Los Precursores de La Economía Política Clásica: El Mercantilismo
Los Precursores de La Economía Política Clásica: El Mercantilismo
Los Precursores de La Economía Política Clásica: El Mercantilismo
El mercantilismo
El contexto económico de Inglaterra propició entre los siglos XV y XVIII el surgimiento de una nueva
escuela de pensamiento económico llamada mercantilismo, en la cual se evidencia una clara defensa
de las actividades comerciales y la necesidad de una fuerte intervención del Estado en la economía (a
través del proteccionismo y la regulación del comercio) como medio para lograr sus objetivos.
Corresponde al progresivo ascenso de ese país en el plano del comercio mundial, y al declive del
Imperio español. Son los comienzos del capitalismo como modo de producción dominante. Con la
acumulación de riquezas se sustentaban los gastos de las monarquías, que a su vez otorgaban
licencias o contratos monopólicos a empresas comerciales privadas que les ayudaran a
incrementarlas. Ese fue el caso de las Compañías de Indias Orientales u Occidentales de los ingleses,
o la regulación del comercio colonial español a través de la Casa de Contratación de Sevilla.
Los monopolios garantizaban la exclusividad de rutas comerciales y mercados para incrementar sus
ganancias y propiciaban que la nación tuviera un saldo comercial favorable, es decir, que se vendiera
al extranjero más de lo que se compraba, como medio para acumular metales preciosos. De este
modo, la teoría mercantilista se enfoca en la esfera de la circulación mercantil más que en la
producción propiamente dicha. Los metales preciosos son considerados como la fuente de la riqueza
y el valor.
Los principales autores mercantilistas fueron Thomas Mun (1571-1641), Jean Bodin (1530-1596),
Richard Cantillon (1680-1734), Antoine de Montchrestien (1575-1621), Jean Colbert (1619-1683),
Thomas Gresham (1519-1579) y Sancho de Moncada (siglo XVII) entre otros.
La premisa de esta corriente sostiene que la riqueza y prosperidad de una nación dependen de la
acumulación de metales preciosos por parte de los Estados, que necesitan aumentar sus reservas
manteniendo saldos comerciales positivos o superavitarios. Esta premisa tiene su origen en dos
elementos: por un lado, el contexto social de la época con la formación de los Estados nacionales,
que requerían de la organización de numerosos ejércitos que debían financiarse con metales
preciosos. Por otro, y desde el plano estrictamente económico, se entendía que la mayor cantidad de
moneda (dinero) funcionaba como un estímulo para las actividades comerciales.
Así, el mercantilismo es considerado un sistema unificador porque tiende a imponer los objetivos del
Estado en un campo económico homogéneo; todo Estado debe aspirar forzosamente a un mínimo de
unidad económica y fortalecer el poder mismo del Estado en los planos interior y exterior, frente a
otros Estados.
El mercantilismo es una teoría que responde a un contexto de transición entre los escolásticos del
medioevo y la escuela clásica: la discusión económica abandona el campo de lo ético para
preocuparse del progreso, pasa de una sociedad casi estática a otra mucho más dinámica. Los
mercantilistas eran un grupo integrado por comerciantes y empresarios que defendían sus propios
intereses.
Las ideas más comúnmente defendidas por los mercantilistas pueden mencionarse en los siguientes
puntos:
1) La prohibición de todas las exportaciones de oro y plata.
2) Que se obstaculicen tanto como sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros.
3) Que las importaciones se limiten a las materias primas que pueden utilizarse para elaborar
productos finales en el país.
4) Que se busquen las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los
extranjeros, a cambio de oro y plata.
5) Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de manera suficiente
y adecuada en el país.
6) Que donde sean indispensables ciertas importaciones deban obtenerse a cambio de bienes
nacionales que no sean ni oro y ni plata.
7) Que las materias primas que se encuentran en un país se utilicen en los productos manufacturados
nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas.
Los mercantilistas tienen por vez primera conciencia real de la importancia monetaria y política del
comercio internacional; es aquí donde suministran el concepto de balanza comercial. Sus ideas
coinciden cronológicamente con la llegada a Europa de metales preciosos provenientes de las
explotaciones en América. Así, el mercantilismo se desarrolló junto con el colonialismo y la primera
expansión comercial europea. El control de los imperios coloniales aseguraba nuevos mercados
cautivos para la compra de materias primas y venta de manufacturas.
