Paraguayito de Mi Corazon

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PARAGUAYITO DE MI CORAZÓN

¡Pira del Amor, Pira del Amor!, veni arrimate, se abre la puerta de la kombi y lo
llaman, las dos tickis que estan con él pasan frente a mí sin mirarme siquiera y se
suben a la kombi que al segundo raja para el garage privado de la bailanta. Me dejan
solo, pagando sin pena ni gloria. En un segundo, la mesa se despejó y el Pirata se
evaporó con las tres tickis. ¡Que le vamo a sé!, me siento solo en la mesita mientras
alrededor bailan lindas paraguayas parlando guaraní. Yo las miro con amor y miro la
rocola, oigo las letras de la cumbia y me entristezco. Imposible no deprimirse con las
letras de las cumbias. ¿Por qué Pirata del Amor? ¿No les conté? Perdón, perdón. Le
arrancaron un ojo de un botellazo en una gresca por unas guianas de acá del baile,
se peleó con media patota, cuatro cinco y a todos les dio hasta que lo ensartaron de
un botellazo. Esa madrugada en la agarrona se ganó el respeto de todos. Fue el
unico que perdió un ojo por amor. Una noche apareció con el parche y en el Bronco
todas quieren bailar con él y se embambina a la que quiere. ¡Es mi amigo, mi
hermano, mi compañero, el Pirata del Amor! Pensando en estas cumbias de mierda
me acuerdo que tengo que entrar en la bailanta, miro pa fuera y ya hay una cola de
una cuadra. ¡ESta noche la cumbia revienta, explota, toca Mirar Azul! Me desespero
porque puedo quedar arafue por la capacidad de la bailanta que siempre se estira y
resiste, tres cuatro, cinco veces mas, pero esta vez van a ser unas doce treces veces
mas. ¿Qué hago? ¡Ha!, ya sé, corro hacia la callecita Ventura, detrás de la bailanta
por la puerta de salida de los grupos. Poca gente sabe que ahí hay una salida auxiliar.
Corro, corro y doy la vuelta y veo las luces de la kombi de Mirar Azul, justo enfrente
mío, corro y grito, Pirata del Amor, haceme entrar con ustedes. La Kombi para y abre
su puerta, silencio, corro y salto adentro. Entro y veo a las lecheras (así se les dice a
las seguidoras de grupo que por noche acompañan al grupo en toda su gira por
recitales del gran Buenos Aires) Y las lecheras haciendo su trabajo, prendidas a la
modorranga de los músicos, super mamando a morir. Leche en los asientos, en las
puertas, deslizandose por los vidrios polarizados de las ventanillas de la Kombi.
Hasta que llegamos y abre la puerta el productor de la banda. Las echa y dice vamos,
vamos que hay que tocar... Yo también bajo y me pierdo en el publico...

