La Carga Vocal en PDF
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La carga vocal
Definición, fonotrauma y prescripción
Título: La carga vocal. Definición, fonotrauma y prescripción
Autor: Christopher Fuentes Aracena
ISBN 978-987-760-137-4
1. Fonoaudiología. I. Título.
CDD 617.8
www.editorialbrujas.com.ar [email protected]
Tel/fax: (0351) 4606044 / 4691616– Pasaje España 1486 Córdoba–Argentina.
Dedico este libro a mi familia y a todas aquellas personas que han confiado y creído en mí, y tam-
bién a mis pacientes que, sin lugar a dudas, me entregaron los conocimientos necesarios para escribirlo.
También quisiera agradecer a la fonoaudióloga Patricia Farías por sus consejos, guía y ayuda y
a todos aquellos colegas que leyeron algún borrador de este libro y que, con su opinión, permitieron
su progreso y desarrollo.
Christopher Fuentes Aracena
Contenidos
Primera parte: Definición de la carga vocal.
Introducción................................................................................................................... 3
¿Qué es la carga vocal?................................................................................................. 4
Tipos de carga................................................................................................................ 4
Las fuerzas mecánicas involucradas en la fonación................................................. 6
Fuerzas mecánicas que actúan sobre las cuerdas vocales................................ 6
Otras fuerzas mecánicas que actúan en la fonación........................................ 7
Dosificación de la carga............................................................................................... 7
El tiempo de fonación.......................................................................................... 9
Cantidad de ciclos y distancia de dosis.............................................................. 9
Energía irradiada................................................................................................... 10
Energía disipada.................................................................................................... 12
La carga vocal como un continuo............................................................................... 13
Calentamiento vocal............................................................................................. 15
a. Principio de especificidad.................................................................................... 17
b. Principio de sobrecarga y de aumento progresivo de la carga....................... 17
c. Principio de individualidad.................................................................................. 20
d. Principio de transferencia.................................................................................... 20
e. Principio de la relación óptima entre la carga y la recuperación.................... 20
Fatiga vocal............................................................................................................ 21
Fatiga psicológica o central.......................................................................................... 22
Fatiga muscular o en el cuerpo de las cuerdas vocales............................................ 23
Fatiga perilaríngea......................................................................................................... 27
1. Inflamación neurogénica de la mucosa del tracto vocal................................. 27
2. Sobreuso muscular o tendinoso.............................................................................. 28
Fatiga de la lámina propia............................................................................................ 33
Descanso post carga............................................................................................. 36
Enfriamiento vocal........................................................................................................ 36
Descanso o reposo vocal............................................................................................. 37
1. El descanso y recuperación muscular................................................................ 37
2. Descanso y recuperación de la lámina propia................................................... 39
Procedimientos que favorecen la recuperación post-carga..................................... 41
1. Reposo vocal.......................................................................................................... 41
2. Ejercitación............................................................................................................ 43
3. Uso de agentes físicos.......................................................................................... 43
Conclusión...................................................................................................................... 49
Bibliografía..................................................................................................................... 50
VIII
La carga vocal
IX
Christopher Fuentes Aracena
Prefacio
El estudio de la voz y de sus alteraciones proviene de la época de Galeno. Desde ese
entonces y hasta nuestros días, los conocimientos y procedimientos relacionados con su
manejo y comprensión han crecido exponencialmente.
Esta evolución ha permitido el descubrimiento de hallazgos que solo se conocían para
otros segmentos del cuerpo, por ejemplo, la columna vertebral. Uno de estos es la aplicación
de fuerzas mecánicas sobre los tejidos involucrados en la fonación, ya sea los ubicados dentro
de la misma laringe o los que la rodean.
Las fuerzas mecánicas aplicadas sobre cualquier tejido biológico se conocen como
carga. Todo tejido expuesto a ella evolucionará en respuesta a su dosificación. De esta reali-
dad se desprende el entendimiento de los trastornos de base funcional y de la intervención
fonoaudiológica. En la actualidad, en la literatura científica existen cientos de papers que si-
mulan su actividad o que explican su implicancia en la patología vocal. Sin embargo, no existe
una obra que unifique estos descubrimientos y que presente el estado actual de su estudio.
Este libro busca darle respuesta a esta realidad. Con su lectura instalará en el lenguaje
del clínico y de todo interesado en el estudio de la voz, los conceptos y fenómenos funda-
mentales que incluyen el entendimiento de la carga vocal. En su interior se podrá encontrar
el desarrollo de múltiples términos conocidos de forma parcial o incompleta, tal es el caso del
calentamiento, fatiga y enfriamiento vocal; fonotrauma, abuso y mal uso vocal, entre otros.
Todo esto distribuido a lo largo de tres grandes capítulos, los que entregan las herramientas
básicas para comprender y manejar las fuerzas mecánicas aplicadas sobre los órganos invo-
lucrados en la producción de la voz.
En una primera parte, el libro se centrará en el estudio de la definición, fisiología y
entendimiento general de la carga vocal. Esto se hace, en primer lugar, gracias a la descripción
de las fuerzas y dosis involucradas en la fonación y, en segundo lugar, mediante la comprensión
del continuo de carga vocal propuesto por Vilkman. En este último punto se hará hincapié
especial en la presentación basada en la evidencia del calentamiento, fatiga y descanso vocal.
En su segunda parte, se estudiará la patología mediante el concepto de fonotrauma.
Desde la ergonomía se planteará su relación con los trastornos de carga acumulada. Esto in-
cluye a los factores de riesgo, la tolerancia a la carga y resistencia laríngea. En forma didáctica
y científica se presenta el vínculo entre la resistencia laríngea y las diferentes patologías: las
que afectan la cubierta cordal y/o el cuerpo cordal, las enfermedades respiratorias de las vías
aéreas superiores, la atrofia de cuerda vocal, las enfermedades neurológicas, las enfermedades
de vías respiratorias inferiores, etc.; también se describe la relación entre resistencia laríngea
y fármacos, sexo, edad, entre otros. Por último, se explica la relación de la postura con el
fonotrauma y la importancia de considerar el mal uso como un comportamiento aprendido
y arraigado en el sistema nervioso central.
XII
La carga vocal
Mientras que en la tercera parte se entrega una aplicación directa de la carga en la inter-
vención fonoaudiológica. Todo esto bajo el marco de la prescripción y fisiología del ejercicio.
En este apartado se incluye el entrenamiento de la fuerza, resistencia y flexibilidad. Asimismo,
se presentan casos clínicos donde se expone la progresión y evolución de la carga terapéutica.
Esta obra propone un enfoque novedoso en el estudio de la voz, ya que considera
los recientes avances científicos que posibilitan un mayor conocimiento del estrés que actúa
sobre los tejidos implicados en el proceso fonatorio. Adicionalmente, el lector encontrará
una revisión y actualización de conceptos fundamentales para nuestra práctica clínica. Todo
esto gracias a una vasta revisión de la evidencia existente sobre tales tópicos.
En un paso inicial para comprender estos procesos, este libro viene a enriquecer la
bibliografía existente en el área de la voz. Su lectura nos permite un análisis crítico de los tipos
de cargas y sobrecargas a las que puede ser sometido el sistema fonatorio, orientándonos hacia
la creación de programas de entrenamiento (dosificación y prescripción de carga) y selección
de programas de intervención, por lo que favorece la toma de decisiones del clínico en voz.
XIII
Primera parte
Definición de la carga vocal
La carga vocal
Introducción
En el uso cotidiano de la voz, el cuerpo se somete a múltiples fuerzas mecánicas de
distinto origen que están poniendo a prueba huesos, articulaciones, cartílagos, ligamentos,
tendones, nervios, vasos sanguíneos y músculos. Estas fuerzas son capaces de cambiar la na-
turaleza de los tejidos expuestos hasta el punto de estimular diversos procesos (1,2). Algunas
de estas respuestas se han visto en células madres, las cuales se diferencian dependiendo del
tipo de fuerza al que son sometidas (3).
En el estudio de la voz, la relación existente entre estas fuerzas y las respuestas celulares
de los distintos tejidos involucrados es altamente relevente. Un ejemplo de su importancia se
da con el desarrollo de las cuerdas vocales. Al nacer, su estructura no se encuentra ordenada
en capas y la diferenciación y organización de su lámina propia se define recién, gracias a la
interacción de las fuerzas mecánicas, entre los 7 y 13 años (4,5). Por otro lado, cuando estas
sobrepasan ciertos niveles de tolerancia, generan los trastornos que se conocen como de base
funcional (6). Mientras que si se prescriben de manera adecuada, servirán para que los tejidos
expuestos se desinflamen, regeneren y, en consecuencia, se recuperen (7).
Estas distintas formas de expresión hacen que sus efectos se traduzcan en un continuo.
Cuando un tejido se somete a subcarga o cargas homeostáticas, puede estar bajo la línea del
descanso o recuperación. Si se busca la preparación para enfrentar cargas futuras, se trabajará
en los límites homeostáticos de cada sujeto y entonces se hablará de calentamiento. Mientras
que, si se expresan en forma excesiva, llevarán a la fatiga. Si esto se mantiene en el tiempo, la
estructura fallará y aparecerá algún tipo de lesión por acumulación de carga.
En el siguiente apartado se revisarán estas fuerzas mecánicas y su expresión en el
fenómeno que se conoce como carga vocal. Adicionalmente, mediante la guía que entre-
gan ciencias sensibles para el quehacer fonoaudiológico –como la fisiología del ejercicio, la
biomecánica, entre otras–, se realizará una exploración detallada de los tres procesos que se
expresan gracias a ellas –calentamiento, fatiga y recuperación–.
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Christopher Fuentes Aracena
Tipos de carga
En el estudio, entrenamiento y tratamiento de la voz, se pueden dar a conocer distintos
tipos de cargas, las que ayudan a entender los efectos de las fuerzas mecánicas en los tejidos. Se
ha planteado que el estrés mecánico se puede expresar como un continuo, donde se cuantifica
desde lo mínimo hasta lo máximo (11):
- La Zona de subcarga representa la región inferior del continuo de estrés me-
cánico, en que la carga aplicada a los tejidos es baja y es insuficiente para generar
su estimulación (12). Acá se ubican quienes pasan por períodos de reposo vocal
absoluto prolongado, quienes tienen escaso uso vocal, ya sea por timidez o por un
ambiente vocalmente poco estimulante (13); o aquellos sujetos que, por factores
psicológicos o externos, usan su voz con preferencia en el registro loft. La subcarga
sostenida en el tiempo tiene una serie de consecuencias tales como la reducción
en el tamaño de los músculos y la alteración de las propiedades viscoelásticas del
tejido conectivo; esto se conoce como atrofia por desuso (7,14). El excesivo uso de
subcargas, hace que los tejidos se debiliten y sean menos tolerantes para enfrentar
a las cargas de mayor cuantía.
- La Zona de homeostasis corresponde a la región en que las cargas son toleradas
sin problemas (15). Es una zona considerada como de cargas fisiológicas (16),
donde se encuentran todos aquellos estímulos que la estructura puede soportar sin
complicaciones, y que permiten a los tejidos mantenerse alejados del desuso y del
sobreuso. Es individual y dinámica, y se reducirá con aquellos estados que dañan la
resistencia laríngea, mientras que podrá incrementarse con el entrenamiento (17).
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La carga vocal
El entendimiento de los tipos de carga a las que puede ser sometido el cuerpo o, en
este caso, los tejidos involucrados en la fonación; permite la creación de programas de entre-
namiento (cargas de entrenamiento) y de intervención (carga terapéutica), –proceso que se
conoce como prescripción de la carga–. Además, facilita la comprensión de la sobrecarga y
del sobreuso –fenómeno conocido como fonotrauma–.
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La carga vocal
Dosificación de la carga
La dosis corresponde a la cantidad de estrés mecánico a la que es sometida una deter-
minada estructura (47). De acá se desprende la palabra dosaje, que se refiere a la acción y a los
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La carga vocal
El tiempo de fonación
Se relaciona con la cantidad de minutos, segundos u horas que se utilizan para fonar.
Se ha observado que en tareas de lectura de 30 minutos el tiempo de fonación correspondería
al 60-70% del total (52). Esto indica que las horas que un individuo trabaje, o crea que use su
voz, no determina al tiempo real de oscilación cordal.
En observaciones clínicas del autor, se ha podido observar que en series simples –como
los meses del año o contar del 1 al 10–, el tiempo de fonación corresponde al 70-80% de la
duración total de la tarea. En otras experiencias, el tiempo de fonación −en conversaciones
espontáneas de 1 minuto de duración−, correspondió en promedio al 73,41% (44,04 segundos
de fonación); mientras que el tiempo restante fueron pausas. Estas suelen ser por diversas
razones, donde destaca el respirar, deglutir saliva, matices de las ideas, tiempos de descanso,
entre otras.
El tiempo de uso de la voz, como factor de carga por sí solo, es un aspecto de poca
utilidad clínica, ya que todo tipo de emisión siempre va acompañada de variaciones de inten-
sidad y de frecuencia (52). En estudios realizados en profesores que utilizan amplificación,
se ha observado que, con un mismo tiempo de fonación, los síntomas de fatiga son menores
en aquellos que usan estos equipos. La explicación a esto recae en la disminución de dos
aspectos: estrés de mecánico de los tejidos expuestos a la vibración y mal uso muscular peri-
laríngeo (53) y, además, remarca que el tiempo de fonación es solo importante cuando se une
a otras formas de dosis. Adicionalmente, también se ha observado que esfuerzos fonatorios
con grandes distancias de dosis o cantidad de ciclos (como gritos), son capaces de injuriar el
sistema vascular de las cuerdas vocales en muy cortos períodos de tiempo (4).
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lateral también se acrecienta su tensión. Con esto, las fuerzas elásticas aumentan y la cuerda
vocal volvería más rápido a su punto de equilibrio; lo que incrementa la frecuencia de vibra-
ción (60,61).
Cuando se analiza de manera individual el tiempo, la frecuencia y la intensidad vocal,
se suele estimar que este último es quien provoca mayor cantidad de estrés de impacto y,
por ende; se convierte en el principal factor de injuria epitelial y de sintomatología muscular
(62,63). Esto último es básicamente porque se aplica mayor estrés contráctil sobre el cuerpo
de la cuerda vocal (64). Sin embargo, también se ha postulado que el grado de afectación que
entrega el estrés de impacto sobre las cuerdas vocales es personal, y dependerá de la condición
estructural del epitelio, lámina propia y músculo cordal (6).
Paralelamente, la importancia de la frecuencia fundamental no es anecdótica. La can-
tidad de golpes que realiza la cuerda vocal durante el tiempo de fonación depende de ella. De
esta manera, un sujeto que lee a 80 dB. y a 300 Hz., tendrá más carga que quien lo haga con
la misma intensidad, pero a 200 Hz. (65).
En resumen, se desprende que la sumatoria entre intensidad y frecuencia utilizada
tendrá directa relación con el estrés de impacto, de cizalla, aerodinámico, aceleraciones y
desaceleraciones e inercia (31), y cuando se localizan en la región interaritenoidea, con el
estrés homónimo (30). Por último, los efectos del tiempo de fonación van de la mano con la
cantidad de horas, días, semanas o meses, que se requieren para vulnerar la resistencia tisular
y producir un trauma agudo o acumulativo en las regiones expuestas (66).
Energía irradiada
La energía irradiada corresponde al poder acústico que sale de la cavidad oral del ha-
blante, y que se extiende de manera esférica alrededor de la cabeza (30). Desde un punto de
vista de dosis, se relaciona con dos conceptos: eficiencia y economía vocal.
La eficiencia vocal se refiere a la capacidad que presenta el aparato laríngeo para con-
vertir la energía aerodinámica en acústica (67). Se relaciona con la cantidad de esfuerzo para
producir sonido. De esta forma, una voz ineficiente pasaría a ser aquella que con mucho
esfuerzo laríngeo produce muy poca energía. Caso contrario pasa con la que es eficiente. Una
voz con una alta eficiencia será la que se produzca con menos esfuerzo y, por consiguiente,
entregue mejor conversión de energía (68). Se ha estimado que la eficiencia vocal es sensible
a aspectos como el cierre y resistencia glótica, los cuales se relacionarán directamente con el
grado de contracción que ejerce el tiroaritenoideo y cricotiroideo (69), maduración y estado
del ligamento vocal (70), indemnidad de la cubierta cordal (71), disipación de energía debido a
la viscosidad de los tejidos (72), absorción de energía acústica en el tracto vocal (70) y presión
subglótica generada (73).
Una voz poco eficiente transmitirá con facilidad la carga hacia los músculos perilarín-
geos, como consecuencia de la insuficiencia estructural de las cuerdas vocales, y será causante
de síntomas físicos del tracto vocal (74) –en el apartado de fatiga se revisará este fenómeno–.
Además, generará mayor estrés de impacto sobre la cubierta cordal (75). El origen de las sen-
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La carga vocal
saciones vibratorias provocadas por la voz resonante, se concibe como la conversión eficiente
de energía en la glotis. Cuando esto sucede, las vibraciones son distribuidas por las regiones
faciales y craneales. Por otro lado, si la conversión es pobre, las sensaciones y vibraciones
permanecen en la región laríngea (68).
Lo anterior ya se describió hace años por diversos cantantes e investigadores. El pri-
mero en mencionar la importancia de la estimulación de las zonas faciales anteriores para
una emisión eficiente fue Jean Mauran en el año 1928. Este cantante indicó que las sensibi-
lidades internas percibidas en la cavidad bucal generan con cualquier vocal y sin importar
su frecuencia, un máximo de excitación en un punto invariable de la región palatal –justo
detrás de los incisivos superiores– (76). Esta zona fue denominada por Husson como punto
de Mauran (77) (figura 2).
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más propensas al daño (82). Sin embargo, el uso de la voz con adecuada eficiencia y economía
vocal podría ayudar a crear una oscilación menos violenta y, por lo tanto, más saludable (83).
Esto se explica porque las voces con estas características generan mayor presión transglótica
durante la vibración (84). Si esta crece, se da una especie de amortiguación que defiende
al epitelio y lámina propia de fuerzas mecánicas de mayor impacto (85,86). También se ha
observado que cuando la emisión de la voz es económica y eficiente, las cuerdas vocales
suelen estar levemente abducidas (87). De este modo, la suma de todas estas particularidades
disminuiría la probabilidad de producir una voz con más carga mecánica, y de sufrir algún
trastorno causado por su excesivo dosaje (88).
Áreas asociativas
Tálamo
Corteza motora
Zona de Mauran
Laringe
Figura 3. Recorrido del reflejo trigémino recurrencial. Este incluye: paladar duro, ganglio de Gasser, protuberancia
(núcleos sensoriales de V par), tálamo, áreas sensoriales y asociativas, corteza motora, haz corticobulbar y nervio
vago (laríngeo superior y recurrente). Adaptado con permiso (89).
Energía disipada
En el proceso de oscilación se produce el constante roce entre las cuerdas vocales.
Este suele generar que parte de la energía aerodinámica se disipe en forma de calor (54).
Cuando las voces son poco eficientes esta disipación tiende a ser mayor (90). Se ha estimado
que el punto de mayor acumulación de calor durante la vibración es en el tercio medio de las
cuerdas vocales (medida desde tiroides hasta aritenoides). Adicionalmente, se ha encontrado
un incremento de 0.1 a 0.8 °C si la vibración se produce entre los 50 y 125 Hz. (91). Algunos
de los procesos que producen aumento de calor en las cuerdas vocales son la contracción
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La carga vocal
TIEMPO
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TIEMPO
Figura 5. Continuo de carga vocal cuando la resistencia y tolerancia a la carga son insuficientes.
Carga fisiológica u
homeostática
TIEMPO
Este continuo es solamente una forma de graficar la distribución de las distintas cargas
y sus posibles resultados. Debido a factores como aprendizaje, demanda, higiene, entre otros;
es probable que su ejecución carezca de intencionalidad (100). Cuando esto sucede, un sujeto
sometido a constantes cargas homeostáticas percibirá un calentamiento involuntario en las
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La carga vocal
primeras vocalizaciones del día, el que será suficiente para cumplir las necesidades vocales
diarias y, en las horas de sueño, el descanso necesario para mantener su estructura sana (94).
Calentamiento vocal
El calentamiento vocal es un principio derivado de la fisiología del ejercicio. Se indica
como preparación cognitiva y estructural para enfrentar óptimamente un futuro esfuerzo
vocal y mental (101). Su prescripción se hace cuando la voz debe afrontar cargas superiores a
las de la vida diaria, y su dosificación está condicionada por las capacidades musculoesquelé-
ticas y habilidades motrices previamente curtidas (102,103). Se recomienda frecuentemente
en aquellas profesiones que utilizan mayores dosis en cuanto a distancia; tales como actores
o cantantes (104).
Se conocen dos grandes formas de calentamiento vocal: general o técnico, y específico
o fisiológico (105,106). El calentamiento general se realiza antes que el específico y consiste
en trabajo de baja a moderada intensidad que busca la preparación y estimulación global del
cuerpo. En su ejecución se incluyen ejercicios de estiramiento o movimientos corporales
inespecíficos (107). Mientras que el calentamiento específico se orienta hacia el sonido (106).
Comprende ejercicios de dificultad creciente y que buscan mejorar la activación neuromuscular.
Acá se encuentran los gestos y dinámicas vocales que se utilizarán en la tarea posterior (108).
