El Presente Texto Pretende Abordar Desde La Perspectiva Técnica Lo Que Es Considerado Como Grabado

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El presente texto pretende abordar desde la perspectiva técnica lo que es considerado

como grabado. Y para ello es necesario empezar por desarrollar la historia del grabado, en
relación con la definición de sus conceptos.
La técnica del grabado tiene su origen en China, a raíz de la invención del papel, en el año
105. Por su parte, en Europa, los primeros grabadores que se conocieron datan del siglo
XIII; la mayoría eran orfebres y plateros, o dibujantes expertos que realizaban grabados
sobre metal. Sin embargo, es hasta el siglo XV, con la llegada de las técnicas de
fabricación del papel, que el grabado en relieve – o xilografía [1]- adquiere mayor
importancia.
Las primeras xilografías que se conocen son hojas de calendarios y naipes; producidos en
Alemania a comienzos del siglo XV. No obstante que la ideología medieval cristiana, que
predomino en occidente a finales del siglo XIV y principios del XV, decretaba que cualquier
forma de producción plástica fuese destinada a la Iglesia y a su religión; por lo que la
mayor parte de imágenes gráficas se encuentran en los ya conocidos como “libros
ilustrados” o “libros miniados”.[2]
 
 

1. Naipes del Siglo XIV, Cartas de juego XIII, xilografía


 
 
 

2.  Indra. Atribuido al sacerdote budista Nichiren, xilografía, (1222-1282)

 
 
Estas imágenes, que eran talladas sobre bloques de madera, establecieron también el
término de “Grabado”.[3] Ya que dicha expresión deviene del acto de incisión que ejercían
los grabadores sobre el soporte de madera; y la generalización del uso del término fue lo
que provocó que erróneamente se nombrara grabado a cualquier imagen reproducida
artesanalmente.
 
 

3.  Ars Moriendi  (primera mitad Siglo.XV), xilografía.


 
 
 
 

4.  Biblia Pauperum (Siglo XV), xilografía.


 
 
 
5.  Apocalipsis, Noerdinglen, xilografía, 1470

 
 
Éste es el caso del grabado en hueco o talla dulce,[4] que surge hacia 1460. Su nacimiento,
está relacionado con el descenso del uso de la xilografía como medio de reproducción.
Pues el desgaste que sufrían las imágenes xilográficas durante el proceso de
estampación, así como su carencia de contornos finos y elegantes, ocasionó la búsqueda
de nuevos métodos de impresión que resultaran capaces de cubrir la demanda de los
libros religiosos y que fueran más precisos en su expresión. De ahí que, el grabado en
metal, surja como una mejor alternativa para la reproducción de imágenes.
El descubrimiento del grabado en hueco resulta difícil de otorgar. Sin embargo,
comúnmente se atribuye al orfebre florentino Maso Finiguerra, quién, en su afán por
conseguir un calco de sus niellos,[5] entintó las incisiones efectuadas en el metal y, al
limpiar sólo la superficie dejó la tinta sobre los surcos, para luego estamparla sobre un
papel humedecido, por medio de la presión ejercida con un rodillo blando. Así, el método
específico de orfebres y plateros, pronto se convertiría en el preferido por los artistas para
la reproducción de imágenes, con resultados mucho más refinados.
Asimismo, es en esta época, cuando la técnica del grabado en metal, en manos de los
artistas, alcanzará su máxima expresión. Digna de mención es la obra del alemán Alberto
Durero – Albrecht Dürer (1471-1528)-, que se distingue por crear imágenes
completamente innovadoras tanto desde un punto de vista artístico como técnico [6]. En las
imágenes producidas por Durero, se destaca la notable capacidad que tenía con el buril y
la gubia; así como el entramado reticular perfectamente geométrico empleado para sus
composiciones. A la par, podríamos mencionar la obra del holandés Lucas van Leyden, así
como los grabados de los italianos Marcantonio Raimondi y Andrea Mantegna, o la
producción del alemán Lucas el viejo, quienes estuvieron influenciados por la obra de
Durero y por el Renacimiento.[7]

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