Los Conquistadores.

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Matthew Restall y Felipe Femández-Armesto

Los conquistadores
Una breve introducción

Alianza ed ¡tarial
El libro de bolsillO' '. \ . ,.
,
Indice

Título original: The Conquistadors. A Very Short


Introduction
Traducción de Javier Alonso López
9 Prefacio
11 Agradecimientos

Publicada originuImenre en inglés en 2012, Esta traducción se ha realizado por acuer- 13 1. Muchas y grandes penalidades
do con Oxford University Press
44 2. Muchas victorias, grandes conquistas
69 3. Dar cuenta acerca de quién soy
109 4. Por un milagro de Dios
Diseño de colección: Estudio de Manuel Estrada con la colaboración de Roberto' 147 5. Un atajo a la tumba
Turégano y Lynda Bozarth
Diseño de cubierta: Manuel Estrada 167 Lecturas adicionales
Ilustración de cubierta: Morrión de acero (h. 1575.1600)
@ Index . Bridgeman
175 Lista de ilustraciones
Selección de imagen: Carlos Caranci Sáez
177 Índice analítico
Reservados todu~ los derechos. £1 contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas
de prisión y/o multas, ademlÍs de las correspondientes indemnizuciones por duños y perjuicios, para
quienes reprodujeren. plagiaren. distribuyeren o comWl.icaren públicamente, en todo o en pllrte, una
obra literaria, artística o científica, o su transfonnación. interpretación o ejecución artística Fijada en
cualquier tipo de soporte o comunicadn a traves de cualquier medio. sin la preceptiva autorización.

Copyright@2012 by Oxford University Press, Inc.


@ de la traducción: Javier Alonso López, 2013
@ Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2013
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15;
28027 Madrid; teléfono 91393 88 88
www.alianzaeditorial.es

ISBN,978.84.206.7543.5
Depósito legal, M. 7.891.2013
Printed in Spain
_" ": _ • 'f,~' ••

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Prefacio

Las conquistas forjan culturas. Proyectan ideas, idiomas,


religiones, productos, alimentos, enfermedades, com-
portamientos y modos de vida y de pensamiento más allá
de las fronteras y entre diferentes entornos. Forjan nue-
vos estados y crean los escenarios. de intercambios que
denominamos imperios. Por lo general, las conquistas
son deplorables, violentas, perjudiciales, explotadoras,
subversivas, destructivas, pero también pueden ser crea-
doras y transformadoras. Se encuentran entre los proce-
sos'históricos más influyentes, más impactantes. Cómo y
por qué ocurren son algunos deJos problemas más com-
plicados e intrigantes de la Historia. Los acontecimien-
tos que durante el siglo xvi convirtieron a la monarquía
española en. un vasto imperio transoceánico de tierra y
mar.,..el único imperio de estas dimensiones y naturaleza
hasta el día de hoy~ son ejemplares, incluso paradigmá-
ticos, para los historiadores. que estudian las conquistas.

9
Los conquistadores

Otros conquistadores europeos en un mundo mayor in-


tentaron emular e imitar a los conquistadores. Los estudio-
Agradecimientos
sos de la formación de los imperios han contemplado los
esfuerzos españoles, especialmente en México y el mundo
andino, como modelos para describir y explicar las conse-
cuencias que tienen los encuentros entre invasores y pue-
blos indigenas por todo el mundo. Este libro pretende ex-
plicar quiénes fueron los conquistadores, qué hicieron,
cómo lo hicieron, y cómo pensaban, sentían y se comporta-
ban. Deberia resultar patente, para aquellos lectores que
continúen con la lectura, que la mayoria de las fuentes ofre-
cen una imagen falsa de los conquistadores, pues confun-
den la naturaleza de sus logros y equivocan al mundo.
Nos concentraremos en el periodo que va desde el pri-
mer viaje transatlántico de Cristóbal Colón en 1492 has- Damos las gracias a Susan Ferber, de Oxford University
ta la extinción del reino inca en Vilcabamba en 1572. Press, por la oportunidad de escribir este libro y por sus
Los conquistadores fueron principalmente españoles, muchas contribuciones editoriales. Matthew Restall
hombres de los reinos ibéricos (en especial de Castilla) agradece especialmente a Felipe Femández-Armesto su
que acabarían conformando España. Hubo algunas mu- buena disposición para colaborar en el proyecto; fue Fe-
jeres que se vieron involucradas de formas que llaman la lipe quien introdujo a Matthew, siendo este un estudian-
atención, y también tomaron parte en la conquista afri- te universitario en Oxford, en el tema de los conquistado-
canos negros, tanto esclavos como hombres libres; a los res, de manera que esta colaboración tiene un significado
que combatieron junto a los invasores europeos los de- especial para él. Felipe, a su vez, querría dar voz a sus
nominaremos «conquistadores negros». Ellos ayudaron sentimientos: resulta emocionante para un profesor ver
a hacer posibles los asentamientos españoles perma- cómo un querido estudiante se convierte en un colega
nentes en las Américas y, en casos excepcionales, fun- admirado.
daron sus propios reinos. Todavía más influyentes y Damos también las gracias a los lectores externos que
eficaces en la creación del imperio español fueron los in- ofrecieron útiles comentarios a los primeros borradores.
dígenas americanos que cooperaron'con los invasores; a Finalmente, a los participantes del seminario «Los con-
los que lucharon como aliados de estos los. llamaremos quistadores» dirigido por Matthew Restall para sus estu-
«conquistadores indígenas» o «conquistadores nativos». diantes universitarios en la Universidad Penn State, por

10 11
Los conquistadores

sus muchas contribuciones para e! desarrollo de este li-


bro, tanto sobre e! pape! como durante las clases; en par-
1. Muchas y grandes penalidades
ticular a Andrew Barsom, Nicholas Borsuk, Matthew
Bullington, Ayren Erickson, Taner Gokce, Lisa Hurtan, ,l
Alisan Hunt, Ryan Miller, Heather Parks, Blaire Patrick
y Hannah Tracy.

Hasta llegar a este reino se pasaron grandísimos trabajos


--escribíaDiego Romero, un veterano conquistador-, ansí
rompiendo caminosnuevospor la montaña y sierra como de
muchas hambres y enfermedades,y venían desnudos y des-
calzosy cargados con sus armas que fue causa que muriesen
muy gran cantidad de españoles.

La expedición que describió Romero fue la invasión


en 1536-1539 delas tierras indígenas que se convertirían
más tarde en e! corazón de Colombia. Sabemos muy
1 poco acerca de Romero, pero bastante más sobre e! líder
de la expedición, Gonzalo ]iménez de Quesada. Nues-
j tras preguntas iniciales serán, por tanto, hasta qué punto
1 eran típicas las quejas como las de Romero y qué tipo de
hombre era]iménez de Quesada.
¡
¿Fue]iménez de Quesada cruel y expoliador? ¿Fue un
I ladrón yun asesino? ¿Podríamos considerarlo un sació-

12
I

13
\
Golfo de
Mnrac:Libo

Figura 1. La.s Américas de los conquistadores.


Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

pata? ¿O fue un hombre familiar que buscaba progresar por tierra, y qué doscientos navegarían remontando la co-
y una forma de mantener a los que dependían de él apro- rriente del río Magdalena; tuvo que organizar a cientos de
vechándose de las oportunidades del momento? Su mi- esclavos africanos y a miles de esclavos y sirvientes indíge-
sión oficial era «descubrir y pacificar» nuevas tierras. nas americanos para transpbrtar el equipo, forrajear y co-
¿Podemos admitir que simplemente estaba obedeciendo cinar, espiar y traducir, además de -caso de ser necesario-
órdenes en su «pacificación» de los indígenas america- combatir por los españoles,
nos que encontró, o debemos subrayar la ironía de un La expedición tardó un año en alcanzar las altas plani-
término utilizado para caracterizar lo que los españoles cies y valles del interior de Colombia. Sólo una cuarta
denominaron acto seguido «conquista y colonización»? parte de los españ0les -el propio ]iménez de Quesada y
¿Podemos comprenderlo mejor como una figura medie- otros 196 expedicionarios- sobrevivió al viaje. El resto
val, una manifestación sobre suelo americano de anti- murió de malnutrición yde hambre, de infecciones y de
guas tradiciones ibéricas de guerra religiosa, o un tem- enfermedades, las penalidades. descritas por Diego Ro-
prano hombre moderno, un explorador y conquistador mero. No se conocda tasa de mortalidad entre los escla-
en la génesis de la era de los imperios globales? vos y auxiliares africanos e indígenas.
En 1536,Jiménez de Quesada se encontraba trabajando Los supervivientes emergieron en un mundo diferente.
duramente en la ciudad portuaria colonial española de Durante los dos años siguientes vivieron entre los muisca,
Santa Marta, en la costa caribeña de la actual Colombia el pueblo que habitaba los valles del altiplano. Muy pocos
(véase Figura 1). Este español de veintisiete años hada de los españoles supervivientes murieron, y,ninguno de
poco que había sido nombrado jefe de una expedición de ellos en encuentros de carácter bélico. Los muisca no esta-
descubrimiento en el interior de Colombia para encontrar ban políticamente centralizados (no existía un imperio
la fuente del río Magdalena y, a través del mismo, hallar muisca como el de los aztecas en México o el de los incas
una ruta a Perú y el Pacífico, el «Mar del SUD>.Unos años e~ Perú), de manera que ]iménez de Quesada fue capaz
antes, los españoles habían' invadido el imperio inca, y las de provocar el enfrentamiento de unos jefes muisca contra
¡
;!,'

noticias sobre el oro y la plata que había allí llegaron rápi- otros y establecer así un cierto espacio en el que pudieran
damente hasta España. Abogado de formación, la misión vivir los invasores. Los indígenas locales mantuvieron a los
!
inicial de ]iménez de Quesada fue administrativa: contra- españoles, quienes, mientras tanto, reunieron unos dos-
tar los servicios de unos ochocientos españoles, traídos 1
1 cientos mil pesos de oro puro y cerca de dos mil esmeral-
desde las islas Canarias, pero no mediante ofertas de sala- 1 das. Por último, ]iménez de Quesada fundó tres munici-
rio, sino por la mera promesa de participar en los futuros 1 pios, llamados Santa Fe (actual Bog()tá), Tunja y Vélez.
expolios. ]iménez de Quesada debía decidir qué seiscien- - Durante aquellos dos años, en los que no tuvo contac-
tos de estos hombres marchatían hacia lo desconocido to alguno con el mundo exterior, ]iménez de Quesada

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j 17
Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

actuó como un señor de la guerra independiente. Fue un ]irnénez de Quesada no escribió ingeniosas cartas al rey,
diplomático que forjaba y rompía alianzas, se mostraba como hizo Cortés, ni la pluma de ninguno de sus hom-
más astuto que sus rivales e intimidaba a sus subordina- bres escribió un conmovedor relato de la expediciÓN que
dos. Fue un jefe militar que organizaba incursiones, de- rivalizase con la narra1ciónde Bernal Díaz del Castillo so-
fendía el territorio y capturaba y daba tormento a los je- bre la invasión de México. Incluso durante su propia
fes enemigos. Fue un administrador que incautaba el vida, ]irnénez de Quesada lamentó amargamente haber
botin y lo repartía, que dirigía a los colonizadores multi- adquirido más riquezas para la Corona que Cortés y Pi-
rraciales de los que era responsable, que promulgaba le- zarro, «no habiendo ellos descubierto ni poblado mejo-
yes, fundaba ciudades y dejaba constancia por escrito de res provincias ni más ricas que yo aunque puede ser que
sus acciones. De hecho, se convirtió en rey de la Colombia mayores». Sentía que no había recibido su justa recom-
del altiplano en todo, salvo en el nombre. Pero su inten- pensa ni en términos de reputación ni de posición ofi-
ción nunca fue gobernar un reino independiente. Siempre cial. Cuando otras dos expediciones españolas llegaron
consciente de que su licencia se le había concedido para a territorio muisca en .1539, ]irnénez de Quesada viajó.a
explorar y descubrir, no para conquistar y establecerse, España para presentar su causa a fin de obtener el go-
dio fe pública de sus actos con la esperanza de que el rey bierno de la zona. Sin embargo, después de años de liti-
Carlos de España reconociese sus sacrificios personales y gios, y basándose en tecnicismos legales, le fue concedi-
recompensase su lealtad con la concesión de un gobierno. do al gobernador de Santa Marta (véase Figura 2).
Su meta personal no era llevar una vida de exploración y No a pesar-de su relativa poca fama, silla precisamente
. conquista, ni dirigir su propio ejército o gobernar su pro- a causa de ella, ]irnénez de Quesada resulta un mejor
pio feudo; su objetivo era administrar una provincia paci- candidato para presentar esta obra. Aunque .en las si-
ficada del imperio, como un hombre de fortuna y alta guientes págin~s aparecerán las tantas veces contadas
condición, un rector y juez de hombres. La suya era la hazañas de Cortés y Pizarra, nuestro libro trata, más
gran ambición de un abogado del siglo xvi. bien, de hombres como ]iménezde Quesada, un hom-
]irnénez de Quesada fue, en resumen, un conquistador. bre de clase'media, de posición más elevada que la in-
I mensa ~ayoría de los españoles, pero Ha un noble. Sabía
leer y era culto, aunque no era un hombre de letras. Bus-
Creadores de mitos JJ có su oportunidad en el Nuevo Mundo en un momento
en el que los sueños. de éxito al otro lado del océano eran
Gonzalo ]irnénez de Quesada no es tan famoso como
Hernán Cortés o Francisco Pizarro,ni tampoco los
muisca son tan conocidos como los aztecas o los incas.
j muy corrientes para cualquiera que pudiera permitirse el
viaje. Estaba cerca dejos treinta años durante la princi-
pal expedición de su vida, una edad perfecta para este

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j
~
~
1. Muchas y grandes penalidades

tipo de experiencias. Tuvo la fortuna de sobrevivir mien-


tras veía cómo la mayoría de los hombres a los que diri-
gía moría a causa de las enfermedades, el hambre o las
heridas de guerra, no sólo los seiscientos que perecieron
entre 1536 y 1537, sino los casi quinientos españoles,
cientos de africanos y mil quinientos indígenas que no
sobrevivieron a su expedición de 1569-1572 por Colom-
bia occidental.
El mayor logro de ]iménez de Quesada, el hallazgo de
los muisca y su territorio, no fue seguido por un.nombra-
miento como gobernador de la región por parte de. la
Corona, sino por una docena de años de litigios y frus-
tración política en España. También en este punto fue tí-
pica su experiencia. La Corona controlaba a los conquis-
tadores envolviéndolos en. la burocracia legal. ]iménez
de Quesada pasó el resto de su vida solicitando fondos y
recompensas, y quejándose por la injusta ausencia de
ambas cosas. El tono de estas protestas está marcadó por
lo que los conquistadores escribieron acerca de sus haza-
ñas, de manera que deben ser tomadas con mucha cau-
tela. No obstante, hubo algunos conquistadores, entre
ellos el propio ]iménez de Quesada, que parecieron inte-
riorizar más que otros el mal hecho por su formación
cultural. Más tarde, liberado de la frustración, buscó re-
, petir los triunfos pretéritos con una nueva expedición,
Figura 2. Retrat~ de Gonzalo ]iménez de Quesada. Este grabado d;1886
del conquistador de Colombia está basado en retratos de]," periodo cólo- destinada a fracasar de manera lamentable. y que le hizo
mal. Los rasgos faciales y la,barba fina encajan con las desc.l:ipciones de su morir lleno de deudas, un hecho que tuvolugar en 1579
persona procedentes del siglo xvi; la pose de medio cuerpo .y girado tres
cuartos, con el brazo sobre un pretil; es característica de los primeros re- cuando contaba sesenta años.
tratos de la Edad Moderna; la armadura y el casco aluden a su condición Pero la historia de los conquistadores españoles no la
militar. A pesar de su riqueza y su elevado rango social como veterano con~
quistador, tal come.>refleja su imagen, }irnénez de Quesada vivió amargado iban a escribir ni trataría de personas como ]iménez de
por no haberle sido concedido el gobierno de la provincia. . Quesada. De hecho, tal como él reconoció groseramen-

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Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

te, el núcleo narrativo ya había sido compuesto y publi- pensiones. Por eso, este género fue denominado «pro-
cado en el momento en que él estaba recorriendo los sa- banza de mérito» o prueba demérito.
lones de la corte española en la década de 1540. El propósito de la probanza determinó su estilo y su
Esta historia nace. en los informes que los primeros tono, y la evolución de sus convenciones. terminó abar-
conquistadores estaban obligados a remitir al rey de Es- cando casi toda la literatura de los conquistadores. Se su-
paña. Los conquistadores no eran soldados del ejército brayaban la acción y el logro individual a costa del proce-
real enviados al Nuevo Mundo por el monarca. Iban por so y el comportamiento colectivo, fomentando la idea de
propia iniciativa, reuniendo a inversores y compañías de que las victorias llegaban gracias a las hazañas gloriosas
hombres con un considerable esfuerzo individual y gran de grandes hombres. El género ayudó también a avivar
ingenuidad. Eran, en resumen, empresarios armados. En las llamas de los enfrentamientos entre facciones y las
algunos casos, el propio rey era uno de los inversores en violentas rivalidades que caracterizaron la era de la con-
la empresa, pero, por lo general, el único apoyo regio quista, pues cada autor de una probanza intentaba ven-
que un conquistador llevaba consigo en su viaje a lo des- der sus propios méritos ante el rey y rechazar o denigrar
conocido era un trozo de papel; el documento más im- a los conquistadores rivales.
portante de este tipo era una licencia para invadir y De igual manera, los papeles representados por los no
conquistar territorios, de manera que su portador se españoles se fueron marginalizando de forma sistemática.
convertía en «adelantado», un título militar medieval, Los negros africanos y los hombres de raza mixta, tanto
que literalmente significa «hombre que va por delante». esclavos como libres, combatieron en todas las compa-
Un adelantado que sobreviviera y tuviera éxito tenía una ñías y representaron a menudo un papel clave. Los ne-
buena oportunidad de ser nombrado gobernador de gros solían operar de manera independiente, llegando a
una nueva proVincia dentro de un reino americario espa- forjar pequeños estados y reinos. propios,. aveces en co-
ñol. No obstante, hasta los mismos adelantados estaban laboración con los indígenas, de la misma manera que
obligados a presentar una amplia serie de informes deta- hicieron los españoles a mayor escala; sus hazañas de-
llando sus actividades. muestran que no era necesario ser' blanco ni tener recur-
Todos los conquistadores debían entregar informes al sos europeos. para obtener poder, en partes del Nuevo
rey -desde los famosos adelantados, y otros capitanes Mundo moderno. En la mayoría de las conquistas, los
hasta los más humildes conquistadores españoles, los in- auxiliares indígenas superaron. en número a los españo-
dígenas americanos y los negros africanos-o Estos infor- les y les precedieron en la batalla. Pero los escritos de los
mes describían los servicios, méritos y sacrificios del au- ! conquistadores apenas mencionan la existen cía de los par-
tor, y se ofrecían a' la corte como justificación para i
f
ticipantes no españoles, por no hablar de la trascenden-
obtener el favor real bajo la forma de ,cargos, títulos y ¡ cia que tuvo su presencia.

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¡
¡
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Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

Finalmente,los conquistadores siempre estaban ansio- convertido cientos de miles de indígenas andinos, y que
sos por mostrar que ellos no eran únicamente leales sier- una minúscula compañía española había capturado al
vos del rey, sino también buenos cristianos. Ese con- emperador inca Atahualpa sólo porque «Dios milagrosa-
cepto era particularmente significativo en la península mente nos quiso dar victoria contra él y de su fuerza». La
Ibérica en los primeros decenios del siglo xvi, pues en presencia, atestiguada con frecuencia, de la Virgen o del
ella habían coexistido durante muchos siglos las tres re- apóstol Santiago en los campos de batalla no restaba mé-
ligiones -cristianismo, Islam y judaísmo-o Esa coexisten- rito a las reclamaciones que cada conquistador hacía de
cia siempre había sido una compleja mezcla de armonía recompensas como premio a su valor; muy al contrario,
y hostilidad, de paz y de violencia, pero el conflicto fue demostraban e! favor divino, un hecho obvio que segu-
ganando cada vez más protagonismo, de manera que ramente no ignoraría el rey.
para la década de 1490 una serie de persecuciones lleva- Igual que el providencialismo y las retóricas repeticio-
ron al exilio o provocaron la conversión forzosa d~ los nes de recompensa, un tercer conjunto de convenciones
judíos, mientras que la presencia musulmana se vino abajo literarias dístorsionaron los escritos de los conquistado,
en 1492 bajo la espada de los reinos cristianos de Castilla res y, por lo tanto, de la tradición historiográfica. La ma-
y Aragón. yoría de los escritores conquistadores compartían una
. Durante el siglo xvi, e! católico mundo español se en- formación como lectores del equivalente del siglo xvi a
frentó a dos nuevas amenazas: e! protestantismo y las la actual ficción de libros de aeropuertos: las novelas de
formas de paganismo que los exploradores, misioneros, caballería, en las que e! héroe, destinado a la grandeza,
comerciantes y guerreros españoles encontraron en un pero con la suerte adversa, emprende una vida de aven-
mundo más amplio. Así, no debe sorprender que los turas, combate a monstruos o gigantes o paganos y acaba
conquistadores se hiciesen rápidamente eco de argu- conquistando una isla o gobernando un reino (y, en un
mentos que se habían originado en las narraciones de las fundido en negro habitual, se,casa.con una princesa). Es-
conquistas elaboradas por propagandístasde! clero yla tas historias inspiraron a los conquistadores, proporcio-
corte: sus campañas en las Américas estaban guiadas y nándoles tramas e imaginería para sus vidas y la forma en
aprobadas por la divinidad. La Providencia había esco- la que escribían sobre ellas. ' .'
gido a los castellanos para unificar la Península bajo e! .1 La combinación de estas convenciones, unida a las pe-

cristianismo, ya continuación extenderlo a los paganos ligrosas realidades. de las operaciones en entornos hosti-
de! Nuevo Mundo. Los conquistadores tuvieron éxito les; remotos y desconocidos, produjo paradojas dentro
j
«por milagro de Dios», como lo expresó Gaspar de Mar- , de la literatura .de los conquistadores. Por una parte, las
quina, un conquistador de! Perú. En una carta enviada a ¡
1 conquistas' eran providenciales; por la otra, eran actos
su padre, que estaba en España, aseguraba que se habían ¡ individuales. Por una parte, eran milagrosas; por la otra,
J

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se alcanzaban gracias al heroísmo de los conquistadores. ligrosa y deprimente que dejaba a sus practicantes em-
Por una parte, cumplían con el destino colectivo triunfal pobrecidos, doloridos y a expensas de la misericordia
de España al ampliar las fronteras de la fe; por la otra, del rey. . 1
eran la obra de colaboradores cuya lealtad apenas tenía Las características de las probanzas, dictadas y escritas
en consideración a España, pues los mismos conceptos en las Américas y enviadas al rey de España, desemboca-
de «España» y «español» sólo se extendieron gradual- ron de inmediato en otros géneros literarios similares.
mente durante el siglo xvi entre los dispares y conflicti- Informes parecidos eran las «cartas», las «relaciones» o
vos pueblos y naciones que componían la monarquía es- las «cartas de relación». Las líneas que separaban las car-
pañola. tas privadas, la correspondencia oficial y las cartas públi-
Por otro lado, los españoles hallaron unas tierras in- cas compuestas para su publicación se difuminaron cada.
mensamente ricas, rebosantes de metales preciosos y con vez más. Los cargos oficiales redactaban una «carta» de
unos laboriosos indígenas que podían ser convertidos fá- Colón que sería entregada a las imprentas meses después
cilmente en cristianos que pagasen tributo; los conquis- de que el genovés hubiera regresado de su primera trave-
tadores que escribieron los primeros informes solían ha- sía atlántica. Las relaciones de Cortés al rey -que eran
cer este tipo de afirmaciones. Sin embargo, la extracción una probanza muy elaborada e inteligentemente cons-
de estas riquezas y la pacificación de las poblaciones lo- truida- se vendieron tan bien en su forma publicada du-
cales rara vez resultaron sencillas, y requirieron la am- rante la vida del mismo Cortés que el rey se vio obligado
pliación de los créditos y de los abastecimientos, así como a prohibirlas. Pedro de Alvarado vio cómo, mientras se
la promesa de mayores favores regios. Como resultado, encontraba todavía en Guatemala combatiendo deses-
a menudo los conquistadores proclamaban prematura- peradamente contra los mayas; se publicaban en España
mente sus victorias mientras solicitaban ayuda para com- sus cartas a Cortés, en las que promocionaba su.conquis-
pletar una conquista que estaba todavía en su primera ta de esas tierras. Bernal Díaz escribiÓ"una serie de pro-
fase. banzas, todas ellas con escaso éxito, cada una más exten-
Además, los conquistadores subrayaban de forma in- sa que la anterior, hasta que su versión final se convirtió
teresada sus grandes hazañas y extraordinarios éxitos: en un amplio informe de las conquistas' españolas en
Pregonaban sus triunfos no sólo ante el rey, sino también México y Centroamérica, publicada tras:su muerte en un
en cartas a familiares y patronos, así como en' versiones libro de seiscientas páginas que sigue siendo ampliamen-
publicadas de sus probanzas y cartas que podían permi- teJeído en la actualidad.
tirse publicar aquellos con mejores contactos. Pero por Para ese momento (la Historia Verdadera' se publicó
otro lado, sus relatos están repletos de lamentos, sufri- en 1632), las convenciones de la literatura de los con-
mientos y sacrificios. La conquista era una actividad pe- quistadores habían fraguado hasta convertirse en una

26 27
Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

narrativa convencional, sancionada oficialmente y per- 'Hubo ocasiones en que Dios obraba directamente o'a
petuadapor sucesivos cronistas regios. través de los santos, en particular de Santiago, represen-
El puesto de «coronista» o cronista del rey se había crea- tafo popularmente sobre su caballo blanco enfrentán-
do en la década de 1450, convirtiéndose en un cargo de dose a los musulmanes (moros) de la Península que apa-
prestigio bajo Isabel y Fernando que llevó a la redacción recen aplastados bajo sus cascos. La afirmación de que
durante los siglos xvii y xviii de interminables relatos so- se había visto al santo acudiendo al rescate de los espa-
bre los triunfos españoles, en especial las proezas de los ñoles contra los aztecas en 1520, y de nuevo salvando a
conquistadores. Paralelamente a las reivindicaciones «au- los conquistadores frente a los incas durante el asedio de
ténticas» deJas cartas y los informes de los conquistadores, Cuzco de 1537, se repitió hasta convertirse en parte de la
las crónicas proclamaban de forma paradójica su carácter gran narrativa de la conquista. En el siglo xvii, las pintu-
de veracidad objetiva mientras insisúan, al mismo tiempo, ras de Cortés en batalla solían mostrarlo como un avatar
en que su perspectiva era la de un funcionario regio que de Santiago, tal como ilustra la Figura 3.
glorificaba a la Corona. «El oficio que tengo es de decir En otros momentos, en especial en las versiones que
verdades», afirmaba el cronista Tomás Tamayo de Vargas escribían o controlaban personalmente los conquistado-
en 1639. Sólo se podía confiar en un cronista real para que res, Dios obraba por medio de sus agentes, los propios
escribiese «con la verdad y limpieza que se requiere», españoles. En sus cartas al rey, Cortés explicaba que
como señalaba Gonzalo Fernández de Oviedo, quien veía aquella victoria había sido posible por una combinación
su oficio como el de un «evangelista» cuya misión era in- de la Providencia divina y el coraje de los conquistado-
mortalizar las glorias de los conquistadores y reyes españo- res: «Nos di~ Dios tartta victoria», escribía, pero tam-
les, un concepto arraigado probablemente en las presun- bién que «matamos mucha gente». Los valientes españo~
ciones providencialistas de personas como Cortés. Los les,' señalaba, «al mayor temor osan, pelear tienen poi
cronistas reales perpetuaron mitos basados en las preten- gloria y vencer p~r costumbre». FranciscO López,de Gó:
siones de atitoengrandecimiento de los conquistadores. mara, capellán y biógrafo de Cortés en sus. añOscrepus-
En el siglo xvii, los esfuerzos de los cronistas del rey culares, exclamaba que eran los españole~ «dignfsimos
para promover a los conquistadores. mediante el papel de alabanza en todas las partes del mundo.,¡Benditó
tuvieron un paralelo en el mundo de la pintura. Se pusie- Dios -concluía- que les dio tal gracia y poder 1».. '
ron entonces de moda las representaciones pictóricas de El carácter circular de los argumentos de los conquis-
conquistadores bajo diferentes formas y tamaños, siendo tadores era irresistible: su triunfo demostraba que Dios
el «biombo» (véase Figura 3) la más destacada de ellas, estaba de su lado, y ellos triunfaban porque ésa era la vo-
pero sirviendo todas a proyectar la narrativa convencio, luntad de Dios; sus invasiones y conquistas en el Nuevo
nal de los conquistadores. , Mundo estaban justificadas por el apoyo divino, y los

28 I.
, 29
!}l!"'!'

Los conquistadores
L Much •• y grandes penalidades

españoles sabían que tenían ese apoyo porque eran capa-


del imperio azteca. Por el mismo .tiempo, un príncipe que-
ces de derrotar a sus enemigos.
chua alcanzó el poder en 1438 y comenzó a convertir el
reino inca en un imperio, el mayor que jamás se había visto
en las Américas. Es probable que ambos procesos comen-
Precedentes
zaran más tarde de 10 que afirma la tradición; Los dos im-
perios crecieron con enorme rapidez, y para el momento
Antes de ocupamos en mayor detalle de los conquista-
en el que Colón hizo su primer viaje transatlántico en 1492,
dores del siglo xvi, debemos responder a dos preguntas.
dominaban México central y los Andes respectivamente.
¿Qué ocurrió en las Américas que determínó 10 que los
europeos encontrarían allí? ¿Y qué habían estado ha-
L~ ideología imperial azteca estaba entretejida con
ideas y creencias religiosas. Las sociedades mesoameri-
ciendo los europeos antes de 1490 que los condujo alas
canas habían practicado la ejecución ritual de prisione-
Américas durante esa década?
ros de guerra y de otras víctimas cuidadosamente selec-
Los pueblos mesoamericanos y los andínos solían asen-
cionadas durante miles de años, pero parece que fue en
tarse en fértiles valles o en llanuras elevadas más que en
el siglo xv cuando los aztecas llevaron los sacrificios hu-
áreas densamente arboladas. Construían aldeas, pueblos
manos hasta un nuevo nivel, tanto en términos de signi-
y algunas ciudades que eran mantenidas por una agricul-
ficado como de cantidades. Huitzlopochtli, el dios pa-
tura íntensiva permanente. La compleja producción de
trono de la guerra de la capital imperial, era la divinidad
alimentos. y la:concentración urbana de la población fa-
a la que se le dedicaban los asesinatos de los prisioneros
cilitaron la estratificación social y la especialización eco-
de guerra, a los que, por lo general, se les arrancaba el
nómica. Los exploradores y conquístadoresespañoles
corazón y la cabeza, la cual era inmediatamente colocada
buscaron de manera deliberada estas sociedades seden-
en la empalizadade los cráneos de la plaza de Tenochtit-
tarias, pues, a corto plazo, no podrían vivir sín ellas; y a
lan, la espectacular capital azteca ubicada en una isla en
un plazo mayor, los densos asentamientos indígenas, la el centro dellagoTexcoco.
productividad agraria, unas jerarquías soc~alesbien defi- En menor medida, también otros pueblos nahuas (de
nidas y unos sistemas eficaces de pago de impuestos ha- lengua náhuatl en el centro de México) adoptaron esta
rían posible la colonización española.
costumbre de violencia ritual, como los tlaxcaltecas, por
Los imperios azteca e inca surgieron aproximadamente ejemplo, que siempre habían resistido al imperio azteca
al mismo tiempo. De acuerdo con las cronologías tradicio- que rodeaba su ciudad y sus tierras; también ellos arran-
nales, aunque inseguras, los mexica, una tribu de lengua 1, caban los corazones de sus prisioneros de guerra. Tlax-
náhuatl, tomaron el control del valle de México en 1428., ¡ cala permaneció independiente; pero su actividad quedó
éste fue el acontecimiento fundacional clave en la <>énesis eclipsada en numerosos aspectos por la existencia de la
" 1
32 !
j 33
¡
j
Figtira 3. Los caballos blancos de Hernán Cortés en.una escena del biom-
bo de la Conquista de México que se encuentra actualmente en el"lvluseo
Franz lvleyer de Ciudad de México. Cortés y sus hombres son representa-
dos de forma anacrónica como soldados-del siglo xvü, con el conquistador
montado sobre un caballo encabritado, en una pose que pretende evocar
a Santiago Matamoros fen la págiri-a opuesta, representado en un bajorre- -j
lieve de 1610 obra de Miguel Mauricio). El biombo (de la palabra- japone- 1
sa byobu), un conjunto de entre 4 y 20 planchas plegables decoradas con i
pinturas, fue introducido en iVléxico por la embajada japonesa en 1614 y
se convirtió a mediados del siglo xviii en un medio muy popular de inmor-
¡
i,
talizar las hazañas de los conquistadores.
1
Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

hegemonía azteca en todo el centro de México, alimen- conseguir hacerse con el poder); el presente era el con-
tando generaciones de resentimientos que resultarían texto para reorganizar el sistema político inca que legiti-
cruciales para el devenir de la invasión española. mase el go~i~rn~ .de Pachacuti ~ acomodase las necesi-
Desde 1502 Y hasta su asesinato a manos de los invaso- dades admllllstr~tlvas del nuevo Imperio, y el futuro fue
res españoles en 1520, el azteca supremo, Moctezuma concebido como una sucesión de campañas para llevar
Xocoyotl, consolidó agresivamente su autoridad y am- la civilización inca a todos los demás pueblos andinos.
plió el imperio de sus antepasados. Mucho después de Mientras que el imperio azteca abarcaba unos modes-
su muerte, tanto españoles como indígenas culparon in- tos 260.000 km2, e incluía enclaves de ciudades-estado
justamente a Moctezuma por la destrucción de su impe- no conquistadas, el imperio inca cubría una vasta región
rio. En realidad, la llegada de los españoles liberó una continua que se extendía a lo largo de 4.000 kilómetros
cadena de acontecimientos que estaban fuera del control desde Ecuador hasta Chile, insertado entre la Amazonía
de Moctezurna; durante los dieciocho años anteriores y el Pacífico. A este imperio le damos el nombre de sus
había sido un líder excepcionalmente afortunado, pues ha- gobernantes (Sapa Inca era el título del emperador), pero
bía aumentado la autoridad e influencia del imperio más fueron pueblos quechuas con sede en Cuzco quienes
que cualquiera de sus predecesores. crearon el imperio, al que llamaron Tawantinsuyu, la
Aproximadamente en la misma época en la que se es- 'Tierra de las Cuatro Regiones'.
taba forjando el imperio azteca, ocurría algo similar va- Al igual que los aztecas, los incas expandieron su im-
rios miles de kilómetros al sur. En 1438, mediante el tra- perio mediante una combinación de conquista militar,
dicional ajuste de cuentas, Cusi Yupanqui, un príncipe amenazas de acciones punitivas y forja de alianzas. Pero
segundón del reino inca, desbarató un intento del vecino mientras los aztecas pusieron elacento en el gobierno in-
reino chanca para anexionarse el corazón del territorio directo y la recaudación de tributos;los incas se implica,
inca con base en Cuzco. Esta victoria lo impulsó a forzar ron de una forma más cercana en las vidas de los pueblos
a su padre al retiro y a apoderarse del trono -para expre- sometidos, estableciendo redes de poder con élites su-
sarlo en términos incas, maskapaycha o 'corona de bor- , bordinadas mediante matrimonios, vínculos rituales, toma
de rehenes, alianzas militares e intercambio de cultos,
las'- que correspondía al heredero designado. Yupanqui j además de otras acciones obvias como la guerra y el te-
también cambió su nombre por el de Pachacuti, que sig- !
nifica 'terremoto' o 'el que. cambia el mundo'. Y cambió rror. Pusieron en práctica lo que bien podría denominar-
el mundo moldeando de nuevo el pasado, el presente se «imperialismo ecológico», desplazando bienes y mano
y el futuro: el pasado fue el periodo de la preparación para de obra entre la amplia gama de zonas climáticas que
la llegada de Pachacuti (incluso la amenaza chanca pudo abarcaba el mundo andino. Era un sistema tradicional
haber sido elaborada por Pachacuti como pretexto para entre los imperios andinos, pero los incas lo llevaron a

