,
los efectos de la pandemia y de la pospandemia son y serán proporcionalmente desigua-
les y discriminatorios con las realidades preexistentes. Con un agravante: las carencias y
precariedades se agudizan durante los tiempos de la pandemia. Son muchas las grietas
sociales que se viven en América Latina, y que configuran la situación de crisis ya latente
y anunciada por las movilizaciones sociales.
Recordemos que esas grietas sociales y desigualdades no son aisladas ni fortuitas.
Desde la perspectiva relacional adoptada en esta reflexión,17 cabe afirmar que las múl-
tiples dimensiones de la vida están íntimamente imbricadas (es decir, lo biológico, lo
ambiental, lo societal y lo cultural), generando movimientos y procesos que prefiguran
las manifestaciones anteriormente abordadas de causa-síntoma-efecto, las cuales apare-
cen sobreexpuestas durante la pandemia. Como se ha dicho, el deterioro ambiental se
transforma en deterioros social y corporal. De la misma manera que las políticas econó-
17. El enfoque relacional surge micas y sanitarias ancladas en el modelo neoliberal repercuten en el bienestar ambiental,
en los contextos social, político
social y corporal. Sobre estas políticas, es relevante destacar tres ámbitos en los que la
e intelectual de los años 70
del pasado siglo, a partir de la continuidad de la vida, sobre todo en los sectores más precarios de la sociedad, se ha
discusión y superación crítica de visto duramente amenazada.
las dicotomías esenciales: materia
vs. idea; estructura vs. agencia; Primero, el derecho esencial de la condición humana: el trabajo digno. Ha sido vul-
individuo vs. sociedad. Propone nerado desde los inicios de la era neoliberal, cuando se tornó flexible, inseguro, temporal
una perspectiva analítica dialógica
e interino. Estas medidas no solo afectan a las personas pobres marginales y tercermun-
y relacional para una lectura más
integral del mundo social. distas, sino también a las clases medias y, en general, a la población del primer mundo.
• Polifonía para pensar una pandemia 220
densidad y magnitud. Según los datos disponibles, y aún preliminares, se habla del no- 19. Organización Internacional del
Trabajo, oit, Panorama laboral 2019
torio aumento de los feminicidios (de por lo menos un 8 % con respecto al año anterior, América Latina y el Caribe 2019
según la cepal), así como de las llamadas de ayuda. No se trata de un fenómeno nuevo, (Lima: oit, 2019).
221 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
como ya se ha dicho, pero sí alerta sobre las hendiduras sociales que generan desigual-
dad y sufrimiento social. Hace más evidente los problemas o, como dice Sousa Santos,20
las crisis latentes que a veces, bajo los múltiples sofismas del capital y de la sociedad del
consumo, se naturalizan y/o se minimizan en la tesitura de la cotidianidad.
Estos argumentos intentan mostrar que el centro del problema no radica en la pande-
mia. Tal vez esta sea una alerta necesaria ante la carrera acelerada que el sistema econó-
mico del capitalismo extractivista accionó hacia la propia destrucción de la humanidad
y del planeta.21 De hecho, la pandemia no crea la crisis, solamente la agudiza y la eviden-
cia. Tampoco acaba la vida, solamente nos muestra su fragilidad, nuestra fragilidad.22
Estamos ante un momento crucial de carácter global, un paro súbito que nos lleva a
pensar en la destrucción ambiental, en “la sobreestimulación, la aceleración constante,
la competencia generalizada y la sobreexplotación con salarios decrecientes”.23 En este
sentido, es una oportunidad para reflexionar sobre la vida y el futuro de la humanidad,
de las otras especies y del propio plantea.
Esto no es algo nuevo, muchos movimientos sociales y de protesta daban señas res-
pecto a que “el modelo económico dominante [de acumulación del capital] no estaba
funcionando bien para la mayoría de la población”.24 Particularmente en América Lati-
20. Sousa Santos, La cruel na, países como Chile o Colombia estaban, en el momento que aparece la pandemia, vi-
pedagogía.
viendo un intenso proceso de lucha y protesta por las precarias condiciones de vida y del
21. Aizen, “Las nuevas pandemias”.
asesinato sistemático de líderes sociales. Al respecto, llama la atención que, justamente,
22. Butler, “El capitalismo”.
23. Berardi, “Crónica de la psico-
el país “modelo” o “jaguar”, como lo llamaban sus promotores en analogía con los “ti-
deflación”, 41. gres” del sudeste asiático, respecto a la implementación y desarrollo del neoliberalismo
24. Harvey, “Política anticapita- en Latinoamérica, Chile fuese el epicentro de estos levantamientos populares: “[...] un
lista”, 81.
estallido social que viene de una acumulación de una serie de tensiones, por deman-
25. Octavio Avendaño en
“Protestas en Chile responden a
das sustantivas que históricamente no han sido resueltas [...] como el sistema privado
la desigualdad social y al modelo de pensiones, el sistema educacional, los derechos laborales, y esto generó un cuadro de
neoliberal de la dictadura”, presión que finalmente explotó [...] gran parte de las demandas ciudadanas responden
Francisco Bravo, 25 de octubre de
2019, https://mundo.sputniknews. a la fuerte desigualdad económica y social que existe en Chile [...] apuntan a todo lo
com/america-latina/201910241089 estructural, al modelo de desarrollo que implica el neoliberalismo”.25
096253-protestas-en-chile-respon
den-a-la-desigualdad-y-al-modelo-
Este hecho puede interpretarse como una clara señal del fracaso de este modelo. En
neoliberal-de-la-dictadura/. circunstancias como las actuales, cuando se caen los velos de la opresión y se visualizan
• Polifonía para pensar una pandemia 222
las causas estructurales de la crisis del capitalismo, es posible avanzar en una reflexión
que nos lleve más allá de los campos económico y político, para indagar por el sentido de
lo humano, de los valores y de las utopías, interpelando a los ideales instaurados por la
hegemonía noratlántica sobre el desarrollo, la modernidad y el progreso que han demos-
trado conducir hacia la muerte y la negación del otro. Cobran relevancia otras posibili-
dades, otras epistemologías, otros saberes y otras utopías. Tal vez sea tiempo de escuchar
a los movimientos sociales, los “profetas del presente”, como los llama Alberto Melucci:
“Los movimientos sociales son una señal. No sólo un producto de la crisis, los últimos
efectos de una sociedad que muere. Son, por lo contrario, el mensaje de aquello que está
naciendo [...]. Anuncian los cambios posibles, no en el futuro distante sino en el presente
de nuestras vidas [...] dicen algo que los trasciende y hablan por todos nosotros”.26
Los movimientos sociales, las comunidades y, en general, los sujetos subalternos27
que han resistido históricamente a la dominación están llamados a mostrar caminos
alternativos y a nutrir de esperanzas y proyectos de futuro que construyan nuevas po-
sibilidades de vida. Este texto comenzó con la imagen de los trapos rojos ondeando el
cielo, como una señal que presagia tanto el dolor como la lucha. Esta es la idea que ani-
ma la presente reflexión, de un lado, la denuncia del sufrimiento social derivado de la
desigualdad y la injusticia social, pero, por otro, la voz que brota de los de abajo, de las
otredades negadas y excluidas. Sobre esta última noción queremos profundizar para 26. Alberto Melucci, A invenção
intentar sumar, desde el debate crítico y en contexto, a las alternativas societales que do presente: Movimentos sociais nas
sociedades complexas (São Paulo:
se vienen construyendo desde distintos lugares del planeta y, específicamente, desde el
Vozes, 2001), 11. Traducción propia.
sur global en América Latina; retomando discusiones de pensadores de la teoría crítica, 27. Se entiende por subalternidad, de
como de las experiencias y los diálogos con líderes y pobladores de las periferias urbanas acuerdo con Williams, el reconoci-
miento de las desigualdades entre
de la ciudad de Medellín, Colombia.
las clases sociales que incluye dos
Pero, antes de entrar en el debate de las alternativas, es necesario esclarecer de qué tipo aspectos clave: el abordaje de las
relaciones económicas e ideológicas
de sujetos estamos hablando. La combinación de las tres principales estructuras de domi-
como parte de un proceso total y
nación desplegadas por las élites del mundo occidental –el capitalismo, el colonialismo la óptica del poder como proceso,
y el patriarcalismo–28 han producido múltiples otredades negadas y excluidas. La lista es continuamente resistido y desafia-
do. Raymond Williams, Marxismo
enorme, pasa por el color de piel, la clase social, el género, etc.; además de sus intersec-
y literatura (Barcelona: Ediciones
ciones (perversas) que potencializan las formas de desigualdad y discriminación. Y entre Península, 1980).
los últimos lugares de estas escalas sociales se encuentran los habitantes de las periferias 28. Sousa Santos, La cruel pedagogía.
223 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
urbanas, cuya gran mayoría carece de las condiciones básicas para una vida digna: tra-
bajo estable, alimentación (en cantidad y calidad), vivienda adecuada, acceso a servicios
públicos (agua, luz, telefonía) y derechos sociales como la salud y la educación. Se trata
de territorios alejados de los centros de las ciudades, ubicados en los bordes y zonas pe-
riurbanas de las grandes ciudades, donde se han refugiado contingentes de pobladores
desplazados por la miseria, la guerra o la falta de oportunidades de las áreas rurales.
Las periferias son territorialidades construidas por población empobrecida y margi-
nalizada: “Las periferias populares de las metrópolis latinoamericanas nacieron y crecie-
ron como alternativas informales de acceso a la vivienda para los ciudadanos excluidos
de los mercados formales”.29 Son espacialidades con muchas carencias y precariedades,
condición que ha sido objeto de distintas formas de estigmatización social, comenzando
por la manera de nombrarlos: los “parias urbanos”, los “miserables”, los “tugurios”. O,
incluso, una estrategia más sutil, pero no por ello menos agresiva: su invisibilización,
pues muchos de estos barrios informales no han sido reconocidos, no hacen parte de las
estadísticas ni de la historia oficial. Pero, también, por las medidas excesivas de control y
represión por parte de las fuerzas armadas estatales, a través de los operativos militares
en estos territorios: redadas, capturas, torturas y asesinatos de estos pobladores, que son
justificados a nombre de su supuesta “peligrosidad”.
En los barrios de la periferia fue donde aparecieron los trapos rojos como grito de
alerta por el hambre, pues la mayoría de sus pobladores viven de la informalidad, del día
a día. Estar dentro de casa como medida de protección es, en realidad, una condena a
muerte, porque no tienen ingresos estables. Los trapos rojos son una expresión colectiva
no solo del sufrimiento, sino también de la negación a la inmovilidad, al silencio, es un
llamado político que denuncia la precariedad y la injusticia. Este evento se torna, por
tanto, revelador de la capacidad de agencia de estos sectores sociales.
Este es un punto clave para la discusión: la forma como se conciben los llamados pre-
29. Alice Beuf, “De las luchas
carios o “marginales” de la sociedad. De acuerdo con diversos enfoques teóricos, carecen
urbanas a las grandes inversiones. del estatus de sujetos. El funcionalismo los entiende como una anomalía social, una
La nueva urbanidad periférica expresión del descontrol y de la desorganización social. El marxismo los califica como
de Bogotá”, Bulletin de l’Institut
Français d’Études Andines, Vol. 41,
lumpen o ejército de reserva, es decir, un sector sin posición social, al margen de la clase
no. 3 (2012): 474. revolucionaria: los obreros. Algunas perspectivas contemporáneas sobre la precariedad
• Polifonía para pensar una pandemia 224
señalan que carecen de existencia social y, por ello, requieren de un ejercicio externo
de crítica y traducción social: “El estatuto social de la precariedad es la inexistencia.
No son excluidos: son despojados de sí mismos por la sociedad que los fabrica [...]. La
desposesión de sí mismo culmina con la privación de la voz y del rostro del precario”.30
Incluso, teóricos que abogan por enfoques relacionales (sociedad-individuo) siguen esta
misma línea de pensamiento: nunca sujetos. Si acaso objetos de trabajo de campo de los
investigadores que son los encargados, como señala Pierre Bourdieu, de dar forma a un
discurso que el “precario” por sí solo no podría nunca elaborar porque no ha accedido
aún al estatuto de –clase objeto–.31
Contrario a los anteriores puntos de vista, defendemos que, pese a las formas ex-
tremas de precarización, los pobladores de las periferias no pierden su condición de
sujetos. Un primer elemento por considerar es la propia noción del poder; no se trata
de negar la sujeción del sujeto (del precario), pues la misma formación del sujeto se
produce a través del poder, hace parte constitutiva de este: “[...] el poder también forma
al sujeto, le proporciona la condición de existencia”.32 Pero, al mismo tiempo, también
existe un margen de acción, de reconversión, pues, de acuerdo con Judith Butler, el “acto
de apropiación puede envolver una alteración del poder, de modo que el poder asumido
o apropiado actúe contra el poder que le posibilitó ser asumido”.33 Esto quiere decir que,
en potencia, los sujetos subordinados poseen, gracias al mismo poder que los construye,
la capacidad de actuar contra este a partir de la reflexividad y la consciencia de su propia
existencia.
La subjetividad se produce justamente en la confrontación, en la lucha contra el po- 30. Guillaume Le Blanc, Vidas ordi-
narias, vidas precarias (Buenos Aires:
der que los oprime, que los niega. Raúl Zibechi ayuda a develar este proceso en los pobla-
Nueva Visión, 2007), 13.
dores de las periferias urbanas cuando afirma que hacen parte de movimientos sociales 31. Raúl Zibechi, América Latina.
y populares de larga duración, gestados al calor de la construcción de los barrios popu- Periferias urbanas, territorios en resis-
lares, es decir, de las nuevas territorialidades urbanas, entendidas como “el espacio en el tencia (Bogotá: Desde Abajo, 2008).
32. Judith Butler, Mecanismos psíqui-
que se construye colectivamente una nueva organización social, donde los nuevos suje-
cos del poder. Teoría sobre la sujeción
tos se instituyen instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente”.34 (Valencia: Cátedra, 2001), 12.
Esto significa que los pobladores de las periferias han desplegado una importante acción 33. Butler, Mecanismos psíquicos, 21.
social y subjetiva en la creación de sus propios espacios (barrios), transformándolos 34. Zibechi, América Latina, 203.
225 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
en territorios, en una relación simbiótica donde el espacio los recrea como sujetos y
ellos, a su vez, humanizan el espacio.
Cuando se habla del poblamiento de las periferias urbanas y de la construcción co-
lectiva de los barrios populares como un proceso de larga duración, se hace referencia
a una afirmación que contiene, por lo menos, dos dimensiones. Hace referencia, de un
lado, a que no se trata de un acto espontáneo; es parte de una lucha histórica por la tierra
que han librado los sectores populares, campesinos, indígenas y los pobladores urbanos
sin techo. El conflicto armado (para el caso colombiano),35 además de las políticas eco-
nómicas que desamparan la producción local y de pequeña escala, expulsó a miles de
campesinos de sus tierras, se vieron obligados a migrar.
