El Arrebatamiento Del Pecador
El Arrebatamiento Del Pecador
El Arrebatamiento Del Pecador
del Pecador
El Arrepentimiento
del Pecador
El Señor Jesucristo nos mandó, que predicásemos en su nombre el arrepentimienton a
toda la gente y se conviertan a Dios, porque viene el día en que el Señor juzgará al
mundo pecador.
Hch. 26 : 20. Sino que anuncie primeramente a los que están en Damasco y Jerusalén,
y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepientan y se conviertan a
Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
Hch. 17 : 30. Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora
denuncia a todos los hombres en todos los lugares, que se arrepientan.
Hch. 11 : 18. Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De
manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
Mr. 1 : 3 y 4. Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor. !Enderezad
sus sendas! Bautizaba Juan en el desierto y predicaba el bautismo de arrepentimiento
para perdón de pecados.
Mt. 3 : 11. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene
tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él los bauti-
zará en Espíritu Santo y fuego.
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El Arrepentimiento
del Pecador
ARREPENTIOS Y CONVERTÍOS A DIOS: El tiempo es cumplido y el reino de Dios se acer-
cado a nosotros, y a vuestros hijos, esta es la promesa del Señor Jesucristo.
Lc. 15 : 7 y 10. Os digo: que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arre-
piente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan de arrepentimiento. Así os
digo: que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Hch. 3 : 19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros peca-
dos; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor.
Hch. 2 : 38. Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre
de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hch. 2 : 39. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
2Pe. 3 : 9. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento.
Hch. 8 : 22. Arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea per-
donado el pensamiento de tu corazón
Hch. 5 : 31 y 32. A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para
dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Nosotros somos testigos suyos de
estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que lo obedecen.
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El Arrepentimiento
del Pecador
Ro. 2 : 5. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira
para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.
Ap. 2 : 5. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras
obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar.
Lc. 5 : 31 y 32. Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad
de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arre-
pentimiento.
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