Cap 3. Enzimas

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Valmore José Bermúdez Pirela

Bioquímica
4
Enzimas
Estructura, cinética y
regulación
Dr. Valmore Bermúdez Pirela
Dr. Clímaco Cano Ponce
Dra. Mayerlim Medina Reyes

INTRODUCCIÓN

Una de las características de la célula es su habilidad para desarrollar


reacciones complejas de forma rápida y a temperatura ambiente. Fuera de
las células, en condiciones in vitro, estas reacciones se desarrollarían con
demasiada lentitud, a un ritmo que haría imposible la vida de cualquier
organismo. Por este motivo, nuestro organismo posee agentes capaces de
acelerar las reacciones químicas denominadas enzimas.

Una enzima es una proteína sintetizada por la célula capaz de


cumplir una función catalítica, es decir, la de acelerar una reacción química
termodinámicamente posible, de forma que la velocidad de la reacción resulte
compatible con los procesos bioquímicos responsables de la vida celular.
La elevada especificidad de la función catalítica de las enzimas se debe a su
naturaleza proteica, por lo que la extraordinariamente compleja estructura
de las proteínas le confiere los medios para realizar una función catalítica en
particular, así como la capacidad de identificar a uno o a un pequeño grupo de
sustratos. Cada enzima (de las 5.000 que se conocen) cataliza solo una reacción
química en particular o un grupo muy limitado de ellas relacionadas entre sí.
Bioquímica

Debido a esta especificidad, los organismos vivos necesitan miles de ellas, una
para cada reacción. Por todo esto, el estudio de la química de las enzimas y
su regulación resulta un requisito previo para comprender el metabolismo
intermediario, los mecanismos de crecimiento celular, reproducción, etc.

Algo de historia

La humanidad ha utilizado las enzimas desde tiempos inmemoriales


en infinidad de procesos que fueron considerados milagrosos. Durante la
elaboración del vino y la cerveza los antiguos habían observado la producción
de calor y de pequeñas burbujas que ascendían a la superficie formando una
capa turbia; desde esos tiempos se relacionó la sustancia responsable de la
turbiedad con la fermentación y se le designó con el nombre de levadura (del
latín levare = levantar).

En aquella época se pensaba también que el secreto de la vida se debía


a una “fuerza vital” que comprendía la “maduración” y “envejecimiento”
llegándose a considerar a estos procesos como expresiones de la fermentación
y una interpretación filosofal de lo que es la vida. La fermentación se utilizó
también para elaborar quesos y curtir pieles, situación que reforzó la búsqueda
de la “piedra filosofal” capaz de transformar cualquier metal en oro.

A pesar del aporte de los alquimistas, las hipótesis acerca de como se


llevaba a cabo la fermentación discrepaban considerablemente. Así, en 1839
el químico alemán Justus von Liebig (1803-1873) propuso la teoría de que
eran las vibraciones producidas por la degradación de la levadura las que
producían el alcohol. El anatomista y fisiólogo alemán Theodor Schwann
(1810-1882) y Charles Cagniard-Latour (1777-1859), investigador francés,
publicaron hacia la misma fecha, pero en forma independiente, sus resultados
sobre el estudio microscópico de la fermentación, reportando que las
levaduras eran organismos vivos y que de sus funciones metabólicas dependía
la transformación de alcohol.

Esta afirmación sobre las levaduras se oponía radicalmente a la

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
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concepción del momento por lo que fue totalmente rechazada, teniendo que
transcurrir más de un cuarto de siglo hasta que el gran científico francés Louis
Pasteur (1822-1895), considerado el padre la Microbiología y la Inmunología
retomara esta idea y confirmara los hallazgos de Schwann y Latour.

Sin embargo, las cosas no resultaron fáciles para esta nueva corriente de
pensamiento, ya que aún con el prestigio de Pasteur, Von Liebig (cuya forma
de pensar era la de un químico) no modificó su propuesta y defendía en forma
apasionada que la transformación de alcohol no la realizaba el organismo
propiamente dicho sino una sustancia liberada por estas células. La cuestión
no era trivial ya que era decisivo saber si dicha sustancia conservaba o no su
poder de transformación tras la desaparición de la levadura viva. Von Liebig
debió tener una razón de peso para pensar en forma distinta a Pasteur y
probablemente ésta era el conocimiento de la declaración del químico sueco
Jöns Jakob Berzelius (1779-1848), máxima autoridad de la química en la
primera mitad del siglo XIX (quien creó la nomenclatura química que perdura
hasta nuestros días) y que en el año de 1836 había introducido el concepto
de catalizador/enzima escribiendo: “Tenemos motivos justificados para
creer que en las plantas y los animales vivos se desarrollan miles de procesos
catalíticos entre tejidos y líquidos que dan lugar a toda una gama de diferentes
descomposiciones.

Quizá descubramos en un futuro el poder catalítico del tejido orgánico


que forma los órganos del organismo vivo” (Figura 1). El término enzima fue
propuesto por el fisiólogo alemán Wilhelm Käuhne (1837-1900) al realizar
estudios sobre el jugo pancreático. Este investigador sugirió que la palabra
fermento debería restringirse a las substancias que afectan reacciones
químicas relacionadas con la vida.

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Figura 1. Grandes precursores de la enzimología moderna. De arriba


abajo: Jöns Jakob Berzelius, Lazzaro Spallanzani, Theodor Schwann y
Louis Pasteur

Los descubrimientos sobre las enzimas están íntimamente


relacionados con el estudio de la digestión. Antes del científico francés
Rene-Antonie Ferchault de Reaumur (1683-1757) se pensaba que el
estómago trituraba los alimentos, hasta que él mismo demostró con
estudios más detallados sobre la digestión la acción la secreción gástrica
sobre la carne, fenómeno que le llevó a pensar que era un proceso químico
realizado por alguna sustancia secretada por las células del estómago
y no un proceso meramente mecánico como se creía anteriormente.
Años después Lazzaro Spallanzani (1729-1799) jesuita y físico italiano
basándose en el descubrimiento de Ferchault estudió a fondo la función
del estómago de las aves rapaces, para lo cual desarrolló una técnica que
garantizaba la supervivencia de sus águilas y milanos:

El experimento consistió en dejar que las aves deglutieran una


cápsula metálica similar a un colador de té en cuyo interior se encontraba
un pedazo de carne. Poco tiempo después, los animales regurgitaban la
cápsula metálica intacta pero el pedazo de carne había desaparecido.

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Spallanzani estaba seguro que el ácido clorhídrico del jugo gástrico


descomponía la carne, pero nunca pensó que esa degradación pudiera ser
producto de enzimas estomacales. Sin embargo, para el año 1836 Schwann
halló la explicación correcta, cuando descubrió en el jugo gástrico un
“fermento” que separa los elementos de la carne asignándole el nombre
de “pepsina”, del griego pepsis = digestión.

Sin embargo, a nadie se le ocurrió pensar que los conocimientos


sobre la fermentación y la digestión podrían encerrar el secreto de la
vida. Moritz Traube (1826-1894) por primera vez formuló la hipótesis
de que deberían existir substancias capaces de regular la velocidad de
las reacciones metabólicas en los seres vivos. En los años siguientes, se
consiguió finalmente, aislar diversos fermentos a partir de células vivas
y con ello se reforzó el concepto de “fuerza vital” de las enzimas, lo cual
resultó un hito en el desarrollo de la bioquímica moderna.

Las fermentaciones eran consideradas por casi todos los


investigadores de la época, desde Schwann hasta Pasteur, como las
transformaciones de la materia que requerían necesariamente la
presencia y actividad de “fermentos organizados”, esto es, de minúsculos
seres vivientes, las levaduras. Frente a ellos, Berzelius, Liebig y Bernard,
sostenían que las acciones fermentativas eran puramente químicas y del
todo semejantes a las que bajo el nombre de “catálisis” podían llevarse
a cabo en los sistemas inorgánicos. Sin embargo, no fue una discusión
ganada por ninguna de las partes hasta el descubrimiento realizado
por Eduard Bäuchner, químico alemán (1860-1917), que se resuelve el
problema en 1897 al obtener anhídrido carbónico y alcohol a partir de
la fermentación de jugo de frutas libre de contaminación bacteriana,
demostrando con esto que la fermentación y la vida no eran inseparables
como se pensaba hasta entonces. Tan pronto como esto ocurrió surgió la
inquietud de saber cual era la naturaleza de los llamados “fermentos”.

La aceptación de la naturaleza proteica de las enzimas se estableció


cuando el bioquímico norteamericano James Batcheller Sumner (1887-
1955) aisló en 1926 una enzima que cataliza la transformación de la urea en

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dióxido de carbono y amoniaco a partir de un extracto acuoso del frijol a la


cual llamó ureasa. Poco después, el también bioquímico norteamericano
John Howard Northrop cristalizó la pepsina en 1930, enzima digestiva de
las secreciones gástricas que hidroliza las proteínas en puntos específicos.

La confirmación final de las ideas de Berzelius y Liebig, se debió


por un lado a los estudios de la química germano-norteamericana
Leonora Michaelis (1857-1945) y su asistente Leonor M. Menten, quienes
describieron con una expresión matemática la relación existente entre
velocidad de una reacción catalizada por enzima y la concentración del
sustrato y por otro a los hallazgos del químico sueco Svante Arrhenius
(1859-1927) que estudió el efecto que tiene la temperatura sobre la
velocidad de las reacciones químicas, lo que concluyó con la compresión
de que las enzimas disminuyen la energía necesaria para que reaccionen
los sustratos (Figura 2).

Figura 2. Grandes precursores de la enzimología moderna. De


arriba abajo: John Howard Northrop (premio Nóbel 1946),
James Batcheller Sumner (premio Nóbel 1946), Svante
Arrhenius (premio Nóbel 1903) y Moritz Traube

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¿Qué es una enzima?

A la luz de los conocimientos actuales, las enzimas son sustancias


de naturaleza proteica que actuando a bajas concentraciones y con un
elevado grado de especificidad, son capaces de catalizar las reacciones
químicas que ocurren en los seres vivos. La palabra catálisis se refiere al
incremento en la velocidad de una reacción química, por lo que puede
considerárseles como “bio-catalizadores” o catalizadores orgánicos.
Aunque la ciencia y los dogmas son mutuamente excluyentes, algunos
investigadores reconocen la existencia del llamado dogma central de la
enzimología que afirma que: “en toda reacción enzimática, el sustrato
(que es la sustancia que va a ser transformada), se une a la enzima y forma
el complejo enzima-sustrato, que se transforma en el complejo enzima-
producto para después descomponerse en enzima más producto”.
E + S ↔ E-S ↔ E-P → E + P

La naturaleza química de las enzimas

Todas las enzimas son proteínas, pero no todas las proteínas son
enzimas (Figura 3). Las enzimas son, en efecto, proteínas de elevado
peso molecular con una estructura tridimensional que le permite tener
cavidades como el sitio catalítico, mediante el cual interactúa con el
sustrato. Algunas enzimas poseen otros sitios como el alostérico, gracias
al cual se puede regular su actividad. Un punto que no debe olvidarse es
que las enzimas tienen las mismas propiedades químicas y físicas de las
proteínas, por lo que también poseen órdenes estructurales superiores
(estructura primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria), son sensibles al
calor y a los cambios en el pH del medio en que se encuentran disueltas.
De hecho, estos cambios pueden activar o inactivar a una enzima, y por lo
tanto, modificar la velocidad de catálisis.

La estructura primaria de una enzima, es decir, la secuencia de


los aminoácidos que la constituye, es codificada genéticamente. De esta

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forma, las mutaciones, al alterar la estructura química de las proteínas (y


por consiguiente, la de una enzima) pueden interferir con el desarrollo de
un grupo determinado de reacciones en el organismo, comprometiendo la
salud del individuo y en numerosos casos la vida.

Las enzimas desde el punto de vista de su composición química pueden


ser puras cuando están constituidas solo por aminoácidos o bien proteínas
conjugadas o complejas conocidas como holoenzimas (del griego holos
= completa) cuando están constituidas por dos partes, una de naturaleza
proteica llamada apoenzima y otra de naturaleza no proteica denominada
cofactor, el cual es fundamental para la acción de la holoenzima. De hecho,
si estos dos elementos se separan, la actividad de la enzima se pierde. Los
cofactores pueden ser de origen inorgánico como los iones metálicos Mg+2,
Zn+2, o de naturaleza orgánica y no proteica conocidos como coenzimas, las
cuales provienen de las vitaminas (Figura 3).

Figura 3. Naturaleza general de las enzimas. Todas las enzimas


son proteínas, es decir, están formadas por aminoácidos. Sin
embargo, algunas enzimas poseen grupos químicos adicionales
denominados cofactores que las convierten en proteínas conjugadas
llamadas holoenzimas. En enzimología, la parte proteica se conoce
usualmente como Apo-enzima.

