Arzubialde - Lógica Del Amor y Ontología Trinitaria
Arzubialde - Lógica Del Amor y Ontología Trinitaria
Arzubialde - Lógica Del Amor y Ontología Trinitaria
Humanidad de Cristo,
lógica del amor y Trinidad
El misterio pascual
Sal Tgnnae
@ Editorial Sal Terae, 2014
Grupo de Comunicación Loyola
Polígono de Raos, Parcela 14-I
39600 Maliaño (Cantabria) España
Tfno.: +34 942369 198 / Fax: +34942369 201
salterae @ saltemae.es / www.salterrae.es
lmprimatur:
x Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander
24-02-2014
Diseño de cubierta:
Magui Casanova
Fotocomposición:
Rico Adrados. S.L.
Impresión y encuadernación:
Grafo, S.A. - Basauri (Vizcaya)
www.grafb.es
F
r
CnpÍrulo 4
PRnrBRe Panre
en virtud de la peculiar presencia y actividad del Espíritu en l¿t estabilidad del amor eterno del Padre a su Hijo, y la monarquía
¿
o
humanidad del Verbo encarnado. del Padre, Origen sin origen de la divinidad. Por nuestra pa-rte, en A<
&
¡ De donde se deduce que el Hijo se relacionó históricamente esta fidelidad del Padre a su Hijo tenemos acceso a la revelación §
F-
o
con el Padre en lafigura de la libertad que se ofrecía y entrega- definitiva de la relación paterno-filial del Padre y del Hijo en el {
O Espíritu desde toda la eternidad. Jesús es resucitado por el padre ¿
o
.o
ba en favor de la humanidad, por los muchos, en su condición
¡ humillada; que vivió su relación al Padre en el Espíritu -como {
a
< a
z intercambio de amor, reciprocidad y obediencia-, recibiendo así I 1. A. VeNsoyE, <<L'oeuvre du Christ, don du Pére (Jn 5,36 ef 17 ,4)»: RSR 48 ó
a del Padre en cuanto hctmbre su identidad personal (ek-sistere) de (1960) 319: las obras que e[ Padre me ha «dado>> (6r6óuor) para que las z
a
Hijo, radicada en la respuesta eterna del Verbo de Dios al Origen lleve a buen fin (re).e Lo0u). P. 419: <<L'oeuvre du salut des hommes est {
F
réalisée par le Pére en son Fils, par le Fils en son Pére, qu'elle révéle ainsi e
z de quien recibía la divinidad. . {
leur union dans l'amour et y introduit ceux qui s'ouvrent á la foi». 4l
z 12. Por eso la resurrección es la forma econórnica a partir de la cual llegamos &
+ 2. El segundo modo de relación trinitaria revelado en la historia a conocer la generación eterna intratrinitaria. Cf. F.-X. Dunnwutr, Nuesfro c
o
va del Padre al Hijo en la resurrección Padre Dios en su misterio, Sígueme, Salamanca 19922, 15 <<La Escritura
¡
F nos enseña que Dios resucita a Jesús en el Espíritu Santo (Rom 8,11); por
q
a
a
Sabemos, a su vez, que el Padre entregó de nuevo la totalidad medio de ella sabemos también que el Espíritu es el poder engendrante de
Dios; al resucitar a Jesús en el Espíritu Santo, Dios lo engendra divinamen-
de su Ser a la humanidad del Verbo encarnado, al engendrarlo te: "Hoy te he engendrado". Y "por nosotros" es por lo que Dios resucita a
I
históricamente <<de nuevo>> como Hijo, al resucitarlo de entre los Jesús (2 Cor 5,15), por lo que él Io engendra: por nosotros es "Dios padre I
278 muertos y al confirmar de este modo tanto su <<pretensión» histó- de nuestro Señor Jesucristo" (cf. 2 Cor I,3)». 279
T
de entre los muertos'' y de este modo adviene a nosotros definiti- amor y su pericorética inmanencia o paradójica unidad esencial
vamente el reinado del Padre en el <<status exaltationis» del Verbtl que se manifiesta ad extra en la entrega del Hijo al Padre en el
encarnado. Espíritu y en la ulterior efusión de este Don, la <<caritas divina>>,
por la que el ser humano es elevado a la divinización -objetivo
3. La tercera forma del amor revelado que hemos tenido ocasión último del designio eterno- y ala comunialidad trinifarta en que
de comprobar históricamente consta de dos notas habrá de concluir escatológicamente en Cristo toda la creación
para gloria de Dios Padre. La lógica del Amor se manifiesta en
Una, la comunión interna del Ser de Dios y, otra, el desborda- este caso de manera personal como <<inmanencia - comwnión>>
miento del Don de la promesa hacia el exterior. Va de la comu- (Esse in), <<dinamismo universalizador>> y <<consumación escato-
nión del Padre y del Hijo al Don escatológico del Espíritu de la lógica>> de la obra del Hijo, aspectos que caracterizan a la Persona
Verdad, llamado a consumar la obra de la salvación confiada por del Espíritu Santo.
el Padre al Hijo.
Por consiguiente, desde el punto de vista de la historia de la
b) El Don del Espíritu y la dimensién salvífica de las relaciones salvación, eI dinamismo de la autocomunicación divina (de su
trinitarias de la economía de la salvación Ser <<'ehyeh>>) consta de una triple relación: del Hijo al Padre (en
F la historia del Jesús terreno), del Padre al Hijo (en el momento
z de la resurrección-prolongación de la generación eterna), y del
Por medio de esta tercera revelación hemos tenido acceso al misterio
f-,
trinitario, a partir ahora del Don escatológico del Espíritu <<del Hijo>>. Espíritu al Hijo y a1 Padre en el momento de la ulterior emisión
o
o Este, en cuanto resucitado, al comunicar el Espíritu, que histórica- del Espíritu Santo. El cual se manifiesta en este caso como el
¡ <<vínculo,la mutwa inmanencia, el desbordamiento y la consuma-
o
F mente había reposado sobre él -pero que eternamente procede del
z ción escatológica>> del designio eternora y de la obra de la salvación
o Padre y nosotros lo recibimos a través (6Lri) de su humanidad glori- §<
ficada-, nos hace partícipes del Don escatológico de la inmanencirt propia del Hijo. Tres momentos de la autocomunicación histórica !
o a
q
: y comunión (Esse in) que solo a la Trinidad esencial pertenece y trinitaria en los que se manifiesta el único Ser en su íntima dinami- Fi
¡ que, por participar de la relación de ambos y ser lo más íntimo de cidad relacional y que, abarcando los diversos ámbitos de la exis- Ft
n
su etema unidad, recibe el nombre propio de su ser personal, que
tencia humana, abre la puerta para que esta pueda tener acceso al ¿
o Misterio de Dios en su dinamismo autocomunicador y divinizador.
o es el Amor. Comunión interpersonal del Padre y del Hijo, en cuyo i
.o
¡ {
ser personal se consuma la unidad en el Origen y a la que los seres
¿ a
z humanos somos incorporados por la filiación o <<vida en Cristo>> y
B. De la historia a la teología: el <<Dios en sí>> a
o <<en el Espíritu>>. e
a
a
Luego por el Don que el Resucitado nos hace de su Espíritu, {
t-, l. Una triple relación dinámicct interpersonal en la que la Persona a
z desde esta orilla de nuestra historia, llegamos a conocer la sobrea- «llega a ser)> en cuanto que se relaciona con las otras dos {r{
z bundante comunión del Ser trinitario, su eterno dinamismo de
§
+
o
Si de los datos de la economía pasamos ahora a la teología,
D podemos inferir apofáticamente que el Ser personal divino, la (
F 13. A. Con¡ovrr-ln, El misterio del Dit¡s trinitario, BAC, Sapientia Fidei, Ma-
drid 2012,485: «En la resurrección, comprendida como engendramiento (
del Hijo por el Padre en el Espíritu, se manif,esta plenamente la paterni-
I dad del Padre (Hch 13,32-33; FIp 2,ll;Rom 10,9),laJiliació¡¿ de Jesús t4 Quien conduce todas las cosas a la perfección al comunicarles su «apropia-
I
I
I
(Hch 13,32-33;Rom 1,3) y lad-lnamis del Espíritu Santo (Heb 9,14; Rom ción personal», que es la Borulad, íntimamente relacionada con el Amc¡r. I
sLlnt>)- dum eum Patrem ex suis omnibus natiuitas Fili perfecta consumnxut>>.
282 283
I
raleza y el dinamismo del Amor, se resuelve finalmente en la unidad, Ya que en Dios nada hay previo a esa triple relación recíproca,
la monarquía del Padre. Él es el Origen no originado, de quien todo infinita y trascendente, por la que las tres Personas participan por
procede (Creador) y a quien todo retorna. Pero Él mismo no procede igual del único Ser. Por tanto, el dinamismo pericorético, inma-
de nadie, de ahí su propiedad personal: la innctscibilidctd. nente y salvífico, del único Amor parte de la donación libre y gra-
El Hijo, por su parte, es la receptividad y la entrega agrade- tuita de la Infinitud delaLuz, que es el Padre (éxodo y donación),
cida, la reciprocidad y respuesta a la donación paterna (filiación), se despliega en el dinamismo de la triple relación interpersonal del
que a su yez caracteriza en su condición de Fuente u Origen al Amor, «por y en» la mediación del Hijo (receptividad y respues-
Padrere de quien recibe junto con la Divinidad su identidad perso- ta), y se consuma en el retorno (la reflexio sui)22 a la unidad (la
nal desde toda la eternidad. Su propiedad es ser Imagen perfecta comunión del Espíritu) por el Don, en quien se pone de manifiesto
(expresión) de Aquel de quien recibe el Ser20, y al mismo tiempo el esplendor de la Dóxa divina, la inmanencia pericorética y la
Palabra reveladora (6ta, per Filiwm) que enuncia históricamente ulterior irradiación de laLuz ad extra (1 Jn i,5).
el Origen eterno del Misterio del Dios invisible y Sabiduría o Esta consumación de la unidad tiene lugar, por consiguiente,
razón universo. De ahí la importancia de los nombres divinos
de7 en la mutua inmanencia pericorética de esta triple relación perso-
de Padre e Hijo que caracterizan a ambos. nal23 -la convergencia de los tres haces en la Infinitud cegadora
El Espíritu,finalmente. es el Amór que desborda de la InJinitud
(Éu), en quien se consuma la unión (vínculo) del Padre y del Hijo,
!z
o espiración activa. Pero, además, es el dinamismo que, por medio ad invicem habeant [...] nec unitas cohibeat plurálitatem, ubi eadem re-
F del Hijo, hace que todo retorne de nuevo al Origen, término de la latio significatur; quatenus nec unitas amittat aliquando suam consequen-
tiam, ubi non obviat aliqua relationis oppositio; nec relatio perdat quod
() unidad. De ahí que su ser personal esté caracterizado tanto por su
o suum est, nisi ubi obsistit unitas inseparabilis»; CoNcrr-ro »p Fr-onnNcr,q
J
o relación especíJica al Padre y al Hijo, como por su dimensión de (4 Feb 1442): «omniaque sunt unum, ubi non obviat relationis oppositio».
F
z consumador, encargado de llevar a término el designio salvífico En Dios la indivisible unidad y la indisociable pluralidad <<tcsdo es uno
o
eterno. Es quien confiere a la creación la bondad propia de su ser donde no obsta la oposición de relación>> (DH 1330).
o personal que es el Amor. 22 K. ResNen, «Sobre el concepto teológico de concupiscencia», en ETI,396: z
«La decisión de la libertad tiende a decidir sobre el hombre como realidad t:
¡ total. Pues el sujeto que conoce y quiere de manera espiritual realiza además, §
§
o 4. Tres relaciones subsistentes, cuyo origen es el Padre, pero que siempre y necesariamente, en todo conocimiento y decisión concretos, un :
§
O se resuelven en la inmanencia pericorética de la unidad retorno de sí sobre sí mismo (reditio completa subie<fi in seipsum), se es
¿
6
.o presente a sí mismo en esta forma y obra verdaderamente como tal>>.
Tres relaciones subsistentes distintas en las que acontece dinámi- 23. Jn 10,30: «Yo y el Padre somos uno>>. Jn 10,38: «Para que comprendáis {
{z camente la unidad de la única Esencia relacional del Ser divino2r.
y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre». Jn 14,10-11: «¿No
r¡l
a
q
:a creéis que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no 1o
hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las
o
z
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D obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a :l
F
19. Hruruo oe Ponens, De Trin VII 3 I (CCL
62, 299; B AC 48 l, 343): «In unius las obras». Jn 17,21: «Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo e
z
itaque confessione non unus est, dum et Patrem consummat Filius et Filii ex en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que
{
q
Patre natiuitas est. Non demutatur autem per natiuitatem natura, nec secun- tú me has enviado». Cf. Rrcrnoo np SnN Vícron,TrinY l4 (SCh 63,338- a
&
+ dum similitudinem generis sui eadem sit. Eadem autem ita est. ut per natiui- 339): «Oportet itaque ut, in divina illa personarum pluralitate summe pul-
o
tatem et generationem uterque potius unum conf,tendus sit esse, non unus». chra et omnium ordinatissima, sit mutuo hinc inde in alterutrum differens
t-, 20. Según TorraÁs oE AqurNo, el Padre en cuanto Origen de la divinidad es la concordia, et concors differentia»; «La pluralidad de las personas divinas
potencia creadora; en cuanto Logos o razón del universo, el Hijo es debe realizar la unión en la belleza más armoniosa, y la distinción en la q
U
la Sabiduría (cf. I Cor 1,24.30); y el Espíritu Santo es la Bondad relacio- alteridad más ordenada. Es preciso, por tanto, que en esta pluralidad divina
nada con el Amor (§I¿. I, 39,8). de las personas -que es sumamente bella y la más ordenada de todas-, por
l 2t ANsEI-tr¡o oH C¡NrsnsuR.v, De processione Spirittts Sancti, cap.II (PL 158, las mutuas relaciones de unas con otras, exista una concordia diferente que I
284 288c): «quomodo indivisibilis unitas, el indisociabilis pluralitas in Deo se es al mismo tiempo un diferencia concorde>>. 285
de la única Luz-. Tiene su origen en el Padre (causa y fundamen- y el fundamento tanto de la creación (materia-conciencia-mente e
to), se despliega en la naturaleza exocéntrica y dinámica de la información) como de la historia de la humanidad.
triple relación personal del Amor -lo hemos podido comprobar
en la obra salvífíca de la economía- y culmina en la unidad del En resumen, podemos afirmar que <<la Trinidad económica
Espíritu (comunialidad), por el retorno de nuevo al Origen de la revela y es la Trinidad inmanente, pero que esta última ni se cons-
divinidad, la monarquía áel Padre. Todo procede de El, Origen tituye ni agota su misterio inefable sin más en la economía de la
sin origen (in-generado), y todo retorna de nuevo aBl <<por Cristo salvación>>2s.
286 divina. cuando se trata del sol y sus propiedades; en segundo lugar, que atri- 287
I
vo, partiendo siempre de la histoda (la revelación de las Personas en el poder del Espíritu, por lo cual es llamado Creador. Esta
en l; economía), teminaba en la monarquía del Padre. Y una vez actividad c¡eadora le es ahibuida específicamente a É1. Carece
]
I
llegados a este punto, dejaban erl suspenso toda ulterior indaga- de principio (duopxos), es «no engendrado». aunque de su rela- |
ción -lo específtco de su respeto apofático ante eI Misterio . De ción con el Hijo recibe desde toda la eternidad el nombre de il
manem que la unidad del Se¡ divino em interFetada desde la Padrerr. Pues Dios, no es Padre más que en relac¡ó¡ con Jesús, sr¡ il
experiencia mística de la Infinitud (la Tiniebla luminosa) De ahí Hijo. De manera que no hay nada en el Padre anrer¡or a la pater-
su elección de la Luz como símbolo de la trascendencia suPrcma niilad. Desde siempre, el Pad¡e existe en ¡elación a su Hijo y al
|
I
de ¡aDivinidad. Espír¡tu. Hemos hal¡ado ya con anrerioridad esros dos modos I
Po¡ ít monarquia». el Padre es el.sujeto del
prim¿r¡o de relación (palern¡dad y f¡liac¡ón). Los conocíamos ya por Ia
AmoP, la Fuente y el Origen de la divinidadro,, el. §¿m¡nx¿
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i{i:i13'::.:1.fi:1;.ffiHi!';""?H1ilt:fii:il:1
Hijo (fmagen). \uprema autoe\presidn eterna de su palernidad.
*::l;x*l;.'m:n,:*:rujll;:*:m,l*
*.;:r:;^;
..-,;;-",:;:";":: dife-
y paradóiica unidad sínl.sisenel^; Amor(enel
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:z iit¡"n .n'ru ."lu"ión ,¿ É¡ lo ¡u"" po. ,"¡io a'. .u t-ogot ^--:"::- EspÍritu) de
rencia y relación que se resuelve en la unidad.
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"*r.o
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o , *"*"ia de
al Padre, no da¡do a los otros dos categoría 1
A Íed.l') Spicite?iuñ SaÜun l-,¿/,e¿r€, n¡.30-31, vols.I y lI, 35. L¿ recipmcidad la formula saN JUAN D^MAscENo en De Jide o h.I,8\PC ! il
O is:l ir r.f;du p'i.".o rll 4044 (pp. 196-209) y Tríada sesunda III g¿. soi-g¡+; t'rs Berlin
12. New Yo¡k I9?3 r po; mdio de . l¡ ide¡ i I
o 3l-39 (pp.448-466). de r€prxófloLs o circ¡,r¡,rs¿$l¿ -una esp€.¡e de mutua coñfluercia :
.o
23. S. DEL CURA, «Monarqua»,en El Dios ..istiano,929ss. de las tr€s p€rsonas-, que f¡.re recibida por casi rodos como exprer;ón de
L
¡ ;
¿
z 29. Et Amor absoluto carEe de todo otro fundamento y es la propiedad más la uridad t¡initeia,: tomado de W. PaNNENB8RG, Z¿o1o8l¿ Sisteñtitilú,f. a I
c¿raderfsrica de Dios. 34ó. Y que la doctriná de la Iglesia antigua €xpresó como "immanentia §
30. BAsLro DE CEsARu, c.ü .11,\'l (PG 29,6o5a), ep- 38,7 (PG 32, et inexist€nti¡» de las péBonas tri¡itarid: «i?¿-¿¿¡IEtf¿daihabúa¡io ;
337c)i GREcoR¡o Nacr^Nc o, or 2 (PG 35,445bc\, r^mbié¡ or 29,2
^A
p unil¡! petsotae tu alia». i
!z (PG 36, 76b), o/. 31. 14 (PG 36, l48s)i esp. también GREGoRIo NrsENo. 36. La inhabitación recíproca de las Divinas PeBoras sisnr6ca que "el H¡jo :
Ady. Mace¿- 13 IPC 45. 1317a). Sobre la imagen det Padr€ como «fuen- está siempre e¡ €l Padre (y a ta irve¡sa): t 13.1 15: que el verbo esrá uni
1
a !
v re» de la divinidad, ¡demás de ta imagen más común de la unión indiso do necesariametue con Diosi I l2.l 15: que el Espüitu Sanro permance y § '
+ luble enEe el sol y su respl¡ndor, cl TERruLraNo, Áá. P¡41..8,22 y 29, habita e¡ Dios: I I 2; que el Padre esá todo en el Hijo. rodo en el Espirinr S
o
¡ y ORlaENEs, ¡¡ Joftanl¡ lI, 3 (PG 14. l09D) ) D¿ prr¡.. f, 3, 7 (60: .!Dus Sa¡to - Et Hijo €srá todo en el Padre, lodo en el Erpíriru Sa¡to, etc.: I ll I ; S I I
F deitatis fons». prechmente que elEspftitu procéda (hisóncmenre) del ltijo lo riene el ! ,Li
A
31. K. Id(HNER, «"Ih€o§' en el Nüevo Teshmento», en ¿7I, 93-166. E¡ el Hijo (r€cibido) del Padre: 1301: la vida más fntima del Dios Uno y Trino ¡
Nuevo Teíam€nio la palabra «Dios" se refiere excl¡rsivamente a la prime es;l intercambio amoroso (son las relaciones mutud ) enrE ¡as Di! inas i
o
quod vivere. Quod si ita est, ut unum sit vivere et intellegere, et, cum unum Dios,pp. 191-192). Pero eso vale también, y no en último lugar. respeoo de {
z
sit esse quod est vivere atque intellegere, substantia unum, subsistentia tria la monarquía del Padre. La monarquía no puede estar en competencia con la a
L
+ sunt ista. Cum enim vim ac si-qnificantiam suam habeant atque ut dicuntur vida trinitaria: al contrario, es realiclad en ia vicla del Hijo y del Espíritur.
o s
¡D et sint, necessario et sunt tria et tarnen unum, cum omne. quod singulum 41. La distinción originaria, la relación eterna
-en Ia misma v única naturale-
F est, unum, tria sint. Idque a Graecis ita dicitur: érc ptdg oÚolas '¡peis za' que a su vez enfatiza la distinción- y la actuación hiitórica (
-apoyada
eiuctL r«g ú¡-oo'rrioe rs. Hoc cum ita sit, esse ut fundamentum est reliquis. en el sustrato único absolLrto-, la acción de enviar, en Dios no soi á¿.ci-
O
dentes, sino que constituyen el ser personal de cada una de las personas s
I
Vivere enim et intellegere ut secunda et posteriora, et, natura quadam, in eo
I
quod est esse vel ut inesse videantr.rr, vel ex eo quod esse quodammodo ut divinas. Tres predicados distintos del Dios <.ad se, y de la única y misnra
extiterint atque in eo quod est suum esse. illud primum ac fontanum esse naturaleza, que no solo no afectan a la unidad, sino que, a la inversa, la i
290 servaverint. Numquam enim esse, sine vive're atclue intellegere, neque vivere única Esencia está forrnada por los mismos.
291
L-
-t
f
3. Ricardo de San Víctor Imagen y Palabra del Padre, en quien Él se pronuncia a sÍ mismo.
En cambio, históricamente, al revelarse como distinto del padre
Por su parte. Ric:ardo de San Víctor considera que las distintas for- es quien ha puesto en evidencia su identidad propia desde toda la
mas de relacionarse las Personas divinas y su unidad están basadas eternidad. Distinción constitutiva de su ser personal que ya, desde
en la Jbnontenología del único Amo/2. El carnino de la teología la historia que conocemos, apuntaba al Logos eterno, Ju fundamen-
latina occidental fue, casi siempre de este modo, de la unidad de to, y en él a su preexistencia junto al padre. ya que cuando existía
la Esencia a la distinción personal. El Hijo es engendradoa3 cuando el Padre, siempre estaba con Él la veldad que es iu Hijoa?.
recibe del Padreaa la divinidad. Momento en el que simultáneamen-
te tiene lugar la autodistinción y la plena comunión con Él*'. De La tradición pasó así de las relaciones históricas propias de
ahí que el nombre de Hijo caracterice a su vez el ser personal del la economía de la salvación a la noción de Infinitudor, y de esta
Padre desde toda la eternidada6. Él es el eterno interlocutor. Refle-jo, a las relaciones mutuas en Dios. De los rasgos específiios cle la
ontologÍa de la paradoja a la consideración de ra unidatl plural del
ser trinitario, formada por las mutuas relaciones cle las personas
42. El Amor es estar frente a frente en la denación total a las otras dos Personas divinasae. Y posteriormente, de la unidad divina, que tiene su
que se resuelve en la comunión.
43. W P¡NNeNe¡no, Teología Sistentática, I, 331: «Hay que distinguir con fundamento en el Origen inmanente, de la o'onu.qrio --el padre
F mucho cuidado, por und parte, estas procesiones, de las que resultan las en cuanto origen y término de la divinidad-, al análisis de la
z personas del Hrjo y del Espíritu en la esencia eterna de Dios -personas que constitución de cada una de las personas divinas por sus mutuas
F se diferencian entre sí por sus relaciones de paternidad o generación activa,
relaciones subsistentes. simultáneas a su peculiar unidad5,. pero el
()
de liliación o generación pasiva y de Espíritu o aspiración pasiva-, y, pt»'
o otru.los envíos (misiones) del Hijo (Rm 8,3; Gal 4,4;[n3.17;8,16, etc.)
o
(-. y del Espíritu (ln 14,26; 15,26;16,1), que se relieren a la relación del Dios
z eterno con el mundo y con la economía de la salvación. Porque mientras Hijo (contr. Arian. 3,6), tampoco tiene el paclre su divinidad sin él
o [... ] La
que las "procesiones" acontecen en la esencia divina desde toda la eterni- divinidad del Padre está condicionada al Hijo: es este quien nos lo muestra
§
dad,el"envío" del Hijo y del Espíritu, igual que el"dott" del Espíritu (Hch como el único Dios verdadero (t.ontr. Arian.3,9).
o t...1 sin el Hijo, que
2,38; 10,45), hacen referencia a aquellos a quienes se les envía o a quienes procede de dicha fuente, no se puede llamar al padre fuente. s
¡... ¡ ei pa«lre
¡ se les da algo» (cf. Totr¡Ás oe AeurNo, S?"/2. 1,43,2). es el principio de ta divinidad solo desde la perspectiva del Hijo.
Si se deja a
o 44. Rrcanno oe S,cN VÍcro«, De Trin.III 2 (SC 63, 168): «Nihil enirn caritate de añadir esra condición, el Hijo y el Espíritu quedan ontorógicamente por Ér
a melius, nihil caritate perf'ectius [...] Opoftet itaque ut amor in alterum ten- debajo del Padre. algo que tanto los capadocios como Atinasio .rtubun z
o
.o dat. ut caritas esse queat. Ubi ergo pluralitas personarum deest, caritas omni- interesados en evitar. cf. ArxNesro, or. c¿.¡ntr. Arian. ilr 5.6.'r-9 (pG 26, a
¡ no esse non potest». Ricardo se está reliriendo aquí implícitamente al Htjo, 329-340; BPa 79,2j2). {
á objeto del amor del Padre. Por tanto, la diversidad en Dios se funda en la 41 . ch. scHóNeonN,El icono tle Cristt¡. (Jna intrt¡rlucción teológica, Encuen-
z a
: perfección de la cariclad: nada hay mejor ni más perfecto que la caridad. Esta tro, Madrid 1999, cap.2, IV: «El amor, icono de Dios. Máximo el Conf.e-
o esencialmente tiende al otro: por ello el anror a uno mismo (ubi pLuralitus sor». pp. 92-120.
A e
D personorum deesf¡ nunca puede ser la realización perfecta del mismo. Para 48 En virtud de la condición divina del Hijo y su igualdad-comunión con el {
!z que haya caridad ha de existiq por tanto, pluralidad de personas. Padre, que se ha revelado en el momento de Ia resurrección.
45. Cf. K. R¡,sNrn, El Dios Trino cotru¡ principio tt .fundamento trascendenfe 49. W. PeN¡sNeenc, Teología Sisfemática,l,32O y nota l2-5: «Hegel era ca_ {
Z de la historiay de la salvación, MySal IIi 1,434: «Tanto porque en Dios paz de hacer plausible la presencia de una pluralidad de personás en a
+ Dios §
solo se da ara esencia y, por consiguiente. solo un set en sí absoluto. como partiendo de Ia idea del amo¿ pero no con su o¿ra iclea del clesarrollo de la c
o
también porque solo hay uno autopronunciación del Padre, el Logos, que a-utoconciencia del espíritu absoluto». G. w. F. Hs(:t,. vorlesun¡4en iiber
t-. no es el que pronuncia, sino el pronunciado, y no se da propiamente un die_Philosophie der Religion III (ed. de G. Lasson) 57 y 60s q
1M§¡, espe-
amor recíproco (que presupondría dos actos) eutre el Padre y el Hijo, sino cialnrente en las lecciones de I 824 (71) y cle lg2j (75).
o
l
una autoaceptación amorosa que fundamenta la diferencia por parte del 50 Juer DeuesceNo explica de este modo los dos senticros der témino «hipósta-
Padre (y del H4o a causa de la'rri6Ls de conocimiento y amor)». sis.: «unas veces significa la simple existencia, y entonces el término equi-
Cf. s¡r.r AmNesro, Or. contr. Arian. lIl 5 [2]: «Ya que en el Hijo se con-
I
293
punto de partida de esta reflexión y en último término el término economía de la salvación, no obstzrnte, describen la naturaleza del
de llegada no podía ser otro que la historia de Jesús de Nazaret Ser divino ( 1 Jn 1,5; In 4,24 y 1 ln 4.8.16). Fomrulaciones acerca de
en su relación al Padre en el Espíritu en favor de los hombres y Ia Infinitud divina de las que. en mi opinión, se deducen importantes
el horizonte escatológico de la transformación de la comunidad consecuencias para la vida espiritual que a su vez habremos de rete-
humana a imagen de la Trinidad.
ner a la hora de aproximarnos a Ia identidad tripersonal de Dios en
Es en este punto donde nos topamos en la historia de la teología
cuanto Espíritu, y a su manifestación en la creación y en la histona.
con dos grandes interpretaciones filosófico-teológicas comple-
mentarias acerca del Ser trinitario y su unidad. Una,la del Oriente
cristiano, que procede de la historia hacia la unidad para en último
La primera es que en el Dios trinitario la Infinitucl coincide
con el amor (la Esencia única común), y esta paradójica naturaleza
término fijar sus ojos en la naturaleza infinita d,e la Luz5t, absoluta-
mente trascendente (Gregorio Nacianceno y Máximo el Confesor). del único sujeto que se distingue en sí mismo. y en quien la dife_
Y otra,la del Occidente latino que se inclina preferentemente por la rcncia pertenece a su propia Esencia, es el único Tú q:ue ha salido
defensa y consideración de Ia unidad en sí misma y su fundamenta- al encuentro del ser humano en la historia «de manera personal>>
ción, bien desde el punto de vista antr'opológico de la mente humana por medio de su Palabra y de su Espíritu5,. Él oes Luz» encuanto
(san Agustín), bien por la f-enomenología del Amor (Ricardo de que se autocomunica (l Jn 1,5)sa en la persona del verbo encarna-
F San Víctor). La complementariedad de ambos puntos de vista -la do, por medio del cual todo lo atrae hacia sí.
z
dinámica de la constitución personal y la de la unidad52- impide La segu.ndo, que este Ser paradójico, al ser absolutamente
F
que la igualdad del Hijo y del Espíritu con el Padre, en cuanto a sLr lrascendente e inm.anente alavez (que habita en y trasciende), <<es
o Espíritu>> inabarcable por su misma Infinitud (Jn 4,24)55. En vir_
o
j
divinidad, pueda quedar de algún modo en entredicho.
o
F
z
o
q
D. Las tres definiciones de Dios que aparecen en el Nuevo 53. Desde esta naturaleza infinita (Divinidad) Dios se dirige históricamente al
o
E Testamento ponen de manifiesto la Esencia de Ia naturale- ser humano por medio de su Palabra en el Espíritu, como un «yo» absolu- :¿r-
tamente libre y señor absoluto de todo lo creado, ponien<lo cle este modo a<
{z A todo ello debemos añadir que en el Nuevo Testamento hallamos moral ( I J, 2,7 - | I ). A partir de ese signifi cado comprendemos perfectamen- {
a
tres def,niciones, que proviniendo de la revelación histórica de la te el íntimo nexo existente entre estas dos definiciones de Dioi: Dios es luz.
y Dios es caridad(4,7-8). Porque incluso clesde el punto de vista literario, q
A o
la primera definición co.esponde a Ia segunda. que llega a afirmar que Dios a
A z
:z el individuo numéricamente distinto, por ejemplo, Pedro, Pablo, un caballo
se ha revelado como caridad. Con toclo, de ahí no se sigue que la palabra {
<<luz» sea solamente una mera noción moral que designe la misma q
detenninado»: Di alé ctica, 12 (PG 94, 6 I I -61 2; PTS 7, Berl in I 969, I 08). iaritlatj
de Dios. La luz es formalrnente Ia «revelació,» (1"); aunque posteriormente !
v Dios es la Infinitud de la Luz (óós) en cuanto que se revela (l Jn 1,5) en su
se nos diga en qué consiste tal revelación: a sabcr, en la révelición del amor
+ Verbo encamado (Jn 1,9). Y a su vez es Luz en cuanto que la humanidad visi- &
o que Dios Padre nos tiene (2"). Luego estas dos deliniciones deben ser inte- c(
J ble de Cristo es el e inór., del Padre invisible (Col I,I 5) o «lo visible de lo Invi- §
¡ relacionadas mutuamente de la siguiente manera: Dios es luz: el esplend<tr
\c
F sible». Esta última expresión, de DroNrsro et- Ps¡uoo¡reoeecrra, fue retomada
o la manifestación (de la caridad) o la caridad revelada y esptenclorosa. Cf. r¡¡
después por Ju¿.N DevescnNo , Tratado sobre los lconos,XL. Cf. P. Evx¡rrnrov,
O I. de Ln Po'rrenre, Adnotationes in exegesim primae Epistitae S. Ioannis,
I
L'Art de l'lcóne. Théologie de la beauté. Desclée. Paris 19'12, 157. Pontifi cio lstituto Biblico. Rona 1 977- l 9i g2. 4 l -42.
52. Debido a que es simultánea la constitución de las personas, por su modo 5-5. R. ScsNec«eNnuB6, p4r Johannesevongelium, l, Herder, Freiburg i. Br.
peculiar de relación, y la unidad. La diferencia se especifica en las mutuas
I
19791 (El Evangelio segrín san Juan, Barcelona 19g0, 509-5 l0). i,El .",
I
j
por medio de la lógica del Amort el monoteísmo cristiano. porque, recibe, pone de manifiesto Ia donación originaria del Padre y su
§
a si en el <<status exinanitionis>> veíamos en primer plano la forma misterio, en virtud y a partir de esta respuesta filial.
O del <<amor que se vacía>> (la kénosis), el éxodo de sí del Mediador {
() a
.o y su obediencia al Padre en el Espíritu (la teología mística de la o
{z cruz), el misterio pascual saca a plena luz que el amor no se agota 2 H. U. voN Ber-ruesee, Theologikll: Wahrheit Gottes (Verdad de Dios,
p. 136): <<Lo inconcebible de Dios es uno con lo inconcebible del mis- *t
simplemente en esa dimensión expropiatoria, sino que en el pro- terio clel Padre, que nunca fue una persona omnisciente y omnipotente
A
A ceso que va del Origen al Origen por obra del único Mediador, que encerrada en sí misma, sino desde siempre expropiada para el Hijo; y no a
()
F es Cristo, se pone en evidencia que el mutuo intercambio propio solo eso: con el Hijo y por el Hijo, se entrega además al Espíritu. Lo que 'o
z en ello se mantiene firme es lo esencialmente divino: la autoentrega, de
{
del dinamismo trinitario reviste además otras formas igualmente la que debemos señalar que, en su acogida en el Hijo y el Espíritu, solo se
{
z
ricas, como son el ofrecimiento filial, el esplendor de lafidelidad cumple en el modus de la restitución a la "persona" que se entrega '.2rín- §
q
+
o del Padre al Hijo y la comunión en el Espíritu, con el consiguiente t:ipaliter" (como dice Agustín, De Trin. XY 17,19) al Padre y también al A]
J
¡
¡-
Hijo, en cuanto el Espíritu se debe también a é1. Pero el darse ya desde a
¿
siempre del Padre, hecho de antemano impensable e inconcebible, es la §
o
O razón última de que Dios sea en realidad más incomprensible de lo que c
l. E. Tounpu, «La logique de I'amour»: RThLv 29 (1998) 201-208; Io., «La
ningún concepto finito puede comprender: el amor, en sí mismo, es lo
positivité de l'étre comme amour chez Ferdinand Ulrich á l'arriére-plan absolutamente gratuito, que comunica esta propiedad a todo lo que, de-
de Theologik IIl. Sur un mot de H. U. von Balthasar...>>: Gr 89 (2008)
I
terminando más detalladamente su plenitud, aún puede ser mencionado I
?04 8ó-117.
como "propiedad" de Dios». 299
T
Por su parte, la relación de filiación, propia de la obediencia y viceversa que, por ser fecundo, va más allá de los doss y se
del Hijo, vuelto desde siempre hacia el Padre (Jn 1,1), está carac- proyecta como desbordamiento en el fruto del amor que une a
terizada históricamente por el agradecimiento y el intercambir¡. ambos, la persona del Espíritu, Condilecto y Don. En él acontece
Es, por una parte, recepción (receptividad) y, por otra, respuesta la unidad de lo diverso (lo múltiple) en el dinamismo pericorético
agradecida y gratuita (u «obediencia amorosa»)3. De manera que del Amor6.
la humanidad del Hijo-amado, al recibir, por su condición de Él es el tercero en quien los dos se regalan, y en quien cada
«ungido por el Padre con el Espíritu», la misión del reinado uno es <<sí mismo>>. Personas distintas, y a la vez una misma
de Dios, responde agradecidamente en obediencia a su Padre con E,sencia, en la que la comunión de los dos queda sellada por la
todo su ser y de este modo entra en cuanto hombre en comunión plenitud de la unidad. Recibiéndose desde el otro y desde los
con él (<<¡Padre, en tus manos pongo [naporl0e p,atl mi espíritu!>>: dos, el Espíritu vincula a ambos en la unidad, y se convierte en
Lc 23,46). Respuesta que tiene su fundamento en el Origen, sin el principio qlue desborda ad exta (Jn i9,30)7, llamado a consu-
el cual sería incomprensible este abandono propio de la filiación mar la vida y la historia de la humanidad. Por este motivo, desde
eterna, pero vivida ahora de modo humano. el año 381 la Iglesia ha llamado al Espíritu: <<Señor y dador de kt
Vida» (DH 150). Procede del Padre por medio del Hijo y, al darse
De manera que por el Amor, el Padre habita en el Hijo (esse a sí mismo, da origen a la vida ((oonoLóu). Es además la comu-
:z in)4,y están el uno en el otro de modo vital sin confusión en nión personal de ambos en el Amor. La unión de lo diverso que,
F comunión de voluntades. A su vez, esta inmanencia pone de
o manifiesto el ser personal del Espíritu, caracterizado en este caso
o
¡ 5. Rrc¡noo os Se¡¡ VÍcron ,Trinlll 19 (SCh 63,208-210): «Ubi a duobus ter-
o por la unidad o la comunión de los dos en la mutua inhabitación tius concorditer diligitur, socialiter amatur, et duorum affectus tertii amoris {
F
z
o
pericorética, en la que la diferencia pertenece a la misma esencia- incendio in unum conflatur>>. «Se da la condilectir¡ cuando dos amigos ¡a
lidad dinámica del amor y es vivida por el Hijo en medio de la aman a un tercero con amor concorde, en una comunidad de amor, y el
afecto de los dos primeros se inflama en el incendio de amor de una tercera o
o trama humana. Es además el Exceso del amor del Padre al Hijo persona)). r<
a
Hrr¡nro or Porrtens, De Trin VIII, 15: <rPerfecta nobis, Christo mediante, §
¡ 6.
a cum Deo wnitas. -Quam autem in eo per sacramentum communicatae car-
J. H. U. voN BeLrHasen, «El Evangelio como criterio y norma de toda es- nis et sanguinis simus, ipse testatur dicens: Et mundus me iam non videt;
{a
o
()
.o piritualidad en la Iglesia»: Conc 119 (.1965) 7-25; reeditado en Spiritus vos autem videtis me, quia ego vivo, et vos vivetis; quia ego sum in Patre q
o
¡ Creator. Skizzen zur Theolog,ie, III, Ensiedeln 1967,247-263. «No cabe meo, et vos in me, et ego in vobis (Jn 14,19-20). Si voluntatis tantum uni-
iz duda de que a la unidad dinámica de todas las espiritualidades humanas tatem intelligi vellet: cur gradum quemdam atque ordinem consummandae {
en Cristo le corresponde la denominación de obediencia amt¡rutsa (que se unitatis exposuit: nisi ut cum ille in Patre per naturam divinitatis esset; nos a
o resuelve en obediencia de misión, de actuación y de pasión). En este centro contra in eo per corporalem eius nativitatem, et ille rursum in nobis per §
o
cristológico encuentran su común unidad todas las espiritualidades cristia- sacramentorum inesse mysteryum crederetur: ac sic perfecta per Mediato- 'o
F
nas posibles, y por ello, a través de la fe como centro, han de ser reducidas rem unitas doceretur, cum nobis in se manentibus ipse maneret in Patre, et {
z
sin esfuerzo las unas a las otras. Constituyen, en efecto, diversas.formas in Patre manens maneret in nobis; et ita ad unitatem Patris proficeremus, {
z a
de la única misión de Cristo (que es su absoluta obediencia por amor),las cum qui in eo naturaliter secundum nativitatem inest. nos quoque in eo &
q
+ cuales se resuelven en la multiplicidad de gracias de misión y de funciones naturaliter inessemus, ipso in nobis naturaliter permanente>>. «Puesto que,
o
de que él dispone». mientras nosotros permanecemos en é1, él permanece en el Padre, y per-
3 §
F 4. SÍNooo XVI oE Tolsoo, DH 570: «Relativum etenim dicitur, quod una ad maneciendo en el Padre permanece en nosotros. Así podemos llegar hasta
aliam persona referatur; nam quando dicitur Pater, Filii nihilominus perso- la unidad con el Padre, porque nosotros estamos, por nuestra naturaleza, ¡l
O
na signatur, et cum dicitur Filius, Pater ei sine dubio in¿sse monstratur». en aquel que por su naturaleza está en el Padre, ya que él por su propia
«Se llama "relativo" aquello en que una persona se refiere a la otra, pues naturaleza está en nosotros». (BAC 481,374).
I
cuando se dice "Padre" se designa igualmente la persona del Hijo; cuando 7. «E inclinando la cabeza, entregó el espíritu»: (rcni rc).ív<rs ti¡v rce$«).¡u I
300 se dice "Hijo", se demuestra sin duda alguna que tiene un Padre». nnpé6t-rr<eu ró nue0po). 301
sin anular la diferencia (la distinción) entre el Padre y el Hijo, Padre de su Palabra deflnitiva a la humanidad en la carne de su
hace de esta distancia interpersonal entre ambos la acrecentada Hijoe- tiene lugar y se realiza la alianza de comunión, la posibili-
posibilidad de unidad. Pero, en cuanto dicha relación se vuelve dad de encuentro y alianza del Dios trinitario con su pueblo.
en nuestro caso hacia la historia como horizonte y sentido de la Inspirados en la Escritura, podemos concluir que la Realidad
evolución, el Espíritu es el encargado de llevarla a la consuma- divinalo, que paradójicamente es trinidad y unidad al mismo
ción. Debido a su dinamismo innato personal, remite de nuevo tiempo, se identifica tanto con la lnfinitud (laLluz: I Jn 1,5) [-lo
de manera permanente desde la humanidad del Hijo al Origen, cual le sitúa siempre no solo «más allá» de todo lo creado (la
y a su grandiosa capacidad de autodonación. Convirtiéndose, en trascendencia), sino incluso también «más allá» del principio de
último término, en la dimensión apofática de la Infinitud, que contradicción-1, y con el Amor (1 Jn 4,8.16), que es inmanencia y
embarga, sostiene e impulsa (alienta) todo lo creado por medio comunión. Esta es la Esencia (Oúoio) del único Ser absolutamente
de la dimensión escatológica del misterio de Dios. trascendente, y a su vez el Dios «por nosotros>> que se ha dignado
implicar su ser en la vida humana de modo real.
Luego por la entrega histórica de Cristo al Padre en la cruz y en Si en esta simultánea paradoja la reciprocidad ponía en evi-
la ulterior respuesta del Padre a su Hijb en la resurrección se nos ha dencia el carácter dinámico de las relaciones trinitarias en la his-
revelado cómo son todas y cada una de las tres Personas divinas en toria (la diferencia interpersonal), el amor mutuo en el Espíritu
F favor nuestro8: en su máxima distinción real (peculiaridad) y en su entre el Padre y el Hijo, en cambio, pone de relieve la inmanencia
z
íntima relación de comunión, de acuerdo con la propiedad personal pericorética (inmediatez) así como su absoluta trascendencia,
F
de cada una de ellas, y conforme a la lógica del amor. precisamente en virtud del fenómeno de la Infinitud del Amorrr.
o
o Este es el misterio salvífico del amor trinitario y el término final
o
al que apunta (y que da sentido a) la vida humana y al proceso {:\
F
z 2. La dimensión salvíJtca de la inmanencict pericorética de la (,
o
Esencia divina evolutivo de la creación.
o
En virtud de su mutua inhabitación, cada una de las Personas se 3. El horizonte escatológico del Espíritu L
halla necesariamente <<referida a>> y <<en>> las otras dos, al tiempo
o
que tiene lugar la comunión en el Origen de la unidad. Este es el {a
O El Espíritu aparece en este último caso como quien procede his-
o
.o despliegue dinámico (la lógica) del único Amor absoluto que, en tóricamente de la unidad del Padre y del Hijo -el Don del amor c
o
la sobreabundancia o desbordamiento de la plenitud (positividad)
<
z y de su gratuita libeftad -a saber, el pronunciamiento por parte del
{
a
o 9. K. HeuvnnrE, Tras las huellus de Dios. Ontologíu trinitaria y unidad re- O
o lacional, Sígueme, Salamanca 2005, 30: <<Teol(tgicamenl¿, el enunciado o
§
D
F
8. El amor que se da (el Padre). La respuesta que todo lo devuelve y entrega es que Dios, cuando dice su palabra, la dice en palabra humana. Porque el {
z
;z (el H¡o). Y la comunión e inmanencia (el Espíritu) en que ambos, cada que Dios entregue lo suyo propio a un horizonte de comprensión que está {
uno según su propiedad personal, forman una unidad por el amor. El Padre predeterminado por lo propio de otro distinto, por las posibilidades del otro (
&
+ posee Ia esencia divina en cuanto que Ia comunica al Hijo. Y el Padre y -precisamente del hombre-, el que Dios que viene antes de todo venga coit
o
¡ el Hijo la poseen únicamente en cuanto fbrman una unidad en el amor posterioridad a otro distinto, es un enunciado de eminente alcance acerca a
F (la infinitud innata de la «Caritas» divina), es decir, en el Espíritu Santo. La de Dios mismo>>. >,
o
relación paterno-filial acontece o está caracterizada trinitariamente por 10. Aquí debemos tener en cuenta la necesaria distinción entre la Esencia divi-
a na (en cuanto Espíritu) y la persona del Espíritu Santo, que realiza la uni-
la persona del Espíritu en la mutua inmanenc:ia del común amor. De mane-
ra que la relación Padre-Hijo alcanza en el Espíritu su plenitud trinitaria. dad (la comunión sustancial de ambos) y es a la vez el fruto de la misma.
I
O, dicho de otro modo, el Espíritu caracteriza esa relación y su unidad ll Donde Inflnitud y Amor son la síntesis en la que coinciden plenamente los I
302 «trinitaria y pericoréticamente>> en cuanto que es el Amor de los dos. trascendentales del ser. 303
E*
unitivo de ambosr2-, y también como el Amor común poseído de la misión temporal del Espíritura. Mientras que la lglesia latina se
manera irrepetible por cada una de las tres Personas de la Trinidad. ha servido de un único verbo latino, <<procedere» (proceder) para
En su Persona tiene lugar precisamente la mutua inmanencia entre referirse a ambas realidades (eterna e histórica), lo que ha dado
ambos, su unidad, y el esplendor de la gloria del poder invencible pie a la confusión.
del Amor, su solidez y su verdad (Heíecly 'Emet).
El amor entre el Padre y el Hijo se convierte de este modo, por Espíritu procede etemamente del Padre y
1. Porque <<ad intra>> el
el poder del Espíritu, en la exaltación de la fidelidad del Padre a es el vínculo de comunión (el amor que vincula) que une al Padre y al
su Hijo, y en su mutua inmanencia o comunión (la perspectiva Hijo. De manera que el Padre es Alguien, que no puede ser pensado
típicamente joánica). Poder por el que el Padre resucita a Jesús de en cuanto Dios sin el Espíritu. Ya que el Hijo está unido al Padre y
entre los muertos, que irrumpiendo ahora desde el hondón infinito ala vez se distingue de Él en la persona del Espíritu Santols. Este
de la Divinidad (el Padre), da origen a la procesión histórica del mora y reposa etelxamente en el Hijo, al tiempo que históricamente
Espíritu, o Don escatológico prometido para la consumación de es quien lo revela. Él es el Conclilectust6.
toda la creación, que es la forma definitiva del reinado de Dios.
Con lo cual esta lógica del amor y de la comunión trinitaria se
su procesión eterna, mientras que los verbos rrprii¡pL, y rpoXéopoL desi-
convierte, por la resurrección, en el centro, el sentido último y el gnan la mayoría de las veces su misión en el mundo. En el plano eterno,
F
destino de la comunidad humana, su futuro y la salvación de la las personas del Hijo y del Espíritu proceden del Padre, "fuente única de
F humanidad. divinidad". En el plano de la misión temporal, obra de la voluntad que
pertenece a la sustancia de la Trinidad, el Hijo es enviado por el Padre y se
o encarna por el Espíritu Santo; también se puede decir que es mandado por
o
o
F B. Comunialidad e inmanencia trinitaria: <<La comunión en el
él mismo en la medida en que cumple con la voluntad de ser enviado, no {
z teniendo "voluntad propia". Lo mismo es ciefto respecto de la misión del §
o
Espíritu Santo>> Espíritu Santo en el mundo: cumple la voluntad común a los Tres, siendo
Q
plures: procedit enim ab eis ut amor unitivus duorum>>. cuestión de su independencia hipostática apareció relativamente tarde, L
+ 13. V. Lossrv, Théologie mystique cle l'Égtise d'Orient, Aubier, Paris 1944, planteándose así de modo nuevo la cuestión de su relación con la divi-
o
¡ 155 (Teología mística de la lglesia de Oriente, Barcelona 1982, 117). Cf. nidad del Padre. La divinidad del Espíritu está directamente implicada
§
F Jn 15,26. «Los teólogos siempre han insistido en Ia diferencia radical entre en I Cor 2,10, pero muy posiblemente también en I Cor 3,16 (cf. 6,19) s
y en Hch 5,4. o
la procesión eterna de las personas, que es <<obra de la naturaleza» según q
O
san Juan Damasceno -el ser mismo de la Santísima Trinidad-, y la misión t6. Rrc,cn»o oE S,qN VÍcron, De Trinitate, Lib. III, cap. 19 (208-210): «Condi-
I
temporal del Hijo y del Espíritu Santo en el mundo, obra de la voluntad lectio autem jure dicitur, ubi a duobus tertius concorditer diligitur, socia-
I común a las tres hipóstasis. En lo que concierne al Espíritu Santo, los pa- liter amatur et duorum affectus tertii amoris incendio in unum conflatup>. I
304 dres griegos utilizan habitualmente el verbo ÉrcnopeÚopoL para designar («Propiamente hay condilección cuando un tercero es amado por dos [ami- 305
1
2. «Ad extra>>, por tanto, el Espíritu divino es, bien el espaciotl entre el Padre y el Hijo (mutuo autodón), el principio de la
en el que es posible Ia exteriorización de la Divinidad, bien el poder relación interpersonal, y de su mutua inmanencia (éu)20. Pero
creador infinitct (Gen 1,2) que hace surgir lo otro, en cuanto otro de por ser además Don, <<ad extra>> es el exceso que desborda de la
la Divinidad, por y en la misma Infinitud. Ya que lo finito creado, al sobreabundancia infinita de la divinidad, la fecundidad activa y
tiempo que es totalmente diferente, no puede dejar de estar contenido el principio dinámico del que surge la <<vida>> abierta a la consu-
en la Divinidadrs, pues de 1o contrario dejaría de existir. Es la obra mación2r, siempre por medio (6Lrí) del Verbo eterno del Padre.
