Crisis Del Antiguo Regimen. Guerra Independencia 2020-2021
Crisis Del Antiguo Regimen. Guerra Independencia 2020-2021
Crisis Del Antiguo Regimen. Guerra Independencia 2020-2021
INTRODUCCIÓN
Este período supone para Occidente un proceso imparable de destrucción del Antiguo
Régimen que llevará finalmente a la implantación del Liberalismo, la expansión del
capitalismo (Liberalismo económico) y la consolidación de la sociedad de clases (frente a
la estamental).
ORÍGENES
Hay que ver, en primer lugar, cuál era la situación de España al final del reinado de
Carlos III.
Pocos años después, con Carlos IV, la situación habría cambiado por completo siendo,
entonces, definida por la indignidad, las conspiraciones cortesanas, las fricciones internas
y una inevitable sensación de tragicomedia. Todo el optimismo del final del reinado de
Carlos III se desvaneció en apenas una década.
Tan profundos cambios en tan poco tiempo se deben explicar por la lamentable
influencia de la Revolución Francesa y la ambición imperialista de Napoleón, hechos
éstos que se han de unir a la incompetencia, ambición e inmoralidad de la familia real
y del valido Manuel Godoy.
Carlos IV sucedía a su padre en 1788. En el mismo 1789 llegaban las primeras noticias
de la revolución en Francia y provocaban entre los círculos de poder y las élites sociales
y gubernamentales un miedo generalizado a la expansión de las ideas
revolucionarias. Pronto los ministros ilustrados fueron apartados del poder por temor a
que la simple propuesta de reformas pudiese abrir la posibilidad a acontecimientos
semejantes a los acaecidos en la vecina Francia. Se construyó un cinturón sanitario que
aislase España de la influencia francesa, se incrementó la censura sobre publicaciones, y
todo lo procedente de Francia quedó bajo sospecha, incluso se llegó a intensificar la
acción de la Inquisición como medio para detener la llegada de nocivas influencias
francesas.
La muerte de Luis XVI en la guillotina empujó a las naciones europeas a la guerra contra
la Francia revolucionaria (coalición 1793-1795, Guerras de la Convención). España se
vio envuelta en la Guerra del Rosellón, como se conoció aquí. El estallido de la
revolución en Francia llevó a España a un cambio en las alianzas, Francia se había
convertido en la amenaza de las naciones y España e Inglaterra, feroces enemigas
Crisis Antiguo Regimen 3
La derrota española y los tratados de paz con la nueva Francia fueron el resultado de
una guerra mal planificada y ejecutada.
En un tiempo en el que el protagonismo de los reyes era identificado con sus naciones, la
importancia que jugará la familia real española resulta incuestionable. Los reyes Carlos
IV y María Luisa de Parma unieron sus destinos a los del favorito Manuel Godoy, los
tres serían conocidos por el pueblo español como la Trinidad en la Tierra. Conozcamos a
cada uno de los protagonistas.
María Luisa de Parma (Parma, 9 de junio, 1751 – Roma 2 de enero, 1819) nunca ocultó
su ambición política. La reina ejerció un dominio sobre el rey que no pasaría
desapercibido desde el primer momento. Las simpatías o enemistades de la reina
condicionaban una parte de la política española. La inmoralidad de su conducta y la
ostentación impúdica de sus favoritos desacreditó a la reina, y al propio rey, a los ojos de
la nación.
De capital importancia para los sucesos que tendrían lugar tiempo después, cabe
recordar un hecho notable como es la decisión de Carlos IV de derogar en 1789 la
Pragmática Sanción de 1717 según la cual las mujeres españolas no podían
acceder al trono. Los Borbones habían instaurado en España la Ley Sálica, por la
que las mujeres eran eliminadas de la sucesión al trono, se volvía ahora a la Ley de
las Partidas. Esta derogación se mantuvo en secreto.
Manuel Godoy (Badajoz, 12 de mayo, 1767 – París, 4 de octubre, 1851) aparece muy
pronto en la corte, con apenas 20 años es oficial de la Guardia Real (1785). Godoy
protagonizó una carrera política fulgurante dando pie a que el pueblo español lo
señalase como amante de la reina atribuyéndosele la paternidad de algunos de sus
muchos hijos. Carlos IV lo colmó de títulos y honores, llegando a casarlo con una prima
suya, María Teresa de Borbón y Vallabriga. Godoy atesoró una enorme riqueza y
patrimonio y desempeñó los más altos cargos del Estado, imponiéndose a los restos de la
Administración palaciega de Carlos III (Conde de Floridablanca, Secretario de Estado de
1777 a 1792, y Conde de Aranda, Secretario de Estado en 1792).