34 35
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Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

una nueva extensión, pues unieron territorios más am- Huayna Capac, continuaron la política de constantes
plios y diversos que los de cualquier imperio anterior. campañas militares. A medida que se extendía e! impe-
A diferencia de los aztecas, se concentraron en la im- rio, también lo hacían su sistema viario, sus guarniciones
plantación dd trabajo obligatorio más que en el cobro y depósitos, su control de la mano de obra y unas comu-
de tributos, aunque ambos aspectos fueron importantes. nicaciones rápidas gracias a un sistema de corredores
Bajo e! sistema laboral imperial, llamado mit' a (literal- con sus qUlpUS.
mente, 'vez', un término que fue conservado por los es- En algún momento a finales de la década de 1520,
pañoles: «mita»), los granjeros locales trabajaban, ade- Huayna Capac murió de repente, probablemente de vi-
más de sus propias tierras, otras tierras apropiadas pare! rue!a -la cual se extendió por México aún más rápido
estado inca, mientras que los hombres servían por turno que los españoles-o La enfermedad se los llevó tanto a él
en los ejércitos incas y en las construcciones urbanas. En como, poco' después, al heredero que había elegido,
México central había un sistema de rotación laboral de- todo ello antes de que un solo español hubiese plantado
nominado coatequitl (literalmente, 'trabajo de serpien- su pie en e! imperio inca. El trono recayó entonces en un
te'), pero nunca se puso en práctica a un nivel estatal. menor, Manco, mientras sus dos hermanos, Atahualpa y
La mita también proporcionaba mano de obra para la Huascar, acordaron compartir e! gobierno de! imperio.
construcción de una amplia red de 22.000 kilómetros de Pero este arreglo inicial desembocó un par de años des-
vías imperiales. Por su'forma, éstas iban desde amplias pués en una guerra civil. Los españoles tuvieron suerte:
carreteras hasta puentes de cuerdas en suspensión que llegaron en 1532, en un momento en e! quelos incas es-
cruzaban los barrancos entre montañas, permitiendo taban temporalmente divididos. Si hubieran comenzado
que los rebaños reales de llamas, los correos por relevos, la invasión más tarde, probablemente habrían encontra-
los ejércitos y los tributos en especie pudieran moverse a do a uno de los hijos de Huayna Capac controlandoJir-
lo largo de todo el imperio. El sistema viario, único en memente el trono.
las Américas, mantenía unida una cadena de depósitos Las similitudes entre lo que fueron los caracteres. de!
que almacenaban alimentos, productos textiles y otros imperio de los aztecas y e! de los incas son una coinci-
!
con los que se proporcionaba suministros a los ejércitos,
se alimentaba a los trabajadores de la mi:' a y se mantenía
a la rica élite inca. Los incas emplearon .también quipus
¡
,
dencia. Cada imperio se desarrolló de fOIma indepen-
diente y no fue ni siquiera consciente de la existencia. de!
otro. Algunos estudiosos han intentado explicar e! éxito
j
(hileras de cuerdas de colores con nudos) con el fin de de los conquistadores españoles en términos de debili'
tener información archivada de los tributos almacenados
y de poder transmitir mensajes. Los dos gobernantes que
! dad de los dos imperios, argumentando que ambos ha-
I bían alcanzado su apogeo en la década de 1520. Pero ni
sucedieron a Pachacuti, su hijo Topa Inca y su nieto I los imperios ni sus emperadores eran frágiles o débiles

l 37
Los conquistadores l. Muchas y grandes penalidades

cuando llegaron los españoles. Al contrario, Moctezuma puede haber duda de que, durante la mayor parte de la
estaba a punto de extender su dominio al país maya, y Historia, las Américas han tenido poco o ningún impac-
Atahualpa se disponía a consolidar e! control sobre sus to en las sociedades que se desarrollaban en el resto de!
vastos territorios. mundo, mientras que e! resto de! mundo tuvo poco o
Además de los imperios azteca e inca, los españoles en- ningún impacto sobre los indígenas americanos.
contraron sociedades sedentarias y urbanizadas en dife- .Sigue existiendo cierta controversia acerca de cuándo
rentes grados, aunque menos centralizadas desde e! pun- terminó la emigración a las Américas, o incluso si alguna
to de vista político, e intentaron convertir en súbditos vez la hubo. Los vikingos establecieron un asentamiento
coloniales a las comunidades más.sedentarizadas; a largo en Terranova hacia e! año lobo d. c., pero aparentemen-
plazo intentaron ampliar su plan con poblaciones tras- te no tuvo ningún impacto en e! desarrollo de las socie-
humantes o nómadas. Este proceso fue por lo general dades indígenas americanas. También es posible que
violento, aunque a la postre exitoso, al menos desde la pescadores o balleneros europeos trabajasen en la costa
perspectiva de los españoles. Sin embargo, las poblaciones atlántica septentrional de las Américas a finales de la
no sedentarias fueron perfectamente capaces de resistir a Edad Media. Pero incluso si existieron estas migracio-
la conquista y a su incorporación a las nuevas colonias du- nes, no dejaron huella cultural ni física entre los america-
rante décadas, cuando no durante siglos, gracias a que nos. Aunque e! patrón de vientos y corrientes hace bas-
vivían en las regiones más secas o húmedas de las Améri- tante improbable que los indígenas americanos cruzasen
cas. En general, los pueblos sedentarios andinos -como e! océano Pacífico o e! Atlántico, es probable que hubie-
los incas y los muisca-, y también los meso americanos se una mínima migración esporádica por mar proceden-
-aztecas y mayas-, contemplaban a los pueblos vecinos te de Asia.
de bosques, desiertos y montañas como bárbaros cuyas En cualquier caso, las Américas. permanecieron eficaz-
costumbres dietéticas y de otro tipo les resultaban des- mente aisladas. Hasta la década de 1490 no existieron
preciables. Los españoles se mostraron de acuerdo. Es- rutas prácticas bidireccionales de intercambio en e! At-
tos sentimientos hostiles fueron mutuos. lántico; en e! Pacífico, un avance semejante se postergó
Por sus estilos de vida y sus prejuicios.ideológicos, al- j, hasta. que los navegantes españoles hallaron las rutas
gunas culturas indígenas se mostraron más dispuestas 1 para cruzar e! vasto océano hacia 1560. En e! caso de!
./
que otras a simpatizar con los españoles, pero en todos •, Atlántico, hubo lentas mejoras, apenas documentadas,
los casosla relación entre españoles e indígenas comen- en h navegación, los aparejos y e! almacenamiento de
zó en términos de absoluta ignorancia en ambos bandos. agua que hicieron cada vez más factible la navegación
El completo aislamiento mutuo de Europa y la América de largo alcance. Mientras, en algunas partes de la Euro-
indígena puede resultamos difícil de imaginar, pero no pa atlántica se desarrolló un espíritu de aventuras a tra-

39
Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades .

vés de los mares que tuvo su reflejo en las novelas de En la época en que se produjo e! descubrimiento de las
travesías y de desatinos caballerescos que fueron leídas e islas de! Caribe, los nobles castellanos, y aquellos que as-
imitadas tanto por los exploradores como por pos con- piraban a la nobleza, esperaban que Castilla continuase
quistadores. En la década de 1480, las expediclOnes at- siendo un reino dominante en continua expansión ..La
lánticas comenzaron a resultar rentables a medida que comunidad de intereses y sentimientos entre la Iglesia y
los empresarios portugueses empezaron a obtener canti- la Corona daría a los castellanos e! derecho a sojuzgar,
dades significativas de oro procedentes de África occi- convertir y gobernar a otros pueblos. La aprobación pa-
dental. Entre tanto, se inició la producción de azúcar en pal confirmó estos derechos, a saber: que e! imperio se-
las islas Cánarias, y los productos de! Atlántico norte ría cristiano de una forma exclusiva y agresiva, convir-
acababan, cada vez más, en manos de comerciantes in- tiendo, en e! mejor de los casos, a musulmanes, judíos e
gleses, portugueses y flamencos. El resultado fue que indígenas americanos o, en e! peor, persiguiendo, escla-
hubo financieros dispuestos a apoyar empresas como la vizando y dando muerte a estos colectivos; que la tierra,
de Colón. o, al menos, parte de la fuerza de trabajo y de los tributos
La cultura de! conquistador fue madurando durante de los pueblos conquistados, se dividiría entre la élite
un largo periodo. En la España medieval, especialmente conquistadora, y que los dirigentes castellanos en las tie-
a mediados de! siglo xiii, la guerra fue creando poco a rras conquistadas vivirían en ciudades mantenidas por la
poco, y a intervalos, una frontera cristiano-musulmana fuerza de trabajo y los productos de los terrenos circun-
que fue trasladándose en dirección sur. En 1264, e! úni- dantes.
co reino musulmán que quedaba en la península Ibérica «La España romana fue un mundo lleno de ciudades
era e! de Granada, y fue mermando de manera paulatina -ha observado e! hístoriadorMíchae! Kulikowskí- ca.
su extensión a favor de Castilla, e! reino cristiano más racterizadopor sus centenares de territorios urbanos».
agresivo, hasta que cayó definitivamente en 1492. Castilla Esto también era cierto más de mil años después. Juan
era e! mayor y más populoso reino de la Península; con Pablo Mártir Rizo, un humanista e historiador español
cinco millones de habitantes, era cinco veces mayor que de! siglo xvü, escribió de Castilla que «se,hace de mu-
Portugal y Aragóri. La unión mediante matrimonio de las chas ciudades un reino». La ciudad era un lugar cada vez
coronas de Castilla' y Aragón en 1479, la larga conquista más complejo de poder. eclesiástico y estatal, ríquezaeli-
de las islas Canarias que culminó en la década de 1490 y la tista y prestigio social, civilización, conquista y coloniza-
conquista de Granada ayudaron a inculcar unas expecta- ción católica. En e! siglo xvi, Sevilla era la mayor ciudad
i
tivas dinámicas -de carácter imperial- y a crear una y, probablemente, la más multirracial de Europa. De
igual manera, las ciudades españolas en las Américas se
mentalidad bélica para la que la guerra era una profesión
que permitía la obtención de botines yrecompensas. j desarrollaron rápidamente en unOS entornos de razas

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¡ 41
1
1
~
Los conquistadores 1. Muchas y grandes penalidades

mixtas, multiétnicos y políglotas, cuya génesis fue la casa blecido una alianza con su sucesor, Sagipa. El señor muisca
del conquistador, completada con sus subordinados afri- -de acuerdo con un relato anónimo español de 1545- pro-
canos e indígenas americanos. En resumen, la ciudad, al metió «que les daría una casa pequeñalUena de oro que
igual que en la península Ibérica, se convirtió en las decía que era de Bogotá». Pero, pasados unos días, los
Américas en el rasgo definitorio del mundo forjado por españoles, insatisfechos con la calidad del metal entrega-
los conquistadores españoles. do, exigieron aJiménez de Quesada que pusiese a Sagipa
Los inversores que respaldaron a Colón perdieron la «en hierros y que le diese tormento». Cuando se negó,
mayoría de su dinero. Sin embargo, a largo plazo, su ne- fue acusado de tener un acuerdo secreto con Sagipa.
goci~ resultó productivo. Eran enormes las ganancias Con el inevitable recurso a la violencia flotando en el
que se podían extraer de los peligrosos viajes por el At- ambiente, los abogados de los conquistadores se enfren-
1ántico: los beneficios procedentes del oro y los esclavos taron entre sí: los disidentes eligieron a uno de los suyos,
del África occidental, de las oportunidades de fletes en Jerónimo de Ayusa, para defender el caso; y Jiménez de
el océano Índico, de la plata japonesa, de las especias del Quesada nombró a su hermano, Hernán Pérez de Que-
Sudeste Asiático y de los metales preciosos y del dinero sada, para apoyar su posición. La apariencia de un pro-
ingresado por los tributos indígenas en América finan- ceso legal correcto no podía prescindir del devenir del
ciarían la expansión colonial europea. En la expansión gobernante muisca. Después de discutir sobre el asunto,
portuguesa, las actitudes comerciales y conquistadoras «los cristianos vinieron a dar tormento al cacique [Sagi-
estuvieron finamente equilibradas: los que se establecían pa] para que diese y confesase dónde tenía el oro de Bo-
en las fronteras eran, por lo general, mercaderes, vende- gotá». Encadenado, fue sometido a diferentes tormentos
dores ambulantes o transportistas vocacionales, aunque -entre otros, se le quemaron los pies y se le derramó gra-
en ocasiones hubo «mercaderes guerreros» que encama- sa animal hirviendo sobre su pecho--. «Al fin -afirma el
ban simultáneamente los valores mercantiles y bélicos. relato español anónimo con frío laconismo-, el cacique
Por el contrario, a pesar de la importancia del comercio murió».
y de la sofisticada cultura urbana multirracial en la crea-
ción del imperio español; la escala de valores a partir de
una violencia' legalista y del interés en la colonización del
territorio dominó el comportamiento de los conquista-
dores en la Castilla americana. I
¡
A modo de ilustración, volvamos a Jiménez de Quesa- -t
¡
da en los altiplanos de Colombia. Allí, los españoles ha- ¡
bían matado al gobernante muisca, Bogotá, y habían esta- 1
,1
j
42 ! 43

j
~. Muchas victorias, grandes conquistas

2. Muchas victorias, quistadores autosuficientes, aunque enormemente leales,


cuyos sacrificios conducen inevitablemente al triunfo. Los
grandes conquistas argumentos de Vargas Machuca eran propaganda; for-
maban parte de su defensa de! conquistador. Él sabía
muy bien que e! siglo anterior había contemplado nume-
rosas deslealtades, corrupciones y fracasos, comenzando
con e! desafortunado experimento caribeño.
Los castellanos no habían estado buscando un nuevo
mundo más de lo que lo habían hecho los portugueses.
El contrato de Colón con la Corona castellana era para
una ruta marítima hacia Asia; e! genovés insistió en que
la había encontrado, pero sus afirmaciones no pudieron
resistir mucho tiempo un análisis crítico. Cuando, final-
mente, los portugueses rodearon África y fueron los pri-
meros en abrir la verdadera ruta por mar hacia Asia, los
monarcas castellanos arrestaron a Colón. Realizaría más
Escribía e! veterano conquistador y administrador colo-
travesías atlánticas, pero quedaría marginado de las ex-
nial Bernardo de Vargas Machuca:
perimentaciones castellanas en e! Caribe.
Por la riqueza hemos visto y veremos muchas victorias y Aquellos experimentos reflejaron las lecciones sacadas
grandes conquistas y descubrimientos de grandes imperios de la larga conquista de las islas Canarias. Los financieros
que nos eran ocultos, como cada día se van.viendo, por cau- que habían respaldado a Colón ya se habían unido para ac-
dillos que con poderes reales en ello se han ocupado, con tuar como inversores en las Canarias. Su política de mante-
ánimo de señalarse sirviendo a su rey y emprendiendo jor- nimiento y conversión de las poblacionesindigenas, y su
nadas de grande riesgo, trabajo y gastos, gastando sus ha- exención de la esclavitud, habían tomado forma previa-
ciendas sin ayuda de nadie, porque, como queda dicho, él mente en e! archipiélago canario, La idea. de introducir
hace la gente, la arma, paga y sustenta, y para esto importa nuevos cultivos, especialmente azúcar, e importar mano de
ser neo. obra para que lo trabajaran y lo procesaran surgió también
•, allí. El establecimiento de las Canarias como un «reino»
1
Incluidos en su libro, Milicia Indiana y Descripción de ¡ distinto dentro de la corona de Castilla y la más amplia mo-
las Indias, publicado por primera vez en 1599, estos co- narquía española presagiaba la forma en la que los españo-
les concebirían y organizarían el Nuevo Mundo ..
mentarios fomentan la narrativa legendaria de los con-
1,

44 j 45

..1
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

Hacia 1500, los asentamientos originales creados por obras» de los colonos mataron a nueve de cada diez taí-
Colón en La Española fueron abandonados, y se estable- nos de La Española. Aunque el fraile dominico omitía
ció una capital permanente en Santo Domingo. Durante (o desconocía) elimpaclo de enfermedades epidémicas,
los veinte años siguientes, los españoles utilizaron los pa- tenía razón en el hecho de que la población de la isla dis-
sos de piedra de los ríos para explorar, atacar y ocupar minuyó en un 90%, hasta dejarla en unas 15.000 perso-
parcialmente las islas del Caribe. Tras La Española, las nas, según estimaciones de la época, a mediados de la se-
otras grandes islas -Cuba, Puerto Rico, Jamaica- se con- gunda década del siglo xvi .
virtieron en bases para posteriores expediciones de me- Liderada por sacerdotes como Las Casas, comenzó
nor tamaño. Si el objetivo hubiera sido desplazar a la po- una carrera para salvar almas, mientras la Corona inicia-
blación indígena, extraer la riqueza mineral y regresar a ba investigaciones judiciales y políticas sobre la razón
España, los años del Caribe habrían resultado sumamen- por la cual las conquistas caribeñas habían resultado tan
te exitosos ..Pero el objetivo era forjar un nuevo reino de decepcionantes. Pero mucho antes de que esta reflexión
carácter permanente y lucrativo, habitado por pacíficos interna ofreciese algún fruto, el impulso de la exploración
cristianos convertidos, trabajadores y que pagasen sus y la conquista llevó a los españoles al territorio continen-
impuestos. Por esa razón, el experimento caribeño fue tal. Allí se emplearon los mismos métodos, y la población
un desastre: indigena sucumbió de igual forma ante las enfermedades
Los pueblos indígenas arahuaco o taíno practicaban la del Viejo Mundo, provocando un drástico descenso de-
agricultura, vivían en poblaciones permanentes y po- mográfico.A diferencia del Caribe, en el continente ame-
seían complejas estructuras sociales; pero también vivían ricano había civilizaciones en expansión -los «grandes
de la caza, la pesca y la recolección, y sus asentamientos imperios que nos eran ocultos», en palabras de Vargas
no eran ciudades en ningún sentido. Los taínos no esta- Machuca- y millones de sociedades sedentarias suficiente-
ban acostumbrados a un sistema riguroso de trabajo im- mente fuertes como para sobrevivir al conquistador.
puesto por estrictos regimenes políticos y religiosos, del
tipo de los establecidos desde hacía mucho tiempo. en la i

península Ibérica, y que pronto implantarían los españo-


,
J
Dos cadenas
j
les entre los aztecas y los incas. Además, las violentas re-
dadas españolas para hacerse con esclavos entre los isle- 1¡ A medida que el Caribe se sumía en una violenta y muy
ños produjeron resistencia, huidas y muertes, lo que, a poco rentable decepción, los españoles comenzaron a
su vez, fomentó una mayor frustración y una política explorar cada vez con más frecuencia las líneas costeras
contraproducente por parte de los españoles. Bartolomé que rodeaban este mar. Sus descubrimientos les llevaron
de las Casas afirmaba que las «crueldades y nefandas a la forja de dos grandes líneas de conquistas.

47
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

La primera les llevó desde Cuba hasta el territorio con- Aquello ocurrió seis años antes de que Cortés recibiese
tinental en México. Los viajes de 1517 y 1518 permitie- desde España la aprobación personal del rey por su re-
ron el desembarco y txploración de l~ costa ~e la penin- vuelta contra Velázquez y su guerra cont~a los aztecas.
sula del Yucatán, el ~unto de tierra firme mas cercano a Los primeros invasores españoles de México se movie-
Cuba. Su patrocinador fue el gobernador de Cuba, Die- ron lentamente hacia la capital de lo que era -pronto lo
go Velázquez, que ostentaba el título de «adelantado». descubrirÍan- un impresionante imperio regional. Eran
Por esa razón, cuando encargó a uno de los «encomen- pocos y mal equipados: aunque sus espadas de acero
deros» (colonos conquistadores que tenían derechos so- eran bastante eficaces en comparación con los garrotes
bre la fuerza de trabajo y los tributos de los indígenas) de con obsidiana incrustada que utilizaban los indígenas en
la isla que dirigiera una tercera expedición en 1519, auto- las batallas, sus armaduras suponían realmente un estor-
rizó al jefe elegido, Hernán Cortés, a explorar, no a inva- bo; sus armas de fuego y sus caballos eran escasos y de
dir. Se creaba de este modo un sistema de patronazgo poca utilidad en los terrenos montañosos repletos de po-
bien jerarquizado que comenzaba en el rey de España y blaciones; y no tenían medios para renovar sus suminis-
descendía hasta los capitanes de menor rango que arries- tros ni sus municiones. Tampoco tuvieron demasiadas
gaban sus vidas en el mar o en las selvas de las Américas. oportunidades para adaptarse a un clima casi inimagina-
El vínculo desde la selva hasta la corte no era directo, y ble, ni a los entornos, paisajes, alimentos y enfermedades
paradójicamente buena parte de lo que hacía más fuerte con los que se encontraron. Estaban por tanto a merced
esa cadena jerárquica eran los continuos intentos de los de potenciales enemigos que, de haberlo querido, po-
españoles de baja alcurnia por ascender y acercarse lo drían haberlos exterminado.
más posible a su fuente regia. Entonces, ¿qué los salvó? Tres circunstancias: la pri-
Sospechando que Cortés intentaría hacer precisamen- mera, que se encontraban en medio de unos pueblos cu-
te eso, saltarse a su patrono y'buscar directamente el yas culturas los predisponían a recibir a los extranjeros
apoyo real, hasta el último minuto Velázquezintentó, en .' con hospitalidad, incluso con temor; la segunda, que se
vano, evitar que la expedición levara anclas de Cuba. beneficiaron del antagonismo entre unas comunidades
Una vez que sus quinientos hombres desembarcaron en ~ indígenas cuyo odio mutuo superaba con mucho cual-
j
tierra firme mexicana (vía Cozumel y tras una rápida tra- J quier sospecha que pudieran abrigar respecto a los re-
j
vesía a lo largo de la costa del Yucatán), Cortés barrenó la , cién llegados; la tercera, que es discutible que la mayoría
mayoría de sus once naves y declaró formalmente su leal- de los indígenas -si bien apreciaban a los recién llegados
tad directa al rey. Fundó a continuación una ciudad (un como aliados potenciales y los estimaban por la magia o
simple acto ritual) cuyo consejo urbano le dio su apoyo, santidad. que sugería su novedad- subestimara la amena-
obteniendo así una pátina de legalidad a sus acciones. za que representaban. Los jefes indígenas se esforzaron

49
Los conquistadores 2, Muchas victorias. grandes conquistas

por ganarse la amistad de los españoles, ofreciéndoles Tenochtitlan. En noviembre de 1519 entraron en la ciu-
alimentos y mujeres, e implicándolos en pequeños com- dad como invitados de Moctezuma. Con la ayuda de la
bates de prueba para evaluar su valía como alíados. Esto intérprete de Cafés, el emperador le ofreció un discurso
fue lo que hicieron los tlaxcaltecas -los principales riva- de bienvenida que éste afirmó (en una carta dirigida al
les y enemigos de los aztecas-, quienes, después de pro- rey de España) haber interpretado como una rendición.
bar a los conquistadores en batalla, los adoptaron como Intrigado por aquellos extranjeros que habían surgido
aliados, participando como tales en la masacre de sus en un rincón de su imperio, Moctezuma procuró exhibir
odiados vecinos en la ciudad de Cholula. su majestad por medio de la hospitalidad. Pero los espa-
De este modo, Cortés formó un frente común con los ñoles, muy inferiores en número y temerosos, pronto re-
señores locales. Los españoles querían avanzar hacia el currieron a la traición yel terror. En lo que fue en rea-
valle de México para enfrentarse al emperador azteca lidad un golpe de Estado, Cortés apresó y encarceló a
con tantos aliados indígenas como fuera posible. Los go- Moctezuma; además, ordenó que cualquiera que osase
bernantes indígenas estaban ansiosos por ver salir a los alzar su mano contra los españoles y sus aliados fuese
españoles de sus territorios y empezaban a plantearse la despedazado y arrojado como alimento para los perros.
posibilidad de derrumbe del imperio azteca. Algunos, Se trataba de acciones ya puestas en práctica por los con-
como los totonacas, que estaban sometidos al imperio quistadores en el transcurso de décadas de cacerías de
azteca, se mostraban dispuestos a rebelarse contra él, y esclavos en el Caribe, acciones que resultaron ser todavía
otros como los tlaxcaltecas, habían resistido la expan- más eficaces contra los pueblos del continente, que de-
sión ~zteca y estaban finalmente decididos a aprovechar pendían de sus reyes bendecidos por la divinidad. El em-
la oportunidad de destruir a sus antiguos enemigos. La pleo del terror no sólo fue una estrategia factible, sino
iniciativa de forjar la alianza que acabó derribando la he- que fue también una necesidad psicológica para la exi-
gemonía azteca no partió -de hecho, no podía partir- de gua y asediada banda de conquistadores, rodeada depe-
Cortés, que nada sabía sobre la política indígena y no ligros desconocidos y desconectados de toda esperanza
podía hablar ninguna lengua nativa. Se ayudó de una de ayuda procedente de su hogar ..
mujer indígena, llamada Doña Marina por los españoles Durante los ocho' meses siguientes, los invasores espa-
y Malinche por los nahuas, que actuó como su intérpre- ñoles y tlaxcaltecas, parcialmente contenidos dentro del
te. En los relatos indígenas sobre la conquista, esta mujer centro de la ciudad, sobrevivieron de forma precaria y
representa un papel muy destacado, como mínimo como cada vez más inquietos. Cortés continuó llevando a cabo
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o-wa y a menudo como uno de .los jefes. muestras de desafío y bravatas que surtieron efecto. Or-
b ' •1
Una fuerza combinada, en la que los tlaxcaltecas y ¡
denó que se colocasen las imágenes de la. Virgen María
otros aliados acompañaban a los españoles, avanzó hacia en lo alto de los templos aztecas para reafirmar así el.po-

50 51
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

der de! dios de los invasores. También condujo un con- te como para proclamar e! final de! mundo azteca; por e!
tingente de españoles y aliados indígenas hasta la costa contrario, intentó tranquilizar a las inquietas élites azte-
de! golfo de México para enfrentarse a una compañía de cas buscando una base sobre la que. acomodarlas y con-
partidarios de Ve!ázquez que habían llegado en barco firmando al heredero de Moctezuma como soberano.
desde Cuba para enfrentarse a Cortés; los derrotó y la Sin embargo, tanto dentro como en e! extrarradio de!
mayoría de ellos se unió a su causa. Cortés regresó a Te- imperio, la gente se dio cuenta de que los viejos tiempos
nochtitlan para descubrir que e! tiempo se había vuelto habían llegado a su fin. En las zonas más alejadas, las co-
a favor de los aztecas. A las órdenes de Pedro de Alvara- munidades intimidadas hasta entonces por los aztecas
do, los españoles se encontraban cercados. reanudaron los enfrentamientos. El efecto fue aumentar
Los españoles, desesperados, exhibieron a Moctezuma e! poder de los españoles, pues, como extranjeros no im-
ante la población, pero e! gesto fracasó. El monarca mu- plicados en la política tradicional, eran muy demanda-
rió, asesinado porlos españoles o, quizá, como se afirmó dos para que actuasen como árbitros en las disputas.
más tarde, apedreado hasta la muerte por la multitud. La A finales de! año 1521, e! antiguo imperio azteca esta-
noche de! 30 de junio de 1520, los invasores intenta- ba destruido, pero su entramado de rutas comerciales,
ron escapar de la ciudad sin ser descubiertos. Pero los listas de tributos y relaciones diplomáticas entre las fami-
guerreros aztecas estaban esperando, y dieron muerte lias dirigentes seguía en funcionamiento. Los españoles
aproximadamente a la mitad de los españoles y a miles intentaron de inmediato hacer uso de este entramado y
de tlaxcaltecas y otros aliados indígenas. Cortés y sus convertirlo en una parte elemental de la estructura de su
desaliñadas fuerzas se reagruparon finalmente con la propio imperio en Mesoamérica, al que dieron e! nom-
ayuda de los tlaxcaltecas, pero hubo de pasar todavía un ,i bre de Reino de Nueva España. En la mayoría de las co-
j.
año antes de que cayesen Tenochtitlan y su ciudad geme- ¡ munidades, los españoles alcanzaron un entendimiento
la, Tlate!olco. Aislados de! continente, los aztecas se en- ~ con las élites existentes sin necesidad de violencia, un
frentaron a las enfermedades y e! hambre, viéndose ata- hecho que la tradición historiográfica ha ignorado o su-
cados por tierra yagua. Unos barcos, construidos a primido' quizá a causa de! engañoso enfoque de los con,
orillas de! lago Texcoco y armados con cañones, vigila- quistadores sobre su propio valor.
ban e! lago y ayudaban a machacar a los contingentes de Al igual que los aztecas habían empleado la fuerza en
guerreros aztecas supervivientes que se trasladaban en la región, también los españoles se sirvieron de ella -uti-
canoas. La ciudad fue tomada y saqueada, casa por casa, lizando a guerreros aztecas, supervivientes de la guerra,
pero no ofreció oro, sino pilas de cadáveres, víctimas. de que se habían unido a otros aliados nahuas- para ampliar
enfermedades, de! hambre y de! mismo asedio. Ni si- las fronteras de Nueva España. En la década de 1520, jus~
quiera entonces se sintió Cortés lo suficientemente fuer- to cuando de los escombros de Tenochtitlan comenzaba

52 53
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

a nacer Ciudad de México, construida con un aspecto Si una secuencia de conquista fue desde La Española
renovado, inspirado en las maneras españolas, también hasta Cuba, desde allí hasta México y a continuación hasta
un imperio mexicano español su~gía de las cenizas del Centroamérica, otra se extendió desde La Española ha-
antiguo imperio de los mexica. cia el istmo de Panamá, y desde allí, bajando por la costa
Cortés dirigió en persona una expedición a Honduras del Pacífico, hasta Sudamérica. La conquista y asenta-
(aprovechando por el camino la oportunidad de confirmar miento de pequeñas colonias en la cara atlántica del ist-
el desplazamiento de poder a sus propias manos al ejecutar mo comenzó en 1508, y cinco años después Panamá
al último emperador azteca, el prisionero Cuauhtémoc). recibió al primer obispo español nombrado para el terri-
Honduras fue más o menos conquistada en la década torio continental americano. Ese mismo año, la orilla pa-
de 1530 por Francisco de Montejo, quien también marchó cífica del istmo fue descubierta por un esclavo africano y
al interior de la península del Yucatán, fracasando en dos por su propietario, Vasco Núnez de Balboa, que fue el
ocasiones en su intento de conquistar el Yucatán maya. Su primer invasor del Nuevo Mundo que contempló el océa-
hijo fundó finalmente una colonia allí en la década de 1540. no Pacífico.
Mientras tanto, Pedro de Alvarado invadió el altiplano de Durante la década siguiente, los españoles establecie-
Guatemala en 1524, y lo abandonó dos años después con ron un asentamiento en el lado del Pacífico (llamado Pa-
poco que mostrar salvo un legado de violencia. namá) y comenzaron a explorar la costa y el océano hacia
La cadena de conquistas llevó rápidamente a los espa- el sur (lo que los españoles bautizaron como «Mar del
ñoles a la mayoría de rincones de Mesoamérica y, poco Sur»). Entre los primeros colonos del istmo estaban los
después, hacia el norte, a territorios de lo que hoyes el hermanos Pizarro. Uno de ellos, Francisco, navegó en 1522
sudoeste de los Estados Unidos, y hacia el este, a través en dirección sur desde Panamá en busca de un destino
del Pacífico, a las que serían bautizadas como islas Fili. del que había escuchado rumores: «Pirú» (el nombre
1
pinas. Pero la fundación de colonias resultaría un proce-
! era, en realidad, el de un caudillo mítico, aunque poste-
so prolongado y muy controvertido. La conquista políti- riormente se transformó en «Perú» y se identificó con un
ca y material del centro de Mesoamérica no había sido
1 imperiol. Había mucho más que un cacique que encon-
t trar allí, y costó una década de reconocimiento de las
sencilla, y en los márgenes la conquista' duraría siglos. ,
~
costas y humillantes fracasos antes de que Pizarro, sus
Igualmente retadora sería la tarea de ganarse los corazo- í
nes y las mentes de millones de antiguos súbditos aztecas 1 hermanos y su socio Diego de Almagro marcharan por
~
y de otros grupos indígenas que eran oficialmente súbdi-
"
fin hacia el imperio inca (véase Figura 4). Mientras tanto,
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tos del rey de España. Ésta sería la larga historia de la ¡ Pizarro había adquirido unos traductores quechuas em-
Mesoamérica colonial, una «Nueva España» muy dife- I papados desde hacía muchos años en el español de Cas-

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rente de su homónima ibérica. tilla, un pequeño ejército de hombres con caballos, ar-

