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Tema 1.

Producción y transformación de las distintas formas de energía

TEMA 1

PRODUCCIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LAS DISTINTAS


FORMAS DE ENERGÍA

ÍNDICE.
1. Introducción.
2. Las distintas formas de energía.
2.1. Clasificación.
2.2. Transformaciones energéticas.
3. Las fuentes de energía convencionales.
3.1. El carbón.
3.2. El petróleo
3.3. Los combustibles gaseosos.
3.4. La energía nuclear.
3.5. La energía hidráulica.
3.6. Las energías convencionales y el medio ambiente.
4. Las fuentes de energía no convencionales.
4.1. La energía solar.
4.2. La energía eólica.
4.3. La energía geotérmica.
4.4. La energía maremotriz.
4.5. Otras fuentes de energía.
4.6. La biomasa.

1. INTRODUCCIÓN.
Cuando el hombre apareció sobre la Tierra se encontró en un planeta que no
sólo provenía del Sol, sino que durante millones de años había estado acumulando
energía de origen solar en forma de combustibles fósiles como el carbón, petróleo...

Con el avance tecnológico, sus necesidades energéticas aumentaron, y


comenzó a utilizar la energía acumulada en la madera. La máquina de vapor disparó
las necesidades energéticas que sólo encontró repuesta en el empleo del carbón,
pasando este combustible a ser la fuente energética básica. Pronto el motor de
explosión y nuevas necesidades hicieron que el carbón pasase a un segundo lugar,

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Tema 1. Producción y transformación de las distintas formas de energía

y el petróleo se convirtiera en la primera fuente energética mundial.

El encarecimiento del crudo, su carácter limitado y los problemas de


contaminación originaron la búsqueda de otras fuentes energéticas. Una solución
transitoria se encuentra en la fisión nuclear que tiene lugar en las centrales
nucleares.

La investigación actual se dirige a las reacciones nucleares de fusión, y a


otras energías renovables como biomasa, energía hidráulica o maremotriz, térmica
de los mares o geotérmica, eólica o energía solar directa. Salvo la energía de fusión,
los demás recursos presentan el gran inconveniente de poder ser explotados
exclusivamente en lugares donde se manifiestan un conjunto de características, así
la energía eólica en España sólo puede se explotada de manera rentable en
Canarias y en Tarifa, resultando aún así un "volumen" energético reducido.

2. LAS DISTINTAS FORMAS DE ENERGÍA.


2.1. Clasificación.

La energía se presenta bajo diferentes aspectos: eléctrica, calorífica, química,


nuclear, radiante, ... Aunque en realidad la Física sólo acepta la existencia de la
energía mecánica, en sus dos formas: cinética y potencial. Las denominaciones
mencionadas son formas que en su aspecto microfísico se reducen a fenómenos
mecánicos de interacción o choque entre partículas y, por tanto a energía mecánica.
Las anteriores denominaciones se siguen utilizando para expresar el origen del
trabajo, o para expresar el modo en que nos hemos servido para obtenerlo.

La energía potencial es la que posee un cuerpo debido a la posición que


ocupa, entendiendo como cuerpo tanto una masa tangible como una carga eléctrica,
un átomo, etc. La fórmula aplicable a una masa que se sitúa a una cierta altura es:

La energía cinética es la que posee una partícula debido a su movimiento.


Al conjunto de estas dos formas de energía se le denomina energía
mecánica.

La energía eléctrica es la proporcionada por el paso de electrones a través


de un conductor. Se obtiene en las centrales eléctricas mediante transformación de
otra fuente de energía mediante el empleo de alternadores.

La energía térmica sólo se moviliza cuanto existe diferencia de temperatura


entre dos cuerpos. Este intercambio de energía puede ser de tres formas:

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La energía química es la que poseen los elementos y compuestos químicos.


Cuando tienen lugar reacciones químicas se libera en forma de calor.

La energía radiante o electromagnética es la que poseen las ondas


(luminosa, infrarrojas, sonoras, etc.). El Sol es nuestro proveedor directo.

La energía nuclear es la que poseen los núcleos de los. Cuando la


composición de un núcleo varía (protones y neutrones) tiene lugar la emisión de
energía radiante y calor gracias a la pérdida de masa asociada, relación que
Einstein demostró mediante la ecuación, E = m · c2.

La energía puede clasificarse atendiendo a dos criterios, su origen y su


carácter.

En relación a su origen podemos diferenciar dos procedencias, la Tierra y


las no terrestres. Constituyen las primeras la energía geotérmica, nuclear y química;
entre las externas se distinguen las gravitacionales de las solares. De esta última
cabe la distinción entre energía solar directa y almacenada geológicamente (fósiles).

En función del carácter, las fuentes de energía se clasifican en renovables


y no renovables. El carácter renovable implica la posibilidad de regeneración en un
tiempo relativamente corto, por el contrario las fuentes cuya renovación suponga un
intervalo de tiempo elevado o cuya formación ocurrió bajo ciertas condiciones
terrestres de cuya futura reproducción no tenemos certeza, se consideran no
renovables. Así, se podría hablar más bien de fuentes propiamente dichas y
depósitos, en función de este carácter limitado o ilimitado.

Dentro de las energías renovables se encuentran la geotérmica, las mareas,


la biomasa, la radiación solar directa y todas las formas inducidas. Los depósitos
energéticos estarían constituidos por la nuclear, la química, y los fósiles.

