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BROCAR, 32 (2008) 99-116

LA ESCLAVITUD EN EL XVI EN TERRITORIOS HISPÁNICOS

Antumi Toasijé
Director del Centro de Estudios Panafricanos, Parla

RESUMEN: Los movimientos de auto liberación de personas esclavizadas en la


América hispánica son ubicuos, se dan desde los inicios de la implantación del
sistema esclavista en América y son persistentes en su duración y extensión
geográfica. En el nuevo esquema surgido a partir de los nuevos paradigmas de
la afrocentricidad tiene un interés especial conocer los lazos culturales entre
África y América y realizar una lectura ontológica de tales luchas en tanto que
movimientos pioneros de liberación. Este estudio describe las condiciones de
vida de los esclavizados en territorios hispánicos en el siglo XVI y enumera los
posibles factores en las acciones de auto-liberación que permitan inferir una
relación causal entre estructura socio-política africana y cimarronismo.
Palabras clave: Esclavitud, Auto-liberación, Cimarronaje, América hispánica,
Siglo XVI.

ABSTRACT: Auto-liberation movements of enslaved peoples in the Spanish


America are ubicuous, they do exist from the beginning of the slavery system
and they are persistent in time and geographical extensión. The knolwedge of
the cultural links between Africa and America has a singular interest in the new
schema that aroused from the new paradigms of afrocentricity. From
this ontological position we can observe those struggles as pioneer liberation
movements. This study describes the living conditions of the enslaved peoples
in Hispanic territories and ennumerates the possible factors involved in the
auto-liberaton actions to infer a causal relation between African socio-political
structures and the maroonage movements.
Keywords: Slavery, Auto-liberation, Maroonage, Hispanic America, XVI Cen-
tury.

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ANTUMI TOASIJÉ

Es posible que entre las primeras personas que arribaron a América desde
Palos en 1492 hubiese varias de origen africano, es probable que alguna de esas
personas fuese esclavizada. No debe extrañar, pues el Sur de la península ibé-
rica abundaba en el siglo XV en personas esclavizadas norteafricanas y del
África negra, siendo Sevilla el principal foco urbano de un tráfico que se origi-
naba en Huelva1. Haciendo salvedad del primer posible origen, tenemos no
pocos documentos probatorios de la primera década de 1500. Conocida es la
Real cédula a Nicolás de Ovando de 1502. El 10 de Mayo de 1504 se expide
la “Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación ordenándoles que
compren y aparejen para enviar a La Española, a petición de [fray Nicolás de
Ovando], comendador mayor de Alcántara, gobernador de las Indias, 10 pares
de fuelles, los dos con su guarnición de fragua de herrero; 2 docenas de picajos
para las minas, como los que usan en las minas de La Serena, 1 arroba de agua-
fuerte; 2 docenas de redomas de suelos llanos para apartar el oro de la plata;
20 esclavos negros para trabajar en unas obras y un tonelero. Asimismo que
envíen bestias de carga, yeguas y asnos, en los navíos que han de llevar merca-
derías y mantenimientos a esa isla, para que las puedan vender allí. Etc.”2 Claro
que, aún entonces, “esclavo” no implica necesariamente origen africano a
menos que se especificase, y aunque raros, hay casos como el de la “Real Cédu-
la dando licencia a Alonso de Ojeda, vecino de Cuenca, para que en el viaje que
ha de hacer a las Indias pueda llevar seis esclavos blancos casados en los reinos
de Castilla”. De 5 de Octubre de 15043 o la “Real Cédula de 29 de Mayo de
1505 a los oficiales de la Casa de la Contratación ordenándoles que permitan a
García Tello, jurado y vecino de Sevilla, llevar a la Isla Española dos rocines de
albarda y un esclavo blanco llamado Pedro...” En ambos ejemplos sería poco
natural que se tratase de personas, tal vez del norte de África sobre las que se
suele aplicar el apelativo “moro” y no el de “blanco”. Es más, no todas las per-

1. José Luis CORTÉS LÓPEZ, Los orígenes de la esclavitud negra en España, Salamanca,
Ediciones Universidad de Salamanca, 1986.
2. AGI INDIFERENTE, 418, L.1, F.130v-131. AGI son las siglas del Archivo General de
Indias, Indiferente es una sub-sección documental, que en realidad se llama Indiferente General.
El Indiferente General es una de las mayores y más importantes subsecciones del Archivo Gene-
ral de Indias y resulta crucial para estudiar cualquier aspecto de la administración de España en
América, ya que aquí se observa la intima relación del Consejo con casi todos los organismos
dependientes de él. Está formado por grandes grupos de documentación que incluyen el Gobier-
no secular y eclesiástico, gracia y hacienda, así como cuestiones relativas a comercio esclavista.
Los motivos de la etiqueta indiferente obedecen a que pueden tratarse principalmente de docu-
mentos que hacen referencia a varias localizaciones geográficas o a cuestiones diversas reunidas
bajo legajos iguales que dificultan otro tipo de clasificación.
3.  AGI INDIFERENTE, 418, L.1, F.139v.

