Plan Pastoral Parroquia Nuestra Señora Del Sagrado Corazon
Plan Pastoral Parroquia Nuestra Señora Del Sagrado Corazon
Plan Pastoral Parroquia Nuestra Señora Del Sagrado Corazon
Introducción
Con este plan pastoral tenemos como objetivo desarrollar más el estudio de
catequesis de nuestras comunidades, dando a los catequistas y catequizados,
nuevos modelos de enseñanza, nuevas estructuras y un programa a seguir para
un mejor entendimiento y discernimiento, esperando que sea desarrollado de
manera correcta, con bases religiosas y educativas, dando lugar a que nuestras
comunidades tengan una nueva forma de implementar la catequesis a los niños
y jóvenes que son parte de nuestro entorno.
Esto se logra por medio del estudio que deben ofrecer la Escuela Parroquial de
Catequesis y de Formación Básica en la Fe, a la luz de la Palabra de Dios y del
Magisterio de la Iglesia; de este modo se les permite seguir un camino de
discipulado y de una formación permanente, para formar comunidades vivas y
dinámicas.
META:
Los catequistas deben de prepararse muy bien antes de catequizar, para que así
siembren en los niños, jóvenes y adolescente el amor de Cristo, para que como
María seamos fieles discípulos y apóstoles de Jesús.
Dios siempre nos sorprende, se hace el encontradizo, camina a nuestro lado y nos
sorprende caminado a nuestro lado como “PEREGRINO DE EMAUS” Él sigue
interesado en nuestra realidad personal, familiar y social, se interesa por nuestras
desilusiones, quiere hablar con nosotros, explicarnos las Escrituras. Muchas veces
quiere demostrarnos que también estamos un poco fuera de la realidad, como se lo
explica a Nicodemo cuando le dice:
“Hay que nacer de nuevo, cuando Nicodemo le dice ¿Cómo puede ser eso, ya
somos viejos como podemos entrar de nuevo al vientre de tu madre? A lo
Jesús le responde, Saca de ti, Arranca de ti la oscuridad, ven hacia mí y te
salvara”
Abrir los ojos y el corazón como los discípulos y aunque no estemos de acuerdo a
nuestros designios y saber que ya Dios nos tiene un camino y un futuro preparado
para que podamos cambiar de vida, que es la educación de toda la enseñanza de
Jesús, Él no quiere que tengamos un encuentro con él y seguir la misma vida que
hemos llevado hasta este momento, Jesús quiere que al tener un encuentro con
cambiemos de vida y seamos creaturas nuevas.
Este itinerario debe recuperar nuestra mente y la mente de nuestros niños, jóvenes,
adolescente y adultos en las diversas situaciones de su vida, sobre el gran e
infinito amor de Dios. Es necesario hacerlo con un nuevo ardor, lenguaje y
entusiasmo misionero así lo mandó Jesús hace más de 2000 cuando dijo:
“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar
todo lo que yo les he mandado” sabiendo que Él está con nosotros hasta el fin
de los tiempos, a través de su Espíritu Santo”
Jesús nos educa y nos enseña desde el camino, desde la barca, dese la orilla del
lago de Galilea, desde la barca, desde la montaña, desde la Sinagoga, lo que nos
envía a nosotros a educar y enseñar de él, desde todo lugar y en todo momento
“El corazón del catequista, afirma el Papa: vive siempre este movimiento de
«sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son las dos cosas: me
uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno de estos dos
movimientos, ya no late, no puede vivir.
Estoy muy contento de poder celebrar con vosotros esta Eucaristía durante vuestro
Congreso. Es de destacar el notable y providencial significado, que la primera
Lectura de los Hechos de los Apóstoles, recién escuchada, recoja las palabras con
las cuales el Santo Padre Benedicto XVI ha querido encabezar la Carta de
convocatoria del Año de la Fe, con ocasión del quincuagésimo aniversario del
comienzo del Concilio Ecuménico Vaticano II y el vigésimo de la promulgación
del Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento indispensable para la correcta
hermenéutica de los textos conciliares. ¡No podemos olvidar, en efecto, que se trata
del Catecismo de este Concilio!