Tierra Geotérmica, nuclear y química


Gravitacional: mareas
Almacenada geológicamente: fósiles
ORIGEN
Externa Directa Energía radiante
Solar
Indirecta Eólica, hidráulica, oleaje,
corrientes marinas y biomasa
Renovables: geotérmica, mareas, eólica, hidráulica, oleaje,
CARÁCTER corrientes marinas y biomasa.
No Renovables: fósiles, fisiles (nuclear) y química.

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2.2. Transformaciones energéticas.

La experiencia demuestra que todas las clases o formas de energía son


transformables unas en otras. Así, la energía potencial gravitatoria puede
transformarse o manifestarse como cinética; la energía química puede dar origen a
energía calorífica, etc.

Otra cosa es que la Ciencia y la Tecnología sean capaces hoy en día de llevar
a cabo todas estas transformaciones. Veamos cuales de estos procesos tienen lugar
de manera natural o a través de la tecnología empleada por el hombre.

La energía mecánica se puede transformar en:

- Energía eléctrica, verificada en los generadores, tanto de corriente continua


(dinamos) como de alterna (alternadores).

- Energía calorífica, por rozamiento en las partes móviles de las máquinas.

La energía eléctrica es susceptible de transformarse en los siguientes tipos:

- Energía mecánica, como sucede en los motores eléctricos.

- Energía química. En los acumuladores (baterías) la energía eléctrica, a través de


un proceso de electrólisis, se transforma en energía química, que queda almacenada
en la batería (carga de la batería).

- Energía radiante o luminosa, como sucede en las lámparas de incandescencia o


en los tubos fluorescente.

La energía química, especialmente relevante en los combustibles y en los


alimentos. Se puede transformar en:

- Energía eléctrica, como en el caso de las pilas y los acumuladores.

- Energía térmica. Es la transformación más frecuente. En la mayor parte de las


reacciones químicas exoenergéticas (por ejemplo, las de combustión), la diferencia
de energía entre los reactivos y los productos se desprende en forma de calor.

- Energía radiante (luminosa). Por regla general las combustiones producen, además
de calor, luz; es decir, energía luminosa. Un ejemplo claro es la combustión del
acetileno, en otro tiempo empleado para la iluminación.

- Energía mecánica. Tiene lugar en los músculos de los animales mediante la


transformación de la energía mecánica almacenada en los alimentos.

La energía calorífica se puede transformar en:

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- Energía mecánica. En las centrales térmicas el calor de la combustión se emplea


en convertir en vapor el agua líquida, que pone en movimiento las turbinas.

- Energía eléctrica. Ejemplos de esta transformación son los convertidores


termoiónicos, termoeléctricos y magnetohidrodinámicos.

- Energía química. La ruptura de las moléculas de algunas sustancias


(especialmente orgánicas) por la acción del calor (termólisis) es un ejemplo de este
tipo.

La energía radiante, la más importante, debido a sus aplicaciones, es la


procedente del Sol, que se puede convertir en:

- Energía calorífica. La incidencia de los rayos del Sol sobre una superficie provocan
su calentamiento, debido a los llamados captadores fototérmicos.

- Energía eléctrica. Se verifica en las células solares o fotovoltaicas.

- Energía química. La fotosíntesis que se da en la mayor parte de los vegetales


constituye el ejemplo más destacado de este tipo de transformación.

La energía nuclear almacenada en los núcleos de algunos átomos se


transforma mediante fusión o fisión nuclear en energía calorífica.

En la práctica, ninguna de estas transformaciones energéticas se verifica en


su totalidad, siempre hay una fracción más o menos grande de energía que se
convierte en calor y se disipa al exterior. Este hecho se expresa mediante el
concepto de rendimiento energético, que expresado en tanto por ciento toma la
expresión:

Energia util
η= •100
Energia consumida

3. LAS FUENTES DE ENERGÍA CONVENCIONALES.


En este epígrafe se estudian los recursos energéticos que proporcionan
energía a gran escala. Todos ellos, excepto la energía hidroeléctrica, deben ser
considerados como depósitos energéticos, dado su carácter limitado. Además,
deben considerarse contaminantes, también a excepctión de la hidroeléctrica.

3.1. El carbón.

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El carbón comenzó a utilizarse de forma generalizada en el siglo XVI,


alcanzando su máximo apogeo con la Revolución Industrial. Hasta la Segunda
Guerra Mundial fue el combustible por excelencia; la cantidad consumida durante
1940 fue igual a la cantidad consumida a lo largo de toda la historia del hombre.

El carbón es una roca negruzca que se extrae del interior de la Tierra o a cielo
abierto. Proviene de la fosilización de bosques tropicales que crecieron en zonas
pantanosas, denominándose carbonización al conjunto de procesos biológicos,
químicos y geológicos sufridos.

Tipos de carbones.

Los carbones pueden clasificarse en duros y blandos. Entre los primeros se


encuentran las antracitas y la hulla, entre los segundos los lignitos y las turbas.

La turba es el carbón más reciente y puede obtenerse en lugares pantanosos,


donde crecen musgos y otras plantas. Su contenido de carbono es bajo, y por lo
tanto su poder calorífico también lo es (4.000 kcal/kg). Es poco utilizado en la
industria debido a su bajo poder calorífico, empleándose en la fabricación de
abonos.

El lignito se formó en épocas anteriores, al tener un mayor contenido de


carbono posee un mayor poder calorífico, en torno a los 5.000 kcal/kg. Contiene
materiales volátiles, principalmente azufre, que pueden provocar una combustión
espontánea, dificultando por ello su almacenamiento.