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sonas de origen africano sea directo o indirecto, por proceder de Sevilla el


principal núcleo del esclavismo en la península ibérica, son esclavas (esclaviza-
das) en ese momento. Los archivos abundan en referencias a pasajeros libres e
incluso se dan los casos de algunos conquistadores negros como Juan Garrido
llegado a La Española en 1503 y presente en campañas insulares y en diversas
conquistas en México4. Pero a pesar de las excepciones, pronto, el grupo prin-
cipal de personas de origen africano vendría ya reducido a esclavitud a Indias
desde el origen .
Antes del primer asiento oficial, el de Pedro Reynel en 1595, se había dado
una concesión en 1518 al Gobernador de Bresse, para la introducción de “cua-
tro mil esclavos y esclavas negros que sean cristianos” y en 1528 tal vez como
extensión de esta primera se concedían también 4000 para Santa Marta, se
trata de la “Real Provisión a los alemanes Enrique Eynguer y Jerónimo Sayller,
confirmándoles la capitulación que inserta, hecha en Burgos el 12 de Febrero
de 1528, sobre dejar pasar a Indias cincuenta alemanes mineros y 4.000 escla-
vos negros, la tercera parte por lo menos hembras sic., en el término de cuatro
años, sin que nadie, salvo los que van a poblar de nuevo, pueda en ese tiempo
pasar ningún esclavo negro.”5 Y esta provisión adquiere forma de asiento de
facto por la exclusividad, aunque parcial, concedida, característica principal de
todo asiento. Parece, sin embargo que Pedro Reynel se desentiende de su con-
trata y esta es otorgada al portugués Rodríguez Coutinho en 16016. Por este
asiento se autoriza la introducción de 38.250 personas esclavizadas proceden-
tes de Sevilla, Lisboa, y diversos puntos de África. Esta contrata marca una
nueva época en el tráfico de seres humanos esclavizados, pues si bien el núme-
ro de licencias dadas a particulares en años anteriores no es menor de 300, la
exclusividad marca tal vez el inicio de la comprensión comercial de la trata,
esto es; si en un principio la trata, siendo negocio lucrativo, se entiende como
medio para un fin; el aprovechamiento de la mano de obra forzada, a partir de
los asientos del XVII se entenderá como un negocio en sí misma. Así, se da paso
a la especialización, que bien podía estar presente con anterioridad pero a la
que desde entonces se da reconocimiento oficial y entendemos por especiali-
zación la implicación en un aspecto del negocio esclavista, sin que necesaria-
mente los factores tengan que implicarse en toda la cadena económica.
Recordemos que la concesión a Enrique Eynguer y Jerónimo Sayller no se
detiene en el tráfico esclavista mismo. De hecho lo que ha sucedido con estos

4.  Mathew RESTALL, “Black Conquistadors: Armed Africans in Early Spanish América”, en
The African Experience in Early Spanish America, The Americas, vol LVII, núm. 2, Academy of
American Franciscan History, Washington, Octubre 2000.
5.  AGI INDIFERENTE, 421,L.13, F.98r-100v.
6.  José LUCIANO FRANCO, Comercio clandestino de esclavos, Editorial de Ciencias Socia-
les, La Habana, 1980.

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Asientos es que la corona advierte que es más rentable permitir a los vende-
dores que se acerquen a América que intentar implicarse en el comercio de
las costas africanas.
Esta circunstancia puede haber confundido a algunos autores y hacerles
creer que antes de los primeros Asientos, el número de personas esclavizadas
presentes en América era menor de lo que realmente fue. Bastarán algunos
ejemplos que presentamos a continuación para aclarar la cuestión. Durante
apenas diez años, desde 1508 hasta la concesión al Gobernador de Bresse en
1518 tenemos las siguientes licencias para introducción en Indias de 10 o más
personas esclavizadas, y sin embargo, las de menor cuantía aún les superan en
cantidad:

1508 Licencia a Diego de Nicuesa para llevar 50 esclavos7.


1508 Carta Real a los oficiales de la Casa de la Contratación para que se labre el
oro venido en las dos carabelas; para que provean las cosas necesarias que
se relacionan en el memorial para la isla Española y asimismo envíen 50
esclavos y 800 marcos de plata8.
1512 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a D. Fernando Enríquez 30 esclavos cristianos a la isla Española para lo que
tenía licencia9.
1514 Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, comunicán-
doles que ha dado licencia para pasar diez esclavos negros, a D. Pedro Suárez
de Deza, obispo de La Concepción en la Isla Española10.
1514 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla comu-
nicándoles que ha dado licencia a Juan Godínez para pasar a la Isla de San
Juan doce esclavas, que sean cristianas de cuatro años11.
1515 Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla comunicán-
doles que ha dado licencia al comendador Gómez Mexía de Figueroa, gentil-
hombre, para pasar a Indias 20 esclavos por mitad hombres y mujeres12.
1517 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Francisco de los Cobos, secretario de S.M. o a quien tenga su poder 50
esclavos negros a Indias sin pagar derecho alguno en esa casa13.

7.  AGI. INDIFERENTE, 1961, L.1, F.71v-72.


8.  AGI INDIFERENTE, 1961, L.1, F.70.
9.  AGI INDIFERENTE, 419, L.4, F.70v-71r.
10.  AGI INDIFERENTE, 419,L.5,F.275v.
11.  AGI INDIFERENTE, 419, L.5, F.279v.
12.  AGI INDIFERENTE, 419, L.5, F.447v.
13.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.713v-714r.

