Ubencio y Maturana. Emociones Y Lenguaje en Educación Y Política
Ubencio y Maturana. Emociones Y Lenguaje en Educación Y Política
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Emociones y lenguaje en educación y política – Humberto Maturana
Cuando el propósito individual y social no coinciden en la educación, ¿qué salida
nos queda?
Emociones y lenguaje en educación y política reúne principalmente dos
conferencias sobre educación y los valores que esta encarna, y sobre el papel vital
del lenguaje en el tema.
El lenguaje es más que un sistema de símbolos, pues se relaciona con las
emociones, y estas son decisivas para la aceptación del otro en la convivencia. En
este contexto, la concepción de la educación como un territorio donde —bajo el
eufemismo de la libre competencia— se prepara a los estudiantes para competir
con el otro, queda en tela de juicio ante la necesidad de un cambio del orden
político y cultural, que tanta desigualdad ha generado. El nuevo orden, entonces,
debiese ser uno donde lo fundamental es el mutuo respeto en la honestidad de un
proyecto común de convivencia.
En palabras del propio Maturana, si la educación de Chile se funda en la
justificación engañosa de ventajas y privilegios, limitando su mirada responsable
hacia la comunidad que los sustenta, esta no le sirve a Chile ni a los chilenos.
De H. Maturana.
Año 2012.
Racionalidad y Emoción.
Es normal señalar que lo que distingue al ser humano del resto de los animales es su
racionalidad. Afirmar esto implica negar a la emoción, desvalorizándola como si fuese
algo puramente animal, o que niega a lo racional.
Todo sistema racional, tiene un fundamento emocional. Desde el punto de vista
biológico, las emociones son disposiciones corporalesdinámicas que definen los
distintos dominios de acción en que nos movemos.
Todo sistema racional se basa en premisas fundamentales que uno acepta porque quiere
hacerles y con las cuales opera. Lo humano es un entrecruzamiento de las emociones y
de lo racional, el lenguaje ocupa un lugar importante, ya que es el encargado de
justificar nuestras acciones. El fundamento emocional en el que se fundannuestras
acciones racionales es su condición de posibilidad.
Origen de lo humano: El Lenguaje.
Para explicar porque el fundamento emocional de lo racional, no es un impedimento
sino su condición de posibilidad, es importante mencionar el origen de lo humano y el
origen del lenguaje. Existen registros de hace tres millones y medio de años, que dan
cuenta de la existencia de primates, bípedos,similares a nosotros salvo que tenían el
cerebro mas pequeño y características que s asemejan a los humanos actuales. La
historia que sostiene que el desarrollo del cerebro esta ligado a la utilización de las
manos al fabricar instrumentos, se contrapone a la postura del autor, quien sostiene que
el desarrollo del cerebro humano esta relacionado con el lenguaje, haciendo hincapié
además que lossímbolos son secundarios al lenguaje.
El lenguaje tiene que ver con la coordinación de acciones consensuales.
Evolución y Competencia.
Emociones.
El autor sostiene que no hay acción humana sin que se fundamente en una emoción y la
haga posible como acto.
No es la razón lo que nos lleva a la acción sino l moción. Por eso se puede sostener la
premisa...
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Introducción:
Lo Racional vs Lo Emocional
El Amor y el Rechazo:
La Educación:
Conclusión y cierre
Ahora ese lenguaje se establece mediante una cierta coordinación de acciones que
permite que las personas se comuniquen más allá de la simple simbolización del mismo.
Pero estas coordinaciones de acciones deben ser consensuadas.
Las emociones se refieren al dominio de acciones. Todas nuestras acciones están dadas
por alguna emoción, cuando gritamos o golpeamos una cosa probablemente estamos
reflejando una emoción de ira, o de satisfacción cuando sonreímos, entonces estos
dominios de acciones son la manifestación de nuestras emociones. Ahora bien, este
dominio de acciones dado en una relación de interacciones donde reconocemos y
respetamos al otro como un legitimo otro en la convivencia, necesariamente tiene que
darse en el amor, de otra manera no habría surgido el lenguaje, ya que la agresión
impide reconocer y respetar al otro como un legitimo otro.