Leemos que los Apóstoles “reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que Dios
había hecho por medio de ellos: cómo había abierto a los paganos la puerta de la
fe”.
Abrir la puerta de la fe a los hombres de cada tiempo y lugar es, ante todo, la tarea
de Dios mismo. Si perdemos de vista este “primado” de la Obra de Dios, cualquier
esfuerzo nuestro estará destinado a no dar los frutos esperados. Es Dios quien abre
la puerta de la fe a nuestros hermanos los hombres y lo hace, ante todo, por medio
de su Hijo Unigénito. Él es la “puerta de las ovejas”, camino universal y único de
salvación para todos los hombres.
Es hermosa la imagen de este Dios que “abre”, y qué lejos está de tantos prejuicios
contemporáneos sobre el Señor, sobre su Palabra de salvación y sobre su Iglesia,
lugar en el que tal salvación se hace actual y operante por la libertad de los
individuos, en la comunión del único Cuerpo.
Por otra parte, la catequesis está llamada a sostener la inteligencia de la fe, por
medio del conocimiento de la Revelación, tanto en sus aspectos relacionales, como
en aquellos más propiamente doctrinales que son su traducción histórica. Una vez
que sea cruzada “la puerta de la fe” –lo sabemos bien- el camino no habrá
concluido. Solamente una intensa tarea de formación podrá permitir al juicio de
conciencia no volver atrás y al comportamiento moral no abandonar la luz
encontrada.
A casi cincuenta años del comienzo del Concilio Ecuménico Vaticano II, debemos
reconocer que la misma vida moral, ya sea intra o extra eclesial, ha sido
tremendamente debilitada por una insuficiente catequesis, por una formación
incapaz, quizá, de dar las razones de las exigencias del Evangelio y de mostrar, en
la concreta experiencia existencial, que ellas son extraordinariamente
humanizadoras. ¡Y no ha sido por culpa del Concilio!
Por estos motivos, la catequesis es siempre una narratio. Afirma el texto citado,
que los Apóstoles “reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que Dios había hecho
por medio de ellos”. En este “contaron todo lo que Dios había hecho”, está
contenida, en definitiva, toda la labor de una catequesis que no sólo es transmisión
de verdades doctrinales, sino una posibilidad de participación en el mismo Evento
de la fe, en el mismo Evento-Cristo.
Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez
menos conocidos. Pero para poder vivir y amar nuestra fe, Pero para poder vivir y
amar nuestra fe, para poder amar a Dios y llegar por tanto a escucharlo del modo
justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro
corazón han de ser interpelados por su palabra”.
La catequesis, sobre todo la de la iniciación cristiana, tiene esta gran tarea: vencer
el analfabetismo religioso, enseñando “qué nos ha dicho Dios”… ¡y sin dejarnos
paralizar por las interminables cuestiones metodológicas!
Los problemas metodológicos, queridos amigos, son superados por los santos: con
su sencillez y con su vida, son la más eficaz catequesis viviente que Dios mismo
ofrece a su pueblo. Un nombre en representación de todos: el Beato J.H.Newman y
su "cor ad cor loquitur", con todo el empeño intelectual, teológico, moral y
espiritual que eso significa.
“Vayan por todo el mundo…” (Mt 28, 16-20). De ahí que ésta se define como una
acción al servicio de la Evangelización, portadora de la Palabra de Dios. Al mismo
tiempo la Catequesis tiene que guardar una estrecha y permanente relación con las
otras acciones evangelizadoras y con todo el Proceso Evangelizador.
Positivismo de la catequesis:
Sombras de la catequesis:
Los destinatarios de la catequesis son todos los bautizados. Para esto se debe tener
en cuenta la catequesis por edades, al igual que las situaciones especiales,
mentalidades y ambiente, según el contexto socio-religioso y según el contexto
socio-cultural.
Actividades aconsejadas: