Manifiesto Acción 360
Manifiesto Acción 360
Manifiesto Acción 360
ADVERTENCIA: Esto que voy a contarte no te va a gustar. Si lo que quieres en este momento
es sentirte mejor contigo mismo-barrita-a, tengo otros artículos, como este. Pero si quieres
una mirada honesta sobre el problema que podría acabar con tus sueños y esperanzas para
siempre, sigue leyendo.
Olivia es joven. Es guapa. Es una de estas personas naturalmente atléticas que me dan
envidia, porque yo tengo que sudar cada músculo de mi cuerpo.
En dos semanas deja su trabajo y se toma seis meses sabáticos para descubrir qué quiere
hacer con su vida. Ya tiene planeados tres destinos distintos en tres continentes.
«¿En qué te puedo ayudar?», le pregunto, como hago siempre en la primera consulta.
«No quiero desperdiciar estos seis meses. Es un sueño que tenía desde hace mucho y no
quiero que se me vaya en planear, fantasear y después no hacer nada».
Reales, porque es casi verano en Granada y este es el río Genil a su paso por la ciudad:
01
Metafóricas, porque tengo frente a mí una enorme responsabilidad.
Si no lo hago bien, si no soy capaz de sacudir a Olivia en las tres sesiones que ha contratado
conmigo, esos seis meses se van a ir por el desagüe.
Se lo va a pasar genial en sus viajes, por supuesto. Tendrá un montón de fotos para
Facebook y de buenas experiencias que recordar. Ese no es el problema.
El problema es que le gustaría empezar algunos proyectos importantes para ella en este
tiempo.
Y si algo sé yo después de catorce años escribiendo blogs, de ponerme en forma tras una
vida de sedentarismo y tras un embarazo, y de montar mi negocio en Internet…
[Porque eso no te lo cuenta ningún gurú de Internet, pero te lo cuento yo: a veces, cuando
ingreso poco dinero un mes, o no sé a dónde voy, o tengo la sensación de que todo lo que
pienso y hago es estúpido, o alguien me manda un mail borde, lloro.]
No se hace solo, y por eso debo hacer lo que sea para que Olivia aprenda a transformar la
información en acción.
Con un índice.
02
Era (es) un documento súper bien escrito. Olivia no es tonta y, como todos mis pacientes, no
empezó a pensar en su problema ayer. La gente no viene a mi consulta por falta de
inteligencia o de esfuerzo.
Mientras leo la lista de libros que ha leído, charlas TED que ha visto y sistemas de
productividad y autoconocimiento que ha probado, pienso: Olivia sabe más que yo de
desarrollo personal.
Y, de hecho, en la primera consulta, ella habla deprisa, como si no tuviera tiempo para
expresar la cantidad de ideas, planes y teorías que tiene en la cabeza.
«No sé qué me pasa», me dice, apesadumbrada. «Es como si estuviera bloqueada. Como si
necesitara hacer un clic»
Durante las consultas, Olivia escucha, asiente y toma un montón de notas. Eso me preocupa.
Me preocupa que esta consulta esté siendo parte del mismo patrón: buscar y devorar
información, planear y entender y estar cien por cien de acuerdo con lo que estamos
oyendo…
Por eso sé que esto, hablar sobre el tema, no puede ser lo único que trabajemos.
Quiero agradecer inmensamente a Olivia que me haya dejado publicar su caso. Porque ella
es el ejemplo, pero no es la única.
Ya sea hacer más ejercicio, crear un negocio online, escribir un libro, conocer a gente nueva o
ser más asertivos… la información es abundante, pero la acción no llega.
Y, por supuesto, mis clientes son súper inteligentes (de hecho, los más inteligentes son los
que más problemas tienen). Saben un montón; muchas veces, más que yo.
03
No pierdo el tiempo en explicarles la teoría, porque ya la conocen. Tampoco en decirles lo
mal que les va a ir si no actúan, porque ya se lo saben.
Hay más luz en los cursos, en los libros, en las charlas TED. Hay más luz en hacer planes,
incluso en contratar a una psicóloga para que te eche un cable.
Donde no hay luz es en la acción. En el día a día de cumplir con lo que te has propuesto una
y otra vez.
04
Si sientes que tú también estás buscando las llaves junto a la farola y te da miedo que tus
sueños y esperanzas se vayan por el desagüe, en la siguiente página te cuento un poco más
sobre este problema y por qué sucede.
