Manual de Producción y Comercialización de Cerezas Mendoza Part 1
Manual de Producción y Comercialización de Cerezas Mendoza Part 1
Manual de Producción y Comercialización de Cerezas Mendoza Part 1
isbn: 978-987-45812-0-4
ISBN: 978-987-45812-0-4
1. Agricultura. 2. Cultivos. I. Tacchini, Fabio Marcos II. Tacchini, Fabio Marcos, coord.
CDD 634.23
Autores que colaboraron en la realización de este libro
Lo cierto es que la cereza es y ha sido por más de 80 años, la primer fruta de estación
para consumo en fresco en la provincia de Mendoza, la cual se identifica sensorial-
mente con el comienzo de los meses estivales. Su cosecha abarca desde la última
semana de octubre y se extiende hasta la última semana de diciembre, marcando
el inicio de la cosecha de cerezas en Argentina. Es la principal provincia productora
de cerezas en el país y una de las áreas productora de cerezas más tempranas del
hemisferio austral.
Durante los últimos 10 años, dentro del ámbito de la Comisión Cerezas de Mendoza
advertimos la necesidad de definir nuevos modelos productivos para el cultivo del ce-
rezo en Mendoza, que no solo permitan satisfacer las crecientes exigencias en cuanto
a la calidad del producto, sino que también sean rentables y sustentables en el tiempo.
La presente publicación aborda tópicos referidos a los aspectos técnicos para el cul-
tivo del cerezo tales como variedades, portainjertos y sistemas de conducción que
mejor se adaptan en la región. Asimismo define tres modelos productivos en función
de las actuales necesidades de los mercados, con la determinación de resultados pro-
ductivos y económicos.
Todos estos antecedentes técnicos y económicos no solo serán de gran utilidad para
aquellos productores, inversionistas y asesores como herramienta de información,
sino que además permiten concluir que el cerezo es una alternativa rentable de in-
versión y de diversificación de la producción en Mendoza, y que se complementa
perfectamente con el modelo vitivinícola.
Desde la Comisión Cerezas de Mendoza esperamos que este aporte sea de mucha
utilidad para quienes ya están en el sector, y sobre todo para aquellos que aún tienen
dudas de ingresar a una labor que de por sí es apasionante.
Nosotros, estamos convencidos de que Mendoza tiene todas las posibilidades de po-
sicionarse en el mundo como un proveedor de cerezas de excelencia y es a través de
estas páginas que invitamos al lector a conocer cómo lograrlo.
Prólogo 7
Introducción 1
Ing. Agr. msc. Fabio Tacchini. Productor de cerezas.
Miembro de la Comisión de Cerezas Mendoza.
Ing. Agr. M. T. Gregori. Productora de cerezas.
La cereza pertenece a lo que se ha dado en llamar el rubro de las «frutas finas», que
agrupa a un conjunto de especies frutales que se caracterizan, principalmente, por su
tamaño reducido. Dentro de este grupo, las distintas variedades de cereza se denomi-
nan universalmente como «cherries».
Si se la compara con otras frutas de carozo, tiene una floración tardía, y la cosecha es
anterior a las variedades de frutas de pepita, característica que la posiciona como una
importante alternativa productiva.
Hacia los años ’60 tuvieron lugar las primeras experiencias en exportación a merca-
dos latinoamericanos e, incluso, a Europa, por parte de la Frutícola San José, empresa
de la familia Ruano, que también fue pionera en materia tecnológica, fabricando con
ayuda de una metalúrgica, una de las primeras tamañadoras de la Provincia, y, más
adelante, hacia 1986, introduciendo la tecnología del hidro-enfriamiento.
A comienzos de los años ’70 se inicia un nuevo auge del cultivo de la cereza temprana
en la zona Norte. Los antiguos pioneros de esa zona, como Polimeni y Marra, habían
abandonado la actividad, pero los cerezos no habían desaparecido del todo, pues
Introducción 11
productores como Pincolini, Carbone y Tacchini, ya habían implantado algunas hec-
táreas para ese entonces. Sin embargo, la incursión de la familia Güizzo en el cultivo
y empaque fue lo que marcó el impulso renovado de la cereza primicia.
En la década de los ’90, llegó la gran oportunidad de exportar a Europa para la em-
presa que fundara la familia Carleti. Ya consolidados en la industria de la fruta, vis-
lumbraban una nueva posibilidad de mercados ante circunstanciales desavenencias
climáticas de Chile. El incansable trabajo y la seriedad de esta familia, junto a mo-
dernas tecnologías de enfriamiento de la fruta lograron consolidar un mercado fiel y
permanente en Europa.
Hacia fines de los ’90 la globalización le alcanzó a varios productores del rubro y
fue, así, como se sumaron a la conquista de los mercados europeos que, años antes
habían emprendido los Carleti, empresas como la de Guizzo, Fragapane, y firmas
como Amigo Frutas Frescas, Natufrut, Olive Grove y Río Alara, entre otras. Algunos se
insertaron, también, en mercados del Sudeste asiático, Turquía, etc. Los protagonistas
de la historia más reciente llevan el nombre de Salentein Fruits, Frutsur, empresas que
cursando el nuevo siglo eligieron a la cereza para agregarla a su oferta exportadora
de productos frutihortícolas.
A través de los años, los productores se dedicaron, tanto a la cereza en fresco con
destino al mercado local, como a la producción y empaque para su posterior comer-
cialización en el mercado nacional e internacional. Algunos incursionaron en el pro-
cesamiento industrial, produciendo cerezas al marrasquino, cócteles de frutas, jaleas
y mermeladas, muchas veces, como alternativa para la fruta que no alcanzaba los
parámetros de calidad necesarios para su comercialización en fresco o para los ex-
cedentes de los empaques. El sulfitado fue, y sigue siendo, la opción elegida para la
conservación de la cereza cuyo destino final es la industria.
No existen datos actualizados (desde el año 2002) de superficie implantada con ce-
reza en la Argentina, sin embargo, según diversas fuentes, Mendoza continúa siendo
la mayor zona productora del país, participando con cerca del 49 % de la superficie
implantada. Le sigue la Patagonia Sur y la Patagonia Norte, con aproximadamente 30 %
y 21 %, respectivamente.
El mercado internacional de las cerezas, incipiente en la década de los ’70, sigue cre-
ciendo a través de los años. En 2009 representó cerca de 207.000 toneladas entre
Numerosas reuniones y foros sectoriales dieron forma a la idea del sector, que se
plasmó en la misión del plan: «Producir en Mendoza cerezas de calidad en época
temprana y media que aseguren la captación de mercados internacionales más exi-
gentes de fruta en fresco, promoviendo el desarrollo de la producción y fomentando
la identidad de la cereza de Mendoza, basándose en un crecimiento del sector en su
conjunto en los próximos 10 años». Para cumplirla, se trazaron 5 estrategias genera-
les que son los pilares de trabajo del sector en su conjunto: orientación a la reconver-
sión varietal, aplicación de nuevas tecnologías de poscosecha y manejo del cultivo,
promoción de la cereza en Mendoza, fortalecimiento de la cadena agroalimentaria de
cereza, desarrollo y consolidación del mercado externo.
Este manual pretende escribir una nueva página en la historia de la cereza, una que
dé cuenta del esfuerzo conjunto y que se alce como muestra concreta de la repercu-
sión y relevancia actual de la actividad cerecera en la provincia.
Introducción 13
Confiamos en que la información contenida en el manual permita atraer inversiones
internas y externas que promuevan, aún más, el desarrollo y crecimiento del sector,
más allá de los circunstanciales problemas coyunturales.
El lector podrá apreciar a través de los distintos capítulos que todos los actores men-
cionados, tanto del sector público como privado, han aportado sus experiencias y
cubierto una diversidad de problemáticas. El tratamiento de temas relativos a la
producción, empaque y comercialización de cerezas enfocados desde la situación
agroclimática y social de la provincia de Mendoza apunta a facilitar el acceso a la
información local.
En un taller organizado por los autores, se acordó postular dos modelos productivos,
acordes a las características particulares de las dos zonas productoras de cerezas en la
región: el de la zona norte del Oasis del Río Mendoza, que llamaron «Zona Tempra-
na» como productor de cereza primicia, caracterizado por contar con volúmenes ex-
portables antes del 20 de noviembre y con producción de Bing (como referente para
describir la época de producción), hacia el 10 de noviembre. Y, el de la zona del Sur
del oasis del Río Mendoza y Valle de Uco, que acordaron denominar «Zona Media»,
con énfasis en la producción de cereza de calidad y de grandes calibres (superiores a
28 mm) y en el aprovechamiento del mercado navideño. En el capítulo dedicado a las
consideraciones que resultaron del taller, se caracterizan ambas zonas en detalle y se
hacen recomendaciones diferenciales para cada una.
Los responsables de este esfuerzo consideramos que existe hoy en la Provincia la ex-
periencia y el conocimiento necesarios (capital invaluable que esta publicación pre-
tende recopilar y extender) para establecer bases técnicas y comerciales que se con-
viertan en los pilares de un crecimiento sostenible de la actividad. Es nuestro anhelo
que la obra cumpla con ese objetivo primordial, y se constituya en un referente para
los actuales y futuros productores e inversores del cultivo de la cereza en Mendoza.
En este capítulo se muestra la realidad del sector, tanto desde el punto de vista interna-
cional como nacional. Se focaliza, especialmente, en las particularidades de Mendoza,
con la idea de aportar conocimientos para el delineado de modelos productivos.
Producción internacional
En el año 2009, la producción mundial de cereza fue, según fao, de 2.196.537 tonela-
das. Se concentró en mayor medida en Asia, que con 931.455 t, representó el 42 % del
total. Europa, por su parte, produjo 763 951 t, cifra equivalente al 35 porciento. Amé-
rica del Norte se ubica en tercer lugar con el 18 % de participación, principalmente,
correspondiente a Estados Unidos. América del Sur produce el 3 % del total de cere-
zas mundiales y Oceanía, el 1 porciento. Los países con mayor superficie implantada
son, en general, los que presentan gran producción. Rumania y Uzbequistán consti-
Estos datos han puesto de manifiesto que los principales países productores pertene-
cen en su mayoría al Hemisferio Norte, donde se concentra el 95 % de la producción
mundial. Esto se traduce en una fuerte posibilidad de exportación en contra-estación
para los países del Hemisferio Sur: Chile, Australia, Argentina y Nueva Zelanda
Consumo en el mundo
En la tabla 1 se observan los datos de consumo per capita para algunos países. Entre
los principales productores existen importantes diferencias, presentando un gradien-
te de consumos promedio entre 0,80 kg/persona/año y en otros casos superior a los
4,33 kg/persona/año.
El bajo consumo de cerezas de la Argentina, de escasos 101 gramos por habitante por
año, hace pensar en la gran posibilidad de expansión del mercado interno.
Montenegro
Armenia
Irán
Siria
Italia
España
Chile
Federación Rusa
Argentina
Exportaciones e importaciones
Si bien son muchos los países productores de cerezas, pocos son los que participan en
el comercio internacional. Los principales exportadores son Estados Unidos, Turquía,
España y Chile, países que concentran el 56 % del mercado. Es interesante destacar que,
si bien las exportaciones de la Unión Europea representan, aproximadamente, el 40 %
del volumen total de las ventas, más del 95 % corresponden a comercio intra-bloque.
Respecto a los rendimientos, Chile presenta un índice cercano a 5 t/ha, valor próximo
al promedio mundial. Para Australia, el índice de productividad ronda las 7 t/ha,
mientras que para Argentina es sensiblemente inferior, de aproximadamente 3 t/ha.
Chile, como ya fue indicado, no sólo ocupa un lugar entre los principales exporta-
dores del mundo sino que, además, constituye un oferente de contra-estación im-
portante en los mercados del Norte. En el caso de la Unión Europea, la Argentina en
los últimos años se ha ido posicionando como un oferente alternativo de creciente
importancia. El mercado estadounidense sigue siendo un cliente cautivo para Chile
¹ Las restricciones de acceso son al que la Argentina aún no ha podido acceder masivamente¹.
de tipo fitosanitarias (mosca
del mediterráneo), ya prácti- Los principales importadores del hemisferio sur son Australia y Brasil, con compras
camente superadas para la re- cercanas a las 2.900 t, en el 2009. Lo sigue en importancia Ecuador, con importa-
gión del Valle de Uco. Cuando ciones de 400 toneladas. Las compras externas de Nueva Zelanda y Sudáfrica no
el envío se realiza por barco, la superan las 90 t anuales, y Chile, por su parte, prácticamente no importa cerezas.
cuarentena (tratamiento T 107) Argentina vende su fruta principalmente al mercado europeo.
exigida con tratamiento de frío
para que la larva de la mosca Situación en Argentina
no evolucione, se cumple en el
trayecto. En este sentido, sería Del total de la superficie agrícola de Argentina, la cultivada con frutales representa
necesario avanzar en las nego- solamente el 1 %. De ella, los carozos participan con el 10 porciento. Ese porcentaje
ciaciones para salir desde Chile está repartido 7 % en Mendoza, y el otro 3 % distribuido en todo el país.
por el Océano Pacífico.
En Argentina, el cultivo de cerezo se extiende en una serie de provincias: San Juan,
Buenos Aires, Santa Cruz, Chubut, Rio Negro, Neuquén y Mendoza. Esto suma alre-
dedor de 2.198,27 ha totales. Con una producción promedio de 5.000 t anuales, el
Zona Depart.
Este Junín
Rivadavia
San Martín
Santa Rosa
Norte Guaymallén
Las Heras
Luján
Maipú
San Rafael
Tupungato
Total
Lo más llamativo es la disminución del número de productores, a pesar de que las Tabla 4: Superficie implantada
superficies cultivadas siguen siendo muy similares. Si bien en la Provincia, la caída (ha), número de propiedades
en superficie de cereza fue del 9 %, este número toma otra dimensión al notar que y superficie promedio por pro-
la caída en número de productores fue del 33 %, registrando 105 propiedades menos piedad (ha), para cada depar-
que en el año 2005. Este porcentaje es el que ilustra claramente la percepción general tamento.
de retracción del sector. El caso más dramático se presentó en el departamento de Fuente: Censo Frutícola provin-
Tupungato, donde la disminución en superficie que se registró fue de 9 %, mientras cial 2005 y 2010.
que la disminución del número de productores fue del 43 %, una de las mayores de
la provincia, sólo superada por Luján con el 52 porciento. El perfil productivo en estas
zonas, evidentemente, pasó de tener muchos productores de poca superficie, a menor
cantidad de productores propietarios de mayores extensiones. Esto demuestra que se
están erradicando los cultivos pequeños, de productores no especializados, que van
dejando lugar a los productores de mayor envergadura, más especializados e integra-
dos verticalmente. El tamaño medio de la propiedad explica también este fenómeno,
ya que para la provincia se observó un aumento de 35 porciento.
La distribución por rangos muestra en el total provincial que 102 productores tienen
propiedades de 1 a 5 hectáreas, sumando un total de 243 hectáreas. Este dato es al-
tamente contrastante con el generado en el año 2005, cuando este estrato estaba
integrado por 157 productores que en total sumaban 368 hectáreas. Las propiedades
con más de 30 hectáreas son 2, pero la superficie aumentó de 174 hectáreas en el
2005 a 196 en el año 2010. Actualmente, podemos afirmar que los productores que
poseen de 10 a 30 hectáreas representan el estrato más importante en la clasificación
por superficie.
Figura. 7: Distribución de la
superficie dentro de las propie-
dades que presentan cultivo de
cereza.
Fuente: Censo Frutícola Provin-
cial 2010, idr.
(El límite inferior de la caja indica el percentil 25 (25 % de los datos); el límite superior,
el percentil 75 (75 % de los datos); la barra de error inferior, el percentil 10 (10 % de
los datos); la barra de error superior, el percentil 90 (90 % de los datos); la línea de
trazos, el promedio; y la línea entera, la mediana o percentil 50)
Sistemas de conducción
La figura 9 indica claramente que el sistema vaso continúa predominando en las plan-
tas de cereza en toda la provincia, abarcando el 90 % de la superficie cultivada, como
fuera censado en el año 2005. En el Valle de Uco, también se censaron 55 hectáreas
con sistema eje central.
Riego
Del total de superficie cultivada, 259,42 hectáreas tiene riego solamente por pozo, es
decir, el 23 porciento. El 35 % riega solamente con turno, y el 41 % riega con turno y
con pozo. El Valle de Uco tiene valores porcentuales similares al total provincial. No
obstante, no ocurre lo mismo con la zona Norte, donde el uso exclusivo de pozo está
circunscrito al 10 % del total de superficie cultivada en el oasis, y el 45 % declaró con-
tar tanto con pozo como con riego por turno.
En el Valle de Uco, el sistema de riego más usado es el riego por melga, seguido muy
de cerca por el riego por surco, con 303 y 288 hectáreas, respectivamente. La zona
Norte presenta una situación diferente, con amplio predominio del riego por surco,
en detrimento de los sistemas de riego por microaspersión, goteo y melga (figura 12).
Esto indica que la superficie con riego tecnificado es de 265 ha en toda la Provincia, o
sea solamente el 24 % del total cultivado.
Densidad de plantación
En la zona Norte, la mayor parte de la superficie cultivada tiene entre 250 a 750 plan-
tas por hectárea, siendo los marcos de plantación más frecuentes el 3x5, 4x4, 4x5 y
5x5 (distancia entre plantas x distancia entre hileras). En el Valle de Uco, las parcelas
que tienen entre 251 y 500 plantas por hectárea son las más frecuentes, es decir, mar-
cos de plantación mayores a los de la zona Norte, entre 4x5, 5x5 y 6x7.
Panorama varietal
Las variedades cuyo destino principal es el sulfitado, suman en total 142 hectáreas.
Manejo técnico
Tabla 5: Superficie (ha) y nú-
De acuerdo con el Censo Frutícola Provincial 2010, las prácticas culturales comunes a mero de propiedades por oasis
la mayoría de las propiedades son la poda de invierno y la fertilización química, ambas productivo, que realizan dife-
realizadas en el 78 % del total de propiedades. El uso de abonos orgánicos se registró rentes prácticas culturales de
en el 45 % de las propiedades. Este comportamiento fue observado en los dos oasis manejo del monte frutal.
productivos de estudio. Porcentajes mayores de adhesión a las prácticas culturales Fuente: Censo Frutícola Provin-
fueron registrados en el Valle de Uco (tabla 5). cial 2010.
Herbicidas y Labranza
Valle de Uco
Mendoza
La defensa activa contra heladas tiene una adhesión del 4 % en el Valle de Uco y del
12 % en la zona Norte.
Otras prácticas que caracterizan la producción: análisis foliar, de suelos, uso de col-
menas, confusión sexual, manejo de envases vacíos, asesoramiento profesional
Es importante notar que los porcentajes indican que estas herramientas han sido uti-
lizadas por los productores en algún momento del cultivo y no indican la frecuencia
con que se las usa.
Normas de calidad
Destino de la producción
Según datos censales de 2009, para el caso de la especie cereza, sólo una propiedad
del Valle de Uco declaró almacenar la fruta en la finca. Con respecto al procesamiento
Conclusiones
La cereza es un producto de alto consumo en los países del hemisferio norte y, por
ello, es requerida en contra-estación. La Argentina, por su parte, tiene una ventaja
competitiva en este aspecto, ya que cuenta con pocos competidores en el hemisferio
sur, solamente Chile, Australia y Nueva Zelanda. En particular, Mendoza se ha posi-
El uso de colmenas, tela antigranizo y técnicas de confusión sexual no son muy adop-
tadas por los propietarios de las fincas. La primera es una práctica esencial en varie-
dades autoincompatibles, por lo que puede considerarse un error técnico importante.
Lectura Adicional.
Introducción
Sin datos - 3 0 3
Total 10 12 22
Infraestructura
La dimensión de los galpones es variable, aunque se puede generalizar que los gal-
pones de la zona Norte tienen menor superficie cubierta que los del Valle de Uco.
El volumen de cereza procesado no siempre tiene relación con las dimensiones del
empaque, ya que muchos destinan las instalaciones al procesamiento de otras frutas
u hortalizas (Figura 2).
Todos los empaques son estructuras permanentes; en su mayoría cuentan con techos
de chapa, pisos de cemento y muros de material.
Materia prima
Con respecto a las variedades procesadas, Bing está presente en más del 90 % de los
empaques de Mendoza. La variedad Lapins muestra diferencias entre los galpones de
los diferentes oasis productivos, ya que se procesa en el 50 % de los del Valle de Uco,
versus sólo el 10 % de los establecimientos del Oasis Norte. Lo mismo ocurre con la
variedad Newstar, más frecuente en el Valle de Uco. Rainier y Van siempre están entre
las más procesadas.
Oasis t t % ha
Norte
Valle de Uco
Mendoza
Líneas de procesamiento
Con respecto a las líneas de procesamiento, existen galpones de empaque que pre-
sentan líneas exclusivas para cereza destinada al mercado externo, y otras que sólo
procesan para el mercado interno. En general, en la provincia, hay mayor número
de líneas dedicadas al mercado externo, y cuando se procesa fruta para el mercado
Capacidad de frío
En el oasis Norte, la mayoría de los establecimientos poseen una capacidad total me-
nor a 2.500 m3. En el Valle de Uco, los establecimientos cuentan con mayor cantidad
de cámaras y de mayores dimensiones, ya que el 56 % posee un volumen total entre
2.500 y 10.000 m3 (Tabla 7).
Únicamente 2 galpones que procesan cereza declararon compartir el uso de las cá-
maras entre especies frutícolas y hortícolas. El resto usa exclusivamente las cámaras
para frutas.
En cuanto a los materiales aislantes más usados, prácticamente la mitad de las cá-
maras de Mendoza utilizan poliuretano y la otra mitad telgopor. Las cámaras están
construidas con paneles, mampostería y algunas pocas con chapa.
En los aspectos sociales relacionados a los galpones de empaque, se conocen diversos datos.
Para su comercialización en fresco, las cerezas deben ser acondicionadas. Con ese
fin las empresas empacadoras llevan a cabo una serie de procesos que tienden a la
obtención de un producto de buena presentación y marcada calidad de forma de
satisfacer la demanda en el mercado nacional e internacional.
Es de suma importancia que en toda manipulación que sufra la fruta desde la cose-
cha en adelante, se siga un protocolo de trabajo que evite movimientos bruscos a
fin de minimizar posibles golpes. Asimismo, deben evitarse demoras a la intemperie
para impedir el aumento de temperatura y deshidratación de los frutos.
Las prácticas habituales en el acondicionamiento se pueden sintetizar en el siguiente
diagrama de proceso (Figura 7).
Ingreso de la fruta
Apenas la fruta llega al galpón procesador, se procede a la descarga, la que puede ser ma-
nual caja por caja, o si las cajas vienen dispuestas sobre pallets se usa un autoelevador.
· Conocer la calidad de la fruta antes de ser procesada para identificar problemas que
puedan afectar el rendimiento de la línea de empaque.
· Informar al productor los porcentajes de fruta de exportación, mercado interno y
descarte esperados, resultantes del control de calidad.
Se debe aclarar cuál es la política de la empresa para determinar si una fruta es apta
o no para los distintos mercados (externo, interno).
Control de calidad
Se muestrean 100 unidades por cada 400 - 500 kg de fruta y se realiza un análisis
visual, uno físico y uno químico.
Análisis visual: fruto por fruto, se observa si presentan defectos y se separan los sanos
de los que no lo están. A su vez, los frutos con defectos se diferencian en categorías
para poder cuantificar en porcentaje (Tabla 8).
Análisis físico: este análisis implica la medición del fruto con calibre, y la determina-
ción de la firmeza.
Medición del Fruto con calibre: los frutos sanos se miden con un calibre para cerezas.
Según el diámetro ecuatorial de las mismas existen distintas terminologías para di-
ferenciarlas (Tabla 9).
Medium (M)
Large (L)
Jumbo (J)
Tabla 10: Clasificación en categorías según los va- Valor de firmeza Categoría
lores de firmeza.
Baja firmeza
Firmeza media
Firme
Muy firme
Para las exportaciones aéreas, las presiones deben encontrarse entre 63,1 y 70,0 (Fir-
me), mientras que para las exportaciones marítimas deben ser mayores a 70,0 (Muy
firme). (Ing. Agr. Garofoli, Jimena, comunicación personal; Carleti S.A.).
Tabla 11: Valores de sólidos solubles recomenda- Cultivar % Sólidos solubles (Brix)
dos para algunas variedades.
Bing
Brooks
Garnet
Royal Dawn
Santina
El etileno, presente en todas las frutas, es un hidrocarburo (C2H4) exhalado por una
hormona y reconocido como el responsable de la maduración y senescencia de los
frutos. Su acción se vuelve más lenta a medida que la temperatura es más baja. Por
esto es que toda práctica que tienda a disminuir la tasa respiratoria y la producción
de etileno permitirá una mejor y más duradera conservación. Entre las más usuales
está el preenfriado.
Si bien la temperatura óptima de conservación de la fruta debe ser cercana a los 0 ºC,
el daño producido en el fruto durante la manipulación es superior a bajas tempera-
turas, siendo lo ideal provocar su descenso hasta un rango de 4 a 10 ºC y no menos
si va a procesarse inmediatamente para, luego, terminar su enfriado a 0 ºC una vez
embalada. (Candan, Fruticultura y Diversificación Año 12, Nº 50).
Los sistemas de hidroenfriamiento son los más rápidos y efectivos para bajar la tem-
peratura de la cereza porque logran una refrigeración homogénea en la totalidad del
producto. El enfriamiento del agua puede conseguirse a través de bancos de hielo o
con intercambiadores de placas.
Bancos de hielo: existen distintos modelos según las necesidades. El más usado está
formado por un tanque o tolva rectangular con serpentines ubicados en forma lon-
gitudinal por los que circula un medio refrigerante (como amoníaco). Con una capa-
cidad de circulación de agua de 35 m3/h se obtiene un rendimiento total de 24.000
a 40.000 kg/jornada de fruta a 0 a 1 ºC (Ing. Agr. Carbone, Ernesto, comunicación
personal; Amigofruits). Se han reportado rendimientos de 40.000 a 48.000 kg/jorna-
da, con un descenso de hasta 6 ºC (Ing. Agr. Garofoli, Jimena, comunicación personal;
Carleti S.A.).
Antes del proceso de selección, se debe llevar la fruta a cámara frigorífica con el fin de
evitar la deshidratación de pedicelo y fruto. Para ello, es recomendable cubrir los pa-
llets con una bolsa plástica perforada. La temperatura de la pulpa debe mantenerse
entre -0,5 y -1º C, con una hr de 90 a 95 %, ya que la humedad alta es particularmen-
te importante para evitar deshidratación y, en consecuencia, para conservar el color
verde de los pedúnculos.
Línea de selección
· Separar pedúnculos que hubieran quedado unidos entre sí, a fin de facilitar el pos-
terior calibrado de las cerezas.
· Identificar los distintos defectos que presenta la fruta que se procesa y separar las
cerezas afectadas.
· Seleccionar la fruta apta para el mercado que se trabaja.
El proceso consiste en una inspección ocular donde los operarios determinan las dis-
tintas calidades de la fruta para luego ser embalada de acuerdo al mercado de desti-
no. Para realizar una buena selección y clasificación se debe contar con una excelente
iluminación que resalte los pigmentos rojos y se observe claramente los defectos de
los frutos.
La selección mediante cinta transportadora tiene como fin dejar pasar a la calibrado-
ra sólo aquellos frutos que reúnen los requisitos de calidad. Los frutos que no reúnen
estas condiciones se extraen y depositan en otra cinta transportadora o en receptá-
culos, y constituyen el descarte.
Hay empresas que seleccionan a continuación del calibrado y, entre ambos procesos,
realizan un nuevo hidroenfriamiento de inmersión para mantener baja la tempera-
tura de los frutos (3 ºC) por más tiempo (Ing. Agr. Garofoli, Jimena, comunicación
personal; Carleti S.A.). De la línea de calibrado surgen distintas mangas en las que
la inspección ocular se vuelve más eficiente porque disminuye el volumen de fruta
evitando superposición.
Tamañadora de cables divergentes: consiste en dos ejes que portan poleas parale-
las entre sí, separados a distancia conveniente. Entre cada par de poleas, en uno y
otro extremo, se enrolla un cable o soga de material sintético (tipo multifilamento
trenzado o monofilamento de poliuretano) guiado por canaletas de acero, creando
carriles contiguos y divergentes. La apertura de los carriles aumenta a lo largo de la
tamañadora, lo que permite a los calibres pequeños caer en las primeras mangas de
extracción, y a los mayores, en las últimas. Por manga se obtiene una precisión del
60 %. Con calibradora de 4 líneas se procesan entre 400 a 600 kg/h (Ing. Agr. Güizzo,
Nicolás, Güizzo Frutas Frescas).
Tamañadora de rodillos expansibles: este equipo consta de una serie de rodillos con-
secutivos y paralelos entre sí, unidos de sus extremos mediante una cadena que es
arrastrada por sendas coronas cuyos ejes, paralelos entre sí, se disponen perpendicu-
larmente a la cadena de rotación. Estos rodillos disponen de una guía de paso varia-
ble sobre el cuerpo cilíndrico que obliga a los rolos a variar la distancia entre sí. Como
resultado, los frutos volcados van avanzando hasta que la distancia entre dos rodillos
consecutivos es mayor a la del diámetro del fruto y, por ello, caen sobre canaletas por
las que se hace circular agua. Con 20 rodillos que dan lugar a 10 canales, se obtienen
rendimientos de 3.000 a 4.000 kg/h con una precisión del 80 % (Ing. Agr. Garofoli,
Jimena, comunicación personal; Carleti S.A.).
· Asegurar que el producto cumpla con los requerimientos del mercado para el que
se trabaja.
· Supervisar que el trabajo realizado sea el correcto, logrando determinar diariamente
el rendimiento del proceso (corresponde a gran parte del costo del embalaje).
El embalaje debe proteger el producto del daño mecánico y de las condiciones am-
bientales durante su almacenamiento y distribución, además de identificar y brin-
dar información útil. Debe informar: nombre de producto, marca, tamaño, variedad,
peso neto, productor, empaque y país de origen.
Esta parte del proceso es de suma importancia ya que es el último paso para corregir
cualquier error que se haya cometido. Incluye las operaciones de pesado, cerrado y
etiquetado.
· Manual: los envases llegan llenos al sector de balanza donde son pesados. Los res-
ponsables corrigen el peso (en el caso de faltar debe completarse con fruta del mismo
calibre y color).
· Automático: la caja a llenar se coloca sobre una balanza electrónica que vuelca la
fruta hasta lograr el peso preestablecido.
Cerrado: una vez pesados, los envases son cerrados. Cuando se trabaja con bolsas de
poca amplitud se tiene que considerar que la fruta debe hallarse esparcida para evitar
su aplastamiento.
Etiquetado: las etiquetas hacen posible la trazabilidad del producto. Cuando son
confeccionadas se tiene en cuenta:
· Especie y variedad.
· Peso neto.
· N° de productor.
· N° de lote.
· Fecha de procesamiento.
· Nº renspa: Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios
Paletizado
El paletizado se realiza colocando las cajas sobre un pallet o tarima, teniendo la pre-
caución de no dejar espacios entre ellas. Primero se arma la base del pallet y, luego,
se las apila en forma vertical hasta la altura que corresponda. Se colocan cuatro es-
quineros en los vértices del pallet, clavándolos a la tarima para dar mayor estabili-
dad; luego se usan zunchos plásticos y/o se enmalla con red elástica para dar mayor
solidez y resistencia al conjunto. La altura de un pallet depende del envase, el destino
y el tipo de transporte en el que se realiza el traslado. Para transporte aéreo debe ser
de 1,6 m, y para marítimo, de 2,20 m.
Los pallets utilizados en el comercio internacional deben ser tratados para cumplir
con las exigencias de la Norma Internacional de Medidas Fitosanitarias (nimf) Nº 15
con el objetivo de reducir el riesgo de introducción de plagas cuarentenarias asocia-
das con los materiales de madera. El tratamiento consiste en la aplicación de calor
de manera de lograr 56 ºC durante 30 minutos en el centro de la pieza más grande.
Almacenamiento
Túnel californiano
Los pallets se cubren con un plástico a modo de techo y se tapan todas las aberturas
que no sean los espacios entre las cajas por los que se pueda filtrar el aire. Al encender
el ventilador eléctrico, se succiona el aire frío del medio a través del producto paleti-
zado. Aunque el movimiento del aire ocasiona una mayor pérdida de agua de la fruta,
el enfriamiento que se logra es muy rápido, reduciendo bruscamente la respiración.
Hay que tener en cuenta que es primordial conocer los cambios de temperatura que
se producen en el túnel durante su funcionamiento, ya que se puede llegar a la tem-
peratura deseada en la cara externa del pallet y, en el interior del túnel, tener aún
diferencias de hasta 5 ºC. El equilibrio de temperatura se consigue dando vuelta los
pallets para lograr homogeneidad en todas las cajas.
En cámaras
Una vez que el producto ha sido enfriado a la temperatura requerida, debe ser ubica-
do estratégicamente, de tal manera, que el acceso sea fácil si está pronto a despachar-
se. Durante el almacenamiento prolongado, es importante que el aire de la cámara
circule bien, de manera que la transpiración y la pérdida de agua del producto se
reduzcan al mínimo. La temperatura de la cámara y la de la fruta almacenada debe
ser vigilada cuidadosamente. En el caso de que la cámara no posea humidificador
automático, de ser necesario, para conservar o aumentar la humedad relativa de la
cámara, se deberá mantener húmedo el piso.
También es primordial que se conozca la ubicación de cada pallet con el fin de au-
mentar la eficiencia en el trabajo. Para esto, es necesario que todas las cajas almace-
nadas dentro de la cámara frigorífica estén identificadas y ordenadas.
Mantenimiento en Cámara
Control de calidad
Se busca detectar problemas de calidad antes del despacho con la finalidad de tomar
medidas correctivas.
Orden de despacho: el responsable del área comercial realiza la orden y la envía por
mail al encargado de despachos. En ella se informa cual será el despacho a realizar,
es decir: cantidad de pallets, cajas, calibres de la fruta, destino-cliente, hora de carga
y datos del transportista. Una vez que el encargado posee todos estos datos, debe
preparar la carga.
Cuando se realiza una carga debe evitarse la pérdida de frío. Un insumo adecuado
para este fin es el uso de manta térmica (lámina de espuma de polietileno revestida
de aluminio de 3 a 5 mm de espesor). Se cubre el pallet en forma de capuchón y se
sella la terminación con cinta de embalar a fin de asegurar un buen aislamiento.
Para hablar de higiene se deben cumplir dos acciones: limpieza y sanitización. Lim-
pieza es la eliminación de todo tipo de suciedad adherida o no a la superficie. Según
el tipo de suciedad es el método y el producto que se utilizará. Sanitización es el
proceso de reducción de la carga microbiana.
El lavado de las manos se realiza con jabón para manos líquido, inodoro y con sani-
tizante incluido. No se utiliza jabón en barra para evitar la posterior contaminación.
Las cerezas se almacenan en recipientes que pueden ser tanques de fibra de vidrio de
4000 kg, tambores plásticos de 220 kilos, entre otros. La conservación se realiza su-
mergiendo la fruta en una solución conservante de metabisulfito de sodio que man-
tiene la textura de los tejidos y desprende con mayor facilidad la pulpa del carozo. En
estas condiciones se conservan entre 45 días hasta por un período de 3 años. Inclusive
muchos productores desarrollan esta práctica directamente en la finca, almacenando
los tambores en un sector de la propiedad.
Es muy común que los mismos productores realicen el sulfitado de la fruta. Esta ma-
nera de conservación constituye el «escape» los años de alta producción. La fruta de
menor calibre o los descartes de galpón de empaque son destinados a esta finalidad.
Luego, los años de escasez de fruta, son vendidos.
Es importante aclarar que para industria los calibres ideales no son los grandes, sino,
los chicos y medios (entre 20 y 24 mm).
Lavado
Las cerezas son lavadas para retirar la solución de metabisulfito de sodio mediante
ducha de agua por 1 hora.
Coloreado
Las cerezas lavadas son cargadas en el cocedor en una solución de colorante (eritrosina)
y preservante donde permanecen durante 2 días a 60- 80 ºC. También se adiciona al
agua de tinte, bicarbonato de sodio. Se monitorea la penetración total del colorante.
Cuando se alcanza este punto, se lavan las cerezas con agua caliente durante 2-3 minutos
para eliminar el exceso de colorante y se incorpora la solución ácida fijadora de color.
Confitado
En la línea de envasado se separan las cerezas enteras de la rotas a través de una cinta
de inspección. Luego se llenan los diferentes envases (latas, baldes o frascos), que
previamente deben haber sido esterilizados en un túnel de calor – frío.
Los envases llenos de cerezas son completados con un almíbar especial para darle el sa-
bor final al producto según su destino de venta. También se le puede agregar en esta eta-
pa el sabor marraschino, solución alcohólica muy utilizada en las conservas de cereza.
Desairado
Finalmente se procede al tapado y/o remachado de los envases. Este paso es inme-
diato, ya que en el caso del marraschino, se debe evitar al máximo las pérdidas por
volatilización.
Consideraciones finales
El procesamiento es una etapa cardinal en el negocio de la cereza, no solamente por-
que es el eslabón clave entre la producción agrícola y la comercialización, sino tam-
bién porque en la calidad de las operaciones y el valor agregado que se le otorgue al
tratamiento de la fruta radica el potencial beneficio económico. Si bien cada estableci-
miento evalúa el tipo de tecnología que es capaz de adquirir, en virtud de su formato,
el concepto rector debe ser siempre la obtención final de un producto con los mejores
atributos comerciales. Los años de experiencia de los establecimientos procesadores
de la provincia confirman que la excelencia en la producción sólo garantizará el éxito
si es acompañada de una recepción de la fruta cuidadosa, con una concienzuda selec-
ción y clasificación, con embalajes que aseguren la conservación de las propiedades
organolépticas, acorde con el destino objetivo, y un almacenamiento bajo las condi-
ciones estandarizadas.
Los procesos descriptos en el presente capítulo son, en términos generales, los más
utilizados en los empaques de Mendoza. Es importante destacar que, si bien puede
haber variaciones entre los establecimientos, las operaciones que se realicen deberán
siempre tender a la obtención de un producto de la más alta calidad. A través de años
de experiencia en empaque de cerezas, ha quedado demostrado que las operaciones
llevadas a cabo durante el procesamiento de la fruta influyen directamente en la pos-
terior conservación y calidad comercial.
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Ríos Vera, M. Comunicación personal, idr Instituto de Desarrollo Rural en la región.
Fotosíntesis
La fotosíntesis es el proceso fisiológico por el cual las plantas superiores y otros orga-
nismos autótrofos utilizan la energía lumínica del sol para transformar compuestos
inorgánicos, como el co₂ y el agua, en productos orgánicos (hidratos de carbono).
Para efectuar esa función fundamental, no sólo desde el punto de vista productivo
sino también desde el punto de vista biológico, las hojas de las plantas captan foto-
nes de luz, los cuales transfieren su energía a los pigmentos contenidos en los cloro-
plastos, y éstos a ciertas moléculas especiales de clorofila a (centros de reacción), las
cuales desencadenan una serie de reacciones que finalmente producen la lisis de la
molécula de agua, con liberación de o₂ y formación de compuestos rico-energéticos
como atp y nadph 2. Estos compuestos son utilizados, luego, para fijar el dióxido de
carbono co₂ de la atmósfera trasformándolo en moléculas de hidratos de carbono
(hdc), a partir de las cuales se originan todos los compuestos orgánicos presentes en
los vegetales. Se puede resumir todo el proceso por la ecuación:
Luz y Cloroplastos
6 co₂ + 12h₂o c₆h₁₂o₆ + o₂
La inversa de esta ecuación refleja el proceso respiratorio, en el cual, los hdc en la fo-
tosíntesis son oxidados a co₂ y h₂o. Esa oxidación produce sustancias intermediarias
de muchos procesos y la energía necesaria, en forma de atp, para llevarlos a cabo,
procesos que culminan con el crecimiento y desarrollo de los organismos.
Esta ecuación general que representa la fotosíntesis puede inducir a errores, pues
en realidad el proceso está integrado por numerosas reacciones de tipo fotoquímico
y bioquímico que ocurren, básicamente, en el cloroplasto y donde se forman otros
Las hojas son los órganos fundamentales para realizar fotosíntesis, aunque los frutos
verdes también tienen la capacidad de fijar co₂.
La actividad fotosintética se expresa como moles o gramos de co₂ fijado por unidad
de superficie de hoja y por unidad de tiempo. En el caso del cerezo dulce se han de-
terminado valores de hasta 17,9 µmoles de co₂.m-2.s-1 (De Jong and Doyle, 1985),
mientras que para guindo, los valores son aún mayores, 21,5 µmoles de co₂. m-2 .s-1 .
El aumento de la productividad de cualquier cultivo requiere optimizar la fotosín-
tesis, pues el establecimiento y crecimiento de los frutos y del resto de los órganos
depende directamente de la disponibilidad de foto-asimilados. Para lograr este ob-
jetivo, es importante conocer los factores que la afectan, entre ellos: edad de la hoja,
intensidad lumínica, contenido hídrico, nivel de nutrimentos, temperatura, concen-
tración de co₂, etc.
A medida que la intensidad lumínica aumenta, luego de la salida del sol, la fotosín-
tesis aumenta, al comienzo, linealmente y luego, en forma asintótica hasta alcanzar
un máximo con el 40 a 50 % de la máxima intensidad. Las hojas individuales de las
plantas c₃ como el cerezo, no son capaces de utilizar la totalidad del flujo de fotones
y saturan su capacidad fotosintética con, aproximadamente, 800 a 1.000 µmoles por
m-2 s-1 (40 a 50 % del máximo), es decir, desaprovechan una porción importante
de la luz disponible. Esto se debe, básicamente, a que existe otro factor limitante, la
concentración de co₂, que impide obtener la máxima capacidad fotosintética, aún
cuando exista rfa disponible. En cualquier planta c₃, si se aumenta la cantidad de
co₂ de la atmósfera aumenta la fotosíntesis, como se representa en la figura 1.
Observar en la figura 3 las diferencias en los niveles de saturación lumínica para am-
bos casos.
Los hdc producidos por fotosíntesis en un cultivo dependen de la cantidad de luz in-
terceptada por las hojas. La luz que no es absorbida por los tejidos fotosintéticos es luz
desperdiciada para la producción de materia orgánica. Sin embargo, en cultivos frutí-
colas, se debe mantener un equilibrio entre la cantidad de follaje para producir hdc
(área foliar) y la necesidad de penetración de luz a las distintas zonas de la planta, pues
canopias muy densas actúan deprimiendo la diferenciación de estructuras fructíferas.
El Índice de Área Foliar (iaf) mide la relación entre la superficie foliar del árbol y la
superficie proyectada de la copa en forma perpendicular al suelo. En general, a me-
dida que aumenta el iaf aumenta la intercepción de luz por el follaje y, consecuen-
temente, la fijación de co₂. Flore and Layne (1990) encontraron una relación directa
entre intercepción de luz y rendimiento en cerezo agrio Montmorency. Sin embargo,
Es importante remarcar que si bien la cantidad hdc producidos por fotosíntesis son
la base para tener buenos rendimientos, en realidad, la producción de frutos depen-
derá del índice de cosecha (ic), es decir, de la relación entre la parte económicamente
vendible y el total de ms producida por fotosíntesis. El ic tiene una componente gené-
tica, pero también depende de factores de manejo que optimicen el equilibrio entre
producción de frutos y de tejidos vegetativos. El logro de ese equilibrio, en gran parte,
depende de la capacidad técnica de quien conduce el cultivo.
Para el cultivo del cerezo, Cittadini, determinó para la zona de la Patagonia Argentina,
un iaf óptimo, en el momento de cosecha, entre 2,9 y 3,2 dependiendo de la ubica-
ción geográfica y el sistema de plantación. Este valor de iaf corresponde a una inter-
cepción óptima de la luz solar incidente del 75 %. En su interesante y útil trabajo, este
autor señala que »los árboles óptimos a nivel de chacra son aquellos con óptimos iaf
y óptima relación f:af (relación número de Frutos/Área Foliar)». Para la zona de Chu-
but, Cittadini et al (2005) determinaron que el mayor valor bruto de la producción
(usd/ha) se logró con un iaf a cosecha de 3,07 y una relación de 80 frutos por metro
cuadrado de área foliar ó su equivalente de 125 cm² por fruto. Según este autor, una
hoja tiene una superficie aproximada de 40 cm², es decir, que se necesitarían 3 hojas
de esta superficie para sostener el crecimiento de cada fruto.
Respecto al efecto del estado hídrico en la fotosíntesis, se debe recordar que la falta
de agua conduce a la planta a un estado de estrés hídrico. El primer proceso afectado
por el déficit hídrico es el crecimiento celular, lo cual se traduce en menor desarrollo
del área foliar (disminución del iaf), es decir, menor superficie fotosintética. Si la
deficiencia hídrica continúa, se produce al cierre estomático, disminuye la difusión
de co₂ al interior de la hoja, y la fotosíntesis se afecta con mayor o menor intensidad
según el tiempo que los estomas permanezcan cerrados.
Los estomas pueden cerrarse durante las horas de luz, lo cual ocurre cuando las plan-
tas están en condiciones de estrés hídrico. En este caso, las raíces son los órganos que
captan el bajo contenido hídrico del suelo, lo que provoca una disminución de la tur-
gencia de las células de la raíz. Esta disminución produce algunos cambios químicos
a nivel del xilema de la raíz: a) aumenta la concentración de una hormona, el ácido
abscísico (aba); b) disminuye el contenido de citocininas cit) y c) aumenta el ph de
la savia xilemática. Estas tres señales químicas son transmitidas desde la raíz hacia
las hojas por el flujo transpiratorio. En las hojas, estas señales producen la salida de
aba, almacenado en los cloroplastos El aba migra hacia las células oclusivas y en ese
lugar, inhibe a la atpasa de membrana, cesa el aporte de protones y el k de las células
oclusivas se mueve hacia las células subsidiarias. Esto provoca un aumento del poten-
cial osmótico y del potencial agua, lo cual hace que se salga agua desde las células
oclusivas, disminuya la turgencia, el estoma se cierre y se evite la pérdida de agua.
Efecto de la temperatura
Las bajas temperaturas también pueden afectar el proceso al causar una fotoinhibi-
ción que, normalmente, se produce en climas con alta radiación lumínica cuando
ocurren temperaturas entre 0 y 6 ºc durante varios días.
Respiración
Parte de los hidratos de carbono (hdc) producidos en las hojas son utilizados en las
mismas hojas, y otra gran parte de ellos trasportados al resto de los órganos de la
planta. Los hdc son utilizados en todas las células vivas de todos los órganos median-
te el proceso de la respiración.
Parte de la energía se libera como calor, pero lo más importante de este proceso es
la energía almacenada en forma de atp (adenosin trifosfato) que se utiliza para la
síntesis de sustancias fundamentales (proteínas, ácidos nucleicos, etc.) y para pro-
cesos esenciales para la vida de la planta, como la división y alargamiento celular, la
incorporación de iones, el transporte de fotoasimilados, etc.
A nivel de planta, la respiración puede utilizar hasta un 40 % del carbono fijado por fo-
tosíntesis como fue medido por Schulze et al. (1977) en plantas de damasco. Esta pro-
porción se mantuvo tanto en árboles con déficit hídrico como en aquellos bien rega-
dos, aunque la cantidad total de carbono respirado fue mayor en los regados (Citado
por Faust, 1989.). Este consumo de hdc es fuertemente dependiente de la temperatura
ambiente. Proctor at al. (1976) mostraron que la respiración de hojas de manzano se
incrementaba linealmente con la temperatura. Así, a 14 ºc era de 0,10 g co₂ .m-2.h-1,
mientras que a 28 ºc era de 0,45 g co₂ .m-2.h-1. Los mismos autores también determi-
naron grandes diferencias en la proporción respirada por diferentes órganos: los frutos
sólo consumían el 3,2 % del total respirado, mientras que hojas y troncos respiraban,
aproximadamente, 40 % cada uno, y las raíces, el 17 % remanente.
Almacenaje de carbohidratos
En el caso del cerezo, cuya cosecha ocurre al final de la primavera o inicio del verano
la planta tiene un largo período para acumular cne, nitrógeno, fósforo y otras sus-
tancias que serán fundamentales en la etapa de floración y brotación de la primavera
siguiente. Sobre esta base se fundamenta la importancia de la fertilización otoñal,
para asegurar una buena fotosíntesis al final del ciclo anual y consecuentemente el
envío de cne a los órganos de reserva. Es interesante remarcar acá la importancia de
las sustancias de reserva para sostener todo el proceso de crecimiento de yemas (pun-
ta verde, punta blanca), inicio y floración plena, cuajado e inicio de crecimiento de
frutos, inicio de emisión de hojas y etapas iniciales del crecimiento foliar pues todas
esas etapas se realizan en base a reservas de la estación anterior.
Dormición
Para sobrevivir en condiciones de climas extremos las plantas han evolucionado con
distintos mecanismos, pero que, básicamente, pueden ser agrupados en dos grandes
grupos: a) desarrollo de resistencia al factor adverso (resistencia al congelamiento, a
El fenómeno de dormición tiene una gran importancia, no sólo para plantas silves-
tres, sino también, para cultivadas de clima templado. La entrada en dormición de
la planta entera o de algunos de sus órganos (yemas, semillas, bulbos, tubérculos,
etc) es una característica, fijada a través del proceso evolutivo, que les permite a las
especies vegetales sobrevivir períodos climáticos adversos. En este capítulo se referirá
a dormición de yemas.
En la literatura del tema existe mucha confusión sobre la utilización de términos para
definir la dormición y también los distintos tipos de ella. Con el objeto de unificar
terminología y mejorar el sentido fisiológico de los términos usados en este proceso,
Lang et al (1987) publicaron una serie de trabajos al respecto. Las definiciones y tér-
minos siguientes se basan en esos autores:
Tomando en cuenta la reacción inicial que controla esa suspensión del crecimiento, en-
contramos tres tipos de dormición: endo-dormición, para-dormición y eco-dormición.
La dormición ha sido un tema muy estudiado, sin embargo, aún hoy existen vacíos
de conocimiento o dudas de cuánto se sabe sobre este proceso y cuánto queda aún
por responder. Una de las razones es que no todas las especies arbóreas de zona
templada responden igual o se ajustan exactamente a los resultados obtenidos con
otras especies. La mayoría de los investigadores coincide en que la dormición se ins-
tala gradualmente por efecto de factores ambientales. De allí en adelante, algunos
investigadores consideran que esos cambios ambientales producen cambios en el
nivel y balance de las distintas hormonas, mientras otros le asignan a las hormonas
un rol secundario (Denis 1994).
Hay que remarcar que estos mecanismos de entrada, permanencia y salida de dor-
mición, tanto en aspectos morfológicos como fisiológicos, son procesos graduales y
acumulativos en el tiempo.
Cuando los días comienzan a acortarse (después del 21 de diciembre para el hemis-
ferio sur) los árboles de muchas especies forestales y algunos frutales comienzan rá-
pidamente a disminuir su tasa de crecimiento y a producir cambios morfológicos y
fisiológicos en la yema apical y en las yemas axilares. Con el avance de los días cortos,
el meristema que se encuentra dentro de cada yema se recubre de estructuras protec-
toras como pelos, pérulas, brácteas para aumentar el aislamiento térmico y prevenir
la deshidratación de los meristemas presentes en esas yemas, que son las estructuras
necesarias para reanudar el crecimiento en la primavera siguiente.
En la mayoría de las especies, las hojas son los órganos encargados de captar el acor-
tamiento de los días, y en este proceso están involucrados los fotocromos.
Algunos autores han mostrado que a comienzos del verano disminuye la síntesis de
giberelinas, citocininas y auxinas, y, correlativamente, comienza a aumentar rápida-
mente la síntesis de aba. Al final del verano la concentración de aba en las yemas es
elevada, mientras que las otras hormonas del crecimiento tienen una baja concen-
tración en ese momento.
Según algunos autores, el ácido abscícico (aba), cuya síntesis se aumenta en condi-
ciones de día corto, sería el responsable de inducir la entrada en dormición. Las hojas
en día corto sintetizan aba que es enviado a las yemas donde disparan varios pro-
cesos. Altos niveles de aba en yemas de forestales y algunos frutales se correlaciona
negativamente con la brotación. Ensayos con Acer pseudoplatanus han demostrado
claramente que días cortos y aba inducen la formación de yemas en dormición. Para
apoyar la hipótesis del aba se mencionan ensayos donde la eliminación de las hojas antes
de la caída normal producen yemas que brotan más rápido. También se ha demostrado
que la sequía, que provoca un aumento de aba, contribuye a imponer la dormición.
Como se ha detallado más arriba, dos aspectos del clima influyen categóricamente en
esta adaptación: a) el fotoperíodo (días cortos) y b) la disminución de la temperatura.
Los días cortos son la señal para iniciar los cambios, pero las bajas temperaturas son
el factor que hace peligrar la supervivencia de las especies. Ambos actúan en forma
sobre-impuesta con los cambios disparados por los días cortos. Para los interesados
en profundizar estos aspectos se recomienda el trabajo de Faust et al. (1967).
En resumen, todos estos conceptos permiten inducir que hay varios procesos que
interactúan: los días cortos inducen la síntesis de ciertos reguladores del crecimiento
(aba u otros inhibidores) que inician parte de los mecanismos de dormición y resis-
tencia al frío. Sobre impuesto con el efecto de los días cortos se desarrolla, luego, por
acción de las bajas temperaturas, la síntesis de proteínas hidrofílicas que mantienen
las macromoléculas bien hidratadas y que también incluye aumento de ácidos grasos
poli-insaturados en las membranas, lo cual favorece la permeabilidad aun a bajas
temperaturas.
En este estado también ocurre una pérdida de conexión entre la yema y otros órga-
nos vecinos. Luego de la exposición más ó menos prolongada a bajas temperaturas
(aprox. 6 ºc) el sistema comienza a cambiar lentamente, el agua se va liberando y la
permeabilidad de las membranas permite otra vez el crecimiento. En este momento,
el mecanismo hormonal que estaba enmascarado vuelve a ser activo y las citocininas
son capaces de promover la brotación.
Por ese motivo, en condiciones naturales puede suceder que las yemas hayan recibi-
do suficiente cantidad de unidades de frío y hayan salido de la endodormición, pero
Mahmood et al. (2000) realizaron un detallado estudio para determinar los reque-
rimientos de frío de las variedades Stella, Sunburst y Summit. Para ello, sometieron
estacas de un año a diferentes temperaturas y longitud del período de frío. Las tem-
peraturas aplicadas (ºc) fueron: -1,2; 3,8; 6,8; 9,4; 11,9 y 15,4 ºc. Las estacas estuvieron
a esas temperaturas durante: 0, 168, 336, 504, 672, 840, 1008, 1176 y 1334 horas. Con
temperaturas de : -1,2; 3,8; 6,8 y 9,4 ºc, la brotación se incrementó con el número de
horas de aplicación hasta, aproximadamente, 1000 horas, pero con mayor tiempo se
redujo la brotación. Las estacas sin tratamiento de frío y las que tuvieron sólo 168 ho-
ras no rompieron dormición. Tampoco rompieron dormición las estacas mantenidas
a 11,9 ºc y a 15,4 ºc. Un modelo dearrollado a partir de los datos arrojó que las tempe-
raturas óptimas para romper dormición eran 3,2 ºc para Stella, 3,2 ºc para Sunburst y
3,7 ºc para Summit. El requerimiento de frío para estas variedades se saturó con 1.131,
1.081 y 1.241 horas respectivamente. Estos resultados muestran claramente que las
yemas deben recibir temperaturas frías dentro de un determinado rango y durante
un tiempo mínimo para romper dormición.
Sólo parte de este requerimiento de frío puede ser sustituido por otros medios. Erez
et al (1979) han señalado que la acumulación de horas de frío es un proceso reversi-
ble por efectos de altas temperaturas, pero sólo si las horas de frío se suministran en
ciclos cortos. Es decir, hay un punto en la acumulación de frío en el cual el proceso se
hace irreversible, indicando la fijación de este efecto.
Sin embargo, los productos como tdz, cianamida ácida, etc. que aumentan concen-
tración de citocininas en xilema, no son igualmente efectivos para romper dormición
en cualquier momento de la endodormición. Estos químicos son capaces de romper
dormición sólo después que las plantas han recibido un 65 a 75 % de las horas de frío
requeridas por esa especie. Esto indicaría que las yemas tienen que estar receptivas
para responder a sustancias que rompen dormición e inducen síntesis de citocininas.
Ese estado receptivo sólo se lograría después que se haya eliminado parte de los inhi-
bidores por efecto del frío.
Las temperaturas por encima de 13-14 ºc no suman horas de frío sino que las dismi-
nuyen, pues multiplican por un factor negativo.
Sin embargo, es importante remarcar acá que las yemas florales que sostienen la
producción del presente ciclo, se formaron en el ciclo anterior. Como veremos más
abajo el inicio de diferenciación de esas yemas fructíferas en cerezo Bing se produjo,
aproximadamente, 2 semanas después de la cosecha del año anterior.
En los frutales propagados en forma asexual (injerto, acodos o estacas) no existe una
verdadera etapa juvenil, pues normalmente se utiliza material de propagación prove-
niente de tejidos que ya han superado ese estado, excepto que se tome como mate-
rial para propagar tejido juvenil proveniente de plantas en ese estado.
Diferenciación floral: Una vez que el meristema apical de una yema ha sido estimulado
para florecer, el primer cambio detectable es el aumento en la síntesis de adn y arn
(Faust, 1989), y a continuación se produce la diferenciación floral, etapa en la cual es
posible observar con ayuda del microscopio cambios morfológicos en el ápice de la
yema. Mediante el uso del microscopio electrónico de barrido, Guimond et al. (1998)
estudiaron la iniciación floral en árboles de cerezo Bing de 8 años de edad. Dentro
del estudio observaron yemas provenientes de dardos (D), yemas basales de brotes
de la estación sin podar (sp) y yemas basales de brotes de la estación podados 45 días
después de plena floración (cp). El primer signo de diferenciación floral es el cambio
del ápice a una forma más redondeada, tipo domo. Las yemas provenientes de brotes
podados (cp) fueron las primeras que mostraron cambios morfológicos a mediados
del mes de julio, entre 91 y 105 días después de plena floración (ddpf). La cosecha se
había realizado 79 ddpf. Es decir, la primera evidencia de diferenciación en las con-
diciones de Washington, usa, se produjo varios días después de la fecha de cosecha.
Las yemas D y sp se comportaron de igual forma, mostrando diferenciación recién a
los 119 ddpf. Las yemas cp mostraron primordios de sépalos 20-25 días después de la
aparición del domo (6 agosto) mientras que las yemas d y sp tardaron 20 días más en
llegar al mismo estado de diferenciación. Al final de agosto, el nivel de diferenciación
era similar en todos los tipos de yemas, pero el diámetro del meristema siempre fue
mayor en las cp que en las d y sp, posiblemente, porque al eliminar la parte apical del
brote hubo más foto-asimilados para las yemas fructíferas en formación.
Otros autores han reportado que la formación del domo ocurre 28 días después de
antesis (Diaz et al. 1981), es decir, varios días antes de la maduración del fruto, mien-
tras que Westwood (1993) opina que la inducción se produce luego de maduración.
Por razones de espacio, no se desarrollará acá los aspectos teóricos y los procesos en
los cuales intervienen cada una de las hormonas, y sólo se tratará algunas aplicacio-
nes de hormonas y de reguladores del crecimiento en el cultivo del cerezo o de otros
frutales de clima templado.
Lenahan and Whiting (2006) estudiaron el uso de ag3 y ag4+7 para inhibir la induc-
ción floral y aumentar la calidad del fruto. Utilizaron dosis de 50 y 100 mg/L aplicadas
al final de la fase I de crecimiento del fruto, al final de la fase ii y en ambos momentos.
En el año de aplicación del ga, la maduración se retrasó en forma proporcional a la
dosis. Al año siguiente de la aplicación, la densidad de floración y el rendimiento se
redujo en forma inversa con la concentración de ag3 aplicada, pero tuvieron mayor
contenido de sólidos solubles, mayor firmeza y mayor peso. La floración se redujo un
65 % y el rendimiento un 50 % con 100 mg/L. Sin embargo, ningún tratamiento me-
joró el valor de la producción por árbol. El valor máximo de la producción se obtuvo
con el testigo, porque la mejora de la calidad no alcanzó a compensar la reducción en
el rendimiento al año siguiente. Sí se demostró el beneficio de la aplicación de giberé-
lico en el manejo de la floración al año siguiente. Es importante remarcar que a nivel
regional, el tema ha sido estudiado por Podestá et al (2002) durante dos temporadas
en la var. Bing. El ácido giberélico aumentó el tamaño de los frutos, incrementó la
resistencia a la formación de grietas en la piel y retrasó la coloración. En este trabajo,
el Ca no aumentó la resistencia al agrietamiento ni la calidad del fruto.
Lectura adicional
Los resultados de la polinización y el cuaje del cerezo son muy erráticos en Mendoza
y pueden atribuirse a diversas causas:
Floración
El cerezo presenta dos a cinco flores hermafroditas por yema. Las yemas florales están
ubicadas en la base de las ramas de un año o en ramilletes sobre madera de más edad.
La corola está constituida por cinco pétalos blancos, insertos en un cáliz de cinco sépalos
verdes, protegidos por hojas tipo brácteas. El pistilo (órgano sexual femenino) está
formado por el estigma, el estilo y el ovario con dos óvulos potencialmente fértiles;
sólo uno de ellos evoluciona luego de fecundado para formar la semilla y desarrollar
el fruto. Los órganos sexuales masculinos están formados por treinta estambres con
sus correspondientes anteras portadoras del polen.
Luego del receso invernal, la floración define una etapa del cultivo de mucha importancia,
por lo que debe valorarse muy cuidadosamente para asegurar producciones con
buen rendimiento y calidad de fruta. El período de floración varía en función de la
variedad y manejo del cultivo (portainjerto, sistema de conducción) y, sobre todo, de las
condiciones climáticas. En términos generales, dura entre diez y veinte días, resultando
muy importante definir tanto el inicio de floración (3-5 % de flores abiertas) como los
estados de plena floración (50 al 75 % de flores abiertas) y fin de floración o inicio de
caída de pétalos para optimizar una adecuada polinización y cuaje.
Punta verde
Primordio cerrado
Primordio abierto
Punta blanca
Inicio de floración
Floración plena
Post floración
Brooks
Lapins
Sweet Heart
Royal D0wn
Santina
Bing
Celeste
Van
Newstar
Sunburst
Giorgia
Ferrovía
Polinización
La polinización consiste en el traslado del grano de polen desde las anteras hasta
el estigma de la flor. El líquido estigmático permite la germinación del polen y la
emisión del tubo polínico a través del estilo para fecundar el óvulo, formar la semilla
y desarrollar el fruto.
Se define como la diferencia entre el tiempo (días) que demora el polen en germinar
y llegar al óvulo y la longevidad o viabilidad del óvulo. El pep en cerezo es muy corto,
porque genéticamente la viabilidad de los óvulos es menor que la de otros frutales (3-4
días, versus 10-15 días en manzano). El pep está fuertemente influenciado por factores
nutricionales y climáticos. Las flores de plantas bien nutridas mediante una fertilización
otoñal con N presentan una mayor longevidad del óvulo, y si no hay deficiencias de
Ca y B, el grano de polen germina bien y el tubo polínico crece rápidamente, por lo
tanto el período efectivo de polinización es más largo. El pep también está afectado
por la temperatura: a mayor temperatura es menor porque, aunque el crecimiento del
tubo polínico es más rápido, también se pierde prontamente la viabilidad del óvulo.
Un manejo adecuado del monte frutal (riego, nutrición, sanidad) complementado con
condiciones climáticas favorables, propicia un alto cuaje.
pep (días): longevidad del óvulo (días) – germinación polen y el crecimiento tubo
polínico (días).
Para situaciones, por ejemplo, con igual período de receptividad del estigma (6 días) y
la misma velocidad de crecimiento del tubo polínico (2-3 días), las flores de plantas con
bajo contenido de n presentarán menor longevidad del óvulo (2-3 días) y por lo tanto un
menor pep (1día o menos) respecto de flores de plantas con mayor nivel de n, enlas cuales
la longevidad del óvulo puede llegar a 4-5 días, resultando por ello un pep mayor (2-3 días).
Por las características propias del fruto y de su destino comercial para consumo en
fresco, la cosecha de cereza es siempre manual, por lo tanto, altamente exigente en
disponibilidad de mano de obra calificada. Es por ello recomendable seleccionar más
de una variedad con diferentes épocas de maduración y que se interpolinicen. La
proporción de las mismas deberá estar en función, principalmente, del potencial valor
de mercado, ya sea por su condición de primicia, por sus características organolépticas
y/o por su aptitud o comportamiento poscosecha, (Fernández Escobar, 1988).
X X X
X X X
En caso de que sean de igual valor comercial, se puede llegar al 50 % (Figuras 7, 8, 9 y 10),
restando sólo definir la mejor distribución en el monte para optimizar la actividad de las
abejas sin comprometer la facilidad de manejo del cultivo, sobre todo para la cosecha.
X X X
X X X
X Y X
X Y X
X X X X
X X X X
X X Y Y
X X Y Y
X X X X X X
X X X X X X X X X X X X
Agente polinizante
Bajo las condiciones ambientales de Mendoza, el mejor agente es la abeja, Apis melífera.
Siempre la abeja visita las flores para recolectar polen y néctar para cubrir las necesidades
Las condiciones climáticas afectan no sólo la flor, sino también la actividad de las
abejas, operando mejor bajo condiciones favorables: días con sol, sin viento ni lluvia y
con una temperatura media de 20° - 22° C. La actividad de las abejas es reducida con
temperatura inferior a 15° C y viento a 20 km/h, y es directamente nula con vientos
de 40 km/h, al igual que en presencia de lluvia.
Aplicación de agroquímicos
Cuaje
La relación entre el número de frutos que se desarrollan a partir de las flores presentes
al inicio de la antesis mide la eficiencia de la polinización y fecundación, y determina
el cuaje.
Para que haya buen cuaje, debe haber en primer lugar yemas florales bien desarrolladas,
condiciones climáticas apropiadas para garantizar la polinización y fecundación de las
flores, y finalmente, el aporte de fotoasimilados y hormonas para que el ovario inicie
su desarrollo. Sin ese crecimiento inicial de fruto se produce su desprendimiento o
abscisión. En general, los frutales presentan tres o cuatro caídas fisiológicas naturales
y su cuantificación es importante para establecer finalmente la carga.
La tercera caída no se presenta en todos los frutales, se la denomina «june drop» o «caída
de junio» en referencia al mes de ocurrencia en el hemisferio norte. La cuarta caída o
caída de precosecha se presenta también en algunas especies. El cerezo, en general, no
tiene ninguna de estas dos últimas caídas.