propia del Padre por medio de su Verbo en el poder del Espíritu. 3. Por su propio clinamismo, Él es el principio elevador, wni-
Por lo cual el Espíritu se convierte además en el ámbitole en el que versalizador (que va más allá) y consumador (la apertura escato-
acontece la participación de lo finito, por Cristo, en el dinamismo
lógica). El <<nosotros intradivino>> cuyo reflejo histórico se pone
relacional divino y, en el Espíritu, todo retorna de nuevo al Padre, el
de manifiesto en la Ecclesia, el Cuerpo del Cristo total22,llamado
Origen de la Divinidad, y en quien se consuma la divinización.
a recapitular en él todo 1o creado para gloria de1 Padre, en que se
Podríamos resumir los rasgos concretos del Espíritu diciendo
ha de reflejar la comunión trinitaria.
que, por ser el Amor, <<ad intra>> Él es el vínculo de comunión
4. Finalmente, el Resucitado, al otorgar a sus discípulos el Don
(Jn20,22)23, la promesa, como Espíritu del Hijo o de la Verdad, le
F
z gosl en concorde dilección. Entonces es amado socialmente y los afectos convierte en el encargado de continuar, universalizar y consumar
F. de los dos primeros se unifican en el incendio de este tercer amor», o bien la obra y la persona del Hijo2a, mediante una actividad doxológica
<<en el amor que ellos tienen a este tercero>>, ya que la pedección del amor
o
o mutuo [entre dos] exige que un tercero unifique y consume el amor de los y consumadora que habrá de poner en evidencia la autonomía de
J
o otros dos). Cf. Acusl'ÍN, Serm 34,4 (38,211): «Videt illa illum, videt ille {
F
z illam, amorem nemo videt; et tamen ipse amatur qui non vidctur>>... y, no
o a
obstante, es amado aquel a quien no se ve, el Amor. 20. Reciprocidad, inmanencia, comunialidad. En virtud de esta pericóresis, las
o
17. Lo más externo de Dios. Cf. B,qsnto on Cesenon, De Spir XXVI, 62: «Al personas participan por igual de la Divinidad en la Unidad. o
Espíritu con frecuencia se le designa como (róros ril.¡Oóg r6u áyío-rv) 21. El espacio (rónos), el ámbito, el lugar (Xóp«), el templo (uoós). c
¡ el verdadero lugar de los seres santificados [...] y es nombrado como su 22. Desde el punto de vista eclesial, H. MüHlnn considera el «gran-yo>> como S
a templo (unós)» (SC l7bis,472). la continuación salvífica de la unción de Jesús con el Espíritu Santo. Cf.
O 18. En él somos, nos movemos y existimos. Una Mística Persona (El Espíritu Santo en la lglesia), cap. 2, § 3,33, {a
Cf. W. P¡NNnNea*c,Teología Sistemática,I, pp.288-290. En otros pasajes a
o
.o 19. pp. 87-88: «La lglesia está enunciada aquí, más bien, como tn totum
¡ <(se presupone o se nombra expresamente al Espíritu de Dios como medium (una mystica persona = Christus totus) f. ..1 no es una "continuación" de o
{z de la comunión de Jesús con el Padre y com o mediador de la pafticipación de la encarnación, sino una continuación salvífica de la unción de Jesús con {
los creyentes en Cristo [...] AI parecer, no es posible hablar de la comunión el Espíritu Santorr. a
o de Jesús con Dios Padre como el Hrjo, si no es hablando de un tercero: del 23. Lo que resuena en la perícopa es la comunicación del Espíritu recibida por a
a
Espíritu Santo. Pues el Espíritu es el modo de la presencia de Dios en Jesús, Adán al ser creado (Gn 2,7). Cf. R. E. BnowN, El Evangelio según Juan, ()
t-,
z
igual que antes lo había sido para los Profetas y parala creación en general. XIII-XXI, Madrid 1979, 1.337s [970: 1 .022s1. De lo que se trata preci- {
Pero ahora, en é1, con el carácter definitivo propio de lo escatológico, como samente, entonces, es de una actuación de Dios en relación con Ia realidad {
Z el don permanente que había sido el objeto de la esperanza escatológica de creada. Tomado de W. P,q.NN¡Nner.c, p. 331 . L
+ Israel, que se centraba especialmente en la espera de un Mesías agraciado 24. OnÍc¡Nps, Hom. Num. 12, I : «Alius enim a patre filius et non idem filius,
o
¡ por el Espíritu. En cualquier caso, la mediación de la comunión de Jesús con qui et pater sicut et ipse in evangeliis dicit: "alius est, qui de me testimo-
A
F el Padre por el Espíritu hace comprensible que la confesión de la unión de nium dicit, pater". Et rursus tertium puto videri puteum posse cognitione ¿
5
Dios y del Klrios (1 Cor 8,6) pudiera extenderse a nombrar expresamente Spiritus Sancti. Alius enim et ipse est a patri et filio, sicut et de ipso nihil- i¡
a
al Espíritu. Pero esto sucede en fomulaciones que se refieren a la inclusión hominus in evangeliis dicitur: "mittet vobis pater alium paracletum, spiri-
del creyente en la relación de filiación de Jesús con el Padre (Rom 8,9-16), tum veritatis". Est ergo haec trium distinctio personarum in Patre, et Filio
como es el caso de 1 Cor 12,4-6 y del saludo de bendición con que termina et Spiritu Santo [...] Sed horum [...] unus es fons; una enim substantia I
306 la Segunda carta a los Corintios (13,13)». Véase además la p. 343. est et natura Trinitatis» (GCS Origenes 7, Leipzig 1921, 95, lin. 5- 1 3). 707
1
su propia persona, su distinción de la persona del Hijo25 y el tér- La reflexión acerca de la monarquía del Padre afirma que
mino escatológico del reinado de Dios. este es el único origen (¡rio ripXrl) <<sin origen» (bien olrin o
bien principium)3o de la Divinidad (póuoe 0e ós) y el término del
dinamismo trinitario, cuyo doble movimiento de <<donación y
C. La Monarquía del Padre, clave de la unidad trinitaria y el Padre el garante
retorno>> se despliega trinitariamente, siendo
fundamento del reinado de Dios de la unidad de este proceso. El Hijo por su parte es la única
respuesta a esa donación originaria, por quien todo acontece.
La idea de la monarquía (¡rovnpXía) del Padre surgió como Dinamismo que concluye en la (nepLXópeoLg)3t de comunión y
reflexión y respuesta de los teólogos del Logos frente al patripa- en el retorno de nuevo al Origen, cosa que acontece enlaperso-
sianismo (o sabelianismo) 26 y al filiopaterismo2l, según el cual el na del Espíritu32.
Padre habría padecido con el Hijo la pasión. La bifurcación de Afirma, además, que en el tránsito del Antiguo al Nuevo
ambas herejías dio lugar posteriormente al adopcianismo y a los Testamento el monoteísmo veterotestamentario consta, como
patripasianos2*. antaño, de un único Origen (creador AT)tt, que es ahora el Padre
Pero Ia idea de la monarquía nace principalmente con el fin de de nuestro Señor Jesucristo (NT). Ahora bien, en virtud del dina-
interpretar y salvaguardar el origen personal de la Divinidad (la figura mismo salvífico de la economía, resulta que se han puesto de
F
z del Padre), entre los extremos de monoteísmo judío y el triteísmo heré- manifiesto tres relaciones interpersonales de amor, cuya mutua
F. tico. Porque lo que en un momento determinado de la historia se halla- inmanencia y comunión constituye la peculiaridad específica del
o
ba en juego y se trataba de dilucidar era la corecta interpretación del Dios de la revelación neotestamentaria, en quien se da simul-
o
Dios de la revelación2e y el género peculiar del monoteísmo trinifario.
o
F !
z s
o o
dad intradivina en la Trinidad de personas; y las relaciones intratrinitarias
o
25. Cf. W. P¡,NNriNee.uc, Teología Sistemática,I, p. 357: «La glorificación del como relaciones de origen.
: Padre y del Hijo por el Espíritu es el acto personal en el que se expresa 30 AcusrÍN, De Trin., L. IV, xx 12911.21-22: «totius divinitatis, vel si melius
¡ con mayor claridad que el Espíritu es un sujeto propio junto a las otras dicitur, deitatis principium» (CCL 50, 200). Fi
o personas trinitarias; y, sobre todo, que esta actividad doxológica del Espí- 31. S. opl Cune ElENe, <<nepLXóp¡oLg», en (X. Pikaza - N. Silanes [dirs.])
o ritu ha de ser valorada como una relación intratrinitaria, pues no se dirige Diccionario Teológico. El Dios Cristiarut, Secretariado Trinitario, Sala- {
o hacia fuera, sino hacia el Padre y el Hijo. Pero dicha glorificación por el manca 1992. I .08ó- 1.0q4. a
.o q
¡ Espíritu lleva también a cabo tanto la "unificación" del Hijo con el Padre 32. Unidad dinámica que va del Origen al Origen. El Padre como único princi-
¿ como, según Jn 17,21,Ia unificación de los hombres con Dios y en Dios pio personal es el fundamento de la t(txis divina y el término de la unidad,
z
(Moltmann, Trinidad y reino de Dios, cap. 4 ["El Espíritu como sujeto y
{
conforme a un proceso que va de la ttixis <<Padre - Hijo - Espíritu» a la mutua a
a glorificación trinitaria"l, pp. l4l-143). Por eso le era posible a Moltmann relación interp¿rsonal, y de ahí a la inmanencia pericorética e igualdad co- o
a
vincular la consumación escatológica de la historia de la salvación con la munional de las Personas en el Amor. Esta reciprocidad relacional, inmanen-
F 'o
z
realización plena de la unidad de la vida trinitaria de Dios en sí mismo>>. cia e igualdad de las Personas da origen a un género de unidad cuyo funda- {
z
26 En último término, este era una vuelta al monoteísmo judío, que excluye mento es el Amor y la naturaleza propia de la Inflnitud. Pero es un itinerario {
la alteridad (é-repog) así como la relación paterno-filial, amparándose en la que, visto desde Ia economía, va de la historia a la Inflnitud y, de nuevo, de
+ exégesis de Jn 10,30 y 14,9-11. la Infinitud a la historia por medio de Cristo en el Espíritu. En este último,
(
F:
o
27. En el que, de los dos elementos, el humano pertenecería a Jesús, mientras precisamente por ser Amo¡ la diferencia relacional deviene comunión. Todo
¡F que el divino pertenecería al Padre morando en la humanidad del Hijo.
::
acontece en el único Mediador que es el Verbo, con su doble naturaleza,y ¿
§
TEnrulr,cNo los llama monarquianos (Adv. Prax. lO,l). todo termina en el Origen de la misma Divinidad, la monarquía del Padre. o
O
I Quería mantener a toda costa Ia tradición monoteísta del AI sin renunciar JJ, M. Srrr,,rouurn, «Monarquianos>>, en (A. Di Berardino [ed.]) Diccionorio
I
al lenguaje del NT sobre Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (S. del Cura). Patrístico,II, Salamanca 1992, 1.467: <<La fe en un Dios único, heredada
I
I La concepción de Dios como soberano único que gobierna a través de del judaísmo, fue desde el primer momento para los cristianos una nota I
308 instancias intemedias (monarquía divina); el modo de garantilar la uni- distintiva de su religión». 309
1
táneamente la alteridad y la inmanencia o unidad en virtud del Esta doble misión (o envío) nos habla implícitamente de la
Amor. Un único Dios y una única esencia o Divinidad compar- generación eterna del Verbo y de la procesión (espiración) del
tida por igual por las tres Personas divinas de modo pericorético Espíritu. Luego a partir de la economía llegamos a conocer el mis-
o comunional. terio trinitario de Dios -el amor tripersonal y su dinamismo rela-
Por consiguiente, la monarquía es la clave teológica a la que cional-, tal y como este nos ha sido revelado en la economía, el
llega la Iglesia de los primeros siglos para conjugar correctamentc cual se convierte en el fundamento y el sentido de la historia de la
el Origen único con la triple relación personal intratrinitaria en la humanidad. Equivale al advenimiento (por el Hijo en el Espíritu)
perfecta unidad, a saber, el antiguo con el nuevo Testamento. Si del Reinado de Dios36, y al retorno de nuevo de todo al Origen
(1 Cor 15,28) por Cristo en el Espíritu. De este modo se consuma
la monarquía del Padre3a no se realiza directamente como tal, sino
la mediación salvífica de Cristo y el ejercicio de Ia monarquía del
solo por medio del Hijo y de1 Espíritu, la esencia de la unidad del
Padre o reinado de Dios.
