Hora Santa Por Las Familias

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HORA SANTA POR LAS FAMILIAS

MONICIÓN INTRODUCTORIA
Dios no es un ser solitario, es una Familia formada por el Padre y el Hijo y el Espíritu
Santo, y la Iglesia, pueblo santo de Dios, es la gran Familia de Dios en la tierra. La
familia, a su vez, es imagen de Dios que «en su misterio más íntimo no es una soledad,
sino una familia» (Juan Pablo II, Homilía en Puebla)
La familia, que se inicia con el amor del hombre y la mujer, surge radicalmente del
misterio de Dios.
Como «iglesia doméstica», es la esposa de Cristo. La Iglesia universal, y dentro de ella
cada Iglesia particular, se manifiesta más inmediatamente como esposa de Cristo en la
«iglesia doméstica» y en el amor que se vive en ella: amor conyugal, amor paterno y
materno, amor fraterno, amor de una comunidad de personas y de generaciones”.
Por eso, hermanos, vamos ahora a contemplar el Misterio de Cristo Esposo en su
humanidad eucarística, y por Él, con Él y en Él, contemplemos agradecidos el misterio de
nuestra familia. Con nuestros cantos y oraciones aclamemos el misterio del amor de
Cristo que ha querido quedarse con nosotros para caminar juntos por la vida. Pidamos
perdón a Dios por las infidelidades a su Plan de Amor, démosle gracias por el don del
matrimonio y la familia y alabémoslo por su misericordia. Participemos con grande fe y
alegría en este encuentro con Cristo vivo, camino de conversión, comunión y solidaridad
para nuestras familias.
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
CANTO (ALTISIMO SEÑOR)
MONITOR: Señor Jesús la Iglesia consciente de que el matrimonio y la familia
constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad, queremos darte
gracias por cada una de ellas y ofrecerte nuestras oraciones en esta hora
Santa por su bienestar material y espiritual de todas las familias del mundo,
sobre todo aquellas que sufren violencia, que están a punto de separarse, que
sufren debido a la falta de recursos económicos, bendícelas y fortalece en ellas
los lazos de amor y unidad. Amén.
PRIMER MOMENTO
PETICIÓN DE PERDÓN
MONICIÓN
Hermanos, ante el Señor Jesús, con un corazón contrito, reconozcamos
nuestras faltas de generosidad para con nuestras familias, por no esforzarnos
en vivir el Plan de Dios para la familia. Escuchemos al Papa Juan Pablo II:
LECTOR:
«Por otra parte, no faltan, sin embargo signos de preocupante degradación
de algunos valores fundamentales –de la familia–: una equivocada
concepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí;
las graves ambigüedades. Acerca de la relación de autoridad entre padres e
hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la familia en
la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga
del aborto, el recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la
instauración de una verdadera y propia mentalidad anticoncepcional.»
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
«Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José;
pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su
esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar
discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le
apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte
a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres
el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a
su pueblo de sus pecados»... Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le
había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a
luz un hijo, al que puso por nombre Jesús».
Palabra del Señor.
MONITOR La fe y obediencia de José nos sirve de ejemplo para nuestras vidas. ¿Cuántas
veces el Señor nos dice algo y no le hacemos caso? Queremos hacer nuestra voluntad y
no la de El. Por nuestra fragilidad humana nos hemos apartado de su camino sin darnos
cuenta y nuestra familia no es luz para la sociedad. Reconozcamos que no hemos sabido
cuidar esa obediencia y fe que nos enseñó la Sagrada Familia de Nazaret. En presencia
del Señor, reconozcamos en silencio nuestras faltas y nuestros pecados porque hemos
permitido la desobediencia en nuestra familia, en nuestra mente, en nuestro corazón.
Pidamos perdón por nuestra falta de entusiasmo, de generosidad, de entrega en la tarea
de promover y defender a las familias.
MONITOR: Ahora, expresemos al Padre con sinceridad algunas cosas que en la vida de
nuestras familias y de nuestra sociedad han oscurecido el plan de Dios. Después de cada
petición, respondamos: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
LECTOR
1. Por las veces en que como Iglesia no hemos puesto una especial atención a la vocación
y misión de la familia y no hemos promovido a sus integrantes a participar de acuerdo al
plan de Dios, en la vida eclesial, cultural, social, política y económica.
2. Por las veces en que hemos valorado y construido a la familia más hacia el poder y el
tener que por su fe y obediencia a Dios en cumplir la misión y función que le encomendó
como “iglesia domestica”.
3. Por permitir que se pierdan las riquezas que sólo las familias puede aportar a la vida
de la Iglesia y de la sociedad y no valorar su papel decisivo sobre la defensa de la vida,
en la educación y en la formación de la sociedad.
4. Por las discriminaciones de las que son objeto las familias en dificultades o en una
situación irregular dentro de la Iglesia, sin tomar en cuenta que también son parte del
pueblo de Dios y están llamados a la salvación.
5. Por la falta de compromiso de las familias cristianas con el resto de la sociedad, al no
darles el ejemplo que deben según el plan de Dios.
6. Por las veces en que el hombre y la mujer han optado por vivir su amor fuera del
matrimonio sin aceptar el plan de Dios para los esposos y para la familia.
7. Por el pecado de tantos adulterios y divorcios que rompen la unidad del matrimonio
y destruyen la vida y la paz de los hijos y de las familias.
8. Por el rechazo y el menosprecio a la maternidad de la mujer y las veces en que se le
ha abandonado y dejado sola con su maternidad, por el pecado del aborto y de la
contracepción a la que a veces es orillada.
9.Por el pecado del abandono de los hijos, del maltrato de ellos y de la falta de amor de
los padres que no tienen la conciencia de ese gran regalo que Dios les da.
10.Por la desunión familiar existente y la falta de compromiso cristiano para transmitir a
los hijos y la sociedad la alegría de ser hijos de Dios.
11.Por la lejanía que se ha dado entre las familias y el Pan de Vida Eterna.
MONITOR: Continuando con esta súplica de perdón, ¿de qué le pedirías tú perdón a Dios
en este momento?
MOMENTO DE SILENCIO
MONICIÓN : Unamos ahora nuestras voces y cantemos todos el amor de Jesús que es
Perdón, con una actitud de confianza y de gratitud.