(Sabrás también por qué irte de viaje mochilero no va a solucionar tus problemas).
05
PARTE 2: EL PROBLEMA DE IRSE
DE viaje mochilero
Igual que Olivia, Javi también es joven, y guapo, y está en forma. Él acaba de volver de un
viaje mochilero por Sudamérica y me ha contratado porque, en sus palabras, «los mismos
problemas que tenía aquí me siguieron hasta allí».
Puede que te parezca que sí, porque estarás haciendo, yendo en direcciones importantes. Sin
duda; para la mayoría de la gente, irse de viaje solo a un lugar exótico es una acción con
sentido que supone salir de su zona de confort.
Lo que pasa es que irse de viaje mochilero es un truco con una duración muy corta.
Sí: por un momento (días, meses… ¡años!) cambias radicalmente tu contexto y tu mente se
queda un poco atrás. No hay hábitos. No hay excusas. Puedes ser quien quieras.
Pero:
En un momento de nuestra consulta, le digo que se imagine cómo se ve a los cincuenta si las
cosas siguen como hasta ahora.
(Tú también puedes hacer este ejercicio ahora mismo añadiéndole 20-25 años a tu edad
actual)
Hago esto en consulta a menudo. La idea es que la persona conecte con que la dirección en
la que le están llevando sus actos no es la que realmente quieren.
Pero Javi a los cincuenta se ve estupendo. Habiendo encontrado su pasión. Con mucho
dinero, quizá retirado.
Cuando le pregunto cómo va a llegar desde el ahora hasta ese futuro ideal, su respuesta me
lo aclara todo.
06
Me contesta: «creo que en algún momento me pondré a ello».
No hay ningún problema, ningún malestar en que el presente no nos lleve hacia donde
queremos… si creemos que uno de nuestros yos del futuro (¿quizá el de 30? ¿O el de 40?) va
a hacer el trabajo por nosotros.
(Y, de nuevo: Javi es el ejemplo y aprecio mucho que me haya dejado compartirlo. Esto lo
hacemos TODOS)
De hecho, otro paciente me pasó hace poco un estudio que revela algo alucinante: cuando
pensamos en el yo del futuro, se activan las mismas regiones cerebrales que cuando
pensamos en otra persona (estudio).
Sin embargo, esa otra persona también eres tú. Y cuando llegue el momento, te vas a sentir
(en un 99% de las veces) EXACTAMENTE IGUAL QUE AHORA.
Así que la cruda realidad sobre el futuro de tus sueños es que si no has empezado a
cumplirlos ya…
(Date una pausa aquí y deja que esto te cale. Si te sientes mal, ¡estupendo! Necesitas sentirte
un poco mal para cambiar).
07
Si no has empezado a cumplir tus sueños ya, lo más probable es que no lo hagas nunca…
porque ahora es tan buen momento como cualquier otro.
Estoy segura de que piensas que no. He aquí una frase que usamos todos: ahora no es buen
momento para X porque Y.
No es buen momento para empezar mi negocio porque todavía no sé hacer bien lo que quiero
hacer.
No es buen momento para conocer a gente nueva porque a quien quiero dedicarle más tiempo
es a mi hija.
Hace un par de días, vi este cuadro en la cafetería donde voy a trabajar a veces.
Suena bien, ¿no? Eso ya lo sabemos todos. «No te dejes vencer por tus excusas».
Que para ti, tus excusas no son excusas. Son razones. Y muy buenas, además.
Si supieras que son excusas, si las identificarías inmediatamente como tales y te sería
mucho más fácil no hacerles caso.
Pero en el momento, suenan súper bien. Tan bien, que las obedeces y te paralizas una y otra
vez.
Es posible que ya te hayas dado cuenta de esto (tú también eres inteligente y también le has
dado muchas vueltas a tu problema). Lo malo es que puede que estés aplicando la solución
incorrecta.
08
Y no solo una vez, sino muchas. Cada vez con más fuerza.
1. Es posible que lo que estas haciendo ahora no te esté llevando en la dirección que
deseas…
2. Pero que esto no te importe porque pienses que tu yo del futuro se encargará.
3. Sin embargo, tu yo del futuro va a tener las mismas ganas que tú ahora (pocas o ninguna).
4. Aunque seas consciente de que no deberías hacer caso a tus excusas, en tu mente tus
excusas son razones y tiene sentido hacerles caso.