La hulla es el carbón más comúnmente utilizado, más antiguo que el anterior,


contiene más carbono que éste y PC = 7.000 kcal/kg y no presenta problemas de
almacenaje. Mediante destilación seca se obtiene el denominado carbón de coque,
muy usado en la industria metalúrgica.

La antracita es el más antiguo, con un 95 % de C y PC de 8.000 kcal/kg, el


más elevado de todos los carbones. Es el más limpio, no produce cenizas ni humos.
Sin embargo, es el más escaso.

Procesos de extracción.

La extracción del mineral se realiza según dos procedimientos: a cielo abierto


y subterránea.

La explotación a cielo abierto puede realizarse cuando la profundidad del filón


es escasa. Comienza con la retirada del material que recubre el yacimiento.
Seguidamente se procede a la extracción. Una vez finalizada la extracción se
recubre el terreno para que el impacto sobre la zona sea el mínimo posible. En este

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tipo de explotaciones es necesaria una elevada inversión en maquinaria para realizar


movimiento de tierras, operaciones de carga y transporte del material.

Cuando el mineral se encuentra a gran profundidad, es necesario cavar pozos


hasta llegar a la veta y seguidamente, galerías para su extracción. El mineral se
extrae en vagonetas o cintas transportadoras.

Finalmente, pasa a la zona de limpieza donde se eliminan sus impurezas. El


carbón limpio, triturado y clasificado es apto para ser utilizado.

Aplicaciones del carbón. Centrales térmicas.

Las principales aplicaciones del carbón son cuatro: combustible de uso


general, coque para la industria, producción de productos químicos y gas de
aplicación doméstica.

El uso del carbón como combustible se destina principalmente a las centrales


térmicas, siendo insignificante el consumo de carbón en la calefacción de viviendas.

Una central térmica es aquella que transforma la energía calorífica,


procedente de combustibles fósiles (carbón, fuel-oíl o gas natural) en energía
eléctrica. Todas las centrales térmicas funcionan de una forma semejante.

El funcionamiento de la central es el siguiente. El combustible se introduce en


la caldera, unos quemadores provocan su combustión generando energía calorífica.
Ésta se emplea en vaporizar el agua contenida en una red de tuberías que circunda
la caldera. Este vapor se dirige a alta presión a la turbina, haciendo girar el eje de
ésta al incidir sobre los álabes. Este giro se transmite al rotor del generador,
generando electricidad. Mediante líneas de alta tensión es transportada a los
lugares de consumo.

3.2. El petróleo.

El petróleo se define como un aceite mineral, de color oscuro, con un olor


fuerte y densidad inferior a la del agua. Está constituido por hidrocarburos (H y C).

Su origen se debe a la sedimentación de material vegetal y animal en el fondo


marino que quedó sepultado en condiciones de presión y temperatura adecuadas
que fue degradándose gracias a las presencia de bacterias anaerobias primero y
aerobias después, resultando un líquido que se filtraba a través de las rocas porosas
(caliza) y quedaba almacenado en rocas impermeables (arcilla), formando bolsas de
petróleo, pizarras asfálticas y esquistos bituminosos.

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El petróleo se encuentra en anomalías de la estructura terrestre que permiten


su acumulación sobre una capa impermeable, la cual impide su escape. La
profundidad del yacimiento puede alcanzar los 15.000 m.

Los yacimientos suelen situarse entre una capa inferior de agua salada y otra
superior de hidrocarburo gaseoso (gas natural). Cuando se perfora y se alcanza la
capa de petróleo, la presión de los gases le obliga a salir a la superficie.

Mediante este proceso sólo es posible extraer el 25 % del contenido de


petróleo de la bolsa. Para seguir extrayendo petróleo se inyecta agua y gas con
objeto de aumentar la presión, llegando a extraerse de forma rentable hasta un 40
% del contenido total.

Para el transporte a los puntos de refino y consumo se emplean dos métodos:


los petroleros y los oleoductos. Los grandes buques llegan a transportar medio millón
de toneladas casi sin tripulación. Los oleoductos son conductos por los que circula
el petróleo a presión y van desde los yacimientos hasta los petroleros o hasta las
refinerías.

Proceso de refino y aplicaciones de los subproductos obtenidos.

Una vez limpio de impurezas el petróleo ya podría ser utilizado como


combustible con un poder calorífico de unas 10.000 kcal/kg. Sin embargo, lo habitual
es someterlo a un cuidadoso proceso de refino denominado destilación fraccionada
continua. Este proceso consiste en calentar el crudo hasta 400 ºC en una torre de
fraccionamiento. A medida que el gas asciende por la torre y se enfría, se condensan
diferentes subproductos en función de la temperatura a la que se condensen.

Los residuos sólidos constituyen el primer producto del proceso, quedando


depositados en el fondo. Están compuestos de betunes, ceras y asfaltos. Se
emplean en la construcción de carreteras y para recubrimientos.

Los aceites pesados se condensan a 360 ºC en la parte más baja de la torre.


Se destinan a la lubricación de máquinas y motores, y la obtención de otros
productos como la parafina, vaselina, etc. En esta zona también se obtiene el
fuelóleo, que se emplea como combustible.

Los gasóleos se condensan entre los 360 ºC y los 250 ºC, tienen un
Pc=11.000 kcal/kg y se emplean como combustible para calefacción y motores
diesel. Una parte de estos productos se someten a craqueo y obtener así las
gasolinas.

El craqueo o cracking consiste en calentar un hidrocarburo por encima de su


temperatura de ebullición, provocando la ruptura de las moléculas más grandes y

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obteniendo otras de mayor interés comercial.

El queroseno se obtiene a 250 ºC y se emplea en los motores de los aviones.

