El Desmigajador de La Realidad Wittgenst
El Desmigajador de La Realidad Wittgenst
El Desmigajador de La Realidad Wittgenst
Espinoza
EL DESMIJAGADOR DE LA REALIDAD
WITTGENSTEIN Y LAS MATEMÁTICAS
El platonismo en filosofía de las matemáticas postula que detrás del mundo físico,
sensible y dotado de movimiento, existe un mundo objetivo, habitado por ideas o universales
abstractos, inmutables y omnitemporales que pueden combinarse para formar verdades o
falsedades exactas y definitivas que podemos a veces descubrir. Este mundo perfecto, sobre el
cual no podemos tener ninguna influencia, nos controla de una manera que no llegamos a
El desmigajador de la realidad : Wittgenstein y las matemáticas 2
Tenemos que dejar que el uso de una palabra nos instruya sobre su significado;
análogamente, la prueba se encargará de enseñarnos lo que es probado.
Quisiera hacer notar, de paso, que esta actitud constructivista es compatible con el
platonismo, mientras no se agregue que la prueba crea la existencia. Uno puede exigir
legítimamente una prueba de existencia para tener el derecho personal de afirmar que
conocemos tal o cual verdad, estrategia ausente en el platonismo. Desgraciadamente, como lo
hemos visto, Wittgenstein dice explícitamente que el matemático crea la esencia.
La filosofía de las matemáticas de Wittgenstein puede ser calificada, con justicia, de
constructivismo antropocéntrico puesto que acepta como verdadero no solamente lo que
podemos demostrar como tal, sino que pide, además, que seamos capaces de seguir
psicológicamente la demostración. De hecho, un común denominador de los intuicionistas es
que nuestra capacidad de concebir o de imaginar no puede extenderse más allá de ciertos
límites que habría que definir. Así, los límites de nuestra capacidad de percibir sensiblemente o
intelectualmente una verdad serían los límites de esta verdad, como, según Wittgenstein, los
límites de nuestro lenguaje son los límites del mundo. (Descartes, en las Reglas para la
dirección del espíritu, abordó este problema y propuso aprender de memoria trozos de prueba
para aumentar nuestra capacidad psicológica de demostración, lo que entró bien en nuestras
costumbres).
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El estudio de los juegos de lenguaje es el estudio de las formas primitivas de lenguaje o de los
lenguajes primitivos. Si queremos estudiar los problemas de la verdad y de la falsedad, del
acuerdo y del desacuerdo de las proposiciones con la realidad, de la naturaleza de la aserción, la
suposición y la pregunta, nos será muy provechoso considerar formas primitivas de lenguaje en
las que estas formas de pensar aparecen sin el fondo perturbador de los procesos de pensamiento
altamente complicados.(8)
Los intérpretes de Wittgenstein parecen unánimes para reconocer que los juegos de
lenguaje (I) son autónomos, (II) la fuente de la claridad de una expresión; (III) que uno puede
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aprender las reglas entrenándose, imitando, una vez que uno entra a jugar; y (IV) que las
explicaciones son concretas, dadas en ejemplos particulares. Esta es la idea completa que tenía
en mente al afirmar que Wittgenstein deshace la realidad, su anti-realismo.
Tanto para el realista como para el intuicionista, la existencia de un objeto o de una
propiedad goza de una cierta independencia con respecto a la prueba. Para el realista, porque
reconoce la existencia de objetos y de propiedades en sí, fuera de nosotros; para el intuicionista,
(pienso en Brouwer, en particular) porque los seres matemáticos son actos. Sobre este punto,
Wittgenstein opina que quien considera que la existencia es independiente de la prueba no
tiene un concepto claro de existencia. Hasta ahí, la opinión no es ontológica y es correcta. Es
común que los matemáticos manipulen objetos y propiedades antes de definirlos, la historia de
la disciplina abunda en ejemplos. Un caso ilustre es la manipulación del infinito antes de
Cantor. Pero Wittgenstein no se detiene ahí: "En realidad, existencia es lo que se prueba con lo
que se llama "prueba de existencia"".(9) La existencia es absolutamente indescernible de la
prueba (nominalismo).
Según los racionalistas clásicos como Descartes, los entes físicos necesitan una causa o
razón suficiente para pasar de la esencia a la existencia, pero la situación de los entes
matemáticos es diferente puesto que en ellos la esencia es indistinguible de la existencia: existe,
matemáticamente, lo posible, es decir, lo no-contradictorio. Ahora bien, Wittgenstein, como los
intuicionistas, ve en los entes matemáticos una diferencia entre la esencia y la existencia; por
eso, se requiere una causa o razón suficiente para que la esencia se actualice. Tal causa es la
voluntad humana para Brouwer, la prueba constructiva para los constructivistas.