Canto: Sáname Señor


SEGUNDO MOMENTO
ACCIÓN DE GRACIA
MONICIÓN
Después de haber pedido perdón al Señor, démosle gracias en este segundo momento
por su fidelidad y por el su amor manifestado en el don de nuestras familias.
Hoy venimos Señor, a darte gracias, por la vida, por la vida que has puesto en
nuestras manos, por tu fuerza que llena el universo, por el mundo tan bello en
que vivimos.

Trabajamos Señor alegremente, todos juntos unidos como hermanos, no


tendremos ya odios, ni egoísmos, pues en Cristo nos has resucitado.

Que seamos Señor, en esta tierra, pueblo nuevo nación santificada Sacerdotes
de un mundo renovado, tus testigos, tu luz para los hombres.

LECTOR: «El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el


bautismo y su expresión máxima es la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el
matrimonio cristiano... Volver a encontrar y profundizar tal relación es del todo
necesario si se quiere comprender y vivir con mayor intensidad la gracia y las
responsabilidades del matrimonio y de la familia cristiana. La Eucaristía es la fuente
misma del matrimonio cristiano. En efecto, el sacrificio eucarístico representa la alianza
de amor de Cristo con la Iglesia, en cuanto sellada con la sangre de la cruz. Y en este
sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza los cónyuges cristianos encuentran la raíz de la
que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro, su alianza conyugal. En
cuanto representación del sacrificio de amor de Cristo por su Iglesia, la Eucaristía es
manantial de caridad. Y en el don eucarístico de la caridad la familia cristiana halla el
fundamento y el alma de su «comunión» y de su «misión», ya que el Pan eucarístico hace
de los diversos miembros de la comunidad familiar un único cuerpo, revelación y
participación de la más amplia unidad de la Iglesia; además, la participación en el Cuerpo
«entregado» y en la Sangre «derramada» de Cristo se hace fuente inagotable del
dinamismo misionero y apostólico de la familia cristiana.” (Familiaris consortio, 57).
“Coronamiento litúrgico del rito matrimonial es la Eucaristía -sacrificio del «cuerpo
entregado» y de la «sangre derramada»-, que en el consentimiento de los esposos
encuentra, de alguna manera, su expresión” (Carta a las Familias, 11)
LECTURA EVANGÉLICA Lucas 1, 26-38
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre
llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella
y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida
al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No
temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a
luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado
Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por
siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al
ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño
santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está
esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el
sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora
del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
COMENTARIO El celebrante comenta brevemente el texto, insistiendo en la aceptación
de la virgen al Plan de Dios, su docilidad y obediencia, como lo viven muchas de nuestras
familias cristianas.
MOMENTO DE SILENCIO
CANTO: ENTRE TUS MANOS
MONICIÓN
Llenos de agradecimiento expresemos algunas de las muchísimas cosas con las que Dios
ha bendecido a la humanidad por medio de las familias. Demos gracias al Señor por su
designio sobre la vocación y la misión de las familias y por lo que representan en la vida
de la humanidad y de la sociedad.
Respondamos diciendo: Te damos gracias, Padre.
LECTOR: ( )
1. Padre, Hijo y Espíritu Santo, Familia Divina; por brindarnos hoy la oportunidad de
contemplar tu imagen en la familia, por todo lo que nos permites ver de Ti en ella.
2. Te damos gracias porque los esposos forman una sola carne al unirse en matrimonio,
convirtiéndose en los padres que orientan y educan a sus hijos para que lleguen a Ti, en
el camino de la vida, mediante la oración, la participación en la eucaristía y el ejemplo
de fe, esperanza y amor a Dios.
3. Te damos gracias por las familias que saben acoger con amor generoso a sus hijos, por
su esfuerzo en educarlos y guiarlos hacia ti.
4. Te damos gracias por la mujer-esposa y el hombre-esposo que unen irrevocablemente
su destino en una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.
5. Te damos gracias por las familias que son comunidad de amor y vida a semejanza Tuya
y que irradian a los demás tu presencia al vivir el Evangelio en el interior de la familia, en
su trabajo y en la sociedad.
6. Te damos gracias por las familias que viven fieles a ti en medio del sufrimiento y la
separación de sus miembros.
7. Te damos gracias por las familias que rezan el rosario, para bien propio y de la
humanidad, que saben que en María tienen a una Madre Coredentora que los guía hacia
su Hijo Jesús.
8. Te damos gracias por las familias que reconocen la fuente de agua viva en la sagrada
