Resumen Ecoturismo

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Universidad Nacional de Colombia

Turismo y ambiente
María José Peña

El ecoturismo: ¿una nueva modalidad del turismo de masas?


La implementación de modelos de desarrollo económico, como el turismo, viene acompañado de
cambios, en este caso, asociados a la llegada del turista como un agente ajeno a la cultura local que
provoca modificaciones a medida que se relaciona con el entorno. Estas interacciones adoptan
diferentes formas, dependiendo del grado de diferencias e intensidad de las relaciones.
A partir de la segunda guerra mundial el turismo de masas se ha denominado como uno de los mas
importantes. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha visto los impactos que tiene como
depredador del ambiente. Por esta razón, ha surgido la búsqueda de modalidades en ambientes
naturales. Entre estas encontramos el ecoturismo y el turismo de aventura, que si bien son
alternativas pueden tener impactos negativos en la naturaleza.
I. Turismo: Contexto general
En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, trajo consigo la mejora de las condiciones
socioeconómicas de los trabajadores y la emergencia de las clases medias, que a su vez facilitaron
el incremento de la demanda de servicios turísticos. La generación del baby boom fue la precursora
de los viajes masivos en todo el mundo, ya que buscaban vacaciones disfrutando pasivamente de
destinos de sol y playa.
Durante este periodo proliferó la construcción de grandes hoteles frente a las playas, que contaban
con todas las comodidades dentro del mismo espacio. Esta forma de organización propició un
rápido crecimiento de estas zonas sin la adecuada planeación o medidas que mitigaran el impacto
nocivo en el medio ambiente.
En la masificación del turismo ha jugado un papel fundamental el uso generalizado del transporte
aéreo y los bajos precios que los tour operadores internacionales compiten por ofrecer En este caso
el turista se guía más por los precios bajos que por el destino a visitar, lo que ha propiciado un
incremento de los flujos de visitantes hacia estos sitios, agudizando con ello los problemas de
deterioro ambiental debido a la presión a que se ven sometidos estos frágiles ecosistemas.
Dada la magnitud y el aumento de los flujos turísticos, desde mediados de los años ochenta la
preocupación por el medio ambiente comenzó a cobrar importancia. Es entonces que, nace otra
corriente denominada turismo alternativo, para contrarrestar los impactos negativos del turismo de
masas y donde la naturaleza cumple un papel importante.
II. Los modelos vigentes: turismo tradicional y turismo alternativo

II.1. El turismo de masas o tradicional


Este modelo continúa siendo muy importante y tiende a incrementarse gracias a una mayor
disponibilidad de tiempo libre y al aumento de vacaciones cortas; por lo cual el turista suele
comprar paquetes económicos que incluyen transporte aéreo y hospedaje, y busca entretenimiento y
diversión en las playas, sin que las características del destino influyan en misma medida que el
precio.
Este turismo no tiene muchas expectativas acerca del viaje, y quienes lo practican normalmente son
personas de ingresos medios y bajos, donde el visitante interactúa poco con la comunidad receptora
y su movilidad es reducida.
No obstante, la trascendencia del turismo para el desarrollo de un territorio se deriva de los
beneficios económicos que propicia en las comunidades locales, la generación de empleos y otros
impactos positivos que produce en el plano social y cultural, así como una mayor preocupación por
la conservación del medio ambiente.

II.2. El turismo alternativo


En este caso, resalta la búsqueda de viajes hacia lugares desconocidos, conforme a las necesidades y
tiempos; busca descubrir sitios alejados del turismo de masas en ambientes naturales y que
estimulen su desarrollo personal.
Este tipo de turismo, a diferencia del masivo, está dispuesto a pagar precios altos por la existencia
de atractivos únicos, dando lugar a una oferta diversa, que pone en valor el enorme abanico de
atractivos naturales y culturales que existen en el mundo, en lugares excepcionales; que los hace
competir en el plano internacional.
El turismo basado en la naturaleza es todo aquel que se da en áreas naturales, y el cultural, en sitios
históricos, desde museos hasta ruinas arqueológicas, así como la visita a comunidades locales.
Ambos pueden ser clasificados a su vez como turismo rural o agroturismo, de aventura, ecoturismo
y cinegético, aunque este último no es de corte cultural. Sin embargo, las distinciones entre estos no
siempre quedan claramente definidas y existen áreas en las que se sobreponen.
Estos tipos de turismo alternativo y la vaga delimitación que existe entre ellos han creado no sólo
confusión, sino que se ha utilizado el término ecoturismo de manera indiscriminada, suscitando
una mayor confusión y haciendo creer que es una medida benéfica para el medio ambiente, lo que
no necesariamente es cierto.
Pero, entonces, ¿qué es ecoturismo?, ¿cómo surge?, ¿qué busca el ecoturista?; ¿genera beneficios
económicos?
Entre los pioneros del ecoturismo en México destaca Ceballos Lascurain (1988:13-14), quien lo ha
definido como:
“[...] el viajar a áreas naturales relativamente poco perturbadas o contaminadas, con el objetivo
específico de estudiar, admirar, gozar los paisajes, su flora y fauna silvestres, así como cualquier
manifestación cultural (tanto pasada como presente) encontrada en estas áreas. El turismo ecológico
implica una apreciación científica, estética o filosófica, sin que el turista sea necesariamente un
científico, artista o filósofo profesional.”
Al cobrar mayor fuerza la conciencia ambiental y dado que en los últimos años el turismo había
sido duramente criticado por ser una de las actividades más depredadoras de la naturaleza, el medio
ambiente se convirtió en motivo de pesimismo, dada la preocupación del deterioro ambiental; y
optimismo, porque deja abierta una ventana para conservar los recursos naturales.
En este contexto, el ecoturismo emerge como una posibilidad en la que se podría conciliar la
ecología con la economía. Al mismo tiempo, existen quienes consideran al ecoturismo como el
ejemplo más cercano de lo que puede ser un desarrollo sustentable, que implica respetar y cuidar los
recursos naturales de hoy, sin comprometerlos para las generaciones futuras, pero que permita a las
comunidades locales vivir de esos recursos, no por su explotación indiscriminada sino mediante su
uso racional, al obtener ingresos económicos por su conservación.
Bajo esta perspectiva, el ecoturismo es concebido también como un elemento catalizador para que
las áreas rurales obtengan fuentes opcionales de ingresos y no tengan que destruir los recursos para
poder subsistir.
Más tarde el ecoturismo cobró fuerza como una nueva corriente que ayuda a proteger áreas
naturales, pues busca atraer a una parte del mercado global de turismo hacia las áreas naturales y
destinar ingresos a fundaciones locales de conservación y así propiciar el desarrollo económico.
Por el contrario, algunos críticos creen que los conservacionistas intoxicados por las promesas del
ecoturismo abren las puertas a la destrucción de muchas zonas que están tratando de proteger
(Ziffer, 1989).
En suma, todos estos enfoques tratan de llamar la atención sobre la trascendencia que tienen los
viajes a la naturaleza y su creciente importancia como parte del mercado global del turismo. Se trata
de acentuar el enorme potencial económico que pueden tener algunos recursos naturales, si en lugar
de destruirlos se protegen. La industria turística está viviendo un auge como consecuencia del
incremento de los viajes a la naturaleza, gracias al ecoturismo. Los turistas están visitando, como
nunca, parques y reservas; con esta experiencia tratan de comprender y apreciar mejor la naturaleza
(Boo, 1992).
¿Son excluyentes estos modelos?
El ecoturismo, a diferencia del turismo tradicional, requiere poca inversión en infraestructura y una
alta inversión en capacitación, conocimiento, organización e información, es decir, el ecoturismo
demanda una mayor preparación basada en la existencia de recursos excepcionales, de ahí el alto
costo que pagan los ecoturistas por disfrutar estos recursos.
Hoy día el turista busca obtener nuevas vivencias y experiencias en el plano personal mediante la
visita a sitios desconocidos, a zonas rurales y practicando actividades diferentes al aire libre y en un
entorno natural; por ello el modelo alternativo busca la diferenciación del producto con respecto a
otros lugares (Pearce, 1988), o la complementación con formas convencionales del quehacer
turístico, demandando prácticas nuevas que lo retroalimenten y permitan su superación como
individuo al interactuar y experimentar en la comunidad, por eso organizan ellos mismos su
programa de viaje, a diferencia del turismo tradicional en el que el viaje es preestablecido y no se
interactúa con la población local.
El modelo convencional centra su promoción en los medios de comunicación y su criterio de
selección son los niveles de ingreso, en cambio el turismo alternativo busca segmentos o nichos
especializados del mercado. Por eso en el primero se acentúa el crecimiento, lo que deviene en una