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Figura 4. Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Dos imágenes de un re- !
lato único de la historia andina durante la conquista (1615), la Nueva Cró-
nica y Buen Gobierno, de Felipe Guamán P9ma de Ayala, un mestizo de "
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antepasados españoles e indígenas andinos. En esta página aparecen Die-
go de Almagro y Francisco Pizarra, los socios originales en esta primera
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invasión del imperio inca. En la imagen opuesta, una década más tarde en .í
el Pero español, el hijo mestizo de Almagro asesina a Pizarro. ¡
J
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Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

maduras y armamento de vanguardia, así como la licencia oro y plata que los aztecas, y e! tesoro de metales ofrecido
de Carlos V para llevar adelante la invasión. para liberar a su jefe, a quien los andinos consideraban un
En 1532, Tawantinsuyu, e! mundo inca, se encontraba ser divino, fue a~ombroso. De repente, Pizarra y sus segui-
sumido en una crisis sucesoria. En los cinco años pasados dores eran más hcos de lo que hubieran imaginado en sus
desde la muerte de! Inca Huayna Capac, dos de sus hijos, sueños más salvajes. De este modo, la palabra «Perú» se
Atahualpa y Huascar, habían luchado por e! poder. Cuan- convirtió de inmediato entre los europeos en sinónimo de
do Pizarra y sus 168 hombres ascendieron a los Andes gran riqueza, una asociación que pronto se reforzaría con
septentrionales para encontrarse con e! emperador en la e! descubrimiento de unas minas de plata inmensamente
ciudad sagrada de Cajamarca, Atahualpa estaba en su ricas. Sin enlbargo, a pesar de! rescate, e! Inca Atahualpa
apogeo gracias a una reciente victoria sobre su hermano. fue ejecutado en 1533 por orden de Pizarra. La traición fue
Lejos de sentir temor, intentó, como ya había hecho Moc- completa. No obstante, la verdadera conquista militar de
tezuma en México, atraer a su servicio a aquellos extran- Tawantinsuyu todavia estaba por venir.
jeros con curiosas barbas y bien armados. Aunque sus La primera fase militar de la conquista española de! im-
caballos, armas de fuego y espadas de acero causaron perio inca continuó durante toda la década de 1530.Igual
asombro, los españoles no fueron confundidos con dio- que en México, la lucha fue obra de una confederación de
ses. Tanto los andinos como los mesoamericanos contem- pueblos indígenas que estaban resentidos con la suprema-
plaron a los españoles y a sus esclavos africanos como ex- da inca y que aceptaban a los españoles, los cuales no se
tranjeros a los que había que analizar, y luego rechazar, hallaban comprometidos con ningún bando al no estar in-
acomodar o utilizar en función de las circunstancias. mersos en la política indígena. Primero Cuzco, después
Por su parte, la costumbre de los conquistadores consis- Quito, las dos capitales de! imperio, fueron capturadas
tía en iniciar un encuentro diplomático que se convertiría, en 1534. Pero quedaba un soberano inca, Manco Capac.
por medio
.. - de la traición, en una violenta toma de rehenes , Tiempo después, los españoles retratarían a Manco
y a ser posible el apresamiento de! rey; En noviembre de como una marioneta de! régimen de Pizarro, un heredero
1532, en un ataque sorpresa durante un encuentro diplo- al trono de Atahualpa únicamente por la gracia de los es-
mático, Pizarra y sus hombres capturaron a Atahualpa. pañoles. Pero a ojos de los andinos, Manco era e! gober-
Después de haber ofrecido a los extranjeros alimentos y nante legítimo. En e! relato de la conquista redactado por
alojamiento, Atahualpa no tenía motivos para pensar que su hijo y posterior gobernante inca, Titu Cusi Yupanqui,
intentarían secuestrarIo y pedir un rescate, y mucho menos Manco era el emperador legítimo desde antes de que apa-
asesinarlo. Humillado, fue mantenido como rehén durante recieran los españoles. Según la perspectiva de Manco y
casi un año mientras sus súbditos se apresuraban a reunir de aquellos que le eran leales, Atahualpay Huascar habían
oro y plata para liberarlo. Los incas poseían mucho más. sido unos meros usurpadores, cuyas muertes no marcaban

59
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

la conquista del imperio inca, sino, más bien, su retomo a gían al sur desde la costa caribeña en busca de un mítico
un gobierno legítimo. jefe tribal al que los españoles llamaban «El Dorado».
Acosado porllos españoles, que no sólo exigieron re- A medida que la invasión española de tierras indígenas
petidamente a Manco enormes pagos en oro y plata, sino se iba alejando de los antiguos centros imperiales, los re-
también a sus esposas más hermosas, en 1536 Manco in- presentantes de Carlos V intervinieron con la esperanza
tentó expulsar de Cuzco a los desagradables invasores. de establecer el orden y recaudar impuestos en metales
Casi tuvo éxito, pero se vio forzado a retirarse corriente preciosos. Entre la nueva normativa había una ley que li-
abajo del río Urubamba, más allá del complejo palaciego mitaba a los conquistadores el acceso a las «encomiendas»
de Machu Pichu, donde estableció un estado inca en las (concesiones de mano de obra indígena que debían entre:
húmedas tierras bajas, en un lugar llamado Vilcabamba. crar tributos a lo~ encomenderos), y otra que prohibía la
Allí, Manco y varios sucesores, incluyendo a su hijo Titu "
esclavización de los pueblos indígenas en las Américas.
Cusi, mantuvieron el «imperio» inca hasta 1572. Los argumentos de Las Casas en la corte habían triunfa-
Mientras tanto, con tanta riqueza y territorio en juego, do, pero era poco lo que el fraile podia hacer para asegu-
los conquistadores españoles comenzaron a batallar los rar que se cumplieran las llamadas «Leyes Nuevas». En
unos contra los otros -y finalmente contra la Corona- Perú, los atropellos de los conquistadores prendieron la
por hacerse con el control de Perú. Hubo violentos desa- llama de una revuelta y una guerra civil que se prolongó
cuerdos entre los seguidores de Pizarra y los de Diego hasta 1548. Al final, se impuso la Corona, pero no antes de
de Almagro, el primer socio de Pizarra. Después de va- que muriese un virrey en batalla y de que Gonzalo Pizarro,
rios intentos de compromiso, Pizarro ejecutó a Almagro uno de los hermanos menores de Francisco Pizarra, fuese
por rebelde, tan sólo para ser asesinado a su vez por el apresado y ejecutado como rebelde. Pronto las leyes fue-
hijo de su antiguo aliado en 1541 (véase Figura 4). ron limitándose mediante compromisos, mientras los insa-
Hubo otros contendientes en la lucha por el Perú, como tisfechos conqui;tadores continuaron rebelándose contra
Pedro de Alvarado, recién llegado de su presunta conquista la autoridad de la Corona hasta lá década de 1570.
de Guatemala. A pesar de tener bajo sus órdenes a una ex-
pedición numerosa y bien equipada, Alvarado se perdió en
las selvas de la costa de Ecuador y llegó a Quito demasiado «A la espada y el compás /
tarde para participar en su saqueo. También Sebastián de más y más y más y más»
Benalcázar, uno de los capitanes de Pizarro, a quien había
derrotado en una marcha por los altiplanos del sur, marchó No todas las expediciones encajan a la perfección en el
en dirección norte, más allá de Cali, en la actual Colombia, esquema de las dos que hemos visto. La excepción más
donde se encontró con otros conquistadores que se diri- obvia es la campaña de }iménez de Quesada en Colom-

60 61
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

bia, que llegó directamente desde las islas Canarias. ñolo a la tradición maya de resistencia obstinada? Resul-
Pero, en general, las expediciones que se saltaron la nor- ta difícil decirlo. Los arqueólogos hablaron en su día de
ma fueron intentos tardíos de conquistar y asentarse en imperios mahs, pero eso fue antes de que se descifraran
regiones que, por una u otra razón, habían sido ignora- sus jeroglífi~os. Ahora está suficientemente claro que,
das, o bien eran inútiles búsquedas de tierras prometidas durante milenios, las ciudades-estado mayas intentaron
o ricos reinos indígenas que, en realidad, no existían. Un en vano dominar a sus vecinas, desarrollando la idea de
ejemplo es la desastrosa campaña en la década de 1550 una monarquía divina sobre la que se podrían haber sos-
dirigida directamente desde Sevilla por Pedro de Men- tenido imperios tan impresionantes como e! azteca y e!
daza, que bajó la corriente de! Río de la Plata. El nombre inca. Sin embargo, a pesar de su derrota, los mayas se ne-
de! río era e! símbolo de una ilusión que fue e! motivo gaban a someterse a sus vecinos, y mucho menos a unos
fundamental de la expedición. Mendoza esperaba otro "recién llegados; a lo largo de los siglos xvi y xvü resistie-
Perú, pero no encontró nada ni siquiera parecido; en ron de manera similar a los invasores españoles y nahuas.
unos pocos meses, habían muerto dos tercios de los mil Al final, se pudieron establecer colonias en e! país maya,
quinientos españoles que la iniciaron, la mayoría de pero sólo después de años de guerras de castigo, y única-
hambre. mente en ciertas zonas de la región.
Durante la segunda mitad de! siglo xvi, México y Perú Los españoles sufrieron dolorosos encuentros con
se consolidaron como centros coloniales sin rival. Allí guerreros mayas a lo largo de la costa de! Yucatán duran-
donde habían dominado los ímperios indígenas durante te la década de 1550, pero e! asalto sobre los mayas había
e! siglo anterior, irradiaban ahora poder y riqueza los rei- comenzado en serio en 1524-1529. Aque!lustro fue tes-
nos españoles indígenas, financiando la ampliación con- ¡ tigo de dos invasiones a gran escala de los altiplanos gua.
tinua de la frontera de la conquista. Sin embargo, para ,
í temaltecos: la primera comandada por Pedro de Alvara-
finales de siglo seguía habiendo conquistadores comba-
l, do (véase Figura 6 en.e! capítulo 3) y posteriormente por
tiendo en numerosos rincones de las Américas. La ins- su hermano Jorge. Aparentemente, los Alvarado conta-
cripción sobre e! frontispicio de la Milicia Indiana de ban con dos grandes ventajas. En primer lugar, los alti-
Vargas Machuca de 1599 -«A la espada y e! compás / .¡ planos estaban dominados por dos reinos rivales, los de
más y más y más y más» (véase Figura 8 en e! capítulo 5)- j los mayas kaqchike! y k'khe', y se pudo explotar su ene~
era menos una referencia a pasadas conquistas que una ! mistad, azuzando a unos contra otros, y utilizando a am-
continua llamada a las armas, a que se mantuviera el es- "l bos para ir eliminando a las ciudades-estado y reinos me-

píritu de! conquistador. ! nores que los rodeaban. Ésta era la estrategia española
La naturaleza sangrienta, prolongada, de la conquista ¡ previsible, pero se desmoronó bajo e! peso de la mano
de los mayas ¿fue más un tributo al conquistador espa- ,t dura de Pedro de Alvarado y la intransigencia maya.
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Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

La. segunda ventaja consistía en el tamaño de la fuerza del área maya. Los mapas españoles marcaban el espacio
invasora -no de los españoles per se, que eran unos po- entre las dos colonias como «despoblado», pero aquella
cos cientosl sino de sus aliados-. Pedro llevó consigo ficción ocultaba el fracaso de las autoridades coloniales
unos seis mIilaztecas,. tlaxcaltecas, zapotecas, mixtecas y para conquistar a todos los mayas. Las fronteras se am-
guerreros de otros pueblos mesoamericanos. La fuerza pliaron periódicamente, pero en ocasiones también se
aliada de Jorge era todavía mayor, pues acogía a más de contrajeron. La ciudad española de Bacalar, situada en el
diez mil aztecas y otros guerreros del centro de México. centro de la región maya, cerca de la costa del Caribe,
El impacto de semejante fuerza fue devastador, y.los alti- fue abandonada durante un siglo en la década de 1630.
planos fueron virtualmente destruidos durante su con- La frontera colonial en la base sudoccidental de la pe-
quista. Al final, fueron los conquistadores indígenas ninsula se movió de forma drástica en torno al año 1660
quienes establecieron una colonia en los altiplanos; los a causa de una rebelión maya, provocada cuando los
supervivientes permanecieron allí como colonos, contri- funcionarios españoles llamaron a miles de mayas -que
buyendo a la creación de la Guatemala colonial. habían sufrido una dura sequía- para que emigrasen ha-
Entre tanto, al norte, en el Yucatán, ocurría algo simi- .¡ cia los reinos independientes delllamado «despoblado».
lar. Allí, los españoles liderados por Francisco de Monte- El mayor de estos reinos, el de los mayas itzá, llegó a ex-
jo fracasaron en su empeño de encontrar un imperio que perimentar cierto crecimiento durante el siglo xvü, hasta
derribar o una fuente de gran riqueza. Igual que en Gua- su sangrienta y costosa destrucción en 1697 por una
temala, un puñado de reinos con una historia de conflic- fuerza invasora' de españoles, milicianos negros libres y
tos parecían favorecer una estrategia de división y con- mayas del Yucatán.
quista. Pero los gobernantes mayas demostraron ser tan Un factor importante en la destrucción del reino itzá
hábiles para manejar a los invasores españoles como los fue el papel representado por Ah (;han, sobrino del rey
españoles lo fueron para manipularlos. Desde su inicio itzá. En 1695, Ah Chan había sido enviado a Mérida, la
en 1527, a los Montejo (padre, hijo y sobrino) les costó capital de la colonia en el Yucatán; como embajador de
tres invasiones y dos décadas asegurar una colonia .en el paz y sumisión. El rey esperaba que un reconocimiento
norte, Tal como había ocurrido en los altiplanos guate- nominal del control colonial pudiera salvar. su trono.
maltecos, la victoria llegó sólo después de que llegaran Ah Chan se convirtió al. cristianismo y fue bautizado
miles de guerreros aliados procedentes del centro de como Martin Chan, tomando el nombre de su padrino,
México, y de que la mayoría de la población maya hubie- don Martín de Ursúa, gobernador de Yucatán y, poco
ra sucumbido a las enfermedades y la violencia. después, conquistador de los itzás. Ah Chan permaneció
A pesar de todo, a finales del siglo xvi las colonias es- fiel a esta idea de sometimiento mientras se producía la
pañolas de Yucatán y Guatemala excluían la mayor parte invasión española del reino itzá, pero abandonó a los es-
Los conquistadores 2. Muchas victorias, grandes conquistas

pañoles seis meses después de la conquista de! reino. En- nalmente algunos indígenas fueron convertidos. La cultu-
tendiendo, con razón, que e! gobierno colonial español ra española tuvo un impacto alargo plazo en otros aspectos,
en aquella región era un desastre, se convirtió en e! líder cuando los pueblos locales adoptaron 1uevos bienes ma-
de la resistencia itzá, y gobernó, hasta por lo menos 1757, teriales y animales de granja, y cuando aprendieron e! em-
sobre un reino independiente de mayas itzás, chol y mo- pleo de! sistema legal español para defenderse.
pán en las selvas de lo que actualmente es e! norte de N uevo México tuvo una historia similar: una colonia,
Guatemala y Belice. incorporada a la monarquía en 1598 con deslumbrante
La región de los mayas no fue la única parte de las ambición y desgarradoras dificultades, desapareció tras
Américas donde las actividades de los conquistadores una feroz insurrección indígena en 1680. Obligada, de
españoles carecieron de la narrativa novelesca que tuvie- manera sistemática y sangrienta, a volver a la obediencia
ron las invasiones de los aztecas y los incas, o de las rápi' imperial, fue escasamente repoblada con misioneros y
das y trágicas conclusiones de campañas como la de hombres de la frontera. El coste de esa segunda conquis-
Mendoza bajando e! curso del Río de la Plata. En la re- ta fue que jamás pudo recuperarse.
gión de Chocó, en la actual Colombia, los citarás y sus El pueblo indígena con e! más persistente y asombroso
vecinos soportaron, a pesar de ser diezmados por las en- récord de resistencia a los conquistadores (y a cualquier
fermedades, una guerra desgarradora para hacer frente a invasor extranjero) es e! mapuche. El hogar de los mapu-
la esclavitud y una reubicación forzosa impuesta por los ches o araucanos (un término procedente de! río Arau-
mISIOneros. ca) es la accidentada franja costera, unas suaves colinas y
Al igual que ocurrió en la región de los mayas, resulta densos bosques lluviosos templados de la zona meridio-
difícil decir qué mostró una mayor tenacidad, si los furio- nal de América de! Sur. Los conquistadores descubrie-
sos embates de los conquistadores y colonos o la negativa ron que los pueblos conquistados recientemente por im-
de los indigenas a someterse. Tanto los españoles como perios indígenas -como los nahuas, los mixtecas y otros
los indígenas parecieron atrapados en e! conflicto duran-o súbditos de los aztecas- eran atraídos con facilidad por
te siglos. La «conquista» o la «pacificación» violenta de la nueva colonia. Por la misma razón, aquellos que te-
los chocó duró la mayor parte de los tres siglos de! perio- 11
nían una tradición de resistencia a ser ocupados por im-
do colonial. Simplemente, la gente se negó a ser traslada- .',, perios extranjeros resultaban a menudo más difíciles de
da, a ser obligada a trabajar o a cambiar la forma en la que
se casaban o enterraban a sus muertos. En la década
¡ conquistar.
Los mapuches eran uno de estos pueblos; habían resis-
i
de 1680, los indígenas -a los que los españoles llamaban ¡ tido a los incas durante un siglo, e iban a resistir a los co-
«rebe!des»- mataron a 126 españoles y a sus esclavos afri- í¡ lonos españoles y al estado chileno durante otros cuatro
canos y expulsaron al resto. El imperio contraatacó, y fi- ! siglos. Su éxito fue, en parte, cultural; sus niños eran
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Los conquistadores

criados para una vida de guerreros, y el valor militar era


recompensado por encima de otras virtudes. Pero los
3. Dar cuenta acerca de quién soy
mapuches también fueron capaces de apropiarse de dos
ventajas exhibidas por los conquistadores: adoptaron rá-
pidamente los caballos, las armas de fuego, los cuchillos
y las espadas de acero; y bloquearon los intentos de los
conquistadores de utilizar una estrategia de «divide y
conquistarás» formando duraderas confederaciones con
sus vecinos indígenas.
España jamás conquistó a los mapuches. Y sólo hasta
la década de 1880 las fuerzas armadas chilenas no con si_
guieron someterlos parcialmente empleando armamento
moderno, deportaciones forzadas y amenazas de genoci-
dio, un proceso similar al utilizado en la misma época
contra los pueblos indígenas de las planicies de Argenti- Por lo que a mí toca y a todos los verdaderos conquistado-
na y del oeste norteamericano. res, mis compañeros, que hemos servido a.su Majestad así
en descubrir y conquistar y pacificar y poblar todas las pro-
VlllClas.

Así escribía el veterano. conquistador Bernal Díaz del


Castillo al rey de España. Su propósito,. afirmaba, era
«dar cuenta de quién soy, para que Vuestra Majestad
más cumplidas mercedes sea servido hacerme». Como
muchos de sus compatriotas, Díaz se sentía obligado a
j
«dar cuenta» repetidamente acerca de. quién era, porque
,;1
¡ las «mercedes» que se le concedían nunca compensaban
sus sacrificios y logros. Para el momento de su falleci-

i, miento en 1585, después de setenta años en el Nuevo
Mundo, no era más que uno de los miles de conquista-
1,

dores-colonizadores que habían luchado para ganarse el
¡ reconocimiento del rey. Aquéllos hombres vieron cómo

68 11
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Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

una pequeña minoría adquiría grandes fortunas, una po- Esperando que Jiménez de Quesada nos disculpe, he-
sición social considerable y, para unos pocos, fama dura- mos seleccionado, además de a Cortés y Pizarra, a otros
dera. Dos de ellos inclto se convirtieron en leyendas. Iró- tres para formar un grupo que podríamos llamar «los
nicamente, fueron hombres como Bernal Díaz quienes cinco grandes»: Pedro de Alvarado, Francisco de Mon-
contribuyeron a la formación de esas leyendas, tejo (e! mayor) y Hernando de Soto. Si nos basamos en e!
Cortés y Pizarra, como los «grandes capitanes» que di- número de apariciones en Internet en e! momento de es-
rigieron las invasiones de los dos imperios indígenas ame- cribir este libro, e! reconocimiento de los nombres de los
ricanos, alcanzaron un renombre durante su vida que ha conquistadores en el mundo moderno sitúa a Juan Pon-
sobrevivido, incluso aumentado, hasta el día de hoy. Una ce de León, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Francisco
reciente historia del imperio español describía a Cortés y Vázquez de Coronado y Hernando de Soto (en este or-
Pizarra como los «dos súbditos más importantes» del em- den) por delante de Cortés, Pizarro, Alvarado y Monte-
perador Carlos V, ya los tres juntos como ,dos tres hom- jo, La causa de ello se debe probablemente a que los pri-
bres más grandes de la época». Sea o no cierta esta afirma- meros desempeñaron un papel crucial en las primeras
ción, no hay duda de que si comenzásemos nuestro propio exploraciones de territorios que con e! tiempo se conver-
relato sobre quiénes fueron los conquistadores por la cús- tirían en parte de los Estados Unidos (e Internet tiene un
pide de la pirámide de fama y hazañas y descendiésemos, sesgo evidente a favor del mundo angloparlante). De es-
deberíamos comenzar con Cortés y Pizarra. tos cuatro, seleccionamos a Soto sencillamente porque
Después de estos dos, ¿quiénes son los tres siguientes que podría decirse que e! ámbito geográfico de sus experien-
alcanzaron fama duradera? El ejercicio no es trivial, porque cias conquistadoras lo convierte, en términos generales,
los propios conquistadores discutieron en extenso acerca , en e! conquistador más representativo (aunque Cabeza
de quién era el mejor a la hora de seguir los pasos de los 1, de Vaca también lo podría haber sido) ,
conquistadores de los aztecas y los incas. Jiménez de Que- Hernán Cortés nació a comienzos de la década de 1480
sada, por ejemplo, escribió al rey en 1576 diciéndole que él en Medellín, Extremadura, una región pobre y seca de!
estaba considerado el tercer capitán más importante en la J oeste de España. Era hijo de un hidalgo ilegítimo, Mar-
historia de la conquista (pero, afirmaba, algunos lo coloca- ;¡f tín Cortés. Siendo joven, probablemente comenzó -por lo
ban en primer lugar en términos de calidad y lucro de sus 1,, menos- un curso de leyes en la Universidad de Salaman-
conquistas). Basándonos en la cantidad de espacio dedica- ¡.
ca, pero la vida sedentaria le resultó aburrida y falta de
do a conquistadores concretos en su Mzlicia Indiana, Vargas , remuneración, por lo que marchó a Valencia con la in-
Machuca colocaba aJiménez de Quesada en segundo lugar, tención de buscar fortuna con las fuerzas españolas que
entre Cortés y Pizarra, sin que hubiera más conquistadores
.1 combatían en Italia. Esa ambición -alcanzar la gloria,y
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que recibiesen más que una'mención de pasada, mejorar la posición social mediante logros militares en e!
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Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

Mediterráneo- nunca le abandonÓ: incluso después de ganó encomiendas en Cuba, otro tanto hizo Pizarra en
guerrear contra los aztecas, aspiró a luchar en Italia, Panamá. No está claro hasta qué punto estuvo Pizarra
África y Tierra Santa. Poco después de cumplir los vein- unido a sus hermanos durante su infancia, pero éstos se
te años llegó a algún lugar del Caribe, donde muchos pí- mostraron dispuestos a seguirle después de 1529, inclui-
caros, reales y ficticios, proscritos o fracasados sociales o do Hernando, el mayor y el único hermano legítimo. Ese
económicos buscaban su fortuna de manera alocada le- año, tras dos décadas y media de experiencia de conquis-
jos de las restricciones de la metrópoli. Allí pasó más de ta en las Américas, Pizarro añadió una licencia real para
una docena de años como colono-conquistador en La invadir Perú.
Española o en Cuba, a lo que siguió una década de ex- Las campañas de conquista eran cuestiones de familia.
ploración y conquista en Mesoamérica. Igual que Pizarra persiguió sus ambiciones en las Amé-
Entonces Cortés regresó a España y, en 1529, poco ricas en compañía de sus hermanos, lo mismo hizo Pe-
después de reunirse con el rey en Toledo, conoció a dro de Alvarado. También natural de Extremadura (de
Francisco Pizarro, que se encontraba allí tratando de ob- la ciudad de Badajoz), Alvarado llegó a La Española en
tener una licencia real para invadir Perú. La madre de 1510 con sus cinco hermanos y uno de sus tíos; poste-
Cortés era una Pizarra, y éste era, por lo tanto, pariente riormente invadiría Guatemala con tres de sus hermanos
lejano de los hermanos Pizarro -Francisco , Gonzalo , y tres primos. Pedro participó en la conquista de Cuba y
Hernando y]uan-, todos los cuales participaron en la in- fue miembro de la expedición que en 1518 exploró la
vasión española del imperio inca. Igual que Cortés, los costa de Yucatán y México. También desempeñó un pa-
Pizarra eran de Extremadura, concretamente de la ciu- pel fundamental en la estrategia bélica de Cortés contra
dad de Trujillo. Su padre era un miembro de la baja no- los aztecas; si Cortés hubiera muerto durante esa guerra,
bleza y veterano de las guerras en Italia. Francisco era
,, probablemente Alvarado hubiera asumido el mando de
hijo ilegítimo de la hija de un granjero local; nunca fue la campaña, tal como hizo en 1520, cuando quedó acar-
reconocido, fue analfabeto toda su vida, un consumado ... go de las fuerzas españolas y t;l;txcaltecas en Tenochtitlan
jugador y un hombre más de pelear o trabajar con sus mientras Cortés se encontraba temporalmente fuera de
manos en el hogar que de gobernar o discutir cuestiones la ciudad. Su fama de impetuoso surgió por su gobierno
legales (a este respecto, era muy diferente a Cortés, cuyas durante aquellas semanas. Tras atacar a los aztecas du-
cartas al rey estaban redactadas con sumo ingenio). rante una fiesta religiosa, rompió la tregua y obligó a es-
Pizarra realizó una breve visita a Italia. Igual que Cor- pañoles y tlaxcaltecas a adoptar una actitud defensiva; el
tés, estuvo a punto de hacer allí su carrera, pero también resultado fue la llamada «Noche Triste», en la que mu-
él prefirió «las Indias» a Italia, y zarpó rumbo al Caribe rieron cientos de españoles y miles de tlaxcaltecasmien-
en compañía de su tío. Del mismo modo que Cortés tras huían de la ciudad.

72 73
Los conquistadores .3. Dar cuenta acerca de quién soy

El cabello rubio de Alvarado, así como su famoso tem-


peramento, le granjearon e! sobrenombre de Tonatiuh
«<501>;véase Figura 6). La violencia de su invasión de!
altiplano guatemalteco en 1524-1526 consolidó aquella
reputación. Herido y desilusionado, Pedro abandonó a
su hermano Jorge para volver a invadir Guatemala a fi-
nales de la década de 1520. Aunque fueron Jorge y sus
decenas de miles de aliados nahuas quienes finalmente
quebraron la resistencia maya hasta un punto suficierite
como para establecer una colonia en las tierras altas, fue
Pedro quien recibió e! nombramiento como gobernador.
Sin embargo, igual que Cortés y la mayoría de los con-
quistadores, Alvarado contemplaba cada campaña como
otro eslabón en una cadena de conquistas. En 1534, tras
escuchar noticias sobre e! imperio inca, aprovechó los
Figura 5. Fachada del Palacio Montejo. A menudo, los conquisradores bus.
recursos de. Guatemala para dirigir una expedición a
caban inmortalizar sus logros mediante la imaginería en sus escudos de ar-
Perú. Apartado de su objetivo por rivales españoles que mas, en pinturas o en retratos, o bien esculpidas en piedra en las fa~hadas
.f públicas. Uno de los ejemplos mejor conocidos es el de los dos Franasco de
habían llegado antes que él, dirigió entonces su atención
Montejo, padre e hijo. Se esculpieron sus retratos en la puerta pnnClpal del
hacia Honduras; aru fue gobernador de una colonia es- complejo palaciego de los Montejo, en la plaza central de Mérida, la capital
pañola pequeña con poco entusiasmo, hasta que fue des-
plazado por Francisco de Montejo en 1540. Siempre in-
.••, de la nueva colonia del Yucatán, una construcción de la década de 1540. La
pareja de conquistadores aparece rep~esenta~ade pie, pisando unas .~a~ezas
J cortadas con las bocas.abiertasj no esta claro SI se trata de guerreros.barbaros
quieto, al año siguiente dirigió una expedición para' ~ -o sea, de los mayas sometidos-, o bien de la cabeza de algún rival español
que ha sido derrotado. A los lados de estas imágenes hay unas esculturas de
sofocar la revuelta de! Mixtón, una rebelión indigena en , los míticos «salvajes» de la Europa medIeval, que sImboltzan la bar?ane
Nueva Galicia (norte de México). Aquella fue su última ! supuestamente' derrotada por el impacto ci"ilizador que supuso el tnunfa
campaña. l de los Montejo.

Mientras Pizarra y Alvarado llevaron consigo y comba- ,~

,!
tieron junto a sus hermanos, los tres Franciscos de Monte- ; tó la licencia de adelantado. A finales de la década de 1510
jo que dirigieron campañas en las Américas fueron padre, ! (Montejo tenía entonces unos treinta y cinco años), cruzó

i
hijo y sobrino (véase Figura 5). Originarios de Salamanca, a Cuba, y después a México junto a Canés, antes de regre-
participaron de diversas maneras en la larga conquista de! sar a España para asegurarse su licencia. Tras adquirirla
Yucatán, aunque fue el mayor de los Montejo quien osten- en 1526, dedicó entonces una década a intentar establecer
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Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién .soy

colonias en Tabasco, Yucatán y Honduras,.con poco éxito hasta él noticias acerca de la expedición que Pizarra y
en todos los casos. Si al final pudo administrar colonias Almagro preparaban a Perú. Se unió rápidamente a
como gobernador, siempre fue, en mayor o menor medida, ellos (1532) y llevó consigo suficientes hombres como
gracias a los esfuerzos de otros. En Honduras, desde 1540; para ser nombrado capitán y participar en el gran reparto
gracias en parte a Alvarado; yen Yucatán, a partir de 1546, del bario obtenido tras las capturas de Atahualpa y de las
gracias a la campaña de invasión de la peninsula que co- ciudades incas de Cajamarca y Cuzco. Abandonó enton-
mandaron su hijo y su sobrino. ces a tiempo (1534) de evitar una muerte violenta en las
Así pues, como otros muchos conquistadores, el ma- campañas de conquista y las guerras civiles que marcaron
yor de los Montejo sufrió años de frustrantes luchas, tan- la historia del Perú durante la siguiente década.
to militares como políticas. Pasó más tiempo en España Tras dejar de ser un relativamente oscuro conquista-
buscando una licencia para conquistar Yucatán del que dor colono de Centroamérica y convertirse en un famoso
luego pasó allí como gobernador, y todaVÍa más tiempo y acaudalado conquistador del Perú, Soto regresó a Es-
en llevar a cabo fracasadas invasiones. Al igual que Jimé- paña; celebró un matrimonio muy ventajoso, fue admiti-
nez de Quesada, por cada mes en el que pudo disfrutar do en la Orden de Santiago y fue nombrado gobernador
de un éxito Montejo soportó años de luchas con aboga- de Cuba, con una licencia de adelantado para Florida.
dos, cortesanos, incomodidades tropicales e indígenas Podía haberse dormido en los laureles en La Habana,
hostiles. La dependencia que Montejo tuvo de terceras pero, en lugar de eso, en 1539 emprendió la tercera y úl-
personas -familiares, socios, conquistadores rivales, por
a, tima fase de su carrera dirigiendo una gran expedición
no mencionar a los aliados indígenas- también ayudó a de exploración de Norteamérica que dejaría viuda a su
que su experiencia pudiera considerarse típica. esposa y mancharía su reputación en el mundo español,
Hernando de Soto abandonó España para progresar en aunque, al final, le proporcionó fama imperecedera.
las Indias al mismo tiempo que lo hizo Montejo (en 1514), So~o falleció de una enfermedad desconocida en lo
aunque a una edad más habitual para un conquistador pri- que actualmente es la frontera entre los estados norte"
merizo (Soto contaba unos veinte años). Su carrera de casi. americanos de Louisiana y Arkansas. De una forma u
treinta años de exploración y lucha en las Américas com- otra, la mayoría de los conquistadores murieron sobre el
prendió tres fases. Durante la mayor parte de su carrera terreno. Por ejemplo, todos los hermanos Pizarra, salvo
participó en campañas de conquista y esfuerzos coloniales uno, sufrieron muerte violenta -Francisco fue asesinado
en Centroamérica, terminando como encomendero en Ni- por el hijo de su socio (Diego de Almagro; véase Figura 4),
caragua. y allí hubiera languidecido, y se habría quedado Juan murió durante el asedio de Manco a Cuzco, y Gon-
al margen de la gran oportunidad de aquellos años -la zalo fue ejecutado por traidor-o Únicamente Hemando
conquista de México-, de no haber sido porque llegaron falleció de manera pacífica, como un anciano ciego, en

77
Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

1578, en las enormes propiedades de la familia a las afue-


ras de Trujillo (España) adquiridas con las riquezas obte-
nidas en Perú. Pedro de Alvarado, por su parte, pereció
en 1541, aplastado por su propio caballo cuando éste
cayó al suelo durante una retirada provocada por un ata-
que delos rebeldes indígenas (véase Figura 6).
Por lo que se refiere a Cortés y su ambición de conver-
tirse en gobernador, quizá virrey, de Nueva España, a su
regreso a España fue recibido por Carlos V con amabili-
dad. No obstante, el rey se mostró sabiamente reacio a
nombrar virreyes a los conquistadores. En consecuencia,
despachó a Cortés con un título y la tenencia de una
enorme encomienda en México (se convirtió en marqués
del valle de Oaxaca). En 1547, después de participar en
una expedición fallida a Norteamérica, Cortés falleció ~.
en Sevilla. Poco después, en 1550, su antiguo compañe-
Figura 6. Muerte de Pedro de Alvarado, tal como se representa en el Cód,Ce
ro de conquistas, Francisco de Montejo, también regresó Telleriono-Remensis. Alvarado sufrió lUla muerte violenta, como la mayoría de
a España -había sido llamado para que defendiese su ac- ••, los conquistadores. Además de la glosa en español, un jeroglífico con la forma
tuación como primer gobernador del Yucatán-, y alli del sol identifica al conquistador por su apodo náhuad: Tonatiuh ('Sol'). Pinta-

murió pocos años más tarde. ,


1,'
do en México por artistas nahuas en la década de 1550, el CM,,:e muestra en
Alvarado dos rasgos tí¡i<:osde las descripciones hechas por los indígenas sobre
los conqtÚStadores españoles -ambos más precisos que muchas versiones espa.
S
ñolas, especialmente las más tardías-: uno es la barba poblada. Que los es.
~
Lobos robadores • pañales tuvieran una densa barba resultó algo muy llarriativo para los obselVa-
dores indígenas; las dificultade: para pooerseafeitar durante las campañas de
conquista hicieron que tuvieran, por lo general, barbas .amplias, pese a q';1e, en
aquella época, no estuvieran de moda en Europa. El otro rasgo es la vesnInen-
¿Hasta qué punto fue prototípica la actuación de los cin- taoAlvarado lleva un jubón típico del siglo xvi, y no la armadura completa con
la que los pintores españoles solían representar a los conquistadores.
co conquistadores que hemos descrito? Si nos atenemos
a su fama, no lo fue en absoluto. La inmensa mayoría de
los conquistadores murió en la oscuridad, y además, las Sin embargo, en muchos sentidos, estos cincoconquis-
identidades, experiencias e historias vitales de los espa- tadores no fueron diferentes a todos los demás «capita-
ñoles que participaron. en las conquistas de las Américas nes tiranos», tal como los denominó Las Casas. En la hi-
fueron muy variadas. perbólica descripción del fraile, todos los conquistadores