Ilustrado, que generó un profundo rechazo en muchos grupos sociales, en especial entre
la nobleza y el clero, en el exterior se caracterizaría por un sometimiento a la voluntad de
Napoleón que llevó a España a la tragedia. En su descargo puede decirse que otras
potencias europeas como Holanda, Prusia o Austria fueron humilladas y anexionadas por
la ambición y el poder de Napoleón y sus ejércitos.
Siendo todavía un joven oficial de la Guardia Real los reyes Carlos y María Luisa de
Parmase fijaron en él y en breve se había convertido en consejero y hombre de confianza,
alcanzando en poco tiempo honores y poder. En la Corte desde 1788, sirviendo en la
Guardia Real, hasta 1792 conoció toda clase de honores, en su mayoría concedidos por
el nuevo rey: cadete, ayudante general de la Guardia de Corps, brigadier, mariscal de
campo y sargento mayor de la Guardia. La cantidad de títulos que concentró en su
persona es tan extraordinario que baste con decir que en 1801 fue nombrado
Generalísimo, título nunca otorgado antes en España, y finalmente, en 1807, próximo ya
a su caída, el rey le concedió el título de Gran Almirante, con tratamiento de Alteza
Serenísima, y de Presidente del Consejo de Estado.
Entre las reformas emprendidas por Godoy algunas pretendían limitar el poder de la Alta
Nobleza. El rey se vio necesitado a elevarle hasta la más alta nobleza concediéndole los
títulos de Grande de España, Duque y Príncipe para que gozase de la necesaria
autoridad frente a la poderosa aristocracia española.
Manuel Godoy era de origen humilde, lo que demostraba la desconfianza de los reyes
ante la gran nobleza. Godoy pertenecía a la nobleza menor. Muy pronto demostró
carecer de respaldos, más allá de los demostrados por los mismos reyes, y se enfrentó
con todos los estamentos del país:
Finalmente fue Francia quien declaró la guerra a España (7 de marzo, 1793). España
se vio subordinada a Inglaterra en la campaña. La escuadra hispano-inglesa ocupó
Tolón, que se perdió posteriormente y dio paso a una despiadada venganza y matanza
por parte de los revolucionarios jacobinos.
La campaña fue inicialmente victoriosa para las tropas del general Antonio Ricardos,
Capitán General de Cataluña. Fuertes dificultades económicas de la Hacienda Pública
estorbaron la marcha de la guerra y el desánimo se instaló fácilmente en las tropas
españolas que sufrieron las primeras derrotas. La inesperada muerte del general
Ricardos y la contraofensiva francesa llevó a la derrota y la retirada. Los ejércitos
revolucionarios cruzaron los Pirineos y se extendieron por Cataluña, Aragón, Navarra y
el País Vasco extendiendo la frontera hasta el Ebro y colocando la guillotina en el centro
de San Sebastián. Así surgió la primera resistencia popular contra los franceses en
forma de guerrilla, resucitándose las milicias de somatenes que habían sido eliminadas
por los Decretos de Nueva Planta.
El gobierno pacta el armisticio en secreto y se firma una indigna paz, la Paz de Basilea
(22 de julio, 1795) que garantizaba la retirada de Francia a cambio de compensaciones
territoriales en el Caribe. Francia devuelve a España todos los territorios ocupados
en España (el valle de Arán y parte del Ampurdán, de Navarra y de Vacongadas) tras
haber obtenido del rey la promesa firme de que los simpatizantes con la Revolución no
serán castigados. A cambio España concede a Francia grandes derechos sobre
importación de ganado español y le entrega la parte española de la isla de Santo
Domingo (los franceses ya controlan la parte occidental de la isla, Haití, desde la firma
del Tratado de Rijswijk en 1697). Queda para más adelante la redacción de un nuevo
acuerdo que sellará una alianza militar contra Inglaterra. Por esta paz humillante
Godoy es reconocido por sus servicios con el título de Príncipe de la Paz. Triste resultó
el hecho de que ministros como Floridablanca habían instado a Godoy a firmar una paz
Crisis Antiguo Regimen 6
muy favorable para España cuando las circunstancias lo permitían, pero el privado no
atendió estas razones y se empeñó en continuar una guerra para la que no estaba
preparado.
