Vigilancia, Conspiración Y Sistemas de Información Y Tortura: Los Ojos de Brasil en Chile en Los Setenta
Vigilancia, Conspiración Y Sistemas de Información Y Tortura: Los Ojos de Brasil en Chile en Los Setenta
Vigilancia, Conspiración Y Sistemas de Información Y Tortura: Los Ojos de Brasil en Chile en Los Setenta
SISTEMAS DE INFORMACIÓN Y
TORTURA: LOS OJOS DE BRASIL
EN CHILE EN LOS SETENTA
Resumen: Desde la victoria de Allende, Chile se transformó en la gran esperanza y base política
para que la izquierda latinoamericana desarrollara su proyecto revolucionario. Este fue uno de los
principales motivos que propiciaron que los sistemas de inteligencia de las fuerzas armadas y policiales
de Brasil pusieran los ojos en Chile y continuaran vigilando y deteniendo a los brasileños que se
asilaron en dicho país. Con el flujo de asilados políticos también llegaron a Chile agentes del sistema
de inteligencia y seguridad brasileño. El objetivo de este artículo es analizar y exponer la actuación del
sistema de inteligencia de la dictadura de Brasil en Chile desde 1970 y la posible participación brasileña
en la conspiración del golpe de estado de 1973, incluyendo la estrecha relación que establecieron
ambas dictaduras y sus sistemas de información y represión, que también constituyeron la Operación
Cóndor. El período acotado empieza en la elección presidencial de Salvador Allende en 1970 y 1979,
año cuando es aprobada la Ley de Amnistía en Brasil y se inicia el largo proceso de transición hacia la
democracia. Se busca contribuir a la discusión sobre el terrorismo de Estado de las dictaduras cívico-
militares del Cono Sur y su articulación transnacional.
Abstract: From the victory of Allende, Chile became the great hope and a political headquarter to
develop the Latin-American left wing’s revolutionary project. This was one of the principal reasons that
propitiated that the army intelligence of Brazil put an eye on Chile, and kept watching and arresting
Brazilians exiled there. Together with the exiles also went to Chile intelligence and national security
agents. This article aims to analyzed and argue the performance of the Brazil’s intelligence system
in Chile since 1970 and the possible Brazilian participation in the coup d’état of 1973, including the
close relationship that stablished both dictatorships and their information and repression system,
constituting the Operación Condor. The chronological period begins with the election of Salvador
Allende in 1970, and finish with the Amnesty Law approbation in Brazil, 1979, and the long way to the
democratic transition. The main focus of this work is contributing to the discussion about the State
terrorism in the civil-military dictatorship of Cono Sur, and their transnational articulation.
Introducción
Profundizar los estudios comparativos entre las dictaduras latinoamericanas posibilita pensar
aspectos de nuestras sociedades y su inserción en este escenario. Esta fue la motivación para discutir
la dictadura chilena y, en particular, la organización de su aparato represivo. De esa forma, en nuestra
investigación doctoral nos centramos en el papel que desempeñó la Dirección de Inteligencia Nacional
– DINA-, que constituyó la centralización y organización del aparato represivo de la dictadura chilena
en el período 1974 a 1977. En dicho trabajo analizamos la función social y política de la DINA.
Las fuentes documentales y la bibliografía consultada apuntaron que la DINA no solamente ejerció
un papel de retención de las oposiciones y mantenimiento del régimen, sino que también colaboró
con el movimiento conservador “Refundación de la República”. Los estudios revelan además que la
dictadura chilena y la DINA componen un movimiento amplio de derecha contra las transformaciones
1 Carta del senador Salvador Allende al presidente João Goulart, 25 de agosto de 1965. Archivo del Instituto
Presidente João Goulart.
sociales y políticas desarrolladas hasta aquel momento, y fueron parte esencial de la instauración de
una planificación social y económica de carácter capitalista, basada fundamentalmente en la corriente
neoliberal, que posicionó el caso chileno como la primera experiencia práctica en el mundo en seguir
esa teoría política, contraria a toda y cualquier intervención del Estado en los mecanismos y lógica
del mercado, definiendo la desreglamentación del mismo y de los derechos sociales en nombre de la
libertad económica para el desarrollo del capitalismo.
Para realizar esas reformas, las acciones estratégicas de la DINA buscaban combatir y exterminar las
organizaciones políticas de izquierda, las luchas sociales y la autodeterminación de los trabajadores,
así como todas las acciones que apuntaran en esa dirección.
Ese trabajo comparativo posibilitó iluminar un objeto de investigación frente a otro, abriendo
nuevos cuestionamientos sobre ambos objetos, estableciendo analogías y encontrando divergencias
y convergencias. Fue en ese momento que encontramos los documentos del Departamento de Ordem
Política e Social, DEOPS, del Centro de Informações da Aeronáutica, CISA, y del Sistema Nacional de
Informação, SNI, que exponen el trabajo de vigilancia de Brasil sobre Chile.