Las gasolinas se condensan entre los 20 y los 160 ºC. Su poder calorífico se
sitúa en los 11.500 kcal/kg y se emplea en motores de combustión.

Los productos gaseosos que contiene el crudo no llegan a condensarse, son


gases a temperatura ambiente, y se obtienen en la parte superior de la torre. Entre
éstos están el hidrógeno, metano, propano y butano. Algunos de ellos se usan como
combustibles domésticos.

Además de las aplicaciones directas de los subproductos del petróleo, la


industria petroquímica usa éstos como materia prima, y mediante diversas
operaciones, los transforma en otros productos de gran utilidad. Entre otros, la
industria petroquímica produce plásticos, fibras sintéticas como el nylon o el
poliéster, caucho para fabricación de neumáticos, abonos minerales, detergentes,
disolventes, pinturas, medicamentos, etc.

3.3. Los combustibles gaseosos.

El gas natural.

Al igual que el carbón y el petróleo, se origina como consecuencia de la


descomposición de la materia orgánica en el interior de la Tierra.

Los yacimientos de gas natural son grandes embolsamientos bloqueados por


rocas impermeables sometidos a fuertes presiones. Suelen acompañar a los
yacimientos de petróleo (gas húmedo) o se presenta sólo (gas seco).

Se considera gas natural al obtenido directamente de la naturaleza, sin


someter a transformación alguna, y con un contenido mínimo de CH4 del 70 %.

Su hallazgo y extracción sigue procesos semejantes a los del petróleo.


Cuando se localiza una bolsa se perfora y se extrae el gas.

El gas natural puede almacenarse en gasómetros, grandes depósitos en los


que la presión del interior se aumenta mucho con idea de poder almacenar mayor
cantidad de combustible. En otras ocasiones se almacena en yacimientos ya vacíos
cercanos a los lugares de consumo.

La distribución del gas natural se realiza a alta presión en los gasoductos,


tuberías similares a los oleoductos. Otra forma de transporte se base en la
tecnología de muy bajas temperaturas o criogenia, lo que ha permitido licuar el

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metano y ser transportado en barcos como si de petróleo se tratase. Estos barcos


reciben el nombre de metaneros.

El gas natural puede usarse casi directamente por el usuario, tan sólo
presenta una proporción muy pequeña de sulfuro de hidrógeno, que elimina
fácilmente antes de llegar al consumidor.

España cuenta con tres yacimientos en Huesca, Vizcaya y Cádiz, aunque su


volumen es muy pequeño. Casi todo el gas consumido procede de Argelia.

Su principal aplicación es como combustible en la producción de agua caliente


sanitaria y calefacción tanto de viviendas como de industrias. También se usa como
materia prima en la industria petroquímica y en la producción de energía eléctrica en
las centrales térmicas de uso mixto. En los últimos años se ha incrementado su uso
en la cogeneración.

Otros combustibles gaseosos.

El gas de hulla está compuesto, básicamente, por hidrógeno, metano y


monóxido de carbono y tiene un poder calorífico bajo, 4.000 kcal/m3.

Los gases licuados del petróleo (GLP) se obtienen en estado gaseoso del
proceso de destilación del petróleo, su nombre se debe al estado en el que se
comercializan, ya que envasados en recipientes a alta presión son líquidos.

Los más importantes son el propano y el butano. El butano se comercializa


exclusivamente para el consumo doméstico en bombonas de 12,5 kg. Sin embargo,
el propano se comercializa en más tamaños e incluso puede almacenarse en
tanques fijos que se sitúan en el exterior de las viviendas o de las industrias.

El gas de carbón se obtiene por combustión incompleta de éste, se produce


en las acerías. Antes de desechaba, pero ahora se usa como combustible en las
instalaciones próximas a las industrias siderúrgicas.

El acetileno procede de la reacción del agua con el carburo de calcio, dando


como resultado un producto denominado cal apagada, hidróxido cálcico.
Antiguamente se usaba para el alumbrado doméstico, debido a la llama brillante que
produce su combustión. En la actualidad, sólo se emplea en situaciones especiales,
como el alumbrado en espeleología.

Su uso industrial más importante está en la soldadura oxiacetilénica:


mezclado con oxígeno, genera una llama de elevado poder calorífico capaz de fundir
el hierro.

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3.4. Energía nuclear.

Entendemos por energía nuclear la que se libera como consecuencia de las


reacciones que se producen en algunos núcleos atómicos y que se denominan
reacciones nucleares.

Esta energía puede obtenerse básicamente por dos procedimientos,


denominados fisión y fusión. En las reacciones de fisión se produce la desintegración
de un núcleo pesado en dos ligeros mediante bombardeado de partículas. En las
reacciones de fusión, por el contrario, dos núcleos ligeros se funden para formar un
núcleo más pesado. Éste es el proceso que tiene lugar en el Sol y en las demás
estrellas del cosmos.

En ambos procesos se produce una disminución neta de masa que se


transforma directamente en energía, según la ecuación de Einstein, E = m · c2. La
energía que se obtiene de estos procesos es enorme.

Aprovechamiento de la energía nuclear.

Los procesos de fusión nuclear sólo tiene lugar a temperaturas del orden de
los 6.000.000 ºC, por lo que su aprovechamiento para la obtención de energía útil
presenta muchos inconvenientes técnicos.

En cambio, los procesos de fisión son menos complejos. Así, cuando un


núcleo de uranio es bombardeado con neutrones, se divide en otros más pequeños
y libera nuevas partículas. Éstas, a su vez, colisionan con otros núcleos y provocan
una reacción en cadena muy rápida, liberando una enrome cantidad de energía.