79
Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

eran lobos acechando a la oveja indígena. Fuesen «gran- de Alvarado cometió con absoluta impunidad atrocida,
des tiranos» (como Las Casas llamó a Alvarado y Piza- des ampliamente conocidas, en el que la violencia de Ji-
rra), «infelices hombres» {Montejo) o cualquier otro de ménez de Quesada no parece tener nada de extraordina-
los «inhumanos» y «crueles» españoles que los siguie- ria, en el que Las Casas detallaba la brutalidad de un
ron, todos ellos respondieron a la presencia de las «ove- «capitán tirano» tras otro. Las guerras alimentan a los so-
jas mansas» haciéndose «como lobos y tigres y leones». ciópatas, y si buscásemos ejemplos en el siglo xvi, debe-
O como Michael de Carvajal escribió en su obra Quere- ríamos comenzar por Lope de Aguirre. Su canto del cisne
lla de los indios en la corte de la muerte, «estos lobos ro- tuvo lugar en 1560, cuando, siguiendo la corriente del río
badores», «estas gentes y rapiñas». Amazonas, sumergió a una expedición en una orgía de
Podríamos haber incluido un sexto conquistador fa- violencia que culminó en la toma de posesión de la colo-
moso -o, mejor dícho, abominable conquistador antihe- nia española de Isla Margarita, donde asesinó a la mayo-
roico- como ejemplo extremo del <<loborobador»; Lope ría de funcionarios o colonos del lugar. Asegurando que
de Aguirre. Hijo de un noble vasco, e inspirado por his- «me quisieron mataD>, explicó que «yo los ahorqué a to-
torias sobre el descubrimiento del imperio inca, viajó a dos». Fue caprurado en Barquisimeto en 1561, ejecutado
Perú con apenas veinte años, de manera que la vida de como traidor y los trozos de su cuerpo desmembrado fue-
Aguirre como conquistador comenzó de una forma bas- ron distribuidos por toda la colonia de Venezuela.
tante habitual. Resulta sencillo descartar a Aguirre por ser un caso de-
masiado extremo como para servir de ejemplo. Sin duda,
Pasé el mar Océano a las partes del Perú -escribiría tiempo casi todas su~acciones en su último año -desde el asesinato
después al rey- por valer más con la lanza en la mano, y por de su propia hija hasta escribir al rey justificando su traición
cumplir con la deuda que debe todo hombre de bien. y firmar la carta «Rebelde hasta la 'muerte por ru ingrati-
rud»-parecen confirmar su apodo de «El Loco» ..Sin ero-
Desde finales de la década de 1530 hasta finales de barg~, fue un caso extremo dentro del-mismo espectro de
¡,
- la de 1550, Aguirre p.articipó en actividades de conquista orígenes, experiencias y acciones de otros conquistadores.
desde Nicaragua hasta Bolivia, además de combatir en la Aguirre no fue el único conquistador que se granjeó una
guerra civil que los españoles libraron en Perú en la dé- mala fama. Nuño de Guzmán fue denunciado porLas Ca-
cada de 1540. En el transcurso de estas aventuras, adqui- sas como el más «insensible y malvado» de los conquista-
rió una reputación de hombre de excepcional crueldad, dores españoles, y los historiadores modernos lo describen
torturador y asesino. como «gángster de nacimiento» (J. H. Parry), «ambicioso,
Esto debe considerarse un auténtico logro en el contex- despiadado» (Ida Altman) o «personificación de la Le-
to del mundo de la conquista, un mundo en el que Pedro yenda Negra» (Donald Chipman). Sin embargo, como

80 81
Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

gobernador de una provincia mexicana y primer presi- representativas. A partir de éstas, podemos reconstruir un
dente de la «Audiencia», o Corte Suprema, de Nueva conquistador-tipo, uno que recuerde en algunos aspec-
España, disfrutó de cargos que estaban fuera del alcance tos al la Ínfima minoría de aquellos cuyos nombres se
de Aguirre. Lope de Aguirre tampoco fue el único espa- conv1rtieron en leyenda.
ñol que masacró a los pueblos indígenas, asesinó a com- Este tipo sería un joven que no llegaba a los treinta
patriotas rivales, se rebeló contra la Corona, naufragó en años, semianalfabeto, originario del suroeste de España,
las aguas políticas de la América colonial primitiva y mu- formado eoun negocio o profesión concreta, que busca-
rió de forma ignominiosa. ba su oportunidad a través de las redes de patronazgo
Incluso la última carta de Aguirre al rey, aparentemen- basadas en los vínculos familiares y locales. Provisto
te fruto de la locura, contiene muchas de las característi" también de las armas que se pudiese permitir, y ya con
cas del típico informe de probanza. En ella encontramos cierta experiencia de exploración y conquista en las
el lenguaje con las fórmulas habituales acerca del servi- Américas, estaría dispuesto a invertir lo que tenía y a po-
cio y el sacrificio, de las «conquistas de indios» y el «po- ner en juego su vida -si fuese absolutamente necesario-
blar pueblos en tu servicio», de «seguir la voz» del rey con tal de convertirse en miembro de la primera compa-
para defender sus dominios contra los rebeldes y la ver- ñía que conquistase un lugar rico y bien poblado.
dadera fe contra los luteranos. El hecho de que Aguirre Nuestro conquistador tipo no era un soldado de los
cruce la línea, insulte al rey y se declare en rebeldía resul- ejércitos del rey de España. Aunque a menudo se hace
ta sorprendente porque es poco frecuente -además de referencia a los conquistadores como soldados. -y, sin
ser algo desquiciado, porque traiciona todo el propósito duda, iban armados, estaban organizados y tenían expe-
del género-o Pero la breve autobiografía de servicio, sus riencia en cuestiones militares-, adquirieron sus habili-
protestas contra los malos funcionarios locales, su insis- dades marciales en situaciones. de conflicto en las Améri-
tencia acerca de sus heridas de guerra, el trasfondo de cas, no mediante un entrenamiento formal. Los miembros
amargura con que lo hace, todo son convenciones estan- deJas expediciones solían ser reclutados en las colonias
darizadas de la retórica de los conquistadores. recién fundadas; la rnexperiencia acerca del Nuevo
Así pues, retórica y casos (tristemente) famosos aparte, Mundo que Jiménez de Quesada. y otros trajeron desde
está claro que los conquistadores procedían de entornos las islas Canarias en 1536 fue .atípica, pues la mayoría de
similares y tenían objetivos similares en las Américas, los que se embarcaban en una expedición de conquista
donde respondieron a las condiciones de conquista de ya tenían cierta experiencia en las Américas. Entre los
maneras similares y disfrutaron o sufrieron asimismo si- españoles que participaron en la famosa captura de Ata-
milares carreras. Por lo tanto, los patrones de las biogra- hualpaen Cajamarca, al menos dos tercios de ellos ya te-
fías de conquistadores revelan una serie de características nían experiencia previa. en la conquista, y más de. la

82
Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

mitad pasó al menos cinco años en las Américas. Pero do a dos necesidades diferentes: la vestimenta de España
ninguno de ellos había recibido entrenamiento militar era escasa y cara, y e! clima americano requería una
mrmal. 1 adaptación si se quería sobrevivir. La lana y e! lino die-
La carencia de instrucción formal fue paralela a la au- ron paso al algodón; los pesados jubones, al xlcolli y al
sencia de una organización jerárquica formal. En aquella tilmatlz; la chaqueta corta y la capa rectangular que lleva-
época, las fuerzas españolas en Europa estaban dirigidas ban los aztecas y otros pueblos del centro de México (o
por comandantes de la alta nobleza y organizadas en di. los ponchos de algodón de los andinos); los zapatos y las
ferentes rangos. En contraste, los grupos de conquista- botas fueron sustituidos por sandalias.
dores estaban dirigidos por capitanes, la única gradua- Las pinturas y biombos sobre la conquista que se po-
ción existente, y que variaba en número. El registro de! pularizaron en e! México del siglo xvii suelen mostrar
reparto de! botin de Cajamarca enumeraba a los hom- compañías completas de conquistadores con toda la ar-
bres únicamente en dos categorías: «gente de a caballo» madura y el casco. Pero estas pinturas están repletas de
y «gente de a pie». Un hombre podía pasar de una cate- anacronismos y detalles inventados, siendo uno de ellos
goría a otra comprando un caballo (o perdiéndolo). la inclusión de la armadura. Los dibujos más antiguos y
Puesto que los conquistadores no eran soldados de un las pruebas textuales sugieren que los españoles rara vez
ejército al uso, su vestimenta, armadura y armamento llevaban armadura, que estas se limitaban a pectorales
eran individuales. Al carecer de un uniforme oficial, los de hierro y que formaban parte de la impedimenta para
miembros de cada compañía vestían de acuerdo con su ser utilizadas únicamente durante la batalla. A partir de
ocupación, posición social y recursos, con los lógicos la década de 1520, los españoles de Mesoamérica adop-
ajustes que tenían lugar durante una expedición. Sin em- taron e! ichcahuipilli de los aztecas. Este chaleco acolcha-
bargo, había una vestimenta básica común a todos ellos, do de algodón estaba diseñado para proteger el torso de
que consistía en unas polainas, una blusa y un manto sin las armas de obsidiana empleadas por los indígenas
<
adornos. Los más pudientes vestían una prenda exterior "¡' " mesoamericanos, y era más apropiado para el clima
como un jubón o una chaqueta, con adornos de seda o americano y más fácil de obtener que la armadura de
pie! cuando era posible (véase Figura 6). Por lo general, hierro. Desde España se llevaron escudos redondos
estas prendas tenían botones hasta e! cuello, con cinturas de hierro, pero fueron menos comunes quejos de made-
ajustadas y faldones cortos; a lo largo de! siglo xvi los es- ra y cuero, que podían fabricarse con mayor facilidad en
tilos cambiaron y evolucionaron (e! jubón, por ejemplo, las Américas, o bien eran sustituidos por escudos indíge-
acabó convirtiéndose en la chaqueta moderna). Los es- nas. De igual modo, los cascos de hierro eran menos co-
pañoles sustituyeron o alteraron rápidamente su vesti- munes que las gorras de plato, los gorros. o sencillos to-
menta europea durante las campañas de conquista debi- cados de guerra. El elegante casco con cresta llamado
Los conquistadores
r 3. Dar cuenta.,acerca de quién soy

«morrión», que suele aparecer en las cabezas de Cortés y En cuanto a la ballesta europea, tuvo por lo general
de otros conquistadores en pinturas tardías, no se gene- una alta eficacia y resultaba relativamente fácil repararla
ralizó en Europa hasta la década de 1540 y los conquis- en las Américas. Sin embargo, su empleE quedó limitado
tadores nunca lo llevaron. a pequeñas unidades de ballesteros, las cuales en nume-
El conquistador típico llevaba un sable. Aunque en el rosas ocasiones eran superadas en número por los exper-
siglo xvi los espaderos de Toledo perfeccionaron los es- tos arqueros de los aliados indígenas.
toques y otras armas más ligeras, finas y afiladas -pero ¿Llevaba este conquistador típico algún arma de fue-
conservando su fortaleza-, los españoles que combatieron go? Probablemente no. La llave de mecha apareció por
contra guerreros indígenas en las décadas de 1520 y 1530 primera vez en las Américas a los pocos años del primer
empuñaron por lo general armas de unos 90 cm con viaje de Colón a través del Atlántico, apenas una década
punta roma. Algunos llevaban sables de hasta 1,80 m de después de su invención, y los relatos del periodo colo-
longitud que había que blandit con las dos manos y po- nial informan de su enorme impacto sobre los guerreros
dían tener un efecto devastador contra una masa de gue- indígenas. Pero la llave de mecha de la era de los con-
rreros indígenas. Los relatos españoles describen con quistadores era un arma tosca, poco fiable y poco ade-
frecuencia largas batallas en las que las fuerzas indígenas cuada para los trópicos. Conocida como «arcabuz» o
sufren enormes bajas mientras infligen sólo heridas a los «escopeta», esta arma de cañón largo necesitaba pólvora
invasores. Dejando de lado las posibles exageraciones,
estas consecuencias eran posibles debido a la diferencia
,
t
seca, erraba el disparo a menudo y se tardaba en recargar
más tiempo del que necesitaba un arquero azteca, maya
en longitud y durabilidad existente entre las espadas de o inca para lanzar docenas de flechas. Una vez más, las
acero de los españoles y el armamento indígena fabrica- ilustraciones de época posterior nos confunden, pues
do con madera y obsidiana. nos suelen mostrar a los conquistadores con mosquete,
Un arma menos prestigiosa e importante -pero bas- un arma de fuego con llave de mecha más útil, pero que
tante significativa- que llevaron los conquistadores fue no se inventó hasta la década de 1550. La mayor virtud
la lanza de casi 4 metros de longitud. Podía utilizarse del arcabuz en las guerras de conquista fue su impacto
también como una pica y se podía fabricar sobre el terreo psicológico, un arma de exhibición que podía desplegar-
no, utilizando puntas de hierro recicladas. Hay pruebas se de manera selectiva para impresionar y aterrorizar al
de que en casi todas las expediciones los guerreros indí- enemlgo.
genas que acompañaban a los españoles como aliados Esto fue también cierto -pero a una escala mayor y
aprendieron muy pronto a fabricar y utilizar estas lanzas. bastante más drástica- en el caso del cañón. Incluso los
No obstante, fueron menos útiles que en Europa, por- cañones más pequeños hacían un ruido ensordecedor,
que los enemigos indígenas no tenían caballería. escupían fuego y podían alcanzar unos 1.800 metros de

86
r
Los conquistadores .3. Dar cuenta acerca de quién soy

distancia. Los españoles contaban que los indígenas se ban movidos por un sentimiento de lealtad a la Corona y
quedaban petrificados ante la aparente capacidad de los a la Iglesia. Esta imagen del conquistador se construyó
.cañones para aprovech~r el poder del rato y el truen~. en beneficio del rey, que era muy consciente de las ambi-
Pero, al igual que ocurna con la llave de rhecha, su utIli- ciones y motivaciones personales de los conquistadores.
dad en combate fue muy limitada. Tomemos como ejem- Pero los conquistadores españoles no deberían ser
plo el empleo que Cortés hizo del cañón en su invasión considerados unos individuos sedientos de oro, a pesar
del imperio azteca entre 1519 y 1521. de la descripción que, con frecuencia, de ellos se hace y
En el momento de su desembarco en la costa mexica- que nos los presentan como una gente enloquecida por
na, contaba con diez lombardas de bronce, pero resulta- una «pestilencia de oro», en palabras de Carvajal. Los
ron demasiado pesadas para ser trasladadas tierra adentro. conquistadores buscaban oro y plata por razones funda-
Consiguió mover los falconetes, más pequeños (7,5 cm de mentalmente prácticas: los metales preciosos eran el úni-
diámetro), pero solo tenía cuatro piezas; además, única- co artículo de valor no perecedero y fácil de transportar
mente podían utilizarse en un ambiente seco y si se dis- con el que podían pagar a los comerciantes y acreedores
ponía del suficiente tiempo para montarlos sobre impro- que financiaban las campañas de conquista. En palabras
visadas cureñas. Pero todos ellos se perdieron en el lago de uno de ellos, Francisco de Jerez, los conquistadores
que rodeaba la capital azteca de Tenochtitlan cuando los «no han sido pagados ni forzados, sino de su propia vo-
españoles y sus aliados se vieron obligados a huir de la luntad y a su costa han ido».
ciudad durante la conocida como «Noche Triste». Solo Gaspar de Marquina, igual que Jerez, siguió a Pizarra
después de una planificación, esfuerzo, tiempo y ayuda in- al corazón del imperio inca. Marquina escribió a su pa-
dígena considerables, pudo Cortés transportar las lombar- dre diciéndole que había ido a Perú porque era tierra
das al valle de México para emplearlas en el asedio de donde «hay más oro y plata que hierro en Vizcaya, y más
Tenochtitlan de 1521. ovejas que en Soria, y muy abastecida de otras muchas
¿Por qué el conquistador típico cruzaba el Atlántico, y, comidas y mucha ropa muy buena y la mejor gente que
una vez establecido en las Américas, se unía de nuevo se ha visto en todas las Indias, y muchos grandes señores
a una compañía para poner otra vez en riesgo su vida? entre ellos». Marquina no era un soldado profesional,
Dicho de una forma sencilla: los conquistadores estaban ~
sino un paje, un sirviente de alto rango, totalmente alfa-
muy motivados para encontrar la oportunidad que les betizado, de dos de los primeros gobernadores-conquis- :1

permitiera mejorar su situación económica y social. Las 1 tadores de las colonias americanas españolas: Pedrarias il
!
cartas que Cortés escribió al rey -publicadas en vida del
conquistador e impresas a día de hoy en muchos idio-
!
.f
Dávila, gobernador de Nicaragua, y Francisco Pizarra.
Marchó a <<lasIndias» por propia voluntad, con la espe-
mas- nos muestran hasta qué punto los españoles esta-

88 I ranza de regresar rico junto a su padre en España y, muy

J
Los conquistadores 3. Dar cuenta acerca de quién soy

probablemente, poder emprender entonces una carrera éxito), Los inversores más modestos recibían donacio-
como notario o comerciante. Buscó esta oportunidad a nes menores -unas pocas docenas, en lugar de miles, de
través de sus contactos con importantes patronos. Sin «vasallos» indígenas, por ejemplo- o sencillamente una
embargo, como la mayoría de los españoles que comba- parte del botin de guerra.
tieron en las violentas invasiones de comienzos de! si- Los conquistadores eran, en su inmensa mayoría, hom-
glo xvi, murió antes de poder regresar a España; en e! bres de clase media, con ocupaciones y antecedentes por
caso de Marquina, este cayó en una escaramuza contra debajo de la alta nobleza, pero por encima de la masa
los indígenas andinos aproximadamente en la misma común. A raíz de la fundación de la ciudad de Panamá
época en la que su padre recibiría su carta y la barra de en 1519, se pidió a los 98 colonos-conquistadores espa-
oro que la acompañaba. ñoles que se identificasen y especificasen cuáles eran sus
Así pues, era la esperanza de adquirir riqueza y consi- profesiones. De ellos, respondieron 75. Sólo dos afir-
deración social-y no unos pagos concretos-lo que mo- maron ser soldados profesionales. El 60% se describió
tivaba a los españoles a unirse a estas expediciones de como «profesional» o «artesano»», ocupaciones típicas
conquista, que se conocían como «compañías». Aunque de las clases medias de la sociedad. Un análisis similar de
los poderosos patronos representaban un papel muy im- los conquistadores del Reino de Nueva Granada (la ac-
portante por sus inversiones, eran los capitanes quienes tual Colombia) es menos preciso en cuanto a las ocupa-
fundaban las compañías y esperaban cosechar las mayo- ciones y probablemente exagera el número de hombres
res recompensas. Un espíritu comercial inspiró las expe- de clase media. No obstante, los datos demuestran clara-
diciones de conquista desde el principio hasta el final, y mente que predominaban los hombres con ciertas pro-
sus participantes vendían sus servicios y comerciaban piedades, los profesionales ylos emprendedores.
entre ellos durante todo el proceso. En otras palabras, Tampoco los españoles de Cajamaréa que dieron fe de
los conquistadores eran unos emprendedores armados. sus ocupaciones en 1533 eran soldados de carrera, sino
Los miembros de una compañia de conquista que hu- profesionales y artesanos que habían adquirido diversa
biera tenido éxito esperaban ser premiados con una en- experiencia en combate y habilidades marciales. Un ter-
comienda, pues e! acceso a la fuerza de trabajo y a los tri" cio de los que especificaron su profesión eran artesanos
butos de los indígenas ofrecía a su poseedor una posición (incluidos sastres, herreros, carpinteros, trompeteros, un
social elevada y, a menudo, un estilo de vida superior al copero, un espadero, un albañil, un barbero y un flautis-
de sus camaradas conquistadores. Puesto que nunca ha- ta que hacía de pregonero). Los mismos tipos de'artesa-
bía suficientes encomiendas, las donaciones más lucrati- nos habían acompañado también a Francisco de Monte-
vas iban a parar a quienes más habían invertido en la ex- jo en su primera expedición al Yucatán en 1527, además
pedición (y habían sobrevivido para contemplar su de los profesionales habituales -comerciantes, médicos,

90 91
r.....
'f
Los conquistadores l . 3. Dar cuenta acerca de quién soy

un par de sacerdotes y dos ingenieros de artillería fla-


mencos-. Un número indeterminado de los artesanos y
,r
hizo que las tasas de alfabetización fuesen ligeramente
más elevadas que las que se daban en España). Los rela-
profesionales que se aventuraron enlla compañía se sin-
tieron lo suficientemente confiados de su buen final
J., tos de testigos oculares -caso de Bernal Díaz y Cortés so-
bre México, y de Francisco de Jerez sobre Perú- son clá-
¡,
I

como para traer consigo a sus esposas (aunque, siguien- sicos en parte porque son escasos. La mayoría de los
do la práctica habitual, estas mujeres se quedaron proba- conquistadores escribía o dictaba informes «de méritos»
blemente con los comerciantes españoles en el último • como si rellenaran un formulario. A pesar de la equivo-
puerto del Caribe antes de alcanzar el Yucatán). cada opinión, muy generalizada, de que la alfabetización
También conocemos la edad y lugar de nacimiento de concedía a los españoles una ventaja sobre los indígenas
más de 1.200 conquistadores que participaron en las pri- americanos, los miembros de las compañías de conquis-
meras invasiones de Panamá, México, Perú y Colombia. tadores no podían, probablemente, leer y escribir mejor
La composición de todas estas expediciones fue similar, que la mayoría de sociedades indígenas americanas alfa-
con una media de un 30% de andaluces, un 19% de la betizadas, como los mayas.
vecina Extremadura, un 24 % de las regiones centrales La relación entre la clase social y el nivel de alfabetiza-
de Castilla la N ueva y Castilla la Vieja, y el resto proce- ción de los conquistadores tampoco era tan estrecha
dentes de otras regiones de la península Ibérica. Eran como podría esperarse. El cronista colonial Juan Rodrí-
muy escasos los europeos de otras procedencias, limita- guez Freyle, natural de Bogotá, aseguraba que algunos
dos a algún que otro portugués, genovés, flamenco o miembros de los consejos ciudadanos de los asenta-
griego. En cuanto a la edad, esta variaba desde los ado- mientos de Nueva Granada utilizaban hierros de marcar
lescentes hasta algún caso ocasional con más de sesenta para firmar documentos. Entre los diez líderes que lleva-
años; la edad media de los hombres que fueron a Perú y ron a cabo la famosa invasión de.Perú de 1532-1534, in-
a Colombia era de veintisiete años, con una gran mayoría cluidos los hermanos Pizarro, cuarro sabían leer y escri-
de personas entre los veinte años y la primera mitad de la bir, tres eran semianalfabetos (podían firmar escribiendo
treintena. sus nombres) y tres eran analfabetos (incluido Fran-
En términos de educación, el abanico era, una vez cisco Pizarra).
más, muy amplio: iba desde quienes eran absolutamente Ser un conquistador no era precisamente adecuado
analfabetos y sin educación hasta algunos casos excep- para tener una buena salud mental. Viendo los terribles
cionales de auténticos eruditos. A pesar de la impresión riesgos que pasaban y, por lo general, las decepcionantes
que dan las crónicas de los conquistadores, en las com- recompensas que obtenían, parece disparatado conside-
pañías eran minoría los completamente alfabetizados rarla una primera opción. Los sufrimientos, tensiones y
(almque la escasez de granjeros entre los conquistadores horrores de las campañas volvieron literalmente locos a

92 93
r,,
Los conquistadores i 3. Dar cuenta acerca de quién soy

algunos participantes. Durante la expedición- que le lle- der completamente cómo se prudujeron las conquistas
vó siguiendo el curso del Amazonas en 1569, Lope de españolas en las Américas, debemos ampliar la categoría
Aguirreasesinó a la mayoría de sus compañeros durante ,¡, de «conquistador» e incluir en ella a cualquiera que
arrebatos de paranoia, y acabó proclamándose papa y combatiera junto a los españoles, aceptando y perpe-
emperador. Tanto Colón como Cortés -ninguno de los tuando, en una medida u otra, la cultura del conquista-
cuales exhibió una prueba convincente de sus-sentimien- dor, su carácter distintivo y sus metas. Esto significaba
tos religiosos al inicio de sus carreras, salvo a un nivel participar en las campañas militares, que buscaban el so-
puramente retórico- «encontraron a Dios» como resulta- metimiento violento.de las comunidades indígenas y la
do de sus privaciones y amarguras. Colón sufrió una se- adquisición de metales preciosos, todo con la idea de es-
rie de turbadoras visiones en las que aseguraba haber tablecerse permanentemente en las tierras conquistadas,
conversado con Dios, y tuvo experiencias de éxtasis casi forjar provincias cristianas en el imperio español y solici-
mesiánicos. Cortés se veía a sí mismo como un nuevo tar que la Corona les concediese recompensas y privile-
apóstol que restauraría la pureza de la Iglesia primitiva gios oficiales a cambio de los servicios prestados durante
en una suerte de relanzamiento del cristianismo en Amé- la conquista. Así definida, la categoría del conquistador
rica. La falta de naturalidad de los gestos religiosos pudo incluía tres grupos adicionales, que analizaremos ahora
impresionar, como mínimo, a algunos indígenas. Cabeza en orden de su importancia numérica: mujeres españolas
de Vaca -que naufragó en la costa de Texas en 1528 y r conquistadoras (muy escasas), conquistadores negros
. ~.
fue esclavizado por los indígenas- se forjó una reputa- (un número muy significativo) y conquistadores indíge-
ción como hombre santo y -según su propio testimonio- nas (muy numerosos, muy superiores en número a los
como sanador dotado de poderes milagrosos. Cientos de conquistadores españoles y negrosL-
devotos indígenas se congregaron junto a él cuando, des- De los miles de españoles que' entraron en México en
pués de ocho años de vida errante, emprendió por fin su los primeros años posteriores a !allegada de Cortés en 1519,
viaje de regreso a Nueva España. diecinueve eran mujeres cuya p~rticipación en la inva-
sión justifica que las llamemos «conquistadoras»; y hay
pruebas de que al menos cinco de ellas llegaron a inter-
La ampliación de la categoría de «conquistador» venir en combates. Un trío de eonquistadoras en Suda'
,.. mérica alcanzó cierta fama que ha perdurado: Inés Suá-
Los españoles no fueron-los únicos que combatieron en rez viajó a Venezuela y Perú en busca de su esposo, y
las compañías de invasión. La categoría de los conquista- cuando descubrió que había-muerto, se unió a la compa-
dores se ha limitado por lo general a sus miembros más ñía de Pedro de Valdivia formada para la conquista de
obvios: los descritos anteriormente. Pero para compren- Chile; allí se convirtió en amante del capitán, combatió

94 95
Los conquistadores 3, Dar cuenta acerca de quién soy

contra los araucanos, ayudó a defender Santiago en 1541 ponía que el propio santo había bajado del cielo monta-
y fue recom pensada con una encomienda en 1545. Hoy en do en su caballo blanco para salvar la jornada. En relatos
día todavía se la recuerda en Chile. En la década de 1550, jtardíos, Suárez cabalga sobre un caballo b~anco, a la ma-
doña Isabel de Guevara acompañó a su marido en una nera de Santlago, para espolear a los espanoles.
campaña para conquistar y colonizar el Río de la Plata, De manera similar, Isabel de Guevara escribió a la
dentro de la expedición de Mendoza. Posteriormente «Princesa Doña Juana, Gobernadora de los Reinos de
realizó una petición a la Corona en la que detallaba sus España», contándole que, cuando fracasó la compañía
sacrificios y solicitaba una encomienda (tal como haría de La Plata, las mujeres tuvieron que actuar tanto de
cualquier conquistador). Por último, en su autobiografía, mujeres corno de hombres, transportando a los hombres
en la que narra sus años disfrazada de hombre en el Perú enfermos sobre sus hombros «con tanto amor como si
español, Catalina de Erauso nos cuenta las muchas bata- fueran sus propios hijos», pero también «animándolos
llas que libró contra guerreros indígenas en los territo- con palabras varoniles». Al hacer esto, las mujeres se
rios de los actuales Chile y Bolivia. transformaron en superconquistadores: I"

Los detalles de estos ejemplos demuestran que se trata


de excepciones que confirman la regla: son casos relati- Vinieron los hombres en tanta flaqueza.que todos los traba-
vamente tardíos, ninguno de ellos durante la primera jos cargaban de las pobres mujeres, ansí en lavarleslas ropas
oleada de invasiones; tuvieron lugar fuera de las áreas como en curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, a
nucleares de conquista y colonización, y todas las muje- limpiarlos, hacer centinela, rondar los fuegos, armar las ba-
res en cuestión se comportaron como .hombres, confor- llestas cuando algunas veces los indios les venían a dar gue-
me al modelo del conquistador masculino. La regla era rra, hasta acometer a poner fuego en los' versos ya.levantar
los soldados, los que estaban para' ello, dar al arma por el 11
que los conquistadores no sólo fueran hombres, sino que j
pertenecieran a un estereotipo propio del siglo xvi: el de campo a voces, sargenteando y poniendo .enorden los solda- \

un hombre audaz y temerario, capaz de ejercer la violen- dos. Pmque en este tiempo', como las mujeres nos sustenta-
1
cia y la crueldad en la búsqueda de conquistas de todo mos con poca comida, no habíamos caído en tanta flaqueza
tipo. La acción más famosa de Inés Suárez fue la decapi- como los hombres. 1
1.
tación de siete señores indígenas que habían sido toma- I

l
dos como rehenes durante el asedio de Santiago. Este Para pasar como un conquistador, Catalina de Erauso
era el procedimiento clásico de los conquistadores, y fue tuvo que representar el estereotipo de conquistador has-
considerado una y otra vez una medida valiente (y nece- ta un punto en que llegó a parodiarlo: el conquistador por
sariamente brutal) cuando había que tomar decisiones.
La ciudad de Santiago recibió su nombre porque se su-
;:

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excelencia. Allá donde iba, Erauso. se veía envuelta (o
envuelto, porque Erauso siempre iba disfrazada como I!
97
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Los conquistadores
I
~
3. Dar cuenta acerca de quién soy

hombre) en problemas; juegos de naipes y conversacio- gran cantidad de africanos cuyos papeles tienden a ser
nes intrascendentes solí~n convertirse en duelos y peleas desdeñados e ignorados por los historiadores. Los he-
qallejeras, y a medida que aumenta el recuento de vícti- chos de hombres como Juan Valiente, JUan Garrido y
rhas, las frases de conclusión de Erauso «y que cayó» o Sebastián Toral -que combatieron en las campañas de
«y allí cayó muerto» se convierten en un recurso de hu- conquistas españolas y se convirtieron, a pesar de su
mor negro para arrancar una sonrisa al lector. Aunque condición de negros, en conquistadores colonos- sólo se
no siempre está claro si otras mujeres descubrieron el conocen ahora. Desde el primer momento, en la década
disfraz de Erauso, sus encuentros con estas -encuentros de 1490, los españoles llevaron consigo esclavos y sir-
alegres, faltos de compromiso, vagamente despectivos- vientes africanos. Su número fue aumentando desde me-
tienden a confirmar la identidad de Erauso como un nos de una docena en cada compañía de conquista hasta
conquistador masculino. Por último, en su autobiogra- muchos cientos por expedición a:partir de 1521. Aun-
fía, los guerreros indígenas rara vez adquieren identida- que los conquistadores negros fueron, por lo general, ig-
des individuales. Al igual que ocurre con los desafortu- norados en las historias españolas de la conquista, no
nados defensores de sus hogares en los relatos de Cortés, sólo estuvieron en todas partes, sino que fueron muy es-
Díaz, Alvarado y Las Casas, Erauso narra cómo los indí- timados como feroces combatientes.
genas son masacrados con una bravuconada brutal y ~
Uno de los conquistadores negros que luchó contra los
despectiva: ¡ aztecas y sobrevivió a la destrucción de su imperio fue
¡
• Juan Garrido. Nacido en África, Garrido vivió de joven
Habíanse entre tanto los indios vuelto .allugar, en número como esclavo en Portugal, antes de ser vendido a un es-
de más de diez mil. Volvimosa ellos con tal coraje e hicimos pañol y adquirir su libertad luchando en la conquista. de
tal estrago, que corría por la plaza abajo un arroyo.de sangre Puerto Rico, Cuba y otras islas: Combatió a los aztecas
como un río, y fuimos siguiéndolos y matándolos hasta pasar como sirviente o auxiliar libre, participando en expedi-
el río Dorado. óones españolas a otras partes de México (incluyendo la
Baja California) en las décadas de 1520 y 1530. Como re-
Estas pocas conquistadoras cuyas vidas podemos re- compensa por sus servicios, se le concedió un terreno
construir con cierto detalle no representan a un gran con casa en la nueva Ciudad de México; donde formó
número de otras mujeres todavía ausentes de la Histo- una familia, trabajando en ocasiones como guardia y
ria. Las conquistadoras siempre fueron relativamente pregonero público, ambas ocupaciones habituales para
escasas. los conquistadores negros que se convertían en colonos.
Por contraste, el puñado de conquistadores negros cu- En' su probanza al rey, Garrido afirmaba haber sido la
yas biografías han sido reconstruidas nos muestra a una primera persona en plantar trigo en México.