El hallazgo evidencia la presencia de agentes brasileños en territorio chileno antes de 1973, tanto
para acompañar los pasos de los militantes de izquierda liberados y asilados en este país -a cambio
de la libertad del embajador suizo secuestrado por grupos armados de izquierda-, como también
para observar y emitir informes sobre el desarrollo del contexto político y social del gobierno de
Salvador Allende. En ese sentido, observamos que la dictadura brasileña, basada en la Doctrina de
Seguridad Nacional, ejerció un papel transnacional y anterior a la Operación Cóndor, demandando la
necesidad de entender la dimensión geopolítica de Brasil en la región y su relación con las fuerzas que
determinaron el golpe de Estado en Chile.
Este artículo busca compartir las primeras impresiones de una investigación en desarrollo enfocada
a analizar documentos que revelan conexiones entre ambas dictaduras, especialmente en materias
de vigilancia y represión que ocurrieron incluso antes del golpe de Estado chileno de 1973.
Desde la victoria de Allende, Chile se transformó en la gran esperanza y base política para que
la izquierda latinoamericana desarrollara su proyecto revolucionario. Este fue uno de los principales
motivos que propiciaron que los sistemas de inteligencia de las fuerzas armadas y policiales de Brasil
pusieran los ojos en Chile y continuaran vigilando y deteniendo a los brasileños que se asilaron en
ese país.
Los documentos demuestran que la experiencia chilena vivida con la elección de Salvador Allende y la
ascensión del socialismo por la vía democrática generaba una gran inquietud en el gobierno brasileño,
a la vez que generaba muchas expectativas sobre el final de su mandato. Esas manifestaciones son
señaladas por ejemplo, en los comunicados enviados al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile
por el embajador chileno en Brasil, Raúl Rettig, donde el canciller relataba lo que se hablaba de su
país en los periódicos de mayor circulación en Brasil: un discurso opositor al gobierno chileno y un
mayor énfasis por difundir noticias de este país, por sobre otros de la región.
Este artículo se concentra en el análisis de una primera parte de los documentos producidos por
el aparato represivo de Brasil. Dada su importancia y dimensión histórica, elegimos desarrollar
esos análisis como la continuidad de la investigación anterior en un proyecto postdoctoral, que será
desarrollado en la Universidad Federal do Rio Grande do Sul, en el Programa de Post-Graduación en
Historia.
A través del trabajo de análisis crítico de los reales significados de las dictaduras, podemos
comprender que todas ellas son igualmente violentas en diversas esferas de acción y que eso puede
ir mucho más allá de las prisiones y torturas.
En el caso específico del Brasil, entendemos que el golpe de 1964 representó un doble movimiento.
Primero contra la embrionaria democracia burguesa gestada en la caída de Getúlio Vargas en 1945
y segundo, contra las reformas sociales de base exigidas por diversos grupos sociales, como define
Caio Navarro (2004).
Objetivamente se puede decir que el golpe fue la contrapartida a un nuevo orden societario que
podría venir bajo una República democrática, la que insertaría las masas en la vida pública y el
mercado interno por medio de un planteamiento de reformas estructurales, como la reforma agraria
y el control de las remesas de lucros de las empresas extranjeras. La derecha brasileña, basada en
su anticomunismo durante el período de la Guerra Fría, argumentaba que si ocurría una revolución en
Brasil, podría suceder lo mismo en toda América Latina (Rago, 2004).
Es en esa coyuntura que renace el antiguo discurso del “peligro comunista”, ampliamente utilizado
en diversos contextos para justificar las acciones políticas e intensificar el ataque violento contra
los grupos de izquierda. Es interesante resaltar que no existen indicios de que la izquierda brasilera
podría llegar al poder o que tuviera condiciones objetivas y articulaciones suficientes para impedir el
golpe de 1964. Al contrario, desarmadas, desorganizadas y fragmentadas, las fuerzas progresistas y
de izquierda no ofrecieron ninguna resistencia a los golpistas.
Alegando que no quería ver una “guerra civil” en el país, Goulart rechazó atender algunos pedidos
de oficiales legalistas en el sentido de ordenar una acción represiva – de carácter intimidatorio –
contra los sediciosos que venían de Minas Gerais, y eligió el exilio político (Toledo, 2004).