Para poder aprovecharla sin riesgo, es necesario reducir la velocidad de la


reacción con sustancias capaces de absorber los neutrones que se liberan en el
proceso, éstas se denominan moderadores y pueden ser grafito, agua a presión o
agua pesada.

La materia prima empleada en estos procesos es el uranio natural, que se


encuentra en forma de óxido de uranio en el mineral llamado pechblenda. También
suele utilizarse uranio enriquecido y óxidos de uranio y de plutonio (artificial).

Las instalaciones destinadas a la producción de energía eléctrica a partir de


la energía nuclear se denominan centrales nucleares.

Centrales nucleares.

Los elementos característicos de una central nuclear son el reactor y el


combustible.

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El reactor es la parte de la instalación donde se producen las reacciones


nucleares. Consiste en una vasija que se encuentra en el interior de un edificio de
contención provisto de gruesos muros de hormigón.

El combustible se prepara en forma de pastillas de 1 cm de diámetro y 1 cm


de altura que se introducen en vainas metálicas; el conjunto es el núcleo activo del
reactor. El núcleo activo se bombardea con una fuente de neutrones; para controlar
la reacción se sumerge la vasija en un moderador.

En España existen nueve centrales nucleares que producen el 25 % del total


de la energía eléctrica (toda la energía nuclear se transforma en eléctrica).

Radiaciones emitidas en las centrales nucleares. Seguridad en las centrales


nucleares.

Los materiales radiactivos como el uranio emiten una serie de radiaciones que
pueden resultar perjudiciales para el ser humano y los demás seres vivos. Entre ellas
destacan las radiaciones alfa (α), las radiaciones beta (β), las gamma (γ), los rayos
X y los neutrones.

Los rayos X son de carácter electromagnético y se desplazan a la velocidad


de la luz, 300.000 km/s. Para absorberlos se precisa una capa de plomo.

Las radiaciones gamma tienen mayor poder de penetración, por lo que se


precisa una capa de hormigón para neutralizarlas.

Los neutrones que emitidos en las reacciones son las radiaciones más
penetrantes, por lo que se requiere un grueso muro de hormigón para absorberlas.

Las centrales disponen de una serie de elementos de seguridad destinados


a reducir al mínimo el riesgo de accidente y de emisión de radiaciones.

3.5. La energía hidráulica.

Recibe este nombre el aprovechamiento energético de la caída de masas de


agua de los ríos, producidas por los desniveles que existen o que pueden fabricarse
en los cauces por donde éstos discurren.

Antiguamente se utilizaba para producir energía mecánica para elevar agua


de riego, mover ruedas de molinos, etc. En la actualidad se utiliza exclusivamente
para producir energía eléctrica en las llamadas centrales hidroeléctricas.

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Características de una central hidroeléctrica.

Las centrales hidroeléctricas transforman la energía potencial del agua en


energía cinética. Cuando ésta llega a las turbinas, se transforma en energía eléctrica.

Las partes principales de una central hidráulica son la presa, la toma de agua,
el canal de derivación, la cámara de presión, la turbina de presión, la cámara de
turbinas, el canal de desagüe y el parque de transformadores.

La presa es la encargada de almacenar el agua y provocar una elevación de


su nivel que permita encauzarla para su utilización hidroeléctrica. También se
emplea para regular el caudal de agua que circula por el río.

El canal de derivación es un conducto que canaliza el agua desde el embalse.


Puede ser abierto o cerrado. Al comienzo de éste se disponen rejillas metálicas para
evitar que se introduzcan cuerpos extraños.

La cámara de presión es el punto de unión del canal de derivación con la


tubería de presión. En esta cámara se instala la chimenea de equilibrio. Este
dispositivo consiste en un depósito de compensación cuya misión es evitar las
variaciones bruscas de presión debidas a las fluctuaciones del caudal de agua .
Estas variaciones bruscas se conocen con el nombre de golpe de ariete.

La tubería de presión se encarga de conducir el agua hasta la cámara de


turbinas. En la cámara de turbinas se instalan las turbinas y los alternadores.

El canal de desagüe se encarga de devolver el agua utilizada en las turbinas


hasta el cauce del río.

Para el transporte de la energía eléctrica se eleva la tensión por encima de


200.000 voltios, para lo que se emplean transformadores.

La energía hidroeléctrica es una de las fuentes de energía más limpias, ya


que su aprovechamiento no genera residuos contaminantes. Sin embargo, debe
estudiarse con sumo cuidado el emplazamiento de las presas para evitar el impacto
ecológico y paisajístico que pueden provocar.

3.6. Las energías convencionales y el medio ambiente.

Podemos decir que son tres los elementos naturales susceptibles de ser
afectados: el suelo, el agua y la atmósfera.

Las repercusiones sobre el suelo son variadas. Las explotaciones de carbón


a cielo abierto eliminan el suelo natural, aunque su posterior cubrición palia, en parte,

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este deterioro. El vertido de petróleo o sus derivados en las refinerías y oleoductos,


generalmente por accidente, deterioran el medio próximo.

En general, todos los hidrocarburos emiten óxidos de azufre y de nitrógeno


como productos de la combustión, aunque los combustibles líquidos y gaseosos
producen una menor emisión de estos contaminantes. Estos óxidos reaccionan con
el vapor de agua contenido en la atmósfera y dan lugar a ácidos sulfúrico y nítrico.
Estos ácidos acompañan a las gotas de lluvia (lluvia ácida), provocando el deterioro
e incluso la muerte de la cubierta vegetal y por ende de la vida animal. Además, la
lluvia caída en los ríos y lagos provoca una disminución del pH, afectando a la vida
acuática y a la potabilidad de las aguas.

