Heroes de Pandemia1.20 Paginas
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No hacía más que pedirle perdón y llorar y jurar que no lo iba a hacer
mal. Aunque todos mis amigos decían que esa carta no tenía nada de
agresivo. Salvo que: “El amor ideal de mi vida tenía valentía” y lo tradujo
como que le dije “cagón”, bueno lago así le dije, pero con más altura.
Como dije antes, todos mis amigos me dijeron que no había sido
agresiva sino muy amorosa, están en ustedes juzgarla. Pero uno de los que
más me lo aseguró fue mi amigo gay que me quiere mucho.
Y aquí otra de mis distorsiones. Mi amigo gay, Matías, resulta
que no era gay, o al menos no lo era conmigo y yo no sé por qué lo había
asumido de manera tan asertiva.
Lo llamo un día a Matías porque me dijo “llamame a la hora
que quieras” y me empezó a decir cosas muy lindas sobre mí, que entendí
que era para levantar mi autoestima, y a es mezcla de algunos gays por las
divas y como yo había jugado a ese personaje un tiempo, lo tomé como un
gesto de amigo que me quiere hacer sentir bien, hasta que llegó a los
hombros, el cuello, los pechos, y los labios. Y la remató con un “te besaría
en los labios”, y yo queee????? Ese beso que nadie quiso darme, me lo
quiere dar Matías, o es todo una joda?
Decidí que tenía que verlo igual, por su gesto de valentía, romper la
cuarentena por él, aunque ese día seguiera pensando en Pedri, pero Pedr ya
no me daba bola y si algo aprendí en estos años de terapia y de sex and de
city es que si alguieno no te escribe, no le gustas tanto. Si alguien no te
quiere más, no te desea más, por más que duela, hay que dejalo ir cuanto
antes.
Y esta noche, se supone Pedro que te estoy dejando ir, bien lejos, a tu
mundo nerd, de comics y películas de terror experimental aunque siento
que hubiésemos sido muy felices juntos, aunque no fuiste mi héroe de
cuarentena.
Ese juego o pregunta que hacíamos de niños “¿a quien te llevarías a una
isla desierta?” “¿si viene el fin del mundo a quien verías, con quien te
quedarías?”, y todas esas preguntas que nos tildaban de infantiles cuando
pasábamos los veinte, estaban sucediendo.
Y ahora cada quince días hay un episodio nuevo de una serie donde un
presidente hermoso con filminas nos va cómo sigue nuestro mundo y nos
dice frases inolvidables, mezlca de angustia y esperanza como “El mundo,
tal como lo conocíamos antes, no existe más.”
Dudé, como ya sabes, en mandarte esto. Es que ayer fui presa de una
zozobra inaudita.
Te dije una vez que hay cosas que no me animo, no me sale contarte si no
te veo, si no te miro, si no rompemos la virtualidad, que aunque vos me
asegures que es real, más real que muchas cosas, mi parte escéptica no deja
de decirme: nooo, todavía no lo es, son seres como de otro planeta. Me
susurra en realidad.
Te cuento una, de una peli que agarré empezada: Una familia con dos niños
comen tranquilos en una terracita de, ponele, los Alpes suizos. Viene una
avalancha de nieve. La mujer agarra a los dos niños y se mete corriendo al
interior del restaurante. El hombre, agarra sólo su celular y entra.
Finalmente no muere nadie. Salvo esa pareja, como tal. Es que ¿Cómo
seguir juntos después de semejante acción? Imposible. Y algunos dirán,
qué mal la avalancha, y yo pienso qué bien, le demostró con quien estaba y
que ese hombre no valía para nada. Vivía engañada. Fin de la secuencia de
la cual no recuerdo el nombre de la película.