No podemos esperar que surja el lenguaje como proceso social en una relación de
competencia, ya que en la operacionalidad de la aceptación mutua en coordinaciones
conductuales consensuadas de coordinadores conductuales consensuadas está implícito
el respeto del otro.
En nuestra vida actual esa operacionalidad aún está presente, somos seres sociales, nos
relacionamos bajo las mismas normas que nuestros antepasados, seguimos mostrando
ciertos patrones sociales, somos recolectores, compartimos la comida, hembras y
machos cuidan a sus hijos, vivimos en núcleos familiares. Estas características se
mantienen gracias al amor, si èl nuestra historia seria diferente, probablemente no
habríamos evolucionado por no ser capaces de formar nuestro lenguaje, el proceso de
lenguajear no se habría dado.
Entonces el amor es la emoción que funda lo social. Las relaciones humano que no se
basan en él, no son relaciones sociales. Así, si estas se basan en otras emociones, los
dominio de acciones no serán de colaboración ni de compartir, ya que no implicarían la
aceptación del otro como un legitimo otro en la convivencia y no podemos llamarlas
relaciones sociales.
Para entender la biología de la educación, debemos saber que los seres vivos son
sistemas determinados en su estructura. Vale decir que la relación que establezcamos
con el medio y la forma que este nos afecta es exclusivamente dependiente de nosotros,
de la forma de nuestra estructura en ese instante preciso y no de lo que está afuera. En
esta visión muchos fenómenos se producen por el tipo de relaciones con los otros y no
dentro del cuerpo, el lenguaje es uno de ellos, el proceso del lenguaje no se da en el
cerebro, es decir, no está en el cerebro, sino que se da en las relaciones de
coordinaciones de acciones consensuadas con otros en el medio, por lo tanto el lenguaje
no está en mi cuerpo, sino que se genera en la interacción con otros.
Por esta razón decimos que el lenguaje es dinámico, cambiante, ya que depende de mi
relación con el medio y como mi estructura se adapta en él. En la convivencia con otros
establecemos el lenguaje, en esa forma de vivir particular del ser humano, que en los
procesos educativos se da con mayor fuerza, puesto que al cambiar nuestra estructura
cambiará nuestra relación con el medio y como aprendemos a adaptarnos asumiendo el
nuevo conocimiento en el conocimiento viejo.
Educar es un proceso donde la persona convive con otras y durante ese proceso se
transforma espontáneamente. Este proceso ocurre durante toda la vida, en una primera
etapa el niño vive en el mundo de la aceptación y respeto de si mismo y del otro, en la
juventud valida esa aceptación como un paso fundamental hacia la adultez al hacerse
social e individualmente responsable. Entonces nuestra forma de vida es una manera de
educar y con ello conservaremos el mundo que vivimos. De ahí que esa forma de vida
se establezca en el amor, para que nuestros hijos se respeten a si mismos y a los demás.
De lo contario, estaremos impartiendo una educación nociva que no queremos para
ellos.
Debemos construir un sistema educativo para Chile que permita que los niños se
acepten a si mismos y a los demás, dentro de un espacio de vida cotidiano y que pueda
reflexionar sobre su quehacer y cambiar el mundo, donde sus errores le permitan crecer
y no negarse, evitando la competencia y valorizando lo propio.
¿Para qué educar? Para que nuestra sociedad reconozca la armonía que impera en el
amor, buscando el bienestar humano en conjunto con la naturaleza.
Reconocer al ser humano como un ser que se relaciona, que se comunica y que es capaz
de construir su propio mundo a través de lenguaje es la clave para desarrollar los
procesos educativos que se requieren en nuestro país. Entender que nuestros alumnos
deben desarrollar competencias complejas, para solucionar problemas complejos de la
vida real, nos ayudará a superarnos para entregarles una mejor educación, donde ellos
sean los constructores de su propio aprendizaje mediante una aceptación de sí mismo y
de los otros, siempre relacionados con el dominio de sus emociones.