El agua es quizás el medio más susceptible de deteriorarse. Puede sufrir


variaciones debido a la temperatura o debido a cambios físico-químicos.

Una pequeña variación en la temperatura media del agua del mar o de un río,
supone un cambio muy brusco sobre la vida acuática. Tanto las centrales térmicas
como las nucleares y las refinerías, precisan una gran cantidad de agua para
refrigerar sus calderas, torres, etc. Si este agua es devuelta al cauce del río a alta
temperatura puede provocar la muerte de la fauna acuática.

Los cambios físico-químicos se producen en las aguas vertidas por las


refinerías que contienen gran cantidad de compuestos contaminantes (fenoles,
sulfuros, etc.). La carga y descarga de los petroleros y el vertido accidental de crudo
afecta seriamente a los ecosistemas marinos y costeros, siendo en algunos casos
irreparables.

Sobre la atmósfera se vierten humos a alta temperatura que contienen,


además de partículas sólidas, los siguientes gases: óxidos de azufre, óxidos de
nitrógeno, hidrocarburos, anhídrido carbónico y vapor de agua. Los dos últimos son
inherentes a cualquier combustión, el resto son productos de una mala combustión
o de las impurezas que contienen los combustibles.

Además de provocar la lluvia ácida, algunos de estos gases son los


responsables del efecto invernadero. Los gases que ejercen esta función de filtro son
varios, aunque el más importante es el anhídrido carbónico (CO2). Un aumento de
la concentración de este gas supone una menor disipación de calor hacia el espacio
exterior y por tanto un aumento de la temperatura de la Tierra.

Estos gases son también los responsables de muchas afecciones


respiratorias, que comienzan a ser preocupantes en muchos lugares del planeta.

Las centrales nucleares, además de deteriorar el entorno en que se emplazan

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y contaminar térmicamente las aguas, producen materiales sólidos, líquidos y


gaseosos con cierta actividad radiactiva. Estos residuos se depositan en cementerios
nucleares teóricamente seguros.

El principal riesgo de una central nuclear es el derivado de un accidente con


emisión de radiación, cuyos efectos sería impredecibles.

En cuanto a las centrales hidroeléctricas, además de producir una energía no


contaminante permite la regulación de las avenidas de los ríos, reduciendo el riesgo
de inundaciones. Sin embargo, la construcción de una central hidroeléctrica supone
inundar tierras que pueden tener otros valores económicos o ecológicos. Además,
se modifica la flora y la fauna fluvial y de las inmediaciones al embalse.

4. LAS FUENTES DE ENERGÍA NO CONVENCIONALES.


4.1. La energía solar.

El Sol nos proporciona luz y calor, su actividad es fundamental para la vida


en el planeta. De la energía liberada por el astro, sólo dos millonésimas partes
inciden en la atmósfera, que, además, actúa de filtro, llegando una cantidad menor
a la superficie terrestre.

La energía irradiada por el Sol no afecta por igual a todas las zonas del
planeta, depende de la zona geográfica, la altitud, la época del año y la hora del día.
En España, los valores de densidad de radiación están entre 1.000 y 1.750 W/m2.

La tecnología actual permite la utilización de la energía solar de dos maneras:


mediante aprovechamiento térmico mediante su transformación en calor y por
conversión fotovoltaica.

Aprovechamiento térmico de la energía solar.

Para el aprovechamiento térmico activo se emplean los colectores.

Un colector es un dispositivo capaz de absorber la radiación solar y


transmitirla a un fluido, de modo que éste aumente su temperatura. Según el
rendimiento térmico que se desea obtener, se utilizan colectores planos o de
concentración.

Los colectores planos están formados por una caja recubierta de material
aislante cuya parte superior es de vidrio transparente. En su interior se sitúa una

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placa absorbente de color negro que contiene unas conducciones, también pintadas
de negro, por las que circula el fluido encargado de absorber el calor.

Este dispositivo se basa en el efecto invernadero: el cristal permite el paso de


la radiación solar pero impide que la radiación emitida por la placa caliente escape
hacia afuera. Se consiguen temperaturas de hasta 60-70 ºC.

Los colectores de concentración están formados por dispositivos que


concentran la radiación solar sobre una superficie reducida, una línea o un solo
punto, con lo que se consiguen temperaturas de hasta 300 ºC. El vapor de agua
sobrecalentado se aprovecha después para la producción de electricidad en las
denominadas centrales heliotérmicas.

Existen dos tipos de centrales: las de colectores distribuidos y las de torre.

En las centrales de colectores distribuidos, el fluido portador atraviesa


sucesivamente varios colectores de concentración antes de proceder al intercambio
térmico. En las centrales de torre se dispone una gran superficie de espejos, campo
de helióstatos, que concentran la radiación en el receptor situado en lo alto de una
torre. Se alcanzan temperaturas muy elevadas y la potencia desarrollada es mayor.
En España existen centrales de los dos tipos en Almería.

Conversión fotovoltaica.

La conversión fotovoltaica o fotoelectricidad: transformación directa de la


energía luminosa en energía eléctrica, se realiza mediante células fotovoltaicas.

Una célula fotovoltaica está constituida por una plaquita de material


semiconductor de gran pureza provista de electrodos de entrada y de salida. Cuando
la luz incide sobre ella, se originan una serie de fenómenos a escala atómica que
generan una fuerza electromotriz capaz de producir corriente eléctrica.