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1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Juan Samano o a quien tenga su poder diez esclavos negros a Indias con tal
que sean cristianos14.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que
dejen pasar a Juan de Villegas doce esclavos negros a Indias con tal que sean
cristianos15.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Antonio de Villegas, secretario de S.M. o a quien tenga su poder 50 esclavos
negros cristianos a las Indias16.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, para que dejen
pasar a Tomás Lazcano 20 esclavos negros a las Indias para lo que tiene licen-
cia17.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a D. Jorge de Portugal los esclavos que le queden aun por pasar a Indias de
los 200 que se le han hecho merced, sin pagar derecho alguno18.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Gil González Dávila contador de La Española o a quien tenga su poder 12
esclavos cristianos a las Indias19.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Mosén Guillermo Vandenese limosnero de S.M. y al maestre Jacomelo Rey,
capellán de S.M., diez esclavos negros que sean cristianos, a cada uno a las
islas Española y San Juan20.
1518 Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que permitan
pasar al licenciado Jorge de Portugal los 200 negros que le restan de la licen-
cia que se le concedió para 400 esclavos, libres de derechos21.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
al marqués de Astorga 400 esclavos negros que sean cristianos a las Indias,
cien durante la licencia que se dio a Lorenzo de Gorvod [Gorrevod], gober-
nador de Bresse y los trescientos restantes después de cumplida la cantidad
que ha de llevar dicho gobernador22.

14.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.705r-705v.


15.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.699v.
16.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.705v.
17.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.709r.
18.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.713r.
19.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.715r.
20.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.717r.
21.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.738r-738v.
22.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7.

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1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
al sumiller del oratorio de S.M. o a quien su poder hubiere 20 esclavos negros
a las Indias23.
1518 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que dejen pasar
a Lorenzo de Gornod [Gorrevod], gobernador de Bresse, cuatro mil esclavos
y esclavas negros que sean cristianos aunque no los traiga a registrar a dicha
casa con tal que dé seguridad de que traerá certificación de los esclavos que
ha llevado a cada isla, de cómo se tornaran cristianos y de que ha pagado los
derechos de almojarifazgo allí24.

No obstante, es una ingenuidad suponer, como se hace, que pueda ser el


número siquiera aproximado de personas esclavizadas introducidas el que se
colige de estos datos. Los testimonios oficiales han de ser cotejados, en la medi-
da de lo posible, con las referencias directas e indirectas sobre tráfico clandes-
tino; como ejemplo, una carta del alcalde de Santiago a la Audiencia de la
Española a 31 de Mayo de 1527: “Quejándose del alboroto que Gonzalo de
Guzmán promovió por prender a un genovés que en una nao llevó ciertos escla-
vos negros sin licencia. Dicen haber sido la causa de la persecución porque no
le quiso fiar algunos esclavos, que por lo demás solía consentir esos delitos...”25.
Finalmente, para tener un cuadro de conjunto sobre el número de personas
esclavizadas de procedencia africana en las colonias hispánicas, podemos apre-
ciar las diferentes estimaciones que hicieron agentes y particulares. Así tenemos
para La Española que en 1532 el Licenciado Vadillo estima en 4.500 o 5.000 los
indios, en 500 los negros y en indeterminado el número de blancos españoles,
mientras que en 1542 el Archidiácono Alonso de Castro estima que sería de
25.000 a 30.000 la población negra de los cuales 2.000 o 3.000 son
denominados cimarrones, esto es fugados, mientras que el número de blancos
estaría en los 1.20026.

Oficio y condición de las personas esclavizadas


Establecido pues que el volumen del tráfico esclavista en los primeros años
de invasión de América no es en absoluto desdeñable, podemos pasar a consi-
derar cuales eran las funciones de estas personas esclavizadas.

23.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.781r.


24.  AGI INDIFERENTE, 419, L.7, F.735r-735v.
25.  RAE, Colección Muñoz, 1891, Tomo LXXVIII, Fol. 20.
26.  Citado por Jane G. LANDERS, “Maroon ethnicity and identity in Ecuador, Colombia and
Hispaniola”, ponencia para la reunión de la Asociación de Estudios Latinoamericanos en Miami,
Marzo de 2000, publicado en la dirección de hipertexto: http://136.142.158.105/Lasa2000/
Landers.PDF.

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Si atendemos a las causas aducidas en las concesiones, observamos que en


las menores se suele especificar “para su servicio personal”, no faltan las ads-
cripciones a oficios concretos, es el caso de la mencionada cédula de 1504 a
Nicolás de Ovando de “20 esclavos negros para trabajar en unas obras”. Por otra
parte, no es inaudito que se reconozca maestría en un oficio a una persona
esclavizada de origen africano, sirva como ejemplo la “Real Cédula dando
licencia a Fr. Juan de Zumarraga, obispo de México para que de estos reinos le
pueda llevar a la Nueva España, Antón Gómez, clérigo, tres esclavos negros
oficiales aserradores para que entiendan en la obra de la catedral de dicho obis-
pado...” de 25 de Octubre de 153627. Con seguridad la causa más común adu-
cida para la introducción de uno, dos o números menores de personas esclavi-
zadas negras es, como decimos, el “servicio personal”. Sin embargo, como en
toda economía explotadora bajo este auténtico epítome pueden esconderse los
empleos más diversos, a menudo inespecíficos y sobre todo peligrosos como en
la “Real Cédula a Diego Caballero, contador de La Española, dándole licencia
para tener en la isla de Cubagua doce esclavos negros para emplearlos en la
pesquería de perlas” de 01 de Junio de 152728.
Pero, como es sabido, el mayor negocio de indias para la Corona Hispánica
no era otro que el producto de la minería, sector donde están ampliamente
presentes las personas esclavizadas de África, Este era el objeto del ya comen-
tado, asiento convenido con Enrique Einguez y Jerónimo Sayler de 1528, en el
que se especifica que serán “...para el laboreo de las minas...”29. Esta es una
tónica común a todas las áreas en especial en aquellas zonas donde la pobla-
ción indígena amerindia había sido ya aniquilada, escaseaba o bien se resistía
a las terribles condiciones del trabajo minero. En varias de las cartas del Virrey
Luis de Velasco hijo (1590-1595), se refiere la necesidad de esclavos negros
para las minas de México y de hecho, esta es la causa aducida con mayor fre-
cuencia en las demandas públicas de mano de obra esclava que se suceden a
lo largo del período de auge de la minería en la América Hispánica. Abajo
presentamos algunos ejemplos:

“Carta de Hernando de Santillán, presidente de la audiencia de Quito, a S.M.