99
Los conquistadores .3. Dar cuenta acerca de quién soy

Otro conquistador nacido en África fue Sebastián To- yas y los aztecas, estableciéndose en las nuevas ciudades
ral. Había llegado al Yucatán con menos de veinte años
como esclavo propiedad de uno de los conquistadores
españoles de la fracasada campaña de comienzos de la
l¡ coloniales y solicitando reconocimientos al rey. En tercer
lugar, siguieron siendo «negros}>en térmmos de sus ocu-
paciones y de su situación sociM subordinada dentro de
1
década de 1530; regresó al Yucatán en 1540, probable- las nuevas colonias, ligeramente por encima de los pue-
mente ya libre, junto a los españoles que intentaron so- 1 blos indígenas que habían ayudado a conquistar,. pero
juzgar por tercera vez a los mayas de la península. Una nunca igual a los españoles que los habían tenido 'escla-
vez se fundó la colonia a comienzos de los años cuarenta, vizados tiempo atrás. Sin embargo, Garrido y Toral ha-
Toral trabajó como guardia, vivió entre los nuevos colo- bían sobrevivido, yeso les convierte en malos ejemplos:
nos del Yucatán como un cristiano hispanohablante y la mayoría de los conquistadores negros no vivieron lo
fundó una familia. Cuando se aprobó una ley que orde- suficiente para disfrutar de la libertad, de una familia y
naba pagar un impuesto a todos los descendientes de ¡ de la inmortalidad que otorga un lugar en la memoria
africanos que viviesen en las colonias españolas, Toral escrita.
i
escribió al rey protestando. Al no obtener respuesta, se ,
I Por último, pero no por ello de menor importancia,
embarcó rumbo a España. Allí obtuvo una orden de • poco después de la primera oleada de conquistas, el títu-
exención, después de lo cual navegó de regreso a Méxi- lo de «conquistador» resultó adecuado para mayas, za-
ca,. donde se le concedió un permiso local para llevar potecas y otras élites indígenas que se habían aliado con
armas. Probablemente murió en Yucatán en la década los invasores españoles y que obtuvieron ciertosprivile-
de 1580. gios en el nuevo sistema colonial. Su papel fue crucial,
Garrido y Toral constituyen buenos ejemplos de con- pues sin los muchos miles de soldados indígenas que
quistadores negros por varias razones. En primer lugar combatieron como «indios amigos», los conquistadores
-como observó la legendaria corresponsal de guerra españoles no habrían vivido para fundar. colonias en las
Martha Gellhorn-, «la guerra le ocurre a las personas, Américas. Podemos contemplar a los conquistadores in-
una á una», No podemos comprender la experiencia del dígenas de acuerdo con dos categorías: aquellos que se
conquistador sin identificar individuos concretos y cómo aliaron con los invasores dentro de sus propias tierras
vivieron sus experiencias personales en aquellas guerras para conservar cierto grado de autonomía y poder local,
de conquista. Esto es igual de cierto para los conquista- y aquellos que recorrieron largas distancias para luchar
dores negros y para los españoles, y Garrido y Toral se contra otros grupos indígenas y establecerse entre ellos.
encuentran entre aquellos pocos cuyas vidas pueden ser Uno de los ejemplos más característicos de la primera
parcialmente reconstruidas. En segundo lugar, se com- categoría -especialmente en términos de la 'apropiación
portaron como conquistadores, luchando contra los ma- del término «conquistador»- procede del Yucatán. En
J:;
100 101
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Los conquistadores
.3. Dar cuenta acerca de quién soy
~
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vista de la tercera invasión española, los dirigentes Pech mentales de las campañas que nahuas y españoles lleva-
-la dinastía real que gobernaba e! extremo noroccidental ron a cabo para conquistar y ampliar e! antiguo imperio
de la península- decidieron ado*ar una es~rategia de dándole un nuevo aspecto (véase Figura 7).
apaciguamiento y perm1tleron qJe los espanoles y sus La alianza entre españoles y tlaxcaltecas adquirió la
aliados nahuas se asentasen en la ciudad de Tihó, que, en forma de una alianza matrimonial entre la familia Alva-
consecuencia, fue «fundada» en 1542 como la nueva ciu- rada y la dinastía real de Xicotencatl; Pedro de Alvarado
dad de Mérida. Los señores Pech fueron bautizados,
adoptando nombres de sus patronos españoles -surgie-
ron entonces nombres híbridos como «don Francisco de
Montejó Pech>>-, y fueron confirmados como nobles y
gobernantes de las ciudades circundantes, participando
incluso en campañas contra los mayas en otras regiones
de la península; todo ello hizo que se identificaran por
escrito como conquistadores, y así, como ejemplo, en los
relatos en lengua maya sobre las guerras de conquista, •,
f
tanto Nakuk Pech como Macan Peeh se referían a sí mis- •t
mos como yas hidalgos concixtador en, combinando pala- r
L,
bras mayas con los términos españoles «noble» y «con-
quistador», lo que podríamos traducir como: 'Yo, e!
primero de los nobles conquistadores'.
Uno de los mejores ejemplos de conquistadores indí-
genas de la segunda categoría -es decir, aquellos que
conquistaron' y se asentaron fuera de su propio territo-
rio- es e! de los nahuas, o indígenas de lengua náhuatl
de! centro de México. Tlaxcala fue (y sigue siendo) una
IJ Figura 7. Conquistadores tlaxcaltecas. Esta escena del relato pictórico de
la conquista denominado Lienzo de Tlaxcala muestra a guerreros tlaxcal.
importante ciudad nahua, cuyos habitantes, los tlaxcal- '~f':
, .'
tecas combatiendo en la campaña de 1522 en Michoacáil, M¿"<icoocciden-
tecas, se hicieron famosos por haber resistido primero la taL El líder de la expedición, Nuño de Guzmán, es representado junto a otro
dominación azteca y, posteriormente, la española. Más español y un mastín, acompañado de cuatro tlaxcaltecas con .~ penacho ,de
combate y esgrimiendo espadas de obsidiana. La carga no la dirige Guzman.
tarde establecieron una alianza con los invasores españo- SIDO el capitán tlaxcalteca. Los enemigos purépccha apare~enha?-endo Eren'.
les para ayudarles a destruir e! imperio azteca, lo que les te a los invasores, pero su vestimenta de guerra es menos lffiprCSlOnante que
la de los 'tlaxcaltecas; además de los tres guerreros que aparecen en.un e..TIr'e-
llevó, irónicamente, a convertirse en miembros funda- mo de la imagen, aparecen otroS purépechas ahorcados y descuartIzados.

102 103
Los conquistadores
...
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3. Dar cuenta acerca de quién soy


¡
t En segundo lugar, las ciudades-estado mesoamerica-
se casó con la princesa tlaxcalteca doña Luisa Xicoten- •
catl, con quien tuvo dos hijos; y Jorge de Alvarado con- .f'í nas habían aprendido bajo el imperio azteca, y durante
¡ .
trajo matrimonio con la hermana de Luisa, doña Lucía. ¡. la guerra que este mantuvo con los españoles, que aliarse
Los Alvarado llevaron a sus campañas en Guatemala a con estos últimos preservaba su estatus, a pesar de la
~ pérdida de cierta autonomía como miembro menos po-
sus esposas y a miles de guerreros tlaxcaltecas, además
de otros acompañantes. Bernal Díaz señalaba: ¡
i
deroso de la alianza; también les proporcionaba la pro-
tección de la nueva potencia. en expansión, y la oportu-
,
I
nidad de progresar sumándose a las nuevas expediciones
Cuando Jorge de Alvarado vino trajo de camino consigo so- •
! militares. Tal como señalaba un veterano conquistador
bre doscientos indios de T1axcala,y de Cholula, y mexica-
nos, y de Guacachula [Quauhquechollan], y de otras pro- español,
f
vincias, y le ayudaron en las guerras.
I¡ algunos itldios de México y la provincia de Tlaxcala y sus co-
marcas habían venido de su voluntad a ayudar a descubrir y
Los guerreros nahuas procedían también de Xochimil-
ca, Texcoco y otras ciudades del centro de México. Tam' l poblar la provincia de Guatemala y se quedaron en ella.
bién estaban representados otros grupos étnicos, como
los mixtecas y'zapotecas de Oaxaca. En una carta al rey de 1563, los gobernantes nahuas de
¿Por qué los nahuas yotros pueblos mesoamericanos Xochimilco, en el valle de México, insistían en que «no
se aliaron con los españoles en estas campañas? En pri- hicimos guerra ni resistencia al Marqués del Valle [Cor-
mer lugar, la identidad mesoamericana estaba dema- tés] y ejército cristiano». Eran, por propia voluntad, alia-
siado atomizada; era muy «micropatriótica». Aunque dos de España en las guerras contra el imperio azteca y
los aztecas, los tlaxcaltecas, los quauhquecholtecas, los los mayas de Guatemala, y afirmaban haber «servido a
k'iche', los kaqchikel y los pipil tenían, sin duda, mucho Su Majestad en la conquista de Honduras y Guatemala
en común, estas similitudes y experiencias históricas con el adelantado Alvarado, nuestro encomendero», y
compartidas no fueron suficientes para crear una sensa- que sus 2.500 guerreros y las provisiones «y otras cosas
ción de identidad colectiva. De hecho, no solían darse necesarias» llevaron directamente a que los españoles
alianzas indígenas que traspasaran las barreras idiomáti- pudieran ganar territorios
cas. Los líderes españoles aprendieron esto ya en la déca-
da de 1520, y pudieron comprobar de esta manera cómo y ponernos] bajo la corona real, porque los españoles eran
sus aliados nahuas posibilitaron las conquistas, desde la pocos y mal aprovisionados e iban por tierras donde no hu- l
'1
caída del imperio azteca hasta las invasiones de Oaxaca, bieran sabido el canlino si no se lo hubiésemos mostrado;
:j
Yucatán y Guatemala. mil veces los salvamosde la muerte. i

105
J1
104
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Los conquistadores !
¡
¡
3. Dar cuenta acerca de quién soy

Los conquistadores buscaron encomiendas para asen- desde la invasión, los españoles olvidaron conveniente-
tarse y beneficiarse de los tributos y la mano de obra de mente lo indispensables que habían sido sus aliados na-
los indígenas después de la guerra, pero también explo- huas y comenzaron a verlos como un grupo «indio»
taron los privilegios de dichas encomiendas con e! pro- más; perdieron su condición de socios y colonos, y pa-
pósito de llevar las guerras de conquista a cualquier otro saron a ser unos meros súbditos indígenas de! nuevo
lugar. Así, los señores de la ciudad nahua de Quauhque- impeno.
chollan -que formaba parte de la encomienda concedida Esta traición desembocó en una profunda decepción
a Jorge de Alvarado- fueron obligados a enviar guerre- dentro de las colonias nahuas, que se expresó de forma
ros a la expedición organizada por este en 1527, pero ne- dramática en las cientos de peticiones enviadas al virrey
gociaron un acuerdo que les garantizaba diversos privi- yal rey a finales del siglo xvi. En una de esas cartas, es-
legios, protecciones y exenciones a cambio de un mayor crita en Guatemala en 1547, los veteranos tlaxcaltecas y
número de hombres de personal. En 1535, los señores aztecas se quejaban de los
de la ciudad escribieron al virrey español en Ciudad de
México, afirmando que ellos eran hartos y excesivos trabajos de hambre y sed y pestilencia, y
muy malos tratamientos de nuestros capitanes españoles
caciques señores y principales del pueblo de Guacachula y sus secuaces, haciéndonos muchas fuerzas y violencias,
[Quauhquechollan], descendientes de los príncipes y seño- ahorcando y matando de nuestra gente a muchos, y viniendo
res de esa tierra y que en compañía de los demás caciques con ellos ya de paz yen su favor y ayuda haciéndonos tribu-
ayudaron a los españoles a conquistar y pacificar mucha par- ¡ tar esclavos de guerra y de paz que fueron más de cuatro-
te de ella con arcos y flechas resistiendo terribles guerras en- 1 cientos, sin otros tantos que de ellos no hay memoria, y tri-
¡
tre los bárbaros e infieles, a cosra de muchísimos trabajos, butando de gallinas,maíz, ají, sal, alpargatas, que en lugar de
poniendo en riesgo y en peligro sus vidas. t
Su pape! en las guerras convirtió a los tlaxcaltecas y
¡ tratamos por hijos y tenemos por libres, nos hacían esclavos
y tributarios suyos.

los nahuas en conquistadores, y los privilegios que re- , ¡


clamaban reflejaban sus expectativas de que podrían
, ." Según consideraban estos nahuas, se les habían pro-
metido «repartimientos de indios» -es decir, tener sus ¡
actuar y colonizar como tales. Sin embargo, en las colo- propios tributarios mayas- a cambio de sus servicios,
nias hispano-nahuas de! norte de México, e! Yucatán y pero, en lugar de eso, ellos mismos fueron divididos y
Guatemala se eliminaron más tarde privilegios tales como asignados en lotes «como si fueran esclavos» a los espa-
,1
la exención de! pago de impuestos o la realización de ñoles. En otras palabras, ellos esperaban ser tratados
trabajos manuales. En e! transcurso de una generación como españoles, como conquistadores y encomende- 1
¡
106 107 I
j
~-

!
Los conquistadores
I
~
ros, y sin embargo fueron tratados igual que los mayas
conquistados, es decir, como indios. Como amargo epi-
tafio a la inciena vida del conquistador indígena, el peti-
cionario tlaxcalteca escribía:
J,
I 4. Por un milagro de Dios

y después de ya asentada la tierra nos relajaron ya algún tan-


to de los agravios y malos tratamientos, mas no en nuestra
libertad, como a siervos y esclavosnos traían.
. t'
l
I,
,,

¡.
¡
I•
La conquista desconcertó a los conquistadores.
Para los españoles de la América del siglo xvi, suponía
un auténtico quebradero de cabeza dar con la fórmula que
permitiera controlar a tanta gente en una extensión de te-
rreno tan gigantesca.

¿Cuándo se vieron en los [tiempos} antiguos ni modernos


tan grandes empresas de tan poca gente contra tanta, y por
tantos climas de cielo y golfos de mar y distancia de tierra ir
a conquistar lo no visto ni sabido?,

j

preguntaba Francisco de}erez, el conquistador del Perú,


que fue el primero en publicar un relato de la invasión
española del imperio inca. Su pregunta era, en parte, re-
tórica jactanciosa, pero también, en parte, una expresión
: :~

~ '
de asombro desconcertado. Lo cierto es que el resultado
fue verdaderamente sorprendente, porque España es, en

108 109

~ I
Los conquistadores
r 1
f
4. Por un milagro de Dios

términos estrictamente geográficos, una parte pobre y Nuevo Mundo. Los imperios británico y francés del si-
marginal de Europa (y, en aquel momento, Europa era, glo xix fueron mayores y más desperdigados, pero fue-
en estándares globales, un continente que albergaba una '1 10n el resultado de avances tecnoló,gicos inconcebibles
civilización atrasada y relativamente improductiva).
Las conquistas más espectaculares fueron las más sor- ¡ para los conqUIstadores de las Amencas: fusiles, caño-
nes de acero, transportes a vapor, dispositivos para es-
tablecer la longitud, el telégrafo, pastillas de quinina y
prendentes. Los estados a los que llamamos imperios az-
teca e inca eran los que crecían a mayor velocidad en prendas de vestir para climas tropicales; todos ellos
todo el mundo en los primeros años del siglo xvi. Nin- fueron avances de finales del siglo xviii y comienzos
gún imperio de aquel momento (con la posible excepción del xix, cuando el imperio español estaba en su máxi-
de China) podía igualar a aztecas e incas en diversidad mo apogeo. En sentido estricto, el gran imperio terres-
medioambiental o densidad de población. Sin embargo, tre y marítimo mundial español no tuvo paralelo ni
España pareció tragárselos. Cortés estaba perfectamente precedente. Los otros imperios europeos de la época
justificado para afirmar que «los españoles al mayor te- eran marítimos, concentrados en asuntos navales,
mor osan, pelear tienen por gloria y vencer por costum- mientras que los de los asiáticos -los otomanos, los mo-
bre». La rapidez del proceso parece todavía más reseña- goles de la India, los safávidas de Persia, los Ming y
ble si se compara con el único precedente: la conquista Qing en China, los rusos en Siberia, los uzbekos en
de la primera colonia española en ultramar, las islas Ca- Asia central y los Thai en el Sudeste Asiático- fueron
narias, habitadas por gentes que vivían todavía en la imperios con base en tierra firme con poca o ninguna
Edad de Hierro. Los canarios sucumbieron gradualmen- dimensión marítima. El imperio de los españoles cu-
te a los invasores en un periodo que duró casi un siglo y brió ambos tipos de entorno: travesías por los anchos
que culminó con la subyugación de la última isla inde- océanos y administración de enormes extensiones de
pendiente, La Palma, en 1496. Según los cronistas de sus territorio.
fases más cercanas, incluso a ese ritmo lento, la conquis- El problema del ascenso español era que abárcaba más
ta de las islas agotó los recursos españoles. Sin embargo, que un solo hemisferio. España también tuvo.un notable
al otro lado del inmenso Atlántico, a una distancia mu- éxito en sus guerras en Europa, África y Asia durante el
cho mayor, haciendo frente a un número mayor de ene- mismo periodo, conquistando Granada, el sur de Nava-
migos, en unas circunstancias mucho más adversas, los rra, Portugal, Melilla, Tánger y gran parte de Italia y las
conquistadores españoles lograron resultados asombro- Filipinas en los cien años transcurridos desde 1480, a la
sos con increíble rapidez. vez que establecían un dominio naval en el Atlántico, el
Por supuesto, otros imperios ..posteriores alcanzaron Pacífico y la mayor parte del Mediterráneo. No fue hasta ;;
aproximadamente 1630 cuando comenzó a tomar un de- ~
éxitos aún más espectaculares que los de España en el
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110 111 ,
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Los conquistadores f 4. Por un mílagro de Dios

rrotero inverso el casi uniforme registro de Victorias espa- r Fortaleza interior


ñolas por tierra y por mar. La paz interna y un peculiar
catácter de servicio que unía a la aristocracia con la Co- En la Nueva España y el Perú del siglo xvi, los colonos
roha (mientras la disensión desgarraba la mayoría de que echaban la vista atrás para explicar las conquistas de
reinos occidentales restantes) ayudan a explicar un ren- los imperios azteca e inca lo hacían, hablando en térmi-
dimiento sostenido durante tanto tiempo. Pero las ra- nos generales, de dos formas. Algunos de los relatos que
zones de la preponderancia española en el Viejo Mun- se han conservado -escritos especialmente por sacerdo-
do son muy diferentes de las de su expansión en el tes- veían los triunfos españoles como fruto de la Provi-
Nuevo, donde pequeños grupos de compañías de con- dencia a fin de procurar la conversión de los pueblos in-
quistadores independientes ampliaron las fronteras con dígenas y, quizá, para preparar el fin del mundo. Gaspar
poca o ninguna ayuda de los ejércitos y armadas profe- de Marquina, que escribió en 1533 en Cajamarca acerca de
sionales que España desplegaba con un efecto tan im- !I la captura de Atahualpa, explicaba que a
presionante en Europa. ,
Además, aquel «Nuevo Mundo» era realmente nuevo ,I dicho señor le prendimos por milagro de Dios, que nuestras
, fuerzas no bastaran prenderle ni hacer lo que hicimos, sino
para la experiencia europea. Los españoles se enfrenta-
f que Dios milagrosamente nos quiso dar victoria contra él y
ron en las Américas a entornos intratables de montañas i

I
más altas, bosques más densos, desiertos más anchos, de su fuerza.
lluvias más torrenciales y enfermedades más mortales
que cualquiera que conociesen. Cientos de miles de per- Lis dificultades de las conquistas y sus deslumbrantes
sonas a los que ellos consideraban temibles salvajes po- recompensas se explicaban en términos divinos, como una
blaban y defendían aquellas tierras hostiles; en muchas especie de milagro señalado por acompañantes milagro-
zonas, los recién llegados se aterrorizaron con lo que les sos; así seexplican las apariciones en el campo de batalla
parecieron canibalismo y sacrificios humanos. Los con- de la Virgen María yde Santiago, el santo patrón de Espa-
quistadores estaban a miles de kilómetros del hogar, y ña. La conquista era algo providencial; Dios la había orde-
por lo general actuaban sin esperar ayuda de sus compa- nado, utilizando a los españoles como sus agentes para lle-
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var la verdadera fe y los beneficios de la civilización a los
triotas; de hecho, puesto que las conquistas eran empre-
sas privadas, los conquistadores competían a menudo bárbaros paganos del Nuevo Mundo. Como resultado, a
entre ellos, y no pocas veces lucharon entre sí. ojos de los españoles, había algo milagroso en los triunfos
Así pues, ¿cómo pudieron tener éxito al enfrentarse a sobre grandes imperios como los de los aztecas o los incas.
todas estas cosas extrañas? ¿Cómo explicaron los pro- Junto a esta explicación providencial que asignaba el ¡
.,
pios españoles su éxito? papel fundamental aDios y otro más humilde a los pro- 1
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112


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113
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Los conquistadores
r 4. Por un milagro de Dios

pios conquistadores -non nobis, Domine, sednomini tuo orioen en documentos de este tipo que, por supuesto,
lO
sit Gloria ('No para nosotros, Señor, sino para tu nom- exageraban los logros del peticionario. Un caso que en-
bre sea la gloria')-, hubo otra que, aunque contradicto-
I caja aqui a la perfección es el memorando que redactó
ria, fue adoptada por algunas de esas mismas personas. f Hernán Sánchez de Badajoz, en el que daba cuenta de su
Esta otra explicación atribuye la conquista a una presun- I participación en el asedio de Cuzco durante la conquista
ta forma de superioridad española, por lo general, un va-
lor o una moral superiores. Bernardo Vargas Machuca,
I de los incas en 1536. Según su propio relato, se apoderó de
una torre él solo, rompiendo la puerta, matando a todos
en su largo tratado escrito en 1599 sobre cómo deberían
combatir los conquistadores, denominaba «fortaleza in-
terior» a este presunto fenómeno de superioridad moral.
I
¡
los defensores del piso inferior, trepando por una cuerda
bajo una lluvia de piedras y dando muerte a todos los de-
fensores de las murallas. Sencillamente, esto carece de
Pizarra ganó Perú debido a su «porfía de fortaleza inte- credibilidad. Pero las distorsiones de la memoria, aliadas
1I
rior». Y si Cortés «sólo tuviera la fortaleza exterior, fal- con los diarios de los narradores, hacen de este tipo de
tándole la interior, se volviera y perdiera un imperio tan
grande y tan rico que con fuerza de ánimo ganó». Por lo I¡ pretensiones un lugar común en la literatura de la época;
eran parte central de la cultura del género. Aun cuando
que se refiere a]iménez de Quesada: concedamos que los conquistadores eran hombres de 1¡
1, valor y fuerza excepcionales (y recalcamos la concesión), "

~ ¡
¿Qué fue lo que le puso en las manos un reino tan insigne y su mucho valor apenas habría maquillado la enorme di- ~
rico? La fortaleza interior, porque aunque con la exterior t
\', ferencia de número a la que se enfrentaban ni el carácter 1
rompió tanta maleza de montañas y sufrió innumerables tra- letal delas penurias a las que tenían que hacer frente. I
bajos, al fin el esfuerzo de ánimo alimentó estas fuerzas de La idea de que los españoles disfrutaban de' una supe- I
tal manera que nunca desfalleció un punto en tantas adver- rioridad moral es más atractiva. Una imagen que los pri- \

sidades y muchas muertes de sus soldados de hambre. meros escritores coloniales inventaron para sostenerla
-la de que los pueblos indígenas se acobardaban a causa
Se trataba, claramente, de una teoría interesada. Los de sus propios oráculos cargados de presagios funestos,
conquistadores -al igual que todos los buscadores de un abandonando cualquier resistencia por la influencia de iiel
ascenso de cualquier tipo bajo la monarquía española a augurios sobre su perdición, o convencidos de que sus :1
comienzos del periodo moderno- tenían que formular enemigos eran dioses- ha ayudado a convencer a las ge-
-como hemos visto anteriormente- una petición a la Co- neraciones posteriores de que los aztecas, y quizá tam- '1
'1

rona para recibir pagos y privilegios, especificando sus bién otros indígenas americanos, fueron víctimas de su
servicios. Muchas narraciones de la conquista escritas

propia corrosión moral. Incluso el gran historiador del
por conquistadores supervivientes consistían o tenían su mundo atlántico primitivo,]. H. Elliott, afirmó en su ju,

114 115
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~.>.;

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Los conquistadores 4. Por un milagro de Dios

I Roma y su Jerusalén. Como es lógico, lamentaron su caí-


ventud que las conquistas españolas fueron posibles gra-
cias a la superioridad militar y a la «mayor confianza en II da con imágenes extraídas de la literatura que estudia-
sí misma de la civilización que dio origen a los conquis- 1 ban, y sus maestros trataron estas reconstrucciones del
tadores». pasado como si fueran recuerdos genuinos.
La supuesta base de esta asunción es mítica. Sencilla- Además, no hay pruebas de que los aztecas fuesen par-
mente, no tiene sentido que los aztecas o los incas pudie- ticularmente propensos a dejarse trastornar por las su-
ran confundir a los españoles con unos seres divinos. En persticiones. Es cierto que cada cincuenta y dos años
las fuentes indígenas no hay pruebas que sugieran esta volvían a encender el fuego sagrado que alimentaba el
opinión. Los casos de existencia de mitos de dioses que cosmos y sin el cual se suponía que se acabaría el mundo,
regresan, de «dioses procedentes del mar» o de la llega- pero en cualquier sociedad estos ritos sobreviven a las
da de seres "de más allá del horizonte», se dan entre creencias que encarnan. El éxito azteca a la hora de rela-
pueblos del litoral o insulares, no de tierra adentro, de cionarse con el mundo natural -en la agricultura, la
imperios de tierras altas, aunque estos últimos solían, en construcción o la organización para la guerra- sugiere
Mesoamérica, rendir honores a los héroes y visitar a los una competencia en conocimientos racionales, no unas
dignatarios con formas divinas de vestimenta. El com- mentes reprimidas por la magia. En cualquier caso, la ce-
portamiento de los anfitriones indígenas hacia los espa- Ir remonia de volver a encender el fuego tuvo lugar por úl-
ñoles fue siempre, dentro de las tradiciones indígenas, tima vez en 1507, apenas una década antes de que llega-
t sen los conquistadores. Así pues, si los indígenas estaban
adecuado y apropiado para huéspedes humanos.
De igual modo, los augurios que presuntamente prece- ¡ dispuestos a creer en el inminente fin del mundo, se ha-
dieron a la caída de la ciudad azteca de Tenochtitlan son brían percatado de que estaba todavía a muchos años de
un puro fraude. Todos los presuntos presagios se extra- ,f distancia.
jeron, a veces con ligeras modificaciones, de tres obras f Por otro lado, son abundantes las pruebas acerca de
sin pedigrí indígena: Las Vidas de Plutarco, la Farsalia de una vacilante moral espimola, y así, el miedo recorre los
Lucano y la Historia de los Judíos de Josefo. Estos textos escalofriantes relatos de testigos de sacrificios humanos.
formaban parte del currículo clásico que se enseñaba en Probablemente la misma emoción fue la que provocó las
el México colonial de los primeros tiempos en el colegio masacres y las tácticas de terror a las.que recurrieron los i
¡
españoles de manera intermitente. Cuando el conquista- I
franciscano de Santa Cruz de TlateloJco, donde apareció '1
I
por primera vez la historia de los presagios en la década dor Bernal Díaz escribió la descripción más famosa de
de 1540. Todos ellos hablan de la suerte que corrieron
Roma y Jerusalén. Para los jóvenes vástagos de la no-
Tenochtitlan, comparándola con un castillo encantado
en una novela popular de caballería, eltipo de encanta- Ij
bleza nahua educados en el colegio, Tenochtitlan era su miento que tenía en mente era una hechicería diabólica,
I
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116 117 I
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4. Por un milagro de Dios
Los conquistadores

y eL castillo_que,inirocaba era un lugar horrendo, lúgu- las armaduras de algodón acolchado de los aztecas y
,bre;'sombrío, oscuro y terrible. otros pueblos mesoamericanos). Las imágenes de los
l. ~o hay razón para~ensar que los indígenas tuvieran conquistadores con armadura completa fueron creadas
en su mayoría después de los acontecimientos narrados,
mas mIedo de los espanoles de! que los españoles tenían
de los indígenas. La tenacidad de la resistencia indígena y reflejaban e! atuendo de batalla de generaciones poste-
es un potente indicador de moral robusta. Aunque la riores de soldados europeos (véanse Figuras 2-8).
mayor parte de la literatura sobre el tema muestra la Los caballos, la otra presunta arma secreta de España,
conquista de México y Perú como algo fácil y rápido, extinguidos en las Américas diez mil años antes de que
no hay nada más alejado de la realidad. Tenochtitlan los reintrodujeran los españoles, eran muy apreciados
resistió con fiereza;' incluso cuando la lucha parecía por estos como símbolos de posición social y, al parecer,
desesperada. Una vez que cayeron sus centros principa- captaron la imaginación de los indígenas, aunque resul-
les, los incas continuaron su resistencia en los valles de taron de poca utilidad en terrenos montañosos y en los
montaña, donde mantuvieron un reino independiente combates callejeros que tan decisivos fueron en la mayo-
hasta 1572. r
¡ ría de Mesoamérica y los Andes. Las quejas de Pedro de
Sin embargo, los historiadores han tendido a tomar al Alvarado en e! sentido de que a veces, en Guatemala,
pie de la letra las historias creadas por los españoles acer- f <<loscaballos no se podian mandar, por ser fragoso e! ca-
ca de su superioridad, e incluso les han hecho añadidos
a las mismas. La mayoría de la literatura histórica repre-
¡ mino», y que «1os de caballo allí no podían pelear, por
las muchas ciénagas y la espesura de! monte», eran mo-
senta a los esp~~les con una ventaja no sólo de moral y neda corriente. En las primeras campañas, las herradu-
valor, Silla tamblen de desarrollo tecnológico, de sofisti- ras se convirtieron en un artículo escaso y valioso,. pues,
cación política y de resistencia metabólica. sin ellas, los caballos pasaban de ser una ayuda a conver-
Tomemos en primer lugarla tecnología. Como señala- tirse en un obstáculo. En 1524, Alvarado escribía desde
mos en e! capítulo anterior, los españoles tenían armas Guatemala refiriéndose a las herraduras que «agora va-
de fuego y de acero, pero es dudoso que estas armas les . len entre nosotros ciento y noventa pesos la docena, y así
proporcionasen realmente alguna ventaja; las armas de la mercamos y pagamos en oro». En las llanuras abiertas,
fuego sólo son buenas mientras haya provisión de pólvo- los caballos podían emplearse con un efecto devastador,
ra y de proyectiles:. Incluso las ballestas necesitan sumi- y los relatos españoles sobre batallas de conquista están
nistros de tornillos. La armadura pesada es un estorbo plagados de descripciones de esfuerzos para atraer a los
en atmósferas enrarecidas y climas cálidos (de hecho los guerreros enemigos a campo abierto -y, si lo conseguían,
españoles renunciaron rápidamente a las corazas de ~ce- también de la matanza que venía a continuación-o Pero
ro y los pesados jubones de cuero y los sustituyeron por estos episodios sirven para ilustrar las limitaciones de los

118 119
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Los conquistadores 4, Por un milagro de Dios

caballos en general. Además, los guerreros indígenas


I de comprender las realidades de la conquista de México,
aprendieron pronto a evitar las batallas en campo abierto, intentó la misma estrategia, en parte porque era práctica
a desjarretar a los caballos o a derribarlos por la cola, y a habitual ¿e los español.es, y enlpa;re para imitar a Cortés.
excavar pozos ocultos llenos de estacas afiladas para em- FunclOno bastante mejor en r!eru, pero fue por aCCIden-
palar a los caballos y a sus jinetes. Los indígenas también te. En ambas áreas, los españoles consiguieron atraer y
¡
aprendieron muy pronto a montar a caballo. reclutar para su bando a comunidades indígenas, pero
La tecnología realmente importante a disposición de I no como resultado de una habilidad propia. Fueron los
los españoles fue la náutica. Sus barcos pudieron llevados
I
¡ intermediarios indígenas quienes negociaron las alianzas
hasta e! Nuevo Mundo, un logro que ningún navegante i -algo absolutamente lógico, porque sólo ellos hablaban
indígena pudo igualar en la dirección contraria. Además, !¡ las lenguas nativas-o Para la mayor parte de los acuerdos
fueron capaces de improvisar embarcaciones adecuadas fuera de! área lingüística maya, donde había españoles
para la guerra en ríos y lagos. Pero esta ventaja, aunque que hablaban algunas de las lenguas, los invasores se vie-
crítica en algunos lugares, como en el centro de México, ron obligados, en las primeras fases de la conquista, a de-
donde los asaltantes tuvieron que aproximarse a la forta. pender de intérpretes competentes en los idiomas corres-
leza azteca de Tenochtidan atravesando un lago, fue ob- pondientes (por lo general. prisioneros) que aprendían
viamente de aplicación limitada. español rápidamente.
Es poco probable que la creencia de que, desde e! Por último, es cierto que la gente del Viejo Mundo lle-
punto de vista político, los españoles eran más eficaces vó consigo al Nuevo enfermedades desconocidas,"y que
que los indígenas pueda echar raíces en una mente im. a comienzos del periodo colonial los indígenas, que no
parcial. Más bien al contrario: el éxito español tuvo lugar estaban inmunizados, murieron por cientos de miles,
pese a la ineptitud política de los conquistadores. Ni quizá millones, a causa sobre todo de la viruela. La única
Cortés en M.éxico, ni Pizarra y sus hermanos en Perú forma de inmunizarse era- contraer la enfermedad y so-
comprendieron jamás las instituciones políticas de sus f brevivir a ella, algo que no consiguió la inmensa mayoría
enemigos. Cortés pensaba que estaba tratando con una de los afectados indígenas.
monarquía centralizada que podría controlar capturan- A medida que avanzaba la frontera de penetración es- ¡
:1
do y manipulando al emperador azteca, una práctica ha- pañola a lo largo de los siglos de colonización, e! patrón
bitual en e! Caribe desde la década de 1490, en las Cana- se repetía una y otra vez. A este respecto, los europeos 1
1

rias con anterioridad a esa fecha y en la península Ibérica disfrutaban de una ventaja que sí podría considerarse un
incluso antes. Los resultados fueron frustrantes; los azte- tipo de superioridad: eran inmunes por naturaleza a las
!' ,
cas dejaron de obedecer a sus gobernantes desde que es- enfermedades que introdujeron.' Sin embargo, la enfer-
tos cayeron en manos de los españoles. Pizarra, incapaz medad no puede explicar por sí sola el resultado de las

120 121

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Los conquistadores 4. Por un milagro de Días

invasiones, y es importante subrayar que el caos que pro-


I dependió casi siempre de los enormes ejércitos indige-
vocó la plaga no tuvo necesariamente que minar la resis- nas, movilizados en ayuda de los conquistadores. Los
tencia indígena. I aliados indigenas eran, como mínimo, tan Vulnerables a
Cuatro consideraciones hac~n recomendable la pru- las enfermedades que habían traídolos españoles como
dencia a la hora de reconocer el impacto de la enferme- lo eran aquellos contra quienes luchaban, aunque ellos,
dad sobre la conquista. En primer lugar, la cronología de por supuesto, estaban más alejados de la fuente de la in-
los brotes de enfermedades no siempre coincide con el fección. En definitiva, que las enfermedades, en la medi-
ritmo de conquista. Sin duda, en el caso de Perú la virue- da en que tuviesen su efecto, influyeron tanto a favor
la precedió a los españoles y, por lo tanto, pudo haberles como en contra de la conquista. Pb( último, aunque los
ayudado, pero en el caso de México, aunque Tenochtit- españoles estaban inmunizados contra las enfermedades
lan sufrió las aflicciones habituales en los casos de asedio europeas, encontraron en las Américas entornos extre-
-incluyendo el tifus, probablemente, y quizás la ham- madamente hostiles. Por ejemplo, no estaban acostum-
bruna-, las pruebas acerca de cuándo se declaró por pri- brados a las altitudes de las altiplanicies aztecas e incas,
mera vez la epidemia de viruela son equívocas. En algu- y eran vulnerables a la malaria habitual en las tierras ba-
nos lugares, el desastre demográfico no tuvo lugar hasta jas que debían atravesar.
después de que pasasen los conquistadores, que propa- Si ni los propios conquistadores ni los historiadores
garon involuntariamente las enfermedades por todo el posteriores tenían explicaciones convincentes acerca
mundo indígena. .. de lo que ocurrió en la conquista, ¿qué pensaban los in-
En segundo lugar, a pesar del barrido mortal de la en- dígenas?
fermedad, los defensores de México y Pen:i.fueron capa-
ces de presentar poderosos ejércitos de miles de hombres.
La enfermedad no debilitó necesariamente la resistencia; a Por la fuerza de las armas
veces, cuanto más mortal era la amenaza, más firme era
la determinación de los defensores. Este fue, al parecer, En las primeras fuentes coloniales resulta complicado
el caso de Tenochtitlan en 1520'1521, como también lo distinguir las verdaderas voces indígenas de las de los
fue en el siglo xvii, cuando los iroqueses de la región de -~
sacerdotes y funcionarios españoles que las ,registraron
los Grandes Lagos de Norteamérica hicieron frente a los y pusieron por escrito. La mayor parte de las élites in-
invasores franceses, a quienes, con razón, relacionaron dígenas se convirtió en colaboradora del régimen colo-
con la propagación de la viruela. nial y aceptó e incluso elaboró sus mitos. Así, por ejem-
En tercer lugar, y este es un punto decisivo -más que el plo, los lamentos de mediados del siglo xvi por la caída
de los recursos humanos de los españoles-, la conquista de la ciudad mexicana de Tenochtitlan~Tlatelolco han