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
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CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS ENZIMAS

Las enzimas actúan a baja concentración porque son


reciclables

Una característica interesante de las enzimas es que actúan a una


concentración muy baja en comparación con la del sustrato debido a que
pueden ser reutilizadas. Las enzimas al realizar la catálisis de una reacción
sufren cambios transitorios en su estructura tridimensional, pero recuperan
su forma original (o nativa) al final del proceso, cuando se disocia el complejo
enzima-producto, pudiendo estar listas para participar en una nueva reacción.

Las enzimas tienen un grado elevado de especificidad

Cuando las primeras enzimas fueron descubiertas se pensó que actuaban


con especificidad absoluta sobre un sustrato, es decir, que una enzima solo era
capaz de reconocer a un solo compuesto químico. Sin embargo, a medida que
el conocimiento sobre estos compuestos aumentó, se comprobó que algunas
podían actuar sobre varios sustratos emparentados estructuralmente, lo que
implicó la existencia de la especificidad relativa. No obstante, en la actualidad se
acepta que ambas circunstancias pueden presentarse: hay enzimas altamente
específicas que pueden discriminar incluso a isómeros espaciales y otras que
pueden reconocer varios sustratos.

Las enzimas son compuestos termolábiles

Otra característica de gran importancia de las enzimas reside en su


vulnerabilidad ante las altas temperaturas. Si bien es cierto que los enlaces
covalentes como el peptídico son muy fuertes y de gran resistencia al calor,
no son los verdaderos puntos vulnerables dentro de la enzima. En realidad,
el calor no es capaz de destruir la estructura primaria de una proteína, pero
si puede romper enlaces débiles como los puentes de hidrógeno, enlaces
iónicos y fuerzas de Van der Waals, que son los responsables de mantener

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las estructuras de orden superior en las enzimas, esto es, las estructuras
secundaria, terciaria y cuaternaria. Cuando la conformación tridimensional
dictada por estas estructuras se altera también se pierde la conformación de
los sitios “activos” de la enzima (como el sitio catalítico), lo que conduce a la
pérdida de la actividad biológica de la proteína y por lo tanto desnaturalización
de la misma.

La actividad de algunas enzimas puede regularse

Cuando ocurre el proceso catalítico in vivo, es decir, dentro de un


sistema biológico como nuestro organismo, la velocidad de las reacciones
puede aumentar o disminuir al influir sobre la actividad catalítica de
ciertas enzimas llamadas “regulables”. Así, en una vía metabólica formada
por varias enzimas, alguna de ellas puede ser influida en su capacidad
catalítica afectando (activación o inhibición de la enzima) la generación
de productos.

CATÁLISIS DE LAS REACCIONES

La velocidad de una reacción se define como el número de micromoles


de sustrato transformados en producto por unidad de tiempo (minutos). Las
enzimas aceleran la velocidad de las reacciones permitiendo que un proceso
que ocurre espontáneamente en horas ocurra en fracciones de segundo.
El análisis del mecanismo del incremento de la velocidad de una reacción
catalizada por una enzima puede estudiarse desde dos puntos de vista: el
termodinámico y el químico.

La catálisis desde un punto de vista termodinámico

La termodinámica es la rama de la física que se encarga de estudiar la


energía, sus diferentes formas de manifestación y la forma de cómo los cuerpos
intercambian la entre sí y con su entorno. La energía es la capacidad de producir
un trabajo por lo que cualquier cambio químico o físico va acompañado de la
transformación de un tipo de energía a otro.

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Desde el punto de vista físico el universo es todo lo que nos rodea,


mientras que una región distinguible de él se define como un sistema, de
forma que el universo es igual al sistema más su entorno. Cuando un sistema
es capaz de intercambiar energía y materia con su entorno se le denomina
sistema abierto, cuando solo intercambia energía se le denomina sistema
cerrado y cuando no intercambia ni energía ni materia se le llama aislado. Los
seres vivos incluyendo los seres humanos, intercambian materia y energía
con su entorno por lo que se consideran sistemas abiertos. Una bacteria es
otro buen ejemplo de un sistema abierto, ya que toma de su entorno glucosa y
oxígeno, luego las enzimas oxidan a la glucosa a dióxido de carbono y agua más
cierta cantidad de energía que utiliza para llevar a cabo sus funciones vitales,
enviando posteriormente agua, dióxido de carbono y parte de la energía
obtenida en forma de pérdida (calor generalmente) al entorno.

El contenido energético total de un sistema es la suma de dos tipos de


energía, la útil, es decir, la que puede ser utilizada para realizar un trabajo
y que en termodinámica representamos con la letra G, y la energía inútil
o de desorden conocida como entropía representada por la letra S. La
energía total de un sistema biológico ó H, es igual a la suma de su contenido
de energía útil más la inútil (entropía), cuya expresión matemática es
H = G + S. Si se analiza esta fórmula, es fácil comprender el enunciado de la
primera ley de la termodinámica o ley de la conservación de la energía: “La
energía (H) no se crea ni se destruye, solo se transforma (G+S)”. Por supuesto,
la fórmula anterior simplifica demasiado el significado de G y S. La letra G en
realidad representa todas las formas energéticas que pueden ser consideradas
útiles en un sistema: potencial, mecánica, química, cinética, gravitatoria,
lumínica, atómica y tantas otras que aún no conocemos. Así, es correcto pensar
que el contenido energético total del universo es constante desde su creación
hasta el día de hoy, ya que la primera ley de termodinámica dice que no se
puede crear más energía de la que existe ni tampoco la que existe puede ser
destruida. Este hecho nos lleva a concluir que aquellos cambios energéticos
que observamos son solo en realidad transformaciones de un tipo de energía
a otro (Figura 4).

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Bioquímica

Figura 4. El postulado de la primera ley de termodinámica


enuncia que la energía no se crea ni se destruye sino que solo
se transforma. Nótese que la cantidad de energía en el universo
es igual tanto en la barra A, al momento de su creación hace
15.000.000 millones de años, como en este momento. Sin embargo,
puede observarse que las formas energéticas iniciales lumínica
(50%) y calórica (50%) se transformaron en otras formas energéticas,
conservándose el contenido total del universo.

En los seres vivos se mantiene el orden de todas las estructuras


macromoleculares a expensas de la transformación de la energía química
contenida en los enlaces fosfodiéster del ATP. Esta energía libre es
utilizada para mantener procesos como la actividad de la bomba de Na+/
K+, la síntesis proteica, la transcripción y replicación del ADN, sin los
cuales la célula no podría subsistir.

La segunda ley de la termodinámica es un poco más complicada y


se relaciona con el concepto de entropía o grado de desorden del sistema.
La segunda ley de termodinámica postula que la entropía del universo
siempre está en aumento, es decir, que se dirige hacia el desorden
máximo, punto en el que se alcanza el equilibrio. Esta ley se relaciona
directamente con la primera ya que la conversión de la energía de una

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forma a otra produce un incremento en la entropía. Esto significa que la


energía útil tiende a fluir cuesta abajo, desde fuentes ricas en energía útil,
hacia fuentes de bajo grado de energía útil como el calor. Este proceso
puede llevarse explicarse de forma práctica al analizar la evolución vital
de cualquiera de nosotros (Figura 5).

Figura 5. Según la segunda ley de la termodinámica el universo y por


ende cualquier sistema tiende a dirigirse hacia el desorden máximo
hasta alcanzar el grado máximo de entropía y así, el equilibrio. De esta
forma, el ser humano transcurre desde estados de alto grado de orden
como la niñez donde abunda la energía útil y el desorden es mínimo,
hasta estados como la vejez donde la tendencia al desorden es mayor.
La muerte física corresponde al grado máximo de entropía de un
organismo vivo, representando el punto de no retorno en lo que respecta
al aprovechamiento de la poca energía útil del sistema.

Durante la niñez los procesos metabólicos ocurren rápida y eficientemete


de forma que el neonato tiene una gran cantidad de energía útil o aprovechable
(siempre y cuando se le alimente adecuadamente). Sin embargo, en la medida
que el organismo envejece tiende a acumular una mayor cantidad de energía
no aprovechable y una menor de energía útil debido a factores de tipo genético
relacionados con la regeneración y desempeño celular.

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Bioquímica

Al final de la vida del ser humano la cantidad de energía útil es muy


baja, impidiendo que los procesos orgánicos ocurran de forma óptima;
esto conduce a un grado inaceptable de desorganización macromolecular
que conlleva a la muerte del individuo. En este punto, todas las células
progresivamente liberan su contenido al exterior equilibrándose con el
medio que les rodea (máxima entropía y equilibrio con el entorno). Se
puede decir que la vida tal como la conocemos representa una lucha contra
la segunda ley de la termodinámica y por lo tanto contra el equilibrio con el
medio mientras podamos transformar eficientemente la energía química
de los alimentos a ATP.

Según la segunda ley de la termodinámica las reacciones son


espontáneas cuando el contenido de energía libre o útil del sustrato
disminuye espontáneamente al transformarse en producto. De hecho,
la energía útil es la encargada de impulsar dicha transformación y su
caída representa sencillamente su utilización en el cambio estructural
del sustrato requerido para generar el producto. Obviamente, como este
proceso no es perfecto, una parte de esa energía se disipa en forma de
calor que se detecta como un cambio en la entalpía en el entorno.

Es en este tipo de reacciones -las espontáneas- donde las enzimas


cumplen su cometido ya que ellas son capaces de acelerar la velocidad
de reacciones termodinámicamente posibles, es decir, en aquellas donde
existe suficiente energía libre en el sistema para que la reacción tenga
efecto incluso hasta sin enzima. Por supuesto, este proceso podría tomar
horas e incluso días, pero la presencia de la enzima permite que ocurra en
fracciones de segundo.

¿Cómo funcionan las enzimas desde una perspectiva


termodinámica?

Cuando una persona desciende por un tobogán va liberando energía


útil hasta que llega a la parte más baja y se detiene. En la parte superior
del tobogán esa persona tiene un mayor contenido de energía útil que
cuando está en la parte inferior, lo que hace que el descenso sea un
proceso espontáneo, en el cual va liberando energía útil. El llamado DG

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(Delta G) de este proceso es la diferencia entre el contenido de energía


útil al final del proceso menos el contenido de energía útil inicial, como
la cantidad final es menor que la inicial el DG en este caso es negativo,
lo que indica que la energía útil se ha liberado al entorno. De seguro,
también hemos observado que para que se inicie el descenso es necesario
un pequeño empujón conocido como energía de activación. La energía
de activación es el estímulo inicial que debe darse a la reacción para que
ésta se desencadene; de esta forma, las enzimas catalizan o facilitan las
reacciones al disminuir la energía de activación necesaria para que se
inicie la reacción, acelerando así el proceso (Figuras 6 y 7).

Figura 6. Termodinámica general de una reacción química


espontánea no catalizada por una enzima. Observe como el sustrato
se encuentra en un estado energético superior que el producto. Se
requiere cierto grado de energía denominado energía de activación
para sobrepasar la llamada barrera energética y alcanzar el estado de
transición, es decir, el punto en el cual existe la mayor probabilidad
en que el sustrato se convierta en producto. Note que en el transcurso
de la reacción una parte de la energía útil se usa para transformar el
sustrato en producto y otra se disipa en forma de calor que incrementa la
entropía del medio.

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Bioquímica

Figura 7. Termodinámica general de una reacción química espontánea


catalizada por una enzima. Nótese que se requiere una menor energía
de activación para llegar al estado de transición y vencer la
barrera energética, de esta manera, la enzima mejora la utilización
de la energía útil del sistema necesaria para transformar el sustrato
en producto, de forma que la energía sobrante puede utilizarse en la
catálisis de otra molécula de sustrato en producto.

En términos termodinámicos la energía de activación es la cantidad


de energía necesaria para llevar 1 mol de sustrato al estado de transición,
es decir, el momento en el cual existe la mayor probabilidad de que el sustrato
se convierta en producto. De hecho, el estado de transición se encuentra en
la cúspide de la barrera energética. En el caso de las reacciones catalizadas
por enzimas, el sustrato representa al individuo situado en la parte superior
del tobogán, el descenso representa la reacción de conversión de sustrato
a producto y el producto es el individuo ubicado en la parte inferior del
tobogán después del descenso, teniendo toda reacción un DG negativo
(-DG, reacción espontánea).