Tanto el calentamiento general como el específico se separan solamente de manera
teórica (95). Su interrelación será la que permita la activación musculoesquelética y la puesta
a punto propia de la demanda a cumplir (109). Esto ha sido evidenciado previamente. Se ha
observado más facilidad para encontrar el foco resonancial, menor esfuerzo para producir la
voz y mayor rapidez en el acceso de la afinación deseada; en cantantes que realizaron trabajo
aeróbico previo al calentamiento específico (101). Además, se ha propuesto la mejora del
riego sanguíneo de órganos fonoarticulatorios y cuerdas vocales cuando se ejecutan ambos
calentamientos de modo complementario (107).
Ambos procesos se caracterizan porque tienen una serie de objetivos que están orienta-
dos en afinar los sistemas y estructuras a utilizar posteriormente. De esta forma se ha planteado
la puesta a punto con respecto al manejo y conciencia postural (110,111), funcionalidad de
los órganos fonoarticuladores y resonadores, control de la intensidad vocal y de la presión
subglótica, coordinación entre fonación y respiración, apoyo respiratorio, flexibilidad laríngea,
economía y eficiencia vocal (106,107,112). Estos tres últimos puntos para algunos autores se
traducen en el ajuste de la onda mucosa, elongación y contracción del músculo tiroaritenoideo,
control del cierre glótico, posición de la laringe, entre otros (113).
Tal como existe un sinfín de objetivos para el calentamiento vocal, también se ha
observado una gran cantidad de resultados. Sin embargo, estos se relacionan con cambios
musculoesqueléticos claros, que incluyen el incremento en el riego sanguíneo y en el aporte
de oxígeno al tejido muscular, aumento en la velocidad de transmisión del impulso nervioso,
mayor sensibilidad de los receptores sensoriales, reducción de la viscosidad muscular, entre
otros (114,115). Estos efectos se traducen en ganancias en la velocidad y calidad contráctil
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La carga vocal
subcarga (130).
A continuación, se revisarán los distintos principios de la fisiología del ejercicio que
se aplican al calentamiento vocal:
a. Principio de especificidad
Para que el calentamiento sea eficaz se debe diseñar en función de la demanda vocal.
Esto implica la puesta a punto de las estructuras y actos motores precisos que se utilizarán
posteriormente (131,132). Su finalidad recae en la automatización y economía motriz-cog-
nitiva al momento de la actividad.
Gracias a este principio se entiende que el calentamiento que cumpla con este principio
imitará eficazmente las tareas y gestos vocales que se utilizarán posteriormente (126).
La sumatoria de todas estas realidades, da a entender que el calentamiento vocal es
un proceso individual y no estandarizado (128,133), promoviendo así el conocimiento vocal
detallado del sujeto. Con esto es insuficiente manejar solamente su ocupación, sino que se debe
ir más allá y comprender las tareas vocales que se incluyen en su profesión y, específicamente,
en la actividad que se está preparando (134).
De esta forma, se hace fundamental realizar la puesta a punto de (solo a modo de
referencia): los registros, la calidad resonancial o articulatoria, los matices de intensidad, y
del control de las estructuras que permitan su óptima ejecución (113). Es por esto que se
recomienda respetar la particularidad de cada caso. Como ejemplo, gracias a la correcta apli-
cación de este principio, será fácil entender que el calentamiento es distinto para un actor que
interpreta un papel de niño versus uno que hará un monólogo.
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La carga vocal
Tabla 1. Continuación
Autor General Específico Objetivo
Clifford & • Estiramientos cer- • Uso de ejercicios con hum- Articulación y resonancia.
Herrmann vicales (cabeza y ming y sobrearticulación.
(135) – voz cuello). Ejercicios • Vocalizaciones que inclu-
hablada para estimulación yen movimientos indepen- Libertad articulatoria.
(actuación) postural y respira- dientes de lengua, mandí-
toria. Relajación de bula y labios.
mandíbula, lengua y • Uso de glissandos en for- Flexibilidad laríngea/vo-
labios. ma de humming cal y resonancia. Se busca
llevar la voz hacia anterior.
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c. Principio de individualidad
Cada sujeto es distinto y así, cada calentamiento vocal presentará sus propias condi-
ciones, necesidades y exigencias. Esto implica que las cargas utilizadas durante el proceso se
deben ajustar a las variables personales –tolerancia a la carga y resistencia laríngea– y ocupa-
cionales –demanda, tipo de uso vocal y exigencia requerida– (134).
A nivel intra-sujeto se producen igualmente cambios importantes. Basándose en esto, el
calentamiento, puede ser irrepetible de un día a otro. Las horas de sueño, el momento del día
en que se ejecute, la motivación, el uso vocal previo –que incluye a todos los tipos de cargas
utilizadas–, entre otros; también condicionan su ejecución (139).
De esta forma, el calentamiento se convierte en un proceso flexible, en el que las pautas
estandarizadas de ejercicios son inaplicables (140).
d. Principio de transferencia
A nivel musculoesquelético la transferencia se utiliza cuando, mediante la mejora de
una de sus propiedades, se beneficia a otra (141). En el calentamiento vocal, este principio
cobra importancia si un sujeto está en terapia de voz y debe sacar provecho de los ejercicios
realizados en ella.
Se plantea que para lograr una transferencia positiva, se deben entender claramente las
propiedades musculoesqueléticas que se trabajan en terapia (142). Cuando alguna de ellas tiene
relación con el calentamiento, deben utilizarse los ejercicios de mejor resultado y significancia
para ella como forma de inicio (143). Esto es porque, con su ejecución, se beneficiarán todas
aquellas tareas que requieran de la posterior estimulación de la propiedad afectada (126).
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La carga vocal
Fatiga vocal
La fatiga es un fenómeno multifactorial complejo. Para comprenderlo es necesario
atender a las múltiples áreas que la estudian, entre las que se incluyen la ciencia de los materia-
les, el deporte, la psicología, la ergonomía, la biomecánica, la fisiología en general, entre otras.
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La carga vocal
el esfuerzo.
El esfuerzo se define como la fuerza o energía que se requiere para ejecutar alguna
actividad. Mientras que la experiencia de esfuerzo se describe como la percepción de energía
durante la ejecución de una tarea, siendo esta acompañada por sensaciones de tensión y trabajo
físico (169). Esta apreciación se puede desencadenar gracias a múltiples factores:
- Cognitivos: grado de motivación, ganas de comunicar y agrado con respecto al
sonido producido (170).
- Fisiológicos y biomecánicos: resistencia laríngea, entrenamiento respiratorio,
postura cervical con que se usa la voz (171); y producción y mantención de la intensidad
vocal. A mayor sonido, más esfuerzo laríngeo se requerirá (159).
- Síntomas: dolor, ardor o picazón en regiones como la faríngea (169,172).
Cuando se percibe esfuerzo para producir la voz, se incurre en comportamientos
compensatorios que mantienen a ciertos músculos del tracto vocal en constante contracción
isométrica (173). Si el esfuerzo se mantiene, se supera su límite de tolerancia, y se iniciará la
respuesta central en forma de desagrado, desánimo, entre otros. (174). En otros casos, una
vez ya instalados los síntomas, son ellos mismos los que desencadenan respuestas centrales
que inducen la desmotivación o incomodidad con respecto al acto fonatorio (175).
Se ha estudiado poco sobre este fenómeno en la función vocal. Sin embargo, las
investigaciones existentes indican que la sensación de esfuerzo aumenta cuando las cargas
aplicadas sobrepasan los límites homeostáticos y llegan hacia la sobrecarga (174). Esto se
puede dar gracias a situaciones propias de la tarea vocal (176) o a factores ambientales como
la humedad o ruido de fondo (177,178). Por otro lado, también se ha indicado que el esfuerzo
se siente principalmente en la región perilaríngea y que, en casos de mayor severidad, puede
viajar hasta la región mandibular e inclusive cervical (159).
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Todo músculo con fibras lentas presenta ciertas características que lo hacen ideal para
las tareas de resistencia (tabla 4). Bajo esta línea se ha indicado que la especialización que
tiene el vocalis es tan alta, que solo se asemeja a la existente en las piernas de un maratonista
altamente entrenado (187).
Muscularis Desde el proceso muscular de los Está involucrado en tareas donde las cuerdas
aritenoides hasta la porción ante- vocales se aducen para proteger la vía aérea
rior del cartílago tiroides. (185)
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La carga vocal
constantes aducciones y posturas de cuerda vocal que solicitan ampliamente al músculo vocalis
(30). Cuando esto se mantiene por más de 20 a 30 minutos, es el metabolismo aeróbico quien
favorecerá la regeneración de ATP (195).
La evidencia actual indica que cuando el suministro de oxígeno decae, se afectan pro-
cesos como: respiración celular (195), capacidad de resíntesis de ATP (194), tasa de liberación
de recursos anaeróbicos (196) y la regulación entregada por el sistema nervioso central (197).
Las consecuencias de esto son variadas e incluyen disminución de la actividad neuromuscular,
reclutamiento muscular ineficiente, sensación de esfuerzo durante la tarea y, por supuesto,
alta fatigabilidad del músculo (198).
Mediante pruebas de lectura se ha señalado que el gasto de oxígeno en los sujetos
no fatigables va siempre en constante alza. Mientras que en aquellos individuos que si han
referido episodios de fatiga vocal, es deficitario y se ve compensado con la utilización de
recursos anaeróbicos (158). En estas personas los primeros minutos de fonación conllevan
un alto gasto de oxígeno, pero posteriormente se suple con recursos energéticos que son
insuficientes para mantener tareas de larga duración. Como consecuencia, se han observado
desechos metabólicos que acidifican al músculo, tales como ácido láctico e iones de hidrógeno
y de calcio (199).
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La fatiga muscular también se puede generar por otras causas. Una de ellas se relaciona
con la protección del mismo organismo a las estructuras involucradas en la fonación (202).
Durante la ejecución de alguna tarea que involucre al sistema muscular se produce fuerza
y calor. Esto con el tiempo lleva a depleción de los stocks de energía, lo que favorecerá la
aparición de sensaciones que indiquen cansancio o fatiga (203). Otra causa es la relacionada
con la disfunción del nervio recurrente (204). En estos casos –como en parálisis o paresia de
cuerda vocal–, la cantidad de fibras musculares a inervar son superiores a las fibras nerviosas
disponibles (205). Con esto, el músculo funciona de manera insuficiente, se incrementa la
sensación de esfuerzo y se sufrirá tanto de fatiga central como periférica (206).
Estroboscópicamente, se han observado algunos cambios posturales de las cuerdas
vocales atribuidos a este tipo de fatiga (207), uno de ellos es el hiato en reloj de arena, el otro
es el arqueamiento y el último es el trastorno isométrico laríngeo. En vibración suelen apare-
cer asimetrías e inclusive irregularidades (208). Modificaciones como estas predisponen a la
adquisición de patrones oscilatorios erráticos, los que favorecen los impactos sobre regiones
específicas durante la oscilación (209).
Acústicamente, la fatiga muscular se observa con el cambio progresivo de la voz;
adquiere soplosidad por problemas en el cierre (210), se pierde la extensión tonal hacia los
graves y la intensidad de la voz por debilidad muscular (192). También suele existir pérdida
del componente agudo del registro modal por falla del músculo para soportar el estrés me-
cánico (211), aparece ronquera por la diferencia tensional de una cuerda en comparación a
la otra (174), entre otras.
Tiroaritenoideo -
tres ramas
STF Tipo I
26
La carga vocal
Fatiga perilaríngea
Durante la fonación se producen un sinfín de configuraciones en el tracto vocal, algunas
pueden ser beneficiosas para la resonancia y la articulación, mientras que otras nacen como
forma de adaptación a la carga vocal utilizada, o a la insuficiencia estructural de las cuerdas
vocales y laringe (21).
Cuando estas fuerzas sobrepasan la barrera de tolerancia del mismo tejido, se produci-
rán una serie de síntomas que se conocen como síntomas físicos o de incomodidad del tracto
vocal (20). Estos corresponden a manifestaciones de origen muscular, tendinoso e inclusive
mucoso, que nacen con el uso de la voz y ceden con el descanso (212). Se expresan con fre-
cuencia en faringe, velo del paladar y laringe (213) e incluyen a la sensación de cuerpo extraño,
sequedad, pinchazos, picazón, ardor −quemazón o irritación−, y dolor −odinofonía− (20).
Específicamente, estos síntomas suelen surgir como señal de inflamación neurogéni-
ca de la mucosa del tracto vocal, o como resultante a la sobreutilización de sus músculos o
tendones (214,215).
La inflamación es una respuesta natural del cuerpo humano ante algún agente externo
o una agresión. La voz conlleva la agrupación de fuerzas mecánicas que, en algunas ocasiones,
son excesivas e intensas y pueden generar tensiones impropias (consideradas como agresiones)
sobre la mucosa de la cavidad oral o faríngea (216).
La fonación con estas condiciones incita al aumento de temperatura dentro del tracto
vocal y afecta de esta forma, el balance de agua en su interior (217). Con ello, el sujeto podría
presentar con frecuencia sequedad y sensación de cuerpo extraño mientras utiliza su voz (218).
A su vez, el proceso inflamatorio conlleva la liberación de compuestos como la histamina y,
con esto, picazón en la región afectada (219).
Por otro lado, este tipo de fonación también puede sensibilizar y activar a los nocicepto-
res locales (220). Una serie de eventos se empiezan a llevar a cabo. Estos incluyen la liberación
de líquidos, proteínas y fosfolípidos. Se pone en marcha la cascada del ácido araquidónico y se
liberan sustancias como prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos (221). Posteriormente,
se activan receptores que llevan la información a la médula espinal para hacer sinapsis con una
segunda neurona y se libera la sustancia P. Este es un péptido que genera efectos locales como
la vasodilatación, incremento de la permeabilidad, enrojecimiento, aumento de temperatura,
entre otros (222). A este proceso se le llama inflamación neurogénica.
Con la liberación de la sustancia P y la estimulación de los nociceptores, ya se está
desencadenando la respuesta dolorosa en el tejido (223).
El dolor ha sido definido por la asociación internacional para el estudio del dolor
(IASP), como una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular existente o
potencial y descrita en términos de ese daño (224). Su frecuencia en el profesional de la voz es alta.
Se estima que sobre el 50% de los profesores lo han sufrido alguna vez en su vida (225). El
27
Christopher Fuentes Aracena
dolor es diferente según la estructura afectada. Si proviene del músculo o mucosa tendrá
características específicas, que orientarán a su comprensión y posterior intervención (tabla 5).
.
Tabla 5. Diferencias entre el dolor muscular y de mucosa (226)
Dolor muscular Dolor de mucosa
Ambos procesos han sido descritos como causantes de síntomas físicos del tracto vocal
(212,227) y se tienden a expresar en forma de tensión laríngea (228). Esta corresponde a la
conjugación de contracciones de origen isométrico, concéntrico e inclusive excéntrico en la
región supra o infrahioidea. Se ha indicado que uno de sus principales signos es la elevación
de la laringe o del hioides durante la fonación (229).
En ambas estructuras se insertan una serie de músculos que tienen distintas activida-
des (tabla 6) y vectores de fuerzas, que llevan a cabo procesos como la fonación, deglución,
respiración, habla, entre otros (figura 8). Durante la fonación cada uno de estos músculos
realiza una actividad determinada y –dependiendo de la intensidad de las fuerzas mecánicas
aplicadas sobre ellos–, sufrirán signos de fatiga, microruptura, puntos gatillos, entre otros.
Cuando el patrón muscular se repite constantemente, la laringe y el hioides se adaptan
y adquieren en reposo estas mismas posiciones utilizadas en fonación, de este modo, se puede
observar que el hioides está anclado a la laringe, elevado por completo o de forma unilateral,
posteriorizado, entre otros (215,230).
Tal como se vió en el apartado de fatiga, las cuerdas vocales presentan una estructura
altamente evolucionada y adaptada para enfrentar las demandas fonatorias del ser humano.
Sin embargo, cuando por alguna razón son insuficientes, recibirán ayuda para cumplir con
la tarea. Esta colaboración proviene de los tejidos perilaríngeos, en especial de los músculos
supra e infrahioideos (231). A pesar de que estos también han evolucionado para cumplir con
los requerimientos comunicacionales (tabla 7) (232), su composición de fibras es insuficiente
para suplir las tareas fonatorias –sobre todo aquellas donde se aplica mayor carga–.
Esto favorece a que entren con cierta facilidad en fatiga. La excesiva demanda que
deben enfrentar conlleva a que sus reservas energéticas decaigan y se produzca una constante
acumulación de metabolitos (233). Se ha observado que el incremento de estas moléculas
28
La carga vocal
Digástrico
Estilohioideo
Milohioideo
Genihioideo
Tirohioideo
Omohioideo
Esternotiroideo
Esternohioideo
29
Christopher Fuentes Aracena
Castro & 1999 Estudio del músculo me- El músculo omohioideo se activa cuan-
Cols. (241) diante electromiografía en do el hioides se va hacia arriba. Actúa
20 sujetos sanos. como estabilizador.
Kurt & Cols. 2005 Estudio electrofisiológico Los músculos estilohioideo y digástrico
(243) en 30 sujetos con hemipa- posterior elevan el hioides. Se concluye
rálisis facial (se evaluó el que ambos son capaces de posteriorizarlo.
lado sano).
Kim & Cols. 2007 Electromiografía de super- El digástrico anterior (músculo más su-
(244) ficie en 12 hombres jóvenes perficial de los submentonianos) lleva el
sin síntomas vocales. hioides hacia adelante y arriba.
Ludlow & 2007 Uso de vocastim en pacien- Los músculos esternohioideo y ester-
Cols. (245) tes con disfagia. notiroideo tienen la capacidad de gene-
rar descenso del hioides.
30
La carga vocal
31
Christopher Fuentes Aracena
Existen dos grandes tipos de puntos gatillo −activos y latentes− (255). Los puntos
activos generan dolor espontáneamente y son muy sensibles a la presión o palpación. Mientras
que el punto latente solamente es sensible bajo presión (256).
Tanto los puntos gatillos activos como latentes comparten una serie de aspectos que
incluyen la rigidez del tejido, disminuido rango de movimiento y dolor local o referido, con
características de hiperalgesia e inclusive alodinia (266).
Dependiendo de su ubicación, el punto gatillo será central o de inserción. Los centra-
les se forman en el vientre del músculo y se asocian a abuso mecánico, mientras que los de
inserción se originan donde el músculo se funde con el tendón, o en su inserción perióstica,
y son causados por tensiones excesivas provenientes del acortamiento de los sarcómeros
centrales (267).
La presencia de puntos gatillos origina lo que se conoce como síndrome miofascial
(268). Esta corresponde a una entidad que ya ha sido presentada previamente en la función
vocal, y se ha detectado como una de las causas de odinofonía y de voces tensas o apretadas
(212,269). Su característica principal es la existencia de puntos de dolor o de mayor sensibilidad
en los músculos y fascias que rodean a la laringe y al hioides (270).
La sobrecarga es un fenómeno que también afecta a los tendones de los músculos
utilizados en la fonación (271); en especial aquellos que se insertan en el hioides y en la laringe
(figura 10). La constante repetición de actividades intensas para los pequeños tendones hioi-
deos y laríngeos, es el factor más importante en la génesis de las tendinopatías hiolaríngeas
(24). Su principal síntoma es el dolor que se mantiene incluso en reposo y, en otras ocasiones,
dificulta hasta a la deglución (45).
32
La carga vocal
*1. Porción anterior es una región de 2 cm que comprende desde la punta de la lengua hasta el frenillo.
*2. Porción media es una zona de 3 cm que recorre desde el frenillo hasta el surco terminal.
*3. Porción posterior es aquella región de 3 cm que va desde el surco terminal hasta su inserción con el hioides.
33
Christopher Fuentes Aracena
vocales, esta fatiga ocurre en su lámina propia. La constante exposición a las oscilaciones ha
sido explicada como su causa principal (274). Específicamente, se ha teorizado que la ciza-
lla, el impacto y la inercia son los principales agentes mecánicos de daño. Los dos primeros
provocan muerte celular, disrupción epitelial y de elementos como el colágeno y elastina,
mientras que la inercia, produce redistribución de los fluidos y estrangulación vascular con
aumento de su presión interior (275). También se ha indicado que las constantes vibraciones
sobre la lámina propia, afectan a la circulación sanguínea y merman la reducción del calor y
de los desechos metabólicos (159). La expresión de todo esto significa algún tipo de lesión
aguda –edema por ejemplo (159)–, y cuando se mantiene en el tiempo; procesos crónicos
como lesiones de base funcional en el borde libre (145).
Algunas características de este tipo de fatiga, indican que mientras más grande sea el
estrés aplicado, menor será la vida del material, y que el daño recibido es siempre acumulativo
(276). Ciertamente la primera característica se suele observar en la lámina propia (277), no
obstante, la segunda se aplica cuando los tiempos de regeneración de los tejidos son vulne-
rados (274).
De esta forma, la fatiga de la lámina propia tiene directa relación con la dosis vocal y
sus efectos sobre los tejidos expuestos a la vibración, y los tiempos de descanso que se utilizan
para regenerar los tejidos (65).
Tolerancia
Fatiga
TIEMPO
Figura 11. Comportamiento de los materiales bajo cargas repetitivas. Los materiales carecen de recuperación. A
mayor cantidad de estrés mecánico; más rápido se acercan al punto de ruptura o fatiga.