09
PARTE 3: NO TIENES QUE RESOLVER
NINGÚN TRAUMA de tu pasado
Hace un par de años empecé a interesarme por levantar pesas. Me fascinaba el concepto.
Las imágenes, la fuerza. Los resultados que prometía.
Y la realidad:
10
Esta es la realidad de un entrenamiento de fuerza. Repeticiones, y sets, y anotaciones
temblorosas porque aún estás sin respiración, y manchurrones del día que se te derramó la
botella de agua.
No tienes que resolver ningún trauma de tu pasado, ni descubrir una razón oculta, ni conocer
tu número del eneagrama, para entender por qué tus buenos propósitos se quedan en nada.
La única, exclusiva e insultantemente simple razón es que no actuar es más fácil que actuar y
tú estás eligiendo lo fácil.
De ahí las excusas que parecen razones. A ninguno nos gusta admitir que estamos evitando
lo difícil. Es mucho mejor decirnos que ahora no es el momento para X porque Y.
Cuando no actúas en dirección a lo que es importante para ti, sufres (créeme: ese
sufrimiento es, por desgracia, el que me da de comer).
Sufres porque te preocupa hacia dónde vas a ir si ni tú ni ninguno de tus yo del futuro
empieza a hacer lo que quieres hacer.
Sobre todo (y esto es lo que más rabia me da), sufres porque ves un potencial enorme dentro
de ti y de la vida, montones de posibilidades, un mundo de oportunidades… y tú estás ahí, en
la grada, mirando.
Y aun así…. Este sufrimiento que tienes ahora, quedarte en él… es más fácil que pasar a la
acción.
Repito, que es importante: no actuas porque la parálisis es más fácil y menos desagradable
(al menos, a corto plazo) que la acción.
11
Porque, como decía mi profesora de lengua de primaria: «somos la ley del mínimo esfuerzo».
Así que para pasar a la acción, tienes que escoger el camino difícil. Es tan simple como eso.
12
¿Por qué? ¿Es porque esas técnicas no funcionan?
¿Son todos los gurús unos estafadores menos Marina, que es estupenda?
Por supuesto que no. La (mayoría de la) gente trabaja en esto con honestidad y buena
voluntad, y las técnicas funcionan. Te quitan la incertidumbre, la pereza y el miedo… en parte.
No para siempre.
Hacer cosas que merecen la pena, correr riesgos y exponerte siempre es difícil. No importa
lo «fácil» que te lo pongan.
Una amiga se ha ido hace poco a un retiro con un gurú del marketing. Lleva un año
trabajando con él. Ha pagado un pastizal.
Aun así, me dijo que hubo un momento en que no se atrevió a hablar en público en el retiro
porque aún no se siente preparada.
Mi amiga es una máquina de actuar, en serio, y aun así, algunas cosas siguen siendo difíciles
para ella.
Yo muchos días me arrastro al gimnasio pensando en lo bonito que sería quedarme en casa
viendo Jane the Virgin y comiendo sushi del Mercadona.
Se hace más fácil con el tiempo. Con la experiencia. Pero siempre cuesta.
13
Y, sobre todo, cuesta… porque cuando algo se hace fácil, buscamos crecer y expandir
nuestras experiencias con un desafío mayor.
Y así.
Si piensas que no te estoy diciendo nada nuevo, continúa… porque eso también es parte del
problema.
14
PARTE 4: EN QUÉ SE PARECE LA
ACCIÓN A UN parto sin epidural
Es muy posible que tú ya sepas (a un nivel teórico, claro), que el miedo siempre va a estar
ahí. Es una idea que a pesar de ser poco sexy, cada vez está haciéndose más popular.
Y yo sé que tú lo sabes. Hasta ahora, cada vez que se lo he dicho a alguien (en consulta y
fuera de ella), me he llevado asentimientos convencidísimos.
«Sí, ya sé que siempre va a dar miedo, pero…» (y ahí normalmente se inserta una excusa que
para la persona no es excusa, sino razón).
En julio de 2018 yo estaba embarazada de siete meses y yendo a las clases de preparación al
parto en Gijón, donde estábamos pasando el verano.
Cuando las embarazadas del grupo nos presentamos, la mayoría expresó su deseo de parir de
forma «lo más natural posible» (lo que quiere decir sin epidural).
La matrona también era muy anti-epidural. Nos habló de los riesgos, nos dijo que el dolor del
parto es un dolor fisiológico, que las mujeres estamos preparadas para ello.
