El Fracaso
El Fracaso
Las personas cometemos errores continuamente, es parte de nuestra vida y cada fracaso es una oportunidad en potencia
para aprender y mejorar.
No somos perfectos, y aunque lo sabemos, en algunos aspectos de nuestra vida nos da miedo cometer errores porque
pensamos estar demostrando nuestra ineficacia.
Todos en algún momento fracasamos, el caso está en que no todos enfrentamos esta situación de la misma manera.
Sentimientos como el enojo, la frustración y el miedo, son los que comúnmente nos invaden cuando nos equivocamos, pero
hay personas que en lugar de lamentarse deciden aprovechar la experiencia para aprender y salir adelante.
Los fracasos nos enseñan, nos hacen más sabios, más fuertes y resistentes en la medida que seamos capaces de darnos la
oportunidad de llegar a entender un poco más acerca de la naturaleza de lo que ha ocurrido.
El fracaso bien aprovechado, puede conducirnos a realizar los ajustes necesarios con vistas a mejorar. El problema surge
cuando lo etiquetamos solo de un modo negativo y en realidad nos puede llegar a aportar importantes conclusiones que
serán lecciones que valdrá la pena aprender.
• Para algunos el fracasar es algo que debe ser soportado. Estas personas consideran que, solo soportándolo, estarán
preparados para los posteriores desafíos de la vida.
• Para otros, el fracasar es el final. Los cierra, y los deja menos capaces, con menor auto-confianza, con menores
recursos para manejarse en la vida y mucho menos, para afrontar las adversidades.
• También podemos encontrar a personas que por miedo a la posibilidad de fracasar dejan de actuar, dejen de
intentar lograr sus metas, objetivos o deseos.
• Hay otro grupo de personas que son capaces de aprender de los fracasos. Estas personas no ven la parte negativa
de la experiencia de fracasar y son capaces de quedarse con la enseñanza que todo fracaso puede llegar a aportar.
Miedo al Fracaso
El temor al fracaso nos inmoviliza, disminuye nuestra calidad de vida y llegamos a olvidar que en nuestras manos está la
capacidad para superar esta situación.
El miedo al fracaso se origina en el temor a no lograr nuestras metas, objetivos o deseos. El miedo puede limitarnos y llegar
a que el fracaso más grande sea no haberlo intentado.
Con la intención de evitar el fracaso dejamos de actuar. Cuando no actuamos, muchos de nuestros problemas se
incrementan. Nuestro bienestar disminuye y nuestra vida y nuestras experiencias son cada vez más reducidas.
El problema no está en el fracaso en sí, el fracaso sólo nos indica que el camino que elegimos no es el más adecuado y que
es necesario buscar otra opción. El problema está en lo que el fracaso significa para cada uno de nosotros y en la manera
en cómo nos calificamos a través de él.
El fracaso puede revelar que no supimos evaluar o que hemos utilizado los criterios incorrectos a la hora de evaluar. A
menudo sucede que lo que es un fracaso para unos es un éxito para otros. Y esto significa que los parámetros de unos
y otros son diferentes y no el resultado en sí mismo.
Cualquier conclusión a la que lleguemos acerca del fracaso es en esencia una hipótesis y en su mayor parte, es una
reacción natural al desencanto, al miedo y a la desesperación que acompaña a nuestra experiencia de fracasar. Cuando
experimentamos el fracaso, debemos recordar que se trata de una cuestión de interpretaciones. No sufrimos por un
hecho dado, sufrimos por la lectura que le damos a ese hecho.
Para aprender de nuestros fracasos es necesario dejar de culpar al mundo, a las circunstancias o a otras personas,
debemos asumir cuanto antes, nuestros propios errores para aprender de ellos y así no volver a cometerlos en el futuro
y a través de este aprendizaje ganaremos en experiencia.
La causa más simple de nuestros errores suele ser el desconocimiento. Entonces, cuando nos equivocamos en realidad
estamos aprendiendo algo. Esto se puede aplicar tanto para los aspectos más sencillos como para los más complejos
de nuestra vida. Cuando desconocemos algo, corremos más riesgo de equivocarnos. Tanto el tiempo, la práctica, el
enfrentar los errores como el esfuerzo personal nos darán la oportunidad de aprender.
Uno de los mejores métodos para el aprendizaje y para alcanzar nuestros objetivos es el ensayo y error. Nos llevará
tiempo y mucho esfuerzo por nuestra parte, pero será una buena manera de aprender a adaptar nuestras metas
respecto a nuestras capacidades y encontrar el método adecuado para lograr alcanzar los resultados deseados.
La mejora continua y el análisis de nuestros fracasos nos brindan una excelente posibilidad de conseguir los resultados
que deseamos y nos aportarán una valiosa experiencia que nos será de gran utilidad para afrontar nuestros nuevos
desafíos.