Recordemos que los Pactos de Familia eran acuerdos que unían los intereses políticos y
militares de las casas de Borbón francesa y española. Primer Pacto de Familia (1733)
llevó a España a participar en la Guerra de Sucesión en Polonia y como consecuencia
de ésta el infante don Carlos (III) se convirtió en rey de las Dos Sicilias (Sicilia y
Nápoles), mientras que el Segundo Pacto de Familia (1743) devolvió a España los
ducados de Parma y Toscana. El resultado fue que España había recuperado buena
parte de los territorios italianos perdidos en el Tratado de Utrecht.
Godoy vivió sus peores momentos. El Directorio inició negociaciones con Inglaterra
sin contar con España. Las intrigas contra el favorito y la traición del propio Directorio,
obligaron a retirarse a Godoy por un tiempo (marzo de 1798)
Napoleón se hace con todo el poder en Francia (1798), y España se ve más sometida a
los intereses de Francia. Firma del segundo Tratado de San Ildefonso (octubre 1800)
en una situación de gran ventaja para Francia.
Godoy vuelve a recuperar el poder en 1801. Por el tratado firmado con Napoleón España
y Francia en 1801 atacan a Portugal (Guerra de las Naranjas). Este momento certifica la
cima de la gloria del valido consiguiendo, de manera casi incruenta, una paz favorable con
el Tratado de Badajoz (junio 1801). Este acuerdo cerraba los puertos portugueses a
Inglaterra y establecía una alianza y cooperación mutua entre España y Portugal. Meses
después Francia y Portugal firmaban el Tratado de Madrid (septiembre 1801) que
confirmaba el anterior y abría los puertos portugueses a la flota francesa.
Napoleón estaba necesitado de una paz (la paz es un período entre dos guerras, en una
recordada sentencia de Napoleón) y consiente la Paz de Amiens (1802) con Inglaterra, a
quien obsequia con la conservación de Trinidad, España, por su parte, se mantuvo en
Olivenza (Portugal) y retuvo Menorca, que había sido nuevamente ocupada por los
ingleses.
Crisis Antiguo Regimen 7
Francia continuó ejerciendo una presión agobiante para España, que además estaba
seriamente amenazada por Inglaterra en el Atlántico. Mientras Napoleón recortaba la
soberanía española Inglaterra acechaba las Indias y el comercio atlántico. Barcos, dinero
y hombres eran empleados para satisfacer los deseos imperialistas de Napoleón. Fueron
muchos los españoles de muy diversa condición que mostraban su preocupación por la
humillante sumisión a los intereses de Francia. Las guerras con Inglaterra estaban
resultando ruinosas para España, pero Napoleón obliga. En 1803 Godoy consigue la
neutralidad a cambio de un acuerdo económico con Francia (1803), nación a la que
pagará una cuantiosa pensión para que continúe la guerra. Inglaterra entendió esta
situación como de enemistad manifiesta y no reconoció la neutralidad española
prosiguiendo con la guerra contra los intereses españoles. Una acción naval contra
buques españoles pbligó a Godoy a declarar la guerra a Inglaterra (1804).
En este tiempo, las Indias resistían con gallardía los ataques de los ingleses, como el
doble intento de ocupar Buenos Aires (1806 La Reconquista y 1807 La Defensa, como
fueron conocidas). Las colonias españolas daban muestras de fidelidad a la Corona.
Godoy fue uno de los más señalados como responsable del desastre naval. Los
descontentos con la política del favorito se agruparon en torno al Príncipe de Asturias y
Godoy temió por su suerte y la de los reyes, acercándose aún más a Napoleón. Se estaba
creando un partido antigodoyista, también conocido como aristocrático o fernandino. Es
muy posible que Napoleón apreciase a Godoy como hombre y como ministro, aunque
no dudase en alentar los recelos y las ambiciones, unas veces de Godoy y otras del
Príncipe de Asturias, para sus propios intereses. Entra dentro de lo posible que Godoy
plantease eliminar de la lista sucesoria a Fernando, o incluso ofrecerse él mismo como
regente. En ese tiempo, Napoleón siguiendo con sus planes para España, animaba a
Fernando a conspirar contra su padre, y mantenía una relación de confianza con
Godoy.
bloqueo y el regente del reino se oponía, se estableció un nuevo acuerdo con Francia,
el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), por el que Portugal sería
ocupada por fuerzas hispano-francesas. Nuevos buques, de los pocos que se
conservaban después de Trafalgar, pasan a Francia y se acuerda una expedición de
17.000 hombres al mando del marqués de la Romana a Dinamarca a luchar junto a los
franceses.