Resumiendo, el escenario político que se planteó en las elecciones de 1970 era de una derecha
fragmentada y una izquierda unificada en torno a la candidatura de Salvador Allende y de la
Unidad Popular (UP). Desde entonces y tras la victoria de Allende, ocurrió el fortalecimiento de las
organizaciones populares, de la izquierda junto a la clase trabajadora y la radicalización del discurso
de esa misma clase. Con el gobierno de Allende empezaron profundas transformaciones sociales,
económicas y políticas en el país, y la participación popular directa a través de plebiscitos que sostuvo
la permanencia del gobierno, incluso con continuos ataques y tentativas de desestabilización de la
derecha.
En los dos casos, Chile con la victoria de la izquierda en 1970 y Brasil con un gobierno con planes
para impulsar las reformas de base que beneficiarían a la población obrera, campesina y pobre sin
ningún perjuicio a las clases más ricas, es posible ver el acercamiento entre realidad y teoría, y una
caracterización de las organizaciones militares como instituciones semejantes, independiente de cual
sea el país. Por tanto, no se trata de movimientos estrictamente autónomos de Juntas Militares, pero
sí de máxima materialización de la lucha de clases. Encontramos esa discusión en varias obras, desde
las que tornaron clásicas tanto en la historiografía chilena, como en la brasileña. Son los casos de
1964: A Conquista do Estado – Ação Política, Poder e Golpe de Classes, de René Armand Dreifuss y El
Quiebre de la Democracia en Chile, de Arturo Valenzuela. Además de una larga producción de autores
como Virgínia Fontes e Antonio Rago, Cañon Voirin e Sergio Grez.
La violencia que estaba por venir con los golpes militares tuvo como objetivo el exterminio de la
izquierda y de las luchas sociales como una de las etapas para la planificación social y económica
rumbo a la modernización capitalista, y cada país siguió su propio modelo. En Chile el golpe de Estado
puede ser visto como un movimiento contrarrevolucionario, opositor a un gobierno que se asumía
como socialista y, así, como en Brasil, se constituyó en un Estado Bonapartista, por lo tanto, en un
estado centralizado y militarizado cuyo objetivo fue reorganizar el dominio burgués e impulsar su
modernización capitalista.
Este modelo de estado está estructurado desde los aparatos de información y represión.
En el caso chileno, la DINA es señalada por diversos autores, como Mario Amorós, como el elemento
que, además de controlar todas las fuerzas armadas y policiales, define un pensamiento único en
la conducción del régimen, acabando con las disputas internas y consolidando el poder absoluto del
General Pinochet frente a otras posibles corrientes militares, sin cumplir la promesa inicial de rotación
presidencial.
Este aspecto es también comparable a la dictadura brasileña, compuesta por más de una corriente
entre los militares, agrupados tanto por las diferencias de proyectos para la conducción del país como
por el poder de algunos generales. En el caso brasileño, es conocida la disputa entre los moderados
y la línea dura, pero hay diversas otras facciones y otros aspectos conectados a la conducción de la
vida económica del país. Había militares, por ejemplo, que por las posturas de fortalecimiento de las
empresas estatales de algunas áreas, fueron impropiamente llamados de “nacionalistas”, como es el
caso del general Ernesto Geisel. Pero, así como en Chile, aquellos que eran vinculados a la “comunidad
de informaciones”, se mantuvieron alineados por un profundo anticomunismo, a favor de la utilización
sistemática de métodos violentos y mantuvieron la centralización del poder estatal bajo control.
Brasil fue el primer país en reconocer la Junta Militar de Gobierno de Chile y en enviar la estructura
material solicitada por las fuerza armadas tras el golpe, como podemos observar en el informe de
la embajada chilena desde Brasilia hacia Santiago, de 29 de octubre de 1973, informando sobre las
primeras reacciones del gobierno brasileño con relación al 11 septiembre de 1973:
El informe citado es elocuente en describir la satisfacción del gobierno dictatorial brasileño frente
al golpe de Estado ocurrido en Chile. Además, el inmediato reconocimiento de la Junta Militar de
Gobierno abre camino para consolidar un “plano político de identificación total”. Los brasileños no
escatimaron esfuerzos para atender las demandas estructurales y económicas que venían desde los
golpistas chilenos. Así es informado en el punto cuatro del mismo informe enviado por la embajada
chilena, que destaca la ayuda oficial del gobierno brasileño y de la Fuerza Aérea, pero también las de
iniciativa privada:
Me refiero a la reciente visita que realizó a esta capital la Misión Económica de nuestro
Gobierno que estaba presidida por el Presidente del Banco Central del Ministerio de Relaciones
Exteriores, señor Orlando Saens, Gerente de Comercio Exterior del Banco Central, señor
Jaime Humeres y el funcionario del Depto. de Estudios de esa misma Institución, señor
Enrique Tassara. (Mis Telex Nos 229,230, 232 y 236).
La referida Misión cumplió un programa de actividades (ver anexo No 1) que incluyó una
entrevista conjunta con los Presidentes de los Bancos Central y do Brasil, señores Ernani
Galveas y Nestor Jost, respectivamente; un encuentro con las autoridades de Itamaraty, que
presidió el jefe del Depto. de las América de la Cancillería local, Embajador Espedito Rezende
y, una reunión final con el Secretario General (equivalente a nuestros Subsecretarios) del
Ministerio de Hacienda doctor Flavio Pécora. (Anexo No 2).
El encuentro entre los equipos económicos de los dos países, que involucró los presidentes de sus
Bancos Centrales, del Banco do Brasil, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil- Itamaraty y
al Secretario General del ministerio de Hacienda, estableció una importante negociación en la que
se definieron líneas de créditos con el objetivo realizar prestamos con transferencias directas en
dinero y venta de productos brasileños, financiados por el gobierno de Brasil. Además, un intento por
renegociar una deuda adquirida en años anteriores.
Sobre esta base, el General Cano y sus asesores esbozaron un plan de acción que
elevaron a la consideración de los brasileños y que consistió en el pedido de dos líneas de
créditos: una en dinero fresco (100 millones de US$) u otra (150 millones de US$) para la
adquisición de bienes de consumo y capital. Se insinuó también la posibilidad de renegociar
la deuda (aproximadamente US$ 9 millones) que mantiene Chile con Brasil, la que, si bien
no representa una cantidad importante, políticamente útil para cuando Chile tenga que
enfrentar a sus demás acreedores, especialmente a los miembros de Club de París. (Anexos
Nos 3,4 y 5).
Los números presentados inicialmente por los chilenos en su solicitud son significativos, sumando
un total de US$ 250 millones y una renegociación de US$ 9 millones más. En la continuidad de
las conversaciones, los representantes brasileños se manifestaron positivamente sobre el hecho de
conceder las líneas de crédito, pero con números inferiores. De todos modos es importante observar que
la operación de crédito estaba aprobada, lo único que deberían definir serían los valores involucrados
puesto que, si bien no serían atendidos los montos solicitados, continuarían éstos siendo generosos.
En la reunión con el Secretario General del Ministerio de Hacienda, se pudo conocer la primera
reacción frente a nuestros planteamientos. Dicha autoridad manifestó que no obstante estar
pendiente la aprobación por parte del Consejo Monetario Nacional y, posteriormente, del
presidente de la República, el Brasil estaría en condiciones de ofrecer a Chile los siguientes
créditos:
a) Crédito financiero de US$ 50 millones, con tres años de gracia y tres años para pagar.
Esta operación sobre la base de eurodólar, más una tasa 1,5%.
b) Crédito de US$ 35 millones, a través de la Cartera de Cambios del Banco do Brasil para la
compra de mercaderías brasileñas. Sobre este rubro ya existía un crédito de US$ 22 millones
que ahora se ampliaría a US$ 35 millones y que, según se manifestó, sería susceptible de
una mayor ampliación a medida que se vayan desarrollando las operaciones.
Estas negociaciones también se destacan al señalar que las Fuerzas Armadas iban a tener una línea
propia de financiamiento, incluso una que no estaría contabilizada por los créditos ya concedidos por
el Banco do Brasil en Santiago, de US$ 5 millones. Es decir, hubo un acercamiento materializado por
los acuerdos financieros, con valores substanciales para la época. Además, observamos que tras el
11 de septiembre los golpistas chilenos buscaron inmediatamente a Brasil y no a otro país, ni siquiera
a Estados Unidos. Destacamos esta idea para problematizar el rol de los brasileños en la región y las
posibles negociaciones con EUA para definir su actuación.
Interesa destacar que estas cifras se utilizaran en operaciones futuras. Por lo tanto, no
están comprendidas compras ya efectuadas tales como la de los buses y del azúcar, que
se encuentran en estos momentos en sus últimos detalles. Tampoco se incluirá un crédito
para las Fuerzas Armadas, para el cual se le dará un financiamiento en forma separada y
continuarán vigentes sin estar comprendidos en las cifras anteriores los créditos de US$ 5
millones que se obtiene a través de la Agencia del Banco do Brasil en Santiago y el de US$
800 mil concedido recientemente para la FISA.
En resumen y como resultado de este primer contacto oficial entre autoridades de los dos
países, el Brasil estaría en condiciones de ofrecernos los siguientes créditos:
Y, se consulta un crédito adicional por un monto aún no fijado para la compra de material
por parte de nuestras fuerzas armadas.
Los innumerables esfuerzos que han sido realizados en Brasil desde hace algunas décadas para
tornar públicos los crímenes cometidos por el Estado durante el último período dictatorial (1964-1985)
ganaron fuerza con la creación de la Comisión Nacional de Verdad en 2012 y con diversas comisiones
estaduales, de partidos, sindicatos, universidades, entre otros. Lo mismo sucede con los límites
institucionalizados por la Ley de Amnistía de 1979, que impide el juzgamiento y la condena de los
agentes de la dictadura brasileña y que durante el último periodo han sido fuertemente cuestionados.