pérdida de control, mientras que en el segundo se privilegia la capacidad de la organización, lo cual
le otorga un mayor grado de complejidad.
En este contexto, dada la fragilidad de los ecosistemas y la exposición a la que estarán sujetos por
esta masa de visitantes, el reto ambiental más importante que deberán enfrentar los responsables de
la planificación turística será encontrar formas novedosas para lograr que los grandes consorcios
hoteleros participen activamente en un uso más racional y sustentable de los recursos que
promueven. Sólo así los efectos desfavorables sobre el entorno podrán ser menores y menos
dañinos, pues cabe recordar que por mínimos que sean los flujos hacia las áreas naturales, siempre
provocan un cambio.
Así mismo, la llegada de visitantes a zonas silvestres inevitablemente creará nuevas demandas de
infraestructura y servicios, con lo cual la espiral de oferta y demanda empieza a ir en aumento. Por
lo que siempre existirá el peligro de que el ecoturismo se deje seducir por los encantos monetarios
del turismo de masas. ¿Será que el ecoturismo no es más que un estado precursor del desarrollo
turístico? (Wall, 1997). Es así que el ecoturismo ha sido visto como una alternativa económica que
contribuye a la conservación de la biodiversidad, especialmente como fuente de ingresos para el
mantenimiento de áreas naturales protegidas.
Sin embargo, la conservación en sí misma se enfrenta a varios problemas, que valdría la pena
considerar si se pretende lograr que el binomio ecoturismo-conservación sea viable.
III. ¿Por qué limitar la conservación a las áreas naturales protegidas?
A la fecha, la visión más generalizada de la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas
naturales, ha estado restringida sobre todo a la creación de áreas naturales protegidas. Con ello
normalmente se apartan algunas extensiones del territorio y se ponen fuera del alcance del
desarrollo humano. Aunque resulta necesario mantener esta estrategia, dada la velocidad a la que en
la actualidad se pierden los ecosistemas naturales y se extinguen especies, a mediano y largo plazos
no será suficiente. Esto se debe a diversos problemas ecológicos, sociales y económicos que se
generan dentro y fuera de dichas áreas y que se encuentran íntimamente entrelazados, pero que
normalmente son tratados de forma independiente.
Por ello, la solución de los problemas de conservación no puede ser puntual, sino en la planificación
integral de la conservación y el desarrollo al nivel regional y local.
III.1. Problema ecológico
Uno de los principales conflictos ecológicos a los que se enfrentan muchas de las áreas naturales
protegidas, es el hecho de que sus dimensiones son pequeñas y aisladas. En lo que concierne a su
tamaño, hoy día se reconoce que la mayoría de ellas no son lo bastante grandes como para preservar
la diversidad existente, ni los factores que la determinan.
Asimismo, la existencia de procesos de disturbios naturales, incertidumbre y riesgo provocan que
los ecosistemas cambien continuamente sobre ciertos rangos que varían en tiempo y tamaño. Su
periodicidad, magnitud y distribución espacial varían en el tiempo y no son fáciles de predecir. Los
disturbios producen áreas con características diferentes a su entorno, en cuanto a su disponibilidad
de recursos y estructura, desviando a las comunidades de su camino original y produciendo
heterogeneidad.
Las fluctuaciones de estos eventos son necesarios para mantener la diversidad. En lo que atañe a su
aislamiento, la mayoría de las áreas protegidas están cada vez más alejadas unas de otras, con lo
cual la probabilidad de que protejan especies de amplia distribución a largo plazo es muy baja. La
condición aislada de las áreas protegidas también disminuye la probabilidad de entrecruzamiento de
las diferentes poblaciones de una misma especie, reduciendo así su grado de adaptabilidad a los
disturbios y por lo tanto limitando su supervivencia (Peck, 1998).
Diversos estudios han demostrado que los principales problemas existentes dentro de las áreas
protegidas se originan en actividades realizadas fuera de sus límites. La fragmentación de hábitats
es el proceso de subdivisión de un hábitat continuo en piezas más pequeñas, y sucede en sistemas
naturales provocado principalmente por los disturbios tanto naturales como artificiales. No obstante,
alrededor del mundo los ecosistemas terrestres han sufrido diversos grados de desintegración como
resultado de la conversión del uso del suelo realizada por el hombre, que rompió la continuidad de
los hábitats naturales (Noss, 1996).
Se podría decir entonces que la fragmentación de hábitats naturales es un mal necesario para el
desarrollo del ser humano, y por lo tanto debe considerarse como un proceso que seguirá en
aumento y cuya influencia alcanzará cada vez más a las áreas protegidas.
Llegará un momento en el que éstas serán pequeñas islas, inmersas en un medio hostil que acabará
por destruirlas a mediano plazo. Ahora bien, cuando se propone al ecoturismo como alternativa
viable de financiamiento en áreas protegidas, en general se da por hecho que es una actividad
ambientalmente benigna. Sin embargo, esta actividad, al igual que cualesquier tipos de turismo trae
consecuencias. De hecho, autores como Wall (1997) mencionan algunos de los efectos destructivos
que esta actividad puede tener en el ambiente:
1. Usualmente se dirige sobre todo a lugares muy especiales como las áreas protegidas, las cuales,
presentan fragilidad que presentan frente a la intervención.
2. No considera en sus itinerarios el evitar momentos críticos en la naturaleza, sino que en ocasiones
es lo que busca.
3. Da por hecho que la relación entre el volumen de uso y los impactos asociados es lineal.