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Los conquistadores

sido considerados generalmente como genuinos cantos


fúnebres aztecas, pero guardan un sospechoso pareci-
T I
4. Por un milagro de Dios

equivalente al de Roma. En las décadas de 1560 y 1570, el


virrey del Perú obligó a los líderes de las comunidades
.1
¡

do con algunos poemas de tradición europea e islámica indígenas a escuchar y consentir largas lecturas de rela-
que podrían ser conocidos por los españoles de la épo- tos históricos que presentaban la conquista española
ca. Los historiadores que dieron credibilidad a las his- como una liberación de la tiranía inca. A pesar de lo va-
torias acerca de los presuntos portentos que predispu- riadas que son estas versiones del pasado, todas ellas
sieron a los aztecas al fracaso -o acerca de la presunta
identificación que los indígenas hicieron de los españo-
I derivan tanto de las tradiciones españolas como de las
indígenas.
No obstante, se puede afirmar que hay unas pocas
les como seres divinos- fueron evidentemente víctimas
de su propia credulidad y de la tendencia de los indíge- I fuentes que sí encarnan los puntos de vista indígenas sin
dejarse corromper por la ideología española (aunque
nas de los primeros momentos del periodo colonial por
ret1ejar la cultura, tradiciones y creencias de los con-
I nunca estuvieron libres por completo de alguna influen- .j
,
quistadores. Durante los siglos xvi y xvii se multiplica- cia). En el periodo posterior a la conquista, los líderes y
i
ron las reminiscencias de este tipo, aunque pasadas por comunidades indígenas tenían que solicitar a la Corona "

el filtro de los valores del humanismo clásico, que la re- I recompensas y privilegios igual que lo hacían los españo-
les; a veces, sus peticiones transmitían prioridades muy
modeló de nuevo para establecer paralelismos entre los
estados anteriores a la conquista y los de los antiguos
I diferentes a las de los conquistadores españoles, y en al-
griegos y romanos. gunas ocasiones reclaman una versión de la conquista
Al recordar la época de la conquista, algunos nobles que es evidentemente falsa, pero que, no obstante, revela
mayas del Yucatán colonial se identificaban completa- algo sobre las perspectivas indígenas. Por ejemplo, me-
mente con los españoles, hasta el punto de llamarse a sí .' dio siglo después de la invasión española de Guatemala,
mismos «nobles conquistadores». Más que lamentar la los gobernantes zutuhiles mayas de Atitlán escribían al
invasión, mostraban orgullo por el papel que se atri- rey Felipe II diciendQ: .,i,
buían en la introducción del cristianismo entre sus her-
manos sumidos en la ignorancia. En Perú, un líder inca ~,~ Asimismo, cuando a estas partes vinieron don Pedro de Al-
-:~t
que gobernaba un estado indígena independíente en las W.-, varado y los demás españoles conquistadores cuando venían
. '~.

selvas de Vilcabamba se sumaba a esta visión providencial entrando por toda esta tierra,.ningún pueblo sedaba de paz
de la conquista, escribiendo sobre ella como si fuese un sino por fuerza de armas; llegados a este nuestro pueblo de
acto de castigo sobre sus predecesores. Mientras tanto , en
,
Santiago de Atitlán, recibieron al dicho don Pedro y a los
España, un príncipe inca que se convirtió en un respetado J demás en toda amistad y seguro sin que ninguno de ellos to-
,
hombre de letras elogiaba el imperialismo inca como •
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mara armas.
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124 ~~ 125

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Los conquistadores
I 4. Por un milagro de Dios
I
Pero una docena de fuentes españolas desmienten al
detalle la afirmación zutuhil de que habían recibido a Al-
I relato kaqchikel sobre la invasión de Alvarado: <<1oscas-
tellanos comenzaron de nuevo a matarnos y la gente se
varado con los brazos abiertos; son muy sólidas las prue- I¡ batió con ellos en una guerra prolongada; nuevamente la
bas que demuestran que los zutuhiles presentaron una , guerra nos hirió de muerte».
feroz aunque breve resistencia a la enorme fuerza in- Pero estos lamentos no eclipsan el papel fundamental
vasora de españoles, nahuas y kaqchikel. Tal como co- que representó el micropatriotismo indígena (es decir, la
mentan los kaqchikel, sus enemigos y vecinos en aque- naturaleza altamente localizada de la identidad indíge-
lla época, <<1oszutuhiles entonces murieron por causa de na). En el centro de la descripción kaqchikel sobre la
los castellanos». En ese caso, ¿por qué negar tan noble he- guerra contra otros pueblos indígenas, los kaqchikel si-
cho? La respuesta se encuentra en la naturaleza de la carta guen jactándose de cómo «ellos se distinguieron» -más
que los zuruhiles enviaron al rey en 1571. El documento es incluso que <<1oscastellanos>>- en la destrucción de los
una petición que pretende lograr una reducción de los im- reinos vecinos de los mayas k'iche' y zutUhiles.
puestos que debían dar a los funcionarios españoles lo- De igual manera, también en México reinaba el micro-
cales, y la afirmación acerca de una lealtad original e in- patriotismo. Los líderes de Huejotzingo y Tlaxcala dis-
maculada está orientada claramente a este propósito. Sin putaron la hegemonía azteca en el centro de México an-
embargo, no podemos asumir que los gobernantes zutuhi- tes de la conquista y se aliaron con los españoles durante
les mintieran deliberadamente, y es posible que la tradi- la misma. Fuentes procedentes de ambas ciudades pre-
ción local haya borrado el recuerdo de aquella resistencia sentan una visión coherente y convincente de la conquis,
inicial a los invasores. En otras palabras, una explicación ta como la obra de unas comunidades indígenas luchan,
indígena de la conquista fue que nunca ocurrió: que los es- do contra otras. Desde su propio .punto de vista, los
pañoles llegaron, fueron bien recibidos, adoptaron el cris- tlaxcaltecas y los huejotzincas fueron los verdaderos
tianismo y la vida siguió su curso. conquistadores de México. Una serie de imágenes tlax-
A la vez, el resumen zutuhil sobre las brutales guerras caltecas conocidas hoy como el Lienzo de Tlaxi:a!a resul-
de invasión de la década de 1520 es revelador por otra tan de particular interés porque ofrecen una crónica de
circunstancia, y es que todos los relatos de la historia de la conquista en lenguaje pictórico (véase Figura 7). Una
Guatemala -sean nahuas, mayas o españoles- sostienen sucesión de vívidas representaciones de batallas mues-
la tesis de que nadie se rindió excepto «por fuerza de ar- tran a los soldados tlaxcaltecas en vanguardia, soportan-
mas» (como los zutuhiles afirmaban que había sido el do todo el peso del verdadero combate, mientras que los
caso en todas partes de la región). Aquí se encuentra otra españoles se mantienen discretamente en retaguardia.
explicación indígena: los invasores llegaron, los comba- Esta visión indígena se nos muestra tan interesada
timos, las guerras nos desgastaron. Tal como comenta el como 10 son los relatos de los; conquistadores acerca de

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Los conquistadores 4. Por un milagro de Dios
I
su propio heroísmo. Pero es, quizá, ligeramente más Marina dísfruta más bien del papel de un genio que presi-
plausible. Si los indígenas llevaron el mayor peso de la de toda la conquista, dirigiendo las operaciones en el cam-
lucha, esto ayudaría a explicar las bajas relativamente es- po de batalla mientras Cortés adopta una posición su-
casas -por lo menos, en cuanto al número de muertos- bordinada. Otras comunidades que se aliaron con los
que solían sufrir los españoles. De igual manera, ayuda a españoles también parecen haberla tratado como la ver-
explicar el número también relativamente bajo de prisio- dadera líder -o al menos, colíder- de los invasores.
neros para el sacrificio (puesto que, en la tradición bélica Desde la perspectiva actual, resulta tentador leer el
mesoamericana, especialmente en el centro de México, Lienzo de Tlaxcala y otras fuentes similares como des-
la lista de prisioneros era más importante que la de bajas, cripciones de un conflicto interno entre los pueblos indí-
yel propósito de la batalla era alimentar los altares de los genas, una especie de guerra civil indígena americana.
sacrificios) . Sin embargo, los participantes nolo habrían visto de este
Además, el Lienzo de Tlaxeala presenta un relato con- modo. El mero concepto de un indígena americano re-
vincente sobre la forma en la que los españoles conse- sultaba ajeno a la mentalidad de los pueblos indígenas
guían la ayuda de los indígenas. En todas las escenas de de aquella época; ni los pueblos meso americanos ni los
negociación de alianzas, el papel central lo representa la andinos compartían una identidad común. Sólo después
intérprete indígena de Cortés, a quien los españoles lla- de siglos de presencia colonial e interacciones con un
maban Doña Marina, una mujer a la que, en su marcha mundo más amplio emergieron las identidades étnicas
por México, los españoles habían liberado de su esclavi- regionales, por no mencionar una identidad indígena
tud y cuya lengua materna era el náhuatl, la lingua franca que" englobase todo el hemisferio. Antes, durante y
del centro de México. Puesto que, en todas las ocasiones, muchos siglos después de la época de las conquistas
ella era la única persona presente que comprendía todo lo españolas, las identidades indígenas, estuvieron muy
que se decía, disfrutaba de una posición de privilegio, ca- atomizadas. Nadie en las Américas hábía tenido nin-
paz de forjar a1Íanzas en su propio beneficio y manipular "gún sentimiento de unídadtrascendente, Las comuriida,
acontecimientos a su voluntad. Se desconoce su verdade- destivales ocupaban el hemisferio y luchaban las unas
ro origen, pero, obviamente, debió de pertenecer a uno contra las otras por los recursos naturales;" Lo que noso-
de los pueblos sometidos a la hegemonía azteca y profun- tros denominamos «conquista» fue para ellos -al menos
damente resentidos por los elevados tributos que tenían cuando comenzó y, en muchos casos, durantegeneracio-
que pagar al imperio. Dio un hijo a Cortés nueve meses nes posteriores- sólo otro episodio en su largo historial
después de la caída de Tenochtitlan y por ello acabó sien- de mutua hostilidad.
do vista burlan amente como su amante, Pero esa cuestión En el centro de México hubo dos niveles de división:
no aparece enlos relatos indígenas y, en el Lienzo, doña la desunión entre-las élites competentes y un odio hacia

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los pueblos hegemónicos que inflamó la guerra entre las mas humanas vivas para santificar el templo principal de
distintas comunidades. El pueblo al que llamamos azte- Tenochtitlan cuando fue consagrado en 1487. Incluso la
cas habitab* un grupo de ciudades-estado que vivía en cifra de 20.000 será con seguridad una exageración, pero
una alianza lnuy precaria; la mayoría de estas ciudades se el acontecimiento fue recordado con claridad durante
encontraban en islas o a orillas del lago Texcoco, a más generaciones como un exceso terrible y sangriento. No
de dos mil metros de altitud, en medio del valle central. sería pertinente suponer que las muchas comunidades
A esta altura y en este entorno era imposible cultivar al- que se unieron para oponerse a los aztecas intuyeran una
godón, que era necesario para las vestimentas yarmadu- recompensa como la que les trajeron los españoles. Pro-
ras de combate de los aztecas. La región tampoco podía bablemente, querían una redistribución de los tributos
producir los bienes de prestigio necesarios para la vida que les resultase más favorable. Para ellos, lo que ocurrió
ritual de los líderes, como la goma utilizada en el juego I fue un ejemplo de la ley de consecuencias imprevistas.
de la pelota, que era una forma esencial del ejercicio aris- En Yucatán, la desunión de la élite indígena se pone de
tocrático además de un culto sagrado; o el cacao para su
I manifiesto de manera muy clara en las peticiones y na-
embriagadora «borrachera» ritual cargada de teobromi- I rraciones, realizadas con posterioridad, de los autopro-
na; o el incienso para su ritos religiosos; o las plumas clamados «conquistadores indígenas», así como en va-
exóticas para sus tocados. En una ciudad como Tenoch- rios libros, mezcla de historia y profecía, escritos en la
titlan, rodeada por un lago, ni siquiera se podía culti- I era colonial siguiendo una tradición anterior a la llegada
var suficiente comida -en forma de frijoles y maíz, ali-
mentos de primera necesidad de los que dependía el
I de los españoles y que se conocen como Libros de Chi-
lam Balam (o Profeta Jaguar). Durante siglos, varios lina-
sustento de la población- en el terreno disponible. Así jes nobles -de los cuales los más notables eran los Xiu,
pues, estas ciudades estaban condenadas a una vida de los Pech y los Cocom- se habían disputado la hegemonía
predación. La élite de Tenochtitlan representaba a su en la región. Los incidentes más traumáticos, sangrien-
ciudad como un nido de águilas rodeado por la sangre y tos, destructivos y mejor recordados de sus guerras tu- ,

los huesos de sus víctimas. Toda el área de cultura azteca vieron lugar antes de que llegaran los españoles. Cuando
estaba unida por una elaborada red de tributos que culmi- eligieron apoyarlos o hacerlos frente, sus decisiones fue-
naba en Tenochtitlan, a la vez que dañaba a casi todas las ron tomadas sobre la base de un odio y unos resenti-
demás ciudades. Las demandas de víctimas para los sacri- mientos abrigados durante mucho tiempo atrás.
ficios humanos aumentaron la carga sobre los estados tri- En el momento de la invasión española, los mayas del
butarios. Estas demandas eran considerables. Las fuentes Yucatán estaban divididos en unos reinos muy vagamen-
coloniales más antiguas afirman en varias ocasiones que se te definidos (por lo general, los historiadores se r~fieren
arrancaron los corazones de entre 20.000 y 80.000 vícti- a ellos sencillamente como «provincias» independien-

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tes). Esto favorecía una escena política muy cambiante los de los mayas k'iche' (quiché) y kaqchikel (cakchi-
en la que los gobernantes mayas rompían alianzas unos ¡ quel). En otros tiempos, los k'iche' habían dominado a
con otros y con los españoles con la misma rapidez que 10F kaqchikel, pero estos últimos se habían rebelado con
las forjaban. En 1547, año en el que, después de dos dé- éxito cincuenta años antes de la llegada de los españoles.
cadas de luchas, terminaron los combates más importan- Desde la revuelta, ambos reinos habían mantenido una
tes, los españoles controlaban únicamente el noroeste de rivalidad tan intensa que ni siquiera la perspectiva de un
la península. La frontera se fue trasladando poco a poco brutal asalto dirigido por los españoles contra ellos con-
hacia el este y el sur durante siglos, pero España nunca siguió que establecieran una alianza.
controló toda la península. Así pues, la desunión de los Podemos pensar que los imperios caerían con mayor
indígenas convirtió la conquista del Yucatán. en una dificultad en manos españolas que los reinos pequeños,
cuestión prolongada en el tiempo, además de sangrienta y que cuanto mayor fuese la entidad política, más que-
e incompleta desde el punto de vista geográfico. Pero braderos de cabeza provocaría a los conquistadores.
también la hizo posible; si la élite dinástica maya hubiese Pero, frente a lo que dictaría la intuición, lo que ocurrió
estado unida contra los invasores, habrían sido capaces fue lo contrario: a pesar de la compleja naturaleza de la
de rechazarlos indefinidamente. desunión indígena, el gran imperio de los aztecas cayó
La situación entre los mayas en el sur, en el altiplano después de dos años de guerra (1519-1521), los reinos
de Guatemala, era ligeramente diferente, de una forma hegemónicos de las altiplanicies de Guatemala se some-
que resulta esclarecedora. No existía un único imperio tieron al control español tras cinco años de baños de san-
que provocase el tesentimiento de los líderes provincia- gre (1524-1529), y las docenas de pequeñas entidades
les y que pudiese ser aprovechado para la causa de los políticas del norte del Yucatán fueron «pacificadas» des-
invasores (como ocurrió en el centro de México), o cu- pués de veinte años de invasiones' (1527-1547). Las fe-
yas magníficas infraestructuras pudiesen ser aprovecha- chas de estas guerras revelan otra dimensión de la com-
das por los españoles (como en los Andes). Tampoco ha- paración.
bía una serie de pequeños reinos dispersos, más o menos El éxito español después de 1521 no se basó única-
iguales en poder, que forzasen a los españoles a empren- mente en el hecho de que Tenochtitlan, la capital azteca,
der una y otra vez incursiones militares y alianzas locales hubiera sido completamente destruida y'que toda la fa-
(como en el Yucatán) .. milia real hubiese muerto o hecha prisionera. Se basó en
En lugar de eso, en las tierras altas había dos grandes especial en la rapidez con la que los españoles, aztecas
reinos rodeados por entidades políticas menores que se y la élite de las ciudades-estado nahuas del centro de
extendían por el norte hasta las tierras bajas y por el sur México.adaptaron el antiguo imperio al nuevo; las fuer-
hasta la costa del Pacífico. Los dos reinos mayores eran zas combinadas de españoles y nahuas «reconquistaron»
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el imperio azteca con el nombre de Reino de Nueva Es- [ había diferentes ecosistemas; a la diversidad norte-sur se
paña. El éxito de este proceso fue tal que, a finales de la
década de 1520, españoles y nahuas habían traspasado I añadía la generada por cambios de altura consecuencia
de las frecuentes pendientes, así como las propias del eje
las antiguas fronteras imperiales y habían invadido terri- I este-oeste. Además de enviar productos de una parte a
torio maya. Probablemente, las campañas contra Guate- otra del imperio, trasladaron poblaciones completas
mala y Yucatán dirigidas por los Alvarado y los Montejo
I para que trabajasen en lugares donde consideraban ne-
habrían fracasado si no hubieran contado con miles de cesario ampliar la producción. Así, por ejemplo, cuando
guerreros .nahuas y de otras tribus meso americanas que los incas conquistaron a su rival, la ciudad-estado coste-
formaron el grueso de las compañías de invasión. ra de Chimor, a finales del siglo xv, la arrasaron literal-
En Perú, en un mundo inca dividido por rivalidades mente hasta los cimientos y deportaron a toda la pobla-
internas, las fuentes indígenas revelan igualmente una ción. En los años anteriores a la llegada' de los españoles,
acumulación similar de resentimiento por parte de las se dijo que el gobernante Huayna Capac había desplaza-
comunidades sometidas. Los incas practicaban lo que do a muchos miles de trabajadores procedentes de todo
podríamos denominar «imperialismo ecológico». En la el imperio para trabajar los campos de Cochabamba
región andina, el abrumador paisaje que se extiende en- plantando coca con la que bendecir o enloquecer los ri-
tre la selva tropical y el mar incluye una sorprendente di- tuales de la élite inca. Al parecer, se reservaron además
versidad de entornos naturales en áreas relativamente varias decenas de miles de hombres para construir su pa-
pequeñas. A los dos lados de una cadena montañosa, o lacio de verano. Y para conseguir esta mejora de la efi-
de valles contiguos, pueden predominar patrones opues- ciencia ecológica se recurrió a implantar tácticas de terror.
tos de lluvia y sol. Cuando se ascienden las laderas de Según se dice, cuando conquistó a los cañaris, Huayna
una montaña, la humedad, la temperatura y la flora y Capac hizo ahogar a veinte mil guerreros enemigos en el
fauna cambian en un espacio muy reducido. Los pro- lago Yahyat'Cocha. _ .
duetos del mar y las tierras bajas están relativamente al Así pues, había varios pueblos: dispuestos y ansiosos
alcance de la mano. Por eso, casi todos los estados andi- por combatir la hegemonía inca. Pero también funciona-
nos, siglos antes del ascenso inca, habían explotado esa ron otros resentimientos de naturaleza más sutil. Por
diversidad, combinando los productos de diferentes zo- ejemplo, una de-las fuentes más importantes, compilada
nas para. aumentar su nivel de vida. a finales del siglo xvi o principios del xvü, recoge tradi-
Los incas no aportaron nada nuevo a este' respecto; se I ciones de los checa, un pueblo del valle de Huarochirí,
limitaron a hacerlo a una escala mucho mayor que cual-
quiera de sus predecesores. Sus ejércitos controlaban
I que ocupó en los primeros momentos de la era colonial
una posición estratégica enla vía desde Lima -la capital
miles de kilómetros, en unos 30° de latitud, en los que I que construyeron los españoles- hasta la antigua fortale-

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za inca en Cuzco. Las prioridades en sus fronteras se de- miento de aztecas e incas, y que eran intrusos yextranje-
finían con precisión. Estaban casi siempre en conflicto ros en todas las tierras que llegaron a gobernar en e!
con sus vecinos, a quienes temían como rivales y despre- Nuevo Mundo- se beneficiaron de los cambios de los j
ciaban como «salvajes», y habían ostentado la suprema- que fueron testigos más que cualquier otro grupoindíge-
cía local gracias en parte a su alianza con los incas. Sin na implicado? ¿Por qué, por ejemplo, no fueron los tlax-
embargo, poco antes de la llegada de los españoles, los caltecas los que sucedieron a los aztecas? ¿Por qué e! rei-
incas habían roto los términos de! acuerdo al negarse a no inca no se fragmentó sin más en una serie de estados
celebrar una danza anual en e! principal santuario de los indígenas? ¿Por qué hubo tan pocos lugares, tanto den-
checa. Así eran las formas de la política andina, basada tro de la penumbra de los mundos azteca e inca como en
en rituales que les resultaban incomprensibles a los espa- e! resto de las Américas, donde se rechazó e! dominio es-
ñoles. Como reacción ante esta afrenta, los checa se alia- pañol? Además, esta interpretación desde la óptica nati-
ron a los conquistadores y acabaron derrotando a sus an- va o indigenista pasa por alto un hecho de importancia
tiguos amigos. fundamental: en gran medida, lo que llamamos «con-
Las posteriores ampliaciones de! territorio que gober- quista» tiene un nombre erróneo. En la mayoría de luga-
nó España se basaron también en su alianza con los indí- res, no hubo conquista en- absoluto.
genas. Los ejércitos que los españoles llevaron a Guate-
mala y Honduras en la década de 1520 estaban formados,
en su mayoría, por guerreros de habla náhuatl, y otro Una explicación convincente
tanto se puede decir también de la soldadesca que con-
quistó Nuevo México en los últimos años de! siglo xvi. Consideremos esta afirmación durante unos instantes.
Así pues, una forma de comprender lo que ocurrió en lo Tradicionalmente, e! pensamiento de quienes se han
que denominamos «conquista» sería considerar a los es- centrado en esta cuestión se ha visto dominado por la
pañoles como los sorpre~dentes beneficiarios de un pro- idea de que e! establecimiento de la hegemonía europea
ceso que no tenía nada de sorprendente, a saber:. fre- en las Américas se llevó a cabo de forma sangrienta y te-
cuentes episodios de enfrentamientos en las familias rrible. La guerra -tal como dijo una vez el novelista Tho-
indígenas hegemónicas que, de cuando en cuando, supo- mas Hardy- «hace rápidamente buena historia, pero la
nían cambiar a quienes tenían e! poder. paz es una lectura muy pobre». Puesto que son innume-
Cualesquiera que sean las certezas de este punto de rables las fuentes que proclaman e! mérito de los guerre-
vista, con ellas surgen otros problemas. En primer lugar, ros, estas se centran en las batallas y transmiten una ima-
¿por qué los españoles -que eran inferiores en número al gen de intenso conflicto. Además, después de la conquista,
menor de los aliados que colaboraron en e! derroca- surgió en España un poderoso grupo de presión de críti-

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cos con el imperialismo que denunció a sus compatriotas en la región, y ninguno de ellos se vio obligado a some-
por las crueldades y barbaridades cometidas, confirman- terse. Por lo general, llegaban a una convivencia pacífica
do así la impresión de q~e el proceso estuvo marcado con los españoles. En algunas partes de lo que se convir-
por una horrible violencia. Por ejemplo, cuandopensa- tió en el imperio español en el Nuevo Mundo no fue ne-
mas en la conquista de México o Perú, nos vienen a la cesario el empleo de las armas: fueron sacerdotes o em-
mente las imágenes de la masacre que perpetró Cortés bajadores desarmados los encargados de negociar la
contra al menos tres mil pacíficos habitantes de la ciu- adhesión a la monarquía española. La implantación del
dad de Cholula, o las del incidente de Cajamarca, cuan- imperio' español-aunque de ninguna manera el más bru-
do Pizarra capturó al emperador inca y asesinó a mu- tal o malintencionado de la Hístoria- supuso un terrible
chos de sus tres mil ayudantes prácticamente desarmados sufrimiento para la mayoría de los pueblos que lo pade-
sin que hubiera existido provocación previa. Pero estos cieron, y sus efectos negativos son evidentes. Pero se
llamativos episodios fueron recursos desesperados debe reconocer que, en la mayoría de su territorio, su es-
de unos hombres desesperados que, ante una situación de tablecimiento fue notablemente pacífico. Por lo menos,
aislamiento traumático, recurrieron al terror para aliviar debemos encontrar una explicación de la «conquista»
sus temores o para animar a sus compañeros. La historia que tenga en cuenta la escasez de hechos bélicos y la
convencional de la conquista de México dibuja los con- abundancia de negociaciones que llevaron a los pueblos
tornos de tres guerras: la prueba de fuerza de los españo- indígenas a acomodarse a la nueva situación y plantear
les contra los tlaxcaltecas antes de la alianza, los san- escasa resistencia.
grientos combates por Tenochtitlan y la brutal represión Una' de las tendencias más llamativas en los estudios
en Michoacán, en el norte del valle de México, donde los históricos más recientes es la de volver a un realismo so-
habitantes del lugar rompieron con los españoles des- bre cómo funcionan los imperios. que había sido exclui-
pués de una fase inicial de acomodación, provocando do de los mismos durante mucho. Es extremadamente
una venganza- inmisericorde. Sin embargo, no se suele raro que una comunidad someta a otra sin valerse de
llamar la atención sobre el rasgo más notable de estos traidores y colaboradores indígenas. Antes de la indus-
conflictos: que fueron muy escasos. trialización -que equipó a los estados modernos con re-
La contienda con los tlaxcaltecas fue una especie de cursos de comunicación y arsenales de coerción asom-
prueba sobre la aptitud de los españoles como potencia- brosamente eficaces-, resultaba imposible llevar a éabo
les aliados, no una auténtica acción hostil por parte de conquistas duraderas sobre víctimas renuentes. Los pue-
los indígenas. La violencia en los otros dos episodios fue blos indígenas sometidos al dominio colonial rara vez, si
real, pero los aztecas y los pueblos de Michoacán fueron es que hubo algún caso; perdieron todo el poder e inicia-
sólo dos grupos de entre los muchos cientos que había tiva, y de hecho continuaron moldeando sus propias his-

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torias dentro de los marcos de los imperios a los que per- dignidad regia. Sea como sea, hay muchas sociedades,
tenecían. En tiempos recientes, los grandes imperios especialmente en el Sudeste Asiático y en el Pacífico, que
erigidos por británicos, franceses, holandeses y, en cierto han dado muestras de esta tendencia en épocas recien-
sentido, alemanes practicaron en todos los casos lo que tes, cuando ha podido ser meticulosamente documehta-
los británicos llamaban «gobierno indirecto», dejando o da. Esto es perceptible incluso hoy entre los occidenta-
devolviendo el poder a las élites indígenas, y por lo gene- les, quienes, pese a no poseer una tradición activa de
ral, reclutaban a sus ejércitos y fuerzas policiales entre preferencia hacia los extranjeros, valoran los productos
las filas indígenas. foráneos de la misma manera que otras culturas valoran a
No deberiamos esperar que un imperio de principios los individuos extranjeros. La antropóloga Mary Helms ha
de la era moderna como el español fuese diferente. De reunido innumerables ejemplos de sociedades que, literal-
hecho, si fue algo, fue más dependiente aún de los inter- mente, santifican los productos en proporción a la distan-
mediarios indígenas, a causa de la inmensidad de los te- cia que han recorrido, así como de la proximidad que exis-
rritorios que lo formaban, la escasez de recursos que lo te de su presunta procedencia respecto al horizonte divino.
mantenían, la falta de población española que sufría per- Las personas adquieren el grado de santidad o una forma
manentemente, la «tiranía de la distancia» y la dificultad menor de respetabilidad deja misma manera. En la histo-
de las comunicaciones que hacían que el control del te- ria documentada de Occidente, los peregrinos eran ve-
rritorio resultase complicado. nerados, y los viajeros regresaban de lugares lejanos au-
Las evidencias confirman estas reflexiones. Esto deja mentando su reputación de hombres sabios.
abierto el problema de cómo desentrañar los motivos La prevalencia que el indígena americano otorgaba al
por los que los pueblos que confiaron en la autoridad de extranjero en muchas tradiciones forma parte de estos
los españoles continuaron soportando en la mayoría ejemplos. Posiblemente,. esta ,es la clave para compren-
de los casos su dominio, pagando impuestos y cooperan- der las afirmaciones de los españoles de que fueron con-
do en su propia explotación sin que, curiosamente, se al- .fundidos con dioses. En muchos lugares fueron recibi-
teraran por ello. Todas las culturas que acogieron a los dos con el tipo de reverencia debida no a'1os dioses, sino
españoles exhibieron el «efecto extranjero», es decir, que a los regalos de los dioses, investidos con el misterio por
por tradición apreciaban a los extranjeros y mostraban el hecho de venir de un lugar muy lejano. El papel de los
predisposición a concederles honores. Algunos antropó- misioneros a la hora de ampliar las fronteras del imperio
logos afirman que, en algún momento de su desarrollo, resulta comprensible cuando lo ponemos en relación
todas las sociedades muestran preferencia por los ex- con este hecho. Resulta sencillo someterse a un hombre
tranjeros, e incluso que son muchas las monarquías que santo cuya procedencia se considera sagrada debido a su
tienen su origen en la elevación de unos extranjeros a la lejano origen.

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En cualquier casó, en ciertos contextos sociales y polí- I do se da el matrimonio con un extranjero (o cualquier
ticos, al extranjero se le considera un regalo celestial
de una natiJraleza absolutamente práctica. Al carecer de
I tipo menos formal de cohabitación), este acto tiene con-
secuencias. Generalmente, el extranjero adquiere autori-
cualquier ~lase de vínculos con las facciones en lucha, I dad, beneficios, tributos, deferencia ritual, un lugar de
centros de poder o linajes rivales existentes, el extranjero
se convierte en el árbitro ideal para cualquier tipo de
I honor e incluso de poder dentro de la sociedad que lo
acoge. Las formas características de explotación econó-
disputa. Este poder de arbitraje supone una especie I mica mediante las cuales los españoles mantuvieron su
de autoridad judicial que, en la mayoría de sociedades,
es una función (ya menudo es el ingrediente definitorio)
I hegemonía durante los comienzos del periodo colonial
fueron adquiridas casi de manera automática en virtud
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de la soberanía. En muchos lugares de Mesoamérica y de sus matrimonios con mujeres indígenas de elevada
los Andes, los españoles, legos y religiosos, desempeña- posición social. El imperio español, aunque surgido por
ron la función de resolver las disputas indígenas sobre la la violencia en algunos lugares, fue, en otros, consecuen-
tierra, la realeza y la distribución de la riqueza y el poder. cia del «efecto extranjero».
Con cada arbitraje que hacían, los españoles se volvían ¿Ayuda este modelo de adquisición del poder en vir-
más valiosos a los ojos de las sociedades que los acogían
y más arraigados como parte, o como un añadido, de sus
I tud del «efecto extranjero» a explicar las conquistas en
América de gentes fuera de las fronteras españolas? Los
tradicionales estructuras de poder. I casos más sugestivos quedan, casi siempre, fuera de la li-
Además, lo exótico es, para algunos gustos, sexualmente I teratura: los reinos cimarrones fueron creados con fre-
atractivo, y muchas sociedades practicaban de forma ruti- cuencia por esclavos huidos, a veces en sus propias comu-
naria la hospitalidad sexual con los extranjeros. Además,
I nidades, pero también imponiéndose a pueblos indígenas.
ciertas consideraciones prácticas también recomiendan la Los procesos que elevaron a los. esclavos al poder sobre
elección del extranjero como socio matrimonial, en espe-
cial en el caso. de los miembros de las élites indígenas, pre-
I los indígenas fueron iguales a los que permitieron a los
españoles hacerse con el poder.
cisamente porque el matrimonio con un local tiende a I Los colonos ingleses, franceses, portugueses y holan-
comprometer la propia independencia política, mientras I deses también actuaron a veces en lugares sujetos al
que el extranjero confiere prestigio sin cargar a la esposa o
el marido con asociaciones vergonzosas. Esa es la razón
I «efecto extranjero». Por lo general, los invasores de esas
nacionalidades modelaron sus empresas basándose en
por la cual las familias reales europeas han buscado, por lo I los precedentes españoles; supieron explotar la bienve-
general, socios matrimoniales fuera de sus reinos. nida que les daban los indígenas, y adquirieron derechos
No debe sorprender que tantas dinastías indígenas en
I de asentamiento -por ejemplo, los holandeses en Man-
las Américas hicieran lo mismo con los españoles. Cuan- I hattan y los ingleses en Pensilvania- mediante negocia-
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ciones pacíficas. Los «peregrinos» de Massachusetts y tos básicos y admitir que, mientras ninguna de las explica-
los colonos que establecieron la primera colonia inglesa ciones tradicionales que hemos diseccionado en las páginas
estable en Virginia hubieran perecido de hambre a los anteriores es satisfactoria por sí misma, tuchas de ellas tie.
pocos días de llegar si los indígenas no los hubieran ali- nen un lugar como patte de una armoma de explicaciones,
mentado. Los europeos explotaron a lo largo y ancho de cuyo equilibrio podría moverse -junto con el contexto cul-
toda América las rivalidades y las divisiones existentes tural y las condiciones medioambientales- de una. parte de
entre los indígenas para reclutar colaboradores y esta- las Américas a la otra.
blecer alianzas, igual que habían hecho en su día los espa- En primer lugar, incluso teniendo en cuenta el impacto
ñoles. Aunque ningún otro país colonial fue tan proclive a de las enfermedades, los conquistado tes seguían siendo
aplicar la sexualidad a la política como los españoles, los muy inferiores en número a sociedades sedentarias como
matrimonios de europeos con mujeres indígenas reforza- las de los aztecas, los nahua, los mayas y los pueblos an-
ron las buenas relaciones o, al menos, las hicieron sus- ! dinos. Este desequilibrio numérico se vio compensado
ceptibles de mejorar. en gran medida por el micropatriotismo indígena. La na-
Encontramos aquí una curiosa ironía en el hecho de que, I turaleza altamente localizada de las identidades indíge-
nas americanas fomentó su desunión, lo cual hizo posi-
en un primer momento, los españoles sobrevivieron en las I
Américas porque eran extranjeros y, a largo plazo, porque ble que los españoles reclutasen grandes cantidades de
se convirtieron en locales. El «efecto extranjero» ayuda a
I guerreros comandados por sus propios líderes, la adqui-
explicar por qué los españoles fueron tan a menudo los be- I sición de intérpretes (de los cuales la más famosa es
Doña Marina) y la colaboración de las élites indígenas en
neficiarios de las guerras internas de los indígenas; da fe de I las campañas de conquista y la.construcción colonial.
la extensión del poder español mediante la negociación y la
acomodación, y contribuye a que podamos comprender El armamento de los españoles no supuso una ventaja
los episodios violentos durante la conquista ampliando el I decisiva, capaz por sí sola de explicar' su éxito, pero dio
contexto en el que resulta inteligible el reclutamiento de a los conquistadores una oportunidad mayor de poder
aliados indígenas. Sin embargo, el resultado de aquellos
i luchar por su supervivencia. El arma que mató más gue-
episodios violentos es un fenómeno demasiado grande y rreros indígenas y salvó a los invasores en más ocasiones
variado como para producir una explicación sencilla que lo que ninguna otra fue la espada de acero. Una importan-
abarque por completo. En palabras de Jerez, «¿cuándo se cia menor tuvieron las armas de fuego, los caballos y los
vieron L..] tan grandes empresas de tan poca gente contra I perros de guerra o mastines; no todos los conquistadores
disponían de estas armas, y sólo eran útiles en determi-
tanta [...]?». I nadas circunstancias, a pesar de que los españoles esti-
Para alcanzar una completa comprensión --o tan cerca
como podamos estar de ella- debemos volver a los concep- maban enormemente los caballos.