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
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Otro concepto que debe tomarse en cuenta en el desarrollo de las


reacciones químicas es el de equilibrio: una vez iniciada una reacción
espontánea la concentración de los sustratos va disminuyendo en forma
progresiva mientras que se incrementa la de los productos hasta que se
alcanzan concentraciones constantes de productos y sustratos. El resultado
de dividir la concentración final del producto entre la concentración final del
sustrato representa la constante de equilibrio o Ke. Las enzimas no modifican la
constante de equilibrio de las reacciones ya que solo intervienen disminuyendo
la energía de activación, permitiendo así que un mayor número de moléculas
de sustrato durante un minuto adquieran del entorno la energía de activación
necesaria para que se inicie la reacción espontánea de transformación de
sustrato en producto hasta alcanzar el equilibrio (Figura 8).

Figura 8. Las enzimas catalizan reacciones químicas, es decir,


incrementan la velocidad en la que acontecen estas reacciones. Note
que en la reacción sin enzima el tiempo de conversión del sustrato a
producto en 10 horas, pero al utilizar enzima el tiempo se reduce a solo
2 segundos. Otra característica importante de las reacciones catalizadas
por enzimas es que su participación no altera la constante de equilibrio
de la reacción química.

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Bioquímica

La catálisis desde un punto de vista químico

Como se expresó inicialmente, las enzimas por ser de naturaleza proteica


poseen estructura tridimensional, presentando una gran cavidad o sitio al que
ingresa el sustrato para formar el complejo enzima–sustrato denominado
sitio catalítico (Figura 9). En la era dorada de la enzimología se aceptaba que
una enzima podía actuar sobre solo un sustrato, ya que el sitio catalítico tenía
una estructura tridimensional rígida y preformada, lo que llevó al insigne
químico alemán Emil Fisher (Figura 10) a postular la hipótesis de la “Llave y
la Cerradura” para explicar la unión entre la enzima y el sustrato (Figura 11).
Sin embargo, mucho tiempo después se descubrió que la enzima y en especial
el sitio catalítico, podía sufrir cambios conformacionales o tridimensionales
en respuesta a grupos químicos presentes en el sustrato. Este proceso es
conocido como “ajuste inducido” o hipótesis de Daniel Koshland (Figura 10)
en la que se acepta que el sitio catalítico de una enzima puede ser modificado
en su estructura tridimensional por varios sustratos (Figura 12).

Figura 9. Representación tridimensional de una enzima y su


sustrato. Note como el sustrato se acomoda perfectamente al
sitio catalítico de la enzima, que puede considerarse como una
concavidad o pliegue en la estructura terciaria de la enzima con
grupos químicos muy afines con la estructura del sustrato.

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
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Figura 10. Emil Fisher (premio Nóbel 1902) y Daniel Koshland,


autores de las dos principales teorías que intentan explicar la
interacción de la enzima con el sustrato en el sitio catalítico.

Figura 11. Modelo de la llave y la cerradura propuesto por Emil


Fisher. Note que el sitio catalítico se encuentra preformado según las
características morfológicas del sustrato. nuestras biomoléculas.

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Bioquímica

Figura 12. Modelo de ajuste inducido propuesto por David Koshland.


Note como el sitio catalítico no presenta una forma complementaria al
sustrato. Koshland postuló que el acercamiento del sustrato a la enzima
induce cambios conformacionales progresivos en el sitio catalítico (A
y luego B) que permiten el acoplamiento del sustrato y la enzima.

El sitio catalítico

Las enzimas tienen las mismas propiedades conformacionales que


las proteínas: una estructura primaria, la cual está determinada por la
secuencia de aminoácidos unidos entre sí mediante enlaces peptídicos; una
estructura secundaria, representada por las a-hélices y láminas plegadas
que se mantienen estables gracias a uniones débiles como puentes de
hidrógeno; una estructura terciaria (o tridimensional) formada por el

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plegamiento de estructuras secundarias o bien por enrollamientos al azar


que igualmente se mantienen mediante enlaces débiles como los puentes de
hidrógeno, enlaces iónicos, fuerzas de Van der Waals etc. y finalmente una
estructura denominada cuaternaria que consiste en la unión de las estructuras
terciarias en grandes proteínas formadas por sub-unidades (Figura 13). Debido
al orden estructural primario las enzimas pueden presentar invaginaciones,
donde la presencia de determinados aminoácidos les permite interactuar con
los sustratos y los productos de la reacción.

Figura 13. Los órdenes estructurales de las proteínas representan la forma


de cómo una proteína puede acomodarse en el espacio dependiendo de las
interacciones de los aminoácidos entre sí. El orden primario representa
el orden y número total de los aminoácidos, siendo el enlace peptídico
(covalente) su principal fuerza determinante (A). El orden secundario es
un orden más complejo que implica la disposición de la proteína en dos
dimensiones: largo y ancho. De las muchas formas de disposición una de
las más comunes son la alfa-hélices. Las fuerzas determinantes de las
estructuras secundarias son los puentes de hidrógeno, fuerzas iónicas
y de Van der Waals entre las cadenas laterales de los aminoácidos (B).
La estructura terciaria es de naturaleza tridimensional, es decir, posee
largo, ancho y profundidad. Está formada por la unión de estructuras
secundarias e incluso enrollamientos al azar. Sus determinantes también
so n fuerzas débiles como los puentes de hidrógeno (C). La estructura
cuaternaria es la más compleja de todas. Como puede verse en la gráfica

147
Bioquímica

está formada por la unión de varias estructuras terciarias unidas entre sí por
fuerzas débiles (D).

El sitio catalítico es la región de la enzima que interactúa con el sustrato y


se lleva a cabo la catálisis. Los aminoácidos que forman parte del sitio catalítico
y sus adyacencias pueden clasificarse como aminoácidos de reconocimiento,
de fijación y de catálisis. Los aminoácidos de reconocimiento y fijación por
lo general poseen cargas eléctricas complementarias al sustrato, es decir, si
el sustrato está cargado negativamente, puede ser reconocido y fijado por el
grupo R positivo de un aminoácido como la lisina (¾NH3+). Posterior a la
fijación, la transformación del sustrato es realizada por los grupos R de los
aminoácidos de catálisis, cuya naturaleza depende del tipo de reacción, siendo
los más frecuentemente involucrados la serina, el ácido glutámico y la histidina
(Figura 14).

Figura 14. El sitio catalítico de una enzima y su interacción con el


sustrato. Note la presencia de grupos químicos que pertenecen a las
cadenas laterales de aminoácidos que según su función pueden ser
de fijación, reconocimiento y catálisis.

148
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Mecanismos químicos de la catálisis

Todas las reacciones enzimáticas ocurren en solución acuosa, de


hecho, nuestro organismo está compuesto en un 65 % de agua. Así, en
este ambiente, el sitio catalítico de la enzima puede adquirir la estructura
tridimensional que le permite formar el complejo enzima-sustrato. Los
sitios catalíticos contienen grupos funcionales esenciales para la catálisis
que determinan la estructura necesaria para el anclaje y reconocimiento
del sustrato creando atracciones y la “tensión” necesaria para romper
ciertos enlaces.

Son muy variadas las formas de cómo la enzima es capaz de promover


la ruptura o la creación de nuevos enlaces; por ejemplo, la enzima puede
fijar la molécula de sustrato de modo que el enlace susceptible quede o
muy próximo al grupo catalítico o que se oriente de tal modo que el estado
de transición se forme fácilmente, es decir, hace que los orbitales de
enlace se coloquen de manera que favorezcan la formación del producto o
un compuesto intermediario. En algunos casos, las enzimas se combinan
con el sustrato para formar un intermediario covalente inestable que
reacciona más fácilmente hacia su conversión a producto, tal como ocurre
con la enzima 1,6-fosfoglucomutasa. Normalmente este tipo de catálisis
se basa en ataques nucleofílicos (es decir, grupos ricos en electrones
que al ser donados, provocan ruptura de enlaces). En otros casos una
enzima puede proporcionar grupos funcionales capaces de dar o aceptar
protones, en este caso, la catálisis se denomina ácido-básica. Finalmente,
la enzima puede inducir una tensión o distorsión en el enlace susceptible
de la molécula del sustrato, facilitando su ruptura, gracias al cambio
conformacional estimulado por la unión del sustrato.

CLASIFICACIÓN DE LAS ENZIMAS

La clasificación de las enzimas ha sido siempre problemática.


Inicialmente se empleaban nombres triviales y sencillos terminados en la
palabra “ina”. Con el tiempo se acordó adoptar internacionalmente una
clasificación más sistemática, para lo cual se unió al nombre del substrato

149
Bioquímica

la palabra final “asa”. Así apareció la amilasa que actuaba sobre el almidón,
la lipasa que actuaba sobre los lípidos. Sin embargo, dado que diferentes
enzimas pueden actuar sobre un mismo substrato, esta clasificación creaba
mucha confusión, por lo que la Comisión de Expertos en Enzimas de la
Unión Internacional de Bioquímica, han clasificado las enzimas según
las reacciones que catalizan en seis clases y adicionalmente se asignó un
numero de cuatro cifras, que informa sobre la clase de enzima, el tipo de
substrato que modifica (subclase) y algunos otros criterios especiales. De
esta forma los seis grandes grupos pueden observarse en la Figura 15.

Figura 15. Clasificación internacional de las enzimas según el tipo de


reacción que catalizan
150
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

1. Las Óxido-Reductasas (EC. 1)

Son enzimas encargadas de la transferencia de átomos de hidrógeno


o electrones de un sustrato donador (el que se oxida), a un sustrato aceptor
(que se reduce). Desde un punto de vista práctico, las oxido-reductasas
son clasificadas en varios subgrupos:

Figura 16. Mecanismo general de acción de las deshidrogenasas


anaeróbicas (E1) y Oxidasas (E2). Note como en las deshidrogenasas
anaeróbicas (E1) el aceptor final de los átomos de hidrógeno es diferente
al oxígeno molecular, de hecho, es otra enzima llamada E2. La
enzima E2 representa a una oxidasa. Note como los equivalentes
reductores que lleva la enzima son transferidos al oxígeno molecular
para forma agua.

151
Bioquímica

a) Deshidrogenasas anaerobias. Son enzimas del grupo de


las óxido-reductasas caracterizadas por transferir electrones o átomos
de hidrógeno desde un sustrato donador a un sustrato aceptor diferente
al oxígeno. Generalmente el sustrato aceptor es otra enzima. Las
deshidrogenasas anaeróbias son holoenzimas que utilizan como coenzima
el NAD+ (Figura 16-E1).

b) Oxidasas. Son óxido-reductasas que tienen la capacidad de


remover átomos de hidrógeno o electrones desde un sustrato donador y
transferirlos directamente al oxígeno para formar agua (Figura 16-E2).

c) Deshidrogenasas aerobias. Son óxido-reductasas


caracterizadas por remover hidrógenos o electrones desde un sustrato
donador y transferirlos directamente al oxígeno formando agua oxigenada
(H2O2). Son holoenzimas que generalmente dependen del FAD como
coenzima (Figura 17).

Figura 17. Mecanismo general de acción de las deshidrogenasas

152
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

aeróbicas. Nótese como la enzima transfiere dos átomos de Hidrógeno


desde el sustrato donador (SH2) hasta el oxígeno molecular formando
peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).

a) Peroxidasas. Son óxido-reductasas especializadas en


descomponer el peróxido de hidrógeno cuya acumulación tiene efectos
tóxicos para los tejidos. Las tres más importantes son:

b) Catalasa: Descompone el H2O2 en H2O y O2 utilizando dos


moléculas de H2O2, una como donadora de electrones (agente reductor) y
otra como aceptora (agente oxidante) de electrones (Figura 18).

Figura 18. Mecanismo de acción de la Catalasa, una óxido-


reductasa. Nótese como la enzima utiliza dos moléculas de peróxido
de hidrógeno para llevar a cabo su cometido. En la primera fase de la
reacción, una de las moléculas de peróxido recibe un electrón del

153
Bioquímica

hierro, rompiéndose en un radical hidroxilo y un ión hidroxilo.


El siguiente paso utiliza la segunda molécula de peróxido, que es
atacada por el radical hidroxilo quitándole un átomo de hidrógeno
para así estabilizarse al convertirse en agua. A la molécula del ión
hidroxilo se le transfiere un protón de la molécula de peroxido por
lo que se convierte en otra molécula de agua. El resultado final de la
segunda molécula de peróxido es originar un radical superóxido que es
oxidado a oxígeno molecular gracias a la intervención del hierro que pasa
de valencia +3 a +2.

Glutatión peroxidasa: Descompone una molécula de H2O2


en dos moléculas de H2O utilizando el glutatión reducido (GSH), un
tripéptido formado por los aminoácidos ácido glutámico-cisteína-glicina
como donador de átomos de hidrógeno (Figura 19).

Figura 19. Mecanismo de acción de la enzima glutatión peroxidasa.