La explicitación de la naturaleza violenta del régimen y de su ilegalidad viene tornándose cada vez
más clara a través de los esfuerzos de investigadores, pero también gracias a los familiares de
los desaparecidos políticos, organizaciones de derechos humanos, abogados y jueces que intentan
demostrar que, al someterse a la Ley de Amnistía, Brasil no cumple con los diversos acuerdos firmados
en el ámbito del derecho internacional.
diferencia de idiomas fueron barreras para las relaciones políticas entre estos países durante la década
del 70, si no muy por el contrario, nos invita a investigar la estrecha relación entre sus dictaduras, la
que va más allá de la conocida Operación Cóndor.
Dicha operación se confirma en uno de los pocos documentos que todavía se encuentran disponibles.
Se trata de un comunicado secreto con fecha de 02 de marzo de 1973, apuntado con referencia al
Plan Cóndor, enviado por la Central Nacional de Informaciones, CNI, que sustituyó a la DINA, en
1977, a la embajada de Chile en Brasilia, firmada por el director nacional de informaciones, el General
Odlanier Mena Salinas:
Se hace presente a US., que este reemplazo será informado al Servicio Nacional de
Informaciones de Brasil (SNI), de acuerdo a lo estipulado en el Plan CONDOR.
En el libro Operación Cóndor, editado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos
Humanos Categoría II UNESCO, se señala a Brasil como el primer país en plantear la Doctrina de
Seguridad Nacional en el Cono Sur. Incluso destaca el pionerismo del país en la modernización de
los servicios de inteligencia, en la vigilancia de sus ciudadanos en otros países de la región, en el
entrenamiento de contrainsurgencia de los militares de los países vecinos y en establecer un modelo
de operaciones bilaterales.
Con el flujo de asilados políticos también llegaron a Chile agentes del sistema de inteligencia y
seguridad brasileño, como se confirma a través de la documentación desclasificada del Departamento
de Ordem Política e Social de São Paulo, DEOPS, y del Sistema de Nacional de Informação, SNI. Es
posible afirmar que fueron el modelo de operación para la DINA, creada oficialmente en 1974, que
profundizó sus acciones y llegó a actuar en Estados Unidos y Europa (Baltasar, 2016), instalando en
Madrid su mayor base estratégica, conforme determinación de Pinochet (Calloni, 1999). La DINA,
DEOPS y SNI conformaron, junto a otras fuerzas de inteligencia de Argentina, Uruguay, Paraguay y
Bolivia, la Operación Cóndor que “extendió las guerras sucias más allá de las fronteras de cada país”
(McSherry, 2009).
La coordinación de dicha operación era hecha por los órganos de inteligencia chilenos, que servían
como una especie de “base de informaciones”, estableciendo contacto directo con la CIA y reenviando
sus directrices a los demás países. Aún con realidades distintas, hay indicios de que autoridades
militares brasileñas y chilenas practicaban el intercambio de informaciones, relación que puede llevar
a la participación de Brasil en la Operación Cóndor, ya que Chile era el país que encabezaba las
directrices para sus acciones. (Motta, 2004, p. 251-252).
Fue la Comisión de Verdad y Reconciliación de Chile, creada en 1990, la que reveló el pionerismo
del país en buscar ese pacto entre los países latinoamericanos para combatir y vigilar los grupos
de izquierda. La Comisión además reveló que el director de la DINA, el general Manuel Contreras
Sepúlveda, coordinó la Operación Cóndor y que a través de la DINA buscó coordinar organismos de
seguridad interna de otros países y grupos políticos internacionales que podrían realizar operaciones
transnacionales.
La investigadora Deborah Motta revela en su trabajo que, a pesar de ser difícil evaluar la real
participación de Brasil en la Operación Cóndor, tras revisar la documentación y retraso en las
investigaciones sobre el período es posible constatar la relación entre Chile y Brasil a través de
documentos del Departamento de Orden Política y Social del Estado de São Paulo (Deops). Según la
autora:
El cambio de informaciones entre Brasil y Chile implicaba desde el envío de materiales de las
organizaciones de izquierda (periódicos, volantes, manifiestos, etc.) hasta el acompañamiento
diario, por parte de los agentes del Deops, de periódicos nacionales que trataban la presencia
de chilenos en el país y notas en periódicos que noticiaban algo sobre la situación política de
Brasil o de brasileños exilados. Hay un mayor acúmulo de informaciones en los aniversarios
del golpe militar chileno, mostrando que había un preocupación, por parte de los agentes
de informaciones del Deops, de monitorear cualquier tipo de manifestación en homenaje a
la muerte de Salvador Allende o manifestación de repudio al gobierno Pinochet por parte de
brasileños involucrados con grupos políticos o de miembros de comunidad chilena en Brasil.