Aún así, no puedo dejar de decirte, que en sueños imagino que nos vemos
ahora, en dos o tres días, cuando está todo prohibido, lanzándonos (ambos)
al riesgo. Yo además al policial porque debería ir yo para allá puesto que
no vivo sola. Mi confianza con vos es plena, tenemos gente en común, se
que sos bueno y que no me harías nada malo. Y te confieso que me duele
que vos no quieras. Aunque te juro que entiendo todo el peligro que ello
implica. Pero sí, me duele que postergues tus salidas, en cambio yo desde
que te hablé que no salgo de mi casa y tengo a mi madre presa, y de mal
humor por supuesto. Pero me había ilusionado con que me dijeras, además
de que es una muy buena idea, que sí, que hagámosla ya y que empecemos
la cuenta regresiva.
Tal vez sea demasiado romántica. Fue presa por amor, o por intuición de
amor, (aunque tendría varias excusas y encantos para convencer a la ley)
Me gusta ser valiente.
Bueno eso era todo Pedro, eso me pone triste a veces. Que si bien siento
que va a ser igualmente lindo cuando sea que nos veamos, va a ser común,
me verías a mí como a cualquier otra, como yo vería a cualquier otro.
Porque te confieso que esto, esto que estoy pensando y sintiendo, no lo
haría ni lo hice por nadie, al menos todavía.
Pedro, no dormí bien. Como no podía dormir me tomé una de esas pastillas
para el avión. No es una buena señal que haga eso.
Realmente quedé muy pero muy triste. No pude soportar el rechazo. Sé que
esto no tiene que ver con vos y seguramente tenga que ver con el rechazo
que recibí desde muy chica de mi madre y estos pequeños rechazos lo
reavivan. Pero ojalá pudiéramos manejar nuestro inconsciente.
Una vez te dije que tenías casi todo lo que tenía el hombre de mis sueños (y
que lo mantendría en secreto, porque era muy impresionante y prefería
guardarmelo para mí)
Pero una de las cosas que tenía ese hombre, era la valentía, pero no la
valentía en general de ir a hacer la revolución. La valentía hacia mí. En no
pensar antes en él en que en mí, en que yo le importe tanto que no tenga
miedo. Pero claro, no nos conocemos, tal vez tengas eso, en un futuro, no
lo sé.
Te pido eso, que no hablemos por unos días porque me hace mal. No estoy
para nada enojada con vos, siento que sos un excelente ser humano y al que
eventualmente quiero, por supuesto, conocer. Pero ahora, en este momento
extremo de soledad, donde la pasión en mi caso llegó a niveles que no
conocía, me hace daño. Me dirás como me dijiste que aprovechemos esto,
que nos conformemos. Lo hicimos, pero ya me duele.
Beso, y sí, aunque te parezca loco, por muchos momentos sentí que te
quería.
(Esta fue la carta agresiva para Pedro y con la que destruí todo)
Estuve a punto de buscar terapia virtual para analizar por qué arruino las
cosas en su mejor momento, a tal punto de tal vez perder al amor de mi
vida. (Seguía convencida de eso).
humana.
El otro es mi enemigo.
Martes 14 de julio. Pedro rechazó por tercera vez una invitación mía. Y
cuando digo rechazar también digo que dijo la frase: “lo tengo que pensar”
demasiada frialdad para mi origen pasional. En cambio Matías no dudó un
segundo. Pero Matías no puede porque se lo impide la ley, igual sumó mil
puntos en nuestra amistad, pero no creo que lo bese y no quiero lastimarlo.
14 de julio.
Anoche le mandé como siete audios a Pedro que creo que arruiné lo que
venía reparando. Pero en realidad, no lo arruiné, sólo fui yo misma y si a
alguien no le gusto que se vaya a la mierda, si lo que le gusta o lo repara es
la histeria, el “no te escribo tanto”, el “me hago la interesante”, en realidad
esa no soy yo, para algo hice tanta terapia, esa es la estrategia y si te
enamora la estrategia cogete a la estrategia pelotudo, pero no a mí.
