Tipos de Estado

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Escuela Martín Güemes

Instituciones, política y sociedad


4° 5°
Tema: tipos de Estado.

Los tipos de Estado

Debido a su propio funcionamiento, el capitalismo presenta ciclos de expansión y otros de contracción,


y períodos de crisis, algunas muy profundas y que alcanzan a amplias regiones o al mundo entero. Al
atravesar esas crisis, las relaciones de producción se reformulan y, con ellas, los Estados se
transforman, adoptan nuevas formas, funciones e instituciones para cumplir con su misión de
garantizar el control y el orden. A partir de la combinación de estos elementos, se pueden distinguir
distintos tipos de Estados, de los que mencionaremos tres.

El Estado liberal

El Estado liberal es el ordenamiento político que se conformó en Europa cuando la monarquía absoluta
dejó de ser la principal forma de organización del poder y comenzaba a consolidarse el capitalismo.
Fue al mismo tiempo consecuencia e incentivo de la Revolución industrial y de las revoluciones
burguesas. El proceso de formación del Estado liberal no fue uniforme, sino que cada país tuvo su
experiencia particular. Algunos de los primeros indicios ya pueden encontrarse en el siglo XIII, pero
recién se consolidó hacia fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Europa y durante el siglo
XIX en América.

Se asienta sobre las bases del pensamiento liberal y por eso sus instituciones tienen el propósito
fundamental de garantizar el ejercicio de la libertad individual y del mercado. Se lo asocia con la
expresión francesa laissez faire, laissez passer ("dejar hacer, dejar pasar") para dar cuenta de su
carácter de Estado no interventor en materia económica. En efecto, según el liberalismo económico,
para obtener el máximo de beneficios es necesario que cada persona o empresa tenga la libertad de
actuar individualmente, sin trabas ni limitaciones. Las instituciones estatales solo participan para
proveer las condiciones indispensables para el funcionamiento del mercado, en el que debe operar el
libre juego de la oferta y la demanda.

En la esfera política, resultó primordial eliminar los privilegios de los que gozaba la nobleza y para ello
se instauró la igualdad ante la ley. De este modo, muchos que eran súbditos bajo el absolutismo,
pasaron a ser ciudadanos en el Estado liberal. Mientras el súbdito estaba sujeto a las arbitrariedades
del monarca, los ciudadanos están sujetos al cumplimiento de la ley, igual para todos los ciudadanos. La
condición de ciudadanía alcanzó primero a los varones, propietarios o que sabían leer y escribir, y
luego se fue extendiendo a las demás personas. El Estado liberal garantiza derechos individuales,
como la libertad de expresión y de participación política. Es un Estado laico, independiente de la fe
religiosa, y racional-legal, porque utiliza principios racionales para explicar el poder político y esa
racionalidad se expresa en las leyes. Es también un Estado técnico, que incorpora en su administración
la lógica de la eficiencia propia de la economía capitalista.

El Estado de bienestar
Los conflictos propios del capitalismo comenzaron a manifestarse a través de la lucha de los
movimientos obreros que, por ejemplo, paraban la producción, y de la represión que aplicaban los
Estados. Durante la primera mitad del siglo XX, además, ocurrieron otros hechos de gravedad, como
las dos guerras mundiales y la depresión económica de 1930. Esta última fue una profunda crisis
debida a un desajuste entre la producción y el consumo: la oferta de bienes superó con creces a la
demanda; las empresas que no vendían sus productos fueron a la quiebra, el nivel de desempleo trepó a
niveles inéditos y el sistema financiero colapsó. El Estado liberal se mostró incapaz de evitar y de
resolver estos escenarios críticos.

Especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados comenzaron a implementar políticas
de intervención para equilibrar las economías y dar respuesta a los problemas sociales. Así surgió el
Estado de bienestar. Se caracterizó por un gran protagonismo estatal tanto en lo económico como en
lo social. Por un lado, intervino en la economía para mantener el pleno empleo a través de subsidios a
las empresas privadas, de la inversión constante en obras públicas y de la puesta en marcha de
empresas estatales que producían bienes y servicios. Estimuló un nivel más alto de salarios para
garantizar la capacidad de consumo de los sectores populares y la clase media.