Y luego dijo:
—A ver, que de hecho, la epidural no es mala… ¡si yo misma la pedí en mi parto! Pero no me la
pusieron porque no daba tiempo.
What?
Pero, ¿tú no estabas diciendo hace cinco minutos que parir sin epidural había sido la mejor
decisión que habías podido tomar?
15
¿Que te había dado confianza en que podías hacer cualquier cosa con tu poder mamífero-
femenino?
Un montón.
(Si eres mujer y no has parido: es como si tu dolor de regla hubiera tomado esteroides).
Y puedes hablar del dolor todo lo que quieras, y decir que es fisiológico y blablablá… que
cuando tus hormonas te están estrujando el cuello del útero como si fuera una bayeta, tú
pides la epidural y lo que sea.
Por eso un 80% de las mujeres acaba poniéndose la epidural (fuente), aunque la mayoría
exprese su deseo por un parto «lo más natural posible».
Porque es muy fácil decir que «hay que actuar aunque tengas miedo, a pesar de las excusas,
a pesar de la pereza»…
Y cuando tienes la cara tapada, te da igual que al otro lado estén Steve Jobs, la Madre
Teresa, Tony Robbins y el unicornio de Mr. Wonderful.
16
Es más; ni siquiera es un Alien. Porque cuando tienes un Alien en la cara, te das cuenta de
que lo tienes.
La pereza, la incertidumbre y el miedo se parecen más bien a unas gafas de realidad virtual
muy avanzadas: cuando están frente a ti, te crees que son la realidad.
Y quizá ahora también estés siendo consciente de esto, y asientes con la cabeza como Olivia
en mi consulta, y lo sabes...
...y seguimos sin solucionar el problema (¡qué p**a desesperación! ¿Por qué se nos está
resistiendo tanto?)
La verdadera explicación de todo está en la siguiente página, y tiene que ver con que no eres
quien crees ser.
17
PARTE 5: POR QUÉ TE
«AUTOSABOTEAS» (Y NO ERES
CAPAZ DE averiguar la razón)
Así que sabes un montón, tienes información, eres súper-hiper-consciente de lo que va mal y
de lo que tienes que hacer para arreglarlo y, aún así, ¡no cambias!
¿Sabes por qué?
Porque piensas que eres un solo yo, pero en realidad sois tres:
El yo del pasado o yo que planea.
El yo del presente o yo que actúa (o no).
El yo del futuro o yo que sufre las consecuencias.
Puesto que todo ocurre en el presente, es tu yo del presente el que determina, día a día y
momento a momento, el tipo de vida que vas a tener.
18
Pero cuando el yo del futuro se da cuenta de que el del presente la ha liado, se arrepiente y
muta inmediatamente en el yo del pasado.
Empieza a cargarse otra vez de buenas intenciones: se lee más libros, se apunta a más
cursos, se motiva frente al espejo…
Te pongo un ejemplo:
¿Cuál es el problema?
Los tres yos no se comunican bien entre ellos, como un trío poliamoroso mal avenido.
El yo que planea (yo del pasado) no es capaz de anticipar las barreras del yo que actúa.
El yo que actúa (yo de presente) no se acuerda de las buenas intenciones ni prevé lo mal
que se sentirá si no actúa.
El yo que sufre las consecuencias (yo del futuro) no recuerda lo mal que se sentía en el
momento previo a actuar.
...¿lo adivinas?
19
Exacto: la incertidumbre, la pereza y el miedo.
Y vas a ir a esos cursos y te lo vas a pasar pipa, porque quizá no sea fácil, fácil (puede que
haya llantos, y catarsis, y emocionadas confesiones públicas), pero sin duda no va a ser ni
tan incómodo ni tan incierto como la acción verdadera.
Te dará sensación de que estás haciendo cosas. De que has avanzado. De que sabes más y
has evolucionado espiritualmente.
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?
La única solución es hablar directamente con el yo del presente. Entender sus miedos, sus
dudas y cómo se siente. Empatizar con él y saber que es él quien tiene la clave.
Y no solo eso, sino empezar a comunicarte con él de una forma efectiva y sistemática.
20
IDEAS CLAVE DE LA QUINTA PARTE:
1. Te crees que eres un solo yo, pero en realidad sois tres:
El yo del pasado, que planea y tiene buenas intenciones.
El yo del presente, que solo quiere escapar de la incomodidad.
El yo del futuro, que sufre las consecuencias.