...de Popayán han pedido una partida de negros para trabajar las minas de oro y
los pagarán poco a poco; 15 de Enero de 1564”30
“Expediente de la ciudad de Anserma, por sus procuradores Antonio Cetina
y Juan de la Peña, en que solicita... ...que a los vecinos de aquella ciudad se le

27.  AGI REAL CÉDULA, MEXICO, 1088, L.3, F.209v.


28.  AGI INDIFERENTE, 421, L.12, F.103v-104r.
29.  AGI INDIFERENTE, 421, L.12, F.296r-297r.
30.  AGI CARTAS DE AUDIENCIA, QUITO,8,R.1,N.1.

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den trescientas licencias de esclavos para el trabajo de las minas. 10 de Noviem-


bre de 1568”31
“Carta del cabildo secular de Valladolid de Comayagua, informando sobre el
descubrimiento de las minas de plata del cerro de Guazucarán, y solicitando el
envío de negros y azogue. 15 de Marzo de 1574”32
“Real Cédula al Presidente y oidores de la Audiencia de Quito para que infor-
men sobre la conveniencia de trabajar las minas de Coduceta, Cuenca y Zaruma
y poblarlas de negros para su trabajo. 22 de Septiembre de 1590” 33
“Carta de Vasco de Mendoza y Silva, gobernador de Popayán, a S.M. ... peti-
ción de negros para las labores de minas; 14 de Abril de 1601”34

Parece que se ha venido creando en el imaginario historiográfico, la idea


de un hombre esclavizado negro que trabaja fundamentalmente en labores
agrícolas y la de una mujer esclavizada negra que trabaja en el servicio per-
sonal, pero esta imagen viene propiciada por los modelos presentes en el
mundo antillano y en el mundo colonial anglosajón, ámbitos donde la agri-
cultura, en especial la caña de azúcar y el algodón no cobrarían importancia
estratégica virtualmente hasta el siglo XVIII. El hecho es que la persona escla-
vizada se utiliza, y este es el término más adecuado, en todo empleo de pro-
vecho para el propietario, en especial las tareas menos gratas, más peligrosas
y que confieren mayores ganancias.

El sometimiento a la condición de esclavo no puede más que verificarse en


la existencia de una relación espuria y forzada entre aquel que es tenido por
propietario y la persona esclavizada, tenida por "propiedad", en el cual la
parte propietaria busca establecer una dominación sobre la parte sometida,
y la parte sometida se ve en la disyuntiva de postergar su libertad ante la segu-
ridad de un severo castigo o incluso la muerte. El contrato legal en cambio, es
un marco en el que la persona esclavizada no puede vincularse por cuanto,
salvo raras excepciones, su reducción a cautividad es impuesta y no elegida. No
tiene sentido pues decir que las condiciones legales del esclavo son mejores o
peores en la América hispánica o en otro lugar por cuanto no son condiciones
contractuales naturales. Se trata en realidad de condiciones establecidas entre
el propietario y la autoridad competente, y son de aceptación del propietario
por cuanto éste desea tener personas esclavizadas a su servicio, son por tanto,
las condiciones legales del propietario, nacidas de una nomotética anterior a la

31.  AGI Cabildos seculares: Audiencia de Santa Fe, SANTA FE,67,N.3.


32.  AGI CARTAS DE CABILDOS SECULARES, GUATEMALA, 43,N.83.
33.  AGI LABOREO DE MINAS, QUITO, 209, L.1, F.79v.
34.  AGI CARTAS DE GOBERNADORES, QUITO, 16, R.11,N.27.

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ilustración para la cual privilegios y responsabilidades corresponden al que es


libre y no al “vil” y menos al esclavo. El centro de esta cuestión reviste capital
importancia ya que delimita claramente que la persona esclavizada es esclavo,
una nueva condición donde se es cosa y ya no persona, siempre y para todo
sistema esclavista. El mejor o peor trato que se reciba en ese estado puede venir
ordenado por razones de orden humanitario, social o personal pero ello no
hace a la víctima sujeto de cabal derecho sino que en última instancia puede
hacer o no hacer al agresor objeto de sanción. Y aún nos parece así en el caso
en el que el mal trato pueda dar la libertad a la persona esclavizada, por cuan-
to se concibe esa solución también como un castigo económico al propietario
que queda sin lo que se consideraba su pertenencia.
Hemos querido llegar a este asunto para aclarar algunas cuestiones confusas
y a menudo ilegítimas, que a modo de alegaciones para justificar, por un lado
la eternización del esclavismo en territorios españoles y por otro una supuesta
propensión del esclavo hispánico a aceptar su condición sin queja por las que
se pretenden bondades del sistema de leyes, se han venido presentando en no
pocos trabajos. Por otra parte, está en el centro de la cuestión de las pautas de
auto liberación de la persona esclavizada, el entender que la propia reducción
a esclavitud es ya motivo sobradamente suficiente para intentar la auto libera-
ción. Entendemos claramente que desde el momento en que existe reducción
al estado de esclavitud existe una comprensión íntima por parte de la víctima
de no ser ese el estado natural de la persona. Al respecto traemos al presente
los comentarios esclarecedores aunque alejados del período, del capitán
Matews, por otra parte un defensor de la esclavitud, al respecto de la diferente
consideración propia de la persona esclavizada y la persona libre: “La sorpren-
dente diferencia entre el pueblo libre que he descrito [El de Sierra Leona] y la
apariencia de una plantación de esclavos es tan grande, que nunca me confun-
dí respecto de su situación, aún a simple vista. El hombre libre, soberbio de su
libertad, se mueve con dignidad y orgullo consciente y mira con ojos de
confianza a su alrededor, mientras que el esclavo, por el contrario, oprimido por
la consideración de su situación, anda con paso humilde y los ojos bajos”35.