Wittgenstein, como los intuicionistas, no tiene ninguna confianza en el principio del
tercero excluido (para toda proposición P, la proposición [P o (no-P)] es verdadera) ni en la ley
de la doble negación (la negación de un enunciado verdadero es falsa; la negación de un
enunciado falso es verdadera) en tanto que procedimientos capaces de probar la existencia de
algo. El tercero excluido y la ley de la doble negación son útiles en la prueba por reducción al
absurdo, pero, según el intuicionismo, ese tipo de prueba puede a lo sumo hacer que algo sea
posible, pero no actual. En la aritmética intuicionista, la disyunción p v q recibe un sentido
constructivo de la siguiente manera: p v q es verdadero si y solamente si al menos uno de los
dos, p o q, es efectivamente verdadero y que se sabe cuál es.
La exigencia de construcción efectiva deja sin significado cognoscitivo (sin valor de
verdad, sin sentido literal) los enunciados como "hay siete 7 en la expansión decimal de π"
puesto que no sabemos si es verdad o no. Además que la afirmación puede ser verdadera en
algunos modelos, y falsa en otros. (Recuérdese que los "cazadores de decimales" de π han
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¿El significado no es acaso realmente el uso de la palabra? ¿No es acaso la manera en que tal uso
interviene en la vida?... El sentido de la proposición, es el rol que tiene en el cálculo. Algo no es
una proposición sino en un lenguaje. Entender una proposición significa entender un lenguaje.
(13)
transmisión de una energía, de una fuerza o de una información. Es lo que la relación causal
intenta describir. En matemáticas, la necesidad aparece en forma de deducción y pueden ser
concebidas como el dominio de la deducción pura. En principio, si los axiomas tienen sentido,
todo tiene sentido, porque se transmite necesariamente en la deducción. Ahora bien, una de las
razones principales que hacen que un matemático, cuando reflexiona sobre lo que hace, adopte
el platonismo, es la necesidad con la que los hechos se le imponen a su intelecto, y no le queda
otra opción que dejarse enrielar por la necesidad. El estatuto de esta noción es central a la
concepción de las matemáticas, y la idea que uno tenga de ella determina una filosofía.
En el Tractatus , se asigna la necesidad a la lógica, pero en los textos posteriores la
necesidad desaparece favoreciendo así algunas ideas que en ciertos aspectos -en algunos
solamente, porque Wittgenstein es un pensador independiente- se dejan emparentar al
convencionalismo o al pragmatismo. Sucede que se subordina la necesidad a la elección de una
regla o a la elección de una gramática, de un juego de lenguaje. Tales reglas serían idénticas a su
uso, lo que quiere decir que ellas no manifiestan una realidad en sí: "No se puede excavar
detrás de las reglas, puesto que no hay nada detrás de ellas."(16)
Dos referentes que permiten captar la especificidad de la idea de Wittgenstein son el
pragmatismo y el realismo. Veamos el caso de Quine. En la medida en que las matemáticas
contribuyen a pasar lógicamente de un enunciado de observación a otro, las matemáticas
comparten el contenido empírico de la física matemática, y la apariencia de necesidad no es
otra cosa que el reflejo de nuestra prudencia ante la posibilidad indeseable de modificar
demasiado profundamente el campo cognitivo.
Nótese que de las matemáticas se conserva aquí solamente su rol lógico y que lo único
que se les pide es que sean capaces de "salvar los fenómenos", de dar cuenta de ellos. El
principio director, según Quine, es la máxima de la mutilación mínima: "intente perturbar lo
menos posible el todo de la ciencia." Como los efectos de las verdades matemáticas se dejan
sentir lejos y en muchos dominios, se entiende que las verdades matemáticas estén
particularmente bien protegidas y que estemos dispuestos a modificarlas lo menos posible: eso
es todo lo que tenemos que ver en la necesidad matemática. Pero Wittgenstein no es
cientificista, no se da como fin intocable el progreso del conocimiento, dejando entender que la
ciencia es un juego de lenguaje entre otros.
Para el realista, la necesidad es una sola, la necesidad natural, que se manifiesta, por
ejemplo, en la transmisión de una fuerza física o en la transmisión del sentido en matemáticas.
Existe un campo cognitivo, jerárquicamente organizado, donde el principio de la organización
es la necesidad. La historia del conocimiento, y en particular el desarrollo de las matemáticas y
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de la física, es la historia de la búsqueda de necesidad. Si se han elaborado teorías cada vez más
abstractas, unificadas y profundas, es porque se ha intentado atar hechos, aparentemente
contingentes, a una necesidad. Esta observación permite de ubicar a la cabeza de las ciencias la
metafísica, entendida como la ciencia de la necesidad pura, luego las matemáticas, la mecánica
racional, la física, etc. en una jerarquía como la propuesta por A. Comte, sólo que aquí figura,
en primer lugar, la metafísica. La idea de base es que existe un solo mundo, dotado de una sola
inteligibilidad, necesidad o razón (considero que desde un punto de vista metafísico, estos tres
conceptos forman uno solo), captados finalmente por un solo gran sistema conceptual. Toda
concepción diferente de este realismo metafísico contendrá componentes escépticos, y las
doctrinas de Wittgenstein ilustran esta afirmación.