Eucaristía y la frecuentan asiduamente, para sentirse unidos a Cristo en su misión.
9. Te damos gracias por las familias que ejercen su apostolado en la Iglesia por sentirse
cuerpo de Cristo y que son objeto y sujeto de evangelización progresiva y permanente.
10. Te damos gracias por todas las iniciativas que favorecen la verdadera dignidad de las
familias en todos los campos de la existencia, del saber y del hacer humano.
11. Te damos gracias por haber elegido a nuestras familias para vivir el don de tu gracia
y así, alimentados por Tí, permitirnos poner los cimientos de una nueva primavera para
las familias del III milenio .
Con alegría y un corazón agradecido cantemos al Señor nuestro Dios:
Canto: VASO NUEVO
TERCER MOMENTO
JÚBILO
MONICIÓN
Ha llegado un momento muy especial. El Salmista nos invita al júbilo: “Alégrense en el
Señor, oh justos, exulten, griten de gozo, todos los rectos de corazón” (Sal 32, 11).
Preparemos nuestro corazón para exultar de gozo como María, ante el misterio del amor
de Dios.
LECTOR: «El buen Pastor está con nosotros en todas partes, igual que estaba en Caná de
Galilea, como Esposo entre los esposos que se entregaban recíprocamente para toda la
vida, el buen Pastor esta hoy con ustedes como motivo de esperanza, fuerza de los
corazones, fuente de entusiasmo, siempre nuevo y signo de la victoria de la civilización
del amor.» (Carta a las Familias de S.S. Juan Pablo II. Roma, 2 de febrero de 1994, 18)
LECTURA EVANGELICA Lucas 2, 6-19
“Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo
primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para
ellos en la sala principal de la casa. En la región había pastores que vivían en el campo y
que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. Se les apareció un ángel del Señor,
y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. Pero el ángel les
dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será
motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para
ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a
un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» De pronto una
multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas
palabras: «Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es
la hora de su gracia.» Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se
dijeron unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el
Señor nos ha dado a conocer.» Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con
el recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían
dicho del niño. Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que
decían. María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar
en su interior.”
Palabra de Dios.
COMENTARIO El celebrante comenta brevemente el texto, insistiendo en la importancia
de tener a Jesucristo en el centro de la familia, es el mayor de los júbilos tener a Dios en
nuestras vidas. Que diferencia edificar la casa sobre roca que sobre arena.
MOMENTO DE SILENCIO
MONICIÓN
Sigamos en silencio esta oración del padre Charles de Foucauld, pensando en lo profundo
de nuestro corazón. ¡Qué agradable es ponernos en las manos de Dios!
ORACION
Padre mío, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que hagas de mí te lo
agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.
Con tal que tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios
mío. Pongo mi vida en tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón,
porque te amo.
SILENCIO
Canto: Dios esta aquí
MEDITACIÓN EN LA PALABRA DE DIOS (dirigida por una pareja de esposos).
Esposo. Jesús nos dice:
Esposa. Como el Padre me amó, yo también los he amado a ustedes; permanezcan en
mi amor.
Esposo. Les he dicho esto, para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea colmado.
Esposa. Este es el mandamiento mío; que se amen los unos a los otros, como yo los he
amado.
Esposo. Nadie tiene más amor, que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis
amigos, si hacen lo que yo les mando.
Esposa. No les llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes
les he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre les he dado a conocer.
Esposo. No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes.
Esposa. Que las mujeres respeten a sus maridos como si se tratara del Señor.
Esposo. Igualmente, los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El
que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
SILENCIO
Canto: himno a la familia
MONICIÓN
En el júbilo de la alabanza a nuestro Dios, consagrémosle nuestra persona y nuestras
familias ayudándonos con una oración que compuso San Ignacio de Loyola.
Oración:
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, también mi memoria, mi entendimiento y toda
mi voluntad. Todo lo que tengo y poseo, tú me lo diste con amor. Todos los dones que
me diste, te los devuelvo con gratitud. Dispón de ellos, Señor, según tu voluntad. Dame
solamente tu amor y tu gracia. Eso me basta, nada más quiero pedir.

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO

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