Raúl el escarabajo era gruñón y molestaba a los demás animales del bosque quitándoles sus juguetes y derribando sus construcciones. El sapo Antonio le habló sobre su mal comportamiento. Raúl reflexionó y se disculpó con sus padres y amigos. A partir de entonces, dejó de ser gruñón y pudo jugar en armonía con los demás.
Raúl el escarabajo era gruñón y molestaba a los demás animales del bosque quitándoles sus juguetes y derribando sus construcciones. El sapo Antonio le habló sobre su mal comportamiento. Raúl reflexionó y se disculpó con sus padres y amigos. A partir de entonces, dejó de ser gruñón y pudo jugar en armonía con los demás.
Raúl el escarabajo era gruñón y molestaba a los demás animales del bosque quitándoles sus juguetes y derribando sus construcciones. El sapo Antonio le habló sobre su mal comportamiento. Raúl reflexionó y se disculpó con sus padres y amigos. A partir de entonces, dejó de ser gruñón y pudo jugar en armonía con los demás.
Raúl el escarabajo era gruñón y molestaba a los demás animales del bosque quitándoles sus juguetes y derribando sus construcciones. El sapo Antonio le habló sobre su mal comportamiento. Raúl reflexionó y se disculpó con sus padres y amigos. A partir de entonces, dejó de ser gruñón y pudo jugar en armonía con los demás.
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EL ESCARABAJO GRUÑÓN
En un bosque lejano, vivía Raúl quien era un
escarabajo gruñón, maleducado y fastidioso; por eso nadie quería jugar con el. Una mañana Raúl él escarabajo se levanto mal humor como casi todos los días. Se levantó y no saludo a su papa y tampoco agradeció a su mamá por el desayuno preparado. Salió sin despedirse de casa y azoto la puerta al salir. Sus padres se sintieron muy tristes por su hijo. Saliendo por el bosque vio a su vecino el pato Renato y a su mejor amigo el ganso Nicolas que iban hacia la laguna a nadar. Viendo que llevaban una pelota para jugar, pensó que seria divertido molestarles y se acercó rápido a ellos quitándoles la pelota. El pato Renato y el ganso Nicolas sabían que Raúl escarabajo era muy gruñón, maleducado y fastidioso. El pato Renato y el ganso Nicolas le dijeron: Por favor devuélvanos la pelota Raúl; es escarabajo siguió jugando sin importarle lo que dijeron. Los dos amigos se fueron rendidos y aquel ellos querían nadar y jugar en la laguna. No entendía porque Raúl se comportaba de esa manera. El escarabajo Raúl después de lo sucedido, miro su alrededor buscando a quién más molestar y vio cerca de un árbol al topo José quién jugaba con el ratón Fernando a construir un castillo de bloques, se acercó a ellos y derribó todo el castillo. Los dos amigos le dijeron: ¿Raúl porque has hecho eso? El escarabajo solo gruñó sin disculparse. El topo José y el ratón Fernando rendidos recogieron sus bloques y se fueron a jugar a la casa del topo. El sapo Antonio viendo cómo se comportaba Raúl con sus padres y compañeros ya que no era la primera vez, se acercó al escarabajo y le dijo: Hola escarabajo Raúl he observado que eres muy gruñón, maleducado y fastidioso y déjame decirte que ese comportamiento no está bien y debes pensar sobre tu comportamiento. El escarabajo Raúl se sorprendió porque nunca antes nadie le dijo que eso estaba mal. El escarabajo Raúl de regreso a casa pensó sobre su comportamiento, entonces se dio cuenta que lo que hacía no estaba bien. Al llegar a casa lo primero que hizo fue a saludar a sus padres y a pedirles disculpas, sus padres sorprendidos aceptaron sus disculpas y le dieron un gran abrazo.
A la mañana siguiente salió agradeciendo el desayuno preparado por su mamá y
despidiéndose con un gran abrazo de sus padres. Al estar en el bosque decidió buscar a los animales que había molestado y al acercarse los escuchó hablar de él por su mal comportamiento. Apenado se acercó a ellos disculpándose por su forma de comportarse y prometiendo que ya no sería así. El pato Renato, el ganso Nicolás, el topo José y el ratón Fernando lo miraron sorprendidos, decidiendo al final aceptar sus disculpas. El sapo Antonio se sintió contento por haber ayudado a entender al escarabajo su mal comportamiento. Finalmente devolvió la pelota disculpándose nuevamente y entre todos los amigos decidieron invitarlo a jugar con ellos. El escarabajo Raúl muy contento aceptó y a partir de ese día jugaron juntos todas las tardes.