La visión wittgensteiniana de la necesidad y de la significación que hace que ellas
dependan de las reglas seleccionadas, de un cálculo o juego de lenguaje, es un argumento
convencionalista contra la unidad del mundo y de la razón. Al contrario de lo que se afirmaba
en el Tractatus, hemos visto que se lee en los escritos posteriores que no hay nada en común
en las diversas formas de lenguaje, que cada juego de lenguaje es autónomo, la incorporación
de una forma de vida. En las matemáticas, como en las otras situaciones, "lo que debe ser
aceptado, lo dado es, podríamos decirlo así, las formas de vida." (17)
Algunos comentadores, por ejemplo M. Dummett,(18) han creído ver en la insistencia de
Wittgenstein en la elección de reglas, un convencionalismo radical. Esta interpretación no
parece imposible, pero que yo sepa, Wittgenstein no dice explícitamente que elegimos las
reglas de manera arbitraria. Puesto que la noción-clave es la forma de vida, habría que hacer la
lista de sus componentes. ¿Cómo no incluir en ella las condiciones biológicas, y cómo no ver
en estas últimas une serie de elementos naturales y universales que expresan, a su vez,
condiciones matemáticas y físicas?
Sólo la descripción adecuada de la extensión del concepto de forma de vida podría
aclararnos sobre el grado de convencionalismo de Wittgenstein, pero el filósofo austríaco diría
probablemente que la tarea propuesta sería sin fin, indecidible, ya que para llevarla a cabo,
tendríamos que recurrir a formas de vida. Se corre así el riesgo de razonar en círculo, lo que
culminaría en una forma de escepticismo típicamente wittgensteiniano.
A fuerza de querer suprimir los lazos entre el pensamiento y la realidad, así como al rehusar de
dar a la ciencia el valor de una experiencia espiritual, corremos el riesgo de quedarnos solamente
con la sombra de la ciencia. (A. Lautman).
Habría que admitir que los hechos matemáticos existen en la naturaleza pre-humana
antes de existir conscientemente en nuestro intelecto. Las matemáticas, en tanto que ciencia,
emergen de un cerebro sometido él mismo a condiciones matemáticas, físicas y biológicas.
Imaginemos entonces que los objetos y propiedades matemáticos están hechos de una cierta
"materia" cuyas propiedades requieren especificación. Se puede pensar en este contexto al
referente del concepto de punto material de la mecánica.
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cuenta de estos notables hechos una filosofía que deshace la unidad y la necesidad de la
realidad?
Conclusión
Conclusión
Notas y referencias
5. Ph. Kitcher, On the nature of mathematical knowledge, Oxford University Press, 1983.
6. L. Wittgenstein, Gramática filosófica, 2a parte, Cap.III, § 2.
7. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, The Macmillan Co., Nueva York, 3a ed. 1968,
pp.32-33.
8. L. Wittgenstein, Los cuadernos azul y marrón, Tecnos, Madrid, 1968, pp. 44-45.
9. L. Wittgenstein, Gramática filosófica, 2a parte, Cap.V, § 24.
10. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, op.cit., p.112.
11. Ibid., p. 227.
12. Sobre las relaciones entre las ideas de Wittgenstein y de Brouwer se puede ver, p.ej., M.
Dummett, "Wittgenstein's philosophy of mathematics", in The Philosophical Review, vol.
LXVIII, 1959, pp. 324-348.
13. L. Wittgenstein, Gramática filosófica, Sumario, Caps.II, VI.
14. Ver, p.ej., R. Penrose, The Emperor's New Mind. Concerning Computers, Minds, and the
Laws of Physics, Oxford U.P., 1980, Ch. 2 y 10.
15. J.P Changeux, A. Connes, Matière à pensée, O. Jacob, París, 1989.
16. L. Wittgenstein, Gramática filosófica, 2a parte, Cap.I, § 1.
17. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, op.cit., p. 226.
18. Cf. M. Dummett, op.cit.
19. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, op.cit., p. 49.
20. Sobre las relaciones entre Wittgenstein y Gödel, y en particular sobre el juicio de Gödel de
la obra de Wittgenstein se puede leer Hao Wang, Reflections on Kurt Gödel, M.I.T., 1987.
21. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, op.cit., p. 88.
22. L. Wittgenstein, Gramática filosófica, 2a parte, Cap.III, § 11.
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