Un velo de bruma azota al escenario, solo se escucha la voz del locutor, se levanta un
telon fluorescente lleno de palmeras y minas en bola. ¡Mirarrrr Azulll!, grita el gordo
transpirador del locutor. La musica suena como si fueran los rollings Stones, las tickis
se vuelven locas, las patoruzitas y guaraníes se muerden los codos, gritan, patalean,
se sacan las remeras y empiezan a revolearlas al compas monótono y aburridísimo
de la cumbia. ¡Pero a eso a quien le importa si estamos todos saltando! Las guainas
todas en cuero, en corpiños y ahí vas a ver las tetas mas linda de la tierra, de la
sudamerica borracha morocha y perdida pa siempre en el litoral oscuro y áspero de
chapas del conurbano bonaerense. Ahí, estan saltando, llenas de vida, las reinas
inconmensurables de mi vida. Ahí van y vienen al son de la canción, de la dama
representante del arte y la musica de la raza inferior, quemada, olvidada, explotada
por siempre. La responsable de todo, la que paga los platos rotos, las jubilaciones de
privilegios y las coimas del Senado, ahí, son setecientos, pero representan a quince
millones de pobres, setecientos en cada bailanta a lo largo de setecientas bailantas,
en La Matanza, Lomas del Mirador, Fiorito, Moron, Lanus y todo el gran Buenos
Aires. Ellos pagan con su vida, generaciones y generaciones, el uno a uno, los cascos
verdes a la guerra, las privatizaciones, el defult, y todo todo... Ante sus ojos tienen
en este papelito, por unica vez en la historia de las gorilas letras cultas de este país
de esteticismo europeo, acá los tienen señores, mirenlós espléndidos ejemplares de
Patoruzitas con trenzas y nikes y remeras de Los Redondos, solos les falta la
boleadoras. 10, 12, 14, 16 añitos completamente quemados y tirados a la basura, en
sus cabezotas de chibolos, como la mía, solo entra la cumbia. “El que quiere sexo
que levante la mano”, dicen los guachos de Mirar Azul en el escenario, guachos que
no saben ni limpiarse el culo ni hacer la “o” con el culo de una botella. Ay, cuantos
trillones de pares de tetitas saltando, latiendo, giribardeando, sexycumbeando, Yo
las miro a todas con amor, con amor de padre protector y les digo borreguas
ponganse las remeritas, se van a resfriar y ellas meta agitar las remeras, las vinchas,
alegres, sueltas al aire lúgubre y brumoso de la bailanta. ¡Qué fiesta! Cuanta alegría
puede representar una letra vacia y una musica monotona cuando nuestra vida
viene del infierno, del robo, de la violación... Mas entre tantas yo solamente quiero
unita dulce y tierna que me quiera para quererla... Y girar y bailantear hasta
desaparecer. Tetitas saltando. ¿Que musica hay que seguir en la vida si es esta que
nos manda nuestra desesperación? Miren que paisaje, una gorda culona, gira y gira,
gira y gira una flaca delgada palito, de pelo negro hasta la cintura, un viejo de cien
años gira y gira de la mano de una borreguita de 12, será la nietita?, gira y gira,
brillantea y bailantea, una parejita de nenitos muy juntitos, cumbeantea y
cumbeantea, dos nenitas preciosas de la mano besándose y acariciandose la cintura,
van, van... abren sus ojos rojos grandes de indiazas mojadas en el rio, en el rioba
mejor dicho, y ¡qué gran centella son, chicho! una brillantez sin brillantina por
tesuer!, una explosión de vaselina, de crillantinas un centelleo de belleza en el
revoltijo de shiomes gronchos qeu llevan la horripilantez a un punto límite. Tirifilas
mas putas que las palomas y locas de la banana, atorrantas por naturaleza,
fotografos, brujas que te atan un amor con solo una foto, ¡Y ahí esta la función del
fotografo, como anillito al dedo! Vendedores de flores y profilácticos y un centenar
de sonrientes trabajadoras de la calle, que el dueño de casa contrata por noche pa
hacer gastar a la negrada en flores y profis; negritas moquientas que tal vez sean
ybycuienses, itacurubienses, caaguazeñas, Luqueñas del Sportivo Luqueño;
patoruzitas con olor a pata que voltea los árboles, patricitas, estercitas bailanteras y
reinas cumbianteras que hacen la multitud de tineiyers que se mueven al son
enloquecedor de la cumbia. La raza inferior en toda su plenitud, salta, aplaude, se
conmueve, obedece actúa, no piensa, coge: “Primero coja después piense: primero
pongala después cortesela”. En este “local bailable”, en esta pedorra bailanta de baja
estopa del rioba de Constitución, neoliberal hasta en las etiquetas de la cerveza,
menemista hasta en los posters coloridos de sus paredes, ¡vive, existe, nuestro único
y falso federalismo!... Finalmente la música me aburre, a un pasito,a un boletito
estoy de la muerte, que me levanta la manito y me dice, cobrese mozo, que nos
vamos, ya no hay nada que hacer, no hay nada que remediar cuando tenés treinta
años y parecés de cincuenta, hay que pegarse un tiro, hay que percutarse con un
cajón de mandarina y morir, dulce, sabroso, sabrosón, bananón, jugoso,
enchastrando la veredita pa que fregue manliba, cuando de pronto me entra
conversacion un lindo muchachito, de 18 o 20 años, de Paraguay, de Encarnación.

¡Cagó la tomuer! ¡Ay, era muy dulce el encarnaceno y con unos faroles marrones que
no tenían perdón de dios, en los que cualquier niña podría tirarse a nadar. Mas, él
me daba conversación como si fuese una niña y yo le seguía la corriente, hasta el
final, de pronto me dice, esperame compadre que voy al baño a descargar la
cerveza. Eso, descargar la cerveza, me despertó mi alma mariposa, mi rosa tulipan,
mi flor de anis virgen gritando a guaranazos una pinga que la desvirge que le haga
conocer el verdadero mundo completo de las dualidades... yo tambien voy, le digo,
que tengo el caño lleno, y él me mira y sonrie.