Las células tienen forma circular, de 100 mm de diámetro y se montan sobre


paneles.

Las condiciones de funcionamiento de los paneles se determinan suponiendo


condiciones estándar, es decir, 1.000 W/m2 de radiación y 25 ºC de temperatura.
Una mayor radiación supone un mayor rendimiento, mientras que una mayor
temperatura reduce aquél. En la actualidad se consiguen rendimientos del orden del
20 %.

La energía eléctrica generada por los paneles puede consumirse de inmediato


o ser almacenada en acumuladores para su utilización posterior.

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Este tipo de instalaciones sólo se emplea en locales aislados, en lugares


donde no llega la red de distribución general o para alimentar los circuitos eléctricos
de los satélites artificiales.

4.2. La energía eólica.

Es aquella que se obtiene por aprovechamiento de la energía cinética del


viento. Como en otros casos, este tipo de energía tiene su origen en el Sol: la
radiación solar, al calentar de forma irregular el aire de la atmósfera, hace que la
temperatura de éste varíe según las zonas. La diferencia de temperatura entre unas
zonas y otras provoca el desplazamiento de la masa de aire: el viento.

Antiguamente, los molinos de viento se usaban para moler grano o extraer


agua, hoy se trata de utilizar este tipo de energía para la obtención de electricidad.

Para obtener un óptimo aprovechamiento de esta energía es necesario


realizar un estudio detallado del viento en las diferentes zonas geográficas, ya que
éste varía mucho de día a la noche y de la estación climatológica. Este estudio se
plasma en los mapas eólicos que señalan las zonas idóneas para la ubicación de
centrales, al proporcionar datos de velocidad, continuidad y estabilidad de los
vientos.

La densidad de potencia indica la máxima potencia que puede obtenerse por


unidad de área barrida por el viento.

Centrales eólicas.

Se denominan así las instalaciones capaces de transformar la energía eólica


en energía eléctrica. Las máquinas empleadas en esta transformación son los
aerogeneradores o turbinas eólicas. Según la posición de su eje de giro, pueden ser
de eje vertical o de eje horizontal.

Los aerogeneradores de eje vertical aprovechan vientos de cualquier dirección


y suelen situarse a ras de suelo, con lo que el mantenimiento es muy sencillo.

Los aerogeneradores de eje horizontal son los más habituales. Sus elementos
principales son la hélice, la navecilla y la torre. La hélice o rotor puede tener de una
a seis palas construidas con materiales ligeros (fibra de vidrio o carbono). Su misión
es hacer girar el eje al que está unida. La navecilla o góndola es el generador
propiamente dicho. Transforma la energía cinética de rotación del eje en energía
eléctrica. Dispone de un microprocesador que regula el ángulo de inclinación de las

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palas y la posición del rotor respecto del viento. La torre es el soporte del conjunto
que forma la hélice y la navecilla.

El aerogenerador aprovecha sólo una parte del viento asociado a la superficie


que generan sus hélices, el factor que tiene en cuenta este hecho se llama
coeficiente de aprovechamiento y se sitúa entre el 0'1 y el 0'45.

La mayor central en funcionamiento en España es la de los Parques Eólicos


de Tarifa en Cádiz.

Aunque se trata de una tecnología limpia, produce cierto impacto ambiental


debido al ruido que originan las hélices al girar, a la alteración del paisaje y a los
efectos sobre el vuelo de las aves y los accidentes que éstas tienen con las aspas.

4.3. La energía geotérmica.

Consiste en el aprovechamiento del calor interno de la Tierra. Para que exista


un yacimiento geotérmico han de darse ciertas condiciones geológicas: una fuente
profunda de calor, una capa de terreno porosa y permeable capaz de retener agua
y otra capa de rocas impermeables que impida la fuga de agua.

De forma natural, el agua de lluvia penetra en el interior de la Tierra y se


acumula en las zonas permeables formando acuíferos. La fuente de calor interno se
encarga de elevar la temperatura del agua hasta convertirla incluso en vapor.

Utilizando la tecnología adecuada, se puede inyectar agua hasta una cavidad


con temperatura suficientemente elevada y luego extraerla en forma de vapor.

Los yacimientos geotérmicos se clasifican según la temperatura del foco


emisor en yacimientos de baja energía y de alta energía.

En España, la zona con mayor potencial de aprovechamiento se encuentra


en las Islas Canarias.

4.4. La energía maremotriz.

La energía maremotriz aprovecha la energía potencial que se deriva de la


diferencia de nivel del agua del mar provocado por las mareas.

Para que sea rentable construir una central maremotriz hace falta que se
cumplan dos requisitos básicos: que la diferencia del nivel del agua entre pleamar
y bajamar sea significativamente grandes, y que la fisionomía de la costa permita la

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construcción de diques.

La construcción de una central mareomotriz requiere el cerramiento de un


estuario o una bahía mediante un dique provisto de compuertas. En cada una de
ellas se instala una turbina de baja presión y de palas orientables, conectada al
alternador. Estos grupos son capaces de funcionar como generadores de
electricidad y como bombas de impulsión de agua en ambos sentidos.

La secuencia de funcionamiento en un ciclo pleamar-bajamar es el siguiente:


Al subir la marea, el agua penetra en el embalse y acciona los grupos turbina-
alternador, con lo que se obtiene energía eléctrica. Al final de la pleamar, las turbinas
actúan como bombas y provocan un sobrellenado del embalse.