El complot del Escorial contra los reyes es descubierto y Fernando arrepentido delata a
todos los implicados. El arrepentimiento del Príncipe de Asturias fue aireado por sus
defensores como muestra de su buena voluntad, y contribuyó aún más al descrédito de
Godoy al sugerirse la idea, falsa por completo, de que todo el complot había sido una
ficción del propio Godoy para descalificar a Fernando ante sus padres.
Por ese tiempo las tropas francesas van entrando en la península para atacar Portugal
y, tal vez, ayudar a Fernando a eliminar al impopular Godoy y a los cada vez más inútiles
y desacreditados reyes. 80.000 soldados franceses entran y ocupan los nudos de
comunicaciones y las principales ciudades españolas.
Godoy finalmente sospecha que las intenciones de los franceses puedan ser otras
además de la ocupación de Portugal y decide llevar a los reyes camino del sur y,
posiblemente llegado el caso, hacerlos embarcar rumbo a América para dirigir la guerra
contra los franceses. Estos planes fueron públicamente desmentidos para tranquilizar al
pueblo español ante la presencia cada vez más numerosa de franceses. La comitiva real
se detuvo en Aranjuez.
El rey Carlos, poco antes de perder la Corona, explicaba a sus súbditos la entrada de las
tropas francesas:
“S.M. se ha servido dirigir al Excmo. Sr. D. Pedro Cevallos, primer secretario de Estado y
del despacho, el real decreto siguiente:
Fernando VII es aclamado por el pueblo haciendo una entrada triunfal en Madrid. Pocos
reyes en la historia de España han despertado tanta ilusión y han empujado a tan gran
optimismo.
"Señor mi hermano: VM. sabrá sin duda con pena los sucesos de Aranjuez y sus resultas
y no verá con indiferencia a un rey que, forzado a renunciar a la corona, acude a ponerse
en los brazos de un grande monarca, aliado suyo, subordinándose totalmente a la
disposición del único que puede darle su felicidad, la de toda su familia y la de sus fieles
vasallos.
Yo fui forzado a renunciar; pero he tomado la resolución de conformarme con todo lo que
quiera disponer de nosotros y de mi suerte, la de la Reina y la del Príncipe de la Paz."
Napoleón tenía otros planes para España, y ya hacía tiempo que había decidido
sustituir a los reyes. Napoleón buscó monarca entre sus hermanos, e incluso se postuló
la posibilidad de que Murat ciñese la vieja corona de los reyes de España. Napoleón no
ocultaba su desprecio por los monarcas españoles, no olvidemos el origen revolucionario
de Napoleón y su demostrada animadversión hacia la casa de Borbón, algo que había
demostrado reprimiendo las algaradas monárquicas durante el final del Directorio.
Sin ser del conocimiento del joven rey, ésta era la estrategia del Emperador, Carlos,
María Luisa y Godoy también se dirigían a la entrevista en Bayona bajo escolta militar
francesa. Entre el 20 y el 30 de abril todos se encontraron en en el castillo de Marracq
en Bayona, cerca de la frontera hispano-francesa. La familia real española solicitaba la
mediación imperial, si bien la reclusión de todos ellos en suelo francés ya estaba
Crisis Antiguo Regimen 10
Los ejércitos franceses ocupaban España con total arrogancia conociendo los
propósitos del emperador y a la espera de un nuevo rey. El pueblo español, por su
parte, se prepara para defender al rey, la nación y la verdadera religión. El “Dios,
Patria y Rey” que tan bien entendía el pueblo.
Los incidentes entre franceses y españoles iban en aumento. El pueblo entendía mal la
situación, los franceses se manejaban como conquistadores antes que aliados, y los
militares españoles ocultaban su recelo y malestar en la disciplina que les obligaba a
obedecer sin cuestionar nada.