Reinado de Dios estará también siempre mediada por dicha rela-
ción35. Lo que equivale a decir que si Dios, en su unidad, como ser
personal (o «Yo»), se autocomunic4 siempre ad extra de maner¿t
D. Dios es amor (1 Jn 4,8.16)
trinitaria, y de este modo despliega su poder y su gloria -ejerce
como Rey ySeñor de todo-, también la participación del ser La frase Dios es Amor, por consiguiente, dice algo más que «Dios
F
z creado en Ia Divinidad podrá ser únicamente de manera asimismtr ha amado al mundo enviando a su Hijo». Afirma que la Esencia
F trinitaria -por Cristo en el Espíritu-. Ya que Dios por su misma misma (el ser) de Dios es el Amor que se entrega y se comunica:
o
forma de revelarse, define el modo de nuestra participación en del cual participan en mutua interrelación por igual el Padre, el
o
¡ Ér. Hijo y el Espíritu: el Padre ama al Hijo, el Hijo ama al Padre, y la
o {
F
z Por este dinamismo de la autocomunicación divina, el Reinado comunión recíproca de este amor es el Espíritu Santo. Afirma que 5
o U
de Dios se pone de manifiesto de una triple manera'. en la <<con- Dios es en sí mismo un Ser dinámico, vivo, eternamente amante y,
o dición humillada» (de la encarnación y de la crtz), en la <<exalta- en cuanto tal, inductor de amor y sentido de la creación, en quien
: ción gloriosa>>, por el poder de la resurrección, y por último, en el Ser coincide con el Amor, que es lo específico de la lógica de la
¡ Ft
a la «figura de la comunión» propia del Amor. Dios Padre ejerce ontología trinitaria.
su monarquía, su reinado, por medio de la misión conjunta, pero
{
O Luego, desde la perspectiva genética, la historia de Jesús es a
()
.o diferenciada, del Verbo y del Espíritu, en la persona del único el punto de partida que nos ha hecho posible llegar a expresar y o
¡
{z Mediador entre el Padre y la humanidad. comprender que Dios en sí mismo es Amor. Pero lo que en realidad
{
afirma esa frase es que desde la eternidad el amor existente entre <<el a
o Padre, el Hijo y el Espíritu>> en su mutua diferencia y unidad, por ¡
o o
p 34. G. UnÍsA.nnt, Monarquía y Trinidad. El concepto teológico «Monarquía» ser tripersonal, ha hecho posible y ha dado lugar a que ese amot'7 se 'o
F
en la controversia,,monarquiana»,UPCO, Madrid 1996, 588 pp.; S. ost-
{
Z
Cun,+, <<Monarquía», en (X. Pikaza -N. Silanes [dirs.]) «El Dios cristia- {
z
no». Dit:cionario teol(tgica, Secretariado Trinitario, Salamanca 1992, Fi
.<
+ 929-935. 36. Ev¡cnro PóNrrco, Tratado Práctico, centuria 3: «El Reino de Dios es el tu
o conocimiento de la Santa Trinidad que es coextensiva con la sustancia
W. P,qNNpNsEnc, Teologítt Sistemática,l, p. 354: «Si la monarquía del Pa-
:F 35.
dre no se realiza directamente como tal, sino solo por medio del Hijo y (afín a la naturaleza) del intelecto, pero lo sobrepasa (inflnitamente por) su
a
¿
5
del Espíritu, la esencia de Ia unidad del Reinado de Dios estará también incorruptibilidad» (SC/u 171, 500-501). Cf. R. E. SrN«nwrcz, Evagrius tl o
t!
o Pontus, The Greek Ascetic Corpus, Oxford 2006,249-250.
en dicha mediación. O incluso más: es esta mediación la que define el
contenido de la esencia de la monarquía del Padre. En cualquier caso, it. Que el Ser (Oúoún) divino es ala vez simultánea diferencia y comunión:
I la mediación del Hijo y del Espíritu no puede ser algo extrÍnseco a la el dinamismo eterno relacional de la autoenajenación, del recibirse a partir I
310 monarquía del Padre». del Otro y del retorno a sí desde el Otro y en el Otro por el Amor. Pero 311
nos haya revelado en la historia, de un modo sobreabundante y de así como del don de la salvación de los hombres, y la salvación
manera absolutamente libre y gratuita, es decir, de modo personal misma de estos, el destino de la humanidad. De donde se sigue
por el Hijo en el Espíritu. que el misterio pascual no queda especificado exclusivamente por
la kénosis del Hijo, sino también por la comunión y el esplendor
Esa unidad abarcante y esencial del Ser divino, Padre, Hijo del triunfo del Amor, por el peso de la gloria de la Trinidad, mani-
y Espíritu Santo, en cuanto personas libres son el único y mismo festado en la resurrección. En definitiva, por Dios que es la Luz
amor recíproco, en definitiva la comunión y unidad, del único infinita, en cuanto que se revela como Amor3e, y posteriormente se
Dios. El Padre ama al Hijo, el Hijo ama al Padre y el Espíritu ama derrama escatológicamente como poder y Señor de vida para dejar
al Padre en el Hijo y al Hijo en el Padre. Cada una de las personas que <<lo otro>> sea posible y autónomamente libre.
trinitarias ama a las otras y de este modo se gana a sí misma en su Pero esto en modo alguno nos debe hacer olvidar que, con la
específica relación. Porque no son las personas quienes dominan resurrección, es la humanidad del Hijo glorificado la que se ha
al amor, sino el amor el que se adueña de los amantes y los eleva convertido en el cauce (en cuanto nuevo Adán) a través del cual
sobre sí mismos, constituyéndolos de esta manera en <<sí mismos>> nos llega la efusión del Don escatológico del Espíritu. Y, vice-
como personas y simultáneamente eh la unidad. versa, que el Espíritu, a partir de este momento, es quien habrá
Las tres personas divinas son, por consiguiente, pura relacio- de continuar la obra histórica de Jesús llevando a la consumación
F nalidad. Son relaciones en las que subsiste la única esencia de la humanidad gloriosa del Resucitado en la prolongación de su
z
Dios de modo intransferible y diverso. Son relaciones subsistentes Cuerpo que es la Iglesia, haciendo de esta el centro de la historia
F
en las que cada una de las personas se recibe a sí misma de nuevo a imagen de la comunión trinitaria. De modo que la cristología
o
o desde la otra. De donde se sigue que la personalidad de cada yo pneumatológica del pasado que pudimos comprobar anteriormen-
o
F en el seno de la Trinidad viene constituida por su alteridad ante te se transforma ahora en pneumatología cristológica radical. La !
z 3
o un tú; por el misterio reinante entre el yo y el tú38. Ese misterio es segunda fase de la relación Logos-Pneuma en que se despliega (,
el poder del amor que los distingue o diferencia, alavez que los la economía del misterio. a
o
vincula por la entrega mutua de los amantes, y al mismo tiempo ¡¡
L
los une simultáneamente en la total unidad.
o
De manera que esta comunión eterna del Padre, del Hijo y {
a a
6
.o
del Espíritu es el origen de la posterior autorrectlización del Dios a
trinitario en la economía de la salvación como donación de amor o
iz a los hombres. La esencia misma de Dios es amor que se entrega, {
: y el amor es la condición de posibilidad de su comunión y unidad, §
:
a
'o
F.
z
{
que por la revelación del misterio de Cristo se ha hecho historia y se ha .l
z
convertido en el centro mismo de la historia salvífica de la humanidad. a
L
+
o
38. W. PeNN¡Neenc,Teología Sistemtítica,I, cap. 6: «El Amor divino», p. 463; 39. 1 Jn 1,5. Cf. I. oe le Porrnnre, Adnotationes in exegesim Primae Epistolae
c
¡ K. Huvvenln, Tras las httellas de Dios. Ontología trinitaria y unidad re- S. k¡annis, Pontificio Istituto Biblico, Roma 19772, 38-42. La definición a
F lacional, Sígueme, Salamanca 2005,p.43: «Esta es una de esas paradojas de Dios como Luz debe ser interpretada en el contexto de la catequesis ¿
5
de la religión: el vivir a partir del Otro se conviefte en la más alta inten- bautismal y por el uso que hace de ella Juan. Esta palabra, «Luz>>, designa o
a
sif,cación propia. También acontece lo mismo con otra paradoja: Dios, al que la vida de Dios que es la Infinitud se nos ha manifestado en Cristo
iniciarse su Reinado, hace irrupción en el horizonte de la historia, pero en como caridad incondicionada a nosotros (1 Jn 4,8.16.). Revelación que es
I un único y concreto lugar [...] el misterio del Dios que se mantenía oculto la auténtica iluminación propia de la fe, que nos hace a su vez caminar en I
F x
z
o co,la ru¡ción rnetat'ísica tle Infinitud, en la que «ser y amor» coin- radójico de libartad. La libenad indeterminada se transforma en necesidad z
ciden. nos topamos con una serie de paradoias2 que, como escribe en virtud del amor. I Dios esÍá implicado en el mwrulo, y al mismo tiempo &
nada de lo creado es capaz de abarcarlo (representarlo), porque su Ser está r¡l
dimora nella Trinitá: contributo ad una ontologia trinitaria», en Abitandtt que a quien lo tome por la fuerza. Por tanto, puedes ser contemplado már
F:
lo Trinitd: P. Cooe - t. 2¡« (ecls.), Cittá Nuova, Roma I 998, I 15- l l9'
o
allá de la coincidencia de l«ts controdictorios, y de ninguna manera en el I
l
Seis características paradójicas de la implicación de la Infinitrul o <<momento actual>> eternamente renovado aquí y ahora en orden
en lo creado a Ia salvación. De manera que las coordenadas de la magnitud
propias del <<espacio limitado>> se transforman en la puntual inme-
1. La primera paradoja dice relación con la palabra <<Misterio>>, diatez y <<concentración>>. El «hoy eterno» del designio salvífico
síntesis de su total alteridad y de su simultánea e íntima inmanen- de Dios presente y activo en el devenir del espacio y del tiempo
cia en la creacióna, su estar en y a la vez más allá (el atributo de propios de la historia.
la omnipresencia).
Él lo contiene todo y todo se mantiene en É1. Estd implicatkt 3. Por lo que se refiere al binomio <<diferencia-alteridad>> y
en el mundo (cosmos) como lo más íntimo de él y, al mismo <<unidad>> -creado por la simultánea distinción y comunión, a
tiempo, nada de lo creado es capaz de representar o abarcar su saber, la <<relación intersubjetiva o interpersonal>> (la diferencia)-,
Infinitud, porque su Ser se halla siempre «más allá». Hace sur- este deviene, en virtud de la naturaleza de la Infinitud, inmanen-
gir desde sí y hacia sí «lo otro en cuanto otro» diferente de é1, cia, inhabitación y comunión, sin que para nada quede afectada
pero él mismo, que todo lo contiene (panenteísmo), se mantiene por ello la integridad de su unidad6.
simultáneamente trascendente a todo lo creado5. Crea de manera Este género de diferencia plural y simultánea comunión recibe
continuada (collatio esse) desde el interior de la creación como el nombre de ne pL¡óp¡ors7 o síntesis de simplicidad y pluralidad
F
<<fterza conductora» que hace surgir «el llegar a ser>>, haciendo de que, en el ámbito del único amor, se conviefe en la <<perfecta
z
este fenómeno el reflejo cosmológico del dinamismo eterno de su unidad» propia de la mutua inmanencia. De ahí la posibilidad de
F
propio Ser: un permanente «llegar a ser>> hacia la unidad del Amor que el único Ser divino, por su misma Divinidad e Infinitud, pueda
o ser a la vez uno y trinidad de Personas, manifestarse en Ia historia
o
¡ de carácter extático (el atributo de la omnipotencia creadora). o
o
F
como tal y al mismo tiempo hallarse totalmente más allá. A<
z
o
2. La segunda paradoja se refiere a la dialéctica relación exis- z
4. La cuarta característica se refiere a la paradójica relación §<
o tente entre <<eternidad>>, por una parte, y el <<devenir», por otra. &
existente entre la Infinitud divina y la finitud creadas, así como q
Por esta paradoja, el <<tiempo-movimiento>> se convierte, en
¡ al binomio «pasibilidad» e <<impasibilidad» (rinrí0eLo) de quien {*¡
a virtud de la misma Infinitud, bien en el <<instante eterno>> o bien a
libremente padece la pasión propia del amor.