(Motta, 2004, p. 253)
Los ojos del DEOPS sobre Chile: la búsqueda del mapa de las izquierdas en el Cono
Sur
El DEOPS ya tenía un mapa de las principales agrupaciones de izquierda de los países del Cono Sur
cuando empezó a vigilar los pasos de los brasileños exilados en Chile. Ese cúmulo de informaciones
aparece cuando encontramos los informes sobre las acciones de brasileños, donde la presencia
extranjera es plenamente identificada.
Como verificamos anteriormente, la vigilancia sobre Chile se hace desde la idea de que habría
acciones guerrilleras contra Brasil siendo planificadas y articuladas desde el exterior, específicamente
en Chile, por cuenta del gobierno electo democráticamente de la Unidad Popular y de Salvador
Allende, como podemos observar en el informe Nº 25-B /73, de 27 de junho de 1973, DEOPS-SP:
Durante o mês de Abril do corrente ano, se realizou na cidade de Santiago, por parte das
organizações ALN, PCBR, Var-Palmares, VPR e MR-8 um chamado “Tribunal Revolucionário
para julgar o ex-cabo Anselmo e o delegado de policia Dr. Fleury, entre outros. Se detectou
que entre os “juízes “se encontravam os banidos Cid Benjamim Queiroz (hoje no MR-8),
Antonio Prestes de Paula (pelo PCBR). “Rafael” (ALN), Fayal de Lira (ALN) e Flavio de Sousa
(VPR). Circulou entre os presentes um comunicado de várias organizações reivindicando
a ação de assassinato do delegado Otavinho, de São Paulo, comunicado êsse, redigido no
Chile antes da ação de ter sido feita na Guanabara, deixando em claro que alguns detalhes
foram enxertados posteriormente, o que dá a pista de que tal ação de assassinato fora
inspirada desde o exterior, mais precisamente no Chile. Junto a este informe vai uma cópia
do referido comunicado que circulou entre os membros do Tribunal anteriormente referido
e enviado para várias organizações latino-americanas, como o ERP, da Argentina, MLN, do
Uruguai, MIR, do Chile, ELN, da Bolívia e FAL da Argentina.
Además de señalar a Chile como la base estratégica para la planificación de los atentados en Brasil,
como el asesinato del Delegado de Policía Otavinho, de São Paulo, el documento también detalla
la presencia de otros militantes sudamericanos y expone el conocimiento de la existencia de otros
grupos revolucionarios en Chile, Argentina, Uruguay y Bolivia. Además del notorio caso chileno sobre
la existencia del MIR, percibimos la familiaridad con relación a los grupos de Argentina, el ERP y la
FAL; el MLN del Uruguay y el ELN de Bolivia, tras identificar al Cabo Anselmo.
As FAL – Forças Armadas de Libertação, que esse orgulha de ser a mais antiga organização
guerrilheira ARGENTINA, pois existe há cerca de dez anos, provêm de diversos grupos
marxistas, e acusam PERON de falta de pureza ideológica.
As FAP – Forças Armadas Peronistas, de origem peronista, pretendem assumir uma posição
independente, não de Peron, mas de sua organização política . Por sua vez, os ortodoxos
justicialistas, declaram que “FAR e Montoneros são nossos companheiros”.
Em 1 Abr 73, SEREGNI almoçou com o general boliviano JUAN JOSE TORRES e com o ex-
almirante CÂNDIDO DA COSTA ARAGÃO manifestando-se sobre diversos temas, quando
teria adiantado a formação de uma “junta latino-americana de militares”, na qual estaria
incluído CÂNDIDO ARAGÃO.
Encontramos otro antecedente que demuestra el acercamiento y vigilancia sobre Chile en uno de
los documentos de la CISA, Centro de Informaciones de la Aeronáutica, localizado en el archivo del
Estado de São Paulo. En él, observamos la preocupación de la agencia en la relación que se estaría
estableciendo entre los brasileños asilados y el gobierno de Allende, a punto de divulgar, según
informaciones recogidas, que existiría una escuela de guerrilla que preparaba a brasileños y chilenos
para invadir Brasil y cometer actos de terrorismo en su territorio. El informe relaciona la llegada de
18 grandes cajas, oriundas de Cuba, con la presencia de seis cubanos y la supuesta recepción de
esos materiales por comandos de la Unidad Popular. Además, constata el encuentro de la esposa de
Allende con brasileños asilados.