También desarrolló una amplia red de servicios sociales universales (salud, educación, vivienda,
esparcimiento y deportes, seguridad social, como la cobertura por desempleo, las asignaciones
familiares y las jubilaciones, entre muchos otros ejemplos). Mientras el Estado liberal dio prioridad a
los derechos civiles y políticos, el Estado de bienestar puso énfasis en los derechos sociales,
promoviendo así estándares mínimos de bienestar que fueron reivindicados como un derecho de los
ciudadanos y no como un privilegio o como ayuda de caridad.

Los conflictos entre trabajadores y empresarios fueron atenuados por la acción del Estado, que buscó
equilibrar la asimetría de poder. Las tensiones sociales disminuyeron y vastos sectores sociales se
incorporaron en el juego político de la democracia. Las décadas de auge del Estado de bienestar
fueron denominadas "los años dorados del capitalismo" por algunos historiadores.

El Estado neoliberal

Los sectores vinculados al capital, que se veían menos beneficiados con el Estado de bienestar que con
el liberal porque debían pagar más impuestos y salarios, entre otros motivos, criticaron con dureza la
intervención del Estado. Aseguraban que la fuerte carga impositiva estatal los dejaba sin excedentes
para reinvertir en sus empresas, reprochaban la excesiva burocracia del Estado y la ineficiencia de
sus instituciones, cuestionaron la satisfacción de derechos sociales por carecer de responsabilidad y
estar alejada de la realidad, sostenían que el bienestar que garantizaba el Estado desincentivaba el
trabajo.

A partir de la década de 1970, el Estado de bienestar comenzó a mostrar algunos signos de


debilitamiento. La satisfacción de servicios sociales universales se tornó cada vez más compleja y para
las instituciones estatales, que no lograban recaudar los recursos necesarios. Por este motivo, el
Estado de bienestar comenzó a sufrir recurrentes crisis fiscales, es decir, de desajuste entre el
gasto público y su financiamiento. En ocasiones, los impuestos que se recaudaban resultaron
insuficientes para satisfacer las demandas de los ciudadanos (en salud, vivienda, educación, seguridad
social, etc.). Ante esta situación, el Estado contrajo mayores niveles de deuda pública, lo que
incrementó el gasto al tener que pagar intereses, o emitió moneda. El alto nivel de actividad económica
y de consumo produjo, además, aumento de precios o inflación. De este modo, el tipo de Estado que
había surgido como una solución a las crisis del capitalismo tras la Segunda Guerra Mundial, apareció
como un problema en sí mismo. En este contexto, se impulsó una serie de transformaciones que derivó
en un nuevo tipo de Estado: el Estado neoliberal.

Desde mediados de la década de 1970, sectores con poder económico y líderes políticos de muchos
países y organismos y empresas internacionales estuvieron de acuerdo en la necesidad de reformar el
Estado. Se apuntó a desmantelar las instituciones propias del Estado de bienestar que, según la
perspectiva de estos grupos, asfixiaba los mecanismos del mercado. En consecuencia, el Estado
neoliberal, constituido en las décadas de 1980 y 1990, representó un regreso al Estado de laissez
faire. Nuevamente, la participación estatal quedó reducida al mínimo posible y el nuevo regulador
social, de acuerdo con el pensamiento neoliberal, debía ser el mercado. El Estado neoliberal buscó la
eficiencia y el orden de las cuentas públicas. Se redujo el gasto en obras públicas, se privatizaron
empresas estatales, se buscó privilegiar la iniciativa privada en detrimento de la intervención pública y
se alentó la flexibilidad en las condiciones de contratación de los trabajadores. Esto último significó
una reducción de los derechos sociales universales asociados al trabajo. La reducción del empleo
público, la privatización de empresas y, en países como la Argentina, la desindustrialización provocada
por la apertura indiscriminada de las importaciones, generaron altísimos niveles de desempleo. En ese
escenario, el Estado neoliberal implementó políticas sociales de tipo asistencial destinadas a personas
que quedaban en situación de extrema vulnerabilidad.

El resultado fueron sociedades inequitativas, en las que los sectores altos y medios altos, poco
numerosos, obtenían la mayor parte de lo que producían las economías, la clase media se empobreció,
los grupos de menores ingresos crecieron en número y fueron quedando excluidos del trabajo, del
consumo y del acceso a muchos servicios básicos.

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