W-Brumas Del Franquismo-Cine Negro
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DEL FRANQUISMO
El auge del cine negro español (1950-1965)
INTRODUCCIÓN ................................................................................ 15
CAPÍTULO I
1. EL CONTEXTO (1950 - 1965) ........................................................ 19
1.1. Política y sociedad ..................................................................... 20
1.2. El cine español ........................................................................... 49
2. CINE NEGRO ESPAÑOL ............................................................... 59
2.1. Periodización y clasificación ...................................................... 80
2.2. Las fuentes ................................................................................. 95
2.2.1. Novela negra. Novela negra española .................................. 96
2.2.2. Realidad versus ficción ......................................................... 104
2.2.3. La filmografía negra española en los años cuarenta ............ 115
2.2.4. Lo delictivo en los escenarios y en los medios ..................... 123
2.3. El cine negro español y las instituciones ................................... 128
2.4. El factor humano ........................................................................ 144
2.4.1. La financiación y la producción ............................................. 145
2.4.2. Productoras ........................................................................... 153
2.4.3. Creadores y técnicos del género .......................................... 160
2.4.4. La respuesta del público y de la crítica ................................. 168
CAPÍTULO II
1. EL ANÁLISIS IDEOLÓGICO DEL CINE NEGRO ESPAÑOL ....... 181
1.1. La topografía .............................................................................. 182
1.2. La policía en la pantalla ............................................................. 191
1.3. La mujer ..................................................................................... 199
1.4. Moral y valores ........................................................................... 205
1.5. Sobre tipos y arquetipos ............................................................ 212
1.6. Temas y delitos .......................................................................... 222
1.6.1. Lo delictivo en el negro made in USA ................................... 226
1.6.2. Descriptores de lo criminal .................................................... 232
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Anexos
Protección estatal y Crédito Sindical del género negro español ........ 565
Notas sobre escenarios y guión .......................................................... 570
INTRODUCCIÓN
Cuento macabro con bosque incluido, asesino en serie y policía tenaz y negligente: El cebo (1958)
128. En la misma línea, Nieves Conde me apuntaba su interés por la novela negra
norteamericana y Josep Maria Forn, como puede detectarse en algunas de sus producciones,
se interesaba más por un entorno natural y un mundo sosegado, no menos preocupante,
conectando con el recreado por Simenon a través de la mirada del famosísimo comisario
Maigret.
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129. COLMEIRO, José, F., La Novela Policiaca Española: teoría e historia crítica, Ed.
Anthropos, Barcelona, 1994.
130. En Novelas de todos los colores. Citado por Colmeiro, p. 21.
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131. Se atribuyen los orígenes a Edgar Allan Poe por las tres narraciones del detective
parisino Auguste Dupin, aparecidas entre 1841 y 1845: Los escándalos de la Rue Morgue, La
letra escarlata y El misterio de Martle Roget. Hay que convenir con François Guerif y con
Vázquez de Parga el parentesco con algunos elementos de la novela gótica inglesa del XVIII
(Horacio Valpole, Marie Shelley, Hoffman, etc.) o incluso con los temas de Fenimore Cooper o
con los lances folletinescos de las novelas francesas por entregas. Las obras “góticas” tenían
un núcleo determinante: el misterio racionalizado en torno a una conducta criminal por su
«disfrute equívoco del horror y del espanto a través de escenas de tortura, de asesinatos y de
angustias solitarias […] acercó todavía más al hombre y al lector a las experiencias de la
crueldad y la muerte...». Con todo, los tres relatos de Poe no tendrán continuidad, ni en su obra
ni durante los siguientes cuarenta años. La novela criminal tomará carta de naturaleza con
Wilkie Collins y Emile Gaboriau: «Con Collins y Gaboriau el crimen pasó a ser el elemento
fundamental de la narración, cuya trama giraba en torno a él, a alguno de sus aspectos, porque
se trataba de identificar o capturar el criminal independientemente de que éste mereciera o no
ser castigado e incluso de que se consiguiera o no su identificación y captura. El crimen pasó a
ser algo que está en la realidad, un presupuesto o una conclusión de la narración, que lo
trataba, en general, de forma aséptica, sin importar la espectacularidad del escenario, que no
intentaba repercutir más en los sentimientos que en la mente del lector. El criminal, también de
forma natural, sería perseguido porque es ésta una de las obligaciones de la sociedad para
conseguir su propia conservación. Pero el criminal, en ocasiones actuaría motivado por
intereses legítimos o simplemente atractivos, despertando la simpatía de los lectores y
consiguiendo así su impunidad.» Conan Doyle seguirá el modelo de Dupin con la creación, en
A study in scarlet, de Sherlock Holmes que tendrá verdadera acogida popular. Para autores
que van desde Chesterton o Pardo Bazán hasta Simenon el enigma es utilizado como
andamiaje para construir una obra literaria donde el tema central es el del libre albedrío que
lleva a profundizar en el aspecto humano y social del crimen. Véase GUERIF, F., El cine negro,
op. cit., pp. 12-17 y VÁZQUEZ DE PARGA, Salvador, La novela policiaca en España, Ed.
