Sacramentos
Sacramentos
Sacramentos
Santo es sinónimo de bienaventurado, dichoso, feliz. La santidad es el don de Dios que colma
todas las aspiraciones humanas; es la plenitud de la vida cristiana que consiste en unirse a Cristo,
aprendiendo a vivir como hijos de Dios con la gracia del Espíritu Santo y viviendo la perfección
de la caridad.
“La santidad, la plenitud de la vida cristiana consiste en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en
hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos. La santidad se mide por la
estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado como, con la fuerza del Espíritu Santo,
modelamos toda nuestra vida según la suya. Es ser semejantes a Jesús como afirma san Pablo:
«Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo»
Ser santo transmite la idea de mantenerse separado de lo impuro. La palabra hebrea que se
traduce “santo” proviene de un término que significa “separado”. Por eso, lo que es santo se
aparta del uso común y se considera sagrado, especialmente debido a su condición limpia y pura.
Dios es santo a un grado supremo. La Biblia dice: “No hay nadie santo como Jehová” (1 Samuel
2:2). a Así que es apropiado que Dios establezca la norma de lo que es santo.
La palabra “santo” se puede aplicar a las cosas que están directamente relacionadas con Dios, en
especial a las que se usan para adorarlo. Por ejemplo, la Biblia habla de:
• Lugares santos: Cuando Moisés estaba cerca del arbusto ardiente, Dios le dijo: “El lugar
• Fiestas santas: El antiguo pueblo de Israel celebraba fiestas periódicas para adorar a
Jerusalén se conocían como “utensilios santos” (1 Reyes 8:4). A estos objetos sagrados se les
tenía que tratar con mucho respeto, pero nunca se les debía adorar.
La santidad es una vocación universal, es decir, dirigida a todas las personas. El mismo Dios nos
ha dicho: «Sed santos, porque yo soy santo» (1Pe 1,16) y su Hijo nos lo ha recordado: «Sed
“Todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano
incluso en la sociedad terrena” (Lumen Gentium n. 40). Con fieles se refiere a todos los
“cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el Pueblo de Dios [...] y
son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo"
El Papa Francisco explica: “todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo
el propio testimonio en las ocupaciones de cada día. Sé santo viviendo con alegría tu entrega.
¿Estás casado? Sé santo amando, ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo
con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo
al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a
los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y
Lo esencial para ello es reconocer que Dios nos ama con un amor personal, a pesar de nuestras
Las vías de la santidad son múltiples y se adaptan a la vocación de cada uno, según los propios
Cada uno es ayudado en su camino de santidad por la gracia sacramental, donada por Cristo y
El medio más necesario es el amor, mantenernos firmes en la fe y sostenernos con las armas que
el Señor mismo nos ha dado, entre ellas podemos mencionar las siguientes:
confesión, nos limpia, nos perdona, nos renueva, nos reviste de su gracia y nos fortalece. En la
Eucaristía, nos unimos a Cristo. Él se nos da con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Se
• El sacrificio: que no es más que desarrollar el verdadero amor a Dios y a los demás, ese
servicio a los demás en nuestro día a día y que se puede aprovechar para santificarnos. Ejemplo
de ello es: sonreír a alguien que nos cuesta, perdonar, ser paciente con el prójimo, cumplir con
• El apostolado: ese servicio a los demás, empezando por nuestra familia, amigos, trabajo e
incluso hacia personas que lo necesitan. Nos ayuda a desprendernos de nosotros mismos para
Lo que algunos creen: El celibato hace que una persona sea más santa.
