Filosofía de La Educación Contemporánea
Filosofía de La Educación Contemporánea
Filosofía de La Educación Contemporánea
Dando una vista al pasado, se tiene que hubo épocas en donde una teoría educativa respondía
fidedignamente a los requerimientos sociales y a las exigencias del momento y del desarrollo
científico por espacio de casi doscientos años, sin que surgieran teorías que la confrontaran o
negaran. En casos como este se constituyeron filosofías como el empirismo, proyectado entre los
siglos XVII y XVIII, que fue mucho más allá del campo filosófico en que se originó. Su difusión
está vinculada al desarrollo de la teoría del conocimiento extendida hasta hundir sus raíces en el
positivismo y, en el siglo XX, en el pragmatismo. En esa misma época Europa vió surgir la
educación pública, teniendo a la escuela primaria como institución fundamental, impulsora del
Estado docente. Esa condición autónoma del Estado fue gestándose e impulsando las ideas del
liberalismo burgués, enfrentado ideológicamente al fuerte control que el cristianismo había
ejercido sobre la educación. Una situación de mayor independencia se vivió con la educación
superior, en donde la universidad europea (en los momentos en que Dürkheim formulaba los
fundamentos filosóficos de una teoría positivista del conocimiento, a comienzos del siglo XX) era
ya una institución que cumplía casi mil años desde que se fundara la primera en Bologna en el
siglo XI.
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3. Lo científico de la educación
Haber ido alguna vez a la escuela como alumno o dedicarse profesionalmente a la docencia
no son actividades que se relacionen con algún rango científico, en contraposición con lo que
ejerce un físico, un químico o un biólogo. Por lo tanto, es pertinente preguntar, ¿qué hace que una
actividad sea científica?
Teóricamente las observaciones tienen un carácter sistemático y predictivo. Partiendo de que una
teoría constituye un sistema estructurado de enunciados que se vinculan entre sí y aun cuando los
objetos de la observación, los de la experimentación, son elementos importantes de la teoría, no
deben confundirse con ella. El mismo autor enfatiza los componentes de una teoría poniendo de
relieve cómo en ella se articula un sistema explicativo, que actúa como esqueleto con nociones
básicas del sistema, donde las reglas conducen a resultados empíricos y a la interpretación final
del mismo.
Sin procurar que el discurso sobre la teoría en las ciencias y en la educación, asuma el carácter de
una síntesis concluida, puede destacarse que una teoría:
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Es una percepción de un fenómeno en cuyo centro se percibe una anomalía, en donde el fenómeno
por sí solo no dice ni explica nada.
Por otro lado, una teoría educativa es un sistema descriptivo/explicativo que incluye, entre otros,
aspectos fundamentales de la realidad:
Finalmente, existen otros elementos de la teoría educativa que cualifican sus posibilidades y que
en otras ciencias no parecen tener el énfasis que se observa en los resultados de la actividad
educativa. Esos son los aspectos que suelen calificarse como curriculares y que merecen cierta
consideración, ejemplo de ello: cuestiones prácticas derivadas de la tradición y la innovación
didáctica, la planificación, las técnicas de planificación, supervisión y evaluación, las exigencias
de los espacios físicos en que sucede el proceso educativo, entre otros aspectos.
actuales, las cuales han impulsado las políticas educacionales de los Estados y han propiciado el
estudio científico y filosófico de la educación. Ese estudio destacaría a estas teorías antagónicas
cómo antagónicas que luchan por permanecer o por abrirse paso como el paradigma que la
sociedad siempre está esperando para incrementar la calidad de la educación. Véase, por ejemplo,
lo que ha sucedido con filosofías de la educación como el idealismo, en sus expresiones históricas
platónicas y socráticas, hegelianas, kantianas, más prácticas. Las influencias del escolasticismo
reaparecen cada cierto tiempo en movimientos neoescolásticos relacionados con los avances de la
ciencia y la tecnología.
El progresismo por su parte, abrió un cauce hacia una renovación que afectó de forma sensible a
la educación en los Estados Unidos y de allí se extendió, significativamente, a América Latina.