Los signos que ayudan a identificar la fatiga en la lámina propia se relacionan con el
aumento progresivo de rigidez y viscosidad en la cubierta cordal (145). Con el tiempo apare-
cerán irregularidades vibratorias y se reducirá la onda mucosa (208). Acústicamente, la voz
adquirirá características de aspereza, perderá flexibilidad y posiblemente, será dificultoso
lograr sonidos en el registro loft o en modal a muy baja intensidad (278).
34
La carga vocal
¿Cómo es la dosis/demanda
vocal que la provoca?
Alta Baja
Figura 12. Aspectos a considerar para reconocer el tipo de fatiga. Adaptado con permiso (65).
35
Christopher Fuentes Aracena
Enfriamiento vocal
El enfriamiento tiene por función llevar al organismo al estado previo a la realización
de cualquier actividad física vigorosa o intensa (281). Su ejecución permite remover los dese-
chos metabólicos y recuperar de forma progresiva la temperatura, presión arterial y frecuencia
respiratoria y, en algunos casos, favorecer la estabilización emocional del sujeto (282,283).
En la función vocal, se busca el retorno a la normalidad del funcionamiento fono-
respiratorio, para así evitar las compensaciones o adaptaciones (mal uso) propias del uso
profesional durante la vida diaria (117).
Se estima que durante la actividad vocal vigorosa, se originan adaptaciones musculoes-
queléticas para producir y mantener la intensidad, frecuencia y resonancia requeridas. Si estas
se sostienen en el tiempo, provocarán daños epiteliales y perilaríngeos (106).
Estas adaptaciones se han observado en las cuerdas vocales y laringe (176). En el pri-
mero de los casos se describe el aumento en su desplazamiento lateral, resistencia glótica y
mayor tiempo de cierre durante la oscilación; mientras que el segundo incluye la aparición de
configuraciones supraglóticas (figura 13), elevación de la laringe y disminución en el umbral
algométrico de músculos como el tirohioideo y constrictor inferior de la faringe (284,285).
Estas variaciones conllevan modificaciones acústicas, entre las que se encuentran el
aumento de la intensidad conversacional, la frecuencia fundamental y el tiempo máximo
fonatorio (176). Muchos de estos cambios se mantienen inclusive después del reposo vocal.
En base a esto, una investigación manifiesta la mantención de estas adaptaciones por encima
de los 30 minutos posterior a su uso (104).
Figura 13. Cuerdas vocales y laringe pre y posterior a tareas de sobrecarga. A la izquierda se observan previo a la
tarea y a la derecha, posterior a ella. Los principales cambios indican la aparición de acortamiento anteroposterior
(flecha hacia abajo) y compresión medial (flecha lateral). Aparte de esto, la dilatación capilar y el eritema también
son notorios, y aparecen como consecuencia del sobreuso de las estructuras.
36
La carga vocal
Cuando una tarea vocal resulta fatigante para los músculos, el sujeto vocalmente no
entrenado, agota los suministros de oxígeno rápidamente (158). Si la intensidad del ejercicio
es baja, el tipo de metabolismo que sostiene esta actividad será capaz de mantener la fonación
sin síntomas de fatiga por aproximadamente 30 minutos; pero si es alta, estos apareceran du-
rante los primeros minutos (294). Esto explica porque en algunos sujetos vocalmente sanos,
la voz se deteriora con rapidez.
37
Christopher Fuentes Aracena
Sin embargo, cuando las demandas son constantes y agotan los suministros energéti-
cos del músculo, surgirán metabolitos que disminuirán su pH y favorecerán la aparición de
acidosis (296). Con el ambiente muscular ácido, la máxima energía generada decaerá y, con
esto, las contracciones presentarán menos fuerza o calidad (297). El tiempo que el músculo se
puede mantener así es variable y va desde un par de horas hasta días (298). Esto depende de
factores como el estado cardiovascular, la resistencia laríngea (158) y las horas de sueño (299)
El cambio del pH del músculo podría ser la razón por la que las voces muscularmente
38
La carga vocal
Proceso que se realiza para evitar la sobredosis o acumulación vibratoria y así, favorecer
la recuperación natural del epitelio y de la lámina propia de las cuerdas vocales (274).
Las cuerdas vocales son estructuras hechas para permitir y resistir las vibraciones (119).
Esto es principalmente porque cuentan con una morfología especial para ello –su mayor es-
tudio se hará en el apartado de fonotrauma–, y porque presentan mecanismos comandados
por células madres, que reemplazan a las expuestas a las fuerzas mecánicas diarias (304).
Sin embargo, algunos sujetos deben usar su voz con dosis excesivas. Esto sucede en
algunos profesionales de la voz, por ejemplo, en profesores se ha indicado una exposición a
más de 1.800 golpes por hora y hasta 20.000 por día (30). Se han visto los efectos de situaciones
como esta en animales, quienes en fonaciones continuas de 2 a 6 horas, ya presentan destruc-
ción de las células expuestas a la vibración (305). Mientras que, en otras pruebas realizadas con
seres humanos, se han observado marcadores de inflamación y cambios histológicos sobre
los 30 minutos de fonación a intensidad alta (306-308). Adicionalmente, cambios como los
observados se han visto hasta pasadas las 2 horas post carga vocal (99).
Cuando se presentan cambios como los expresados, hay dos grandes posibilidades; o
se acumulan en el tiempo y se forma la lesión de base funcional, o se interceptan y se permite
la recuperación de los tejidos (274).
A grandes rasgos, la recuperación natural de la lámina propia es lenta. Se sabe que las
células dañadas durante la vibración pueden ser removidas y, por consiguiente, renovadas
(119). Si la carga ejecutada es homeostática es probable que el proceso demore unas horas,
pero si se incrementa puede tomar un promedio de 72 horas en completarse (277). Un estudio
ha señalado que los tiempos de recuperación de la lámina propia parten desde las 2 horas post
carga, y con actividad residual varios días después (159). En otra investigación se ha indicado
39
Christopher Fuentes Aracena
Porcentaje
de
recuperación
Tiempo
Figura 14. Curva de recuperación teórica de las cuerdas vocales. La curva superior representa una cicatrización
normal y la inferior, el proceso cuando es crónico.
Los datos expuestos destacan la necesidad de exploración sobre esta importante situa-
ción. La recuperación de la lámina propia es la principal arma que se tiene para la prevención
de alteraciones vocales y, hasta ahora, su investigación es precaria. A pesar de lo anterior hay
ciertas generalidades que pueden ayudar al clínico a conocer los tiempos de recuperación de
un sujeto:
- Mientras más grande sea la distancia de la dosis, mayor será el tiempo de recupe-
ración del tejido (65).
- A mayor daño de la lámina propia, más lento es el proceso de recuperación (97).
- Si la lámina propia se encuentra expuesta a irritantes internos –reflujo gastroe-
sofágico– (313), irritantes externos –cigarro– (314) o enfermedades respiratorias
40
La carga vocal
1. Reposo vocal
Proceso por el cual, mediante el uso de subcargas, se busca la recuperación de los te-
jidos. El reposo es el procedimiento estándar para facilitar la reparación tisular de la cubierta
cordal (318). Sin embargo, por sus características también es utilizado ampliamente en la
recuperación muscular, tendinosa, ligamentosa, entre otras (303,319).
Para la función vocal se reconocen dos formas de reposo (320):
a. Reposo vocal absoluto: corresponde al cese completo de cualquier actividad que
provoque estrés mecánico sobre las cuerdas vocales (137). Acá destaca la supresión
de fonación, tos y carraspeos sonoros, uso de instrumentos de viento, entre otros
(321,322). Se suele usar con mayor periodicidad posterior a una cirugía o cuando
se padece de trastornos vasculares como es el caso de las hemorragias cordales
(323). Su tiempo de prescripción puede llegar hasta los 21 días (7), y su frecuencia
principal oscila entre los 2-3 a 7 días (318). A pesar de esto, se estima que el tiempo
ideal para su aplicación es igual o inferior a los 7 días (137) y que sus principales
efectos se dan cuando es igual o superior a los 3 días (324).
b. Reposo vocal relativo: corresponde a la disminución de la actividad fonatoria al
punto que se mantiene solo la que es profesionalmente necesaria (137). La decisión
de eliminar o mantener ciertas conductas fonatorias dependerá de la gravedad del
problema y de la urgencia vocal del afectado (145). En las voces profesionales, el
uso del reposo relativo que obedezca a las necesidades laborales y personales, es
siempre una estrategia beneficiosa (65). Esto es porque permitirá la recuperación
41
Christopher Fuentes Aracena
Por ejemplo, si un sujeto usa su voz de manera profesional 5 días a la semana y tiene
2 para descansar, el índice de recuperación a largo plazo será:
En este caso el sujeto necesitará de 9,6 horas diarias para lograr la recuperación a largo
plazo. Con esto permitiría la regeneración natural de la lámina propia y evitaría su daño por
acumulación de dosis vibratoria.
Se desconoce si el tiempo de descanso para la recuperación a corto y largo plazo debe
ser con reposo absoluto o relativo. Sin embargo, la reducción de la actividad vocal durante el
tiempo obtenido en cada índice, es altamente beneficioso para evitar la sobredosis vibratoria
y recuperar los depósitos energéticos de los músculos involucrados en la fonación.
42
La carga vocal
Una forma de amortiguar las restricciones que ejerce el reposo, en quienes requieren
de su voz de manera imperativa, es promoviendo el uso de voz confidencial. Esta nace de
Colton y Casper, con el objetivo de suprimir el mal uso y abuso vocal en estados post qui-
rúrgicos o cuando hay lesiones de base funcional (106). Con su prescripción se busca el uso
vocal con pequeñas amplitudes oscilatorias y, por consiguiente, con menor estrés mecánico
para los tejidos (326).
2. Ejercitación
Cuando hay daño en la lámina propia, los tejidos cumplirán con las tres fases clásicas de
la cicatrización: inflamación, proliferación y maduración (327). Desde las 24 a 48 horas post
lesión, ya existe actividad que indica que se está realizando la re-epitelización del tejido (328).
Mientras que, al séptimo día de reposo absoluto, ya se observa una completa re-epitelización
y un total reajuste de la membrana basal (329).
Esto podría dar a entender que la mejor manera de abordar las injurias de la lámina
propia es mediante el reposo absoluto. No obstante, desde la literatura relacionada con la
ortopedia se ha explicado que el proceso cicatricial se ve favorecido, en tiempo y calidad, con
el uso de estrés mecánico (330).
Se ha detectado que la estimulación mecánica durante el proceso cicatricial de las
cuerdas vocales incrementa la expresión de proteoglicanos y de ácido hialurónico. Además,
promueve la proliferación de fibroblastos (331), y la síntesis y diferenciación de las células
epiteliales (7).
El uso de fuerzas mecánicas para beneficiar la recuperación de las cuerdas vocales ha
sido estudiado escasamente. Verdolini & Cols., mediante el uso de facilitadores resonanciales
–/m/, /n/ o /ng/–, a intensidades y tonos conversacionales, observaron la reducción de
mediadores pro inflamatorios posterior a tareas de sobrecarga (332). Mientras que, desde el
estudio de otras estructuras del organismo, se pudo observar que la inflamación se tiende a
reducir notoriamente con el uso de estrés tensil en el área afectada (333).
Estos descubrimientos siembran la duda sobre la aplicación del reposo vocal absoluto
–especialmente en casos post cirugía–, no obstante, se sostiene que para estas situaciones
es la combinación de 3 a 5 días de reposo absoluto, junto con ejercicios posteriores, los que
generarían una mejor cicatrización (324). Esto es porque en este intervalo de tiempo el teji-
do ya se encuentra en una etapa de proliferación, la que se beneficiaría con el mismo estrés
mecánico. Aunque también se indica que el tipo de ejercicio debe ser adecuado a la realidad
estructural de la cuerda vocal, y su prescripción parte de los límites de la subcarga (334). Esto
se revisará con mayor detalle en el capítulo de prescripción de la carga vocal.
Los agentes físicos corresponden a elementos naturales –como el agua o luz–, o ar-
tificiales –como la electricidad–, que se utilizan en el tratamiento de determinados estados
43
Christopher Fuentes Aracena
patológicos (335). Se caracterizan porque influyen sobre los procesos biológicos y contribu-
yen con los tiempos de regeneración o recuperación de los tejidos (336). Dentro de estos se
encuentran el uso de calor –termoterapia–, frío –crioterapia –, láser, ultrasonido, electroes-
timulación, entre otros (337).
La mayoría de los agentes físicos han sido estudiados para conocer su eficacia en el
proceso de recuperación post carga (338). Sin embargo, la evidencia actual (principalmente)
corresponde a la literatura deportiva o a las ciencias del ejercicio.
- Termoterapia: corresponde a la utilización de calor en la zona afectada. Se ha
indicado que su aplicación ayuda a incrementar la temperatura, el riego sanguíneo
y el metabolismo en la región tratada (339). Cuando el riego sanguíneo aumenta,
los tejidos dañados se nutren, oxigenan, y se eliminan, por medio de reacciones
catabólicas y anabólicas, desechos que afectan al proceso de recuperación (340,341).
- Crioterapia: se define como la utilización de cualquier sustancia o elemento que
remueva el calor, y con esto, disminuya la temperatura de la zona tratada (339). La
vasoconstricción, que se produce con su aplicación, reduce el riego sanguíneo y el
metabolismo. De este modo, se favorece la intercepción del proceso inflamatorio
(340). Debido a lo anterior, se tiende a usar con frecuencia en procesos agudos o
en estados donde predominó el abuso muscular (342). A pesar de esto, la evidencia
científica existente sobre su real utilidad como forma de recuperación, es escasa y
aún requiere de revisión y discusión (338).
- Láser: especialmente la terapia con láser de baja potencia, corresponde a una
variante donde los efectos térmicos en la región tratada son mínimos (343). Se ha
estimado que reduce la inflamación, el dolor y promueve la recuperación rápida
y segura de las cicatrices (344,345). Esto se ha visto a nivel perilaríngeo, donde
su uso ha colaborado con la reducción de síntomas físicos del tracto vocal (346).
- Ultrasonido: corresponde a la utilización de vibraciones acústicas de alta frecuen-
cia, que pueden o no producir efectos termales (347). Se ha indicado que, debido a
sus propiedades, actuaría como inductor de la recuperación de los tejidos dañados
(348). Este proceso estaría principalmente pensado para los tendones (349). A
pesar de estos efectos comentados, su uso se encuentra bajo una serie de cuestio-
namientos, los que incluyen que la idea de su potencial terapéutico es cercano al
del placebo (350). En la función vocal es muy escasa la evidencia que lo soporta,
aunque se ha señalado que su aplicación ayudaría a la recuperación de la lámina
propia en pacientes con nódulos (351).
- Electroestimulación, fundamentalmente la estimulación muscular eléctrica (EMS):
ha sido indicada como una herramienta que induce la contracción del tejido muscu-
lar vía electrodos superficiales (338). Esto incrementa el riego sanguíneo y elimina,
con mayor facilidad, los metabolitos producidos por actividades físicas de alta
intensidad (352). En la función vocal se desconoce si es capaz de generar efectos
recuperativos. Otra modalidad de electroestimulación es el uso de corriente TENS.
Sus principales efectos son la reducción de la hiperactividad muscular (353) y del
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La carga vocal
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Christopher Fuentes Aracena
Figura 16. Cambio en la configuración supraglótica para un mismo tono. A la izquierda se observa pre electroes-
timulación y en la derecha, posterior a ella..
Figura 17. A la izquierda se observan las cuerdas vocales en el momento posterior a la prueba de carga vocal. A la
derecha, luego de la aplicación de electroterapia. Se indica con la flecha la disminución del eritema.
Figura 18. En la izquierda se observan las cuerdas vocales después de la prueba de carga vocal. A la derecha,
posterior a la aplicación de electroterapia. Las flechas indican los cambios de coloración en la región perilaríngea.
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La carga vocal
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La carga vocal
Conclusión
La carga vocal es la expresión de las fuerzas mecánicas aplicadas sobre una estructura
anatómica. Es un fenómeno biopsicosocial que está en toda actividad fonatoria e inclusive
en su ausencia.
Su cuantificación se hace gracias a las distintas dosis que la componen. Estas son:
tiempo de fonación, ciclos y distancia de la dosis, y energía disipada e irradiada.
Se ha estimado que se expresa gracias a un continuo que se compone por el calen-
tamiento, fatiga y descanso o recuperación vocal. Su comprensión permite que el clínico
adquiera herramientas importantes y significativas para manipular la preparación, semiología
y recuperación de las estructuras expuestas a las fuerzas mecánicas.
El calentamiento comprende la puesta a punto para el enfrentamiento de cargas futuras,
la fatiga es un proceso multifactorial y se expresa según el lugar que se ve afectado –sistema
nervioso central, lámina propia, músculo vocal y región perilaríngea– y, por último, el descanso
promueve la recuperación de los tejidos expuestos a la carga.
El avance científico de la voz ha permitido que estos tres procedimientos puedan ser
estudiados cada vez con mayor profundidad. Sin embargo, también se ha visto que existen
muchas situaciones que aún están en desarrollo. Se recomienda, que tanto el clínico como el
teórico de la voz, profundicen en ellos y busquen su mayor comprensión desde el punto de
vista musculoesquelético o biomecánico. Esto cobra mayor importancia cuando se ven los
intentos de múltiples investigadores o autores de estandarizar el calentamiento o descanso
vocal. En pocas palabras, crear rutinas preparadas que se deben usar en cualquier persona.
No obstante, y tal como se ha podido observar a lo largo de todo este apartado, estos son
procesos individuales, específicos y propios del funcionamiento de cada estructura y sujeto.
Es imposible extrapolar una rutina de ejercicios exitosa en un individuo a otro y esperar los
mismos resultados.
Por último, se recomienda que el lector considere la información entregada como el
paso inicial para comprender cada uno de estos tres procesos y, en ningún momento, como
la totalidad de conocimiento existente.
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Christopher Fuentes Aracena
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66
Segunda parte
El fonotrauma
La carga vocal
Introducción
El fonotrauma es un concepto actual que busca comprender la naturaleza de aque-
llas conductas (expresadas en términos de mal uso y abuso vocal) que injurian a los tejidos
expuestos a las distintas fuerzas mecánicas producidas por la voz. Cuando se manifiesta en
forma de abuso, se tiende a considerar como la causa directa de trastornos de base funcional
como nódulos, pólipos y otros (1). Mientras que cuando se expresa como mal uso vocal, se
estima como la razón principal de síntomas físicos del tracto vocal (2).
La resultante del fonotrauma es compleja y su estudio debe ir más allá de la lesión
como tal. La comprensión óptima del fenómeno se lleva a cabo cuando se conoce el continuo
lesivo de los tejidos y, por consiguiente, su tolerancia y resistencia. La tolerancia está dada por
las múltiples defensas que tienen los tejidos para sobrellevar la carga diaria, mientras que la
resistencia se relaciona con la habilidad que tiene la estructura para soportar el estrés mecánico
sin mostrar signos de insuficiencia (3).
Desde la ergonomía, tanto la tolerancia como la resistencia, caben en lo que se deno-
mina como factores de riesgo individual, mientras que el uso y la forma en que se ejecuta la
voz se entienden como factores de riesgo biomecánicos. Adicionalmente, las repercusiones
que tienen las necesidades de rendimiento o la exigencia que conlleva el uso vocal, se incluye
dentro de lo que se conoce como factores de riesgo psicosociales.
De esta forma, este apartado estará orientado en conocer en mayor detalle el fono-
trauma como concepto, sus factores de riesgo individuales, biomecánicos y psicosociales.
69
Christopher Fuentes Aracena
El fonotrauma
El término fonotrauma se introdujo en la literatura vocal en los años ‘90 y se utilizó
para darle una connotación menos violenta al concepto abuso vocal (4).
Lo actual del término ha llevado a confusiones que incluyen distintas formas de defi-
nirlo y de entenderlo. Algunos autores han indicado que se refiere al sobreuso de la voz o a la
fonación por largos períodos de tiempo (5). Otros, complementando la idea anterior, indican
que alude al trauma en el tejido cordal resultante de la excesiva y prolongada dosis vibratoria
(6). Otros autores han explicado que se representa como la sumatoria entre el mal uso y el
abuso de la voz (4). Mientras que otras miradas, también incluyen conductas y hábitos como
el consumo de cigarro o de alcohol como causas de fonotrauma (7).
Para tratar de entender el concepto se debe acudir a la etimología de la palabra fono-
trauma. “Fono” se relaciona con voz o sonido y “trauma” con lesión o herida. Se ha explicado
que el trauma se refiere al daño de los tejidos expuestos a estrés mecánico, abarcando con
esta definición, desde su inflamación hasta su recuperación (8,9). Si esta misma definición es
llevada hacia el terreno del cuerpo humano, se observará que el fonotrauma es una expresión
de las lesiones de cualquier tejido blando expuesto a cargas repetitivas, forzadas, sostenidas
y con carencia de tiempo necesario para su recuperación (10).
En la función vocal, el uso de manera repetitiva, forzada, sostenida y con falta de tiem-
pos de recuperación, es estudiado desde el ámbito del mal uso y abuso vocal (4). Mientras que,
desde la ergonomía, se incluye como parte de los trastornos por trauma acumulativo (11).