Ante esta situación, la población desterrada activó formas de resistencia social con
35. Colombia ha vivido en “estado
la ocupación de tierras sin producción (de engorde) y de tierras baldías de zonas rurales
de guerra” como una constante y periurbanas, proceso que Jacques April-Gniset36 denominó la colonización popular, es
histórica desde las guerras de la decir, un modelo de poblamiento basado en la autogestión y en la organización comuni-
independencia, hasta supuestamente
la firma del Tratado de Paz con la taria que conectó poblaciones y territorios rurales y urbanos.
guerrilla de las Fuerzas Armadas El otro aspecto para tener en cuenta es el hecho de que el propio proceso de cons-
Colombianas-farc en 2016, con pe-
ríodos de acentuada confrontación trucción de los barrios populares es de largo aliento, implica varias décadas y genera-
y otros de baja intensidad, pero con ciones, tanto para hacer obras comunitarias (acueductos, calles, escuelas, etc.), como
prevalencia del uso de la violencia en
para la construcción de las viviendas: “[...] pueden llegar a significar la espera de toda
la disputa por el poder.
la vida de las familias; incluso, pasando el largo proceso inacabado a los hijos y nie-
36. Jacques April-Gniset, La ciudad
colombiana. Siglo XIX y siglo XX tos”.37 En ese trasegar de la construcción de los territorios de la periferia urbana se va
(Bogotá: Banco Popular, 1992). consolidando el entramado de relaciones sociales, vecinales y afectivas que sustenta
37. Teresa Argüello, Beatriz Argüe- el vínculo comunitario de estos espacios sociales. El tejido social y asociativo nace en
lles y Rosa Badillo, “Características
físicas de la vivienda popular en la la vida cotidiana de estos territorios, afrontando las necesidades esenciales (vivienda,
periferia urbana de Tuxtla Gutié- servicios, desplazamiento) que requieren de la unión, la solidaridad y el aprendizaje
rrez, Chiapas, México”, Quehacer
con base en los acumulados sociohistóricos, las trayectorias de vida y de lucha de sus
Científico en Chiapas, Vol. 1, no. 14
(2012): 4. pobladores que, en conjunto, enriquecen sus estrategias de acción.38
38. Andrea Pérez, “Las periferias en En esta misma línea argumentativa, se propone la noción de persistencia social para
disputa. Procesos de poblamiento
nombrar ese proceso pausado de construcción popular que no es visible ni aprehensible
urbano en Medellín”, Estudios Políti-
cos, no. 53 (2018): 148-70. a primera vista, como lo observa Zibechi: “[...] los de abajo tienen proyectos estratégicos
• Polifonía para pensar una pandemia 226
que no formulan de modo explícito [...]. Detectar esos proyectos supone básicamente
combinar una mirada de larga duración, con énfasis en procesos subterráneos, en las
formas de resistencia de escasa visibilidad pero que anticipan el mundo nuevo que los
de abajo entretejen en la penumbra de su cotidianidad”.39
Por persistencia social se entiende aquellas prácticas socioculturales que hacen parte
del repertorio de vida de comunidades y sujetos subalternos, a través de las cuales lidian
con situaciones de precariedad y opresión, creando otras posibilidades vivenciales. La
persistencia social contiene el sentido de resistencia, de hecho es una forma de resis-
tencia, pero va más allá del sentido de una coraza que se forja para defenderse de las
vicisitudes. Conlleva un proceso de construcción societaria, en el cual los sujetos toman
consciencia de su potencia frente a las formas de opresión, generando no solo respuestas
reactivas, sino alternativas de vida. Aquí radica, justamente, la potencia que emana de
estos pobladores y territorios de las periferias urbanas, en el hecho de ser procesos alter-
nativos de larga duración –persistencias sociales– que se oponen al modelo de la ciudad
del capital o del mercado, y que construyen silenciosamente formas alternativas de ser,
relacionarse y vivir.
Estos elementos cobran aún más relevancia cuando se sabe que ese tipo de vida y de
prácticas sociales de los habitantes de las periferias urbanas se han construido en medio
de las múltiples precariedades y dificultades que produce el sistema capitalista, tanto por
la presión del mercado, el desempleo, la carencia de servicios públicos básicos, vivienda,
etc., como por la nefasta influencia de la cultura dominante (consumismo, individualis-
mo, facilismo, etc.), e incluso bajo la influencia de formas de control imperantes, tales
como el machismo, la violencia, la coacción de los actores armados ilegales y la cons-
tante arremetida de las fuerzas represivas del Estado. De hecho, estos escenarios sociales
lidian contra la fuerza del sistema hegemónico, así como lo advierte Zibechi: “Los terri-
torios de los sectores populares urbanos nacieron y buscan crecer en el núcleo más duro
de la dominación del capital –las grandes ciudades–”.40
Se habla de comunidades y territorios que por sus condiciones de vida han aprendi-
do a luchar históricamente contra la adversidad y, de alguna manera, están preparadas
para la “guerra sin cuartel” instaurada por el sistema capitalista, cada vez más agresiva 39. Zibechi, América Latina, 8-9.
por su potencia tecnológica y militar. En esta ocasión, la lid es contra la pandemia que 40. Zibechi, América Latina, 10.
227 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
de recocinar como un círculo conector, que nos habla del encuentro con la semilla, la
siembra, el cultivo, la cosecha y la transformación en la cocina con la mesa común”.51
Esta propuesta está relacionada con diversas narrativas y políticas ambientales
emancipatorias que recorren a América Latina, y que hunden sus raíces en el horizonte
histórico del buen vivir decolonial, como una búsqueda del bienestar común y la sos-
tenibilidad ambiental.52 Esta propuesta alternativa, defendida por varios sectores popu-
lares, es una fuente esencial para combatir la dependencia alimentaria y, en específico,
el hambre, agudizado en tiempos de pandemia. Pero también cobra especial relevancia
como acción política de protección de la naturaleza, la vida y el futuro de la humanidad.
Una salida esencial a la crisis sistémica y coyuntural.53
Finalmente, nos gustaría enfatizar en una práctica tradicional, ampliamente conocida
pero desvalorizada, y que en las actuales circunstancias emerge con mucha fuerza: el cui-
51. Arnulfo Uribe en entrevista con
dado, en su dimensión más integral, de sí, del otro y del medio ambiente. En el contexto la autora, Medellín, 2020.
de los barrios de la periferia esta práctica tiene una importante resonancia, porque la vida 52. Boris Marañón-Pimentel, Soli-
gira en torno a la esfera de lo cotidiano y de las preocupaciones domésticas, es decir, el daridad económica y potencialida-
des de transformación en América
mundo de lo “privado” ha colonizado la dinámica de vida de estas comunidades, en ac-
Latina. Una perspectiva descolonial
ciones como el compartir la olla comunitaria, el cuidado solidario de los hijos, la sobrevi- (Buenos Aires: clacso, 2012).
vencia a través del trueque, el fiado y la ayuda mutua, etc. Se vive, así, lo que Zibechi llama 53. Svampa, “Reflexiones para
“expansión de una lógica familiar-comunitaria centrada en el papel de la mujer-madre en um mundo”; Ribeiro, “La fábrica”;
Zibechi, “A las puertas”.
torno a la que se moldea un mundo de relaciones otras: afectivas, de cuidados mutuos, de
54. Zibechi, América Latina, 126.
contención”.54 Al respecto, en el barrio Bello Oriente, han recreado una serie de nociones 55. Arnulfo Uribe en conversación
frente al cuidado, que incorporan el sentido subjetivo y político de este acto: “el autocui- con la autora, Medellín, 2020.
dado, la ciudadanía, el ciudadano y la ciudad como territorio [...] el afecto en sí mismo 56. Candelaria Botto, “La salida
será colectiva o no será”, en La
como dinamizador del cuerpo social, reconocerlo y valorarlo como un acto liberador”.55
fiebre. Pensamiento contemporáneo
Desde perspectivas críticas y feminismos latinoamericanos,56 la noción del cuidado en tiempos de pandemia (Buenos
Aires: aspo, 2020), 199-210; Svam-
se ha convertido en eje articulador de propuestas societales alternativas a la crisis actual
pa, “Reflexiones para um mundo”;
y, en general, al capitalismo. En palabras de Svampa, significa “reivindicar que aquellas Bárbara Bilbao, “Nuevo hábitat”, en
tareas cotidianas ligadas al sostenimiento de la vida y su reproducción, que han sido La fiebre. Pensamiento contem-
poráneo en tiempos de pandemia
históricamente despreciadas en el marco del capitalismo patriarcal, son tareas centrales (Buenos Aires: aspo, 2020), 187-98.
para el sostenimiento de la vida”.57 Esta perspectiva hace eco en la propuesta del brasile- 57. Svampa, “Reflexiones para um
ño Leonardo Boff, quien aboga, como nuevo paradigma, el saber cuidar: “En el cuidado mundo”, 29.
231 Los trapos rojos ondean en el cielo: reflexiones... •
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Estado, neoliberalismo y pandemia
Covid-19: opciones para la recuperación
de lo perdido y construcción de nuevas
alternativas
Steven Orozco Arcila1
234
235 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
que el Estado mínimo es inspirador, así como correcto”.2 El anterior párrafo resume de
manera elocuente el pensamiento frente al Estado de Robert Nozick, filósofo que con
tales planteamientos ganó notable reconocimiento en la filosofía política del siglo xx
y que, junto con los planteamientos de otros colegas como Friedrich Hayek y Milton
Friedman (este último Premio Nobel de Economía en 1976), se han convertido en una
especie de credo político y económico para las clases dirigentes de nuestros países.
Con el anterior trasfondo, y en el marco de la crisis económica global de finales de
los setentas y su expresión en América Latina (la denominada “crisis de la deuda”), así
2. Robert Nozick, Anarquía, Estado como de las directrices del Consenso de Washington para salir de esta,3 un enfoque de
y utopía (Ciudad de México: Fondo
de Cultura Económica, 1988), 7.
drástica reducción en las funciones del Estado empezó a ser implementado en diferen-
3. José Antonio Ocampo, tes latitudes, al tiempo que se confiaba en la liberalización de los mercados y capitales,
“Latin America’s Growth and y la función redistributiva y de bienestar social que estos producirían en ausencia del
Equity Frustrations During
primero. Hay que decir también que, dentro de dicho enfoque, la narrativa sobre la ne-
Structural Reforms”, Journal of
Economic Perspectives, Vol. 18, cesidad de un mayor protagonismo del mercado y, como contraparte, la reducción del
no. 2 (2004): 67-88, https://doi. papel del Estado, se sustentaba a nivel técnico-político en el supuesto de la ineficiencia
org/10.1257/0895330041371349;
“What Washington Means by
y corrupción propias del Estado y, a nivel económico, en el supuesto de la necesidad de
Policy Reform”, John Williamson, reducir el enorme gasto fiscal generado principalmente por la vía de las políticas socia-
Peterson Institute for International les, lo cual resultaba (resulta), en todo caso, contrario a los principios de una “economía
Economics, November 1, 2002,
https://www.piie.com/commen- saludable”.4
tary/speeches-papers/what-wash-
El último elemento de este metarrelato pronosticaba con vehemencia que dicha in-
ington-means-policy-reform.
versión en la relación Estado-mercado llevaría al primero a niveles de mayor eficiencia,
4. Thomas I. Palley, “Del keynesia-
nismo al neoliberalismo: paradig- menor corrupción y, sobre todo, en materia social, a abandonar sus pretensiones uni-
mas cambiantes en economía”, Eco- versalistas para concentrarse en aquellas franjas de la población que, dada su extrema
nomía UNAM, Vol. 2, no. 4 (2005):
138-50, http://www.scielo.org.mx/
pobreza y su incapacidad para insertarse en el mercado y proveerse los bienes esenciales,
scielo.php?script=sci_arttext&pi- realmente requirieran su apoyo. Hoy en día no es muy difícil encontrar diversos ejem-
d=S1665-952X2005000100007.
plos de gobernantes y ciudadanos que, desde argumentos éticos y económicos, justifican
5. César Giraldo, “Política social
esta focalización de la acción estatal, especialmente en materia de política social (educa-
contemporánea”, en Política
social contemporánea en América ción, salud, seguridad alimentaria, etc.), situación de la cual no escapa Colombia.5 Ahora
Latina. Entre el asistencialismo bien, lo paradójico de este asunto, y así lo ha mostrado claramente la actual pandemia
y el mercado, ed. César Giraldo
(Bogotá: Ediciones Desde Abajo,
de la Covid-19 en diferentes contextos, incluido el nuestro, es que ni esos propósitos
2013), 9-115. mínimos y focalizados de la acción estatal han logrado cumplirse.
• Polifonía para pensar una pandemia 236
Dos hechos son bastante dicientes de esto. El primero: desde que se inició el aisla-
miento preventivo como medida de contención de la epidemia Covid-19 enormes fran-
jas de poblaciones urbana y rural empobrecidas, y que adicionalmente han visto com-
prometidos sus ingresos, se han hecho visibles a través de sus reclamos de ayuda estatal,
sin que efectivamente dicho Estado haya logrado llegar a todos quienes lo necesitan.6
Segundo: en aquellos casos en que dichas ayudas sí se han concretado, bien en el orden
nacional o local, estas han consistido, en la mayoría de los casos, en paquetes básicos de
víveres (entregados en una o en dos ocasiones) o en algún giro adicional para los adultos
mayores (también focalizados), como si familias completas pudieran solventar todas sus
necesidades a través de ayudas con tales características. Vemos, pues, un Estado que, ni
en extensión ni en continuidad, se muestra capaz de mantener estrategias de apoyo real,
aún para los más pobres. No en vano acude constantemente a estrategias de caridad de
terceros que le ayuden a cumplir con sus responsabilidades. 6. En los medios de comunicación
fue posible ver a habitantes de los
Dos elementos adicionales ayudan a bosquejar la realidad derivada de la pandemia. barrios y municipios pobres cla-
En primer lugar, la también muy difícil situación de la clases medias asalariadas o inde- mando por ayuda social y estatal,
pues literalmente estaban murien-
pendientes, que han perdido sus fuentes de ingreso y sobre las cuales la ortodoxia eco- do de hambre y sed. Recuérdese,
nómica neoliberal ha dicho que pueden valerse por sí mismas y, por lo tanto, no deben por ejemplo, en Medellín, la
ser objeto de ayudas.7 En segundo término, y como concreción tal vez de una de las más exhibición de los trapos rojos en
las ventanas, actos simbólicos y de
enormes contradicciones, el hecho de observar a ciertos sectores de las clases dominan- protesta que se fueron expandien-
tes del país, especialmente a grandes empresarios y accionistas, que históricamente han do a otras ciudades y departa-
mentos, como La Guajira, Chocó
visto en la acción estatal un impedimento para la concreción de sus intereses económi-
y Vaupés.
cos, pedir ahora también ayuda al Estado. Frente a dicha situación resulta igualmente 7. César Giraldo, “Del ciudadano
paradójico que los teóricos y operadores del Estado mínimo hayan guardado hasta aho- al cliente”, en Política social
ra un conveniente silencio.8 contemporánea en América
Latina. Entre el asistencialismo
Las situaciones señaladas, y otras, han llevado a una revitalización global-local del y el mercado, ed. César Giraldo
(Bogotá: Ediciones Desde Abajo,
debate en torno al papel del Estado, asunto que se concreta en una serie de preguntas
2013), 173-95.
y afirmaciones sobre asuntos más específicos, tales como ¿debería el Estado pensar en
8. “El coronavirus y la insoporta-
políticas sociales más integrales y para franjas mayores de población que aquellas que ble levedad del capitalismo”, Eva
los sistemas de información consideran pobres?; o, aún más allá, ¿debería el Estado, a la Illouz, Nueva Sociedad, marzo de
2020, https://nuso.org/articulo/
usanza de los anteriores estados de bienestar europeos, contemplar de nuevo la posibili- coronavirus-capitalismo-emocio-
dad de políticas de seguridad social con criterios de universalidad y equidad que ayuden nes-illouz/.