La verdad: Aunque un cristiano podría elegir no casarse, el celibato no hace que Dios
considere santa a una persona. La verdad es que quienes permanecen solteros pueden
servir a Dios sin distracciones (1 Corintios 7:32-34). Sin embargo, la Biblia muestra que
quienes están casados también pueden ser santos. De hecho, por lo menos uno de los
sino que, así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo. (1 Pedro 1: 15-16 -
LBLA)
Introducción al texto
En el versículo anterior, el apóstol Pedro hace un llamado a no conformarse a los viejos deseos
que antes dominaban nuestras vidas; él nos dijo: Como hijos obedientes, no os conforméis a los
Pedro en este texto nos habla de Dios, Él es quien nos llamó para ser sus hijos. Y quien ahora,
además, nos llama a vivir en santidad. En su epístola, Pedro nos presenta a un Dios quien no sólo
crea el plan de salvación; sino que se mete en la historia de la humanidad, se revela a sí mismo, y
nos da la posibilidad de vivir una vida eterna en su presencia. ¡Y todo por el gran amor con el
Todo esto fue posible, entre otras muchas cosas, porque en su infinito amor Él quiso que todos
lleguemos al conocimiento de su nombre (Juan 3:16); y que, a través de su Hijo Jesucristo, todos
podamos ser hechos sus hijos (ver 2 Pedro 3: 9). Pero más allá de eso, Dios pretende un poco
más de nosotros.
En el estudio anterior vimos que, al conocerle, Dios nos regaló nueva naturaleza; y que ahora el
Espíritu Santo vive en nosotros Gracias a ambas cosas, tenemos la posibilidad de una relación
estrecha con Dios; y la ayuda del Espíritu Santo para poder vivir como a Dios le agrada. Es por
todo esto que Él nos dio, que pretende que vivamos en santidad, Es decir, dado que Él ya nos dio
todas las herramientas necesarias, entonces bien pudiéramos llevar una vida de santidad. Esto es
Esto es una orden directa que Dios les daba a sus hijos a través del apóstol. Es una orden para
los antiguos lectores de primera Pedro, pero lo es también para nosotros. Haríamos bien en este
punto, en notar la estrecha relación existente entre este mandato de ser santos, y el anterior de "
no os conforméis " de 1:14. El uno y el otro van de la mano. Aún sin importar que el primero
haya sido expresado en forma negativa y éste último en forma positiva; ambos tienen el mismo
objetivo. Éste es, que, dejando atrás la vieja vida de pecado, logremos vivir una vida santa.
Consecuentemente, si quien nos regaló esta nueva naturaleza es Santo, nosotros al recibirla,
también deberíamos ser santos. Relacionando ahora ambos mandatos, entendemos que, al seguir
una vida de santidad, nos será imposible conformarnos a los deseos pecaminosos del pasado. Y
que, si Dios está siempre cerca para bendecirnos con su ayuda, entonces no nos resultará tan
muchos lugares en donde se nos pide que asumamos esta forma de vivir, les invito a leer por
ejemplo Efesios 4:22, 1 Tos. 5: 15-24; 1 Jon. 3: 2-3. Pero además de aquellos, los cuales son
realmente importantes de leer, quisiera dejarles a continuación el siguiente texto del apóstol
• " Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza
• Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y
de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen
si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por
• Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo
cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza:
instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones
espirituales a Dios, con gratitud de corazón, Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo
en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él. (Colosenses 3:
En este punto debemos nombrar varias artistas del tema de la santidad, la primera y fundamental
será que la santidad es uno de los atributos fundamentales de Dios. Pero luego veremos qué es,
cómo se aplica a nuestras vidas, y por qué Dios pide que seamos santos. Pero veamos primero el
Dios es santo en esencia, es santo en cada acto, en cada pensamiento, en todo momento. Pero,
además, su santidad es la razón esencial por la cual su justicia debe ser cumplida. Es también la
razón por la cual conocemos el pecado, es decir, de qué otra forma contrastamos nuestra manera
de vivir, sino frente a la pureza de un Dios Santo. Y por otro lado sabemos que su santidad y su
justicia motivaron el sacrificio de Jesús en la cruz, ya que alguien debía cumplir con la justicia
Como vemos la santidad de Dios conlleva un gran número de cuestiones que incluso hacen a la
relación entre Él y nosotros. Sin el sacrificio de Cristo, la humanidad no hubiese podido llegar a
la salvación preparada por Dios para todos aquellos que creyéramos (Juan 3:16), a la adopción
del Padre, a la herencia que Dios nos tiene reservada en los cielos. Estaríamos separados y
destituidos de la presencia y de la gloria de Dios para siempre. Ahora, dado que su plan se llevó
a cabo, que la posibilidad de ser sus hijos está puesta en frente nuestro, y que la relación con
Dios ya es posible. La espera que como agradecimiento a Él por hacer todo esto posible, y por el
amor que se genera y se comparte entre Él y nosotros, lleguemos a ser “imitadores de Dios”.