Los trastornos de trauma acumulativo o acumulado, han recibido una serie de sinó-
nimos en el tiempo, las que incluyen: daño por estrés repetitivo, lesiones por movimientos
repetitivos y desórdenes por sobreuso (12). En el área de la voz se puede agregar un nuevo
sinónimo, y ese es el de fonotrauma. Los conceptos de tensión muscular, mal uso muscular,
hiperfunción vocal y disfonía funcional, son sinónimos de fonotrauma (13).
El fonotrauma es un fenómeno complejo y se relaciona directamente con los tejidos
expuestos a las fuerzas mecánicas producidas por la voz. Esto incluye a los tejidos blandos que
están constantemente activándose para movilizar a los órganos fonoarticulatorios, y a aquellos
que se encargan de mantener las fuerzas respiratorias para la óptima fonación –músculos,
ligamentos, tendones, fascias, aponeurosis, entre otros – (14,15).
Son múltiples los factores que inciden en la ocurrencia o propensión al trauma. Su
incompleta comprensión ha hecho creer que solamente bastan fonaciones excesivas o prolon-
gadas para producir daño, sin embargo, el estudio de los trastornos por trauma acumulativo
se hace en función de los factores de riesgo.
70
La carga vocal
cesos que expresan daño. Si esto es un hecho aislado o cuenta con un adecuado descanso
post carga, el tejido tiene la posibilidad de regenerarse (16). Cuando se da constantemente, la
recuperación será incompleta o inadecuada y aparece, con el tiempo, alguna lesión de origen
funcional (17). El uso diario de la voz está frecuentemente bajo una serie de ingredientes, los
que llevan a que el estrés mecánico cumpla con las condiciones de este último caso. Estos se
conocen como factores de riesgo.
En la voz, los trastornos de base funcional son el símil de un síndrome del túnel carpiano
por digitar en el computador constantemente, o un daño lumbar por levantar sacos pesados.
Es decir, son adaptaciones que indican sobrecarga o superación del umbral de tolerancia (18).
Se expresan en forma de dolor, ardor, picazón y, en otros casos; inflamación, engrosamientos
o adelgazamientos de la membrana basal, edema, aparición de masas, signos de hemorragia,
ulceraciones y un largo etcétera (19). Estos últimos señalan los cambios histológicos que nacen
de la exposición a las distintas dosis condicionadas por los factores de riesgo (4).
Los factores de riesgos se definen como aquellas acciones o condiciones que incre-
mentan la posibilidad de daño al sistema musculoesquelético (20). Se agrupan en tres grandes
categorías: individual, biomecánico y psicosocial (21). Su estudio depende de la ergonomía
o, en el caso de la voz, de la vocoergonomía (22).
Estos factores se caracterizan porque aumentan la probabilidad de sufrir una lesión.
Presentan una serie de objetivos que explican su relevancia:
- Predicción: su presencia significa mayor posibilidad de sufrir una lesión en com-
paración a quienes no están expuestos (23).
- Causalidad: no son necesariamente causas de las lesiones (24). Existen sujetos
que están expuestos toda su vida a una serie de factores de riesgos vocales y nunca
han sufrido síntomas o lesiones funcionales (25).
- Prevención: la eliminación de un factor de riesgo asociado a la injuria reducirá la
posibilidad de su presencia y padecimiento.
En epidemiología, la sumatoria entre los factores de riesgo son los que conducen al
trauma o al daño (26,27). A mayor cantidad de factores de riesgo que se relacionen entre sí y
que muestren interdependencia, más grande será la posibilidad de sufrir algún trauma (28).
Esto se ha visto en los problemas cardiacos, en los cuales se ha explicado que la presencia de
un factor de riesgo duplica la probabilidad de sufrirlo; mientras que cuando se suman tres, la
probabilidad aumenta hasta diez veces más (29). De esta forma, se debe considerar que en la
lesión vocal existirán múltiples factores de riesgo, los cuales pueden estar o no relacionados
con ella. Algunos tendrán una función de confusión y otras de sinergia. Siendo esta última
quizá la más relevante para el quehacer clínico, ya que indica mayor probabilidad de riesgo (30).
Los factores de riesgo ayudan a contextualizar y comprender de manera cualitativa la
carga que se realiza. Su conjugación genera lo que en otras partes del cuerpo se conoce como
predisposición y susceptibilidad al daño (31). Una estructura débil o poco tolerante a la carga
crea preferencia o sensibilización hacia la lesión.
La predisposición se da en aquellas estructuras débiles, y es insuficiente para generar
daño por si sola. Cuando esta se suma con otros factores de riesgo externos –principalmente
71
Christopher Fuentes Aracena
Exposición a factores de
riesgo biomecánicos
Daño o lesión
crónica
Predisposición Susceptible al
al daño daño
Daño o lesión
Hecho aguda
Insuficiente Barreras incitador
resistencia naturales
laríngea vulneradas
Ensayos,
presentacio-
nes, etc.
Presencia de configura-
ción glótica
Figura 1. Modelo etiológico de las lesiones propuesto por Meeuwisse (31). Adaptación hecha a la función vocal
con permiso del autor.
72
La carga vocal
los tejidos o el deterioro de la resistencia laríngea (3,33), lo que se traduce en un menor tiempo
de recuperación post carga (34) o en facilidad para el daño tisular o epitelial (35).
Tolerancia
Zona de carga
segura
CARGA
Fuerzas
mecánicas
TIEMPO
En el cuerpo humano las vibraciones han sido consideradas como factores biomecá-
nicos de riesgo (37). Se han indicado una serie de trastornos musculoesqueléticos debido a
ellas (38). No obstante, el órgano vocal, gracias a sus barreras naturales, ofrece una estructura
única y especial que permite tolerarlas sin grandes problemas (39).
73
Christopher Fuentes Aracena
son prolongados o intensos, estas barreras verán disminuidas sus capacidades de protección,
y ofrecerán un ambiente propicio para la aparición de trastornos cordales (42) (figura 3).
vulneradas
Fuerzas
mecánicas
TIEMPO
1. Barrera de mucosidad
La barrera de moco existente en la cubierta de las cuerdas vocales, sirve como punto
de defensa entre el epitelio y el ambiente (39). En la vía aérea, el moco protege, transporta y
lubrica. Específicamente, la mucosidad atrapa los irritantes externos y sistémicos, los trans-
porta y remueve gracias a su mecanismo mucociliar (43). Mientras que en la laringe, tiene la
responsabilidad de mantener las cuerdas vocales lubricadas durante su oscilación (44).
Esta mucosidad está compuesta, a grandes rasgos, por una mezcla de sal, agua y
glicoproteínas ricas en carbohidratos llamadas mucinas. Las propiedades funcionales de las
mucosidades dependen principalmente de su contenido de mucinas. En la laringe las muci-
nas se producen en las cuerdas vocales falsas y en la subglotis, mientras que en las cuerdas
vocales, son sintetizadas y secretadas por las células epiteliales superficiales (45,46). Las que
se generan en estas regiones son amplias y están relacionadas con propiedades físicas como la
viscosidad. El agua, que se combina con estas glicoproteínas, proporciona una barrera de moco
en el epitelio cordal que resulta importante para su vibración, protección e hidratación (44).
La barrera de moco de las cuerdas vocales suele ser sostenida gracias a dos grandes
procesos, hidratación superficial y sistémica (47). La hidratación superficial de las cuerdas
vocales nace de la labor en conjunto de las mucinas y el trasporte epitelial de iones (46,48).
74
La carga vocal
Se ha establecido que el transporte de iones y agua ocurre a través de las células epiteliales y
se encuentra mediado por bombas específicas y canales proteicos localizados en su porción
apical y basolateral (39,49).
El grado de profundidad de los fluidos y el flujo de agua existente en el epitelio, estará
dado principalmente por la absorción de sodio (Na+) y la secreción del ion de cloruro (Cl-)
(39). Específicamente por los mecanismos regulados por la bomba de sodio-potasio, el cotrans-
portador de sodio-pota-
sio-cloruro, los canales
epiteliales de sodio, el re-
gulador de la conductan-
cia transmembrana de la
fibrosis quística, el canal de
cloruro activado por cal- Acuaporina
cio, y los canales de acua-
porina. Estos permitirán Canales de sodio
el balance hídrico dentro Regulador de la conductancia
del epitelio de las cuerdas transmembrana de la
fibrosis quística
vocales (47) (figura 4).
De forma adicio- Canal de cloruro activado
por calcio
nal, en la lámina propia
se encuentran una serie Bomba de sodio-potasio
de elementos que se in-
cluyen en la familia de las Cotransportador de sodio-
potasio-cloruro
proteínas fibrosas, proteo-
glicanos, glicoproteínas y
glicosaminoglicanos (50). Figura 4. Elementos involucrados en la hidratación superficial de las cuerdas
Acá se encuentra el ácido vocales. Adaptado con permiso de Leydon, Sivasankar, Lodewyck, Atkins,
hialurónico (AH), quien & Fisher (2009).
cumple un papel de vital
importancia para mantener el contenido de agua dentro de las cuerdas vocales (51). La relación
entre el agua y el AH aún no se conoce bien, pero se cree que este actuaría como una esponja
que atrae las moléculas de agua que están libres en el espacio subepitelial. Con esto, se retarda
su difusión y se acumula formando una especie de masa viscosa (52,53).
La hidratación sistémica se debería gracias a los cambios mediados por el sistema
nervioso simpático y parasimpático (54). Teóricamente se ha descrito que el flujo de agua
transepitelial es también regulado de manera autonómica (55). En la laringe el sistema vascular
y seromucoso recibe un importante suministro por parte del sistema nervioso autónomo.
Cuando el cuerpo pierde líquido, cae la presión arterial y, con esto, se inicia una respuesta
autonómica para prevenir una mayor hipotensión. Por compensación, ante el cambio de
presión que genera la deshidratación, el sistema nervioso incita a que el agua salga de los
capilares laríngeos hacia los tejidos y así, da paso a la deshidratación desde el punto de vista
75
Christopher Fuentes Aracena
El borde libre de la porción vibratoria de las cuerdas vocales, presenta un epitelio es-
tratificado escamoso y no queratinizado (57) que, debido a su conformación, ofrece múltiples
posibilidades de protección ante daños mecánicos, químicos o biológicos (58):
- Cuenta con cinco a diez estratos –en promedio–, siendo los tres primeros los que
tienden a sufrir los efectos de las fuerzas mecánicas (59).
- Estas capas están integradas por múltiples uniones celulares que permiten su
adherencia, anclaje, comunicación y, por consiguiente, integridad ante injurias
externas (39).
- Sus escamas sirven como medio de protección contra la fricción (60).
- La unión existente entre el epitelio y la membrana basal actúa como una real barrera
ante todo tipo de agresión (61).
El epitelio de las cuerdas vocales se compone por dos grandes tipos de células: basales
y suprabasales o luminales (figura 5). Su equilibrio depende de la constante renovación de
las que se exponen al daño (39). Durante la vibración son las capas más superficiales las que
reciben mayor laceración. Cuando estas se descaman y dejan de ser metabólicamente activas, se
inicia la etapa de reemplazo (62,63). Las células dañadas son desprendidas del lumen laríngeo
y se sustituyen, gracias a células madres distribuidas a lo largo de todo el epitelio, por células
nuevas (16). En un proceso que tiene una duración de 96 horas promedio, las células basales
se dividen y se mueven superior y medialmente hacia suprabasal, para así cumplir con un
continuo compuesto por adhesión, migración, proliferación-estratificación y diferenciación
celular (59).
Todo este proceso conserva la homeostasis dentro del epitelio y lo mantiene sano para
enfrentar de mejor manera el daño externo o interno (64).
En la porción más superficial del epitelio existen pequeñas microvellosidades que facili-
tan la absorción de agua y tracción durante la oscilación (40), mientras que hacia profundidad
este se une a la membrana basal gracias a moléculas como el colágeno (39). La unión fuerte y
segura que se produce entre epitelio y membrana basal, proporciona una barrera selectiva al
paso de materiales o irritantes provenientes de la superficie de la cuerda vocal (61).
La configuración del epitelio de las cuerdas vocales facilita la presencia de dos vías
celulares: transcelular y paracelular (figura 6). La primera está involucrada principalmente en la
absorción y secreción selectiva de iones y agua, mientras que la segunda permite el transporte
entre células adyacentes y se regula por las uniones celulares (39).
76
La carga vocal
Células supra-
Epitelio basales
estratificado
Células
basales
Membrana basal
Lámina propia
77
Christopher Fuentes Aracena
En las células que componen los estratos del epitelio cordal, existen complejos proteí-
nicos que se conocen como uniones celulares. Estos facilitan la adherencia y comunicación
entre dos células, o entre una célula y la membrana basal, ayudando así a mantener la integridad
del tejido (65).
Estas uniones se suelen
agrupar por función. De esta
forma se encuentran (figura 7)
- Unión estrecha u
oclusiva: tiene un
rol determinante en
la permeabilidad de
la vía paracelular y
uno crítico en la de-
fensa de las cuerdas
vocales hacia el daño
externo (66).
- Uniones de anclaje
o adherencia: permi-
ten la mantención y
también la estabili-
dad del tejido cuan-
do se enfrenta a dis-
tintos tipos de estrés
mecánico (67,68).
- Uniones comunican-
Figura 7. Uniones celulares en el epitelio cordal.
tes o de gap: efectúan
un rol de comunicación y conexión entre las células y, además, facilitan el paso
selectivo de pequeñas moléculas (69). No cumplirían funciones de estabilidad o
de mantención del epitelio durante la vibración (39).
- Desmosomas: unen firmemente entre sí a células vecinas, mientras que los hemi-
desmosomas anclan a las células epiteliales a la matriz extracelular. La presencia de
ambos se relaciona con la habilidad del tejido para resistir las colisiones producidas
durante la oscilación cordal (39).
78
La carga vocal
a. Deshidratación
La deshidratación se refiere a pérdida de agua corporal, con o sin sal, en una cantidad
que supera el propio reemplazo que realiza el cuerpo (73). En la función vocal, este proceso
puede provenir de fuentes superficiales y sistémicas (tabla 1).
La deshidratación superficial se caracteriza por la pérdida del líquido que se encuentra
en la cubierta de las cuerdas vocales (74). Existen tres grandes causas de deshidratación su-
perficial: humedad ambiental, carga vocal e inflamación de la cubierta cordal.
Con respecto a la humedad ambiental, se ha estimado que sus efectos son nocivos
cuando baja del 40% (75). Adicionalmente, se ha planteado que la temperatura ambiente
también podría ser factor de riesgo (76). No obstante, se ha podido evidenciar que el mínimo
umbral fonatorio y el esfuerzo percibido, no varían en ambientes con temperaturas entre los
15 y 35°C (77).
El uso de la voz también actúa como agente deshidratante. El estrés mecánico pro-
ducido durante la fonación puede colapsar a los capilares de la cubierta y reducir el flujo de
agua desde ellos hacia la mucosa (78).
Mientras que los estados inflamatorios tienden a afectar a las glándulas secretoras
ubicadas en la laringe (79). Se produce un contenido mucoso de mayor espesor y densidad
que, por sus características, favorece a la deshidratación (80,81).
La deshidratación sistémica corresponde a la pérdida del agua corporal, cuya etiología
se relaciona con el desbalance entre la entrada y salida de líquido diario (74). Se reconocen
como causas de deshidratación sistémica al consumo de algunos fármacos, alcohol, cafeína,
desórdenes hormonales y enfermedades inflamatorias del tejido conectivo.
Cuando los niveles de hidratación superficial son insuficientes, se reduce el grosor
de la capa de mucosidad que recubre las cuerdas vocales (82). Esto repercute directamente
sobre la capacidad que tiene el estrés mecánico para dañar el epitelio (83). La disminución de
su espesor indicaría que el estrés de impacto durante la oscilación tiene menor posibilidad de
ser amortiguado y, por ende, se recibiría con mayor fuerza (84).
Adicionalmente, se ha establecido que existe una relación lineal entre el grosor de la capa
mucosa y la viscosidad de la cubierta cordal (83). De esta forma, se estima que la viscosidad
será menor cuando la capa mucosa es más gruesa y viceversa. En términos de hidratación, esto
indica que mientras más hidratada esté la superficie cordal, menor será su viscosidad (85,86) .
La viscosidad es una propiedad biomecánica que se relaciona con la resistencia interna
de un fluido al flujo. En las cuerdas vocales se encuentra determinada principalmente por el
ácido hialurónico (84). Su adecuado contenido de agua permite la laxitud de la onda mucosa
(87).
La onda mucosa corresponde a aquella ondulación que cruza desde la región subglótica
de las cuerdas vocales hasta por encima de su superficie (88). Indica el estado de sanidad de la
capa superficial de la lámina propia (89). Además, se relaciona con la flexibilidad existente en
79
Christopher Fuentes Aracena
el espacio de Reinke, y el grado de libertad que tiene la mucosa para desplazarse libremente
por sobre el ligamento y el músculo vocal (90). Cuando la onda mucosa se daña, la calidad
vocal puede ir acompañada de aspereza y de alta fatigabilidad (91). Este último punto ha sido
observado en sujetos que presentaron signos de fatiga vocal luego de inhalar aire pobremente
humidificado durante 15 minutos (92).
Cuando la viscosidad de las cuerdas vocales aumenta, también crece la mínima presión
de aire que se necesita para iniciar la fonación −phonation threshold pressure o PTP, y en
español, mínimo umbral fonatorio− (93). Con esto, las fuerzas de impacto sobre los tejidos
suben y se expresan con mayor nocividad (94). En paralelo, este fenómeno igualmente au-
menta la disipación de energía como consecuencia a la mayor producción de calor dentro de
las mismas cuerdas vocales (95).
Otro efecto que se observa con el aumento de viscosidad del tejido, es el incremento
de su rigidez. Cuando esto sucede, la compliance dentro de la lámina propia decae y dificulta
el inicio y mantención de la fonación (96). Una alta rigidez resulta en un mayor movimiento
de agua, por lo que se sugiere un incremento en la dosis de hidratación superficial cuando
está presente (97).
Todos estos cambios predisponen a las cuerdas vocales a sufrir lesiones de origen
funcional. Se desconoce el tipo de daño orgánico al que se predispone la estructura por
deshidratación, aunque se ha observado que la terapia de pacientes con nódulos y pólipos se
beneficia con tratamientos de hidratación superficial y sistémica (86).
Carga vocal X
Respiración oral (modo bucal) X
Bajos grados de humedad X
ambiental
Contaminación ambiental X
Enfermedades respiratorias de la X
vía aérea superior
Reflujo faringolaríngeo X
Fármacos X X
Consumo de alcohol X
Consumo de cafeína X
Desordenes hormonales X X
Enfermedades inflamatorias del X X
tejido conectivo
Alimentación y consumo de X
líquido diario
Fuente: Elaboración propia
80
Reducción en el espesor de la capa de
mucosidad
81
La carga vocal
Christopher Fuentes Aracena
b. Irritantes internos
El reflujo faringolaríngeo (RFL) es el irritante interno que mayor daño produce en
la estructura y función vocal (98). El término reflujo faringolaríngeo fue introducido por
primera vez en el año 1991, y se utilizó para describir el retroceso del contenido gástrico –en
forma de líquido o gas–, hacia la faringe y laringe (99). Se ha estimado que suele presentarse
en cerca de un 50% de la población con problemas de voz (100).
En la actualidad se utilizan algunos sinónimos, tales como reflujo gastrofaríngeo, reflujo
esofagofaríngeo y reflujo silencioso para aludir a su presencia (101).
El RFL es un síndrome que comparte su punto de inicio con el reflujo gastroesofágico
(RGE), no obstante, se consideran como entidades con síntomas y tratamientos distintos
(102). La diferencia se da porque el contenido gástrico en el RFL viaja hacia regiones que
incluyen senos paranasales, cavidad oral, faringe, laringe y oído medio, mientras que en el
RGE solo llega hasta el esófago (103).
Con respecto a sus efectos sobre las cuerdas vocales, se ha explicado que solo bastarían
tres episodios por semana para provocar cambios histológicos (104), mientras que en otras
investigaciones se ha observado que con dos semanas de exposición ya se desencadenan
respuestas en forma de eritema, dilataciones vasculares, edema, entre otros (105,106).
Cuando las cuerdas vocales se exponen a los contenidos del reflujo, uno de los pri-
meros cambios que se suelen observar es la deshidratación superficial (107). Se cree que si la
pepsina toca la barrera mucosa, desregula la expresión genética de las mucinas, reduciendo
así, su tamaño y funcionalidad (108). Otras investigaciones han indicado que el transporte
de agua e iones, hacia y desde las cuerdas vocales, también se vería afectado con el contenido
ácido del reflujo (109).
También se ha reportado la presencia de moléculas proinflamatorias en la matriz
extracelular, como consecuencia a la destrucción de elastina, colágeno y ácido hialurónico
(110). Con la afectación de esta última molécula, la viscosidad y rigidez del tejido aumenta;
mientras que con la pérdida de colágeno, se produce mayor dificultad para producir y sostener
sonidos agudos (111).