Posibilitando el sólido apoyo de la psicología que reconoció en su moemento la necesidad de
considerar los intereses del niño y contribuyó de manera significativa a su éxito. No sucedió así
con los movimientos que resistieron la acción del progresismo pero tuvieron escasa repercusión
como el perennialismo y el esencialismo. Paralelamente, un mayor entusiasmo despertó el
pragmatismo con la sólida aportación de Peirce, Dewey y William James; el esporádico fulgor del
recontruccionismo, y las resistencias del existencialismo por elaborar un discurso teórico de la
educación. En otras tendencias de la educación contemporánea parecen observarse las raíces del
pensamiento de grandes pensamientos como el de Heidegger o de Sartre.
Algunos detractores del empirismo parecen estar dotados de mayor resentimiento que de
argumentos. Los defensores, por su parte, no discriminan entre frónesis y defensa a ultranza. Entre
ambos extremos lo más saludable puede ser una mirada crítica que valore ambos aspectos, tanto
positivos como negativos, que el análisis histórico señala hoy.
Autores como James (1984) llegaron a sostener que el pragmatismo es al mismo tiempo un método
y una teoría genética de la verdad. Para expresarlo con mayor rigor:
“Las ideas verdaderas son las que podemos asimilar, hacer válidas, corroborar y verificar [...] La
verdad acontece a una idea. Llega a ser cierta, se hace cierta por los acontecimientos. Su verdad
es, en efecto, un proceso, un suceso a saber: el proceso de verificarse, su verificación. Su validez
es el proceso de su validación”. (James, 1984, p.131).
A diferencia del modo de presentación del boceto que describe los planteamientos teóricos
del pragmatismo, en esta teoría se comienza por la concepción materialista del hombre y, por su
relevancia histórica, que recurre a la antropología filosófica amparada por la postura Marxista.
Marx interpreta las condiciones que impiden la plena realización humana y rechaza las formas
variadas de la explotación del hombre en el mundo capitalista, dejando claramente establecida su
posición humanista al decir que es en la existencia real, en la posición concreta, en el proceso
productivo, en el antagonismo de clases, donde se gesta y desarrolla la alienación. Por tanto, su
antropología filosófica está exenta de toda posible vinculación con los idealismos, las
concepciones metafísicas y las ideas religiosas que piensan al hombre como una criatura hecha a
imagen y semejanza de un ser perfecto y todopoderoso.
Esta cosificación del ser humano es su enajenación y está inmerso en la alienación (Marx, 1992).
Calvino parece haber tenido, en la literatura contemporánea, el destacado mérito de haber
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3. Constructivismo
Bibliograficamnete suelen encontrarse expresiones que se refieren a esta teoría y aluden a ella
diciendo que se trata de un enfoque, una corriente educativa, un marco conceptual y metodológico,
una tendencia, una psicología actitudinal más o menos ecléctica, etc. En esas indagaciones es
posible descubrir algunos intentos por introducirnos en la respuesta a esa pregunta que
constantemente nos formulamos: ¿Qué es el constructivismo?
De acuerdo con Coll (1996), la concepción constructivista del aprendizaje escolar sitúa la actividad
mental constructivista del alumno en la base de los procesos de desarrollo personal que trata de
promover la educación escolar. Mediante la realización de aprendizajes significativos, el alumno
construye, modifica, diversifica y coordina sus esquemas, estableciendo de este modo redes de
significados que enriquecen su conocimiento del mundo físico y social y potencian su crecimiento
personal. Aprendizaje significativo, memorización comprensiva y funcionalidad de lo aprendido
son tres aspectos esenciales de esta manera de entender el aprendizaje (p.179).
Conclusiones
4. El pragmatismo alcanzó sinceros aportes en el esfuerzo de Dewey, pero sus ideales de concebir
la educación centrada en los intereses del educando fueron afectados por la aplicación del
conductismo.
5. La educación del siglo XXI exige un esfuerzo por elevar el nivel de desarrollo en el discurso
epistemológico de la educación, propiciar un amplio cauce para la generación de teorías con apoyo
de organismos internacionales y con la creación de un espíritu docente audaz que genere una praxis
educativa innovadora, creativa y moderna.
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