Ronsel, Col. Fin de siglo-Ensayo, Barcelona, 1993, pp. 17-19.
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134. Diez serán las características que el mismo autor asignará al detective, arquetipo
básico: 1) es un ser marginal; 2) el enigma-problema es una excusa o armazón del problema
moral con el que se enfrenta; 3) el método que utiliza no es deductivo sino que se trata de una
“involucración activa”; 4) pese a la máscara de “duro” está con los débiles y marginados porque
cree que es la sociedad la que aplasta al más débil; 5) su cinismo y su ironía funcionan como
rechazo; 6) su integridad física y moral está en peligro; 7) la investigación que realiza comporta
adoptar una postura ética particular; 8) desconfía totalmente de la sociedad y de sus
instituciones: el poderoso explota al débil utilizando sus manejos y leyes por lo que existe la
corrupción de la policía y se abren puertas al descrédito de la ley y la justicia; 9) posee un
código de honor personal e intransferible. Se ha de combatir la sociedad con sus propias
armas: violencia con violencia y, llegado el caso, ha de transgredir las leyes y, por último; 10) el
detective no accederá a una situación catalogable de final feliz. Ibídem, pp. 60-63. Añadiré un
pequeño matiz a la cuestión y que en parte marca una línea de diferenciación de la acción
policial: el cliente quiere evitar el escándalo o la amenaza y huye de contar lo que ocurre a la
policía ya que a menudo tiene cosas que ocultar y no siempre está a este lado de la ley. El
juego de información suministrada al detective y lo encubierto es realmente interesante y
conforma una tradición al defender el estatuto profesional y los intereses del que contrata para
no explicar sus descubrimientos. Que el que encargue el trabajo pueda ser un asesino o un
criminal de cualquier laya complica aún más este esquema dialéctico. No entremos ya en la
cuestión clásica: el detective es a menudo golpeado pero no eliminado. Sabe mantener la boca
cerrada y no ejerce la amenaza que el policía emana al no poder encerrar al delincuente. La
derivaciones de este juego de construcciones, alianzas y oposiciones son parte de la esencia
del subgénero, que ha sabido incorporar cierto toque irónico al poder colocar los diferentes
investigadores en una situación más o menos dominante y al exponer discusiones airadas que,
en algunos casos acabarán con la retirada de la licencia del investigador por bravuconería o
por falta de colaboración con las fuerzas del orden.
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«Rafael recibe una carta, que le obliga a salir para Barcelona. Ni su mismo
padre sabe exactamente la causa. Pero lo cierto es que Rafael, a poco de llegar a la
ciudad, cae acribillado, en plena calle, por unos pistoleros. La Policía se pone
inmediatamente en guardia, y escucha la declaración del padre de Rafael, que, en
realidad aporta muy pocas noticias, pero que señala una pista segura: Rafael se
había puesto en contacto con una Compañía que solicitaba representantes, previa
fianza, en un anuncio de periódico. Encargado Miguel del asunto, comprueba que la
dirección de esa Compañía es falsa. Pero con gran asombro descubre dentro del
solar, que indicaba la calle y el número de referencia, el coche que había servido a
los pistoleros y dentro de él, a su chófer maniatado. Prosiguiendo la búsqueda,
descubren que el apartado de correos que utiliza la Compañía es el 1001 y vigilando
quien pueda retirar su correspondencia, comprueban que es una señorita llamada
Carmen. Sin embargo, Carmen está ligada al asunto de una manera indirecta, pues
lo único que sabe es que tiene que echar esas cartas en un determinado buzón. La
Policía averigua así quién es el primer cómplice: Antonio, empleado en una estafeta
de Correos, que es el que retira disimuladamente las cartas. La Policía, prosigue sus
indagaciones, y descubre que el jefe de la banda va a visitar un Banco a una hora de
la mañana. Vigilando todos los puntos oportunos y cerradas las puertas, se consigue
la detención de varios sospechosos y se trae al chófer, “El Miradas”, para que diga si
reconoce a alguno de ellos. No es así, y la trampa resulta inútil. Interrogando de
nuevo a Antonio se descubre la verdadera casa en la que vive el asesino y con gran
asombro de la Policía encuentran a “El Miradas”. Se confiesa culpable; pero cuando
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270. En realidad se trata de otra atracción que más bien se asemeja a los anchos y
ondulantes toboganes de los actuales parques acuáticos.
271. A propósito de la novela Maigret y su muerto (1947) de Georges Simenon, reeditada en
1997 por la editorial Tusquets, discrepo en esa percepción del comisario: aunque operando en la
ficción, el trabajo sistemático de la Policía —apoyado por ejemplo en los resultados de la autopsia
y en los diversos departamentos de investigación—, complementa a la perfección esa capacidad
del policía veterano que casi nunca deduce nada sin una buena base empírica.
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272. TORRES, Augusto M., El cine español en 119 películas, op. cit., p. 119-122.
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