237 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
Para Homero Cuevas,17 las premisas mercantilistas fueron llevadas a cabo por los
Estados europeos a través de: la consolidación de la unidad nacional frente a poderes
locales dispersos (impuestos y peajes); la implementación del concepto de “balanza co-
mercial favorable” mediante el cual se regularon las importaciones con impuestos y se
animaron las exportaciones; los estatutos de aprendices y leyes de beneficencia, para
atraer hacia cada país mano de obra calificada, y las leyes de navegación. De esta forma,
“con el tiempo, tales objetivos de prosperidad pasaron a justificar la dirección, regula-
ción y concesión monopolística por parte del Estado nacional en casi todas las activida-
des económicas”.18
Sin embargo, estas y otras prácticas mercantilistas, como las fuertes restricciones a
ciertos sectores industriales y la creación de monopolios, llevaron a los economistas del
siglo xviii como Ricardo, Smith y Hume, a cuestionar decididamente esta regulación
del Estado a la industria y la economía, en general. Estos, en conjunto con otros auto-
res ingleses y franceses, demostraron las dificultades de los diferentes planteamientos
que daban sustento a la doctrina mercantilista: conceptos como el de balanza comercial
favorable fueron desvirtuados debido a la hiperinflación que producía la excesiva can-
tidad de oro o dinero en las economías internas, y se demostraba que las restricciones a
las importaciones también limitaban a la larga las exportaciones, o que los monopolios
favorecían muy pocos intereses.
Con ello se fue llegando al consenso de que el principal problema para el crecimiento
económico de un país era, precisamente, el excesivo control del Estado sobre la econo-
mía.19 En un contexto en donde las transacciones comerciales entre los diferentes países
17. Homero Cuevas, “Teoría
europeos, o entre estos y sus colonias, crecían sin parar y había cada vez más personas
económica del Estado”, en Teorías interesadas en insertarse en dicha lógica, la solución para que la economía y riqueza
jurídicas y económicas del Estado, aumentaran resultó entonces lógica: “la iniciativa económica debería ser transferida del
eds. Homero Cuevas, Alexei Julio,
Roberto Núñez, Óscar Darío Peña poder político hacia el poder impersonal del mercado competitivo”.20 El ideal del libre
y Edgar Villa (Bogotá: Universidad cambio, del libre mercado como fuente de riqueza, se constituyó entonces en el pilar de
Externado de Colombia, 2002),
la teoría económica fisiocrática.
67-98.
18. Cuevas, “Teoría económica”, 69. Al respecto, Adam Smith señalaba: “Un país que no tiene minas propias indudable-
19. Huberman, Los bienes terrenales. mente debe obtener su oro y su plata en el exterior, igual que obtiene sus vinos un país sin
20. Cuevas, “Teoría económica”, 71. viñedos. No es necesario que el Estado atienda más a uno de estos objetos que a otro [...].
• Polifonía para pensar una pandemia 240
Podemos confiar con total seguridad en que el comercio libre nos proveerá del vino que
necesitamos, y con la misma seguridad en que siempre nos suministrará todo el oro y
toda la plata que podamos comprar o emplear en la circulación de nuestras mercancías
o en otros usos”.21
De esta forma, en el campo de las ideas económicas se dio la derrota definitiva del
pensamiento mercantilista, derrota que en lo político fue acompañada por las diferen-
tes revoluciones liberales o burguesas de los siglos xvii y xviii, y que en muchos casos
llevaron a una limitación importante del poder de los Estados monárquicos sobre los
individuos, que ahora reclamaban sus “libertades naturales”. Se configuró entonces en lo
filosófico, lo económico y lo político un escenario propicio para la aparición del capita-
lismo como sistema de producción predominante, el cual, al igual que sus predecesores,
demandaba mínimas interferencias y, en consecuencia, máxima capacidad de maniobra
sobre todas sus operaciones: producción y circulación de mercancías y capitales sin nin-
gún tipo de restricciones.
Lo anterior fue dando paso a la organización jurídico-política conocida como Estado
moderno o Estado de derecho, un Estado que, como su nombre lo indica, se centró en
la producción y ejecución de unas reglas jurídicas tendientes a garantizar la igualdad de
derechos de los nuevos ciudadanos y a limitar su propia capacidad de actuación contra
estos,22 pero que se mostraba totalmente tímido o ausente frente a las nuevas desigualda-
21. Adam Smith, La riqueza de las
des sociales que el capitalismo generaba. Los anteriores elementos sirvieron a Marx y En- naciones (Madrid: Alianza Editorial,
gels para formular sus potentes críticas contra este nuevo Estado, el cual evidentemente 1994), 543.
no era neutral frente a la economía capitalista (como lo predicaba la teoría), sino que le 22. Norberto Bobbio, Estado, gobier-
no y sociedad. Por una teoría general
servía totalmente y ayudaba a su perpetuación a través de su maquinaria burocrática- de la política (Ciudad de México:
militar.23 Decían ambos autores que, en últimas, el gobierno del Estado moderno no era Fondo de Cultura Económica, 1989).
más que una junta desde donde se administraban todos los negocios comunes de la clase 23. Karl Marx, La guerra civil en
Francia (Buenos Aires: Ediciones
burguesa.24
Anarres, 2009).
Resulta claro entonces que, si bien el periodo descrito puede ser visto como momen- 24. Karl Marx y Friedrich Engels,
to de confluencia entre nuevas ideas filosóficas, políticas y económicas, será el modo Manifiesto comunista (Buenos Aires:
De la Campana, 2010).
de producción capitalista, con sus dinámicas, valores y necesidades, el que de manera
25. Alaine Touraine, Crítica de la
predominante termine dando lugar a las partes integrantes de la sociedad y a las rela- modernidad (Ciudad de México:
ciones entre estas.25 De este modo, las nacientes estructuras estatales no escaparon al Fondo de Cultura Económica, 1994).
241 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
Está claro que se planteaba así una cuestión de ciencia política. ¿Por qué con-
vertir a los pobres en una carga pública y hacer de su manutención una obliga-
ción parroquial si, a fin de cuentas, la parroquia se descarga de su obligación
poniendo a los pobres útiles en manos de los empresarios capitalistas quienes,
deseosos de llenar sus fábricas, llegan incluso a ofrecer dinero para que les sean
adjudicados? [...]. Nada de salarios fijos, ni de socorros para los parados útiles,
pero tampoco salarios mínimos ni nada que garantizase el derecho a vivir [...].
Para el político y el administrador, el laissez-faire era simplemente un principio
26. Abram de Swaan, A cargo del que aseguraba el mantenimiento de la ley y del orden al menor precio y con el
Estado (Barcelona: Ediciones Po- mínimo esfuerzo.28
mares-Corredor S. A., 1992); Doro-
thy Porter, Health, Civilization and
the State. A Story of Public Health
Resumiendo lo dicho: se configurará durante este periodo un Estado de derecho li-
from Ancient to Modern Times beral tanto en sus actuaciones económicas como legislativas, el cual cobijará principal-
(New York: Routledge, 1999).
mente con garantías jurídicas a sus ciudadanos (nacionalidad, propiedad y libertad) y
27. “A Dissertation on the Poor
con algunas ayudas de beneficencia a los desvalidos, pero que en gran medida se man-
Laws”, Joseph Townsend, McMaster
University, Faculty of Social Sci- tendrá al margen de las problemáticas sociales, ya que estas deberán ser resueltas por los
ences, 1786, https://socialsciences. individuos a través de su trabajo y su salario. Este mismo Estado avanzará, no obstante,
mcmaster.ca/econ/ugcm/3ll3/
townsend/poorlaw.html. en la construcción de instituciones e infraestructura que materialicen el ideal de mo-
28. Karl Polanyi, La gran trans- dernidad del momento (escuelas, hospitales, aparato de justicia), o que sirvan a los fines
formación: crítica del liberalismo mismos del capitalismo, tales como carreteras y ferrocarriles.29
económico (Madrid: Ediciones la
Piqueta, 1989), 195. Mientras esto acontecía en Europa, en América Latina, y en este caso en Colom-
29. Swaan, A cargo del Estado. bia, personajes como Antonio Nariño intentaron retomar y aplicar ciertos principios
• Polifonía para pensar una pandemia 242
fundacionales del Estado moderno europeo, entre ellos, la garantía de los derechos del
hombre recogidos en la declaración del mismo nombre, y aprobada por la Asamblea Na-
cional Constituyente francesa en 1789. Así mismo, se ha asignado una idea primigenia
de seguridad social a Simón Bolívar a partir del discurso de Angostura (1819), discurso
en el cual enunció que “el sistema de gobierno más perfecto sería aquél que produjese
mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de es-
tabilidad política”.30
No obstante, en el caso colombiano y en el de los otros países bolivarianos, los idea-
les filosóficos europeos de los derechos humanos, el republicanismo y la solidaridad
social no tomarán tampoco fuerza suficiente, de modo tal que lleguen a constituirse en
soporte para el abordaje de los problemas de la pobreza, la indigencia o el desempleo;
por el contrario, lo que caracteriza la vida republicana colombiana, hasta mediados del
siglo xx (1945), es la falta de un esquema claro de intervención estatal en materia de se-
guridad social, en tanto se presenta una “dispersión” de mecanismos tales como ayudas
estatales para familias de militares y servidores civiles, caridad religiosa y programas de
mutualismo entre ciertos gremios, como el de los artesanos.31 El resto de la población no
contará, pues, con ningún tipo de ayuda, mientras el país se reinserta como exportador
de materias primas (independiente) en el circuito capitalista global.
Tendrá que transcurrir entonces siglo y medio, hasta la gran primera crisis económi-
ca del siglo xx, para que la pregunta del Estado respecto a la economía y la sociedad se
vuelva a poner, en diferentes contextos, en un primer plano.
30. Álvaro Acevedo, “La seguridad
social. Historia, marco normativo,
Del Estado ausente al Estado de bienestar principios y vislumbres de un
Estado de derecho en Colombia”,
Sobre finales del siglo xix, los Estados liberal burgués europeo y norteamericano, y su Anuario de Historia Regional y de
las Fronteras, Vol. 15 (2010): 196.
expresión económica (el capitalismo industrial), empiezan a dar muestras de agotamien-
31. Gerardo Arenas, El derecho
to, sobre todo en clave de la enorme exclusión política y social que han generado. Las colombiano de la seguridad social
ideas de una justicia intrínseca en el intercambio “equivalente” de bienes, así como la de (Bogotá: Legis Editores, 2007).
un Estado espectador del mercado libre y autónomo, y que representa el interés gene- 32. Jürgen Habermas, Problemas
en la legitimación del capitalismo
ral a partir de su “neutralidad”, son nuevamente cuestionadas.32 Tales cuestionamientos tardío (Madrid: Ediciones Cátedra,
son liderados por sectores de izquierda (incluidas las primeras asociaciones obreras) y S. A., 1999).
243 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
progresistas, que en conjunto han venido logrando la expansión de los derechos políti-
cos, laborales y sociales de los excluidos, lo que en algunos casos lleva indefectiblemente
a mutaciones en el papel del Estado.33
Ahora, el Estado se concibe como responsable de la corrección de las desigualdades
sociales y culturales. Ya no puede ser indiferente frente a un orden socioeconómico que
priva de la ciudadanía a buena parte de los miembros de la sociedad, y debe procurar
la realización de la justicia social haciendo efectivos los nuevos derechos sociales.34 Esta
nueva concepción del Estado vino aparejada con una nueva concepción de lo colectivo
o societario: se cuestiona la noción abstracta y apriorística del hombre aislado del libe-
ralismo, y se plantea que todos los integrantes de la sociedad están ubicados y sujetados
entre ellos con lazos de dependencia recíproca.35 Lo anterior generará nuevos escenarios
concretos para la intervención del Estado.
Así, a finales del siglo xix, por presión de los sindicatos e impulsados por el Esta-
do alemán y con participación económica suya, aparecerán los primeros programas de
seguro social para trabajadores en temas como invalidez, desempleo, vejez y muerte,
programas que rápidamente serán implementados en otros países, y que vendrán con
otros beneficios para la población trabajadora. Ya en el siglo xx, en el contexto de la cri-
sis económica de 1929, se impulsará en Estados Unidos el “New Deal”, acuerdo político
33. Thomas Marshall y Thomas Bot- y económico que introducirá el concepto de seguridad social para designar la protección
tomore, Ciudadanía y clase social
(Madrid: Alianza Editorial, 1998). o seguridad que una sociedad debe otorgar a todos sus integrantes ante las contingencias
34. Mario Paganini, “Las políticas de la vida. Igualmente, la gran devastación social y económica ocasionada en Europa por
de previsión y el Estado benefactor”, la Segunda Guerra Mundial acentuará las condiciones materiales y políticas para que los
en La seguridad social y el Estado
moderno, comps. José Narro y Javier
Estados tomen un papel activo en la reactivación de la economía y el empleo, así como en
Moctezuma (Ciudad de México: la garantía de unas condiciones básicas de subsistencia para la totalidad de la población.
Instituto Mexicano del Seguro Se irá consolidando entonces, de manera progresiva, entre los siglos xix y xx, el concepto
Social, 1992), 15-36.
de Estado interventor o de bienestar. Esto lo denomina Gerardo Arenas36 como el tránsi-
35. Robert Castel, La metamorfosis
de la cuestión social. Una crónica to de un Estado gendarme a un Estado de bienestar.
del salariado (Buenos Aires: Paidós
Los principios del Estado de bienestar serán aplicados por todos los países centrales,
Ibérica, 2002).