III.2. Problema socioeconómico


Desde un punto de vista socioeconómico, es posible intentar preservar áreas totalmente ajenas a la
intervención humana, bajo leyes. Pero en países como México la población es parte de la naturaleza
y requiere de ella para su subsistencia, como lo demuestra la histórica inclusión de terrenos ejidales
dentro de los parques nacionales. Es por ello que en México cobró importancia la modalidad de área
protegida de reserva de la Biosfera, diseñada como un área núcleo sin perturbación humana y un
área de amortiguamiento que permite actividades basadas en el manejo adecuado de los recursos.
No obstante, las reservas de la biosfera tampoco han quedado exentas de conflictos. Parte se debe a
la falta de aplicación y diseño de planes de manejo adecuados, pero el principal problema radica en
que el área, con todo y su población, es extraída parcialmente de los parámetros del medio
económico que le rodea, al serle impuestas otras condiciones de sustentabilidad ecológica. Reglas
que se encuentran en contraposición con las fuerzas económicas que presionan en el sentido de
siempre obtener un mayor rendimiento y ganancias en el menor tiempo posible, cuando la
naturaleza requiere de tiempos y espacios conservados para poder recuperarse.
Otro problema tiene que ver con la insistencia de valorar económicamente a la naturaleza. Aunque
muchos países, incluido México, comienzan a considerar la incorporación de cuentas ambientales
dentro de su economía, la naturaleza es un sistema complejo con un sinnúmero de interacciones que
siempre será subvalorada. Se debe evitar caer en la idea de que el ambiente es divisible en recursos
discretos y propiedades cuyos valores son estrictamente humanos, y por lo tanto están valorados
fuera del contexto de su sistema original. El que, la naturaleza tiene un valor intrínseco y éste
descansa en la integridad del todo y no en el uso económico de sus partes, y que valorar sólo las
partes que tienen utilidad para el hombre.
Si las áreas naturales protegidas no son suficientes para mantener la diversidad, y si de veras el
ecoturismo fuese una forma inicial del turismo de masas, entonces habría que visualizar el turismo
alternativo en general dentro y fuera de las áreas protegidas.
Comentarios finales
El ecoturismo tiene un enorme potencial para el país y puede ser una opción viable para diversificar
la oferta de actividades, al mismo tiempo que se obtienen ventajas económicas. Sin embargo, para
que esta actividad obedezca de verdad a factores de índole ecológica, social y cultural, y no sólo
económica, se debe tratar de involucrar a las comunidades locales para la conservación y
preservación de estos sitios.

Referencia:
Bringas & Ojeda. 2000. El ecoturismo: ¿una nueva modalidad del turismo de masas? Economía,
Sociedad y Territorio, Vol II (7), 373 - 403

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