Esta enzima utiliza dos moléculas de glutatión reducido para convertir
una molécula de peroxido de hidrógeno en dos moléculas de agua. En
la primera fase una molécula de glutatión dona un átomo de hidrógeno
para formar una molécula de agua y otra de radical hidroxilo. Luego, la
segunda molécula de glutatión reducido dona un átomo de hidrógeno y
convierte el radical hidroxilo en agua. Esta fase genera dos moléculas de
agua y dos de glutatión oxidado que vuelven a reducirse a expensas
del NADPH proveniente del metabolismo de la glucosa (vía de las
pentosas).

154
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Superóxido dismutasa: Transforma el radical libre de oxígeno


y anión superóxido (O2.-) en H2O2. Utiliza Selenio como cofactor (Figura
20).

Figura 20. Mecanismo de acción de la enzima superóxido dismutasa o


SOD. Esta enzima utiliza dos moléculas de superóxido para llevar a cabo
su función. En el primer paso, una de las moléculas de superóxido dona
un electrón a la otra molécula de superóxido, generando una molécula
de oxígeno y posteriormente una de peróxido de hidrógeno cuando se
incorporan 2 hidrogeniones del medio.

b) Oxigenasas. Son enzimas del grupo de las óxido-reductasas que


catalizan la introducción de átomos de oxígeno en el sustrato. Las más
abundantes son hidroxilasas e introducen grupos hidroxilo en el sustrato
como por ejemplo el sistema citocromo P-450.

2. Transferasas (EC.2)

Este grupo de enzimas se caracteriza por su capacidad de transferir


grupos químicos de diversa naturaleza desde un sustrato donador a un
sustrato aceptor. Dependiendo del grupo químico transferido se clasifican
en:

a) Aminotransferasas. Transfieren grupos amino de un sustrato


donador (un aminoácido) a un sustrato aceptor (un cetoácido). Estas
enzimas utilizan el fosfato de piridoxal como coenzima. Los productos de
esta reacción son un nuevo aminoácido y un nuevo cetoácido (Figura 21).

155
Bioquímica

Figura 21. Mecanismo de acción general de las aminotransferasas.


Nótese que este tipo de enzimas utiliza a un derivado de la vitamina
B6, el fosfato de piridoxal como co-enzima. En una primera fase,
un aminoácido dona su grupo amino y se convierte en un alfa-
cetoácido incorporándose dicho grupo a la enzima. En la segunda
fase, la enzima transfiere el grupo amino a un alfa-cetoácido
(aceptor) para convertirlo en un aminoácido.

b) Fosfotransferasas. Transfieren grupos fosfato desde un


sustrato donador (generalmente un compuesto de alta energía como el
ATP) a un sustrato aceptor. Se conocen también como cinasas (Figura 22).

Figura 22. Mecanismo de acción general de las Fosfotransferasas. Note


que el donador de fosfato generalmente es el ATP el cual es transferido a
un sustrato aceptor para formar un compuesto fosforilado y ADP

156
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

c) Transferasas de residuos de un solo carbono. Pueden ser


metil transferasas o formil transferasas. Utilizan coenzimas derivadas
del ácido fólico y la vitamina B12 (Figura 23).

Figura 23. Mecanismo de acción de las transferasas de unidades


monocarbonadas. Note como un donador de un grupo metilo
(unidad monocarbonada) se transfiere transitoriamente a la coenzima
y de allí a la vitamina B12. En un segundo paso, la vitamina B12 le
transfiere el metilo a la homocisteína para convertirla en metionina.

d) Transferasas de grupos acilo. Transfieren grupos


acilo utilizando grupos acilo de alta energía como sustrato donador
(Acetil~SCoA, Palmitoil~SCoA) a sustratos aceptores.

e) Transferasas de nucleósidos. Transfieren nucleósidos como


el Ribosa-5-Fosfato desde un sustrato donador generalmente Fosfo-
Ribosil-Pirofosfato (PRPP) a un sustrato aceptor (Figura 24).

157
Bioquímica

Figura 24. Mecanismo de acción de las transferasas de nucleósidos.


Note como el fosforibosil pirofosfato (PRPP) que estructuralmente
es una molécula de ribosa fosforilada en los carbonos 3 y 5
es transferido hacia el ácido orótico e hidrolizado en posición 5,
generando ácido fosforibosil orótico y pirofosfato.

3. Hidrolasas (EC.3)

Son enzimas que rompen uniones tipo éster, glucosídica y peptídica por
introducción de una molécula de agua, por lo que se subdividen en esterasas,
glucosidasas y peptidasas. Las uniones tipo éster se producen entre un ácido
orgánico, o inorgánico y un alcohol por pérdida de una molécula de agua, en
la que la molécula de ácido aporta el grupo hidroxilo (·O:H) y la molécula de
alcohol el átomo de hidrógeno (·H). Para romper esta unión es necesario el
proceso opuesto, la hidrólisis, es decir, la introducción de una molécula de
agua catalizada por una enzima del tipo hidrolasa para descomponer el éster
en ácido y alcohol.

Las uniones de tipo glucosídico se presentan entre dos grupos alcohólicos


de dos monosacáridos en las que se pierde una molécula de agua, por lo que
para romper esta unión debe ser introducida una molécula de agua en un
proceso catalizado por una glucosidasa. Las uniones peptídicas se producen
por unión de una molécula de ácido orgánico y una de amina por pérdida de
una molécula de agua, las peptidasas son enzimas que rompen dicha unión
peptídica al catalizar la introducción de una molécula de agua produciendo un
ácido orgánico y una amina.

4. Liasas (EC.4)

Son enzimas que rompen uniones carbono-carbono, carbono-

158
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

nitrógeno, carbono-azufre por métodos diferentes a la hidrólisis. Las liasas


al romper la unión producen un doble enlace en uno de los productos de
la reacción (Figura 25).

Figura 25. Mecanismo de acción de las liasas. Note como la


enzima rompe un enlace carbono- carbono (C3-C4) en la fructosa 1,6
difosfato por un mecanismo diferente a la hidrólisis formando un doble
enlace en uno de los productos.

5. Isomerasas (EC.5)

Son enzimas que catalizan la interconversión de isómeros,


siendo las isomerasas cis-trans, epimerasas, racemasas, mutasas las
más frecuentemente utilizadas por las diversas rutas metabólicas del
organismo (Figura 26).

Figura 26. Mecanismo de acción de las isomerasas. Note que esta


enzima convierte un aldehído en una cetona, es decir, isómeros de
grupo funcional.

159
Bioquímica

6. Ligasas (EC.6)

Son enzimas que catalizan la formación de enlaces carbono-carbono,


carbono-oxígeno, carbono-nitrógeno, carbono-azufre. Las ligasas están
acopladas a reacciones productoras de energía como la hidrólisis del ATP
(Figura 27).

Figura 27. Mecanismo de acción de las ligasas. Note como esta enzima
para formar un nuevo enlace requiere la hidrólisis de ATP formando un
enlace tipo éster.

CINÉTICA ENZIMÁTICA

Es la parte de la enzimología que estudia los diversos factores


que modifican la velocidad de las reacciones químicas catalizadas por
enzimas, tales como pH, temperatura, tiempo, eficiencia de las enzimas,
efecto de la concentración de las enzimas, efecto de la concentración del

160
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

sustrato, así como el efecto de la adición de inhibidores. Como planteamos


inicialmente, la salud de cualquier organismo vivo, incluyendo los seres
humanos, es un estado en el cual las reacciones entre las biomoléculas que
los constituyen transcurren en orden perfecto. Esto implica que la síntesis
y degradación de metabolitos debe ser ajustada constantemente para
mantener ese orden. No todos los factores que afectan la velocidad de las
reacciones químicas del organismo humano pueden ser modificados ya
que nuestras células trabajan a pH y temperatura constante, sin embargo,
en el tubo de ensayo estos factores pueden ser utilizados para incrementar
o disminuir la velocidad de la reacción.

Efecto de la temperatura sobre la catálisis enzimática

Para que pueda ocurrir la catálisis es necesaria la formación del


complejo enzima-sustrato (E-S) que luego se disocia en enzima más producto.
Las posibilidades de formación del complejo enzima-sustrato dependen
de la probabilidad de choque (y por lo tanto, el encuentro) entre la enzima
y el sustrato. Para que esto ocurra, ambos deben estar en movimiento, lo
cual se relaciona directamente con la temperatura. Por ejemplo, cuando los
alimentos se almacenan a una temperatura baja como en un refrigerador
disminuye el movimiento en solución acuosa de los sustratos y las enzimas
de los microorganismos que se encuentran en el alimento. En consecuencia,
las probabilidades de choque, la formación del complejo enzima-sustrato
y la descomposición del alimento también disminuyen. Si el alimento es
colocado a temperatura ambiente las probabilidades de descomposición se
incrementan, ya que al aumentar la temperatura se incrementa el choque de
las moléculas y por lo tanto la formación del complejo enzima-sustrato. Si el
mismo alimento es sometido a cocción a 100ºC por un tiempo determinado,
se observa que el mismo puede mantenerse sin descomponerse a temperatura
ambiente por más tiempo que si no hubiese sido calentado, ya que las enzimas
presentes en el alimento así como las bacterianas han perdido de manera
irreversible la estructura tridimensional o estructura nativa y por consiguiente
sus propiedades catalíticas, han sido desnaturalizadas.

En la figura 28 se puede apreciar la representación gráfica del efecto de

161
Bioquímica

la temperatura sobre la velocidad de las reacciones catalizadas por enzimas.


La curva generada tiene forma de campana: en la parte superior se ubica
temperatura óptima que es aquella en la cual se alcanza la velocidad máxima.
Una temperatura por encima y por debajo de la temperatura óptima conlleva
de forma ineludible a una disminución en la velocidad de reacción. Esto se
debe a que en una temperatura baja el movimiento molecular disminuye y por
lo tanto la probabilidad de que el sustrato y la enzima se encuentren también
disminuye. A temperaturas altas, el movimiento molecular es excesivo y por lo
tanto la energía cinética del sustrato y la enzima es muy grande lo que impide la
formación del complejo. A temperaturas muy bajas el movimiento molecular
es cercano a cero y por lo tanto no hay formación del complejo enzima-sustrato
y a la inversa, temperaturas superiores a los 70 ºC producen desnaturalización
de la enzima por pérdida de la organización de orden superior (estructura
secundaria, terciaria y cuaternaria).

Figura 28. Efecto de los cambios de temperatura sobre la actividad


enzimática y la velocidad de la reacción. Observe como a 37ºC
la actividad enzimática es del 100 % (temperatura óptima).
Temperaturas por debajo o por encima de la temperatura óptima
conduce a una disminución de la velocidad de la reacción.

162
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Efecto del pH sobre la catálisis enzimática

El pH influye de manera significativa en la velocidad de las reacciones


enzimáticas, pero a diferencia de la temperatura, no todas las enzimas tienen el
mismo pH óptimo, pudiendo este ser cercano a la neutralidad, ácido o básico.
Enzimas como la pepsina y la fosfatasa ácida actúan en forma óptima a pH
ácido, siendo poco activas a pH neutro, e inactivas por desnaturalización a pH
alcalino. La tripsina y la fosfatasa alcalina tienen pH óptimo en medio alcalino
siendo poco activas a pH neutro e inactivas por desnaturalización a pH ácido,
otras como la catalasa presentan un pH óptimo neutro, siendo inactivadas por
desnaturalización a pH ácido o alcalino.

La explicación de este fenómeno reside en que el sitio catalítico de


algunas enzimas contiene aminoácidos como la lisina con grupos R (amino
¾
NH2) que pueden cargarse en forma positiva (NH3+) cuando la enzima está
en medio ácido, ya que los hidrogeniones del medio (H+), al ser atraídos por
el grupo amino (¾NH2) de la lisina se cargan positivamente a (NH3+). Para la
formación del complejo enzima-sustrato y por consiguiente de la catálisis, las
moléculas del sustrato deben tener carga opuesta (negativa).

Las enzimas que contienen en su sitio catalítico aminoácidos ácidos


como el ácido glutámico pueden adquirir carga negativa en medio alcalino, ya
que su grupo carboxilo (COOH) es ionizado a (COO–) por los grupos –OH del
medio que roban el hidrogenión para formar agua. Como el sitio catalítico se
encuentra ahora cargado negativamente, es lógico pensar que el sustrato debe
cargarse positivamente para formar el complejo enzima-sustrato y dar lugar
a la catálisis. Las enzimas que actúan en forma óptima a pH neutro forman el
complejo enzima-sustrato mediante enlaces químicos débiles como puentes
de hidrógeno, fuerzas de Van der Waals, interacciones hidrofóbicas.