A nivel epitelial, se ha observado que el ácido y la pepsina comprometen su integri-
dad, generan descamación y estratificación inadecuada en el momento de su recuperación
(72). Paralelamente, también afectaría a la adherencia entre sus células, haciéndolo cada vez
más vulnerable a nuevos episodios de reflujo o a los efectos de otro tipo de agente injurioso
(39). Por otro lado, igualmente se han visto otras modificaciones que afectan su capacidad
defensiva (112); dentro de estas destacan: aumento de la vía paracelular, obliteración de sus
microvellosidades y reducido número de proteínas comunicantes (113).
Con el tiempo estos cambios predisponen a lesiones específicas, las que nacen de la baja
resistencia de las uniones celulares y de la pobre sujeción del epitelio a la membrana basal (72).
Esto lleva a que el RFL sea un factor de riesgo para algunas situaciones especiales,
como la aparición de engrosamientos epiteliales (114), ulceraciones (115) y leucoplasias (116).
Adicionalmente, se ha indicado que está involucrado en la génesis de pólipos (117), edema
82
La carga vocal
c. Irritantes externos
En esta categoría cae el cigarro, drogas inhaladas y contaminantes varios que provienen
del medio ambiente (39). Sus efectos sobre las barreras que presentan las cuerdas vocales son
variados. En el caso de irritantes como el monóxido de carbono, se ha descrito la disminu-
ción de la capa de mucosidad y la aparición de deshidratación superficial. Mientras que otros,
como el dióxido de nitrógeno, serían capaz de generar inflamación en la cubierta cordal (124).
Se ha estudiado que una exposición de cinco horas continuas a nanotubos de carbono
es incapaz de causar perjuicios en el epitelio cordal. Esto se explicaría porque las mismas
barreras defensivas impedirían el daño a corto plazo (125). Cuando estas se encuentran mer-
madas, ya sea por deshidratación o RFL, los efectos de los irritantes externos podrían llegar
a ser más fuertes o nocivos (92).
Cuando las exposiciones son prolongadas, los efectos son generalmente perjudiciales
(126). En dos grupos de ratas que estuvieron inhalando carbonato de calcio por 20 minutos
al día −uno por 30 y el otro por 90 días−, se observó la aparición de edema y congestión
vascular para el grupo de 30 días, y acumulación de mucosidades y descamación del epitelio
para aquellas que se expusieron por 90 días (127). También se ha indicado que la evolución del
edema por exposición a irritantes externos incluye tres etapas: a. superficial sin obstrucción
del lumen glótico, b. extenso y que se propaga hacia la región posterior de las cuerdas vocales,
c. masivo y que afecta toda la longitud cordal, provocando un disminuido lumen glótico (128).
Esta línea evolutiva explicaría el principal cambio acústico de quienes se exponen a irritantes
externos –el descenso de la frecuencia fundamental– (129).
Se ha reconocido que el principal agente irritante externo es el cigarro. Esto es fun-
damentalmente por la alta cantidad de elementos tóxicos que tiene −62 de ellos han sido
reconocidos como cancerígenos− (130). Se desconoce con exactitud el momento en que
las cuerdas vocales comienzan a sufrir cambios gracias al cigarro, aunque se ha visto que un
consumo de dos cigarros diarios durante un año ya es suficiente para producir modificaciones
acústicas que denotan inflamación y daños epiteliales (131).
La exposición al humo del cigarro en cortos períodos de tiempo −4 horas aproxima-
damente−, sería incapaz de vulnerar las barreras de las cuerdas vocales (132). No obstante,
83
Christopher Fuentes Aracena
cuando el consumo es limitado en el día −20 minutos diarios−, pero se mantiene en el tiempo
−90 días−, se han observado disturbios en los estratos epiteliales y signos de hiperplasia (133).
En otro estudio de similares características, se evidenciaron falencias en las proteínas comu-
nicantes y en la vía paracelular (134). Gracias a esto, las cuerdas vocales oscilan con menor
protección y estabilidad para enfrentar las fuerzas mecánicas que ofrece la demanda vocal (39).
Uno de los primeros cambios que se describen por el consumo del cigarro es la hiper-
secreción de moco (129). Esto nacería como respuesta de los mediadores inflamatorios al
daño que está recibiendo el epitelio y se mantendría hasta por sobre el día 28 post cesación
del cigarro (135).
Este aumento de mucosidad se traduce en incremento de la viscosidad, la cual además
de deshidratar superficialmente las cuerdas vocales, se acompaña de sensación de cuerpo ex-
traño y de constante tos o carraspeo, lo que muchas veces colabora en acrecentar la irritación
e inflamación (136).
Con el tiempo, las agresiones producidas por la nicotina y el calor del humo inhalado
producen respuestas defensivas como la queratosis (137). Con su aparición, la cubierta cordal
oscila con mayor rigidez y puede fallar en tareas que requieran flexibilidad (39). Por otro lado,
el estrés oxidativo producido por el consumo de cigarro, e inclusive por la polución ambien-
tal, lleva a que las cuerdas vocales se defiendan (127,138). Esto incita a que los fibroblastos
ubicados en la lámina propia induzcan a la producción de macrófagos, los cuales tendrían el
potencial para cambiar el especial ambiente que requieren las cuerdas vocales para su óptima
oscilación (127,139).
También se ha indicado que la nicotina que poseen los cigarros participa directa-
mente en la regulación de la angiogénesis, formando capilares con mayor permeabilidad y
propensión al daño por estrés mecánico (128). Estos cambios han generado que el consumo
de cigarro sea considerado como factor de riesgo para el edema de Reinke y para pólipos de
tipo angiomatoso (140).
84
Queratosis, displasia,
engrosamientos epiteliales
o ulceraciones Reducción en el espesor de
la capa de mucosidad
Efectos similares a la
deshidratación
Destrucción de elastina,
colágeno y
ácido hialurónico
Hiperactividad
de músculo TA
Edema, eritema, dilatacio-
nes vasculares, etc.
85
La carga vocal
86
Inflamación
Hipersecreción de moco,
irritación, eritema, edema y
congestión vascular
Christopher Fuentes Aracena
Disminución en la cantidad de
proteínas comunicantes y ensan-
chamiento en la vía paracelular Menor protección para enfren-
tar el estrés mecánico
Figura 10. Principales cambios estructurales y biomecánicos generados por los irritantes externos.
Vasos con mayor permeabilidad
La carga vocal
trabajo (3). De esta forma, se ha planteado que a mayor capacidad, más energía podrán tolerar
las cuerdas vocales (144).
En las laringes insuficientes es común encontrar una cuerda vocal más corta que la otra
(145), aritenoides que cruzan la línea media (146), desbalances en la verticalidad cordal (147),
asimetrías en registro modal o falsete (148), aparición de ventrículo laríngeo más espacioso
(149) (figura 11), daños estructurales en la cubierta (150), entre otros. Generalmente estas
variaciones no son explícitas en exámenes de poca resolución y suelen aparecer en procedi-
mientos que incluyen mejor calidad de imagen (151).
La respuesta más frecuente de una estructura insuficiente o que es incapaz de soportar
la carga que le solicita el medio, es el comportamiento hiperfuncional o en forma de disfonía
musculotensional; la cual aparece como compensación o adaptación a su incapacidad (152)
(figura 12).
En algunos casos la voz de una laringe insuficiente ya es disfónica y en otras situacio-
nes expresa incapacidad para ejecutar altas intensidades, tareas de flexibilidad vocal o para
mantener la emisión por largos períodos de tiempo (153), mientras que en otros sujetos co-
existe con frecuencia la aparición de síntomas físicos del tracto vocal (154). Algunos autores,
tratando de establecer criterios diagnósticos, indican que las intensidades por sobre 70 dB.
(155) o el uso vocal por cerca de 45 minutos (156) ya son causantes de sintomatología en
laringes muscularmente insuficientes.
Esto da a entender que la carga necesaria para producir signos y síntomas en un
ambiente insuficiente abarca tareas que incluyen a las comunes para la vida cotidiana (153).
Algunos pacientes se quejan de dificultad para hablar más fuerte o más agudo, otros indican
que su voz se quiebra con facilidad, mientras que otros se quejarán de esfuerzo y dolor, entre
otros. De esta forma, mientras una laringe normal puede arrojar síntomas cuando se expone
a sobrecargas, aquellas con baja resistencia lo harán en tareas que, para el común de la gente,
son tomadas como cargas homeostáticas o fisiológicas.
Esto se puede complementar con una prueba realizada por el autor, en la que se pudo
observar como aquellos sujetos con signos estroboscópicos de alteración del cuerpo de las
cuerdas vocales, presentaron síntomas de fatiga antes de los 20 primeros minutos de lectura
a 70-80 dB. Dentro de los síntomas observados, la odinofonía fue el más frecuente. En otra
experiencia, esta vez en una paciente con atrofia de cuerda vocal, también se pudo evidenciar
la presencia de compensaciones supraglóticas para lograr más intensidad (figura 13). Subje-
tivamente, ella refirió esfuerzo para producir la voz y tensión que viajaba hacia la mandíbula
y base de la lengua.
La demanda vocal es el principal predictor de insuficiencia glótica (3). Mientras mayor
sea la carga ejercida sobre la laringe, mejor debe ser su condición estructural (157). Esto se
aplica inclusive para laringes normales y explica porque muchos sujetos, con alteraciones
estructurales leves o moderadas o con cuerdas vocales poco condicionadas, no se quejan
de problemas vocales en su vida diaria; pero sí lo hacen cuando son sometidos a cargas de
trabajo más grandes.
87
Christopher Fuentes Aracena
Figura 11. En A, se observa que la cuerda vocal derecha (flecha negra) es más corta que la izquierda (signo de
falta de tensión). En B, se observa el cruce de los aritenoides. Las líneas verticales negras indican el desbalance
entre la línea media de las cuerdas vocales y de los aritenoides. En C, se observa el ventrículo espacioso en ambas
cuerdas (signo de atrofia).
Figura 12. En A, se observa una compresión medial en registro loft de una paciente con sulcus vocalis.
En B, se evidencia la compresión medial unilateral de un paciente con paresia de cuerda vocal izquierda.
En C, se observa el acortamiento anteroposterior en registro modal en una paciente con síndrome de hiperlaxitud
articular.
Figura 13. En A, se observa ventrículo espacioso –signo de atrofia de cuerda vocal–. A medida se solicita aumento
de intensidad (B y C) aparecen las bandas ventriculares como forma de compensación a la baja resistencia ofrecida
por las cuerdas vocales.
88
La carga vocal
89
Christopher Fuentes Aracena
clínica. Sin embargo, también se debe considerar que con la presencia de estas anomalías
aumenta la sensación de esfuerzo (167) –sobre todo en tareas de flexibilidad vocal–, lo que
favorece la aparición de configuraciones supraglóticas (168) y de entidades que se describen
como propias de la fatiga perilaríngea (169).
90
La carga vocal
91
Christopher Fuentes Aracena
El término paresia indica debilidad (197). Se usa para describir la actividad de un nervio
que está parcialmente lesionado y que funciona de la misma forma (124). Clínicamente se
define como un cuadro de hipomovilidad y, por consiguiente, de insuficiencia glótica (198).
Las paresias pueden afectar a cualquiera de las dos ramas del nervio vago. Distintas
revisiones han intentado revelar sus causas. Se ha indicado que la más frecuente es la neuritis
viral –posterior a resfrío común– (199). Sin embargo, otras investigaciones han mencionado
que su etiología más frecuente es de origen idiopático (200,201).
Sus síntomas son variados, pero impresiona la rápida fatigabilidad ante cargas conver-
sacionales y las respuestas físicas del tracto vocal, como el dolor (202). A pesar de lo anterior,
se ha estimado que cada paresia se acompaña de síntomas específicos. De esta forma, si la
paresia afecta al recurrente, el sujeto tendrá fatiga temprana, disminuida intensidad, esfuerzo
para fonar, falta de rango tonal e incomodidades físicas del tracto vocal durante la fonación
(203). En caso que la paresia afectase al laríngeo superior, los principales síntomas serían
ronquera y pérdida de la extensión tonal y flexibilidad laríngea (204).
Con respecto a sus signos laringoscópicos, se estima que el acortamiento, delgadez y
el arqueamiento de una o ambas cuerdas vocales, son aspectos de alta significación (145). No
obstante, se ha descrito a la asimetría vibratoria en registro modal como uno de los signos
más claros para reconocerlas (148). De esta forma, se sugiere que en sujetos que presenten
asimetría en registro modal y síntomas de insuficiencia glótica, se recomiende la realización
de una electromiografía laríngea (205).
Otros signos laringoscópicos de alta frecuencia incluyen: aparición de una banda ven-
tricular en fonación −como respuesta compensatoria a la insuficiencia que existe en la cuerda
vocal parética (202) –, y aperiodicidad –que indica flaccidez de la cuerda vocal afectada (89) –.
Al ser la asimetría uno de sus principales signos, se suelen describir puntos de colisión
de mayor preferencia durante la vibración. Esto ha llevado a que su presencia se asocie como
92
La carga vocal
factor predisponente para nódulos (190), pólipos (206), edema de Reinke y pseudoquistes
(201).
Las parálisis de cuerda vocal se definen como inmovilizaciones de una o ambas cuer-
das vocales por causa neural o mecánica (207). Este daño se puede dar en cualquier parte
del recorrido del nervio vago, es decir, desde el bulbo raquídeo hasta el arco aórtico (185).
Dependiendo del grado de severidad del desorden será la respuesta que tenga la es-
tructura, de este modo, es común encontrar disfonías musculotensionales (de distinta cuantía)
compensando el fallo biomecánico de las cuerdas vocales (154).
Es importante mencionar que la atrofia en ambos cuadros suele ser cuando expresan
cronicidad. Sin embargo, en estados agudos la debilidad se debería a la falta de inervación de
las unidades motoras (208). En otras palabras, la cantidad de fibras musculares a inervar es
superior a las fibras nerviosas disponibles (209).
93
Christopher Fuentes Aracena
1.4 Fibromialgia
En la función vocal, los efectos que tiene la deprivación del sueño han sido pobremente
estudiados. Se cree que estos están relacionados con aspectos cognitivos que afectarían princi-
palmente a quienes requieren de ajustes técnicos rápidos y precisos, como los cantantes líricos
(223). Bajo esta misma línea, también se ha indicado que la carencia de sueño favorecería la
aparición de fatiga central (224).
Se ha teorizado sobre una presunta relación que existe entre la actividad del cuerpo
cordal y las horas de sueño (225). Algunas investigaciones corroboran esta idea. Se ha indicado
que cuando la deprivación es de 24 horas, el brillo de la voz decae y aumenta la fatigabilidad; lo
que ha sido vinculado directamente a la menor activación muscular (226). También se ha visto
la aparición de ronquera con mayor facilidad en sujetos que presentan menos horas de sueño.
Esto ha sido atribuido a la inhabilidad del músculo vocal para mantener la tensión durante la
emisión (227). En otras regiones del cuerpo, esta falencia contráctil ha sido relacionada con
la reducción del contenido de glucógeno secundaria a la carencia de sueño (228).
Con la deprivación del sueño, se afectaría el balance entre la síntesis y degradación
de proteínas, y esto con el tiempo, llevaría a la degeneración del tejido muscular (229). Algo
similar se ha podido ver en ratas que estuvieron 96 horas sin dormir. En ellas se pudo observar
signos de atrofia del músculo tibial anterior, secundarios a desbalances hormonales inducidos
por la falta de sueño (230).
1.6 Edad
Con el paso de los años la laringe y las cuerdas vocales van cambiando su disposición
musculoesquelética. En algunos textos relacionados con el entrenamiento de la voz se mencio-
na que su estabilidad estructural se adquiere post pubertad y se puede mantener, dependiendo
94
La carga vocal
Figura 15. Cuerdas vocales de una paciente de 78 años con signos de compensación supraglótica (flecha lateral)
y de debilidad muscular en oscilación –diferencia en el plano vertical– (flecha central).
95
Christopher Fuentes Aracena
96
La carga vocal
Incluyen a todas aquellas enfermedades infecciosas que afectan desde la tráquea hasta
los pulmones (262).
Se ha indicado que los cambios cordales que provocan se deben a los medicamentos
que se prescriben para su tratamiento, específicamente al consumo de corticoides inhalados
(263). Con su utilización se provoca irritación química en la cubierta cordal, la que se expresa
mediante la aparición de edema, eritema, granulaciones o leucoplasias (264,265). Con su
acumulación, se puede llegar a afectar el tamaño y volumen del músculo (266). Se desconoce
la dosis exacta de medicamento que produce daño, no obstante, se ha estimado que mientras
más grande es, mayor será el riesgo de perjuicio a las cuerdas vocales (267).
En este tipo de disfunciones también se ha mencionado la aparición de esfuerzo mus-
cular perilaríngeo, el que aparece como compensación a la afectación de la presión pulmonar
y subglótica (268). Esto se ha observado principalmente en tareas que requieren de mayor
intensidad vocal (152).
3. Desórdenes hormonales
97
Christopher Fuentes Aracena
les propios del ciclo menstrual y la voz. Sin embargo, poco se conoce sobre la relación entre
otras hormonas y la función vocal.
Se ha explicado que cerca de un 50% de quienes sufren de desbalances de hormonas
tiroideas presentan problemas estructurales laríngeos (269,270). En el hipertiroidismo se ha
observado debilidad en el cuerpo de las cuerdas vocales y, por consiguiente, alta fatigabilidad
y esfuerzo fonatorio (271). Mientras que en el caso del hipotiroidismo se ha mencionado
aumento de la viscosidad de la cubierta cordal, debido a la acumulación anómala de mucinas
en el espacio subepitelial (210). En otros casos, se ha indicado edema gracias a la excesiva
aglomeración de ácido hialurónico (271) e inflamación del nervio vago, que se expresa en
términos de paresias o parálisis cordales (272).
También se han observado cambios estructurales vocales con los desbalances de hor-
monas pituitarias –específicamente, hormona del crecimiento– (273). Cuando se expresa en
exceso provoca el engrosamiento de los cartílagos laríngeos, lo que los predispone a sufrir
de dislocaciones o luxaciones aritenoideas (274). Mientras que si su producción es deficiente,
existe mayor frecuencia fundamental y menor tamaño de los órganos resonadores, lo que se
suele traducir en esfuerzo compensatorio para cumplir con los estándares vocales socialmente
establecidos (275).
En la diabetes mellitus también se han indicado cambios laríngeos. Sin embargo, algu-
nos no provienen de la alteración como tal, sino que nacen por el desbalance existente entre
la hiperglicemia y el contenido de electrolitos (274). Uno de estos efectos es la sequedad de
las mucosas que existe en la diabetes de larga data. En otros sujetos, secundario a neuropatía
del nervio vago, puede existir debilidad en el cuerpo cordal y en alguno de los músculos
intrínsecos (273,276).
5. Alimentación
98
La carga vocal
1. Sexo
99
Christopher Fuentes Aracena
Cubierta Cuerpo
Los cambios existentes en la pubertad provocan que el cartílago tiroides de las mujeres
sea cerca de un 20% más pequeño en su distancia anteroposterior. Por esta razón, sus cuerdas
vocales serán un 60% más cortas y emitirán como resultado una frecuencia fundamental pro-
medio más alta (286). Se ha indicado que este incremento favorece la aparición de problemas
de voz debido al aumento de colisiones por segundo (119). Por otro lado, las cuerdas vocales
femeninas son un 20 a 30% más delgadas, teniendo con esto, menor posibilidad de absorción
y amortiguación de las fuerzas mecánicas (286,287).
También se ha encontrado que las cuerdas vocales femeninas requieren de mayor
estrés tensil, en comparación a las masculinas, para producir un mismo tono (288). Se cree
que esto favorecería la aparición de fatiga de la lámina propia cuando las frecuencias que se
deben generar son muy altas. La explicación a esto recae en la organización estructural de la
100
La carga vocal
3. Trastornos resonanciales
101
Christopher Fuentes Aracena
Algunos autores han indicado que en fisuras palatinas se busca mayor presión subgló-
tica (como compensación), para mejorar el cierre velofaríngeo (299). En otra investigación
se ha visto que a mayor presión de aire espirado, más grande es la activación del músculo
elevador del velo (300).
De esta forma, la compensación expuesta se convierte en un factor biomecánico de
relevancia para generar injurias en la lámina propia. Esto es básicamente porque mientras más
presión subglótica que acompañe a la emisión, mayor será el estrés de impacto que recibe el
tejido (301). Efecto similar sucedería cuando el sujeto presenta alteraciones auditivas (175).
En otros individuos sin daño estructural, la resonancia puede tener características
nasales claras. La nariz es una cavidad grande e invariable, que es capaz de absorber una im-
portante cantidad de energía. Lo anterior se explica por la simple relación de mientras mayor
tamaño presenta la cavidad, más energía se absorberá (302). Debido a esto, en sujetos con
hipernasalidad, los sonidos emitidos tendrán menor ganancia resonancial que aquellos que
no la presentan. En esta situación, la falta de resonancia muchas veces tiende a compensarse
con aumento de esfuerzo y hasta de intensidad vocal (299).
4. Fármacos
Los fármacos son sustancias químicamente definidas que producen una respuesta
objetivable y replicable en una estructura u organismo vivo. Cuando el fármaco se combina
con otros excipientes para ser estos aprovechados en dosis que faciliten su administración y
absorción, se denominará medicamento (303).
El consumo de medicamentos suele traer reacciones adversas. Se ha estimado que en
Estados Unidos más de 2 millones de pacientes al año las sufren (304). En la función vocal
estas también se dan y son expresadas en forma de labilidad estructural para enfrentar la carga
diaria, generando síntomas o injurias que antes de su empleo no se producían (124).