36. Arenas, El derecho colombiano.
independientemente de la filiación política del partido en el gobierno, y se concretará en
37. Paganini, “Las políticas de
una serie de mecanismos tendientes a mejorar las condiciones de vida de la población.
previsión”. Según Mario Paganini,37 tales mecanismos fueron adecuando niveles de ocupación e
• Polifonía para pensar una pandemia 244
Las tres áreas que encabezaron el gasto social fueron educación, salud y jubilación, que 41. Walter Korpi, “Economic Growth
and the Welfare State: Leaky Bucket
representaron cerca del 80 % de los recursos gastados en el periodo. Igualmente, los indi- or Irrigation System?”, European
cadores sociales del Estado de bienestar, que va desde la segunda posguerra hasta los años Sociological Review, Vol. 1, no. 2
setenta, serán los mejores, nunca antes vistos. Por ejemplo, para finales de los años sesenta, (1985): 97-117, https://www.jstor.
org/stable/522409?seq=1.
el índice medio de desempleo en Europa occidental era tan solo de 1.5 %,39 y las desigual-
42. Hobsbawm, Historia del siglo XX.
dades en ingreso, nivel educativo o esperanza de vida se aplanaron ostensiblemente.40 Y Es necesario apuntar que las críticas
aunque los economistas críticos de dicho modelo planteaban (como lo siguen haciendo al Estado de bienestar europeo
vinieron no solamente desde los
hoy) que la intervención estatal en lo social, y en ciertos sectores de la economía, generaba economistas neoliberales, sino tam-
ineficiencia y estancamiento del crecimiento económico, lo cierto es que, por el contrario, bién desde sectores de izquierda que,
la expansión del Estado de bienestar coincidió con un extraordinario crecimiento eco- en franco distanciamiento con los
sectores socialdemócratas, vieron en
nómico.41 De hecho, existe bastante consenso en llamar al periodo que va desde los años el Estado de bienestar un mecanismo
cincuenta hasta los setenta como “los años dorados del capitalismo”.42 disuasivo de confort social para que
las clases trabajadoras abandonaran
No obstante, en muchos casos se pasó de las críticas a las reformas reales del Esta- el objetivo estructural de eliminación
do en los países capitalistas desarrollados, mientras que en el caso de los países pobres del capitalismo.
245 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
los precarios avances en seguridad social fueron frenados súbitamente por la doctrina
43. Andras Uthoff, “Brechas del
Estado de Bienestar y reformas a los neoliberal de reducción del Estado y ampliación del mercado. Por ejemplo, para el caso
sistemas de pensiones en América de América Latina, resulta ilustrativo conocer que el gasto público de la región como
Latina”, Revista de la CEPAL, no.
89 (2006): 9-37, https://www.cepal.
porcentaje del pib se elevó entre los decenios de 1970 y 1980 de 15 a 25 %, para volver a
org/es/publicaciones/11123-bre- caer, años después, alrededor de 20 %. De este modo, se calcula que para dicho periodo
chas-estado-bienestar-reformas-sis-
el gasto público por persona era diez veces inferior en los países de América Latina, en
temas-pensiones-america-latina.
44. Sonia Fleury, Estado sin ciuda-
comparación con los europeos.43 Así mismo, estudiosos de la seguridad social plantean
danos. Seguridad social en América que, desde un punto de vista conceptual, no puede hablarse de la existencia de Estados
Latina (Buenos Aires: Lugar Edito- de bienestar en América Latina, sino, a lo sumo, de Estados coordinadores o regulado-
rial, 1997).
res,44 funciones que, junto con las de provisión de algunos servicios básicos, fueron aún
45. Germán Valencia, “Metamorfo-
sis del Estado: de empresario a regu- más reducidas luego de las reformas de los años noventa. En el caso colombiano, este he-
lador: El caso de los servicios públi- cho se concretó en el debilitamiento de la presencia estatal en asuntos como los servicios
cos domiciliarios en Colombia”, Ecos
de Economía, Vol. 8, no. 18 (2004):
públicos domiciliarios, las pensiones, la salud y educación, entre otros.45
1-34, https://dialnet.unirioja.es/ Ahora bien, los resultados de este cambio han sido bastante bien documentados,
servlet/articulo?codigo=4021096.
incluso por los mismos organismos multilaterales que han impuesto las agendas de
46. Facundo Alvaredo et al.,
coords., “Informe sobre la desigual- reforma. Tanto en países ricos como en los pobres los indicadores de desigualdad so-
dad global”, World Inequality Lab, cial se dispararon, reflejándose en índices de concentración de riqueza insospechados,
2018, https://wir2018.wid.world/
tasas de desempleo y precariedad laboral elevadísimas, y falta de acceso a bienes bá-
files/download/wir2018-sum-
mary-spanish.pdf; “Poverty and sicos (alimentación, agua potable y saneamiento, servicios de salud, educación, pen-
Income Distribution in Latin siones) para amplias franjas de población.46 Pese a la gran promesa de la expansión de
America. The Story of the 1980”,
George Psacharopoulos et al., The la riqueza, del bienestar y el desarrollo de la economía liberalizada, lo cierto es que en
World Bank, April 30, 1997, http:// todos los lugares del mundo se ha configurado lo que Oliver Nachtwey47 ha descrito
documents.worldbank.org/curated/
como un descenso social. No obstante, lejos de aceptar las nefastas realidades produ-
en/352841468774279904/Poverty-
and-income-distribution-in-Latin- cidas y replantearse el quehacer actual, los políticos y economistas neoliberales siguen
America-the-story-of-the-1980s. insistiendo en la necesidad de mantener sus líneas de acción (desregulación de capi-
47. Oliver Nachtwey, La sociedad del tales, desmantelamiento y privatización de servicios sociales, flexibilización laboral,
descenso. Precariedad y desigualdad
en la era posdemocrática (Barcelona: venta de activos estatales) como única alternativa para mantener economías y Estados
Paidós, 2017). funcionales; acciones y discursos que además, acompañados del posicionamiento de
48. Noam Chomsky, Profit Over valores funcionales a dichas lógicas, se amalgaman en una “ideología neoliberal” que
People: Neoliberalism and Global
Order (New York: Seven Stories
sigue siendo transmitida todo el tiempo y a todos los estratos de la sociedad para su
Press, 2011). incorporación.48
• Polifonía para pensar una pandemia 246
Estado neoliberal, crisis económicas y pandemia: 49. Immanuel Wallerstein, La crisis estructu-
ral del capitalismo (Bogotá: Ediciones Desde
¿existen otras alternativas? Abajo, 2007). Resulta claro que la reducción
del Estado no puede operar homogéneamen-
Las reformas neoliberales introducidas desde finales de los ochenta en nuestro contexto te. Si bien bajo el neoliberalismo se propone
lograron varios de los objetivos que se habían propuesto los organismos multilaterales: que el mismo se retire del control y prestación
de servicios sociales y otros sectores estraté-
liberaron recursos para el pago de la deuda externa, permitieron el libre ingreso y salida gicos, dichas medidas deben ser impuestas y
de capitales, disminuyeron las garantías laborales y desmontaron selectivamente la es- mantenidas con la ayuda de fuerzas militares,
policía y judiciales que aseguren el control y
tructura estatal.49 Pese a los logros parciales de dichas políticas de reactivar el crecimien- acatamiento de dichas medidas impopulares.
to económico de la región, sobre todo en los ochenta y noventa, nuevas crisis regionales Renán Vega, Los economistas neoliberales:
y globales han convulsionado al sistema mundo capitalista en los últimos años, siendo nuevos criminales de guerra. El genocidio eco-
nómico y social del capitalismo contemporáneo
las más destacadas la crisis especulativa del 2008, por la cual millones de personas per- (Bogotá: Alejandría Libros, 2010).
dieron sus casas en Estados Unidos y Europa,50 y la crisis actual por la pandemia del 50. José Francisco Puello-Socarrás, “Las
coronavirus, con la cual varios sectores productivos se han visto afectados, se han per- dos caras del Estado neoliberal ¿Cómo
podría conseguir el capitalismo, respon-
dido millones de empleos y han pasado de nuevo a un primer plano de visibilidad las sable de esta crisis, salir impune de la
profundas inequidades sociales de nuestras sociedades.51 misma?”, Izquierda, no. 85 (2020): 49-
55, https://www.revistaizquierda.com/
Todo esto con un agravante: los mecanismos de seguridad social descritos páginas secciones/numero-85-mayo-del-2020/
atrás, incluido el acceso a los servicios de salud, han quedado inmersos de tiempo atrás las-dos-caras-del-estado-neoliberal.
en las lógicas del libre mercado, de modo tal que se han precarizado o simplemente no 51. Ignacio Ramonet, “La pandemia y el
sistema mundo”, Le Monde Diplomatique en
son asequibles para miles de millones de personas alrededor del mundo.52 Como se dijo español, 25 de abril de 2020, https://mondiplo.
al inicio, la situación económica, social y sanitaria actual ha motivado nuevamente, y com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo.
desde muchos lugares, la pregunta por el papel del Estado, no solo frente a esta coyuntu- 52. Vicenç Navarro, “Por qué la mortali-
dad por coronavirus en España es de las
ra, sino también respecto a su papel a mediano y largo plazo. En todos los países, apare- mayores del mundo”, Público, 8 de abril de
jados con las medidas sanitarias, los gobiernos han implementado planes de salvamento 2020, https://blogs.publico.es/vicenc-nava-
rro/2020/04/08/por-que-la-mortalidad-por-
económico a las empresas y ayuda social a la población. No obstante, ni aún en medio
coronavirus-en-espana-es-de-las-mayores-
de esta multifacética crisis el sentido y mecanismos de dichas ayudas han logrado des- del-mundo/.
marcarse de los mandatos neoliberales de salvar primero los grandes capitales y luego las 53. Pedro Santana, “Políticas públicas para
aumentar las desigualdades”, Revista Sur, s. f.,
personas.53 Ejemplos de esto son Estados Unidos y Colombia.
https://www.sur.org.co/politicas-publicas-pa-
En Estados Unidos, el gobierno Trump diseñó un plan de dos billones de dólares ra-aumentar-las-desigualdades/?pdf=15292.
(11 % del pib), de los cuales $850.000 millones serán préstamos destinados a grandes y 54. Ya en la crisis económica de 2008 el
gobierno norteamericano había inyectado a
medianas empresas (pasando primero por los bancos), mientras que para seguros de des- los bancos $700.000 mil millones de dólares
empleo se destinarán solo $250.000 millones y para hospitales $130.000.54 Las garantías para su salvación.
247 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
para la entrega de recursos a pequeñas empresas o particulares han sido también cues-
55. “Impactos del covid en el empleo: tionadas, pues, además de las exigencias para acceder a ellos, muchas empresas no saben
una perspectiva comparada”, Matías Lio- si podrán pagarlos luego, con lo que la destinación final de los recursos empieza a vol-
ni, Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales, clacso, 31 de mayo de 2020,
verse bastante inespecífica.55 Esto ocurre en un contexto en donde 50 millones de per-
https://www.clacso.org/impactos-del- sonas no cuentan con ningún tipo de seguro médico, y donde al menos 10 millones de
covid-en-el-empleo-una-perspectiva- trabajadores, debido a su situación migratoria irregular, no accederán a ninguna ayuda.56
comparada/.
56. “Las consecuencias del neolibera- De otra parte, en Colombia, país de lejos marcado por mayores niveles de exclu-
lismo en la pandemia actual”, Vicenç sión social y precariedad laboral que los Estados Unidos, los recursos destinados para la
Navarro, Vicenç Navarro, 17 de marzo de
atención de la pandemia, según algunas voces críticas, llegarían solo al 1.4 % del pib,57
2020, http://www.vnavarro.org/?p=15660.
57. El gobierno del presidente Duque ha
cifra demasiado baja aún para la región latinoamericana, en donde Perú ha anunciado
insistido en que la inversión de recursos un plan de cerca del 12 % del pib.58 Además de lo irrisorio de esta cifra, la lógica de re-
para la atención de la pandemia ha sido partición de los recursos es la ya señalada anteriormente. Con recursos sustraídos a las
del 11 % (cerca de $117 billones de pesos).
regiones se conformó el denominado Fondo de Emergencias ($14.5 billones), que desde
58. Ricardo Fuentes-Nieva, “México y
el coronavirus: pasividad gubernamen- su decreto de creación plantea que puede ser destinado a garantizar la liquidez transito-
tal en una sociedad desigual”, Análisis ria del sector financiero. Otros $3.5 billones de pesos fueron girados al Fondo Nacional
Carolina, no. 16 (2020): 1-11, https://
www.fundacioncarolina.es/wp-content/
de Garantías para respaldar créditos que los medianos y pequeños industriales soliciten
uploads/2020/04/AC-16-2020.pdf. también a los bancos. Adicionalmente, se solicitó un crédito al Fondo Monetario Inter-
59. Daniel Libreros y Diego Carrero, nacional (fmi) por $11.000 millones de dólares que, según se ha alertado, podría llevar
“Recesión de la economía colombia-
a que nuestra deuda externa llegue a 53 % del pib.59
na: la gestión ortodoxo-conservadora
de la crisis por coronavirus”, Izquier- Igualmente, se intentó imponer nuevos impuestos a los salarios de servidores públi-
da, no. 85 (2020): 5-15, https://www.
cos y a las pensiones, mientras que a los empresarios se les había liberado en la última re-
revistaizquierda.com/secciones/
numero-85-mayo-del-2020/rece- forma tributaria (llamada eufemísticamente ley de crecimiento económico) de impuestos
sion-de-la-economia-colombiana-la-ges- por valor de $7 billones de pesos solo para el año 2020, al tiempo que en estos momentos
tion-ortodoxo-conservadora-de-la-cri-
sis-por-coronavirus.
los gremios económicos señalan al gobierno la necesidad de más flexibilización laboral
60. Andrés Álvarez et al., El coronavirus para generar empleo y reactivar la economía. Las medidas ya implementadas, y las que
en Colombia: vulnerabilidad y opciones lo sean hacia adelante, se toman en un contexto en el que, según cifras del Programa de
de política (Nueva York: Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), la informalidad laboral del país es del
las Naciones Unidas para el Desarrollo,
pnud, 2020), https://www.latinamerica. 60.45 %, y, a raíz de la crisis, se espera que el desempleo llegue al 20 %.60 ¿Qué alternati-
undp.org/content/rblac/es/home/library/ vas económicas, sociales y políticas emergen entonces en los contextos global y nacional
crisis_prevention_and_recovery/el-co-
ronavirus-en-colombia--vulnerabili-
en los que lo que queda de los Estados luce capturado, aún en tiempos de pandemia, por
dad-y-opciones-de-politic.html. los intereses corporativos?