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
A finales de abril, Napoleón insistió en la salida de los últimos miembros de la familia
real, María Luisa, la hija, y el infante Francisco de Paula. A las 8:30 del 2 de mayo un
grupo de madrileños, en su mayoría de baja condición, paseaba ante las puertas del
Palacio Real a la espera de novedades. Molina Soriano, un maestro cerrajero, fue el
primero en dar la voz, en pocos minutos los madrileños se arremolinan frente a palacio
al grito de “¡Qué se los llevan!!, la guardia francesa abre fuego sin contemplaciones y se
derrama la primera sangre.
Por todo Madrid se organizan partidas espontáneas armadas con útiles domésticos,
arma blanca y fusilería de caza. La pelea es cruel y desesperada. Murat debe emplear a
todas sus fuerzas acantonadas en Madrid. Mientras esto ocurre, el Capitán General de
Madrid y los miembros de la Junta de Gobierno dan orden de acuartelar a las tropas,
impidiendo su salida de los cuarteles y su participación en el combate, que sólo será a
título individual y bajo desobediencia de órdenes.
Los artilleros del cuartel de Monteleón se sublevan por España y por el rey armando al
pueblo y resistiendo horas ante un enemigo numeroso y bien equipado. Los capitanes
Luis Daoíz y Pedro Velarde entran en la leyenda muriendo en la defensa del cuartel.
Heroísmo y crueldad por las dos partes en unas horas que cambiaron el destino de
España y, probablemente, de Europa.
“Escrito militar del 2 de mayo de 1808, publicado en la prensa cuatro días más tarde, en
el que se da detalle de los castigos para aquellos que hayan participado en la revuelta
contra las tropas francesas.
Crisis Antiguo Regimen 11
Art. 2. Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas.
Art. 3. Todos los moradores de la corte, que anden con armas, o las conserven en su
casa sin licencia especial, serán arcabuceados. [...]
“”el dos de mayo será un día de luto, para mí tanto como para vosotros”
“… nuestra causa era mala y a los españoles les asistía la razón al rechazar a unos
extranjeros, que después de haberse presentado en su casa como amigos, querían
destronar a sus soberanos y apoderarse del reino por la fuerza. Esta guerra me parecía,
pues, impía …”
Mientras los madrileños se batían con valor en las calles de la capital el dos de mayo y
con su ejemplo empujaban al resto de la nación en rebeldía contra el invasor, los
herederos de la Corona de España estaban en Bayona total y devotamente entregados al
emperador.
Napoleón exigía la doble abdicación para entregar la corona a uno de sus hermanos
bajo la garantía de respetar la integridad de España y sus dominios en ultramar. El padre,
Carlos, y el hijo, Fernando, se enfrentaron con maneras vergonzosas acusándose
mutuamente. Carlos, finalmente, abdicó cediendo sus derechos a Napoleón,
posteriormente Fernando y sus hermanos renunciaron también (abdicaciones de
Bayona, 7 mayo 1808).
"He tenido a bien dar a mis amados vasallos la última prueba de mi paternal amor. Su
felicidad, la tranquilidad, prosperidad, conservación e integridad de los dominios que la
divina providencia tenía puestos bajo mi Gobierno, han sido durante mi reinado los únicos
objetos de mis constantes desvelos. Cuantas providencias y medidas se han tomado
desde mi exaltación al trono de mis augustos mayores, todas se han dirigido a tan justo
fin, y no han podido dirigirse a otro. Hoy, en las extraordinarias circunstancias en que se
me ha puesto y me veo, mi conciencia, mi honor y el buen nombre que debo dejar a la
posteridad, exigen imperiosamente de mí que el último acto de mi Soberanía únicamente
se encamine al expresado fin, a saber, a la tranquilidad, prosperidad, seguridad e
integridad de la monarquía de cuyo trono me separo, a la mayor felicidad de mis vasallos
de ambos hemisferios.
Así pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a mi aliado y caro amigo el
Emperador de los franceses todos mis derechos sobre España e Indias; habiendo
pactado que la corona de las Españas e Indias ha de ser siempre independiente e
íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que nuestra sagrada religión
Crisis Antiguo Regimen 12
Carlos IV -a sus sesenta años era un hombre ya mayor para su tiempo-, educado en el
Antiguo Régimen, con dificultad pudo asimilar la traición de su hijo en El Escorial, a pesar
de su perdón, o aún más en el motín de Aranjuez y la pérdida de la Corona, como
tampoco podía haber esperado que el emperador, a quien había concedido su sincera
amistad, le hubiera engañado deshonrando su palabra, y llevando a España, su firme
aliado, a la destrucción.
“Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte,
han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que
en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario
que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos perfidos que, so color de
amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado
de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más
activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y
demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y
valiente, como los españoles lo son.
Iniciadas las hostilidades la respuesta en toda España fue cualquier cosa menos
homogénea. Las dificultades de comunicación y el diferente grado de ocupación
francesa condicionaron el levantamiento. Como norma habitual se rechazó la autoridad
de las instituciones oficiales, en manos cómplices del invasor y se siguió a quienes,
haciendo gala de patriotismo, se sublevaron.
Los primeros meses fueron de gran confusión viendo como los nuevos órganos de
gobierno se solapaban y entraban en contradicción con los antiguos.
”Tengo por enemiga a una nación de doce millones de habitantes, bravos y exasperados
hasta el extremo… Todo lo que se hizo aquí el 2 de mayo, es odioso….; No se ha tenido
ninguna consideración para este pueblo…. No, señor: Estáis en un error, vuestra gloria se
hundirá en España…“.
Napoleón siempre intentó legitimar sus conquistas otorgando leyes avanzadas que
rompían con la legalidad del Antiguo Régimen. Se convocaron Cortes estamentales y el
mismo emperador prometió una constitución para la nación española.
"...Españoles: después de una larga agonía vuestra nación iba a perecer. He visto
vuestros males y voy a remediarlos... Vuestros príncipes me han cedido todos sus
derechos a la corona de las Españas; yo no quiero reinar en vuestras provincias... y os
haré gozar de los beneficios de una reforma sin que experimentéis quebrantos,
desordenes y convulsiones. Españoles: he hecho convocar una asamblea general de las
diputaciones, de las provincias y de las ciudades. Yo mismo quiero saber vuestros deseos
y vuestras necesidades...asegurándoos al mismo tiempo una Constitución que concilie la
santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y privilegios del pueblo.
Españoles: acordaos de lo que han sido vuestros padres, y mirad a lo que habéis llegado.
No es vuestra la culpa, sino del mal gobierno que os regía. Yo quiero que mi memoria
llegue hasta vuestros últimos nietos y que exclamen: es el regenerador de nuestra patria.
Mientras los españoles iniciaban una larga y dura guerra por su patria y su rey, Fernando
VII se disponía a vivir su “prisión”, en compañía de su hermano Carlos y su tío Antonio, en
Valençay bajo la cercana vigilancia de Talleyrand. Fiestas y lujo mientras la guerra
desgarraba a España. La vigilancia del rey exiliado era estrecha, aunque garantizando
buenas condiciones de vida. Varios intentos de fuga para poner a salvo al rey fracasaron,
alguno de ellos incluso denunciado a los franceses por el mismo rey. Fernando se
distinguió por las humillantes cartas que escribía al emperador manifestándole su fidelidad
y devoción y expresándole la satisfacción que sentía al ver los destinos de España en las
buenas manos de su hermano José.
Episodio fundamental por su importancia y significado fue Bailén, donde el 18 de julio los
ejércitos imperiales cosecharían su primera gran derrota. Jamás un ejército de
Napoleón había sido batido en campo abierto por un ejército regular. El general Dupont,
al mando de 20.000 veteranos de las campañas europeas, vio como las águilas
francesas inclinaban la cabeza ante los soldados de España. Las tropas francesas
avanzaban hacia el sur saqueando salvajemente la ciudad de Córdoba, detalle éste que
aún iba a a contribuir a exacerbar el ánimo de los españoles.
- considerable error al pensarse que tras la humillante derrota los franceses iban a
ser fácilmente batidos
José Bonaparte abandonaba Madrid ante el temor de la llegada del Ejército del Sur. La
huida del usurpador permitiría la reunión en la capital de los delegados de las distintas
Juntas a fin de formar una Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, con 35
vocales y el conde de Floridablanca al frente con la colaboración de ilustres personajes
como Gaspar Melchor de Jovellanos.
La ventaja quedaba del lado de Francia por un mayor número de efectivos, por la
capacidad demostrada de los cuadros de mando, el armamento superior, la logística y el
genio extraordinario para la guerra de Napoleón. A estas ventajas había que añadir la
mala coordinación de las tropas españolas, las prisas y una excesiva moral tras la victoria
de Bailén. Las tropas españolas sucumbieron ante la estrategia de Napoleón y la
superioridad de sus fuerzas.