Crecimiento de frutos
El crecimiento y tamaño final de un fruto está definido, en primer lugar, por una etapa de
división o multiplicación celular (Etapa I) y por la expansión o aumento de tamaño de las
células (Etapa iii). Entre ambas fases hay un período que corresponde al endurecimiento
del carozo y al completo desarrollo del embrión durante la cual se estabiliza el crecimiento
del fruto (Etapa ii). Este patrón de crecimiento (curva doble sigmoidea) es propio de los
frutales de carozo, entre los que se encuentra el cerezo.
El ciclo de crecimiento de los frutos de cerezo (cuaje a cosecha) es muy corto, por
lo tanto la tasa de crecimiento es muy alta, tanto en la etapa I (mm/día), que dura
aproximadamente 4 semanas, como en la etapa iii (g/día). En la etapa iii se manifiesta
muy bien la pérdida de peso de cosecha que significa adelantar la cosecha recogiendo
los frutos sin el grado de madurez apropiado (Figura 11).
En cerezo, finalizada la etapa I hay una corta detención aparente del crecimiento de
frutos que determina el endurecimiento del carozo y el desarrollo del embrión (Etapa
ii), luego se re-inicia y visualiza nuevamente el crecimiento de fruto (Etapa iii); en este
estado el aporte de agua de riego resulta fundamental para alcanzar los calibres esperados
a cosecha. Prontamente también durante esta etapa deben ser aplicados foliarmente
los aportes nutricionales para completar el programa de fertilización establecido y los
tratamientos de ácido giberélico con o sin calcio, previstos para contrarrestar el efecto
negativo de la lluvia sobre el cracking o rajadura de frutos.
Raleo de frutos
El tamaño de fruto es considerado por los consumidores como un importante atributo
de calidad, además del sabor, del color y del grado de inocuidad cada vez más exigidos.
Lectura Adicional
Denis, F.G. 1996. Fruit set. In: Tree Fruit Physiology: Growth & Development. Ed. Maib,
K.; Andrews, P.; Lang, G. and Mullinix, K.pp. 99-106.
Fernández Escobar, R. 1988. Planificación y diseño de plantaciones frutales. Madrid.
Ed. Mundi Prensa.
Fundación de Desarrollo Rural. Mendoza. Informe Final Fenología de Frutales.
www.idr.org.ar
Longstroth, M; R.L. Perry. 1996. Selecting the orchard site, orchard planning and
establishment. In: Webster, A.D.; N.E. Looney. Cherries: Crop physiology, production and
uses. Reino Unido. cab Internacional. pp. 203-221.
Podestá L. 2007. Floración, Polinización y Cuaje. In: Árboles Frutales: Ecofisiología,
Cultivo y Aprovechamiento.Argentina. Ed. G.Sozzi. pp. 283-305
Thomson M. 1996. Flowering, Pollinination and Fruit Set. En: Webster A.D., N.E. Looney
(Eds). Cherries. Crop physiology, production and uses. Reino Unido. cab International.
Cambridge. pp. 223-242.
La información aportada sirve como guía para la selección de tierras y variedades ade-
cuadas para las futuras implantaciones de cultivos.
Temperatura vital mínima (umbral térmico inferior (Tu): temperatura desde la cual la
planta comienza a crecer. A esta temperatura o menor, un organismo puede vivir en
estado latente. Es la temperatura umbral o base a partir de la cual el vegetal activa
su función de crecimiento y/o desarrollo; varía con la especie y condición fisiológica
(Daubenmire, 1974). Puede determinarse haciendo una regresión entre la temperatura
media y la tasa de desarrollo; la temperatura base será aquella en que la tasa de desa-
rrollo del cultivo sea nula (Arnold, 1959). Santibañez (2001) señala que para el cerezo
Tu = 5ºC, mientras que otros autores considera Tu = 4,5ºC.
Temperatura vital máxima (umbral térmico superior) (Txc): temperatura de mayor in-
tensidad calórica a la cual la especie ya deja de creer, aunque puede seguir viviendo
(Txc = 30ºC).
Temperaturas letales
Temperatura inferior (Th o Tli): donde comienza el daño de tejido por frío Th:-25ºC. Es
la temperatura más baja que pueden soportar las plantas.
Temperaturas críticas
En la Figura 1 se muestran las temperaturas cardinales y críticas del cerezo y las tem-
peraturas críticas de crecimiento e inductora de reposo.
Reposo invernal
· Temperatura crítica llega a -1ºC se, pueden morir los embriones u obstruirse el pedúnculo.
· Temperaturas máximas menores a 12ºC conducen a frutos pequeños.
· Se inicia un período de fuerte demanda nutricional.
· El calibre está determinado en gran medida en este período, pues se determina el nú-
mero de células del fruto.
· Fase 1: Los frutos aumentan de tamaño por expansión celular. Esto requiere de un
máximo flujo de agua.
· Una vez producida la cosecha el árbol deriva los carbohidratos hacia la acumulación
de reservas.
· El sistema radical retoma el crecimiento a la vez que recibe las reservas de carbohi-
dratos y aminoácidos.
· Las hojas inician un proceso de senescencia, el que es acelerado por deficiencias
nutricionales, sequías y bajas temperaturas.
Se generaliza la senescencia foliar, lo que coincide con los primeros fríos de otoño
(T<8º C).
El frío invernal es esencial para muchas plantas perennes de climas fríos (Erez, 2000).
Para evitar el daño causado por las temperaturas bajo cero grados centígrados du-
rante el invierno, muchas plantas (caducifolias) detienen su crecimiento entrando en
un estado de «dormancia» o «quiescencia invernal», Esto sucede hasta cumplir cierto
requerimiento de frío que permite el nuevo crecimiento primaveral, luego de cierto
estímulo causado por altas temperaturas de la salida del invierno. Una vez que las
yemas han entrado en estado de dormición total, se vuelven tolerantes a temperaturas
muy bajas y no se expanden en respuesta a periodos cortos de calor en la temporada
invernal. Al parecer, durante este periodo, la planta continúa manteniendo su activi-
dad, especialmente, en lo que se refiere al desarrollo de las yemas y movimiento de
reservas (ver capítulo 4). El requisito de acumulación de frío es un factor decisivo en la
adaptación de las especies a su ambiente.
Lang et al. (1987) definieron la dormición como la suspensión temporal del crecimien-
to, al menos en forma visible, de cualquier estructura meristemática de la planta (te-
jido no diferenciado de activo crecimiento). En este estado, la actividad o desarrollo
se encuentra reducido o frenado. Además, propuso una nomenclatura unificada para
las distintas fases de la dormición, que puede ser aplicada en el caso de los árboles
frutales:
El receso se puede inducir en algunas yemas tan temprano como 5-7 semanas des-
pués de la brotación, cuando el crecimiento vegetativo vigoroso ha terminado. Las
yemas terminales o apicales lo hacen al final del verano. Es un proceso progresivo; las
yemas se van aletargando paulatinamente y ello implica que, al principio, el proceso
puede revertirse si son estimuladas correctamente.
El receso es inducido por diversos factores, siendo el más importante de ellos la baja
temperatura. Como se detalló previamente, algunos investigadores indican que las
temperaturas menores a 12 ºC inducen el proceso sin importar el largo del día (foto-
periodo). Se ha visto que los días largos estimulan la formación de entrenudos largos
y no afectarían la entrada en receso. Las bajas temperaturas inducen, además del
cese del crecimiento, la formación y el reforzamiento de las escamas de las yemas
(brácteas), la senescencia y la caída de hojas.
El frío acumulado en el otoño debe presentar ciertos requisitos para que sea efectivo
en el logro de un adecuado estado de dormancia, dependiendo de las condiciones
previas del receso:
· Cuando la temperatura es alta al final del verano y parte del otoño, la yema entra
en receso, pero necesita más horas de frío para salir de éste. Las yemas bien «madu-
radas» a tiempo tienen menos requisitos de frío que las yemas terminadas de entrar
en receso tarde.
En cerezales vigorosos, de crecimiento tardío, así como en plantas de vivero que en-
tran en receso muy tarde, forzadas a crecer todo el verano y parte del otoño a fin de
conseguir adecuada ramificación, altura y diámetro, los requisitos de frío invernal
aumentan.
No existe consenso en cuanto a las exigencias de frío de los distintos tipos de yemas.
Mientras para algunos investigadores las yemas florales son más exigentes que las ve-
getativas, otros autores han determinado que las primeras son las menos exigentes.
Se sabe que las yemas frutales se forman más temprano y entran antes en receso que
las vegetativas. En cuanto a las yemas vegetativas, las laterales, formadas más tem-
prano en la temporada, son en general, más exigentes que las terminales del brote,
formadas después.
En la vegetación:
En las flores:
En los frutos:
Los GDHs se calculan como la sumatoria de todas las temperaturas positivas medias
horarias menos la temperatura umbral de crecimiento, esto es, 4,5ºC (Alburnquerque
et al, 2008). Estos autores para realizar su conteo inician la acumulación cuando el
50% de las flores han alcanzado el estado 2 de la escala de Baggiolini y finalizan
cuando se abre el 50% de las flores. Encuentran que los requerimientos de calor para
brotación en 7 variedades están aproximadamente entre los 7300 y 9500 GDH y Ter-
soglio et al, 2006, verifica el efecto de la combinación de horas de frío y horas grado
en cultivares de Mendoza, resultando del trabajo la Figura 2.
· Cultivar
· Portainjerto
· Clase de yema (vegetativa o flor) y posición de la yema en el árbol
· Prácticas de producción (fertilización, riego)
· Tratamientos químicos invernales de ruptura de la dormancia.
· Cianamida hidrogenada 0.5-4% con aceite mineral 1-4%. Se aplica 6 a 8 semanas an-
tes de la floración y al menos 4 semanas antes de brotación (ver detalle más adelante).
· Dinitroortocresol (DNOC) 0.2- 0.6% en aceite mineral 2-3% como pulverización en
dormición. La aplicación puede diferirse hasta el momento de yema hinchada.
· Nitrato de potasio (KNO3) 5-7% en julio-agosto. Promueve mayor apertura de yemas
florales, mejores resultados con temperaturas superiores a 20 ºC.
· Thiourea 2% no menos de 2 semanas previas a brotación. Promueve mayor apertura
de yemas foliares.
· Benzyladenina 500 ppm. No se transloca, crecimiento limitado.
· Giberelina 50-200 ppm. Más efectivo en cerezo para industria y pera.
· Can17 (Nitrato de Ca y Amonio)
En cuanto a las dosis, los resultados serán muy variables acorde a como se haya pre-
sentado el invierno y sobre todo la primavera. Una experiencia personal positiva es
el dividir la propiedad en tres sectores. A uno no se le aplica cianamida hidrogenada
(Do), al otro Do 2% y por último Do 4%, rotándose los sectores al año siguiente (el
sector de 4% debe tener un descanso de un año para evitar fitotoxicidad). De esta
manera, se consiguen diversas épocas de floración y mayor probabilidad de lograr,
al menos en una parte de la propiedad, que coincida la floración con un período
climático adecuado para el cuaje.
Otros autores utilizan fecha fija, que para el hemisferio sur puede ser el 1 o el 15 de mayo.
En los cálculos del presente trabajo, se muestran los resultados de diversos métodos.
En Chile, la floración se adelanta en relación a Argentina, por lo que los autores sue-
len considerar el conteo solamente hasta el 30 de julio.
Chandler et al. (1937) y Lamb (1948) indicaron que el rango de temperatura de 0-7, 2 ºC
fue el más efectivo para el enfriamiento. Brown (1960) y Weizenberg (1954) registraron
que los periodos tibios intermitentes revierten el frio acumulado. Erez y Lavee (1971) fue
Según el modelo, la acumulación de frío ocurre desde el verano, cuando las tempera-
turas así lo permiten y comienzan a establecerse valores positivos. El requerimiento
de horas de frio está dado por la diferencia entre las unidades de frio acumuladas
desde este punto y la fecha de brotación.
Otros modelos más recientes consideran que existen cambios en la temperatura óp-
tima de acumulación de frío durante el período de dormición, ya que se producen
modificaciones en la sensibilidad al frío del árbol frutal.
El cálculo es complicado y se basa en ciertas constantes que, según los autores (Fish-
man et al. 1987a, b), deben ajustarse acorde a la práctica de cultivo, especie y cultivar.
En este trabajo se utilizaron las constantes originales estándar.
Las porciones de frio (CP) varían mucho menos que las horas de frio calculadas por otros
métodos, de un lugar a otro, e inclusive entre años. Por otro lado, los productos químicos
formulados para provocar la ruptura de la dormición han tenido mejores resultados
para el caso de cerezo cuando se aplican dentro de un cierto rango de CP (Glozer, 2007).
Otros métodos
Existen otros métodos como Low Chilling Model (LCM)- Modelo de bajas necesida-
des- (Gilreath y Buchanan, 1981), North Carolina Model (NC)- Modelo de Carolina del
Norte- (Shaltout et al. 1983), Positive Chill Units Model (PCU) (Linsley –Noakes et al.,
1995), que no se describen en la presente publicación pero que deben ser estudiados
para nuestras condiciones. En los procesamientos de temperaturas que se mostrarán
en este capítulo, se estimó acumulación de frío acorde a los tres primeros modelos
descritos por considerarse los más difundidos y, por lo tanto, con mayores referencias.