Las gráficas que representan el efecto del pH sobre la velocidad de la


reacción pueden adoptar diversas curvas dependiendo si el pH óptimo de la
enzima es ácido, básico o neutro. Si el pH óptimo es neutro, la curva tomará
una forma acampanada cuyo vértice representa el ph en el que se alcanza la
máxima actividad de la enzima, es decir, el pH óptimo. Valores de pH por

163
Bioquímica

encima y por debajo del óptimo conducen a una disminución de la actividad


de la enzima y si los cambios de pH son extremos la enzima se desnaturaliza
(Figura 29A). Si el pH óptimo de la enzima es ácido la curva tendrá una forma
de “S” invertida, donde su parte superior (orientada a la izquierda) representa
el pH óptimo (Figura 29B). Por otro lado, si el pH óptimo es alcalino la curva
adoptará una forma de “S” donde igualmente su parte superior (orientada a
la derecha) representa el pH óptimo. Para ambas curvas, un pH del medio
fuera del pH óptimo también conducirá a una disminución de la actividad de
la enzima (Figura 29 C)

Figura 29. Efecto de los cambios del pH sobre la actividad enzimática y


la velocidad de la reacción. En la gráfica A puede apreciarse una enzima
cuya actividad es mayor a un pH de 7, de hecho, fuera de este pH óptimo
la actividad es menor del 100%. El la gráfica B se puede apreciar una

164
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

enzima con un pH óptimo ácido (cercano a 0) ya que el 100% de la


actividad es a ese pH. En C la enzima muestra una actividad máxima a
un pH de 13, por lo cual éste es su pH óptimo.

Efecto de la concentración de sustrato sobre la velocidad


de las reacciones catalizadas por enzimas

La velocidad de una reacción enzimática es proporcional a la


cantidad de complejo enzima-sustrato que se forma en un minuto. Si se
quiere incrementar la velocidad de una reacción catalizada por enzimas
manteniendo constante la temperatura, el pH, la concentración de enzima
y el tiempo de catálisis (por lo general 1 minuto), el aumento de la velocidad
solo se logrará incrementando la concentración del sustrato.

Si expresamos en forma gráfica el comportamiento de la velocidad


de esta reacción enzimática podemos observar que a medida que se
incrementa la concentración de sustrato también se incrementa la
velocidad. Inicialmente, el aumento de la velocidad es proporcional al
aumento de la concentración del sustrato, lo que se conoce como reacción
de primer orden, luego a concentraciones intermedias el incremento no es
tan proporcional, hasta llegar al punto en que por más que se incremente la
concentración del sustrato la velocidad no varía (reacción de orden cero), se
dice que en este punto la reacción ha alcanzado la velocidad máxima (Vmax).

Este tipo de comportamiento que gráficamente es una hipérbola y se


denomina cinética de saturación (Figura 30). Utilizando este tipo de gráfico,
dos investigadores, Leonor Michaelis y Maud Leonora Menten (Figura
31) obtuvieron una especie de huella digital para cada reacción enzimática
cuando la variable en juego es la concentración de sustrato; se trata del Km
o constante de Michaelis, que se define como la concentración de sustrato
a la cual se alcanza la mitad de la velocidad máxima (½ Vmax). El Km de
una enzima se expresa en unidades de concentración tales como moles/litro
(Molaridad) porque el Km no es más que un valor dentro del eje de las X en el
que se expresa la concentración del sustrato.

165
Bioquímica

Figura 30. Efecto del incremento progresivo de la concentración del


sustrato sobre la velocidad de una reacción catalizada por enzimas. Esta
gráfica donde la curva es hiperbólica se denomina gráfica de Michaelis-
Menten. Observe como al inicio de la curva la velocidad se incrementa
en la medida que la concentración de sustrato aumenta. Sin embargo,
la tendencia hacia la verticalidad se va perdiendo y la curva se va
aplanando, es decir, que a pesar que aumente la concentración de sustrato
la velocidad aumenta muy poco. Finalmente, la curva se convierte en una
meseta en la que a pesar de incrementar grandemente la concentración
del sustrato la velocidad no varía, es decir, se ha alcanzado la velocidad
máxima lo que también se conoce como saturación de la enzima..

Figura 31. Leonor Michaelis (Izquierda) y Maud Leonora Menten,


investigadores que sentaron las bases del estudio de la cinética de las
166
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

reacciones catalizadas por enzimas. Abajo, placa de reconocimiento


por los aportes hechos por Maud Leonora Menten a la bioquímica
y las ciencias médicas. Esta placa está ubicada en Toronto-Canadá
ciudad donde desarrolló parte de sus investigaciones.

Como la expresión del modelo matemático desarrollado por


Michaelis y Menten es una hipérbola, para poder construirlo se requieren
múltiples puntos, lo que requiere determinar infinidad de velocidades para
concentraciones de sustratos variables, lo que resulta verdaderamente
engorroso. Por este motivo, otros dos investigadores, Hans Lineweaver y
Dean Burk (Figura 32) sometieron la ecuación de Michaelis-Menten a un
tratamiento matemático que les permitió obtener una ecuación cuya expresión
gráfica es una línea recta. Esta gráfica se obtiene al calcular el inverso de la
concentración del sustrato (1/S) en moles/litro en el eje de las X y el inverso
de la velocidad de la reacción (1/V) en mmoles/minuto en el eje de las Y. Así,
el inverso de la constante de Michaelis (Km) se obtiene en el punto en que
la línea recta corta el eje de las X, mientras que la en inverso de la velocidad
máxima (1/Vmax) puede ser calculada en el punto de corte de la línea recta
en el eje de las Y (Figura 33). Este tipo de representación también recibe el
nombre de “gráfico de los dobles recíprocos”.

Figura 32. Hans Lineweaver (izquierda) y Dean Burk (derecha)


publicaron en 1936 el trabajo “The Determinationof Enzyme

167
Bioquímica

Dissociation Constants, J. Am. Chem. Soc. 56,658 (1934)” cuando


se desempeñaban en el Laboratorio del Departamento de Agricultura
de la Universidad de Washington. Lineweaver, que en la actualidad
tiene 95 años reseñó en una entrevista reciente que su inclinación
natural hacia la matemática le ayudó a conseguir una forma sencilla
de graficar los datos experimentales obtenidos en sus estudios de
cinética enzimática. El gráfico usado comúnmente en esta época era el
gráfico de Michaelis y Menten cuyo resultado es una curva hiperbólica,
la cual es difícil de graficar ya que se requieren muchos puntos
para construirla. Lineweaver realizó una serie de sencillas
operaciones algebraicas sobre la ecuación de Michaelis-Menten para
transformarla en lo que hoy conocemos como la ecuación de Lineweaver
y Burk.

Figura 33. Efecto del incremento progresivo de la concentración del


sustrato sobre la velocidad de una reacción catalizada por enzimas.
Esta gráfica donde la curva es una línea recta se denomina gráfica de
los dobles recíprocos o de Lineweaver-Burk. Nótese que la intersección
en el eje de las X representa 1/Km y la intersección en el eje de las Y
representa 1/Vmax.

168
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

La constante de Michaelis expresa la afinidad de la enzima por


el sustrato, de forma que, si dos enzimas diferentes catalizan el mismo
sustrato y lo transforman en un mismo producto, aquella que alcanza la
mitad de la velocidad máxima con una menor concentración de sustrato
tendrá una mayor afinidad por el sustrato, por lo que se puede decir que
la Km es indirectamente proporcional a la afinidad de la enzima por el
sustrato (Figura 34).

Figura 34. Gráfica de Michaelis-Menten donde se exhiben dos


curvas que representan dos reacciones químicas catalizadas por
dos enzimas diferentes pero que poseen en mismo sustrato y
generan el mismo producto (p.e. la hexocinasa (A) y la glucocinasa
(B) que catalizan la conversión de glucosa (sustrato) a glucosa-6-fosfato
(producto), ver glucólisis). Nótese en primer lugar que la reacción
A alcanza la Vmax antes que la B, es decir, con menor sustrato.
Igualmente, la reacción A alcanza la mitad de la Vmax con una
concentración de sustrato menor (2 moles/litro) que la reacción B
(3 moles/litro). De estos gráficos se desprende que la hexocinasa
(curva A) tiene mayor afinidad por el sustrato que la glucocinasa (curva
B) y por lo tanto, un Km menor.

169
Bioquímica

INHIBIDORES

Los inhibidores son sustancias químicas capaces de interferir las


reacciones catalizadas por enzimas mediante la disminución la velocidad
de la catálisis. Los fenómenos de inhibición se basan fundamentalmente
en dos mecanismos, el competitivo (que modifica la velocidad alterando la
Km) y el no competitivo (que modifica la Vmax). Aunque estos compuestos
no son producidos en el organismo son usados en medicina con mucha
frecuencia; así, la mayoría de los medicamentos que usamos en la práctica
médica diaria se comportan como inhibidores competitivos. Cuando el
proceso de inhibición es irreversible, es decir, la unión de la enzima con
el inhibidor es muy fuerte se dice que estamos en presencia de un veneno.

Inhibición competitiva

Para que un inhibidor sea del tipo competitivo debe parecerse


estructuralmente al sustrato y desplazarlo del sitio catalítico de la enzima
si su concentración es lo suficientemente alta. El Km de una enzima
expresa el grado de afinidad o probabilidades de unión entre la enzima
y su sustrato. Cuando en el medio hay enzima, sustrato y un inhibidor
competitivo, no todas las moléculas de enzima podrán unirse al sustrato
para formar el complejo enzima-sustrato debido a que algunas van a
unirse al inhibidor y a formar el complejo enzima-inhibidor, que nunca
generará productos disminuyendo en consecuencia la velocidad de la
reacción. Para lograr que el sustrato se una al 100% de las moléculas de
enzima será necesario añadir más sustrato en cantidad suficiente para
que desplace al inhibidor de los sitios catalíticos y se pueda alcanzar así
la velocidad máxima, en otras palabras, intentar que cada molécula de
sustrato se una a una molécula de enzima y así, saturarla.

Desde el punto de vista cinético se puede afirmar que inhibición es


competitiva si cumple con dos características: 1) si la Vmax de la reacción
puede alcanzarse al aumentar la concentración de sustrato, y 2) si el Km de la
enzima aumenta, es decir, se desplaza a la derecha por el efecto del incremento
de la concentración de sustrato para alcanzar la mitad de la velocidad máxima.

170
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Este fenómeno es clave ya que implica que en la inhibición competitiva hay


una disminución en la afinidad de la enzima por el sustrato debido a que
el inhibidor ocupa el sitio catalítico, que en última instancia, representa
el lugar donde reside la afinidad de la enzima. La inhibición competitiva
puede representarse al igual que una reacción sin inhibición con una gráfica
de Michaelis-Menten; de hecho, su curva suele representarse junto con su
contraparte sin inhibidor con la finalidad de establecer comparaciones entre
ambas reacciones (Figura 35).

Figura 35. Gráfica de Michaelis-Menten donde se exhiben dos curvas


que representan dos reacciones químicas, una sin inhibidor (E + S)
y otra con inhibidor competitivo (E+I+S). Nótese que la reacción
sin inhibidor competitivo alcanza la Vmax, es decir, el punto
donde se inicia la saturación, con una menor concentración de
sustrato (flecha A) que aquella con inhibidor competitivo (flecha B).
Igualmente, obsérvese que la concentración de sustrato a la mitad de la
velocidad Vmax (1/2 Vmax) es distinta para cada curva, de hecho, la Km
para la reacción sin inhibidor es de 2 moles/litro y la Km para la reacción
con inhibidor competitivo (Ki) es de 3 moles/litro, esto significa
que el inhibidor alteró la afinidad de la enzima por el sustrato al
interactuar con el sitio catalítico.

171
Bioquímica

La inhibición competitiva también puede representarse mediante


una gráfica de Lineweaver y Burk siempre junto con su contraparte, la
reacción sin inhibidor con fines comparativos. En este caso, ambas curvas,
con y sin inhibidor se interceptarán en el eje de las Y debido a que en ambas
reacciones se alcanza la Vmax. Como la Km es diferente en cada reacción,
el punto de intercepción en el eje de las X es diferente, sin olvidar, que
el punto de intercepción más alejado del origen del eje corresponde a la
reacción si inhibidor y la más cercana aquella con inhibidor competitivo
(Figura 36).

Figura 36. Gráfica de Lineweaver-Burk donde se exhiben dos curvas


que representan dos reacciones químicas, una sin inhibidor (E + S) y
otra con inhibidor competitivo (I+E+S). Nótese que en ambas reacciones
se alcanza la Vmax o mejor 1/Vmax a nivel de la intersección en el eje de
las Y. Igualmente, obsérvese que ambas curvas intersecan el eje de las X
en puntos diferentes, que representan, en realidad, las diferentes Km
para cada reacción. La Km más cercana a “0” tiene un mayor valor
(reacción con inhibidor competitivo) y la más alejada un valor menor
(reacción sin inhibidor).