Cimarronaje temprano
Cada vez mayor número de especialistas se interesan por la historia de las
auto liberaciones de personas esclavizadas, ó en terminología más común, por
el cimarronaje. En un campo tan extenso como complejo quedan abiertas varias
vías de investigación, una es ese necesario inventariado preciso. Avanzar cuan-
to sea posible en la cuantificación del número de personas esclavizadas fugadas

35.  John MATTEWS, A voyage to the River Sierra-Leone, on the coast of Africa, B. White and
Son Londres 1788, Carta VI.

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y rebeladas, los lugares donde se rebelaron y de donde se escaparon, va a ayu-


dar notablemente a establecer unas pautas de auto liberación, lo que parece ser
una de las cuestiones centrales en el interés de los estudiosos. Ese interés pare-
ce venir fuertemente motivado desde el inicio de la emancipación social de las
poblaciones africano-americanas y del resultante impulso que desde la séptima
década del siglo XX viene dándose, particularmente e institucionalmente, al
estudio de los aspectos culturales africanos en América, por otra parte el afro-
centricismo y las tendencias difusionistas e historicistas africanas están interesa-
das en buscar nexos culturales entre África y las comunidades afroamericanas.
Es por ello que es esencial saber quienes se rebelaron contra el sistema de
dominación y porqué unos lo hicieron y otros no, a efectos de valorar su impor-
tancia en el movimiento general de liberación del Hombre. Por lo demás, con
el correr del tiempo, la denominada cultura cimarrona será fundamental en el
devenir social de esos territorios y configurará la esencia cultural de la futura
América latina.
Existiendo principalmente dos mecanismos de emancipación legalizados
cuya estructura variará en diferentes disposiciones: la manumisión y el rescate
mediante el pago de un valor por parte de la propia persona esclavizada, serán
difíciles para la mayoría que no disponen de dinero ni forma de procurárselo
o que no cuentan con la triste estrella de un propietario que teste en su favor.
Así pues, si pronto se introduce la institución esclavista en la América que los
hispánicos iban arrebatando a los amerindios, también pronto se producen
huidas individuales y movimientos de auto liberación entre las personas escla-
vizadas. Parece que la primera evidencia documental sobre esclavizados auto
liberados es una Real Cédula en contestación a quejas sobre esclavos fugados
fugados remitida por Fray Nicolás de Obando en 1503. Hay numerosas
referencias tempranas a revueltas de esclavos procedentes de África y de su
asociación con grupos amerindios.
Célebre sería la revuelta del cacique indígena Enriquillo en 1519 que se
atrincheró en las montañas de Bahoruco en la Española, su movimiento quizás
fuese el catalizador para los primeros alzamientos masivos atrayendo a nume-
rosas personas africanas esclavizadas, entre ellos, a los sublevados de las plan-
taciones de Diego Colón en 1522. La de Lemba sería una de las más tenaces y
organizadas resistencias africanas en La Española, tal vez contara inicialmente
con unos 140 hombres armados y llegó a proveerse de un herrero posiblemen-
te con la intención de fabricar sus propias armas. Y sabemos del éxito del movi-
miento en 1662 cuando el Arzobispo francisco de la Cueva Maldonado descri-
be la vida de 600 familias descendientes de los denominados cimarrones de las
montañas de Bahoruco, constituyendo este un valiosísimo testimonio. Determi-
nar, sin embargo, el número de revueltas que existieron y el número de

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personas que involucraron es, en el momento actual, una tarea inacabada que
desde luego excede cuanto aquí podamos desear establecer. Pero sirva para una
clarificación inicial del número de revueltas con carácter personalista del XVI
el siguiente listado incompleto como todos:

INICIO LUGAR Y LÍDER


1526 San Basilio, Nueva Granada, gobierno de Benkos Bioho
y sucesores
1533 Sierra de Bahoruco La Española, alzamiento de Lemba y
otros
1549 Golfo de San Miguel, Tierra Firme, revuelta de “Felipillo”
1553 Chepo, Panamá, alzamiento de Bayano
1552 Buría-Barquisimeto, Nueva Granada, levantamiento del “negro
Miguel”
1559 Castilla del Oro, revueltas de Pedro Cazanga, Juan
Angola y Antón Sosa
1577 Esmeraldas, gobierno independiente de “Alonso de
Illescas”
1579 Veracruz, Nueva España, alzamiento de Yangá.
1582 Costa Arriba, Castilla del Oro, alzamiento de “Antón
Mandinga”

El mapa posterior muestra la ubicación de los alzamientos mencionados.