• Polifonía para pensar una pandemia 248
Hay que decir que evidentemente no existen planteamientos unívocos, y las líneas de
acción que se trazan para el Estado van desde las más institucionalistas, conservadoras
y economicistas, pasando por planteamientos de alcance medio, hasta las más radica-
les y subvertidoras del statu quo actual. En el primer caso, se encuentran, por supuesto,
las propuestas de los organismos multilaterales tipo fmi y Organización para la Coope-
ración y el Desarrollo Económicos (ocde), cuyas preocupaciones centrales están enfo-
cadas en la contracción que experimentará la economía mundial en 2020, y el papel que
los Estados y las agencias de cooperación deben asumir para que este hecho sea menos
dramático y prolongado.61 No existen aquí cuestionamientos a las cifras mundiales de
inequidad, o frente a los modelos económico y político imperantes. El segundo escena-
rio, dadas precisamente las inequidades acumuladas y las nuevas fragilidades sociales
generadas por la maximización del mercado, es como lo reconocen diversos autores, la
posibilidad de que, al igual que antes de las reformas neoliberales, se dé un reforzamien-
to del sector público en la sanidad y los servicios sociales en general, así como de instau-
ración de mecanismos de transferencia de renta para las poblaciones más pobres; una
especie de retorno al Estado de bienestar, pero adaptado a las circunstancias actuales. 61. “World Economic Outlook: the
Great Lockdown”, International
No obstante, al mismo tiempo se reconoce que para ser viable una reconstrucción de Monetary Fund, 2020, https://www.
este tipo necesita de reformas tributarias progresistas y redefiniciones de las prioridades imf.org/en/Publications/WEO.
62. Jaime Pastor, “El (im)posible
en las agendas de gobierno.62 El tercer conjunto de posibilidades es el que emerge des-
retorno del Estado al primer plano
de el pensamiento crítico y de izquierda. Aquí, las consecuencias económicas, sociales, ante una catástrofe global”, Geopo-
sanitarias y ambientales de la pandemia han dado nuevo ímpetu a los llamados sobre lítica(S), Revista de estudios sobre
espacio y poder, Vol. 11, no. Especial
la necesidad de transformación del modelo de producción capitalista y las relaciones (2020): 165-72, https://revistas.
que lo sustentan y ayudan a su reproducción, incluida la misma “captura” del Estado. ucm.es/index.php/GEOP/article/
view/69300; Jerónimo Ríos Sierra,
Se reconoce evidentemente la necesidad de un nuevo protagonismo del Estado en el
“La inexistente respuesta regional a
bienestar social, pero también en la economía misma, en el cuidado de los recursos na- la covid-19 en América Latina 1”,
turales y en el cuidado de la(s) vida(s) en general. Aquí un nuevo papel para el Estado Geopolítica(S), Revista de estudios
sobre espacio y poder, Vol. 11, no.
es solamente concebible en el marco de nuevas relaciones de producción, es decir, de un
Especial (2020): 209-22, https://
nuevo sistema económico y político poscapitalista.63 revistas.ucm.es/index.php/GEOP/
article/view/69324.
Se plantea que, ante la coyuntura actual, no necesariamente habría que pensar en el “co-
63. Boaventura de Sousa Santos, La
munismo reinventado” de Slavoj Žižek, ni en la “barbarie capitalista” de István Mészáros, cruel pedagogía del virus (Buenos
sino en una transición poscapitalista que en todo caso sería inevitablemente desigual Aires: clacso, 2020).
249 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
Ideas de cierre
Los enfoques políticos y económicos sobre el papel del Estado han sido cambiantes y de-
terminados por contextos concretos. La tradición cívica en la que el Estado y la política
se conciben como fuentes del bien común fue propia de Grecia y aún es defendida por
ciertas vertientes del pensamiento político. No obstante, es claro que el surgimiento del
pensamiento político y económico liberal de la modernidad llevará a la concepción de un
Estado que debe restringirse en su tamaño y funciones, manteniéndose al margen de las
operaciones económicas, pero asegurando con la ley el correcto funcionamiento de estas y
los derechos de los individuos. Luego de las primeras crisis sociales y económicas del capi-
talismo, las preguntas sobre las relaciones Estado-sociedad-mercado marcaron un nuevo
papel para el primero, especialmente en el campo del bienestar social como una vía para
mitigar los efectos más nefastos de la economía de libre mercado.
No obstante, y pese a la demostrada necesidad de ciertas regulaciones y de las ins-
tituciones de seguridad social, la doctrina económico-política que, desde finales de los
setenta se hizo dominante, retomó los preceptos liberales clásicos de un mayor mercado
y un menor Estado, con lo que en todos los rincones las desigualdades sociales aumenta-
ron dramáticamente. Si bien es cierto estas situaciones habían sido denunciadas durante
varios años, las crisis social y económica desatadas por la pandemia del coronavirus las
han puesto de nuevo en un primer plano. La crisis actual también ha puesto en eviden-
cia a un Estado estructuralmente limitado, esto es, un Estado que se muestra incapaz de
responder económicamente ante las necesidades de sus ciudadanos (incluso de los más
extremamente pobres, como lo propone la misma doctrina neoliberal), pues sus prio-
ridades han sido fijadas desde otras lógicas, lo mismo que técnicamente, pues se mues-
tra incapaz de desarrollar respuestas integrales y sostenidas a nivel general y particular.
Estos elementos han abierto entonces preguntas, debates y acciones respecto al estado
actual de cosas, sumándose cada vez más voces que plantean la necesidad de cambios, a
veces más claramente enunciados que otras, pero en todo caso impostergables.
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el-capitalismo
253 Estado, neoliberalismo y pandemia Covid-19: opciones... •
En cuestión de una semana, la vida conocida, la llamada normalidad, cambió para im-
poner restricciones y temores que en cien años no se habían experimentado como hu-
manidad. Este cambio, que no se debió a una acción terrorista o financiera, es producto
de las dinámicas de una naturaleza por tanto tiempo consideradas conocidas y contro-
ladas y, por lo mismo, arrogantemente ignoradas. En consecuencia, el proyecto de la
consolidación de la próspera y rica civilización occidental, con el homo deus a la cabe-
za, ha visto frenado su vertiginoso ascenso para enfrentar una obscura amenaza de la
cual solo tenía las memorias de relatos medievales. Sin preparación alguna, la sociedad
más libre, rica, longeva y tecnológica que la humanidad haya conocido se vio forzada
a un confinamiento extremo, donde el reclusive hominen se debate entre las amenazas
de un virus asintomático posible y una crisis económica certera. Estas dos últimas son
los extremos de esta balanza trágica que se debe aprender a calibrar bajo las presiones
inmediatistas de la opinión, la economía y la política.
1. Departamento de Ingeniería
Industrial de la Universidad de Aunque la afectación ha sido global, la magnitud de la crisis ha tenido matices en las
Antioquia UdeA, Calle 70 diferentes latitudes. En el momento en que se escribe este texto, los países más ricos del
No. 52-21, Medellín, Colombia,
profesor asociado, grupo ALIADO,
mundo, de manera sorpresiva, han sido más golpeados que los pobres, y los efectos de
correo: [email protected]. estos golpes, a diferencia de los efectos económicos y sociales de tantas crisis financieras
255
• Polifonía para pensar una pandemia 256
que para responder estas preguntas se debe considerar la compleja interacción entre el
cientificismo y la posverdad como dos fuerzas antagónicas que contribuyen a la capaci-
dad de las naciones para encarar la realidad.
que acaso lo llega a sentir. De otro lado, la gran estancia hospitalaria lleva a las institu-
ciones de salud al límite de su capacidad instalada, y a enfrentarse rápidamente a la falta
de camas y de unidades de cuidados intensivos (uci). Este escenario es particularmente
grave, pues la ocupación de los pacientes Covid-19 copa la capacidad disponible a otras
personas con otras patologías, las cuales por efecto colateral terminan también siendo
víctimas indirectas del virus.
Otro aspecto es que el virus se contagia principalmente por vías aéreas, aprovechan-
do los mecanismos de ventilación de edificios, recintos y aviones. Esta situación es es-
pecialmente difícil en países con estaciones o con temperaturas elevadas, en los cuales
la mayor parte de la actividad económica debe hacerse bajo techo, con espacios que re-
quieren aire acondicionado por las características climáticas. Países como Corea y otros
han advertido que, de no contar con una vacuna lo más pronto posible, en las estaciones
de otoño, invierno y primavera siguientes se espera un nuevo rebrote.
Finalmente, un aspecto que se considera clave para entender la complejidad de este
virus es el hecho de que ignora esencialmente a los niños y se ensaña principalmente con
poblaciones adultas inmunodeprimidas. Muchas de estas personas están aisladas de la
sociedad, dada su incapacidad de participar en la vida económica, o son consideradas
por muchos como una carga, y su muerte es para algunos la anticipación a un desenlace
que ya se preveía inevitable. Las consecuencias de esto han sido nefastas, especialmente
en el mundo industrializado, el cual tiene un promedio de edad más alto que el de los
países en desarrollo. Los ejemplos más dramáticos de esta postura vinieron de dos países
ubicados en la cumbre de la civilización: Canadá y Suecia. En el primero, la policía se
horrorizó al ver cómo en muchos albergues para ancianos los cuidadores simplemente
optaron por abandonar a los residentes a su suerte. Los ancianos murieron como moscas
y no necesariamente por los efectos directos de la Covid-19. En Suecia, la controvertida
práctica de la inmunidad de rebaño, combinada también con muchos casos de abando-
no de ancianos en albergues, ha costado la vida de casi cinco mil personas, la mayoría
adultos mayores. De otro lado, esta situación ha generado también que jóvenes y adultos
jóvenes, con familia, no consideren el virus una amenaza. Al principio de la pandemia,
en Estados Unidos, se mostraron imágenes de las playas de la Florida atestadas de jóve-
nes que, sin cuidado alguno y en una actitud desafiante, celebraban el receso de su año
259 Covid-19: el encuentro de la posverdad con la verdad •
escolar. De igual manera, en la ciudad de Los Ángeles, miles de personas han protestado
por el cierre de las playas y espacios públicos. Los manifestantes argumentaban que no
creían en la existencia del virus y que, dado que existiera, la solidaridad frente a un pró-
jimo desconocido no debería ser obligatoria, sino voluntaria.
Los aspectos anteriormente mencionados son más o menos comunes en todas las
partes del mundo; sin embargo, otro aspecto que es importante y que ha sido determi-
nante en las altas tasas de contagio en los países desarrollados es la carencia de los ele-
mentos básicos de protección como guantes, gafas y tapabocas, paradójicamente escasos
en estos países. Esto se ha dado como consecuencia de una de esas paradojas del modelo
capitalista de mercado que, de manera óptima y costo eficiente, desplazó la producción
de este tipo de insumos de primera necesidad y de bajo valor agregado a los países en
vías de desarrollo. El cierre de las fronteras y el comercio interrumpió el flujo de estos
bienes hacia el mundo industrializado, y, mientras estos lograron adaptar sus matrices
de producción, miles de contagios se dieron por la falta de estos insumos de bajo costo.
Una imagen que quedará en la memoria del momento más crítico es el que, ante la esca-
ses de tapabocas en los Estados Unidos, el cirujano general del ejército, Jerome Adams,
enseñó por televisión a toda una nación cómo hacer un tapabocas con una camisa vieja
(figura 1). Esto era ante el mundo la inusual pobreza de un país rico. Así mismo, otro
de los lapsus de la asignación cos-
to eficiente del mercado durante
esta pandemia ha sido la com-
petencia feroz entre los mismos
Estados de Estados Unidos por
insumos y medicamentos. Al no
existir un ente central regulador y
monopsónico, la puja por los su-
ministros ha escalado los precios
a valores astronómicos, desviando
figura 1. Dr. Jerome Adams, médico cirujano del ejército
recursos necesarios y privando de de los Estados Unidos, enseña a hacer un tapabocas.
su adquisición oportuna a algu-
nos Estados. Fuente: The Hill.
• Polifonía para pensar una pandemia 260
abatido por el sistema inmunológico de cada individuo. Cuando un virus llega a una co-
munidad, en realidad llega a una organización que enfrentará la amenaza con una es-
tructura de reglas, decisiones, valores, capacidades y conocimientos. En esencia, llega a
una cultura. En consecuencia, en el análisis de las respuestas a la pandemia, a primera
vista, se destacan las diferencias entre Oriente y Occidente. Los primeros con sus cua-
rentenas estrictas, su yo colectivo y su acatamiento de la ley; los segundos, con su de-
fensa de las libertades del individuo y del mercado. También se puede trazar una línea
divisoria entre las respuestas del mundo industrializado y las del mundo en vías de de-
sarrollo. El primero errático, negacionista y caótico; el segundo, sorpresivamente dócil
y enfocado. Sin embargo, es de esperarse que, a medida que la pandemia avanza, muy
probablemente se verá, como se esperó desde un principio, que el mundo en desarrollo
sufra más que el mundo industrializado. Pero lo que no se esperaba, y ha sido motivo de
sorpresa y análisis, es el por qué al mundo industrializado occidental le ha ido tan mal.
Especialmente a Estados Unidos que, a pesar del surgimiento de China, es aún sin duda
el paradigma del desarrollo científico y económico del mundo. Estados Unidos es la de-
mocracia más grande y dinámica. Es la nación que más invierte en ciencia y tecnología,
que cuenta con más premios Nobel, que es la hospedera de las compañías que manejan
la información en el mundo, que está ad portas de conquistar Marte, y que sin lugar a
duda tenía todos los recursos para salir mejor librada de la pandemia. Es paradójico que
una nación con todos los medios para pagar un confinamiento de cuatro meses no lo
haya hecho, a pesar de las advertencias internas y externas, y de la capacidad de reunir
la evidencia. La responsabilidad de todo esto no se le podría achacar solamente a su
tv reality president, el cual pagará con su reelección y repudio su actuación acorde con
la cultura que lo eligió. La responsabilidad del pésimo desempeño de la pandemia en
los Estados Unidos está esencialmente enraizada en un sistema diseñado a partir de la
abundancia y la insularidad. Unos sistemas político, económico y cultural hasta ahora
vírgenes en lo que se refiere a crisis no financieras y globales en su propio territorio.
Las advertencias
Hace cinco años, un multimillonario norteamericano alertó al mundo de la posibilidad
de una pandemia. Este hombre no es cualquier multimillonario, es uno de los hombres
• Polifonía para pensar una pandemia 262
más ricos del mundo, quien se ha beneficiado como pocos del sistema capitalista y su
globalización. En ese sentido, Bill Gates no era un outsider con la oscura intención de
aguarle la fiesta al capitalismo. Gates es un hombre que, a todas luces y pese a sus activi-
dades filantrópicas, hace parte del establecimiento. El anuncio causó más sensación por
la imagen del multimillonario presentándose como cualquier conferencista, que por el
contenido de la conferencia en sí mismo. Pero, antes del mensaje de Gates, otro pensador
nacionalizado norteamericano, Nassim Nicholas Taleb, hablaba trece años atrás de la
posibilidad de una pandemia en su libro El cisne negro,2 que fue best seller. Taleb es un
excorredor de bolsa, especializado en ingeniería del riesgo financiero. Otro hombre pro-
veniente de las mismas entrañas del capitalismo. Ante la crisis actual, Taleb ha afirmado
que, a pesar de que en su libro advirtiera la posibilidad de una pandemia, la venida de
esta era tan inminente que no se podría considerar un cisne negro, sino uno blanco. Es
decir, un evento catastrófico esperado. En conclusión, es claro que desde el mundo del
capitalismo se hicieron las advertencias más visibles, que eclipsaron tantas otras iniciati-
vas de otras personalidades y entidades multilaterales. La pregunta obligada es: ¿por qué
no fueron escuchadas?
