Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4
Alcides Vigo Hurtado, egregio mártir de la ex PIP, nació el 30 de
agosto 1936 en San Pedro, provincia de Luya, Departamento de
Amazonas, Región-Nor Oriental del Marañón, pueblo ubicado entre los ríos Marañón y Utcubamba; hijo de César Vigo y Zoraida Hurtado quienes a los seis años lo trajeron a Lima matriculándolo en la Escuela Fiscal N° 415 del Rímac y posteriormente en la GUE,. Ricardo Bentín del mismo distrito. Terminando sus estudios secundarios y siguiendo su vocación, ingresó a la Escuela de Oficiales del Centro de Instrucción de la Policía de Investigaciones del Perú (CINPIP) en abril de 1959, institución donde reafirma su peruanidad y respeto a la Constitución. Egresa en 1963 integrando la Promoción "César Bazalar Montes", recibiendo su despacho como Oficial PIP de manos del entonces Presidente de la República Arquitecto Fernando Belaunde Terry. Se casó con doña María Flores Valverde, con quien tuvo 04 hijos Carmen del Pilar, César Alcides, Luz Virginia y Ana María, de los cuales la mayor sigue sus pasos y es una excelente Agente F. PNP. Recién egresado prestó servicios en la comisaría de San Antonio de Lima, posteriormente es destacado a la XIII Región PIP en Puno donde consigue su ascenso a Teniente, hasta que en 1965 retorna a Lima, al Departamento de Delitos contra el Patrimonio, formando un equipo operativo con el Cabo PT Jorge Rodríguez Gutiérrez y otros. Un 11 de agosto de 1966, el Capitán (C2) Vigo hurtado y el Cabo (V3) Rodríguez Gutiérrez se dirigieron a la tercera cuadra del famoso y temido Jirón Cárcamo con la misión de capturar al prontuariado y peligrosísimo Manuel Enrique Masías (a) "Chupete". Eran las 7 de la noche cuando ya se encontraban en plena Av. Argentina, soportando el crudo invierno limeño, tan intenso y frío como ahora que cala los huesos. Alcides Vigo había encontrado elementos indiciarios que "Chupete" comandaba una banda. Era el organizador, el que tenía los derroteros fijos, el que conservaba el botín de cuantiosos robos que no habían sido recuperados. Vigo Hurtado y dos Vigilantes desde hacía varios días controlaban el sector de la calle Cárcamo hasta tener conocimiento que el mencionado sujeto efectivamente frecuentaba el barrio: un callejón asignado con el número 315, especialmente el interior 27 donde vivía su amante Soledad Máximinia Mejía Reyes. La información era valiosa, de allí la tenacidad y constancia con se vigilaba ese sector, especialmente de noche, porque de día despertaba sospechas en la vecindad que podía pasarle la voz y malograr el trabajo. Nuestro Mártir Institucional, Alcides Vigo Hurtado, llevaba una fotografía desactualizada de Manrique Masías en el que aparecía con el cabello rapado y posiblemente, muy diferente a como lucía aquella oportunidad. Era menor de edad cuando tomaron esa foto, no tenía aún ficha, no obstante sus ingresos al Centro de Reeducación de Maranga. En la Brigada se comentaba que la captura de "Chupete" sería un "jamón" para cualquiera que lo haga. Ese trágico día, cuando las agujas del reloj marcaban exactamente las 19.00 horas, el Capitán (C2) Vigo Hurtado se ubica casi al frente al callejón donde vivía la amante de "Chupete. Guarda la corbata en el bolsillo y se pone una casaca reversible. Rodríguez Gutiérrez hace lo mismo, en la acera del frente, pero un poco más lejos del inmueble vigilado. Diez minutos después se acerca un carro que se moviliza lentamente, pasa el callejón y media cuadra más allá, da la vuelta y regresa para estacionarse a escasos metros de la puerta 315. La oscuridad de la noche no le permite distinguir claramente el rostro de los ocupantes. El vehículo es verde con beige. Vigo Hurtado se acerca. Clava la mirada en los ocupantes. Sólo hay dos personas, el chofer, maduro y zambo y el pasajero con chompa amarilla en quien cree reconocer al hombre que busca. De inmediato saca su arma y conmina a los ocupantes del auto, encañonándolos: ¡No se muevan, soy de la Policía! mientras que por otro lado hacía lo mismo el Cabo (V3) Rodríguez Gutiérrez. No había terminado de hablar, cuando Manrique Masías, quien tenía la puerta lateral derecha semi abierta, listo para descender del vehículo, coge su arma que lleva al cinto y con el pie derecho lanza violentamente la puerta contra el Oficial que lo encañonaba, haciéndole perder el equilibrio y disparándole a quemarropa una bala que le penetra el tórax y le compromete el corazón es abatido, pero moribundo coge de la chompa a uno de los criminales, sin embargo, Vigo Hurtado, en un desesperado esfuerzo, antes de caer vencido por el dolor y la muerte, presiona débilmente el disparador de su arma y logra herir al delincuente en la pierna izquierda. Todo había sido en fracciones de segundo y de la manera más inesperada y sorpresiva. Aprovechando las sombras de la noche "Chupete" se aleja disparando y logra herir en el abdomen al Cabo (V3) Rodríguez Gutiérrez, quien al darse cuenta que su Jefe ha caído herido, pretende auxiliarlo y escucha que le ordena: ¡Persíguelo, no lo dejes!. Quiere obedecer la orden pero, él, también después de haber agotado sus balas disparando al fugitivo que huía en el automóvil, cae desangrándose. Ambos Caballeros de la Ley yacen en la calzada, sin recibir apoyo de los ciudadanos de ese conflictivo sector, por lo cual Rodríguez se arrastra hasta la Av. Argentina donde es apoyado, quienes luego levantan a Vigo, pero desgraciadamente muere camino al Hospital,. El Cabo (V3) Jorge Rodríguez Gutiérrez se salva milagrosamente luego de una intervención quirúrgica. Posteriormente ingresará a la Escuela de Oficiales. Los delincuentes apoyados con gente de mal vivir que habitaba en la zona de Cárcamo huyen en el auto con algunos impactos de bala, partiendo velozmente cuando el chofer, cómplice de "Chupete" y conocedor de sus actividades delictivas, se percata que el detective ha sido herido, perdiéndose por la avenida Argentina, con dirección al Callao, mientras "Chupete" con la herida en la pierna que no es de consideración llega a la Av. Meiggs, atraviesa la línea del ferrocarril central y toma los servicios de un taxi para dirigirse a los barracones del puerto. Allí se venda la herida, se agencia de dinero y huye del país, donde sería capturado posteriormente después de una tenaz persecución, librando así a la sociedad de un elemento peligroso y antisocial. Años después, Manrique Masías sería victimado en la cárcel del Sepa por otro delincuente que no soportó el carácter abusivo, prepotente y altanero del interno, que hacía alarde de haber matado a un policía. El Capitán (C2) Alcides Vigo Hurtado, ha muerto. Nuestro Mártir Institucional tenía un gran sentido de responsabilidad, iniciativa y entusiasmo inusitado para la pesquisa, hombre de acción, operativo nato, con ideales de superación. Aquella noche del 11 de agosto de 1966, tuvo una cita con la muerte. No midió los riesgos del enfrentamiento, quizá no le importó los riesgos y sin miedo a la muerte entregó su vida en cumplimiento leal al deber que se había impuesto al abrazar la profesión policial que él mismo había escogido como razón de ser de su existencia.