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A pesar del beneficio que supusieron para los españo- 5. Un atajo a la tumba
les las enfermedades epidémicas, los aliados indígenas y
la espada de acero, hubo momentos en ~os que los inva-
sores sucumbieron de todas formas, y mbmentos asimis-
mo en los que habrían perecido de no ser por las propias
circunstancias de la invasión. Los españoles no tenían
nada más que perder que sus propios pellejos. Seguir
adelante mantenía en pie el objetivo de lograr grandes ri-
quezas y prestigio social, mientras que regresar les asegu-
raba las deudas, la ignominia y quizá el castigo del pa-
trón que se sintiese traicionado.
Los líderes indígenas, por el contrario, estaban defen-
diendo algo más que sus propias vidas. Estaban en juego
las viJas de sus familias, la futura condición social de sus
descendientes, el bienestar de toda la comunidad. En «Se retiró de allí la gente, cada compañía a su presidio»,
consecuencia, los indígenas tenían la motivación necesa- escribía un veterano de las batallas de conquista en
ria para buscar un compromiso y amoldarse a un invasor Sudamérica. Con una pretensión de auténtico valor y
dispuesto a seguir luchando -y, a veces, capaz de hacer- dura bravata característica de estos relaros de primera
lo- hasta que tal amoldamiento se alcanzase. Es proba- mano, el conquistador añadía que «yo pasé al Nacimien-
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ble que los líderes indígenas nunca llegaran a imaginar to, bueno sólo en el nombre y en lo demás una muerte,
que esos compromisos dieran como resultado tres siglos I con las armas en la mano a todas horas».
de dominio colonial español. I La memoria continúa con un relato acerca de cómo
fue destrozada en las. llanuras una fuerza española de
I cinco mil hombres bajo el ataque constante de los gue-
I rreros indígenas «con harta incomodidad». En varias
ocasiones, los españoles sobrevivieron tras entablar com-
I bate con <<1os indios», «maltratándolos siempre y destro-
I zándolos». Pero cuando llegaron los refuerzos indíge-
nas, «nos fue mal y nos mataron mucha gente, y capitanes,
I y a mi alférez, y se llevaron la bandera». Tres.de los con-
I quistadores salieron entonces a caballo en pos de la ban-
I
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Los conquistadores
I 5. Un atajo a la tumba
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dera, «por medio de gran multitud, atropellando y ma- Imaginando a los conquistadores
tando y recibiendo daño». Cayó un español, pero los
otros dos la alcanzaron: ¿Qué mejor símbolo del cambio en la cultura del con-
quistador que la mitad celebración, mitad parodia de
Pero cayó de un bote de lanza mi compañero. Yo, con un Erauso del estilo de vida de la conquista de las Indias?
mal golpe en una pierna, maté al cacique que la llevaba, se la ¿Cómo consigue Erauso salir airosa de su decepcionante
quité y apreté con mi caballo, atropellando, matando e hi- cambio de sexo, y ser aclamada más que condenada tras
riendo a infinidad; pero malherido y pasado de tres flechas y ser desenmascarada? ¿Es porque, como ella mismaafir-
de una lanza en el hombro izquierdo, que sentía mucho; en ma, permaneció virgen? ¿O fue porque para la década
fin, llegué a mucha gente y caí luego del caballo. de 1620 -un siglo después de que se extendiesen por
toda Europa las impresionantes noticias del descubri-
Al principio, este recuerdo tiene el tono de la proban- miento y caída del imperio azteca- a los españoles no les
za de un conquistador español del siglo xvi, pero si ha- apetecía machacara un conquistador?
cemos una lectura más cuidadosa, vemos que carece de Si esta última explicación es cierta, había un hombre,
cualquier tipo de justificación autorreflexiva, se narra la muerto mucho antes de 1620, que tuvo mucho que ver.
violencia quizá con demasiado condimento (casi recuer- I Bartolomé de Las Casas había llegado a las Américas un
da a Aguirre y su orgullosa confesión de asesinato) y po- I siglo antes que Catalina de Erauso. Las Casas fue un sím-
see un aire de novela de capa y espada mucho mayor que I bolo de aquellos primeros años en el Caribe igual que
las probanzas e incluso más que las narraciones de Ber- Catalina fue un símbolo de la pomposa complejidad de
nal Díaz. Aun así, el relato podría pasar como un ejem- I la cultura de los conquistadores tardios.El padre de Bar-
plo de escrito de petición de un conquisrador. De hecho, I tolomé había viajado como comerciante desde Sevilla en
está tomado de un relato escrito por un conquistador. Lo uno de los viajes de Colón en la década de 1490,.y daba
sorprendente es que el conquistador en cuestión no es Un . gracias por haber unido a su hijo a su negocio de provi~
hombre del siglo xvi, sino Catalina de Erauso, una mujer sión de los conquistadores que invadieron las islas del
del siglo xvii que escapó de un convento de monjas vasco Caribe. Allí Las Casas fue testigo, y participó, en los ex- ,.
en 1599 y que en 1603 viajó hasta las Indias vestida de citantes primeros días de oportunidades y decepciones.
hombre. Allí vivió dos décadas como un conquistador Pero desde el comienzo mismo de la conquista, hubo
de la última generación, hasta que fue desenmascarada entre los comerciantes, capitanes, colonos y.sacerdotes
como un fuera de la ley travestido. Erauso fue enviada de algunos que mostraron algo más que un mínimo interés
vuelta a España, donde se convirtió en una celebridad parlas gentes y los lugares que encontraban. Hubo con-
internacional, llegando a conocer al rey y al papa. quistadores que observaron a su alrededor con mirada

149

.[
~

Los conquistadores
I 5. Un atajo a la tumba

penetrante, escribieron acerca de lo que veían y discutie- Bartolomé de Las Casas no fue un antiimperialista ni
ron con sus iguales; unos pocos lo llevaron al extremo. un activista humanitario defensor de los derechos huma-
Sin duda muy a pesar de su padre, el interés de Bartolo- nos en el sentido moderno del término. No denunció al
mé de Las Casas por los taínos le alejó de los negocios imperio español ni cuestionó su derecho a colonizar. Sin
familiares y lo condujo hasta el sacerdocio. Renunció a la embargo, se opuso y denunció los métodos de aquellos
búsqueda del éxito del colono (sus encomiendas en que forjaron el imperio; atacó a los conquistadores y, de
Cuba y La Española) y se convirtió en una antorcha do- hecho, la esencia misma de la cultura del conquistador.
minicana, dedicando su larga vida a una campaña para Muchos de sus escritos, incluida la polémica Brevísima
convencer al rey de que nombrase a sacerdotes, y no a relación, fueron traducidos a otras lenguas europeas y
conquistadores, como gobernadores de las nuevas colo- ampliamente leídos por los enemigos de España.
nias. Sus asentamientos experlmentales en Guatemala y Las descripciones que hacía Las Casas de las atrocida-
Venezuela no llegaron a nada, y el imperio español ja- des de los conquistadores se convirtieron en piedras an-
más se convirtió en un archipiélago de utópicas colo- gulares de la llamada «Leyenda Negra», que hacía del
nias religiosas. imperialismo algo excesivamente brutal e inmoral. Ha-
La defensa que Las Casas hizo de los indígenas ameri- bía dos aspectos que nos resultan irónicos en la popu-
canos no cayó en saco roto. Provocó tal controversia que laridad que esta descripción tuvo en los países protes~
el rey se vio obligado a escuchar. Sus argumentos para tan tes; el primero era que los imperios protestantes
que los pueblos indígenas quedasen exentos de la escla- igualarían, y posteriormente superarían, la violencia co-
vitud y para que las encomiendas (que proporcionaban metida parlas conquistadores españoles en América. El
mano de obra indígena a los españoles) no pasasen como otro fue el mensaje implícito en la Leyenda de que los es-
herencia de unos propietarios españoles a otros queda- pañoles eran crueles porque. eran' católicos, lo que resul-
ron reflejados en 1542 en un conjunto de edictos conoci- ta paradójico en vista de la insistencia de Las Casas para
dos como las Leyes Nuevas. A pesar de la resistencia e que las colonÍasfueran gobernadas por sacerdotes ..
incluso una rebelión de los conauistadores contra las Le- Había tantos españoles que aborrecían la Brevísima re-
yes Nuevas, tuvieron un impacto duradero en el desarro- lación como ingIeses a los que les encantaba. Uno de los
llo de las colonias. La Brevísima relación de la destrucczón que la odiaban fue Bernardo de Vargas Machuca (véase
de las Indias de Bartolomé de Las Casas se convirtió en Figura 8). Nacido unos pocos años después de la prime-
un best-seller ya en vida del autor. Hasta su fallecimiento ra publicación de la Brevísima relación, Vargas Machuca
en 1566 disfrutó de la protección de la Corona y del de- siguió una carrera de conquistador tardío en las décadas
recho de petición en la impresión y en la corte contra los finales del siglo xvi. En el territorio de la actual Colom-
abusos de los colonos contra los colonizados. bia dirigió incursiones de castigo contra comunidades

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Figura 8, Bernardo de Vargas lVlachuca, Frontispicio de su obra j'vti/¡efa


Indiana y DescnjJC:ón de las Indias, publicada en Madrid en 1599. El ve-
terano de las campañas de conquista- en Sudamérica parece imirar la
pose del rey de España Felipe rr, como se puede comprobar en el retra-
to del monarca español pintado por Tiziano en 1551 (página opuesta).

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Los conquistadores
I 5. Un atajo a la tumba
I
indígenas «rebeldes» y buscó la mítica ciudad selvática I a su tiempo. Aunque ese siglo contempló cómo aumen,
de El Dorado. Harto de la forma en la que Bartolomé de taba continuamente la reputación internacional de Las
Las Casas y sus seguidores hundían la reputación de los I Casas, mientras Vargas Machuca permanecía en el olvi-
conquistadores, Vargas Machuca escribió en 1603 una I do, la condena de los conquistadores y su cultura ni fue
refutación punto por punto de las acusaciones del sacer- dada por sentada ni se alcanzó fácilmente en el mundo
dote sevillano. Aunque su Defensa de las conquistas occi-
I hispano. Se podía parodiar, pero sólo de una manera in-
dentales no fue publicada hasta siglos después (su prime- i directa. Un ejemplo es la pícara autobiografía de Catali-
ra edición en inglés es del año 2010), reflejaba parte de I, na de Erauso, con sus hazañas en Sudamérica como
la actitud hacia lo que con el tiempo se vería como la forma de parodia representada. Otra es la brillante in-
edad de oro de los conquistadores. vención de Miguel de Cervantes, el personaje de Don
Contemplando la cuestión con el prisma de la defensa Quijote de la Mancha, el conquistador delirante.
de Vargas Machuca, los pueblos indígenas eran tan inhe- A pesar de todo el éxito de El ingenioso hidalgo Don
rentemente salvajes y agresivos que su conquista fue, de Quijote de la Mancha, la gran novela de Cervantes, su
hecho, una «pacificacióo», un término utilizado por los protagonista epónimo nunca salió de España. El objeti-
conquistadores desde los primeros años de las guerras vo evidente del ingenio del poeta era el caballero de la
de conquista. Vargas Machuca da un giro completo a la época de la caballería, no el capitán de las campañas de
Leyenda Negra empleando los insultantes adjetivos que conquista en las Indias; Don Quijote sólo era un Vargas
Las Casas lanza contra los conquistadores para describir Machuca o un Montejo (no digamos un Cortés o un
a los «indios»: codiciosos, crueles, depravados sexuales y Aguirre) de manera muy indirecta. Por supuesto, hayra-
cobardes. Las figuras de los conquistadores clásicos. reci- zones literarias que explican por qué Cervantes decidió
ben una alabanza bastante previsible. Por ejemplo, Ma- hacer una sátira de un caballero andante en lugar de
chuca concluía que la entrada de don Hernán Cortés en convertir directamente a un .conquistador del Nuevo
Nueva España' «se puede muy bien entender qué Dios la Mundo en una figura ridícula ..Pero su.elección seexpli-
dispuso,. ordenó y guió». Se presenta al conquistador de ca también por un. contexto político y cultural más am-
México como un noble profundamente religioso cuyas plio en la España de comienzos del siglo xvü , que no era
hazañas fueron «corteses». Vargas Machuca se pregunta: precisamente propicio para hacer mofa de los conquista,
«Este gran caballero y cristiano ¿por qué mereció título dores, y menos aún a finales de aquel mismo siglo.
de cruel tirano?». '. Por ejemplo, un vistazo a los retratos del periodo reve-
Muchos españoles se mostraron de acuerdo con est~ la que los conquistadores estaban ansiosos por aparecer
punto de vista, en especial a medida que avanzaba éi si- en el lienzo como personajes regios, llenos de dignidad y
glo xvü. Al parecer, Vargas Machuca fue un adelantado autoridad (a una gran distancia del cómico caballero de

154 155
Los conquistadores 5. Un atajo a la tumba

Cervantes). Los retratos de los conquistadores tomaban rrey y el conquistador estaban colocados y yuxtapuestos
su inspiración y su legitimidad de otros dos géneros de en una relación de legitimidad, autoridad y lealtad.
retrato, el de los reyes y los virreyest"Los retratos de los El mismo mensaje se divulgó públicamente en otras
reyes tendían a establecer tropos isuales que fueron pinturas del siglo xvii, sobre todo en las docenas (quizá
posteriormente imitados en los retratos oficiales de los más) de pinturas por entregas que representaban la con-
virreyes mexicanos y peruanos, así como en los retratos quista de México. La mayoría de estas series se encontra-
oficiales y privados de los conquistadores. La imitación ban en uno de estos tres formatos: conjuntos de entre 20
que Vargas Machuca hace de la pose de Felipe II medio y 24 paneles llamados «enconchados» (o 'incrustaciones
siglo después (véase Figura 8) no fue simplemente un de conchas', por el mosaico de madreperlas que había al-
préstamo directo, sino parte de una pretensión más am- rededor de los bordes); los grupos de entre4 y 20 pane-
plia de reconocimiento de la posición social mediante la les plegables llamados «biombos» (véase Figura 3), y
asociación con el monarca. De igual modo, la vista de grupos de pinturas narrativas (como la colección Kislak,
medio cuerpo y en tres cuartos de ]iménez de Quesada un conjunto de ocho lienzos al óleo). Durante décadas,
(véase Figura 2) era una pose convencional de las prime- los estudiosos consideraron estas imágenes expresiones
ras pinturas modernas, en especial de los retratos oficia- de un protonacionalismo mexicano. Sin embargo, re-
les de virreyes y gobernadores de las provincias del im- cientemente el historiador del arte Michae! Schreffler ha
perio. En el palacio real de Ciudad de México, la sede propuesto de manera convincente que «su representa-
del gobierno de Nueva España, colgaron durante los si- ción de la narrativa [de la conquista] glorifica (más que
glos coloniales varios retratos de medio cuerpo de los vi- reemplaza) la autoridad de la monarquía española en
rreyes de Nueva España, comenzando con el del primer Nueva España». La popularidad de las pinturas de la
gobernador, Hernán Cortés. I conquista de México no anticipaba la resistencia al con-
Una descripción de 1666 de los retratos del palacio .1 trol imperial que hubo siglos después, sino que era, por
I
real de Ciudad de México asegura que en la misma habi- e! contrario, una prueba de la creciente apropiación de
i,
tación estaba expuesto el famoso retrato que Tiziano la conquista y sus conquistadores por parte de! imperia-
pintó a Carlos V, y que fue enviado a México por el em- lismo español.
perador «luego que tuvo la feliz nueva de la conquista de El apogeo de todo este arte -los enconchados, biom-
estos reinos». Aquello era imposible; el lienzo debió de ser bos y pinturas murales- se produjo al final del siglo xvü.
tilla copia del original de Tiziano, que fue pintado en Durante décadas fueron como los hermanos visuales de
1548, dos décadas después de que llegasen a España las las triunfalistas versiones de la historia de la conquista en
noticias acerca de la caida de los aztecas. En cualquier boga en aquella época. Entre estas historias, la más nota-
caso, el mensaje era suficientemente claro: el rey, el vi- ble e influyente fue la nueva versión oficial de la conquis-

157

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.~.

Los conquistadores 5. Un atajo a la nunba

ta de México escrita por Antonio de Solís y Rivadeneyra, como gobernador de las Filipinas (donde murió en 1715).
cronista de los reyes Felipe IV y Carlos n. Publicada por Ursúa pudo haber leído la historia de Solís a finales de la
primera vez en 1684, la Hútoria de la Conquista de Méxi- década de 1680, cuando era un ambicioso abogado y
co comenzaba con un ataque dirigido a los primeros his- funcionario colonial en Ciudad de México. En 1692,
toriadores de la conquista española, en cuyas obras en- cuando fue nombrado gobernador del Yucatán, había
contraba concebido un plan para seguir los pasos de Cortés y con-
quistar el Itzá maya.
grande osadía y no menor malignidadpara inventar10 que qui- El reino itzá había sobrevivido y prosperado en la selva
sieron contra nuestra nación,gastandolibrosenteros en culpar tropical desde que Cortés había pasado por él en 1525, en-
lo que erraron algunospara deslucirlo que acertarontodos. tre las colonias españolas del Yucatán y el altiplano de
Guatemala. En 1692, Ursúa le dijo al rey que su «pacifica-
Al glorificar a Cortés y los hechos heroicos de otros ca- ción» sería «la empresa más gloriosa del servicio de Dios y
pitanes y «soldados», Solís habla con la boca pequeña de Vuestra Majestad en que puedo emplearme». En la tra-
acerca del espíritu conquistador de iniciativas y empresas dición de los primeros conquistadores, la época de su an-
individuales. El individualismo que en realidad se encuen- tepasado Pedro de Ursúa (que encontró una muerte vio-
tra en el corazón de la cultura del conquistador fue defini- lenta en Perú en 1560), don Martin insistía en que la
tivamente enterrado por Solís, oscurecido detrás de su re- campaña sería financiada por inversores privados y no le
construcción de la conquista como un logro de Carlos V y costaría nada al rey; el papel de la Corona sería recompen-
una manifestación. directa de su imperio en el Nuevo sar a U rsúa con títulos apropiados y posiciones lucrativas
Mundo. En el siglo xvi, la cultura del conquistador siem- una vez que éste hubiese aumentado el dominio del rey.
pre había fomentado un desprecio apenas disimulado ha- En palabras del historiador actual GrantJones, «Ursúa se
cia la autoridad imperial, una deslealtad potencial que se veía a sí mismo, en efecto, como un conquistador tardío».
. asentaba sobre la fina línea que había entre la amargura y Ursúa era un imitador barato de Cortés. Era conquis-
el enfado de Bernal Díaz y Vargas Machuca, y la brutal re- tador de nombre, pero no de.espíritu. Se trataba, en rea-
belión de Gonzalo Pizarro y Lope de Aguirre. lidad, de un burócrata privilegiado que sabía cómo
Aquella tensión había desaparecido de la historia en el funcionaba el sistema imperíal. Arriesgó poco, se rela-
momento en que escribió Solís. También estaba ausente cionó con habilidad y logró numerosos ascensos. Su so-
cuando los españoles de aquel tiempo reivindicaban el cio en Campeche tenía un hermano en el Consejo de In-
legado de los conquistadores. Un ejemplo es don Martín dias. Contrajo matrimonio con una rica heredera de
de Ursúa y Arizmendi, un noble vasco que procedía de I familia de conquistadores del Yucatán y empleó su for-
una larga estirpe de conquistadores y que acabó su carrera tuna para financiar su conquista del reino itzá. Exprimió

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I

Los conquistadores 5, Un atajo a la tumba

sin piedad a la población maya del Yucatán, presionan- parte del fenómeno, todavía vigente, de conquista de las
do para aumentar los niveles del sistema de explotación Américas, que se extiende desde Colón y Cortés hasta
económica desarrollado por 1us predecesores, y utilizó los británicos y los franceses, desde Alaska hasta Patago-
los beneficios para comprarselel título de conde de Lizá- nia, desde la guerra entre México y Estados Unidos hasta
rraga. Su carrera reflejó las características de autopro- la guerra de las Malvinas? ¿Han estado los europeos y
moción y ambición personal propias del conquistador, euro-americanos intentando subyugar a los indígenas
pero sin el sufrimiento y el sacrificio, sin el borde áspero americanos durante los últimos cinco siglos?
de desagrado y deslealtad potencial. Pedro, el antepasa- Sin duda podemos plantear estas cuestiones más com-
do de Ursúa, había sido asesinado por otros españoles en plejas y que reflejan pinceladas más amplias de la histo-
el Amazonas peruano, el tipo de destino que jamás estu- ria del Nuevo Mundo, pero dependen de generalizacio-
vo escrito en las cartas de don Martín. nes y generosas dosis de retórica, mientras ignoran el
papel central del individualismo en la cultura del con-
quistador. Podríamos dar un paso a un lado -mejor que
Conquistadores tardíos adelante- para contemplar las actividades de ingleses,
escoceses, franceses y otros europeos en las Américas
Los conquistadores han sido retratados corno un fenó- durante los siglos xvi y xvü, y así comprender mejor a
meno abrumadoramente español, corno de hecho fue- los conquistadores en el mundo español. Estas compara-
ron. Incluso los conquistadores negros e indígenas lo ciones están fuera del ámbito de este libro, pero han co-
fueron porque actuaron dentro del ámbito español en menzado a hacer fortuna entre los estudiosos del impe-
América. Pero los conquistadores formaron parte de un rio en las Américas de los primeros. siglos de conquista.
fenómeno mayor de exploración, invasión, conquista y Sin embargo nos encontramos con un problema de ini-
colonización de las Américas. ¿Se podría afirmar, enton- cio: la nación-estado creció rápidamente dentro de estos
ces, que los conquistadores fueron únicamente la mani- imperios, y después del siglo xvi es cada vez más el esta-
festación inicial de un modelo de invasión extranjera que do el que formula y guia las actividades de «conquista».
va desde la primera travesía del Atlántico hasta el pre- En los siglos siguientes hasta hoy en día, estas activida-
sente? ¿Deberíamos contemplar a.donMartín de Ursúa, des son, en su inmensa mayoría, intervenciones, invasio-
en su calidad de conquistador tardío, corno un eco final nes, guerras abiertas, guerras encubiertas o guerras por
de los conquistadores originarios, corno una coda a la poderes manejadas por gobiernos nacionales.
cultura del conquistador, o fue un ejemplo temprano de Para encontrar ejemplos de individuos que bien po-
la cultura de los conquistadores modernos que duraría drían caracterizarse con razón como conquistadores tar-
varios siglos? ¿Es la cultura de los conquistadores una dios o modernos, debemos fijar nuestra mirada en las

160
Los conquistadores 5, Un atajo a la tumba

orillas, no en la corriente principal, de la historia de las trolaba» (en palabras de Harrison), igual que, tres siglos
Américas. atrás, Cortés y sus compatriotas habían creado consejos
Allí encontraremos hombres como el tristemente célebre ciudadanos para ciu~ades que no existían, fundaronciu-
<<fílíbustero»William Walker. Como individuo ambicioso y dades en colonias imaginarias e inventaron títulos de go-
con visión, no como representante del gobierno de los Esta- bierno sobre reinos indígenas que no habían sometido.
dos Unidos, Walker recaudó fondos y reclutó hombres para La diferencia es que Walker se convirtió en símbolo de
poner en marcha unas expediciones de conquista en Méxi- una política exterior fracasada, mientras que Cortés se
co y Centroamérica. Al igual que un conquistador del siglo convirtió en e! símbolo del triunfo del imperialismo. La
xvi que reclamaba territorios que presuntamente se conver- república de Walker fue una quimera. No hubo miles de
tirían en provincias del imperio español, Walker modeló americanos que colonizasen Nicaragua, ni e! gobierno
nuevas repúblicas que, se suponía, se convertirían en esta- norteamericano en Washington le confirmó en su cargo
dos de los Estados Unidos. En 185.3marchó a la Baja Cali- como gobernador de un nuevo estado de la Unión. Lo
fornia con 45 hombres, fundando lo que dio en llamar la Re- que selló el destino y el legado de Cortés para que fuese
pública de la Baja California. A aquel estado, en gran medida distinto del de William Walker -o de! de Lope de Aguirre-
imaginaría, le siguió en 1854 la República de Sonora y, dos no fueron tanto las acciones de esos hombres como el
años más tarde, la República de Nicaragua. impacto de los compatriotas y las instituciones imperia-
Se ha estudiado a Walker como un ejemplo curioso -in- les que los siguieron.
cluso como exemplum- del deseo imperial norteamerica-
no del siglo xix, de la doctrina de! destino manifiesto fuera
de control y de! desarrollo de la virilidad americana mo- Conclusión
derna. N o fue un caso único en aquella época; hubo al me-
nos otra. docena de filibusteros comprometidos a media- En 1533, un grupo de varias docenas de esclavos negros
dos de siglo en empresas similares en.México, Américá naufragó frente a las costas de lo que actualrnentees
Central y Cuba. Pero resulta difícil no ver los paralelos Ecuador. Fueron arrastrados hasta la playa, desprovistos
con los conquistadores. Como ha afirmado Brady Harri- de todo, desaliñados y con poco o nada que les valiese
son, un estudioso de! legado de Walker en la literatura y e! como víveres o armamento. Alonso de Illescas asumió
cine americanos, e! «Rey de los filibusteros» era un «con- rápidamente el mando de los náufragos; había sido es-
quistador curioso y despiadado», una descripción que po- clavo en Sevilla, donde se convirtió al cristianismo y ad-
dría aplicarse a muchos españoles de! siglo xvi. quirió los rudimentos, al menos, de la cultura española.
Walker se declaró en varias ocasiones «presidente de En cuestión de meses, estableció una relación privilegia-
una república que no existía en un territorio que no con, I da con el jefe indígena del lugar, se casó con su hija y se

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I 163
i,
......,.-

Los conquistadores
I 5. Un atajo a la tumba
I
,
convirtió en su heredero. Antes de sucederle en la jefatu- l.

ra, lliescas y sus compañeros ayudaron a los indígenas en


sus guerras contra tribus vecin4 y actuaron, de hecho,
como guardaespaldas de su jefe.
Los colonos españoles en Quito -la ciudad española
más cercana- se esforzaron por llegar a un entendimien-
to con «el rey negro de las Indias», como le llamaban. A
veces enviaron misiones diplomáticas para intentar con-
seguir su consentimiento para construir una vía desde
Quito hasta el puerto que controlaba, y otras veces en-
viaron ejércitos que intentaron infructuosamente some- Figura 9. Los conquistadores negros de Esmeraldas. Don Francisco de
terlo. lliescas obtuvo el título de gobernador concedido Arove, de cincuenta y seis años, con dos de sus hijos! don Pedro',.de vein-
por el rey de España, y prosperó notablemente en su dig- tidós, y don Domingo, de dieciocho, pintados y rotulados en 1599 POt un
artista de Quito, Andrés Sánchez Gallque, pata Felipe III, identificado
nidad sin sacrificar ni un ápice de su independencia. como «Rey de España y las Indias». Los tres líderes cimarrones sostienen
El pequei'ío estado que creó se fragmentó a su muerte lanzas de madera de palmera y punta d.e hierro, y llevan adornos de joyas
de oro, jubones, ponchos, capas de seda y gorgueras blancas, toda una
en una serie de '«reinos» insignificantes gobernados por mezcolanza de paños y estilos de China. Europa y los Andes.
los descendientes de sus lugartenientes negros. En 1599,
en Quito, el pintor Andrés Sánchez Gallque retrató a uno
de ellos, don Francisco de Arove, junto a sus hijos, con La historia recuerda, en miniatura, las de otros con-
ocasión de su visita para ser investido con el rango del go- quistadores españoles mejor conocidos, incluso famo-
bernador real (véase Figura 9). Los tres funcionarios ne- sos. Llegan como extranjeros sin' ninguna ventaja evi-
gros aparecen suntuosamente ataviados, en el colmo de la dente que pareciese destinarlos al poder. Se convierten
moda aristocrática, con unas gorgueras tan lujosas que las en algo útil en virtud del «efecto extranjero»: su inde-
estrictas leyes suntuarias las hubieran prohibido en Espa- pendencia de las tradicionales divisiones indígenas los
ña. En sus orejas y narices llevan adornos de oro del tipo hace ideales para funciones de guardaespaldas y socios
del que los indígenas. reservaban para sus gobernantes y matrimoniales de las élites, y su habilidad en la batalla
las representaciones de sus dioses. En unos pocos años, los los hace deseables como aliados. Ejercen la influencia de
funcionarios de Quito se quejarían de que los funcionarios árbitros apreciados. La sociedad indígena los recibe con
negros seguían tan intratables y recalcitrantes como siem- hospitalidad y los recompensa con tributos, servicios y,
pre. Sus pequeños reinos sobrevivieron, realmente inde- al final, con el poder. Proporcionan un nivel adicional de
pendientes, durante muchas generaciones. liderazgo, suplementando, sustituyendo u ocupando un

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--r
I
Los conquistadores
I
lugar por encima de las élites tradicionales sin eliminar Lecturas adicionales
por completo las estructuras existentes. Su éxito no se
debe a su superior armamento, o a los caballos, ni a nin-
guna ventaja intelecrual o moral, ni al error de los indíge-
nas que los confunden con dioses. Por el contrario, sur-
ge de elementos muy asentados en la cultura indígena.
La trayectoria hasta el poder de don Francisco de Aro-
ve y sus colegas fue la de muchos o la mayoría de con-
quistadores españoles, cuyas carreras parecen imitar o
simular. También ellos son conquistadores y, quizá, son
tan representativos a su manera como cualquiera de
aquellos a los que los documentos históricos han conce-
dido el honor del recuerdo, desde los más obvios como
Cortés y Pizarra hasta otros menos evidentes, como Ur-
súa y Vargas Machuca. La categoría de conquistador es Este ensayo bibliográfico presenta únicamente obras en inglés,
todavía mayor, pues incluye a protagonistas tan poco incluye las grandes fuentes publicadas utilizadas en la redac-
convencionales como Catalina de Erauso y don Fran- ción de este libro y disponibles en traducción (pero no obras
cisco de Montejo Pecho Sólo considerando esta categoría no traducidas ni fuentes de archivo no publicadas) y se inclina
por ediciones y estudios más accesibles.
como inclusiva, y apreciando la naturaleza expansiva de la
cultura del conquistador en las Américas, podremos en-
Un ejemplo de una introducción adicionalo historia general de
tender completamente el fenómeno de los conquistado- ! los conquistadores;más allá de este libro,.es Seven Myths o/ the
res, la conquista española y la civilización latinoamericana. !. Spanish Conquest, de MatrbewRestall(NuevaYork:Oxford Uni-
versityPress, 2003). The Conquistador, 1492-1550, deJohn Pohl
(Oxford; Osprey,2001),dirigidoa lectoresde bachilleratovlicen-
ciatura, cuenta con buena informacióne ilustraciones.Historias
más ampliasaccesiblessobre e! ascensode! imperio español.que
prestan una atención considerable a los conquistadores en las
Américasse encuentran en Empire: How Spain Became a World
Power, 1492-1763,de Henry Kamen (NuevaYork:HaperCollins,
2004) y en la legiblepero anticuada «Trilogiade! Imperio Espa~
ño!» de Hugh Thomas (RiverI o/ Gold; 2003, Y The Golden Age,