Para cuantificar el posible efecto de dicha práctica, se realizó una estimación teórica
con datos locales. Se tomó como premisa que se logra disminuir las temperaturas
máximas invernales a 16ºC hasta los 19ºC y restar solamente 3ºC cuando se supera
este valor. Como referencia se tomaron los datos del año 2007 en una finca de la zona
este de Mendoza, en donde, se acumularon 979 unidades de frio UTHA. Si se hubie-
se conseguido el efecto buscado mediante microaspersores, se hubiesen alcanzado
1108 horas, un 13% más. Aplicando en el modelo los datos de los últimos 8 años, se
encontró una diferencia promedio menor (10,5%), siendo el año de menor efecto el
2004 donde la diferencia fue de aproximadamente el 7%.
Esto indica que la práctica colaboraría con la acumulación de horas de frío. Futuros
trabajos demostrarán si es económicamente factible.
Por ser una de las problemáticas cruciales para el logro de cosecha de ciertas varie-
dades de cerezas, y haberse observado, en localidades relativamente cercanas del
oasis norte, diferencias significativas en el inicio de la fructificación y, sobre todo, en
el inicio de la cosecha, se realizó un análisis comparativo de temperaturas y oferta de
horas de frío de diversas localidades.
Coquimbito Maipú
Vistalba
Chacras de Coria
07/27/11 07/28/11 07/29/11 07/30/11 08/01/11 08/02/11 08/03/11 08/04/11 08/06/11 08/07/11
Fecha
Cuando se estiman las unidades de frío por la escala Richardson, se está considerando
el rango de temperaturas entre 1,5 y 16º centígrados. Temperaturas inferiores no se
consideran efectivas. Por ello, es que las unidades de frío resultan similares.
La diferencia de unidades de frío entre Lodi y Arvin es de un 15%, casi igual a la dife-
rencia entre Chacras de Coria y Tupungato. Con esta diferencia los norteamericanos
las consideran regiones ecológicamente diversas y, consecuentemente, su modelo de
cultivo es distinto, sobre todo en lo que se refiere a la selección varietal. Otra inquietud
que surgió de la visita a California, es que en este Estado, se ha comprobado una mejor
correlación entre el ciclo de las plantas y el modelo de medición de cantidad de frío por
Porciones de Frío, que con el de Richardson. Por ello, el autor contactó a el Dr. Erez de
En Mendoza, otro dato que llama la atención, es que las unidades y horas de frío de los
últimos 6 años, no han mostrado mayor correlación con las producciones. Más bien,
parece que el cuaje ha sido independiente del frío invernal. Por ejemplo en el año
2007, que presenta una acumulación de frío relativamente alta, se observó mal cuaje,
resultando en una producción muy baja. En el 2008, con una cantidad de horas de frío
limitada, se produjo una excelente producción, tanto en cantidad como en calidad.
En contraste, un año con horas de frio similares como el 2011 tuvo una temporada
de excelente cuaje. Para adelantar más detalles al respecto del fenómeno climático
primaveral, se realizó un análisis más detallado, comparándose la acumulación de
calor y datos de temperaturas de estos dos años, cuyos resultados se muestran en la
Figura 6. Se grafica además de los GDH las horas diarias con temperaturas óptimas
para la polinización. Se destacan dos fenómenos:
Cabe destacar que los resultados y observaciones del presente trabajo no han sido
aún demostradas estadísticamente y representan solamente observaciones no conclu-
yentes del autor, que espera actúe como elemento disparador para futuros estudios.
Los peores daños se observan cuando las lluvias son fuertes durante la noche o du-
rante un período aún mayor y, luego, sin presencia de viento, se despeja y se eleva
bruscamente la temperatura. Condiciones de viento (barrido del agua superficial y
aumento de la transpiración) disminuyen el daño, como también, el cielo nublado
pos lluvia, que impide la subida rápida de la temperatura y el consiguiente aumento
violento de la presión dentro de la planta.
Se cita además que el riego irregular en la última etapa del desarrollo frutal, puede
ocasionar cambios abruptos en el crecimiento favoreciendo la aparición de rajaduras.
Para evitar el cracking se han utilizado métodos químicos, como aspersión con cal-
cio o con ácido giberélico, sin haberse, hasta ahora, comprobado resultados ciertos
(Podestá, 2001).
Varias son las definiciones que puede indicar la literatura, pero la siguiente engloba las
ideas recurrentes en ellas: «se considera helada meteorológica cuando la temperatura
del aire existente a 1,50 m. del suelo desciende a un valor igual o inferior al punto
de congelamiento del agua, es decir, a 0,0 °C, independientemente de su duración
o intensidad». Sin embargo, es necesario señalar que para fines más específicos del
agro, puede indicarse la existencia de la helada agronómica, la cual se define como
aquella en la que el descenso de la temperatura del aire a un nivel crítico para los
cultivos ocurre sin llegar necesariamente a 0 ºC o, en otros casos como el de cerezo,
con temperaturas inferiores.
Desde el punto de vista agrícola la helada produce daño cuando se forman cristales de
hielo dentro del protoplasma de la estructura vegetal, fenómeno que, por efecto del
llamado «descenso crioscópico» de los solutos vegetales, en general, ocurre a tempe-
raturas inferiores a 0ºC. El daño es «directo» cuando se produce dentro de las células
e «indirecto» cuando los cristales son externos. Lo que realmente daña las plantas
no son las temperaturas frías sino la formación de hielo. Se cree que la formación de
hielo intracelular causa una «ruptura mecánica de la estructura protoplásmica» (Levitt,
1980).
Según su génesis:
Heladas advectivas o de advección: son las más dañinas. Son producidas por una
masa de aire frío tan grande en superficie como en altura, desde la superficie hasta
niveles medio de la atmósfera, que hace prácticamente imposible contrarrestar sus
efectos adversos en los cultivos, pues la inestabilidad atmosférica existente impide
la generación de una inversión térmica en los niveles inferiores, resultando muchas
veces imposible modificar artificialmente el comportamiento térmico. Se producen
principalmente en invierno y con menor frecuencia en primavera y otoño. Se originan
por una invasión de una masa de aire frío, con una temperatura inferior al punto de
congelación. Suelen afectar a amplias zonas y por sus características los métodos de
lucha contra este tipo de helada acostumbran a ser ineficaces. En Mendoza son más
frecuentes estos fenómenos en las propiedades más cercanas a la cordillera, por ejem-
plo en el Valle de la Carrera.
Helada de evaporación: a veces la literatura cita este tipo de heladas que se produce
al evaporarse el agua depositada sobre las plantas, con el consiguiente enfriamiento
al ser absorbido del aire el calor latente necesario para la evaporación. Si después de
una precipitación desciende la humedad relativa del aire, lo que es frecuente después
Heladas mixtas: más que un tipo de heladas, las denominadas heladas mixtas corres-
ponden a una etapa de transición entre la invasión de aire muy frío e inestable y el
restablecimiento de las altas presiones que conduce a la subsiguiente estabilidad de la
masa en cuestión. De acuerdo a lo anterior, se puede aducir que la etapa inicial de una
helada mixta se produce cuando en una determinada región, después de haber sido
invadida por una masa de aire muy frío, se despeja el cielo y permite un enfriamiento
adicional (presencia de masa fría + pérdida de calor por radiación desde la superficie
terrestre), comenzando recién a generarse una inversión térmica por subsidencia, que
por muy débil, no permite que la helada sea combatida con efectividad. En la medida
que pasa el tiempo, la masa de aire comienza a modificar sus características iniciales,
tornándose cada vez menos fría, mientras que por otra parte, la inversión térmica
subsiste cada vez más, dando lugar a la posibilidad de iniciar un control más efectivo.
Las probabilidades de heladas son mayores en la zona de Valle de Uco, aunque las
diferencias producidas por las elevaciones orográficas características de la zona pe-
demontana, hacen muy variables los efectos de los frentes fríos. En la parte alta de
Tupungato por ejemplo, la mayor pendiente hace a las fincas de la zona más seguras
que aquellas del Valle de Tunuyán, donde el estancamiento del aire frío se marca fuer-
temente.
En los oasis mendocinos, generalmente, los daños encontrados suceden en las estruc-
turas florales. Si bien se citan posibles daños durante el otoño con las heladas tempra-
nas y aún invernales en yema dormida, las pérdidas de cosecha están asociadas a los
daños provocados por las heladas tardías ocurridas entre el 20 de agosto y hasta los
primeros días de noviembre.
La resistencia de las estructuras florales del cerezo se muestran en la Tabla 17, donde
puede observarse que la sensibilidad de los órganos aumenta hasta el momento de
fruto recién cuajado, donde la resistencia es mínima, de tan solo -1,1ºC.
Se deberá establecer con mayor precisión mediante trabajos adicionales cuáles son
los parámetros agro climáticos que desestabilizan las producciones de ciertas varie-
dades, con el fin de ensayar manejos que las hagan viables. Mientras tanto, la reali-
dad impone la selección e impulsa reformas varietales que los productores deberán
realizar para adaptarse a una agroclimatología complicada pero aceptable, que como
gran virtud, permite la producción de primicia, la más apreciada en el mundo para la
contra estación del hemisferio norte.
Lectura Adicional
Como labor cultural, la fertilización constituye una de las prácticas más eficientes para
asegurar a la planta la posibilidad de expresar su potencial genético al producir frutos
abundantes y de excelente calidad. Su finalidad es poner a disposición las cantidades
adecuadas de aquellos elementos esenciales para que las plantas puedan realizar sus
funciones vitales (fisiológicas).
Desde el punto de vista de la fruticultura, un suelo es fértil cuando brinda a las plantas
los nutrientes necesarios en calidad y cantidad para su crecimiento, no tiene capas
compactas en el perfil, es profundo, los niveles de salinidad son bajos y no está ane-
gado o erosionado. Esto significa que el medio, además de ser rico, debe ofrecer una
relación agua-aire adecuada para facilitar la penetración y el desarrollo del sistema
radical, que es la vía de acceso a una buena nutrición natural o exógena (hay casos de
suelos que solamente tienen fertilidad física y no química, o viceversa).
Existen elementos esenciales en la composición de los tejidos vegetales, sin los cuales
las plantas no podrían crecer ni desarrollarse. El carácter de esencial está dado por las
siguientes particularidades:
· Macronutrientes: Carbono (c), hidrógeno (h), Oxígeno (o), Nitrógeno (n), Fósforo
(p), Potasio (k), Calcio (ca), Azufre (s), Magnesio (mg).
· Micronutrientes: Hierro (fe), Cobre (cu), Cinc (zn), Boro (b), Manganeso (mn), Mo-
libdeno (mo), Selenio (se).
2 Según la movilidad:
· Móviles: son los que una vez incorporados a la planta por algún órgano, se pueden
movilizar a otro que los necesite. Son de fácil redistribución. Ej: n, p, k, mg, s.
· Inmóviles: no se redistribuyen con facilidad dentro de la planta, como fe, ca, b, zn.
3 Según su función:
· Elementos formadores de materia orgánica y de partes vegetales en mayor propor-
ción (Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, Azufre).
· Elementos activadores de enzimas, como Potasio, Calcio, Magnesio, Manganeso, So-
dio y Cloro.
· Elementos formadores y activadores de procesos metabólicos tales como Fósforo, Boro,
Hierro, Cobre, Molibdeno y Zinc.
Nitrógeno
Fósforo
Potasio
Calcio
Es muy poco móvil y su deficiencia produce muerte de los puntos apicales en creci-
miento, exceso de brotes laterales y clorosis marginal de hojas jóvenes.
Este elemento juega un rol muy importante en la fotosíntesis porque forma parte de
la molécula de clorofila. Su deficiencia en hojas produce rigidez y clorosis internerval,
comenzando siempre por las hojas adultas (ya que es móvil). Puede haber pigmenta-
ción antociánica y necrosis.
Boro
Zinc
Su deficiencia hace que las hojas nuevas sean pequeñas y los entrenudos de los bro-
tes cortos, tomando la clásica forma de roseta. En casos de deficiencias graves, hay
caída de hojas terminales.
Para comenzar en este tema, se debe recordar que las necesidades nutricionales, tan-
to en tipo de elemento requerido como en sus cantidades, varían de acuerdo con la
edad de la planta. Durante las primeras etapas, el desarrollo vegetativo tiene mayor
importancia que el de fructificación o producción de frutos, mientras que posterior-
mente, esta relación se iguala o invierte.
La duración de cada una de estas etapas depende del sistema de conducción adopta-
do y del manejo del monte.
El n sólo puede ser tomado por el árbol después de iniciada la brotación. Por esta
razón, todos los procesos tempranos en los que está involucrado dependerán de las
reservas que están en forma de proteínas dentro de la planta (la velocidad de la hi-
drólisis de tales proteínas dependerá de la temperatura de primavera).
El cerezo corresponde a aquellas especies donde las reservas invernales son muy im-
portantes, debido al poco tiempo que transcurre de floración a cosecha. Se ha esta-
blecido que las necesidades cruciales para la floración son cuantitativamente modes-
tas, y pueden ser cubiertas mayoritariamente por las reservas del árbol (ciclo interno
del nitrógeno). Aún así, mientras más frío esté el suelo en primavera (menos de 15°C),
menor será la absorción de nutrientes y más dependerá del uso de las mismas
Fuentes de nitrógeno
La fuente más adecuada deberá evaluarse en base al tipo de suelo, agua y manejo
de riego. Los fertilizantes amoniacales deben ser incorporados al suelo con rastra o
mediante el agua de riego; los que contienen nitratos pueden ser aplicados sobre la
superficie húmeda del suelo ya que tienen alta solubilidad y una forma no volatili-
zable de n.
El fósforo
Tal como acontece con el N, el rol de las reservas es fundamental en el reparto inicial
de P en primavera, por lo que son importantes las aplicaciones otoñales (2° pico de
crecimiento radical) antes de la caída de hojas.