172
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Inhibición no competitiva

En la inhibición no competitiva el sustrato y el inhibidor no tienen


similitud estructural de modo que el inhibidor se fija a un lugar diferente
al sitio catalítico, generalmente, en el denominado sitio alostérico lo que
produce un cambio conformacional en el sitio catalítico adverso para la
unión de la enzima con el sustrato. Cuando son colocados en un medio la
enzima, el inhibidor no competitivo y el sustrato, parte de las moléculas
de la enzima se fijan al inhibidor evitando que el 100% de las moléculas de
enzimas se unan al sustrato para alcanzar la velocidad máxima. Al estar
fijado el inhibidor a un sitio diferente al catalítico y al no haber parecido
estructural entre el inhibidor y el sustrato, si se aumenta la concentración
de sustrato la velocidad no se incrementará porque el fenómeno de
desplazamiento no ocurre en este caso. Desde el punto de vista cinético
la inhibición es no competitiva cuando no se alcanza Vmax a pesar de
aumentar la concentración de sustrato mientras que el Km de la enzima
(y su afinidad) no se modifica (Figura 37).

Figura 37. Gráfica de Michaelis y Menten que representa el efecto


de un inhibidor no competitivo sobre la velocidad de una reacción
catalizada por enzimas comparada con otra sin inhibidor. Nótese
como la reacción con el inhibidor competitivo no alcanza la Vmax
a una concentración elevada de sustrato. Igualmente obsérvese que
las constantes de Michaelis son iguales debido a que el inhibidor no
competitivo al no unirse al sitio catalítico no cambia la afinidad de la
enzima pro el sustrato.

173
Bioquímica

Al representar este tipo de inhibición con la gráfica de Lineweaver-


Burk se aprecia que la intercepción de ambas curvas ocurre en el eje de
las X, lo que quiere decir que ambas Km son iguales. Al observar el eje
de las Y las intersecciones de ambas curvas son diferentes, siendo la más
cercana a “0” la reacción sin inhibidor y la de mayor valor corresponde a
la de la reacción con inhibidor no competitivo (Figura 38).

Figura 38. Gráfica de Lineweaver-Burk donde se exhiben dos curvas


que representan dos reacciones químicas, una sin inhibidor (E + S)
y otra con inhibidor no competitivo (I+E+S). Nótese que en ambas
reacciones la Vmax o mejor 1/Vmax son diferentes, lo que implica que
una de las dos reacciones no alcanzó la Vmax (línea punteada, reacción
con inhibidor) . Igualmente, obsérvese que ambas curvas intersecan el
eje de las X en un mismo punto, por lo que ambas poseen Km idénticas.

REGULACIÓN ENZIMÁTICA

Tal como se dijo al principio de este capítulo una de las principales


características de las enzimas es la regulabilidad de la catálisis. En
nuestro organismo, los dos mecanismos que modifican la velocidad de las

174
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

reacciones son la eficacia de la enzima y su cantidad (concentración).

Regulación de la velocidad de la reacción por


modificación de la eficacia de la enzima

En este tipo de control la enzima ya está presente en la célula, es


decir, ya ha sido sintetizada, pero de acuerdo al estatus metabólico de la
célula, la enzima puede estar en forma activa (“on”) o en forma inactiva
(“off”). Los mecanismos que modifican la eficiencia de las enzimas que
son más frecuentemente utilizados por los organismos superiores son:

Modificación covalente

La actividad de muchas enzimas, canales iónicos y bombas de


membrana puede regularse por fosforilación, el cual representa el
mecanismo más común (aunque no el único) de regulación por covalencia.
De hecho, este es un mecanismo presente prácticamente en cada una de
todas las vías metabólicas de los organismos eucariotes. La modificación
covalente consiste en la fosforilación de aminoácidos hidroxilados en la
enzima (serina, treonina y tirosina) generalmente presentes en el sitio
catalítico o muy próximo a éste. Esta transformación convierte una enzima
inactiva en activa (o viceversa) debido a cambios en la conformación
tridimensional del sitio catalítico estimulado por la adición o remoción
del fosfato. El proceso de fosforilación es realizado por enzimas del grupo
de las transferasas denominadas comúnmente “cinasas”, que utilizan el
ATP como donador del grupo fosfato y que en conjunto constituyen la
familia más grande de proteínas con más de 550 miembros solo en los
seres humanos. El proceso opuesto, la defosforilación del sitio catalítico,
es realizado por enzimas del grupo de las hidrolasas (fosfatasas). Visto
este mecanismo en perspectiva podemos afirmar que si el sitio catalítico se
activa al ser fosforilado, cuando es defosforilado debe inactivarse (Figura
39).

175
Bioquímica

Figura 39. Mecanismo de regulación por modificación covalente.


Observe como la enzima regulable (centro y color oscuro) se
presenta en 2 formas funcionales: ON y OFF. Las cinasas (arriba), son
transferasas que usan al ATP como donador del grupo fosfato el
cual transfieren a la enzima regulada por modificación covalente.
Así, la fosforilación de la enzima produce cambios conformacionales
en el sitio catalítico que permiten la unión del sustrato a la
enzima. En la parte inferior se muestra como enzimas del grupo de
las fosfatasas (hidrolasas) eliminan el fosfato de la enzima, inactivándola
(OFF).

176
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Otro fenómeno que se debe considerar respecto a las cinasas es su


variación en el grado de especificidad. Las cinasas “dedicadas” son capaces
de fosforilar a una sola enzima (o proteína) o a un grupo de enzimas muy
relacionadas. Las cinasas “multifuncionales” pueden fosforilar a una gran
variedad de sustratos coordinando así múltiples procesos metabólicos.

La comparación de la secuencia de aminoácidos de los sitios de


fosforilación que las cinasas reconocen en sus sustratos muestra un gran
parecido por lo que se denominan “secuencias de consenso”. Por ejemplo,
la secuencia de consenso reconocida por la proteincinasa A es Arg-Arg-X-
Ser-Z ó Arg-Arg-X-Tre-Z, donde X es cualquier aminoácido de bajo peso
molecular como la glicina y Z es un aminoácido hidrofóbico.

Modificación alostérica

En una vía metabólica pueden participar varias enzimas, pero como


se dijo anteriormente la regulación de la velocidad de las reacciones
dependerá generalmente de solo una enzima. Estas enzimas se conocen
como enzimas reguladoras, de las cuales, las enzimas alostéricas (del
griego Allos: otros y sterigie: sitio) son una de las tantas enzimas que
pueden modular el metabolismo.

Con frecuencia, estas enzimas están formadas por varias sub-


unidades funcionales: las sub-unidades catalíticas o efectoras que
contienen el sitio catalítico, y las sub-unidades reguladoras que presentan
el sitio alostérico, un sitio activo de la enzima que aloja a los “moduladores
alostéricos”. La interacción de estos moduladores puede favorecer
(moduladores alostéricos positivos) o impedir (moduladores alostéricos
negativos) la interacción de la enzima con el sustrato modificando por
ende la velocidad de la reacción (Figura 40).

177
Bioquímica

Figura 40. Regulación enzimática por alosterismo. Note como


la unión de un modulador alostérico positivo produce cambios
conformacionales en el sitio catalítico que permiten la formación del
complejo enzima-sustrato.

La naturaleza de los moduladores alostéricos ha sido ampliamente


estudiada y según su naturaleza química se han dividido en heterotrópicos
y homotrópicos. Los moduladores alostéricos heterotrópicos son
los moduladores “clásicos” que se unen a los sitios alostéricos y que
generalmente no tienen ningún parecido estructural ni con el sustrato
ni con el producto; de hecho, son sustancias químicas no proteicas de
relativo bajo peso molecular cuya unión con la enzima produce cambios

178
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

conformacionales en el sitio catalítico. Los moduladores alostéricos


homotrópicos están representados bien por el mismo sustrato o por los
productos de la reacción. En este caso, sustrato o producto pueden unirse
al sitio alostérico produciendo cambios conformacionales en el sitio
catalítico de la enzima.

Un hecho importante en este tipo de regulación es que cuando una


enzima está formada por varios monómeros (estructura cuaternaria) puede
tener varias sub-unidades catalíticas y por lo tanto, varios sitios catalíticos,
lo que significa que podrá ligar varias moléculas de sustrato a la vez.
Esta particularidad conduce a un fenómeno denominado cooperatividad
positiva: a una concentración baja de sustrato la enzima se encontrará en
su forma menos activa, pero al incrementar la concentración del mismo
los sitios catalíticos que se ocupan producen cambios conformacionales
que se transmiten a los demás sitios catalíticos incrementando la afinidad
de la enzima, permitiendo que las subsecuentes moléculas de sustrato se
unan más fácilmente (modelo secuencial o de Koshland). Una vez que
todos los sitios catalíticos están ocupados y la enzima se satura se alcanza
una meseta en la velocidad de la catálisis. La representación gráfica de
este tipo de reacción es una curva en forma de “S” o curva sigmoidea,
algo diferente a la curva hiperbólica de la gráfica de Michaelis-Menten
observada en las enzimas no alostéricas (Figura 41).

No se debe olvidar que el proceso inverso también puede ocurrir, es


decir, la cooperatividad negativa: cuando la concentración del producto se
incrementa suficientemente, la unión de las moléculas de producto a uno
de los sitios catalíticos produce cambios conformacionales adversos en el
resto de los mismos. En otros casos el producto final de una vía metabólica
se comporta como modulador alostérico negativo de la primera enzima
de la vía (Figura 42). En general, el efecto de cooperatividad se relaciona
con los moduladores homotrópicos (homoalosterismo), por lo que se debe
recordar que la cooperatividad en su concepto clásico ocurre en el sitio
catalítico (Figura 43).

179
Bioquímica

Figura 41. Gráfica de una reacción catalizada por una enzima de


tipo alostérico. Nótese que a diferencia de la gráfica de michaelis
y menten esta curva tiene forma de “s” (Sigmoidea). El sector A,
representa una velocidad baja de reacción a una concentración
baja de sustrato. El punto B, representa un incremento muy grande de
la velocidad a partir de la concentración de sustrato donde se empieza
a observar el “efecto cooperativo”. En el sector C el incremento un
incremento en la concentración de sustrato no conlleva a un incremento
de la velocidad. En este punto el efecto cooperativo se ha perdido y se
llega a la Vmax.

180
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Figura 42. Gráfico que representa una vía metabólica en la cual


intervienen cuatro enzimas (E1-E4) para generar un producto
final (P). Obsérvese como el producto final es capaz de inhibir
por la primera enzima de la vía. Este mecanismo denominado
retroalimentación negativa o “feed-back” negativo es un mecanismo
común de regulación de la actividad enzimática. Comúnmente,
cuando la concentración de producto se incrementa se une al
sitio alostérico de la enzima E1 provocando un cambio en la
conformación tridimensional del sitio catalítico adverso que impide
la unión de la enzima con el sustrato disminuyendo la velocidad de
síntesis de P.

181
Bioquímica

Figura 43. Fenómeno de cooperatividad positiva en una enzima


homotetramérica con cuatro sitios catalíticos. Observe como la unión
de la primera molécula de sustrato (A) es capaz de promover cambios
conformacionales en los demás sitios catalíticos del resto de los
monómeros (B) que conducen a la unión secuencial de otras moléculas
de sustrato (C) para finalmente saturar los cuatro sitios catalíticos
de la enzima (D). En este caso, la unión de una molécula de sustrato
incrementa la afinidad de los demás sitios catalíticos, es decir, coopera
para una mejor unión de las demás moléculas de sustrato.

Control por aceptor y control estequiométrico

El control por aceptor es frecuente entre las enzimas del grupo de las
transferasas. En este tipo de reacción existen en realidad, dos sustratos:
uno donador del grupo químico a ser transferido y otro sustrato que se
comporta como aceptor de este grupo. Si el sustrato aceptor se encuentra
a una baja concentración la velocidad de la reacción tenderá a disminuir.

182
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

El control estequiométrico se relaciona con la cantidad de sustrato


disponible, en especial, cuando varias enzimas se relacionan en una
vía metabólica. En este caso, el producto de la primera enzima sirve de
sustrato a la segunda y el producto de la segunda sirve de sustrato a la
tercera y así sucesivamente. Este tipo de control se basa en el principio de
conservación de la materia, es decir, que la cantidad de producto formado
depende de la cantidad de sustrato disponible.

Complejos multienzimáticos

Los complejos multienzimáticos representan varias enzimas


unidas físicamente en un orden estructural cuaternario (cada monómero
corresponde a una enzima diferente) por lo que el producto de una reacción
se convierte en el sustrato de la siguiente. Estos complejos ofrecen una
serie de ventajas:

1. Las velocidades de reacción están limitadas por la frecuencia


de colisión entre las moléculas de enzima y sustrato. Si las colisiones
ocurren dentro del un complejo enzimático la distancia a cubrir es menor,
aumentando la probabilidad de colisión y por lo tanto la velocidad de la
reacción.