Los ingleses entraron en acción desde Portugal viendo la posibilidad de atacar a los
franceses. El general Arthur Wellesley, el duque de Wellington se puso al frente de las
tropas anglo-portuguesas y acabaría siendo el comandante en jefe de los aliados enla
Península contra la invasión francesa.
Sin duda alguna, es el alzamiento popular contra la ocupación francesa lo que marca
como especial el conflicto. Sin esta actitud “nacional” probablemente José I se habría
sentado en el trono de España y, con la protección del emperador y de sus tropas,
habría doblegado las instituciones, entre ellas la Milicia, y la voluntades españolas más
resistentes. Esto ya había ocurrido con anterioridad en otras naciones conquistadas por
Napoleón. La formación de combatientes fue espontánea, aunque pronto la Junta Central
pretendió regular esta actividad dotándola de cierta aunque difícil homogeneidad. Entre
1811 y 1812 se conoció la cción guerrillera de 16 grandes partidas y otras muchas de
menor entidad hasta alcanzar un número próximo a 55.000 hombres que unirían sus
esfuerzos a los 70.000 soldados del ejército regular. Durante la guerra, y aún más
después, algunas partidas derivaron hacia el bandolerismo.
Hubo intelectuales, altos funcionarios y algunos nobles, muchos de los cuales procedían
del despotismo ilustrado y defendían las reformas y la modernización que José I prometía.
Éstos temían los excesos revolucionarios y apoyaban una Monarquía fuerte (napoleónica)
que frenase al populacho.
En Bailén (julio 1808) un ejército de Napoleón era derrotado por vez primera. Los
franceses se retiraron más allá del Ebro, abandonaron la corte y obligaron al mismo
Emperador a entrar personalmente en España al frente de 250.000 hombres que
ocuparon casi todo el país. Las dificultades en Rusia a partir de 1812 imposibilitaron el
mantenimiento de dos frentes. Los españoles, con la ayuda de un ejército anglo-
portugués dirigido por el Duque de Wellington, forzaron a los franceses a pactar la
retirada (1813-1814). se libraron batallas esenciales para el devenir de la guerra como
Ciudad Rodrigo, Arapiles, Vitoria o San Marcial.
Los miembros fueron: el general Castaños, los consejeros de Estado Antonio de Escaño y
Francisco Saavedra, el obispo de Orense, Pedro de Quevedo y Quintano, y, por parte de
las Indias, Esteban Fernández de León, que sería sustituido por Miguel de Lardizábal y
Uribe.
Los representantes que acudieron a Cádiz lo hicieron con gran dificultad, la mayoría de
ellos se encontraban en las inmediaciones de la ciudad gaditana y mostraron un espíritu
enardecido por la guerra. Fue muy difícil para muchos acceder a Cádiz, y algunos
diputados lo hacían en representación de la América española. La guerra impidió que se
celebrara la elección en muchos distritos y un elevado número de diputados fue elegido
por ciudadanos de las correspondientes provincias residentes en la ciudad.
- los liberales que buscaban un parlamento de cámara única y soberanía nacional que
llevase a la redacción de un texto constitucional. Éstos últimos se vieron beneficiados ante
las dificultades que mucho diputados encontraron para llegar y fueron sustituidos por otros
presentes en Cádiz, ciudad comercial y con presencia de liberales superior a otras
ciudades españolas.
Las ideas liberales se impusieron desde el primer momento (septiembre 1810, acto
inaugural). Se constituyó una única Cámara (eliminando el viejo modelo estamental de
tres brazos) y se aprobó por mayoría el principio de soberanía nacional, según el cual el
poder reside en la nación (el conjunto de ciudadanos que la representa en las Cortes).
Nobles 15
Comerciantes/Industriales 12
Hacendados 6
Otros 6
Total 300
La misma ciudad de Cádiz contribuyó a crear un clima especial por su situación de única
capital española libre del invasor, por su decidida defensa ante el sitio francés y por la
concentración de refugiados, militares, aventureros, extranjeros, … los debates en cafés
y locales públicos y la activa presencia de la prensa libre por vez primera, gracias al
decreto de libertad de imprenta de 10 de noviembre de 1810. De estas discusiones y
de las reuniones de las Cortes surgiría la división, que sería definitiva, entre el partido
servil o absolutista y el partido liberal. 300 fueron los diputados en los años gaditanos,
104 se hallaban en el momento de la inauguración, 184 cuando se aprobó la constitución
y 223 cuando se clausuraron las Cortes para trasladarse a Madrid al inicio de 1814.