Un mundo mejor
La respuesta no es sencilla si se considera el momento prepandemia. Steven Pinker3 ha
debatido sin pausa que el mundo actual es mucho mejor que el mundo pasado, pese a
todo lo que se pueda considerar. Si bien los argumentos de Pinker deben ser considera-
dos a la luz del relativismo y lo que se considera progreso, la evidencia estadística de un 2. Nassim Nicholas Taleb,
The Black Swan: the Impact of the
mundo más sano, menos violento y más rico es innegable. Como también es innegable Highly Improbable (New York:
que todo este desarrollo está sustentado esencialmente en la capacidad tecnológica del Random House, 2007).
mundo industrializado. Los desarrollos en todas las áreas de la ingeniería han visto su 3. Steven Pinker, The Better
Angels of our Nature (New York:
síntesis en la renovada carrera espacial, y los alcances de la nueva medicina muestran un
Viking, 2012).
futuro en el cual la inmortalidad ya no es un estado imposible.4 4. Peter H. Diamandis and Steven
La explotación sistemática del método científico ha llevado a que el autor israelí Yu- Kotler, Abundance (New York: Free
Press, 2012).
val Noah Harari5 afirme que la humanidad está en una etapa intermedia entre chimpan-
5. Yuval Noah Harari, Homo
cés y dioses. El advenimiento de la inteligencia artificial y la supercomputación expande Deus: A Brief History of Tomorrow
aún más las potencialidades que la ingeniería genética y la física cuántica ya le habían (Toronto: Signal, 2015).
263 Covid-19: el encuentro de la posverdad con la verdad •
El cientifismo y la posverdad
Otra cosa que ha hecho la ciencia es el empoderamiento del hombre común. Le ha dado
una introducción a un método de inferencia cuasi científico que, aunque no lo entiende
muy bien, ni sabe de dónde viene, ni a partir de qué procesos se construye y, más impor-
tante, cuáles son sus límites, le permite creer que tiene el derecho de reclamar evidencias
y de juzgar por sí mismo qué es y qué constituye autoridad. También, qué es verdad.
Esto último no es necesariamente malo en sí mismo; todo lo contrario, es lo deseable. El
problema surge cuando los conceptos de verdad científica y conocimiento del método
científico y sus limitaciones no están equiparados. Es decir, cuando el balance entre lo
que se afirma que es verdadero y la temporalidad de esta verdad no está presente en el
sujeto de conocimiento. Esto hace que el individuo se apropie de su verdad de una ma-
6. Harari, Homo Deus. nera fundamentalista, bajo la protección de su pseudociencia.
• Polifonía para pensar una pandemia 264
existen los medios económicos para pagar una tecnología que permita crear una esfera
de realidad que pueda, de manera racional, negar la existencia de los fenómenos na-
turales o políticos. En consecuencia, el contagio en estos países se presenta más por la
incapacidad de confinarse, o por la ignorancia frente a la existencia o manejo del virus,
que frente a la negación razonada de que existe.
Del mismo modo, aunque algunos de los países asiáticos poseen una capacidad tec-
nológica equiparable o superior a las del mundo occidental, no ha sido suficiente como
para contrarrestar el constante acoso de fuerzas naturales colosales, por un lado, y polí-
ticas autoritarias, por el otro. En otras palabras, estas sociedades no han contado con la
capacidad de darse el lujo de crear esferas de realidad acordes a la percepción de indi-
viduos y colectivos reducidos. Los terremotos, los tsunamis, los tifones, las erupciones
volcánicas y las bombas atómicas que han caído sobre Japón han configurado una psique
que basa su supervivencia en la lectura cuidadosa de la naturaleza, y en la creación de
un cuerpo colectivo que pueda enfrentar tales amenazas. Este escenario también podría
aplicársele a Corea del sur. De otro lado, China ha sido un país históricamente vapulea-
do por pestes y hambrunas, quizás las más devastadoras se dieron hacia mediados del
siglo xx, y propugnaron una profunda revisión del dogma comunista. China ha logrado
beneficiarse de una dinámica de mercado capitalista, sin renunciar a un estado policivo
autocrático. Aquí el desarrollo de una esfera de realidad distinta a la del Partido Comu-
nista es prácticamente imposible.
Europa tiene la tecnología y la política para que sus ciudadanos creen esferas de rea-
lidad, esto en buena parte se vio en el principio de la pandemia. Sin embargo, Europa
también tiene las memorias de toda la devastación que ha moldeado su historia. Las res-
tricciones geográficas de su territorio y las amenazas constantes que, por siglos, han sido
los unos para los otros todos los Estados europeos. En otras palabras, Europa también
conoce la desgracia y sabe que esta solo se puede evitar a partir de una cuidadosa sinto-
nía con la realidad. Angela Merkel tuvo la intuición de manifestarle al pueblo alemán, y
a Europa en general, que este era el reto más difícil desde la Segunda Guerra mundial.
Esta frase, pronunciada sin eufemismos políticos, sintonizó la conciencia europea en
modo guerra, el cual ellos entienden perfectamente y aún está en su memoria. Una vez
que la evidencia fue clara, Europa actuó de manera acorde y con sus respectivos matices.
267 Covid-19: el encuentro de la posverdad con la verdad •
El país más alejado de esta postura europea y más cercano a la postura estadounidense
ha sido Inglaterra. Y, por esto mismo, ha compartido una suerte similar a la de su hijo
anglosajón, al ubicarse en el quinto puesto como el país con más contagios, en una lista
que incluye países cuyas poblaciones quintuplican como mínimo su propia población.
No obstante, Inglaterra tuvo la fortuna de que su mismo primer ministro se infectara y
pudiera sentir en carne propia la Covid-19.
África no ha negado la pandemia. Este continente sabe de epidemias como ninguno.
Recientemente logró detener el rampante avance del ébola a partir de la inmolación
voluntaria de médicos y enfermeras. África es otra región en donde las esferas de reali-
dad no han tenido el lujo de formarse, y los impactos del virus en esta región se darán
básicamente por la incapacidad de mantener confinamientos prolongados, la carencia
de recursos, la falta de información, la densidad poblacional en ciudades y el bajo nivel
educativo de sus pobladores. Muchos de estos aspectos también son compartidos por
varios países de Latinoamérica, que enfrentarán dificultades semejantes. Sin embargo,
en algunos países de Latinoamérica como Colombia, Chile, México y Brasil se presen-
taron amagos negacionistas, pero la presión interna y la incapacidad de controvertir au-
toridades como la oms han forzado a estas naciones a actuar acorde a las necesidades de
la pandemia. Solo Brasil permanece en una situación similar a la de los Estados Unidos,
con resultados semejantes.
La pandemia del sars-cov-2 claramente ha develado cómo sería la actuación de la
humanidad ante impactos de alcance global. De alguna forma, esta pandemia puede
ser el simulacro de las posibles situaciones que desencadene el calentamiento global.
También hace entender el por qué precisamente en Estados Unidos es donde están los
mayores negacionistas del cambio climático. La gran conclusión es que, al parecer, están
más preparados para enfrentar estas crisis aquellos que poseen capacidad tecnológica,
pero que además han sido entrenados y probados en la gestión de desastres con impac-
tos nacionales, en donde el yo colectivo ha tenido que sobreponerse al yo individual. La
gran capacidad financiera y tecnológica de los Estados Unidos, unido a la naturaleza de
su sistema político descentralizado, han probado ser de poca utilidad, e incluso un obs-
táculo para la gestión de este desastre. Grandes sectores de este país negaron y niegan la
existencia del virus, al igual que muchos otros niegan el calentamiento global. El mundo
• Polifonía para pensar una pandemia 268
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Discapacidad y pandemia. Viejas y nuevas
normalidades bajo sospecha
Alexander Yarza de los Ríos1
Pablo Daniel Vain2
269
• Polifonía para pensar una pandemia 270
4. Alexander Yarza de los Ríos, Laura intelectuales e investigadoras/es, académicos/as, procedentes de una multiplicidad de
Mercedes Sosa y Berenice Pérez Ramírez, saberes, conocimientos, disciplinas, ciencias, profesiones, artes, activismos, institucio-
coords., Estudios críticos en discapacidad.
nes, organizaciones y redes, entre otros.4
Una polifonía desde América Latina (Bue-
nos Aires: clacso-unam, 2019). Las reflexiones, investigaciones, estudios, intervenciones, imaginaciones y ensoña-
5. Si bien existen otras aproximaciones al ciones se han sostenido y recreado en variados procesos de apropiaciones/recepciones
estudio de la normalidad y los procesos de
normalización en el pensamiento crítico
de teorías, modelos y/o paradigmas euro-anglo-centrados, pero también en algunos
latinoamericano, en esta ocasión retoma- diálogos sur-sur, y en exploraciones y enraizamientos con el pensamiento nuestroame-
mos esta perspectiva por su sistematicidad
ricano. Para sentipensar el orden planetario desde y con una perspectiva crítica de la
analítica en torno al desvelamiento de la
ideología de la normalidad y sus engrana- discapacidad, queremos rescatar y repotencializar una herramienta crítica gestada al fra-
jes con la producción social de la disca- gor de nuestras territorialidades, contiendas, saberes, vivires y cuerpos, la ideología de
pacidad y su exclusión en América Latina
y Occidente. Al mismo tiempo, porque
la normalidad, que nos posibilite reflexionar acerca de las relaciones entre discapacidad
establece unas condiciones discursivas y pandemia.
propicias para continuar profundizando
en nuestra crítica voraz a la normalidad A principios del siglo xxi, con un trabajo interdisciplinar de extensión-investiga-
desde las “sociedades normocráticas” que ción-docencia desde el Trabajo Social en la Universidad Nacional de Entre Ríos,5 Argen-
exploramos en este trabajo. Carlos Skliar,
tina, un equipo de activistas, docentes y estudiantes se congregaron para trabajar y re-
Pedagogías de las diferencias (Buenos
Aires: Noveduc, 2017). flexionar críticamente en torno a la discapacidad y a diversas problemáticas, fenómenos,
6. Ana Rosato et al., Discapacidad e ideo- experiencias y conceptualizaciones.
logía de la normalidad. Desnaturalizar el
déficit (Buenos Aires: Noveduc, 2009). El trabajo inaugural se tituló Discapacidad e ideología de la normalidad. Desnatura-
7. Rosato et al., Discapacidad e ideología; lizar el déficit.6 El equipo hibrida una multiplicidad de perspectivas teóricas para seguir
M. E. Almeida et al., “Nuevas retóricas transitando hacia unas lecturas social, política, cultural de la discapacidad en las ciencias
para viejas prácticas. Repensando la idea
de diversidad y su uso en la comprensión
sociales y en las luchas de los movimientos sociales, que problematizan y se distancian
y abordaje de la discapacidad”, Política de las miradas reduccionistas, individualistas, deficitantes, biologicistas, rehabilitadoras,
y Sociedad, Vol. 47, no. 1 (2010): 27-44;
patriarcales, coloniales y heteronormativas. Queremos señalar acá algunos de los com-
Alexander Yarza de los Ríos et al., “La
ideología de la normalidad: un concepto ponentes o dimensiones de esa ideología de la normalidad:7
clave para comprender la discapacidad
desde América Latina”, en Estudios
críticos en discapacidad. Una polifonía
– La normalidad opera como fuerza legitimadora de los procesos de exclusión, fun-
desde América Latina, coords. Alexander ciona como una ideología legitimadora.
Yarza de los Ríos, Laura Mercedes Sosa
y Berenice Pérez Ramírez (Buenos Aires:
– Demarca un sistema de clasificación, jerarquización y producción de subjetivida-
clacso-unam, 2019), 21-44. des en el marco de relaciones de asimetría y desigualdad.
• Polifonía para pensar una pandemia 272
Después de varios meses de pandemia, las democracias del Norte Global europeo ges-
tionaron la reapertura de los comercios, las industrias, las fábricas, los bares, las terrazas,
los centros comerciales, el sistema masivo de transporte, el turismo, en fin, todo lo que
anteriormente naturalizó y cotidianizó en tanto sociedades “civilizadas o desarrolladas”.
Todo esto ajustado a las condiciones de prevención del contagio y la propagación del
virus. También han aparecido rebrotes, marchas hacia atrás y ajustes de medidas. Los in-
dicadores globales de contagios, muertes y recuperados siguen en aumento, mientras se
abren y cierran escuelas, algunas fronteras aéreas o la temporada de turismo primaveral.
No es propósito de este trabajo generar una definición unívoca acerca de la nueva
normalidad. Intentamos en realidad hacernos preguntas, poner bajo sospecha esa de-
nominación, en estas direcciones posibles: ¿qué será la nueva normalidad? ¿A qué se re-
fiere? ¿Es una nueva etapa histórica? ¿Otra forma de nombrar las realidades cotidianas?
¿Designa nuevas relaciones sociales, de organización productiva o de vínculos afectivos?
¿Es un estado transitorio entre la prevención y la cura del virus? ¿Es una pretensión?
Además, ¿qué tiene de nuevo? ¿Es un concepto político, un slogan o un tema viral me-
diático? ¿En qué difiere la nueva de la anterior? ¿Existe, pues, una vieja normalidad?
¿Qué podemos aprender sobre la sospechosa nueva normalidad?