2. Se provee de un medio para la canalización de intermediarios


metabólicos entre enzimas sucesivas minimizando reacciones colaterales.

3. Las reacciones catalizadas por un complejo multienzimático


pueden ser controladas de manera coordinada.

El mecanismo mediante el cual el producto de una reacción de dirige


a la siguiente enzima para convertirse en su sustrato se denomina “sustrate
tunneling”. Este proceso ocurre bien porque el complejo multienzimático
genera un canal dentro de su estructura terciaria y cuaternaria para que
el sustrato-producto se desplace alternativamente de un sitio catalítico
a otro, o mediante el desplazamiento sobre la superficie de las enzimas
del complejo gracias a “caminos electrostáticos” suministrados por las

183
Bioquímica

cadenas laterales de los aminoácidos. De esta manera, los intermediarios


inestables de muchas reacciones son protegidos de descomposición
por el medio externo acuoso o de ser tomados como sustratos por otras
enzimas (fenómeno de competencia). En el caso de que los metabolitos
intermediarios pudiesen ser tóxicos para la célula quedan secuestrados
dentro del ambiente del complejo multienzimático hasta quedar
convertidos en un sustrato final no tóxico (Figura 44).

Figura 44. Representación del paso de un sustrato a través de un


complejo multienzimático gracias al mecanismo de “sustrate tunneling”.

Hasta la fecha se han citado muchos ejemplos de “sustrate tunneling”


para una gran variedad de complejos multienzimáticos como en el ciclo de
Krebs, síntesis de purinas y pirimidinas, replicación del ADN, síntesis de
ARN y síntesis de proteínas.

Compartamentalización

184
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Las células eucarióticas están muy compartamentalizadas por un


sistema interno de membranas. Estas células tienen un núcleo rodeado
una membrana denominada membrana nuclear la cual en realidad es una
extensión del sistema membranoso del retículo endoplásmico, el aparato
de Golgi, de sistemas como las vacuolas, lisosomas y los microcuerpos,
y que en última instancia representan la reflexión hacia el citosol de la
membrana plasmática. Cada compartimento está especializado en una
función metabólica en particular y las enzimas que participan en dicha
función están localizadas dentro de él. De esta manera, el flujo de los
intermediarios metabólicos en una célula está compartamentalizado tanto
espacial como químicamente. Por ejemplo, las enzimas de la glucólisis
están en el citosol, pero el producto de la glucólisis, el piruvato, entra en
la mitocondria para oxidarse completamente en CO2 y H2O. La energía
liberada por este sistema es capturada por el sistema de la fosforilación
oxidativa y utilizada para la síntesis del ATP dentro de la mitocondria.

Aunque la compartamentalización no debe considerarse como un


mecanismo intrínseco de regulación de la actividad enzimática debido
a que la enzima no experimenta ningún cambio en su conformación, se
debe tener en cuenta que cuando un sustrato está confinado a un espacio
pequeño dentro de un compartimiento, por ejemplo, en el interior de la
mitocondria, su concentración aumenta dramáticamente si se compara
con todo el volumen celular (p.e. en el caso en que estuviera en el
citosol). La consecuencia inmediata de compartamentalizar una enzima
es que la concentración del sustrato será mayor al ubicarse dentro de
un compartimiento pequeño por lo que la velocidad de la reacción será
mayor.

Zimógenos

La mayoría de las enzimas adquieren una capacidad catalítica


completa cuando toman una conformación tridimensional luego de
ser sintetizadas en los ribosomas, sin embargo, algunas enzimas son
sintetizadas en forma de un precursor inactivo (o pro-enzima) llamado
zimógeno. En el zimógeno, el sitio catalítico está oculto por una secuencia

185
Bioquímica

polipeptídica extra que impide la unión de la enzima con el sustrato. El


mecanismo de conversión del zimógeno (inactivo) en enzima activa radica
en la llamada “activación por proteólisis”, en la que una enzima del grupo
de las hidrolasas, llamada proteasa, introduce una molécula de agua para
romper uno o varios enlaces péptidos para retirar la secuencia sobrante y
descubrir el sitio catalítico (Figura 45).

Figura 45. Mecanismo general de activación de un zimógeno. La figura


A representa un zimógeno o enzima inactiva debido a la presencia de una
secuencia extra de aminoácidos que ocluye el sitio catalítico. La figura B
muestra la hidrólisis de la secuencia polipeptídica por parte de una enzima
proteolítica, que una vez abierta permite la entrada del sustrato al sitio
catalítico (C).

La proteolisis específica es un mecanismo muy frecuente para

186
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

activar enzimas y proteínas en los sistemas biológicos, así por ejemplo,


las enzimas digestivas encargadas de hidrolizar proteínas son sintetizadas
como zimógenos por el estómago y el páncreas. Igualmente, la coagulación
sanguínea es mediada por dos cascadas de activación proteolítica de
enzimas que aseguran la hemostasia. Incluso, procesos como la muerte
celular programada (apoptosis) es mediada por enzimas denominadas
caspasas, que se derivan a partir de zimógenos llamados pro-caspasas que
al ser activadas por diferentes señales celulares causan la muerte de la
célula en muchos organismos.

La conversión de un zimógeno en una enzima activa por la ruptura de un


enlace covalente es una forma precisa de activarla. Sin embargo, debe señalarse
que después que la activación ocurre no puede detenerse. En este sentido, la
célula ha desarrollado varios mecanismos para detener la proteólisis, siendo
el más importante la producción de inhibidores competitivos denominados
“inhibidores de proteasas”. El más conocido inhibidor de proteasas es la a1-
Antitripsina (llamada también a1-antiproteinasa), una proteína plasmática
de 53 kd que protege a los tejidos de la digestión por la elastasa, una enzima
proteolítica derivada de los neutrófilos (células blancas que fagocitan bacterias).
La a1-antitripsina bloquea la acción de algunas enzimas proteolíticas al unirse
casi irreversiblemente al sitio catalítico de éstas. Los desórdenes genéticos
que producen una deficiencia de a1-antitripsina provocan un exceso en
la actividad catalítica de la elastasa produciendo digestión de proteínas
estructurales como la elastina y el colágeno de las paredes de los alvéolos
produciendo enfisema.

Regulación de la velocidad de las reacciones por


modificación de la concentración de la enzima

Como se ha estudiado, uno de los determinantes principales de la


velocidad de una reacción es la concentración de la enzima. La regulación
de la concentración de enzima en el medio intracelular puede ocurrir por
dos mecanismos de índole genético: la inducción y la represión.

187
Bioquímica

Inducción y represión

La inducción y la represión han sido estudiadas de forma profunda


en bacterias ya que la simplicidad de su genoma, su rápida multiplicación
y la facilidad de su mantenimiento en medios de cultivo representó una
ventaja para los primeros investigadores del área de la genética molecular.

El trabajo pionero de Francois Jacob y Jacques Monod, científicos


franceses pertenecientes al Instituto Pasteur de Paris, fue clave para
comprender la regulación del metabolismo de la lactosa en la bacteria
Escherichia coli (E. coli) y sentó el primer paso en el estudio de los
intrincados mecanismos de la regulación de la expresión genética tanto
en los organismos procariotes como eucariotes. Sus investigaciones sobre
el operón lac fueron meritorias para obtener el premio Nóbel de Medicina
en 1965 (Figura 46).

Figura 46. Francois Jacob (derecha) y Jacques Monod (izquierda).


Su trabajo sobre la regulación de la expresión genética en células
procarióticas les valió en premio Nóbel de medicina en 1965.

Las bacterias como la E. coli deben responder rápidamente a cambios

188
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

en su medio ambiente para garantizar su crecimiento y supervivencia


mediante la síntesis suficiente y oportuna de enzimas que le permitan
aprovechar los nutrientes que el medio le ofrece y evitar al máximo el
desperdicio de energía. En este sentido, la mayoría de las bacterias utilizan
preferentemente a la glucosa como sustrato energético fundamental
debido a que penetra fácilmente a su interior y es muy fácil de metabolizar.
Sin embargo, existen momentos durante la vida del microorganismo en
los cuales puede no haber glucosa en el medio aunque sí otros sustratos
como la lactosa, un disacárido formado por la unión de una molécula de
glucosa y otra de galactosa, pero que tal como veremos adelante resulta
más difícil de metabolizar. Así, la E. coli deben modificar su maquinaria
genética y metabólica (enzimas y otras proteínas) para poder aprovechar
en cualquier momento los sustratos metabólicos ofrecidos por el medio.
De esta forma los organismos sencillos (procariotes) pueden regular la
expresión genética mediante la agrupación de un gen regulador junto a
varios genes estructurales en una “gran gen” que se denomina operón.

Hasta la fecha, el operón mejor estudiado ha sido el “operón lac”


presente en el genoma de la bacteria E. coli el cual está formado por tres genes
estructurales (Genes E) y un elemento regulador. Los genes estructurales
están conformados por el gen Z que codifica la b-galactosidasa, una
enzima que se encarga de la hidrólisis de la lactosa en glucosa y galactosa.
El gen Y, que codifica una proteína transportadora de membrana llamada
“permeasa” que permite el paso de la lactosa al interior de la bacteria
y el gen A que codifica una enzima de función desconocida llamada
tiogalactósido transacetilasa. Tanto la permeasa como la b-galactosidasa
son necesarias para que la E. coli pueda metabolizar la lactosa. El elemento
regulador está formado por un gen regulador llamado gen “i” y por tres
regiones conocidas como sitio promotor, sitio operador y sitio CAP. El
gen i codifica la información para la síntesis de una proteína represora
de la transcripción llamada “represor del operón lac” que se sintetiza
constantemente. El sitio operador es una secuencia de polinucleotídica
(de 20-200 nucleótidos) que puede alojar a sustancias químicas capaces
de impedir (represores) o de promover (inductores) la transcripción de
los genes estructurales. El sitio promotor es una secuencia a la cual se fija

189
Bioquímica

una enzima llamada ARN polimerasa (ARNpol) que luego de desplazarse


a través del sitio operador llega hasta los genes estructurales a los cuales
transcribe a ARN. Finalmente, el sitio CAP es una pequeña secuencia de
ADN que une con alta afinidad a una proteína llamada “proteína activada
por catabolito” o CAP cuando ésta forma complejo con el AMPc (Figura
47).

Figura 47. Estructura básica del operón lac. El operón es un sistema


de información genética conformado por elementos reguladores y
estructurales que se encuentra dentro del cromosoma bacteriano. El operón
lac de la bacteria E. coli está formado por un gen regulador (gen i) ubicado
junto con el sitio CAP, el sitio promotor y el sitio operador dentro del
elemento regulador. El gen i codifica una proteína llamada “proteína
represora del operón lac”. El resto de operón está representado por
genes estructurales (Gen Z, Gen Y y Gen A) que codifican el ARNm que
al ser traducidos en el citosol (en los ribosomas) generan tres proteínas: La
beta-galactosidasa, la permeasa y la tiogalactósido transacilasa.

La presencia de glucosa en el medio reprime la


transcripción del operón lac

Cuando el medio en el cual crece la E. coli contiene solamente

190
Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

glucosa la síntesis de las enzimas que codifica en operón lac (permeasa,


b-galactosidasa y tiogalactósido transacetilasa) que sirven para metabolizar
lactosa se ve reprimida. Esto sucede porque durante el crecimiento
normal de la E. coli en un medio rico en glucosa se transcribe en gen i
conduciendo a la síntesis de la proteína represora del operón lac que se
une al sitio operador impidiendo la unión de la ARNpol lo que provoca el
bloqueo de la transcripción de los genes estructurales. En este momento,
el sitio CAP está vacío porque en estas condiciones no se produce AMPc
debido a que la glucosa inhibe su síntesis (Figura 48).

Figura 48. Comportamiento del operón lac en la bacteria E. coli con


un abundante suministro de glucosa. El operón lac es un conjunto
de genes estructurales cuya transcripción depende de la activación de
elementos reguladores. Nótese como la transcripción del Gen i genera
un ARN mensajero que codifica una proteína tetramérica llamada “proteína
represora del operón lac” que viaja hasta el cromosoma bacteriano y se une
al sitio operador provocando el bloqueo de la transcripción de los genes
estructurales debido a la generación de cambios conformacionales en el
ADN que impiden la unión de la ARN polimerasa (enzima encargada de
la transcripción) al sitio promotor. Observe que la glucosa en abundancia

191
Bioquímica

inhibe a la enzima Adenilato ciclasa por lo que la producción de AMPc a


partir de ATP es muy baja.