Hoje, face ao grande número de informes recebido, oriundos da mais diferentes fontes,
estamos convencidos de que em algum ponto do território chileno estão sendo preparados
brasileiros e chilenos para desencadearem, de forma organizada, ações de terrorismo,
sabotagem e guerrilha no Brasil. Se não vejamos:
Este informe puede entenderse como el producto de la vigilancia sub-imperialista de Brasil, que
muestra, además de la articulación con la política de Estados Unidos, una preocupación estratégica
con la región y la seguridad de su propio territorio. Por lo tanto, evidencia la Doctrina de Seguridad
Nacional mirando más allá de sus fronteras y llevando la guerra sucia para donde quiera que vayan
sus enemigos “rojos”.
El historiador Luiz Alberto Moniz Bandeira, en el libro Fórmula Para o Caos (2008) presenta parte
de la documentación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil producida por su embajada en
Chile, donde se confirma que el Estado brasileño tenía la información de que el golpe de estado contra
Salvador Allende estaba en desarrollo y se esperaba que ocurriera en pocos días.
La vigilancia y prisión de brasileños asilados en Chile y en otros países, como Argentina y Uruguay,
muestra una acción articulada con las fuerzas armadas y sistemas de inteligencia de esos países.
El contexto histórico en que está inserta esta hipótesis es la coyuntura internacional vinculada al
Volviendo a los documentos que hemos encontrado en los archivos del DEOPS, en São Paulo,
observamos la vigilancia transnacional en informes producidos por la CIEX, Centro de Informações do
Exterior, órgano creado por la dictadura brasileña al interior del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Brasil, que funcionó entre los años de 1966 y 1988. Este centro de informaciones estaba articulado
al SNI y tenía como finalidad vigilar los movimientos de brasileños asilados. En este caso percibimos
otra semejanza con las prácticas de la DINA, que también ocupó la estructura del Ministerio de
Relaciones Exteriores como tentáculo para vigilar las acciones de chilenos asilados y ejecutar sus
actos terroristas (Mendes, 2016).
En uno de esos documentos está el informe de 07 enero de 1971, con el título, Refugiados Brasileiros
no Uruguai e no Chile. Atividades Subversivas no Brasil.
Producido por el CIEX y difundido internamente en la SNI, DEOPS y la Policía Federal, el documento
expone la actuación transnacional de la dictadura brasileña al constatar la vigilancia de brasileños en
Uruguay, observando su movimiento hacia Chile. Además menciona una posible articulación entre las
izquierdas de los dos países orientada por Cuba:
c) Também o refugiado brasileiro César dos Santos, radicado na capital uruguaia, já teria
viajado ao Chile, onde haveria planos para funcionar uma espécie de “sub-olas”, orientada por
Cuba, mas administrada pelo Movimento de Izquierda Revolucinonário-M.I.R. O marginado
regressou posteriormente a Montevidéu, onde atuaria ainda como representante do PCB.
d) A esposâ de Cesar dos Santos, teria viajado de Montevidéu com destino ao Brasil em 05
de Nov de 1970.
Al mirar la fecha del documento entendemos que se trata de una acción anterior a la principal
articulación internacional entre los regímenes dictatoriales de la región, siendo uno de los motivos por
los cuales Brasil es señalado como precursor de la Operación Cóndor (Garzón, 2016).
Tiene el alto honor de invitarle a una Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional que se
realizará en Santiago de Chile, entre los días 25 de noviembre y 1 de diciembre de 1975.
Constatamos entonces la actuación de Brasil en la vigilancia de sus asilados más allá de sus
fronteras, articulado a través de su ministerio de Relaciones Exteriores y desde mucho tiempo antes
de que se desarrollaran los golpes de Estado en los países vigilados. Luego de ocurridos los golpes y
ya en sincronía con los gobiernos dictatoriales, encontramos documentación que también vincula a
Brasil con los mecanismos de represión y tortura utilizados.
La autora rescata testimonios brasileños a través del informe final de la Comisión Nacional de la
Verdad de Brasil, de diciembre de 2014, como el de Vitório Sorotiuk sobre el homicidio de Wânio de
Mattos, en el mismo Estadio Nacional.
A continuación Vitório menciona el uso de los equipos eléctricos: “esta asesoría no fue solo para
enseñar cómo se torturaba. También llevaron equipos eléctricos de tortura que no existían en Chile.”
La asociación entre las dictaduras brasileña y chilena prosperó y hay evidencia de que sus agencias
de inteligencia ejecutaron operaciones conjuntas, anteriores a la Operación Cóndor. Por la relación
estratégica con Estados Unidos, podemos afirmar que Brasil fue modelo para los golpes que sucedieron
después en el Cono Sur y profundizar, como afirma McSherry, que Brasil fue clave para el surgimiento
de dicha operación.