¡Ya tengo un lindo amiguito paraguayito de la bailanta! Sano, joven y fuerte como un
sol, en el baño me pongo al lado de él y se la miro. ¡Ea, le digo haciendome el
sorprendido, que caño pa’sé tan chico! Y, ¿ya andás raspando? le digo riendome y
acariciandole el pelo con la mano. Se rie y me muestra su bellisima sonrisa de potro
salvaje, de yasiteré aparecido en medio del monte con la picha en la mano. ¡Me
enloquece, me excito, este niño tiene una mujer adentro mas que cualquier yegua!
Termina de orinar y la guarda. ¡Guarda, guey,no me escondas el cielo ni me apagués
el sol!, como dice la cumbia. Si la nutria muerde dejála que muerda, no seaís egoísta,
cabrito pacharquero. Me toca a mí y pelo mi pichi pachorra esa que tuvieron en la
boca y en la chucha millones de paraguayas del Bronco, bolivianas de puerta de
supermercado, peruanas del Abasto, cajeras del Coto (¡qué negro agrandado soy,
soy cumbiantero, soy Gardel y Le Pera, ¡no me crean nada!, pero escuchenmé todo).
Deslizo hasta el piso el cierre de mi taverniti y la sacudo entre otros que pasan sin
mirar a los cerámicos. La muestro, porque calzo, el abre la boca y sonrie. ¡Soy hijo de
negros!, digo en voz alta, pa que todos me escuchen. Por eso calzo negro... Mi ángel
rie tan dulcemente que hasta le saca el olor a mierda a ese baño mugroso de
bailanta, se da vuelta y va hacia los espejos, abre la canilla y se moja el pelo y la cara.
Me mira con amor. No te gustaría tenerla en el culo, putito hermoso, y lo apoyo y
aprieto contra la pileta. Primero quiero un beso. ¡No! ¡Uno no! ¡Millones de besos
por todos lados! Los otros bailanteros que entraban al baño a mojarse y seguir
siguiendo tickis miraban asombrados. Nos blanqueaban los ojos como Meteoro
siguiendo al Corredor Enmascarado. De lo que me vengo a acordar, chicho, el
Corredor Enmascarado, el héroe de mi infancia, lo mejor que se hizo en dibujos
animados... Lo besé ahí mismo, en el baño popular y peronísimo de la bailanta, lo
único peronacho que queda en este conchudo país de oligarcas y gorilas cagones, o
por qué creen que estamos como estamos y existen las bailantas, las telefónicas
españolas, las singaderas dominicanas, los cartoneros, Carrefour, sí, sí, por los
oligarcas gorilas cagones que gobernaron este país siglos y siglos, hasta que los
yanquis les metieron la mano en el bolsillo y salieron a chocar cacerolas, qué
papelón, qué inmundicia, los cagan y ellos tocan cacerolas... Pero los yanquis
conmigo y con la cumbia no podrán, no nos van a tocar ni un pelito, ni un tantititísito
así, aprieto los pulgares, porque estoy aca pa pelear, y no vamos a parar hasta
quitarles Panamá, ¡y si es posible Irak!; a mí no me importa nada y a todos les pego
si hay que boxear, cuando me caliento, cuando me enloquece, me gusta, voy al
frente, porque soy hijo de negros, porque sé pelear, y el que diga algo, el que diga
otra cosa que no sea un suspiro, un gemido o un aplauso, que lo piense, porque le
bajo los dientes... Besos, besos, con el borreguito, le meto la lengua a fondo y el
también, con su manito me agarra la pija, me la aprieta y me largo a desabrocarle la
camisa, pero llegan los mastodontes de la Cía, los mandriles de seguridad con sus
chalecos fluos y nos sacan de las camisas a la calle... ¡Mejor así, quedo en la calle
solo con mi niño mimado, con mi paraguayito que se ha ganado un padre, un
hermanote o un primo mayor!... cruzamos al hotel de enfrente, una parejita del
Bronco que espera turno nos mira y les digo, que pasa chichos? A los dos también
les rompo el culo, como que me llamo Norberto Santiago Vega, hijo del Viejo Vega,
el mejor vendedor ambulante del Camino Negro... 

El concerje del telo nos mira y me mira a mí, el pibe cuantos años tiene, me dice. Yo
le respondo, señor, los suficientes y yo tengo el dinero, le digo de mala manera. Acá
no va tu dinero y andáte con el niño a otro lado. No aceptamos gays. ¿gays? Man, tú
no sabes lo que es un gay, gays?, gays?, donde se ha visto en el corazon de este puto
mundo de la cumbia tropical, man, enfrente tenés al Samber y al Bronco y hablás de
putos, ja, ja, si la cumbia es lo mas macho que hay, man, kuera, no seas pelotudo,
nosotros somos machos que vamos a darnos un poco de cariño... No le hagas caso,
reyecito de oro, le digo a mi paraguayito divino y le propongo ir a tomar y fumar algo
a la Plaza. Entre los arboles, le hago de todo y él a mí. Los puesteros de la noche nos
miran se excitan y se pajean, vengan que para ustedes tambien hay, les grito... Dale
que pateo para todos lados, juego en todas las posiciones y tiro la pelota, dale que
voy re al frente, con vos y el brillo de tus ojos, hijito mío, dulce mariposa mojada por
la lluvia. Dale, para mí el amor no tiene machos ni vencedores, ni culos rotos o
pichas marimachas, dale, que pa mí el placer no tiene limites ni encarcelamientos, ni
deudas ni aclaraciones, ni menos disculpas o perdones. Ni devaluaciones, ni
corralitos, ni ná de ná, concha sumadres. ¡El amor será siempre lo mas sucio que
hay!

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