Ahora bien, nos parece que las medidas gubernamentales y mediáticas suscita-
das en torno a la nueva normalidad han agudizado y recrudecido la ideología de la
• Polifonía para pensar una pandemia 274
normalidad a una escala planetaria sin precedentes. Y el clamor de la Tierra,10 así como 10. Entendemos que la Tierra es un supe-
el de los oprimidos y las desarropadas,11 no ha sido escuchado y, en lugar de disolver la rorganismo vivo que viene clamando por su
liberación y sanación, así como la de todos
doxa ideológica, se viene a sofisticar con nuevas retóricas, en este caso, de un orden nor- los oprimidos y oprimidas. El grito de la
mocrático. Posiblemente esa ideología de la normalidad, configurada entre el siglo xix Tierra es un clamor y resuena con el de los
pobres y explotados. Incluso Mark Hathaway
y xx, en este comienzo del siglo xxi se esté reinventando, expandiendo, autogestando y
y Leonardo Boff plantean que la Tierra es
procreando en unas sociedades normocráticas o normocracias, dinamizadas en torno la gran oprimida por el capitalismo. Mark
a esa supuesta nueva normalidad, impulsadas abruptamente por las medidas de aisla- Hathaway y Leonardo Boff, El Tao de la
liberación (Madrid: Trotta, 2014).
miento, emergencia, encierro, excepción, prevención y aislamiento para contrarrestar el
11. Hathaway y Boff, El Tao.
avance contagioso de la Covid-19 y, sobre todo, aceleradas por la carrera desmesurada
12. España es un caso prototípico con su
de reactivación de las economías capitalistas nacionales y transnacionales. Real Decreto-ley para la nueva normalidad
por el que se establecen medidas urgentes de
Las campañas mediáticas, propagandísticas y gubernamentales12 en torno a la nueva
prevención, contención y coordinación para
normalidad configuran una sofisticada retórica normocrática. Dicen las sociedades del hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada
Norte Global, en todas sus lenguas coloniales, que están transitando hacia una new nor- por la Covid-19, que entró a regir el 21 de ju-
nio de 2020. Desde mayo, en México crearon
mality, neue normalität, nouveau normalité, nuova normalitá, nova normalidade. Esta
un Plan Gradual hacia la nueva normalidad.
retórica normocrática opera como un nucleador fuerte de verdad, pretendiendo agluti- Las grandes empresas de noticias nos han
narnos en torno a un proceso de normalización que oculta, una vez más, las desigual- saturado de especiales, crónicas o reportajes
sobre la nueva normalidad. En los países en
dades, brechas y abismos que se están agudizando y recrudeciendo en la pandemia. Nos que vivimos, Colombia y Argentina, también
invita a desear lo aparentemente perdido y volver a la “normalidad”, pero en esta ocasión se habla de nueva normalidad en el gobierno
revestida de novedad. o en los sectores de la oposición, en los
noticieros y en la prensa, en el comercio y
Las retóricas normocráticas serían un conjunto de estrategias discursivas que resi- algunos sectores empresariales.
túan la normalidad como eje estructurador de las formas contemporáneas de organiza- 13. En nuestra búsqueda bibliográfica
inicial en castellano, portugués e inglés, no
ción social, cultural, económica y epistémica. Las sociedades modernas han visto pulu-
encontramos aún estudios, investigaciones,
lar las cracias. La democracia no ha sido la única instituida o vivida. Valga rememorar ensayos, elaboraciones teóricas o exploracio-
las aristocracias, las burocracias, las adhocracias, las autocracias, las bancocracias, las nes al respecto. Solamente identificamos un
trabajo sobre el Estado de derecho que men-
falocracias, las fisiocracias, las meritocracias, las tecnocracias, las teocracias, las social- ciona la palabra normocracia para designar
democracias... Otras cracias se han explorado, unas cuantas están surgiendo, otras están la hipertrofia normativa de las dictaduras,
por inventarse. según la teoría política del alemán Hermann
Heller. Diego Valadés, “La no aplicación de
La palabra normocracia sería un neologismo.13 En tanto palabra compuesta, entrelaza las normas y el Estado de derecho”, Boletín
el prefijo normo y el sufijo radical cracia. Como en los casos antes mencionados, cracia Mexicano de Derecho Comparado, no. 103
(2002): 219-91. Sin embargo, al consultar la
remite a gobierno, sistema u orden: kratia. Normo –tal como lo entendemos– no pue- fuente, en su libro Teoría del Estado, Heller
de remitir exclusivamente a norma en latín (regla o escuadra), cuando sus significados utiliza es nomocracia: “que solo podría
275 Discapacidad y pandemia. Viejas y nuevas normalidades bajo sospecha •
Por ahora, nos parece relevante señalar que la normalidad sigue remitiéndose a la
ficción de la estadística y lo cuantificable de la vida, bien como campana o curva, o
desde las simulaciones de algoritmos con la inteligencia artificial.22 Las centralidades de
la normalidad o normocentrismos, fuertemente ensamblados a lo bio/tecno/moderno,
a lo sanitario/escolar, a la colonialidad-patriarcal-capacitista-capitalista, reafirman las
distinciones y jerarquizaciones de las sociedades, comunidades, colectivos o institucio-
nes. El oculocentrismo, el oyentocentrismo o la sexualidad normoheteronormativa se
mezclan e hibridan normocéntricamente. El sistema se organiza y estructura en torno
a una miríada de normocentralidades que remiten a la invención moderna de la nor-
malidad. Es como si se reforzara una normodernidad. Sus lenguajes esencializan, fijan,
ahistorizan, universalizan la normalidad y todos los déficits. De hecho, hasta convierte la
diversidad multicultural en normalidad de los tiempos neoliberales, en un componente
del mercado y la competitividad.23 Y tal vez la subjetividad predilecta estaría producida
por las normopatías neoliberales: los normópatas.24
22. Desde este ángulo, el trans-
Pareciera que no importa si las sociedades y sus gobiernos se declaran democráticos o
humanismo del siglo xxi está
socialdemócratas, si suscriben el capitalismo, el comunismo o el socialismo del siglo xxi. reforzando las normocracias a partir
Las retóricas normocráticas pretenden configurar performativamente nuestras subjetivi- de la innovación tecnológica de la
Cuarta Revolución Industrial, o de
dades y las instituciones por las que transitamos en los sistemas educativo y de salud, al los procesos de automatización, Big
tiempo que en el sector empresarial, en las industrias culturales, en las políticas laborales, Data, de prótesis biocibernéticas,
de pensiones e incluso en el turismo. En intensidades plurales, las prácticas y saberes implantes neuronales o edición
genética. Yuval Noah Harari, 21 lec-
normalizadores se actualizan y reinventan para clasificar, mensurar, jerarquizar, distin- ciones para el siglo XXI (Barcelona:
guir y ejercer sus poderes productivos, sutiles y capilares. Los poderes normalizadores se Debate, 2017).
potencian y proliferan en las técnicas, mecanismos y dispositivos de normalización que 23. Daniel Bernabé, La trampa de la
diversidad. Cómo el neoliberalismo
abundan, se financian, se protocolizan, se legitiman, se imponen.
fragmentó la identidad de la clase
La normalidad es el problema. Como plantea David Pavón Cuéllar: “Cuando hay que trabajadora (Madrid: Akal, 2018).
dañar, somos autosuficientes. No requerimos de locos ni de ninguna otra clase de anor- 24. David Pavón Cuéllar, “Sana
locura y normalidad patológica en
males. Nosotros, los normales, nos bastamos a nosotros mismos para destruir el mundo el capitalismo neoliberal”, Clínica &
y aniquilar a la humanidad. Es exactamente lo que estamos haciendo. Y lo hacemos con Salud, Vol. 6, no. 2 (2018): 62-78.
toda normalidad”.25 En su propio tenor, María Galindo, Leonardo Boff y Atilio Borón, 25. Pavón Cuéllar, “Sana locura”, 63.
277 Discapacidad y pandemia. Viejas y nuevas normalidades bajo sospecha •
entre otros, también siguen sospechando de la nueva normalidad y de todas las norma-
lidades existentes y emergentes.
En América Latina, países como México, Uruguay, Colombia o Argentina co-
mienzan a reproducir este llamado neonormalizador de las retóricas normocráticas.
Siguiendo a James Galbraith26 en El fin de la normalidad, estaríamos ante narrativas
simplistas de sustrato económico capitalista que buscan fagocitar las crisis y críticas al
capitalismo neoliberal dominante, como hicieron en la crisis financiera global de 2008.
La nueva normalidad proviene de esos esfuerzos incansables de sostener el orden glo-
bal imperante, por tanto, la entendemos como otra retórica normocrática del orden
colonial-patriarcal-capitalista-capacitista.
31. Derechos Humanos, “Las personas”. poniendo énfasis en el artículo 11, en torno a garantizar la protección y seguridad de
32. En la región empiezan a generarse las personas con discapacidad en la respuesta nacional a situaciones de riesgo y emer-
documentos, guías, campañas, recomenda-
gencias humanitarias, tomando medidas en todas las áreas de la vida, incluida la pro-
ciones y protocolos sin efectos contundentes
en los procesos estructurales recrudecidos tección de su acceso al más alto nivel posible de salud sin discriminación, bienestar ge-
por la pandemia. Se pueden consultar, entre neral y prevención de enfermedades infecciosas, medidas para garantizar la protección
varios, las recomendaciones de la Alianza
Internacional de Discapacidad, cepal o contra actitudes negativas, aislamiento y estigmatización que pueden surgir en medio
Mercociudades. “Hacia una respuesta inclu- de la crisis.
siva de la discapacidad frente al covid19: 10
recomendaciones de la Alianza Internacional De igual modo, instaban a que los Estados impidieran la denegación discriminatoria
de Discapacidad”, Alianza Internacional de de atención médica o servicios que salvan vidas, alimentos o líquidos por motivos de
Discapacidad, 19 de marzo de 2020, http://
discapacidad, o a salvaguardar la provisión de alimentos, medicamentos y otros sumi-
www.internationaldisabilityalliance.org/
sites/default/files/ida_recomendaciones_ nistros para personas con discapacidad en situaciones de aislamiento y cuarentena. La
para_una_respuesta_inclusiva_de_la_dis- gama de apoyo en la comunidad, incluido el cuidado domiciliario y de asistencia per-
capacidad_frente_al_covid19.pdf; cepal,
Personas con discapacidad; “Mercociudades sonal, y los servicios de rehabilitación, cuando sean necesarios, deben garantizarse y no
elabora recomendaciones para la atención discontinuarse, en tanto son esenciales para el ejercicio de los derechos de las personas
de pacientes de covid-19 con discapacidad”,
con discapacidad.
Mercociudades, s. f., https://mercociudades.
org/mercociudades-elabora-recomendacio- Después de dos llamamientos continuos, el mismo secretario general de la onu, An-
nes-para-la-atencion-de-pacientes-de-co-
tónio Guterres, advirtió a principios de mayo que “la gente con discapacidades tiene ma-
vid-19-con-discapacidad/.
También desde las organizaciones civiles y
yor probabilidad de vivir en la pobreza, y sufren tasas mayores de violencia, abandono
redes se han venido gestando solidaridades y abuso [...] enfrentan una falta de información de salud pública accesible [...] tasas de
y acciones de cuidado mutuo. Queremos mortalidad alarmantes en hogares de ancianos [...] mayor riesgo de pérdida de empleo y
resaltar el esfuerzo de la Red Latinoame-
ricana de Organizaciones no Guberna- violencia doméstica”.31 El 30 de abril, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
mentales de Personas con Discapacidad y Humanos de la onu emitió una guía sobre acciones claves, preguntas y recomendacio-
sus Familias (riadis) y de la Red por los
Derechos de las Personas con Discapacidad
nes para la Covid-19 y discapacidad.32
(redi). “Declaración pública de riadis”, Red La situación planetaria es borrosa, contradictoria y fragmentada. En términos ge-
Latinoamericana de Organizaciones no
Gubernamentales de Personas con Discapa-
nerales, la ratificación de la Convención no ha garantizado la plena protección de los
cidad y sus Familias, riadis, 8 de marzo de derechos conquistados y salvaguardados. La pandemia Covid-19 recrudeció la discapa-
• Polifonía para pensar una pandemia 280
“efecto develador” de la pandemia– o al menos lo sabían (desde mucho antes del 2008)
muchos empresarios, gobernantes, políticos, ensayistas, científicos, entre otros.
En un ejercicio analítico podríamos sintetizar la mayoría de las grandes problemáti-
cas que afectan nuestro mundo en torno a un denominador común, las desigualdades,
dejando bien claro que desde esta perspectiva hablamos de igualdad en términos de
derechos, de igualdad de oportunidades.
Según oxfam, “desde 2015, la población más rica, que supone un 1 %, posee más
riqueza que el resto del planeta [...]. A nivel mundial, la brecha salarial entre hombres y
mujeres es del 24 %. Los hombres poseen un 50 % más de riqueza que las mujeres”.41 Esta
es la normalidad a la que nos hemos acostumbrado, la normalidad de las desigualdades
que hemos naturalizado. Normalidad que viene mucho más atrás de la nueva normali-
dad, de la pandemia, de la crisis financiera de 2008, y de las muchas crisis económico-so-
ciales y civilizatorias que viene atravesando nuestro mundo. La pandemia, en todo caso,
se instala en el contexto de esa normalidad de la desigualdad naturalizada.
Entonces, ¿cuál puede ser uno de los rasgos peculiares del tránsito de la sociedad por
esta pandemia? Su aparente “contagiosidad democrática”. Sin embargo, como advierte
Judith Butler, “la desigualdad social y económica asegurará que el virus discrimine. El
virus por sí solo no discrimina, pero los humanos seguramente lo hacemos, modelados
como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia
41. oxfam, “Desigualdad extrema
y servicios sociales básicos”, acceso y el capitalismo. Es probable que en el próximo año seamos testigos de un escenario
9 de octubre de 2020, https:// doloroso en el que algunas criaturas humanas afirmarán su derecho a vivir a expensas
www.oxfam.org/es/que-hacemos/
temas/desigualdad-extrema-y-ser-
de otros”.42
vicios-sociales-basicos. oxfam es La reducción de las desigualdades generadas por medio de la pandemia es una qui-
una organización internacional
formada por 19 organizaciones
mera, porque la “contagiosidad democrática” es una falacia ante la desigualdad estructu-
no gubernamentales, que realizan ral. Por eso nos rebelamos ante todo intento de transición a una supuesta nueva norma-
labores humanitarias en 90 países. lidad. Rechazamos cualquier placebo que nos conduzca a una tranquilidad inhabitable.
Su nombre deriva de Oxford Com-
mittee for Famine Relief.
Nos indignamos con todos los ocultamientos y encubrimientos que sigue mostrando
42. Judith Butler, “El capitalismo más claramente la pandemia: injusticias, desigualdades, inequidades, despojos, muertes,
tiene sus límites”, en Sopa de Wu- violaciones, violencias, opresiones, todas agudizadas y recrudecidas.
han. Pensamiento contemporáneo
en tiempos de pandemias (Buenos
Desde una lectura materialista, la discapacidad, hemos dicho, es producida por el
Aires: aspo, 2020), 62. capitalismo. A lo que hemos sumado que también es generada y reproducida por el colo-
• Polifonía para pensar una pandemia 284
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La universidad en la nueva normalidad:
¿cuál debería ser el rol de profesores,
estudiantes, instituciones de educación
superior y Estado?