Aquí sólo se incluye aquel movimiento lo suficientemente numeroso o peli-
groso para las autoridades como para suscitar persecución y generar docu-
mentación que lo atestigüe y que además pueda ser atribuible a una perso-
nalidad, quedan fuera pues aquellos movimientos que en la documentación
aparecen como difusos o generalizados. Muchos más han de ser los casos
de personas auto liberadas y fugadas tanto a comunidades africanas o indí-
genas como a otras ciudades hispánicas donde les fuese posible ocultar su
pasado.
Por último y aunque no constituye elemento probatorio, nos ha parecido
interesante recopilar una serie de topónimos relacionados con las palabras
Palenque y Cimarrón que pueda reunir argumentos en pro de la idea de una
cultura extendida y sobre todo ubicua del cimarronaje en la América hispana:

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ANTUMI TOASIJÉ

VERACRUZ
SIERRA DE BAHORUCO

BARQUISIMETO
SAN BASILIO

COSTA ARRIBA
CHEPO

GOLFO DE SAN MIGUEL

ESMERALDAS

Elaboración propia (Mapa DEM del U.S.G.S.).

Lugares de la América hispánica con topónimo actual Cimarrón y derivaciones

Cimarrón, La Paz, Bolivia


Cimarrona, Arauca, Colombia
Cimarrones, Limón, Costa Rica
Cimarrón, Nuevo México, EEUU
Cimarron, California, EEUU
Cimarrón, Chiquimula, Guatemala
Cimarrón, Zacapa, Guatemala
Cimarrones, Comayagua, Honduras
Cimarrón, Francisco Morazán, Hond.
Cimarrón, La Paz, Honduras

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LA ESCLAVITUD EN EL XVI EN TERRITORIOS HISPÁNICOS

Cimarrón Chico, Jalisco, México


Cimarronas, Jalisco, México
Cimarrón, Veracruz, México
Cimarrón, Chiriquí, Panamá
La Cimarronera, Herrera, Panamá
Cimarrón, Tumbes, Perú
Los Cimarrones, Republica Dominicana
Cimarrón, Falcón, Venezuela
Cimarrón, Monagas, Venezuela

Lugares de la América hispánica con topónimo actual Palenque y derivaciones

Palenque, Antioquia, Colombia


Palenque, Guantánamo, Cuba
Palenque, La Habana, Cuba
Palenque, Las Tunas, Cuba
Palenque, Santiago de Cuba, Cuba
Palenque, Los Ríos, Ecuador
Palenque, Cortés, Honduras
Palenque, Chiapas, México
Palenque, Jalisco, México
Palenque, Oaxaca, México
Palenque, Coclé, Panamá
Palenque, Colón, Panamá
Palenque, Herrera, Panamá

Pautas de auto liberación


En los movimiento de liberación encontramos unos procedimientos, hasta
cierto punto comunes a todo movimiento con cierto grado de éxito, la secuen-
cia normal de acontecimientos se inicia con la rebelión dentro de la hacienda,
ingenio o explotación, allí comúnmente son eliminados los capataces o los
propietarios. Posteriormente el grupo rebelde se da a la fuga buscando refugios
naturales, una vez en el lugar de refugio, denominado habitualmente Palenque,
Cumbe o Cumbre. unos grupos optan por una economía propia e independien-
te y otros por el intercambio con el mundo hispánico sea mediante el saqueo y
más tarde la piratería o mediante el intercambio comercial más o menos direc-
to, por ejemplo, los de Bahoruco comerciaron en la Capital de Santo Domingo
con oro para proveerse de hierro con el que fabricar armas. En todos los casos

BROCAR, 32 (2008) 99-116 111


ANTUMI TOASIJÉ

parece que los palenques y demás comunidades cimarronas, conservará institu-


ciones y modos de vida originarios de África, lo cual incluye la religión y si bien
se observa a menudo la asunción de modelos cristianos ello no es obstáculo
para un cierto sincretismo. En ocasiones el mantenimiento de las raíces cultura-
les llega a la lengua como en el caso del palenque San Basilio fundado por
Benkos Bioho donde aún hoy se conserva un habla propia nutrida de elementos
bantúes36.
La existencia de un palenque irredento es desde luego un poderoso atractivo
para personas esclavizadas que individualmente buscan su libertad, así el
palenque una vez constituido puede crecer por libre adscripción de nuevos
llegados.
Se ha buscado en los movimientos de liberación causas de tipo étnico, vistos
algunos testimonios de la época y vistas, incluso, prohibiciones a la importa-
ción de esclavos desde algunas naciones de África. Sobre este particular se ha
especulado largamente pero nos parece que poco de concreto se puede decir,
cuando tenemos suficientes testimonios de rebeliones que suman diversas
etnias y procedencias unidas, aún así con cierta asiduidad se inician juicios
sobre la propensión a la auto liberación en personas de origen étnico Bantú:
Señala Nicolás Ngou Mvé sobre Yanga que hay que buscar los orígenes de la
rebelión de Yanga en “...su Cultura original, la cultura Bantú,” pues “...formaba
necesariamente el prisma a través del cual veían, trataban de comprender, valo-
raban y finalmente juzgaban, esta sociedad [la hispánica en México]”37. Otros
han visto en algunas disposiciones oficiales como la prohibición en 1520 de la
introducción de esclavos ladinos -conocedores del español y aculturados- la
principal causa de rebeldía, desde ese punto de vista el acceso a la cultura his-
pánica supondría un aliciente para la auto liberación. No estamos en condicio-
nes de afirmar esto puesto que no son pocos los casos de oriundos de África que
se rebelan con éxito. También se advierte que el personalismo es muy fuerte en
estos movimientos a menudo guiados por un jefe de gran carisma cuando no de
gran severidad, en ello se ha querido adivinar la existencia de elementos de la
aristocracia originaria de África. Esto aparece claramente en el caso de Benkos
Bioho quien afirmará ser un rey en su país de origen y será conocido como Rey
de La Matuna o del Arcabuco o en las exigencias de Yangá de control y gobier-
no, ante las autoridades enviadas a reprimir su levantamiento38.