De esta forma:
- Antihistamínicos, corticoides, diuréticos, antitusivos y antidepresivos, facilitan la
deshidratación superficial y sistémica de las cuerdas vocales (210).
- Los corticoides inhalados pueden contribuir en la atrofia cordal (263).
- Los antidepresivos actúan sobre el sistema nervioso central y producen sedación,
que se expresa en pérdidas de coordinación y hasta de fuerza muscular (210). Esto
último se ha indicado en múltiples textos relacionados con el estudio de la voz,
aunque se ha visto que el consumo de 40 mg diarios de fluoxetina tendría nulos
efectos sobre la actividad muscular (305).
- El uso de antiinflamatorios no esteroidales favorece la dilatación de los vasos san-
guíneos e inhibe la agregación plaquetaria, lo que predispone a la cubierta cordal
al daño vascular en forma de hemorragia (306,307).
Lo anterior es solo una aproximación al mundo de los fármacos y la voz. En la literatura
existen capítulos completos que explican de mejor manera sus efectos vocales, no obstante,
lo fundamental de su presentación en este capítulo, recae en la relación de su consumo con
102
La carga vocal
Abuso vocal
Se entiende por abuso vocal a aquellas conductas excesivas e injuriosas, que se sue-
len manifestar con cierres bruscos y forzosos de las cuerdas vocales (13,313). El abuso se
relaciona con el estrés mecánico repetitivo, abrupto o intenso que se produce en el proceso
oscilatorio (119).
A nivel biomecánico se compone de dos comportamientos básicos:
103
Christopher Fuentes Aracena
Morrison & Rammage (180) No las definen, pero incluyen: Las definen como mal uso mus-
• Carraspeo y tos constante. cular e indican que nacen de:
• Uso excesivo de gritos y • Impropia coordinación en-
llantos. tre los gestos de la respira-
• Hablar imponiéndose al rui- ción, fonación, resonancia y
do ambiente. articulación.
• Dictar conferencias o cantar • Valvulación laríngea excesi-
con amplificación deficiente. va o insuficiente.
• Uso de la voz durante el • Inadecuado foco resonancial.
ejercicio extenuante. • Control impropio de la di-
• Imitación de voces o hablar námica que regula la inten-
susurrando. sidad o tono.
Boone, McFarlane & Von No las definen, pero incluyen: No las definen, pero incluyen:
Berg (318) • Gritar excesivamente. • Utilización de la voz a altas
• Toser o carraspear. intensidades.
• Fumar. • Uso de ataque vocal duro.
• Excesivo llanto. • Uso inapropiado del tono e
intensidad.
• Descanso vocal inadecuado.
104
La carga vocal
Tabla 3. Continuación
Autor Abuso Mal uso
Stemple, Glaze & Klaben Indican que los componentes relevantes del mal uso y abuso son
(319) la utilización de prolongadas, forzadas y desadaptativas conductas
vocales. Dentro de esto incluyen: uso de la voz de manera agresiva e
intensa, ataque vocal duro, técnica vocal inapropiada y ejecución de
maniobras vegetativas como toser o carraspear de manera violenta.
Colton & Casper (4) Alude al uso excesivo de la voz Producción vocal que distor-
e incluye: siona la propensión natural del
• Uso Prolongado o excesivo mecanismo fonatorio para tra-
de la voz a alta intensidad. bajar eficientemente. Incluye:
• Utilización de la voz con es- • Excesiva tensión en la fona-
fuerzo cuando los pliegues ción que se expresa en for-
vocales están inflamados. ma de: ataque vocal duro,
• Tos y carraspeos excesivos. laringe elevada y acorta-
• Imitación de voces. miento anteroposterior.
• Uso vocal durante el ejerci- • Inapropiado tono de la voz
cio físico. que se manifiesta en forma
de puberfonía, frito vocal y
falta de flexibilidad tonal.
• Habla excesiva y prolonga-
da o fonación ventricular.
• Afonía o disfonía de origen
psicógeno.
105
Christopher Fuentes Aracena
veces se debe repetir o mantener la actividad fonatoria para favorecer el daño, ya que esto
depende de la tolerancia de la estructura, de la resistencia laríngea y de la interacción real entre
descanso y actividad (26).
106
La carga vocal
CARGA
Tolerancia
Fuerzas
mecánicas
TIEMPO
Figura 17. Modelo de carga-tolerancia que indica como cae la tolerancia al estrés mecánico cuando éste es aplicado
constante y repetidamente.
Tolerancia
CARGA
Fuerzas
mecánicas
Tiempo de
recuperación
TIEMPO
Figura 18. Modelo de carga-tolerancia que indica como la tolerancia al daño mejora con el descanso.
Tolerancia
Fuerzas violentas
y abruptas
CARGA
Fuerzas
mecánicas
TIEMPO
Figura 19. Vulneración súbita del umbral de tolerancia con sobrecargas intensas y enérgicas.
107
Christopher Fuentes Aracena
inconsistente (328).
En el ejercicio físico la laringe realiza una función que se concibe como atrapar el aire
o “airtrapping”, la que no es más que su capacidad esfinteriana. Esta corresponde a una tarea
importante en la vida diaria y acompaña a actividades como la defecación, la tos, los vómitos y
por supuesto, el ejercicio físico (328). Su principal función es disminuir la carga de la columna
y favorecer la adquisición de mayor fuerza por parte de las extremidades superiores (326,329),
mediante el fuerte e intenso cierre glótico (326).
Figura 20. Distintas configuraciones glóticas en una paciente con nódulos durante la realización de una secuencia
de carraspeo.
108
La carga vocal
Cuando las agresiones mecánicas son excesivas para los tejidos expuestos, se inicia la
respuesta inflamatoria (333). Su aparición es normal y esencial para llevar a cabo el posterior
proceso de reparación (334). Se caracteriza porque su duración es relativamente corta y du-
rante las primeras horas post injuria ya alcanza su máximo de actividad, mientras que con el
paso de unos pocos días, se ve finalizada (335).
La inflamación suele observarse gracias a la aparición de respuestas vasculares que
109
Christopher Fuentes Aracena
incluyen vasodilatación, aumento del riego sanguíneo y mayor permeabilidad. Con esto, se ve
favorecida la exudación de líquido y proteínas plasmáticas a nivel intersticial; las que forman
al edema (336,337).
En la función vocal estas respuestas han sido estudiadas y documentadas. En seres
humanos se ha visto, que luego de fonar por una hora y con un promedio de 74 a 121 dB.,
aparecen marcadores inflamatorios y edema como resultado de la vasodilatación y ruptura
capilar (338). En otro estudio realizado en 10 hombres adultos, quienes estuvieron leyendo
por una hora a una intensidad sobre los 75 dB., se observó la aparición de enrojecimiento y
de edema en las cuerdas vocales (155).
Cuando se usa la voz de manera conversacional, la presión intravascular en la cubierta
de las cuerdas vocales es menor a los 20 cm de H2O. Al subir el tono de la voz superando los
300 a 400 Hz., esta aumenta y el riesgo de ruptura de los vasos sanguíneos crece. Las cons-
tantes aceleraciones y desaceleraciones, dadas por la variación de F0, llevan al movimiento y
acumulación de los fluidos hacia el tercio medio de las cuerdas vocales (339). Esto ya marca
la aparición del edema.
Mientras que en otras investigaciones, gracias al estrés de impacto, se ha visto destruc-
ción de desmosomas, hemodesmosomas (340) y dilatación de los espacios entre las células del
epitelio; los que dan la impresión de un micro agujero. Posteriormente será esta formación,
la que permita la acumulación progresiva del fluido producido por la ruptura de los vasos
sanguíneos (67).
Desde un punto de vista lesivo, se ha observado que el trauma agudo suele ser causante
de lesiones de tipo vascular, tales como hemorragias, hematomas, várices e inclusive ectasias
(341). Estas aparecerían cuando la tolerancia de los tejidos es sobrepasada por el estrés me-
cánico y los vasos sanguíneos superficiales son vulnerados (313). Se cree que el impacto debe
ir acompañado de aceleraciones y desaceleraciones de alta velocidad –sonidos agudos–, para
que el sistema vascular se pueda dañar con mayor facilidad (342).
Cuando los tejidos son sometidos a cargas intensas, repetitivas y sin opciones de
recuperación, los escasos vasos linfáticos existentes en el espacio de Reinke son incapaces
de reabsorber el edema (343). La inflamación se mantiene gracias a la constante destrucción
tisular y la reparación es ineficiente e infructífera. En este momento ya se habla de inflama-
ción crónica (337).
En las lesiones cordales por estrés acumulado se han observado indicadores de in-
flamación crónica. Se han evidenciado dilataciones capilares, eritema en la cubierta cordal,
fibronectina y marcadores que aluden a los intentos de reparación de los tejidos dañados
(344-346). Sin embargo, también han sido documentados cambios que parecieran ser adap-
taciones propias del mismo uso, como lo es el engrosamiento de la membrana basal. Esto se
observó en un estudio hecho en 266 humanos post mortem, donde el 36,5% de la muestra
presentaba cuerdas microscópicamente normales, mientras que el 64% restante tenía indicios
de este signo (347).
La diferenciación o evolución que tienen estos cambios inducidos por el trauma crónico,
se conoce como lesiones orgánicas de base funcional e incluyen a nódulos, pólipos, edema
110
La carga vocal
1. Control de la intensidad
La intensidad es un aspecto físico que se define como la potencia (energía por unidad
de tiempo) que fluye a través de una unidad de área (354). Físicamente, es proporcional al
111
Christopher Fuentes Aracena
112
La carga vocal
Tabla 4. Continuación
Lesión Características histológicas Causas Localización
cuadrado de la amplitud de la onda y esta última es una medida de su energía (355). De esta
forma se puede inferir que, a mayor energía más grande será la amplitud de la onda y, por
ende, su intensidad.
Su control depende de diversos factores, dentro de los cuales son relevantes el grado
de aducción de las cuerdas vocales –contacto vertical y resistencia glótica– y la presión sub-
glótica (356). Se ha indicado que la coordinación precisa entre estos tres grandes mecanismos
permite el adecuado manejo de la intensidad vocal (14,357).
La relación entre presión subglótica e intensidad es lineal. De esta forma, a mayor
intensidad, más grande será la presión subglótica requerida y viceversa (372,373).
En estricto rigor, la resistencia glótica es la proporción existente entre la presión dividida
por el flujo de aire que pasa entre las cuerdas vocales (374). De forma coloquial, se podría
definir como el grado de oposición que ejercen las cuerdas vocales al paso del aire (375). La
fase de cierre aumentada, por acción de los músculos aductores y la tensión longitudinal de
las cuerdas vocales, cambiaría la cantidad de resistencia glótica (376).
La fisiología de los registros nos indica que las cuerdas vocales modifican su grado de
resistencia –de menor a mayor–, a medida se sube en la escala musical (372). Isshiki (377) y
Sundberg (378) estudiaron este efecto, y encontraron que la presión subglótica para iniciar la
fonación será mayor a medida aumenta la frecuencia fundamental. Lo mismo pasa con los cam-
bios de intensidad, mientras más alta sea, mayor será la resistencia glótica que se ejerza (377).
113
Christopher Fuentes Aracena
Tabla 5. Algunos conceptos que han sido utilizados para denominar al mal uso
vocal (352)
• Disfonía hiperfuncional
• Disfonía musculotensional
• Hiperfunción vocal
• Mal uso muscular/disfonía por mal uso muscular
• Disfonía hipercinética
• Disfonía por tensión musculoesquelética
• Disfonía hipertensiva
• Síndrome de tensión-fatiga
• Laringitis por miastenia
Fuente: Elaboración propia
114
La carga vocal
Desde el punto de vista de la física, los sonidos emitidos por cualquier cuerpo que vibra
poseen una frecuencia fundamental y una serie de frecuencias asociadas (387). Dentro de estas,
la más baja es denominada frecuencia fundamental, mientras que las siguientes serán nom-
bradas como armónicos o serie armónica. En la clínica vocal generalmente se habla de tono,
el cual se corresponde al correlato perceptual que se hace de la frecuencia fundamental (388).
Se plantea que el control de la frecuencia fundamental depende principalmente de la
tensión que tengan las cuerdas vocales (389,390), y esta se regula por la actividad de la articula-
ción cricotiroidea (391) y de algunos músculos intrínsecos y extrínsecos de la laringe (392-394).
Cuando los mecanismos laríngeos funcionan normalmente, es la actividad intrínseca de
las cuerdas vocales la que regula los cambios de frecuencia fundamental, mientras que cuando
estos actúan de manera inadecuada –por mala resistencia laríngea o falta de aprendizaje–,
actuarán primordialmente los músculos extrínsecos de la laringe. Esto se logra principalmente
cambiando de posición la laringe, hioides o ambos (395).
En individuos sin entrenamiento vocal se ha visto que el complejo hiolaríngeo tiende
a subir por sobre C2 para producir sonidos agudos (396). Con esto la laringe se aleja del ari-
tenoides y las cuerdas vocales se estiran (397). Es común encontrar que durante esta actividad
exista tensión excesiva e innecesaria de músculos como el tirohioideo (15), digástrico (398),
estilohioideo (399) e inclusive constrictor inferior de la faringe (400). Mientras que en otros
sujetos se ha observado mayor hiperactividad de músculos linguales como el geniogloso y
genihioideo (401).
En general, la elevación laríngea o hiolaríngea es un comportamiento compensatorio
de bastante efectividad al momento de buscar tonos más agudos. Yodell & Cols., observaron
un incremento aproximado de 30 Hz. en aquellos sujetos que utilizaban su hioides y laringe
más elevados con respecto a quienes no (402). Mientras que Arnold indicó la elevación de la
frecuencia fundamental por sobre 50 Hz. en quienes realizaban esta actividad (403).
En otros sujetos el cambio de posición hiolaríngea se realiza hacia abajo gracias a la
actividad de músculos como el esternotiroideo (404). Con esto se acerca el tiroides a los arite-
noides, las cuerdas vocales se acortan y se favorece la realización de sonidos graves (394). Es
por esto que su ejecución buscaría lograr mayor rango y estabilidad en estos tonos. Loucks &
Cols., pudieron notar que esto logra disminuir hasta en 29 Hz. la frecuencia fundamental (405).
Es importante mencionar que la elevación de la laringe, durante el canto entrenado y
estudiado, suele ser un recurso que sirve para generar variaciones tímbricas que son consi-
deradas como normales (406).
115
Christopher Fuentes Aracena
El tracto vocal es un complejo que comprende aquellos órganos ubicados entre los la-
bios y la laringe. Durante la fonación adquiere múltiples posiciones, las cuales tienen finalidades
articulatorias y resonanciales (407). Muchas de ellas son naturales y corresponden a variantes
propias del idioma, mientras que otras nacen como respuesta al tipo de aprendizaje vocal que
se posee. Estas están relacionadas con la activación de los labios, mandíbula, lengua o faringe.
Los labios tienen la posibilidad de aclarar u oscurecer y darle direccionalidad al sonido
(408). Cuando expresan mal uso se presentan rígidos e invariables durante la fonación (373).
Su flexibilidad es escasa con el cambio de tonalidad o de intensidad, y dan la impresión de
exageración o de falta de naturalidad (382).
La mandíbula es un centro de altas tensiones durante la fonación hiperfuncional (409).
En algunos pacientes es común observar escasez de apertura mandibular y tensión asociada,
mientras se ejecutan tareas que incluyen cambios de intensidad o de frecuencia fundamental
(410). Esto favorece la elevación laríngea hasta límites donde los tejidos perilaríngeos sufren
posiciones forzosas, que los llevarán a la fatiga (411). Acústicamente, estos sujetos tendrán
escasa ganancia resonancial y su colocación será principalmente posterior (412).
En otros sujetos, la apertura es exagerada e invariable en todas las tareas vocales que
se realizan. Muchas veces esto nace como respuesta a procesos de sobrearticulación apren-
didos (409).
El rango de apertura mandibular ideal no existe (373), a pesar de esto, en la voz hablada
se suele usar como referencia 2 dedos de ancho para vocales abiertas y 1 para vocales cerradas
(349). Independiente de la cantidad de apertura lograda, es común observar que la tensión
ocasionada por el mal manejo se distribuye a lo largo de los músculos elevadores y depresores
mandibulares, dando la impresión de rigidez y falta de flexibilidad (413).
La lengua presenta un papel de gran importancia durante la articulación y resonancia.
Sus cambios de posición son dramáticos para la colocación del sonido (414). Se ha planteado
su posteriorización asociada a la hiperactividad del músculo hiogloso (409). En otros casos,
la rigidez de la lengua durante las variaciones de frecuencia o intensidad, lleva a que la laringe
suba fácilmente (415). En estos estados es posible que la voz carezca de algún foco de reso-
nancia específico y, además, que la mandíbula también exprese rasgos de tensión (416). Se ha
indicado que cuando hay tensión en mandíbula y lengua, el sonido no viaja hacia las zonas
palatales –zona de Mauran– (417).
Se han descrito una serie de posturas linguales inadecuadas y que se consideran hiper-
funcionales si aparecen con el uso de la voz, estas incluyen: llevar la lengua hacia posterior,
arquear la lengua con tanta fuerza que toca el paladar blando, elevar los bordes linguales
hasta tocar los molares superiores y elevar o descender un lado de la lengua independiente
del otro (418,419).
Otro foco de malas acomodaciones es la faringe. Se ha indicado con frecuencia la re-
lación entre la hipercontracción faríngea y la hiperfunción vocal (416). Esto ha sido asociado
generalmente a la elevación de la laringe (420). No obstante, en otros sujetos proviene de
116
La carga vocal
Hioides
Ar
CV
Tir Cri
Cri
Figura 22. Efectos de la elevación de la laringe sobre las cuerdas vocales, según Roubeau (15).
Hioides
Ar
CV
Tir Cri
Cri
Figura 23. Efectos del descenso de la laringe sobre las cuerdas vocales según Sonninen (404).
117
Christopher Fuentes Aracena
los cambios de posición de la lengua, velo y pliegue ariepiglótico durante la fonación (382).
Cuando esto pasa, la voz obtiene mayor amplificación de sus armónicos agudos, se escucha
más metálica o adquiere características de estridencia (421,422).
En general, estas conductas suelen acompañarse y escasamente se dan de manera
aislada. Nacen principalmente del mal manejo que se tiene de la intensidad, del tono –o de
ambos en conjunto–, y en otros casos, hasta de la resonancia. En este último caso se pueden
observar variaciones del tracto vocal para encontrar una resonancia específica. De esta forma
–y a modo de ejemplo–, un sujeto que busca un timbre más claro lo hace estirando excesiva-
mente los labios o elevando nocivamente su laringe.
El correcto control del tono, intensidad y de estas acomodaciones, es parte del trabajo
del fonoaudiólogo. En la actualidad y con la vorágine de evidencia científica orientada hacia
el estudio de las cuerdas vocales, se ha omitido la importancia que tiene la adecuada ejecución
de estas conductas. En estricto rigor, el manejo técnico de la voz nace de la orientación y
corrección que se haga de ellas (423).
Este último punto cobra mucha más relevancia cuando se considera que el mal uso
es una entidad aprendida y que la única forma de modificarlo es mediante la enseñanza
(aprendizaje).
118
La carga vocal
la creación de gestos que se expresan en forma de mal uso. Cuando se logran características
cercanas a las conocidas, se iniciará nuevamente el aprendizaje inicial, y el cerebro tomará
estas compensaciones como normales y necesarias para lograr el mejor sonido posible (426).
Si la disfonía es de nacimiento, el sistema obtendrá de las conductas de mal uso la
estrategia ideal para lograr la mejor calidad posible. En este caso no se considera la disfonía
como un error y solo se busca, tal como se comentó, producir el sonido de manera econó-
mica y audible.
Lo comentado anteriormente ha sido complementado con estudios que indican que
los pacientes con mal uso vocal tienen una actividad cerebral diferente a quienes no. En este
grupo de personas se han notado distintos patrones de activación del giro precentral, frontal
superior y medial; ínsula, tronco encefálico y cerebelo (424). Estos cambios reflejan como el
inadecuado feedback sensorial crea vías neurales, que se traducen en nuevos comandos en
las áreas corticales motrices. Desde acá descienden vías que estimulan a las motoneuronas
ubicadas en los músculos del tracto vocal o perilaringe, y se da forma a la respuesta compen-
satoria o musculotensional (figura 24).
119
Christopher Fuentes Aracena
Figura 24. Se observa el sistema motor de la fonación (columnas centrales), el sistema reflejo que le acompaña
(líneas amarillas) y el sistema de feedback (cajas y flechas azules). La formación reticular (caja roja) genera los
patrones vocales que se enviarán a las motoneuronas fonatorias (caja blanca). El córtex del cíngulo anterior es
responsable de producir los sonidos aprendidos y automatizados. Este requiere de la entrada desde el giro frontal
inferior (IFG) para la planificación motriz de la voz (las otras regiones involucradas se indican en la caja gris).