Elvia María González Agudelo1
María Isabel Duque Roldán2
Enfrentar el coronavirus representa para cada país un reto diferente, pero lo que ha
sido común en todos es la encrucijada economía vs. cuidado de la salud, pues no hay
acuerdos sobre a cuál se debe dar prioridad. Por ello ha sido un reto para cada gober-
nante definir el momento indicado para abandonar el aislamiento preventivo y retomar 1. Facultad de Educación de la
Universidad de Antioquia UdeA,
la actividad productiva normal. Los análisis realizados por los expertos se centran en los Calle 70 No. 52-21, Medellín,
graves efectos económicos y sociales que ha traído la pandemia, pero el objetivo de este Colombia, profesora titular, grupo
de investigación DIDES, correo:
escrito se enfoca en los efectos de esta crisis sobre la educación, concebida como derecho
[email protected].
fundamental y como principal dinamizadora del desarrollo económico, social, político, 2. Facultad de Ciencias Económicas
cultural y ambiental de un país. Se analiza el efecto de la pandemia sobre la educación de la Universidad de Antioquia
superior, pues, aunque se han tomado las medidas necesarias para que las universidades UdeA, Calle 70 No. 52-21, Medellín,
Colombia, profesora titular, grupo
sigan funcionando mediante la utilización de dispositivos tecnológicos, la nueva norma- de investigación DIDES, correo:
lidad deberá introducir cambios trascendentales en lo que hasta hoy comprendemos por [email protected].
288
289 La universidad en la nueva normalidad: ¿cuál debería... •
Esta incertidumbre sobre los ingresos familiares en muchos hogares colombianos tam-
bién se traducía en un bajo nivel de ahorro, pues, de acuerdo con los estudios realizados
por la Superintendencia Financiera,8 solo el 18.5 % de los hogares en Colombia tenía aho-
rros. Lo problemático de esto es que el ahorro es el que les permite a las familias enfrentar 8. Banco de las Oportunidades, Fasecolda
y Superintendencia Financiera de Colom-
los momentos de crisis, como la que comenzó en marzo de 2020. Adicional a lo anterior, bia, Estudio de demanda de seguros 2018
los niveles de pobreza también preocupaban, pues, según los últimos datos calculados por (Bogotá: Puntoaparte, 2018), https://www.
superfinanciera.gov.co/descargas/institu-
el dane,9 Colombia tenía una pobreza multidimensional del 19.6 %, una pobreza mo-
cional/pubFile1034751/20181211estudio-
netaria del 27 % y una pobreza extrema del 7.2 %, lo que inevitablemente va ligado a la demandaseguros2018.pdf.
desnutrición. Porque, según las cifras de unicef,10 entre 2016 y 2018 el país tuvo 2.4 mi- 9. “Pobreza monetaria y multidimensional
llones de personas con subalimentación y, de acuerdo con la Presidencia de la República, en Colombia 2018”, dane, 3 de mayo de
2019, https://www.dane.gov.co/index.php/
560.000 niños menores de cinco años sufrían de desnutrición crónica y 15.600 de desnutri- estadisticas-por-tema/pobreza-y-condi-
ción aguda, lo que implica consecuencias graves para su futuro, pues en su vida adulta un ciones-de-vida/pobreza-y-desigualdad/
niño con desnutrición podría tener 14,6 puntos menos de cociente intelectual.11 pobreza-monetaria-y-multidimensio-
nal-en-colombia-2018.
10. Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia, Panorama de la seguridad
alimentaria en América latina y el caribe.
Hacia entornos alimentarios más saluda-
bles que hagan frente a todas las formas
de malnutrición (Santiago: fao, ops, wfp,
unicef, 2019), https://www.unicef.org/
colombia/sites/unicef.org.colombia/fi-
les/2019-11/Panorama2019%20WEB.pdf.
11. “La gran alianza por la nutrición
cumple su primer año de trabajo por una
causa nacional”, Presidencia de la Repú-
blica de Colombia, 5 de marzo de 2020,
https://id.presidencia.gov.co/Paginas/
prensa/2020/La-Gran-Alianza-por-la-Nu-
tricion-cumple-su-primer-anio-de-traba-
jo-por-una-causa-nacional-200305.aspx.
12. “Datos abiertos. Establecimientos
educativos de preescolar, básica y media”,
Ministerio de Educación Nacional de Co-
lombia, 2020, https://www.datos.gov.co/
gráfica 1. Tasas de cobertura neta por nivel. Educaci-n/ESTABLECIMIENTOS-EDU-
CATIVOS-DE-PREESCOLAR-B-SICA/
Fuente: construcción propia a partir de los datos del Ministerio de Educación Nacional12 ea56-rtcx.
291 La universidad en la nueva normalidad: ¿cuál debería... •
(que están pendientes hace décadas y que se han aplazado) y ello implica revisar asuntos
pedagógicos, curriculares, didácticos y de gestión.
Desde lo pedagógico −comprendiendo la pedagogía como la disciplina o discurso
que se encarga del estudio de los procesos de formación de los seres humanos en liber-
tad, en los cuales cada individuo construye su propia conciencia histórica, su imagen del
mundo y se define un ideal de sujeto que debe ser formado, lo que conjuga una apuesta 26. González, “La educación”.
social con las subjetividades propias de cada ser−26 es necesario reflexionar acerca del 27. Martha C. Nussbaum y Amart-
ya Sen, La calidad de vida (Ciudad
tipo de hombre y mujer que debe formar la universidad, pues hoy más que nunca se de México: Fondo de Cultura
hace necesaria una formación para el desarrollo humano, para la autonomía, para el Económica, 1996).
desarrollo pleno de las capacidades individuales y sociales, para que cada sujeto se haga 28. La racionalidad lógica involu-
cra el desarrollo del pensamiento
consciente de sí mismo y de su relación con los otros. Como dirían Martha Nussbaum
científico, la apropiación de los
y Amartya Sen,27 una formación para la libertad. Esto también implica preparar a los saberes de manera metódica, la
estudiantes para un contexto social donde la tecnología ocupará un lugar muy impor- aplicación de métodos y conoci-
mientos científicos en la solución
tante, por lo que se hace fundamental que se formen para la solución de problemas, para de problemas. La racionalidad
enfrentarse a la incertidumbre y adaptarse a los cambios, para una realidad en la cual ética involucra la subjetividad,
innovar, imaginar, sentir y crear será esencial, por ello se requiere una concepción peda- la autonomía, la capacidad de
juicio, de toma de decisiones, la
gógica que promueva el desarrollo transversal de las múltiples racionalidades que tiene responsabilidad y el conocimiento
el ser humano (lógica, ética, estética y política).28 de sí mismo, de los otros y de todo
aquello que hace parte del espacio
Desde lo curricular −comprendiendo el currículo como “un mediador entre el pro- que se comparte, para con ello
yecto cultural de una sociedad, el proyecto educativo de una institución y el proyecto actuar de manera consciente y
reflexiva, con principios y valores.
de vida de un sujeto”−,29 se requiere que la educación superior adopte una concepción
La racionalidad política representa
del currículo como síntesis cultural y no como una mera selección de contenidos, como el vínculo social, la ciudadanía, la
apuesta política que se basa en la formulación y solución de problemas, que está en convivencia, la comunicación, el
hablar y actuar juntos, el convivir.
construcción permanente, que se pregunta por el desarrollo de las ciencias, las artes, Y, finalmente, la racionalidad
la técnica y la tecnología en relación con la sociedad, un currículo que también debe estética involucra las sensaciones,
la inteligencia emocional, los afec-
traducir esa cultura digital que cada vez se hace más presente en nuestra realidad. Por
tos, la intuición y todas aquellas
ello, se debe dejar atrás el diseño de los currículos prescritos, estandarizados a cinco sensibilidades que le permiten al
largos años, basados en una noción de créditos que homogeniza las políticas de movi- ser humano crear algo novedo-
so, imaginar nuevas realidades,
lidad entre naciones, y por fin aplicar la flexibilidad y la pertinencia, permitiéndole a
resolver problemas y transformar
los estudiantes que, desde sus intereses, motivaciones, vivencias y talentos, lo recorran su entorno.
libremente, bosquejando su proyecto de vida singular. 29. González, “La educación”, 28.
297 La universidad en la nueva normalidad: ¿cuál debería... •
Pero esta nueva apuesta pedagógica y curricular debe estar fundamentada en una
concepción didáctica amplia, comprendiendo la didáctica como la comunicación de los
saberes, como aquello que sucede en el espacio de encuentro entre profesores y estudian-
tes, que concreta las intenciones pedagógicas en los currículos. Se requiere una didáctica
que se centre en la investigación y en el aprendizaje, es decir, en el estudiante, que pro-
mueva estrategias activas mediante la construcción de proyectos, una didáctica que dise-
ñe ambientes de aprendizaje que combinen lo presencial y lo virtual, donde se traspasen
las aulas físicas para llevar el aprendizaje al contexto, a las empresas, a los espacios de
la ciudad, pues en todos ellos se enseña y se aprende. Espacios que no se limitan a unos
tiempos predefinidos, pues, al combinar lo virtual con lo presencial, los tiempos se mul-
tiplican. Una didáctica que no desarrolle contenidos prescritos, sino que posibilite las
múltiples inteligencias, que tenga en cuenta los ritmos de aprendizaje de cada estudiante,
sus capacidades, habilidades, destrezas y valores con los cuales cada sujeto es capaz de
formar su propia vida y actuar en los diferentes contextos. Una didáctica que supere los
medios tradicionales de la tiza, el tablero, los libros y los artículos como fuente de infor-
mación, y trascienda a los textos fijados en la nube, dispuestos para todos, en su acceso
libre, textos que permitan la expansión de sus significados a través de múltiples formas
iconográficas, audios, videos, juegos, donde los estudiantes participen en cocreación y
entre todos desarrollen su inteligencia colectiva.
Entonces, ¿cuál es el rol de los profesores? Esta nueva realidad requiere más que nun-
ca de un profesor que se reconozca como investigador en el aula, que sepa claramente
cuál es su responsabilidad en el proceso formativo y que diseñe una gama amplia de es-
trategias didácticas activas. Que abandone la concepción del salón de clase como único
espacio de conversación y que distribuya su tiempo para acompañar a los estudiantes
por fuera de la reglada clase de hora y media; un profesor que motive a los estudian-
tes para que se apropien de los conocimientos de manera consciente y autónoma; que
respete y valore de manera individual a cada estudiante, reconociendo sus intereses, sus
deseos, sus ritmos, sus capacidades y talentos. Un profesor que interrogue y propicie la
formulación de nuevos retos, que no renuncie a su responsabilidad de formador, pero
que comprenda que este es un proceso que surge de cada estudiante, por ello rompe con
las jerarquías y promueve un diálogo abierto donde prima la confianza.
• Polifonía para pensar una pandemia 298
Nuestra nueva realidad requiere de profesores que, como lo describe Peter Kugel,30
sean capaces de superar aquellas épocas donde el énfasis estaba en la enseñanza, y donde
el centro eran los contenidos a transmitir y su desempeño como profesores. Ahora el
centro debe estar en el aprendizaje y en el estudiante, pero bajo una concepción donde
el estudiante no es ni un receptor pasivo, ni tampoco un participante activo de la clase,
sino que se avanza hasta el punto en el que se le permite al estudiante formarse de mane-
ra autónoma e independiente. En suma, se requiere de un profesor que haga converger
su proyecto de formar y de enseñar con el proyecto del estudiante de formarse y de
aprender, un profesor que supere la clase magistral tradicional y sea capaz de proponer
múltiples estrategias, tanto presenciales como virtuales. Que comprenda que la tecnolo-
gía es ahora una herramienta fundamental en el diseño de los ambientes de aprendizaje.
En correspondencia con lo anterior, la pregunta es: ¿cuál es el rol de los estudian-
tes? Se requiere de un estudiante que comprenda que la formación no es un proceso de
moldeamiento externo que hace el profesor o la universidad, sino que es un proceso in-
dividual, en el cual cada ser construye su propia imagen del mundo, su identidad, su
conciencia y su libertad al tejer de manera armoniosa los conocimientos metódicamente
procesados desde las lógicas científica, artística, técnica o tecnológica, con sus talentos,
sus intuiciones, sus percepciones, su imaginación y sus valores. Todo ello le permite po-
nerlos en contexto, crear su propio discurso y compartirlo, crear su propio proyecto de
vida. Un estudiante que se hace consciente de su existencia, de su lugar en el mundo,
de su responsabilidad con los otros, que comprende la formación como proceso perma-
nente, por lo que debe asumirla de manera autónoma, controlando su proceso. Es un
sujeto preparado para resolver problemas, para imaginar nuevos escenarios. Un sujeto
que se sabe parte de un todo y es consciente de su lugar en él, sabe tomar decisiones y
actuar de manera reflexionada. Un ser que visualiza la creación de mundos posibles para
él y su entorno, que se compromete con su sustento y que es solidario con los demás.
Y entonces, ¿cuál es el rol de las universidades? La universidad, cumpliendo con su
responsabilidad social de mantener, desarrollar y proyectar la cultura de la sociedad,
necesita liberarse de las ataduras de la tradición que la vio fundarse desde la Alta Edad 30. Peter Kugel, “How Professors
Develop as Teachers”, Studies in
Media, cuando provocó la primera revolución educativa de la humanidad. Es tiempo Higher Education, Vol. 18, no. 3
de que la universidad jalone la concepción de la educación como un derecho humano (1993): 315-28.
299 La universidad en la nueva normalidad: ¿cuál debería... •
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2020. https://n9.cl/dk6l7
Esta publicación se compuso en caracteres MinionPro y MetaPro.
Noviembre de 2020
Alejandro Uribe-Tirado, Alexander Yarza-de
los Ríos, Alicia Elena De la Torre-Urán, Álvaro
Polifonía para pensar una pandemia expresa, a través de diversas voces,
Monterroza-Ríos, Álvaro Quintero-Posada, Andrea
Lissett Pérez, Elvia María González-Agudelo, las experiencias e inquietudes, los desafíos y aportes que desde distintas
Gabriel Jaime Saldarriaga-Ruiz, Gabriel Vélez- perspectivas disciplinares y humanas intentan nombrar, aprehender
Cuartas, Gloria Isabel Quintero-Pérez, Jairo algo de aquello desvelado por la inusitada situación que nos embarga,
Gutiérrez-Avendaño, Jean Paul Sarrazin, Juan la cual ha tocado a todos y cada de uno nosotros de diferentes formas,
Carlos Orrego-Arismendi, Juan Sebastián Jaén- mostrándonos empero, de modo implacable, la fragilidad de la existencia
Posada, Liliana Escobar-Gómez, Luciano Gallón, y la responsabilidad que, como sociedades y habitantes de nuestro planeta,
María Eumelia Galeano-Marín, María Isabel Duque- tenemos en las diversas esferas que configuran nuestras vidas. Estas
Roldán, María Isabel Zuluaga-Callejas, Maricelly voces se suman a aquellas que, desde otras latitudes, han contribuido
Gómez, Mario Alberto Ruiz-Osorio, Natalia Botero-
a la reflexión y el análisis de esta experiencia sui generis; esperamos
Jaramillo, Pablo Daniel Vain, Steven Orozco-
Arcila, Victoria Eugenia Díaz-Facio Lince que resuenen a partir de ello otros ecos y otras disonancias.
y Yeny Leydy Osorio-Sánchez