36.  Carlos PATIÑO ROSSELLI, “Hacia una ortografía para el idioma palenquero”, América
Negra 10, Editora: Nina de FRIEDEMAN, Bogotá, Diciembre de 1995.
37.  Nicolás, NGOU MVÉ, “El cimarronaje como forma de expresión del África Bantú en la
América Colonial: El ejemplo de Yangá en México”, América Negra 14, Editora: Nina de FRIE-
DEMAN, Bogotá, Diciembre de 1997.
38.  NGOU MVÉ [37].

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LA ESCLAVITUD EN EL XVI EN TERRITORIOS HISPÁNICOS

Pero para hacer un discurso ordenado que permita obtener informes veraces
nos parece que se hace necesario clasificar las pautas de los movimientos según
un esbozo que no por subjetivo deje de ser clarificador.
Dejando de lado el propio estado de reducción a esclavitud, ya se dijo,
como hilo conductor de toda la cuestión, en las pautas de auto liberación debe-
mos distinguir los condicionantes coyunturales y los aspectos motivadores.
Entre los condicionantes coyunturales debemos tener presente la geografía. Es
cierto que es un denominador común a todos estos movimientos, la posibilidad
de atrincherarse en lugares de difícil acceso; montañas, selvas y pantanos se
convierten en los aliados de los sublevados. Contra esos medios físicos además
de la determinación y la mayor o menor capacidad organizativa de los auto
liberados se estrellan los intentos de sus perseguidores por apresarles. Otro
condicionante coyuntural es la escasa presencia de tropa o de elementos capa-
ces de organizar una expedición punitiva o de apresamiento, por lo general los
alzamientos se dan donde las autoridades difícilmente pueden reprimirlos con
rapidez, y aunque escapa del período que nos ocupa, es altamente instructivo
el relato del sitio del Palenque de Barbacoas en una ciénaga del río Magdalena
en 1726; La ciénaga, las ayudas que reciben los sublevados por parte de algu-
nos criollos pardos y la escasez de medios para formar una expedición corren
en beneficio de los apalencados39. Entre los factores coyunturales deben men-
cionarse asimismo el número; es probable que una desproporción grande entre
personas libres y esclavizadas haga aún más evidente y ominosa la propia
esclavitud, mientras que arroja una perspectiva de éxito mediante una rebelión
generalizada.
Son pues factores coyunturales, aquellos condicionantes de oportunidad que
permiten a la persona esclavizada valorar el coste de su empresa y las probabi-
lidades de éxito, presentando un horizonte de probabilidad proporcionado.
Interesan también los aspectos motivadores, pues es cierto que no toda per-
sona ante similares retos opta por iguales resoluciones, tenemos que sea por
temor al castigo, sea por cierto grado de autocomplacencia no todos los escla-
vos de una hacienda participan normalmente de un mismo alzamiento.
Para una aproximación al problema de los aspectos motivadores de la suble-
vación debemos analizar la propia prevención de los propietarios y autoridades
para evitar las revueltas. Es reconocida la realidad del maltrato como causa
frecuente que aducen los propios sublevados, además de la esclavitud misma.
No conviene idealizar sobre la realidad cotidiana de la persona esclavizada
basándonos en disposiciones legales más o menos benévolas; dice Acosta Sain-
ges que no eran raros los casos en que un propietario furibundo mataba a un

39.  Felipe SANTIAGO PAZ REY, “El Palenque de Barbacoas: Historia de un alzamiento de
esclavos en el Siglo XVIII”, Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXIII, 1980-1981.

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ANTUMI TOASIJÉ

esclavo, yendo en contra no sólo de la ley sino incluso de su propio interés40.


Las torturas variaron con la legislación pero estuvieron largamente vigentes el
cepo, el látigo, el uso de bozales y argollas, el marcado al fuego, la mutilación
genital y la prisión. Esta realidad del maltrato es reconocida u ocultada una y
otra vez, pero se nos antoja pueril pensar siquiera remotamente que una insti-
tución como la esclavitud podía medrar sin el castigo brutal y recurrente, pues
como venimos diciendo no es fácil que el ser humano se acomode a tan humi-
llante condición. De este modo el maltrato se convierte en una espiral al ser a
un tiempo causa para la rebelión y castigo de la misma.
Además de las condiciones propias del trabajo y del trato o mal trato y lo
que es más difícil de cuantificar, las humillaciones morales derivadas de la con-
dición de esclavo, una de las razones que con mayor frecuencia son aducidas
por los observadores es la imposibilidad de la persona esclavizada de formar
una familia y generar con ello un mínimo de apariencia de normalidad en su
existencia. Las prevenciones y avisos no son pocos; replica una carta de los
procuradores de la isla de Cuba a Fernando el Católico fechada en 17 de Marzo
de 1528 que en contestación a una provisión que ordenaba casar los esclavos
negros: “...e como quiera que Vuestra Majestad nos hace merced de en lo pro-
veer e mandar, al presente no hay en la dicha isla [Fernandina] esclavas negras
para lo podrá cumplir en el término de los quince meses; suplicamos a Vuestra
Alteza nos mande prorrogar el dicho termino otro tanto tiempo, en el cual e
antes trabajaremos de cumplir el mandado de Vuestra Majestad en este caso,
que es lo que conviene para el bien e seguridad de la tierra.”41
Del incumplimiento de esta medida se suceden hechos como los que con-
dena la Real Cédula de 1580 remitida a la Real Audiencia de Charcas: “...nos
[El Rey] somos informado que de vivir los negros que se llevan a esa provincia
entre los indios naturales della, se siguen muchos inconvenientes en daño de los
dichos indios, porque además de que los tratan mal y se sirven dellos, les hacen
muchas molestias y les quitan lo que tienen, y las mujeres e hijas...” “...Manda-
mos que proveáis y tengáis mucho cuidado de ordenar que los dichos negros
no vivan entre los dichos indios y escusen los daños que dello sean seguido y
siguen, y advirtiendo a todas las Justicias del distrito de esa Audiencia que cum-
plan precisamente lo que en esta conformidad les ordenarades, con apercibi-
miento de que no lo haciendo serán castigados con rigor, de lo que se tendrá
mucho cuidado.”