Cuando baja la marea, el agua regresa al mar, vuelve a accionar los grupos
turbina-alternador y de nuevo se obtiene electricidad. Al final de la bajamar, las
turbinas actúan otra vez como bombas y provocan un sobrevaciado del embalse.

La única central mareomotriz operativa en la actualidad es la del estuario del


río Rance, en Francia, inaugurada en 1967.

4.5. Otras fuentes de energía.

Existen otras fuentes energéticas para las que todavía no existen sistemas
técnicos de aprovechamiento adecuados que garantice una utilización rentable.

La energía de las olas, también denominada energía olamotriz, pretende el


aprovechamiento energético asociado a las olas. Presenta como inconvenientes que
se producen de forma completamente aleatoria y su amplitud varía a cada instante.
Los dispositivos experimentales se basan en el mismo principio: las olas comprimen
un fluido que se encarga de accionar una turbina y producir electricidad.

La energía térmica de los océanos, también conocida como energía


hidrotérmica, consiste en el aprovechamiento de la diferencia de temperatura de las
aguas marinas entre las capas superficiales y las capas más profundas.

Las maderas, turbas, carbón vegetal y tracción animal, forman el grupo de


energías más antiguas dentro de la civilización humana y que han ido quedando
relegadas en todos los países son cierto nivel de desarrollo ante el empuje del
combustible por excelencia: el petróleo. En relación a la madera, el 35 % de la
población mundial depende de su uso.

De las arenas asfálticas y pizarras bituminosas, se pueden extraer

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cantidades elevadas de petróleo mediante destilación y sus yacimientos se


encuentran por todo el mundo. Aunque en principio no resulta muy rentable, las
mejoras técnicas y el aumento del precio del petróleo, han convertido en rentables
algunos yacimientos.

El proceso de fusión tiene lugar cuando a partir de dos núcleos ligeros se


origina un núcleo más pesado, desapareciendo una parte de la masa del sistema,
que será liberada en forma de energía. Para que este proceso tenga lugar se
precisan temperaturas muy elevadas, del orden de millones de grados.

El elemento ideal como combustible es el hidrógeno, de forma similar a como


tiene lugar en las estrellas y en el Sol. Para fusionarse dos núcleos de hidrógeno
deben chocar con energías elevadísimas y, además, que la probabilidad de choque
sea lo bastante elevada, y éste se produzca con la frecuencia suficiente para
mantener el proceso (reacción en cadena). Pero el aumento de temperatura tiende
a separar los átomos de hidrógeno, disminuyendo la posibilidad de choque. La
solución pasaría por encerrar el hidrógeno en un recipiente, pero ningún material es
capaz de permanecer en estado sólido a miles de grados. Para resolver el problema
se ha recurrido a las llamadas "botellas magnéticas", formadas por campos
magnéticos que mantienen en el espacio al plasma de hidrógeno ionizado.

En los procesos fisiles, el calor desprendido es utilizado para vaporizar agua


cuyo vapor acciona una turbina, generando electricidad a través del alternador.

4.6. La biomasa.

En sentido amplio, la biomasa es toda materia orgánica no fósil en la que la


radiación solar, a través de la fotosíntesis, ha provocado o provoca la elaboración de
hidratos de carbono. Se considera también como biomasa el conjunto de productos
generados por el metabolismo de los seres heterótrofos. Así, son biomasa todos los
vegetales, tanto terrestres como acuáticos, de crecimiento espontáneo o cultivado,
los residuos agrícolas y forestales, y algunos residuos urbanos e industriales, tales
como excrementos, orines y restos de alimentos.

El tratamiento de la biomasa supone someterla a diferentes procesos, que


pueden clasificarse en físico, químicos y térmicos.

Entre los procesos físicos destacan la composición o reducción de volumen


para su tratamiento directo como combustible en forma de briquetas, y el secado,
necesario para su posterior tratamiento térmico.

Los procesos bioquímicos básicos son la fermentación aerobia, que permite

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la obtención de alcoholes, y la fermentación anaerobia, que produce metano,


componente básico del biogás.

Los procesos térmicos incluyen la combustión directa de residuos forestales,


la pirolisis, mediante la que se obtiene gas de gasógeno, y la gasificación por
oxidación parcial o hidrogeneración, que permite la obtención de hidrocarburos.

Como puede apreciarse, mediante estos procesos se obtienen los


denominados biocombustibles, que pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos.

Aprovechamiento energético de la biomasa.

El potencial energético de la biomasa es muy importante, aunque en muchos


casos no es rentable su aprovechamiento por problemas técnicos derivados de la
recolección, el transporte y el tratamiento de éstos. Su uso como fuente de energía
puede hacerse por combustión directa o empleando los biocombustibles derivados
de los procesos de transformación.

Para determinar la energía que se puede obtener, se multiplica el poder


calorífico de la sustancia empleada por su masa o volumen, según la ecuación:

E = m (V) · PC
La utilización de la biomasa como combustible comporta ventajas, tanto de
tipo económico como social y medioambiental, por su sencillez, la escasa
contaminación de los procesos y el aprovechamiento de los residuos.

En la actualidad, se llevan a cabo investigaciones en torno a los denominados


cultivos energéticos. Se trata de vegetales con alto contenido en hidratos de carbono
cuyo tratamiento posterior permite un buen rendimiento en la producción de
biocombustibles.

BIBLIOGRAFÍA

Aguilar J. "El Viento: Fuente de Energía". Alhambra. 1986.


Fernández Ferrer J., Pujal Carrera M. "Iniciación a la Física". Reverté. 1984.
Marín Alonso F. "Energía". Alhambra. 1981.
Scientific American. "La Energía". Alianza. 1982.

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