El feedback fonatorio es procesado por las vías ascendentes auditivas y somatosensoriales (izquierda y derecha
respectivamente). Estas transmiten información al giro temporal superior (caja y flechas azules) gracias a la for-
mación reticular y se regulan por la información que indica cómo se siente la voz. Paralelamente, el giro temporal
superior entregará información sobre cómo debería escucharse el sonido. La incongruencia entre “lo que se
escucha” y “cómo debería ser”, gatillará cambios en las vías neurales que alterarán: a) el control motor vocal (se
enviarán señales correctivas – flechas grises punteadas–) y, b) la percepción sensorial (flechas negras punteadas).
120
La carga vocal
Figura 24 – continuación. En el paciente con mal uso vocal, la estimulación sensorial asociada a la fonación se
encuentra alterada (en rojo), y gatilla cambios en los controles neurales: la incongruencia entre la información
sensorial y lo que se espera, indica un error de señal (caja blanca remarcada en rojo). Este error actualiza el sistema
y crea comandos correctivos que se expresan en forma de mal uso vocal. Figura adaptada de Kryshtopava &
Cols. (424) con permiso de los autores.
121
Christopher Fuentes Aracena
122
La carga vocal
10 cm., sienten mayor esfuerzo fonatorio que quienes no los usan. Esto se debería
a que el cambio de centro de gravedad que produce el uso de tacos colabora con
la aparición de adaptaciones cervicales nocivas para la laringe (443).
No obstante, también se ha detectado que al realizar electroterapia y terapia manual en
la columna cervical y dorsal, no existen cambios en la calidad de la voz (444). Es por esto que,
en base a lo presentado, se debe considerar que la postura tiene efectos puntuales en la voz,
que se relacionan con cambios discretos en la frecuencia fundamental y con la percepción
de esfuerzo en la emisión.
Existe otro punto de importancia con respecto a la postura: la respiración fonatoria.
Esta se trata de un proceso activo, en que entran en juego distintas estructuras musculoes-
queléticas con la finalidad de controlar y regular el flujo de aire saliente (382).
En voces de alta demanda como es el caso de actores o cantantes, se requieren de
grandes valores de presión subglótica para lograr sonidos intensos (379). Como pauta se
indica que para incrementar la intensidad vocal entre 8 a 12 dB. – 8 a 9 dB. en promedio– se
debe generar el doble de presión subglótica (119). Para lograrlo se requiere que los músculos
abdominales sean fuertes y resistentes.
Los abdominales son músculos vitales en lo que se conoce como el CORE, cuya par-
ticipación activa favorece la estabilidad de la columna y pelvis (445). Se ha observado que en
sujetos que han tenido entrenamiento de estos músculos, existe mayor presión intraabdominal
(446) y subglótica (447). En estados como la hiperlordosis o escoliosis su fuerza se puede
ver afectada (448) y, con esto, llegar a ser un importante impedimento para lograr, controlar
y manejar grandes presiones de aire (382).
Simultáneamente, existen una serie de constructos teóricos que aún no han sido com-
probados, que hablan de cómo los músculos prevertebrales y su disfunción pueden llegar a
afectar a la voz, debido al cambio de la posición del hioides y de la laringe (410). Lo mismo
ocurre con músculos como los esternocleidomastoideo y trapecio o las disfunciones de la
columna cervical (152).
En algunos casos, este último punto tiende a generar confusión porque muchas veces
el esfuerzo fonatorio modifica al esquema corporal vocal y traslada sus sensaciones a tejidos
cercanos a la laringe –músculo trapecio, esternocleidomastoideo, escalenos, entre otros–,
dando la falsa impresión de ser la real causa del mal uso vocal.
123
Christopher Fuentes Aracena
Configuración que se caracteriza porque los dos tercios anteriores de las cuerdas vocales
se encuentran en vibración, mientras que el tercio posterior se mantiene en apertura. Debido
a esto, la porción medial es la que recibe con preferencia los efectos de las fuerzas mecánicas
producidas en la fonación (190).
Biomecánicamente, se produce cuando la laringe es sometida a tensiones excesivas que
la elevan, la pegan al hioides y reducen el espacio cricotiroideo (451). Con esto, los aritenoides
son empujados hacia anterior y esconden el espacio interaritenoideo (180). El balance entre el
músculo cricoaritenoideo lateral y posterior se pierde a causa de la excesiva tensión que adquie-
re este último, y las cuerdas vocales se ven impedidas de juntarse en su tercio posterior (91).
Las causas de su aparición aún se mantienen en discusión, no obstante, se ha descrito
que los estados tensionales secundarios al mal control de la presión subglótica o del tono
(386), el abuso vocal con sobreactivación tiroaritenoidea (452) y patrones conversivos (124)
pueden ser parte de ellas.
Acústicamente se caracteriza porque la emisión tiende a ser poco flexible (tensa) y con
características de soplo, el que aumenta en la medida que se sube en la escala musical (386).
Compresión lateral
Las bandas ventriculares son entidades que se han investigado desde el siglo XVII. A
pesar de esto, su funcionamiento y composición siguen siendo discutidas.
Funcionalmente se han descrito como entidades importantes para la regulación de la
presión intratorácica e intraabdominal (453) y para la articulación de los sonidos oclusivos
glotales (449). Esta última razón ha llevado a que se plantee que su presencia se trata de ajustes
articulatorios/resonanciales normales (454).
Desde un punto de vista patológico, colaboran con el aumento de la resistencia glótica
y del cierre cordal (180,455). Esto muchas veces se traduce en compresiones cada vez más
grandes cuando se solicita más actividad muscular, por ejemplo cuando se requiere de mayor
124
La carga vocal
volumen (456). Sin embargo, también se ha indicado que su aparición suele ser compensa-
toria en todo registro donde exista dificultad, y no solamente en falencias del cuerpo de las
cuerdas vocales (122).
Biomecánicamente, su aparición se debería a la activación de una rama del tiroaritenoi-
deo, la que se extiende desde el cartílago tiroides hacia la pared del ventrículo (457). Esta se ha
denominado como ventricularis y su función específica es medializar las bandas ventriculares
en diversas situaciones (458).
Se describen dos tipos de compresiones, una glótica y otra supraglótica (412). Cuando
la compresión es glótica, se denotará principalmente el compromiso de las bandas; mientras
que cuando es supraglótica, existirá actividad de tejidos como los faríngeos e inclusive de otros
de mayor lejanía (386). En estos cuadros es común encontrar grandes tensiones a nivel larín-
geo y en casos más severos esta podría viajar hasta la región mandibular o cervical (420,459).
Las voces con estas características tienden a ser más apretadas, tensas y con mayor
compromiso de la flexibilidad laríngea que en el trastorno isométrico laríngeo (412).
Acortamiento anteroposterior
Tal como se ha visto, los trastornos orgánicos de base funcional tienden a ser con-
secuencia de la sumatoria entre una estructura predispuesta –factor de riesgo individual–, y
el uso de la voz –sobreuso vocal–. Sin embargo, existe evidencia que indica que el mal uso
también puede ser considerado como una de sus causas. Esto se hace principalmente por la
125
Christopher Fuentes Aracena
A. B.
CAP
CF
CAL
Vtc
TA LTE
Vlc
C. CAP
IA
TA
Hg
Figura 25. Configuraciones glóticas y sus activaciones musculares según Harris, Rubin y Lieberman (386, 451).
A. Trastorno isométrico laríngeo: se explica la sobreactividad tiroaritenoidea (TA) como factor favorecedor del
desbalance entre el cricoaritenoideo lateral (CAL) y posterior (CAP).
B. Compresión supraglótica: la debilidad del cuerpo de las cuerdas vocales (Vlc) favorece la activación compensa-
toria del ligamento tiroepiglótico (LTE) y de la rama ventricularis (Vtc). Cuando el grado de compresión es alto,
actúan los constrictores inferiores de la faringe (CF) como compensación a la insuficiencia. Ambas situaciones
son generalmente observadas cuando se piden actividades de mayor exigencia para el cuerpo de las cuerdas vo-
cales –mayor intensidad, manejo de tonos medios o graves, etc. –. Este mecanismo también se ha visto cuando la
cubierta es incapaz de producir sonidos en registro falsete.
C. Acortamiento anteroposterior: existe hiperactividad del hiogloso (Hg) y desbalance en la articulación cricoari-
tenoidea (CAP e IA), debido a la fatiga del cuerpo de las cuerdas vocales.
126
La carga vocal
1. Demanda vocal
Concepto que alude al uso vocal diario sin importar profesión u ocupación (471). Se
relaciona con la ejecución de la voz de forma repetitiva, a veces sin tiempos de descanso, y
en otras ocasiones con presencia de sobrecargas suprafisiológicas y patológicas. Por esto se
considera como factor principal de la producción de dosis excesivas y acumulativas en ciclos,
tiempo y distancia (288). Suele estar condicionada por dos grandes aspectos: psicosociales
(472) y laborales u ocupacionales (470).
Psicosocialmente, la demanda se relaciona con la personalidad y necesidad de comu-
nicar. Se ha señalado que aquellos individuos con personalidades extrovertidas y neuróticas
127
Christopher Fuentes Aracena
tienden a experimentar síntomas o lesiones vocales con más frecuencia (473). También se ha
indicado que los sujetos extrovertidos o con una vida social más demandante, se ven incitados
al uso vocal repetitivo con distancias altas a nivel de dosis, afectando los tiempos propios de
recuperación de las cuerdas vocales (472). Se ha observado que los sujetos que se consideran
excesivamente conversadores o que usan su voz frecuentemente a intensidades cercanas al
máximo, tienen mayores posibilidades de sufrir lesiones en sus cuerdas vocales (196).
128
La carga vocal
129
Christopher Fuentes Aracena
Cuando la demanda supera las capacidades estructurales de las cuerdas vocales y de los
tejidos involucrados en la fonación, pueden aparecer una serie de respuestas que se expresan
en forma de configuraciones supraglóticas (475) y síntomas físicos del tracto vocal (476),
como producto de las posturas estresantes y sostenidas para los tejidos perilaríngeos, y por
supuesto; fatiga muscular o hasta de la lámina propia de las cuerdas vocales (469) –secundario
al uso excesivo, repetitivo y con altas distancias de dosis–.
2. Ruido ambiente
130
La carga vocal
cuencia fundamental. A mayor ruido, más grande es la intensidad y frecuencia generada (477).
Esto incrementa la dosis en cuanto a cantidad de ciclos y distancia (478). Adicionalmente se
ha explicado que favorece la fatiga del cuerpo de las cuerdas vocales (320) y la sensación de
esfuerzo perilaríngeo (474). En el primero de los casos la explicación nace porque la fonación
se hace con un patrón predominante hacia el músculo tiroaritenoideo (479), lo que conlleva
a su agotamiento precoz. Mientras que en el segundo de los casos, se da por la inadecuada
adaptación para soportar la carga o como forma de respuesta a la fatiga del cuerpo de la
cuerda vocal (475).
Los estudios que relacionan la carga vocal y la acústica del lugar tienden a estar orien-
tados a los efectos de la reverberación y la relación señal-ruido (480). Cuando el tiempo de
reverberación aumenta, el hablante incrementa su tiempo fonatorio hasta por sobre un 10%
(479). Se ha indicado que esto favorecería la aparición de fatiga muscular e inclusive de la lámina
propia (481). Si la relación entre el ruido y la señal es mala, las cuerdas vocales reciben mayor
dosis en cuanto a distancia, cantidad de ciclos y hasta se puede ver afectada la economía vocal
(469). Se ha señalado que cuando la acústica del lugar es inadecuada el índice de inteligibilidad
del habla decae (482). Esto conduce al aumento del tiempo de fonación y de la distancia de la
dosis como forma compensatoria (483). En algunos sujetos, estas compensaciones significan
esfuerzo muscular secundario (469).
4. Humedad ambiental
Se ha estimado que sus efectos son nocivos cuando baja del 40% (75). En general, se
ha descrito que con bajos niveles de humedad ambiental la cubierta de las cuerdas vocales
aumenta su viscosidad (96). Esto afectaría directamente a la oscilación de la onda mucosa y,
por consiguiente, podría provocar cambios mecánicos que favorezcan la aparición de com-
pensaciones en forma de esfuerzo perilaríngeo (484).
Tal como se ha explicado a lo largo de todo este capítulo, la baja resistencia laríngea
es sinónimo de aparición de compensaciones supraglóticas (154), sensación de esfuerzo y
hasta de síntomas físicos del tracto vocal (169). Sin embargo, la vulneración de las barreras
naturales de las cuerdas vocales igualmente puede provocar efectos similares. Cuando los
cambios epiteliales que producen los irritantes externos e internos son importantes, aparte
de las variaciones acústicas que sufrirá la voz, también existirán compensaciones perilaríngeas
(121). Estas nacerían como respuesta al desbalance biomecánico producido por el daño de
la cubierta de las cuerdas vocales (110).
131
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132
La carga vocal
133
Christopher Fuentes Aracena
blemas de voz o agravar el ya existente (490). Su respuesta más común es la constante carga
isométrica hacia los tejidos perilaríngeos −hipercontracción laríngea− (figura 26), la que se
acompaña de pérdidas bruscas −totales o parciales− de la voz (424). Esto se debería princi-
palmente a la inadecuada activación de las estructuras involucradas en el control emocional
y motriz de la voz −giro frontal superior, sistema límbico o sustancia gris periacueductal−
(496,497). Otros autores han indicado que el desbalance proviene principalmente del sistema
septohipocampal que se relaciona con la corteza prefrontal (498). Una revisión realizada por
Roy & Bless, explica que estos sujetos generan supresión de la actividad motriz mediante
la hiperactivación del sistema de inhibición conductual (473). Con esto, se tiende a mayor
activación de las neuronas inhibitorias de la actividad motriz de la laringe y se expresa la
constricción que impide o dificulta la vibración de las cuerdas vocales.
A modo de resumen, se ha explicado que los factores de riesgo son distintos para cada
ocupación. Los profesores y artistas son quienes en suma se exponen más a ellos. Mientras
que, los profesionales de la salud y trabajadores de servicios en general, son quienes menos
riesgo presentan (tabla 9).
Tipo de riesgo
Tipo de uso Biomecánico Ambiental Psicológico Calidad requerida
Tiempo Intensidad
• Educativo: profe-
sores, instructores, +++++ +++ ++++ +++ ++
entre otros.
• Artístico: actores,
cantantes en gene- ++ ++++ ++ ++++ ++++
ral, entre otros
• Persuasivo: aboga-
dos, vendedores, +++ ++++ +++ +++ ++
políticos y clérigos.
• Emergencia: poli-
cías, militares, sal- ++ +++++ ++ +++++ +
vavidas, etc.
• Salud: enfermeras,
kinesiólogos, mé- ++ + + ++ ++
dicos, etc.
• Servicio en gene-
ral: secretarias, re- ++++ + + + ++
cepcionistas, ser-
vicio al cliente, etc.
134
La carga vocal
Figura 26. Se observan cuatro distintos pacientes con hipercontracción laríngea de origen psicológico.
135
Christopher Fuentes Aracena
Conclusión
El fonotrauma es un concepto moderno que hace alusión a todas aquellas conductas
que son nocivas para la voz. Distintos autores han coincidido en que se origina por el mal uso
y abuso vocal –factores biomecánicos–. Desde la ergonomía y el estudio de los trastornos de
estrés acumulado, se agrega la comprensión de los factores individuales –barreras naturales
y resistencia laríngea–. La sumatoria de ambos factores, más un hecho incitador, produce un
daño agudo. Mientras que cuando el factor biomecánico se expresa en el tiempo y sobre una
estructura predispuesta, aparece el daño crónico.
El abuso vocal se relaciona con el uso de la voz de forma repetitiva y que no permite
la recuperación natural de las estructuras. Mientras que el mal uso corresponde a aspectos
técnicos relacionados con aprendizajes impropios del mecanismo fonatorio. Estos pueden
ser primarios o secundarios.
En general, el abuso expresa daño sobre la cubierta de las cuerdas vocales y el mal uso
a nivel de los tejidos perilaríngeos. La expresión de los síntomas físicos del tracto vocal suele
indicar su presencia. Esto lleva a comprender que las lesiones que afectan a la voz no son
solamente cordales, sino que también de los tejidos que circundan a la laringe. El manejo de
ambas es distinto y dependerá de su etiología y manifestación histológica.
Lo expresado en este capítulo incluye una vasta revisión de la evidencia existente
sobre ambos temas. Esto favorecerá la toma de decisiones del clínico y complementará los
conocimientos teóricos del académico. Sin embargo, propone un gran desafío para estos
mundos en la búsqueda de herramientas terapéuticas que den respuesta a la problemática
del paciente de voz.
136
La carga vocal
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161
La carga vocal
Tercera parte
Prescripción de la carga vocal
163
La carga vocal
Introducción
Durante el proceso que se conoce como intervención vocal, los ejercicios que se utili-
zan incluyen las mismas fuerzas mecánicas que han sido presentadas e indicadas a lo largo de
toda esta obra. Este hecho no es una simple anécdota, sino que quizá sea lo más importante
al momento de su ejecución.
Algunas modalidades de intervención excluyen las repercusiones de esta realidad y solo
ofrecen programas estereotipados para cualquier paciente, sin considerar las compensaciones
hioglosofaringolaríngeas, la carga mínima tolerada, las progresiones, las adaptaciones espe-
radas, los tiempos de descanso y quizá lo más importante, la individualidad.
La aplicación de cualquier ejercicio (en este caso vocal) es una analogía perfecta a la
tarea que realiza el médico con los medicamentos. El elegir el correcto medicamento y su
dosis corresponde a una etapa de análisis crítico que es parte del proceso que se conoce como
prescripción.
El saber prescribir un ejercicio en la terapia vocal – sin importar su naturaleza–, permite
determinar la dosis o carga de trabajo que se utilizará. Esto implica detectar si un ejercicio
produce sobrecarga o si es ineficiente. También, favorece el reconocimiento y permite guíar
de manera efectiva las variables técnicas que requiere su ejecución e inclusive aprendizaje –esto
con el fin de evitar compensaciones que se traduzcan en mal uso–.
De esta forma, en este capítulo se presentarán los fundamentos teóricos y prácticos
que ofrece la evidencia actual para la prescripción terapéutica en la clínica vocal.
165
Christopher Fuentes Aracena
La prescripción
El ejercicio se define como una actividad planificada, ordenada y de constante repe-
tición, que busca mejorar o mantener la condición musculoesquelética (1), mientras que la
prescripción del ejercicio corresponde a aquel proceso sistemático y ordenado por el que
se establece la realización de una determinada actividad física de manera individual, según
patología y necesidades, para así lograr la mayor cantidad de beneficios posibles (1).
El concepto de prescripción tiene sus bases sólidas en el proceso de terapéutica razo-
nada que se da en el área de la salud –especialmente en medicina–. Se basa en la aplicación
secuencial de seis pasos que se pueden trasladar con facilidad a la función vocal (2) (tabla 1).
Esto convierte a la prescripción en un proceso lógico y deductivo, que nace del cono-
cimiento y experiencia del prescriptor y, de ninguna manera es un acto reflejo o una receta de
cocina (3). Esta visión ya ha sido expuesta por otros autores. Una de ellas es Patricia Farías,
quien establece una serie de generalidades del proceso terapéutico y explica la necesidad de
evitar intervenciones automatizadas, mecánicas y carentes de evaluaciones atingentes a la
realidad funcional del paciente (4).
La meta final de la prescripción del ejercicio vocal es lograr que el espacio existente
entre la condición inicial y la esperada sea cada vez menor (5). Es imposible pensar que lo
esperado será igual a lo logrado. En esto incidirán variables del paciente como su facilidad
de aprendizaje, tiempo y tipo de lesión, entre otros. Aunque también se deben de considerar
ciertas características del profesional, como su grado de conocimiento teórico y experticia.
166
La carga vocal
167
Christopher Fuentes Aracena
mantener la intensidad o el tono de manera estable y sin variaciones involuntarias por largos
períodos de tiempo (16).
La falta de resistencia generalmente va asociada a deterioro de la fuerza (17). Es por
esto que sujetos con voces que caen fácilmente en fatiga, también sufren de síntomas como
incapacidad o dificultad para lograr intensidades altas (12).
168
La carga vocal
169
Christopher Fuentes Aracena
cuerdas vocales, son los que caen dentro de la categoría de ejercicios con un tracto vocal
semiocluido (TVSO) (28). Estos utilizan la interacción que se crea entre el tracto vocal y las
cuerdas vocales para provocar diversos beneficios (29). Su uso se extiende desde el siglo XIX
y actualmente se ha popularizado de forma acelerada en la clínica fonoaudiológica (30,31).
Se ha indicado que existe una relación directamente proporcional entre el cociente de
cierre (CQ) y el estrés de colisión sobre las cuerdas vocales (32). Si bien esta es inexacta, su
utilidad recae en que aporta datos aproximados sobre la cuantía del impacto sobre los tejidos
expuestos (33). Por otro lado, se ha explicado que el factor de mayor nocividad para los tejidos
laríngeos es el impacto (34). De esta forma, mediante el CQ, podremos establecer la cantidad
de fuerzas de colisión que recibirán los tejidos (9).
Las investigaciones actuales han entregado valores de CQ para los ejercicios con un
tracto vocal semiocluido (tabla 3). Esto ha sido complementado por el autor de este libro con
dos casos de personas con atrofia de cuerda vocal; uno con compensaciones musculoesquelé-
ticas y síntomas físicos del tracto vocal, y otro sin compensaciones y síntomas de relevancia.