40.  Miguel ACOSTA SAIGNES, Vida de los esclavos negros en Venezuela, Hespérides, Cara-
cas 1967.
41.  Real Cédula de 17 de Marzo 1582 Al Presidente y Oidores de la Audiencia de Charcas,
Colección de Documentos Inéditos del Archivo de Indias, Tomo XII, Madrid 1868.

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LA ESCLAVITUD EN EL XVI EN TERRITORIOS HISPÁNICOS

Y a esta le siguen otras Reales Cédulas en “beneficio de los indios” como las
de 1586 y 1589 que prohíben a mulatos y negros vivir entre o con indios pues,
“...se crían [negros, mulatos y mestizos] con los indios o indias y se hallan en sus
borracheras y hechicerías, y no oyen misa ni sermón y así no saben las cosas
tocantes a Nuestra Santa Fe Católica; y que de criarse de esta manera se podrían
seguir muchos daños e inconvenientes”42. Prevenciones que no pueden ocultar
el temor a alianzas entre amerindios y africanos que puedan poner en peligro
el sistema de producción suscitado por la cultura europea blanca y sustentado
en el esclavismo y la encomienda.

Conclusiones
Los movimientos de auto liberación de personas esclavizadas en la América
hispánica tienen lugar desde los inicios de la implantación del sistema esclavis-
ta y abarcan toda el área de intensificación de ese sistema. En las pautas de auto
liberación observamos que el condicionante principal es el geográfico, seguido,
posiblemente, del balance numérico entre personas esclavizadas y personas
libres. El propio estado de esclavitud es suficiente para intentar la auto libera-
ción, sin embargo deben tenerse en cuenta otros factores motivadores que en
última instancia pueden inclinar la decisión, el primero es sin duda el mal trato
y la humillación. El segundo, la imposibilidad de formar una familia convencional
por parte de las personas esclavizadas que llevará a conflictos y asociaciones con
sociedades indígenas lo que finalmente viene a ser otro aliciente a la auto
liberación.
Se observa, en los movimientos que tienen cierto éxito, que el personalismo
de un jefe carismático es de suma importancia, produciéndose de este modo un
trasplante de modelos de organización política propios de África. Si bien resta
determinar la importancia de la etnicidad en una mayor o menor propensión a
la auto liberación, en especial en lo tocante a la participación de elementos
Bantú cuyo horizonte operacional social los debe hacer menos propensos a la
aceptación de un sistema de explotación siquiera similar al esclavista, sí que
parecen existir elementos de juicio para avanzar la idea de la posible importan-
cia de elementos de aristocracias oriundas de África. Se hace imprescindible
cuantificar y clasificar todos los movimientos de auto liberación de los que
exista constancia, para poder dilucidar su importancia en el devenir histórico
del área y obtener proposiciones atinadas sobre pautas y modelos.

42.  Real Cédula de 26 de Enero 1586 Al Presidente y Oidores de la Audiencia de Charcas,


Colección de Documentos Inéditos del Archivo de Indias, Tomo XII, Madrid 1868.

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ANTUMI TOASIJÉ

Los movimientos de auto liberación se revelan cruciales para comprender la


forja de las identidades en América; no sólo en su vertiente cultural sino sobre
todo en sus aspectos sociales y políticos. Estos movimientos iniciales de autoli-
beración deben ser entendidos en nuevos marcos ontológicos que puedan
explicar su justa relevancia. Las diferentes manifestaciones y aspectos varios de
las auto liberaciones y sus consecuencias, trazan una ruta con agenda liberado-
ra propia. Un ejemplo es la ubicuidad de los topónimos relacionados con el
denominado cimarronismo, que analizados desde el punto de vista político,
configuran un mapa que forma parte indisoluble del sustrato rebelde america-
no. La verdadera importancia numérica de la presencia africana en la América
del Siglo XVI no puede ser soslayada, queda dibujada por las numerosas entra-
das a indias señaladas en este estudio, junto con la innegable existencia de un
importante contrabando de personas esclavizadas africanas.
Por otra parte, los nuevos paradigmas de las ciencias sociales, como la afro-
centricidad, inciden en una disección de la esclavitud en tanto que sistema
ideológico de dominación, derivándose de este conocimiento una terminología
más precisa que abunda de nuevo en una mejor comprensión de las verdaderas
relaciones entre africanos, europeos y americanos. La relación entre esclaviza-
do y propietario debe ser entendida desde distintas experiencias, comprender la
diferencia entre esclavo y esclavizado es sólo uno de los logros a señalar de una
visión africano-centrada. En esta línea se debe seguir concediendo una impor-
tancia creciente al conocimiento de los nexos culturales existentes entre África
y América, y entenderlos en un marco dialéctico. Por ello se deberá seguir
avanzando en la delimitación de las relaciones causales entre las estructuras
socio-políticas africanas de origen de los auto liberados y el resultado de su
acción liberadora en América.

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