Desde sus inicios las cortes gaditanas supusieron una ruptura radical con todo lo anterior.
El primer decreto fue de 24 de septiembre de 1810 y establecía la soberanía nacional,
la soberanía residía en la nación representada en las Cortes. Muy pronto se estableció la
igualdad de todos los españoles ante la ley, lo que liquidaba la sociedad estamental
propia del Antiguo Régimen. Igualmente se reafirmaba la igualdad entre los españoles de
las dos orillas del Atlántico.
- libertad de imprenta
- abolición de la tortura
- supresión de determinados tributos
- abolición de la Inquisición
- desaparición de los señoríos jurisdiccionales
- desaparición de los antiguos consejos
- se planteó la primera desamortización de bienes de la Iglesia
- una división territorial diferente
- la reforma de la Hacienda
- la libertad de industria y comercio
Crisis Antiguo Regimen 22
La nación española era definida como el conjunto de todos los ciudadanos de dos
hemisferios igualando así los territorios peninsulares con los americanos.
La de 1812 fue una constitución liberal más avanzada y progresista que sus
antecesoras (Estados Unidos y Francia) pretendía establecer un modelo nuevo de
sociedad con una garantía amplia de derechos.
Crisis Antiguo Regimen 23
Hay que reconocer que un modelo tan avanzado tan sólo podía ser posible en una
situación tan excepcional como era la de la guerra, que había permitido una situación
verdaderamente revolucionaria.
La de Cádiz de 1812 fue un modelo para otras naciones en Europa y América, y la raíz
del constitucionalismo español del XIX. De cualquier manera, su influencia sería escasa
por la guerra y la posterior anulación al regreso de Fernando VII y la restauración del
absolutismo.
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Art. 3.- S.M. El emperador de los franceses, rey de Italia, reconoce a D. Fernando y sus
sucesores, según el orden establecido por las leyes fundamentales de España, como rey
de España y las Indias.
Ar. 4.- S. M. El Emperador reconoce la integridad del Territorio de España, tal y como
existía antes de la guerra actual.
Art. 6.- Su majestad el rey Fernando se obliga por su parte a mantener la integridad del
territorio de España, islas, plazas y presidios adyacentes, en especial Mahón y Ceuta. Se
obliga también a evacuar las provincias y territorios ocupados por los gobernantes y
ejército Británico.
Art. 9 Todos los Españoles adictos al rey José I que le han servido en los empleos civiles
o militares y que le han seguido, volverán a los honores, derechos y prerrogativas que
gozaban, que todos los bienes de que hayan sido privados les serán restituidos.
CONCLUSIÓN
“En el comienzo de este siglo, España ha atravesado días muy duros: ha tenido que
hacer frente a una invasión, y los que dieron la cara no fueron en verdad los doctos. Esos
pasaron todos el sarampión napoleónico, y en nombre de las ideas nuevas se hubieran
dejado rapar como quintos e imponer el imperial uniforme. Los que salvaron a España
fueron los ignorantes, los que no sabían leer ni escribir. ¿Quién dio pruebas de mayor
robustez cerebral: el que, seducido por ideas brillantes, aún no digeridas, sintió vacilar su
fe en su nación, y se dejó invadir por la epidemia que entonces reinaba en toda Europa, o
el que con cuatro ideas recibidas por tradición supo mantener su personalidad bien
definida ante un Poder tan absorbente y formidable? España pudo entrar en la
confederación familiar planteada por Napoleón; gozar de un régimen más liberal y más
noble que el que sufrió con Godoy y comparsas; tener nuevas y sabias leyes, mejor
administración, muchos puentes y muchas carreteras; pero prefirió continuar siendo
España, y confiar al tiempo y a las fuerzas todo eso que se le hubiera dado a cambio de
su independencia. Y esta concepción, tan legítimamente nacional, que contribuyó a
cambiar los rumbos de la historia europea, fue obra exclusiva de la ignorancia.
Verano 2020
Laus Deo