166
--,.'
I
Los conquistadores Lecturas adicionales
I
2010, son los dos tirulos publicados hasta la fecha), además de su on Tria!: Carvajal's Complaint o/ the Indians in the Court o/
anterior Conquest. Cortes,Monte.uma and the Fallo/ Old Mexico Death (2008), Y Kris Lane, De/ending the Conquest: Vargas
(Nueva Yorf: Simon & Schuster, 1995). Las exploraciones y con- Machuca'; Apologetic Discourses (2010). .
quistas espafíolas están situadas en contextos hemisféricos y glo- Se han utilizado aquí varias ediciones excelentes de fuentes
bales, respectivamente, en The Amen'cas: A Hemúphenc History primarias, publicadas en traducciones, escritas por conquista-
(Random House, 2003) y Path/inders' A Global History o/Explo- dores y otros españoles. La edición clásica de la narración de
ratzon(Nueva York: Norton, 2006), ambas de Felipe Femández-Ar- Bernal Díaz del Castillo es The Conquest o/New Spain (Nueva
mesto. También son relevantes otros libros de Femández-Armes- York: Penguin, 1963), pero resulta más útil The History o/ the
to sobre aspectos concretos de este tema. entre ellos Columbus Conquest o/ New Spain, editada por Davíd Carrasco (Albu-
(1991, pero disponible en varias ediciones). 1492: The Year the querque: University ofNew Mexico Press, 2009). También son
World Began (Nueva York: HarperOne, 2009) y Amerigo: The recomendables: James Lockhart y Enrique Orte, Letters and
Man Who Gave His Name to Amerzca (Nueva York: Random People o/ the Spanzsh Indies (Cambridge, Cambridge Universi-
House,2007). ty Press, 1976); Hernán Cortés, Letters /rom Mexico, editado
Sobre la América indígena en vísperas de la conquista, véase por Anthony Pagden (New Haven, CT: Yale University Press,
Charles C. Mann, 1491: New Revelations o/ the Americas Be/o- 1986); Catalina de Erauso, Lieutenant Nun: Memoir o/ a Bas-
re Columbus (Nueva York: J7.nopf, 2005), para una visión de que Transvestite in the New World, traducido por Michele y
conjunto magistral; y para estudios más específicos, véase Te- Gabriel Stepto (Boston: Beacon, 1996); Pedro de Cieza de
rence N. D'Altroy, The Incas (2003), y Michael E. Smith, The León, The Discovery and Conquest o/Peru, editado por Alexan-
Aztecs (2002), ambos en la serie «Peoples of America» de Wi- dra Parma Cook y Noble David Cook (Durham, NC: Duke
ley-Blackwell, así como The Fall o/ the Andent Maya: Solving University Press, 1998); Bartolomé de las Casas, An Account,
the Mystery o/ the Maya Collapse, de David Webster (Nueva Much Abbreviated, o/ the Destruction o/ the Indies, editado por
York: Thames & Hudson, 2002). Franklin Knight, traducido por Andrew Hurley (Indianápolis,
La discusión sobre Jiménez de Quesada se ha tomado del IN: Hackett, 200:3);Bernardo de Vargas Machuca, The Indian
mejor libro sobre su expedición de 1536-1539, el de]' Michael Militia and Description o/ the Indies, editado por Kris Lane,
Francis, Invading Colombia: Spanish Accounts o/ the Gonzalo traducido por Timotby Johnson (Durham, NC: Duke Univer-
]iménez de Quesada Expedition o/ Conquest (University Park: sity Press; 2008).
Penn State.University Press, 2007). Éste es el primer volumen Igualmente se.han editado traducciones. inglesas de otros in-
en la serie de originales latinoamericanos; los primeros cuatro formes españoles escritos en el siglo xvi y dedicados, por com-
libros de la serie ofrecen nuevas perspectivas sobre la conquis- pleto o parcialmente, a acontecimientos de la conquista. Entre
ta española, y todos ellos han sido utilizados en la redacción de ellos se encuentran los. relatos de frailes -cuya preocupación
esta obra. Los otros tres son: Matthew Restall y Florine Assel- tiene que ver sobre todo con la conquista espiritual, como Die.
berg, Invading Guatemala: Spanish, Nahua, and Maya Accounts go Durán, Diego de Landa y Toribio Motolinia- y relatos tanto
o/ the Conquest Wars (2007); Carlos A. Jáuregui, The Conquest de conquistadores, como Juan de Betanzos, Alvar Núñez Ca-

168
Los conquistadores Lecturas adicionales

beza de Vaca y Pedro Pizarra, como de cronistas españoles Peru (Boulder: University Press of Colorado, 2005); la otra es
que no combatieron en el Nuevo Mundo, tales como Francis- de Catherine J ulien, Hútory o/ How the Spaniards Arrived in
co López de Gómara y Agustín de Zárate. Peru (Indianápolis, Hackett, 2006). 1
Las traducciones inglesas de relatos indígenas sobre las gue- Hay muchas obras secundarias accesibld que tratan aspec-
rras de conquista (algunos escritos originariamente en español, tos de la conquista española. Entre ellas destaca la de Inga
otros en diferentes lenguas indígenas) incluyen la de Stuart B. Clendinnen, Ambivalent Conquests: AJaya and Spaniard in Yu-
Schwartz, ed., Victors and Vanquished: Spanúh and Nahua catan, 1517-1570 (Cambridge: Cambridge University Press,
Views o/ theConquest o/Mexico (Boston: Bedford/St. Martin's, 2.' ed., 2003), que forma buena pareja con las obras de Restall,
2000), que yuxtapone de forma nítida los informes españoles, Maya Conquútt¡dor; el estudio de Grant J ones sobre la des-
eS'pecialmente el de Bernal Díaz (en la excelente traducción de trucción española de los itzá, The Conquest o/ the Last Maya
Maudslay), con relatos nahuas y de otros grupos indígenas, en Kingdom (Stanford, CA: Stanford University Press, 1998), y
la magnífica traducción de James Lockhart, cuyo texto com- . los libros de Anna Lanyon, Malinche's Conquest y The New
pleto se puede encontrar en su We People Here: Nahuatl Ac- Wdrld o/Martin Cortes (publicados originalmente en Australia
counts o/ the Conquest o/Mexico (Berkeley: University of Cali- por Allen & Unwin, en 2000 y 2004 respectivamente). Un es-
fornia Press, 1993); y Matthew Restall, Maya ConqUIStador tudio más erudito, pero también legible, de la Doña Marinal
(Bastan: Beacon Press, 1998), que presenta narraciones mayas Malinche histórica está en la obra de Frances Karttunen, Bet-
sobre la conquista' del Yucatán (y que hemos utilizado en este ween Worlds: Interpreters, Guides, and Survivors (New Bruns-
libro como base para los comentarios acerca de los puntos de wick. NJ: Rutgers University Press, 1994). Un estudio recien-
vista del Yucatán maya). Una selección de fuentes primarias te sobre las invasiones españolas en México occidental es el de
relevantes para este libro la encontramos en el capítulo prime- Ida Altman, The War /or Mexico's West: Indians and Spaniards
ro de Matthew Restall, Lisa Sousa y Kevin Terraciano, Meso- in New Calicia, 1524-1550 (Albuquerque: University of New
american Voices: Native-Language Writings Irom Colonial Mexico Press, 2010). Los estudios sobre la conquista que su-
Mexico, Oaxaca, Yucatan, and Guatemala (Cambridge: Cam- brayan los papeles y perspectivas de los indígenas incluyen el
bridge University Press, 2005). Un historiador nahua, Domin- de Stephanie Wood, Transcending Conquest: Nahua Views o/
go Francisco Chimalpahin Cuauhdehuanitzin, escribió su pro- Spanish Colonial Mexico, y los ensayos en Indian Conquista-
pia versión a comienzos del siglo xvü sobre el relato de la dors: Indigenous Allies in the Conquest o/ Mesoamerica, edita-
conquista de México que había escrito López de Gómara; re- dos por Laura Matthew y Michel Oudijk, ambos publicados
cientemente ha sido publicado por primera vez en inglés como por la University of Oklahoma Press (2003 y 200n Véanse
Chimalpahin's Conquest, editado por Susan Schroeder et al. también los diversos estudios de Serge Gruzinski, en especial
(Stanford, CA: Stanford University Press, 2010). Hay dos su Painting the Conquest: The Mexú::anIndians and the Euro-
magníficas ediciones recientes en inglés de un texto inca sobre pean Renaissance (París: Flammarion, 1992). También resulta
la conquista del Perú, el de Diego de Castro Yupanqui: una útil aquí el estudio de Michael Schreffler, The Art o/ Allegian-
edición es la de Ralph Bauer. An Account o/ theConquest o/ ce: Visual Culture and Imperial Power in Baroque New Spain

170 171
Los conquistadores Lecturas adicionales

(University Park: Penn State University Ptess, 2007). Para am- y a Amy S. Greenberg, Manifest Manhood and the Antebellum
pliar el tema de cómo encajan las conquistas de México y Yu- American Emptre (Cambridge: Cambridge University Press, 2005).
catán en la historia del Apocalipsis, véase Matthe'>l.jRestall y Por último, para ampliar la información sobre el «efecto ex-
Amata Solari, 2012 and the End o/ the World: Th~ Western tranjero» y una introducción a la literatura antropológica y
Roots o/ the Maya Apocalypse (Lanham, MD: Rowman & Lit- sociológica relevante, véase Felipe Fernández-Armesto, «The
tlefeld,2011). Stranger-effect in Early Modern Asia», en Shtfting Communi-
Sobre los Andes y otras regiones de Sudamérica, incluida la ties and Identity FormalÍon in Early Modern Asút, editado por
discusión sobre los cimarrones de Esmeraldas, recomendamos Felipe Fernández-Armesto y Leonard Blussé (Leiden: Leiden
especialmente Quito 1599: City and Colony in Transittón, de University Press, 2003).
Kris Lane (Albuquerque, University of New Mexico Press,
2002). Kris Lane es también el primer historiador de Vargas
Machuca y su mundo, y en este libro se han expuesto las intui-
ciones que Lane presenta en los dos volúmenes de Vargas Ma-
chuca mencionados más arriba. The Conquest o/ the Incas, de
John Hemming, fue publicado por primera vez en 1970, pero
sigue siendo una lectura apasionante (disponible en varias edi-
ciones). El libro de James Lockhart, The Men o/ Cajamarca: Ji
Social and BibliographicalStudy o/ the First Conquerors o/ Peru
(Austin: University ofTexas Press, 1972), sigue siendo la mejor
y más detallada biografía colectiva de cualquier expedición de
conquista. Una introducción accesible a la vida de Francisco
Pizarro es la obra de Stuart Stirling, Pizarro: Conqueror o/ the
Inca (Stroud, RU: Surton, 2005). Un estudio importante y aca-
démico es el de Caroline A. Wiilíams, Between Resistance and
Adaptattón: Indigenous Peoples and the Colonisation in the
Chocó, 1510-1753 (Chicago: University of Chicago Press,
2005). El libro de Stephen Minta, Aguirre: The Re-creattón o/ a
Sixteenth-Century Journey Across South Ameriea (Nueva York:
Henry Holt, 1994), es de fácil lectura.
Hay una abundante literatura sobre Walter y otros filibuste-
ros, pero aquí se ha empleado especialmente a Brady Harri-
son, Agent o/ Empire: William Walker and the ImperialSel/ in
American Literature (Athens: University of Georgia Press, 2004),

172 173
.~.

Lista de ilustraciones

Págs. 14-15 Figura 1. Mapa. Las Américas de los conquis-


tadores. Basado en un croquis de Matthew
Restall, e! mapa apareció por primera vez en
The Encyclopedia o/ War, ed. Gordon Matte!
(Oxford: Wiley-Blackwell,2011), reproducido
con permiso.
Pág. 20 Figura 2. Retrato de Gonzalo ]iménez de
Quesada.
Págs. 30-31 Figura 3. Los caballos blancos de Hernán
Cortés.
Págs ..56-57 Figura 4 Francisco Pizarro y Diego de Alma-
gro. Tomado del manuscrito Guaman Poma
(GKS 22324.°), dibujos 148 (373) y 165 (412),
reproducidos con e! permiso de la Librería
Real, Copenhague, Dinamarca.
Pág. 75 Figura 5. Fachada de! Palacio Montejo. Foto-
grafía de Matthew Restall.
Pág. 79 Figura 6. Muerte de Pedro de Alvarado.

175
Los conquistadores

,
Pág. 103 Figura 7. Conquistadores tlaxcaltecas. Indice analítico
Págs. 152-153 Figura 8. Bernardo de Vargas Machuca y Feli-
pe n. La versión de la imagen del monarca es-
pañol es de dominio público; la imagen de
Vargas Machuca se ha reproducido con permi-
so de la Bibüoteca John Carter Brown de la
Universidad Brown.
Pág. 165 Figura 9. Los conquistadores negros de Es-
meraldas. Reproducida con el pertniso del Mu-
seo de América, Madrid.

abogados, 16, 18,43.76, 159; véa- Altman, Ida, 81


se también leves Alvarado, familia, 73-74,104,
adelantado, 22:48, 7.5,77, 105 Alvarado, Jorge de, 63, 104, 106,
África, 45, 55, 58, 72, 1i! 134
conquistadores africanos, véase Alvarado, Pedro de, 27, 52, 54, 60,
conquistadores negros 63-64,71,73-74,76,78-81, 98,
esclavos africanos, 10, 17, 55, 103-105,119,125,127,134
58,99 Amazonas, río, 35, 81, 94, 160
África occidental, 40, 42 analfabetismo, 72, 83, 92-93
Aguirre, Lope de, 80-82, 94, 148, Andalucia, andaluces, 92
155,158,163 "- Andes, andinos, 10,25,32-33,35,
Ah (han (Martín Chan), 65 38,56, 58-59, 85, 90, 119, 129,
Alaska, 161 132, 165
Alemania, alemanes, 140 Aragón, aragoneses, 24, 40
alfabetización, 93, arahuacos, pueblo, 46
aliados indígenas, 10, 49-53, 64, Acauea (río)) araucanos, 67, 96;
74, 76, 86-88, 101-105, 107, véase también mapuches
121, 123. 127.129, 132, 136, arcabuces, 87; véase también arti~
138,144,146, l65 lierra y armas de fuego
alimentacióri, 32, 36, 49-50, 58, 89, Argentina, 68
130 Arkansas, 77
Almagro, Diego de (padre), 55-56, armaduras, 20, 49, 79,84-85, 118-
60, 77 119
Almagro, Diego de (hijo), 56.77 de algodón, 119, 130

177
Índice analítico Índice analítico

armamento (armas), véase arqueros Baja California, 99, 162 Carlos r, rey de España (empera- Colombia, 13, 16-18, 20-21, 42,
y flechas; armadura; artillería y Balboa, Vasco Núñez de, 55 dor como Carlos V), 18,58,61, 60-62,66,91-92,151; véase tam-
armas de fuego; ballestas; perros balleneros, 39 70,78, 156, 158 bién Nueva Granada
de guerra: lanzas; mosquetes; ob~ ballestas, 87, 118 Carlos n, rey de España, 158 Colón, Cristó~al, 10, 27, 33, 40,
sidiana. armas de; espadas barba, 20, 58, 79 carreteras, 36 42,45-46, $, 94, 149, 161
armas de fuego. véase artillería; y barberos, 91 cartas, 19,24,26-29,51,72,81-82, comercio, comerciantes. 24, 42,
armas de fuego barcos y tráfico naval, 111, 120 88,90,105,107,126,160 53,89-92,149
Arove, don Francisco de. e hijos, naufragios, 82, 94,163 Carvajal, Michael de, 80, 89 comida, véase alimentos
164-165 Barquisimeto,81 cascos, 20, 29, 85 conquista española,
arqueros y flechas, 87, 106, 148 Belice, 66 Castilla, castellanos, 10,24,40-42, aztecas, 29, 49-53, 70, 72-73, 88,
anesanos como conquistadores, Benalcázar, Sebastián de, 60 45,92,126-127 99, 101-102, 105, 113, 120,
91-92 biombos, 28, 30, 85, 157 catolicismo, 24, 41,151; véase tam- 133,149,156
artillería y armas de fuego, 49, 52, Bogotá, ciudad, 17, 93 bIen cristianismo Caribe, 45-47, 51, 120, 149
58,68,87-88,92,111. 118, 145 Bogotá, jefe muisca, 42-43 caza, 46 Cuba, 46, 55, 72-73, 99
Asia, 39, 45,111 Bolivia, 80, 96 Céntroarnérica. véase Mesoamérica Colombia, 13, 16-18,20-21,42-
Sudeste Asiático, 42, lIl, 141 Brevísima re/adón de la destrucción Cervantes, Miguel de, 155-156 43,60-62,66,91-92,151
Atahaulpa, 25, 37-38, 58-59, 77, de las IndúJJ (Las Casas), 150-151 chanca, pueblo, 34 Guatemala, 27, 54; 60, 64, 73-
113 checa, pueblo, 135-136 74, 104-105, 119, 125-126,
Atlántico, océano, 10,27,33,39, caballeria, ideal de, 25, 40, 117, Chile, 35, 67 -68,95-96 132-134, 136
45,55,87-88,110-111,160 154-155 Chimor,135 incas, 16,25,29; 46,55-56,58-
Audiencia, 82 caballos, 29-30, 49, 55,58, 78,84, China, 110-111, 165 60, 66, 70, 72, 74, 77, 80, 89,
augurios y presagios, 115-116 86, 97, 119-120, 145, 147-148, Chipman, Donald, 81 109, 113, 115, 118, 124-125,
auxiliares indígenas, 17, 23, 99, 166 Chocó, 66 136,138
101; véase también aliados indí. adaptados por los indígenas, 68, chol, pueblo, 66 mayas, 27, 54, 62-66, 74-75,
genas 120 Cholula,50, 104, 138 100,102,105,127,131,134,
Ayusa, Jerónimo de, 43 Cabeza de Vaca, Álvar Núñez. 71, cimarrones, 143, 165 159
aztecas, imperio, 17-18,32-38,59, 94 citarás, 66 México, 10, 19,27,30,37,48-
63, 66-67, 104-105, 110, 115, Cajamarca, 58, 77, 83-84, 91, 113, Ciudad de México, 30, 54, 99, 106, 50, 52, 55, 58-59., 73-76, 88,
117,123,127-128,130 138 156, 159; véase también Teno- 92-93, 95, 99, 103, 118,120-
conquista española, 29, 49-53, CaJi, 60 chtitlan 122, 127-130, 132-133, 138,
70, 72-73, 88, 99, 101-102, calzado, 85 ciudades, 16, 18,41-42,48,50-52, 154,157-158,162
105,113,120,133,149,156 Campeche, 159 91,96,101-102, 164 Nueva Galicia, 74
sometidos a los españoles, 46, Canarias, islas, 16,40,45,62,83, consejos ciudadanos, 48, 93, 163 Nuevo México, 67, 136
.53-54,64,107,133-134,137- 110 indígenas, 32, 35-36, 38, 46, 63, Panamá, 73,91-92
138, 145 canibalismo, 112 77, 102, 104-106, 127, 130, Yucatán, 54, 63-64, 73-74, 76,
razones de su derrota, 115-116 canoas, 52 133,135 91-92,101,104,131-134
124 ., véase también cada ciudad con- conquistadores indígenas, véase
cañaris, pueblo, 135
poesía, 12.3-124 cañón. véase artillería y armas de creta aliados indígenas
vestimenta y armamento, 85, 87, fuego clima, 49, 85, 109, 111, 118 conquistadores negros, 10, 21-23,
119,130 cakchiquel, pueblo maya, véase ka~ coatequitl, 36: véaJe también tribu- 99-100,143,163-165
azúcar, 40, 45 qchiquel tos e impuestos conversión de indígenas. véase
Caribe, mar, 16,41,61,65,72,92 Cochabamba, 135 cristianismo
Bacalar,65 conquista española, 45-47, 51. Cocom, linaje, 131 Corona española, 19,21,28,41,45,
Badajoz,73 120, 149 Códice Telleriano-Rememú, 79 47, 60-61, 82, 89, 95-96, 105,

178 179
Índice analítico Índice lli1alitico

125, 150, 159; véase también Es- El Dorado, 61, 98, 154 Farsalia (Lucano),. 116 Huarochirí, 135
paña El Ingenioso bidalgo Don Quijote Felipe JI, rey de España, 125, 152- Huascar, 37, 58-59
Cortés, Hernán, 18-29, 28, 70-72, de la Mancba (Cervantes), 155 153, 156 HuaynaCapac,,37,58,135
74, 78, 86, 93-95, 98, 110, 114, ElIiot, J. H., 115-116 1 Felipe III, rey de España, 165 Huitzlopochtli,33
128, 154-156, 158-159, 161, encomenderos, véase 4ncomiendas Felipe IV, rey de España, 15S
163, 166 encomiendas, 48, 73, 76, 78, 90, Fernández de Oviedo, Gonzalo, 28 lilescas, Alonso de, 163-164
cartas al rey, 19,27,88 96, 105-107, 150 Fernando el Católico, rey de Ara- impuestos. véase tributos
Yla conquista de México, 48-52, definición, 61 gón,28 incas, 17-18,32-38,63,67,87, 110,
54,73, 75, 88, 105, 120-121, enconchados, 157 filibusteros, 162 116,123, 134-137
128-[29,138_ 154 enfermedades, 17,21,37,49,77, Filipinas, 54, 111, 159 en Vilcabamba, 10, 60, 118,
YSantiago, 29-30 97,112 flamencos, 40, 92 124
Cortés, Martín, 71 entre los indígenas, 47, 64, 66, Florida, 77 conquista española, 16,25,29,
Cozume!,48 121-123, 145-146; véase tam- franceses, 111, 122, 140, 143, 161 46, 55-56, 58-60, 66, 70, 72,
cronistas del rey, 28, 93, 110, 158 b£én viruela franciscanos, frailes, 116 74,77, SO, 89,109,113,115,
cristianismo, 24, 40, 43, 94-95, Erauso, Catalina de, 96-98, 148- fuego, ceremonia azteca, 117 118, 125, 136, 138
100, 105, 124, 126, 154, 163 149,155,166 «imperialismo ecológico», 35,124,
conversión de indígenas, 24~26-, esclavos, Garrido,Juan, 99-101 134
41,45-46,67,113 africanos, 17,42,55,58,66,143 Gellhorn, Martha, 100 India, 111
Cuauhtémoc,54 cimarrones, 10,23,99-100,143, Genova, genoveses, 27, 45, 92 Indias, 72, 76, 89, 148-149, 155,
Cuba, 48, 52, 75, 77,150,162 163-165 Granada, reino, 40, 111 164-165
conquista española, 46, 55, 72- de indígenas, 94, 128 Grandes Lagos, 122 Índico, océano, 42
73,99 indígenas, 17, 41, 46, 51, 66, Grecia, griegos, 92, 124 indios amigos, 'véase auxiliares
Cuzco, 29, 34-35, 59-60, 77,115,136 101, 107-108 Guatemala, 66, 106-107, 119, 126, ingleses, 143-144, 151, 161
prohibición de la esclavitud, 45, 150, 159 intérpretes, 50-51,121,128,145
Dávila, Pedrarias, 89 61, 150 conquista española, 27, 54, 60, iroqueses, 122
Defensa de las conquistas occzdenta- escoceses, 161 64,73-74, 104-105. 119, 125- Isabellla Católica, teina de Casti-
les (Vargas Machuca), 154 esmeraldas, 17 126,132-134,1.36 lIa,28
demografía, véase población Esmeraldas, región, 165 Guevara, Isabel de, 96-97 Isla Margarita, 81
Díaz del Castillo, Berna!, 19, 27, espadas, 49, 58,68,86,91,145-146 Guzmán, Nuño de, 81, 103 Islam, 24, 29, 40-41
69-70,93,98,104,117,148,158 sables, 86 Italia, 72, 111
dioses indígenas, véase religiones de obsidiana, 103 hambrunas y hambre, 13, 17, 21, itzás, pueblo maya, 65-66,159
indígenas espaderos, 86, 91 52,62,107,114,122,144
conquistadores no vistos como, España, 10, 16, 26, 40-41, 85, 93, Hardy, Thomas, 137 Jamaica, 46
58, 115-116, 141, 166 109-110, 113, 155, 164 Harrison, Brady, 162-163 japoneses, 42
domínicos, frailes, 47; véase tam- imperio español, 110-112, 137- Helms, Mary, 141 Jerez, Ftancisco de, 89, 93, 109,
bién Las Casas 138 herreros, 91 144
Don Quijote de la Mancha, véase esposas, 60, 77, 92, 104, 142; véase Historia de la Conqut'sta de .i\!1éxico . Jerusalén, 116-117
El ingenioso bidalgo Don QUIjo- también matrimonios (Solís y Rivlldeneyra), 158 Jiménez de Quesada, Gonzalo, 13,
te de la Mancba Estados Unidos, 54, 71, 161-162 Hístorú, de los Judíos (Josefo), 116 16-22, 42-43, 61-62, 70-71, 76,
explicaciones' de la conquista espa- Historia verdadera de la conquista Sl,83, 114, 156, 168
Ecuador, 35, 60,163 ñola, 37-39,123-128,137-146 de la Nueva España (Díaz del Jones, Grant, 159
Edad Media, 16,22,40,75 de los españoles, 113-123 Castillo), 27 Josefa, Flavio, 116
«efecto-extranjero», 140, 143-144, Extremadura, extremeños, 71-73, Holanda, bolandeses, 140, 143 Juana la Loca, 97
165 92 Honduras, 54, 74, 76, 105, 136 judaismo, judíos, 24, 41

180 181
Índice analitico Índice analítieo

kaqchikel, pueblo, 63, 104, 126- «Mar del SUD), véase Pacífico, lvItlt"cia indiana y Descripción de las Nueva Galicia. 74; véase también
127,133 océano India,. (Vargas Machuca), 44, Ivlichoacán
k'iche, pueblo, 63, 104, 127, 133 Marina, doña, véase Malinche 62,70, 152 Nueva Granada, 91, 93; véase tam-
Kislak, colección, 157 Marquina, Gaspar de, 124, 89-90, Ming, dinastía china, 111 bién Colombia
Kulikowski, Michael, 41 113 ¡ misioneros, 24, 66-67, 141 Nuevo México, 67, 136
Mártir Rizo, Juan Pahlo, 41 mit'a (mita), 36
La Española, 46-47, 55, 72-73,150 ma,.kapaycha, 34 mixtecas, pueblo, 64, 67, 104 Oaxaca, 78, 104
La Habana, 77 mastines, véase perros de guerra obsidíana, armas de, 49, 85-86. 103
La Palma, 11 °
lanzas, 86, 148
matrimoníos, 35, 77,103-104,142-
144, 159, 165
Nlixtón, revuelta, 74
Moctezurna, 34, 38,51-53,58
mogoles, 111
oro, 16-17, 40, 42-43, 52, 58-60,
89-90, 119, 164-165
Las Casas, Bartolomé de, 46-47, Nlauricio, Miguel, 30 Montejo, familia, 64, 74-75,134 otomanos, 111
61,79-81,98,149-151,154-155 mayas, 38, 87, 93, 101, 107-108, Montejo, Francisco de, ,54, 64, 71, ovejas, 89
Leyenda Negra, 151, 154 121, 124, 132, 145, 160 74-76,78,80,91,155
leyes, 61, 100, 131, 164 conqwsta española, 27, 54, 62- Montejo Pech, Francisco, 102, 166 Pachacuti (Cusi Yupanqw), 34-36
Leyes Nuevas (1542), 61, 150 66,74-75,100,102, 105, 127, mopán, pueblo, 66 Pacífico, océano, 16,35,39,54-55,
Llhrm- de Chilam Balam, 131 131. 134, 159 moros, 29; véase también Islam 111, 132, 141
Lima, 135 pueblos mayas, 63, 65-66, 104, mosquetes, 87 Panamá, 55, 73, 91-92
literatura, 125-127,133,159 mwsca, pueblo, 17.19,21,38,42- Parry, J. R, 81
características, 19,23-25,27,66, Medellú, (España), 71 43 Patagonia, 161
114-115,117.118,148,155 médicos, 91 mujeres, 92 Pech, linaje, 102, 131
cartas, 19, 24, 26-29, 51, 72, 81- Melilla, 111 conquistadoras, 10,95-98; véase Don Francisco de Montejo Pecho
82,88,90,105,107,126,160 Mendoza, Pedro de, 62, 66, 96 también Erauso, Catalina de; 102, 166
cronistas del rey, 28, 93, 110, Mérida (Yucatán), 65, 75,102 Guevara. Isabel de; Suárez, pelota, juego Je, 130
158 Mesoamérica. 27, 32-33,38,53-55, Inés de .Pensilvania, 143
indígena, 123-124 58, 64, 72, 76-77, 85, 104-105, indígenas, 50, 128, 143-144 Pérez de Quesada, Hernán, 43
novelas de caballería, 25, 40, 116,119,128-129,134,142162; musulmanes, véase Islam perros de guerra. 103, 145
117,155 véase también aztecas; mayas; y Persia, 111
probanza de mérito, 22-23, 26- México nahuas, pueblo, 33, 50, 79,145 Perú, 16-17,55,62,78,80,89,95-
27,82,99, 148 mexica, tribu, 32. 54; véase, tam- aliados de los españoles, 53,63, 96, 113, 121-122, 124-125, 134,
relaciones, 27 bién aztecas 67, 74, 102-107, 116, 126, 159
llamas, 36 México, 133-134 conqwsta española, 24, 56, 59-
Lópcz de Gómara, Francisco, 29 anterior a la conquista, 17, 32- náhuatl, lengua, 32-33, 79, 102, 61. 72-74, 77, 92-93, 109,
Louisiana, 77 34,36,85 128, 136 114,118,120-121,138
Lucano, 116 colonial, 62, 64, 78-79, 82, 85, naufragios, 82, 94, 163 pesca, 39, 46
luteranos, 82 99-100, 102-106. 116. 123, Navarra, 111 picas, véase lanzas
156-157 negros, 'véase conquistadores ne- pinturas, 28-29, 75,85-86,156-157
Machu Pichu, 60 conqwsta española, 10, 19, 27, gros; y esclavos africanos biombos, 28, 30. 85, 157
Magdalena, río, 16-17 ,30, 37, 48-50,52, 55, 58-59, Nicaragua, 80, 89,162 enconchados, 157
Malvinas, guerra, 161 73-76,88,92-93,95,99, 103, «Noche Triste», 73, 88 Lienzo de Tlaxcala, 103,127-129
Malinche (doña Marina), 50, 128, 118, 120-122, 127-130, 132- notarios, 90 pipi!, pueblo, 104
129, 145 133,138,154,157-158,162 Nueva Crónica y Buen Gobierno Pizarra, Francisco, 18-19, 71-72,
Manco Capac, 37, 59-60, 77 México-Estados Unidos, guerra, 161 (Poma de Avala), 56 80,93, 121, 166
Manhattan, 143 Michoacán, 103, 138; véase tam- Nueva Españ;, 53-54, 78, 82, 94, conquista del Perú, 55-61, 70,
mapuches, puehlo, 67 -68 bién Nueva Galicia 113, 134, 154, 156-157 73-74,77,89,114,120,138

182
-~------.---------------

Índice analítico Índice analitico

sacrifícioshumanos,33, 112, 117, 128 Thai, dinastia, 111 vascoS, 80, 148, 158
Pizarro, Gonzalo, 55, 61, 72-74,
safávidas, dinastía, 111 Tierra Santa, 72 Vázquez de Coronado, Francisco,
77, 93, 120, 158
Pizarro, Remando, 55, 72-74,77- Sagipa,43 tifus, 122 71
Salamanca, 71, 74 Tlhó, véase Mérida Velázquez, Diego, 48-49, 52
78,93,120
Pizarro, Juan, 55, 72-74, 77, 9.3, Sánchez de Badajoz, Remán, 115 Titu Cusi Yupanqui, .59 1 Vélez. 17
Sánchez Gallque, Andrés, 164.165 Tiziano, 152, 156 Venezuela, 81, 95,150
120
Santa Fe, 17; véase también Bogotá Tlatelolco, 52, 123; véase también vestimenta, 79, 84.85, 89, 103 111,
plata, 16,42,58.60,62,89
Tenochtitlan 116, 130; véase también arma~
Plutarco, 116 Santa Marta, 16, 19
Santíago, apóstol, 25, 29, .31, 96. colegio de Santa Cruz, 116 dura; y cascos
población, 47, 64, 110, 122, 140;
97,113 TIaxca!a. 33,102, 104.105, 127 Vidas (Plutarco), 116
véase también repoblación
Santiago de Aritlán, 125 L,enzo de TIaxcala, 103, 127.129 Vikingos,39
Poma de Ayala, Felipe Guamán, 56
Santiago de Chile, 96.97 tlaxcaltecas, pueblo, 33, 50.52, 64, ViIcabamba. 10, 60, 118, 124
Ponce de León, Juan, 71
Santiago, Orden de, 77 73,102.104,106.108,127,137. Virgen Maria, 25
Portugal, portugueses, 40, 42, 45,
Santo Domingo, 46 .138 apariciones, 51, 113
92,99,111,143
Sapa [nca, 35 Toledo, 72, 86 Virginia, 144
prisioneros, ejecución ritual, 33,128
Schreffer, Michael, 157 Toral, Scbastián, 99.101 virreyes, 61, 78,106.107,125,156
probanza de mérito, 22.23, 26.
seda, 84, 165 totonacas, pueblo, 50 viruela, 121.122
27,82,99,148
sedemarias, sociedades, 38, 47, 71, tributos e impuestos, 26, 32, 35, Vizcaya, 89
protestantes, 24, 151
Pucrto Rico, 46, 99 145 41-42,46,48,53, 61, 100, 106.
Sevilla, 41, 62, 78,149,154,163 107,128,130.131,140,143 Walker, WiIliam, 162.163
purépechas, pueblo, 103
sexualidad, 142, 144 mita, 36
Solís y Rivadeneyra, .Antonio de, trigo,99 Xicotencatl, familia, 103
Quaubquechollan, 104, 106
158.159 Trujillo, 72, 78 Xicotencatl, Luisa, 104
quauhquecholtecas, pueblo, 104
Siberia, 111 Tunja,17 Xiu, linaje, 131
quechua, lengua, 35, 55
Xochimilco,104.105
Querella de los indios en la corte de la Sonora, 162
muerte (Michael de Carvajal), 80 Soria, 89 Ursúa y Arizmendi, Martín de, 65,
158.160 Yahyar.Cocha, lago, 135
quiché, pueblo maya, véase k'iche~ Soto, Remando de, 71, 76.77
Ursúa, Pedro de, 159.160 Yucatán, 48, 65, 75.76, 78, 100,
Qing, dinastía china, 111 Suárez, Inés, 95.97
uzbecos, 111 106,124,159.160
quipus,36.37
conquista española. 54, 63.64, 73.
Quito, 59.60, 164.165 Tabasco, 76
Valencia, 71 74,76,91.92,101,104,131.134
taínos, 46-47, 150
Valdivia, Pedro de, 95 Yupanqui, Cusi, véase Pachacuti
rehenes, toma de; 35,58,96 Tamayo de Vargas, Tomás, 28
Valiente, Juan, 99 Yupanui, Titu Cusi,.59
relaciones, véase literatura Tánger, 111
religiones indígenas, 33, 46,130, 164 Tawantinsuvu, 35, 58.59; véase tamo Vargas Machuca, Bernardo de, 44-
45, 47, 62, 70, 114, 151.152, zapotecas, pueblo, 64, 101, 104
repoblación, 67, 69, 82, 105, 135 bién inc~s
154.156,158,166 zutubiles, pueblo, 125.127
Río de la Plata, 62, 66, 96.97. Tenochtitlan, 33, 51.53, 73, 88,
Rodriguez Freyle,Juan, 93 116.118, 120, 122.123, 128,
Roma, 116.117, 124.125 130.131, 133, 138; véase tamo
Romero, Diego, 13 bién Ciudad de México
Rusia, rusos, 111 Terranova,39
Texas, 94
sables, véase espadas Texcoco, ciudad, 104
sacerdotes, 47, 92, 113, 123, 139, Texcoco, lago, 33, 52, 130
149.151,154 Textiles, productos, 36

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