Pero ya que me pasó, es un tema que da para escribir. Una madre que no te
quiere desde pequeña, que te cela el amor de tu padre, difícilmente haga
que tu vida emocional sea buena. De ahí mis relaciones fallidas. Cualquier
pequeño rechazo como “tengo una reunión después te llamo” para mí era
como un puñal. Lo fui laburando en terapia, pero no quiere decir que ya lo
tenga resuelto. Y me duelen los rechazos más insignificantes, como el de
un típo de un banco que trabaja de seguridad y porque le pregunté si era la
única pelotuda que hacía la cola y me dijo que no me dejaba entrar, me
puse a llorar, ahí en la puerta del banco, ridícula de mierda.
Por suerte tuve el gran amor de mi padre y de mis abuelos.
Con el del mi padre, si bien hizo todo lo que creyó bueno para mí,
pobrecito, puedo decirle desde acá: “Papá, me preparaste para un héroe que
no existe, y no para un hombre”.
Lo último que voy a contar de Pedro es que me preguntó una vez: ¿“Te
trajo problemas ser tan linda?” No vi su resentimiento en ese momento en
su pregunta. Le dije, obvio que no, quejarme de eso, es como que alguien te
diga que le trajo problemas ser millonario. En esta sociedad del orto donde
la hegemonía es lo que vale, cómo me va a traer problemas. Lo que no me
trajo es la felicidad. Pero ahora pienso sí, tal vez me trajo problemas.
Ilusiones al pedo. Tipos que sólo me querían coger de los cuales yo me
enamoraba y sufría al darme cuenta de que no era correspondida. De todos
modos, sé que él la pasó peor, pero nunca pensé que querría vengarse
conmigo de todas sus relaciones fallidas y su bulling en la adolescencia y
que en post de una “honestidad” me hiciera mierda en la última
conversación.
Siento que todas mis penurias amorosas son justicia divina o algo parecido
por haberlo hecho sufrir a Mauro. Y por más que me excuso en que era
chica, que no sabía nada, que tenía las hormonas revueltas, que era
inexperta, soy yo la que no me perdono y algunas noches lloro por Mauro
y por mí, y por ese único amor puro que tuve en la vida, en esos años
donde se es puro de manera casi natural.
Otra historia que termina. Otra historia donde no me quieren tal cual soy.
Apareció (la verdad es que lo busqué yo hace cuatro días) Miguel. Cuando
lo conocí no le creí casi una palabra. Igual dice que lo cuidé, tenía fiebre en
la primera cita, le prepare la comida y un baño y dormimos abrazados. Ese
lindo recuerdo tiene de mí. Nos vimos unas veces más, pero yo estaba
recién separada y a los hombres no les creía ni las noticias del diario. Y
hace poco encontré un escrito de él y valoré lo que antes no, sus palabras
no eran mentira. Miguel es mi otro héroe, pero además, es o fue un héroe
por su trabajo, que no voy a contar para preservar su identidad.
Así, distorsiono como una anoréxica ando llorando por los rincones por
cosas que o no sucedieron o si sucedieron las generé yo solita. Maldia
neurosis.
Pedro vio en mi a muchas mujeres del cine, lo sé. Porque a Pedro le gusta
mucho el cine. Pero siempre me mandaba películas donde la chica era bella
y cruel. Un día le dije: “me encantan, es como si las programaras
especialmente para mí, lo único que me preocupa es que me compares con
mujeres bellas y crueles” y ahí volví con mi promesa de “yo nunca te voy a
lastimar, Pedro, jamás.”
Y siento que porque soy una enfermita de mierda, lo amé. Adoré esa
declaración de la dimensión desconocida, en la cual hubiésemos sido
felices. Se que la mayoría no entendería esta amistad-amor virtual platónico
que tenemos hace ya cinco años y en la vida real nos vimos una sola vez.
Lo lamento por ustedes, no saben lo que se pierden.