En todos los casos, más allá de estas generalidades, se recomienda hacer un análisis
anual del suelo y verificar los niveles de P, ya que valores óptimos de este elemento
en otoño fomentan el desarrollo radical, la absorción de nutrientes, el incremento de
reservas minerales y el suministro mineral a partir de las reservas en la temporada
siguiente.
Fosfato granulado
Franco
Arcilloso
Mg
Na
Al igual que en el caso del P, las aplicaciones pueden hacerse de manera concentrada
en un solo momento, ya que por tratarse de un elemento poco móvil en el suelo el K+
quedará retenido en el perfil hasta su consumo. Por esta escasa movilidad, es acon-
sejable enterrarlo de manera mecánica, localizándolo siempre en la zona cercana a
las raíces.
Tabla 6: Interpretación de los ni- CIC Muy bajo Bajo Normal Alto Muy alto
veles normales de K, Ca y Mg en
suelo, según la cic (Capacidad Potasio (meq / 100g)
de Intercambio catiónico).
Fuente: Martín, 2003
Como fuentes fertilizantes pueden usarse: Cloruro de potasio (kcl), Sulfato de potasio
(kso4) o Nitrato de potasio (kno3). Ver tabla 7.
Con respecto a los aportes de K realizados por el agua, estos carecen de importancia,
ya que para una lámina de 1.000 mm anuales, y considerando la calidad de agua del
Río Mendoza, normalmente se incorporan de 7 a 8 kg/ha (en el mejor de los casos).
Los frutos son órganos que generalmente no tienen una buena alimentación cálcica
porque su transpiración es escasa, comparada con la de las hojas. El calcio es un ele-
mento netamente inmóvil dentro de la planta. En cerezo, la fijación ocurre en la prime-
ra fase de crecimiento del fruto ya que es el único momento en que su transpiración
supera a la de los brotes (por ser estos últimos aún pequeños).
Ensayos realizados en Alto Valle y Mendoza muestran que las aplicaciones de calcio en
distintas variedades mejoran el comportamiento post cosecha respecto a pitting y «cro-
cantez» de los frutos, pero disminuyen su diámetro y peso a cosecha (Podestá, 2001).
Magnesio
Si bien no es usual la fertilización con este elemento, en zonas áridas como Cuyo,
donde el contenido de Ca en suelo es alto, pueden aparecer deficiencias. Algunos pro-
ductores locales como Carletti, Guizzo y Tachini han encontrado un mejoramiento en
el color verde de la hoja como respuesta a la fertilización con este elemento.
La corrección puede hacerse vía foliar con sulfato de Mg al 1-2 % u otras fórmulas
foliares. También puede ajustarse vía fertirriego con fórmulas que lo incluyan, consi-
derando siempre una relación Ca/Mg cercana a 2 en la solución de fertirriego.
* nota: con porta injerto maxma 14 realizar 2 a 3 aplicaciones a partir de los 30 días
de plena floración.
Boro
Es importante iniciar el ciclo con niveles de boro en flor del orden de 50 ppm a 80
ppm para asegurar un alto porcentaje de cuaje. Para esto, se puede incluir en el pro-
grama de fertilización dos aplicaciones foliares que coincidan con:
· Botón blanco.
· Plena floración: 50 % flor abierta.
En las pulverizaciones foliares para mejorar cuaje se lo suele asociar con el Ca.
Zinc
El cerezo es una especie sensible a su deficiencia, por lo que muchas veces se reco-
mienda incluir 1 a 2 aplicaciones, vía foliar, en primavera temprana (caída de pétalos)
y verano. Existe el concepto de que aplicaciones foliares de otoño son ineficientes (se-
gún Boaretto el 92-93 % del zinc aplicado al follaje en otoño cae al suelo con las ho-
jas); sin embargo, los productos con formulaciones de alta performance han demos-
trado tener cierta movilidad, mejorando los resultados de las aplicaciones otoñales.
Además, no hay que olvidar que la producción del monte no está únicamente rela-
cionada con la nutrición, sino también con otros aspectos igualmente importantes
como:
· La absorción de agua: el agua es el solvente y el medio de transporte de los nutrien-
· Contribuyen a liberar Fe, Co, Mn y otros nutrientes de los minerales del suelo for-
mando con ellos sales solubles (humatos y fulvatos) y dejándolos disponibles para
las plantas.
· Actúan como fuente de energía de los procesos microbianos estimulando el creci-
miento de las colonias que actúan en la descomposición de restos orgánicos en general.
En resumen, la presencia de materia orgánica tiene efecto sobre las propiedades físicas
y químicas del suelo y causan una mejora directa sobre las condiciones de la rizósfera.
En el caso de los cerezos, los niveles óptimos de materia orgánica en suelo son del
2,5%. Estos niveles no se encuentran en nuestras zonas de cultivo por lo que se debe
incorporar con frecuencia abonos verdes o guanos. En el caso de incorporación de
material vegetal fresco, se debe tener en cuenta el agregado de un suplemento nitro-
genado de rápida disponibilidad que será usado para la multiplicación de los microor-
ganismos responsables de la descomposición (50 a 80 Kg urea /ha). Es importante
conocer que una vez incorporado el abono, se produce inicialmente una fase de in-
movilización de N (debido a la multiplicación de los microorganismos) hasta que, una
vez concluido el proceso de mineralización, el N queda liberado al medio. La velocidad
de este proceso depende de varios factores, entre ellos, humedad, temperatura, etc.,
pero en promedio y por lo general, se recomienda incorporar el suplemento orgánico
(guano, verdeo, etc.), al menos unos 30 días antes del momento de mayor demanda
de la planta.
La absorción de nutrientes por las raíces puede ser un factor limitante para lograr un
adecuado desarrollo y rendimientos rentables. Esto puede suceder, sobre todo, en
períodos críticos de desarrollo para la planta como la floración o primera fase de la
fructificación, o frente a condiciones ambientales perjudiciales (sequía, temperatu-
ra de suelo extremas, etc.). Bajo estas condiciones la fertilización foliar es ventajosa
como se plantea a continuación:
· Se suplementa el nutriente requerido directamente a la zona de demanda en las
hojas y, además, la absorción por esta vía es más rápida.
· Alta capacidad de fijación de nutrientes por el suelo: en el caso de suelos con extre-
ma capacidad de fijar o precipitar nutrientes, la aplicación foliar puede ser una buena
alternativa. Este es el caso de las aplicaciones de micronutrientes en cultivos de zonas
áridas o semiáridas, cuyos resultados ya se han comprobado.
· Por último, no hay que olvidar aquellos elementos que, por tener una movilidad
reducida, deben aplicarse directamente al órgano sumidero. Es el caso de las aplicacio-
nes de calcio dirigidas al fruto para mejorar la conservación en post cosecha.
A continuación se presentan los nutrientes que normalmente se aplican por esta vía
y su modo de aplicación.
Calcio
Manganeso
Sólo en caso de deficiencia en los niveles foliares, se debe corregir mediante la apli-
cación de sulfatos, quelatos u óxidos de manganeso a razón de 150 g Mn/100 l agua.
Debe dosificarse en 3 momentos: a caída de pétalos y dos aplicaciones más, distan-
ciadas 10 días cada una. Actualmente, es común utilizar formulaciones mixtas de Zn
y Mn (Zn 35 % - Mn 15 %) por tratarse de elementos sinérgicos.
Magnesio
Rara vez este nutriente resulta deficiente. En caso de que el análisis foliar arrojara
valores bajos, debe corregirse mediante aplicaciones foliares de nitrato, sulfato, óxido
u otros productos que lo contengan, a razón de 50 a 300 g Mg/100 l agua. Se debe
comenzar en caída de pétalos y repetirse cada dos semanas, unas 3 ó 4 veces.
Este nutriente puede corregirse también vía fertirriego. En este caso, es necesario lo-
grar una relación Ca/Mg=2 en el fertirriego para que su absorción resulte eficiente.
Analizando la concentración de estos nutrientes en el agua de riego, podrá determi-
narse para cada caso si su corrección por esta vía resulta económicamente accesible o
es conveniente una corrección foliar. No hay que olvidar tener en cuenta la capacidad
de maquinarias de la propiedad, costos operativos en cada caso, etc. antes de tomar
una decisión al respecto.
Boro
Zinc
Son comunes las aplicaciones desde botón rosado, con el mismo objetivo que las de
boro (aunque en este caso, el zinc incide sobre la división celular y no sobre la elon-
gación del tubo polínico) en 3 dosis de 20 a 80 g Zn/100 l agua cada una.
Hierro
Para corregir las deficiencias de este elemento se pueden aplicar quelatos o sulfatos
de Fe a muy bajas dosis (30 g Fe/100 l agua), ya que dosis excesivas producen toxici-
dad. Sin embargo, las aplicaciones foliares sólo mejoran temporalmente la situación
y deben repetirse cada 2-3 semanas. En el caso que la planta haya manifestado ya los
síntomas de deficiencia, la aplicación debe hacerse vía suelo aplicando 1 a 2 Kg/planta
de sulfato ferroso, localizado en las raíces a 20-30 cm de profundidad. Además, frente
a una deficiencia de hierro, resulta muy importante conocer o estimar las causas que
la provocan, ya que es muy común encontrar montes con marcados síntomas, debidos
a manejos inadecuados del suelo y el riego. Cuando de estas causas se trata, es común
que el análisis de Fe total a nivel foliar no muestre la deficiencia, sino todo lo contrario.
Para estos casos debe solicitarse el análisis de hierro activo, en vez de Fe total.
Según esta estrategia se repone el total exportado sin tomar en cuenta lo aportado
por el suelo. Este criterio es más aplicable en cultivos con riego presurizado, donde
la exploración radical está concentrada en un volumen acotado que se explora por
completo.
Según el Ing. Milton González 1999, eea.inta Luján de Cuyo, las bases para el cálculo
de la disponibilidad de N, P,K del suelo dependen de:
· La disponibilidad y movilidad de los elementos
· La tasa de mineralización de N
· Zona del suelo explorada por las raíces
· Posibilidad de captación de nutrimentos
· Aprovechamiento por parte de cultivo del fertilizante agregado.
Cálculo del peso del estrato de suelo de mayor exploración. Ejemplo: En un perfil de
60 cm de profundidad el estrato de exploración de mayor densidad de raíces es de
30 cm , suelo de textura media pea (peso especifico aparente) de 1,4 y se calcula el
peso de ese estrato para 1ha. (4.200.000 kg)
Suelos con mayor contenido de arena tienen un pea mayor. Puede llegar hasta 1,8,
lo que aumenta el peso del estrato de mayor exploración de raíces. Son menores las
cantidades proporcionales de n; p; k resultante en los análisis y además hay que tener
en cuenta que en los suelos arenosos hay mayores pérdidas de n y disminuye la cic
según se muestra en cuadro 2.
A partir del análisis del Nitrógeno total del suelo (Método Kjeldahl), se calcula la dis-
ponibilidad anual mediante una tasa de mineralización variable, según la cantidad de
N total presente. Así, para suelos en cultivo con 200 ppm, la tasa de mineralización
considerada es del 2 % y va en aumento para contenidos mayores, siendo del 4 %
para 600 ppm, 4,5 % para 700 ppm, y así hasta alcanzar 8 % con suelos de 1.500 ppm.
Del Nitrógeno mineral así calculado, asumimos que sólo el 60 % puede ser absorbi-
do por las plantas. Ejemplo:
· N según análisis: 700 ppm
· Peso de la zona de mayor densidad de raíces (10.000 m2 x 1,4 x 30 cm) = 4.200.000 kg
· Tasa de mineralización: 4,5 %
· Entonces el N disponible será =700 x 4,2 x 4,5 / 100 =132,2 kg/ha
=132 kg x 60/100 =79 kg/ha
Las plantas sólo pueden obtener el 60 % del N mineral liberado. El resto será nece-
sario agregarlo como fertilizante.
Se toma la misma base de cálculo de N pero teniendo en cuenta las siguientes parti-
cularidades. Del valor encontrado por análisis de extracción carbónica (relación sue-
lo: agua 1:10) la planta solo capta el 30%. Por su escasa movilidad se aplica un factor
de corrección fc=5 para requerimientos de hasta 10 kg P /ha ,4 para 15 kg/ha y asi
hasta 3 para 30 kg/ha. Ejemplo:
· Para una extracción de 18 kg/ha de P.
· P disponible según análisis de 5 ppm.
· Disponibilidad real= 4,2 kg/ha x 5 ppm x 30/100= 6,3 kg/ha
· P a agregar = P necesario – P disponible real
=21 kg/ha -6,3 Kg/ha =11,7 Kg/ha x ( fc=4)= 46,8 kg/ha
Del valor encontrado por extracción carbónica en extracto acuoso (relación suelo-
agua 1:10) la planta aprovecha el 40%. El factor de corrección es fc=2 hasta 60 kg de
k a agregar y decrece hasta 1,2 para valores cercanos a 200 kg/ha . El cálculo es igual
que para n y p.
Se debe tener en cuenta en qué valor esta expresado cada fertilizante y convertirlo
al elemento.
Ejemplo: Para un monte en plena producción con 8.000 Kg/ha de rendimiento se tiene
lo siguiente:
Luego, según el tipo de fertilizante utilizado, serán las cantidades a incorporar en cada
caso. Además, para ambas estrategias debe tenerse el tipo de riego (eficiencia), textura
de suelo, profundidad de raíces, portainjerto, etc. para ajustar estos valores a la reali-
dad de cada monte.
Magnesio
Hierro
Manganeso
Cobre mg/kg
Zinc
Boro
Consideraciones finales
No se debe dejar de evaluar los resultados de análisis foliares y de suelo (entre otros).
Resulta imposible saber cuál es la situación del cultivo si no se realizan mediciones.
Lectura adicional
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