Frases Compasivas

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COMO DESARROLLAR LAS FRASES COMPASIVAS.

(Fragmento de

LA PRÁCTICA DE LA COMPASIÓN, JAVIER GARCÍA CAMPAYO)

“Es recomendable que las frases cumplan una serie de requisitos.

a) Intención. Es muy importante tener claro que lo que queremos es evocar buenos
sentimientos, lo que en la tradición budista se denomina «hacer deseos». Hay que
tener en cuenta que:

– No queremos engañarnos como si ya estuviésemos consiguiéndolo («Cada vez


me siento más seguro»). No tiene sentido usar una frase que no es verdad, pero si
lo sentimos así sí que podemos utilizar estas frases.

– Solo hacemos deseos, lo que no implica que hayamos conseguido el objetivo.


Desear afecto a alguien que nos ha hecho daño es difícil, por eso la frase puede
ser del tipo «Ojalá pueda llegar a desearte que tengas paz» (porque todavía no
estamos preparados para desear que la tenga).

Las frases pueden incluir aspectos de dar y recibir, no solo en una dirección. Esto
aumenta la interconexión: «Ojalá pueda yo dar y recibir afecto».

b) Contenido. La frase responde a la pregunta clave de la compasión: ¿qué


necesito ahora para estar bien? Una emoción negativa nos confronta con una
necesidad no resuelta, con algo que necesitamos para estar bien. La frase se
relaciona con eso. Expresa necesidades básicas como amor, protección, salud,
paz[…]”

“del tipo: «que pueda tener un buen trabajo», ya que la necesidad que se satisface
no es coherente con la emoción que la produce.

c) Forma de las frases. Se recomienda que sean:

– Breves, sencillas y claras para que nos lleguen directamente.


– Sinceras: si no creemos lo que decimos o nos hace sentir mal de alguna forma
hay que reformular la frase hasta que no nos produzca malestar sino una
sensación de gratitud.
– Bondadosas, sin juicios ni crítica: «Ojalá tengas salud, pero como sigues
consumiendo alcohol, no va poder ser».

– No incluyen obligaciones, como «tengo» o «debo», ni críticas: «Ya estoy


pasándolo mal, no hace falta que me produzca a mí mismo más sufrimiento». No
deben ser frases del tipo: «Tengo que estar bien», «Debo mantener siempre la
calma».

d) Forma de expresarlas.

– La dicción debe ser lenta, no es un mantra repetitivo sino que queremos evocar
los sentimientos. Se pueden repetir las frases 2 o 3 veces, como lo sintamos, pero
no con una letanía interminable.

– El tono empleado es susurrando con afecto, como si le hablásemos a un niño, ya


que realmente hablamos a nuestro niño interior que se siente inseguro.

“Estas frases no suelen salir el primer día, sino que van a ir surgiendo en diferentes
períodos de meditación. Es posible que nos cueste un tiempo decidir la estructura
general de las frases. Con el tiempo pueden cambiarse frases o modificar ”
“algunas de las existentes pero, en general, si las sentimos profundamente
tenderemos a mantenerlas durante años.

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