Uno de los principales pensadores del mercantilismo fue Jean Colbert, ministro del rey francés Luis
XIV. Sus aportes fueron tan trascendentales que el mercantilismo francés adoptó el nombre de
colbertismo. En Francia el mercantilismo se basó en la estimulación de la producción de
manufacturas por medio del Estado. A través del proteccionismo estatal, Colbert activó la industria
de productos suntuarios (de lujo), de gran demanda en las cortes europeas. Entre las manufacturas
reales se destacaron la fábrica de tapices de los Gobelinos, las porcelanas de Sèvres, las sederías de
Lyon, los espejos de Saint Gobain, así como también la confección de encajes, perfumes, jabón y
hojalata.
En España, las medidas mercantilistas daban más importancia al control de sus reservas de metales
preciosos. En el caso inglés el mercantilismo comercial fue aplicado a través del fomento del
transporte marítimo. El proteccionismo que se instauró en el siglo XVII sobre la navegación mercante
inglesa logró que se reemplazaran a comerciantes de otras nacionalidades (especialmente
holandeses) y se crearan grandes compañías de comercio e instituciones financieras como la Bolsa de
Londres y el Banco de Inglaterra. Como consecuencia de esta política, Inglaterra acentuó su control
sobre el comercio internacional y se formó un mercado mundial, hecho que tuvo importancia
fundamental para el desarrollo en esa nación de la Revolución Industrial.
La fisiocracia
Así como en Inglaterra el mercantilismo fue la primera forma de dominio del capital, en Francia fue el
producto agrícola y la posesión de la tierra (representado por la nobleza terrateniente y la
aristocracia) el que dominó las actividades económicas. El pensamiento económico de esta clase
social se plasmará en la escuela fisiócrata en el siglo XVIII. Los fisiócratas se denominaban a sí mismos
“economistas”, y fueron los creadores de una ciencia económica, a la cual dotaron de un vocabulario
técnico propio para evitar imprecisiones y para que pudiera ser comprendido sólo por los
conocedores del tema. Parte de ese vocabulario perduró (circulación, cuadro económico, producto
neto, impuesto directo e indirecto), y parte desapareció, y fue reemplazado por los economistas
liberales por términos más sencillos.
Los fisiócratas, críticos del mercantilismo, cuestionaban las restricciones feudales, mercantilistas y
gubernamentales que limitaban y constreñían la iniciativa privada y la libertad de comercio, por lo
que se consideran antecesores directos del liberalismo económico. En efecto, fisiocracia significa
“gobierno de la naturaleza” y precisamente el propósito de esta escuela es aproximar a los hombres
a la “naturaleza”, entendida como el desarrollo y fomento de la libertad de trabajo y comercio. A
diferencia de los mercantilistas, sus análisis incluyeron a la esfera de la producción de bienes, y no
sólo a la de circulación.
Los primeros intentos de sistematización de economía como disciplina autónoma se deben a esta
corriente. La idea fundamental de su teoría es la creencia de que las leyes humanas deben estar en
armonía con las leyes de la naturaleza, por lo cual hay que dejar que esta actúe libremente. La
famosa frase acuñada por los fisiócratas fue laissez faire et laissez passer, le monde va de lui-même
que significa “dejar hacer ” dejen hacer a los capitalistas, les permitan tomar los predios comunes,
sembrar para el mercado, construir fábricas; les posibiliten competir con los gremios medievales (y
destruirlos en la competencia); les dejen pasar las mercaderías, para dar paso de este modo a una
economía moderna que elimine los resabios y restricciones económicas del orden feudal anterior.
Dicho de otro modo: que la monarquía le otorgue libertad a la burguesía para su actividad
económica, aunque esto deteriore finalmente la libertad de quienes queda en el nuevo sistema como
simple “mano de obra “. Argumentan que el principal derecho natural del hombre consiste en el
disfrute de los resultados de su trabajo, siempre que este disfrute esté en armonía con los derechos
de los demás. De aquí que los gobiernos no deban interferir en los asuntos económicos más allá del
mínimo imprescindible para proteger la vida, la propiedad y mantener la libertad de contratación.
Desde su punto de vista, la agricultura era el único sector genuinamente productivo de la economía,
capaz de generar el excedente del cual dependían todo el resto de las actividades. Por ello,
fomentaban la inversión en los sistemas de cultivo para aumentar la productividad de la agricultura.
En su intento de defender las actividades agrícolas, los fisiócratas terminaron defendiendo a la
aristocracia y los terratenientes, es decir, al viejo sistema. La Revolución Francesa de 1789, de
carácter burgués, dio por terminada la vigencia de sus ideas.
François Quesnay (francés, 1694-1774) fue el fundador y principal representante de esta escuela, con
su obra, Tableau economique. También existieron otros autores de relativa importancia como
Guillaume François Le Trosne (1728-1780), Victor Riquetti (1715-1789) o Anne Robert Turgot (1727-
1781).