2. Las intervenciones se hacen en el yo del pasado y no llegan al yo del presente.
3. A la hora de la verdad, tomas las mismas decisiones y tu vida sigue igual.
4. La única solución es que te comuniques directamente con tu yo del presente.
21
PARTE 6: LA SOLUCIÓN PARA EMPEZAR
A CUMPLIR (POR FIN) tus sueños
Te decía hace un momento que la única manera de pasar a la acción de una vez y para
siempre es comprender al yo del presente y comunicarte con él.
Aquí tienes tres formas sencillas de empezar hoy:
A pesar de que para tu yo del presente tus excusas son razones, tu yo del pasado todavía
puede darse cuenta de que son excusas.
Así que si tu yo del pasado etiqueta las historias que te traerá tu mente como «historias a las
que no tienes por qué obedecer», será más probable que tu yo del presente lo recuerde.
IMPORTANTE: he dicho «probable», no «seguro», porque las historias de la mente son como
camaleones: cambian de color para seguir camuflándose.
Que no, de verdad, que no soy una excusa. Que soy un pensamiento tope de razonable.
22
Por eso es súper importante que prestes atención a todas, y quiero decir TODAS las
historias que puedan surgir.
A veces serán pensamientos positivos («lo que necesito ahora es cuidar de mí misma»), o
racionales («elijo no hacer esto siendo consciente de las consecuencias»).
Por bien que suenen, puedes identificarlos como excusas muy fácilmente:
Que algo sea «verdad» no quiere decir que no sea una excusa. De hecho, si funcionan como
excusas es porque ¡son verdad! Pero solo en parte.
Las excusas solo te cuentan la parte de la verdad que tu mente quiere oír.
Por ejemplo: si no quiero ir al gimnasio porque estoy cansada... ¡es verdad que estoy
cansada!
Pero también es verdad que me importan mi salud y mi forma física, y que si no voy ahora,
no lo haré en todo el día y me sentiré mal.
...pero hay otras historias que no aparecerán hasta el momento de la acción y que,
precisamente por eso, te sorprenderán y convencerán.
Yo las llamo las historias ninja. Son tan escurridizas que solo puedes enfrentarte a ellas de
dos formas:
23
Forma número 2: Convoca a tu yo del presente para que te diga sus excusas, igual que
convocabas a los espíritus con la Ouija en las fiestas de pijamas.
¿Qué pasaría si te dijera que lo hagas hoy mismo, justo después de terminar de leer esto?
¿Que empieces con un paso muy, muy pequeñito?
¿O, mejor aún: que cierres el ordenador o apagues el móvil y, simplemente, lo hagas?
¿Es la historia de «para qué voy a dar un paso pequeñito hoy, si mañana lo voy a dejar»? ¿La
de «no tengo tiempo»? ¿La de «esto les servirá a otros, a mí no»?
Lo que salga ahora mismo, en este preciso instante… es casi con toda probabilidad lo que te
está fastidiando el resto de tu vida.
24
(En realidad, «bloqueadores del comportamiento» es un nombre un poco engañoso ese. No
son las historias las que te bloquean. Eres tú quien se paraliza.
En psicología los llamamos insights, casi nunca sirven para nada y estoy segura de que ya
puedes imaginarte por qué:
Mientras más te lo repitas, más probable será que el mensaje le llegue a tu yo del presente en
el momento de la acción y que ese recordatorio le sirva para elegir de forma distinta.
25
ACCIÓN PRÁCTICA Nº3: anota los «momentos clic»
que has tenido leyendo este manifiesto e incorpóralos
al menos en dos recordatorios (uno físico y uno digital)
Si crees que has tenido suficiente, te propongo un desafío: hoy mismo, HOY, da un primer
paso hacia aquello que es importante para ti.
Peeeero si nada más pensar en ello te salen excu… digo, razones («hoy, precisamente hoy,
no puedo»)…
…o si temes que hoy vas a hacerlo pero solo como efecto secundario de este artículo, y
después va a seguir todo igual…
... o si no quieres limitarte a hacerlo, sino que quieres entender y replicar tu capacidad para
elegir la acción...
Es un curso que he creado para las personas a las que, como tú, les cuesta pasar a la acción.
Pablo, mi chico, que asistió a la primera edición (en serio: compró el curso sin avisarme y lo
vio enterito desde otra habitación), lo resume así:
Si esto te puede venir bien, te animo a que eches un vistazo a esta página: ACCIÓN 360º.
Abrazos,
26