Sacramentos:
Los sacramentos son el centro de la fe cristiana, por los que Dios comunica su gracia, se hace
presente y actúa en nuestra vida. Los siete sacramentos de la Iglesia prolongan en la historia la
son signos sensibles (palabras y acciones), accesibles a nuestra humanidad, a través de estos siete
razón del rito central con el cual se celebra: bautizar significa «sumergir» en el agua; quien
recibe el bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con Él «como una nueva
Santo.
maravillas de Dios» (Hch 2,11). Comunican a los nuevos bautizados, mediante la imposición de
Eucaristía: La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que
Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz,
Confesión: es necesaria la presencia de un sacerdote, una persona, para perdonar los pecados en
el sacramento de la reconciliación.
Unción de los enfermos: (antes conocido como Extrema Unción) la Iglesia acude en ayuda de
sus hijos, que empiezan a estar en peligro de muerte por enfermedad grave o vejez.
Orden sacerdotal: El sacramento del Orden es aquel mediante el cual, la misión confiada por
Cristo a sus Apóstoles, sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos. Para las
Matrimonio: La alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y estructurada con leyes
propias dadas por el Creador, está ordenada por su propia naturaleza a la comunión y al bien de
los cónyuges, y a la procreación y educación de los hijos. Jesús enseña que, según el designio
original divino
Signo de santidad
En el párrafo 21, el Papa nos indica cuál es el plan de Dios Padre para el mundo, mismo que se
puede resumir en una palabra: Cristo. Con esto, realmente está volviendo a lo básico sin
complicar las cosas. TODO se trata de Jesús y de nosotros como cristianos en Él.
Por lo tanto, “la santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el
grado como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la suya”
(#21).
3. Audacia y fervor
Comencemos explicando qué significa salvación. Podemos decir que "la salvación es la
cuestión humana primordial" . Esta noción habla del ser y del sentido último de lo
Ahora bien, la idea de salvación supone que en el hombre existe la necesidad, aunque sea
en forma implícita, de una tal salvación. Y así ocurre efectivamente. Es evidente que la
negativas que padece, además busca realizar ciertas aspiraciones profundas de felicidad y
apostólica profesó que todos los sacramentos fueron instituidos por nuestro Señor
Jesucristo.
"dispensación". Así, la Iglesia ha precisado a lo largo de los siglos, que, entre sus
Los sacramentos son "de la Iglesia" en el doble sentido de que existen "por ella" y "para
ella". Existen "por la Iglesia" porque ella es el sacramento de la acción de Cristo que
actúa en ella gracias a la misión del Espíritu Santo. Y existen "para la Iglesia", porque
ellos son "sacramentos [...] que constituyen la Iglesia" (San Agustín, De civitate Dei 22,
17; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q.64, a. 2 ad 3), ya que manifiestan y
Dios Amor.
Los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden sacerdotal confieren,
además de la gracia, un carácter sacramental o "sello" por el cual el cristiano participa del
sacerdocio de Cristo y forma parte de la Iglesia. Esta configuración con Cristo y con la
para siempre en el cristiano como disposición positiva para la gracia, como promesa y
Iglesia.
Sacramentos de fe
Cristo envió a sus Apóstoles para que, "en su Nombre, proclamasen a todas las naciones
la conversión para el perdón de los pecados" (Lc 24,47). "Haced discípulos de todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt
«El pueblo de Dios se reúne, sobre todo, por la palabra de Dios vivo [...] Necesita la
Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero, como signos, también tienen
Sacramentos de salvacion
Celebrados dignamente en la fe, los sacramentos confieren la gracia que significan (cf
Concilio de Trento: DS 1605 y 1606). Son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo;
Él es quien bautiza, Él quien actúa en sus sacramentos con el fin de comunicar la gracia
La Iglesia afirma que para los creyentes los sacramentos de la Nueva Alianza son
la gracia del Espíritu Santo dada por Cristo y propia de cada sacramento.
El fruto de la vida sacramental es a la vez personal y eclesial. Por una parte, este fruto es
para todo fiel la vida para Dios en Cristo Jesús: por otra parte, es para la Iglesia