La presencia de lactosa en ausencia de glucosa induce la


transcripción del operón lac

Si se elimina la glucosa del medio y se añade una sustancia como la


lactosa, rápidamente se estimula la transcripción de los genes estructurales del
operón lac (activación del operón lac). La explicación de este fenómeno reside
en que la lactosa se une a la proteína represora del operón lac, secuestrándola
e impidiendo su unión al sitio operador. Esta cadena de eventos permite que
la enzima ARNpol se una al sitio promotor y se produzca la transcripción de
los genes estructurales. De forma complementaria, cuando no existe glucosa
se incrementa la síntesis de AMPc que se une a la proteína activada por
catabolito produciendo un cambio conformacional que permite la unión de
este complejo al sitio CAP lo que conduce a un aumento de la afinidad del sitio
promotor a la ARNpol (Figura 49).

Figura 49. Comportamiento del operón lac en la bacteria E. coli en


presencia de lactosa y ausencia de glucosa. Observe como la lactosa se une a
la proteína represora del operón lac formando un complejo de baja afinidad
con el sitio promotor, por lo que la ARN polimerasa puede unirse a éste y

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

comenzar la transcripción de los genes estructurales Z, Y y A que conducirán


finalmente a la síntesis de permeasa, beta-galactosidasa y tiogalactósido
transacetilasa. Nótese que existe un mecanismo alterno de estimulación
de la transcripción dependiente de AMPc, el cual aumenta su concentración
gracias a la activación de la adenilato ciclasa ya que su principal inhibidor,
la glucosa, no está presente en el medio. El AMPc forma un complejo
con la proteína activada por catabolito (CAP-AMPc) que se une al sitio CAP
para incrementar la afinidad de la ARNpol por el sitio promotor.

Este complejo se une al operón justo por encima del sitio donde se une
la ARNpol al ADN ocultando el sitio donde se une el represor y aumentando la
actividad catalítica de la ARNpol unas 50 veces. En conclusión, la represión es
un mecanismo de regulación de la transcripción de un gen, en el cual, una
sustancia química llamada represor es capaz de inhibir la transcripción
del gen al impedir que la ARNpol sea capaz de sintetizar ARNm. En la
inducción, compuestos llamados inductores estimulan la transcripción de
ARNm y finalmente la síntesis proteica.

ENZIMOLOGÍA CLÍNICA

Los principios de la enzimología encuentran su aplicación práctica


en el laboratorio clínico mediante la medición de los niveles enzimáticos
en plasma y tejidos de individuos con ciertos procesos patológicos. El
fundamento racional de la medición de la actividad enzimática en plasma
se basa en la premisa de que los cambios en los niveles sanguíneos de
enzimas reflejan cambios que han tenido lugar en un tejido u órgano
específico.

La mayoría de las enzimas que pueden encontrarse en el torrente


circulatorio proceden de todos los tejidos, sin embargo, algunas tienen
funciones específicas en el plasma por lo que se les denomina “enzimas
funcionales”. Ejemplos de éstas incluyen las enzimas asociadas con la
coagulación de la sangre (por ej. trombina), disolución del coágulo de 
fibrina (plasmina) y modificación de quilomicrones (lipoproteínlipasa).
Generalmente son sintetizadas en el hígado y se encuentran en la sangre 
en concentraciones equivalentes o mayores que en los tejidos. Otras

193
Bioquímica

enzimas se encuentran presentes a niveles muy bajos en el plasma y no


llevan a cabo función alguna conocida en la sangre, son las llamadas
enzimas plasmáticas no funcionales.

Las enzimas plasmáticas no funcionales son las más importantes para


el diagnóstico en enfermedades que afectan de forma específica algunos
tejidos y órganos, ya que usualmente sus niveles plasmáticos son muy
bajos, por lo que, una agresión a cualquier tejido puede provocar cambios
en la permeabilidad de la membrana o incrementar la muerte celular,
dando lugar a la liberación de enzimas intracelulares hacia el plasma
pudiendo en teoría ser medidas. En el diagnóstico de la afectación de un
órgano específico en un proceso patológico sería ideal poder identificar
enzimas específicas para cada tejido. Las isoenzimas, son “variaciones”
o formas diferentes de una misma enzima ubicadas en tejidos distintos
que se diferencian una de otra debido a pequeños cambios en la secuencia
primaria de aminoácidos.

Los valores bajos de enzimas no funcionales que podemos encontrar


en el plasma tienen su origen en la destrucción rutinaria normal de los
eritrocitos, leucocitos y otras células. Aunque los valores elevados de
enzimas en plasma se interpretan generalmente como prueba de necrosis
celular, el ejercicio intenso también da por resultado la liberación de
cantidades importantes de enzimas musculares.

La creatincinasa o CK (antiguamente CPK)

Esta es una enzima constituida por dos sub-unidades, la sub-


unidad M (tipo muscular) y la sub-unidad B (tipo cerebral). En el cerebro
el dímero tiene dos unidades tipo B, por lo que se denomina CK-BB. En
el músculo esquelético ambas sub-unidades son del tipo M (CK-MM).
Las isoenzimas que contienen una mezcla de la sub-unidad del tipo B y
del tipo M sólo se encuentran en el corazón (CK-MB). La CK-MB es la
isoforma más utilizada pues se emplea en el diagnóstico de necrosis del
miocardio por isquemia (infarto del miocardio) y no debe superar el 6%
de la CK total. 

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

La lactato deshidrogenasa

Es una enzima tetramérica formada por dos sub-unidades distintas


(2X): las H, propias del corazón (miocardio) y las M del músculo esquelético.
Estas dos sub-unidades se combinan de cinco formas diferentes:

 Tipo Composición      Localización


LDH1 HHHH Miocardio y eritrocito
LDH2 HHHM Miocardio y eritrocito
LDH3 HHMM Cerebro y riñón
LDH4 HMMM Muchos tejidos
LDH5 MMMM Hígado y músculo esquelético

La lactato deshidrogenasa puede experimentar elevación en el


infarto de miocardio entre las 24-36 horas de su inicio y en forma bastante
constante y acentuada como para que constituya un signo bioquímico fiel
en el diagnóstico. Su aumento se prolonga hasta el 7º o incluso hasta el
16º día. Esta enzima puede elevarse también en el cáncer metastásico,
linfomas (aunque inespecífico, es un índice de proliferación neoplásico),
distrofia muscular progresiva, hepatitis aguda (a veces, en los procesos
hepáticos crónicos), en diversas infecciones como malaria y SIDA
(especialmente si coexiste con tuberculosis o neumocistosis).

Las transaminasas

Actualmente se determina por separado la transaminasa glutámico


oxalacética ó GOT, (conocida también como aspartato-aminotransferasa
ó AST), y la transaminasa glutámico pirúvica ó GPT (alanina-
aminotransferasa o ALT). En el suero normal abunda más la primera
que la segunda. En el hepatocito, la GPT es una enzima citoplasmática
mientras que la GOT es bilocular, se encuentra tanto el citoplasma como
en las mitocondrias.

El suero contiene normalmente de 8 a 20 U/L de estas transaminasas.


Por encima de 20 U/L debe considerarse patológica e indica la existencia de un
proceso de necrosis tisular generalmente miocárdica o hepática que ocasiona

195
Bioquímica

el paso de éstas a la sangre. Actualmente se reconoce que no es necesaria


la necrosis para la liberación de estas enzimas y que basta un trastorno
reversible de la permeabilidad celular para que se observe un incremento
en plasma. Aumentos patológicos de las transaminasas séricas ocurren en
infarto de miocardio (a partir de las primeras 6 horas y por un lapso de 4 a
6 días, alcanzándose los valores máximos a las 36 horas) y hepatitis aguda
(la GPT suele elevarse muy por encima de la GOT) lo que estaría en relación
con una lesión superficial o difusa de los hepatocitos. Las transaminasas se
elevan no solo en las hepatitis víricas (A, B, C, D, E, etc.) sino también en las
tóxicas o medicamentosas, así como en la isquemia y/o éstasis hepática. En la
hepatitis alcohólica aguda hay una mayor elevación de la GOT con respecto a
la GPT. Estas enzimas también aumentan en la pancreatitis aguda, embolia o
trombosis con infarto y necrosis tisular de cualquier localización, afecciones
musculares (polimiositis, dermatomiositis), traumatismo muscular extenso,
mioglobinurias y ejercicio muscular violento o sostenido.

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

Actividad de auto-evaluación

1. ¿Por qué las enzimas son catalizadores?


2. Establezca diferencias entre energía de activación, energía libre, variación de la
energía libre (DG) y constante de equilibrio.
3. ¿Cuál (es) de los parámetros citados en la pregunta anterior es afectado por las
enzimas durante su acción catalítica?
4. Establezca las diferencias entre holoenzima, apoenzima, grupo prostético y
cofactor. Cite ejemplos de cada uno.
5. Para explicar la especificidad de las enzimas han sido propuestas dos teorías:
a. La de la llave y la cerradura
b. La de ajuste inducido
Explique la diferencia entre dichas teorías y cuál es la más aceptada hasta la fecha.
6. Con respecto al Km de una reacción enzimática: defínalo, indique su significado
biológico, explique como puede ser determinado mediante la expresión gráfica de
la Ecuación de Michaelis Menten (hipérbola) y mediante su expresión lineal por
la transformación de Lineweaver-Burk.
7. Establezca la diferencia entre reacciones de orden cero, y primer orden.
8. Explique por qué en la inhibición competitiva el Km aumenta y la Vmax no se
altera, mientras que en la no-competitiva sucede lo opuesto.
9. ¿Cómo afectan el pH y temperatura la velocidad de una reacción enzimática?
10. Con relación a la modificación covalente:
a. Defínala e Indique su efecto sobre la actividad enzimática.
b. ¿Qué tipo de enzimas intervienen?
11. Explique la diferencia entre una enzima constitutiva y una enzima reguladora
alostérica.
12. Con relación a las enzimas alostéricas
a. Explique que es un modulador alostérico o efector alostérico. Cite
ejemplos.
b. Explique en que consiste la retroalimentación negativa. Cite ejemplos.
13. Con relación a las deshidrogenasas
a. Explique la diferencia entre las deshidrogenasas anaeróbicas, aeróbicas
y oxidasas (cite ejemplos).
14. Explique la relación que existe entre: deshidrogenasas aeróbicas, superóxido
dismutasa, catalasa y glutatión peroxidasa.

197
Bioquímica

15. Explique la diferencia entre: fosfotransferasas (cinasas), fosfatasas y fosforilasas.


Cite ejemplos.
16. Clasifique y cite ejemplos: (reacción química) de las siguientes enzimas: lipasa,
amilasa, fosfolipasas, fosfatasas.
17. Cuál es la diferencia entre mutasas y transferasas. De ejemplos.
18. Cuál es la diferencia entre liasas e hidrolasas.
19. ¿Cómo está constituido el Operón Lac? Explique las funciones de cada uno de sus
constituyentes.
20. Explique en forma esquemática la diferencia entre inducción, represión por
catabolito, activación e inhibición enzimática.
21. Explique en forma racional y a nivel molecular, ¿por qué cuando un cultivo de
E. Colli que contiene lactosa y se le agrega glucosa, la bacteria deja de utilizar la
lactosa para utilizar la glucosa?
22. La mayoría de proteasas digestivas se sintetizan como zimógenos o precursores
inactivos en las células correspondientes. ¿Cómo se activan estos zimógenos
para generar su actividad enzimática? ¿Qué factores regulan la liberación de
los zimógenos de las células que los sintetizan? En la digestión intestinal de las
proteínas intervienen varias enzimas proteolíticas de origen pancreático. Señale
las diferencias existentes entre ellas en cuanto a la especificidad del sustrato.
23. La acción combinada de las peptidasas pancreáticas produce cierta cantidad de
aminoácidos libres, pero en los péptidos restantes permanece un 60% de NH
amínico de las proteínas correspondientes. ¿En qué otra etapa de la digestión de
las proteínas son hidrolizados dichos péptidos?
24. La aspirina o ácido acetilsalicílico es uno de los medicamentos más usados en
la actualidad que pertenece a la clase de los anti-inflamatorios no esteroideos.
Investigue el mecanismo de acción de este medicamento.
25. La estreptoquinasa es una enzima producida por estreptocos (bacterias del tipo
gram +), sin embargo, este compuesto es utilizado para el tratamiento del infarto
de miocardio. Investigue el mecanismo de acción de este fármaco.
26. La penicilina es un antibiótico perteneciente al grupo de los beta-lactámicos,
investigue el mecanismo mediante el cual este medicamento es capaz de destruir
bacterias.

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Capítulo 4. Enzimas. Estructura, cinética y regulación
Valmore Bermúdez Pirela; Clímaco Cano Ponce y Mayerlim Medina Reyes

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