Las conclusiones que se pueden observar de estos datos son las siguientes:
- Ninguno de los ejercicios con TVSO ejercen el mismo nivel de fuerzas mecánicas
hacia el músculo o epitelio cordal.
- La elección de estos ejercicios debe ser individual y nunca generalizada a otros
pacientes.
- No existe técnica ideal para un trastorno o estado específico. Aunque hay tenden-
cias, estas son insuficientes para predecir la respuesta que tendrá cada individuo.
- Si bien, muchos de ellos son indicados como facilitadores que reducen el tamaño
y algunas molestias de las lesiones de origen funcional (35), a nivel perilaríngeo la
situación es distinta, ya que por ejemplo, al buscar más actividad muscular –mayor
CQ–, su utilización se puede convertir en factor de permanencia de daño −prin-
cipalmente por sobrecarga– (9).
Por lo tanto, desde el mundo de la mecanotransducción, la agrupación de todos estos
ejercicios en una gran entidad es desfavorable para la adecuada prescripción terapéutica.
Es de esta forma que luego de elegir las propiedades a intervenir se debe ser cauteloso
y reflexivo al momento de escoger el facilitador, en caso de que este sea necesario.
La elección de los facilitadores dependerá principalmente de las propiedades que se
trabajen:
- Aquellos ejercicios que aumentan el CQ tendrán mayor carga a nivel muscular
(36) –facilitador en la fuerza o resistencia aductora–.
- Los ejercicios que bajen el CQ ayudarán a disminuir los efectos cordales de la
fatiga o la rigidez de la misma cubierta –facilitador en la flexibilidad laríngea– (37).
A pesar de esto, el entrenamiento de la fuerza, resistencia e inclusive flexibilidad, tienen
sus propios principios. Estos serán indicados más adelante.
Es sumamente importante mencionar que un paciente de voz generalmente presentará
trastornos perilaríngeos, los que requieren de atención previa o simultánea a la estimulación
mecánica de las cuerdas vocales. Con esto también se debe incluir quienes presentan adapta-
170
La carga vocal
171
Christopher Fuentes Aracena
ciones o compensaciones propias del mal uso y que, por lo tanto, necesitan de correcciones
técnicas. Para el primero de los casos, la evidencia actual indica que el uso de manipulación
laríngea –terapia manual laríngea– (41,42) y electroterapia (43,44) entregan resultados favo-
rables. Mientras que, para el segundo caso, el entrenamiento respiratorio (45,46), resonancial
(47) y el manejo de estructuras (48,49), pareciera que son las opciones de mayor efectividad.
En caso que el terapeuta opte por trabajar sin facilitadores e iniciar su transferencia
al habla, se sugiere el uso de vocales. Esta elección se puede llevar a cabo utilizando el orden
propuesto por la impedancia reflejada −se agrupan de menor a mayor impedancia de la si-
guiente forma: A, O, E, I, U (50) −. De este modo (51):
- Las vocales con menor impedancia reflejada /A/, /O/ y /E/ favorecen la ejecución
del registro modal. Esto es porque la forma que adquiere el tracto vocal para su ejecución
eleva el primer formante y, con esto, permite cambios aerodinámicos que dan mayor refuerzo
hacia el músculo tiroaritenoideo.
- Mientras que aquellas vocales con mayor impedancia reflejada /U/ e /I/, presentan
una configuración de tracto vocal donde este fenómeno es menor y, por consiguiente, bene-
fician al registro loft.
3. Prescripción de la dosis
La dosificación de la carga en terapia dependerá de lo que se conoce como el principio
FITT (52) o FITT-VP (53). Su aplicación propone el uso de las siguientes variables: frecuencia,
intensidad, tiempo, tipo, variedad y progresión (54):
- Frecuencia: indica la cantidad de veces (al día o semanalmente) que se realizan los
ejercicios (55).
- Intensidad: expresa la calidad de la carga aplicada en términos de esfuerzo –magnitud
del esfuerzo que se necesita para ejecutar la tarea– (53).
- Tiempo: se refiere a la cantidad de segundos, minutos u horas que dura la ejercitación
(53). Se puede considerar como la duración de cada ejercicio, del total de la sesión, entre otros.
La duración del trabajo es indirectamente proporcional a su intensidad y, a su vez, la
sumatoria de ambos predispone al éxito terapéutico (53) Una sesión muy corta −15 minutos
o menos−, se considerará como un calentamiento vocal y sus resultados estarán limitados
a cambios neuromusculares. Mientras que una sesión superior a una hora puede resultar
fatigante. Si las sesiones requieren esta duración, es importante cumplir con una etapa de
calentamiento previo y otra de recuperación post carga (56,57).
En la actualidad la evidencia ha sido clara al indicar que las sesiones de trabajo bien
planificadas y que tienen un tiempo de duración superior a los 40 minutos, entregan mejores
y mayores resultados (58,59).
- Tipo: corresponde a la modalidad de actividad que se realizará (55). En el ámbito
de la voz está enfocado en la correcta elección de la(s) propiedad(es) musculoesquelética(s)
y a sus respectivas diferenciaciones dentro del entrenamiento.
- Volumen: es la cantidad de ejercicios que se realizan durante la sesión (60).
172
La carga vocal
173
Christopher Fuentes Aracena
La carga óptima busca la modificación del equilibrio interno para generar nuevos
rendimientos. Esta respeta el umbral de excitación y la máxima tolerancia al estrés mecánico
que tienen las estructuras (66) (figura 1). Cualquier estímulo que se dé por debajo del umbral
de excitación producirá nulos cambios, mientras que si la dosis supera el máximo de carga
soportada, favorecerá la aparición de alguna lesión por sobrecarga. Bajo la condición explicada
anteriormente se entiende que (67):
- No hay adaptación cuando los estímulos están bajo el umbral de excitación.
- Si los estímulos están en el umbral de excitación, pero sin superarlo, se mantendrá
el rendimiento –carga de mantenimiento–.
- Cuando los estímulos están bajo el umbral de excitación, pero se repiten constan-
temente, lo sobrepasarán y generarán algún tipo de cambio en el tejido entrenado.
- La carga óptima estará siempre entre el umbral de excitación y de máxima tolerancia.
- Si los estímulos superan el umbral de tolerancia podrán estar bien prescritos cuando
sean espaciados en el tiempo y permitan con esto la recuperación. En caso que
no exista el descanso, se estará sobreentrenando o sobrecargando a la estructura.
Sobre entrenan
si se repiten
continuamente
Umbral de
tolerancia
Carga óptima. Ideal
para entrenar y mejo-
rar el rendimiento
Si se repiten
constatemente
Umbral de logran mejoras
estimulación No mejoran
el redimiento
Lo ideal es lograr la mejora del rendimiento mediante el uso de cargas óptimas y no con
la constante e incesable repetición de cargas de mantenimiento, ya que cuando esto último
sucede es imposible lograr incrementos dirigidos y analizados de las futuras cargas de trabajo
(68). Por otro lado, todo entrenamiento debe ser considerado como un proceso progresivo y
174
La carga vocal
de cargas crecientes, donde su consecución estará íntimamente relacionada con los efectos de
estas sobre la funcionalidad del sujeto –demanda vocal– (69). Es de esta forma que, a medida
que avanza la terapia, los ejercicios deberán dirigirse, en complejidad y funcionalidad, hacia
las necesidades vocales y no estancarse en la mera reiteración del mismo trabajo con que se
inició el proceso.
Ya habiendo explicado lo básico sobre la prescripción de la dosis, a continuación, se
revisarán propuestas de aplicación en las propiedades musculoesqueléticas involucradas en
la función vocal.
Este tipo de entrenamiento se puede realizar en todos los músculos relacionados con la
fonación, incluyendo los respiratorios y resonanciales (tabla 2). Para efectos de este apartado,
nos centraremos en el principal aductor fonatorio, el músculo tiroaritenoideo (70). Tal como
se ha indicado a lo largo de este libro, su trabajo es altamente importante en un sinfín de tareas,
las que van desde la tolerancia a la fatiga, hasta la producción de la intensidad vocal (71,72).
A continuación, se presentará una propuesta de aplicación del principio FITT-VP en
el entrenamiento muscular de las cuerdas vocales:
- Frecuencia: en el trabajo clásico de la fuerza se estima una periodicidad de 2-3
veces a la semana (53), mientras que en su aplicación a la función vocal se reco-
mienda un mínimo de 2 veces a la semana (73).
- Intensidad: esta dependerá del grado de trabajo muscular que se requiera. En el
inicio del tratamiento se debe adecuar a los niveles de tolerancia a la carga del sujeto
(74). En la medida que aumenta la adaptación y los rendimientos se incrementan,
los ejercicios tendrán mayor trabajo muscular (75). En caso que se cuente con muy
pocas sesiones, la ejercitación puede ser de gran intensidad, pero con un importante
periodo de descanso que permita la recuperación.
La variación en la intensidad del entrenamiento muscular incluye lo siguiente:
a. Elección de los facilitadores en base a su grado de reclutamiento muscular. Aquellas
técnicas que aumentan el CQ generarán mayor movimiento lateral de las cuerdas vocales.
Cuando esto sucede, se ha observado mayor activación del músculo tiroaritenoideo (76,77).
De esta forma, mientras más grande sea el cociente de cierre que entregue la técnica, más
actividad muscular solicitará.
Uno de los aspectos fundamentales en este punto es la variedad. Se ha postulado que
el organismo es capaz de acostumbrarse a los estímulos cuando son continuos y carecen de
modificaciones. Es por esto que la elección de una sola técnica facilitadora es poca garantía
de éxito (61). Se pueden elegir dos o tres dependiendo de las necesidades del entrenamiento
y de su uso. Por respeto a la tolerancia del paciente, esta selección debe ser en orden creciente
tomando en cuenta la aparición de esfuerzos laríngeos innecesarios (9).
b. Elección del registro. Tanto el registro modal (70) como el frito (78) solicitan la
activación del cuerpo de la cuerda vocal, por lo que ambos pueden utilizarse en el entrena-
175
Christopher Fuentes Aracena
miento. Se debe considerar que el frito es un registro delicado y que dentro de la ejercitación
presenta menos variedad en su uso que el registro modal.
En caso que se trabaje con el registro modal, se debe tener en consideración dos
situaciones:
• La presencia del pasaje. Esta es una zona que se encuentra alrededor de los 350
Hz. (79). Es técnicamente delicada y compleja (80). Un mal enfrentamiento de
ella puede generar que el paciente caiga fácilmente en mal uso o hiperfunción de
alguna de las estructuras del tracto vocal (50).
• La actividad muscular. El extremo grave o los tonos medios presentan mayor
actividad del cuerpo de la cuerda vocal que el extremo agudo (81).
c. Tipo de vocalizaciones. El entrenamiento de cualquier cualidad vocal está íntima-
mente relacionado con el uso de vocalizaciones. La utilización de sonidos sostenidos, arpe-
gios, intervalos, crescendos, decrescendos, entre otros, tendrán distinto grado de actividad
muscular. Su elección dependerá, tal como se comentó anteriormente, del estado inicial y de
la forma como evolucione el sujeto.
- Tiempo: se desconoce el tiempo ideal por sesión para el entrenamiento especí-
fico de la fuerza. Sin embargo, se ha planteado que un entrenamiento de 1 hora
por sesión es capaz de fortalecer músculos de otras regiones (82), mientras que
el trabajo de alta intensidad, durante 30 minutos por sesión, también entregaría
buenos resultados (83).
En este punto el tiempo de duración de cada ejercicio es importante. El tiempo que
tenga cada emisión indica que cada segundo es tiempo de estimulación muscular (15). Se
pueden hacer ejercicios que duren 1, 2 o 10 segundos, sin embargo, esto dependerá exclusi-
vamente de la tolerancia a la carga del paciente y de la forma de progresión que haya prescrito
el terapeuta. A mayor tiempo de contracción, más tolerancia a la carga se solicitará (84).
- Tipo: en el caso del trabajo muscular en otras partes del cuerpo se usan ejerci-
cios isométricos e isotónicos (57). En el primero de los casos se busca mejorar
la actividad muscular sin generar movimiento, mientras que en el segundo existe
acortamiento y alargamiento del músculo.
En la función vocal se desconoce si un ejercicio es de una naturaleza u otra. No obs-
tante, se sabe que hay formas de vocalización que actúan de manera similar (85). De este
modo, se tiene que los ejercicios que se hagan sosteniendo notas tendrán más características
isométricas. Mientras que, el uso de escalas, staccatos, intervalos y arpegios se acercarán a lo
isotónico. Se ha estimado que el uso de ejercicios isométricos generaría mayor desarrollo de
fuerza (86), mientras que la combinación de ambos favorece la resistencia (84).
- Volumen: la cantidad de ejercicios que se realiza en el entrenamiento vocal es
sensible a la tolerancia a la carga del paciente y las propiedades a entrenar. En caso
que se busque fuerza, se realizan pocos ejercicios, intensos y con un descanso
proporcional a lo ejecutado. Si se busca resistencia, se requiere de constante ejer-
citación y con poco tiempo de descanso en la sesión (53).
- Progresión: esta se hará aumentando de manera paulatina el grado de contracción
176
La carga vocal
Caso clínico
177
Christopher Fuentes Aracena
Figura 2. En superior:
Evaluación estroboscópica previa a la intervención. A la izquierda se observa la laringe en respiración –banda
ventricular izquierda medializada– y a la derecha, en fonación a alta intensidad –acortamiento anteroposterior y
banda ventricular izquierda medializada–.
En inferior:
Evaluación estroboscópica posterior a la intervención. A la izquierda se observa la laringe en respiración –retrac-
ción de la banda ventricular– y a la derecha, en fonación –disminución del acortamiento anteroposterior y de la
actividad de la banda ventricular izquierda–.
178
Vocalización Facilitador Matices
M
a Sonidos sostenidos Facilitadores con Staccato
y mayor CQ
Mayor
o Intervalos descen-
r Fuerza
dentes en tercera
Uso de vocales Crescendo
e
Intervalos descen-
x
i dentes en quinta
g
Ejercitación
e
se individua-
n Mayor exigencia liza en base a
c
la demanda
i
vocal del
a
Escalas en tercera paciente
Alternancia entre
Escalas en quinta Uso de vocales distintos tempos Mayor
179
La carga vocal
Christopher Fuentes Aracena
de flexibilidad.
Las características biomecánicas de las cuerdas vocales dan a entender que esta propie-
dad se relaciona con la viscoelasticidad de su cubierta y cuerpo (91), actividad de la articulación
cricotiroidea y el estado tensional del músculo homónimo (92).
Si la dificultad deriva de la falta de elongación del cuerpo de la cuerda vocal, el trabajo
se ejecuta en registro modal. En este caso se busca el estiramiento muscular y de una u otra
forma, su liberación o relajación (93). Este tipo de trabajo se prescribe generalmente durante
los períodos de fatiga vocal de origen muscular, en estados de tensión laríngea que afectan
al movimiento de las cuerdas vocales y cuando las lesiones de cubierta favorecen el sobrees-
fuerzo del músculo vocal.
Cuando la disfunción se encuentra en la cubierta cordal, la prescripción va orientada
al uso del registro loft. De esta forma, mediante su estiramiento localizado, se logra reducir
la rigidez (94).
Independientemente de la naturaleza de la falta de flexibilidad vocal, el tipo de trabajo
que se realiza es con los mismos ejercicios que se usan en otras partes del cuerpo −estira-
mientos− (95).
Los estiramientos son definidos como técnicas cuya finalidad es el incremento de la
movilidad, elasticidad y flexibilidad (96). Esto lo realizan mejorando las propiedades elásticas
del músculo y del tejido conectivo afectado (95). Existen diversos tipos de estiramientos, pero
para efectos del trabajo vocal, nos centraremos en dos: estáticos y dinámicos.
Los estiramientos estáticos trabajan la flexibilidad mediante la elongación sostenida de
las estructuras conectivas y musculares involucradas (97). En la función vocal esto se relaciona
con el uso de sonidos sostenidos por una determinada cantidad de segundos, principalmente,
en registro loft.
Los estiramientos dinámicos buscan la flexibilidad mediante el uso de variaciones
controladas en movimiento y velocidad (98). Para el trabajo vocal se pueden utilizar intervalos
de segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta, séptima y octava, o escalas. Mientras más grande es
el intervalo, más exigente es el trabajo. Lo mismo sucede con el uso de velocidades. A mayor
velocidad del ejercicio, más intenso es el trabajo. Para graduar esto se pueden utilizar tempos
como largo, lento, andante, allegro, etc. o se puede cambiar la duración de las notas; desde
redonda hasta corchea o semicorchea.
A continuación, se presentará una propuesta de aplicación del principio FITT-VP para
el entrenamiento de la flexibilidad laríngea:
- Frecuencia: clásicamente se estima que el trabajo de flexibilidad se debe realizar
2-3 veces por semana (53).
- Intensidad: será creciente con el paso de las sesiones y dependerá de la región de
las cuerdas vocales donde esté la disfunción. De esta forma:
• Se debe iniciar con ejercicios donde primen los estiramientos estáticos. Con el paso de las
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• Se puede usar el mismo tipo de ejercicios incluidos en la ejercitación del registro loft.
Sin embargo, al ser este un registro de mayor actividad muscular, no se podrá optar al
mismo tipo de velocidad.
• Acá solo sirve el trabajo con estiramientos dinámicos, ya que la idea es generar constantes
cambios de elongación.
• La forma de aumentar la intensidad de los ejercicios es la misma explicada anteriormente
para los estiramientos dinámicos vocales.
• Se recomienda el uso de los facilitadores que entreguen el menor CQ posible, ya que
favorecen el libre movimiento de la cubierta cordal (39) y además entregan menos carga
al epitelio (38).
• Las vocales a utilizar serán aquellas que beneficien la producción del registro modal
(/a/, /o/, /e/) (50).
• Con respecto al pasaje se deben tener las mismas consideraciones que en el trabajo de
fuerza. De todas maneras, es aconsejable que este se supere cuando la funcionalidad o
demanda vocal del paciente lo requiera.
- Tiempo: en los estiramientos estáticos dependerá del tiempo máximo fonatorio.
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Mientras mayor sea, más tiempo permanecerá la cubierta estirada. Con los estira-
mientos dinámicos no se conocen limitaciones con respecto a este punto.
- Tipo: se utilizan estiramientos estáticos y dinámicos para el trabajo con el registro
loft, y estiramientos dinámicos para el registro modal.
- Volumen: la cantidad de ejercicios que se realiza en el entrenamiento vocal es sen-
sible a la tolerancia a la carga del paciente. Cuando se trabaja con el registro loft, se
debe estar consciente de la presencia de molestias físicas del tracto vocal, las que
indicarían que se debe bajar la exigencia de los ejercicios. Esto estará relacionado
a la presencia de algún síndrome miofascial laríngeo o a que el sonido se está reali-
zando con mal uso vocal. Si estas se presentan, se debe trabajar principalmente de
manera estática y luego, cuando bajen las molestias hiolaríngeas o se controlen de
manera más consciente las estructuras del tracto vocal, utilizar ejercicios dinámicos.
- Progresión: se puede buscar mayor cantidad de movimiento –aumento en el
tamaño de los intervalos–, incrementos en la velocidad de las emisiones, etc.
En base a lo explicado, se presentará un caso clínico que incluye la aplicación de los
conceptos expuestos para el entrenamiento de la flexibilidad.
Caso clínico
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Vocalización Facilitador Matices Vocal
REGISTRO M
a
LOFT Sonidos sostenidos y
Menos velocidad U o
Mayor movilidad I r
Intervalos de 2a, 3a, 5a
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mucosa cordal E e
y 8a
Mayor velocidad O x
A i
Escalas de 3a, 5a y 8a g
e
n
c
i
Mayor exigencia a
REGISTRO M
a
y
MODAL Intervalo de semitono Menos velocidad o
r
o de 2a
Vocales según
Menor CQ género* e
Mayor velocidad x
i
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Conclusión
La prescripción es un proceso racional, analítico y complejo, que permite al profesional
entregar dosis de ejercicios específicos e individuales. Promueve el uso concreto de las fuer-
zas mecánicas sobre las estructuras y propiedades que ofrece el sistema musculoesquelético.
Con esto, cada intervención se convierte en la constante búsqueda de la adaptación o de la
adquisición de nuevos rendimientos.
Dentro de su ejecución se incluye la cantidad, intensidad, tipo y progresión de los
ejercicios. Además, permite la elección de las técnicas más cercanas a la realidad terapéutica
de cada paciente y no lo que se propone en programas previamente establecidos. Todo esto
lo hace sustentándose en las ciencias del ejercicio y en los efectos de la mecanotransducción,
lo que hace de su entendimiento y correcta ejecución, un verdadero arte.
La escasa evidencia que existe sobre todas las bases musculoesqueléticas de la voz
han hecho que, en la actualidad, este tipo de trabajos pase a segundo plano. Sin embargo,
su importancia es vital. Una correcta prescripción es la que asegura el éxito terapéutico y la
funcionalidad del paciente.
Lo entregado en este capítulo es solamente una guía que pretende acercar el proceso
de prescripción al lenguaje usual del clínico. En ningún momento tiene la finalidad de con-
vertirse en una especie de receta de cocina que exija su repetición constante e invariable. Al
cotrario, incita al lector a buscar la adaptación personal a la realidad vocal de cada paciente.
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Impreso por Editorial Brujas • junio de 2018 • Córdoba–Argentina