Observando los casos de Chile y Brasil vemos la importancia de sus sistemas de inteligencia y la
documentación encontrada en archivos de Chile y Brasil apunta que nuestros próximos pasos deben
orientarse a profundizar el papel desarrollado por Brasil en la región, indagando por ejemplo, en los
documentos producidos por el Itamaraty (el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil) a través del
CIEX y del DIS, que señalan la represión a exilados políticos.
Los informes de los aparatos de información y represión brasileños, DEOPS, CISA y SNI denuncian
la presencia de las fuerzas de vigilancia brasileña no solamente en Chile, sino también en Uruguay y
quizás moviéndose por Sudamérica en nombre de la Doctrina de Seguridad Nacional, sin limitarse a
fronteras o acuerdos diplomáticos.
Pensar la historia reciente de Chile desde una perspectiva más regional y mirando más allá de
las fronteras, posibilita entender las conexiones con las circunstancias históricas del continente que
determinaron el golpe de 1973 y que produjeron la actual sociedad chilena neoliberal.
Además podemos comprender que la acción de vigilar y generar informaciones sobre las actividades
y movimientos de las izquierdas sudamericanas también es un proyecto brasileño anterior al Plan
Cóndor.
Por lo tanto, finalizamos este texto con la idea de que es necesario una reflexión en que se
profundice una búsqueda para entender la estructuración y funcionamiento de los sistemas información
y represión en nuestra región, en la que ya visualizamos el rol de Brasil como un país diseñador y
articulador de la trans-nacionalidad de la guerra sucia y terrorista producida por las dictaduras en el
Cono Sur.
Referencias
Bandeira, L. A. M. (2008). Fórmula para o caos: a derrubada de Salvador Allende (1970-1973). Rio
de Janeiro: Civilização Brasileira.
Brasil (2014). Comissão Nacional da Verdade. Relatório / Comissão Nacional da Verdade. Volume
1, Tomo I e II. Brasília: CNV.
Calloni, S. (1999). Los años del Lobo: Operación Cóndor. Buenos Aires: Continente.
Cañon Voirin, J. L. (2016). Terrorismo de estado. El sur del continente americano durante la década
de 1970. Un caso de transnacionalización del terrorismo estatal. Grupo de Estudios de Relaciones
Internacionales (GERI), Relaciones Internacionales, Nº 32, UAM, Junio.
Coblim, J.; Methol, A. (1979). Dos ensayos sobre seguridad nacional. Santiago de Chile: Arzobispado
de Santiago - Vicária de la Solidaridad.
Garzón Real, B. (2016). Operación Cóndor. 40 años después. 1a ed. adaptada. - Ciudad Autónoma
de Buenos Aires: Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH) Categoría
II UNESCO.
McSherry, J. Patrice (2009). Los Estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encubierta
en América Latina. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Muñoz, H. (1983). Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno. In: GARRETON, M. A.
Chile 1973-1980. Santiago do Chile: FLACSO, pp. 229-250.
Padrós, E. (2007): As Escolas Militares dos Estados Unidos e a Pentagonização das Forças Armadas
da América Latina. In: Outros Tempos, Vol. 1.
Rebolledo, J. (2013). El despertar de los cuervos: Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile.
Santiago de Chile: Ceibo Ediciones.
Rebolledo, J. (2013). La danza de los cuervos: el destino final de los detenidos desaparecidos.
Santiago de Chile: Ceibo Ediciones.
Salazar, M. (2011). Las letras del horror. Tomo I: La DINA. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Salazar, M. (2012). Las letras del horror. Tomo II: La CNI. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Valdivia, V. (2003). El golpe después del golpe: Leigh vs Pinochet: Chile 1960-1980. Santiago de
Chile: LOM Ediciones.
Valdivia, V. (2008). Nacionales y Gremiales: el “parto” de la nueva derecha política de Chile, 1964-
1973. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Wibel B., M. Guerra, C. D. (2012). Asociación ilícita: los archivos secretos de la dictadura. Santiago
de Chile: Ceibo Ediciones.
ARCHIVOS
ARCHIVO del Horror. Museo de la Justicia, Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de
los Derechos Humanos. Corte Suprema de Justicia, Poder Judicial, Republica del Paraguay.
ARCHIVO General Histórico (Fondo Brasil). Ministério de Relaciones Exteriores de Chile. http://
prontus.minrel.gov.cl/archivo-general-historico/biblioarchivo/2010-05-24/134117.html#top
ARQUIVO Público do Estado de São Paulo. Fundo do Departamento Estadual de Ordem Política e
Social (DEOPS).
THE NATIONAL Security Archive. The George Washington University. Washington DC. Disponível
em: http://nsarchive.gwu.edu/nsa/the_archive.html. Acesso em 18/01/2017.