en el reposo y en la <<quietud>> total. De manera que la distensión o
U
I
Lo cual hace posible que la ilimitada Infinitud pueda verse o
.o del tiempo, que consta de <<pasado, presente y futuro>>, se transfor- 'o
{\
! reducida a la pura impotencia y limitación, sin por ello quedar
{z ma, por la participación de la Infinitud en lo creado, en presente
privada del esplendor de su ilimitada <<omnipotencia>>, y que lo a
-i
absolutamente inmenso y siempre mayor haya podido quedar con-
A
tenido paradójicamente en lo pequeño e incluso mínimo -la carne
{o
A
4. K. Bnn'rH, Kirchliche Dogmatik I/1, München 1935,334 «Ya el hecho !-
e
F o
z de su revelación dice esto: le es propio distinguirse de sí mismo, es decir,
ser en sí mismo Dios ocultamente y, alavez, ser de modo completamente {
z
distinto, ser revelado, y esto significa ser igualmente Dios en la forma de En la Divinidad, la distinción personal y la unidad (inmanencia y comu- L
+ aquello que él mismo no es>>. nión) crecen, paradójicamente, en proporción directa.
o
5
5. Cf. K. Scuurrz-MoonveuN, Teología de la creación de un mundo en evolu- 7. Cf. S. »sr- Cun,c Er-pNA., «perikhóresis>> (III. En la doctrina trinitaria), en
F ción, cap. 6, p.219: «El "Diccionario Oxford de la Iglesia Católica" define (X. Prrez,+ - N. StleNes [dirs.]) Dlccionario Teológir:t¡. El Dios Cristiano, a
a
"panenteísmo" como "la creencia de que el ser de Dios incluye y penetra Secretariado Trinitario. Salamanca 1992. 1.086-1.094. 3
O
el universo entero, de manera que cada parte de este existe en É1, pero (en 8. TovÁs »E AqurNo, Quaestiones disputatae de potentia, q. 7", art. 2", res-
contraposición al panteísmo) que su ser es más que el universo y no es ponsio ad argumentum 9, lin. 18: «Nihil autem potest addi ad esse quod sit
I
agotado por é1". Si prescindimos del lenguaje ontológico, podemos ver el extraneum ab ipso, cum ab eo nihil sit extraneum nisi non ens, quod non I
316 panenteísmo en la inmanente Llamada de Dios a toda la creación». polesl esse nec lorma nec materia". 717
I
del Verbo-, sin perder la grandeza de su dimensión original, que trascendente a todo ello y más allá. Hechos que nos obligan a un
era la infinitud de la Divinidad. género de reflexión que, por alterar nuestra comprensión de la «tras-
cendencia, la omnipotencia y la inmutabilidad», hacen que nuestra
5. Por la misma razón, se puede asimismo hablar del género relación con la luminosa Tiniebla del Misterio divino (su absoluta
paradójico de libertad característica de la Infinitud, que tiene a Trascendencia) se convierta en la <<docta ignorancia» propia del
bien ocultarse y revelarse en 1a necesidad. Debido a que, al no apofatismo reverencial (o teología negativa), la adoración.
estar determinada por nada fuera de sí, la única voluntad y el De ahí que en relación con la libertad humana, sümirar es amar
único designio de amor, en vitud de su naturaleza, se transforma y crear todas las cosas en su Verborr. Por eso el padre es capaz de
en gratuita y libérrima necesidad. crear desde sí --echando mano de sí mismo- y hacia sí, en su Verbo,
lo otro en cuanto otro y hacerlo totalmente libre, a su imagenr2,
6. Luego por ser Infinitud -simultánea inmutabilidad (quie- corriendo incluso el inaudito riesgo de que esta libertad finita crea-
tud), dinamismo difusivo e implicación- el Misterio divino se da, emancipándose, sea capaz ahora de dar origen al mal, sin que el
halla paradójica y libremente implicado en lo creado de manera Creador participe de é1. Dios es capaz de crear lo otro, el ser libre,
real -incluso afectado por el mal- y; no obstante, más allá.
Lo que hace posible su simultánea trascendencia absoluta y
F
al mismo tiempo su plena implicación en aquello que es radical- I l. NrcorÁs o¡ Cusa, De Visione Dei, cap. V, 15: «euid aliud, Domine, est
videre tuum, quando me pietatis oculo respicis quam [te] a me videri?
mente ajeno a la Divinidadro. Así como la elevación de lo finito
F Videndo me, das te a me videri, qui es Deus absconditus. Nemo te videre
a la dimensión que en realidad a esta en modo alguno correspon- potest nisi inquantum tu das ut videaris. Nec est aliud te videri quam quod
o
o de, la divinización o participación en el Misterio. tu videas videntem te». «¿Qué otra cosa es, Señor, tu ver, cuando me miras
o con ojos de piedad, sino que tú eres visto por mí? Viéndome, tú que eres o
F
z Dios escondido, me concedes que tú seas visto por mí. Nadie pueáe verte .<
o En resumen,laLuz, al difundirse fuera de sí (ad extra), puede
sino en cuanto tú le concedes que seas visto. Y verte no es otra cosa que
¡:
o hacer surgir en virtud del Amor otra realidad finita (en cuanto "que tú ves al que te ve">>. t...1 V 18. «Tu igitures Deus meus, qui omnia H
<<otra» y distinta), pero no obstante totalmente contenida enÉ1, ya vides et videre tuum est operari. Omnia igitur operaris. Non nobis igitur, cq
que nada puede estar fuera del alcance de la misma Infinitud. Y Domine, non nobis, sed nomini tuo magno, quod est Theos, gloriamiano
!
o sempiternam>>. <<Tú eres, por tanto, mi Dios, que ves toclas las cosas, y tu
mediante su poder creador elevarla gratuitamente a la participa-
I ver es obrar. Tú haces todas las cosas. No por nosotros, Señor, no por no- ¡
6
.o ción en su mismo Ser. Incluso Él mismo, por ser Trinidad, puede sotros, sino por tu gran nombre, qlue es"theós" (el que todo lo ve), canto o
¡ manifestarse en lo totalmente desemejante (la encarnación, la carne yo tu gloria sempiterna (Sal I13,1)».
'o
{
<
z y la cruz), manteniéndose a la yez, en cuanto tal, absolutamente 12. Una infinitud finitamente contraída (dice Nicolás de Cusa). Cf. M. Cr_ ".1
a
; na»a Cesrno, «De Ia liberlad humana a la Divinidad. Análisis histórico_ i
o
o
sistemático de una relación>>: Pensamiento 54 [208] (1998) 3l-44. «Las {
¡
F
cosas --escribe Siewerth- no solo están dirigidas, por el hecho cle ser crea_ §
9. H. U. voN Ber-r¡¡esen, Theologik lll: Der Geist der Wahrheit (El Espíritu das, hacia su fundamento, sino que participan también, a modo de imagen, ¿
Z
de la Verdad, p. 60): «Hegel no supo c:onciliar la libertad, la soberanía y la de la subjetividad absoluta, de la libertad y aseidad de la divinidad [...] Et
Z no disponibilidad de Dios con su amor que se da. Solo en esta conciliación Ya que, si es verdad que el Ens a se fte quien creó según su esencia (a F
+ se puede entender "el Espíritu como la persona hecha vínculo de la liber- imitación de ella), deberá entonces reflejarse la aseidad en las creaturas. Es c
o
¡D tad en el amor entre Padre e Hijo"; como"el medio" en el que el Padre en el hombre donde esta "aseidad", es deci¡ la autonr¡mía y libre subjeti-
F envía al Hijo en libertad y por puro amor, y en el que él encuentra en Jesús q
vidad, adqliere forma consciente y acabada. "El hombre es en la profun- *l
al interlocutor humano que puede responder al Padre en libre obediencia a
o didad constitutiva de su ser [...] primariamente ser-en-sí y, de este modo, É<
10. Porque la creación es obra del amor gratuito (Creatio ex amore), creación citamente con la reflexión de Efrén el Sirio, quien denomina al hom-bre
I
I libre por amor,y la encarnación es la prolongación de la creación: éxodo "dios creado", en cuanto que el hombre solo es entendido en su verdadera
I
318 de sí ad extra en virtud dc la sobreabundancia y positividad div ina. profundidad cuando es visto más allá de la mera.'humanidad,,».
319
de manera tan autónoma e inaudita que esa libertad creada pueda Lo que equivale a decir que en Dios la diferencia interper-
incluso rebelarse contra Él y crucificarlo, precisamente en virtud dc sonal no es un accidente originado por la mutabilidad, sino que
la paradójica omnipotencia de su Amor. Esto pone de manifiesto pertenece a la Esencia misma del Ser. O dicho de otro modo,
su poder que, mostrándose como debilidad, más allá del binomio que tal distinción forma parte esencial del Amor relacional, al
«fuerza-debilidad» -o de las leyes darwinianas de la evolución, de tiempo que es la condición de posibilidad de la unidad. Ya que, al
1a rivalidad e incluso del mal-, desea encontrarse con el ser humano darse, cada persona está presente en el otro y al mismo tiempo se
en la pura y gratuita libertad, más allá de todo interés. distingue de élra. Lo que da origen a:un género diversr¡ (paradójico)
de unidad tripersonalts: la específica de la plena inmanencia por
amor, que equivale a la identidad esencial: la Esencia una y única
2. De esta paradójica naturaleza de la Infinitud y de la con- trinitaria, fundamento del monoteísmo cristiano: El Ser divino,
siguiente dialéctica relación con lo finito se deduce una por ser alavez Infinitud y Amor, da origen a la unidad-comunión
consecuencia acerca de la diferencia interpersonal precisamente en la máxima distinción. Paradoja posible gracias a
que en Dios la Infinitud coincide con el Amor, y la unicidad con
La noción «Infinitud-Amor>> es el -fundamento metafísico de la el diálogo (la diferencia) de la mutua donación interpersonal.
simultánea identidad y a la vez distinción enfre laTrinidad inma-
:z nente -que, por hallarse más allá del principio de contradicción,
ciega con el exceso de su Luz (1 Jn 1,5) la capacidad de la mente 3. Luego en la naturaleza metafisica del Ser trinitario el Ser
F
humanar3- y la Trinidad económica que se manifiesta libremente en coincide con el Amor
o
o la historia como cercanía y trascendencia a lavez. Su Infinitud auto-
¡ 1. En la Trinidad el ser coincide con el amor debido a que el Ser o
o
F
comunicativa posee un carácter ex-tático (dinámico) y paradójico a q
z
o la vez. Significa que Dios es donación total (el Padre), diferencia divino está formado por una relación dinámica interpersonal de §
interpersonal dialógica y comunión (inmanencia y unidad). El
¿
mutua entrega y esta se resuelve en la inmanencia mutua de la §<
&
o
simultáneo <<esse ad>> y <<esse in» del dinamismo de la unidad propia q
¡ del Amor, en el que cada una de las tres Personas, al darse, recibe {
r¡¡
14. El CoNcu-ro no Fr.onrNcre, en sl Decreto para los jacobilas, considera la a
o de tal donación (al expropiarse fuera de sí) su propia identidad o su
pericóresis como la consecuencia de la unidad de la esencia divina: «A a
I
o
ser personal (el <<ser en sí»). causa de esta unidad, el Padre está todo entero en el Hijo, todo entero en el o
'o
.o
Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el {
{z Espíritu Santo está todo entero en el Padre, todo entero en el Hijo"» (DH a
,l
l3 NrcorÁs oE Cuse, De Visione Dei, cap. VI, 22: «Pero no se revela mientras l33l). Cf. L. F. Leoenre, El Dios vivo y verdadero,p.2T5.Laperic(tresis (5
ñ no se penetre, por encima de todos los rostros, en un ciefo secreto y oculto equivale a la unidad de la Trinidad en la esencia divina. «El hecho de que {o
a cada persona se identiflque con la esencia hace que el Padre esté en el Hijo §
silencio, donde no hay nada de ciencia ni de concepto de un rostro. Esta
tz oscuridad, niebla, tiniebla o ignorancia en la que penetra quien busca tu y viceversa. A esto se añade que la procesión del Verbo inteligible no es ad
>,
rostro, cuando traspasa toda ciencia y concepto, es aquella por debajo de la extra, sino que permanece en el que lo dice. Lo mismo se puede decir del {
z Espíritu Santo>>.
cual tu rostro no puede ser encontrado más que de modo velado. La misma L
c<
+ oscuridad revela que allí, por encima de todos los velos, está tu rostro. [...1 Cf. H. Rormecu, Die Welt als lebendige Struktur, Freiburg i. Br. 2003;
o Sfruktur-anthropoktgie. De r menschliche Mensch, Alber, München 1987,
Y quien debe trascender toda luz, es necesario que se percate de que aque-
F llo en lo que penetra carece de luz visible, y así, para el ojo, es tiniebla. Y 439 pp. (El hombre humanizado. Antropología estructural, Herder, Barce- ql
o
cuando está en aquella tiniebla, que es oscuridad, entonces, si se da cuenta lona 2004). El autor trata de elaborar una nueva ontología desde la pers-
a &
de que está en la oscuridad, sabe que ha llegado a la cara del sol. Esa os- pectiva fenomenológica, existencial e intersubjetiva del amor; cf. OprNc-
curidad en el ojo nace de la excelencia de la luz del sol. Por tanto, cuanto Heunonn, «Ontologie trinitarische»: HWP (Historisches Wórterbuch der
I
más se da cuenta de que la oscuridad es mayor, tanto más verdaderamente Philosophie) 6 (1984) 1.201-1.202; Io., «Trinitarische Ontologie und Me- I
320 alcanza en la oscuridad la luz invisible». taphysik der Person>>: ibid., pp. 1190-1202. 321
comunión y de la unidad. Este dinamismo circulatorio de dona- en la clave de la unidad esencial de la comunidad humana que
ción consta de un triple estadio: <<éxodo, encuentro y comunión», recibe de la alianza de comunión su sentido último y definitivo.
y de una doble fase: «éxodo de sí y retorno a sí» (o reflexio).
2. La ek-sistentia relacional, propia de este dinamismo divino, 4. La analógica relación entre la Infinitud y lo creado
da origen al ser personal qlue se recibe desde el otro por el amor.
En dicha relación, la identidad individual está constituida por el Esto supuesto, es preciso distingwir analógicamente entre la libre
género específico de relación que se establece en el interior del implicación de la Infinitud en lo creado (el punto de vista bíbli-
dinamismo circulatorio de las tres Personas divinas. De donde co de la iniciativa del totalmente Otro) de la innata aspiración
se deduce que el ser único está formado por una «triple relación trascendental de lo finito (el éros griego) a su elevación. Lo que
subsistente>>, que es a la vez individual y plural o comunitaria. equivale a una conección fundamental del punto de vista helenís-
Ya que ninguna de las tres relaciones interpersonales que en él tico (especialmente plotiniano) del que se distancia la experiencia
se establecen puede entenderse a sí misma sin las identidades trinitaria bíblica eclesial.
de las otras dos que forman parte del único Ser. Esto lo hemos
podido comprobar históricamente gn la relación entre <<Cristo y Una ontologíatrinitaria del Amor, es siempre la síntesis pecu-
F el Espíritu» con relación al Padre. Lo que coincide con la media- liar de la analogia crucis, entis et amoris propia del monoteísmo
z
ción histórica de Cristo. En ella se han puesto de manifiesto las cristiano. Pasamos así de la fórmula de Ex 3.14 a la autocomu-
É.
diversas facetas del único Ser, cuyo dinamismo relacional finaliza nicación dinámica del Ser divino por el Verbo y el Espíritu en la
o
o en la inmanente comunión (neptytip¡ots) de lo múltiple que se que se pone de manifiesto el reinado de Dios. Lo que nos obliga
¡o resuelve en la unidad por el Amor. Siendo el Origen y el término
F. a repensar la evolución y la historitt humana no ya desde el punto
.<
z del mismo la Infinitud de la monarquía personal del Padre.
o de vista neoplatónico o plotiniano (de la caída y el retorno), sino §
3. Este Ser trinitariol6, que de su sobreabundancia y plenitud desde la revelación del misterio trinitario de Dios, quien mediante e
o F
ha dado origen libremente ala creación del cosmos y a los envíos su libre implicación en la historia, eleva e integra a la humanidad a<
a
del Verbo y del Espíritu, es a su vez el fundamento ontológico de a la parlicipación en su misterio.
a
{
A la persona humana, y el sentido tanto de la evolución como de la La libre iniciativa divina por medio de la inmersión de su a
U
historia de la salvación. Pues ambos (persona y evolución) llevan Ser en y a través de la mediación de la humanidad de Cristo Qter o
I
.o
()
¡ la impronta de la infinitud y del dinamismo relacional del origen Christum) en 1o creado -lo que define el género de su mediación-,
'o
{
{z del que proceden, en virtud de la libre iniciativa divina. contiene en sí la finitud de la carne y al mismo tiempo está más
-i
a
4. Así pues, la noción de Infinitud y su implicación paradójica .{
o allá por la Infinitud de su divinidad (su doble naturaleza de Verbo o
o
o en lo creado son la única raz6n capaz de explicar el misterio de Ia encarnado). De modo que él es el quicio en que se encuentran la
.t
o
p
F creación y de la persona humana de acuerdo con la paradoja meta- Trascendencia y lo finito creado y en quien se revela el misterio
F-
¿
o
Z física del Amor trinitario y en coherencia con la interpretación trinitario de Dios. {
z
bíblica de la Alianza de comunión que Dios, mediante su libre s
+ c
o iniciativa, establece en la historia con su interlocutor en Cristo, el
J Mientras que el vínculo de comunión y la dinamicidad de este
D pueblo de Dios. Este designlo eterno se constituye de este modo q
F proceso es la persona del Espíritu con su origen y término en la q
o
persona del Padre en quien se consuma la unidad. De este modo c
a §
16. G. Srsw¡nru, Grund;fragen der Philosophie im Horizont der Seinstlffirenz.,
eleva Dios la vida -su evolución y la comunidad humana- inme-
I
Schwann, Düsseldorf 1963, 301; M. Scr¡ulz, Sein und Trinitdt, Eos, St recidamente al nivel superior que es la participación en su propio
i
322 Ottilien 1997. misterio de comunión trinitaria o divinización, pero sin abandonar 323
la trama de la historia (en contraste con la postura helenizante). de la esencia de Dios, para que el mundo pueda ser también divi-
Elevación que tiende a su culminación escatológica en la recapitu- nizado al recibir en sí la gloria de la divinidad. Para ello debemos
lación de todas las cosas en Cristo por obra del Espíritu para gloria pasar del Don del Espíritu, por parte del Resucitado, a la consu-
del Padre. mación escatológica de la historia por la manifestación futura del
Escatológicamente, el reinado de Dios llegará definitivamen- Reinado de Dios: <<per Christum in Spiritu ad Patrem». Jesús, que
te a su término de modo total cuando se ponga de manifiesto la un día recibió del Padre junto con el envío el Reino, ha de entre-
monarquía de Dios Padre por Cristo en el Espíritu y, con é1, garlo escatológicamente't, pero incorporado ahora a su humani-
la salvación definitiva alcance al ser humano y a toda la creación dad glorificada (la recapitulación), para la consumación de toda
por medio de la recapitulación en Cristo de todo lo creado para la creación para gloria del Padre. De ahí la simultánea presencia y
gloria del Padre. futuridad dela Basileía enlaque Dios un día lo será todo en todos
(l Cor 15,28), cuando el Padre desvele por completo su ser: tanto
el despliegue de su poder como su Misterio. Por tanto, Jesús se
5. La mediación única de la persona de Cristo y su relación
distingue del Padre tanto histórica como escatológicamente y, no
dinámica con el Espíritu
s
obstante, todo acontece en él y por é1.
ú
Podemos comprobar de este modo cómo nuestra experien-
F En nuestro proceso lógico hemos pasado primero de los envíos o
z cia de la autocomunicación trinitaria es inseparable de la media-
a
misiones [a autocomunicación o revelación histórica del Padre,
F
por medio del Hijo: <<per Filium in Spiritu>>f a la reflexión acerca ción de Cristo y, viceversa; cómo la mediación de Cristo única-
mente puede ser comprendida trinitariamente en favor nuestro: el
o
o
de la Esencia de la Infinitud de la divinidad. Posteriormente, desde
!
la monarquía del Padre, hemos considerado las relaciones subsis- Dios por nosotros en quien adviene su reinado.
o
F o
z
o tentesrT y la interpretación de su unidad, bien en laLuz (Oriente) o
bien en el Amor (Occidente), para concluir de nuevo finalmente en z
o
el retorno a la monarquía del Padre, origen del dinamismo divino. Conclusión. Ontología trinitaria y reinado de Dios q
L
z
De este modo hemos podido comprobar que la Caritas divina (la
o Esencia), el dinamismo de su amor gratuito, va del Padre (la infinitud
De donde se sigue que el Ser divino tal y como nos lo describe {
O de la Luz), que es el origen y el término, a las tres relaciones <<subsis-
la Escritura oscila entre el ontologismo y el apofatismo. Se nos §
6 a
.o
tentes e incomunicables» del mismo y único Amor, a la economía en ha revelado en dos fases sucesivas: en primer lugar, mediante la a
'o
< que se consuma la unidad de las diferentes relaciones de origen por fórmula veterotestamentaria de Ex 3,14: <<'ehyeh 'aser 'ehyeh>> {
z
: la mutua inmanencia o comunión, en el Espíritu. Una unidad dinámi-
(<<Yo soy el que soy»). Esta oscila entre la manifestación histórica a
...:
a
ca que debe ser pensada simultáneamente tanto desde la historia (la de carácter salvífico y la oculta misteriosidad que, por su tras- o
o
o
D cendencia absoluta, está siempre más allá de todo lo creado. Y
{
o
F relación de Jesús al Padre en el Espíritu), como desde la Esencia de Ét
¿
z
la Infinitud volcada hacia la humanidad. Este era el primer aspecto posteriormente en el Nuevo Testamento con la fórmula que afirma
z que Dios es Amor (1 Jn 4,8.16), que expresa el dinamismo de una {
fundamental de la mediación de Cristo: que va de Dios a nosotros.
+
A continuación nos es imprescindible incluir la economía de triple relación, conforme a la lógica del Amor, a la que el hombre R
q
o
a
F
las relaciones divinas con el mundo en Ia cuestión de la unidad
t{
Q
U 18. AreNesro, Or. contr. Arian. lll,36 [6]: «El Padre ha dado todas las cosas AI
L
al Hijo y a su vez tiene todas las cosas en el Hijo, y al tenerlas el Hijo, las
17. La constitución de las personas divinas por su modo específico de rela- tiene de nuevo el Padre. La divinidad del Hijo es, en efecto, la divinidad
cionarse entre sí. El <<Mysterium stricte dictum,>, en palabras de Walter
l
del Padre, y de esta manera el Padre, en su providencia, dispone de todas
724 Kasper. las cosas en el Hijo» (PG26,401c; BPa 79,311).
I
325
responde con el Sema' (Dt 6,4-9). El Dios único debe ser amado llevar a término la obra de Cristo y de abrir de par en par la puer-
de modo exclusivo y total. Porque esto lo exige tanto Tanafiiraleza ta a la dimensión escatológica del reinado de Dios en medio de
del ser de Dios como la peculiaridad de la relación de alianza que la vida y de la aventura humana. Este es el sentido definitivo
Él ha establecido con el hombre. de la evolución y de la historia de la salvación, la nueva creación
La experiencia de la Trinidad, por tanto, se refiere a una pre- en Cristo por obra del Espíritu y el término escatológico del rei-
sencia salvífica y dinámica del Dios vivo, presente en la historia, nado de Dios.
que, al comunicarnos en Cristo la infinitud de su amor (su ser por
nosotros), por obra del dinamismo del Espíritu nos introduce en el
misterio inefable del Padre, que es fidelidad y seguridad absolutas
frente a los avatares de la historia humana, en medio del dinamis-
mo evolutivo del cosmos, en que tiene lugar la nueva alianzate.
La consumación escatológica de la humanidad habrá de ser,
por consiguiente, a imagen y semejanza de la comunión trinitaria,
la alianza de comunión de Dios con su pueblo, por Cristo en el
Espíritu. Este es el destino último del hombre y de toda la crea-
F ción, cuando Cristo entregue el Reino al Padre y Dios lo sea todo
z
en todas las cosas. Mientras tanto, el Espíritu es el encargado de
F
o
o
¡
o 19. I. PnrcocrN¡ - I. Slnucpns, La nouvelle alliance. Métamorphose de let o
F
z science, Callimard, Paris 2012,392-393 (Alianza, Madrid 19902,324-
o
325). «Desde este momento, Jacques Monod teníarazón'.la antigua alian- 2
o za animista está bien muerta, y con ella todas las que nos presentaban t-,
E como sujetos voluntarios, conscientes, dotados de proyectos, encerrados q
q
en una identidad estable y costumbres bien establecidas, ciudadanos en el
§
q
A seno de un mundo hecho para nosotros. Está bien muerto el mundo con A
I finalidad, estático y armonioso, que la revolución copernicana destruyó a
o
.o cuando lanzó la Tierra hacia los espacios inflnitos. Pero nuestro mundo
no es tampoco el de la "altanza moderna". No es el mundo silencioso y {
¿ monótono, abandonado por los antiguos encantos, el mundo-reloj sobre
{a
z
: el cual habíamos recibido jurisdicción. La naturaleza no está hecha para ...:
()
o nosotros y no se ve entregada a nuestra voluntad. Ha llegado el momento, {o
o
D como nos lo anunciaba Jacques Monod, de asumir los riesgos de la aven- §
F ¿
z
tura de los hombres; pero si podemos hacerlo, es porque, en adelante, a
así es nuestra forma de participación en el devenir cultural y natural, así {
Z es la lección que nos dicta la naturaleza cuando la escuchamos. El co- L
+ nocimiento científico, sacado de los sueños de una revelación inspirada,
o
j es decir, sobrenatural, puede también descubrirse hoy en día como una
§
F "escucha poética" de la naturaleza y proceso natural dentro de la natura- q'
§
leza, proceso abierto de producción y de invención, en un mundo abierto, q
O
a
&
productivo e inventivo. Ha llegado el momento de nuevas alianzas, liga-
das desde siempre, durante mucho tiempo desconocidas, entre la historia
I de los hombres, la historia de sus sociedades, de sus conocimientos y la i